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Pastoreando La Casa Apóstol Sergio G. Enríquez O. Guatemala, 20 de marzo del Año De La Revelación www.ebenezer.org.gt 1 Hoy el Señor nos va a nombrar pastores de nuestra casa. A casi todos los ministros pastores nos ha pasado, que aprendemos con la experiencia, incluso no haciendo bien las cosas. El Señor nos envía a través de la mano de un valiente, como una flecha en un arco y si tenemos llamamiento ministerial, hacemos lo que tenemos que hacer a la voluntad de Dios. De la misma forma sucede en el hogar, el Señor nos pone a pastorear en el hogar, pero no recibimos inducción sobre la economía, es decir, hacer un presupuestos, o bien, sobre el tema del sexo en el matrimonio; temas difíciles de tratar, pero que al final hemos aprendido con la experiencia que Dios nos ha permitido vivir. Debemos saber entonces sobre las tareas pastorales que debemos cumplir adecuadamente, no sólo en la iglesia, sino también en el hogar. Ezequiel 34:4 LBLA 'Las débiles no habéis fortalecido, la enferma no habéis curado, la perniquebrada no habéis vendado, la descarriada no habéis hecho volver, la perdida no habéis buscado; sino que las habéis dominado con dureza y con severidad. En este pasaje Dios les está reclamando a los pastores de Israel, y si a ellos, también a nosotros. Están acá mencionadas, cinco funciones pastorales, que debemos hacer en nuestra casa. Aunque sabemos que vamos a contar con la ayuda del Señor, pues dice la Palabra que el corazón de los padres se volverá a los hijos, adicionalmente sabemos que el hogar ha sufrido la lucha más terrible, lo que nos hace ver que las cabezas paternas deben levantarse, de igual manera que las cabezas paternas en el tiempo de Nehemías. Debemos entonces tener sobre nuestra vida, las cinco unciones de los cinco ministerios, para poder bendecir nuestra casa, poder ministrar no sólo a nuestro cónyuge, sino a nuestros hijos, no sólo al estar dormidos, sino también despiertos hablándoles del Señor. Este versículo dice que algunos pastores han dominado al rebaño con dureza y severidad, esto también nos dice que los padres, algunas veces actuamos con demasiada severidad a los hijos, y la Palabra dice que no debemos exasperar a nuestros hijos. Dice que debemos fortalecer a las débiles, pero ¿cómo podemos hacerlo? Una forma es que al notar un cambio en el comportamiento, debemos tratar de investigar qué pasa. Dice la Biblia que el pastor debe ser diligente al conocer el rostro de su rebaño, lo que significa que debe saber la condición, el semblante o el estado de ánimo de las ovejas. Deberíamos saber en qué condición se encuentran nuestros hijos, es decir, estar pendientes si consumen algo que no deben, o de las etapas de sus ciclos de desarrollo corporal. El Espíritu Santo puede mostrarnos cuando hagan algo incorrecto, y nos ayudará a estar al tanto de la condición de su corazón, no sólo de los hijos, si no también de nuestro cónyuge. El pastor debe poder distinguir cuando hay una oveja que está débil para poder fortalecerla. 1 Corintios 11:30 LBLA Por esta razón hay muchos débiles y enfermos entre vosotros, y muchos duermen.

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Hoy el Señor nos va a nombrar pastores de nuestra casa. A casi todos los ministros pastores nos ha pasado, que aprendemos con la experiencia, incluso no haciendo bien las cosas. El Señor nos envía a través de la mano de un valiente, como una flecha en un arco y si tenemos llamamiento ministerial, hacemos lo que tenemos que hacer a la voluntad de Dios. De la misma forma sucede en el hogar, el Señor nos pone a pastorear en el hogar, pero no recibimos inducción sobre la economía, es decir, hacer un presupuestos, o bien, sobre el tema del sexo en el matrimonio; temas difíciles de tratar, pero que al final hemos aprendido con la experiencia que Dios nos ha permitido vivir. Debemos saber entonces sobre las tareas pastorales que debemos cumplir adecuadamente, no sólo en la iglesia, sino también en el hogar. Ezequiel 34:4 LBLA 'Las débiles no habéis fortalecido, la enferma no habéis curado, la perniquebrada no habéis vendado, la descarriada no habéis hecho volver, la perdida no habéis buscado; sino que las habéis dominado con dureza y con severidad. En este pasaje Dios les está reclamando a los pastores de Israel, y si a ellos, también a nosotros. Están acá mencionadas, cinco funciones pastorales, que debemos hacer en nuestra casa. Aunque sabemos que vamos a contar con la ayuda del Señor, pues dice la Palabra que el corazón de los padres se volverá a los hijos, adicionalmente sabemos que el hogar ha sufrido la lucha más terrible, lo que nos hace ver que las cabezas paternas deben levantarse, de igual manera que las cabezas paternas en el tiempo de Nehemías. Debemos entonces tener sobre nuestra vida, las cinco unciones de los cinco ministerios, para poder bendecir nuestra casa, poder ministrar no sólo a nuestro cónyuge, sino a nuestros hijos, no sólo al estar dormidos, sino también despiertos hablándoles del Señor. Este versículo dice que algunos pastores han dominado al rebaño con dureza y severidad, esto también nos dice que los padres, algunas veces actuamos con demasiada severidad a los hijos, y la Palabra dice que no debemos exasperar a nuestros hijos. Dice que debemos fortalecer a las débiles, pero ¿cómo podemos hacerlo? Una forma es que al notar un cambio en el comportamiento, debemos tratar de investigar qué pasa. Dice la Biblia que el pastor debe ser diligente al conocer el rostro de su rebaño, lo que significa que debe saber la condición, el semblante o el estado de ánimo de las ovejas. Deberíamos saber en qué condición se encuentran nuestros hijos, es decir, estar pendientes si consumen algo que no deben, o de las etapas de sus ciclos de desarrollo corporal. El Espíritu Santo puede mostrarnos cuando hagan algo incorrecto, y nos ayudará a estar al tanto de la condición de su corazón, no sólo de los hijos, si no también de nuestro cónyuge. El pastor debe poder distinguir cuando hay una oveja que está débil para poder fortalecerla. 1 Corintios 11:30 LBLA Por esta razón hay muchos débiles y enfermos entre vosotros, y muchos duermen.

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Este pasaje nos dice que hay algunas ovejas débiles, por tomar la santa cena sin discernir el cuerpo y la sangre de Cristo. Ahora bien, para esto, dice también la Biblia que las mujeres deben callar en la congregación y preguntarle en casa a sus maridos, lo cual nos indica que el hombre debe tener mayor conocimiento de la doctrina y con ello, tener las bases para poder explicarle, por ejemplo, a su esposa, la causa de su debilidad, al tomar la santa cena sin discernimiento. 2 Samuel 3:1 LBLA Hubo larga guerra entre la casa de Saúl y la casa de David; pero David se iba fortaleciendo, mientras que la casa de Saúl se iba debilitando. Las casas mencionadas en este versículo, corresponden a las casas de dos pastores: David de ovejas y Saúl de asnos. El asno en la Biblia tiene muchas interpretaciones, entre ellas, que es obstinado, adicionalmente Saúl era muy descuidado pues la Biblia dice que perdió su rebaño y alguien más lo encontró. Mientras que David, cuando perdía una oveja, no le importaba las consecuencias de buscarla, perseguía a animal que se la había quitado, y con la mano desnuda le quitaba su oveja a la mala bestia. Debemos ser buenos pastores y el buen pastor, su vida da por las ovejas, en nuestro caso, nuestras ovejas son nuestra familia: esposa, hijos e hijas; es decir, que el hombre que es buen pastor, debe tener la capacidad de dar su vida por sus ovejas, de la misma forma como lo hizo Cristo al dar su vida por la Iglesia, es decir, Su Amada, Su Esposa. La Palabra dice que aquellos pastores que son asalariados, ven venir el mal y huyen. Si lo aplicamos a un ministro en casa, puede ser que muchos hayan visto venir el mal y no le han hecho frente a las dificultades difíciles, sino que salen huyendo de ellas. Un ejemplo es la esposa de Job, que cuando él estaba en abundancia no tenía problemas, pero cuando se le volteó la suerte, la mujer le dice “maldice a Dios y muérete”. Esto nos dice que en muchos hogares el dinero es lo más importante, pero no debe ser así, sino que Dios debe tener el primer lugar en nuestra familia. Hay pastores asalariados tanto en los púlpitos como en las casas, pero nosotros no somos de los que huyen a los problemas y dificultades, sino que somos buenos pastores, porque el Señor también lo fue. Seremos como aquella mujer Rizpa, que estuvo cuidando el cuerpo muerto de sus hijos, no permitió que se lo comieran los animales carroñeros; cuidó de ellos durante 150 días, esa mujer no era una madre comprada, es decir, asalariada. Si el Señor vive dentro de nosotros, seremos como Él, un buen pastor, para rescatar a nuestros cónyuges, hijos e hijas, hasta con las uñas y dientes, de ser necesario. La casa de Saúl se iba debilitando, porque era un desentendido de los suyos, pero la casa de David se iba fortaleciendo, de la misma forma será la nuestra. En nuestra cultura debería estar la enseñanza de que nuestras próximas generaciones serán mejor que la nuestra. Si buscamos al Señor, somos poderosos en Él, entonces las siguientes generaciones deberían ser más poderosas, deben ser herederos de las gloriosas promesas de Dios y Él se encargará de enseñarles sobre su amor y misericordia, entonces ellos alcanzarán las bendiciones prometidas por el Señor. Si de la misma forma como muchos se preocupan en que sus hijos sea profesionales; nos preocupáramos porque nuestros hijos busquen a Dios; nuestros hogares serían extraordinarios, por eso debemos tratar de poner en el corazón de ellos, el amor al Señor.

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Éxodo 18:18 BJ2 Acabarás agotándote, tú y este pueblo que está contigo; porque este trabajo es superior a tus fuerzas; no podrás hacerlo tú solo. Cuando una sola persona hace todo en casa, ésta se debilita y con él toda la casa. Todos debemos esforzarnos en casa, no solo el que trabaja para sostenerla, sino todos los miembros de la casa, sabiendo administrar lo que Dios provee. Incluso en las tareas del hogar, todos pueden colaborar para que no se cargue quien lo hace durante todo el día, y para que los hijos pequeños e hijas pequeñas aprendan a hacerlas. Se deben dividir las tareas del hogar, porque no lo podemos hacer sólo nosotros. El anillo matrimonial ahora también será un anillo que nos convierte en pastores de nuestro hogar, Dios quiere bendecirnos y también nuestra casa, más de lo que imaginamos. Ahora Dios nos bendice para llevar a nuestra casa esta bendición de tener un pastor en cada hogar y que cumplan con su función adecuadamente y bajo la cobertura del Señor.