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  • MorfologaSintaxis

  • Nueva gramtica de la lengua espaola

    El espaol de todo el mundo

    Caractersticas

    Qu es una gramtica?

    La gramtica es el complemento imprescindible del diccionario. En el diccionario se de-finen las palabras; en la gramtica se presenta su estructura, se explica la forma en que se enlazan para formar textos y se analizan los significados de estas combinaciones. Tambin se describen los sonidos y todas las caractersticas de la pronunciacin.

    Qu es la Nueva gramtica de la lengua espaola?

    Esta obra constituye la primera descripcin gramatical en la que se atiende tanto al espa-ol que compartimos todos los hispanohablantes como al que nos diferencia.

    Ha sido elaborada conjuntamente por las veintids Academias que integran la Asocia-cin de Academias de la Lengua Espaola (ASALE). La Nueva gramtica es una obra colectiva y consensuada, resultado del trabajo en comn de todas ellas a lo largo de once aos.

    Cmo est organizada la Nueva gramtica?

    La obra consta de tres partes:

    Morfologa. Analiza la estructura de las palabras.Sintaxis. Analiza la estructura de las oraciones y otros grupos de palabras.Fontica y fonologa. Analiza los sonidos y su organizacin lingstica.

  • 6

    Por qu se llama esta obra Nueva gramtica? Qu es exactamente lo que la hace nueva?

    La Nueva gramtica es un retrato del espaol actual en el que no se presenta la lengua de un solo pas como eje vertebrador, sino que se muestra el espaol de todas las reas lingsticas con sus variantes geogrficas y sociales. As pues, la Nueva gramtica abarca el espaol en toda su extensin.

    Es una obra que integra la unidad del espaol y sus mltiples variedades.

    Constituye otra muestra de la poltica lingstica panhispnica que impulsa desde hace ms de una dcada la Asociacin de Academias de la Lengua Es-paola. Esta poltica lingstica conlleva el ejercicio de una responsabilidad compartida en la elaboracin de las obras que sustentan la unidad del espaol y la hacen compatible con su amplia diversidad: el Diccionario, la Gramtica y la Ortografa.

    Es una gramtica descriptiva y tambin normativa. Es descriptiva porque presenta las pautas que muestran cmo se articula el idioma desde el punto de vista fontico, fonolgico, morfolgico y sintctico. Es normativa porque recomienda unos usos y desaconseja otros.

    Atiende tanto a la variacin geogrfica (reas lingsticas, pases o regiones) como a la variacin social (registros y niveles de lengua). Analiza tambin las diferencias que existen entre las diversas reas hispanohablantes en lo relativo al prestigio o la estimacin social de algunas construcciones.

    Constituye un texto articulado y argumentado en el que se combinan datos, generalizaciones, anlisis y razonamientos. Es, por tanto, una obra reflexiva y pormenorizada en la que cobra particular importancia la relacin entre la forma y el sentido.

    La Nueva gramtica hace compatible la tradicin y la modernidad. Es una obra de referencia porque ofrece un panorama actualizado de los conoci-mientos gramaticales que pueden necesitar los estudiantes y profesores de espaol en los diversos niveles acadmicos. Aun as, la obra se dirige a todos los hispanohablantes, puesto que constituye un mapa del espaol de hoy en el que todos pueden verse reflejados.

    Es didctica. Define con precisin los conceptos que se introducen en el texto. Expone detalladamente las reglas y las excepciones que se aplican a cada as-pecto de la morfologa y la sintaxis.

    Contiene casi veinte mil citas de textos literarios, cientficos, ensaysticos, periodsticos, etc. procedentes de todos los pases hispanohablantes.

  • 7

    La Nueva gramtica en cifras (Morfologa y sintaxis)

    Volmenes: 2

    Captulos: 48

    Secciones (partes de captulo con ttulo propio): 577

    Apartados (partes de secciones; se identifican con letras): 10 171

    Pginas: 3885

    Ejemplos: alrededor de 40 000

    Obras de las que se han extrado ejemplos: 3767

    Citas extradas de estos textos: 18 977

    Peridicos o revistas de los que se han extrado textos (cabeceras, no ejem-plares): 307

    Citas que proceden de esas fuentes: 3381

    Ejemplos construidos: aproximadamente 20 000

    Colaboradores: 123

  • 8

    Versiones de la Nueva gramticaLa Nueva gramtica se publica en tres versiones:

    Versin de referencia

    Vol. 1. Morfologa y sintaxis I

    Vol. 2. Sintaxis II

    Vol. 3. Fontica y fonologa (en preparacin)

    Los volmenes 1 y 2 se publican en diciembre de 2009.

    El volumen 3, actualmente en preparacin, aparecer en los prximos meses.

    Manual

    Un volumen (alrededor de 750 pginas).

    Se publicar en marzo de 2010 y se presentar como parte de las actividades culturales del V Congreso Internacional de la Lengua Espaola (Valparaso).

    Ser una obra concisa y didctica que resumir los contenidos fundamentales de la morfologa y la sintaxis con propsito divulgativo.

    No presupondr en los lectores ninguna formacin gramatical.

    Se dirigir especialmente a los profesores y estudiantes de espaol en los niveles no universitarios, as como a todos los hispanohablantes de nivel culto medio.

    Gramtica bsica

    Un volumen (alrededor de 250 pginas), en formato de bolsillo.

    Constituir una sntesis del Manual pensada para el gran pblico y fcilmente adaptable al mbito escolar.

    Prevista para finales de 2010.

  • 9

    Proceso de elaboracin

    Antecedentes y fechas significativas

    1931. ltima edicin de la Gramtica de la RAE.

    1961. La RAE encomienda a D. Salvador Fernndez Ramrez y D. Samuel Gili Gaya la nueva edicin de la Gramtica.

    1964. IV Congreso de la Asociacin de Academias en Buenos Aires. D. Salvador Fernndez Ramrez y D. Samuel Gili Gaya presentan ponencias sobre la Nueva gramtica.

    1968. V Congreso de la Asociacin de Academias en Caracas. D. Salvador Fer-nndez Ramrez presenta cuatro captulos de la Nueva gramtica de la RAE.

    1972. VI Congreso de la Asociacin de Academias en Quito. La RAE presenta el texto del Esbozo de una nueva gramtica de la lengua espaola.

    1973. Se publica el Esbozo de una nueva gramtica de la lengua espaola. Apare-ce como anticipo de una prxima nueva edicin. Es obra de la Comisin de Gramtica de la RAE.

    1981. La RAE encomienda a D. Emilio Alarcos la nueva redaccin.

    1994. D. Emilio Alarcos presenta su texto. La Comisin de Gramtica de la RAE entiende que debe publicarse como obra personal. La Gramtica de la lengua espaola de Emilio Alarcos se publica en la coleccin Nebrija y Bello de Espa-sa, patrocinada por la RAE.

    1996. La RAE retoma el proyecto. Se inicia la recopilacin de nuevos materiales.

    1998. XI Congreso de la Asociacin de Academias en Puebla de los ngeles (Mxico). Por iniciativa de la Academia Chilena, la Asociacin de Academias acuerda que la nueva edicin sea elaborada conjuntamente por todas las Aca-demias. D. Ignacio Bosque es designado ponente, a propuesta de la RAE.

    1998-2002. Se preparan en la RAE los primeros borradores y se envan a las Academias para su estudio.

    2002. X Congreso de la Asociacin de Academias en San Juan (Puerto Rico). Se aprueban las caractersticas de la Nueva gramtica, as como su estructura interna.

  • 10

    2003. Primera reunin de la Comisin Interacadmica (La Granda, Asturias). Se analizan y se aprueban varios captulos.

    2003. Se designa a D. Jos Manuel Blecua responsable de la seccin de fontica y fonologa.

    2007. XI Congreso de la Asociacin de Academias en Medelln. Se aprueba el texto bsico de la Nueva gramtica.

    2008. Octava y ltima reunin de la Comisin Interacadmica en Burgos. Se to-man las decisiones pendientes sobre varios aspectos formales y de contenido.

    2009. Se completa el texto de algunos captulos y se agregan citas en otros. Se preparan la nmina de obras citadas y la de textos periodsticos. Se confec-cionan los ndices y se lleva a cabo la revisin estilstica de toda la Gramtica.

    Organizacin y recursos

    La construccin de la Nueva gramtica se ha llevado a cabo gracias a los re-cursos que proporcionan las nuevas tecnologas: corpus informatizados, ba-ses de datos, aplicaciones informticas, Internet, etc.

    Al igual que los tratados clsicos, la NGRALE combina las citas de autor y los ejemplos inventados para ilustrar las diversas construcciones. Se digita-lizaron expresamente para esta obra un gran nmero de textos, sobre todo de autores americanos, que formaron el corpus especfico de la Nueva gramtica. Se usaron tambin las siguientes fuentes de datos, entre otras:

    Corpus de Referencia del Espaol Actual (CREA)

    Corpus Diacrnico del Espaol (CORDE)

    Corpus del Diccionario Histrico (CDH)

    Corpus del Espaol del Siglo XXI (CORPES)

    (Todos estos repertorios lxicos integran el Banco de datos del espaol de la Real Academia Espaola).

    Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

    Corpus del espaol de M. Davies (Brigham Young University)

    Los trabajos de la Nueva gramtica fueron coordinados por una Comisin Interacadmica, que representa a las Academias integrantes de las distin-tas reas lingsticas. Participaron en las reuniones de dicha Comisin los coordinadores de cada rea lingstica. La Comisin Interacadmica estuvo constituida por las siguientes personas:

    Presidente: Vctor Garca de la Concha (director de la Real Academia Espaola, presidente de la Asociacin de Academias de la Lengua Espaola).

  • 11

    Secretario: Humberto Lpez Morales (secretario general de la Asocia-cin de Academias de la Lengua Espaola, Academia Puertorriquea de la Lengua Espaola).

    Ponente: Ignacio Bosque (Real Academia Espaola).

    Responsable de la seccin de fontica y fonologa: Jos Manuel Ble-cua (Real Academia Espaola).

    Coordinadores de las reas lingsticas:

    Chile: Jos Luis Samaniego (Academia Chilena de la Lengua).

    Ro de la Plata (Argentina, Uruguay y Paraguay): Alicia Mara Zo-rrilla (Academia Argentina de Letras).

    rea andina (Per, Ecuador y Bolivia): Rodolfo Cerrn-Palomino (Academia Peruana de la Lengua).

    Caribe continental (Colombia y Venezuela): Juan Carlos Vergara Silva (Academia Colombiana de la Lengua).

    Mxico y Centroamrica (Mxico, Guatemala, Honduras, El Salva-dor, Nicaragua, Costa Rica y Panam): Jos G. Moreno de Alba (Academia Mexicana de la Lengua).

    Antillas (Cuba, Puerto Rico y Repblica Dominicana): Amparo Mo-rales (Academia Puertorriquea de la Lengua Espaola).

    Estados Unidos y Filipinas: Joaqun Segura (Academia Norteameri-cana de la Lengua Espaola).

    Espaa: Guillermo Rojo (Real Academia Espaola).

    Preparacin bsica del Manual: Julio Borrego Nieto (miembro corres-pondiente de la Real Academia Espaola) y ngela di Tullio (miembro co-rrespondiente de la Academia Argentina de Letras).

    El trabajo acadmico ha contado con la colaboracin de numerosos especia-listas universitarios, as como con el apoyo auxiliar de las sucesivas pro-mociones de becarios de la Agencia Espaola de Cooperacin Internacional para el Desarrollo, en su mayor parte formados en la Escuela de Lexicografa Hispnica promovida por las Academias con el patrocinio de la Fundacin Carolina.

    En la Real Academia Espaola se constituy un equipo de colaboradores, todos fillogos, que recibi y orden las observaciones de las Academias americanas y realiz mltiples tareas de revisin y edicin, particularmente complejas y numerosas en los ltimos dos aos.

  • 12

    Mtodo de trabajo A partir de diversos materiales (propios o preparados por sus colaboradores),

    el ponente elabora un esbozo de cada captulo que somete al dictamen de ocho asesores de varios pases, todos especialistas en gramtica espaola.

    Con las observaciones y sugerencias de los asesores, el ponente prepara el borrador de cada captulo.

    Los miembros de la Comisin de Gramtica de la RAE analizan el borrador y proponen modificaciones.

    Con esas observaciones, el ponente redacta el primer texto bsico.

    La Real Academia Espaola enva el primer texto bsico a todas las Acade-mias y a los coordinadores de las ocho reas lingsticas.

    Las Comisiones de Gramtica de las Academias estudian el texto y remiten sus observaciones, sugerencias y propuestas.

    El ponente integra en el texto las observaciones que, a su juicio, mejoran el captulo, y anota las dems para su discusin posterior.

    La Comisin Interacadmica se rene, estudia, discute y aprueba o rechaza las observaciones no integradas. El texto resultante se convierte en la versin provisional de cada uno de los captulos, que es enviada a las Academias.

    El Pleno de las Academias aprob el texto bsico de la Nueva gramtica de la lengua espaola el 24 de marzo de 2007, en la solemne sesin de clausura del XIII Congreso de la Asociacin de Academias que presidieron SS. MM. los Reyes y el Presidente de la Repblica de Colombia en la ciudad de Medelln.

  • 13

    Patrocinadores

    Fundacin Altadis

    Nueva gramtica (morfologa y sintaxis)

    Caja Duero

    Nueva gramtica (fontica y fonologa)

    Nueva gramtica (Manual)

    Fundacin Mapfre

    Nueva gramtica (versin bsica)

    Fundacin Instituto Castellano y Leons de la Lengua

    Reuniones de la Comisin Interacadmica

    Iberia

  • Prlogo

  • Prlogo

    La Gramtica [...] nos hace ver el maravilloso artificio de la lengua, ensendonos de qu partes consta, sus nombres, definiciones, y oficios, y como se juntan y enlazan para formar el texido de la oracion. Estas exactas palabras pertenecen al prlogo de la primera gra-mtica acadmica, publicada en 1771. En los casi dos siglos y medio transcurridos desde entonces, la Real Academia Espaola ha publicado numerosas ediciones de su Gram-tica en las que se ha esforzado en analizar este maravilloso artificio. A lo largo de tan extenso perodo, la Academia ha ido mejorando sus descripciones gramaticales, enmen-dando lo que consideraba revisable en ellas, ampliando lo que mereca ms atencin y calibrando tambin los trabajos de los gramticos que haban precedido sus quehaceres o realizado aportaciones paralelas a las suyas.

    Muy diversas circunstancias han impedido mantener al da la gramtica acadmica. La l-tima edicin fue publicada en 1931. Reproduca la de 1920, que, a su vez, se limitaba a aadir a la de 1917 un nuevo captulo sobre la formacin de palabras por derivacin y composi-cin. Conservaba tambin la edicin de 1931 el ttulo de Gramtica de la lengua espaola, que a partir de la edicin de 1924 haba sustituido al de Gramtica de la lengua castellana.

    La Guerra Civil, que estall un lustro despus, paraliz considerablemente los proyectos de la Academia Espaola, obligada a concentrar los escasos recursos de que dispona en las tareas lexicogrficas. Aunque el proyecto gramatical nunca fue abandonado por completo, se retom con mayor decisin a comienzos de los aos sesenta, siendo director don Ra-mn Menndez Pidal. En el IV Congreso de la Asociacin de Academias, celebrado a fines de 1964 en Buenos Aires, presentaron don Salvador Fernndez Ramrez y don Samuel Gili Gaya ponencias sobre la Nueva gramtica, cuya redaccin se les haba encomendado a poco de ingresar en la Corporacin, en 1960 y 1961 respectivamente. En el V Congreso, que tuvo lugar en Caracas en el verano de 1968, expuso Fernndez Ramrez cuatro captulos de la Nueva gramtica y acord el Pleno de la Asociacin pedir a la Espaola que se acelerara en la medida de lo posible la redaccin de la obra. Intensificaron, en efecto, los dos acadmi-cos su trabajo junto con los dems miembros de la Comisin de Gramtica y la inestimable ayuda de don Rafael Lapesa. En el VI Congreso, celebrado en Quito en noviembre de 1972, present la Real Academia Espaola, de la que era ya director don Dmaso Alonso, el resul-tado de los trabajos con el ttulo de Esbozo de una nueva gramtica de la lengua espaola y la advertencia de que se trataba de un mero anticipo provisional de lo que pronto sera su Gramtica de la lengua espaola. Eran materiales bsicos que deberan estudiarse, revisarse y ampliarse. All mismo se fij un plazo de dos aos para que las Academias asociadas dieran a conocer su opinin y formularan sus sugerencias, como en efecto hicieron.

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  • Prlogo

    La Gramtica [...] nos hace ver el maravilloso artificio de la lengua, ensendonos de qu partes consta, sus nombres, definiciones, y oficios, y como se juntan y enlazan para formar el texido de la oracion. Estas exactas palabras pertenecen al prlogo de la primera gra-mtica acadmica, publicada en 1771. En los casi dos siglos y medio transcurridos desde entonces, la Real Academia Espaola ha publicado numerosas ediciones de su Gram-tica en las que se ha esforzado en analizar este maravilloso artificio. A lo largo de tan extenso perodo, la Academia ha ido mejorando sus descripciones gramaticales, enmen-dando lo que consideraba revisable en ellas, ampliando lo que mereca ms atencin y calibrando tambin los trabajos de los gramticos que haban precedido sus quehaceres o realizado aportaciones paralelas a las suyas.

    Muy diversas circunstancias han impedido mantener al da la gramtica acadmica. La l-tima edicin fue publicada en 1931. Reproduca la de 1920, que, a su vez, se limitaba a aadir a la de 1917 un nuevo captulo sobre la formacin de palabras por derivacin y composi-cin. Conservaba tambin la edicin de 1931 el ttulo de Gramtica de la lengua espaola, que a partir de la edicin de 1924 haba sustituido al de Gramtica de la lengua castellana.

    La Guerra Civil, que estall un lustro despus, paraliz considerablemente los proyectos de la Academia Espaola, obligada a concentrar los escasos recursos de que dispona en las tareas lexicogrficas. Aunque el proyecto gramatical nunca fue abandonado por completo, se retom con mayor decisin a comienzos de los aos sesenta, siendo director don Ra-mn Menndez Pidal. En el IV Congreso de la Asociacin de Academias, celebrado a fines de 1964 en Buenos Aires, presentaron don Salvador Fernndez Ramrez y don Samuel Gili Gaya ponencias sobre la Nueva gramtica, cuya redaccin se les haba encomendado a poco de ingresar en la Corporacin, en 1960 y 1961 respectivamente. En el V Congreso, que tuvo lugar en Caracas en el verano de 1968, expuso Fernndez Ramrez cuatro captulos de la Nueva gramtica y acord el Pleno de la Asociacin pedir a la Espaola que se acelerara en la medida de lo posible la redaccin de la obra. Intensificaron, en efecto, los dos acadmi-cos su trabajo junto con los dems miembros de la Comisin de Gramtica y la inestimable ayuda de don Rafael Lapesa. En el VI Congreso, celebrado en Quito en noviembre de 1972, present la Real Academia Espaola, de la que era ya director don Dmaso Alonso, el resul-tado de los trabajos con el ttulo de Esbozo de una nueva gramtica de la lengua espaola y la advertencia de que se trataba de un mero anticipo provisional de lo que pronto sera su Gramtica de la lengua espaola. Eran materiales bsicos que deberan estudiarse, revisarse y ampliarse. All mismo se fij un plazo de dos aos para que las Academias asociadas dieran a conocer su opinin y formularan sus sugerencias, como en efecto hicieron.

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  • Prlogo XL

    En 1981 confi la Academia a don Emilio Alarcos la redaccin definitiva de la gramtica, tarea que complet a comienzos de los aos noventa. Deba la Comisin de Gramti-ca supervisar todo el texto antes de someterlo, con los oportunos cambios, a examen de las Academias hermanas; pero, a la vista del particular planteamiento que presentaba, estim oportuno, y as se acord, que no fuera publicada como gramtica acadmica, sino como obra personal. La Gramtica espaola de Emilio Alarcos apareci en 1994 en la Coleccin Nebrija y Bello, que patrocina la Real Academia Espaola.

    Poco tiempo despus, se retom el proyecto de la gramtica acadmica bajo la direccin de don Fernando Lzaro Carreter, y a finales del siglo se contaba ya con algunos materia-les nuevos que podan servir para replantearlo. En noviembre de 1998, en el marco del XI Congreso de la Asociacin de Academias de la Lengua Espaola, celebrado en Puebla de los ngeles (Mxico), y por iniciativa de la Academia Chilena, recibi la Academia Espaola el encargo formal de abordar de manera definitiva la nueva edicin, tan esperada, con la especificacin de que deban elaborarla conjuntamente y de forma consensuada las veintids Academias. Ello supona un giro radical en el proceso, que correspondi impulsar y gestionar a lo largo de once aos a don Vctor Garca de la Concha, como di-rector de la Real Academia Espaola y presidente de la Asociacin de Academias. Tras constituirse en cada Academia una Comisin especial de Gramtica, fue designado po-nente don Ignacio Bosque y, con posterioridad, se responsabiliz a don Jos Manuel Blecua de la seccin de fontica y fonologa. Esta parte constituir un volumen indepen-diente dentro de la presente edicin, y se publicar junto con un DVD en el que podrn percibirse las variantes de pronunciacin, entonacin y ritmo del espaol en las distintas reas lingsticas. En el siguiente congreso de la Asociacin (Puerto Rico, 2002) fueron aprobadas las lneas fundamentales de la Nueva gramtica propuestas por el ponente y se acord crear una Comisin Interacadmica, como rgano superior de decisin, inte-grada por representantes de las diversas reas lingsticas, cuyas tareas especficas de coordinacin se asignaron a don Guillermo Rojo.

    La obra que ahora ve la luz es el resultado de este ambicioso proyecto. No es solo una obra colectiva, resultado de la colaboracin de muchos, sino tambin una obra colegiada, el ltimo exponente de la poltica lingstica panhispnica que la Academia Espaola y sus veintiuna Academias hermanas vienen impulsando desde hace ms de un decenio. El texto bsico de esta Nueva gramtica fue aprobado por todas y cada una de ellas en la sesin de clausura del XIII Congreso de la Asociacin, celebrado en Medelln (Colom-bia) el 24 de marzo de 2007. Al acto, que presidieron Sus Majestades los Reyes de Espaa y el presidente de la Repblica de Colombia, se unieron ms de un centenar de rectores de universidades iberoamericanas y numerosos intelectuales y escritores que participa-ran de inmediato en el IV Congreso Internacional de la Lengua Espaola de Cartagena de Indias.

    Casi de modo paralelo a como se fue demorando la aparicin de la nueva edicin de la gramtica acadmica en la segunda mitad del siglo xx, fue tambin modificndose entre los especialistas la forma de estudiar, y hasta de entender, esta parte de la lingstica. La transformacin, de gran calado, afect a los mtodos, a las unidades, a las doctrinas y al modo mismo de plantear y abordar los tratados gramaticales. Conviene recordar que la lengua espaola nunca dispuso de una gramtica que presentara una descripcin exhaustiva del idioma basada en citas textuales. En la primera mitad del siglo xx se pu-

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    XLI Prlogo

    blicaron varias de las ms renombradas: obras monumentales como la de Jespersen para el ingls o las de Grevisse y Damourette y Pichon para el francs, entre las elaboradas para distintos idiomas. La Gramtica espaola de Salvador Fernndez Ramrez, que se inscriba en este paradigma, constituy el nico proyecto de abordar una obra de tales caractersticas para el espaol. Su autor public uno solo de los volmenes previstos y no pudo dar trmino a su proyecto. Nuestro idioma no lleg, pues, a disponer de una gramtica que lo representara en esa serie de grandes tratados con los que hoy cuentan no pocas lenguas europeas.

    A la par que surgan estudios de conjunto para el espaol elaborados desde muy diversas perspectivas, crecan y se renovaban las monografas, proliferaban los congresos y las colecciones editoriales y se publicaba un ingente nmero de artculos especializados. Al final del siglo xx, la bibliografa existente sobre la gramtica del espaol multiplicaba por muchas centenas la que pudieron conocer los acadmicos que prepararon la edicin de 1931. Todos reconocen hoy que la vitalidad que la gramtica posee en el mbito interna-cional a comienzos del siglo xxi es considerablemente superior a la que pudo tener en otros tiempos. Pero no cabe duda de que el trabajo gramatical ha ido adquiriendo mayo-res grados de complejidad. La variedad de orientaciones, la multiplicidad de intereses y de instrumentos de anlisis, la explosin de investigaciones y la natural adaptacin de la disciplina a ciertos principios generales que regulan hoy el trabajo cientfico han resul-tado sumamente beneficiosas para la gramtica, pero tambin la han alejado de muchos que en otros tiempos la conocieron, la estudiaron y aprendieron a estimarla.

    A la vista de la ingente bibliografa de la que hoy se dispone, podra decirse que las gra-mticas modernas constituyen obras de sntesis ms claramente incluso que las clsicas. Hace un siglo, las principales (y a veces casi las nicas) fuentes de informacin de los autores de gramticas eran otros tratados de gramtica. No abundaban las monografas de anlisis gramatical porque se pensaba implcitamente, como en tantos otros campos del saber, que las distinciones fundamentales que introducan las obras de conjunto podran bastar para comprender en su justa medida la estructura del idioma. Ante la escasez de estudios particulares y la falta de informacin sobre aspectos intrincados del anlisis lin-gstico que solo con los aos fueron saliendo a la luz, los tratados gramaticales clsicos no se presentaban exactamente como compendios del saber gramatical, sino a menudo como obras comprensivas, cuando no fundacionales.

    Las gramticas modernas que se han publicado en los ltimos treinta aos sobre media docena de lenguas con larga tradicin gramatical son obras extensas y pormenorizadas. Representan una generacin de gramticas posteriores a los grandes tratados clsicos, y han sido elaboradas contando con una amplsima bibliografa, unas veces citada de manera expresa y otras tan solo asumida. En sus pginas aparecen seleccionadas, diseccionadas y analizadas las informaciones que se consideran fundamentales en cada uno de los mbitos que la disciplina abarca: fontica, fonologa, morfologa y sintaxis. En cuanto que esta obra tambin se presenta como una gramtica moderna, comparte tales objetivos con otras de su generacin. Pero el hecho de que sea una gramtica acadmica conlleva ciertos rasgos particulares que no pueden dejar de tenerse en cuenta.

    Los estudios, ya numerosos, que se han publicado sobre la historia de la gramtica de la Real Academia Espaola han puesto de manifiesto repetidamente que, si se examinan los

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  • Prlogo XL

    En 1981 confi la Academia a don Emilio Alarcos la redaccin definitiva de la gramtica, tarea que complet a comienzos de los aos noventa. Deba la Comisin de Gramti-ca supervisar todo el texto antes de someterlo, con los oportunos cambios, a examen de las Academias hermanas; pero, a la vista del particular planteamiento que presentaba, estim oportuno, y as se acord, que no fuera publicada como gramtica acadmica, sino como obra personal. La Gramtica espaola de Emilio Alarcos apareci en 1994 en la Coleccin Nebrija y Bello, que patrocina la Real Academia Espaola.

    Poco tiempo despus, se retom el proyecto de la gramtica acadmica bajo la direccin de don Fernando Lzaro Carreter, y a finales del siglo se contaba ya con algunos materia-les nuevos que podan servir para replantearlo. En noviembre de 1998, en el marco del XI Congreso de la Asociacin de Academias de la Lengua Espaola, celebrado en Puebla de los ngeles (Mxico), y por iniciativa de la Academia Chilena, recibi la Academia Espaola el encargo formal de abordar de manera definitiva la nueva edicin, tan esperada, con la especificacin de que deban elaborarla conjuntamente y de forma consensuada las veintids Academias. Ello supona un giro radical en el proceso, que correspondi impulsar y gestionar a lo largo de once aos a don Vctor Garca de la Concha, como di-rector de la Real Academia Espaola y presidente de la Asociacin de Academias. Tras constituirse en cada Academia una Comisin especial de Gramtica, fue designado po-nente don Ignacio Bosque y, con posterioridad, se responsabiliz a don Jos Manuel Blecua de la seccin de fontica y fonologa. Esta parte constituir un volumen indepen-diente dentro de la presente edicin, y se publicar junto con un DVD en el que podrn percibirse las variantes de pronunciacin, entonacin y ritmo del espaol en las distintas reas lingsticas. En el siguiente congreso de la Asociacin (Puerto Rico, 2002) fueron aprobadas las lneas fundamentales de la Nueva gramtica propuestas por el ponente y se acord crear una Comisin Interacadmica, como rgano superior de decisin, inte-grada por representantes de las diversas reas lingsticas, cuyas tareas especficas de coordinacin se asignaron a don Guillermo Rojo.

    La obra que ahora ve la luz es el resultado de este ambicioso proyecto. No es solo una obra colectiva, resultado de la colaboracin de muchos, sino tambin una obra colegiada, el ltimo exponente de la poltica lingstica panhispnica que la Academia Espaola y sus veintiuna Academias hermanas vienen impulsando desde hace ms de un decenio. El texto bsico de esta Nueva gramtica fue aprobado por todas y cada una de ellas en la sesin de clausura del XIII Congreso de la Asociacin, celebrado en Medelln (Colom-bia) el 24 de marzo de 2007. Al acto, que presidieron Sus Majestades los Reyes de Espaa y el presidente de la Repblica de Colombia, se unieron ms de un centenar de rectores de universidades iberoamericanas y numerosos intelectuales y escritores que participa-ran de inmediato en el IV Congreso Internacional de la Lengua Espaola de Cartagena de Indias.

    Casi de modo paralelo a como se fue demorando la aparicin de la nueva edicin de la gramtica acadmica en la segunda mitad del siglo xx, fue tambin modificndose entre los especialistas la forma de estudiar, y hasta de entender, esta parte de la lingstica. La transformacin, de gran calado, afect a los mtodos, a las unidades, a las doctrinas y al modo mismo de plantear y abordar los tratados gramaticales. Conviene recordar que la lengua espaola nunca dispuso de una gramtica que presentara una descripcin exhaustiva del idioma basada en citas textuales. En la primera mitad del siglo xx se pu-

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    XLI Prlogo

    blicaron varias de las ms renombradas: obras monumentales como la de Jespersen para el ingls o las de Grevisse y Damourette y Pichon para el francs, entre las elaboradas para distintos idiomas. La Gramtica espaola de Salvador Fernndez Ramrez, que se inscriba en este paradigma, constituy el nico proyecto de abordar una obra de tales caractersticas para el espaol. Su autor public uno solo de los volmenes previstos y no pudo dar trmino a su proyecto. Nuestro idioma no lleg, pues, a disponer de una gramtica que lo representara en esa serie de grandes tratados con los que hoy cuentan no pocas lenguas europeas.

    A la par que surgan estudios de conjunto para el espaol elaborados desde muy diversas perspectivas, crecan y se renovaban las monografas, proliferaban los congresos y las colecciones editoriales y se publicaba un ingente nmero de artculos especializados. Al final del siglo xx, la bibliografa existente sobre la gramtica del espaol multiplicaba por muchas centenas la que pudieron conocer los acadmicos que prepararon la edicin de 1931. Todos reconocen hoy que la vitalidad que la gramtica posee en el mbito interna-cional a comienzos del siglo xxi es considerablemente superior a la que pudo tener en otros tiempos. Pero no cabe duda de que el trabajo gramatical ha ido adquiriendo mayo-res grados de complejidad. La variedad de orientaciones, la multiplicidad de intereses y de instrumentos de anlisis, la explosin de investigaciones y la natural adaptacin de la disciplina a ciertos principios generales que regulan hoy el trabajo cientfico han resul-tado sumamente beneficiosas para la gramtica, pero tambin la han alejado de muchos que en otros tiempos la conocieron, la estudiaron y aprendieron a estimarla.

    A la vista de la ingente bibliografa de la que hoy se dispone, podra decirse que las gra-mticas modernas constituyen obras de sntesis ms claramente incluso que las clsicas. Hace un siglo, las principales (y a veces casi las nicas) fuentes de informacin de los autores de gramticas eran otros tratados de gramtica. No abundaban las monografas de anlisis gramatical porque se pensaba implcitamente, como en tantos otros campos del saber, que las distinciones fundamentales que introducan las obras de conjunto podran bastar para comprender en su justa medida la estructura del idioma. Ante la escasez de estudios particulares y la falta de informacin sobre aspectos intrincados del anlisis lin-gstico que solo con los aos fueron saliendo a la luz, los tratados gramaticales clsicos no se presentaban exactamente como compendios del saber gramatical, sino a menudo como obras comprensivas, cuando no fundacionales.

    Las gramticas modernas que se han publicado en los ltimos treinta aos sobre media docena de lenguas con larga tradicin gramatical son obras extensas y pormenorizadas. Representan una generacin de gramticas posteriores a los grandes tratados clsicos, y han sido elaboradas contando con una amplsima bibliografa, unas veces citada de manera expresa y otras tan solo asumida. En sus pginas aparecen seleccionadas, diseccionadas y analizadas las informaciones que se consideran fundamentales en cada uno de los mbitos que la disciplina abarca: fontica, fonologa, morfologa y sintaxis. En cuanto que esta obra tambin se presenta como una gramtica moderna, comparte tales objetivos con otras de su generacin. Pero el hecho de que sea una gramtica acadmica conlleva ciertos rasgos particulares que no pueden dejar de tenerse en cuenta.

    Los estudios, ya numerosos, que se han publicado sobre la historia de la gramtica de la Real Academia Espaola han puesto de manifiesto repetidamente que, si se examinan los

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  • Prlogo XLII

    fundamentos de cada edicin (unas veces declarados y otras implcitos), se comprueba que ha existido siempre en el tratado acadmico cierta tensin entre teora y norma, o entre descripcin y prescripcin. Unas ediciones muestran la mayor conciencia terica de sus autores, el inters de estos por entroncar sus tratados con las gramticas generales y, en particular, por establecer los vnculos entre las categoras lgicas y las gramaticales que caracterizan la herencia de la tradicin francesa. En otras ediciones se percibe en mayor medida la conciencia prescriptiva de la Academia, el afn de que la norma se presente di-fana, o de que prevalezca sobre los aspectos ms especulativos del anlisis. Aunque sea con diferente peso, ambas vertientes la descriptiva y la normativa han convivido tradi-cionalmente en las gramticas acadmicas. Nunca es tarea fcil compaginarlas en su justa medida, pero ambas se hacen tambin patentes en esta edicin.

    Las dos caras plantean dificultades de orden terico y prctico. No cabe duda de que los instrumentos de anlisis gramatical elegidos y adaptados por la RAE en cada etapa de su historia han estado en funcin de las corrientes predominantes en la poca. A la vez, esta influencia natural nunca anul los slidos fundamentos heredados de la tradicin gramatical grecolatina. Al preparar la presente edicin se hubo de afrontar en mayor medida el problema de adaptacin al que se alude, ya que las novedades surgidas en la teora gramatical desde 1931 eran muy considerables. No pareca posible que el nuevo tratado acadmico reflejara tan gran nmero de innovaciones, pero tam-poco resultaba sensato abordar la nueva edicin, publicada casi ochenta aos despus, como si nada hubiera cambiado en la forma de mirar o de entender las cuestiones gra-maticales.

    El texto de la Nueva gramtica pretende conjugar tradicin y novedad. Como cualquier lnea divisoria que se quiera trazar entre ambas resultar discutible, se ha tomado como criterio de actuacin la medida en que los cambios estn presentes en la bibliografa gramatical contempornea. Parece oportuno separar las novedades extendidas entre los especialistas de manera amplia cuando no mayoritaria de aquellas otras que no estn todava asentadas o no han sido asumidas por un nmero representativo de gramticos. Acertar quien intuya que ni siquiera esta ltima distincin es objetiva, aplicada a ciertas unidades. En estos casos difciles han sido los especialistas de las Academias, asesorados por un buen nmero de profesionales, los que han propuesto tomar las decisiones per-tinentes.

    Tampoco es sencillo dar respuesta a las muy diversas cuestiones normativas que se suscitan en una gramtica acadmica. Son dos los criterios fundamentales que han guiado el trabajo de las Academias en lo relativo a este punto. El primero y ms importante es la asuncin del principio de que la norma tiene hoy carcter policntrico. La muy notable cohesin lingstica del espaol es compatible con el hecho de que la valoracin social de algunas construcciones pueda no coincidir en reas lingsticas diferentes. No es posible pre-sentar el espaol de un pas o de una comunidad como modelo panhispnico de lengua. Tiene, por el contrario, ms sentido describir pormenorizadamente las numerosas es-tructuras que son compartidas por la mayor parte de los hispanohablantes, precisando su forma, su significado y su estimacin social, y mostrar separadas las opciones particu-lares que pueden proceder de alguna variante, sea del espaol americano o del europeo. Cuando estas opciones resultan comunes, y hasta ejemplares, en reas lingsticas espe-cficas, deben ser descritas como tales. Obrar de este modo no solo no pone en peligro la unidad del espaol, sino que contribuye ms bien a fortalecerla, y ayuda a comprender su distribucin geogrfica de forma ms cabal.

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    XLIII Prlogo

    El segundo criterio permite interpretar la norma como una variable de la descripcin. Las construcciones gramaticales poseen forma, sentido e historia; unas son comunes a todos los hispanohablantes y otras estn restringidas a una comunidad o a una poca. Pero, adems, las construcciones gramaticales poseen prestigio o carecen de l; se aso-cian con los discursos formales o con el habla coloquial; corresponden a la lengua oral, a la escrita o son comunes a ambas; forman parte de la lengua estndar o estn limitadas a cierto tipo de discursos, sea el cientfico o el periodstico, sea el lenguaje de los nios o el de los poetas.

    No cabe duda de que es necesario informar sobre todos estos tipos de variacin, pero ha de reconocerse a la vez que no es sencillo alcanzar el consenso sobre la manera en que se han de valorar objetivamente tantas variables. Los acuerdos de la RAE y la Asociacin de Academias que el lector ver plasmados en esta obra se basan en la interpretacin que es-tas instituciones hacen de todos esos factores. La informacin normativa tiene, pues, dos vertientes. Por un lado, las recomendaciones que aqu se hacen pretenden reflejar pro-piedades objetivas que ponen de manifiesto el prestigio de las construcciones sintcticas y de las opciones morfolgicas, as como, en la medida en que ello es posible, los tipos de discurso y los niveles de lengua que las caracterizan. Por otro lado, las recomendaciones se hacen con el propsito, igualmente declarado, de llamar la atencin de los hablantes sobre la lengua que usan, que les pertenece y que deben cuidar. En uno y otro caso, las recomendaciones normativas tratan de representar juicios de valor que traslucen el con-senso implcito existente sobre un sistema compartido por muchos millones de hablantes.

    De manera paralela a como el Dicciona rio panhisp ni co de dudas (DPD) pone mayor n-fasis en la norma, la Nueva gramtica acenta los diversos factores pertinentes en la des-cripcin. Los objetivos de las dos obras solo pueden coincidir en parte, puesto que en la Gramtica han de abordarse un gran nmero de cuestiones que carecen de una vertiente estrictamen te normativa. En los primeros borradores de la presente obra se intent man-tener la marca tipogrfica de incorreccin que se usa a lo largo del DPD. Mediada su redac-cin, y a la vista de los problemas que suscitaba en un buen nmero de construcciones no consideradas en el DPD, se lleg al acuerdo de sustituirla por juicios normativos diversos, lo que permite matizar mucho ms las apreciaciones. Son muy escasas las construcciones en cuya valoracin normativa se percibe alguna diferencia al comparar el DPD y la Gram-tica, pero son numerosas las que se estudian aqu de manera ms pormenorizada.

    Es imposible que en una descripcin gramatical se analicen con similar profundidad todos los tipos de variacin lingstica que hoy se reconocen en la lengua espaola. Es plausible, en cambio, resaltar de forma somera los aspectos ms notables de cada una de estas formas de variacin all donde se considere conveniente hacerlo. Esta es la opcin que aqu se ha elegido. Los especialistas suelen distinguir entre la variacin histrica, la geogrfica y la social, y acostumbran a dividir esta ltima en dos tipos: la relativa a los llamados sociolectos (por ejemplo, lengua popular frente a lengua culta, pero tambin las variedades caracteri-zadas por el conjunto de rasgos lingsticos establecidos en funcin del sexo, de la activi-dad profesional y de otras variables) y la relativa a los niveles de lengua, es decir, los estilos o registros, como los que permiten oponer la lengua coloquial a la empleada en situaciones formales, o diferenciar el habla espontnea de la lengua ms cuidada.

    La presente gramtica atiende en alguna medida a todas estas formas de variacin, pero ha tenido que limitarse en muchos casos a consignar su existencia, puesto que analizar en profundidad cada uno de estos factores habra conducido de modo inevitable a un

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    fundamentos de cada edicin (unas veces declarados y otras implcitos), se comprueba que ha existido siempre en el tratado acadmico cierta tensin entre teora y norma, o entre descripcin y prescripcin. Unas ediciones muestran la mayor conciencia terica de sus autores, el inters de estos por entroncar sus tratados con las gramticas generales y, en particular, por establecer los vnculos entre las categoras lgicas y las gramaticales que caracterizan la herencia de la tradicin francesa. En otras ediciones se percibe en mayor medida la conciencia prescriptiva de la Academia, el afn de que la norma se presente di-fana, o de que prevalezca sobre los aspectos ms especulativos del anlisis. Aunque sea con diferente peso, ambas vertientes la descriptiva y la normativa han convivido tradi-cionalmente en las gramticas acadmicas. Nunca es tarea fcil compaginarlas en su justa medida, pero ambas se hacen tambin patentes en esta edicin.

    Las dos caras plantean dificultades de orden terico y prctico. No cabe duda de que los instrumentos de anlisis gramatical elegidos y adaptados por la RAE en cada etapa de su historia han estado en funcin de las corrientes predominantes en la poca. A la vez, esta influencia natural nunca anul los slidos fundamentos heredados de la tradicin gramatical grecolatina. Al preparar la presente edicin se hubo de afrontar en mayor medida el problema de adaptacin al que se alude, ya que las novedades surgidas en la teora gramatical desde 1931 eran muy considerables. No pareca posible que el nuevo tratado acadmico reflejara tan gran nmero de innovaciones, pero tam-poco resultaba sensato abordar la nueva edicin, publicada casi ochenta aos despus, como si nada hubiera cambiado en la forma de mirar o de entender las cuestiones gra-maticales.

    El texto de la Nueva gramtica pretende conjugar tradicin y novedad. Como cualquier lnea divisoria que se quiera trazar entre ambas resultar discutible, se ha tomado como criterio de actuacin la medida en que los cambios estn presentes en la bibliografa gramatical contempornea. Parece oportuno separar las novedades extendidas entre los especialistas de manera amplia cuando no mayoritaria de aquellas otras que no estn todava asentadas o no han sido asumidas por un nmero representativo de gramticos. Acertar quien intuya que ni siquiera esta ltima distincin es objetiva, aplicada a ciertas unidades. En estos casos difciles han sido los especialistas de las Academias, asesorados por un buen nmero de profesionales, los que han propuesto tomar las decisiones per-tinentes.

    Tampoco es sencillo dar respuesta a las muy diversas cuestiones normativas que se suscitan en una gramtica acadmica. Son dos los criterios fundamentales que han guiado el trabajo de las Academias en lo relativo a este punto. El primero y ms importante es la asuncin del principio de que la norma tiene hoy carcter policntrico. La muy notable cohesin lingstica del espaol es compatible con el hecho de que la valoracin social de algunas construcciones pueda no coincidir en reas lingsticas diferentes. No es posible pre-sentar el espaol de un pas o de una comunidad como modelo panhispnico de lengua. Tiene, por el contrario, ms sentido describir pormenorizadamente las numerosas es-tructuras que son compartidas por la mayor parte de los hispanohablantes, precisando su forma, su significado y su estimacin social, y mostrar separadas las opciones particu-lares que pueden proceder de alguna variante, sea del espaol americano o del europeo. Cuando estas opciones resultan comunes, y hasta ejemplares, en reas lingsticas espe-cficas, deben ser descritas como tales. Obrar de este modo no solo no pone en peligro la unidad del espaol, sino que contribuye ms bien a fortalecerla, y ayuda a comprender su distribucin geogrfica de forma ms cabal.

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    XLIII Prlogo

    El segundo criterio permite interpretar la norma como una variable de la descripcin. Las construcciones gramaticales poseen forma, sentido e historia; unas son comunes a todos los hispanohablantes y otras estn restringidas a una comunidad o a una poca. Pero, adems, las construcciones gramaticales poseen prestigio o carecen de l; se aso-cian con los discursos formales o con el habla coloquial; corresponden a la lengua oral, a la escrita o son comunes a ambas; forman parte de la lengua estndar o estn limitadas a cierto tipo de discursos, sea el cientfico o el periodstico, sea el lenguaje de los nios o el de los poetas.

    No cabe duda de que es necesario informar sobre todos estos tipos de variacin, pero ha de reconocerse a la vez que no es sencillo alcanzar el consenso sobre la manera en que se han de valorar objetivamente tantas variables. Los acuerdos de la RAE y la Asociacin de Academias que el lector ver plasmados en esta obra se basan en la interpretacin que es-tas instituciones hacen de todos esos factores. La informacin normativa tiene, pues, dos vertientes. Por un lado, las recomendaciones que aqu se hacen pretenden reflejar pro-piedades objetivas que ponen de manifiesto el prestigio de las construcciones sintcticas y de las opciones morfolgicas, as como, en la medida en que ello es posible, los tipos de discurso y los niveles de lengua que las caracterizan. Por otro lado, las recomendaciones se hacen con el propsito, igualmente declarado, de llamar la atencin de los hablantes sobre la lengua que usan, que les pertenece y que deben cuidar. En uno y otro caso, las recomendaciones normativas tratan de representar juicios de valor que traslucen el con-senso implcito existente sobre un sistema compartido por muchos millones de hablantes.

    De manera paralela a como el Dicciona rio panhisp ni co de dudas (DPD) pone mayor n-fasis en la norma, la Nueva gramtica acenta los diversos factores pertinentes en la des-cripcin. Los objetivos de las dos obras solo pueden coincidir en parte, puesto que en la Gramtica han de abordarse un gran nmero de cuestiones que carecen de una vertiente estrictamen te normativa. En los primeros borradores de la presente obra se intent man-tener la marca tipogrfica de incorreccin que se usa a lo largo del DPD. Mediada su redac-cin, y a la vista de los problemas que suscitaba en un buen nmero de construcciones no consideradas en el DPD, se lleg al acuerdo de sustituirla por juicios normativos diversos, lo que permite matizar mucho ms las apreciaciones. Son muy escasas las construcciones en cuya valoracin normativa se percibe alguna diferencia al comparar el DPD y la Gram-tica, pero son numerosas las que se estudian aqu de manera ms pormenorizada.

    Es imposible que en una descripcin gramatical se analicen con similar profundidad todos los tipos de variacin lingstica que hoy se reconocen en la lengua espaola. Es plausible, en cambio, resaltar de forma somera los aspectos ms notables de cada una de estas formas de variacin all donde se considere conveniente hacerlo. Esta es la opcin que aqu se ha elegido. Los especialistas suelen distinguir entre la variacin histrica, la geogrfica y la social, y acostumbran a dividir esta ltima en dos tipos: la relativa a los llamados sociolectos (por ejemplo, lengua popular frente a lengua culta, pero tambin las variedades caracteri-zadas por el conjunto de rasgos lingsticos establecidos en funcin del sexo, de la activi-dad profesional y de otras variables) y la relativa a los niveles de lengua, es decir, los estilos o registros, como los que permiten oponer la lengua coloquial a la empleada en situaciones formales, o diferenciar el habla espontnea de la lengua ms cuidada.

    La presente gramtica atiende en alguna medida a todas estas formas de variacin, pero ha tenido que limitarse en muchos casos a consignar su existencia, puesto que analizar en profundidad cada uno de estos factores habra conducido de modo inevitable a un

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    conjunto de estudios monogrficos. La variacin geogrfica tiene aqu muy abundante presencia, si bien no debe esperarse el grado de detalle que correspondera a un tratado de dialectologa. Las referencias geogrficas especficas se introducen muchas veces en funcin de pases o de regiones, pero en la mayor parte de los casos se establecen a partir de zonas o reas lingsticas ms amplias. Son las que estn representadas en la Comi-sin Interacadmica de la Nueva gramtica que coordin los trabajos, las mismas que se establecieron para el Diccionario panhispnico de dudas: Chile, Ro de la Plata, rea an-dina, Caribe continental, Mxico y Centroamrica, Antillas, Estados Unidos y Filipinas, y Espaa.

    En un sentido estricto, pudiera parecer que existe solapamiento o traslape entre algunas de esas reas (no cabe duda, por ejemplo, de que una parte de Mxico y de Centroam-rica es rea caribea). No obstante, esas superposiciones parciales se dan tambin en otras divisiones que suelen establecerse entre las reas lingsticas del espaol ameri-cano. Es sabido, por ejemplo, que un buen nmero de usos del espaol panameo son compartidos por el colombiano, mientras que otros son comunes a los dems pases de Centroamrica. La denominacin rea andina comprende aqu, como es habitual, Per, Ecuador y Bolivia. Existen, como es obvio, los Andes chilenos o los Andes venezolanos, pero el trmino andino se usa convencionalmente en lingstica (y tambin en historia o en antropologa, entre otras disciplinas) con la extensin restringida por la que aqu se opta. De forma anloga, se usar la denominacin Ro de la Plata para abarcar el conjunto de la Argentina, Uruguay y Paraguay. Al igual que se emplea en lingstica la expresin francs europeo (el de Francia, Blgica y Suiza) para oponerlo al canadiense o al hablado en otras partes del mundo, se adopta el trmino de espaol europeo para hacer referencia al hablado en Espaa. Como es obvio, espaol europeo no equivale a espaol peninsular, ya que solo el primero incluye los territorios insulares espaoles.

    La Nueva gramtica de la lengua espaola combina las dos fuentes de datos caracters-ticas de los tratados gramaticales clsicos: ejemplos construidos por sus redactores (en nuestro caso, siempre debidamente convalidados por un nmero suficiente de hablantes nativos y refrendados por las Academias) y ejemplos procedentes de textos. El corpus del que se han extrado los datos que ejemplifican aqu las estructuras gramaticales es uno de los ms extensos de cuantos hayan sido nunca utilizados en un estudio lings-tico sobre el espaol. Contiene textos literarios, ensaysticos, cientficos, periodsticos y, en proporcin menor, tambin otros de procedencia oral. Abarcan todas las pocas y todos los pases hispanohablantes, pero, como es lgico, son mucho ms numerosos los procedentes de obras publicadas en el siglo xx. Su integracin en el texto de la obra, casi siempre en bloques sangrados, no sigue necesariamente un orden cronolgico, sino el orden lgico del discurso que ilustran.

    Se decidi que fueran escasos los textos poticos elegidos en los ejemplos porque se ha comprobado en no pocas ocasiones que el metro y la rima pueden forzar las estructu-ras gramaticales. Tambin condicionan la sintaxis y la morfologa, en proporcin mucho mayor que en la prosa literaria, los rasgos que ponen de manifiesto la particular voluntad de estilo de los poetas. La historia de la lengua literaria es una parte importante de la literatura (y entronca, adems, con la historia de las ideas estticas), pero sus obje-tivos no pueden confundirse con los que persigue un tratado gramatical descriptivo y normativo.

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    XLV Prlogo

    Los autores de quienes se toman los ejemplos aducidos no son propuestos exactamente en cuanto auctores imitandi, tal como sostena Nebrija en su Gramtica castellana (1492): los poetas i otros autores por cuia semejana avemos de hablar. En efecto, muchos de los que figuran en la nmina no han sido seleccionados tanto en funcin de un canon literario de excelencia, explcito o implcito, cuanto como representantes de las variedades del es-paol que ha sido posible documentar y analizar. Con todo, la presencia de determinadas construcciones en clsicos antiguos y modernos o en escritores de prestigio se considera un testimonio significativo de su difusin en la lengua culta y un aval de su integracin en los registros formales. A su vez, ha sido necesario acudir, en buen nmero de casos, a cier-tas obras narrativas por el simple hecho de que presentan variedades del espaol popular que era necesario atestiguar por lo general, puestas en boca de diversos personajes, y no, en cambio, porque se entienda que tales usos sean dignos de imitacin.

    Muchos de los textos citados en la Nueva gramtica proceden del banco de datos lxicos de la RAE, que integran el CORDE (Corpus Diacrnico del Espaol), el CDH (Corpus del Diccionario Histrico), el CREA (Corpus de Referencia del Espaol Actual) y el CORPES (Corpus del Espaol del Siglo XXI), as como el viejo fichero de papel de la Academia. No obstante, fue necesario acudir tambin a otros repertorios y digitalizar no pocos libros, peridicos y revistas que no formaban parte de un corpus conocido. Los recursos tecnol-gicos hoy disponibles han permitido sustituir con ventaja los ficheros de ejemplos gramati-cales (a partir de los cuales se han construido otras gramticas apoyadas en textos) por di-versos corpus electrnicos, que se complementan con las herramientas informticas de bsqueda habituales en la actualidad.

    Los textos que se citan en esta gramtica se transcriben literalmente, aunque se regulariza la ortografa en los posteriores al siglo xvii. Se usa el signo [] en los ejemplos para indicar que se omite algn fragmento. Se transcriben, sin embargo, con mayscula inicial los tex-tos que no dan comienzo a un perodo cuando se entiende que poseen sentido completo.

    Al presentar un tratado gramatical, no es posible dejar de aludir a sus potenciales desti-natarios. El maestro Correas lo planteaba en su Arte de la lengua castellana: Los libros se escriven para todos, chicos i grandes, i no para solos los onbres de letras. La Nueva gram-tica de la lengua espaola se dirige tambin a todos, como quera el maestro Correas, pero es inevitable que los condicionamientos expuestos al comienzo de este prlogo acaben por imponer algunas limitaciones. Las gramticas acadmicas han sido citadas tradicio-nalmente por los estudiosos de nuestra lengua, sea para concordar con su doctrina o para disentir de ella. Han sido usadas, a la vez, como textos en la enseanza media y en la universitaria, y han constituido siempre un punto de referencia entre las gramticas del espaol publicadas a lo largo de ms de doscientos aos. Cabe pensar que, vistos desde los ojos de ciertos especialistas, determinados anlisis lingsticos que esta obra contie-ne estarn, quiz, demasiado simplificados, pero es probable que esos mismos anlisis resulten algo complejos enjuiciados por otros lectores atentos que no sean lingistas ni fillogos.

    El problema al que se alude surga ya ante algunas pginas del Esbozo y fue sealado en ms de una ocasin por diversos docentes y especialistas en gramtica. Para contribuir a solucionarlo, la RAE y la Asociacin de Academias han acordado elaborar varias ver-siones de la presente obra. Adems de esta, considerada de referencia, se publicar un

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  • Prlogo XLIV

    conjunto de estudios monogrficos. La variacin geogrfica tiene aqu muy abundante presencia, si bien no debe esperarse el grado de detalle que correspondera a un tratado de dialectologa. Las referencias geogrficas especficas se introducen muchas veces en funcin de pases o de regiones, pero en la mayor parte de los casos se establecen a partir de zonas o reas lingsticas ms amplias. Son las que estn representadas en la Comi-sin Interacadmica de la Nueva gramtica que coordin los trabajos, las mismas que se establecieron para el Diccionario panhispnico de dudas: Chile, Ro de la Plata, rea an-dina, Caribe continental, Mxico y Centroamrica, Antillas, Estados Unidos y Filipinas, y Espaa.

    En un sentido estricto, pudiera parecer que existe solapamiento o traslape entre algunas de esas reas (no cabe duda, por ejemplo, de que una parte de Mxico y de Centroam-rica es rea caribea). No obstante, esas superposiciones parciales se dan tambin en otras divisiones que suelen establecerse entre las reas lingsticas del espaol ameri-cano. Es sabido, por ejemplo, que un buen nmero de usos del espaol panameo son compartidos por el colombiano, mientras que otros son comunes a los dems pases de Centroamrica. La denominacin rea andina comprende aqu, como es habitual, Per, Ecuador y Bolivia. Existen, como es obvio, los Andes chilenos o los Andes venezolanos, pero el trmino andino se usa convencionalmente en lingstica (y tambin en historia o en antropologa, entre otras disciplinas) con la extensin restringida por la que aqu se opta. De forma anloga, se usar la denominacin Ro de la Plata para abarcar el conjunto de la Argentina, Uruguay y Paraguay. Al igual que se emplea en lingstica la expresin francs europeo (el de Francia, Blgica y Suiza) para oponerlo al canadiense o al hablado en otras partes del mundo, se adopta el trmino de espaol europeo para hacer referencia al hablado en Espaa. Como es obvio, espaol europeo no equivale a espaol peninsular, ya que solo el primero incluye los territorios insulares espaoles.

    La Nueva gramtica de la lengua espaola combina las dos fuentes de datos caracters-ticas de los tratados gramaticales clsicos: ejemplos construidos por sus redactores (en nuestro caso, siempre debidamente convalidados por un nmero suficiente de hablantes nativos y refrendados por las Academias) y ejemplos procedentes de textos. El corpus del que se han extrado los datos que ejemplifican aqu las estructuras gramaticales es uno de los ms extensos de cuantos hayan sido nunca utilizados en un estudio lings-tico sobre el espaol. Contiene textos literarios, ensaysticos, cientficos, periodsticos y, en proporcin menor, tambin otros de procedencia oral. Abarcan todas las pocas y todos los pases hispanohablantes, pero, como es lgico, son mucho ms numerosos los procedentes de obras publicadas en el siglo xx. Su integracin en el texto de la obra, casi siempre en bloques sangrados, no sigue necesariamente un orden cronolgico, sino el orden lgico del discurso que ilustran.

    Se decidi que fueran escasos los textos poticos elegidos en los ejemplos porque se ha comprobado en no pocas ocasiones que el metro y la rima pueden forzar las estructu-ras gramaticales. Tambin condicionan la sintaxis y la morfologa, en proporcin mucho mayor que en la prosa literaria, los rasgos que ponen de manifiesto la particular voluntad de estilo de los poetas. La historia de la lengua literaria es una parte importante de la literatura (y entronca, adems, con la historia de las ideas estticas), pero sus obje-tivos no pueden confundirse con los que persigue un tratado gramatical descriptivo y normativo.

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    XLV Prlogo

    Los autores de quienes se toman los ejemplos aducidos no son propuestos exactamente en cuanto auctores imitandi, tal como sostena Nebrija en su Gramtica castellana (1492): los poetas i otros autores por cuia semejana avemos de hablar. En efecto, muchos de los que figuran en la nmina no han sido seleccionados tanto en funcin de un canon literario de excelencia, explcito o implcito, cuanto como representantes de las variedades del es-paol que ha sido posible documentar y analizar. Con todo, la presencia de determinadas construcciones en clsicos antiguos y modernos o en escritores de prestigio se considera un testimonio significativo de su difusin en la lengua culta y un aval de su integracin en los registros formales. A su vez, ha sido necesario acudir, en buen nmero de casos, a cier-tas obras narrativas por el simple hecho de que presentan variedades del espaol popular que era necesario atestiguar por lo general, puestas en boca de diversos personajes, y no, en cambio, porque se entienda que tales usos sean dignos de imitacin.

    Muchos de los textos citados en la Nueva gramtica proceden del banco de datos lxicos de la RAE, que integran el CORDE (Corpus Diacrnico del Espaol), el CDH (Corpus del Diccionario Histrico), el CREA (Corpus de Referencia del Espaol Actual) y el CORPES (Corpus del Espaol del Siglo XXI), as como el viejo fichero de papel de la Academia. No obstante, fue necesario acudir tambin a otros repertorios y digitalizar no pocos libros, peridicos y revistas que no formaban parte de un corpus conocido. Los recursos tecnol-gicos hoy disponibles han permitido sustituir con ventaja los ficheros de ejemplos gramati-cales (a partir de los cuales se han construido otras gramticas apoyadas en textos) por di-versos corpus electrnicos, que se complementan con las herramientas informticas de bsqueda habituales en la actualidad.

    Los textos que se citan en esta gramtica se transcriben literalmente, aunque se regulariza la ortografa en los posteriores al siglo xvii. Se usa el signo [] en los ejemplos para indicar que se omite algn fragmento. Se transcriben, sin embargo, con mayscula inicial los tex-tos que no dan comienzo a un perodo cuando se entiende que poseen sentido completo.

    Al presentar un tratado gramatical, no es posible dejar de aludir a sus potenciales desti-natarios. El maestro Correas lo planteaba en su Arte de la lengua castellana: Los libros se escriven para todos, chicos i grandes, i no para solos los onbres de letras. La Nueva gram-tica de la lengua espaola se dirige tambin a todos, como quera el maestro Correas, pero es inevitable que los condicionamientos expuestos al comienzo de este prlogo acaben por imponer algunas limitaciones. Las gramticas acadmicas han sido citadas tradicio-nalmente por los estudiosos de nuestra lengua, sea para concordar con su doctrina o para disentir de ella. Han sido usadas, a la vez, como textos en la enseanza media y en la universitaria, y han constituido siempre un punto de referencia entre las gramticas del espaol publicadas a lo largo de ms de doscientos aos. Cabe pensar que, vistos desde los ojos de ciertos especialistas, determinados anlisis lingsticos que esta obra contie-ne estarn, quiz, demasiado simplificados, pero es probable que esos mismos anlisis resulten algo complejos enjuiciados por otros lectores atentos que no sean lingistas ni fillogos.

    El problema al que se alude surga ya ante algunas pginas del Esbozo y fue sealado en ms de una ocasin por diversos docentes y especialistas en gramtica. Para contribuir a solucionarlo, la RAE y la Asociacin de Academias han acordado elaborar varias ver-siones de la presente obra. Adems de esta, considerada de referencia, se publicar un

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  • Prlogo XLVI

    Manual que la compendia sustancialmente con propsito divulgativo, por lo que su consulta no presupondr conocimientos especializados de gramtica. Por ltimo, se preparar tambin una edicin bsica o esencial, pensada para el gran pblico y fcil-mente adaptable al mbito escolar, en la que se presentarn de modo simplificado los conceptos fundamentales. Se ha entendido, en suma, que la mejor forma de que la gramtica acadmica llegue a todos El espaol de todo el mundo es su lema de presen-tacin es construir distintas versiones del texto y adaptarlas a los ms variados des-tinatarios.

    Estas apreciaciones varan si se aplican a la versin extensa. El presente texto resulta-ra demasiado escueto si se optara equivocadamente por comparar la informacin que contiene con la que se espera de un conjunto de monografas. Tambin resultar insuficiente, como es lgico, si cada lingista o cada fillogo solo buscan en l los aspec-tos relativos a su especialidad. Nada tendra de extrao que un historiador de la lengua juzgara escasas las consideraciones diacrnicas que aqu se hacen; que un dialectlogo entendiera que la distribucin geogrfica de los fenmenos que se describen podra ser ms precisa; que un sociolingista adujera que se manejan pocas variables relativas a los contextos sociales en los que se utiliza cada construccin; que un fraselogo echara de menos algunas decenas de locuciones; que un especialista en pragmtica entendiera que el estudio del discurso no tiene suficiente representacin, y que un gramtico formal considerara demasiado esquemticas las reflexiones que aqu se aportan sobre los seg-mentos sintcticos y sus posiciones relativas.

    Aunque el panorama de la gramtica contempornea se caracterice por la divisin de intereses a la que alude esta somera relacin de preferencias, una gramtica acadmica del espaol no puede elaborarse con la intencin de abarcar todas estas vertientes, u otras similares en las que cabe pensar, sino con la de analizar los principales aspectos del sistema gramatical atendiendo a cada una de las disciplinas que lo abarcan.

    La gramtica acadmica ha sido y es considerada generalmente gramtica oficial. Esta Nueva gramtica ha sido, adems, consensuada y aprobada por las veintids Academias que integran la Asociacin, por lo que sus recomendaciones normativas cuentan con el respaldo de esta institucin internacional, sustentado en la autoridad que los hispanoha-blantes le reconocen en lo relativo a la fijacin de la norma. Acaso no est de ms aclarar, sin embargo, que no puede aplicarse el adjetivo oficial al anlisis gramatical mismo, es-pecialmente a los aspectos que pueden considerarse tericos o doctrinales. No es preciso resaltar que desde la Ilustracin, al menos los objetos de conocimiento no estn so-metidos en ninguna disciplina a anlisis oficiales, sino a discusiones abiertas en las que se valora libremente el peso de los argumentos que puedan apoyar cada opcin. Tales debates tienen lugar en la universidad, en congresos especializados, en publicaciones cientficas y en otros foros.

    Como se explica en el captulo primero, en algunos prrafos de la Nueva gramtica se ex-ponen de manera resumida los argumentos que suelen darse a favor de dos o ms opciones contrapuestas en el anlisis gramatical, pero sin elegir necesariamente una de ellas. No fal-tar quien juzgue corta esta manera de proceder. Sera, sin embargo, poco prudente pedir a las Academias que se siten al margen cuando no por encima de los foros cientficos en los que hoy se discuten con intensidad numerosas cuestiones polmicas. Se entender, por ello, que los aspectos descriptivos y tericos del anlisis gramatical que la comunidad cientfica considera objetivamente controvertidos sean presentados en este texto como ta-

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    XLVII Prlogo

    les. Han de mostrarse, en consecuencia, las razones por las que lo son, sin esperar que las Academias los den por zanjados.

    Todo tratado gramatical muestra cierta tensin entre factores aparentemente contra-puestos: no solo entre descripcin y norma, como ya se ha explicado, sino tambin entre conceptos antiguos y modernos, entre abstraccin y concrecin o entre datos y explica-ciones. El ilustre gramtico chileno-alemn Rodolfo Lenz comparaba con brillantez la concepcin de la gramtica como instrumento de uso con su estudio como objeto cien-tfico: La gramtica que se necesita para hablar es tan inconsciente, tan ignorada del que la aplica, como la lgica de Aristteles o de Santo Toms puede ser ignorada de cualquier mortal que habla y piensa lgicamente. La aguda comparacin de Lenz es correcta. Aun as, no debera concluirse de ella que las consideraciones sobre el uso y la norma son incompatibles con el acercamiento al anlisis cientfico del idioma. Entre los objetivos de las gramticas acadmicas est el de intentar contribuir a que los hablantes ejerciten la reflexin sobre su propia lengua presentndoles los instrumentos con los que esa re-flexin se lleva a cabo en mbitos ms profesionales. Ahora que estn ya lejanos aquellos tiempos en los que los contenidos gramaticales se memorizaban y se recitaban como los preceptos de los catecismos es cuando ms sentido tiene llamar la atencin sobre la necesidad de que se revitalice la reflexin sobre el idioma y el inters por el lenguaje mismo como patrimonio individual y colectivo.

    La Nueva gramtica de la lengua espaola es la ms extensa y pormenorizada de las gra-mticas acadmicas hasta ahora publicadas, y tambin una de las ms detalladas de cuantas gramticas del espaol se hayan escrito. Su ndice de contenidos presenta una estructura clsica. Tras un captulo introductorio, en el que se presentan someramente las clases de gramtica y las unidades bsicas correspondientes a cada nivel o estrato del anlisis gramatical, se separan de modo tradicional la morfologa y la sintaxis en las dos grandes secciones en las que se divide el resto de la obra. Aun as, como se reconoce hoy generalmente, es inevitable hacer consideraciones sintcticas en el anlisis morfolgi-co, y tambin hacer distinciones morfolgicas en los captulos de sintaxis. De hecho, se opt por explicar las propiedades morfolgicas de los adjetivos, los artculos y los cuantificadores en los captulos en los que se analizan tambin sus caractersticas sintc-ticas, ya que estas ltimas estn relacionadas estrechamente con las primeras. Las prin-cipales decisiones relativas a la distribucin de contenidos, as como a la terminologa gramatical utilizada, se explican en el captulo primero.

    El nmero de cuestiones examinadas en esta obra es bastante mayor que el de las que se abordan en otras anlogas. En esa ampliacin ha pesado en especial el estado actual de los estudios gramaticales, pero tambin la necesidad de que la descripcin refleje la diversidad idiomtica en funcin de las variables que se mencionaron en las pginas pre-cedentes. Como el conjunto de los temas que se analizan depende necesariamente del estado de las investigaciones, ha de ser ms reducida la informacin que se ofrece sobre ciertos asuntos de inters que han recibido menos atencin por parte de los especialistas. Tambin ha de ser escueta la relativa a los que solo se han estudiado desde marcos teri-cos que conllevan un alto grado de formalizacin o de complejidad tcnica.

    La construccin de esta Nueva gramtica de la lengua espaola ha sido posible gracias al denodado esfuerzo y la generosa colaboracin de un gran nmero de personas e institu-

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  • Prlogo XLVI

    Manual que la compendia sustancialmente con propsito divulgativo, por lo que su consulta no presupondr conocimientos especializados de gramtica. Por ltimo, se preparar tambin una edicin bsica o esencial, pensada para el gran pblico y fcil-mente adaptable al mbito escolar, en la que se presentarn de modo simplificado los conceptos fundamentales. Se ha entendido, en suma, que la mejor forma de que la gramtica acadmica llegue a todos El espaol de todo el mundo es su lema de presen-tacin es construir distintas versiones del texto y adaptarlas a los ms variados des-tinatarios.

    Estas apreciaciones varan si se aplican a la versin extensa. El presente texto resulta-ra demasiado escueto si se optara equivocadamente por comparar la informacin que contiene con la que se espera de un conjunto de monografas. Tambin resultar insuficiente, como es lgico, si cada lingista o cada fillogo solo buscan en l los aspec-tos relativos a su especialidad. Nada tendra de extrao que un historiador de la lengua juzgara escasas las consideraciones diacrnicas que aqu se hacen; que un dialectlogo entendiera que la distribucin geogrfica de los fenmenos que se describen podra ser ms precisa; que un sociolingista adujera que se manejan pocas variables relativas a los contextos sociales en los que se utiliza cada construccin; que un fraselogo echara de menos algunas decenas de locuciones; que un especialista en pragmtica entendiera que el estudio del discurso no tiene suficiente representacin, y que un gramtico formal considerara demasiado esquemticas las reflexiones que aqu se aportan sobre los seg-mentos sintcticos y sus posiciones relativas.

    Aunque el panorama de la gramtica contempornea se caracterice por la divisin de intereses a la que alude esta somera relacin de preferencias, una gramtica acadmica del espaol no puede elaborarse con la intencin de abarcar todas estas vertientes, u otras similares en las que cabe pensar, sino con la de analizar los principales aspectos del sistema gramatical atendiendo a cada una de las disciplinas que lo abarcan.

    La gramtica acadmica ha sido y es considerada generalmente gramtica oficial. Esta Nueva gramtica ha sido, adems, consensuada y aprobada por las veintids Academias que integran la Asociacin, por lo que sus recomendaciones normativas cuentan con el respaldo de esta institucin internacional, sustentado en la autoridad que los hispanoha-blantes le reconocen en lo relativo a la fijacin de la norma. Acaso no est de ms aclarar, sin embargo, que no puede aplicarse el adjetivo oficial al anlisis gramatical mismo, es-pecialmente a los aspectos que pueden considerarse tericos o doctrinales. No es preciso resaltar que desde la Ilustracin, al menos los objetos de conocimiento no estn so-metidos en ninguna disciplina a anlisis oficiales, sino a discusiones abiertas en las que se valora libremente el peso de los argumentos que puedan apoyar cada opcin. Tales debates tienen lugar en la universidad, en congresos especializados, en publicaciones cientficas y en otros foros.

    Como se explica en el captulo primero, en algunos prrafos de la Nueva gramtica se ex-ponen de manera resumida los argumentos que suelen darse a favor de dos o ms opciones contrapuestas en el anlisis gramatical, pero sin elegir necesariamente una de ellas. No fal-tar quien juzgue corta esta manera de proceder. Sera, sin embargo, poco prudente pedir a las Academias que se siten al margen cuando no por encima de los foros cientficos en los que hoy se discuten con intensidad numerosas cuestiones polmicas. Se entender, por ello, que los aspectos descriptivos y tericos del anlisis gramatical que la comunidad cientfica considera objetivamente controvertidos sean presentados en este texto como ta-

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    XLVII Prlogo

    les. Han de mostrarse, en consecuencia, las razones por las que lo son, sin esperar que las Academias los den por zanjados.

    Todo tratado gramatical muestra cierta tensin entre factores aparentemente contra-puestos: no solo entre descripcin y norma, como ya se ha explicado, sino tambin entre conceptos antiguos y modernos, entre abstraccin y concrecin o entre datos y explica-ciones. El ilustre gramtico chileno-alemn Rodolfo Lenz comparaba con brillantez la concepcin de la gramtica como instrumento de uso con su estudio como objeto cien-tfico: La gramtica que se necesita para hablar es tan inconsciente, tan ignorada del que la aplica, como la lgica de Aristteles o de Santo Toms puede ser ignorada de cualquier mortal que habla y piensa lgicamente. La aguda comparacin de Lenz es correcta. Aun as, no debera concluirse de ella que las consideraciones sobre el uso y la norma son incompatibles con el acercamiento al anlisis cientfico del idioma. Entre los objetivos de las gramticas acadmicas est el de intentar contribuir a que los hablantes ejerciten la reflexin sobre su propia lengua presentndoles los instrumentos con los que esa re-flexin se lleva a cabo en mbitos ms profesionales. Ahora que estn ya lejanos aquellos tiempos en los que los contenidos gramaticales se memorizaban y se recitaban como los preceptos de los catecismos es cuando ms sentido tiene llamar la atencin sobre la necesidad de que se revitalice la reflexin sobre el idioma y el inters por el lenguaje mismo como patrimonio individual y colectivo.

    La Nueva gramtica de la lengua espaola es la ms extensa y pormenorizada de las gra-mticas acadmicas hasta ahora publicadas, y tambin una de las ms detalladas de cuantas gramticas del espaol se hayan escrito. Su ndice de contenidos presenta una estructura clsica. Tras un captulo introductorio, en el que se presentan someramente las clases de gramtica y las unidades bsicas correspondientes a cada nivel o estrato del anlisis gramatical, se separan de modo tradicional la morfologa y la sintaxis en las dos grandes secciones en las que se divide el resto de la obra. Aun as, como se reconoce hoy generalmente, es inevitable hacer consideraciones sintcticas en el anlisis morfolgi-co, y tambin hacer distinciones morfolgicas en los captulos de sintaxis. De hecho, se opt por explicar las propiedades morfolgicas de los adjetivos, los artculos y los cuantificadores en los captulos en los que se analizan tambin sus caractersticas sintc-ticas, ya que estas ltimas estn relacionadas estrechamente con las primeras. Las prin-cipales decisiones relativas a la distribucin de contenidos, as como a la terminologa gramatical utilizada, se explican en el captulo primero.

    El nmero de cuestiones examinadas en esta obra es bastante mayor que el de las que se abordan en otras anlogas. En esa ampliacin ha pesado en especial el estado actual de los estudios gramaticales, pero tambin la necesidad de que la descripcin refleje la diversidad idiomtica en funcin de las variables que se mencionaron en las pginas pre-cedentes. Como el conjunto de los temas que se analizan depende necesariamente del estado de las investigaciones, ha de ser ms reducida la informacin que se ofrece sobre ciertos asuntos de inters que han recibido menos atencin por parte de los especialistas. Tambin ha de ser escueta la relativa a los que solo se han estudiado desde marcos teri-cos que conllevan un alto grado de formalizacin o de complejidad tcnica.

    La construccin de esta Nueva gramtica de la lengua espaola ha sido posible gracias al denodado esfuerzo y la generosa colaboracin de un gran nmero de personas e institu-

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  • Prlogo XLVIII

    ciones a lo largo de once aos. La Real Academia Espaola y la Asociacin de Academias de la Lengua Espaola dejan constancia de su gratitud a todas ellas en la relacin inicial de colaboradores y en la Tbula gratulatoria. Manifiestan, al tiempo, el propsito de me-jorar y actualizar de continuo esta obra con las observaciones que se formulen y con el estudio ms profundo de las materias expuestas, todo ello con el objetivo supremo de servir a la unidad del espaol.

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  • Prlogo XLVIII

    ciones a lo largo de once aos. La Real Academia Espaola y la Asociacin de Academias de la Lengua Espaola dejan constancia de su gratitud a todas ellas en la relacin inicial de colaboradores y en la Tbula gratulatoria. Manifiestan, al tiempo, el propsito de me-jorar y actualizar de continuo esta obra con las observaciones que se formulen y con el estudio ms profundo de las materias expuestas, todo ello con el objetivo supremo de servir a la unidad del espaol.

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    9 La derivacin apreciativa

    9.1 Introduccin. Caractersticas generales de los afijos apreciativos9.2 Sufijos apreciativos y clases de palabras9.3 La sufijacin apreciativa y el diccionario9.4 Formacin de los diminutivos (I). Segmentacin de los derivados9.5 Formacin de los diminutivos (II). Distribucin de variantes9.6 Interpretaciones de los diminutivos9.7 Sufijos aumentativos y despectivos

    9.2b El espaol americano extiende los diminutivos a los adverbios en mayor medida que el europeo, como en ahicito, ahorita, allacito, allicito, alrededorcito, antesito, apenitas, aquicito, despuesito, detrasito, enantito (de enantes), nomasito. Se ejemplifican a con-tinuacin algunos de estos derivados:

    Y ah ahicito, varas noms de Mimbrera estaba el gimnasio de Pedro Chamillo (Fontanarro-sa, Mundo); Mi general estara vivo ahorita (Fuentes, Gringo); Se cuadraron allacito, junto a la casa de Tadeo Canchis (Vargas Llosa, Mayta); Y no siga mostrando la hilacha, don, porque allicito viene la duea (Draghi, Hachador); Seis aos son largusimos, sobre todo si tens en cuenta que yo pude zafar, apenitas pero pude (Benedetti, Primavera); Aquicito noms. 2008: Ao Internacional de la Papa (Repblica [Per] 19/10/2007); Lo trajo una muchacha des-puesito de que usted sali esta maana, don Jorge, me aclar el portero (Semana 16/10/2000); Acurdate que nos dijeron que Tonaya estaba detrasito del monte (Rulfo, Llano); Por all dizque hay algo, habra que ir aunque est lejos. O: Ah nomasito, en el siguiente pueblo (Solares, Mrtires).

    Vanse tambin sobre esta cuestin los 9.6g, m, n. Son comunes a los dos continentes cerquita, despacito, poquito, prontito y unos pocos ms. Admiten sufijos diminutivos varias formas del gerundio (andandito, callandito, corriendito, paseandito, etc.), que ad-quieren diversos usos, como se explica en los 27.2df.

    9.3f Las voces transparentes pueden admitir interpretaciones particulares. Los diccio-narios suelen recoger, justificadamente, tales usos, pero no suelen dar cabida, como se seal en el 9.3a, al significado composicional de tales vocablos. As pues, se encontra-r en el DRAE el sustantivo manzanilla, pero no con el significado de manzana pequea (interpretacin transparente), sino con el que alude a determinada hierba o a cierto tipo de vino. Aparece asimismo guerrilla con varios sentidos (entre otros, el de partida de tropa); monjita con el de avecilla gris; el citado frailecito con el de juguete; viudita con

  • La derivacin apreciativa 289.5k

    el de ave, junto a otros muchos sustantivos que constituyen diminutivos lexicalizados. Es igualmente posible que el sufijo apreciativo aparezca en voces lexicalizadas usadas solo en ciertas reas. Por ejemplo, mantequilla es un tipo de bizcocho en parte del rea rioplatense, pero designa un producto obtenido de la leche en el espaol europeo, en las Antillas y en el rea andina. Aunque todas las palabras mencionadas admiten en teora una interpretacin transparente (esto es: guerrilla guerra insignificante, etc.), los diccio-narios solo suelen dar cabida a la opaca, puesto que es esta la que no se genera mediante un recurso activo del sistema morfolgico. Se obtienen contrastes similares a estos al comparar los dos sentidos de pajecillo (paje de escasa importancia y cierto mueble); cachorrillo (cachorro pequeo y cierta pistola); cabezn (cabeza grande y testarudo), entre otros muchos sustantivos.

    9.5k Muchas de las voces acabadas en vocal tnica que admiten diminutivos eligen cito / cita (cafecito, sofacito, tecito, chalecito, la ltima en alternancia con chaletito), aunque existen algunos casos particulares que se examinarn en este apartado y en los siguientes. Del sustantivo caf se derivan cafecito (ms frecuente en Amrica) y cafetito (general en Espaa, formado por influencia de cafeto, cafetera). Aun as, en el habla popular de Espaa se usa tambin cafelito y en las Antillas, cafeto. En esta misma rea se registra la alternancia tetecito ~ tecito como diminutivo de t, si bien predomina la segun-da opcin, que es la mayoritaria en las dems reas:

    Nos aceptar un cafetito al menos, verdad? (Ruiz Zafn, Sombra); Sintense, por favor, les preparar un cafelito (Madrid, J., Flores); Corri a pararla, a pedirle que se tomara un ltimo cafecito, un tecito siquiera (Gamboa, Pginas).

    9.5l Como diminutivo del nombre propio Jos se registra Joseto en Amrica, sobre todo en el rea caribea. En la mexicana y la chilena, as como en parte de la rioplatense y la centroamericana, es comn, en cambio, Josecito. En Espaa se usa Joselito, que pudo formarse sobre Josele, y ms recientemente tambin Josito, que incumple la tenden-cia a no suprimir las vocales finales tnicas a la que se aludi en el 9.4c. Esta ltima va-riante se registra asimismo en Mxico, entre otros pases. En el espaol europeo contem-porneo, Joselito se utiliza con frecuencia como hipocorstico de Jos Luis. Se ejemplifi-can a continuacin estos ltimos derivados:

    Seras t, por un casual, el que sac las coplas de Joselito? (Valle-Incln, Luces); Hace poco muri Joseto Fernndez (Cabrera Infante, Vidas); Pero esto ltimo es recuerdo mo, porque Josecito apenas habl de esto (Ford, Ruidos); Cuando muri Josito, decidieron regresarse a San Diego de la Unin (Gonzlez, E., Dios).

    9.5m Tambin presenta varias opciones el diminutivo de beb. Se registra de forma ocasional bebecito en Colombia, en Espaa y en otros pases, pero se est generalizando bebito, que se prefiere asimismo en la mayor parte de Amrica. Como diminutivos de pap y mam son comunes en Mxico, Centroamrica y gran parte de las reas andina y caribea papacito y mamacita. En Espaa se usan papato y mamata:

    Mi pobre mamacita no sabe ni quin es Palomino Molero (Vargas Llosa, Palomino Molero);

  • 29 9.5oLa derivacin apreciativa

    Mam, mamata, tengo miedo (Madrid, J., Flores); Debemos ir a Mxico a darle las gracias a la Virgen de Guadalupe que ilumin a mi papacito en esas horas de peligro (Garro, Recuerdos); Ya s que yo podra ser su papato, no crea que no caigo en la cuenta (Sender, Nancy).

    Las variantes papato y mamata son poco comunes en el espaol americano, pero se usan en El Salvador y en otros pases de Amrica Central. Estn asimismo muy exten-didas en Amrica las variantes papito y mamita, a veces en alternancia con papi y mami, igualmente usadas en el espaol europeo. En las zonas rurales de Honduras y de otros pases centroamericanos se llama papito y mamita a los abuelos, y papi y mami a los padres.

    9.5n El adverbio ahicito (diminutivo de ah) se ejemplific, junto con otros, en el 9.2b. Es de uso frecuente en Bolivia y en las regiones norteas de la Argentina (en particular en la expresin ahicito no ms), pero se registra tambin en otras partes de Amrica. Lo mis-mo cabe decir de allacito y allicito. En algunos pases centroamericanos (entre ellos, Hon-duras) es comn el empleo de allacito con valor temporal, como en ms allacito (ms ade-lante, pasado cierto tiempo): Hijo, te dar lo que me pides ms allacito. El uso espacial est mucho ms extendido en el continente americano: Mira que ms allacito hay un bar (Donoso, Casa). En el espaol andino y en las zonas rurales de los Andes venezolanos se registran usos de aquicito, allicito, allacito (tambin allazote). Es error ortogrfico frecuen-te escribir ahisito, allisito y allasito por ahicito, allicito y allacito.

    9.5 Los sustantivos terminados en (alhel, jabal), (land, rond) y (men, tab) suelen rechazar los diminutivos, aun cuando se usan en el espaol del Caribe manicito (de man) y ajicito (de aj). El ltimo es frecuente tambin en el espaol andino: Me puede regalar un ajicito? (Piquet, Cultura). En el rea rioplatense se registra ombucito (de omb) y anducito (de and). Se usa vermucito como diminutivo de verm, que alterna con vermutito (de vermut). En el espaol americano se prefiere la forma vermucito; en el europeo suelen alternar ambas:

    Steiner: Bien, seores. Vamos a comenzar. (Por primera vez ve la picada) Qu es esto? Car-melo: Un vermucito una picadita Steiner: (molesto) No Saque saque (Cossa, Compadritos); Eh, sabueso! dijo Madrid al verme, un ve