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MP,DRID NUMERO 5-54 H MARZO 1954 S U J E C ION D E AN IM A L E S PARA V A C UNA C I O N I^olo. ^'ándido de] Yozo. Por FR.ANCISCO CARPIO ioi,.y^

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MP,DRID NUMERO 5-54 H MARZO 1954

S U J E C ION D E AN IMA L E SPARA VACUNA C I O N

I^olo. ^'ándido de] Yozo.

Por FR.ANCISCO CARPIO

ioi,.y^

SUJECION DE ANIMALES PARA

VACUNACION

"El estudio de cuanto hace referencia a los diversos me-dios por los cuales se sujeta y domina a los animales que vana suf rir una operación, constituye una de las secciones másimportantes y necesarias de la Cirugía veterinaria. Tan im-prescindible es el precepto de la sujeción, que no queda ex-ceptuado de él ningún individuo, sea cual fuere su docilidad,sumisión e inteligencia."

Estas palabras del ilustre Veterinario, Catedrático y Aca-démico D. DALMACio GARCÍA IzcARA, justifican sobrada-mente el tema de esta divuigación.

Vamos a tratar de exponer el modo más práctico y có-inodo de sujetar a los animales domésticos para la aplicaciónde las diferentes vacunas en el ejercicio cotidiano, con ries-gos y accidentes postvacunales.

Intentamos reseñar seguidamente esta tarea, fijándonosen las distintas especies.

Ganado de cerda.

LECxorrES.-Todas las vacunaciones pueden hacerse depie, sentado o agachado, dependiendo esto del número deanimales a vactinar, del estado físico del Veterinario que losvacuñe y de las condiciones del ganado a va ĉttnar.

Las vacunaciones más frecuentes en el cerdo son contrala peste j^orci^za, ^nal rojo, septicev^aia, bro^iquitis ver^^zi^aosa,j^arati fus y aborto.

A los lechones no es frecuente vacunarlos detrás de lasc^rejas, por lo que será conveniente sujetarlos según indicala figura i, lo que es suficiente para inmovilizarlos.

C^RVOS. - Pueden llevarse sobre tma mesa, modalidadésta muy c^moda para el Veterinario, pero incomodísimapara el personal ayuclante, incluso para los mismos animales.

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Este ganadu, que ya brega muchv y tiene gran fuerz.a,especialmente el "colorado", que es capaz de saltarse par^^de^

f^i^. ^.--1'ara vacunar nn leeh^^n es suficicnte sujetsu-le eu la íorma que indicala fotografí.c.

hasta de un metro ^de altura, interesa c^ue sea sujetado Twrdos hombres, en decílbito lateral.

Ci_x^as rxr:;v.a^ns.-En prin^er lugar, se procurará dueno se agloineren, para lo cual, si tenen^os que vacunar unciento, es conveniente sacar al sitio donde vavamos a inocu-^arlas lotes de diez o doce cabezas, cogi ĉndolas con cuidadc^,^^rocurando citte no se sttban unas encimas de otras y c^ue nu

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corran, evitando de este modo que se resbalen y caigan, cosasiempre perjudicial, teniendo en cuenta el estado en que seencuentran.

Dos hombres son suficientes para sujetarlas; uno de elloslas cogerá por la cola y una extremidad posterior ; el otro,por las orejas. Las hay tan acostumbradas, que al sujetarlas

Fig. 2.-En esta posición es fácil y çómodo realizar la inoculación en una cerda

preñada.

por la cabeza introducen la jeta entre sus piernas, y en estal^osición inoculará el `'eteriiiario (fig. 2).

Otros prefieren apoyar sobre su muslo el cuello de lacerda; entonces balancean mucho la cabeza, siendo engorrosoy con el consiguiente pcligro para las jeringuillas (fig. 3).

A las cerdas preliadas, cuando están de dos meses enadelante, no debe derribárselas nunca para inyectarlas, por-que el golpe contra el suelo las hace abortar muchas másveces que los sueros y bacterianas empleados, que no tienenpor qué producir abortos.

Ni en los lechones, ni tampoco en los cerdos, hay temorde accidente, tanto para el operador como para el personal

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ayudante. En cuanto a los verracos, no hay inconveniente enclerribarlos.

Especial interés reviste la sujeción del animal para deter-

1^ig^. 3.-EI animal pucde golpear con la cabeza, si se deja ésta sin sujeción.

n^inaclas vacunas, clestacanclo por su importancia, la preven-tiva del ^rz^al 7^ojo.

En esta vacunación hay que tomar toda clase de precatt-ciones, para no pincharse ni pinchar a los que sujetan el ga-ilaclu, procurando evitar también que se rompa algíin frasco^ae cultivo en las manos, con peligrci cle cortarse.

EI v^arzl rojo se contagia con mucha inás freeuencia y fa-

cilidad de lo que vulgarmente se cree, sobre todo al personalde los Laboratorios, Veterinarios, matarifes, porqueros, etc.El autor de estas líneas lo ha padecido dos veces : una, al haceruna autopsia; otra, al pincharse con la aguja, poniendo unasegunda vacuna. Entre ambos contagios transcurrió pocomenos de un año, lo que prueba que el haber padecido la en-f.ermedad no deja inmunizado para toda la vida.

No conozco ningún caso de transmisión por ingestión,aunque me consta que se comen muchos cerdos muertos deésta y otras enfermedades, por tnuchas precauciones que to-memos para evitarlo.

En donde no tengamos elementos para efectuar unabuena cremación, antes de enterrarlos se dará a los cadá-veres unos cortes profundos, echando en ellos una soluciónconcentracla de un derivado del ácido fénico, que transmi-te a las carnes un olor que hace muy difícil su aprovecha-miento.

En el año 1939 hubo donde ejerzo verdaderas epidemiasde nzal rojo entre porqueros y gente del campo, de tal inten-sidad que diagnosticábamos el ^^zal rojo apenas veíamos lasmanos del personal que andaba alrededor de los cerdos.

Y aunque no grave, nosotros tenemos que lamentar lamuerte de un competentísimo compañero a causa de endocar-ditis roseólica.

Los síntomas del ^ti^al r.^jo en el hombre se manifiestande la siguiente manera : erisipela en el punto de inoculación,con hinchazón dolorosa, que se pasa dP un dedo a otro y sesiente como si una corriente eléctrica descargara en nuestrarnano, brazo o sitio de inoculación; rara vez urticaria; fiebremás o menos alta, segítn la gravedad riel proceso, y conti-nua inflamación de los ganglios corresponclientes y de lasarticulaciones pró^imas a la puerta de entrada.

El período de incubación es brevísimo-de horas-, no-tándose en seguida las molestias.

El tratamiento seguido por mí ha sido fomentos templa-dos de sueru de ^rz^z^l rojo y, atu^ mejor, batios continuados deeste suero, también templados, en el sitio de la inoculación.

La. curación ha tenido lugar en tres o cuatro días. Deben

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de tomarse al mismo tiempo unas dosis de sulfamidas. Enaquella época ignoraba el efecto de la penicilina sobre estehacilo.

Ganado lanar y cabrío.

Las ovejas, carneros y cabras se vacunan con facilidad;per^o, tenien^do en cuenta el punto de inoculación, hay queagacharse para inyectar, o bien culocarlas encima de unames^. o cajón, útiles que en las majadas, a veces, resulta di-f ícil procurarse.

Cogidos por las extremidades anteriores y apoyados enel suelo como si estuvieran sentados, pueden los animales darpatadas a una velocidad grande y con tanta fuerza que a ve-ces sale la jeringa por los aires, pudiendo herirnos en la cara.

Es conveniente marcar las ovejas ya inoculadas, pues lumás frecuente es que tengamos que vacunar en las canci-llas o en el redil, y rara es la vez que no se caen o rompen,mezclándose los inoculados con los que no lo están; muchosse escapan, y si no se tiene cuidado de no cunfundirse, pu-diéramos dejar alguna sin inocular, o inocular dos veces ala misma. Por ello es muy práctico desinfectar el punto deinyección con yodo, que actúa a la vez de colorante, y asípodemos distiguir fácilmente los inyectados de los demás.

Antes de empezar hay que sujetar muy bien el redil oias cancillas, con el suficiente níimero de estacas, para queno lo rompan o las tiren-todo el tiempo que, al parecer, per-damos en este menester, se gana luego con creces al practicarla vacunación-; de lo contrario, nos pasamos la mañanaesperando que arreglen las redes o cancillas.

5i las cancillas están prepara^las en apriscos para el or-deño, en él se debe vacunar, pues se cogen con mucha fa-cilidad los animales.

Segíin la práctica y la gente que haya para coger las ove-jas, se puede vacunar 50o a la hora, sin correr mucho.

Para la aplicación de la vacuna contra la ui-yuela es in-dispensable la mesa para colocar a las ovejas en decúbitolateral y bien sujetas. La posición del Veterinario es de pieo sentado.

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En el carbu^noo se efectúa la vacunación con el animal depie, y no hay sino hacer que un pastor le levante la extremidadderecha todo lo que pueda con su mano izquierda, mientrascon la derecha le sujeta el dorso. En esta posición es cómodovacunar, sin temor a accidentes.

Contra la viruela se puede vacunar en la misma posición.La sttjeción de los ovinos, cuando qtteremos vacunar con-

tra la bro^zquitis verr^zinosa y la estro^agilosis pulnio^ucr, esde la manera siguiente : un ayudante, con su mano izquierda,sujeta las dos extremidades anteriores del animal, y con laderecha, cogiendo el hocico, hace que la región a inyectarquede bien rígida.

El ganado cabrío se sujeta y vacuna ^e idéntica maneraque el lanar.

Ganado vacuno.

El ganado vacuno podemos dividirlo en tres grupos :a), ganado manso (vacuno de leche); b), ganado bronco (va-cuno de carne), y c), ganado bravo o de lidia. Solamente coneste enunciado se comprenderá fácilmente que la manera desujetar unos y otros es muy diferente.

A1 ganado manso basta con doblarle bien la cabeza, co-giéndole por los cuernos y los ollares, apretando bien en eltabiqtte internasal, sujetándole la extremida^l correspondien-te, donde vayamos a inocular, con ttna cuerda, o con la mis-ma cola del animal.

No debe olvidarse^ que el ganado vacuno, debido a la dis^posición especial de sus ligamentos, tira patadas en todas di-recciones; algunos llegan con sus pezuñas hasta la mismacabeza.

Para el ganado bronco, la mayoría de los ganaderos queexplotan una regular punta de vacas disponen en sus fincasde una pequeña plaza de toros, en donde se hacen operacio-nes de marcar a fuego, señalar orejas, y en casi toclas hay.en el centro, una viga fuerte clavada perpendicularmente alsuelo y con la suficiente resistencia para poder sujetar enella al ganado por los cuernos.

También tienen varios burladeros, donde debe permane-

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cer el Veterinario hasta que la res esté bien sujeta; de locontrario se expone a tener que dar algún que otro recorte,y son peores las patadas y los achuchones a los propioscuernos.

El echar la cuerda a la cabeza para llevarlo a la vigatiene su arte y, si no lo hace ttn mayoral tnuy experto, nospasamos todo el día corriendo detrás de las reses y, lo quees peor, resultan un tanto por ciento de cabezas patiquebra-das. En caso de que este mayoral no exista, se dispone deuna vara larga y resistente, en cuya punta se pone una sogaresistente. Una vez echado el lazo, los ayudantes tiran fuerte^^te ella. Algunas veces la plaza suele carecer de esta viga, yentonces es necesario tumbar a la res en el suelo.

Una vez tumbada la res, otros ayudantes se agarran rá-pidamente a la cola, tirando en sentido inverso a los de lac•uerda. Así sujeta y con la cabeza bien doblada, el Veterina-rio procede a la inoculación y, una vez terminada ésta, vol-verá a esconderse en el burladero.

Para el ganado medio morucho ^ay que preparar un dis-positivo especial en la plaza, consistente en hacer, en la puer-ta de salida de la misma, una empalizada fuerte, con tablo-nes y palos (manga), que empiece en planos divergentes y ter-mine en paralelos, en donde caben, a lo más, una o dos reses,resultando así relativamente fácil vacunar.

Esta empalizada está cerrada por delante con una puerta,con lo cual, según están vacunadas las que han entrado enIas paralelas, se abre la puerta de salida que comunica con ladehesa. Para due no salgan o escapen las que están detrás,se introducen unos palos o vigas en dirección horizontal.

Este dispositivo no sirve cuaildo hay que inyectar gran-des dosis, y entonces recurrimos a una modificación del mis-mo, que consiste en : a la salida de la empalizada, se poneuna viga muy fuerte, perfora^da por el centro; dentro de laempalizada se echa una soga a los ctternos clel animal, ha-ciendo pasar la punta de la misma por el agujero de la viga;varios hombres tiran de la soga, se abre la puerta, y el toro^ vaca queda sujeto a la viga; entonces, con otra soga, se

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sujetan las extremidades posteriores, derribándola, y una vezconseguido esto se practica la inoculación.

En esta posición es peligroso soltarla; se desata bien portodos los ayudantes, quedando únicamente sujeta por la ca-beza por un mayoral, el cual soltará al animal una vez que

Figs. 4 y$.-I)os sistemas prácticos para derribar reses vacunas.

los demás estén puestos a cubierto y, con la velocidad querequiere el caso, se escon^le él. '

El ganado de lidia se inocula en unos dispositivos espe-ciales, llamados tre^a.^c^deros o cepo,r, cuya descripción deboa la gentileza de mi disting•uido amigo y compañero D. PF-r^ito CANELO, muy acostumbrado a esta clase de vacuna-ciones.

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Este dispositivo, en esencia, es como siaue: un pasadizao pasillo de ^i7amposter ía de un metro de altura, y la an-chura entre parecles de 85 centímetros, lo suficiente paraque una res no pueda darse la vtielta dentro de ella. Seprocurará que por la parte de dentro no queden palos ni án-gulos que pttedan herir a los animales y que la solidez sea su-íiciente, dada la clase de ganado a vacunar. Por la parte defuera lleva un estribo, al que puede subir el Veterinario paravacunar. La empalizada comunica por uno de sus extremos conla plaza, y por el otro, a la clehesa. En la terminación ]levaunos ^alos, que impiden que el animal vuelva para atrás.Este dispositivo resulta más cómodo si la^ ^ermina^ión es ttncajón, como los que se utilizan para encajonar los toros deli<lia, con varias ventanas a diferentes alturas, para ino^u-lar en la región deseada. Lleva además una palanca y unyugo para sujetar la cabeza.

Para derribar una res vacuna de una forma más rápiday cómoda que las descritas en todos los libros de Cirugía,haremos lo siguiente :

Una cuerda fuerte y larga se dobla por la mitad, pasan-do la parte doblada por los ctternos. Cruzada la cuerda pordebajo del esternón, se vuelve a cruzar por encima cle lasvértebras lumbares; se pasa por la cara interna de los mus-los, teniendo cuidado, si es macho, de no coger los testícu-los, y si es hembra, la mama.

Una vez colocada la cuerda, se empieza a retorcer susextremos. Teniendo al animal sujeto a un árbol o pared, ape-nas siente la presión de los cruces se deja caer inmediata-mente. EI procedimiento es muy sencillo y práctico.

Con sólo ver los dibujos adjuntos, así como la fotogra-fía de la portada, se dará el lector perfecta cuenta de cómohay qtte hacerlo.

Perros.

Los perros se sujetan segím su tamaño y fiereza; perocon todos hay que tomar las debidas precauciones.

Los de lujo y recreo tleben llegar a nttestra clínica o do-micilio con stt bozal bien puesto, y no hay que hacer caso

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de las manifestaciones que nos haga su dueño de que es mansoy dócii.

E1 dueño o persona conocida del perro debe sujetar lacabeza y extremidades anteriores, mientras que un ayudantecualquiera sujeta las posteriores.

Algunos perros son muy sensibles a la vacunación; otros,por el contrario, ni se mueven. Caso de presentarse en laclínica sin bozal debe improvisarse éste con una cuerda ocorrea.

I^ay perros de ganado, tan fuertes y tan fieros, que nohay más remedio que sujetarlos bien y llevarlos al lugar de1a vacunación amárrados con una buena correa o cadena.

Un procedimiento para esta clase de perros es el siguien-te: se clavan dos estacas de las que sirven para sujetar lasczncillas o redes en el suelo, casi juntas, para que entre ellasduepa 'el duello del perro, atando la parte de arriba de lasestacas con una cuerda. Colocados en decúbito lateral, se lesinocula. A pesar de que tengan un buen bozal, se procuraráapartarse de ellos una vez inoculados.

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GRAFICAS UGUINA, 1tELENDŬZ VALDBS, ^.-liADBID