ortega. geografia regional

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CAPÍTULO 23 ASCENSO Y CAÍDA DE LA GEOGRAFÍA REGIONAL La geografía regional se desarrolla en el siglo actual identificada con el estudio de la región, con la síntesis regional y con la geografía descriptiva o universal. La geografía regional se construye en torno a un objeto que es la región y de acuerdo con una propuesta teórica que contempla la geogra- fía como una disciplina descriptiva de estas unidades espaciales. La geografía regional recogía una doble herencia: la muy antigua de la descripción o corografía recuperada a través de la geografía de países o geo- grafías universales. La muy moderna de la región como unidad básica de las relaciones entre hombre y medio, la región natural, surgida ésta en la se- gunda mitad del siglo XIX , cuya elaboración geográfica desemboca en la región área diferenciada y la región-paisaje. Ambas tradiciones se introducen en la geografía regional, que es, al mismo tiempo, una geografía descriptiva o universal y una geografía de re- giones, en la acepción que este término adquiere en la geografía moderna europea. Confusión paradójica que condicionará el desarrollo de esta rama de la geografía. El espacio diferenciado, es decir, los conjuntos espaciales de carácter territorial, reconocidos como regiones, ha sido contemplado como un obje- to asociado a la geografía desde antiguo, tanto a escala intermedia como a escala local. El interés por los lugares, por los países, acompaña el desa- rrollo de las tradiciones corográficas. Se suele identificar, por ello, con lo que los antiguos denominaron corografía y topografía, es decir, con el estu- dio de áreas y con el estudio local. La tradición corográfica constituye un rasgo sobresaliente del mundo antiguo, en particular entre los historiadores y en geógrafos como Pompo- nio Mela. La recoge el siglo XVI . La geografía especial de Varenio responde a ella e identifica, frente a su geografía general, el estudio de las «partes» de la superficie terrestre, de los territorios y regiones. Sin embargo, la geografía regional, tal y como se la entiende en la geografía moderna, no puede identificarse con esta tradición ni con los planteamientos corográficos que fueron predominantes durante siglos. Estas denominaciones caen en desuso o tienen escasa aceptación. Tam- poco se incorporan al movimiento científico moderno. De tal modo que

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CAPÍTULO 23

ASCENSO Y CAÍDA DE LA GEOGRAFÍA REGIONAL

La geografía regional se desarrolla en el siglo actual identificada con elestudio de la región, con la síntesis regional y con la geografía descriptivao universal. La geografía regional se construye en torno a un objeto que esla región y de acuerdo con una propuesta teórica que contempla la geogra-fía como una disciplina descriptiva de estas unidades espaciales.

La geografía regional recogía una doble herencia: la muy antigua de ladescripción o corografía recuperada a través de la geografía de países o geo-grafías universales. La muy moderna de la región como unidad básica de lasrelaciones entre hombre y medio, la región natural, surgida ésta en la se-gunda mitad del siglo XIX , cuya elaboración geográfica desemboca en laregión área diferenciada y la región-paisaje.

Ambas tradiciones se introducen en la geografía regional, que es, almismo tiempo, una geografía descriptiva o universal y una geografía de re-giones, en la acepción que este término adquiere en la geografía modernaeuropea. Confusión paradójica que condicionará el desarrollo de esta ramade la geografía.

El espacio diferenciado, es decir, los conjuntos espaciales de carácterterritorial, reconocidos como regiones, ha sido contemplado como un obje-to asociado a la geografía desde antiguo, tanto a escala intermedia como aescala local. El interés por los lugares, por los países, acompaña el desa-rrollo de las tradiciones corográficas. Se suele identificar, por ello, con loque los antiguos denominaron corografía y topografía, es decir, con el estu-dio de áreas y con el estudio local.

La tradición corográfica constituye un rasgo sobresaliente del mundoantiguo, en particular entre los historiadores y en geógrafos como Pompo-nio Mela. La recoge el siglo XVI . La geografía especial de Varenio responde aella e identifica, frente a su geografía general, el estudio de las «partes» dela superficie terrestre, de los territorios y regiones.

Sin embargo, la geografía regional, tal y como se la entiende en lageografía moderna, no puede identificarse con esta tradición ni con losplanteamientos corográficos que fueron predominantes durante siglos.Estas denominaciones caen en desuso o tienen escasa aceptación. Tam-poco se incorporan al movimiento científico moderno. De tal modo que

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los estudios regionales se desarrollan en el siglo XVIII , por una parte, des-de la estadística y la economía política y por otra como geografía uni-versal o de países.

La estadística, como su nombre indica -y antes de que adquiera superfil moderno vinculado al tratamiento de los datos numéricos-, porqueidentifica precisamente el estudio del «Estado» desde una perspectiva mo-derna. Se emplean datos referidos a los principales componentes del Es-tado -población y recursos-, según se percibían en el siglo ilustrado, deacuerdo con la tradición inicial de origen italiano.

La economía política porque aborda el análisis de la riqueza de lasgrandes unidades territoriales, de las naciones, y, sin duda, de sus distin-tos componentes regionales, de acuerdo con las orientaciones de la eco-nomía que surgen en el siglo XVIII y que ejemplifica La Riqueza de las Na-ciones (Smith, 1996).

El trabajo de A. de Humboldt sobre México -Ensayo político sobreNueva España-, que constituye, en su estructura y orientación, un desta-cado antecedente de lo que serán los estudios de geografía regional, no seconcibe ni presenta como un análisis de geografía, sino como un «ensayopolítico». Para Humboldt, su trabajo sobre Nueva España, como el que,de forma equivalente, dedicó a Cuba, no corresponde a la geografía. Se en-marcan en el ámbito de lo que se entendía, entonces, como Economía po-lítica; de ahí el título de esas dos obras.

La geografía regional es un producto del siglo XX , cuyo perfil episte-mológico, objeto y objetivos se definen en relación con la constitución dela geografía moderna, como un fruto de la geografía europea, universal-mente aceptado en la comunidad geográfica. Su objeto era la región; suobjetivo, identificar estas unidades geográficas, sintetizar los caracteres dela misma, y explicarlas en relación con la interacción de las condicionesnaturales con los grupos humanos habitantes en ella.

El punto de partida es el reconocimiento de la región como la enti-dad básica de la geografía, como el objeto de ésta. Es decir, de la regióntal y como ha sido elaborado este concepto en la geografía moderna, comoregión natural. La geografía regional la convierte en el eje y centro del tra-bajo geográfico, en la justificación de la geografía: una alternativa conso-lidada en el primer tercio del siglo XX.

Región natural y región geográfica son dos términos equivalentesque, en el transcurso de este período, se consolidan como el centro de lainvestigación geográfica, identificada con la región geográfica o región-paisaje. Son el fundamento de una geografía regionalista en cuanto la re-gión se contempla como el objeto por excelencia de la geografía y el lla-mado método regional como el procedimiento propio de la geografía parael estudio de la superficie terrestre.

Esta concepción más estricta, de base ambiental, ha coexistido, sobretodo en el ámbito anglosajón, con otra más laxa, que reduce la región aun área, es decir el espacio de extensión de una variable o conjuntos devariables, espacio cultural o simple territorio, como alternativa a divisio-nes geográficas primarias, como los continentes. Y que, por tanto, hace de

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la geografía regional una disciplina de estas áreas o territorios. Y en am-bos casos compartida con su consideración como geografía de países, esdecir, Estados.

1. La geografía regionalista: regiones, paisajes, países, áreasRegión es un término de uso secular vinculado con la noción de área

o territorio, significado que comparten los distintos ámbitos idiomáticos.La geografía elabora esta noción con pretensiones de rigor conceptual,identificada en el concepto de región geográfica. Ésta viene a identificarun fragmento de la superficie terrestre delimitado y diferenciado de losinmediatos. Confundida, en principio, con la región administrativa o po-lítica, la elaboración geográfica se distingue, en un primera etapa, por lapreeminencia que concede a los rasgos físicos en la delimitación y defi-nición de esta unidad y por el acento que pone en el concepto de homo-geneidad como rasgo de identidad para la región, como clave de su per-sonalidad geográfica.

1.1. LA REGIÓN NATURAL: LA REGIÓN DE LOS GEÓGRAFOS

La geografía, de acuerdo con su orientación dominante inicial, hace dela región geográfica una región natural, combinación específica y distintade elementos naturales, que le dan homogeneidad y personalidad. La ela-boración conceptual de esta región geográfica, a partir de la región naturalde los geólogos, y confundida en gran medida con ella, separa el concep-to de región de la simple noción de espacio diferenciado o área, en el sen-tido que emplean este término los anglosajones. El trabajo de los geógrafosse manifiesta en el intento de dar contenido a la noción de región y supe-rar la mera acepción delimitadora. El componente más destacado de esteesfuerzo radica en identificar la región como un espacio homogéneo, dife-renciado por sus caracteres propios.

La geografía moderna deriva esa homogeneidad de la particular rela-ción entre los factores físicos y la presencia humana, como el área de ex-presión tangible de las influencias del medio sobre el hombre. La clave deesta concepción es la homogeneidad física, sobre todo geológica, que cons-tituye la denominada región natural; es la propuesta del geógrafo inglésMackinder. Otro geógrafo británico, Hertberson, desarrolla, en el ámbitoanglosajón, esta concepción de la región natural, que constituye uno de losfundamentos de la moderna geografía.

La geografía regional ha sido la disciplina orientada a identificar, de-limitar y explicar estas unidades básicas, que se suponía componen el en-tramado geográfico de la superficie terrestre. Éste ha sido el conceptodominante en la geografía moderna desde sus orígenes, a lo largo del si-glo XX . La tarea del geógrafo era buscar estas regiones: «la misión de los

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OBJETO Y PRÁCTICAS DE LA GEOGRAFÍA

geógrafos... no es crear regiones, sino descubrir y deslindar, hasta dondese pueda, las que realmente existen... las reales, las geográficas» (Casas To-rres, 1980). Se configura como una disciplina que, para muchos geógra-fos, se identificaba con la geografía. Ésta se entendía, por excelencia,como geografía regional.

No obstante, la región natural identificada como la región geográfica ycomo el objeto de la geografía no se constituye, en los primeros deceniosde la disciplina, en la base para una geografía regional. Como correspondea la filosofía dominante en la primera etapa de la geografía moderna, el ob-jetivo de la geografía eran las generalizaciones o leyes. En este enfoque, lasregiones no constituyen el objetivo de la investigación geográfica, sino elmaterial necesario para la construcción general.

Este entendimiento inicial se ha visto afectado, en este período detiempo, por la disparidad de enfoques en lo que respecta a la pertinenciacientífica de una disciplina así concebida, a su papel en la geografía mo-derna y a su naturaleza. De ahí las diversas etapas de la evolución de la lla-mada geografía regional y el complejo proceso de esa misma evolución, in-fluido también por las tradiciones culturales -de cultura científica y de há-bitos de trabajo- de cada comunidad geográfica.

Hacer de la región el objeto y el objetivo de la geografía tiene lugar deforma paulatina. Responde a una evolución intelectual circunscrita al ám-bito europeo y concentrada en Francia y Alemania, que se manifiesta en eldesarrollo de lo que se llamará geografía regional. Frente a una opinión ex-tendida, la geografía regional o regionalista, como orientación de la geo-grafía, no forma parte del momento fundador de la geografía moderna. Seproduce en pleno siglo XX .

El estudio regional se contemplaba como la síntesis efectiva -en suacepción metodológica- de una investigación geográfica con carácter deglobalidad. En ella aparece la dimensión integral, compleja, atribuida ala realidad geográfica. Era la que determinaba la personalidad regional,es decir, la individualidad y singularidad del ente regional, de la regióngeográfica.

Hasta mediados del siglo XX , la geografía regional se mantiene comouna disciplina orientada a la identificación, descripción y, en su caso, ex-plicación de las unidades geográficas denominadas regiones, objetivo fi-nal de la denominada síntesis regional. Es el producto de la geografía con-tinental europea, vinculado a la escuela francesa de Vidal de la Blache ya la escuela alemana. Una geografía regional que se impuso en la genera-lidad de los países durante la primera mitad del siglo XX . Con diferentesenfoques según áreas y tradiciones particulares.

La aparente uniformidad con que se suele presentar la época de domi-nio regionalista en la geografía moderna, y que se traduce en el calificativode «clásica» para este tipo de geografía y para este período, enmascara ladiversidad de concepciones que subyacen en ella. Diferencias desde la pers-pectiva epistemológica y desde el punto de vista del entendimiento de la re-gión geográfica, entre quienes practicaron la geografía regional durante la

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Aunque la región es para todos ellos el término dominante en su dis-curso geográfico, se aprecian notables diferencias en la idea que de ella tie-nen autores significados como Vidal de la Blache, Hettner, Slütter o Hart-shorne, matices que tienen que ver con la filosofía que subyace en su con-cepción de la geografía.

Se concibe como una aproximación a los lugares, de acuerdo con laorientación de Vidal de la Blache, sistematizada y ordenada en la geografíaalemana por A. Hettner, que proporciona la estructura conceptual de la dis-ciplina en cuanto a objeto, métodos y objetivos. La incorporación del con-cepto de paisaje y de los enfoques paisajísticos completó el perfil de la dis-ciplina, identificada con la descripción de la unidad de paisaje, es decir, laregión geográfica.

1.2. LAS RAÍCES DE LA GEOGRAFÍA REGIONALISTA

En la configuración de la geografía regional confluyen, en el primertercio de siglo, tres orientaciones o corrientes presentes en la comunidadgeográfica académica.

En primer lugar, la práctica impuesta por los geógrafos franceses delgrupo de Vidal de la Blache, que postulan el estudio de la región como prin-cipal objetivo de la geografía moderna; carece de un fundamento teórico oreflexión consciente sobre el particular. Su apoyo teórico proviene de unhistoriador, L. Febvre.

En segundo término, la reflexión teórico-epistemológica que elaboranlos geógrafos alemanes del ámbito de A. Hettner, que conciben la geografíacomo una disciplina de la organización del espacio en unidades o entidadesdiferenciadas, y que reducen la geografía al análisis o explicación de cadauna de ellas.

Por último, los enfoques culturales del paisaje que surgen en la filoso-fía alemana y que se extienden y aplican a la geografía. Arraigan en la tra-dición idealista alemana, y conciben la geografía como un arte. Constituyeuna geografía que identifica paisaje y personalidad histórica.

Los estudios regionales, que impulsa Vidal de la Blache en Francia, ha-cen de la región algo más que un área de la superficie terrestre. Trascien-den el carácter fortuito de la región administrativa o histórica. La regiónposee, para estos geógrafos, una entidad física contrastada, constituyen unarealidad producto de la naturaleza y de la historia. Son regiones verdaderas,poseen una personalidad o entidad propia.

Concepción compartida sin duda por la generalidad de los geógrafoscontemporáneos. Sin embargo, para el creador del grupo dominante de lageografía francesa, el estudio de las entidades regionales se perfila, además,como la vía apropiada para llegar al objetivo de la ciencia geográfica, esdecir, la generalización o enunciado de leyes. El argumento esencial de Vi-dal de la Blache, desde finales del siglo XIX , es que sólo el estudio riguro-so de las entidades regionales podría salvar el escollo de las generalizacio-nes apresuradas.

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OBJETO Y PR ACTICAS DE LA GEOGRAFIA

Lo expresaba de forma explícita el propio Vidal de la Blache, al consi-derar como el objeto de la geografía la relación entre las condiciones geo-gráficas y los hechos sociales: «Esta forma de geografía se inscribe en el pla-no de la geografía general; sin duda puede objetarse a esta idea que existeel riesgo de inducir a generalizaciones prematuras. Ahora bien, si existe laposibilidad de este peligro, es necesario entonces recurrir a algún mediopara prevenir esto. No podría aconsejarse nada mejor que la realización deestudios analíticos, de monografías en las que las relaciones entre las con-diciones geográficas y los hechos sociales fuesen observados de cerca, den-tro de un restringido campo previamente seleccionado» (Vidai, 1902).

Un marco interpretativo que sustenta el perfil de las monografías re-gionales que impulsa Vidai de la Blache, a partir de su propio modelo, es-bozado en Le Tableau de la Géographie de la France y, sobre todo, en La Fran-ce de l'Est, monografías desarrolladas por sus discípulos, iniciadas por E. deMartonne, A. Demangeon y R. Blanchard.

Durante decenios, las monografías regionales son la principal contri-bución de los geógrafos. Desde la tesis de De Martonne, en 1902, sobre LaValaquia y, sobre todo, de A. Demangeon sobre La Picardie, en 1907, a lasya crepusculares, que aparecen en el decenio de 1960, como la de S. Lératsobre Les Pays de 1 Adour. Una larga serie de monografías, que van cu-briendo el espacio francés y, de forma paralela, las distintas regiones delamplio dominio colonial. Una producción que dio carácter a la geografía dela primera mitad del siglo XX, sobre la que se construye el prestigio de lageografía regional francesa y su aureola de geografía clásica.

La larga serie de monografías regionales desarrolladas por los discípu-los de Vidal de la Blache y de sus continuadores ha sido la más destacadamuestra de esa orientación y concepción de la geografía regional como es-tudio de regiones, casi siempre en el marco de las denominadas tesis de Es-tado, es decir, investigaciones de muy largo alcance que representaban laculminación de la carrera del geógrafo.

Respondía a la concepción del patriarca de la geografía francesa mo-derna, que había catalogado la síntesis regional como «coronación del tra-bajo del geógrafo», una idea compartida, con similar alcance académico, enla geografía alemana, en la que la monografía regional, en muchos casosdedicada a un país, aparecía también como la coronación de la carrera delgeógrafo. Éste se ha ejercitado, previamente, en estudios de carácter gene-ral, con un notable predominio de los de orden físico y con una perceptiblepreferencia por los de tipo geomorfológico. La trayectoria de Lautensach,con su tesis sobre Corea, tras diversos estudios de carácter general, sobregeomorfología y climatología, es ejemplar.

En Alemania, la geografía regional se elabora desde dos enfoques dis-tintos, incluso contrapuestos. Por un lado, la geografía regional que estruc-tura y conceptúa A. Hettner, que hace de esta disciplina la esencia de lageografía, sustituyendo a la geografía general. De acuerdo con su filosofíaneokantiana, concibe la geografía como la disciplina de la diferenciación dela superficie terrestre en entidades singulares, las regiones, y de la descrip-ción razonada de las mismas.

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En este esquema o concepción estructural del campo de conocimien-to, la geografía regional aparece como el núcleo de la disciplina, mientras lageografía general queda reducida a una función propedéutica o formadora.Es la concepción que, adaptada, se incorpora en los Estados Unidos en elperíodo de entreguerras.

Por otra parte, la geografía regional como disciplina cuyo objeto es elpaisaje, desde una consideración subjetiva e histórica, como expresión deuna cultura. El paisaje como fundamento de la identidad regional, comosoporte de la personalidad regional. De tal manera que, como sintetizaráM. Sorre, la región representa «el área de extensión de un paisaje». Tras laidea del paisaje se encuentra una concepción que coloca las relaciones en-tre el hombre y el medio en un contexto histórico y cultural. El paisaje esla expresión de la adaptación y respuesta cultural a los factores o condi-ciones físicos, a lo largo del tiempo de ocupación de un territorio por unacomunidad humana.

Es la geografía regional de O. Slütter y Passarge, cuya expresión másradical, desde la perspectiva epistemológica, será la denominada geografíaartística. Para los que la propugnan, de explícita filosofía idealista, la geo-grafía es un arte, busca una descripción comprensiva del paisaje, y consi-dera que la geografía general no es auténtica geografía. Se trata de una geo-grafía del paisaje en las antípodas de una ciencia. Es una geografía regio-nal concebida desde una filosofía distinta de la que propugna Hettner. Lasdivergencias entre ambos enfoques se hicieron patentes en la controversia,con este motivo, entre Hettner y Slütter.

La geografía regional tiene, por tanto, dos consistentes raíces en la geo-grafía alemana y una práctica consolidada en la geografía francesa. Lo quese denomina geografía clásica, o etapa clásica de la geografía regional, es,en realidad, una amalgama entre esas distintas corrientes. Los geógrafosfranceses, dedicados a hacer monografías regionales, incorporan la concep-ción paisajística y la estructura sistemática de Hettner. En la propia Ale-mania, se produce la simbiosis entre una y otra corriente.

1.3. LA GEOGRAFÍA REGIONAL: REGIONES Y PAÍSES

De este modo, la geografía regional adquiere su perfil de disciplinaorientada al estudio de las entidades regionales, concebidas como existen-tes y definidas por su paisaje. La ambigüedad epistemológica de origen, en-tre una disciplina científica positiva, una disciplina científica singular -alo Kant- o un simple arte, acompañará a la geografía regional de formapermanente.

En los países europeos continentales, el enfoque dominante fue elvinculado con la región-paisaje, de carácter ambiental en sus fundamentos,y de concepción histórica y cultural: la región como paisaje, como com-plejo formal de raíz histórica, en la que tiene un gran peso la metodologíamorfogenética. La geografía regional de este tipo posee una acentuada pro-yección histórica, por cuanto la génesis del paisaje adquiere un valor esen-

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los, convertida en un nuevo clásico del género. Son obras realizadas deacuerdo con la concepción regionalista. Constituyen las denominadas sín-tesis regionales: la gran colección de la Géographie Universelle, publicadaentre 1927 y 1948, dirigida por Lucien Gallois -realizada con la colabo-ración de los más significados discípulos de Vidal de la Blache-, fue sumás relevante manifestación.

Es una orientación que tiene especial desarrollo en la geografía ale-mana y que adquiere también notable difusión en la geografía americana,hasta el punto de caracterizarla, en la medida en que otorga un perfil es-pecífico a las concepciones regionalistas de Estados Unidos. Se identificacon las concepciones geográficas de influencia kantiana que hacen de la di-ferenciación espacial y de los lugares el principal objeto de la disciplina.

Las geografías de países constituyen el núcleo de esta geografía regio-nal. Es el particular perfil de la geografía regional en los países anglosajo-nes y sobre todo en Estados Unidos, donde se produce un notable esfuerzode conceptualización y clasificación, en el marco de una tradición culturale intelectual propia que tiene dos componentes destacados. El primero, lainfluencia del pensamiento positivo y la formación física de los geógrafos.El segundo, el extendido entendimiento de la región como un área o espa-cio delimitado.

1.4. LA GEOGRAFÍA REGIONAL ANGLOSAJONA: GEOGRAFÍA DE ÁREAS

La geografía regional en los países anglosajones y, sobre todo, en Es-tados Unidos, carece de una tradición equivalente a la europea continental.Su desarrollo es tardío, posterior a la primera guerra mundial. De hecho,no se produce hasta el cuarto decenio del siglo XX , bajo el impulso de geó-grafos como Preston James y R. Hartshorne, por una parte, y de C. Sauer,por otra. Hasta esos años, la geografía regional carece de resonancia entrelos geógrafos norteamericanos (Clark, 1954). Aunque siguen el modelo eu-ropeo y comparten, en lo esencial, la concepción de A. Hettner, de la regióny el estudio regional, ofrecen una interpretación y una práctica diferencia-da de la geografía regional.

Comparten la filosofía básica de que la geografía regional constituye laexpresión más acabada de la geografía. Participan de la idea de que el mé-todo regional es el método geográfico por excelencia. Entienden la regióncomo un espacio o área caracterizado por la homogeneidad de rasgos. In-corporan, por tanto, los conceptos básicos de la geografía regional europea.La influencia de Sauer introduce un enfoque cultural que potencia el con-cepto de paisaje como expresión de la unidad cultural del espacio regional.Expresa la síntesis de la acción cultural de un grupo humano, y resalta opotencia la estrecha implicación entre paisaje, cultura e historia.

Compartían la concepción de la región como una unidad singular,como un espacio único, y de la geografía como una disciplina descriptivade estas unidades espaciales (Hartshorne, 1939). La formulación principalse orientó hacia la región como área diferenciada, en la tradición corográ-

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gía», según la expresión de Sauer.Sobre estos cimientos, compartidos con la tradición regional europea,

a partir de la cual se desarrolla la geografía regional en Estados Unidos, seinsertan los elementos específicos de la propia tradición anglosajona, queinfluirán en el sesgo que introducen en la disciplina.

Hasta después de la primera guerra mundial, los trabajos de geografíaregional son, de hecho, inexistentes. La geografía regional carece de interéspara los geógrafos norteamericanos, muy anclados en una formación de ca-rácter naturalista y de perfil geológico, poco sensible a los aspectos huma-nos. En consecuencia, los únicos estudios de dimensión regional se corres-ponden con cuestiones de geografía física, con descripciones o análisis fi-siográficos y, de forma secundaria, de carácter climático. De hecho, con an-terioridad a esa época no se publica ningún trabajo de geografía regionalen Estados Unidos (Whittlesey, 1954).

El interés por la geografía regional surge en la posguerra, de la manode varios factores que determinan el creciente interés de los geógrafos jó-venes. Éstos son los primeros con una formación geográfica en sentido es-tricto. Se han destacado, como tales factores, las necesidades suscitadas porel planeamiento urbano; la incipiente y ascendente aparición de un regio-nalismo a la americana, o sectionalism; y, también, la influencia de los en-foques ecológicos en las ciencias sociales (Whittlesey, 1954). El contacto conla geografía europea, sobre todo alemana, pero también francesa, propor-cionó los marcos teóricos y metodológicos para el desarrollo de la geogra-fía regional norteamericana.

El rasgo distintivo respecto de Europa es una concepción más laxa delestudio regional y una orientación preferente hacia la geografía de países.Para los geógrafos norteamericanos, el estudio regional abarcaba desde laescala local a la continental y el concepto de región se aplica por igual a to-das ellas. Por otra parte, si bien entienden la región como un espacio ho-mogéneo, y es este carácter el que distingue el concepto geográfico de la sim-ple noción de espacio delimitado, que identifican como área, no considerantales espacios homogéneos o regiones como entidades objetivas o reales.

La geografía regional norteamericana se basa en un concepto de regióncomo mero instrumento intelectual para el análisis geográfico y, por ello, laregión como un producto de la mente. Lo decía Broek de forma taxativa:«En la actualidad reconocemos que las regiones no son entidades existen-tes en la naturaleza, sino construcciones mentales, definidas en términos deasociación de caracteres seleccionados previamente, tales como continen-tes, regiones climáticas, o ámbitos culturales» (Broek, 1966).

De acuerdo con una tradición bien asentada entre los geógrafos de Es-tados Unidos, la región no era sino «un recurso para seleccionar y estudiaragrupaciones de fenómenos complejos que se encuentran en la superficieterrestre». De manera que «la región así considerada no es un objeto de na-turaleza predeterminada», sino un concepto intelectual, creado por la se-lección de determinadas características que son relevantes respecto del pro-blema considerado (Whittlesey, 1954).

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473La región adquiere un dimensión más instrumental que ontológica. En

relación con ello, la geografía regional norteamericana comprende desde elconjunto del planeta al estudio de «la simple granja»; en la medida en queel tamaño del área regional «dependerá del grado de generalización que sepretenda» (Pearson, 1959). De tal modo que el mundo puede ser divididoen un pequeño número de grandes regiones continentales o climáticas quea su vez pueden ser fragmentadas en otras menores según criterios pro-ductivos, subtipos climáticos, criterios políticos, o combinación de varios deéstos. El número de regiones que pueden ser definidas es «infinito». Estoes, no existen «verdaderas regiones».

A partir de estos postulados se desarrolla la geografía regional nortea-mericana, hasta adquirir una notable preeminencia, durante algunos dece-nios, en el seno de la geografía americana. Se trata de una geografía regio-nal que corresponde, en parte, al análisis de regiones, y en parte, a los es-tudios de áreas culturales, propios de la tradición anglosajona.

El influjo de la geografía cultural orientó la investigación geográficahacia unidades regionales cuya homogeneidad tuviera como fundamento lapresencia de determinados caracteres de cultura -religión, lengua, hábitos,alimentación, etnia, entre otros-.

La orientación cultural permitió abordar tanto los estudios a gran es-cala como los de países o continentes. La geografía regional se entiendecomo una geografía de países -Estados- y como una geografía de áreasculturales. Se definió como la disciplina de la «interacción de diversos pro-cesos en países concretos o en regiones culturales específicas» (James,1966). Sin embargo, este tipo de regionalización cultural se introduce sólotras la segunda guerra mundial.

Con anterioridad, la concepción regional aplicada responde a un enfo-que físico acentuado de tal manera que son las unidades fisiográficas, lasgrandes unidades geomorfológicas o, en su caso, climáticas y biogeográfi-cas, las que proporcionan la malla regional aplicada a la división regional,compartida con la simple división por continentes o áreas «geográficas».Una y otra sirven para establecer los marcos regionales. Es una geografíaregional que se identifica, en gran medida, con la geografía descriptiva o geo-grafía de países a escala universal. Las regiones son los grandes dominiosclimáticos o biogeográficos: regiones polares, regiones áridas, regiones tem-pladas, regiones tropicales, entre otras; o bien regiones de selva, regiones depraderas, regiones de montaña.

Un esquema equivalente se emplea para la regionalización de Américadel Norte y de Estados Unidos. Se impone un concepto de regionalizaciónbasado en la consideración de la región como área de rasgos uniformes, oárea homogénea.

La tradición geomorfológica hará que el criterio más habitual de re-gionalización sea fisiográfico o geomorfológico: las Montañas Rocosas, lasGrandes Llanuras, la Llanura costera atlántica, los Apalaches, subdivididasen otras menores de acuerdo con sus caracteres específicos. En el caso delos geógrafos con formación climática fueron las clasificaciones de este tipolas predominantes, así como el desarrollo de la geografía económica con-

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OBJETO Y PRACTICAS DE LA GEOGRAFIA

tribuyó a introducir el criterio económico productivo, que llevará a las re-giones del tipo del Corn Belt, Manufacturing Belt, Cotton Belt, de acuerdocon la producción o actividad económica dominante.

Tras la segunda guerra mundial aparecen criterios de división culturalo sociocultural, que distinguen América Latina y América anglosajona,Oriente, en que se mezclan denominaciones continentales y contenidos cul-turales: Europa como la región de las sociedades europeas, Asia de los Mon-zones para las civilizaciones o culturas orientales, África para los pueblosafricanos negros, el mundo árido para las culturas islámicas, entre otras.Macrorregiones que se dividen a su vez por países o grupos de países.

Es el esquema regional dominante que se desarrolla, a su vez, desde unaconcepción ambiental. Cada país o grupo de países se aborda en dos gran-des apartados, concebido el primero como «los fundamentos», que se refie-re a los rasgos físicos, y el segundo como «ocupación»; o, en otros casos,como «El medio físico» y «El hombre y sus actividades». Un dualismo bási-co que responde a una concepción esencial que hace de la geografía una dis-ciplina de las «interrelaciones entre las gentes y sus hábitats» (Broek, 1966).Aunque los nuevos enfoques culturales destacan el protagonismo de la cul-tura en esas relaciones, la concepción fundamental permanece sin cambio.

Se trata de una geografía descriptiva, en la que adquiere un gran pesola geografía de países por grandes áreas (James, 1966). Las monografías ylas síntesis regionales dedicadas a países y a grandes áreas culturales dis-tinguen la producción regional de Estados Unidos con notables represen-tantes, como P. James, un prestigioso geógrafo especializado en AméricaLatina y portaestandarte de la concepción regionalista norteamericana.

Un tipo de geografía regional reivindicado desde la perspectiva de que«siempre habrá un lugar para un grupo de geógrafos que están preparadospara adoptar otras tierras, compartir otras culturas, adquirir una compren-sión especializada sobre ellas» (Mead, 1980). El geógrafo británico se hacíaeco de la actitud y de los planteamientos de los geógrafos regionalistas nor-teamericanos.

Esta orientación sirvió de justificación a la geografía regional norte-americana, en la medida en que se considera que siempre será necesaria laexistencia de un conocimiento especializado en los demás países. Se rei-vindica la geografía regional como un área de expertos «en la interpretaciónde fenómenos y acontecimientos en los países extranjeros». Una geografía depaíses que responde al «síndrome de otros lugares», que, «quizás, nunca de-bió llamarse geografía regional» (Mead, 1980).

A pesar de las diferencias con la geografía regional europea, la geo-grafía regional norteamericana comparte una concepción equivalente. A unoy otro lado del Atlántico se considera a la geografía como una disciplina dela diferenciación de la superficie terrestre en áreas distintas que presentanrasgos uniformes. La quiebra de esta geografía regional se produce en am-bas orillas, aunque por razones diferentes. De modo paradójico, es en Es-tados Unidos donde aparece con mayor evidencia, en el marco de un debateen el que se ponen en entredicho los fundamentos epistemológicos de lageografía regional y se reivindica una geografía de carácter general.

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LAS CULTURAS DEL ESPACIO, LAS CULTURAS GEOGRÁFICAS

4752. El declive de la geografía regional

La geografía regional inicia su declive tras la segunda guerra mundial,efecto de un doble proceso: las insuficiencias metodológicas y conceptua-les, que habían conducido a los estudios regionales a una situación difícil,que denunciaban los propios geógrafos regionalistas (Le Lannou, 1948); lascríticas epistemológicas que se multiplican desde postulados neopositivis-tas, que ponen de manifiesto la fragilidad e inconsistencia de los postula-dos críticos del regionalismo y de la geografía del paisaje.

La impotencia de los planteamientos regionalistas se advierte en lapropia actitud de los geógrafos de esta corriente o formación. Son cons-cientes de que el trabajo regional se resuelve como una amalgama o yuxta-posición de estudios generales y que la síntesis geográfica se reduce a unasimple receta narrativa.

La síntesis geográfica regional, en la mayoría de los casos, no era sinouna sucesión de capítulos inconexos: la desacreditada obra à tiroirs, quedenunciaban los propios geógrafos, resultado de «la yuxtaposición artifi-cial de dos géneros de investigación», como «un simple inventario queanotaba todos los hechos físicos y humanos... sin tratar de enlazarlos en-tre sí» (Le Lannou, 1948).

Las insuficiencias metodológicas de la geografía regional afectabantambién a la capacidad operativa de la disciplina. La posibilidad de es-tablecer límites precisos a las unidades de paisaje, fuera de los simplesespacios comarcales, se desvanecía. Por otra parte, la concepción paisa-jística resultaba impotente frente a las realidades del mundo industrial yurbano.

La inseguridad y el escepticismo condujeron a la puesta en entredi-cho de la región como concepto geográfico válido y a su negación pura ysimple. El escepticismo nihilista se perfilaba en la posición de geógrafoscomo J. Beaujeu-Garnier y P. George. Para la primera, cuando intentabaseparar los cometidos de geógrafos y economistas en el trabajo regional,al tiempo que ponía en duda la utilidad del concepto de región (Beaujeu-Garnier, 1971). Aparece en la actitud de P. George, respecto de un con-cepto de región que no permitía delimitaciones precisas, que resultaba seruna realidad cambiante, lo que le invalidaba para la intervención activa(George, 1966).

Los intentos de adaptación y renovación de la concepción regionalis-ta, atrincherada en la consideración del espacio regional como una reali-dad física e histórica inmutable, como un objeto identificable, caracteriza-do por la unidad de paisaje, resultaban vanos a la hora de hacer de la geo-grafía una disciplina activa, capaz de responder a las demandas sociales.

Esta incapacidad de la concepción regionalista y la conciencia de quela región-paisaje de raíz naturalista, definida por la homogeneidad, y ca-racterizada por la permanencia histórica, que le otorgaba su perfil de reali-dad inmutable y su persistencia, llevó a los geógrafos al escepticismo. El«estallido» de la región-paisaje la dejaba reducida a simple mito de la geo-grafía moderna (Reynaud, 1974).

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OBJETO Y PRÁCTICAS DE LA GEOGRAFÍA

La geografía regional se encontraba enfrentada a numerosos proble-mas que afectaban a la práctica de la misma. A la práctica social, como unadisciplina aplicable o activa, y a la práctica académica. Lo resaltaba un au-tor norteamericano, al sintetizar y apuntar lo que él consideraba los seisproblemas básicos de la geografía regional, desde el punto de vista de su me-todología: « 1. La imposibilidad lógica de articular una descripción regionalcompleta en forma verbal. 2. El limitado caudal de innovación posible. 3.El problema de identificación de las propias regiones. 4. El problema de laescala de la presentación. 5. La multiplicación del material. 6. El problemade la diferenciación regional» (Paterson, 1974).

Las dificultades internas se vieron agravadas por la crítica exterior.Los geógrafos analíticos inician un proceso de desmantelamiento de lossupuestos teóricos y metodológicos de la concepción regionalista. Poníande manifiesto la filosofía subyacente, su carácter acientífico, la inconsis-tencia de su metodología, el fundamento irracional de sus postulados(Schaeffer, 1953). Atacando la concepción regionalista en su versión ame-ricana, que era una aplicación de la concepción de A. Hettner, agrietaba,de hecho, al conjunto de la geografía regionalista, y a la propia geografíaregional.

La crítica analítica negaba, al estudio regional, entidad científica, y de-nunciaba el sedicente método regional o síntesis. La región quedaba rele-gada, en el mejor de los casos, a simple caso de estudio, en orden a apor-tar la información individualizada susceptible de posterior generalización.Se reclamaba, por tanto, el carácter preferente de la geografía general comodisciplina capaz de aplicar el método científico, de llegar al enunciado deleyes a través de la inducción o inferencia. La debilidad interna facilitó eldescrédito exterior.

La quiebra epistemológica y social de la geografía regional como dis-ciplina se trasladó de forma progresiva desde Estados Unidos a Europa, ydesde los países de tradición positivista a los de mayor asiento del irracio-nalismo vitalista, como Alemania y Francia. Se produjo un sistemáticoabandono de los estudios regionales.

La geografía regional, la geografía de las regiones, como tal, desapare-ce, aunque con ritmo desigual. Las monografías regionales dejan de ser unobjeto de investigación, en España, en el decenio de 1970. En 1968 se ela-boraba y publicaba la última Geografía regional de España concebida deacuerdo con los patrones clásicos. La geografía regional se acantonará enla geografía de países, como una geografía descriptiva.

Situación que conducirá, en la búsqueda de remedios, a inspirarse enlos enfoques de los economistas, interesados por la dimensión espacial de losprocesos económicos. En relación con los enfoques económicos se elaborannuevas propuestas alternativas que tendrán una notable influencia en el de-sarrollo de los estudios regionales y, por extensión, en la geografía regional.Por una parte, acelerando su descomposición y arrinconamiento como unadisciplina inadaptada al mundo moderno, en cuanto asentada en un con-cepto de región impropio de éste; por otra, induciendo nuevas alternativasteóricas v metodológicas regionales en el marco de la geografìa .

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El punto de partida es la aparición de una rama económica orientadaal análisis de las desigualdades espaciales. Se trata de la ciencia regional oanálisis regional. La Regional Science representa la alternativa científica, deinspiración analítica.

3. La alternativa económica: el análisis regional

Las nuevas propuestas regionales se vinculan con la aparición de la di-mensión regional en el marco del análisis económico. Este proceso de apa-riencia contradictoria enriquece y diversifica el entendimiento teórico de laregión y la metodología regional. Se produce al margen de la geografía re-gional; surge en el marco de la economía y se desarrolla en la geografíaeconómica de inspiración analítica.

La economía posterior a la segunda guerra mundial se caracterizapor el creciente interés por las diferencias en el desarrollo económico, aescala planetaria y en el marco territorial del Estado. Se interesó tambiénpor las reglas que rigen las relaciones económicas de mercado en elespacio, desde la perspectiva de la localización y distribución de los cen-tros productivos y de servicios, y desde la consideración de la estructuraespacial en que se ordenan los distintos centros económicos. El descu-brimiento de autores como Von Thünen y Christaler, por ejemplo, y la re-valorización de sus obras, es un efecto de las nuevas preocupaciones dela disciplina económica.

3.1. EL ANÁLISIS REGIONAL Y LA CIENCIA REGIONAL

Se trataba, en primer término, del desarrollo de un marco regionaleconómico acorde con los postulados de la Economía positiva, orientado aabordar las dimensiones espaciales de los fenómenos económicos, tal ycomo se formula en la Regional Science (Isard, 1956). Se trata de indagaren el efecto de la distancia sobre los procesos económicos del mercado, en-tre productores y consumidores. Se aborda desde una perspectiva analíti-ca y desde los presupuestos de la economía moderna.

Tiene un carácter funcionalista, fundada sobre la hipótesis del Homooeconomicus. Es decir, parte de la consideración de un agente social abs-tracto, cuyas decisiones económicas se suponen dirigidas por el interéspropio. Se presupone que están basadas en la disposición de una infor-mación completa sobre las condiciones de su decisión. Se considera quetales decisiones están fundadas en una elección racional.

Individuos o empresas, como agentes económicos, constituyen la refe-rencia de los postulados teóricos de la nueva economía. Ésta se preocupapor las reglas o leyes que determinan las conductas de tales agentes en elespacio. Busca establecer las consecuencias que tales conductas tienen enla organización del espacio económico. Este marco teórico permite abordarno sólo el entendimiento de esas conductas económicas sino también la in-

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OBJETO Y PRÁCTICAS DE LA GEOGRAFÍA

tervención correctora de posibles efectos indeseados y la planificación ra-cional de la actividad económica.

El análisis económico, como un instrumento de desarrollo y de equi-librio entre las distintas áreas de un país y entre los diversos países, des-cubre la necesidad objetiva que se le presenta a la economía neoclásicade tomar en consideración una variable no atendida, la del espacio, sibien se reduzca su comprensión a las variables aludidas antes de distan-cia y suelo.

Esta economía se orientó hacia los fenómenos económicos en el espa-cio, desde las reglas de la localización productiva a las de la organizaciónespacial de la distribución de bienes y servicios. Se desarrolla en los paísesanglosajones, sobre una herencia que arraiga en la Alemania anterior a laguerra mundial y, con particular intensidad, en Estados Unidos (Nijkamp yWrigley, 1984). A mediados del decenio de 1950 cristaliza como una disci-plina específica dentro de la Economía, denominada Regional Science (Cien-cia regional). La ciencia regional, como la economía regional, se interesanpor estas dimensiones espaciales de las relaciones económicas, desde pre-supuestos teóricos y metodológicos de carácter analítico. La «ciencia regio-nal se orienta a la representación matemática y a los análisis de relacioneseconómicas y espaciales» (Mead, 1980).

Es una disciplina teórica, caracterizada por la puesta a punto y el de-sarrollo de un complejo y rico conjunto de instrumentos de análisis de lasvariables económicas en función de la distancia y por el alto grado de for-malización de estos instrumentos. La cuantificación, el tratamiento mate-mático sistemático y el diseño de modelos teóricos de comportamiento es-pacial constituyen rasgos distintivos de la Regional Science. El desarrollo deeste complejo instrumental metodológico, la puesta a punto de técnicasde cálculo matemático cada vez más sofisticadas, para abordar los diversosfenómenos del análisis regional, aparece como la principal aportación deesta disciplina (Nijkamp, 1986).

El espacio que los economistas consideran es un espacio matemático,una dimensión vinculada con la distancia, respecto del cual es posible es-tablecer o indagar los comportamientos económicos de los agentes indivi-duales y sus consecuencias espaciales, de acuerdo con las leyes del merca-do. Se trata de un espacio teórico, un espacio isótropo, isomorfo, desligadode cualquier rasgo físico o natural. En este contexto, el concepto de regiónadquiere una nueva significación.

3.2. REGIÓN BANAL Y REGIÓN ECONÓMICA

El espacio regional de los economistas de la Regional Science -esdecir, la región económica- tiene un alcance relativo y teórico. Relativoporque se define de acuerdo con los objetivos de la observación o de losfenómenos económicos y sociales indagados. Es un concepto instrumen-tal. La región de los economistas carece de entidad sustantiva u objetiva:es una herramienta.

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La región económica o espacio regional de la ciencia regional repre-senta una categoría circunstancial u operativa. Identifica el área de exten-sión de un determinado elemento económico o de un conjunto de variablesdeterminadas previamente, establecida en función de los objetivos circuns-tanciales del investigador.

Existen, por consiguiente, tantos espacios económicos como investiga-ciones, tantas regiones como variables se manejen. «Tantas regiones comomotivos para estudiarlas», decía un economista francés, para ilustrarlo (Ra-llet, 1988). La región sólo identifica este área de extensión o este espacio derelaciones económicas.

Los mismos geógrafos regionalistas aceptaban esta derivación: «reco-nocemos actualmente que las regiones no son entidades existentes sinoconstrucciones mentales, de acuerdo con la asociación de caracteres pre-viamente seleccionados» (Broek, 1966). La región quedaba reducida a sim-ple área homogénea, según la cuestión considerada.

El espacio regional de los economistas de la Regional Science, la regióneconómica, se separa de la región geográfica como concepto. La región delos geógrafos, el espacio físico que en la geografía regionalista se identificacomo una unidad de la superficie terrestre. Desde la perspectiva económi-ca de la ciencia regional se identifica con el sustrato físico, o territorial, con-siderada como la región banal. Es decir, como una variable no significativaen los procesos económicos.

La región económica se deslinda así de la región geográfica. Ésta re-presenta, para los economistas, el espacio banal, el simple sustrato físicomás o menos modificado; aquélla identifica el sistema de flujos y relacio-nes entre agentes económicos, un campo intangible sin proyección física,pero significativo. Su carácter operativo, instrumental, hace posible asig-narle límites arbitrarios e independientes de sus caracteres materiales.

De ahí su prolongación en lo que se llamará región programa, es de-cir, el espacio acotado para el desarrollo de determinadas acciones plani-ficadoras, cuyos límites dependerán en exclusividad de los objetivos esta-blecidos, un espacio regional propio de la acción político-territorial. Frentea la región geográfica, o banal, carente de interés y pertinencia operativa,se configuran los conceptos de región económica y región programa( Dziewonski, 1967). La primera como el espacio del análisis económico;la segunda como el espacio de la intervención económica sobre el terri-torio. Se trataba de una recuperación de la noción de región y de la apli-cación de la misma al análisis económico por un lado y a la acción delEstado por otro.

El análisis regional se presentó como alternativa a la geografía re-gional, en lo que afecta al método o métodos y en la concepción regio-nal, desde mediados del decenio de 1950. Dos caracteres distinguen lanueva orientación, respecto de la geografía regional. La región deja de te-ner la consideración de una entidad existente y queda reducida a la ca-tegoría de instrumento o herramienta. El espacio regional se contempla-ba desde una perspectiva funcional, económica y de intervención sobre elterritorio.

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espacial, de carácter funcional. Este entorno sobrepasa la dimensión de la ciu-dad y afecta a un amplio espacio, lo que le otorga una dimensión regional.

Se trata de un espacio regional vinculado a la presencia urbana y al de-sarrollo urbano moderno. La dinámica social de los países industrializadoseuropeos mostraba, en la primera mitad del siglo XX y, sobre todo, tras lasegunda guerra mundial, la estrecha relación entre proceso urbano y orga-nización del espacio, y el papel dominante del primero sobre el segundo. Esdecir, la capacidad organizadora de la ciudad.

Los procesos de crecimiento económico y desarrollo urbano en la Eu-ropa de la posguerra ponen de manifiesto la aparición de fenómenos espa-ciales ya apuntados en Estados Unidos en el primer tercio del siglo: la cons-titución de áreas funcionales vinculadas con la expansión de los grandescentros urbanos en los países industriales.

El dinamismo de éstos provoca un efecto estimulante en un entorno deradio creciente que opera en relación con la ciudad central. Las demandasurbanas de muy diverso signo, por una parte, y el aprovechamiento de lasventajas que su proximidad ofrece, por otra, inducen la creación de un es-pacio articulado y coherente. Es la región urbana o región funcional.

«Analizar el papel representado por los distintos núcleos urbanos...verdaderos centros canalizadores de la actividad y organización humanas,al servicio de un área tributaria circundante», constituye un objetivo quedefine la concepción básica de lo que conocemos como regiones urbanas ofuncionales (Dickinson, 1952). Como el propio autor resaltaba, los vínculosestablecidos en torno a la ciudad adquieren tal fuerza que generan «unaunidad social natural»; términos sin duda relacionados con la perspectivaecológica o de morfología social, que el autor compartía.

La propia obra de Dickinson muestra que es la práctica social dinámi-ca de la primera mitad del siglo, sobre todo en Estados Unidos, la que hainducido e impuesto una nueva perspectiva de las relaciones entre la ciu-dad moderna y su entorno. En este tipo de construcción regional, ni el me-dio físico ni el paisaje tienen significación; la homogeneidad de rasgos noes un atributo necesario ni, en muchos casos, presente.

4.1. CIUDAD Y REGIÓN

La personalidad regional no proviene de la uniformidad paisajística,sino de la coherencia interna fruto de las relaciones que se establecen en-tre las diversas partes del conjunto. En muchos casos, esta construcción ca-balga sobre medios naturales contrapuestos y agrupa paisajes heterogéneosque han sido incorporados al sistema urbano. En ella tenemos una exce-lente muestra de la dimensión regional que adquieren los problemas socia-les, en una sorprendente confluencia de cuestiones políticas, administrati-vas, planificadoras, económicas, sociales, entre otras, en la escala regional.La región se convierte en una representación social relevante.

La elaboración de este concepto de región urbana o funcional en la geo-grafía se alargará hasta la década de 1960. Un retraso que se puede acha-

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car, por un lado, a que el peso de la concepción naturalista regional era de-masiado intenso. Es probable que, como Dickinson apuntaba, tales preocu-paciones innovadoras estuvieran muy poco desarrolladas en Gran Bretaña.En cualquier caso, el fértil concepto de región urbana, desarrollado por lossociólogos norteamericanos con anterioridad a la segunda guerra mundial,no se afincará en la geografía hasta mucho más tarde. La influencia de loseconomistas y la hegemonía del neopositivismo contribuyeron a consolidaresta aproximación regional desde la geografía económica y urbana.

Desde finales de la década de 1950, la configuración de una región fun-cional se maneja como complemento a la región fisonómica o región-pai-saje, bajo la influencia de la región económica de la regional science. Se con-vierte, en la década de 1960 y 1970, en la concepción regional alternativaque los geógrafos manejan respecto de la tradicional.

Frente a la uniformidad -no negada en principio- como factor decaracterización regional, pero atribuida a la región histórica, la cohesiónfuncional. Ésta procede de los flujos establecidos entre el centro urbano ysus áreas inmediatas. Resultan de las distintas fuerzas que organizan las re-laciones en el espacio, propia de las modernas sociedades urbanas, segúnse resaltaba en un trabajo decisivo en la formulación del nuevo concepto deespacio regional, alternativo a la región paisaje (Juillard, 1962). La ciudadse convierte en el corazón de la organización regional.

El enfoque que domina esta alternativa regionalista es el funcionalis-mo. Son las funciones urbanas las que dan origen a un espacio organizadoen su entorno, de mayor o menor radio, de acuerdo con sus dimensiones ydinamismo. La ciudad se concibe como un núcleo organizador a escalaregional, como un polo. El efecto polarizador del centro urbano se mani-fiesta en el orden económico en general y en el industrial en especial, y setraduce en la aparición de relaciones o vínculos entre el área urbana y suentorno, vínculos que se manifiestan también como lazos de orden social,administrativo, cultural.

Para estos geógrafos funcionalistas, la geografía regional se confundecon la geografía urbana: «¿Se puede concebir hoy una geografía regionalque no sea, ante todo, una geografía urbana?» (Compagna, 1968). Una pos-tura compartida, con similar tono radical, por B. Kayser: «Una región es...un espacio limitado, inscrito en un marco natural dado, que responde a trescaracterísticas esenciales: los vínculos entre sus habitantes, su organizaciónen torno a un centro con cierta autonomía, y su integración funcional enuna economía global.»

La formulación más radical reduce el carácter de región a los espaciosfuncionales organizados en torno a un centro urbano. Se corresponde conla región que había analizado J. Labasse, años antes (Labasse, 1955). Res-pecto de la región uniforme o geográfica, tradicional, la región funcionalaparecía como una alternativa geográfica, adaptada a las nuevas realidadesdel mundo moderno. Pero convertía la región en un fenómeno casi exclusi-vo del mundo desarrollado. Perspectiva dogmática y estrecha de la concep-ción regional, flanco principal de las críticas posteriores a esta formulación(Brunet, Ferras y Théry, 1993). El juicio reciente, de sus más significados

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483representantes de entonces, no deja lugar a dudas al respecto. Denuncianahora desde la banalidad del discurso a «la influencia nefasta de los eco-nomistas polarizadores» (Kayser, 1984); así como el profundo formalismoque deriva de esa impregnación economicista, del que renegaba, veinte añosmás tarde, este geógrafo.

La región funcional responde al modelo económico de la ciencia re-gional, aunque la formación y perspectiva geográfica incorporan a las rela-ciones puramente económicas del funcionalismo, el sustrato físico y las re-laciones de identidad social. Visión funcionalista que se complementa conla consideración estructural del espacio funcional urbano o regional. Secontempla como un área organizada, coherente, jerarquizada, como una es-tructura territorial, cuyos distintos componentes, físicos, económicos, so-ciales, se integran en una malla o sistema de relaciones y dependencias decarácter funcional. Prefiguraba la concepción regional que surge de la apli-cación de la teoría de sistemas a la región.

4.2. LA REGIÓN SISTÉMICA

El enfoque sistémico, de acuerdo con las propuestas de la teoría gene-ral de sistemas, incorporado a la geografía regional, estimuló esta interpre-tación estructural, pero le incorpora una dimensión dinámica. La región seconcibe y conceptúa como un sistema regulado por los flujos materiales-de bienes, de personas-, e inmateriales -de información-, dentro delos propios límites regionales y con el exterior, según se formulaba en lageografía francesa, en especial por R. Brunet.

La incorporación del enfoque sistémico permitió abordar el espaciofuncional como un complejo, como un sistema territorial, dinámico, debase estructuralista. El sistema evoluciona de acuerdo a los condiciona-mientos internos y externos, a las influencias recíprocas, en que intervienentanto componentes físicos como sociales. El geosistema regional permite in-corporar los instrumentos cuantificadores y teóricos de la Regional Science.

El enfoque sistémico permitió vincular la geografía económica analíticay la geografía regional renovada, funcionalista. Por otra parte, tanto unacomo otra se fundamentan en una interpretación económica y reductora delespacio. Son las funciones económicas las que determinan la organización re-gional. El peso de los factores económicos, más acomodados a la medida y,por consiguiente, al recurso de métodos cuantitativos y al empleo de técnicasde análisis matemáticas, distingue estos enfoques de carácter funcional.

La concepción estructural de la región equipara ésta a un espacio realorganizado y diferenciado respecto de las áreas inmediatas por la especí-fica conformación material de dicho espacio como consecuencia del tra-bajo humano. Se trata de estructuras o sistemas regionales, que integranel conjunto de elementos que intervienen en dicho espacio: recursos físi-cos, fuerza de trabajo, capital, información, en un complejo dinámico,cambiante, que opera a una determinada escala y que aparece inserto enun sistema superior de escala distinta. La dinámica regional depende de

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la ubicación en este sistema superior, vinculado con la división interna-cional del trabajo (Brunet, 1972).

Constituye un esfuerzo de elaboración teórica del espacio regionaldesde postulados estructuralistas y sistémicos, que ponen de manifiestoinfluencias marxistas, pero que introduce también otras filosofías; co-rresponde, en lo esencial, con la línea desarrollada por R. Brunet a lo lar-go de treinta años. Y representa un esfuerzo de conceptuación y de sis-tematización que haga compatible la definición de un espacio regionalobjetivo y singular -la región- con el análisis científico y general de lasestructuras regionales, susceptible de expresarse en regularidades y pro-cesos generales.

El tiempo no se paró para la región funcional, envejecida en sus fun-damentos de carácter funcionalista y en su visión formalista de la realidad,alejada de las dimensiones sociopolíticas de la misma. El desarrollo teóricoy las propuestas estructurales o sistémicas más elaboradas representan elintento de superar la dimensión funcional y económica. La evolución pos-terior de estos esfuerzos indica, por un lado, el abandono conceptual de laregión y por otra la reducción del espacio regional al territorio político. Unobjetivo que, de alguna manera, se manifiesta en las propuestas surgidas enel último cuarto de siglo.

Lo que caracteriza esta evolución posterior no es tanto la reflexión des-de la geografía regional o su renovación como disciplina específica, sinomás bien la preocupación e interés por los espacios regionales y locales, porlos territorios, por las realidades geográficas asociadas con estas escalas delespacio geográfico. Esta reflexión regional, en el último cuarto de siglo, seproduce desde perspectivas muy diversas.

Se plantea en el marco de una elaboración renovada de la teoría socialy del significado en ella de lo local y regional. Se apoya en la introducciónde nuevos presupuestos relacionados con las filosofías del comportamien-to: por un lado, desde presupuestos funcionalistas; por otro desde la reva-lorización del sujeto consciente -no racionalista-, como clave de la per-cepción del espacio. Se construye también desde el objetivo de recuperar lageografía regionalista y la región-complejo o región-paisaje. Se contempladesde la revitalización de las geografías de países. Y, por último, se abordacomo una vía para recuperar la unidad de la geografía.

5. La cuestión regional: nuevas perspectivas regionales

El fortalecimiento de una dimensión o cuestión regional, a pesar de loindefinido y confuso de sus límites, y de lo inconcreto de su contenido, haestimulado una sorprendente confluencia de esfuerzos teóricos y empíricossobre la región y sobre el concepto de lo regional. Las distintas corrientesgeográficas, con sus peculiares filosofías e ideologías subyacentes, han im-pulsado la crítica de las concepciones regionales imperantes, naturalista yfuncional. Ha impulsado la reflexión sobre el fenómeno regional desde pers-pectivas renovadas. De modo paradójico, la variedad de consideraciones so-

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bre el espacio regional no se ha producido desde la geografía regional. Porlo general se produce al margen de ésta e, incluso, desde la negación de unadisciplina regional geográfica.

La cuestión regional se consolida como un elemento de reflexión teó-rica y de renovación práctica de la geografía, desde posiciones de filosofíae ideología muy diversas. Se trata, en principio, de una reacción críticafrente a los enfoques analíticos y al pragmatismo de los mismos, a su su-bordinación metodológica, que conlleva reducir la dimensión regional a lasvariables cuantificables; y reacción frente a su neutralidad social, que su-pone, de hecho, un respaldo del poder y sus prácticas; y reacción frente asu pretensión racionalista, que deriva en tecnocracia.

La recuperación de la región y de lo local forma parte de la evoluciónreciente de la disciplina geográfica, reivindicada, además, desde supuestosteóricos muy heterogéneos. La cuestión regional presenta así un perfil so-cialmente complejo; esto es, se formula en diversos planos que empleancomo común referencia el espacio delimitado, el espacio regionalizado. Elespacio regional aparece, en los últimos decenios, como un espacio de re-ferencia social a través del cual se identifican procesos y fenómenos muydiversos, pero socialmente relevantes.

Supone una elaboración renovada del enfoque regional, sin que puedahablarse de una reconstrucción de la geografía regional como disciplina. In-dagan, ante todo, nuevas dimensiones del espacio regional o región, desdeenfoques y desde filosofías renovados. Esta crítica y las propuestas alterna-tivas se alinean, por ello, en frentes dispares, que van desde las corrientesradicales, con un matiz político, a las corrientes fenomenológicas y subjeti-vistas, que repugnan el racionalismo y la objetividad científica.

En el primer caso, el desarrollo de una reflexión regional de signo ra-dical se vincula al proceso de aparición de una nueva economía regional,que conviene separar y distinguir de la ciencia regional neoclásica. Se vincu-la con los movimientos de renovación que se producen en la disciplina eco-nómica y que dan origen a la denominada economía radical, es decir, unaeconomía política. Se puede hablar del renacimiento de la vieja economíapolítica.

5.1. ECONOMÍA POLÍTICA RADICAL Y DIMENSIÓN REGIONAL

La nueva economía política surge en Estados Unidos. Se caracterizaporque contempla lo local y lo regional. Desde la economía radical se haconstituido «un fuerte núcleo de estudios regionales». Las bases teórico-conceptuales parten de la crítica de la economía regional neoclásica impe-rante (Curbelo, Esteban y Landabaso, 1989).

Algunos rasgos esenciales distinguen esta evolución económica: recha-zo del formalismo neopositivista, del naturalismo epistemológico que sub-yace en la ciencia regional, del determinismo económico descarnado; afir-mación y valoración de nuevas dimensiones en el análisis económico re-gional, desde la sociológica a la política y ecológica; interés creciente por

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los aspectos directamente espaciales, como consecuencia de un cambio sus-tancial en la conceptuación del espacio, contemplado ahora como un com-ponente activo en los procesos de reproducción capitalista.

En el ámbito económico, las cuestiones del desarrollo y en especial losproblemas del desarrollo desigual, habían puesto de relieve las diferenciasespaciales. A escala internacional y dentro de las fronteras nacionales, esdecir, en aparente igualdad de condiciones para los distintos agentes eco-nómicos, los desequilibrios internos aparecen como un factor clave de ca-rácter discriminatorio en la distribución de la riqueza entre los ciudadanos.La cuestión del espacio aparecía como una variable del crecimiento econó-mico y como problema político. La generalización de la crisis económica enel mundo industrializado y su creciente configuración como una crisis in-dustrial han contribuido a resaltar el carácter diferenciado, en el espacio,de los fenómenos económicos.

La crisis, con su cohorte de cierre y desaparición de empresas y es-tablecimientos, de pérdida de empleo, de paro creciente, de desempleomasivo, de ruina física de instalaciones industriales, de aparición de áreasproductivas abandonadas en la minería y la actividad fabril, de genera-ción de extensos espacios en declive, pone de manifiesto el carácter dis-criminado de estos fenómenos en el espacio: se producen a una escala re-gional y local.

El descubrimiento de lo local, a través del análisis de los mercados detrabajo -de las cuencas de empleo-, conduce a una reflexión teórica cre-ciente sobre estos espacios, sobre todo en el marco de la geografía británi-ca. Lo local, lo regional, surge de la brutal evidencia de la crisis de las re-giones industriales, sus principales víctimas.

Se pone en evidencia, por una parte, el carácter de construcciones es-paciales que éstas presentan, su dimensión histórica, su ciclo temporal. Lamayoría de ellas son un producto moderno, de los siglos XVIII y XIX e inclusodel XX, como investigaban algunos trabajos geográficos significativos (Gre-gory, 1982). Por otra parte, se descubre el papel de estas escalas del espacioen la acción social, la importancia de las relaciones locales, de las institu-ciones, de los vínculos de vecindad como factores de resistencia y de adap-tación en los procesos sociales de estas áreas, en la capacidad de reacciónfrente a los mismos.

En el marco de la Geografía, en el marco de la Economía, y tambiénen el de la Sociología, los espacios regionales y locales confirmaban la na-turaleza de «producto social» que tiene el espacio, de acuerdo con laspropuestas teóricas que avanzaron sociólogos y geógrafos. Desde la nue-va Economía Política radical anglosajona y de la geografía de similarorientación se plantea la recuperación teórica y metodológica del enfoqueregional.

Se contempla como instrumento para indagar en la dimensión espacialde la división del trabajo. Traspasa la simple noción instrumental de las dis-ciplinas positivistas. Se encuentra en los antípodas de la región natural ypaisajística de los «clásicos». Caracteriza, sobre todo, los enfoques de los geó-grafos marxistas británicos, aplicados al análisis de los procesos inducidos

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por la crisis industrial en las regiones de vieja industrialización. A través deesos procesos descubren el valor geográfico de lo local, en la reorganizaciónde los mercados de trabajo.

Una recuperación de lo local, influido por la teoría de la estructuraciónde Giddens. Desde otros enfoques, lo local impregna también los nuevosplanteamientos regionales. En este caso, desde filosofías que hacen hinca-pié en lo subjetivo y en la experiencia.

5.2. LA REGIÓN SUBJETIVA: EL ESPACIO VIVIDO Y LA REPRESENTACIÓN GEOGRÁFICA

Espacio y concepto reconsiderado, también, por quienes reclaman unavuelta a lo local, vinculado con la experiencia vital, al espacio de las sensa-ciones y vivencias, que aportan un componente esencial de nuestras repre-sentaciones espaciales. La región, como espacio vivido, forma parte de esteconjunto (Fremont, 1976).

Supone una construcción o representación subjetiva de carácter colec-tivo con la que se puede identificar una comunidad y sus individuos, a tra-vés de los rasgos atribuidos a la presencia histórica de la misma, a sus pe-culiaridades culturales, en la cultura material y en la espiritual, y a su par-ticular percepción de sus paisajes. Encaja en un proceso de regionalizacióno nacionalización cultural y política en Europa. Se enmarca en un contex-to de revitalización de lo que se ha denominado culturas regionales, que ca-racteriza la evolución social y política de los últimos decenios, aunquearraiga en el siglo XIX (Petrella, 1978).

El estudio del lugar, desde la vivencia y percepción subjetivas, como es-pacio vinculado a las sensaciones, emociones y sentimientos individuales,constituye un rasgo distintivo de la geografía de los últimos decenios. La lo-calidad, lo mismo que la región, se definen como un espacio social, rela-cionado con la experiencia personal.

Es la orientación que reivindican desde las geografías humanísticasnorteamericanas, que introducen un prisma antropológico en el estudio delespacio (Tuan, 1977). Estas perspectivas dan un nuevo papel al entorno ma-terial, físico, como paisaje subjetivo. La región es concebida como un es-pacio vital, el espacio de la experiencia cotidiana, el espacio de la expe-riencia histórica, un espacio con historia, un ámbito de identidad del gru-po humano que la habita.

La región se convierte en un espacio subjetivo, que pertenece al cam-po de lo psicológico inseparable de las imágenes que cada individuo elabo-ra y comparte de su propio entorno. La imagen como idea subjetiva marcael nuevo territorio regional, de límites imprecisos, cambiantes, más próxi-ma al sentimiento que a la materialidad física. Un espacio regional que per-tenece al mundo de la conciencia.

El enfoque regional del espacio vivido y el enfoque del lugar como es-pacio de la experiencia coinciden en su filosofía fundamental. Se aprecia elinflujo de la fenomenología y el existencialismo, en su reivindicación de lasdimensiones cualitativas del espacio. Desde posiciones similares, a partir de

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postulados idealistas explícitos, se plantea el espacio como una representa-ción, como un objeto mental, como un conjunto de signos y como un len-guaje y por ello como un texto.

Se distingue por reivindicar una óptica personal, por resaltar los víncu-los subjetivos con el espacio, hasta el punto de convertir en objeto de la geo-grafía regional renovada el «comprender las relaciones de los habitantescon sus lugares» (Bailly, 1999). La geografía se asienta sobre el sujeto: «Elconocimiento en geografía regional comienza por la subjetividad», comoapunta este mismo autor.

Proclama el valor de la intuición, del mismo modo que reivindica la de-nominada geografía paralela -de poetas, escritores, periodistas, viajeros,cineastas, entre otros- y los valores geográficos que los hombres atribuyena los lugares en que viven o en que piensan.

La nueva corriente regional acepta que la regionalización representaun acto arbitrario, en el sentido de que responde a criterios particulares ycircunstanciales. En ese marco relativista propone dividir la superficie te-rrestre reconociendo las imágenes o representaciones que los habitantes tie-nen de su propio entorno, su sentimiento de pertenencia.

La nueva geografía regional arraiga en lo que los geógrafos franceseshan bautizado como geografía de las representaciones. Es decir, esquemas oimágenes individuales o colectivas del espacio o entorno, equivalentes a lapropia geografía, concebida también como una representación del espacio.Representaciones que, de acuerdo con la filosofía subjetivista subyacente,se vinculan con las vivencias individuales, con la experiencia personal, conlas imágenes compartidas de diverso origen. El núcleo de esta geografía re-gional renovada se encuentra en la atención preferente a los valores y per-cepciones sociales. Forma parte de la geografía del espacio vivido. El fun-damento de tales aproximaciones es una filosofía del sujeto que realza elpapel de las vivencias individuales. Es conforme con una concepción regio-nal que destaca los lazos sociales que hacen de la región un espacio inte-grado en un marco nacional, a partir de valores compartidos y fronterasculturales. Es la filosofía del espacio vivido.

6. La geografía regional: la recuperación descriptiva

La apertura reciente de las sociedades urbanas constituidas en los úl-timos decenios, tanto en Europa como en América del Norte hacia su en-torno más próximo y el más lejano, ha provocado un creciente interés porlos espacios locales y regionales. Es el interés por lo exótico y distinto y lapreocupación por la Naturaleza el que ha estimulado la demanda de infor-mación sobre este tipo de áreas. Se trata de los diversos conjuntos que, enlo físico o en lo cultural, sobreviven con formas más o menos arcaicas a lolargo y ancho del mundo.

Una sociedad urbana cada día más viajera ha promovido una cre-ciente demanda de literatura geográfica sobre países y territorios: desdelos propios, cuyo conocimiento se multiplica, a los exóticos. Constituye

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una demanda regional que refuerza la recuperación de un género geográ-fico de profundo arraigo y secular cultivo. La demanda social permite elresurgir de las geografías de países y la geografía de territorios, como unageografía descriptiva.

En gran medida, parte de una consideración de la geografía comomateria cultural. La obra geográfica tendría como objetivo satisfacer elinterés social por los fenómenos territoriales. La geografía regional com-parte con las parageografías de los medios de comunicación de masas uncampo que tiene más que ver con la divulgación y con la formación ele-mental -los niveles escolares no universitarios- que con la investigaciónmonográfica.

Esta perspectiva de la geografía regional como un soporte necesario enla formación del individuo constituye una de las claves aducidas en la revi-talización de la disciplina (Johnston, 1990). Se plantea desde una concepciónque no difiere de lo que ha sido el uso secular de los saberes espaciales:como una herramienta de ordenación de los espacios conocidos y de defini-ción de las imágenes convencionales -estereotipos- de los espacios desco-nocidos (exóticos).

Es lo que explica, en parte, el éxito y la proliferación en los últimos dosdecenios, de las obras de geografía regional descriptiva, es decir, las referi-das, por un lado, a países y al conjunto del mundo y, por otro, a los ámbi-tos territoriales del Estado. La eclosión de este tipo de productos se produ-ce en el decenio de 1980 (Pitié, 1987). Se prolonga en el siguiente, con laobra dirigida por R. Brunet, una Géographie Universelle, en 10 volúmenes,que viene a ser el muestrario o ilustración de los postulados geográficos delgrupo Reclus (Brunet, 1990).

En España, este efecto se ha producido en el marco de una profundarenovación territorial con la constitución de las Comunidades Autónomas.Éstas representan nuevos territorios que buscan señas de identidad históri-cas y geográficas. Un campo abonado para la recuperación de la vieja geo-grafía regional como género narrativo: las ya abundantes obras dedicadas aestos territorios, como productos específicos o dentro de obras de conjun-to, ponen en evidencia este renacimiento, en cierto modo específico de lageografía regional española (Vila, 1992).

La coyuntura autonómica, en España, indujo la reconversión de la geo-grafía regional tradicional hacia la geografía de los territorios autonómicos.Está concebida como una geografía de síntesis bibliográfica, cuyos funda-mentos conceptuales siguen siendo los tradicionales. Un tránsito sin gran-des dificultades. La geografía regional española, a pesar de las proclamascientíficas habituales en sus prolegómenos, se había limitado a las regioneshistóricas tradicionales. Para los geógrafos españoles resultaba «evidenteque en la inmensa mayoría de los casos las divisiones históricas tradicio-nales corresponden a verdaderas regiones geográficas» (Solé, 1968).

Distintas obras singulares o de conjunto han abordado cada uno delos territorios autonómicos utilizados como marcos del análisis regional.De forma complementaria, pero con mayor retraso, se produce la adecua-ción de la geografía regional de España a la nueva realidad territorial. La

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metros del medio o entorno natural (Lecoeur, 1995). 0 la denuncia de lasorientaciones o enfoques sociales que han renunciado a dar al medio físicoel papel determinante o hegemónico que ha mantenido.

El áspero debate sobre el efecto de este papel de la geomorfología enla evolución de la geografía francesa, que tuvo lugar a mediados del dece-nio de 1980, en la revista L'espace géographique, puso de relieve esta dobleconcepción de lo geográfico. Para los geógrafos de formación física, el fun-damento de la recuperación regional se encuentra en la consideración delterritorio como marco de los procesos o problemas geográficos, es decir, losque se refieren a las relaciones entre el hombre y el medio.

En el caso de los geógrafos de filosofía idealista, la reivindicación re-gional se comprende en la medida en que conciben el marco local o regio-nal como una referencia social asociada a la experiencia individual y de gru-po. El lugar proporciona el marco de identidad social, al individuo, al gru-po y a la nación. Es la perspectiva que distingue la aproximación de Entri-kin, caracterizada por una reivindicación del territorio desde esta filosofíadel sujeto y, por ello, desde un enfoque de geografía humana.

Frente a los esfuerzos de configuración de una geografía regional o derecuperación de la misma desde los postulados de la subjetividad, la viven-cia y la experiencia, que hacen de la geografía regional renovada una ramao disciplina de las identidades, de las representaciones, se produce una ten-dencia a recuperar lo local o la región, es decir, el estudio de las unidadesespaciales, pero al margen de cualquier rama o disciplina específica, es de-cir, al margen de una geografía regional.

Representa la puesta en cuestión de la geografía regional, como campoespecífico, y la propuesta de una geografía que aborda de forma dialéctica,los fenómenos o procesos generales y las configuraciones espaciales o re-gionales. La región queda reducida a su condición territorial, como ámbi-tos de ejercicio del poder político, como circunscripciones administrativas,dentro del marco del Estado.

La persistencia del enfoque regional, es decir, de la atención a las cons-trucciones a escala media, o «individuos espaciales», se inscribe, por unlado, en una geografía orientada a los procesos generales, entre los cualesestán también los que abordan la dinámica de estas unidades elementalesdel espacio. Sin embargo, rechazan el adjetivo regional. La geografía regio-nal se disuelve en la geografía. Un postulado que no es exclusivo de los geó-grafos franceses del grupo de Reclus.

La reluctancia a recomponer la geografía regional constituye un ras-go compartido entre los geógrafos, sobre todo los anglosajones, aunquese ha producido entre ellos una creciente atención por el fenómeno localy regional, contemplados como un objeto privilegiado de la geografía(Johnston, 1991).

Desde postulados que se encuentran en los antípodas de los anteriores,desde filosofías inspiradas en el marxismo, estructuralismo y la teoría de laestructuración de Giddens, la dimensión regional aparece, como hemos vis-to, en la medida en que se asocia el desarrollo desigual con la propia natu-raleza del capitalismo (Smith, 1990).

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Asimismo porque se considera el papel esencial de la coordenada es-pacio-temporal de los agentes sociales e individuales en el desarrollo de lasociedad (Massey, 1984). También desde la perspectiva de que las diferen-cias regionales y nacionales del desarrollo histórico aparecen como deter-minantes en la implantación y evolución del capitalismo moderno (Harvey,1982). Son enfoques que, sin resucitar en sentido estricto la geografía re-gional, permiten sustentar la necesidad de los enfoques regionales y la pro-pia disciplina.

Estas perspectivas coinciden en la revitalización del interés por el espa-cio delimitado, el territorio, en sus diversas escalas, y de modo muy es-pecial, en los territorios locales, regionales y nacionales. Como decía ungeógrafo, realzando esta potencialidad del lugar, «el lugar se ha convertidoen el punto esencial para comprender la interacción del mundo humano dela experiencia con el mundo físico de la existencia» (Unwin, 1995).

La consideración de la geografía regional desde los postulados de lageografía regionalista de la primera mitad del siglo XX , actualizados, cons-tituye un rasgo destacado de algunas de las propuestas de recuperación dela geografía regional. Se trata de un proceso de adaptación que tiene encuenta las elaboraciones teóricas recientes, pero que permanece fiel a lospostulados tradicionales. En su concepción básica, se plantean más la sus-titución de los esquemas formales de la geografía regional clásica que de uncambio teórico y metodológico. No es difícil identificar un lenguaje y unaconcepción de lo regional vieja de cien años, la concepción de Vidal de laBlache del lugar, con palabras de finales del siglo XX .

En consecuencia, se formulan nuevas secuencias o estructuras de análi-sis desde una concepción de la región como una simple construcción teoré-tica. De esta forma se proponen como grandes elementos de esa estructuraregional el sistema mundial, la organización espacial, la población -desde laperspectiva de las características de distribución de la misma-, estructurasocial, sistema de poblamiento, sistema de comunicaciones, naturaleza y ci-vilización. Enfoque que se sustenta en la diferenciación de áreas y en la con-sideración del esquema como «un modelo del contexto histórico del desarro-llo de la aparición y transformación regionales» (Hoekveld, 1990). Desde elsupuesto de que «la diferenciación territorial que observan los geógrafos de-pende de la selección que haga de los atributos espaciales» (Hoekveld, 1990).

La endeblez metodológica es el rasgo común de estas propuestas re-gionales, en lo que concierne al análisis de las entidades territoriales utili-zadas o reconocidas como regiones o localidades. Las propuestas más ela-boradas, que buscan incorporar la metodología regional en el marco de lateoría social, no escapan a una residual pero consistente concepción del es-pacio regional como una dialéctica de medio y sociedad -medio físico yorganización espacial- desde enfoques de reto y respuesta (Johnston,1990). Desde la perspectiva metodológica, se trata de una concepción terri-torial de la región, término que engloba, por ello, tanto al Estado nacionalcomo a la comunidad local.

Hacen del lugar y de lo local, del territorio, el espacio de una geogra-fía en la que el sujeto adquiere un protagonismo creciente. La presencia de

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los territorios y de lo local en las geografías de la posmodernidad alientatambién la vuelta a la geografía regional. La asimilación de la geografía re-gional con la identidad nacional y con el paisaje permite también la pro-puesta de recuperación como la disciplina de los espacios nacionales, el es-pacio de los pueblos (Nir, 1985).

La geografía regional aparece como el lugar adecuado de encuentro dela geografía física y humana y como la disciplina propia de lo nacional. Loque explica que en este movimiento hacia la geografía regional confluyangeógrafos de origen -en el sentido intelectual- muy diverso, desde Johns-ton a Entrikin. Todos ellos consideran o coinciden en considerar que la geo-grafía tiene su núcleo en «la naturaleza de las regiones o lugares».

Estas circunstancias constituyen el referente contradictorio del proce-so de declive del espacio regional, de la conceptuación regional en la geo-grafía y de la naturaleza de la geografía regional. En las propuestas de losdos últimos decenios conviven alternativas dispares. Algunas suponen unarecuperación de la geografía regional como disciplina y, en ciertos casos,con el perfil más tradicional. Otras significan la incorporación del enfoqueregional o territorial al análisis geográfico, sin que ello suponga la defini-ción de un campo específico, del tipo de la geografía regional. Se trata, másbien, de una «perspectiva regional» (Johnston, 1990). Como este autor for-mula, se trata más del uso de «la región en la geografía que de una geo-grafía regional».

El retorno de la geografía regional se presenta como una obligada al-ternativa para el futuro de la disciplina (Entrikin, 1991). Para algunos geó-grafos, que postulan esta necesaria vuelta a la perspectiva regional, comouna exigencia de supervivencia de la propia geografía, y como clave paraasentar el «valor de nuestra disciplina». Éste no reposa en el contenido téc-nico de la práctica geográfica sino en su dimensión educativa (Johnston,1990). La geografía y en particular la geografía regional se contemplan y va-loran, ante todo, en su papel de conformación de valores y actitudes socia-les en el marco de la escuela, en el ámbito de la enseñanza.

De modo paradójico, la aparente vitalidad de la región como conceptoy como referencia social convive con la quiebra de la geografía regionalcomo disciplina. Es uno de los interrogantes más sorprendentes de la geo-grafía contemporánea en un contexto de creciente relevancia y desarrollode los problemas regionales. Interrogante que no puede desligarse de la pro-pia naturaleza de la geografía y de los interrogantes que le afectan. No dejade ser paradójico que las cuestiones regionales, asociadas al lugar, la región,la nación surjan entre los problemas de las sociedades actuales. En el mar-co de los horizontes de la geografía, en el umbral del nuevo milenio.