mÁs allÁ de los menores migrantes “no acompaÑados”

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MÁS ALLÁ DE LOS MENORES MIGRANTES “NO ACOMPAÑADOS” Políticas públicas y alternativas transnacionales Miguel Moctezuma Longoria Fotografía de Javier Hernández Martínez, Cruce por El Cañón Zapata, 1984.

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MÁS ALLÁ DE LOS MENORES MIGRANTES “NO ACOMPAÑADOS”

Políticas públicas y alternativas transnacionales

Miguel Moctezuma Longoria

Fotografía de Javier Hernández Martínez, Cruce por El Cañón Zapata, 1984.

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MÁS ALLÁ DE LOS MENORES MIGRANTES “NO ACOMPAÑADOS”

Políticas públicas y alternativas transnacionales

Miguel Moctezuma Longoria

Pixel Press, S.A. de C.V.

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Primera Edición Septiembre de 2014 Pixel Press, S.A. de C.V. BOULEVAR LUIS DONALDO COLOSIO, MZA 13 LT 1 EDIFICIO USA TODAY ALFREDO V BONFIL Cancún, Quintana Roo C.P. 77560 RFC: PPR-970715-158 Numero de Ejemplares: 2000 ISBN: 978-607-8368-02-0 Universidad Autónoma de Zacatecas

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INDICE

PRÓLOGO, p. 5

INTRODUCCIÓN GENERAL, p. 7

1. EL DRAMA HUMANO DE LOS MENORES MIGRANTES EN E. U. Y MÉXICO: políticas activas y omisas, p. 12

1.1 Menores migrantes “no acompañados”, p. 13

1.2 Deportación y separación familiar, p. 21

1.3 Albergues para menores, frontera de México con EE. UU.,

p. 27

1.4 Menores nacidos en Estados Unidos residiendo en México, p. 29

1.5 Propuestas para políticas públicas, 37

2. ROSTROS E IMÁGENES QUE DEJARON LOS MIGRANTES, p. 39

2.1 Fotografía, contexto y cultura, p. 40

Bibliografía, p. 45

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PRÓLOGO

Al momento en que se escribe este material se habla de una crisis

humanitaria que viven los menores migrantes “no acompañados” a su llegada a Estados Unidos. Los medios de comunicación difunden que los albergues son insuficientes y que se han improvisado otros en espacios militares debido al crecimiento del flujo de estos menores procedentes principalmente de El Salvador, Guatemala, Honduras y México. Se producen encuentros entre los Presidentes de esos países con su homólogo de México. El Presidente Obama a su vez plantea revisar la situación humanitaria, los grupos defensores de los menores sugieren que se les reciba en territorio estadounidense en calidad de refugiados y otros empiezan a manejar que se les deporte de manera rápida; pero, todo esto no cuestiona las prácticas que chocan con el modelo del Estado liberal, e incluso, se adoptan acríticamente los términos que los gobiernos esgrimen. Esta situación no es nueva para nosotros, en efecto, existe una primera experiencia sobre el tema que se desprende de la invitación que se me formulara junto con otros investigadores en Febrero 19-23 de 2007 por parte del Consulado Americano con Sede en Monterrey, Nuevo León (México) para visitar la zona fronteriza México-Estados Unidos por el lado de Ciudad Juárez, Chihuahua y El Paso, Texas. Debo de agradecer al Dr. Jon Amastae de la Universidad de Texas, El Paso, quien se encargó de organizar, preparar y solicitar los permisos para las visitas, además de orientarnos sobre los objetivos en cada caso. En lo que a mí corresponde, los resultados quedaron a nivel de un Informe de Campo abarcando, a) la experiencia de los migrantes durante el cruce fronterizo, b) la visita a un albergue “modelo” para menores centroamericanos y a una cárcel del lado estadounidense, c) la interacción y el intercambio de ideas en varios momentos con académicos de la Universidad de Texas. De esto también resultó la organización de dos foros, el primero para abordar la necesidad de una reforma migratoria en Estados Unidos y el segundo para discutir el significado del nuevo muro fronterizo. Debo señalar que la Embajada Americana pretendía promover la visión de que Estados Unidos venía actuando con sentido humanitario; por supuesto, este es un buen momento para evaluar seriamente la política estadounidense en ese renglón.

Como rasgo distintivo, este material recupera los antecedentes ya mencionados por el autor en su sentido vívido, además de indagar la legislación que existe en Estados Unidos al respecto; pero, su aporte, consiste en el esfuerzo por poner en el centro la negación del concepto de

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Estado liberal que está detrás de las prácticas, leyes programas y del discurso antiinmigrante. El propósito de publicar esta reflexión parte de la necesidad de desenmascarar la supuesta intervención humanitaria del Gobierno Estadounidense, además de poner de manifiesto la omisión del Gobierno Mexicano, quien no ha defendido los derechos de estos menores, y por el contrario, su intervención contribuye a oscurecer lo que sucede. Esta afirmación no es exagerada, baste un ejemplo en relación a los menores migrantes “no acompañados”: mientras que el Gobierno Estadounidense justifica que “los menores son separados de los adultos para protegerlos”, en los hechos se les coloca en un nivel de mayor vulnerabilidad; a su vez, cuando ese gobierno se refiere a menores deportados, el Gobierno Mexicano en el más absoluto malabarismo político los llama menores repatriados, destacando el supuesto lado humanitario. La pregunta es esta: ¿por qué si esas acciones son humanitarias se tienen que distorsionar los hechos a través del lenguaje por los gobiernos involucrados? Es necesario que la academia intervenga activamente no solo en el análisis, sino también en la búsqueda de alternativas que ayuden a replantear esta horrenda situación. Como corolario, al finalizar la exposición, se agrega una síntesis de un documento más amplio sobre el significado de la fotografía migrante. Esto se hace para destacar el esfuerzo por recoger una de las expresiones sociales capaces de mostrar el rostro humano que está detrás del migrante visto solamente como trabajador, lo cual forma parte de un proyecto en curso sobre los exvotos de los migrantes, el cual se emprende con Pablo Martínez Pérez, mismo que espero que en los próximos meses salga a la luz. Quiero reconocer el interés que sobre el tema han venido mostrando varias dependencias del Gobierno de Zacatecas, particularmente el Ayuntamiento del Municipio de Fresnillo, la Secretaría de Educación del Gobierno del Estado y especialmente el Instituto Estatal de Migración; instancia que me propuso intervenir en el diseño de las políticas publicas en esta materia, lo que me permitió contar con el financiamiento para la publicación de este material. Finalmente, deseo agradecer a mi institución laboral, la Universidad Autónoma de Zacatecas por su interés y respaldo para que este trabajo viera la luz y sirviera de punto de discusión en otras instancias nacionales e internacionales. Por supuesto, no es necesario aclarar que la reflexión y las propuestas que aquí se formulan son enteramente responsabilidad del autor, las cuales han sido formuladas con entera libertad, lo cual no podría ser de otra manera.

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INTRODUCCIÓN GENERAL

El Estado-nación es una construcción de la modernidad que se

consolidó regulando los derechos y las obligaciones de los ciudadanos en sus territorios. Pero también es un modelo que abarca las relaciones del Estado con sus ciudadanos y de éstos con aquél. En el terreno social y político, el modelo tradicional unifica los sentimientos nacionalistas de quienes son sus miembros. En la mayoría de los casos, se considera que sus miembros son aquellos que nacieron en su territorio (ius solis), los que son descendientes de un ciudadano nacional (ius sanginis) o ambas combinaciones. Este es un modelo de nacionalidad y ciudadanía que se instituyó confrontándose con el Estado feudal y monárquico, y aunque sus resultados se encaminaron a liberar al trabajador de las ataduras señoriales, con el tiempo, particularmente con la globalización económica y con el crecimiento de la migración internacional, ha dejado de corresponderse con la realidad, principalmente en lo que compete a circunscribirse solo a los ciudadanos de un mismo territorio. Subrayar esta parte es importante porque históricamente en ella se anidan las concepciones justificantes sobre quiénes deben tener derechos o no ante el Estado, lo cual ha marginado a minorías sociales (como sucedió con el voto de la mujer), étnicas (como lo vivieron por mucho tiempo los ciudadanos afroamericanos en Estados Unidos), residentes temporales, residentes permanentes e indocumentados. Como esta reflexión va más allá de esas justificaciones discriminatorias, vayamos directo al cuestionamiento. Dice Sassen (2001: 71):

“La globalización económica desnacionaliza la economía nacional. En cambio, la inmigración renacionaliza la política. Existe un consenso creciente en la comunidad de los estados para levantar los controles fronterizos para el flujo de capitales, información y servicios y, en sentido más amplio, mayor globalización. Pero cuando se trata de inmigrantes y refugiados, tanto en Estados Unidos como en Europa occidental o Japón el estado reclama todo su esplendor afirmando su derecho soberano a controlar sus fronteras…” (Subrayado por mi).

Esta tesis certera adquiere mayor fuerza si se observa que los

Estados nacionales en tiempos de crisis endurecen sus políticas nativistas de control fronterizo, e incluso, promueven leyes para la más estricta vigilancia de los inmigrantes en su territorio, y desarrollan políticas para responsabilizar de la crisis misma a los inmigrantes (Bustamante, 1979).

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La explicación economicista señala que lo anterior obedece a la reducción en la demanda de trabajadores, dejando de lado la exacerbación de los sentimientos nativistas que le acompañan. Pero, mientras esto se recrudece, los mismos gobiernos utilizan simultáneamente su poder para el desarrollo de estrategias económicas de integración regional e incluso, promueven reformas de ley en aquellos países socios, con lo cual desnacionalizan la economía. Por tanto, se trata de un modelo global centrado en la economía, y al mismo tiempo, de un modelo nacionalista y radical respecto del control de las fronteras que niega derechos e impide la libre circulación de las personas.

De manera más radical, aunque la mayoría de los flujos de inmigrantes se correlacionan con las políticas de globalización en que se involucran los Estados de los países de origen y destino, la inmigración se aborda como un problema del individuo con el Estado (Sassen, 2001: 78-79), cuando esto es el resultado de un sistema de relaciones macro-sociales que en muchos casos abarca aspectos tales como, las colonizaciones, las intervenciones militares, los endeudamientos de los países y las actuales reestructuraciones neoliberales (Sassen, 2001), lo que indica responsabilidades globalmente compartidas, pero no asumidas nacionalmente.

Foto de Raúl Estrella caminata por el desierto de Arizona, 23-05-2007

Fuente: Fototeca Zacatecas “Pedro Valtierra”, Concurso de Fotografía Migrante, 2009

Dicho sin rodeos: el Estado nacional en muchos sentidos ha dejado

de ser un modelo vigente que ha entrado en contradicción con la internacionalización del capital y con las estrategias que éste diseña para salir de la crisis o elevar su rentabilidad. No se trata solo de lo que hacen las grandes empresas transnacionales, sino lo que hace el Estado que las representa. Esto indica que el Estado bajo el modelo económico

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globalizador está muy lejos de pensarse como aquel que renuncia a intervenir en la economía, por el contrario, se trata de un Estado muy activo que da forma y sentido a dicho modelo. Un ejemplo cercano es la desaparición en México de los precios de garantía en los granos básicos en la década de 1980 como parte de la política pública para la “competitividad”, abriendo la puerta a la inversión de la agricultura comercial y transnacional; la que a su vez desincentivó a los productores del campo y generó las condiciones para el abandono de estas actividades, transformándose en presiones para el crecimiento en la demanda de empleo en otros sectores del país. Pero no solo eso, la relación producto agrícola-producto industrial también evolucionó en contra de los agricultores:

“Hace 25 años, el Frente Democrático Campesino de Chihuahua nació clamando: «Que por un kilo de maíz se pague al campesino un litro de gasolina y dos litros por un kilo de frijol». Lo que los productores reclamaban entonces lo han hecho trizas las políticas públicas. Ahora un litro de gasolina cuesta más de tres kilos de maíz y más de un kilo de frijol” (http://www.jornada.unam.mx/2010/10/15/opinion/028a1pol). Pero como las políticas públicas no se limitan a los impactos en un

sector, otra de sus repercusiones es el crecimiento lento de la economía y consiguientemente del empleo, mismo que cuando desciende, termina aumentando las presiones para emigrar fuera del país. De esta manera, lo que se hace desde la economía transnacional pareciera ser más bien una estrategia compartida por los Estados nacionales para desmantelar el campo y asegurarse, de manera permanente la provisión de fuerza de trabajo al destruir las formas de subsistencia. Esta manera de analizar los fenómenos conduce a mostrar las deficiencias de los modelos explicativos basados en la mirada disciplinar y nacionalista, pues lo que se promueve desde la economía repercute en la sociedad, la política la cultura, y a la inversa; y de la misma forma, lo que en un país se manifiesta como expulsión y despoblamiento, en el otro se transforma en atracción y formación de comunidades de migrantes.

Un aspecto relevante de este asunto sobre el que no he encontrado un solo análisis es el de los límites que cualquier Estado nacional de tipo liberal tiene respecto de las personas sean éstas nacionales o no. Aquí es donde cobra sentido adelantar algunas de las acciones desmedidas en contra los menores migrantes.

Ningún Estado tiene razones legítimas para separar a los menores migrantes de sus padres durante el cruce fronterizo. Padres e hijos independientemente de donde se encuentren son parte de una familia y los mismo ha de señalarse de los menores y otros parientes que los acompañan. La separación de los menores migrantes alegando la

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seguridad de los mismos choca con la realidad de la exposición a nuevos peligros debido a que los hace más vulnerables. Pero además, la intervención del Estado en el ámbito familiar que abarca la intimidad debe ser vista como una invasión a la privacidad y a la obligación y derecho que las familias tienen de proteger a sus descendientes. Y es que más allá de cualquier Estado, el menor tiene derecho de ser provisto de afectos, cariño, confianza y amor. Ningún Estado, ni sus instituciones deben de desposeer a los menores del cuidado y afecto que les proporcionan sus seres queridos. Un Estado que alega su seguridad y arrebata a los hijos de sus padres se convierte en un Estado secuestrador. Hay que decirlo y denunciarlo en las instancias supranacionales: ningún menor que sea detenido cruzando una frontera solo o acompañado de familiares por ese solo hecho se convierte en un peligro social. Se trata de una intervención que no se corresponde con el modelo de Estado liberal que en teoría se encargaría de la protección de los individuos, provisión de servicios y garante de las libertades de las personas (T. H. Marshall, 1950), lo cual conduce a la violación de los derechos humanos de los menores, particularmente en lo que se reconoce como el “interés superior del niño” consagrado desde 1989 en la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño.

Fotografía de Pedro Valtierra

¿Qué es lo que los menores inmigrantes no tienen frente al Estado

para ser tratados de manera distinta a la libre circulación de bienes, dinero y capital? El no reconocer por el Estado que los menores migrantes tienen derecho a estar con sus padres o familiares por ser

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indocumentados equivale a desposeerlos del cuidado de los mismos y esto es lo que sucede cuando se les secuestra y se atenta contra su seguridad. En efecto, a diferencia de quienes aducen que los menores son vulnerables por su condición de edad, aquí lo que se subraya es que se convierten en vulnerables como resultado de la aplicación de la política que promueve el Estado norteamericano; es decir, no se trata de una vulnerabilidad natural, sino de un crimen de Estado en contra de los menores migrantes, que debe ser llevado a los tribunales internacionales.

Solo una instancia supranacional dispone de la capacidad de abrir la discusión de este problema fundado en el respeto de los derechos humanos y obligar a construir nuevas relaciones con el reconocimiento de la jurisdicción de los Estados, pero también basadas en el respeto a las personas. No se trata de violentar el principio de extraterritorialidad, sino de llamar la atención sobre la necesidad de revisar nacionalmente la legislación en la materia, la cual debe estar acorde con el desarrollo de los principios que la sociedad promueve para si misma como especie. Y es que lo que está en el vértice de la discusión es el modelo de sociedad y de hombre que hoy promovemos para el futuro, así como el conjunto de normas y valores que más allá de los confines territoriales forman parte del presente y el futuro de la especie humana.

El material que aquí se ofrece pretende ser parte de una reflexión a la que aspiramos se integren aquellos humanistas y legisladores que saben de la incertidumbre que viven los menores migrantes y sus padres por el exceso de las políticas estatales de inspiración nativista y que no abren canales para discutir la responsabilidad que tienen los gobiernos en tres asuntos relacionados que aquí se analizan: a) los menores migrantes que cruzan la frontera de otro país, b) los menores descendientes de migrantes que son separados de sus padres cuando se les detiene y deporta, y, c) los menores migrantes, que habiendo nacido en otro país, ingresan al de sus padres como resultado del retorno de éstos. Se trata de un mismo problema humanitario con tres aristas transnacionales que deben de ser tratadas integralmente desde el análisis y la implementación de la política migratoria.

Presentar así el problema conduce a su vez al reclamo hacia los Estados nacionales involucrados por avanzar en la formulación de políticas en donde se reconozcan las obligaciones que cada Estado debe de asumir. Por supuesto, como en otros textos hemos subrayado, todo esto choca con las viejas miradas confinadas a la territorialidad de los Estados.

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1. EL DRAMA DE LOS MENORES MIGRANTES EN EE. UU. Y MÉXICO: políticas activas y omisas

La vulnerabilidad y la exposición a los riesgos a los que aquí nos referiremos no es natural sino social; es creada por el Estado, e incluso, cuando la misma sociedad la asume es un resultado prefigurado e inducido por los estrategas del ejercicio del poder. Esta vulnerabilidad creada por la implementación de las políticas públicas se manifiesta con mayor crudeza en las mujeres y en los grupos étnicos, pero se exacerba cuando se trata de niños y niñas migrantes que no rebasan los 12 años, e incluso, cuando son menores de 4 años. Por supuesto, aunque de diferente manera el drama de los menores lo viven con miedo y angustia sus padres. El propósito de esta reflexión consiste en poner de manifiesto que la vulnerabilidad y los riesgos por ser menores, se vuelven un tormento inhumano que nada tiene que ver con la vulnerabilidad natural cuando se convierte en política pública de un Estado que interviene en contra de seres que ya de por sí son vulnerables. Por un lado, desde Estados Unidos se trata de políticas activas, y desde México, por otro, de políticas omisas, que atentan contra la dignidad humana, y que en la mayoría de los casos se fundamentan en la renuncia de las obligaciones sociales del Estado liberal para con las personas, dirigidas hacia seres vulnerables cuyos derechos les son arrebatados o negados, como sucede con el derecho a la vida y la seguridad que provee el vinculo con la familia y/o parentela. El segundo propósito de esta reflexión pretende demostrar la existencia de un lenguaje artificioso y de complicidad por parte de las autoridades de los gobiernos de Estados Unidos y de México, los cuales buscan justificar esa política, ocultando los hechos en la puesta en marcha de programas cuyo lenguaje se lee en los siguientes términos: “protección de la frontera”, menores inmigrantes “no acompañados”, programa de “repatriación” humanitaria, “custodia” de menores, deportación de “criminales”, etc.

Ya en otro texto he comentado que en el caso del retorno, se oculta asimismo el hecho de que se trata de familias y no solo de migrantes individuales y que esa realidad debe conducir a reformular la imagen anterior sobre el retorno migratorio, así como las políticas públicas que le suelen acompañar. En todo esto, la investigación social se ha dejado atrapar por el lenguaje de los gobiernos, además de mostrar un retraso respecto de los hechos.

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1.1 Menores migrantes “no acompañados” En esta primera parte se pretende describir la situación que viven los menores migrantes “no acompañados”. La idea central consiste en cuestionar la denominación de “no acompañados”, mostrando que se trata de una separación de sus familiares, amigos o conocidos cuando son descubiertos cruzando la frontera y son aprehendidos. Iniciaré comentando mi experiencia en distintos momentos con las autoridades de inmigración, para luego pasar a describir la observación de los menores inmigrantes en un albergue “modelo” (centro de detención) de la Ciudad de El Paso, Texas.

¿Cúantos son? El Pew Research Center proporciona las siguientes cifras: en el año fiscal de 2013 se detuvieron a 38,759 menores inmigrantes centroamericanos y actualmente, en lo que va del año, la cifra correspondiente a 2014 suma 46,932 menores centroamericanos detenidos. Para esos mismos años fiscales, la detención de menores correspondientes a México es de 17,219 y 11,550 respectivamente.

Cabe advertir que las cantidades dadas no son exactas, primero, porque las detenciones son eventos y no inmigrantes; es decir, un mismo inmigrantes puede ser detenido y contabilizado varias veces, sobre todo en el caso de los menores mexicanos, quienes a diferencia de los centroamericanos, son deportados a la zona fronteriza con México y algunos de ellos vuelven a intentar cruzar y son aprehendidos por segunda o tercera vez en territorio estadounidense.

La otra observación necesaria de precisar es que no necesariamente se trata de menores inmigrantes “no acompañados”, pues como se ilustra en la portada de este libro, el trabajo de campo demuestra que entre ellos hay menores que van acompañados de sus padres, familiares o amigos y al ser aprehendidos por los agentes de inmigración son separados violentamente de ellos. Y es que el propio sistema lleva a la separación de los menores, pues si uno de los migrantes señala que van con él, los agentes de inmigración terminan acusándolo de tráfico de indocumentados; así que no hay otra opción. Esta práctica termina haciendo más vulnerables a los menores. Pero además, no hay nada que indique que los inmigrantes sean un peligro para la seguridad de Estados Unidos y que éste peligro desaparezca o disminuya con la separación de los menores respecto de los mayores.

Otro de los aspectos que inciden en la vulnerabilidad es la alta prevalencia de niñas, además de la corta edad, rasgos ambos que actualmente en los registros estadounidenses están entre los de mayor crecimiento en los años fiscales 2014 (hasta mayo) respecto de 2013 y 2012. Y es que como se decía anteriormente, la vulnerabilidad creada por el propio Estado se incrementa cuando la menor es una mujer o cuando está entre los primeros años de su vida. Así en lo que va del año fiscal de

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2014 se han registrado 785 menores de 4 años detenidos por el Immigration and Customs Enforcement (ICE por sus siglas en Inglés, creado en 2003). Solo basta imaginar qué es lo que sucede cuando un menor de cuatro años es separado de sus padres en territorio estadounidense, ¿podrá comunicar a terceros cómo se llama?, o ¿de dónde procede?, o ¿quiénes son sus padres?.

Pero, además de esa mayor vulnerabilidad que produce la separación de estos menores de sus familiares, lo trágico es que cuando son aprehendidos y deportados a México, el Instituto Nacional de Migración oculta los hechos al llamarles “repatriados”. Es cierto que no todos pasan por la decisión de un Juez de inmigración, quien ordena su deportación, pero, nadie ignora que son obligados a elegir entre el proceso legal y la deportación “voluntaria”; es decir, lo que tenemos son dos tipos de deportación, una es mandatada por el sistema judicial y la otra es de facto. Por supuesto, esto nada tiene que ver con la repatriación, ya que los deportados ya se encuentran en su patria. Este es un lenguaje en el que los mismos investigadores han venido aceptando los términos acríticamente.

Gráfica 1: Detenciones en EU de menores migrantes por edades.

Año Fiscal 2013 (Octubre 01, 2012 a Septiembre 31 de 2013); Año Fiscal 2014 (Octubre 01, 2013 a Mayo 31 de 2014).

Source: Pew Center Analysis of U. S. Customs and Border Protection, Enforcement Integrated Database records.

El encuentro oficial por invitación expresa con los agentes de

inmigración de la Patrol Border en El Paso, Texas me dio libre acceso a una experiencia muy fuerte: estuve frente a Jesús Ávalos Martínez, que en esa fecha solo contaba con 16 años, edad similar a la que entonces tenía mi hijo menor Omar Moctezuma de quien me interrogué sobre la posibilidad de que él fuera un indocumentado más como sucede tan frecuentemente en la entidad zacatecana. Y es que lo relacioné con otros tantos jóvenes zacatecanos que no encuentran alternativas para su

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desarrollo y a esa corta edad se involucran en los flujos de la migración internacional. En efecto, el Censo General de Población y Vivienda de 2010 registra, con respecto del Segundo Conteo de Población de 2005, un déficit importante de menores y de jóvenes de entre 15-19 años y de 20-24 años, en el primer caso suman 5,5778 y en el segundo 14,270. Como resultado de la crisis económica estadounidense, estas cifras son bajas en relación al quinquenio anterior. Pero, a mi juicio representan una fuerza de trabajo única, en primer lugar, en condiciones óptimas de salud, y con rasgos de personalidad en donde destacan la fuerza, la resistencia, la audacia, el valor y la juventud; es decir, un grupo de migrantes zacatecanos y mexicanos que la crisis económica y el mismo proceso de control fronterizo los selecciona como fuerza de trabajo excepcional para el capital estadounidense. El resultado consiste en seleccionar entre los migrantes solo a aquellos que reúnen las mejores cualidades como trabajadores. Esta es una función, entre otras que cumple el nuevo muro fronterizo y la vigilancia en la zona limítrofe entre México y Estados Unidos. De alguna manera se infiere que quienes cruzan la frontera han pasado la prueba más rigurosa; son por tanto, los más aptos.

Después de ser aprehendido el joven mexicano Jesús Ávalos Martínez, fue llevado a las oficinas de los agentes de inmigración para su declaración de ley. Un vez que en la computadora registraron y revisaron sus huellas digitales, la base de datos electrónica indicó que ya tenía un record de dos detenciones con una variación en su nombre ¡No cabía duda, aunque él no veía su imagen en la computadora, sus huellas lo delataban! Mientras permanezco callado y trato de no expresar emociones, lo observo cansado y pensativo de frente a un oficial de inmigración, quien apoyándose en los archivos del sistema de datos de la Patrulla Fronteriza lo compara con los registros anteriores y me lo muestra como si se tratara solo de un acto de eficiencia. Los datos revelaron que nació el 8 de Julio de 1990. Allí me explicaron que de reincidir y llegar a acumular un número determinado de detenciones, así sea menor de edad, será procesado y privado de su libertad. En ese momento solo será deportado a México, aspecto que no sucedería si fuera centroamericano; en ese caso, sería trasladado a un albergue (centro de detención para menores, más adelante trató este punto). Esta observación indica que aunque frecuentemente se detiene y se deporta de manera expedita a los menores migrantes mexicanos, cuando son reincidentes son privados de su libertad. Entonces, es una falsedad escuchar que entre los menores migrantes mexicanos no hay detenidos; lo que sucede es que no son atendidos por las autoridades mexicanas.

A la mañana siguiente visitamos un albergue “modelo”, Southwest Key Shelter for Minors que funciona como el principal albergue para Menores “no acompañados”. La permanencia en este tipo de centros

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sirve para, procesar, deportar u otorgar a terceros la custodia a los menores migrantes centroamericanos. Su población está constituida por menores cuyas edades están entre los 14 y 17 años, lo cual indica que, con todo y sus consecuencias, se trata de un sector que fue separado de los adultos. Nótese que no siempre se trata de menores migrantes “no acompañados”, sino en muchos casos de menores migrantes separados con violencia de quienes los acompañaban. De cualquier forma, a distancia me pregunto por qué no observé a menores de 4 años; ¿están en otro albergue?, ¿los han dado en adopción?. Estas preguntas solo podrán contestarse a través del trabajo de campo.

El Shelter for Minors es parte de la Agencia de Refugiados de Estados Unidos, la cual se encarga de su financiamiento. Su personal reconoce que “todos los niños llegan asustados…” Lo primero que se hace es darles comida y asignarles una trabajadora social, quien se encargará de “explicarles” que este no es un Centro de Detención, sino un lugar muy distinto que funciona como un albergue, lo cual es el resultado de los reclamos que han llegado a los tribunales promovidos por ONG´s y difundidos en los medios de comunicación. Más allá de lo que sucede en esos centros, lo real es que muchos de estos menores fueron separados de sus familiares durante el cruce fronterizo y se encuentran privados de su libertad. Obviamente, ellos esperan que como observadores veamos solo la parte operativa, pero en realidad forma parte de todo un sistema de poder.

El trabajador o trabajadora social es también el encargado de localizar a los familiares de estos menores en Estados Unidos, o en su país de origen, utilizando los medios de comunicación de alguna radiodifusora local o los servicios de la iglesia de la comunidad. En algunos casos, quienes llegan hasta ese lugar son indígenas que no hablan Español como sucede con algunos guatemaltecos. Para este caso, por ley debe buscarse a alguien que pueda servir de traductor, lo cual frecuentemente no sucede. La excepción, según ellos es que haya niños que no posean algún familiar. En este caso se les deporta o se busca una familia que en Estados Unidos quiera asumir su custodia. Obviamente, esto está fuera de toda racionalidad sobre derechos humanos, pues ¿qué pasa cuando le entregan la custodia de éstos menores a terceros? ¿acaso eso no es un exceso del Estado liberal frente a las personas? Las autoridades del gobierno mexicano y las ONG´s han renunciado a clarificar este hecho. Lo que se percibe es más bien un lenguaje contradictorio e hipócrita, por un lado, se exige un trato digno y por otro se busca deshacerse lo antes posible de ellos.

Pero eso no es todo. Del lado mexicano, cuando estos migrantes son deportados, las reacciones de las autoridades fronterizas son asimismo similares a las del otro lado de la frontera. El mejor ejemplo de

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ello es la autoridad municipal de ciudad Juárez, Chihuahua, en donde se dice de los deportados que:

“Miles de delincuentes de un solo momento en cualquier comunidad representa un muy grave peligro para la sociedad, es una situación que no debe darse, debemos luchar para que no se dé, y debemos tomar las provisiones necesarias.” La idea que seguía fue que “…se vayan a sus lugares de origen y no tengan la tentación de quererse quedar en Ciudad Juárez para poder cruzar a Estados Unidos” (Castañón, 2009ª y 2009b, citado por Padilla, 2012: 222 y subrayado por mi).

Esta afirmación del Alcalde juarense se produce en el momento en

que el Gobernador de California declara que deportará criminales a México; por supuesto, los hechos se encargaron de mostrar que se trataba esencialmente de deportaciones de inmigrantes, como más adelante se demuestra.

El Shelter for Minors cuenta con habitaciones amplias, compartidas por varios menores. Son cómodas y tienen un lugar de convivencia social con sofás y televisor. Obviamente, como se plasma en la metáfora de la una canción popular de Los Tigres del Norte: “aunque la jaula sea de oro no deja de ser prisión”.

Quienes están a cargo de este albergue no son oficiales de inmigración, sino instructores que ofrecen talleres de mecánica, pintura, música, repostería y dibujo técnico a los internos; en ese sentido esta situación ha cambiado gracias a las presiones sociales, pero no se puede generalizar y menos ahora que se reconoce que se vive una crisis humanitaria sobre el tema.

Se percibe que este centro se reconoce como un espacio donde priva la pluralidad étnica: en las paredes están desplegadas las banderas de El Salvador, Guatemala, México, Estados Unidos, etc. Llama la atención un cuadro artístico colgado de la pared con la imagen de un puño humano que se extiende a ambos lados perdiendo suavemente sus formas humanas con la leyenda: “muchos países, muchas culturas”. Solicité una fotografía de este hermoso cuadro, pero se me negó; la verdad, era tan fuerte su significado que me pareció adecuado para la portada de un libro. Y es que el arte es uno de las experiencias más sublimes que el hombre es capaz de desarrollar e incluso en condiciones como las que aquí se describen.

Quienes aquí están recluidos tienen por ley el derecho a solicitar ir a juicio ante un Juez de Inmigración con la intención de quedarse a residir en Estados Unidos. Actualmente algunos congresistas pretenden conculcar ese derecho para los menores, pues se ha planteado deportarlos sin el derecho a juicio. En el caso que comento, existe un grupo de abogados de “Las Américas” que los asiste. Uno de los cuestionamientos de este centro es que si el familiar se encuentra

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residiendo como indocumentado, enfrentará serias dificultades para asumir la custodia, ya que tiene que mostrar solvencia económica, entrar en relación con el grupo de abogados y acudir varias veces al lugar, lo que en términos reales lo hace un blanco probable de aprehensión. Se trata de una tragedia humana porque ni los familiares son garantía de ser elegidos como “tutores”; es decir, el menor carece del derecho a elegir y recibir el afecto y el amor de sus seres queridos.

Una reflexión de esta experiencia indica que, aunque en estos centros los menores y adolescentes se muestran tranquilos, saben que son muy vulnerables y que sus sueños de superación y trabajo han sido truncados. Por ejemplo, un joven guatemalteco, hijo de un inmigrante indocumentado, llevó su caso a los tribunales, y a pesar de que tenía alta posibilidad de ganar su juicio, decidió volver a Guatemala porque sabía que su mamá estaba muy triste. Él dijo, tratando de retener el llanto: “venía a estudiar y a reunirse con mi padre, pero fracasé…” En el Shelter for Minors hizo muchos amigos y ahora también le conflictua despedirse de ellos; y es que entre quienes comparten la misma historia es común que se establezcan relaciones de solidaridad. Antes de que ese menor parta, se realizará en ese centro una reunión general de despedida. Una de las últimas acciones que este joven tiene que hacer es dejarle a sus compañeros un mensaje escrito en un tablero. Dos trabajadores sociales, con un alto grado de sensibilidad reconocen que a estos niños les toman cariño y ello se debe a su vulnerabilidad e historia personal. Al ver la tristeza de este menor, pregunté si yo lo podía “adoptar”, la respuesta fue contundente: “¡usted está de visita y no es ciudadano americano!” Esta pregunta estaba fuera del protocolo, pues se nos había pedido que no preguntáramos nada ante la presencia de los menores.

Efectivamente estos menores tratan de ingresar a Estados Unidos cargados de ilusiones, llegar a reunirse con sus padres, a trabajar con ellos y en algunos casos llevan la ilusión de estudiar. Son jóvenes que no han tenido una niñez estándar. La mayoría de estos menores han trabajado sustituyendo la ausencia de su padre, otros, hijos de madres solteras, han asumido el rol de varones adultos sin serlo.

Ya sin la presencia de los menores un trabajador social a pregunta de sus servidor comenta una experiencia de un joven que al llegar a Shelter for Minors lo primero que preguntó fue que cuánto tiempo iba a estar retenido; al enterarse que por lo menos 45 días, dijo que su mamá en Guatemala se iba a morir porque estaba imposibilitada para valerse por si misma. En su comunidad él se dedicaba a tejer y con lo que vendía mantenía a su madre. Antes de llegar a Estados Unidos estuvo reuniendo dinero para el pasaje y dejarle a un fondo provisional. Pensaba llegar a Estados Unidos y enviarle inmediatamente dinero, pero, le tocó "la mala suerte", y ahora su principal tormento era no poder volver inmediatamente a Guatemala… Aquí deseo subrayar que en

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Centroamérica existe un ambiente de violencia mayor que en México y obliga a estos menores a huir. Esa violencia aumentó con la deportación a esos países de los grupos de pandillas por Estados Unidos. En México, cada vez es más frecuente que la situación de inseguridad incida en la huida de estos menores, y lo mismo sucede cuando los menores escapan de un hogar donde han sido víctimas de violencia. Estas situaciones debieran de ser suficientes para recibirlos como refugiados y no deportarlos.

Al revisar las motivaciones concretas cuando los menores se miran obligados a huir para librarse de la inseguridad de sus países resulta ilógica la propuesta del Presidente Barack Obama frente a sus homólogos de Guatemala, Otto Pérez Molina; Juan Orlando Hernández de Honduras y Salvador Sánchez Cerén de El Salvador “…para promover una migración segura, legal y ordenada" que implicaría recibir como refugiados solo a una parte de los menores siempre que la solicitud se realice en su propio país. (http://www.milenio.com/politica/compasion_por_ninos_deportados-ninos_migrantes-menores_migrantes-repatriacion_0_342565767.html). Esta declaración pública vino acompañada de deportaciones expeditas de menores violando los derechos a la asistencia legal a que tienen derecho. Este es el verdadero proceso en curso, cuyas deportaciones de menores de Estados Unidos a Honduras, Guatemala y El Salvador son ahora el reverso de la crisis humanitaria. Debo decir también que México a endurecido su política de aprehensión y deportación contra los menores centroamericanos.

Pero, a diferencia de los países centroamericanos, México tiene con Estados Unidos a partir de 2006 un acuerdo de “repatriación ordenada” de menores que viajan solos. Como parte de ello se han pactado horarios entre las autoridades de ambos países para recibir a los menores y se ha establecido un programa de albergues desde 2001 por el DIF en las ciudades fronterizas mexicanas. En Ciudad Juárez solo se recibe a estos menores a través del Puente Internacional “Paso del Norte-Santa Fe”, luego se trasladan a los albergues del lado mexicano. El drama mayor es la existencia de casos donde los infantes son tan pequeños que no están en condiciones de aportar su nombre y menos el de sus familiares ¿qué sucede con ellos? El gobierno mexicano tiene mucho que aclarar al respecto. En este caso también se requiere desmentir a quienes desde el Instituto Nacional de Migración distorsionan los hechos al señalar que se trata de un “programa de repatriación humanitario” y ocultar que son deportados.

Pero ¿cómo llegan estos niños a territorio estadounidense? Cuando son muy pequeños, los padres los entregan a “polleros” o a conocidos suyos para que los crucen, y al verse descubiertos son abandonados a su suerte. También es probable que al momento de ser sorprendido

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cruzando a un grupo de indocumentados, los menores sean separados de los adultos, lo que en cada caso debiera llevarse a los tribunales internacionales como violación de los derechos humanos.

Como parte de la visita a la zona fronteriza nos dirigimos más tarde a la Garita de Santa Teresa en el poblado de Fabens, más al Oriente de El Paso en donde hay oportunidad de conocer una de las zonas de cruce de indocumentados más intensas.

En el camino reflexiono en la tesis de que la frontera es un espacio de poder, construido por el Estado estadounidense, donde la imagen del muro es la expresión más atroz de una construcción social. Recuerdo que un rato antes, en la University of Texas at El Paso (UTEP) he polemizado con un académico la idea de que las fronteras no son fijas, Columbus es un buen ejemplo de ello, a lo que replico: es cierto, la frontera se mueve, pero siempre se ha movido en contra de nosotros; por supuesto, esto incluye la xenofobia promovida por el Estado que sufrimos en las imágenes que se esconden bajo muchas de las reformas nacionales y locales contra los inmigrantes, la implementación selectiva de redadas contra indocumentados, la militarización de la frontera, los ataques a la enseñanza bilingüe, la reducción del acceso a la educación y salud, los despidos laborales posteriores a las marchas del 01 de Mayo de 2006, la persecución por los grupos llamados Minus Man y el discurso xenófobo que desde la teoría política de inspiración radical y nativista arman los asesores de la clase política conservadora, como Samuel P. Huntington (2004) quienes juntos ponen el grito en el cielo de que un peligro recorre América: los inmigrantes.

Fotografía Anónima, descansando y rezándole al Santo Niño de Atocha

Fuente: Fototeca Zacatecas “Pedro Valtierra”, Concurso de Fotografía Migrante, 2008

La Garita de Fabens está en una zona rural. Allí ha sido establecida

para frenar el ingreso de indocumentados, quienes ahora han desplazado

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sus cruces más hacia el Poniente y Occidente. La explicación es que los lugares de cruce se desplazan hacia zonas más inhóspitas, peligrosas y difíciles de vigilar por parte del ejército y de los agentes de inmigración. La Garita de Fabens es un edificio modesto. Tiene su puente, pero en esta parte, el Río Bravo ha perdido su cauce “ha dejado de ser río, y de ser bravo”. El puente tiene una altitud de 2.5 metros y cuenta con una longitud de 60 metros aproximadamente. El aire es intenso y frío; en el lugar se levantan grandes tolvaneras que dificultan la visibilidad. Se dispone de una máquina portátil que sirve para detectar y mirar el cruce de indocumentados a una distancia de dos millas. Cuenta con rayos infrarrojos y eso permite observar en la oscuridad. Según expresión de los agentes del Departamento de Inmigración y Naturalización (quienes solicitaron no dar a conocer sus nombres), ese artefacto “es los ojos de los agentes”. Es simplemente una máquina con grúa, que se levanta a una altura de alrededor de 4 metros, cuenta en la altura con una cabina de cristal equipada y desde allí se puede mirar el panorama a través de las cámaras. En esa región frecuentemente el aire es tan intenso que provoca tolvaneras que son aprovechadas para el cruce de los indocumentados; además, también obliga a los oficiales a bajar de altura el equipo técnico de vigilancia.

Cuentan los agentes de inmigración que esa garita se estableció recientemente debido a que creció el número de cruces por ese lugar. Del lado mexicano existen unas pocas casas dispersas. Los agentes de la patrulla fronteriza dicen que esas viviendas sirven para la llegada de indocumentados. Según ellos, se ha blindado esta parte de la frontera, pero están claros que el cruce se ha recorrido en direcciones opuestas y eso seguirá. La imagen que los agentes de inmigración tienen de este operativo de control es el de un globo que se presiona por el centro y que se extiende a los lados. Pero además, debe señalarse que cuando la economía de Estados Unidos supere la crisis volverá a demandar de trabajadores inmigrantes, por eso la frontera no puede cerrarse completamente. 1.2 Deportación y separación familiar Estados Unidos distingue legalmente entre inmigrantes deportados y devueltos. Los inmigrantes deportados son expulsados del país a través de la orden de un Juez de Inmigración; en cambio, los devueltos son simplemente expulsados de manera expedita sin que medie una orden legal. Estos casos son llamados asimismo deportaciones voluntarias. Si revisamos las cifras considerando un periodo largo se observa que a partir de 1985 y hasta 2006, con excepción de tres años, las deportaciones expeditas superan el millón; es decir, esto fue lo ordinario. Por supuesto, el número de deportaciones no coincide con los

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deportados, ya que un inmigrante si cruza nuevamente la frontera puede ser deportado más de una vez. Pero a partir de 2006 el proceso ordinario se transforma radicalmente, mientras las deportaciones expeditas disminuyen, las deportaciones formales ordenadas por un Juez aumentan.

En efecto, de 2000 a 2006 y en comparación con las deportaciones expeditas, el porcentaje de las deportaciones formales pasó de 10.1 a 21.2%, mientras que de 2006 a 2013 aumentó de 21.2 a 71.08%; se trata de deportaciones mayoritariamente de inmigrantes indocumentados ya establecidos. La explicación inmediata está en la mayor agresividad por parte del gobierno estadounidenses en la aplicación de las leyes ya existentes y en el establecimiento de otras.

Cuadro 1: Deportaciones de inmigrantes en Estados Unidos

Deportaciones ordenada por un

Juez (A) Deportaciones expeditas (B)

Porcentaje (A)

Porcentaje (B)

1985 23,105 1,041,296 2.17 97.83 1986 24,592 1,586,320 1.53 98.47 1987 24,336 1,091,203 2.18 97.82 1988 25,829 911,790 2.75 97.25 1989 34,427 830,890 3.98 96.02 1990 30,039 1,022,533 2.85 97.15 1991 33,189 1,061,105 3.03 96.97 1992 43,671 1,105,829 3.80 96.20 1993 42,542 1,243,410 3.31 96.69 1994 45,674 1,029,107 4.25 95.75 1995 50,924 1,313,764 3.73 96.27 1996 69,680 1,573,428 4.24 95.76 1997 114,432 1,440,684 7.36 92.64 1998 174,813 1,570,127 10.02 89.98 1999 183,114 1,574,863 10.42 89.58 2000 188,467 1,675,876 10.11 89.89 2001 189,026 1,349,371 12.29 87.71 2002 165,168 1,012,116 14.03 85.97 2003 211,098 945,294 18.25 81.75 2004 240,665 1,166,576 17.10 82.90 2005 246,431 1,096,920 18.34 81.66 2006 280,974 1,043,381 21.22 78.78 2007 319,382 891,390 26.38 73.62 2008 359,795 811,263 30.72 69.28 2009 391,597 582,624 40.20 59.80 2010 382,265 474,233 44.63 55.37 2011 387,134 322,124 54.58 45.42 2012 2013

418,397 438,421

230,386 178,371

64.49 71.08

35.51 28.92

Source: U.S. Department of Homeland Security, ENFORCE Alien Removal Module (EARM), February 2013, Enforcement Integrated Database (EID), November 2012.

¿Cuáles son esas leyes y programas? la Ley de Reforma sobre

Inmigración Ilegal y Responsabilidad del Inmigrante (IIRAIRA) implementada desde 2006 a través de los Acuerdos 287 (g) lo que

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permite la capacitación de oficiales locales para controlar la inmigración (http://spanish.mexico.usembassy.gov/sp090710_secnapolitano.html), la Operación Streamline cuyo significado desde 2005 es “cero tolerancia” en alusión a delincuentes peligrosos que según la legislación estadounidense abarca asimismo a los indocumentados (http://www.nomoredeathsvolunteers.org/Print%20Resources/nmd_fact_sheet_operation_streamline.pdf), y el Programa de Comunidades Seguras instaurado en 2008 para facilitar la colaboración entre las fuerzas policiales federales, estatales y locales, el que según algunos activistas se ha convertido en el “programa estelar” del Presiente Barack Obama por el número de deportaciones que como se sabe ha venido rompiendo, año con año su propio record (http://inmigracion.about.com/od/preguntasfrecuentes/a/Qu-E-Son-Las-Comunidades-Seguras.htm) y la Agencia de Inmigración y Aduanas (ICE), que pertenece al Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS). Este último es el departamento que a través del ICE establece convenios con las autoridades locales para la implementación de los Acuerdos 287, Operación Streamline y Programa de Comunidades Seguras ya mencionados.

Existe un estudio que indica que los años en los que se celebró un mayor número de convenios entre el ICE y las autoridades locales fue 2008 y 2009 (Castañeda, 2010); por supuesto, esto condujo a un incremento mayor de las aprensiones y deportaciones formales.

Gráfica 2: Clasificación de los deportados

Source: U. S. Department of Homeland Security, ENFORCE Alien Removal Module (EARM),

February 2013, Enforcement Integrated Database (EID), November 2012.

Los datos indican un hecho aberrante: a partir de 2010 las llamadas deportaciones criminales aumentaron, mientras que las deportaciones no criminales disminuyeron proporcionalmente. Esa clasificación conduce

72   73   73  84   92   92   98   102   105  

132  

170  189   199  

116   116  92  

127  148   154  

182  

217  

255   260  

213  199  

220  

188   189  165  

211  

240   246  

280  

319  

360  

392   383   388  

419  

0  

50  

100  

150  

200  

250  

300  

350  

400  

450  

2000   2001   2002   2003   2004   2005   2006   2007   2008   2009   2010   2011   2012  

Criminales   No  Criminales   Totales  

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erróneamente a suponer que Estados Unidos está expulsando inmigrantes peligrosos; pero, la información oficial del ICE desmiente los hechos. En efecto, el ICE considera criminales a los inmigrantes capturados que realmente lo son, pero se ha agregado a quienes cruzan la frontera sin documentos, a los reincidentes, a los que utilizan documentos falsos o han cometido faltas de tránsito y delitos menores (Castañeda, 2012: 321). Esta es la verdadera explicación de por qué ha aumentado tan rápidamente ese tipo de deportaciones. Por supuesto, según estos datos se trata de una auténtica política de Estado que fabrica delincuentes, la que podría ser atenuada con asesoría a los indocumentados para limpiar el récord de las faltas administrativas.

La prueba de que las deportaciones por delitos realmente graves constituyen una proporción baja la aporta el mismo ICE quien registró en el año fiscal de 2013 solo un 15.8% de inmigrantes deportados con delitos agravados.

Gráfica 3: Inmigrantes deportados por un Juez según delito en 2013

http://inmigracion.about.com/od/preguntasfrecuentes/f/cuantos-Inmigrantes-Son-

Detenidos-Por-El-Ice.htm El drama para los inmigrantes es que, a diferencia del pasado

inmediato, las deportaciones con frecuencia son antecedidas por redadas en las avenidas, el trabajo e incluso en los hogares. De ahí que una buena parte de ésta afecte a inmigrantes ya establecidos por varios años en Estados Unidos que son padres de familia y que dejan a sus hijos en aquel país o que todos son obligados a retornar a México. Lo peor es que algunas de estas deportaciones se extienden también a inmigrantes con el estatus de residentes.

15.8  

10.0  

20.3  31.2  

22.7  

Delito  Agravado  

Tres  faltas  menores  o  delito  agravado  

Faltas  menores  

Detenidos  en  la  frontera  y  deportados  

Con  antecedentes  criminales  

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“Anteriormente, los migrantes que enfrentaban una deportación podían presentarse ante el juez y argumentar a su favor demostrando una estancia continua de siete años, un buen comportamiento durante ese periodo y que su deportación causaría daño extremos al migrante o a la familia (fueran ciudadanos o residentes). Bajo las nuevas estipulaciones de IIRAIRA los inmigrantes en riesgo de deportación deben mostrar una estancia de 10 años o más, pueden ser deportados sin una audiencia ante un juez, y la afectación al migrante o la familia ya no considera causal para permitirle a un juez detener la deportación” (Castañeda, 2012: 310).

En efecto, un inmigrante detenido, si es padre o madre podría

perder a sus hijos. Esto es más probable si la detención conduce a la deportación. La situación es cada vez más delicada, como se describe en seguida (http://www.excelsior.com.mx/global/2013/10/27/925568):

“La situación puede llegar a afectar a por lo menos 4.5 millones de niños, ciudadanos o indocumentados, con padres que habitan de forma irregular, contabilizados en 2010, según el Instituto de Política Migratoria, Think-Tank, sobre movimientos migratorios de EU. “Tras números y causas hay historias como la que recoge el Instituto para la Mujer en la Inmigración. El 6 de marzo de 2007, 300 federales entraron a una fábrica de New Bedford, Massachusetts, y detuvieron a cientos de trabajadoras indocumentadas. Horas más tarde, sus hijos esperaban en la puerta de la escuela a sus madres que nunca llegaron”.

En efecto, si los padres no se presentan a las escuelas a recoger a

sus hijos, o éstos son encontrados solos en la casa, o sufren algún accidente que indique falta de cuidado o sospecha de violencia, en los tres casos, las autoridades podrían acusarles de negligencia hasta llegar a afectar la tutela de los hijos. Por ejemplo las frecuentes redadas en plena actividad laboral en contra de inmigrantes en donde existen madres solteras suelen provocar la imposibilidad de recoger a los hijos en las escuelas. La detención por manejar sin licencia de manejar, provocar un accidente carretero o por embriaguez suelen generar detenciones que conducen a descubrir que se trata de indocumentados que son separados de sus hijos con la deportación; además, como ya se ha señalado, tres "faltas menores" configuran un "delito agravado".

En el primer caso, los hijos quedan temporalmente a cargo de los servicios sociales estatales para su “protección” a través del Acta de Adopción y Familias Seguras, creada en 1997 (ASFA, por sus siglas en inglés). Si la madre no se presenta durante 15 a 22 meses a reclamar a sus hijos como resultado de su detención y deportación, el ASFA inicia el procedimiento para terminar con la tutela. Por supuesto, si los familiares reúnen los requisitos pueden solicitar la custodia, de no ser así, los menores serán transferidos a un tercer hogar. Cabe mencionar que el

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ASFA recibe subvenciones del Estado según el número de menores dados en adopción, pues se sabe que “Los incentivos por transferencia lograda de hogar de crianza a hogar de adopción, fluctúan entre $4 mil y $8 mil por niño” (http://noticias.univision.com/article/1053541/2012-05-19/inmigracion/noticias/pesadilla-de-hijos-de-padres-deportados). Obviamente, esto nada tiene que ver con “el interés supremo del niño”, más bien se configura como un estímulo para un gran negocio y como castigo no solo para los padres, sino también para los hijos.

Fotografía anónima, menores nacidos en Estados Unidos

Fuente: Fototeca Zacatecas “Pedro Valtierra”,

Concurso de Fotografía Migrante, 2008

Según múltiples publicaciones periodísticas, este problema es

generado por la ausencia de relación entre la legislación nacional y estatal. La primera refiere a la Agencia de Inmigración y Aduanas ICE y la segunda al Acta de Adopción y Familias Seguras (ASFA) las cuales no tienen relación administrativa entre sí, de tal manera que si no se acude a los servicios sociales y estatales a reclamar a los hijos y si no existen familiares cercanos que lo hagan, la ausencia se interpretará como negligencia y posteriormente como abandono y empezará el proceso de adopción hacia terceros. Existen muchos casos de este tipo que la prensa ha documentado.

“De acuerdo con la Secretaría de Seguridad de Estados Unidos, entre 2010 y 2012 fueron deportados 200 mil cinco padres de familia con hijos regulares, es decir, nacidos en territorio estadunidense. De los menores afectados, poco más de cinco mil terminaron en manos del gobierno, según estimó el Centro de Investigaciones Aplicadas, un Think-Tank, de Boston, que trabaja por la

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justicia racial” (http://www.excelsior.com.mx/global/2013/10/27/925568). El otro aspecto que afecta a los menores es el de la deportación del

padre, sobre todo cuando los hijos dependen del ingreso del deportado. Si el ASFA descubre que quien se hace cargo de los hijos no es solvente, independientemente de su estatus legal, pondrá en peligro su custodia.

Finalmente, la deportación de los padres con frecuencia conduce al retorno de toda la familia o en algunos casos al desmembramiento de la misma. Esto último es más frecuente cuando la relación de la pareja pasa por una fuerte inestabilidad y el progenitor que se quedará en Estados Unidos es ciudadano de ese país.

Como se advierte, en la legislación de Estados Unidos los hijos de indocumentados a pesar de ser ciudadanos estadounidenses podrían terminan sin el derecho a vivir con su familia. Lo peor del caso es que algunos legisladores y grupos de conservadores promuevan la campaña de que también se vete la ciudadanía a los hijos de indocumentados (Propuesta HR140, auspiciada por el congresista Republicano por Iowa, Steve King). 1.3 Albergues para menores, frontera de México con EE. UU.

Frecuentemente se piensa que los menores tratan de llegar a Estados Unidos en busca de reunificación familiar. Eso es correcto, sobre todo cuando son infantes, pero existen otras motivaciones pocas veces señaladas tales como: buscar trabajo, estudiar, rechazo y violencia intrafamilar, ir a conocer, ir en búsqueda de cónyuge, huir de la delincuencia organizada, etc. A partir de la crisis económica estadounidense de 2008 el grupo que ha mantiene el flujo migratorio es el de 14-19 y 20-24 años. Sin embrago, la migración de menores no es del todo nueva. Así lo prueban el estudio de Hernández (S/F). Sin embargo, con el cambio del migrante circular hacia el predominio de la migración familias, la migración de la mujer y de los menores empezó claramente a ser considerada en la literatura especializada. A partir de este hecho, la detención durante el cruce fronterizo y la deportación de menores se convirtió en un problema cada vez visible que llevó a las organizaciones de la sociedad civil a crear desde 1990 los albergues para menores, particularmente las casas Ymca. La primera se creó en 1990 en la Ciudad de Tijuana, Baja California; la segunda se estableción en 1995 en Ciudad Juárez, Chihuahua; la tercera en 2000 en Piedras Negras, Coahuila, y, la cuarta en 2003 en en Agua Prieta, Sonora (http://www.ymca.org.mx/prog_YMCA_mmigra.html).

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Cuadro 2: Casas Imca, los albergues de la filantropía

CASA YMCA TIJUANA: 1990

CASA YMCA PIEDRAS NEGRAS: 2000

Blvd. Cuauhtémoc sur no. 3170 Col. Chula vista C.P. 22410, Tijuana, B.C. Tel: (01 664) 686 -1359

Xicotencatl norte no. 1802 a Col mundo nuevo C.P. 26010, Piedras Negras, Coahuila Tel: (01 878) 782 – 9672

CASA YMCA JUÁREZ: 1995

CASA YMCA AGUA PRIETA: 2003

Tlaxcala no. 267 Col. Centro C.P. 32000, Cd. Juárez Chihuahua. Tel: (01 656) 612 – 6138

Calle 7 no. 2205 y avenida 22 –23 col. Burócrata, apartado postal 1662 Agua Prieta, Sonora C.P. 84200 Tel: (01 633) 338 4000

Su ubicación en la zona fronteriza está relacionada con los principales puntos de cruce de los migrantes en los momentos específicos. En la década de 1990 el principal punto de internación de migrantes indocumentados hacia Estados Unidos era la Ciudad de Tijuana; pero, al implementarse distintos programas de vigilancia fronteriza por parte de las autoridades estadounidenses, el flujo de la migración empezó a desplazarse más hacia el occidente, convirtiéndose Ciudad Juárez en la principal punto de cruce hacia Estados Unidos.

“Personal de las Casas YMCA acude a la garita fronteriza a recoger a estos menores que en ocasiones permanecen largas horas sin poderse mover del recinto migratorio para buscar alimento, agua o descanso. La Casa les provee del ambiente hogareño, seguro y digno que les ayuda a enfrentar la dramática y desesperante realidad en la que se encuentran solos y completamente vulnerables en las agresivas ciudades fronterizas…” (http://www.ymca.org.mx/prog_YMCA_mmigra.html).

No es la primera ocasión en que la sociedad civil reacciona antes

que el Estado frente a lo apremiante de una necesidad social. Pero además, las Casas Ymca se convirtieron en un modelo pionero en su tipo (http://www.unicef.org/mexico/spanish/17043_12170.htm).

“Desde el año 2001 hasta el año 2006 el DIF Nacional y los DIFs locales han establecido 23 albergues en la frontera norte que forman parte del Programa Interinstitucional de Atención a Menores Fronterizos… La red está compuesta por albergues públicos y privados. En la frontera norte 13 albergues son del Sistema DIF, 4 del DIF y del INM y 6 de Organismos No Gubernamentales… En la frontera sur está en funcionamiento un albergue en

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Tapachula, Chiapas que atiende niños y niñas centroamericanos” (http://www.unicef.org/mexico/spanish/17043_12170.htm

a) Reciben a los niños, niñas y adolescentes migrantes y repatriados. b) Les brindan alojamiento, alimentación, servicios de salud y vestido. c) Buscan y localizan a sus familiares. d) Entregan a los niños, niñas y adolescentes a los familiares que acrediten la

filiación en el mismo alberge. e) En el caso de que las familias de bajos recursos que no puedan trasladarse a

los estados del norte para recoger a los niñas, los alberges buscan financiamiento para enviarlos a sus lugares de origen y reunificarlos con sus familias.

f) Se canaliza a los niños a sus lugares de origen.

Entonces, algunos de los padres y familiares acuden directamente a los albergues de las ciudades de la frontera a cargo del DIF a recoger a los menores, y otros escapan de dichos albergues con la intención de intentar nuevamente cruzar hacia Estados Unidos. Esto hay que clarificarlo porque algunas autoridades de distinto nivel, además de identificar erróneamente la repatriación con el traslado, equivocan las cifras al creer que el envío de los menores se hace solo a través del INAMI y los DIFs. Por lo que, si se pretende promover una política de atención de estos menores en las comunidades de origen, es conveniente no limitarse a estas acciones. Lo que si resulta preocupante es saber qué se hace cuando el menor es tan pequeño que es imposible localizar a sus padres o familiares.

No está por demás tomar en consideración que los migrantes, y con más razón cuando se trata de menores, sufren infinidad de vejaciones que tratan de “olvidar” y que en los albergues difícilmente son tratadas por los profesionales, sobre todo cuando el ambiente es de alta tensión e inseguridad.

Por cierto resulta irónico que los gobiernos salvadoreño, guatemalteco y hondureño en lugar de asumir su responsabilidad como Estados pretendan acusar de negligencia y castigar a los padres que “envían solos” a los menores con destino a Estados Unidos. Esta situación ha mereció una dura crítica y recomendación de Inicef (http://www.nacion.com/mundo/centroamerica/Unicef-pide-respetar-ninos-migrantes_0_1427857252.html).

1.4 Menores nacidos en Estados Unidos residiendo en

México Si en un ejercicio metodológico se compara la población absoluta de México para 2010 con la que le correspondió por grupos de edades en

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20051 se observan claramente dos excedentes importantes de población: el primero del orden de 726,476 en los grupos de edades entre 30-34 y 35-39 años y el segundo por 1,289,493 en los grupos de 5-9 y 10-14 años, además de otros excedentes menores: 73,989 y 49,036 entre 15-19 y 50-54 años respectivamente. Otro de los grupos que creció fue el comprendido entre 00-04 años, en efecto, en 2010 se registró un excedente de 342,079 habitantes, respecto de 2005 (INEGI, II Conteo de Población 2005 y Censo General de Población y Vivienda, 2010). En conjunto todos esos excedentes suman una población de 2,481,073 habitantes.

En efecto, en términos de resultados, el Censo de Población y Vivienda de 2010 registra un millón 310 mil menores de 15 años de edad que entre 2005 y 2010 ingresaron a México. De todos ellos, 960 mil nacieron en el extranjero y 350 mil son menores de retorno de las mismas edades.

De manera similar a la tendencia experimentada en el país, en el estado de Zacatecas, los datos del impacto que tienen los migrantes de retorno en el crecimiento de la población en 2010 y en comparación al mismo grupo de 2005 son los siguientes: a) se observa una población extra equivalente a 10,163 habitantes en el grupo de 30-39 años, b) resalta un segundo excedente poblacional de 11,291 habitantes en el grupo que abarca 05-14 años, y, c) de manera similar, en el grupo de 00-04 año se registra una población superior por orden de 8,207 (INEGI, II Conteo de Población 2005, INEGI, Censo General de Población y Vivienda, 2010).

La explicación indica que a diferencia del pasado inmediato, los migrantes están retornando a México con todo y su descendencia; justo esto es lo que resalta en los grupos de edades donde las cifras de población de 2010 superan a las de 2005. Así, los retornos de migrantes en las edades 30-34 y 35-39 se corresponden en términos generales con la inmigración a México de menores comprendidos entre los 00-04, 05-09 y 10-14 años; entonces, como ya se ha señalado, se trata de un retorno de tipo familiar.

1 En este caso se superponen los grupos etéreos de 2010 con el grupo atareo anterior de 2005, por ejemplo, el grupo de 05-09 correspondiente a 2010 respecto del grupo 00-04 de 2005 y así sucesivamente. Se trata de un procedimiento metodológico que mide la misma población cinco años atrás, identificando sus variaciones en donde el supuesto es que ya no hubo crecimiento por nuevos nacimientos.

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Gráfica 4: menores nacidos en EE. UU viviendo en México en 2010

En relación con esto, las escuelas de Educación Preescolar,

Primaria y Secundaria de la entidad zacatecana muestran un registro correspondiente al Ciclo Escolar 2013-2014 de 9,536 menores nacidos en Estados Unidos. Cabe hacer notar que éstos datos son incompletos, pues en las escuelas públicas del país las inscripciones se hacen en el Formato Estadístico 911 que no permite identificar a los menores cuando éstos, habiendo nacido en el extranjero ya han realizado sus trámites correspondientes para adquirir la nacionalidad mexicana. En este caso el registro tradicional no varía, pues ya son mexicanos.

Otro problema que requiere ser clarificado es que los datos de las inscripciones escolares de los menores nacidos en Estados Unidos indican asimismo una intensa inestabilidad escolar. Así, en los ciclos escolares 2012-1213 y 2013-14, el 39.9% y 36.7% de las escuelas del Municipio de Fresnillo tuvieron una reducción en el número de inscripciones de 363 y 368 menores nacidos en Estados Unidos. Esta reducción es más marcada en el nivel de Primaria, por ejemplo, las Escuelas: Juan Valdivia y Cuauhtémoc ubicadas en la Ciudad de Fresnillo y Jesús González Ortega establecida en la comunidad de San José de Lourdes de ese municipio, redujeron cada una en 22 el número de menores nacidos en Estados Unidos e inscritos en el ciclo escolar 2013-2014.

Aunque la reducción fue compensada con las inscripciones escolares de nuevos menores binacionales, lo preocupante es que durante el ciclo escolar actual y el anterior, la reducción representa más de la tercera parte del total de inscripciones escolares de este tipo en el

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Municipio de Fresnillo. Es posible que este hecho tenga varias explicaciones: primero, se debe al efecto normal que tiene el egreso de nivel educativo, por ejemplo cuando se pasa de Preescolar a Primaria o de ésta a Secundaria; segundo, es resultado de un cambio de inscripción de un turno matutino a otro vespertino, o a la inversa, o a otra escuela dentro o fuera del municipio correspondiente; tercero, es probable que ante un proceso de difícil integración escolar y social, si uno de los padres tiene posibilidad de volver a Estados Unidos decida regresar con sus hijos a ese país. Por la magnitud en la reducción en la matrícula, ésta es la hipótesis más factible, y de ser así, indicará que estamos ante el fracaso de un sistema de educación inflexible que no ha logrado adaptarse eficientemente a la demanda en este momento de los menores nacidos en el extranjero.

Gráfica 5: Descendientes de migrantes retornados inscritos en Preescolar, Primaria y Secundaria, 2013-14

FUENTE: Cálculos del Dr. Ignacio Castro Guijarro, Secretaría de Educación

del Gobierno de Zacatecas

111  116  121  128  133  148  160  165  170  178  179  208  223  230  231  265  268  

356  375  375  392  

511  520  

581  588  593  

945  

0   100   200   300   400   500   600   700   800   900   1000  

Tepechitlán  Luis  Moya  Juchipila  

Villa  de  Cos  Noria  de  Angeles  

Loreto  Monte  Escobedo  

Jalpa  Tabasco  

Miguel  Auza  PánRilo  Natera  Chalchihuites  Tlaltenango  

Pinos  Sain  Alto  

Fro.  R.  Murguía  Juan  Aldama  Ojocaliente  Zacatecas  Nochistlán  Valparaiso  Villanueva  Guadalupe  Río  Grande  

Jerez  Sombrerete  Fresnillo  

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En un Seminario realizado sobre menores binacionales (hijos de migrantes retornados) con profesores de nivel Primaria del estado de Zacatecas el 07 de Junio de 2012, quien entonces era responsable nacional del Programa Educación Básica sin Fronteras comentó lo siguiente:

“En una escuela de Fresnillo pregunté al Director cuántos menores nacidos en Estados Unidos tenía inscritos. Él me dijo que ocho. Entonces le pedí que pasáramos a las aulas y al preguntar en cada una que levantaran la mano quienes habían nacido en Estados Unidos y que nos acompañaran. Al final ya éramos muchos. Entonces nos reunimos en el patio y les dije que solo hablaríamos en Inglés… Ellos se sorprendieron de darse cuenta que estaban entre sus pares y que si situación no era única” Como en el Formato Estadístico 911 se registra la “Cantidad de

alumnos de nacionalidad extranjera, por sexo” se infiere que no se logra identificar a un menor ha nacido en Estados Unidos cuando ha realizado el trámite para obtener la nacionalidad mexicana. Por tanto, si en Zacatecas en el ciclo 2013-2014 se registraron 9,536 menores nacidos en Estados Unidos, lo más lógico es que haya una cantidad mayor.

Bajo ese supuesto, ¿cuál es la percepción del Profesor de un menor que observa que “no entiende”? Obviamente, por la manera en que esta información se registra, si el docente no tiene cuidado difícilmente se va a enterar de que se trata de un menor nacido en Estados Unidos y que el diseño del Formato Estadístico 911 no logra captar correctamente.

Según Vargas Silva (2012: 116-118) estos menores se pueden caracterizar en dos grupos: a) menores nacidos en el extranjero (principalmente ciudadanos estadounidenses) que han llegado con sus padres y que hablan solo Inglés, b) menores nacidos en México, que migraron con sus padres a Estados Unidos y que retornan con ellos, hablan solo Inglés, o Inglés y algo de Español. Como se ha visto, el Censo General de Población y Vivienda de 2010 registra a estos menores siguiendo este criterio. De ellos casi un millón de menores nacieron en el extranjero y 350 son menores de retorno. Por supuesto, estas cifras han seguido creciendo, por lo que el problema no es menor. Lo interesante es que la mayoría de estos menores son ciudadanos estadounidenses, y aunque también son mexicanos, el país vecino del norte debe asumir su responsabilidad; pero no lo hará si no se le exige.

Irma Mejía, periodista zacatecana y corresponsal de El Universal, recoge magistralmente de una menor el sentido vívido que tiene el retorno familiar: “Regresamos para estar todos juntos” (http://m.eluniversal.com.mx/notas/estados/2014/-8220regresamos-para-estar-todos-juntos-8221-95389.html).

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Menores binacionales Escuela Primaria Francisco Villa, Fresnillo.

Fuente: Fotografía de Irma Mejía, 15 de Julio de 2014

El encabezado empieza así: “En una primaria de Fresnillo, 8% de los alumnos nacieron en Estados Unidos, fenómeno que se presenta porque los padres son deportados. «Los alumnos de procedencia extranjera favor de acudir a las canchas». Esa es la orden que emite por el alta voz la directora de la escuela primaria Francisco Villa… así es que acatan la orden y en cinco minutos los que asistieron a clases están fuera de las aulas. Hay niños de todas las edades, de 7 a 12 años principalmente. Algunos tienen nombres extranjeros como Nycola, Jared, Charlin, Ashly, Denisse, Michelle y los hermanitos Kendar y Emilie. …Todos son nuevos habitantes en la tierra natal de sus padres. Los pequeños mencionan que la mayoría de sus papás regresaron porque son indocumentados y fueron deportados. Una pequeñita interrumpe para comentar que a su papá lo agarró la migra y fue deportado. Con su voz dulce e inocente aclara que: «a mi mamá no la deportaron, pero ella se puso triste y no quiso dejar solito a mi papá acá (en México), ni nosotros tampoco. Así que todos nos regresamos para estar juntos»” (subrayado por mi). En efecto, la deportación de Estados Unidos de uno de los padres

genera reacciones diversas: primero, a pesar de los consecuencias, el deportado intentará volver con su familia a Estados Unidos; segundo, tratarán de traer a su familia a México, y, tercero, los miembros de las familias terminarán dispersos y en el peor de los casos separados entre los dos países.

El segundo de los casos es el que aquí interesa destacar. El trabajo de campo indica que las familias que retornan a Zacatecas, en su mayoría llegan a las viviendas de sus padres. En efecto, entre 2005 y

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2010 considerando la totalidad de los municipios de Zacatecas, los hogares que más crecieron en número fueron aquellos formados por un hogar formado por padre, madre e hijos más otros familiares, o un padre o madre con otros familiares o con personas sin lazos de parentesco. Así, en 2010 todos los municipios tenían migrantes de retorno, pero, los que recibieron mayores cantidades fueron, Fresnillo, Río Grande, Jerez, Pinos, Sombrerete, Guadalupe, Francisco R. Murguía, Ojocaliente, Zacatecas y Villanueva. Estos resultados coinciden con el registro de menores “nacidos en otro país” en las escuelas públicas de nivel Preescolar, Primaria y Secundaria de esos municipios. En este caso la única excepción a la regla es el Municipio de Pinos, pero se debe a que por lo reciente de la migración la edad del migrante de retorno debe ser menor, aspecto distinto cuando el migrante cuenta con mayor tiempo viviendo en Estados Unidos y ha formado una familia, como sucede con las zonas de migración tradicional, intermedia y de transición que caracterizan a la entidad (Moctezuma, 2004).

¿De dónde vienen estos menores? Estos proceden de las mismos estados de la Unión Americana donde existen más concentraciones de migrantes zacatecanos, como son los estados tradicionales de California, Texas e Illinois; y en un segundo lugar, Oklahoma, Wisconsin, Louisiana, Idaho, Carolina del Norte y Georgia (Moctezuma, 2004)). Esto ha de precisarse porque en Estados Unidos el sistema educativo es estatal, y si se quiere intervenir en la búsqueda de alternativas para estos menores debemos identificar la entidad de procedencia específica a fin de identificar la problemática educativa que ha de enfrentarse.

Cuadro 3: Viviendas en Zacatecas con Migrantes de Retorno: 2010

Total de viviendas

Viviendas con migrantes de retorno del

quinquenio anterior*

Porcentaje

Estado 377 293 20974 5.56

Fresnillo 52 833 2564 4.85 Río Grande 16 338 1636 10.01 Jerez 15 433 1322 8.57 Pinos 16 497 1107 6.71 Sombrerete 15 925 1085 6.81 Guadalupe 40 924 943 2.30 General Francisco R. Murguía 5 298 774 14.61 Ojocaliente 9 536 745 7.81 Nochistlán de Mejía 7 825 707 9.04 Zacatecas 36 615 654 1.79 Villanueva 7 834 589 7.52

Fuente: Conapo, (2012), Índice de Intensidad Migratoria, México-Estados Unidos 2010, pp. 228-230

*Según Conapo, un migrante de retorno se distingue de otros migrantes porque ha cambiado cinco años antes su residencia habitual de Estados Unidos a México. Si el tiempo de residencia en México es menor a cinco años se considera un migrante circular.

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En cambio, el número de hogares nucleares tendió a disminuir en

casi todos los municipios. Es decir, los hogares nucleares se transforman en hogares extendidos o ampliados cuando los migrantes retornan de Estados Unidos y arriban a los hogares de los padres, suegros, hermanos o amigos. Asimismo, que los migrantes no posean una vivienda propia en su comunidad de origen y que regresen sin ahorros, indica que se trata de retornos que además de ser de tipo familiar también son frustrantes, pues truncaron el proyecto de vida de la familia. Estos hogares tienen como consecuencia inmediata el aumento de los niveles de pobreza; y es que un hogar que repentinamente tiene más miembros no puede mantener su nivel de ingresos. Por estas razones es necesario insistir que estamos ante un retorno de migrantes distinto al que se vivió hasta 2007.

Esta situación indica que los hogares de Zacatecas son los receptores de los migrantes retornados y de sus descendientes. Por esa razón, estas estructuras sociales se han convertido nuevamente en albergue a veces de manera permanente para los mismos migrantes. Señalar este aspecto resulta clave porque viene a mostrar el vínculo entre los migrantes internacionales con los hogares y sus unidades domésticas (Moctezuma, 2012) esta es una relación poco analizada en las investigaciones porque implica proveer fuerza de trabajo para el capital más allá de nuestras fronteras territoriales y a su vez, recibir a los migrantes de retorno en plena edad productiva o jubilados en estructuras de sociales y de producción no capitalistas. Es decir, en estas estructuras los migrantes antes fueron campesinos en todas sus diversidad (Zepeda Patterson, 1988) y en Estados Unidos se convirtieron en trabajadores asalariados, pero, cuando regresan, algunos nuevamente se transforman en campesinos, por lo que sólo una caracterización procesual, más allá de la observación de las estructuras, es capaz de ubicarlos socialmente.

Ahora bien, cuando el migrante retorna a su antiguo hogar, si lo hace ya como cabeza de familia, el hogar también se convierte en fuente de conflictos que derivan del cambio de roles con la llegada de los migrantes. Pero, esta situación no es observable socialmente porque se asume que se trata de contradicciones individuales confinadas al hogar.

Finalmente, otro aspecto de este retorno es que con frecuencia, cuando los descendientes ya son jóvenes y han nacido en Estados Unidos, frecuentemente no aceptan inmigrar a México con sus padres, y si lo hacen enfrentan muchas dificultades para su inserción e integración social y en no pocos casos terminan por regresar a su país. En esas circunstancias el resultado inevitable es la dispersión familiar. Analizar el mantenimiento y la naturaleza de los vínculos de estos jóvenes lleva a revisar críticamente mucha de la literatura escrita sobre las redes sociales y las familias de migrantes.

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1.4 Propuestas para políticas públicas Generales

• Solicitar la intervención de la ONU en la búsqueda de alternativas para los menores “no acompañados”, considerando criterios como, la no separación de los menores migrantes de sus familiares e incluso de sus amigos que son miembros de sus comunidades, los que en algunas ocasiones son acusados injustamente de “traficantes de indocumentados” cuando son sorprendidos cruzando en grupos la frontera hacia Estados Unidos;

• Que los menores migrantes que huyen de la inseguridad producto de la delincuencia organizada y de los grupos de pandilleros, así como de hogares que ponen en peligro su salud sean considerados refugiados;

• Terminar con las deportaciones expeditas por contravenir la legislación estadounidense y solicitar que los menores inmigrantes cuenten con asesoría legal y decidan por si mismos si solicitan o no la intervención de un Juez de Inmigración a fin de que se analice la posibilidad legal de que puedan ingresar y residir en E. U.

• Abordar legalmente como un tema de competencia federal en Estados Unidos el asunto de la tutoría de los menores con criterios humanitarios cuando sus padres son detenidos en prisión y deportados a México. El argumento es que los menores tienen derecho recibir amor y protección, y vivir con sus seres queridos allí donde ellos estén; pues el Estado, argumentando la tutela de los mismos, debiera intervenir sólo cuando los menores se encuentren en peligro, más no provocar las condiciones de vulnerabilidad y como resultado promover la tutela de éstos hacia terceros.

• Promover a través de Unicef un convenio humanitario y de emergencia con las autoridades estadounidenses para evitar la desaparición o de tráfico humano y de órganos, especialmente cuando éstos tienen edades menores a cinco años.

• Buscar, a través de la Secretaría de Gobernación, la Secretaría de Relaciones Exteriores, y la Secretaría de Educación Pública, la colaboración de Estados Unidos en el tema de la educación y la salud de los menores binacionales que residen en México. El argumento clave es que los menores son asimismo ciudadanos estadounidenses cuyos derechos no se conculcan por haber emigrado a México.

Específicas

• Difundir masivamente, a través de los medios de comunicación la obligación moral de los connacionales de registrar a los menores como mexicanos en los Consulados establecidos en territorio

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estadounidense a fin de que adquieran los derechos de protección del Estado Mexicano.

• Autorizar en la escuelas de Estados Unidos a terceros familiares para que, de ser indispensable, acudan a recoger a los menores a la salida de clases y evitar que los padres sean declarados negligentes por Acta de Adopción y Familias Seguras, creada en 1997 (ASFA), previendo la detención policial y la deportación de los progenitores.

• Establecer equipos interdisciplinarios de profesionales que atiendan a los menores migrantes “no acompañados” que han sido deportados a la entidad.

• Crear un Programa Regional y Piloto de Centros de Educación e Inserción Transnacional (CEIT) en los municipios en donde según el Índice de Intensidad Migratoria existe un mayor número de migrantes de retorno y, por consiguiente, de menores que ingresaron al país con sus padres y que no hablan Español, como los son Fresnillo, Río Grande, Jerez, Pinos, Sombrerete, Guadalupe, Francisco R. Murguía, Ojocaliente, Zacatecas y Villanueva. El primer requisito de este programa consiste en identificar a los menores como binacionales, ya que con frecuencia se encuentran en los centros escolares y cuando son registrados como nacionales es posible que pasen desapercibidos. Los CEIT requieren del diseño de materiales didácticos en Español e Inglés. Es recomendable que a partir de este programa se reciban a Profesores estadounidenses y se asegure conservar el idioma Inglés al tiempo que se domina el Español. Con frecuencia los propios menores binacionales inscritos en las escuelas son capaces de cultivar entre ellos el dominio de los dos idiomas si se genera un ambiente de interacción que les permita convivir entre ellos.

• Considerar que, a diferencia de México donde existe solo un sistema de educación pública, los menores binacionales provienen de Estados Unidos de distintos sistemas de educación por estado, como lo son los estados de California, Texas, Illinois, Oklahoma, Wisconsin, Louisiana, Idaho, Carolina del Norte y Georgia. Y es que los principales destinos de los mexicanos en Estados Unidos son también los lugares del actual retorno.

• Más allá de Zacatecas, si el menor binacional es descendiente de migrantes retornados que provienen de comunidades indígenas con idiomas como el purépecha, mixteco, zapoteco, etc. necesita de un modelo de intervención peculiar conocido como educación intercultural, pero en este caso pensando en mantener el Inglés, cultivar el idioma indígena de que se trate y aprender el Español. Sobre esta trilogía lingüística es posible pensar en alternativas combinando distintos esquemas lingüísticos y culturales.

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2. ROSTROS E IMÁGENES QUE DEJARON LOS MIGRANTES

La migración presenta rostros humanos y facetas que se plasman en

imágenes como la fotografía, la pintura, los retablos, las películas, la filmación en videos caseros, los álbum de fotografías, el ofrecimiento y la exposición de exvotos, la composición de corridos, los poemas, el uso de anglicismos y sobrenombres, etc. Se trata de un mundo cultural tangible (material) e intangible (inmaterial) de identidad. A esto hay que agregar aquello que se engloba en los costos humanos de los cuales no siempre nos acercamos a su reflexión.

El presente análisis sobre la fotografía migrante, constituye un esfuerzo por recoger la mirada de quienes quisieron dejar testimonio de sus experiencias y que conservaron para sí, o que compartieron con sus seres queridos; o bien, de aquellos que a través de la lente especializada, similar a como se hace en la etnografía, recogieron las imágenes de los migrantes mexicanos. Se trata de un testimonio visual, único en su género, que la Fototeca del Estado de Zacatecas pone a disposición del público en general, el cual se ha venido acostumbrando a reconocer que México no solo envía fuerza de trabajo a Estados Unidos, sino seres humanos que sueñan y les acompaña por siempre su cultura.2

En efecto, estamos acostumbrados a pensar que México envía trabajadores a Estados Unidos, pero, los migrantes no solo saben trabajar, no son solo manipuladores de herramientas, también son seres humanos. Como seres humanos, son agentes portadores de imágenes, de ilusiones y forjadores de culturas que dejan su huella por donde pasan, aprenden a vivir en otros contextos y construyen su mundo. En ese sentido hay imágenes intangibles, difíciles de identificar por la lente de la inmediatez que no reconoce que el mundo mítico al que también recurren los migrantes, está lleno de ellas, similar al mundo onírico, al de la poesía y el arte.

2 Alusión a una canción folklórica argentina de Calchaÿ y César Isella, llamada Patria adentro, algunas de cuyas estrofas rezan así: "Yo llevo mi patria adentro / regresaré para siempre / sin pensar que estoy volviendo / porque nunca estuve ausente / […] Yo estoy allí, nunca me fui / no he de volver ni he de partir / […] Yo llevo mi patria adentro / en mi cerebro y mi voz / y la sangre de mis venas / va regando mi canción / Yo llevo mi patria adentro / y en cada nueva mañana / siento mi tierra encendida / en medio de las entrañas" (Giménez, 2001).

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En las líneas que siguen se pretende reflexionar sobre el contenido social de la fotografía migrante, entendida como una imagen que recoge la perspectiva del hombre en su tiempo, donde el se proyecta en la imagen y se conserva con el paso de los años. En la fotografía, el espacio y el tiempo son parte del contexto, pero también lo es la indumentaria que se porta, las personas que le acompañan o la soledad que se muestra, los objetos cercanos, las facciones del cuerpo, etc. Desde esa perspectiva la imagen también es significativa en el sentido de recuperar la historia individual y social.

2.1 Fotografía, contexto y cultura

La fotografía migrante es parte de la cultura tangible e intangible Según la concepción simbólica de la cultura, esta se refiere a su significado, así como a las formas en que aquellos aspectos son producidos, transmitidos y recibidos tanto por los individuos como por las comunidades en un tiempo y contexto determinado (Thompson, 1990:122-124). En las entidades de la migración histórica, se trata de un proceso que cuenta con un amplio reconocimiento relacionado con el sentido de ser migrante. Generalmente la fotografía se utiliza para ilustrar textos, pero ella tiene un valor intrínseco; es un documento que visibiliza y permite certificar los hechos en el tiempo, sin embargo, cuando se trata de un documento materializado conscientemente en una imagen, encierra decisiones planeadas, en donde es frecuente que sus imágenes sean testimonios que pretendieron dar un sentido a los hechos, similar a lo que sucede con las entrevistas que buscan ser contadas al investigador con un sello particular. Cuando se envía o se muestra una fotografía personal a un tercero, se comparte también la imagen que tenemos de nosotros mismos o la imagen que queremos trasmitir. De la misma manera, cuando el migrante se toma una fotografía, adopta una actitud personal y corporal que busca plasmar en su imagen, la que a su vez se ve coronada con el contexto visible y con la indumentaria que se porta. En ese sentido, la imagen da vida a las emociones y a los deseos. Se trata de una impresión promovida ex profeso, de un sujeto con determinados atributos y donde el individuo puede o no corresponderse con su imagen: “En un extremo, se descubre que el actuante puede creer por completo en sus propios actos; puede estar sinceramente convencido de que la impresión de realidad que pone en escena es la verdadera realidad…” “En el otro extremo descubrimos que el actuante puede no engañarse…” (Goffman, E., 1981:29) y reconocer que ha actuado para mostrar una imagen que busca transmitir.

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Desde la expresión que se busca, ya sea que la imagen en la fotografía se crea verdadera o se considere actuada, esa es la impresión de la imagen que se conserva y se comparte; y es sobre ella que el observador reflexiona. Sin embargo, en este caso, la observación del especialista poco tiene que ver con las intenciones del migrante, ya que la fotografía no fue pensada con ese objetivo. En ese sentido, el observador se distancia de las intenciones o motivaciones del migrante, pero también reconoce que así como el migrante se presenta en la imagen, así es como quiere verse. Entonces, se trata de una imagen preconcebida y que forma parte de lo que se quiere proyectar a otros, tal y como sucede con los actores sociales, cuya experiencia es traída a la memoria y ésta debe de ser sometida al juicio del especialista. El contexto de la imagen, además de incluir lo macrosocial, a nivel directo “incluye el mobiliario, el decorado, los equipos y otros elementos propios del trasfondo escénico, que proporcionan el escenario y utilería para el flujo de acción humana que se desarrolla ante, dentro o sobre él…” (Goffman, E., 1981:34)

En el caso de los migrantes, el escenario de la fotografía solo parcialmente muestra cómo se vive en el extranjero, dejando de lado las faenas, la soledad y en muchos casos la angustia que se vive; cosa contraria sucede en el caso de las grandes marchas de los últimos años, donde la participación en masa desencadena fuerzas no previstas por los individuos (Weber, M., 1992), y donde el actuar, además de constituir una acción social también responde a motivaciones que están más allá de los participantes.

Pero ese migrante no solo es el que se va, también es el que regresa y busca fórmulas para su reinserción. Es aquel que se ha tenido que acostumbrar a vivir y a interpretar dos o más culturas que sobreviven en su ser. Recoger estas imágenes es de un alto valor y significado porque reclama del observador que indague las manifestaciones del alma de seres humanos desgarrados internamente por alcanzar su sueño; a veces limitados a lo más elemental. Estas imágenes tienen varios sentidos: constituyen un testimonio de las presiones sociales llevadas al extremo, muestran la falta de alternativas para vastos sectores sociales, indican el deseo por abrirse camino bajo la globalización, expresan dificultades para la reinserción social, etc. Es asimismo una denuncia llevada al nivel del arte, que muestra lo sublime de quien se atreve a cruzar las culturas y exponerse a perder la seguridad ontológica (Giddens, 1993:118-119) como resultado de la puesta en marcha de políticas públicas por parte del Estado del país de destino. Todas las imágenes aquí expuestas lo ilustran y logran transmitirlo desde distintos lentes.

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Anastasio Jáquez, en Estados Unidos, 26 de Marzo de 1926

Fuente: Fototeca Zacatecas “Pedro Valtierra”

Esta fotografía es una imagen magistral de un migrante proveniente del campo, encontrándose entre ellos a algunos jóvenes, los cuales solo se distinguen por su fisonomía, pero se visten igual que los mayores; entonces, por forma de vestir, no existe claramente una distinción generacional. Los pantalones son de mezclilla, algunos traen cinto y otros portan pantalones de pechera, esto denota que se trata de un estatus laboral. Es visible el uso de huaraches, pero no se puede percibir con certeza este aspecto en todos los casos. La mayoría llevan sobre sus hombros su chamarra oscura, con excepción de los más jóvenes que solo portan camisa blanca. Uno de ellos carga un morral. Lo más sobresaliente es el uso generalizado del sobrero ancho, propio de la región, similar a cómo se estilaba en los peones de las haciendas de Zacatecas. Esta fotografía es similar a las del periodo de la Revolución Mexicana, del Movimiento Villista que venía del norte; por lo mismo, su indumentaria es una especie de transición de la imagen que en Zacatecas tenemos sobre la cultura ranchera y que después difundió el cine mexicano en su época de oro (González y González, 1994). La primera impresión que me produjo esta imagen fue relacionarla con un exvoto correspondiente a 1914 donde un hermano y hermana van cruzando el Río Bravo a lomo de caballo, ambos vestidos como auténticos

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charros. Aunque en la fotografía que comento no hay caballos, el contexto social es similar; además, se observa que la fotografía fue tomada en algún lugar despoblado, en el campo. Por tanto, el valor simbólico de esta primera fotografía es el de dar cuenta del migrante y la cultura del ranchero, la que en sus rasgos generales ha sobrevivido hasta nuestros días (Moctezuma, y Pérez Veyna, 2005).

Marín Félix, de Los Haro, Zacatecas, en Texas, 1931

Fuente: Fototeca Zacatecas “Pedro Valtierra”

Se trata de una fotografía que muestra uno de los primeros deseos que tiene un migrante, comprar un coche del año. Y aunque no sabemos si es suyo, hay que observar que la imagen recoge ese deseo. El lugar es propio de una zona residencial en Texas. Este migrante usa ropa de vestir, con chamarra, cinto y botines. No lleva sombrero. Esta indumentaria indica que se ha preparado para esa impresión, pero, además, probablemente de dispone a salir de paseo.

Este grupo está constituido por 40 trabajadores, los cuales oscilan en edades entre 20 y 30 años y a lo más, hay cinco que superan esas edades; entonces, se trata de jóvenes. La fotografía fue tomada en el campo, a un lado de la vía del ferrocarril y tiene como trasfondo un vagón probablemente en desuso. Sus atuendos han cambiado drásticamente, usan pantalón de vestir con cinto y zapatos, la mayoría con camisa de color blanco, elegante. No portan sombrero y algunos no llevan camisa. El grupo posa sobre una torre de acero, donde los más jóvenes y atrevidos se encuentran posando en su cúspide. Su rostro es sereno, como si meditaran en lo que están haciendo.

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Braceros en las vías de ferrocarril en California, 1944

Fuente: Fototeca Zacatecas “Pedro Valtierra”

Lo más impactante es que han querido posar con las dos banderas, la de Estados Unidos y la de México, expresando con ello la relación que estos dos países tuvieron con la celebración del Programa Bracero. Por tratarse de los primeros trabajadores contratados por este programa, sorprende que hayan portado las dos banderas, y probablemente se explique porque entre ellos se encontraba el manager, el que por sus rasgos, edad y color de piel, es posible se le ubique en el extremo de la segunda fila y del lado derecho. Otro aspecto a destacar es que los braceros tuvieron varias actividades y una de ellas fue el trabajo del tendido de las vías férreas en entidades como California.

En conclusión, si la fotografía de los migrantes es de algún interior de un hogar, un salón de fiestas, un parque público, una fachada de un restaurante o una iglesia, es porque allí está la persona y de alguna manera ese contexto visual, temporal y social es parte su actividad

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laboral. Entonces, la fotografía presenta imágenes que deben de ser observadas y descifradas como parte de la historia individual y social. Bibliografía Bustamante, Jorge A. (1979), “Condiciones estructurales e ideológicas de la

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Dr. Miguel Moctezuma L.

Doctor en Ciencias Sociales por El Colegio de la Frontera Norte. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel 2. Evaluador de proyectos de investigación del Conacyt. Profesor-Investigador del Programa de Doctorado en Estudios del Desarrollo de UAZ. Su producción científica abarca cinco líneas de investigación:

1) Remesas colectivas del Programa 3 x 1, 2) Remesas familiares, 3) Derechos políticos de los migrantes, 4) Migración de retorno, y, 5) Exvotos de los migrantes Libro reciente: La Transnacionalidad de los Sujetos. Dimensiones, metodologías y prácticas convergentes de los migrantes mexicanos en Estados Unidos, Miguel Angel Porrúa, México. (http://estudiosdeldesarrollo.net/pagina_tipo_cuatro.php?libro=La_transnacionalidad_de_los_sujetos).

Para correspondencia: [email protected]