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Paraná, 10 de junio de 2010 Sra Decana de la Facultad de Ciencias de la Educación Prof. Marcela Reynoso Sra Secretaría Académica de la Facultad de Ciencias de la Educación Prof. Milagros Rafaghelli Sres Consejeros Directivos de la Facultad de Ciencias de la Educación La presente propuesta académica- que adjunto para vuestra consideración- se propone como un espacio de Seminario Compartido entre las carreras de Educación y Comunicación, entre alumnxs y profesores. Quisiera detenerme en esta a escritura no sólo explicitar los propósitos de la apertura de este espacio de pensamiento, sino a expresar los motivos y el motor de nuestro entusiasmo. Como ustedes podrán advertir la presentación y desarrollo de la propuesta se plantea, bajo el título de Saberes, narrativas y transmisión cultural. Diálogos entre política y temporalidad. La idea es que este espacio sobreviva a esta primera versión y, enriquecido con otras voces, albergue nuevos recorridos que problematicen los procesos de transmisión cultural desde diversas lecturas, abordajes disciplinares, experiencias culturales y políticas; nutriendo la formación de grado. Las que animaron esta convocatoria fueron, en primer lugar, las inquietudes de un núcleo de alumnxs de la carrera de Educación con lxs que desde hace unos años comparto su tránsito de formación de grado en nuestra facultad. Inquietudes que hermanan lecturas, autores, pasiones, tanto como las perplejidades y la voluntad de educar. Y finalmente, lo confieso, la compañía intelectual de quiénes en esta versión participan con su escritura, ha sido y es el cuerpo de esta convocatoria. Sin más y a la espera de vuestro apoyo y participación los saluda atentamente. Alicia Naput

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  • Paraná, 10 de junio de 2010 Sra Decana de la Facultad de Ciencias de la Educación Prof. Marcela Reynoso Sra Secretaría Académica de la Facultad de Ciencias de la Educación Prof. Milagros Rafaghelli Sres Consejeros Directivos de la Facultad de Ciencias de la Educación

    La presente propuesta académica- que adjunto para vuestra consideración- se propone como un espacio de Seminario Compartido entre las carreras de Educación y Comunicación, entre alumnxs y profesores.

    Quisiera detenerme en esta a escritura no sólo explicitar los propósitos de la apertura de este espacio de pensamiento, sino a expresar los motivos y el motor de nuestro entusiasmo.

    Como ustedes podrán advertir la presentación y desarrollo de la propuesta se plantea, bajo el título de Saberes, narrativas y transmisión cultural. Diálogos entre política y temporalidad. La idea es que este espacio sobreviva a esta primera versión y, enriquecido con otras voces, albergue nuevos recorridos que problematicen los procesos de transmisión cultural desde diversas lecturas, abordajes disciplinares, experiencias culturales y políticas; nutriendo la formación de grado.

    Las que animaron esta convocatoria fueron, en primer lugar, las inquietudes de un núcleo de alumnxs de la carrera de Educación con lxs que desde hace unos años comparto su tránsito de formación de grado en nuestra facultad. Inquietudes que hermanan lecturas, autores, pasiones, tanto como las perplejidades y la voluntad de educar.

    Y finalmente, lo confieso, la compañía intelectual de quiénes en esta versión participan con su escritura, ha sido y es el cuerpo de esta convocatoria.

    Sin más y a la espera de vuestro apoyo y participación los saluda atentamente.

    Alicia Naput

  • Saberes, narrativas y transmisión cultural. Diálogos entre política y

    temporalidad

    Coordinación: Alicia Naput Colaboran: Noelia Gipler Trinidad Podestá

    Este seminario parte de la preocupación por la transmisión cultural y las políticas

    de transmisión como aquellas prácticas que traman cultura/temporalidad, en las que timbres (voces) singulares puedan (hablar) escucharse…

    Parafraseando a Butler1 y jugando con algunas sustituciones diré: “Afirmar nuestro deseo de considerar la política de transmisión cultural de este tiempo (e incluso problematizar la posibilidad y la pertinencia de la enunciación en plural) suscita un problema inmediato, pues parece que no se puede hacer referencia a “este tiempo” sin saber a qué tiempo nos estamos refiriendo, dónde se afirma este tiempo y para quién podría surgir cierto consenso sobre la cuestión de lo que es este tiempo”. La manera como se enmarcan los debates sobre la política de transmisión esta impregnada del problema del tiempo en general, del progreso en particular, así como de ciertas nociones de lo que significa desplegar un futuro de libertad en el tiempo (…) tanto como de una consideración crítica del tiempo del ahora…

    La breve reflexión precedente sitúa las inquietudes a partir de las cuales este seminario se despliega. Preguntas que condensan múltiples interrogantes y admiten diversos abordajes (que desde ya pueden ser no sólo complementarios sino contradictorios): ¿Cómo se trama el vínculo entre saber y acción en la instancia en la que no es posible sustraerse de lo que “hace efecto en otros”?

    Bajo esa preocupación: ¿Cuáles serían los modos más consistentes y productivos de pensar la cultura y

    nuestra experiencia en ella? El vínculo cultura-experiencia o experiencia-cultura ¿De qué naturaleza es el aporte del pensamiento teórico a una praxis social y

    política?¿En qué sentidos se interpelan, se vinculan, se exceden? En el amplio escenario delineado a grandes rasgos por esas preguntas, nos

    proponemos constituir un espacio de diálogo y formación a partir de diversos recorridos de investigación y pensamiento.

    Creemos que los trabajos de tesis de Facundo Ternavasio; Alexis Chausovsky, Leandro Drivet y Sebastián Roman, suponen un aporte, desde preguntas y tránsitos personales, a un pensamiento de nuestro tiempo y de la formación en los campos de la Educación y la Comunicación.

    Este propósito se encuentra estrechamente ligado a un segundo objetivo, que es aportar a unos diálogos y cruces reflexivos en la formación de educadores y comunicadores y a la apertura de posibles recorridos futuros.

    Finalmente la apuesta al porvenir, esa que habilita una esperanza activa, está en volver la mirada hacia las escrituras jóvenes con la idea de renovar, compartir y emprender lecturas, y en la convicción de que esas escrituras (y los ecos de los diálogos) podrán ayudarnos a “dibujar el propio ojo” que, como bien decía Jameson, es una opción mejor que encontrar extinta la última luz en la caverna. 1 Butler, J: Política sexual, tortura y tiempo secular, en Marcos de guerra. Las vidas lloradas, Paidos, bs As, 2010.

  • Cada participante tendrá dos encuentros, de cuatro horas cada uno, para compartir

    algunas de sus preguntas, en relación con su objeto de investigación, y focalizar algunas lecturas. Se presentarán unos modos de leer autores y seguir las pistas de sus lecturas, es decir, conversaremos acerca de recorridos de lectura y escritura.

    A continuación se exponen el líneas generales, y con los estilos de escriturales de cada uno, las propuestas mencionadas.

    León Rozitchner: hacia una historia crítica de la moral Leandro Drivet

    “Nosotros los que conocemos somos desconocidos para

    nosotros, nosotros mismos somos desconocidos para nosotros mismos: esto tiene un buen fundamento. No nos hemos buscado

    nunca, ¿cómo iba a suceder que un día nos encontrásemos?” Nietzsche

    Este segmento del seminario compartido intenta dar cuenta de las principales

    relaciones entre los fundamentos de la subjetividad occidental y cristiana, y la crisis ecológica y política producida y gestionada por el capital financiero. Una valoración adecuada de nuestro objeto teórico no corre el riesgo de sobrestimarlo y, por el contrario, hace depender de ella nuestra autocomprensión como comunicadores sociales tanto como nuestra realización (y mera conservación) en tanto seres humanos.

    Un análisis de la transmisión cultural orientado a responder sobre las condiciones históricas de posibilidad del contexto referido, exige trabajar diferentes temporalidades: a la historia más o menos “lineal” que permite explicar el desarrollo de las sucesivas formaciones económicas, deberemos añadir la ruptura que el concepto de inconciente freudiano supone para la composición de una narrativa sobre las formaciones simbólicas precapitalistas. Consideramos, siguiendo a Rozitchner (2001), que si queremos entender y transformar la economía y la política en el capitalismo tardío, es necesario agregarles un análisis acerca de la producción histórica de sujetos vencidos. A la luz de una peculiar apropiación marxista del legado de Sigmund Freud, Rozitchner invita a explorar la historia de la cultura colocando la mirada en la temporalidad lenta de la moral, signada por la religión judeo-cristiana. Situado, a grandes rasgos, en el cruce de las obras de Marx y Freud, Rozitchner se plantea nada menos que la tentativa de dar cuenta de algunas de las piezas más importantes del inventario psíquico de nuestra cultura que han sido y son necesarias para disolver las energías emancipatorias (utópicas) al tiempo que soportan desde lo más íntimo de cada subjetividad la maquinaria trituradora del capital. La propuesta consiste en rastrear las condiciones de posibilidad de la colonización mercantil de todas las relaciones sociales, para pensar especialmente sobre nuestra herencia cultural. En efecto, la matriz de individuación “democrática” propia de un sistema que niega la fuerza viva y encubre el poder colectivo del que se alimenta, se apoya sobre el telón de fondo del terror grabado a

  • sangre y fuego que opera como memorandum en cada uno de nosotros. ¿Cuál es el fundamento subjetivo inconsciente, cuáles las coordenadas básicas sobre las que se apoya la dominación en Occidente (Rozitchner 2001)? ¿Cuál es la matriz simbólica que soporta la subjetividad dócil del capitalismo tardío? En nuestros encuentros intentaremos poner en cuestión los modos en que la dominación es introyectada, sus principales medios, sus formas ideológicas, etc.

    A partir de esta perspectiva que de modo provisorio llamaremos genealógica crítica, se trata de realizar un pequeño aporte al reconocimiento de las condiciones subjetivas de posibilidad del capital que no abandone jamás el carácter situado de la reflexión: pensamiento, en suma, orientado a cuestionar nuestra herencia, y por ello a reconstruir, permanentemente, nuestra identidad.

    Bibliografía Rozitchner, L. Las Malvinas: de la guerra “sucia” a la guerra “limpia” . CEAL,

    Buenos Aires, 1985. ----------------- Freud y los límites del individualismo burgués [1972], Siglo XXI,

    México, 3º edición, 1988. ----------------- Las desventuras del sujeto político. Ensayos y errores. El cielo por

    asalto, Buenos Aires, 1996. ----------------- Perón: entre la sangre y el tiempo. Tomos I y II. Catálogos, Buenos

    Aires, 2000. ----------------- Freud y el problema del poder. Losada, Buenos Aires, 2003. ---------------- La Cosa y la Cruz. Cristianismo y Capitalismo (En torno a las

    confesiones de San Agustín), Losada, Buenos Aires, 2001. ----------------- El terror y la gracia. Norma, Buenos Aires, 2003.

  • Estética y política en la obra de Walter Benjamín. Buscando pistas de su articulación a partir de la lectura de las Tesis sobre Filosofía de la Historia

    Alexis Chasovsky

    “Las ideas de Benjamin resplandecen en un color que apenas aparece en el

    espectro de los conceptos y que pertenece a un orden contra el que por lo común la

    consciencia se bloquea de inmediato para no hastiarse del mundo habitual y de sus

    objetivos. Lo que Benjamin dijo y escribió sonaba como si procediera del secreto. Pero

    recibía su poder de la evidencia (…) Jamás practicó el pensamiento privilegiado”

    “Retrocederá ante Benjamin quien no sea capaz de hacerse responsable de ideas

    en las que ventea por sí mismo un peligro mortal para la consciencia cotidiana. La

    lectura de Benjamin sólo podrá ser fructífera y feliz para quien mire ese peligro a los

    ojos sin enroscarse de inmediato en no querer tener nada que ver con semejante

    desnaturalización de la existencia. En Benjamin lo salvador sólo aflora realmente allá

    donde está el peligro”

    Theodor W. Adorno, Sobre Walter Benjamín.

    • El 26 de septiembre de 1940, el filósofo alemán Walter Benjamin, en plena

    emigración hacia América, se quitó la vida en Port – Bou, un pequeño poblado de la frontera franco - española. La Gestapo había confiscado su apartamento en París, donde quedaron sus libros y la mayoría de sus manuscritos. La llegada de la medianoche del siglo a Europa cayó sobre su figura de modo contundente. Se puede hablar de la torpeza del destino (como dijera Beatriz Sarlo), de la primera pérdida significativa de la literatura alemana –en palabras de su amigo Bertolt Brecht- o de otra víctima más de las garras de los esbirros nacionalsocialistas. Lo cierto es que las huestes de las sombras se llevaron consigo a una figura cuanto menos enigmática.

    Múltiples estudios han sido llevados a cabo, desde mediados del siglo XX hasta la fecha, acerca de la obra de Walter Benjamin. Se podría mencionar una amplia gama de escritos al respecto, que comprendería desde las revisiones críticas de los máximos representantes del Instituto de Estudios Sociales de Frankfurt hasta planteos que lo han asociado con el fin de las grandes narrativas y el posmodernismo.

    Ingresar a la obra de Benjamin supone no sólo penetrar las barreras que puedan plantearse ante su hermética producción. Supone asimismo trasvasar los límites de la lógica y sus principios de no contradicción. Los escritos de Benjamin han sido abordados, por ejemplo, desde perspectivas enfocadas en la crítica literaria, el estudio sobre el estatuto de la obra arte, la reflexión sobre la técnica, la filología, el misticismo, la concepción de los cuerpos en la modernidad, el urbanismo, la fotografía, el cine, la historia, el lenguaje, la noción moderna de sujeto, la deconstrucción literaria y la escritura. Como se podrá advertir, el repertorio es tan extenso como ecléctico. No sólo se trata de variaciones temáticas en cada caso. Las posiciones epistemológicas, estéticas y políticas subyacentes a cada trabajo en el interior de cada tópico presentan

  • fluctuaciones que de ningún modo carecen de relevancia, y que en ciertas ocasiones, se plantean en franca contraposición.

    Sin embargo, no se podría asegurar taxativamente que sus palabras se hayan encarrilado únicamente por alguna de esas vías. Por lo tanto, permanece el enigma acerca de quién, o más simplemente, qué fue Walter Benjamin. “Pareciera así que la fama ha de ser el botín de los inclasificables, o sea de aquellos cuyo trabajo no encaja en el orden existente, no introduce un nuevo género que por sí mismo se encamine a una clasificación futura” (Arendt, 2000: 10).

    La dimensión filosófica de la producción benjaminiana se conformó a partir de un entramado de tesis proveniente de dos vertientes: una materialista, la otra mesiánica. Ninguna de ellas llega a prevalecer completamente. Benjamin mantuvo siempre la tensión entre una perspectiva marxista y una dimensión cercana al misticismo judío; ambas deben capturar en el pasado la huella de la explotación (o de la barabarie) para redimirla. La ambivalencia propia de dicha articulación no ha sido evadida por el autor. En junio de 1934, Benjamin le escribía a Gretel Karplus que “para ti, justamente, no es ningún misterio que mi vida, igual que mi pensamiento, se mueve entre posiciones extremas. Y la amplitud que ella afirma de esta manera, la libertad de mover paralelamente cosas y pensamientos que se consideran incompatibles, sólo adquiere un rostro por el peligro. Un peligro que por lo general también a mis amigos sólo se les hace evidente bajo la forma de esas relacione ‘peligrosas’” (Wizisla, 2007: 29). Parte de lo original de su pensamiento se basa precisamente en el establecimiento del vínculo entre posiciones antagónicas.

    Debemos tener en cuenta que “la existencia intelectual de Benjamin tuvo tanto de surrealista que no se la puede confrontar con unas exigencias de consistencia que resultan injustas. Benjamin asoció motivos dispares que en realidad no logró unificar; y si los hubiera unificado, hubiera sido en tantas unidades como momentos pueda haber en que la mirada interesada de los intérpretes posteriores horade la costra hasta dar con la roca viva. Benjamin es uno de esos autores inabarcables cuya obra está destinada a producir efectos contradictorios; con esta clase de autores sólo nos topamos en la relampagueante actualidad de un pensamiento que ocupa la escena por unos segundos históricos” (Habermas, 2000: 199).

    • Ciertamente, se han mencionado las vías del misticismo y el materialismo.

    Sin embargo, la tesitura benjaminiana no hallaría en esa intersección una égida que potencialmente lo pudiese volver susceptible de ser colocado en un lugar clasificable (de judío de izquierda). Su producción se ha encontrado signada por caminos cuyos rumbos han atravesado desde el romanticismo y el barroco alemán hasta la literatura francesa, desde el Surrealismo y la arquitectura hasta la historia cultural del juguete. Así, ofrece un desafío a la racionalidad que tiende a evadir las contradicciones, las tensiones que la ponen en juego.

    De todos modos, más allá de la multiplicidad de direcciones surgidas de los intereses de Benjamin, su obra se ha destacado por el “peso específico de su concreción” (Cfr. Adorno), su “mirada micrológica”, su pensamiento fisiognómico, su atención particular en los detalles. Por momentos, tales cualidades han llevado a que se lo considerase un autor fragmentario. Mas sus estudios, inclusive en el laberíntico Proyecto del Libro de los Pasajes de París, no han dejado de poseer un cariz ciertamente sistemático.

    Benjamin produjo conocimiento a partir de un saber sentido, vinculado con una fisiognómica materialista (léase Tiedemann en Benjamin, 2005a) en el que el más minúsculo rasgo de los materiales concretos del derredor encerraba un mundo.

  • Benjamin hallaba, como buscador de perlas, como coleccionista, como flâneur, posibilidades cognoscitivas en los detalles. Según Adorno –y como fuera citado inicialmente-, “las ideas de Benjamin resplandecen en un color que apenas aparece en el espectro de los conceptos y que pertenece a un orden contra el que por lo común la consciencia se bloquea de inmediato para no hastiarse del mundo habitual y de sus objetivos. Lo que Benjamin dijo y escribió sonaba como si procediera del secreto. Pero recibía su poder de la evidencia (…) Jamás practicó el pensamiento privilegiado”. Corresponde agregar que la búsqueda del saber sentido conjugaba directamente melancolía, desencanto y esperanza. No obstante, “el pensamiento de Benjamin no se dejó cortar el paso ni hacia la felicidad sensorial, prohibida bajo sanción por la tradicional moral del trabajo, ni hacia su contrapolo espiritual, la relación con el absoluto” (Adorno, 1995: 36 – 37).

    • La tensión concentrada en el espacio abierto entre materialismo y

    mesianismo, así como su afición por los pequeños materiales del derredor, hallan un sitio de particular eclosión en las Tesis sobre Filosofía de la Historia, que Benjamin redactara hacia 1940. El documento, recogido por Hannah Arendt en la frontera francoespoañola, se erige como una amalgama de figuras que resuelve un intento de conjunción dialéctica, o bien como un manifiesto de la insoluble disparidad que atravesaban sus palabras. Justamente, la presente propuesta se basa en los interrogantes que pueden generarse a partir de la lectura de las Tesis.

    Es probable que las Tesis, se encuentren entre los escritos más leídos y mencionados acerca de la obra de Benjamin. Sin embargo, abrir el abanico que ellas ofrecen, esto es, observar en ellas las huellas provenientes del resto de la producción del autor alemán, no ha sido un procedimiento tan frecuentado. Algunas de sus frases han sido citadas y parafraseadas en un sinfín de elaboraciones teóricas. Decir que “no hay documento de la cultura que no lo sea a la vez de la barbarie”, que “la tradición de los oprimidos nos enseña que el Estado de Excepción se ha convertido en regla” o que el positivismo decimonónico ha desatado “un huracán llamado progreso” han llevado a Benjamín directamente a todo tipo de escrituras.

    Los ejes de la lectura de las Tesis propuestos para el desarrollo del Seminario serán, principalmente, los campos de la política y la estética, pretendiendo destacar los aportes que se pueden realizar a partir de los posicionamientos asumidos por el autor alemán. Para ello, se torna particularmente relevante el hecho de recordar cómo se despliega la articulación entre judaísmo y marxismo -y surrealismo- mencionada en los párrafos precedentes.

    La presente propuesta se inspira principalmente en el trabajo de Michael Löwy denominado Walter Benjamin: aviso de incendio (2005) y, de modo secundario, en el de Pablo Oyarzún Robles, quien introduce el libro denominado La dialéctica en suspenso (1996). A partir de ambas perspectivas, la pretensión de este enfoque en las Tesis será entrar desde ellas a la obra, a los diversos escritos del autor alemán, en pos de abrir interrogantes, de poner en juego las perplejidades, de advertir imágenes de una época que ha dejado vestigios en el devenir del siglo XX.

    El terreno que habitan las Tesis abarca ciertos rincones clave en las dimensiones epistemológica, estética y política desplegados por el autor alemán. Por eso, una mirada abierta al posicionamiento entre disciplinas, probablemente, lleve a reconocer tanto las constitutivas tensiones de la construcción del conocimiento como las posibilidades de acción que desde allí se plantean.

  • Bibliografía - W. Benjamin (1974). “La vida de los estudiantes” y “Experiencia”, en

    Reflexiones sobre niños, juguetes, libros infantiles, jóvenes y educación, Ediciones Nueva Visión, Buenos Aires.

    - W. Benjamin (1989), Discursos Interrumpidos, Taurus, Madrid. - W. Benjamin (1996), La dialéctica en suspenso, Arcis, Chile. - W. Benjamin (1998a), “Hacia una imagen de Proust”, “A. Gide”, “Dos cartas

    sobre Kafka” y “El Surrealismo. La última instantánea de la inteligencia europea”, en Imaginación y sociedad. Iluminaciones I, Taurus, Madrid.

    - W. Benjamin (1998b). Para una crítica de la violencia y otros ensayos. Iluminaciones IV. Ed. Taurus. Madrid.

    - W. Benjamin (1998c), Tentativas sobre Brecht. Iluminaciones III, Taurus, Madrid.

    - W. Benjamin (1998d), “Cuatro cartas sobre judaísmo”, en: Revista Confines. Año I, número I, Buenos Aires.

    - W. Benjamin (1999), Poesía y Capitalismo. Iluminaciones II, Taurus, Madrid. - W. Benjamin (2005a), “Carpeta N: Teoría del Conocimiento”, en El libro de los

    Pasajes, Akal, Madrid. - W. Benjamin (2007b), “Metafísica de la juventud” y “Kart Kraus”, en Obras

    completas. Vol. II. Tomo I. Escritos de juventud; Escritos metafísicos y de filosofía de la historia; Ensayos de crítica literaria, Abada Editores, Madrid.

    - M. Löwy (2005), Walter Benjamin: Aviso de incendio, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires.

  • Viaje, na(rra)ción y género como categorías en disputa: diseminaciones post-estructuralistas para la deconstrucción de la “identidad” en las culturas contemporáneas

    Sebastián Román

    Presentación: La propuesta sugiere la invitación a una reflexión compartida que gira en torno a

    un corpus resueltamente heterogéneo que, sobre el suelo común del horizonte post-

    estructuralista, pone en diálogo a los estudios poscoloniales y al llamado post-

    feminismo, en tanto discursos capaces de poner en cuestión, subvertir, desmantelar y

    deconstruir ciertos discursos “tradicionales” que piensan la “identidad” en términos

    inmanentistas y esencialistas.

    Se trata de lograr una tensión conceptual en la polifonía configurada por las voces

    y la letra de autores como James Clifford, Homi Bhabha y Judith Butler que nos ubique

    en un campo de posibilidad de visualización tanto de sus límites como de las zonas de

    apertura que pueden sobrevenir, en tanto rebasamiento teórico-político que permita

    aportar para la producción otras discursividades y visibilidades que habiliten un

    pensamiento que dé lugar a condiciones de posibilidad para vínculos sociales menos

    excluyentes.

    Concebidos como un conjunto de prácticas discursivas de resistencia a las formas

    contemporáneas de sujeción, como modo de crítica cultural, siempre en relación con los

    discursos poscoloniales sobre la historia, sobre el capitalismo, sobre la cultura, sobre el

    racismo o como crítica a la premisa de la normatividad heterosexual, este corpus

    teórico, entendemos, ofrece contundentes potencialidades para la apertura de renovados

    horizontes de sentido para pensar las llamadas “identidades” contemporáneas y los

    modos actuales de construcción de la(s) subjetividad(es).

  • Ejes propuestos:

    I. Travelling Cultures: James Clifford, la condición poscolonial de

    la cultura y las “identidades”.

    II. Narrar la nación: Homi Bhabha, la “traducción” cultural y la

    “invención de las tradiciones” que alojan a las “identidades” (modernas).

    III. Desplome del sistema sexo-género: la ruptura radical de Judith

    Butler, desde la subversión de la “identidad” hasta los límites materiales y

    discursivos del “sexo”.

    Bibliografía:

    Bhabha, Homi (2007) El lugar de las culturas, Buenos Aires: Manantial.

    Butler, Judith (2001) El género en disputa. El feminismo y la subversión de la

    identidad, México: Paidós.

    (2002) Cuerpos que importan. Sobre los límites materiales y

    discursivos del “sexo”, Buenos Aires: Paidós.

    (2006) Deshacer el género, Barcelona: Paidós.

    Clifford, James (1997) Routes: Travel and Translation in the Late Twentieth

    Century, Cambridge (Mass): Harvard University Press.

    Mellino, Miguel (2008) La crítica poscolonial. Descolonización, capitalismo y

    cosmopolistismo en los estudios poscoloniales, Buenos Aires, Paidós.

  • Trasgresión, disidencia, discontinuidad, mutación: Foucault y la política de los saberes menores

    Facundo Ternavasio

    Los lugares de producción, de ruptura, de discontinuidad, de corte, de resistencia, de creación, están en mutación, no dejan de multiplicarse. Irrumpen aquí y allá. “Saberes de la anomalía”, diría Foucault, con todas las técnicas y estrategias políticas a las que podamos ligarlos. Estas irrupciones desarreglan los debates acerca de las formas reconocidas, ejemplares, paradigmáticas de la “oposición”, los “enfrentamientos” y las “luchas”, perturbando los caracteres dominantes de la discusión y la acción política. Somos –a veces– testigos, –a veces– actores, de una multiplicidad de fugas que el vocabulario consagrado de la política y del saber no pueden prever, y muchas veces incluso se niegan a reconocer.

    Los lugares de producción de saber están en mutación, nos convoca el derrumbe de los saberes dominantes, nos disponemos a poner en entredicho los privilegios de la teoría; estamos llamados a convertirnos en especialistas de nuestras fugas, peritos de nuestra singularidad política, autoridades de la propia alteridad, soberanos de nuestra “legítima extrañeza”2, como diría Beatriz Preciado: los anormales podemos también devenir expertos.

    “En el estado actual de micro_guerra_total por la dominación de la producción de códigos, dar una verdadera cartografía de los saberes establecidos, un plan completo de los vectores de crítica de los saberes y lenguajes dominantes, tornaría en renunciar al juego. Se trata, más bien, de identificar ciertos desplazamientos de los saberes dominantes hacia una multiplicidad de saberes locales o minoritarios.”

    Beatriz Preciado, Saberes_vampiros@War, 2009.3

    El acceso de lxs peligrosos, de lxs sospechosxs, lxs trans, lxs queers, lxs subordinadxs, lxs bastardxs, lxs sin hogar, lxs precarizadxs, lxs pobres, lxs sojusgadxs, lxs apestodxs… –“la gran familia, indefinida y confusa de los anormales”4– a las tecnologías y espacios de producción de saber, genera tanto una “ruptura epistemológica” como una transmutación del sujeto de la enunciación y de la acción política. En 1976, Michel Foucault localiza esta ruptura, y observa que ha sido y sigue siendo tanto condición de existencia como objetivo político de su trabajo5.

    2 Basta recordar la cita de René Char, en el Prefaci o de 1960 a Locura y sinrazón. Historia de la locura en la época clásica : “Compañeros patéticos que apenas murmuráis, marchad con la lámpara apagada y devolved las joyas. Un misterio nuevo canta en vuestros huesos. Desarrolla d vuestra extraña legitimidad.” Michel Foucault (1961), “Prefacio”, Entre filosofía y literatura , Paidós, Buenos Aires, 1999, p. 130. 3 Beatriz Preciado (2009), Saberes_vampiros@War, http://radiocqueer.blogspot.com/2009/02/saberesvamp iroswar-por-beatriz-preciado.html 4 Michel Foucault (1975), “Resumen del curso”, Los anormales. Curso en el Collège de France (1974-1975) , Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2000, p. 297. 5 De hecho, según dice, es esto lo que ha definido y se ha vuelto condición histórica de su programa de genealogía: “En el domi nio especializado de la erudición, lo mismo que en el saber descalificado d e la gente, yacía la

  • Se trata de la “insurrección de los saberes sometidos” –dice Foucault en la apertura del curso Defender la sociedad de 1976-1977. Todos aquellos que habían sido objetos de la pericia de un saber dominante particular van a reclamar, para sí mismos y por sí mismos, un lugar de enunciación propia, los que estaban descalificados como saberes no-conceptuales, insuficientemente elaborados, artificiosos o ingenuos, sin jerarquía ni legitimidad científica/académica, vienen a acoplarse con su propio saber, su propia eficacia, lanzando una contra-memoria para interrogar y deshacerse de los expertos que en nombre de una dudosa hegemonía científica, académica, teórica o política intentaron tomar la palabra por ellos, sojuzgándolos. Es lo que Foucault llamará, la “eficacia de las ofensivas dispersas, locales, discontinuas”, una efervescencia insurgente de lo que llamaría “saber de la gente”, “y que no es en absoluto un saber común, un buen sentido sino, al contrario, un saber particular, un saber local, regional, un saber diferencial, incapaz de unanimidad y que sólo debe su fuerza al filo que opone a todos los que lo rodean”6. Hay aquí una reelaboración de los archivos sin gloria.

    El retorno, la reactivación, el acoplamiento, el levantamiento, la producción, la multiplicación, el testimonio de los “saberes locales” –menores, de escasa o nula gloria–, las perspectivas situadas contra la jerarquía científico/académica del conocimiento y sus efectos de poder intrínseco, implica un ejercicio táctico, una estrategia en acto, está en vías de producirse. ¿Cómo, entonces, vamos producir conocimientos capaces de rendir cuenta de nuestros posicionamientos locales, saberes adecuados a nuestra minoridad, cuando, lo que se manifiesta desde hace tiempo es “la inmensa y proliferante criticabilidad de las cosas, las instituciones, las prácticas, los discursos; una especie de desmenuzamiento general de los suelos, incluso y sobre todo de los más conocidos, sólidos y próximos a nosotros, a nuestro cuerpo, a nuestros gestos de todos los días”7?

    Las disciplinas e instituciones que transitamos son fundamentalmente clasistas, normativas, heterosexistas, trans-homo-fóbicas. Contra ellas, nos toca a nosotrxs producir conocimientos sobre nosotrxs mismos, debemos hacernos sujetos de nuestros propios saberes, tenemos algo que decir sobre los cuerpos (individuales y colectivos) que estamos formando.

    memoria de los combates, la memoria, precisamente, que haste encones se mantuvo a raya. Y así se dibujó lo que podríamos ll amar una genealogía, o mejor, así se dibujaron unas investigaciones geneal ógicas múltiples, a la vez redescubrimiento exacto de las luchas y memoria en bruto de los combates; y esas genealogías, como acoplamiento del saber erudi to y el saber de la gente, sólo fueron posibles, e inclusive sólo pudieron int entarse, con una condición: que se eliminara la tiranía de los saberes englobad otes, con su jerarquía y todos los privilegios de las vanguardias teóricas.” Michel Foucault (1976), Defender la sociedad. Curso en el Collège de France (1975-1976) , Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2000, p. 22. Y más adelante agrega: “La genealogía sería, entonces, con respecto al proyect o de un inscripción de los saberes en la jerarquía de poder propia de la cienc ia, una especie de empresa para romper el sometimiento de los saberes históric os y liberarlos, es decir, hacerlos capaces de oposición y lucha contra la coe rción de un discurso teórico unitario, formal y científico. La reactivac ión de los saberes locales –menores , diría acaso Deleuze– contra la jerarquización cie ntífica del conocimiento y sus efectos de poder intrínsecos es el proyecto de esas genealogías en desorden y hechas añicos. En dos pal abras, yo diría lo siguiente: la arqueología sería el método propio de l análisis de las discursividades locales, y la genealogía, la táctic a que, a partir de esas discursividades locales así descriptas, pone en jue go los saberes liberados del sometimiento que se desprenden de ellas.” Ibid . p. 23-24. 6 Ibid ., p. 21. 7 Ibid. , p. 20.

  • El objetivo general de la propuesta responde a esta condición histórica y se orienta a interrogar las operaciones de la crítica cuando ésta tiene como meta el “desplazamiento de los debates epistemológicos sobre la objetividad hacia una genealogía política de los saberes”8:

    “Se trata, en realidad, de poner en juego unos saberes locales, discontinuos, descalificados, no legitimados, contra la instancia teórica unitaria que pretende filtrarlos, jerarquizarlos, ordenarlos en nombre de un conocimiento verdadero, en nombre de los derechos de una ciencia que algunos poseerían. Las genealogías, en consecuencia, no son retornos positivistas a una forma de ciencia más atenta o más exacta. Las genealogías son, muy precisamente, anticiencias. No es que reivindiquen el derecho lírico a la ignorancia y el no saber, no es que se trate de la negativa de saber o de la puesta en juego, la puesta de manifiesto de los prestigios de una experiencia inmediata, todavía no captada por el saber. No se trata de eso. Se trata de la insurrección de los saberes. No tanto contra los contenidos, los métodos o los conceptos de una ciencia, sino una insurrección, en primer lugar y ante todo, contra los efectos de poder centralizdores que están ligados a la institución y el funcionamiento de un discurso científico organizado dentro de una sociedad como la nuestra. Y en el fondo importa poco que esta institucionalización del discurso científico cobre cuerpo en una universidad o, de una manera general, en un aparato pedagógico (…). La genealogía debe librar su combate, sin duda, contra los efectos de poder propios de un discurso considerado como científico.”

    Michel Foucault, Defender la sociedad. Curso del Collège de France. 1975-1976.9

    Creo que la lectura de Foucault puede formar parte de la producción de estas luchas y saberes situados en nuestras luchas, digo, las que involucran a “nuestros cuerpos y gestos de todos los días”; creo que podemos proponer y discutir modos de análisis y crear contra-información que nos sirvan para volvernos capaces de desprendernos permanentemente de nosotros mismos.

    No intentaremos, por lo tanto, describir en términos generales “la obra de un autor”, más bien aportaremos a la construcción de esa cartografía parcial, sesgada, diferencial, a medio hacer, de la que hablaba Beatriz Preciado, para localizar nuestros saberes en la multiplicación e intensificación incesante de las disidencias culturales y políticas que nos cruzan, para afinar (en un sentido musical) el trabajo que hacemos al nivel de la reflexión con la labor en común que hacemos con aquellxs que intentan “desujetarse”. En lugar de extender la calidad explicativa de una teoría, naturalizándola como capacidad de “descubrimiento”, “comprobación” o “juicio”, se trata más bien de develar las constelaciones de poder en las que se producen esos “juicios”, “comprobaciones” y “descubrimientos” de la teoría, los protocolos de orden del campo de conocimiento, el modo en que nuestras certezas epistemológicas sostienen formas de estructurar el mundo que permanecen ciegas o directamente forcluyen posibilidades de ordenamiento alternativas.

    La pregunta orientadora sería, entonces, cómo proponer operaciones de crítica, y evaluar el estatuto político de esas operaciones, en el momento en que el lugar de

    8 Beatriz Preciado (2009), op cit. 9 Michel Foucault (1976), op. cit., p. 23.

  • autonomía de la crítica y de soberanía del crítico, cae en manos de los saberes sin gloria, locales, minoritarios, parciales, insubordinados.

    Desde esta perspectiva la propuesta consiste en formular diferentes entradas a la lectura de algunas concepciones críticas de Michel Foucault. Sobre todo en lo que respecta a las producciones del autor que giran en torno a la reflexión, el análisis y la práctica del “discurso”, explorando diferentes procedimientos críticos, posiciones políticas y movimientos vinculados a esa noción central, pero en textos periféricos, que a mi entender, ofrecen nuevas posibilidades de lectura crítica y de activismo político (orientándonos en dirección a esas genealogías múltiples de los saberes que busca abrir las espirales de poder-discurso, haciendo emerger lo que estas espirales sumergen). Para ser más precisos, estos textos periféricos en Foucault conciernen al estatuto histórico/político de lo que llamamos “arte”, “literatura”, “estética”.

    Pero me refiero a los archivos del arte y la literatura de una manera muy particular, puesto que la propuesta tiene el objetivo de explorar, a través de esos archivos, aquellos procedimientos del discurso que se alzan contra sus propios dominios controlados. Así, podemos percibir y discutir un desplazamiento significativo en los análisis foucaultianos desde el discurso como “ejemplo del poder por excelencia” y como emblema de los saberes y normativas dominantes, a los “lenguajes no-discursivos” o “contra-discursos”, no meramente como reacciones o formas de exterioridad de los dispositivos de poder, sino como modos de facultarnos para llevar y crear en el lenguaje lo que esos dispositivos de poder bloquean, sojuzgan o invalidan. Más específicamente, antes de pensar el arte y la literatura como archivos de alta gloria, espacios calmos, recortados, autónomos, donde una verdad se expone o se rechaza, como si el lenguaje fuera simplemente un eco lejano (justo o injusto) de nosotros mismos, se trata de desplegar y proponer procedimientos (contra)discursivos que imponen un trastocamieto ético y hacen depender el acceso del sujeto al saber de una transformación de éste a través de lo que lee, ve, dice o escribe de sí. Todo el propósito de estos textos sobre literatura parece ser precisamente ese, establecer las posibilidades prácticas de la “escritura literaria” (lo que con Foucault llamaremos “la irrupción del ser del lenguaje en su materialidad”) a la vez como gesto de invención histórica, como desplazamiento de líneas de fuerza y como trabajo sobre el mundo y sobre la propia subjetividad.

    Creo que esta perspectiva de lectura ofrece la posibilidad de reflexionar, viabilizar y articular políticamente “el valor crítico de las diferencias en nuestras culturas” como parte de las luchas políticas de constitución de nuevas subjetividades y posibilidades nuevas de existencia. Creo que trastocar el inmenso papel funcional de los discursos de saber, y muy especialmente, el lugar que se ha otorgado a la ficción dentro de esos discursos, implica tanto cuestionar radicalmente las particiones, divisiones y estratificaciones que gobiernan la totalidad del campo social, como interrogar mediante qué acciones y regulaciones se nos coacciona a preguntar quiénes somos, y quiénes podríamos llegar a ser. Entonces, nuestro trabajo crítico al nivel de la teoría del discurso foucaultiana no va a formularse como “estabilización de metodologías y conceptos”, sino por el contrario principalmente como participación crítica y producción de saberes situados en las formas de valor y luchas políticas en el mundo contemporáneo.

    La crítica foucaultiana subrayó hasta el cansancio el modo novedoso en que Foucault replantea “el acto discursivo como un ejemplo de poder por excelencia”; destacando la función de los “discursos verdaderos” y sus formas, centrales en la producción de “dominios ontológicos” que proponen/imponen “modos de ser” y que constriñen/precisan lo que entendemos por “posible”. Quizá la insistencia infinita del

  • poder, la densidad y regularidad del lenguaje del saber, todo ese conjunto de controles, selecciones, distribuciones y restricciones que se imponen por mediación suya, sólo dejen lugar para “mínimos suspensos”, logrando imponerse incluso allí donde creemos invalidar o transgredir sus leyes, relazándolas en el acto mismo de romperlas.

    Lo que me interesa, desde esta perspectiva, para dirigir la mirada a esos “mínimos suspensos”, es considerar el tratamiento que le da Foucault a las disidencias culturales y políticas, y quiero considerarla desde, justamente, la referencia constante, al tratar esas disidencias, al propio acto de la escritura, a la practica discursiva, al hecho y a la acción misma de escribir, porque en esa autoreferencialidad del lenguaje hay una apertura por donde se producen “múltiples fugas”, porque la escritura, y más generalmente el discurso, su historia, sus avatares, aparecen vinculados a elementos físicos, corporales (choques, fronteras, enfrentamientos, cortes, hormigueos, migraciones, uniones, luchas, excitación, alzamiento, caída, vitalidad, muerte…) y no a un mero dispositivo intelectual. A partir de este vínculo cuerpo-lenguaje, exaltando la materialidad de la práctica discursiva, y elevando hasta el último grado posible la anulación de lo simbólico, el discurso se convierte en superficie de desarticulación del cuerpo, superficie física donde el sujeto (lo sujeto) se explora hasta la desintegración.

    Para Foucault, el cuestionamiento de los conceptos, distinciones y reglas habituales (de “autor”, “obra”, “comentario”, “libro”, “verdad”, “ficción”, etc.) que gobiernan en nuestra sociedad la relación con las actuaciones discursivas, equivale a analizar la aceptación del orden “común” o “serio” de las categorías del discurso en relación con el ajuste/desajuste que producen respecto de marcos normativos y modos de adecuación de la experiencia y las identidades a un orden social determinado. Aquí, es el cuerpo del que se trata. El cuerpo es de entrada, el lugar específico de construcción de estas formaciones discursivas.

    El cuerpo como espacio y como forma de construcción biopolítica, como lugar de sujeción, pero también como centro de resistencia, de mutación, como potencia política, no es un dato previo, pasivo, inocente, extra-discursivo, no es un simple medio neutral, unificado donde se inscriben significados culturales diversos, es, por el contrario, directamente una mediación político-discursiva, un “hecho enunciativo”, un “artificio ritual”, muy sensible, muy vigilado, una incorporación protésica, permanente y repetitivamente rearticulada, de investiduras enunciativas; nuestros cuerpos no existen más que formado parte de una compleja red de relaciones, regulaciones y formaciones discursivas.

    Creo que es crucial poner de relieve el acceso que tenemos a la configuración de la propia subjetividad por medios y técnicas discursivas, y a la construcción/invención del propio cuerpo como forma de experimentación, de lucha y de creación política. La construcción de unas subjetividades que incluyan la apropiación de su corporalidad, desde lo real, desde la experiencia, conduce a cuestionar, reconsiderar, rearticular, el sistema de archivos de saber y mapas e ideales normativos regulados por las prácticas discursivas.

    Trataremos, entonces, de especificar particularmente el lugar de algunos procedimientos estéticos, y más generalmente las operaciones de la ficción, como actos de desujeción/desubjetivación, como amenazantes operaciones de “alzamiento”, como diría Perlongher, en el doble sentido político y erótico de la palabra, para trastocar con esa imagen política y a la vez erotizada (del cuerpo individual y/o colectivamente “alzado”), el higiénico tratamiento y el lugar tranquilizante/normalizador que los protocolos académicos reservan a las corpografías disidentes.

  • En términos de teoría y de crítica literaria, hablar del cuerpo no suele pasar de ahí, es decir, de “hablar”, para conservar el lugar pretendidamente decente de los protocolos teóricos, el cuerpo pasa a ocupar un lugar vacío, desocupado, neutro, no hay acomodo allí para la crudeza erótica de la carne, salvo si ésta aparece sazonada, vestida por la jerga de los especialistas, convertida en un objeto digno de investigación: el discurso de saber como “verbo desencarnado”, angelical, espiritualizado, sublimado10, señala un régimen de poder; y sin embargo, aunque lo niegue, esa espiritualización es asimismo corporal, toda una política del “cuerpo dócil”.

    Frente a estas políticas del cuerpo dócil, ciertos procedimientos literarios llaman la atención sobre la particular materialidad del lenguaje, se encuentran revelando un funcionamiento del lenguaje como palabra de orden: en una serie de ejercicios discursivos muy heterogéneos, todos ellos centran por igual su atención sobre la particular realidad de las cosas dichas. Desde allí, la ficción, tal como va a entenderla Foucault, propone cuerpos que se miran de otra manera y que ya ni se legitiman exclusivamente como operaciones intelectuales, lenguajes espiritualizados, formaciones sublimadas, ni se identifican de acuerdo con dispositivos de normalización.

    Centrada en la exploración de diferentes concepciones del discurso y de los lenguajes no-discursivos, las lenguas minoritarias, disidentes, transgresivas, en Foucault, y explorando la formas de rechazo a las construcciones de patrones de inteligibilidad, contra los dispositivos de poder, control y producción del cuerpo, la perspectiva que podemos proponer desde aquí, con respecto a la crítica y la teoría del discurso literario, abandonará el campo de la “verdad”, la “belleza”, la “expresión”, el “sentido”, para transformarse en un laboratorio donde se experimenta –frente a los dispositivos de poder y control, pero también frente a los protocolos académicos del saber y la filosofía– “la imposibilidad de una identidad significada o significante”. Es en el desafío y la articulación de estas luchas políticas por la desubjetivación donde me parece interesante articular lecturas, concepciones y producciones críticas de la literatura, la ficción, el arte y la poesía, desarticulando su lugar glorioso dentro de los archivos del saber, para dar lugar a esos lenguajes y saberes de poca gloria, que el archivo (incluso el literario) suele conducir a los márgenes de la cultura, de la visibilidad y el reconocimiento político. De hecho, intentaremos trazar los vínculos que pueden construirse entre las producciones estéticas historizadas por Foucault y la insurrección de los saberes sin gloria, sus localizaciones, sus mutaciones, sus minoridades, sus corporalidades en desujeción.

    Así, el tratamiento de las disidencia culturales, literarias y de las costumbres y modos de vida, no apuntará a definir a la literatura y el arte como un lugar de autonomía perentoria, o como un espacio privilegiado de la resistencia política, sino a especificar ciertas operaciones discursivas como una política del cuerpo en desubjetivación, política que rechaza las estructuras coactivas que nos atan o sujetan históricamente de acuerdo con las reglas de unos discursos de verdad institucionalizados. De todas maneras, Foucault no considera a la literatura como una forma especial de representación estética, ni como un modo ejemplar de la acción política, aún cuando determinados procedimientos literarios desarman las construcciones normativas y convenciones discursivas, el lugar que ocupa el archivo literario en términos de operaciones críticas es complejo y queda por hacer toda una serie de trabajos que den

    10 Paco Vidarte (2006), “El internauta desnudo: la au toimagen pornográfica en el imaginario yoico”, http://www.eutsi.org/kea/quee r-maribollo-trans/el-internauta-desnudo-la-autoimagen-pornogrfica-en-el- imaginario-yoico.html

  • cuenta de esta complejidad y de los movimientos que genera en la empresa de crítica foucaultiana.

    Para terminar, vale detallar que esta interrogación respecto del arte y la literatura busca pensarse en relación con el activismo político y cultural que permite plantear la relación entre desigualdades sociales y diferencias culturales desde el punto de vista de la historia de la lucha contra la discriminación de género, edad, etnia, identidad y orientación sexual, y en consecuencia, contra la pobreza, la exclusión política, la represión y el control tecnico-policial de las identidades.

    Bibliografía [Señalo en negritas la bibliografía que propongo como indispensable para la propuesta de lectura planteada, sin excluir ni el resto de los textos, ni modificaciones e inclusiones nuevas.]

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