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LUNES 16 DE ABRIL DE 2012 La esencia de la masculinidad Parte 8: El arquetipo del Niño Divino Para comprender los 4 arquetipos de la masculinidad madura necesitamos entender los 4 arquetipos que los anteceden. Acceder y llevar a la plenitud los cuatro arquetipos es fundamental para el crecimiento del niño. Éstos arquetipos producen en los niños y jóvenes un sentimiento de asombro, diversión y energía que es esencial para el aprendizaje y el desarrollo. Éstos arquetipos de la niñez no nos dejan cuando crecemos, de hecho lo que hacen es evolucionar en arquetipos más maduros. El problema se presenta cuando seguimos aferrados a estos arquetipos inmaduros, con el perjuicio de no madurar, no crecer, y esto se deja ver en comportamientos malcriados, cobardes, adolescentes que muchos adultos conservan en su carácter. En últimas el arquetipo de la infancia debe evolucionar en el arquetipo adulto, maduro y completo. Explorar los arquetipos de la infancia es útil porque nos recuerda que nunca debemos perder contacto con nuestro lado infantil, inocente, explorador, curiosos y aventurero, lo cual en un futuro nos permitirá conectarnos con nuestros hijos. Explorar las sombras bipolares nos hace consciente de los comportamientos y patrones infantiles que podemos tener en nuestro carácter y que nos hacen inmaduros. Empezaré hablando del arquetipo del "Niño Divino", el cual es usualmente el primer arquetipo inmaduro en desarrollarse. Para los jungianos éste arquetipo es la fuente del entusiasmo infantil por la vida. Este arquetipo produce un sentido de bienestar, paz, alegría, entusiasmo y deseo de aventura. Donde quiera que tú encuentres un sentimiento de excitación y un deseo de empezar un proyecto ese es el "Niño Divino" manifestándose en tu vida. El arquetipo del "Niño Divino" se muestra tanto en la indefensión como en el total poder. Indefensión porque aún se es un niño y se depende de los adultos para satisfacer las necesidades. Todo poderoso porque

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LUNES 16 DE ABRIL DE 2012

La esencia de la masculinidad Parte 8: El arquetipo del Niño Divino

Para comprender los 4 arquetipos de la masculinidad madura necesitamos entender los 4 arquetipos que los anteceden. Acceder y llevar a la plenitud los cuatro arquetipos es fundamental para el crecimiento del niño. Éstos arquetipos producen en los niños y jóvenes un sentimiento de asombro, diversión y energía que es esencial para el aprendizaje y el desarrollo.

Éstos arquetipos de la niñez no nos dejan cuando crecemos, de hecho lo que hacen es evolucionar en arquetipos más maduros. El problema se presenta cuando seguimos aferrados a estos arquetipos inmaduros, con el perjuicio de no madurar, no crecer, y esto se deja ver en comportamientos malcriados, cobardes, adolescentes que muchos adultos conservan en su carácter. En últimas el arquetipo de la infancia debe evolucionar en el arquetipo adulto, maduro y completo.

Explorar los arquetipos de la infancia es útil porque nos recuerda que nunca debemos perder contacto con nuestro lado infantil, inocente, explorador, curiosos y aventurero, lo cual en un futuro nos permitirá conectarnos con nuestros hijos. Explorar las sombras bipolares nos hace consciente de los comportamientos y patrones infantiles que podemos tener en nuestro carácter y que nos hacen inmaduros.

Empezaré hablando del arquetipo del "Niño Divino", el cual es usualmente el primer arquetipo inmaduro en desarrollarse. Para los jungianos  éste arquetipo es la fuente del entusiasmo infantil por la vida. Este arquetipo produce un sentido de bienestar, paz, alegría, entusiasmo y deseo de aventura. Donde quiera que tú encuentres un sentimiento de excitación y un deseo de empezar un proyecto ese es el "Niño Divino" manifestándose en tu vida.

El arquetipo del "Niño Divino" se muestra tanto en la indefensión como en el total poder. Indefensión porque aún se es un niño y se depende de los adultos para satisfacer  las necesidades. Todo poderoso porque consume la atención de aquellos que lo rodean, ésta atención es mutuamente beneficiosa pues el "Niño Divino" consigue satisfacer su necesidad de atención a la vez que inspira a otros y les da alegría (tal como un niño que hace cosas y es el disfrute de la familia).

Es posible ver este arquetipo reflejado en varias tradiciones religiosas y mitos en todo el mundo, siendo la más famosa la de la natividad. Cristo es un arquetipo del "Niño Divino" (incluso en mi país tiene este nombre), su padre es Dios y viene al mundo en forma de un indefenso bebé, que también provee esperanza de un nuevo comienzo. Hay historias similares en otras culturas, los momentos de nacimiento de Zoroastro, Moisés, Buda y Krisna relatan momentos milagrosos y místicos que anticipan la gran misión que van a desarrollar.

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Cuando el arquetipo de "Niño Divino" se desarrolla normalmente madura en el arquetipo del Rey, si no evoluciona se manifiesta en alguna de las sombras que a continuación describiré y que dan cuenta de un arquetipo que no se ha integrado de forma adecuada y saludable.

1. El tirano en el trono: Su rasgo principal en su impresionante necesidad de atención que a diferencia de niño divino no devuelve nada a cambio, no inspira, no da felicidad, sólo tiene necesidades y demandas, incluso cuando sus necesidades se encuentran satisfechas sigue pidiendo y pidiendo, hasta volverse caprichoso y mimado. Se convierte en alguien arrogante, narcisista y orientado sólo a sí mismo y a que los demás lo complazcan sin ser generoso con los demás. Piensa, egocéntricamente, que merece todo de los demás y que nadie merece nada de él.

Cuando un individuo madura se da cuenta no es el centro del universo. Un hombre que no ha madurado reniega y hace pataletas agresivas o pasivo agresivas cuando no logra lo que desea, no toma responsabilidad de sus acciones y es incapaz de ser crítico consigo mismo. Su arrogancia puede cegarlo de la realidad y volverlo terco y obstinado. Es posible ver este arquetipo en celebridades y políticos caprichosos que se creen tan especiales que pueden hacer lo que deseen.

También podemos ver esta sobra del Tirano en el trono cuando no esperamos otra cosa  sino la perfección siendo demasiado duros con nosotros mismos, pues nos imponemos expectativas poco razonables. La vemos cuando sentimos una voz en nuestra cabeza que nos dice que no somos lo suficientemente buenos, que no somos suficientes. Es un pequeño tirano sabotéandonos a cada momento.

2. El principe débil: No usa los berrinches como el Tirano en su trono, su problema radica en que no tiene pasión ni entusiasmo por la vida, no tiene iniciativa, está completamente cohibido. Le gusta ponerse de víctima cuando llegan problemas y retos, se disculpa de todo diciendo que no ha sido su responsabilidad ni su culpa, siempre echa la responsabilidad a otros, o a las circunstancias. Depende enfermizamente de otros, sean padres, parejas, jefes. Se vuelve un pusilánime.

Su influencia en la adultez se ve en individuos con el síndrome del "buen tipo", un hombre que se encuentra desmotivado, excesivamente complaciente, excesivamente romántico y dependiente de su madre a quien ve en las sucesivas mujeres de las cuales se enamora.  No puede satisfacer sus necesidades por sí mismo, por lo cual no emprenderá, no será independiente, dependerá afectiva y laboralmente de otros. Vive eternamente frustrado porque los demás no lo entienden o lo decepcionan. Es un pasivo agresivo en toda regla.

Cuando somos capaces de integrar, de forma saludable, al "Niño Divino" permite que nunca envejezcamos en el alma y el corazón, nos mantenemos jóvenes de espíritu, frescos, inspirados por una visión de posibilidades, llenos de creatividad, contemplando viejos problemas con nuevos ojos, sedientos de aventura. Éste arquetipo hace que nos atraiga el cambio, que evitemos la rutina, que busquemos los desafíos y que no seamos unos mediocres, conformistas, sin esperanza, padeciendo la vida como hombres comunes y corrientes. Eres curioso, aventurero pero a la vez humilde.

Este arquetipo evoluciona en el arquetipo maduro del Rey, del cual hablaré en el siguiente post.

Que comience la cacería!

Hasta la próxima!Escrito por Alvaro Bonilla a las 7:30 PM 6 Tienen algo que decir Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir con TwitterCompartir con Facebook

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DOMINGO 8 DE ABRIL DE 2012

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La esencia de la masculinidad Parte 7: Introducción a los arquetipos

En los post anteriores de la esencia de la masculinidad se revisaron algunos de los problemas singulares que tenemos los hombres contemporáneos, y se ofrecieron algunas vías de acción y reflexión para comprender, desde las raíces ancestrales, la masculinidad en nuestros tiempos y, por supuesto, insinuar caminos para restaurar el malestar del hombre contemporáneo, la falta de confianza de alguien como hombre, su pérdida de masculinidad. Los post anteriores trataron ciertas claves, ciertos puntos con los cuales podemos de alguna forma invocar la masculinidad ancestral para sobreponernos a miedos, inseguridades y malestares que experimentamos hoy día.

En los siguientes post de la serie me basaré en el texto "Rey, Guerrero, Mago, Amante: Rediscubriendo los arquetipos de la masculinidad madura" del psicólogo Jungiano Robert Moore y el mitólogo Douglas Gillete. La base de libro es que los hombres, independientemente de qué lugar geográfico procedan, nacen con ciertas energías arquetípicas, de tal manera que para llegar a ser un hombre completo, debemos trabajar para desarrollar los cuatro arquetipos, siendo el resultado el sentirse completo y sentir confianza y propósito.

En esta serie exploraré cómo son estos arquetipos y qué dicen éstos arquetipos de nuestra masculinidad, y a qué comportamientos nos invitan, así mismo, a qué renuncias nos llevan. El crecimiento personal es un camino de cambio, de adopción y también de renuncias.

El libro "Rey, Guerrero, Mago, Amante" está basado en la psicología de Carl Jung, particularmente se fundamenta en sus ideas de los arquetipos psicológicos. Para entender los cuatro arquetipos de la masculinidad es útil saber un poco de la psicología jungiana.

Jung ha sido uno de los psicólogos más influyentes, desde los años 1907 a 1913 Jung trabajó y estudió bajo la tutela de Sigmund Freud, padre del psicoanálisis. Jugn estaba de acuerdo con la teoría freudiana de la mente inconsciente, pero pensaba que la visión de Freud era muy negativa e incompleta. Freud se enfocó en el inconsciente como un lugar en el cual las personas guardaban y reprimían emociones negativas y ciertos pensamientos perturbadores. Jung estaba de acuerdo con que las emociones negativas se reprimían en el inconsciente, pero también pensaba que las experiencias positivas, pensamientos y emociones podrían también alojarse en el inconsciente.

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Jung creía que había un segundo nivel en el inconsciente, que estaba presente en todas as personas, el primer nivel fue llamado por Jung "inconsciente personal" y era creado por la experiencia personal. El segundo nivel de la mente inconsciente fue llamada el "inconsciente colectivo", que consistía en patrones de pensamiento instintivos presentes de carácter universal que los seres humanos hemos desarrollado en miles de años  de evolución y desarrollo. Jung bautizó a estos comportamientos primordiales como "arquetipos". Para Jung estos arquetipos fundamentan la experiencia personal, no importa la procedencia geográfica, la profesión, todos tenemos estos arquetipos adentro nuestro.

Jung creía que estos arquetipos  de comportamiento humano proceden de una superficie en la mente consciente que se expresa en los rituales, mitos y relatos sagrados o paganos. Estos patrones arquetípicos explican el por qué vemos similares historias, rituales e historias míticas a lo largo de diferentes culturas en diferentes momentos espaciales y temporales, por ejemplo, la figura de la muerte y resurrección de Dios puede ser encontrada en las historias y mitos de los griegos, sumerios, cristianos e indios precolombinos.

Los arquetipos de Jung son principalmente cuatro: El Yo, La Sombra, el Anima y el Animus, y la Persona. No voy a entrar a detallar estos arquetipos de forma detallada, sólo diré que los arquetipos son patrones de comportamiento y pensamiento, energías que podemos encontrar en todas las personas en varios niveles o grados.

Robert Moore tomó el concepto de los arquetipos jungianos y los empleó para crear un marco comprensivo que explica el desarrollo de la masculinidad madura e integral en los hombres. Moore argumenta en su obra que los problemas que vemos con los hombres hoy, violencia, resistencia al cambio, superficialidad, son resultados de formas modernas no adecuadas de explorar y estar en contacto con los arquetipos primitivos, ancestrales de la masculinidad que residen en cada uno de nosotros. Moore creía que tanto hombres como mujeres poseían arquetipos tanto masculinos como femeninos, este es el anima, o lo femenino y el animos o lo masculino.

Uno de los grandes problemas de los hombres en la modernidad es que la sociedad occidental suprime el animus o arquetipo de la masculinidad, y en lugar de ello invita a los hombres a entrar en contacto con su lado más suave o su anima. Ojo, no hay nada malo en desarrollar este lado suave, emocional de las mujeres, el problema está en que el desarrollo de lo femenino se dé a expensas de renunciar a lo masculino.

Aca arquetipo masculino tiene tres partes:

1. La expresión completa del arquetipo2. Sombra disfuncional del arquetipo de un extremo.3. Sombra disfuncional del arquetipo del otro extremo.

Es posible esquematizar lo siguiente de la siguiente forma, donde las esquinas del triángulo representan las sombras extremas que dividen el arquetipo. La meta de cada hombres es reconciliar e integrar estas dos sombras bipolares para lograr la máxima expresión del arquetipo como se ve en la parte superior del triángulo.

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Cada arquetipo tiene una forma madura y una forma inmadura. La forma madura se denomina "Psicología del hombre" y la forma inmadura se llama "Psicología del niño". Los arquetipos de la masculinidad madura son los ya mencionados: Rey, Guerrero, Mago, Amante. Los arquetipos de la masculinidad inmadura son: El divino niño, el héroe, el niño precoz y el niño edípico. Cada uno de estos arquetipos inmaduros tiene la misma configuración del triángulo, tal como los arquetipos de la masculinidad madura. Cada uno de ellos tienen sus expresiones más altas y completas junto con sus sombras disfuncionales bipolares.

Por ejemplo, antes de que un joven pueda acceder al arquetipo de Rey debe desarrollar el arquetipo del Divino Niño, antes de que el pueda acceder al arquetipo del Guerrero debe desarrollar el arquetipo del héroe. Así con los demás.

En el próximo post de la serie les mostraré los arquetipos de la masculinidad inmadura, que son los cimientos de los arquetipos de la masculinidad madura. Les aseguro que será un camino muy interesante de descubrimiento de patrones de juego interno y conexión con la masculinidad únicos. Si puedes conseguir el libro también lo recomiendo, aunque tiene algunas cosas de lo que yo llamo Nueva Era, tiene cosas realmente profundas y que contribuyen al crecimiento personal.

Que comience la cacería!

Hasta la próxima!Escrito por Alvaro Bonilla a las 8:27 PM 13 Tienen algo que decir Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir con TwitterCompartir con Facebook

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LUNES 26 DE MARZO DE 2012

La esencia de la masculinidad Parte 6: La provisión

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Se dice que un hombre debe ser un buen proveedor. Hemos escuchado esa frase antes, y nos recuerda que incluso en nuestra sociedad moderna, cuando alguien habla de que un hombre debe ser un buen proveedor lo que está queriendo decir es que debe tener un trabajo por el cual genere un buen ingreso.

La definición de ser un proveedor está bien instaurada en nuestra sociedad y en la psicología masculina, de hecho cuando un hombre pierde su trabajo se siente como su identidad masculina disminuyera, tiende a sentirse ansioso y deprimido.

Cuando estamos hablando de provisión, ¿nos estamos refiriendo necesariamente a generar un muy buen ingreso? Si es así qué podemos decir de la situación hoy día donde la mujer también tiene acceso al mercado laboral también un buen ingreso y porque no decirlo hacer proveedora. Qué podemos decir aquellos lugares en los cuales el hombre se dedica a las labores de la casa, cosa frecuente en algunos lugares donde la mujer es la que lleva el sustento a casa porque tiene trabajo ya sea porque su esposo está desempleado ¿acaso éstos hombres no proveen de alguna forma?

En esta serie hemos realizado un viaje en el tiempo para descubrir los impulsos originales de la masculinidad, aquellos que han sido encubiertos en la psicología del hombre contemporáneo. Hemos mencionado que en las sociedades primitivas hombres y mujeres proveían igualmente recursos para sus tribus: las mujeres proveían semillas y granos, los hombres cazaban. A lo largo de la historia hombres y mujeres contribuían igualmente a la economía familiar, la idea de la mujer que se queda en casa mientras su esposo trabaja todo el día es una concepción moderna de la vida familiar. Es hasta el siglo XIX cuando vemos la idea en occidente de un hombre trabajador y una mujer ama de casa, esta dinámica era típicamente disponible para clases sociales medias o media alta, con un buen ingreso, pero la mayoría las familias tanto hombres como mujeres, tenían que trabajar mancomunadamente para mantener la familia a flote financieramente.

¿Es posible considerar una definición más alta de provisión una que incluya mayores capacidades y mayores acciones? Etimológicamente proveer significa vigilar, preparar. Personalmente prefiero que la idea de provisión esté apartada del ingreso, la habilidad de proveer está más relacionada con una visión de vida, con conducir una familia hacia esa visión y hacia prepararse para las tormentas de la vida.

En épocas primitivas los hombres eran los buscadores y guardianes de la tribu. Como buscadores exploraban el terreno  y viajaban adelante (y también atrás) de las mujeres y de los niños, observando en entorno  buscando peligros que evitar (serpientes, predadores, etc.). Éste rol masculino continuó en las tribus primitivas más modernas, y de hecho es un rol que ha sido observado en chimpancés. Los hombres estaban al principio y al final del camino, vigilando hasta que todos hayan cruzado.

Los hombres tienden a entender intuitivamente este comportamiento protector, sin embargo no era sólo fuerza bruta lo que los cualificaba para esta labor, o simplemente tener más fuerza

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física que las mujeres. El cerebro masculino está dotado de cierto enfoque o visión que se manifiesta en la capacidad de realizar ciertas tareas.

Durante el período de gestación, los hombres han recibido ciertas clases de hormonas, algunas de ellas son las hormonas antimuleriana y la testosterona y están presentes en los pequeños cerebros de los fetos de los varones, con ello nos permiten desarrollar un futuro comportamiento explorador, control muscular y motor, habilidades espaciales y juego rudo.

El cerebro masculino es particularmente apto para las habilidades visuales espaciales. Los hombres tienden  a ser mejores que las mujeres al rotar objetos en sus mentes para ganar vistas de tres dimensiones y son mejores para rastrear el movimiento de objetos, de tal manera que pueden identificar  cuán rápido van, así como determinar la proporción y ubicación de los objetos que entran en su campo de visión. Los hombres también tienen un mayor rango de visión que las mujeres y son mejores notando pequeños movimientos de los objetos. De hecho, existe una correlación entre altos niveles de testosterona y rapidez de procedimiento visual. Es justamente estas habilidades espaciales las que han dado a los hombres la capacidad de orientarse  geográficamente y recorrer el territorio conservando la atención para cazar o involucrarse en batalla.

El cerebro masculino también está constituido con núcleos premamilares dorsales más grandes. Éste circuito cerebral está diseñado para detectar retos territoriales de otros machos. El cerebro masculino también incluye una amígdala más grande, respecto a la de las mujeres, la cual opera como un sistema de alarma para el posible peligro para sí mismos o para los suyos.

Estas tendencias no sólo ayudan a los hombres en sus roles de buscadores y vigilantes, sino que también han sido usados de formas que fortalecen su visión del futuro, con la cual desarrollan por ejemplo cierto instinto para obtener presas sin contar con todas las pistas objetivas, que también les permite calcular las reacciones de potenciales presas.

La visualización, la empatía, el pensamiento abstracto permiten crear conexiones causales en la mente, pues ahora no tenemos que cazar ni imaginarse las reacciones de posibles animales presas.

La disparidad entre óvulos y espermatozoides de la cual ya se habló previamente hicieron que los hombres  se enfrentaran a mayores retos para lograr su estatus alfa y lograr reproducirse, por esta razón los hombres formaron parte  en cacerías, batallas y toda clase de expediciones. Ésta clase de retos eran realizados en grupos más grandes, con lo cual los machos ancestrales conformaron sistemas sociales muy diferentes en características a los conformados por las hembras. Éstas permanecían cerca al hogar nutriendo a sus familias, constituyendo menos número de relaciones pero eran más íntimas y cercanas con sus congéneres. Los hombres, mientras tanto, tenían un mayor número  de relaciones, pero eran más superficiales e impersonales. Los hombres pensaban en sistemas más grandes y trabajan en entornos más amplios socialmente, el cerebro se desarrollo de acuerdo a este requerimiento. Una de las implicaciones de éste fenómeno es que el cerebro de los hombres se desarrollaron para ser sistematizadores de información, mientras que las mujeres desarrollaron sus cerebros para desarrollar empatía.

Fue esta capacidad sistematizadora la que ayudó a que los hombres ancestrales a entender sistemas tales como el clima, el movimiento de los astros, la migración animal, habilidades fundamentales para alimentar y proteger a la tribu, y para desempeñarse en las batallas  por el estatus social. Recordemos que en nuestro pasado lejano, si un hombre deseaba  incrementar sus oportunidades de reproducirse tenía que destacar entre la mayoría. El cerebro sistematizador le ayudaba a crear estrategias para estar en la cima del orden social.

Los rasgos del cerebro rastreador, sistematizador, buscador activaron el rasgo proveedor masculino. Los hombres tienen una necesidad innata de buscar, planear, preparar, construir estrategias, los hombres tenemos una necesidad interna de generar visión, de proveer. Hoy día no estamos cazando antílopes, nuestros cerebros están desarrollados para buscar, investigar, indagar, reconocer y planeación a largo tiempo. La provisión es una herramienta configurada

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para que nos mejoremos a nosotros mismos, lograr satisfacción en la vida, alcanzar el máximo potencial y liderar de forma responsable a aquellos que nos importan y hacer parte de nuestro círculo personal. 

Los hombres sin visión viven sólo en el ahora, no se proyectan, no emprenden proyectos, no planifican. Los hombres ancestrales guardaban reservas para temporadas difíciles o estaciones donde cultivar o cazar era sumamente complicado. Con la visión es posible prepararse para los retos, mejorar las debilidades, crecer para estar mejor adaptados. Con el cerebro sistematizador se acumulan e interpretan datos para buscar oportunidades y construir estrategias para competir y lograr objetivos. Con estas capacidades somos capaces de analizar y descubrir qué está funcionando y qué no. Podemos conocer cuáles son los predadores modernos que nos obstaculizan la consecución de nuestros objetivos.

Si eres soltero necesitas tener una visión para tu vida. Si estás casado necesitas tener una visión para tu propia vida y para tu familia. Las mujeres no desean un hombre que no tiene motivación, al que ellas siempre están impulsando, esto resulta tremendamente desgastador para ellas. Por el contrario, desean un hombre motivado, que toma iniciativa, toma decisiones y tiene un sentido de dirección, propósito y contribución en su vida. Un hombre que siempre está buscando la forma de cuidarse y cuidar a los suyos, protegerse y protegerlos de las vicisitudes y tormentas de la vida, que en últimas sabe qué busca y qué lo hace feliz.

Tener una visión implica crecer en conciencia de sí mismo y conciencia del mundo en el cual está, donde comprende sus fortalezas y debilidades, entiende cómo funciona el mundo, cómo persuadir a las personas para lograr lo que desea y conoce la forma de buscar el camino hacia su realización personal, profesional, física, afectiva y espiritual. Algunas actividades que te pueden ayudar son:

*Encontrar tus valores principales, para ello pregúntate ¿Qué es lo verdaderamente importante?*Crea un plan de vida, donde te proyectes al corto, mediano y largo plazo. Con metas concretas y tangibles.*Inicia un diario.*No desprecies estar a solas para pensar en tu propósito personal.*Busca sin parar tu vocación personal y profesional ¿Cuál es tu misión en la vida?*Medita*Has un seguimiento de tus fortalezas y debilidades y construye un plan para potenciarte y mejorarte.*Lee biografías o mira videos de personas que te inspiren (yo mismo hago esto y tiene un valor incalculable en mi propio proceso).*Conoce los principios psicológicos que orientan la conducta humana.*Edúcate en conocer cómo ahorrar, cómo invertir, desarrolla un monitoreo sobre tus finanzas.*Mantente actualizado de lo que pasa en el mundo, noticias, política, economía.*Si eres casado y tienes familia, reúnete con ellos para planear finanzas y los proyectos de vida de tus hijos.

Como siempre recuerda que en tu creatividad está la clave del desarrollo, piensa en otras alternativas de desarrollar tu instinto proveedor, que como vimos va más allá de tener un ingreso salarial.

Que comience la cacería!

Hasta la próxima!

*Basado en The Art of Manliness.Escrito por Alvaro Bonilla a las 11:46 AM 10 Tienen algo que decir Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir con TwitterCompartir con Facebook

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MIÉRCOLES 14 DE MARZO DE 2012

La esencia de la masculinidad Parte 5: La actividad física

A la hora de activar la masculinidad ancestral no hay mejor forma de hacerlo desde la parte física. El hombre primitivo usaba su cuerpo todo el día y todos los días: construyendo, cazando, caminando, danzando, combatiendo.

Para el hombre moderno éstas actividades han sido reemplazadas por el sedentarismo, muchos de nosotros nos sentamos durante horas y horas en el trabajo y en nuestras casas, fácilmente podemos pasar 12 horas sentados, lo cual representa la máxima expresión de la vida pasiva, bajamos nuestra frecuencia cardiaca, no quemamos calorías, disminuimos la efectividad de la insulina, aumentamos los riesgos de la obesidad y la diabetes. La pasividad es una actividad letal.

Casi todas las enfermedades que son mortales para nosotros, tales como ataque cardiaco, accidente cardiovascular, diabetes, depresión, hipertensión, y muchas formas de cáncer eran desconocidas para nuestros ancestros. En aquellas épocas no existía la industria de las medicinas, pero tenían una receta mágica: se movían, tenían una actividad frecuente que los mantenía en forma. Nuestros cuerpos fueron hechos para moverse, hemos sido diseñados para movernos. Como dice Anthony Robbins al hablar de las emociones "la emoción viene del movimiento", los beneficios físicos eran tan abundantes como los beneficios emocionales y psicológicos.

Los seres humanos no hemos sido diseñados para correr de forma veloz, muchas especies tienen una mayor velocidad que los humanos, sin embargo nuestra ventaja está en correr de forma persistente, gracias a esto era posible que muchas presas se cansaran y fueran cazadas por los hombres primitivos .Las mujeres también se unían a estas cacerías, sin embargo las labores más duras de cacería recaían sobre los hombres, es por esta razón que los investigadores especulan que mientras que hombres y mujeres tienen el mismo número de glándulas sudoríparas, los hombres sudan más que las mujeres.

Si hemos sido hechos para movernos y estamos en una época de sedentarismo debemos tener en cuenta las consecuencias que ésto implica.

1. Un estilo de vida sedentario nos vuelve más depresivos: Cuando nos sentimos deprimidos estamos de mal genio, apáticos, desmotivados. Pensamos que la depresión es algo cerebral, pero también tiene un componente físico donde la inactividad activa estados emocionales negativos, y la actividad despierta emociones positivas, endorfinas y neurotransmisores que potencian el desarrollo de energía. Las personas que se ejercitan con regularidad tienen familiaridad con el fenómeno del "subidón del deportista", que se describe como una emoción de felicidad, sentimiento de unidad con uno mismo y con la naturaleza, paz, armonía interior, energía sin límite y reducción de la sensación de dolor.  El ejercicio es uno de los más poderosos antidepresivos.

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2. Un estilo de vida sedentario nos hace más ansiosos: Un estudio hecho en ratas muestra que cuando las ratas se ejercitan generan actividad cerebral que es capaz de lidiar con la ansiedad y el estrés, creando, de esta forma, cerebros más resistentes.  Los estresores psicológicos se hacen más fuertes para combatir es estrés tanto psicológico como físicos.

3. El sedentarismo deteriora nuestra confianza: Los hombres que se ejercitan ganan mayor confianza en la medida en que se encuentran más alegres, más relajados y más atentos para reaccionar con precisión y agilidad. Los hombres que hacen ejercicio se sienten más cómodos con su propio cuerpo, son menos torpes y se mueven de forma más elegante, erguida y poderosa. Uno de los mayores beneficios del ejercicio se da cuando alguien es capaz de ponerse intencionalmente ante el dolor de exigirse cada día, adquiere disciplina y se vuelve menos complaciente consigo mismo. Ejercitarse no es fácil, requiere perseverancia, luchar contra el propio cuerpo que al inicio se resiste a ser moldeado, necesita paciencia de creer en procesos a largo plazo, pues los resultados no siempre se ven inmediatamente. Hacerse fuerte no es sólo algo físico sino también algo mental que fortalece tu juego interno.

4. Un estilo de vida sedentario mina nuestra virilidad: Algo de lo que nos hace únicos a los hombres el nivel de la hormona de la testosterona. Hombres y mujeres tienen testosterona, pero los hombres la tienen en candidades superiores, la cual es responsable de rasgos sexuales secundarios, nuestra mayor capacidad muscular. La testosterona no sólo es responsable de cómo somos en el exterior, sino que afecta la forma en que nos sentimos adentro, sin un nivel adecuado nos sentimos deprimidos, estáticos, demasiado calmados. Éstos niveles han decaído en las últimas dos décadas, por factores como las toxinas del medio ambiente, los alimentos que consumimos, entre otros. El ejercicio fuerte y la buena alimentación aumentan nuestros niveles de testosterona.

¿Cómo desarrollar y actividad la actividad física? Te daré dos claves:

* Ingresa a un programa de entrenamiento físico que incluya en plan de ejercicio varias veces a la semana.* Corre y trota, esto permite que te conectes con tus instintos primordiales.* Cuando te ejercites no escuches música. Aunque se que es entretenida y te ayuda a distraerte, justamente evita que te conectes con tu cuerpo, que mente y cuerpo entren en sincronía, la idea es que agudices tus sentidos, que sientas la conexión en todo tu ser.* Inscríbete en un programa de artes marciales o deportes de combate, ésto te pondrá en contacto con tu agresividad, competitividad, aspectos claves de tu pasado primitivo que ayudarán a desarrollar carácter. También puedes entrenar con un saco de boxeo.

También puedes incorporar más rutinas físicas a tu día a día. Algunas ideas son:

* Toma una caminata luego de comer en la noche, tener un perro puede ser una excelente excusa para hacerlo.* Evita andar siempre en carro si lo haces, compra una bicicleta y ejercítate en ella.* Evita tomar el ascensor y sube escaleras.* Báñate con agua fría.

Como siempre son ideas que tu puedes aumentar de acuerdo a tu propia creatividad.

Que comience la cacería!

Hasta la próxima!

*Basado en The Art of Manliness.Escrito por Alvaro Bonilla a las 8:18 PM 8 Tienen algo que decir Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir con TwitterCompartir con Facebook

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MIÉRCOLES 7 DE MARZO DE 2012

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La esencia de la masculinidad Parte 4: El legado

En el post anterior de la serie de “La esencia de la masculinidad” mostré un dato interesante, y es que sólo el 33% de nuestros ancestros fueron hombres. Hoy inicio el escrito contándote otro dato: cuando el Titanic se hundió, la tasa de sobrevivencia de los hombres ricos y de primera clase fue del 34%, una cifra inferior a la de las mujeres sobrevivientes de clase pobre que fue del 46%.

La mayoría de la gente sabe que el Titanic tenía menos botes salvavidas de los necesarios para todos los pasajeros y que las personas ricas tomaron la gran mayoría de esos botes. Las cifras cuentan una historia interesante y es que la mayoría de los hombres ricos decidieron ir a las mujeres, independientemente de la clase social a la cual pertenecían, las dejaron tomar los botes salvavidas primero escogiendo incluso hundirse ellos con el barco.

Es clásica la frase “mujeres y niños primero”, tiene una gran tradición y todos la hemos escuchado alguna vez, pero por qué la vida de las mujeres ha sido considerada, de alguna forma, más importante en momentos críticos que la vida de un hombre.

La respuesta a ello la he insinuado en el post anterior de esta serie, cuando hablaba de los retos y desafíos de los hombres, y puede rastrearse a las diferencias biológicas entre hombres y mujeres. Una mujer sólo puede embarazarse por un hombre a la vez, mientras que un hombre puede fecundar  a múltiples mujeres. Por ejemplo, un grupo con cinco hombres y una mujer no será capaz de tener tantos hijos como un grupo de cinco mujeres y un hombre. Por esta razón los óvulos de una mujer y su útero han tenido un mayor valor que los espermatozoides masculinos.

Los hombres muestran una mayor fuerza física e inclinación al riesgo y a la agresividad, por esta razón han encarado las más peligrosas, riesgosas o incluso desagradables profesiones y trabajos (no se ven muchas mujeres plomeras y las mujeres en el ejército son la gran minoría, por nombrar solo algunas). Las sociedades a lo largo de la historia han protegido a las mujeres debido a que son fundamentales para la sobrevivencia, de hecho, si revisas las tasas de mortalidad de tu país encontrarás que son más los hombres que mueren que las mujeres. Si estudias las cifras de las guerras encontrarás que son muchas más las bajas de los hombres que de las mujeres.

¿Cuáles son los efectos de esto en la psicología masculina?

Los hombres hemos tenido a lo largo de la historia un particular interés en la idea de legado. En el trasfondo de nuestra mente sabemos que somos prescindibles, sabemos que en tiempos difíciles  tenemos que sacrificarnos, nuestra misión es proteger a nuestra tribu, a los nuestros, a los que amamos. Al mismo tiempo, nuestro cerebro primitivo nos dice que tendremos que

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esforzarnos para llegar a tener descendencia física, así que el legado no está del todo garantizado.

Esto hace que creemos cosas no vivientes, que le den valor al mundo. El tiempo es corto y deseamos dejar nuestra marca  y dejar una parte de nosotros a la historia. Deseamos un poco de inmortalidad y en el acto de creación es donde un hombre puede darle existencia a algo que aún no existe, es casi como ser un dios creador de sus propias creaciones.

Antes de que la agricultura fuera una actividad generalizada, las tribus eran igualitarias, las mujeres recogían semillas y algunos frutos secos y los hombres cazaban a lo grande. Los antropólogos piensan que a pesar de las diferencias sus contribuciones eran semejantes. Las mujeres sin embargo aportaban algo más: hijos e hijas. Entonces ¿cuál era la contribución adicional de los hombres? Si las mujeres tenían tareas reproductivas los hombres necesitaba crear algo más en este reino de la productividad.

Las mujeres han tenido siempre un estatus automáticamente conferido, mientras que los hombres siempre estamos a prueba. Cuando una mujer tiene un bebé, en la mayoría de los casos esta experiencia hace que madure. Un hombre, por su parte, necesita un empujón adicional para lograr madurar, para abandonar la dependencia infantil. Esta es la razón por la cual la masculinidad es producida más que consumida. La masculinidad se define en la medida en que se añade más valor, poder y riqueza a la sociedad. Cuando un hombre pasa y vive su masculinidad se define por la medida en que se hizo más fuerte a través de su existencia. Las sociedades antiguas alrededor del mundo tenían un punto en común: el perezoso y el que llegaba de último no era un hombre verdadero.

La modernidad ha impuesto una serie de obstáculos al deseo masculino de dejar un legado, algunos de ellos son:

1. Vivimos en una sociedad fijada en el presente, hay muy poco sentido histórico y comprensión de que no somos los vivientes más recientes de la tierra. Pensamos que nuestra sociedad es la única que ha existido y la única que importa. En la medida en que no conocemos el legado que nosotros hemos heredado, no podemos ver el valor que tiene vivir y dejar un legado por nosotros mismos.

2. Nuestra cultura tiene un deseo de vivir por siempre, los vemos en cirugías plásticas, en la negativa a envejecer, en la veneración a la juventud, en el temor a la vejez y la muerte. Entre más se niega lo inevitable y la realidad de la muerte menos motivados nos sentimos para  trabajar para dejar un legado duradero que nos trascienda, pues después de todo, ¿quién necesita dejar algo detrás de sí cuando estás convencido de que siempre estarás presente?

3. Estamos en una sociedad de lo desechable, todo es diseñado para ser usado por poco tiempo y tirado lejos. Cada avance es inmediatamente reemplazado por una actualización, esto hace que perdamos la idea que algo puede ser en realidad duradero y pensamos ¿para qué preocuparse si lo que puedo hacer pronto será obsoleto?

4. Vivimos en una sociedad sumamente impaciente, deseamos que todo suceda inmediatamente, si tenemos un deseo buscamos su satisfacción inmediata al precio que sea. No sabemos lo que es esperar, y la paciencia y los procesos resultan ser desesperantes. Construir un legado es un proceso lento, y más importante aún, los resultados de nuestro esfuerzo puede tomar un largo tiempo para manifestarse. Hemos olvidado que sembrar es un trabajo largo y arduo y que los frutos demoran en llegar.

¿Cómo dejamos un legado? Una idea es dejando aquello que tocamos mejor de lo que estaba cuando lo conocimos o lo encontramos.

El mecanismo reproductor masculino tiene algunas lecciones que darnos a propósito del legado. Tenemos miles de espermatozoides que pelean por fecundar un óvulo, sin embargo sólo uno tiene éxito. Cuando hablamos de legado hablamos de intentos, un hombre intenta crear valor de muchas formas, algunas de las cuales fracasan, pero la perseverancia y la creencia en que es posible lograr algo duradero, no muchos la tienen, pero aquellos que la

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poseen son las personas capaces de dejar una marca y una huella duradera. Recuerdo  en este punto una historia donde Julio César lloró al ver un monumento dedicado a Alejandro Magno y lo hacía porque veía que Alejandro Magno logró hazañas más numerosas a una edad más corta.

Un legado viene no sólo de la creación de objetos físicos, puede venir por el poder de una idea, un negocio, un pensamiento. Piensa en muchos hombres que vivieron y pensaron haber fracasado, pero el tiempo descubrió su valor y su legado y hoy día son venerados, se me ocurre ahora la historia de Vincent Van Gogh. Algunas ideas que te pueden ayudar a pensar en tu legado son las siguientes:

*Haz un diario*Emprende, en un sentido amplio de la palabra, emprende con tu talento, ya sea un grupo musical, una actividad, un juego, una empresa.*Ayuda a otros a crecer como personas, a alcanzar sus logros, a aprender algo.*Activa tu mente para que encuentre formas creativas de hacer las cosas.*Contribuye a personas que necesiten tu ayuda en tu comunidad o región, por ejemplo, personas que carecen de algo y a los cuales puedas ayudar, por ejemplo una fundación o un voluntariado.

Si tienes más ideas con las cuales podemos trabajar en un legado te animo a que las compartas en los comentarios. Por último les dejo un video que para mí resulta inspirador a la hora de saber que la vida es corta y que hay que hacer algo valioso con ella.

Que comience la cacería!

Hasta la próxima!

*Basado en The Art of Manliness.Escrito por Alvaro Bonilla a las 10:06 PM 10 Tienen algo que decir Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir con TwitterCompartir con Facebook

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MIÉRCOLES 22 DE FEBRERO DE 2012

La esencia de la masculinidad Parte 3: La paradoja de la inseguridad y los desafíos

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Hoy vamos a continuar con nuestra reflexión acerca de la masculinidad, y lo voy a hacer acercándome al concepto de “desafío” dentro de la esencia del hombre. Para profundizar en estas ideas les recomiendo leer algunos textos “Rey, Guerrero, Mago, Amante: redescubriendo los arquetipos de la masculinidad madura” de Robert Moore y Douglas Gillete, “Juan de Hierro: Un libro sobre hombres” de Robert Bly, “El Hombre Interior” de Herb Golberg, “El mito de la masculinidad” de Joseph Pleck y para este post especialmente “Encontrando a nuestros padres, encontrándonos a nosotros mismos” de Samuel Sherson. También recomiendo el blog en inglés "The art of manliness" que tiene muchas elementos interesantes para todo aquel interesado en comprender la masculinidad. 

Para iniciar es importante citar un dato impresionante:

Sólo un 33% de nuestros ancestros eran hombres.

Nosotros tenemos más del doble de ancestros mujeres que hombres. Y esto es un cálculo conservador. Uno fácil y erróneamente asumiría que tiene ancestros hombres y mujeres igualmente repartidos, un 50/50, pues no es así. De todas las personas que alcanzaron la adultez en épocas prehistóricas un 80% de las mujeres se reproducían, mientras que solamente un 40% de los hombres lograban tener descendencia.  Las mujeres que tenían descendencia eran el doble que los varones, de hecho, la mayoría de los hombres que vivieron no tuvieron hijos, no dejaron trazos genéticos de su existencia. Este hecho significativo explica muchas cosas de cómo los hombres actúan  y cómo piensan.

En la reproducción descansa toda la teoría evolutiva que explica la forma en que las especies han aparecido y se han perpetuado, así como las especies que han desaparecido. Entre más descendientes tenga una especie mucho mejor. Cuando hablamos de seres humanos nos enfrentamos a un hecho: las mujeres sólo pueden quedar embarazadas una vez por un solo hombre, los hombres pueden tener descendencia con cuantas mujeres les apetezca, pueden dejar embarazadas a múltiples mujeres. Por esta razón para las mujeres resulta ser más riesgoso un embarazo, puesto que tienen que invertir en principio nueve meses para dar a luz, el hombre puede huir y seguir embarazando mujeres.

En épocas primitivas, antes de que la cultura y la religión nos convirtieran a la fuerza en monógamos, las oportunidades de que una mujer se convirtiera en madre eran muy altas, no tenían que esforzarse mucho para ser encontradas deseables, el mayor reto para las mujeres recaía en obtener un padre que se hiciera cargo responsablemente de sus crías y de ella misma. Buscaban varones que les dieran comida, provisión y buenos genes.

De otra parte, las oportunidades de los varones de convertirse en padres eran diferentes. Los machos alfa de la tribu acaparaban la mayoría de las mujeres disponibles, pues transmitían rasgos de salud, fortaleza y alto estatus, dejando a los demás las sobras, generalmente mujeres embarazadas que no podían procrear.

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El interés masculino entonces estaba fijado en ser mejores, más fuertes, levantar su estatus y mejorar sus oportunidades para reproducirse. Por su parte, las mujeres podían tener por seguro que al menos tendrían un hijo, por lo cual no corrían mayores riesgos ni tenían mucho que perder. Para un hombre si era razonable tomar riesgos  con el propósito de ganar gloria, honor y elevarse sobre sus rivales. Si este varón no hacía nada, se quedaba ocioso, sus opciones de tener hijos eran escasas. Si se arriesgaba en una aventura riesgosa podía fallar, o incluso morir, pero podría ganar la oportunidad de convertirse en padre de 50 o 100 hijos.  

Ahora bien, la forma de convertirse en hombres y mujeres, es decir, de pasar de ser niños y niñas a ser adultos, eran diferentes. Los hombres realizaban ritos de paso, que consistían en ceremonias y pruebas tradicionales que simbólicamente representaban que la masculinidad era un reto y era algo que era necesario cuidar, hacer respetar y defender. En pocas palabras, la masculinidad es una responsabilidad y, de alguna forma, un llamado a hacer algo con ella.

Las mujeres por su parte tenían su estatus de adultez por la maduración biológica, la llegada del periodo menstrual. El hombre tenía la obligación de probarse a sí mismo que merecían a una mujer y jugarse su estatus entre los demás. Se era hombre cuando te ganabas el respeto y o hasta que no hacías algo que lo demostrara. Esto implica algo muy interesante, y es que ser hombre no era un estatus fijo o estable, era inseguro, por cuanto se debía superar pruebas La misión era conquistar ganar estatus, obtener, lograr, luchar, buscar…

Mientras que la inseguridad sobre la masculinidad puede ser vista  como algo negativo, quizás alto tonto, es de ha sido fundamental para salud de la cultura y la sociedad, incluso para su progreso. La inseguridad ha movido a hombres de todas las épocas y lugares a no desanimarse por los retos y a motivarse a cumplir y lograr cosas mayores y luchar por la grandeza. Los hombres ancestrales no solo eran cómodos consumidores sino que tenían que probar su masculinidad produciendo y aportando: fuego, tecnología, hogares, defensa frente a animales y enemigos, etc.

Los hombres que decidieron probarse a sí mismos, que aceptaron el reto, que se arriesgaron a crear y hacer grandes cosas y aquellos que tuvieron la inteligencia  y la valentía para volverse exitosos fueron aquellos que se convirtieron en padres de hijos y pudieron pasar sus genes a siguientes generaciones. Aquellos que no tomaron el riesgo, o quienes no probaron que eran exitosos, murieron jóvenes y no pudieron transmitir sus genes. Esto muestra que efectivamente como diría la selección natural descendemos de los más fuertes.

Si esto es así, si descendemos de los más fuertes, los más rápidos, los más inteligentes, los más valientes hombres del pasado y tenemos en nuestros genes su legado, la motivación para la grandeza y la lucha, ¿qué nos está detenimiento? ¿Cuáles son los obstáculos para aceptar el reto?

La historia nos muestra que no todos los hombres aceptaron el llamado a la grandeza, los libros están llenos de valientes pero también de cobardes. Muchos prefirieron una vida segura y cómoda. Hoy día no tenemos que cazar para buscar la comida, no tenemos que proteger la tribu de enemigos o predadores naturales, no tenemos una guerra a la cual nos envíen a combatir. Por otra parte una sociedad que ofrece todo, que genera comodidad y que está basada en el consumo y el hedonismo fomenta conformistas y mediocres.

Cuando persigues un reto, un desafío, fallarás muchas veces, pero el valor real se encuentra en hallar la motivación para continuar. Si alcanzas la meta como si no la consigues, lograrás aumentar tu fortaleza, tu enfoque, tu virtud y tu satisfacción personal, al estilo de la forma en que los hombres ancestrales se ganaban su título de hombre.

La mayoría de los hombres hoy en día no desean tener 100 hijos, como los hombres ancestrales. Algunos ni siquiera desean tener un hijo. Hoy día la naturaleza no discrimina entre el impulso por procrear y el impulso de tener sexo. Sin embargo nuestro nuestro impulso primario, ese que ha orientado a nuestros ancestros, no puede ser negado, ni dejado sin satisfacer.

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El gran reto para nosotros como hombres en la época actual es motivarnos a nosotros mismos para lograr asumir pequeños retos  en una era de relativa paz y prosperidad, para estar listos a enfrentar los grandes retos de la vida. Cuando los grandes retos de la antigüedad escasean es necesario motivarnos para utilizar cada parte del potencial para generar cambios profundos a nivel interior y exterior.

Los retos que puedes asumir para vivir más plenamente tu masculinidad están en la dimensión emocional, mental, física y social. Daré algunos ejemplos simplemente como guía de las cosas que puedes empezar a vivir como pequeños retos para enfrentarte, posteriormente, a los más grandes y desafiantes:

Retos mentales:

*Si estudias profundiza en tus asignaturas hasta manejarlas, no dejarte vencer por la creencia de que no puedes hacer algo, o inventar excusas orientadas a los otros.*Leer libros y artículos que reten tu mente, no optes por lo fácil o simple.*Busca la meditación para aprender a enfocarte, mejorar tu atención y centrarte en ti mismo (tema que trataré luego).

Retos espirituales y morales:

*Empieza a meditar o a trabajar en tu equilibrio y centramiento personal.*Contribuye en algo a la sociedad, a las personas menos favorecidas o con menos oportunidades.*No compres solo basado en el deseo, sino cuando verdaderamente necesites algo.

Retos físicos:

*Ingresa a un gimnasio e inicia una rutina de ejercicios y cuidado propio.*Si puedes busca acercarte a la naturaleza para hacer deporte.*Con el mismo pretexto del deporte intégrate a un grupo social que lo practique.

Retos emocionales y sociales:

*Inicia conversaciones con las personas, así sientas miedo o inseguridad*Viaja a un lugar al cual no habías ido*Aplica la seducción con cuantas mujeres encuentres y que te resulten atractivas*Deja de buscar la aprobación de otros para hacer las cosas

Son sólo ideas. Ahora manos a la obra.

Que comience la cacería!

Hasta la próxima!

Escrito por Alvaro Bonilla a las 12:12 AM 18 Tienen algo que decir Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir con TwitterCompartir con Facebook

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JUEVES 26 DE ENERO DE 2012

La esencia de la masculinidad Parte 2: El contacto con la naturaleza

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Una de las partes de la psique humana que más ha entrado en desuso ha sido el contacto con la naturaleza, como fuente de inspiración, como fuente de poder y como fuente de energía. Estamos presos en cárceles de cemento y concreto que nos han alejado del origen, del lugar donde todo comenzó. Hombres  y mujeres solían ser muy físicos, y su vida se jugaba en la relación directa con la naturaleza, en la lucha por dominarla. El ser humano primitivo estaba en contacto todo el tiempo con el entorno.

Siempre me ha parecido interesante una frase aplicada a algunas personas sumamente carismáticas y magnéticas: “es una fuerza de la naturaleza”. Y esta frase alude a una mezcla de fuerza física, salvajismo, naturalidad y fortaleza. Se aplica a personas que son arrolladoras y que cuando llegan se hacen notar, dejan de qué hablar, no pasan desapercibidas.

Imagino que tú, que lees estas líneas deseas que un tipo de frase como esta se aplique a ti. Que las personas te perciban como algo único, como algo arrollador, como una fuerza de la naturaleza. Y cuando pienso en esta palabra, pienso en un terremoto, en la una cascada de agua que cae con violencia, en un huracán que pasa intimidando a todos.

¿En realidad eres una fuerza de la naturaleza? ¿O te has conformado con vivir como una simple criatura de la naturaleza? Es la diferencia entre una persona que hace que las cosas pasen (fuerza de la naturaleza) o alguien a quien le pasan las cosas.

Una de las fuentes de inspiración que puedes encontrar está allí, afuera de tu ciudad, cerca de las montañas, o quizá al lado del mar. En la aventura, en la conexión profunda con lo natural. Uno de los prototipos más atrayentes son hombres que configuran su vida en torno a la naturaleza, escaladores de montañas, exploradores, surfistas, nadadores, hombres que se unen con lo natural, que vencen la dificultad de una montaña rocosa, de una subida empinada, de dominar el  mar, de adentrarse en los profundos misterios de un paraje desconocido, que son capaces de desconectarse del ruido y la ciudad para irse hacia un sitio alejado, a conectarse, a dominarse a sí mismo dominando su entorno.

Y son justamente estas actividades y éste perfil de hombre los que hacen la diferencia en la mente de una mujer, y es por ello que el prototipo aventurero es para ellas tan especial, porque las conecta con emociones profundas e inconscientes, emociones que provienen de un lugar muy primitivo, de un lugar donde nació la humanidad y que por la industrialización y el capitalismo se ha olvidado, incluso se ha destruido.

Ya he escribo bastante sobre esto, pero lo volveré a repetir, no conseguirás configurar una personalidad seductora si continuas en tu lugar de comodidad, si sigues encerrado en tu trabajo, en tu casa, en tu ciudad, si pretendes hacer lo mismo que siempre has hecho. Por eso, esta primera estructura se basa en romper un hábito y generar una conexión profunda, que de paso generará beneficios para tu juego interno, para tu cuerpo, para tu espíritu. Ya profundizaré en este tema cuando hable de la llave física de la masculinidad.

He trabajado este tema especialmente con clientes depresivos, y he encontrado que la terapia de salir a contemplar lo natural vuelve y los conecta con su centro, con sus emociones positivas, les agudiza la atención voluntaria, pudiéndose enfocar más fácilmente en los

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estímulos, ruidos, movimientos sutiles, texturas, colores, sensaciones, para luego, al llegar a la ciudad poder ser más detallistas, más observadores y mejorar su capacidad de empatía y rapport. ¿Quién lo creería? Que por pasar momentos de silencio, ejercicio y apreciación de la naturaleza llegaras más abierto a conectar con otros.

Y es que justamente de eso se trata la seducción, de la habilidad consistente de poder conectar con las mujeres.

Pero para ello necesitas energía. Y créeme tu vida rutinaria  y normal sólo hará que tus niveles de energía estén bajos, que te sientas cansado, que un día quieras devorar el mundo y el otro sientas que no puedes ni salir a la calle. Lo natural, la naturaleza te hace poderoso, porque allí está la fuente de la energía.

¿Tomas sol con frecuencia? ¿Nadas con frecuencia? ¿Das largas caminatas o paseos? ¿Haces deportes en un ambiente natural? (Y no me refiero a jugar en un potrero futbol). Pues la próxima ves que lo hagas conecta, de forma consciente, tu ser interior con la fuente, hasta consciente de que recibes una energía poderosa, hazte consciente de que estás en camino de ser una verdadera fuerza de la naturaleza.

La próxima vez que invites a una mujer a salir, no pienses necesariamente en llevarla a lo usual. Proponle un reto, invítala a escalar muro, invítala a una caminata o un asado afuera de la ciudad, si tienes playa invítala  a nadar. Conéctala con la naturaleza y examínala.

Porque recuerda, tú eres quien decide y escoge, el que califica y evalúa, el que toma la decisión. A eso justamente me refiero cuando hablo de ser una fuerza de la naturaleza.

Que comience la cacería!

Hasta la próxima!Escrito por Alvaro Bonilla a las 10:55 PM 10 Tienen algo que decir Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir con TwitterCompartir con Facebook

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LUNES 23 DE ENERO DE 2012

La esencia de la masculinidad: Parte 1

Hoy regreso al blog. ¿Por qué he estado tan ausente? Pues bien, en primer lugar porque he estado viviendo muchas experiencias nuevas, alimentado mi método con vivencias diferentes, en lugares diferentes, encontrando en diferentes escenarios la inspiración. En pocas palabras, volviendo al campo, volviendo a estudiar.

También deseaba oxigenar el blog, para ello creé el programa de radio (que continua este 2012 a partir de febrero), en Facebook creé una serie de Patrones de Persuasión, cuyo compendio compartiré con todos en una edición virtual en la que he trabajado y que estará disponible para la descarga de todos los lectores.

También trabajé en la academia, estudiando desde distintas teorías la seducción, el cortejo, las relaciones de pareja. Como les digo, volví a estudiar y a practicar como cuando era un novato. Y les puedo decir que fue una experiencia genial, estoy cargado de información que quiero compartir con ustedes, y que espero de a pocos ir divulgando.

Hoy quiero hablar de un tema que es constante en la seducción y en las relaciones de pareja. Es el tema de los roles de hombre y de mujer. La seducción es un baile entre un hombre y una mujer (o varias). Y esta situación hace que sea necesario volver a trabajar en el tema de la masculinidad, y la mejor ruta que he encontrado para trabajarla es a través de los arquetipos.

Ya he trabajado los arquetipos en la serie de los “Arquetipos de la seducción” basada en la obra de Robert Greene, sin embargo el tema de los arquetipos es muy amplio, he leído bastante sobre mitología y leyendas, y esto me ha llevado a ver que la masculinidad tiene una esencia, una estructura dada en la historia, y que es algo que podemos aprovechar para configurar la forma en que nos relacionamos con otros hombres, y por supuesto, con las mujeres en el mundo.

Te propongo que pienses en la masculinidad como una identidad que posees, como tu RH sanguíneo, simplemente es algo que te define y que está en constante construcción a lo largo de la vida. La masculinidad es una fuerza de la naturaleza, es algo que trasciende al ser humano, la masculinidad está en los animales, en las plantas, en los fenómenos naturales (así como también está presente la fuerza femenina, tema del cual hablaré algún otro día).

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El propósito de este blog es que seas un seductor convirtiéndote en un mejor hombre. Es un proceso del interior y que se proyecta al exterior. Y no solo aplica a los solteros sino a todo hombre que esté en relación, por ejemplo, he descubierto que muchos casados han perdido sistemáticamente su masculinidad y se han vuelto otra cosa totalmente diferente. Hoy día nos enfrentamos a retos de la masculinidad, problemas típicos de la época en que vivimos y que nos confrontan con nuestra esencia, y sobre todo, asuntos únicos que suponen esta época donde las mujeres han ganado tantos lugares y han dejado a más de uno confundido con su liberación sexual, con su independencia financiera, con su independencia emocional.

Algunas cifras resultan ilustrativas de la nueva realidad a la cual nos enfrentamos los hombres:

       Las mujeres se están graduando de la universidad en mayor cantidad que los hombres.       Por primera vez en la historia hay más mujeres que hombres en la fuerza laboral.       1/3 de los hombres con edades entre 22 y 34 años no han salido de su casa paterna.       Muchas más mujeres postergan la decisión de tener hijos y casarse, y prefieren vidas

independientes y relaciones abiertas.

Hemos perdido autonomía, nos hemos quedado mirando como las mujeres exhiben su femineidad como arma de poder y nosotros nos hemos quedado estancados, especialmente al ver a una mujer alfa, con buenos ingresos económicos con un estatus social alto y atractiva. Algunos prefieren una mujer de más bajo nivel con la cual poder sentirse superiores. Mala elección, muy mala.

Hemos dejado de aspirar a lo mejor, por aspirar a lo más conveniente. Por ser conformistas en nuestra elección de pareja y en nuestras relaciones sociales.

¿Acaso a nuestros precursores machos prehistóricos temían a las hembras? Lo dudo mucho. Nosotros nos hemos vuelto miedosos a la belleza, la prosperidad, a la independencia. Es como una especie de castración simbólica. Como diría T. K Whipple:

“Nuestros ancestros tenían a la civilización en ellos mismos, tenían lo salvaje adentro. Nosotros vivimos en la civilización que ellos han creado, pero al interior de nosotros lo salvaje aún palpita. Lo que ellos soñaron, lo vivimos nosotros, y lo que ellos vivieron lo soñamos nosotros”.

Desde hacer cerca de 10.000 años nuestros ancestros machos desarrollaron rasgos psicológicos que les ayudaron a sobrevivir y enfrentarse a entornos impredecibles y peligrosos, un mundo desafiante, dominado por la naturaleza y las bestias. Aunque hoy día tenemos teléfonos inteligentes, manejamos automóviles, nos decimos culturizados y sofisticados, todos los descendientes de aquellos hombres, es decir, nosotros, conservamos estos rasgos psicológicos muy adentro nuestro. La sociedad moderna que vivimos hoy es simplemente un parpadeo en la larga historia de la humanidad.

De una parte conservamos nuestra herencia ancestral, pero por otra esta herencia ha sido dramáticamente alterada. En lugar de pasar la mayor parte del día cazando, la pasamos protegidos por entornos más seguros (casa, trabajo, etc), en lugar de luchar con el entorno vivimos en ambientes regulados, cómodos y regulados, en lugar de hacer las cosas con nuestras manos, seleccionamos productos y servicios ya hechos a nuestra medida, en lugar de cazar nuestro propio alimento lo obtenemos lo hallamos pre cocido y listo para el horno, en lugar de luchar por el liderazgo y el respeto de la tribu, nos hemos vuelto serviles a un sistema.

Estamos atrapados entre una roca y un lugar cómodo. Muchos podrían pensar que es cuestión de dejar el tema, que los tiempos han cambiado, que estamos en la era de la mujer. Lo que

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esto traduce es algo así como: vuélvete más como una mujer. La otra solución que algunos hombres toman es retroceder a ambientes parecidos a los de los hombres de las cavernas, viven un estilo más primitivo, más sucio, más salvaje.

La solución de volverse más femenino resulta en rechazo de sus pares hombres, y la idea de retroceder a las cavernas resulta no ser del todo viable en un mundo que reclama que tengas una buena imagen y cuides de ti mismo. Hay que reconocer que hay algunos roles que definitivamente son obsoletos en la modernidad.

Y no me malinterpreten, es genial que las mujeres tengan la libertad y las oportunidades para ser mejores, pero la sociedad necesita que ambos sexos luchen por llegar a su mayor potencial. Si ya no cazamos, ni luchamos con otras tribus, ¿cuál es nuestro rol como hombres? Y ¿Cómo es posible proyectarlo a un mundo cada vez más feminizado?

Mi idea es que recobremos la masculinidad moviéndonos hacia delante mirando un poco al pasado. Hay que ir más allá de la posibilidad de ser un ultrasensible o ser un hombre de las cavernas. Lo que haré será revisar los valores de la masculinidad, aquellas cosas que te dan valor y que son reconocidas como señales de masculinidad y luego revisaré cuatro arquetipos de la masculinidad que han recorrido el alma de los hombres a lo largo de la historia y que están en las historias y los mitos más antiguos.

¿Cuáles son las claves de la masculinidad que trabajaré?

       Tu legado       Provisión       Físico       Naturaleza       Reto

Los cuatro arquetipos que revisaré serán:

       El Rey       El mago       El amante       El guerrero

Espero que con estos escritos podamos desarrollar un sentido de lo que significa ser hombre, y a partir de allí nos relacionemos PODEROSAMENTE con el sexo opuesto y con nuestros pares.

Que vuelva a comenzar la cacería!

Hasta la próxima!

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JUEVES 17 DE FEBRERO DE 2011

¿Dónde quedo la masculinidad?

¿Dónde están los hombres? Me preguntaba una amiga, cuando hablábamos de su prolongada soltería y de sus recientes experiencias con toda clase de pusilánimes, idiotas e incompetentes.

En días pasados observé la tapa. Algo que jamás había visto y que me dejó perplejo. Había aplazado escribir de este tema, pero con lo que vi llegó el momento de hablar cara a cara sobre masculinidad, sobre ser hombre, sobre testosterona, sobre lo que nos hace varones, hombres, masculinos, machos, como lo quieran llamar.

Estaba tranquilo un día soleado tomando un café en un popular sitio donde suelo ir a leer y escribir y observar interacciones de parejas para seguir perfeccionando mis habilidades de observación (ejercicio que ya llevo unos buenos años haciendo). De repente se sienta una pareja a mi lado, ella tendría unos 24 años, él quizá unos 25 o 26, estaban hablando y hablando y ocasionalmente se tomaban de la mano y se daban uno que otro beso, mientras tanto yo leía y observaba el entorno. De repente ella sacó su maquillaje y empezó a maquillarse, en algún punto de su ritual de maquillaje ella le pidió el favor a su novio que la maquillará, que le echara con una brocha no sé qué en la cara…

Para mi sorpresa el joven empezó a maquillarla, con movimientos torpes echaba sombras, polvos y sabrá Dios qué más cosas en la cara de la mujer, ella se reía de su inexperiencia y se miraba al espejo y le corregía diciéndole que un poquito más de esto, no tanto de lo otro, le recompensaba con algún beso ocasional. La mujer le enseñaba como se encrespaba las pestañas, que con sus ojos le salía usar más un color de sombras. En fin, yo miraba asombrado, sin dar crédito a lo que veía.

Me levanté con la clara idea de escribir sobre esto, que es sólo una de las perlas que últimamente he visto en nuestra cultura, y ciertas tendencias que como hombre me preocupan de mis congéneres. Y en lo que diré no te estoy diciendo qué hacer o qué

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dejar de hacer, lo que deseo es que examines las motivaciones de lo que haces, y que dejes de hacer cosas simplemente por complacer. Así mismo deseo que reflexiones en torno a una pregunta: ¿qué implica para ti ser un hombre?

Aunque en este mundo hay de todo, y cada día de vida es una oportunidad más de asombrarse de las cosas tan locas e inesperadas que pasan a diario, creo que asistimos a una tendencia cultural que conduce a la feminización paulatina de los hombres. Fenómeno que ya tuvo su contraparte en las mujeres, quienes en el proceso de hacerse competitivas, abrirse espacios laborales y sociales adoptaron costumbres, posturas, ropa, estilos, maneras de los hombres. De hecho es muy frecuente encontrar mujeres masculinizadas en altos puestos de liderazgo.

Sin embargo estamos bajo presiones culturales que han generado un proceso de feminización del hombre, que lejos de afirmar su masculinidad se sumerge más en hábitos, costumbres y roles femeninos.

Hablando claramente estamos en un tiempo en el cual las mujeres han ganado un espacio de mayor participación, liderazgo, autonomía y libertad. Por fortuna lejos han quedado los momentos en que los hombres maniataban la voluntad femenina, la sometían a sus caprichos y se oponían a que las mujeres se educaran, trabajaran y fueran creativas e independientes. La cultura machista, junto con algunas religiones y perspectivas políticas validaron el poder masculino que se afirmaba sobre la humillación y sometimiento de las mujeres. Los hombres eran los amos de la guerra, del poder, del dinero, y las mujeres estaban relegadas a un papel secundario, encargadas de complacer a sus esposos, criar a sus hijos y mantener el hogar. Aunque los tiempos eran así algunas mujeres dejaron profunda huella en la historia, se convirtieron en dueñas de su propio destino y lograron ocupar lugares destacados, el precio para muchas de ellas fue muy alto.

Hoy día las mujeres han ganado con justicia los lugares que merecían desde tiempos antiguos, sin embargo los hombres lejos de evolucionar hemos perdido el rumbo, la brújula ha perdido su norte y nos hallamos sometidos e indecisos sobre lo que representa ser un varón en un mundo donde la igualdad de género está cada vez más expandida.

Estoy seguro que tus abuelos, bisabuelos no crecieron y se formaron en un mundo donde tenían jefes mujeres, o donde las mujeres les dijeran qué hacer o qué no hacer, qué decir y qué callar. Hoy es frecuente este tipo de escenarios, y los hombres ante la avalancha demográfica de mujeres muy inteligentes, preparadas, con ansias de triunfar profesional y personalmente no han sabido cómo reaccionar.

Una de las formas sugeridas por la cultura es: conoce el mundo femenino y haz parte de él. Y no tengo nada en contra de conocer a las mujeres, entenderlas, comprenderlas, quererlas, y demás. Con lo que estoy en contra es que en este proceso dejemos de ser hombres y nos convirtamos en mujercitas. Hoy día a los hombres se nos exige ser expresivos, amantes y esposos emocionales, amigos cálidos y afectivos, padres devotos e involucrados, y esto a algunos les ha resultado más confuso de la cuenta.

Pienso en muchos hombres que han cedido su masculinidad, en perjuicio de su identidad, a favor de feminizar su apariencia y sus hábitos. Recuerdo algunas imágenes

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de Cristiano Ronaldo, de Beckham y de muchos cantantes y celebridades, que andan con bolsos de mujeres, flores en el pelo, y poses femeninas. Algunos me dirán “pero las mujeres se mueren por ellos Naxos”, yo les respondo: a las mujeres les gustan los hombres famosos y con dinero, y claro habrá mujeres a las cuales les gustan los hombres que las maquillan, que se ponen tacones y usan ropa interior de mujer. Hay de todo. Pero al mostrarnos a las celebridades como modelos la cultura muestra una tendencia a muchos hombres del común: imita los hábitos femeninos y serás aceptado.

He visto a muchos hombres en planes totalmente femeninos, totalmente aburridos y frustrados, de estar allí en lugar de estar tomando una cerveza, estar jugando billar, estar jugando futbol en el parque, viendo una película de acción. Pero no, están en plan de amigas, viendo películas como “El diario de la princesa” o “Hanna Montana” o “Sex & the City”, sólo por estar con la mujer que les gusta, por acompañarla y por tenerla al ladito.

Yo soy de los que defiendo y defenderé, que sin llegar a los extremos del machismo, es necesario volver a las raíces de qué es lo que nos hace hombres, de reparar en los modelos culturales que invitan a que perdamos nuestra virilidad sólo por ser populares o estar a la moda, que resignemos nuestros gustos, hábitos y lo que nuestros genes nos reclaman por complacer al círculo social o a tu pareja.

El hombre de hoy día (lo veo en los más jóvenes) no tiene nada que ver con la masculinidad de antaño, con los clásicos Carl Gable, Marlon Brando, Kirk Douglas, hoy día los jóvenes hombres en su gran mayoría son metrosexuales que en ocasiones es fácil confundir en su estética con mujeres, hombres amanerados.

Estamos ante un nuevo hombre que ya no está hecho de todos los hombres, sino que vale menos que todas las mujeres. Supuestamente estamos en camino a que ya no haya más hombres ni más mujeres, sino que todos seamos iguales, seres humanos forzosamente iguales, idénticos, indiferenciables, intercambiables. La sociedad requiere unánime que los hombres revelen la “feminidad” que hay en ellos. Con una buena voluntad desconcertante, dudosa, malsana, los hombres hacen todo lo que pueden por cumplir con este ambicioso programa: convertirse en una mujer como los demás. Por vencer, a fin de cuentas, todos sus arcaicos instintos.

A veces miro a muchos de los hombres y veo que están más cerca de convertirse la princesa Leticia en que en Giocomo Casanova. En Latinoamérica es masculino Vicente Fernández, modelo del macho mexicano, ha dado paso a su hijo, el muy amanerado y muy metrosexual Alejandro Fernández.Ahora el futbol, deporte masculino por excelencia, se inunda de metrosexuales, que exhiben sus joyas, sus cejas depiladas, sus labios humectados a la vez que dan patadas al balón. Futbolistas como Michel Platinni o Zidane ya son dinosaurios, viejos vestigios de lo que alguna vez significó ser un hombre. Y hablando de Futbol recuerdo a Éric Cantona, futbolista francés exiliado voluntariamente a Inglaterra donde triunfó a base de talento y testosterona, Cantona decía lo siguiente: “no es una mujer lo que quieren, no es una mujer lo que todos buscan, sino un travesti, que es un poco de ambos. En la vida real, esto se llama ser modelo.”

Estas son algunas ideas sueltas de lo que pienso que sucede en nuestros días, si algún lector puede alimentar este post con sus experiencias o con algún buen artículo o trabajo

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de análisis sociológico de lo que está sucediendo sería estupendo para trabajar en este tema. Para quienes leer en inglés les recomiendo el Blog THE ART OF MANLINESS, que habla sobre esa masculinidad perdida, de la cual solo quedan vestigios en tus abuelos o bisabuelos.

Que comience la cacería!

Hasta la próxima!

Escrito por Alvaro Bonilla a las 3:12 PM 101 Tienen algo que decir Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir con TwitterCompartir con Facebook

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