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ANÁLISIS DE LA FALTA DE LA PRESENCIA ESTATAL EN EL DESPOJO DE
TIERRAS EN EL DEPARTAMENTO DE CÓRDOBA EN EL PERIODO
COMPRENDIDO ENTRE 1985 Y 1995.
MARIO ENRIQUE MONTES DE OCA ANAYA
Trabajo De Grado Para Optar Al Título De Magister En Ciencia Política
UNIVERSITA DEGLI STUDI DI SALERNO- UNIVERSIDAD CATÓLICA DE COLOMBIA.
Noviembre De 2013 Bogotá D.C.-Colombia.
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TABLA DE CONTENIDO
Páginas INTRODUCCIÓN 2 JUSTIFICACIÓN 10 OBJETIVOS 11 Objetivo general 11 OBJETIVOS ESPECÍFICOS: 11 PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA 12 FORMULACIÓN DEL PROBLEMA 12 PREGUNTAS ORIENTADORAS. 12 HIPÓTESIS 13 CONTEXTO 14 CAPÍTULO I 17 MARCO TEÓRICO 17 EL CONCEPTO DEL “ESTADO DE BIENESTAR” 17 CONSAGRACIÓN EN LA CONSTITUCIÓN DE 1991 21 ORIGEN 21 RESPONSABILIDAD DEL ESTADO EN COLOMBIA 22 REVISIÓN DEL CONFLICTO ARMADO EN COLOMBIA 23 IMPACTO ECONÓMICO 24 CONSECUENCIAS SOCIALES 24 CONSECUENCIAS POLÍTICAS 25 CAPÍTULO II -ANÁLISIS DEL PARAMILITARISMO Y SU INFLUENCIA EN EL DEPARTAMENTO DE CÓRDOBA 29 SURGIMIENTO 30 PROPÓSITOS 30 PILARES 30 CAPÍTULO III - Los paramilitares en Córdoba – Revisión histórica 34 LA SITUACIÓN DEL DEPARTAMENTO 35 BIBLIOGRAFÍA 40
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TÍTULO:
ANÁLISIS DE LA FALTA DE LA PRESENCIA ESTATAL EN EL DESPOJO
DE TIERRAS EN EL DEPARTAMENTO DE CÓRDOBA EN EL PERIODO
COMPRENDIDO ENTRE 1985 Y 1995.
INTRODUCCIÓN
Colombia ha vivido en los últimos años, una verdadera situación vergonzosa,
dolorosa y frustrante, a causa de la guerra absurda en la que se debate el país,
produciendo así, el desplazamiento forzoso de cientos de familias que se han
visto obligadas a dejar sus tierras, a manos de los alzados en armas, ¿hasta
qué punto nos puede llegar a afectar como nación, esta dura realidad?.
En las grandes ciudades como Cali, Bogotá y Medellín, se han vivido de cerca
estas experiencias, ya que las familias de campesinos que llegan a estas
grandes urbes buscando oportunidades de vida, se encuentran ante la mirada
indiferente y desinteresada de los ciudadanos presentes en dichas
ciudades.(Camilo, 2010)
Fue de esta forma, que las ciudades empezaron a tomar tintes totalmente
diferentes, en donde ya se hacía un poco más complicado caminar por algunas
calles o transitar por los parques de las diferentes ciudades, ya que estas se
encontraban con campesinos “en su gran mayoría”, desprovistos de techo y
comida y lo peor “desprovistos de ayuda estatal”.
De manera asombrosa e impactante, estas personas, se fueron tomando las
ciudades, sus calles, sus avenidas, sus andenes, y lastimosamente también se
fueron convirtiendo en algo “normal para los ciudadanos”, cosa que es difícil de
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aceptar, si se tiene en cuenta que una situación como esta, no afecta
solamente a estas personas, sino a toda la población de un país que está en
guerra.
De este modo, ha sido esta misma guerra la que ha destruido los sueños de
miles de personas, que entre las balas, se dan cuenta cómo sus ilusiones, sus
sueños y sus expectativas de vida se diluyen y esfuman, como el humo
producido por un arma de fuego en una noche violenta de algún campo
colombiano, azotado por las balas, la muerte y lo peor, “la indiferencia e
impotencia del Estado” que se evidencia en la cada vez más creciente
población en situación de desplazamiento forzoso que en ciudades como
Bogotá es común y cotidiana.
Del mismo modo, en las largas e interminables filas que tienen que hacer estas
personas ante entidades como La Defensoría Del Pueblo, Gobernaciones O
Secretarías De Alcaldías, “mendigando” protección, cobertura y atención en
salud, educación y vivienda, cuando en sus tierras rurales lo tenían todo.
Esta impotencia e indiferencia se muestra en la medida que el estado no ha
sido capaz de generar en ciudades como Bogotá, verdaderos centros de
acopio de estas personas en donde se les presten oportunidades de trabajo o
de reinserción a su vida normal.
Esta incompetencia se manifiesta en los miles de personas que transitan a
diario en las calles pidiendo una limosna, cuando en sus tierras no le tenían
que pedir nada a nadie, solamente a Dios, para que la lluvia cayera sobre sus
plantaciones o para que el sol ayudara en el proceso de desarrollo de sus
plantas y la conservación de sus campos.
Esta soledad y dejación de aquellos campos se traslada a la ciudad, una
soledad que se nota en los rostros de personas sucias, con ropas mal tratadas
y gastadas, con los zapatos que en el afán pudieron sacar de su “ranchito” o su
tierra en alguna parte del territorio nacional al ser abatidos por las balas,
muerte que ahora es económica, social y ante todo, el reflejo de una muerte
Estatal.
Un pensador del estado, de la política, del arte, como lo fue Kant, expresó:
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“Si perece la justicia, carece de valor que los hombres sigan viviendo sobre la
tierra”(Maquiavelo, 1990)
Si tomamos esta frase un tanto “radical” de Kant, sencillamente hoy serian muy
pocos los que estuvieran en la tierra, ya que de una u otra forma, todos nos
hemos visto afectados y perjudicados por la injusticia, la violencia, la
corrupción, y la estúpida y creciente muerte de un país que cada día se pone
más violento e intolerable.
Tomando otra frase que no deja de ser importante para el análisis, de alguien
que siguió el pensamiento de Kant, al decir1 que la justicia es la primera virtud
de las instituciones políticas, tenemos que cuestionarnos sobre ¿dónde queda
la justicia de las instituciones políticas de un país como el nuestro y del mismo
modo, en qué lugar queda el papel de Estado social de Derecho y de Estado
Protector, plasmada en la Constitución Política de Colombia?.
En el derecho, se habla del “Estado social de derecho”, en el cual, los
componentes de una sociedad, los individuos, tienen obligaciones, pero
también derechos que los cubren y los protegen por el solo hecho de ser
ciudadanos de un país. En el caso de Colombia, en realidad no son plenas ni
cubren toda su responsabilidad, ya que a diario se desplaza a estas personas y
se les obliga a llevar una vida llena de frustraciones, odio y dolor, debido a que
los actores del conflicto hacen que el Estado se vea incapaz de plantear
soluciones viables y oportunas ante tantos males, ante tantas enfermedades
sociales y padecimientos económicos, de orden público y de control del orden
se refiere.
Es importante aclarar que en este escrito no se está culpando ni acusando al
Estado de ser el causante de estos desplazamientos, pero sí se señala de
modo directo que sus políticas, acciones y programas para mitigar esta
creciente y dolorosa problemática social no han sido lo suficientemente
eficientes ni eficaces para brindar soluciones efectivas y reales a los directos
afectados.
1 Rawlss, discípulo de Kant en el siglo XX
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De ese modo, la realidad por la que pasamos, azota a nuestro país de una
manera indiscriminada, y de igual modo hace que el corazón y los sentimientos
de los ciudadanos se “endurezca”, una vez que al ver todos los días a una
cierta cantidad de personas en las mismas condiciones, suele volverse una
costumbre que destruye la solidaridad y la poca ayuda que un ciudadano
normal pueda brindarle a una familia desplazada.
Porque en realidad ¿qué ayuda puede ser una limosna, $100 ó $200?
Seguramente que con eso no podrán volver a sus campos ni sus casas,
entonces ¿las calles serán su próxima casa?
Tan solo en la capital, las cifras hablaban para el año 2006 de unos 300.000
desplazados (Instituto Pensar, 2006), número al cual en la actualidad se le
deben sumar seguramente alrededor de 500.000 personas más, cifras
alarmantes y aterradoras, para una ciudad que cada día carece mas de
oportunidades para sus propios ciudadanos; Si esto es así, ¿qué pocas serán
las oportunidades que se le puedan presentar a un desplazado?. Del mismo
modo, Las cifras nos dicen que desde el año 98, la tasa de desplazados era de
diez cada mes, para superar la cifra de 45 en el mes, en el 2002, para la ciudad
de Bogotá, que de este modo recibe habitantes de zonas rurales a los cuales
hay poco o nada que ofrecerles cada día que pasa.(Durán, 2008)
Se plantea entonces una pregunta ¿dónde está la presencia gubernamental en
estos casos?, ¿será que con crear un par de ONG, la situación de estos miles
de habitantes de nuestro país se solucionará, y en dónde se ven los resultados
de la Red de Solidaridad Social, quienes son los responsables por parte del
gobierno de ayudar y atender a estas personas?.
Esta amplia gama de situaciones frustrantes y dolorosas, ponen en tela de
juicio, la existencia y la participación del Estado en el desarrollo de sucesos
que tiene un país, que a parte de este, cuenta con miles de problemas más que
le aquejan y le hacen “convalecer”, como un enfermo terminal; Lo que no se
sabe es en qué momento esa enfermedad hará explosión, hasta llevar al
paciente a la muerte.
Reflexionando en las limosnas que se dan a estas personas, se puede
considerar en realidad que ellas no les solucionarán sino tan solo el problema
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diario tal vez, el de la comida, pero no se sabe el día en el que puedan volver a
sus casas de nuevo “si es que existen aún”.
Si se analiza esto, se evidenciará que se violan los derechos humanos
fundamentales cuando se desplaza a una familia de su vivienda o lugar, ya que
la libertad, el libre desarrollo, y la protección de la familia por parte del Estado
(Constitución Política, 1991), derechos que se promueven en la Constitución,
son vulnerados y el ciudadano no pierde solo su tierra, sino su identidad y
esencia étnica y humana.
Estas escenas de dolor, pena y muerte, parecen no ser vistas por un gobierno
que no reacciona ante tal atrocidad, confirmando una vez más, la pérdida del
Estado en Colombia, y de igual manera, resaltando que el país es uno de los
que más viola los derechos humanos, y en donde vivir, cada día parece
hacerse más difícil.
Pero no se habla solamente del tema de las tierras que estas personas dejan
en su región, sino que es importante pensar por un momento, el futuro que le
espera a los niños de estas familias, los cuales botados en una fría calle de la
ciudad, piden que les regalen para un pan, o para poder reunir para conseguir
una habitación para dormir en la noche, ¿qué será de esos niños, unos 5 ó 10
años más adelante?.
La violencia, las drogas, el alcohol, o sencillamente la muerte, son los vigilantes
que aguardan el vistazo de estas criaturas, esperando una salida y una
solución a problemas que viven junto con sus familiares.
Tristemente, se nota entonces cómo el conflicto armado colombiano no ha
dejado solo personas muertas asesinadas y masacradas, sino que de la misma
forma ha ido masacrando y castrando los sueños de miles y miles de
campesinos que contaron con la mala suerte de verse involucrados en el cruce
de balas por parte de las fuerzas de la ley y los insurgentes alzados en armas.
De este modo, se nota entonces un país en el que no solamente perecen
centenares de personas anualmente gracias a las balas y la pólvora, sino que
por dentro caminan como muertos en calles llenas de automóviles, de
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desconocidos y que para ellos se convierten en verdaderas selvas de cemento,
al no ser sus lugares de origen, sus sitios de nacimiento, al no ver sus propios
árboles, animales, plantaciones.
¿Culpables? Para qué a esta altura buscarlos, ¿acaso eso solucionará el
problema?. Más bien, el Estado en primer lugar y la sociedad en conjunto son
quienes tienen la responsabilidad de encaminar programas, respuestas,
soluciones y atención a estos colombianos que nada tienen que ver con el
conflicto, aparte de ser quizás sus peores víctimas.
Por lo anterior y por cientos de razones más que de ser mencionadas
conformarían todo un libro, la situación del desplazado no es solamente de él, o
de sus hijos, sino que se convierte en una situación a la cual todo un país se
tiene que ver abocado, ya que aunque ahora, las consecuencias no se noten
de manera sobresaliente, en unos pocos años, se estará pensando
seguramente en los comienzos de un movimiento que cuando surgió, se le
llamaba desplazamiento, y que tal vez en un futuro, se le llegue a conocer
como una de las tantas causas de un país que se encuentra en guerra, en
desorden social, pero lo que es peor aún, en un desamparo “enorme” por parte
del Estado, que no parece reaccionar ante tal situación de dolor, muerte y
desolación.
Se repite e insiste tanto en la pronta e inmediata reacción e intermediación del
Estado en esta problemática, ya que como experiencia para el país sería bueno
probar qué pasaría si esos miles de miles de millones que se invierten en la
guerra anualmente, se destinaran al menos en un pequeño porcentaje para
prestar atención y contribución a las familias desplazadas, con programas
verdaderamente eficientes, con restitución de tierras en lugar de “Agro ingresos
¿seguro?” o programas de tan mala calidad como este, en el cual se
beneficiaran unos pocos potentados, perjudicando a unos miles humiles
trabajadores.
Del mismo modo, sería bueno cuestionarse si “¿programas?” como el agro
ingreso seguro, eran realmente necesarios, y qué pasaría si se destinaran (por
ejemplo) esas enormes cantidades de recursos en la atención y cuidado de las
familias desplazadas.
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En síntesis, se hace necesario que la presencia del Estado sea inmediata y
actúe sin “mermar” trabajos, ya que el desplazamiento forzoso aumenta
diariamente, así como aumentan las muertes y la corrupción en un Estado que
parece darle la espalda a su gente, no pensando que el desplazamiento puede
ser una causa más de violencia a corto o largo plazo, cuando “Dios no lo
quiera” estas personas empuñen las armas para reclamar lo que les quitaron y
por lo cual el Estado nunca peleó para restituirles.
La discusión planteada con antelación, es tan solo la contextualización del
problema del desplazamiento forzoso en el cual se ha visto abocada gran parte
de la población colombiana.
Por lo tanto, se parte de la misma, para abordar el tema central de este
documento, el cual trata la Ausencia De Políticas Publicas Del Estado
Colombiano Para Enfrentar El Delito De Despojo De Tierras Dentro Del Marco
Del Conflicto Interno En Colombia Específicamente En El Departamento De
Córdoba 1985-1995.
Se ha tomado esta fecha específica, puesto que en ese periodo ocurrieron
hechos relevantes en la historia del país en lo concerniente a los Derechos
Humanos, en lo que respecta a la violación de Derechos Humanos y en lo que
tiene que ver con los nefastos inicios del despojo de tierras y desplazamiento
forzoso por parte de agrupaciones armadas al margen de la ley, de manera
específica en el Departamento de Córdoba, el cual ha sido un dolido testigo de
la propagación de agrupaciones guerrilleras y “cuna” de diversas agrupaciones
al margen de la ley que a la fecha se han propagado por gran parte del
territorio nacional.
De este modo, la discusión planteada en este capítulo, ha expuesto algunos de
los dolores, penas y abatimientos que pasa una familia o una región campesina
y rural, las cuales deben sufrir y padecer este tipo de dolencias (entre otras
razones) debido a la ausencia de políticas públicas que encaminadas y
lideradas por el Estado, permitan enfrentar el delito, caracterizado como las
consecuencias del despojo de tierras, de manera específica en el
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Departamento de Córdoba, para lo cual se ha tomado el periodo comprendido
entre 1985 y 1995.
JUSTIFICACIÓN
Desde el punto de vista Constitucional, se puede evidenciar que Colombia es
concebido como un Estado Social de Derecho, enmarcando así al país en un
entorno en el que la gran mayoría de naciones en el mundo han entrado,
definiéndose a sí mismas como “Estados sociales de Derecho”.
No obstante, (como se abordará en los capítulos concernientes a los marcos
teórico y conceptual) muchos de estos países que dicen ser Estados Sociales
de Derecho, distan mucho, desde la práctica y la realidad, de ser tales, por lo
cual se requiere determinar a la luz de una entidad tan importante como lo es el
Consejo de Estado en Colombia, según su jurisprudencia, qué se entiende por
E.S.D, cuáles son sus aplicaciones, evidencias y comprobaciones de que
efectivamente se está no solamente enmarcado en dicho concepto sino que de
la misma forma se aplican y ponen en práctica dichos aspectos.
Por lo tanto, el estudio analiza y se enfoca en determinar por qué el Estado
Colombiano ha estado “ausente” en dilemas y catástrofes sociales como las
que han ocurrido en el Departamento de Córdoba, al respecto del despojo de
tierras a cargo de grupos al margen de la ley, los cuales han tomado poder de
dichas regiones y han desplazado por medio de la violencia a miles de sus
habitantes.
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OBJETIVOS
Objetivo general
Establecer las causas y consecuencias de la falta de políticas públicas del
Estado colombiano contra el delito y las consecuencias de despojo de tierras,
dentro del marco del conflicto interno en Colombia (1985-1995), circunscrito en
el departamento de Córdoba.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS:
Determinar cuáles han sido los factores relevantes para que exista en
Colombia una notoria ausencia de políticas públicas que trabajen al respecto
del delito del despojo de tierras, así como de las consecuencias del mismo.
Analizar qué políticas públicas por parte del Estado colombiano no se han
aplicado o han sido infructuosas en lo concerniente al despojo de tierras,
específicamente en el Departamento de Córdoba.
Determinar cuáles fueron las principales consecuencias que el despojo de
tierras causó en el Departamento de Córdoba, en el periodo comprendido entre
1985 y 1995.
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PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
El conflicto interno colombiano, ha generado una serie de interminables
consecuencias y males para la población colombiana en general. Más
específicamente, las poblaciones rurales son las que han sufrido de cerca y
más dolorosamente estas circunstancias. Específicamente, en el Departamento
de Córdoba entre los años de 1985 a 1995, se generó como nefasta
consecuencia, el despojo de tierras, el cual a la fecha no ha cesado, sino que
por el contrario empeora cada vez más. Por lo tanto, existe una problemática
que debe ser tratada y que analice porqué el Estado colombiano ha
permanecido “ajeno” a dichas situaciones, carente de políticas públicas que
mitiguen estas situaciones y que del mismo modo, permitan atender a la
población civil vulnerable y afectada por este mal.
FORMULACIÓN DEL PROBLEMA
PREGUNTAS ORIENTADORAS.
¿Cuáles han sido las principales causas y consecuencias de la falta de
políticas públicas del Estado colombiano contra el delito y las consecuencias de
despojo de tierras, dentro del marco del conflicto interno en Colombia (1985-
1995), circunscrito en el departamento de Córdoba?.
¿Qué políticas públicas por parte del Estado colombiano no se han aplicado o
han sido infructuosas en lo concerniente al despojo de tierras, específicamente
en el Departamento de Córdoba?.
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¿Cuáles fueron las principales consecuencias que el despojo de tierras causó
en el Departamento de Córdoba, en el periodo comprendido entre 1985 y
1995?
HIPÓTESIS
Las causas sociales, políticas y económicas generadas como consecuencia del
conflicto armado en Colombia, específicamente en lo concerniente al despojo
de tierras en el Departamento de Córdoba en el periodo comprendido entre los
años 1985 y 1995, se ha debido sustancialmente a la Ausencia de políticas
públicas del Estado Colombiano para atender y responder a las necesidades y
exigencias de los ciudadanos de dicho Departamento que se han visto
afectados por estas situaciones.
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CONTEXTO:
CARACTERIZACIÓN Y DESCRIPCIÓN GENERAL DEL DEPARTAMENTO DE
CÓRDOBA (Fonade, 2009):
MUNICIPIOS Y REGIONES QUE COMPONEN EL DEPARTAMENTO:
En las regiones del Alto Sinú y San Jorge, se consideran los municipios de
Tierralta y Valencia, que corresponden al Alto Sinú, y los municipios de
Montelíbano y Puerto Libertador, que hacen parte del Alto San Jorge; Uré,
recientemente creado, quedó considerado con Montelíbano. . En 1995, de
acuerdo con proyecciones del censo de 1993, esta región, definida para
efectos del presente informe, contaba con 163.690 habitantes, pero su
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población creció en 2005 hasta 223.271, para un aumento del 36%; en 2005,
representaba aproximadamente el 15% del total departamental.
Montería, la capital, contaba en 1995 con 303.468 habitantes y pasó a tener
381.525 en 2005 para un crecimiento del 26%; en 2005, su población
representaba el 26% del total departamental.
Se considera por aparte el San Jorge (léase medio San Jorge), excluyendo los
municipios de la parte alta de la cuenca de este río y se incluye a Ayapel,
Buenavista, La Apartada, Planeta Rica y Pueblo Nuevo. En su conjunto, estos
municipios pasaron de 154.034 habitantes en 1995 a 167.757 en 2005, para un
crecimiento del 9%; su población representó en 2005 el 11% del total
departamental.
Se unen en una sola categoría los municipios del Medio y Bajo Sinú y las zonas
de sabanas y ciénagas. Del Medio y el Bajo Sinú, se consideran a Cereté,
Ciénaga de Oro, San Carlos y San Pelayo, y se excluye a Montería, que se
analiza por aparte; de la zona de ciénagas, están Chimá, Cotorra, Lorica (Bajo
Sinú), Momil y Purísima (Bajo Sinú); de la zona de sabanas, se incluyen a
Chinú, Sahagún y San Andrés de Sotavento.
En su conjunto, estos municipios sumaron 526.131 habitantes en 1995 y
pasaron a tener 561.575 en 2005, para un crecimiento del 7%; en 2005,
representaban aproximadamente el 38% del total departamental.
Finalmente, en la zona costanera, se agregan los municipios de Canalete, Los
Córdobas, Moñitos, Puerto Escondido, San Antero y San Bernardo del Viento,
que sumaron 101.130 habitantes en 1995 y 138.571 en 2005, para un
crecimiento del 37%; en 2005, representaron el 9% del total cordobés.
Es así como en su conjunto, el departamento de Córdoba, de acuerdo con el
censo de 2005, cuenta con 1.472.699 habitantes, de los cuáles el 50.5% se
encuentra ubicado en las cabeceras y el 49.5% en el resto de los municipios.
Es en consecuencia un departamento con un peso rural mucho mayor que el
promedio del país, donde los habitantes rurales representan el 25%, mientras
que los de las cabeceras aproximadamente el 75%.
Los Altos Sinú y San Jorge tiene una distribución rural y urbana parecida en
2005, considerando respectivamente las cabeceras y el resto de los municipios,
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y su crecimiento entre 1995 y 2005 se aprecia en el gráfico No. 1. Por otro lado,
Montería concentró en los dos momentos analizados la mayor parte de su
población en la cabecera. En San Jorge, la población de las cabeceras es
levemente mayor en el último censo, es decir la población de las cabeceras
creció entre los dos años considerados, mientras que la del resto descendió.
En el Medio Sinú, ciénagas y sabanas, así como en la zona costanera, la
población rural de los municipios es muy superior a la de sus respectivas
cabeceras en los dos censos. (Fonade, 2009)
DEMOGRAFÍA
Además, en Córdoba habitan 151.064 indígenas según el censo del Dane de
2005, de los cuáles el 28% están asentados en las cabeceras y el 72% restante
en el resto de los municipios; la cifra llega a 152.450, de acuerdo con las
proyecciones de población para 2008. En este sentido, representan
aproximadamente el 10% de los habitantes del departamento y mientras en las
cabeceras alcanzan solamente el 6%, en la zona rural son el 15% del total. La
subregión del Medio Sinú, ciénagas y sabanas concentran el 76% del total de
indígenas del departamento, porque el principal asentamiento de los Zenú8,
particularmente el resguardo de San Andrés de Sotavento, está ubicado en
esta región y abarca varios municipios.
En este orden de ideas, según cifras del censo de 2005, en el municipio de San
Andrés de Sotavento habitan 60.807 indígenas, seguido por Chinú con 17.854,
Chimá con 9.945 y Momil con 8.091. La región del San Jorge, excluyendo
Puerto Libertador y Montelíbano, alberga 17.632 indígenas, que representan el
12% del total departamental y se destaca Pueblo Nuevo con 12.921. En
Córdoba, también habitan 192.051 afrocolombianos que representa
aproximadamente el 13% del total de los habitantes; en su mayoría, son
negros, un total de 191.797, y suman 254 entre raizales y palenqueros.
(Fonade, 2009)
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CAPÍTULO I
MARCO TEÓRICO
Los conceptos y planteamientos teóricos que se plantean en este capítulo, se
enfocan puntualmente al análisis de la bibliografía y los términos clave que
deben ser estudiados y referenciados para lograr desarrollar los objetivos
planteados al inicio del documento.
Por lo tanto, cada uno de los términos y conceptos estudiados aquí, hacen
parte de manera directa del tema como tal así como de los propósitos del
estudio en general.
EL CONCEPTO DEL “ESTADO DE BIENESTAR”
Teniendo en cuenta que el Estado de Bienestar hace parte relevante de la
investigación, en este aparte se tratan aquellos aspectos relacionados desde el
punto de vista teórico con el mismo.
Al respecto del Estado de Bienestar, Andersen (Gosta, 1998), en uno de sus
apartes menciona una de las tantas definiciones en torno al tema, indicando:
“Una definición normal de manual es que el Estado del Bienestar implica una
responsabilidad estatal para asegurar unos mínimos básicos de protección
social para sus ciudadanos”
Entendiendo la protección social como el cubrimiento básico de las
necesidades primordiales de una población civil, tales como salud, vivienda y
educación y seguridad, podría empezarse diciendo que si eso es Estado del
Bienestar, en Colombia, esa resultaría siendo tan solo una teoría y un “lindo
modelo”, pero el cual en la práctica, en lo concreto, en lo visible, no se
desarrolla ni aplica, siendo entonces solo una ilusión de las muchas que tiene
que vivir el país.
Andersen continúa mencionando algunas características referentes a lo que
plantea ser el Estado de Bienestar en el cual una justicia distributiva juega un
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papel preponderante al “distribuir recursos, ganancias, así como trabajo y
posibilidades equitativas”, cuando expresa:
“Una destacada escuela conservadora promovió el Estado de Bienestar
monárquico, que garantizaría el bienestar social, la armonía de las clases, la
lealtad y la productividad”
Ahora bien, analizado esto podría preguntarse ¿dónde se puede evidenciar en
Colombia un Estado de Bienestar en el cual se predique una justicia
distributiva, cuando no se desatacan ni se perciben el bienestar social, la
armonía (la cual se debate en medio del fuego cruzado de un conflicto armado
que ya lleva un siglo de existencia) la lealtad , la productividad y la armonía de
las clases (cuándo en este último punto son cada vez más las personas que
tristemente se tienen que sumar a la lista de desempleados, desplazados o
excluidos socialmente)?.
Ahora bien, hay varios autores que complementan lo expuesto hasta este
punto:
“Durante la época dorada del capitalismo, después de la segunda guerra
mundial, la familia tradicional era el tipo de familia dominante en países
desarrollados… el ciudadano, cuando niño y joven, iba a la escuela hasta que
tenía 16 años, pasando después a integrarse al mercado de trabajo…de esta
manera el trabajador cotizaba a la seguridad social durante unos 45 ó 50
años…el centro de aquel sistema de protección social era el varón
trabajador…”(Navarro, 2010)
Fíjese entonces que si se hace un paralelo entre la anterior apreciación de
Navarro y la realidad colombiana de hoy día, en la cual cada vez son menos los
niños y adolescentes que logran ir a la escuela, y de los que van son muchos
los que tienen que abandonar por múltiples razones, donde cada vez la grave
situación de desempleo y desvinculación laboral hacen que la pobreza se
aumente e impacte a más personas y donde el tema de las pensiones es ya
“un sueño”, al menos para nuestra generación, la cual hasta los setenta años
resultará pensionándose, según como van las cosas, podemos decir entonces
que en nuestro país el tema de la Seguridad Social y del Estado de Bienestar,
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sin duda, dista mucho de una realidad que dice todo lo contrario frente al tema
mismo.
Pero no son solo los órdenes económicos los que influyen en la no realización
y aplicación de una justicia distributiva y de un Estado de Bienestar en
Colombia, sino que otros factores como el desplazamiento, el irrespeto y
constante violación a los derechos humanos, así como la intolerancia y la
indiferencia social que vive Colombia, se suman a una realidad cada vez más
alarmante.
“Así, por ejemplo, el desplazamiento del trabajador agrícola a los centros
industriales transformándose en trabajador industrial significaba un aumento en
su nivel de ingresos, puesto que el trabajador industrial recibía y recibe un
salario mayor que el agrícola (Navarro, et al, 2010)”.
Desde el análisis teórico y metódico que sugiere el Estado de Bienestar,
resultaría “fenomenal” que cosas como éstas se pudieran traducir y reflejar en
la realidad, pero lastimosamente ese desplazamiento que el campesino realiza
a las grandes ciudades en el país, no se debe propiamente a la búsqueda de la
mejoría de sus ingresos, sino que factores como la violencia y por ende el
desplazamiento forzoso incitado por parte de grupos al margen de la ley, hacen
que esa base teórica que tan bien se ve y se presenta en los textos con
referencia al Estado de Bienestar y la justicia distributiva, se aleje de una
realidad cada vez más crítica para millones de compatriotas.
Vale la pena preguntarse ¿cuál justicia distributiva en el modelo del Estado de
Bienestar, si en ejemplos como el anterior nos podemos dar cuenta que no hay
una distribución efectiva y equitativa en una sociedad bastante diferente a nivel
de clases sociales?.
Lo anterior lleva a concluir parcialmente de manera argumentativa, que un
Estado de Bienestar se debe construir sobre la base fundamental y específica
de la justicia que distribuya, una justicia que pueda “repartir para todos”, si no lo
puede hacer por igual, que sea al menos de maneras un poco más equitativas
y balanceadas, de lo contrario podríamos estar hablando (caso colombiano)
como lo expresa Navarro, de las desigualdades sociales que ante la ausencia
de un Estado de Bienestar, se levantan sobre una sociedad desamparada y
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desprotegida de todo principio de seguridad social, protección social e interés
gubernamental sobre sus asuntos:
“Las causas más importantes del desarrollo de las desigualdades sin la
distribución de las rentas de capital y del trabajo (dependiendo de éstas en
gran parte de la situación del mercado laboral), de las desigualdades de los
salarios (también relacionados con la situación en el mercado laboral) y de
impacto redistribuidor del Estado de Bienestar”…
Con base en lo anterior, Rodríguez (2002) (refiriéndose al nuevo
constitucionalismo de Colombia) menciona que el moderno constitucionalismo
está pasando por profundas transformaciones y el papel frente al Estado y los
ciudadanos está siendo objeto de replanteamientos importantes, más si se
tiene en cuenta lo analizado y referenciado con antelación. Por ello, el
tradicional Estado liberal de derecho, se está derrumbando en sus
componentes; la soberanía se convierte en un anticuado concepto, desfasado
por la transnacionalización de las empresas y una serie de factores más,
hacen replantear el constitucionalismo actual.
Pero yendo más allá, al respecto del tema que aquí se estudia, se menciona y
argumenta que el Estado de Bienestar en Colombia no solo ha fallado por las
razones ya expuestas, sino que de la misma forma éste se ha visto
complejizado por la ausencia de políticas que atiendan a la población
vulnerable por el conflicto armado y del mismo modo, aquella población que ha
perdido sus tierras, siendo despojada de las mismas, sin ayuda, intervención o
respuesta estatal de ninguna índole.
22
CONSAGRACIÓN EN LA CONSTITUCIÓN DE 1991
La responsabilidad del Estado no solo emana del artículo 90 de la Constitución
Nacional sino también, y en forma importante, del artículo 1 de la Constitución
Nacional. Un Estado que se dice ser “SOCIAL DE DERECHO”, tiene el deber
de tener buenas carreteras, buenos centros hospitalarios, buenos centros
educativos, a todo nivel, buenas cárceles, buenas fuerzas armadas educadas
en el respeto y garantía por los Derechos Humanos de los ciudadanos, si así
no ocurre, en todos esos frentes, y en muchos otros, se le podrá deducir
responsabilidad por los daños antijurídicos que cause. Ora por su accionar
licito, ora por su accionar ilícito.
Específicamente la Responsabilidad la encontramos consagrada en al artículo
90 de la Constitución Nacional que literalmente nos dice “(…) El Estado
responderá patrimonialmente por los daños antijurídicos que le sean
imputables, causados por la acción o la omisión de las autoridades públicas. En
el evento de ser condenado el estado a una reparación patrimonial de uno de
tales daños, que haya sido consecuencia de la conducta dolosa o gravemente
culposa de un agente suyo, aquel deberá repetir contra este (…)”. (Constitución
Política, 1991)
Para que surja la obligación de reparar el daño por la administración, se
requiere que este haya actuado mediante actos, hechos, operaciones, vías de
hecho, o haya incurrido en omisiones.
ORIGEN
La responsabilidad del Estado ha sido un problema jurídico y político, la
doctrina nos sitúa como fuente histórica de la responsabilidad del estado la
propia declaración de los derechos del hombre y del ciudadano de 1789, que
en su artículo 17 nos dice “(…) La propiedad es un derecho inviolable y
sagrado, nadie puede ser privado de ella sino cuando la necesidad publica
23
legalmente constatada, lo exija evidentemente, y bajo la condición de una justa
y previa indemnización (…)” (Derechos Humanos, 1789)
La concepción de la responsabilidad por causa de expropiación evoluciono
hasta la aceptación de la responsabilidad del estado, cuando este causara
perjuicios, ya no respecto de la propiedad privada, sino frente a otras de sus
situaciones.
RESPONSABILIDAD DEL ESTADO EN COLOMBIA
Fue a partir de la sentencia de la Corte Suprema de justicia, del 30 de junio de
1941 (a esa corporación se le atribuía el conocimiento de las controversias
sobre responsabilidad estatal) cuando comenzó a darse aplicación a la teoría
de la falta o culpa del servicio, como fundamento de la responsabilidad de las
entidades públicas.
Otro tanto hizo el consejo de estado a partir de su sentencia del 30 de
septiembre de 1960 (12), a propósito de la responsabilidad sobre trabajos
públicos, cuyo conocimiento le había dado la ley 167 de 1941. O sea que
desde esas fechas se acoge la teoría administrativa sobre fundamentos de
dichas responsabilidad estatal, pues desde finales del siglo XIX se aplicaba el
régimen jurídico de los particulares.
24
REVISIÓN DEL CONFLICTO ARMADO EN COLOMBIA
Teniendo en cuenta que el documento se enfoca en las consecuencias de la
ausencia de políticas públicas del Estado en cuanto a la atención de la
población vulnerada y vulnerable gracias al conflicto armado en lo que
concierne al despojo de tierras, es importante realizar un barrido general de
aquellos factores que desde la perspectiva del origen, los propósitos y las
actuaciones de las agrupaciones al margen de la ley que tiene Colombia, han
generado, sus actuaciones y del mismo modo, cómo se estructuran éstas para
dar así un marco de exposición y comprensión mucho más amplio al tema
debatido.
Puntos de inicio:
Con movimientos como las guerrillas liberales, el M19, FARC, EPL, ELN entre
otros, la nación se empezó a ver sugestionada con grupos armados
revolucionarios que al luchar cada uno por su propia causa, fueron
complicando la situación de paz en una nación hasta entonces pacífica. Por
otra parte, los campos se empiezan a poblar de grupos guerrilleros que poco a
poco van tomando más fuerza cada vez, hasta llegar a dominar amplias zonas
de la geografía nacional, lo cual hace que el gobierno vaya perdiendo
soberanía y mando en un territorio de nadie.
Entonces se formula la pregunta: ¿qué tiene que ver la sociedad civil en todo
esto?¿cuáles han sido esas implicaciones de la población colombiana y las
consecuencias que ha traído para ésta dicho interminable conflicto?.
En realidad mucho, ya que en medio de esta absurda situación de violencia en
la cual no se sabe al ver en un monte a un hombre vestido de militar, si es del
ejército, la guerrilla, los paras o cualquier otro grupo con un arma en la mano, la
sociedad siempre se ve como la primera afectada. De este modo, en la medida
en la que los grupos al margen de la ley se empezaron a meter con la sociedad
25
civil, ésta se empezó a ver afectada de manera directa, ya que al no tener arte
ni parte en un conflicto que no le pertenece, se empieza a ver afectada en las
siguientes áreas comunes de cualquier sociedad civil en el mundo.
IMPACTO ECONÓMICO:
En el momento en el que los grupos armados incursionan en una población,
ésta empieza a pasar por etapas de trasformación, entre las cuales la
trasformación económica es una de las más relevantes ya que implica:
*desplazamiento de sus tierras *pérdidas en cultivos, plantaciones, sembrados
*pérdidas en animales, casas, ranchos, fincas etc. *pérdida de posesiones tales
como muebles y enseres
De esta manera, la sociedad civil pasa de ser simplemente una parte del
componente nacional, “el principal”, para pasar a constituir el centro de los
males de un conflicto al que “no fue invitada”. Solo para dar un ejemplo, en el
año 2004, se estimó en más de 50.000 millones de pesos al año por
departamento2, las pérdidas que dejó el conflicto armado en muchas regiones
de ese año. Aunque estas cifras representan el grueso de la economía
influenciada en este conflicto, se dejan de contar posesiones relativamente
“pequeñas” de campesinos o pobladores de escasos recursos.
CONSECUENCIAS SOCIALES:
Las consecuencias económicas no son las únicas ni las más importantes,
aunque sí resultan siendo las más preponderantes para el desarrollo de estas
zonas en las que se desarrollan dichos conflictos, pero una consecuencia
enfocada hacia lo social, lo civil y directamente comunitario está dirigida
precisamente en “consecuencias sociales”.
Estas resultan siendo más traumáticas que cualquier otra, ya que al manifestar
retrocesos en desarrollo de zonas como Caguán, Zona Bananera, entre otras, 12. REVISTA SEMANA, ESPECIAL “NEGOCIACIONES DE PAZ”, AÑO 2.004. SOCIAL Y ESTADO.
26
su población crece y se desarrolla en un ambiente de guerra, lo que significa
perjuicios para la nación, quien será la que más adelante soporte el peso del
odio, el rencor o el resentimiento de estas miles de personas que se dejen
llevar al fin, por algún grupo guerrillero.
Dichas consecuencias no son solamente de este tipo, sino psicológicas y
mentales, en cada niño que crece en estos campos llenos de balas, sangre y
violencia a diestra y siniestra. Por otra parte, cada región se empieza a ver
influenciada por determinados grupos guerrilleros, los cuales van en cierta
medida “marcando territorios” que más adelante serán flanco de sus
operaciones violentas e insurgentes (Camilo, 2009).
CONSECUENCIAS POLÍTICAS:
Otro punto preponderante en este desarrollo del conflicto es el factor que se
refiere a la política, ya que de esta manera el Estado va perdiendo
paulatinamente su soberanía, la cual se refiere a la autonomía del Estado para
legislar y gobernar la nación, la cual en medio de tantos grupos armados no se
sabe en realidad por cual de todos está siendo dirigida.
Por otra parte, se debe analizar el hecho de que políticamente la nación se va
fragmentando, ya que grupos armados son los que al final van tomando poder
de estas zonas en las cuales no existe más el peso de la ley sino la ley misma
que puedan desarrollar dichos grupos armados, los cuales trabajan a favor de
ellos sin importar si la población en medio de la cual se están moviendo se vea
afectada ni en qué medida logren impactarla.
Esto ha representado para la nación múltiples secuestros, extorsiones y
asesinatos de políticos, diputados, candidatos electorales, diplomados,
parlamentarios y de toda gama de gobernante estatal que se pueda imaginar;
recordemos algunos de los nombres más ilustres que este sucio conflicto ha
dejado: *Jorge Eliécer Gaitán(asesinado, presuntamente por partido opositor)
*Luis Carlos Galán (asesinado, presuntamente grupos armados – opositores)
*Consuelo Araujo Noguera (asesinada) *Ingrid Betancourt (secuestrada y
27
rescatada como ícono mundial de esta catástrofe llamada conflicto armado en
Colombia).
... y con ellos, cientos y cientos de víctimas civiles en representación de un
Estado al que lastimosamente parece haberle quedado grande el ordenamiento
de una nación en crisis y en conflicto permanente.
Esta crisis no se manifiesta solamente a nivel interno de la nación, sino de igual
modo en la medida en que Colombia es conocido como uno de los países más
violentos del mundo, ocupando vergonzosas posiciones de prioridad, por
encima de decenas de países, lo cual para cualquier colombiano resulta siendo
doloroso si a esto se le suma la fama que tiene de ser los principales
productores y comercializadores de drogas en el mundo.
Para continuar con la línea temática del presente escrito, a continuación, se
esbozan algunas formas de financiación con las que cuentan las fuerzas de la
guerra, las cuales en el país están compuestas por las siguientes
organizaciones “en todo el sentido de la palabra”, ya que reciben dinero al
mejor estilo de un banco recaudador: *FARC *ELN *AUTODEFENSAS
*PARAMILITARES. Estos como los grupos militares de mas renombre en
Colombia.
En estos medios de financiamiento con los que cuentan estos grupos
guerrilleros podemos encontrar a los siguientes como los mas reconocidos e
influyentes para que la guerra absurda, cruel e insensible sea el pan de cada
día en nuestra lastimada y lacerada nación.
No es fácil establecer cual es el volumen de ingresos que perciben los grupos
armados ilegales. Aunque las cifras difieren bastante entre una y otra fuente
consultada.
FUENTE DE FINANCIACION
FARC
ELN
Total aprox.
%
Narcotráfico 204 8 204 41.9
Extorsión 96 59 155 31.8
Secuestro 32 74 106 21.8
Otros 10 11 21 4.3
Total 342 114 486 100
28
Estos datos de los ingresos estimados de la guerrilla en dólares anuales.
Con esta tabla, se puede demostrar a grandes rasgos las diversas fuentes de
financiación que tienen los grupos al margen de la ley y la manera en la que
estos realizan sus operaciones. (UIAF, 2002)
*LAS RENTAS EXTORSIVAS
Comprenden el secuestro, extorsión y clientelismo armado. Frente al primero
podemos exponer algunos planteamientos que sustenten este planteamiento
como desmontar bandas y redes criminales que interactúan con los grupos
armados y ciertas formas de orden legal para reducir el número de rescates.
Ante la extorsión se pueden formular medidas para inhibir los desembolsos y
sanciones de la comunidad internacional en las empresas involucradas en el
pago de dichas extorsiones en nuestro país. Respecto al clientelismo armado,
se puede sugerir establecer algunos seguros para proteger los recursos
públicos en particular las finanzas municipales y regalías.
29
30
CAPÍTULO II
ANÁLISIS DEL PARAMILITARISMO Y SU INFLUENCIA EN EL
DEPARTAMENTO DE CÓRDOBA:
Luego de los análisis realizados hasta este punto, es importante ahondar en
temáticas concernientes al fenómeno del paramilitarismo y cómo éste ha
influenciado e ingresado desde hace varias décadas no solo al país sino
especialmente en el departamento de Córdoba, aquí analizado y estudiado.
Puede iniciarse con un análisis “regresivo”, es decir, de atrás hacia adelante,
no empezando a ahondar los orígenes y génesis del paramilitarismo, sino
desde atrás iniciar analizando sus comportamientos, aspectos clave y factores
determinantes.
Para ello, se inicia con un cuestionamiento: ¿Ha desaparecido totalmente el
paramilitarismo en Colombia? Esa es la pregunta problema desde la cual se
analizarán los diferentes argumentos a lo largo de este capítulo, el cual tratará
desde la teoría y bibliografía, de explicar cuáles han sido los procesos del
paramilitarismo en Colombia y cuál es su situación actual, determinando
entonces si dicha organización al margen de la ley ya desapareció o por el
contrario, tomando otra forma, nombre y estructura sigue funcionando en
Colombia.
Colombia es uno de los países del mundo que más ha sufrido la violencia,
específicamente presentada ésta en forma de bandas al margen de la ley, que
violan constantemente los Derechos Humanos y que irrespetan y violan las
estructuras sociales y constitucionales. En los últimos años se habló mucho de
la desmovilización de grupos al margen de la ley como los paramilitares, pero
¿es cierto su desmantelamiento? O por el contrario ¿dicha organización tomó
otras formas y operan y actúan hoy día de otra manera en el país?.
Se puede argumentar al respecto, que el paramilitarismo no ha desaparecido
del todo en Colombia, ya que pasó de entenderse como una organización
propiamente dicha y entendida como “paramilitar” para convertirse en una
estructura con organización de las denominadas “BACRIM”, las cuales han ido
tomando fuerza en el país, pero haciendo (de fondo) las mismas acciones de
los paramilitares.
31
SURGIMIENTO:
“El surgimiento y desarrollo de estos grupos obedece a contextos en los cuales
se observa una purga interna llevada a extremos como es el caso de El
Salvador y Perú de la década des ochenta, donde los grupos guerrilleros
estaban enfrentando a las fuerzas armadas estatales en franca lid. De esta
forma, la operatividad que tienen los escuadrones de la muerte en estos
contextos no solamente se restringe a eliminar a los enemigos del Estado, sino
que además aterrorizan a la población cometiendo actos violentos y abusos
como es el caso de las masacres y los asesinatos extrajudiciales”(Caicedo,
2009)(Fraide, 2009)”
El surgimiento del paramilitarismo en Colombia se debió a una manifestación
reactiva a los desmanes de la violencia de las guerrillas y a la incapacidad del
Estado para resolver los problemas de orden público y los conflictos sociales
(Boaventura, 2010). De esta forma, a la par del crecimiento de la guerrilla
propiamente dicha, los paramilitares empezaron a fortalecerse con recursos de
actuaciones ilegales al igual que la guerrilla y sus objetivos (aunque en teoría
loables) se desviaron y empezaron a afectar de este modo a la población civil.
PROPÓSITOS:
Los paramilitares, como las autodefensas, se organizaron (dentro de otros
contextos) con el fin de combatir una guerrilla implacable que minaba la
seguridad de la nación y violaba constantemente los derechos humanos del
pueblo. Por lo tanto, en las autodefensas entran hombres convencidos de la
urgencia de enfrentarse a la guerrilla por métodos poco ortodoxos,
antirrevolucionarios de corazón, defensores de sí y de los suyos o delincuentes
comunes, que aprovechaban el paramilitarismo para sus propios fines, los
cuales acabarían uniendo objetivos e intereses comunes, mediados los años
noventa (Boaventura, et al).
32
PILARES:
Los tres grandes pilares del paramilitarismo fueron los terratenientes y
campesinos que querían defenderse de las guerrillas; los narcotraficantes que
fortalecieron o reclutaron a esos grupos sediciosos y los militares que,
deseosos de acabar con la insurgencia, emplearon cualesquiera métodos para
lograr sus fines. Al mismo tiempo, sería injusto acusar al grueso de los
agricultores o los terratenientes y a las Fuerzas Armadas de connivencia con
esos grupos porque la mayoría intentó vivir conforme las leyes marcaban (Nieto
y García, 2009). No obstante, en medio de la guerra y el conflicto, los
paramilitares se fueron viendo inmersos en las mismas actuaciones de los
grupos guerrilleros y sus disputas pasaron de ser por defensa del pueblo a
defensa de intereses, tierras y negocios.
Por otra parte, es importante citar lo que manifiesta Sapagat (2010) quien
criticando a los paramilitares expresa:
“Estos grupos han sido responsables de la mayoría de las muertes civiles en el
conflicto. En comparación con las guerrillas y las fuerzas del gobierno, los
paramilitares exhiben una razón de muertos a heridos excepcionalmente alta
en los eventos de conflicto en los que han participado, lo que indica una gran
intencionalidad en su actuar. En otras palabras, han ejecutado un gran número
de personas a corta distancia, principalmente en masacres, hiriendo a pocos en
esa carnicería. Esas muertes fueron parte de una estrategia explícita de terror
que consistía en matar a los civiles sobre los que los paramilitares tenían
sospecha de ayudar a los grupos guerrilleros. Como resultado del cese al fuego
que la mayor parte de estos grupos han seguido desde finales de 2002, y de su
posterior desmovilización y desarme, los paramilitares han reducido
significativamente, pero no han cesado por completo, de asesinar.”
33
¿Desmovilización o cambio de nombre?
Entre el 2003 y el 2009 se llevó a cabo la mayor desmovilización de
excombatientes en la historia de Colombia.(Universidad de los Andes, 2010).
De esta forma, durante el gobierno del entonces presidente Álvaro Uribe Vélez,
se desarrollaron estos procesos en los cuales decenas de hombres entregaban
sus armas y en teoría daban así por terminado el combate. Al respecto, Se
estima que el proceso de Desmovilización con los grupos paramilitares ha
salvado entre 1400 y 2800 vidas a nivel nacional. Sin embargo, la variación a
nivel regional es considerable; en el caso de Nariño, por ejemplo, el proceso de
desmovilización ha estado asociado a un aumento en los homicidios. En otras
palabras, muchos de los paramilitares que se desmovilizaron, incursionaron
posteriormente en actuaciones relacionadas con actos criminales en lo que se
conoce como las famosas “BACRIM”, las cuales son bandas criminales que
operan tanto en zonas rurales como urbanas.
“No obstante el proceso de desmovilización, desarme y reinserción (DDR) los
paramilitares continúan siendo una amenaza a la seguridad humana.”
Por lo tanto, no puede pensarse en que los paramilitares transitaron un proceso
de total desmovilización y desaparición de sus actos criminales, sino que por el
contrario, cambiaron de nombre sus actuaciones y se enfocaron en otro tipo de
“operaciones”.
PODERÍO PRESENTE:
Tal como lo expresa el autor citado, “con seguridad se puede afirmar que los
paramilitares retienen un buen inventario de armas. Por ahora, se puede seguir
suponiendo que existe un grupo no despreciable de paramilitares
desmovilizados armados o que podrían armarse en el muy corto plazo.”
Por otra parte, estudios como los del Polo Democríatico indican que las
BACRIM aparecieron ante la “extinsión” de los paramilitares. En uno de sus
apartes, dicho artículo expresa:
34
“La denominación de Bandas Criminales o BACRIM obedeció al afán del
anterior gobierno de sepultar definitivamente el paramilitarismo, pero no porque
ese fuera su objetivo o correspondiera con la realidad sino por la simbiótica
identificación entre ese régimen y el paramilitarismo, que buscó ocultar, negar y
borrar a .punta de extradiciones”(Polo Democrátivo, 2010)
De la misma forma, la Embajada de los Estados Unidos en Colombia,
analizando los procesos de desmovilización, concluyó que al respecto de dicho
proceso, la balanza podría estar inclinándose para el lado de calificarlos (a los
pertenecientes a las BACRIM) como nuevos paramilitares. Al debate se han
sumado recientemente algunos exjefes paramilitares, como Ernesto Báez,
quienes ya reconocen que son “grupos de paramilitares mal desmovilizados”.
Como conclusión preliminar de este capítulo, se argumenta que:
En primer lugar, que el proceso de desmovilización ocurrido durante el
gobierno Uribe, no fue del todo exitoso ni transparente puesto que muchos de
los desmovilizados continuaron delinquiendo. En segunda instancia, que (como
lo manifiestan las fuentes consultadas) las nuevas bandas criminales
(BACRIM) actúan de manera muy similar a los paramilitares, y muchos de ellos
son desmovilizados de algún brazo del paramilitarismo, pero militando ahora en
las BACRIM. Por último, y en respuesta a la pregunta inicial, se puede decir
que los paramilitares “desaparecieron” en el nombre y el título de tal
organización, pero se transformó y mutó a una organización con otra forma de
operancia, pero con los mismos objetivos actuando como bandas criminales.
35
CAPÍTULO III
Los paramilitares en Córdoba – Revisión histórica:
Tal como lo expresa el texto de Morelo (2012), y posterior al análisis regresivo
realizado con antelación, es importante mencionar que lo que comenzaron ‘Los
tangueros’ de Fidel Castaño, posteriormente autodefensas, en los municipios
de San Pedro, Necoclí y Apartadó (Antioquia), rápidamente se extendió a
Córdoba a las localidades de Valencia, Tierralta y Montería.
El estudio citado, indica que “la situación se desbordó tanto, que hoy Córdoba
es el octavo departamento más afectado por el desplazamiento forzado en el
país, con cifras que superaran los 160 mil campesinos desarraigados del millón
400 mil habitantes que posee en su territorio, según el Departamento para la
Prosperidad Social (DPS).
Sin lugar a dudas, estos son datos aterradores, de un Departamento que se ha
visto afectado sobremanera por este flagelo.
Complementariamente, tal como lo indica Caicedo (2009) los paramilitares en
el Departamento, se desarrollan a inicios de la década del ochenta impulsado
principalmente por dos sectores económicos vinculados al problema de la
tierra. Por un lado, el sector ganadero, conformado por propietarios de grandes
extensiones de tierra, que llegaron al departamento a inicios del siglo XX, sin
que Córdoba se hubiera constituido como entidad administrativa y que al verse
afectados por los secuestros y las extorsiones a manos de los frentes del EPL y
las FARC, toman la determinación de defenderse de las agresiones de la
guerrilla. (Caicedo, 2009).
Pero el mal no para allí y la enfermedad se multiplica si se tiene en cuenta la
participación de los narco-paramilitares que llegaron al departamento a inicios
de la década de los ochenta comprando grandes extensiones de tierra y viendo
en el departamento un corredor estrategico para el cultivo y trafico de
narcóticos.
De los narcóticos y las bandas de narcotraficantes, autores como Reyes(2009)
exponen cifras relevantes al respecto de dichas problemáticas, tocando
36
puntualmente un perioro vital para el objeto de estudio de esta investigación:
1980 – 1995 (Reyes, 2009)
Departamento No. Municipios
con Compras
No. de municipios
del departamento
Porcentaje de
municipios con
compra
Valle 36 42 85.7
Córdoba 22 26 84.6
Quindio 9 12 75
De los narcóticos y las bandas de narcotraficantes, autores como Reyes(2009)
exponen cifras relevantes al respecto de dichas problemáticas, tocando
puntualmente un perioro vital para el objeto de estudio de esta investigación:
1980 – 1995 (Reyes, 2009)
LA SITUACIÓN DEL DEPARTAMENTO:
Según el estudio de Morelo (2012), Córdoba es un departamento de 23.980
kilómetros cuadrados, distribuidos de una manera inequitativa. Las grandes
extensiones de tierras productivas están en manos de una pequeña élite,
mientras que la gran masa se debate en medio de la pobreza. El 53.53% de los
hogares cordobeses tiene las necesidades básicas insatisfechas, mientras que
un 23.91% se encuentra en la miseria absoluta, según datos de la Defensoría
del Pueblo.
Si de entrada las cifras son espeluznantes, como se podrá evidenciar
posteriormente, el fenómeno de la violencia las ha acrecentado sobremanera.
Datos escalofriantes, indican que el departamento lleva ya más de 47 años de
ejecución de u conflicto armado casi que imparable, puesto que se calcula
inició sobre 1963.
Tal como lo muestra el mapa realizado por el autor ya citado, “el territorio en
disputa en Córdoba pinta en el mapa 11 puntos en donde la pelea por la tierra
está que arde, bien sea porque los actores armados no permiten que los
37
beneficiarios gocen de los predios, o porque el Incoder readjudicó lo que ya
tenía dueño o porque los campesinos no viven allí porque el Estado no los dotó
de proyectos productivos”. (Morelo, 2012).
MAPA DE LA PRESENCIA DE GRUPOS PARAMILITARES EN CÓRDOBA
Fuente: Ginna Morelo (2012)
¿CÓMO HA SIDO EL DESPOJO EN LA REGIÓN DE CÓRDOBA?.
Continuando con la citación del estudio de Morelo (2012) se indican ciertas
características del despojo en Córdoba, las cuales se centran en: Desalojo de
campesinos por parte de paramilitares, algunas veces mediante asesinatos de
personas y masacres que obligaron a sus familias a vender y que también
causaron desplazamiento.
Desplazamientos por la llamada Casa Castaño, que se apoderó de predios.
Luego llegaron otros paramilitares y volvieron a desplazar. Tierras entregadas
por el Gobierno a campesinos, que después los paramilitares compraron a
‘peso de plomo’. (Morelo, 2012)
38
Del mismo modo, autores como Barrera (2007) indican que también ha habido
familias beneficiarias de tierras por parte del Incora, que no pudieron
establecerse por razones de seguridad, ya que eran señaladas de ser
colaboradoras de actores armados, así como asesinato de líderes que han
abogado por la recuperación y acceso a las tierras por parte de los
campesinos. (Barrera, 2007)
39
Tipología y modalidades de despojo de tierras en Colombia
Fuente: Banco de la República (2009)
40
DESPLAZAMIENTO HISTÓRICO SEGÚN LUGAR DE RECEPCIÓN –
CODHES (1985 – 2011)
incremento anual
DESPLAZAMIENTO HISTÓRICO SEGÚN LUGAR DE RECEPCIÓN –
CODHES (1985 – 2011)
Discriminación Anual
41
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