paradigma conductista y sus aplicaciones educativas

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Paradigma conductista y sus aplicaciones educativas. Dentro de los paradigmas vigentes, el que se ha mantenido durante años y tiene mayor tradición dentro de la disciplina educativa, es el denominado CONDUCTISTA. Este paradigma es uno de los que más proyecciones ha tenido en la Psicología de la Educación. Las dimensiones de la disciplina más desarrolladas son la técnico-práctica. Forma en que el conductismo conceptualiza al profesor En el paradigma conductista que se originó en las primeras décadas del siglo XX, específicamente el conductismo operante de Skinner, considera que el profesor es “considerado como una persona dotada de competencias aprendidas, que transmite conforme a una planificación realizada en función de objetivos específicos” (Hernández Rojas, 2010, p. 114). La corriente conductista no permite que profesor innove o cree, se debe de sujetar a obejtivos previamente establecidos, los cuales serán desarrollados en el proceso de enseñanza – aprendizaje. Se dice que el profesor “se desarrolla como un ingeniero instruccional, que debe de crear las condiciones para el logro de la máxima eficiencia de la enseñanza a través del uso pertinente de principios, procedimientos y programas conductuales” (Lizano, Rojas y Campos, 2002, p. 492). Al momento de desarrollar los objetivos planteados inicialmente, el profesor recrea un escenario propicio para que el estudiante pueda llegar a alcanzarlos, haciendo uso precisamente de programas conductiales. El trabajo del profesor es: determinar cuales son aquellas ‘pistas’ que pueden lograr la respuesta deseada; organizar situaciones de práctica en las cuales la conjunción de estímulos, logren un ambiente ‘natural’ de desempeño; adicionalmente “organizar condiciones ambientales de tal forma que los estudiantes puedan dar las respuestas correctas en la presencia de los estímulos correspondientes y recibir refuerzos por las respuestas correspondientes” Ertmer, P. y Newby. T. (1993). Contexto en el cual se desarrolla un estudiante bajo el enfoque del conductismo

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Paradigma Conductista y Sus Aplicaciones Educativas

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Paradigma conductista y sus aplicaciones educativas.

Dentro de los paradigmas vigentes, el que se ha mantenido durante años y tiene mayor tradición dentro de la disciplina educativa, es el denominado CONDUCTISTA. Este paradigma es uno de los que más proyecciones ha tenido en la Psicología de la Educación. Las dimensiones de la disciplina más desarrolladas son la técnico-práctica.

Forma en que el conductismo conceptualiza al profesor

En el paradigma conductista que se originó en las primeras décadas del siglo XX, específicamente el conductismo operante de Skinner, considera que el profesor es “considerado como una persona dotada de competencias aprendidas, que transmite conforme a una planificación realizada en función de objetivos específicos” (Hernández Rojas, 2010, p. 114). La corriente conductista no permite que profesor innove o cree, se debe de sujetar a obejtivos previamente establecidos, los cuales serán desarrollados en el proceso de enseñanza – aprendizaje. Se dice que el profesor “se desarrolla como un ingeniero instruccional, que debe de crear las condiciones para el logro de la máxima eficiencia de la enseñanza a través del uso pertinente de principios, procedimientos y programas conductuales” (Lizano, Rojas y Campos, 2002, p. 492). Al momento de desarrollar los objetivos planteados inicialmente, el profesor recrea un escenario propicio para que el estudiante pueda llegar a alcanzarlos, haciendo uso precisamente de programas conductiales.

El trabajo del profesor es: determinar cuales son aquellas ‘pistas’ que pueden lograr la respuesta deseada; organizar situaciones de práctica en las cuales la conjunción de estímulos, logren un ambiente ‘natural’ de desempeño; adicionalmente “organizar condiciones ambientales de tal forma que los estudiantes puedan dar las respuestas correctas en la presencia de los estímulos correspondientes y recibir refuerzos por las respuestas correspondientes” Ertmer, P. y Newby. T. (1993).

Contexto en el cual se desarrolla un estudiante bajo el enfoque del conductismo

A pesar de enfatizar en el conductismo que el estudiante es un alumno activo, de acuerdo como se plantea el concepto de instrucción, es evidente que su nivel de actividad se ve fuertemente restringida por los arreglos realizados por el profesor-programador, que se establecen incluso antes de conocerlo. La participación del alumno, por tanto está condicionada por las características prefijadas del programa por donde tiene que transitar para aprender. Un alumno “es considerado como un receptor de las informaciones, su misión es aprenderse lo que se le enseña” (Hernández Rojas, 2010, p. 114). Para el conductismo el estudiante es definido como un receptor pasivo en un mundo activo que escribe sus mensajes. Una característica primordial del estudiante es ser una persona cuyo desempeño y aprendizaje escolar puede ser modificado o influido desde el exterior. Este enfoque cree que el alumno es un ser autómata al cual se le suministra información y produce un resultado determinado.

Manera de llevar a cabo el proceso de enseñanza y aprendizaje

Otra característica propia de este enfoque, es el supuesto de que la enseñanza consiste en proporcionar contenidos o información, es decir, depositar información (con excesivo y pormenorizado arreglo instruccional) sobre el alumno, la cual tendrá que ser adquirida por

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él. El profesor, estructura los cursos y hace los arreglos de reforzamiento, está interesado en perfeccionar la forma más adecuada de enseñar conocimientos y habilidades (contenidos) que el alumno se supone habrá de aprender. “El modelo de enseñanza subyacente es un modelo que al condicionar facilita el aprendizaje” (Hernández Rojas, 2010, p. 114). Lo anterior expresa que mediante éste método conductual, el proceso de enseñanza funciona a base de estímulos y refuerzos (ya sean estos, positivos o negativos). Recalcando aún más, el objetivo es “lograr del estudiante la respuesta deseada cuando se le presenta un estímulo. Para obtener esto, el alumno debe saber como ejecutar la respuesta apropiada, así como también las condiciones bajo las cuales tal respuesta debe hacerse” (Ertmer, P. y Newby, T., 1993, p.9).

Se describe a la enseñanza bajo el paradigma conductista como “un énfasis en producir resultados observables y mensurables en los estudiantes, mediante la evaluación previa de los estudiantes para determinar dónde debe comenzar la instrucción” (Ertmer, P. y Newby, T., 1993, p.10). Es primordial el conocer la base fundamental de conocimientos que tiene el alumno con la finalidad de conocer, que objetivos ha cumplido y cuáles no. Se utilizan refuerzos para impactar al desempeño, reconociendo el logro mediante el uso de premios tangibles (puntos a calificaciones) o bien retroalimentación informativa que permita un mejor entendimiento de la situación. El profesor usa ‘pistas’ para que el alumno obtenga una fuerte asociación entre el estímulo y la respuesta, utilizada para el logro de los objetivos.

El aprendizaje en el paradigma conductista es aquel que “constituye un cambio en la conducta” (Hernández Rojas, 2010, p. 18). Éste cambio se expresa en forma de objetivos específicos que vienen manifestados en función de estímulos y de respuestas (Cambio = Estímulo + Respuesta). Lo verdaderamente necesario y casi siempre suficiente, es identificar adecuadamente lo que determina la conducta que se desea enseñar, el uso eficaz de técnicas o procedimientos y la programación anticipada de situaciones que conduzcan al objetivo final.

Para el enfoque conductista, el aprendizaje “es la manifestación externa de una conducta sin importar los procesos internos que se dan en la mente del sujeto, objeto del mismo” (Román, M y Diez, E., 1989, p.37). Lo anterior indica que no se contemplan aspectos cognitivos, ni humanistas, ni socioculturales en éste proceso. Otros autores indican que la enseñanza se convierte en una manera de adiestrar-condicionar para así aprender-almacenar y consideran que “el aprendizaje es algo externo al sujeto y se deriva de la interacción mecánica con el medio (familia, escuela)” (Hernández Rojas, 2010, p. 114). Como se mencionó anteriormente, se concibe al alumno por un ser pasivo fácilmente influenciable por el medio que lo rodea, por consecuencia su aprendizaje no está influido por el acontecer en el aula. Otras definiciones dicen que el aprendizaje es “cualquier conducta que puede ser aprendida, ya que considera la influencia del nivel de desarrollo psicológico y de las diferencias individuales” (Pozo, 1989, P. 57). Esta corriente expresa que cuando se logra efectivamente la enseñanza, es cuándo el profesor logra un cambio en la conducta del estudiante.

Estrategías y técnicas utilizadas por el conductismo para lograr el aprendizaje

En el paradigma conductista las estrategias y técnicas de aprendizaje son aquellos condicionamientos (clásico, condicionado, operante y semántico) aplicados a los estudiantes para lograr un aprendizaje. Se dice que estos condicionamientos son “esquemas de instrucción

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que se basan en: determinar y describir en términos claros y precisos los objetivos que se desean lograr con la enseñanza” (Hernández Rojas, 2010, p. 115). Estos esquemas determinan las actividades de enseñanza y las experiencias de aprendizaje, en función del conocimiento de los alumnos. Se evalúa hasta qué punto se alcanzaron los objetivos. En otros enfoques, lo anterior podría funcionar como una rúbrica.

”Los conductistas intentan prescribir estrategias que son más útiles para construir y reforzar asociaciones estímulo-respuesta, incluyendo el uso de ‘pistas’ o ‘indicios’ instruccionales, práctica y refuerzo. Estas prescripciones, generalmente, han probado ser confiables y efectivas en la facilitación del aprendizaje que tiene que ver con discriminaciones, generalizaciones, asociaciones, y encadenamiento” (Ertmer, P. y Newby, T., 1993, p.9).

Un ejemplo de lo anterior sería: si el profesor estímula continuamente a los alumnos cada vez que éstos generan una practica de manera colaborada, ellos aprenden que realizando la actividad logran notas aprobatorias. Caso contrario, el profesor tendría que aplicar técnicas de refuerzo, para lograr que el estudiante aprenda el obejtivo incialmente planteado.

La evaluación conductista y los resultados esperados

En lo que respecta a la evaluación en el paradigma conductista ésta se “centra en el producto, es decir, en las ejecuciones mecánicas de las acciones repetitivas sin dar cabida a la reflexión sobre la conducta ejecutada, las cuales deben ser medibles y cuantificables y el criterio de comparación a utilizar para su valoración son los objetivos establecidos” (Hernández Rojas, 2010, p. 114). Para el enfoque conductista, no importa cómo es que los estudiantes lograron el aprendizaje, lo imporante son las notas (cuantificación) obtenida. Nuevamente, el logro del obejtivo es lo promordial, obviamente lograr la transmisión de conocimientos también lo es, pero este enfoque, no contempla la manera de llegar a él o la influencia de aspectos psicológicos, humanistas o cognitivos dentro del mismo.

La evaluación conductista ”parte del supuesto de que todos los alumnos son iguales, por lo tanto, todos reciben la misma información; y se evalúan generalmente de la misma manera, con los mismos instrumentos y pautas establecidas para calificarlos” (Hernández Rojas, 2010, p. 114).

Cuando el alumno va progresando en el programa, según los conductistas, no debe cometer errores (aunque no siempre suele ser así, pero es ideal en la enseñanza programada). Antes de ser sometido a la evaluación, durante la transición del programa, el alumno es valorado para comprobar sus conocimientos previos, su progreso y dominio final de los conocimientos. Los instrumentos de evaluación se deben elaborar con base en los objetivos que fueron enunciados inicialmente (tomando en cuenta la conducta observable, criterios y condiciones de ocurrencia de la misma).

Se dice que “el logro de los objetivos ha hecho de los exámenes (sean de ensayo, objetivos u orales), la herramienta por excelencia para medir los aprendizajes (conocimientos) que el alumno demostrará como evidencia de su rendimiento educacional” (Hernández Rojas, 2010, p. 117). Por ser un paradigma un tanto rígido, no se contemplan aspectos dentro de la

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evaluación como pueden ser, la actitud, la participación, asistencia, trabajo colaborado o aplicación del conocimiento a problemáticas reales.

Una evaluación basada en criterios conductistas se orienta hacia:  la evaluación de los productos y no de los procesos de aprendizaje. Evaluación por objetivos expresados en función de conducta esperada. Evaluación externalista. Destaca la importancia de la retroalimentación. Cuantificación de las conductas. La atención centrada en las conductas de tipo cognoscitivo y psicomotriz. Evaluación de conductas y posibilidad de respuesta. Precisión de indicadores. Valoración de los cambios en el alumno como resultado del aprendizaje (Castro O. 1999, p. 23).

La evaluación es el punto terminal del proceso didáctico, ya que la misma se realiza una vez que finaliza el objetivo o la actividad programada” (Hernández Rojas, 2010, p. 117). Este enfoque, como todos, tiene sus desventajas, por ejemplo: la calificación (nota) se usa como una forma de presión para mantener callados a los alumnos e imponer la autoridad del profesor. En la evaluación del aprendizaje, el alumno es el único sujeto de la evaluación, no se toma en cuenta ningún otro aspecto; hacia él se dirigen las acciones evaluativas. Es práctica común en este paradigma el confundir la medición con evaluación.

A pesar de todas las posibles deficiencias de este enfoque psicopedagógico, es un paradigma que aún a la fecha se sigue utilizando, ya que independientemente de todo, brinda resultados en el proceso de enseñanza – aprendizaje.

En la Tabla 1, se presenta una síntesis acerca del enfoque conductista mediante la cual se puede visualizar de manera concentrada los aspectos principales que lo caracterizan.

Tabla 1. Enfoque conductista

Concepciones

ProfesorProfesor

Este enfoque perfila al profesor como un ingeniero instruccional que crea escenarios basados en objetivos predeterminados sobre los cuales conducirá esquemáticamente al estudiante para lograr el proceso enseñanza – aprendizaje.

AlumnoAlumno

Receptor pasivo, solo depositario de información. Su misión es aprender lo que se le enseña. Este enfoque considera que si se logra un cambio conductual, el aprendizaje se ha logrado.

EnseñanzaEnseñanza

Para éste proceso se diseñan una serie de estímulos que generarán respuestas (condicionamientos), las cuales permitirán tomar decisiones sobre el futuro del educando.

Aprendizaje

Para el paradigma conductista, el aprendizaje se logra cuando se sucede un cambio en la conducta del estudiante, sin importar todos los procesos internos que éste tiene que seguir para conseguirlo.

Estrategias y técnicas de

Son aquellos condicionamientos (clásico, condicionado, operante y semántico)  aplicados por el profesor a los estudiantes para lograr un

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enseñanza aprendizaje.

Evaluación

El proceso de evaluación, se centra en el producto, utiliza repeticiones mecánicas que no dan cabida a la reflexión sobre la conducta ejecutada. Si los objetivos son cumplidos generando un cambio de conducta en el estudiante, se dice que la evaluación es satisfactoria.

Elaboración propia con base en los datos de Hernández Rojas (2010), Román, M. y Diez, E. (1989), Castro, O (1999), Lizano N., Rojas M. y Campos N. (2002), Pozo, J.I. (1989), Peggy A. Ertmer y Timothy J. Newb y (1993).