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PARTE I LOS ANTECEDENTES DE LA PSICOLOGÍA

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PARTE I

LOS ANTECEDENTES DE LA PSICOLOGÍA

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1Ciencia, historia y psicología

ENTENDER LA HISTORIALa historia de la cienciaLa historiografía de la psicologíaLa psicología en la historia

BIBLIOGRAFÍA

Cuando Wilhelm Wundt fundó la psicología como ciencia,proclamó una «alianza» entre la psicología y la fisiología. Sibien su ambición resultó ser prematura, está dando ahora susfrutos en la neurociencia cognitiva, que utiliza métodos queWundt nunca hubiera soñado para estudiar la conexión en-tre el cerebro y la mente.

ENTENDER LA CIENCIALa imagen de la ciencia modernaLa explicaciónLas teorías: cómo explican las cosas

los científicosLa naturaleza del cambio científicoLa reducción y la sustituciónLa ciencia como concepción del mundo

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Platón observó que la filosofía comienza con el asombro. También la ciencia comienza con el asombro(asombro por los mecanismos internos de la naturaleza) y todas las ciencias, incluida la psicología, formaronparte originalmente de la filosofía. Las ciencias particulares se fueron haciendo gradualmente independien-tes de la filosofía con el paso de los siglos. La psicología fue una de las últimas ciencias particulares en se-pararse de la filosofía, de la que formó parte hasta el siglo XIX. Los fundadores de la psicología fueron filó-sofos además de psicólogos, que trataban de encontrar respuestas científicas a muchas preguntas filosóficas.

El significado literal de psicología es psyché-lógos, el estudio del alma, aunque el término no se acu-ñó hasta el siglo XVII y su uso no se extendió hasta el siglo XIX. Los filósofos y los profesores de religión detodo el mundo se han esforzado en resolver el problema de la naturaleza del alma: ¿existe el alma? ¿Cuáles su naturaleza? ¿Cuáles son sus funciones? ¿Cómo se relaciona con el cuerpo? Mientras que los psicólo-gos se oponen al término alma y prefieren mente, con menos connotaciones religiosas, todavía se continúanplanteando estas incómodas cuestiones. Incluso aquellos psicólogos que no definen la psicología como elestudio de la mente sino como el estudio de la conducta tienen diferentes respuestas para ellas.

Desde la época de los antiguos griegos, los filósofos se han preguntado cómo conocen el mundo losseres humanos. Esta empresa se conoce como epistemología, que proviene de las palabras griegas episteme(conocimiento) y lógos (discurso). Interrogarse acerca de cómo los seres humanos conocen el mundo su-pone preguntarse sobre la sensación, la percepción, la memoria y el pensamiento; la esfera completa de loque los psicólogos llaman psicología cognitiva.

La ética es la tercera de las áreas que comparten los filósofos (y los pensadores religiosos) con la psi-cología. Aunque la ética tiene que ver principalmente con cómo debería comportarse la gente, la ética prác-tica depende de una concepción de la naturaleza humana. ¿Es la gente buena por naturaleza? ¿Qué motivostienen las personas? ¿Cuáles son saludables y cuáles deben reprimirse? ¿Las personas son sociales por na-turaleza? ¿Hay una vida óptima que todos los humanos deberían vivir? Cuestiones como las anteriores sonprofundamente psicológicas y pueden estar fundamentadas en la investigación científica sobre la naturale-za humana. Los interrogantes éticos se manifiestan por sí mismos en muchas áreas de la psicología. Dentrode la psicología científica, los encontramos en los estudios sobre la motivación y la emoción, y en las con-ductas social y sexual. La psicología aplicada, ya sea en los negocios, la empresa, el estado o en la clínicaindividual y la orientación psicológica, está profundamente involucrada con la ética humana. La gente va alpsicólogo para ser más feliz o más productiva, y busca la ayuda de un psicólogo con formación científica.El conocimiento que el psicólogo tiene sobre la motivación, la emoción, el aprendizaje y la memoria le dalas herramientas para modificar la conducta. Pero el psicólogo no debe estar simplemente al servicio del clien-te; un psicólogo industrial puede tener que decirle a un cliente que constituye un problema para la compa-ñía, y ningún psicólogo con ética enseñará a un estafador profesional a mejorar su capacidad de persuasión.La ciencia, en su búsqueda de los secretos de la naturaleza, se ha considerado tradicionalmente como neu-tral con respecto a los valores, pero como dijo Francis Bacon, «saber es poder» y las herramientas del cien-tífico aplicado deben utilizarse correctamente.

Aunque las bases conceptuales de la psicología se encuentran en la filosofía, la inspiración para la crea-ción de una ciencia independiente llegó de la biología. Los filósofos, entre otros, explicaron las funcionesde la mente mediante los procesos subyacentes del cerebro, que habían sido tenidos en cuenta, ocasional-mente, desde el tiempo de los griegos, pero tal explicación no alcanzaría el rango de convicción hasta me-diados del siglo XIX. Los fundadores de la psicología esperaban que, llegando a la mente a través de la fi-siología, lo que sólo había sido filosofía especulativa y religión llegaría a convertirse en una ciencia naturalista.Una rama más joven de la biología, la evolución, también contribuyó a la fundación de la psicología cien-tífica. Especialmente en Gran Bretaña y Norteamérica, los filósofos y psicólogos empezaron a preguntarsequé aportaba la mente en la lucha por la existencia que no hubiese ya en la evolución por selección natural.¿Para qué necesitamos ser conscientes?

¿Los animales lo son? Estas nuevas preguntas preocuparon e incluso estimularon a los psicólogos des-de el principio. Por ello, nos interesaremos no sólo por las cuestiones filosóficas abstractas, sino tambiénpor el aumento de los conocimientos acerca del cerebro y del sistema nervioso desde la Época Clásica hasta el presente.

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Debido al auge de la neurociencia cognitiva, las expectativas de los primeros psicólogos hacia la fisio-logía merecen un respeto especial. A falta de técnicas modernas para investigar el cerebro, la mayoría de lospsicólogos del siglo XX se desviaron del camino de la fisiología. No obstante, los psicólogos actuales, equi-pados con las técnicas del siglo XXI para obtener imágenes cerebrales, han vuelto a las búsquedas origina-les (Gazzaniga, Ivry y Mangun, 1998). Al mismo tiempo, el nuevo campo de la psicología evolucionista haretomado las cuestiones fundamentales relacionadas con la naturaleza humana (Pinker, 2002; Wright, 1994).

ENTENDER LA CIENCIADesde el siglo XIX ha existido el acuerdo generalizado de que la psicología es, o al menos debería ser, unaciencia. La naturaleza de la ciencia, que la psicología aspira a ser, es un buen punto de partida para com-prender esto.

La imagen de la ciencia modernaLa gente espera que la ciencia explique cómo y por qué el mundo, la mente y el cuerpo funcionan como lohacen. La filosofía de la ciencia trata de entender cómo funciona la ciencia (Rosenberg, 2000).

El estilo newtonianoEl estilo moderno de explicación científica comenzó con Isaac Newton y la Revolución Científica (véa-

se el Capítulo 4). Newton definió su empresa científica como la búsqueda de un pequeño número de leyesmatemáticas a partir de las cuales fuera posible deducir las regularidades que se observan en la naturaleza.Su campo era la física del movimiento, que trató de explicar mediante tres leyes del movimiento más la leyde la gravedad, y demostró cómo estas leyes explicaban con precisión el movimiento de los cuerpos en elsistema solar. Como ejemplo del estilo newtoniano de explicación (Cohen, 1980), tomaremos la ley de lagravedad: existe una fuerza de atracción mutua entre dos cuerpos cualesquiera que es inversamente propor-cional al cuadrado de la distancia que los separa. Newton fue criticado por sus contemporáneos al no pro-porcionar ningún mecanismo que pudiera explicar cómo funcionaba la gravedad; para ellos, la acción a dis-tancia entre dos objetos olía a magia. Sin embargo, Newton respondió: «Hypotheses non fingo», «No invento[propongo] hipótesis». En otras palabras, Newton rehusó explicar su principio de gravedad; para él, fue su-ficiente postular una fuerza que permitiera predecir los movimientos de los cuerpos celestes.

El positivismoCon Newton comienza una nueva filosofía de comprensión de la naturaleza que fue codificada poste-

riormente en su forma más extrema por Auguste Comte (1798-1875) y sus seguidores, los positivistas. Com-te creía que el éxito de la ciencia hacía aconsejable que otras empresas humanas adoptaran su metodología,y fundó la filosofía de la ciencia con el objetivo de destilar la esencia de la misma en una fórmula que re-sultara utilizable por otros.

Para Comte y los positivistas que le siguieron, la ciencia funcionaba debido a que el estilo newtonianopermanecía lo más cerca posible de los hechos observables y lo más lejos posible de las explicaciones hi-potéticas. Para el positivismo, el trabajo básico de la ciencia era la descripción, antes que la explicación. Sesuponía que los científicos observaban la naturaleza con detalle, buscando fenómenos regulares y correla-ciones fiables. Tomando como base sus observaciones, los científicos propondrían leyes científicas, del tipode la ley de la gravedad de Newton. Ampliando la reticencia de Newton a formular hipótesis, los positivis-tas entendieron que dichas leyes eran resúmenes matemáticos de observaciones pasadas y no verdades de lanaturaleza.

A partir de la primera función de la ciencia, la descripción, teóricamente resumida en forma de leyes,vendría la segunda, la predicción. Utilizando la ley de la gravedad de Newton y sus tres leyes del movimiento,los científicos podrían predecir eventos futuros, como los eclipses y la aparición de los cometas. Por último,

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la predicción a partir de leyes haría posible el control de la naturaleza. Los ingenieros podrían calcular lapropulsión necesaria para poner satélites en órbitas terrestres precisas y enviar sondas a planetas lejanos, uti-lizando para ello las leyes de Newton. El conocimiento, tal como afirmara Francis Bacon, es poder, y parala filosofía positivista el control era la razón última de la ciencia. Comte ansiaba un gobierno científico parala sociedad, y el deseo de aplicar las posibilidades de la psicología científica al proyecto de Comte desem-peñó un papel importante en la conformación de la psicología del siglo XX.

La explicaciónEl enfoque nomológicoLa descripción, la predicción y el control fueron las tres únicas funciones que los primeros positivistas

asignaron a la ciencia. Consideraron que el deseo humano de obtener explicaciones (respuestas a los «por-qués») era una tentación peligrosa de darse a especulaciones metafísicas e incluso teológicas. Afirmaron quela ciencia debe renunciar austeramente a las hipótesis y explicaciones y, como diría un detective de ficción,ceñirse a los hechos. Sin embargo, la época contemporánea de la comprensión filosófica de la explicacióncomenzó en 1948 con la publicación de Studies in the Logic of Explanation [Estudios sobre la lógica de laexplicación] por Carl Hempel y Paul Oppenheim, dos positivistas lógicos. Este trabajo, que marcó un hito(Salmon, 1989), mostraba una forma de incorporar en la ciencia una función explicativa dentro del marcopositivista, y el modelo de explicación Hempel-Oppenheim, a pesar de su edad y defectos, permanece comoel punto de partida de todos los estudios ulteriores sobre la explicación en la ciencia.

Hempel y Oppenheim propusieron que las explicaciones científicas podrían considerarse como argu-mentos lógicos en los que los hechos a explicar, el explanandum, podrían deducirse del explanans, que estáconstituido por las leyes científicas implicadas y las observaciones iniciales. De esta forma, un físico podríaexplicar un eclipse solar mostrando que, dadas las posiciones relativas del Sol, la Luna y la Tierra en un mo-mento anterior al eclipse, se podrían utilizar las leyes del movimiento y la gravedad de Newton para prede-cir deductivamente su llegada al alineamiento que lo produce. Debido a que Hempel y Oppenheim habíanafirmado que las explicaciones eran deducciones efectuadas a partir de leyes científicas, se conoce su pro-puesta como modelo nomológico-deductivo (del griego nomos, ley). A este modelo de explicación tambiénse lo conoce como modelo covering-law (basado en leyes generales), ya que la explicación muestra cómoun hecho queda subsumido o generalizado (covered) dentro de un conjunto de leyes científicas.

Deben destacarse ciertos rasgos del modelo Hempel-Oppenheim. En primer lugar, hace explícita unacaracterística central y fundamental de la explicación que llamaremos la Regla de Oro de la explicación: elexplanans no debe contener ni explícita ni implícitamente el explanandum. El incumplimiento de esta reglahace que la explicación resulte nula y sin valor por razones de circularidad. Podemos tomar prestado un ejem-plo del dramaturgo francés Molière para ilustrar una explicación circular. Imaginemos que alguien pregun-ta: «¿Por qué el Somitol me pone somnoliento?» y que se le contesta: «¡porque tiene poder soporífero!». Aprimera vista, parece la explicación de algo (la somnolencia) por otra cosa (el poder soporífero), y verda-deramente, si esto se afirmara enérgicamente en un anuncio publicitario, podría pasar por una explicación.Sin embargo, cuando descubrimos que «soporífero» significa «inductor del sueño» nos damos cuenta de quela explicación que se ha propuesto está vacía porque afirma, en efecto, que el Somitol te pone somnolientoporque te pone somnoliento. El explanandum, producir sueño, está contenido implícitamente en el expla-nans, de forma que la explicación es circular. La Regla de Oro es fácilmente incumplida, porque con fre-cuencia pensamos que hemos explicado algo (el poder soporífero) cuando sólo lo hemos nombrado. Y enpsicología resulta especialmente fácil incumplir la Regla de Oro, puesto que la mente es a duras penas ob-servable. Podemos creer que hemos explicado por qué alguien es tímido y tiene pocos amigos llamándolo«introvertido», pero lo único que hemos hecho es etiquetar taquigráficamente a una persona que es tímiday tiene pocos amigos. Si la introversión pretende ser una verdadera explicación del ser tímido, se deberá re-lacionar con algo distinto de una conducta tímida, como, por ejemplo, con una predisposición genética.

Una característica más controvertida del modelo nomológico-deductivo es que asume que prediccióny explicación son lo mismo. En el modelo de Hempel y Oppenheim, la explicación de un hecho consiste en

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mostrar que podría haberse predicho. Así, cuando un astrónomo predice un eclipse para el año 2010, tam-bién explica el que ocurrió en 1010. En todos los casos el procedimiento es el mismo: se aplican las leyesdel movimiento al estado del Sol, la Luna, la Tierra y se demuestra que el eclipse es inevitable. No obstan-te, la tesis de la simetría entre explicación y predicción se enfrenta a problemas importantes. Consideremos,por ejemplo, un asta de bandera y su sombra (Rosenberg, 2000). Si conocemos la altura del asta y la posi-ción del Sol, podemos deducir, y así predecir, la longitud de la sombra, a partir de las leyes que rigen la luzy las reglas de la geometría, y parece razonable afirmar que de ese modo hemos explicado la longitud de lasombra. Sin embargo, sobre el mismo ejemplo, si conocemos la longitud de la sombra, podremos deducir,y por tanto «predecir», la altura del asta, aunque por supuesto la longitud de la sombra no explica la alturadel asta.

El enfoque causalEl modelo de explicación científica basado en leyes generales (covering-law) evita deliberadamente las

preguntas sobre la verdadera estructura causal de la naturaleza, y prefiere concentrarse en cambio en cómopodemos predecir y controlar la naturaleza. El conocimiento práctico no tiene por qué ser profundo o ver-dadero. Aunque sólo ahora comienza a entenderse cómo actúa una aspirina, hace mucho tiempo que los mé-dicos la prescriben para aliviar el dolor, la inflamación y la fiebre. Siguiendo a Newton, que rehusó preo-cuparse de por qué eran verdaderas sus leyes del movimiento, lo único que los positivistas piden a lasexplicaciones científicas es que funcionen, no que revelen de qué forma lo hacen. Algunos filósofos, des-concertados por los defectos de la aproximación positivista, exigen que la ciencia investigue más a fondopara decirnos no sólo cómo la naturaleza funciona de la manera que lo hace, sino también por qué funcio-na así.

El rival principal de la aproximación positivista a la explicación es el enfoque causal (por ejemplo, Sal-mon, 1984). Éste toma como punto de partida la dificultad para identificar la explicación con la predicción.Aunque podamos deducir la altura de un asta de bandera a partir de la longitud de su sombra, las sombrasno pueden causar nada, de forma que no deberían citarse en las explicaciones; por el contrario, los objetosque se interponen ante los rayos del sol proyectan una sombra causalmente. La mera existencia de una re-gularidad predictiva no es lo mismo que una ley de la naturaleza, independientemente del grado de fiabili-dad y de utilidad de dicha regularidad. La generalización «Si cae la lectura del barómetro, tendrá lugar unatormenta» expresa una correlación útil, no una ley causal de la naturaleza.

Es aún más importante para la explicación de la conducta humana el hecho de que aceptemos intuiti-vamente explicaciones que no están referidas a leyes. Cuando el detective desenmaraña el crimen en el úl-timo capítulo de una novela policíaca, explicando quién, cómo y por qué lo hizo, no invocará leyes de la na-turaleza. En lugar de eso, mostrará cómo una serie de acontecimientos particulares y únicos llevaron, unotras otro, a cometer el asesinato. Nos sentiremos satisfechos al descubrir que Lord X fue asesinado por suhijo para pagar sus deudas de juego, pero no hay ninguna ley de la naturaleza que afirme que «Todos (o in-cluso la mayoría de) los hijos con deudas de juego matarán a sus padres». La mayor parte de las explica-ciones de nuestra vida cotidiana y de la historia son de este tipo, que conecta los acontecimientos en una se-cuencia causal sin mencionar ninguna ley. No todas las explicaciones satisfactorias se ajustan al modelo basadoen leyes generales.

Desde la perspectiva causal, el temor de los positivistas a caer en la metafísica y su consecuente nega-tiva a ir más allá de los hechos, les ha llevado a una comprensión errónea de la ciencia y a ignorar intuicio-nes importantes sobre la naturaleza de la explicación. En vez de rehuirla, el enfoque causal asume la meta-física argumentando que el objetivo de la ciencia es penetrar en la estructura causal de la realidad y descubrir(no sólo inventar) las leyes de la naturaleza. Afirman que la ciencia tiene éxito porque está más o menos enlo cierto en lo que respecta a cómo funciona la naturaleza, y gana poder predictivo y control porque es ver-dadera, no porque esté organizada lógicamente. La ciencia se protege a sí misma de la pesadilla (la supers-tición) de los positivistas probando rigurosamente todas las hipótesis y desafiando todas las teorías.

No obstante, el punto de vista causal tiene sus propias debilidades (Kitcher, 1989). Nos preguntamoscómo podemos estar seguros de haber captado la estructura causal del mundo cuando, como todo el mundo

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admite, se encuentra más allá del alcance de la observación. Porque no poder verificar directamente nues-tros presentimientos sobre las auténticas causas, supone un lujo metafísico que no deberíamos permitirnos,por muy tentador que nos resulte. Más complicado es explicar la propia noción de causa. El enfoque causalapela a intuiciones sobre la causalidad, aunque su seguidores han admitido (Salmon, 1989) que no han pro-porcionado ninguna teoría sobre qué son las causas, cómo funcionan y cómo podríamos inferirlas legítima-mente a partir de la evidencia. Sus críticos afirman que, a falta de un tratamiento general de un concepto tandifícil, el punto de vista causal sobre la explicación resulta psicológicamente atractivo pero no filosófica-mente convincente. El debate entre los puntos de vista causal y epistémico de la explicación científica no haterminado aún (Rosenberg, 2000).

Consideraciones pragmáticasExiste una tercera perspectiva sobre la explicación, la perspectiva pragmática, que algunas veces pa-

rece competir con las dos primeras, pero resulta más apropiado considerarla un importante complemento deellas. Las explicaciones son acontecimientos sociales, actos de discurso, que se producen en un contexto so-cial determinado. La naturaleza de una respuesta aceptable estará condicionada por factores sociales y per-sonales, así como lógicos y científicos. Por ejemplo, la pregunta «¿Por qué el cielo es azul?» tendrá un ran-go de respuestas aceptables, dependiendo del contexto en el que se formule, las relaciones sociales de quienpregunta y de quien responde y el nivel de comprensión previo de ambos. Un niño pequeño quedará satis-fecho con la siguiente explicación: «Porque es el color más bonito para un cielo». A un niño algo mayor quepregunte a su padre o a su madre, se le podría contestar algo general acerca de la curvatura de la luz, quizácon alguna referencia a los prismas. A este mismo niño en su clase de ciencias le podrían dar una explica-ción más detallada que hiciera referencia a frecuencias de luz y cómo se refractan al atravesar la atmósfera.En la facultad, los estudiantes de física aprenderían las matemáticas exactas implicadas en la refracción. Aexcepción de la primera, ninguna de estas explicaciones puede considerarse errónea; lo que las hace dife-rentes es el contexto en el que se formula la pregunta, las expectativas de quien pregunta y el juicio de quiencontesta sobre lo que constituye una explicación adecuada.

Lo que hay de verdad en este ejemplo lo hay también en la historia de la ciencia. Conforme avanza lacomprensión científica de un problema, cambian también las explicaciones que se le aplican. La compren-sión del sida ha ido avanzando desde la identificación del síndrome, su categorización como enfermedad detransmisión sexual, el descubrimiento de su transmisión vírica y de los virus implicados, hasta la explica-ción detallada actual de cómo el retrovirus VIH ocupa y afecta a las células humanas T-4.

Lo que constituye una explicación varía dependiendo del contexto histórico, social y personal, y cual-quier teoría general de la explicación debe ajustarse a este hecho.

Las teorías: cómo explican los científicos las cosas El realismo: ¿Son verdaderas las teorías científicas, o simplemente útiles?La diferencia entre los enfoques nomológico y causal de la explicación es profunda, porque se apoyan

en ideas muy diferentes sobre lo que la ciencia puede conseguir. Los teóricos nomológicos consideran quelo único que podemos esperar hacer es describir el mundo tal y como se nos presenta en la experiencia; losteóricos causalistas creen que podemos ir más allá, penetrando en la estructura causal oculta del universo.Para la filosofía de la ciencia, esta polémica se conoce como el debate acerca del realismo en ciencia.

Podría ilustrarse históricamente esta controversia acudiendo al debate entre atomistas y antiatomistasde finales del siglo XIX. Desde finales del siglo XVIII, había ganado amplia aceptación la teoría de que mu-chos fenómenos observables del tipo de la conducta de los gases y las regularidades que rigen la combina-ción de los elementos químicos, podían explicarse mejor si se suponía que los objetos estaban compuestosde partículas infinitesimalmente pequeñas, llamadas átomos. Con todo, no quedaba claro cómo interpretarel concepto de átomo. Por un lado se encontraban los positivistas, liderados en esta batalla por el eminentefísico Ernst Mach (1838-1916), quien sostenía que ya que los átomos no podían observarse, creer en su exis-tencia era más una cuestión de fe que de ciencia. En el mejor de los casos, afirmaba Mach, los átomos podrían

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considerarse ficciones hipotéticas, cuyo postulado daba sentido a los datos, pero cuya existencia no podíaconfirmarse. El grupo atomista estaba liderado por el químico ruso Dmitri Mendeleev (1834-1907), quiencreía que los átomos eran cosas reales cuyas propiedades e interacciones explicaban las regularidades de latabla periódica ideada por él.

El de Mendeleev es un punto de vista realista acerca de las entidades y procesos inferidos; detrás denuestras observaciones existe una esfera de cosas no observables pero reales sobre las que teoriza la cien-cia; las observaciones son consideradas como la prueba de la estructura causal subyacente del universo. Laperspectiva positivista de Mach es un punto de vista antirrealista de la ciencia que considera que lo únicoque ésta debe explicar son las observaciones mismas. A los antirrealistas se les llega a tildar de agnósticosy ateos (Newton-Smith, 1981; Salmon, 1989). La modalidad más común de antirrealismo es el instrumen-talismo, que sostiene que las teorías científicas son simplemente herramientas (instrumentos) mediante lascuales los seres humanos se enfrentan a la naturaleza. Si una teoría predice y explica los acontecimientos,la mantenemos por su utilidad; si no consigue predecir y explicar, la descartamos. No deberíamos pedir nadamás a las teorías. Está en juego la posibilidad de alcanzar la verdad en ciencia. Según van Frassen (1980),los realistas afirman que «la ciencia tiene como objetivo darnos, en sus teorías, una historia literalmente ver-dadera de cómo es el mundo; y la aceptación de una teoría científica supone la creencia de que es verdade-ra». Por otra parte, según los antirrealistas: «el objetivo de la ciencia es ofrecer teorías que sean empírica-mente correctas [las leyes abarcan los fenómenos]; y la única creencia necesaria para aceptar una teoría esque sea empíricamente correcta».

La polémica entre las explicaciones nomológica y causal tiene como fondo un desacuerdo sobre el re-alismo, y esta cuestión es la más difícil de resolver no sólo en la filosofía de la ciencia sino en la propia cien-cia. Probablemente, la mayoría de las personas son realistas en el fondo, pero la física cuántica amenaza conestablecer el antirrealismo como explicación correcta no sólo del mundo tal y como lo observamos, sino tam-bién del universo, por muy paradójico que nos pueda parecer. ¿Cómo puede ser en realidad el universo irre-al? De acuerdo con la física cuántica, es bien conocido que no puede determinarse la posición y el momen-tum exactos de una partícula subatómica. La corriente principal de la física afirma que las partículas no poseenlocalizaciones y momenta reales, así que, de acuerdo con el modelo epistémico de explicación, las teoríasfísicas son descripciones de nuestras mediciones y no pueden ser nada más. Como escribió Niels Bohr: «Noexiste un mundo cuántico. Sólo existe la abstracta descripción cuántica» (Herbert, 1985, p. 17).

Por otra parte, se podría seguir al realista Einstein y afirmar que las partículas tienen posiciones y mo-menta verdaderas, y que nuestra incapacidad para determinarlos simultáneamente es un fallo de la mediciónhumana, no una propiedad de la naturaleza. Como dijo Einstein: «Dios no juega a los dados con el univer-so». Desde esta perspectiva, la teoría cuántica actual resulta completamente errónea y deberá reemplazarsepor una teoría que descubra las variables más ocultas que existen detrás de la descripción cuántica abstrac-ta. Está fuera de lugar realizar aquí una revisión de las pruebas relacionadas con este asunto, pero los des-cubrimientos recientes apoyan a Bohr más que a Einstein, sugiriendo que si existe una realidad más allá dela observación, es una realidad muy extraña, en la que cada hecho del universo está potencialmente conec-tado con todos los demás de forma instantánea (Herbert, 1985). El debate entre realistas y antirrealistas con-tinúa (Kitcher y Salmon, 1989).

La ciencia explica el mundo con teorías, ya se considere a éstas verdaderas (perspectiva causalista-re-alista) o meramente útiles (perspectiva nomológica-antirrealista). Sin embargo, el estudio de la naturalezade las teorías científicas es el área menos asentada de la filosofía de la ciencia actual (Savage, 1990). Sava-ge identifica tres aproximaciones generales a las teorías, con muchas variaciones en cada una de ellas: (1)el punto de vista sintáctico, que mantiene que las teorías son conjuntos axiomatizados de proposiciones; (2)el punto de vista semántico, que mantiene que las teorías son modelos contrafactuales del mundo; (3) y unpunto de vista que denominaremos naturalismo, que sostiene que las teorías son conjuntos amorfos de ide-as, valores, prácticas y modelos. A partir de esta mezcolanza, he elegido cuatro aspectos a tratar que tienenuna relevancia especial para la psicología. El primero versará sobre el punto de vista sintáctico más antiguo,la Visión Heredada sobre las teorías, que ha ejercido una gran influencia en la psicología. En segundo lu-gar, trataremos brevemente el punto de vista semántico que considera a las teorías como modelos, lo que

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nos llevará al tema final de esta sección: la verificación de las teorías. En la sección siguiente, que versa so-bre la racionalidad, trataremos de la perspectiva naturalista.

Teorías acerca de las teorías científicasLa aproximación sintáctica: las teorías son conjuntos de proposiciones. A finales del siglo XIX,

el positivismo de Comte y Mach se unió a los avances de la lógica y las matemáticas para crear un movi-miento llamado positivismo lógico (véase el Capítulo 11), que dominó la filosofía de la ciencia durante va-rias décadas. La influencia de este movimiento fue tan grande que se le llegó a conocer como Visión Here-dada sobre las teorías (Suppe, 1977). Los atomistas habían ganado en el debate sobre la existencia de losátomos. Por tanto, los herederos de Comte y Mach, los positivistas lógicos, tuvieron que reconocer, a pesarde sus escrúpulos filosóficos, que la ciencia podía incorporar en sus teorías conceptos hipotéticos inobser-vables, e intentaron mostrar cómo podía hacerse esto sin caer en peligrosas prácticas metafísicas. De ese modo,propusieron una receta sobre cómo hacer ciencia que ha ejercido una gran influencia.

Los positivistas lógicos dividieron el lenguaje de la ciencia en tres conjuntos de términos: de observa-ción, teóricos y matemáticos. No debe sorprendernos que dieran una prioridad absoluta a los términos deobservación. La tarea fundamental de la ciencia seguía siendo la descripción; los términos de observaciónse referían a propiedades de la naturaleza observables directamente y se consideraron verdaderos sin con-troversia posible. El fundamento de la ciencia eran las proposiciones protocolarias, descripciones de la na-turaleza que sólo contenían términos de observación. Las generalizaciones inferidas a partir de los datos,que aspiraban a ser leyes de la naturaleza, eran denominadas axiomas, y sólo contenían términos teóricosinterconectados entre sí por términos lógico-matemáticos.

El uso de términos teóricos como átomo o campo magnético suscitaba el problema del realismo y, paralos positivistas lógicos, la peligrosa tentación de la inferencia metafísica. Mantuvieron el antirrealismo delpositivismo inicial negando que los términos teóricos tuvieran referente alguno. En cambio, se afirmó quelos términos teóricos obtenían su sentido y su significado epistemológico por la vía de las definiciones explí-citas, conocidas familiarmente como definiciones operacionales. Las definiciones operacionales eran el ter-cer tipo de proposiciones que los positivistas lógicos aceptaban, proposiciones mixtas que contenían un tér-mino teórico, y otro de observación conectado con él. La imagen de la ciencia resultante se parece a la deun pastel con diferentes capas. En el fondo, representando a la única realidad aceptada por los positivistas,estaban los términos de observación; la parte superior estaba compuesta exclusivamente de términos teóri-cos hipotéticos organizados en axiomas; entre ambas, se intercalaban las definiciones operacionales conec-tando la teoría y los datos:

Tomemos un ejemplo de la física para aclarar la Visión Heredada. Un axioma importante de la físicaclásica es

F ! M " A

Los AXIOMAS contienen TÉRMINOS TEÓRICOS (por ejemplo, MASA)

LAS PROPOSICIONES PROTOCOLARIAS contienen TÉRMINOS DE OBSERVACIÓN (por ejemplo, PESO AL NIVEL DEL MAR)

DEF

INIC

ION

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PERA

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NA

LES

10 HISTORIA DE LA PSICOLOGÍA

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la fuerza es igual a la masa multiplicada por la aceleración. Fuerza, masa y aceleración son términos teóri-cos. No los observamos directamente, sino que debemos definirlos en términos de algo que observamos, amenudo por algún procedimiento indirecto, que es la razón por la cual se denomina operacionales a este tipode definiciones. Por ejemplo, definimos la masa como el peso de un objeto a nivel del mar. Así, para la Vi-sión Heredada, las teorías son proposiciones (axiomas) cuyos términos se definen explícitamente por refe-rencia a los términos de observación. Advirtamos que, para la Visión Heredada, así como para cualquier fi-losofía antirrealista de la ciencia, las observaciones no proporcionan pruebas de la existencia de las entidadesinferidas y de sus propiedades, sino que las definen por decreto.

La Visión Heredada nos lleva como consecuencia natural al modelo de explicación de Hempel y Op-penheim. Las leyes de la naturaleza son proposiciones teóricas a partir de las cuales deducimos lógicamen-te los fenómenos o, más exactamente, las proposiciones de observación. Como veremos, entre 1930 y 1960la psicología recibió una enorme influencia de las rigurosas ideas formales del positivismo lógico, influen-cia que el concepto de definición operacional sigue ejerciendo aún hoy.

La Visión Heredada sobre las teorías no está exenta de dificultades, incluyendo aquellas que impidenel tratamiento nomológico-deductivo de la explicación. El problema más grave de la Visión Heredada es laabsoluta separación que postula entre la teoría y los datos. Los positivistas han dado siempre por supuestoque la ciencia se basa en la observación y que ésta es completamente independiente de la teoría. Sin em-bargo, la concepción positivista de la percepción era muy simplista. Como mínimo, resulta imposible ob-servarlo todo durante todo el tiempo; debemos tener alguna noción previa sobre qué observar en una situa-ción dada, alguna idea de cuáles son los acontecimientos importantes y cuáles los irrelevantes, de forma queel significado de un acontecimiento esté determinado por una teoría. Por otra parte, los psicólogos han de-mostrado cómo las expectativas y los valores de las personas afectan a la percepción (Leahey & Harris, 2002)y por eso sabemos que la percepción no es de ningún modo el proceso puro que los positivistas pensaronque era. De hecho, podríamos darle la vuelta a la concepción positivista y considerar una virtud y no un de-fecto el hecho de que la observación esté guiada por una teoría. Puede ilustrarse este aspecto con un pasajedel relato La Estrella de Plata de Sherlock Holmes. Vemos cómo el magistral detective, guiado por la teo-ría, triunfa sobre el policía positivista:

Entonces Holmes [descendió] al hoyo… [y] estirándose boca abajo y apoyando la barbilla en las manos realizó unestudio cuidadoso del barro pisoteado que tenía delante.

«¡Vaya!», dijo de repente, «¿qué es esto?». Se trataba de una vesta de cera [un tipo de cerilla], medio quema-da, que estaba tan embarrada que a primera vista parecía una astillita de madera.

«No se me ocurre cómo se me pudo pasar por alto», dijo el inspector, con cara de fastidio.«No se podía ver, enterrada en el barro. Si yo la he visto es porque la estaba buscando.»«¡Cómo! ¿Esperaba encontrarla?»«Pensé que no era improbable.»

Aquí podemos ver lo importante que resulta disponer de una teoría que indique a los investigadores quéhay que buscar. Holmes encontró la cerilla porque había concebido una teoría del crimen que le llevó a es-perarlo, mientras que la policía, que no tenía teoría, no consiguió encontrarla a pesar de una inspección me-ticulosa. Para el recopilador de hechos, todos ellos pueden lo mismo tener sentido que carecer de él. Para elinvestigador guiado por una teoría, cada hecho ocupa su lugar apropiado dentro de un marco global.

La aproximación semántica: las teorías son modelos simplificados del mundo. Veamos ahora laaproximación semántica a las teorías, que rivaliza con la Visión Heredada (por ejemplo, Suppe, 1989). Laaproximación semántica se erige sobre algunos desarrollos sumamente técnicos de la lógica moderna, pero,para nuestros propósitos, la importancia de la aproximación semántica radica en el papel central que asig-na a los modelos en la ciencia, y en la consiguiente relación indirecta entre las teorías científicas y el mun-do que pretenden explicar esas teorías. Esta aproximación considera a las teorías como estructuras matemáticasabstractas que no se aplican al mundo tal y como es, sino a un mundo idealizado que ha sido purgado detoda consideración irrelevante.

CAPÍTULO 1 Ciencia, historia y psicología 11

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A partir de una teoría, el científico construye un modelo de la realidad, una simulación parcial del mun-do, sumamente idealizada. Esta simulación describe aquello a lo que se parecería el mundo si la teoría en laque está basada fuera cierta y sus variables fueran las únicas implicadas en su funcionamiento. Por ejem-plo, la teoría física de la mecánica de partículas describe un bloque que se desliza por un plano inclinadocomo un sistema de tres puntos de masa sin rozamiento ni dimensiones: un punto para el bloque, otro parael plano y el último para la tierra. En el mundo real, estos cuerpos se extienden en el espacio, y existe roza-miento entre el bloque y el plano; en el modelo, desaparecen tales factores complicadores e irrelevantes. Deesta forma, el modelo, que es una versión idealizada y simplificada de la realidad, es todo a cuanto tiene queenfrentarse una teoría. Es importante que nos demos cuenta de lo limitada que es una teoría científica. Sólose propone explicar algunos fenómenos, y únicamente algunos aspectos de los mismos. Una teoría científi-ca no versa sobre el mundo real tal y como lo experimentamos, sino sobre modelos abstractos idealizados.A diferencia del modelo, el mundo real es demasiado complicado para que una teoría pueda explicarlo. To-mando un ejemplo psicológico, una teoría del aprendizaje de pares asociados describe idealmente al sujetodel aprendizaje como no afectado por factores como el momento del día y el estrés personal, los cuales de-terminan sin duda el rendimiento memorístico de los sujetos reales.

Estos modelos dan a la ciencia un poder enorme. Primero, liberan al científico de la tarea imposible dedescribir la realidad completa, que, a causa de su infinita complejidad, nunca se ajustará a la teoría. El mo-delo permite al científico imaginar cómo es el mundo y ponerlo a prueba, perfeccionando sus teorías antesde enfrentarse a él. Muchos de los experimentos más importantes de la física han sido experimentos teóri-cos que nunca fueron puestos en práctica. Einstein construyó su teoría de la relatividad con muchos experi-mentos de este tipo (Leahey y Harris, 2002).

En segundo lugar, estas teorías y modelos idealizados permiten al científico elaborar explicaciones po-derosas y de amplio rango sobre los fenómenos observados. El modelo encarna ciertos ideales del orden na-tural, descripciones de un mundo idealizado (Toulmin, 1961). Estas descripciones, aunque no observadas,suministran la base para explicar lo observable.

Por ejemplo, la teoría de Newton proporciona este ideal del orden natural: todo movimiento natural delos objetos en el espacio sigue una línea recta que continúa hasta el infinito. Tal movimiento no puede obser-varse. El movimiento que no se ajusta a este ideal se explica como el resultado de otros factores. Por ejemplo,una bola rodando por la hierba se detiene rápidamente, pero afirmamos que el movimiento hubiera continuadopara siempre si no fuera por el rozamiento. El científico no explica el orden natural ideal, sino que lo utiliza(así como otros factores) para explicar los fenómenos que no se ajustan al ideal, como la bola que se para.La explicación científica es siempre indirecta y metafórica. El científico sólo puede describir a qué se pare-cería el mundo si la teoría fuera cierta, y entonces explicar por qué el mundo no es de esa manera.

La naturaleza del cambio científicoLa racionalidad: ¿Por qué y cuándo cambian los científicos sus teorías?Los antiguos griegos definieron al ser humano como un animal racional, pero desde los tiempos de Freud

esta definición ha resultado cada vez más sospechosa. No obstante, la ciencia es una institución que pare-cía ajustarse al ideal griego, siendo aparentemente proclamada como el dechado de la racionalidad graciasa sus éxitos. El problema de la racionalidad de la ciencia es importante porque la racionalidad, al igual quela moralidad, es un concepto normativo. Ser moral y racional es algo que las personas deberían ser, y a lolargo de los años, los filósofos han intentado establecer criterios de racionalidad por los cuales considerarresponsables a las personas, de la misma forma que se les considera responsables por su conducta moral oinmoral. El abandono de los criterios de racionalidad tiene el mismo peligro potencial que el abandono delos criterios de moralidad: si todo vale, ¿cómo podemos impedir la anarquía, la tiranía y la ignorancia?, ¿cómosabremos qué es correcto y qué no lo es, qué es bueno y qué es malo? Si la ciencia no es racional, ¿algunacosa lo es?

Las filosofías de la ciencia tradicionales, como el positivismo y el positivismo lógico, aceptaban laracionalidad de la ciencia y asumieron la tarea de explicar la metodología racional de la ciencia con todo

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detalle lógico y formal. Es más, la imagen positivista de la ciencia estaba vacía de contenido: Asumieronque la ciencia tiene una única estructura lógica, independiente del período histórico y de qué ciencia se tra-te. Sin embargo, cuanto más examinamos la historia de la ciencia, menos se parece a un acontecimientopuramente racional que sigue una metodología abstracta e inmutable vacía de contenido. Los científicosson seres humanos, y a pesar de su rigurosa formación, sus destrezas perceptivas y de razonamiento estánsujetas a las mismas restricciones y errores que las de otras personas. Los científicos han sido formados ytrabajan dentro de una comunidad de científicos que comparten metas, valores y criterios que cambian his-tóricamente. En la ciencia, como en otras profesiones, lo que a una persona le parece sumamente racionala otra le resulta una estupidez.

Estas consideraciones generales sugieren que es posible que el positivismo lógico se equivocara al bus-car una interpretación lógico-formal de la ciencia. Desde comienzos de los años sesenta, se ha puesto en mar-cha un movimiento en el campo de la metaciencia que desafía, incluso niega, la suposición de que la cien-cia se define por una racionalidad constitutiva que la distingue de otras formas de actividad humana. A estenuevo movimiento, que incluye a filósofos, historiadores, sociólogos y psicólogos de la ciencia, se le cono-ce como aproximación naturalista a la ciencia, ya que considera a ésta como una institución que debe exa-minarse empíricamente más que regirse por los dictados de la filosofía. Existen muchas formas de llevar acabo una aproximación naturalista a la ciencia. En esta sección comentaremos tres de ellas: (1) los teóricosde la Weltanschauung, liderados por Thomas S. Kuhn, que han ejercido una influencia directa sobre la psi-cología en las tres últimas décadas; (2) los teóricos que consideran que la ciencia está sujeta a evolución in-telectual, siguiendo la línea de Darwin; y (3) el marco, orientado a los contenidos, de los themata científi-cos que compiten entre sí.

Los enfoques naturalistas. Kuhn y los paradigmas. El desafío más importante que ha sufrido el mo-delo racional de la ciencia es el lanzado por los pensadores que consideran la ciencia como una forma devida socialmente constituida, tal y como Ludwig Wittgenstein la definió (véase el Capítulo 12). Una cultu-ra humana constituye una forma de vida, y moldea nuestra percepción y conducta de maneras que con fre-cuencia ignoramos. Absorbemos valores, prácticas e ideales con muy poca o ninguna enseñanza explícita,y los damos tan por supuestos como el aire que respiramos. Cuando los antropólogos estudian una cultura,intentan comprender y describir la concepción del mundo subyacente o Weltanschauung que comparten to-dos sus miembros, y mostrar cómo funciona y cómo cambia con el tiempo. Algunos investigadores natura-listas de la ciencia proponen adoptar un enfoque sobre ésta semejante al del historiador y el antropólogo,con el fin de captar las concepciones (y revoluciones) científicas del mundo. Los enfoques naturalistas dela ciencia surgieron del campo de la historia de la ciencia: en vez de contemplar las teorías científicas comoobjetos abstractos, los historiadores investigan cómo cambia la ciencia, sacando a la luz su dimensión hu-mana.

El historiador Thomas S. Kuhn ha proporcionado la expresión más completa de la aproximación de laWeltanschauung a la ciencia en su libro Structure of Scientific Revolutions [La estructura de las revolucio-nes científicas] (1970). Kuhn describe la historia de la ciencia como un ciclo repetitivo de etapas (véase laFigura 1.1) y proporciona una explicación acerca de cómo la práctica científica va tomando forma a partirde suposiciones profundamente arraigadas en una visión del mundo de la cual los científicos en activo ape-nas serían conscientes. Una de las innovaciones de Kuhn fue la de enfatizar la naturaleza social de la cien-cia. La ciencia la practican comunidades de científicos, no hombres y mujeres aislados. Por tanto, para en-tender la forma en la que la ciencia funciona, debemos comprender a la comunidad científica y sus normascompartidas, las cuales constituyen en su conjunto lo que Kuhn denomina ciencia normal.

Para que la investigación científica avance, la comunidad científica que trabaja en esa área concretade investigación debe compartir ciertos aspectos básicos. Sus miembros deben estar de acuerdo sobre losobjetivos de su ciencia, las características básicas del mundo real que son relevantes para su materia de es-tudio, sobre lo que se considera que es una explicación válida de los fenómenos y sobre los métodos de in-vestigación y las técnicas matemáticas admisibles. Kuhn denomina paradigma a esta visión del mundo so-bre la que existe acuerdo. La existencia de acuerdo sobre estos aspectos permite a los científicos continuaranalizando la naturaleza a partir de un punto de vista colectivo unificado; si no existiera tal acuerdo, cada

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investigador tendría sus propios puntos de vista y se producirían muchas discusiones inútiles y equívocosinvoluntarios. Kuhn describe una ciencia como la construcción de un edificio, que exige la contribución demuchas manos. El esfuerzo cooperativo exige que el edificio se construya conforme a un proyecto y sobreunos cimientos firmes. Hasta que se hayan tomado las decisiones necesarias sobre el proyecto y los cimientos,no habrá construcción, no se progresará. El esfuerzo colectivo para la construcción sólo podrá comenzarcuando exista acuerdo sobre los planos. Los paradigmas ofrecen los planos y los cimientos a las empresascientíficas.

Durante los períodos de ciencia normal, los planos se dan por sentados. El paradigma no es puesto aprueba mediante experimentos, que quedan como meros intentos de resolución de los problemas que el pa-radigma plantea. Si un científico fracasa en resolver uno de estos problemas, será un fracaso del científi-co, no del paradigma. Considera lo que sucede en tus propios cursos prácticos de laboratorio: aunque si-gas todas las instrucciones, no siempre obtendrás el resultado «correcto». Cuando se lo comunicas a tusprofesores, no se tiran de los pelos y gritan «¡Todas nuestras teorías son erróneas!»; por el contrario, su-ponen que debes de haberte equivocado tú en algún momento y te ponen una calificación baja. Lo mismoles ocurre a los científicos durante los períodos de ciencia normal. La comunidad científica reconoce quehay ciertos problemas lo suficientemente maduros como para ser resueltos, y, excepto en circunstancias ex-traordinarias, cuando un científico aborda uno de ellos, es él y sus teorías lo que se pone a prueba, y no elparadigma implícito.

Durante los períodos de ciencia normal, la investigación progresa, y se va solucionando un problematras otro. Sin embargo, Kuhn afirma que la ciencia normal es sólo una de las fases del desarrollo científico.Un paradigma es un logro histórico específico en el que uno o unos pocos científicos establecen un nuevoestilo científico basado en un éxito destacado en la comprensión de la naturaleza. Los paradigmas tambiénfracasan y son reemplazados cuando ya no son capaces de guiar correctamente la investigación de una co-munidad. El primer paradigma de una ciencia surge de una fase precientífica en la historia de esa ciencia;los paradigmas son reemplazados periódicamente durante las revoluciones científicas.

De acuerdo con Kuhn, el cambio científico no es siempre gradual ni continuo. Existen momentos enlos que una ciencia experimenta un cambio radical en un período de tiempo breve, y dicho cambio es tan ra-dical que a quienes antes se consideraba científicos importantes con frecuencia pasan al olvido como anti-guallas, y los conceptos y cuestiones que ocuparon las mentes de los científicos sencillamente desaparecen.Este tipo de cambio parece constituir una revolución más que una evolución y depende de principios queestán más allá de los de variación, selección y retención. Kuhn (1959) afirma que la sustitución de la anti-gua cosmología geocéntrica de Ptolomeo por la cosmología heliocéntrica de Copérnico constituyó una deestas revoluciones, y algunos observadores opinan que la psicología ha tenido sus propias revoluciones.

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Períodopreparadigmático:– escuelas

enfrentadas– recopilación

de hechos al azar– no hay ciencia

Ciencianormal:– comienza

la ciencia– un único

paradigma, no hay escuelas

– investigación para resolver problemas

Anomalía:– problema

importante irresoluble

Crisis:– inseguridad– relajación

de las restricciones del paradigma

– teorías enfrentadas

– aparición de un nuevo paradigma

Revolución:– los científicos

más jóvenes adoptan el nuevo paradigma

– algunos científicos mayores cambian de bando

El nuevo paradigma sustituye al antiguo, comienza una nueva fase de ciencia normalResuelta desde dentro del

paradigma o abandonada

FFIIGGUURRAA 11..11.. El carácter revolucionario de los cambios de paradigma y la naturaleza cíclica de la ciencia(esquema de Kuhn, 1970).

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La imagen de la ciencia que nos presentan Kuhn y sus seguidores ha resultado controvertida. Kuhn hacontribuido a dirigir la atención de los expertos hacia la historia real de la ciencia antes que a versiones ide-alizadas de la misma. Sin embargo, los estudios sobre la historia científica han vertido juicios muy variadossobre la exactitud del modelo de cambio científico de Kuhn, especialmente en lo que respecta a la existen-cia de revoluciones (Gutting, 1980). Algunos historiadores apenas han encontrado pruebas de que cienciaalguna haya cambiado nunca mediante una revolución (R. Laudan, 1980), y el propio Kuhn se ha retracta-do de sus afirmaciones revolucionarias (Kuhn, 1977). Por otra parte, uno de los más eminentes historiado-res vivos de la ciencia, I. Bernard Cohen (1985), ha ampliado los temas tratados por Kuhn a través de un de-tallado estudio de casos sobre las revoluciones científicas exitosas, fracasadas, reales y supuestas. No se hallegado a resolver la validez del modelo histórico específico que defendiera Kuhn, quien, sin embargo, sí lo-gró establecer sin lugar a dudas que el estudio de la ciencia debe incorporar las influencias históricas, so-ciales y personales que están más allá de la metodología científica.

La epistemología evolucionista. Otra explicación naturalista de la ciencia aplica la teoría de la evo-lución de Darwin a la historia de la misma (por ejemplo, Toulmin, 1972). Las especies evolucionan a lo lar-go del tiempo por el proceso de selección natural. Los individuos poseen rasgos variantes que se producenpor mutación y recombinación genéticas. Las variantes exitosas se desarrollan y reproducen a sí mismas ylas variantes ineficaces se extinguen. Con el tiempo suficiente, la selección natural puede alterar completa-mente el cuerpo y la conducta de una especie, dando lugar a algo enteramente nuevo. En efecto, los sereshumanos descendemos de los primeros animales unicelulares. Aunque la tasa de evolución varíe, no hay re-voluciones en la historia de la naturaleza.

Quizá las ciencias evolucionen por la selección natural de las ideas. Los científicos intentan indivi-dualmente mejorar su ciencia proponiendo variantes conceptuales que esperan sean aceptadas por la comu-nidad científica. La comunidad debate las nuevas ideas y las somete a pruebas empíricas. Los conceptos queobtienen aceptación son seleccionados y pasan a la siguiente generación de científicos a través de los librosde texto y la educación; las ideas no aceptadas acaban extinguiéndose. A lo largo del tiempo y gracias alproceso de selección natural científica, podría cambiar completamente el conjunto de conceptos que una co-munidad científica acepta. Sin embargo, no existen revoluciones en el modelo evolucionista. Podría haberperíodos de evoluciones conceptuales relativamente rápidas, pero tales períodos no son revoluciones por-que los procesos habituales de variación, selección y retención explican tanto las evoluciones rápidas comolas lentas.

Themata. Un posible problema tanto con los análisis evolucionistas de la ciencia como con los de Kuhn,es que no son lo bastante naturalistas. Cada uno de ellos respeta más que sus adversarios metodológicos lahistoria de la ciencia, y sin embargo todos parecen extraer de sus estudios una base metodológica. Una al-ternativa verdaderamente naturalista podría dejar de buscar procesos subyacentes y, en su lugar, considerarlos compromisos sustantivos que guían la investigación científica. Gerald Holton (1973, 1978, 1984) ha he-cho precisamente esto con su análisis de los themata científicos. Los themata son compromisos metateóri-cos, incluso metafísicos, que motivan y guían el trabajo de los científicos y que, a menudo, se presentan porpares. Un ejemplo antiguo de estos pares opuestos de themata en la física es la creencia de que puede ana-lizarse el universo en un número pequeño de partes discretas frente a la creencia de que no hay partes esen-ciales, de que el universo es un continuo. Podemos encontrar los orígenes de cada uno de estos temas al me-nos en la Grecia antigua, y ninguno de ellos ha triunfado todavía (Herbert, 1985).

El concepto de themata está basado en los contenidos de la ciencia. En el esquema de Holton, no exis-te un proceso científico constante subyacente más allá de la formulación del físico Percy Bridgman: «El mé-todo científico hace lo que puede sin excluir asidero alguno» (Holton, 1984, p. 1232). En vez de ello, lo quemoldea la ciencia son las creencias que mantienen los científicos sobre la naturaleza del mundo. A veces,themata opuestos entran en conflicto profundo y uno de ellos llega a ser abrumadoramente dominante du-rante un tiempo, dándose una imagen de ciencia normal estable interrumpida por revoluciones. Por otra par-te, los themata perduran; así que no hay auténticas revoluciones, lo que garantiza que la ciencia de hoy sea

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totalmente continua con la de ayer e incluso con la del pasado distante. En cuanto a la racionalidad, la cien-cia no tiene un método especial. Las personas son racionales, intentan alcanzar una comprensión razonablede los demás, de sus planes personales y políticos, de su arte, etcétera. La razón científica es simplementela razón humana aplicada a la naturaleza, y en la ciencia, la razón se guía por themata históricos que com-prometen a los científicos con ciertas formas de hacer las cosas.

Un enfoque metodológico: el falsacionismo. Los filósofos que contemplan la ciencia como una em-presa definitivamente racional, encuentran incómodo el naturalismo. La crítica más influyente al naturalis-mo viene de Sir Karl Popper (1902-1994). La filosofía de la ciencia de Popper es especialmente interesan-te porque aborda la pregunta de cómo cambia la ciencia desde un punto de vista normativo más que histórico.Popper quería saber cuándo deben los científicos cambiar sus teorías (Popper, 1963).

Cuando Popper era joven y vivía en Viena, se encontró con muchas teorías que se presentaban a sí mis-mas como científicas, incluyendo la teoría de la relatividad y el psicoanálisis. Popper quería saber cuáleshabía que tomar en serio y cuáles debían descartarse como absurdos disfrazados de ciencia. Se aproximó alproblema estudiando casos de ciencia netamente definidos, tales como la física newtoniana, y casos clarosde pseudociencia, como el de la astrología, e intentando entender la diferencia entre ellos. Los positivistasponían el acento en la verificabilidad de las teorías como la prueba de su estatus científico. Es decir, a par-tir de una teoría con definiciones operacionales correctamente elaboradas, podemos deducir predicciones cuyaverificación da credibilidad a la teoría. Las teorías metafísicas o pseudocientíficas no serán capaces de de-finir sus términos operacionalmente y, de esta manera, no podrán derivar predicciones de hechos y apoyarsus afirmaciones. Las buenas teorías acumulan verificaciones; las malas no.

Popper rechazó esta perspectiva por considerarla ingenua. Las pseudociencias reivindican muchas ve-rificaciones. El astrólogo puede señalar predicciones verificadas (ascensos en el trabajo, novias consegui-das) y puede defenderse de las predicciones fracasadas empleando vías de escape tales como las influen-cias, no tenidas en cuenta, de planetas menores. La verificabilidad tampoco ayudaba con los casos dudosos,como la relatividad o el psicoanálisis; ambos reivindicaban una y otra vez que sus teorías estaban verificadas.

De hecho, fue escuchando a los psicoanalistas y comparándolos con Einstein como Popper formuló sucriterio de demarcación, una norma para distinguir la verdadera ciencia de la falsa ciencia. Popper descu-brió que por muchas dificultades que un caso pareciera plantear al psicoanálisis, un buen analista, al igualque un buen astrólogo, siempre podía reinterpretarlas para ajustarlas a la teoría analítica. En la misma épo-ca, poco después de la Primera Guerra Mundial, se organizó una expedición para probar una de las predic-ciones de la relatividad: que la luz se curva en presencia de un campo gravitacional. Los astrónomos des-cubrieron, a partir de fotografías tomadas a estrellas cercanas al borde del sol durante un eclipse total, quelos rayos de luz se curvaban como exigía la teoría de Einstein. Aunque, a primera vista, el éxito de esta prue-ba parecía consistente con la exigencia de verificación de los positivistas lógicos, Popper encontró en ellauna diferencia decisiva entre la relatividad y el psicoanálisis: los dos podrían reivindicar la verificación desus teorías, pero sólo la relatividad se arriesgó a la falsación. Lo importante en la predicción de Einstein nofue que se pudiera probar que era cierta, sino que pudiera probarse que era falsa. Si los rayos de luz no sehubieran curvado alrededor del sol, la teoría de Einstein se habría encontrado en un aprieto. Por el contra-rio, el psicoanálisis, como la astrología, podía explicar cualquier cosa fácilmente. En otras palabras, de acuer-do con Popper, la racionalidad científica no consiste en buscar la comprobación de que se está en lo cierto,sino en permitir la posibilidad de que se pruebe que se está equivocado, en poner el cuello y arriesgarse aque a nuestra teoría la decapite un hecho.

A pesar de su atractivo como regla sencilla, el criterio de demarcación de Popper tropieza con dos di-ficultades. En primer lugar, las teorías no son nunca derrotadas por un experimento único y decisivo; y ensegundo lugar, las teorías compiten entre sí, además de competir con la naturaleza. Los experimentos úni-cos no pueden decidir el destino de una teoría, ya que cada uno de ellos se basa en ciertas suposiciones me-todológicas que no tienen nada que ver con la propia teoría. Cualquier experimento único puede estar vi-ciado al elegir el sistema equivocado, al seleccionar una muestra errónea de sujetos, al utilizar mal los métodosestadísticos, o al cometer cualquier otro error. En resumen, casi siempre podría defenderse la veracidad de

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una teoría frente a los datos falsados atacando la validez de estos datos. Además, Popper suponía que la cien-cia era una competición entre dos bandos, una teoría y el mundo, pero es tan importante poseer una teoríaque el científico prefiere tener una teoría mala a no tener ninguna en absoluto. La investigación científicano es una competición entre dos bandos, una teoría y el mundo, sino entre tres bandos, dos teorías rivales yel mundo.

Los seguidores de Popper han tratado de refinar la norma de Popper (Lakatos, 1970). El criterio des-arrollado por Lakatos, y más tarde por Larry Laudan (1977) es el éxito en la resolución de problemas. Con-sideran la ciencia principalmente como una tarea de resolución de problemas o, como diría Kuhn, de reso-lución de anomalías y rompecabezas, que fracasa o tiene éxito a lo largo del tiempo, no en una única pruebadecisiva. Las teorías que resuelven problemas son científicas; las que fracasan repetidamente o necesitan pro-tegerse de la falsación mediante soluciones ad hoc y maniobras evasivas son pseudocientíficas.

La reducción y la sustituciónCuando dos teorías discrepan sobre su capacidad para explicar los mismos fenómenos, pueden darse dos po-sibilidades. Una es la reducción. Puede ocurrir que las dos teorías expliquen los mismos hechos en nivelesdistintos: los niveles superiores tratan de objetos y fuerzas grandes, los niveles inferiores tienen que ver conobjetos y fuerzas más básicos. En su intento de conseguir una imagen unificada de la naturaleza, los cientí-ficos intentan reducir las teorías superiores a teorías más elementales, más básicas, mostrando que la ver-dad de la teoría superior es una consecuencia de la verdad de la más básica. La teoría reducida todavía seconsidera válida y útil en su nivel de explicación. La segunda posibilidad es la sustitución o eliminación:una de las teorías es correcta y la otra incorrecta, y por lo tanto esta última se rechaza.

La reducción de una teoría de nivel superior a otra puede ilustrarse por la reducción de las leyes clási-cas de los gases a la teoría cinética de los gases, así como por la reducción de la genética mendeliana a la ge-nética molecular. En el siglo XVIII, los físicos determinaron que la presión, volumen y temperatura de los ga-ses estaban interrelacionados de acuerdo con una ecuación matemática denominada ley del gas ideal:P ! V " T. Utilizando esta ley, un ejemplo paradigmático de ley general (covering law), los físicos podíandescribir, predecir, controlar y explicar la conducta de los gases de forma útil y precisa. Las leyes clásicas delos gases son un ejemplo de teoría de nivel superior porque describen el comportamiento de objetos com-plejos, es decir, los gases. Uno de los primeros triunfos de la hipótesis atómica fue la teoría cinética de losgases, que proporcionaba una explicación causal de la ley del gas ideal. La teoría cinética sostenía que losgases (como cualquier otra cosa) estaban compuestos de átomos en forma de bolas de billar, cuyo grado deexcitación (movimiento) estaba en función de la energía, especialmente del calor. La ley del gas ideal pre-decía, por ejemplo, que si calentamos el aire de un globo, éste se hinchará y que si lo enfriamos, se desin-flará (sumergido en nitrógeno líquido, se desinflará completamente). La teoría cinética explica el porqué. Alcalentar el aire, las partículas que lo componen aumentan su movimiento, rebotando contra la pared interiordel globo, empujándola hasta que se infla. Al enfriar el aire, los átomos disminuyen su velocidad, golpean-do la pared de globo con menos vigor, y si se ralentizan lo bastante cesarán totalmente de ejercer presión.

La teoría cinética es una teoría de nivel inferior al de las leyes de los gases porque trabaja con las par-tículas que componen los gases. Se trata al mismo tiempo de una teoría más básica que la teoría de la ley delos gases porque es más general, ya que estudia el comportamiento de cualquier objeto constituido por mo-léculas, y no sólo el de los gases. El comportamiento de los gases aparece como un caso especial en el com-portamiento de toda la materia. La teoría cinética muestra por qué la ley del gas ideal funciona al postularun mecanismo causal subyacente, y, de esta forma, se afirma que la ley del gas ideal queda reducida a la teoría cinética. En principio, podríamos eliminar la ley del gas ideal, pero la mantenemos como válida y útilen su ámbito de aplicación. Todavía es una teoría científica, pero se ha unificado con una concepción másamplia del universo.

Podría contarse una historia similar acerca de la genética mendeliana. Mendel propuso la existencia deuna unidad de transmisión hereditaria, el gen, que era completamente hipotética. Este concepto proporcio-nó la base de la genética de poblaciones, pero nunca nadie había visto o conocía el aspecto que tenía un gen.

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Sin embargo, a comienzos de los años cincuenta empezó a desentrañarse la estructura del ADN, que apare-ció como el portador de los rasgos hereditarios. Conforme ha ido progresando la genética molecular, hemosaprendido que las secuencias de codificación del modelo del ADN son los «genes» reales y que no siemprese comportan de forma tan sencilla como creía Mendel. No obstante, la genética mendeliana sigue siendoválida para sus propósitos (la genética de poblaciones), pero, al igual que la ley del gas ideal, ha quedadoreducida y unificada con la genética molecular.

En el caso de la reducción, la teoría más antigua se sigue reconociendo como científica y válida den-tro de su esfera de aplicación; simplemente adopta un papel subsidiario en el gran esquema de la ciencia.Por otra parte, el destino de una teoría sustituida es muy diferente. A menudo resulta que la vieja teoría essimplemente errónea y no puede entretejerse en el extenso tapiz de la teoría científica. En este caso, se aban-dona y se sustituye por una teoría mejor. La teoría ptolemaica de los cielos, que situaba a la tierra en el cen-tro del universo y describía el sol, la luna y las estrellas girando a su alrededor en improbables y complejoscírculos, fue aceptada por los astrónomos durante siglos porque ofrecía una explicación precisa y útil de losmovimientos de los cuerpos celestes. Con ella se podían describir, predecir y explicar acontecimientoscomo los eclipses. A pesar de su poder predictivo y descriptivo, se ha mostrado, tras una larga lucha, que elpunto de vista ptolemaico estaba equivocado sin remedio, y fue reemplazado por el sistema copernicano,que situaba el sol en el centro y el resto del sistema solar girando alrededor de él. El punto de vista ptole-maico murió como un paradigma obsoleto, fue eliminado de la ciencia.

El asunto de la reducción o la sustitución resulta especialmente importante para la psicología. Al to-mar el camino de la fisiología, los psicólogos intentaron vincular los procesos psicológicos con los fisioló-gicos. Pero si disponemos de una teoría sobre algún proceso psicológico y descubrimos de hecho el proce-so fisiológico subyacente, ¿la teoría psicológica será reducida o sustituida? Algunos observadores creen quela psicología, al igual que la astronomía ptolemaica, está destinada a desaparecer. Otros sostienen que la psi-cología se reducirá a fisiología, y se convertirá en la vanguardia de la biología, pero entre ellos algunos op-timistas creen que al menos una parte de la psicología no podrá ser ni reducida ni sustituida por la neurofi-siología. Veremos que la relación entre la psicología y la fisiología no ha sido fácil.

La ciencia como concepción del mundoEl conocimiento particular y el conocimiento universalNuestras preocupaciones cotidianas y nuestro conocimiento cotidiano se centran en personas, lugares,

cosas y sucesos particulares. Por ejemplo, en unas elecciones, recogemos datos sobre aspectos y candida-tos específicos con el fin de decidir a quién votar. Con el paso del tiempo, tales aspectos y candidatos van yvienen, y aprendemos nuevos hechos específicos para nuevos problemas y soluciones propuestas. En la vidacotidiana necesitamos tratar con personas concretas y construimos nuestro conocimiento acerca de ellas igualque lo hacemos con las cosas y sucesos particulares. Buscamos un conocimiento que nos resulte útil paranuestros propósitos prácticos inmediatos.

La ciencia, sin embargo, busca responder a preguntas universales que sean verdaderas en cualquier cir-cunstancia y lugar. Por eso, los físicos nos pueden decir qué es un electrón, y no importa si el electrón exis-te hoy en mi dedo pulgar o en el sistema estelar Tau Ceti, si existió en los primeros seis minutos después delBig Bang o si existirá de aquí a millones de años. De igual modo, los físicos buscan caracterizar fuerzas comola gravedad, que funcionan en todo el universo y en todo momento.

Si bien es diferente del conocimiento humano práctico, la ciencia no es la única que busca verdadesuniversales. Las matemáticas y la geometría buscan también verdades universales, como el Teorema de Pi-tágoras, que son verdaderas independientemente del tiempo y el espacio. A veces, aunque no siempre y casinunca en la actualidad, se ha definido la filosofía como una búsqueda de verdades universales. Y algunasreligiones, especialmente las religiones proselitistas mundiales como el Cristianismo y el Islam, reivindicanser ciertas para todo el mundo.

A diferencia de las matemáticas, la geometría o la religión, la ciencia hace algo que al principio pareceparadójico, basando su búsqueda de verdades universales en la observación de objetos y acontecimientos

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particulares. La búsqueda matemática de las verdades universales se basa en la noción de demostración for-mal, en la que se muestra una conclusión que se deriva ineludiblemente de algunas premisas. Pero las de-mostraciones matemáticas no son demostraciones acerca del mundo, dado que se pueden elegir premisas di-ferentes y crear sistemas matemáticos alternativos, fantásticos aunque coherentes. Las reivindicaciones deuniversalidad de las religiones se apoyan en la revelación de Dios, no en la observación ni en demostracio-nes lógicas.

Sólo la ciencia empieza observando objetos y acontecimientos particulares para pasar a formular hi-pótesis generales acerca de la naturaleza del mundo. Así, los psicólogos (Jones y Harris, 1967) que realiza-ron un estudio de atribución de actitudes hacia Fidel Castro, no se preocupaban de Castro ni de lo que sussujetos pensaban sobre él ni en cómo cambiar las actitudes de la gente hacia Castro. Trataban de formularuna teoría general acerca del modo en que la gente explica la conducta, independientemente de cuál sea ésta:ya se trate de una actitud política, de la especulación acerca de un estado mental raro en un amigo, o de porqué piensa uno que hizo mal el último examen de matemáticas (Myers, 2002). El objetivo de la investiga-ción psicológica es estudiar cuidadosamente la conducta humana en una gama tan amplia de circunstanciasque éstas desaparecen, revelando los mecanismos universales de la mente y la conducta humanas. Dado quela ciencia busca conseguir un conocimiento universal independiente de las necesidades y pensamientos hu-manos, el punto de vista de la ciencia es el punto de vista de ningún lugar*.

La ciencia como la perspectiva desde ningún lugarÉste es quizá el aspecto más extraño e intimidante de la ciencia de la naturaleza, aunque también lo que

ha dado a la ciencia su pureza, rigor y poder. La ciencia busca un conocimiento puramente objetivo para unadescripción del mundo en la que las personas no tengan ningún papel; es un conocimiento sin ningún pun-to de vista. El filósofo Thomas Nagel lo describe como «el punto de vista que no es un punto de vista» dela ciencia de la naturaleza (la concepción física de la objetividad) en su libro The View from Nowhere [Unavisión de ningún lugar] (1986):

El desarrollo [de la visión desde ningún lugar] sucede por etapas, y cada una de ellas nos da una imagen más ob-jetiva que la anterior. El primer paso es ver que nuestras percepciones están causadas por la acción de las cosas so-bre nosotros a través de sus efectos en nuestros cuerpos, que forman parte a su vez del mundo físico. El paso si-guiente consiste en darse cuenta de, que puesto que las mismas propiedades físicas que causan las percepcionesen nosotros a través de nuestros cuerpos producen también efectos diferentes en otras cosas físicas y pueden exis-tir sin causar ninguna percepción en absoluto, su verdadera naturaleza debe poderse desprender de su aparienciafísica y no necesita parecerse a ella. El tercer paso consiste en tratar de formarse un concepto de esa naturalezaverdadera independiente de su apariencia para nosotros o para otros perceptores. Esto no sólo significa no pensaren el mundo físico a partir de nuestro punto de vista particular, sino no pensar tampoco en él desde un punto devista perceptivo humano más general: no pensar en qué aspecto o tacto tiene, ni en cómo huele, sabe o suena. Así,estas cualidades secundarias se quedan fuera de nuestro esquema del mundo externo, y las cualidades primariassubyacentes como el tamaño, la forma, el peso y el movimiento se piensa que son estructurales.

Ésta ha resultado ser una estrategia extraordinariamente fructífera [que ha hecho posible la ciencia]… Nues-tros sentidos nos proporcionan la evidencia de la que partimos, pero el carácter desprendido de esta comprensiónes tal que podríamos poseerla incluso si no tuviéramos ninguno de nuestros sentidos, siempre que fuéramos ra-cionales y pudiéramos comprender las propiedades matemáticas y formales de la concepción objetiva del mundofísico. Podríamos incluso en cierto modo compartir una comprensión de la física con otras criaturas a las que lascosas les parecieran perceptivamente bastante diferentes, siempre y cuando fueran también racionales y tuvieranconocimientos matemáticos básicos.

El mundo descrito por esta concepción objetiva no sólo carece de centro; en cierto sentido carece también derasgos. Aunque las cosas que se hallan en él tienen propiedades, ninguna de ellas es un aspecto perceptivo, todashan sido relegadas a la mente… El mundo físico como se supone que es en sí mismo no contiene puntos de vistani nada que pueda aparecer sólo a un punto de vista particular (pp. 14-15).

CAPÍTULO 1 Ciencia, historia y psicología 19

* Nota de los revisores: el autor alude al libro Una visión de ningún lugar de T. Nagel traducido al español por el Fondo de CulturaEconómica, México.

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La fuente histórica más importante de la visión de la ciencia de ninguna parte es la concepción carte-siana de la conciencia y su relación con el mundo (véase el Capítulo 4). Descartes, igual que otros científi-cos pioneros, estableció una división radical entre la conciencia (que identificó con el alma) y el mundo ma-terial. La conciencia es subjetiva, es la perspectiva a partir de la cual cada uno de nosotros observa elmundo, es cómo se me aparece el mundo, a mí y a cada uno de nosotros en nuestra conciencia privada ysubjetiva. La ciencia describe el mundo sin tener en cuenta el alma, esto es, la conciencia y la subjetividad.La ciencia describe el mundo natural tal y como es desde ninguna perspectiva, como si las personas no exis-tieran en absoluto: se trata de la visión desde ninguna parte.

Esta visión desde ninguna parte puede parecer rara y excéntrica, pero de ella se derivan todas las otrascaracterísticas especiales que asociamos con la ciencia. La medición cuantificada elimina cualquier otro pun-to de vista del observador o del teórico. Una cuidadosa revisión por pares de los artículos científicos los pur-ga del punto de vista de los científicos que los han escrito. Al replicar los experimentos garantizamos quelo que es cierto para un científico sea cierto para todos. La propuesta de leyes universales verdaderamenteválidas para todo el universo purga incluso el punto de vista humano genérico, porque otras especies podríanencontrar el mismo conocimiento. La visión desde ninguna parte resulta fundamental para el éxito de la cien-cia natural.

Este planteamiento nos lleva espontáneamente a la pregunta siguiente: ¿Puede haber una visión de nin-guna parte, una ciencia natural, sobre los seres humanos? Esta cuestión se ha venido debatiendo desde lafundación de la psicología en el siglo XIX.

ENTENDER LA HISTORIA

La historia de la ciencia

La historia es una disciplina bien desarrollada, que posee sus propias normas y controversias profesionales.Aquí trataré sólo aquellas cuestiones que tienen que ver directamente con la elaboración de una historia dela psicología.

El problema más general a la hora de escribir historia, especialmente historia científica, es la tensión en-tre razones y causas en la explicación de las acciones humanas. Imagine la investigación de un asesinato. Loprimero que determina la policía es la causa de la muerte; es decir, se debe averiguar qué proceso físico (porejemplo, la ingestión de arsénico) produjo la muerte de la víctima. A continuación, los investigadores debendeterminar las razones de la muerte de la víctima. Pueden descubrir que el marido de la víctima tenía una aven-tura con su secretaria, que había contratado una póliza de seguros para su mujer y que había comprado dosbilletes de avión a Río, lo cual sugiere que el marido mató a su mujer para irse a vivir lujosamente con suamante (quien debería andarse con cuidado). Cualquier acontecimiento histórico dado podría explicarse deuna de estas dos maneras, o de ambas a la vez: como una serie de causas físicas o como una serie de razones.En nuestro ejemplo, la serie de causas físicas es: poner arsénico en el café, su ingestión por la víctima y susefectos sobre el sistema nervioso. La serie de razones, de actos racionales ejecutados con intención y previ-sión, es: comprar arsénico, ponerlo en la bebida de la víctima elegida, buscar una coartada y planear la huida.

Aparece la tensión entre las explicaciones causales y racionales de la acción humana cuando no estáclaro cuánta fuerza explicativa puede atribuirse a cada una de ellas. Hasta ahora, en nuestro ejemplo, el re-lato causal es relativamente trivial, ya que conocemos la causa de la muerte y la determinación de la culpa-bilidad parece clara. Sin embargo, las consideraciones causales pueden formar parte de nuestras evaluacio-nes de la conducta de alguien. El presidente Ronald Reagan fue tiroteado y herido durante su primer mandatopor un joven llamado John Hinckley. No había ninguna duda de que Hinckley disparó la bala y, de ese modo,era parte de la causa de la herida de Reagan, pero existían serias dudas de que pudiera explicarse racional-mente el acto de Hinckley. La razón que dio de su ataque al Presidente fue la de conseguir el amor de la ac-triz Jodie Foster, pero esta razón parece extraña, por supuesto más extraña que asesinar a la propia esposapara escaparse con la amante. Además, los psiquiatras declararon que Hinckley era un psicótico: el escáner

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mostró que tenía un cerebro anormal. Tomadas en su conjunto, estas pruebas convencieron al jurado de quelos disparos de Hinckley no obedecían a ninguna razón, sino sólo a causas relacionadas con el cerebro en-fermo de Hinckley. Así, fue declarado inocente, porque donde no existen razones no puede haber culpa. Encasos como los de Hinckley sentimos la tensión entre la explicación racional y causal en su punto más ele-vado. Queremos condenar a un criminal probado, pero sabemos que sólo podemos dirigir nuestra indigna-ción moral hacia alguien que elige actuar de una forma particular cuando él o ella podían haber actuado deotro modo. Reconocemos que una persona con una enfermedad cerebral no puede elegir lo que hace y poreso no merece que se le culpe de nada.

De hecho, la tensión entre razones y causas surge en la explicación de cualquier acción histórica. QueCésar cruzara el Rubicón puede describirse como un movimiento político astuto o como el resultado de susambiciones megalomaníacas de gobernar el mundo. Podemos elegir prepararnos para estudiar medicina por-que deseamos ayudar a la gente y ganar dinero, o por una necesidad neurótica inconsciente de demostrarque somos tan buenos como nuestro hermano mayor.

En la historia de la ciencia, la tensión entre razones y causas es perenne. Como hemos visto, la cienciase presenta a menudo como una empresa idealmente racional. Se supone que las teorías científicas son pro-puestas, contrastadas, aceptadas o rechazadas exclusivamente sobre la base de argumentos racionales. Sinembargo, como ha quedado más que demostrado gracias a Kuhn y a otros autores, resulta imposible eximira los científicos de las fuerzas causales que toman parte en la determinación de la conducta humana. Loscientíficos ansían fama, fortuna y amor tanto como cualquier otra persona, y pueden preferir una hipótesisa otra, o una línea de investigación entre muchas, bien por causas personales internas o por causas socioló-gicas externas que no puedan defenderse racionalmente o que incluso sean completamente inconscientes.El historiador, incluido el historiador de la ciencia, debe considerar en todos los casos las razones y las cau-sas, y ponderar tanto los méritos racionales de una idea científica como las causas que podrían haber con-tribuido a proponerla, así como a aceptarla o rechazarla.

La historia de la ciencia se ha inclinado tradicionalmente por la sobrestimación de las razones, dandolugar a una historia liberal y al presentismo. Otras ramas de la historia comparten también estos defectos,pero son sobre todo tentadores para el historiador de la ciencia. Una explicación liberal de la historia la vecomo una serie de pasos progresivos que conducen a nuestro estado actual de conocimientos. Una historialiberal de la ciencia supone que la ciencia de hoy es esencialmente correcta, o al menos que es superior a ladel pasado, y cuenta la historia de la ciencia en términos de cómo unos científicos brillantes descubrieron laverdad que hoy conocemos. En una explicación liberal se condena el error como una aberración de la razóny se ignora o se califica de locos a aquellos científicos cuyas ideas no se ajustan a nuestro saber actual.

Los científicos se sienten cómodos con la historia liberal y por esta razón es imposible evitar encon-trarla en los libros de texto científicos. La historia liberal es, sin embargo, un cuento de hadas y está siendosustituida cada vez más por una historia de la ciencia más adecuada, al menos entre los historiadores de laciencia profesionales. Desgraciadamente, al mostrar a los científicos como seres humanos y, en ocasiones,a la ciencia como influida irracionalmente por causas personales y sociales, los científicos profesionales venalgunas veces una buena historia de la ciencia como algo que socava las normas de su disciplina y, por tan-to, como algo peligroso. He escrito este libro con el espíritu de la nueva historia de la ciencia y confío, jun-to con el historiador de la física Stephen Brush (1974), en que en vez de perjudicar a la ciencia, la buena his-toria pueda ayudar a los científicos jóvenes a liberarse del dogma liberal y positivista, haciéndolos másreceptivos a ideas poco habituales e incluso radicales. Una revisión histórica a gran escala del tipo de la queestoy escribiendo debe ser presentista hasta cierto punto, es decir, debe preocuparse por cómo la psicologíaha llegado a ser como es. No porque piense, como lo haría un historiador liberal, que la psicología de hoyes la mejor, sino porque deseo utilizar la historia para comprender las condiciones actuales de la psicología.Como veremos, la psicología podría haber tomado otros caminos diferentes a los que tomó, pero explorarlo que habría pasado entonces está más allá del alcance de este libro.

La dimensión interno-externo es una de las más importantes en la historia de la ciencia. Las historiasliberales de la ciencia son generalmente internas, ven a ésta como una disciplina independiente que resuelveproblemas bien definidos mediante el uso racional del método científico, y que no se ve afectada por ninguno

CAPÍTULO 1 Ciencia, historia y psicología 21

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de los cambios sociales que estén ocurriendo al mismo tiempo. Puede escribirse una historia interna de laciencia con pocas referencias a reyes y presidentes, guerras y revoluciones, economía o estructuras socia-les. La historia reciente de la ciencia reconoce que los científicos, aunque lo deseen, no pueden verse libresde las influencias de la sociedad y del cambio social. La ciencia es una institución social con metas y nece-sidades propias contenida en una sociedad más amplia, y los científicos son seres humanos socializados den-tro de una cultura dada y que se esfuerzan por conseguir el éxito dentro de un cierto marco social. Por tan-to, la historia reciente de la ciencia es de orientación externa, considera que la ciencia está dentro de un contextosocial más amplio del cual forma parte y en el cual actúa. La presente edición de este libro es más externaque sus predecesoras, pues me he esforzado más por colocar a la psicología en el seno de unas pautas so-ciales e históricas más amplias.

Un antiguo debate histórico vinculado al de razones frente a causas, historia liberal frente a nueva his-toria de la ciencia e historia interna frente a historia externa, es el que enfrenta a aquellos que ven a los Gran-des Hombres como los creadores de la historia (Perspectiva del Gran Hombre), y aquellos que ven la histo-ria como la resultante de grandes fuerzas impersonales fuera del control humano. Esta última perspectivade la historia, la del Zeitgeist (en alemán «espíritu de los tiempos»), a veces presenta a las personas comopoco más que marionetas.

El escritor inglés Thomas Carlyle (1795-1881) realizó una exposición elocuente de la perspectiva delGran Hombre:

La Historia Universal, tal y como yo la acepto, la historia de lo que ha logrado el hombre en este mundo, es en elfondo la historia de los Grandes Hombres que han trabajado en él. Estos grandes hombres fueron los líderes de losdemás; los modeladores, los modelos y los creadores, en un amplio sentido, de todo lo que la masa general de loshombres imaginó o consiguió hacer; todo lo realizado y que perdura en el mundo no es otra cosa que el resultadomaterial externo, la realización práctica y la materialización de los Pensamientos que moraban en los Grandes Hom-bres enviados a este mundo; podría considerarse con justicia que el alma de la historia del mundo fue la historiade estos hombres (1841/1966, p. 1).

La historia de los Grandes Hombres resulta emocionante porque nos habla de la lucha y el triunfo in-dividuales. En la ciencia, la historia de los Grandes Hombres es la historia de la investigación y la teoriza-ción de científicos brillantes que descubren los secretos de la naturaleza. A los Grandes Hombres se les re-verencia por sus logros en épocas posteriores; por eso la historia de los Grandes Hombres normalmente esliberal e interna, ya que acentúa precisamente la racionalidad y el éxito, concediendo menos importancia alas causas sociales y culturales del pensamiento y la acción humanos.

El filósofo alemán Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831) planteó por primera vez la perspecti-va opuesta:

Sólo el propio estudio de la historia del mundo puede mostrar que éste ha avanzado racionalmente, que represen-ta el curso necesariamente racional del Espíritu del Mundo, el Espíritu cuya naturaleza realmente es siempre unay la misma, pero cuya naturaleza se despliega en el curso del mundo… La historia del mundo prosigue hacia elreino del Espíritu… El Espíritu, y el curso de su desarrollo, es la sustancia de la historia (1837/1953, p. 12).

La perspectiva de la historia del Zeitgeist tiende a ignorar las acciones de los seres humanos porque creeque las personas viven vidas predirigidas, controladas por fuerzas ocultas que funcionan por sí mismas a lolargo del proceso histórico. En la formulación original de Hegel, la fuerza oculta era el Espíritu Absoluto(identificado en muchas ocasiones con Dios) que se desarrolla a lo largo de la historia humana. El Espírituhegeliano ha pasado de moda, pero las historias según el Zeitgeist permanecen. Karl Marx, discípulo de He-gel, materializó el Espíritu de Hegel en la economía y consideró la historia humana como el desarrollo delos modos de producción económica. El modelo kuhniano de historia científica es un modelo Zeitgeist, por-que plantea una entidad, el paradigma, que controla la investigación y la teorización de los científicos en ac-tivo.

Debido a su énfasis en lo inevitable del progreso, desde las perspectivas de Hegel o Marx la concep-ción histórica del Zeitgeist es «liberaloide». Hegel y Marx vieron a la historia humana como dirigida hacia

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algún final último (la realización definitiva del Espíritu o de Dios, o el logro último del socialismo, el ordeneconómico perfecto) y consideraron el desarrollo histórico como un proceso racional. Sin embargo, su his-toria no es interna, ya que sitúa la determinación de la historia fuera de las acciones de los hombres y lasmujeres. La contribución de Hegel y Marx fue la de inventar el punto de vista externo, dirigiendo la aten-ción del historiador hacia los contextos más amplios en los que trabajan las personas, descubriendo que elcontexto de la acción moldea la propia acción en formas casi inapreciables por los propios protagonistas dela historia. Desde esta amplia perspectiva, el punto de vista externo proporciona una comprensión mayor de la historia. No obstante, al contrario de lo que creían Hegel y Marx, la historia no tiene una dirección per-ceptible. La historia del mundo, o la de la psicología, podría haber sido diferente de como ha sido. Los hu-manos luchamos en una semioscuridad de causas personales y sociales, no actuamos como marionetas guia-das por fuerzas impersonales.

La historiografía de la psicologíaSe denomina historiografía a la historia y a la metodología del campo de la historia. La historiografía

de la ciencia, una parte de la cual es la historia de la psicología, ha atravesado dos fases (Brush, 1974). Enla primera de ellas, desde el siglo XIX hasta los años cincuenta del siglo XX, los propios científicos fueronlos que escribieron la historia de la ciencia en su mayor parte; se trataba generalmente de los científicos másviejos, aquellos que ya no estaban en activo en la vanguardia de la investigación. Esto no resulta sorpren-dente, ya que una de las principales dificultades para hacer historia de la ciencia consiste en ser capaz decomprender los detalles de la teoría y la investigación científicas para poder contar su historia. Sin embar-go, desde comienzos de los años cincuenta y cobrando ímpetu en los sesenta, surgió una «nueva» historiade la ciencia conforme se fue profesionalizando este campo. Hombres y mujeres formados como historia-dores se hicieron cargo de la historia de la ciencia, aunque en muchos casos tenían un pasado científico: porejemplo, Thomas S. Kuhn había sido químico.

La historia de la psicología experimentó el mismo tipo de cambio, aunque un poco más tarde y de unaforma todavía incompleta. La obra clásica de la «vieja» historia de la psicología es la magistral History ofExperimental Psychology [Historia de la Psicología Experimental] de Edwin G. Boring, publicada por pri-mera vez en 1929 y con una edición revisada en 1950. Boring era psicólogo, discípulo del introspeccio-nista E. B. Titchener, y la psicología que Boring conoció estaba siendo reemplazada por el conductismo ypor el auge de la psicología aplicada. Así, aunque Boring no estaba en absoluto retirado, escribió su His-toria como una justificación liberal e interna de su tradición (O’Donnel, 1979). El libro de Boring fue du-rante décadas el texto estándar, pero, desde mediados de los años sesenta, la nueva historia profesional dela psicología comenzó a reemplazar a la antigua. En 1965 apareció una revista especializada, Journal ofthe History of the Behavioral Sciences [Revista de Historia de las Ciencias del Comportamiento], y la Ame-rican Psychological Association aprobó la creación de una Sección (la número 26) dedicada a la historiade la psicología. En 1967 comenzó el primer programa en historia de la psicología para licenciados, en laUniversidad de New Hampshire, bajo la dirección de Robert I. Watson, fundador de la revista menciona-da (Furomoto, 1989; Watson, 1975). El desarrollo de la «nueva historia de la psicología» fue acumulandoavances durante los años setenta y ochenta, hasta que, en 1988, Laurel Furomoto la declaró completamentemadura y exigió su incorporación a los planes de estudios de psicología. Debemos hacer notar que el cam-bio ha sido incompleto. Aunque el texto que el lector tiene en las manos es uno de los pocos que ha reci-bido influencias de la nueva historia de la psicología (Furomoto, 1989), soy un psicólogo sin formación enhistoria.

Hay muchas más cosas implicadas en el cambio de la vieja a la nueva historia de la ciencia (y de la psi-cología) que el hecho de quién sea el que la escriba. Este cambio coincide con un movimiento de largo al-cance dentro de la historiografía que va de la «vieja historia» a la «nueva historia» (Furomoto, 1989; Him-melfarb, 1987). La «vieja historia» era una «historia desde arriba»; era ante todo política, diplomática y militar,y se concentraba en grandes personajes y acontecimientos importantes. Tenía una forma narrativa, y conta-ba historias legibles (escritas frecuentemente para un público que tenía una cultura general, no sólo para otros

CAPÍTULO 1 Ciencia, historia y psicología 23

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historiadores) acerca de naciones, hombres y mujeres. La «nueva historia» es una historia desde abajo; in-tenta describir, incluso recrear en palabras, las vidas íntimas de la masa anónima de personas omitidas en lavieja historia. Como ha indicado Peter Stearns, «[los nuevos historiadores] habremos triunfado cuando to-dos reconozcan que la historia de la menarquia es tan importante como la de la monarquía» (citado en Him-melfarb, 1987, p. 13). Su forma es analítica más que narrativa, e incorpora a menudo técnicas analíticas yestadísticas tomadas de la sociología, la psicología y otras ciencias sociales.

La «nueva historia» es una historia muy del tipo Zeitgeist, que menosprecia el papel de los individuosy ve la historia como constituida por fuerzas impersonales, no por las acciones de los hombres y mujeres.Aunque la nueva historia se centra en las vidas corrientes, describe a los hombres y mujeres como víctimasde fuerzas que no controlan. Se niega el papel de la contingencia, tal y como describe la nueva historia elhistoriador francés Fernand Braudel, quizás su profesional más destacado (citado en Himmelfarb, 1987):

Cuando pienso en el individuo, me inclino siempre a verlo como aprisionado por un destino en el cual él mismoapenas interviene, sujeto a un paisaje en el cual las perspectivas infinitas a largo plazo se extienden en la distan-cia por delante y por detrás de él. Tal y como yo lo veo, correcta o incorrectamente, en el análisis histórico al fi-nal siempre vence la perspectiva a largo plazo. Ésta, aniquilando innumerables eventos (todos aquellos que no pue-den acomodarse en la corriente principal y que, por tanto, son barridos despiadadamente hacia un lado), limita sinduda la libertad del individuo e incluso el papel de la casualidad (p. 12).

Furumoto (1989) describe la nueva historia de la psicología del siguiente modo:

La nueva historia tiende a ser crítica en vez de ceremonial, contextual en vez de una simple historia de ideas, ymás comprehensiva, yendo más allá del estudio de los «grandes hombres». La nueva historia utiliza fuentes pri-marias y documentos de archivo en vez de depender de fuentes secundarias, que pueden llevar a la transmisión deanécdotas y mitos de una generación de autores de libros de texto a la siguiente. Finalmente, la nueva historia tra-ta de entrar en el pensamiento de una época para ver las cuestiones tal y como aparecieron en ese momento, envez de buscar los antecedentes de las ideas actuales o escribir la historia hacia atrás a partir del contexto actual delcampo en cuestión (p. 16).

No obstante, excepto por su llamada a ser más comprehensivos al escribir la historia, la descripción deFurumoto de la nueva historia de la psicología realmente también describe la buena historia tradicional.

Aunque la nueva historia se ha convertido en la tendencia dominante, ha provocado, y continúa pro-vocando, polémicas (Himmelfarb, 1987). Lo que más molesta a los historiadores tradicionales es la susti-tución de la narración por el análisis, la negación de la contingencia, y el rechazo de la eficacia de la acciónhumana. Recientemente ha aparecido una violenta reacción a favor de la narración y el reconocimiento dela contingencia y la importancia de los individuos. Por ejemplo, James M. McPherson (1988) en su esplén-dido Battle Cry of Freedom [El grito de guerra de la libertad], adoptó la narración como el único métodohistórico que podía hacer justicia a su tema, la guerra civil norteamericana, concluyendo finalmente que fue-ron el liderazgo y la voluntad humanas (la habilidad política de Lincoln y las tácticas estratégicas de Granty Sherman) los que ganaron la guerra para el Norte.

¿Dónde se sitúa el presente libro dentro del espectro que va de la vieja a la nueva historia? Es verdadque la nueva historia me ha influido y que la he utilizado para escribir este texto, que sin embargo no per-tenece completamente a ella. Siento la mayor afinidad con la historia tradicional de las ideas y generalmenteno he intentado descubrir las causas del desarrollo de la psicología en la biografía de los psicólogos. Creoque la historia forma parte de las humanidades, no de la ciencia, y que cuando los historiadores se apoyanen las ciencias sociales lo están haciendo sobre cimientos muy débiles. Estoy de acuerdo con Matthew Arnold cuando dice que las humanidades deberían ocuparse de lo mejor (y más importante) que se haya di-cho y hecho. Finalmente, estoy de acuerdo con el historiador inglés G. R. Elton en que la historia «puedeenseñar a usar la razón». He intentado, pues, escribir una historia tan narrativa como me lo ha permitido elmaterial que he utilizado, centrándome en las ideas más destacadas del pensamiento psicológico y con elpropósito de enseñar a los psicólogos jóvenes a usar la razón en psicología. Una pregunta fundamental conque se enfrenta la historia de la psicología (psyché-lógos, el estudio del alma) es la naturaleza del alma o

24 HISTORIA DE LA PSICOLOGÍA

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mente: ¿existe la mente del mismo modo que existen los átomos, se trata de una cosa que espera ser descu-bierta, o existe la mente de la forma en que existe el dinero, como algo construido por los humanos?

La psicología en la historia¿La mente ha sido descubierta, inventada o construida?En 1953, el filólogo alemán Bruno Snell publicó The Discovery of the Mind: The Greek Origins of Eu-

ropean Thought [El descubrimiento de la mente: Los orígenes griegos del pensamiento europeo], y en el pre-facio ejemplificó las dificultades de definir la mente como un objeto. A pesar de la atrevida tesis anunciada ensu título, Snell no estaba completamente seguro de que los griegos hubieran descubierto realmente algo queya existía. Aunque afirmó que «el auge del pensamiento entre los griegos [después de Homero] era nada me-nos que una revolución… Descubrieron la mente humana», puntualizó su afirmación escribiendo que el des-cubrimiento griego «no se puede comparar con el descubrimiento, por ejemplo, de un nuevo continente»(Snell, 1953, p. V). Snell luchaba con las posibilidades que se han perfilado desde entonces ampliamente en lametateoría psicológica. En concreto rechazó la posibilidad (con la que ahora están de acuerdo algunos cientí-ficos cognitivos, por ejemplo, Dahlbom, 1993; véase el Capítulo 12) de que la mente pudiera ser un artefacto.La mente, escribió Snell, «no fue inventada como un hombre inventaría una herramienta… para dominar uncierto tipo de problema. Como norma, las invenciones están determinadas de manera arbitraria; están adapta-das al propósito del que han surgido. En el descubrimiento del intelecto no hubo objetivos ni propósitos» (p.VIII).Snell percibió también la concepción de la mente apoyada por los constructivistas actuales, aunque no la arti-culó completamente. Escribió: «A pesar de que digamos que los griegos descubrieron el intelecto, afirmamostambién que el descubrimiento fue necesario para que el intelecto existiera» (p. VIII), insinuando que la mentefue construida socialmente por los filósofos griegos, los poetas y los dramaturgos durante la época clásica.

Las tres alternativas propuestas por Snell dan lugar a diferentes concepciones de la disciplina psicoló-gica y de su historia. Si la mente se hubiera descubierto realmente (o estuviera a la espera de ser descubier-ta), entonces la psicología, psyché-lógos (el estudio del alma) podría ser una ciencia natural en el sentidohabitual del término, y su historia sería parecida a las historias de la física o la química. La segunda posibi-lidad, que la mente sea una herramienta, un artefacto, sugiere que si las mentes existieran como los marti-llos y los módems, se debería volver a concebir la ciencia psicológica como una ciencia de lo artificial (Si-mon, 1980). La ciencia natural se ocupa de universales espaciotemporales, objetos como los electrones oquarcs que son iguales en todo momento y lugar. Los martillos y los módems son reales, pero en tanto queartefactos humanos, no pertenecen a la esfera de la ciencia natural. La ciencia explica cómo funcionan losmartillos y los módems, pero éstos son objetos de la ingeniería, no de la ciencia.

La mente considerada como un artefacto nos lleva a la tercera posibilidad, la mente como construcciónsocial. Si la mente está construida socialmente, entonces no estará claro que pueda haber una ciencia de lamente (en el sentido en que suele entenderse la ciencia normalmente). Quizá el estudio de la mente sea unatarea histórica, no científica. Como señala Snell (1953): «El intelecto, sin embargo, entra en el mundo, esefectuado, en el proceso de revelarse a sí mismo, es decir, en el curso de la historia» (pp. VI-VII). Además,la tesis constructivista da lugar a una perspectiva más sombría para una psicología científica. Bajo su inter-pretación como artefacto, las mentes son reales pero carecen de la universalidad de los objetos apropiadospara la ciencia. Por el contrario, la mente puede ser una construcción social en la línea de los dioses grie-gos, una ilusión profunda. Si estas formulaciones sociales constructivistas de la mente son correctas, unahistoria de la psicología no es la historia de un descubrimiento, sino la historia de una invención y una cons-trucción, y en efecto una historia de la propia mente. Si es así, entonces la historia de la mente que conta-mos en Occidente podría ser diferente de la que se cuenta en otras culturas.

Los psicólogos tienden a aceptar sin discusión… la tradición occidental proveniente de los griegos queinvestiga Snell. Pero otras culturas tienen visiones muy diferentes de la mente y del yo. Por ejemplo, en Sel-f less Selves [Los yoes sin yo], Steven Collins (1982) analiza la mente y la personalidad como el budismo The-ravada las conciben. Collins, igual que el antropólogo Clifford Geertz, acepta que la noción occidental de men-te, o de persona, es «una idea bastante peculiar dentro del contexto de las culturas del mundo» (p. 2).

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El monje budista Nyanatiloka compara los conceptos budista y occidental de mente (Collins, 1982):

Hay tres maestros en el mundo. El primer maestro enseña la existencia de una entidad yoica que sobrevive a la muer-te: se trata del Eternalista, como en el caso de los cristianos. El segundo maestro enseña una entidad yoica tempo-ral que queda aniquilada con la muerte: se trata del aniquilacionismo o materialismo. El tercer maestro enseña unaentidad yoica que no es ni eterna ni temporal: se trata del Buda. El Buda enseña que lo que llamamos yo, ego, alma,personalidad, etc., son términos meramente convencionales que no se refieren a ninguna entidad real independiente.Y enseña que tan sólo puede encontrarse este proceso psicofísico de existencia que cambia en cada momento…Esta doctrina de la falta de yo de la existencia constituye la esencia de la doctrina de la emancipación del Buda.Por eso, con la doctrina de la falta de yo, o anatta, se sostiene o se hunde toda la estructura budista (p. 5).

Además, los budistas Theravada contemplan el yo (la mente) como una ilusión peligrosa de la que nosdeberíamos liberar. De acuerdo en el monje cingalés Rahula, «la idea del yo es una creencia imaginaria yfalsa a la que no corresponde ninguna realidad, y que genera pensamientos dañinos de “a mí” y “mío”, de-seo egoísta, antojo, apego, odio, rencor, vanidad, soberbia, egotismo y otras deshonras, impurezas y pro-blemas… Resumiendo, de esta visión errónea procede todo el mal del mundo» (Collins, 1982, p. 4). Paralos budistas, parece que la psicología sea el estudio de una no-cosa, una empresa descabellada. Rorty (1979,1991, 1993), desde la perspectiva constructivista social posmoderna, está totalmente de acuerdo.

El título de un tercer libro, The Discovery of the Individual 1050-1200 [El descubrimiento del indivi-duo, 1050-1200] (Morris, 1972), nos recuerda que en la existencia de la mente hay más en juego que el ca-rácter científico de la psicología, porque la posesión de una mente está fuertemente vinculada al hecho deser persona. Actualmente en Occidente otorgamos una importancia extrema al ser humano individual, titu-lar de derechos inalienables frente al estado y a otros seres humanos. Como comenta Morris, «El núcleo deeste individualismo reside en la experiencia psicológica… [del] sentido de una distinción clara entre yo mis-mo y las otras personas» (p. 3). Tradicionalmente, se considera al ser humano como una persona que tras-ciende el estado animal gracias a que posee un alma o una mente. Incluso en contextos no religiosos, la po-sesión de una mente es fundamental para alcanzar el estatus de persona y de ciudadano. Un ser humano quese encuentre en estado vegetativo persistente puede ser gobernado sin tener mente y por lo tanto delibera-damente se le puede permitir morir sin que su muerte se considere un asesinato. Se puede despojar a un serhumano con demencia (literalmente ‘sin mente’), de sus derechos civiles y se le puede asignar un tutor o in-gresarlo en una institución. En psicología, las preguntas sobre el ser persona se manifiestan en el análisisdel yo, un término menos religioso que alma y más personal que mente.

Las concepciones occidentales de la mente comenzaron en la religión antes de pasar primero a la filo-sofía y después a la ciencia. Sin embargo, los psicólogos han subestimado la influencia que las ideas reli-giosas sobre el alma (la psyché de nuestra ciencia) han tenido sobre las concepciones de la mente y del yopor dos razones. En primer lugar, la psicología es una empresa agresivamente laica, y a los psicólogos lesgusta pensar que dejan atrás la religión cuando asumen su papel de científicos. Una razón más sutil tieneque ver con el dominio de las creencias cristianas sobre la erudición histórica. Cuando nosotros como psi-cólogos leemos acerca de pensadores del pasado como Platón y Descartes, no sólo los vemos como proto-psicólogos, sino que los vemos a través de los ojos de historiadores y filólogos que hasta hace poco han tra-bajado en un marco silencioso pero unívocamente cristiano. Este marco rara vez se entromete de formaexplícita, pero filtra los fragmentos escabrosos, las concepciones poco corrientes y los debates oscuros perovitales sobre la mente y el alma mantenidos desde la época de los griegos por lo menos hasta Descartes. Deesta forma, los psicólogos hemos heredado un concepto de mente conformado sutilmente por fuerzas de lasque sabemos poco, lo hemos vaciado de contenido específicamente sobrenatural (por ejemplo, la supervi-vencia a la muerte del cuerpo) y nos creemos que lo que queda es algo natural, y por lo tanto un objeto es-tricto de ciencia. Trataré brevemente de poner otra vez en su sitio algunos de los fragmentos, concepcionesy debates perdidos para ofrecer un fondo sobre el que se pueda distinguir la figura de la mente como obje-to de la ciencia psicológica.

Aunque existen diferencias en sus detalles, las religiones de todo el mundo presentan una imagen in-creíblemente concordante de la mente, que propone la existencia de dos almas inmateriales por dos razones

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distintas (Onians, 1951). La primera razón, universal, consiste en explicar la diferencia entre cosas anima-das e inanimadas. Los objetos con alma son animados; los que no tienen alma son inanimados. La segundarazón, menos universal, consiste en explicar la personalidad humana. Algunas religiones proponen que ade-más del aliento de la vida, existe un alma que constituye la esencia de la personalidad de cada persona, y aveces esta alma personal era considerada capaz de sobrevivir a la muerte del cuerpo físico, aunque esto nose pudiese garantizar. Por ejemplo, el cristianismo y el Islam enseñan que cada ser humano está compues-to de un cuerpo material y un alma inmaterial. Se dice que el alma es la esencia de la persona, que contie-ne los recuerdos personales y la identidad personal. Además, mientras que el cuerpo es mortal, el alma esinmortal, abandona el cuerpo al morir y viaja hacia un cielo o un infierno después de la vida.

Opciones para la psicologíaEsta breve revisión de las ideas sobre la mente da lugar a varias posibilidades para la psicología como

ciencia:

1. La categoría «mente» es una clase natural. Es decir, las mentes existen de forma natural y son uni-versales espaciotemporales igual que los electrones.

2. La categoría «mente» es una construcción social que no se refiere a nada. Por lo tanto, las mentesindividuales no existen, como no existe ni existió Zeus.

3. Las mentes existen en la naturaleza, pero «la mente» no es una clase natural (véase la explicaciónsiguiente). Es decir, las mentes existen en la naturaleza, pero son construcciones espaciotempora-les locales (artefactos naturales) como los leopardos o el monte Everest.

4. Las mentes son construcciones sociales (artefactos creados por el hombre; Searle, 1995) con po-der causal genuino, como el dinero.

Una característica fundamental de las categorías que propongo es la distinción entre «mente» como unacategoría conceptual y las mentes como objetos individuales que pueden existir o no. Uno de los compromi-sos importantes de la ciencia es trinchar la naturaleza por las articulaciones, procurando que nuestras catego-rías conceptuales representen de la manera más pulcra posible la fisonomía de la naturaleza. Una categoría querepresenta un rasgo espaciotemporal universal de la naturaleza, como lo hace «electrón» respecto de los elec-trones, es una clase natural. Muchos objetos en el mundo físico para los cuales tenemos nombres no son cla-ses naturales. «Mueble» no es una clase natural, porque las mesas, sillas y similares, aunque son físicamentereales, son construidos por seres humanos y no son universales espaciotemporales. El monte Everest existe comoun objeto creado de manera natural, pero «Monte Everest» y «montaña» son conceptos humanos, sólo repre-sentan vagamente la naturaleza. «Monte Everest» es el nombre de una única característica geográfica local delplaneta Tierra; no es un universal. Sus límites tampoco están fijados por la naturaleza. Cuando salgo de Rich-mond en coche con mi familia hacia el oeste, el terreno se hace cada vez más empinado, pero decidir cuándoestamos «realmente» en los Montes Apalaches es en gran medida una cuestión de gustos. Somos nosotros, yno la naturaleza, quienes decidimos el límite entre «colina» y «montaña». Las posibilidades que hemos seña-lado anteriormente plantean una serie de preguntas acerca de la psicología como el estudio de la mente.

¿Es «mente» una clase natural? Actualmente, la aproximación científica predominante de la psico-logía es la neurociencia cognitiva (Gazzinuga, Ivry y Mangun, 1998; véase el Capítulo 12). Si bien la inter-pretación más evidente de la neurociencia cognitiva es considerarla como parte de los proyectos del reduccionismoo eliminacionismo (Churchland, 1986), se puede considerar que sus resultados apuntan a una dirección muydistinta, a saber, la de respaldar una concepción artificial de la «mente» y las mentes. El siguiente texto, es-crito por David Gaffan (1997), un neurocientífico en activo, resulta muy instructivo en ese sentido. En él ana-liza un volumen de contenido reductivo/eliminativo recopilado por Llinas y Churchland (1996).

La idea de que la actividad mental es una actividad cerebral ha retrasado la investigación en neurociencia. Hemosentrado en el cerebro esperando encontrar cosas como recuerdos y preceptos que estuvieran esperando allí paraser descubiertos, y sistemas de atención, acción, etc. (todos ellos correspondientes a acontecimientos o facultades

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mentales tradicionales). Sin embargo, cuanto mejor entendemos cualquiera de los procesos cerebrales que estu-diamos, resulta más claro que no se corresponden de ninguna manera con actividades mentales de la psicologíapopular… Por ejemplo, para un neurocientífico, el concepto de «atención» es, en el mejor de los casos, una eti-queta intuitiva para un conjunto de preguntas cuyas respuestas vienen dadas en última instancia por referencia auna explicación genérica de la competencia cortical, una explicación que va mucho más allá del tema concreto dela atención. La búsqueda de un sistema de atención o de un mecanismo atencional en el cerebro ha dificultado,que no ayudado, a encontrar estas respuestas. De igual modo, la búsqueda de los sistemas de memoria en el cere-bro y la idea de que la plasticidad cortical daría al instante el asociacionismo de la psicología popular, han entor-pecido el progreso. Esto no parece sorprendente si se considera que la afirmación de alguien de que es capaz derecordar un acontecimiento no es una descripción del propio cerebro, sino más bien un movimiento en un juegosocial reglado que trae consigo, por ejemplo, la promesa implícita de que puede ofrecer más detalles sobre tal acon-tecimiento si se le piden. Por eso soy escéptico acerca de la idea, presente en el capítulo de Churchland, de que laneurociencia es simplemente una versión mejorada de la psicología popular y que ésta no es más que futura neu-rociencia en espera. Más bien, se trata de dos actividades paralelas con objetivos diferentes, una situación que sepodría describir de manera tendenciosa como «el postulado de una discontinuidad radical entre lo mental y lo neu-ronal» pero que se describe de forma más apropiada como sentido común (Gaffan, 1997, p. 194).

Si aceptamos que Gaffan está en lo cierto, podremos extraer varias conclusiones importantes de estapolémica. En primer lugar, descartaremos la reducción de la psicología a la neurofisiología. La «atención»no representará la competición cortical, ni la «asociación» la plasticidad neuronal de la forma en que el «gen»representa las secuencias codificadas del ADN. Por lo tanto, y en segundo lugar, la «mente» no es una cla-se natural. En tercer lugar, nuestra forma habitual de explicar el comportamiento (psicología popular) es in-eludiblemente social por naturaleza, un juego constituido por reglas sociales igual que el fútbol o el béisbolconsisten en un conjunto de reglas.

¿Existen las mentes? Es importante observar que aunque la psicología popular es una construcciónsocial (una especie de juego), esto no significa que las mentes particulares no existan. «Mueble» y «monta-ña» son construcciones sociales, pero los sofás y las montañas son reales. Podría resultar que las mentes in-dividuales no tuvieran más realidad que los dioses griegos, aunque lo considero improbable.

¿Existe la mente? Si «mente» no es una clase natural, entonces las mentes son artefactos, construc-ciones naturales o sociales.

La mente como construcción natural. Snell (1953) escribió que la mente «no era algo inventado, comoun hombre inventaría una herramienta… para dominar un cierto tipo de problema. Como norma, las inven-ciones están determinadas de manera arbitraria; están adaptadas al propósito del que han surgido». Sin em-bargo, se olvidó o pasó por alto la posibilidad de que la mente fuera «inventada» por la naturaleza como unaadaptación al propósito darwiniano de sobrevivir en la lucha por la existencia. Aunque desde mediados delsiglo XIX los psicólogos se han preguntado para qué sirve la mente, tan sólo en los últimos 20 años aproxi-madamente se ha aplicado un auténtico análisis darwiniano a la evolución y el funcionamiento de las men-tes animal y humana. Desde una perspectiva evolucionista (véase el Capítulo 12), las mentes son adapta-ciones locales espaciotemporales a las presiones de selección predominantes. Es decir, al igual que los pulgaresopuestos o la visión binocular, las mentes son soluciones a problemas de supervivencia y reproducción pre-dominantes en momentos y en un ecosistema concreto. Las mentes son por lo tanto construcciones natura-les y son reales, pero no son clases naturales. El estudio de las mentes es por lo tanto más parecido a la in-geniería (disciplina dedicada a resolver problemas concretos) que a la ciencia (disciplina que busca las leyesque gobiernan la naturaleza en todo momento y lugar).

La mente como construcción social. La idea de que la mente es una construcción social parece a pri-mera vista descartar la posibilidad de que la mente sea un objeto legítimo de la ciencia. Los eliminacionis-tas argumentan que la mente es un mito construido socialmente igual que «Zeus» o «calórico», y como ellosestá condenada a ser descartada de la ciencia, y, en última instancia, del discurso de las personas cultas. Los

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defensores de la construcción social y de la hermenéutica argumentan que debido a que, la mente es una cons-trucción social, su estudio pertenece a las humanidades, no a la ciencia. Sin embargo, el hecho de ser unaconstrucción social no supone que no pueda ser objeto de ciencia (Searle, 1995).

Un buen ejemplo de construcción social alrededor de la cual se ha organizado una ciencia es el dine-ro. El dinero es local en el espacio y en el tiempo. Las primeras monedas se emitieron en Oriente Próximoalrededor de 700 años a. C. y no se generalizó su circulación en Occidente hasta el período Helenístico. Du-rante siglos, el valor del dinero estuvo vinculado al material de acuñación. El valor de una moneda depen-día menos de su valor nominal que del peso del metal del que estaba hecha. La inflación apareció cuandolos monarcas devaluaron las monedas al mezclar otros materiales con los metales nobles o cuando personascorrientes comenzaron a quitar trozos de los bordes de las monedas, que luego hacían pasar por monedascompletas. El primer trabajo de Isaac Newton como profesor en la casa de la moneda británica consistía enacuñar nuevas monedas con bordes trenzados de tal forma que se pudiera saber inmediatamente si habíansido cortados (White, 1997). El papel moneda basó durante mucho tiempo su valor en la promesa de los go-biernos de que podría ser reintegrado bajo demanda su valor en oro o plata, aunque éste ya no es el caso.Más importante aún es que los recursos monetarios de un país no se limitan al valor nominal total de los bi-lletes y monedas en circulación en un momento dado. Los bancos crean dinero mediante los préstamos. Re-ciben por ejemplo 10.000 dólares en forma de depósito y luego los prestan. El depositante puede firmar che-ques por valor de sus 10.000 dólares al mismo tiempo que el prestatario gasta sus 10.000 dólares. Ahora hay20.000 dólares cuando inicialmente sólo había 10.000 dólares, aun cuando no se hayan acuñado monedasni emitido billetes. El dinero es un objeto intencional (Searle, 1995). Existe porque, y siempre y cuando, laspersonan crean que existe, junto con sus derivados intencionales como los tipos de interés y los rendimien-tos de los bonos. Sin embargo, que yo sepa, nadie ha desafiado el derecho de la economía a ser una ciencia(lúgubre) sobre la base de que su objeto es una construcción social y no una clase natural.

El dinero no necesita ser corpóreo para existir o para tener efectos causales reales sobre el comporta-miento humano. Por supuesto, la mente es el objeto intencional primero (Searle, 1997) y puede tener efec-tos causales reales sobre el comportamiento humano, incluso si no se puede reducir, ni siquiera vincular aninguna realidad física. La mente, como el dinero, puede ser objeto real de una ciencia real.

Después de haber revisado la naturaleza de la ciencia y de la historia, y las diversas formas en que lapsicología podría ser una ciencia, iniciaremos ahora un recorrido de 2.500 años por el fascinante zoológicode la psicología con el menor número posible de ideas preconcebidas.

BIBLIOGRAFÍA

La bibliografía sobre la filosofía de la ciencia es extensa. Entre los estudios más recientes se incluyen: Mario Bunge, Phi-losophy of science (New Brunswick, NJ: Transaction, 1998); A. Bird, Philosophy of science (Montreal: McGraw-Hill-Queens' University Press, 1998); y David Oldroyd, The arch of knowledge (Nueva York: Methuen, 1986). John Losee abor-da el tema desde una perspective diferente en, A historical introduction to the philosophy of science (Oxford: OxfordUniversity Press, 3.a ed., 1993). La extensa introducción de Frederick Suppe a su obra Structure of scientific theories (1977)es un estudio más antiguo y técnico, pero también uno de los más citados hasta la fecha como estudio definitivo. La obraScience and philosophy: The process of science (Dordrecht, The Netherlands: Martinus Nijhoff, 1987), de Nancy J. Ner-sessian, contiene una selección de trabajos realizados por prestigiosos filósofos científicos y dirigidos a un público no es-pecializado. Un tema importante dentro del contexto posmodernista actual es la objetividad de la ciencia. Charles Norrisla defiende en Against relativism: Philosophy of science, deconstruction, and critical theory (Oxford: Blackwell), y G.Couvalis en Philosophy of science: Science and objectivity (Thousalid Oaks, CA: Sage). En The end of science (Reading,MA: Addison-Wesley, 1996), John Horgan afirma que la ciencia está entrando en un período posmodernista, abandonandono la objetividad, pero sí la búsqueda de respuestas a las «grandes preguntas» de siempre —para las que ya se ha encon-trado la respuesta—, y que lo que queda por resolver son numerosos pequeños problemas.

Muchos de los temas y enfoques mencionados en este manual se tratan también en la obra de Nersessian. Las obrasScientific explanation and the causal structure of the world (Minneapolis: University of Minnesota Press, 1989) y Cau-sality and explanation (Oxford University Press, 1998) de Wesley Salmon ofrecen un tratamiento excepcional y exhaustivo

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Criterio de demarcaciónEpistemología Explicación, basada en leyes generales (Covering law) Explicación, enfoque causalExplicación, Regla de Oro de laFilosofía de la cienciaNueva historia

ParadigmaPositivismoPositivismo lógicoRazones y causasReducciónSustituciónZeitgeist

del problema de la explicación científica desde la perspectiva de un realista. En la primera obra, Kitcher, amigo del au-tor, aporta un extenso resumen de la perspectiva antirrealista. Es interesante el tratamiento que hace de la polémica rea-lismo-antirrealismo Arthur Fine en «Unnatural attitudes: Realist and instrumentalist attachments to science», incluidoen Mind (1986, 95: 149-79). Fine defiende que ambos puntos de vista fallan de forma paralela: «inflacionismo metafí-sico» e «inflacionismo epistemológico» respectivamente. Para documentarse sobre el realismo en la física se puede con-sultar: Nick Herbert (1985); Quantum reality (Nueva York: Doubleday, 1985); o John Gribben, Schrodinger’s kittensand the search for reality (Boston: Little, Brown, 1995); en todos los casos, maravillosas introducciones a la física cuán-tica moderna y a sus grandes misterios. La obra de David Linley Where does the weirdness go? (Nueva York: HarperCollins, 1996) también es una buena introducción a la física cuántica, en este caso centrada en por qué las indetermi-naciones de la física cuántica no se manifiestan en niveles superiores de explicación.

La visión estandarizada de las distintas teorías se explica y comenta de forma exhaustiva en la ya mencionada in-troducción de Suppe. Scientific theories (Minneapolis: University of Minnesota Press, 1990), de C. W. Savage, contie-ne una recopilación de ensayos (precedidos por un resumen de Savage de todos ellos) sobre enfoques modernos a la teo-ría científica, especialmente consideraciones bayesianas y un reciente trabajo de Kuhn que aún resulta insuficiente. Laobra de W. H. Newton-Smith The rationality of science (Londres: Routledge & Kegan Paul, 1981) ofrece una panorá-mica general y en defensa de la perspectiva racionalista de la ciencia. Ronald N. Giere, en «Philosophy of science na-turalized», Philosophy of Science (1885, 52: 331-56), defiende el punto de vista contrario. El más reciente marco de pen-samiento evolucionista para el conocimiento de la historia de la ciencia corresponde a David Hull, con su obra Scienceas a process: The evolutionary account of the social and conceptual development of science (Chicago: University of Chi-cago Press, 1988). Y la manifestación más reciente del punto de vista de Laudan se encuentra en Beyond positivism andrelativism: Theory, method, and evidence (Boulder, Co: Westview Press, 1996).

Para consultas referentes a estudios empíricos de la ciencia, incluida la psicología científica, se puede recurrir a:R. Tweney, C. Mynatt y D. Doherty, On scientific thinking (Nueva York: Columbia University Press, 1981). En la obrade Gholson et al. podemos encontrar argumentos, y casos prácticos, a favor de la psicología científica (1989). En cuan-to a ensayos que apliquen la filosofía de la ciencia a la psicología, cabe señalar los siguientes: Barry Gholson y PeterBarker, «Kuhn, Lakatos and Laudan: Applications in the history of physics and psychology», American Psychologist(1985, 40: 744-69); Peter Manicas y Paul Secord, «Implications for psychology of the new philosophy of science», Ame-rican Psychologist (1983, 38: 399-414); y Joseph Margolis, Peter Manicas, Rom Harre y Paul Secord, Psychology: De-signing the discipline (Oxford, Inglaterra: Basil Blackwell, 1986). J. Abrou se pregunta si la psicología debería ser unaciencia en Should psychology be a science? (Westport, CT: Praeger, 1998), donde analiza las distintas respuestas y lospuntos a favor y en contra de cada una de ellas.

Se han realizado estudios sobre la filosofía de la psicología que son de gran utilidad: Neil Bolton, ed., Philosophi-cal problems in psychology (Nueva York: Methuen, 1979); Mario Bunge y Ruben Ardila, Philosophy of psychology (Nue-va York: Springer, 1987); y William O’Donohue y Philip Kitchener, eds., Philosophy of psychology (Londres: Sage). Paraaspectos más concretos, se pueden consultar: Paul Churchland, Matter and consciousness (Cambridge, MA: MIT Press,1988), que se centra en el materialismo y en el reduccionismo; Fred Dretske, Explaining behavior: Reasons in a worldof causes (Cambridge, MA: MIT Press, 1988), que se centra en las razones y las causas. Entre los estudios generales dela filosofía de la mente, se encuentran: Peter Smith y O. R. Jones, The philosophy of mind (Cambridge, Inglaterra: Cam-bridge University Press, 1986); Jenny Teichman, Philosophy and the mind (Oxford, Inglaterra: Basil Blackwell, 1988);George Graham, Philosophy of mind: An introduction (Oxford: Blackwell, 1995); y Colin McGinn, Mind and bodies: Phi-losophers and their ideas (Nueva York: Oxford University Press, 1998). La condición científica de la psicología popularse analiza en la obra de Garth Fletcher The scientific credibility of folk psychology (Hillsdale, NJ: LEA, 1995).

GLOSARIO

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