metodología y didáctica de las ciencias sociales

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  • MEMORIAS

    Eje: Metodologa y didactica en las Cs. Sociales

  • Facultad de Ciencia Poltica y Relaciones Internacionales

    DecanoFranco Bartolacci

    VicedecanoHctor Molina

    Secretaria AcadmicaSabrina Benedetto

    Sub Secretaria AcadmicaJulieta Corts

    Secretaria de Investigacin y PosgradoClaudia Voras

    Sub Secretaria de Investigacin y PosgradoValeria Sassaroli

    Secretaria de Planificacin y Gestin InstitucionalCintia Pinillos

    Secretario de Comunicacin y Gestin de MediosEdgardo Toledo

    Secretaria EstudiantilLucila Dattilo

    Secretaria de ExtensinMara Ins Suidini

    Sub Secretaria de ExtensinPaula Contino

    Secretaria FinancieraNadia Amalevi

    Secretaria de Relaciones InstitucionalesCecilia Ruberto

    Escuela de Ciencia PolticaMara Gabriela Benetti

    Escuela de Comunicacin SocialElizabeth Martnez de Aguirre

    Escuela de Relaciones InternacionalesGustavo Marini

    Escuela de Trabajo SocialMara Eugenia Garma

    Comit AsesorHugo QuirogaOsvaldo IazzettaGladys LechiniSusana FrutosAlicia Gonzlez-SaibeneAnabella Busso

    Mara Eugenia SchmuckMarcelo CavarozziWaldo AnsaldiManuel Antonio GarretnMartin DAlessandroMiguel de Luca

    Comit OrganizadorCintia PinillosSofa PerottiMara de los ngeles ZayasEdgardo ToledoNadia AmaleviSabrina BenedettoClaudia VorasLucila DattiloValeria SassaroliJulieta CortsCecilia RubioGisela Pereyra DovalAndrea CalamariValeria MiyarAlejandra PereyraMara CarrerasJulieta RucqClarisa RamachottiToms MottironiGermn VillarealDiego GuevaraFederico FarreGisela MacedoRita GrandinettiAlberto FordGisela SignorelliMarco IazzettaMercedes BetriaBeatriz PorcelMariano SironiAlicia VillamajFlorencia RovettoBetina RosinvalleMara de los ngeles DicapuaMelina Perbellini

    Comit Organizador Estudiantil

    Coordinadores Comit EstudiantilMilocco, Mailn Noelia Tim, Dafne Celeste

    Coordinadores Comit de PrensaAmatta, Juan Manuel Doval, Toms

    Acedo, MatasAlbini, AgustnAgero ReginaArrieta, AilnBacciadonne, FrancoBalmaceda Clavel, Enrique

    Barra, DaianaBendayan, NailaBuzzano, LucioCardinales, GastnCatalano, FtimaCiliberti, FernandaCoduri, YaelCostello, MarianoCusumanos, FlorenciaDAl, PilarDel Arca, GuadalupeDeutsch, VernicaDe Zan, Juan LuisDi Lenarda Pierini, Juan Pablo Doval, TomsEspinoza, JulietaFelitti, MartinFurlotti Barros, MarianoGaravaglia, GiulianaGarca Scavuzzo, lvaroGraziano, BelnGutirrez, Andrs Gutierrez, MariaHummel, IanaraKinderknecht, AgustoManso, VictoriaMntaras, MartinaMarcaida, PaulinaMartinez, SabrinaMartinez Prieto, LauraMondelli, CelinaMusto, VictoriaNieva Atrib, JuanPasqualis, LizaPearanda, JavierPereyra, Magal RocoPonchon, LeandroProcicchiani, Mara FlorenciaRivet, AgustinaRubinich, GretaSerrat, AnaSimonetta, Juan CruzSchwarzstein, JuliaSchroether, BorisSecchi, FedericoSerra, BelnSilva, CarolinaSullivan, LucaTerzagui, Mercedes Traverso, Juan IgnacioValenzuela, Ana EugeniaVallejo, FacundoVelazquez, UkayVernetti, CarlaVern, DaminVillar, Beln AyechViola, Natalia GiselZarzur, IgnacioZurita, Virginia Beln

  • 19

    El Congreso

    El Congreso sobre Democracia es un tradicional encuentro acadmi-

    co que desde 1994 se realiza cada dos aos en la ciudad de Rosario,

    Argentina, organizado por la Facultad de Ciencia Poltica y Relacio-

    nes Internacionales de la Universidad Nacional de Rosario.

    A veinte aos de aquel primer Congreso sobre Democracia,

    la Facultad se prepara para recibir a cientos de expositores nacio-

    nales e internacionales que se dan cita para debatir en torno a los

    escenarios actuales y futuros de las democracias latinoamericanas,

    en el marco de paneles, mesas redondas, simposios, presentaciones

    de libros y revistas cientficas y numerosas mesas de ponencias.

    Dada la relevancia acadmica y poltica que ha ganado a lo

    largo de sus primeras diez ediciones, el Congreso ha recibido, as, la

    visita de prestigiosos acadmicos, lderes polticos y autoridades de

    las distintas escalas gubernamentales, como tambin de destacados

    comunicadores y periodistas.

    Otro rasgo distintivo del Congreso es la participacin masi-

    va de estudiantes de nuestro pas y la regin, quienes se han apro-

    piado del evento como un espacio de socializacin acadmica, con

    instancias para compartir y debatir sobre sus propias experiencias y

    producciones, as como para conocer personalmente y escuchar a

    referentes centrales para su formacin.

    La consigna

    En esta oportunidad, la consigna del Congreso es Entre el malestar y

    la innovacin. Los nuevos retos para la democracia en Amrica Latina.

    La democratizacin es un proceso dinmico que siempre

    permanece incompleto y no reconoce un punto de llegada. Por el

    contrario, se trata de de una bsqueda sin trmino que persigue un

    horizonte mvil. La apuesta por la democracia requiere un perma-

    nente compromiso cotidiano para profundizarla y expandirla y exige

    renovar los desafos para evitar su declive y vaciamiento. Su perma-

    nencia no est asegurada de antemano y est expuesta constante-

    mente al riesgo de inversin, de desdemocratizacin.

    El escenario internacional de estos ltimos aos nos ilustra

    sobre procesos relacionados con la democracia que se mueven en

    direcciones opuestas y nos muestran que el entusiasmo de algunas

    experiencias convive con marcados signos de agotamiento y ma-

    lestar en sociedades que perciben los lmites de los procedimientos

    democrticos para procesar los desafos de un mundo globalizado.

    El Congreso se presenta entonces como un mbito de discu-

    sin acadmica, pero tambin poltica, para problematizar y debatir

    acerca de los lmites y las tensiones de la democracia, los malesta-

    res, as como las estrategias posibles e innovadoras para profundi-

    zarla y mejorarla, atendiendo al desarrollo, la inclusin y el respeto

    a los derechos humanos, a partir del reconocimiento de la comple-

    jidad y diversidad de su despliegue en el escenario latinoamerica-

    no. Un escenario atravesado por temporalidades e historias tan di-

    versas, donde Amrica Latina se presenta celebrando tres dcadas

    de indita continuidad democrtica, con luces y sobras, marchas y

    contramarchas pero mostrando que la democracia es hoy un valor

    compartido por sus sociedades que se apropian de las herramientas

    que ofrece para expresar sus demandas e inscribir nuevos derechos.

    La institucin organizadora

    La Facultad de Ciencia Poltica y Relaciones Internacionales de la

    Universidad Nacional de Rosario cuenta con una vasta trayectoria

    acadmica y reconocimiento pblico. Tambin es manifiesto su com-

    promiso institucional con la consolidacin de la calidad democrtica

    y con la construccin de canales de dilogo entre la Universidad y los

    actores sociales, polticos y gubernamentales.

    Su oferta acadmica est compuesta por cuatro carreras de

    grado que son las Licenciaturas en Ciencia Poltica, Comunicacin

    Social, Relaciones Internacionales y Trabajo Social. Asimismo, la casa

    presenta una importante oferta en materia de posgrado, con Espe-

    cializaciones, Maestras, y Doctorados vinculados con aquellas dis-

    ciplinas.

    La Facultad cuenta tambin con un Instituto de Investigacio-

    nes, en el que desarrollan sus actividades investigadores y becarios

    del Consejo Nacional de Investigaciones Cientficas y Tecnolgicas

    (CONICET) y del Consejo de Investigaciones de la UNR y del Progra-

    ma Nacional de Incentivos a la Investigacin. El Instituto nuclea a dis-

    tintos Centros de investigacin que orientan sus investigaciones en

    distintas reas de las Ciencias Sociales.

    En 2013, la Facultad cumpli 40 aos y lo festej con diversas

    actividades acadmicas y sociales, de las que particip la comunidad

    educativa en su conjunto.

    Entre el malestar y la innovacin: los nuevos retos para la Democracia en Amrica Latina

  • Genealogia das abordagens: mapeando ontologia, epistemologia e mtodos em Cincia Poltica

    Juliano Domingues-da-Silva1

    Jorge Zaverucha

    [email protected]

    2

    1 Doutorando do Programa de Ps-graduao em Cincia Poltica da Universidade Federal de Pernambuco (PPGCP/UFPE), mestre em Cincia Poltica (PPGCP/UFPE), Cientista Social (UFPE) e Jornalista (Universidade Catlica de Pernambuco). Professor do Centro de Cincias Sociais da Universidade Catlica de Pernambuco. Autor do livro A poltica da poltica de TV digital no Brasil: atores, interesses e deciso governamental, editado pela Multifoco (RJ) em 2011. Lattes: http://lattes.cnpq.br/1436485623951645 Email: [email protected] 2 Coordenador do Ncleo de Instituies Coercitivas da Universidade Federal de Pernambuco (UFPE), PhD em Cincia Poltica pela Universidade de Chicago (EUA), mestre em Cincia Poltica (Universidade Hebraica de Jerusalm), pesquisador e professor do Programa de Ps-graduao em Cincia Poltica da Universidade Federal de Pernambuco (PPGCP/UFPE). Autor do livro FHC, Foras Armadas e Polcia: entre o autoritarismo e a democracia (1999-2002), editado pela Record (SP) em 2006. Lattes: http://lattes.cnpq.br/4300374710235171 Email: [email protected]

    [email protected]

    rea temtica Metodologa y Didctica de las Ciencias Sociales

    Resumo A lgica do trabalho cientfico na cincia poltica pressupe opes de ordem ontolgica, epistemolgica e metodolgica. A coerncia no que diz respeito a escolhas dessa natureza confere robustez anlise; a incoerncia, por outro lado, a fragiliza. A partir desse pressuposto, o presente artigo apresenta um esboo de mapeamento de abordagens. Tal esforo se divide em trs etapas fundamentais: (i) apresentao de aspectos ontolgicos e epistemolgicos; (ii) reflexo acerca da pertinncia de associao entre o debate ontolgico-epistemolgico das cincias sociais e enfoques predominantes em cincia poltica; (iii) apresentao de uma genealogia das abordagens.

    Trabajo preparado para su presentacin en el XI Congreso Nacional y IV

    Congreso Internacional sobre Democracia, organizado por la Facultad de Ciencia

    Poltica y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Rosario.

    Rosario, 8 al 11 de septiembre de 2014

  • Introduo

    A lgica do trabalho cientfico na cincia poltica pressupe opes de ordem ontolgica, epistemolgica e metodolgica por parte do observador quando diante do objeto a ser observado. Estas, por sua vez, acabam por se refletir nas tcnicas de anlise de dados adotadas, bem como no resultado final da investigao, quando so apresentadas tentativas de se explicar ou de se compreender determinado fenmeno. A coerncia no que diz respeito a escolhas dessa natureza confere robustez anlise; a incoerncia, por outro lado, a fragiliza. A partir desse pressuposto, o presente artigo apresenta um esboo de mapeamento de abordagens, de modo a tornar mais clara as possibilidades e limitaes de associao lgica entre escolhas ontolgicas, epistemolgicas, metodolgicas e tcnicas.

    Tal esforo se divide em trs etapas fundamentais. (i) O ponto de partida trata a

    respeito das distines bsicas quanto s possveis vises de mundo do investigador social diante da realidade ou diante daquilo que, supostamente, seria a realidade. Tem-se, assim, a apresentao de aspectos ontolgicos gerais, necessrios introduo de questes de natureza epistemolgica, ou seja, relativas ao debate sobre como se analisar o mundo conforme entendido por aquele que o observa. (ii) Em seguida, parte-se para a reflexo acerca da pertinncia de associao entre o debate ontolgico-epistemolgico mais gerais das cincias sociais e enfoques predominantes em cincia poltica. Nesse momento, so inseridas questes relativas a mtodos e tcnicas de pesquisa. (iii) Por ltimo, aps a sistematizao sugere-se uma espcie de genealogia das abordagens, em que se defende a associao lgica entre escolhas ontolgicas, epistemolgicas e metodolgicas, como forma de se conferir legitimidade e coerncia construo do conhecimento acerca de determinado fenmeno.

    Entende-se como importante destacar a seguinte ressalva: as distines entre

    enfoques e procedimentos apresentadas ao longo do texto possuem carter essencialmente analtico. Sabe-se que, na prtica, as gradaes de cinza se sobrepem ao cenrio claramente delimitado entre preto e branco da reflexo terica. Isso, porm, no significa abrir mo do rigor metodolgico. Nesse contexto, o esboo de mapeamento apresentado neste artigo pretende contribuir com esse debate to necessrio para a cincia poltica brasileira. Ontologia e epistemologia como pontos de partida

    O trabalho cientfico subentende a disputa entre paradigmas. Em poucas palavras, cincia competio (KUHN, 2007). Se para boa parte dos pesquisadores das chamadas cincias naturais tal afirmao no suscita maiores debates filosficos, o mesmo no se pode afirmar em relao queles das cincias sociais. E isso se deve, fundamentalmente, existncia de um cardpio considervel de abordagens explicativas disponveis aos investigadores da rea.

    Nesse sentido, o pesquisador social se v diante de um amplo universo de

    pressupostos tericos, enfoques, abordagens. No por acaso, desde a dcada de 1960 at hoje, a existncia de um paradigma nas cincias sociais ainda considerada uma

  • questo em aberto3

    A reflexo epistemolgica, por sua vez, tem como fim o debate sobre como amarrar esse emaranhado de fios e ns, isto , sobre as diversas alternativas por meio das quais mtodos cientficos so aplicados observao da realidade. Nesse sentido, pode-se afirmar: posies ontolgicas e epistemolgicas moldam abordagem, teoria e mtodo que o cientista social utiliza dali em diante (MARSH; FURLONG, 2002). Escolhas dessa natureza no podem ser feitas instrumentalmente quando do debate filosfico sobre construo do conhecimento cientfico e, em seguida, abandonadas no momento da pesquisa emprica pelo contrrio. Assumir determinada opo ontolgica pressupe escolhas epistemolgicas e metodolgicas que, por sua vez, tambm se refletem nas tcnicas das quais o pesquisador lana mo para observar o objeto em anlise. Conforme afirmam os autores, (...) a posio epistemolgica do pesquisador est refletida no que estudado, como isso estudado e no status atribudo pelo pesquisador aos seus achados

    (DELLA PORTA; KEATING, 2008, p. 20). No se deve perder de vista, porm, que nesse cenrio de pluralidade as diversas abordagens em cincias sociais possuem razes ontolgicas e epistemolgicas mais ou menos conflitantes entre si.

    Ressalte-se, ainda, que tais razes sugerem direcionamentos metodolgicos com

    elas condizentes, uma vez que a ontologia e a epistemologia acabam por moldar a teoria e a metodologia a ser usada pelo pesquisador. A posio ontolgica reflete o entendimento do pesquisador sobre a natureza do mundo; a epistemolgica, por sua vez, diz respeito a sua viso sobre o que possvel saber sobre o mundo e como chegar a esse conhecimento. Nesses dois elementos residem, portanto, questes fundamentais que remetem viso de mundo do observador, ao que ele entende por ser.

    A epistemologia deve ser identificada com a escolha de mtodos. Ela se encontra

    intimamente relacionada s decises acerca da maneira de como manusear enunciados cientficos a partir de regras metodolgicas convencionadas. Com base nisso, torna-se possvel observar, analisar e relacionar fatos para, em seguida, chegar-se a concluses sobre determinado evento. nesse contexto que as teorias so entendidas como redes, lanadas para capturar aquilo que denominamos o mundo: para racionaliz-lo, explic-lo, domin-lo (POPPER, 2007, p. 61).

    4

    Dessa forma, Marsh e Furlong (2002) sugerem a diferenciao ontolgica precpua entre antifundacionistas e fundacionistas

    (MARSH; FURLONG, 2002, p. 21).

    5

    3 Livre traduo dos autores para a expresso an open question (DELLA PORTA; KEATING, 2008, p. 20).

    4 Livre traduo dos autores para (...) a researchers epistemological position is reflected in what we studied, how it is studied and the status the researcher gives to their findings. (MARSH; FURLONG, 2002, p. 21). 5 Livre traduo dos autores para anti-foundationalist e foundationalist, respectivamente.

    , cada qual possuidor de determinadas caractersticas inconciliveis, porque ontologicamente distintas. Tal distino aqui adotada como ponto de partida para se traar aquilo a que este artigo se prope: uma genealogia das abordagens. Nesse sentido, duas perguntas-chave balizam a

  • diferenciao ontolgica bsica. A primeira delas: seria possvel observar objetivamente relaes causais entre fenmenos sociais?; a segunda: como observ-las?

    Fundacionistas responderiam sim primeira pergunta. A partir da observao da

    realidade, seria possvel no s estabelecer relaes causais entre variveis na busca por explicaes de fenmenos sociais, como tambm elaborar modelos explicativos formais dotados de previsibilidade. Para os antifundacionistas, por outro lado, no existiria um mundo real, passvel de uma investigao independente do significado a ele atribudo pelos atores inseridos no contexto observado. O mesmo se pode dizer sobre a possibilidade de uma observao objetiva acerca dessa realidade, uma vez que o entendimento sobre a mesma seria resultado da influncia de construes sociais a respeito da prpria realidade. Ou seja, a prpria noo de realidade poderia ser colocada em xeque, num movimento duplamente hermenutico: o mundo interpretado pelos atores (primeiro nvel), cujas interpretaes so interpretadas pelo observador (segundo nvel). Ou seja, a realidade no existiria por si s, independente do conhecimento que se tem acerca dela. A realidade existiria em funo do significado construdo discursiva e socialmente e a ela atribudo pelos atores imersos no contexto observado.

    Da escolha ontolgica, dependem aspectos epistemolgicos. Positivistas (e ps-

    positivistas) partiriam do pressuposto de que possvel, sim, estabelecer relaes causais entre fenmenos sociais, de modo a desenvolver modelos explicativos formais e generalizveis, baseados em anlises quantitativas. Recursos matemticos e estatsticos seriam ferramentas indispensveis a esse trabalho. Nesse sentido, o positivismo seria herdeiro da tradio ontolgica fundacionista e, portanto, tal abordagem estaria a ela relacionada. O grande problema dos positivistas que seus modelos formais partem de pressupostos (assumptions) que, muitas vezes, so baseados em interpretaes do mundo. Por exemplo, a teoria dos jogos parte do pressuposto de que o indivduo um maximizador de utilidades. Isto pode ser em muitas circunstncias verdadeiro, mas em outras no o . Se fosse verdadeiro em todas as circunstncias, a vida social seria um inferno, pois inexistiria a solidariedade social. Seria difcil explicar o motivo de um ser humano optar por seguir a profisso de bombeiro, ou de indivduos no desertarem dos exrcitos que vo para a guerra.

    Interpretativistas ou hermeneutas, por outro lado, dedicam-se mais fortemente

    busca pela compreenso (e no, necessariamente, explicao) dos fenmenos sociais, a partir da coleta de dados qualitativos. A nfase recairia muito mais sobre o significado atribudo pelos atores envolvidos no processo ao fenmeno observado. Para tanto, seriam indispensveis mtodos qualitativos de coleta de dados, como tcnicas de entrevistas e grupos focais. Logo, uma observao objetiva seria algo impossvel e o resultado da anlise seria uma possibilidade de interpretao da realidade em foco, sem qualquer inteno de vir a se tornar uma lei geral. Verifica-se, nesse sentido, um dilogo entre tal entendimento e a concepo antifundacionista destacada anteriormente, segundo a qual a realidade se torna inteligvel a partir da compreenso do significado construdo discursiva e socialmente pelos atores imersos no contexto observado, num movimento duplamente hermenutico.

    Em meio competio ontolgica e epistemolgica, partidrios de cada uma das

    posies descritas se criticam mutuamente. Positivistas acusam anlises

  • interpretativistas de mera opinio subjetiva sobre a realidade; hermeneutas, em contrapartida, rebatem, ao afirmar que seria impossvel analisar sem interpretar. Desse contexto conflituoso, emerge o realismo. Como uma espcie de meio-termo, ele oferece a possibilidade de flexibilizar pressupostos positivistas e hermeneutas, de modo a proporcionar um dilogo entre os dois extremos. A posio realista sugere uma frequente dicotomia entre aparncia e realidade (MARSH; FURLONG, 2002). Em outras palavras, as aparncias podem enganar. Por isso, pesquisadores partidrios dessa posio se propem a investigar alm da aparente realidade ou alm daquilo que os atores dizem a respeito da realidade.

    Assim como os positivistas, os realistas estariam em busca de relaes causais entre

    fenmenos sociais, em um mundo real cuja existncia independeria do nosso entendimento a respeito dele. No entanto, reconhecem que determinados aspectos da realidade podem no ser passveis de observao diretamente mensurvel, embora seja possvel perceber suas consequncias. Nesse sentido, ao assumir que dados no mensurveis diretamente so potencialmente relevantes para a anlise empreendida, os realistas se aproximam dos hermeneutas. Tal entendimento, por sua vez, reflete-se nas escolhas do pesquisador quanto s tcnicas de coleta de dados: para elementos diretamente observveis, seria apropriado o pesquisador lanar mo de mtodos quantitativos de coleta de dados; j para relaes entre fenmenos observados somente de forma indireta, deve-se recorrer a mtodos qualitativos.

    Conforme ilustrado pela Figura 1, o contraste entre diferentes abordagens possui,

    portanto, razes de carter ontolgico (cujo debate central diz respeito a pressupostos acerca da natureza da realidade), epistemolgico (em que se discute as possibilidades de construo de conhecimento sobre essa realidade) e metodolgico (quando se aborda possibilidades e limitaes da anlise em funo de determinadas ferramentas tcnicas disponveis aos pesquisador).

    Mapeamento ontolgico e epistemolgico semelhante tambm realizado por della

    Porta e Keating (2008), porm de modo um tanto mais refinado. Caractersticas relacionadas aos posicionamentos fundacionistas e antifundacionistas listadas por

    Fundacionismo Antifundacionismo

    Positivismo / Ps-positivismo

    Interpretativismo / Hermenutica

    Realismo

    Ontologia

    Epistemologia

    Mtodos quantitativos

    Mtodos qualitativos

    Mtodos quanti-quali Mtodos

    Figura 1: esboo de mapeamento genealgico, a partir de Marsh e Furlong (2002).

  • Marsh e Furlong so absorvidas de forma diluda pelos termos positivistas, ps-positivistas, interpretativistas e humanistas. Dessa forma, os autores listam questes que ilustrariam inquietaes de ordem ontolgica, quais sejam: a realidade social existe? ou possvel conhecer a realidade?. Ao mesmo tempo, destacam a relao entre pesquisador e objeto, bem como formas de se tentar investigar a realidade, como questes tpicas da epistemologia, as quais poderiam ser resumidas na seguinte pergunta: como apreender a realidade?.

    As possveis respostas oferecidas a cada um desses questionamentos evidenciam

    uma gradao quanto flexibilizao de pressupostos. Parte-se de um extremo mais positivista a um outro anti-positivista no caso especfico denominado humanstico. Em termos ontolgicos, por exemplo, positivistas partem do pressuposto de que a realidade social existe e que se trata de algo facilmente capturvel de modo objetivo. Epistemologicamente, para os positivistas, observador e objeto analisado so dois elementos separados pela busca da objetividade analtica, marcada por procedimentos indutivos.

    Ps-positivistas tambm entendem que a realidade social existe e que se trata de

    algo objetivamente capturvel. Esse procedimento de captura, porm, no seria algo to factvel assim, ou seja, observa-se divergncias entre ps-positivistas e positivistas quanto ao grau de facilidade para tanto. Em termos epistemolgicos, destacam-se dois pontos: adota-se procedimentos dedutivos e admite-se que o conhecimento resultado da observao , tambm, fruto da influncia da subjetividade do pesquisador. Tem-se, portanto, uma flexibilizao de pressupostos positivistas.

    Interpretativistas, por outro lado, intensificam esse processo de relativizao. Eles

    sugerem que objetividade e subjetividade esto intimamente relacionadas no que diz respeito ao entendimento sobre a existncia ou no da realidade social. Alm disso, defendem que possvel apreender a realidade em alguma medida, no entanto tal tentativa estaria acompanhada de um grau relevante de subjetividade por parte do observador. Do ponto de vista epistemolgico, busca-se a compreenso objetiva do contexto em que se d o fenmeno, bem como dos aspectos subjetivos nele inseridos. O conhecimento cientfico produzido a partir desse vis seria no s uma compreenso parcial da realidade observada, diante da impossibilidade de abarc-la por completo e objetivamente, mas tambm um esforo no no sentido de tentar explicar o que o objeto estudado , mas sim como ele representado socialmente. Este entendimento caracterizaria abordagens do tipo construtivista.

    E, finalmente, na ponta diametralmente oposta ontologia positivista, della Porta e

    Keating (2008) situam a posio humanstica, segundo a qual no seria possvel apreender a realidade social, face a subjetividade humana. Nesse sentido, no que diz respeito epistemologia, qualquer possibilidade de objetividade em termos de observao da realidade e construo do conhecimento desconsiderada. Para os adeptos dessa abordagem, o comportamento humano filtrado pela compreenso subjetiva a respeito daquilo que se pode enxergar da realidade o que chamamos de subjetivismo interpretativo. Em ltima instncia, a realidade no existe a no ser por meio do significado a ela atribudo pelos atores.

  • Na busca por regularidade diretamente observveis e mensurveis, outra caracterstica relevante poderia ser apontada como elemento de diferenciao entre positivistas e ps-positivistas (ou neopositivistas): estes, ao contrrio daqueles, admitem a flexibilizao a ideia de lei causal ao inserir em suas anlises a incerteza por meio do conceito de probabilidade. Nesse sentido, do ponto de vista epistemolgico, ps-positivistas seriam classificados como realistas crticos, segundo os quais existe um mundo real e objetivo, porm deve-se estar alerta para o fato do nosso conhecimento a seu respeito ser, frequentemente, suscetvel a condicionamentos sociais e a reinterpretaes. Em outras palavras, o comportamento humano estaria exposto influncia de mecanismos no observveis e, por isso, estes no deveriam ser, a princpio, descartados pelo observador.

    A nfase flexibilizao dessa distino entre elementos objetivos e subjetivos,

    diretamente observveis e no observveis, acaba por levar o pesquisador a epistemologias do tipo interpretativa, segundo a qual realidade objetiva e subjetiva esto intimamente relacionadas. O mundo real passvel de observao, porm no dissociada da subjetividade daquele que o analisa. Interessa ao pesquisador muito mais desvendar motivaes dos atores do que identificar leis universais externas a eles. Seria, portanto, impossvel compreender fenmenos sociais ou fatos histricos sem investigar a percepo dos atores a respeito da realidade. Nesse sentido, o entendimento de della Porta e Keating (2008) sobre interpretativismo dialoga com aquele apresentado por Marsh e Furlong (2002) em relao ao que seria, epistemologicamente, a posio realista.

    Positivistas Ps-positivistas Interpretativistas Humanistas

    Aspectos

    Ontolgicos

    Aspectos

    Epistemolgicos

    Objetividade / Realismo

    Objetividade / Realismo Crtico

    Objetividade / Subjetividade

    Subjetividade

    Indutivismo Indutivismo/ Dedutivismo

    Interpretativismo Subjetivismo interpretativo

    Separao observador/objeto

    Relativizao da separao

    observador/objeto

    Interao

    observador/objeto

    Subjetividade do observador/objeto

    Leis causais universais

    Leis probabilsticas

    universais

    Compreenso objetiva/subjetiva das motivaes

    Compreenso subjetiva de

    externalidades

    Explicao objetiva

    Explicao objetiva/subjetiva

    Compreenso objetiva/subjetiva

    Compreenso subjetiva

    Figura 2: sistematizao de aspectos ontolgicos e epistemolgicos, a partir de della Porta e Keating

    (2008) .

    Entende-se que della Porta e Keating (2008) encerram a apresentao de um

    traado ontolgico e epistemolgico que parte do enfoque mais objetivo baseado em

  • relaes causais, em indutivismo , em direo quele mais subjetivo, multivarivel, em que o conhecimento objetivo considerado impossvel de ser alcanado. Observa-se nesse trajeto um movimento de flexibilizao de pressupostos positivistas, passando por ps-positivistas (ou realistas), interpretativistas, at desaguar em pressupostos humansticos. Da ontologia, passando por mtodos e tcnicas

    Da reflexo sobre ontologia e epistemologia, passa-se ao debate quanto aplicao

    dos mtodos. Nesse momento, observa-se uma relao lgica entre pressupostos vinculados a cada uma das abordagens listadas no tpico anterior e o perfil de determinados enfoques.

    Para efeitos analticos, toma-se como ponto de partida duas categorias bsicas, a

    partir das quais seria possvel enquadrar os modelos metodolgicos e, assim, estabelecer, em tese, associaes entre aspectos ontolgicos e epistemolgicos, conforme sugerem dela Porta e Keating (2008). Haveria aqueles do tipo hard, caracterizado pelo modelo hipottico-dedutivo e fortemente associado epistemologia positivista; e os do tipo soft, marcado pela ideia weberiana de verstehen, prpria de posicionamentos de natureza interpretativistas. Os adeptos do primeiro tipo poderiam ser classificados, ainda, como externalistas, cujas caractersticas estariam intimamente relacionadas busca por explicaes causais, possibilidade de formulao de leis gerais, ao uso de hipteses e de variveis. J aqueles relacionados ao segundo tipo poderiam ser classificados como internalistas, marcados pela negao dos traos externalistas, da inexistncia de leis gerais, bem como pela propenso a desenvolver explicaes normativas.

    Seria possvel, tambm, associar distino externalistas/internalistas o uso de

    mtodos e tcnicas preponderantemente quantitativas ou qualitativas. Tcnicas de estatstica em anlises do tipo large n, como regresso, por meio das quais se busca inferncias causais, estariam relacionadas a abordagens externalistas. Ao mesmo tempo, desenhos de pesquisa assentados em estudo de caso, entrevistas, paired comparisons e/ou abordagens etnogrficas seriam tpicas de explicaes internalistas. Observa-se, assim, um grau relevante de linearidade entre epistemologia, mtodos e tcnicas, em que adeptos da epistemologia positivista estariam relacionados a mtodos externalistas (do tipo hard) e, por conseguinte, a tcnicas quantitativas, assentadas no princpio da objetividade, em busca de explicaes causais. Por outro lado, adeptos da epistemologia interpretativistas estariam relacionados a mtodos internalistas (do tipo soft) e, por conseguinte, a tcnicas quantitativas, com destaque para aspectos subjetivos inerentes ao observador e ao objeto observado, em busca de compreenso/interpretao.

    Ressalte-se, porm, que as tcnicas no seriam, por si s, excludentes a exemplo

    da ontologia ou epistemologia. Pelo contrrio, por vezes se verifica complementariedade ou suplementariedade de uma em relao outra. Ou seja, possvel, conforme sugerem della Porta e Keating (2008), a utilizao de mtodos quantitativos e qualitativos a um s tempo, desde que sigam a mesma lgica em termos de ontologia e epistemologia. Os mtodos e as tcnicas para se levantar dados estariam a servio da lgica adotada pelo observador. Portanto, no determinariam o vis ontolgico/epistemolgico, mas o inverso esta que acaba por determinar o vis

  • predominante daqueles. Em outras palavras, seria possvel a utilizao de tcnicas quantitativas para se chegar formulao de explicaes do tipo internalista/hermeneuta, desde que estas desempenhassem papel secundrio, complementar. Ao mesmo tempo, explicaes do tipo externalistas/positivistas poderiam ser assentadas em tcnicas qualitativas, desde que ressalte-se novamente estas exercessem papel secundrio, complementar.

    No haveria, portanto, uma distino linear entre abordagens epistemolgicas e uso

    de mtodos ou tcnicas mais ou menos quantitativas ou qualitativas. Os mtodos seriam os meios atravs dos quais dados so levantados. Eles s se aproximam do debate epistemolgico quando se discute a respeito da maneira como os mesmos so aplicados, o que caracterizaria a discusso de natureza metodolgica esta, sim, vinculada ao debate ontolgico/epistemolgico, porque relacionada lgica da construo do conhecimento cientfico.

    Porm, ressalve-se: embora seja possvel compatibilizar tcnicas de levantamento

    de dados (quantitativas e/ou qualitativas) desde que preservada a lgica da construo do conhecimento cientfico (internalista/hermeneuta ou externalista/positivista), a nfase mais ou menos quantitativa ou qualitativa acaba por refletir opes de ordem ontolgica/epistemolgica do pesquisador. Isso significa que explicaes predominantemente baseadas em levantamento de dados quantitativos sugerem vis externalista/positivista; ao passo que explicaes predominantemente baseadas em levantamento de dados qualitativos sugerem vis internalista/hermeneuta. A questo, portanto, seria de nfase, no de exclusividade quanto aos mtodos. O fator determinante diz respeito lgica da pesquisa, conforme destacado anteriormente.

    A partir da tipologia e das distines apresentadas, seria possvel, portanto, propor a

    seguinte ilustrao:

  • Figura 3: proposta de sistematizao de aspectos ontolgicos, epistemolgicos e metodolgicos formulada pelos autores, a partir de della Porta e Keating (2008) e Marsh e Furlong (2002).

    O mapeamento ilustrado pela Figura 3 sugere a relao entre escolhas ontolgicas,

    epistemolgicas e metodolgicas. O ponto de partida diz respeito a aspectos ontolgicos, no momento em que se verifica a possibilidade de opo entre uma viso fundacionista ou antifundacionista o que acaba por refletir num vis positivista ou humanista, respectivamente. Caso o investigador escolha a primeira opo (fundacionista) e se mantenha fiel aos pilares positivistas, caminha rumo a uma explicao que se prope objetiva, com base em uma lgica indutivista, a partir de ferramentas essencialmente quantitativas. Por outro lado, caso o observador opte pela segunda viso (antifundacionista) e se mantenha fil aos pilares humanistas, direciona-se no a uma explicao, mas ao que se pode chamar de uma compreenso subjetiva, com base numa lgica interpretativa marcada por subjetividade, a partir de ferramentas de anlise essencialmente qualitativas.

    Imagine-se, porm, que o pesquisador optou pela flexibilizao desses pilares

    clssicos (positivista e humanista) e decidiu caminhar, em maior ou menor medida, em direo ao centro da ilustrao. A depender da escolha, observa-se uma predominncia

  • de vis indutivista/dedutivista (ps-positivismo), interpretativa (interpretativismo) ou uma interao entre ambos (realismo crtico). Essas trs alternativas teriam como fim, basicamente, (a) uma explicao para o fenmeno analisado em que se observa um dilogo entre aspectos objetivos e subjetivos da realidade; ou (b) uma compreenso, tambm marcada pelo dilogo entre aspectos objetivos e subjetivos. Para atingir um desses dois objetivos, a anlise lanaria mo de ferramentas quantitativas e/ou qualitativas de anlise de dados.

    Os caminhos adotados conferem distintas caractersticas aos resultados

    encontrados. Pesquisas em que se observa uma predominncia de vis ps-positivista, com nfase indutivista/dedutivista e com destaque para ferramentas quantitativas embora tambm venha a se utilizar de estratgias qualitativas , provavelmente apresentaro resultados que se oferecem como uma explicao objetiva do fenmeno em anlise, com maior ou menor grau de subjetividade. Por outro lado, pesquisas em que se observa uma predominncia de vis interpretativista, marcadamente qualitativa embora tambm venha a se utilizar de ferramentas quantitativas , provavelmente apresentaro resultados que se oferecem como uma compreenso subjetiva do fenmeno em foco, com maior ou menor grau de objetividade. J o enfoque realista crtico, por sua vez, flutua entre esses dois direcionamentos e, dessa forma, permite ao pesquisador se apropriar com mais conforto tanto do indutivismo/dedutivismo quanto do interpretativismo; tanto de estratgias quantitativas, quanto de qualitativas; e, assim, oferecer tanto uma explicao quanto uma compreenso, mais ou menos objetiva ou subjetiva, do fenmeno estudado.

    Obviamente, a prtica da observao e as escolhas ontolgicas, epistemolgicas e

    metodolgicas dela decorrentes nem sempre se apresentam de forma to linear como sugere a figura. No entanto, a Figura 3 se prope a ilustrar, para fins analticos, as relaes mais evidentes entre os aspectos mencionados. No tpico seguinte, listaremos algumas das principais abordagens em cincia poltica e mostraremos que elas tambm podem e devem ser inseridas na ilustrao da Figura 3, de modo a evitar o que chamamos de incoerncia ontolgica-epistemolgica. Da ontologia aos enfoques: localizando escolha racional e neoinstitucionalismo

    A teoria ou abordagem da escolha racional um dos enfoques mais presentes na

    cincia poltica contempornea. Para alguns tericos, trata-se da principal corrente contempornea (TSEBELIS, 1998), instrumento indispensvel aos pesquisadores da rea (WARD, 2002).

    No foram poucos os nomes de peso a exaltar os poderes explicativos da

    abordagem: William Riker (1990, p. 177-78 apud GREEN; SHAPIRO, 2004, p. 2), por exemplo, considerou a teoria da Escolha Racional como o grande avano na cincia poltica; Jack Knight (1992, p. 1063 apud GREEN; SHAPIRO, 2004, p. 2) ressaltou sua contribuio significativa para a compreenso das instituies na vida social; Gregory Kavka (1991, p. 371 apud GREEN; SHAPIRO, 2004, p. 2) apontou-a como o mais bem sucedido modelo econmico aplicado Poltica; Kristen Monroe (1991, p. 2 apud GREEN; SHAPIRO, 2004, p. 2) classificou a escolha racional como um dos paradigmas dominantes nas cincias Poltica e Social, alm de oferecer explicaes rigorosas e parcimoniosas; e Peter Abell (1992, p. 203-4 apud GREEN; SHAPIRO,

  • 2004, p. 2) sugeriu que socilogos deveriam adot-la parcialmente, diante dos resultados que ela tinha alcanado na cincia poltica.

    A escolha racional apontada como resultado da chamada revoluo behaviorista

    norte-americana dos anos 1950 e 1960, movimento que procurou analisar, com mtodos empricos, como os indivduos se comportam. No entanto, ao contrrio do behaviorismo, a escolha racional no era herdeira da sociologia ou da psicologia. Suas bases metodolgicas se encontravam na economia (WARD, 2002). Logo, tornou-se a abordagem dominante nos Estados Unidos, sobretudo aplicada a anlises polticas.

    De maneira anloga ao que se verificava nas interpretaes econmicas, a realidade

    passou a ser interpretada a partir da competio, entre indivduos, por recursos votos, prestgio, poder de barganha, etc. (GREEN; SHAPIRO, 2004). A construo terica de racionalidade como sinnimo de eficincia ganhou corpo e desaguou na formulao da concepo de homem racional como aquele que se move em direo a suas metas a partir de uma melhor relao custo-benefcio (DOWNS, 1999). Esse modelo explicativo se aplicaria, tambm, a cenrios relacionados coletividade, em que o interesse individual do ator racional autocentrado desempenharia papel fundamental na lgica de participao em grupo e, consequentemente, geraria impacto no resultado da ao coletiva (OLSON, 1971).

    O desenvolvimento terico da escolha racional estaria relacionado crtica ao

    marxismo ortodoxo, segundo o qual interesses compartilhados seriam suficientes para ocasionar mobilizao poltica (WARD, 2002). Nesse sentido, o foco deixa de ser o grupo, as classes. H um deslocamento analtico significativo, na medida em que o indivduo, seu comportamento e motivaes guiados pelo princpio da racionalidade instrumental tornam-se a unidade de anlise. Isto , parte-se do pressuposto de que o indivduo faz escolhas com base na maximizao da expectativa de utilidade que seus resultados podem trazer para si. E essa concepo pode ser aplicada s mais diferentes situaes, uma vez que haveria homogeneidade entre os indivduos, independentemente da varivel tempo (GREEN; SHAPIRO, 2004; TSEBELIS, 1998; WARD, 2002). Esses seriam elementos de consenso destaque-se que h uma srie de discordncias entre tericos da abordagem no que diz respeito flexibilizao ou no em relao aos pressupostos da abordagens (FEREJOHN, 2001; GREEN; SHAPIRO, 2004; WARD, 2002). A essncia do enfoque, no entanto, permanece preservada e isso o que interessa para a reflexo aqui empreendida.

    A despeito da discordncia entre tericos ligados a essa abordagem, o que

    caracteriza a escolha racional a maneira sistemtica de se fazer afirmaes sobre o comportamento poltico em nvel micro, utilizando como recurso dedues sobre incentivos, constrangimentos e clculos de confronto entre indivduos (GREEN; SHAPIRO, 2004; WARD, 2002). Em busca de explicaes para o comportamento individual, ela ganha contornos quantitativos e economtricos ainda mais ntidos ao se utilizar dos modelos elaborados pela teoria dos jogos, definida como o estudo de modelos matemticos de conflito e cooperao entre decision-makers racionais (MYERSON, 1991). A interao entre agentes considerados racionais e que se comportam estrategicamente reduzida a um jogo, de forma a tornar possvel a anlise formal a partir de clculos matemticos. As mltiplas interaes causais so

  • representadas por meio de sistemas de equaes e analisadas com o auxlio de instrumentos estatsticos (COX, 2004).

    Ao reduzir a realidade a esse nvel, a teoria dos jogos empreende um profundo

    processo de abstrao que exclui da anlise fatores considerados particulares e acidentais que, eventualmente, venham a afetar o resultado do processo em foco (FIANI, 2004). O modelo , essencialmente, a representao formal dessa abstrao que permite em tese ao observador entender aquilo que observado e a teoria dos jogos consiste, assim como em outras cincias, num conjunto de modelos (OSBORNE, 2004). Se, por um lado, os modelos podem ser considerados tanto por adeptos quanto por crticos como pouco realistas, por outro eles se prope a oferecer a possibilidade de se observar uma realidade complexa de forma objetiva (MYERSON, 1991). O poder explicativo do modelo residiria justamente nessa simplicidade (OSBORNE, 2004).

    A teoria da escolha racional reuniria, para seus adeptos, uma srie de vantagens

    (WARD, 2002): fora a utilizao de argumentos quantitativos lgicos em substituio ao verbal, o que diminuiria o risco de interpretaes sobre concluses da anlise; as representaes da realidade de forma simples destacariam o que, de fato, interessa, de modo a no desviar ateno para elementos pouco importantes ou perifricos; o encadeamento lgico de preposies proporcionaria uma maior coerncia argumentativa ao processo de construo da explicao; oferece um modelo de explicao aplicvel a inmeras reas de pesquisa e disciplinas, capaz de ser utilizado em anlises de diferentes situaes, inclusive quando o indivduo age de forma irracional.

    As crticas ao enfoque da escolha racional, entretanto, so to numerosas quanto os

    elogios (GREEN; SHAPIRO, 2004; COX, 2004). A principal delas reside, substancialmente, nas suas aplicaes empricas sobre racionalidade e psicologia do indivduo e na tentativa de produzir teorias polticas de aplicabilidade universal. Vale ressaltar que essa pretenso possui razes epistemolgicas no positivismo, do qual a abordagem herdeira. No toa, procura chegar elaborao de leis gerais, a partir de uma relao de causa e efeito, assentada no mtodo dedutivo-nomolgico (D-N), preconizado por Hempel (MILLER, 1988).

    A escolha racional, no entanto, no seria um programa de pesquisa esttico

    (WARD, 2002). As crticas tm sido levadas em considerao. Um exemplo disso seria a redescoberta da importncia das instituies na cincia poltica, com a chamada escolha racional institucional ou institucionalismo da escolha racional. Tal enfoque procura investigar como regras institucionais restringem a ao racional e o porqu do surgimento dessas regras. Parte-se do princpio, ento, de que as instituies desempenhariam papel de destaque na viso de mundo dos atores e, por conseguinte, na formao de suas preferncias e discurso. A escolha racional afirma que as instituies importam, contudo, incapaz de dizer o quanto elas importam.

    nesse contexto que se desenvolve o debate sobre new institutionalism novo

    institucionalismo ou neoinstitucionalismo e suas variantes, sobretudo o chamado institucionalismo histrico. As regras do jogo, as instituies, a estrutura definiriam como o poder distribudo e, consequentemente, interfeririam na autonomia do indivduo, ou seja, influenciariam no s as possibilidades de ao, mas tambm o ordenamento das possveis escolhas diante de determinada situao. Esse debate no

  • est dissociado do mbito mais amplo relacionado a questes de natureza ontolgica e epistemolgica pelo contrrio. Ao colocar em xeque alguns dos principais pressupostos da escolha racional e, ao mesmo tempo, resgatar a importncia das instituies, o novo institucionalismo se coloca como alternativa a aspectos fundacionistas e positivistas mais intimamente vinculados escolha racional e, dessa forma, consolida-se como opo antifundacionista, interpretativista e marcadamente qualitativa.

    O novo institucionalismo no props uma definio nica a respeito do que seriam

    as instituies, nem se colocou como uma metodologia ou programa de pesquisa. Tratar-se-ia, muito mais, de uma srie de ideias (MARCH; OLSEN, 2008) que, na prtica, ganhou corpo a partir de trs subtipos (IMMERGUT, 1998; THELEN, 1999; PETERS, 1999; HALL; TAYLOR, 2003; STEINMO, 2008). So eles: institucionalismo da escolha racional defende que as instituies refletem o objetivo maximizador de benefcios dos indivduos , institucionalismo sociolgico entende o indivduo, fundamentalmente, como um ser social e o institucionalismo histrico coloca-se entre os dois anteriores, ou seja, v o indivduo como um ser social em busca da satisfao dos seus interesses individuais (STEIMO, 2008).

    No caso do institucionalismo da escolha racional, as decises do ator so analisadas

    a partir de uma relao de interdependncia entre indivduos racionais (IMMERGUT, 1998). Trata-se, portanto, do estudo da interao estratgica. A ao do ator, nesse sentido, no observada, simplesmente, como a expresso da sua preferncia, mas como a revelao da sua preferncia em um contexto de interao estratgica, em que se procura obter a melhor relao custo-benefcio. Ou seja, a deciso se d num contexto especfico, no qual determinadas regras regulam como se joga o jogo.

    Para adeptos do institucionalismo sociolgico, mais do que a expresso de um

    clculo maximizador, o comportamento humano seria resultado das preferncias individuais determinadas por um contexto de smbolos, normas, cdigos e convenes socialmente construdos. Como importantes produtores de significados, esses elementos acabariam por guiar a escolha do ator quando inserido num processo de tomada de deciso.

    Quanto ao institucionalismo histrico, pode-se afirmar que este no uma teoria ou

    um mtodo. Seria mais apropriado consider-lo uma abordagem que pretende investigar como determinado ator fez certa escolha, bem como analisar as consequncias de tal deciso (STEINMO, 2008). Parte-se do princpio de que decises polticas relativas criao de uma instituio possuem a capacidade de influenciar, de forma prolongada, o processo poltico (SKOCPOL, 1992, KING, 1995 apud PETERS, 1999). Estudiosos desse ramo neoinstitucionalista esto interessados, em geral, em observar no s o modo como instituies moldam as escolhas e interesses dos atores, mas tambm como estruturam suas relaes de poder dentro do grupo e com outros grupos (THELEN; STEINMO, 1998).

    Embora haja diferenas conceituais entre os neoinstitucionalismos, pode-se afirmar

    que, em linhas gerais, tericos dos trs ramos concordam quanto ao conceito de instituies: elas seriam regras do jogo que padronizam a interao, que governam e constrangem o relacionamento entre os indivduos (NORTH, 1990, p. 3-4; NORTH,

  • WALLIS; WEINGART, 2009, p. 15). A diferena entre os subtipos estaria na interpretao da natureza do processo por meio do qual se estruturam aes e comportamento do ator. Entretanto, os neoinstitucionalismo compartilham trs caractersticas fundamentais (IMMERGUT, 1998).

    (i) A primeira diz respeito crtica ao behaviorismo. Para os behavioristas, as

    verdadeiras preferncias dos indivduos so reveladas por seu comportamento, uma vez que seria impossvel afirmar com preciso o que uma pessoa realmente pensa. Por outro lado, os neoinstitucionalistas estariam interessados na distino entre preferncias reveladas pelo comportamento e preferncias reais. Sob certas circunstncias, em determina situao, o ator pode fazer uma escolha poltica que no se alinhe, necessariamente, com suas preferncias individuais. Dessa forma, a preferncia expressa no comportamento no coincidiria com suas preferncias reais. Os neoinstitucionalistas analisam, ento, qual conjunto de interesses levou o ator a se decidir pela opo X em vez de Y, sendo ambas igualmente plausveis. Ou seja, procura-se analisar a suposta discrepncia entre potenciais interesses e aqueles que so revelados por meio do comportamento poltico.

    (ii) A segunda crtica trata da agregao de preferncias o que, para os

    institucionalistas, algo extremamente problemtico. Os trs ramos do neoinstitucionalismo rejeitam a possibilidade das preferncias agregadas refletirem a preferncia da coletividade. Diante da complexidade dos interesses humanos, uma deciso poltica no pode se basear na agregao de preferncias individuais, embora haja mecanismos que se proponham a isso. Para os institucionalistas, esses instrumentos de agregao de preferncias acabam mais por moldar e restringir as preferncias individuais difusas, do que permitir sua manifestao de forma eficiente.

    (iii) O terceiro ponto de carter normativo. Para neoinstitucionalistas,

    comportamento poltico e deciso coletiva so vistos como instrumentos do processo de tomada de deciso. Nesse sentido, a anlise muda de foco. Decises coletivas no so entendidas como uma sntese das preferncias coletivas e o interesse individual visto como algo subjetivo. Essas questes so discutidas, esmiuadas e, em maior ou menor medida, reformuladas quando inseridas nos diferentes ramos do neoinstitucionalismo. So, portanto, trs os pontos de partida do neoinstitucionalismo: as preferncias expressas no so, necessariamente, as reais preferncias; os mtodos de agregao de interesses so suscetveis a distores; a abordagem institucional tende a privilegiar um grupo particular de interesses e, em funo disso, necessita de reformulao.

    Do ponto de vista ontolgico/epistemolgico, anlises baseadas no

    neoinstitucionalismo estariam, portanto, vinculadas a uma lgica de investigao antifundacionista e predominantemente interpretativa, em que no se tem como objetivo a busca de explicaes/regras gerais. Procura-se, muito mais, compreender o fenmeno em foco, a partir de uma perspectiva assentada no interpretativismo ou no realismo crtico, com a utilizao de mtodos e tcnicas de coleta e anlise de dados marcadamente qualitativos.

    Nesse sentido, seria possvel inserir os enfoques escolha racional e as vertentes do

    neoinstitucionalismo no mapeamento da Figura 3, de modo a vincular a adoo dessas

  • abordagens a escolhas ontolgicas e epistemolgicas, passando por mtodos e tcnicas de coleta e anlise de dados.

    Prope-se, assim, a seguinte ilustrao (Figura 4):

    Figura 4: proposta de sistematizao de vnculos entre abordagens predominantes em cincia poltica e aspectos ontolgicos, epistemolgicos, metodolgicos e tcnicas de coleta de dados.

    A Figura 4 ilustra uma associao lgica entre a ontologia fundacionista e anlises

    baseadas nos pressupostos da escolha racional. O vis positivista e indutivista caracterizaria um caminho mais hard. Esta abordagem, porm, tambm pode estar relacionada a uma prvia relativizao do positivismo por parte do pesquisador. Nesse caso, uma anlise assentada na escolha racional tambm poderia se basear numa viso ps-positivista ou realista crtica, em que se recorre a lgicas tanto indutivistas quanto dedutivistas embora ainda se verifique a raiz fundacionista. Percebe-se, ainda, que o caminho exemplar por meio do qual se busca uma explicao objetiva a partir da escolha racional pressupe a opo pela teoria dos jogos como ferramenta analtica

  • alternativa que sugere uma lgica essencialmente quantitativa, porque matemtica, explicao do fenmeno em foco.

    A Figura 4, por outro lado, tambm ilustra uma associao lgica entre a ontologia

    antifundacionista e anlises baseadas em pressupostos neoinstitucioalistas. A depender do grau de relativizao de pressupostos interpretativistas, no entanto, o pesquisador acaba por se perceber vinculado, em maior ou menor medida, a um dos enfoques neoinstituciolistas: institucionalismo da escolha racional, institucionalismo histrico ou institucionalismo sociolgico. Entretanto, independentemente da escolha, verifica-se a raiz antifundacionista.

    Por fim, a cada uma das alternativas estaria associado o objetivo ltimo da

    investigao: a busca por uma explicao do objeto analisado, em que objetividade e subjetividade se complementam; a busca por sua compreenso, em que objetividade e subjetividade so elementos levados em conta; ou a compreenso, com destaque para aspectos relacionados subjetividade. A definio desses objetivos, por sua vez, pressupe um debate ontolgico prvio sobre os limites e possibilidades do conhecimento cientfico apreender e explicar ou compreender a realidade. Percebe-se, mais uma vez, um encadeamento lgico a guiar a investigao, desde o vis ontolgico definio do objetivo final.

    Consideraes finais

    Enfoques tericos possuem razes ontolgicas e epistemolgicas prprias, as quais acabam por conferir contornos especficos aos mtodos e tcnicas de pesquisa a eles filiados. Dessa forma, a reflexo desenvolvida neste artigo defende a necessidade da associao lgica entre ontologia, epistemologia, teorias, mtodos e tcnicas de anlise e coleta de dados.

    Sabe-se que diferentes desenhos de pesquisa levam a diferentes concluses sobre a

    realidade analisada. Trata-se de expectativa legtima e necessria para a construo do conhecimento cientfico. No entanto, o processo de tomada de deciso por parte do investigador quanto s ferramentas de anlise sugere uma lgica indispensvel construo slida desse conhecimento. Ela releva um encadeamento quanto aos procedimentos de anlise o qual tem incio com a escolha, por parte do pesquisador, de uma viso de mundo; e se encerra quando se chega ao objetivo dos resultados da investigao; passando pelas formas de sistematizao de informaes acerca da realidade em foco. Nesse sentido, entende-se que a afirmao segundo a qual diferentes desenhos de pesquisa levam a diferentes concluses s tem validade se o trajeto percorrido pela construo do conhecimento apresentar coerncia quanto esse encadeamento.

    Abordagens podem ser incompatveis entre si, porque pertencentes a troncos

    ontolgico-epistemolgicos conflitantes; ou potencializadoras de poder explicativo, porque adequadamente combinadas. Negligenciar esse fato expe o pesquisador ao risco da incoerncia ontolgica-epistemolgica, capaz de fragilizar significativamente a justificativa do porqu adotar determinados mtodos e tcnicas e, assim, comprometer o poder explicativo da anlise empreendida. Este artigo evidencia a pertinncia desse debate para a construo slida do conhecimento em cincia poltica.

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  • 1

    Trabajo preparado para su presentacin en el XI Congreso Nacional y IV Congreso Internacional sobre Democracia, organizado por la Facultad de Ciencia Poltica y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Rosario. Rosario, 8 al 11 de septiembre de 2014 Propuesta terico-metodolgica para el anlisis de la hegemona y la eficacia interpelativa desde la perspectiva de Ernesto Laclau*

    Hernn Fair

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    El concepto de hegemona constituye una de las categoras ms importantes para el anlisis sociopoltico y crtico. En ese marco, la perspectiva de Ernesto Laclau ha hecho un uso novedoso de este concepto, re-articulndolo a la teora poltica post-estructuralista y posfundacional, en clave post-gramsciana (Laclau, 1985, 1993, 1996, 2003, 2005; Laclau y Mouffe, 1987). Sin embargo, pese a ser considerada su categora central, la obra de Laclau carece de referencias operativas para aplicar sus herramientas tericas al anlisis de la dinmica poltica concreta (Howarth, 2008, 2010; Jorgensen y Philips, 2010). En ese marco, no ha brindado una definicin rigurosa, precisa y sistemtica acerca de la hegemona, ni tampoco ha operacionalizado esta categora nodal para el desarrollo del anlisis poltico del

    Resumen El concepto de hegemona constituye una de las categoras ms importantes para el anlisis sociopoltico y crtico. En ese marco, la perspectiva de Ernesto Laclau ha hecho un uso novedoso, re-articulndolo a la teora poltica post-estructuralista y posfundacional, en clave post-gramsciana. Sin embargo, no ha operacionalizado esta categora nodal para el desarrollo del anlisis poltico del discurso como un mtodo riguroso y til de investigacin social. El presente trabajo elabora una propuesta original frente a este problema terico-metodolgico, contribuyendo a la aplicacin operativa del concepto de hegemona en anlisis empricos. Palabras clave: Hegemona, Teora del discurso, Teora poltica, Anlisis Poltico, Ernesto Laclau. 1. Introduccin

    * El presente trabajo se inscribe en el marco de una investigacin de ms largo aliento, que form parte de mi Tesis de Doctorado en Ciencias Sociales, financiado ntegramente con una beca del CONICET. Agradezco en particular a Javier Balsa por sus invalorables contribuciones. Adems, quisiera agradecer las lecturas, comentarios, crticas y sugerencias a versiones anteriores, por parte de Ins Alonso, Sebastin Barros, Paula Biglieri, Mariana Gmez, Arturo Laguado, Santiago Leiras, Santiago Mazzuchini, Sergio Morresi, Andrea Palpoli, Leonardo Rodrguez Zoya, Cristina Ruiz del Ferrier y Gastn Souroujn. Alberto Bonnet, Sebastin Pereyra y Federico Schuster han colaborado tambin con sus comentarios y sugerencias en presentaciones parciales de este trabajo. Por ltimo, una versin corregida de este texto fue leda, comentada y criticada por Guillermo de Martinelli, Evangelina Mspoli y Pehun Romani. ** Doctor en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Cientficas y Tcnicas (CONICET), con sede en la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ). Docente de la UBA y de UNQ. Correo electrnico: [email protected]

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    discurso como un mtodo til y vlido de investigacin en Ciencias Sociales1

    Esta investigacin analiza la construccin de hegemonas desde una concepcin posfundacional (Marchart, 2009). En ese marco, se asumen, como condicin de inteligibilidad, una serie de presupuestos tericos y ontolgicos, que pueden sintetizarse del siguiente modo

    . Surgen, en ese sentido, algunas preguntas clave, que han sido escasamente analizadas hasta el momento por la bibliografa especializada, pese a su indudable importancia. En primer lugar, en todos los procesos polticos existe hegemona? En ese sentido, qu elementos distinguiran a la hegemona de la mera dominacin poltica, o de presuntas formas no hegemnicas? En segundo trmino, cmo se puede dar cuenta de forma rigurosa del modo de funcionamiento efectivo de determinada hegemona? En ese contexto, qu indicadores especficos permitiran afirmar justificadamente que determinado orden es o no hegemnico? En tercer lugar, cmo se puede examinar y especificar la eficacia interpelativa de la hegemona en los procesos polticos contemporneos? Por ltimo, de qu modo se pueden establecer y determinar los lmites histricos que presenta toda formacin hegemnica? El presente trabajo se propone brindar una respuesta a estos ejes problemticos centrales. En ese marco, el objetivo principal consiste en aportar una serie de herramientas terico-metodolgicas originales, tendientes a fortalecer la operatividad de la perspectiva laclausiana, de modo tal de contribuir a la aplicacin del concepto de hegemona en estudios aplicados. 2. Presupuestos tericos y ontolgicos para el anlisis de la construccin de hegemonas desde una perspectiva posfundacional

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    1 Aunque hasta el momento no se ha intentado operacionalizar la teora de la hegemona de Laclau, existen algunos trabajos que han avanzado en estos interrogantes. En este sentido, se destacan las contribuciones de De pola (1983, 2001), Aboy Carls (2001), Balsa (2006, 2011, 2013); Schuster (2005), Retamozo (2006, 2009, 2013), Howarth (2010) y Jorgensen y Philips (2010). 2 A continuacin, retomamos los ejes sealados en Fair (2013: 28-30).

    : 1) Concepcin formativa o constructiva del discurso: Lejos de existir una representacin o una expresin fiel y objetiva de la realidad externa como preexistente (representacionalismo), los fenmenos sociales carecen de su aparente inmediatez (Heidegger, 1991: 46). En ese marco, el discurso acta como un fundamento parcial (Marchart, 2009), que construye todo proceso de significacin, definiendo el sentido legtimo que se atribuye a lo social (Lacan, 1971-1972, 2006; Laclau y Mouffe, 1987; Derrida, 1989; Laclau, 1993, 2005). 2) Concepcin transformativa del discurso: Dado que el discurso construye la significacin legtima atribuida a lo social, su enunciacin, lejos de ser esttica o limitarse a transmitir o expresar informacin, es capaz de reformular y redefinir la propia realidad social, incluyendo las identidades, tradiciones, valores y creencias sedimentadas (Laclau y Mouffe, 1987; Derrida, 1989). 3) Dimensin pragmtica del discurso: En el marco de la concepcin transformativa del discurso, y bajo su inherente iterabilidad (Derrida, 1997), el discurso presenta una dimensin pragmtica y performativa (Austin, 1998), que es capaz, bajos ciertas condiciones de posibilidad, de (re)definir y delimitar lo pensable, lo decible y lo deseable (Angenot, 2012), as como lo prohibido o tab (Foucault, 1973: 12, 2008: 157), promoviendo o restringiendo la accin social de los sujetos.

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    4) Concepcin material del discurso: En el marco de la doble dimensin formativa y transformativa, todo discurso presenta una existencia y una fuerza material (Lacan, 1971-1972; Foucault, 1973: 11, 2008: 131-132; Laclau y Mouffe, 1987; Vern, 1987). 5) Sobredeterminacin discursiva de lo social: Debido a que el discurso construye la realidad, lo social se encuentra sobredeterminado por el discurso (Laclau y Mouffe, 1987). En ese marco, todo proceso de construccin de sentido slo resulta accesible a travs del anlisis del discurso, que, de este modo, se constituye en la herramienta privilegiada para aprehender la realidad social (Vern, 1987). 6) Concepcin amplia del discurso: Como no existe una realidad que pueda ser significada al margen de su construccin y sobredeterminacin discursiva, el discurso presenta un sentido amplio y abarcador, que incluye en su seno a las prcticas lingsticas y extralingsticas3

    10) Dimensin antagnica de todo proceso poltico: El discurso y las identidades polticas se caracterizan por constituirse mediante una dimensin antagnica (Laclau, 1985, 1996, 2005; Lefort, 1990), disociativa (Marchart, 2009: 59), polmica (Vern, 1987) y en rivalidad (Foucault, 2008: 138), adquiriendo sentido mediante la marcacin de una alteridad (Aboy Carls, 2001) y delimitando una frontera poltica (Laclau, 1993: 172, 2005: 117), frontera antagnica (Laclau, 2005: 176), o frontera de exclusin (Laclau,

    (Laclau, 1985, 1993, 2002; Laclau y Mouffe, 1987). 7) Concepcin intersubjetiva del discurso: Lejos de conformarse de forma individual y apriorstica (idealismo alemn), todo discurso se constituye de forma social e intersubjetiva, adquiriendo significacin en el marco de un campo discursivo de produccin social de sentido (Vern, 1987; Foucault, 2008: 85), que se construye de forma relacional (Benveniste, 1989), dialgica (Bajtn, 1982) y en interaccin social (Volshinov, 1989; Ricoeur, 1996). Ello implica la presencia de una polifona de voces (Bajtn, 1982) que actan de forma interdiscursiva (Sigal y Vern, 2003: 20; Angenot, 2007). 8) Sobredeterminacin discursiva de los procesos polticos: Si el discurso constituye y sobredetermina lo social, todo proceso poltico slo adquiere significacin, y debe ser estudiado, desde el anlisis discursivo (Laclau y Mouffe, 1987). En ese contexto, el aspecto lingstico del discurso se articula con la dinmica poltica y con los factores institucionales, econmicos, sociales, culturales, fsicos e histricos, que lo condicionan. 9) Dimensin interpelativa de la construccin de hegemonas: En el marco de la disputa discursiva y cultural por apropiarse del sentido legtimo atribuido a lo social, toda construccin de hegemonas presenta una dimensin interpelativa (Zizek, 1992; Laclau, 1993). En ese contexto, debido a que existe un desequilibrio de poder entre los agentes sociales (Laclau, 1985, 1993, 1996; Laclau y Mouffe, 1987; Foucault, 1992), en todo proceso poltico determinados sujetos que ocupan una posicin privilegiada, adquieren una importancia predominante para construir interpelaciones capaces de generar identificaciones sociales y transformar las identidades sedimentadas.

    3 Como veremos, ambos aspectos del discurso pueden ser distinguidos analticamente.

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    1996: 72), frente a un Ellos (Vern, 1987) que acta como exterior discursivo4

    Aunque existen diversas perspectivas para el anlisis del discurso

    (Laclau y Mouffe, 1987: 150). 11) Dimensin articulatoria de todo proceso poltico: Junto a la construccin y demarcacin de la alteridad, todo discurso poltico presenta una dimensin articulatoria (Laclau y Mouffe, 1987: 133) o asociativa (Marchart, 2009: 59), vinculada al ser con otros (Heidegger, 1991: 135 y ss.) y a un actuar juntos desde la trama discursiva (Arendt, 1996). Esta dimensin articulatoria se expresa mediante la edificacin de una frontera de inclusin (Laclau, 1996), que permite conformar un campo de solidaridades, instituyendo una homogeneidad interna (Aboy Carls, 2001) y delimitando un nosotros inclusivo (Vern, 1987). 12) Dimensin hegemnica de los procesos polticos: En el contexto de la doble dimensin asociativa y disociativa, en todo proceso poltico se estructuran un conjunto de identidades polticas que luchan entre s, en un conflicto de interpretaciones (Ricoeur, 2008: 75), por apropiarse del sentido legtimo de las significaciones. En ese marco, se genera una multiplicidad de disputas culturales por establecer la hegemona discursiva del orden comunitario ausente (Laclau, 1996). 2.1. Breves consideraciones sobre la teora del discurso de Ernesto Laclau

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    4 Para autores como Mouffe (1999), por su parte, puede pensarse tambin en la edificacin de identidades polticas constituidas de forma agonista o adversarial, aunque ello no implica desconocer la dimensin antagnica de lo social.

    , la presente investigacin se basa en las contribuciones de la teora del discurso de Ernesto Laclau. Desde esta

    5 Desde las crticas de Nietzsche, Heidegger y Freud a las ideas representacionalistas y objetivistas, hasta las contribuciones de la lingstica. el estructuralismo y el marxismo heterodoxo (De Saussure, Jacobson, Lvi Strauss, Ducrot, Althusser, Foucault, Pecheux, Volshinov), y las ms recientes innovaciones del giro lingstico del segundo Wittgenstein y el giro semitico (Barthes, Kristeva, Hayden White, etc.), en los ltimos veinte aos han proliferado variadas y heterogneas teoras discursivas. En ese marco, se destacan los enfoques semiticos, psicoanalticos, post-estructuralistas y pragmticos, los cuales, en particular a partir de las contribuciones de la teora bajtiniana, la semitica pragmatista de Pierce, el psicoanlisis lacaniano, la genealoga y arqueologa foucaultiana, la deconstruccin derridiana, la teora de la enunciacin de Benveniste, la semntica de Ducrot, la teora de los actos de habla de Searle y Austin, los estudios culturales de Hall, la filosofa posmoderna de Lyotard y Rorty, la hermenutica de Gadamer y de Ricoeur, e incluso algunos aportes de la lingstica sistmico funcional de Halliday, la fenomenologa de Schutz, Berger y Luckmann, la teora social de Habermas, Giddens y Bourdieu, la etnometodologa de Garfinkel y el interaccionismo simblico de Goffman, han destacado la primaca que adquiere el orden significante (en tanto elemento material e intersubjetivo), en la construccin de lo social, la imposibilidad de acceder a una realidad puramente objetiva, pre-discursiva y plena, ya sea entendida como naturaleza, ser, esencia, sustancia o pura presencia, y el nfasis en la contingencia, relatividad e historicidad de la realidad y de las identidades polticas. A un nivel ms general, podemos destacar, entre las corrientes contemporneas, al anlisis crtico del discurso (ACD) (Van Dijk, Fairclough, Wodak), la teora de los discursos sociales o teora de la discursividad (Vern, De pola), el anlisis poltico del discurso (APD) de la Escuela de Essex (Laclau, Mouffe, Howarth, Norval, Marchart), la teora del discurso social (Angenot), la teora de la argumentacin en el discurso (TAD) (Maingueneau, Amossy, Charaudeau), la teora psicoanaltica de la ideologa (Zizek, Dollar), la retrica (grupo Mu, Perelman), la teora de la valoracin (Martin y White), la teora de las representaciones sociales (Moscovici, Jodelet), la perspectiva discursiva de la psicologa social (Billig, Potter) la sociolingstica (Robin) y, por ltimo, las perspectivas cuantitativistas, individualistas y racionalistas del anlisis de contenido (Laswell), basados en un enfoque conductista y lexicolgico, como la semntica lexicolgica (Coseriu, Pottier) y la teora funcionalista en comunicacin (Lazarfeld, Berenson). Adems, cabe destacar que, recientemente, se encuentra en elaboracin una

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    perspectiva, el discurso asume un papel central, ya que construye y sobredetermina aquello que definimos como la realidad social (Laclau, 1985). En palabras del pensador argentino, todo objeto se constituye como objeto de discurso, en la medida en que ningn objeto se da al margen de toda superficie discursiva (Laclau y Mouffe, 1987: 145). A partir de esta sobredeterminacin, Laclau incorpora una visin ampliada del discurso, que incluye dentro de s a lo lingstico y lo extra-lingstico (Laclau, 1993: 114). Desde esta base, Laclau (2002: 1) destaca que el discurso no se limita a lo escrito o hablado, sino que abarca toda accin portadora de sentido. En palabras del autor, ello hace que lo discursivo se yuxtaponga pura y simplemente con lo social. De este modo, como afirma Howarth (2010), Laclau plantea una ontologa que rompe toda distancia entre el plano textual y el social6

    La perspectiva de Laclau presenta un problema metodolgico para distinguir entre los aspectos lingsticos y extra-lingsticos del discurso, al situarlos en el mismo plano

    . En efecto, por un lado, Laclau seala que las luchas sociales pueden ser vistas como guerras de interpretaciones (Laclau, 1993: 225). Por el otro, afirma que una estructura discursiva es una prctica articulatoria que constituye y organiza a las relaciones sociales (Laclau y Mouffe, 1987: 133). Desde la propuesta de Laclau, el discurso es entendido como una prctica articulatoria, que se estructura en torno a un punto nodal, deteniendo el deslizamiento de los significados y fijando un determinado centro. A su vez, el discurso permite modificar las identidades, como producto de dicha prctica (Laclau y Mouffe, 1987: 142-143). En ese sentido, el pensador argentino afirma que la fuerza articulatoria transforma su identidad en el proceso de articulacin (Laclau, 1993: 251). De esta forma, el discurso es capaz de crear, pero tambin de reformular las identidades, asumiendo una funcin que definimos como transformativa. Sin embargo, el orden establecido es necesariamente contingente y precario, al ser construido mediante un exterior discursivo que la deforma y le impide suturarse plenamente (Laclau y Mouffe, 1987: 150), y al estar penetrado por una dislocacin estructural (Laclau, 1993, 2005: 152). 3. Problematizando la perspectiva del discurso de Laclau

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    nueva vertiente, denominada izquierda lacaniana, que articula elementos de la teora post-marxista de la hegemona y el psicoanlisis lacaniano (Alemn, Stavrakakis, Glynos). 6 En este punto, la teora de Laclau se distingue de otras perspectivas de anlisis del discurso, como el ACD, la semitica social y las teoras lingsticas. 7 Una observacin inicial de este problema se encuentra en De pola (2001) y, ms recientemente, en Bonnet (2008). De todos modos, Laclau no deja de mostrar una ambigedad, al sealar que toda distincin entre lo que usualmente se denominan aspectos lingsticos y prcticos (de accin) de una prctica social, o bien son distinciones incorrectas, o bien deben tener lugar como diferenciaciones internas a la produccin social de sentido, que se estructura bajo la forma de totalidades discursivas (Laclau y Mouffe, 1987: 145).

    . Por ejemplo, no distingue entre lo que representa una declaracin verbal, de lo que constituye una accin, un pensamiento o un deseo del sujeto. Tampoco distingue entre decir algo y hacerlo. De este modo, olvida que ambos planos pueden ingresar en contradiccin entre s. Finalmente, sita en un mismo nivel una declaracin verbal (como aspecto psquico situado en tiempo presente), con una tradicin, un imperativo, un imaginario social o una vivencia (como elementos internalizados en el sujeto), con una prctica social o institucional (como aspecto material del sujeto no puramente psquico), y a ambas con las acciones externas al sujeto, como los hechos sociales y fsicos de la naturaleza, las polticas pblicas, las normas institucionales y el modo de produccin. No obstante, al menos desde las reflexiones de la fenomenologa existencialista de Heidegger (1991), sabemos que la existencia del ser (sujeto)

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    se distingue del mundo objetual que lo circunda (desde los hechos fsicos hasta los objetos externos que emplea), sin que ello implique una distincin tajante entre el sujeto y el objeto. De hecho, el sentido comn nos indica que no es lo mismo pensar, decir, desear, sentir y hacer8

    8 Acaso es lo mismo hablar de un terremoto que sufrirlo?, es lo mismo referirse o pensar en las drogas, que consumirlas? Es lo mismo hablar del amor que hacer el amor? Es lo mismo sentir bronca contra alguien, que asesinarlo a sangre fra? Como se puede apreciar, los hechos fsicos, las prcticas sociales y los sentimientos psquicos pueden ser diferenciados (parcialmente) de los discursos verbales. Ello no implica que el hecho no fuera discursivo, en el sentido de que slo adquiere significacin desde el orden del discurso. Lo que sealamos es que lo extra-lingstico es mucho ms que un mero discurso escrito o hablado. Realizar una manifestacin poltica no es slo referirse a la necesidad de realizar una marcha, ms all de los posibles efectos performativos que adquiere el discurso (Austin, 1998). Estos elementos extra-lingsticos, desde los ms objetivos, como son los hechos fsicos o las prcticas sociales e institucionales, hasta los ms subjetivos, como los valores y tradiciones, e incluso las formas de identificacin, tienen una entidad diferente, sin que por ello se los desligue completamente de su sobredeterminacin simblica.

    . 3.1. Contribuciones para una definicin integral del discurso desde la teora de Laclau Debido a los problemas nticos que presenta esta definicin ampliada del discurso, entendemos que resulta crucial establecer una distincin analtica entre los planos lingstico y extra-lingstico del discurso. En ese sentido, distinguimos entre: a) El discurso en sentido estricto: corresponde al anlisis del plano lingstico (verbal o textual) del discurso. b) El discurso en sentido amplio: corresponde al anlisis del plano extra-lingstico (extra-verbal o extra-textual) del discurso. Esta distincin, que parafrasea a Bobbio (1993), no implica rechazar la sobredeterminacin simblica de la realidad social, ni la dimensin performativa del lenguaje, sino distinguir la existencia de dos niveles diferentes del discurso. En base a los aportes de la perspectiva laclauniana, y la distincin analtica que hemos sealado, proponemos una definicin integral del discurso, en clave posfundacional:

    El discurso construye, define, articula y permite reformular performativamente, bajo ciertas condiciones extralingsticas de posibilidad, las identidades, valores, creencias, deseos, mandatos e intereses, que los agentes polticos y sociales asumen como propios, definiendo el campo de solidaridades internas y los elementos que conforman la alteridad, delimitando el campo legtimo de lo pensable, lo decible, lo deseable y lo posible, fomentando o restringiendo la accin individual o colectiva y contribuyendo a articular y sedimentar, o contribuyendo a modificar, las tradiciones polticas y culturales parcialmente sedimentadas y objetivadas. En ese marco, el discurso es capaz de edificar y sedimentar nuevos sentidos comunes y nuevas cosmovisiones que cimentizan, o permiten transformar, el orden vigente, conformando, articulando y consolidando determinadas hegemonas, transformndolas de manera parcial, o bien desestructurndolas en su totalidad (Fair, 2013: 30).

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    Esta definicin tiene por objeto contribuir a enfatizar la funcin clave que adquiere el discurso en la dinmica poltica. Sin embargo, quedara incompleta si no examinamos el papel poltico que asumen aquellos sujetos que construyen y articulan la hegemona. 4. Consideraciones sobre la autonoma del sujeto poltico y la dimensin interpelativa de discurso desde la teora de Laclau Una de las dimensiones centrales en la construccin de hegemonas es la interpelativa. En ese marco, en sus trabajos iniciales, Laclau parta desde una visin althusseriana de la determinacin de las subjetividades por efecto de las interpelaciones ideolgicas9. Sin embargo, mantena una determinacin econmica en ltima instancia (Laclau, 1978). En textos ms recientes, asumiendo una concepcin posfundacional, Laclau emplear una visin foucaltiana de posiciones de sujeto (Laclau y Mouffe, 1987), expresando una escasa autonoma del sujeto, ms all de destacar la imposibilidad de pensar en la estructura como una totalidad cerrada. En Nuevas reflexiones sobre la revolucin de nuestro tiempo (NR), retomar la reflexin sobre el sujeto y, en particular, sobre la interpelacin. En ese marco, ya alejado de la perspectiva althusseriana, se referir al fenmeno de la identificacin, que Freud describiera en varios puntos de su trabajo (Laclau, 1993: 196). En esta etapa, Laclau le otorgar una mayor autonoma a los sujetos-individuos10

    En sus trabajos ms recientes, el tema de la interpelacin ser relegado hasta desaparecer

    , destacando que la interpelacin es concebida como parte de un proceso hegemnico-articulatorio abierto y contingente. A su vez destacar la capacidad del sujeto poltico de tomar decisiones contingentes frente a una estructura dislocada. Sin embargo, mantendr una concepcin del sujeto como falta, sealando que la pregunta acerca de quin o qu transforma las relaciones sociales no es una pregunta pertinente (Laclau, 1993: 220).

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    Aunque Laclau por momentos reconoce el papel de las interpelaciones y autonomiza al sujeto de las determinaciones estructurales, aportando algunas herramientas tiles pensar el rol autnomo del sujeto poltico frente a los condicionamientos de la estructura, no ha edificado una teora de la accin social

    . En ese marco, la teora del populismo mantendr una postura formalista, sin extenderse sobre la autonoma del sujeto. Sin embargo, Laclau aportar algunas herramientas adicionales para repensar la relativa autonoma de los agentes. En ese sentido, destacar la capacidad del sujeto popular de articular las demandas sociales insatisfechas de los de abajo, integrndolas al sistema que los excluye (Laclau, 2005). 4.1. Problematizando la cuestin del sujeto y su autonoma en la perspectiva de Laclau

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    9 Recordemos que Althusser (1988) destac la importancia de las interpelaciones en la dominacin ideolgica del capitalismo, haciendo hincapi en su doble aspecto material-social y prctico. 10 En palabras de Laclau, en la teora althusseriana de la interpelacin est presente, sin duda, la nocin spinoziana de un efecto sujeto, que deriva meramente de la lgica de la produccin del discurso, y de que, a los efectos de producir de modo exitoso, estos ltimos deben identificarse con la interpelacin. En ese marco, el nfasis althusseriano en la interpelacin como mecanismo funcional de la reproduccin social no deja suficiente espacio para estudiar la construccin de sujetos desde la perspectiva de los individuos que reciben esas interpelaciones (Laclau, 1993: 220). 11 Si bien Laclau cuenta con un libro sobre el tema de la ideologa, en aquel trabajo las interpelaciones son reemplazadas por el anlisis psicoanaltico y retrico de las ideologas, en base a los aportes de Zizek, Lacan y De Man (vase Laclau, 2006). 12 Para un anlisis de este problema, vase Aboy Carls (2005).

    . En ese marco, el terico argentino no profundiza en la

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    capacidad relativamente activa del sujeto de construir interpelaciones y tomar decisiones racionales. En segundo lugar, ntimamente vinculado al punto anterior, pese a que reconoce la existencia ontolgica de relaciones de poder y formas de dominacin social, su concepcin del discurso no distingue entre capacidades interpelativas diferenciales entre los sujetos. A nivel metodolgico, este problema se vincula a uno ms relevante, que consiste en plantear una relacin de linealidad implcita entre la construccin hegemnica y su recepcin social en los sujetos interpelados. En ese contexto, Laclau en ningn momento se aboca a examinar el impacto hegemnico de los discursos dominantes sobre los discursos interpelados, por lo que da por supuesta la eficacia performativa de la hegemona13

    En este trabajo, aportando al desarrollo conceptual y metodolgico, proponemos radicalizar la (relativa) autonoma del sujeto, desde las herramientas de la perspectiva de Laclau. En ese sentido, retomaremos la dimensin interpelativa del discurso, aunque enfatizando la crtica a su concepcin determinista y lineal sobre la interpelacin y profundizando la relativa autonoma de los sujetos. En ese marco, sostenemos las siguientes premisas

    . 4.2. Propuesta para radicalizar la autonoma del sujeto desde la teora de Laclau

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    2) Si existen determinados agentes interpeladores posicionados como clave, otros actores polticos pueden ser posicionados como interpelados por los discursos hegemnicos, o con pretensiones de hegemonizar el espacio social

    : 1) En el marco de la existencia de un desequilibrio ontolgico de poder en el seno de la sociedad, determinadas figuras polticas, desde dirigentes polticos y economistas, hasta periodistas, sindicalistas y referentes eclesisticos, pueden ser posicionados como actores interpeladores clave, asumiendo un rol central en la construccin de hegemonas.

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    3) Determinados actores polticos clave presentan una capacidad interpelativa privilegiada para construir identificaciones sociales. En ese marco, los portavoces del Estado, legitimados democrticamente por mayoras populares, y capaces de decidir, por accin u omisin, sobre aspectos polticos, institucionales y econmicos concernientes al destino de las polticas pblicas, adquieren un papel central para edificar hegemonas

    .

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    13 El primero que observ estos problemas ha sido De pola (1983), tomando como base la distincin de Vern entre la