night novellas 01

Dragon’s Oath P.C. CAST and KRISTIN CAST

Sinopsis (Traducido por Glad)

El primero en una nueva y apasionante mini-serie de los betsellers #1 de la Casa de la Noche, 'El Juramento de Dragon' cuenta la historia detrás de la Casa de la Noche del formidable instructor de esgrima–a quien el amor transformará, y su promesa perseguirá.

Mucho antes de que sea el profesor de Zoey y su pandilla en la Casa de la Noche, a inicios del siglo IX, Bryan Lankford era un adolescente problemático, pero talentoso y humano. Él cree que puede salirse con la suya con cualquier cosa… hasta que su padre, un noble británico, finalmente piensa que ya es suficiente, y le destierra a América. Cuando Bryan es marcado en los muelles y le dan a elegir entre la Casa de la Noche de Londres y el Barco 'Dragón' que le llevará a América, él escoge a 'Dragón' –y un nuevo destino.

En St. Luis, 1830, el Portal al Acceso hacia el oeste, Dragon Lankford se convierte en un Amo de la Espada, y pronto se dará cuenta de que hay retos peligrosos–y hermosos beneficios. Como Anastasia, la cautivadora y joven Profesora de Hechizos y Rituales en la Casa de la Noche de Tower Grove, quien parece no querer nada con el novato…

Pero cuando un poder oscuro les amenaza, Dragón queda atrapado en su foco. Aunque sus extrañas habilidades de pelea le convierten en un novato poderoso, ¿Será lo suficientemente poderoso como para detener a esa nueva oscuridad, y proteger a Anastasia, también? ¿Sus elecciones podrán salvarla a ella —o destruirles por completo?

1 DRAGON’S OATH – P.C. + KRISTIN CAST BLOG “DARK PATIENCE”


CCaappííttuulloo 11 Oklahoma – Día Actual

La ira y la confusión se agitaban dentro de Dragon Lankford. ¿Verdaderamente Neferet estaba dejándolos al poco tiempo de la muerte del niño y la visita catastrófica de su diosa?

“¿Neferet, qué hay con el cuerpo del novato? ¿No deberíamos seguir

manteniendo vigilia?” Con un esfuerzo, Dragon Lankford mantuvo su voz y su tono calmados aun cuando se dirigía a su Alta Sacerdotisa.

Neferet volvió sus bellos ojos esmeraldas hacia él. Le sonrió suavemente.

“Estás en lo correcto al recordármelo, Maestro Espadachín. Aquéllos de ustedes que honraron a Jack con velas púrpuras de espíritu, tírenlas en la pira mientras se marchan. Los Guerreros Hijos de Erebus mantendrán vigilia sobre el pobre cuerpo del novato por el resto de la noche.”

“Como desee, Sacerdotisa.” Dragon se inclinó profundamente ante ella,

preguntándose por qué su piel se sentía tan picante –casi como si estuviese cubierto de suciedad y mugre. Él tenía un repentino deseo inexplicable de tomar un baño con agua muy, muy caliente. Es Neferet, su conciencia le habló suavemente. Ella no ha hecho lo correcto desde que Kalona se liberó de la tierra. Tú solías sentir eso.

Dragon sacudió su cabeza y apretó los dientes. Los acontecimientos

secundarios no tenían importancia. Los sentimientos ya no eran importantes. El deber abarcaba todo –la venganza era extrema. ¡Enfócate! ¡Debo mantener mi mente en el trabajo que hay que hacer! se ordenó a sí mismo, y luego asintió rápidamente a los Guerreros específicos. “¡Dispersen la multitud!”


Neferet hizo una pausa para hablar con Lenobia antes de salir del centro del campus y dirigirse a las habitaciones de los profesores. Dragon apenas le dio una mirada. En lugar de eso, su atención volvió a la fogosa pira y al cuerpo llamante del niño.

“La multitud está siendo dispersada, Maestro Espadachín. ¿Cuántos de

nosotros nos quedaremos para vigilar la pira con usted?” Christophe, uno de sus oficiales superiores, preguntó.

Dragon vaciló antes de contestar, le tomó un momento centrarse lo

suficiente para absorber el hecho de que los novatos y profesores que se arremolinaban inciertamente alrededor de la brillante pira ardiente estaban agitados y completamente disgustados. El deber. ¡Cuando todo lo demás falla, recurre al deber!

“Que dos guardias escolten a los profesores de regreso a sus residencias. El

resto de ustedes irán con los novatos. Asegúrense de que todos regresen a sus habitaciones. Luego permanezcan cerca de los dormitorios por el resto de esta terrible noche.” La voz de Dragon estaba ronca por la emoción. “Los estudiantes necesitan sentir la presencia protectora de sus Guerreros Hijos de Erebus para que ellos puedan, al menos sentirse seguros, incluso si parece que no pueden estar muy seguros de ello.”

“Pero la pira del niño––” “Yo me quedaré con Jack.” Dragon habló en un tono que no permitía

discusión. “No dejaré al niño hasta que el resplandor rojo de sus cenizas se convierta en óxido. Cumple con tu deber, Christophe; La Casa de la Noche te necesita. Me ocuparé que la tristeza que se quede aquí.”

Christophe hizo una reverencia y luego empezó a soltar órdenes, siguiendo

las órdenes del Maestro Espadachín con fría eficiencia.


Parecía que sólo habían pasado segundos cuando Dragon se percató de que estaba solo. Allí estaba el sonido de la pira ardiente –el engañosamente tranquilizador restallido del fuego. Excepto por eso, sólo estaba la noche y el enorme vacío en el corazón de Dragon.

El Maestro Espadachín miraba fijamente las llamas como si pudiera

descubrir el bálsamo que apaciguaría su dolor dentro de ellas. El fuego titiló de ámbar y oro, de óxido y rojo, recordándole a Dragon una delicada pieza de joyería –única, exquisita, atado a una hebra de un listón de tercio cabello del color de la sangre fresca.

Como si se moviera por sí sola, su mano se metió en su bolsillo. Sus dedos

se cerraron alrededor del disco oval que encontró allí. Era delgado y suave. Él podía sentir el débil indicio del azulejo que una vez había estado grabado tan clara y bellamente en el anverso. La pieza dorada descansaba cómodamente en su mano. Lo empuñó, lo protegió, lo sujetó, antes de extraer lentamente de su mano, el guardapelo empuñado dentro de ésta. Dragon enrolló el listón aterciopelado a través de sus dedos, frotándolo con su pulgar en un movimiento distraído y familiar que era más de hábito que intensión. Expulsando una profunda respiración que sonaba más como un sollozo que un suspiro, abrió su palma y miró hacia abajo.

La luz de la pira de Jack se reflejó a través de la superficie dorada del

guardapelo. Capturando el diseño del azulejo. “¡El ave estatal de Missouri!” Dragon dijo en voz alta. Su voz estaba

desprovista de emoción, aunque la mano que sostenía el guardapelo temblaba. “Me pregunto si todavía se te puede encontrar salvaje, situado en lo alto de los girasoles que pasan por lo alto del río. ¿O tu belleza y la de esas de las flores se extinguieron, también, junto con todo lo hermoso y mágico de este mundo?” Su mano se cerró sobre el guardapelo, sujetándolo tan fuertemente que sus nudillos se volvieron blancos.

Y luego, tan rápidamente como su puño se había cerrado, Dragon aflojó el

agarre sobre el guardapelo, abriendo su mano y volteando el óvalo de oro respetuosamente una y otra vez. “¡Idiota!” Su voz era entrecortada.


“¡Lo pudiste haber roto!” Dedos temblorosos tocaron nerviosamente el broche, pero cuándo finalmente lo desbloqueó, la pieza dorada se abrió fácilmente, ilesa, para mostrar el grabado que, aunque desvanecido por el tiempo, aún mostraba la cara sonriente de la pequeña vampiresa cuya mirada parecía atrapar y retener la de él.

“¿Cómo te pudiste ir?” Dragon murmuró. Un dedo trazó el viejo retrato en

el lado derecho del guardapelo, y luego se movió a la mitad izquierda de la joya para acariciar el único rizo rubio que yacía allí sobre el espacio vacío donde su imagen de joven una vez había sido. Su mirada se apartó del guardapelo hacia el cielo nocturno y repitió la pregunta más fuerte, desde su alma, demandando una respuesta. “¿Cómo te pudiste ir?”

Como en respuesta a Dragon se escuchó el resonante graznido peculiar de

un cuervo. La ira inundó a Dragon, tan fuerte y caliente que sus manos otra vez

temblaron –sólo que esta vez él no temblaba con dolor y pérdida; él tembló con la necesidad apenas controlada de golpear, mutilar, vengar.

“Te vengaré.” La voz de Dragon era como la muerte. Miró hacia el

guardapelo una vez más y habló para al trémulo rizo rubio que sostenía. “Tu dragón te vengará. Corregiré lo que permití saliera mal. No cometeré el mismo error otra vez, amor mío. La criatura no quedará impune. Te doy mi juramento.”

Una ráfaga de viento cálido de la pira, sopló repentinamente fuerte. Levantando el mechón de cabello y, mientras Dragon trataba, sin éxito, de

detenerlo, el rizo flotó fuera de su alcance hacia arriba y arriba, por la cálida corriente de aire, casi como una pluma. Inmediatamente después, con un sonido muy parecido al jadeo sorprendido de una mujer, el cálido viento cambió, aspirando, y llevando el mechón de cabello a la fogosa pira donde se convirtió en humo y recuerdo.


“¡No!” El Dragon gritó, cayendo de rodillas con un sollozo. “Y ahora he perdido lo último de ti. Fue mi culpa…,” dijo rompiendo a llorar. “Fue mi culpa, al igual que tu muerte fue mi culpa.”

A través de las lágrimas que llenaban sus ojos Dragon vio que el humo del

mechón de cabello de su amada compañera se arremolinó y bailó delante de él – y luego empezó a brillar mágicamente, cambiando de humo a un polvo con destellos amarillos, verdes y cafés que siguieron girando varias veces hasta que comenzaron a separarse y a formar distintas partes de una imagen: Los destellos verdes se convirtieron en un tallo largo y grueso –los delicados pétalos amarillos de una flor con el círculo café dentro de ellos para convertirse en su centro.

El Dragon se limpió los ojos inundados de lágrimas, apenas capaz de creer

lo que estaba viendo. “¿Un girasol?” Sus labios se sentían tan entumecidos por el shock como lo estaba su cerebro. ¡Es su flor!, su mente gritó. ¡Debe ser una señal de ella! “¡Anastasia!” Dragon gritó mientras el entumecimiento daba paso a una terrible y maravillosa ola de esperanza. “¿Estás aquí, amada mía?”

La imagen del trémulo girasol comenzó a fluctuar y cambiar. El amarillo

fluyó en una cascada que se convirtió en rubio dorado. El café se aligeró para dar paso al color de la piel besada por el sol, y el verde se fundió dentro de la piel, derritiéndose y transformándose en brillantes orbes que se convirtieron en ojos que eran de un turquesa familiar y adorado.

“¡Oh, diosa, Anastasia! ¡Eres tú!” La voz de Dragon se quebró mientras

trataba de alcanzarla. Pero la imagen se elevó –un brillo bromista más allá de la punta de sus dedos. Él gritó en frustración y luego reprimió el sonido de su sufrimiento mientras la voz de su compañera comenzaba a verterse alrededor de él como una corriente de agua musical sobre guijarros. El Dragon contuvo el aliento y escuchó el mensaje fantasmal.

He hechizado este guardapelo, para ti: amado mío, mi compañero. Ha llegado el día en que la muerte nos ha obligado a separarnos. Debes saber que, por siempre, te estaré esperando por ti.


Hasta que nos reencontremos, mantengo tu amor asegurado dentro de mi corazón. Recuerda, tu juramento era mitigar la fuerza con la misericordia.

No importa cuánto tiempo estemos separados, tienes que cumplir ese juramento Eternamente… Eternamente…

La imagen le sonrió una vez antes de perder su forma y regresar a ser humo

y luego nada. “¡Mi juramento!” Dragon gritó, poniéndose de pie. “Primero Nyx y ahora tú

me lo recuerdan. ¿No entiendes que por culpa de ese maldito juramento tú estás muerta? Si lo hubiese escogido de manera diferente hace muchos años, quizás pude haber evitado que todo esto pasara. La fuerza mitigada por la misericordia fue un error.

¿No lo recuerdas, amada mía? ¿No lo recuerdas? Yo sí. Nunca olvidaré…” Mientras que Dragon Lankford, Maestro Espadachín de la Casa de la Noche,

mantenía vigilia sobre el cuerpo de un novato caído, se quedó mirando la ardiente pira y dejó que las llamas lo llevaran de regreso para que él pudiera revivir el dolor y el placer –la tragedia y el triunfo– de un pasado que había dado forma a un futuro desolador.


CCAAPPÍÍTTUULLOO DDOOSS

1830, Inglaterra

“Padre, no puedes desconocerme y expulsarme a las Américas. ¡Soy tu hijo!” Bryan Lankford, tercer hijo del Conde de Lankford, sacudió su cabeza y miro incrédulo a su padre. “Eres mi tercer hijo. Tengo otros cuatro, dos mayores y dos más jóvenes. Ninguno es tan problemático como tú. Su existencia y tu comportamiento hacen que sea muy simple hacerte esto.” Bryan ignoró la conmoción y el pánico que intentaban liberarse en su interior por las palabras de su padre. Se forzó a si mismo a relajarse–a encorvarse despreocupadamente contra la puerta de madera más cercana mientras le daba la sonrisa Bryan Lankford al Conde, esa mueca encantadoramente guapa que las mujeres encontraban irresistible, y las llevaba a querer seducirle, y los hombres hallaban encantadora y hacia que desearan ser como él. La expresión oscura e inalterable del Conde, decía que estaba al tanto de la sonrisa de Bryan Lankford—y era totalmente indiferente a ella. “Mi decisión es final, muchacho. No te deshonres aun más con ruegos inapropiados.” “¡Rogar!” Bryan sintió una ira familiar agitarse. ¿Por qué su padre tenia siempre que disminuirlo? Nunca había rogado por nada en su vida—desde luego no iba a comenzar ahora, sin importar las consecuencias.


“No te ruego, Padre. Simplemente estoy tratando de razonar contigo.” “¿Razonar? Nuevamente me causas una vergüenza por culpa de tu temperamento y tu espada, y ¿me pides que razone contigo?” “Padre, fue sólo un pequeño altercado, y ¡con un escoses! Ni siquiera lo mate. En realidad herí más su vanidad que su cuerpo.” Bryan intento una risita, pero el sonido fue cortado por el retorno de la tos que había estado molestándolo todo el día, solo que esta vez fue seguida por una ola de debilidad. Estaba tan distraído por la traición de su cuerpo que no puso ninguna resistencia cuando de repente su padre acortó la distancia entre ellos y con una mano empuñó el pañuelo que rodeaba la garganta de Bryan, embistiéndolo contra la pared del establo con una fuerza tal que el poco aliento que le quedaba escapó. Con la otra mano el Conde golpeó la aún sangrienta espada del débil agarre de Bryan. “¡Tu pequeño fanfarrón presumido! Ese escoses es un Lord vecino. ¡Sus tierras están junto a las mías, como tú sabes, ya que estas al tanto que su hija y su cama están a una corta cabalgata de nuestra propiedad!” El rostro del Conde, enrojecido por la furia, estaba tan cerca de su hijo que su saliva llovió sobre Bryan. “Y ahora tus impetuosas acciones le han dado a este Lord todas las pruebas que necesita para ir con nuestro parlanchín tonto nuevo rey y demandar reparaciones por la perdida de la virginidad de su hija.” “¡Virginidad!” Bryan se las arregló para no ahogarse. “La virginidad de Aileene estaba perdida mucho antes de que yo la encontrara.” “¡Eso no tiene importancia!” El Conde apretó aun más el puño con el que sostenía a su hijo. “Lo que importa es que tú fuiste el imbécil atrapado entre sus rodillas, y ahora ese débil rey tiene todas las excusas que necesita para mirar hacia otro lado cuando un clan de ladrones del norte se precipiten hacia el sur por ganado para robar.


¿Detrás del ganado de quién crees que irán, hijo mío?” Bryan sólo podía jadear y sacudir su cabeza. Con una mirada de desprecio, el Conde de Lankford soltó a su hijo, permitiéndole caer, tosiendo violentamente, al sucio piso del establo. Luego el noble mencionó a los chaquetas rojas, miembros de su guardia personal, que habían estado observando insulsamente la desgracia de su hijo, señalando al alto mando, salpicado de viruela, de su escuadra. “Jeremy, como ya he ordenado, átalo como el sinvergüenza que es. Elige a dos hombres más para que te acompañen. Llévalo al puerto. Ponlo en el próximo barco a Las Américas. No quiero verlo nunca más. Ya no es mi hijo.” Luego le mencionó al mozo de cuadra. “Traiga mi caballo. He desperdiciado suficiente de mi precioso tiempo con ésta estupidez.” “¡Padre! Espera, yo—,” Bryan comenzó, pero otro ataque de tos cortó sus palabras. El Conde solo se detuvo para mirar hacia abajo con su larga nariz a su hijo. “Como ya he explicado, eres sustituible y ya no eres de mi incumbencia. ¡Llévenselo!” “¡No puedes echarme así!” lloró. “¿Cómo viviré?” Su padre hizo un gesto con la barbilla hacia la espada de Bryan, que yacía en el piso no lejos de él. Había sido un regalo para el decimotercer cumpleaños de su preciado hijo, y aún en la penumbra del establo las joyas incrustadas en la empuñadura brillaban. “Quizás eso sea de mejor uso en tu nueva vida de lo que fue para mi en tu antigua vida. “


“¡Permítanle llevar su espada,” se dirigió a los guardias, “y nada más, con él! Tráiganme el nombre del barco y la marca de su capitán como prueba de que ha dejado Inglaterra—que se haya ido antes del amanecer de mañana y habrá una bolsa de plata esperando para ser dividida entre ustedes,” dijo el anciano hombre, y luego se dirigió al caballo que esperaba. Bryan Lankford intentó gritarle a su padre—para decirle cuanto se arrepentiría después, cuando recordara que aunque su tercer hijo era, en efecto, el más problemático, era también el más talentoso, inteligente e interesante—pero otro ataque de tos se apoderó del chico de diecisiete años tan fuertemente que sólo pudo jadear sin hacer nada y ver a su padre galopar lejos. No pudo ni pelear como le hubiese gustado cuando la guardia del Conde lo ató, luego lo arrastró por el suelo del establo. “Era hora de que un pequeño gallo cacarero como tú fuera humillado. Vamos a ver cuanto te gusta ser común.” Riéndose sarcásticamente, Jeremy, el más antiguo y pomposo de los Guardias del padre de Bryan, lo tiró en la parte trasera de un carro avícola, inclinándose antes para alcanzar la espada de Bryan y, con una mirada calculadora ver la brillante empuñadura, metiéndola en su cinturón.

Para el momento en que Bryan llegó al puerto estaba oscuro, tanto en el mundo a su alrededor como en su corazón. No sólo había sido desheredado por su padre y echado de su familia y de Inglaterra, sino que se estaba haciendo cada vez más claro que estaba en las garras de una horrible plaga. ¿Qué tan rápido lo mataría?


¿Antes de que fuera libre de este apestoso muelle, o moriría después de ser arrastrado dentro de uno de los barcos mercante que se balanceaban en las oscuras agua de la bahía? “No voy a llevar a ningún jovencito tosiendo como este a bordo.” El capitán del barco sostuvo su linterna más arriba, examinando al atado chico que tosía. “No.” Frunció el ceño y sacudió la cabeza. “Él no cruzará el agua conmigo.” “Este es el hijo del Conde de Lankford. Lo llevarás o tendrás que responderle al señor el porque no lo harás,” gruñó el guardia superior del Conde. “No veo a ningún conde aquí. Veo a un chico salpicado de mierda que tiene fiebre.” el hombre de mar escupió en la arena. “Y no le responderé a nadie, especialmente a ningún inexistente conde, si muero a causa de la enfermedad de este mocoso.” Bryan intentó sofocar la tos—no para tranquilizar al capitán, sino para descansar la quemazón en su pecho. Estaba conteniendo su respiración cuando el hombre salió de las sombras, alto, flaco y vestido de negro, su pálida piel en contraste con la oscuridad que parecía rodearlo. Bryan parpadeo, preguntándose si su mirada febril lo estaba engañando—¿era realmente eso un tatuaje de una luna creciente en el medio de su frente rodeado de más tatuajes? Su visión era borrosa, pero Bryan estaba casi seguro de que los tatuajes lucían como espadas cruzadas. Entonces la razón alcanzó a la visión y Bryan sintió una sacudida de reconocimiento. La luna creciente y los tatuajes alrededor solo podían significar una cosa: el hombre no era para nada un hombre—¡era un vampiro! Fue entonces que la criatura alzó la mano, con la palma hacia arriba apuntando directamente a Bryan. El chico observo asombrado los espirales que decoraban esa palma, y el vampiro dijo unas palabras que alterarían para siempre su vida. “¡Bryan Lankford! La noche te ha elegido; la muerte será tu renacer. La noche te llama; escucha su dulce voz. ¡Tu destino espera en la Casa de la Noche!”


El largo dedo de la criatura apunto a Bryan y su frente explotó en dolor mientras sintió el contorno de una luna creciente quemar en su piel. Los hombres de su padre reaccionaron instantáneamente. Tiraron a Bryan y se alejaron de él, mirando con horror del niño al vampiro. Notó que el capitán del barco había dejado su linterna parpadeando en la arena y desapareció en la oscuridad del muelle. Bryan no vio ni escuchó al vampiro acercarse—sólo vio a los guardias moverse nerviosamente, agrupándose detrás de Jeremy, las espadas a medio desenvainar, la indecisión clara en sus rostros y sus acciones. Los vampiros guerreros tenían una impresionante reputación. Sus servicios de mercenarios eran muy solicitados, pero exceptuando la belleza y fuerza de sus mujeres, y el hecho de que adoraban a una diosa oscura, la mayoría de los humanos sabía poco de su sociedad y de su funcionamiento interno. Bryan observó a Jeremy decidir si esta criatura, que era obviamente lo que ellos llamaban un rastreador, era también un peligroso vampiro Guerrero. Luego sintió un fuerte agarre en su brazo, y Bryan fue puesto de pie para enfrentarse a la criatura. “Regresen a de donde vinieron. Este chico ahora es un novato Marcado, y como tal ya no es su responsabilidad.” El vampiro habló con un extraño acento, sacando sus palabras lánguidamente, que solo aumentaban el misterio y la sensación de peligro que él emanaba. Los hombres vacilaron, todos mirando al guardia superior, quien hablo rápidamente, llegando a sonar arrogante y beligerante al mismo tiempo. “Necesitamos pruebas para su padre de que ha dejado Inglaterra.” “Tus necesidades no me interesan,” el vampiro dijo solemnemente. “Dile al padre del chico que ha abordado un barco esta noche, aunque uno mucho más oscuro del que ustedes humanos planearon. No tengo ni el tiempo ni la paciencia para darte más pruebas que mi palabra.” Luego miró a Bryan. “Ven conmigo. Tu futuro espera.” Con un remolino de su negro sobretodo el vampiro giro y comenzó a alejarse por el muelle.


Jeremy esperó hasta que la criatura fue tragada por la oscuridad. Luego se encogió de hombros y miro a Bryan con disgusto, antes de decir, “Nuestra misión está completa. El señor dijo que pusiera al mocoso de su hijo en un barco, y ahí es donde esta yendo. Vamos a salir de este maloliente lugar y regresar a nuestras camas calientes en Lankford Manor.” Los hombres estaban alejándose cuando Bryan se irguió rectamente. Le tomó un instante dar un respiro profundo y saborear el alivio que sintió cuando la debilitante, asfixiante tos no vino. Luego dio un paso al frente y habló con una voz que era, nuevamente, fuerte y firme. “Deben dejarme mi espada.” Jeremy se detuvo y enfrentó a Bryan. Lentamente, saco la espada de su cinturón en donde la había metido. Ignoro a Bryan y en su lugar estudio las piedras preciosas incrustadas en la empuñadura. Su sonrisa era calculadora y sus ojos estaban fríos cuando finalmente giro hacia Bryan. “¿Tienes idea de cuántas veces tu padre me llamó de mi cama caliente para que te recogiera de alguna riña en la que te habías metido?” “No, no lo sé.” Dijo Bryan tajantemente. “Claro que no lo sabes. Lo único por lo que ustedes los nobles se preocupan es su propio placer. Así que ahora que has sido desheredado y no eres más de la nobleza me quedaré con la espada, y el dinero que obtendré por venderla. Piensa en esto como pago por el dolor en el culo que has sido estos últimos años.” Bryan sintió una ola de ira, y con ello vino una oleada de calor por todo su cuerpo. Actuando por instinto, el chico acortó la distancia entre él y el arrogante guardia. En alguna parte de su cerebro Bryan sabía que sus movimientos eran inexplicablemente rápidos, pero se mantuvo centrado en la idea que era una fuerza impulsora en él: La espada es mía—no tiene ningún derecho.


Con un movimiento borroso, Bryan golpeó la espada de la mano de Jeremy, y con el mismo movimiento la atrapó. Mientras los otros dos guardias se adelantaron, Bryan arremetió por debajo y clavó la punta de la espada directamente en el pie del hombre más cercano, causándole al guardia doblarse en dos y caer al suelo en agonía. Bryan la recuperó automáticamente y, cambiando de dirección, golpeó al segundo guardia a un lado de la cabeza, aturdiéndolo. Moviéndose con una gracia mortal, Bryan siguió el movimiento de su espada, girando alrededor, y terminando con el borde afilado de la espada presionada tan firmemente contra el cuello de Jeremy que su piel quedo perlada con gotas de sangre. “Esa espada es mía. No tienes ningún derecho a ella,” Bryan escucho a su voz decir sus pensamientos en voz alta, y estaba sorprendido de lo normal que sonó—ni siquiera respiraba con dificultad. No había manera de que Jeremy o alguno de los otros dos guardias caídos pudiera saber que todo en su interior se estaba quemando por la ira e indignación y la necesidad de venganza. “Ahora dime porque no debería cortar tu garganta.” “Adelante. Golpéame. Tu padre es una víbora, y aun desheredado eres su hijo serpiente.” Bryan iba a matarlo. Quería— su rabia y su orgullo lo demandaban. ¿Y porque no debía matarlo? El guardia era sólo un campesino, y uno que lo había insultado, al hijo de un Conde! Pero antes de que Bryan pudiese cortar el cuello del guardia, la espada del vampiro se deslizo en el aire entre ellos. “No deseo ser perseguido y quizás interrogado por la Marina Británica. Déjalo vivir. Su destino, volver a servir a aquellos que desprecia, es mucho más castigo que una muerte rápida.” Aún sosteniendo la punta hacia el cuello del guardia, Bryan miro hacia atrás al vampiro.


El vampiro hablo con una voz tan calma que sonó casi aburrida, pero su entera atención estaba en la garganta del guardia y en las pequeñas gotas escarlata que la espada habían liberado. El obvio deseo del vampiro intrigó tanto como horrorizó al joven. ¿Es eso en lo que me convertiré? Bryan empujó al guardia de él. “Él tiene razón. Tu vida es mucho más castigo que mi sable. Vuelve a ella y la amargura con la que la vives.” Sin mirar al hombre otra vez, Bryan le dio la espalda y camino junto al vampiro. El vampiro inclino su cabeza en un pequeño gesto de reconocimiento. “Tomaste la decisión correcta.” “Me insultó. Debería haberlo matado.” El vampiro inclinó la cabeza a un lado, como si pesara la solución a un problema. “¿Fue un insulto que te llamará una serpiente?” “Bueno, sí. Llamarme malcriado y tratar de robarme lo que es mío fue también un insulto.” El vampiro rió suavemente. “No es un insulto ser llamado una serpiente. Hay criaturas aliadas con nuestra Diosa, aunque no creo que él sólo estuviese nombrándote como uno. Vi como venciste a esos tres hombres. Pegas más como un dragón que como una serpiente.” Mientras Bryan parpadeaba en sorpresa él continuo. “Y los dragones están por encima de los pequeños insultos que los simples mortales pudieran lanzarles.” “¿Hay dragones en América?” Bryan soltó el primero de los pensamientos que confusos que llenaban su mente.


El vampiro se rió nuevamente. “¿No has oído? América está llena de maravillas.” Luego hizo un movimiento de barrido con su mano, gesticulando hacia debajo del muelle. “Vamos, deja que nos marchemos para que puedas descubrirlas. He pasado suficiente tiempo en estas costas arcaicas. Mis recuerdos de Inglaterra no eran buenos, y nada de lo que he encontrado mientras te esperaba ha hecho nada para mejorarlos.” El vampiro comenzó a bajar por el muelle con Bryan casi trotando para mantener sus largas zancadas. “¿Dijiste que estabas esperándome?” “Si, y he estado esperándote,” dijo, aún moviéndose deliberadamente por el muelle oscuro. “¿Sabías sobre mi?” El vampiro asintió, causando que su largo cabello marrón cubriera su rostro. “Sabía que había un novato al que debía esperar para Marcar.” Miró a Bryan y sus labios se inclinaron en una leve sonrisa. “Tu, joven dragón, eres el último novato que Marcaré.” Bryan frunció las cejas. “¿Tu último novato? ¿Que te pasará?” intento no sonar preocupado. Después de todo, apenas conocía al vampiro. Y la criatura era un vampiro: misterioso, peligroso y extrañamente convincente. La sonrisa del vampiro se ensanchó. “He terminado mi servicio como Rastreador de Nyx, y ahora puedo retornar a mi posición de Guerrero Hijo de Erebus al servicio de la Casa de la Noche de Tower Grove.”


“¿Tower Grove? ¿Eso es en América?” El estomago de Bryan se tensó. Casi había olvidado que su vida se había puesto de cabeza en menos de un día. “De hecho, si está en América. St. Louis, Missouri, para ser exactos.” El vampiro había llegado al final del largo muelle—el oscuro final, Bryan observó, mientras oía los crujidos de un gran barco y el chapoteo del agua a su alrededor, pero aunque trataba no podía ver más que una sombra descomunal flotando en el agua. Notó que el vampiro se había detenido junto a él y lo observaba cuidadosamente. Bryan miró directamente a sus ojos, aunque su cuerpo se sentía como un resorte listo para soltarse en cualquier momento. “Yo soy Shaw,” dijo finalmente el vampiro, y tendió su mano a Bryan. “Yo soy Bryan Lankford.” Bryan hizo una pausa y esbozó una sonrisa que era sólo semi‐ sarcastica. “Soy el ex hijo del Conde de Lankford, pero ya sabías eso.” Cuando Shaw tomo la mano que Bryan ofrecía, lo saludo en la mera tradicional de los vampiros, agarrando su antebrazo y no sólo su mano. Bryan imitó sus acciones. “Feliz encuentro, Bryan Lankford,” dijo Shaw. Luego soltó el brazo del joven e hizo un gesto hacia la oscuridad y al barco que yacía escondida en ella. “Este es el Barco de la Noche, el cual me llevará a mi, y tal vez a ti, a América, y a mi amada Casa de la Noche en Tower Grove.” “¿Tal vez a mi? Pero pensé–” Shaw sostuvo una mano, silenciado a Bryan. “Debes, de hecho, unirte a una Casa de la Noche, y rápido. Esa Marca,” Shaw apuntó al contorno de la zafiro luna creciente que aún dolía en el centro de la frente de Bryan “significa que debes estar en la compañía de vampiros adultos hasta que completes el Cambio, o hasta que...” Shaw dudó.


“O muera,” Bryan dijo en el silencio. Shaw asintió solemnemente. “Así que si sabes algo acerca del mundo al que estar por entrar, sí, joven dragón, o completaras el cambio en algún momento en los próximos cuatro años, o morirás. Esta noche has comenzado un camino del que no hay vuelta atrás. Ahora, le dije a los guardias de tu padre que te unirías a mí en mi viaje al Nuevo Mundo porque vi que serías enviado a Inglaterra, pero la verdad es que no sólo tu destino cambio cuando fuiste Marcado.” “¿Para mejor o para peor?” Bryan preguntó. “Para exactamente lo que hagas de él, Nyx estará dispuesta,” dijo enigmáticamente, y luego continuó, “No puedes controlar si completaras el Cambio exitosamente, pero si puedes controlar donde pasarás los próximos años. Si deseas permanecer en Inglaterra puedo hacer los arreglos para que seas llevado a la Casa de la Noche de Londres.” El Rastreador descansó brevemente su mano en el hombro de Bryan. “No necesitas el permiso de tu familia para perseguir el futuro que más deseas.” “¿O puedo elegir ir contigo?” Bryan preguntó. “Si, pero antes de que tomes tu decisión hay algo que creo deberías ver.” Shaw giró para enfrentar el barco, que era visible para Bryan como una enorme, oscura sombra descansando siniestramente en el agua, atado por cuerdas increíblemente gruesas. Como si no tuviera problemas para ver en la espesa capa de la noche, Shaw dio dos pasos hacia el borde del muelle, y luego hizo algo que desconcertó totalmente a Bryan. Giró para quedar enfrentado al sur, alzó sus manos, y dijo cuatro palabras en voz baja: “Fuego, ven a mi.” Instantáneamente Bryan oyó un crujido, y sintió una ola de calor en el aire a su alrededor. Luego quedó sin aliento cuando una parpadeante bola de fuego se arremolinó entre las extendidas palmas de Shaw.


El vampiro arrojó el fuego, como si lanzará una pelota, en lo que Bryan ahora vio era una larga antorcha, la parte superior empapada en aceite se encendió instantáneamente. “¡Demonios!” Bryan no pudo contener su sorpresa. “¿Cómo hiciste eso?” Shaw sonrió. “Nuestra Diosa me ha bendecido con más habilidades que las de un Guerrero, pero no era eso lo que quería que vieras.” Shaw levantó la antorcha y la sostuvo frente a ellos para que la orgullosa la proa del enorme barco, hecho de una madera tan negra que Bryan pensó había sido moldeado de la misma noche, se hizo visible de pronto. Y luego el muchacho parpadeó sorprendido, mientras se dio cuenta de lo que realmente estaba viendo. “Es un dragón,” dijo, mirando al tallado del palo mayor. Era verdaderamente espectacular—un dragón negro, con las garras extendidas, mostrando los dientes, ferozmente listo para tomar el mundo. “Me parece, que después de los eventos de esta noche, es un buen augurio,” dijo Shaw. Bryan se quedó mirando al dragón y se llenó con la más intensa inundación de sentimientos que jamás había experimentado. Le tomo un momento para comprender lo que ellos eran, y luego supo: excitación, anticipación y anhelo todos unidos en su interior para crear un simple sentido de propósito. Encontró la mirada del vampiro.

“Elijo entrar al dragón”


CCaappiittuulloo 33

Tower Grove Casa de la Noche San Louis, 1833

“¡Feliz Encuentro, Anastasia! Por favor, ven entra es una coincidencia que estés aquí. Diana y yo estábamos discutiendo lo felices que estamos de tener a un profesor de tiempo completo, y yo iba a llamarte para poder decirte lo contenta que estoy de que puedas adaptarte aquí en Tower Grove”

“Feliz encuentro, Pandeia, Diana”, respondió Anastasia, se puso la mano derecha sobre su corazón e inclinando la cabeza respetuosamente primero a la Suma Sacerdotisa, Pandeia, y después a Diana, antes de entrar en la amplia habitación hermosamente decorada.

“Oh, vamos, no necesitas ser tan formal con nosotras cuando no estamos en compañía de novatos”, replicó Diana, profesora de sociología y su compañera vampiro, La Sacerdotisa, quienes dieron una calurosa bienvenida a Anastasia mientras acariciaba una gata calicó1 con sobrepeso que descansaba en su regazo, ronroneando fuertemente. “Gracias”, dijo Anastasia en una voz tranquila que sonaba mayor que sus veintidós años. Diana sonrió. “Entonces, cuéntanos, sólo has estado aquí durante quince días, ya te has establecido? ¿Se siente como estar en casa para ti?”

Casa pensó automáticamente, nunca se había sentido tan bella y tan libre. Rápidamente alejó esos pensamientos y respondió con cortesía y honestidad,

1 característica de la coloración en los gatos, en la cual el pelaje blanco muestra manchas marrón‐anaranjado y negras. Los gatos que presentan la característica calicó son siempre hembras, es decir, que en cada una de sus células tienen dos cromosomas X. En los gatos, el gen para el color naranja está ubicado en el cromosoma X, y puede tener un alelo para el color negro. La única forma en que ambos alelos se den juntos y combinados con blanco es que haya dos cromosomas X.


“Realmente no es mi casa todavía, pero siento que lo va a ser. Me encanta la pradera y los exuberantes jardines”

Su mirada se movió de la calicó gata, al macho gris atigrado que había comenzado a pasar alrededor de las piernas de la Sacerdotisa. Entonces ella parpadeó sorprendida al ver que los dos gatos tenían seis dedos en cada pata delantera.

“¿Tienen seis dedos en las patas? Nunca he visto tal cosa” Diana tomo la pata de la gata calicó juguetonamente. “Algunos dicen que los polydoctlys son aberraciones de la naturaleza. Pero creo que sólo son más avanzados que los gatos “corrientes”. Un poco, como lo son los vampiros, más avanzados que los seres humanos “normales”.

“¡Oh, Dios, se ven como guantes! Estoy esperando ahora que he encontrado a mi casa de la noche, que un gato me elija a mí también. ¡Sería maravilloso si ella tuviera seis dedos en sus patas!” entonces se dio cuenta que estaba diciendo sus tontos pensamientos en voz alta y se apresuró a añadir: “por supuesto, estoy disfrutando mucho de mis alumnos y mi aula nueva”

“Me hace feliz, oírla decir eso”, dijo Pandeia, riendo en voz baja. “Y no hay nada malo con desear un gato de seis dedos en sus patas o de otra manera. Joven Anastasia, Diana y yo estábamos a punto de tomar vino con hielo en el balcón. Por favor, únase a nosotras”

“Esto muy agradecida por la invitación”, dijo Anastasia con humildad, y recordándose a sí misma no decir ninguna tontería, siguió a las mujeres y sus gatos, abrió las puertas francesas y salieron al balcón, una encantadora luz de luna bañaba donde estaban los asientos de mimbre blanco y una mesa que hacía juego, tenía un jarrón de cristal grabado con una media luna perfecta en el medio y estaba lleno de rosas rojas, a su lado había un cubo de plata lleno de hielo y una jarra de vino del color de las cerezas maduras.


La cristalería grabada con las lunas crecientes se emparejaba al magnífico florero que brillaba con la luz plateada de la luna llena.

Las rosas, el hielo, el vino, y el cristal. Estoy acostumbrada a la simplicidad y a las reglas, aunque ambos hubieran sido atenuados amorosamente. ¿Alguna vez me acostumbraré a tales lujos? Anastasia reflexionó, sintiéndose completamente incómoda mientras se sentaba en una de esas sillas y trataba de no alisar su largo pelo rubio u obsesivamente acomodar su vestido. Y luego ella se puso de pie rápidamente.

“Yo‐ Yo, debería servirle el vino a usted, Sacerdotisa”, dijo ella riendo nerviosamente por encima de la escultural, y madura, Alta Sacerdotisa. Pandeia se rió y con cuidado alejó su mano del jarrón. Anastasia hija, por favor, siéntate y componte. Soy una Alta Sacerdotisa, lo que quiere decir que soy más capaz de verter el vino para mí y para mis invitados” Diana besó a su compañera suavemente sobre la mejilla antes de tomar su asiento. “Usted mi querida, eres más que capaz en muchas, muchas cosas”

Anastasia vio aumentar muy ligeramente el color de las mejillas de Pandeia y mientras la pareja compartía una mirada íntima. Las mejillas de Anastasia se calentaron cuando pensó en sus últimos seis años inmersos en la sociedad de la Casa de Noche, primero como una joven, luego como una sacerdotisa en formación, y ahora como profesora, a veces ella aún se sorprendía de la abierta sexualidad. A menudo se preguntaba lo que pensaría su madre de esta sociedad de poder‐ femenino. ¿Lo aceptaría tranquila, el tener a su hija marcada y haber pasado por el Cambio? ¿O sería demasiado para ella‐ una impresión demasiado fuerte‐ y la condenaría, como el resto de la comunidad?

“¿La hemos avergonzado?”, preguntó Diana, con una sonrisa en su voz. Anastasia cambio su mirada rápidamente hacia su Sacerdotisa y a su compañera.


“¡Oh, por amor a la tierra viva, no!” Exclamó ella, y luego sintió en su cara calor, y sabía que debía de estar sonrojándose. Había sonado igual que su madre, el saberlo le dio ganas de meterse debajo de la mesa y desaparecer. Tú ya no eres una tímida muchacha, Anastasia se recordó con firmeza. Tú eres un vampiro completamente cambiado, una profesora, y sacerdotisa. Ella levantó la barbilla y trató de verse confiada y madura. Pandeia le sonrió amablemente y levantó una de las tres copas de cristal que acababa de llenar. “Me gustaría proponer un brindis. Por su éxito, Anastasia y finalización de su primera quincena de enseñanza como nuestra profesora de hechizos y rituales. Por que pueda llegar a amar la casa de noche de Tower Crove como nosotras lo hacemos.” La sacerdotisa levantó la mano que no sostenía la copa de vino. Cerró los ojos y Anastasia vio que movía los labios en silencio, y luego hizo un movimiento coger el ramo de rosas, como si estuviera recogiendo su olor, antes de chasquear los dedos en cada una de las tres copas. Anastasia vio con asombro como el vino en su copa se arremolinó solo por un instante, y en ese remolino líquido aparecía el diseño de una rosa perfecta.

“Oh, diosa!, invocó al espíritu en el vino”, exclamó Anastasia.

“Pandeia, no invocó al espíritu. El espíritu es su afinidad. Nuestra Sacerdotisa hizo una petición de amor en honor a ti, joven Anastasia, y la rosa felizmente cumple”, explicó Diana. Anastasia exhaló un largo suspiro. “Todo esto” hizo una pausa y su mirada se fijo en la mesa, en las dos vampiros, sus gatos contentos, y la herencia exquisita que las rodeaba. “¡Me llena de tal sentimiento, que es como si mi corazón estuviera a punto de estallar en mi pecho!”Entonces ella, se sintió avergonzada. “Perdónenme. Sueno como un niño. Solo supongo que quiero expresar mi agradecimiento de estar aquí, agradecida de que me escogieran para unirme a esta Casa de Noche como su profesora.”

“Voy a compartir un secreto con usted, Anastasia. La afinidad de Pandeia con el espíritu ha hecho que muchos vampiros mayores y con más experiencia que tú sientan que su corazón está por estallar”, dijo Diana.


“Solo que ellos estaban demasiado cansados para admitirlo. Me gusta su honestidad. No la pierdas a medida que envejeces”

“Voy a intentar no hacerlo”, dijo Anastasia, y tomo un trago rápido de su vino, mientras trataba de ordenar sus pensamientos‐ para decidir exactamente como ella revelaría a Pandeia y a Diana la verdadera razón por la que ella había venido esta noche. Entonces se arrepintió de haber tragado el vino. Estaba por supuesto, mezclado con sangre, y el poder que chisporroteaba en todo su cuerpo, aumentando su nerviosismo junto con el resto de sus sentidos.

“A mi, también me gusta su honestidad”, expresó la Alta Sacerdotisa a Anastasia entre sorbos de su propio vino, el cual parecía no afectarla en absoluto. “Fue una de las razones por las que os han elegido para llenar la vacante como nuestro profesor, a pesar de solo hayas tenido dos años de entretenimiento formal en hechizos y rituales. Usted debe saber que vino muy recomendada por la cámara de la Casa de la Noche de Pennsylvania”.

“Mi mentor era amable, sacerdotisa”, dijo Anastasia, dejando su copa en la mesa. “Recuerdo que también expresó que estabas estrechamente ligada al elemento tierra”, dijo Pandeia. “¿Cuál es la otra razón por la que sentía que sería una buena opción para nuestra Casa de Noche? Ésta es realmente la puerta hacia el oeste. Aquí el misterio y la majestuosidad maravilla, la tierra salvaje se extiende, como una invitación hacia nosotros, –algo que pensé usted apreciaría y encontraría su obligación”

“Sí, pero yo no pretendo tener una afinidad real a la tierra”, explicó Anastasia. “Admito que siento una fuerte conexión con la tierra, y a veces, cuando tengo un poco de suerte la tierra me presta un poco de su poder”

Pandeia asintió y tomo un sorbo de su vino. “Tú sabes que las sacerdotisas no descubren que tienen una verdadera afinidad con un elemento hasta que no han servido a la diosa por muchas décadas.


Tú todavía puedes encontrar que tienes una afinidad con la tierra cuando estés completamente desarrollada, aún eres muy joven, Anastasia”

“Por favor no te ofendas con mi pregunta, pero exactamente ¿cuál es tu verdadera edad? Te ves casi exactamente como si recién hubieras sido marcada, y aún no hubieras pasado por el cambio”, dijo Diana, atenuando su pregunta sumamente dura con una sonrisa.

“Diana” la voz de Pandeia era amable, pero su mirada estaba teñida de desaprobación, mientras miraba ceñudamente a su compañera de extraordinaria belleza. “Yo no invite a Anastasia, aquí para interrogarla”

“No me importa la pregunta, Sacerdotisa. En realidad, estoy acostumbrada a eso”, dijo a Pandeia Luego volvió su mirada a Diana. Anastasia levantó un poco la barbilla. “Tengo veintidós años. Mi sacerdotisa, mentora de Pensilvania me dijo que creía que yo era el vampiro más joven de Estados Unidos en convertirse en un profesor de tiempo completo. Es un honor estar a la altura de las expectativas y en realidad voy a ser muy aplicada en el salón de clases y con mis alumnos”

“Hija, no tengo ninguna duda de que eres aplicada y seria, pero me gustaría que seas earthsome” dijo Pandeia. “¿Earthsome?. Perdóneme, sacerdotisa pero yo no conozco esa palabra”

“Earthsome es tomar características de la tierra. Ser vibrante como un racimo de flores silvestres, fértil como un campo de trigo, sensual como un huerto de melocotones maduros. No sólo sentirte conectada a la tierra, deja que te infunda con sus maravillas”

“y recuerda que tú eres un vampiro y profesor no hay necesidad de que te vistas como una maestra de escuela para humanos oprimidos”, añadió Diana.


“Yo, yo no quiero ser frívola” admitió Anastasia vacilante, mirando hacia abajo al cuello alto, de la blusa sin adornos y la falda recta, y que siempre había llevado‐ y odiado‐ desde que se unió a la Casa de Noche y comenzó a enseñar hace dos semanas.

“Tengo casi la misma edad que mis alumnos, a veces es difícil para ellos recordar que soy un profesor.” Pandeia asintió, en señal de comprensión. “La verdad es que estas cerca de la edad de muchos de nuestros polluelos. Mi consejo es hacer algo más que fuerza con la fuerza contra la que te enfrentas”

“Estoy de acuerdo”, dijo Diana. “Utiliza tu juventud como algo positivo en lugar de tratar de esconderte detrás de la ropa de cualquier anciano, que si tiene gusto, nunca pensaría en usar” Hizo una pausa y señaló por primer vez, el fluir del vestido negro de seda que llevaba, y luego el pantalón tiro alto, estilo gaucho español, y a la blusa de escote muy bajo de cordón que su compañero llevaba.

“Anastasia, lo que Diana está tratando de decirte es que no hay nada de malo en ser joven”, dijo Pandeia retomando la conversación. “Estoy segura de que las polluelas se sentirán más cómodas hablando de sus preocupaciones contigo, ya que no tienen la valentía de hablar con cualquiera de nosotros”

Anastasia suspiró de alivio, ya que era la oportunidad perfecta de hablar de lo que tenía en su mente.

“Sí, es verdad. En realidad por eso las busqué esta noche?”

Pandeia frunció el ceño.”¿Hay algún problema con los estudiantes del cual yo debiera ser notificada?”

“¿Te refieres a Jessie Biddle?” Diana dijo ese nombre como si el hecho de nombrarlo le dejase un amargo sabor en la boca.


ʺBiddle es un problema para todos nosotros, vampiros y estudiantes por igual, sobre todo desde que, desacertadamente, la gente de San Louis le nombrara su Comisario,ʺ Pandeia añadió. Entonces su mirada fija se estrechó mientras ella estudiaba a Anastasia. ¿ʺ ha estado acosando él a nuestros novatos?ʺ

ʺNo, no que yo sepa.ʺ Anastasia hizo una pausa, y tragó apartando la sequedad en su garganta, tratando de ordenar sus pensamientos de modo que su Alta Sacerdotisa encontrara el valor en sus palabras. ʺLos novatos no gustan del Comisario Biddle, pero él no es el tema principal en sus conversaciones. Alguien más lo es, y en mi opinión, él es un verdadero problema dentro de la Casa de Noche por sí mismo.ʺ

“¿Quién la tiene tan preocupada?ʺ

ʺEl novato que ellos llaman Dragón Lankford,ʺ dijo Anastasia.

Ambos vampiros fueron silenciosos por demasiados latidos del corazón de Anastasia. Entonces pareció como si Diana intentara ocultar una sonrisa tomando un sorbo de su vino mientras Pandeia amartilló una ceja en Anastasia y preguntaba, ʺ¿Dragón Lankford? Pero él ha estado alejado de Tower Grove compitiendo en los Juegos Vampíricos estas dos últimas semanas. ¿Usted y él ni siquiera se han encontrado aún, y usted dice que él de alguna manera es un problema para ti?ʺ

ʺNo, no para mí. Bueno, sí, supongo que el problema realmente tiene que ver conmigo, aunque técnicamente no es mío. ʺAnastasia frotó su frente. ʺEspere, comenzaré otra vez. Usted preguntó si había un problema entre los estudiantes de los cuales sé porque soy muy cercana en la edad a los novatos y éstos se sienten más cómodos hablando conmigo. Mi respuesta es sí, realmente sé de un problema, y ha sido creado por lo que sólo puedo llamar una obsesión con este antiguo estudiante de quinto año a quien los estudiantes llaman Dragón.ʺ


Diana no trató de ocultar su sonrisa más tiempo. “El es dinámico y popular, sobretodo entre los novatos femeninos”, Pandeia asintió con la cabeza en acuerdo.

“El caso en cuestión‐ no solo supero a todos sus oponentes, a novatos y vampiros por igual, para ganar el codiciado título de maestro de la Espada en los Juegos Vampíricos. Es casi inaudito en la historia, que un joven ganara un título así.”

“Sí yo sé de su victoria. Es de lo que todas las chicas hablan hoy”, dijo Anastasia con ironía.

“¿Y tu ves eso como un problema? El manejo de la espada de Dragon ya es impresionante, y todavía no ha completado el cambio”, dijo Diana. “Aunque no me sorprendería ver sus tatuajes de adulto muy pronto”, añadió Pandeia. “Estoy de acuerdo con Diana, no hay nada inusual acerca de que las muchachas se distraigan por Dragón” Sonrió la suma sacerdotisa.

“Cuando te reúnas con él, también, podrás comprender su distracción”

“No es una simple distracción lo que me preocupa”, explicó Anastasia rápidamente. “Es el hecho de que hasta el cierre de la escuela esta noche un total de quince novatos, trece niñas y dos niños, han venido a mí, de a uno a la vez, para preguntarme sobre hechizos de amor para atrapar a Dragon Lanckford” Anastasia se alivió esta vez de que las dos mujeres mostrasen expresiones de asombro y sorpresa en lugar de diversión.

Finalmente Pandeia habló. “Esta noticia es decepcionante, pero no es tan trágica. Los novatos son conscientes de mi política sobre los hechizos de amor, que son tontos y pueden ser peligrosos. El amor no puede obtenerse con obligación o por coacción” La sacerdotisa negó con la cabeza, evidentemente molesta por los novatos. “Diana, me gustaría enseñar una lección la semana que viene de lo que sucede cuando la obsesión se cofunde con el amor” Diana asintió con la cabeza.


“Tal vez debería empezar con la historia de Hércules y su obsesión con la sacerdotisa vampiro Hipólita, y el trágico final que provocó a ambos. Es una advertencia que todos deberían saber, pero obviamente han olvidado”

“Una excelente idea” Pandeia giró sus amplios ojos marrones hacia Anastasia.

“Estoy segura de que les has recordado a los novatos que bajo ninguna circunstancia realizaran hechizos de amor para ellos”

Anastasia respiró hondo. “No, Sacerdotisa. No fue mi respuesta”

“¿¡No fue su respuesta!? ¿Por qué…” comenzó Diana, pero la mano en alto de su compañera la cortó. “Explícate”, fue todo lo que la Sacerdotisa, dijo. Anastasia encontró que la mirada de la vampira era inquebrantable. “Yo no he hecho uso de los hechizos de amor. Incluso cuando recién fui marcada y empecé a mostrar talento en hechizos mi instinto me indicó que los hechizos de amor eran deshonestos. Yo soy inexperta pero no ingenua. Sé que el amor no puede existir con la falta de honradez”

“Perspicaz no es una explicación”, dijo Pandeia. La joven profesora enderezó su columna y cambió su mirada a Diana. “Lankford, es “dinámico” y “popular” ¿no?”, “Por supuesto”

“¿También es arrogante?”

Diana alzó su hombro. “Supongo que sí. Pero eso no es inusual. Mucho de nuestros guerreros con más talento tienen un sentido de la arrogancia por ellos”

“Un sentimiento de arrogancia, sí. ¿Pero no es templado con la experiencia y el control de un vampiro adulto?” , preguntó Anastasia.

“Sí, así es”, ella estuvo de acuerdo.

Anastasia asintió con la cabeza y luego su mirada volvió a su sacerdotisa.


“Se ha hablado mucho de Dragon. He escuchado con atención. Tienes razón cuando dices que no lo conozco, pero he oído hablar de Dragon Lankford, que se basa en su espada y en sonrisas en lugar de su sabiduría y su ingenio. Mis instintos me dicen que si mis alumnos enamorados ven los que realmente es, pronto perderán el interés”.

“¿Qué fue exactamente lo que dijiste a los novatos?”, pregunto Pandeia.

“Les dije, que posiblemente no podría romper las reglas de la esta Casa de Noche y realizar hechizos de amor, pero lo que podría hacer es crear un hechizo de dibujo para cada uno de ellos”

“Hay una línea fina entre un hechizo de dibujo y un hechizo de amor”, replicó Diana.

“Si, y aquella línea es creada por la claridad, honestidad y verdad”, contestó Anastasia.

“Pero tengo la sensación de que cada estudiante que vino hacia ti estaba siendo claro, honesto y sincero sobre el deseo de amor de Dragon Lankford”, dijo Pandeia mirando con decepción a su joven profesora. “Por lo tanto, lanzar un hechizo para Dragon iba a funcionar como un hechizo de amor. La semántica es la única diferencia entre los dos.”

“Eso sería cierto si un hechizo es lanzado a Dragon. En cambio, el hechizo de dibujo será lanzado a cada uno de los estudiantes que vinieron a mi.” La decepción de Pandeia cambió a una sonrisa de satisfacción. “La intención de ese hechizo es que los novatos vean con más claridad a Dragón”

“La visión de cada uno de ellos en Lankford se basará en la honestidad y sinceridad y no estará contaminada por un súper ego y una sonrisa hermosa”

“Podría funcionar”, exclamó Diana “Pero el hechizo es delicado y requiere habilidad”


“Mi instinto dice que nuestra joven profesora tiene sabiduría en abundancia”, respondió Pandeia.

“Le agradezco su confianza en mí, Sacerdotisa!” Anastasia casi gritó.

Luego se levantó. “con su permiso, me gustaría lanzar el hechizo esta noche, durante la luna llena.” Pandeia asintió con la cabeza en acuerdo. “Es el momento perfecto para hacerlo. Tienes mi permiso, hija”

“Es mi intención poner fin a cualquier enamoramiento insalubre esta noche”, dijo Anastasia, posó su mano sobre su corazón y haciendo una reverencia a su sacerdotisa y a su compañera. “Alguien que todavía gana todo con arrogancia y en sonrisas, con encantos egoístas”, dijo Diana después.

“Entonces, esa persona recibe exactamente lo que merece”, murmuro Anastasia.


CCAAPPÍÍTTUULLOO 44

El hechizo comenzó perfectamente y completamente correcta. Más tarde, Anastasia sólo pudo sacudir su cabeza y preguntarse cómo algo que empezó tan bien podría haber terminado tan desastrosamente. Tal vez sucedió porque se había tomado su tiempo para cambiarse la ropa

horriblemente ajustada que erróneamente había comenzado a usar desde que se convirtió en profesora. Después de todo, si ella no hubiera estado en esa parte particular de ese hechizo, en el momento exacto, en el lugar específico ‐si uno de esos elementos hubiera modificado en sólo un latido, todo habría cambiado.

Bueno, sí que todo cambió, sólo que no como ella lo había previsto. La luz de la Luna se había sentido tan bien, tan correcta en sus brazos

desnudos. Esa fue una de las razones por las que ella se había ido más y más lejos, y acercándose al poderoso río Mississippi más de lo que se propuso. La luna parecía estar llamándola atrayéndole, liberándola de las tontas restricciones que ella se había impuesto, en lo que fue en retrospectiva un ridículo intento de ser alguien que no era. Anastasia usaba ahora el tipo de ropa que más le gustaba: su larga y suave

falda favorita de color azul topacio. Sólo un mes antes de ser llamada a esta nueva y maravillosa Casa de la Noche, Ella se había inspirado en un vestido de las indias solteras Leni‐Lenape. Le había cosido cuentas de vidrio, conchas y flecos de cuero blanco alrededor del dobladillo de la falda y en el bajo, redondeado escote, que era tan suave como la mantequilla, de la parte superior de una túnica sin mangas. Anastasia hizo un pequeño giro de un paso de baile, poniendo en movimiento las conchas y los flecos. Nunca usaré esa horrible y apretada ropa otra vez. Cuando era humana eso era todo lo que se me permitía usar.


No cometeré ese error otra vez, se dijo a sí misma severamente, y luego echó su cabeza atrás y le habló a la Luna que colgaba pesadamente en el oscuro cielo, ʺ¡Esto es lo que soy! ¡Soy una profesora vampiro, una experta en hechizos y rituales! ¡Y soy joven y libre! ʺ Ella iba a seguir el consejo de su Alta Sacerdotisa. Anastasia iba a ser

earthsome. Ella iba a encontrar fuerza en su juventud. ʺTambién voy a vestirme como deseo, y no como si yo fuera una antigua maestra ruralʺ. O como un cuáquero de Pennsylvania como la familia humana que dejé atrás cuando fui Marcada hace seis años, agregó silenciosamente. Ella recordaría la parte tierna y pacífica de su pasado sin sus límites y restricciones. ʺ¡Soy earthsome!ʺ, exclamó con alegría, prácticamente bailando sobre la alta hierba que cubría gran parte de la pradera que rodeaba la Casa de la Noche Torre Grove. No fue sólo la libertad física de un cambio de ropa lo que permitió a

Anastasia — sino la sensación de libertad que le dio la confianza de Pandeia, lo que hizo toda la diferencia. Añadido al hecho de que la noche era cálida y clara, y que Anastasia iba a hacer algo que le traía una alegría casi indescriptible: iba a lanzar un hechizo que realmente beneficiaría a una Casa de la Noche, su Casa de la Noche. Pero detenerse en el campo salpicado de girasoles silvestres había sido un

descuidado error. Ella sabía que los girasoles atraían amor y lujuria, pero Anastasia no había estado pensando en el amor, ella había estado pensando sobre la belleza de la noche y el encanto de la pradera. ¡Y la verdad fue que ella siempre había amado los girasoles! El prado era impresionantemente exuberante. Estaba lo suficientemente cerca

al Mississippi que Anastasia podía ver los sauces y serbales que estaban alineados a lo largo de la alta y escarpada ribera occidental. Ella no podía ver el río debido a los árboles y el acantilado, pero ella podía olerlo: ese rico aroma que le susurraba de la fertilidad de la tierra, de poder y de promesas.


En el centro de la pradera, perfectamente situada para atrapar toda la luz plateada de la luna llena, estaba una enorme roca plana de arenisca, justo para el altar que necesitaría para su hechizo de atracción. Anastasia puso su cesta de encantamientos en el suelo al lado de la gran roca

y comenzó a disponer los ingredientes para el ritual. En primer lugar, sacó el cáliz plateado que su mentor le había dado como regalo de despedida. Era simple pero hermoso, adornado sólo con el contorno grabado de Nyx, sus brazos levantados, sosteniendo la luna creciente sobre ella. Luego, Anastasia desenvolvió una reluciente tela verde, alrededor de la pequeña jarra con corcho llena de vino con sangre y la abrió, dejándola reposar naturalmente en la parte superior de la roca. Colocó el cáliz en el centro de la roca y luego liberó el gran pedazo de papel encerado de la cesta, y lo abrió para exponer la hogaza de pan fresco, el trozo de queso y las rebanadas gruesas de un fragante tocino cocido. Sonriendo, colocó el papel y la comida junto al cáliz, el que le tomó un momento para llenar. Satisfecha con los olores y la vista del festín, que representaba la generosidad

de la Diosa, retiró cinco cirios de la cesta. Anastasia encontró el norte fácilmente girando río arriba, y fue en la parte más septentrional de la roca en la que ubicó la vela verde, que representaba el elemento con el que se sentía más cercana, la tierra. Mientras colocaba el resto de las velas en sus correspondientes direcciones: amarillo para el aire, en el este; rojo para el fuego, en el sur; azul para el agua, en el oeste y la vela púrpura del espíritu en el centro, Anastasia controló su respiración. Tomó respiraciones profundas, imaginando que extraía el aire impregnado del poder de la tierra a través del suelo a su cuerpo. Ella pensó en sus estudiantes y cuánto quería lo mejor para ellos y cómo lo mejor significaba que ellos deberían verse claramente y avanzar en sus caminos con verdad y honestidad. Cuando las velas estuvieron listas, Anastasia sacó el resto del contenido de la

cesta de encantamientos: una larga trenza de hierba dulce, una lata que contenía fósforos de madera y luz fluorescente y tres pequeñas bolsas de terciopelo — una contenía hojas secas de laurel, otra agujas puntiagudas de un árbol de cedro y la tercera pesaba por la sal marina.


Anastasia cerró sus ojos y envió a su diosa la misma sincera y silenciosa oración que hacía antes de intentar realizar algún hechizo o ritual. Nyx, tienes mi juramento de que yo solamente pretendo hacer el bien durante el hechizo que realizaré esta noche. Anastasia abrió sus ojos y giró primero hacia el este, encendiendo la vela

amarilla para el aire y llamando al elemento a su círculo con una voz clara, utilizando palabras sencillas: ʺAire, por favor, únete a mi círculo y fortalece mi hechizo.ʺ Moviéndose en el sentido de las agujas del reloj, ella encendió todas las cinco velas, llamando a cada elemento a su vez, completando el círculo del hechizo al encender la vela púrpura del espíritu en el centro del altar. Luego enfrentó al norte, tomó otra respiración profunda y comenzó a hablar desde su corazón y alma. ʺYo empiezo a limpiar este espacio con hierba dulceʺ. Ella hizo una pausa para sostener el final de la trenza sobre la llama de la vela verde de la tierra. Como encendió, ella la hizo flotar graciosamente a su alrededor en una

perezosa curva, llenando el aire por encima de la roca del altar, de un humo espeso que giraba en ondas. ʺCualquier energía negativa debe irse sin dejar rastroʺ. Ella dejó de lado la trenza todavía humeante y extendió su mano izquierda, su palma ahuecada. Luego tomó la primera bolsa de terciopelo. Mientras ella desmenuzaba las hojas secas en su palma continuó el hechizo. ʺConciencia y claridad vienen con estas hojas de laurel. A través de la tierra yo llamo hoy a su poder.ʺ Las agujas de cedro vinieron después. Anastasia respiró su olor fragante mientras ella las mezclaba con las hojas trituradas en su palma, diciendo, ʺCedro, de ti es el coraje, la protección y el autocontrol que busco. Préstame tu fuerza para que mi hechizo no sea débil.ʺ De la última bolsa de terciopelo sacó los pequeños cristales de sal marina,

pero en lugar de agregarlos a los demás ingredientes, Anastasia levantó su palma, que ahora estaba llena de la mezcla de laurel y cedro. Ella inclinó su cabeza hacia atrás, amando que un viento cálido, besado por el fuego que olía a agua del río levante su abundante cabello rubio, dándole evidencia de que los elementos, de hecho, se habían unido a su círculo y que estaban allí, esperando para recibir y cumplir su petición.


Mientras ella comenzaba a decir las palabras del hechizo, la voz de Anastasia tomó una encantadora entonación por lo que sonaba como si ella estuviera recitando un poema con una música que sólo podía oír su alma.

ʺUn hechizo de atracción es lo que trabajo esta noche. Mi deseo es arrojar claridad a la vista Con hojas de laurel revelaré la verdad

El amor no debe basarse en la juventud arrogante El cedro protege de las travesuras juveniles,

Presta coraje y control para satisfacer sus necesidades.ʺ

La sal marina se sentía resbaladiza contra los dedos de Anastasia, mientras agregaba el ingrediente final a su hechizo. ʺLa sal es la clave que me ata a este hechizoʺ. Ella se movió a un lado de la vela

verde, tomo otro respiro y ordenó sus pensamientos. Era ahora cuándo necesitaba evocar el nombre de Dragon Lankford y, a continuación, nombrar a cada uno de los quince estudiantes, rociando una pizca de lo que ahora era una mezcla inyectada mágicamente en la llama de la tierra, mientras espera y reza para que cada hechizo se adhiera y cada estudiante pudiera ver a Dragon claramente, con verdad y honradez.

ʺEn esta llama la magia corta como una espada trazando sólo la verdad de Bryan Lankford!ʺ

Tan pronto dijo su nombre esto sucedió. Anastasia debería haber rociado la

primera pizca de la mezcla en la llama y haber dicho el nombre de Doreen Ronney quien estaba totalmente obsesionada con Lankford, y en cambio la noche explotó a su alrededor en caos y testosterona mientras un joven novato se abría paso desde detrás del árbol de espino más cercano, con espada en mano. ʺ¡Muévete! ¡Estás en peligro!ʺ le gritó a Anastasia, dándole un brusco

empujón. Fuera de balance, sus brazos se movieron haciendo aspavientos, por lo que la mágica mezcla fue lanzada hacia arriba, elevándose cada vez más mientras ella fue hacia abajo, cayendo y aterrizando bruscamente en su trasero.


Se quedó sentada, mirando boquiabierta completamente horrorizada mientras el viento cálido que había estado presente desde que ella había abierto su círculo de encantamiento atrapó la mágica mezcla y la sopló, tirando todo lo que había en su palma directamente en la cara del novato. El tiempo pareció suspenderse. Fue como si la realidad, por un instante,

cambiara y se dividiera. Un segundo Anastasia estaba mirando al novato, congelado en el momento, la espada alzada como la estatua de un joven dios guerrero. Entonces, el aire entre ella y el novato inmóvil empezó a brillar con una luz que le recordaba la llama de una vela. Se mecía y se agitaba, tan brillante que ella tuvo que levantar su mano para cubrirse los ojos. Mientras ella entrecerraba sus ojos por el resplandor, el brillo se partió por la mitad, separándose a ambos lados del novato como si estuviera enmarcando su cuerpo en luz tangible, y desde el centro de eso, yuxtapuesto en frente del chico, Anastasia contempló a otra figura. Al principio era indistinto. Luego tomó un paso hacia adelante, hacia ella, para que la luz lo iluminara y le bloqueó totalmente la vista del novato. En general, tenía la altura y el tamaño como el muchacho. Él, también, estaba

blandiendo una espada. Anastasia miró su rostro. Su primer pensamiento, seguido rápidamente por

conmoción y sorpresa, fue: tiene una cara amable‐y es realmente guapo. Y entonces ella jadeó, dándose cuenta de lo que estaba viendo. ʺ¡Tú eres él! El novato detrás de ti. ¡Eres tú!ʺ Sólo que no era realmente el muchacho. Estaba claro. Esta nueva figura era un hombre adulto, un vampiro completo con unos increíbles tatuajes de aspecto exótico de dos dragones, con la media luna rellena en el centro de su frente, cuerpos, alas y colas que se extendían por su cara para enmarcar una mandíbula firme y unos labios llenos, labios que se elevaban en una encantadora y arrebatadora sonrisa hacia ella. ʺNo, no eres el novatoʺ, dijo ella, mirando desde sus labios hasta sus ojos marrones, que brillaban como el reflejo de su sonrisa. ʺTú me invocaste, Anastasia. Debes saber quién soy.ʺ


Su voz era profunda y agradable a ella. ¿“te convoqué? Pero yo…, “su voz se fue apagando. ¿Qué había dicho

momentos antes de que el novato apareciera y consiguiera empaparse con su encantamiento? ¡Ah, ella se acordó! “Acababa de decir: ¡“Que en esta llama la magia corte como una espada invocando solamente la verdad de Bryan Lankford!” “Anastasia cortó sus propias palabras, mirando fijamente los tatuajes del vampiro… tatuajes de dragón. ¿“Cómo era posible? ¡Tú no puedes ser Bryan Lankford! ¿Y cómo sabes mi nombre? Su sonrisa se amplió. “Eres tan joven. Lo había olvidado. “Sosteniendo su

mirada, él se inclinó en una reverencia cortés. “Anastasia, mía, mi sacerdotisa, Bryan Lankford es exactamente a quién convocaste. Soy él. “Él se rió entre dientes brevemente. “Y nadie me ha llamado Bryan desde hace mucho tiempo, excepto tú.” “¡No quise atraje literalmente! ¡Y estás viejo! “ella espetó, y después sintió

que su cara se calentaba. “No, no quise decir viejo viejo. Quiero decir que eres más viejo que un novato. Tú eres un vampiro Cambiado. Aunque, no uno viejo. “Anastasia deseaba desesperadamente desaparecer debajo de la roca del altar. La risa de Bryan era cálida, bondadosa y muy atractiva. “Pediste la verdad de

mí, y eso es lo que conjuraste. Anastasia mía, éste es quién seré en el futuro, que es porqué soy, como tú dices, viejo y un vampiro, completamente Cambiado. Ese novato allá, detrás de mí, es quién soy hoy. Más joven, sí, pero también impulsivo y demasiado seguro de sí mismo. ʺ¿Cómo me conoces? ¿Por qué me llamas ʹmíaʹ?ʺ Y ¿por qué haces que mi

corazón se sienta como si fuera un pájaro emocionado que se está preparando para tomar vuelo?, agregó silenciosamente para sí misma, incapaz de decir estas palabras en voz alta. Él cerró el pequeño espacio entre ellos y se inclinó junto a ella. Lentamente,

reverentemente, le tocó su rostro.


Ella no podía sentir su mano, pero su aliento estaba todavía atrapado en su cercanía. ʺTe conozco porque eres mía, como yo soy tuyo. Anastasia, mírame a los ojos. Dime sinceramente lo que ves.ʺ Tenía que hacer lo que le pedía. Ella no tenía otra opción. Su mirada la había

hipnotizado, como todo lo relacionado con este vampiro. Ella lo vio a los ojos y se perdió en lo que veía allí: bondad y fuerza, integridad y humor, sabiduría y amor, un total y completo amor. En sus ojos Anastasia reconoció todo lo que había imaginado un hombre. ʺVeo a un vampiro que podría amarʺ, dijo sin dudar. Y, a continuación,

añadió apresuradamente, ʺpero tú eres un Guerrero, lo que es obvio, y yo no puedo‐ʺ ʺVes al vampiro que tú amasʺ, él dijo. Deteniendo sus palabras él se inclinó

hacia adelante, ahuecando su rostro en su mano y presionó sus labios contra los de ella.

Anastasia no debería haber sido capaz de sentir nada. Más tarde repitió la escena una y otra vez en su mente, tratando de decidir cómo un fantasma conjurado de un hombre, posiblemente podría haberle hecho sentir tanto sin realmente poder tocarla. Pero entonces todo lo que podía hacer era temblar y contener su aliento mientras el deseo por él, real o imaginario, pulsaba a través de su cuerpo. ʺOhhh,ʺ ella susurró la palabra en un suspiro mientras él se movía

lentamente, lamentablemente lejos de ella. ʺMi amor, Anastasia mía, soy un vampiro y un guerrero. Sé que ahora parece

imposible, pero creo que es la verdad, para convertirme en la persona que ves — el hombre de bondad y fuerza, integridad y humor, sabiduría y amor, te necesito. Sin ti, sin nosotros, yo soy sólo un caparazón de lo que debería ser; Soy el dragón sin el hombre. Sólo tú puedes hacer al hombre más fuerte que el dragón. Recuerda eso cuando la versión joven, precipitada y arrogante de mí intente volverte loca.ʺ Él continuó alejándose de ella.


ʺ¡No te vayas!ʺ Su sonrisa llenó su corazón. ʺNo me voy. Nunca te dejaré voluntariamente,

Anastasia mía. Voy a estar aquí, creciendo y aprendiendo.ʺ Miró detrás de sí mismo a la estatua congelada del novato y se río, reencontrándose con su mirada. ʺA pesar de que pueda ser difícil que lo creas a veces. Danos una oportunidad, Anastasia. Sé paciente conmigo; valdrá la pena. Ah y no me dejes matar al oso. No va a hacerte daño. Él, como yo, sólo vino a ti debido a que el hechizo salió ligeramente, mágicamente, mal. Ni él, ni yo,ʺ él hizo una pausa y su voz profunda se suavizó ʺni siquiera mi yo joven y arrogante, tiene algo malévolo en mente esta noche. Y amor mío, nunca permitiré que algo te haga daño. ʺ Mientras él decía esas últimas palabras, Anastasia sintió un flujo frío a través

de su cuerpo como si algún Dios o Diosa de repente había vertido agua y hielo en sus venas. Mientras ella temblaba con una extraña mezcla de presentimiento y deseo, el espectro adulto de Bryan Lankford, con su mirada aún trabada con la suya, retrocedió. Luz brilló mientras él fue absorbido por la versión más joven de sí mismo, que inmediatamente comenzó a moverse de nuevo. Sintiendo como si hubiese sido alcanzada por la locomotora de uno de esos

enormes trenes consumidores de carbón, que atraviesan América, Anastasia vio la versión más joven del vampiro, cuyo toque etéreo todavía estremecía su cuerpo. Él estaba limpiándose sus ojos llorosos con una mano mientras con la otra él blandía la espada al enorme oso pardo que así, de repente apareció delante de él sobre sus patas traseras. Fue tan grande que Anastasia pensó por un instante, que al igual que la versión anterior de Bryan Lankford, de alguna manera había sido conjurado por su hechizo, y que era realmente magia, humo, niebla y sombras. Sólo cuando el oso rugió, haciendo vibrar el aire alrededor a su alrededor, Anastasia supo que esto no era ninguna ilusión.

Los ojos de Lankford se aclararon rápidamente y fue avanzando con intención mortal hacia la criatura.


ʺ¡No lo lastimes!ʺ Anastasia gritó. ʺEl oso fue traído accidentalmente aquí por mi hechizo — no tiene intenciones malévolas.” Bryan retrocedió, fuera del alcance inmediato de las garras de la enorme

criatura. Anastasia lo vio estudiando el oso. ʺ¿Lo sabes a través de tu magia?ʺ preguntó sin quitar los ojos del animal. ʺ¡Sí! te doy mi palabra, dijo ella. Bryan la miró rápidamente y Anastasia sintió una extraña sacudida de

reconocimiento en esa mirada. Luego, el novato le guiñó y le dijo, ʺSerá mejor que tengas razónʺ. Anastasia tuvo que presionar sus labios firmemente para evitar gritarle: ¡Tu

versión adulta no habría dicho eso! Ella dudaba que él la haya escuchado gritar. Él ya había vuelto toda su

atención al oso. La gran criatura se alzaba sobre el chico, pero Bryan simplemente se agachó,

agarró la vela más cercana a él desde el altar y la levanto ante él. La llama de la vela roja ardía como una antorcha. ʺ¡Ha! ¡Vete!ʺ, gritó en una voz que tenía más autoridad de la que ella esperaba de alguien que aún no era un vampiro. Todavía. ʺ¡Sal de aquí! ¡Vete! Todo esto fue un accidente; la sacerdotisa no quiso convocarte.ʺ El oso retrocedió de la brillantez de la vela, resoplando y gruñendo. Bryan

dio un paso adelante. ʺ¡Dije que te vayas!ʺ Con un enorme sentido de alivio, Anastasia observó a la bestia saltar a cuatro

patas y, con un último gruñido al novato, trotó serenamente hacia el río. Actuando únicamente por instinto, ella se puso de pie y se abalanzó hacia Bryan.


ʺDe acuerdo, estás bien; Estás segura ahora. Todo está bajo control,ʺ decía mientras ella lo ignoraba y tomaba de su mano la vela roja que todavía estaba encendida. ʺNo rompas el círculo. Este hechizo tiene demasiado poder para derrocharlo,ʺ

dijo firmemente. Ella no lo miró, no quería distraerse. En cambio, Anastasia cubrió la llama protegiéndola con su mano y cuidadosamente colocó la vela en su lugar en la posición más al este en el altar, antes voltear a enfrentar a Bryan Lankford. Su cabello era rubio, largo, grueso y atado hacia atrás, lo que la hizo recordar

el cabello del Bryan adulto, que también había sido del mismo color claro, largo y grueso, pero caía libremente sobre sus hombros, enmarcando su cara amable. ¿Había sido sólo un poco gris en sus sienes? De alguna manera ella no podía recordarlo, aunque ella sí podía recordar el color exacto de sus hermosos ojos marrones. “¿Qué pasa? No rompí tu círculo. La vela nunca se apagó. Mira, esta justo

donde estaba antes.” Anastasia se dio cuenta que ella había quedado mirándolo sin hablar. El debe

pensar que estoy completamente loca. Ella abrió su boca para decir algo que explicara un poco la extrañeza de la noche, y entonces ella lo miró realmente, al joven Bryan delante de ella. Él tenía sal esparcida por toda su cara‐cristales de sal quedaron atrapados en sus cejas, y su cabello estaba cubierto con pedazos de laurel y agujas de cedro. Su repentina risa los sorprendió a ambos. Sus cejas se levantaron. “¿yo arriesgo mi vida para salvarte de una criatura

salvaje y tú te ríes de mí?” Él estaba tratando de sonar serio y ofendido, pero Anastasia podía ver una

chispa de humor en esos ojos marrones.


“Tú estás cubierto por mi hechizo, y sí, eso te hace ver gracioso.” También lo hacía lucir juvenil y un poco guapo, pero se guardó esa parte para sí. O al menos así lo pensó. Mientras los dos estaban de pie allí, mirándose, el brillo en los ojos de Bryan fue cómplice. Cuando sus labios comenzaron a elevarse, el estómago de Anastasia dio una

extraña pequeña sacudida, y ella rápidamente agregó: “Aunque no me debería reír, sin importar cuán gracioso te veas. Mi encantamiento sobre ti significa que voy a tener que rehacer toda la mezcla.” “Entonces no debiste habérmelo tirado encima,” dijo él con un arrogante

movimiento de su cabeza. La diversión de Anastasia comenzó a desvanecerse. “No te lo tiré encima. El

viento lo arrojó en tu cara cuando yo me caí porque tú me empujaste.” “¿De verdad? Él levanto un dedo, como si probara la dirección del viento.

“¿Qué viento? Anastasia frunció el ceño. “debe haberse extinguido, o tal vez se ha calmado

por la interrupción de mi hechizo.” “Y no te empujé,” continuó como si ella no hubiera hablado. “Te puse detrás

de mí para poder protegerte.” “No necesitaba que me protejas. El oso fue un accidente. Estaba confundido,

no era peligroso. Yo estaba lanzando un hechizo convocador, y de alguna forma el oso fue atrapado por él,” ella explicó. “Entonces fue un hechizo de atracción” La irritación que había empezado a

deslizarse en su voz se desvaneció, para ser reemplazada por una risa arrogante y otra mirada cómplice. “Por eso dijiste mi nombre. Tú me deseas.”



Dragón sonrió mientras miraba el rostro de la joven sacerdotisa ruborizarse en un precioso tono rosa. “Has confundido mi intención”, dijo ella. “Tú misma lo dijiste‐ estabas lanzando un hechizo de atracción. Escuché que

dijiste mi nombre. Obviamente, estabas atrayéndome”. Hizo una pausa, pensando que todo tenía sentido ahora. “No me extraña que dejara a Shaw y al resto de los Guerreros y me fuera a casa por mi cuenta desde los muelles. Pensé que era debido a Biddle. Me había visto antes de irme a los Juegos Vampíricos, así que ya sabía que no le gustaba, pero esta noche su mirada fue tan dura, tan extraña, que supongo que me hizo sentir raro, casi como si no pudiera respirar, y necesitaba estar aquí afuera, donde hubiera aire, espacio y”‐ Se interrumpió, riéndose un poco y mostrándole el comienzo de su famosa sonrisa. “Pero, no importa. La verdad es que estoy aquí porque me deseas”. Se frotó la barbilla, considerando. “No nos hemos conocido. Recordaría tal belleza. ¿Fue mi reputación por mi proeza con la espada lo que captó tu interés, o fue un tipo de proeza más personal lo que‐‐?” “¡Bryan, no te deseo!” “Llámame Dragón”, dijo él automáticamente y luego continuó. “Por supuesto

que sí. Acabas de admitir tu hechizo de atracción. No es necesario que estés avergonzada. Me siento halagado. Realmente”. “Dragon”, dijo ella de manera que él pensaba rallaba en el sarcasmo. “Estoy

avergonzada, pero no debido a ti. Estoy avergonzada de ti”.


“No tiene ningún sentido”. Se preguntó brevemente si ella se habría golpeado la cabeza cuando se cayó. La sacerdotisa respiró hondo y dejó salir el aire en señal de exasperación.

Luego le ofreció su mano y antebrazo, diciendo, “Feliz encuentro, Bryan Dragon Lankford. Yo soy la Profesora Anastasia, la nueva sacerdotisa de Hechizos y Rituales en la Casa de la Noche de Tower Grove”. “Feliz encuentro, Anastasia”, dijo él, agarrando su desnudo brazo, el cual era

suave y cálido al tacto. “Profesora, Anastasia”, lo corrigió ella. Demasiado pronto, lo soltó y dijo,

“No se suponía que supieras de este hechizo”. “¿Porque no quieres que nadie sepa que me quieres?”, Incluyéndome, añadió

en silencio para sí mismo. “No. El hechizo no tiene nada que ver con quererte. Es todo lo contrario, en

realidad”, explicó. Y luego con una voz que sonaba como si estuviera regañando a una clase de novatos, continuó. “Esto va a sonar cruel, pero la verdad es que estoy aquí para lanzar lo que equivale a un hechizo anti‐Dragon Lankford”. Sus palabras lo tomaron por sorpresa. “¿He, de alguna manera, hecho algo

para ofenderte? Ni siquiera me conoces. ¿Cómo puedo no gustarte?” “¡No es que no me gustes!”, contestó rápidamente, casi como si estuviera

tratando de ocultar algo. “Aquí está la verdad del asunto: en las dos semanas que he estado enseñando en la Casa de la Noche de Tower Grove, quince novatos han venido a mí preguntándome por hechizos de amor con los cuales atarte”. Los ojos de Dragon se abrieron. “¿Quince? ¿En serio?”. Hizo una pausa y

tomó un rápido recuento mental. “Sólo puedo pensar en 10 chicas que quisieran hechizarme”.


La profesora no le veía ninguna gracia. “Diría que te subestimas a ti mismo, pero no creo que eso sea posible. Así que solo supongo que eres mejor con el manejo de la espada que en sumas. Sea como sea, vine aquí afuera esta noche con la intención de lanzar un

hechizo que traería a cada una de tus perdidamente enamoradas admiradoras la verdad de ti, y así puedan ver con claridad y honestidad que tú no eres el compañero adecuado para ellas, lo que pondría fin a sus caprichos tontos”, terminó raudamente. Él no podía recordar la última vez que había estado tan sorprendido. No, eso

no era cierto. La última vez que había sentido ese tipo de profunda sorpresa, fue cuando la noche había sido iluminada para revelar el mástil de un barco y una nueva vida. Sacudió su cabeza y contestó con lo primero que se le vino a la mente. “Esto es difícil para mí de creer. De verdad te desagrado. A las mujeres por lo general les agrado. Bastante, en realidad”. “Obviamente. Es por eso que 13 de ellas me pidieron que te hechizara” Él frunció el seño. “Pensé que habías dicho quince antes” “Trece chicas. Dos chicos”, dijo secamente. “Al parecer a los chicos les gustas

bastante, también” Inesperadamente, Dragon se echó a reír. “¡Ahí lo tienes! A todos les gusto,

menos a ti” “Lo que no me gusta es la idea de que tantos jóvenes novatos impresionables

estén encaprichados contigo. Simplemente no es sano” “¿No es saludable para quién? Yo me siento muy bien”. Le sonrió entonces,

encendiendo cada parte de su encanto.


Dragon creyó ver su severa mirada relajarse un poco y esos grandes ojos color turquesa suavizarse, pero sus siguientes palabras fueron como un echarle un balde de agua fría. “Si fueras más maduro, te importarían los sentimientos de los demás” Él frunció el ceño. “¿En serio? Tengo casi veinte”. Dragon hizo una pausa y la

miró de arriba a abajo, apreciativamente. “¿Cuántos años tienes?” “Veintidós”, dijo ella, alzando la barbilla. “¡Veintidós! Eres demasiado joven para ser un profesor y demasiado joven

para estar sermoneándome en ser más maduro” “Y, sin embargo, soy tu profesora de hechizos y rituales, y alguien debería

sermonearte acerca de qué serías si actuaras como adulto. Quién sabe, con un poco de orientación podrías madurar y ser un Guerrero de integridad y honor” “Acabo de regresar de los juegos donde obtuve al título de Maestro de la

Espada. Ya tengo integridad y honor, aunque todavía no soy un vampiro completamente Cambiado”. “No puedes ganar integridad y honor de los juegos. Sólo se pueden obtener

de una vida dedicada a esos ideales”. Sus ojos sostuvieron los de él y se dio cuenta de que ella no le hablaba con condescendencia. Su voz sonaba extrañamente triste, casi derrotada. Y Dragon no tenía idea de por qué eso le hizo, de repente, querer decir algo, hacer algo, cualquier cosa que hiciera que el pequeño surco de preocupación en su, de otro modo, lisa frente, desapareciera. “Lo sé, Anastasia. Profesora, Anastasia”, se corrigió esta vez. “Ya estoy

dedicado al entrenamiento de los Hijos de Erebus. Seré un Guerrero algún día, y defenderé sus estandartes de honestidad, lealtad y valor” A él le alegró ver su sonrisa, a pesar de que fue leve. “Espero que sí. Creo que

podrías ser un extraordinario Guerrero algún día”


“Ya soy extraordinario”, dijo Dragon, su sonrisa de vuelta. Y entonces ella lo sorprendió una vez más mirándolo firmemente a los ojos,

casi como si ella fuera una Guerrera misma, y diciendo, “Si eres tan extraordinario, entonces demuéstralo”. Dragon blandió su espada y se inclinó ante ella, mano empuñada en torno a

la empuñadura, presionándola contra su pecho como si él fuera un completo Guerrero Hijo de Erebus y ella su sacerdotisa. “¡Envíeme a una tarea!” “¡Indíqueme el oso que tengo que matar para demostrar que soy digno!” Esta vez su sonrisa fue completa, y Dragon pensó que eso iluminaba su ya

hermoso rostro con una felicidad que parecía brillar a su alrededor. Su boca, con sus labios carnosos inclinados hacia arriba estaba distrayéndolo, por lo que tuvo que parpadear confundido y decir, “¿Qué? ¿Yo?” cuando se dio cuenta de que estaba apuntando directamente hacia él. “Incluso un vampiro quien es demasiado joven para ser un profesor debería ser capaz de ver que no soy un oso” “Asumí que estabas hablando metafóricamente cuando me pediste que te

enviara a una búsqueda para demostrar tu valor” “¿Búsqueda?”, parpadeó. Él solo estaba bromeando. ¿Qué estaba ella

pensando? “Bueno, supongo que en realidad no califica como una búsqueda

completamente, pero es una manera en que puedes demostrarme que eres extraordinario” Dio un paso arrogante hacia ella. “¡Ahora esto es lo que me gusta!” “Estoy

dispuesto a hacer su voluntad, mi señora”, dijo con su voz más encantadora. “Excelente. Entonces sube aquí a mi altar. Vas a ayudarme a lanzar este

hechizo”


Su arrogancia terminó. “¿Quiere que le ayude con un hechizo que hará que a las chicas no les guste?” “No te olvides de los dos chicos. Y el hechizo no hará que les desagrades.

Hará que te vean con más claridad, ya que hará que se libren de su nube de enamoramiento por ti” “Debo decirle, esto me suena arriesgado. Me parece más como cortarme un

brazo para demostrar que soy un extraordinario espadachín” “No tienes que ayudarme”. Ella se volvió hacia él altar, quejándose con las

velas de los elementos y las tres bolsitas de terciopelo que estaban puestas al lado del cáliz y la comida. Dragon se encogió de hombros y empezó a alejarse. No era problema suyo

que esta extraña sacerdotisa estuviera decidida en hacer difícil su vida amorosa. ¿Y qué si trece novatas ya no estuvieran interesadas en él? (no contó a los chicos). Una de las cosas que había aprendido desde que había descubierto los placeres de las mujeres, era que siempre había mujeres que lo querían. Había incluso comenzado a reírse de sí mismo, cuando sus siguientes palabras flotaron a través de la distancia entre ellos. “En realidad, no hagas caso a mi petición. Deberías estar volviendo a la Casa

de la Noche. El amanecer se acerca. La mayoría de los novatos ya están en sus camas” Él se detuvo y se dio la vuelta, con ganas de escupirle fuego. ¡Ella le había

hablado como si fuera un niño! Pero ella no se había dado cuenta de cómo sus palabras lo habían afectado. Anastasia todavía estaba entreteniéndose en el altar, de espaldas a él, como si ya hubiera borrado por completo a Dragon Lankford de su mente. Estaba equivocada con respecto a él. Él no era un niño y no le faltaba

honestidad, lealtad o valor. Le mostraría por…por…


Y entonces se oyó decir, “Me quedaré y le ayudaré con el hechizo” Ella lo miró por encima del hombro y él vio sorpresa y algo más, algo que

podría haber sido placer y calidez en esos grandes ojos azules. Pero su voz era indiferente. “Bien. Ven aquí y siéntate allí, en el borde de la roca”, señaló. “Ten cuidado

de no desordenar el mantel del altar o volcar una vela”. “Sí, mi señora. Lo que diga, mi señora”, murmuró. Mientras se volvía a reunir con ella, ésta levantó una ceja, pero no dijo nada y

volvió a colocar las velas y a ordenar el altar. Dragon la estudió mientras ella trabajaba. Su primera impresión en la que

deparó fue que era una menuda belleza con largo cabello color trigo que caía recto y grueso hasta la cintura. Pero a pesar de que era pequeña, aún así tenía sus generosas curvas, las cuales podía ver fácilmente a través de su fino top de lino y su larga y suelta falda azul. Él no solía prestar atención a lo que las mujeres llevaban puesto‐ él prefería a

su mujer desnuda‐ pero la ropa de Anastasia estaba decorada con conchas y cuentas y flecos, dándole un aspecto irreal y de otro mundo, un efecto que fue realzado por sus tatuajes, los cuales eran elegantes vides y flores, tan exquisitos en detalles que parecían reales. “Todo bien. Estoy lista para comenzar de nuevo. ¿Y tú?”, preguntó. Él parpadeó y desvió su atención al altar, no le agradaba que lo atrapara

mirándola. “Estoy listo. En realidad, tengo ganas de oír los nombres de las novatas que

pidieron hechizos de amor”. Volvió su mirada del altar para encontrar la de ella, asegurándose de poner un desafío en su voz.


Anastasia se mantuvo imperturbable. “Debido a que me estés ayudando con el conjuro, no tendré que nombrar a las novatas. Tu presencia y cooperación añaden suficiente fuerza a mi conjuro, lo que afectará a todo el que ha estado distraído por ti”. Dragon exhaló en un resoplido. “Suena como algo bueno de que no tenga una

amada en este momento. Lo que vamos a hacer sin duda lo estropearía”. “No, no lo haría. No, si esa persona estaba verdaderamente interesada en ti y

no en una imagen exagerada de ti”. “Me haces sonar como un idiota arrogante”, dijo él. “¿Lo eres?” “¡No! Soy solo yo”. “Entonces este hechizo no afectará a nadie que te quiera a ti”. “Está bien, está bien. Entiendo. Vamos a terminar con esto. ¿Qué quieres que

haga?” Ella respondió con una pregunta propia. “¿Has tomado tres años de clases de

hechizos y rituales, no es cierto?” Él asintió con la cabeza. “Sí, los tomé” “Bien, bueno, voy a mezclar las hierbas de hechizos en tu mano. Mantenla

como una taza”. Ella le demostró con la suya. “Así. Las hierbas tocándote ayudarán a prestarle fuerza al hechizo. ¿Crees que podrás manejar la realización de por lo menos algunas de las partes del hechizo si te guío a través de él?”


Él contuvo su irritación. Ella no sonaba condescendiente. Sonó como si no hubiera considerado en realidad la posibilidad de que él pudiera disfrutar de la clase‐como si no pudiera ser bueno en nada, además del manejo con la espada. La profesora se sorprendería. “Si tiene que preguntar, no debió haber chequeado mi historial de trabajo en

clases del profesor anterior de hechizos y rituales”, dijo suavemente, con la esperanza de que su tono de voz le hiciera creer que habría encontrado una deficiente calificación tras otra. La joven profesora suspiró pesadamente. “No, no lo hice” “Así que lo único que sabe de mí, es cuán encaprichadas están algunas

novatas conmigo” Sus ojos se encontraron y, de nuevo, él vio una emoción que no pudo

identificar en sus azulinas profundidades. “Yo sé que algún día serás un Guerrero, pero eso no significa que puedas

lanzar un hechizo” “Todo lo que puedo hacer es darle mi palabra de que haré lo mejor esta

noche”, dijo, preguntándose por qué le importaba en absoluto lo que ella pensara. Anastasia hizo una pausa, como si estuviera eligiendo cuidadosamente su

respuesta. Cuando finalmente habló, lo hizo sólo para decir un simple, “Gracias, Bryan”. E inclinó ligeramente su cabeza, respetuosamente, hacia él. “Llámame Dragon”, dijo, tratando de no mostrar lo mucho que esa pequeña

señal de respeto le había afectado. “Dragon”, repitió ella. “Lo siento. Se me olvida. Es sólo que “Bryan” parece

asentarte”


“Sabrías que Dragon me asienta, cuando te halles al otro lado de mi espada”, dijo. Y luego se dio cuenta de lo arrogante que debió haber sonado, y añadió apresuradamente.”No es que alguna vez atacaría a una sacerdotisa. Yo sólo quería decir que si me viera en un duelo de espadas, entendería mi

apodo. Cuando peleo me convierto en el dragón”. “Eso probablemente no sucederá dentro de poco”, dijo ella. “Verdaderamente no te agrado” “¡No! No tiene nada que ver contigo. No me gusta la violencia. Crecí,“

Anastasia se interrumpió, sacudiendo la cabeza. “Eso no tiene nada que ver con el hechizo de atracción, y necesitamos mantenernos concentrados. Comencemos. Toma tres respiraciones lentas y profundas conmigo y aclara tu

mente, por favor” Dragon no quería. Él quería preguntar acerca de cómo había sido criada‐

sobre lo que le sucedió que había hecho que detestara la violencia‐pero los tres años de entrenamiento en hechizos y rituales lo tenían automáticamente siguiendo su ejemplo y respirando con ella. “El círculo ya está invocado; no necesitaremos volver a hacerlo”, dijo ella,

tomando una gruesa trenza de medio quemar de hierba del altar. Anastasia lo miró. “¿Sabes qué es esto?” “Hierba Santa”, dijo él. “Bien”, dijo ella. “¿Sabes para qué se usa en hechizos?” Se hizo vacilar, como si tuviera que pensar mucho para recordad la respuesta.


“¿Para limpiar la energía negativa?”. Bryan volvió a propósito la respuesta en una pregunta. “Sí. Eso es correcto. Muy bien”. Anastasia le habló como si fuera un novato

de primer año. Él escondió su sonrisa de ella, mientras que sujetaba la trenza de hierba sobre

la vela verde de Tierra. Se volvió a encender con facilidad. Entonces, flotando en sentido del reloj alrededor de ellos, se volvió hacia él y dijo: “Empiezo con hierba santa para limpiar este espacio…” Hizo una pausa, dándole una mirada expectante. “Toda la energía negativa debe dejar este lugar”. Sin vacilar, dijo el resto de la

línea del hechizo de apertura que completaba la limpieza con hierba santa. Ella transmitió su placer en una dulce sonrisa que hizo que su aliento se

atascara en su garganta, y Dragon de pronto estuvo muy, muy contento de que había sido especialmente bueno en hechizos y rituales. Anastasia colocó la trenza humeante de vuelta en el altar y luego tomó una

pizca de hierbas de la primera bolsa de terciopelo. Se acercó a él y levantó su mano en la de ella, palma ahuecada, como ella le había mostrado. Anastasia espolvoreó los trozos de hojas secas, cuyo olor le era familiar, no solo porque recientemente había soplado las cosas en su cara, sino porque también en realidad había pasado los últimos tres años prestando atención en clase. Así que cuando la sacerdotisa dijo: “Que la conciencia y claridad vengan con estas hojas de laurel…”, hizo una pausa y lo miró, fue una respuesta automática, fácil para él con la cual completar la línea, “A través de la Tierra hoy llamamos su poder”.

Ella lo recompensó con otra dulce sonrisa antes de ir a la segunda bolsa de terciopelo. Volvió para espolvorear las agujas secas sobre las hojas de laurel. “Cedro, es de ti el valor, protección y auto control lo que busco” “Préstanos tu fuerza para que este hechizo no sea débil”, recitó, sin esperar su

pausa.


Esta vez la sonrisa de Anastasia parecía pensativa, lo que hizo que Dragon se sintiera satisfecho de sí mismo. Más que un poco pagado de sí mismo, estaba sentado allí, sonriendo, sabiendo que el último ingrediente del hechizo sería la sal para unirlo, cuando la sacerdotisa le sorprendió por completo al alcanzarlo y apoyando su mano suavemente sobre su cabeza. Sintió una sacudida a su toque y su mirada fue a la de ella. Sus ojos se

agrandaron y su voz sonó definitivamente sin aliento, mientras decía, “Una parte de este hechizo debe venir de ti…” Ella hizo una pausa y todo lo que él pudo hacer fue sentarse allí, en silencio,

con su pulso martilleando mientras su mano se deslizaba hacia abajo alrededor de su mejilla. “De manera que se lanzado directo, fuerte y de verdad”. Sus esbeltos dedos se envolvieron alrededor de varias hebras de cabello que se habían escapado de la pieza de cuero que los mantenía unidos, fuera de su rostro. Entonces ella jaló. Fuerte. Y arrancó varios mechones de de cabeza, los cuales dejó caer en la palma en espera. Dragon resistió la urgencia de aullar y frotarse el cuero cabelludo. Solo entonces ella se volvió hacia la tercera bolsa de terciopelo y regresó con

los cristales de sal, pero no los roció sobre la mezcla en su mano. En cambio ella tomó su otra mano y lo llevó desde donde estaba sentado en la roca del altar. Lentamente, mientras todavía sostenía sus manos en las de ella, los dos comenzaron a caminar en sentido del reloj alrededor de las brillantes velas. La voz de Anastasia cambió cuando llegó al corazón del hechizo. Dragon no pudo completar las frases para ella, ya que él nunca había oído este particular hechizo, pero mientras ella hablaba y se movían alrededor de la piedra, pudo sentir el poder del hechizo, bañándolos. Quedó atrapado en sus palabras, atraído hacia ellas como si tuvieran textura y tacto.


“Un hechizo de atracción es lo que trabajamos esta noche. Nuestro deseo es repartir claridad de visión. Con hojas de laurel revelaremos la verdad

El amor no debe basarse en la juventud arrogante. La fuerza del cedro protege de los malos actos del niño, Da coraje y control para satisfacer sus necesidades”

Dragon estaba tan atrapado en el sonido de su voz, que le tomó un momento

procesar lo que ella estaba diciendo. Para el momento que comprendió que probablemente lo estuviera llamando

un arrogante sinvergüenza, habían llegado a detenerse ante la vela roja del Fuego y se volvió hacia él. Sosteniendo su mano que contenía las hierbas, añadió la sal a la mezcla, entonando, “La sal es la clave para unir este hechizo para mí”. Luego dirigió sus manos unidas sobre la vela roja y, mientras sacaba un poco

de mezcla y alimentaba la llama, dijo, “En esta llama la magia corta como espada atrayendo sólo la verdad de Bryan Dragon Lankford!” Con un zas! La llama consumió la mezcla, llameando tan alto que Dragon

tuvo que tirar su mano hacia atrás para evitar ser quemado.

En la Casa de la Noche de Tower Grove, quince novatos se detuvieron, era lo

suficientemente cerca del amanecer para que siete de ellos ya estuvieran durmiendo, y en sus sueños derivó una sugerencia, aromatizada con laurel y cedro.


Esto, entonces es verdad: El futuro de Dragon Lankford no te tocará…

***

Sally McKenzie estaba riéndose con su compañera de cuarto, Isis, y hablando

de cuán apuesto era Dragon Lankford cuando de repente, levantó la cabeza y le dijo a Isis, “Yo‐creo que debemos cambiar de opinión”.

“Él es valiente‐ es fuerte‐

Pero para ambas Dragon Lankford no es el indicado” Isis, su risa calmada, se encogió de hombros y asintió con la cabeza. Ambas

chicas apagaron las luces al lado de sus camas y se fueron a dormir sintiéndose más que ligeramente inquietas.

***

A la mente de los dos muchachos enamorados llegó el claro pensamiento:

“Nunca conocerán el toque de Dragon Lankford; Los deseos por él no son reales”

Un novato lloró en silencio en su almohada. El otro miró hacia la luna llena,

preguntándose si alguna vez sería amado.

***

Cuatro de las seis novatas que estaban terminando su turno en la cocina vacilaron en su trabajo. Camelia miró a Anna, Anya y Beatrice y dijo:

“Soy demasiado inteligente Para creer que Dragon me entregaría su corazón”


Luego habló Anya, inclinándose para ayudar a Anna limpiar la taza rota:

“Su espada es su vida; No me importan tales conflictos”

A continuación, la cara de Beatrice perdió todo su color mientras susurraba:

“Un consorte humano es mi destino. Con un vampiro nunca encontraré a mi verdadero compañero”.

***

En las suntuosas residencias de la Suma Sacerdotisa de la Casa de la Noche de Tower Grove, Pandeia recibía a su compañera en su cama cuando la hermosa cara de Diana registró sorpresa y dijo:

“El destino del novato Lankford estará Más allá de lo que tú y yo podamos ver”.

“¿Diana? ¿Estás bien?” Pandeia tocó la mejilla de su compañera y miró

profundamente en sus ojos. Diana sacudió la cabeza como un gato librándose del agua. “Lo estoy. Yo‐eso

fue extraño. Esas palabras no eran mías” “¿En qué estabas pensando antes de hablar?” Ella se encogió de hombros. “Supongo que me preguntaba si ya todo los

Guerreros habían regresado de los juegos, y estaba pensando que Dragon ha hecho a nuestra Casa orgullosa” La Alta Sacerdotisa asintió con la cabeza, de pronto comprendiendo. “Es el

hechizo de Anastasia. Ha traído la verdad sobre Dragon a quienes estaban pensando en él en su hechizo”


Diana soltó un bufido. “Soy difícilmente una enamorada novata” Pandeia sonrió. “Por supuesto que no, mi amor. Esto demuestra la fuerza del

hechizo de la joven Anastasia. Podemos estar seguras de que no habrá novatos obsesionados tras él mañana”. “Casi siento lástima por el muchacho” “No lo hagas. Si alguno de los novatos estaba destinado a amarlo, un poco de

realidad no se llevará el amor verdadero. Y de todos modos, lo que te fue revelado demuestra que Dragon, en efecto, tiene un futuro brillante” Diana devolvió el abrazo a su compañera, diciendo, “O, al menos, tendrá uno

interesante”.

*** En la Casa de la Noche de Chicago, donde los Juegos Vampiros habían

concluido recientemente, Aurora, una bella joven vampiro, se detuvo a media palabra en la carta que estaba escribiendo al joven que había calentado su cama y su corazón después de haber derrotado a cada espadachín que vino en su contra. Dragon Lankford había reclamado el título de Maestro de la Espada, junto con el afecto de Aurora. Sin embargo, se halló apartando su pluma y levantando la fina hoja de papel

para tocar la llama de la vela más cercana, mientras se daba cuenta de la veracidad de las palabras que revoloteaban en su mente susurrando:

“No era más que una aventura. Otro vampiro hará realmente a mi corazón cantar”

¿Qué había estado pensando? Dragon había sido una encantadora diversión y

nada más.

***


Y, por último, en el interior del edificio de ladrillos prohibido que servía como cárcel para San Louis, Missouri, los susurros en el viento flotaron hacia abajo…abajo…abajo…a las entrañas del lugar y a la habitación escondida en la que el Comisario Jesse Biddle caminaba de un lado a otro delante de la criatura que tenía cautiva en una jaula de plata. En realidad él no se dirigía a eso tanto como hablar de eso. “Tengo que aprender cómo usar más de tu poder. Son tan descarados. Es como si pensaran que son normales‐¡que tienen derecho a estar aquí!”, gritó. “Los odio. ¡Los odio a todos! Sobre todo a ese mocoso novato altanero. Debiste haberlo visto bajar del bote esta noche. Todo inflado por su victoria. ¿Sabes cómo se llama a sí mismo? Dragon

Lankford! Él no es ningún dragón. Es el mismo pequeño bastardo que ha estado pavoneándose por aquí durante tres años con esa brillante, reluciente espada, actuando como si fuera mejor que todos‐todos los humanos. ¡Que arrogante hijito de…!” El lamento de la criatura fue espeluznante. Hizo erizar la piel de Biddle. “Cállate o te tiraré algo de agua salada encima de nuevo. ¡Eso te quemará

bien como el propio pollo que eres!”. Ojos que parecían inquietantemente humanos en la cara del enorme cuervo,

se encontraron los suyos. A pesar de que la criatura era solo semi ‐sustancial, sus ojos brillaban de un ardiente rojo, constante.

“A travésss de tu obsesssión con Dragon Lankford sssu futuro veo. Él va a cambiar la hisssstoria”.

Biddle miró a la cosa con repugnancia. “¿Por qué me importaría eso?”

“Sssu amor esss la clave Para derrotar a la gente como tú y como yo”

“¿De qué estás hablando, bestia inmunda?”


“Sssi a Dragon ssse le permite brillar La luzzz Ossscura extinguirá”.

Eso causó que Biddle se detuviera. Había atrapado esta semi ‐ sustancial

bestia mitad hombre mientras absorbía los últimos restos de fuerza de un Indio Shaman agonizante. El viejo piel roja había logrado lanzar esta extraña jaula de plata alrededor de la criatura, pero el Shaman había estado muy débil‐demasiado cercano a la muerte para recuperarse del ataque de la criatura cuando Biddle había pasado por la choza del viejo. Las últimas palabras del anciano habían sido: “Quema hierba santa para

protegerte de eso. Pon peso a la jaula con piedras de turquesa. Échalo en un barril de agua salada para que nunca tome el poder de otro…” Biddle había decidido rápidamente que estaría condenado si perdía su

tiempo siguiendo órdenes de un viejo indio muerto. Comenzó a irse, dejando el cuerpo y a la cosa en la jaula para que el siguiente transeúnte lo limpiase. Entonces la criatura había vuelto sus rojos ojos hacia él. Ojos humanos. Casi tan repulsivo como fascinado, Biddle se había acercado para tratar de

ver exactamente lo que la cosa era. Fue entonces que Biddle los vio. La oscuridad se movía dentro de las sombras

que rodeaban a la cosa. Se acercó más a la jaula. Fue entonces que Biddle lo sintió. El poder que se deslizaba desde la criatura,

a través de la jaula, y por el suelo hacia el hombre muerto, y allí se detuvo, se cernió y luego descendió a la sangre que se había acumulado en el suelo alrededor de su boca.


Algo acerca de la retorcida, sombría oscuridad había incitado a Biddle a moverse, a acercarse, a tocar. Movido por un impulso desde la parte más baja de su mente, Biddle se

interpuso entre la jaula y el hombre muerto, metiéndose dentro de las hebras de oscuridad. Recordando, el Comisario Biddle cerró los ojos en éxtasis. El dolor había sido

frío y agudo e inmediato, pero fue tan fuerte el poder y el placer que había aumentado, aunque él, como algo de la oscuridad, había sido absorbido a través de su piel y de su alma. Biddle no había destruido a la criatura. La mantuvo atrapada y alimentada con sangre, pero sólo ocasionalmente.

Porque, qué si por alimentar a la cosa se volvía más fuerte, justo como Biddle lo hacía. ¿Qué si se las arreglaba para romper la jaula de plata? Y ahora Biddle miraba a la semi ‐ formada criatura de sombra y trataba de

convencerse de que no sería atrapado cautivo como su presa. Entonces la cosa, moviéndose inquieta, habló en un extraño sonsonete con

más ánimo del que había mostrado en las dos semanas que le había tenido, repitiendo:

“Oíd la verdad esta noche: Si a Dragon se le permite brillar La luz Oscura extinguirá”

Biddle se acercó a la jaula. “La luz Oscura. ¿Te refieres a la cosa de la que

estás hecho, la cosa que te rodea?”. La cosa que puedo algunas veces sacar de ti, pensó, pero no lo dijo. La mirada roja de la criatura encontró la de él, y Biddle supo que no

importaba si lo hubiera dicho en voz alta.


La cosa lo sabía.

“Sssí, para mantener el poder que deseasss debesss matar a su amor, la vampiro Anastasia”.

Dragon todavía parpadeaba para quitarse los puntos brillantes de fuego de

su visión, cuando le sonrió a Anastasia y dijo, “Tu hechizo parece haber funcionado” “Nuestro hechizo”, dijo suavemente y le obsequió otra sonrisa. “Nuestro

hechizo era fuerte”. Anastasia hizo una pausa y luego preguntó, “¿Cerrarías el círculo conmigo?” Una oleada de inesperado placer lo tuvo no confiando en su voz, por lo que

Dragon solo asintió. “Bien, me alegro Es sólo correcto que lo cerremos juntos”. Anastasia inclinó

su cabeza hacia atrás y dijo: “Gracias, Espíritu, por formar parte de nuestro círculo esta noche”. Luego se inclinó y sopló la vela purpura. Dragon se fue la vela verde, aclaró el espesor de su garganta, y dijo, “Gracias,

Tierra, por formar parte de nuestro círculo esta noche”. Sopló la llama. En turnos, juntos, agradecieron al Agua, Fuego y Aire. Luego la joven

profesora se volvió hacia él, tomó sus ambas manos entre las suyas, y dijo:


“Gracias, Bryan Dragon Lankford por unirte a mi círculo esta noche”. Fue en ese momento en el que Bryan Dragon Lankford se dio cuenta de que

Anastasia no era solo una bella vampiro y una dotada sacerdotisa. Ella era la vampiro más bella y la sacerdotisa más increíble que jamás había visto. Y sin pensarlo, se inclinó y besó sus sonrientes labios.



Su beso fue tan inesperado que Anastasia fue sorprendida en completa quietud. Ella se quedó allí, sosteniendo sus manos, mientras él apretaba sus labios en los de ella. De haberse dado cuenta que él iba a besarla se hubiera alejado. Pero no se dio cuenta, así que no se movió. Y entonces la cosa más extraña

pasó. Su tacto no era nada parecido a lo que había imaginado. Él debió haber sido demasiado fuerte o demasiado torpe o demasiado exigente. No lo fue. Él fue dulce y fuerte y solo dudó lo suficiente para que ella supiera que él, también, había sido tomado por sorpresa por el beso. Aún así, Anastasia iba a alejarse. Tendría que haberse apartado. Y habría, de

no haber recordado al vampiro completamente cambiado con los amables, confiables ojos y la encantadora sonrisa del muchacho, y un beso que fue muy, muy similar, solo que esta vez ella pudo sentir de verdad. Mía…él la había llamado mía y su corazón había respondido antes de que su

mente fuera capaz de pensar qué era exactamente lo que estaba sucediendo en ese momento. Su cuerpo estaba respondiendo al tacto de Bryan antes de que su mente pudiera pensar en detenerlo. Así que se inclinó hacia él, y lo besó suave y completamente en respuesta. Mientras que su mente no estaba pensando y su cuerpo estaba ocupado

sintiendo, algo gélido rozó la parte posterior de la falda de Anastasia y le levantó el pelo, causando que la vida real importunara el beso. Confundida por las extrañas sensaciones que venían de detrás de ella,

Anastasia estaba empezando a alejarse de Bryan cuando el sonido de alas explotó detrás de ellos.


El sonido la aterrorizó como nada antes. Miedo puro tiró a través de ella. Anastasia miró salvajemente hacia Bryan.

“¡Algo terrible se acerca!”, dijo sin aliento. El cambio que se apoderó de él fue inmediato. Pasó de un dulce novato de

ojos soñadores a un tenso guerrero con espada en mano. “Quédate aquí, junto a la piedra y detrás de mí.” Esta vez él no la empujó de

sus pies. En su lugar, la llevó rápidamente a una posición defensiva y luego se volvió a

lo que fuera que acechaba en la madrugada. Con el corazón martillándole, Anastasia se agachó detrás de él, escudriñando

el gris crepúsculo. Llena de recelo, esperó a que eso atacara. Nada se movió. Ninguna malvada criatura de pesadilla cayó sobre ellos. Ningún merodeador

pululaba. Nada malo pasó en absoluto. A su alrededor solo estaba el prado y el lejano rastro del río. Ella vio sus anchos hombros comenzar a relajarse y se preparó para su descontado comentario. Cuando se volvió hacia ella, Anastasia sólo vio una alarmante preocupación en su expresión. “¿Sabes qué era?”, le preguntó. “No”. Se pasó una temblorosa mano por el cabello. “Pero te doy mi palabra

de que no estaba fingiendo”. “Lo sé”, le dijo. “Un Maestro de Espada no solo es bueno con ésta. Es bueno

con la lectura corporal y juzgando reacciones. Tenías miedo”. Él se acercó, tomó su mano y la ayudó a ponerse de pie. Sus manos se juntaron por un momento.


Él apretó la suya antes de soltarla, y luego Bryan le ofreció el cáliz lleno que se hallaba en el centro del altar. “Bebe esto y come un poco de la comida. Ayudará. Además, deberías reponerte después de tan poderoso hechizo”. Mientras ella bebía el fortalecedor vino y mordisqueaba el pan y queso, Bryan

desmontaba el altar con rapidez, mientras vigilaba a su alrededor. ” ¿Lo sentiste? ¿El frío?”, preguntó ella. “No”. “¿Escuchaste las alas?” “No”. Se encontró con su mirada.”Pero creo que tu lo sentiste y escuchaste” “Algunas tribus indias creen que las aves traen malos augurios.

Especialmente las aves negras”, dijo ella. “Me gusta creer que Nyx quiere que hagamos nuestras propias profecías”,

dijo él. Luego sonrió y señaló un grupo de flores silvestres no muy lejos de ellos y al pájaro azul brillante con un toque de naranja en el pecho que revoloteaba allí. “Eso definitivamente no es un mal presagio” Anastasia encontró su sonrisa nuevamente. “No, es un hermoso pájaro” “Y está en esas enormes flores amarillas. Eso tiene que ser bueno, también” “Son girasoles. Mis flores favoritas en realidad”, dijo ella, dándoles una

cariñosa mirada que por alguna razón tenía a Dragón frunciendo el seño. “¿No son como maleza?”


Ella sacudió la cabeza en obvio desdén por su ignorancia floral. “No son maleza. Son asociadas con el amor y la pasión. Son fuertes y brillantes y fructíferas, sus semillas alimentan tanto a aves como a personas” “Entonces, ¿dirías que es un buen presagio, también? “Sí, diría que sí”, dijo ella. “Y en ese segundo augurio lo dejaremos. Estamos demasiado expuestos aquí,

y ya casi amanece” Ella asintió y, aún bebiendo el vino, ambos dejaron la pradera. Bryan llevó su

cesta en una mano y la espada en la otra. “Gracias por creerme”. Dijo ella después de caminar en agradable silencio

por un rato. “De nada”, dijo él. Ella lo miró. “Tú no eres lo que yo esperaba” Él la miró y sonrió. “Soy más bajo, ¿no?” Anastasia le devolvió la sonrisa. “Sí, eres definitivamente más bajo” Después de unos momentos Bryan le preguntó: “¿Te gustan más bajos?” Ella seguía sonriendo. “Creo que no te disgusta”, dijo él. Ella arqueó una ceja hacia él. “Yo ya te lo dije” “Sí, pero el hechizo lo probó”


“¿Y cómo lo hizo?”, preguntó ella. “Se suponía que revela la verdad de mí, y todo de mí,” hizo una pausa,

pensando y luego continuó, “y todos mis arrogantes fechorías”. Ella sintió su cara calentarse y miró hacia otro lado. “Por lo tanto, si yo fuera realmente así, todo arrogante y lleno de mí mismo y

sin importarme los demás, tu verías la verdad de eso y no te gustaría” Ella lo miró entonces. “No, estás equivocado. Sólo porque la verdad de ti sea

revelada, no significa que la persona que lo ve automáticamente no le gustes, incluso si eres arrogante y lleno de ti mismo” Él se echó a reír. “Creo que lo que acabas de decir era agradable, a pesar de

que no sonó así” “Y yo creo que eres mejor en Hechizos y Rituales de lo que dices”, replicó

ella. “Creo que tendrás que buscar mi expediente para ver” “Lo haré”, dijo ella. “Puede que te sorprenda lo que encuentres”, dijo él. Ella le sostuvo la mirada. “Sí, podría ser”. El sol comenzaba a elevarse a través de los acantilados en el este cuando

llegaron a la puerta que conducía a las habitaciones de los profesores en la casa principal. Bryan le entregó la canasta. “Gracias. Yo, bueno, supongo que te veré en clase”, dijo ella.


“No este semestre. Tomé Hechizos y Rituales el semestre pasado. Pero me verás” Anastasia respiró hondo y dijo: “Dragon, sobre el beso…” Él levantó una mano para detener sus palabras. “No”, dijo rápidamente. “No

me digas que fue un error” “Eres un novato. Yo un profesor” “¿Es eso? ¿Es ese el único problema que tienes conmigo?” “Eso es suficiente”, dijo ella con firmeza. En lugar de ser disuadido, ella vio una larga, lenta y triunfal sonrisa tirando

de sus labios. “Bien, porque eso es sólo un problema temporal” Él tomó su mano, la levantó y besó su palma. Luego sin dejar de sonreír,

empuñó una mano sobre su corazón y con perfecto respeto se inclinó ante ella y dijo: “Feliz encuentro, feliz partida y feliz reencuentro, profesora Anastasia” Antes de que ella pudiera responder, le plantó un rápido beso en la mejilla, se

volvió, y se alejó silbando alegremente.


Dragón había estado en cierto. Ella estaba sorprendida cuando miró su registro. “Es prácticamente un perfecto estudiante”, murmuró para sí mientras hojeaba los archivos. También estaba sorprendida por cómo los novatos lo trataban, especialmente aquellos que acudían a ella por hechizos de amor. A él no le molestaban. Por supuesto, ninguno de ellos se colgaba de él o lo adulaban o coqueteaban

abiertamente con él. Otros…sí. Anastasia trató de no darse cuenta o que le importara. No podía evitar notarlo, sin embargo, que en general los novatos lo

admiraban. Él era popular con todo el mundo, y eso incluía a sus profesores. Y Dragón, a su vez, era encantador y arrogante, inteligente y travieso. Y amable. Él era amable. Anastasia no podía siquiera no preocuparse por eso. Cada vez que sus caminos se cruzaron durante los siguientes días, lo que

hicieron con frecuencia, sus ojos encontraban los de ella. Su mirada se detenía en ella. Su mirada se detenía en él. Y cada mañana ella encontraba un girasol fresco en un florero de cristal sobre

su escritorio. Anastasia estaba segura de que la Casa de la Noche entera comentaba las

miradas que pasaban entre el nuevo Maestro de la Espada y su profesor más joven. Pero resultó que fueron completamente distraídos por un horrible humano llamado Jesse Biddle. “Es como si nos incitara”, decía Diana a la Reunión del Consejo de Tower Hill

convocada en la sala de estar de los cuartos de los profesores.


Anastasia, todavía sintiéndose nerviosa por asistir a una Reunión del Consejo, deprisa tomó asiento y trató de no parecer sorprendida cuando Shaw, Líder de la escuela de Guerreros Hijos de Erebus, entró en la habitación seguido por dos de sus vampiros más antiguos, así como Dragon Lankford. Sus ojos se encontraron por un instante y asintió brevemente, antes de

inclinarse y saludar a la Alta Sacerdotisa. “Bien, todos están aquí”, dijo Pandeia. “La Reunión del Consejo puede

comenzar formalmente ahora”. Volvió su atención a Shaw. “Explique exactamente qué ocurrió ayer por la noche”. “Fue justo después de medianoche. Las Hijas Oscuras habían ido a Bloody

Island para realizar el Ritual de Fautor per Fortuna para los de sexto. Mientras estaban pidiéndole a Nyx que los bendijera y les ayudara a que sus destinos fueran favorecidos con el Cambio, Biddle salió de las sombras, derribando las velas rituales y rompiendo el círculo”, dijo Shaw, sacudiendo la cabeza con disgusto. “El humano las expulsó de la isla. La Alta Sacerdotisa en entrenamiento dijo que su mirada intimidante se clavó en cada una de las chicas, tanto así que se sintieron afectadas por ella, incluso después de volver a sus habitaciones”. “Ella me dijo que creía que él estaba como medio loco”, dijo Diana. Pandeia habló con firmeza. “Las visité hoy y puedo decirles que sentí el eco

del miedo y algo oscuro y pesado que persistía en ellas”. La Alta Sacerdotisa se dirigió a Anastasia: “¿Las limpiaste? “Lo hice, y casi de inmediato cada una de ellas reportaron sentirse mejor,

livianas, fue la palabra que usaron”, dijo Anastasia. La mirada de Diana se clavó en Shaw. “¿Y por qué no había un Guerrero

presente para proteger a nuestras jóvenes novatas?”.


“Las Hijas Oscuras decidieron que la bendición sería el regalo para los varones novatos de sexto; así que no había varones, fueran novatos o vampiros, presentes. Usted sabe que a menudo las Hijas Oscuras realizan rituales separados de los de los Hijos Oscuros”, explicó Shaw, y Anastasia pudo ver que él estaba tratando de controlar su frustración. “Por eso he incluido a Dragón Lankford en esta reunión del Consejo. Propongo que de ahora en adelante, aunque el ritual especifique que solo las

mujeres participen, los novatos varones estén presentes, aún fuera del círculo” “¿Es eso suficiente protección?”, preguntó Lavinia, la profesora de literatura. “¿Deben nuestros Guerreros vampiros no proteger a nuestros novatos? Tal

vez deberían acompañarlos cada vez que salgan del campus” Diana soltó un bufido de disgusto. “Sí, si quisiéramos que vivan como si

fueran prisioneros. Nuestros novatos, especialmente nuestras novatas, necesitan tener la libertad de ir y venir como les plazca sin un guardia armado” Pandeia suspiró. “Tal vez a las Hijas Oscuras se les deba indicar no llevar a

cabo rituales en Bloody Island hasta que este conflicto con el Comisario se acabe” “¡La Isla es nuestra!”, fijo Diana, golpeando la mesa con la mano. “Se ha

llamado así a causa de nuestros rituales, no debemos permitir que un humano dominante infrinja sobre los derechos de nuestros novatos” “San Louis ya no es un asentamiento bárbaro”. La respuesta de Pandeia no se

hizo esperar. “Su población se ha más que duplicado en los últimos años. Ha cambiado de ser un polvoriento puesto comercial en el río a ser una próspera ciudad” “Y Tower Grove era algo bello y sereno cuando San Louis era un mugriento e

incivilizado poblado”, dijo Diana.


“Por supuesto que lo era. Los Vampiros siempre han creado belleza dondequiera que vivamos. Pero con los nuevos tiempos no podemos darnos el lujo de alienar a los que nos rodean, y si eso significa que nuestras Hijas Oscuras realicen sus rituales aquí en la vasta extensión de Tower Grove y la pradera que llamamos hogar, en lugar de una isla arenosa con vista de los muelles de la ciudad, entonces que así sea. Odio decirlo, pero puedo prever un momento en que tendremos que ocultar nuestra identidad de la población humana. Es algo horrible de imaginar, pero un pequeño precio a pagar por nuestros

jóvenes para que los dejen en paz” “Los humanos nunca nos dejarán en paz. ¡Nos odian!”, dijo Diana

bruscamente. “No todos ellos”, contestó Pandeia. “Muchos de ellos nos envidian y temen,

pero algunos de ellos nos respetan. Ustedes saben que no hay escasez de humanos que con gusto comparten su sangre con nosotros, incluso hay varios vampiros en esta misma Reunión del Consejo quienes tienen consortes humanos, aunque la tendencia actual es que los humanos pretendan desinterés en mezclarse con nosotros” “Me temo, Alta Sacerdotisa, que la tendencia es más que simple desinterés.

Con el estímulo del Comisario Biddle, los humanos podrían pensar que pueden actuar en contra nuestra”, dijo Shaw. “Ellos no pueden hacer frente a nuestros Guerreros”, dijo Pandeia,

claramente molesta por la dirección que había tomado la conversación. “¡Entonces mandemos a nuestros Guerreros a la ciudad para enseñarle a

Biddle que no puede acosar a nuestros novatos!”, dijo Diana. Anastasia no pudo permanecer en silencio por más tiempo. “¿Acaso, el Alto

Consejo no prohibió expresamente a los Guerreros tomar medidas contra los humanos, a menos que fuera en defensa?”


Diana bufó. “Esa es una regla creada por un Consejo que vive en Venecia, un lugar donde se considera elegante que un humano sea deseado por un vampiro. Ellos no pueden comprender lo que está pasando aquí en la incivilizada América” “¡Basta!”. La voz de Pandeia había cambiado completamente, y el poder de su

mandato hizo que los vellos del brazo de Anastasia se erizaran. “Diana, tus palabras son inadecuadas. Mi Casa de la Noche no se rebelará contra su Alto Consejo. Y un humano

equivocado no pondrá a una ciudad completa en contra nuestra. Debemos recordar que todos fuimos humanos una vez” Diana bajó la cabeza. “Perdóneme. No fue mi intención faltarle el respeto. Es

simplemente inconcebible que nuestros novatos teman salir del campus a menos que se disfracen o estén de compañía de Guerreros” “Es el por qué estoy de acuerdo con Shaw de que incluyera a nuestros nuevo

Maestro de Espada en esta Reunión del Consejo”, dijo Pandeia. “Dragón, me gustaría de que tú y los varones de sexto que hayan mostrado aptitudes de Guerreros se aseguren de que nuestras damas no salgan del campus sin al menos uno de ustedes presentes en cada grupo” “Por supuesto, Alta Sacerdotisa”, dijo Dragón, empuñando su mano sobre su

corazón e inclinando la cabeza hacia Pandeia. “Sé que no es una solución perfecta a este problema, pero va a asegurar que

nuestras chicas no sean fáciles de intimidar por Biddle, quien, como la mayoría de los matones, probablemente perderá el interés en el acoso cuando se enfrente con más que jovencitas armadas con velas y hierbas. Así estarán protegidas, y aún tendrán la libertad de ir y venir sin estar bajo la guardia de adultos”. Pandeia miró al resto de los miembros del Consejo.


“Voy a enviar una misiva a Venecia. El Alto Consejo debe estar al tanto de lo ocurrido aquí”. Luego sorprendió a Anastasia, diciendo, “Profesora Anastasia, me ha impresionado por la fuerza de sus hechizos. Quisiera pedir que lanzara un hechizo para la Casa de la Noche, algo protector” Anastasia dudó y con calma casi acepta estar de acuerdo, pero la firme voz de

su mentor habló a través de su conciencia: Sigue tu instinto; confía en ti. Así que cuadró sus hombros y dijo lo que sintió que debía de decir. “Alta Sacerdotisa, con todo respeto quisiera recomendar un tipo diferente de hechizo” “¿Aparte de uno de protección? ¿Por qué?” Anastasia respiró hondo y siguió lo que sus instintos le decían. “Un hechizo

de protección en sí está centrado en la violencia. Después de todo, si no hubiera necesidad de protegerse contra un acto de agresividad, el hechizo no debería de lanzarse en absoluto” “¿Y hay algo malo en eso?”, preguntó Pandeia. “Por lo general, no”, explicó Anastasia. “Pero en este caso, me pregunto si el

mismo hecho de lanzar el hechizo sería como atizar o incitar a este tal Biddle” “Me parece que atizarlo o incitarlo suena como una excelente idea”, dijo

Diana, y varios de los miembros del Consejo asintieron de acuerdo. “No, si el objetivo es que nos deje en paz”, dijo Anastasia. “Eso de hecho nos

puede mantener en su mente, cuando de lo contrario, con la presencia de Dragón y los otros Guerreros en entrenamiento, Biddle podría, como nuestra Alta Sacerdotisa dijo, perder el interés en nosotros” “Es un buen punto”, dijo Pandeia. “¿Qué sugiere en cambio?” “Un hechizo de paz. Y no lanzarlo aquí en nuestro terreno. A pesar de que los

recientes actos han suscitado nuestra ira, tenemos intenciones pacíficas.


Es el humano quien necesita de un hechizo. Resultaría mejor si estoy cerca de donde sea que Biddle se refugia”. “La cárcel cerca de la pradera. Ese es definitivamente su refugio”, dijo Shaw. “Entonces debería lanzar el hechizo de paz cerca de la cárcel. Como beneficio

adicional debiera tener un efecto tranquilizador sobre la ciudad, lo cual ayudará a calmar los nervios de cualquier humano que Biddle haya comenzado a crispar” “Estoy de acuerdo con Anastasia. Haga su hechizo, profesora. Sólo asegúrese

de que sea escoltada por un Guerrero Hijo de Erebus.” “Sería un honor, profesora”, dijo Shaw, inclinándose hacia ella. “No es mi intención insultarlo, pero no puedo hacer un hechizo de paz

mientras estoy siendo vigilada por un Guerrero. Simplemente va en contra del hechizo en sí” “Pero no es seguro para usted acercarse al refugio de Biddle sola”, dijo

Pandeia. “¿Con la sola presencia de un Guerrero vampiro se interrumpiría el

hechizo?”, preguntó Diana. “Sí” Diana sonrió. “Bien, entonces, enviaremos lo más parecido para protegerla;

Dragón Lankford. Él todavía no ha cambiado, por lo que no será protegida por un Guerrero, aunque será observada por un Maestro de Espadas” “¿Esto resolvería el problema de su protección?”, preguntó Pandeia. Anastasia se aclaró la garganta antes de hablar. “Sí, lo haría”


La Alta Sacerdotisa se volvió hacia el joven Maestro de Espadas. “¿Qué dice, Dragón?” Él sonrió, empuñando su mano en su corazón, y se inclinó hacia Anastasia.

“Diría que estoy a las órdenes de la Profesora Anastasia” “¡Excelente! Haga el hechizo esta noche, Anastasia. San Louis necesita toda la

paz que pueda tener lo antes posible”, dijo Pandeia. “Esta Reunión del Consejo se da por terminada. Bendito sean todos ustedes”


CCAAPPÍÍTTUULLOO SSIIEETTEE

ʺHas estado frunciendo el ceño desde que dejamos la Casa de la Noche,ʺ dijo Bryan, y entonces cloqueó hacia el par de caballos grises que estaban tiraban de la calesa. ¡ʺOye, cálmate!ʺ exclamó mirando de reojo a Anastasia. ʺOye, inclusive los caballos pueden sentir tu ceño fruncidoʺ. “No tengo el ceño fruncido. Me concentro,ʺ le respondió ella, frunciendo el

ceño. ʺ Pero estás en lo correcto acerca de los caballos, actúan muy nerviosos”. Él le dio una gran sonrisa. ʺtengo razón sobre más cosas que el

comportamiento de los caballosʺ. Anastasia ladeó su cuerpo así podría mirarlo directamente. ʺ¿Le ha explicado

alguna vez alguien la diferencia entre la confianza y la arrogancia?” “¿si te digo que no, vas a sermonearme?” Ella vaciló antes de hablar y entonces dijo, ʺno, no creo que lo haréʺ. Siguieron adelante en silencio y después de un corto tiempo Dragon

respondió suspirando. “Está bien, sermonéame. Me gusta que lo hagas. Realmenteʺ. Anastasia abrió su boca para decirle que ella no le importaba lo que a él le

gustaba o disgustaba, pero primero él añadió, ʺla Verdad sea dicha, te escucharía decir cualquier cosa. Tu voz es bellaʺ. Sus ojos se cruzaron los suyos brevemente. ʺCasi tanto como la tuyaʺ


Él pareció tonto y joven, pero cuando ella lo miró directamente a sus ojos vio una profunda bondad que ésta calentó sus mejillas. ʺOh, bien, gracias. Y gracias por los girasoles, también. Asumo que eres el que las ha dejado para mí,ʺ le expresó, apartando rápidamente la mirada. ʺLo soy, y eres bienvenida. ¿Te gustaron? ¿Realmente?” ʺSí. Realmente,ʺ le dijo, aún manteniendo su vista aparte. Azorada por su

propia reacción, ella intentó entender si fue a este Dragon al que ella reaccionaba o a la versión mayor quien todavía rondaba sus pensamientos. Hubo otro lapso largo, silencioso entre ellos, y entonces él farfulló, ʺellos no

me odian” Anastasia alzó su frente. “¿ellos?” ʺLas trece chicas y los dos muchachos.” ʺOh, ellos. ¿Y cómo sabes eso? No te conté quienes fueron.” Él sonrió. “No tiene importancia. Nadie me odia. ¿Sabes lo qué eso significa?” “¿Qué mi hechizo no surtió efecto?” le respondió ella, incluyendo una sonrisa

así él supo que ella estaba bromeando. El dragón sonrió. ʺsabes que nuestro hechizo funcionó excelentemente.

Quiere decir que no soy tan malo.” ʺnunca dije que lo fueras.” ʺNo, dijiste que soy un misdeeder2 arroganteʺ ʺno pienso que misdeeder sea una palabra,ʺ

2 Misdeed, travesura o fechoría.


ʺacabo de hacerlo,ʺ le respondió. ʺsoy bueno con palabrasʺ Ella puso sus ojos en blanco y masculló, ʺJactándote. Otra vezʺ Él se rió otra vez. ʺHusmeaste en mis registros, ¿verdad?” ʺTal vezʺ. ʺLo hiciste. Y te enteraste que soy casi tan talentoso en los trabajos escolares

como en los ejercicios con la espada.ʺ ʺArrogante...ʺ Ella dio un largo suspiro y apartó la vista de él así no podría

verla sonreír. “¿cómo es esto arrogante si es la verdad?” ʺes arrogante si te jactas, ya sea verdad o no,ʺ le respondió ella. ʺAlgunas veces un vampiro tiene que jactarse un poco para conseguir que

una sacerdotisa lo note,ʺ dijo. Sin ni siquiera mirarlo, Anastasia le dio un bufido pequeño. ʺNo eres un

vampiroʺ. ʺAún no lo soyʺ ʺy tienes a muchas hembras que te notan.” ʺno quiero a muchas hembras,ʺ dijo él, el tono de burla ausente en su voz. ʺte

quiero.”


Ella le miró entonces. Sus ojos café fueron honestos e inquebrantables. Esta noche su cabello no estaba atado hacia atrás y eso le enmarcaba el rostro, haciendo que su mandíbula firme pareciese más pronunciada. Él estaba vestido con una simple camisa negra, sin diseños y pantalones. Ella supo que el color era para mezclarse con la oscuridad alrededor de ellos, pero a ella le hizo a él verse mucho mayor, más fuerte, y tan misterioso como la noche sin fin. ʺdeseo que dijeras algo,ʺ el indicó. Su mirada fija cambió de su amplio pecho rápidamente a sus ojos. ʺYo no

estoy segura de qué decir.ʺ ʺme podrías decir que tengo una probabilidad contigo.” “¿Soy yo simplemente una conquista? Algo para ganar, ¿como el título de

Maestro de la Espada?” El detuvo el coche en una parada abrupta y empezó a afrontar a Anastasia.

“¡Eso es un montón de tonterías! ¿Por qué dices eso?” ʺEres competitivo,ʺ ella respondió. ʺtienes las habilidades de un depredador.

Persigues. Atrapas. Conquistas. Soy probablemente la única hembra en muchísimo tiempo que posiblemente no ha caído a tus pies para adorarte. Así que me quieres porque soy un reto.ʺ ʺTe quiero porque eres hermosa y elegante, hermosa y talentosa, bella y

bondadosa. O por lo menos yo creo que tienes un corazón que sale de tu pechoʺ. Él dio un largo aliento, frustrado. ʺAnastasia, el hechizo que lanzamos ‐ se suponía – fue para mostrar la verdad acerca de mí. Entonces, admitiré que soy arrogante”. Él se encogió de hombros. ʺPienso que con mis habilidades un poco de arrogancia es necesaria. Pero quiero que comprendas eso, que el quererte no tiene nada que ver con la conquista o las habilidades depredadoras.ʺ


Sus ojos café capturaron los de ella y ella vio daño, no enojo, en sus profundidades. Lentamente, cruzó el espacio entre ellos y tocó su brazo. ʺestás en lo correcto. No mereces eso de mí. Lo siento. Bryanʺ. Ella suspiró y negó con la cabeza, corrigiéndose, ʺquiero decir Dragon. Estoy un poco aturdida sobre lo que siento por ti.ʺ Él cubrió la mano con la suya. ʺme puedes llamar a Bryan. Me gusta cuando

dices mi nombre.ʺ ʺBryan,ʺ ella dijo suavemente, y le sintió temblar bajo su mano. ʺNo esperé a

alguien como tú en mi vida.ʺ ʺes porque soy un Maestro de la Espada, y me convertiré en un Guerrero,

¿verdad?” Ella asintió con la cabeza silenciosamente. “¿Por qué te molesta?” ʺVas a pensar que es estúpidoʺ Él tomó su mano de su brazo y entrelazó sus dedos con los suyos. ʺNo, no lo

haré. Te doy mi promesa. Dime.ʺ ʺFui criada como una cuáquera. ¿Sabe lo que significa eso?” “No realmente. He escuchado acerca de ellos. ¿No son fanáticos religiosos?” ʺAlgunos lo son. Mi familia no fue tan mala como el resto de nuestra

comunidad. Ellos – me amaron,ʺ ella dijo con vacilación, recordando. ʺSi bien la comunidad me rechazó después que fui Marcada. Y luego Cambiada. Pero aun recibo cartas de mi madre. Las envía en secreto.

Ella aún me ama. Sé que siempre la amaré.ʺ


ʺEso no me parece tonto. Eso me parece leal, fiel y amable,ʺ él dijo. Ella sonrió. ʺEsa no es la parte tonta. Lo que es estúpido es que hay todavía

trozos de mí que es muy cuáquero. No pienso que eso alguna vez cambiará.ʺ “¿quiere decir que no adoras a Nyx?” ʺNo, Nyx es mi Diosa. Pues desde que puedo recordar me he sentido

conectada a la tierra en una forma especial, una forma diferente a la de mi familia. Creo que es así cómo encontré mi camino hacia la Diosa, sin embargo mi amor es la tierraʺ. Anastasia retiró el pelo de su cara y continuó, ʺLo que estoy tratando de decirte es que cuando fui humana fui un pacifista. Soy todavía un pacifista. Pienso que siempre lo seré.ʺ Ella le vio parpadear sorprendido, pero no le soltó la mano. ʺNo puedo

cambiar el hecho que soy un Maestro de la Espada. Y no lo haría si lo pudiese.ʺ “¡Lo sé! No quiero decir.ʺ ʺEspera, quiero terminar. No me creo que el que yo sea un Maestro de la

Espada y tú una pacifista sea algo malo.ʺ “¿aún cuando te diga que creo que la misericordia es más fuerte que tu

espada?” ʺAsí es el amor. Así es el odio. Hay muchas cosas más fuertes que mi espada.ʺ ʺno me gusta la violencia, Bryan.ʺ “¿piensas que lo hago?” Él negó con la cabeza y se contestó a sí mismo antes

de que ella pudiese hacerlo. “¡No lo hago! La primera razón por la que sujeté la espada fue porque odio la violenciaʺ.


Sus hombros cayeron y él continuó con una honradez tan cruda que fue casi dolorosa de escuchar. ʺSoy pequeño. Solía ser muy pequeño. Muy bajo, en verdad. Tan bajo que me molestaban. Fui el blanco de todas las bromas. Fui el hijo medio de un Conde. El hijo que fue pequeñito, suave y rubio como una niña.” Él tragó saliva. ʺNo

me gustó pelear. Yo No quise pelear. Pero eso no importaba. La violencia llegó a mí así la quisiera o no. Si me hubiera dado por vencido, rendido ante eso – a ellos – habría estado arruinado, roto y abusado. Mira, mi padre no era querido, y pensó que su hijo más pequeño era su lado

más débil.ʺ Él hizo una pausa y Anastasia pudo notar que le era difícil para él hablar de

esta parte de su pasado – difícil para volver allí. ʺEn lugar de quebrarme, me fortalecí. Aprendí a usar una espada para detener la violencia hecha en mi contra. Sí, fui hábil en eso. Sí, me volví arrogante y probablemente usé mi espalda cuando no tuve que hacerlo, especialmente antes de que fuese Marcado. Pero la verdad es que prefiero detener la violencia en lugar de iniciarlaʺ. Su áspera palma se sentía callosa y endurecida contra su espalda, y ella sintió ese toque áspero a través de su cuerpo. ʺUn Guerrero Es un protector, no un depredador.ʺ ʺVives por la violencia,ʺ le respondió, pero aun a sus propios oídos sonó

débil. ʺTe conviertes en otras cosa cuando peleas. Tú lo has dicho; Los otros lo han dicho. Incluso te nombran por eso.ʺ ʺsoy un dragón sólo cuando tengo que serlo y siempre protegeré lo mío,ʺ él

dijo. ʺIntenta creer en eso. Intenta creer en mí. Danos una oportunidad, Anastasia.ʺ Sintió mariposas en su estómago cuando ella reconoció sus palabras. La

versión mayor de él, ese vampiro guerrero que ella había sabido que podría amar, le había dicho la mismísima cosa – y él la había llamado “Mía”


ʺnos daré una oportunidad,ʺ le respondió lentamente, ʺsi prometes recordar que la misericordia es más fuerte que tu espada.ʺ ʺlo prometo,ʺ le respondió. Y luego Anastasia se sorprendió inclinándose hacia adelante y besándolo en

sus labios. Cuando ella y Bryan se separaron se estudiaron durante muchísimo tiempo, hasta que él dijo, ʺDespués que lances el hechizo esta noche, ¿caminarías conmigo por el río, de regreso al prado?” ʺSi me proteges,ʺ ella le respondió suavemente. ʺsiempre protegeré lo mío,ʺ él repitió. Sonriendo, entrelazó su brazo con el

suyo y entonces cloqueó a los caballos para continuar la marcha.

Su brazo todavía estaba entrelazado con el mío como si anduviésemos por el

dique recubierto de adoquines. Anastasia usualmente habría contemplado los buques de vapor, los cuales estaban alineándose uno tras otro, a lo largo de esta parte del río. Al igual que con algunos de los lujos encontrados en la casa de la Noche, ella se preguntó si alguna vez se acostumbraría a la majestad de los botes de máquinas de vapor. Ellos eran un contraste tan drástico para la ciudad, que era oscura y tranquila a esta hora tan avanzada. Los buques de vapor realmente eran palacios flotantes, todavía canturreando con actividad, sus arañas de alegres luces resplandeciendo, los sonidos de las bailarinas y de los apostadores yendo a la deriva sobre el agua al ritmo de la magia de la música.


Usualmente su atención habría estado ocupada por echar una ojeada dentro de las ventanas divididas por parteluces. Pero esta noche Anastasia apenas les dio una mirada. Esta noche ella estaba

completamente distraída y no era por ensayar el próximo hechizo lo que era el problema. El hechizo de paz era realmente uno de los más simples de hacer. Eran necesarios sólo dos ingredientes, lavanda para la calma, la cuál sería machacada en un sahumerio con la piedra favorita de Anastasia, un ajoite, la piedra contenía un ilusorio tono turquesa en el interior del cristal y fue siempre un conducto para la energía del amor puro y la paz. El hechizo era uno elemental: Ella mezcló la lavanda con el ajoite y luego los quemó sobre una vela que simbolizaba la tierra mientras hablaba palabra inmemoriales de paz. Fue fácil, rápido, y efectivo. ¿Entonces por qué se sentía tan inquieta? A lo lejos, sobre los sonidos de juerga de los buques de vapor, ella oyó el

sonido definido del graznido de la llamada de un cuervo. Anastasia tembló. ¿Sientes frío? Bryan la jaló más cerca a él. ʺ¿De verdad no quieres que yo

cargue la canasta de los hechizos? Lo he hecho antes,ʺ él le dijo, sonriéndole. ʺEstoy bien. Y tengo que cargar la canasta de los hechizos hasta después de

que lo lance. Necesito infundirlo con mi energíaʺ. Ella le sonrió. ʺpuedes devolver la calesa al niño.ʺ ʺGustosamente,ʺ le respondió. Caminaron, y Anastasia se detuvo repentinamente, él se detuvo a su lado.

ʺNo, eso es no completamente cierto. No estoy bien, y ya que tú eres mi protector, debo ser honesta contigo. Algo está equivocado. Me siento intranquila – asustada.ʺ


Él cubrió su mano con la suya. ʺno debes temer. Te prometo que puedo vencer fácilmente a cualquier sheriff intimidanteʺ. Bryan miró directamente a sus ojos. ʺLos matones no me han amenazado por mucho tiempo.ʺ “¿Es la confianza o la arrogancia lo que habla? ʺAmbasʺ. Él sonrió. ʺVen, terminemos esto así podemos seguir adelante hacia

mejores cosas esta nocheʺ. Señalando hacia una pequeña área similar a un parque delante de ellos y hacia su izquierda. ʺLa cárcel es la edificación cuadrada de piedra que se construye al otro lado del pueblo.ʺ ʺBueno, hagamos lo que vinimos a hacer”. Anastasia se apresuró adelante con

Bryan, ignorando el sentimiento de oscuridad, eso había estado con ella desde la reunión del Concejo. Son los nervios, eso es todo, se dijo a si misma. Mi Casa de la Noche cuenta

conmigo, y estoy siendo cortejada por un novato encantador. Yo simplemente necesito enfocarme, se regañó furiosamente, y hacer lo que sé que debo. “¿qué es eso lo que necesitas que yo haga?” Bryan le preguntó mientras

cruzaban el pequeño parque y se acercaban a la edificación de piedra. ʺEn realidad, mientras menos hagas es mejorʺ. Él la miró enigmáticamente y

ella le explicó. ʺBryan, Yo Sé que estás aquí como mi protector, pero eso no cambia el hecho que eres un espadachín. Representas lo contrario a un hechizo de paz.ʺ ʺPero yo,ʺ él comenzó, pero ella le detuvo. ʺOh, sé que tu intención es buena,

tranquila aun, pero Eso no cambia tu esencia, tu aura. Esa es la de un Guerrero.ʺ Él sonrió ampliamente. Y ella frunció el ceño. ʺno quise decir eso como un cumplido,ʺ le respondió, ignorando su gran

sonrisa. Entonces ella estudió el adusto edificio de piedra, mientras analizaba los pasos del hechizo en voz alta.


“Voy a colocar las candelas echar el círculo alrededor de la cárcel misma. El frente está dando al río, lo cual quiere decir que da cara al Este. Eso es bueno. Usualmente quemaría la lavanda sobre la vela de la tierra porque me siento más estrechamente conectada a la tierra, pero quiero que este hechizo sea llevado a todo lo largo de la ciudad, así que decidí usar la vela del aire esta vez como un catalizador para el hechizo. Me agrada que el aire de cara a la entrada en el este – es un buen agüero,ʺ expresó alegremente, intentando ignorar el sentimiento de malestar que no la abandonaba. ʺEso suena bien – lógico,ʺ él dijo asintiendo. ʺEntonces, caminaré contigo,

pero me mantendré fuera del círculo. ʺNo,ʺ ella dijo, escarbando en su cesta, para asegurarse que las pequeñas y

coloreadas velas que había traído estuvieran en orden. ʺSólo quédate aquí en el parque.ʺ ʺPero no seré capaz de verte cuando estés en la parte de atrás y en los lados

opuestos del edificio.ʺ ʺNo, pero serás capaz de oírme,ʺ le respondió distraídamente, ya

comenzando a enfocarse en la preparación del hechizo. ʺAnastasia, no me gusta que vayas a estar fuera de mi vista.ʺ Ella le echó un vistazo. ʺBryan, éste es un hechizo de paz. Desde el momento

que comience a esparcir la lavanda, la paz y la calma me tranquilizarán. Sé que estas aquí para cuidarme de los problemas, y me alegro por eso, pero la verdad es que es muy raro, ni siquiera he oído que una sacerdotisa sea atacada durante la realización de un hechizo como ésteʺ. Anastasia supo que las palabras que decía eran ciertas, pero se sintieron equivocadas, como si alguna presencia exterior las pesara y las encontrara sin fundamento. Ella agitó su cabeza, más en sí misma que en Bryan. “No, no me puede seguir durante el hechizo.ʺ


ʺBien. Entiendo. No me gusta ello, pero me quedaré aquí”. Él señaló un área oscura en el borde del parque, fuera de la escasa iluminación de la lámpara de gas del frente de la cárcel. ʺsabes que hay muy poca luz alrededor del edificio.ʺ Ella alzó sus frentes en él, ʺ Bryan, yo soy un vampiro. Sólo necesito muy

poca luz, y es bueno que esté tan oscuro aquí. Mantendrá mi hechizo apartado de ojos humanos, ¿recuerdas?” “no quise decir – sólo digo–,ʺcomenzó dos veces, y luego suspiró, se dirigió al

área que había señalado con anterioridad y expresó firmemente, ʺ estaré aquí. Esperándote.ʺ ʺBien,ʺ ella dijo. ʺEsto no debe tomar mucho tiempo, pero yo tiendo a ser

atrapada por mi hechizo.” Anastasia anduvo delante de él resueltamente, dándole a su brazo una

palmada ausente. ʺlo sé,ʺ él masculló, y luego le dijo, ʺni siquiera notarías un oso que se

comporta violentamenteʺ. ʺno se comportaba violentamente,ʺ le respondió, riéndose. Él la había iluminado con su sentido del humor un poco, de modo susurró el

nombre de Nyx con una sonrisa en sus labios y, sintiendo a más segura y serena, Anastasia colocó la primera vela – la amarilla, en el este por el Aire – y llamó al elemento a su círculo. Concentrándose completamente en el hechizo por venir, ella alcanzó la bolsa de terciopelo que contenía la sal obligatoria, y mientras ella realizaba el circulo en sentido de las manecillas del reloj en la Cárcel, llamando a los elementos para crear un círculo, roció la sal en una línea intacta por encima del suelo que pisaba, susurrando:


ʺSal te uso en este hechizo para atar, Para sellar la intención, tranquilizar mi menteʺ.

Dejando a un lado el presentimiento perturbador, Anastasia se trasladó hacia

la cárcel, lanzando su círculo y manteniendo pensamientos calmados, serenos, felices. Y, aunque había decidido colocar el hechizo con la vela que simbolizaba el aire, mientras trabajaba ella automáticamente visualizó alcanzar profundamente en el subsuelo debajo de ella y levantar la sustanciosa magia terráquea para ayudar a cimentar el hechizo y reforzarlo. Como lo había estado haciendo desde la primera vez que lo había intentado como novata, el elemento le respondió, magia fuerte y firme, estable y terráquea, despertó desde los cimientos de la cárcel y comenzó a fluir.

La criatura de Oscuridad y espíritu se puso de cuchillas en el sótano

sintiendo la oleada terráquea en la respuesta a la petición cortés de la joven sacerdotisa, y supo que el tiempo había llegado para hacer la voluntad de su amo. Empezó un susurro de un tipo realmente diferente. El humano, quien se había comenzado a marcar el paso de acá para allá,

delante de la jaula de plata durante toda la noche, hizo una pausa y escuchó. ʺPara que el fuego frío sobreviva La vampiro Anastasia no debe vivirʺ.


“¡Sí! Sí, lo séʺ. Biddle gruñó las palabras de la criatura. Compulsivamente, movía su cabeza nerviosamente y se mantenía dándole tirones a su camisa, en ademán de deshacerse de insectos imaginarios que caminaban sobre su piel. ʺPero no puedo llegar a ella en el centro de ese nido de vampirosʺ. ʺEsta noche ella está cerca. Mátala arriba, luego tráela aquíʺ. “¿quieres decir que ella está afuera? ¿A solas?” Biddle no pareció notar que la

voz de la criatura había cambiado, paso de ser un susurro serpenteante apenas humano a un cantico profundo y melódico mucho más seductor para un ser humano. ʺSu protector es Dragon Lankford, Pero el fuego frío puede conquistar su espadaʺ. De interior la jaula la oscura criatura abrió de par en par sus fauces y, con un

terrible sonido de arcada, vomitó hilos pegajosos de negrura que reptaron hacia Biddle, quien avanzó impaciente a encontrarlos. Como si saludara a un amante, él gimió placenteramente cuando la Oscuridad se abrigó alrededor de sus piernas y se filtró bajo su piel, llenándolo de un poder que fue tan adictivo como destructivo. Aumentado con la fuerza prestada, Biddle arrancó el largo cuchillo decidido

a llevar desde que había atrapado a la criatura – desde que él la había estado alimentándole de su sangre. ʺDespués que la sangre del vampiro me alimente, Más poder para usted habráʺ. “¡Sí! ¡Con más poder puedo deshacerme de esos malditos vampiros para

siempre! Los liquidaré de uno en uno. Y empezaré esta noche con ese arrogante pequeño bastardoʺ. Biddle comenzó a subir por el estrecho hueco de la escalera.


Detrás de él la criatura todavía hablaba: “¡No se distraiga por el niño! Con Anastasia ausente él no es más que juguete del destinoʺ. Biddle le dio un tirón a su camisa, se rió de sí mismo, e ignoró las palabras de

la criatura.

ʺLa profunda paz de la suave brisa para usted...ʺ El hechizo de Anastasia fue a la deriva a través de la noche hacia Dragon. Él

podía ver su silueta delante de la Cárcel, simplemente fuera del borde de las oscilantes lámparas de gas que enmarcaban el portal de piedra. Ella cantaba con la misma cadencia monótona que había usado para el hechizo de atracción.

“La profunda paz del fuego más ardiente para usted...ʺ El dragón pensó que su voz fue probablemente el sonido más hermoso que él

alguna vez había oído. Le apaciguaba y hacia parecer que todo estaba bien en su mundo.

ʺLa profunda paz de los cristales marinos para usted...ʺ


Él se había estado preocupando por el hecho que a Anastasia no le gustaba que fuera a convertirse en un guerrero, pero mientras ella echaba su hechizo, diciendo las palabras y alimentando el fuego con la lavanda y el ajiote machacado, Bryan se percató que él no tenia nada porque preocuparse.

“ La profunda paz de la tierra eterna para usted...ʺ Sería fácil convencer a Anastasia que él no era realmente violento. Él no era

como solía ser. Era más viejo y más sabio. Él sólo usó su espada cuando debía hacerlo – o en

su mayormente sólo la ha usado de esa manera. Ella vería.

“La profunda paz de la brillante luna para usted...ʺ Ella entendería. El dragón dejó salir un suspiro bajo, lento y se recostó más

cómodamente contra el gran roble. Él contemplaba el cielo y pensaba que fue realmente inteligente el dejarle cada día esos girasoles a Anastasia cuando ocurrió. Un momento él estaba de pie allí, tranquilo, lleno complacencia, y en el siguiente Biddle estaba enfrente de él. El dragón clavó los ojos en el hombre, congelado por la sorpresa. En los

pocos días que desde que Dragon lo había visto, Biddle había experimentado una terrible transformación. Su cara estaba demacrada. Sus mejillas huecas. La piel bajo sus ojos, hinchada y oscura. Él se estremecía espasmódicamente.

¿Esto fue lo que interrumpió el ritual de las Hijas de la Oscuridad y las expulsó de la isla? Dragon pensó que él podría romper al esquelético humano con una mano. Él no era obviamente solo el patético cascarón de un hombre. Dragon intentó mantener la repugnancia alejada de su voz cuando dijo,

ʺComisario Biddle, ¿hay algo que pueda hacer por usted?ʺ


Biddle sonrió. ʺYep. Usted puede morir.ʺ Por primera vez en su vida, Bryan Dragon Lankford vio el rostro de la

maldad pura. El instinto llevó a Dragon desenfundar su espada, pero había pasado el

tiempo señalado. Biddle se movió con una velocidad y fuerza inhumana. Él agarró a Dragon

por la garganta y lo azotó contra la dureza del roble, forzando que el aire saliera como un silbido de su cuerpo. Con su otra mano el Comisario golpeó la espada que Dragon sujetaba desfalleciente. Biddle se burló en la cara de Dragon, diciéndole, ʺ¡fanfarrón pequeño

fanfarrón!ʺ ¡ʺnoʺ! El dragón se atragantó, intentando luchar por aire. La familiaridad misteriosa en las palabras del Comisario y sus acciones lo conmocionaron, y repentinamente él se encontraba nuevamente en ese establo cuatro años atrás, perdiendo su casa, familia y a su derecho de nacimiento una vez más. ʺy sabes que,ʺ añadió Biddle, presionando su boca en el oído de Bryan. ʺNo

la mataré aquí arriba, la llevaré abajo. Eso es lo que voy a hacer / lo que quiera. La tomaré allá abajo y la mataré, pero primero voy a tener un poco de diversión con esa pequeña y atractiva vampiroʺ. La garganta de Dragon ardía, y mientras todo se volvía oscuro oyó a Anastasia; demasiado cerca, gritar su nombre.


CCAAPPÍÍTTUULLOO OOCCHHOO

Anastasia supo que algo andaba mal. Pudo sentir el cambio ocurrir en el aire antes que comenzara una tormenta eléctrica. Ella estaba llamando a la profunda paz de cada uno de los cinco elementos cuando la maldad había irrumpido en la noche, quebrando su concentración y rompiendo la dispersión del hechizo.

Automáticamente, su mirada se dirigió hacia Bryan, para ver si él sabía lo que era, sabía lo que debían hacer... horrorizada, miró a tiempo para ver un movimiento humano tan rápido que su cerebro trato de negarlo a sus ojos. El cogió a Bryan Lankford, Dragón Lankford, Maestro de la Espada de los vampiros, por su garganta y lo sostuvo contra un árbol, y luego comenzó a estrangularlo.

Ella no lo dudó. Anastasia corrió directamente hacia el hombre que estaba matando a Bryan. Gritando su nombre, ella se arrojó al hombre, tratando de conseguir que dejara de estrangular a Bryan.

Él soltó a Bryan lo suficiente como para que pudiera tocar el suelo. Con la Cabeza tambaleante, luchando por eliminar las partículas de la luz de sus ojos, Anastasia se arrastró a Bryan, tocando la mano que estaba a su lado.

ʺBryan! ¡Oh, diosa, no! ʺÉl estaba tranquilo, y su garganta se veía mal, como si hubiera colapsado. Él no estaba respirando. Ella podía ver que no respiraba en absoluto.

ʺDéjalo serʺ, gruñó el hombre... El la sujetó, pero Anastasia trepó alrededor del árbol, evitando su agarre como una mantis religiosa.

ʺ¿Quieres jugar un poco a las escondidas, quieres?ʺ El se rió entre sus dientes humanos. ʺBueno, no hay nada malo con un poco de juego previo. Biddle ya está a punto de conseguirlo... ʺY comenzó a acecharla alrededor del árbol.


Anastasia miró a los ojos del hombre y vio que la joven gran sacerdotisa en entrenamiento había tenido razón. Biddle estaba completamente loco.

Sabía que sólo tenía segundos, así que en vez de tratar de evitar a la criatura llamada Biddle, se agachó, y puso una mano en la gruesa corteza del árbol. La otra mano la coloco suavemente en la garganta de Bryan. Anastasia cerró los ojos y pensó en la tierra por debajo de los árboles, la riqueza, la fuerza eterna, vida que creía con toda su alma debía estar allí. Ella la concibió como una fuente verde que se dispara a través del suelo, a las raíces del árbol, en el propio árbol, y desde allí fluía en ella, a través de ella, en Bryan.

ʺVenid a mí tierra firme, maravillosa; ¡Un intento de curación es el nacimiento de la magia! ʺ

Al instante, el calor aumentó del tronco del árbol, en su mano, en su cuerpo, y en el cuello de Bryan.

ʺLa hora de los juegos previos llegan a su fin. Vamos a llegar a las cosas buenas. Vamos. Nunca tuve a un vampiro”, y diciendo esto, Jesse Biddle se agachó, tomó el tobillo sujetándolo como si fuese la prensa de metal de un herrero. Como si no pesara más que una muñeca, él la arrastró lejos de Bryan y hacia la entrada trasera oscura de la cárcel. Anastasia miró para ver si Bryan había hecho algún movimiento ‐hasta el más mínimo indicio de aire levantándose en su pecho nuevamente. No vio nada más su forma desplomada, aún antes de que Biddle la lanzara al interior del edificio y cerrase la puerta tras de ellos.


ʺ¡eeeeella no está muerta!ʺ

Anastasia se quedó mirando la cosa en la jaula. No era un pájaro. No era un ser humano. Ni siquiera parecía real... excepto por el brillo escarlata de sus ojos parecía insustancial, espectral, algo que fue hecho de sombras y pesadillas.

ʺNo todavía, sin embargoʺ, dijo Biddle. “Voy a pasar un buen rato antes de vaciarlaʺ.

ʺUsarla a ella no eraaaaa parte del planʺ, siseó la criatura.

ʺ¡No existe ningún plan! Solo soy yo que me voy a alimentar de su sangre para que me dé más de lo que quiero. Lo que le suceda antes a ella no tiene importancia. ʺ

Anastasia miró a la criatura en la jaula y después al sheriff. ʺ¿Qué es esa cosa?ʺ

ʺNo sé exactamenteʺ, dijo Biddle cuando su mano se deslizó desde el tobillo de ella hasta la pantorrilla. ʺSimplemente, ignóralo, no es real, de todos modos.ʺ

De donde la había tirado en el piso de tierra Anastasia pateaba, tratando de separarse de él, pero su muy delgado cuerpo era un engaño. La fuerza de sus manos huesudas era increíble, y con un solo tirón en su pierna la tiró de espaldas a él.

“¡No!” ¡Déjame en paz! ¡No me toques! ʺElla luchó contra él.

ʺOh, vamos. Todo el mundo sabe acerca de las mujeres vampiro como tú. Todas ustedes tienen un montón de hombres. Por lo tanto, no actúes como si fueras una pequeña virgen. ʺ

Un temor frio lleno a Anastasia, congelándola... se quedó mirando al hombre que se alzaba como un esqueleto animado encima de ella.

El sonrió. ʺEso es. Sólo sigue y va a ser más fácil para ti.”


Con una mano sujeta alrededor de su tobillo, Biddle comenzó desabrochar el cinturón de sus pantalones con la otra.

Fue entonces cuando Anastasia supo la verdad, este ser humano iba a violarla y matarla.

¡Oh, Nyx! ¡Por favor, ayúdame! ¡No quiero morir así! rezaba frenéticamente.

Luego, a través de la conmoción y el frío en su sangre, sintió el calor del cristal ajoite que había empujado en el bolsillo cuando su hechizo se había roto, y junto a ella estaba el peso de una bolsa de terciopelo llena de cristales de sal.

A medida que Biddle metía la mano en sus pantalones, Anastasia metió la mano en el bolsillo de su falda. Recogió un puñado de sal de la bolsa de terciopelo y lo arrojó a la cara del humano.

Biddle lanzó un grito y se echó hacia atrás, parpadeando difícil limpiando sus ojos llorosos.ʺ¡Perra!ʺ, gritó.

Él le había dado el tiempo que necesitaba... Anastasia saltó hacia atrás levantando la bolsa de la sal y la ajoite del tamaño de un puño, un cristal impregnado de la magia residual de las profundidades de la tierra.

Desde la antigüedad, las sacerdotisas lo habían utilizado para llevar la paz a través de la claridad del espíritu, y ahora Anastasia, una sacerdotisa consagrada a la paz y la tierra, llegó a lo profundo de su espíritu y a su relación con el elemento sobre el que ella se inclinaba. Con un único movimiento azotó la bolsa abierta de sal a su alrededor rodeándose con un círculo de cristal, y dijo:

ʺAtadura de sal; te pido, Como tarea, enlázame a la tierra.ʺ

Luego, sosteniendo el ajoite como un puñal, lo hundió en la tierra, gritando:


ʺTierra abajo, llena de fuerza,

“¡Concédeme protección en esta noche oscura! ʺ

Ella sintió la oleada de poder venir desde abajo, como si una presa se hubiera liberado. Como una tormenta en la pradera, verde clara chisporroteaban a su alrededor. Presionando las palmas de las manos contra el elemento que le fue dado con una afinidad, Anastasia estaba lloraba lágrimas de alegría y de gracia cuando Biddle trato de cruzar el círculo de sal. Él retrocedió con un grito de dolor mientras que la criatura en la jaula gritó, ʺ¡No! ¡La luz verde! Me queeemaa!” Me queeemaa!”

ʺ¡tú, Cállate!ʺ Biddle pateó la jaula de la criatura y la cosa del espíritu comenzó a calmarse con un gemido quejumbroso. Entonces empezó a dar la vuelta al escudo brillante. ʺ¿Qué es esto? ¿Qué has hecho, maldita bruja? ʺ

ʺLe he pedido a mi elemento que me proteja. No puede hacerme daño ahora.ʺ

Levantó la barbilla y lo miró a los ojos. ʺNo soy una bruja. ¡Yo soy una sacerdotisa vampira con una afinidad con la tierra, y usted no me puede hacer daño ahora!ʺ, repitió.

ʺ¡No va a durar! No va a durar ʺ, exclamó Biddle, tirando de su camisa nerviosamente. ʺCuando la luz muera, también lo harás.ʺ

Anastasia negó con la cabeza. ʺNo entiende. La tierra me está protegiendo. No va a morir o desaparecer. Y yo me voy a sentar aquí y esperar a que mi Sacerdotisa me encuentre. Te lo prometo, lo hará. La Casa de la Noche sabe que estoy aquí. Van a encontrarme y a Bryan. ʺSu voz comenzó a quebrarse, pero ella tomó más energía de la tierra que estaba bajo de ella y continuó:ʺ Y luego usted tendrá que responder por lo que ha hecho esta noche. ʺSu mirada se apartó de él y al patético lloriqueo en la jaula. ʺY tendrá que responder por lo que le ha hecho a la pobre criatura, también.ʺ

ʺA nadie le importa los vampiros o cosas de fantasmaʺ, dijo.

ʺEso no es ciertoʺ, le respondió Anastasia, y mientras hablaba se sentía la rectitud de sus palabras.


ʺHay gente buena en San Luis. Ellos comercian con nosotros. Incluso se convierten en nuestros consortes. No les va a gustar lo que ha hecho, en lo que se ha convertido, o lo que has atrapado aquí.ʺ

Hizo una pausa y vio un destello de algo que podría haber sido una chispa de cordura en los ojos de él.

ʺSabe que tengo razón”, le dijo. ʺSólo váyase de aquí. Váyase, antes que alguien más salga herido.”

Anastasia vio la comprensión o incluso el arrepentimiento en sus ojos, y luego estuvo el terrible sonido húmedo y violento de una espada que se hundió a través de un cuerpo. Los ojos Biddle se agrandaron mientras miraba hacia abajo en la hoja que había aparecido repentinamente desde su la espalda y brotado en medio del pecho. Con gracia sorprendente, el sheriff cayó de rodillas y luego se tambaleó hacia un lado en un charco creciente de sangre mientras Bryan sacaba su espada de él.

El joven se plantó sobre Biddle, respirando con dificultad, su garganta ya no estaba aplastada, pero aún estaba cruelmente golpeada y maltratada. Tenía los labios hacia atrás para exponer sus dientes en un gruñido salvaje y Anastasia vio que estaba completamente dragón entonces. El joven dulce se había ido, al igual que el guerrero apuesto de buen corazón. Mientras ella lo veía respirar el aroma embriagador de la sangre que se levantó a su alrededor, supo que él se agacharía junto a Biddle le recortaría la garganta y lo drenaría hasta que muriera.

La sensación de presentimiento de que había sido la sombra Anastasia toda la noche la inundó, y entonces supo que su intuición no había sido simplemente su advertencia acerca de los planes de Biddle. No; hubo más, mucho más que eso. Profundizó para extraer más magia de la tierra, la sacerdotisa le susurró: ʺCon la tierra puedo cortar como con una espada y revelar la verdad de Bryan Dragón Lankford.ʺ


Un destello de luz verde una imagen apareció ante Anastasia. Era Bryan, un vampiro completamente cambiado. Él estaba en un campo de batalla, y otra vez, estaba completamente dragón. Se quedó sin aliento al ver que él estaba matando: hermanos vampiros.

Lo que ves Es lo que será

Si su fuerza no es templada con misericordia.

Las palabras estaban en su mente, pero no eran las suyas y aunque ella nunca había oído esa voz antes, Anastasia reconoció que la Diosa, Nyx, estaba hablando con ella.

Anastasia también supo lo que tenía que hacer.

Bryan había drenado la sangre seca de Biddle y, hinchado con el poder, la victoria y la violencia, descendía en la jaula sobre la criatura con espíritu con la espada en alto.

ʺ¡Bryan, alto!ʺ gritó Anastasia, se puso de pie y salió del círculo de protección que se interponen entre él y la cosa en la jaula.

ʺA un lado, Anastasia. No sé lo que es, pero se alió con Biddle. Tiene que morir”.

Ella se mantuvo firme y dijo: ʺBryan, está en una jaula. Biddle lo mantuvo prisionero.ʺ

ʺ¡No me importa!ʺ Bryan prácticamente le gruñó a ella, su aliento con olor a sangre y odio. ʺ¡Tiene que ser asesinado!ʺ

Anastasia reprimió el estremecimiento del miedo que sentía al ver lo violento en que se había convertido. Es él. Todavía es Bryan, se recordó. Moviéndose lentamente, estiró la mano para cubrir con la suya la mano que sostenía la espada sangrienta.

ʺNo me importa la criatura, ¿pero no te preocupas por mí?ʺ, le preguntó en voz baja.


Dudó. A través de su mano sintió que la tensión se liberaba sólo un poco.ʺSíʺ, dijo.ʺMe preocupo por tiʺ

ʺEntonces, escúchame. Han sido suficientes asesinatos esta noche. Yo estoy pidiendo que dejes a la misericordia ganar. Ser más fuerte que tu espada. Conviértete en el guerrero que hay dentro de ti.ʺ

Sus ojos se encontraron, se sostuvieron la mirada, y cuando finalmente suspiró y bajó su espada Anastasia vio su futuro, su Bryan, dentro de ellos.

ʺSí,ʺ dijo, tocando su mejilla suavemente. ʺElijo a convertirme en el Guerrero que crees que está dentro de mí.ʺ

Anastasia estaba entrando entre sus brazos abiertos, cuando el rostro de él se contrajo de dolor y, con un grito terrible,

Bryan cayó al suelo a sus pies.

Frenéticamente, se dejó caer de rodillas junto a él.ʺBryan! que es ‐ʺ

Y luego se interrumpió cuando él levantó su rostro lleno de lágrimas.

ʺ¡Oh!ʺ Ella soltó un largo suspiro, asombrada. ʺEllos son tan hermosos.ʺ Con una mano temblorosa, extendió la mano y trazó los nuevos tatuajes del vampiro completamente cambiado a su lado.

ʺ¿Qué son? ¿Qué aspecto tienen? ʺ, preguntó.

ʺDragonesʺ, dijo. ʺSe ven exactamente como los dragones.ʺ

ʺDragonesʺ, dijo el riendo. Y casi de inmediato se puso serio y se llevó sus dos manos a las de ella. Se aclaró la garganta y en sus rodillas a su lado, dijo,

ʺAnastasia, yo quiero ser tu guerrero. ¿Mi señora, puede aceptar mi palabra de mi corazón, cuerpo y alma como su protector? ʺ


ʺSólo si se añade una promesa más a eso. Bryan Dragón Lankford, si usted está comprometido a servirme, tienes que darme a tu juramento, que desde este momento moderaras tu fuerza con la misericordia. ʺ

Sin dudarlo, respondió: ʺte hago la promesa de mi juramento.ʺ Bryan puso el puño de su mano sobre su corazón e inclinó la cabeza a su sacerdotisa.

Él la ayudó a levantarse y la mirada de Anastasia se apartó de él hacia la criatura confusa de espíritu y oscuridad que estaba agachada observando desde el interior de la jaula de barrotes de plata de Biddle. ʺPor favor, muéstrale misericordia a él ʺ, dijo simplemente.

ʺentonces mira mi primer acto como ser un guerrero misericordioso.ʺ Él se acercó a la jaula. ʺCriatura, no sé lo que eres, pero te advierto, si nos haces daño a nosotros, voy a protegernos.ʺ

ʺLibertad...ʺ, lo dijo con su voz extraña, susurrante.

Sosteniendo su espada preparada, de pie entre la cosa fantasma y su sacerdotisa, Bryan se agachó y abrió la jaula. Hubo un sonido de aleteo, y luego la criatura se desvaneció por completo, en silbidos, ʺEsta terminadoooo...ʺ

ʺGracias, Bryanʺ, dijo Anastasia.

Su guerrero la tomó en sus brazos, diciendo: ʺVenid a mí, mi señora, míaʺ, y Anastasia ingenuamente feliz entró en lo que realmente creía que serían felices para siempre.


En ese mismo instante, en las entrañas de la tierra un preso alado se agita a través de los ojos escarlata de la criatura que Dragon Lankford acaba de liberar, Kalona comienza a buscar otra pieza del rompecabezas que se alineará con el destino y llevar a un buen término sus deseos del futuro.


EEPPIILLOOGGOO OOkkllaahhoommaa eell ddííaa ddee hhooyy

“No” Aunque las lágrimas caían por su cara, la voz de Dragon Lankford era pétrea mientras él miraba perdidamente hacia la pira funeraria de Jack. ʺNunca puedo olvidar o perdonar. Aquella cosa que permití liberar – fue el espíritu de un Cuervo Mocker, la criatura que, consiguiendo un cuerpo, te asesinó. Si hubiera destruido eso todos estos años, mi amada, mi amor, podríamos haber evitado este destino, este futuroʺ. Él negó con la cabeza y repitió, ʺno, nunca puedo olvidarme.ʺ

Entonces, con movimientos fríos, perfectamente controlados, el sujetó en un puño el guardapelo de Anastasia y lo presionó sobre su corazón, inclinándose en una reverencia y diciendo, ʺya no tengo a una sacerdotisa. Ya no estoy obligado a mi juramento. Sin ti, Anastasia, yo soy sólo el dragón, y un dragón no modera fuerza con misericordiaʺ. Él abrió el puño y lo sostuvo en alto el guardapelo frente a él, lo besó, y luego lo lanzó dentro de la ardiente pira.

Las llamas verdes resplandecieron de la pira y la realidad se dividió y separó, como una cortina, para revelar una visión fantasmal de Anastasia. Ella sollozaba y su voz, como un eco misteriosamente, llegó a él.

ʺhas cortado mi corazón con tu espada, Dragón Bryan Lankfordʺ.

Él cayó de rodillas desesperado, tratando de alcanzar las llamas, como si pudiera arrebatar su espíritu hacia él,

Y se echó a llorar:


ʺTu muerte me ha quebrantado; El dragón es todo lo que he dejado para serʺ.

La aparición se decoloraba, pero su voz se escuchó sobre el restallido del fuego:

“Si no eres mi consorte, amable y cierto, ¿Cómo te encontraré alguna vez otra vez?”

Cuando sus ojos hambrientos la contemplaron, Anastasia, todavía llorando, se apartó de rasgón de la realidad y subió los escalones hacia los brazos de Nyx. La Diosa presionó una palma en su frente y la luz cayó en cascada en el alma de la sacerdotisa.

“¡Nyx!” Dragon lloró. “¡deja que se quede conmigo!”

La mirada fija de la Diosa estaba infinitamente triste.

ʺUsted debe ser valiente para encontrar la paz que usted tanto ansia.ʺ

La cortina hacia el Otro mundo tembló y se cerró, cortando la visión de Dragon de la Diosa y su consorte.

“¡Bravo!ʺ Él gritó. “¿Esa su única respuesta para mí antes que usted se lleve a mi consorte? ¿Cómo puede ser usted tan cruel? ¡La niego a usted, Nyx! Encontré a Anastasia una vez por mí mismo. Haré eso otra vez, pero sólo después de que yo haya vengado su inoportuna muerte.

Así yo juro en mi espada – ¡Mi juramento como Dragon Lankford!

El dragón acechó lejos en la oscuridad, y los blancuzcos flancos de un enorme toro cogieron la reflexión de la luna mientras la bestia, contenta, giraba lejos para perseguir otros placeres. En el Otro mundo, Nyx contempló abajo al Guerrero caído de Anastasia y lloró.


Agradecimientos

TRADUCTORES: �Carlos �Jlou �Ruty �Carmen � Rayito � MuSa � Aylin

CORRECCIÓN GENERAL:

� Carmen REVISION GENERAL Y LECTURA FINAL: �Carmen � Giovi

FORMATO Y EDICIÓN DEL DOCUMENTO:

� Carlos


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