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Año 1 Número 6 Guadalajara, Jalisco. México Mayo - Junio 2008 Migración indígena Palabra de los Pueblos “Mineros e industriales que facilitan la migración de nuestras familias hacia las ciudades o al extranjero, y el despojo de nuestros territorios, forman parte de esta guerra neoliberal que el poder ha desatado contra nuestros pueblos y contra la nación entera...” Del país de las nubes a la discriminación citadina Entrevista... Nicolás Hernández Santillán Vivir al margen de la legalidad principal problema de los migrantes indígenas Entrevista... Omar Chikete Anaya [Página 3] [Página 6] [Página 7] La migración indígena a la zona metropolitana de Guadalajara Foto:Rosario Anaya. [Página 7] Unidad de Apoyo a las Comunidades Indígenas tukari 6.indd 1 23/6/08 13:38:15

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Año 1 Número 6 Guadalajara, Jalisco. México Mayo - Junio 2008

Migración indígena

Palabra de los Pueblos

“Mineros e industriales que facilitan

la migración de nuestras familias hacia las ciudades o al

extranjero, y el despojo de nuestros territorios, forman parte de esta guerra neoliberal que el poder ha desatado contra nuestros pueblos y contra la nación entera...”

Del país de las nubes a la discriminación citadina

Entrevista...Nicolás Hernández Santillán

Vivir al margen de la legalidad principal problema de los migrantes indígenas

Entrevista...Omar Chikete Anaya

[Página 3] [Página 6] [Página 7]

La migración indígena a la zona metropolitana de Guadalajara

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Unidad de Apoyo a las Comunidades Indígenas

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Editorial

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Ramón michelle PéRez

Director General

JavieR RámiRez conteniDos

Silvia medina

reDacción y ortoGrafía

aaRón eStRada eSPinoza

Diseño

colaboRadoReS en eSta edición:césar Díaz, fortino DomínGuez, miriam ambriz, rosario anaya, ruth elena martínez, aDriana

alzaGa.

UniveRSidad de GUadalaJaRa

mtRo. caRloS JoRGe bRiSeño toRReS

rector General

mtRo. GabRiel toRReS eSPinoza

Vicerrector ejecutiVo

mtRa. ana RoSa caStellanoS caStellanoS

coorDinaDora De Vinculación y serVicio social

lic. JUan manUel céSaR díaz Galván

jefe De la uniDaD De apoyo a las comuniDaDes inDíGenas

diRectoRio tUkaRi

Tukari es una publicación bimestral de la Unidad de Apoyo a las Comunidades Indígenas. Casa Hidalgo II 2do. Piso. Av. Hidalgo 919, Col. Centro, Guadalajara, Jalisco, México. Teléfono y fax (33) 31 34 22 75, correo electrónico: [email protected]/ [email protected].

En la zona metropolitana de Guadalajara habitan indígenas que dejaron su lugar de origen y llegaron hasta esta ciudad en

busca de una mejor perspectiva. Lanzados de sus comunidades, algunos por desastres natu-rales y la mayoría por el abandono del campo y la falta de oportunidades, estos indígenas migrantes de origen nahua, zoque, mixteco, ñhañhu, mazahua, zapoteco, purépecha, coca, ninzichináa y mixe, llegan a la ciudad en bus-ca de un futuro menos desolador.

Los pueblos indígenas migrantes en Gua-dalajara constituyen una riqueza cultural in-valuable, han llegado para trasformar la apa-riencia e historia criolla de nuestra ciudad, han generando con su visibilidad un alentador debate para la construcción de la intercultura-lidad. Si bien diversos actores, sobre todo des-de el plano académico, han mostrado interés por ellos, por parte de los programas sociales que opera el gobierno, siguen siendo conside-rados como personas dadas a vivir en la ile-galidad, que habitan en zonas de alto riesgo y que se emplean informalmente, como si estas circunstancias fueran decididas ex-profeso por ellos y no constituyeran una decisión sin op-ciones ante la discriminación y la exclusión de que son objeto.

De hecho en la legislación estatal en materia

indígena no se les considera en su real dimen-sión, ni se establecen medidas para salvaguar-darlos de la explotación y extorsión de que son víctimas. Sin embargo, frente a esta realidad las comunidades migrantes no se subordinan y dicen “ya ni modo” si no que levantan la mi-rada y se organizan para preservar su identi-dad indígena y su autonomía cultural, un caso es el de los indígenas zoques en Guadalajara quienes se han organizado para la preserva-ción de sus tradiciones como factor de cohe-sión comunitaria.

Los migrantes indígenas se han encontrado con pobres opciones de empleo, los mixtecos trabajan en la pizca de tomate y chiles en con-diciones infrahumanas; las mujeres nahuas se emplean como trabajadoras domésticas, las ñañhu se desempeñan como vendedoras am-bulantes de artesanías, algunas purépechas se han dedicado al comercio de productos no perecederos en los tianguis de la ciudad, estas son las opciones que eufemisticamente desde el poder denominan “inserción laboral”, sin las implicaciones de derechos laborales que esto conlleva. Hoy en día los indígenas migrantes son explotados en los trabajos a los que tienen acceso y cuando optan por el autoempleo son objeto de extorsión por parte de polícias y fun-cionarios de reglamentos que los persiguen

para impedir que vendan sus productos, que significan su unico modo de supervivencia.

Múltiples son los problemas por los que a diario atraviesan los migrantes indígenas en Guadalajara, pero es fundamentalmente la arraigada imposición colonialista la que rom-pe de tajo con sus costumbres, lenguas y co-nocimientos milenarios, esta visión ha creado barreras discriminatorias que impiden para muchas identidades indígenas preservar su cultura y sabiduría ancestral, origen de la mul-ticulturalidad que nos caracteriza como na-ción.

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La globalización neoliberal quiere destruir a las naciones del mundo, y que sólo quede una sola nación o país, o sea el país del

dinero, del capital. Pero no es tan fácil para la globalización neoliberal, porque los explotados de cada país no se conforman y no dicen: “ya ni modo”, sino que se rebelan. O sea, que así como hay una globalización neoliberal, hay una globalización de la rebeldía y en esta globalización de la rebeldía no sólo aparecen los trabajadores del campo y de

la ciudad, sino que también aparecen otros y otras que mucho los persiguen y desprecian por lo mismo de que no se dejan

dominar, como son las mujeres, los jóvenes, los indígenas, los homosexuales, lesbianas, transexuales, los migrantes y muchos

otros grupos que de por sí hay en todo el mundo pero que no vemos hasta que gritan que ya basta de que los desprecien, y se levantan, y pues ya los vemos, y los oímos, y los aprendemos.

Sexta Declaración de la Selva Lacandona, Comité Clandestino Revolucionario Indígena, EZLN. Montañas del sureste mexicano. Junio de 2005.

Programas gubernamentales como el de certificación de derechos ejidales (PROCEDE), de certificación en comunidades (PROCECOM), de pago por servicios ambientales y el OPORTUNIDADES, más los intentos por restringir y prohibir el ejercicio de la medicina tradicional, así como permitir la introducción a nuestro país de maíces transgénicos y de la llamada tecnología “Terminator” que provoca la infertilidad de las semillas de maíz, junto con la construcción de grandes presas, autopistas, corredores interoceánicos, megaproyectos turísticos, mineros e industriales que facilitan la migración de nuestras familias hacia las ciudades o el extranjero, y el despojo de nuestros territorios, forman parte de esta guerra neoliberal que el poder ha desatado contra nuestros pueblos y contra la nación entera.

Declaración de Tuapurie, Congreso Nacional Indígena, XVII reunión región Centro-Pacífico. Nueva Colonia, territorio Wixárika, 27 de noviembre de 2005.

Denunciamos que la guerra de conquista y exterminio capitalista agudiza como nunca antes la explotación de los integrantes de nuestros pueblos en las grandes plantaciones y en las maquiladoras, o como migrantes en ciudades o en países lejanos a sus comunidades de origen, donde son contratados en las peores condiciones, llegándose a los casos de esclavitud y trabajo forzado.

Declaración de Vícam, territorio de la tribu yaqui, América, 14 de octubre de 2007.

Palabra de los Pueblos, es la sección que se encarga de reproducir el sentir y el pensar de los indígenas a través de extractos tomados de declaraciones emanadas de diversas asambleas, Congresos y Encuentros. La palabra de los indígenas debe ser escuchada, valorada y compartida.

Ecos sonoros de identidad

Escuchanos todos los sábados de 2:00 a 3:00 p.m. a través del 104 .3 de FM, o por el www.radio.udg.mx con servicio de Podcast

Radioterritorios.blogspot.com

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El Tema

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Por Fortino Domínguez rueDa.

En la actualidad el fenómeno de la migración in-dígena se ha venido a convertir en uno de los te-mas más recurrentes para explicar la expansión territorial de las ciudades del país. Cabe desta-car, que la presencia de pueblos indígenas se ha venido acrecentando en las últimas décadas dentro de las ciudades como el Distrito Federal, Monterrey, Guadalajara y las denominadas ciu-dades/frontera.

Entre los factores que incentivan la migración de indígenas se encuentra: Baja productividad del trabajo agrícola, fenómenos climáticos como las erupciones volcánicas, sequías, heladas, y huracanes, degradación de los suelos por la in-troducción de productos agroquímicos, carencia de tierras y conflictos agrarios por despojo y re-zago agrario, así como la carencia de servicios, presión demográfica y falta de empleo. Todos estos factores articulan la movilidad indígena hacia los centros urbanos.

En el caso específico de la zona metropolita-na de Guadalajara la presencia de pueblos indí-genas se ha disparado de manera considerable. Basado en los datos del INEGI (2005) existen al menos 45 pueblos indígenas asentados en esta ciudad, lo cual ha articulado un mosaico cultu-ral complejo y heterogéneo, el cual ha pasado in-advertido en algunos casos y en algunos más ha sido invisibilizado de manera deliberada por las autoridades municipales y estatales.

Entre los pueblos con mayor presencia en Guadalajara se encuentran los purépechas de Michoacán, los mixtecos y triquis de Oaxaca, los nahuas de Hidalgo, wixárikas de Jalisco, Naya-rit y Zacatecas, y los Ñañhus/Otomíes del Esta-do de México. Por lo regular sus asentamientos se ubican en las colonias periféricas de la zona metropolitana de Guadalajara y las actividades a las que se dedican son para el caso de los hom-bres albañilería, comercio ambulante y obreros, por su parte las mujeres se dedican al trabajo do-méstico, a la venta de artesanías y de comida.

Todo este fenómeno migratorio ha transfor-mado de manera profunda tanto a los pueblos indígenas migrantes, como la ciudad de Gua-dalajara, y obliga a la necesidad de incorporar la diversidad étnica y cultural como un nuevo elemento constitutivo de legislación para que de esta manera se protejan sus derechos asimismo plantea la necesidad de articular políticas públi-

La migración indígena a la ciudad de Guadalajara

cas para la atención de sus necesidades. Además nos exige a defender el derecho de los

pueblos indígenas por construir la autonomía cultural así como la redistribución de derechos y recursos para la preservación y recreación de sus identidades culturales. Para el caso de la autonomía cultural podemos mencionar que es el poder de decidir quiénes son, cuántos son, coómo se llaman así mismos y de esta manera poder ejercer su libertad para decidir la manera como quieren vivir dentro de la ciudad.

Tales exigencias significan importantes desa-fíos para la ciudad de Guadalajara, como para el la nación en general. Sin embargo, es importante señalar que los derechos que reclaman los pue-blos migrantes no son desmesurados, pues en otros países grupos socioculturales semejantes han logrado el reconocimiento de aquellos dere-chos y un estatus políticos, económico y cultural dentro del marco de sus respectivas naciones.

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La zona conurbada de la capital del estado, lugar primordial para las comunidades indígenas migrantes.

Venta de artesanias.

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Desde la década de los cincuenta del siglo pasado, la ciudad de Guadalajara y su área de influencia conurbada se ha convertido en un importante cen-tro de atracción para migrantes indígenas prove-nientes de entidades que se caracterizan por tener los índices de más alta marginación. Actualmente se tienen censados a más de 45 pueblos indígenas –no locales- (INEGI, 2005) asentados en al ciudad de Guadalajara.

En años recientes se han elaborado importantes estudios que muestran algunas de las característi-cas particulares de ciertos pueblos indígenas radi-cados en la ciudad. Me parece pertinente destacar el esfuerzo que han hecho las y los investigadores por visibilizar y reconocer el papel fundamental que las mujeres indígenas han desempeñado dentro del proceso migratorio. Dichas investigaciones han evidenciado que las migrantes indígenas se han incorporado a la economía informal de la ciudad, aun cuando sus opciones aparecen en un primer momento restringidas por cuestiones de género y de pertenencia a un pueblo indígena. Por ejemplo, las nahuas se han empleado como trabajadoras do-mésticas, en el caso de las mujeres ñañhu/otomí se han desempeñado como vendedoras ambulantes de artesanías; por otra parte, algunas purépechas se han dedicado a la venta de productos no perece-deros en los tianguis de la ciudad.

Mujeres, migrantes e indígenas en la ciudad de Guadalajara

Por miriam ambriz

Para el caso específico de las purépechas pro-venientes de San Bartolomé Cocucho, Michoacán, ellas se han desempeñado como recolectoras de fierros viejos y de cartón, peladora de cebollas, venta de frituras en su domicilio, elaboración de artesanías, venta de productos Omnilife, así como la venta de cosméticos.

Con todo este contexto, puedo afirmar que la participación laboral de las mujeres migrantes e indígenas se ha tornado cada vez más importante para el sustento de sus familias dentro de la ciu-dad. La anterior situación ha revelado la aparición de una triple jornada de trabajo, realizada princi-palmente por las mujeres casadas y con hijos, son ellas quienes se sienten en la necesidad de autoem-plearse en la economía informal al ver que el suel-

“En el mes de marzo de 1982, el volcán Chichón situado al norte de Chiapas hizo erupción. Los zoques del volcán tuvieron que abandonar sus huertas, milpas, casas, para emigrar en busca de un nuevo hogar.

Hace 25 años que llegaron a Guadalajara Jalisco, buscando acomodo para rehacer la vida.

Los zoques de Guadalajara se organizaron para regresar a Chapultenango, una de las comunidades del volcán, y reconocer sus tierras y cielos. El testimonio gráfico de esa histórica visita es lo que contiene este libro”. Andrés Fábregas.

El libro puede adquirirse en la Unidad de Apoyo a las Comunidades Indígenas. También se encuentra a disposición del público para su consulta en el Centro

Documental “Biol. Josefina Ramos Herrera” de la UACI.

El Regreso al Terruño. El caso de los migrantes zoques en Guadalajara

NOVEDADES BIBLIOGRÁFICAS:

Autor: Aldo Ruiz Domínguez

Unidad de Apoyo a las Comunidades Indígenas/Coordinación de Vinculación y Servicio Social/Universidad de GuadalajaraTaller editorial La Casa del Mago

Edición: Abril, 2008

do de sus esposos no ajusta. De igual forma, se ha evidenciado que las muje-

res migrantes utilizan sus habilidades -adquiridas ya desde sus lugares de origen- junto con sus redes sociales de apoyo que han consolidado con los y las mestizas para de esta manera lograr insertarse en el mercado laboral de la ciudad. Algo que no debemos pasar por alto es que el concepto de triple jornada de trabajo muestra de manera fehaciente la explotación que viven las mujeres dentro y fuera de sus hogares. Hoy en día ya no podemos callar las innumerables violaciones a sus derechos laborales, ya que son ellas las que se incorporan a los trabajos más vulnerables dentro de la ciudad. Con todo ello, se hace necesaria la organización comunitaria para de esta manera exigir un respeto y un trato justo.

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Mujeres indígenas se dedican a la artesanía.

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Entrevista

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Nicolás Hernández Santillán lucha por preservar su lengua, tradiciones y artesanías. Nació en San Andrés Montaña, municipio de Silacayoapan, Oaxaca; llegó a Guadalajara a los 8 años en compañía de sus padres y abuelos. Vive en la ciudad desde hace 23 años, y es integrante de la comunidad mixteca asentada en la colonia Constancio Hernández, municipio de Tonalá.

Los mixtecos han recorrido un camino de sudor y de trabajo que se ha visto reflejado a través de dife-rentes actividades, entre las que se destacan la pizca de tomate y chiles en el estado de Hidalgo y la ciudad de Culiacán; así como la jardinería, que gracias a sus conocimientos sobre la tierra han podido practicar en Chihuahua, Monterrey y Ciudad Juárez, donde tam-bién vendían sus artesanías para ganarse la vida.

Así, de un estado a otro, buscando donde estable-cerse definitivamente, llegaron a Guadalajara con la esperanza de mejorar su calidad de vida. Actualmen-te una parte de ellos, aproximadamente 50 familias mixtecas, viven en la colonia Constancio Hernández del municipio de Tonalá; pero no fue ahí donde co-menzaron su vida en esta ciudad, sino que la historia se remonta muchos años atrás, a finales de los años 70 y principios de los 80.

“El Nico”, como es conocido en su colonia, compar-te su experiencia, y después de un profundo suspiro que revela nostalgia, narra el contexto en que se desa-rrolló su lucha, sobrevivencia y adaptación a la gran ciudad. Comienza por situarnos en la zona centro de la ciudad, a un lado del parque Agua Azul, donde se libró una lucha de cohabitación con grupos de indi-gentes y drogadictos que también buscaban un lugar donde estar. Debido a la vulnerabilidad en la que se encontraban, y a la gente con la que convivían, eran estigmatizados como grupo problema. Según el pro-pio “Nico” relata:

“Fue cuando el gobierno de aquel tiempo nos mandó unos granaderos, y todo para sacarnos. Ahí nuestras casas eran de plástico, casitas improvisadas de manta y cartones, pues para taparnos de la intem-perie de la noche. Entonces cómo pensó el gobier-no de aquel tiempo que estábamos invadiendo ahí, mandó granaderos para sacarnos; los granaderos ya saben como llegan. Ellos no llegan: “Miren, quíten-se de aquí porque vamos…” ¡No!, ellos llegan dando toletazos y dando patadas. Entonces el problema es que nos levantaron y nos desalojaron violentamente; hombres y mujeres recibían toletazos; entonces nos obligan a nuestra gente a subir a un gran camión: mujeres, niños y ancianos, nos llevaron a la periferia de la ciudad, para aquel lado de Tepic, y nos tiraron, ¡prácticamente nos tiraron! Pero nos organizamos otra vez y nos regresamos a Guadalajara, a ese mis-mo lugar, ¡ahí!”

Después de un tiempo, los mixtecos se reubica-ron gracias a la propuesta de uno de los líderes del ferrocarril, que los apoyaron para que construyeran

Del país de las nubes a la discriminación citadina

Entrevista a Nicolás Hernández Santillán Por Ruth Elena Martínez López

casas de madera y de materiales diversos en ese lu-gar que hoy es conocido como la colonia Ferrocarril, donde actualmente se encuentran una gran mayoría de mixtecos. Sin embargo, hoy como en los ochenta, como dice Nicolás: “todavía el gobierno nos sigue ex-cluyendo de la política actual; la razón es que no dan facilidades para preservar nuestro idioma, practicar nuestras tradiciones y trabajar libremente nuestras artesanías”.

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Santiago Hernández es indígena nahua nacido en la sierra de Veracruz, en Cuexcontitla, municipio de Benito Juárez. Considera que los problemas educa-tivos, económicos y de salud son las causas princi-pales de que la gente de su pueblo emigre a otras poblaciones dentro y fuera del país. Él forma parte de este grupo de personas.

Estudió las carreras de Derecho en la Universidad de Guadalajara, y Filosofía en el Instituto Libre de Filosofía y Ciencias. Actualmente imparte las mate-rias de Filosofía, Economía y Literatura en la Prepa-ratoria del módulo El Zapote. Y Geografía, Historia y Formación Cívica en una escuela secundaria ubi-cada por el rumbo de la colonia Arenales Tapatíos, donde tiene algunos alumnos indígenas a los que impulsa a seguir estudiando.

La familia de Santiago Hernández está forma-da por su padre, don Juan Hernández, que junto a su hermano mayor y dos hermanas se dedican a la siembra; tiene otro hermano que trabaja como obre-

Santiago Hernández Martínez, profesionista nahuaPor Adriana Ivonne Alzaga Montes

la milpa. Tuvo una infancia feliz en su querida sie-rra, dice.

Sobre sus estudios, narra que como en Cuexcon-titla sólo se podía cursar hasta el quinto grado de educación primaria, decidió dejar su familia y mu-darse a la cabecera municipal para terminar la pri-maria y secundaria. Cursó la preparatoria y una ca-rrera técnica de Contador Privado en Tampico, y fue en esta etapa escolar en la que dejó de usar su traje tradicional al percibir que los compañeros y profe-sores lo discriminaban cuando se enteraban de que era indígena. Un amigo lo invitó a Guadalajara para que cursara sus estudios superiores.

Nos comenta que es en las ciudades de Tampico y Guadalajara donde ha sentido mayor discrimina-ción por el color de su piel, por su pensamiento, por su forma de hablar, por ser indígena.

Santiago volverá a su comunidad, con el objetivo de asesorar a la gente en la solución de los proble-mas agrarios y jurídicos que aún persisten.

ro en Tampico, Tamaulipas; este se vio obligado a emigrar ya que en su comunidad no hay “flujo de mo-neda pero sí muchos coyotes” que compran a bajos precios las cose-chas. Por ejemplo: el kilo de chile los coyotes lo compran a tres pesos y lo revenden a 16.

Su madre, doña María Ana Mar-tínez, murió de un derrame cere-bral que no fue atendido a tiempo, debido a lo lejano de su comunidad para llegar a un centro de salud. La historia del deceso de su madre se repite en todo México y en todos los tiempos.

Santiago recuerda el amor de su madre y las comidas que le prepa-raba cuando era niño: tamales en hojas de plátano, mole, tacos de quelites y verdolagas que sabían “a gloria” después de un día de escuela y trabajo, cuando ayudaba a su padre en el campo a escardar (limpiar) y chapolear (desmontar) Santiago Hernández es indígena nahua nacido en la sierra de Veracruz,

“Que se sujeten a su lengua y a su tradición, no dejen que desaparezca, porque es un orgullo ser indígena, y más orgullo ser indígena mexicano”: Nicolás Hernández Santillán, migrante mixteco de San Andrés Montaña, Oaxaca.

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¿Cuál es la población objetivo que atiende el DIF Jalis-co a través del programa de Desarrollo Comunitario?Desarrollo comunitario no es un programa ex-clusivo para indígenas ni es exclusivo para mi-grantes, nosotros atendemos con el programa de desarrollo comunitario a la población vulnerable en general, la categoría de migrante es para noso-tros como una característica que combinada con otras puede llegar a generar vulnerabilidad en la población y es ahí cuando es materia de asisten-cia social, es decir del DIF Jalisco, por eso coinci-de que atendamos a migrante indígenas.

Dentro de la zona metropolitana de Guadalajara, ¿qué población de indígenas se esta atendiendo?Atendemos al grupo de purépechas que se de-dican a la elaboración de muebles de madera en la colonia Tetlán que colinda con el parque de la solidaridad, y también participan con nosotros de manera ocasional los que se ubican a un lado del panteón de Esteban Alatorre y Felipe Ánge-les, además participan con nosotros a través de las mesas de la gran alianza algunos grupos de otomíes, huicholes, purépechas y mazahuas, con los que trabajamos un proyecto de tianguis cul-tural.

¿Cuál considera usted que es la problemática prin-cipal que enfrentan los indígenas en la zona metropo-litana de Guadalajara? Yo creo que, el que vivan en una especie de mar-gen de la legalidad, los convierte en un estrato muy difícil de atender por las instituciones de gobierno y esta es una problemática ya que mu-chos de ellos ni siquiera pueden identificarse oficialmente con una credencial de elector o un acta de nacimiento. La mayoría de los programas institucionales solicitan este tipo de documentos que son básicos para acceder a ellos, entonces aunque existan los apoyos dirigidos y etiqueta-dos a esta población, no se pueden aplicar porque hay ciertos criterios que hay que cumplir y que las mismas instituciones no han buscado otros medios más allá de lo oficial, para poder justi-ficar las inversiones, sobre todo porque eso es lo que les preocupa a las instituciones que quede completamente claro quienes son los que se es-tán beneficiando con las inversiones; entonces, se convierte en un problema administrativo que yo siento, es una cuestión de voluntad para que pue-da solucionarse, ese es un problema muy franco que vive la población indígena migrante aquí en la zona metropolitana de Guadalajara que afecta

Vivir al margen de la legalidad principal problema de los migrantes indígenas

Entrevista a Omar Chikete Anaya, coordinador de los programas de desarrollo comunitario de la región Ciénega (4) y la zona metropolitana de Guadalajara (12) del DIF Jalisco.Por Ruth Elena Martínez López

mucho su propio desarrollo. Pienso que es correcto en su caso pensar que

la ley es muy costosa para ellos, y más que viven en condiciones de vulnerabilidad y marginación muy graves, es más barato vivir en la irregulari-dad que correr los gastos totalmente inviables de ingresar a este marco regulatorio, es decir apren-der un sistema que hasta es complicado para no-sotros los mestizos, me parece completamente lógico que ellos tomen la decisión de vivir en la informalidad.

¿Desde tu ámbito de competencia cómo resuelves esta problemática, cómo la abordas?Si, se convierte en una actividad un poco tension-

ante, pero al fin de cuentas hemos logrado hacer que lleguen apoyos a pesar de esa franca infor-malidad y eso es para mí un avance importante, cuenta mucho la palabra, y es un estira y afloja donde la misma comunidad accede a cumplir con un requisito a cambio de que nosotros les cumplamos, la otra parte que es el apoyo, y las actividades específicas que realizamos con ellos son actividades participativas con grupos en donde se hace un diagnóstico, un plan de trabajo, y se diseña de manera participativa un proyecto que dé solución a las problemáticas que se están planteando.

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Comunidades alejadas de su territorio.

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Vida

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Las culturas de México me llaman mucho la atención, pero sobre todo me da gusto pertene-cer a una de ellas; me llena de orgullo ser una de los muchos que cuentan con una lengua nativa.

Yo hablo una lengua indígena y amo mucho mi cultura. Soy una universitaria que estudia la licenciatura en Derecho en la Universidad de Guadalajara, dentro del Centro Universitario de la Costa, en Puerto Vallarta. Soy migrante cha-naa chñaa mee ja (soy mujer), snaa nuu a mii a (hablante de la lengua triqui), y les doy gracias a mis papás y familiares que siempre me ense-ñaron a hablar la lengua, a amarla con todo mi corazón y a amar a mi gente.

Me gustaría dedicarme a la defensa de los derechos de los indígenas. No me gustaría que se perdiera la cultura en general, sobre todo la lengua, que es lo primordial, pues es la raíz de todo. La lengua se debe conservar, por eso estoy trabajando junto con la comunidad, apegada a la autoridad tradicional, para lograr que se rescate aunque sea un poco de todo lo nuestro.

El objetivo principal por el que se está traba-jando es el rescate de la lengua. Queremos for-mar una escuela bilingüe, para la enseñanza y el aprendizaje de nuestra lengua en un futuro, y además estoy asesorando la elaboración de pro-yectos para la conservación y difusión de la cul-tura misma.

Nuestra lengua nativa se le denomina sna a nua, que quiere decir triqui; así, nos deberían co-nocer como “nin sií amí sna a nua”, “nin zichi ña a”, que quiere decir “los hablantes de la lengua, los nativos” o simplemente los triquis del estado de Oaxaca.

Siendo universitaria, licenciada en Derecho, me interesa mucho que se conserve la lengua materna, porque como sabemos, históricamente eran aproximadamente 200 lenguas las que ha-bía antes de que nos conquistaran los españoles; y como estas persona no nos entendían, pues se les hizo fácil obligarnos a aprender el español. Así, las lenguas se fueron desapareciendo, y en el caso de los nin zichiña a, nos nombraron tri-quis en ese entonces porque esta palabra en la enciclopedia española dice que así se le nombra a los tiliches, basura, juguete o simplemente es-torbo, y para ellos nosotros no éramos más que un estorbo.

Hasta la fecha están vivas en nuestro país 63 lenguas, de las cuales 4 están desapareciendo, porque son contados los mayores que las hablan,

La lengua nativa es un orgulloVirginia Guzmán García Nació en Yosoyuxi Copala, Juxtlahuaca, Oaxaca. Actualmente vive en Puerto Vallarta, Jalisco, en donde estudia la carrera de Derecho. Su deseo es graduarse con el traje tradicional de su comunidad.

y por ello necesitamos que se respeten. Tenemos que buscar una forma de cómo volver a plantear a los indígenas. Opino que es tarea de los universitarios luchar para que se conserve de verdad la iden-tidad y la cultura indígena, porque si no se perderá.

Varios compañeros que hablan espa-ñol me comentaron que ellos creían que ya no existíamos los indígenas, que nada más se podían observar en la historia y posiblemente en algunos libros de texto. Claro que desde siempre yo me identifi-qué como indígena, en las escuelas don-de cursé mis estudios, y hasta en la uni-versidad me identifico como indígena. Siempre digo que no hay que avergon-zarnos de lo que somos, pues ser indíge-na es lo más maravilloso que nos puede pasar.

Por eso insisto en que tenemos que lu-char, tanto indígenas como instituciones o dependencias gubernamentales y no gubernamentales, para que las lenguas indígenas no se pierdan y se sigan prac-ticando. Es una tarea muy importante para todos. Pienso que también es tarea de los mismos padres de familia, ya que ellos son la base de la educación; y más que nada, es tarea de todos.

Trabajé con los niños de mi comunidad y me respondieron muy bien. Les enseñé la historia de la lengua triqui, incluso les platiqué el porqué de la importancia del estudio de la misma. Se entusiasmaron. También los conté cuentos, leyendas y uno que otro mito, refranes y fábulas, de todo lo que me contaron mis abuelitos y papás.

Me llena de orgullo saber que hay ni-ños que quieren hoy en día estudiar su lengua nativa, no como antes, que en vez de orgullecerse, se avergonzaban. Porque en la escuela los migrantes sufríamos la burla y discriminación por el sólo hecho de ser indígenas. Conforme ha pasando el tiempo, hoy en día la conciencia de las personas va cambiando; ahora el papel es diferente; están dispuestos a aprender alguna lengua nativa y obtener conoci-miento de nuestra cultura en general.

Nuestra lengua nativa se le denomina sna a nua, que quiere decir triqui; así, nos deberían conocer como “nin sií amí sna a nua”, “nin zichi ña a”, que quiere decir “los hablantes de la lengua, los nativos” o simplemente los triquis del estado de Oaxaca.

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