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MARLA: LOS UFÓLOGOS OPINAN “Nunca aprendió a vivir de un trabajo honrado”. Si me pidieran escribir su epitafio, eso es lo que grabaría en su lápida. Me refiero a la contactada María del Socorro Pérez Farfán, mejor conocida como Marla. Y creo que en este punto, como veremos a lo largo de estas notas, coincidirían varios ufólogos mexicanos. Ya le hemos dedicado varias notas a Marla[1] , pero no podría ser de otra manera, fue (es) la contactada más famosa de México. El 23 de marzo de 1973 afirmó que seres extraterrestres le habían entregado conocimientos para curar el cáncer y la diabetes. La comunicación había sido telepática con los seres de otros mundos que habían llegado la Tierra con el objeto de extraer raíces, plantas, animales y diversas sustancias para procesarlas en sus laboratorios y elaborar elementos de tratamiento para un gran número de enfermedades terrestres. Según ella los extraterrestres encontraron gran similitud en los medicamentos homeopáticos y los que ellos pensaban proponer. “No son medicamentos traídos de sus planetas -aseguró- lo que nos están dando son elementos de nuestro propio planeta pero que ya han sido procesados por ellos. Nos están ahorrando años de trabajo en el campo de la investigación, pero lo que ellos nos dan es una información concreta para que seamos nosotros los encargados de buscar y elaborar las sustancias curativas”. Este sería el origen de lo que Marla llamó “Medicina electrónica”.

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MARLA: LOS UFÓLOGOS OPINAN

“Nunca aprendió a vivir de un trabajo honrado”.

Si me pidieran escribir su epitafio, eso es lo que grabaría en su lápida. Me refiero a la contactada María del Socorro Pérez Farfán, mejor conocida como Marla. Y creo que en este punto, como veremos a lo largo de estas notas, coincidirían varios ufólogos mexicanos.

Ya le hemos dedicado varias notas a Marla[1], pero no podría ser de otra manera, fue (es) la contactada más famosa de México.

El 23 de marzo de 1973 afirmó que seres extraterrestres le habían entregado conocimientos para curar el cáncer y la diabetes. La comunicación había sido telepática con los seres de otros mundos que habían llegado la Tierra con el objeto de extraer raíces, plantas, animales y diversas sustancias para procesarlas en sus laboratorios y

elaborar elementos de tratamiento para un gran número de enfermedades terrestres. Según ella los extraterrestres encontraron gran similitud en los medicamentos homeopáticos y los que ellos pensaban proponer.

“No son medicamentos traídos de sus planetas -aseguró- lo que nos están dando son elementos de nuestro propio planeta pero que ya han sido procesados por ellos. Nos están ahorrando años de trabajo en el campo de la investigación, pero lo que ellos nos dan es una información concreta para que seamos nosotros los encargados de buscar y elaborar las sustancias curativas”.

Este sería el origen de lo que Marla llamó “Medicina electrónica”.

Héctor Chavarría, antiguo director de la revista Contactos Extraterrestres nos cuenta que, luego de tomar varios cursos en centros orientalistas, esoteristas y espiritualistas, logró “desbloquear” su mente y dijo haber desarrollado habilidades telepáticas[2]. La inclinación de Marla por los temas esotéricos no era de extrañar. Su padre había pertenecido a una “hermandad” de rosacruces. Héctor nos explica:

“Cuando, después de varios cursos intensivos, ella fue capaz de sentirse ‘desbloqueada’, hizo su aparición un galán: bien vestido, guapo, quien mirándola fijamente le transmitió un mensaje telepático:

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“’Tú me esperabas, sabes de mi llegada, mi nombre es Amriz’”.

“’Evidentemente’”, declaró ella, “’este personaje no era de la Tierra’”.

“Hasta aquí, amén de la similitud obvia con una telenovela de la peor clase – ¿existen de otra? –, todo apuntaba al romance. Pero Marla ya no quiso dar más información (¿por pudor, tal vez?) al respecto.

“El hecho es que la susodicha se lanzó a partir de ahí a difundir el ‘mensaje’ de los extraterrestres e incluso llegó más lejos: fundó una clínica de medicina electrónica en la cual, entre otras cosas, se recetaban unos globulitos ‘potenciados’ con sustancias extraterrestres capaces de curar todo. Hahnemann, creador de la homeopatía, seguramente se habría revolcado en su tumba en sentido opuesto al de las manecillas del reloj, de haberse enterado de esta grave falta a los derechos de autor. Homeopatía de México, hasta donde sabemos, guardó silencio. Pero los familiares de una de las víctimas de las ‘promesas extraterrestres’ no lo hicieron y a raíz de su deceso se armó un escándalo. Cierre de la clínica.

“Marla levantó la carpa (¿rescatada por los extraterrestres?). Silencio”.

Pero antes de llegar al asunto de la “graciosa huida” a España. Veamos un poco el tema de la “clínica de medicina electrónica”.

Me daba risa desde el título de la clínica, Centro de Medicina Electrónica Aplicada, porque podía hacer el chiste fácil de descomponerlo en las “siglas” Ce MEA. Y es que sus tratamientos eran para orinarse de la risa: aplicación de campos electrónicos, electropuntura, pirámides, ultrasonido, cromoterapia o bioluminiscencia, cristaloterapia, agua de Peña de Bernal, y homeopatía. Charlatanería pura y dura envuelta en lenguaje seudocientífico.

El Ce MEA estaba en la calle de Cádiz, en la Colonia Álamos. En el mismo edificio funcionaban las oficinas de la Editorial Kosmos 2000, fundada por la contactada, que editaba la revista Kosmos 2000, del hombre al superhombre. En el segundo piso había un “ashram” en el que se daban cursos de meditación, relajación, yoga, parapsicología, esoterismo,

visualización y desarrollo de la telepatía.

El ambiente del ashram era muy extraño. Todos debían vestir una túnica blanca o azul. No era admitido ningún otro color. Sin embargo, el piso tenía una alfombra color oro, aunque las paredes y cortinas eran claras. Por todas partes se podían ver rosas rojas y el olor a incienso era casi irrespirable. Sobre las paredes había diversos cuadros: el calendario azteca, un caracol, la imagen de Cristo y de Buda, un cuadro que representaba (y sólo representaba pues yo lo vi perfectamente bidimensional) al hombre y a la mujer en “tercera y cuarta dimensión”.

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En determinados momentos los “maestros” o “guías” tocaban un gong japonés, una flauta de pan y un teponaztle azteca. Pero prácticamente todo el día se podía escuchar música oriental y cantos gregorianos (aún no había aparecido la música new age)

En el mismo edificio estaba la Asociación de Medicina Electrónica. Supongo que su único socio era el Ce MEA, es decir, Marla y sus doctores.

El Ce MEA contaba con médicos generales, odontólogos y psicólogos. La dirección médica estaba a cargo del doctor (homeópata) Manuel Ordaz, egresado del Instituto Politécnico Nacional (que por cierto sigue ofreciendo la carrera de médico homeópata). Ordaz era un fiel creyente en los fenómenos paranormales.

Para los casos de artritis reumatoide utilizaba “electropuntura” una variante de la acupuntura. Usaba agujas, conectadas a una pila alcalina “de calcio”, en los puntos tradicionales de varios meridianos. Aplicaba la idea mágica de la homeopatía de que las propiedades de las sustancias se pueden transmitir al paciente. De esta forma una persona aquejada de artritis, recibiría los beneficios del calcio para sus huesos.

“La finalidad de la pila alcalina –explicaba Ordaz- es transmitir la cualidad vibratoria del calcio. Con ello se busca lograr la manifestación óptima de la energía interna de los elementos de calcio del organismo, en especial al de la membrana celular, permitiendo de esta forma una mejoría del metabolismo”.

En otros casos usaban pequeños balines de metal, que dejaban varios días sobre los puntos clave. No era de extrañar que los balines se oxidaran y provocaran otras reacciones en los enfermos. Según Ordaz, en la elaboración de los medicamentos aplicaban “las teorías de la física termodinámica”, aunque en realidad eran las potenciaciones o dinamizaciones de Hahnemann (diluciones al infinito).

En la clínica había una fuerte componente doctrinaria por parte de María del Socorro:

“Marla es una persona que está en grupos esotéricos y su labor, por lo tanto, es desde el punto de vista esotérico. Ella fue nuestra guía en el área filosófica. Estuvo entre los iniciadores del grupo de medicina electrónica. Durante tres años nos dio pláticas sobre esoterismo y nos enseñó disciplinas como el Hatha Yoga, el Rama Yoga, el control de los generadores, psicobiogeneradores, psicocanales… Marla nos enseñó la mayoría de las disciplinas a nivel esotérico. Ella nos enseñó a moldear esa estructura mental para comprender al ser humano y poder captar a simple vista cuándo se encuentra enfermo y cuándo no lo está. Es un poder muy particular, sin duda…”

Muchos se preguntaron ¿cómo es que estos profesionistas, médicos, pudieron respaldar la charlatanería de Marla? Bueno, en principio muchos de ellos eran homeópatas, de alguna manera inclinados a creer en cosas tal ilógicas como que luego de hacer diluciones al infinito, todavía se puede encontrar el principio activo en una medicina. Otros creían, de hecho, en estos temas paranormales, y los demás, simplemente fueron engañados.

Tal es el caso que nos cuenta el ufólogo Jorge Reicher Brauer, uno de los fundadores del Centro Investigador de Fenómenos Extraterrestres, Espaciales y Extraordinarios, Asociación Civil (CIFEEEAC). En una entrevista aparecida en el libro de Carlos

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Guzmán[3] (actual director del CIFEEEAC) Reicher, que era vendedor de seguros, dice que conoció a una doctora “Dinora” que trabajó en la clínica de Marla. La doctora Dinora le pidió apoyo para “zafarse de las garras de Marla”:

Reicher explica que Marla ponía anuncios en los periódicos para contratar médicos recién egresados y sin trabajo. Así es como reclutaba a los doctores de su clínica. Dinora le dijo a Reicher:

“¡Verdaderamente estoy aterrada por las inmoralidades y los abusos económicos que comete con los pacientes, y también por sus fracasos de salud y por los experimentos que hace con las personas que acuden al Instituto! Pero la señora tiene poderes y no sé cómo hacerle para zafarme”.

Reicher comenta con Guzmán:

“Ambos conocemos personas que convivieron con ella en Paris a todo lujo; viajó alrededor del mundo y se dio la gran vida. No estamos peleados con el hecho de hacer dinero. Si alguien tiene conocimientos esotéricos y parasicológicos y pone una escuela de control mental, es justo que cobre si va a vivir de eso. Pero otra cosa es el lucro y la experimentación con la salud de personas. Sabemos acerca de casos patéticos de gente que fue utilizada en ese Instituto como ‘conejillo de indias’ y que salió muy mal de ahí”.

El ufólogo dijo que si bien Marla curó a muchas personas, también tuvo muchos fracasos. Pero no pudieron clausurar su clínica porque entre los que llegó a curar estaba el hermano de un político muy importante, y éste la protegía. Pero su suerte se terminó.

Es el mismo Carlos Guzmán quien nos lo cuenta en boca de la también ufóloga Zita Rodríguez Montiel, la editora de Reporte Ovni:

“Bueno, en 1979, un político de aquella época me había pedido que le buscara a Marla porque ella estaba curando el cáncer a través de la medicina electrónica y entonces averigüe que ella tenía un Instituto en la calle de Empresa[4]; también estaba Radin[5], fuimos a verlo. Yo fui como si no supiera nada; le empezaron a pedir dinero a este señor, quien posteriormente murió, pero, antes de eso les pagó 250,000 pesos de aquella época[6], nunca lo curaron, y aunque él la demandó, Marla, para entonces, ya se había ido a España con los 250,000 pesos que le había estafado, pero definitivamente en aquella época no lo curo. Otra amiga también, que padecía de una fibrosis, acudió y tampoco la curaron; después fui yo a

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curarme de alguna enfermedad que inventé y también empezaron a sacarme dinero. Entendimos que muchas veces hay que involucrarse para saber de qué se trata”.

Poco después Marla regresó a México y continuó con su negocio. En 1983 la revista Buen Domingo publicó varios reportajes:

“Buen Domingo la buscó insistentemente en la capital mexicana. Entrevistarla parecía imposible. Por algún motivo que posteriormente nos explicó no quería que se hablara de ella en estos momentos. Después de muchos trámites logramos por fin contactarla. No se dejó fotografiar ni permitió que tocáramos temas relacionados con la medicina electrónica. ‘Es que estoy en un momento de cambio’ -dijo- ‘y si mi imagen aparece en la prensa podría perjudicarme’.

“Respecto a la medicina electrónica, que actualmente se aplica en un centro médico de Ciudad de México, se excusó de hablar: ‘porque estoy abocada a verificar nueva información’”.

Seguro ya verificó esa información porque ahora “trabaja” en la ciudad de Guadalajara. Parece que sigue el mismo método que le ha dado frutos durante tanto tiempo: rodearse de médicos homeópatas, dar cursos de esoterismo. Todo eso aderezado con un lenguaje seudocientífico[7]. Me pregunto ¿Qué están haciendo nuestras autoridades sanitarias?

Regresemos a la conversación entre Reicher y Guzmán:

Guzmán: ¿Qué me dices del caso Marla?

Reichert: La tratamos durante un par de meses y estuvimos en su casa, donde nos dimos cuenta de pequeños y grandes manipuleos; de ciertas mentiras y contradicciones. Nos platicó que antes de tener contactos con los extraterrestres, los tuvo también con los lamas del Tíbet[8]. Dijo que le habían avisado que uno de los hijos de los lamas vendría a vivir con ella y que, efectivamente, en una fiesta conoció a un muchacho de nombre Chauri, hijo de un lama. Marla nos lo presentó. El joven tenía los ojos un poco rasgados y era morenito; pero cuando se me ocurrió preguntarle “¿Me enseñas tu pasaporte?”, se pusieron pálidos. Por este y otros detalles que no recuerdo bien concluimos que el muchacho era quizás del Tíbet esquina Comonfort, en la Lagunilla. En esa misma ocasión le pedimos a Marla que nos dieran muestras de comunicación telepática, pero no lo hicieron. Después vimos lo que ella hace para lucrar…”

Concluyamos con algunas frases de la propia Marla:

“No existe el mal, más bien hay personas enfermas de la mente, que por impulsos subconscientes de origen traumático hacen daño a los demás o a sí mismos y manipulan las necesidades humanas”.

REFERENCIAS

Chavarría Héctor, ¿Qué ha de nuevo ET?, El Investigador Escéptico, Vol. 2., No. 3, México, marzo-abril de 1990. Págs. 3-5.

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Guzmán Rojas Carlos A., Testimonios Ovni, Plaza y Valdés Editores, México, 1996. Págs. 205-206.

Ortiz de la Huerta Carlos, El mal sólo existe en la mente humana, Contactos Extraterrestres, Vol. 1, No. 4, México, 19 de enero de 1977. Págs. 45-46.

Escuela de contactados

Por Luis Ruiz Noguez

Los contactados, y posteriormente los abducidos, siempre me han producido cierto rechazo. La mezcla de sensaciones va de asco, miedo a ser timado, desprecio, aburrimiento… Por eso nunca quise involucrarme con ellos a pesar de que varios de mis amigos y conocidos me alentaban a investigarlos. No creo haberme perdido de gran cosa y sólo lamento que eso me ha hecho más difícil poder seguir los orígenes del contactismo mexicano.

En mi humilde opinión la contactada más importante que ha tenido México es María del Socorro Pérez Farfán, mejor conocida como Marla. Se trata de una mujer de clase media y madre de nueve hijos, entre los que se encuentra Fandur (sólo conozco su nombre artístico de contactado). Marla era una secretaria hija de un antiguo miembro de una de las hermandades rosacruces que había en México a mediados del siglo veinte. Durante algún tiempo tomó algunos cursos de “Enseñanza programada para alfabetizar”, mismos que le sirvieron posteriormente para sus seminarios de “ciencia extraterrestre”.

Cuenta Marla que sus primeros contactos no fueron con seres de otros planetas sino con un monje tibetano. Este lama le dijo que debería prepararse para ser una de las 15 mil personas elegidas por los ET para servir de intermediarios entre los seres del espacio y los habitantes del planeta Tierra. El mundo estaba a punto de entrar a un nuevo ciclo y los contactados serían los encargados de preparar a la humanidad para ese cambio.

Para poder contactar con los extraterrestres Marla se preparó en diversas técnicas de control mental, yoga, ejercicios de respiración y toda la bazofia que practican los ocultistas. Según Marla esas técnicas dieron resultados. Así, a finales de los sesenta María del Socorro salía de un supermercado de la ciudad de México cuando se le acercó un hombre: “Mi nombre es Amriz y tienes noticias mías; sabes que no soy de este planeta, tu labor es importante, vamos a empezar por estudiar astrofísica. Vas a tener que traer libreta y lápiz siempre que nos encontremos”.

Amriz tan sólo fue el primero. Pronto llegarían otros extraterrestres provenientes de varios planetas: Kardem, Lenosi, Lote, Ramkar, Sina, Solange, Taschi, y el comandante Tage, entre otros. En ese entonces Marla decía que sus ET provenían de Marte y Venus. Su apariencia era muy parecida a la de los humanos y para pasar inadvertidos se vestían con jeans, playeras y morrales, como los hippies, o con trajes como los ejecutivos.

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Al paso de los años Marla ha cambiado el origen de sus extraterrestres: “Comentando esto con otros compañeros y tomando en cuenta que nuestros científicos niegan la existencia de vida en dichos planetas, hemos pensado si los maestros no nos darían esos sitios como lugar de origen sólo para no confundirnos con puntos muy lejanos del universo”.

Para no tener problemas ya no daba el origen de sus amigos ni se limitaba a sólo dos planetas: “No tengo contacto con seres de un planeta sino de varios. Existen doce tipos de razas en todo el cosmos que tienen variantes no sólo en la tonalidad de la pigmentación de la piel sino en estaturas y características, ya que hay seres que apenas alcanzan entre los 50 y 60 centímetros, y de ahí hay variantes que llegan hasta personas de siete y medio metros; los hay de raza azul, blanca, cobriza, amarilla, roja, etcétera”.

Resultaría interesante saber cómo era que esos seres de 50 centímetros, de piel azul o roja podían pasar inadvertidos vistiéndose de hippies o de ejecutivos.

Marla, consciente de su responsabilidad de llevar a la humanidad hacia el nuevo ciclo de evolución, comenzó a transmitir las enseñanzas de los maestros del cosmos impartiendo cursos llamados “conocimientos extraterrestres” divididos en doce sesiones semanales, por los cuales cobraba una buena cantidad. Una cosa es ayudar a evolucionar a las almas atrasadas que habitan este planeta, pero toda consulta causa honorarios.

CURSOS DE CONOCIMIENTOS EXTRATERRESTRES

¿Qué es lo que enseñaban los extraterrestres a través de Marla? Lógicamente, lo que era de esperar, había mucho de metafísica, teosofía, disciplinas orientales y otras de “superación personal”. Pero veamos mejor las “enseñanzas científicas de los maestros”.

Comencemos por la astrofísica de Amriz. Preparen su libreta y lápiz para recibir las enseñanzas de los maestros extraterrestres. Amriz, por intermedio de Marla, decía que “en todo el cosmos existe la vida. Solamente en la Vía Láctea hay 25 mil millones de soles, cada uno con su sistema planetario de 12, 24 ó 48 planetas, muchos habitados, ya que todos ellos tienen un recubrimiento de capas electromagnéticas que les permiten retener atmósferas”.

A Marla le gustaba adornar sus exposiciones con una jerga pseudocentífica capaz de apantallar a más de uno, pero si uno lee detenidamente estos pasajes se encuentra sólo con basura.

“El Sol es una masa de plasma eléctrica radial, con una capa ígnea únicamente en su superficie, en tanto que el plasma radiactivo que lo constituye se encuentra en constante reacción liberante de varios tipos de rayos solares. Un tipo de rayo se forma de la alternancia de series de fotones y mesones, viajan invisibles al ojo humano y al chocar con las capas atmosféricas circundantes de los planetas (donde existe vida), los primeros se convierten en luz y los segundos en calor”.

A Marla le gustaba la terminología científica y alegremente hablaba de “quartz”, partones, spines y quantas sin entender su significado, o mezclándolos en una extraña revoltura que salía de su cabeza. “Su medición del tiempo es exactamente igual a la nuestra, nada más que no parten del segundo, sino parten de la medida que se llama

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quanta de tiempo. Y van haciendo divisiones o sea: una hora tiene 60 minutos, un minuto tiene 60 segundos, un segundo tiene 12 instantes, un instante tiene 60 quartz, un quartz tiene 60 spin, un spin tiene 12 quantas, o sea va de 12, 60, 60, 12”.

Si realmente supiera física lo de menos sería escribir cuark en lugar de quartz, pero principalmente le daría pena leer tantas barbaridades o, si tuviera un poco de sentido del humor, se doblaría de la risa de encontrar tanta pendejada escrita en un mismo párrafo.

MEDICINA ELECTRÓNICA

Bien. Ya nos dimos cuenta de que ni Marla ni Amriz conocen nada de física ni astronomía, pero ¿qué podemos decir de otras áreas del conocimiento? El gran éxito de esta contactada fue lo que ella llamó “Medicina electrónica”. Éxito en el sentido comercial y no que haya servido para curar alguna enfermedad. Esta vez el que transmitía esos conocimientos era el “maestro Kardem”

“El maestro Kardem nos enseñó toda la práctica de la medicina como la revisión de casos y el enfoque directo de cómo deben hacerse los tratamientos de ingeniería médico electrónica”.¿Cómo eran los tratamientos de esta medicina extraterrestre? Muy sencillos: un poco de acupuntura por aquí, algo de homeopatía por allá, sesiones y “limpias” con cuarzos y otros cristales, terapias de “células cósmicas”, “esferas de Ki Nú y dietas delta”. La misma “medicina” naturista de siempre, pero con otro nombre. Se dice que varios médicos comenzaron a trabajar con Marla. No lo puedo asegurar pero probablemente se trataba de homeópatas o de otros que practican disciplinas similares.

En una charla dada el 23 de marzo de 1973 anunció el fin de la diabetes y el cáncer. Treinta y cuatro años han pasado y Kardem ha sido incapaz de erradicar el cáncer y la diabetes, pero a Marla eso la tiene sin cuidado Ella ha llevado su “medicina” a “otro ciclo más evolucionado”. Las mismas tonterías de los setenta de la “medicina electrónica” hoy se llaman “Medicina Integral Quántica (MIQ)”.

LA ESCUELA DE CONTACTADOS

Además de los “grandes científicos” que asistieron a los cursos de Marla, los seminarios sirvieron para formar a toda una generación de contactados. La última fase de los cursos era la “comunicación telepática dimensional”, donde se intentaba que el alumno pudiera establecer una comunicación con los ET por medio de la telepatía o mediante la escritura automática. La graduación, por así decirlo, consistía en el contacto directo con los hermanos del cosmos.

Nunca entendí para qué tomaban esos cursos de 12 sesiones si los extraterrestres contaban con aparatos con los que podían comunicarse con cualquier persona del planeta. Tampoco entendí por qué usaban esos aparatos para traducir a cualquier idioma las “imágenes telepáticas”.

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“Unos hablan en perfecto español, otros se comunican telepáticamente utilizando un traductor de idiomas simultáneo, en forma de reloj de muñeca. Ellos mandan su onda telepática, el aparato la recibe y la transmite a nosotros en nuestro propio idioma”.

Entre los graduados estaba uno de los hijos de Marla, Fandur, al que se le intentó crear un aura de genio. Nacido en 1955, Ortiz de la Huerta decía de él que “es un verdadero portento de sabiduría humanista y filosófica, sin haber terminado siquiera los estudios de bachillerato”.

Desafortunadamente esa luminaria se perdió para la humanidad. No se sabe nada de él desde la década de los setentas. También estaba Sergey, el primer mexicano en llegar a la Luna. Esta emocionante aventura ocurrió antes de que Armstrong pisara el satélite. Sergey nos cuenta la historia:

“En 1968 caminaba durante la noche por la Calzada Vallejo cuando se presentó, ante mi asombro, un hombre de normal estatura, complexión atlética, rubio, de ojos azules y finas facciones, vistiendo un traje metálico ajustado del cuello hasta los pies. Su actitud me dio confianza desde el principio. Se identificó como Thao, comandante de flotilla y mediante una comunicación telepática me dijo que lo siguiera.

“Después de mucho caminar, me llevó a unos terrenos baldíos y como si se encendiera la luz y dando la impresión de que pronto parecería, observé fascinado una flamante nave de no muy grandes proporciones.

“Ingresé a un pasillo de conducción, donde cambié mi ropa por un traje espacial de una pieza; pasé después a la cabina de higienización de bacterias y gérmenes terrestres y, por último, a la cabina de ambientación”.

A mí me parece que antes de ponerse el traje espacial debieron hacer la “higienización de bacterias”, pero los designios de los extraterrestres son inescrutables.

El comandante Yumm fue el encargado de darle la bienvenida y de explicarle el funcionamiento del plato volador. Pero sigamos con el relato de Sergey, que está a punto de llegar a la Luna.

“No sentí la menor señal de movimiento; sin embargo, el astronavío se había ya desplazado cientos de kilómetros. Me mostraron luego una gran pantalla en la cual vi, con asombro y a gran distancia, a la Tierra”.

“Habíamos llegado a una base interna de la Luna, que sirve como punto de tránsito de comunicación interplanetaria. Posteriormente se abrió una puerta corrediza y caminamos por un pasillo iluminado con antorchas de luz fría hasta llegar a los soberbios laboratorios de computación.

“Fui presentado al comandante Qutzen, quien me llevó a hacer un recorrido por las instalaciones. Me mostró los llamados registros vivenciales, que tradicionalmente han sido conocidos en la Tierra como los registros del Akashi o Akashicos. Se llevan con lujo de detalles los archivos vivenciales de cada uno de los habitantes del planeta, a lo largo de todo su proceso evolutivo”.

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Sergey no sólo tuvo la oportunidad de viajar a la Luna sino además de estar justo en los archivos de Santa Claus o de los Reyes Magos, el sitio en donde se guardan y se registran todas las obras, buenas y malas, de los niños del mundo para que, al final del año, reciban su premio o su castigo. Si esto fuera poco, lo llevaron a ver el “lugar exacto donde aterrizaría el módulo lunar de los Estados Unidos”. Antes de regresar barrieron el lugar y acomodaron todo para que un astronauta americano pudiera dejar estampada su huella en la arena.

REFERENCIAS

-Ortiz de la Huerta, Carlos. “Contactos extraterrestres en México”. Editorial Posada. México. 1975.

-Pérez Farfán, María del Socorro. “El Cuerpo de Energía”. Editorial Sirio. México. 1998.

-Pérez Farfán, María del Socorro. “El Hombre El Microcosmos Desconocido”. Editorial Sirio. México. 1994.

-Pérez Farfán, María del Socorro. “El rostro del Ángel”. Editorial Sirio. México. 1997.

-Zubarán Ramírez, Armando. “Mensaje de otros mundos vía naves del espacio”. Editorial Orión. México. 1968.

Egresados de la escuela de Marlamarzo 16, 2007 luisrn 20 comentarios

En otro sitio comentamos que a nuestro parecer María del Socorro Pérez Farfán, mejor conocida como Marla, es la contactada más importante que ha tenido México

Las actividades de Marla salieron a la publicidad en 1968 en el programa de Manolo Fábregas. Ahí dijo que los extraterrestres llegaron a la Tierra hace cuarenta mil años y se establecieron en el continente de Lemuria. De ahí pasaron a la Atlántida y desde entonces se encuentran monitoreando todas las actividades humanas.

En los ochenta Marla tuvo que salir del país, unos dicen que acusada de intrusismo, otros que se fue a España a diseminar las enseñanzas de nuestros hermanos extraterrestres. Actualmente parece que vive en Guadalajara, México y es directora del Instituto Kardem de Medicina Integral en Jalisco.

Muchos de los delirios de Marla y sus pupilos provenían de los primeros contactados mexicanos de las décadas de los cincuenta y sesenta. Como por ejemplo la “gran

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pantalla” que mencionó Sergey en su viaje a la Luna y que él llamó “pantalla de cristales “U”” fue descrita por Armando Zubarán Remírez (Remírez) justo en 1968. Es más, el nombre del extraterrestre es prácticamente el mismo, “capitán Yum” en el caso de Zubarán, y “capitán Yumm” con Sergey.

Otros discípulos de Marla hicieron escuela en Sudamérica.

Adriana Turner, una cantante de ópera que asistía a los cursos de Marla, comenzó a contactar telepáticamente con los maestros del cosmos. Adriana es más conocida en Colombia, país en el que radicó por varios años. Su nombre de guerra era Karen y comenzó a formar grupos de contacto en aquel país sudamericano. Pronto llamó la atención de la prensa y le hicieron varios reportajes, como en El País (21 de diciembre de 1973).

Se dice que en una de sus conferencias estuvieron presentes varios “maestros venusinos”. Karen decía que son “seres exactamente iguales a nosotros, que vienen de sus planetas y conviven con los humanos pasando en forma desapercibida”.

Ramkar es su maestro guía: “De no haber sido por él me hubiera vuelto loca”.

Lo que nos interesa de esta contactada es que, al parecer, fue la que enseñó a Enrique Castillo Rincón el arte de contactar con seres extraterrestres. Karen dice que en Colombia, antes de irse para Argentina, dejó tres nuevos contactos y 80 grupos trabajando. No menciona el nombre de aquellos tres contactos, pero es fácil ver que entre ellos seguramente se encontraba Castillo Rincón. El contactado la menciona entre los miembros de su grupo inicial de contacto, justo al lado de él: Richard Deeb, Paulina Deeb, Marjorie Hollman, María Teresa Paladino, Graciela Torres (Chela), Alfonso Blanco (Poncho), Cosme Mejía, Heberto Cediel, Rafael Contreras, Pedro Ávila, Gloria Ávila, Alba Ávila, Alcides Camelo, Víctor Rodríguez, Fernando Márquez, Jorge Eduardo Silva, Adriana Turner (Karen) y Enrique Castillo.

El contacto de Castillo se dio, según cuenta éste en su libro, el 3 de noviembre de 1973. Pero a diferencia de Karen, Castillo Rincón no contactó con marcianos ni venusinos sino con seres de las Pléyades.

Desconozco las andanzas de Karen en Argentina. No sé si mantuvo relaciones con los hermanos Jorge A. Duclout y Napy Duclout, aquellos primeros contactados argentinos que serían la fuente de inspiración de José Carlos Paz García, fundador del Instituto Peruano de Relaciones Interplanetarias (IPRI) y padre de los famosos Sixto José Paz Wells y Carlos Paz Wells, pero sería interesante seguir esa línea de investigación y las posibles conexiones entre el grupo de los Duclout, el de Marla y Karen, el de Castillo y los Paz, para completar esta parte de la historia de la ufología y el contactismo latinoamericanos.

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REFERENCIAS

Castillo Rincón Enrique, Ovnis, gran alborada humana: La historia verdadera de un contactado, Blue Dolphin Publishing, Nevada, 1995.

Duclout A. Jorge & Duclout Napy, Origen, estructura y destino de los platos voladores, América Técnica y Editorial Jorge A. Duclout, Buenos Aires, 1956.

Zubarán Remírez Armando, Mensaje de otros mundos vía naves del espacio, Editorial Orión, México, 1968.