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Claudio Katz: Interpretaciones de la democracia en América Latina La Haine - 31/07/2007 https://lahistoriadeldia.wordpress.com/2010/02/10/claudio-katz-interpretaciones-de-la- democracia-en-america-latina/ Tres visiones diferentes de la democracia han predominado en América Latina en las últimas décadas. Durante los 80 prevaleció el institucionalismo, que reivindica las cualidades formales del régimen constitucional y su capacidad para expandir los derechos civiles, estabilizar el sistema político y mejorar el nivel de vida de la población. Este enfoque perdió relevancia a medida que las grandes crisis económicas socavaron la autoridad de los presidentes, empobrecieron a los pueblos y generalizaron el desengaño con los gobiernos postdictatoriales. De esta decepción emergieron las concepciones elitistas que acompañaron el ascenso neoliberal de los 90. Estas tesis conciben a la democracia como un mecanismo de selección de gobernantes que administran el sistema político con criterios de mercado, aprovechando el sostén pasivo de la ciudadanía. Presentan este tipo de gestión como un destino inexorable de la globalización y afirman que el ensanchamiento de la desigualdad social es el precio del progreso. Este enfoque quedó seriamente afectado por las movilizaciones sociales que en los últimos años favorecieron el desarrollo de una visión participativa de la democracia. Esta concepción asocia la soberanía popular con la reducción de la inequidad, promueve la intervención activa de la población, el control de los funcionarios y la implementación de formas de gestión directa. El correlato político de estos enfoques no es unívoco, pero las tres posturas tienden a sustentar respectivamente los planteos moderados, derechistas y progresistas. Estas fronteras son menos nítidas a nivel teórico, especialmente entre los autores que combinan distintas visiones o han pasado de una postura a otra. Analizar las tesis institucionalistas, elitistas y progresistas facilita la comprensión de los cambios políticos registrados en Latinoamérica y esclarece, además, qué tipo de democracia rige actualmente en la región. La democracia delegativa. Por Guillermo O'Donnell | Para LA NACION Hace unos 15 años, (…) argumenté que ( en América Latina) estaba surgiendo un nuevo tipo de democracia, a la que llamé delegativa para diferenciarla de la que está ampliamente estudiada: la democracia representativa. Se trata de una concepción y una práctica del poder político que es democrática porque surge de elecciones razonablemente libres y competitivas; también lo es porque mantiene, aunque a veces a regañadientes, ciertas importantes libertades, como las de expresión, asociación, reunión y acceso a medios de información no censurados por el Estado o monopolizados. Este tipo de democracia, como la que vive hoy la Argentina, tiene sus riesgos: los líderes delegativos suelen pasar, rápidamente, de una alta popularidad a una generalizada impopularidad. Los líderes delegativos suelen surgir de una profunda crisis, pero no toda crisis produce democracias delegativas; para ello también hacen falta líderes portadores de esa concepción y sectores de opinión pública que la compartan. La esencia de esa concepción es que quienes son elegidos creen tener el derecho -y la obligación- de decidir como mejor les parezca qué es bueno para el país, sujetos sólo al juicio de los votantes en las siguientes elecciones. Creen que éstos les delegan plenamente esa autoridad durante ese lapso. Dado esto, todo tipo de control institucional es considerado una injustificada traba; por eso, los líderes delegativos intentan subordinar, suprimir o cooptar esas instituciones. En la lógica delegativa, las elecciones no son el episodio normal de una democracia representativa, en las que se juegan cambios de rumbo, pero no la suerte de gestas de salvación nacional. Para una democracia delegativa, hasta las elecciones parlamentarias adquieren auténtico dramatismo: de su resultado se cree que depende impedir el surgimiento de poderes que abortarían esa gesta y devolverían el país a la gran crisis precedente. Hay que jugar todo contra esta posibilidad porque, para esta concepción, todo está realmente en juego. Es importante entender que estos argumentos no son sólo recursos electorales; expresan auténticos sentimientos. Ansaldi, W. La democracia en América Latina. Ministerio de Educación de la Nación, EXPLORA, Programa de Capacitación Multimedial El largo y tortuoso proceso de construcción de los Estados y las sociedades latinoamericanos posterga y/o resignifica el ideal de la democracia política. Es decir, se establece el principio de la soberanía residiendo en la nación (más que en el pueblo), la división tripartita de los poderes, la forma representativa, incluso el sufragio universal masculino. Pero el precepto legal no se

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  • Claudio Katz: Interpretaciones de la democracia en Amrica LatinaLa Haine - 31/07/2007https://lahistoriadeldia.wordpress.com/2010/02/10/claudio-katz-interpretaciones-de-la-democracia-en-america-latina/Tres visiones diferentes de la democracia han predominado en Amrica Latina en las ltimasdcadas. Durante los 80 prevaleci el institucionalismo, que reivindica las cualidades formales delrgimen constitucional y su capacidad para expandir los derechos civiles, estabilizar el sistemapoltico y mejorar el nivel de vida de la poblacin. Este enfoque perdi relevancia a medida que lasgrandes crisis econmicas socavaron la autoridad de los presidentes, empobrecieron a los pueblosy generalizaron el desengao con los gobiernos postdictatoriales.De esta decepcin emergieron las concepciones elitistas que acompaaron el ascenso neoliberalde los 90. Estas tesis conciben a la democracia como un mecanismo de seleccin de gobernantesque administran el sistema poltico con criterios de mercado, aprovechando el sostn pasivo de laciudadana. Presentan este tipo de gestin como un destino inexorable de la globalizacin yafirman que el ensanchamiento de la desigualdad social es el precio del progreso.Este enfoque qued seriamente afectado por las movilizaciones sociales que en los ltimos aosfavorecieron el desarrollo de una visin participativa de la democracia. Esta concepcin asocia lasoberana popular con la reduccin de la inequidad, promueve la intervencin activa de lapoblacin, el control de los funcionarios y la implementacin de formas de gestin directa.El correlato poltico de estos enfoques no es unvoco, pero las tres posturas tienden a sustentarrespectivamente los planteos moderados, derechistas y progresistas. Estas fronteras son menosntidas a nivel terico, especialmente entre los autores que combinan distintas visiones o hanpasado de una postura a otra. Analizar las tesis institucionalistas, elitistas y progresistas facilita lacomprensin de los cambios polticos registrados en Latinoamrica y esclarece, adems, qu tipode democracia rige actualmente en la regin.La democracia delegativa. Por Guillermo O'Donnell | Para LA NACIONHace unos 15 aos, () argument que (en Amrica Latina) estaba surgiendo un nuevo tipo dedemocracia, a la que llam delegativa para diferenciarla de la que est ampliamente estudiada: lademocracia representativa. Se trata de una concepcin y una prctica del poder poltico que esdemocrtica porque surge de elecciones razonablemente libres y competitivas; tambin lo esporque mantiene, aunque a veces a regaadientes, ciertas importantes libertades, como las deexpresin, asociacin, reunin y acceso a medios de informacin no censurados por el Estado omonopolizados.Este tipo de democracia, como la que vive hoy la Argentina, tiene sus riesgos: los lderesdelegativos suelen pasar, rpidamente, de una alta popularidad a una generalizada impopularidad.Los lderes delegativos suelen surgir de una profunda crisis, pero no toda crisis producedemocracias delegativas; para ello tambin hacen falta lderes portadores de esa concepcin ysectores de opinin pblica que la compartan. La esencia de esa concepcin es que quienes sonelegidos creen tener el derecho -y la obligacin- de decidir como mejor les parezca qu es buenopara el pas, sujetos slo al juicio de los votantes en las siguientes elecciones. Creen que stos lesdelegan plenamente esa autoridad durante ese lapso. Dado esto, todo tipo de control institucionales considerado una injustificada traba; por eso, los lderes delegativos intentan subordinar, suprimiro cooptar esas instituciones.En la lgica delegativa, las elecciones no son el episodio normal de una democracia representativa,en las que se juegan cambios de rumbo, pero no la suerte de gestas de salvacin nacional. Parauna democracia delegativa, hasta las elecciones parlamentarias adquieren autntico dramatismo:de su resultado se cree que depende impedir el surgimiento de poderes que abortaran esa gesta ydevolveran el pas a la gran crisis precedente. Hay que jugar todo contra esta posibilidad porque,para esta concepcin, todo est realmente en juego. Es importante entender que estos argumentosno son slo recursos electorales; expresan autnticos sentimientos.Ansaldi, W. La democracia en Amrica Latina. Ministerio de Educacin de la Nacin,EXPLORA, Programa de Capacitacin MultimedialEl largo y tortuoso proceso de construccin de los Estados y las sociedades latinoamericanosposterga y/o resignifica el ideal de la democracia poltica. Es decir, se establece el principio de lasoberana residiendo en la nacin (ms que en el pueblo), la divisin tripartita de los poderes, laforma representativa, incluso el sufragio universal masculino. Pero el precepto legal no se

  • corresponde con su observancia prctica. En ese desfase reside una de las claves de la cuestinde la democracia en Amrica Latina.Las respuestas posibles varan de pas en pas. Por otra parte, la opcin por el liberalismorealizada por sectores propietarios e intelectuales y militares a ellos vinculados tiene menos quever con una supuesta adscripcin a una moda ideolgica o una importacin cultural y mucho mscon sus intereses materiales: colocar en el mercado mundial, sin trabas ni limitaciones, lasmaterias primas de los productores criollos, que no en vano demandan comercio libre desde finalesde la colonia. Para ello, el control del Estado es primordial.No extraa, pues, que los grupos sociales dominantes acten, durante el siglo XIX, segn el patrnde construir prioritariamente un Estado y relegar a un plano secundario la construccin de unaexperiencia liberal-democrtica.

    La dominacin oligrquica invoca como principio de legitimacin la democracia, mas esta esconculcada. De all que las primeras formas de reaccin antioligrquica aparezcan comoreivindicacin del derecho al ejercicio del sufragio y demanda de democracia poltica.La dominacin oligrquica termina de modo abrupto en el Mxico de la revolucin de 1910 y demodo pacfico en la Argentina, donde la Ley Senz Pea, de 1912, permite el pasaje a lademocracia poltica Ahora bien, en la dcada de 1920, la agenda poltica intelectual europea de laizquierda y de la derecha observa a la democracia de modo negativo. El clima de poca cuestionala democracia liberal. Para la izquierda, la democracia burguesa es insuficiente, un fetiche que velala dominacin de clase y no resuelve los problemas de las grandes mayoras. Para la derecha, lademocracia liberal es inconducente y peligrosa, va rpida al bolcheviquismo.En Amrica Latina, la situacin tiene, en cambio, otras caractersticas, puesto que aqu, muchoms que en Europa, la democracia poltica aparece, ms bien, como una peticin de principiospostergada para un futuro impreciso. La dcada de 1930 es, para la regin, la dcada en la que lademanda de democracia poltica termina en una notable frustracin. A su turno, la aparicin de lospopulismos, en sus expresiones ms paradigmticas el cardenismo mexicano, el varguismobrasileo y el peronismo argentino pone la cuestin de la democracia poltica en su forma msclsica (liberal representativa) en una perspectiva diferente: estas expresiones sociopolticas,manteniendo en lo formal los criterios de la democracia poltica, liberal representativa, ponen elacento en el carcter plebiscitario que las caracteriza y refuerzan la inclusin desde los derechossociales, y en el caso argentino tambin la inclusin poltica, al incorporar a las mujeres a losderechos de ciudadana poltica.

    La invocacin a la democracia realizada por los Estados Unidos durante la Guerra Fra seconvierte, en Amrica Latina, en una desnuda poltica de apoyo a dictaduras institucionales de lasfuerzas armadas, basadas ideolgicamente en la Doctrina de la Seguridad Nacional. ()Adiferencia de las tradicionales dictaduras autocrticas, las nuevas son el resultado de la decisin delas Fuerzas Armadas, como institucin, de tomar por asalto el Estado (del que son parte),desplazar el poder civil y gobernar apelando a mecanismos de seleccin de los gobernantesdecididos y ejercidos por las jerarquas militares

    Mirada desde una perspectiva meramente institucional, la apariencia muestra, desde 1980, unaconsolidacin de la democracia. Pero se trata slo de una formalidad: hay elecciones peridicas,en muchos casos limpias y transparentes, si bien todava persisten mecanismos clientelares e,incluso, algn caso de fraude; ()La divisin de poderes est estatuida en todos los pases, peroella no es necesariamente respetada, y los avances del Ejecutivo sobre el Legislativo y el Judicialson una constante en buena parte, si no en la mayora, de ellos

    La ciudadana poltica es prcticamente universal, pero en la prctica se asiste a una licuacin delciudadano en mero votante, cuando no en abstencionista, pues la abstencin es una de lasmanifestaciones de la creciente apata poltica y del rechazo a las formas predominantes de hacerpoltica. Los derechos de ciudadana social han sido arrasados y muchos derechos civiles fueronconculcados. Otra accin corrosiva de las democracias latinoamericanas actuales es ejercida por lacorrupcin..

  • Esta situacin se suma a un contexto que expone las democracias latinoamericanas a una intensadoble presin, una endgena, la otra exgena. La segunda proviene de la poltica exteriorestadounidense y se expresa de diversas maneras, pero siempre con grosera, que llega a hartogrosera en el caso de Venezuela y a muy grosera en el de Bolivia. Pero aqu y ahora interesadestacar el papel de la presin endgena, pues remite a los actores sociales y polticos principalesa la hora de resolver la construccin de un rgimen poltico. Las burguesas ya han dado muestrasde desdn por la democracia si ella atenta contra sus intereses inmediatos, como lo pruebaelocuentemente el caso de Venezuela, con el abortado golpe de Estado contra el presidenteChvez, en abril de 2002, y el lock-out de diciembre del mismo ao. Indicadores cuantitativos confiables muestran una situacin ambigua por parte de los ciudadanoslatinoamericanos respecto de la democracia. Los datos ofrecidos por los relevamientos de opininrealizados en 2002 y 2003 por la organizacin Latino-barmetro y el estudio realizado en 2004 porel Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) son bien reveladores. De ellosresulta que la concepcin predominante de la democracia es minimalista esto es, libertad yelecciones, sin conceder relevancia a otras caractersticas. Hacer de las elecciones y eldesempeo econmico sinnimos de democracia demuestra claramente su mayor debilidad: hacedepender el apoyo a ella de los ingresos econmicos, en desmedro de bienes y valores polticos.El estudio del PNUD muestra que si bien la regin ha alejado los riegos de quiebre institucionalviolento, otras fragilidades han aparecido, As, la democracia est perdiendo vitalidad y, aunquetodava preferida, se desconfa de su capacidad para mejorar las condiciones de vida, al tiempoque los partidos polticos estn en el nivel ms bajo de la estima pblica (son las instituciones quemenos confianza inspiran: en ellos, el nivel de esta cay del 20 % en 1996 al 11 % en 2003) y elEstado es mirado con expectativa y recelo a la vez. En el mismo estudio se constata: "Unaproporcin sustancial de latinoamericanos valora al desarrollo econmico por sobre la democraciay estara dispuesta a dejar de lado la democracia en caso de que un gobierno no democrticopudiera solucionar sus problemas econmicos". No es un dato trivial: el apoyo de las ciudadanas ylos ciudadanos a la democracia "es un componente clave de su sustentabilidad. La experienciahistrica nos ensea que las democracias fueron derribadas por fuerzas polticas que contaban conel apoyo o, por lo menos, la pasividad de una parte importante, y en ocasiones mayoritaria, de laciudadana. Las democracias se tornan vulnerables cuando, entre otros factores, las fuerzaspolticas autoritarias encuentran en las actitudes ciudadanas terreno frtil para actuar".

    La historia de la regin muestra que, por distintas razones, tanto las clases subalternasproletarios, trabajadores, campesinos, las clases medias urbanas, como las clases propietarias(sean burguesas o no) no siempre hicieron y/o hacen de la democracia un horizonte polticodeseable, una conquista a lograr Hoy, las condiciones de construccin de democracia siguensiendo precarias. Es un proceso cargado de buena dosis de ambigedad.As como se constatan intentos (ms serios y consistentes que en el pasado) por construirregmenes polticos plenamente democrticos aunque sin contenido social, una demanda claveen una regin azotada por la tremenda desigualdad y asolada por la pobreza, se observa tambinuna fuerte tensin entre demanda de mayor ciudadana a los ciudadanos, por parte de actores msgenuinamente democrticos, y demanda de mayor poder represivo a los gobernantes, por parte deactores democrticos slo por oportunismo o inters.El caso de comunidades indgenas, histricamente ajenas a la participacin, que estn pasando ala accin poltica organizada y con cierto grado de autonoma como en Ecuador y Bolivia, ilustramuy bien la ambigedad sealada. El potencial innovador ofrecido por las asambleas vecinales devarias ciudades argentinas tras las movilizaciones y acciones del 19 y 20 de diciembre de 2001,luego agostadas, podr o no recuperarse, pero han dejado sedimentos en favor de la democraciamucho ms slidos que en el pasado. Hay, pues, condiciones de posibilidad, no necesariamentecondiciones de realizacin. La tarea de repensar la democracia es urgente, incluyendo suarticulacin con el proceso de globalizacin econmica, social, poltica, cultural e ideolgicaneoliberal. La articulacin entre Estado (mnimo) y grupos empresarios es una de las formas queadquiere ese proceso. Otra manifestacin es la opcin prioritaria del crecimiento econmico porsobre la democracia, eleccin indicativa de un triunfo ideolgico del neoliberalismo, que privilegia laprimaca del mercado en la definicin de los mecanismos de crecimiento econmico, mas no de

  • desarrollo econmico-social, postergando la extensin y profundizacin de los derechosdemocrticos. El problema es, pues, el de la colisin entre intereses econmicos y valores poltico-sociales democrticos. En sociedades con una historia de burguesas de rapia, sin actoresdemocrticos fuertes y con ciudadanos licuados, una poltica tal amenaza fuertemente el futuroinmediato de la democracia, aun cuando algunos procesos

    La democracia poltica en su forma hoy dominante, la liberal representativa est lejos de estarconsolidada en Amrica Latina. Las realmente existentes son democracias polticas relativamenteestables, no consolidadas ni, mucho menos, irreversibles. Estn an ms cerca de la precariedadque de la fortaleza. Son, en rigor, democracias de pobres y democracias pobres, con un futuro depobres democracias

    La democracia delegativa. PorGuillermo O'Donnell|ParaLA NACION