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lUN RETRATO DE ALLENDE? Ensayo de interpretacion historica sobre Ull doeu- mento con dibujos alusivos a la guerra de Independen. cia, de finales de 1810, existente en el Archivo General de Ja Nadon. por ERNESTO LEM01NE VlLLlCAflA

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lUN RETRATO DE ALLENDE?

Ensayo de interpretacion historica sobre Ull doeu­mento con dibujos alusivos a la guerra de Independen.cia, de finales de 1810, existente en el Archivo Generalde Ja Nadon.

por ERNESTO LEM01NE VlLLlCAflA

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lUN RETRATO DE ALLENDE?

LJ4l conocerse en la ciudad de Mexico la magnitud del levantamientoiniciado por Hidalgo en el pueblo de Dolores, el virrer r los mas altosdirigentes de la Colonia principiaron una intensa campana para desacre­ditar r aplastar la impetuosa marea de la insurreccion, que amenazabainundar al pais enter~.!r ahogar a un regimen que se acercaba ra a su tri­centenario de vida-lUna lluvia de proclamas, exhortaciones r advertenciascaro sobre la hasta entonces pacifica Nueva Espaii~ tanto para evitar quela rebelion se propagara, ~omo para poner a prueba eJ grado de fidelidadde los habitantes. Las auwridades civiles r eclesicisticas,~·l()s -gobzemos deindios, los simples ciudadanos, todos fueron conminados a mostrar su adhe­sion al sistema imperante r a extemar su repulsa a la sedicion r a loscaudillos de la misma. "Las denuncias, los arrestos r todos los ataques ala libertad civil r seguridad individual empezaron tambien entonces, r serepitieron sin intermision en 10 sucesivo", afirma e1 Dr. Mora.! Yen efecto,a partir de septiembre de 1810, toda la Colonia se convirtio en un dilatadocampo de espiona;e, de acusaciones, de sospechas, de venganzas; el servi­lismo r la docilidad, en funcion del miedo 0 de la conveniencia, adquirie.ron entonces proporciones nunca vistas. lin indicio, una indiscrecion, algu­na frase de doble sentido, el trato can un forastero, cualquier actitud quepareciera irregular e!Cl.n motivos suficientes para una delacion, a lao queseguian la respectiva aprehensi6n, Las averiguaciones, los interrogatoriosr la libertad 0 La prision, segun se comprobase 0 no la existencia 0 la pre­suncion d~l.delito de infidencia.

La oficina del virrey Venegas se transformo en un buzon abierto a to­das las denuneias de este tipo, y de una curiosisiina, cuyo expediente sehaZZa en el A rchivo General de -fa Naci6n,2 nos ocupamos en el presenteestudio.

1 MORA, JOSE MARIA LUIS. Mexico y sus Revoluciones, Mexico, Editorial Porrua, S. A.,1950, t. III, p. 68.

• Ramo Inlidencias, t. 2, Doc. 8. En la porlada del expedienle, se lee: "Quautla de AmilpM,ano de 1810. euademo forma do para aheriguar los hechos que refiere e1 cura de Zac\l8lpan, comodenIm se expresa. Br. Manuel Morales". Anexo, un papel con dibujos.

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Con feeha 7 de n~1}i~mbre de 1810, el bachiller Manuel Morales, curade laparroquia de Zaeualpan Amilpas, Jurisdiccion de Cuautla, eomuni·caba al virrey tener noticia de que un funcionario subalterno de esa co­

marca Ie habia encontrado a un indigena del pueblo de Tetela del Volcan"un papel con los retratos siguientes: ]'I el de el Capitan Don YgnacioAllende; 2t) el de un yndio con las balcarrotas grandes, sus tecacles al pieyun pajarillo en cada uno; 3t) el del Excmo. Sr. Virrey; 4'1 el de un hom­bre como sirbiendole de lacayo, con un macketon a La sinta; 59 y 69 el de dosmuertes; y 79 el de un cadalzo, cuyos geroglificos son bien reparables enla epoca presente". Explicaba luego el cura Morales que se tomaba esecuidado por el "zelo, amor, fidelidad y basallaje" que debia "a Dios, alSoberano y a la Patria", afiadiendo que no omitia esfuerzo cerca de susfeligreses "para eontrarrestar a los entusiasmos y falzas ideas del preocu­pado numen de Ydalgo y sus soseos" (sic), pues no sin alarma notaba alos indios "inclinados a la parte de los malbados insurjentes".

Tan reiteradas muestras de fidelidad del cura de Zacualpan dan enque pensar. A muchos funcionarios civiles y eclesiastieos, les cayo de per­las la revolue-ion, porque les brindaba ia oportunidad de exhibir su celoy lealtad a la causa del rey como escudo para ocultar pilladas 0 turbiosmanejos en que a menudo incidian en el desempeno de sus cargos. EI buenbachiller Morales ,tenia cola que Ie pisaran, y por eso se apresuro a brin­dar un servicio que, sabia, no desestimaria el virrey Venegas. Pues elSubdelegado de Intendente en La ]urisdicci6n de Cuautla, don Manuel dela IIoz, que como ] usticia Mayor era la autoridad encargada de hacer lasdenuncias de este tipo, dolido contra el cura por su intromision y porqueimplicitamente lo acusaba de moroso y negligente en el cumplimiento desus funciones, informo al virrey acerca del asunto, en oficio feckado el 28de noviembre, y de paso senala la escasa calidad moral del presbitero deZacualpan, "hombre publicamente caviloso y perturbador del sosiego pu­blico", codicioso, voraz, y sobre el que pesaba una acusaeion desde lostiempos del virrey arzobispo Lizana.

La opinion del Subdelegado acerca de los dibujos es mesurada: "pormi parte y por mas que 10 he revisado, no encuentran mis cortas luces masmerito que el de por un lado manifestar las pompas y banidades del mun­do, y por otro el fin que tienen". Y mas tarde, al hacerse las averiguacio­nes, ratifica: "Desde luego, examine con la mayor excrupulosidad el re­ferido papel, hasta tomar parecer a personas de ciencia y conciencia, y nohabiendolo encontrado motivo de causa, puse al indio en libertad", por Lo

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que remilio el papel al virrey, para "que determine 10 conveniente, puesel indio esta pronto a comparecer desde luego".

El virrey turno el asunto alIntendente de Mexico, quien designo a uncomisionado, don Ramon Maria de Villalba, para que se trasladara aCuautla a emprender la respectiva investigaci6n. De las diligencias prac­ticadas por Villalba sabemos que el Teniente del Partido de Zacualpan,don Manuel Ruiz, haMa enviado a su Alguacil Mayor a diversas localida­des a publicar un bando, r que en el pueblo de Tetela del Volcan, dichoAlguacil Mayor -del que no indica su nombre-- "supo en la tienda que

run indio del mismo pueblo tenia en su poder un papel con cuatro figuras,! que hera [n] la del Excmo. Virrey de este Reyno; un indio con dos paja-

--... ! ritos, uno en cada pie y otro en un hombro; la de Allende y un laeaUo".Ruiz mondo aprehender al indio, quien declaro haber robado el misteriosopapel a un mozo de un abogado en la ciudad de Mexico, el cual a su vez10 haMa comprado. Que no pudiendo el Teniente actuar de por si, remi­tio al indio junto con el papel a disposieion del Subdelegado; que este nosolo no se haMa dignado enviarle el recibo correspondiente, sino que dis­puso poner en tibertad al reo. Y por zUtimo, que el cura de Zacualpan lehaMa enviado un oficio al mismo Ruiz "en el que le hace refereneia de lascitadas figuras que contenia el papel".S

El comisionado llego a la misma conclusion que el Subdelegado: no ha­bia ningun signa de infidencia en las tan traidas y Uevadas "pintlLras".La exagerada suspicacia del cura Morales quedo de manifiesto; el asunto,sobreseido, debio considerarse simplemente como la ingenua distraccionpictbrica de un ocioso. Y el papel ilustrado, de autor anonimo, que tantorevuelo causara, quedb unido a su respectivo expediente sin mas destinoque el del anaquel de un polvoriento archivo.

Pero dY nada mas? dNo hubo en verdad trasfondo en tada est(L cues­lion? dRealmente las ilustraciones del papel del indio de Tetda represen·tan al caudillo Ignacio Allende y al virrey Venegas? dTuvieron algu.n sig­nificado esos "jeroglificos" tan sugestivos en el cargado )" tempestl1osoambicnte mexicano de finales de 1810? Creemos que vale la pena espeC/l­lar zm poco sobre dicho asunto.

Examinemos primeramente el papel comprometedor. Es un trozo de WI

. folio, de unos 18 por 14 centimetros. Estii dibujado a tinta en sus doscaras. En el anverso hay CuatTO jiguras de cuerpo entero, cuya longitud

• EJ cura de Zacualpan aparcce dirigiendose a Ruiz para que este apremie la investigaciondel asunto; en el fondo, su olicio al Teniente lIevaha la mira de que Venegas -a quien comotraslado del mismo-, se enteral'S de su fidelidad y patriotismo.

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: oscila entre 9.5 y 12.5 centimetros. Segun 10 asentado en el expediente, lasdos primeras son aleg6ricas, y las ultimas representan a dos celebres perso­

!najes de la epoca: Allende r Venegas. En el reverso esta trazado un tumulo: de cinco cuerpos superpuestos. Un cadatler tendido sobre la parte superior,

alltmbrado por ocko cirios, y dos muertes, con guadana cada una, en ac­titud de hacer guardia, completan la escena; apenas se perciben sabre lascalaveras de las muertes, coronas rematadas can una cruz.

De las figuras aleg6ricas, es indudable que la primera intenta refiejara Marte, dios de fa guerra: complexion robusta y vigorosa, yelmo, lanza,escudo; no es, desde luego, el "lacayo" que dicen los informantes, sinoun personaje belicoso y agresivo. La segunda parece apuntar a un senorde la nobleza indigena (el estilo nos recuerda las ilustraciones de algunasobras historic-as del siglo XVIII, como fa de Clavijero y la de Solis), ata­viado con manto real; sus pies se apoyan sobre dos pajarillos, y otro masrevolotea cerca de el. Por los elementos alados junto a los pies, es proba­ble que el dibujante kaya tenido presente 1a idea de Mercurio.

Del virrey Venegas conocemos el cllisico retrato que existe en ei Mu­seo Nacional de Historia. dllay alguna relacion entre este y cl apunte delpapel que analizamos? Desde luego que si. Aqui, el supuesto virrey apa­rece con La cabeza descubierta, el cabello alborotado echado sobre fa !rente,la mirada dura, poco amigable, fa nariz agui1eiia, grandes bigotes .y pati­lias; lleva abrigo estilo Directorio, botas, sombrero de copa asido a. unamano, espada. Descontemos la. impericia del artista y las circunstancias enque hizo su obra: salvo los enormes bigotes -que no usaba Venegas-,este nipido apunte posce un indlldable "aire" de identidad con ef retratadel Museo. Por 10 demas, sabemos que la jigura del virrey prolJoco mu­chas hablillas entre los capitalinos. "Su tmjc militar, sencillo y severo encomparacion con los lujosos que vestian los otras virre)'cs, llama mucho faatencion de sus gobernados, asi como su peinado y barba, y su aire celilldoy despegado, hallando en todo esto inspiracion fa musa popular para =ahe­rir al nuevo gobemante", dice Zarate;! par ella, asi como en pasquines

• Mexico a l'ravcs de los Siglo,<, t, III, p. 89, Otro autor asienta: "Hizo 511 entrada \"jLJlicay presto juramenta el 14 de septiembre, lIamando mucho la atencion su enorme furin alhorotaday la patilla que solo era usnda pOT los esbirros del Tribunal de la Acordada, y que produjotan mala impresion que entre el publico qued6 este dicho: "De patillas, botas y pantaloll, he­chura de Napoleon". RIVERA CAMBAS MANUEL. Los Gobernantes de Mexico, l\Iexico, Imprentade ]. M. Aguilar Ortiz, t. I, 1872; t. 2, 1873; t. T, p. 564. EI retrato de Venegas que se guards en eiMuseo es el mas conocido y reproducido; pero existe otro que se conserva en el Salon de Cahildosdel Departamento del Distrito Federal, pubIiendo n eolores en In IconograJia de Gobernantes deLa Nueva Espana, ohra monumental editada par el Ayuntamiento de In ciudad de Mexico. en1921, en conmemoraciiin del primer centenario de la Consllmaciiin de la Independeneia. MIlYpoco parecido hay entre los dos retratos, a tal grado que no parecen ser de la misma r"r~ona.

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callejeros se critico su persona, tambien es factible que atrajera la olen­cion de un modesto dibujante, deseoso de recoger en unas cuantas lineassus rasgos mas caracteristicos. Incluso cabe suponer que el autor aiiadi6 losbigotes para acentuar 10 extravagante de un rostro que -peculiaridades defa sociedad y de la epoca- lue objeto de burla en el momenta en queapareci6 en la capital del V irreinato. Piensese, ademas, que este apuntese hizo cuando Venegas no tenia ni dos meres de haber arribado a la ciu­dad de Mexico; siifigura no era todavia muy familiar pero estaba deactualidad, no-"preCisamente por 10 singular de su atuendo";sino porquellegaba a la Nueva Espana en la hora justa en que se descorria el te16npara dar principia a un formidable drama que no se representaba desde1521: la lucha por la independencia. Y il, Venegas, lue desde el comienzouno de los mas importantes protagonistas.

Ocupemonos ahora del presunto retrato de don Ignacio Allende. Quienasi lo identifica primero es el Alguacil Mayor del Partido de Zacualpanal descubrir el papel dibujado en manos del indio de Tetela del VolcanoEl Teniente del mismo Partido, Jose Ruiz, jefe del Alguacil Mayor, esinformado por este de SlL descubrimiento, y no duda tampoco de que lLnade las figuras es la del Capitan Allende. Ruiz comunica la noticia a susuperior, Manuel de la Hoz, quien hace poco aprecio de ella. Par su parte,el Rr. Morales, cura de Zacualpan, enterado del asunto, probablemente porel mismo Alguaeil Mayor, se apresura, antes que nadie, a poner en cono­cimiento del virrey la existencia del papel con varios dibujos, uno el del"Capitan Don Ygnacio Allende". Despues, en otra carta lechada el 28 denoviembre, Morales insiste con Venegas: "En otro olicio abise a V. E. ha­ber pasado uno al Teniente de este pueblo, sobre que sabia haver en elretratos de Allende y otTOS individuos, ClLya noticia salio cierta". Como yaindicamos en lineas anteriores, ni el Subdelegado ni el comisiona([iiinves­tigador viefon en el papel nada que ameritara una accion penal; perotampocO afirrriaion 0 negaron"qiie uno de los personajes dibujados repre­sentara al caudillo insurgente don Ignacio Allende. En todD caso convi­nieron, aunque guardrindose de expresarlo, en que no era dclito esbozaren un pedazo de papel la efigie de uno de los dirigentes de la revolucion.

Todas las descripciones que conocemos de Allende provienen de la quehizo Alamiin, quien debio conocerlo durante la ocupacion de Guanajuatopor las fuerzas insurgentes. Ya sabemos que el historiador conservador nofue generoso con los proceres de La independencia, y que de Allende men­ciono la vida disipada que llevaba, juicio que provoco las protestas de loshistoriadores liberales del siglo pasado, empenados, sin mucha fortuna,en hacer angeles de los heroes nacionales, como si la historia de los paises

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no la /orjaran hombres. Pues Alaman, pese a todo, brinda una feliz ima­gen del Allende de 1810: "Tenia de 35 a 40 ano.,;, era de hermosa presen­cia, muy diestro a caballo y en todas las sltertes de torear y otras delcampo, de cuyas resultas tenia estropeado el brazo izquierdo; resuelto,precipitado, de valor".r' Hernandez y Davalos publico su Acta de Nacimien~

to, de una copia sacada en San Miguel en 1825, por la que se sabe quenaciO el 21 de enero de 1779; asi que en 1810 tendria 31 aiios. edadmucho menor de La que le calculaba Alaman.6

Miremos ahora al presunto Allende, segun dibujo del autor anommo,tambien de 1810. De las cuatro figuras que illtstran el papel del indio deTetela, esta es la mas lograda, la mejor desde el punto de vista pltistico.Viendola completa, el unico reparo se hallaria en la desproporcion, res­pecto al conjunto, del enorme sombrero; pero ese toque desarmonico, queincluso parece intencionado, le confiere una peculiar gracia a La figura.Ese aire napoleonico, tan del gusto de los militares americanos de prin­cipios del siglo XIX, no dejaria tambien de aspirarlo Allende, y el artista10 capto en toda su integridad: el sombrero que hizo clasico el gran corsosurge aqui, sobre la cabeza de nuestro caudillC!~ como su prenda mas reolevante. El individuo se muestra elegantemente vestido en traje de militar,espada al cinto, erguido, actitud marcial, gallardo, de "hermosa presen­cia", como diria Alaman. El rostro es 10 menos trabajado de la figura, ydon.de la identificacion se hace problematica mas que nada por fa simpli­cidad en el trazo de los rasgos /isonomicos; aun nsi, se advierte la carade un hombre sumamente joven, imberbe -de menor edad que la real deAllende-, boca pequena, mirada noble, abundante patilla. La distanciaentre los ojos es desmesurada, segura por impericia del dibujante; y sinembargo, este rostro, asi presentado, no da un golpe desagradable. La ico­nografia de los heroes de fa independencia mexicana es tan pobre -re­cuhdese que no poseemos un rctrato autentico de Hidalgo--, que en casoscomo bte ni siquiera queda el recurso de las comparaciones. Las efigiesconocidas de Allende son mas imaginarias que reales y, hasta donde sa-

• ALAMAN, LUCAS. lIistoria de Mexico, Mexico, Imprcnta de Victorinno l\giicros y Com­pania, Editores, 1883, t. I, p. 317. Rivera Cnmbas, op. cit., t. II, p. 29, al contrario de muchoRde los historiadores de su ticmpo, parcce entusiasmarse con los rasgos mundanos de Allende:"resuelto y valiente, amnnte del jllego y de Ins mujeres de quienes era adorndo por su gnllnrdnpresencia".

• La cucstion de las fechas es muy importnnte en la biogrnfia de Allende, porque la extre­mada juventud del caudillo apenas se compagina con la edad de su hijo Indalecio, muerto enAcatita de Bajan a los 17 anos. lDon Ignacio fue padre a los 15 anos de ednd? No es imposi­hIe, pero es poco frecuente; en todo caso mostraria una precocidad en Allende a tono con lafama que gozo despues. Quiza la fecha del Acta que transcribe Hermlndcz y Davalos estaequivocada, porqlle parece mas logico el calculo de Alaman, de que pudo haber tenido, en 1810,una edad minima de 35 anos. En fin, el asllnto amcrita investigarse mas.

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bernos, ninguna. fue realizada rnientras vivio. Tal eircunstancia, la coJU~rn·

i poraneidad, acrece el valor de este modesto dibujo, y eso basta para justi­, ficar su difusion.

En 10 personal, nosotros creernos que exislen muchas probabilidades deque si sea don Ignacio Allende el personaje representado en este papeldel Archivo General de la Nacion. Es indudable que el ejecutante dis·puso de poco tiempo para hacer su apunte, como David al esbozar Lafigura de Maria Antonieta camino del cadalso. Todo en el terreno defa eonjctura, podemos suponer que el autor observo a su modeLo desdecierta distaneia y qued6 impresionado por el conjunto; capto al instantefa postura, el vistoso muendo, la actitud, y solo en minima parte los deta­lles del rostra, que quize'i Ie interesarian menos. Par otra parte, el trabajarcon disimufo -no es creible que Allende posara- y las dimensiones dela imagen, no propiciaban el pulirnento en los rasgos fisieos del indivi.duo, a menos de ser el dibujante un diestro y nj,pido miniaturista, y evi.dentemente et nuestro no to era. Con todo, estamos frente a una autentieaobra de arte popular, realizada sin pretensiones, con i{mpatia y candidez;easi diriarnos que eon arnor. Y par si fuera poco, el valor historieo de estedocumento grafieo se hace inapreciable porque, como veremos a continua­cion, se haZZa ligado a uno de los momentos gloriosos de nuestra gestaemancipadora.

EI lector tiene en sus manos las ilustraciones 'V los docwnentos delexpediente en cuesti6n y podra sa-car sus propias dondusiones acerca deeste aSlmto. Mas, cuando nosotros afirmamos la posibilidad de la identi­ficacion de Allende en uno de los dibujos, que a algunos podria parecerdescabellada, 10 haccl/los lornando en cucnta varias circunstancias querefuerzan esa idea. Veamos cuales son.

At informar al virrey, cl Subdelegado de Cu.autla, Manuel de la Jloz,a/irma que, interrogado el nativo de Tetcla acerca de la procedencia delextrano papel, respondio: "haberlo comprado par media [real] en esaCapital [Mexico] a un saragate que no conoee, y que esto fu.e el dia deTodos Santos (tiempo propiamente de difuntos)". En otra declaraci6n,ahara ante Jose Rniz, Teniente del Partido de Zacualpan, el inculpadodijo algo di/erentc: que "havia eomprado el citado papd en Mexico WI

mozo de la easa de un abogado, el qual ignora quien es, y que al expresadomozo se 10 quito el indio". Por 10 anterior advertimas que el ladino indi­gena trato de despistar a las autoridades en La referente af origen y pro­cedencia del papel. Aquello del camprador, el "mozo de la casa de unabogado", Sllena a invenci6n. ;,No seria mas cuerdo suponer que el de

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Tetela era el mero autor de los dibujos? lY que oculto su paternidad parano verse en el aprieto de explicar los motivos de su inspiracion? De cual­quier forma, es obvio que el acusado se encontraba en la ciudad de Mexicoel dia de Todos Santos (l~ de noviembre), y que en esa fecha adquirio-'-por compra 0 por robo- el papel ilustrado. Pues bien, quien haya sidoel autor, pudo haber elaborado su imagen de Allende el mismo dia r denoviembre 0 el anterior, tcniendo a la vista, aun por breves momcntos, almodelo autentico. Explicaremos en que se apoya nuestra suposicion.

El 30 de octubre de 1810 tuvo lugar la batalla del Monte de las Cm­ces. Allende, jefe militar de las Juerzas insurgentes, obtuvo una victoriaresonante. Las huestes triunfadoms marcharon luego en direcci6n a la ciu­dad de Mexico, llegando sus avanzadas hasta Cuajimalpa, donde se esta­bleci6 el cuartel general independiente durante los dias 31 de octubre y rde noviembre. A la par que el panico cundia entre las altas clases de lacapital, temerosas de la irrupcion de la insurgencia, la poblaci6n humildeno disimulaba su entusiasmo, primero al enterarse del resultado de laespectacular batalla y despues ante las perspectivas de su liberacion. Sabe.mos que muchos indigcnas de la metr6poli y los alrededores sc acercaronal campamento de Cuajimalpa, ora por curiosidad, ora por incorporarse(J, un movimiento que hasta entonces no haMa conocido mas que triun.fos,ora para ver de cerca a los patriotas caudillos. dEL mtlor de los dibujosno pudo haber sido uno de los que se llegaron a Cuajimalpa, entre cl 31 deoctubre y el J9 de novicmbre, para ver por si mismos a los heroes de lacruzada redentora? G'Y ya en el lugar, al distinguir a Allende, hacerun Ttipido apunte de su figura elcctrizante? Fijarse bien que eI ejecutantcno se siente inspirado par Hidalgo. Es logico. Allende era. el heme deldia, el mIlor de la victoria del Monte de las Cruces, el militar donoso T

elegante, capaz de atraer todas las miradas. En Cuajimalpa se Ie veri~satis/echo y altivo, nervioso y diligente, bien plantado -para impresio­lUlr J por gusto personal-, napoleonico, oteando hacia la gran capitalque deseaba atacar de inmediato; era la acci6n por excelencia, la decision,el hombre del impulso belico. No cabe duda que el 31 de octnbre de1810 fue el mejor dia de su vida. Por 10 contrario, Hidalgo pasaba enCuajimalpa horas enteras de intensa crisis. dAvanzar 0 retroceder? I.Des­andar el camino ganado 0 dar el golpe decisivo? Su cerebra estallaba detanto pensar en el pro y el contra, de la responsabilidad que asumfa cansu determinacion, de su propia inseguridad. jCUanto debio haber padecidosu alma antes de ordenar fa contramarcha que 10 condujo con sus compa­iieros a ACl£lco, Calderon !' Bajlin! En Cuajimalpa, fa antesala de fa

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capitaL, pudo haberse dicho, recordando a Anibal Irente a las puertasde Roma: "Sabes veneer, pero no sabes aprovecharte de La victoria".

A parte la atraccion popular que inspiraba Allende, en los dias quesiguieron al levantamiento del pueblo de Dolores el vulgo r aitn impor·tantes autoridades realistas quedaron en la dzula de quiin, el cura 0 elmilitar. era el verdadero jefe de la rebelion. En multitud de documentosdel A rchivo General de la Nacion se refieren indistintamente a uno 0 aotro r a menzulo a ambos, en la creencia de que la je/atura era dual. QueHidalgo era el principal dirigente, y eso lo sabemos bien ahora, no haypara que discutir; pero en los primeros meses de la revolucion, y sobretodo fuera del area dominada por ella, la cuestion no se perfilaba conclaridad. Para no ir mas lejos, en el expediente que motiva el presenteestudio encontramos esta informacion del cum de Zacualpan: "Ha llegadoa mi noticia... que los governadores de Xantetelco, Amayucan y Ama­quitlapilco, tenian carta del Capitan Allende, gefe de los ynsurgentes".Todo csto 10 traemos a colaeion para expliear por que el autor de losdibujos "retTato" a don I gllacio Allende y no a Hidalgo.

Otro pormenor digno de llamar nuestra atenci6n, es el hecho de quedurante los dias en que el ejercito insurgente amenaz6 a la capital desdeClUljimalpa, en la eiudad de Mexico se deja ver con harta freeuencia e(virrey Venegas, inspeccionando los elementos de defcnsa con que sc hariaIrentc al enemigo. En tal virtud, nuestro indito de Tetela --del que sos­pechamos poseia habilidadcs pictoricas-, que habia venido a la metro­poli a pasar los Dias de MlLcrtos (quizli a comprar cera para sus "difun­titos" y a ver de re j ilon lo que por aea estaba ocurriendo), pudo eontem­pia,. sin dificltltad a los dos protagonistas del drama que se desarrollabaen esos momentos: a Venegas por las calles de la eiudad, y a Allende en elcampamento de Cuajimalpa. Quiso llevarse a su pueblo un recuerdo de suviaje y lo consigni6; por compra, por robo 0 -lo que es mas probable­por haberlo realizado ez mismo, satisjizo su deseo )', seguramente sinproponerselo, lego a la posteridad un elocuentc y vivo testimonio de unode los grandes momentos de la historia del pais.

Con frewencia se ha creido, porque A laman lo repiti6 hasta el cansan­cio, que el movimiento emancipador no intereso en las comarcas adondeno llegaba la acci6n directa de la insurgeneia. El expediente que venimoscomentando es una de las miles de pruebas que existen en el Archivo Gene­ral de la Nacion de que ocurri6 justamente 10 contrario. La idea de La inde­pendencia, vaga e imprecisa, mas que meditada intuida, flotaba en elambiente de Nueva Espana en 1810 y, en cierta forma, la sociedad -pe-

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ninsulares, criollos, mestizos, indios- no se hallaba desprevenida al ocurrirel levantamiento del 16 de septiembre. En los documentos que adelante sepublican, el lector advertira no solo la sicosis que el CrUo de Doloresproducia en los habitantes de regiones no afectadas direetamente por larevolucion, sino algo mucho mas singular: que uno de los caudillos deIa misma era ya tan conoeido apenas ames y medio de estallado el movi.miento, en una zona no poco alejada del epicentro del cisma, que bastabael diseiio rudimentario de su efigie en un pedazo de papel para que algunasgentes to identificaran de inmediato.

Porque en el asunto que nos preoeupa, que la figura dibujada encuadreala perfeccion con las caracteristicas fisicas conocidas de Allende, importamenos que constatar el que en su tiempo creyeran algunos que en verdadese apunte era la imagen del caudillo. Y como esto se colige de la denunciadel cura de Zaeualpan y de las diligencias llevadas a cabo en Cuautla porel enviado del Intendente de Mexico, ello solo basta para comprender quela revolueion r sus hombres se habian incrustado en unos cuantos dias en laconciencia de la colectividad, aplaudidos por una parte de ella, rechazadospor la otra, pero presentes siempre de aM en adelante, porque todo el mun·do entendio que 10 ocurrido el 16 de septiembre de 1810 no era lm aeon­tecimiento cotidiano.

Para concluir, y a riesgo de cansar al lector que haya tenido la pacien­cia de seguir estas deshilvanadas notas, se nos ocurre un ultimo comenta­rio acerca de los simbolismos que el artista quiso expresar en sus dibujos.Desde luego, no hay duda de que el ejecutante pensaba en "idioma insur·gente": voleo nobleza y afeccion en el tratamiento a la figura de M.llende;mordacidad yen/ado, siguiendo la corriente de la opinion publica, en elboceto del virrey. Suponemos que el individuo, sin cultura, acaso analfabeto-ninguna leyenda agrego a sus ilustraciones: iPor que no sabia escribir?iPor precaucion? iPor parecerle innecesario?-, de pura cepa indigena,de rara sensibilidad y con ciertas disposiciones plasticas, quiso interpretara su modo el momenta que se vivia, y como en los codices de sus antepasa­dos, a base de jerogli/icos -asi los designan quienes denunciaron el papel­extemo su sentir: Marte, la gnerra desencadenada. Un indio de la realezaindicaria la restauracion del imperio de Moctezuma. t::No pensaria el autoren Cuauhtemoc, aguila que caia en el ocaso de 1521, y que ahara recobrabaaltura en alas de Mercurio? Luego, Allende y Venegas, dos simbolos: elde la liberacion y el de la opresion. Por ultimo, sabre el tumulo, nn cada­ver, el de la dominacion espanola en Mexico, vclado par la misma Iglesia:dos muertes can sendas guadanas.

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Era el r de noviembre de 1810: se recordaba a los muertos y la muertecircundaba el ambiente. Aun se escuchaban los tanidos de la campana liber­tadora. Los insurgentes, en numero de unos cincuenta mil, acababan deobtener, bajo La jefatura del joven Allende, la esplendida victoria del Montede las Cruces. En Cuajimalpa solo aguardaban la orden de su conductorpara lanzarse sobre la gran capital. EI panico en la "Corte de la AmericaSeptentrional" era tan general, que el propio vin·cy, presa de la angustia,no descarto la idea de salir huyendo rumbo a Veracruz. Todo pareda apun­tar a un triunfo definitivo de la causa independiente. Un testigo presencialde sucesos tan excepcionales, modcsto y sencillo como el pueblo a quien seintentaba liberar, mas dueno de una sensibilidad que Lo arrastraba a noser mudo espectador de 10 que en torno suro ocurria, expreso todo aquelloen un pcdazo de papel; cinco ilustraciones, no impecables desde el puntode vista de la tecnica del dibujo, pero que son una preciosa leceion de his­toria. t:Puede considerarse absurda esta interpretacion?

E.L. V.

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Fig. 1. Dibuio de autor anonimo, hecho probablemente el JQ de noviembre de J81O, en el queaparccen las jigllTaS de don Ignacio Allende y del t'irrey Venegas.

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Fig. 3. Tumulo dibujado en el reverse del papel donde .Ie hallan las liguras precedcllles.(Las figuras 1 a 3 son reproducciones fotognificas de los originales del A. G. N. hechas ell el

Departamento de GrHicas de Ia Secretaria de Hacienda.)

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[DOCUMENTOS]

CUAUTLA DE AMILPAS. AfJa DE 1810

Cu.aderno formado para aberiguar los hechos que refiere el Cum

de Zacualpan, como dentro se expresa.

Exemo. Sr. Virrey de esta Nueva Espana, D. Francisco Xavier de Be­negas.

EI Br. D. Manuel Morales, eura propio de la parroquia del pueblo deZacualpan de Amilpas, jurisdiccion de Quautla, con el mas sumiso respetode su heneraci6n, dice: que con esta fecha Ie acaba de remitir oficio a elencargado de Justicia de estc Partido, Don Jose Ruiz, cuyo tenor a la letraes el siguiente:

"Acaha de llegar a mi notisia que el Theniente de Alguazil Mayor deeste Partido, Ie quito a un yndio de Tetela, de esta comprenci6n, un papelcon 105 retratos siguientes: 1" el de cl Capitan Don Ygnacio Allende; 29 elde un yndio con las balcarrotas grandes, sus tecacles al pie y un pajarilloen cada uno; 39 el del Excmo. Sr. Virrey; 4Q el de un hombre como sirbien­dole de lacayo, con un macheton a la sinta; 59 y 69 el de dos muertes; y79 el de un cadalzo, cuyos geroglificos son bien reparables en la epocapresente.

"En esta virtud y la de allarse todos los ec1esiasticos encargados muiparticularmente pOl' los superiores de darles cuenta de qualesquiera aeon­tescimiento directo 0 indirecto que noten 0 cntiendan de alguna persona,en cumplimiento de estc precepto se 10 abiso a V. para que en serbisio deDios, e1 Rey y la Patria, se sirba con Ia mayor escrupulocidad tomar lasprovidencias conbenientes, a fin de que dicho yndio declare: ldonde huvosemejante papel? lque concepto forma de aqueyas figuras?, y 10 demasque sea necesario a depurar la verdad.

"No dudo que V. sin perdida de tiempo prosedeni ha aSel' esta ynquisi.'

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cion tan importante, con el bien entendido de que con esta {eeha se 10 parti­sipo a la superioridad del Excmo. Sr. Virrey de este Reyno y a mi prelado,a cuyo primero magistrado dani V. cuenta, como deve, de 10 que resultede la indicada ynispeeci6n, por 10 que pueda inportar, y a mi, aviso yeon­testaci6n de este oficio.

"Dios guarde, etc."Estas operaciones, senor Excmo., son nacidas del zelo, amor, fidelirlad

y basallaje que eomo cath6lico y huen hasayo deve aDios, al Soherano ya la Patria, en euya virtud Ie ruega dicho eura de Zacualpan Ie haga elonor V.E. de creer que insesantemente eshi exsortando y animalldo hasta10 sumo a sus feligreses tengan espiritu para contrarestar a los entusiasmosy falzas ideas del preocupado numen de Ydalgo y sus soseos, en cuyo sis­tema protesta el cura derramar hasta la ultima gota de la sangre de susheuas.

No ba estrabiado de la verdad el cura Morales, pues conose como depresente el canicter de estas jentes, y en particular el de los yndios de lacavezera, que casi los ve inclinados a la parte de los malbados immrjente::;,pues reconbenido por el Ministro de Vara, el actual Governador de Natu­rales de la cavezera, pagara los reales tributos al Soberano, con anarquiase escuso 10 bastante, y diciendole el tal Ministro ocurriera a bel' al Sllh­dclegado, pues representaba al Rey, dijo: "que rey ni que rey, ya note[ne]mos rey", cauza porque 10 delat6 al Juez Territorial, quien 10 hatenido en cabtura hasta ora poco que se la relaj6 COIl pretesto de t>nfer'medad.

En fin, Excmo. Sr., bajo cle todo 10 expnesto puede V. E. mHndar mnfranqueza y con el ynperio que cleve fjllanto quiera y como quiera, a el fll,'i~

infimo y leal basayo del Soberano, quanta penda de su superior agrado.Dios guarde la importante vida de V.E. los muchos alios quc :Of' 111t:'rpze

y este Reyno a menester. Zacualpa, 7 de Iloviemhre de 181 O.

Br. Manuel Morales. [Rubrica].

Excmo. Sr. DOll Francisco Xavier de Venegas.Habiendo llegado a mi notisia que el gefe de los ynsurgcllle.,; enoi()

carta a los governadores de Xantetelco, Amayuca y Amaquitlapilco paraseducirlos, llellO del selo que me anima puse al Theniente de XounClcateel siguiente oficio:

"Ha llegado a mi noticia que Don Laureano Aiy6n, tendero de la ha­zienda de Santa Clara, dixo en este pueblo que los governadores (Ie Xallte·

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telco, Amayucan y Amaquitlapilco tenian carta del Capitan Allende, gefe delos ynsurgentes. Se 10 participo a V. para que tome todas las diligenciasde justicia a favor de la Patria, siendo una de eyas el catear [por] serpresa[sic] a cada uno de elIos, governadores y sus escribanos, sus casas y pape·les, para seguridad de la Reliji6n, Rey y Patria. Y con esta fecha remito II

S.E. el Sr. Virrey, copia de este oHeio para su govierno. Dios guarde avuestra merced muchos afios. Zacualpan, noviembre 28 de 1810. Br. Ma­nuel Morales".

En otro oficio abise a V.E. haber pasado uno al Teniente de este pueblo,sobre que sabia haver en eI retratos de Allende y de otros individuos, euyanoticia sali6 cierta, y el que los tenia se haya preso en Quautla de Amilpas,y su Subdelegado tiene dichos retratos, pero no he resevido contestaci6n,acaso por sus muchas y gravisimas ocupaciones.

Reitero a V.E. 10 que en otra Ie he dicho, que la vida y la sangre dariapor mi reliji6n, mi Rey lexitimo y nuestra Patria.

Dios guarde a V.E. muchos afios, como 10 desea y pide a S.M. su hu­milde y obediente subdito. Zacualpa, noviembre 28 de 1810.

Br. Manuel Morales. [Rubrica].

Exceno. Sr. Viney Je este Reino.Habiendo llegaJo casualmente a eni noticia de que el cura del pueblo de

Zacualpan Amilpas, Br. Don Manuel Morales, tiene represcntado a V.E.de que me he desentendido de dar euenta de un yndio [al] que se Ie halloun papel con varias pinturas, interpretando de mil maneras su alegoria, se10 remito a V.E. para que con su superior pClletraeion f,e sirva discernir 0

vel' si eon efecto arguye malieia, pues pOl' mi parte y pOl' rtHis que Ie herevisado no eneuentran mis cOItas luces mas merito que, el de pOl' un ladomanifestar las pompas y banidades del mundo, y por otro cl fin que tienen.

Y como quiera que tomada la declaracion en forma al yndio, dice ha­berlo comprado pOl' medio [real] en esa Capital a un saragate que noconoce, y que esto fue el dia de Todos Santos (tiempo propiamente de di.funtos), ereo que puede confrontar mi parecer con la pintura, y que delmismo modo de pensar han sido otras personas doctas a quien [es] 10 pre­sente a examen. Sin embargo, e1 yndio, aunque esta en su pueblo de Tete1adel Bolcan, 1ibre, 10 tengo encargado a SIl Governador y esta pronto acomparccer donde V. E. fuere servido.

E1 tal eura acusador es un hombre pub1icamente caviloso y pertur­bador del sosiego publico, y por 10 tanto, haec tiempo se halla C'apitulado

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pOl' los naturales de aquel pueblo, tiempo hace, con unas notas las mashorrendas. Teniendo un curato que Ie rinde mas de cinco mil pesos, notiene ni un vicario que Ie ayude a dar las misas por no pagar]o, tenien­do que decir seis y siete los dias festivos, y quando no, dexa a los feli­greses sin oirla. Los tiene a la maior parte sin haber cumplido con la Igle­sia anos ha, porque con sus malas propiedades no se atreven a llegar asus pies, y sin embargo de estar Hamado a e~a Capital pOl' el Excmo. Sr.Virrey Arzobispo para castigar sus desordenes, no 10 ha podido conseguir.POI' informe del Yllmo. Arzobispo, 0 pOl' los autos que penden en el Arzo­bispado, se sabra su conducta.

Dios guarde a V.E. muchos anos. Quautla Amilpas, 28 de noviembrede 1810.

Manuel de ]a Hoz. [Riibrica]_

[AI frente un sello que dice: "Sello quarto, un quartillo, anos de milochocientos dicz y ochocientos once".]

En el pueblo de Quautla Amilpas, a 11 dias del mcs de diciembre de1810, yo, el Comicionado, haviendo visto eI superior auto del senor Yn­tendente de esta Provincia, proveido en 21 del inmediato noviembre, encl qual se manda que se trate con la debida distinsi6n este asunto, debiamandaI' y mando, se separe del quaderno primero la consulta hecha delcura de Sacualpa de Amilpas, libnindose comparendo al Teniente de aquelPartido y a su AlguaciI Mayor, para tomar las correspondientes dec1ara­ciones. Y pOl' este auto asi 10 mande y firme con los de mi asistencia.Doy fee

Ramon Maria de Villalva. [Rllbrica] Asistencia: Jose Celis - Igna­cio de Herreria. [Ruhricas].

En csta fecha se libr6 el comparendo prevenido en el auto antesedente,y para que conste pongo esta razan que l'ubrique. [Ruhrica].

En el pueblo de Quautla, a 13 dias del mes de diciemhre de dicha ano,comparesi6 ante mi, Don Jose Ruis, Teniente del Pm1ido de Zacualpa deAmilpas, a quien para que declare Ie recivi juramento, que hizo pOl' DiosNuestro Sefior y la Santa Cruz, vajo el qual ofresia desir verdad en 10 quesupiere y fuere preguntado, y siendolo con arreglo al informe que ante­sede, dixo: Que habra como mes y medio que despach6 a su Alguacil Ma­yor a los pueblos de su jurisdiccian a que publicase un Bando que Ie havia

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remitido el Subdelegado de ese Partido, y hallandose en el pueblo deTetela el expresado Alguacil Mayor, supo en Ia tienda que un yndio delmismo pueblo tenia en su poder un papel con quatro figuras, que hera[n]la del Excmo. Sr. Virrey de este Reyno; un yndio con dos pajaritos, unoen cada pie y otro en un hombro, Ia de Allende y un laeallo. Que instruidode esto se regreso a Sacualpa y dio abiso al que declara, quien dio ordenal Aiguaeil Mayor para que fuese a prexender [sic] al yndio, entregan­dole un mandamiento para el Governador, mandandole diese el auxilionecesario. Que en efecto prosedio ala prieion el Alguacil Mayor y condujoal reo a Zaeualpan, haviendo entregado antes al deponente el citado pape!.Que el declarante proeedio inmediatamente a tomar su declaracion al reo,el que dixo [que] havia eomprado el citado papel en Mexico un mozo dela casa de un abogado, el qual ignora quien es, y que al el expresado mozose 10 quito el yndio. Que como el que declara es encargado y no puede pOl'SI actuar sin orden del Subdelegado, remitio a cste el reo con el papel y sueorrespondiente ofieio, para que por SI practicara las deligeneias nece·sarias. Que bolviendo los yndios conductores del reo, les pidi6 el resibo,y estos Ie dixeron al deponente no haverselos dado el Subdelegado, y quehavia puesto libre al expresado reo. Que despues de haver hecho 10 es­puesto Ie remiti6 el cura del Partido un ofieio en el que Ie haee referencia delas citadas figuras qlle contenia el pape!. Que 10 que lleva dicho es la verdad,so cargo del juramento que ha interpuesto, en el que se afirmo y ratifieo,haviendo leido csta su declaracion. Dixo ser espanol, natural de la Villade Cuernavaca, casado con Dona Gertrudis Ponposa Aguilar, de 36 anos deednd. Que las generales de Ia ley no Ie toean. Y firm6 conrnigo y los de miasistencia. Doy fe.

Villalva. Jose Ruiz. Jose Celis. Ignacio de Herrera. [Rtibricas].En el acto dixo Ia parte de Don Jose Ruiz que no habia traido consigo

al Alguacil Mayor, como se Ie previno, porque se ha separado de la Varay del pueblo. Y para que eonste se pone esta razon, que firm6 eonrnigo ylos de mi asistencia. Doy fe.

Villalva. Jose Ruis. Jose Celis. Ignacio de Herrera. [Rtibrieas].Haviendo visto la declaraeion antesedente, debia mandar y mando se

Ie notifique a Don Jose Ruiz, indague el nombre del abogado que indicael yndio, y si puede ser, tambien el del mozo, Jibnindose oficio al enear­gado de justicia de este pueblo, por hallarse ausente el Subdelegado, re­mita la causa que se Ie haya formado al yndio de TeteIa, e iguaimente elpapel de los gerogJificos que remiti6 el encargado de Zacualpan. Y poreste auto asi 10 mande y firme con los de rni asistencia. Doy Ie.

Villalva. Jose Ruiz. Jose Celis. Ignacio de Herrera. [Rtibricas].

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En el mismo dia, presente Don Jose Ruiz, Ie hize saver y notifique 10mandado en el auto antesedente, y entendido dixo [que] 10 oye y 10 firmoconmigo y los de mi asistencia. Doy fe.

Villalva. Jose Ruiz. Jose Celis. Ignacio de Herrera. [Rtibricas].

Sr. Don Ramon Maria de Villalva.Haviendome regresado ,a este pueblo con el hunico fin de recoger los

lanzeros que se me han desertado, me ha sido presentado el oficio de vues­tra merced del dia de la fecha, en que pide la causa que se hubiere for­mado a un yndio de Tetela del Boldn, por el papel que se Ie halle> y enque estaban pintadas varias figuras.

Desde luego, examine con Ia mayor excrupulosidad ei referido papel,hasta tomar parecer a personas de ciencia y conciencia, y no habiendoloencontrado motivo de causa, puse al yndio en livertad, mandando el papelal Excmo. Sr. Virrey, para que en vista de el y hallando circunstanciaalguna que merezca la pena, determine 10 conveniente, pues el yndio estapronto a comparecer desde luego.

Dios guarde a V. Meed. muchos afios. Quautla, dieiembre 13 de 1810.Manuel de la Hoz. [Rtibrica].

[Fin del Expediente].

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