palomo - las artes y las ideas de arte durante la independencia (1794-1821)

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  • Sociedad de Geografa e Historia de Guatemala

    LAS AETES Y LAS IDEAS DE ARTEDURANTE LA INDEPENDENCIA

    (1794-1821)

    Ricardo Toledo Palomo

    Guatemala, G. A. 1977

  • SOCIEDAD DE GEOGRAFA E HISTORIA DE GUATEMALAPUBLICACIN ESPECIAL No. 19

    Este Libro fue editado por ooftesia del Ministerio de Gobernacin, para conmemorar elBicentenario de la traslacin de la ciudad de Guatemala, al Valle de la Ermita

  • LAS ARTES Y LAS IDEAS DE ARTEDURANTE LA INDEPENDENCIA

    Coleccin Luis Lujan Muf^oznivenklid Francisco hvfoq^n

  • SUMARIO

    Presentacin.

    Introduccin.

    Captulo I. Academismo y Neoclasicismo.Captulo II. Academias Americanas.

    Captulo III. La Escuela de EHbujo en Guatemala.

    a) Estado poltico de la Capitana a finales del siglo XVIII.

    b) El ambiente cultural en la segunda mitad del siglo XVIII

    c) Real Sociedad Econmica de Amigos del Pas de Guad) Plan de la Academia de las Tres Nobles Artes. 1794

    e) Reglamento de la Escuela de Dibujo de Guatemala.

    Captulo IV. El maestro director don Pedro Garci-Aguirre.

    Captulo V. Instalacin de la Escuela de Dibujo.Captulo VI. Premios y actos de premiacin.

    Captulo VIL Ideas, Exposicin y Crtica de Arte. 1801-1809.

    Captulo VIH. Jura de Femando VIL 1808-1809.Captulo IX. ltimos aos coloniales. 1810-1820.

    a) Restauracin de la Sociedad Econmica.

    h) Academia o Escuela de Pintura de Guatemala.

    e) Reglamento General de Artesanos.

    Captulo X.

    Captulo XI.

    Captulo XIL

    Captulo XIII.

    Bibliografa.

    Ilustracionest

    Escuela de Dibujo de San Salvador. 1811.Las ideas de Arte y la Independencia.

    La Independencia y el Arte,

    Conclusiones.

  • Digitized by the Internet Archive

    in 2010 with funding fromUniversidad Francisco IVIarroqun

    http://www.archive.org/details/lasartesylasideaOOricaguat

  • Presentacin

    *'Lo8 perodos de libertad han sido un mnimo casiimperceptible en la extensin del tiempo, y los dela esclavitud un mximo que abraza los msgrandes espacios. Si a pesar de esto, el hombreoprimido la mayor parte del tiempo, ha sabidocrear las oHes y ciencias y hacer progresoe queasombran a quien se detiene a eiar{M.i Cules hanra dejndole en Ubertad fusta para des-envolver sus facultades, sin estorbos,m embarazo tQuin osara sealar en caso tan alegre Ib metaltima hasta donde podra llegar marchando eu tucarrera?".

    Jos Cbcoo del Valle.

    Aun cuando en estos ltimos tiempos se ha procurado volver la viataatrs, y en ese necesario examen retrospectivo se ha ido ahondando en elsentido de la historia y en el estudio del conocimiento del proceso de laIndependencia bajo los ms diversos ngulos, todava ae pasan por alto,quedando marginados, otros varios hechos, tales como el que nosotrosintentamos actualizar en el presente ensayo.

    Tomando en cuenta lo anterior, por nuestra parte presentamos a laconsideracin de los lectores, el presente estudio histrico-artistco quequeda inscrito dentro del largo perodo de tiempo, anterior ai hecho de laemancipacin, en el propio momento histrico de la Independencia, y quefinaliza con la ruptura del pacto tcito de unidad, al disgregarse las pro-vincias a principios del siglo XIX. Ya que cabs seftalar que el proceso deemancipacin, no ha sido fijado cronolgicamente en su dimensin tiempo-espacio : para algunos autores ste tiene su origen en algunos intentos derebelin poco definidos, que se observan a raz de la conquista, mientrasque otros opinan que una serie de acontecimientos poltieos, econmicoso sociales, que ocurren a todo lo largo de los subsiguientes siglos XVII yXVIII, son los orgenes precisos de dicho movimiento.

    Por nuestra parte consideraremos que aunque hubo en el siglo XVIIIguatemalteco, una serie de conatos y demostraciones de inconformidadhacia las autoridades, de similar factura a otros sucesos que se consideran

  • precursores del movimiento emancipador en otros rumbos del continente,

    la peculiar naturaleza de esos movimientos se refieren especficamente a

    una oposicin a aspectos tributarios o de otra naturaleza, y hasta mstarde, hay que estimar la importancia del movimiento cultural Ilustrado,

    propiciador de la Sociedad Econmica de Amigos del Pas, que viene a

    considerarse intelectualmente y en su carcter econmico, como un deci-

    sivo empuje generador que alienta al movimiento emancipador que ocurri-r ms tarde. t a\- r ^ ^

    Posteriormente las contingencias polticas de 1808 en Espaa, y su

    cauda en Guatemala, sern definitivas para poder fijar otra etapa com-

    pleja y poco definida en el proceso general de nuestra emancipacin, para

    llegar despus a los sucesos de 1811 en San Salvador y otros esfuerzos

    paralelos de diversas provincias de la Capitana, que tienen mayor defini-

    cin en el proceso previo a nuestra Independencia, y otros ms, como laconjuracin de Beln de 1813 en Guatemala, o el alboroto del mismo aoen San Salvador, hasta llegar al 15 de Septiembre de 1821 en que se de-clara por medio del Acta, la Independencia del antiguo reino de Guatema-la, y luego a 1823, en el que se confirma y ratifica nuestra Independen-cia, con el Acta

  • Que dicho de otra manera, y para referirnos al caso particular nues-tro, como seal hace ya algunos aos uno de los ms esforzados iniciado-res del estudio de este interesante perodo, se encierra en los siguientesconceptos

    :

    "En Guatemala esta poca se caracteriza perfectamente y formaella la cspide luminosa de la colonia y el eslabn que nos dala oportunidad de salir de las sombras y buscar la civilizacin.Esta poca, citada ocasionalmente por nuestros historiadores,no ha sido hasta ahora estudiada en todo el valor sociolgico quele corresponde. Ella debe ser considerada separadamente comoun conjunto de hechos y circunstancias que determinaron unanueva vida y que marcaron una etapa en el tardo proceso evolu-

    tivo del pas. Sin ella no hubiera sido posible la Independencia.Los Proceres son los hijos espirituales, en un escaln ms avan-zado del tiempo, de nuestros innovadores coloniales. A los mu-ncipes de 1810, a los hombres de 1821, no se les puede compren-der sin Goicoechea o sin Villa Urrutia; a don Pedro Molina,a Jos del Valle y a Barrundia no se les puede comprender sinFlores, sin Ramrez y Villegas". -

    Dentro de la encrucijada de ese mismo proceso generacional de UIlustracin, que precede a la Independencia, al mismo tiempo que Am-rica se abra de nuevo al mundo universal, al romper los valladares decallada sumisin por los cuales Espaa haba sometido a sus colonias,se encuentra una inusitada actitud de introspeccin, de reflexin por pro-

    fundizar ms en las races propias, y por sentirse y ser ms americanos,desde ese preciso instante se alcanza una conciencia plena por tratar de

    descubrir o redescubrir la Amrica, como un previo y necesario proeetoa alcanzar una independencia espiritual, antes de llegar a la Independencia

    poltica.

    Es ese sentido de americanidad que se revela y prevalece en Len-

    dvar, al cantar en exmetros latinos las excelencias de su suelo nativoescribiendo en la lingv^ franca de los cultos y eruditos, para que lo en-

    tendiesen mejor los inteligentes europeos y americanos. * es ese mismosentido de la americanidad irredenta y de la voluntad de libertad, que harexclamar al arequipeo Juan Pablo Viscardo en su Caria dirigida a U>

    espa/oles americanos o eocposicin de quejas o agravios de lo$ oniereaikM,escrita hacia 1792, y publicado en francs en Filadelfia despus de su

    muerte, sus ansias de ms profunda libertad:

    RodrtffUM BtU: Kvokttin * Im IiUm. pp. 11-lt.Rafael LandWar (17S1-U9S). Mrib* M M xUlo \k Bm^Urntin Mmimm^mente do* edicioBM. la prbMr a MMma m ITSl. f te Mgn^B Bolpate i XtU.

  • ^*El Nuevo Mundo es nuestra patria, su historia es la nuestra,y en ella es que debemos examinar nuestra situacin presente,para determinarnos por ella a tomar el partido necesario a la con-servacin de nuestros derechos propios y de nuestros sucesores". *

    En fin, es todo ese sentido de preocupacin latente en inquirir en lonuestro o esa manifestacin de dura rplica que se observa al mismotiempo o ms tarde, en otro guatemalteco universal, don Antonio Jos deIrisarri, quien publica en 1819 su Carta al observador en Londres o im-pugnacin de las falsedades que se divulgan contra Amrica, Escrita porDionisio Terrasa y Rejn. Natural de la Metagua. ^

    Es toda esa sed de preocupacin por el conocimiento de lo propio, quealienta el pensamiento de los hombres ilustrados americanos del sigloXVIII, y que domina las reflexiones del ltimo de nuestros ilustrados, elsabio Valle, para quien:

    "el estudio ms digno de un americano es la Amrica". ^

    Es la rplica perentoria de casi todos los americanos cultos, a la"leyenda negra" sobre Amrica, a las ideas de Pauw en sus RecherchesFilosophiques sur les Americains, a Buffon, a los conceptos sobre el "buensalvaje" de Rousseau, o a las pretensiones sobre el geodeterminismo dela accin del clima de Raynal, o a las ideas de Robertson. Es la respuestaa la interrogante que circula en los cenculos cientficos europeos sobreel origen y destino de Amrica, que hizo abrir los ojos al pensamientoIlustrado de Amrica, y que fijar poco ms tarde, un concepto precisode americanidad, previo a concretarse en el espritu de nacionalidad ylibertad. '^

    Pero, adems de que no se han podido fijar cronolgicamente las etapasdel proceso de emancipacin guatemalteca, tambin debe decirse que porlo que respecta a la calificacin de ese movimiento, no ha podido ubi-crsele, aceptando la terminologa acuada por los tratadistas de la Inde-pendencia en otras partes del continente americano, ya que el movimientode emancipacin guatemalteco tiene dentro de ese mismo proceso del mo-vimiento general de Independencia america;ia, caractersticas propias, y

    4. La coincidente coyuntura del tercer centenario del descubrimiento de las Indias, excita a escribireste apasionado documento de defensa de la americanidad, y an ms de fe en una cercana inde-pendencia, al jesuta Juan Bautista Vizcardo y Guzmn, en el que seala que: "Las diversasregiones de Europa a las cuales la Corona de Espaa ha estado obligada a renunciar, tales comoel Reino de Portugal, colocado en el recinto mismo de la Espaa, y la clebre Repblica de lasProvincias Unidas que sacudieron el yugo de hierro, nos ensean que un continente infinitamentems grande que la Espaa, ms rico, ms poderoso, ms poblado, no debe depender de aquel reino,cuando se halla tan remoto, y menos aun cuando est reducido a la ms dura servidumbre".

    5. El clebre polemista guatemalteco, don Antonio Jos de Irisarri (1786-1868), quien en esta cartaoculta enrevesadamente el nombre de su patria.

    6. El hondureno don Jos Cecilio del Valle (1777-1834) utiliz este lema en varias de sus publicacio-nes, principalmente en El Amigo de la Patria, marzo I*? de 1822, T. 2, Nm. 24.

    7. Las expresiones en torno a la Amrica vienen a reafirmar como una contrapartida, el concepto desu propio suelo por los americanos: "Tema clsico era en la poca anterior a los creadores de estemovimiento y florecimiento, el de la pobreza e incapacidad americanas en el plano de la cultura, queEuropa y los europeos con frecuencia esgriman contra los hombres de este lado del ocano", diceBernab Navarro en La introduccin de la Filosofa Moderna en Mxico, p. 246.

  • por otra parte la falta de estudios que traten de interpretar ese movi-miento o de encauzarlo en una ms exacta y consecuente definicin, toda-va debemos esperarlos.

    La adecuada calificacin de ese movimiento, no es slo un simplecaso semntico de terminologa, ya que en otras regiones se han precisadopor diversos autores, una serie de trminos tales como el de "Guerra deIndependencia", que es a todas luces inaplicable a nuestro medio ; tambinotros califican a sta como una "Guerra Continental" entre Espaa yAmrica, o algunos otros participan de la idea que debe considerrselecomo una "Guerra Civil".

    Pero esta idea de "Guerra de Independencia", sea civil o continental,que como ya hemos sealado es muy poco aplicable para Guatemala, puesen nuestro medio no existen hechos de armas de significacin, y acasosolamente puedan comprenderse entre ellos la pacificacin de Granada,que hace movilizar tropas de Honduras al mando de Gutirrez en 1811,o la formacin de un grupo militar expedicionario al mando de Dambri-ne, para atacar a los insurgentes mexicanos en el Istmo de Tehuantq[)ecy en Oaxaca en 1811, y, por qu no, la oposicin armada del pueblo salva-doreo, encabezada por Arce, oponindose a la invasin de las huestestrigarantes mexicanas en 1822.

    Por otra parte, la idea de que nuestra propia libertad se logr sin elcosto de sangre, ha sido muy poco beneficiosa para alcanzar un conceptoms realstico de nuestra Independencia, de otra manera el olvido demuchos de los hechos, tal el caso para enumerar uno solo de ellos, el deaquellos insurgentes que sufrieran condenas en la Pennsula, tales comolos olvidados "Jurez, Pinedo y Faustos", citados entre otros insurgen-tes americanos, por el patriota peruano Ribadeneira en su Memoria,

    El proceso generador de emancipacin, y la misma consumacin dela Independencia de Guatemala, como ya hemos sealado, tiene caracte-rsticas o paralelas con el proceso histrico general de Independenciaamericana, pero a su vez posee condiciones y peculiaridades propias. Sinembargo, hay tanta similitud y tantas ligazones con otros paises del mis-mo continente, como lo evidencia la lectura del chileno Lastarra (1817-1888), cuando estudia y analiza los acontecimientos de la Independenciade su pas, que ms parece se tratara de la Independencia ''moderadm'*de nosotros los centroamericanos, como cuando dice en sus inrestigaciO'nes sobre la influencia social de la cai^quista y del eistema colonial dlos espaoles en Chile, de 1844:

    "Curioso y en gran manera til sera investigar para resolveresta cuestin cual de esos mviles o si todos ellos simultnea-mente produjeron la conducta de nuestros revolucionarios ; peroyo no me detendr en ello, porque lo expuesto basta a mi prop-sito de manifestar la influencia del sistema colonial en los pri-

    8. "Memoria de lus mrito* y Mrviclo* de Joe Ribadraeir y Ts4a. gvMrvl 4 >Hfti al jrdlodel Per". HiMoria y CuHmrm, twno 4al Momo NmIomI 4 Blalorte. LUm. Fw. IMt. Tol. t

  • meros actos de la revolucin de nuestra independencia. Comoquiera que sea, estoy persuadido de que esta fue lenta y pro-gresiva, parcial y no radical, obras de unos pocos varones ilus-

    tres y no nacional, precisamente a causa de ese influjo. No es-tando preparada la sociedad para recibir el impulso regenerador,es consecuencia fatal que se cie nicamente a combatir por su

    '

    libertad poltica, porque si se hubiese avanzado a romper brusca-mente con el pasado, a proclamar su completa regeneracin, anteniendo genios elevados que la dirigieron en su santa empresa,

    se habra estrellado en mil resistencias poderosas y no habraalcanzado su triunfo ; sino con un completo exterminio y derra-

    * mamiento proporcionalmente de mas sangre que la que cost ala revolucin de Francia**. ^

    Pero tambin debe decirse que dentro del concepto en que se ha estu-diado la historia de la Independencia, no slo se han soslayado una grancantidad de temas (imperdonable sera no mencionar entre esas rarasexcepciones del pasado a don Ramn A. Salazar y su Desenvolvimientointelectiml de Guatenmla, 1897),^^ sino que tambin se ha evitado el cami-no subjetivo que siguieron las ideas y las artes, preocupndose ms porel ya manido aporte de lo concreto de los hechos, aun cuando no puedeexistir ese total aislamiento, y no puede separarse el todo de sus partes,en un proceso tal como el de nuestra emancipacin. Que debe concebirsenecesariamente como la conjuncin de todos esos varios elementos y cir-cunstancias, y de esa manera es que nuestro estudio se incorpora a esemismo proceso, ya que se hace necesario encararlo integrado al movi-miento de Independencia poltica, no slo por allegarnos al concepto dearte que durante ese mismo tiempo prevaleca, sino que por la propia fun-cin que juegan las artes durante ese perodo, ya que no puede aislarse esteimportante papel dentro de la superestructura en que se les concibi.

    En el decurso de ese largo momento histrico y en el mbito de eseamplio horizonte cultural del movimiento Ilustrado guatemalteco, naceny se acrecentan varias instituciones y organismos, entre los que sobre-sale la Sociedad Econmica de Amigos del Pas, como centro de disper-sin de ideas y derivada de ella se fomenta el establecimiento en un iniciode la efmera Academia de las Tres Nobles Artes ^ms tarde Escuelade Dibujo

    ,que son ejemplo tpico de las organizaciones y del afn

    de centralizacin y de institucionalizar que invade a todos los campos, du-rante el rgimen absolutista borbnico y que se hace tan caractersticoal perodo Ilustrado que antecede al hecho de la Independencia.

    Y al haber aludido necesariamente a ese perodo de grandes trans-formaciones sociales y polticas, y de fcil campo para la libre difusinde las ms diversas y extraas ideas, justo es aludir igualmente a los

    9. Lastarria en Antologa del pensamiento social y poltico de Amrica Latina. Introduccin de Leo-poldo Zea. Seleccin y notas de Abelardo Villegas. Unin Panamericana, Washington, D. C, 1964.

    10. Ramn A. Salazar: Historia del deaenvlhimiento intelectual de Giatemala. Desde la fundacin dela primera escuela de letras europeas hasta la inauguracin del Instituto Nacional de Indgenas,efectuadas en el ao de ISSff. Escrita por don Ramn A. Salazar, Director de la Biblioteca Nacionalde Guatemala. Tomo I. La Colonia. Guatemala, Tipografa Nacional, 1897. .- .. ;

    lO

  • fenmenos artsticos simultneos y ulteriores a ese acontecimiento cultural,ya que a cambio del barroco que haba colmado con su arte la historiade los siglos XVII y XVIII, se propende a la implantacin de un "nuevogusto" artstico, patrocinado por una nueva clase apoyada por el sectorgubernativo, como sucede con la moderna corriente artstica neoclsica, msafn y consubstancial al espritu del doctrinarismo acadmico oficial quese instala casi al mismo tiempo, que con el espritu de libertad que seprincipia a promover.

    Con la aceptacin de este estilo y del academismo, se da fin ala hegemona artstica de Espaa sobre sus colonias, y a la vez se abreuna nueva responsabilidad del artista al desligarse del padrinazgo sos-tenido hasta ese entonces por la iglesia, hecho que influye decisivamenteen la paulatina secularizacin a que se dirige el arte. Las colonias seranmenos susceptibles a aceptar la gida artstica de la Madre Patria, puesla "Metrpoli en plena guerra de Independencia, no poda ya influir enlas provincias ultramarinas, que se agitaban en sus primeros intentosseparatistas". ^^

    Sin embargo, el dominio del neoclasicismo no es absoluto, ya que seacepta tibiamente y coincide con otras expresiones artsticas paralelas,primeramente con las ltimas expresiones barrocas representadas prefe-rentemente por el rococuna rara mezcla de formas orientales y de con-ceptos barrocos europeos

    , siendo estas dos modalidades, neoclasicismo

    y rococ, tambin representativas de dos gustos totalmente diferenciadosy antagnicos, de dos viejas corrientes artsticas ancestrales vueltas aponer de moda y de dos formas irreconciliables de vida:

    "La generacin del rococ y la del neoclasicismo ^-dice LionelloVenturi se han pues entrecruzado. Pero los dos gustos seoponen en forma definitiva. El disgusto por su poca, la fe enel arte grecorromano, sugirieron a los artistas una separacinde la vida contempornea que les fue casi fatal".

    "

    Paralelo y ms tardamente observaremos un ligero matiz romnticoque encauza ms exactamente con el temperamento de nuestro propiomomento histrico de la Emancipacin. Pero debe precisarse que durantela Independencia y los das que le siguen, se vive un perodo inestable,saturado de teorizantes doctrinas y de diversos ideales estticos y arts-ticos, y pobre en manifestaciones y realizaciones plsticas, y aunque losprecursores y los hombres mismos de la Independencia, sean precisamentequienes estn ms imbuidos de un mejor estmulo hacia las artes, y en susartculos literarios propendan a su mayor popularizacin, el ambiente ylas condiciones no sern tan propicias para que los artistas puedan con-cretarse.

    Bajo ese ambiente antagnico tan cargado de teoras y de frmulas,contrario al deseo de libertad que se principiaba a vivir, y en el que toda-va no se haba traspuesto y dado el paso necesario para salir del artede la dependencia al arte de la Independencia, situadas como estaban las

    11. Marqus d Loxoya: Hittioria Hrl orn AmixniVo. Tomo IV. p.1^. Venturi: Hittoria d9 U cHHr il arC*. p. Itl.

    11

  • artes, bajo ese dominio exclusivo de la preceptiva era muy difcil que sesuperaran, ya que haca muchos siglos que haba profetizado Leonardo,encarnando sus ideas en el aforismo, que dice

    :

    "La suprema desgracia llega cuando la teora se adelanta a laaccin". ^^

    y por lo que respecta a esta poca y a las subsiguientes, esta verdad seconvierte entre nosotros, casi en un axioma.

    Y por ltimo, durante el perodo posindependiente, el decaimientopor el que se iban encaminando las artes se generaliza, principalmente porla inestabilidad de las luchas intestinas en que se vean sumidas las Pro-vincias Unidas, y por la propia inseguridad de sus primeros instantes po-lticos.

    El estudio de ese sealado perodo de la historia artstica de Gua-temala, que coincide con el proceso histrico de nuestra emancipacin, ensus perodos preindependiente, de independencia y posindependencia, escomo ya habamos sealado, el principal tema que a continuacin se tra-tar de integrar por nuestra parte, en este ensayo, ya que hasta que sellegue a cubrir el estudio concatenado de todos los aspectos que fluyeny confluyen en dicho momento histrico, no nos apartaremos de un cono-cimiento fragmentario, y difcilmente se podr alcanzar sin cubrir esterequerimiento, una visin integral y trascendente de la historia de ese im-portante perodo.

    Esta manera de integracin de la historia, evita los ya consabidossistemas de la historia a base de hechos o de biografas de hroes, para de-dicarse especficamente al plano cultural dentro de la misma historiageneral, y no es esto una experiencia nueva, ya que tiene sus anteceden-tes ms tempranos en nuestro medio en las primeras dcadas del sigloXIX, con don Manuel Montfar y Coronado (1791-1844), quien en susMemorias pa/ra la historia de la revolucin de Centro Amrica (1832),mejor conocida como "Memorias de Jalapa", considera como un hechode significacin historizante el tema del arte guatemalteco de su siglo,ya que:

    **Las artes (en Guatemala) como un producto de las necesidades,estaban ms adelantadas de lo que deba esperarse de la incomu-nicacin con el mundo civilizado y del sistema prohibitivo; laescultura, la pintura, la platera, los instrumentos de msica,la msica de ejecucin y de imitacin, la arquitectura civil yalgunos tejidos de lana y algodn, aprueban la fuerza del genio,y han dejado monumentos honrosos". ^^

    incorporando de manera parcial el estudio de la historia del arte y de sutiempo, al mencionar en breve nota marginal de pie de pgina, los nom-bres de algunas de las obras, y de los artistas que coinciden al ligarsecon dicho momento.

    12f. Leonardo da Vinci (1452-1519), el senial artista florentino del Renacimiento, asimismo es autordel Tratado de la Pintura, y de los Aforiamoa. Cfr. Read. Imagen e Idea. p. 129.

    14. Montfar y Coronado: Memorias para la hiatoria de la revolucin de Centro Amrica. Tomo II,cap. V.

    12

  • Pero si la integracin de las artes a la historia general parte de Mon-tfar y Coronado, otras apreciaciones como las estimativas del arte coe-tneo, que en seguida veremos ms ampliamente, arrancan de las expo-siciones de la misma Escuela de Dibujo en pleno siglo XVIII, con la crticade arte a la manera de los "Salons" ; sin embargo, tendr que esperarsehasta mediados del siglo XIX, para obtener juicios crticos particulares yde conjunto ms valederos. Uno de los primeros ejemplos se observa yaen el viajero galo Morellet, hasta llegar casi a finales del siglo XIX conJos Mart (1853-1895), a las ms definitivas.

    Morellet por su parte nos ha dejado sus inteligentes apreciacionessobre el arte de Guatemala, en su obra intitulada Voyage dans VAmeri-que Cntrale, Visle de Cuba et le Yttcatan (1857), apasionado desfoguecontra nuestro arte y nuestros artistas, principalmente contra el neocla-sicismo, sealando de medianas a nuestros artistas y a sus obras. *'

    Mientras que muchos aos ms tarde, el patriota cubano vendr asituarse como el principal crtico de nuestro arte, acaso sin que l mismose lo hubiera imaginado. Aunque Mart no era un esteticista de circuivstan-cias, pues no debe olvidarse que a l le era familiar el conocimiento de lasartes, gracias a sus constantes y obligados peregrinares por diversos rum-bos, sea en Espaa en donde habase extasiado en la contemplacin de lasseculares obras de los templos y viejas galeras, o en Pars a donde llega ainstalarse casi coincidiendo con el advenimiento de la nueva escuela im-presionista o como cuando inaugurndose de crtico-vidente descubre enNueva York, el papel que vendra a tener ms adelante para el arte, lamoderna "Babel de hierro", o en Mxico en donde frecuenta asiduamentelos cenculos y el trato con los artistas. En todos esos lugares observcon febril penetracin para luego sentar plaza de crtico, e irse desem-peando con singular acierto e ingenio en el difcil juicio sobre las obrasde arte.

    Conocidas estimativas o apreciaciones de Mart sobre el arte guate-malteco deslzanse especialmente inclusas en las pginas de su breve librodedicado a Guatemala, publicado en el ao de 1878 en Mxico, mientrasque las ms desconocidas y no por ello menos definitivas apreciacionescrticas, se encierran en el orden epistolar, principalmente en aquellascartas ntimas dirigidas a su buen amigo Manuel Mercado. *"

    Csar Brafas apunta a este respecto, que:

    'Tan pronto de llegado, ya se interesaba por las reliquias delpas, aunque su juicio ms amplio y ms liberal en su pequefiolibro Guatemala, no fuera muy favorable, para ese tiempo.La tradicin artstica de Guatemala haba ido a pique: no habala universal admiracin que hogao por el arte colonial ; terre-motos, traslaciones e indiferencia haban acabado con muchas

    16. MorcHet: Voyag* dan rm4Hqu0 C^ntrmU. TitU i 0ha H U YmmUm. Prte. OM* J. Booby.1867. 2 VoIm. En 1 eapftalo 1S dMcrbc la dadad d Qmtwiwk

    1. Mart: Guatttmala. Ttpoffrafte NaeloBal. Ouatomala. O. A.. Iflt. pp. M-IM.17. Rodrguez Prampolinl: La eHtica M art* #n Mmteo 0n ! &I9U XIX. DoraaaMlo 11 (IMt-IfTS).

    (CarU de Jo4 Mart a Mana! Mrado. fcliada n GoatanMk, n abrtt ! da 18T1). (rracito).P. 162. Surca la duda da qua si Ift teha no eoiTMponda mea asactamante aoa al ato da IMTt.

    13

  • obras positivamente valiosas, y en el propio enjuiciador preva-leca el prejuicio liberal en el sentido poltico en este punto

    sobre el arte religioso, como que aos adelante, en 1878, comen-

    tando con ternura para Guatemala, un libro de W. I. BrighamLa Tierra del Quetzal es el ttulo del artculo pareciera sus-

    cribir opiniones que el autor, protestante desde luego, apunta so-

    bre las visitas a sacristas de pueblos. . .". ^^

    Y ya que hemos particularizado sobre los inicios de la historia y dela apreciacin de las obras de arte en Guatemala, justo es que por apartemencionemos, que hasta en tiempos relativamente modernos, se comple-

    tara el panorama con el estudio de la historia de la esttica, que tiene

    en el olvidado salvadoreo Francisco Castaeda (1856-1924), al mejorensayista en esos aspectos y tendencias, aun el recargado frrago erudito

    a lo Menndez y Pelayo que campea en su obra, y del imperdonable de-fecto, de que tomando como pretexto a Emilio Zola, haya escrito un librodentro de otro. ^^

    Estas inevitables pero justificadas menciones, son hechas primera-mente con el objeto de ejemplificar sobre quines son los primeros valo-radores de nuestro arte, desde el punto de vista histrico, desde el ngulode la crtica de arte y desde el punto de vista esttico, y en segundo,para mostrar ese extrao y cmplice silencio que llega despus para elarte de los siglos XVIII y XIX, ms comprensible por el cambio de men-talidad, que el que se hizo durante mucho tiempo al barroco, pero aunqueno se necesitaba subrayar en ello, ni en la labor de rescate de un Mont-far y Coronado, ni en las punzantes crticas de Morellet, o en lasprecisas valoraciones estticas de Mart, para que estas obras fueranapreciadas de nuevo, y slo convenan sealarse como antecedentes im-portantes

    , mxime cuando aun hoy todava la mayora observa las obras

    artsticas de dicho siglo, con un gesto de desdn y soberana duda.

    Pasando luego a otro punto, debemos decir que evitando un enfoquegeneral, con el presente ensayo trataremos de introducirnos al estudiode las obras, las ideas de arte y los artistas, dentro del acontecer hist-rico del siglo XVIII y XIX, utilizando para ello preferentemente, el cau-dal de los testimonios documentales y de otra ndole, que dan noticiasobre la actividad artstica que colinda en tiempo y espacio, con el mismoescenario histrico en que ocurre nuestra Independencia.

    Es importante sealar, antes de entrar luego en materia, que el enfo-que particular que nosotros presentamos no es definitivo, ya que quedatan slo en un ligero intento de aproximacin al tema, y por otra parte(tambin por razn de nuestra propia inhabilidad), estar lleno de erro-res de interpretacin o apreciacin, y es por ello mismo que damos pre-ferencia en algunos varios casos a la simple transcripcin del documento,que a la labor de sntesis o de interpretacin, considerando que se hacen

    18. Braas: "Esperanzas y decepcin de Mart en Guatemala, a travs de sus cartas a Manuel A.Mercado". El Impardal, Guatemala, 28 de enero de 1952, cfr. Vela: Mart en Guatemala, p. 240.

    19. Castaeda: Emilio Zola, estudios de esttica y de crtica. Guatemala, 1906. Castaeda ^s autortambin de una Retrica.

  • ms necesarios por ahora los enfoques monogrficos y documentales quelas mismas interpretaciones sumarias, mxime cuando facetas como laque ahora nos toca abordar son casi desconocidas u olvidadas, aun por losmismos historiadores que se han dedicado a resear ese mismo tiempo,y tambin no se debe olvidar que:

    "Jams ser posible que una persona pueda reunir todos sus ma-teriales, porque ellos no pueden estar, ntegramente, al alcancede sus manos, y de sus ojos. No todos los problemas pueden sersolucionados, porque, al serlo, se revelan nuevos aspectos. Elhistoriador abre el camino ; no lo cierra". ^

    Por todo ello presentamos este incompleto panorama histrico queabarca el desarrollo artstico del perodo, que ciframos en un inicio hacia1794, para concluir casi apagadamente despus de nuestra Independen-cia, durante casi medio siglo de agitada existencia temporal.

    Quedan, pues, estas breves y simples lneas de presentacin a laspginas en que se desea enfocar el particular estudio de las artes y delas ideas de arte en Guatemala, durante la poca de la gesta de nuestraIndependencia.

    20. Slr Maurice Powck: Mo4m kiUtri*n mm IA# thuhi o/ lA kitloni. lAtmrm, IMt. p. lU,jrorge Btdre: "En tomo la Uwim do k hlotorte". HiH^rim 9 CWlr, U*. IW. P. I*.

    18

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  • INTRODUCaON''Como la generacin de las hojas, as es la de loshombres. Esparce el viento las hojas por el saelo,y el bosque reverdecindolo, produce otras al llegarla primavera. De igual suerte, una generacinhumana nace y otra desaparece".

    Homso, Ufada, VI.

    Acometer la empresa de espigar en el estudio de la problemticahistrica de las ltimas dcadas del siglo XVIII, y en las de las primerasdel siglo XIX, perodo afn con el tiempo de la lucha por la emancipacinamericana, constituyese en una de las ms interesantes e inquietadorasinterrogantes, que toca escudriar a nuestros investigadores.

    Con el sesgo por el que se encamina la moderna corriente historio-grfica, ha tomado impulso el estudio de ese tiempo, orientndose pre-ferentemente los investigadores en la bsqueda de una nueva y sugestivatemtica. Como muestra del inters que se ha mantenido por esos siglos,bien vale citar la diversidad de esfuerzos que se le han dedicado al pe-rodo de la Ilustracin, densa bibliografa en la que se pueden contar lostrabajos de varios investigadores europeos, siendo estos enfoques prin-cipalmente los de autores franceses, otro tanto puede decirse de aquellosefectuados por especialistas espaoles, y asimismo puede mencionarse lacontribucin anteriormente escasa, y que se manifiesta y cobra actualidaddesde hace algn tiempo a esta parte por los investigadores norteameri-canos, obligadamente deben aadirse a esos trabajos las publicaciones ayermenos frecuentes y hoy en da numerosas, que se refieren a esos siglos,realizadas por historigrafos hispanoamericanos. En todos esos trabi^oese ha abordado una compleja diversidad de temas, cabiendo entre esasvarias perspectivas el conocimiento histrico de las instituciones y delespritu de las ideas que predominaban en ese entonces, aspectos de ca-pital importancia, para poder fijar y esclarecer los orgenes de nuestrasrecientes nacionalidades.

    Por lo que se refiere al movimiento precursor y al propio momentode la emancipacin poltica americana, este tema ha sido uno de los dems frecuente predileccin entre los autores europeos y americanos, ascomo despus de varios tempranos antecedentes, en los ltimos tiempos seha encarado bajo nuevos enfoques y orientaciones crticas, por los modernoshistoriadores de nuestros pases centroamericanos.

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  • Prosiguiendo en la direccin impuesta y generalizada por esa mo-derna corriente historiogrfica, procuraremos abordar el estudio de untema particular circunscrito a la perspectiva de la historia de la culturaen ese perodo, y con especfica referencia al desarrollo de las artes, comoes el que coincide temporalmente con la implantacin y desenvolvimientode las Academias o Escuelas de Dibujo, siendo stas las instituciones conrelacin al arte, ms caracterizadas de esos siglos, y cuya contribucina la enseanza de las mismas es determinante, sin que desestimemos porello la antinomia que en nuestros propios momentos independentistas se-alan las artes cuando se fundamentan en rgidos mtodos y sistemas,manteniendo el convencionalismo, que desemboca en el carcter casi ru-tinario que se advierte en las obras de arte de ese entonces.

    "Se crean escuelas y academias nos dice en cita que pareceoportuna Herbert Read que ensean a los hombres no a usarsus sentidos, no a cultivar su conciencia del mundo visible, sinoa aceptar ciertos cnones de expresin, y a partir de stos a cons-truir artificios retricos cuya sutileza va dirigida ms a la raznque a la sensibilidad. El arte se convierte en un juego, que sejuega segn reglas convencionales". ^

    Sin embargo, con el aparecimiento de esta clase de centros especiali-zados de enseanza artstica, se promueve el desarrollo de las artes en Euro-pa en toda una poca, y se produce asimismo con su trasplante a Espaa,una derivacin de las mismas en Amrica, y a diferencia de los estudios quele han dedicado a este tema particularmente en el Viejo Continente, y tam-bin en la Madre Patria, en Amrica han sido pocas por no decir escasaslas noticias sobre dichas entidades, aun cuando hermanan con una de laspocas ms significadas de la historia americana.

    Acaso la historia del academismo artstico americano, as como tam-bin la del momento neoclsico contemporneo a l, se han evitado debidoa la misma dependencia que los dos trminos llevan explcita en sus nom-bres; aun cuando los momentos histricos que coinciden con ellos sean

    de franca lucha por la libertad. Es indudable que el vaco que se ha hechoa estas y otras corrientes artsticas del pasado en tiempos modernos,nada abona en favor del conocimiento general del arte y de su mismoproceso, ya que si bien al irnos alejando de esas formas vamos alcanzan-do una mayor madurez artstica, y acaso una visin menos tradiciona-lista, en la que el arte actual ha provocado un notorio rompimiento conel arte del pasado, no debe olvidarse que existen esos mismos anteceden-tes, y tambin no debemos tratar de ocultarnos, ya que la falta de su estu-dio hara fragmentaria la visin panormica de la historia del arte decualquier pas

    ; y por todo ello y por mucho ms, entre lo que encontramosprecisamente el momento histrico de nuestra emancipacin, que coincide

    1. Read: Imagen e Idea, p. 129. ' .

  • sincrnicamente con el academismo y el neoclasicismo, hace obligado ynecesario tratar de penetrar en el olvidado captulo de la historia del artede los siglos XVIII y XIX, que hoy se ve tan ingratamente relegado.

    Durante el siglo XVIII, en plena edad de la razn, en aquella pocasatirizada por el genio de Goya en sus Caprichos "La fantasa, abando-nada de la razn produce monstruos, y unida con ella es madre de lasArtes", " dice en uno de sus aguafuertes el genial artista aragons y uni-versal

    , nace esa serie de nuevas y caracterizadas instituciones artsti-

    cas, varias de ellas como fiel reflejo de algunos establecimientos similaresexistentes en otros pases de Europa, pero aun cuando por lo general, enstas se sigue al modelo, se ven paliadas o desvadas por el crisol de lascondiciones y matices propios.

    La adopcin de esos ejemplos europeos prontamente invade a la penn-sula, diseminndose con facilidad en su extensa geografa, y al aceptr-seles sirven como modelos institutos similares, establecidos principalmentedurante el poder absoluto e ilustrado de los regmenes borbnicos de Fe-lipe V y Carlos III. El decidido patrocinio que durante ese perodopresta la monarqua espaola a esos institutos, las mismas facilidades quese dan para la recepcin y aceptacin de varias ideas extranjeras, y lamisma poltica de cambio que se opera en todos los rdenes, hacen quese suceda una serie de innovaciones, tanto por lo que se refiere al propiosistema de vida, como al orden poltico y administrativo: es la era de lagran reforma ilustrada propiciada por la dinasta absolutista de los mo-narcas borbones.

    Aunque debe reconocerse que esto no se produjo de golpe, pues desdeel gobierno del primero de los borbones franceses en Espaa se observamayormente esa transformacin institucional, ya que:

    "Apenas subi Felipe V. al trono, quando el espritu humano em-pez en Espaa hacer sus esfuerzos para salir de la esclavitudy abatimiento que lo tena reducido el imperio de la opinin.Aquel gran Rey dio muy presto conocer el alto concepto que lemerecan las Ciencias y las Artes; y que convencido de su im-portancia, estaba muy dispuesto para favorecerlas. A la sombrade su proteccin se vieron luego nacer varios Cuerpos Acadmi-cos. La Sociedad Mdica de Sevilla, la Espaola de la Lengua,la de la Historia, y Mdica Matritense, la de Buenas Letras deBarcelona, y otras que acaso se sufocaron en sus principios, sonde aquel reynado". ^

    Estos cambios y las sensibles modificaciones que por este motivose operaron son ms notorias y decisivas como ya haba sido expues-to

    , en el largo perodo histrico del gobierno ilustrado de don CarlosIII (1759-1788), quien con la asesora de un grupo de hbiles e inteli-gentes consejeros promueve reformas, de igual suerte estas medidas tara-

    2. Nota de I serie de ffuafuerUt de Gojra. que aparece en tu capricho nmero 4S.3. Sctnpcre y Guarlnoa, ta. I y II, pp. 6S-64.

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  • bien alcanzarn a las colonias espaolas de Amrica, en los momentosen que se encuentran prontas a gestar sus primeras luchas en pro de laemancipacin.

    Tambin se hace necesario aadir, que como una preocupacin msdel "siglo de las luces" y de la gran reforma ilustrada, se contempla todauna nueva poltica encaminada a gobernar las artes, con la oficializacinde la enseanza de las mismas, bajo el control de cuerpos especficos,dedicados no slo a dirigir la enseanza, sino tambin la actividad arts-tica en general. Estos institutos sern conocidos bajo el nombre gen-rico de Academias, y aunque su creacin no es propia de esa poca, sinode las que le preceden en el tiempo; sin embargo, proliferarn abierta-mente en un suelo recin abonado. En Espaa, como es natural, tomaroncuerpo imitando, como ha quedado dicho, los modelos franceses e ita-lianos.

    Con la adopcin de esos ejemplos la poltica de centralizacin queinvade otros terrenos, tambin se advierte en el campo exclusivo de lasartes, observndose a la vez las serias dificultades que trae consigo suadopcin. Henri Peyre seala atinadamente algunos de esos inconvenien-tes, viniendo a probar lo perjudicial de la intromisin del Estado en elejercicio de la actividad artstica, como cuando alude sobre ese particularen el siguiente prrafo

    :

    "Tan pronto como un grupo oficial quiere gobernar los talentos,no slo en sentido corporativo y estrictamente profesional comoen las guildas medievales, sino en su manara de sentir y expre-sarse, corre graves peligros la originalidad individual". ^

    La importancia que adquieren y que van alcanzando las Academiaso Escuelas artsticas de tipo acadmico que derivan de ellas, en el marcode la enseanza de las artes de finales del siglo XVIII, y principios delsiglo XIX, es sealado, y debe considerarse que al aparecer estos esta-blecimientos, adems de propiciarse cambios sustanciales en lo tocanteal ejercicio de la enseanza de las artes o mejor dicho de las "tresbellas" o "nobles artes", como se les denomina en aquella poca, parasepararlas de los oficios "viles" y "mecnicos", tambin sern un pode-roso vehculo de difusin para propagar los nuevos ideales estticos impe-rantes en el resto de Europa, sean stos apoyados en las reglas de la Razno en los dictados de la naturaleza, y representados preferentemente porel espritu de las ideas de la antigedad, vueltos a poner de moda en elestilo conocido bajo el nombre de Neoclsico, una virtual reivindicacinextempornea y anacrnica de la manera antigua, y del panten paganode los griegos y romanos, aunque no exclusivamente, pues paralelamentea l se advierte la aceptacin del "gusto francs".

    Cuando consecuentemente en Guatemala se consider oportuno es-timular el establecimiento de un instituto de naturaleza similar a los cen-tros creados en distintos pases de Europa, ya no slo sern los ejemplares

    4. Peyre: Qu es el Clasicismo? (Cap. III, "El clasicismo y las bellas artes"), p. 178.

  • ultramarinos quienes lo determinen, pues ejemplos tan cercanos tal elcaso de la creacin en la capital de la Nueva Espaa de la Academia deSan Carlos

    ,incidir en la formacin de la fallida Academia de las

    Tres Nobles Artes del reino de Guatemala, antecedente este ltimo dela Escuela de Dibujo, que se instal poco ms tarde por la misma Socie-dad Econmica de Amigos del Pas de Guatemala.

    La Escuela de Dibujo de Guatemala virtual Academia

    , nacicomo aquellas en pleno siglo XVIII bajo el reinado borbnico, y fue tam-bin como aquellas que le precedieron en Europa, rectora y dmine, cir-cunstancias que hacen necesario intentar restaurar el estudio de susvicisitudes y particularidades, objeto principal que precisamente procu-raremos abordar en el presente estudio, dando a conocer algunos perfilesignorados, rasgos que a no dudar contribuirn a sentar un panoramams completo del destino y derrotero que siguieron las artes de ese enton-ces. Circunscribiremos nuestro estudio al perodo de tiempo que arran-ca desde los orgenes de la Escuela de Dibujo, en los aos postreros delsiglo XVIII, hasta terminar ya adentrado el siglo XIX, precisamentecoincidiendo con el hecho de nuestra Independencia.

    Debe decirse que durante el perodo sealado ocurren las ms diver-sas y variadas modalidades, como resultado de la irrupcin y choque deinfluencias, algunas de esas corrientes y modalidades artsticas incidende una manera pasajera en el arte que se desarrolla en Guatemala, ybien podramos decir con Flibien que el gusto encontrbase por ese en-tonces: "Tan dividido que es difcil dar de l una idea suficientementejusta". 5

    La misma diversidad de corrientes hace presuponer su poco o ningnapego, y al mismo tiempo nos indica sobre la falta de permanencia, queen estas latitudes tuvieran esas variadas modalidades, el oleaje casi con-tinuo de las mismas y la falta de fuerza de algunas de ellas, hizo difcilque los artistas guatemaltecos estuviesen al da o que ellos asimilaseno admitiesen fcilmente determinada corriente, otras varias circunstan-cias de ndole econmica, poltica. . . tambin incidirn determinantemen-te como concausas en el curso que tomarn las artes del perodo enunciado.

    Creo que todava muchos lectores se preguntarn cul es la raznque determina adentrarse en este estudio, y debemos responderles que,adems de que el motivo fundamental de esta indagacin era el de ligarel arte con la historia del importante momento poltico coetneo, procu-rando dar a conocer los rasgos ms salientes de uno de los perodos enque se **busca un nuevo enfoque de la vida, que coincide con el surgimientode una clase en Francia la burguesa, que se insina en la atmsferaaristocrtica con caracteres ntidos y distintivos, llevando no slo en elcampo poltico-social, sino tambin en el filosfico y esttico, una visintransformadora, cuyo fundamento se encuentra en una nueva aprecia-cin de la vida y de la naturaleza",

  • inaplazable intentar sumergirse en el estudio de uno de los perodos msayunos de noticias, y controvertidos de nuestra historia, poniendo enclaro algunos aspectos de importancia, correlacionados con la historiaparticular de las artes en Guatemala, especialmente durante los enuncia-dos siglos XVIII y XIX, ya que la gran mayora de investigaciones dedi-cadas al estudio de la historia del arte en el pas, han pasado por altoel largo espacio de tiempo que hoy nos toca resear y que aunque pobreen realizaciones, lo es an ms en manifestaciones que hayan llegado hastanuestros das por causa de los ms variados accidentes ; pero no debe olvi-darse que por lo menos en intentos tuvo algo que expresar.

    No se trata de hinchar a la fuerza un perodo disminuido de nuestrahistoria artstica, ya que podra parecer que a esa estrechez a la cual hace-mos referencia, le quedaran holgadas las vestiduras, no justificando larazn de un estudio como el presente; sin embargo, debemos decir queesas mismas limitaciones, ese mismo vaco o desconocimiento casi abso-luto que existe sobre el arte de esa poca, sera la ms clara y valederajustificacin del mismo.

    De la importancia del perodo en cuestin dan razn los nombresdel pintor Juan Jos Rosales (1816), del grabador de la Casa deMoneda y primer Director de la Escuela de Dibujo don Pedro Garci-Aguirre (1756-1809), del tambin notable grabador Jos Casildo Espaa(1778-1848), del afamado miniaturista Francisco Cabrera (1781-1844),del grabador Narciso Rosal, de Pedro Larrave, de don Miguel Rivera Maes-tre, de Martn Abarca, de Mariano Pontaza, y aun cuando reconocemoslo opuesto que es identificar fenmenos polticos con culturales; sin em-bargo, deben resaltarse varios momentos o hechos artsticos de importan-cia encadenados con determinadas situaciones histrico-polticas, que seligan para dar actividad a la limitada labor artstica de ese perodo, talescomo la ereccin del monumento a la memoria de don Carlos III en laPlaza Mayor en 1790, de la instalacin de la Escuela de Dibujo, de laSociedad Econmica de Amigos del Pas en 1796, de la Jura de FernandoVII en 1808 y de la ereccin de un tablado y la impresin de una obraplena de grabados alegricos; de la instalacin de la Escuela de Dibujoen San Salvador y los sucesos polticos de la misma ciudad en 1811, dela apertura de la Escuela o Academia de Pintura en ese mismo ao, yen fin, toda una serie de aspectos artsticos que coinciden con algunosde los ms sealados sucesos del momento, previo a la emancipacin, conla misma Independencia o que derivan de ella.

    Para limitar nuestro trabajo daremos preferencia, dentro de otrasvarias actividades, al grabado, al dibujo, a la pintura y a la escultura,directamente relacionadas con la Sociedad Econmica y su Escuela de Di-bujo, as como brevemente trataremos de las formas de ocupacin arte-sanal, dejando tambin de extendernos en la arquitectura por no estartan directamente ligada a dicha institucin; sin embargo, se dan algu-nas, aunque cortas noticias sobre estos dos ltimos aspectos, que a nodudar contribuirn a tener un mejor y ms amplio conocimiento de la

    22

  • preocupacin por las artes y artesanas en el perodo histrico de nuestrasluchas por la emancipacin, hasta llegar al momento de la consumacinde ese hecho.

    Tambin se debe sealar, que aun cuando existe en relacin con lahistoria del arte de ese perodo una abundante coleccin de testimoniosdocumentales y de otras fuentes de consulta, stas en su gran mayora per-manecen inditas o son desconocidas, adems de encontrarse sumamentedispersas, lo cual hace ms ardua y difcil la tarea de su recoleccin;mientras que en otras ocasiones estos materiales no son tan completos,como sera deseable, para intentar restaurar o conocer algunas facetascon mayor detalle. Por todo ello fue que considerando propio aunar esasdificultades con las mismas facilidades emprendimos la labor, ya que eraimprescindible aproximarnos al conocimiento de ese olvidado captulode nuestra historia del arte. La carencia de datos sobre ciertos mo-mentos har que los lectores adviertan rpidamente la existencia dealgunas lagunas, las mismas que en ulteriores trabajos tendrn que sersalvadas; mientras que otras veces la lectura, adems de difcil ser te-diosa, por la abundancia de materiales de informacin ; estas imperfeccio-nes, como es natural, sern fcilmente advertidas por quienes se aden-tren en la lectura de estas lneas; pero ms que todo desebamos dejarsentado como una salvedad, que la presente labor se haca urgente ademsde necesaria, y slo por esta razn nos atrevimos a correr el riesgo deindagar sobre dichos pormenores. La abundante coleccin de documentosinsertos dentro del texto, y el de las notas de origen de las varias fuentescitadas al margen del mismo, no se hacen por un alarde de vana erudicin;en nuestra opinin los trabajos deben acompaarse de esas obligadas refe-rencias, mxime cuando an no existe el conocimiento exhaustivo quenos permita realizar la necesaria labor de sntesis; es por todo ello queconsiderando que este trabajo podra servir, acaso como fuente para fu-turos estudios, y que tambin se llegara al caso en que se tendran queevaluar sus fuentes, as como las interpretaciones dadas a las mismas.

    La ms difcil y ardua tarea de recoleccin de materiales fue la dereunir algunas de las obras de los artistas que se ven citados en esos do-

    cumentos, y que sirvieron para su estudio, as como tambin de adecuadadocumentacin grfica e ilustrativa del texto, y es por ello que debemoshacer notar que, muy poco o casi nada, se conoce de y sobre esas obras,fuera del aval de algunas meritorias y escasas excepciones; falta todava

    en nuestro medio el afn de coleccionismo sobre el arte de ese olvidadoperodo acaso tan alejado de la fcil bsqueda de la incierta novedaddel da, tanto por lo que se refiere a colecciones particulares, como por

    aquellos museos o entidades oficiales, que son las verdaderamente obliga-

    das a realizarlo, y principalmente cuando estos ejemplos vienen a cubrirun largo vaco que casi llena un siglo. Esas dificultades a que hacemos

    alusin demuestran lo importante que era tratar de emprender la tarea

    en que hoy nos vemos, ya que la ausencia de obras de esos momen-

    tos es tan notoria como la falta de inters por poseerlas o recolectar-

    as

  • las. En la medida que este trabajo sirva para abrir la brecha, para iniciarla bsqueda, y promover la inquietud que ameritan esos materiales, consi-deraremos que se encontrar acaso su nico mrito. -li

    ' Rstanos indicar, para dar fin a esta ya prolongada introduccin, quecomprendemos que no hemos logrado alcanzar nuestro cometido, pues to-dava mucho queda por hacer, y es por todo ello que el presente trabajodebe ser considerado tan slo como una tentativa, como una simple com-pilacin de materiales, y no como una investigacin sistemtica o exhaus-tiva; sin embargo, acaso puede ser de alguna utilidad como auxiliar defuturas y ms decididas empresas de investigacin monogrfica o referi-dos estudios sumarios. El objetivo, repetimos, se ve menguado y no seha llenado a completa satisfaccin, pero bien mereca el intento por ahon-dar en ella, siendo como es la poca ms desconocida en la historia delarte del pas, y es tan slo por ello que atendiendo esas razones, presen-tamos a la generosa atencin de los lectores y a la benevolencia de losinvestigadores adentrados en el campo de estas particulares disciplinas,este incompleto recuento que viene a afirmar algo de los hechos, e injus-tificadamente olvidado haber artstico del pasado. Ahora por fin com-prendemos con cunta justificada razn afirmara Worringer, que:

    "Todo fenmeno artstico permanece para nosotros incomprensi-ble, hasta que hemos logrado penetrar en la necesidad y regula-ridad de su formacin'*. "^

    Aun cuando por nuestra parte slo hemos llegado al intento.

    7. Worringer: La esencia del estilo gtico, p. 15.

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  • ACADEMISMO Y NEOCLASICISMO''En los paseos dulcemente umbrosos del diosque llamamos Academus".

    DiGENEs Laebcio:Vida de Filsofos Uustrts,

    El cansancio de las formas del barroco, fantasiosa modalidad artsticaque haba inspirado con su aliento casi todo el arte de las varias genera-ciones que caben entre los siglos XVII y XVIII, con su desbordante apor-tacin, dio paso al arte racional de fines del siglo XVIII y principios delsiguiente, el fro neoclasicismo, un estilo saturado de frmulas y reglase inspirado en el marco del ideal clsico del mundo griego y su secuela,un arte puesto al servicio de una creciente minora social, la nueva clasede la sociedad burguesa floreciente.

    "La reaccin contra este arte exbero el barroco se hacesentir en la segunda mitad del siglo XVIII. Lo mismo sucede parael conceptismo y el culteranismo en las letras, expresin tambinde lo ^barroco', el neoclasicismo viene a establecer los fueros dela razn, del buen gusto vinculado a las eternas normas del arteclsico". ^

    Las Academias y Escuelas de inspiracin acadmica sern en las artesplsticas las grandes rectoras de ese movimiento, aun cuando debe decir-se en contrario, que:

    **Las academias, que en un principio se mantuvieron opuestas alas corrientes neoclsicas, no tardaron en convertirse en los msefectivos centros de propagacin de las nuevas ideas esttcaa.Efecto de ello fue la gris uniformidad que adquiri el estilo porcausas de estas enseanzas fundamentadas sobre modelos univer-sales, sin conceder a la intuicin del artista margen que permi-tiera desarrollar su fantasa y su personalidad". ^

    Debe hacerse notar que el aparecimiento de las Academias es anterioral del neoclasicismo, pero coincide que stas tomen su forma definitiva,se multipliquen y generalicen en la poca del surgimiento y desarrollode esa modalidad, y a ello se debe que por las preeminencias alcanzadaspor stas, sirvan como canalizadoras al coexistr con las formas de lanueva corriente puesta en uso. Con la implantacin de estos institutos:

    1. Jimncs Rueda: Hiittoria d Ut euUmra tn Mjtieo, p. t4S.2. Selva: La piiilHra aUmana dl tigUt XIX, p. U.

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  • "Se supone que la perfeccin artstica se puede adquirir, comola ciencia o como la tcnica industrial, por el estudio, y se orga-niza la enseanza, que hasta entonces se haca en el propio tallerfamiliar o gremial, en Academias, a la manera de las universi-dades, donde se expone la doctrina del arte clsico, segn loscnones de la arquitectura y de la estatuaria grecorromana, con-siderados como dogmas que seran vitando alterar". ^

    Despus de lo transcrito cabe decir que los dos conceptos, el de aca-demia y el de neoclasicismo, se vuelven simultneos y homlogos, encajan-do de una manera admirable, por lo que se hace difcil separarlos en unestudio que pretenda tratar sobre una u otra materia.

    Propician en la vieja Europa ese trnsito del estilo barroco hacia elneoclasicismo, una serie de hechos y circunstancias, pudindose citar entreellos las excavaciones arqueolgicas practicadas en las ciudades romanasde Pompeya y Herculano, y las que se realizan en la misma Roma; estosdescubrimientos despiertan la curiosidad por adentrarse en la compren-sin y conocimiento del arte y de las formas heredadas de la antigedadgriega y romana, cual si se tratase de una reencarnacin intemporal delideal y de los cnones de belleza legados por el hombre griego y su cul-tura. * De ah surge no slo una revaloracin o una "restauracin delgusto" griego, sino tambin las bases en que descansa la concepcin detodo un nuevo movimiento esttico, el cual toma como doctrina funda-mental :

    *'

    . . . una esttica para la que la belleza no era ms que la cienciade las formas, depurada, vista siempre a travs de las estatuasgriegas, aun cuando por griegas se tomasen entonces no pocasobras de la Roma decadente". ^

    Bajo el influjo de ese nuevo gusto por el clasicismo antiguo, y de eseremozado ideal preterido puesto al da, se realizan varios estudios de inter-pretacin, sobresaliendo entre ellos por su trascendencia y significacin,

    S". Juan de Contreras y Lpez de Ayala (Marqus de Lozoya), cap. 8, Arte, pp. 630-631, de la obraeditada bajo la direccin de Jos Tudela: El legado de Espaa en Amrica.

    4. Esa nueva imagen de la antigedad, es tambin una actividad en la cual participa don Carlos deBorbn y Farnesio, Duque de Parma, Carlos IV de aples y de Sicilia, y quien en un prontofuturo ser coronado como Carlos III de Espaa, dando a conocer en la obra Museum Herculanen-sis, los trabajos de Herculano, y colaborando adems en las excavaciones ejecutadas en Pompeya,

    5. Jovellanos divida a los artistas de su tiempo en dos sectas: idealistas y naturalistas, diciendo asde cada uno de ellos : "Puede llamarse a los unos idealistas y naturalistas a los otros. Sin dudaque unos y otros buscan la belleza de sus obras, mas la buscan por distintos rumbos. Los pri-meros, aspirando a formar de ella una idea absoluta y metafsica, y suponiendo que la Naturalezano les puede presentar ejemplo alguno en que se hallan, la buscan del antiguo, donde creen querealmente se percibe. Del antiguo, pues, copian y se ejercitan, y cuando dados a inventar y com-poner, el antiguo slo imitan y se proponen por modelo. Lejos siempre del tipo original, una figurahumana, un caballo, sern para ellos perfectos si se pueden asemejar en algo al Apolo de Belvedere,a la Venus de Mdicis o al caballo de Marco Aurelio. En suma, sus ideas, no tomadas inmediata-mente de la Naturaleza, carecen siempre de aquella verdad y fuerza sin las cuales no hay bellezani gracia. Porque, como dijo Boileau : Rien n'est beau que la vrai; le vrai seul est aimahle.

    Por el contrario, los otros, escarnecindolos y siguiendo otras sendas, estudian slo la Natu-raleza individual e imitan slo las bellezas que casualmente les presente, teniendo por un sueola idea general de lo bello. En sus obras, sin disputa, se halla ms verdad y ms fuerza, perojams se puede decir que sean bellas, o por lo menos, que fuere de este duende llamado bellezaideal, es claro que ni unos ni otros, lo descubrirn por la senda que siguen". Jovellanos: La Natu-raleza y el arte. Carta de Philo Ultramarino sobre la arquitectura inglesa.

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  • la Historia del arte en la antigedad, obra que contiene la doctrina est-tica salida del pensamiento del escritor alemn Juan Joaqun Winckel-mann, y cuyas mximas vendrn a servir de cnones a los divulgadores delarte clsico:

    "Los griegos ya lograron realizar la belleza as entendida pre-conizaba Winckelmann

    , y lo nico que debemos hacer es imi-tarlos".

    Pero mientras que el academismo deriva de lejanos ejemplos de la an-tigedad, inspirndose a la vez en ms recientes modelos italianos o msdecisivamente franceses, el neoclasicismo, aunque tambin deviene de simi-lares antecedentes, sigue sin disputa las corrientes ideolgicas expresadasen torno a los modelos griegos y romanos por autores y tratadistas ale-manes. Una teora sugestiva sobre este asunto apunta Louis Reau, cuandonos dice que, debido a la hegemona que hasta entonces haba mantenidoel gusto francs, se desata en contra de l una intensa campaa, propi-ciada por una parte por el regusto de la antigedad clsica, y por otra, porel ms reciente de la antigedad medieval, representado por el neogtico. '

    Como natural consecuencia del afn novador, a que hemos aludidose opera una transformacin en lo que toca a la renovacin de la ense-anza de las artes, cuando se van instalando por toda la geografa europeael dogmatismo acadmico y el espritu doctrinario del neoclasicismo; ya ejemplo e imitacin de los centros similares creados anteriormente enotras partes de Europa, nacen las academias peninsulares, casi al mismotiempo la corriente neoclsica se abre camino en Espaa, bajo el decididoproteccionismo oficial que le brinda la monarqua absolutista borbnica,y al ganar terreno, como es natural, va desplazando paulatinamente o en-trelaza con las formas artsticas que le antecedieron.

    La preconizacin de los postulados y teoras de esos nuevos idealesestticos, convergen y toman fuerza en Espaa, con el arribo de grannmero de artistas procedentes de otros lugares de Europa, y asimismocon el envo de pensionistas o becarios a estudiar a los ya renombradosestablecimientos artsticos existentes en Italia y Francia, y acaso porqueen ese momento existe una mayor dependencia de lo forneo, se le hadado en llamar a la poca de su arraigo, momento extranjerizante, o enotras palabras se le ha considerado como un fenmeno de continentalismoo de europeizacin para el arte de la pennsula ; bien deca Voltaire que laEspaa desde que ocup el trono el francs Felipe V. haba respirado,a lo cual debe aadirse que tambin aspir, al alejarse del aislamientoque hasta entonces haba permanecido con respecto a los otros paseseuropeos. ^

    Volviendo a tomar el hilo, debemos decir que es sin disputa quienlogra la supremaca entre los varios artistas de los otros pases europeosque acuden a Espaa, la figura hoy un tanto eclipsada del renombrado

    6. Winckelmnnn (1717.1768). arquelogo alemn, autor d la Hitloria M arto n Ja7. Reau: La Kuropa froneem h / tiglo

  • en su tiempo, "pintor filsofo", Antonio Rafael Mengs, amigo, compatrio-ta y colaborador de Winckelmann, y a quien este ltimo le dedicara noslo su obra sino que tambin los ms exaltados eptetos, por ejemplocuando nos dice de Mengs lo siguiente

    :

    "No hay obra ms bella en la pintura moderna. El mismo Rafaelse vera obligado a inclinarse". ^

    Por medio de Mengs y sus postulados, la entronizacin del ideal neo-clsico, tanto en teora como en la prctica se hace realidad en Espaa,al considerrsele como el ms decisivo propagador de las doctrinas rei-nantes en el resto de Europa. Varios tratadistas espaoles de las artes,pudindose contar entre ellos a Azara y Ponz, aumentarn su fama pos-tuma divulgando los escritos de Mengs, y los prenotandos de sus teorasse pueden observar en la gran mayora de impresos referentes al arte,publicados en Espaa durante ese tiempo. ^^

    Tambin debe decirse como un captulo aparte, que merece atencinel hecho de que varios ministros y funcionarios de estado, pueden serconsiderados entre los doctrinarios y auspiciadores del "buen gusto" neo-clsico, pudindose citar entre ellos a Floridablanca, Campomanes, Azara,Jovellanos, y otros ms que ejemplificaran con sus escritos y decididoapoyo a las artes este hecho.

    La dictadura artstica que se ejerce a travs de las Academias de artey por medio del ideal Neoclsico, motiva un rompimiento con el ordentradicional, tanto en lo referente a la organizacin gremial propiamentedicha; ^1 como por lo tocante al alejamiento de la temtica religiosa quehaba inspirado con su aliento el arte de los siglos procedentes; la ense-anza y el aprendizaje de las artes tambin rompe el cauce tradicional, alsufrir notorias transformaciones y restricciones, pues mientras anterior-mente esta enseanza se operaba en el taller de Maestro a aprendiz, ahorase cambia por la docencia artstica recibida por el Alumno de su Maestroen la Academia o Escuela, y a travs de modelos de estampas o yesos.

    9. Winckelmann: Historia del arte en la antigedad, p. 339; nos dice: "...Mengs, el Rafael de nuestrosiglo". Dice asimismo Winckelmann (De la belleza en el arte clnico, p. 185) : "Tipolo hace msen un da que Mengs en una semana; pero lo que aqul pinta se olvida pronto, en tanto que laobra de ste ser eterna".

    Da tambin idea del alto predicamento que en esa poca se tena del pintor Mengs, un artculopublicado en la Gaceta de Guatemala., en el que se dice: "Ser numerado por uno de los rasgosms sobresalientes de la munificencia del feliz Reynado de Carlos III que sin contar con Bowles,ni Ward, debiese solo el caballero Mengs Espaa, el partido ms ventajoso que le hacanen sus tiempos todos los soberanos de Europa". Gaceta de Guatemala, 5 de agosto de 1799.

    10. Ejemplo de lo expuesto se observa en Jos Nicols de Azara (1730-1804), Marqus de Nibiano, ypanegirista de Mengs, quien edita las obras de este ltimo en francs, italiano y castellano en1780, mientras que Ponz en el tomo VI de su Viaje por Espaa, impreso en 1776, publica una"Carta de don Antonio Rafael Mengs, primer pintor de Cmara de su magestad, al autor deesta obra".

    11. La, expresa prohibicin para que los acadmicos formasen parte de los Gremios, est expuesta enla siguiente Real Cdula de Carlos III, que seguidamente copiamos: "Es mi voluntad, que los Aca-dmicos profesores de todas clases, as en Valencia como en cualquiera otro pueblo de estos misReynos y Seoros, tengan facultad para ejercer libremente su profesin, sin que por ningn Juez Tribunal puedan ser obligados incorporarse en Gremio alguno, ni ser visitados ni examinadospor Veedores o Sndicos de ellos, ni sujetarlos las contribuciones, repartimientos o cargas de losmismos Gremios". Ley III. D. Carlos III. En el Pardo por Real cd. de 14 de febrero de 1768.Creacin en Valencia de una Academia Real de las Artes con el ttulo de San Carlos. NovaimaRecopilacin, Libro VIII, Ttulo XXII, p. 176.

    28

  • Como una consecuencia de esos hechos se derivan varios cambios,siendo de sealar que en el terreno artstico se limita la libertad individualdel artista. Sin embargo, el mismo Mengs criticaba los mtodos de losestablecimientos europeos y, al mismo tiempo, sealaba el descenso haciael que se encaminaba a las artes, cuando dice que:

    *'Las Academias de las Bellas Artes se han multiplicado en Eu-ropa al mismo tiempo que las artes han ido y van generalmenteen decadencia; y parece que esto no podra, si no hubiese vicioen la constitucin de tales cuerpos: pues habiendo otros de suespecie dedicados al cultivo de las Ciencias Naturales, vemosque stas efectivamente han adelantado mucho por su medio.V. M. juzga que en todas partes debieran pensar en mejorarlas,y quisiera saber cules son mis ideas en el asunto: y yo digoque soy del propio dictamen, y por complacerle aadir lo queen suma juzgo sobre la constitucin que debieran tener para quesirviesen a la perfeccin de las artes, como en efecto sir\-en paraextensin, esto es, para que haya ms personas que diseen bieno mal". 12

    Vale tambin citar a este propsito del cambio que se opera, la vale-dera opinin de un moderno y autorizado escritor de arte espaol, quienconsidera que:

    "Hasta entonces el aprendizaje de los gremios para que, sin salira veces del propio taller paterno, un pintor o escultor aprendiesesu oficio la sabidura acumulada por muchas generaciones demenestrales ; los dogmas de la iglesia catlica y la vida de los saiwtos, que era lo nico que convendra saber, se lo predicaban cadada en los pulpitos de iglesias y conventos, y no necesitaba siquieraleer, como apenas saba ningn otro menestral. Ahora esta en-seanza familiar pareca insuficiente, y los principes erigidosen mecenas creyeron necesario crear escuelas en que los conoci-mientos que se estimaban convenientes para el ejercicio de lasBellas Artes se cursasen como cualquier otra disciplina en unauniversidad, y aun la misma tcnica del oficio se concretase en unsistema de reglas y de preceptos. Con esto se dejaba menos liber-tad a la inspiracin del artista, pues como no se reconoca sinoun canon de belleza el ideal esttico del mundo irrecorroma-no

    , un escolar laborioso y medianamente dotado poda, a fuerzade aplicacin y de esfuerzo para asimilarse los modelos propues-tos, llegar a la perfeccin deseada. A medida que se eleva la con-dicin social del artista: los principales les admiten en su corte;los grandes seores gustan de cultivar su trato; en el final deeste perodo visten como los cortesanos, uniformes suntuosos, ysobre ellos suelen lucir las insignias de las Ordenes, reservadasantao a la nobleza. En la Francia de Luis XIV la Academia,

    12. Atara: Obras... (CarU de D. Antonio Ritfael Mrn a tin mrIo aobr I CMMtHadAa W MAcademia de laa Bellaa Artea, p. MI aa.).

  • ; cuyos precedentes estn en Roma y Florencia, adquiere su formadefinitiva, triunfa de los viejos gremios de pintores y escultoresy viene a ejercer la dictadura artstica. En el sistema monr-quico de los Borbones, la Academia cumple su misin de situar alos artistas dentro del engranaje del Estado y viene a ser laexpresin artstica de la monarqua y, acaso, el rasgo ms carac-terizado del absolutismo ilustrado y reformador". ^^

    Tcanos por ahora ejemplificar en la historia particular de algunosde los principales centros acadmicos establecidos en Espaa durante esetiempo, y la consecuente proyeccin que tuvieron estos institutos en laactividad artstica que se desarrolla en la pennsula. Primeramente sehace necesario sealar, que aun cuando existieron varios antecedentesde este tipo, estos tempranos ensayos no tuvieron la aceptacin que msadelante durante la segunda mitad del siglo XVIII, tendrn las aludidasAcademias oficiales con el decidido apoyo tutelar que les brinda la mo-narqua borbnica. Durante este ltimo estadio se forman algunas de lasms caracterizadas Academias artsticas y Escuelas de Dibujo peninsu-lares, y que con algunas modificaciones se han prolongado hasta el pre-sente.

    Sin embargo, como una necesaria digresin en el relato, rstanos in-dicar que la historia de las Academias hispanas es de remota antigedad,puede hacerse mencin de aquellas viejas academias literarias o poti-cas que abundaran en tiempos pasados, y a las cuales anatematiza donMiguel de Cervantes Saavedra, en boca del buen seor don Quijote. Perorefirindose especficamente al siglo XVIII, tambin debemos decir quesu creacin no fue dedicada exclusivamente, como pueda creerse, a lasbellas artes, pues tambin fueron destinadas al cultivo y patrocinio de lasciencias y las letras, siendo as como en el ao de 1714 fue aprobada porregia autoridad la instalacin de la Real Academia Espaola de la Len-gua, mientras que pocos aos despus era creada la Real Academia de laHistoria, cuya aprobacin se principi a promover por Su Majestad enel ao de 1738; tambin fueron establecindose otras importantes acade-mias, tales como la de Medicina, la de Buenas Letras de Barcelona, la Aca-demia Sevillana de Buenas Letras, la de Derecho Espaol Pblico deMadrid . . . ^^

    Volviendo al tema particular que interesa a este estudio o sea el dela creacin de las academias dedicadas especialmente a la enseanza ycultivo de las artes, debemos decir que desde el reinado de Felipe III(1598-1621), se empez a gestar la instalacin de ese tipo de institutosacadmicos. Haciendo un poco de historia cabe sealar que en el ao de1619 se hicieron los primeros intentos por fundar una Academia de BellasArtes, cuando un grupo de pintores present un memorial y los estatutospor los que se deba regir la misma. ^^

    13. Contreras y Lpez de Ayala (Marqus de Lozoya) : Historia del arte hispnico, tomo IV.14. La bibliografa sobre estos cuerpos acadmicos es amplsima, basta citar a Sempere y Guarinos.

    Op. cit.. tomos I y II, pp. 53-78.15. Menndez y Pelayo: Historia de las ideas estticas en Espaa, tomo III, cap. IV, p. 529.

    30

  • Cuntase tambin como uno de los ms tempranos y singulares ante-cedentes espaoles, la Academia que en el siglo XVII, 1663, organizaronen la Lonja de Sevilla, los pintores don Bartolom Esteban Murillo (1618-1682), don Francisco de Herrera el Mozo (1622-1685), y don Juan deValdez Leal (1622-1690), bajo la proteccin del marqus de Villamanri-que. Esta escuela surgi durante la poca menos necesitada de esos insti-tutos, en pleno siglo de oro de la pintura espaola, momento en que elarte peninsular estaba poco dispuesto a aceptar el estmulo de las rgi-das normas acadmicas para superarse. ^^

    Mientras que don Juan de Villanueva (1681-1775) y don FranciscoAntonio de Menndez, escultor el primero y miniaturista el segundo, pro-yectaron el establecimiento de una Academia de las Tres Nobles Artesen la Villa y Corte de Madrid. Menndez imprimi por su cuenta, aosdespus, en el de 1726, una "Representacin al Rey nuestro seor, ponien-do en noticia de S. M. los beneficios que se siguen de erigir una Acade-mia de las Artes del Diseo, pintura, escultura y arquitectura, a exemplode Italia, Francia y Flandes, y lo que puede ser conveniente a su realservicio, a el lustre de esta insigne villa de Madrid y honra de la nacinespaola". ^^

    Ms definitivas fueron las gestiones que el escultor italiano, avecin-dado en Madrid como escultor de la Real Cmara de su Majestad, don JuanDomingo Olivieri, realizara con la decidida proteccin del seor Sebas-tin de la Cuadra, Marqus de Villaras, primer secretario de Estado y delDespacho. Como resultado de las mismas se obtuvo de Felipe V, que seaprobase la creacin de una Academia de Nobles Artes en su corte, porreal despacho fechado el 13 de junio de 1744. *^ Celebrse su primera jun-ta preparatoria el 18 de junio del mismo ao en la casa del escultor Oli-vieri y la primera general el 1^ de septiembre. *^ Ms tarde muertosya los iniciadores, se nombr una comisin o junta preparatoria de laAcademia de Nobles Artes con el fin de que se estudiase el proyecto desus Estatutos, los cuales fueron aprobados por el Rey, y publicados enjunta general de 30 de junio de 1749. -"

    En 1750 se concedieron por Fernando VI (1476-1759): "dose mily quinientos pesos anuales para dotacin y subsistencia de estos estatu-tos", y en primero de abril de 1752 fue fundada por fin la Academiamatritense por Real Cdula, mientras que en 12 del mismo mes y aoera elevada al grado de Academia Real con el ttulo de San Femando, en

    16. Ibdem, p. 520. Vid. Umbi/*n Pon: Viajr de f*Mia. tomo IX. rurta IX. p. ttf. QttWn *?a los ya mencionado* a "Cornclio Scut. Ivnario Irlart. Plro y>cU>

    cin de unn Junta que form con el titulo de prrpntfarMi. coo 1 na iW iMw rouartlilo* kprctica y experiencia de a'vunu* aAo laa rvcla que ronvendria obaenmr. alnrlM4o la du4aJunta como de eniMiyo modelo para el eatablerimtentu de la ftUura Acailemla**. S'arimmm Rf$4'laHn. ttulo III. ley I. pp. 173-174.

    19. Real Arademia dr HrUoM Arte* de Smn Fernando. AAo t tt, MaarkL (Slalcal* hlaUrk* m IReal Arndomin de Bcllaa Artea de San Femando), p. IS.

    20. Menndc y PeUyo, Op. cit., pp. MO-Ml.

    31

  • honra de la majestad de Fernando VI, tomando como divisa una manoque arroja tres coronas, bordeada por la leyenda: "Non coronabitur nisilegitime certaverit". ' -

    Nombrse como su protector a don Jos de Carbajal y Lancaster,Ministro de Estado, ^i Mientras que por Real Cdula dada en Aranjuezel 30 de mayo de 1757, por su majestad Fernando VI, se promulgaronnuevos estatutos para reglamentar su funcionamiento. 22

    Para gobernar esta Academia se form un cuerpo o junta de indi-viduos, entre Protectores, Conciliarios y Acadmicos de honor, segn es-tablecan los propios estatutos; de quien con cierto aire de sorna por losayunos que estaban del arte dice don Marcelino, que:

    "La mayor parte eran meros aficionados o coleccionistas, y algu-nos ni esto siquiera, sino encumbrados personajes, Ministros dela Corona, Grandes de Espaa, diplomticos, caballerizos, conse-jeros, gentiles hombres, todos los cuales crean hacer gran favora los artistas con admitirlos, aunque por breve espacio, a sucompaa. A Mengs, cuando vino a Espaa, le llen de asombrosemejante organizacin, no vista en ninguna otra Academia delmundo'*. 23

    Constaba este cuerpo de los siguientes cargos o clases honorficas

    :

    "... un protector, debiendo serlo por oficio el primer secretariode Estado; de un viceprotector ; de diferentes conciliarios elegi-dos por el rey entre los grandes, ministros y otros caballeros;de un director general, cuyo empleo dura tres aos, alternandoen l los arquitectos, escultores y pintores ; de dos directores per-petuos y dos tenientes de cada una de dichas artes ; de dos direc-tores del grabado a buril y en fondo ; de directores de geometra,perspectiva y Anatoma ; de un secretario perpetuo y de diferen-tes personas distinguidas con el ttulo de acadmicos de honor;de un nmero considerable de profesores acadmicos de mrito,y de algunos con el ttulo de supernumerarios". ^^

    Dironsele nuevos estatutos por don Carlos IV, aprobados en 30 demarzo de 1793. 25

    El ejemplo de la Academia de San Fernando fue tomado como modelopara ir estableciendo institutos similares en otras provincias, y debemosdecir que tambin promediando el siglo XVIII, en el ao de 1753, fuefundada la Academia de las Nobles y Bellas Artes de Santa Brbara enel reino de Valencia, confirmndola como junta preparatoria don CarlosIII en el ao de 1765, y otorgndole el grado de Academia Real de las

    21. Menndez y Pelayo, t. III, p. 531.22. Novsima Recopilacin. Ley I, ttulo XXII. D. Fernando VI en Aranjuez por cd. de 30 de mayo

    de 1757. Establecimiento en Madrid de la Real Academia de las Tres Nobles Artes con el ttulo deSan Fernando; y privilegios de sus individuos y profesores, pp. 173-175.

    23. Menndez y Pelayo, t. III, p. 533.24. Ponz: Viaje de Espaa, p. 486.25. Real Academia... 1967. p. 15. (Sntesis histrica...).

    32

  • Artes y el ttulo de San Carlos por Real Cdula dada en El Pardo el 14de febrero de 1768, dispensndosele los privilegios y atribuciones deque gozaba la de San Fernando de Madrid. EJsta Academia fungi prime-ramente bajo la direccin del pintor valenciano don Jos Camarn yBoronat (1730-1803). ^6

    A finales del mismo siglo se establecen la mayor parte de las aca-demias y escuelas artsticas espaolas. Es de gran importancia la quebajo el patrocinio de la Sociedad Aragonesa de Zaragoza se promovien el ao de 1792, como Academia de las Tres Nobles Artes, siguiendolos pasos de una escuela fundada anteriormente en el ao de 1766. LaAcademia qued bajo la proteccin y ttulo de San Luis, rey de Francia,a imitacin de los patronatos de las de Madrid y Valencia, por real Cdu-la de 18 de noviembre de 1792. ^

    Otras Academias o Escuelas de espritu acadmico se irn formandoen otras ciudades de provincia, entre ellas cabe mencionar la de Barcelona,organizada bajo iniciativa de la Junta de Comercio de dicha ciudad, enti-dad que tambin haba subvencionado anteriormente, el establecimientode una escuela particular de dibujo a cargo de los hermanos Tramulles,Fue creada la Academia catalana en el ao de 1775, bajo la direccindel notable grabador valenciano don Pedro Pascual Moles (1741-1797),antiguo alumno de la escuela de los hermanos Tramulles, y a quien tam-bin se haba pensionado para realizar estudios en Pars, lugar en dondefue discpulo del grabador francs Nicols Dupuis. El objetivo principalde la Academia:

    ''Ser el de formar mediante los principios del dibujo perfeetospintores, escultores y grabadores ... y promover el buen gustoen las artes y los oficios . .

    .

    ".2^*

    Esta misma pas posteriormente, en la primera mitad del siglo XIX,a poder del Estado, bajo la inmediata proteccin y direccin de la de SanFernando ; su nombre fue el de "Escuela de Nobles Artes de Barceloiia*',y con algunas vicisitudes y transformaciones se prolong desde 1776 hasta1901. Entre sus primeros y ms aventajados alumnos descoUan los es-cultores Damin Campeny, Antonio Sola . . . '

    Como consecuencia natural otras provincias seguirn el ejemplo, sien-do as como irn crendose Escuelas de Dibujo de palmaria tnspi racinacadmica hasta en los lugares ms apartados; muchas de ellas se esta-blecen bajo la proteccin que les brindan en ese entoncej* las conocidasSociedades Econmicas o patriticas, en cuya carta fundamental, el Dii-

    26. NovMma R*copitaein. Llb. vm. ifttalo XXn. P. I7.27. "No puedo pasar en silencio dic Pon, tomo XV. mrU IH. p, It, f m m htkim 4 te

    sociedad (de Amigos del Pas), lo que 4ata y elhecho en bcneflcio pblico, costeando dicho don Martinsurtindola de modelos, disefioa y otras eoaas y aalMicnes no son para dejarse en el tintero. Se mort a asa obra ktttlflM vbat k JaiBratoria para esUblecer una Academia da ks aobka artas mafecto sus recursos y solicitudes sobre el lovro de aaa uaplaal*

    27a Sarrailh: La Rtpafla uMtrnda

  • curso sobre el fomento de la industria popular de Campomanes, se exci-taba a que se abriesen escuelas patriticas de dibujo, en aquellos lugaresen que todava no se haban establecido. ^^

    Una de las principales, entre ellas, fue la escuela fundada en Sevilla,que recogi la ya lejana tradicin del intento de Academia que proyec-tara en pleno siglo XVII, el insigne pintor don Bartolom Esteban Mu-rillo. Fue uno de los ms importantes patrocinadores de su ereccinen el ao de 1767, don Gaspar Melchor de Jovellanos. ^^ En otra ciudadde Andaluca, Granada, se abri una Escuela de Bellas Artes, en la cualfue director el escultor cataln don Jaime Folch y Costa (1755-1821),hasta que ste pas a servir idntico cargo en Barcelona. ^^^

    Mientras tanto en Murcia, los conocidos escultores Salzillo, dieron im-pulso a la enseanza de las artes al formalizar una escuela. ^^

    Segn el testimonio del grabador don Pedro Garci Aguirre, fundadorde la Escuela de Dibujo de Guatemala, la de Cdiz habase organizadobajo su plan y reglamento, lo cual hara a la guatemalteca heredera di-recta de la gaditana. ^^ Pero debe decirse que no existen por ahora, msdatos que nos vengan a confirmar este asunto, ya que varios autores,entre ellos don Antonio Ponz y Ramn Sols, aun cuando hacen mencinde algunas escuelas establecidas en Cdiz, no hacen ninguna referenciaa la labor de Garci-Aguirre, circunstancia que hace dudosa esa atribu-cin hasta que no llegue a comprobarse plenamente. ^^

    Otras entidades similares furonse estableciendo, y aun cuando noalcanzaron el rango ni la categora de Academias, sin embargo en suslineamientos generales siguieron a stas. Vale citar entre otras muchasa la de Matemticas y Nobles Artes de la Pursima Concepcin de Valen-cia, establecida en 1797 ; la de Salamanca en 1782, la de Olot, la de Palmade Mallorca, la de Tarraga, la de Gerona, la de Matar . . . ^^

    Establecase en uno de los artculos de los Estatutos de la Real Aca-demia de San Fernando de Madrid, que las Academias Reales y las Es-cuelas del reino deban estar subordinadas a la matriz, con el fin deuniformar por este medio los mtodos de enseanza, el buen gobierno desus cuerpos y el modo de graduar a los profesores benemritos.

    29. Selva: El arte en Espaa durante loa Borbonea, pp. 114-115.30. Ibdem, p. 88.

    30a Selva: Op, eit., p. 115.31. Ibdem., p. 88.

    32. Para estos datos Vid. la nota 44 del cap. dedicado a "La Escuela de Dibujo de Guatemala", y lasnotas 2 y 3 del cap. "El Maestro Director don Pedro Garci Aguirre", en este mismo trabajo.

    33. Para ms amplias informaciones sobre Cdiz, Vid. Ramn Sols: El Cdiz de loa cortes. La vidaen la ciudad en loa aos de 1810-1818. Madrid. Instituto de Estudios Polticos. 1958, y Ponz: Viajede Espaa.

    34. Sarrailh: Op. dt., p. 269. . ' '\ . - :

    34

  • LAS ACADEMIAS Y LAS ESCUELAS AMERICANAS''Las Academias que ahora son la luz m^ hermosade la razn, fueron obscuras en su principio y ala fecha de su ereccin muchos pases donde se es-tablecieron tenian menos conocimieotoa (|ae Gua-temala".

    Jos Cecilio dex Valle: Eioffio fntkn dJ. A. Goieoeehea.

    La historia de la enseanza artstica en la Amrica es anterior alhecho que hoy nos toca estudiar. Pero debido precisamente a la existenciade esos tempranos antecedentes, y a las mismas diferencias que pre-sentan dichos ejemplos con los del tiempo en que cobran fuerza y pres-tigio las Academias artsticas, se hace necesario dar a conocer, aunque seaen forma sucinta, algunas referencias sobre algunas de ellas. El apren-dizaje del arte en Amrica tiene su ms remoto origen en el perodoindgena, artistas como aquellos que trabajaron en las ciudades mayasde Uxmal, Palenque, Bonampak, Tikal, Copan . .

    .

    , en las incaicas ciuda-des de Macchu Picchu . .

    .

    , o en las del altiplano mexicano, tales comoTeotihuacan, Tula, Monte Albn . .

    .

    , debieron de tener un pulido apren-dizaje y seguir severas normas de enseanza para poder domear losmateriales y poseer ese elevado concepto de maestra alcanzado en susartes.

    Varios son los testimonios de los propios indgenas o las mencionesde las crnicas espaolas, como la de Motolina, la de Daz del Castillo. .

    .

    en que se hace referencia a ese hecho. Pero aun cuando no descartamosla existencia del ejercicio docente del arte en la Amrica indgena, en ellargo perodo anterior al arribo de los espaoles, nuestro especial come-tido nos limita a referirnos especialmente a los siglos coloniales en queesta enseanza fue sistemtica y dictada en cuerpos o establecimientosesi>cficos. ^

    Aunque para el concepto esttico d loa eonqtilst*dorMi y m taloaareacaptar el sentido del arte indigena. algunos de eDos pudieron admitirlo o*ana mentalidad completamente diferente. Torquemada. por eieiplo^ oa diceen la Monarqua Indiana, que: "Rabia pintores buenoa. qoe rslfvlibaa alAnimales, Arboles. Flores y Verduras, y otraa semejante*.los Reies. y Seores; pero formas humanas, aal eomo rastra*, ylos pintan al natural, antes algunos tan feos, que pareeianDios, que la figura ds sus cuerpos se asimilase a la que lenlaa sossiempre permanectan . . . ". Caai de lnal tono ea la opinin 4s fraylinla en la HittoHa de (os

  • Pero bien vale citar como tempranos antecedentes americanos, du-rante la fase inicial del perodo de dominacin espaola, que los ms anti-guos ejemplos encuntranse en fechas cercanas al impacto mismo de laconquista. Bastara recordar dos ejemplos para evidenciar este hecho,al citar primeramente los nombres de fray Pedro de Gante y fray DiegoValads en el virreinato de la Nueva Espaa, y los de Fray Pedro Gosseal,fray Jodoko Ricke y fray Francisco de Morales en la seorial ciudadde Quito, precursores estos ltimos del clebre colegio de San Andrs,patrocinado por el seor virrey don Andrs Hurtado de Mendoza, Mar-qus de Caete, escuela que es y debe ser considerada como la iniciadoradel estudio de las artes plsticas en estos reinos, y que por lo tanto setiene como la primada de Amrica. ^

    Evitando ampliar informaciones sobre esos antecedentes, hablare-mos propiamente de los centros docentes que interesan particularmenteen este estudio o sea los que aparecen a finales del siglo XVIII o prin-cipios del siglo siguiente en Amrica, los conocidos bajo el nombre gen-rico de Academias o aquellas otras escuelas de tipo e inspiracin acadmica,ya que se debe hacer notar que aunque siguen en principio los lincamien-tos de las establecidas en Europa, casi solamente la creada en la NuevaEspaa y ms tardamente la de La Habana, resumen el ttulo, el patro-nato real, las prerrogativas y actividades de las Academias artsticaseuropeas y peninsulares, las otras en cambio no tienen la proteccin deci-dida ni el carcter de reales, aun cuando varias de ellas fueron estimula-das por funcionarios y entidades de carcter oficial, tales como los Cabil-dos, los Virreyes y Capitanes Generales, los Consulados de Comercio yprincipalmente por las conocidas Sociedades Econmicas o Patriticas,en donde las hubo.

    '

    los dems indios naturales de estas tierras han deprendido muy bien todos los oficios que hay en Cas-tilla entre nosotros, y tienen sus tiendas de los oficios y obreros, y granan de comer a ello, y losplateros de oro y de plata, ansf de martillo como de vaciadizo, son muy extremados oficiales, yansimismo lapidarios y pintores, y los entalladores hacen tan primas obras con sus sotiles alesnasde hierro, especialmente entallan esmeriles y dentro de ellos figrurados todos los pasos de la SantaPasin de Nuestro Seor Redentor y Salvador Jesucristo, que si no las hobiese visto no pudieracreer que indios lo hacan, que se me sinifica a mi juicio que aquel tan nombrado pintor comofu el muy antiguo Apeles, y de nuestros tiempos que se decan Berruguete y Micael ngel,ni d