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La novela relata el Concón de los años '60, tiempos en los cuales el desafío mayor de Chile era la Reforma Agraria. Este libro da cuenta de esta temática plasmada en un grupo de amigos en un contexo sociopolítico de los más fértiles en la historia del país.

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ENTRE CONCON Y LA LIGUAEN LOS TIEMPOS DE LA REFORMA AGRARIA

FRANCISCO ACEVEDO TORO CONCON, CHILE, NOVIEMBRE 2011.-

Inscripcin en Registro de Propiedad Intelectual N 201.772CENTRO CULTURAL LIWEN CONCON

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PRESENTACION La novela corta que ustedes van a leer es en parte un producto literario, pero tambin en buena medida un testimonio histrico de la dcada ms agitada y de mayores cambios en la historia chilena del siglo XX, que transcurre entre 1964 y 1973. All se sita el ncleo central de la trama de este libro, que luego tiene complementos en el largo periodo de la dictadura de Pinochet y, sobre todo, en sus tiempos finales, durante la realizacin del Plebiscito de 1988 y el regreso a la democracia. Para hacer la caracterizacin de esta decisiva etapa histrica de nuestro pas, el Dr. Francisco Acevedo cuenta con todos los ttulos, pues fue un protagonista de primera fila de esta y en muchos acontecimientos, un actor activo y comprometido. Varios de los analistas de nuestra historia ms reciente han concluido que: Chile hizo un mal siglo XX. Tal juicio se funda en que nos constituimos, al decir inolvidable de Anbal Pinto, en un caso de desarrollo frustrado. Mientras que en las dcadas siguientes al trmino de la Guerra del Pacfico pareci que podamos alcanzar un lugar en el pequeo crculo de los pases desarrollados, el trascurrir del tiempo fue alejando esa posibilidad y abriendo, en cambio, cursos de estancamiento y retroceso productivo. Como contra partida, Chile se convirti en un pas interesante desde el punto de vista poltico, al lograr simultneamente un perfil mesocrtico y un desarrollo gradual de las organizaciones populares. Al trascurrir el siglo pasado, crecieron los partidos que representaban a la clase mediael Partido Radical, primero, y la Democracia Cristiana despuspero tambin se fueron desarrollando movimientos sociales cada vez ms representativos en el mbito del movimiento obrero y la actividad sindical; del movimiento campesino y de las federaciones de estudiantes universitarios. Una vida democrtica y el ascenso de las fuerzas de izquierda parecan contrarrestar as las frustraciones de la contraccin econmica, el alza

2 constante de la inflacin y la extrema dependencia de la mera exportacin de materias primas agotables. Todo ello fue creando el escenario que facilit la tentativa de implantacin de La Va Chilena al Socialismo. Esto, sin embargo, en lugar de ser la primera fase de la recuperacin nacional, acab en dramticos enfrentamientos internos y en la implantacin de la brutal dictadura de Augusto Pinochet. As, pese a que al final del siglo XX, la democracia y los derechos bsicos se restablecieron, el balance del conjunto de pas result dominado por las tonalidades ms grises. Pero, como el relato de Francisco Acevedo lo muestra con gran fuerza, los datos negativos de las tendencias de la historia no siempre coinciden con la riqueza de las vidas de sus protagonistas. Y, en este sentido, la dcada de los grandes cambios fue para quienes la vivieron un tiempo de grandes sueos y compromisos, en que ellos tuvieron la sensacin de estar avanzando con certeza hacia un pas mejor yen la utopa de los ms comprometidoshacia una nueva sociedad. Tales sentimientos florecieron en medio de una constante polarizacin de la vida poltica, que conmovi nuestra habitual existencia cotidiana, aumentando las divisiones y conflictos y rompiendo viejos vnculos familiares y de amistad. En pocos aos, Chile se convirti en una nacin de enemigos donde las anteriores visiones del hombre y el mundo, que el pluralismo haca compatibles, parecan ahora concepciones monolticas y excluyentes que no permitan concesin alguna. El crecimiento inconciliable de las distancias prepar el estallido final de septiembre de 1973 y la larga oscuridad del rgimen militar donde desaparecieron nuestras formas histricas de libertad y respeto de los derechos humanos. Ese teln de fondo que todava no encuentra un reflejo profundo, ni en los ensayos histricos o de las Ciencias Sociales ni en la gran creacin literaria, hace parte de la sabidura profunda del Dr. Acevedo que, como nos relata en el prologo de esta novela, siendo un mdico muy joven se vio involucrado en este proceso, teniendo la suerte de vivirla como alcalde de una de las comunas de la

3 zona central del pas que fue fuertemente conmovida por el desarrollo de la Reforma Agraria. Las expropiaciones de los antiguos fundos del Valle Central, quintaesencia del estatus de los grupos ms acomodados, fue de todas las transformaciones que se intentaron, la que encendi ms pasiones y dividi en forma ms irreconciliable a grupos que anteriormente haban convivido en el sector rural. En torno a ella se establecieron alianzas y contradicciones, que alteraron de forma brusca el clima social del mundo rural chileno y acabaron desbordando sus pasiones hacia el conjunto de la sociedad. Sacando evidente provecho de sus experiencias y recuerdos Desde Concn a la Ligua. desde la Reforma Agraria al Plebiscito nos presenta personajes slidos, que sentimos casi como de carne y hueso, los que nos van narrando sus sentimientos desencuentros, afectos y odiosidades a medida que la realidad agrcola del pas va cambiando aceleradamente. La densidad y el peso de los protagonistas no puede sorprendernos, pues como nos confiesa el propio autor en su presentacin inicial las historias personales que constituyen la novela, estn maquilladas al igual que los nombres, pero estn inspirados en personajes reales mezclados por la fantasa del autor. A partir de all el relato se torna atrapante y vvido y nos muestra el surgimiento del sindicato campesino, la preparacin de la expropiacin, las reacciones de los latifundistas y la derrota final de un proceso que, pese a todo, acabo con la antigua hacienda colonial y cambi la estructura social chilena. Resulta admirable como estos cambios se pintan con toda su fuerza e intensidad, as como tambin el impacto que tienen en la vida de los jvenes profesionales que dan vida al relato. En mi opinin, Francisco Acevedo tiene entre sus manos un dominio del acontecer poltico y social de Chile en el sector rural de ese tiempo, que lo habilitan para ir mucho ms all de esta atractiva novela, por lo que podemos sealar que al dar a luz este libro contrae una deuda futura de entregarnos en una narrativa prxima, una obra que profundice en toda su envergadura las aptitudes con que el cuenta como un conocedor profundo de su pas y que, a sus

4 grandes aportes profesionales en el terreno de la medicina, esta sumando hoy un interesante compromiso y protagonismo literario. LUIS MAIRA AGUIRRE Nota: Don Luis Maira Aguirre, es Abogado, ha sido Diputado por tres perodos, Ministro de Estado y Embajador de Chile en Mjico y en Argentina.

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INDICE

PRLOGO CAPITULO 1 Una casa blanca en Concn CAPITULO 2 Mdico de pueblo CAPITULO 3 Nace el primer sindicato campesino CAPITULO 4 El grupo del tiuque CAPITULO 5 Los pesares de Ignacia CAPITULO 6 Un juez rural CAPITULO 7 Los trabajos voluntarios CAPITULO 8 Ha llegado carta CAPITULO 9 La dispersin CAPITULO 10 El reencuentro CAPITULO 11 Los de la hacienda CAPITULO 12 Ignacia y Hernn EPILOGO

5 7 15 20 27 34 40 47 53 59 67 73 79 84

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PROLOGO El autor, a pesar de ser mdico, se vio involucrado en el revolucionario proceso de Reforma Agraria ocurrido en Chile entre los fines de los 60 y el inicio de los 70. En este proceso no fui slo espectador sino tambin actor comprometido en el lugar donde me iniciaba en el ejercicio de mi profesin, participando, primero, en el comienzo de la sindicalizacin campesina y, luego, en la expropiacin de la tierra no cultivada de propiedades agrcolas superiores a las ochenta hectreas regadas y planas del tipo de mayor productividad del pas (en el valle del ro Maipo). Antes de cumplir los treinta aos, mdico de una comuna rural en las riberas del ro Cachapoal en pleno proceso de Reforma, fui elegido Alcalde de esa Comuna. Viv el antes y el despus del inquilinaje iniciado con las encomiendas al inicio de la Conquista y la Colonia. Particip en la toma de una hacienda que termin siendo reformada. Fue una experiencia muy fuerte para el suscrito, para los campesinos que participaron, pero sobre todo para los dueos histricos de esa tierra cuya propiedad consideraban un derecho divino para ellos. en su rebelda y en su dolor, aunque no me caben justicia de esa causa. Muchos aos despus he conocido la historia de otros dos asentamientos en la regin donde ahora vivo, constatando la evolucin truncada de un proceso de tanta legitimidad, justicia y progreso para la produccin de alimentos en un pas donde la desnutricin era un grave problema sanitario y humano. De las vivencias personales y de compaeros y amigos muy cercanos de la dcada 1964-73 y de los procesos que he recogido en estos ltimos aos en esas otras haciendas, he escrito esta novela. Con los aos, los entend dudas con respecto a la

7 Es lo que pas en las Haciendas de Chillehue (Coinco,VI Regin), de Rautn (Quillota) y de Pullally(La Ligua). Nada de lo que cuento es falso, todo sucedi en alguno de los fundos citados. Co-autor de esta novela es mi amigo Pedro Arsenio Ordenes Encinas, el Segundito como lo llama su madre a Ins, viuda de otro Pedro Ordenes. Al Segundo le gusta hacerse llamar El Poeta Desconocido, por razones que nunca he logrado comprender. El Segundo y su familia nacidos y criados en Pullally, son criollos de esa localidad, como se dice en nuestros campos. Pedro Arsenio, fue actor del proceso de Reforma Agraria en esa Hacienda, descendiente directa de una de la primeras Encomiendas instituidas en Chile, por el propio Conquistador Pedro de Valdivia y entregada desde entonces a la familia Irarrzaval. Pero el Segundo fue tambin vctima de la Contra-Reforma Pedro es lo iniciada durante la Dictadura y que contina hasta nuestros das. Petorca.

que se llama un Poeta Popular, muy conocido hoy por hoy en la Provincia de El me ha permitido utilizar dos de sus poesas que a mi juicio, relatan Los de manera magistral ambos procesos: la Reforma y la Contra-Reforma. lectores juzgarn. Las historias personales que constituyen la novela, estn maquilladas al igual que los nombres, pero estn inspiradas en personajes reales mezclados por la fantasa del autor. El propsito de esta novela, es el mismo que inspir mi novela anterior: contribuir a que los chilenos, muy especialmente los jvenes conozcan la historia patria de manera ms entretenida de la que a m me la ensearan hace medio siglo, manera que hasta el da de hoy ensean en liceos y colegios de Chile. Un da, mi nieto mayor Pascual Duco Acevedo, me pidi que le contara, por una parte, como haba sido lo de la Reforma Agraria, y por otra que haba pasado el 73. Con este libro recojo el primer desafo. A lo mejor, algn da le contar por escrito lo que me toc vivir ese ao y los siguientes. Una vez ms, es el paisaje maravilloso de este Concn querido el que me ha dado tranquilidad y deseos de escribir.

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CONCON, Noviembre 2011.-

9 CAPITULO 1

UNA CASA BLANCA EN CONCON Eugenio despert muy temprano ese soleado da de Otoo de 1967; se levant en silencio para no despertar a Mercedes, su mujer, saliendo luego a la terraza por la amplia puerta- ventana del dormitorio para ser enceguecido unos instantes por el brillante sol que iluminaba ya el hermoso paisaje del extremo final del Valle del Aconcagua donde el ro vena a morir batallando con las invencibles olas del ocano. A lo lejos, la mole imponente del Mauco le daba A pesar de que solemnidad a la vigorosa naturaleza del humedal lleno de aves.

haca ya dos aos que viva en la blanca casa de la colina, no dejaba de asombrarse del imponente paisaje que dominaba desde esa altura rocosa. Abogado del Instituto de Desarrollo Agrcola (INDAP) destinado a La Ligua, haba elegido vivir en esa austera pero hermosa casa de veraneo de la familia de su madre: slo deba pagar las contribuciones e impuestos municipales junto a, desde luego, mantener jardines y construcciones. Aunque quedaba algo lejos de su oficina en el pueblo de los dulces y tejidos, era tan grande el impacto que le causaba a su mujer y a l el paisaje conconino que prefera hacer en su desvencijada citroneta el trayecto de casi noventa kilmetros hasta su lugar de trabajo; en realidad el doble, si se consideraba el regreso inevitable para dormir cada noche en su casa y no perderse ni atardeceres ni despertares sobre el idlico paisaje conconino en compaa de Mercedes y sus hijas. Prepar l mismo su desayuno, mientras escuchaba el ruido de la ducha de las dependencias de servicio que anunciaban que Zunilda, la vieja Zuny, niera histrica de su esposa, quien ahora convertida en empleada para todo servicio era la viga maestra de la vida domstica de la Familia Altamirano Prieto constituida por Eugenio, Mercedes y sus dos hijas Clemencia y Soledad. Se llev su caf humeante, su palta molida y las dos mitades de marraqueta tostadas en una bandeja que instal en la redonda mesa de hierro con cubierta de grueso vidrio instalada en la terraza frente a la extensa playa de La Boca que se

10 extenda hasta la desembocadura del Aconcagua, para continuar luego en la llamada playa de Mantagua que iba a finalizar muchos kilmetros despus en la quinterana playa de Ritoque, cerrando as el crculo de la amplia baha de Concn. Mientras disfrutaba de su matinal caf cargado y de las tostadas untadas con abundante pur de paltas, organizaba en su mente la jornada que se anunciaba difcil y dura. Hacienda. Justamente, para esa tarde estaba programada la primera reunin con vistas a la constitucin del sindicato campesino de la La Ley que favoreca la sindicalizacin del campesinado en Chile vena de ser aprobada en el Parlamento (con la oposicin de los sectores que todos imaginan), por esta razn, el Gobierno estimaba de primera importancia la constitucin inmediata de Sindicatos Campesinos en todas las comunas agrarias del Pas, ya que sera la herramienta principal para aplicar la nueva Ley de Reforma Agraria que se an discuta en el Congreso. La resistencia de los dueos de la tierra junto a los sectores que los representaban en el Parlamento haba sido feroz: declarada y soterradamente. Resignados a la aprobacin parlamentaria, haban organizado ahora la resistencia en el campo mismo, instruyendo a sus administradores, mayordomos y apatronados para impedir a todo precio la constitucin de sindicatos en sus predios; para ello se utiliz fundamentalmente la amenaza del peor fantasma para los trabajadores agrcolas de esos aos: el despido. En efecto, el sistema del inquilinaje heredado de los tiempos coloniales estableca en general, a lo largo del territorio nacional, que cada propiedad agrcola, haciendas o fundos como se conocan, segn la extensin de las mismas o la regin en las cuales se ubicaban, cada trabajador agrcola permanente o inquilino como se le llamaba, reciba de parte del patrn una salario mensual, ms la vivienda familiar y un sitio de media cuadra (aproximadamente 7.500 metros cuadrados) para el cultivo de verduras, hortalizas o legumbres para el uso domstico, adems del derecho a criar 11 animales en los cerros de pastoreo comn. En algunos casos haba tambin otro tipo de regalas (como se conocan estas prestaciones no salariales) consistentes en un nmero dado de

11 sacos de trigo; generalmente, se provea el desayuno y almuerzo en los propios potreros que inclua la famosa galleta que era un pan de harina candial de aproximadamente medio kilo El almuerzo era siempre un plato de porotos con frangollo ms un cucharada de grasa con aj de color. Todo esto en pago por extensas jornadas laborales definidas como de sol a sol, exceptuando los das de lluvia en que, si no se poda trabajar por lo intenso de las precipitaciones, pues no se pagaban! En esos aos, en casi todas las explotaciones agrcolas, se cancelaban las cotizaciones legales al llamado Seguro (Servicio de Seguro Social) que aseguraba atencin mdica en los establecimientos pblicos al trabajador y a sus cargas familiares, para luego, a los 65 aos, una jubilacin miserable. Pero si el asegurado estaba enfermo, o deba hacer un trmite personal, o sufra un problema o un duelo que le impeda laborar, alguien deba pagar la obligacin. Generalmente era el hijo mayor, pero si este era an muy pequeo, el trabajador deba cancelar de su bolsillo a algn cesante para que fuera a trabajar en su lugar y as pagar la llamada obligacin gran Este sistema le daba estabilidad al inquilinaje, ya que ser excluido del sistema, perder el

trabajo y la condicin de inquilino, significaba no slo quedar cesante sino que adems perder de inmediato la casa, ser expulsado del terruo en el cual haba nacido y en el quedaban sus parientes ms cercanos, afectos. Literalmente, el ltimo favor del patrn al despedido era poner a su disposicin una carreta tirada por bueyes para que cargara sus mseros enseres, sus camastros o literas y las viejas pilchas, junto a esposa e hijos para llevarlos fuera de los lmites del fundo, donde eran arrojados. no era recontratado nunca ms en la regin o provincia. Tal cual! As era el Chile agrcola de los aos sesenta. Eugenio fue distrado por la llegada de Mercedes quien se dispona a acompaarlo con otra taza de humeante caf, sabiendo que su marido pronto Peor an, los patrones mantenan una lista negra, de tal manera que el expulsado de una propiedad, sus amistades y sus

12 partira para regresar, seguramente, ya bien avanzada la noche como era habitual en las jornadas laborales del abogado, sobre todo que ella estaba en conocimiento que esta sera una muy especial porque se trataba de un acto largo tiempo preparado de cuyo xito no haba seguridad alguna. Ms aun, se saba que la noticia de la convocatoria, como era previsible, se haba filtrado en la Hacienda llegando a odos de los apatronados, es decir aquellos trabajadores agrcolas que crean que sus intereses estaban en la cercana con los patrones y no con sus hermanos de clase como decan en su lenguaje combativo los viejos dirigentes sindicales, en su gran mayora militantes del Partido Comunista Efectivamente, stos poco se demoraron en contarles a los mayordomos quienes de inmediato fueron con la noticia al Administrador, al Ministro como se conoca a esos funcionarios en el lenguaje campesino. Aquel casi revent su caballo galopando hasta La Ligua donde consigui telfono para comunicrselo a Don Fernn, el viejo patriarca de los Ortzar (los Ortuzares como decan los campesinos) quien, a pesar de sus aos, conservaba toda la lucidez que le permita seguir manejando la Hacienda con mano de hierro desde Santiago, viniendo slo los fines de mes para traer los escudos (moneda nacional de la poca) para cancelar deudas y salarios, adems de hacer las compras indispensables para asegurar el xito de las cosechas y tomar decisiones propias de la explotacin agrcola y ganadera. Eugenio y Mercedes contemplaron tomados de la mano el hermoso paisaje que les brindaba la baha de Concn. apasionado y un fuerte abrazo. Las niitas, como les decan a las hijas, no despertaron, entonces Eugenio se despidi de su esposa con un beso Cogi su pesado maletn de abogado, descendi sin mirar atrs la larga escala de piedra para llegar al portn del garaje que cobijaba su destartalada, pero fiel, citroneta; con algn esfuerzo abri el pesado portn metlico, sac el vehculo a la calle dejndolo frenado sobre la acera, con el motor andando, para luego bajar a cerrarlo. Mir hacia arriba y vio a su Se las correspondi, hermosa Mercedes que le haca seas de despedida. Ligua.

subindose de inmediato al vehculo para emprender el viaje desde Concn a La

13 Durante el trayecto se fue pensando en sus mujeres como el llamaba a Mercedes y a las hijas. A su esposa la haba conocido en la Universidad Catlica Fue mirarla para saber donde l estaba a punto de terminar sus estudios de Leyes y ella era mechona (estudiante de primer ao) de Licenciatura en Historia. de inmediato que sera la mujer de su vida. Ella no lo entendi as: durante

largo tiempo lo trat con gentileza pero con absoluta indiferencia sentimental. Eugenio vena de una familia ilustre, pero empobrecida; ms bien, muy empobrecida; Mercedes tambin vena de familia ilustre, pero de slida fortuna poseedora de extensas tierras en la provincia del Maule. El padre de Eugenio, don Macario Altamirano era funcionario de la Caja de Empleados Particulares donde haba ingresado muy joven, a su salida del Servicio Militar cumplido en el Regimiento Tacna gracias a la influencia de sus contactos familiares. Macario, era hijo pstumo de un gran arquitecto que construy a principios del siglo casas y edificios muy importantes en Santiago, pero era un gran seor y raja diablos que llev una lujuriosa vida, creyendo que esta sera eterna, hasta que a los 38 aos se qued dormido en plena calle, de regreso de madrugada de una de sus tantas juergas despertando al da siguiente con escalofros que no cesaron hasta diez das despus cuando los neumococos dieron cuenta final de su agitada vida, dejando una viuda a punto de parir y seis hijos entre 14 y dos aos. Medio siglo ms tarde, una sola dosis de penicilina habra impedido tal desgracia. Bueno, el hecho es que la Abuela qued viuda a los 32 aos, embarazada, con seis hurfanos y sin otra fortuna que la hermosa casa estilo francs construida por el propio Macario en la Calle del Ejrcito Libertador. Como ocurra en esos aos en las grandes familias cuya fortuna estaba basada en la tenencia de la tierra y la actividad agrcola, tos y tas maternas ayudaron a la viuda hacindose cargo de los sobrinos hurfanos, muy especialmente de aquellos que haban llevado a la pila bautismal. Adems, justamente en esos aos, los europeos empeados en matarse entre ellos, haban tenido que dejar sus campos abandonados con lo cual la produccin agrcola haba cado prcticamente a cero, eso haca entonces que nuestro trigo pudiera venderse en ventajosas condiciones en esos mercados. El hecho es que la Abuela, se qued prcticamente sola en la inmensa casa de calle

14 Ejrcito, con su hijo por nacer, destrozada por la prdida del esposo derrochador e infiel al cual, a pesar de todo, adoraba, pero sobre todo por distribucin de su prole entre tanto padrinos y madrinas. la dolorosa A pesar de su

juventud era una mujer fuerte y combativa, as decidi que la nica manera de reagrupar a su familia, era trasformar la inmensa casa de numerosas piezas y baos, en una residencial familiar, es decir arrendar las piezas a familias o ancianos pudientes, cuidadosamente seleccionados y capaces de cancelar escrupulosamente la pieza y la pensin (comida familiar que se otorgara). Su decisin provoc un verdadero escndalo en su familia directa y en la del finado arquitecto quienes la urgieron con consejos disuasivos ante tal extraa iniciativa. La joven viuda persisti en supropsito, diciendo a todos los que se acercaron a disuadirla, que.Los consejos no ayudan a pagar las deudas. Esper, eso s el nacimiento de Macario, comindose los escasos ahorros que le dej el finado. Cuando Macario tena un mes, empezaron a llegar los primeros pensionistas que fueron matrimonios viejos de gente venida a menos (algunos a casi nada) pero con familias capaces de responder por ellos los fines de mes y tambin jvenes provincianos, de familias tambin escogidas, que venan a estudiar a Santiago. La Residencial de la viuda fue, contra todo pronstico, un xito que le permiti reagrupar a sus hijos y darles la educacin que ella prevea sera ms importante que las tierras en el nuevo mundo que surgira de esta guerra europea que ya denominaban como Guerra Mundial. Fueron seis aos de paz y tranquilidad, no de felicidad plena por la ausencia definitiva del padre y esposo idolatrado, pero en fin, Macario guard felices recuerdos de esos primeros aos de su vida, abrumado casi por el amor materno y el cario fraternal. Una noche de Navidad, la madre reuni a sus siete hijos, todos solteros an, pero con los tres mayores trabajando ya en empresas familiares, porque a pesar de todo la plata no haba alcanzado para la utopa universitaria, con voz temblorosa por la emocin, les anunci que llevaba una grave enfermedad en su vientre que seguramente acabara con su vida en los prximos meses. Todos sintieron en el cuerpo entero el dolor de la noticia cuya gravedad comprendieron

15 de inmediato y cuya trascendencia no le escap al pequeo Macario, a pesar de su corta edad. Seis meses despus fallecera de cncer del cuello del tero la viuda inconsolable del arquitecto, a la edad de 39 aos dejando siete hurfanos, el menor de seis aos. Macario poco record de los meses previos a la muerte o la partida misma de su madre, pero tiene grabado al fuego en su memoria que dos das despus de haber dejado a su madre en el mausoleo familiar del Cementerio General, llegaron unos seores vestidos de riguroso luto que ellos se imaginaron parientes lejanos que venan a dar el psame ritual, pero que, para sorpresa de todos, venan a presentar no las condolencias sino que documentos notariales que demostraban que la casa de la calle del Ejrcito Libertador estaba definitivamente hipotecada a favor de un Banco. As se supo que la viuda haba logrado sobrevivir esos aos de viudez y enfermedad, pero sin poder cancelar las innumerables deudas dejadas por herencia del marido arquitecto, slo las haba podido alejar con prstamos usureros de una institucin financiera inescrupulosa que aprovechndose de la indefensin en que se encontraba, de su ingenuidad y de su ignorancia en estas materias, le prest con mucha buena voluntad lo que la viuda solicit, sabiendo que a mediano trmino se hara insolvente y el Banco podra hacer efectiva la prenda otorgada en la casa familiar. Los hermanos mayores, pidieron un nuevo plazo para responder a las exigencias de la institucin financiera; los seores vestidos de falso luto, les comunicaron que ya la fecha de remate estaba fijada para sesenta das ms, plazo suficiente para que ellos hicieran los trmites de la posesin efectiva, obtuvieran la tuicin de sus hermanos y recibieran los dineros restantes del remate una vez descontada la deuda. En todas estas cosas pensaba Eugenio mientras viajaba hasta La Ligua porque a l siempre le espantaba el recuerdo de la temprana orfandad de su padre como el martirio del resto de su niez y de su juventud, pensando en que si l se accidentara en algunos de estos locos viajes en su destartalada citroneta, de seguro su Clemencia y su Soledad podran correr una suerte similar a la de su padre querido y a la vez su mejor amigo. Pero en fin, a l lo tranquilizaba la

16 salud la fuerza y la juventud de Mercedes y tambin (aunque le costaba

reconocerlo) la seguridad de la fortuna de sus suegros que, en este sentido no tena dudas, se haran cargo de sus mujer y de sus hijas. Estaba ya a los pies de la cuesta de El Meln, es decir a una media hora de llegar a su destino. Volvi a pensar en Macario, su padre y mejor amigo, por el cual senta adems una gran admiracin. En efecto, reconoca en l a un hombre de una inteligencia excepcional, de una gran cultura fruto de lecturas impenitentes, pero que no logr desarrollar al mximo sus excepcionales dotes intelectuales por la falta de oportunidades que signific su imposibilidad de acceder a la Educacin Superior. A veces se lo imaginaba como un gran abogado, como sin Su madre, doa duda lo habra sido si hubiera tenido las oportunidades que con su tedioso trabajo burocrtico pudo brindarle a l y a su hermana mayor. Ester, como la llamaba Macario, haba sido igualmente una gran madre tambin y le guardaba un carioso recuerdo invocndola en sus nocturnas oraciones desde que falleci, justo despus del nacimiento de su hija Clemencia haca tres aos, pero con Macario, adems del cario filial estaba tambin el afecto por el gran amigo que fue hasta el fin de sus das. De repente se dio cuenta que haba llegado a la cumbre de la Cuesta y como era un da soleado se apreciaba la hermosura del extenso valle del ro Ligua, con los dos grandes tranques de regado de la Hacienda Catapilco que se vean desde la altura como dos grandes bandejas de plata refulgente. Entonces su actividad mental se concentr en las duras tareas que anunciaba ese da. Evidentemente no sera un da cualquiera ese en que se constituira el primer sindicato campesino de la comuna de La Ligua, all en esa Hacienda creada tempranamente durante la Colonia, donde la disciplina laboral impuesta desde esos tiempos era frrea e implacable decan los campesinos. Por eso justamente la haban elegido, porque si eran exitosos all, el resto sera pan comido, como Pero era cierto tambin que este sindicato lo venan planeando y programando desde antes de la Ley, haciendo un trabajo previo casi clandestino, con la infiltracin en el predio como trabajadores temporeros de dos

17 activistas: del Partido Comunista el de mayor edad y un joven militante de la Juventud Demcrata Cristiana. Estos, sin develar ni sus misiones ni, menos an, sus militancias, lograron granjearse la confianza del inquilinaje. De gran ayuda haba sido tambin el joven sacerdote de Papudo que vena a decir la misa una vez al mes ya que en todas sus prdicas tocaba temas en relacin a la justicia social, reclamando salarios adecuados a las necesidades mnimas familiares, al respeto a la dignidad de los trabajadores, adems, desde haca unos meses, se explayaba en relacin a la necesidad de organizarse como lo permita la recientemente promulgada Ley de Sindicalizacin Campesina. De hecho la influencia del Partido Democratacristiano era grande en ese sector, pero muy especialmente la del Presidente de la Repblica que deca en sus discursos que quera ser recordado como el Presidente de los Campesinos. En eso pensaba cuando entr al pueblo fundado en 1754 por el Gobernador del Reino Teniente Coronel Domingo Ortiz de Rozas, dirigindose raudo haca la Plaza de Armas, estacionando en sus alrededores para dirigirse a pi a las oficinas del Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP) del cual Eugenio Altamirano era funcionario desde que recibi su ttulo de Abogado en 1965.-

18 CAPITULO 2

MEDICO DE PUEBLO Hernn Vargas era mdico desde haca un ao en el pequeo Hospital de Cabildo; desde nio haba estado ligado a la Iglesia Catlica, a travs de sus movimientos sociales, concretamente la Accin Catlica y luego de la Accin de Universitarios Catlicos, lo que como era lgico lo haba llevado a militar en la Juventud del recin creado Partido Demcratacristiano. Su madre era (fue hasta su muerte) una devota catlica, su padre un librepensador y masn activo. De su madre hizo suya para siempre su solidaridad con los pobres y de su padre la tolerancia. Su insercin en esa comuna agraria y minera haba sido fcil; estuvo alrededor de seis meses como mdico nico del pequeo hospital, pero haca ya tres meses le haban enviado un colega joven como l al cual conoca desde la Universidad con el que hizo muy buenas migas creando profundos lazos de Fue una Ambos amistad y afecto, nacidos en los ideales y principios compartidos. hermosa amistad de hombres que dur hasta que la muerte los separ. gratitud.

marcaron profundamente esa Comunidad y hasta hoy se les recuerda con cario y En Cabildo no hay otros mdicos que los actuales, (los del momento) y Hernn y Eduardo. Al ao de llegar Hernn, el Alcalde muri en un accidente del trnsito, lo que signific que se hiciera una eleccin complementaria para reemplazar al fallecido, coincidente con las elecciones parlamentarias de 1968. El joven mdico debi afrontar a Don Salustio, dueo de uno de los fundos de la comuna en representacin de la Derecha y a Alonso, un joven minero comunista, talentoso e inteligente. En Cabildo, desde su fundacin, pocos meses despus del fin de la guerra civil de 1991, slo haban sido elegidos alcaldes de Derecha, as es que nadie se planteaba dudas con respecto al resultado de la eleccin para reemplazar al alcalde fallecido. Hernn desde su llegada haba revolucionado la pueblo; es verdad que era un mdico trabajador, pero haba sido su trato alegre y jovial, su vocacin de

19 servicio como su desinters por lo material lo que le haba granjeado la simpata y afecto de campesinos y mineros. Pero la eleccin iba a ser dura siendo pocos los que le daban posibilidades de ganar a don Salustio, viejo patriarca derechista. Este mismo hizo una campaa corta y tradicional: con visitas a algunos personeros considerados claves, con regalos y favores de ltima hora, en fin con amenazas hacia aquellos que se sospechaban simpatizantes del Doctor (como llamaba la gente a Hernn). La noche de la eleccin, nadie poda creer en los resultados de las urnas. En esa pequea comuna, a la hora del escrutinio se haban agrupado una gran cantidad de dirigentes polticos de la provincia y de la regin, ya que era la nica donde no solo se elegan diputados y senadores, sino adems Alcalde. minero Alonso. Esa noche, festejaron hasta altas horas, no slo los de la Patria Joven como se autodenominaban los jvenes demcratas cristianos y los militantes adultos de ese Partido, sino que tambin se unieron los partidarios de Alonso. La cosa era festejar la derrota de los momios. Hernn se desvel esa noche pensando en la responsabilidad que se haba echado sobre sus hombros an veinteaeros. como el sheriff del pueblo. Era ahora, el Director del Pens que era Hospital, el Alcalde y el Juez de Polica Local por ello mismo. humilde y justo para utilizar sabiamente tanto poder. Hernn el joven mdico y Eugenio el joven abogado se hicieron amigos ntimos al poco tiempo de conocerse. fines de los 60 y los inicios de los 70. crear un Hombre Nuevo! .Que pretenciosos! Adems los una la pasin por la msica, Eulogio tocaba la flauta traversa, Hernn era un virtuoso violinista. Muchas veces pasaban veladas enteras escuchando msica clsica o tocando a do sus respectivos instrumentos, pero A ambos los consuma el hambre y la sed Queran cambiar el mundo! Queran de justicia del Evangelio y el entusiasmo de esos aos excepcionales y trgicos de Los votos de el Doctor ms que duplicaron a los de Don Salustio y a los del joven

Con devocin pidi a su Dios lo conservara

20 entonces ms que msica selecta se divertan tocando piezas populares y festivas, deleitando a los amigos que compartan esas veladas en la casa del mdico. Fue en una de esas veladas en que Hernn conoci a Ignacia La joven, Olaechea, prima lejana de Mercedes la mujer de su amigo Eulogio, cuyos padres tenan extensas tierras en Rautn, localidad cercana a Quillota. justamente estudiaba Licenciatura en Msica en la Universidad Catlica de Valparaso por lo cual qued fascinada con estas veladas hacindose habitual de ellas, en la medida que su tiempo se lo permita, especialmente los fines de semana cuando Eulogio y su prima la pasaban a buscar al fundo de sus padres. El joven mdico y la estudiante de Msica establecieron de inmediato una gran amistad que muy luego se transform en un romance del cual todos se alegraron ya que constituan una hermosa pareja, por compartir la misma pasin por la msica pero tambin porque lo eran fsicamente a pesar de ser tan distintos: l moreno y fuerte, ella grcil de cabellos dorados y ojos color de miel. Se les vea felices cuando tomados de la mano paseaban por las calles, los cabildanos se sentan orgullosos de la bella compaera de su Alcalde. Pero, haba una nube negra en ese romance que era la oposicin tenaz de los padres de la joven an sin ni siquiera conocer a Hernn, seguramente debido a que la joven termin por causa del mdico una relacin que mantena desde sus tiempos de colegiala con un joven Agrnomo, a quien conoca desde la infancia por la antigua amistad de sus respectivos padres. Ignacia, a penas se sinti atrada por Hernn termin esa antigua relacin, dejando al Agrnomo con un verdadera depresin y a sus padres con un gran pesar, incluso con ira contenida. Los padres de la joven, se lo hicieron sentir y sentenciaron que nunca les presentara siquiera al nuevo amor. Para la joven esto fue, por supuesto, un gran dolor ya que quera intensamente a sus padres y a sus numerosos hermanos quienes hicieron causa comn con los progenitores. Esta animosidad se hara cada vez ms intensa, llegando hasta la odiosidad, en la medida que se acentu la tensin social por los dramticos sucesos que sobrevendran en el mundo rural chileno.

21 El hecho es que se estableci entre ambas parejas, Eulogio con Mercedes y Hernn con Ignacia una amistad estrecha y hermosa, que guardaran todos como un tesoro, hasta que la vida terminara por dispersarlos, pero sin que jams desencuentro alguno la ensombreciera o perturbara siquiera. Ese medioda de otoo se juntaron en La Ligua el joven abogado y el mdico en el Club Radical de ese pueblo, como solan hacerlo, para saborear las famosas cazuelas de don Nacho, el concesionario eterno del recinto quien, por supuesto, era adems bombero y masn. Era ese club-restaurante el sitio Como de habitual de sus reuniones polticas, sociales y hasta familiares.

costumbre se estrecharon en un abrazo caluroso, alegre y fraterno pidiendo de inmediato un tintito de la casa como aperitivo, el que conversaron durante ms de una hora antes de pedir la tradicional cazuela de pava con chuchoca. Ese era un da especial, ya que para el atardecer estaba fijada la reunin para constituir el primer sindicato campesino del Departamento en la llamada Hacienda. Los jvenes chequearon el cumplimiento de las tareas acordadas en la ltima reunin de la Comisin creada para estos efectos por Indap. Aparentemente todo se haba realizado adecuadamente visitndose la casa de cada uno de los inquilinos. Estos eran los trabajadores con contrato permanente en la Hacienda, que tenan derecho a un sueldo, a imposiciones en el Servicio de Seguro Social y a las llamadas regalas que variaban de una explotacin agrcola a otra, pero que en el caso de la Hacienda eran las siguientes: derecho a casa, a poseer 11 animales vacunos o cabalgares en los cerros de la propiedad, adems podan utilizar media cuadra (cuadra= medida espaola de terreno hoy en desuso, equivalente aproximadamente a 1,25 hectreas) de regado en los potreros del fundo, a otra media cuadra en mediera con los patrones, en fn, una cuadra de rulo para siembras de trigo, arvejas, porotos o lentejas. Estos inquilinos tenan contrato de mayo a mayo (ao Tambin se haba convocado a esta agrcola) y si se les quera despedir se les deba avisar en el mes de abril correspondiente, sin mayor indemnizacin. reunin a los voluntarios que eran solteros contratados para pocas de mayor

22 trabajo como eran las cosechas y las trillas, generalmente hijos de los propios inquilinos. La citacin haba sido realizada casa por casa y se haban visitado a todas. Los convocantes haban sido funcionarios del INDAP y dirigentes polticos del Partido Demcrata-cristiano, del Partido Comunista y del MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria), recin engendrado y Medicina de la Universidad de Concepcin. nacido en la Facultad de Los jvenes profesionales, estaban

satisfechos por los informes recibidos de aquellos que haban participado en la convocatoria; segn ellos la casi totalidad de los visitados haban comprometido su asistencia a la reunin de esa tarde. apatronados previstos. Slo se haban negado los cinco o seis Eso no dej de inquietar a los jvenes, porque era

probable que estos ltimos hubieran alertado al Administrador, al Ministro, como lo llamaban los inquilinos y este a su vez, de seguro, haba llamado a los patrones de Santiago. Eugenio. En eso lleg al pequeo privado el propio Nacho, inmenso de estatura y de peso, con las humeantes cazuelas que interrumpieron la conversacin de los jvenes, quienes en silencio atacaron los contundentes platos de greda, renovando la caita de vino tinto. Cuando lleg un garzn con el postre de mote con huesillos, reanudaron la conversacin, pero esta vez contndose sus cosas personales. As Eugenio particip a su amigo de la felicidad de su vida en ese momento, de la alegra que le proporcionaban sus pequeas hijas y su novia eterna y esposa, la hermosa y alegre Mercedes. El relato de Hernn fue agridulce: con Ignacia las cosas iban cada da mejor, su pasin compartida por la msica, las aproximaciones comunes en relacin a la justicia social y al cristianismo los complementaban desde el punto de vista espiritual, pero sobre todo la alegra de estar juntos, de pasear por las calles del pueblo o por las riberas del ro Lgua o las escapadas a pasear por la playa de las Salinas de Pullally, alegraban su vida como nunca. oposicin de la familia de la joven, lo entristeca profundamente. sera completa si fuera recibido en las casas de Rautn, Pero, la Su alegra Bueno, pero eso era previsible e inevitable, dijo

No era as y eso

23 ensombreca su nimo, profundamente a veces. El comprenda la ilusin que se

haban hecho los padres de su amada por emparentarse con sus amigos hacendados de Llay-Llay, pero crea que en su posicin haba tambin algo de clasismo: aunque l era mdico, vena de una familia honorable pero humilde, sin otras tierras, como ironizaba Hernn, que la que tenan en las orejas y en los zapatos. Bueno, se deca resignndose, algn da querran conocerlo y l, seguro de s mismo como era, estaba confiado que terminaran por valorarlo como persona. Antes de partir, el mdico pidi otro vaso de vino y se lo despach al seco. Eso era lo nico que a Eulogio lo perturbaba en relacin a su amigo: encontraba que beba en exceso.

24 CAPITULO 3

NACE EL PRIMER SINDICATO CAMPESINO Alonso tena 25 aos era el mayor de 6 hermanos que haban perdido a su padre, viejo leador, militante del Partido Comunista quien falleci en un accidente laboral cuando un rbol lo aplast en su cada en una faena en la localidad de Placilla. El leador laboraba para un empresario trashumante de la madera que no lo tena asegurado, as es que Petronila, su viuda, se vio privada de un da a otro no slo de su marido, sino de todo sustento ya que no recibira ni indemnizacin ni montepo alguno que le permitiera criar a sus siete hijos. El empresario nunca ms fue habido; aos despus se sabra que haba trasladado su actividad a la Araucana. Los compaeros leadores y los vecinos cotizaron para pagar los funerales sobrando una pequea suma que ayudaron a la Peta a vivir las primeras semanas. Mujer silenciosa pero emprendedora, frgil fsicamente pero decidida, durante esas semanas reorganiz la vida familiar: sac de la escuela parroquial a sus tres hijos mayores de entre 16 y 20 aos buscndoles trabajo en un almacn de la localidad al ms joven, en una fbrica de dulces en La Ligua a su segundo y en una pequea explotacin agrcola familiar a su mayor. La propia Peta se Los consigui trabajo como lavandera en la casa de un mdico del pueblo. domsticas por lo cual debi abandonar tambin la escuela.

chicos quedaron al cuidado de Adelita la hija de 15 aos quien asumi las tareas Daniel y Adelita eran rubios de ojos azules como el finado, los otros cuatros eran morenos, bajos, macizos, de pmulos altos y ojos rasgados delatando el origen autctono, seguramente diaguita, de la familia materna. Ese mismo ao, Alonso retom la bandera del padre fallecido ingresando a las Juventudes Comunistas. A poco andar, su capacidad de trabajo, sus condiciones naturales de liderazgo, su coraje y la rabia que le produca el abuso y la injusticia social, hicieron que el Partido le solicitar dedicarse nicamente a las actividades militantes.

25 Para eso, como era habitual en esos aos, se le generaron ingresos similares a los recibidos en las tareas agrcolas y pas a convertirse en funcionario del partido, en un permanente como se les llamaba. Sigui viviendo en la casa familiar, ayudando econmicamente a la madre, pero su vida se hizo itinerante en toda la Provincia de Aconcagua, dedicado a la agitacin poltica y al fomento de la sindicalizacin campesina. Nunca supo Alonso si a la madre le haba gustado su decisin, sospechaba que no ya que en muchas ocasiones se haba quejado de la militancia del padre, no porque no estuviera de acuerdo con sus ideas, sino por los duros sacrificios que ella impona a todo el grupo familiar. respecto. En ese otoo, Alonso llevaba casi una semana viviendo clandestinamente en la casa de uno de los inquilinos de la Hacienda. organizarse y crear un sindicato campesino. Slo sala cuando llegaba la noche, visitando las casas de los peones para convencerlos sobre la necesidad de Dorma en las noches en una Los jvenes no se bodega de fardos de pasto junto a Mariano Palacios el joven dirigente de la Juventud Demcrata Cristiana, su compaero en esta tarea. profesaban simpata; Alonso era callado y hosco, el otro era jovial y afable; nunca lograron crear lazos de afecto, pero se respetaban profundamente. Para la reunin de esa noche, Mariano se haba conseguido con el cura la Sede Social anexa a la Capilla del poblado. Alrededor de las siete de la tarde llegaron el mdico y el abogado, de inmediato ingresaron los jvenes activistas quienes ordenaron las bancas y prepararon una mesa con cinco sillas sobre un tablado a guisa de proscenio. Hasta la ocho de la tarde, no haba llegado ningn campesino; muchos se haban paseado frente a la sede, mirando de reojo, pero sin atreverse a entrar. Al fin lleg el viejo Vilches, fornido campesino de una cincuentena de aos, de rostro rubicundo cruzado por una cicatriz que lo desfiguraba y le daba una expresin temible, acompaado por sus cuatro hijos varones, mocetones endurecidos ya por el trabajo agrcola desde temprana edad. Vilches se cubra el crneo con un sombrero que se sac al entrar, se guareca el cuerpo con una Pero la Peta, nunca le dijo palabra al

26 gruesa manta de Castilla negra que lo mantenan en calor a pesar que sus pies los calzaba con unas ojotas hechas de suela de neumtico y correas de cuero. Se sent en la primera banca rodeado de sus cuatro vstagos. Pareca que esa fue El la seal para que de inmediato de llenara la precaria Sede: uno a uno, temerosos y desconfiados fueron llegando el resto, copando la sala hasta llenarla. ltimo en llegar fue don Jacinto, Inspector del Trabajo que actuara como Ministro de Fe para legalizar la constitucin del Sindicato, junto con l ingres Beto que se sinti protegido por ese funcionario pblico ya que el resto de la concurrencia saba que era el sapo del Ministro, el eterno traidor de sus compaeros. Hubo un largo rato de silencio durante el cual Eulogio recorri uno a uno, los rostros de los campesinos de esa Hacienda. Los rostros curtidos por aos de trabajo de sol a sol, de ojos arrugados por las patas de gallo de tanto entrecerrarlos, de lneas que marcaban las mejillas de tanto apretar los dientes por la impotencia, los ojos, en fin, temerosos pero al mismo tiempo llenos de esperanza. Los conoca a casi a todos por sus nombres gracias a las innumerables reuniones comunes, preparatorias al acto final de esa noche. Al fin, Eulogio rompi el silencio, abriendo la reunin con un resumen de los aspectos legales de la constitucin del sindicato para en seguida ofrecer la palabra; luego de otro largo silencio, Vilches, con voz clara y firme dijo al Abogado que desde luego poda contar con la firma de l y las de sus hijos. Eulogio debi aclarar que slo podan formar el sindicato los obreros campesinos que tuvieran contrato de trabajo, es decir, para que lo entendieran bien, a los que posean Libreta (del Servicio de Seguro Social) y que a lo menos deban firmar once que tuvieran esa condicin. Veintisiete firmaron. Slo Beto, ladino como siempre, se abstuvo. En seguida eligieron la directiva que qued presidida por el viejo Vilches. La casi unanimidad de la firma, distendi el ambiente y, preparados de antemano Alonso y Mariano sacaron de debajo de sus ponchos sendas damajuanas de vino tinto.

27 Desde la capilla llegaron la Peta, Adelita, la esposa de Vilches (que era una vieja alta, flaca y algo turnia) con una de sus hijas portando unas canastas de mimbre con empanadas de pino calentitas y varias bandejas de dulces liguanos. acoger los mostos. Alguien sac una guitarra y otro un acorden para entonar viejas canciones campesinas, pero antes y a capela, todos emocionados entonaron la Cancin Nacional, conmovidos hasta las lgrimas algunos de los viejos. Beto, aprovech el alboroto para retirarse diciendo: voy y vuelvo. Entonados y envalentonados por el tinto, decidieron que al da siguiente mismo iran a notificar al patrn de la constitucin del Sindicato con Eulogio como Abogado del Indap y con don Jacinto como Ministro de Fe. Tarde dur la celebracin, muchos fueron a las casas a buscar a sus mujeres e hijas mayores, pero sobre todo a buscar ms vino, pan amasado y arrollados de chancho. Luego, como en toda celebracin campesina chilena empezaron a trinar las vihuelas no faltando un par de cantoras para entonar los pies de cuecas que, como el entusiasmo era tanto, finalizaban con abrazos y rodilla en tierra. Para el da siguiente al medio da fueron convocados todos los sindicados a medioda frente a la Administracin para notificar al patrn don Fernn o a su representante de la constitucin del Sindicato de la Hacienda. Esa noche, prcticamente no durmieron los viejos, nerviosos todos porque no se imaginaban la reaccin de los patrones. A pesar de las seguridades entregadas por Eulogio como abogado y de la presencia de autoridades como el Inspector del Trabajo y del Alcalde de la Comuna vecina el Doctor Vargas, el miedo a lo desconocido, pero sobre todo el temor a las represalias les perturb el reposo nocturno. A la madrugada siguiente todos partieron a sus labores habituales, como si nada hubiera pasado, pero estaban seguros que el traidor de Beto haba entregado una extensa cuenta, la noche misma, al Ministro. Sin duda fue as porque poco antes del medio da, lleg don Fernn acompaado de dos de sus El Judas de Cada uno de los asistentes haba sido convocado con una taza que sirvi de vaso para

28 hijos y dos de sus yernos, dirigindose directamente a la oficina de la Administracin. Los sindicados, concertados previamente suspendieron sus Con labores agrcolas, para dirigirse a sus respectivas casas donde se lavaron y cambiaron de ropa engalanndose con sus mejores tenidas domingueras. paso decidido, llegaron los veintisis firmantes hasta la Administracin. xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx

NOTA: El Autor no relatar la escena que personalmente le toc vivir en otra Hacienda cuando se notific al propietario de la constitucin del Sindicato Campesino en ese predio. Dejar a su amigo, Segundo Arsenio Ordenes Encinas, (el Poeta Desconocido como le gusta que lo llamen), que relate lo que al l le toc vivir en similar ocasin.

LA GRAN HACIENDA DE PULLALLY

Voy a contar una historia Que la tengo en la memoria Hartos robles y harto espino La gran Hacienda de Pullally Y ciento veinte pullallinos La dcada del Sesenta Y en pleno siglo veinte As lo tengo en la mente Y como la mente es muy sabia Legislaba el Parlamento La Ley de la Reforma Agraria

29 Frei Montalva la firmaba A favor del campesino Y en la Hacienda de Pullally Ciento veinte pullallinos Se estaban organizando Y apareci Don Fernando Estaba ms bravo que un len! Les dijo Soy el patrn! Y aqusoy el que manda, mierdas! Nadie me quitar nada Nadie me quita mi hacienda Soy peor que un potro salvaje Nadie me pondr las riendas! Estaban toditos asustados. Les dijo Ramn Godoy: el patrn est enojado El Rancho le contest Porque era el ms preparado Escchenos don Fernando Nos estamos organizando. Y acaso quiere nos cree De a poco lo amansaremos Por mucho que corcovee Chitas que estn aniadoshuevones Les contest don Fernando Si me estn amenazando Yo soy un gran hacendado, Hombre de mucha fortuna

30 El parque y esta Laguna El palacio y la terraza Son mos y mos sern: Yo soy Fernando Irarrzaval De nuevo contesta el Rancho: Entindalo bien, don Fernando, No lo estoy amenazando La ley de Reforma Agraria Est en toda la Nacin A favor del campesino. Formando organizacin Nos cambiar el destino. Don Fernando se alej, Tal vez le encontr razn. Se fue derecho al Palacio Y ahse cerr el portn. Formaron el Sindicato Ya muy bien organizado Piden la Hacienda de Pullally Estaban muy bien preparados La Cora expropi la Hacienda Con todo lo que tena. Ciento veinte pullallinos formaban cooperativa. La vida cambi el destino De esos nobles campesinos Quin se iba a imaginar que en ese pueblo todos sus hijos tendran casas!

31

As termina la historia de la gran Hacienda de Pullally de don Fernando Irarrzaval. Pullally, Abril 2002.-

32 CAPITULO 4

EL GRUPO DEL TIUQUE Eulogio durmi en casa de unos amigos esa noche en La Ligua, regresando durante la tarde del da siguiente a su casa en Concn. Durante su solitario regreso, repas en su memoria, los tensos momentos de esa maana cuando debieron notificar a Don Fernn de la constitucin del Sindicato Campesino en su Hacienda. En algn momento Eulogio temi que al viejo hacendado le iba a dar un infarto o un accidente vascular cerebral. Deba estar ya cerca de los ochenta De una aos y aunque era alto de una estructura corporal asctica, enrojeci de ira y los vasos de su cuello se ingurgitaron latiendo con acelerada violencia. mirada el anciano contuvo a sus hijos y yernos quienes abalanzarse sobre el Inspector del Trabajo que lea la notificacin. Luego, estos mismos quisieron agredir a Vilches, incluso al propio Eulogio. Finalmente slo descargaron la ira insultando a los campesinos, pero fueron Comunista de especialmente agresivos con Hernn, quien slo estaba presente por acompaar a sus amigos, porque l era Alcalde de una comuna vecina. mierda! fue lo ms suave que le dijeron, lo que como ya se ha dicho no era cierto Eulogio se haba quedado a dormir la noche anterior en casa del Notario del pueblo, alargando la tertulia hasta la madrugada, por el placer que causaba a los amigos intercambiar ideas, analizar los hechos recientes, pero sobre todo haciendo planes para el porvenir inmediato y el ms lejano. Por ello, inmediatamente despus de la intensa escena ocurrida en la Hacienda esa maana, regres hacia Concn, impaciente por ver las nias y compartir sus ltimas vivencias con Mercedes. Esta vez no tom la ruta de la cuesta El Meln, sino que se adentr en la vieja citrola por el polvoroso camino que atravesando Catapilco lo llevaba hasta la Laguna de Zapallar, de ah, bordeando la hermosa costa lo llevaba directamente hasta Concn. Caa la tarde cuando atraves el ro Aconcagua, estacion el vehculo en la playa de la Boca, amenazaron con

33 atravesando la calle para llegar a su casa, abri la puerta para luego subir la larga escala de piedra que lo llevaba a la blanca casa de la colina tocando el pito referil que siempre llevaba en sus bolsillos con el slo propsito de anunciar a hijas y esposa de su llegada al hogar. De inmediato stas se asomaron a la Llegado al ltimo escaln terraza para, con gritos alegres, festejar su llegada.

abraz y bes amorosamente a sus mujeres como las llamaba habitualmente. Se tendi en una silla de playa, a pesar del ya fro atardecer otoal, contemplando ese plateado ro manso que iba a morir con el implacable ocano que no haca, de manera alguna, honor a su nombre. Mercedes parada a su lado le tomaba la mano, mientras ambos disfrutaban de los bulliciosos juegos infantiles de las hijas. El fro, los hizo ingresar pronto a la casa para encender enseguida la chimenea, preparada desde temprano por la fiel Zunilda a su joven patrn, como lo llamaba, lo que agregaba el calor fsico al grato ambiente familiar. Largas horas dur el detallado relato que Eulogio hizo a la esposa de los acontecimientos del da anterior y de esa misma maana. detalles. As le gustaba a Mercedes que su marido le relatar los tiempos que no compartan, con lujo de Las hijas cenaron, luego se acostaron temprano, ayudadas por ambos Pasada la padres, para caer pronto en el envidiable sueo de los nios. encendido la chimenea agradablemente. Al da siguiente, Eulogio no fue a su oficina en La Ligua, porque deba elaborar el informe para el Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP) sobre los acontecimientos recientes en la Hacienda, prefiriendo la tranquilidad de su casa para redactarlo y luego tipearlo en su vieja mquina de escribir Rmington, herencia material nica que guardaba de su abuelo arquitecto. Adems, pareca ser que el espectacular paisaje conconino que contemplaba desde su terraza, pareca inspirarlo para escribir, an esos burocrticos informes. Para esa tarde tenan programado una reunin poltico-social en la blanca casa de la colina, a la cual concurriran sus amigos ms prximos, veladas que se que tambin

medianoche ambos padres se retiraron al dormitorio, donde Zuny les haba haba en esa pieza, temperndola

34 haban hecho habituales casi desde su instalacin en Concn. Eran sociales,

porque era entre amigos que compartan una misma visin del mundo, de la Creacin y de la tica cristiana; pero eran tambin polticas porque los debates se centraban casi exclusivamente en el acontecer nacional marcados en esos tiempos de finales de los sesenta por los sucesos del proceso de Reforma Agraria. Los habitus eran, desde luego Hernn e Ignacia. Asistan tambin Simn, joven obrero conconino de la Refinera de Petrleos local y su esposa, la Rosa, hija de pequeos agricultores de Colmo; Rogelio cajero de la sucursal del Banco del Estado en Concn, Lalo Olivares, el jovial gordo propietario de un pequeo restaurante de la localidad e hijo de un obrero agrcola de un fundo de Nogales. Estos eran los infaltables, pero a menudo asistan tambin Pancho, cura obrero en La Calera, pero residente en Concn y Genaro, masoquista dueo una gran ferretera de Reaca, amigo de infancia del dueo de casa pero hombre de derechas, dueo ya, a pesar que no llegaba a la cuarentena, de una slida fortuna. A veces, las discusiones con ste se hacan muy duras ya que defenda Ms de una vez, el resto pens que Genaro no con vigor sus convicciones.

asistira nunca ms, pero este vasco, con la tenacidad de su estirpe, volva con ms energa e mpetus a defender sus aisladas posiciones. Para esas ocasiones, Mercedes preparaba abundantes paellas que hacan la delicia de los participantes, cada uno de los cuales aportaba una botella de vino blanco para acompaar la comida y alegrar las veladas. discusin hasta pasada la medianoche. Esa tarde, llegaron todos puntualmente. temas sociales. Los temas de discusin eran generalmente sobre los sucesos de actualidad nacional o internacional o sobre Tema corriente era tambin el anlisis de las corrientes que atravesaban la Iglesia Catlica en esos aos de renovacin post-conciliar. As las Encclicas Papales Rerum Novarum de Len XXIII sobre la condiciones de los pobres y la clase obrera entregada urbi et orbi en 1891 y Quadragesimo Anno de Po XI en 1931 en relacin al perfeccionamiento del orden social en Era habitual que llegaran alrededor de las 19 horas, para quedarse, los ms entusiasmados por la

35 conformidad al Evangelio, eran las bases tericas sobre las cuales se sustentaban las discusiones ms apasionadas. Como sucede siempre, la misma palabra daba Si bien, ellas eran de renovacin y sustento a las ms diversas posiciones.

justicia social, tambin servan a Genaro y a Rosa para apoyarse en las condenas que hacan, sobre todo la primera, en relacin al socialismo y de apoyo al respeto a la propiedad privada. El resto de los contertulios se alineaban todos en torno a las posiciones del llamado social cristianismo, en sus distintas versiones que luego, en los aos venideros, daran lugar tambin a posiciones ms radicalizadas que daran origen a los autodenominados cristianos por el socialismo y a los cristianos de izquierda. Las posiciones de Genaro se explicaban por su situacin de hombre exitoso en el orden establecido y las de Rosa, a pesar de ser la esposa de un obrero, en el sentido de propiedad de la pequea explotacin agrcola de su padre, cuya compra haba significado un esfuerzo titnico de toda la familia. A ella, entonces, que ni le hablaran de expropiaciones, sin dimensionar la distancia sideral que haba entre la pequea parcela familiar de Colmo y los grandes fundos y haciendas que caracterizaban la tenencia de la tierra del Chile de loa aos 60. Su esposo Simn, el obrero de la Enap, se ensombreca cada vez que la Rosa se embarcaba en vigorosas defensas del derecho de propiedad consagrado, sin duda alguna, por la Rerum Novarum. Nunca la contradeca, ni intervena en esas discusiones, slo, a veces, excedido, le espetaba pero Rosa, ubcate!, en esos casos la briosa joven lo miraba con ternura y segua con su discurso reaccionario como le reprochaba su marido. Cuando la discusin se tornaba muy cida o demasiado odiosa, Mercedes intervena, llamando al orden, a la paz y a la amistad que los convocaba; le haca seas a la vieja Zuny, quien distribua platos, servicios y vasos, para luego anunciar la inminente llegada de la ya tradicional paella. Rogelio, el bancario (o el banquero, como le motejaban a veces sus amigos, por embromarlo) era el encargado habitual de descorchar las botellas y servir el vino blanco; haba logrado una maestra verdadera en este oficio, no permitiendo que comensal alguno osara, siquiera, pretender su puesto. El bancario, era oriundo de

36 Concn; su padre haba ingresado como obrero en la Refinera de Petrleo desde su fundacin en 1954 y, si bien, l haba subido un peldao en la escala social, era el ms obrerista del grupo. El estaba orgulloso de su ascenso producto de la atinada decisin de su padre de enviarlo a completar sus estudios secundarios en el Liceo Comercial de Via del Mar lo que le permiti egresar con un ttulo de Contador General que le haba abierto las puertas en el Banco del Estado local, pero no olvidaba su orgenes ni el esfuerzo familiar que signific costearle esos estudios, que si bien eran gratuitos en cuanto a colegiatura, significaba despus de todo, un gasto importante en movilizacin, alimentacin del medio-pupilaje, tiles escolares y libros profesionales. Era muy amigo de Simn con quin haba compartido banco en la Escuela Parroquial, pero tambin de Rosa y de su familia de pequeos agricultores en Colmo. Simn bromeaba con Rogelio dicindole que estaba al acecho de la menor de esa familia, la Agustina que slo se empinaba a penas sobre los 14 aos. al bancario. Justo cuando Rogelio haba finalizado su labor ya tradicional, apareci en escena la Zuny portando, ayudada por el Lalo, ducho en esos menesteres, la humeante gigante paila paellera. De inmediato cesaron las acaloradas discusiones, cada cual se ubic en sillones y sillas instaladas en torno a la chimenea, estirando los platos ante la paellera que haca el crculo distribuyendo a cada uno abundantes porciones del plato tradicional de los catalanes. Lalo Olivares era tambin de origen campesino, su padre era obrero agrcola en una Hacienda en Nogales, pero desde nio no haba pensado en otra cosa que en escapar al destino que le ofreca la institucin del inquilinaje que a l le pareca infernal. As es que una vez que termin, tardamente, la de Ah se instalaron en enseanza primaria en la Escuela de Nogales, se las arregl para partir vacaciones de verano con un grupo de amigos a Mantagua. ya varios aos. conconina. La est criando deca el amigo, haciendo enrojecer

carpa en un potrero de un antiguo nogalino que haba emigrado a la costa haca Al da siguiente de llegados, cuando vena de cumplir sus diez y seis aos, entr a trabajar de pinche de cocina en un restaurante de la costa

37 Nunca ms volvi a Nogales, por lo menos a vivir. Trabaj con ahnco

todo el verano, juntando cada peso ganado como salario o propina, acumulando una reserva para los tiempos muertos del otoo y el invierno, pero sobre todo aprendi los secretos del oficio de cocinero y las maas del trabajo. otoo, ya tena claro que ese sera su destino. Al fin del Durante aos trabaj en los A

distintos restaurantes y cocineras del borde costero, entre Reaca y Concn, ahorrando cada peso, aprendiendo los mil secretos del oficio de cocinero. veces se tomaba una semana, especialmente en el tiempo de las cosechas y parta a Nogales a ayudar a su padre en esos tiempos donde todos los brazos se hacan escasos en las labores campesinas. Aprovechaba esos viajes para llevar regalos a sus padres y a sus numerosos hermanos. Era evidente que no le gustaba el trabajo agrcola, pero era cierto tambin que disfrutaba del cario de sus viejos y parientes. En Agosto del 64, en pleno fragor de la campaa presidencial que llevara a La Moneda a Eduardo Frei Montalva, el Lalo, para sorpresa de todos compr al contado el pequeo restaurante del recientemente fallecido Octavio Gonzlez. Los numerosos hijos de los diferentes matrimonios y noviazgos del finado, vendieron el restaurante, ms bien, la cocinera, al primer postor; ese fue el Lalo. Durante los aos siguientes, el joven nogalino trabaj As fue como una semana antes de esa velada, como enajenado, saneando en corto tiempo las deudas adquiridas en el Banco con la ayuda y aval de Rogelio. todas las deudas haban sido canceladas, motivo por el cual, Rogelio, una vez servidas los vasos con vino blanco, pidi un brindis por su amigo, por el xito de su restaurante bautizado recientemente como El Chiringuito el xito del bonachn del Eduardo. Antes de atacar los platos, todos se pusieron de pie, se cogieron las manos y el cura Pancho bendijo y agradeci a Dios los alimentos que pona esta noche a su disposicin. Luego guardaron unos instantes de silencio, se persignaron para continuacin, con asombroso luego sentarse frente a sus platos humeantes.A Todo alzaron alegremente los vasos en medio de una algaraba de parabienes, brindando por

entusiasmo, cada uno de los asistentes a la reunin se concentr en el sabroso plato, crendose un silencio, imposible de imaginar siquiera unos minutos antes.

38 Apenas dieron cuenta de sus platos, a pesar del fro y la humedad otoal, Hernn e Ignacia se hicieron una sea, dirigindose discretamente a la terraza que daba sobre el espectacular paisaje de la baha iluminado esa noche por una luna casi llena. Cogidos de las manos el joven mdico y la estudiante de Msica contemplaron con emocin el esplendoroso paisaje iluminado por la luna creciente que haca platear la cinta que marcaba el lnguido ro Aconcagua que iba a morir en el ocano que, por esta vez, haca honor a su nombre presentndose reposado y sereno. Se mantuvieron largo rato en silencio con las manos entrelazadas; luego Hernn le cogi el suave rostro juvenil besndola largamente, con ternura ms que con pasin. Luego Hernn le pregunt si podra ir a dejarla a su casa en Rautn; la joven guard un largo silencio antes de responderle negativamente. me lo tienen prohibido. Sigui otro largo silencio antes que Hernn le preguntara las razones. Pero t ya las sabes, te lo he dicho tantas veces, aunque no te conocen no quieren saber nada de ti y lo nico que quieren es que yo vuelva con Ramn, el hijo de sus amigos de Llay-Llay, amigo mo tambin, desde la infancia, le respondi la muchacha. El joven quiso insistir, pero Ignacia, le espet framente que no insistiera, que ella no ira nunca en contra la voluntad de sus padres que, sencillamente, no queran conocerlo, aunque sin prohibir la relacin entre ellos. Y que eso, ya era bastante! A Hernn se le humedecieron los ojos, de pena y humillacin; de pena porque ya la quera mucho, de humillacin porque tena la certeza que era por menosprecio social: a pesar que era mdico, sus eventuales suegros y cuados estaban emparentados con las familias ms tradicionales del pas y el slo era hijo de un empleado pblico; eso le dola mucho porque entenda que no era a l precisamente a quien menospreciaban, sino que a sus seres ms queridos. Despus de otro largo silencio, pero ya sin las manos tomadas, regresaron a la casa llena de bullicio de los comensales y tibia por la chimenea en la cual ardan varios troncos de eucaliptos que chisporroteaban con entusiasmo. No, le dijo con voz firme, no podemos, mis padres

39 Sin saber muy bien porqu, ellos mismos se bautizaron como el Grupo del Tiuque, probablemente porque haba un tiuque que anidaba en un eucaliptus que se elevaba frente a la blanca casita de la colina conconina.

40 CAPITULO 5

LOS PESARES DE IGNACIA Cuando reingresaron los jvenes, la discusin arda en relacin al relato que haba hecho Eulogio de los acontecimientos del da anterior en la Hacienda. Genaro, el empresario, estaba embravecido, sulfurado, defendiendo el derecho de propiedad sacralizado por la propia Rerum Novarum, que era a su vez el texto de referencia mayor para los otros comensales, excepto para la Rosa, que en estas cosas siempre acompaaba al vasco propietario de la Ferretera de Reaca. Aqu quedaban descolocados los izquierdosos como los motejaba Genaro, porque era verdad que esa encclica, su referencia mxima, si bien haba marcado sus propias vidas por la preocupacin que manifestaba por la condiciones vida de obreros, exigiendo justicia para ellos, es cierto que le daba prcticamente carcter divino al derecho de propiedad. Pero era verdad tambin, que el Papa Len XIII haca patente su apoyo a la formacin de gremios y sindicatos, y como ese era el motivo convocante de la reunin de esa tarde, justamente la formacin del Sindicato Campesino en la Hacienda, el argumento papal de Genaro perdi peso, quedando una vez ms en minora junto a Rosa que siempre lo acompaaba cuando se trataba de defender el derecho de propiedad. Ella haba sido testigo, deca, de los sobrehumanos esfuerzos de su padre, antiguo pen errante en la ribera norte del ro Aconcagua, para juntar peso a peso la suma necesaria para comprarse esa pequea propiedad riberea al gran ro. Pero, Negra, le deca su esposo Simn, que tiene que ver la pequea parcela de dos cuadras de tu padre, con las ms de mil de la Hacienda. algn da los comunistas nos quitarn todo. Igual noms deca la Rosa, si se permite que a alguien le quiten un terrn de tierra, Simn se embraveca, pero miraba La con cario a su Negracomo le deca, cesando de inmediato la discusin.

Rosa segua, aduciendo que haba que tener cuidado con los comunistas y los

41 socialistas, porque las dos encclicas, sobre todo la ltima, la Quadragessimo Anno los condenaban sin apelacin. Entonces intervino Hernn para decir que no eran stos los que mantenan en la miseria, el abuso y la opresin a los campesinos, sino que eran los dueos de las grandes propiedades los que mantenan desde la Colonia la casi esclavitud del inquilinaje; entonces mir de reojo a Ignacia, tranquilizndose al comprobar que ella lo miraba aprobatoriamente, aunque, como todos saban, su familia se encontraba entre esos terratenientes; pero la muchacha saba que los argumentos de su amado eran vlidos, que si a sus padres se les quitara la mitad de sus tierras, an habra bastante para llevar una vida cmoda y holgada. Adems, se deca para s, haba tanta tierra sin cultivar, dejadas prcticamente en el abandono, que hacindolas producir se aumentara la produccin agrcola en el pas y se acabara con la desnutricin que devastaba en esos aos a la infancia chilena. Ella saba que sus padres, en el fondo de ellos mismos, tambin estaban concientes que eso era verdad, pero se sentan traidores a su clase social al pensar as no teniendo la fuerza para confesarlo. Es verdad, tambin que ellos eran prisioneros de su Ignacia viva Ese sera el educacin, de las tradiciones familiares, de sus prejuicios sociales y de los valores que, a su vez, sus propios padres les haban inculcado. tiempo ser solidarios con su familia que quera sin vacilaciones. drama que atravesara su vida, marcndola definitivamente. El Lalo y Rogelio, sacaron a todos del calor de las discusiones y de los dilemas de conciencia, apareciendo con sus guitarras tradicionales, entonces todos se agruparon junto a la chimenea mientras el bancario y el restaurador iniciaban sus habituales guitarreos con los cuales siempre se apaciguaban los nimos; cantaban de todo, desde sambas argentinas cuyos mximos representantes eran Los Chalchaleros, siguiendo por los boleros clsicos chilenos especialmente los antiguos, seguan con algunas canciones de iglesia y el Himno a la Alegra, para llegar al fin a las canciones de la guerra civil espaola. . diariamente el dilema dramtico de ser leal a sus convicciones, pero al mismo

42 As, de pronto Rogelio, que deba levantarse temprano para llegar puntualmente a las 8 horas al Banco, anunci la llegada del nuevo da con lo cual todos se aprestaron a partir. Hernn mir, con un resto de esperanza a Los jvenes esposos, tenan Ignacia pero esta ya le haba pedido al propio Eulogio que, con Mercedes, la acompaaran a las casas patronales de Rautn. asumida esa tarea desde el inicio de las convivencias, as es que una vez ms se abrigaron debidamente para luego bajar junto a sus invitados, subirse a la destartalada citroneta para emprender el ya conocido trayecto a Quillota. En la calle, frente a la playa La Boca, se despidieron con abrazos y gritos de alegra, prometiendo reencontrarse dos semanas despus para otra velada de convivencia del Grupo del Tiuque. Guardaron silencio los esposos ya que estaban concientes de la pena de Ignacia por la situacin de su relacin con Hernn en lo que se refera a su propia familia. Cuando cruzaban Tabolango, la joven comenz a sollozar silenciosamente, Mercedes se torn hacia su amiga acaricindole la larga cabellera, dndoles golpecitos de vez en cuando para hacerle sentir su afecto comprensivo por la situacin que soportaba. Mercedes no haba tenido esos problemas a pesar de la precaria situacin econmica familiar de los Altamirano, pero como se deca en esos tiempos, Eulogio era de familia conocida Uds. creen que algn da mis padres cambiaran con respecto a Hernn? pregunt la joven llorando. Los esposos guardaron silencio; ellos saban que sera muy difcil, cada vez ms difcil, en la medida que avanzara el proceso de reforma agraria y las tensiones sociales que inevitablemente se iran agravando, como les pareca seguro. El silencio le sirvi se respuesta a Ignacia Francamente, dijo, no s comprendiendo que su situacin sera cada vez peor.

si tendr fuerzas para salir adelante, algn da tendr tomar una opcin. Siguieron en silencio hasta que cruzaron el puente Boco enfilando hacia el valle que los pikunches haban bautizado como Rautn, o lugar de greda en su dungn ancestral. Mercedes rompi el silencio preguntndole a su amiga cuando se veran nuevamente. De inmediato se pusieron de acuerdo para venir a visitarla el

43 Sbado siguiente para una de sus habituales paseos a caballo por el valle que recorran de punta a punta, luego atravesaban el cerro final que lo cerraba y llegaban a Chilhu donde conocan unas tejedoras de lana de ovejas que ellas mismas criaban en las colinas, herederas de sus antepasadas pikunches prehispnicas que las hacan con lanas de alpacas y guanacosAh conversaban un largo rato, para darle descanso a las cabalgaduras, al mismo tiempo que charlaban alegremente con las tejedoras de las cuales ya se sentan amigas. Era habitual que compraran algunas prendas, ya sea para ellos Partan temprano en la mismos o para regalos de parientes y amistades.

maana, con cocav que se servan en la punta del cerro contemplando desde all el bello paisaje, que cubra por un lado el valle entero, y por otro la amplia cuenca del Aconcagua divisando su desembocadura y el ocano. a ver a la familia. Generalmente a veinte los acompaaban hermanas y hermanos de Ignacia, o visitas de fuera que venan A veces eran hermosas cabalgatas de quince jvenes, alegres y ruidosos, que regresaban a las casas patronales al atardecer. All los esperaban meriendas con chocolate caliente que les permita recuperar las energas perdidas en el ejercicio. Con esos pensamientos, los Altamirano se despidieron de su atormentada amiga; esperaron con las luces del vehculo encendidas, hasta que abrieron las puertas de la casa seorial y constataron la entrada de Ignacia que se despidi haciendo seas con la mano. Mercedes se esforzaba en los viajes de regreso de mantener una conversacin permanente, ya que siempre la rondaba el temor que su eternamente fatigado esposo se pudiera quedar dormido en el volante. esposa. Esta vez le pidi que le contara de Daniel, el joven activista comunista instalado en el Departamento de La Ligua, ahora especficamente en la Hacienda donde ella lo haba conocido haca un par de semanas cuando viajaron en familia un domingo. Eulogio se rea de sus temores, pero igual responda las interminables preguntas de la

44 A ella le haba llamado la atencin el porte altivo del joven, su discurso coherente, su mirada altanera. Eulogio le cont lo que saba de la historia Su familiar del joven, pero Mercedes insisti, pidindole su opinin personal. definida por la Iglesia como intrnsicamente perversa.

esposo, sonriendo, le dijo que no olvidara que el comunismo era una doctrina Es verdad dijo ella, pero no los comunistas como personas, lo que debi reconocer su esposo; ponindose serio le dijo que se trataba de un joven de excepcin: reflexivo, responsable, respetuoso a pesar de su altanera, de gran inteligencia, duro en el debate, intachable en su conducta personal, pero sobre todo entregado absolutamente a su causa. Ay, dijo Mercedes, as deberan ser los nuestros. Pero nosotros tambin tenemos, mira a Mariano retruc Eulogio. S, pero son los menos, ellos, son todos como Daniel, finaliz la joven. No te irs a poner roja, espet el esposo, justo cuando iban llegando a la blanca casa de la colina conconina, cuando era casi la una de la madrugada. La vieja Zunilda era para ellos una tranquilidad mayor ya que las niitas estaban cuidadas tan bien como aos atrs la misma vieja haba cuidado a Mercedes. La vieja se haba quedado dormida frente a la chimenea todava llena de brasas ardientes, pero se despert apenas sinti a los patroncitos como ella los llamaba, juntos fueron a la pieza de las nias constatando dorman profundamente. Finalmente se acostaron, rezaron como era su costumbre sus oraciones nocturnas: tres ave mara y dos padrenuestro. Eulogio no alcanz a terminar el ltimo padre nuestro cuando cay rendido por el sueo. Al da siguiente parti temprano al trabajo, llegando a su oficina poco antes de las 10. Lo esperaban ya Mariano y Daniel para relatarle las ltimas novedades de la Hacienda. El mismo da de la notificacin de la constitucin del Sindicato, contaron los jvenes, los patrones, es decir los hijos y yernos de Don Fernn se haban dedicado a recorrer una por una la casa de los inquilinos, al atardecer, es decir cuando los hombres ya haban regresado del trabajo, primero apelando a la amistad que los una, con algunos desde nios, al recuerdo de el

45 cario que una tambin a sus respectivos padres. Al parecer, los patrones

nuevos, como les decan los campesinos, se haban puesto de acuerdo para estas conversas ya que todos se acordaron de cuando eran nios, cuando iban a veces juntos a la escuela parroquial, rememoraban las fiestas de las cosechas y las trillas, pero sobre todo las misiones que haca el cura en el verano, donde todos compartan, hacan veladas, jugaban juntos y al fin la despedan en una fiesta cuyo recuerdo duraba todo el resto del ao. Pero, el discurso de todos amigos, todos iguales fue recibido con indeferencia por los campesinos; si bien era verdad lo que recordaban los patrones, nadie se dejaba engaar, ya que todos esos sucesos, eran golondrinas que no hacan verano,pues con ms tenacidad aparecan las escenas de maltratos, los golpes que a menudo propinaban los mayordomos y administradores, las jvenes adolescentes acosadas y preadas dejadas en el abandono para luego cargar la vida entera con los huachos, rubios como los patrones que despus deban reconocer los peones que se convertan en sus maridos, los sueldos miserables, las amenazas que si no te gusta te vai noms, roto de mierda.!. Contentos estaban los jvenes activistas por la reaccin de la gente que no se haba dejado conmover por tantos recuerdos engaosos y tantos halagos. Cuando constataron la inutilidad de su manipulacin, se dieron otra vuelta por las casas al da siguiente, pero esta vez con recriminaciones y amenazas. Que de donde salieron, los malagradecidos que no te acuerdas que cuando tu huacho se enferm tan grave, mi papa te llev al hospital en su propio autoque no te acordai cuando se te quem la casa y mi propia mam te llev al pueblo para comprarte toda la ropa de cama. Despus fueron las amenazas: que pinsalo bien, Joaco, que estas arriesgando tu trabajo porque mi pap no te va a perdonar estaque mejor anda juntando las pilchas porque te vamos a subir a la carreta con tu mujer y tus cros y te iremos a tirar a Longotoma.que vas a tener que devolver toda la plata que te pasamos cuando se te quemaron las cosechas, ah, adems ten cuidado porque se te pueden quemar de nuevo! Daniel dijo que las amenazas haban debilitado a dos de ellos que dijeron que iban a quitar la firma y por supuesto que al Beto, que, traidor como haba

46 sido siempre, haba jurado que l no haba firmado pero que le haban hecho la firma. De cualquier manera el balance era ampliamente positivo, el Sindicato se haba constituido definitivamente legalizndose en la Notara donde los sindicados deberan ir a ratificar el documento. Despus de almuerzo, Eulogio fue a buscar a Hernn al Hospital, pero no lo encontr ah ya que ese da le corresponda oficiar de Juez de Polica Local, cosa que era legal en las comunas de bajos ingresos, contratar un abogado. Lo debi esperar largo rato, ya que como l decaestaba administrando justicia. Sali hacia las cinco de la tarde el mdico, alcalde y juez sin poder disimular la risa. Vamos a la casa, le dijo a su amigo abogado que lo miraba con curiosidad, all te contar en detalle. insuficientes para poder

47 CAPITULO 6

UN JUEZ RURAL Hernn viva solo en una casa del Hospital mismo, separada del establecimiento solo por un cerco de seto vivo; era una modesta casa de madera, amoblada austeramente por el mdico pero con mucho gusto en la eleccin de colores y adornos. Tomaron asiento en unos cmodos sillones de mimbre comprados en Chimbarongo a lo cuales les haba agregado mullidos cojines de plumas de ganso. El dueo de casa prepar caf a los cuales agreg los infaltables dulces liguanos acomodndose ambos para que el juez contara su historia. Figrate, que no siendo abogado como t, generalmente en estos pleitos y querellas de polica local me dejo llevar por mi criterio y mi sentido de la equidad. A veces, cuando me siento complicado o te consulto a ti o llamo a mi colega el Juez de Polica de La Ligua, que es letrado como t. Por otra parte, la mayor parte de los asuntos tienen que ver con infracciones del trnsito, con problemas de cercos en vas de regularizacin, pero sobre todo con disputas de vecinos, insultos, calumnias o viejas rencillas familiares. Con frecuencia me produce grandes satisfacciones ya que slo aplicando mi criterio, llego a resolver viejas rencillas, conflictos familiares o vecinales. Pero muchas veces tambin me fastidio de ser requerido por calumnias, por asuntos sencillamente de mala fe o por copuchas o asuntos menores. Pero esta vez, aunque era un asunto menor, al inicio me fastidi, pero termin rindome mucho. Fjate que hace un par de meses apareci una mujer de Alicahue denunciando el robo de un gallo (de un ave, no de un hombre, dijo rindose el mdico), echndole la culpa a su vecina Venancia. Yo trat de disuadir a la Aurora, que se llamaba la denunciante, una mujer en la cuarentena, dicindole que en realidad el valor de un ave no mereca iniciar un juicio, ni menos enemistarse con una vecina con la cual tendra que seguir conviviendo muchos

48 aos ya que ambas eran propietarias del sitio en que levantaron sus casas. Pero Aurora insisti con vehemencia, exigiendo justicia segn sus propias palabras, Cont que un fin de semana que se ausent para ir a ver a su hija Celinda que viva en Hierro Viejo, cuando regres el domingo en la noche, de inmediato ech de menos al Aguilino, como haba bautizado al gallo. Esa misma madrugada lo sinti cantar en la casa de al lado, as es que apenas amaneci se aperson donde la vecina. su gallina regalona lo empoll. Eso es mentira calumniosa, Doctor, le dijo. Juez. De inmediato Hernn la Hernn, insisti corrigi, dicindole que en ese lugar deba tratarlo de Usa porque ah era el Como no, Doctor Usa respondi la Aurora. corrigindola, pero a lo largo del juicio, pudo comprobar, resignado, que para la mujer nunca dejara de ser el Doctor. As, el jueves sealado apareci Venancia, una cincuentona, que vena acompaada por el marido, un huaso elegante y bien plantado. La Venancia jur por todos los dioses que el gallo era suyo, que era hijo de una gallina de cogote pelado que haba sido su regalona, por lo cual haba criado desde pollito. Como a la gallina haba debido tirarle el cogote para San Juan, que se llamaba su marido el huaso que la acompaaba, ella, que ya no tena hijos en la casa, se haba encariado con el gallito como si fuera su ltimo retoo. Eulogio rea de los avatares de su amigo galeno ejerciendo como juez. A l nunca lo haba seducido la carrera judicial, la encontraba rutinaria, aburrida, fome; sin embargo las ancdotas judiciales de su amigo le divertan hacindolo a veces dudar de su eleccin. Bien, le dijo, que hiciste? Me di cuenta de inmediato, dijo el mdico, que era un problema sin solucin, que sera la palabra de una contra la de la otra, as es que esta vez insisti ante Venancia que no peleara por el gallo, cuyo valor material era mnimo, sobre todo en los campos donde se cran tantas aves, prcticamente no tienen valor monetario. La yegua de la Venancia cont, se lo neg, aduciendo adems que ella tambin lo haba criado desde que

49 Ah, Doctor y Usa, es que esta yegua no se va a salir con la suya, as es que no le entrego mi gallo por ningn motivo. Hernn se resign a seguir adelante, aunque no vea salida razonable al pleito, por lo cual decidi agotar a las querellantes, para terminar el juicio por abandono de las vecinas enemigas. Bueno, le dije al Secretario que las citara para un careo, creyendo que con esto abandonaran y podra cerrar el pleito por falta de combatientes. El viaje de Alicahue al pueblo despus de todo tena su precio, lo que significaba que ya, con dos pasajes ida y vuelta, podan comprar dos aves cada una, por lo menos. Pero, debo reconocer que me equivocaba, dijo Hernn. siguiente aparecieron puntualmente ambas mujeres. T sabes, que la sala de audiencias es muy grande, que hasta sirve de sala de enormes reuniones, yo me instalo al fondo en un escritorio colocado sobre un podio y a los litigantes los coloco en sillas separadas por unos cinco metros y a unos diez de mi tribuna y la de Manuel, el Secretario. mujeres, sin mirarse siquiera. All llegaron estas santas El careo fue como me lo imagin, ninguna La Venancia lo menos El jueves

afloj de sus posiciones, peor an, ah empezaron a salir los rencores aejos y las viejas deudas acumuladas en tanto aos de vecindad. plumas, pero tambin los de sombrero y espuelas. que dijo fue que a su vecina les gustaban mucho los gallos, los con alas y Ah si que se sulfur Aurora, tratndola de maraca, que todos saban que cuando su marido se iba a por unos das a comprar animales a la Feria de Quillota, ella haca entrar en las noches al Luciano, su hijo mayor casado que viva en las cercanas. enrojecidos de vergenza, la cabeza gacha, sin saber hacia donde mirar. Me tuve que poner serio, agreg el mdico, aunque por dentro estaba muerto de risa, e impuse silencio, amenazando a las mujeres de mandarlas presas de inmediato. Al fin, logr hacerlas callar, pero no encontrando solucin al problema, decid que la nica manera de resolverlo, era provocando el abandono de la demanda por parte de Aurora o la entrega del gallo por parte de Ambos esposos, que las haban acompaado, no tenan donde meterse, los rostros

50 Venancia. As es que le pregunt a la primera, si tena testigos; muchos pues doctor Usa, me contest con firmeza. Cuantos traigo? agreg Bueno, entre ms traigas, ms posibilidades tienes, le respond, para desanimarla ya que, como era habitual en estos casos a los testigos haba que pagarles los pasajes y agasajarlos con algo en la cantina que se ubicaba frente a la Municipalidad, con la certeza que ese algo, era por lo menos una cerveza y un sndwich de pernil; es decir, por cada testigo que trajera, era por lo menos el precio de un gallo. Yo qued convencido que con esta astucia, se acabara definitivamente el pleito; pero, craso error, el jueves siguiente Manuel me dijo: no sabe nada, Doctor, afuera est la Aurora como con diez testigos. No lo quera creer, pero Los amenac, as era. Los tuve que hacer entrar de uno en uno, y cada uno jur que conocan al Aguilino desde que era pollito en el patio de la Aurora. comprobaba que mentan. dicindoles que estaban bajo juramento por lo cual se exponan a prisin si se les Ninguno quiso bajarse, ms an reiteraron las acusaciones de infidelidad hacia Venancia, agregando varios cahuines ms, todos relacionados con infidelidades y posturas de cuernos como decan testigos y acompaantes. No me qued otra cosa que convocar a su vez a Venancia para el jueves siguiente con todos los testigos que pudiera. No se priv la mujer, lleg con catorce testigos, todos vecinos de Alicahue, quienes juraron que el gallo haba sido empollado por una gallina de la Venancia, adems, como era previsible contaron con ademanes y mmicas como Aurora maraqueaba con todos los jvenes del poblado. No hubo forma de hacerlos callar. Despus de la declaracin, de nuevo a la cantina a servirse algo. Ah si que qued complicado, sin imaginar que hacer, ni como seguir! De pronto tuve una inspiracin. Venancia, tienes que volver a la prxima audiencia con el gallo Con el gallo doctor Usa? Pregunt la mujer. Exactamente, respond. Debes traer el cuerpo del delito

51 A la mujer se le iluminaron los ojos imaginando que ahora s que le ganara definitivamente a su enemiga. Y debo traer los testigos tambin? Por supuesto, mujer, le respond. Le dije a Manuel, que citara tambin a Aurora y compaa para la prxima audiencia.