paradigmas vol. 6, no. 2

117

Category:

Documents


13 download

DESCRIPTION

Paradigmas es una publicación académica arbitrada, cuyo objetivo principal es contribuir a la divulgación, formación y actualización en materia de investigación.

TRANSCRIPT

Page 1: Paradigmas Vol. 6, No. 2
Page 2: Paradigmas Vol. 6, No. 2
Page 3: Paradigmas Vol. 6, No. 2

ParadigmasVolumen 6, número 2, julio-diciembre de 2014

Page 4: Paradigmas Vol. 6, No. 2

ParadigmasVolumen 6, número 2, julio-diciembre de 2014

Bogotá, D.C., Colombia ISSN: 1909-4302 (obra impresa)ISSN: 2322-8466 (obra en línea)

Page 5: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Objetivos y cobertura temática. Paradigmas es una publicación académica arbitrada, cuyo objetivo prin-cipal es contribuir a la divulgación, formación y actualización en materia de investigación. Paradigmas se ha enfocado en la investigación, no como un medio para la producción de nuevo conocimiento, sino como un área de estudio y reflexión. En consecuencia, está dirigida a investigadores, docentes, personal administra-tivo y a todos aquellos interesados en la investigación, más allá de sus disciplinas particulares. Paradigmas publica: reportes de investigaciones científicas, tecnológicas y artísticas inéditas que, además de presentar sus valiosos avances o resultados, se centren fundamentalmente en los procesos metodológicos, epistemológicos, éticos y/o administrativos del proyecto, de forma tal que permitan a otros investigadores obtener nuevas pers-pectivas frente a su quehacer. Además, publica artículos de reflexión, revisiones temáticas y reseñas relativas a cualquiera de los tópicos del ámbito investigativo que incluyen (pero no están limitados a):

• Nuevos métodos y técnicas cualitativas o cuantitativas desarrolladas dentro de proyecto de investigación.

• Metodología de la investigación. • Ética de la investigación.• Gestión y evaluación de proyectos de

investigación.• Filosofía de la ciencia.

• Epistemología de la ciencia y la investigación.

• Sociología de la ciencia.

Política editorial. Paradigmas es publicada en un volumen por año por el Centro de Publicaciones Académi-cas de la Corporación Universitaria Unitec. Su política editorial es planteada y revisada semestralmente por su Comité Editorial, de acuerdo con las políticas generales de la Corporación y del Sistema Institucional de In-vestigación de Unitec. Contribuciones son bienvenidas de dentro y fuera de la universidad, sobre cualquiera de los temas cubiertos. Las instrucciones para los autores se encuentran en la página anterior de la contrapor-tada. Espacios para publicidad en están disponibles, siempre y cuando estén de acuerdo a la naturaleza de la revista y a los intereses de los lectores.

Descargo de responsabilidad. Ni el Centro de Publicaciones Académicas ni los editores son responsables por errores o por ninguna consecuencia del uso de la información que puedan contener los artículos pu-blicados en Paradigmas. Las posturas y opiniones expresadas por los autores no reflejan necesariamen-te las de los editores o las de la Corporación Universitaria Unitec.

Propiedad intelectual. Volúmenes 1 y 2: copyright © 2006-2009 Corporación Universitaria Unitec. La reproducción total o parcial de este escrito en forma idéntica o modificada por cualquier medio mecá-nico, electrónico o informático, incluyendo fotocopia, grabación, digitalización o cualquier sistema de almacenamiento y recuperación de información no autorizada por la Corporación Universitaria Uni-tec viola los derechos reservados. Solicitudes de permisos de reproducción pueden ser dirigidas directa-mente al editor o al titular de los derechos; este aparece en la leyenda de copyright en la primera página de cada artículo. Volúmenes posteriores: copyright © solo como una obra colectiva; el o los autores deciden si mantienen un copyright de sus artículos o escogen para ellos licencias Creative Commons. Sin embargo, la revista propende por el acceso abierto.

Política de acceso abierto. Esta revista proporciona un acceso abierto a los artículos que posean licencias creative commons, basándose en el principio de que ofrecer al público un acceso libre a las investigacio-nes ayuda a un mayor intercambio global del conocimiento.

Canje. Lucía Benavides. Jefe Sección de Biblioteca. Corporación Universitaria Unitec. Cra. 15 No. 76-40. Bogo-tá, D. C., Colombia.

Correspondencia, copias números anteriores y publicidad. Revista Paradigmas. Centro de Publica-ciones Académicas. Corporación Universitaria Unitec. Calle 76 No. 12-61. Bogotá, D. C., Colombia. [email protected]

Indexada en los siguientes directorios:The Philosopher’s Index

http://philindex.org/Ulrich’s Periodicals Directory

http://www.ulrichsweb.com Dialnet

http://dialnet.unirioja.esInternational Directory of Philosophy

http://secure.pdcnet.org/idphil EBSCO

http://www.ebscohost.com

Acceso electrónico a la revista:

http://publicaciones.unitec.edu.co/ojs/

http://www.joomag.com

Page 6: Paradigmas Vol. 6, No. 2

ContenidoReportes de investigación

87-127 Factores situacionales en estudios de grupos focales: una revisión sistemáticaArne Orvik, Lillebeth Larun, Astrid Berland y Karin C. Ringsberg

Artículos de reflexión y análisis

131-179 Sobre las mediciones de corrupción y su relación con el desarrollo y el bienestar en América LatinaCarlos Enrique Hernaíz, Mauricio Phélan C. y Jonathan Camacho

Reseñas

181-188 Intelectuales: entre un mapa de la cuestión y un programa de estudio. Reseña de Intelectuales: notas de investigación sobre una tribu inquietaMartín Retamozo

191 Colaboradores

ParadigmasVolumen 6, número 2, julio-diciembre de 2014 • Bogotá, D.C., Colombia • ISSN: 1909-4302

Page 7: Paradigmas Vol. 6, No. 2

ContentsResearch reports

87-127 Situational Factors in Focus Group Studies: A Systematic ReviewArne Orvik, Lillebeth Larun, Astrid Berland y Karin C. Ringsberg

Analysis

131-188 Measuring corruption and its relationship with development and wellbeing in Latin AmericaCarlos Enrique Hernaíz, Mauricio Phélan C. y Jonathan Camacho

ConteúdoRelatórios de pesquisa

87-127 Fatores situacionais em estudos de grupo focal: uma revisão sistemáticaArne Orvik, Lillebeth Larun, Astrid Berland y Karin C. Ringsberg

Análise

131-188 Sobre as medições de corrupção e sua relação com o desenvolvimento e o bem-estar na América LatinaCarlos Enrique Hernaíz, Mauricio Phélan C. y Jonathan Camacho

Page 8: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Reportes de investigación

Page 9: Paradigmas Vol. 6, No. 2
Page 10: Paradigmas Vol. 6, No. 2

ParadigmasISSN: 1909-4302

http://publicaciones.unitec.edu.co/ojs/

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 87-127 | 87

Factores situacionales en estudios de grupos focales: una revisión sistemática

Arne Orvik, Mg. Pol. Sc.University College

Aalesund, Noruega

Lillebeth Larun, Ph. D.Norwegian Knowledge Centre

for the Health ServicesOslo, Noruega

Astrid Berland, Mg. Pol. Sc.Stord/Haugesund University College

Haugesund, Noruega

Karin C. Ringsberg, Ph. D.University of Gothenburg

Gothenburg, Suecia

ResumenEl objetivo del estudio que presentan es-tas páginas fue determinar cómo se expre-san, utilizan y analizan los factores con-textuales en los datos recolectados a par-tir de las discusiones en grupos focales. El estudio incluyó una evaluación de cómo la presentación metodológica de los facto-res contextuales puede influir y mejorar la fiabilidad de los artículos. Se hizo una revi-sión sistemática para identificar los artícu-los que informaran —entre los profesiona-les del área de la salud— sobre su nivel de estrés, salud y mecanismos para sobrellevar situaciones difíciles en su lugar de trabajo, los cuales fueron utilizados en el análisis. Como punto de partida se empleó el mar-co de Vicsek de factores situacionales para el análisis de resultados de grupos focales y así se halló que en tales artículos los fac-tores contextuales eran descritos con ma-yor frecuencia en la sección del método y con menos frecuencia en las secciones “Re-sultados” y “Discusión”. El marco de Vic-sek para el análisis de resultados de gru-pos focales abarca seis dimensiones con-textuales y metodológicas: los factores in-teraccionales, las características personales

CORRESPONDENCIA A LOS [email protected]

INFORMACIÓN DEL ARTÍCULOAutorización traducción: 12.04.2014

Aceptado: 21.04.2014

• Para citar este artículo • To cite this article

• Para citar este artigo:Orvik, A., Larun, L. Berland, A., &

Ringsberg, K. (2014). Factores situacionales en estudios de grupos focales: una revisión

sistemática, Paradigmas, 6, 87-127.

Originalmente publicado en International Journal of Qualitative Methods (2013), 12, 338-358. Copyright

2013: Orvik, Larun, Berland y Ringsberg. Traducido al español con permiso de los

titulares de los derechos de autor.

Este es un artículo de acceso abierto distribuidobajo los términos de la licencia de

Creative Commons 4.0 (https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/), la cual permite su uso,

distribución y reproducción de forma libre siempre y cuando el o los autores reciban el respectivo crédito.

Page 11: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Arne Orvik, Lillebeth Larun, Astrid Berland & Karin C. Ringsberg

88 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 87-127

de los participantes, el moderador, el am-biente, los factores de tiempo y el conteni-do de las discusiones. Sin embargo, se evi-denció que el marco no incluye una consi-deración sobre la seguridad psicológica, las cuestiones éticas o la información institu-cional. Para profundizar en el análisis de los resultados de grupos focales, se argumen-ta que los factores contextuales deben ser analizados como dimensiones metodoló-gicas y ser considerados como un concep-to de sensibilización. La credibilidad, la po-sibilidad de confirmación, la fiabilidad y la capacidad de transferencia se pueden for-talecer al emplear, reportar y discutir los factores contextuales en detalle. El estudio contribuye a esclarecer la forma en que la presentación de informes sobre datos con-textuales puede enriquecer el análisis de los resultados de grupos focales y fortalecer su nivel de confiabilidad. Investigaciones futu-ras deben centrarse en presentar informes claros de los factores contextuales, así como continuar desarrollando el modelo de Vic-sek para mejorar la precisión y la transfe-rencia de información.

Palabras clave: grupos focales, profe-sionales de la salud, métodos mixtos, facto-res situacionales, análisis de plantillas, sa-lud ocupacional.

Situational Factors in Focus Group Studies: A Systematic Review

Summary The aim of this study was to see how con-textual factors are expressed, used, and an-alyzed in data collected in focus group

discussions (FGDs). The study includes an assessment of how the methodological re-porting of contextual factors might influ-ence and improve the trustworthiness of ar-ticles. Articles reporting workplace health, stress, and coping among health profession-als were identified in a systematic review and used in the analysis. By using Vicsek’s framework of situational factors for analy-sis of focus group results as a starting point, we found that contextual factors were most frequently described in the method sec-tions and less frequently in the results and discussion sections. Vicsek’s framework for the analysis of focus group results covers six contextual and methodological dimen-sions: interactional factors, personal char-acteristics of the participants, the modera-tor, the environment, time factors, and the content of FGDs. We found that the frame-work does not include a consideration of psychological safety, ethical issues, or or-ganizational information. To deepen the analysis of focus group results, we argue that contextual factors should be analyzed as methodological dimensions and be con-sidered as a sensitizing concept. Credibili-ty, confirmability, dependability, and trans-ferability can be strengthened by using, re-porting, and discussing contextual factors in detail. The study contributes to elucidat-ing how reporting of contextual data may enrich the analysis of focus group results and strengthen the trustworthiness. Future research should focus on clear reporting of contextual factors as well as further develop Vicsek’s model to enhance reporting accu-racy and transferability.

Key Words: focus groups, health profes-sionals, mixed methods, situational fac-tors, template analysis, workplace health

Page 12: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Factores situacionales en estudios de grupos focales

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 87-127 | 89

Fatores situacionais em estudos de grupo focal: uma revisão sistemática

ResumoO objetivo do estudo que apresentam es-tas páginas foi determinar como se expres-sam, utilizam e analisam os fatores contex-tuais nos dados coletados a partir das dis-cussões em grupos focais. O estudo incluiu uma avaliação de como a apresentação me-todológica dos fatores contextuais pode in-fluir e melhorar a fiabilidade dos artigos. Foi feita uma revisão sistemática para iden-tificar os artigos que informaram —en-tre os profissionais da área da saúde— so-bre seu nível de estrese, saúde e mecanismos para suportar situações difíceis em seu lu-gar de trabalho, os quais foram utilizados na análise. Como ponto de partida se em-pregou o marco de Vicsek de fatores situa-cionais para a análise de resultados de gru-pos focais e assim se encontrou que em tais artigos os fatores contextuais eram descri-tos com maior frequência na seção do mé-todo e com menos frequência nas seções “Resultados” e “Discussão”. O marco de Vic-sek para a análise de resultados de grupos focais abarca seis dimensões contextuais e metodológicas: os fatores interacionais, as

características pessoais dos participantes, o moderador, o ambiente, os fatores de tem-po e o conteúdo das discussões. No entanto, se evidenciou que o marco não inclui uma consideração sobre a segurança psicológi-ca, as questões éticas ou a informação insti-tucional. Para aprofundar na análise dos re-sultados de grupos focais, se argumenta que os fatores contextuais devem ser analisados como dimensões metodológicas e serem considerados como um conceito de sensibi-lização. A credibilidade, a possibilidade de confirmação, a fiabilidade e a capacidade de transferência podem ser fortalecidas ao em-pregar, reportar e discutir os fatores contex-tuais em detalhe. O estudo contribui a es-clarecer a forma em que a apresentação de informes sobre dados contextuais pode en-riquecer a análise dos resultados de grupos focais e fortalecer seu nível de confiabilida-de. Investigações futuras devem centrar-se em apresentar informes claros dos fatores contextuais, assim como continuar desen-volvendo o modelo de Vicsek para melhorar a precisão e a transferência de informação.

Palavras-chaves: grupos focais, pro-fessionais da saúde, métodos mistos, fato-res situacionais, análise de modelos, saúde ocupacional.

Page 13: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Arne Orvik, Lillebeth Larun, Astrid Berland & Karin C. Ringsberg

90 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 87-127

Page 14: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Factores situacionales en estudios de grupos focales

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 87-127 | 91

E n los últimos decenios, las discusiones generadas al interior de grupos focales (en adelante DGF) han sido utilizadas ampliamen-te como un método de recolección de datos en los campos de la

investigación de la salud y de las ciencias sociales (Duggleby, 2005; Fern, 2001; Freeman, 2006; Twohig & Putnam, 2002; Webb & Kevern, 2001; Wilkinson, 1998). Las DGF son consideradas, por lo general, como un método adecuado para la evaluación de las actitudes, conocimientos y experiencias en el campo de la salud (Barbour, 2007; Berland, Natvig, & Gundersen, 2008; Blythe, Baumann, & Giovannetti, 2001). Dicho méto-do se caracteriza por discusiones cuidadosamente planificadas en áreas o temas definidos, en las que las dinámicas de grupo se utilizan para ex-plorar y aclarar puntos de vista que de otra manera podrían ser menos accesibles o evidentes mediante el uso de entrevistas individuales (Mor-gan & Krueger, 1998). Investigadores como Asbury (1995) han hecho hincapié en la importancia de analizar las DGF en términos de su con-texto específico. En consecuencia, muchos investigadores, al redactar la sección sobre el método de sus investigaciones, se han centrado en la descripción de los criterios de inclusión de los participantes y de la éti-ca de la investigación, o han subrayado la importancia de destacar y ha-cer visibles los procesos y las interacciones del grupo durante las DGF (Barbour, 2007; Duggleby, 2005; Hollander, 2004; Kitzinger, 1994; Reed & Payton, 1997; Sim, 1998).

Introducción

Page 15: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Arne Orvik, Lillebeth Larun, Astrid Berland & Karin C. Ringsberg

92 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 87-127

Aunque muchos autores han argumentado que el análisis de los re-sultados de los grupos focales debe ser visto en su contexto, el cual in-cluye aspectos tales como los factores interaccionales y las características personales, la mayoría de las disciplinas continúan omitiendo este detalle o dejan de enfatizar en él (Vicsek, 2007, 2010). Por ejemplo, una revisión de la literatura sobre enfermería indicó que el contexto de la metodolo-gía de los grupos focales rara vez se discute en relación con los hallazgos reportados (Webb & Kevern, 2001).

Tales omisiones indican que hay necesidad de un mayor desarrollo analítico en la investigación relacionada con la metodología de los gru-pos focales, incluyendo una comprensión de cómo los aspectos contex-tuales pueden influir en los resultados de estos. Como profesionales de la salud e investigadores de los servicios de salud en el campo de la salud ocupacional, hemos querido examinar la manera en que los artículos en esta área expresan los detalles contextuales y metodológicos relaciona-dos con las DGF. Por tanto, el objetivo de este estudio fue determinar el grado en que los aspectos contextuales de la metodología de los grupos focales se expresan y analizan en los artículos que recogen datos por me-dio de las DGF en el campo de la salud ocupacional, el estrés y los me-canismos para sobrellevar situaciones difíciles entre los profesionales de la salud, así como analizar la forma en que dicha información refleja la confiabilidad de dichos estudios. Con la inclusión de los factores contex-tuales en nuestro análisis, el objetivo final de este estudio fue contribuir a una reflexión adicional sobre cómo la manera en la que se presentan los datos contextuales puede enriquecer los resultados de los estudios de grupos focales y fortalecer su confiabilidad y transferencia.

Page 16: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Factores situacionales en estudios de grupos focales

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 87-127 | 93

Método

Para analizar los artículos incluidos aplicamos un diseño de investi-gación mixto, siendo principalmente cualitativo, pero con la incorpora-ción de ciertos elementos cuantitativos (Graneheim & Lundman, 2004; Morse, 2003; Polit & Beck, 2006). Nuestro método fue inspirado también en un diseño cuanti-cualitativo para grupos focales (Grim, Harmon, & Gromis, 2006).

Marco teórico

Empleamos el marco de Vicsek (2007, 2010) para analizar los resul-tados de los grupos focales. Este marco tiene sus raíces en la psicología social y el constructivismo social, y lo entendimos como un instrumen-to operativo valioso y como una base para el desarrollo de una compren-sión crítica del análisis de los grupos focales. Vicsek argumenta que los datos de un grupo focal dependen del contexto y deben ser evaluados y analizados en términos de este. De acuerdo con este enfoque analítico, el contexto se examina en relación con los enunciados específicos. Esto le da un mayor énfasis al proceso por el cual las opiniones emergen y se configuran durante las discusiones del grupo, así como a la importancia de describir y analizar la situación del grupo focal como un todo. El mar-co de Vicsek (2007, 2010) incluye seis factores situacionales clave (tabla 1):

Tabla 1. Factores situacionales de Vicsek

Factor situacional Descripción

Factores interaccionales

Mecanismos psicológicos y socio-psicológicos: influencia social, conformidad, influencia de la minoría, influencia de los individuos, prevención de conflictos, interacciones entre el moderador (investi-gador) y los participantes.

Page 17: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Arne Orvik, Lillebeth Larun, Astrid Berland & Karin C. Ringsberg

94 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 87-127

Factor situacional Descripción

Características persona-les de los participantes

Antecedentes demográficos de los participantes; conocimiento del tema discutido entre los miembros del grupo; cómo se comportan y cómo se sienten estando allí; roles asumidos durante la DGF.

El moderadorEstilo del moderador; control del grupo; profesionalismo, poder y conocimiento del problema; roles asumidos en la sesión por el mo-derador: el experto, el retador y el lego que busca entendimiento.

El ambiente

Características físicas del entorno en el que se llevan a cabo los grupos focales y su influencia latente sobre los resultados; carac-terísticas del mobiliario de la habitación, etc.; qué tan tranquilo y aislado está el ambiente en relación a otros espacios; su grado de formalidad.

Factores de tiempo

La hora del día elegida para llevar a cabo una DGF: cuánto dura, hasta qué punto los participantes son capaces de concentrarse en preguntas específicas (por ejemplo, las preguntas que surgen al fi-nal de la jornada).

Contenido

Elementos introducidos en la guía o por el moderador de la sesión; información dada a los participantes; lenguaje, orden y estilo de las preguntas; uso de técnicas; qué tan personal es el tema; expec-tativas de los participantes o de la sociedad.

El marco analítico de Vicsek fue elegido para este estudio ya que reconoce explícitamente los elementos metodológicos específicos que afectan a las DGF. Pocos marcos analíticos hacen hincapié en el vínculo existente entre los contextos de las DGF y el impacto operativo que di-chos contextos pueden tener sobre los resultados de la investigación. Sin embargo, dado que el enfoque de nuestro análisis es principalmente cua-litativo, también aplicamos e interpretamos el esquema de los factores situacionales de Vicsek de una manera más amplia, utilizándolo como una base analítica para crear conciencia sobre problemas metodológi-cos y contextuales dentro y fuera de aquellos especificados en el esque-ma original. Este enfoque, más amplio y de mayor sensibilidad, incluye una evaluación crítica y ofrece una guía más general, en lugar de dirigir a los investigadores hacia los detalles específicos del estudio (Blumer, 1954; Glaser & Strauss, 1967). En consecuencia, en este artículo el concepto de

Page 18: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Factores situacionales en estudios de grupos focales

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 87-127 | 95

factores situacionales se refiere al esquema de Vicsek, mientras que los fac-tores contextuales conceptualizan un enfoque más amplio del fenómeno.

Para la organización e interpretación de los resultados, de acuerdo con el marco descrito por Vicsek, hemos utilizado una estrategia de aná-lisis con plantillas, combinándola asimismo con un análisis de contenido. La estrategia del uso de las plantillas nos permitió describir los fenóme-nos ya conocidos (es decir, los aspectos contextuales y metodológicos) de maneras novedosas, empleando para ello categorías preexistentes basa-das en teorías. Dicha plantilla de codificación reduce la cantidad de datos que se consideran y ayuda a establecer las conexiones entre estos (Crab-tree & Miller, 1999). También se escogió al estilo de análisis de plantillas porque podía ser refinado, complementado o incluso eliminado a me-dida que se recolectaban e interpretaban datos adicionales (King, 2004; Malterud, 2001; Polit & Beck, 2006). Analizar los factores situacionales de manera abierta y receptiva nos permitió incorporar elementos nuevos y complementarios al marco teórico original de Vicsek, así como realizar una evaluación crítica conforme a su fundamentación constructivista.

Recolección de datos

Como diseño para este estudio se empleó una revisión sistemática de la literatura (Hart, 1998; Melnyk & Fineout-Overholt, 2011). De tal mane-ra, se incluyeron aquellos artículos que emplearan métodos de las DGF en el campo de la salud ocupacional, el estrés y los mecanismos para so-brellevar situaciones difíciles entre los profesionales de la salud. Para ser incluidos en esta selección los estudios debían ser empíricos, con un en-foque cualitativo. Las DGF también tenían que ser el único método de recolección de datos, por cuanto el uso de múltiples métodos podría ha-ber dificultado el diferenciar entre los datos recolectados mediante las DGF y los datos obtenidos por otros métodos.

Page 19: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Arne Orvik, Lillebeth Larun, Astrid Berland & Karin C. Ringsberg

96 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 87-127

Se buscaron registros en las bases de datos Medline, Embase y CINAHL para el periodo comprendido entre enero del 2004 y febrero del 2009, utili-zando títulos relacionados con el tema de estudio (por ejemplo, en Medli-ne se emplearon las siguientes palabras clave: grupos focales, investigación cualitativa, personal de la salud, personal hospitalario, lugar de trabajo, es-trés y afrontamiento) y palabras en el texto (por ejemplo, en CINAHL se incluyeron estas palabras clave: estudios cualitativos, investigación/estu-dios empíricos, lugar de trabajo, estrés, estrés ocupacional/manejo del es-trés, desgaste profesional, mecanismos para sobrellevar situaciones difíciles, personal de la salud, centro de salud, personal médico y hospital). Se in-cluyeron estudios de grupos focales publicados en idiomas inglés o escan-dinavo. En la búsqueda inicial se identificaron 481 artículos, incluyendo los duplicados. Dos de los autores de este artículo leyeron de forma inde-pendiente todos los resúmenes y, posteriormente, se obtuvieron los textos completos de los 55 artículos que cumplieron los criterios de inclusión (16 de Medline, 15 de Embase y 24 de CINAHL). De estos, 6 artículos eran du-plicados; por tanto, en total se leyeron los textos completos de 49 artículos. Ahora, de estos artículos analizados, 35 fueron excluidos ya que no se refe-rían a grupos focales o a temas relevantes, y de los 14 artículos restantes, se excluyeron 3 adicionales debido a que utilizaban métodos mixtos para la recolección de datos. Finalmente, uno se excluyó debido a que el tema del artículo no era directamente relevante para este estudio, lo cual nos dejó con un total de diez estudios incluidos (figura 1).

Page 20: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Factores situacionales en estudios de grupos focales

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 87-127 | 97

481 artículos identificadosMedline (120), Embase (213), CINAHL (148)

títulos y resúmenes filtrados426 excluidos: no relevantes

55 artículos incluidos 6 excluidos: duplicados

35 excluidos:6 sin grupos focales, 3 sin participantes relevantes, 26 temas no relevantes

49 artículos identificados

4 excluidos:3 no emplean las DGF de forma exclusiva,1 tema no relevante

14 artículos evaluados y analizados críticamente

10 artículos incluidos

Figura 1. Selección de artículos

Análisis

El análisis de los artículos seleccionados se llevó a cabo en cuatro eta-pas. En primer lugar, los diez artículos fueron leídos por los tres prime-ros autores de este artículo, quienes evaluaron de forma independiente su calidad metodológica según los criterios desarrollados por Malterud (2001). De tal manera, los autores evaluaron: el objetivo del estudio, su reflexividad (reflexivity), el método y el diseño, la recolección de datos, el marco teórico, los métodos de análisis, los resultados, la discusión y las referencias. Para evaluar, en términos generales, la calidad metodológica

Page 21: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Arne Orvik, Lillebeth Larun, Astrid Berland & Karin C. Ringsberg

98 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 87-127

de los diez artículos, se emplearon los criterios antes mencionados suma-dos a la agenda Epicure, la cual sugiere que los criterios no deben utili-zarse técnicamente sino que, de ser necesario, los evaluadores deben ser libres de introducir nuevos elementos (Stige, Malterud, & Midtgarden, 2009). Ello se realizó con el fin de establecer si los artículos que en gene-ral poseían una mayor calidad metodológica también eran más propen-sos a tomar en cuenta factores situacionales.

En la segunda etapa los artículos se volvieron a leer para contar cada vez que se hacía mención explícita de alguno de los seis factores situa-cionales identificados por Vicsek (ver tabla 1) y, a su vez, tomamos nota de si estos se discutían ya fuera en la sección “Método”, “Resultados” o “Discusión” de los artículos. En esta etapa del análisis no se llevó a cabo evaluación alguna de estos temas. En tercer lugar, analizamos el signifi-cado del texto en cada uno de los artículos en las tres secciones seleccio-nadas. Nuestro examen incluyó hallazgos relacionados, tanto explícita como implícitamente, con los seis factores en el marco analítico de Vic-sek, y estos resultados se etiquetaron como primer, segundo y tercer nivel de códigos, de acuerdo con King, Carroll, Newton y Dornan (2002). Adi-cionalmente, se identificaron los factores contextuales relevantes, dentro y fuera del marco de Vicsek, cuando estos tenían una posible relevancia metodológica para las DGF.

Luego se examinaron los textos de los artículos utilizando una com-binación de análisis de plantilla y análisis de contenido cualitativo (Gra-neheim & Lundman, 2004; Polit & Beck, 2006), lo que condensó el texto en un proceso de seis pasos, conservando el contenido central. El pro-ceso fue el siguiente: 1) en cada artículo se identificaron las palabras y frases que expresaban un significado central (unidades de significado); 2) los datos se condensaron sistemáticamente, sin cambiar el significado original; 3) las unidades de significado condensadas se etiquetaron con un código que expusiese su contenido; 4) se crearon subcategorías de fac-tores situacionales utilizando grupos de códigos; 5) a partir de ahí, estas

Page 22: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Factores situacionales en estudios de grupos focales

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 87-127 | 99

subcategorías se ordenaron de acuerdo con los seis grupos principales reconocidos por Vicsek, y 6) se agrupó en temas adicionales a cualquier unidad de significado relevante dentro y fuera de los temas propuestos por Vicsek.

Confiabilidad

Durante el proceso de análisis se realizaron esfuerzos para fortale-cer la confiabilidad de nuestra investigación. Por ejemplo, los cuatro au-tores discutieron la estrategia de búsqueda utilizada para la localización de artículos y dos de los autores leyeron de forma independiente la to-talidad de los 481 resúmenes originales identificados. A partir de ahí, se compararon los resultados y se encontraron los 49 artículos relevantes para el estudio. Las versiones de texto completo fueron leídas de forma independiente por las mismas personas que habían realizado la explo-ración inicial. A lo largo del análisis, los cuatro autores de este artículo discutieron los resultados continuamente. Asimismo, para mejorar aún más el rigor de nuestra investigación, produjimos una detallada bitáco-ra de decisiones (decision trail) en la que proporcionamos datos claros y mutuamente acordados, relativos al proceso de análisis y documenta-ción (Clarke, 1999; Selamat & Hashim, 2008; Whitehead, 2004) para cada uno de los pasos analíticos. Estos hallazgos e interpretaciones se discu-tieron en seminarios con investigadores senior y estudiantes de doctora-do. En la etapa final del análisis revisamos cómo los factores situacionales identificados pudieron haber influido en la confiabilidad de los artículos.

Page 23: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Arne Orvik, Lillebeth Larun, Astrid Berland & Karin C. Ringsberg

100 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 87-127

Resultados Presentaremos los hallazgos del análisis empleando las seis categorías

definidas por Vicsek y otras adicionales, etiquetadas como los tres temas integradores emergentes. Durante esta etapa analizamos cada uno de es-tos factores con base en el material incluido en las secciones de “Método”, “Resultados” y “Discusión” de los artículos seleccionados. Así las cosas, factores situacionales fueron mencionados o descritos 77 veces en las sec-ciones de “Método”, “Resultados” y “Discusión” de los artículos analiza-dos, como se resume en la tabla 2. Se observaron 51 ocurrencias en las secciones “Método”, 9 en “Resultados” y 17 en “Discusión”. Las descrip-ciones de los factores situacionales dentro de cada artículo se produje-ron entre 5 y 13 veces (tabla 2).

Tabla 2. Presencia de factores situacionales en las secciones “Método”, “Resultados” y “Discusión” de cada artículo

Artíc

ulos

Factores situacionales

Factores interaccionales

Características de los

participantesModerador Ambiente Factores de

tiempo ContenidoNúmero total de factores en cada artículo

M R D M R D M R D M R D M R D M R D

Benoit et al. (2007) • • • • • 5

Blomberg & Sahlberg-Blom (2007)

• • • • • • • • 8

Grbich et al. (2008) • • • • • • • • • 9

Kälvemark et al. (2004) • • • • • • • • 8

Morgan & Moffatt(2008)

• • • • • • • • 8

Raczka(2005) • • • • • • 6

Somer et al. (2004) • • • • • • • • • • • • • 13

Thomas et al. (2004) • • • • • • • 7

Page 24: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Factores situacionales en estudios de grupos focales

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 87-127 | 101

Artíc

ulos

Factores situacionales

Factores interaccionales

Características de los

participantesModerador Ambiente Factores de

tiempo ContenidoNúmero total de factores en cada artículo

M R D M R D M R D M R D M R D M R D

Watmough et al. (2006) • • • • • 5

Öhman et al. (2005) • • • • • • • • 8

Número total de cada factor en las secciones “Método”, “Resultados” y “Discusión”.

4 5 5 10 3 6 9 1 2 8 0 3 10 0 1 10 0 0 77

Nota: presencia de factores situacionales (•) en cada uno de los diez artículos.

Para establecer si los artículos que en general poseían una mayor calidad tenían asimismo una mayor probabilidad de considerar los fac-tores situacionales se realizó una evaluación de la calidad metodológi-ca, de acuerdo con los criterios específicos desarrollados por Malterud (2001). La calidad de los artículos fue variada, pero se juzgó que tres de ellos poseían una mayor calidad en general; estos, en concreto, fueron los de Kälvemark et al. (2004), Somer et al. (2004) y Öhman et al. (2005). Por su parte, se consideró que cinco de ellos poseían una calidad media general: Benoit et al. (2007), Blomberg y Sahlberg-Blom (2007), Grbich et al. (2008), Morgan y Moffatt (2008) y Thomas et al. (2004). Finalmente, se estimó que dos artículos eran de una calidad metodológica un poco por debajo de media, a saber, los de Raczka (2005) y Watmough et al. (2006). Ahora, si se hubiesen tenido en consideración otros criterios, segura-mente los resultados de la evaluación de estos artículos serían diferentes.

En general, la conexión entre la calidad metodológica de los artícu-los y la frecuencia de los factores situacionales pareció ser influyente. Así, los tres artículos calificados como de alta calidad metodológica pa-recían tener descripciones más frecuentes y exhaustivas de los factores

Page 25: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Arne Orvik, Lillebeth Larun, Astrid Berland & Karin C. Ringsberg

102 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 87-127

situacionales comparados con los demás artículos que analizamos. Por ejemplo, el artículo de Somer et al. (2004), que tenía detalladas descrip-ciones de los datos, también mencionaba una gran cantidad de factores situacionales. Sin embargo, incluso los artículos que fueron clasificados por debajo de calidad media incluyeron datos relativos a los factores si-tuacionales y esto, sostenemos, les ayudó a enriquecer la calidad general de sus conclusiones. Este fue el caso del artículo de Raczka (2005), en el cual el valor de los datos se vio reforzado por la inclusión de descripcio-nes sobre cómo las sesiones del grupo focal se organizaron en escenarios conocidos para los miembros del grupo, lo que se constituyó en un con-texto más seguro para que los participantes compartieran información personal. Del mismo modo, Watmough et al. (2006) plantean que las no-tas tomadas por los investigadores durante las sesiones sobre la dinámica y la influencia de grupo se incorporaron en el análisis de las transcrip-ciones, contribuyendo así a fortalecer la calidad de los datos. La tabla 3 presenta un resumen de los resultados de la revisión.

Tabla 3. Factores situacionales con subcategorías y ejemplos de códigos que surgieron de los análisis cualitativos

Factores situacionales(primer nivel de códigos)

Subcategorías(segundo nivel de

códigos)

Unidades de significado condensadas

(tercer nivel de códigos)

Factores interaccionales

Atmósfera Franqueza, empatía, compartir y apoyar, silencio, reflexión.

PoderTensión, dominio, influencia, angustia, ideas individuales, desacuerdo.

Dominio del investigador dentro del entorno grupal

Preguntas, grabación, monitoreo, toma de notas.

Page 26: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Factores situacionales en estudios de grupos focales

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 87-127 | 103

Factores situacionales(primer nivel de códigos)

Subcategorías(segundo nivel de

códigos)

Unidades de significado condensadas

(tercer nivel de códigos)

Características personales de los participantes

Antecedentes sociales y demográficos

Edad, género, religión, origen étnico, grupo socioeconómico.

Experiencia profesional

Profesión, título, experiencia, tiempo completo/parcial, tiempo con los pacientes, relaciones con los clientes.

Categorización de los grupos

Muestreo, reclutamiento, voluntad de participación, exclusión, anonimato, confidencialidad, tamaño del grupo.

Procesos en las DGFEstrés, cansancio emocional, relaciones, conflictos, emociones, llanto.

Moderador

Roles del moderador y del comoderador Introductorios y de apoyo.

Credibilidad del moderador Imparcial y profesional.

Técnicas del moderador

Incita a más preguntas, estimula la discusión.

Ambiente

Contexto físico Lugar de trabajo.

Perturbaciones No alterado y sin interrupciones.

LimitacionesNúmero de profesionales en las DGF, número de DGF por cada grupo.

Factores de tiempo Duración Entrevistas duraron aproximadamente dos horas, momento del día.

Contenido Calidad de la guía de entrevista

Preguntas abiertas que permitían flexibilidad.

* Temas emergentes e integradores:Seguridad psicológica: entorno familiar, vacilación, desapego psicológico.Cuestiones éticas: participación informada y voluntaria, consentimiento, dilemas, situaciones difíciles.Problemas de las instituciones: restricciones, apoyo por parte del empleador o de la organización, falta de apoyo.

Nota: *Desarrollado durante el análisis cualitativo basado en los datos contextuales que no pudieron ser catego-rizados empleando el marco analítico original.

Page 27: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Arne Orvik, Lillebeth Larun, Astrid Berland & Karin C. Ringsberg

104 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 87-127

¿Cómo se expresaron los factores situacionales?

Nuestro análisis cualitativo indicó que en los diez artículos seleccio-nados se hizo referencia a los factores situacionales con mayor frecuen-cia en la sección “Método”, mientras que en las secciones “Resultados” y “Discusión” dicha mención o detalle fue mucho más limitada e, incluso, rara vez analizada o discutida en los “Resultados” de los artículos. Por otra parte, ninguno de los diez textos empleó explícitamente el concepto de factores situacionales, pero algunos mencionaron parcialmente fenó-menos contextuales, que eran similares a los factores situacionales, dis-cutiendo el impacto que estos tuvieron en la generación y la calidad de los datos (ver tabla 3).

Dos de los seis factores situacionales identificados por Vicsek, a sa-ber, los factores interaccionales y las características personales de los par-ticipantes, se expresaron y se discutieron con mayor frecuencia en las secciones “Método”, “Resultados” y “Discusión” de los artículos. Nues-tro análisis cualitativo mostró que la mayoría de los factores identifica-dos en dicho proceso podrían ser categorizados utilizando el marco de Vicsek de análisis de factores (ver tabla 3). Sin embargo, se añadieron tres temas integradores emergentes (a saber: la seguridad psicológica, los asuntos éticos y la información institucional), debido a que cierto mate-rial identificado no encajaba en el esquema original de Vicsek. A conti-nuación se analizan cada uno de los factores situacionales por separado.

Factores interaccionales

El análisis cualitativo reveló que las unidades de significado asociadas a los factores interaccionales se podrían resumir, condensar y organizar en tres subcategorías: atmósfera, poder y dominio de los investigadores dentro de los escenarios grupales. Estos factores interaccionales fueron mencionados y descritos en los artículos casi con la misma frecuencia en

Page 28: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Factores situacionales en estudios de grupos focales

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 87-127 | 105

todas las tres secciones que analizamos. Por ejemplo, en los artículos de Morgan y Moffatt (2008), Kälvemark et al. (2004) y Somer et al. (2004) las dinámicas de grupo fueron puestas de relieve en las secciones “Método” y se las percibió como esenciales para resaltar asuntos clave dentro de los procesos de las DGF. Cuestiones presentadas en la sección “Método” de los artículos incluían el uso que el moderador hacía de los ejercicios de enfoque para desafiar los supuestos de los miembros de los grupos, así como su habilidad para lograr centrar la atención y retornar al gru-po al tema de investigación que se estuviese discutiendo. La prevención de desequilibrios de poder o tensiones fue importante, así como lo fue-ron la facilitación y la expresión de opiniones personales, razón por la que los artículos destacaron la importancia de establecer una atmósfera cálida, libre y abierta en el proceso de la DGF.

En la sección “Resultados” del artículo de Grbich et al. (2008), los in-vestigadores observaron cómo los desacuerdos entre los miembros del grupo son a veces evidentes en las DGF y, a menudo, difíciles de separar de las preocupaciones relacionadas con la investigación que realmente se está llevando a cabo. En su artículo, los investigadores plantean que los desacuerdos estaban relacionados con el tema de investigación mis-mo (la forma de incluir la investigación en una cultura de atención en salud), el cual ya era motivo de disputa entre el personal del hospital y la alta dirección. Morgan y Moffatt (2008), en su estudio de las experien-cias de cuatro equipos de enfermeros comunitarios, reflexionaron sobre cómo los grupos focales también pueden ser una experiencia catártica para los participantes, ayudándolos a sobrellevar las difíciles y emocio-nalmente agotadoras interacciones con los pacientes. Somer et al. (2004) también destacaron la importancia de las DGF, en especial en términos de su dinámica de grupo potencialmente positiva y las oportunidades que ofrecen para la franqueza, la empatía, el compartir y el apoyar, así como para el silencio y la reflexión. Del mismo modo, las notas tomadas por Watmough et al. (2006) durante las DGF reflejaron la importancia

Page 29: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Arne Orvik, Lillebeth Larun, Astrid Berland & Karin C. Ringsberg

106 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 87-127

de las interacciones de grupo. Asimismo, Kälvemark et al. (2004) señala-ron que los intereses, los valores y las jerarquías asociadas a las relacio-nes profesionales de los participantes también impactaron los resultados de las DGF. Estos hallazgos de aspectos interaccionales pueden ser in-herentes a las DGF, pero también pueden ser resultado de tales grupos.

En las descripciones de los factores interaccionales en las secciones “Discusión” de los artículos de Blomberg y Sahlberg-Blom (2007) y Somer et al. (2004), los investigadores plantean que el hecho de que los miem-bros del grupo se involucren mutuamente puede estimular la reflexión sobre el tema tratado. Señalaron también cómo las relaciones negativas, ya sean profesionales, laborales o de poder, pueden igualmente tener un impacto en la libre expresión de las ideas. Grbich et al. (2008) anotan que las opiniones pueden cambiar durante las diferentes etapas de una DGF y que las respuestas de los participantes pueden pasar de estar primero en contra, a estar finalmente a favor. En este sentido, Öhman et al. (2005) indican que, en el curso de las DGF, la dominancia de los investigadores cambió de ser vista como una amenaza potencial para el éxito de la dis-cusión, a ser un problema menor.

Características personales de los participantes

Identificamos cuatro subcategorías en las unidades de significado durante nuestro análisis cualitativo de las características personales: los antecedentes sociales y demográficos de los participantes, su experien-cia profesional, la categorización de los diferentes grupos focales y los procesos en las DGF. En todos los artículos que analizamos los partici-pantes fueron clasificados en función de factores como sus antecedentes sociales y profesionales en la sección “Método”. Por ejemplo, Benoit et al. (2007) y Öhman et al. (2005) mencionan la edad y el género de los parti-cipantes, mientras que Kälvemark et al. (2004) presentan sus experiencias

Page 30: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Factores situacionales en estudios de grupos focales

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 87-127 | 107

ocupacionales. Por su parte, Raczka (2005), Blomberg y Sahlberg-Blom (2007) y Thomas et al. (2004) resaltaron la importancia de que los parti-cipantes tengan antecedentes similares, argumentando que esta es una forma útil para lograr el entendimiento mutuo entre ellos. De forma si-milar, Morgan y Moffatt (2008) recomendaron el uso de grupos ya forma-dos previamente para facilitar el acceso a datos que ocurren de “manera natural” (en su caso particular, los datos del contexto social en el que las ideas se generan y se utilizan para sustentar decisiones clínicas reales). Cuatro de los artículos (Somer et al. [2004], Watmough et al. [2006], Öh-man et al. [2005] y Thomas et al. [2004]) destacaron las consideraciones metodológicas y éticas relacionadas con la participación voluntaria e in-formada, el consentimiento y el anonimato. Grbich et al. (2008) utiliza-ron grupos de personal ya establecidos para definir el grupo focal dentro de su estudio y para reflexionar sobre el alto número de nuevos partici-pantes que también se incluyeron en las rondas posteriores de DGF de-sarrolladas en múltiples etapas.

En la sección “Resultados” de los artículos de Kälvemark et al. (2004), Somer et al. (2004) y Thomas et al. (2004), los investigadores describieron los desafíos que los profesionales de la salud enfrentan al tratar de per-manecer distantes frente a eventos traumáticos, especialmente cuando dichos eventos involucran a clientes de su propia comunidad. Estos ar-tículos también refirieron cómo los procesos en las DGF podían acentuar los conflictos ligados a las jerarquías profesionales o a las diferencias en puntos de vista existentes, por ejemplo, en cuestiones relacionadas con la manera de respetar la integridad del paciente. En las secciones “Discu-sión” de estos artículos se plantearon preocupaciones relativas a cuestio-nes tales como la construcción social de las actitudes de los participantes, la importancia de las emociones y la reticencia de los miembros más jóve-nes del grupo para hacer comentarios delante de sus colegas más experi-mentados en el mismo grupo focal, o para colaborar con ellos (Benoit et al., 2007; Morgan & Moffatt, 2008; Somer et al., 2004; Thomas et al., 2004).

Page 31: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Arne Orvik, Lillebeth Larun, Astrid Berland & Karin C. Ringsberg

108 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 87-127

Por su parte, los asuntos relacionados con el tamaño del grupo y la po-sibilidad de que los participantes se retirasen durante las DGF fueron planteados por Grbich et al. (2008) y Öhman et al. (2005).

El moderador

Los hallazgos con respecto a los moderadores de las DGF se con-densaron y organizaron en tres subcategorías: los roles de los modera-dores y de los asistentes, su credibilidad y sus técnicas (incluyendo el uso de sugerencias para estimular el debate y la conversación). Los artícu-los enfatizaron la importancia del rol que tienen los moderadores y los comoderadores de permitir la discusión y las actividades continuas du-rante las DGF. Al moderador (al que a veces también se le denomina “fa-cilitador”) se lo describe en la sección “Método” de todos los artículos, con la excepción de Watmough et al. (2006), y apenas si se lo menciona en las secciones “Resultados” y “Discusión”. En el artículo de Blomberg y Sahlberg-Blom (2007) el papel del moderador se considera importante en términos de la manera en que se formulan y presentan las preguntas introductorias, así como por su labor al motivar a todos los miembros del grupo para que participen continuamente en la discusión y en las demás actividades. Algunos artículos, como el de Benoit et al. (2007), indicaron que el papel del comoderador (al que también llamaron “asistente” en su caso) era tomar notas y participar en las DGF en curso, según fuese ne-cesario. Los investigadores reflexionaron sobre los procesos metodoló-gicos implicados y cómo las preguntas también podrían ser planteadas por los comoderadores dentro de las DGF. En la sección “Resultados” del artículo de Somer et al. (2004) se describe que el moderador, siendo un miembro del grupo, tenía que estar pendiente de la atmósfera gene-ral y responder según correspondiera. Esto se ejemplificó con la des-cripción de un grupo focal que permaneció en silencio durante largos periodos de tiempo cuando se pidió a los participantes reflexionar sobre

Page 32: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Factores situacionales en estudios de grupos focales

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 87-127 | 109

los casos que requerían la notificación de la muerte de un ser querido que había sido miembro de su propia comunidad. En la sección “Discu-sión” del artículo de Blomberg y Sahlberg-Blom (2007), los investigado-res plantean que el comportamiento de un moderador puede influir en un grupo si se utilizan preguntas abiertas, mientras Grbich et al. (2008) se refirieron al impacto que las habilidades de un facilitador pueden te-ner en la capacidad de las personas para responder a las preocupaciones identificadas, así como sobre la capacidad del facilitador para permane-cer objetivo e impasible.

El ambiente

Condensamos y categorizamos los datos situacionales relacionados con el ambiente (incluyendo factores físicos y sociales) en tres subcatego-rías: el contexto físico, las perturbaciones y las limitaciones (por ejemplo, el número de testimonios en cada grupo focal y el número de sesiones del grupo). Los factores ambientales fueron mencionados en las secciones “Método” de todos los artículos, excepto dos: Benoit et al. (2007) y Käl-vemark et al. (2004), aunque en este último dichas ambientales se men-cionaron en la sección “Discusión”. Por su parte, Somer et al. (2004) las presentaron en las secciones “Método” y “Discusión”, mientras que Öh-man et al. (2005) solo incluyeron estos temas en la sección “Discusión”. Los factores ambientales no fueron mencionados en la sección “Resul-tados” de ninguno de los artículos. Asimismo, los artículos tampoco re-flexionaron sobre la posible influencia de los factores ambientales en los procesos de investigación o sobre el tipo y la calidad de los datos obteni-dos. Salvo un artículo, todos describieron DGF que habían sido llevadas a cabo en contextos laborales, pero en este caso no reflexionaron sobre las ventajas o desventajas de este tipo de contextos.

Los artículos también destacaron los esfuerzos por mantener los pro-cesos de DGF tranquilos y sin interrupciones, un reto complicado para

Page 33: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Arne Orvik, Lillebeth Larun, Astrid Berland & Karin C. Ringsberg

110 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 87-127

algunos investigadores que operaron en ambientes laborales muy con-curridos. Morgan y Moffatt (2008) señalaron que las DGF analizadas por ellos tuvieron lugar durante la hora del almuerzo, mientras Grbich et al. (2008) indicaron que las DGF evaluadas en su caso se celebraron fuera del horario habitual de trabajo y que los participantes fueron compen-sados económicamente por su participación. Para el caso de Blomberg y Sahlberg-Blom (2007), estos señalaron que no se permitieron pertur-baciones relacionadas con el trabajo durante sus DGF, mientras Raczka (2005) recomendó que las DGF se celebren en contextos físicos familia-res para los miembros del grupo. Somer et al. (2004) también identifica-ron ejemplos de posibles limitaciones ambientales que pudieron haber comprometido la riqueza de sus datos. Estas incluyeron DGF en las cua-les todos los participantes tenían la misma profesión y en las que se lle-vó a cabo solo una sesión con un único grupo.

Factores temporales

Rara vez se describieron unidades de significado cualitativas rela-cionadas con la cuestión del tiempo. Por tanto, resumimos y condensa-mos este material en una sola subcategoría: la duración de las DGF. En la mayoría de los artículos la duración de las DGF fue mencionada en las secciones “Método”, y aunque Somer et al. (2004) incluyeron temas relacionados con el tiempo en la sección “Discusión” de su artículo, en ninguno de los otros textos se hizo mención de esto en las secciones “Re-sultados”. Si bien el asunto de la duración de las discusiones de grupo se menciona en dicho artículo, sus autores no exploraron las consecuencias de ello para la calidad de la recolección de datos. Cada una de las DGF en los artículos que analizamos duró entre una y dos horas, por lo gene-ral entre sesenta y noventa minutos. En el artículo de Grbich et al. (2008) se describió un enfoque de grupo focal de varias etapas, de manera tal que dichos grupos focales se llevaron a cabo por un periodo de tres años.

Page 34: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Factores situacionales en estudios de grupos focales

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 87-127 | 111

Contenido

Las cuestiones acerca del contenido de las DGF se describen breve-mente en las secciones “Método” de los artículos que analizamos. Por lo tanto, en la fase de interpretación de nuestra investigación condensamos y resumimos unidades de significado en una sola subcategoría: la cali-dad de la guía de entrevista utilizada. Blomberg y Sahlberg-Blom (2007), Kälvemark et al. (2004), Raczka (2005), Thomas et al. (2004) y Öhman et al. (2005) incluyeron en las secciones “Método” de sus artículos material relacionado con las guías de entrevista y las preguntas de las DGF. Por su parte, Somer et al. (2004) describieron el uso de una guía de temas escri-ta, la cual fue proporcionada por anticipado y especificaba diez pregun-tas abiertas que podrían utilizarse simultáneamente tanto para dirigir la DGF como para permitir la flexibilidad dentro de las interacciones del grupo focal. De manera similar, Watmough et al. (2006) informaron que la DGF presentada en su artículo involucraba temas previamente selec-cionados. Benoit et al. (2007) señalaron que la DGF en su estudio comen-zó con los participantes completando un cuestionario demográfico. Otros investigadores hicieron hincapié en la singularidad del tema de investi-gación y su importancia para el resultado de las DGF.

Conclusiones dentro y fuera del esquema de análisis: temas integrativos emergentes

Como se señaló anteriormente, el análisis cualitativo de las categori-zaciones reveló que no todo el material reportado en los artículos revisa-dos podría enmarcarse en los seis factores situacionales clave de Vicsek. Algunos artículos hacían referencia a situaciones de duda y distancia-miento psicológico entre los miembros de los grupos focales (Morgan & Moffatt, 2008; Thomas et al., 2004), lo cual indica una falta de seguridad

Page 35: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Arne Orvik, Lillebeth Larun, Astrid Berland & Karin C. Ringsberg

112 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 87-127

psicológica percibida por los miembros que exhibieron dichos compor-tamientos; por su parte, Rączka (2005) hizo hincapié en la importancia de proporcionar un ambiente seguro para que los participantes puedan compartir información personal. Por su parte, Somer et al. (2004) plantea-ron que el moderador, como miembro del grupo, necesitaba estar cons-ciente de la atmósfera general del grupo y responder en consecuencia. Unos pocos artículos mencionaron asuntos éticos, tales como la necesi-dad de manejar situaciones delicadas o reacciones emocionales dentro de las DGF (Somer et al., 2004) o el derecho de los participantes a reti-rarse de la discusión (Blomberg & Sahlberg-Blom, 2007). Por otra parte, Blomberg y Sahlberg-Blom (2007) señalaron que cuestiones institucio-nales también pueden influir en los resultados de las DGF: por ejemplo, las instituciones del área de la salud o los empleadores en general pueden apoyar a los profesionales de la salud en el manejo de situaciones estre-santes, y esta información puede influir no solo en los procesos de gru-po involucrados en las DGF, sino también en la necesidad de un análisis más contextualizado de tales resultados. Por el contrario, cuando las res-tricciones institucionales intensifican la angustia relacionada con preo-cupaciones éticas, la ausencia de debate o de apoyo de la organización en el lugar de trabajo puede socavar la capacidad de las personas para hacer frente a estos dilemas (Kälvemark et al., 2004).

Como hemos sugerido, datos y detalles como estos no podían ser cla-sificados dentro de las categorías especificadas en el marco de Vicsek. Por tanto, resumimos y condensamos este material en tres temas: seguridad psicológica, cuestiones éticas e información institucional. La seguridad psicológica de los miembros del grupo puede ser considerada como un factor interaccional; sin embargo, factores interaccionales parece ser una expresión vaga y, al mismo tiempo, demasiado abarcadora. De tal manera, debido a que estos factores contextuales difieren del esquema del Vicsek, han sido reportados como temas emergentes e integrativos (ver tabla 3).

Page 36: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Factores situacionales en estudios de grupos focales

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 87-127 | 113

Discusión

¿Qué aportan los factores situacionales al análisis de los resultados de los grupos focales?

Nuestro análisis indica que una revisión exhaustiva de los factores situacionales, junto con una descripción pormenorizada de aquellos es-pecíficos, ayuda a generar detalles analíticos más concretos y permite profundizar los hallazgos reportados. Esto se debe a que una discusión de estos asuntos permite esclarecer el contexto y contribuye a lograr un detalle exhaustivo, así como una mejor comprensión. Además, el análisis de extractos del proceso del grupo ayuda a ampliar el enfoque de análi-sis de los datos generales y a fortalecer su impacto y validez comunicati-va (Duggleby, 2005; Kvale & Brinkmann, 2009; Wilkinson, 1998). Tres de los artículos analizados en este estudio, a saber, Blomberg y Sahlberg-Blom (2007), Kälvemark et al. (2004) y Somer et al. (2004), describieron los factores situacionales en detalle. Por el contrario, Watmough et al. (2006) incluyeron pocos detalles descriptivos de los factores situaciona-les en su artículo lo cual, como resultado, debilitó sus posibilidades de contextualización.

Nuestro estudio ha demostrado que, de todos los factores situacio-nales analizados, las características de los participantes y el papel de los moderadores son especialmente importantes. Por ende, sostenemos que estos factores deberían ser considerados explícitamente dentro de las in-vestigaciones con el fin de aumentar su confiabilidad y la calidad de sus hallazgos. Nuestro análisis indica que aunque la mayoría de los diez ar-tículos de nuestro estudio no tuvo en cuenta el papel de los modera-dores en las DGF, este puede incidir fuertemente en los hallazgos y los productos de la investigación y, en consecuencia, debe ser analizado en profundidad. Blomberg y Sahlberg-Blom (2007) discutieron el papel de

Page 37: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Arne Orvik, Lillebeth Larun, Astrid Berland & Karin C. Ringsberg

114 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 87-127

los moderadores en los procesos de grupo (incluyendo, por ejemplo, su función de alentar a los participantes a tomar parte en la discusión), y en relación a cómo los moderadores influyen en la generación y la valida-ción de los datos. Morgan y Moffatt (2008) describieron la manera en la que compararon las grabaciones de las DGF con las notas escritas toma-das por los comoderadores, ello con el fin de validar los resultados; pero ningún artículo mencionó o discutió de qué manera las características personales o el género de los moderadores influyeron las DGF.

Una evaluación de los procesos sociales también debe ser parte in-tegral e importante del análisis de los datos. Por ejemplo, la presión ejer-cida dentro de los grupos por llegar a consensos puede dar lugar a que los participantes modifiquen sus opiniones a fin de minimizar la posi-bilidad de conflictos (Asch, 1951). De manera significativa, estos efec-tos modificadores de la conducta individual apenas si fueron descritos en los artículos que analizamos. Habiendo sido moderadores nosotros mismos, reconocemos la importancia de crear una atmósfera de grupo segura que permita la aparición de potenciales desacuerdos. En nuestra actividad profesional hemos observado cómo los participantes a veces prefieren abstenerse de expresar sus opiniones individuales con el fin de lograr consensos, a pesar de que esto puede no ser necesariamente el ob-jetivo deseado de una DGF. En otras situaciones, hemos observado que los participantes han tratado de minimizar los desacuerdos entre si han logrado evaluar adecuadamente las diferentes opiniones o no. Esta tam-bién es una razón para resaltar la seguridad psicológica de los miembros del grupo como un tema emergente más allá del esquema de análisis.

Para captar mejor y más a fondo un fenómeno como la seguridad psicológica en relación con la metodología de los grupos focales, se de-bería incluir en el esquema de análisis el término pensamiento grupal, descrito por MacDougall (1997). Este se produce dentro de las DGF es-pecialmente cuando sus miembros tratan de llegar a un consenso o to-man una decisión sin una evaluación crítica de los diferentes puntos de

Page 38: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Factores situacionales en estudios de grupos focales

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 87-127 | 115

vista, o cuando tratan de minimizar los conflictos. Por tanto, el fenóme-no de pensamiento grupal se encuentra en línea con la plataforma cons-tructivista y psicosocial del esquema.

Aspectos de confiabilidad y calidad

Nuestra investigación indicó que la presencia de un análisis o de una discusión de los factores situacionales dentro de un artículo puede ser un indicador útil de su calidad metodológica. Es así como los tres artícu-los calificados como los de mayor calidad metodológica incluyeron des-cripciones de un número importante de factores situacionales, y en todos ellos se debatieron estos asuntos en las tres secciones que analizamos. Ese fue también el caso de los artículos de Grbich et al. (2008) y Thomas et al. (2004), calificados como de mediana calidad general. Así las cosas, pare-ce que hay una relación entre el nivel de detalles situacionales incluidos en un artículo y su calidad metodológica. Una descripción completa del contexto analítico facilita una interpretación del significado y de la im-portancia de la investigación (Denzin & Lincoln, 1998; Hoddinott & Pill, 1997); por el contrario, la ausencia de factores contextuales dentro de un análisis puede ser entendida como un factor que debilita la validez de la investigación (Vicsek, 2007, 2010; Waterton & Wynne, 1999). De acuerdo con un enfoque constructivista analítico en el cual se enfatizan las inte-racciones sociales y el contexto, los aspectos metodológicos de las DGF deben ser articulados y dilucidados (Fern, 1982; Twohig & Putnam, 2002). Al proporcionar datos más ricos, un análisis de los factores situaciona-les puede fortalecer la confianza, la credibilidad, la fiabilidad, la trans-ferencia y la posibilidad de confirmación de la investigación (Lincoln & Guba, 1985; Porter, 2007; Rolfe, 2006).

Asimismo, sostenemos que la credibilidad y la fiabilidad del análi-sis de la investigación también pueden fortalecerse cuando los detalles

Page 39: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Arne Orvik, Lillebeth Larun, Astrid Berland & Karin C. Ringsberg

116 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 87-127

relativos a los factores situacionales se entretejen con declaraciones de los participantes, así como con transcripciones y citas contextualizadas. Sin embargo, un análisis de los contextos registrados de las DGF por me-dio de detalles a un nivel individual y mediante el uso de declaraciones personales seleccionadas necesitará ser complementado también con un análisis más amplio del grupo como un todo (Vicsek, 2007, 2010). Di-cho análisis podría incluir, por ejemplo, los datos de las DGF relaciona-dos con interacciones entre los miembros, que de otra manera podrían ser reportadas exiguamente (Duggleby, 2005; Wilkinson, 1998). La trans-ferencia de los resultados de la investigación se ve reforzada cuando se ofrecen los factores situacionales que contextualizan los hallazgos a un nivel de detalle que facilite su aplicación en otros contextos, como lo han hecho Somer et al. (2004). Por otra parte, la probabilidad de confirma-ción se incrementa cuando el análisis y la interpretación de los datos es-tán fuertemente fundamentadas en los datos contextuales. Por ejemplo, en los artículos de Blomberg y Sahlberg-Blom (2007), Kälvemark et al. (2004) y Morgan y Moffatt (2008) se presentan extractos de los procesos de grupo, informando explícitamente a los lectores acerca de las secuen-cias de interacción, lo cual fortalece la confiabilidad de los resultados de la investigación.

Las experiencias con el uso de un esquema de análisis de plantilla

En un análisis cualitativo de contenido las categorías utilizadas de-ben ser exhaustivas y mutuamente excluyentes, evitando que se super-pongan (Graneheim & Lundman, 2004). En nuestro análisis cualitativo de la categorización de los datos encontramos que los factores interac-cionales y las características personales de los participantes se super-ponían parcialmente, aunque la mayoría de nuestros hallazgos podían

Page 40: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Factores situacionales en estudios de grupos focales

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 87-127 | 117

incluirse específicamente en uno de los seis factores situacionales clave propuestos por Vicsek. En nuestro estudio hemos ampliado las catego-rías de los factores situacionales reconocidos con tres temas integrativos emergentes (ver tabla 3). Según King et al. (2002), los temas integrativos cumplen una función importante al posibilitar la producción de un aná-lisis más holístico del que podría realizarse con un enfoque de plantilla. En consecuencia, creemos que estos temas adicionales deberían ser con-siderados como elementos metodológicos suplementarios para futuros análisis de DGF, de manera que permitan enriquecer el enfoque analí-tico de las investigaciones y, por tanto, de los datos generados y evalua-dos. Los tres temas deberían ser incorporados en el mejoramiento de los marcos para la comprensión de los factores situacionales, tales como los utilizados por Vicsek u otros enfoques analíticos de plantilla (King, 2004; Polit & Beck, 2006).

Reflexiones metodológicas y epistemológicas

Los métodos para la síntesis de los estudios cualitativos están aún en desarrollo, mientras que las revisiones sistemáticas basadas en estu-dios cuantitativos permiten un reanálisis de los datos cuantitativos con-glomerados o individuales, y sus métodos son más estandarizados. En nuestro caso, elegimos una estrategia de búsqueda exhaustiva median-te la cual intentamos identificar todos los estudios existentes en nuestro tema de interés, pero puede haber sucedido que no lo hayamos logra-do por completo, porque las palabras clave y los filtros están todavía en desarrollo. No obstante, en nuestra experiencia los estudios incluidos al final no aportan mucho más a los hallazgos y, además, sentimos haber llegado a la saturación de los datos.

La calidad metodológica general de los diez artículos fue juzgada por medio de los criterios específicos de Malterud (2001). Tal evaluación,

Page 41: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Arne Orvik, Lillebeth Larun, Astrid Berland & Karin C. Ringsberg

118 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 87-127

basada en criterios, puede ser defendible solo si los estudios evaluados se basan en un fundamento epistemológico correspondiente (Stige et al., 2009) y cuando los investigadores tienen los criterios en mente al reali-zar y al publicar sus estudios. Pero con estándares más generales como la agenda Epicure la evaluación de estos artículos pudo haber sido reali-zada de manera distinta. Ya que no utilizamos la evaluación para excluir estudios sino para obtener un conocimiento profundo, nos pareció muy útil la herramienta de evaluación.

El propósito de esta revisión fue ampliar el conocimiento acerca de los factores que podrían contribuir a la comprensión de los hallazgos, así como aumentar la transferencia al revelar más sobre el contexto de la investigación. Elegimos el esquema de Vicsek para los factores situa-cionales como punto de partida y combinamos un análisis de plantilla y un análisis de contenido para interpretar los datos de los estudios inclui-dos. El enfoque de plantilla es flexible y se puede adaptar a las necesida-des de un estudio, pero la plantilla de codificación en sí misma también puede ser demasiado compleja para ser manejable o demasiado simple para permitir interpretación profunda (King, 2004). Así, el esquema de análisis de plantilla pudo haber reducido nuestro campo de acción en la búsqueda de datos contextuales, pero lo que experimentamos fue que el uso de tal estilo de análisis incremental demostró el valor de un enfoque abierto y flexible hacia la comprensión y el análisis del complejo fenó-meno de los factores contextuales.

Los factores situacionales: un concepto que posibilita la sensibilización

En el marco analítico propuesto por Twohig y Putnam (2002) los fac-tores situacionales son también reconocidos como posibles factores que tienen un influjo sobre los resultados y los datos generados a través de las DGF. Según dichos autores, estos factores incluyen: los procesos de

Page 42: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Factores situacionales en estudios de grupos focales

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 87-127 | 119

selección, los criterios de inclusión y exclusión, la especificación del nú-mero y del tamaño de los grupos, la descripción de los participantes, la tasa de participación, el papel de los investigadores, la duración de las sesiones y la configuración del espacio físico de las DGF. Al igual que el enfoque conceptual de Vicsek, el marco de Twohig y Putnam también puede ser utilizado como una herramienta para facilitar la incorpora-ción de dimensiones contextuales y metodológicas más profundas en la investigación y en el análisis, y como una forma de validar los resulta-dos del grupo focal. Por el contrario, los enfoques abiertos con mayor posibilidad de sensibilización permiten a los investigadores concentrar-se en cuáles podrían ser todas las implicaciones de los diversos facto-res situacionales, en lugar de permitir que se focalicen únicamente en el contenido actual de estos factores, lo cual implica que deben ser capaces de buscar el examen de su significado latente y no solo de su significado manifiesto, y reflexionar sobre los impactos que podrían tener y que de otra manera no se reconocerían plenamente. Un enfoque más amplio y más flexible, como nuestra investigación ha puesto de manifiesto, ayuda a capturar una mayor cantidad de datos contextuales relevantes, lo que proporciona suficiente detalle como para la valoración crítica y riguro-sa de las DGF.

Reflexiones epistemológicas

Los datos cualitativos son influenciados por cómo las personas dan sen-tido a las experiencias dentro de los contextos de investigación (Denzin & Lincoln, 1998). Desde un punto de vista constructivista, los datos no pue-den ser vistos como independientes del contexto en el que se encuentran; en cambio, los datos se crean en y a través de los procesos que intervienen en la construcción de sentido (Kvale & Brinkmann, 2009). En nuestro es-tudio se llevaron a cabo diferentes niveles de contextualización de la in-vestigación: en primer lugar, en el análisis sobre de las percepciones de los

Page 43: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Arne Orvik, Lillebeth Larun, Astrid Berland & Karin C. Ringsberg

120 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 87-127

participantes dentro de las DGF por parte de los investigadores originales de cada uno de los artículos (al dar sentido a las respuestas de los partici-pantes); luego por las descripciones y análisis de los hallazgos por parte de los autores originales y, por último, por nuestras propias interpretaciones de los artículos y de sus hallazgos. Por tanto, nuestra identificación e inter-pretación de los factores situacionales señalados en los artículos se basa en los datos ya interpretados previamente. Giddens (1984, 1993) sostiene que existe una doble hermenéutica entre los distintos niveles de interpretación: un mutuo proceso de interpretación de doble vía, en el cual cada interpre-tación influencia a la otra. Estos procesos ocurren cuando, por ejemplo, los investigadores intentan describir los marcos de significado y las refe-rencias de los participantes, y de nuevo cuando los investigadores utilizan descripciones de categorías para interpretar los datos empleando marcos de significado (Gilje & Grimen, 1995). Así, cuando categorizamos los datos contextuales y metodológicos de cada uno de los artículos en los factores situacionales específicos, nuestra interpretación representó una dimensión adicional de la interpretación y estableció, por tanto, una relación entre la interpretación y el sentido. Sostenemos que esta etapa de la interpretación puede influir significativamente en los procesos de categorización, análi-sis y refinamiento de los factores contextuales que, a su vez, ayuda a mejo-rar la confiabilidad de nuestras propias conclusiones.

Los aspectos de la doble hermenéutica tienen implicaciones impor-tantes para la investigación. En nuestro análisis encontramos que es útil enfocarse en un campo específico e incluir todos los artículos que cum-plieron con los criterios de inclusión dentro de dicho campo. Sin embargo, nuestro enfoque específico de análisis en el área de la salud ocupacio-nal, el estrés y los mecanismos para sobrellevar las situaciones difíciles, así como nuestros antecedentes como investigadores del área de los ser-vicios de salud y de los profesionales de la salud, pudo haber influido en nuestra inclusión y en nuestra interpretación de los datos registrados. Esta restricción también pudo haber limitado la transferencia de nuestros

Page 44: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Factores situacionales en estudios de grupos focales

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 87-127 | 121

hallazgos. En nuestro caso, un enfoque más amplio, por ejemplo, podría haber significado que el número de artículos incluidos hubiese necesita-do ser más grande. Sin embargo, si se hubiesen incluido más artículos, el análisis cualitativo podría haber sido más desafiante o difícil de realizar.

El marco analítico de Vicsek se utilizó como base para la construc-ción de un marco crítico de evaluación que permitió la aplicación de un diseño de investigación mixto, con un enfoque principalmente cualita-tivo, con elementos cuantitativos incorporados. Nuestra focalización, como criterio de inclusión, en el área de la salud ocupacional, el estrés y los mecanismos para sobrellevar las situaciones difíciles entre los profe-sionales de la salud tuvo un alcance limitado y ello hizo posible la apli-cación de un marco de análisis profundo para evaluar cualitativamente los diez estudios que seleccionamos. Las competencias y experiencias de investigación complementarias entre los cuatro autores de este artículo nos ayudaron con la interpretación de los estudios y a reforzar la vali-dez de la investigación, especialmente la validez comunicativa entre los investigadores implicados y, en un sentido más amplio, entre nosotros y aquellos que, a su vez, utilizarán nuestra propia investigación.

Conclusiones e implicaciones

Las DGF son un método valioso para la recolección de datos relati-vos a las experiencias personales y a los fenómenos sociales. El reconoci-miento y el reporte de los factores contextuales que inciden en las DGF, y de cómo estos influyen en el proceso de investigación, ayuda a establecer procesos de investigación más transparentes que están fundamentados en datos contextuales. Las descripciones de los factores situacionales en la investigación también contribuyen a mejorar la confiabilidad de los es-tudios, al ayudar a los lectores a decidir si los resultados son transferibles a otros contextos. Como hemos señalado, el grado en que se describen

Page 45: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Arne Orvik, Lillebeth Larun, Astrid Berland & Karin C. Ringsberg

122 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 87-127

los factores contextuales dentro de los artículos puede ser una indica-ción de su calidad metodológica general.

La inclusión de datos relativos a los factores contextuales requie-re necesariamente un mayor rigor metodológico en todas las etapas del proceso de investigación. El marco analítico de Vicsek, como hemos in-dicado, es útil durante el proceso de investigación y se puede aplicar en ella desde la etapa inicial del diseño del grupo focal hasta la discusión de sus hallazgos. Adicionalmente, los factores situacionales también pueden ser considerados como un concepto y un fenómeno que permite la sen-sibilización, abierto a capturar los aspectos contextuales y metodológi-cos de las DGF más allá de un esquema específico. Cualquiera que sea el enfoque que se utilice, los factores situacionales deben considerarse de manera integral, así como importantes a lo largo de las secciones “Méto-do”, “Resultados” y “Discusión”. Investigaciones futuras deben centrarse en el reporte claro de los factores contextuales, así como en el continuo desarrollo del modelo de Vicsek para mejorar la precisión y la transfe-rencia de información reportada.

Agradecimientos

Agradecemos por su ayuda profesional a los bibliotecarios de inves-tigación Ingvild Kirkehei (Norwegian Knowledge Centre for the Health Services) y Helene Lie (Akershus University Hospital). También agrade-cemos a nuestros colegas por sus constructivos comentarios.

Page 46: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Factores situacionales en estudios de grupos focales

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 87-127 | 123

Referencias

Asbury, J. E. (1995). Overview of focus group research. Qualitative Health Research, 5(4), 414-420.

Asch, S. E. (1951). Effects of group pressure upon the modification and distortion of judgments. En H. Guetzkow (Ed.), Groups, leadership and men (pp. 177-190). Pittsburgh, PA: Carnegie.

Barbour, R. (2007). Doing focus groups. Londres: SAGE.Benoit, L. G., Veach, P. M., & LeRoy, B. S. (2007). When you care enough

to do your very best: Genetic counselor experiences of compassion fatigue. Journal of Genetic Counseling, 16(3), 299-312.

Berland, A., Natvig, G. K., & Gundersen, D. (2008). Patient safety and job-related stress: A focus group study. Intensive and Critical Care Nursing, 24(2), 90-97.

Blomberg, K., & Sahlberg-Blom, E. (2007). Closeness and distance: A way of handling difficult situations in daily care. Journal of Clinical Nursing, 16(2), 244-254.

Blumer, H. (1954). What is wrong with social theory? American Socio-logical Review, 19, 3-10.

Blythe, J., Baumann, A., & Giovannetti, P. (2001). Nurses’ experiences of restructuring in three Ontario hospitals. Journal of Nursing Schol-arship, 33(1), 61-68.

Clarke, J. B. (1999). Hermeneutic analysis: A qualitative decision trail. International Journal of Nursing Studies, 36(5), 363-369.

Crabtree, B. F., & Miller, W. L. (1999). Using codes and code manuals: A template organizing style of interpretation. En B. F. Crabtree & W. L. Miller (Eds.), Doing qualitative research (2a ed., pp. 163-177). Thousand Oaks, CA: SAGE.

Denzin, N. K., & Lincoln, Y. S. (1998). Collecting and interpreting quali- tative materials. Thousand Oaks, CA: SAGE.

Page 47: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Arne Orvik, Lillebeth Larun, Astrid Berland & Karin C. Ringsberg

124 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 87-127

Duggleby, W. (2005). What about focus group interaction data? Quali-tative Health Research, 15(6), 832-840.

Fern, E. F. (1982). The use of focus groups for idea generation: The ef-fects of group size, acquaintanceship, and moderator on response quantity and quality. Journal of Marketing Research, 19, 1-13.

Fern, E. F. (2001). Advanced focus group research. Thousand Oaks, CA: SAGE.

Freeman, T. (2006). “Best practice” in focus group research: Making sense of different views. Journal of Advanced Nursing, 56(5), 491-497.

Giddens, A. (1984). The constitution of society: Outline of the theory of structuration. Berkeley, CA: University of California Press.

Giddens, A. (1993). New rules of sociological method: A positive critique of interpretative sociologies. (2a ed.). Cambridge, Reino Unido: Pol-ity Press.

Gilje, N., & Grimen, H. (1995). Samfunnsvitenskapenes forutsetninger [Las premisas de las ciencias sociales] (2a ed.). Oslo: Universitetsforlaget.

Glaser, B. G., & Strauss, A. L. (1967). The discovery of grounded theory: Strategies for qualitative research. Chicago: Aldine.

Graneheim, U. H., & Lundman, B. (2004). Qualitative content analysis in nursing research: Concepts, procedures and measures to achieve trustworthiness. Nurse Education Today, 24(2), 105-112.

Grbich, C., Abernethy, A. P., Shelby-James, T., Fazekas, B., & Currow, D. C. (2008). Creating a research culture in a palliative care service environment: A qualitative study of the evolution of staff attitudes to research during a large longitudinal controlled trial. Journal of Palliative Care, 24(2), 100-109.

Grim, B. J., Harmon, A. H., & Gromis, J. C. (2006). Focused group in-terviews as an innovative Quanti-Qualitative Methodology (QQM): Integrating quantitative elements into a qualitative methodology. The Qualitative Report, 11(3), 516-537.

Page 48: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Factores situacionales en estudios de grupos focales

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 87-127 | 125

Hart, C. (1998). Doing a literature review: Releasing the social science re-search imagination. Londres: SAGE.

Hoddinott, P., & Pill, R. (1997). Qualitative research interviewing by general practitioners: A personal view of the opportunities and the pitfalls. Family Practice, 14(4), 307-312.

Hollander, J. A. (2004). The social contexts of focus groups. Journal of Contemporary Ethnography, 33(5), 602-637.

Kälvemark, S., Höglund, A. T., Hansson, M. G., Westerholm, P., & Ar-netz, B. (2004). Living with conflicts: Ethical dilemmas and moral distress in the health care system. Social Science & Medicine, 58(6), 1075-1084.

King, N. (2004). Using templates in the thematic analysis of text. En C. Cassell & G. Symon (Eds.), Essential guide to qualitative methods in organizational research (pp. 25-270). Londres: SAGE.

King, N., Carroll, C., Newton, P., & Dornan, T. (2002). “You can’t cure it so you have to endure it”: The experience of adaptation to diabetic renal disease. Qualitative Health Research, 12(3), 329-346.

Kitzinger, J. (1994). The methodology of focus groups: The importance of interaction between research participants. Sociology of Health & Illness, 16(1), 103-121.

Kvale, S., & Brinkmann, S. (2009). InterViews: Learning the craft of quali- tative research interviewing. Los Angeles, CA: SAGE.

Lincoln, Y. S., & Guba, E. G. (1985). Naturalistic inquiry. Londres: SAGE.MacDougall, C. (1997). The devil’s advocate: A strategy to avoid group-

think and stimulate discussion in focus groups. Qualitative Health Research, 7(4), 532-541.

Malterud, K. (2001). Qualitative research: Standards, challenges, and guidelines. The Lancet, 358(9280), 483-488.

Melnyk, B. M., & Fineout-Overholt, E. (2011). Evidence-based practice in nursing & healthcare: A guide to best practice (2a ed.). Philadel-phia: Wolters Kluwer.

Page 49: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Arne Orvik, Lillebeth Larun, Astrid Berland & Karin C. Ringsberg

126 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 87-127

Morgan, D. L., & Krueger, R. A. (1998). The focus group kit. Thousand Oaks, CA: SAGE.

Morgan, P. A., & Moffatt, C. J. (2008). Non-healing leg ulcers and the nurse-patient relationship. Part 2: The nurse’s perspective. Interna-tional Wound Journal, 5(2), 332-339.

Morse, J. (2003). Principles of mixed-and multi-method research de-sign. En A. Tashakkori & C. Teddlie (Eds.), Handbook of mixed methods in social & behavioral research (pp. 189-208). Thousand Oaks, CA: SAGE.

Öhman, A., Hegg, K., & Dahlgren, L. (2005). A stimulating, practice-based job facing increased stress: Clinical supervisors’ perceptions of professional role, physiotherapy education and the status of the profession. Advances in Physiotherapy, 7(3), 114-122.

Polit, D. F., & Beck, C. T. (2006). Essentials of nursing research: Me- thods, appraisal, and utilization (6a ed.). Philadelphia: Lippincott Williams & Wilkins.

Porter, S. (2007). Validity, trustworthiness and rigour: Reasserting real-ism in qualitative research. Journal of Advanced Nursing, 60(1), 79-86.

Raczka, R. (2005). A focus group enquiry into stress experienced by staff working with people with challenging behaviours. Journal of Intel-lectual Disabilities, 9(2), 167-177.

Reed, J., & Payton, V. R. (1997). Focus groups: Issues of analysis and in-terpretation. Journal of Advanced Nursing, 26(4), 765-771.

Rolfe, G. (2006). Validity, trustworthiness and rigour: Quality and the idea of qualitative research. Journal of Advanced Nursing, 53(3), 304-310.

Selamat, M. H., & Hashim, A. H. (2008). A qualitative decision trail in the hermeneutic analysis: Evidence from the case study. Interna-tional Journal of Business and Management, 3(3), 41-55.

Sim, J. (1998). Collecting and analysing qualitative data: Issues raised by the focus group. Journal of Advanced Nursing, 28(2), 345-352.

Page 50: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Factores situacionales en estudios de grupos focales

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 87-127 | 127

Somer, E., Buchbinder, E., Peled-Avram, M., & Ben-Yizhack, Y. (2004). The stress and coping of Israeli emergency room social workers fol-lowing terrorist attacks. Qualitative Health Research, 14(8), 1077-1093.

Stige, B., Malterud, K., & Midtgarden, T. (2009). Toward an agenda for evaluation of qualitative research. Qualitative Health Research, 19(10), 1504-1516.

Thomas, E. J., Sherwood, G. D., Mulhollem, J. L., Sexton, J. B., & Helm-reich, R. L. (2004). Working together in the neonatal intensive care unit: Provider perspectives. Journal of Perinatology, 24(9), 552-559.

Twohig, P. L., & Putnam, W. (2002). Group interviews in primary care research: Advancing the state of the art or ritualized research? Fa-mily Practice, 19(3), 278-284.

Vicsek, L. (2007). A scheme for analyzing the results of focus groups. In-ternational Journal of Qualitative Methods, 6(4), 20-34.

Vicsek, L. (2010). Issues in the analysis of focus groups: Generalisabili-ty, quantifiability, treatment of context and quotations. The Quali-tative Report, 15(1), 122-141.

Waterton, C., & Wynne, B. (1999). Can focus groups access communi-ty views? En R. S. Barbour & J. Kitzinger (Eds.), Developing focus group research (pp. 127-143). Londres: SAGE.

Watmough, S., Garden, A., & Taylor, D. (2006). Pre-registration house officers’ views on studying under a reformed medical curriculum in the UK. Medical Education, 40(9), 893-899.

Webb, C., & Kevern, J. (2001). Focus groups as a research method: A critique of some aspects of their use in nursing research. Journal of Advanced Nursing, 3(6), 798-805.

Whitehead, L. (2004). Enhancing the quality of hermeneutic research: Decision trail. Journal of Advanced Nursing, 45(5), 512-518.

Wilkinson, S. (1998). Focus groups in health research: Exploring the meanings of health and illness. Journal of Health Psychology, 3(3), 329-348.

Page 51: Paradigmas Vol. 6, No. 2
Page 52: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Artículos de reflexión y análisis

Page 53: Paradigmas Vol. 6, No. 2
Page 54: Paradigmas Vol. 6, No. 2

ParadigmasISSN: 1909-4302

http://publicaciones.unitec.edu.co/ojs/

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177 | 131

Sobre las mediciones de corrupción y su relación con el desarrollo y

el bienestar en América LatinaCarlos Enrique Hernaíz, Mg.FaCES/ Universidad Central de Venezuela,

Caracas, Venezuela.

Mauricio Phélan, Ph. D. FaCES/ Universidad Central de Venezuela,

Caracas, Venezuela.

Jonathan E. Camacho, B. A.IIES/FaCES/ Universidad Central de Venezuela,

Caracas, Venezuela.

CORRESPONDENCIA A LOS [email protected]

[email protected]@gmail.com

INFORMACIÓN DEL ARTÍCULORecibido: 15.08.2014

Aceptado: 28.08.2014

• Para citar este artículo• To cite this article

• Para citar este artigo:Hernaíz, C. E, Phélan, M., & Camacho, J. (2014).

Sobre las mediciones de corrupción y su relación con el desarrollo

y el bienestar en América Latina, Paradigmas, 6, 131-177.

ResumenEste trabajo busca identificar, analizar y comparar las mediciones de la corrupción y su conexión con el bienestar en Améri-ca Latina. Se revisan los diversos indicado-res existentes acerca de la corrupción y se-guidamente se analiza la metodología para la recolección de los datos, la elaboración y la periodicidad de los índices. Se establecen correlaciones entre las mediciones de la co-rrupción, el desarrollo humano y el bienes-tar. En conclusión, se indica que a pesar de un incremento de las mediciones de la co-rrupción en América Latina, no se ha logra-do una cobertura total y existen inconsis-tencias entre estos índices. En general, el es-tudio de la corrupción está basado en apre-ciaciones subjetivas debido a la dificultad para obtener datos empíricos confiables. En otras palabras, se necesita contar con in-formación oportuna, confiable, accesible y transparente sobre el funcionamiento de las instituciones públicas y privadas para po-der medir adecuadamente este fenómeno.

Palabras clave: Corrupción, desarro-llo, bienestar, América Latina.

Este artículo fue presentado como ponencia en el IV Encuentro Latinoamericano de

Metodología de las Ciencias Sociales, celebrado en Heredia, Costa Rica, en agosto de 2014.

Este es un artículo de acceso abierto distribuidobajo los términos de la licencia de Creative

Commons 4.0 (https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/),

la cual permite su uso, distribucióny reproducción de forma libre siempre y cuando

el o los autores reciban el respectivo crédito.

Page 55: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Carlos Enrique Hernaíz, Mauricio Phélan & Jonathan Camacho

132 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177

Measuring corruption and its relationship with development and wellbeing in Latin America

Abstract

This paper seeks to identify, analyze and compare systems for measuring corruption and its association with wellbeing in Latin America. It will review the existing indica-tors on corruption and analyze the meth-odology for collecting data, and the pro-duction and frequency of indexes. It will establish correlations between measure-ments of corruption, human development and wellbeing. The paper concludes that, despite an increase in the number of mea-surements of corruption in Latin America, coverage is not complete and there are in-consistencies among the different indexes. In general terms, given the difficulty of ob-taining reliable empirical data, the study of corruption tends to be based on subjec-tive judgments. In other words, it is neces-sary to have access to timely, reliable, ac-cessible and transparent information about the functioning of public and private insti-tutions in order to adequately measure this phenomenon.

Keywords: Corruption, development, welling, Latin America.

Sobre as medições de corrupção e sua relação com o desenvolvimento e o bem-estar na América Latina

Resumo

Este trabalho busca identificar, analisar e comparar as medições da corrupção e sua conexão com o bem-estar na América La-tina. São revisados os diversos indicado-res existentes acerca da corrupção e segui-damente é analisada a metodologia para a coleta dos dados, a elaboração e a periodi-cidade dos índices. São estabelecidas cor-relações entre as medições da corrupção, o desenvolvimento humano e o bem-es-tar. Em conclusão, é indicado que apesar de um aumento das medições da corrup-ção na América Latina, não se consegue uma cobertura total e existem inconsistên-cias entre estes índices. Em geral, o estudo da corrupção está baseado em apreciações subjetivas devido à dificuldade para obter dados empíricos confiáveis. Em outras pa-lavras, se necessita contar com informação oportuna, confiável, accessível e transpa-rente sobre o funcionamento das institui-ções públicas e privadas para poder medir adequadamente este fenômeno.

Keywords: corrupção, desenvolvimento, bem-estar, América Latina.

Page 56: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Sobre las mediciones de corrupción

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177 | 133

D esde los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial el de-sarrollo se asumió como sinónimo de crecimiento económico y su medición se realizó mediante el producto nacional bruto

(PNB) y el producto interno bruto (PIB). Sin embargo, dadas sus limi-taciones desde el surgimiento del PNB/PIB como indicador hegemóni-co, comenzaron a emerger mediciones que fueron consideradas como alternativas. Desde las primeras aproximaciones de construcción de ín-dices alternativos las dimensiones predominantes han estado asociadas a dominios o derechos sociales y económicos, con una perspectiva fun-damentalmente unidimensional. Desde entonces ha sido desarrollado un conjunto de índices orientados a presentar una visión alternativa al desarrollo, entendido solo como crecimiento económico. Uno de los ín-dices alternativos que ha logrado ocupar un puesto protagónico a escala internacional y local como brújula del bienestar, ha sido el caso del índi-ce de desarrollo humano (IDH), fundado sobre las ideas de Amartya Sen y Mahbub ul Haq y auspiciado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Junto al IDH, otros índices similares tam-bién han hecho énfasis en dimensiones sociales, económicas y, en algu-nos casos, ambientales.

Nuevos estudios con enfoques multidimensionales destacan la ne-cesidad de observar y, de ser posible, medir el desarrollo. En este orden

Introducción

Page 57: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Carlos Enrique Hernaíz, Mauricio Phélan & Jonathan Camacho

134 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177

es representativo el estudio realizado por la Comisión sobre la Medición del Desarrollo Económico y Progreso Social (CMPEPS, por su sigla en francés),1 que recomienda de manera explícita enfocar la noción de bien-estar como pluridimensional, proponien-do para ello siete dimensiones basadas en investigaciones existentes, así como tomadas de numerosas iniciativas desa-rrolladas a nivel mundial (Stiglitz, Sen & Fitoussi, 2008).

El informe CMPEPS marca un hito en las mediciones del desarrollo en el ámbito internacional, pues a partir de sus reco-mendaciones el desarrollo —o bienestar o progreso social— se comienza a definir desde un enfoque multidimensional, in-tentando además abarcar dominios obje-tivos y subjetivos de la vida social. En el mismo tenor y de manera paralela, la Oxford Poverty and Human Deve-lopment Initiative (OPHI), de la Universidad de Oxford, está igualmente abocada al estudio de lo que se han denominado las dimensiones faltan-tes del desarrollo y la pobreza.2 De igual forma, en varios países de América Lati-na se adelantan investigaciones desde este novedoso enfoque.

A propósito del informe de la CMPEPS, han salido a la luz pública nuevos índices que han incorporado, total o parcialmente, las recomen-daciones tanto de la comisión como de la OPHI. Por ejemplo, un índice sumamente interesante es el realizado en el reino de Buthan: el Gross Na-tional Happiness (GNH), el cual mide la calidad de vida en términos más holísticos y psicológicos que el PIB. Es un índice sintético que contempla la subjetividad en la medición del bienestar, la cual es considerada tan importante como las medidas objetivas del PIB. Se estudia el bienestar o

1 El estudio fue encargado por el entonces presidente de Fran-cia F. Sarkozy, por lo que es conocido como la Comisión Sarkozy, y contó con eminen-tes economistas como son Jo-seph Stiglitz, Amartya Sen y Jean-Paul Fitoussi. El estudio te-nía como misión cuatro aspec-tos fundamentales: 1) determi-nar los límites del PIB para me-dir el progreso social y reexa-minar los problemas relativos a su medición; 2) identificar datos adicionales para me-dir el progreso social; 3) eva-luar la viabilidad de instrumen-tos alternativos de medición, y 4) debatir sobre formas más apropiadas para la presenta-ción de datos estadísticos.

2 Para mayor información consul-tar: http://www.ophi.org.uk/

Page 58: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Sobre las mediciones de corrupción

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177 | 135

la felicidad de una población a partir de nueve dominios: bienestar psi-cológico; salud; educación; uso del tiempo; diversidad cultural y resilien-cia; gobernabilidad o buen gobierno; comunidad; diversidad ecológica y resiliencia, y nivel de vida. El cálculo del GNH ha recibido apoyo del PNUD y se lleva a cabo aplicando una metodología multidimensional conocida como método de Alkire-Foster (2011). Un segundo índice es The Sustainable Economic Development Assessment (SEDA), elaborado por Boston Group, una consultora de carácter privado que apoya a in-versores, empresas y planificadores. Es un índice que mide diez dimen-siones del desarrollo socioeconómico, incluyendo factores tales como salud, educación, sociedad civil y ambiente. Un tercer índice es el índi-ce de progreso social (The Social Progress Index), que fue dado a cono-cer internacionalmente en el 2014. Este índice mide el nivel con el que los países responden a las necesidades sociales y ambientales de sus ciuda-danos, y reúne 52 indicadores en tres grandes áreas o dimensiones: ne-cesidades básicas humanas, fundamentos del bienestar y oportunidades.

La incorporación de nuevas dimensiones en la medición del desarro-llo ha producido un giro bastante importante: la adopción de indicado-res subjetivos. En los índices anteriores a la perspectiva pluridimensional los indicadores predominantes eran de carácter objetivo y, en su mayo-ría, indicadores de resultado. La mayoría eran construidos mediante el procesamiento de datos provenientes de conteos, censos o registros ad-ministrativos. Así, a los indicadores tales como esperanza de vida, alfa-betismo, PNB, huella ecológica, se agrega en las recientes mediciones un conjunto de indicadores subjetivos de percepción y de opinión. La mayo-ría de estos indicadores es construida con datos provenientes de encues-tas probabilísticas o no probabilísticas y, en algunos casos, combinados con técnicas cualitativas como entrevistas y grupos focales. Es decir, se están combinando indicadores objetivos construidos a partir de conteos y padrones, con indicadores subjetivos construidos con datos provenien-tes de sondeos o encuestas de opinión.

Page 59: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Carlos Enrique Hernaíz, Mauricio Phélan & Jonathan Camacho

136 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177

Las fuentes de datos resultantes de censos, registros, padrones y con-teos para la construcción de indicadores sociales tienen limitaciones y fortalezas que han sido ampliamente estudiadas. Cabe señalar, dentro de las principales limitaciones, aspectos como la periodicidad —en el caso de los censos de población— y la calidad de los datos, el décalage, el su-bregistro y la oportunidad —en el caso de los registros administrativos—. Dentro de las fortalezas se destacan la accesibilidad, la posibilidad de des-agregación, así como los bajos costos.3 Por su parte, las fortalezas y las debilidades de las encuestas, las entrevistas y los sondeos como fuentes de datos para la construcción de indicadores sociales, tal vez han sido menos trabajadas. Es un tema vasto que precisa de estudio y ensayos sobre eviden-cias empíricas, más aún cuando se abor-dan fenómenos con ciertas dificultades en su naturaleza, composición y comprensión, por ejemplo, la medición de fenómenos o aspectos que no tienen registros oficiales como el narcotráfico, la trata de personas u otros fenómenos menos dramáticos como la felicidad o la participación. En este trabajo se ha elegido uno de ellos: la corrupción.

¿Por qué la corrupción? La primera razón es de orden metodológico y tiene que ver con la forma de medirla. La corrupción es un fenómeno borroso, difícil de registrar por su opacidad e ilegalidad. Hasta ahora han predominado las encuestas y entrevistas de opinión o de victimización al momento de estudiarla, lo que conlleva los aspectos relativos a la cons-trucción de ese fenómeno social desde las percepciones de las personas. Este aspecto presenta particularidades y también limitaciones inscritas el planteamiento de Sánchez-Carrión (2012) según el cual la encuesta está constituida por dos bloques: uno visible, definido por los procedimien-tos técnico-estadísticos, y otro oculto, basado en los supuestos heurísti-cos y sociopolíticos sobre los cuales aquellos se sustentan.

En segundo término, se trata de la inclusión de la corrupción como un aspecto a tomar en cuenta cuando se habla del desarrollo, por ser un

3 Para mayor información al res-pecto ver ONU (1989).

Page 60: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Sobre las mediciones de corrupción

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177 | 137

inhibidor o bloqueador de las oportunidades o libertades instrumenta-les que deberían tener las personas. Cuando en una sociedad hay corrup-ción, las oportunidades no se ofrecen sobre la libertad de elegir (basadas en normas claras y transparentes), sino desde la discrecionalidad del fun-cionario o de la persona encargada de aportar el servicio o el bien. Esto se observa desde de lo micro hasta lo macro; desde obtener un pasapor-te hasta adquirir un crédito para importar alimentos. Por otro lado, en-contramos los problemas vinculados al desarrollo cuando las decisiones políticas son secuestradas por los intereses privados de unos pocos, de-jando el interés público fuera del juego. Por último, vemos también cómo el sector privado mediante sobornos, por ejemplo, en ocasiones asume el papel de corruptor, cuyo efecto conduce a procesos como la asignación de concesiones que, en vez de ser transparente, se ve empañada por este tipo de prácticas. Varios estudios demuestran el efecto nefasto de la corrup-ción sobre el bienestar y el desarrollo humano (Rose-Ackerman, 2004).

La tercera razón (también asociada a la anterior) tiene que ver con que el problema de la corrupción comienza a tomarse en cuenta en los índices multidimensionales del bienestar y el desarrollo dentro de di-mensiones tales como la gobernabilidad o el buen gobierno, los derechos civiles y políticos y la ciudadanía. Índices mencionados arriba como el SEDA o el Social Progress Index, entre otros, se nutren de algunas de las fuentes que revisaremos en este trabajo. En el caso del Gross National Ha-ppiness de Buthan, la corrupción se recoge mediante su propia encuesta.

Por lo tanto, el presente trabajo tiene como finalidad la identifica-ción, el análisis y la comparación de los diferentes intentos por medir la corrupción a nivel internacional, para lo cual se seleccionó, como caso de análisis, los diecinueve países de América Latina. Se intenta responder a las siguientes preguntas: ¿cómo se mide la corrupción?; ¿quiénes la mi-den? Asimismo, se pretende hacer un primer análisis comparativo de la corrupción para cada uno de los países dela región. El texto se estructura en cuatro partes: en la primera se expone el problema de la corrupción

Page 61: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Carlos Enrique Hernaíz, Mauricio Phélan & Jonathan Camacho

138 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177

o la corrupción como problema; en la segunda se presentan los diversos enfoques y perspectivas que se han escrito sobre la corrupción; la ter-cera parte, más detallada por ser el objeto del texto, se refiere a la medi-ción de la corrupción. En esta sección se revisan algunas instituciones y, dentro de estas, los enfoques y la manera como han medido el fenóme-no. Finalmente, se presenta un breve análisis comparativo de la situación de la corrupción en los países latinoamericanos incluidos en el análisis.

El problema de la corrupción

La corrupción no es un fenómeno social nuevo. Demóstenes fue acu-sado de malversación pública en la antigua Grecia y Cicerón denunció la dilapidación de los bienes del Estado romano. Igualmente, personajes como Dante y Shakespeare hicieron mención de este fenómeno (Rico & Salas, 1996; Tanzi, 1998).

La organización Avaaz en 2014, en una consulta mundial acerca de los principales retos que tiene la humanidad, presenta a la lucha contra la co-rrupción política en primer lugar con el 49.5 %.4 En la región latinoamerica-na este problema se ubica igualmente entre los primeros en ser percibidos por la población como un reto, junto a la desigualdad y la delincuencia en sus diversas manifestaciones, fenómenos que se retroalimentan. Un recien-te estudio, el Global Wealth Report de 2013 (estudio global de la riqueza), llevado a cabo por el Credit Suisse Research Institu-te, halló que cerca del 10 % de la población del mundo tiene el 84 % de la riqueza, mientras que la mitad más pobre de la población mundial apenas alcanza un 1 %. (Crédit Suisse, 2013). Buena parte de esta suma de dinero se encuentra en depósitos de paraísos fisca-les. Según cifras del mencionado estudio, la mitad de los depósitos en estos paraísos fiscales pertenece a cerca de 91 000 personas, que representan un

4 Para mayor información sobre el estudio consultar: https://secure.avaaz.org/en/poll_results_2014/?slideshow

Page 62: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Sobre las mediciones de corrupción

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177 | 139

0,001 % de la población mundial, controlando así una tercera parte de toda la riqueza mundial. La pregunta es por qué esa ingente suma de dólares se encuentra en depósitos de paraísos fiscales. Una respuesta frecuente es por la “seguridad” que ofrecen las leyes de esos países para la inversión; sin em-bargo, hay otra razón: por la garantía de anonimato y discreción sobre las cifras que ofrecen dichos paraísos fiscales a los dueños de tales capitales y que deben ocultarse porque su origen, en muchos casos, no se enmarca dentro de procesos lícitos. Según un estudio de Henry (2012) hay dos paí-ses latinoamericanos que se encuentran entre las diez naciones con mayor fuga de capitales: México y Venezuela.5 Estas fugas dan pie a la hipótesis de

que las transferencias no operan necesariamente sobre bases re-gionales o intra-nacionales; más bien, son los mercados financie-ros mayoristas globales los que han emergido como gigantes má-quinas redistributivas que juegan un rol clave en la persistente y creciente brecha entre ricos y pobres en todo el mundo. (Gagge-ro, Rua & Gaggero, 2013, p. 6)

Como sucede en muchos casos, la pobla-ción más pobre es la más vulnerable ante es-tas situaciones, dado que las élites adineradas generalmente evaden sus obligaciones impo-sitivas, obteniendo beneficios y ventajas com-petitivas. Además, el secreto bancario facilita el blanqueo de dinero proveniente de la corrupción, de actividades ile-gales, así como de otro tipo de delitos. Todo ello contribuye a aumentar la desigualdad, afectar el empleo formal y golpear la producción de al-gunos países, especialmente los más pobres. En otros términos, la exis-tencia de paraísos fiscales y la evasión de impuestos en regiones ricas y pobres limitan la recaudación impositiva de recursos que podrían forta-lecer oportunidades y libertades en los países. En definitiva, estamos en una región con tres características nefastas: la desigualdad, la delincuen-cia y la corrupción. De estas, la corrupción tal vez sea la menos estudiada

5 Los otros países que integran los diez países con mayo-res fugas de capital son: Ara-bia Saudita, Malasia, Emira-tos Árabes Unidos, Kuwait, Qatar, Nigeria, China, Rusia. Para mayor información ver Henry (2012).

Page 63: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Carlos Enrique Hernaíz, Mauricio Phélan & Jonathan Camacho

140 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177

y son pocos los esfuerzos dedicados a cuantificarla. Ahora bien, antes de pasar a la revisión de la medición de la corrupción, es necesario mirar grosso modo los diferentes enfoques sobre este fenómeno.

Aproximaciones y enfoques sobre la corrupción

La palabra “corromper” proviene del latín corrumpere y supone alte-rar, trastocar la forma de alguna cosa. Pero quizá la acepción más intere-sante es la siguiente: echar a perder, depravar, dañar, pudrir. Co-romper es un acto que supone la participación de al menos dos personas; se rom-pe co-participando. Pero ese acto de corromper encierra algo que que-bramos en común. La definición de corrupción más difundida la delinea como el “mal uso o abuso del poder público para obtener una ganancia privada” y ha sido acuñada por Transparency International, si bien es una definición muy general que se centra en la corrupción administrati-va y política. Haciendo un collage de varias concepciones se puede decir que la corrupción es todo comportamiento o acción abusiva por parte de funcionarios gubernamentales, o de algún miembro de una compa-ñía, éticamente cuestionable y con la que se busca el beneficio individual o de un grupo específico, en detrimento del posible beneficio de otros actores (BID, 2001; PNUD, 2003). En un intento por identificar estas ac-ciones se pueden enumerar las siguientes: sobornos, lavado de dinero, malversación, tráfico de influencias, abuso de funciones, enriquecimien-to ilícito, encubrimiento, obstrucción de la justicia y corrupción política.

En el ámbito académico actual, cuando se indaga sobre la corrupción como fenómeno y los intentos dirigidos a su conceptualización, sale a re-lucir una intensa discusión sobre cómo definirla, encontrando una fér-til polisemia de desarrollos teóricos que permiten adaptar el fenómeno a

Page 64: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Sobre las mediciones de corrupción

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177 | 141

una diversidad de perspectivas y necesidades de investigación que, a su vez, dan cuenta de variadas formas de entender y observar el fenómeno. Tal vez una de las dificultades más claras a la hora de hacer una defini-ción concreta sobre la corrupción es que como fenómeno tiene impli-caciones sociales, económicas, legales y políticas. Las definiciones sobre corrupción han tendido a orientarse hacia dos grandes perspectivas: una en la que se la trata como un problema estructural —donde política y economía están en el centro del análisis—, o bien como un problema cul-tural, que se enfoca en la moral individual (Andvig & Odd-Helge, 2001).

En este trabajo nos centraremos en la corrupción desde la perspec-tiva estructural. Según Mohabbat (2004) las distintas aproximaciones a la corrupción que existen pueden ser agrupadas según la naturaleza que atribuyen a dicho fenómeno, clasificándolas en cinco categorías con base en la función que esta adquiere. Así, el autor expone las siguientes: 1) las definiciones que se centran en el beneficio público asumen la corrupción como negativa, en tanto supone que funcionarios utilizan su posición para el beneficio privado propio o de terceros; 2) las definiciones que atienden al mercado, provenientes de análisis que han estado en aumen-to, incluso con la aparición del concepto de corrupción corporativa, la cual incluye el soborno de funcionarios así como de los insider trading6 (Bratsis, 2003); 3) las definiciones que hacen énfasis en la función públi-ca insisten en el hecho de que el uso indebido de recursos o influencias por parte de los titulares de cargos públicos para beneficio privado es corrupción; 4) las definiciones basadas en la opinión pública utilizan la percepción de la población sobre los políticos, las instituciones y sus ni-veles de corrupción, así como la honradez de los servidores públicos, y 5) están aquellas definiciones que se concentran en criterios legales para la observación de la corrupción.

En los últimos años ha venido tomando fuerza otro aporte importante en la conceptuali-zación de la corrupción: la incorporación de los

6 El insider trading supone la compra de valores en la bol-sa, haciendo uso de informa-ción confidencial.

Page 65: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Carlos Enrique Hernaíz, Mauricio Phélan & Jonathan Camacho

142 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177

agentes corruptores en la ecuación. Como corruptores se entienden aque-llos actores que ofrecen algún tipo de soborno a funcionarios públicos, bien sean políticos o burócratas, o a algún miembro de una compañía o corpora-ción, cuyo objetivo es obtener alguna ventaja o beneficio éticamente cues-tionable. En la mayoría de las definiciones se asume la corrupción como un tema de gestión gubernamental e incluso se ha llegado a hacer la distinción entre corrupción política y administrativa, asumiendo que en el caso de la primera se refiere a representantes políticos, es decir, a cargos electos e im-plica el estrato más alto de este tipo de corrupción, ya que involucra a las más altas esferas de la toma de decisiones. Por su parte, la corrupción admi-nistrativa compromete a los funcionarios públicos por nombramiento y su-pone la corrupción “aguas abajo”, hasta llegar al nivel inferior en la jerarquía de la burocracia gubernamental. Una de las consecuencias más palpables de la corrupción en este nivel es que los funcionarios tienden a complejizar o dificultar los procesos burocrático-administrativos para propiciar la oferta de sobornos por parte de quienes requieren dichos procesos (Khan, 2008).

Tal vez la distinción más importante entre la corrupción administra-tiva y la política tiene que ver con sus implicaciones. Por un lado, la co-rrupción administrativa supone sobornos y desplazamiento de recursos públicos a representantes privados, lo cual es un problema bastante se-rio que, si bien no siempre ocupa los titulares de las noticias, crea el am-biente necesario para otras formas de corrupción (Langseth, 2006). Pero en el caso de la corrupción política el efecto es sobre las decisiones que se toman y cómo estas benefician a unos pocos, es decir, las implicacio-nes son mucho más profundas y permanentes. A estos dos tipos se suma la corrupción corporativa, en la que los actores principales son del sec-tor privado y está asociada a algunas de las formas más borrosas de la co-rrupción, como el tráfico de influencias, por ejemplo. Según un estudio llevado a cabo por Transparency International en 2013, el soborno en-tre empresas parece ser tan común como aquel entre el sector privado y el público (Hardoon & Heinrich, 2011). También es importante destacar

Page 66: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Sobre las mediciones de corrupción

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177 | 143

que la corrupción se puede dar sin la participación de un agente públi-co, es decir, se puede dar entre actores del sector privado, organizacio-nes no gubernamentales (ONG) y asociaciones civiles, e incluso en las relaciones entre individuos7 (Andvig & Odd-Helge, 2001).

El planteamiento de Transparency International es que la corrupción no solo es un problema moral o ético, sino que además es un gran obs-táculo para el desarrollo de las naciones, con lo que la tesis desarrollista comienza a tambalearse. Quizá no es que sean menos corruptos por ser desarrollados, sino a la inversa: son desarro-llados por ser menos corruptos. Por décadas leímos el asunto de cabeza. Desde el enfoque de las capacidades, la corrupción inhibe el de-sarrollo de la agencia o del empoderamiento de las personas.

Es importante destacar que en el análisis de la corrupción se ha he-cho cada vez más latente la necesidad de darle una mirada más amplia, que no se centre únicamente en el funcionario o político como trans-gresor, sino que incorpore los elementos sociales que hacen posible o incluso incentivan este tipo de actitudes. Esto nos lleva a un análisis de las relaciones entre corruptores y corrompidos, así como de las situacio-nes y circunstancias que hacen posible la corrupción. Más allá de la falta de consenso sobre el concepto de corrupción, hay un punto en el que el acuerdo es unánime: la corrupción se asume como un fenómeno nefas-to e indeseable. Se ha escrito mucho sobre las causas que hacen posible la corrupción así como de algunas de sus consecuencias; sin embargo, hay pocos análisis para el caso latinoamericano que se basen en indica-dores e índices para hacer patente esta relación.

7 Un ejemplo de ello es la prác-tica de dar propinas en oca-siones en las que ya se está cobrando por un servicio o incluso para agilizar trámi-tes burocráticos por parte de funcionarios.

Page 67: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Carlos Enrique Hernaíz, Mauricio Phélan & Jonathan Camacho

144 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177

La medición de la corrupciónLa corrupción es uno de esos fenómenos que se pueden caracterizar

por su borrosidad, por su generalidad e imprecisión. Como menciona Re-yes (2008), está caracterizada por su clandestinidad: “se esconde, es velada, permanece en la oscuridad” (p. 12). Una fórmula para quebrar esta paráli-sis cognoscitiva es mediante la medición indirecta, pero no por ello menos confiable: medir la percepción de la gente en torno al fenómeno. Dice Reyes (2008): “Si la corrupción estaba allí, debía ir dejando huellas y estas huellas tendrían un registro en la opinión pública” (p. 12). Desde otra perspectiva se puede decir que es mediante el estudio de la víctima, mediante los casos de corrupción declarados, lo que no necesariamente ofrece información con-fiable y amplia acerca de la magnitud del fenómeno. Por todo ello el único método disponible actualmente para compilar datos comparativos entre paí-ses se basa principalmente en la experiencia y en la percepción de aquellos que están confrontados más directamente con las realidades de la corrup-ción. Las percepciones tienen un peso significativo en lo que sucede en rea-lidad, pues estas ayudan a influenciar las políticas públicas y las decisiones de inversión. Las percepciones son en gran medida un reflejo de la realidad.

La corrupción tiene diferentes maneras de ser percibida y, por tan-to, expresada. Para algunos se ubica como una acción consentida social-mente, diluyéndose como una práctica asociada a destrezas o habilidades para hacer “buenos negocios” o para garantizar la sobrevivencia. En mu-chos casos no es penalizada sino, por el contrario, aceptada —a veces— de manera complaciente, sobre todo por los resultados alcanzados. Asimis-mo, es un fenómeno que no se refleja de manera explícita y está disimu-lado bajo mecanismos y comportamientos que van asumiéndose como naturales o normales en la vida cotidiana, como es el caso del soborno.

Y es que precisamente la corrupción aflora en aquellos sistemas don-de las instituciones y los mecanismos de transparencia son menos efi-caces. Así, la medición o el registro del fenómeno resulta un imposible.

Page 68: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Sobre las mediciones de corrupción

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177 | 145

Intentar recabar datos sobre actos ilícitos es una tarea detectivesca con pocas posibilidades de alcanzar algún logro. Desde el punto de vista téc-nico de la recolección de los datos, la dificultad para medir la corrupción como fenómeno reside en los problemas que supone recabarlos y, en los casos en los que se dispone de ellos, muchas veces son poco fiables y en-gañosos (Andvig & Odd-Helge, 2001, p. 1).

El estudio de un fenómeno con estas características a través de la per-cepción de la ciudadanía nos remite a Bourdieu, quien en consideración a los sondeos de opinión destaca tres aspectos: 1) no todo el mundo tie-ne una opinión acerca de todo lo que se investiga; 2) no todas las opi-niones tienen el mismo peso y el hecho de acumular opiniones que no tienen en absoluto la misma fuerza real lleva a producir artefactos des-provistos de sentido; 3) no hay consenso en los problemas que hay que investigar, como parece desprenderse de las preguntas de las encuestas (Bourdieu citado por Sánchez-Carrión, 2012). Así nos encontramos ante un fenómeno que puede ser percibido de muy diversas maneras por par-te de la población: desde el desconocimiento, pasando por su aceptación complaciente, hasta su rechazo y criminalización. En términos de Sán-chez-Carrión (2012), se trata de entender que las encuestas parten de dos supuestos, uno técnico-estadístico frente a otro filosófico-político. La composición de la muestra parte de un principio democrático según el cual todos los individuos encuestados tienen el mismo peso (en simi-litud está la equivalencia una persona un voto). Sin embargo, en la reali-dad esto no parece ser así, pues el autor citado afirma que las muestras, aun las que gozan de una mayor representatividad, no logran reprodu-cir la estructura social en sus diferencias y desigualdades. Frente a per-sonas (unidades de información) con diferentes niveles de educación y de información, además de valores e intereses también diversos, está el efecto del estímulo que puede producir la pregunta sobre las respuestas, más aún en sociedades con poca vocación democrática, o en términos popperianos, sociedades cerradas o con vocación de serlo.

Page 69: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Carlos Enrique Hernaíz, Mauricio Phélan & Jonathan Camacho

146 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177

Se tiene entonces que la medición de la corrupción se ha realizado des-de la percepción, la victimización o la experiencia, desde los mecanismos de control institucional existentes y su funcionamiento, a la confianza en las instituciones y desde las fuentes de soborno. Se han levantado encuestas a informantes calificados como funcionarios, empresarios, así como también al público en general. A continuación se presenta un análisis comparativo de las principales mediciones existentes sobre la corrupción con lo que se pre-tende hacer un repaso por aquellos esfuerzos que diversas instituciones han realizado para construir indicadores sobre la corrupción. Se han identificado las siguientes instituciones y sus respectivos índices o indicadores (cuadro 1).

Cuadro 1. Características metodológicas de los índices/indicadores sobre corrupción

Institución Nombre del índice o estudio

Instrumentos de recolección de datos Tipo de índice Países de américa

latinaAños

disponibles

Tran

spar

enci

a In

tern

acio

nal

Índice de percepción de la corrupción

Encuestas de opinión a pobla-ción abierta; opinión calificada empresarios y analistas

Índice compuesto de carácter subjetivo

Todos 1995-2012

Barómetro global de corrupción

Encuesta de opinión pública Índice simple Argentina, Bolivia, Bra-sil, Chile, Colombia, Costa Rica, R. Domi-nicana, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Méjico, Nicaragua, Pa-namá, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela

El índice de fuentes de soborno

Encuestas de fuentes de sobor-no, dirigida a 3016 ejecutivos de empresas de 30 países

Índice compuesto de carácter subjetivo

No están todos sola-mente Argentina, Brasil y México (Chile es con-sultado mas no apa-rece entre los 28 que ofrecen sobornos).

1999, 202, 2006, 2008 y 2011

Banc

o M

undi

al

Control de la corrupción

Encuestas de percepción a organizaciones no guberna-mentales, empresas privadas y públicas y organizaciones transnacionales

Indicador compuesto sobre la base de varias fuentes de información mediante el modelo de componentes no obser-vados (UCM por sus siglas en ingles)

Todos 1996, 1998, 2000, 2002, 2003, 2004, 2005, 2006,2007, 2008, 2009

Índice de corrupción y ética corporativa

Índice compuesto de carácter subjetivo

Todos 2004

Latin

obar

ómet

ro Víctima de la corrup-ción; progreso reduc-ción de la corrupción; pagar sobornos; saltar procedimientos

Encuestas por hogares, tamaño 20 000; Entrevistas

Indicadores sobre te-mas de corrupción

No hay datos de Cuba 2010-2011

Wor

ld J

ustic

e Pr

ojec

t

Rule of Law Index Encuesta general de población de tamaño 100 000 Combi-nada con entrevista a expertos (Qualified Respondent’s Ques-tionnaires or QRQs)

Índice compuesto de carácter subjetivo

No están todos, fal-tan Costa Rica, Cuba, Honduras y Paraguay

Page 70: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Sobre las mediciones de corrupción

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177 | 147

Institución Nombre del índice o estudio

Instrumentos de recolección de datos Tipo de índice Países de américa

latinaAños

disponibles

Glo

bal

Inte

grity

Global Integrity 2011 Información secundaria No están todos, so-lamente Colombia, México, Nicaragua y Venezuela.

FUN

DA

R

Índice latinoamericano de transparencia pre-supuestaria (IGPT)

Encuesta de percepción dirigi-da a expertos y usuarios de los presupuestos, compuesto por legisladores, comunicadores so-ciales, académicos y organiza-ciones de la sociedad civil.

Índice simple México, Ecuador, Cos-ta Rica, Guatemala y Venezuela. (Para algu-nos de los años ante-riores la lista es más extensa)

2011

Red

Latin

oam

eric

ana

por l

a Tr

ansp

aren

cia

Legi

slativ

a

Índice latinoamerica-no de transparencia legislativa

Cuestionario compuesto de 193 preguntas aplicado a los miembros de la Red

Índice compuesto en base a las normativas

Argentina, Chile, Co-lombia, México y Perú

2011 y 2014 (el último no ha salido aún)

Mill

er &

C

heva

lier

and

Mat

teso

n El

lis

Law

Latin American Corrup-tion Survey

Encuesta de percepción a eje-cutivos de corporaciones de EEUU y de América Latina

Índice compuesto en base a 17 Indicadores

Argentina, Bolivia, Bra-sil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, México, Paraguay, Perú, Uru-guay y Venezuela

2012

Transparency International (TI)

Tal vez la organización que más se ha dedicado a la medición de la corrupción es Transparency International, fundada en 1993 por Peter Ei-gen y James D. Wolfensohn, con un grupo de personas preocupadas por la corrupción y el efecto de esta en el bienestar y el progreso de las per-sonas. Desde 1995 ha desarrollado anualmente el índice de percepción de la corrupción (Corruption Perceptions Index, CPI), el cual estudia más de 150 países. Más recientemente, y como complemento de dicho índi-ce, se diseñó el índice de fuentes de soborno (Bribe Payers’ Index, BPI) el cual proporciona los niveles de corrupción por áreas y sectores de la in-dustria. También se desarrolló el barómetro global de corrupción (Glo-bal Corruption Barometer, GCB), consistente en una encuesta de opinión pública que mide tanto las experiencias como la percepción de este fe-nómeno en más de 60 países.

Page 71: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Carlos Enrique Hernaíz, Mauricio Phélan & Jonathan Camacho

148 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177

Índice de percepción de corrupción (IPC)

Este índice responde a la pregunta de cuán corrupto es percibido el sector público de un país, cubriendo desde funcionarios hasta políticos. Mide los niveles de percepción sobre opiniones y experiencias de corrup-ción en el sector público en los países donde es administrado. El IPC es una encuesta de encuestas; es decir, es un índice ponderado de estudios que son levantados en cada país por diferentes instituciones. Las encuestas se dirigen a tres niveles de informantes: población abierta, empresarios y analistas, y se consideran dos tipos de muestras: no-residentes y residen-tes. Es importante observar que la opinión de los residentes coincide bas-tante con la de los expertos no residentes. Como debilidad está que el IPC tiene alcance limitado, en términos de aportar datos detallados para el di-seño de estrategias o para evaluar progresos específicos en la lucha contra la corrupción. Igualmente Transparency International requiere que haya al menos tres fuentes disponibles para un país antes de considerar que la base de datos sea suficientemente sólida para que el país sea clasificado en el IPC. Por tanto, el IPC es un índice compuesto y de carácter subjetivo.

Barómetro global de corrupción (Global Corruption Barometer, GCB)

Este barómetro se construye anualmente desde el 2003 mediante una encuesta de opinión pública que se aplica a unas 1000 personas8 en cada uno de los 107 países en los que se lleva a cabo. Su finalidad es arrojar información acerca de las opiniones las personas sobre la corrupción en sus paí-ses, así como de su relación y experiencia personal con el fenómeno. En lo relativo a la opinión sobre la corrupción político-administrativa, interroga cuáles instituciones son consideradas las más corruptas y la efectividad que ha tenido el Gobierno en la lucha

8 En el caso de los países cuya población es menor al millón de habitantes.

Page 72: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Sobre las mediciones de corrupción

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177 | 149

contra la corrupción, así como su disposición a cometer o ser cómplice de actos de corrupción.

Índice de fuentes de soborno

El índice es aplicado a partir de una encuesta de percepción (Bribe Payers Survey)9 que realiza Transparency International en 30 países (que incluyen cuatro países latinoamericanos: Chile, Argentina, Brasil y Méxi-co) seleccionados con base en el monto de sus inversiones extranjeras di-rectas (IED), el valor de sus exportaciones y su relevancia regional. En la encuesta del 2011 se consultó a 3016 ejecutivos de empresas. A par-tir de los datos recabados se construyó el índi-ce considerando diferentes tipos de soborno, calificando y clasificando a los países en estu-dio según una escala de 0 a 10. La puntuación de 10 refleja, de acuerdo con las opiniones de los consultados, que las em-presas del país no participan en sobornos de ningún tipo al momento de realizar actividades comerciales en el extranjero. El 0 representa obvia-mente todo lo contrario (Hardoon & Heinrich, 2011). La importancia de este índice radica en la afirmación de Reyes (2008): se necesitan dos para bailar tango. Efectivamente, para que exista corrupción debe haber co-rruptores. Como señala el mismo autor, a pesar de todas las limitaciones está claro que las naciones industrializadas han tenido responsabilidad en mantener la corrupción, sobre todo en los países más pobres. Esto se confirma en el índice correspondiente al 2011, que muestra que ninguna de las 28 economías estudiadas puede considerarse como transparente completamente, ni exenta de soborno, como se verá más adelante. Dados los parámetros de los países que son incluidos en el índice, para el 2011 solo aparecen en el ránking tres países latinoamericanos: Brasil, Argen-tina y México, de los 28 que forman parte del ránking general.

9 El Bribe Payers Survey se apli-ca anualmente a ejecutivos de empresas con el fin de co-nocer su opinión sobre el gra-do en que las empresas de las principales economías del mundo participan en sobor-nos cuando hacen negocios en el extranjero. (Hardoon & Heinrich, 2011)

Page 73: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Carlos Enrique Hernaíz, Mauricio Phélan & Jonathan Camacho

150 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177

Banco Mundial

El Banco Mundial (BM) es la otra organización a nivel internacional que se ha dedicado al estudio de la corrupción y su relación con el desa-rrollo y la gobernabilidad. Desde 1996 hasta el presente lleva a cabo un proyecto sobre indicadores de gobernanza (Worldwide Governance In-dicators, WGI) en más de 200 países. Dentro del grupo de indicadores se incluyen el control de la corrupción y el índice de corrupción y ética cor-porativa (Corporate Corruption and Ethics Indices).

Control de la corrupción (CC)

Los indicadores para este estudio se basan en datos que provienen de más de 31 fuentes de información, entre encuestas de percepción a ONG, empresas privadas y públicas y organizaciones transnacionales. Para ello el CC mide la percepción sobre el ejercicio del poder público para el be-neficio individual, incluyendo las manifestaciones a pequeña y gran es-cala de corrupción. Igualmente, intenta medir la captura del Estado y de sus instituciones por élites o grupos de poder. Las fuentes de informa-ción que se utilizan para el cálculo de los indicadores provienen de di-ferentes encuestas que recogen la percepción individual de actores de la administración pública, el sector privado, las ONG y expertos en el área. Esta información se divide en seis clústeres, que se corresponden con las dimensiones antes mencionadas, aplicando a cada uno la metodología del Unobserved Components Model. A partir de allí proceden a: 1) estan-darizar la información; 2) construir los indicadores asignando los pesos a la información confiable, y 3) definir los márgenes de error para cada dato generado. El indicador CC que ofrece el WGI está basado en una definición amplia de corrupción:

Page 74: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Sobre las mediciones de corrupción

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177 | 151

Observar la percepción sobre las manifestaciones del uso del po-der en la administración pública para beneficio privado (indivi-dual), incluyendo la corrupción tanto de pequeña como de gran escala, así como la “captura” del Estado por parte de élites e in-tereses privados. (Banco Mundial, 2006)

Índices de corrupción y ética corporativa (Corporate Corruption and Ethics Indices)

Estos son una serie de índices que forman parte de un artículo publi-cado por Daniel Kaufmann con base en el Global Competitiveness Report 2004/2005, desarrollado por el BM (Kaufmann, 2005). Uno de los aportes más interesantes de estos índices es que incor-poran lo que el autor llama corrupción legal, sosteniendo que dichas formas de corrupción no son usualmente tomadas en cuenta en este tipo de estudios y las cuales persisten sobre todo en algunos de los países más ricos.10

Latinobarómetro

En América Latina está la ONG Latinobarómetro, que investiga temas asociados al desarrollo de la democracia, la economía y la sociedad en la región, adoptando para ello indicadores de opinión pública que miden actitudes, valores y comportamientos hacia esos temas. Latinobaróme-tro realiza anualmente estudios con una muestra de alrededor de 20 000 encuestas en 18 países de América Latina. La corrupción ha sido uno de los temas tratados, para lo cual han levantado encuestas con preguntas en las cuales se relaciona la corrupción con el desempeño institucional, con bienes públicos, con experiencias personales, con medidas y acciones para enfrentarla. La corrupción ha sido estudiada desde 1995, con cam-bios en las preguntas para cada año, limitando la construcción de series completas sobre algunos de los temas estudiados.

10 Al respecto el autor dice que “donde las ‘reglas del juego’ han sido acaparadas por la éli-te, las frecuentes manifestacio-nes de lo que se conoce como ‘corrupción legal’ pueden pre-valecer a las formas ilegales.” (Kaufmann, 2005, p. 1).

Page 75: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Carlos Enrique Hernaíz, Mauricio Phélan & Jonathan Camacho

152 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177

En el 2011 Latinobarómetro abordó el tema de la corrupción median-te tres preguntas: la primera indaga sobre los principales problemas que afectan a los países, dentro de los cuales una de las opciones de respues-ta es la corrupción; una segunda pregunta sobre el tema es ¿cuánto cree usted que se ha progresado en reducir la corrupción en las instituciones del Estado en los últimos dos años? La tercera trata el tema de victimi-zación: ¿ha sabido usted o algún pariente de algún acto de corrupción en los últimos 12 meses? Y, finalmente, interroga sobre las posibilidades de que el problema de la corrupción sea resuelto por el Estado: ¿en qué medida cree usted que el Estado puede resolver…? De manera direc-ta (en línea) se pueden estudiar, por países, las respuestas a la pregunta sobre el papel del Estado en la solución del problema de la corrupción.

World Justice Project

El World Justice Project (WJP) es una organización independiente fundada por William H. Nuekom en el 2006 con el apoyo de un conjun-to de organizaciones independientes. Esta organización está abocada al estudio del imperio de la ley (Rule of Law) a nivel mundial, partiendo de la idea de que este es la base de comunidades de oportunidades con equi-dad, las cuales ofrecen un desarrollo económico sustentable, rendición de cuentas y respeto a los derechos humanos fundamentales.

Esta organización elabora el WJP Rule of Law Index, el cual ofrece un detallado y exhaustivo estudio en 99 países sobre el imperio de la ley. El índice es construido en 11 pasos y está compuesto por 9 dimensiones o factores desagredados en 47 indicadores o subfactores. La recolección de datos se hace mediante dos fuentes: una encuesta general de población (General Population Polls, GPS) aplicada anualmente a una muestra de más de 100 000 personas en los diferentes países en estudio, lo que implica aproximadamente 1000 en cada país. La encuesta es complementada por entrevistas (Qualified Respondent’s Questionnaires, QRQs) a informantes

Page 76: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Sobre las mediciones de corrupción

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177 | 153

clave y expertos (Botero & Ponce, 2010). En el caso de la entrevista, se ha-cen cerca de 24 entrevistas por país. Las encuestas en los países de Amé-rica Latina se realizan personalmente, por teléfono y mixtas en las tres principales ciudades. Los autores reconocen algunas limitaciones, entre las cuales señalan las siguientes: no se pueden establecer relaciones de causalidad entre las variables estudiadas; la recolección de datos se hace en las principales ciudades, dejando por fuera a las más pequeñas y a las zonas rurales; las entrevistas a expertos son pocas, dado que no hay mu-chos informantes clave en los países en estudio. El presente estudio tiene la limitación de no contar con información para Costa Rica, Cuba, Hon-duras y Paraguay, lo que hace difícil el análisis comparativo.

Global Integrity

Global Integrity11 es una organización sin fines de lucro creada en 1999 y con sede en Washington. Esta organización ha diseñado el Glo-bal Integrity Index 2011, el cual tiene una pers-pectiva bastante interesante dado que, ante la limitación de medir directamente la corrup-ción, se centra en la evaluación de los mecanismos formales de control destinados a evitarla. Su objetivo principal es el de ofrecer información sobre las fortalezas y debilidades de los sistemas anticorrupción de cada país, con la intención de apuntar hacia su fortalecimiento. Para el levanta-miento de información cuenta con equipos nacionales conformados por reporteros (periodistas) y por expertos en materia de corrupción. Para ello recaba información sobre tres conceptos básicos: 1) la existencia de mecanismos dirigidos a garantizar la integridad pública, incluyendo le-yes e instituciones que velen por ello, las cuales promuevan la confiabi-lidad y pongan cota a la corrupción; 2) la efectividad de los mecanismos antes mencionados, y 3) el acceso de los ciudadanos a dichos mecanis-mos de control y lucha contra la corrupción. Esta batería de indicadores

11 Su sitio web es https://www.globalintegrity.org/

Page 77: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Carlos Enrique Hernaíz, Mauricio Phélan & Jonathan Camacho

154 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177

sobre corrupción solo está disponible para cuatro países latinoamerica-nos (Colombia, México, Nicaragua y Venezuela).

Otras fuentes

Se revisaron otras fuentes a modo de referencia, pero sin tomar los datos para la comparación. Se exponen a continuación:

Fundar

Es un estudio promovido desde cinco países latinoamericanos que se viene llevando a cabo bianualmente desde el 2001,12 y que produce el Índice latinoamericano de transparencia presupuestaria (IGPT). Como su nombre lo indica, “es un instrumento cuyo obje-tivo general es evaluar y medir la trans-parencia de las prácticas presupuestarias en los países involucrados en el estudio” (CIEN, 2012, p. 9).

Índice latinoamericano de transparencia legislativa

Este índice parte de la necesidad de atender el tema de la transpa-rencia legislativa desde una perspectiva de “estándares de transparencia legislativa”, que complementen los datos que arrojan los abordajes de la percepción de la población sobre el tema.

12 En ese año se contó con cin-co países participantes; no obstante, el número de países que comprenden cada una de sus ediciones ha variado. Llama la atención que para el 2009 fueron doce los paí-ses que formaron parte del es-tudio, aunque para el 2011 retornaron nuevamente a los cinco originales.

Page 78: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Sobre las mediciones de corrupción

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177 | 155

Miller & Chevalier and Matteson Ellis Law

La firma Miller & Chevalier and Matteson Ellis Law, junto a otras doce firmas latinoamericanas, levantan una encuesta de percepción (la Latin American Corruption Survey) en la que se interroga a ejecutivos de corporaciones tanto en Estados Unidos como en América Latina.

A continuación se presenta el cuadro 2 que resume información so-bre las dimensiones recogidas por cada uno de los índices e indicadores mencionados, con el objeto de ofrecer una idea general sobre las orien-taciones teóricas que impulsan a cada uno de los estudios en cuestión.

Cuadro 2. Dimensiones y temas considerados por cada estudio sobre corrupción

Institución Índice/Indicador Dimensiones/Preguntas relacionadas al tema de la corrupción

Tran

spar

enci

a In

tern

acio

nal Índice de percepción

de la corrupción• Percepción sobre la corrupción en el sector público

Barómetro global de corrupción

• Percepción general sobre la corrupción en cada país• Instituciones con corrupción severa• Experiencias personales sobre sobornos• Efectividad del gobierno en la lucha contra la corrupción y disposición a colaborar• Percepción sobre la influencia de intereses particulares y relaciones personales en la

corrupción

Índice de fuentes de soborno

• Uso de sobornos por parte de las empresas de un país• Sectores de negocios en los que se identifica el soborno como práctica a diferentes

niveles

Banc

o M

undi

al

Control de la corrupción

• Selección, monitoreo y reemplazo de los gobiernos: rendición de cuentas y estabilidad política y ausencia de violencia/terrorismo

• Formulación e implementación efectiva de políticas: efectividad gubernamental y calidad en la regulación

• Respeto hacia las instituciones: imperio de la ley y control de la corrupción

Índice de corrupción y ética corporativa

• Componente de corrupción corporativa ilegal• Componente de corrupción corporativa legal • Índice de ética corporativa (es el resultado de la combinación de los dos components

anteriores) • Índice ética en el sector público • Efectividad jurídico/legal• Índice de gobernabilidad corporativa

Latin

obar

ómet

ro Víctima de la corrupción; progreso reducción de la corrupción; pagar sobornos; saltar procedimientos

Preguntas• ¿Usted o su familia han sabido de algún acto de corrupción?• Progreso en reducción de corrupción en las instituciones del estado (2 años)• Pagar un soborno a un funcionario público si esta es la única forma de obtener las

cosas• Que las personas se salten el procedimiento regular para hacer trámites

Page 79: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Carlos Enrique Hernaíz, Mauricio Phélan & Jonathan Camacho

156 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177

Institución Índice/Indicador Dimensiones/Preguntas relacionadas al tema de la corrupción

Wor

ld J

ustic

e Pr

ojec

t

Rule of Law Index

• Limitaciones del poder gubernamental• Ausencia de corrupción• Gobierno transparente • Derechos fundamentales• Orden y seguridad• Cumplimiento regulatorio• Justicia civil• Justicia criminal y justicia informal

Glo

bal

Inte

grity

Global Integrity 2011

• ONG, información pública y medios• Elecciones• Controles sobre conflictos de interés en el gobierno y equilibrio de los poderes públicos • Administración pública y profesionalismo• Controles y vigilancia al gobierno• Red anticorrupción, imparcialidad y profesionalismo en la aplicación de la ley

FUN

DA

R Índice latinoamericano de transparencia presupuestaria (IGPT)

• Participación ciudadana en el presupuesto• Atribuciones y participación del legislativo en el presupuesto• Información sobre criterios m acroeconómicos del presupuesto• Cambios del presupuesto• Asignación del presupuesto• Fiscalización del presupuesto• Evaluación de la contraloría interna• Capacidades de los órganos de control externo • Rendición de cuentas• Control sobre funcionarios federales• Responsabilidad de niveles de gobierno• Información sobre la deuda nacional• Calidad de la información y estadísticas en general• Oportunidad de la información del presupuesto

Red

Latin

oam

eric

ana

por

la T

rans

pare

ncia

Le

gisla

tiva Índice

latinoamericano de transparencia legislativa

• Normatividad• Labor legislativa• Presupuesto y gestión administrativa• Atención y participación ciudadana

Mill

er &

Che

valie

r an

d M

atte

son

Ellis

Law

Latin American Corruption Survey

• Corrupción corporativa, administrativa y política• Impacto de la corrupción para los negocios• Efectividad de las leyes contra la corrupción y su aplicación• Corrupción en las instituciones gubernamentales y en las empresas

De esta revisión se puede concluir que los estudios sobre indicadores e índices de corrupción, así como sus diferentes manifestaciones, revelan el avance en la medición de este tipo de fenómenos, esfuerzo que hasta hace poco tiempo se consideraba casi imposible. Como se afirma en un documento del BM (2004), ha habido una “explosión” en las técnicas de medición que ha puesto freno al escepticismo. Estos nuevos métodos y

Page 80: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Sobre las mediciones de corrupción

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177 | 157

técnicas se concentran en crear indicadores basados en encuestas de ex-pertos y en medir la magnitud de la corrupción a través de encuestas de empresas y usuarios de servicios públicos.

Estos nuevos datos sobre la gobernabilidad, junto con la revolu-ción en la tecnología de la información y el deseo de muchos re-formistas en los gobiernos, la sociedad civil y las organizaciones internacionales de generar datos y divulgarlos de forma transpa-rente han dado lugar a un uso tan difundido de los datos sobre la gobernabilidad que se ha acuñado el concepto del poder de los datos. (Banco Mundial, 2004)

Continúa el documento con una pregunta pertinente: ¿por qué son importantes los datos sobre estos temas? Ante lo cual se exponen cin-co razones: 1) cuestionan algunas afirmaciones de larga data como, por ejemplo, que un país tiene que ser rico para gozar de una buena gestión y de poca corrupción; 2) permiten que la gestión y la toma de decisiones se apoyen en mediciones basadas en el desempeño, tales como identifi-car y vigilar los factores determinantes y a las instituciones de gestión de los asuntos públicos más vulnerables de un país; 3) proporcionan infor-mación a los agentes, a la sociedad civil y a los medios de comunicación para poder influir en las políticas; 4) la información devela y desmitifica la gobernabilidad, la corrupción y el cambio institucional, lo que da lu-gar a un mayor rigor y a un diálogo abierto, y 5) apoyan la investigación cuantitativa basada en evidencias.

Los datos obtenidos en encuestas de empresas también han ayudado a determinar, mediante el uso de códigos, los efectos de la gobernabili-dad y la corrupción. Las investigaciones llevadas a cabo por el BM indi-can que los ingresos nacionales de los países que combaten la corrupción y mejoran el imperio de la ley pueden aumentar hasta cuatro veces en el largo plazo, y que la mortalidad infantil puede disminuir hasta un 75 %.

Page 81: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Carlos Enrique Hernaíz, Mauricio Phélan & Jonathan Camacho

158 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177

La corrupción en América Latina

Una vez hecho el paneo sobre los diferentes índices relacionados con el fenómeno de la corrupción, pasamos a realizar un análisis explorato-rio de los resultados sobre los 19 países de América Latina, para lo cual se construyó una suerte de pauta. Es importante destacar que el análisis no sigue estrictamente la secuencia de las fuentes.

¿Hay corrupción? ¿Es un problema?

En América Latina el origen de la corrupción se puede remontar al periodo de colonización, debido al cambio de las estructuras sociales y legales y de las relaciones de poder. Ya en el siglo XX, a mediados de los años setenta se comienzan a realizar estudios sobre la corrupción desde las perspectivas criminalísticas y la democratización (García, 1987). En par-ticular, el problema de la corrupción ha cobrado importancia a partir de los años noventa debido a sonados escándalos en países como Brasil, Vene-zuela, Ecuador, México, Nicaragua y Argentina (Canache & Allison, 2005).

Debido a los diversos problemas de corrupción que se presentan en los países de América Latina tanto en el nivel de las personas y de los ho-gares, como del propio país, cabe preguntarse: ¿cómo es percibida la co-rrupción?, ¿cuántos reconocen la corrupción como un mal para el buen funcionamiento de la sociedad? Transparency International, mediante el IPC, nos presenta una primera aproximación a estas preguntas. El prome-dio del índice de percepción de la región es 38.97, el cual está por deba-jo del promedio mundial que es del 43.26. Los cinco países que se ubican por encima del promedio regional son: Chile, Uruguay, Costa Rica, Cuba y Brasil; los restantes están sobre el promedio o por debajo de este. Los valores máximos los tienen Chile y Uruguay con 72, los más bajos Para-guay y Venezuela, con 25 y 19 respectivamente.

Page 82: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Sobre las mediciones de corrupción

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177 | 159

Una segunda aproximación la ofrece el Rule of Law Index en relación con la ausencia de corrupción (Tabla 1). Los resultados complementan el índice revisado supra: Uruguay y Chile con mejores valores, y Venezue-la con el peor resultado. La comparación entre estos dos indicadores se hace difícil por cuanto en el caso de esta última fuente no hay datos para todos los países, estando ausentes Costa Rica, Cuba, Honduras y Para-guay. Sin embargo, hay cierta consistencia entre el orden de los países que sí han sido cubiertos y sus niveles de corrupción.

Tabla 1. Percepción y ausencia de la corrupción en América Latina 2012

Países Índice de percepción de corrupción (IPC)

Ránking de IPC 2012

Ausencia de corrupción (2012)

Ránking ausencia de corrupción 2012

Argentina 35 10 0.49 4

Bolivia 34 11 0.32 14

Brasil 43 5 0.50 3

Chile 72 1 0.73 2

Colombia 36 9 0.43 8

Costa Rica 54 3 n/d n/d

Cuba 48 4 n/d n/d

Ecuador 32 14 0.47 5

El Salvador 38 6 0.46 6

Guatemala 33 13 0.37 10

Honduras 28 17 n/d n/d

México 34 12 0.37 12

Nicaragua 29 16 0.38 9

Panamá 38 7 0.44 7

Paraguay 25 18 n/d n/d

Perú 38 8 0.36 13

República Dominicana 32 15 0.37 11

Uruguay 72 2 0.78 1

Venezuela 19 19 0.30 15

Datos: Transparencia Internacional y The Rule of Law

Por su parte, Latinobarómetro aborda el tema con la interrogan-te: ¿cuál considera usted es el problema más importante para el país?, abarcando 29 de los problemas característicos de la región como son la delincuencia, la desocupación, los problemas financieros y la pobreza, entre otros. La corrupción ocupa el séptimo lugar como el problema más

Page 83: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Carlos Enrique Hernaíz, Mauricio Phélan & Jonathan Camacho

160 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177

importante ya que, en promedio, 4.47 de las personas consultadas así lo consideran. Al revisar la selección por países (tabla 2), se aprecia que de manera consistente con los índices anteriores Chile y Uruguay son los países en los que menos prioridad se le otorga a la corrupción como pro-blema, pues ambos la ubican en el puesto 17.

Tabla 2. La corrupción como problema por países 2011

Países % De personas que identifican corrupción como problema

Lugar de la corrupción en la escala de problemas

Argentina 4.0 8

Bolivia 6.6 6

Brasil 7.1 5

Chile 0.3 17

Colombia 12.2 4

Costa Rica 4.2 7

Cuba n/d n/d

Ecuador 5.2 5

El Salvador 0.6 9

Guatemala 1.4 9

Honduras 4.6 6

México 5.2 5

Nicaragua 0.8 9

Panamá 2.3 7

Paraguay 9.9 3

Perú 7.6 5

República Dominicana 5.6 6

Uruguay 0.2 17

Venezuela 2.7 7

Datos: Latinobarómetro 2011

En relación específica a la corrupción administrativa, esta se estudia desde las diferentes manifestaciones de victimización. La forma más co-mún del ejercicio de la corrupción sobre las personas es mediante la ex-torsión o el soborno. Dos fuentes registran este tipo de actos: la primera, Transparency International a través del barómetro global de corrupción, con el cual mide las experiencias personales de soborno; la segunda fuente es Latinobarómetro, que realiza la siguiente pregunta: ¿ha sabido usted o algún pariente de algún acto de corrupción en los últimos doce meses? Para

Page 84: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Sobre las mediciones de corrupción

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177 | 161

el primer caso (tabla 3) la comparación es limitada, pues no todos los paí-ses de la región tienen información. De los que se obtiene información, Bolivia, México y Venezuela presentan las cifras más elevadas de pago de sobornos, mientras que los más bajos son Chile y Uruguay. En el estudio de la segunda fuente, Brasil, Costa Rica, República Dominicana y México tienen los valores más elevados de victimización y Guatemala, Panamá y Honduras los que registran menos reportes de victimización. En prome-dio, para el primer estudio, el 20 % de las personas consultadas han paga-do algún tipo de soborno; para el segundo estudio es del 11 %.

Tabla 3. Personas que han pagado soborno y personas que han sido víctimas de la corrupción

Países% De personas que declaran haber pagado soborno por algún servicio

2013 (1)Víctima de la corrupción 2011 (2)

Argentina 13 8.0

Bolivia 36 6.6

Brasil s/d 31.8

Chile 10 7.0

Colombia 22 13.9

Costa Rica s/d 23.0

Cuba s/d s/d

Ecuador s/d 6.8

El Salvador 12 5.2

Guatemala s/d 4.4

Honduras s/d 3.2

México 33 20.7

Nicaragua s/d 7.7

Panamá s/d 4.2

Paraguay 25 12.7

Perú 20 7.4

República Dominicana s/d 21.2

Uruguay 3 11.2

Venezuela 27 9.5

Datos: (1) Transparency International, Global Corruption Barometer 2013 (2) Latinobarómetro 2011

Page 85: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Carlos Enrique Hernaíz, Mauricio Phélan & Jonathan Camacho

162 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177

Como primer señalamiento en esta aproximación encontramos que la corrupción es percibida como un problema que ocupa un lugar impor-tante para las personas, incluso frente a problemas de efecto más palpable o directo sobre ellas y sus hogares, como suelen ser el desempleo, la in-seguridad personal y los problemas económicos. Igualmente, sobresalen de manera consistente dos países percibidos como los menos corruptos de la región: Chile y Uruguay. En el extremo opuesto aparecen Bolivia, Colombia, México y Venezuela como los más corruptos.

Entrar en el círculo perverso de la corrupción

De forma complementaria, algunos estudios indagan sobre la per-misividad o la aceptación de las personas frente a las diferentes formas de corrupción, las cuales pueden manifestarse en la vida cotidiana o en la realización de algún trámite o adquisición de un servicio. La prácti-ca de la corrupción en algunos casos termina siendo naturalizada por la población, al punto que se adopta como mecanismo de sobrevivencia en distintos ámbitos de la vida en sociedad. Se hace práctica común pagar para obtener un servicio que por derecho le corresponde, o pagar para agilizar un trámite. La organización Latinobarómetro indaga acerca de esto mediante dos preguntas que, con una escala del 1 al 4, recorre des-de muy de acuerdo hasta muy en desacuerdo.

La primera consulta es sobre la predisposición a pagar soborno (“pa-gar un soborno a un funcionario público si esta es la única forma de ob-tener las cosas”). Se analizan solamente las opciones extremas: muy de acuerdo o muy en desacuerdo (tabla 4). En la región, en promedio, el 5.8 % estaría muy de acuerdo en pagar soborno y el 28.9 % muy en des-acuerdo. Para la primera afirmación, encabezan la lista Costa Rica, Pa-namá y Perú; en el extremo opuesto, Argentina, México y Chile. Los que rechazan pagar sobornos son Brasil, Argentina y Venezuela, y los que consienten son Panamá, Honduras y Nicaragua. Es importante señalar,

Page 86: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Sobre las mediciones de corrupción

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177 | 163

sin embargo, que el rechazo a pagar sobornos es mayor que su acepta-ción en todos los países analizados, lo que pareciese indicar que preva-lece el respeto por los procesos transparentes y por la institucionalidad en la mayoría de la población.

Tabla 4. Percepción sobre el pago de sobornos a funcionarios públicos

Países Muy de acuerdo De acuerdo En

desacuerdoMuy en

desacuerdo Acuerdo Desacuerdo

Argentina 1.4 10.7 50.4 36.5 12.1 86.9

Bolivia 1.9 20 45.6 23.7 21.9 69.3

Brasil 4.8 17.8 22 50.8 22.6 72.8

Chile 1.2 11.3 52.4 32.9 12.5 85.3

Colombia 3.1 17.1 41.8 29.7 20.2 71.5

Costa Rica 14.0 18.9 33.4 29.9 32.9 63.3

Cuba s/d s/d s/d s/d s/d s/d

Ecuador 9.7 25.6 31.3 30.2 35.3 61.5

El Salvador 9.8 23.9 39.4 23.9 33.7 63.3

Guatemala 3.1 14.6 47.8 24.0 17.7 71.8

Honduras 5.7 25.9 44 19.9 31.6 63.9

México 1.3 15.1 48.7 30.3 16.4 79.0

Nicaragua 4.7 15.4 51.1 18.5 20.1 69.6

Panamá 12.4 27.1 36.7 20.9 39.5 57.6

Paraguay 2.7 12.8 47.6 32.5 15.5 80.1

Perú 10.6 31 33.7 21.0 41.6 54.7

República Dominicana 6.7 24.7 37 27.1 31.4 64.1

Uruguay 4.2 13.8 45.3 32.8 18.0 78.1

Venezuela 7.8 14.8 39.3 35.6 22.6 74.9

Datos: Latinobarómetro 2011

La institucionalidad en los países de América Latina es, en ciertas ocasiones, lenta e ineficaz para la obtención de resultados. El trámite más sencillo en algunos países de la región se convierte en una carga con altos costos, tanto en recursos como en oportunidades. Así, desde el registro de un recién nacido hasta la gestión de un crédito, pasa por la ineficiencia de los servicios de atención tanto de instituciones públicas como priva-das. El proceso mediante el cual las personas actúan frente a estos méto-dos es abordada con la segunda pregunta sobre la disposición a saltarse trámites (“que las personas se salten el procedimiento regular para hacer

Page 87: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Carlos Enrique Hernaíz, Mauricio Phélan & Jonathan Camacho

164 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177

trámites”); en el mismo tenor que en la anterior, se considera solamente las opciones muy de acuerdo y muy en desacuerdo. Una primera obser-vación (tabla 5) es que existe mayor aceptación en los consultados por saltarse los trámites exigidos en comparación con la aceptación del pago a sobornos. Desde la perspectiva de la teoría de las decisiones racionales, esta diferencia podría indicar que los individuos son menos propensos a cometer actos corruptos cuando estos acarrean un costo personal. Con los mayores porcentajes de aceptación se encuentran Argentina, Vene-zuela, Uruguay y Colombia; con el mayor rechazo, Honduras, México y Perú. A diferencia de la pregunta anterior, los niveles de aceptación son mayores que los de rechazo, lo que puede reflejar la debilidad institucio-nal en términos de su eficiencia y, posiblemente, de su transparencia. Esta pregunta da pie a la siguiente pauta de análisis sobre la confianza que se tiene tanto en los empleados como en las instituciones.

Tabla 5. Saltar procedimiento regular para hacer trámites (porcentajes)

Países Muy de acuerdo De acuerdo En desacuerdo Muy en

desacuerdo Acuerdo Desacuerdo

Argentina 14.4 61.4 16.7 4.4 75.8 21.1

Bolivia 5.8 39.8 32.9 8.9 45.6 41.8

Brasil 27.9 31.5 20.4 12.4 59.4 32.8

Chile 12.7 41.8 33.2 8 54.5 41.2

Colombia 18.2 47.2 16.5 9.8 65.4 26.3

Costa Rica 16.4 29.4 33.2 16.6 45.8 49.8

Cuba s/d s/d s/d s/d s/d s/d

Ecuador 16.2 36.9 29.4 14 53.1 43.4

El Salvador 9.6 33.1 38.7 15 42.7 53.7

Guatemala 3.3 27.9 39 11.6 31.2 50.6

Honduras 5.8 29 44.8 13.7 34.8 58.5

México 4.2 29.8 40.4 17 34.0 57.4

Nicaragua 6.6 33.1 34.6 11.5 39.7 46.1

Panamá 13.9 38.5 33 10.3 52.4 43.3

Paraguay 7.2 36.2 33.8 12.7 43.4 46.5

Perú 8.8 31 40.7 13.5 39.8 54.2

República Dominicana 17.5 42.4 26.3 8.9 59.9 35.2

Uruguay 15 54.2 18.3 5.8 69.2 24.1

Venezuela 25.8 40.8 23.3 7.6 66.6 30.9

Datos: Latinobarómetro 2011

Page 88: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Sobre las mediciones de corrupción

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177 | 165

Confianza en las instituciones

La confianza generalizada13 es una variable que está relacionada con temas como el de la calidad de las instituciones y de la democracia en su totalidad, e implica la posibilidad de que los miembros de una sociedad tiendan a asociarse con muy diversos fines. Hay quienes afirman que in-cluso tiene un impacto en la tolerancia frente a la diversidad, así como en el optimismo frente al futuro (Rothstein & Us-laner, 2005). Por su parte, la desconfianza está relacionada con fenómenos como los de la in-equidad en la distribución de recursos y opor-tunidades, así como con la corrupción. Esta desconfianza se expresa tanto al nivel de las ins-tituciones y sus procesos, como en los funcio-narios que están a cargo de su administración.

Dos fuentes abordan el problema de la confianza con las instituciones y los funcio-narios: la primera, WJP Rule of Law Index, y la segunda, Transparency International con el Global Corruption Barometer 2013. En ambos casos el análisis se hace difícil porque la lista de países de la región está incompleta (tabla 6). En la primera fuente se indaga acerca del uso de los cargos públicos para el beneficio personal. Se interroga sobre funcionarios de los poderes legis-lativo, ejecutivo y judicial, así como sobre la policía y los militares. Un primer análisis comparativo arroja que la mayor confianza con los fun-cionarios la declaran Uruguay y Chile, hallazgo que es consistente con las observaciones anteriores. En el extremo opuesto, los países que ex-presan menor confianza son Bolivia y Venezuela. Desde otra perspectiva, la institución que es percibida como la más corrupta es el poder legisla-tivo, mientras que las que cuentan con el mayor nivel de confianza son

13 Rothstein y Uslaner (2005) ha-cen la distinción entre con-fianza particular y general. La primera supone la confianza solo en aquellos que compar-ten nuestros intereses y con-sideramos de nuestro grupo (ponen como ejemplo grupos evangélicos con altos niveles de confianza entre sus miem-bros y poca frente al resto de la sociedad); la segunda su-pone niveles de equidad eco-nómica y social, de manera que hay un vínculo entre los distintos grupos que les permi-te identificar metas comunes y que no asume las diferencias como amenaza.

Page 89: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Carlos Enrique Hernaíz, Mauricio Phélan & Jonathan Camacho

166 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177

las instituciones pertenecientes al poder ejecutivo y la castrense, lo que concuerda con la tendencia latina hacia el personalismo o presidencia-lismo, más que hacia el gobierno de la ley.

Tabla 6. Confianza en los funcionarios y en las instituciones

Países

Representantes del poder ejecutivo no usan cargos para fines personales

Representantes del poder judicial no usan cargos para fines personales

Policías y militares no usan cargos para fines

personales

Representantes del poder legislativo no usan cargos para fines personales

Argentina 0.49 0.56 0.61 0.31

Bolivia 0.43 0.23 0.30 0.33

Brasil 0.49 0.64 0.64 0.22

Chile 0.76 0.75 0.86 0.55

Colombia 0.50 0.49 0.56 0.18

Costa Rica s/d s/d s/d s/d

Cuba s/d s/d s/d s/d

Ecuador 0.55 0.35 0.58 0.38

El Salvador 0.50 0.46 0.59 0.29

Guatemala 0.43 0.39 0.48 0.20

Honduras s/d s/d s/d s/d

México 0.47 0.36 0.31 0.33

Nicaragua 0.49 0.28 0.48 0.26

Panamá 0.51 0.42 0.62 0.22

Paraguay s/d s/d s/d s/d

Perú 0.51 0.35 0.38 0.19

República Dominicana 0.42 0.46 0.46 0.14

Uruguay 0.82 0.78 0.80 0.73

Venezuela 0.36 0.24 0.39 0.21

Datos: Rule of Law 2014

La segunda fuente revisada (Global Corruption Barometer 2013) es-tudia los niveles de corrupción para doce instituciones (tabla 7), para lo cual se aplica una escala del 1 al 5, donde 1 representa la institución más limpia y 5 la más corrupta. Las instituciones que se perciben como las más corruptas son, en su orden, los partidos políticos, el Parlamento y la Policía. Como las más limpias, los cuerpos religiosos, las ONG, el sis-tema educativo y el sistema de salud.

Page 90: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Sobre las mediciones de corrupción

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177 | 167

Partiendo de estas dos fuentes es difícil hacer un análisis compara-tivo ya que no interrogan sobre las mismas instituciones: el WJP Rule of Law Index solo observa cuatro instituciones gubernamentales, mientras que el Global Corruption Barometer 2013 indaga sobre instituciones tan-to gubernamentales como no gubernamentales. Tomando los puntos de coincidencia se puede decir que hay consistencia entre los resultados de una y otra, en tanto en ambas se pueden apreciar las siguientes tenden-cias: las instituciones de carácter político o deliberativo, como el poder legislativo, los partidos políticos y el Parlamento son valoradas como instituciones corruptas por ambos índices. Esta tendencia puede estar relacionada con el efecto negativo de la corrupción política —como el clientelismo y el nepotismo— en la confianza de los ciudadanos (Andvig & Odd-Helge, 2001; Rico & Salas, 1996). También se observa consisten-cia en la valoración de la institución castrense como la menos corrupta.

Tabla 7. Percepción de corrupción por instituciones (2013)

País

es

Parti

dos

polít

icos

Parla

men

to

Mili

tare

s

ON

G

Med

ios

Cue

rpos

re

ligio

sos

Sect

or p

rivad

o

Siste

ma

educ

ativ

o

Pode

r ju

dici

al

Siste

ma

de

salu

d

Polic

ía

Serv

idor

es

públ

icos

Argentina 4.3 4.1 2.9 2.5 3.3 2.9 3.5 2.6 3.9 2.7 4.0 4.2

Bolivia 4.2 3.9 3.4 2.8 2.7 2.2 3.0 3.0 4.1 2.9 4.5 4.0

Brasil 4.3 4.1 2.7 2.9 3.1 2.8 3.0 2.9 3.4 3.5 4.0 3.3

Chile 4.2 4.0 3.0 2.9 3.4 3.3 3.9 3.7 3.9 3.5 3.5 3.7

Colombia 4.3 4.3 3.4 3.1 3.1 3.0 3.1 3.1 3.8 3.8 3.7 4.0

El Salvador 4.5 4.1 3.6 2.9 3.2 2.7 3.2 3.1 4.3 3.1 4.5 4.3

México 4.6 4.3 3.2 3.2 3.6 3.1 3.5 3.3 4.3 3.2 4.6 4.5

Paraguay 4.4 4.5 3.1 2.8 2.6 2.3 2.9 3.0 4.2 3.2 4.4 3.8

Perú 4.3 4.3 3.7 3.3 3.4 2.4 3.4 3.4 4.4 3.5 4.3 3.9

Uruguay 3.5 3.2 2.9 2.5 2.8 2.9 3.0 2.6 3.1 2.9 3.3 3.2

Venezuela 4.2 3.8 3.8 3.4 3.6 3.0 3.8 3.2 4.1 3.3 4.4 4.3

Promedio Latinoamérica 4.3 4.1 3.2 2.9 3.2 2.8 3.3 3.1 4.0 3.2 4.1 3.9

Escala 1-5; 1 significa no corrupto y 5 extremadamente corrupto Datos: Transparency International, Global Corruption Barometer 2013

Page 91: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Carlos Enrique Hernaíz, Mauricio Phélan & Jonathan Camacho

168 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177

En relación con el control de la corrupción

Mediante los cálculos que ofrece el BM a través de los WGI y, específica-mente, de su componente de control de la corrupción, se puede obtener un panorama de la percepción sobre del uso del poder para el beneficio perso-nal. Los resultados de este indicador poseen un rango que va del -2.5 al 2.5, siendo el primero la peor valoración y el segundo la mejor en materia de control de la corrupción. Tomando los resultados que nos ofrece este índi-ce para el 2012,14 encontramos que en Chile y Uruguay se percibe que no hay muchos casos en los que el poder se utilice para el benefi-cio individual (con un puntaje de 1.56 y 1.32 respectivamente). Según el índice, estos dos países se destacan entre los de América Latina por ser los mejores percibidos en este sentido, seguidos por Costa Rica y Cuba, que son los únicos dos países restantes que se ubican en un rango positivo (0.58 y 0.3 respectivamente); el resto de los países se ubica por debajo de cero. Llama la atención el caso venezolano, no solo por ser el peor valorado del grupo de países seleccionados, sino porque, además, su valoración es muy alta: -1.24 (tabla 8).

Por su parte, los datos que ofrece el Latinobarómetro sobre este tema nos muestran una percepción general bastante negativa acerca de los avances que se han alcanzado en el control de la corrupción, dado que todos los países acumulan entre el 45 y el 77 % de personas que cali-fican los avances en poco o nada (el mejor calificado es Uruguay con un 40.2 % y el peor es Perú con un 77 %). Comparando los datos que ofrece el BM con los de Latinobarómetro encontramos que hay cierta consis-tencia en los resultados, aunque hay países que muestran una diferencia bastante significativa entre uno y otro. Tal es el caso de Perú que, según el BM, obtiene una valoración cercana a la media para América Latina, mientras que la percepción general de la gente (Latinoberómetro) es que se ha avanzado poco o nada en la lucha contra esta. En el otro extremo

14 Es importante destacar que este indicador ofrece una se-rie temporal anual desde el 2002 al 2012.

Page 92: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Sobre las mediciones de corrupción

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177 | 169

aparecen Panamá y Ecuador, casos en los que más de un 50 % de los en-cuestados considera que se ha avanzado en la lucha contra la corrupción y los ubica entre los mejor valorados según Latinobarómetro, mientras que el BM no les otorga una valoración tan favorable (tabla 8).

Tabla 8. Control de la corrupción

Países

Banco Mundial Latinobarómetro

Control of Corruption 2013 WB

Reducción corrupción

Mucho/ algo Poco/ nada

Argentina -0.49 29.6 68.4

Bolivia -0.70 36.5 58.4

Brasil -0.07 33.7 63.2

Chile 1.56 48.8 50.1

Colombia -0.43 34 57

Costa Rica 0.58 31.3 65.6

Cuba 0.30 s/d s/d

Ecuador -0.66 50.5 46.7

El Salvador -0.38 33.9 61.2

Guatemala -0.61 20.4 68.5

Honduras -0.94 28 69.4

México -0.41 29.4 67.6

Nicaragua -0.78 35.7 51.6

Panamá -0.39 51.5 46

Paraguay -0.84 25.9 71.4

Perú -0.39 21.3 77

República Dominicana -0.83 36.4 62.1

Uruguay 1.32 53.8 40.2

Venezuela -1.24 31.2 65.7

Datos: Banco Mundial Latinobarometro

Las divergencias entre las dos fuentes de datos posiblemente estén ba-sadas en las unidades de información para cada caso. El BM basa su in-formación principalmente en actores relacionados de manera directa o indirecta con situaciones vinculadas con la corrupción, mientras que La-tinobarómetro recaba información del público en general. En este último

Page 93: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Carlos Enrique Hernaíz, Mauricio Phélan & Jonathan Camacho

170 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177

caso, el sondeo es susceptible a elementos coyunturales que pueden incidir en la percepción y, por ende, en las respuestas. Por su parte, Latinobaróme-tro interroga sobre los avances que se han alcanzado, es decir, es una pre-gunta que va dirigida a ver cómo se evoluciona en el tema, mientras que el BM reúne información mucho más amplia y profunda sobre el particular.

Las fuentes de soborno

Finalmente, la última parte del análisis tiene que ver con el otro lado de la moneda: los corruptores o fuentes de soborno y los paraísos fisca-les. El análisis de las fuentes de soborno se lleva a cabo mediante el índice del mismo nombre, elaborado por Transparency International. Este índi-ce muestra que el promedio de los países en estudio alcanza 7.8 puntos. Los Países Bajos y Suiza obtienen las mejores puntuaciones, considera-dos los menos proclives a recibir sobornos. Los que obtuvieron puntua-ciones más bajas son China y Rusia, percibidos como los más propensos a ofrecer o recibir sobornos. Solo tres países de América Latina apare-cen en la lista: Brasil, con una puntuación de 7.7,15 Argentina, con una de 7.3, y México, con una de 7.0 (Hardoon & Heinrich, 2011). Es importante señalar que en la edición anterior del índice, Argenti-na no aparecía dado que no era señalada como país cuyos empresarios recurrie-sen al soborno en sus negocios internacionales. En lo que respecta a los paraísos fiscales, de los 73 países que los albergan, cuatro de ellos están en América Latina (Panamá, Costa Rica, Guatemala y Uruguay). Llama la atención el caso de Costa Rica, país que tiene excelentes resultados en los diferentes índices de corrupción, pero es uno de los paraísos fisca-les en la región.

15 En la que 10 significa que los entrevistados señalan una pro-pensión total al uso de sobor-nos por parte de las empresas de ese país y 0 supone la au-sencia absoluta de esta.

Page 94: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Sobre las mediciones de corrupción

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177 | 171

Reflexiones finales

En los estudios del desarrollo desde un enfoque multidimensional el tema de la corrupción constituye un aspecto clave para entender el des-empeño de los países, dado que es un freno al bienestar de las personas, fundamentalmente porque se desvían recursos —que podrían invertir-se en oportunidades de estudio, salud, vivienda e infraestructura— para el uso y beneficio de particularidades o de pequeñas élites de poder. El examen de este fenómeno se enfrenta a la dificultad de su medición dada su naturaleza compleja de opacidad y de ilegalidad. Una manera de apro-ximarse es mediante las percepciones, lo que está en sintonía con la in-corporación de las mediciones subjetivas en la medición del desarrollo.

Hasta hace relativamente poco tiempo, el bienestar y el desarrollo se medían predominantemente a través de indicadores denominados objetivos, con datos provenientes de conteos, registros o censos de po-blación. Recientemente se han incorporado mediciones de carácter sub-jetivo, con datos obtenidos de encuestas y entrevistas. En este trabajo se revisaron diferentes instituciones y la manera como abordan el tema. En primer término podemos afirmar que el aumento de mediciones sobre la corrupción es una señal importante de la relevancia de este fenómeno en el estudio del bienestar de los países. Si se quiere saber cómo va un país, una manera es analizando sus niveles de corrupción. El comporta-miento de este fenómeno da una idea de sus instituciones, de los valores de los funcionarios y de la transparencia. La corrupción es un mecanis-mo de presión contra las libertades funcionales que priva el acceso a los derechos fundamentales de las personas.

Al ser un tema sensible, que puede comprometer a gobiernos de tur-no así como a intereses nacionales e internacionales y, de alguna manera, polémico, la mayoría de los estudios son llevados a cabo por fundaciones privadas, ONG o universidades. El estudio de la corrupción, a pesar de los avances mostrados, y sobre todo su relación con temas fundamentales

Page 95: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Carlos Enrique Hernaíz, Mauricio Phélan & Jonathan Camacho

172 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177

como la pobreza, la desigualdad o la inseguridad, sigue desarrollándose con cierta precaución; por ello instituciones públicas tales como institu-tos de estadística y ministerios no suelen abordar el estudio sistemático de este fenómeno. Esto es una limitación que hay que ir sorteando, dado que los estudios de percepción y opinión también tienen sus limitaciones. Apuntar hacia el desarrollo de sistemas de monitoreo, como registros ad-ministrativos, que sean lo suficientemente confiables, permitiría un análisis más detallado del fenómeno y aportaría información para contrarrestarlo.

Los esfuerzos latinoamericanos por generar índices sobre corrupción —como son los ejemplos del índice latinoamericano de transparencia presupuestaria y el índice latinoamericano de transparencia legislativa—, si bien son importantes, no han logrado alcanzar una cobertura total.

A un nivel más técnico, las encuestas en diferentes modalidades y para diferentes unidades de muestreo son el camino más adecuado y posible-mente más utilizado por las diferentes instituciones en distintos momen-tos. El estudio de la corrupción está basado en apreciaciones subjetivas, dado que es muy difícil obtener datos empíricos confiables sobre los ni-veles de corrupción en diferentes países. Como se mencionó, la práctica de la corrupción es clandestina y, por demás, imprecisa, lo que impi-de su registro a menos que se lleguen a develar casos y entren en los re-gistros de delitos cometidos. En algunos de los estudios se combina a la encuesta —como proceso predominante de captura de datos— con téc-nicas cualitativas como los grupos focales y las entrevistas a informan-tes clave. Un asunto a considerar en este tipo de estudios es el peso que puede tener la encuesta como procedimiento que conlleva dificultades y limitaciones, sobre todo a la hora de investigar aspectos de la realidad que tienen opacidad o son poco visibles, más aún cuando los estudios se realizan en sociedades con gobiernos autoritarios o con poca vocación democrática. La libertad de opinión y la seguridad sobre el ejercicio del derecho a expresarse son condiciones fundamentales para obtener res-puestas confiables y, por tanto, datos confiables.

Page 96: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Sobre las mediciones de corrupción

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177 | 173

En relación con el análisis exploratorio sobre los datos de corrupción disponibles para América Latina se ha podido constatar que, a pesar de las diferencias que puedan existir en la forma en que cada estudio abor-da el tema, hay cierta consistencia entre los resultados de unos y otros. Es necesario el desarrollo de estudios más profundos sobre la corrupción, que nos permitan entender cómo están conectadas las distintas formas de corrupción administrativa, política y corporativa.

Las limitaciones propias del fenómeno de la corrupción han llevado a las instituciones a utilizar formas ingeniosas de medición. Sin embargo, queda un largo camino por recorrer para poder obtener datos confiables que permitan construir indicadores e índices que reflejen de la manera más fiel posible la presencia y el impacto de la corrupción en el desarro-llo y el bienestar de las personas. En otros términos, poder contar con información oportuna y confiable, accesible y transparente sobre el fun-cionamiento de las instituciones públicas. La opacidad debe ser traduci-da en transparencia y libre acceso a la información estadística.

Referencias

Alkire S., & Foster J. (2011). Counting and multidimensional poverty measurement. Journal of Public Economics, 95(7-8). doi:10.1016/j.jpubeco.2010.11.006

Andvig, J. & Odd-Helge, F. (2001). Corruption: A review of contemporary research. Report R 2001: 7. Bergen: Chr. Michelsen Institute Deve-lopment Studies and Human Rights.

Banco Mundial (BM). (2000). Anticorruption in transition: A contri-bution to the policy debate. Washington, D.C. Recuperado des-de http://documents.worldbank.org/curated/en/2000/09/693285/anticorruption-transition-contribution-policy-debate

Page 97: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Carlos Enrique Hernaíz, Mauricio Phélan & Jonathan Camacho

174 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177

Banco Mundial (BM). (2004). La revolución de los datos: cómo medir la gobernabilidad y la corrupción. Recuperado el Mayo 2014 desde http://www.bancomundial.org/temas/anticorrupcion/medir.htm

Banco Interamericano de Desarrollo (BID). (2001). Strengthening a sys-temic framework against corruption for the Inter-American Develop-ment Bank. Recuperado desde http://www.iadb.org/leg/Documents/Pdf/Corruption-EN.pdf

Bratsis, P. (2003). The construction of corruption, or rules of separa-tion and illusions of purity in bourgeois societies. Social Text 77, 21(4), 9-33.

Botero, J. C., & Ponce, A. (2010). Measuring the Rule of Law. The World Justice Project - Working Paper Series WPS No. 001. Recuperado de http://ssrn.com/abstract=1966257

Canache, D., & Allison, M. E. (2005). Perceptions of political corrup-tion in Latin American democracies. Latin American Politics and Society, 47(3). doi:10.1111/j.1548-2456.2005.tb00320.x

Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN). (2012). Ín-dice latinoamericano de transparencia presupuestaria, informe re-gional: México, Guatemala, Costa Rica, Venezuela y Ecuador. Gua-temala: Fundar, Centro de Análisis e Investigación, A.C.

Credit Suisse (2013). Global Wealth Report. Zurich: Research Institute. García, E. (1987). El problema de la corrupción: una revisión latinoa-

mericana. Ilanud, (21-22). Recuperado de http://www.ilanud.or.cr/A075.pdf

Gaggero, J., Rua, M. & Gaggero, A. (2013). Argentina: fuga de capitales (2002-2012). Discussion Workshop, City University London. Recu-perado desde file:///C:/Users/mgarzong/Downloads/Argentina.%20Fuga%20de%20capitales%20(2002-2012).pdf

Hardoon, D., & Heinrich, F. (2011). Índice de fuentes de soborno de Trans-parency International 2011. Recuperado de http://www.transparencia.

Page 98: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Sobre las mediciones de corrupción

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177 | 175

org.es/INDICE%20DE%20FUENTES%20DE%20SOBORNO%202011/BPI2011_Informe_final_en_español.pdf

Henry, J. (2012). The price of offshore revisited: New estimates for missing global private wealth, income, inequality, and lost taxes. Tax Justice Network. Recuperado desde http://www.elcorreo.eu.org/IMG/pdf/Price_of_Offshore_Revisited_72612.pdf

Kaufmann, D. (2005). Corruption, governance security: Challenges for the rich countries and the world, Chapter 2.1 Global Competitiveness Report 2004/2005, World Bank Institute. Recuperado desde http://siteresources.worldbank.org/INTWBIGOVANTCOR/Resources/Kaufmann_GCR_101904_B.pdf

Khan, F. (2008). Understanding the spread of systematic corruption in the third world. American Review of Political Economy, 6(2), 16-39.

Langseth, P. R. (2006). Measuring corruption (Chapter 2). En Michael Porter, Scott Stern & Michael Green (2014), Social Progress Index. Washington, DC: Social Progress Imperative.

Mohabbat, M. (2004). Political and administrative corruption: Concepts, comparative experiences and Bangladesh case. A paper prepared for Transparency International - Bangladesh Chapter. Recuperado des-de http://unpan1.un.org/intradoc/groups/public/documents/APCI-TY/UNPAN019105.pdf

Organización de las Naciones Unidas (ONU). (1989). Manual de indi-cadores sociales. Estudios de Métodos, Serie F N.º 49. Nueva York: Autor, Dpto. de Asuntos Económicos y Sociales Internacionales.

Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). (2003). Lecciones contra la corrupción. Nueva York: autor.

Reyes, F. (2008). Corrupción: de los ángeles a los índices. México: IFAI. Recuperado de http://inicio.ifai.org.mx/Publicaciones/frh2.pdf

Rico, J. & Salas, L. (1996). La corrupción pública en América Latina: ma-nifestaciones y mecanismos de control (1a ed.). Miami: Centro para la Administración de Justicia.

Page 99: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Carlos Enrique Hernaíz, Mauricio Phélan & Jonathan Camacho

176 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177

Red Latinoamericana por la Transparencia Legislativa. (2012). Índice latino-americano de transparencia legislativa: Argentina, Chile, Colombia, Mé-xico, Perú. Recuperado desde: http://www.transparencialegislativa.org/publicacion/indice-latinoamericano-de-transparencia-legislativa-2/

Rose-Ackerman, S. (2004). The challenge of poor governance and corrup-tion. Recuperado desde http://bolivien-tagung.de/Materialien/co-penhagenconsensus_roseackerman.pdf

Rothstein, B. & Uslaner, E. M. (2005). All for all: Equality and social trust. World Politics, 58(1), 41-72. doi.10.1353/wp.2006.0022

Sánchez-Carrión, J. J. (2012). La encuesta: herramienta cognitiva. Pa-pers. Revista de Sociología, 97(1), 169-192.

Stiglitz, J., Sen, A., & Fitoussi, J. P. (2008). Issues paper. Commission on the Measurement of Economic Performance and Social Progress.

Tanzi, V. (1998). Corruption around the world. International Monetary Fund. Recuperado desde http://www.iuc-edu.eu/group/sem1_L2/BFC/reading/tanzi.pdf

The World Justice Project. (2013). Tables and methodology. Recuperado desde http://worldjusticeproject.org/rule-of-law-index

Transparency International. (2008). Poverty and corruption. Working Paper Nº 2. Recuperado desde http://www.transparency.ch/de/PDF_files/Divers/Poverty_and_Corruption__2008__-_WP.pdf

Transparency International. (2008). Human rights and corruption. Working Paper N° 5. Recuperado desde http://www.transparency.org/whatwedo/pub/working_paper_no._5_2008_human_rights_and_corruption

Transparency International. (2013). Global corruption barometer 2013, Frequently Asked Questions. Recuperado desde http://www.trans-parency.org/files/content/pressrelease/GCB2013_FAQs_EN.pdf

United States Agency for International Development (USAID). (1999). A handbook on fighting corruption. Technical Publication Series. Washington D.C.: Autor.

Page 100: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Sobre las mediciones de corrupción

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 131-177 | 177

World Bank. (2006). Global Monitoring Report 2006. Washington DC: The International Bank for Reconstruction and Development / The World Bank. Recuperado de http://citeseerx.ist.psu.edu/viewdoc/download?doi=10.1.1.369.3737&rep=rep1&type=pdf

Page 101: Paradigmas Vol. 6, No. 2
Page 102: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Reseña

Page 103: Paradigmas Vol. 6, No. 2
Page 104: Paradigmas Vol. 6, No. 2

ParadigmasISSN: 1909-4302

http://publicaciones.unitec.edu.co/ojs/

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 181-188 | 181

Intelectuales: entre un mapa de la cuestión y un programa de estudio

Reseña de Intelectuales: notas de investigación sobre una tribu inquieta

(Carlos Altamirano, Siglo XXI, Buenos Aires, 2013)

Martín Retamozo1

L a cuestión de los intelectuales es un tema que, si bien nunca aban-dona la escena por completo, reconoce momentos de reubicación entre las preocupaciones centrales de las ciencias sociales. En los

últimos años en América Latina el interés por el asunto se ha fortaleci-do. La aparición de compilaciones como las que han dirigido Carlos Al-tamirano y Jorge Myers, bajo el título de Historia de los intelectuales en América Latina, cuyos tomos I y II se titulan “La ciudad letrada, de la conquista al modernismo” y “Los avatares de la ‘ciudad letrada’ en el si-glo XX”, publicados en el 2008 y el 2010 respectivamente (Editorial Katz, Buenos Aires) son una prueba de ello. La realización del I Congreso In-ternacional de Historia Intelectual en septiembre del 2012 en Medellín (Colombia) —el II congreso se realizará en el 2014 en Buenos Aires— y la publicación en el 2013 del libro que aquí comentamos, una edición ampliada de la obra que el mismo autor había publicado en el 2006,2 así como la publicación de la revista latinoamericanista Nueva Sociedad que titula su número 245 “Intelectuales política y poder ¿qué hay de nuevo?”, confirman la ac-tualidad del debate.

1 Agradezco a Olga Bracco sus valiosos comentarios a la pre-sente reseña.

Page 105: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Martín Retamozo

182 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 181-188

En este contexto la aparición de Intelectuales: notas de investigación sobre una tribu inquieta introduce y ordena una discusión sobre un tér-mino polisémico y controvertido a partir de los apuntes y anotaciones que Carlos Altamirano —uno de los principales referentes del tema en América Latina— fue desarrollando tan-to en trabajos de investigación como a lo largo del dictado de cursos de posgrado. La articulación entre la historia intelec-tual, la sociología de los intelectuales y los estudios sobre élites ofrecen un camino que a la vez mapea y propo-ne horizontes para el abordaje. Los seis capítulos que componen la obra pueden leerse como un itinerario perspicaz para inmiscuirse en la cues-tión, pero también —y gracias a su coherencia interna—como interven-ciones autónomas sobre diferentes temas: la genealogía del término, la normatividad, el marxismo, las perspectivas sociológicas, la disputa por la definición y las mediaciones en los diferentes contextos. La pregun-ta de inspiración mannheimiana parece ser un intríngulis al punto que aparece dos veces y resuena en diferentes pasajes: ¿cómo tratar socioló-gicamente la cuestión de los intelectuales sin elaborar criterios y esque-mas de clasificación para grupos, clivajes y jerarquías del mundo social que no se dejan apresar a través de la definición económica de clases y las divisiones sociales? (pp. 83 y 104).

En el capítulo I, “Nacimiento y peripecias de un nombre” (también publicado como artículo en la citada Nueva Sociedad), Altamirano repa-sa el origen conceptual del término situado canónicamente a partir de la controversia sobre el caso Dreyfus y la célebre intervención de Émile Zola “J’accuse…!” en 1898, apoyada luego por un conjunto de hombres de las ciencias, las artes y el pensamiento. En este acto bautismal quedan plan-teadas dos tensiones que se consolidarán en el estudio de los intelectua-les: la primera, la relación entre campo político y campo intelectual; la segunda, entre la tarea individual y la intervención colectiva. Asimismo

2 El autor explica que esta se-gunda versión incorpora as-pectos que habían quedado excluidos de Intelectuales: no-tas de investigación (Buenos Aires: Norma).

Page 106: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Intelectuales: entre un mapa de la cuestión…

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 181-188 | 183

debemos incorporar una tercera cuestión: la disputa por la legitimidad, el campo semántico y el universo de referencia para el nuevo epíteto. Es-tos tres ejes atraviesan buena parte de los estudios sobre los intelectuales.

Altamirano reconoce los reparos contra la posible universalización francófila, pero recuerda que el impacto del caso Dreyfus alcanzó a di-versas comunidades nacionales y que Francia se encontraba en el sitial de la cultura occidental hacia finales del siglo XIX, por tanto, el efecto no es prescindible. Las recepciones en España (la célebre generación del 98, con Unamuno, Ortega y Gasset, entre otros) y en América Latina (en especial a partir del Ariel de Rodó) son puestas en contexto por Altami-rano como un modo de articular la dimensión universal de la discusión con las apropiaciones desde espacios históricos, culturales y políticos particulares. También repasa su uso relativamente tardío en Italia, las zozobras del término en el contexto cultural británico y en la tradición germana. Altamirano extrae algunas conclusiones en consonancia con el programa de investigación sobre intelectuales, en especial la necesidad de indagar las gramáticas de la vida cultural, la formación de las élites y la historia (o las historias) intelectuales de las diferentes comunidades más allá de la genealogía del término.

El capítulo II recupera el tercer nudo planteado en el antecesor: la querella por el lugar del intelectual y su valía. La pregunta por el ser y el deber ser del intelectual recupera el eje normativo del problema y reavi-va las controversias. Una concepción difundida otorga a estos “seres del pensamiento” un mandato en la polis, cuyo abandono es causal de acu-sación de traición. Esta deontología intelectual se concreta en diferentes formas: para Julien Benda será el oficiar de “sacerdotes de la justicia abs-tracta”; para Jean Paul Sartre en la imposibilidad de eludir la responsabi-lidad con su tiempo, y para Edward Said, este debe ser “un francotirador” de verdades incómodas apostado en el pensamiento crítico. Michel Wal-zer, por su parte, propone a la tribu como intérpretes críticos de la mo-ralidad vigente de la comunidad.

Page 107: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Martín Retamozo

184 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 181-188

El análisis de la cuestión de los intelectuales en el marxismo es obje-to del capítulo III. Altamirano argumenta que si bien el tema no concitó la atención de Karl Marx, los rastros que pueden seguirse del tratamien-to de la ideología y de los ideólogos han sido objeto de diversas apropia-ciones. Fue Karl Kausky uno de los primeros en asumir sistemáticamente el desafío de ubicar a la intelligentsia en el escenario de la militancia so-cialista de finales del siglo XIX, habida cuenta de la cantidad de hom-bres de ideas que se acercaban al movimiento. Kausky explica que como consecuencia de la división del trabajo manual y espiritual detectada por Marx, se produce la existencia de un grupo en el seno de la burguesía que adquiere características específicas. Así, por un lado, el autor bus-ca reducir esa nueva clase media a categorías socioeconómicas que ex-pliquen sus intereses; por otro, se topa con la heterogeneidad al interior de esa clase y, finalmente, con la invocación de ciertas conductas espe-rables por el acceso de miembros de este grupo a verdades históricas o movilizaciones éticas.

Antonio Gramsci, por supuesto, es el protagonista medular en este capítulo. La propia teoría de la historia que desarrolla el pensador italia-no ubica a la política y la cultura en un lugar original para la tradición marxista. En esta concepción la disputa por las ideologías pasa a ser un terreno inescindible de la constitución del proceso histórico y, por ende, de la lucha de clases. Altamirano presenta la conocida preocupación gramsciana por analizar las formas de dominación en Occidente para definir una estrategia para el partido revolucionario. Allí los intelectua-les, en el campo de la sociedad civil, funcionan como una instancia de organización de la hegemonía sobre los otros estados sociales. De allí se derivan dos cuestiones claves para el marxismo: la relación de los inte-lectuales con las clases fundamentales y los dispositivos que median en-tre los grupos sociales y el Estado. El análisis de la primera cuestión lleva a Gramsci a su famosa distinción entre intelectuales orgánicos e intelec-tuales tradicionales, el de la segunda a su concepción de la sociedad civil.

Page 108: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Intelectuales: entre un mapa de la cuestión…

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 181-188 | 185

Una vez finalizado el análisis desde el marxismo, Altamirano dedi-ca un capítulo al estudio del modo en que la sociología abordó el tema de los intelectuales. La preocupación de la sociología se ubica en esta-blecer las especificidades de los intelectuales realmente existentes, pres-cindiendo —al menos en intención— de la dimensión normativa. Si bien el texto de Karl Mannheim Ideología y utopía (1929) suele ubicar-se como inicial, la tradición germana (incluido Weber) había dedicado observaciones sociológicas sobre el lugar y las características de la inte-lligenstiza. Los escritos de Mannheim marcan para Altamirano un hito en la reflexión sobre las nuevas condiciones sociales de emergencia de los hombres dedicados al pensamiento, las artes y la ciencia, así como su lugar en la contienda política. Esta mirada no está del todo exenta de ciertas expectativas de la labor de los intelectuales, ahora relativamente autónomos de las clases sociales de las cuales provienen, como agentes capaces de acceder a la objetividad de la totalidad social y en ese senti-do portadores de historicidad.

Altamirano escoge a Edward Shils como el portavoz de la preocupa-ción funcionalista sobre el comportamiento de ciertas élites disconformes con la misma sociedad de la que son parte. Shils constata en todas las so-ciedades la existencia de personas con propensión a dedicarse a cuestio-nes que van más allá de su vida cotidiana y con la necesidad de producir acciones que exterioricen estas preocupaciones. A su vez, y esto es lo cen-tral, la necesidad de la sociedad de vincularse con los fundamentos, lo sagrado y lo trascendente. Los fundamentos del poder, la propia historia y la educación requeridos por las sociedades se incrementan cuando es-tas ganan en complejidad; allí los intelectuales se vuelven más relevantes como instancia de garantía de la autoridad sobre el conjunto. La produc-ción de ciertos principios estructurantes de la comunidad y elementos de socialización son provistos por los intelectuales. No obstante, esto no exime de tensiones al interior de este grupo ni a los intelectuales y quie-nes detentan el poder en la comunidad. Los intelectuales para Shils, dice

Page 109: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Martín Retamozo

186 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 181-188

Altamirano, tienen entonces la función de definir aspectos centrales en la estructura de valores de la comunidad y de colaborar en la reproduc-ción del orden social, de allí la necesidad de cooperación con los pode-res terrenales para la integración de las sociedades modernas.

Pierre Bourdieu es quizás la referencia máxima en el estudio de los intelectuales. Su apropiación de los clásicos, la inscripción de una teoría de los intelectuales en la sociología de los campos y el desarrollo de un programa de investigación empírica han contribuido enormemente a si-tuarlo como una referencia obligada. La conformación de los sistemas de dominación simbólicos y sus gramáticas son preocupaciones que Bour-dieu recupera de los clásicos de la sociología y desde allí elabora su pro-pia concepción del campo intelectual, su autonomía relativa, sus luchas y su función ideológica en la producción de la cultura legítima. La posi-ción de los intelectuales como fracción dominada de los sectores domi-nantes le otorga una particular disposición para establecer alianzas con los distintos sectores en pugna en una sociedad. Zygmunt Bauman —a juicio de Altamirano— enfatiza con su concepción del intelectual como legislador el aspecto de complicidad entre el saber y el poder en la edifica-ción del orden moderno, en sintonía con los planteamientos de Foucault.

El capítulo V es un cuidadoso recorrido por las teorías antropológicas e historiográficas sobre las concepciones de los intelectuales en diferen-tes momentos de la historia de la humanidad. En efecto, la pregunta por la existencia de intelectuales en las sociedades ágrafas o su ubicación en la temprana modernidad devela el interrogante sobre las condiciones so-ciohistóricas del surgimiento de la tribu. Antropólogos como Jack Goo-dy y Ernest Gellner e historiadores como Jacques Le Golff debaten en la pluma de Altamirano, sobre la genealogía de los intelectuales, tarea por supuesto relacionada con la controversia sobre la definición y el alcance del concepto. En la segunda parte del capítulo Altamirano plantea algu-nas de sus propias coordenadas, preguntas e hipótesis sobre la cuestión de los intelectuales y la política en las que revisita las páginas anteriores.

Page 110: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Intelectuales: entre un mapa de la cuestión…

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 181-188 | 187

El capítulo final, “Contextos”, introduce una dimensión analítica que en ocasiones es soslayada: las condiciones de posibilidad y las mediacio-nes institucionales de los grupos intelectuales. Allí se indaga la relación de los intelectuales con el entramado institucional (religioso y estatal) pero también el lugar en las culturas nacionales y el mercado ávido de bienes culturales. La universidad, como hábitat de la mayoría de estos intelectuales, es abordada también dada la importancia que ha cobrado en el mundo contemporáneo. Sin embargo, ni una palabra hay allí so-bre los avatares de las universidades en América Latina, su relación con las élites, los poderes y los procesos políticos. El lugar de las revistas, los premios, las librerías, las bibliotecas y las asociaciones de intelectuales es señalado sumariamente y el capítulo finaliza con una referencia al papel de la tradición en la conformación de la tribu y sus rituales.

El libro de Altamirano, a la vez que esboza un mapa de la cuestión ofrece pistas para un programa de investigación sobre los intelectuales, además de una bitácora de los seminarios que ha dictado en los últimos años. Como el autor advierte, expone un conjunto de temas, hipótesis y líneas de trabajo. En ese plano se puede comprender, por ejemplo, que bajo un capítulo como “a la luz del marxismo” se limite a unas notas so-bre Marx, Kausky y Gramsci, dejando para futuros desarrollos el abor-daje de un debate que fue cobrando centralidad en la tradición marxista y cuyo estudio requiere otros esfuerzos de mayor extensión.

Altamirano introduce un agregado al subtítulo de la primera obra, las notas ahora son “sobre una tribu inquieta”, pero ¿a quién inquieta esa tribu?, ¿al poder político?, ¿al poder mediático?, ¿a los buscadores de de-finiciones?, ¿o son esos propios intelectuales los que se mantienen acti-vos y a la vez esquivos entre sus actividades creativas y su intervención pública? Existe lo que podemos llamar “la paradoja de los intelectuales”, que consiste en esta imposibilidad de hacer un análisis de esta tribu in-cómoda sin compartir su comunidad —al menos como un extranjero, para recordar a Simmel—. La imposibilidad del (auto)análisis objetivo

Page 111: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Martín Retamozo

188 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 181-188

implica el desafío de la honestidad (intelectual) de exponer nuestros pun-tos de partida teóricos y metodológicos, éticos y políticos para analizar el vínculo entre el mundo del pensamiento ilustrado, la creación artísti-ca o el quehacer científico y la intervención en el espacio público desde la legitimidad —implícita o explícita— que esta le confiere. Un debate sisifiano, ineludible y siempre urgente.

Sacar provecho del libro de Altamirano requiere una lectura des-plegable (en la lógica del hipervínculo), es decir, la que utiliza las notas para dirigir su atención al mundo, la biblioteca y las discusiones que se encuentran allí contenidas, condensadas, en ocasiones apenas esbozadas como un guiño al lector en medio de la sobriedad que caracteriza al autor.

Page 112: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Intelectuales: entre un mapa de la cuestión…

Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 181-188 | 189| 189

Page 113: Paradigmas Vol. 6, No. 2
Page 114: Paradigmas Vol. 6, No. 2

| 191

Carlos Enrique Hernaíz es Sociólogo por la UCV, Máster Oficial de Participa-ción Ciudadana y Políticas Locales, de la Universidad Autónoma de Barce-lona, España.

Mauricio Phélan C., es Sociólogo, Universidad Central de Venezuela (UCV Es-pecialista en Análisis de Datos para las Ciencias Sociales (UCV), Doctor en Sociología por la Universidad de Barcelona (UB), España, Profesor titular de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales (UCV).

Jonathan Camacho es B.A. Sociology, B.A. Ancient Languages, Minor in His-tory de la Asbury University, Estados Unidos.

Arne Orvik es Magíster en Ciencias Políticas. Profesor asociado del Department of Health Sciences, de la Aalesund University College (Noruega). Correo electrónico: [email protected]

Lillebeth Larun es Doctora en Filosofía. Se desempeña como investigadora en el Norwegian Knowledge Centre for the Health Services (Oslo, Noruega). Correo electrónico: [email protected]

Astrid Berland es Magíster en Ciencias. Profesora asociada del Department of Nursing Education de la Stord/Haugesund University College (Haugesund, Noruega). Correo electrónico: [email protected]

Karin C. Ringsberg es psicoterapeuta, pedagoga, magíster en Ciencias Sociales y doctora en Filosofía. Profesora emerita en el Center of Health Promotion de la Nordic School of Public Health (Gothenburg, Suecia). Correo electró-nico: [email protected]

Martín Retamozo es Doctor en Ciencias Sociales (FLACSO-México). Profesor de Filosofía y Magíster en Ciencias Sociales por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP-Argentina). Profesor-Investigador del Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (UNLP-CONICET), Argentina. Líneas de investigación: subjetividad, sujetos y movimientos sociales, populismo y movi-mientos populares y epistemología de las ciencias sociales. [email protected].

Colaboradores

Page 115: Paradigmas Vol. 6, No. 2

Paradigmas es una publicación académica arbitrada cuya área de estudio y reflexión es la investigación. Por lo tanto, publica especialmente reportes de investigaciones científicas, tecnológicas y artísticas que, además de presentar sus avances o resultados, se centren fundamentalmente en los procesos metodológicos, epistemológicos, éticos y/o administrativos del proyecto. Así mismo, publica artículos de reflexión sobre el campo de la investigación y la ciencia.Según lo anterior, los siguientes tipos de artículos son apropiados para la revista: a) Artículos de reportes de investigación científica, tecnológica y artística: documento que presenta, de

manera detallada, los resultados originales de proyectos terminados de investigación, pero enfocándose principalmente en los procesos metodológicos, epistemológicos, éticos y/o administrativos del proyecto. Su extensión será no menor a 10 páginas y no mayor a 25 (4000-10000 palabras).

b) Artículos de avances de investigación científica, tecnológica y artística: documento breve que presenta resultados originales preliminares o parciales de una investigación científica o tecnológica, que por lo general requieren de una pronta difusión. Su extensión será no menor a 4 páginas y no mayor a 15 (2000-6000 palabras).

c) Artículos de reflexión (derivados de investigación): documento que presenta resultados de investigación terminada desde una perspectiva analítica, interpretativa o crítica del autor, centrándose en los procesos metodológicos, epistemológicos, éticos y/o administrativos del proyecto y recurriendo a fuentes originales. Su extensión será no menor a 7 páginas y no mayor a 20 (3000-8000 palabras).

d) Artículos de reflexión y revisión temática (no derivados de investigación): documento resultado de la revisión crítica de la literatura sobre un tema en particular. Su extensión será no menor a 7 páginas y no mayor a 15 (3000-6000 palabras.

e) Artículo de revisión: documento resultado de una investigación terminada donde se analizan, sistematizan e integran los resultados de investigaciones publicadas o no publicadas, sobre la investigación como temática, con el fin de dar cuenta de los avances y las tendencias de desarrollo. Se caracteriza por presentar una cuidadosa revisión bibliográfica de por lo menos 50 referencias. Su extensión será no menor a 10 páginas y no mayor a 25 (4000-10000 palabras).

f) Reseñas de libros: Su extensión será no menor a 2 páginas y no mayor a 3 (1000-1500 palabras), presentando los datos bibliográficos completos del libro.

g) Cartas al editor: pueden ser comentarios a artículos, respuestas a tales comentarios y breves discusiones de temas de relevancia general para la comunidad investigativa. Su extensión será de 2 a 3 páginas (1000-1500 palabras).

Preparación del manuscritoLos manuscritos deben ser presentados a espacio y medio (incluso las notas a pie), con un tamaño de letra de 12 puntos y alineación justificada. Se presentarán en tamaño carta, con márgenes de 2 cm en cada lado, sin sangrías ni encabezados. Todas las hojas del documento deben estar numeradas. Asimismo, todos artículos (salvo las reseñas) deberán adjuntar un resumen (abstract) de no más de 150 palabras y tres a seis palabras clave. Dicho resumen debe presentar el propósito, métodos y conclusiones del escrito, siendo una unidad por sí mismo. Por otra parte, se deben explicitar: el tipo de artículo presentado, el nombre del proyecto de investigación del que se derivan y las fuentes de financiación o de apoyo de éste (dado el caso). Sólo se recibirán artículos inéditos, lo que también implica que no estén siendo sometidos para su publicación al mismo tiempo en otros medios de divulgación.

Manejo del lenguaje. Si bien la profundidad y los alcances del artículo dependen del autor, el lenguaje que se utilice debe ser comprensible para el lector no especializado, dado el carácter multidisciplinar de la audiencia de la revista. Por lo tanto, los términos técnicos o especializados deben ir seguidos de una definición sencilla en paréntesis o en una nota al pie. Ya que el texto es escrito en español, salvo casos excepcionales, toda la presentación, notación y empleo de signos debe apegarse a las normas de la Real Academia (2010) y no a las de otros idiomas.

En la medida de lo posible, se debe evitar utilizar siglas, incluso si son de uso común. Cuando el autor considere completamente necesario su empleo, la primera mención debe ser aclarada y, dado el caso, traducida.

Notas y referencias. Las notas de pié de página deben ser de carácter aclaratorio, indicándoselas con números arábigos y siempre deberán escribirse después del signo de puntuación, si lo hubiere. En el listado de referencias se debe incluir únicamente las fuentes que han sido previamente citadas en el cuerpo del texto, siguiendo para su presentación las normas APA (6ª edición, 2010). Se recomienda incluir en las referencias el Digital Object Identifier (doi) de las fuentes que lo posean. Para determinar lo anterior, se puede visitar el motor de búsqueda de Cross Ref en: http://www.crossref.org/guestquery/

Instrucciones para autores

Page 116: Paradigmas Vol. 6, No. 2
Page 117: Paradigmas Vol. 6, No. 2