n**mff:i#¿? itaria

9
ü.'io l!,"# Los años sesenta marcaron a las Universidades de todo el mundo con la palabra rebelión. El Mayo del 68 frances fue tan sólo el acto más representativo de una convulsión social que sacudióa toda la clase intelectual,en Occidente. En España, la Protesta universitaria, muy tímida al princiPio, más decidida después, supuso el enfrentamiento de estudiantes Y catedráticos contra unas estructuras férreas de poder. En las aulas no se comentaban los ultimos descubrimientos científltcos, sino la forma más eficaz de lucha¡ contra el sistema. Panfletos, manifestaciones Y asambleas aglutinaron los distintos movimientos estudiantiles frente al SEU, el sindicato oficial. La expulsión de catedráticos, el cierre de Facultades, la entrada de la Policía Armada en los <<campus>> Y la declaración, por ultimo, ---il-"rrudianre huve de los policías a caballo, que haninvadido er <campus>. Franco,su régimen Y la oPosiciÓn \BATM n**mff:i"#¿? ITARIA_

Upload: others

Post on 20-Jul-2022

4 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: n**mff:i#¿? ITARIA

ü.'io l!,"#

Los años sesentamarcaron a lasUniversidades de todo elmundo con la palabrarebelión. El Mayo del68 frances fue tan sóloel acto másrepresentativo de unaconvulsión social quesacudió a toda la claseintelectual,en Occidente.En España, la Protestauniversitaria, muytímida al princiPio, másdecidida después,supuso elenfrentamiento deestudiantes Ycatedráticos contra unasestructuras férreas depoder. En las aulas nose comentaban losultimos descubrimientoscientífltcos, sino laforma más eficaz delucha¡ contra el sistema.Panfletos,manifestaciones Yasambleas aglutinaronlos distintosmovimientosestudiantiles frente alSEU, el sindicatooficial. La expulsión decatedráticos, el cierre deFacultades, la entradade la Policía Armada enlos <<campus>> Y ladeclaración, por ultimo,

---il-"rrudianre huve de los policías a caballo, que han invadido er <campus>.

Franco, su régimen Y la oPosiciÓn

\BATMn**mff:i"#¿? ITARIA_

Page 2: n**mff:i#¿? ITARIA

AIIA UNTVERSITARIA

hch¡ c'ontr¡ el si$em¡. I¡ Polici¡ tuvo qre

emptearsc a rondo p"o.T"iilt-fran;l;#{t1g*Sl-y-*-:3;*-y* tuvieron que s€r cerrad¡s dur¡nte mescs' En la

fill, ffi;dü;:;**9t a caballo,-anle une pequeña b¡rric¡dr Eni'erdt''i¡'

Una década de lucha en la UnivereidadA Universidad españo-la de los sesenta nose destacó precisa-mente por los avan-ces cientificos, ni porel descubrimiento degenes sintéticos o devirus, ni por los tras-

plantes de corazón. El español medio queieía los periódicos -la radio no tenía lagran audiencia de hoy y la televisión eraóasi experimental- no identif icaba laUniversidad como un lugar donde se in-vestigara el cáncer o donde se estudiara laorgañización de empresas, sino más bienla identif icaba con los términos de lahuelga, manifestación o protesta perma-nenté. El que el español en cuestión losadjetivara de <<subversivos>r o de <<reivin-dicstivos> ya dependía de los filtros a tra-vés de los que le llegara esa informaciÓn.

Con esto no quiero decir que en lasUniversidades europeas no se dieran si-tuaciones conflictivas. Las había también,pero generalmente adoptaban otro carác-

José IHaríaMohedano

Abq¡do Y cs¡ritor.Pclcnccló c|rrúo úos d

Frcntc d. IibcrxiórPopuler. MiXtó cr d PCEc¡ l¡ déc¡d¡ d 6tl, .l79,

Hr ddo prcdrlcr& & lefuoci¡.iór Fe D?ttchi

Hu¡loe.

ter, más en consonancia con los de la so-cieiad del <<bienestar> y del neocapitalis-mo, como se decía entonces. España nose encontraba todavia en ese momento'sino en otro previo, más primitivo' 19 Ou9no quiere de-cir que algún sector del paísno disfrutara del espejismo de la <<socie-dad opulenta>>.

Eran muchos los estudiantes hispanosque babían salido alguna

".t ¡ g¡¡¡¡njero

en los años sesenta y que pudieron cono-cer una realidad diferente de la que vi-vían. En las Universidades de fuera las

cosas funcionaban de otra manera y el es-tudiante tenía mucha más autonomía ycapacidad de expresión. Por eso, el recur-so oficial a las <<consignas del extranie-ro>>, calificadas por muchos como razónde la agitación estudiantil, no tenían ma-yor apoyatura real que la de que el mun-do exterior influia relativamente sobre losestudiantes, pero no en el sentido de quedesde ocultos centros de poder exterior sefinanciara el descontento universitario, si-no en el de que la cultura, las institucio-nes y los modos de üda civilizados rio po-dían menos que influir en un siglo en elque uno de sus logros fundamentales eraya el inusitado desa¡rollo de los mediosde comunicación de masas.

Por.eso, el conflicto de la Universidadespañola de los sesenta obedecia a unascausas auténticamente autóctonas' El tó-pico de la normal rebelión juvenil seriatambién'na simplifi cación artificial.

Los problemas más graves que sufríanuestra Universidad derivaban, por unaparte, de su vinculación al resto del con-

Page 3: n**mff:i#¿? ITARIA

7

texto político nacional y, por otra, de laorganización de sus propias institucio¡esy áctividades. Y qurizá, la c¿usa inmediataáel enfrentamiento entre la Universidad yel poder franquista eran las demandas es-tudiantiles de un verdadero sindicalismolibre y representativo frente al SindicatoEspañol Universita¡io.

El derrumbamiento del SEU

La ley de Ordenación Universitaria, de25 de julio de 1943, y una orden ministe-rial de noviembre del mismo año estable-cieron la afiliación única y obligatoria detodos los estudiantes al SEU, que, ademásde su falta de representatividad, tenía unaclara misión politizante y una concepciónde la Universidad como milicia. La ley, queen su preámbulo exigía <el Jiel semicio delu Univenidad a los ideales de lo Falange>>,confería al SEU, en su artículo 34, <<entreotras otribuciones, la de inlundir con susactividades e instituciones el espíritu de IoFalonge en los escolares universitarios>>.

Pero esta asociación política falangistaestuvo lejos de converti¡se en una reolidadrespoldada por los estudiantes, en Wrte'poique su burocratización política la hizopronto inoperonte para la coptoción de-nuevos

odeptos, y porque la decadenciaaue inició en 1945 sefue acentuando paro-ielomente a la evolución del pensamiento yde lo occión estudiantil hacia nuevos fór-mulas asociativas. Así, tras el manifiesto dela Asociación de Escritores Jóvenes, en1952, el SEU se separa moral y orgánica-mente de ta Falange en 1956 y se admite larepresentatividad a escala de curso y decentro. En este mismo año surge Solidari-dad Universitaria, que agrupa y coordinaa estudiantes vascos y catalanes, y so-cialistas.

En realidad es a partir de llbl cuandola lucha estudiantil adquiere un carácter ca-si permanente y, desde ese año hasta l!165'las Facultades universitarias estiin llenas dehuelgas, manifestaciones, detenciones,cierres temporales y expedientes disciplina-rios. En este periodo se crean también losdos grupos de oposición sindic¿l con másfuerza; FUDE (de izquierdas) y UED (de-mocratacristiana).

En el curso 1963-19&, la FUDE Y laUED celebran la semana de <<Renovacilnuniversita¡ia>, y la cámara sindical de laFacultad de Ciencias Políticas y Económi-cas y de trece Facultades y Escuelas Técd-cas de Madrid se separan del SEU. Pocodespués, las cámaras de las Facultad€s d€Derecho y Ciencias aprobaron sendos vo-tos de censura contra Rodolfo Martin Vi-tla, jefe nacional del SEU.

El nuevo jefe nacional, Daniel R4alodoAznar, en su mensaje a los estudiantes alcomienzo del curso 1964-1965' sin dudacon el deseo de popularizár el sindicato yatraerse a los estudiantes, abordó un pro-blema grave: la dedicación de los cate-dráticos.

Estos reaccionaron airadamente y, comoconsecuencia de sus presiona, Doniel Re-golodo fue destituido, ante la pasividad de

Hn dcencro de 19ó7 sc vive en Esp¡ñ¡ unaiorneda de noviliz¡ción gencnl. Los obl€'

rosde los cinturones ináustri¡les ssunieron i la proteste estudirntil en l¡ Universid¡d'

los estudiantes. Sólo ocupó el cargo duran-te algunos días.

La movilización polÍtica se fue exten-diendo entre los estudiantes, que en núme-ro de 5.0ü) participaron en la IV AsambleaLibre, que se realizó en el distrito univer-

sitario de Madrid, el% de febrero de 1965.En esta misma fecha, que es cliave en la pe-queña historia de la Universidad antifran-quista, se realizó una marcha pacífica ha-cia el Rectorado, encabezada por cinco ca-tedráücos, de los cuales tres fueron expul- p > >

f 7A se han cumPlidoY dos décadas de la

- r . man i fes tac iónque, encabezada por cate-d¡áticos y seguiü por va-rios millares de estudian-tes, pa¡eció ma¡c¿r un hi-to no sólo en la historiadd mvimicnto cstr¡diantilca Eryne, drc t¡nticoco l,r opci<ih d fr¡n-quisno- Yo fri rro dccso¡ e¡tudir¡tcs, y crcoqa todc be qrre €stuvbro! cl le nanifestación(muüe & dbs son aho-ra cetedrlticos con ten-dcociaabobcsidad y a lacalvic!) ha guardado unrecucrdo perdurable deaCuc[r ciiin.

L¡ Ycrdad es que todocomenzó por nosotrosElis¡nos, los estudiantes.La Universidad española& [a prinera mitad de loss€sflta había, quiá, deja-

do de ser franquista en sutotalidad, p€ro era muchomás apática que subversi-va. El movimiento estu-diantil era reducido: tantoque en mi Facultad no de-bía pasar de dos docenasde personas Qos de mi gru-po, Ia Unir5n de Estudia¡t-tcs Dcmócratas, éramosdE rtc cuatro). Te-rúDGr tb tmbargo, -,crqelcntc pl,ataforma deacmaciih facilitada por lacrisis d€l SEU. En efecto,en aquel momento el sin-dicato oficial tenía malaconciencia y había empe-zado a introducir refor-mas internas quc permi-tían la elección de organis-mos representativos encun¡os y Facultades, aun-que la dirección del sindi-cato fuera nombrada des-de arriba. En las intermi-nablesyamenudognfu-

sas cáma¡as sindicales deFacultad aprendimos elejercicio de la democraciay, sobre todo, consegui-.mos politizar a buen nú-mero de personas que nolo estaban. Empezaron en-tonces las manifestacio-Des; €n re¿lidad no eranmás que desbandadas deestudiantes que cantabanel <Gqtda¡nus igitur> etcuanto aparecían en lonta-nanzq fgg <grig>, laPO-licía Armada de entonces.

Hubo un momento enque fue canbiando la co-sa. Las quejas de los orga-nismos representativosOas cámaras sindicales) noservlan para nada y la re-presión aumentaba. En-tonces, como existía unaespecie de implícito acuer-do por el que la Policía noentraba en los recintosuniversita¡ios, el organis-> > >

Javier TusellC¡¡cdrltico dc Hirorh

CortcilDorftc.. A¡aor dc<E¡rco y loo crtóücosr

El curso delsesenta y cinco

Diariol6 Hisüoria del Franquismo ogt

Page 4: n**mff:i#¿? ITARIA

Capítulo 44. LA BATAIIA UNIVERSITARIA

D D D sados de la Universi&d (Enrique TiernoGalván, José Luis Aranguren y AgustínGarcía Calvo) y otros dos por cinco años(Mariono Aguilar Navarro y SontiagoMontero).

Estos acontecimientos y las reacciones encadena que generaron produjeron la des-trucción del SEU. Quiá sea la único insti-tución política propia del régimenfranquis-ta que ha desoparecido no por decisión le-gal, sino por lo acción pulverizpdora de susopositores. Cuando, en marzo de 1965, E4centros de enseñanza superior de toda Es-paña decidieron separarse del SEU y cele-brar la Reunión Nacional Coordinadora deOrganos Libres se había producido el nau-fragio del sindicato oficial y, al mismotiempo, de cualquier solución neofranquis-ta en la Universidad.

La capuchinada de Sarriá

El vicesecretario general del Movimien-to, Fernando Herrero Tejedor, convocó enVillacastin a los fi¡mantes de un manifies-to estudiantil, y un mes más tarde, la Pre-sidencia de Gobierno aprobó, el 5 de abrilde 1965, un decreto regulador de las z4so-ciociones Profesionoles de Estudiantes,que, a la vei que venían a dar la razón ala presión de los estudiantes, fueron recha-zadas por éstos, ya que consideraron un

Las pintadas de todos los signos llenaron los muros de las disüntas F¡cultades enversidad espeñoli en la última decada del franquismo.

ins¡rumento asociativo impuesto por el Go- la mayor parte de las Facultades y Escue-bierno para sacar adelante un proyecto pu- las de Madrid y otras Universidades espa-ramente tecnocrático de la Universidad. ñolasseproduceunagranabstenciónenlas

En Barcelona es donde la actitud frent€ elecciones convocadas oficialmente, ena las nuevas asociaciones oficiales (APE) es Barcélona se celebran elecciones libres conmás masivamente hostil. Mientras que en una gran participación. De estas elecciones

cieron también los cate-dráticos. Recuerdo comolos más decididos protago-nis tas aArongureny aAgnstk Gscla &Iw, an-ya forma de vestir habíaroto los moldes de locorrientemente admitido.Luego apareció TiernoGolvón, ciue ya ejercía deTicrno Galván con su tra-je cruzado, su pulcritud yprecisión en el hablar y uncierto nerviosismo cuandohabía estudiantes queadoptaban un tono dema-siado demagógico.

Para muchos, quizá pa-ra casi todos, Ia manifes-tación de febrero de l!b5fue una sorpresa. Estába-mos en una de aquellas in-terminables sesiones en el<holl>> de Filosofía y Le-tras y, al frnal, Arangurenpropuso gue lleváramosno sé exactamente qué

acuerdo al Rectorado ca-minando pacificamente yen silencio hasta su sede.

Anrgrrcr frc Así salimos de la Facultaduo & b6 ¡ft agarrados del brazo, ydcciatot¡ creo quc en los centenaresprol¡So¡iilrs de metros que pudimosentrc loc cubrir hasta-la intersec:cateffticm quc ción con la carretera de Lase unreron ¡l coruña aumentamos con-movimienfo siderablemente las filas deestudi¡trl¡l de h manifestación. No ha-profesta. bía Policía a la puerta de

la Facultad. Si, en cam-bio, estudiantes de extre-ma derecha, que por en-tonces también empozl-- :ban a aparecer. Recuerdoqu€r puros activistas, de-bieron quedar tan impre-sionados (más que nada,por lo infrecuente del es.pectáculo) que algunos sesumaron a la vanguardiade la manifestación y reci-bieron luego buena partede los palos.

Llegamos junto al crucede la carretera de La Co-ruña y allí nos encontra-mos lo que había que es-perar: una masa de Fuer-zas de Orden Público quenos parecía inmensa, con<botijos>> (camiones quelanzaban agua a presiónentintada) y fuerzas de ca-balleria. Nos sentírmos enel suelo, me parece que asugerencia de los profeso-

mo de protesta fueron lasasambleas de Facultad,que reunían a todos los es-tudiantes en un local en elque se ejercia una esPeciede democracia directa. Es-to implicó una sustituci¡lnde los estudiantes que has-ta entonces hablamos lle-vado la protesta y que ac-tuábamos mediante la de-mocracia representativa.Nosotros teníamos queconseguir pacientementelos votos de estudiantesque a veces nos veian co-mo peligrosos izquierdis-tas; ahora el estudianteprotestatario tipico fue unindividuo dotado de vozestentórea y conductor demasas, al que trágicamen-te a veces le atacaba laafonía.

Junto con esos nuevosconductores del movi.miento estudiantil apare-

El cwso delsesenta y cinco

ogz llistoria dd Fra¡quismo DiafiOl6

Page 5: n**mff:i#¿? ITARIA

Losesiudiantes enoc¡sionesrespondiancon laviolencia a laviolencia de laPolicía. Laspedradas y el¡selto aalgunasF¡cult¡desfueron lasposturas másradicalizadas.

saldrá la Junta de Delegados, que acabarájugando un papel importante en la prepa-ración y convocatoria de la asamblea cons-tituyente del Sindicato Democrático de Es-tudiantes de Barcelona. Enric Argullol, Ja-vier Paniagua, Joan Clavero, Alberl Coro-minos, Andreu Mas Cullel, Joaquín Villa-plana, Josep Morera, Lluís Millet, Francis-co Fernóndez Buey, Joaquín Boix, AlfredPastor, Pere Comas, Josep María Mary-mó, Ramón Torrent y Evaristo Manzonofueron algunos de los dirigentes estudian-tiles de la Universidad de Barcelona quepusieron en pie el primer sindicato demo-crático estudiantil unitario y de masas du-rante la dictadura.

También en Barcelona había un incipien-te pero destacado grupo de profesores nonumerarios (PNN) en el que estaban Ma-nuel Sacristán, Oriol Buhigas, RaimonObiols, Jordi Solé Tura, fuan Ramón Co'pella, Xavier Folch, Francesc Noy, etcéte'ra, que jugaron un gran papel en el esta-mento de los profesores, hasta el punto deque, el 5 de mayo de 1966, 37 catedráticosde la Universidad de Barcelona firmaronun escrito muy comprometido dirigido alrector Alfonso Carcía Valdecasas, que du-rante su mandato actuó con una gran du-reza, empezando por la expulsión de Ma-nuel Sacristón de la Universidad, al quesustituyó por un ultraderechista, Canals. DD>.

dra. Ellos mismos lo sa-bían. Otra imagen queguardo en mi ret ina deaquella manifestación esla de un policía cogiendolas piedras que le habíanalcanzado, con el gorro deplato por el suelo, y lan-zándolas, e.talrado, a losmani festan¡es, mientrasqrr rm cmpa.ñero más jo-rúr b agarr¿ba del brazoy b dccía: <¡Qtre te picr-

des!>> Como no habiagrandes manifestaciones,ni siquiera la Policia esta-ba preparada para ellas.

Luego vino la represiónsobre los catedráticos, eldesmantelamiento del mo-vimiento estudiantil (a míme expedientaron) y unosaños tu¡bios en los que losenfrentamientos fueroncada vez más frecuentes yásperos, mientras la pro-testa se agotaba en un ra-dicalismo cada vez másdesmesurado, precisamen-te porque no había formade avanzar hacia una si-tuación de mayor libertad,ni siquiera mediante míni-mos p¡rsos adelante. Si re-cordamos aquella oc¿siónes quiá por contraste conun p¡rsado de inactividad ycon un futuro tampocodigno de entusiasmo. E

res, que se adelantaron Pa-ra parlamentar con quie-nes parecían dirigir aque-l lo que nos parecía unaformidable masa de adver-sarios. Pero no hubo Par-lamento, ni nada Pareci-do . V imos b r i l l a r unatrompeta que dio el toquede carga, emp€zamos a re-cibir las descargas de aguay los <grises)), Porra enristre, cargaron contra nos-otros. Como es lógico, noslevantamos ante el ataque:recuerdo la caída en re-dondo de un estudiantecalvo en la primera fila Yel revoltijo de aPuntes Y li-bros en el suelo entre laspiernas de los que huían Yquienes cargaban. Meacuerdo también de otraimagen que tiene cierta re-levancia histórica. Mien-tras que forcejeábamoscon los <<grises>>, ellos ga-

0tro de los catedróticosque sc añadió al

movimiento estudi¡ntil de19ó5 fue Agustín GarcÍa

Calvo. Algo tan accesoriocomo su forma de vestirrompió los moldes de lo

corrientemente admitido.

naban por las porras; pe-ro en cuanto había unacierta distancia, la ventajanos correspondía a nos-otros. O mejor dicho, a al-gunos estudiantes (porqueo t r o s t o d a v í a d e c í a m o s

" ; P i e d r a s , n o ! " ) . L o s

"grises,r, con gora de pla-

to ¡- cierta sensación defdt¡ dc prepara*ro frst-ca, quedeben eo fraocadesventaje r dro dc dc-

Page 6: n**mff:i#¿? ITARIA

:--:--

Capítulo 44. LA BATATLA UNIVERSITARIA

iefe nacional del SEU'El momento culminante del curso

1965-19ó6 fue la asamblea constituyentedel SDEIIB, el 9 de marzo de 1966, en elconvento de capuchinos de la carretera deSarriá. La famosa <<capuchinada>r, a la queasistieron también Salvador Espriu, RicardBrossa, Marío Aurelio Capmany, NorcísSerra, Pere Amat, Jordi Rubio' AgustínGarcía Calvo y Pere Portabel/a. Allí seaprobaron, antes de que la Policía detuvie-ra a los quinientos reunidos, las bases fun-.tamentales de lo que iba a ser el movimien-to studiantil hasta 1969: la organizaciónestr¡diantil en un sindicato democrático y elDroqrama de reforma democrática de laÚniversidad en coordinación con otros sec-tores de la sociedad, esencialmente organi-zaciones obreras Y capr¡s medias.

Tal estado dq convulsión política en IaUniversidad de Barcelona finalizó con ladecisión del ministro de cerrar todas susFacultades y Escuelas, el dia27 de abril de196ó, que sólo se abrieron para la realiza-ción de los exámenes, incoándose al mismotiempo numerosos expedientes académicosa estudiantes y profesores.

1966-1969: Oposición abieÍa ala dictadura

A partir de 196ó se abrió, en la maYorparte de las Universidades españolas, unfrente permanente contra el régimen que,a pesar de la du¡a represión que sufrió, nosólo se mantuvo en pie, sino que se exten-dió, hasta que en 1969 el Gobierno decretóel estado de excePción.

El Sindicato Democrático de Estudiantesse asentó en todas las Universidades, y susrepresertantes, übremente elegidos desde elcurso hasta el distrito, acabaron siendoaceptados por las autoridades académicas.Los SDEU tenian sus locales en todas lasFacultades y Escuelas, sus órganos de di-fusión y multicopistas organizaban multi-

Las fucr¿¡s reaccion$ias sc reunicron ante el viejo edificio dc.la universid¡d de Barc:e-

lone pare dar un fr"."*¡. á" O"ogágo a_talaidera española. I.¡ c.onvulsión politica

culminó con el .i"rre Oí tr¿".-iit Facultadcs y Escuilas el 27 de abril de 19óó'

6e4 Historia del Franquis DiafiOl6

Page 7: n**mff:i#¿? ITARIA

ples actividades culturales y deportivas yhasta se constituyó una gran coop€rativa deconsumo en Ia Facultad de Ciencias Políti-cas y Económicas de Madrid que duró másde dos años.

Durante 1967 se realizaron cinco reunio-nes coordinadoras preparatorias del Con-greso Nacional de Estudiantes. La primerafue el 30 de enero y el I de febrero de 1967en Valencia, y las siguientes, en Pamplonay Madrid, hasta la última de Sevilla, en di-ciembre. Esta fue menos numerosa porqueel Frente de Liberación Popular habia em-pezado a enfrentarse claramente en su es-trategia con el PCE, el partido que más in-f luencia había tenido en la Universidadhasta que el FLP se la arrebató temporal-mente. Hubo también líderes estudiantilesque o bien no pertenecieron a ningún gru-po, como Felipe Reyero -delegado de Me-dicina- o Pedro Giral -delegado de Filo-so f ía - , o b ien per tenec ie ron a g ruposmaoístas -Manolo Desviat o EduardoMagallón- o anarquistas -Jaime Pozas yFrancisco G¡7-. Pero la mayoría pertene-cieron al PCE (José María Elizalde, PilarBrabo, Romón Oria, Leopoldo Lovelace,Fernando Valero, Pablo Recio, Jorge Fa-bra, Manolo Portela, Francisco Martí, Jo-sé María Gómez Santander, Jorge Stuick,Vicente Acevedo, Susana López Ornat, Pa-co Tovar, Francisco Bernis, Arturo Cama-rero, Carlos Sóenz de Sontamaría, JoséMaría Gómez Benítez, Juan lrigoyen,Francisco Bozzano, Carlos Alonso Zaldí-yar, Manuel Domínguez, Arturo Mora) oal FLP (Francisco Alburquerque, CarlosRomero, Jaime Pastor, Manuel Garí, JoséMaría Mohedano, Joaquín, Arango, LuisPeris Manchete, Enrique Lage, Javier Sau-quillo, Enrique Ruano, Enrique de Castro,Damión Tapia).

A partir de 1967 eran muy frecuentes lasredadas nocturnas de la Policía para dete-ner en sus domici l ios a los representanteses tud ianr i les o a los qu : hab:ar . ¡a - - : : - : ; : -do más activamente en asambiea-i u1 nÍuri-festaciones. Al principro las detencrons 'econtaban por docenas en una sola nt-be.pero poco a poco ios estudiantes. su-i;epii-bles de ser detenidos, se acoslumbra¡oo adormir fuera de casa durante casi rolo elcurso . En cua lqu ie r caso, fueron ra r ioscientos los que pasaron por la DirecciónGeneral de Seguridad en este tiempo, ;'lue-go fueron juzgados por el Tribunal de Or-den Público. Esta represión, que iba acom-pañada frecuentemente de torturas duran-te la detención y de otras arbitrariedades,provocó la evolución de grandes sectores delas capas medias hacia un irensamiento másdemocrático y crítico con el sistema. El he-cho de que en Madrid, Santiago, Barcelo-na, Zaragoza, Valladolid o Granada la Po-licía fuera el único remedio del régimen pa-ra callar a los estudiantes pertenecienres ala burguesia alta y media y, en definit i ra,hijos del régimen, fue quebrando el con-senso que el franquismo había tenido enesos sectores formados fundamentalmentepor profesionales y medianos empresariosque paulatinamente fueron viendo cómo

(Sigue en la páe. 698)

Ciento veinte sacerdotes seculares, jesuitas y escolapios se reunieron en l¡ cated¡¡l de B¡r-celona el ll de mayo de 19óó. De allí se dirigieron, en marche pacifica y silenciosa, a laJefetura de Policíc para entreger una carta de protesta por los malos tratos infligidos aalgunos estudientes del Sindicato Democrótico.

L¡s msnifesf¡ciones del mayo francés del 6t, en la imagen de erriba, formó porte de lagran protesta europe¡, que en España tuvo connotacioncs muy parüculares, por nuestrasitu¡ción politica. Sobre estas líneas, une manifestsción estudi¡ntil en Alemanis Federal.L¡ violencia de la Policía dio lugar a duros enfrentamientos

#- :u,,

Page 8: n**mff:i#¿? ITARIA

l- Capítulo 44. LA BATAIIA UNIVERSITARIA:

(Viene de la páC. 695)

algo natural las ideas democráticas, se pa-saron directamente a las filas del anti-franquismo.

El estado de excepciónEn.rueda dePrens¡ seanuncia ellevant¡mientodel estado deexcepción,decretado el 2,4de enero de esemismo año,1969.

/TFYUANDO llegué aJ l a Facu l t ad de\/ Derecho en el.cur-

so 1965-1966 acababan determinar la carrera un gru-po de personas que gene-ralmente en torno a Ruiz-Giménez habían protago-nizado una parte de la lu-cha contra el SEU. Pocodespués los conoceria a ca-si todos -Oscor Alzaga,Gregorio Peces-Barba, Ig-nacio Camuñas, IavierRupérez, etcétera- en<<Cuadernos para el Düilo-go>, pero yo ya me habíaentroncado en un universoideológico distinto, el mis-mo que en aquella epocaprofesaban casi religiosa-mente los otros miembrosde mi generación un pocomayores que yo y que, poreso, me catequizaron: .Io-sé Moría Elizolde, CristinaAlmeída, Monuela Car-mena, ¡svier Sauquillo,Juan Díez Atauri, RafoelMazarrosa, Paco Ortiz YVicente Acevedo, enfteotros. Pero al final no en-tré en el PCE, como casiparecía lo natural P¡ua unestudiante antifranqursta,de familia católica y bur-guesa y que se decidía porun comprcrruso seno con-tra la dictadura. Ese pasoIlegó años más tarde,-por-que, de momento, algunosnos decidimos por Pedir el

ingreso en otro grupo quenos parecía igual o más re-volucionario, pero que ca-recia de las siniestras his-torias que todavía nos in-culcaban sobre los miste-riosos comunistas. Así undí¿, Javier Souquillo, Enri-que Ruano, Lola Gonul-lez Ruiz, Jesús Fernóndezde la Yega, José AntonioZapatero, Javier García yyo solicitamos la entradaen el FLP, que se nos con-cedió tras un concienzudoseminario sobre su líneapolitica que nos impartióJoú Luis Zá:rmga-

Los añc 1967 y l96t vi-vimos una verd&avorá-gine absorbidos en nues-tros desvelos para conse-guir un sindicato demo-crático que colocaia a to-dos los estudiantes y, si sepodía, a toda la Universi-dad contra la dictadura deFranco. De todas mane-ras, nunca nos faltó tiem-po p¿ua cumplir con nues-tros estudios algo mejorque regular e incluso paracultivar algunas amistadesque luego han sido impe-

E r berrcCaadd rcfo ddconvento deSaniá puedeversc a JordiRubio,presidente delInstitutd'EstudisCatdans,Jorn Oliver'G¡rcí¡ Calvo,Sacristln'Maymó yOrtega.

recederas y, en algunos ca-sos, se han prolongado enel recuerdo y el ejemplohasta despues de la muer-te.

Empezamos leyendo aM o u n i e r y a F r o m m , yp ron to segu imos conMorx, Lenin y Trotsky,aunque los del FLP tenía-mos preferencia por auto-res marxistas un poco másheterodoxos, como RosaLuxemburgo, Lukacs, Ko-sic y Schaff.

Es curioso que en unaUniversidad tan clasistacomo ena la española de€ntqrcs en seguida nospreocupáramos de coordi-nar nuetras acciones conlas del movimiento obre-ro. Esa es la razón de quea partir de 1967 fueran re-lativamente frecuentes lasreuniones entre la Juntade Delegados del SDEUMy la Inter (así se llamaba elórgano directivo) de Co-misiones Obreras. E inclu-so organiábamos conjun-tamente -o, más bien,nos adheríamos los estu-diantes- grandes jorna-

das de protesta, como ladel27 de octubre de 1967.Así conocí, cuando apenastenía yo diecinueve años, aCamacho, Ariza, VfctorMartínez Conde, Tranqui-lino, Llamazares, Arce yotros muchos dirigentesobreros.

En el curso 1967.19ó8,los estudiantes de mi Fa-cultad me eligieron subde-legado. El delegado eraRomán Oria, qr,rc entoncesmiütaba en el PCE. En laJunta del Sindicato de laUniversidad estábamostambién, entre otros, ,Iai-me Pastor, Arfuro Camo.rero, Manuel Garí, CarlosAlonso Zaldívar, CarlosBarros, loaquín Arango,Pedro Giral y LeopaldoLovelace. La dictadurasaldó con nosotros suscuentas de forma desigual.Madrid en 1968 no era Pa-ris. La realidad era mássórdida y los objetivosmás inéditos.

Yo recuerdo que el 20de enero de 1969 salí de Iacárcel de Carabanchel y alllegar a casa llamé a lospadres de Enrique Ruano,a quien había detenidodías antes la Folicía juntocon. Lola González-Ruiz yAbilio Yillena. Me dijer.on,que acababa de morir. Nohacían falta más explica-ciones- El ?A de enero sglr _

Como la represión individualizada no leshabia dado buenos resultados a los distin-tos gobiernos de Franco, ensayaron otrametodología aparentemente más eficaz, co-mo el asentamiento de la Policía dentro delas Facultades (enero, 1968) o el nombra-miento de un juez especial para los delitosde los estudiantes. Pero estas medidas en-cresp¿r¡on más los ánimos, y todo el mun-

Recuerdos de mi generación- : !

-'ii.+--.=-+.-

Page 9: n**mff:i#¿? ITARIA

t

do universitario (incluidos a veces los cate-dráticos mrís teudales) las interpretó comola agresión directa de un Gobierno policia-co contra la Universidad y la cultura.

El 20 de enero de 1969la Policía mató aEnrique Ruano, estudiante de cuarto deDerecho y militante del FLP, minetras rea-lizaban un registro er¡ la calle Gen€ral Mc.la. El Gobierno dio una versión oficial di-ciendo que Ruano se había flricidado. Pe-ro, como suele ocurrir casi siempre, esta ex-plicación aumentó la indipación en la Uni-versidad que literalmente se levantó y, conlos rescoldos todavia calientes del París del68, ocupó diariamente las calles de Madridcon manifestaciones. El 24 de enero, elConsejo de Ministros aprobó un estado de

El profesor Tierno Galván ejercia, ya en-tonces, de hombre pulcro en el vestir y enel hablar.

excepción en toda España con el que se de-tuvo a cientos de estudlhrtes en toda Espa_ña, se les interrogó en ocasiones durantele_manas en la DGS, se les expulsó de la Uni-vgrsldad y luego se les encarceló y depor-tó. También se desterró a profesores cómoPaulina Garegorri, LóWz Cachero, RaúIMorodo, Gregorio Peces-Barbo, ElíosDíaz, Roberto Meso, Iaviei Muguerza, pe-dro Schwart, Francbco Bustelo, Oscar Al-zaga y Jiméne7 de Parga.

Durante varios meses se impuso en lasaulas Ia paz de los cementerios y de los ca-Iabozos y las personas más activas de unageneración tuvieron que pasar directam_en-te de la Universidad de la cárcel. tr

Un cncierro det¡csfu, dcl9al 11 de n¡r¿ode 19ó6, en elconvento de loscepuchinos deSoniá, porp¡rfe de fXtf f iy3Oprofesores, hrpesrdo e lamGmoficpopuler con clnonbre dc<crydiudu.Se trf¡fl & h*&f f H%rIl¡oaffuo dcEfidirrúcs dclrdm. E[convenfo fuc

decretó el estado de excep-ción y fui uno de los pri-meros detenidos junto conFernando Savater, Alfon-so Carlos Comín, JoséMaría Gómez Santanderycreo que también RamónRubial.

A muchos de los estu-diantes que llegamos a laUniversidad en la mitad deIos sesenta es€ estado deexcepción y sus conse-cuencias nos alejó durantevarios dos de Ia Universi-dad. Otros incluso tuüe-ron que ir al exilio. AI fi-nal todos formamos partede una generación que sellama ¿s¡ ses€nta y ocho.Una generación que, porIo quese ve, ya no está pa-ra muchas heroicidades,ar¡nque siempre tuvo susímbolo -que para mí losigue siendo- en EnriqueRuano, porque éI, adsnásde sacrificar su esfu€rzo yzu tiempo en la lucha de-Eocrftica, tembié¡r sacri-ficó sn¡ vida- Aunque unminisü.o de ahora, queell-tonces miliS¿f¿ en el Mo-vimiento, venga a decirnosatgo asÍ oomo que no hayconstancia en los a¡chivosde que en tiempos deFranco s€ tortura a los de-tenidos. E

José MariaMohedano

¡

I

ccrcedo por h

L

i