opinion jun14
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31 Revista de Negocios del IEEM | Junio 201430 Revista de Negocios del IEEM | Junio 2014
Esta sEcción la auspicia indumEx EmprEsa cambiaria
La muerte y los impuestos
por CArLoS LoAizA KeeL, AbogAdo y periodiStA
Opinión
Con su proverbial ironía y
humor negro, los anglo-
sajones suelen decir que
“de la muerte, y de los impuestos
nadie escapa”. Y lo cierto es que
los impuestos son parte de la vida
del hombre desde siempre. O al
menos, sostienen los historiado-
res, desde ese instante mítico
en el que alguien convenció a
otras personas de que debían
recolectar frutas o cazar para
mantenerle con vida. El chamán,
por su especial vínculo con la
divinidad, en las sociedades más
primitivas, o el Estado, por su
representatividad democrática,
en las sociedades más avanzadas:
la cuestión es que alguien esté
legitimado para extraer recursos
económicos de otros, valiéndose
para ello de una justificación
metafísica, moral o política. Un
fenómeno pleno de contradic-
ción, germen propiciatorio de las
grandes revoluciones políticas en
la historia de la humanidad.
Pues si los impuestos siempre
fueron importantes, los últimos
años han dejado en evidencia su
rol preponderante en la agenda
político-económica del mundo.
Desde que la Gran Crisis azotó el
globo en 2008, los impuestos han
sido parte del discurso central de
las naciones desarrolladas en foros
como el G8 y el G20. Si bien es
cierto que hasta ese momento,
Estados Unidos y la Unión Europea
habían ya trabajado en la lucha
contra planificación fiscal agresiva,
nunca lo habían hecho de forma
tan sistémica, ágil y concentrada.
En el nuevo escenario, la Organi-
zación para la Cooperación y el
Desarrollo Económicos (OCDE)
actuó como institución técnica
por mandato explícito del G20,
desplegando un duro proceso de
auditoría, el llamado peer review,
sobre los países bajo sospecha. A
través del escarnio público o siste-
ma del name and shame, este pro-
ceso ha sido capaz de imponer de
forma coercitiva a muchos países,
Uruguay entre ellos, una serie de
relevantes reformas para cumplir
con las mejores prácticas en ma-
teria tributación internacional. Y
la historia está lejos de terminar.
Las exigencias de la OCDE han
ido en aumento, tanto como para
que muchos analistas ya refieran
al target móvil, cuyo cumplimiento
se va alejando como si fuera un
espejismo. El futuro depara nue-
vos desafíos, como la normativa
FATCA o el proyecto BEPS, de la
propia OCDE.
¿Ha impactado o impacta esto so-
bre las empresas y sus decisiones
de negocio? Por supuesto que sí,
y lo hará cada día más. Los tiem-
pos de crisis son especialmente
exigentes, como bien sabemos, y
los CEO han comenzado a expe-
rimentar una gran tensión entre
dos intereses contrapuestos:
primero, reducir costos fiscales,
para mejorar la rentabilidad de
la empresa y dar mayor valor a la
propiedad; y segundo, evitar con
ello un alto riesgo reputacional.
No olvidemos que, a partir de la
última crisis, el manejo del tema
tributario ha sido considerado
clave por la opinión pública, como
dejaron claro los escándalos de
Google o Apple.
Frente a esta realidad política y
social, los gestores y empresarios
han comenzado a considerar el
tema tributario como clave en la
agenda. Taxes in the boardrooms,
se escucha cada vez con más asi-
duidad en el mundo desarrollado.
Es que los impuestos han llegado
para quedarse a los directorios
de las empresas, y con ello ha
nacido un nuevo concepto, que
será definitorio en los próximos
años: Tax Governance, o Buen
Gobierno Fiscal.
¿Por qué cumplir con reglas de
Buen Gobierno Fiscal se ha tor-
nado aspecto clave en la toma
de decisiones empresariales?
Primero, por las ya descritas razo-
nes reputacionales. No es casual
que, según una encuesta mundial
llevada a cabo este mismo año,
el 76 % de los top managers
encuestados sostengan al día de
hoy que exponerse en temas fis-
cales tiene impacto reputacional
negativo, mientras que el 70 %
considera el tema fiscal como
central en la agenda de gestión
de una empresa .
Pero no solo se trata de buena
fama. De acuerdo con las tenden-
cias mundiales, los directores de
empresa negligentes en aspectos
fiscales pueden verse sometidos a
sanciones administrativas, civiles y
hasta penales muy significativas,
y en algunos países del mundo
se han comenzado a ensayar
sistemas por los que las empre-
sas pueden eximirse de culpa
o acogerse a amnistías fiscales
apuntando con el dedo a sus
managers y asesores.
¿Significa esto que ya no es
posible realizar una planificación
fiscal óptima, o que las empresas
deberán siempre colocarse en el
peor escenario tributario para
sentirse a salvo?
No necesariamente. Pero sí que
el tratamiento de los aspectos
fiscales debe ser cauto, oportuno
y bien fundado. Para ello, es pre-
ciso conocer en profundidad una
normativa cada día más compleja
y sofisticada, y procurar que las
decisiones nunca tengan un pro-
pósito estrictamente fiscal, sino
un business purpose, esto es, que
exista una racionalidad comercial
y que la estructura o esquema
de negocios que se escoja tenga
“sustancia”.
Un ejemplo muy simple sirve para
comprenderlo: hace ya algunos
años, tuve la fortuna de trabajar
en Europa para uno de los grupos
textiles más grandes del mundo.
Sus ganancias estaban dispersas
por todas las jurisdicciones en las
que vendía al por menor sus pro-
ductos, soportando altas cargas
tributarias en cada uno de esos
países. Claro que la empresa nunca
había advertido que su key value
driver o factor generador de valor
se encontraba predominantemen-
te en el diseño de sus prendas y
de sus tiendas, que desarrollaba
de forma dispersa en los distintos
países donde estaban sus tiendas.
Así fue que se recomendó instalar
un centro de diseño en toda regla
en un Cantón suizo, concentrando
allí todas las funciones y cerrando
un tax ruling favorable con dicho
Cantón. De esta forma, a partir
de una estructura de negocios
genuina, se logró que parte de
las ganancias de las tiendas se
trasladaran a la jurisdicción suiza,
reduciendo la carga fiscal global
del Grupo.
¿Está esto muy lejos de la realidad
de la realidad de nuestro país?
Para nada. Uruguay ha debido con-
verger con los estándares fiscales
de la OCDE y, con el actual y futuro
contexto mundial, no tendrá más
opciones que seguir haciéndolo .
Ello supone que las empresas y
sus gerentes deban lidiar todos
los días con normativas fiscales
complejas, de origen doméstico
e internacional, en materia de
precios de transferencia, estableci-
miento permanente o retenciones,
entre otras, lo que tiene singular
incidencia en operaciones de gran
relevancia para nuestro país, como
son las que involucran zonas fran-
cas, franquicias aduaneras, trading
o logística. Y, por si fuera poco,
todo esto con una Administración
Tributaria moderna, proactiva e
interconectada con otros fiscos.
Buenos motivos para prestar
atención.
1. Taxand Global Survey 2014.2. El punto es que lo haga con inteligencia, y aprovechando las externalidades positivas de un proceso de convergencia a estándares internacionales avanzados en áreas que van mucho más allá de lo tributario, como lo hizo Chile en su proceso de ingreso a la OCDE. Así lo hemos defendido en LOAIZA KEEL, “Ser o no ser: Uruguay y su camino hacia la OCDE”, Universidad de Montevideo, 2013.
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