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INTRODUCCIÓN La provincia de Santa Cruz cuenta con evidencia arqueológica que muestra que la misma fue ocupada por poblaciones humanas desde c.a. 1 11.000 años A.P. 2 (Borrero, 2001). Los conjuntos de artefactos lícos, las pinturas rupestres, los huesos de animales consumidos, los fogones, entre otras clases de restos materiales, pertenecen a grupos de cazadores-recolectores que colonizaron el extremo sur de Paisajes arqueológicos y ordenamiento territorial en la cuenca del río Gallegos Provincia de Santa Cruz, Argentina Flavia Marina CARBALLO ¹ Correo-e: [email protected] MANZI L.M. ² Correo-e: [email protected] CAMPAN P. 3 Correo-e: [email protected] MANERO A. ¹ Correo-e: [email protected] Pedro TIBERI ¹ Correo-e: [email protected] ¹ Universidad Nacional de la Patagonia Austral, Unidad Académica Río Gallegos Avenida Piloto Rivera y Gobernador Gregores s/n (9400), Río Gallegos (SANTA CRUZ) ² IMHICIHU - CONICET Saavedra 15, 5º Piso (CP 1083), Ciudad Autónoma de Buenos Aires (BUENOS AIRES) 3 DIPA - IMHICIHU - Museo Regional Provincial Padre Jesús Molina Ramón y Cajal 51 (CP 9400), Río Gallegos (SANTA CRUZ) Jornadas Regionales de Información Geográfica y Ordenamiento Territorial 2(2011): 162-172 © Ministerio Secretaría General de la Gobernación, Proyecto SIT SantaCruz Diaz B.G. y Calviño P. (Compiladores) / ISBN 13: 978-987-25302-1-1 1 C.a. = Circa, forma lana ulizada para expresar “aproximadamente”. 2 A.P. = Antes del Presente. Se refiere a fechas obtenidas mediante métodos de datación radioacvos tales como carbono 14 ( 14 C), expresadas en años. Estas miden el empo transcurrido desde el deceso de un organismo yendo desde el presente hacia el pasado. A diferencia de las fechas referidas al calendario gregoriano que aluden al empo transcurrido en referencia al nacimiento de Cristo (a.C y d.C).

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INTRODUCCIÓN La provincia de Santa Cruz cuenta con evidencia arqueológica que muestra que la misma fue ocupada por poblaciones humanas desde c.a.1 11.000 años A.P.2 (Borrero, 2001). Los conjuntos de artefactos líticos, las pinturas rupestres, los huesos de animales consumidos, los fogones, entre otras clases de restos materiales, pertenecen a grupos de cazadores-recolectores que colonizaron el extremo sur de

Paisajes arqueológicos y ordenamiento territorial

en la cuenca del río Gallegos

Provincia de Santa Cruz, Argentina

Flavia Marina CARBALLO ¹ Correo-e: [email protected]

MANZI L.M. ²

Correo-e: [email protected]

CAMPAN P. 3

Correo-e: [email protected]

MANERO A. ¹ Correo-e: [email protected]

Pedro TIBERI ¹

Correo-e: [email protected]

¹ Universidad Nacional de la Patagonia Austral, Unidad Académica Río Gallegos Avenida Piloto Rivera y Gobernador Gregores s/n

(9400), Río Gallegos (SANTA CRUZ)

² IMHICIHU - CONICET Saavedra 15, 5º Piso

(CP 1083), Ciudad Autónoma de Buenos Aires (BUENOS AIRES)

3 DIPA - IMHICIHU - Museo Regional Provincial Padre Jesús Molina Ramón y Cajal 51 (CP 9400), Río Gallegos (SANTA CRUZ)

Jornadas Regionales de Información Geográfica y Ordenamiento Territorial 2(2011): 162-172 © Ministerio Secretaría General de la Gobernación, Proyecto SIT SantaCruz

Diaz B.G. y Calviño P. (Compiladores) / ISBN 13: 978-987-25302-1-1

1 C.a. = Circa, forma latina utilizada para expresar “aproximadamente”. 2 A.P. = Antes del Presente. Se refiere a fechas obtenidas mediante métodos de datación radioactivos tales como

carbono 14 (14C), expresadas en años. Estas miden el tiempo transcurrido desde el deceso de un organismo yendo desde el presente hacia el pasado. A diferencia de las fechas referidas al calendario gregoriano que aluden al tiempo transcurrido en referencia al nacimiento de Cristo (a.C y d.C).

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Sudamérica, uno de los últimos lugares del planeta en ser habitado por los humanos. El registro arqueológico producido por esas poblaciones se depositó a lo largo de la columna temporal mencionada en casi todo el actual territorio santacruceño y se distribuye en el espacio en forma más o menos continua. En ocasiones estas evidencias se encuentran concentradas en abrigos rocosos, cursos de ríos y márgenes de lagos y lagunas mientras que, en otras situaciones, sólo se recuperan artefactos aislados sobre la superficie de espacios muy grandes. Ambos casos brindan información acerca de las poblaciones humanas del pasado. Esta amplia distribución que presenta el registro arqueológico facilita el contacto de las poblaciones actuales con los restos materiales generados en el pasado. El uso actual que le otorgan los pobladores al territorio provincial, ya sea con fines recreativos, emprendimientos económicos, obras infraestructurales, etc., origina conflictos de diferentes clases que ponen en estado de alto riesgo e impacto al patrimonio cultural arqueológico. Por este motivo, son pertinentes y necesarios los planes de ordenamiento y planificación territorial que evalúen cada una de las situaciones antes enumeradas. Este trabajo propone una metodología de recuperación y registro del patrimonio arqueológico que permitirá su inclusión como una variable más al delinear estrategias de ordenamiento y planificación territorial en los sectores medio e inferior de la cuenca del río Gallegos.

Sectores medio e inferior de la cuenca del río Gallegos La cuenca del río Gallegos discurre casi totalmente a través del Campo Volcánico Pali Aike -CVPA- y se corresponde con la parte más septentrional de mismo. Este río nace de la confluencia de los ríos Rubens, Penitentes y Turbio, y desemboca en un estuario que ingresa unos 30 km en el continente. Durante su recorrido recibe a distintos tributarios tales como el Gallegos-Chico, El Zurdo, chorrillos La Carlota y Chico (Perillo, 1997).

FIGURA 1. La cuenca del río Gallegos y las unidades volcánicas del CVPA.

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La génesis del CVPA comienza con la tectónica de placas producida entre el Plioceno y, probablemente, el Holoceno (Corbella, 2002; D’Orazio et al., 2000; Meglioli, 1992; Skewes, 1978), produciendo el material volcánico que cubrió depósitos pre-existentes de origen glaciario y glacifluvial de diferentes antigüedades (Meglioli, 1992). Dentro del CVPA los episodios volcánicos fueron agrupados en unidades teniendo en cuenta las características de los mismos y sus cronologías (D'Orazio et al., 2000). La Unidad 1 abarca el 83 % de este campo y está comprendida por mesetas basálticas de hasta 3,8 millones de años. La Unidad 2 ocupa el 15 % de la superficie y presenta conos antiguos disectados, anillos de tufa volcánica y flujos de lava asociados, registrando fechados que oscilan entre los 2,1 millones de años y los 300.000 años y la Unidad 3, que comprende un 2% del área y está conformada por conos de escoria y flujos de lava asociados con edades pleistocénicas-holocénicas. De las unidades volcánicas mencionadas sólo la Unidad 1 está directamente vinculada al valle del río Gallegos presentando la forma de coladas mesetiformes de lava (D'Orazio et al., 2000). En tanto que las demás unidades lo están en relación a sus tributarios y cursos de aguas no permanentes. La cuenca del río Gallegos se caracteriza por atravesar una estepa seca. Esta particularidad fue crucial en las elecciones que debieron tomar las poblaciones cazadoras-recolectoras referidas a la ocupación de determinados sectores de la misma. Una situación semejante se observa en el presente cuando los habitantes de Santa Cruz seleccionan lugares en dónde realizar distintas clases de actividades.

PAISAJES ARQUEOLOÓGICOS Y SU RELACIÓN CON EL ORDENAMIENTO TERRITORIAL El registro arqueológico no es producto de una única ocupación humana, si no que es resultado de las diversas actividades realizadas en el transcurso de varias generaciones, involucrando a muchos y diferentes individuos (Ebert, 1992). Esto significa que, debido al uso reiterado del espacio y a la preservación diferencial de la evidencia arqueológica, que conduce a que los materiales se acumulen, se mezclen y algunos se destruyan, siendo prácticamente imposible diferenciar el uso de lugares específicos y de áreas de actividades particulares por parte de individuos y de grupos. Por ese motivo, el concepto de paisaje arqueológico se ajusta mejor al estudio de las estrategias de subsistencia y asentamiento de las poblaciones humanas en espacios amplios como la cuenca del río Gallegos. Los distintos rasgos que componen un paisaje se expresan sobre la superficie del terreno de diferente manera, razón por la cual el estudio de los paisajes arqueológicos requiere de la implementación de distintas escalas espaciales. La configuración espacial de la cuenca del río Gallegos se ha mantenido con modificaciones menores desde que fue ocupada por las poblaciones cazadora-recolectoras en el pasado. Razón por la cual es posible suponer que esas poblaciones hicieron uso de ambientes semejantes a los disponibles hoy. La región conformada por la cuenca del río Gallegos es la que más se adecua a propuestas de ordenamiento territorial que incluyen en sus planes y recomendaciones distintas propiedades del registro arqueológico. En este sentido, y con fines analíticos que sirvieran para delimitar, planificar y comparar paisajes arqueológicos, además de medir el estado de conservación del registro arqueológico, el curso del río Gallegos fue dividido en tres segmentos. El sector superior se extiende desde la meseta Latorre hasta la meseta basáltica Las Buitreras, el sector medio abarca desde la meseta basáltica Las Buitreras hasta la meseta basáltica de Güer Aike y el sector inferior, que comprende desde la meseta basáltica de Güer Aike hasta su desembocadura (Carballo et al., 2008). La escala suprarregional alude al contacto entre grupos de individuos pertenecientes o no a la misma población y al proceso de ocupación de grandes espacios mediante distintas etapas. En este caso incluye el CVPA, cuya mayor expresión se encuentra sobre la margen sur del río Gallegos. Este conjunto de afloramientos eruptivos ha permanecido constante durante el lapso de ocupación humana en Patagonia. Es importante señalar que los procesos poblacionales y de uso del espacio por grupos cazadores-recolectores involucró también la costa del Estrecho de Magallanes, Última Esperanza y en la margen

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norte, el interfluvio con el río Coyle y el nesocratón del Deseado (Borrero y Manzi, 2006). En consecuencia, las poblaciones humanas necesitan tanto de localizaciones puntuales como de grandes superficies para poder desarrollar toda la gama de actividades necesarias para garantizar su supervivencia. Esto lleva a que su estudio contemple el análisis de sitios, entendidos como lugares puntuales del paisaje en donde se concentran restos materiales de las actividades realizadas, como así también, de los espacios que deberían estar disponibles para ejecutar esas actividades y ser transitados.

FIGURA 2. Escalas espaciales de estudio. Los sitios arqueológicos, en su carácter de localizaciones puntuales, hacen referencia a espacios reducidos en los que tuvo lugar alguna actividad humana del pasado (Binford, 1989). También corresponden a una porción del espacio en donde las frecuencias artefactuales son mayores a las del entorno (Ebert, 1992; Foley, 1981). Un sitio arqueológico remite a una escala local o microescala. En un sentido meramente ilustrativo, puesto que el comportamiento humano es mucho más complejo, la escala del sitio alude a gamas limitadas pero diferentes de actividades en torno a localizaciones puntuales, tales como reparos rocosos o sectores en donde se concentran distintas clases de recursos naturales.

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Mientras que la escala regional, comprende los espacios en donde los grupos recogían información acerca del entorno natural, materias primas, agua, refugio, etc., como así también, del entorno social en los que se privilegia la búsqueda de parejas potenciales para mantener la viabilidad biológica, etc. La articulación de las distintas escalas espaciales, en el transcurso del tiempo, conduce a que el concepto metodológico apto para su estudio sea el de paisaje arqueológico. Un paisaje arqueológico puede ser entendido como el conjunto de materiales depositados y su distribución en un espacio y un tiempo dados. Por ese motivo, se ajusta mejor al estudio de las estrategias de subsistencia y asentamiento de las poblaciones humanas en espacios amplios como la cuenca del río Gallegos. Los artefactos y demás elementos que conforman el registro arqueológico resultan modificados por la actividad humana posterior que ocupa en forma recurrente y reiterada los mismos lugares, a lo que debe sumársele el accionar de diversos agentes naturales que redistribuyen el material arqueológico depositado. De esta manera, la expresión material del comportamiento humano del pasado está modificada y mezclada. Es decir que los artefactos manipulados y descartados por las poblaciones humanas no representan un correlato fiel de lo ocurrido, sino que su distribución es producto de una historia depositacional muy compleja. El relevamiento del registro arqueológico debe estar vinculado a extensas superficies, que es la vía de ingreso para conocer el ritmo en el que operan los procesos disturbadores que provocan la exposición del mismo, así como de los que favorecen su remoción y destrucción (Borrero, 2001; entre otros). En la provincia de Santa Cruz, al impacto producido por la erosión natural debe sumársele el antrópico, los que repercuten en forma severa sobre el registro arqueológico. Por esta razón, determinar el grado de impacto es una de las variables primordiales al planificar estrategias de manejo de los recursos culturales. En relación con todo lo expresado anteriormente, sólo el empleo de escalas espaciales amplias -tales como la región y la suprarregión- permite reconocer la existencia de paisajes arqueológicos. Es importante que, conjuntamente con el desarrollo de actividades de investigación científica, se establezcan parámetros para el diagnóstico del estado de conservación del patrimonio cultural y para la medición de los procesos perturbadores que lo ponen en riesgo (Espinosa et al., 2007). Luego, y en un segundo momento, se podrán proponer medidas tendientes a lograr la puesta en valor y la gestión del patrimonio arqueológico para un aprovechamiento sustentable del mismo. Estos resultados apuntan a diferenciar zonas de mayor y menor sensibilidad arqueológica y a las formas de acceso y permanencia dentro de ellas (Carballo et al., 2010), a la vez que contribuirán a la consolidación de planes de ordenamiento y planificación territorial de áreas no urbanas con diversos usos potenciales.

Propuesta metodológica para el tratamiento del registro arqueológico en relación con el ordenamiento y la planificación en la cuenca del río Gallegos

Los trabajos previos realizados por este equipo se centralizaron en los tramos medio e inferior de la cuenca del río Gallegos y operaron a partir de la identificación de unidades de paisaje. En las cuales se registraron variables tales como recursos asociados, potencialidad de uso anual o estacional, distribución de artefactos en superficie e información temporal (dataciones) a partir de registros sedimentados. El análisis de estas variables permitió jerarquizarlas en función del uso humano dado a las mismas en el pasado (Carballo, 2007). En los sectores medio e inferior del río Gallegos se localizan materiales arqueológicos en superficie, básicamente dispersos. Las frecuencias artefactuales obtenidas indican un uso poco intensivo de la cuenca. Se aplicó, entonces, una escala local para seleccionar aquellos sectores de la misma que pudieron funcionar como atractores para las poblaciones humanas en el pasado. La elección recayó en las coladas basálticas de la Unidad 1, cuyas paredes y taludes ofrecen disponibilidad de reparos rocosos, como así también, reservorios de agua. Mientras que en una escala micro -la del sitio arqueológico- se relevaron aquellos paredones que resultaron aptos para la producción de pinturas rupestres. En esos sitios bajo roca las frecuencias artefactuales resultan superiores a las contabilizadas al aire libre y en superficie. Asimismo, se determinó que las mayores densidades artefactuales se asocian con sectores del espacio en

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donde se encuentran expuestos rodados aptos para la talla y de los bajos sin salida que temporalmente registran agua. En suma, se observa un uso muy poco intenso de la cuenca del río Gallegos con frecuencias que aumentan en relación con el estuario del río y en las proximidades de las coladas basálticas del CVPA (Carballo et al., 2008). Sobre la base de estos resultados se aplicó una metodología para la recolección y el registro de datos. La misma se detalla a continuación.

Distribución espacial del registro arqueológico Escala Regional: En espacios amplios como la cuenca del río Gallegos en donde el registro arqueológico estaba expuesto en superficie se utilizaron transectas dirigidas para su recolección. Estas comprendieron el trazado de líneas imaginarias, siguiendo rumbos de brújula y con extensiones variables, acordes con los objetivos perseguidos. En ellas dos, tres o más observadores a pie se desplazan dispuestos a una distancia pre-establecida en forma paralela y registrando o recolectando los hallazgos que se efectúan en intervalos también fijados previamente. Escala Local: En espacios reducidos, como el sitio arqueológico, las acciones estuvieron dirigidas a recuperar materiales que se presentaban enterrados, conformando depósitos arqueológicos. Por esta razón, se realizaron sondeos de 0,50 x 0,50 m y excavaciones. También se considera en esta escala el registro de manifestaciones rupestres. El relevamiento de lugares con motivos rupestres se efectuó también bajo una metodología distribucional. Cabe señalar que, en relación con los sitios con manifestaciones rupestres se contabilizaron tanto los relevados por este equipo como los disponibles a partir de la bibliografía. Tanto en la escala regional como en la local, y a partir del conteo de las frecuencias artefactuales (f), se realizan con fines comparativos los cálculos de densidades artefactuales (d) por unidades de paisaje / geoformas. En particular para el caso de las pinturas rupestres se utiliza el cómputo de los motivos representados. La interrelación entre estas escalas permite el conocimiento de la distribución espacial del registro arqueológico. Sobre esta base se definen áreas de mayor sensibilidad arqueológica y se jerarquizan en virtud del riesgo de modificación y/o pérdida de las relaciones contextuales del registro arqueológico existente en cada una de ellas (Carballo et al., 2008). Luego, es posible detectar y aislar dentro de cada área sectores del espacio que exhiban mayores frecuencias y densidades artefactuales que otros. Esto espacios son considerados “puntos singulares”. Tal es el caso de las cuevas que muestran evidencia de ocupaciones cazadoras-recolectoras, algunas de las cuales pueden registrar pinturas rupestres. Este hecho, sumado a su alta visibilidad, las torna muy vulnerables al vandalismo. Al mismo tiempo en que se recupera la información arqueológica se evalúa el estado de otras variables contextuales referidas a: 1) Unidades de paisaje

a. Distribución temporal, para reconocer si su formación fue simultánea o posterior al poblamiento humano del extremo sur de la Patagonia.

b. Presencia de reparos: abrigos profundos -cuevas-, poco profundos -aleros- b.1. Grado de exposición al viento, precipitaciones y radiación solar directa / conos de sombras. b.2. Visibilidad del entorno desde el reparo.

2) Visibilidad arqueológica

a. Porcentaje de cobertura vegetal y potencial de enterramiento de los restos arqueológicos que

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permiten o impiden la detección de materiales. b. Posición topográfica del reparo, de modo que pueda o no ser detectado fácilmente a una distancia

mínima de 100 m. 3) Localización del registro arqueológico en relación a:

a. Vías de comunicación. b. Lugares con uso recreativo espontáneo y/o programado. c. Cascos y puestos de estancias.

En función de su visibilidad (2) y de su localización (3) se consideraron dos situaciones posibles en referencia a las distribuciones artefactuales y las pinturas rupestres: 1. Registros arqueológicos altamente visibles y accesibles, como las laderas y los taludes de las coladas

basálticas, y 2. Registros arqueológicos no directamente observables, tales como abrigos rocosos profundos pero muy

accesibles. 4) Estado de conservación del registro arqueológico:

a. Grados de impacto por la acción de agentes naturales. b. Grados de impacto por la acción de agentes antrópicos, principalmente del riesgo causado por las

visitas a sitios. b.1. Acceso público espontáneo, no regulado que puede ser considerado: Alto 95 y 75%; Medio

entre 75 y 30%; Bajo entre 30 y 5% y Nulo (≤5%). b.2. Riesgo por visitas: Alto (acceso al público no regulado), Bajo (acceso al público regulado)

(Carballo Marina et al., 2010). La interrelación de las variables se realizó haciendo uso de entornos informáticos, como lo son los Sistemas de Información Geográfica (SIG ó GIS, Geographical Information Systems), permitiendo la actualización permanente de las bases de datos, a la vez que hace posible producir nueva cartografía de relevancia arqueológica. Para ello también fueron utilizadas cartas geográficas publicadas por el Instituto Geográfico Nacional (IGN) e imágenes satelitales, color artificial, LANDSAT 30m (procedentes de http://zulu.ssc.nasa.gov.mrsid.pl), bases de datos pre-existentes y puntos GPS -Global Positioning System-. En la cuenca del río Gallegos la aplicación de esta metodología permitió determinar que parte del registro arqueológico se localiza en tierras fiscales. Por ejemplo, en cercanías al trazado de caminos y vías del ferrocarril, hecho que facilita el acceso asiduo a lugares en donde se ubican sitios arqueológicos. En ocasiones esos bienes culturales se encuentran en Estancias y son utilizados como recurso económico por los propietarios de las mismas. En este sentido, en los sectores medio e inferior del río, la oferta está dirigida principalmente hacia los lodges de pesca, mientras que en el superior lo es con actividades englobadas dentro del llamado “turismo aventura o ecológico”. Lo señalado da como resultado el uso en forma irrestricta y espontánea de los sitios que están dentro de esos predios. Más grave aún es la utilización de los sitios arqueológicos existentes en espacios recreativos públicos como, por ejemplo, protección de la intemperie -por parte de pescadores-, o como santuarios religiosos. En suma, el uso dado al registro arqueológico se relaciona tanto con circuitos turísticos convencionales publicitados por entes de turismo oficiales y agencias de turismo privadas, como así también con circuitos no convencionales gerenciados por las administraciones de las Estancias y publicitados por medio de páginas webs, los que se realizan en paralelo con las actividades productivas vinculadas con dichos establecimientos. En ambos casos, puede diferenciarse en las formas de uso recreativo, uno de ellos es el programado en donde el ingreso y la permanencia es manejada por agentes privados y, el otro es el espontáneo que implica el acceso y la estancia libre.

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FIGURA 3. Co-ocurrencias en el uso pasado y presente de unidades de paisaje.

Poblaciones cazadoras-recolectoras-poblaciones actuales: recurrencia en el uso del espacio El panorama poblacional en el pasado permite sostener que la disponibilidad de recursos hídricos, faunísticos, líticos, soportes para pinturas y refugios existentes en relación al curso del río Gallegos habrían ejercido distintas clases de atractivos para las ocupaciones cazadoras recolectoras. Algunos de esos recursos continúan siendo elegidos por las poblaciones actuales a pesar de que los usos otorgados en el presente son diferentes a los brindados en el pasado. Las co-ocurrencias entre las localizaciones de las actividades llevadas a cabo hoy, con aquellas que se ejecutaron en el pasado se sustentan en la elección de los mismos espacios para erigir los cascos y puestos de Estancias y los asentamientos de las poblaciones cazadoras-recolectoras. Esta elección recae en aquellos lugares cercanos a cuerpos de agua y con reparo. En la actualidad esos puntos quedan integrados a una red de caminos y huellas dentro de las Estancias (Carballo et al., 2008). Otro caso de recurrencia en el uso del espacio está dado por la reocupación de cuevas como lugares de reparo para pescadores y el emplazamiento de imágenes religiosas. Tal como se dijera las cuevas se ubican en relación con las laderas de las coladas basálticas y son altamente visibles en el paisaje regional. Razón por la cual, se identifican desde la ruta, las vías de ferrocarril o desde los cascos y puestos de estancias. En la FIGURA 3 son graficadas áreas de influencia a partir de sitios arqueológicos y vías de comunicación como un ejemplo de zonas de sensibilidad, usando intervalos de 1 y 3 km, respectivamente. En la oferta turística de algunas Estancias figuran los sitios con pinturas rupestres ya que son considerados un atractivo más dentro de los servicios que ellas publicitan. Esta oferta hace hincapié en el alto valor escénico de los mismos y, en ocasiones, en la gran antigüedad que estos contextos poseen. En este sentido, las primeras ocupaciones de la cuenca del río Gallegos se remontan a unos 7.000 años A.P. y se vinculan con el primer poblamiento de Santa Cruz. La extrema fragilidad que revisten estos sitios remite a las medidas a corto plazo que deben tomarse para su protección. El tránsito y la circulación de personas que de forma espontánea realizan actividades recreativas, así como también, de las que arriban para disfrutar de las propuestas turísticas programadas

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en el ámbito de las Estancias, alertan acerca de la urgencia de su implementación. Por otra parte, las investigaciones llevadas a cabo han demostrado como el pisoteo de animales y el tránsito interno de las Estancias genera focos de erosión en el registro arqueológico, dando como resultado su exposición a un ritmo muy rápido. Estas acciones favorecen la remoción de la cobertura vegetal que en una estepa seca -como la cuenca del río Gallegos- contribuye aún más a la exposición de los materiales arqueológicos. Una observación recurrente es que emprendimientos que no están directamente dirigidos a visitar lugares en donde se encuentran depositados artefactos arqueológicos o representadas pinturas rupestres, terminan afectando al registro arqueológico. Entre otras situaciones cabe mencionar, la presencia de basura moderna, el tiznado de paredes de abrigos rocosos a causa del encendido de fuegos, la apertura de huellas vehiculares y el vandalismo expresado a través de graffitis. Todo lo señalado permite considerar que, en los sectores medio e inferior de la cuenca del río Gallegos, el estado de conservación del registro arqueológico debido al impacto de agentes antrópicos y/o naturales es medio (esto es, entre 75 y 30% de destrucción de los sitios), mientras que el estado de conservación medido por el riesgo por visitas es alto (acceso al público no regulado), (Carballo et al., 2010).

DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES En la cuenca del río Gallegos, y desde una perspectiva ocupacional, las estrategias cazadoras recolectoras están representadas a través de bajas frecuencias artefactuales Este hecho se relacionaría con las bajas demografías que sustentaban esas poblaciones en relación a la muy alta disponibilidad de espacios, lo que resulta en una muy baja superposición de materiales arqueológicos. Conocer la distribución espacial y temporal del registro arqueológico es la clave para realizar un diagnóstico y propuesta de zonificación de sensibilidad arqueológica por unidades de paisaje. Por su parte, los trabajos de campo han permitido dar cuenta del comportamiento de las distintas variables que pueden afectar la disposición y contribuir a la mezcla y destrucción del registro arqueológico. Las herramientas metodológicas utilizadas comprendieron diversos métodos de recolección de datos -transectas, excavaciones, sondeos y consulta bibliográfica específica-. También se analizaron las frecuencias y se calcularon las densidades artefactuales -aplicando un manejo de información en entornos SIG-. Las interrelaciones resultantes entre los datos recuperados permitieron elaborar una zonificación cualitativa. Así, fue posible identificar aquellos sectores de la cuenca del río Gallegos en los que el registro arqueológico corre mayor riesgo de modificación o de destrucción. Los emprendimientos turísticos y recreativos contribuyen, sin dudas, a poner en contacto a un mayor número de personas con lugares de interés arqueológico. Esto se debe, en parte, a la coincidencia entre las poblaciones humanas del pasado y las actuales en la elección de sectores del espacio, a pesar de que las metas fijadas por unas y otras fueron distintas. Más aún, en los lugares en donde no se registra una superposición directa en el uso, el incremento de la presencia humana actual genera impactos al posibilitar la acumulación y/o dispersión de descartes industrializados -vidrio, plásticos y latas-. Por otra parte, este escenario se ve agravado por los restos de fauna actual los que, con el tiempo, pueden llegar a ser incluidos en los depósitos arqueológicos. La reconversión de espacios tradicionalmente dedicados a actividades ganaderas hacia una oferta generalizada de servicios turísticos de alto costo, determinó la necesidad de conocer cuáles son los recursos culturales y naturales que entran en contacto con la mayor afluencia de personas. Este es el punto de partida para obtener información relevante para la realización de un plan de gestión y uso sustentable de esos espacios. El mayor inconveniente detectado no se relacionaría con la reconversión de las actividades tradicionales ni con los nuevos usos otorgados a los diferentes sectores del espacio. La dificultad más severa viene de la mano del crecimiento indiscriminado y de la falta de regulación de tales actividades. Las empresas o los particulares que llevan adelante estas actividades desconocen las propiedades y comportamiento del registro arqueológico, hecho sólo empeora la situación. La realización de una línea de base del registro arqueológico dirigida al diagnóstico de la situación inicial y

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al monitoreo de su evolución será un medio para obtener la mínima información a partir de la cual comenzar a valorar el estado de conservación de mismo. Los resultados alcanzados de este modo permiten generar mapas que se actualizarán constantemente y podrán ser utilizados por diversas dependencias públicas. Por ejemplo, se incorporarían directamente al mapa de sitios arqueológicos que está elaborando el Sistema de Información Territorial de la provincia de Santa Cruz. A la vez, estos resultados serían una herramienta más al momento de delinear estrategias de ordenamiento y planificación territorial.

AGRADECIMIENTOS A la Sra. Directora y alumnos de la Escuela Rural Nº 37 del Paraje Bella Vista. A los señores administradores y personal de las Estancias Las Buitreras, La Carlota y Bella Vista. Al Museo Regional Provincial Padre M. J. Molina. Las investigaciones se realizan con un subsidio de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral (UARG-UNPA 29/A/188).

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