michael heinrich - critica de la economía política

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110 Estudios de Filosofía Práctica e Historia de las Ideas www.estudiosdefilosofia.com.ar Revista anual de la Unidad de Historiografía e Historia de las Ideas - INCIHUSA / Mendoza Año 9 / N° 10 / ISSN 1515-7180 / Mendoza / Diciembre 2008 / Comentarios (110-112) El libro de Michael Heinrich tie- ne el doble mérito de presentar una media- ción de la obra cum- bre de Karl Marx, re- dactada en un lenguaje claro y accesible, y de proponer, al mismo tiempo, una interpretación densa y erudita del famoso texto. El autor no sólo evita las simplificaciones y los esquematismos, sino que incluso se interna por las complejidades y paradojas del pensamiento marxiano, que han dado origen a discusiones y polémicas nunca sal- dadas, y nos ofrece siempre una posición argu- mentativamente solvente y cimentada en un pro- fundo conocimiento de los textos de Marx. La obra está precedida por un prólogo exce- lente, escrito por César Ruiz Sanjuán, quien es además el traductor de la edición española. Allí se nos advierte que, para una cabal comprensión de los objetivos del libro, conviene situarlo en el marco de un programa colectivo emprendido por un conjunto de estudiosos alemanes, que busca producir una “nueva lectura de Marx”; esto es, una lectura que sea capaz de recuperar los fundamen- tales aportes marxianos para la comprensión de la estructura y funcionamiento del modo de pro- ducción capitalista, sin confundir su proyecto teó- rico–crítico con las versiones vulgares del “mar- xismo ideológico”, difundidas a lo largo del siglo XX al calor de las luchas políticas. Dentro de ese vasto programa resulta decisi- vo entender el concepto de “crítica de la econo- mía política”. La expresión, utilizada por Marx como subtítulo de El Capital, designa precisamen- te el núcleo de su proyecto teórico: someter a crí- tica la economía política en tanto sistema cientí- fico que provee los insumos teóricos a través de los cuales la sociedad capitalista se autocompren- de y justifica. Esa crítica a la racionalidad capita- lista expresada como “ciencia” de sí misma apun- ta a la esencia de la sociedad en la cual el pro- ceso social está mediado por el intercambio ge- neralizado de mercancías, resultando de ello que los hombres sólo se relacionan entre sí a través de las relaciones de las cosas. La consecuencia inevitable, espontáneamente producida a espaldas de los actores, es que éstos quedan de hecho so- metidos a procesos objetivos, independientes de su voluntad, que adquieren la consistencia de una estructura “natural” y, por tanto, inmodificable. El fenómeno del “fetichismo” (de la mercan- cía, del dinero, del capital) es el objeto fundamen- tal de la “crítica” que formula Marx a la econo- mía política en tanto ciencia que reproduce, na- turaliza y justifica teóricamente tanto la percep- ción espontánea de los sujetos que viven en una sociedad tal, como la inversión objetivamente producida a nivel práctico, por la cual los hom- bres han devenido apéndice del mundo cósico. Esta comprensión del concepto marxiano de “crítica” cuestiona su interpretación restringida como una crítica económica a la ciencia burgue- sa, cuyo resultado sería una “economía política marxista”. Esta, a diferencia de la ciencia critica- da, desnudaría la explotación capitalista y el ca- rácter estructural de las crisis, pero se desarro- llaría en el mismo nivel teórico. En continuidad con esa “nueva lectura de Marx”, Heinrich entiende la empresa teórica de Marx como un cuestionamiento metadiscursivo a todo el campo teórico que genera el modo de producción capitalista, sobre el que se levanta la economía política en tanto ciencia y todas las formas de pensamiento objetivas que la sociedad capitalista hace posibles. Si lo propio del capita- lismo es la generación a espaldas de los sujetos de un poder autónomo que los somete y destru- ye, la comprensión del modo en que esto ocurre sirve al propósito práctico de la emancipación humana por la vía de la reapropiación humana del control sobre el mundo “objetivo” producido por la propia actividad. En la medida en que la empresa crítica de Marx apunta a la esencia de la sociedad capitalis- ta, esto es a “descubrir la ley económica que rige el movimiento de la sociedad moderna”, resulta claro que El Capital no representa un análisis del modo en que funcionaba el capitalismo en el siglo XIX o de cualquiera de sus manifestaciones empí- ricas. Por el contrario, se trata de develar, a nivel de la teoría, la estructura invariable y común a la Michael Heinrich. Crítica de la economía política. Una introducción a El Capital de Marx. Traducción y prólogo de César Ruiz Sanjuán. 2008. Madrid, Escolar y Mayo Editores. (240 páginas). ISBN: 9788493611156

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Page 1: Michael Heinrich - Critica de La Economía Política

110 Estudios de Filosofía Práctica e Historia de las Ideas www.estudiosdefilosofia.com.arRevista anual de la Unidad de Historiografía e Historia de las Ideas - INCIHUSA / Mendoza

Año 9 / N° 10 / ISSN 1515-7180 / Mendoza / Diciembre 2008 / Comentarios (110-112)

El libro deMichael Heinrich tie-ne el doble mérito depresentar una media-ción de la obra cum-bre de Karl Marx, re-

dactada en un lenguaje claro y accesible, y deproponer, al mismo tiempo, una interpretacióndensa y erudita del famoso texto. El autor no sóloevita las simplificaciones y los esquematismos,sino que incluso se interna por las complejidadesy paradojas del pensamiento marxiano, que handado origen a discusiones y polémicas nunca sal-dadas, y nos ofrece siempre una posición argu-mentativamente solvente y cimentada en un pro-fundo conocimiento de los textos de Marx.

La obra está precedida por un prólogo exce-lente, escrito por César Ruiz Sanjuán, quien esademás el traductor de la edición española. Allíse nos advierte que, para una cabal comprensiónde los objetivos del libro, conviene situarlo en elmarco de un programa colectivo emprendido porun conjunto de estudiosos alemanes, que buscaproducir una “nueva lectura de Marx”; esto es, unalectura que sea capaz de recuperar los fundamen-tales aportes marxianos para la comprensión dela estructura y funcionamiento del modo de pro-ducción capitalista, sin confundir su proyecto teó-rico–crítico con las versiones vulgares del “mar-xismo ideológico”, difundidas a lo largo del sigloXX al calor de las luchas políticas.

Dentro de ese vasto programa resulta decisi-vo entender el concepto de “crítica de la econo-mía política”. La expresión, utilizada por Marxcomo subtítulo de El Capital, designa precisamen-te el núcleo de su proyecto teórico: someter a crí-tica la economía política en tanto sistema cientí-fico que provee los insumos teóricos a través delos cuales la sociedad capitalista se autocompren-de y justifica. Esa crítica a la racionalidad capita-lista expresada como “ciencia” de sí misma apun-ta a la esencia de la sociedad en la cual el pro-ceso social está mediado por el intercambio ge-neralizado de mercancías, resultando de ello quelos hombres sólo se relacionan entre sí a travésde las relaciones de las cosas. La consecuencia

inevitable, espontáneamente producida a espaldasde los actores, es que éstos quedan de hecho so-metidos a procesos objetivos, independientes desu voluntad, que adquieren la consistencia de unaestructura “natural” y, por tanto, inmodificable.

El fenómeno del “fetichismo” (de la mercan-cía, del dinero, del capital) es el objeto fundamen-tal de la “crítica” que formula Marx a la econo-mía política en tanto ciencia que reproduce, na-turaliza y justifica teóricamente tanto la percep-ción espontánea de los sujetos que viven en unasociedad tal, como la inversión objetivamenteproducida a nivel práctico, por la cual los hom-bres han devenido apéndice del mundo cósico.

Esta comprensión del concepto marxiano de“crítica” cuestiona su interpretación restringidacomo una crítica económica a la ciencia burgue-sa, cuyo resultado sería una “economía políticamarxista”. Esta, a diferencia de la ciencia critica-da, desnudaría la explotación capitalista y el ca-rácter estructural de las crisis, pero se desarro-llaría en el mismo nivel teórico.

En continuidad con esa “nueva lectura deMarx”, Heinrich entiende la empresa teórica deMarx como un cuestionamiento metadiscursivo atodo el campo teórico que genera el modo deproducción capitalista, sobre el que se levanta laeconomía política en tanto ciencia y todas lasformas de pensamiento objetivas que la sociedadcapitalista hace posibles. Si lo propio del capita-lismo es la generación a espaldas de los sujetosde un poder autónomo que los somete y destru-ye, la comprensión del modo en que esto ocurresirve al propósito práctico de la emancipaciónhumana por la vía de la reapropiación humanadel control sobre el mundo “objetivo” producidopor la propia actividad.

En la medida en que la empresa crítica deMarx apunta a la esencia de la sociedad capitalis-ta, esto es a “descubrir la ley económica que rigeel movimiento de la sociedad moderna”, resultaclaro que El Capital no representa un análisis delmodo en que funcionaba el capitalismo en el sigloXIX o de cualquiera de sus manifestaciones empí-ricas. Por el contrario, se trata de develar, a nivelde la teoría, la estructura invariable y común a la

Michael Heinrich. Crítica de la economía política.Una introducción a El Capital de Marx.

Traducción y prólogo de César Ruiz Sanjuán.

2008. Madrid, Escolar y Mayo Editores. (240 páginas).

ISBN: 9788493611156

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111Estudios de Filosofía Práctica e Historia de las Ideas www.estudiosdefilosofia.com.arRevista anual de la Unidad de Historiografía e Historia de las Ideas - INCIHUSA / MendozaAño 9 / N° 10 / ISSN 1515-7180 / Mendoza / Diciembre 2008 / Comentarios (110-112)

diversidad de configuraciones históricas del capi-talismo como modo de producción.

Entendido así el objeto de El Capital,Heinrich desarrolla una explicación de las cate-gorías fundamentales presentadas por Marx. En-tiende que esta obra configura, por la dificultadde la tarea encarada, un complejo entramado deaproximaciones teóricas, de diverso nivel de abs-tracción, que sólo deviene claramente compren-sible a partir de la lectura de la totalidad de laobra. En función de ello, dedica los dos prime-ros capítulos a la exposición de los supuestosteóricos y metodológicos ya referidos.

A partir del tercer capítulo, Heinrich desarro-lla una explicación ordenada y sumamenteesclarecedora de la argumentación de Marx enlos tres libros de El Capital. Del capítulo III al Vse abordan los contenidos del libro primero. “Va-lor de uso”, “valor de cambio”; “trabajo abstrac-to”, “abstracción real” y “relación de validez” en-tre trabajo concreto y abstracto, “objetividad es-pectral” del valor; “forma del valor” como rela-ción social, función del “dinero”; son algunos delos conceptos fundamentales por los que avanzala exposición en el capítulo III. A partir de allí,Heinrich plantea su interpretación de la teoría delvalor de Marx como una teoría no sustancialista:en contra de la idea habitual, el valor no estádirectamente determinado por el tiempo de tra-bajo socialmente necesario para la producción deuna mercancía individual; no es una “substancia”que se instala en el interior de cada mercancíaaislada. El valor resulta determinado por la rela-ción entre “trabajo individual” concreto y el tra-bajo social global; por tanto, sólo se presenta enla relación entre las mercancías en el procedo deintercambio. Fuera de éste, los productos del tra-bajo no son mercancías, no tienen valor. Aunqueel proceso de intercambio no genera en sí mis-mo valor, es la condición que hace posible lamediación entre los trabajos concretos individua-les de los productores de mercancías. El valor segenera en la unidad de las dos esferas. De allí sesigue que la teoría de Marx es una teoría mone-taria del valor: el dinero no es sólo un mediotécnico auxiliar que facilita el intercambio, sinoel medio necesario a través del cual se constitu-ye la forma social de los productos del trabajoindividual.

Descubierta la conexión interna entre mer-cancía y dinero, Heinrich se ocupa en el capítuloIV de develar la misma relación entre dinero ycapital; su objetivo es mostrar que la pretendida

neutralidad del mercado como institución eficien-te para la distribución de bienes y la satisfacciónde las necesidades es otra de las mistificacionespropias de la sociedad capitalista. La autonomíay permanencia del valor sólo está garantizada siel dinero se interna en el movimiento del capital,en la producción de plusvalor. El análisis del va-lor de la mercancía–fuerza de trabajo y de losconceptos de plusvalor y explotación conduce ala demostración de que la idea de “valor del tra-bajo” (esto es, de que el salario es la paga delvalor producido por el trabajador) es también unarepresentación invertida, una mistificación más,que oculta la explotación y la existencia de tra-bajo no pagado. El trabajo produce valor, pero élmismo no lo tiene: lo que el capitalista paga noes el valor del producto del trabajo realizado porel trabajador (en tal caso no habría explotación),sino el valor de la fuerza de trabajo como mer-cancía.

El análisis del proceso de producción capita-lista ( capítulo V) supone el repaso de una seriede conceptos fundamentales para la comprensiónde la esencia del modo de producción capitalis-ta: “capital constante” y “variable”, “tasa deplusvalor”, “plusvalor absoluto” y “relativo”. Todoconduce a poner de relieve el potencial destruc-tivo del desarrollo capitalista como algo inheren-te al sistema: a diferencia de la circulación sim-ple de mercancías (M–D–M), que encuentra sumedida en las necesidades humanas, el movi-miento del capital como valor que se valoriza (D–M–D’) tiene en sí mismo su propio fin: nada pue-de limitarlo, no se subordina a ningún objetivofuera de su propio acrecentamiento sin fin y, ensu despliegue infinito, arrasa con todo, incluidasla humanidad y la naturaleza.

Este –y no la tesis de que El Capital tiende aproducir un ejército industrial de reserva cada vezmayor, que ha sido erróneamente atribuida aMarx– es el núcleo de la crítica marxiana al capi-talismo. La amenaza que encierra el capitalismono se reduce a un problema de desigual distri-bución de ingresos; por el contrario, lo que estáen juego es algo mucho más grave y profundo:es la posibilidad de supervivencia de la vida en elplaneta.

El capítulo VI está dedicado a la explicacióndel libro segundo de El Capital, donde Marx seocupa del proceso de circulación. El autor pasarevista a las distinciones entre “capital dinerario”y “productivo”, “comercial” e “industrial”, “fijo” y“circulante”, “reproducción simple” y “ampliada”.

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Año 9 / N° 10 / ISSN 1515-7180 / Mendoza / Diciembre 2008 / Comentarios (110-112)

Los temas tratados por Marx en el libro ter-cero de El Capital, concernientes a la exposicióndel funcionamiento de las relaciones capitalistasen un nivel empírico, son objeto de la considera-ción de Heinrich en los capítulos VII al X. En elprimero de ellos, luego de revisar los conceptosde “beneficio”, “tasa de beneficio”, “beneficio me-dio”, “precio de coste” y “precio de producción”,el autor aborda la discusión sobre la “ley de lacaída tendencial del beneficio”, que Marx atribu-yó al modo de producción capitalista. Heinrichdemuestra técnicamente que tal caída no es unefecto necesario del capitalismo, pero le restaimportancia a la equivocación de Marx: en con-tra de lo que ha sostenido la interpretación vul-gar de la teoría marxista, esta pretendida “ley” noestá vinculada a la “teoría de las crisis”, y su des-calificación no cuestiona en absoluto las conside-raciones sobre la capacidad destructiva inheren-te a la lógica del capital.

En el capítulo VIII, Heinrich examina de cer-ca al capital financiero, máxima expresión del fe-tichismo denunciado por Marx. Explica además elfuncionamiento del sistema crediticio (bancos ymercados de capitales), al que considera comouna instancia directiva estructural de la economíacapitalista. En efecto, esta debe recurrir a masasenormes de capital, sólo disponibles en el siste-ma de crédito, para producir las inversiones queexige la búsqueda constante de beneficios mayo-res.

El capítulo IX está dedicado a explicar la con-cepción de Marx sobre las crisis. Si bien las con-sidera inherentes al sistema capitalista (que res-tablece su equilibrio precisamente gracias a la des-tructividad de las crisis), Heinrich aclara que deello no se sigue una posición de Marx sobre lanecesidad del colapso definitivo del sistema. Nadaasegura que el capitalismo vaya a desapareceralgún día, pero si tal sucede, no será a causa desu propia evolución interna, sino por la acción dequienes están sometidos a su dominio y su des-tructividad.

En el capítulo X, reaparece el tema del feti-chismo para mostrar la conexión de todas lasmistificaciones generadas por la sociedad capita-lista, en lo que Marx llama “la fórmula trinitaria”.La expresión designa la ilusión de que el capital,la propiedad del suelo y el trabajo son fuentes delvalor producido en una sociedad, y no comomeras fuentes de ingreso para sus poseedores. Elplusvalor producido por los trabajadores en el

tiempo de trabajo extra, no necesario para cubrirlos costes de la reproducción, es repartido comobeneficio empresario y como pago de la renta dela tierra. Pero, para el hombre común, al igual quepara la mayoría de las teorías económicas, la si-tuación se presenta invertida: a la ilusión de queel trabajo genera valor bajo la forma de salario(cuando en realidad este es el pago de la fuerzade trabajo, no del trabajo), se suma la misma ideasobre la capacidad del capital y la propiedad degenerar valor, el uno bajo la forma del beneficioy la otra bajo la forma de la renta.

El capítulo XI está dedicado a la discusión delpapel del Estado en la sociedad capitalista: nimero instrumento de la clase dominante, ni es-fera autónoma y neutral respecto de los diversosintereses en pugna, Heinrich señala su funciónactiva en la regulación de las relaciones capitalis-tas de producción: reproducción de la fuerza detrabajo asalariada, acumulación permanente delplusvalor (sin excluir que, en algunos casos, seanecesario afectar los intereses inmediatos de al-gunos capitalistas). Finalmente, en el último ca-pítulo (XII), el autor analiza la concepciónmarxiana del comunismo como “asociación dehombres libres”.

Crítica de la economía política. Una intro-ducción a El Capital de Marx constituye una he-rramienta valiosa tanto para quienes se aproxi-man por primera vez a la lectura del célebre tex-to, como para quienes son asiduos visitantes deél. No suple su lectura, sino que, más bien alcontrario, suministra un conjunto de elementospara afrontar su estudio sistemático, al tiempo queprovee de un marco teórico–interpretativo en elque se destaca lo fundamental de lo accesorio, loanecdótico del aporte sustancial de Marx: en lasociedad basada en la producción y el intercam-bio de mercancías, tiene lugar, a espalda de lossujetos y como producto involuntario de su pro-pia práctica, una inversión, una “objetividad es-pectral”, que invisibiliza, bajo la apariencia denaturalidad, la subordinación de los seres huma-nos al poder cósico del mercado y su sujeción almovimiento infinito de valorización del capital. Sinembargo, es posible sustraerse al fetichismo yponer bajo el control humano ese poder autóno-mo del mundo cósico. No es seguro que eso su-ceda, pero de su posibilidad depende que el po-tencial devastador del capital sea detenido y quelos productos de la actividad humana sean pues-tos al servicio de la vida.

Estela Fernández Nadal.