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no en ninguno de los estadios previos. Sin embargo, esto lo rech:1zarían casi rodos los lingüistas generativos, pues infringe el conocido principio de la aplicación cíclica de las reglas, según el cual toda regla aplicable a una esrructura compleja determinada es aplicable a cualquier estructura más simple de la que aquélla provenga. Por tanto, queda en entredicho este principio y el carácter de recursividad de Jas oraciones correctas que él implica. Hintikka ha intentado probar esta conclusión de forma más técnica mostrando que hay ejemplos típicos de oraciones inglesas traducibles a fórmulas de la lógica de primer orden que no son decidibles, esto es, para las cuales no hay procedimiento recursivo que pruebe su validez.
La tesis de Hintikka es importante y compleja, pero entrar en detalJes nos sumergjría en una discusión técnica sobre ciertos aspectos de la lengua inglesa que no es de este lugar. Sus puntos más discutibles son, en mi opinión, Ja posibi lidad de traducir exactamente ciertas oraciones complejas a fó rmulas lógicas en la manera como él lo hace, y la justificación que pueda haber para ciertas consideraciones sintácticas y semánticas que hace a propósito de algunos de sus ejemplos, consideraciones que a veces parecen ser muy subjetivas. Quede la cuestión abierta, recordando al tiempo que algunos. como \Xfasow, no están convencidos de que la tesis sobre any sea correcta (<<On Constrain ing the Class of Transformational Languages», nota 9). Chomsky, por su parte, con una salida muy suya, ha a6rmado que, incluso si el conjunto de oraciones gramaticales no es recursivamente enumerable, como mantiene Hintikka, esto únicamente muestra que dicho conjunto no está determinado por una gramática genera tiva, pero no muestra que los seres humanos no tengamos precisamente ese tipo de gramática representado en la mente (Rules and Representation!>, cap. 3). Uno no puede dejar de extrañarse de que la gramática que los seres humanos interiorizan y se represenran mentalmente, y que, por consiguiente, forma el contenido de su competencia lingüística, sea una gramática incapaz de determinar el conjunto de las oraciones gramaticales. Como no es posible dejar de preguntarse qué pruebas puede haber de que la gramática interiorizada sea de esta suerte y no de otra disti nta. La cuestión es: ¿cuánclo es adecuada una gramática?
4.7 Justificación de una gramática
Una gramática, para una lengua, puede ser aceptable o adecuada, por lo pronto, en dos sentidos diferentes. Se dice que es adecuada observacionalmente cuango presenta de forma correcta los datos que por simple observación pueden obtenerse sobre tal lengua. Es decir , cuando las oraciones y expresiones que la gramática considera corresponden fielmente a lo que se puede observar, leer o escuchar, inspeccionando fragmentos ·diversos de dicha lengua. Es patente que, desde un punto de vista teórico, este grado de aceptabilidad o adecuación constituye un requisito sumamente débil que no otorga a la gramática interés apenas (Bach, Teoría sintáctica, 10.2).
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Más allá de esto, una gramática es adecuada áescriptivamente en la medida en que las varias descripciones estructurales que asigna a las oraciones de la lengua corresponden a las intuiciones (a menudo tácitas) de los hablantes nativos. Puesto que, como vimos en la sección 3.3, esas intuiciones forman el contenido de la competencia Jingüística, puede igualmente afirmarse que una gramática es adecuada descriptiva mente en tanto que corresponde a dicha competencia y que puede tomarse como urla descripción de la misma (Chomsky, Aspectos, cap. 1, secc. 4).
Estos dos grados de justificación, observacional y descriptiva, pueden predicarse no sólo de una gramática como tal, sino también de una tcoria del lenguaje, o metateoria gramatical . Puesto que una teoría así será una teoría que especifique una clase de gramá ticas, la teoría será observacional y descrip tivamente adecuada cuando las gramáticas definidas por ella lo sean. Pero hay un tercer grado de justificación, el más exigente y el más interesante desde el punto de vista teórico, la justificación explicativa. Por su propio carácter, la justificación explicativa tan sólo es predicable de la teoría lingüís tica, no siéndolo, en cambio, de una gramática corno tal. Pues, en efecto, hay que decir que una teoría del lenguaje es explicativa mente adecuada cuando, sobre la base de los datos de observación relativos a la lengua de que se trate, es capaz de seleccionar para ésta una gramática descriptivamente adecuada de entre aquellas posibles gramáticas que no lo son o que lo son menos. Según Chomsky (Aspectos, cap. 1, secc. 6), una teoría que aspire a esa justificaci6n debe contener todo lo siguiente:
1.° Una enumeración de la clase de las oraciones posibles . 2,° Una enumeración de la clase de las descripciones estructurales po
sibles. 3.Q Una enumeración de la clase de las gramáticas generativas po
sibles. 4.Q La especificaci6n de una fundón tal que, dados corno argumentos
una oración y una gramática determinadas, el valor de la funci6n sea una cierta descripción estructural asignada a dicha oración en dicha gramática (a estos efectos, y para el caso de oraciones ambiguas, hay que entender por «oración» cada una de las interpretaciones posibles, de tal modo que, por ejemplo, una oración con ttiple ambigüedad tendrá tres descripciones estructurales distintas).
5.° La especificación de una función tal que, dada una gramática como argumento, el valor de la función sea un número entero que re· presente el valor de esa gramática .
Nótese que los cuatro primeros requisitos untcamenre aseguran que la teoría suministre gramáticas adecuadas, y por consiguiente hacen a la teoría adecuada tan sólo en el sentido descriptivo. Para que la teoría quede justificada asimismo en el sentido explicativo ha de poseer la quinta característica, pues ésta es la función que introduce una jerarquía entre las .!Hamáticas posibles y que, por tanto, permite seleccionar entre ellas la me-
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jor, la más satisfaccoria te6ricamente. Se trata de una funci6n de evaluación formal que jerarquizará las gramáticas posibles. ¿En función de qué criterios? En fundón de criterios que asignen a una gramática un valor más alto cuanto menos se aparte de la forma general del lenguaje y cuanto más exactamente dé cuenta de los rasgos universales del lenguaje, pues una teoría lingüística poseerá mayor alcance explicath'o cuanto más clara, directa y completa sea la rdación que establezca entre la gramática de una lengua y los caracteres generales del lenguaje humano, y por consiguiente cuanto menos reglas particulares y supuestos ad hoc haya de introducir en dicha g~amá[ica. Dada la situación de cambio y flujo en que se encuentra la lingüística transformatoria , de acuerdo con lo que hemos estudiado en las secciones precedentes, no hace falta subrayar que no se ha obtenido todavía ninguna gramática completa descriptivamente adecuada y mucho menos una teoría del lenguaje que esté explicativamente just ificada.
Hasta el momento hemos considerado la justificaCÍón explicativa de una reoría lingüís tica como la posibilidad de seleccionar una gramática de entre todas las que la teoría autorice y que resulten descriptiva mente adecuadas . En principio, esto parece ser cues tión que afecta al especialista y que se refiere a la formulación y contrastación de la teoría lingüística . Sin embargo, es ¡;aracterís tico de Chomsky y de los lingüistas vinculados a él haber exrendido el planteamiento de estos problemas hasta zonas que hasta ahora habian quedado fuera de los límites estrictos de la lingüística , y más bien confinadas dentro de la psicología y de la teoría del conocimiento. Se trata de lo siguiente.
Puesto que la gramática mejor adecuada en el sentido descriptivo será aquella que más fielmente y en su totalidad describa la competencia de los hablantes, es to es, sus inruiciones, declaradas o tácitas, acerca de las características gramaticales de su lengua, justificar la seIección de esta gramática frente a otras posibles es un proceso paralelo al de explicar por qué el niño que aprende su lengua materna adquiere la competencia que corresponde a esa mejor gramática y no a otra cualquiera que fuera descriptivamente adecuada. En otras palabras: la selección que el lingüista hace de (:nfl gramática como la más adecuada para la lengua que está es tudiando tiene como correlato ontogenético la selección que hace el niño de esa gramárica como la más adecuada para la lengua que está aprendiendo. Con esta diferencia: el lingüis ta obra conscientemente y de propósito; el niño actúa inconscientemente y siguiendo un proceso naturaL Se apreciará fácilmente que esto es una consecuencia de cómo se ha definido la competencia lingüística. Dado que ésta constituye un conocimiento tácito, una interiorización, de la gramática de la lengua, es sencillo concluir que el niño realiza en el proceso de aprendizaje de su lengua una selección gramatical análoga a la que lleva a cabo el lingüis ta que está intentando formular la gramática de esa lengua. Y de aquí no hay más que un paso a defender que el problema de la justificación explicativa «es esencialmente el problema de construir una teoría de Ja adquisición del lenguaje» (Aspectos, cap. 1, secc. 4), dandó así entrada en la teoría lingüística a problemas es trictos de psico-
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logía. De hecho, esta conrnixtión de disciplinas, que como veremos en el próximo capítulo incluye también a la teoría del conocimiento, es característica de la posición de Chomsky, y . aunque acorde con la progresiva importancia que los estudios interdisciplinarios van adquiriendo, no ha contribuido, en mi opinión y por lo que veremos, a clarificar las cuestiones del lenguaje. Por 10 que toca a Chomsky, el paso resulta dado con más facilidad en la medida en que se recurre a expresiones metafóricas, como cuando anrma que el niño que está aprendiendo su lengua «construye una gramática», y que para ello debe poseer como condiciones previas, primero, «una teoría lingüística que especifique la forma de la gramática», y segundo, «una estrategia para seleccionar una gramática de la forma apropiada que sea compatible con los datos lingüísticos primarios» (toe. cit.). Esta ambigüedad sistemática de los términos «gramática» y «teoría», que Chomsky reconoce, y en cuya virtud se aplican tanto a la explicación del lingüista como a las intuiciones lingüísticas implícitas del hablante, facilita el tránsito desde una teoría formal del lenguaje a una teoría ps~cológica mentalista del mismo, pero en mi opinión carece por completo de justificación.
En todo caso, y puesto que ha sido el propio Chomsky quien ha equiparado la justificación explicativa de la teoría lingüística a la tarea de su ministrar como parte de ésta una teoría de la adquisición del lenguaje, ello nos suministra excelente excusa para abandonar la teoría de la gramática y pasar a la epistemología del lenguaje.
Lecturas
La mejor obra que conozco en castellano de introducción a la teoría de la gramática es la Teoría sintáctica de Bach (Anagrama, Barcelona, 1976). Los primeros capítulos del libro de Quesada, La lingüística generativotransformacional: supuestos e implicaciones (Alianza Universidad, Madrid, 1974), proporcionan una inestimable ayuda para entrar en estos temas, y se desarrollan en un nivel más técnico que el propio de mi exposición.
Por Jo que toca a Chomsky, su mejor obra, con mucho, me parece que sigue siendo Aspectos "de la teoría de la sintaxis (AguiJar, Madrid, 1970), y aunque no ofrezca su última palabra sobre la cuestión, por su valor clásico y su amplio influjo todavía constituye el paradigma de la teoría trans· formacional. Para una versión más reciente de su doctrina puede verse Re/texiones sobre el lenguaje, cuya edición en castellano está anunciada cuando escribo esto (Ariel, Barcelona). En su más temprana obra, Estructuras sintácticas (Siglo :XXI, México, 1957), se encontrarán interesantes consideraciones generales sobre las gramáticas generativas. Hay, además, en castellano, dos útiles resúmenes de la teoría chomskiana. Uno, más técnico, del que son autores Chomsky y' Milier, es El análisis formal de los lenguajes naturales (Alberto Corazón Eáitor, Madrid, 1972)¡ el otro, más sencillo e informal, es el artículo de Chomsky «La naturaleza formai del lenguaje), apéndice a la obra de Lenneberg, Fundamentos biológicos del
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lenguaie (Alianza Universidad, 1975), y que se encuentra recogido también en la recopilación de Gracia, Presentación del lenguaie (Taurus, Madrid, 1972). Es de gran ayuda la pequeña obra, ya ci lada en ouo capítulo anterior, Chomsky, de Lyons (Grijalbo, Barcelona, 1974).
Para la evolución posterior de la lingüística rransformacional, y especialmente para la concepción generativisra de la semántica, puede verse una út il monografía de Galmiche, La semántica generativa, cuya traducción cas tcllana está anunciada (Gredos, Madrid). Algunos de los artículos comentados por Galmiche, junto con otros muchos igualmente representativos de las di ferentes polémicas que han tenido lugar en es te contexto teórico, se encuentran recogidos en la extensa y cuidada recopilación de Sánchez de Zavala, Semántica y sintaxis en la lingüística transformatoria, en dos volúmenes (Alianza Universidad , Madrid , 1974 y 1976, respectivamente).
Para una ap licación de la gramática rransformaror ia al castellano , el único libro de conjunto que conozco es .la Gramática transformativa del español, de Hadlich (Gredos, Madrid, 1975), obra breve y, al decir de los especialistas, muy insuficiente. Trabajos monográficos de diferente alcance e interés se encontrarán en la recopilación de Sánchez de ZavaJa, Estudios de gramática generativa (Labor, Barcelona, 1976), así como en los libros de María Luisa Rivera, Estudios de gramática generativa del español (Cátedra , Madrid, 1977), y de Violeta Demonte, La subordinación sustantiva (también en Cátedra, Madrid , 1977; ambos como primeros títulos de la colección «Gramát ica Generativa Transformacional del Españob». El recienre libro de Francesco D'Introno, Sintaxis trol1sformacional del español (Cátedra, Madrid , 1979), contiene un pormenorizado es tudio de muy diversos aspectos de la sin taxis castellana desde el punto de vista chomskiano.
Es también de reciente aparición en castellano la Teoría semántica de Katz (Agui la r, Mad rid, 1979), que, aunque no coincida en todo con las últimas posiciones de Chomsky, consti tuye el producto más completo de la escuela chomskiana en materia semántica.