nomadas 6 10 debora arango

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Articulo sobre la artista Debora Arango

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  • DBORA ARANGO, LAMAS IMPORTANTE YPOLEMICA PINTORA

    COLOMBIANA*

    * Versin resumida de la conferencia dictada el 16 de agosto de 1996 en la Biblioteca Luis Angel, con motivode la exposicin retrospectiva de la artista. La fuente principal de este artculo son diversas entrevistas sostenidascon la pintora, entre octubre de 1995 y octubre de 1996.

    ** Investigador. Autor del libro Historia de la pintura y el grabado en Antioquia (Editorial Universidadde Antioquia, 1996); colaborador de revistas nacionales y volmenes colectivos de historia. En la actuali-dad prepara una biografa de Dbora Arango.

    Santiago Londoo Vlez**

  • La pintora Dbora Arango Prez naci en Medellnen 1907. Para ese entonces, la ciudad se acercaba a los65.000 habitantes y su condicin de aldea decimonnicacomenzaba a transformarse lentamente. Fue la octava deun total de doce hijos vivos del matrimonio del comercian-te Cstor Arango y Elvira Prez. Curs estudios primariosen el colegio de las Isazas, un establecimiento para la in-fancia de carcter privado. Desde temprana edad contrajopaludismo. Esta dolencia, junto con las de origengastrointestinal, estaba entre las principales causas de mor-talidad en Antioquia desde finales del siglo XIX. Inclusolos mdicos eminentes todava no conocan a ciencia cier-ta el origen del paludismo. Una de las medidas recomen-dadas para combatirlo era el cambio de clima. Por ello,Dbora Arango pas durante su infancia varias tempora-das con distintos familiares que vivan en las afueras. Porcerca de dos aos estudi con las hermanas de La Presen-tacin en el municipio de La Estrella, donde resida conCarina, su hermana mayor casada.

    Superadas parcialmente las crisis paldicas, regre-s a Medelln e ingres al Colegio de Mara Auxiliadora,el cual junto con el de La Enseanza, La Presentacin y elColegio Central de Seoritas, eran los nicos que impar-tan educacin femenina en la ciudad. En aquellos aosde la segunda dcada del siglo XX, a las mujeres no se lesconceda el mismo ttulo de bachiller que reciban los hom-bres, sino un certificado de estudios. En el currculo feme-nino se enfatizaba en la enseanza de labores que las cali-ficaban para un futuro desempeo domstico, tales comomodistera y culinaria, y otras que se crea contribuan alcultivo de su personalidad, como las manualidades, lamsica y en ocasiones la pintura.

    En el colegio de Mara Auxiliadora enseaba pin-tura la hermana italiana Mara Rabaccia, quien temprana-mente descubri el gran inters y las especiales habilida-des de Dbora Arango con el pincel. En sus clases se co-piaban al leo imgenes europeas de distintos motivos ypronto le encarg que corrigiera los trabajos de sus condis-cpulas. Tras seis aos, la joven abandon los estudios se-cundarios en los cuales se atrasaba con frecuencia debidoa las secuelas de la enfermedad, y opt por dedicarse a lapintura.

    Luego de retirarse del colegio, ofreci por un cor-to perodo unas clases de pintura en su residencia, a variasde sus compaeras que se lo solicitaron. Copiaban lmi-nas y avisos publicitarios. En 1931 el pintor Eladio Vlezregres a Medelln luego de estudiar en Europa. Su prime-ra formacin la haba obtenido con Humberto Chaves,alumno a su vez de Francisco A. Cano. Vlez comenz adictar clases particulares en su casa, a donde lleg Dboraa estudiar pintura, sumndose a un pequeo grupo de alum-nas. Al ao siguiente, Vlez ingres como profesor al Ins-tituto de Bellas Artes y la joven se matricul en sus clases.En el Instituto conoci a otros estudiantes de talento inte-resados en el arte, entre los cuales se encontraban CarlosCorrea y Rafael Senz. Aprendi dibujo y acuarela y prac-tic principalmente el retrato, durante unos cuatro aos.Las clases se centraban en el dibujo de figuras de yeso ynaturalezas muertas. Pero la artista en ciernes se aburracon la rutina acadmica y consigui autorizacin para sa-lir a pintar afuera distintas escenas urbanas. En estas obrashechas a la acuarela, se refleja muy bien el ambiente de laciudad en trance de modernizacin, marcado por el tran-va, los automviles y la gente.

    Dn Cstor Arango, Padre de la Artista.

  • Tambin cultiv con entusiasmo el retrato, perocomo declar en una entrevista de 1939,

    Yo senta algo que no acertaba a explicar. Querano solo adquirir la habilidad necesaria para reproducir fiel-mente un modelo o un tema cualquiera, sino que anhelabatambin crear, combinar; soaba con realizar una obra queno estuviese limitada a la inerte exactitud fotogrfica de laescuela clsica1 .

    Entre los cuadros que pint durante sus estudioscon Vlez, se encuentran los retratos de su madre, su pa-dre, su ta Francisca y el de su profesor de arte. El retratode Eladio Vlez en acuarela, se aparta notoriamente delconcepto pictrico que predomina en los rostros de susfamiliares ms queridos. Esta pintura deja entrever porprimera vez las inquietudes creativas de la artista, graciasa la fluidez y espontaneidad de la acuarela. El maestro Vlez

    aparece con los ojos cerrados, algo extrao e inaudito paraun retrato convencional en aquella poca.

    Pedro Nel Gmez regres a Medelln luego deestudiar en Italia y para 1935 inici los frescos del PalacioMunicipal, con los cuales la pintura antioquea y colom-biana dio un gran viraje y entr definitivamente en el sigloXX. En estas obras apareci por primera vez el desnudoen un edificio pblico, pero tambin, el trabajo del hombreque transforma la naturaleza, la mquina, el progreso comoideal de un pueblo, los conflictos del hombre en sociedad,y en general, la representacin de ideas de ndole naciona-lista. Se trata de una imaginera americanista que buscaconsolidar una identidad, pero no a partir de los intereses ygustos de los poderosos como haba sido tradicional.

    Nuestra artista, visit los frescos en ejecucin. Laexperiencia tuvo el carcter de revelacin y qued fuerte-mente impresionada. En ellos vio materializados sus de-seos como pintora, todo lo cual le abri un nuevo rumbo asu trabajo, que a la postre, resultara definitivo. Segn ledijo a un periodista,

    Un buen da hall lo que buscaba. Los frescos dePedro Nel Gmez me revelaron algo que hasta entoncesdesconoca, algo que no haba tenido ocasin de compren-der. El estilo revolucionario de Gmez abra ante mi unnuevo y vasto campo de realizacin2 .

    Pronto abandon la rutina academicista de Vlezy abraz con fervor y de manera personal, las enseanzasde Gmez. Practic especialmente la acuarela, tcnica conla que represent motivos urbanos, bodegones, animalesy figura humana. Sus condiscpulas eran Emilia Gonzlezde Jaramillo, Luz Hernndez, Laura Restrepo de Botero,Graciela Sierra, Mara Uribe y Jesusita Vallejo de Mora.Atrs quedaron los colores agrisados de Vlez y el someti-miento acadmico. Con Gmez encontr la libertad en elcolor y el dibujo, lo que le abri las puertas al coloridofuerte y agresivo de sus obras futuras.

    A instancias de su profesor, las alumnas presenta-ron en julio de 1937, una exposicin de pintura en unacasa desocupada que les facilitaron, localizada cerca al ClubUnin de Medelln. Por ciertos celos, alguna de las con-discpulas, en ausencia de Dbora, traslad sus cuadros,que Pedro Nel haba dispuesto en una de las salas princi-pales, a otra localizada en el fondo de la casa.

    Doa Elvira Prez, madre de la artista.

  • En esta muestra particip con un total de 21 acua-relas que fueron muy bien recibidas por la prensa, en par-ticular por el periodista conservador Jos Meja y Mejadel diario El Colombiano, quien opin que la mejor obrade Gmez eran sus alumnas. En su artculo, Meja fueinusualmente perceptivo y muy crtico con respecto alpaisajismo dominante en el gusto del momento; en parti-cular, ponder la importancia de la pintura interpretativaen contraposicin con la reproductiva3 .

    Durante un almuerzo que las alumnas le ofrecie-ron a Pedro Nel con motivo de la exposicin, ste les dijo,segn recuerda la artista: para el ao entrante no me si-gan pensando en paisajitos, en naturalezas muertas. Yavamos a pintar lo humano, unos desnudos, estudien quese es el mejor estudio. Dbora expres espontnea yabiertamente su entusiasmo por el tema; pero las dems semiraron extraadas y enmudecieron. Se despidieron por-que comenzaban las vacaciones y al ao siguiente la jovenpintora descubri que sus condiscpulas no solo habanrechazado la propuesta de Gmez, sino que ya no querantenerla a ella en el grupo por su inters en el desnudo.

    En vista del rechazo, acudi a la casa de PedroNel donde recibi algunas lecciones con modelo. Uno delos primeros cuadros se llama Azucenas, para el cual possu hermana Elvira. Entabl amistad con GiulianaScalaberni, dama florentina esposa del pintor, quien cuan-do descubri sus capacidades comenz a ensearle el idio-ma, con la idea de que debera estudiar en Italia. Pero apartir de entonces, Gmez se distanci inexplicablementede su alumna.

    Luz Hernndez, su mejor amiga, fue quien la in-form del rechazo de las otras compaeras. Al mismo tiem-po, le cont que pensaba entrar de monja al convento y leofreci servirle de modelo antes de ponerse el hbito: yono me voy a ir hasta julio, le dijo Luz Hernndez, y leposo a usted hasta que me vaya. Y buscamos otra que mereemplace a m despus. Qudese tranquila. SegnDbora, esa misma tarde empezamos. Me acuerdo quemi mam tena una jarra de cristal lindsima, la llenamosde agua, nos fuimos para una pieza all adelante, Luz mepos y yo pint.

    La artista invit a Gmez a ver los cuadros queestaba haciendo. Luego de examinarlos, le recomendlacnicamente que no siguiera por ese camino y se mar-

    ch sin decir nada ms. Dbora encontr entonces apoyoen el pintor Carlos Correa, quien cuando conoci los pri-meros resultados, se mostr abiertamente elogioso y entu-siasmado. Haba pegado pliegos de papel de acuarela parapoder pintar en formato grande y a tamao natural en al-gunos casos, con lo cual rompi sin proponrselo cons-cientemente la tcnica tradicional de la acuarela. Al pocotiempo Correa viaj a Bogot y a partir de entonces conti-nu trabajando sola: ya poco necesitbamos del maestro,la prctica era la que nos iba llevando.

    En noviembre de 1939 fue invitada por la Socie-dad de Amigos del Arte a participar en el Saln de Artis-tas Profesionales en el Club Unin, el ms prestigiosocentro social de Medelln. Tena entonces 31 aos y pocassemanas antes haba comenzado la Segunda Guerra Mun-dial. Entre los catorce artistas escogidos, se encontrabanpintores de la escuela de Cano, como Luis Eduardo Vieco,Eladio Vlez y Constantino Carvajal, al igual que jvenesdestacados como Ignacio Gmez Jaramillo, quien conta-ba con 29 aos. El jurado decidi otorgarle el primer pre-mio a Dbora Arango. La recompensa de cien pesos se ladieron por el cuadro Hermanas de la Caridad (conocidotambin como Hermanas de la Presentacin). Pedro NelGmez le haba dicho a la autora que a se cuadro le pon-dra su propia firma.

    La eleccin de esta obra se hizo como una manerade soslayar el posible escndalo que habra si se premiabaalguno de los dos grandes desnudos a la acuarela que tam-bin present la artista, llamados Cantarina de la Rosa yLa Amiga. No obstante el premio a una pintura de temti-ca religiosa, la polmica por los desnudos exhibidos en elClub Unin no se hizo esperar. Por una parte, los artistasms tradicionales como Eladio Vlez y los jvenes comoGmez Jaramillo, protestaron enrgicamente porque sesintieron vencidos por una artista que no considerabanprofesional. Por otra, los desnudos fueron juzgados comoescandalosos por sectores sociales cuya vocera tom laprensa conservadora local. Poco a poco, el episodio adqui-ri matices polticos y la prensa liberal asumi la defensade alguien a quien vea como a una mujer valiente. Enmedio del escndalo, Dbora Arango expres un concep-to sin antecedentes en el medio artstico nacional, hoy muycitado a propsito de su pintura: el arte, como manifesta-cin de cultura, nada tiene que ver con los cdigos de moral.El arte no es amoral ni inmoral. Sencillamente su rbita nointercepta ningn postulado tico4 .

  • 1. El Cementerio de la chusmao mi cabeza, 1950. Oleosobre lienzo. Coleccin

    MAMM

    2. Dbora Arango pintando enlas islas Barbados

    3. Dbora con un nuevo leoterminado.

    4. Jardn interior de Casa Blanca(Envigado - Antioquia,

    dcada de 1950)

  • Plebiscito, leo sobre lienzo, 1958. Coleccin MAMM

    Taller de la artista, Antioquia

  • Junto con el cuadro Anunciacin de Carlos Co-rrea, en la historia del arte colombiano no existen otrasobras que hayan causado una polmica semejante a la quedespertaron los desnudos de Dbora Arango, quien porentonces tena 32 aos. Toda esta reaccin puede enten-derse mejor si se comparan tales obras con otros desnudosque las antecedieron. La Mujer del Levita de EpifanioGaray, pintada a finales del siglo XIX, se basa en una le-yenda bblica y tiene un afn moralizante a pesar de la evi-dente voluptuosidad de la modelo; el desnudo femeninoen Cano era sobre todo un smbolo del ideal de belleza,dispuesto para la contemplacin pasiva, pero tambin unobjeto de estudio, sobre el que se deba practicar incansa-blemente para aprender a reproducirlo con fidelidad y des-treza. El desnudo en Pedro Nel Gmez se convierte enexpresin de la condicin precaria del trabajo minero ypor lo tanto, una forma de denuncia. Los desnudos deDbora Arango contradicen radicalmente el canon del g-nero: la mujer aparece con todos los detalles de su anato-ma, incluyendo el vello pbico; no solamente no oculta elrostro con vergenza aleccionadora, sino que mira abier-tamente al espectador. El clima de naturalismo que imperaen ellos, se ajusta precisamente al propsito de una expre-sin pagana5 .

    Tanto afn en defensa de la moralidad por parte deperiodistas conservadores e incluso del mismo EladioVlez, contrasta con la cruda realidad que se viva enMedelln. Se ha calculado que exista una prostituta porcada 40 hombres y en vista de la proliferacin de enferme-dades venreas, las autoridades abrieron -tardamente- elInstituto Profilctico en 1917, donde se trataba de contro-lar la salud de las mujeres pblicas. En 1928 existan 800cantinas en la ciudad, una por cada cien habitantes. El bary el burdel eran sitios importantes de socializacin mascu-lina. El ingeniero Jorge Rodrguez, al analizar en su mo-mento el descenso de la natalidad entre 1912 y 1924, loatribuy a una hipottica degeneracin de la raza, debidaal alcoholismo y a la sfilis6 . La obra de la pintoraantioquea hizo visible por medio de una elaboracin pic-trica personal, una realidad social sabida pero ocultadapor los cdigos vigentes del decoro.

    Con motivo del escndalo, Dbora Arango fue lla-mada por el padre Miguel Giraldo, prroco de la Iglesia deSan Jos, quien le aconsej retirar los desnudos y no se-guirlos pintando. No sera la primera ni la ltima vez quealgunas autoridades religiosas recalcitrantes, trataron de

    censurar la pintura de alguien que tena un profundo sen-tido religioso y comulgaba diariamente. El mismo da dela pltica con el sacerdote, se enter con tristeza que elinstigador del episodio haba sido Eladio Vlez.

    Dedicada ya a trabajar como pintora independien-te, fue invitada en 1940 por el Ministro de Educacin libe-ral Jorge Elicer Gaitn a exponer sus pinturas en Bogot.Respecto a su inclinacin a la expresin pagana, dijo enuna entrevista en la capital: yo tengo un espritu tranqui-lo, reposado y analtico. El fenmeno debe surgir proba-blemente de la interpretacin emocional que me producenlos dems. Debe ser -as lo creo yo- que veo en todos losrostros humanos pasin y paganismo7 .

    El peridico bogotano El Siglo calific la exposi-cin como un desafo al buen gusto. Opin que la artis-ta era una joven sin gusto artstico, que demuestra noposeer siquiera nociones elementales de dibujo y que des-conoce la tcnica de la acuarela. El articulista annimoconsider como de extrema gravedad que el Ministeriode Educacin patrocinara la exhibicin de los esperpentosartsticos, los cuales rechaz por ser indicio de pereza einhabilidad. Esta misma idea fue el argumento con el queLaureano Gmez, en un agresivo artculo de prensa8 , ha-ba descalificado tres aos antes lo que se entenda comoexpresionismo. Sin proponrselo, la pintora fue tomada denuevo como instrumento de batalla entre conservadores yliberales.

    Poco despus particip, tambin en Bogot, en elPrimer Saln Anual de Arte Colombiano. Ignacio GmezJaramillo recibi el primer premio con un retrato de sumadre, lo cual fue considerado en Medelln como la granderrota del pedronelismo. Al final del ao, Alberto DurnLaserna destac en un comentario ciertos valores pictri-cos en la obra de la artista pero, al mismo tiempo, no duden recomendarle ensayar en el impresionismo de la Cassato en la difuminada dureza de Renoir. Le pidi darle a sutrabajo, ms ternura, un poco de fcil y simple encanto.Tambin le sugiri que abandonara ese hosco perodorealista-naturalista9 . Esta no sera la nica vez que uncrtico pretendiera decirle cmo deba pintar. Veinticincoaos ms tarde, Marta Traba la visit en su residencia enEnvigado y le recomend dejar su estilo, que encontrmuy pasado, sugirindole dedicarse ms bien al arte abs-tracto.

  • El revuelo por la obra de Dbora Arango se reno-v en 1942, cuando la Revista Municipal de Medelln pu-blic un elogioso artculo sobre la pintora con varias ilus-traciones, la mitad de las cuales eran desnudos. La publi-cacin, de ndole oficial, consider que Arango era elmximo exponente de nuestro arte pictrico. En el mis-mo ejemplar apareci un saludo protocolario al recin po-sesionado monseor Joaqun Garca Bentez. Indignadopor la vecindad con la pintora y los desnudos, el preladopidi recoger la edicin y en el Concejo de la ciudad tuvolugar un fuerte debate. De nuevo la prensa conservadoraatac a la pintora y a la revista, la cual fue calificada comopublicacin inmunda. De la artista se dijo que se com-place en propalar a los vientos el corruptor e inelegantemorbo de la lubricidad.

    Los padres de Dbora Arango no entendan lapolmica que despertaban sus desnudos; siempre la apo-yaron y sintieron respeto y admiracin por su obra, a pesar

    de que algunos de los hermanos mayores se mostrabaninconformes y teman la maledicencia social. Entre tanto,continu desarrollando una temtica caracterizada por ladenuncia social, cuyo germen surgi en acuarelas del pe-rodo de expresin pagana, como Amanecer (1940) y Frino trata de blancas (1940), alusivas a la vida de bares y pros-tbulos, temas que por primera vez aparecen con crudeza,vivo colorido y gran calidad plstica en el arte colombiano.A comienzos de la dcada de 1940, visit el manicomiomunicipal de Medelln as como el anfiteatro, donde unode sus hermanos mdicos era profesor de anatoma.

    Durante 1942 pint una serie de acuarelas querevelan la plena adopcin de la temtica social. En ellaspredomina la irona y mordacidad, aplicada a personajesfemeninos religiosos: La primera comunin, La monja in-telectual, La oracin de la tarde. Tal vez en ellos se puedepercibir hoy, en parte, una elaboracin pictrica del duelopor el ingreso de su amiga Luz Hernndez al convento, locual parece notarse tanto en Meditando la Fuga como enLa huida del convento, en la que presenta a una monjaque abandona los hbitos religiosos y sale desnuda delenclaustramiento.

    Dentro de esta fase de denuncia social se obser-van dos vertientes. La primera, donde se muestran fen-menos humanos individuales de carcter social y sicolgico,que hasta entonces eran temas ajenos a la pintura o habansido representados de manera idealizada. Es el caso decuadros como Adolescencia, Pordiosera, La Cada, Justi-cia, Esquizofrenia en la Crcel, La Baera, Anselma (unretrato de su niera mestiza), Maternidad negra, Amarga-da, entre otros. Aqu la figura dominante es una mujer quevive un determinado proceso asociado a su condicin fe-menina, tal como el florecer de la pubertad o el fructificarde la maternidad, el escaparse del encierro, padecer la lo-cura, la tristeza, o preparase para el bao. Tambin, en-frenta las consecuencias de una situacin relacionada conla injusticia social, la pobreza, el abuso de la autoridad, o lacompetencia con otra congnere. Tal es el caso del extraor-dinario lienzo La lucha del destino, en el que dos reciasmujeres pelean a la entrada de una cantina.

    La segunda vertiente que se puede distinguir den-tro de la etapa de denuncia social, comprende pinturas quemuestran la pobreza familiar, como en Paternidad y Patri-monio, o aparecen distintas labores populares, como en elcaso de las pinturas tituladas Voceadores, Segadores,

    Doa Eliva, Dbora Arango y su hermana, en elPrado, Madrid, 1955.

  • Terciadores. Ante todas estas pinturas, cabe recordar lo quedeclar en una ocasin la artista:

    Yo creo que el pintor no es un retratista al detalle.Cuando se pinta, hay que darle humanidad a la pintura. Sino fuera as, estaramos hacindole competencia a los fo-tgrafos... un cuerpo humano puede no ser bello, pero esnatural, es humano, es real, con sus defectos y deficien-cias 10 .

    En 1944 hace parte del grupo de los Artistas In-dependientes y participa en la Exposicin de Arte Nacio-nal de Medelln. Los Independientes expidieron un mani-fiesto con ideas a favor de una pintura americanista, queretoma, de manera tarda, los ideales del muralismo meji-cano. Para entonces, mantiene amistad con Gabriel Posa-da y Rafael Senz, con quienes en ocasiones se reuna apintar. El grupo present una exposicin en Cali, seleccio-nada por la Sociedad de Mejoras Pblicas de Medelln,cuyo director evita incluir los cuadros ms polmicos. Al

    ao siguiente, se traslada a vivir con su padre y sus herma-nos menores a Casablanca, el hogar de sus abuelos levan-tado a mediados del siglo XIX, que hasta hoy es su resi-dencia. Estos aos fueron los ms prolficos de toda la vida,tanto por la cantidad como por la calidad de la obra querealiz.

    Acompaada por su hermana menor Elvira viajaa Mxico en 1946, donde estudia pintura mural en la Es-cuela Nacional de Bellas Artes, bajo la direccin del maes-tro Federico Cant. Ninguno de sus antiguos profesoresen Medelln quiso darle una simple carta de recomenda-cin. Empac algunas de sus acuarelas y al mostrarlas fueaceptada de inmediato sin ms requisitos. Todos los gastosacadmicos fueron asumidos por la Escuela, donde per-maneci por unos seis meses. All admir con preferenciaa Jos Clemente Orozco por encima de Siqueiros y Rive-ra. Debi regresar a Medelln pues su padre cay enfer-mo; a su cuidado se consagr los siguientes aos.

    A pesar de que uno de sus sueos era pintar gran-des murales, apenas pudo ejecutar uno solo en 1948 parala Compaa de Empaques, alusivo a la recoleccin delfique. El mismo ao envi cuatro piezas a una exposicinen Medelln, entre las cuales estaba Adolescencia, para elcual pos una de sus hermanas. Este leo, junto con eltitulado Clavel Rojo, son bellas y fuertes metforas del flo-recer femenino. Adolescencia fue motivo para que las se-oras de la Liga de la Decencia de Medelln, se quejaranante el arzobispo Garca Bentez. El prelado hizo ir a lapintora al Palacio Episcopal. Le pregunt de dnde habasacado las modelos para sus cuadros. Son las hijas de lasDamas de la Liga de la Decencia, fue la respuesta.

    Dbora Arango no escap a la censura del propioPedro Nel Gmez. Con motivo de otra exposicin en laque participaron los principales artistas de Medelln, enviunas obras entre las que se encontraba la titulada La Pro-cesin, (conocida tambin como El Obispo o Indulgen-cia). Gmez no permiti exhibirla por temor al posible es-cndalo. Representa a una mujer que besa, en medio deuna procesin, el anillo de un obispo. Basada en un episo-dio callejero que presenci, transform al personaje en unamujer de uas rojas de aspecto mundano, que parece des-pertar las miradas lascivas de los monaguillos que la ro-dean.

    Bajo los sucesos desencadenados por el asesinatode Jorge Elicer Gaitn en 1948, comienza a incursionarLa lucha del destino, leo, 19

  • Los que entran y los que salen. 1944.Oleo sobre lienzo. Coleccin MAMM

    Amanecer, 1940. Acuarela.Coleccin MAMM

    La Mstica, 1974. Acuarela. Coleccin MAMM Junta militar, 1957. Oleo sobre lienzo. Coleccin MAMM

  • en una nueva faceta, caracterizada por la stira poltica,dentro de la cual interpret distintos acontecimientos y elclima de zozobra, violencia y mortandad del momento.Durante las emisiones radiales del nueve de abril que na-rraron la explosiva situacin que se vivi especialmenteen Bogot, pinta acuarelas como Masacre 9 de abril, quecondensa un episodio de trascendencia histrica.

    Durante la poca de la violencia, el ferrocarril seutiliz para transportar grupos de detenidos de PuertoBerro a Medelln. Impactada por la condicin de los pre-sos y su destino imprevisible, pint tres cuadros. En el ti-tulado Tren de la muerte, se encuentra una elaboracintpicamente expresionista: en el interior del vagn predo-minan los rostros deformes y exagerados, el techo est pin-tado con colores de incendio y el piso sin carrilera con rojosangre y sombras negras. En las paredes del tren, las ma-nos de los asesinos han dejado tambin su roja huella. Lacomposicin en diagonal le da a esta imagen una dinmi-ca particular, una progresin de trnsito incesante. A pesarde que fue pintada hace ms de treinta aos, conserva unavigencia inocultable. En efecto, ese alegrico tren de lamuerte todava hoy no termina su recorrido nefasto.

    La utilizacin de metforas zoolgicas en el artecolombiano para aludir a aspectos polticos se remonta amediados del siglo XIX con los Matachines Ilustrados.Ricardo Rendn produjo en su momento todo un jardnzoolgico donde los personajes se identificaban con unanimal. De nuevo, a fines de los aos cuarenta, se adopten distintos niveles sociales el zoomorfismo. Se hablabade pjaros, cndores y basiliscos. Dbora Arango uti-liz a su manera esa metfora de monstruosidad zoolgicaque se haba establecido en el imaginario colectivo.Batracios, reptiles, calaveras, aves de rapia, hienas, ha-cen parte de todo un lenguaje simblico implacable, con elque interpret acontecimientos histricos precisos.

    Laureano Gmez fue derrocado por el generalGustavo Rojas Pinilla en junio de 1953. En La salida deLaureano, se muestra al caudillo conservador como unbatracio llevado en andas por gallinazos. El cortejo apare-ce presidido por el heraldo de la muerte y lo cierra un mili-tar que empuja con la culata de su fusil. A manera de corojubiloso, aparecen clrigos, estudiantes, caones y milita-res.

    En un principio, Rojas recibi un apoyo generali-zado porque se crea que su dictadura sera transitoria.Cuando busc prolongarla, enfrent con violencia el re-chazo de la poblacin civil y en particular el de los estu-diantes, lo que hizo que la iglesia se distanciara; al tiempo,colm de prebendas a sus seguidores del ejrcito. Todoello condujo a que se gestara un movimiento para derro-carlo. En el cuadro Rojas Pinilla, el dictador aparece per-sonificado en un sapo con charreteras; lee un discurso conuna copa en la mano, como se le vio en tantas inaugura-ciones difundidas por su oficina de divulgacin y propa-ganda. Lo rodea una corte de batracios vidos, un obispo yalgunos civiles. La bandera nacional luce a manera demantel, debajo del cual salen dos hienas que se han apode-rado de bolsas de monedas de oro. A los lados se observanserpientes venenosas. En la base de toda la escena apare-cen huesos y calaveras.

    A estas obras seguiran en 1954 Huelga de estu-diantes, en la que alude a las desesperadas y trgicas pro-testas de los jvenes y Las tres fuerzas que derrocaron aRojas, que registra simblicamente la participacin del di-nero, la poltica y la iglesia en el acontecimiento que llende jbilo a muchos colombianos, pues pareca poner fin aun perodo de inestabilidad social y poltica. Una juntamilitar integrada por cinco miembros reemplaz a RojasPinilla. En la versin que hizo la artista de dicha junta,aparecen cinco negras bestias, que por momentos parecenlobos o simios de ojos voraces, envueltos en la bandera deColombia; dos de ellos sostienen una cartela en blancodonde solo hay dos signos de admiracin.

    La junta militar convoc a un plebiscito en 1957,con el cual se busc aprobar el bipartidismo del frente na-cional. El cuadro titulado Plebiscito, presenta a unos per-sonajes que llevan las mscaras de Alberto Lleras Camargoy Guillermo Len Valencia; ambos conducen a votar enuna suerte de camilla, a Laureano Gmez, representadopor la figura de un lobo que exhibe su voto por el si. Elsignificado de esta simbologa, si bien no es tan evidentepara el espectador desprevenido de hoy, es un registro pre-ciso y muy elaborado del episodio histrico que marc demanera indeleble la vida nacional.

    La Repblica es una acuarela de formato media-no, que podra considerarse el verdadero escudo emble-mtico del pas de la poca: en la base de la imagen, unaesculida mujer desnuda que representa a Colombia est a

  • punto de ser devorada por dos aves de rapia; al centro, lasbestias negras de la junta militar se cobijan con la banderatricolor, mientras en la mitad superior un monstruo feroz yestrbico, que simboliza a Laureano Gmez, apresa entresus garras y extiende las alas de una blanca paloma quetiene por cabeza la de Alberto Lleras Camargo. Paz es unairnica imagen pintada a la acuarela, donde la figura de lamuerte abraza a un horrorizado grupo de vivos. Aqu estpintada la idea de una paz lograda con terror y muerte,mecanismo que no es extrao en la historia colombiana.

    Cabe sealar que stas, que son algunas de lasprincipales obras de stira poltica producidas en la histo-ria del arte colombiano, permanecieron desconocidas parael pblico durante cerca de veinte aos. La estridencia delcolor, la fuerza de la pincelada, la interpretacin de episo-dios histricos nacionales y el fesmo chocante que predo-mina en la ejecucin, guardan estrecha relacin con la rea-lidad que se representa. No hay embellecimiento ni alego-ra patritica, solo un descarnado y urgente testimonio ar-tstico, pintado en la placidez del hogar y por fuera de cual-quier activismo poltico. Hija de madre conservadora y depadre liberal catlico, en la familia nunca se hablaba depoltica y la artista votara por nica vez en 1982.

    Mientras acompaa y cuida a su padre, producenumerosas piezas cermicas y baldosines pintados paradecorar los zcalos y muros de su residencia, para lo cualcont con el apoyo de la Locera Colombiana. CstorArango falleci en 1949, lo que signific una gran prdidapara Dbora, pronosticada das antes por un adivino deMedelln.

    Viaja por primera vez a Europa en 1954 y perma-nece all por cerca de dos aos. Se establece en una pen-sin en Madrid. Estudia dibujo con figura humana enmovimiento y pintura mural en la Academia de San Fer-nando. Visita con frecuencia el Museo del Prado, donde seinteresa especialmente por Goya. En febrero de 1955 in-augura en el Instituto de Cultura Hispnica una exposi-cin con treinta obras, la cual fue clausurada al da siguientepor orden del gobierno espaol, lo cual le produjo una delas mayores decepciones de su vida.

    Luego de un recorrido por varios pases europeosregres a Colombia. Mostr a mediados de 1955 en elCentro Colombo Americano de Medelln sus cermicas.Dos aos despus exhibi 37 cuadros en la Congregacin

    Mariana, los cuales tuvo que descolgar apresuradamente,ya que las manifestaciones populares por la cada de RojasPinilla le hicieron temer por la suerte de su obra.

    En los siguientes aos present dos proyectosmurales que no fueron aceptados por los jurados de losrespectivos concursos. En 1959 viaj a Inglaterra por dosaos en compaa de una sobrina. Estudi cermica y pin-t numerosos retratos de las estudiantes. Exhibi varias desus cermicas en 1960 en una exposicin colectiva en elMuseo de Zea y en los siguientes quince aos, abandontoda participacin pblica y no volvi a empuar el pincel.Estaba cansada, afectada por quebrantos de salud y ago-biada por la tristeza de haber perdido a varios de sus fami-liares ms queridos. Tena entonces 53 aos.

    La Biblioteca Pblica Piloto de Medelln abri en1975 una exposicin con cien obras de la artista, aconteci-miento que no recibi mayor atencin por parte de la pren-sa, pero que fue la ocasin para muchos de descubrir laobra pictrica de Dbora Arango. Para entonces, MartaTraba ya haba publicado su Historia Abierta del Arte Co-lombiano, y Salvat edit el mismo ao la Historia del ArteColombiano, libros en los que se ignor su nombre, al igualque en el Diccionario de artistas en Colombia de CarmenOrtega Ricaurte.

    Entusiasmada por la exposicin, vuelve a pintardurante unos dos aos, en los que produce algunos leossatricos y numerosas acuarelas de baistas, parejas, muje-res en distintas situaciones, paseantes, payasos, y en gene-ral, tipos humanos de la ms variada condicin. Aunqueya ha pintado su obra ms importante, conserva el amorpor la pintura y trabaja en una veta no exenta de sarcasmosobre la condicin humana y las costumbres sociales. Eldebilitamiento de su salud la llev a donar la mayor partede su obra al Museo de Arte Moderno de Medelln. Deltotal de su produccin vendi muy pocas piezas, tantoporque no encontraba mercado como porque prefiri con-servarlas para s misma.

    En 1995, ante la pregunta de un periodista sobreel amor y el matrimonio, uno de los aspectos que ha des-pertado curiosidad de su biografa, dijo: no alcanc a ena-morarme de ningn hombre y ningn hombre se enamorde m, porque yo era una figura rara. Tuvo algn preten-diente que le pidi que dejara la pintura. Dbora le mostrla puerta de salida. Ni riesgo de cambiar mi arte por l. Si

  • me zaf de los maestros Eladio Vlez y Pedro Nel Gmezpara pintar lo que quera, era un imposible imaginarmeque fuera a aceptar lo que me ordenara otra persona 11 .

    Durante la dcada de 1990 Dbora Arango ha sidoobjeto de numerosos reconocimientos nacionales y regio-nales, los cuales de algn modo han contribuido a reparartardamente el ostracismo. La importancia de su pinturapara la historia del arte colombiano ahora es innegable,como lo demostr una vez ms, una segunda exposicinretrospectiva que ofreci en 1996 en Bogot la BibliotecaLuis Angel Arango. El lugar que ocupa dentro del arte la-tinoamericano est a la altura de artistas como Frida Kahloen Mxico o Tarsila do Amaral en el Brasil, pero todavaes necesaria una construccin histrica slida que as lodemuestre.

    Para concluir, quiero mencionar el recuerdo msantiguo que a los 89 aos Dbora Arango conserva en sumemoria, proveniente de la poca de la infancia, porquecreo que contribuy a estructurar desde muy temprano suparticular conciencia sobre la vida y la realidad. Tiene tresaos y acaba de enterarse del nacimiento de una de sushermanas menores. Al mismo tiempo, en el patio soleadode la espaciosa residencia familiar en el centro de Medelln,ha visto muy impresionada, cerca del bao de inmersin,unas calaveras recin robadas del cementerio que sus doshermanos estudiantes de medicina han puesto a secar alsol. As, una nia destinada a ser artista, ha mirado desdemuy temprano y para siempre, la vida y la muerte en dosimgenes que resumen la condicin humana.

    Citas

    1 Citado en Museo de Arte Moderno de Medelln, Dbora Arango, exposi-

    cin retrospectiva 1937-1984, (s.p.i.), p. 6.2 Museo de Arte Moderno de Medelln, Op. Cit., p. 6.

    3 Ibid., p. 2.

    4 Ibid., p. 5.

    5 Este punto se desarrolla con mayor detalle en Santiago Londoo Vlez,

    Imgenes de la mujer en el arte colombiano, en: Las mujeres en la histo-ria de Colombia, volumen III, Editorial Norma, Bogot, 1995.

    6 Mariano Ospina y Jorge Rodrguez, Medelln, en: El Libro Azul de Co-

    lombia, Nueva York, 1916, p. 204.

    7 Museo de Arte Moderno de Medelln, Op. Cit., p. 27.

    8 Laureano Gmez, El expresionismo como sntoma de pereza e inhabilidad

    en el arte, reproducido en Alvaro Medina, Procesos del arte en Colombia,Bogot, 1988.

    9 Museo de Arte Moderno de Medelln, Op. Cit., p. 49.

    10 Ibid., p. 49.

    11 El Mundo, La M., Medelln, septiembre 27 de 1995.

    Dbora Arango, 1996. Foto: Antonio Garcs