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Maestría en Gestión de Proyectos Educativos Tecnologías de la Información y la Comunicación

Año 2016 Módulo 3

Módulo 3:

Competencias tecnológicas y clasificación de tecnologías

Jorge E. Grau

Tener un plan es necesario aunque solo sea para apartase de él

Jorge Wagensberg

Como vimos en el Módulo 1, las necesidades humanas han sido el origen de las tecnologías más diversas. Tan amplia es la gama de necesidades, –desde los alimentos a la comunicación entre personas–, como para dar cabida a múltiples actividades para satisfacerlas. Incluso a generar pseudo-necesidades a través de la publicidad y el marketing.

Pero si bien nos cuesta acostumbrarnos a que la tecnología influya sobre nuestras vidas cada vez más aceleradamente, sea por razones profesionales, académicas, económicas, de comodidad o porque es invasiva y excluyente, y, además, porque requiere capacitación y que seamos competentes y competitivos…

Los términos competencia y competente son utilizados permanentemente en el ámbito tecnológico con ambos sentidos. Incluso convendría preguntarse por qué una palabra que en español tiene un doble significado, –disputa y aptitud– (no así en inglés “competency” o “competence”), se ha convertido en un intrincado sistema de significados y de creencias en lo tecnológico.

En la actualidad, bajo el concepto de "competencia" se entienden muchas cosas diferentes, pero al mismo tiempo la utilización intensiva de tecnologías ofrece un conjunto de símbolos y significados –eficacia, efectividad, eficiencia– que, pareciera, las hace indispensables. Esto lleva a que los aspectos básicos del concepto "competencia" ya no estén en discusión y que sean aceptados por la comunidad tecnológica como el lenguaje operativo en las empresas. Fenómeno que se ha extendido a la comunidad educativa con otro conjunto de símbolos y significados –comunicación, creatividad, innovación– que ya ha impregnado a la didáctica y, parece, a la pedagogía.

¿Cuál es el concepto de competencia que se utiliza en Tecnología?

¿Qué competencias se consideran necesarias para lo tecnológico?

¿Cuáles serían las estrategias de desarrollo de competencias a nivel educativo?

¿Qué competencias deberían priorizarse en el sistema educativo?

¿Es adecuado el sistema educativo para desarrollar esas competencias?

Sin intentar un tratamiento exhaustivo de estas preguntas, ofrecemos algunas ideas para caracterizar las competencias necesarias para interactuar ya sea en distintos entornos tecnológicos como las que parece requerir el ámbito de la enseñanza.

A su vez, como ya vimos, no sólo hay distintas definiciones de técnica y tecnología sino que las mismas dan lugar a diversos criterios para su clasificación: no son lo mismo la ingeniería genética que la tecnología de las construcciones, o la ingeniería en telecomunicaciones. A su vez, por ejemplo, las llamadas industrias culturales también procesan información y comunicación y utilizan diversas tecnologías. Todas estas actividades son tecnológicas, pero con grandes diferencias conceptuales

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entre sí. También parece oportuno caracterizar qué entendemos por tecnología social y analizar los posibles elementos comunes con nuestras definiciones. Vamos a ofrecer, entonces, distintos enfoques y distintos modos de clasificar las tecnologías.

Objetivos:

Percibir que el concepto de competencia es clave para el desarrollo de los temas vinculados con Educación y Trabajo.

Diferenciar las distintas clasificaciones de la tecnología.

Índice temático:

1. Competencias para lo tecnológico

1.1. Competencias y estilo cognitivo

1.2. Competencias para lo tecnológico

1.3. Competencias tecnológicas

1.4. Competencias para tratar información 1.5. Competencias para producir y comprender información

1.5.1. Competencias para comprender información 1.5.2. Competencias para producir información 1.5.3. Competencias para procesar información

1.6. Capacitación centrada en competencias

2. Clasificación de tecnologías

2.1. Algunas clasificaciones sobre Tecnología

2.1.1. En función de los medios de producción

2.1.2. En función de los recursos disponibles

2.1.3. En función de sus objetivos

2.1.4. En función de los conocimientos necesarios

2.2. Bio-tecnologías

3. Tecnologías sociales o tecnologías gestionales

4. Tecnologías de la Información y de la Comunicación

5. Concretando

5.1. Concretando competencias

5.2. Concretando clasificaciones de tecnologías

6. Bibliografía

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1. Competencias para lo tecnológico Todo el mundo es un genio.

Pero si juzgas a un pez por su habilidad para subir a un árbol, pasará su vida creyendo que es un idiota

Albert Einstein

En la vida cotidiana, los términos "competencia" y "competente" son utilizados habitualmente en el sentido de “disputar y ganar”. Pero competencia, en español, tiene dos significados –disputa y aptitud– (Fig. 1).

Fig. N° 1: Selección "equitativa"

En Psicología, y en Educación, competencia es la disponibilidad de un

repertorio de respuestas frente a una necesidad: ser competente es tener capacidad para interactuar eficazmente con el entorno.

La concepción moderna de competencia surgió alrededor de 1970, cuando D. Mc Clelland, de la Universidad de Harvard, argumentaba que los tradicionales exámenes académicos no garantizaban ni el desempeño en el trabajo ni el éxito en la vida, y que con frecuencia discriminaban a minorías étnicas, mujeres y otros grupos vulnerables en el mercado de trabajo. Postuló que era preciso buscar otras variables –competencias– que pudieran predecir ese desempeño con cierto grado de éxito. Para este autor, ser competente para realizar alguna actividad supone:

- el dominio de algunos conocimientos, - el manejo algunas reglas para actuar, y - alguna experiencia.

Otras competencias que considera este autor, son: - la habilidad para comunicar, - la paciencia, - la búsqueda de objetivos “promedio”, y - el desarrollo del yo.

Una competencia es la descripción de algo que es capaz de hacer una persona que actúa en un área concreta

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Es la descripción de una acción, conducta o resultado que esa persona puede realizar. Un aspecto de la competencia describe lo que puede hacerse: acción, conducta o resultado que una persona debe ser capaz de realizar. Otros aspectos de esa competencia permiten describir atributos como:

- el conocimiento o la comprensión esencial para mantener la acción, y

- la capacidad para extender esa capacidad a situaciones nuevas.

Consecuentemente, ser competente significa, muy esquemáticamente: - tener habilidad instrumental: saber hacerlo - tener la habilidad cognitiva:

Motivación: querer hacerlo Autoestima: saber que puedo hacerlo

- tener la ocasión de hacerlo: poder hacerlo (Fig. 2).

Fig. N° 2: Saber, saber hacer y poder hacer: otra mirada

Contexto

Quererhacer

PoderHacer

Conocimientosy

destrezas

Saber hacer

Hacer

Actitudesy

emociones

1.1. Competencias y estilo cognitivo

Consecuentemente, existe acuerdo en cuanto a considerar que las competencias son un conjunto de saberes –conocimientos, habilidades y actitudes– que, combinados adecuadamente, permiten el desempeño de las tareas necesarias para el cumplimiento de una determinada actividad: “poseen distintos grados de integración y se ponen de manifiesto en una gran variedad de situaciones correspondientes a los diversos ámbitos de la vida humana, personal y social. Son expresiones de los distintos grados de desarrollo personal y participación activa en los procesos sociales.”(…) “toda competencia es una síntesis de las experiencias que el sujeto ha logrado construir en el marco de su entorno vital amplio, pasado y presente". Evitando toda clasificación, se admite que las competencias integran distintas capacidades en estructuras complejas, que pueden organizarse en tres orientaciones (C. Braslavsky, 1993):

- Capacidades intelectuales: se refieren a procesos cognitivos necesarios para operar con símbolos, representaciones, ideas, imágenes, conceptos y otras abstracciones y constituyen la base para la construcción de las demás. Incluyen habilidades analíticas, creativas y metacognitivas, entre otras.

- Capacidades prácticas: se refieren a un saber hacer. Si bien suponen e implican saberes intelectivos y valorativos, se manifiestan en una dimensión pragmática. Incluyen habilidades comunicativas, tecnológicas y organizativas.

- Capacidades sociales: se refieren a la participación de la persona como miembro

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de un grupo en los ámbitos de referencia próximos y en contextos más amplios, no inmediatos a la cotidianeidad.

Esto ha permitido caracterizar –por lo menos– tres grandes ámbitos:

- Competencia lógico-matemática: habilidades para efectuar operaciones lógicas esenciales: juicios pertinentes, coherencia en el razonamiento, procesos inferenciales, cuantificación, representación gráfica y simbólica.

- Competencia lingüística: habilidades para la comprensión del discurso en sus dimensiones semántica, sintáctica y pragmática, el manejo de múltiples códigos y canales, la construcción del significado comunicacional, la emisión eficaz de mensajes.

- Competencia social: habilidades y destrezas para actuar en un contexto, percibir las reglas del juego existentes y orientarse en la acción.

Sin intentar un tratamiento exhaustivo, podemos vincular las competencias anteriores con el estilo cognitivo de una persona, en una configuración donde las competencias que puede solicitarnos la vida social, la educación universitaria y el mundo del trabajo, inciden en nuestro estilo cognitivo (Fig. 3).

Fig. N° 3: Competencias y estilo cognitivo

1.2. Competencias para lo tecnológico

Desde hace años, diversos autores –D. R. Olson, D. Perkins, L. B. Resnick, G. Salomon, J. Bruner y H. Gardner– analizan los efectos cognitivos del conocimiento tecnológico sobre la inteligencia humana. Las preguntas clásicas de estos autores, son:

¿Hay efectos del conocimiento tecnológico sobre la inteligencia humana?

¿Cómo se aprende con tecnología?

¿Cómo incide la tecnología en nuestra inteligencia?

¿Cómo se relacionan el conocimiento tecnológico con el desarrollo cognitivo?

¿Cuáles son las competencias necesarias para operar con tecnología?

G. Salomon (1992; 2001) ha explorado las posibles formas en que las tecnologías afectan el desarrollo de la mente, y hace dos preguntas más:

¿Son diferentes los efectos de la tecnología sobre la mente?

¿Qué funciones de la mente son afectadas por la tecnología?

Y afirma que la interacción entre tecnología y mente tiene varias respuestas posibles, pero que los efectos de la tecnología se dan predominantemente sobre:

- el conocimiento adquirido;

- el acceso al conocimiento; y

- la organización de esquemas de conocimiento.

Para profundizar en estos conceptos, el autor propone tener en cuenta los efectos

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cognitivos sobre los marcos de pensamiento (thinking frames: M. Minsky, 1980, 1982; D. N. Perkins, 1986), que incluyen habitualmente:

- las estrategias de pensamiento y de aprendizaje,

- el uso de estrategias metacognitivas,

- las maneras de ver el mundo, y

- el dominio de determinadas habilidades y destrezas

Desde esta óptica, G. Salomon (2001) entiende que “el impacto de la tecnología podría juzgarse por el impacto en el desarrollo no como efectos discretos de poca escala, sino como una secuencia de cambios graduales en una escala relativamente más larga de tiempo. En este tipo de secuencia, aquellas estructuras que tienen una base social o que están basadas en alguna herramienta, pueden gradualmente transformarse en instrumentos para una autorregulación (…), los cuales a su vez posibilitarán nuevos modos de interactuar con la tecnología”. Y sintetiza este análisis diciendo: “No todos los ‘marcos de pensamiento’, metáforas, construcciones diferenciadas, o habilidades, se adquieren al nivel apropiado (Fig. 5).

Fig. N° 5: Competencias, estilo cognitivo e influencia de la tecnología

Además, es probable que factores cognitivos, evolutivos y sociales, cuya

naturaleza aún desconocemos, además de la naturaleza del agente impactante o de la naturaleza del efecto per se, influirán para que este fenómeno se produzca o no. Las implicaciones de estas dos cuestiones deberán aún ser estudiadas” (G. Salomon, 2001).

1.3. Competencias tecnológicas

¿Cómo se adquieren las competencias tecnológicas?

Usando materiales y herramientas, operando dispositivos, mejorando procedimientos, probando soluciones alternativas, actuando… (pensemos en cómo se pueden generar, desde nuestra asignatura o función de gestión, los procesos de enseñanza asociados a las expresiones anteriores…).

Concretando, en función de lo que estamos analizando creemos conveniente esbozar una primera enumeración de algunas competencias tecnológicas típicas, que deberían desarrollarse para interactuar en forma natural y eficaz con el mundo de la tecnología y, por extensión, con el mundo del trabajo. Sin ser exhaustivos, proponemos las siguientes competencias tecnológicas:

- Capacidad para: - Percibir nexos entre necesidades y recursos, entre recursos y

procedimientos, y entre procedimientos y resultados. - Organizar situaciones: captar los componentes y las relaciones, e idear

la configuración más satisfactoria en función de una meta. - Transformar ideas en procedimientos y aplicaciones concretas: pasar

de verbalizar alternativas, a concretar cursos de acción. - Perseverar en la búsqueda de resultados.

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- Generar argumentos y flexibilidad para modificarlos. - Generar estrategias personales de solución de situaciones reales. - Adquirir una actitud crítica y constructiva respecto de las soluciones. - Inventar: percibir e identificar problemas e imaginar y generar

soluciones alternativas.

- Habilidad para: - utilizar herramientas. - explorar y desentrañar dispositivos y artefactos. - seguir secuencias de instrucciones. - interpretar esquemas, diagramas, planos. - representar gráficamente procesos y dispositivos. - materializar ideas. - crear procedimientos. - construir o fabricar artefactos simples.

Ser tecnológicamente competente es tener capacidad para interactuar eficazmente –percibir necesidades y recursos, organizar situaciones, utilizar herramientas, desentrañar dispositivos, etcétera– con el entorno.

A título de ejemplo, ofrecemos, ofrecemos competencias transversales que son

valoradas en el ámbito tecnológico. Dado su carácter transversal, son compartidas por las distintas asignaturas de la carrera y pueden ejercitarse en equipo o individualmente, desarrollando en paralelo la capacidad de trabajo autónomo o de trabajo en equipo:

- Capacidad de análisis y síntesis.

- Razonamiento crítico.

- Comunicación oral y escrita.

- Capacidad de gestión de la información.

- Aplicación de los conocimientos adquiridos a la formulación y defensa de argumentos y a la resolución de problemas.

- Capacidad para la negociación, conciliación y toma de decisiones.

- Adquisición de conocimientos generales que le capaciten para acceder a niveles superiores de estudio.

- Capacidad de transmisión de información, ideas, problemas y soluciones a un público tanto especializado como no especializado.

- Desarrollo de habilidades de iniciación a la investigación.

- Capacidad de proyección de los conocimientos, habilidades y destrezas adquiridos en la promoción de una sociedad basada en los valores de la libertad, la igualdad, la justicia y el pluralismo.

1.4. Competencias para tratar información

Como vimos, una competencia es la descripción de una acción, conducta o resultado que la persona puede realizar y está integrada por elementos cognitivos junto a criterios de actuación que permiten resolver una situación.

¿Qué significa procesar grandes volúmenes de datos en términos de conocimiento?

Cuando hablamos de gestionar información, aparecen dos palabras –dato e

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información–, que incluso los medios de comunicación utilizan como sinónimos. Si bien no nos interesa modificar la terminología impuesta, queremos señalar que la información requiere a una persona que la interprete. Las acepciones más genéricas son:

- Datos: Símbolos que describen hechos, entidades o relaciones y que se recogen, se registran, se copian y/o memorizan.

- Información: Significado que damos a esos datos al interpretarlos dentro de un contexto. La información se construye –es subjetiva y es significativa–: siempre tiene estructura, autor, audiencia y soporte.

- Documento: unidad de información con significado (que admite distintos tipos de soporte)

Somos las personas las que convertimos los datos en información ya que, a diferencia de los datos, la información:

- requiere una unidad de análisis –persona, o máquina–, y

- es identificada a partir de los significados de los datos.

En este sentido, la información pertenece al territorio de lo conceptual. En cada contexto esas colecciones de hechos –los datos– transportan cierta información: la existencia de un determinado contexto le asocia al dato cierto contenido informativo. La información también permite la creación de imágenes mentales de objetos diversos. Ello implica adquirir conocimientos sobre aspectos de la realidad. Nosotros utilizaremos la palabra información no sólo con esta acepción sino también como todo registro capaz de ser recuperado en el tiempo, como lo hace la bibliotecología. A su vez, todo elemento puede ser un dato y, por el simple hecho de existir, puede ser objeto de información y de conocimiento.

A su vez, somos las personas las que documentamos esos datos y los convertimos en información. Todo documento, tal como lo enfocamos hoy en día, tiene autores que buscan informar a distintos grupos de personas. Aún así, los datos son iguales para todo el mundo, y los mismos datos pueden contener información diferente para personas diferentes: El conocimiento es una propiedad de las personas que los lleva a actuar de una determinada manera (M. Boisot, 2003). Y será ese conocimiento el que nos permitirá:

- percibir situaciones –interpretar–, - informar a otros –transferir–, - crear nuevo conocimiento –convertir–, y - tomar decisiones –elegir–.

Podemos definir las competencias para tratar información como los "conocimientos, habilidades y actitudes que posibilitan a las personas o grupos a utilizar de manera eficiente y eficaz, crítica y ética, la información que facilitan las TICs y otras fuentes impresas, visuales, sonoras y demás (multimodal-multialfabetización), con el fin de generar conocimientos académicos, educativos, investigativos, laborales, profesionales, económicos, políticos, sociales, culturales, etc." (A. Uribe Tirado, 2005).

En términos generales, las competencias básicas para manejar información, en complejidad creciente, son:

- explorar, - percibir nexos y relaciones, - captar y desentrañar estructuras conceptuales, - recoger significados,

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- sintetizar información, - adoptar lógicas diferentes al sí-no, - tratar complejidades, - albergar incertidumbres, - moverse intuitivamente, - posibilitar síntesis, - capacidad para transferir a otros contextos, y - tomar decisiones a partir de información incompleta.

Esto implica tomar conciencia de las múltiples posibilidades y la necesidad de desarrollar procedimientos para una razonable aplicación de las TICs en la educación. Pero lo importante es el cambio cultural que ello significa: la incorporación de las TICs en las instituciones educativas genera un conjunto de transformaciones de la actividad docente que no son explicadas por los modelos teóricos existentes hasta el momento.

1.5. Competencias para comprender, producir y comprender información

Como veremos más adelante, para generar, o analizar, un documento –unidad de información con significado, que admite distintos tipos de soporte: papel, acetato, pantalla de TV, disco rígido– es conveniente diferenciar entre:

- competencias para comprender la información,

- competencias para producirla, y

- competencias para procesarla. 1.5.1. Competencias para comprender la información

Las competencias para la comprensión de información –constituidas en gran parte por la comprensión del lenguaje escrito– posibilitan una serie de procesos de distinto nivel de complejidad:

a) procesos básicos de reconocimiento y elaboración semántico-sintáctica de los elementos del mensaje (palabras, imagen, sonido, etc.).

b) procesos superiores de elaboración semántica que van más allá de la información presentada, siendo los más importantes:

- activación de otros esquemas mentales,

- activación de conocimientos anteriores, generación de expectativas y desarrollo de estrategias de búsqueda, provocadas por la interacción de los documentos leídos con los conocimientos previos y los objetivos del usuario.

- generación de inferencias, es decir informaciones implícitas, indeterminaciones, ambigüedades, “huecos” que deben ser deducidos por el alumno-usuario para obtener una estructura semántica coherente:

1) Inferencias de elaboración: vinculan de diversos modos las nuevas informaciones con las estructuras cognitivas existentes en el receptor. Los conceptos propuestos por el documento activan en el receptor ideas, pensamientos y relaciones que amplían y transforman la información propuesta.

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2) Inferencias de reducción: cumplen, dirigidas por los objetivos del receptor, la función de condensar la información recibida junto con los conocimientos previos y las ideas y relaciones generadas. En esa configuración construida en base a procesos de abstracción y generalización, representa la información resultante que conservará el usuario de la situación de aprendizaje.

1.5.2. Competencias para producir información

Estas competencias –también constituidas predominantemente por la comprensión lectora y la capacidad redactora– posibilitan otra serie de procesos, pero destinados a la construcción del texto que se convertirá, como veremos, en datos e información.

Como se infiere, para el aprendizaje mediante diversos documentos –libros, transparencias, fotos, hipertextos, películas– es fundamental la coherencia del texto: aquello que presenta una secuencia estructurada de ideas, expresando las distintas relaciones –temporales, causales o lógicas– entre los contenidos. Uno de los factores que influye en la comprensión son los conocimientos previos que el lector tiene sobre el tema. Más allá del mayor o menor conocimiento previo del presunto lector, la persona que “produce” esa información debe generar:

- Una organización interna, eficaz, de fragmentos significativos y

- un diseño, ágil, de las interrelaciones entre los contenidos.

A su vez, se espera que todo graduado posea competencias digitales básicas:

- Conocer la filosofía que sustenta la Web –colaborar, compartir, conversar, etc.–

- Conocer y aplicar las normas de comunicación en Internet –Netiqueta–

- Manejar un servicio de correo electrónico web

- Manejar correctamente un navegador en la Web

- Realizar búsquedas avanzadas en Internet

- Crear y gestionar correctamente un blog

- Utilizar herramientas colaborativas informáticas

- Interactuar correctamente en un entorno virtual de aprendizaje –uso de foros, mensajería interna, configuración de perfiles, envío de tareas, captura de pantallas, etc.

- Usar herramientas de almacenamiento

- Trabajar con servicios de fotografía y video online

- Participar en redes sociales

- Conocer las normas de derechos de autor y propiedad intelectual en el entorno digital

- Conocer los riesgos y amenazas de Internet y cómo evitarlos. 1.5.3. Competencias para procesar información

Por último, las competencias para procesar información –constituidas en gran parte por competencias tecnológicas, predominantemente de diseño, de impresión, o informáticas– posibilitan la última etapa de esa serie de procesos necesarios en el diseño de un documento para que le llegue a la otra persona. Nos referimos

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primordialmente a la secuencia de cursos de acción que facilitan la relación documento-diseño que identifica a las posibilidades de organización de los contenidos en distintos soportes –papel, pantalla, transparencia, etcétera–:

¿Qué quiero conseguir con este documento?

¿Cómo quiero que reaccionen ellos?

¿Qué quiero que hagan con mi texto?

¿Quiénes leerán el documento?

¿Qué información tengo que darles?

¿Qué relación espero establecer con ellos? ¿Qué lenguaje(s) utilizaré? ¿Cómo me imagino al documento “concreto” (papel, TV)?

¿Qué estrategias cognitivas adoptaremos los docentes (u otras personas vinculadas) para construir significado, inducir al aprendizaje y orientar la toma de decisiones en los alumnos, cuando debemos diseñar distintos materiales de enseñanza?

Esto que presentamos muy esquemáticamente se desarrollará más extensamente cuando veamos tanto diseño de material impreso como de hipertextos, dadas sus diferentes características y las competencias asociadas a cada uno de ellos. 1.6. Capacitación centrada en competencias

Hablamos tanto de formación y de capacitación por competencias, como de estrategias de enseñanza centradas en el desarrollo de competencias. Como vimos, hay una noción fundamental para entender el concepto de competencia: la de transferencia de conocimiento que articula teoría y acción, y es el traslado de un saber general a una situación concreta, extra mental, movilizando la conducta hacia una forma eficaz de hacer algo, de modo que la acción competente es aquella llevada a cabo por alguien que sabe hacerla. Por otra parte las competencias no integran un sistema de conocimientos cerrado, sino que incluyen tanto el componente real como el potencial. Las competencias son verdaderos sistemas de conocimientos puestos en acción referidos a algún dominio, de carácter abierto, disponibles para nuevos aprendizajes.

Es fácil asociar la noción de competencia a la noción de capacidad, pero en realidad es una noción compleja, basada en la combinación de capacidades, saberes, habilidades, experiencia en la toma de decisiones pertinentes, aptitudes relacionales, etc. que pueden ponerse en juego en una actuación adecuada. Cuando formamos a un profesional en competencias ponemos en movimiento un complejo proceso que ya existe en él y está integrado por sus experiencias y conocimientos previos, y seguirá luego enriquecido y con mayor complejidad por la instancia formativa atravesada, siempre abierto y potencial. Cada curso y cada experiencia producen distintos grados de integración de sus competencias, que se manifestarán en situaciones de actuación, como síntesis de las experiencias de aprendizaje que ese profesional pudo construir a lo largo de su formación.

Hay diversas clasificaciones de competencias. La más extendida distingue entre:

Básicas: lectura comprensiva y crítica, habilidades lógicas, matemáticas, comunicativas, sociales.

Genéricas: permiten el desempeño en una variedad de dominios, como clasificar, resolver problemas, organizar, indagar y otras

Específicas: propias de un dominio, por ejemplo realizar experimentos, operar

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una computadora, dominar diferentes géneros literarios, etc.

Si bien la clave del término competencia es la acción, ya sea intelectual y/o física, en este enfoque la acción va siempre unida al conocimiento: la competencia está configurada por los conocimientos pero puestos en acción –no existen competencias en vacío–. La acción le da direccionalidad y sentido al conocimiento: no sólo hay que saber, sino saber hacer y saber actuar –tomar decisiones– a partir del conocimiento adquirido.

El diseño de la capacitación por competencias:

- Posibilita la mejora de la actuación.

- Se basa en secuencias dinámicas de operaciones que pueden recombinarse de manera diferente e introducir nuevos elementos.

- Requiere un ida y vuelta constante entre la teoría que configura la práctica y la práctica que retroalimenta a la teoría.

- Privilegia el discernimiento y la calidad de la toma de decisiones antes que la ejecución pautada.

- La evaluación se realiza mediante pruebas de desempeño semi-estructuradas, que permiten diversas soluciones de situaciones complejas, con diferentes conjuntos de datos y restricciones.

- Es predominantemente heurístico, se nutre de la creatividad y la iniciativa, y se sustenta en el manejo de la información relevante a la hora de resolver problemas.

- Es un enfoque básicamente estratégico, orientado al saber actuar, y que reconoce diferentes perspectivas, enfoques teóricos y visiones para abordar un problema.

Esta perspectiva apunta a construir capacidades o aptitudes –disposiciones– y habilidades –pericia– genéricas y específicas flexibles, que puedan movilizarse ante contextos complejos e imprevistos, utiliza diferentes conjuntos de conocimientos y sus actualizaciones, se apoya en la combinación de recursos personales y colectivos, y conduce a una práctica reflexiva y crítica.

Hay que tener en cuenta que todo entorno tecnológico es también un entorno ecológico, que está constituido por un gran sistema en el que intervienen muchos protagonistas directos e indirectos. Alguno de estos protagonistas puede tener objetivos e intereses particulares que se contraponen en algún momento con los objetivos generales de esa propuesta tecnológica, y no se debe olvidar que, muchas veces, es difícil anticipar cuáles serán sus comportamientos.

La tecnología no exige por sí misma grandes cambios culturales, pero sí coloca a las ideas en un nuevo foco y las explica o ejemplifica de modos nuevos a auditorios más numerosos (J. D. Bolter, 1984).

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2. Clasificación de tecnologías

Cualquier clasificación es superior al caos; e incluso una clasificación a nivel de las propiedades sensibles

es un paso hacia un orden racional C. Levi-Strauss

Aunque muchas veces se habla de la tecnología en singular, hoy evidente que

hay muchas tecnologías diferentes. No son lo mismo la ingeniería aeroespacial que la ingeniería agronómica o las tecnologías de la información y las comunicaciones. Queda claro que esas tres actividades son tecnológicas, pero existen tantas diferencias entre ellas que los expertos en una pueden desconocer casi completamente lo que ocurre en las otras. Hay, por tanto, distintos enfoques e importantes diferencias entre ellas.

Las distintas definiciones de tecnología dan lugar también a criterios para su clasificación. Si, como se ha visto, las tecnologías son consideradas muchas veces como ciencia aplicada ya tenemos un primer criterio de demarcación. También hay autores que suelen distinguir entre acto técnico y actividad tecnológica. Dentro de esta configuración, las “artes” culinarias, el curtido de pieles, o la ebanistería, podrían ser clasificadas como técnicas, y parecería impropio decir que son tecnologías (habría que pensar cómo llamarle cuando se tienen mil comensales, o hay que brindar almuerzo o cena a los pasajeros de un Boeing 747 o un Airbus 380), mientras que la construcción de puentes o el diseño de aviones están hoy dentro del campo de las tecnologías.

Hay distintos enfoques para clasificar tecnologías. Para L. Mumford (1934), las técnicas se desagregan en:

- Técnicas intuitivas que utilizan agua y viento (hasta cerca de 1750),

- Técnicas empíricas que utilizan hierro y carbón (1750 hasta 1900), y

- Técnicas científicas que utilizan electricidad y aleaciones de metales (desde 1900),

Para J. Ortega y Gasset (1939), la clasificación separa: - la técnica del azar,

- la técnica del artesano, y

- la técnica del técnico, o del ingeniero…

De acuerdo con este autor, la diferencia entre estos tres ámbitos está dada por la manera en que los seres humanos fabrican los medios para realizar el proyecto elegido.

Clasificar, entonces, es el proceso de agrupar determinadas cosas, en función de las características que tienen en común y es una forma de resumir lo que conocemos. Tendremos distintas clasificaciones, por ejemplo, en función de:

- los medios de producción (M. Espinosa Escudero, 2000),

- los aspectos productivos (J. Sábato, 1972),

- los aspectos económicos (J. Katz y C. Mallman, 1973), y

- los recursos disponibles (J. Sábato, 1972),

- el ciclo productivo (J. Katz, C. Mallman et al, 1973),

- el grado de artificialidad (T. Buch; 1999 y 2000),

- los conocimientos necesarios (M. Bunge, 1983; M. A. Quintanilla, 1994);

- los aspectos sociales (J. Sábato, 1972; E. Oteiza; 1999), etcétera.

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Detrás de todas las clasificaciones existe alguna percepción de lo tecnológico, que a su vez puede tener diversos puntos de vista: la eficiencia, las funciones, las relaciones de producción, la estructura del conocimiento, la ética, lo social, etcétera.

Sin duda existen muchas maneras de clasificar competencias, tecnologías, necesidades y recursos, y todas ellas dependen de los propósitos que con la clasificación se persigan.

Toda clasificación nos proporciona alguna forma una manera de organizar nuestros conocimientos. Los tres sistemas de clasificación más utilizados en la actualidad, son:

- La clasificación ortodoxa, que pretende agrupar las tecnologías de forma que refleje su supuesta historia evolutiva. Incorpora tanta información como sea posible acerca de las tecnologías estudiadas y define al grupo en función de las características compartidas por todos sus miembros. La mayoría de clasificaciones que aparecen en los libros de texto están basadas en este sistema de clasificación.

- Un sistema de clasificación basado en la medida de la similitud global de las tecnologías estudiadas. Incorpora tanta información sobre las tecnologías como sea posible, pero no tiene en cuenta su historia evolutiva. En esta clasificación, las tecnologías pueden estar completamente definidas por los miembros que la forman, mas que por las características que las tecnologías poseen.

- Un sistema de clasificación en el que cada tecnología se define por las características compartidas por todos sus miembros, y que son las que distinguen precisamente a este grupo de los otros. La ausencia de una característica concreta no se utiliza nunca para definir un grupo. Este sistema puede tener en cuenta o no la historia evolutiva de las tecnologías.

Los sistemas citados comparten los mismos fines y utilizan métodos bastante similares, aunque difieren en los detalles, y pueden producir ocasionalmente resultados diferentes. Esto origina que clasificar sea un tema complejo y, a veces, sujeto a controversias. De allí que toda clasificación o taxonomía deba considerarse como provisoria, abierta y sujeta a cambios en la medida en que surjan nuevas razones o evidencias para hacerlos. Para los propósitos del desarrollo, una taxonomía pluridimensional que distinga claramente competencias, o tecnologías, o necesidades y/o recursos es, siempre, una herramienta útil y factible. Lamentablemente, en la formulación de esa clasificación nunca podremos evitar alguna arbitrariedad.

Conviene aclarar que las descripciones que siguen no buscan lo taxonómico por el afán de clasificar sino para percibir, a través de la diversidad de los esquemas clasificatorios, la complejidad que presenta actualmente la Tecnología como propuesta socio-cultural. 2.1. Algunas clasificaciones sobre Tecnología

Por lo general, las clasificaciones sobre Tecnología tienen tres características:

- están basadas, muy frecuentemente, en la observación de diversas organizaciones tecnológicas –casos específicos–;

- enfatizan aspectos de esa tecnología a expensas de otros atributos –tienden a ser selectivas–, ya que la adhesión a un modelo teórico lleva a dejar de lado otros enfoques, y

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- reflejan las creencias sobre la naturaleza de lo tecnológico – son normativas–.

Esto nos indica que las configuraciones tecnológicas son demasiado complejas para ser analizadas bajo una sola dimensión. Aún así, pocos autores han presentado síntesis de diferentes enfoques para alcanzar una visión plural sobre la tecnología, y a veces las diferencias entre las distintas perspectivas es tan grande que resulta difícil su integración. Por eso, “interesa tener claro que toda clasificación implica ya una teoría (...). Toda teoría general conduce igualmente a una clasificación. Cometeríamos un error si sólo viéramos en la clasificación un procedimiento elemental de la epistemología. Sea cual fuere el abordaje que se realice, incluso sin la finalidad de establecer una clasificación, seguramente incluya una o varias” (J. Freund, 1999).

Entre las clasificaciones conocidas, sólo desarrollaremos aquellas que nos parecen más abarcativas para las actividades vinculadas a los proyectos educativos y que se integran con los requerimientos de gestión del conocimiento tecnológico. 2.1.1. Clasificaciones en función de los medios de producción

Una primera clasificación de las tecnologías separa entre:

- Tecnologías “duras”: su objetivo es transformar materiales por:

a) acciones físicas, o

b) procesos químicos y/o biológicos.

- Tecnologías “blandas”: su producto es menos tangible, e incluye desde:

a) la organización y administración de empresas, hasta

b) el desarrollo de programas para computadoras.

Obviamente, los procesos tecnológicos pueden clasificarse desde otras ópticas.

Para aclarar algunos aspectos, vamos a considerar otras clasificaciones respecto a los productos y a los procesos productivos:

I) Clasificaciones con respecto al producto:

- Producción invariable de un mismo producto: los ingenios azucareros, hornos continuos de cerámica, fabricación de café o leche en polvo, etcétera.

- Producción constante de productos variados: la industria del mueble, tejidos de paño, calzado, etcétera.

- producción variable: electromecánica pesada, astilleros, mecánica general, etcétera.

II) Clasificaciones con respecto al proceso productivo:

- Industrias lineales –una línea continua de producción–: por ejemplo, la industria del cemento, la producción de aluminio.

- Industrias convergentes: la industria automotriz fabricando un solo tipo de coche; un solo tipo de receptores de radio, etc.

- Industrias divergentes: ingresa un producto como materia prima que luego se desdobla en varios subproductos: la destilación del petróleo, coquerías, etc.

- Industrias mixtas: combinación de dos tipos de procesos ante-riores: fabricación en serie de artículos para el hogar –una línea para heladeras, otra para lavarropas, otra para cocinas.

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2.1.2. Clasificación en función de los recursos disponibles

También puede desarrollarse una clasificación de las tecnologías en función de las inversiones necesarias de capital para adquirir determinadas equipos, técnicas, tecnologías, o necesidades de mano de obra. Por ejemplo, en:

- Tecnologías “intensivas en capital”: se basan en la utilización de sistemas de producción de alta complejidad –automática, robótica, teleprocesamiento– que requieren grandes inversiones de capital.

- Tecnologías “intensivas en mano de obra”: sistemas de producción que operan, predominantemente, con mano de obra con distinta calificación.

2.1.3. Clasificación en función de sus objetivos

Vistas desde sus objetivos, una posible clasificación de las tecnologías sería:

- Tecnologías físicas:

Todo sistema de producción de bienes: automotriz, robótica, etcétera.

- Tecnologías sociales –o gestionales–: toda configuración referida a la prestación de servicios de organización y comunicación de los seres humanos: servicios hospitalarios, educación, administración de empresas, etcétera.

Otras tecnologías de gestión están relacionadas con los recursos humanos, los procesos administrativos y contables, la administración de proyectos de organizaciones sociales, las investigaciones de mercado, el “marketing” y la publicidad, la información para la toma de decisiones, etcétera. 2.1.4. En función de los conocimientos necesarios

También podemos clasificar a las tecnologías en función de los conocimientos necesarios para poder operar con ellas, desarrollarlas o perfeccionarlas. Una clasificación de tecnologías en función de los conocimientos necesarios fue desarrollada por M. Bunge en 1983, y contiene un listado –como dice el autor, obviamente incompleto y tan opinable como perfectible– (Tabla Nº 1):

Tabla Nº 1: Tecnologías y conocimientos necesarios (M. Bunge, 1983)

Tecnologías Incluye a las tecnologías:

1) Materiales Físicas: las ingenierías –civil, mecánica, electrónica, nuclear, espacial, etcétera–. Químicas: inorgánicas y orgánicas. Bioquímicas: farmacología, bromatología. Biológicas: agronomía, medicina.

2) Sociales Psicológicas: psiquiatría, didáctica. Psico-sociológicas: psicologías industrial y comercial. Sociológicas: urbanismo, jurisprudencia. Económicas: administración, investigación operativa. Bélicas: estrategias militares.

3) Conceptuales Lenguajes de computación, programación, inteligencia artificial.

4) Generales Teorías: de los sistemas, de la información, de autómatas, de control automático, de la optimización, etc.

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Lo que este autor denomina tecnologías generales, como puede apreciarse, es un ámbito en el que se encuentran todas las teorías generales nacidas entre 1930 y 1950, en las que no interesan los detalles materiales de los sistemas, concentrándose en sus aspectos estructurales (M. Bunge, 1983). Cabe reiterar que este listado debería actualizarse –han pasado más de treinta años de su redacción– y perfeccionarse en función de la evolución del conocimiento en estos años, respetando el modelo conceptual que generó a esta clasificación.

La otra clasificación de las tecnologías en función de los conocimientos necesarios fue desarrollada por M. A. Quintanilla en 1998 (Tabla Nº 2), que caracteriza dos grandes grupos de tecnologías –en función de conocimientos y de habilidades–, en un listado que difiere, más allá del paso del tiempo, del modelo conceptual de M. Bunge.

Tabla Nº 2: Tecnologías y conocimientos necesarios (M. A. Quintanilla, 1998)

Tecnologías Conocimientos y habilidades Conocimientos teóricos de carácter científico Basadasfundamentalmente

en conocimientos Conocimientos operativos, con base científica Habilidades manuales Habilidades organizativas

basadas fundamentalmente en habilidades o capacidades Habilidades intelectuales

A partir de estos conceptos, M. A. Quintanilla (1998), en su enfoque sobre cultura técnica, plantea que las personas necesitan determinada información que forma parte de su propia cultura (Tablas Nº 3a y 3b):

- los conocimientos, creencias o representaciones que poseen acerca de los componentes, la estructura y el funcionamiento del sistema;

- las habilidades prácticas y reglas de actuación que son capaces de seguir para operar con el sistema tecnológico, o para diseñarlo y construirlo; y

- los valores referidos a los objetivos y resultados de cada una de sus acciones así como del sistema en su conjunto y a la relación entre ambos.

Tabla Nº 3a: Tecnologías y conocimientos necesarios (M. A. Quintanilla, 1998)

Tecnologías Conocimientos y habilidades

Conocimientos teóricos de carácter científico: tecnologías de punta, o tecnologías avanzadas, muy vinculadas al desarrollo del conocimiento científico, con escasa base operativa y con una significativa influencia de las actividades de I+D (Investigación y Desarrollo): las tecnologías para el control de la fusión nuclear, la ingeniería genética, la tecnología láser, etc.

Tecnologías basadas

fundamen-talmente en

conocimientos Conocimientos operativos, generalmente con fuerte base científica: tecnologías de ingeniería tradicional como la ingeniería civil o mecánica, la arquitectura, la cirugía, etc.

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Tabla Nº 3b: Tecnologías y conocimientos necesarios (M. A. Quintanilla, 1998)

Tecnologías Conocimientos y habilidades

Conocimientos teóricos de carácter científico: tecnologías de punta, o tecnologías avanzadas, muy vinculadas al desarrollo del conocimiento científico, con escasa base operativa y con una significativa influencia de las actividades de I+D (Investigación y Desarrollo): las tecnologías para el control de la fusión nuclear, la ingeniería genética, la tecnología láser, etc.



conocimientos Conocimientos operativos, generalmente con fuerte base científica: tecnologías de ingeniería tradicional como la ingeniería civil o mecánica, la arquitectura, la cirugía, etc.

Habilidades manuales: - específicas: artesanías, oficios manuales. - no específicas: tecnologías de fabricación en serie, manufacturas.

Habilidades organizativas: - específicas: técnicas de gestión de empresas o de instituciones. - no específicas: técnicas de organización, asistencia social, técnicas de ventas, etc.



habilidades o capacidades

Habilidades intelectuales: - específicas: programación de computadoras, control numérico de -máquinas-herramientas, medicina especializada, control de plantas industriales, etc. - no específicas: relaciones públicas, publicidad, gran parte de las técnicas artísticas y culturales, etc.

Este listado, como el anterior, puede incorporar otras categorías, generando una orientación para distintos proyectos educativos con contenidos tecnológicos. 2.2. Bio-tecnologías

Las bio-tecnologías son tecnologías desarrolladas fundamentalmente en la biología. Se las desarrolla especialmente en medicina, farmacia, alimentos, agricultura y medio ambiente. Generalmente involucran varias disciplinas y ciencias como biología, bioquímica, genética, virología, física, química, medicina, agronomía, veterinaria e ingeniería, entre otras. Como se sabe, tiene aplicaciones diversas en importantes áreas industriales y de la salud; la agricultura, con el desarrollo de cultivos y alimentos mejorados; los usos no alimentarios de los cultivos –plásticos biodegradables, aceites vegetales y biocombustibles–.

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3. Tecnologías sociales o tecnologías gestionales

Nacemos, nos educamos, trabajamos, nos recreamos, viajamos, atendemos nuestra salud, nos aseguramos, oramos…

y finalmente nos morimos, en organizaciones

Mario Krieger

Una definición preliminar de tecnología social podría ser: aplicación de conocimiento específico de lo social, sobre lo social, y para lo social, a la invención, perfeccionamiento y utilización de reglas prácticas para construir formas de compañía, de asociación y comunidad: La pregunta de la Tecnología es ¿cómo juntar a la gente? (J. Galindo Cáceres, 2010).

Una vieja práctica social que se transmite de generación en generación es, a los efectos de nuestro curso, una evidente tecnología social. Un posible enfoque de las tecnologías sociales, basado en una forma de solucionar problemas concretos con una combinación específica de aportes de la psicología y las restantes ciencias sociales, es el de J. Varela (1971), que llamó tecnología social a “la actividad que conduce al planeamiento de soluciones de problemas sociales a través de combinaciones de hallazgos provenientes de diferentes áreas de las ciencias sociales”. Este psicólogo social uruguayo, de renombre en EE. UU., presenta a la tecnología social basada en una forma de solucionar problemas concretos, a través de una específica combinación de aportes de la psicología. las restantes ciencias sociales y las ciencias de la salud.

Estas tecnologías sociales estudian las maneras de mantener, reparar, mejorar o reemplazar sistemas y procesos sociales existentes. Ejemplos: hospitales, escuelas y empresas, en procesos de atención de la salud y de desarrollo de la educación. Diseñan, o rediseñan, programas para afrontar problemas sociales, por ejemplo: desocupación, emergencias sociales, prevención del delito, etcétera: tienen características que inciden en la organización social de manera directa –principalmente en salud y en educación–. Por contraste con el intento de resolver problemas a través de intervenciones con una sola técnica particular, esta forma de operar sería verdaderamente similar a otras tecnologías, que utilizan distintas teorías o modelos para intervenir.

Hay autores que incluyen a las tecnologías sociales dentro de las tecnologías de gestión. Algunos consideran que las tecnologías de gestión están dentro de la problemática de las organizaciones y otros las vinculan con las tecnologías físicas.

Es evidente que las herramientas primero y las máquinas después, son necesarias para alcanzar un sistema tecnológico. Pero la organización de lo tecnológico se refiere no sólo a las máquinas sino también a las personas. Por lo tanto, la organización también es "social". Si bien no siempre pueden eliminarse las tecnologías físicas, es posible que su papel actual sea exagerado, y muchas cosas que hoy se hacen con un gran despliegue de máquinas, aparatos y gastos de materiales también pueden hacerse con iguales o mejores resultados reemplazando parte de esos elementos físicos por un mejor aprovechamiento de los factores sociales: personas, conocimientos, energía y materiales son cuatro "elementos", interdependientes, de un enfoque de tecnologías sociales o gestionales.

Hablamos de tecnologías de gestión como el “conocimiento utilizable o utilizado que, operando en áreas tecnológico-administrativas, transforma, mediante sucesivas elaboraciones, algunos símbolos en otros con el objeto de desarrollar los procesos

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básicos de la actividad administrativa en organizaciones” (F. Suárez e I. Felcman, 1975).

Otro autor que habla de tecnologías de gestión es J. D. Thompson (1967), que entiende que la tecnología es la variable importante. Es importante saber “cómo se deben hacer las cosas en una organización”; cuál es la forma que se procesan los productos y los servicios, y la estrategia que adopta la organización debe ser consistente con su tecnología y con la incertidumbre del contexto.

Para este autor, en la relación estructura organizacional-tecnología-contexto, hay dos preguntas importantes:

¿Cómo podemos diseñar estructuras organizacionales que tengan una gerencia y administración eficiente basada en una racional toma de decisiones?

¿Cuáles son las principales variables a tener en cuenta y en qué secuencia?

También A. Pacey (1990) sugiere que el fenómeno tecnológico sea estudiado y gestionado como una práctica social, haciendo evidentes siempre los valores sociales y culturales que le subyacen. Otro autor –Ch. Perrow (1968)–, presenta una formulación más compleja de las tecnologías de gestión, y lo hace en función de los diferentes tipos de organización –burocráticas, no burocráticas, de servicios, como pueden ser los de correo, teléfonos, o educación–. Además, incluye el concepto de poder, al que denomina poder intergrupal, y que considera dependiente de la tecnología de producción –de bienes o de servicios– que se esté utilizando (E. Oteiza, 1999).

Un tercer autor que abre la dimensión social a las tecnologías es E. L. Trist (1976) considera que las organizaciones constituyen sistemas sociotécnicos que actúan en forma dinámica, con mutuas interdependencias entre la tecnología y el poder. Este enfoque muestra la interrelación entre las estructuras tecnológicas y las sociales dentro de la organización, según tres aspectos:

- los aspectos tecnológicos (las herramientas y las máquinas),

- los métodos de trabajo (grupal o individual, horarios, etc.), y

- los aspectos sociales (relaciones interpersonales en la organización).

Por último, tenemos a L. Wynne (1983), que las caracteriza como formas de organización social: serían un complejo interactivo de formas de organización social, que implican tanto la forma característica de la producción y uso de artefactos, como la gestión de recursos.

Estos sistemas socio-tecnológicos tienen dos premisas básicas (E. Oteiza, 1999):

- deben integrar las relaciones entre sus partes sociales y técnicas, y

- deben administrar de manera efectiva la frontera que los separa del contexto y sus relaciones, de tal manera que haya intercambios efectivos, junto con una protección de los “ruidos” externos.

En estas tecnologías el sistema de comunicaciones formales es revelador de la estructura de poder en las organizaciones, ya sean éstas productivas o educativas, públicas o privadas, pues necesariamente deben diseñarse en función de quienes toman las decisiones. A su vez, como veremos, las tecnologías de la información y de la comunicación tienen un efecto muy significativo en las tecnologías gestionales.

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4. Tecnologías de la Información y la Comunicación –TICs–

La tecnología informática tiene una deuda con el usuario no especializado. Debería enchufarse y listo

Hugo Scolnik

En principio, el término información alude a cualquier expresión verbal, numérica, gráfica, o de otro tipo, que posee un significado determinado dentro de un contexto concreto, y uno de sus objetivos puede ser comunicar algo. En cambio, para que haya comunicación entre dos o más personas es necesario que exista un mensaje generado por alguno de ellos.

Si clasificamos a las tecnologías físicas vinculadas a la computación y a las telecomunicaciones, tendríamos:

- Tecnologías físico-electrónicas básicas,

- Tecnologías de los circuitos y equipos electrónicos,

- Tecnología del software, Web, multimedia,

- Tecnología de las computadoras,

- Tecnología de tele-procesamiento,

- Tecnologías de radio-telecomunicaciones,

- Automatización y control industrial, etcétera.

En este agrupamiento también se incluyen las empresas discográficas, las editoriales, las productoras cinematográficas, etcétera –las tecnologías que desarrollan la producción y el desarrollo cultural– llamadas industrias culturales, en los años 40, por autores como T. Adorno, E. Morin y W. Benjamin. Esas empresas y otros sectores similares –radios, canales de TV, productoras de programas de televisión– se dedican no sólo a la difusión y comercialización de valores culturales sino también a procesar información y comunicación. Todas ellas combinan la creación, la producción y la comercialización de contenidos con alta intangibilidad con diversas prestaciones para transformarlos en información y comunicación, ya sea como bienes –diarios, libros, revistas, casetes– o servicios –programas televisivos, exposiciones–. Como se infiere, se integran diversas tecnologías a expresiones culturales en los más diversos campos: novela, cuento, poesía, música, coreografía, radio y televisión, pintura y escultura, cine y fotografía... Si bien las de carácter informativo y artístico son las más evidentes, también se deben tener en cuenta también otras industrias culturales –tejeduría, platería, cerámica, etc.– vinculadas a la moda femenina, al arte culinario, etcétera, vinculadas a las artesanías.

Se trata de sectores que utilizan tecnologías físicas y gestionales que combinan la creación, la producción y la comercialización de contenidos intangibles de naturaleza cultural, generalmente protegidos por derechos de autor, que pueden tomar la forma de bienes o servicios, según define la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura –UNESCO–. Incluyen la impresión y la publicación; las producciones multimedia, audiovisuales, fonográficas y cinematográficas y que, en países como el nuestro, también consideran el diseño, gráfico, de indumentaria, o multimedial.

Así, las industrias culturales se distinguen por su doble particularidad como creadoras y transmisoras de contenidos simbólicos y como un importante sector

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productivo que, aún liderado por grandes potencias, promete un futuro más que interesante que crece en el intercambio mundial.

Desarrollar la educación –y por ende, la cultura– en las sociedades contemporáneas, multiculturales y densamente interconectadas, significa clasificar a esas tecnologías físicas vinculadas a la computación, a la Informática, a la edición y a los sistemas de información, en función de las necesidades de los proyectos educativos y, por extensión, culturales.

Después de casi treinta años se siguen llamando Nuevas Tecnologías a las TICs, como un despropósito. En realidad, es necesario tener en cuenta la aparición de las genuinas “nuevas” tecnologías, a las que llamaremos tecnologías emergentes actuales y a futuro, que surgen como parte de la natural evolución tecnológica y que incluyen tanto las tecnologías mejoradas –que no podemos llamar nuevas– y las que están surgiendo en este momento (P. J. H. Schoemaker, 2001).

Si clasificamos a las tecnologías en función de las necesidades de los proyectos educativos –básicamente gestión, transferencia y creación de conocimientos–, tendríamos grandes grupos tecnológicos, a percibir cada vez con mayor claridad en los próximos años:

- Gestión de la Información.

- Gestión de las Comunicaciones.

- Información para la toma de decisiones.

- Gestión del Conocimiento.

- Gestión de la Creación de Conocimiento.

Como se puede percibir, en todas las etapas de estos diversos procesos de información y comunicación, especialistas, tecnólogos, empresarios, periodistas, expertos de los distintos medios, diseñadores gráficos y publicistas aportan un enfoque específico generando un proceso multidimensional.

Como desarrollaremos en los módulos siguientes, estos grandes grupos de tecnologías configuran lo que habitualmente se conoce como las tecnologías de la información y la comunicación –las TICs–, que representan el núcleo que más nos interesa conocer: cómo inciden –e incidirán– en la enseñanza.

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5. Concretando La dificultad radica, no en las ideas,

sino en escapar de las viejas ideas, que se ramifican, como consecuencia de la educación que hemos recibido,

por todos los rincones de nuestra mente

J. M. Keynes

Durante mucho tiempo lo tecnológico se circunscribió a “cómo hacer cosas” y obtener beneficios. Ahora, con un desarrollo tecnológico cada vez más complejo, volátil e invasivo, las cuestiones vinculadas a lo tecnológico –en este caso, clasificar competencias y tecnologías– tienen mayor incidencia en todas las áreas de estudio. 5.1. Concretando competencias

Esto ha permitido caracterizar –por lo menos– cinco grandes ámbitos:

- Competencia lógico-matemática

- Competencia lingüística

- Competencia social

- Competencias tecnológicas

- Competencias para tratar información

Obviamente no intentamos un tratamiento exhaustivo, y podemos vincular a las anteriores con competencias intelectuales, prácticas, interactivas, estéticas y éticas, entre otras.

Tener en cuenta que el “saber qué” no produce el “saber cómo”, y que el “aprender sobre” no permite, por sí solo, “aprender a ser” (J. Bruner, 1982). 5.2. Concretando clasificaciones de tecnologías

Teniendo en cuenta lo analizado hasta ahora, y sólo a los efectos de brindar una ubicación general, ofrecemos una esquemática clasificación global de las tecnologías:

Tecnologías de la información y la comunicación

Tecnologías gestionales

Bio-tecnologías Tecnologías

Tecnologías físicas

Dado que una tecnología puede ser sencillamente definida como la "forma de hacer algo" o como la combinación de insumos y actividades para el logro de algún objetivo, se puede concluir que, a menos que la demanda de requerimientos, productos y servicios sea homogénea, existirán tantas tecnologías como necesidades, objetivos, o poblaciones tengamos.

Como puede apreciarse, clasificar tecnologías es, siempre, una tarea discutible e incompleta, pero en nuestro caso necesaria porque nos permite una mejor comprensión de los diferentes ámbitos específicos. Aún así es difícil presentar una clasificación aceptada por todos, inclusive porque se siguen generando, permanentemente, nuevas tecnologías o, como las hemos llamado, tecnologías emergentes.

Parafraseando a Emilio Muñoz (2013) podemos decir que las “verdades” tecnológicas no son dogmas sino verdades evolutivas, revisables a través de una permanente contrastación con la realidad en la que se aplican.

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