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ACCESO UNIVERSITARIO: elementos para problematizar y pensar posibilidades de cambio 1 Grupo de Investigación CESCC – OPECH Introducción Es de conocimiento común que los resultados PSU reflejan año a año expresan las profundas desigualdades sociales y educativas de nuestro país. De hecho, se ha calculado que por cada estudiante de bajos recursos que con grandes esfuerzos logra acceder a la Educación Superior, son 5 estudiantes de los sectores más acomodados que ingresan a la Universidad sin mayores problemas. Sin embargo, en la presenta minuta no nos interesa volver sobre dicho diagnóstico, sino que exponer un modo de construcción del problema del acceso a la educación superior que abre posibilidades para pensar políticas radicales en esta materia. Para esto, revisaremos brevemente 4 argumentos que hemos ido elaborando colectivamente. (1) Siendo el mercado universitario el contexto sociohistórico de las actuales formas de elitización universitaria, la desigualdad de acceso a la educación superior se ha tornado específica como segmentación interna del sistema universitario, combinándose con la antigua exclusión total de los estudios universitarios. Así, es como se diferencian instituciones de alta selectividad o universidades burbujas (como la Universidad de Chile) e instituciones de baja selectividad o universidades garaje, presentando las primeras una composición socioeconómica considerablemente más acomodada que las segundas. (2) Junto con lo anterior, en las últimas décadas se ha fortalecido como su principio legitimador a la meritocracia logrando constituir subjetividades con bajo potencial conflictivo. Según éste, las matrículas universitarias son copadas por los estudiantes más meritorios (los más talentosos y esforzados) independiente de su origen social, siendo por tanto justas las desigualdades educativas, como también las diferencias sociales y económicas que la rodean. Sin embargo, las expectativas de movilidad social que la meritocracia lógicamente lleva de la mano no se corresponden en la realidad. (3) Las diversas políticas que se han ensayado desde el Estado en los últimos años tienen en común el hecho de construir su problemática a solucionar sin entrar a cuestionar la apariencia meritocrática del sistema de acceso universitario, proponiéndose por lo tanto realizar acciones de menor envergadura dirigidas a 1 El presente artículo es una versión muy resumida del artículo “Acceso a la Educación Superior: el mérito y la (re)producción de desigualdad”, escrito por el Grupo de Investigación CESCC-OPECH. Éste se encuentra disponible en http://www.debateacceso.blogspot.com .

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ACCESO UNIVERSITARIO: elementos para problematizar y pensar posibilidades de cambio 1

Grupo de Investigación CESCC – OPECH

Introducción

Es de conocimiento común que los resultados PSU reflejan año a año expresan las profundas desigualdades sociales y educativas de nuestro país. De hecho, se ha calculado que por cada estudiante de bajos recursos que con grandes esfuerzos logra acceder a la Educación Superior, son 5 estudiantes de los sectores más acomodados que ingresan a la Universidad sin mayores problemas. Sin embargo, en la presenta minuta no nos interesa volver sobre dicho diagnóstico, sino que exponer un modo de construcción del problema del acceso a la educación superior que abre posibilidades para pensar políticas radicales en esta materia. Para esto, revisaremos brevemente 4 argumentos que hemos ido elaborando colectivamente.

(1) Siendo el mercado universitario el contexto sociohistórico de las actuales formas de elitización universitaria, la desigualdad de acceso a la educación superior se ha tornado específica como segmentación interna del sistema universitario, combinándose con la antigua exclusión total de los estudios universitarios. Así, es como se diferencian instituciones de alta selectividad o universidades burbujas (como la Universidad de Chile) e instituciones de baja selectividad o universidades garaje, presentando las primeras una composición socioeconómica considerablemente más acomodada que las segundas. (2) Junto con lo anterior, en las últimas décadas se ha fortalecido como su principio legitimador a la meritocracia logrando constituir subjetividades con bajo potencial conflictivo. Según éste, las matrículas universitarias son copadas por los estudiantes más meritorios (los más talentosos y esforzados) independiente de su origen social, siendo por tanto justas las desigualdades educativas, como también las diferencias sociales y económicas que la rodean. Sin embargo, las expectativas de movilidad social que la meritocracia lógicamente lleva de la mano no se corresponden en la realidad.

(3)

Las diversas políticas que se han ensayado desde el Estado en los últimos años tienen en común el hecho de construir su problemática a solucionar sin entrar a cuestionar la apariencia meritocrática del sistema de acceso universitario, proponiéndose por lo tanto realizar acciones de menor envergadura dirigidas a

1 El presente artículo es una versión muy resumida del artículo “Acceso a la Educación Superior: el

mérito y la (re)producción de desigualdad”, escrito por el Grupo de Investigación CESCC-OPECH. Éste se encuentra disponible en http://www.debateacceso.blogspot.com .

remover las barreras que coyunturalmente se han interpuesto al correcto funcionamiento de la educación superior como palanca de movilidad social.

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Aquél modo de observación del fenómeno del acceso a la Educación Superior y sus límites en el ámbito de las políticas universitarias, ha permeado también propuestas que han surgido fuera del Estado.

El caso más paradigmático al respecto es el del Programa Propedéutico de la USACH. Sus supuestos son que dado que los talentos se distribuyen equitativamente entre los distintos estratos sociales, entonces en todos los colegios habrán jóvenes con los méritos suficientes para seguir estudios universitarios, siendo por regla general ellos mismos quienes obtendrán las mejores calificaciones. Sobre esto se construye un sistema de ingreso especial que favorece a los estudiantes en riesgo social, que ubicándose entre el 10% mejor evaluado en su curso, hayan demostrado su talento y esfuerzo durante 16 semanas de 4to medio al asistir cada sábado a cursos de reforzamiento y aprobarlos. Todos quienes cumplan esas condiciones pueden matricularse en cualquier carrera de la USACH, sin importar su puntaje PSU. No obstante, las limitaciones propias del expandir al máximo los rendimientos igualitarios de la lógica meritocrática sin superarla, se evidencian en la contradicción de apuntar a abrir la Universidad para minorías elitarias de los colegios vulnerables, dejando intacto el hecho de que en los colegios de los sectores acomodados es la gran mayoría quienes acceden a estudios universitarios, a la vez que se sostener los supuestos mencionados.

Conclusiones

De esta manera, hemos concluido que si se busca abrir posibilidades de cambios sustanciales en este aspecto de la educación superior es necesario construir la problemática del acceso universitario contemplando a lo menos los 4 elementos que anteriormente hemos desarrollado.

Por otra parte, entendiendo que la problematización profunda de este fenómeno nos ha encauzado hacia la búsqueda de soluciones radicales que se ubican por fuera de los marcos económico-sociales vigentes, la tarea inmediata es la socialización de esta forma de entender el acceso a la educación superior y más importante aún, la creación de prácticas que desalojen la lógica meritocrática de nuestras subjetividades. Ambos elementos, pensamos, debieran dar paso a la construcción colectiva de una respuesta sustantiva desde los actores de la educación al problema del acceso universitario susceptible de ser implementada en el mediano y largo plazo.