madre clarita - libro mi vivir

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Roberto Bolaos Aguilar, C.Ss.R.

MI VIVIR ES CRISTOMADRE CLARA MARIA DE JESS QUIRSFundadora de las Hermanas Carmelitas de San Jos.

-2005-

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Para mi madre muerta, Ana Matilde de Aguilar, En tantos sentidos parecida A nuestra Madre Clarita.

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P R T I C O.

Esta es la historia de Madre Clara Mara de Jess... y de lo que la gracia de Dios obr en ella y a travs de ella. Es la historia de una mujer salvadorea excepcional: hija, esposa, madre y Fundadora de la Congregacin de Carmelitas Terciarias de San Jos. Es la sencilla historia de una mujer que quiso hacer del amor cristiano el sentido ltimo y definitivo de su vida. Madre Clara Mara Quirs vivi por y para el amor. En su vida hubo grandes alegras, pero tambin grandes sufrimientos; ella, sin embargo, solamente quiso amar a Dios por encima de todo y a su prjimo como a s misma, tal como nos lo manda el Seor Jess a todos aquellos que nos definimos como seguidores suyos y de su proyecto para salvar al mundo por medio del amor. El mensaje espiritual de Madre Clarita, sigue siendo atractivo y actual, a pesar de que en el tiempo pueda parecernos lejana. Su preocupacin por los pobres, su inters en la promocin de la mujer, las motivaciones que la impulsaron a realizar la obra que Dios le encomend son de una actualidad sorprendente en los inicios de este Tercer Milenio de cristianismo. Debido a eso, Madre Clara Mara puede servir de modelo a las jvenes, a las esposas, a las madres, a los religiosos y religiosas, y, por supuesto a todos los cristianos. A lo largo de estas pginas, queremos narrarte la vida de esta virtuossima mujer salvadorea, que se encuentra camino de los altares, de una manera clara y sencilla, de modo que al concluir la ltima pgina y cierres el libro, no slo conozcas mejor a Madre

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Clarita, sino, lo que es ms importante, lo sientas como alguien muy cercano a ti y la ames ms. Se cuenta que Ignacio de Loyola, estaba convaleciendo de una herida grave recibida en una pierna, durante el sitio de la ciudad de Pamplona en el Reino de Navarra y, para pasar las horas muertas del da, se dio a leer vidas de santos en un viejo libro llamado el "Flos Sanctorum". Un da, leyendo la vida de ese gran convertido llamado San Agustn de Hipona, y dndose cuenta de cmo San Agustn de una vida de pecado, con la gracia de Dios, haba llegado a ser uno de los santos ms grandes de la Iglesia, cerrando el libro, dijo con gran resolucin: Si l pudo llegar a ser santo, yo tambin puedo! Hoy tambin la Iglesia venera a San Ignacio de Loyola, Fundador de la Compaa de Jess, como uno de sus grandes santos. Este libro, que fue escrito especialmente para ti, alcanzar su objetivo, si despus de leerlo de cabo a rabo, sacaras la siguiente conclusin: Cmo me gustara ser como Madre Clara Mara de Jess!. Ser como ella, no tanto en su estilo propio de vida, sino en sus virtudes, en su opcin por los pobres y, sobre todo, en su radicalidad en el seguimiento de Cristo. Estando para morir, Madre Clarita, deca a sus hijas: Yo, por la misericordia de Dios, y no por mis obras, me salvar y desde el cielo les ayudar... Las personas que en la tierra han vivido en amistad muy estrecha con Jess, al morir se convierten en nuestras intercesoras en la presencia de Dios. Su amistad con l hace que las mire con benevolencia y que Dios atienda a su intercesin por nosotros. Aun en vida, Madre Clarita tena la conviccin de alcanzar la salvacin, no por sus mritos, sino por la misericordia infinita de Dios que nos ama sin merecerlo y quiere salvarnos. Adems ella nos prometi que desde el cielo nos ayudara. Hay mucha gente que se ha encomendado con mucha fe a la intercesin de Madre Clarita y han obtenido de Dios grandes favores. Tu tambin puedes encomendarte a la intercesin de

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Madre Clarita y, si es la voluntad de Dios, en Cristo obtendrs lo que le pides. Y si no tienes fe, yo te reto a que hagas la prueba.

San Salvador, 5 de enero de 2005. Memoria de San Juan Neumann, Obispo.

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CAPTULO I.

El nacimiento de Clara del Carmen.

Carmen Lpez y Daniel Quirs eran dos jvenes que se encontraban profundamente enamorados y deseaban compartir el resto de sus vidas, tanto la riqueza como la pobreza, la salud y la enfermedad, las alegras y las tristezas. Por eso, haban decidido casarse. La madre de Carmencita, Doa Juana Lpez, estaba de acuerdo en el matrimonio de su hija con el joven Daniel Quirs, de 22 aos. No as la aristocrtica familia del novio, que no vean con buenos ojos el casamiento con la joven Carmen, de 20 aos, porque su familia, socialmente no estaba a la altura de los Quirs Escoln. Ciertamente la familia de Daniel era una de las ms distinguidas de la Muy Noble y Leal ciudad de San Miguel de la Frontera. Su padre, el Lic. Jos Flix Quirs, era un hombre notable dentro de la vida pblica de El Salvador, que en diferentes ocasiones haba sido Vicepresidente de la Repblica, Presidente en funciones, Ministro de Estado, Presidente de la Corte Suprema de Justicia y un distinguido y avezado jurista y notario de la Repblica. Los padres de Don Jos Flix haban sido definidos como hidalgos de calificada nobleza. Las razones de la oposicin de Don Jos Flix Quirs y su familia al matrimonio de su hijo Daniel con la Seorita Carmen Lpez, no

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parecen estar bastante claras, puede ser que esa unin le haya parecido inconveniente dado que Doa Juana Lpez era madre de tres hijos, Carmen, Serafina y Csar, pero fuera de matrimonio, esto es, hijos naturales, lo que de alguna manera la descalificaba moralmente a los ojos de la sociedad salvadorea de mediados del siglo XIX. Tambin puede haber sucedido que el Lic. Quirs pensara que su hijo Daniel, el mayor de sus hermanos ngela, Arcadia, Jos Flix, Ramn, Samuel y Mara Dolores, no estaba suficientemente preparado para las graves obligaciones que implica la vida matrimonial, sobre todo, debido al grave alcoholismo que padeca, a lo que haba que aadir su pasin por los juegos de azar. Estas circunstancias hacan que Daniel Quirs Escoln no fuera un buen candidato para esposo de nadie. Sin embargo, el padre de Daniel, dio su consentimiento para el matrimonio de su hijo, en aquellos aos este consentimiento se exiga hasta los veinticinco aos, aun en el caso de los hijos varones. Tambin Doa Juana Lpez dio su consentimiento para que su hija Carmen contrajera matrimonio con el joven Licenciado en Derecho Daniel Quirs Escoln. Carmen, conoca el alcoholismo de su novio Daniel, pero equivocadamente pensaba que su amor, y la vida matrimonial, haran que l abandonara la vida de desenfreno que hasta entonces haba llevado. La boda se celebr en la Iglesia de El Sagrario, hoy conocida como Iglesia de El Rosario, muy posiblemente en la segunda quincena del mes de septiembre de 1856. Una vez establecidos en el domicilio conyugal, que fijaron en la ciudad de San Miguel, los primeros meses de vida conyugal transcurrieron en gran tranquilidad. Daniel aparentemente se haba moderado en la bebida y en el juego, pero segua siendo acosado

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por los acreedores de las deudas que en su vida pasada haba contrado. Hasta entonces era su padre, Don Jos Flix, el que normalmente las pagaba para salvar el honor de la familia, pero despus de su matrimonio no pag una sola deuda ms. Doa Juana Lpez, que no era una mujer rica, asumi, sin embargo, la mayor parte de los gastos del matrimonio de Carmen, su hija. Serafina, que muri soltera, se haba desplazado hasta San Miguel para acompaar a su hermana Carmen en los primeros meses de matrimonio. Daniel y Carmen se alegraron mucho, cuando hacia finales de noviembre se dieron cuenta que estaban esperando a su primer hijo. Como todos los padres del mundo, comenzaron a forjar sueos y proyectos sobre la criatura que estaba por nacer. Daniel, afirmaba que si era una nia, se llamara Isabel; Carmen, en cambio, quera que se llamara Clara. El da del nacimiento del primer hijo de Don Daniel Quirs y Doa Carmen Lpez lleg el 12 de agosto de 1857. Desde la noche anterior, Doa Carmen comenz sentir los primeros dolores que anunciaban que el parto se aproximaba. En casa, Serafina, comenz a preparar todo lo que sera necesario para un alumbramiento feliz. Inmediatamente se mand a llamar a la partera, quien orden que se calentara agua y se tuvieran a la mano mantas blancas, para lo que fuera necesario. Desde haca algunos das, toda la zona oriental se encontraba bajo los efectos de un temporal que no cesaba. Esto poda hacer que las condiciones del parto fueran ms difciles. Hacia las nueve de la maana, el llanto de un recin nacido escuch en la alcoba conyugal, se trataba de la hija primognita Don Daniel y Doa Carmen, que precisamente haba nacido el de agosto, fecha en que la Iglesia Catlica celebraba la fiesta Santa Clara, el Lirio de Ass. se de 12 de

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Refieren algunos antiguos testigos de la vida de Madre Clara Mara que en el momento mismo de su nacimiento, ces repentinamente de llover y un fulgurante sol de agosto comenz a brillar en el cielo. Este signo celeste, en casi todas las culturas antiguas, era interpretado como una seal de que la persona que haba nacido era un ser extraordinario, un regalo de Dios para la humanidad. El hecho de haber nacido el da de Santa Clara de Ass decidi a Don Daniel y Doa Carmen a dar a su hijita el nombre de Clara del Carmen, un nombre profundamente significativo: Clara, como la santa asisiense, seguidora de San Francisco, fundadora de la Orden de las Hermanas Clarisas y profundamente amante de la pobreza evanglica. Del Carmen en una evidente referencia a Nuestra Seora del Carmen de la que aos despus la recin nacida sera no slo devota, sino una mujer impregnada totalmente del amor y de la imitacin de la Virgen Mara en su advocacin del Carmelo. El 31 de octubre de 1857, en la Iglesia de Santo Domingo, tambin conocida como la Central, el Presbtero Juan J. Loucel, derramaba las aguas del bautismo sobre la cabecita de la nia Clara del Carmen Quirs Lpez, hacindola hija de Dios y miembro de la Iglesia Catlica. El Espritu Santo se derram con abundancia sobre aquella nia a quien Dios haba elegido para realizar cosas extraordinarias en medio de una gran sencillez y humildad. La madrina de bautismo fue su ta Doa Serafina Lpez.

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CAPTULO II.

Aos de Infancia y Adolescencia.

Indudablemente los aos de la infancia y la adolescencia son fundamentales en el proceso de maduracin integral de la persona humana, sin embargo, para la historia pueden ser poco significativos. Un testigo en el proceso de Canonizacin de Madre Clara Mara de Jess ha dicho que en este caso el Seor quiso darle a beber el cliz del sufrimiento desde su ms tierna infancia. Despus del nacimiento y bautizo de Clarita, vinieron algunos meses de felicidad familiar en el hogar de los esposos Quirs Lpez; la nia parece que los haba unido ms en el amor conyugal. Pero esta felicidad, !Cun frgil es eso que llaman la felicidad, como una pompa de jabn. A los pocos meses de nacida su primera hija, Don Daniel Quirs volvi a las andadas y esta vez con mayor fuerza. Cuando una persona alcohlica vuelve a tomar, lo hace con una sed tan tremenda que nada es capaz de saciar. Con el alcohol tambin vinieron antiguos vicios como el del juego y la infidelidad, as como las deudas, pues para una persona viciosa no hay dinero que alcance. El hogar de Daniel y Carmen se volvi un infierno. Por las noches llegaba el esposo totalmente ebrio y comenzaba a maltratar a su esposa, sea de palabra o de obra, acusndola de supuestas infidelidades que slo ocurran en su mente prisionera de la

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intoxicacin etlica. En esos momentos los gritos, las palabras soeces, las agresiones fsicas, el llanto, las palabras de perdn, se convertan para la Doa Carmen en un verdadero calvario. Clarita dorma en su cuna totalmente ajena a la tragedia que viva sus padres. La locura de Don Daniel llegaba a lmites insospechados. En una ocasin propuso a su joven y bella esposa que se suicidaran, y de esta manera l dejara de sufrir el tormento de los celos que no le dejaban en paz ni de da ni de noche, pero Doa Carmen, como cristiana que era, rechazo inmediatamente la sugerencia de su esposo, temiendo, adems, que lo que quera en realidad era quitarla a ella de en medio. En otra ocasin, lleg Don Daniel, tarde en la noche, y creyendo que Doa Carmen dorma, se acerc a ella armado con un pual y dej caer el golpe, pero ella se hizo hacia la pared evitando la pualada mortal. Las cosas estaban alcanzando un punto insostenible, la pobre Doa Carmen no haca ms que llorar y refugiarse en el cario de su pequea hija, Clarita, y en el apoyo de su hermana Serafina. El clmen de la locura etlica de Don Daniel lleg cuando aprovechando la ausencia de Doa Carmen y de la Seorita Serafina rapt a su propia hija, huyendo con ella con rumbo desconocido. El dolor y la desesperacin de la joven madre fueron inmensos. Cmo es posible - pens- que para hacerme dao, acepte daar a su propia hija?. Doa Carmen, sin embargo, no permaneci inactiva sino que acudi a personas influyentes que podan ayudarle a encontrar a su hijita. Por medio de Don Joaqun Eufrasio Guzmn, suegro del Capitn General Gerardo Barrios, lleg hasta el entonces Senador Presidente, quien inmediatamente se interes en el caso y design dos oficiales del ejrcito, el Coronel Manuel Gonzlez y el

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Teniente Coronel Lisandro Chamorro. Ambos se dieron a la bsqueda de la nia, acompaados por numerosa tropa, hasta que la encontraron en los alrededores de Santa Tecla, otros afirman que fue ms bien en los alrededores de Izalco, en una humilde choza, a la orilla de un barranco. Don Daniel, en su locura, la haba entregado a una mujerzuela, que descuid a Clarita de tal manera que, cuando la rescataron los enviados del General Barrios, la nia se encontraba al borde de la muerte. Cuatro das ms -dir un testigose hubiera tardado en encontrarla y la nia irremediablemente habra muerto. Cuando tuvo de Nuevo a Clarita entre sus brazos, la sufrida madre busc refugio en casa de Don Joaqun E. Guzmn y, posteriormente se traslad a casa de su madre, Doa Juana Lpez, situada en el Barrio Santa Luca de San Salvador. Despus de este penoso incidente, Doa Carmen de Quirs, decidi que lo mejor era separarse de su esposo, porque tema que volviera a repetir el secuestro de Clarita y quizs entonces no tendra la suerte de encontrarla con vida, adems, tambin deba tener en cuenta las amenazas de muerte que contra ella lanzaba constantemente Don Daniel. Despus de meditarlo suficientemente acudi a las autoridades civiles para denunciar el secuestro de Clara del Carmen y ante el Obispo de San Salvador, Monseor Toms Pineda y Saldaa, para solicitar que la autorizara a separarse de su esposo por las razones antes anotadas. El Obispo concedi a Doa Carmen la separacin de cuerpos, pero permaneciendo el vnculo matrimonial. En casa de Doa Juana, Doa Carmen y Clarita recuperaron un poco la tranquilidad de la vida cotidiana, aunque vivan con el temor de que en cualquier momento apareciera Don Daniel e intentara raptar nuevamente a Clarita o atentara contra la vida de su esposa o de ambas, puesto que el delirio alcohlico se haba apoderado de su mente. Madre e hija vivan prcticamente encerradas por miedo a lo que Don Daniel pudiera hacer.

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Mientras tanto, Clarita creca y se volva una nia muy linda, blanca, ojos pardos, pelo castao, alegre, juguetona, obediente, muy inteligente, pero sobre todo muy piadosa y temerosa de Dios y amante de las cosas de la Iglesia. En aquellos lejanos aos, la primera educacin normalmente se reciba en casa. Sera su madre la que le enseara a leer, escribir, algunas nociones de aritmtica y, sobre todo, a rezar y los rudimentos de la doctrina cristiana en uno de los catecismos utilizados en aquel tiempo, el Ripalda o el Astete, muy posiblemente el del Padre Manuel Subirana publicado en Cojutepeque por aquellos aos. Despus Clarita fue inscrita en alguno de los colegios o escuelas para nias que existan en San Salvador y all comenz a recibir una educacin ms sistemtica. Tambin recibi la enseanza de las labores propias de su sexo como era bordar, cocinar, zurcir y, por supuesto, las gracias sociales de la gente de clase alta como el canto, la pintura, la msica, la etiqueta y la urbanidad. Por lo que conocemos de ella, en su madurez, es obvio que recibi de su familia una educacin esmerada. La Madre Genoveva del Buen Pastor, que convivi en la Comunidad de Beln con Madre Clara Mara, por lo menos nueve aos, escribi acerca de estos aos: La vida se deslizaba tranquila para Clarita, yendo y viniendo del colegio, donde era la primera por su buena conducta y reciba las caricias de maestros y compaeras; siendo para stas una hermana y para aquellas una alumna aplicada, educada y sincera. (Que esta virtud le era peculiar) Cuando volva su madre la esperaba con un plato de frustra y mermelada. La educacin de un nio o de un joven es una transmisin de los valores espirituales y morales fundamentales para la vida, ms que una transmisin de informacin cientfica o humanista. En su hogar, sobre todo por medio de su madre, su ta Serafina y su to Csar, Clarita recibi todo el amor que necesitaba para crecer como una persona madura y equilibrada, a pesar de carencias

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notables como era el amor del padre ausente y de la familia paterna que nunca estuvo cercana a ella. Nueve aos tendra Clarita, cuando les lleg la noticia de la muerte de Don Daniel Quirs. Triste muerte, totalmente consumido por el alcohol y sin el consuelo que dan, en esos momentos decisivos, los sacramentos de nuestra madre la Iglesia. Doa Carmen y Clarita se llenaron de tristeza. Doa Carmen por el hombre con quien le habra gustado compartir toda su vida y Clarita por el padre, apenas intuido, pero que le haba dado el maravilloso don de la vida. Su corazn nunca supo guardar rencores y resentimientos y por eso a lo largo de toda su vida siempre tuvo presente orar por el hombre que fue su padre, lleno de debilidades y defectos, pero al fin y al cabo su padre. En la vida de todo cristiano uno de los das ms felices es el de su primera comunin. Tambin para Clarita uno de los das ms felices de su vida fue aquel en el que por primera vez recibi en su corazn, puro como el de un ngel, a Jess Eucarista que vena para alimentarle con su Cuerpo y con su Sangre, con su alma y su divinidad. Con cunto amor lo recibira! Qu resoluciones de amarlo slo a El y de nunca ofenderlo hara! Aquella Primera Comunin fund para siempre la devocin eucarstica que sera uno de los distintivos de la Fundadora de las Carmelitas de San Jos. Tendra unos once aos, Clarita, cuando sucedi el hecho que quiero narrarles. El sbado por la noche se durmi con el pendiente de levantarse temprano para participar de la misa dominical. Entre dormida y despierta escuch el repique de las campanas del templo llamando a la Santa Misa. Con rapidez, Clarita se levant y se arregl para ir a misa, pero resulta que al llegar al templo se encontr con que las puertas aun estaban cerradas. Ser que al sacristn se le ha hecho tarde, pens, y se sent en las gradas a esperar que abrieran. Pero tardaban en abrir la iglesia, hasta que pas el sereno y le pregunt:

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- Nia Clarita, qu hace a estas horas aqu?. - Y qu hora es?, Pregunt ella. - La una de la madrugada!, Respondi el vigilante nocturno. Un poco asustada, Clarita volvi a la tibieza de su hogar a esperar la hora exacta para no perder la Misa dominical y no dejar un solo domingo de recibir a Jess en la Eucarista. Para ser una nia gust mucho de hacer oracin, tanto as que su madre alguna vez la buscaba por la casa y la encontraba en el patio interior arrodillada haciendo oracin delante de una estampita de Jess o de la Santsima Virgen Mara. El paso del tiempo fue convirtiendo a Clarita es una adolescente muy linda, como lo podemos ver en algunas fotografas de ella que aun se conservan. La adolescencia es una etapa sumamente importante en la vida de todo ser humano, porque es en esa etapa de su desarrollo en la que se define la personalidad, el carcter, la moralidad y tambin se toman algunas decisiones que tienen que ver con el desarrollo posterior de la existencia. En estos aos Clarita comenz a pensar que le gustara consagrar su vida entera al amor de Dios en la vida religiosa. Quera ser religiosa! Durante algn tiempo guard aquellos deseos en secreto, mientras iban madurando y ella realizaba algunas investigaciones sobre dnde haba comunidades de religiosas en el pas. Un da, armndose de valor, le confi a su madre el deseo de consagrarse al Seor por medio de los votos de pobreza, castidad y obediencia. Quera seguir al Seor Jess ms de cerca, viviendo como El vivi en la tierra: Casto, pobre y obediente. Tambin saba que en Guatemala haba una comunidad de religiosas Ursulinas y con ellas quera entrar. Doa Carmen escuch a su hija, pero una multitud de

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pensamientos venan a su mente. Si Clarita se haca religiosa ella no tendra quin la cuidara en su ancianidad, debera, adems, vivir ella sola pues no tena otro hijo y nunca conocera la dicha de tener entre sus brazos a un nieto. La idea de la joven no agrad nada a la madre, pero conociendo las inclinaciones religiosas de su hija y la tenacidad de su carcter, pens que lo ms conveniente para deshacer aquellas ilusiones de adolescente era Darla en matrimonio. Muchos aos despus, siendo ya religiosa y fundadora de una Congregacin Religiosa, Madre Clara Mara dira, recordando su vocacin de juventud: !Oh, Seor, cun tarde te conoc

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CAPTULO III. Casada a los 15 aos.

A una joven de hoy le parecera una locura casarse a los quince aos, cuando todava hay que prepararse para luchar por la vida, madurar en todos los aspectos de la personalidad y, tambin, disfrutar sanamente de la juventud antes de asumir los serios compromisos de una vida matrimonial. Antao, sin embargo, pareca algo muy natural que una joven se casara a los catorce o quince aos de edad, teniendo en cuenta, sobre todo, que el promedio de vida de un salvadoreo era de 40 aos aproximadamente. Tampoco era infrecuente que fueran los padres quienes decidieran con quin deban casarse sus hijos. A casa de Doa Carmen Lpez llegaba de visita un joven profesor costarricense llamado Flix Alfredo Alvarado Martnez. El profesor Alvarado tena 23 aos de edad, haba nacido en San Jos de Costa Rica, sus padres eran Don Cipriano Alvarado y Doa Mercedes Martnez, de origen guatemalteca, honestos y trabajadores, dedicados a la agricultura en la zona de Gupiles, en la Provincia de Limn. Desde muy nio Alfredo Alvarado haba dejado el hogar paterno para ir a vivir con algunos parientes en Guatemala y posteriormente haba residido en Nicaragua, hasta llegar a vivir a San Salvador, en la jurisdiccin de la Parroquia de Santo Domingo. En realidad nunca haba obtenido el ttulo de profesor, pero tena

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una preparacin autodidacta bastante amplia. Era bien parecido, elegante, buen conversador, gustaba de la buena vida y emprenda proyectos que luego fracasaban con las consiguientes prdidas econmicas y sicolgicas para l. Alfredo Alvarado en realidad visitaba la casa de Doa Carmen porque estaba enamorado de su hija Clarita, aunque esta nunca haba reparado en l pues su vocacin era la vida religiosa. A la viuda de Quirs, sin embargo, el profesor costarricense le pareci un buen partido para su hija, aunque prcticamente ignoraba todo sobre l, y entre ambos concertaron los planes de boda. Cuando frisaba los catorce aos, Hermosa como una visin y candorosa como una paloma, le llam un da su madre y le dijo: - Hija ma, yo ya voy para vieja, quiero antes de morir darte un amigo, un hermano que vele por ti, vas a casarte con ese seor que ves con frecuencia en casa. Clarita, sin dar a aquel relato la importancia que mereca, y no habiendo hecho jams otra cosa que no fuera la voluntad de su madre, con mucha ingenuidad le contest: - Lo que usted diga mam! De este modo con la inocencia de un nio y la pureza de un ngel, la entregaron por esposa a Don Flix Alfredo Alvarado, costarricense. La obediencia de Clarita a su madre es extraordinaria. Doa Carmen no necesita amenazar, presionar, ni chantajear; a pesar de sus deseos de ser religiosa, la joven se somete al proyecto de vida que su madre le presenta y, dejando de lado los suyos, se somete al deseo de la madre de que contraiga matrimonio con el Profesor Alvarado. As como Cristo se hizo obediente hasta la muerte, Madre Clara

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Mara aprendi desde muy joven el valor de la obediencia en la imitacin e Cristo. A lo largo de su vida la obediencia fue una de las virtudes a las que tuvo mayor aprecio y en cuya prctica fue realmente heroica. Los trmites para el matrimonio se iniciaron casi por iniciativa de Doa Carmen, quien a pesar de su experiencia matrimonial tan desdichada, lanzaba a su joven hija a un matrimonio con un hombre al que apenas conocan, que ocultaba muchas cosas de su pasado, y que, posiblemente, pensaba en las ventajas sociales y econmicas que la unin con Clara del Carmen, descendiente de una familia aristocrtica y acaudalada como los Quirs, le reportara. La boda se celebr el 17 de mayo de 1873 en la Iglesia de La Inmaculada Concepcin de Santa Tecla, tal como consta en el Libro I de Matrimonios: En la Nueva San Salvador, a 17 de mayo de mil ochocientos setenta y tres, previa informacin de libertad de estado, dispensadas por el M.I. Seor Provisor las tres moniciones, confesados y comulgados, despos y vel a los seores DON ALFREDO ALVARADO, hijo legtimo de los seores D. Cipriano Alvarado y Da. Mercedes Martnez, originario de San Jos, Costa Rica, y DOA CLARA QUIRS, hija legtima de los seores Don Daniel Quirs y Doa Carmen Lpez, originaria de San Miguel. Fueron testigos los seores Lcdo. D. Manuel Cceres, D. Jos Sagreda y D. Vicente Villaseor. Una curiosidad sana y cariosa nos hace preguntarnos cmo ira vestida Clarita el da de su boda? Tendra una fiesta elegante con muchos invitados o solo un pequeo gape ntimo? Estara triste al ver truncados de esta manera sus deseos de consagrarse a Dios en la vida religiosa? O se sentira alegre habiendo aceptado el proyecto de vida matrimonial? Se cas solo para obedecer a su madre o llegara a enamorarse de Alfredo Alvarado? Los primeros meses de vida matrimonial los pasaron en casa de Doa Carmen, en el Barrio Santa Luca, pero pronto se trasladaron

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a vivir a la Ciudad de Santa Tecla, en donde establecieron su residencia. Aquellos primeros aos de vida matrimonial fueron de tranquil dad y muy buenas relaciones entre los esposos Doa Clara del Carmen y Don Alfredo Alvarado, a pesar de los problemas propios de los aos de adaptacin de los cnyuges a su Nuevo estado de vida. Algunos problemas vinieron de las deudas que Don Alfredo contraa para realizar sus proyectos educativos y que su esposa tena que solventar. Doa Clara del Carmen era una esposa modelo: ms dada a lo espiritual que a lo material, en ella se cumpla a la perfeccin el pensamiento del Apstol Pedro que afirma que la verdadera belleza de una mujer est en sus virtudes y no en las joyas y afeites externos. Humilde, servicial, obediente, tierna, cariosa, trabajadora, piadosa, entregada por completo al amor de su esposo y de sus hijos. Aos despus, en momentos difciles para la pareja, Don Alfredo Alvarado escribira a Monseor Miguel Vechiotti, que en once aos de matrimonio con Doa Clara no tuvo de ella ni la ms mnima queja como esposa. Doa Clara del Carmen cumpla a la perfeccin todos sus deberes como esposa cristiana. Como es natural, tratndose de una pareja joven, los hijos comenzaron a venir como fruto de una unin conyugal fecunda. Don Alfredo Alvarado y su esposa procrearon seis hijos, de los cuales sobrevivieron la infancia solamente cuatro. El 4 de marzo de 1874 viene al mundo una nia, la primognita, Mara Modesta del Carmen, a quien bautizaron el mismo da en la Parroquia de la Inmaculada Concepcin de Santa Tecla, siendo su madrina la Sra. Concepcin de Caldern. Cipriano Alfredo, el Segundo hijo, naci en San Miguel el 7 de diciembre de 1877. El Sacramento del Bautismo lo recibi en la Parroquia de Santo Domingo el 21 de diciembre del mismo ao. Fue su padrino el Dr. Miguel Loucel.

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El 4 de diciembre de 1879, se aade un vstago ms al hogar de Don Alfredo y Doa Clara, Mara Francisca Mercedes, que fue bautizada en la Parroquia de la Inmaculada Concepcin de Santa Tecla, el 8 de diciembre, siendo padrino su to abuelo el General Csar Lpez. El 6 de enero de 1882, viene a este mundo Cipriano Doroteo Manuel de Jess, que fue bautizado tambin en la Parroquia de la Inmaculada Concepcin el 12 de febrero siguiente, siendo su padrino Don Juan Valls. Mara Florencia Gertrudis, naci en Santa Tecla el 27 de octubre de 1883. Fue bautizada el 4 de noviembre de 1883 y su padrino fue el Pbro. D. Flix Mara Sandoval Monroy. Mara, es la ltima hija del matrimonio Alvarado-Quirs. Su existencia la conocemos solamente por el testamento otorgado por Madre Clara Mara Quirs en Julio de 1925, poco antes de emprender su peregrinacin a la ciudad de Roma. Mara es el nombre dado a una hija que acaso no sobreviviera ms que unas horas despus del alumbramiento, concebida pocos meses antes de que su padre abandonara a su madre; Mara es el nombre dado en un momento de angustia, acaso mientras se le administraban las aguas del Socorro; Mara es el hermossimo nombre con el que Doa Clara del Carmen de Alvarado quiso encomendar a la Madre de Dios y de los hombres a la nia que muri sin conocer un beso del hombre que le haba dado la vida. Doa Clara como madre fue irreprochable, no slo se entreg por entero al cuidado y educacin de sus hijos, sino que incluso fue capaz de llegar hasta el sacrificio para cumplir la misin que Dios le haba encomendado. La Srita. Mariana Lemus, que conoci a Doa Clara de Alvarado cuando era una joven madre, la describe as: Madre Clarita era de familia acomodada, dedicada a su casa y a cuidar y educar a sus hijos; la primera escuela donde asistieron sus nias fue donde las seoritas Campos. Era de carcter muy amable, alegre, compasiva con los pobres; Delgado, blanca, de

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facciones muy bonitas. Tambin Madre Genoveva del Buen Pastor, destacar la condicin moral y espiritual de la Sra. de Alvarado: Madre y modelo de gran elevacin de espritu, supo formar un hogar digno, culto y piadoso, sus hijitos copiaban de ella la caridad. Dentro de las mltiples ocupaciones que conlleva la direccin de una casa y el cuidado amoroso de los hijos, Doa Clara encontraba tiempo para el cultivo de su vida espiritual y para ayudar a satisfacer las necesidades de los ms pobres. Nuevamente es Madre Genoveva la que nos transmite el recuerdo preciso: Pero aquella mujer fuerte, como la que pinta la Sagrada Escritura, trabajaba da y noche, sin dejar por ello sus prcticas de piedad, que era el pan que la robusteca y la sostena. La lectura y meditacin de autores sagrados, como predilectos eran Santa Teresa y San Juan de la Cruz (estos los saba de memoria), San Agustn y otros

Cmo era un da en la vida de la Sra. Clara de Alvarado? Se Levantara muy temprano para asistir a la Santa Misa en la Iglesia de la Inmaculada, terminada sta hara un poco de oracin ante el Santsimo Sacramento y regresara a su casa para servir el desayuno a su esposo y a sus hijos, acaso ayudada por alguna empleada domstica, y compartir con ellos estas primeras horas del da. Posteriormente, movida por su gran caridad para con los pobres, repartira comida entre aquellos indigentes que llamaran a su puerta, que jams estaba cerrada para el necesitado. Ocupara las horas de la maana en el aseo y cuidado de su casa, as como en otras ocupaciones propias de una ama de casa, como confeccionar los vestidos de sus hijas, lavar, planchar y remendar la ropa de su familia y preparar el almuerzo para cuando llegara Don Alfredo de su trabajo y sus pequeos hijos del colegio.

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En medio de sus ocupaciones, encontrara tiempo para elevar la mente y el corazn a Dios en la oracin. Por la tarde, asistira a alguna reunin de las asociaciones piadosas a las que perteneca, como la Hermandad de la Virgen de Los Dolores, la Guardia del Santsimo Sacramento, la Asociacin de San Vicente de Pal, con su clebre ropero de los pobres, a la Hermandad de Nuestra Seora del Carmen, etc. Tambin asistira a las funciones en la Iglesia de la Inmaculada o al Convento de Beln en donde se expusiera al Santsimo Sacramento del Altar, se hiciera el ejercicio del Santo Va Cruces o el rezo de una Novena en honor del Seor, de la Virgen o de algn santo.

Tambin dedicara su tiempo a la visita de los enfermos, a la asistencia de los moribundos y a intentar conciliar o reunir a los matrimonios en dificultades. Despus de la cena, como en tantas casas catlicas, se recitara el Santo Rosario en familia, incluyendo a la servidumbre, rezara las oraciones de la noche y luego, en el recogido silencio de la noche, se deleitara con la lectura de las mejores pginas de la espiritualidad cristiana. Algunos bigrafos de Madre Clarita, sostienen que su hija Carmen de Gallardo fue la que ms se pareca en lo espiritual a ella. En el testimonio de Madre Carmen Arrieta Alvarado, al hablar de su ta Carmen, describe de manera muy semejante a lo anterior las actividades cotidianas de la hija mayor de Doa Clara de Alvarado; ella haba tomado modelo de su santa madre.

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CAPTULO IV. Don Alfredo Alvarado abandona a su familia.

Vivimos en un tiempo en el que el divorcio, el adulterio, las uniones irregulares, el egosmo, el consumismo, la contracepcin y la pobreza atacan a la institucin matrimonial y a la familia, poniendo de manifiesto la crisis generalizada de la moralidad por la que atraviesa la humanidad. Ciertamente resulta muy difcil encontrar las causas por las que un matrimonio fracasa, ya que estas son de ndole personal, sicolgicas, sociales, morales, religiosas y hasta econmicas. Eso sin tener en cuenta que, aunque la vida matrimonial sea la inclinacin natural de la persona humana en cuanto sexuada, no todos los varones y las mujeres poseen la madurez humana y cristiana que se requiere para realizar los deberes y derechos propios del matrimonio sacramental. En el mismo Evangelio se anota la dificultad propia de la vida matrimonial, cuando al exponer su enseanza sobre el matrimonio Jess dice: Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre, y los apstoles comentan: Entonces mejor le es al hombre no tomar mujer. A lo que Jess aade: No a todos les es dado

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comprender esto. Ya conocemos un poco a Don Alfredo Alvarado porque a lo largo de esta historia hemos hablado de l, sin embargo, como toda persona humana, el esposo de Doa Clara estaba lleno de debilidades, pero se dej vencer por ellas, sobre todo por el orgullo, la irresponsabilidad y la codicia, aadiendo a ello su gran inestabilidad psicolgica. A lo largo de su vida matrimonial Don Alfredo Alvarado haba iniciado algunos proyectos en los que haba invertido importantes sumas de dinero, normalmente obtenidas mediante prestamos, y que al final haban terminado en fracaso. El 1876 abre las puertas el Liceo Comercial, cuyo Director es el Profesor Alfredo Alvarado. Esta experiencia del Liceo dur dos aos, pues en 1878 se ofrece para clases a domicilio. En 1880 quiso nuevamente abrir un colegio de segunda enseanza pero en el Ministerio de Instruccin Pblica le pidieron que presentara los ttulos que acreditaran su competencia acadmica o que se sometiera a un examen que probara su suficiencia en las materias que pretenda ensear, que eran muchas. Don Alfredo no present ni sus diplomas ni se someti al examen para probar sus conocimientos. En 1881 lo encontramos como profesor de la Escuela Municipal de Santa Tecla, en la que, segn el parecer de su padrino de bodas Don Juan Jos Caas, realiz una magnfica labor. Estos proyectos, al igual que otros como la publicacin de la revista EL rgano Pedagogo y la Historia de Santa Tecla y de sus personajes ms ilustres, hacan que Don Alfredo Alvarado se despreocupara de los asuntos domsticos, dejando a su esposa Clara la preocupacin por el alimento, vestido y educacin de sus hijos. Con frecuencia, Alfredo Alvarado, permaneca largas temporadas residiendo en San Salvador, por rezones de trabajo, sin atender a las obligaciones naturales que como padre tena con su esposa y sus hijos.

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A esto hay que aadir, la afirmacin de alguna de las bigrafas de Madre Clarita que tambin era infiel a sus votos matrimoniales. Esto no quiere decir que las relaciones interpersonales entre Doa Clara y su esposo fueran extremadamente dificultosas, ni que entre ellos hubiera altercados violentos, lo que s pretendemos dejar claro es que Don Alfredo Alvarado no fue nunca ni un buen esposo, ni un buen padre. Al describir a Doa Clara como esposa, Madre Magdalena Barreto, emplea cuatro palabras que podran definir a la esposa cristiana modelo, como lo haran en el Renacimiento Fray Luis de Len y Juan Luis Vives: Esposa sumisa, obediente, abnegada. Tan abnegada, sumisa y obediente que con su propio dinero pagaba las deudas que contraa el dispendioso Don Alfredo. En algn sentido la historia de Madre Clarita es una sucesin de traiciones y abandonos por parte de algunos de sus seres queridos. Su padre, despus del infortunado incidente del rapto, no volvi a verla. Su abuelo, el ilustre Don Jos Flix Quirs, a pesar de que en su biografa oficial se afirma que en sus ultimo aos de su vida slo encontraba contento en la vida de piedad, en las obras de caridad y en verse rodeado de sus hijos y nietos, nunca realiz ni el menor intento de acercamiento a su nieta Clara del Carmen Quirs. Don Flix Quirs falleci en San Miguel el 5 de Julio de 1883, dejando su cuantiosa herencia repartida a partes iguales entre sus hijos. Como el hijo mayor haba ya fallecido, la parte que le corresponda en la herencia se transmita ntegra a su nica hija legtima que era Doa Clara Quirs de Alvarado. La noticia de la herencia dejada por Don Flix Quirs fue recibida con beneplcito por su heredera, Clara del Carmen, quien vea en ella la posibilidad de dar a sus hijos un mejor nivel de vida y una educacin apropiada a su condicin social. Don Alfredo Alvarado, tambin se alegr con la noticia de la herencia, pero pens que con ella cancel aria la mayora de sus

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deudas y podra emprender otros proyectos en los que estaba interesado. El Profesor Alvarado siempre pensaba en s mismo, aunque tena claro que los bienes herenciales pertenecan a su esposa y a sus hijos. Conociendo a su esposo, Doa Clara, comenz a temer que al recibir la herencia de su abuelo, su esposo, Don Alfredo, los dilapidara, dejndola a ella y a sus pequeos hijos en la miseria. No olvidemos que en aquellos aos por ley al esposo le corresponda la administracin de los bienes de su esposa y de sus hijos. Doa Clara de Alvarado, piensa que lo mayor ser pedir a su esposo autorizacin ante un notario para que ella administre los bienes de la herencia. Primero consulta con su Director Espiritual el P. Flix Sandoval Monroy, para saber si obrara correctamente, sin ir en contra de la obediencia debido a su marido. El sacerdotal la autoriza para que siga adelante. Despus dialoga con el mismo Don Alfredo, quien vistas las razones de su esposa y, no queriendo que ella descubra su codicia, aparenta ceder gustoso a lo que ella le pide. As las cosas, en diciembre de 1883 emprenden el viaje a San Miguel en donde se estn realizando las diligencias de la particin de la herencia y ante el Dr. Miguel ngel Loucel, compadre de ellos, firma la autorizacin para que Doa Clara Quirs administre sin necesidad de acudir a l la herencia de su abuelo Don Flix. Aun as, Doa Clara no se siente segura de que su esposo no pueda hacer alguna maniobra jurdica para quedarse con la herencia o, al menos, con una buena parte de ella, en perjuicio de sus hijos. La actitud de la Sra. De Alvarado demuestra el grado de deterioro al que han llegado las relaciones interpersonales en su matrimonio. La madre no se defiende a s misma, defiende el patrimonio de sus hijos y no quiere dilapidar el de sus antepasados. Al parecer el Profesor Alvarado abandon el domicilio conyugal en febrero de 1884, yendo a residir en la ciudad de San Salvador.

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Doa Clara aun tiene un paso ms que dar en la defensa de los derechos de sus hijos, en conciencia se siente obligada a ello, y es solicitar judicialmente que se declare la separacin de bienes entre ella y su esposo, simple separacin de bienes, la llama el Cdigo Civil porque el vnculo matrimonial permaneca intacto Slo dos causales estableca el derecho de la poca para que se pudiera dar la separacin de bienes entre cnyuges: o que el marido administrara fraudulentamente los bienes de su cnyuge o que fuera insolvente, esto es, que no satisficiera las deudas y los crditos contrados. Doa Clara de Alvarado logra probar con testigos la insolvencia de su marido y el Juez Segundo de Primera Instancia de Santa Tecla declara la separacin de bienes del matrimonio Alvarado Quirs. En las actas del proceso, 20 de mayo de 1884, consta que para entonces el Sr. Alfredo Alvarado se encuentra en paradero desconocido. Aunque el derecho daba al esposo la posibilidad de rendir fianza para revertir la decisin judicial, el demandado nunca se present al Tribunal Civil. Existencialmente Doa Clara de Alvarado pas a engrosar la fila de las esposas abandonadas. La convivencia conyugal se haba roto para siempre. Esposa obediente, sumisa, abnegada, no encontr en aquel hombre el ideal de su madre, no fue apreciada como lo mereca, cuando el quinto hijo tena la edad de tres meses, qued abandonada

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CAPTULO V Un incidente muy amargo.

Cuando uno de los padres abandona el hogar, los miembros de la familia se ven arrastrados a una crisis muy fuerte en todos los sentidos, por eso, la primera tarea que se impone es reorganizar la vida sin contar con la persona que se ha marchado. El proceso de sanar las heridas sicolgicas que deja una ruptura es ms complejo y exige mucho ms tiempo. Doa Clara Quirs fue abandonada por su esposo dejndola con cinco hijos y uno ms que vena en camino. Acaso lo que ms preocupaba a la madre en este momento no fuera la cuestin econmica, de su abuelo haba heredado ms de 26,000.00 pesos, sino la educacin moral y espiritual de sus hijos, y la ausencia del padre cuya presencia es necesaria siempre en el hogar para su buen desarrollo humano y cristiano. Como tantas mujeres salvadoreas que se ponen al frente de sus familias, sacando fuerza de la flaqueza, Doa Clara Quirs asumi la doble tarea de ser padre y madre a la vez. En esta tarea ella no poda prescindir del buen Dios que era quin le dara la sanitaria necesaria, la fortaleza y la salud para sacar adelante a sus hijos.

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Libre ya de los cuidados temporales que supone la atencin de su esposo, quiso dedicarse a amar a Dios con un corazn indiviso. Como una virgen o una viuda, en su propio hogar decidi vivir como una persona totalmente consagrada a Dios. Las penas nunca llegan solas, dice el antiguo refrn y eso sucedi en el caso de Madre Clarita. El abandono de su esposo haba significado para ella y sus hijos un dolor inmenso, sobre todo por la codicia de dinero que lo haba ocasionado, pero a esta pena se vino a aadir el nacimiento prematuro de Mara, la nia que estaba esperando cuando entre febrero y mayo de 1884 Don Alfredo se march para siempre. Su nacimiento y su muerte no se encuentran registrados en los archivos de la Municipalidad de Santa Tecla, ni en los de la Parroquia de la Inmaculada Concepcin, pero su madre, ya entonces religiosa Carmelita, en su testamento vuelve a dar vida a Mara Alvarado Quirs, nacida y muerta entre septiembre y octubre de 1884. En su inmenso dolor Doa Clara se aferraba al manto de Nuestra Seora de Los Dolores y en ella encontraba consuelo y fortaleza. El ao 1885 fue un ao de duras pruebas para Doa Clara de Alvarado, superadas solo por su gran fe y confianza en el amor del Creador. La primera gran prueba fue en el mes de marzo. Hasta entonces su hija Mara Francisca Mercedes haba sido una nia sana, alegre, vivaz. De pronto, a mediados del tercer mes del ao, comienza a dolerle mucho la garganta, tiene dificultades para tragar, tose con frecuencia, est plida y ojerosa. Preocupada su madre llama al mdico de la familia y ste, con gran preocupacin, diagnostica difteria, una enfermedad muy grave y, adems, tremendamente contagiosa. Doa Clara no se aparta un instante del lecho de la enfermita, con gran dolor presiente que su hija va a morir cuando ve las dificultades respiratorias que presenta. El 24 de marzo de 1885 fallece la pequea Merceditas, a sus cuatro aos de edad.

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Desgarrada interiormente, Madre Clarita, ofrece a Dios el sacrificio de la muerte de su hija: Seor, t me la diste, t me la quitaste, bendito seas por siempre Seor. El padre de la nia, Don Alfredo Alvarado, no estuvo con ella en el momento doloroso de la enfermedad y de la muerte, desde Guatemala se ocupaba en difamar a su esposa y madre de sus hijos. Ya entre agosto y septiembre de 1884, Don Alfredo, que se haba domiciliado en San Salvador, tiene una serie de entrevistas con el Obispo de San Salvador, Monseor Jos Luis Crcamo y Rodrguez, en las que cuenta, a su manera, naturalmente, al mitrado, las dificultades conyugales que lo llevaron a abandonar a su esposa y a sus hijos. Monseor Crcamo, un poco ingenuamente, y sin escuchar a la contraparte, le extiende una constancia en la que afirma que Don Alfredo ha hecho todo lo que estaba de su parte para reunirse con su esposa, pero que esto no ha sido posible. Despus el Obispo se dar cuenta del engao del que ha sido vctima. En 1885 ya encontramos a Alvarado en Guatemala en donde ha fundado una institucin educativa que lleva el nombre de Casa y Escuela de Negocios F.A. Alvarado y Ca. Desde all escribe cartas al Obispo Crcamo y Rodrguez y al Vicario Capitular Monseor Jos Antonio Aguilar, en las que suplicando a veces y otras amenazando con un escndalo y con el divorcio, pide que su esposa cumpla con sus obligaciones y vaya con sus hijos a reunirse con l en la ciudad de Guatemala. Las razones en las que su funda son el bien de sus hijos que necesitan la presencia, el apoyo y el ejemplo de su padre para poder crecer sanos moral y espiritualmente. Doa Clara, por el contrario, desde la experiencia de vida en comn con Don Alfredo, piensa que si a lo largo de once aos las ausencias del hogar de su marido han sido notables, su irresponsabilidad en el cumplimiento de sus obligaciones como

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padre graves, y los defectos y vicios de su carcter, de los cuales no es la menos grave la infidelidad conyugal y, adems, la prodigalidad en el uso del dinero en proyectos sin fundamento, que pondra en peligro de deterioro y hasta de prdida el patrimonio de sus menores hijos, es muy difcil su correccin en poco tiempo y en conciencia no puede acceder a lo que pide Don Alfredo Alvarado. Ella no acta imprudentemente, ni por resentimiento, al contrario, se ha hecho aconsejar por sus abogados y por su Director Espiritual el P. Flix Sandoval Monroy, pero, sobre todo, lo ha meditado profundamente en la presencia de Dios. Pero Alvarado en su ansiedad porque su esposa vuelva a su lado, trayendo, adems de sus hijos, la herencia de su abuelo Don Flix Quirs, no se contenta con exigir ante la autoridad eclesistica el cumplimiento por parte de Doa Clara de unos deberes que l mismo nunca ha cumplido, sino que se encarga malignamente de propalar calumnias en contra del honor de su virtuossima esposa. Incluso habla de un pasqun publicado en el que se contienen sus argumentos en contra de su esposa, escribe a Doa Clara annimos y cartas insultantes. Ella, inocente, dignsima, se reduce a callar siguiendo en ejemplo de Jess ante Poncio Pilato. En 1886 hace intervenir en el asunto al Obispo de San Jos de Costa Rica, Monseor Bernardo Augusto Thiel y al Arzobispo de Guatemala, Monseor Ricardo Casanova. Este ltimo solicita al Administrador Apostlico de San Salvador, Monseor Miguel Vechiotti, que realice una investigacin sobre el asunto. Una vez hecha, Monseor Vechiotti responde al Arzobispo de Guatemala que en las acusaciones de Alvarado no hay fundamento alguno. Transcribo un prrafo esencial de la Carta del Administrador Apostlico de San Salvador. Para m, Ilustrsimo Seor, la Seora Quirs es de muy Buena conducta, educa a sus hijos cristianamente, tenindolos colocados en los mejores colegios, y para ellos conserva la herencia que ha recibido. Por lo visto, y por lo que aseguran personas que los han tratado muy de cerca, podra presagiarse que el da que el

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Seor Alvarado llegara a reunirse con esposa, la dejara en la indigencia, pondra a sus tiernos hijos en peores condiciones, y, despus de poco tiempo, la Seora quedara sola otra vez, mendigando un pan para ella sus hijos. A partir de esta sabia decisin de los jerarcas de la Iglesia Salvadorea, no volvemos a tener noticias de Alfredo Alvarado. Sabemos que la Escuela de Negocios de Guatemala fracas y que acosado por sus numerosos acreedores tuvo que huir hacia Nicaragua en donde lo encontramos residiendo en 1895. De Nicaragua se traslada a su natal Costa Rica (1903), fija su residencia en la lejana Provincia de Limn, en donde tiene lugar su muerte a consecuencia de un paro cardaco el 15 de octubre de 1905.

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CAPTULO VI Tus hijos como renuevos de olivo.

La ms noble tarea a la que puede dedicarse una persona es a la de la educacin integral de sus hijos, porque de esta manera la familia se convierte en la primera transmisora de autnticos valores humanos y cristianos. El hogar de los esposos Don Alfredo y Doa Clara de Alvarado fue bendecido con el don de seis hijos, de los cuales slo cuatro sobrevivieron a la infancia: Carmen, Alfredo, Cipriano y Gertrudis. Cuando en 1884 Don Alfredo Alvarado abandon a su familia, Carmen estaba por cumplir diez aos, Alfredo seis, Cipriano poco ms de uno y Gertrudis apenas unos meses. Este hecho hizo que en el papel educativo de sus hijos, Doa Clara ocupara el papel predominante, aunque en nuestro medio la educacin de los hijos es una funcin que los esposos normalmente delegan en sus esposas. Es claro que en el hogar la tarea formativa se realiza principalmente

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por medio de la Valencia que de los valores que se intentan transmitir tienen los padres. Los padres son los modelos con los que los hijos se quieren o no identificar segn los descubran como autnticos o inautnticos. La virtud siempre es atractiva sola decir Santa Teresa de Jess. En Doa Clara Mara sus hijos pudieron descubrir una modelo coherente de vida virtuosa y religiosa. El tener padres virtuosos fuera suficiente para serlo, tambin deca la Mstica Doctora. Todas las personas que conocieron a Doa Clara de Alvarado hablan de su profundo inters en la educacin de sus hijos, ante la cual no escatimaba ningn sacrificio, ningn esfuerzo con tal que sus hijos fueran personas plenamente maduras y responsables. Por el testimonio de la Srita. Mariana Lemus, sabemos que los primeros aos de educacin escolarizada, los hijos mayores de Doa Clara de Alvarado los realizaron en el pequeo Colegio que las Sritas. Campos tenan en Santa Tecla. Despus, Carmen, su hija mayor, pas a estudiar como interna en el Colegio Santa Teresita de Jess, dirigido por las honorable y virtuosas seoritas Laura Hall y Refugio Morn. Mara Modesta del Carmen, contra matrimonio el 15 de mayo de 1895 con el acaudalado caballero Don Buenaventura Gallardo, conocido como Recaredo Gallardo, hijo del Dr. Manuel Gallardo y Doa Cecilia Velsquez de Gallardo, originarios de Suchitoto. Don Recaredo y Doa Carmen de Gallardo procrearon seis hijos: 1. Vctor Manuel. 2. Jos Joaqun. 3. Jos. 4. Francisco 5. Miguel ngel.

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6. Ricardo. De las pocas cartas que se conservaron de Madre Clarita, hay una dirigida a su nieto Vctor Manuel en la que le dice que desea que del colegio jesuita en el que estudia salga no solo un buen joven, sino un santo. Un Santo! Eso es lo que desea ella que sea su nieto, porque primero lo quiere ser ella. Doa Carmen es una mujer excepcional en todos los sentidos: como esposa, como madre y como creyente. Entre sus hijos es la que espiritualmente ms se parece a la venerada Madre Clarita. Muri en Santa Tecla, el 23 de marzo de 1940, a los 66 aos de edad. Mara Florencia Gertrudis, es la hija menor de Don Alfredo y Doa Clara. Realiz sus estudios de bachillerato en el Colegio Sagrado Corazn de Jess, cuya directora era la Sra. Bertha de Curzn. Al igual que en todos sus hijos, Madre Clarita, puso todo su empeo en formar la mente, el corazn y el alma de Gertrudis. Fue en su hogar, viendo el ejemplo de la piadosa vida de su madre, que Tulita, como la llamaban cariosamente, bebi el amor a Cristo, a Mara, a Jos y a la Iglesia. El 19 de octubre de 1917 contrae matrimonio con el Dr. Godofredo Arrieta Rossi. De este matrimonio nacieron cinco hijos: 1. Joaquina. 2. Godofredo. 3. Clara. 4. Carmen 5. Jos Antonio. De los hijos de Doa Gertrudis de Arrieta Rossi, Carmen, es religiosa de La Asuncin. Ella misma cuenta que un da su Mam

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Clara le dijo: - Usted si va a ser monjita, verdad, mi hijita? A lo que ella respondi con todo el corazn, aun si saber concientemente en que consista ser religiosa: - S, Mam Clara, yo voy a ser monjita.

Un dolor muy grande en la vida de Doa Gertrudis Alvarado fue la muerte, en plena adolescencia, de su hijo Jos Antonio, un verdadero ngel de pureza, como lo describe su hermana Sor Carmen Arrieta Alvarado. Doa Gertrudis fue una mujer consagrada al amor de su esposo y de sus hijos, igual que su hermana Carmen lleg a vestir el hbito del Carmen y fue profundamente amante de la Santsima Virgen Mara y del Santsimo Rosario. Tambin fue sumamente caritativa con la gente pobre, hasta el punto que se cuenta que en una ocasin hosped en su casa a una religiosa que haba perdido la razn. Muri el 7 de agosto de 1954, a los 70 aos de edad. Dos hijos varones procre en su matrimonio Doa Clara del Carmen: el mayor Cipriano Alfredo, y el menor Cipriano Doroteo Manuel de Jess. Ambos llevaban el nombre de Cipriano en honor a su abuelo paterno, que nunca los lleg a conocer. Cuntos proyectos e ilusiones puso el corazn de Doa Clara en sus dos hijos varones Alfredo y Cipriano? Y, sin embargo, qu fue lo que cosech?, sin duda mucho menos de lo que tan buena y esforzada madre pudo esperar, y no trato de decir que fueron malos hijos, pero acaso fueron hijos pusilnimes, es decir, sin vigor para enfrentar la vida. En el caso de los hijos varones de Madre Clarita puede ser que el problema central haya sido la ausencia de la figura paterna en el hogar que les diera, junto a la fuerte figura paterna, la consistencia

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de carcter que posiblemente les falt a ambos para vencer el conformismo. Es cierto que socialmente se encontraban en desventaja para realizar un buen matrimonio, porque un joven rico se puede casar con una joven de Buena familia aunque no tenga una dote significativa, pero una joven de familia acaudalada no se casa con un joven pobre, aunque sea de Buena familia, como en el caso de Cipriano y Alfredo, a no ser que tenga un ttulo profesional que le permita abrirse campo en la vida. Las primeras letras, posiblemente las aprendieron en el colegio de las Seoritas Campos, para luego ser trasladados al Liceo Salvadoreo, dirigido entonces por el Pbro. Don Francisco Moreno, ilustre educador de la juventud salvadorea. De Alfredo tenemos algunas noticias que nos permiten saber que en su infancia y adolescencia destac como un alumno brillante y estimado en el Liceo Salvadoreo. Fue como una bengala que brilla esplendorosamente unos instantes y despus se apaga para siempre. Entre 1891 y 1894 estudia en el Seminario para ser sacerdote, lo que alegra grandemente el corazn de su madre, pero, en el primer trimestre de 1894, justo poco despus que Don Alfredo abandonara el hogar, l tambin deja el seminario para volver con su familia. No realiza ms estudios que los del Seminario, aunque algunas veces se presenta como Tenedor de Libros, una especie de auxiliar de contabilidad; en realidad era solo un oficinista que trabaj toda su vida en despachos del Gobierno. El 23 de febrero de 1903 contra matrimonio con la Srita. Luca Ros, humilde muchacha originaria de Suchitoto, con quien procre cuatro hijos:

1. Teresa. 2. Mara Julia.

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3. Ana. 4. Jos Fernando. Madre Clarita siempre estuvo muy cercana a su hijo Alfredo, lo visitaba con alguna frecuencia y, en la medida de sus posibilidades, le ayudaba en sus necesidades econmicas. Vivi casi toda su vida en una casita situada en la calle que conduce a Mejicanos y, despus de una vida humilde y sencilla, muri el 15 de marzo de 1945, a los 67 aos de edad. Ms difcil resulta reconstruir la vida de Cipriano Alvarado, quien recibi la doliente herencia psquica de su abuelo y de su padre. Recibi la misma educacin, y ofrecida con el mismo esmero, que el resto de sus hermanos. Al preguntrsele por su profesin u oficio, sola responder que era Tenedor de Libros, aunque creemos que nunca termin la educacin secundaria porque desde muy joven se aficion a las bebidas alcohlicas. El amor de su madre se volc sobre este hijo enfermo del alma, todo lo intent Madre Clarita para rescatar a su hijo de las garras del alcoholismo. Nada logr. Preocupada por su vida de vagancia y de malas compaas, busc que aprendiera el oficio de mecnico en la escuela de artes y oficios de los Padres Salesianos; lo manda a pintar las puertas y ventanas de la nueva quinta de recreo que tiene su cuado Recaredo Gallardo en la finca Utila. Cipriano, sin embargo, parece que cada da se hunde ms en los vicios. Contrae deudas que su madre tiene que cancelar para proteger el pequeo patrimonio que ste ha recibido. En su vida alcoholizada, Cipriano, viaja sin sentido por todo el pas: Santa Tecla, San Salvador, San Miguel. Finalmente marcha hacia los Estados Unidos en donde trabaja como mecnico, pero sin abandonar la vida de vicios a la que est acostumbrado. Enfermo y destruido moralmente regresa al pas prcticamente para morir. Sus hermanos Alfredo y Gertrudis, le acogen con la mayor

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benevolencia, como lo habra hecho su madre, y le asisten hasta el da de su muerte. Cipriano Alvarado Quirs muere de tuberculosis, sin haber contrado matrimonio, sin tener hijos, sin poseer bienes. Es su hermano Alfredo el que recoge su ltimo aliento en el Hospital Rosales de San Salvador, el 26 de junio de 1943, a los 61 aos de edad. Su cuerpo fue depositado en la tumba que guardaba los restos de su abuela, Doa Carmen, y de su to abuelo, el General y Dr. Csar Lpez. Doa Clara Quirs de Alvarado, am intensamente a cada uno de sus hijos pero no fue la responsable de su destino, comparti las vicisitudes de sus vidas, se alegr con sus alegras e intent hacerles ms llevadero el dolor, porque como escribi el poeta libans Khalil Gibrn: El amor da gloria, pero tambin crucifica.

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CAPTULO VII Mirando a la cumbre del Carmelo.

El hombre y la mujer han sido creados para vivir en comunin de amor y de voluntad con Dios. San Agustn de Hipona, lo expresaba diciendo: No has creado para Ti, Seor, y nuestro corazn est inquieto hasta que no descansa en Ti. En el fondo de este pensamiento subyace una idea fundamental del cristianismo y es que los seguidores de Jess, en razn de nuestro bautismo, estamos llamados a ser santos. La llave de nuestro propio camino a la santidad est, sobre todo, en tratar de hacer siempre la voluntad de Dios por amor, de all que el amor y la gracia se conjugan para que la persona humana pueda alcanzar la meta de toda su existencia que es ser santo como Dios en Santo. La eficacia de la gracia depende de nuestra docilidad a ella, y, as, se realiza en nuestra vida el misterio del amor inmerecido de Dios, que en su dinamismo ntimo se manifiesta en que a mayor gracia mayor fidelidad, y a mayor fidelidad mayor gracia.

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Con mucha frecuencia se afirma que un santo no nace, sino que se hace de igual manera que no existen dos santos iguales como no existen dos personas iguales. La gracia de Dios acta en las coordenadas propias de cada persona: herencia biolgica, carcter, sexo, tiempo, etc. En este sentido la santidad es un proceso que siempre va de menos a ms, hay un crecimiento en la santidad as como hay una profundizacin en nuestra relacin de amor con nuestro Dios. En la vida de Madre Clara Mara es fcil descubrir esta progresin de entrega al plan de salvacin de Dios sobre ella. Hemos llegado a un punto crucial en su vida. Hasta hoy hemos podido descubrir como fue una esposa y madre modelo que llevaba una vida de piedad y de caridad muy intensa, proyectndola hacia su comunidad que la tena por persona muy entregada a Dios. Los acontecimientos de los aos 1884-1885, sin embargo, supusieron una crisis muy dolorosa en su vida. La muerte de sus dos hijas y el abandono de su marido sin culpa alguna de su parte, la pusieron en una trance muy amargo como doloroso: Estaba Dios con ella? En qu se haba equivocado? Qu sentido tena todo lo que estaba viviendo, haca dnde la guiaba la mano de Dios?. Doa Clara de Alvarado era una mujer joven, tena solamente 26 aos. La tentacin de las personas en los momentos de sufrimiento puede ser la de sumergirse en la desesperacin, pensar que o Dios no existe o no se preocupa del dolor humano. Las personas creyentes, por el contrario, se abren a la esperanza, sabiendo que Dios es ms que ellas, y se abandonan confiadas en sus manos con la certeza de que su Dios no las defraudar. Una mujer de fe a toda prueba, como Doa Clara Quirs, no poda menos que confiar ciegamente su proyecto de vida a Dios y seguir la lucha cotidiana por la vida. En su conciencia senta que todo aquello que estaba viviendo exiga de ella una entrega cada vez ms radical a Dios para dejar que fuera El quien actuara

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definitivamente en su vida. En la teologa espiritual a este momento se le suele llamar la segunda conversin. Un especialista en espiritualidad define as este momento de la vida espiritual: "En general la segunda conversin implica dedicarse uno por entero a la perfeccin; la voluntad que de manera irrevocable quiere progresar espiritualmente, enfrentndose con cualquier sacrificio; el hecho de buscar nicamente lo que agrada a Dios." Si ya antes Doa Clara, haba experimentado el deseo de ser santa como esposa y madre, ahora quera ser santa amando a Dios con un corazn sin divisiones. Ella decidi ser toda para Dios! En su poema "Entretenimiento del Alma con su Adorable Corazn de Jess Sacramentado", encontramos dos estrofas que retrospectivamente bien podran referirse a esta etapa de su vida:

Remontada como el guila quisiera, Surcar del orbe el espacio sin fin; dejar el mundo, y sin volver siquiera a mirar su inmundicia en mi carrera emprender vuelos de alado serafn.

Cuando el Apstol San Pablo se convirti de sus malos caminos, el Seor le dijo que fuera a Damasco en donde se le dira lo que tena que hacer y es que un vez que Dios toma posesin de un alma por el amor, El mismo le va mostrando por medio de personas, acontecimientos y su Divina Palabra lo que tiene que hacer para realizar su voluntad. En el caso de nuestra Madre Clarita, el camino que el Seor le seala para saciar sus deseos de amor y de santidad es el sendero

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humilde de unirse a algunas Asociaciones Piadosas existentes en la Iglesia del Carmen y en la Inmaculada Concepcin de Santa Tecla. Algunas personas, muy progresistas, pueden pensar despectivamente de las antiguas hermandades, cofradas, rdenes terceras, sin valorar suficientemente su papel evangelizador, de ayuda social y santificacin personal de sus miembros que realizan. Sin embargo, un santo doctor de la Iglesia como Alfonso Mara de Ligorio, en su libro "Las Glorias de Mara", recomienda a las asociaciones marianas como un excelente camino de santificacin y los frutos de santidad de las Asociaciones de Fieles estn a la vista en los beatos y santos canonizados que han pertenecido a ellas: Santa Catalina de Siena, Santa Rosa de Lima, el Santo Hermano Pedro de Betancourt, etc. De hecho el fin que persegua cada una de estas Asociaciones piadosas era muy claro, y puede leerse en sus respectivos reglamentos o estatutos: fomento del culto divino, santificacin de sus miembros y algunas obras de apostolado, normalmente orientado a la prctica de determinadas obras de misericordia, sea corporal o espiritual. No sabemos exactamente la fecha en que Doa Clara de Alvarado se inscribi como socia en la Hermandad de Nuestra Seora de Los Dolores, con sede en la Iglesia de la Inmaculada Concepcin de Santa Tecla, aunque tenemos razones para pensar que fue en el ao 1883 porque el 31 de enero de 1884 fue elegida como Tesorera de la misma, lo que supone que gozaba ya de la confianza de las socias que le encomendaban el manejo de los dineros de la Hermandad. Su inscripcin en la Hermandad de Los Dolores no fue algo casual, para ello no se exiga "ni cuentas de ahorro en Suiza ni vnculos oficiales", sino lleno de mltiples significaciones espirituales como su devocin amorosa a los dolores de Mara, que se derivaba de su profunda vivencia de los misterios de la pasin del Seor. Ms tarde, en los momentos de mayor sufrimiento, Doa Clara se identificara con la Madre Dolorosa y hallara en esta devocin una

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fuente de consuelo a sus tristezas.

Dulce Mara! Virgen pesarosa! mis lgrimas te ofrezco este da, acptalas, Oh Madre Dolorosa!... Recbelas, gran Reina bondadosa, fuente de amor y de clemencia pa. Acgelas Seora; que tu manto sea siempre en mis penas dulce abrigo no permitas sucumba en mi quebranto; yo no rehso del dolor el llanto; Quiero llorar!... Pero llorar contigo!..

Las asociaciones de fieles no slo permiten a los catlicos encontrarse con otras personas de iguales o parecidos ideales de santidad, que normalmente se realizan a travs de la fidelidad en las cosas pequeas. Como Tesorera de la Hermandad de Los Dolores, Doa Clara del Carmen no slo llev sus libros de cuentas con admirable honradez y claridad, que le merecieron el elogio del entonces Obispo de San Salvador, Monseor Antonio Adolfo Prez y Aguilar, sino que tambin realiz con sus hermanas algunas obras en beneficio de la Iglesia y de los pobres de la comunidad. Fungi como Tesorera de la Hermandad durante tres aos, hasta el mes de octubre de 1886, para entonces la tempestad haba pasado, haba recuperado la paz de su espritu, el amor de la Virgen de los Dolores haba hecho que las heridas sanaran, sin dejar aquellas hondas cicatrices que a veces daan ms que las

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mismas heridas. Su corazn, como una rosa primaveral, se abra esplendoroso a la voluntad de Dios. Por caminos, a veces incomprensibles, Dios la iba guiando; ella miraba hacia las cumbres del Carmelo.

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CAPTULO VIII Amando a Jess Sacramentado.

Una persona que conoci en vida a Madre Clarita la defini como un alma eucarstica, es decir, como una mujer que vivi intensamente el amor a Jess presente en el Santsimo Sacramento del altar. A lo largo de toda su vida, una de las notas caractersticas de las actitudes espirituales de Madre Clara Mara fue su amor a la Eucarista. Casi desde su infancia sinti el atractivo de la oracin hecha ante el sagrario y este atractivo se fue haciendo mayor en la medida en la que transcurran los aos. Un tiempo de gran aprovechamiento espiritual en este sentido fue el tiempo en que perteneci a la Guardia de Honor del Santsimo Sacramento. La Guardia del Santsimo, como es popularmente conocida esta Asociacin de Fieles tiene como finalidad el fomento del culto al Santsimo Sacramento y a la celebracin del Santo Sacrificio de la Misa. Ellos se encargan del aseo y ornato del templo, de manera especial en las grandes celebraciones litrgicas, del cuidado y arreglo de los

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ornamentos litrgicos y de los vasos sagrados; del "monumento" del Jueves Santo y, por supuesto, de la celebracin solemne del "Corpus Christi". Dotan al templo de ornamentos nuevos y, con tal fin, realizan actividades para recoger fondos y hacen colectas entre sus asociados y allegados. Entre sus actividades espirituales los miembros de la Guardia del Santsimo estn obligados a escuchar misa todos los jueves del ao, y, tambin, los domingos y fiestas de precepto; han de recibir la comunin y la absolucin sacramental con frecuencia. Su presencia es notable en todos los actos que tienen que ver con el culto a la Divina Eucarista, tales como la Hora Santa, las Cuarenta Horas, la Adoracin Perpetua, el Vitico a los moribundos, etc. Cada socio de la Guardia del Santsimo est obligado a hacer compaa al Santsimo Sacramento por lo menos una hora a la semana. Doa Clara del Carmen, tan amante de la Eucarista como era, descubre que pertenecer a la Guardia del Santsimo le ayudar a crecer en su amor a Jess-Eucarista. San Alfonso Mara de Ligorio atribuye su conversin a la devocin de la Visita del Santsimo, Madre Clarita creci en gracia delante de Dios por su pertenencia a la Guardia del Santsimo. Tampoco sabemos la fecha exacta de su admisin como miembro de esta benemrita asociacin, pero a partir de agosto de 1889 es elegida como Secretaria de la Guardia del Santsimo y a partir del da 22 del mismo mes hasta el 9 de marzo de 1894, redacta de su puo y letra 49 actas de lo acontecido en las reuniones de socias, que solan tenerse bajo la presidencia del Cura Prroco o de su Coadjutor, los das jueves despus de la misa de la maana. Al pasar las pginas del Libro de Actas de la Guardia del Santsimo y leer detenidamente aquellas 42 redactadas por Madre Clarita se da uno cuenta que el camino de la santidad cristiana est lleno de pequeos detalles, a veces hasta triviales, que realizados con amor y con el nico deseo de agradar a Dios se convierten en actos profundamente dotados de sentido salvfico en la vida de las personas.

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Hace algunos aos el Papa Juan Pablo II beatific a un Misionero Redentorista muerto a los 28 aos de edad, el P. Gaspar Stangassinger. Su prematura muerte no le permiti realizar grandes obras, su corta vida transcurri entre los humildes muros de un seminario alemn. Por eso su bigrafo el P. Otto Weiss lo defini como el santo del cumplimiento extraordinario de las obligaciones ordinarias. El Beato Gaspar vivi una vida escondida en Cristo. En la Guardia del Santsimo Sacramento Madre Clara ahond en la riqueza y la importancia que para los creyentes tiene la devocin a Jess Sacramentado. Jess en la Eucarista fue para ella la fuente de todo bien. No podemos descubrir algo de esa honda experiencia de oracin eucarstica en los versos que siguen, escritos por ella?

Djame aqu Seor, con Magdalena, mis amorosas lgrimas verter, sentarme a tu banquete, y de amor llena, como est la abejita en la colmena de tu sangre una gota no perder.

Doa Clara Quirs, no era una persona que se conformara con las medianas, por su carcter quera poseerlo todo y se entregaba toda en el camino espiritual. Fue radical lo mismo en su entrega como esposa, en sus sacrificios como madre, en su generosidad caritativa con los pobres; pero, sobre todo, quera ser radical en el seguimiento de Cristo, en el amor a Dios y en el servicio a la Iglesia.

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No hay verdadera santidad sin humildad, sola decir San Felipe Neri, as como no hay humildad sin alegra interior. En el corazn de Doa Clara del Carmen haba una profunda ansia de humildad. Por propia voluntad, de la comisin de ornato del templo, pasa a la de aseo del mismo, lo que implicaba para ella andar entre cubetas, escobas, trapeadores y escobetones. Tambin entre los pucheros de la cocina anda Dios, deca la Santa Madre Teresa. La humildad y la mansedumbre implican aceptar sin perturbarse las humillaciones y las correcciones de los dems. Un da, se encontraban las Socias de la Guardia del Santsimo en reunin con el sacerdote despus de la misa. Este, dirigindose a Doa Clara y su compaera de comisin de aseo Doa Enriqueta Z. de Garca, les hace una reprensin porque el templo, segn l, no estaba lo suficientemente limpio. Las hermanas reprendidas, callan ante la correccin, no intentan justificarse, pero a partir de ese da el templo se limpiaba dos veces por semanas de modo que estuviera siempre limpio y reluciente. El amor se manifiesta con frecuencia en pequeos detalles. Una rosa, ofrecida con amor, dice mucho ms que un diamante, una caricia ms que un coche de lujo. En las actas de la Guardia del Santsimo encontramos esos gestos de humildad y pequeos detalles que expresan el amor de Madre Clarita a su Jess Sacramentado. Ella recoge donaciones para la elaboracin del monumento del Jueves Santo, se compromete a donar el aceite de oliva necesario para que la lmpara del Santsimo est siempre ardiendo y consumindose, como su propia vida en el amor de Dios. En la ltima sesin a la que asisti como Secretaria de la Guardia del Santsimo, se hizo una colecta para las celebraciones del Jueves Santo. Doa Clara sac de su bolsillo dos pesos, era todo lo que tena. No hay aqu una lejana reminiscencia de aquella escena del Evangelio conocida como el bolo de la Viuda y del elogio que Jess le dirigi? sta viuda ha echado ms que los dems, porque ellos echan de lo que le sobra, pero ella ha echado todo lo que tena para vivir.

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Uno de los lemas de Madre Clarita a lo largo de su vida, nos dice Madre Genoveva del Buen Pastor, fue: "Todo lo mejor para Jess." Su pertenencia a la Guardia del Santsimo acrecent en Madre Clarita el amor a la Santsima Eucarista, tan recomendado por el Santo Padre de Roma en algunos documentos muy recientes. Aquellas horas de oracin ante el Sagrario se convirtieron para ella en una verdadera necesidad, en una fuente de fortaleza y alegra inagotables, que potenci en su vida la dimensin contemplativa. Jess fue el maestro de oracin de nuestra Sierva de Dios Madre Clara Mara de Jess. Tambin en la Guardia del Santsimo pudo participar ms cercanamente de la vida y de las necesidades de la Iglesia, haciendo crecer en ella el sentido de pertenencia al Pueblo de Dios, a travs de esa iglesia en pequeo que es la Parroquia. Este amor a Dios y a su Iglesia hizo que los sacerdotes descubrieran en Doa Clara a una colaboradora cercana y de gran valor. El Prroco de la Inmaculada Concepcin P. Jos Encarnacin Argueta hizo de ella su colaboradora ms cercana, al grado que en su ausencia le encomendaba rezar con el pueblo algunos ejercicios piadosos como el Santo Va Crucis y el Rosario. Sor Andrea Melndez, religiosa salesiana, que conoci a Madre Clarita cuando era seglar, la defina como una persona "muy de Iglesia", es decir como alguien que amando mucho a su Iglesia Catlica, participaba activamente de su misin. El amor a Jess en la Eucarista, llev a Doa Clara a establecer lazos de solidaridad con todos los creyentes pero, sobre todo, con los pobres en quienes vio al mismo Jess de la Eucarista, presente en ellos de distinta manera.

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CAPTULO IX Mam Clara!.

La devocin a la presencia de Jess en la Eucarista y el amor a la Santsima Virgen Mara, llevaron a Doa Clara, como en una ascensin lgica a descubrir la grandeza y la dignidad del sacerdocio ministerial. Servir a Cristo en los sacerdotes forma parte del carisma de las Hermanas Carmelitas de San Jos, porque es uno de los elementos que integran la herencia espiritual de Madre Clara Mara de Jess, su Fundadora. En un momento dado de su itinerario espiritual, Madre Clara, descubri el valor del servicio humilde y esmerado a los ministros de la Iglesia, de la misma manera que Martha de Bethania haba servido a Jess. En las celebraciones sacramentales el sacerdote, por humilde o pecador que sea, acta en la persona de Cristo, es decir, es Cristo quien acta por medio de su sacerdote. Esto que podemos afirmar de todos los sacramentos se dice con mayor plenitud del

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sacramento de la Eucarista en donde el sacerdote se vuelve transparencia de Cristo; los sacerdotes son otros cristos en medio de nosotros. No todos los creyentes alcanzan a comprender la profundidad del misterio de la vida sacerdotal, Doa Clara, a travs de la contemplacin eucarstica, lleg a una comprensin clarsima del misterio de Cristo Sacerdote, Vctima y Altar y de la participacin de nuestros sacerdotes en el nico sacerdocio de Cristo. De esta manera descubri que servir a los sacerdotes es servir a Cristo. Su primera aproximacin a la vida sacerdotal se realiza por su colaboracin con los sacerdotes que trabajaban en la Parroquia de la Inmaculada Concepcin de Santa Tecla, Pbros. Jos Antonio Villacorta y Jos Encarnacin Argueta. Tambin colabora con el Pbro. Flix Sandoval Monroy, su Director espiritual por un tiempo y Responsable de un pequeo seminario para vocaciones tardas puesto bajo la advocacin del Sagrado Corazn de Jess. Pero su colaboracin con el clero local se hace ms estrecha cuando su hijo Alfredo ingresa al Seminario Menor con sede en Santa Tecla. All es donde Doa Clara de Alvarado vuelca todo su corazn de madre tanto con los formadores, como con los formandos. No hay necesidad en el Seminario que Doa Clara Quirs no trate de satisfacer, de manera especial ella se encarga de la alimentacin de los seminaristas en los das de retiro, para que ellos, libres de algunas preocupaciones de este tipo, puedan entregarse por completo al cultivo de su vida espiritual. Aun cuando su hijo Alfredo abandonara el Seminario en 1884, ella continu siendo una colaboradora asidua del Seminario, como semillero de las vocaciones sacerdotales. Si un seminarista o un padre enfermaba, all iba ella con la medicina necesaria, si alguno tena necesidad de ropa, ella buscaba los medios para comprarla, otro necesitaba un libro, ella que amaba tanto la lectura de buenos libros, se lo consegua. Su caridad para con los futuros sacerdotes era inagotable. Su cercana materna para con los seminaristas le granje el cario y la admiracin de stos que con gran estimacin la llamaban

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"Mam Clara". Su trabajo en favor del clero se centr, de manera especial, en ocuparse de todos los aspectos administrativos y materiales durante los ejercicios espirituales anuales del clero de la Dicesis de San Salvador. Madre Clara no slo conoca las grandes virtudes del celoso clero diocesano de El Salvador, sino que tambin sus debilidades, por eso saba la importancia de ese tiempo de encuentro con Dios de los sacerdotes de la Dicesis y ella quera facilitrselo. Ella sera Martha para que ellos fueran Mara. Doa Clara no slo tena experiencia de la riqueza espiritual de unos das dedicados por completo a la contemplacin, sino que tambin tena experiencia de organizar retiros espirituales, como aquel para 113 personas, realizado por la Sociedad de Seoras Catlicas de Santa Tecla, en marzo de 1891, y que tuvo tanto xito. Los primeros retiros del clero diocesano en los que colabor Doa Clara de Alvarado fueron en diciembre de 1897 y los ltimos en el ao 1909. Resulta bastante novedoso que en aquellos aos, donde el papel de la mujer dentro de las actividades eclesisticas es muy reducido, que a Doa Clara se le encomiende este trabajo en servicio del clero. El hecho, adems, pone de manifiesto la confianza que en la virtud y piedad de Doa Clara del Carmen tiene el Obispo Prez y Aguilar y, por supuesto, el clero en general. Para la gente del pueblo, la actividad realizada por Doa Clara es de tal importancia que una persona que la conoci en aquellos aos, la Sra. Simona Larreinaga, la llama, con cierta gracia, "Directora de los Ejercicios". En esta dimensin carismtica de su vida, Madre Clarita aparece como una persona seglar que siente hondamente su pertenencia a la Iglesia y se compromete con ella. Su cercana a los sacerdotes la llev a comprender y amar ms el ministerio de los ministros ordenados en la comunidad, hecho que redund en una obediencia

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radical a los mandatos de sus directores espirituales y de los superiores eclesisticos, de manera especial a los obispos, como luego tendremos ocasin de ver y, por supuesto, en un intenso amor a la Iglesia que la llev a poner toda su vida, sus talentos y sus fuerzas al servicio del Pueblo de Dios.

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CAPTULO X Carmelita de Corazn.

Cada ser humano tiene su propio camino para llegar a Dios. Lo importante es saber encontrarlo y caminar por l para poder llegar a la meta. El camino de Madre Clarita fue el del Carmelo. En la verdadera devocin a la Virgen Mara hay tres experiencias que son fundamentales: Mara es la Madre de Dios y la Madre nuestra. Mara es el modelo de seguidora de Jess que debemos imitar. Ella es nuestra intercesora delante de Dios.

Esta triple experiencia fundamenta toda nuestra vivencia espiritual mariana. La espiritualidad carmelitana contiene como uno de sus elementos esenciales esta triple y nica experiencia mariana. Es claro que la espiritualidad carmelitana tiene como centro a Cristo

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y por lo tanto es Cristolgica, pero precisamente por eso es tambin mariana. Acaso lo propio de esta espiritualidad es su marcada orientacin contemplativa, de escucha de la Palabra, pero al mismo tiempo pastoral, por cuanto pretende transmitir a los hombres y mujeres de todos los tiempos la experiencia contemplativa. Los grandes maestros de la espiritualidad carmelitana son San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jess, entre muchos otros que han enriquecido notablemente la experiencia espiritual de la Iglesia Catlica. La Orden del Carmen se origina en la Tierra Santa, precisamente en el Monte Carmelo, tan estrechamente vinculado histricamente al Profeta Elas y su experiencia de Dios. Posteriormente se extiende por toda Europa y Amrica, llegando a ser una de las Ordenes Religiosas ms importantes de la Iglesia. Como otras rdenes religiosas nacidas en los siglos XII y XIII de nuestra Era, los Carmelitas tambin dieron origen a una Orden Tercera Seglar, es decir, una asociacin de personas laicas que queran vivir conforme a la espiritualidad propia de la primera y de la segunda rdenes, los carmelitas y las carmelitas, y participar tambin de algunos de sus privilegios y gracias espirituales. La Tercera Orden del Monte Carmelo, tena sus propias Reglas que, inspiradas en las Reglas de la Orden del Monte Carmelo, aunque adaptadas a la vida en el mundo, establecan las formas de incorporacin, los tiempos de formacin, los derechos y deberes de sus miembros, etc. En ltima instancia, como todo carmelita, el miembro de la Tercera Orden de Nuestra Seora del Carmen tiene como supremo ideal la bsqueda de la unin con Dios. La conquista y el goce de su intimidad. La Tercera Orden de Nuestra Seora del Monte Carmelo fue erigida en Santa Tecla por Monseor Toms Miguel Pineda y Saldaa, el 7 de julio de 1866. Para ello tena la licencia del Superior General de la Orden del Carmelo Descalzo, Fray ngel Savini, del 20 de

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julio de 1864. El gran propagador de la Hermandad del Carmen en Santa Tecla fue el Coronel Don Len Castillo, constructor, adems, en Santa Tecla de tres capillas en honor a la Virgen del Carmen. El camino carmelitano comienza para Doa Clara del Carmen el mircoles 16 de julio de 1879, cuando de manos del Prroco de la Inmaculada Concepcin, recibi el Santo Escapulario de la Virgen del Carmen. En ese momento era solo una joven seora de 22 aos. "El Escapulario es un pequeo hbito, y quien lo viste, afirma el Papa Po XII, se asocia por medio de l, de forma ms o menos estrecha a la Orden Carmelitana. Por eso tiene que sentirse comprometido a una dedicacin especial a la Virgen, a su culto, a su imitacin, elementos esenciales de aquella vocacin carmelitana que es de las que les hace partcipes en la Iglesia el escapulario... para todos los que lo visten como vnculo especial de amor a la misma familia de la Bienaventurada Madre, es preciso que el escapulario se convierta en memorial de la Virgen, espejo de humildad y castidad, breviario de modestia y sencillez, elocuente expresin simblica de la plegaria de invocacin de la ayuda divina." Amor, consagracin, imitacin son las notas esenciales de ese signo sencillo que es el Escapulario y fueron las aspiraciones y el compromiso con que Doa Clara de Alvarado lo recibi. La pertenencia a la venerable Hermandad del Carmen orient totalmente la vida de Madre Clarita pues la centr de manera definitiva en el amor de Cristo y de su Santsima Madre. Las reuniones semanales de la Hermandad iban formando la mente y el corazn de la Sierva de Dios de modo que toda su vida perteneciera solo a Dios y a la Santsima Virgen del Carmen. Durante este tiempo Madre Clarita va bebiendo en las fuentes pursimas de la espiritualidad carmelitana, es una carmelita de corazn. Domina la doctrina de los maestros carmelitas, sobre todo

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a San Juan de la Cruz y a Santa Teresa de Jess. Este conocimiento es fcil descubrirlo en sus escritos poticos, llenos de giros lingsticos y de imgenes que recuerdan el lenguaje de los msticos carmelitas del Siglo de Oro espaol. El conocimiento de las Reglas carmelitanas se manifiesta en la manera como la Venerable Madre Clara organiza la vida de sus hermanas en el Convento de Beln. El trabajo, el silencio, la alegra, la oracin, la austeridad, el recogimiento, la soledad son pautas de vida que ha recogido de la Madre Santa Teresa de Jess. Un aspecto de la espiritualidad carmelitana, no suficientemente estudiado en la vida de Madre Clarita es el penitencial, aunque siempre se afirma que fue una mujer fuertemente mortificada y penitente. Cuando Madre Clarita recibi el escapulario de la Virgen del Carmen, cuya devocin est muy extendida en El Salvador, se comprometi a realizar ciertas actividades piadosas y apostlicas, que venan claramente sealadas en la patente que recibi de manos del Cura Prroco Don Jos Antonio Villacorta. La primera de ellas era la participacin frecuente en la Santa Misa y la recepcin de la Sagrada Comunin, pasando por las obras de misericordia, entre las que se sealaba de manera especial acompaar a un cadver a su ltima morada; en realidad, en la patente se daba al bautizado que reciba en Santo escapulario del Carmen un compendio maravilloso de las obras de misericordia que debe practicar para confirmar su amor y consagracin a la Virgen Mara, modelo de caridad. Incluso para estimular a los terciarios carmelitas al bien, no faltaba el estmulo de las indulgencias con que la Madre Iglesia, que quiere que todos sus hijos se salven, enriquece a los que tales obras practicasen. Movida por su amor a Cristo y por su entusiasmo por la Hermandad del Carmen, Doa Clara Quirs asume con todo entusiasmo y radicalidad el cumplimiento de las obligaciones asumidas el da en el que fue investida con el Escapulario del Carmen y se convierte en una verdadera misionera de la Virgen del Carmen.

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La caridad, dicen, que ha de comenzar por casa, por ello a la primera persona a la que Doa Clarita convenci de recibir el Santo Escapulario, pensando en su conversin, fue su esposo Don Alfredo, quien recibi el Escapulario de la Virgen el 24 de diciembre de 1880. Tambin para sus hijos quera la proteccin que contra el mal y el pecado brinda la Santsima Virgen del Carmen, el 17 de julio de 1882 reciben el Santo Escapulario sus pequeos hijos Carmen, Alfredo y Mercedes; tambin Cipriano y Gertrudis lo recibieron, aunque sus nombres no se encuentran inscritos en los libros de la Hermandad. Madre Clarita, sin embargo, ansiaba una mayor radicalidad de compromiso con la Hermandad del Carmen, lo que quiere decir una mayor entrega al amor de Dios y de la Santsima Virgen, as como mayor entrega en el servicio de los hermanos, sobre todo de los ms pobres. Para ello se decide, tras un conveniente perodo de formacin, a recibir el hbito de la Virgen del Carmen.

Para que en todo tiempo conste que la hermana Clara del Carmen Quirs, hija legtima de Don Daniel Quirs y de Doa Carmen Lpez, de treinta aos de edad, de estado casada y vecina de esta ciudad, visti el santo Hbito de nuestra Madre y Reina, la Santsima Virgen del Monte Carmelo, recibindolo de manos del Prroco Don Mariano Villacorta con las licencias necesarias y por ocupacin del Seor Prioste de la Hermandad; siendo madrinas las hermanas Remigia Mayorga, Priora de la actual hermandad, y Jess Jimnez y con la asistencia de las dems hermanas, el da 23 de julio de mil ochocientos ochenta y siete, y firma. Clara Quirs.

A partir de este momento el celo apostlico de Doa Clara Quirs se intensifica, sobre todo en cuanto a atraer ms personas que formen parte de la Hermandad del Carmen. Conociendo el bien que a ella le ha hecho pertenecer a las Carmelitas, quiere que

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muchas personas tambin participen de estos beneficios espirituales. Doa Clara sabe, adems, lo dicho por el Apstol Santiago que el que ayuda a un alma a salvarse est salvando tambin la propia alma. Transcurrido el ao que las Reglas de la Tercera Orden del Carmen llaman el Noviciado, Doa Clara se dispone a consagrarse a Dios para vivir en castidad y obediencia, imitando a Nuestro Seor Jesucristo y a su Santsima Madre. Tambin se comprometer espontneamente a defender hasta con la propia vida el Dogma de la Inmaculada Concepcin de la Siempre Virgen Mara. Con su propia mano escribi en el Libro de Actas de la Hermandad su acto de Consagracin.

Yo, la hermana Clara Quirs de Alvarado, hago mi profesin y prometo obediencia y castidad a Dios nuestro Seor y a la Bienaventurada Siempre Virgen M