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Año XIV - Nº 1410 - Domingo 3 de noviembre de 2019 - Paysandú

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Page 1: Natalia Souza, Mathías Medina (ambos de 31 años), Arve y ... … · Albo protegía del intenso sol a Clarita, la ventaja de tener una “casa” móvil, en la que –desde hace

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Quinto Día/3

“El destino es Alaska, la idea es recorrertoda América sin apuro”, explicó Mathías. Elenorme palo borracho de Sarandí y CarlosAlbo protegía del intenso sol a Clarita, laventaja de tener una “casa” móvil, en la que–desde hace más de un año y 15.000 kiló-metros– convive la unidad familiar integra-da por los cuatro: dos humanos, un perro yuna gata.

Antes de hacerse a los caminos, Natalia yMathías tenían empleos normales, vivían enuna casa normal, hasta que un día decidie-ron cambiar los problemas diarios por pro-blemas de otro tipo, para ir viviendo yviajando. “Cuando salimos siempre la ideafue que si queremos recorrer cinco mesesacá, recorremos cinco meses Paysandú. Notenemos ningún apuro por llegar a ningúnlado. Esa es la idea del viaje. Después haylugares donde te querés quedar más y luga-res donde te querés quedar menos. Vamossiempre sin un tiempo para irnos”, señaló.

Todo empezó como tantos hobbies, “vien-do videos de gente viajando; no teníamostelevisión, mirábamos videos, Youtube, se-ries, cosas así. Ella empezó a ver una señoraespañola que viaja en bici, que recorrió todoel mundo en bici y eso te va llevando de unviajero a otro, y terminamos viendo quehabía un montón de gente viajando de estaforma. Y tá, mirábamos, mirábamos y mirá-bamos, hasta que un día se nos prendió lalamparita”.

Empezamos a ver los videos de otra for-

Natalia Souza, Mathías Medina (ambos de 31 años), Arve y Oliviaconforman la tripulación de Clarita, una Volkswagen Kombi modelo1992 con la que quieren recorrer el continente hasta llegar a Alaska.Eso sí, sin ningún tipo de apuro, recorriendo, conociendo, porquemás que un viaje de turismo, esta es su forma de vida.

ma, estudiando la forma en la que los viaje-ros decían que vivían, “cómo hacían, cómosolventaban el viaje, cuánto gastaban, cuán-to no, entonces empezamos a ver que esreal, que se puede viajar trabajando y sol-ventándolo en el mismo viaje. No es quehubiera atrás una fuente de ingreso que no-sotros no sabíamos. Empezamos a pensar, asacar números y dijimos, bueno, ¿y si nosvamos?”

estaba totalmente a gusto con todo, pero nome veía haciendo lo mismo 30 años máshasta jubilarme para poder después haceralgo y salir o viajar, o qué se yo. Todas esascosas hicieron que tomáramos la decisiónde salir”.

Transcurrido el tiempo y adaptados a sunueva forma de vivir, asumen que su deci-sión fue la correcta. “Después que pasa eltiempo, que vamos viajando, y que nos va-mos acomodando cada vez más, porquelleva toda una adaptación también el hechode cambiar completamente la forma de vi-vir, desde el espacio, las prioridades, laspreocupaciones, todo cambia, no es que teliberás de las preocupaciones, es que cosasque antes no era preocupaciones ahora loson, y viceversa”.Volver

Con los kilómetros que han hecho –másde 15.000– si hubiesen salido en línea rectahacia Alaska probablemente estarían ya bas-tante cerca de llegar. Pero por ahora hanrecorrido parte de Uruguay, Argentina y Bra-sil. Incluso han regresado al país, por ejem-plo para celebrar el cumpleaños del abuelode Natalia. “Cumplía 97 y no lo iba a feste-jar, pero a último momento dijo que sí yestábamos a 2000 kilómetros, y ahí te surgela duda ¿y si es el último? Dudamos y a

También los llevó a lanzarse el desgasteque fue provocando en ambos una rutinaque los separaba. “Estábamos un poco porahí cansados del día a día, casi no nos veía-mos, ella trabajaba de tarde hasta la noche yyo trabajaba de mañana temprano, encimaella trabajaba los fines de semana también,entonces prácticamente nunca coincidíamoscon tiempo suficiente para hacer algo, másque en las vacaciones”.

Él trabajaba en una empresa de teleco-municaciones, ella en una estación de servi-cio. “A mí me gustaba el trabajo que hacía,

"No es que te liberás de laspreocupaciones, es que cosas que

antes no era preocupacionesahora lo son, y viceversa”

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4/Quinto Día

último momento dijimos ‘nos vamos’, y vini-mos en tres o cuatro días desde Guarapuaba,a unos 400 kilómetros de Foz de Iguaçú”,recordó Natalia.

“Hicimos 400 kilómetros por día, que eslo que nos permite la velocidad y el físicopara hacer, te lleva todo el día hacer 400kilómetros. Más que allá las rutas son muyrepecho, bajada, repecho. Entonces el pro-medio no te pasa de 60, sin parar. Y hacés100 kilómetros y parás, estás una hora, ycomés y cuando querés acordar se pasó todoel día e hiciste 400 kilómetros”, agregóMathías, el único chofer a bordo.

“Disfrutamos de viajar lento, más alláque no se puede ir más rápido, por el consu-mo, porque se rompe; todo eso hace que vosestés medio obligado a viajar así, a 70 omenos, pero también disfrutás de eso. Ytambién nos damos cuenta que a esa veloci-dad disfrutás del paisaje, disfrutás del viaje,más tranquilo, no te cansa tanto manejar. Amí me pasaba de manejar en el trabajo,entonces siempre andás rápido, la tensión,todo; cuando querés acordar te mató, alfinal del día estás muerto y lo único quehiciste fue manejar. Acá no, acá se disfruta elviaje”.

Natalia ceba mate, cocina, “se pasa paraatrás a buscar algo para comer. El trabajo decopiloto en la Kombi es completo”. Esoincluye el cuidado de las mascotas Arve yOlivia, que fueron parte de la aventura des-de el comienzo. “Nunca lo discutimos, ni lopensamos, porque fue como decir ‘si nosvamos nos vamos los cuatro’, no fue que nospreguntáramos qué hacer con ellos, peroclaro, tienen sus cuidados, como todo”.Sobrevivir

Después de decidir emprender el viaje, eltiempo que estuvieron preparándose reci-bieron viajeros en su casa, “cuando vivíamosen una casa con cimientos. Un poco por vervideos, de cómo medianamente se financia-ban y de verlo en primera persona, porquevos ves, vendemos pulseras, pero ¿da paratanto? Ahí empezamos a ver que hay 1.500maneras de solventar un viaje”, dijo Natalia.

Cada persona que está viajando tiene suforma de financiarse, “se maneja de unamanera diferente, es impresionante”, asegu-ró Mathías.

Incluso esta estrategia tiene que ir mutan-do, porque “nunca es lo mismo tampoco, eneste tiempo aprendimos que lo que funcio-na acá de repente en Brasil no, por la razónque sea, o en Argentina o donde sea. Lacomida fue como una idea que pensamos deentrada, de hecho por eso pusimos la cocinacon horno y cargamos un montón de cosasque sabíamos que por ahí iba a ir, porque amí me gusta mucho, y podía funcionar”,señaló Natalia.

Mathías agregó que a su compañera “yaantes le hubiera gustado dedicarse a la coci-na, a la comida, entonces fue como que laforma de adaptar, elijo la carrera de chef enmovimiento”.

Pero no es en todas las circunstancias quefunciona tan fácilmente, otras veces hay quesalir a buscar. Lo supieron apenas una sema-na más tarde. “Como nos había ido bien,como siempre pasa, te afilás, y el fin desemana siguiente en el mismo lugar habíaotro encuentro, pero del adulto mayor. En-tonces dijimos, hacemos alfajores, vamos yvendemos, porque con esto nos va bien, ylos hicimos, y fuimos al parque y estabacerrado para todo el que no fuera de laorganización del adulto mayor, no comohabía sido el fin de semana anterior para lodel Volkswagen. Entonces nos quedamoscon todos los alfajores, no podíamos ven-der, y ahí le tocó a él salir a vender, porprimera vez, porque esa vez que habíamosvendido era armar, poner la mesa y sentarsea esperar que vengan”, recordó Natalia.

Vender es parte del viaje, “porque no esque vos digas justo encontré alguien quevenía pensando ‘qué ganas de comer unalfajor’, mentira, la historia es que viene conel viaje y con el sueño detrás. Empezamos a

Comunidad“Es impresionante la cantidad de gente

que está viajando. Es algo que hasta queno tuvimos la Kombi no entendíamos, lagente nos decía, pero nosotros no noshabíamos dado cuenta, de la comunidadque hay atrás de las Kombi, es impresio-nante. Cualquier cosa que te pasa siempreuno te dice cómo solucionarlo, cómoarreglarlo, o te van a buscar o te mandanel repuesto”, asegura Mathías.

“Es como una familia. Siempre apare-ce alguien que tuvo, o que el padre tuvo,o el abuelo, o que iba a la escuela en unakombi. O te salen a acompañar, te apare-cen al lado; al principio es como raro,después nos acostumbramos a que haycomo una familia, que hasta que noestás adentro no sabés que existe”, relatóNatalia.

El primer ensayo con la venta de comidafue en Durazno, en el encuentro de Kombis.“Fue a los casi dos meses de viaje. Al princi-pio estás ahí, rebotando, acomodándote.Nosotros estuvimos 3 meses armando lacamioneta, la armamos nosotros dos. Contoda esa ilusión de lo que es el viaje, perosaliste, te abrazaste, te despediste y ‘¡holavida real!’, estás solo en la carretera. Nosllevó un tiempito darnos cuenta que no está-bamos de vacaciones, estábamos viviendo, ypara eso tenés que adaptarte”.

Ahí probaron hacer alfajores. “Hicimospoquitísimos, nos llevó una tarde, una nocheentera, un desastre, pero fuimos, los vendi-mos; íbamos con la idea de que si los vendía-mos todos el fin de semana estábamoschochísimos. Los vendimos todos es un ra-to”, dijo.

“El encuentro fue en el Parque de la His-panidad, que más o menos estás a 7 kilóme-tros del centro, entonces coincidió que todoel mundo iba ahí y no había nadie que ven-diera. Entonces le digo a Mathías es por acá,más allá de que vendemos otras cosas, arte-sanías. Nos fijamos qué era lo que teníamosy empezamos a hacer escones, estuvimostodo el sábado haciendo escones, a la nochese nos había terminado todo porque había-mos vendido todo, entonces nos fuimos alcentro, compramos más y estuvimos todo eldomingo cocinando. Terminamos haciendomás de 400 escones, más los alfajores, ydescubrimos que por ahí se podía”, relató.

"Nosotros estuvimos 3 mesesarmando la camioneta,

pero saliste, te abrazaste, tedespediste y ‘¡hola vida real!’"

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Quinto Día/5

hacer eso casi como único camino, lo deabrir puesto y vender otras cosas es cuandose da. De repente encontramos alguna feriao alguna cosa y si todo cuadra y podemoshacer eso, lo hacemos, porque también soncosas que estás acumulando que si no semueven molestan”, dijo el conductor.Menos es más

Un factor clave es la gestión del espacio,requiere ser muy ordenado y, además, muyaustero. “Tenés que ubicarte, dónde van lascosas, cómo hacés para calentar el agua parael mate, por ejemplo; cada cosa es diferenteque en una casa. En una casa las cosas estánen su lugar, vos sacás, calentás, guardaste.Acá todo tiene que estar en su lugar, porquesi no, molesta, y si andás se cae; todo tieneque estar en su lugar porque si no es unproblema. Movés la camioneta una cuadra yse te cayó todo”, indicó Mathías.

“Todo es muy selectivo también, porqueuno está acostumbrado a acumular, necesi-tás más, y si aparece algo que te gustó vas ylo comprás por las dudas que lo vayas a usar.Acá no hay cosas por las dudas, la cosatemporal molesta, molesta de verdad. Des-cubrís eso, que mientras menos cosas tenésmejor la pasás. ‘Menos es más’, tal cual”,afirmó Natalia.Brasil

Después de Durazno partieron para cru-zar la frontera por el Este. “Estuvimos reco-rriendo Uruguay bastante y salimos a Brasil.Allí tuvimos dos grandes problemas por losque no pudimos hacer alfajores: primero noconseguíamos gas. En realidad tuvimos quecomprar una garrafa brasilera, pero ni biensalimos de Rio Grande do Sul esa garrafaestaba prohibida, nadie nos la compraba, lateníamos de clavo, no la podíamos cargar,fue un lío; estuvimos como un mes sin gas,imposible prender el horno. Además el dul-ce de leche era líquido, no podíamos hacery encima, más allá de todo, había 40 grados.Adentro de la kombi, con el horno prendidoera imposible estar”, señaló Mathías. “Undía fresco, frío, con el horno prendido aden-tro en un rato hay más de 30 grados, enton-ces imaginate que si hay afuera 30, adentro

es imposible, no se puede estar”, agregó.Tuvieron que cambiar el plan, aunque

“igual estábamos en temporada de muchoturismo, entonces era más fácil vender otrascosas. Vendíamos artesanías y eso, parába-mos, abríamos y algo siempre vendíamos.Estuvimos buscándole la vuelta por ahí”.

Lo más lejos que llegaron por Brasil fue aGuarapuaba, “teníamos el mismo problemaque tuvimos ahora en Argentina, que se nosvencía la visa, y tenés que salir o renovar ypagar. Entonces nos fuimos de Guarapuabahasta Foz haciendo dedo. Coincidió queestábamos en la casa de un amigo, entoncesle podíamos dejar la camioneta a ellos, por-que si no es imposible, él nos los cuidó ynos fuimos a dedo hasta allá. Volvimos aGuarapuaba y ahí fue que nos pegamos lavuelta rápido a Montevideo. Y de ahí sali-

Consumo“Dentro del tamaño y todo, da unos

10 kilómetros por litro, es lo que gastacualquier camioneta de este estilo. Laverdad que para lo vieja que es bastan-te rinde. El modelo es del año 92, eldiseño es bastante más antiguo, básica-mente es lo mismo hecho nuevo. Conalgunas mejoras, pero es casi lo mismoque una camioneta del 80”.

mos a Argentina”, resumió Natalia. A Brasilentraron por la zona de la Sierra Gaúcha,“ahí fuimos hasta Torres, de Torres todo porla costa hasta Curitiba, de Curitiba hasta Fozde Iguaçú, de ahí todo por dentro de Brasilhasta Uruguay de nuevo cuando vinimospor el cumpleaños del abuelo de ella, ahísalimos por Fray Bentos para Córdoba. Ahíhicimos Córdoba de punta a punta”, detallóel conductor.

Asegura que encontraron paisajes increí-bles, “es impresionante lo que cambian lascosas, en 100 kilómetros cambia el paisaje, yel recorrido que hay entre Córdoba y Salto yvolvimos por Salto, de Salto a la Meseta”.

De pasada llegaron a la casa de unos ami-gos en Paysandú que se encuentran preparan-do su propia camioneta para hacerse a laaventura. De aquí tenían previsto ir a Duraz-no al mismo encuentro donde estuvieron elaño pasado y después de nuevo a Argentina“porque queremos aprovechar el verano parallegar al Sur a Usuahia”, dijo Mathías.

“Ya estuvimos en Usuahia en setiembrehace dos años y está todo lindo, pero hacefrío, y para andar en la Kombi es más lindo elverano; hace frío, pero tampoco tanto. Sonpaisajes completamente distintos en inviernoy en verano, ahora queremos conocer el otro”.

Desde el extremo sur el itinerario será porla cordillera. “Después de ahí sí empezar asubir. Tranquilos, mansos. Nos quedó el nor-te de Argentina, que no conocemos ningunode los dos, que dudamos, cuando llevába-mos dos meses en Argentina, nos restabauno, si hacerlo en 30 días y todo el mundonos decía que no, que es muy poco tiempo,entonces decidimos que nos quedamos esos30, salimos y volvemos a entrar. Ya en el surtenés Chile-Argentina-Chile-Argentina, po-dés salir y renovar y volvés a entrar y tran-quilo. Acá las distancias ya son másgrandes”, dijo Natalia.

Redes socialesEs muy interesante el relato que es-

tán realizando Natalia y Mathías de suexperiencia a través de las redes socia-les, principalmente Facebook (facebo-ok.com/purakombi) e Instagram.

Por un lado siguen en contacto conlos uruguayos y los vecinos a quienesvan conociendo. “Nos preguntan porArve y Olivia, cuando no ponemos fo-tos de ellos nos preguntan qué pasó,dónde están”, señaló Natalia.

Pero además van encontrando suge-rencias que les ayudan a corregir el iti-nerario. “Está bueno sobre todo porquepara conocer los lugares que le gustan ala gente local, tenés que hablar con lagente ahí. Hay muchos lugares que noson muy conocidos, turísticos, que losconoce todo el mundo, lugares como laMeseta, acá, que vas a Montevideo ypoca gente la conoce, y eso que estamoscerca. Imaginate de acá a Colombia,hay un montón de lugares que si vos noconocés a alguien que te los recomien-de no llegás, y al estar así con gentetodo el tiempo te están recomendandolugares. Está bueno”, agregó Mathías.