paisajemx @ muerte
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Publicación #10 octubreTRANSCRIPT
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CONTENIDO
EDITORIAL
SECCIONES
La importancia de los objetos en la muerte. @ Mercedes Mata Boyer
Cementerios naturales. @ Fortino Acosta
La muerte del paisaje dentro del citadino. @ Pamela López
Necrópolis vertical. @ Perla Flores Rivera El símbolo de las perlas y las conchas en los ritos funerarios. @ Ramiro V.I.
La muerte chiquita @ Jorge CR
Información Nutricional octubre-noviembre. @ Al Monte
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COLABORADORES INVITADOS
“El paisaje de Nod” @ J. Gutíerrez
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EDITORIAL
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Descendamos al seno de la Tierra,
dejemos los imperios de la Luz;
el golpe y el furor de los dolores
son la alegre señal de la partida.
Veloces, en angosta embarcación,
a la orilla del Cielo llegaremos.
Loada sea la Noche eterna;
sea loado el Sueño sin fin.
El día, con su Sol, nos calentó,
una larga aflicción nos marchitó.
Dejó ya de atraernos lo lejano,
queremos ir a la casa del Padre.
¿Qué haremos, pues, en este mundo,
llenos de Amor y de fidelidad?
El hombre abandonó todo lo viejo;
ahora va a estar solo y afligido.
Quien amó con piedad el mundo pasado
no sabrá ya qué hacer en este mundo.
Los tiempos en que aún nuestros sentidos
ardían luminosos como llamas;
los tiempos en que el hombre conocía
el rostro y la mano de su padre;
en que algunos, sencillos y profundos,
conservaban la impronta de la Imagen.
Los tiempos en que aún, ricos en flores,
resplandecían antiguos linajes;
los tiempos en que niños, por el Cielo,
buscaban los tormentos y la muerte;
y aunque reinara también la alegría,
algún corazón se rompía de Amor.
Tiempos en que, en ardor de juventud,
el mismo Dios se revelaba al hombre
y consagraba con Amor y arrojo
su dulce vida a una temprana muerte,
sin rechazar angustias y dolores,
tan sólo por estar a nuestro lado.
Medrosos y nostálgicos los vemos,
velados por las sombras de la Noche;
jamás en este mundo temporal
se calmará la sed que nos abrasa.
Debemos regresar a nuestra patria,
allí encontraremos este bendito tiempo.
¿Qué es lo que nos retiene aún aquí?
Los amados descansan hace tiempo.
En su tumba termina nuestra vida;
miedo y dolor invaden nuestra alma.
Ya no tenemos nada que buscar
–harto está el corazón–, vacío el mundo.
De un modo misterioso e infinito,
un dulce escalofrío nos anega,
como si de profundas lejanías
llegara el eco de nuestra tristeza:
¿Será que los amados nos recuerdan
y nos mandan su aliento de añoranza?
Bajemos a encontrar la dulce Amada,
a Jesús, el Amado, descendamos.
No temáis ya: el crepúsculo florece
para todos los que aman, para los afligidos.
Un sueño rompe nuestras ataduras
y nos sumerge en el seno del Padre.
Anhelo de la Muerte. @ Friedrich von Hardenberg (Novalis)
DIRECTORIO
paisajeMx.@EQUIPO
COLUMNISTAS Y EDICIÓN
Mercedes Mata Boyer
Mtro. Fortino Acosta Moreno
Pamela López-García
Perla Flores Rivera
Misael Ávila Mejía
Jorge Cedillo Rodríguez
Ramiro V.I.
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COLABORADORES INVITADOS
J. Gutíerrez
Al Monte
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Colaboradores
INVITADOS
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SECCIONES
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Por Ramiro V.I.
Muerte El símbolo de las perlas y las conchas en los ritos funerarios
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La naturaleza se encuentra en un vaivén, es cíclica, se
está renovando constantemente. Si bien la muerte no es
un símbolo, si la podemos expresar como un destino,
irremediable. Es importante hacer notar que en todo
momento, dentro de la mente del hombre antiguo, la
sacralidad es se ve manifiesta en elementos de la
naturaleza, y es por ello que tenemos una gran riqueza
de mitos que dan cuenta de esa riqueza y diversidad.
La renovación cíclica que acontece en la naturaleza por
sí misma, ha sido uno de los conflictos más grandes del
ser humano. El tener conciencia de su muerte,
situándose en un mundo infinito y cíclico, despertó un
sentimiento de angustia y temor por dejar de existir. Sin
embargo la esperanza de una vida superior a otro nivel,
ha dado origen ritos simbólicos de preparación para esa
nueva vida. La muerte simboliza la regeneración.
Cementerio de la Misión de Carmel con las
tumbas de los indígenas decoradas con
conchas. Foto Joerg Hackemann
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Desde los primeros habitantes del mundo, hablando
desde el neolitico en un principio, pero siendo
intensificado en el paleolítico, con el hombre de
Neanderthal y el Homo sapiens, es decir desde la
concepción del Homo religiosus y el homo silbolicus, se
han encontrado vestigios de ritos de culto a la muerte y
del enigma de lo que existe después de la muerte. En
un principio se creía en tener cerca a los muertos, por
ello los primeros cementerios se encontraban cerca de
los poblados. En las tumbas de Usbekistan se
encontraron, conchas y perlas junto a los cuerpos, los
cual nos hace ver la posibilidad de un contenido
simbólico en los objetos depositados, según Mircea
Eliade el símbolo de la concha en creencia funerarias es
el “segundo nacimiento”.
Tumba cubierta por conchas en cementerio
español. Foto Mlnilsson
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El simbolismo de las conchas y las perlas se extiende
por todo el mundo, en la China antigua se enterraba
al difunto con jade símbolo del yang, que se opone a
la descomposición, en conjunto con las conchas se
refiere a un fin en particular es el destino, mientras
que el jade evita la descomposición, las perlas y las
conchas preparan al difunto para un nuevo
nacimiento:
“Según Li Ki, el ataúd estaba adornado por cinco filas de
conchas preciosas y de tabletas de jade. El culto funerario
chino, además de la ostra pei, utilizaban el mayor y mas fino
de los mejillones Shen. Mejillones y conchas bivalvas se
colocaban en el fondo de las tumbas. Cheng Hüan comenta
así esta costumbre “Antes de bajar el ataúd, se debe recubrir
de Shen el fondo de la tumba para impedir la humedad”
(Karlgren, Some fecundity simbols pág 41). En la boca del
muerto se ponían perlas, y el rito funerario en uso para los
soberanos de la dinastía Han, precisa que sus bocas se llenen
de arroz, de perlas y de jade, como indica la costumbre…”1
Dentro de los rituales funerarios en la India, se
realizaban caminos de conchas que conducían desde
la casa del difunto hasta el cementerio, en ciertos
lugares se cubre de perlas la boca del muerto. En
África se extiende una capa de conchas en el fondo
de la tumba. Relata Eliade en su obra Imágenes y
símbolos, que en la gruta de Cavillon había cerca de
ocho mil conchas marinas, en su mayoría teñidas de
rojo, y una décima parte estaban perforadas.
El simbolismo de las perlas y las conchas en los ritos
fúnebres son un ojo que nos permite ver que en la
antigüedad se creía que existe algo después de la
muerte, y que al mismo tiempo nos entrega el ideal
de la nueva vida, de un segundo nacimiento, y las
perlas y conchas son ese motivo de preparación para
la iniciación en la siguiente vida, o la renovación de la
presente.
1 Mircea Eliade “Imágenes y símbolos”. Editorial Taurus, sexta edición. Madrid 1987. pp 146.
ISBN: 84-306-1001-4
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Editada y publicada
el 20 de octubre 2012, México, D.F.
Del. Coyoacán.
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