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MÓDULO 2: LAS SEMILLAS DEL ENFADO

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  • MÓDULO 2:

    LAS SEMILLAS

    DEL ENFADO

  • Las semillas del enfado

    2

    TEMA 2:

    PENSAMOS Y JUZGA MOS

  • Las semillas del enfado

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    1 PENSAMOS Y JUZGAMOS

    La mayoría de las veces nos enfadamos porque enjuiciamos y nos somos

    capaces de ver los hechos, las circunstancias o la situación de forma

    objetiva, teniendo una visión amplia de ello.

    Estamos acostumbrados a enjuiciar todo aquellos que nos pasa o que pasa

    en nuestro alrededor, a opinar sobre todo, sobre nosotros y sobre los

    demás.

    Creemos realmente en aquello que juzgamos, creemos lo que opinamos.

    Alimentando así nuestro ego y limitamos nuestra visión de lo que es

    realmente verdad y real, de mirar las cosas de forma objetiva.

    Las personas sienten y valoran lo que les suceden desde su propio mapa

    del mundo, desde su propia visión del mundo, desde su propio sistema de

    creencias y valores, que se han ido forjando desde la más tierna infancia.

    Cuando no juzgamos somos capaces de ver y sentir lo que realmente está

    aconteciendo, más allá de las apariencias, de nuestras opiniones, de

    nuestros prejuicios, de nuestros gustos, de nuestras creencias y valores,

    más allá de que las cosas sean como quisiéramos que sean.

    “En la medida en que nos apeguemos a nuestras ideas y a

    nuestras opiniones, estaremos limitándonos y reprim iéndonos. Y

    nuestras posibilidades de crecimiento disminuirán.”

    Kabat-zinn

    La cualidad de no juzgar es fundamental.

  • Las semillas del enfado

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    En vez de juzgar lo que tendríamos que hacer es discernir, que es la

    capacidad de ver el panorama completo, la película completa, ver 360º, con

    todos sus detalles y matices.

    Cuando discernimos somos capaces de ampliar nuestra mirada, y podemos

    llegar a entender y ver los detalles de lo que acontece y aquello que antes

    nos enfadaba, ahora podemos llegar a entenderlo o simplemente a

    aceptarlo desde una visión más profunda y alejada de nuestro mapa.

    Esta capacidad de discernimiento se consigue viviendo el momento

    presente sin juicios que empañen la realidad, tomando conciencia de

    nuestros pensamientos, simplemente es un tomar conciencia de que

    estamos pensado, sin analizarlo, ni juzgarlo, simplemente es llevar nuestra

    atención al hecho de que pensamos y observarlos, y ver que los

    pensamientos no son más que producto de nuestro dialogo interno.

    Cuando observamos esto, es cuando nos damos cuenta de que juzgamos

    todo en nuestro mundo, a nuestros hijos, a nuestra pareja y a nosotros

    mismos, a los políticos, a los futbolistas, a todos.

    Normalmente tendemos a identificarnos con nuestros pensamientos y

    realmente no somos nuestros pensamientos, como tampoco somos nuestro

    cuerpo, ni nuestras emociones, ni nuestras ideas y opiniones, ni nuestros

    miedos, etc., aunque si forman parte de nuestra experiencia e influye en

    nuestra vida de diferente manera.

    Si nos damos cuenta, estamos pensando todo el tiempo y ni tan siquiera

    somos conscientes en lo que pensamos. Simplemente dejamos que nuestra

    mente tome el control de nuestras vidas, en vez de ser nosotros los que

    tomamos en control de nuestra mente y además de ello, ni tan siquiera nos

    damos cuenta de que pensamos en cada momento y de lo que pensamos.

    Tenemos opiniones limitadas de las personas que ten emos

    enfrente y de las situaciones que vivimos.

  • Las semillas del enfado

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    Sería muy revelador ser capaz de observar lo que pensamos y como

    pensamos. De observar nuestros pensamientos como esa vocecita que nos

    habla constantemente y dicta nuestra vida, lo que hacemos, lo que decimos,

    lo que opinamos, lo que sentimos, todo.

    Si fuéramos capaces de captar por un instante y escucharnos a nosotros

    mismos, a nuestros propios pensamientos, observaríamos el hecho de que

    pensar no es más que un proceso mental y observaríamos, como de pronto,

    estos pensamientos que hace un instante inundaba nuestra mente, se paran

    en automático y dejan de existir en ese momento.

    Normalmente cuando esto pasa, sentimos un gran descanso interior y físico,

    ya que estar constantemente pensado, navegando entre el pasado y el

    futuro, consume mucha energía y hace que al final del día nos sintamos

    cansados, susceptibles e iracundos.

    Por lo tanto tenemos el poder de gestionar nuestros pensamientos de una

    forma mucho más útil y ventajosa para nosotros mismos.

    Si somos capaces de gestionar nuestros pensamientos, podemos llegar a

    gestionar nuestro enfado, o nuestra forma de enfadarnos, llegando a tener

    una visión mucho más amplia de lo que vemos en frente nuestra.

    ¿Cómo se consigue parar el pensamiento?

    Con la respiración.

    Pensar es un proceso mental.

    La respiración es la forma más eficaz de traer nues tra mente al

    presente, interrumpiendo así nuestro proceso mental .