lucha ideologica, guerra popular y conversaciones de paz en el perú
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LUCHA IDEOLÓGICA, GUERRA
POPULAR Y CONVERSACIONES
DE PAZ EN EL PERÚ
Hugo van Oordt Huldisch
LUCHA IDEOLÓGICA, GUERRA
POPULAR Y CONVERSACIONES
DE PAZ EN EL PERÚ
Hugo van Oordt Huldisch
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LUCHA IDEOLÓGICA, GUERRA
POPULAR Y CONVERSACIONES
DE PAZ EN EL PERÚ
Hugo van Oordt Huldisch
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DEDICATORIA
A todas las personas que se interesan en la lucha
del pueblo del Perú por lograr su libertad definiti-
va. Y para aquellos que no han perdido aún las es-
peranzas de avanzar hacia la sociedad de la eterna
armonía, el comunismo.
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AGRADECIMIENTOS
A todos los compañeros peruanos radicados en
México, que me alentaron en la realización del pre-
sente trabajo, infundiéndome ánimos, aún en los
momentos más difíciles.
Un agradecimiento especial al Maestro Reynaldo
Olivares del Taller de Gráfica Popular, gran artista,
que preserva el sentido social de la plástica mexi-
cana, por su desinteresada colaboración al ilustrar
con un magnifico grabado del Presidente Gonzalo,
la portada del presente trabajo.
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PROLOGO A LA SEGUNDA EDICIÓN
Cuando en abril de 1997, luego de que el Dr. Abimael Guzmán
Reynoso, propusiera al gobierno de Alberto Fujimori iniciar
una serie de rondas de conversaciones para arribar a un
acuerdo de paz, creí necesario publicar la primera edición de
LUCHA DEOLÓGICA, GUERRA POPULAR Y CONVERSACIONES DE
PAZ EN EL PERÚ, donde se vivía un clima de tensión pocas ve-
ces visto en su historia.
La derecha festejaba histéricamente la captura del dirigente
histórico del Partido Comunista del Perú y anunciaba con
bombos y platillos la pacificación del país, mientras que sus
cuerpos de elite continuaban masacrando al pueblo.
Consideré necesario hacerlo porque el tema podía ser intere-
sante para algunos e intrascendente para otros, por decirlo de
alguna manera. Era la época en que los adoradores de la tec-
nocracia y el pragmatismo declaraban pomposamente “la de-
rrota definitiva de la política” y la inoperancia de los partidos,
sea cuales fueran sus matices ideológicos.
Escribir en aquel entonces sobre un tema político social; sobre
un sucinto análisis histórico de un Partido Comunista que
asumiendo el marxismo-leninismo-maoísmo —considerado
por ellos como la tercera, nueva y superior etapa del marxis-
mo— generó el movimiento social más importante de la histo-
ria republicana del Perú, sólo comparable con la rebelión de
Tupac Amaru II durante la colonia y que fuera tipificado por
“intelectuales” irresponsables —que obviamente respondían a
un especifico carácter de clase— como el “movimiento terro-
rista más letal del planeta”.
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Escribir específicamente acerca del desarrollo del Partido Co-
munista del Perú (conocido por la prensa como “Sendero Lu-
minoso”) fue un intento de analizar una experiencia inédita en
las luchas revolucionarias en América Latina.
La aplicación a la realidad peruana —siguiendo el camino de
Mariátegui— de los principios universales de la Guerra Popu-
lar; hecho que el PCP en su Primer Congreso denominó “Pen-
samiento Gonzalo”, así como la constitución de un ejército
guerrillero que llegó a contar con 60,000 hombres en armas, —
según declaraciones de Elena Iparraguirre Revoredo a una
revista limeña— casi a partir de la nada y su marcha hacia la
captura del poder a través de planes y campañas militares, la
posterior captura de la dirección histórica y el planteamiento
del Dr. Guzmán de llevar adelante conversaciones de paz, ante
el estancamiento de la guerra y la notable falta de una direc-
ción proletaria, hace que la práctica del PCP, fuera altamente
esclarecedor.
La “izquierda parlamentaria” se convierte en el más claro
enemigo del PCP, llegando a implementar —a instancias del
Alcalde de Lima Alfonso Barrantes Lingán— un llamado
“Frente Anti-terrorista”, junto con la derecha más reaccionaria.
Consideré en aquel momento y creo seriamente que aquello
sigue siendo vigente hasta la fecha, que era imposible com-
prender la lucha del PCP, tanto en situaciones cruentas como
incruentas, si no paríamos de sus propios orígenes ni analizá-
bamos su línea política tanto a nivel nacional como internacio-
nal.
Quise mostrar al público mexicano la génesis, el desarrollo y
consolidación del partido como una maquinaria de guerra y
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enfocar el pedido de conversaciones de paz planteado por el
Dr. Guzmán dentro del marco de la guerra popular y las nue-
vas circunstancias que le tocó vivir al PCP después de la cap-
tura de su dirección histórica.
Hacer este sucinto recuento histórico de más de setenta años,
me llevó a tocar el enfrentamiento del PCP —aún en vida de
Mariátegui— a corrientes no proletarias como la polémica con
la llamada Alianza Popular Revolucionaria Americana
(APRA) en 1924.
No podía dejar de lado por simple honestidad intelectual, in-
cidir en la crítica a los planteamientos “foquistas” de Regis
Debray y Ernesto “Che” Guevara, que fueran apoyados por el
liderazgo cubano y el fracaso de la experiencia guerrillera,
encabezada por el Movimiento de Izquierda Revolucionaria
(MIR) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) de 1965.
Tampoco dejé fuera del análisis la “revolución de los milita-
res” encabezados por Juan Velasco Alvarado y Francisco Mo-
rales Bermúdez del 68 al 80, a quienes el PCP tipificó como un
régimen “social-corporativo”. En lo internacional, no podía
dejar de incidir en acontecimientos como la Gran Revolución
Cultural Proletaria y la defensa del Pensamiento Mao Testung.
Este planteamiento de llevar adelante una serie de reuniones
que condujeran a un acuerdo de paz, hizo agudizarse las con-
tradicciones a nivel internacional. El Movimiento Revolucio-
nario Internacionalista (MRI), agrupación de organizaciones
maoístas que pretendían constituirse en una nueva internacio-
nal, con hegemonía del partido Comunista Revolucionario de
Estados Unidos (PCR), que propugnaba la continuación de la
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guerra, entra en conflicto con otros partidos entre los que se
encontraba el Partido Comunista Reconstituido de España.
Ahora que han pasado muchas aguas bajo los puentes, el diri-
gente Ramírez Durán “Feliciano” que se supone dirigía un tal
“Sendero Rojo” contrario a las conversaciones, es capturado y
en la práctica se convierte en un vulgar delator dispuesto a
entregarse a la reacción con armas y bagajes.
Ahora que en el Perú se vive la segunda crisis económica ge-
neral de la globalización, la más grave del sistema capitalista y
cuyas consecuencias las sufre principalmente el pueblo. Cuan-
do Alan García sigue aplicando el neoliberalismo, restringien-
do el mercado interno y sirviendo así a los intereses de la gran
burguesía compradora, del capitalismo burocrático y el impe-
rialismo, principalmente norteamericano, se hace importante
esta reedición.
Ahora que en el campo popular hay una gran resistencia con-
tra la opresión y explotación. Cuando nuevamente Alan Gar-
cía Pérez tiñe sus manos de sangre asesinado a pobladores
amazónicos. Cuando el centro de las luchas populares es por
derechos fundamentales del pueblo trabajador y explotado
exigiendo: Trabajo y producción nacional, derecho a trabajar,
aumento de salarios, estabilidad laboral, mejores condiciones
de trabajo, reposición de los despedidos; salud, educación y
seguridad públicas gratuitas; real igualdad de la mujer ante la
ley; protección de la tierra y el derecho inalienable del agua
para los campesinos; defensa de los recursos naturales y liber-
tades de expresión, opinión, organización y movilización, se
hace imprescindible propiciar un clima de reconciliación na-
cional, otorgando una Amnistía Política General para los Pri-
sioneros de Guerra y su contraparte (los militares y soldados,
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aunque en ínfimo número sentenciados) se vuelve necesario
releer, este ajustado ensayo y evaluar hasta que punto la de-
mocracia representativa tiene capacidad real para solucionar
los problemas fundamentales del pueblo.
La claridad ideológica, —tanto en situaciones cruentas como
incruentas— del PCP, su incuestionable posición de ponerse al
servicio del pueblo y bregar sin arriar principios, me obliga a
asumir esta nueva posición. Como lo manifestó el Presidente
Gonzalo… “todo es cuestión de tiempo”, si ahora hay que lu-
char contra una modalidad capitalista, el “neo-librelismo” con
el conjunto de los pueblos de América Latina que optan por
ese camino, hagámoslo, para que el marxismo-leninismo-
maoísmo-pensamiento Gonzalo, juegue el papel que le corres-
ponde en este nuevo, difícil y complicado camino, con todas
las reservas que se pudiera tener en del caso.
Ahora que surge en el Perú un Movimiento Pro Amnistía y
Derechos Fundamentales, que gana las calles exhibiendo imá-
genes de Marx, Lenin, Mao y el Dr. Abimael Guzmán y plan-
tea la participación de sus militantes en política, en elecciones
y movilización popular para contribuir a esta reconciliación,
después que el Perú se hundió en un laberinto de corrupción y
desgobierno, me obligan a la republicación de Lucha Ideológi-
ca, Guerra Popular y Conversaciones de Paz en el Perú.
La influencia ideológica del PCP en zonas como Ayacucho,
Cajamarca, Puno y otras más y la posibilidad de que a través
del sistema democrático liberal, se pueda convertir a las insti-
tuciones democráticas en tribunas de denuncia sin perder el
espíritu conspirativo del Partido, donde sólo elementos cono-
cidos “puedan sacar cabeza”, como lo planteara Lenin en la
necesidad de que los bolcheviques participaran en la Segunda
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Duma (especie de parlamento ruso), también me obligan a la
republicación.
¿Continuar o no la guerra? Ha sido el centro de la contradic-
ción entre los maoístas peruanos. Todos aceptamos que el
maoísmo es, la nueva, tercera y superior etapa del marxismo.
La polémica está abierta ¿Quién puede determinar lo correcto
de sus apreciaciones? ¿Quién se siente la varita mágica para
pretender afirmar que los demás están equivocados, cuando
con argumentos que parten de los mismos principios ideológi-
cos nos queremos hacer trizas? Sometamos nuestras posiciones
al desarrollo de la historia.
Lo que tenemos que hacer es tratar de interpretar la realidad, y
esa realidad nos da la oportunidad de tener una orientación,
un punto de vista y será la historia, el desarrollo de la lucha de
clases quienes nos darán o nos negarán la razón, es un camino
largo, complejo y no exento de dificultades.
Cada quien pone en práctica sus puntos de vista y será la lu-
cha de clases quien nos indique cual de los caminos o aplica-
ciones se ajustaron a las necesidades del pueblo, de las masas.
Sujetemos pues al los términos con que José Carlos Mariátegui
planteó la unidad entre “hombres de principios e ideales nobles”
para poder lograr trabajos conjuntos a favor de la causa prole-
taria en “que podamos entendernos aún combatiéndonos”, pero
teniendo en cuanta y esto es determinante: que con el sector
con el que no habrá compresión posible es con los que forman
parte “del socialismo domesticado, el fariseo, el mediocre”. Ellos no
valen nada, sólo sirven a las clases enemigas, no pertenecen a
nuestras filas, no son marxistas ni mucho menos maoístas.
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Al fin y al cabo, los que estamos en el campo popular, como
decía el Amauta: “Somos muy pocos para dividirnos”.
Siguiendo la moda neoliberal (insaturada por Fujimori) las
elecciones y la práctica parlamentaria se ha convertido en un
verdadero circo donde se combinan estrellas de la farándula,
mediocres dirigentes políticos y oportunistas de toda laya,
para viciar una práctica histórica de debate y lucha de ideas.
La participación de este movimiento en la política peruana
significaría retomar esta práctica concreta que aún dentro de
los parámetros de la democracia burguesa, elevaría a otro ni-
vel el desgastado parlamentarismo actual.
Sin abundar más sobre la captura y sentencia del tirano Alber-
to Fujimori, (y su socio corruptor y espía norteamericano Vla-
dimiro Montesinos), considerado por algunos elementos de-
mócratas como el único proceso rescatable en América Latina
en los últimos veinte años, —después de la “payasada del jui-
cio pinochetista”—nos hacen recordar que la frase de don Ma-
nuel González Prada, que comparaba al Perú con un cadáver
insepulto y afirmaba que “donde se aplica el dedo brota el pus”
sigue vigente, hecho que me obliga ideológicamente a publicar
la segunda edición de este trabajo que fundamentalmente es la
reproducción textual de la primera edición, salvo algunos
cambios en el estilo y actualización de fechas, pero guardando
siempre en lo posible, el contenido original.
El Autor.
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FUNDACIÓN Y RECONSTITUCIÓN DEL PCP.
El Partido Comunista del Perú, en el documento RETOMEMOS
A MARIÁTEGUI Y RECONSTITUYAMOS SU PARTIDO, publicado
en 1975 por acuerdo de su Comité Central, estableció tres eta-
pas en el proceso de su reconstitución partidaria, como aplica-
ción especifica de la lucha entre dos líneas al interior del Parti-
do: 1) El del surgimiento del camino de Mariátegui; 2) El de la
búsqueda del camino de Mariátegui; 3) El de retomar el ca-
mino de Mariátegui. Por lo tanto no podemos hablar del Par-
tido y de sus orígenes sin hablar de Mariátegui su fundador y
guía, de la línea política que planteó y de la lucha de los co-
munistas peruanos para retomar su legado.
José Carlos Mariátegui (1892-1930), intelectual peruano auto-
didacta, es sin lugar a dudas el principal teórico marxista que
ha producido América Latina; aplicó a la realidad peruana y
latinoamericana los principios generales del marxismo leni-
nismo y asumió su defensa, enfrentando a corrientes pequeño-
burguesas que negaban la necesidad del partido del proleta-
riado.
Participó dictando un ciclo de conferencias en las llamadas
“Universidades Populares González Prada” sobre la crisis eu-
ropea. Se separa de este foro intelectual después de una polé-
mica ideológica con el APRA y se aboca a trabajar incansable-
mente por la centralización obrera y campesina, culminando
este proceso con la fundación del Partido Comunista, van-
guardia política del proletariado peruano.
Sin embrago, no podríamos estudiar esta etapa de la vida par-
tidaria sin tener una visión aunque sea sucinta de los hechos
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históricos ocurridos en la década de los veinte, particularmen-
te en el Perú y en América Latina.
La primera guerra mundial y la triunfante revolución de octu-
bre de 1917, crearon las condiciones tanto objetivas como sub-
jetivas para el surgimiento de movimientos obreros y la consti-
tución de varios partidos comunistas en América Latina.
El primer gran impacto de la guerra de 1914-1917, se sintió en
el descenso de las importaciones y la inversión de capitales. La
escasez de bienes de consumo propició en América Latina cier-
to desarrollo de la industria ligera (particularmente la textil),
que contribuyó a un proceso limitado reindustrialización y por
ende de concentración obrera, consolidando el surgimiento de
una clase que se venía produciendo desde las últimas décadas
del siglo anterior: El Proletariado.
Este crecimiento de la industria ligera originó lógicamente,
que la producción artesanal en pequeña escala sea sustituida
por la gran producción, generando la concentración de traba-
jadores, motivando la perdida de terreno a las corrientes anar-
cosindicalistas, que hasta entonces mantenían la hegemonía en
los movimientos obreros.
La Primera Guerra ocasionó asimismo, la sustitución de la
inversión europea por la norteamericana. Un imperialismo
viejo y cansado era sustituido por un imperialismo joven y
agresivo. La inversión de capitales de procedencia norteameri-
cana había sido relativamente escasa a nivel continental. A
excepción de México y algunos países de Centro América, el
capital norteamericano era prácticamente desconocido.
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Esta sustitución de inversiones y la aplicación de nuevos mé-
todos de dominación imperialista por parte de Estados Uni-
dos de Norteamérica, estimula el surgimiento de sentimientos
nacionales y una poderosa corriente antiimperialista.
El triunfo proletario en la Unión Soviética y la constitución de
la Internacional Comunista en 1920, encausan estos sentimien-
tos y posibilitan la creación de partidos comunistas, que in-
teresados en la causa de la revolución proletaria mundial, se
afilian a la III Internacional de Lenin y Stalin.
Es particularmente importante analizar el surgimiento del
movimiento aprista, fundado en 1924 en la ciudad de México
por Víctor Raúl Haya de la Torre (1895-1979), exiliado en aquel
país por el gobierno del dictador Augusto B. Laguia, debido a
su participación en el movimiento estudiantil peruano, y es
importante porque como veremos más adelante, la polémica
entre José Carlos Mariátegui (PCP) y Víctor Raúl Haya de la
Torre (APRA), marca el deslinde entre la posición proletaria y
la posición del nacionalismo pequeño burgués.
La concepción primigenia de la Alianza Popular Revoluciona-
ria Americana (APRA), proponía para oponerse a la constitu-
ción de un partido obrero, la formación de un partido pluri-
clasista, un llamado “Frente de Trabajadores Manuales e Inte-
lectuales”, en el cual no se definía cual de las clases que lo con-
formaban ejercía el papel dirigente y que rechazaba totalmente
el principio de la lucha de clases.
Haya insistía en la necesidad de un partido férreamente disci-
plinado, que actuara bajo una dirección y control centralizado;
él mismo era un líder autocrático e intransigente; característi-
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cas orgánicas y partidarias que se ajustan a los partidos y líde-
res fascistas europeos.
Los más remotos antecedentes apristas se podrían situar en el
movimiento estudiantil que luchó por la abolición del sistema
de enseñanza feudal, exigiendo la “Reforma Universitaria”,
contagiados sin duda por los vientos reformistas que soplaban
desde Córdoba, Argentina.
La realización del Congreso Nacional de Estudiantes realizado
en la ciudad de Cuzco en 1920, pone sobre el tapete las reivin-
dicaciones de la pequeña burguesía intelectualizada.
Mariátegui constata que lo único trascendente de este evento
fue el acuerdo de impulsar la creación de las “Universidades
Populares”; destinadas a vincular a los estudiantes universita-
rios con el proletariado y dar un vasto alcance a la agitación
estudiantil.
Su participación a través de una serie de conferencias en las
Universidades Populares González Prada; así como la inclu-
sión de personalidades apristas entre los colaboradores de la
Revista Amauta, no ligan en ningún momento a Mariátegui
con esta tendencia; tal como la han tratado de insinuar los
propios apristas.
La política del APRA definida por Haya de la Torre, giraba en
torno a cinco puntos esenciales: 1) Lucha contra el imperialis-
mo (yanqui) 2) Unidad política indo América 3) socialización
de la tierra y grandes industrias 4) Internacionalización del
canal de Panamá 5) Solidaridad mundial con todos los pueblos
y clases oprimidas.
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Estos planteamientos de Haya fueron criticados durante el
desarrollo de la polémica que sostuviera con él, arremetiendo
contra el llamado “Grupo de México”, que elevaron el antiim-
perialismo a la categoría de programa, de una actitud política
que se basta así misma y que conduce espontáneamente, no
sabemos en virtud de que proceso, al socialismo, a la revolu-
ción social. Mariátegui desenmascaró las tesis apristas de “que
somos de izquierda (o socialistas) por que somos antiimperialistas”
manifestando que sólo el proletariado unido al campesinado,
pueden conducir a un antiimperialismo consecuente.
En correspondencia con un grupo de peruanos residentes en
París, Mariátegui precisó sus puntos de vista con claridad me-
ridiana: “Cualquiera que sea el sesgo —afirmó— de la política na-
cional en particular de los elementos con quines hasta ayer habíamos
colaborado, identificados en apariencia (hemos descubierto ahora que
sólo era en apariencia), los intelectuales que nos hemos entregado al
socialismo, tenemos la obligación de reivindicar el derecho de la clase
obrera a organizarse en partido autónomo. Por parte de Haya y sus
amigos de México hay una desviación evidente. Negarse a admitirla
por motivos solamente sentimentales, no sólo sería indigno de una
inteligencia crítica, sino de una elemental honradez. Haya sufre de-
masiado el demonio del caudillismo, del personalismo”.
Mariátegui continúa marcando sus diferencias: “Yo no he veni-
do al socialismo por el camino de las Universidades Populares y me-
nos todavía de la camaradería estudiantil con Haya… no tengo por-
que atenerme a su inspiración providencial de caudillo… no suscribo
asimismo la esperanza en la pequeña burguesía súper valorizada por
el aprismo…no creo como algunos de nuestros amigos que la ambi-
ción —la noble ambición política— de Haya sea desmedida. Me pare-
ce más bien descentrada, desviada. Yo creo que el verdadero, el nuevo
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sentido de la sociedad contemporánea está orientado hacia el interna-
cionalismo, en oposición a toda clase de nacionalismos. De tal mane-
ra que no es posible cortar los nexos que nos unen a las clases explo-
tadas de los países imperialistas. La independencia económica de
nuestra América se deberá, en gran parte, al poderío que estas ad-
quieran dentro de sus propias naciones”.
Después de plantear en términos generales la importancia del
desarrollo de la revolución proletaria mundial y la relación
que esta tiene con las revoluciones especificas, particularmente
en los países semi-coloniales y semi-feudales; Mariátegui
arremete contra la posición pequeño burguesa que comanda
Haya de la Torre: “Pero hay algo más grave aún: Haya rechaza de
plano la idea de una alianza de partidos y reclama un partido único,
tendiendo así a una especie de totalitarismo que me parece sumamen-
te peligroso. Alega para eso que en América no existe proletariado.
¿Cómo es posible decir semejante cosa cuando en Argentina y en
Chile existen ya desde hace años partidos específicos del proletariado,
con líderes de renombre continental? Y su desarrollo en nuestros
días se hará vertiginosamente. Este proletariado no podrá aceptar
jamás renunciar a su partido específico y si se viera obligado a reali-
zar alianzas, lo hará así de partido a partido… cosa totalmente dis-
tinta a la que Haya pretende. Mi posición está completamente defini-
da: soy internacionalista ante todo y sobre todo. Si Haya va por otro
camino no tendré más remedio que separarme de él, aunque sea muy
a mi pesar”.
Este “antiimperialismo aprista” perdió fuerza considerable
cuando en la década de los treinta, Franklin D. Roosevelt pro-
clamó la “política del buen vecino”, pasando a partir de la dé-
cada de los cincuenta a convertirse en un aliado y propagandi-
zador del imperialismo norteamericano, implementando un
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anticomunismo hepático y viseral, que inculcado a su militan-
cia los empujaba a combatir cualquier forma de protesta popu-
lar.
Las tesis de Mariátegui respecto a la realidad peruana incidie-
ron en el problema del indio y de la tierra, que están ligados a
una estructura semi-feudal, que pese a algunos cambios debi-
do al desarrollo capitalista, está vigente hasta la fecha. “El pro-
blema del indio —planteaba Mariátegui— es el problema de las ¾
partes de la población del Perú. Es el problema de la mayoría, es el
problema de la nacionalidad… sin el indio no hay nacionalidad posi-
ble. El problema del indio es la cuestión clave y forma parte del pro-
blema de la tierra, del problema agrario y del problema nacional”.
Lo expuesto por Mariátegui se manifiesta en pobreza rural,
inmensos contingentes de campesinos pobres sometidos y
tratados como bestias de carga, sin acceso a una sola pulgada
de tierra. En el área andina la desnutrición, la mortalidad, el
analfabetismo son alarmantes; la esperanza de vida en el área
rural es de 40 años y la tercera parte de los niños nacidos allí,
mueren antes de cumplir el primer año.
La lucha del campesinado peruano tiene raíces históricas y
comienza con la implantación de la feudalidad por los con-
quistadores españoles. Sin pretender tocar el problema desde
sus inicios, me concretaré a analizar el movimiento campesino
y su lucha por la tierra, durante el periodo en que Mariátegui
se aboca al trabajo de centralización en la perspectiva de la
alianza obrero campesina.
Esta lucha campesina corre paralela a lo que el PCP llama “El
surgimiento del Camino de Mariátegui” y podríamos definirla
como de movilización espontánea y organización embrionaria
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del campesinado en el periodo de inicio del capitalismo agra-
rio —particularmente en la costa— y cuando las formas prin-
cipales de organización tienen un marcado carácter anarcosin-
dicalista.
Es en la costa norte del Perú —donde se producía mayormente
caña de azúcar— en departamentos de Lambayeque y La li-
bertad estas luchas campesinas cobran gran impulso, se inten-
sifican. Particularmente en el Valle de Chicama donde los sin-
dicatos existentes impulsan una gigantesca huelga por mejoras
salariales.
No podemos referirnos a estas acciones como si se tratara de
un movimiento obrero propiamente dicho ya que aún en la
costa donde se había asentado el capitalismo, prevalecían ca-
racterísticas de semi-feudalidad: las masas eran en su mayoría
campesinos emigrantes enganchados en la sierra mediante
“cebo” adelantado, empleando inclusive la coacción física.
El hacendado costeño, aseguraba la permanencia en su feudo,
utilizando grupos de vigilancia particulares y la perpetuaba
endeudando al trabajador en el “Tambo” (Tienda de Raya en
México) que ejercía el monopolio del comercio en la hacienda.
Así como en las haciendas ubicadas al norte del Perú, las plan-
taciones algodoneras situadas al sur de Lima, el proceso de
proletarización era igualmente insipiente. Pocos eran los traba-
jadores asalariados. En su gran mayoría eran “yanacones”:
colonos que recibían una parcela de tierra y en algunos casos
semillas para dividir la cosecha “al partir” con el hacendado.
Si bien era cierto que de daba el inicio de un capitalismo agra-
rio, este nacía atado a intereses terratenientes e incapacitado
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por ellos para que se pudiera cumplir con la misión histórica
de terminar con la feudalidad, hecho que fue nítidamente ana-
lizado por Mariátegui: “El capitalismo se desarrolló en un pueblo
semi-feudal, en instantes que llegada la etapa de los monopolios y el
imperialismo, toda ideología liberal correspondiente a la época de la
libre concurrencia, ha cesado de ser válida”.
La histórica tradición de lucha del campesinado peruano no
podía ser ajena a las nuevas circunstancias. Su lucha por la
tierra está en ascenso. La gigantesca insurrección de Rumi-
Maqui se extiende por la sierra y marca el inicio de grandes
levantamientos armados en Cuzco, Puno y Ayacucho. levan-
tamientos e insurrecciones campesinas que son fácilmente ani-
quiladas por las fuerzas represivas generan el surgimiento de
corrientes “indigenistas”, que pretendían una idealista recons-
trucción del Tahuantinsuyo, hecho que fuera criticado dura-
mente por Mariátegui, que participó en varios congresos indi-
genistas.
Antes que un retorno antihistórico, Mariátegui basó sus postu-
lados en posprincipios de la alianza obrero-campesina.
En la solución de los problemas de la tierra rechazaba la idea
que pudiera hacerse reivindicando las tradiciones del primiti-
vo comunismo agrario que floreció en América antes de la
conquista, e insistía en la diferencia entre este y el comunismo
moderno: “La doctrina socialista —afirmó— es la única que puede
dar un sentido moderno y constructivo a la causa indígena, que si-
tuada en su verdadero terreno social y económico y elevada al plano
de política creadora y realista, cuenta para la realización de esta em-
presa, con la disciplina y la voluntad de una clase que hoy hace su
aparición en nuestro proceso histórico: El Proletariado”.
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Paralelamente el APRA consolida su hegemonía en el movi-
miento campesino costeño del norte del país, aprovechando
los vestigios de organizaciones anarcosindicalistas, que son
absorbidas fácilmente por sus planteamientos de populismo
agrario.
La reiterada defensa de la comunidad indígena hecha por Ma-
riátegui, sirvió de pretexto para que sus detractores lo moteja-
ran de “indigenista”, sin tomar en cuenta que su pretendido
indigenismo a diferencia de posiciones utópicas que eran
compartidas por el APRA, Mariátegui sentó caramente su po-
sición: “Y el fenómeno nacional no se diferencia ni se desconecta en
su espíritu del fenómeno mundial. Por el contrario, de él recibe su
fermento y su impulso. La levadura de las nueva reivindicaciones
indígenas es la idea socialista, no como la henos heredado instintiva-
mente del extinto incario, sino como la hemos aprendido de la civili-
zación occidental, cuya ciencia y cuya técnica sólo romanticismos
utopistas pueden dejar de ver adquisiciones irrenunciables y magni-
ficas del hombre moderno”.
En la discusión que sostuviera con los dirigentes apristas re-
vocando la propuesta de que ese partido se convirtiese en un
Kuo Ming Tang latinoamericano (supuestamente para evitar la
imitación europeísta) y acomodar su acción a una aplicación
exacta de la realidad peruana, Mariátegui desenmascaró la
posición pequeño burguesa del aprismo: “La colaboración con la
burguesía y aún incluso con muchos elementos feudales en la lucha
antiimperialista china, se aplica por razones de raza, de civilización
nacional, que entre nosotros no existe. El chino noble o burgués se
siente entrañablemente chino. Al desprecio del blanco por su cultura
estatificada y decrépita, corresponde con el desprecio y el orgullo de
su tradición milenaria. El antiimperialismo en la China pude descan-
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sar en el sentimiento y el factor nacionalista. En América Latina las
circunstancias no son las mismas. La aristocracia y la burguesía no
se sienten solidarias con el pueblo por el lazo de una historia y una
cultura comunes. En el Perú el aristócrata y el burgués blanco des-
precian lo popular, lo nacional. Se sienten ante todo blancos. El pe-
queño burgués mestizo imita su ejemplo. La burguesía limeña frater-
niza con los capitalistas yanquis y aún con sus simples empleados, en
el Country Club, en el tenis y en las calles. El yanqui desposa sin
inconveniente de raza, ni de religión a la señorita criolla, y esta no
siente escrúpulo de raza, nacionalidad ni de cultura, al permitir el
matrimonio con un individuo de la raza invasora. Tampoco tiene
escrúpulo la muchacha de clase media. La “huachafita” que puede
atrapar a un yanqui empleado de la Grace o de la Fundation, lo hace
con la satisfacción de quien asiente elevar su condición social. El
factor nacionalista por razones objetivas, que a ninguno de ustedes
escapa seguramente, no es decisivo ni fundamental en la lucha anti-
imperialista en nuestro medio”:
Cuando Mariátegui cuestionaba las tesis apristas y la quiebra
del Kuo Ming Tang, no eran conocidos todavía en su verdade-
ra dimensión. Un conocimiento capitalista y no por razones de
justicia social y doctrinaria, demostró cuan poco se podía con-
fiar, aún en países como China, en el sentimiento “nacionalista
revolucionario” de la burguesía”: “La esperanza en el Kuo Ming
Tang —escribiría Mariátegui posteriormente— se ha desvanecido
completamente. El gobierno nacionalista de Nan King, no es sino un
instrumento del imperialismo”.
La fundación del PCP no fue producto de un conciliábulo aca-
démico, del cual Mariátegui era un declarado enemigo, surgió
del torbellino de la lucha de clases contra el orden social exis-
tente; hubo que luchar a través de publicaciones políticas y de
28
clase contra el orden que imponía el sistema reaccionario de
ideas imperantes y batallar fundamentalmente contra el
APRA, que negaba la necesidad de un partido proletario.
Fue la lucha de la clase obrera la que determinó la fundación
del partido; Mariátegui estableció la línea política general de la
revolución en el Perú; en concreto, sentó las leyes de la lucha
de clases en el país. Así el proletariado peruano devino en cla-
se mayor de edad, conformándose como partido político inde-
pendiente; planteándose como meta: “la emancipación económica
de la clase obrera”.
Al escribir el “Prefacio a El Amauta Astuparia”; crónica de la
sublevación indígena de 1855, escrito por Alberto Reyna, Ma-
riátegui establece la necesidad de la constitución del partido, el
Frente y el Ejército Popular, como única garantía del triunfo
revolucionario; visión que coincide con los planteamientos del
Presidente Mao Tse-tung: “La insurrección —escribe Mariátegui
en el mencionado prefacio— una clara motivación económico-
social, pero cuando la revuelta aspiró a transformarse en una revolu-
ción, se sintió impotente por falta de fusiles (EJERCITO), programa
(FRENTE UNICO) y doctrina (PARTIDO). La imaginación del perio-
dista Montesquerque (uno de los personajes de la crónica), criollo
romántico y mimetista, pretendió remediar la carencia con la utopía
de un retorno: la restauración del Imperio de los Incas. Este retorno
romántico al Imperio Incaico no era como plan más anacrónico que la
honda y le rajón como armas para vences a la Republica. El programa
del movimiento era tan viejo e impotente como su parque bélico”.
(LAS PALABRAS ENTRE PARÉNTESIS SON NUESTRAS)
El PCP, durante el proceso de retomar el legado de su funda-
dor, fue la única organización política que realimente se preo-
cupó por hacer un estudio sistemático de la realidad peruana,
29
para no errar respecto a la categorización de la sociedad y el
carácter de la revolución, logrando mediante esta práctica
desarrollar a Mariátegui y situarlo en el centro del debate cua-
renta años después de su desaparición física.Por eso el docu-
mento RETOMEMOS A MARIATEGUI Y RECONSTITUYAMOS SU
PARTIDO, tiene vital importancia para comprender su devenir
político: “El imperialismo —se afirma en ese documento— no
consiente a ninguno de estos pueblos semi-coloniales que explota
como mercados de su capital y sus mercancías; como deposito de ma-
terias primas, un programa de nacionalización e industrialismo, nos
obliga a la especificación a la nomenclatura (petróleo, cobre, algodón,
azúcar en el Perú) sufriendo una permanente crisis que se deriva de
su rígida determinación de la producción nacional, por factores del
mercado mundial capitalista”
Aquí el PCP, analiza a quien al atar nuestras fuerzas producti-
vas y no permitir el desarrollo independiente del país y es el
enemigo principal de los pueblos y naciones oprimidas: el im-
perialismo.
“Al abordar el problema de la semi-feudalidad —continúa el PCP—
no debe ser buscada ciertamente en la subsistencia de instituciones y
formas políticas o jurídicas del orden feudal. Formalmente el Perú es
un Estado Republicano y demo-burgués. La feudalidad o la semi-
feudalidad supervive en la estructura de nuestra economía agraria,
formas de trabajo gratuito, obligación familiar y trabajos diferidos,
prestaciones personales, manutención y fusión de viejos latifundios y
predominio del gamonalismo, solo que cubierto bajo nuevas condi-
ciones y rimbombantes palabras… En el Perú se desarrolla un capi-
talismo, pero un capitalismo sometido al control imperialista princi-
palmente norteamericano, no un capitalismo que ermita una econo-
mía nacional y una industrialización independiente, implicando am-
30
bas el quebrantamiento del dominio imperialista. Mariátegui no nie-
ga pues el desarrollo capitalista en el país, sino que precisa el tipo de
capitalismo que engendra una burguesía compradora ligada al impe-
rialismo norteamericano. En síntesis, un capitalismo burocrático,
desde el punto de vista de Mao Tsetung…A partir de la condición
semi-colonial y semi-feudal del país, Mariátegui analizó las fuerzas
de la producción, sentando que hay dos clases básicas: el proletariado
y el campesinado, que mientras que esta es la fuerza principal por ser
mayoría y soportar el peso semi-feudal, la clase obrera es la clase
dirigente, más aún, resaltó que sólo con la aparición del proletariado
el campesinado podría cumplir su pape, que al proletariado y al cam-
pesinado se les une la pequeña burguesía que si bien ha jugado un
papel subsidiado y desorientado en el Perú, puesta bajo la presión del
capitalismo extranjero parece destinada a asumir a medida que pros-
pere su organización y orientación una actitud nacionalista revolu-
cionaria. Fuerzas motrices a las que se junta en ciertas circunstan-
cias y condiciones la burguesía nacional, a laque Mariátegui llamara
“izquierda burguesa”. Cuatro clases que al unirse apuntan contra los
blancos de la revolución: la semi feudalidad y el dominio imperialis-
ta”.
El PCP, estudiando a Mariátegui y desarrollando su pensa-
miento para aplicarlo en la práctica, condensó el problema de
la revolución peruana y sus etapas: la democrático-nacional o
democrático burguesa de nuevo tipo, en el lenguaje de Mao
Tsetung y la revolución proletaria. Dos etapas ininterrumpidas
en un mismo proceso revolucionario que no pueden confun-
dirse en su carácter y su contenido. Los planteamientos de
Mariátegui unidos al carácter de nuestra sociedad, después de
ser debatidos al interior del PCP, sirvieron para entender más
cabalmente la verdad fundamental de las leyes que rigen la
revolución y la necesidad histórica de aplicar la violencia revo-
31
lucionaria: “A través de sus obras Mariátegui resalta la importancia
que dio a la utilización de la violencia revolucionaria, a la guerra y a
la organización militar. Ya en 1921 escribía “no hay revolución
mesurada, equilibrada, blanda, serena y pacifica. En 1923: El
poder se conquista a través de la violencia y se defiende sólo a
través de la dictadura. En 1925: Mientras la reacción es el ins-
tinto de conservación, el estertor agónico del pasado, la revo-
lución es la gestación dolorosa, el parto sangriento del presen-
te. Y en 1927: Si la revolución exige violencia, autoridad y dis-
ciplina; estoy por la violencia, por la autoridad, por la disci-
plina. Las acepto en bloque, con todos sus horrores sin reser-
vas cobardes”.
La tesis de la utilización de la violencia revolucionaria es pues,
una constante en el pensamiento de Mariátegui y sentó clara-
mente el carácter prolongado de la guerra en países de carac-
terísticas semi-coloniales y semi-feudales: “Una revolución —
afirmó— no es un golpe de estado, no es una insurrección, no es una
de aquellas cosas que aquí llamamos “revolución” por el uso arbitra-
rio de la palabra, una revolución no se cumple sino en muchos años,
con frecuencia tiene periodos de predominio de las fuerzas reacciona-
rias y predominio de las fuerzas revolucionarias”.
Mariátegui comprendió nítidamente que el proceso de la gue-
rra revolucionaria es un proceso de ofensivas y contraofensi-
vas, de victorias y derrotas, mientras uno de los bandos com-
batientes no capitule definitivamente, mientras no renuncie a
la lucha, no está vencido. Su derrota es transitoria pero no total
y conforme a esta interpretación de la historia, la reacción, el
terror blanco, no son sino episodios de la lucha de clases, un
capítulo ingrato de la revolución. El pensamiento de Mariáte-
gui asume la defensa de la posición de una línea de masas.
32
Mariátegui considera que la presencia de las masas llena la
época contemporánea, que las muchedumbres —como las lla-
maba— son las protagonistas de la escena actual; que las in-
mensas mayorías cuajadas como clase obrera tienen un mito,
una meta, la revolución social, meta que el proletariado enar-
bola y hacia la cual marcha “con una fe vehemente y activa” con-
trastando con el escepticismo y decadencia de la burguesía.
Esta fe en las masas que plantea el fundador del PCP, marcan
el deslinde con posiciones anarquizantes y otras encuadradas
dentro de la gama del tercerismo pequeño-burgués.
En la Admonición del 1° de Mayo, escribiría Mariátegui: “La
lucha por el socialismo no se nutre de evocaciones dolientes o coléri-
cas, ni de esperanzas exaltadas. Es antes que nada acción concreta,
realidad presente. Trabajan por el advenimiento de una sociedad
nueva los que todo el año, disciplinada, ordenadamente, combaten
por el socialismo, no los que en esta u otra fecha sienten un momen-
táneo impulso de motín o asonada”.
El camino de Mariátegui surgió como producto de la lucha de
clases al interior del propio partido de él fundara. Su lucha por
adherirlo al marxismo-leninismo y a la Internacional Comu-
nista de Lenin y Stalin, nos muestran claramente la existencia
de dos líneas al interior del partido Comunista del Perú, una
que encarnaba la posición proletaria que era difundida por
Mariátegui y otra oportunista y traidora que luego fuera in-
fluenciada por la corriente denominada como “browderismo”,
en relación a los planteamientos de Eral Browder —Secretario
General del Partido Comunista de los Estados Unidos de Nor-
teamérica— que planteaba la legalización de los partidos co-
munistas y una abierta colaboración con la burguesía que ha-
33
bía ya influenciado a varios partidos comunistas en América
Latina.
La temprana desaparición del “Amauta” (como llamaban a
Mariátegui sus discípulos rescatando en el leguaje de los Incas,
al sabio, al maestro, al poeta del Tahuantisnsuyo) a escasos
dos años después de la constitución de la vanguardia política
del proletariado peruano, privó al Perú y a América de su más
claro conductor.
El 9 de abril de 1930, el pueblo peruano acompañó sus restos
mortales con la pesadumbre implacable de no tenerlo más
entre nosotros, pero poseídos también de la voluntad afirma-
tiva de sostener colectivamente la bandera de la cual José Car-
los, fue su insigne portador. El clamor popular de “Adiós ca-
marada”, Adiós Maestro” y “Adiós Jefe”, retumbó durante la
marcha final al cementerio Presbítero Maestro en la ciudad de
Lima.
Al poco tiempo de su muerte, el crecimiento de la línea opor-
tunista al interior del PCP, propició una nefasta corriente que
comenzó a plantear la “proletarización y superación de Mariá-
tegui”, mientras que al exterior del partido, la crítica aprista lo
tildaba de “intelectualizado y europeísta”, con el propósito de
negar su línea y destruir su partido.
La crítica aprista se había iniciado en vida de Mariátegui, para
descalificar la necesidad histórica del partido del proletariado:
“Usted está lleno de europeísmo —le había encarado durante
una polémica el fundador del APRA— póngase en la realidad y
trate de disciplinarse no con la Europa revolucionaria, sino con la
América revolucionaria”. Frente a lo cual Mariátegui le respon-
de enunciando esta definitoria declaración: “No queremos que el
34
socialismo sea en América calco y copia. Debe ser creación heroica.
Tenemos que dar vida, con nuestra propia realidad, nuestro propio
lenguaje, al socialismo indo americano”.
A mediados de los treinta. Surge más abiertamente el cuestio-
namiento al basamento marxista de Mariátgui, a la vez que se
le reconocía gran calidad intelectual. La intención era conver-
tirlo en un “intelectual inofensivo” y ocultar a las masas su gran
realización en el terreno de la práctica revolucionaria. Jorge de
Prado —enquistado en la Secretaría General del PCP— y sus
aláteres que se autodenominaban “discípulos de Mariátegui”,
lo envolvían en incienso, mientras renunciaban abiertamente a
su camino.
Sin embargo la línea roja siguió siendo encarnada en la lucha
de las masas. Los comunistas peruanos levantaron en alto sus
banderas y jalonaron la lucha al interior del partido en la bús-
queda de su camino.
Alianzas con personajes de la burguesía, caracterizaron la polí-
tica de la dirección revisionista del PCP, durante el periodo
correspondiente a la segunda guerra mundial y la lucha mun-
dial antifascista.
Al respecto creo es importante tocar el problema del Movi-
miento Comunista Internacional durante este periodo. La III
Internacional había dejado de existir, siendo sustituida por el
Cominter, una especie de Comité Central que asumió sus fun-
ciones. El hecho que las discusiones a nivel amplio desapare-
cieran motivó una aplicación burocratizada de los acuerdos y
disposiciones que asumieran.
35
Un caso típico que no puede dejarse de lado fue la imposición
de políticas antifascistas, tales como considerar a este fenó-
meno como representante del sector más reaccionario de la
burguesía monopolista tomando como base los planteamien-
tos de de Jorge Dimitrov, en que plantea El frente Único Anti-
fascista lo que propició la desmovilización del proletariado
internacional a través de alianzas antinaturales con personajes
de la más rancia aristocracia.
En marzo de 1984 se constituye el llamado Movimiento Revo-
lucionario Internacionalista, agrupación de organizaciones y
partidos que asumen el Pensamiento Mao, fieles al marxismo
y al proletariado, que en su Declaración tocan el tema del Co-
minter en esa etapa: “Puesto que el VII Congreso del Cominter, ha
tenido tan profunda influencia sobre la historia del Movimiento In-
ternacional, es necesario hacer una valoración serena y científica del
Informe de este Congreso a la luz de las condiciones históricas exis-
tentes en ese entonces… la distinción entre fascismo y democracia
burguesa en los países imperialistas, ciertamente es de real importan-
cia para los Partidos Comunistas, se trató de hacer un absoluto de la
diferencia entre estas dos formad de dictadura burguesa y también
hacer de la lucha contra el fascismo una estrategia aparte… se desa-
rrolló una tesis que sostenía que la creciente pauperización del prole-
tariado crearía la base material para remediar la escisión de la clase
obrera en los países avanzados… cuando el fascismo se definió como
el régimen del sector más reaccionario de la burguesía monopolista
en los países imperialistas; esto dejó la puerta abierta a la peligrosa
corriente reformista y pacifista de identificar a un sector de la bur-
guesía monopolista como progresista”.
Esta tendencia de colaboracionismo burgués, tomo cuerpo en
la dirección del PCP, que abandonando el trabajo en el seno de
36
las masas obreras y campesinas y manteniéndolo tan sólo co-
mo una relación burocrática con las mismas, buscaron su lega-
lización y reconocimiento; entregando el movimiento en ma-
nos del APRA, mientras que ellos pugnaban por participar en
procesos electorales montados por la burguesía. Es alecciona-
dora la anécdota en la que Jorge del Prado, llamó “El Stalin
Peruano” al entonces presidente Manuel Prado Ugarteche ,
nítido representante de la oligarquía peruana.
La década de los sesenta, caracterizada a nivel interno como
de un gran ascenso en la lucha de las masas, fundamentalmen-
te campesinas, es la etapa en que los comunistas peruanos re-
toman el camino de su fundador.
Coincidentemente este ascenso popular, , marchó paralelo a la
Gran Polémica en el seno del Movimiento Comunista Interna-
cional, con el enfrentamiento entre el marxismo-leninismo y el
revisionismo contemporáneo, hecho que tiene una vital impor-
tancia en la lucha por retomar a Mariátegui, ya que las publi-
caciones y difusión de las obras del Presidente Mao Tsetung,
posibilitaron comprobar la similitud de planteamientos del
líder chino y el fundador del PCP.
El conflicto de fondo comenzó a manifestarse en 1956 ya que
antes las posiciones divergentes entre China y la URSS, se re-
ferían a detalles de interés nacional de cada uno, que no tuvie-
ron mayor trascendencia en la marcha del Movimiento Comu-
nista Internacional.
Fue a raiz del “Informe Secreto de Kruschev”, en el XX Con-
greso del PCUS, donde se denuncia “los crímenes de Stalin”,
iniciando consecuentemente una campaña de “desestaliniza-
ción” dentro de la URSS, imponiendo esta posición por medio
37
del chantaje económico y político en los demás países euro-
peos, logrando el sometimiento de la mayoría, a excepción de
China y la República Democrática de Albania. Las posiciones
cercanas a Stalin sufrieron lógicamente las consecuencias de
dicha campaña, tanto dentro de la Unión Soviética, como en
los “partidos hijos” en Europa del Este.
Mao Testung y el Partido Comunista de China, enarbolando la
bandera de Lenin y Stalin, reaccionaron lógicamente, ante el
intento de liquidar a uno de los más grandes dirigentes del
proletariado internacional.
Sin embargo, es necesario precisar, que si bien es cierto el Pre-
sidente Mao, salió en defensa de Stalin ante las calumnias de
Kruschov, también hizo serias y correctas criticas a sus errores:
“En Stalin —afirmó el dirigente chino— hubo mucho de metafísi-
ca, además que él enseñó a mucha gente a ponerla en práctica…A
Stalin se le escapó la conexión existente entre la lucha y la unidad de
los contrarios. La mentalidad de muchas personas en la Unión Sovié-
tica es metafísica, es tan rígida que, para ellos esto es esto y lo otro es
lo otro, sin que reconozcan la unidad de los contrarios. De ahí sus
errores en lo político. El error fundamental de Stalin, fue no aplicar a
fondo la dialéctica en todas las esferas y, de este modo sacó conclu-
siones seriamente equivocadas sobre la naturaleza de las clases bajo el
socialismo y los medios de prevenir la restauración capitalista”.
Pese a estas las críticas hechas indiscutiblemente desde el seno
del pueblo, el Presidente Mao consideró a Stalin como uno de
los más grandes dirigentes del proletariado, y haciendo un
balance entre sus virtudes y sus defectos, consideró que Stalin
tuvo un 70% de virtudes, contra un 30% de errores.
38
Las críticas chinas a la posición adoptada por la URSS se pue-
den resumir en los siguientes puntos: 1) El PCUS no hizo un
análisis correcto de la situación. (Si bien Stalin cometió errores,
hay que admitir que también ha tenido grandes méritos). 2) El
PCUS no hizo ninguna autocrítica. 3) El PCUS no consultó a
los demás partidos hermanos, antes de tomar una decisión tan
grave como la condenación de Stalin. (Lo que provocó una
serie de desajustes en los países socialistas).
Estas divergencias se acrecentaron durante la celebración en
Moscú de una reunión realizada en 1957, entre representantes
de Partidos Comunistas, en la que le propio Mao Tsetung, se-
ñaló la oposición del partido Comunista de China a las tesis de
Kruschov, sobre la posibilidad de la “transición pacífica” al
comunismo, tachándolas de derechistas.
Los puntos doctrinales defendidos por China se resumen en
un artículo publicado en Pekín bajo el título de VIVA EL
LENINISMO, donde se ataca al revisionismo y se reclama para
el Partido Comunista de China (PCCH), el hecho de ser el he-
redero del pensamiento leninista.
Los temas planteados fueron los siguientes:
1. DICTADURA DEL PROLETARIADO. El PCUS afirma que
no constituye sino una etapa el desarrollo del Estado
Socialista. El PCCH, sostiene que lejos de ser una etapa
abarca toda la etapa de la construcción de la sociedad
comunista, ya que las contradicciones de clase se man-
tienen aún después de los grupos explotadores.
2. LA TRANSICIÓN PACÍFICA AL SOCIALISMO, sostenida
por el PCUS, no hace según el PCCH, sino debilitar la
39
lucha revolucionaria; la violencia reaccionaria debe ser
combatida con la violencia revolucionaria; los explora-
dores no vacilan en emplear la fuerza.
3. CULTO A LA PERSONALIDAD Denunciado por Kruschov
en contra de Stalin, significó la negación de este; China
acepta la crítica a Stalin, pero siguiendo métodos ade-
cuados, buscando un balance necesario y serio. La ne-
gación de Stalin, implica negar la dictadura del prole-
tariado y las tesis fundamentales del marxismo-
leninismo, defendidas por él.
4. RELACIONES ENTRE PARTIDOS China señala que en la
relación entre partidos hermanos no debe haber “par-
tido dirigente” y “partidos dirigidos” y menos aún
“Partido padre” y “Partidos hijos”. La cuestión que se
plantea en el Movimiento Comunista Internacional, no
es si uno u otro partido debe asumir la dirección, sino
si debe obedecer al bastón de mando del revisionismo
o atenerse a los principios revolucionarios del marxis-
mo-leninismo.
5. LA GUERRA Y LA PAZ La URSS sostiene que, dado el es-
tallido de una guerra que sería de consecuencias catas-
tróficas, la contradicción entre socialismo y capitalis-
mo, debe llevarse al terreno de la competencia ideoló-
gica y económica; que el socialismo debe ganar por ser
el mejor sistema. China sostiene que no debe reprimir-
se la guerra revolucionaria, que es el único medio para
la liberación de los pueblos; aún aceptando la conve-
niencia de conseguir la paz mundial, los chinos no sa-
crificarán en tal sentido, la necesidad de liberación de
40
los diferentes países, que siempre se manifiestan en lu-
cha.
Como afirmamos anteriormente, en forma paralela a estos
importantes acontecimientos a nivel internacional, en el Perú,
la década de los sesentas significó la agudización de la lucha
de clases y un gran auge del movimiento de masas principal-
mente campesinas, que se caracterizó por la constitución ma-
siva de sindicatos rurales y la lucha generalizada del campesi-
nado por la tierra. Las luchas registradas durante este periodo,
son las más importantes dentro de la historia de los movimien-
tos rurales con masas desarmadas.
En el norte del país, en las haciendas cañeras, se da un proceso
de mecanización y racionalización, impulsando a los hacenda-
dos a reducir la mano de obra. El campesinado cañero asume
la huelga para enfrentar a esta política, que tiene ya marcadas
características capitalistas.
El sindicalismo costeño que estuvo tradicionalmente dirigido
por el APRA, dentro de los parámetros del “Sindicalismo Li-
bre Norteamericano” con sus “federaciones” ligadas a la “Or-
ganización Regional Interamericana de Trabajadores” (ORIT),
organismo imperialista para América Latina, que tiene claras
vinculaciones con la Agencia Central de Inteligencia America-
na (CIA), más la creciente conciliación del APRA con la patro-
nal, desmoviliza al campesinado cañero del norte del país, que
lentamente comienza a deshacerse de esas peligrosas ataduras.
El APRA se ha convertido ya abiertamente en un partido pro-
imperialista y burgués que abandonando sus postulados pri-
migenios de “nacionalización de la tierra y la industria”, es-
grime ahora demagógicamente una descabellada tesis de “na-
41
cionalización progresiva” y apoya las colonizaciones en la sel-
va amazónica impulsadas por la “Alianza para el Progreso”,
con el fin de trasladar la demanda de tierras otras zonas de-
jando intacta la estructura agraria existente.
La perdida total de su influencia en el campesinado se mate-
rializa aproximadamente en 1964: “Nuestra lucha contra la venta
de nuestros países al imperialismo —opinaba Haya de la Torre
allá por 1927— lleva en sus banderas la palabra salvadora: Naciona-
lización. La nacionalización de nuestras riquezas es la única garantía
de nuestra libertad”. Así pensaba el fogoso líder estudiantil,
convertido ahora en un incondicional defensor del capital mo-
nopólico norteamericano. Con su planeamiento de “nacionali-
zación progresiva”, Haya se quitaba definitivamente la careta
progresista.
Para ocultar su entreguismo, Haya desempolva y reedita su
trasnochada teoría que llamó “Espacio-Tiempo-Histórico” un
intento filosófico “indo americano”, en oposición al marxismo-
leninismo.
En esta teoría Haya afirma que el socialismo no es aplicable en
América Latina. Si bien es cierto —razona— que el imperia-
lismo en Europa es la última etapa del capitalismo, en nuestro
continente se convierte en la primera. Todo para justificar el
ingreso del capital extranjero, que según su concepción no
traba el desarrollo sino que por el contrario posibilita el desa-
rrollo de las fuerzas productivas.
La movilización campesina se traslada a la región andina. El
desarrollo de la Confederación Campesina del Perú (CCP) y su
trabajo en el seno del campesinado, logra algunas bases en la
sierra central y en la costa, rebasando las concepciones conci-
42
liadoras y reformistas opuestas a la toma de tierras. Poste-
riormente importantes bases de la CCP, se integrarían a la
Unión de Campesinos Pobres, para fortalecer el trabajo del
PCP en el campo.
Paralelamente se vive la profundización del capitalismo buro-
crático; los obreros desarrollan grandes movimientos huelguís-
ticos y avanzan en su organización sindical. La pequeña bur-
guesía principalmente maestros y estudiantes se incorpora
cada vez más a las luchas populares. El ordenamiento parla-
mentario entraba en crisis y sus partidos se empeñaban en
febril pugna por ganar posiciones y cosechar prebendas.
Fue en estas condiciones tanto nacionales como internaciona-
les, en que se desenvolvió la acción teórica y práctica de los
comunistas peruanos, que asumiendo el pensamiento Mao
Tsetung, pugnaron por retomar el camino de Mariátegui e
iniciar el proceso de reconstitución partidaria, que podríamos
definirlo como el proceso de acondicionar las organizaciones
del Partido y de las masas a las necesidades y perspectivas de
la guarra popular.
Este proceso de retomar a Mariátegui, tuvo su punto más alto
de desarrollo durante la realización de la IV Conferencia Na-
cional, exigida por la base partidaria y postergada en más de
una oportunidad por la dirigencia revisionista. No podríamos
dejar de mencionar la importancia en este proceso del Comité
Regional de Ayacucho y la fracción roja dirigida por el Dr.
Abimael Guzmán Reynoso (Presidente Gonzalo).
La lucha orgánica en contra del llamado “revisionismo criollo”
encabezado por el encallecido revisionista Del Prado se culmi-
na en esta Conferencia con su expulsión.
43
Pero el enfrentamiento entre posiciones contrarias a la fracción
roja de Guzmán continúa. Un grupo dirigido por Sotomayor,
que se oponía a la realización de otra Conferencia en septiem-
bre del 65, cuando tergiversando la realidad, tipifica errónea-
mente a personajes de la política criolla, que amerita su expul-
sión. La fracción roja sale fortalecida con la incorporación de
un nutrido grupo de militantes de la Juventud Comunista.
Finalmente las corrientes que enfrentan a la fracción roja del
Comité regional de Ayacucho José Carlos Mariátegui. 1) El
grupo comandado por Saturnino Paredes Macedo, que se
desenvuelve hacia el liquidacionismo de derecha 2) Patria Ro-
ja, que estando en la República Popular China crean un grupo
denominado Ching Kan y confabulan para usurpar la direc-
ción del Partido y 3) La llamada fracción bolchevique, que
posteriormente se opondría al inicio de la lucha armada y que
al ser derrotada se desintegra, huyendo sus principales cabe-
zas al extranjero.
Después de la expulsión del revisionismo de las filas del par-
tido —que es conocido como PCP (Bandera Roja) por el nom-
bre de su vocero periodístico— la nueva dirigencia plantea
tareas revolucionarias y la implementación de nuevos estilos
de trabajo. Era lógico que una militancia formada en las filas
del “revisionismo criollo” debiera de buscar urgentemente
formas y estilos de trabajo cualitativamente distintos a los em-
pleados anteriormente. Durante esta etapa se presenta en cier-
ta medida algo de mecanicismo y repetición libresca del Pen-
samiento Mao Tse-tung. Fenómeno no generalizado, pues
otros sectores se abocan al estudio de la realidad peruana,
desarrollando a Mariátegui y buscando como aplicar careado-
44
ramente el maoísmo a la realidad peruana. Se hacía necesario
convocar a una nueva Conferencia.
Meses antes de su realización, el Perú se siente remecido por el
estallido de la lucha armada encabezada por el Movimiento de
Izquierda Revolucionaria (MIR) y la participación posterior
del Ejército de Liberación Nacional (ELN), este último de clara
definición “foquista” y que obedecía al bastón de mando de la
Habana.
El MIR en cambio podríamos definirlo como la culminación de
una disputa ideológica que desde hacía unos seis años se venía
presentando al interior del APRA. Cuando un grupo de jóve-
nes apristas luchan por restituir una supuesta democracia in-
terna, exigiendo la aplicación del programa aprista de 1931.
La estructura vertical, autocrática y autoritaria impuesta por
Haya de la Torre en su condición de “Jefe Máximo”, era soca-
vada por estos jóvenes que aún creían es su partido. Por temor
a que su ejemplo se expandiera, Haya ordena a las fuerzas de
choque la eliminación del grupo. Luís de la Puente Uceda —
posteriormente Comandante general del MIR— pasa dos años
en la cárcel de Trujillo —lugar de nacimiento de Haya y gran
bastión aprista— al liquidar en legítima defensa a uno de los
matones enviados por Haya de la Torre.
La posterior adhesión al marxismo leninismo (aunque sea sólo
en el enunciado teórico) y su conversión de “Apra Rebelde” en
Movimiento de Izquierda Revolucionaria, marca la definitiva
separación orgánica con el aprismo. La proximidad de De la
Puente a posiciones cercanas a la guerra popular, no impide
que en la práctica caigan en la aplicación del “foquismo”, teo-
ría apoyada por el liderazgo cubano.
45
Sería necesario precisar algunas consideraciones respecto al
“foquismo”, para poder comprender a cabalidad, la línea polí-
tica y militar del PCP, que a diferencia de otras corrientes re-
volucionarias en América Latina, optó por aplicar la teoría
militar del proletariado: la Guerra Popular, en contraposición
a lo enunciado por Regis Debray —autor de la teoría foquis-
ta— que rechaza como válidas las experiencias de China y
Viet-nam.
Quienes se han pronunciado teórica y prácticamente a favor
de un camino de esta naturaleza, resumen con pequeñas va-
riantes su accionar alrededor de los siguientes puntos: 1) Es
necesario el desarrollar una capacidad de respuesta a la vio-
lencia de las clases dominantes; 2) La violencia organizada de
pequeños grupos constituye un ejemplo que insita a la pobla-
ción; 3) El deber de un revolucionario es hacer la revolución; 4)
No es necesaria la existencia de un Partido Proletario.
Al margen de la personalidad y acciones heroicas de Ernesto
“Che” Guevara —coparticipe en la elaboración de esa teoría—
es necesario fijar una posición clara al respecto: Guevara-
Debray anteponen al análisis de las condiciones históricas con-
cretas su “voluntarismo pequeño-burgués” debiera ser obvio
que después de la experiencia revolucionaria internacional,
reconocer que los revolucionarios no hacen la revolución. La
revolución la hacen las masas en determinadas condiciones
históricas, bajo la dirección de un partido proletario, con una
clara posición política, tanto en lo nacional como en lo interna-
cional. El papel del revolucionario se circunscribe a organizar
y dirigir la revolución.
Una revolución no se hace como resultado de la decisión in-
quebrantable de realizarla, sino que se organiza en función del
46
desarrollo de las circunstancias históricas, no se hace porque la
revolución no es un acto mágico que modifique las relaciones
sociales de producción, sino que se organiza en función del
desarrollo de un proceso prolongado de lucha de clases, que
culminará necesariamente en formas superiores de organiza-
ción y de lucha. “El paso de la lucha política a la lucha armada —
escribe Vo Nguyen Giap, estratega militar vietnamita— consti-
tuye un gran cambio que exige una gran preparación. Si la insurrec-
ción es un arte, un punto esencial del contenido de ese arte, es dirigir
el paso a nuevas formas de lucha adaptadas a la situación política de
cada periodo y mantener una relación exacta entre la lucha política y
la lucha armada. La acción política siempre es un elemento esencial y
la lucha armada queda en segundo plano”. Palabras que coinciden
con el pensamiento Mao, cuando el líder chino sentenció que:
“El partido manda al fusil”
No analizar correctamente si existe o no situación revoluciona-
ria y el grado de desarrollo de las condiciones objetivas y sub-
jetivas, o en el mejor de los casos interpretando estas de mane-
ra antojadiza, empujan a los “militaristas pequeño-burgueses”
a emprender la aventura. Ellos consideran que las condiciones
objetivas, esto es que la opresión y la explotación alcanzan
grados suficientes para producir un estallido revolucionario, el
cual no se da por ausencia de condiciones subjetivas, vale de-
cir: falta de trabajo en el seno de las masas, existencia de un
Partido de estructura clandestina, militarizado o en proceso de
militarización, cabal comprensión contra quien se lucha y
quienes son los enemigos principales.
La célebre frase de “la guerrilla es el pequeño motor que echa
a andar el gran motor de la revolución”, equivale a decir que
la acción decidida de un pequeño grupo de hombres armados,
47
suplanta el trabajo político-organizativo de las masas. No se
pueden crear condiciones subjetivas (organización, conciencia,
disciplina, etc.) de la noche a la mañana, ni lo va a lograr la
acción audaz de un grupo de hombres decididos a “hacer la
revolución”. Esto demuestra una profunda incomprensión de
la historia. Sólo partiendo de sólidas organizaciones políticas,
es posible edificar sólidas organizaciones militares con pers-
pectivas de capturar el poder.
A partir de esta visión unilateral y a menudo distorsionada del
proceso cubano, llevó a una generación de revolucionarios
latinoamericanos —entre ellos los del MIR y los del ELN— a
imitar como una consecuencia lógica de la desesperación de
grupos que se encontraban aislados del movimiento popular,
que subestimaban y hasta despreciaban a las masas.
La práctica política y social —que en última instancia es el
único criterio de la verdad— de estos grupos y la historia del
período, se han encargado hasta la saciedad de probar lo erra-
do de esta concepción, que llevó a la muerte y al desgaste a
muchos honestos pero equivocados jóvenes latinoamericanos.
Esta desconfianza en el campesinado y la evaluación subjetiva
de los doce hombres valientes que hicieron la revolución en
Cuba, popularizada por Debray en su pasquín “Revolución en
la Revolución”, donde oculta situaciones que negarían sus
postulados, como aquella de que el Movimiento 26 de Julio,
era un movimiento político, sino ciertamente marxista, si una
organización democrática y anti-dictatorial que abastecía a la
guerrilla con recursos y hombres desde las ciudades. Hecho
que al parecer para Debray carecía de importancia.
48
El MIR ante la desconfianza en las masas y los bombardeos
que hace la Aviación sobre poblados serranos, los obliga a
buscar “zonas inexpugnables” donde no pudieran ser ubica-
dos. Craso error militar: “Por donde pasa un chivo, pasa un hom-
bre” escribió Klausewisch es sus tratados militares.
La eliminación del MIR y el ELN en tan sólo ocho meses por
fuerzas militares combinadas (Ejército, Aviación y Fuerzas
Auxiliares) demostraron una vez más que la tan publicitada
teoría del foco guerrillero, no funcionó en América Latina.
Pero la experiencia guerrillera del MIR constituye una fuente
inagotable de estudio. Así lo consideran los comunistas pe-
ruanos, al analizar la lucha armada como parte del temario de
su V Conferencia Nacional, donde se analizan los orígenes
pequeño burgués del MIR, se desenmascara lo errado del fo-
quismo y se rinde homenaje a su Comandante General Luís de
la Puente Uceda, caído en combate. Se comenta que Abimael
Guzmán, en aquel momento conocido como el camarada “Ál-
varo” sentenció: “No permitiremos que se extinga el fuego de la
lucha armada iniciada por el MIR”
El traslado de la Dirección Nacional al campo; asumir el pen-
samiento Mao y reconocer el legado de Mariátegui así como la
necesidad de la construcción de las Fuerzas Armadas Revolu-
cionarias, como forma principal de organización, son los
acuerdos más relevantes de dicha Conferencia.
La destrucción de las guerrillas del MIR y del ELN, con bom-
bardeos inmisericordes contra poblaciones campesinas, donde
se utilizaron bombas Napalm, proporcionadas los Estados
Unidos, indigna a la población y las masas se movilizan exi-
giendo el cambio social. El vacío de poder se muestra más ní-
49
tido en las postrimerías del primer periodo presidencial de
Fernando Belaúnde Ferry.
Los mismos militares asesinos que combatieron las guerrillas,
que y descargaron su odio de clase contra poblaciones campe-
sinas desarmadas, propician un Golpe de Estado, instaurando
la modalidad de “golpe institucional” (acción conjunta de las
tres armas) en sustitución del desprestigiado cuartelazo.
Es necesario dejar claramente establecido que esta modalidad
tuvo una experiencia anterior, con el golpe del General Pérez
Godoy en 1962 que podemos considerarla como un “Plan Pilo-
to experimental” de tan sólo un año de duración.
Cuando en octubre del 68, las Fuerzas Armadas del Perú de-
rrocan a Belaúnde, el país vivía un ascenso de lucha proletaria,
es por esto que este golpe militar tiene un carácter preventivo.
Luego de largos años de dominio, el movimiento obrero se
desata de nocivas influencias y en sectores cada vez crecientes,
se va imponiendo un sindicalismo de clase, que materializa su
existencia en la reconstrucción de la Confederación General de
Trabajadores del Perú (CGTP), aún a pesar de su dirigencia
revisionista. El PCP trabaja en el seno de las masas obreras a
través de un organismo generado: Movimiento Obrero de
Trabajadores Clasistas (MOTC), que no forma parte de la
CGTP, en defensa de la independencia política de la clase
obrera peruana.
Al día siguiente del golpe la camarilla revisionista expulsada
—que sigue manteniendo apócrifamente el membrete de
PCP— saca a luz un comunicado señalando que las Fuerzas
Armadas no toman el poder en contra del APRA, cuyo anta-
gonismo se remonta a insurrecciones apristas traicionadas por
50
su dirigencia, sino con la finalidad de detener el movimiento
obrero.
Con la “nacionalización de la International Petroleun Com-
pany (IPC), que explotaba yacimientos casi agotados, utilizan-
do equipos obsoletos, los “moscovitas” agregan un nuevo
punto a su ya larga lista de traiciones. De buenas a primeras
pasa a convertirse en el partido que más apoyó y sostuvo a los
militares golpistas.
Por su parte los militares no esperan mucho para a través de la
represión, demostrar a los ilusos, que sólo ellos iban a solucio-
nar los problemas del Perú. Antes de cumplir el primer año de
gobierno, las emprenden contra el movimiento campesino,
magisterial y estudiantil en las ciudades de Huanta y Ayacu-
cho (Lugar histórico de inicio de la Guerra Popular en el Perú).
Cabe indicar que las movilizaciones estaban dirigidas por el
Frente de defensa del Pueblo de Huanta y Ayacucho, orga-
nismo generado por el PCP. El combate popular que adoptó
nuevas formas de organización, en defensa de la gratuidad de
la enseñanza, amenazada por un decreto gubernamental, ter-
mina en una masacre de pobladores desarmados.
A partir de este hecho, la política gubernamental está marcada
por la misma tendencia represiva pero cubierta de rimbom-
bantes palabras de “soberanía e independencia”. La imple-
mentación de una demagógica “Reforma Agraria”, que tenía
por objeto el ilegalizar los sindicatos independientes y parali-
zar a los campesinos que pugnaban por la entrega de la tierra
sin pago a los terratenientes; clase a los que los militares le
posibilitaron el traslado de su poder a sectores más modernos
y productivos.
51
Como medida paralela a su “Reforma Agraria”, los militares
montan desde la cúspide del poder un organismo de claro
carácter corporativo que llamaron “Confederación Nacional
Agraria”, en un intento de ligar directamente a las organiza-
ciones campesinas a los aparatos del Estado.
El PCP denuncia el carácter social-corporativo (fascista) del
régimen, convirtiéndose esta tipificación en punto de deslinde
entre la posición revolucionaria y la posición colaboracionista.
En este contexto se lleva a cabo la VI Conferencia Nacional: EN
DEFENSA DE LOS ACUERDOS Y RESOLUCIONES DE LA V
CONFERENCIA NACIONAL; evento en el cual se sanciona la re-
constitución partidaria a partir de los siguientes puntos: 1) El
marxismo-leninismo-pensamiento Mao Tsetung; 2) Línea polí-
tica general, cuya piedra angular es Mariátegui; 3) Reconstruc-
ción partidaria (que como se sancionó, implicaba reconstruir el
Partido para la Guerra Popular).
La VI Conferencia Nacional del PCP, marca el inicio del proce-
so de reconstitución y cierra la etapa de búsqueda del camino
de Mariátegui; liquida asimismo la lucha que la fracción roja
llevaba a cabo contra una línea oportunista de derecha disfra-
zada de izquierda, encabezada por saturnino Paredes Macedo,
que posteriormente negando el pensamiento Mao se pasara
con armas y bagajes a defender la posición albanesa de Hoxa y
terminara como candidato a la elección de la Asamblea Consti-
tuyente de 1978 por el Frente Obrero, Campesino, Estudiantil
y Popular (FOCEP), que aglutinaba a disímiles y fragmentadas
corrientes trotskistas.
Los planes conciliatorios de los militares no dan los resultados
que ellos esperaban. La lucha de clases es un fenómeno que se
da al margen de la voluntad de los hombres y no puede su-
52
primirse por “decretos”. El incontenible ascenso de las luchas
proletarias continúa. Se estima que el índice de huelgas en
relación con las efectuadas durante el gobierno anterior, se
incrementaron en más del 200%.
La respuesta militar a todas las huelgas es declararlas ilegales,
orquestando paralelamente una campaña en que se acusa al
APRA, a la CIA y a la “Ultra-izquierda” de ser los enemigos
de una “revolución que era para todos los peruanos”. Frente a
esta escalada huelguística el gobierno acentúa sus planes cor-
porativos con una ley que normara el funcionamiento de los
sindicatos con intenciones claramente manipuladoras y termi-
nar en convertirlos en cuerpos complementarios del Estado. La
creación de la llamada “Central de Trabajadores de la Revolu-
ción Peruana” (CTRP), que agrupa a líderes desclasados y
oportunistas, fue el mayor intento de llevar adelante su pro-
yecto reaccionario.
El discurso antiparlamentario, antidemocrático y antisocialita,
unido a sus intentos de corporativización de la sociedad, con
planteamientos de conciliación de clases y movilizaciones de
carácter reaccionario, muestran de cuerpo entero a los milita-
res a los que el PCP tipifica de fascistas.
Contrariamente a esta posición el APRA, a la vez que reclama
la reimplantación de un régimen demo-burgués y parlamenta-
rio, se declara como el padre ideológico de los militares golpis-
tas: “Están aplicando el programa aprista de 1931” dice desde una
tribuna levantada frente a su local partidario, su viejo y decre-
pito líder. La tan pomposamente enunciada “revolución no
capitalista ni comunista” de los militares, coincidía cabalmente
con el propósito de Haya de la Torre de buscar caminos terce-
ristas.
53
Es aleccionadora la claridad con que José Carlos Mariátegui
veía al aprismo: “La primera obligación —escribió cuando cerró
las páginas de su revista a colaboradores apristas— de toda obra
del género de Amauta se ha impuesto es precisamente esta: durar. La
historia es duración. No vale el grito aislado, por más largo que sea
su eco. No vale la idea perfecta, absoluta, abstracta, indiferente a los
hechos, a la realidad cambiante y móvil; vale la idea germinal, con-
creta, dialéctica, operante, rica en potencia y capaz de movimiento.
Amauta no es una diversión ni un juego de intelectuales puros, con-
fiesa una idea histórica, confiesa una fe activa y multitudinaria, obe-
dece a un movimiento social contemporáneo. En la lucha entre dos
sistemas, entre dos ideas, no se nos ocurre sentirnos espectadores, ni
inventar un tercer término. La originalidad a ultranza es una preo-
cupación literaria y anárquica. En nuestra bandera escribimos esta
sola, sencilla y grande palabra: Socialismo. (Con este lema afirmamos
nuestra absoluta independencia, frente a un partido político naciona-
lista, pequeño burgués y demagógico.
La represión continúa: los obreros mineros de Cobriza (Huan-
cavelica), ven asesinar a sus dirigentes en su propio local sin-
dical. La intervención de los “Sinchis” (cuerpo anti-subversivo
de la Guardia Civil), y la muerte de su Secretario General Pa-
blo Inza, nos mostraban nuevamente el carácter altamente
represivo del régimen “antiimperialista” de Velasco y compa-
ñía.
Los trabajadores siderúrgicos de la empresa estatal Sider-Perú
son atacados y arrojados de su centro de trabajo por las bandas
paramilitares —camisas negras en el fascismo italiano— que
respondían al membrete de “Movimiento Laboral Revolucio-
nario” (MLR), integrado en un buen porcentaje por ex-
54
convictos, escogidos por su crueldad y hasta liberados de las
cárceles del Perú.
Ante un intento de definición ideológica y organizativa del
Magisterio Nacional, el gobierno responde nuevamente con la
represión, deteniendo y enviándolos a “El Sepa” (una prisión
en la selva amazónica), a toda su dirigencia.
Mientras el gobierno persigue y reprime culquier caso de opo-
sición, el PCP despliega un intenso trabajo entre las masas,
principalmente campesinas, a través de la Federación de
Campesinos Pobres que se nutre con sectores inconformes de
la CCP, que constituyen su principal base de apoyo, movili-
zándose en contra del marco corporativo de someter al campe-
sinado a una “Reforma Agraria” marcadamente autoritaria.
Estas acciones se inician como una acción espontánea en con-
tra del verticalismo que revestía la formación de nuevas
cooperativas y en contra de los intentos de evasión de la re-
forma agraria, durante el periodo comprendido entre 1970 a
1972, para pasar a una fase en que las masas pugnaron por una
radicalización de la reforma, que mantenía bajo nuevas for-
mas, las mismas relaciones de semi-feudalidad anteriormente
existentes. Estas movilizaciones se centraron casi exclusiva-
mente en la sierra.
Si bien es cierto que el PCP centra su trabajo en el campesina-
do pobre de la región serrana, no descuida los otros frentes de
lucha. El MOTC, libra una batalla ideológica con la CGTP, que
se mantiene en base a “rublos social-imperialistas” bajo la égi-
da del revisionismo criollo. El Frente Estudiantil Revoluciona-
rio (FER) se convierte en una tribuna de denuncia contra el
social-corporativismo gobiernista, a la vez que lucha por la
55
defensa de la universidad peruana frente a los intentos eliti-
zantes del gobierno. El trabajo entre los metalúrgicos y el ma-
gisterio, tampoco es descuidado por el PCP.
¿Qué ha sido de la dirigencia revisionista que domina la
CGTP? Ellos fueron sin lugar a dudas, el aliado más fiel de la
política gubernamental. Ante la ola de huelgas los dirigentes
traidores hicieron el papel de amarillos. Ante las masacres
calmaron los ánimos. Frente a la beligerancia obrera hicieron
llamados para evitar huelgas y ante el alza del costo de la vida
llamaron a la austeridad, justificando el peso de la crisis que
era descargada sin misericordia sobre los hombros de los tra-
bajares.
1975, marca el quiebre total de la utopía del “proyecto social”
elaborado en 1968 por los “militares concientizados”. El paro
por mejoras salariales de las Fuerzas Policiales en Lima, de-
mandando mejores salarios y el cese de maltratos de parte de
la oficialidad, termina en una masacre al interior de un cuartel.
En las calles las masas de desocupados asaltan mercados y
comercios, incendian el Círculo Militar —ostentoso club de la
oficialidad— y el diario “Correo” manifiestamente pro-
gobiernista.
La CGTP a través de la radio y la televisión, llama a la clase
obrera a movilizarse y defender “el proceso revolucionario de
Fuerza Armada”.
Nadie, absolutamente nadie acude al llamado; la “revolución”
era solamente defendida por los tanques. Los acribillados en
las calles sumaron varios cientos.
56
El año 1976 enluta a la humanidad. La desaparición física del
Presidente Mao Tsetung, causa una profunda conmoción entre
los auténticos marxistas-leninistas.
Los seguidores del camino capitalista al interior del Partido
Comunista de China no esperaron mucho para dar un reaccio-
nario golpe de estado, negando públicamente el pensamiento
Mao al que acusaron de extremista, iniciando una salvaje per-
secución contra los auténticos comunistas chinos, encabezados
por el Grupo Changay motejada por la nueva dirigencia china
como la “Banda de los Cuatro”.
Liquidando la oposición ideológica, les fue fácil destruir la
colectivización en el campo, restituyendo el capitalismo y
desmontando las conquistas de la Gran Revolución Cultural
Proletaria. Se imponía una nueva dictadura burguesa en con-
tra del pueblo chino.
El PCP, es el primer partido Comunista en denunciar el golpe
reaccionario y declara que el Presidente Mao, vivirá eterna-
mente en los verdaderos marxistas-leninistas, reafirmando su
compromiso de impulsar la Guerra Popular en el Perú.
Aunque parezca extraño, este tipo de demacraciones públicas
no preocupaban mayormente a los cuerpos de la inteligencia
militar, acostumbrados ya a los excesos verbales del radicalis-
mo de izquierda.
En cumplimiento de los acuerdos de la V Conferencia, la Di-
rección ya se encuentra instalada en el campo, particularmente
en Ayacucho y los departamentos de la sierra central. Se traba-
ja desde la Universidad San Cristóbal de Humanga en Ayacu-
57
cho, a la que el reformismo llama despectivamente “el feudo
de Guzmán.
El gobierno militar da marcha atrás en su proyecto corporativo
por presión de las masas y la realización exitosa de dos paros
nacionales que paralizan más de la mitad del país. Francisco
Morales Bermúdez que había sustituido a Juan Velasco Alva-
rado en la dirección de la “Junta Revolucionaria de Go-
bierno”, anuncia el retorno a la democracia a través de una
convocatoria para elegir representantes a la Asamblea Consti-
tuyente de 1978. Su última jugada consistía en incorporar a la
Carta Magna “sus reformas sociales”.
La nueva coyuntura política es analizada por el PCP en abril
de ese mismo año, cuando se publica por acuerdo de su Comi-
té Central el documento: CONTRA LAS ILUSIONES
CONSTITUCIONALES Y POR EL ESTADO DE NUEVA DEMOCRACIA;
afirmando que la nueva constitución era una forma de legali-
zación fascista.
Siguiendo su trayectoria de oportunismo y traición al pueblo,
la mal llamada izquierda, se alista para la competencia electo-
ral. Hasta los partidos aparentemente radicalizados, como el
MIR y Patria Roja, aceptan la coyuntura argumentando que
esto posibilitaba un proceso de “acumulación de fuerzas”. La
Juventud de Paria Roja rechaza la propuesta. Pucallacta —
como se le denominaba— se separa del partido y posterior-
mente se integrarían a la guerra popular.
Los caminos se separan. La participación o no se convierte en
la práctica en un punto de deslinde, produciéndose una nueva
y definitiva polarización en el campo popular. Mientras los
partidos “parlamentarios” desarticulan sus pequeños aparatos
58
clandestinos y se abren al trabajo legal; el PCP comienza a reti-
rar sus cuadros visibles, particularmente aquellos que trabaja-
ban en el Movimiento Estudiantil.
En el documento: CONTRA LAS ILUSIONES CONSTITUCIONALES
Y POR EL ESTADO DE NUEVA DEMOCRACIA; se especifica cual es
el camino del pueblo y cual el de las clases dominantes, segui-
das ahora como furgón de cola, por una amplia gama de orga-
nizaciones reformistas de diferentes matices.
El documento analiza, que en momentos de crisis sumamente
agudas, las clases dominantes tienen que tomar decisiones
políticas que marcan la actividad de los partidos y organiza-
ciones políticas hasta por decenios. Considera que la convoca-
toria a elecciones para formular una nueva Constitución que
reemplazaría a la de 1933 iniciaría LA TERCERA
REESTRUCTURACIÓN DEL ESTADO PERUANO: “En la Segunda
Guerra Mundial se desarrolla la burguesía burocrática y apunta a
dirigir el Estado, su presencia es notoria en los gobiernos de Busta-
mante y Belaúnde, sin embargo, es recién en octubre de 1968 cuando
asume el gobierno a través de las Fuerzas Armadas, desplazando a la
burguesía compradora, que desde la década de los veinte se entroniza
como clase dirigente del campo reaccionario…
(…)¿En qué condiciones se produce este ascenso? En medio de la
crisis de la llamada democracia representativa. El Estado peruano se
formó como una democracia burguesa formal, sistemáticamente, con
la Constitución de 1920, bajo la dirección de la burguesía comprado-
ra o “mercantil” como la llamaba Mariátegui, esto sirvió al desarro-
llo del capitalismo burocrático, proceso que a través del oncenio de
Leguia, bajo el manto del imperialismo yanqui va consolidando su
poder. Sin embargo la crisis 29-34 y el desarrollo de la lucha popular,
principalmente del proletariado con la fundación del Partido Comu-
59
nista, general un convulso período de nuestra historia contemporá-
nea; en él se cumplirán las elecciones del 31 de la que se deriva la
constitución aún vigente, por lo menos en las palabras….
(…) La constitución del 33 tiene las características que magistral-
mente señalara Marx 1) si bien reconoce derechos y libertades de
índole demo-burgués, cada artículo que sanciona tiene en sí mismo
su contradicción esto es a la vez que los reconoce los sujeta a la res-
tricción legal. Basta esta muestra que es uno de los ejemplos de
Marx, Art. 62: Todos tienen el derecho a reunirse pacíficamente y sin
armas sin comprometer el orden público. La ley regulará el derecho
de reunión. 2) presenta la contradicción entre el Poder Ejecutivo y el
Poder Legislativo y si bien este pretende sujetar aquel en las palabras,
el Ejecutivo en los hechos se ha ido imponiendo cada vez más, refle-
jando el proceso del Estado Burgués que lleva al fortalecimiento
inevitable del Poder Ejecutivo y como su sustento, al Ejército… cues-
tiones que es previsible volverán a darse en la nueva constitución
entre democracia representativa y corporativismo…
(…) Todas estas contradicciones constitucionales se agudizarán en la
lucha entre la burguesía compradora y la burocrática y aún más por
el desarrollo creciente de la fuerza del pueblo y de la clase obrera pos-
terior al 45… sobre la base de la profundización del capitalismo bu-
rocrático, la contradicción en el seno de la gran burguesía entre la
fracción compradora y burocrática y, sobretodo, el desarrollo del pro-
letariado (su vuelta al marxismo-leninismo-pensamiento Mao Tse-
tung y el camino de Mariátegui) y el auge del movimiento campesino
que remeció profundamente a la sociedad peruana y la lucha guerri-
llera del 65, llevó a la crisis de democracia representativa…
(…) En estas circunstancias las fuerzas armadas tomaron la direc-
ción del Estado en función, principalmente de los intereses de la bur-
guesía burocrática con dos tareas que cumplir: primera la de llevar
60
adelante la profundización del capitalismo burocrático y, segunda
reorganizar la sociedad peruana. Así se inicia el actual régimen que
guiándose por una concepción política fascista, desarrolla la corpora-
tivización de la sociedad peruana, proceso que se ha desenvuelto has-
ta hoy en tres partes: 1) bases y desarrollo de la corporativización, se
cuestiona todo lo anterior tildándolo de “viejo orden pre-
revolucionario” se sientan bases organizativas y se establecen bases
ideológicas. Esto duró hasta el 75. 2) reajuste general corporativo,
evaluación de un camino en cuanto a bases y problemas a fin de con-
siderar posiciones y avanzar hacia el Estado Corporativo presentando
como “democracia social de participación plena”, se inició con el
desplazamiento de Velasco por Morales Bermúdez, agosto del 75;
3)tercera reestructuración del Estado peruano, de julio del 77en ade-
lante, estableciendo un programa político con elecciones para una
Constituyente, sanción de una nueva carta constitucional que debe
“institucionalizarlas transformaciones estructurales llevada a cabo
desde el 3 de octubre de 1968”y la celebración de elecciones generales,
lo que debe cumplirse según el Plan Tupac Amaru hasta 1980…
(…) He aquí en términos generales la corporativización seguida en
10 años, ¿Y en ese decenio cómo se ha desenvuelto la contradicción
entre la burguesía burocrática y el proletariado? La burguesía buro-
crática encabeza el campo de la contrarrevolución, comandada por los
terratenientes feudales y la burguesía compradora, que está ligada al
imperialismo yanqui principalmente, aunque en la última década el
social imperialismo comienza su penetración estableciendo lazos con
la burguesía burocrática. El campo del pueblo tiene un centro: el
proletariado, que es la única clase capaz de conducirlo a condición
que desarrolle su vanguardia y en los hechos dirija la lucha armada;
así podrá forjar la alianza obrero-campesina con su gran aliado, ga-
narse a la pequeña burguesía y, en determinadas condiciones, unir
hasta a la burguesía nacional. Pues bien, en la primera parte de la
61
corporativización, la burguesía burocrática consiguió aislar al prole-
tariado y hasta atarlo parcialmente presentándose como fuerza avan-
zada y vistiéndose re “revolucionaria” con la ayuda del oportunismo,
principalmente del revisionismo social-corporativista de “Unidad”;
en la segunda parte, del reajuste general corporativo, más y más cla-
ro fue quedando el papel de la burguesía burocrática y perdió sus
falsas vestiduras, haciéndose más difícil para el oportunismo atar al
proletariado a la cola de su enemigo; en la tercera parte de a corpora-
tivización, en la reestructuración del Estado, la contradicción entre
burguesía burocrática y proletariado vuelve a lucir más nítida en su
antagonismo, más aún, en ambas clases antagónicas comienzan a
polarizarse más crecientemente una contra la otra y el proletariado
cobra mayor dimisión como la única clase dirigente de la revolución
de nueva democracia…
(…) ¿Cuál es pues, el período político en qué vivimos? Desde el 77
vivimos un período político de unos 4 o 5 años de duración, caracte-
rizado por la tercera reestructuración del Estado peruano del siglo
XX y por el desarrollo de las luchas de las masas populares hacia el
inicio de la lucha armada. Período que se da en el segundo momento
de la historia contemporánea del país; esto es de la Segunda Guerra
Mundial a la actualidad; momento en el cual se profundiza el capita-
lismo burocrático y se desarrolla la corporativización bajo la direc-
ción de la burguesía burocrática; momento en el cual, por otro lado,
maduran las condiciones de la revolución democrática y esta ingresa
a definirse como la fuerza de las armas ara crear un Estado de Nueva
Democracia. ¿Pero cuál es la situación inmediata del período que
vivimos? Para el imperialismo las clases explotadoras y la burguesía
burocrática que dirige el proceso se presentan os cuestiones: llevar
adelante las elecciones a la Asamblea Constituyente y abrir el camino
que concrete la tercera reestructuración del Estado peruano; la se-
gunda es la principal por ser más compleja y de mayor trascendencia
62
y de la que espera derivar, la burocrática y su asentamiento de su
condición dirigente y porque además la primera está en su parte fi-
nal, contando con el apoyo de la mayoría de los partidos que ven a la
Constituyente su re-flotamiento y perspectiva. Al pueblo, a los explo-
tados y al proletariado se les plantea no dejarse atar al proceso elec-
cionario que es la puerta de la reestructuración del Estado y desarro-
llar la creciente protesta popular, para movilizar, politizar y organi-
zar a las masas, especialmente al campesinado, este segundo aspecto
es el principal…
El PCP finaliza su documento haciendo un análisis de la situa-
ción política concreta dentro de la perspectiva del camino del
pueblo, pasando a la convergencia de clases, fracciones y par-
tidos en el campo de la reacción y concluye, que el camino
democrático del pueblo peruano, se desarrolla a través del
inicio de las acciones armadas.
Todo este análisis partidario fue el resultado de un minucioso
estudio de la lucha de clases en el Perú, proceso que se da du-
rante el lapso de tiempo en que se lleva a cabo la reconstitu-
ción en la búsqueda y el desarrollo del legado de Mariátegui.
Para tener una compresión más cabal de este proceso, voy a
incluir fragmentos de un documento posterior, publicado ya
cuando el PCP se encontraba en plena guerra popular, en 1986,
y lo hago a pesar de adelantarme en el tiempo y saltar etapas
cronológicas, para ver a cabalidad como se abocaron no sólo a
estudiar el avance del camino popular, sino el del enemigo.
63
DESARROLLAR LA GUERRA POPULAR SIRVIENDO
A LA REVOLUCIÓN MUNDIAL
“A comienzos de los años setenta, en el Comité Regional de Ayacu-
cho, se inició el desarrollo de una fracción fundada por el Presidente
Gonzalo, entendiéndose por tal, lo que Lenin enseñara: en el partido
la fracción es un grupo de hombres unidos por la comunidad de ideas,
creada con el objetivo primordial de influir sobre el Partido en deter-
minada dirección, con el objetivo de aplicar en el Partido, sus propios
principios de la forma más pura posible. Para eso es necesaria una
auténtica comunidad de ideas. La fracción surgió como producto del
desarrollo de la lucha de clases a nivel mundial, especialmente de la
gran lucha entre el marxismo y el revisionismo que sirvió a la difu-
sión del pensamiento Mao Tsetung, como a mediados de la década se
denominaba el desarrollo del marxismo-leninismo por el Presidente
Mao Tsetung, él fue principal y decisivo para la fracción; concomi-
tante y con base sustantiva, el propio proceso de la sociedad peruana,
con su desarrollo del capitalismo burocrático, la agudización de la
lucha de las masas, la intensificación de la actividad política con cre-
ciente propaganda sobre la Lucha Armada y además, la región en la
cual se desenvolvía, donde la semi-fuedalidad mostraba su caducidad
y el campesino despertaba notablemente combatiente; expresión de
similar proceso en todo el país. Dentro del Partido por entonces, se
profundizó la lucha entre el marxismo y el revisionismo; la fracción
encabezada por el Comité Regional, combatió contra el revisionismo
de Del Prado y sus secuaces, participando en la IV Conferencia Na-
cional, donde aquellos fueron expulsados; de ahí en adelante su de-
senvolvimiento de da a nivel partidario nacional”.
“Después de la V Conferencia Nacional, noviembre del 65, la frac-
ción en la lucha de dos líneas en el Partido se abocó a bregar por la
construcción de los tres instrumentos de la revolución: partido, fuer-
64
za armada y frente único, demandando ajustarnos a la línea política
de la Conferencia, que estableció como tarea principal, construir las
fuerzas armadas revolucionarias para la lucha armada. Pero el lastre
del revisionismo, entorpecía y se oponía de mil maneras al cumpli-
miento de la tarea principal; en estas circunstancias, la fracción,
retomando posiciones de la necesidad de contar con un Partido ideo-
lógicamente unido y orgánicamente centralizado, centra en el “heroi-
co combatiente”, planteándose la “Reconstitución del Partido”. Este
se llevó en tres períodos con su correspondencia estrategia política
cada uno: 1) Determinación de la Reconstitución, se guió por la re-
comendación de “seguir el camino de cercar las ciudades desde el
campo” como estrategia política; en ese momento la cuestión era
construir un partido que dirigiera la lucha armada siguiendo este
camino, el camino campesino y el de la tierra adquirían gran impor-
tancia y poner el peso del Partido en el campo era de trascendencia;
además de la línea ideológica política, como decisiva, centró en “ba-
sarse en el pensamiento Mao Tsetung y como se decía entonces y en
“retomar el camino de Mariátegui y su desarrollo”, lo saltante era
desarrollarlo, pues no bastaba con retomarlo, dos razones claves lo
exigían, el desarrollo del marxismo-leninismo por el Presidente Mao
Tsetung y el desarrollo del capitalismo burocrático en el país; en este
momento se dio la lucha contra el revisionismo en su forma “jru-
chovista” y su manifestaciones en diversos planos de la vida partida-
ria, que terminó en la VI Conferencia del 69, aprobándose la “Re-
constitución del Partido” teniendo como base la unidad partidaria, el
marxismo-leninismo-pensamiento Mao Tsetung (como se decía en-
tonces, hoy maoísmo) pensamiento de Mariátegui y línea política
general”.
“El siguiente período, 2) Aplicación de la Reconstitución se guió por
la estrategia política de “Reconstituir el Partido” según la base de
unidad partidaria. En octubre de 1968 se dio el golpe de Estado de
65
Velasco Alvarado quien asume la tarea de profundizar el capitalismo
burocrático, corporativizar la sociedad peruana, siguiendo una con-
cepción ideológica fascista y conjurar el ascenso de las luchas popula-
res. Este momento se da en dos partes: la lucha contra el liquidacio-
nismo de derecha, forma de revisionismo, que podría destruir al Par-
tido, centrando el trabajo abierto de masas y llevarlo al legalismo; en
lo estrictamente político, planteaba la expropiación y no la confisca-
ción de la tierra y, lo principal, negaba el carácter fascista del go-
bierno. La fracción asumió la conducción del partido ante el protervo
plan de destruirlo al no poder controlarlo, impulsó el liquidacionis-
mo; en octubre del 70 se produjo la ruptura y la fracción asumió la
conducción del Partido y de ahí en adelante dirigió la tarea de recons-
titución. En la segunda parte de este período, la lucha se libró contra
el liquidacionismo de izquierda, otra variante revisionista que pre-
tendía destruir al Partido encerrándolo entre cuatro paredes, negaba
la importancia del trabajo de masas por cuanto, decía que el fascismo
no daba margen para el trabajo abierto y barre las organizaciones,
pues reducían el fascismo a violencia y más aún a una violencia inde-
tenible ante la cual había que esperar nuevos tiempos; sostenía “la
estabilidad relativa del capitalismo” y por ende del sistema social,
pretendía que “bastaba línea”, que no había que desarrollar a Mariá-
tegui y cuestionaba el maoísmo ufanándose de ser “bolcheviques pu-
ros”. Este liquidacionismo de “izquierda” fue aplastado en 1975 en
un pleno del Comité Central. En este período avanzó en profundidad
la comprensión política de la sociedad peruana, especialmente del
capitalismo burocrático, tomando la tesis del Presidente Mao Tse-
tung, cuestión fundamental para la comprensión y manejo de la re-
volución democrática que conjura la tendencia oportunista de poner-
se a la cola de la fracción de la gran burguesía nacional y el plan fas-
cista-corporativo de Velasco y sus “reformas” y medidas de gran
actualidad hoy; así mismo se avanzó en la construcción ideológica,
política del Partido, especialmente en la comprensión del Pensamien-
66
to de Mariátegui y su línea política general, la que fue por primera
vez expuesta con cinco caracteres, extrayéndola de sus obras y la
necesidad de desarrollarla; se deslindó el trabajo secreto y le abierto y
se desarrollo este según el criterio leninista de puntos de apoyo para
el trabajo de masas del Partido, así se puso en marcha los organismos
generados, desarrollando la ligazón partidaria con las masas”.
El último período 3) Culminación de la Reconstitución, se guió por la
estrategia política de “Culminar y sentar bases” esto es culminar la
Reconstitución y sentar bases para la Lucha Armeda…poniendo el
peso del mismo en el campo y desarrollar el, definir la concepción de
lucha armada desarrollando el trabajo campesino… con ocasión de la
muerte del Presidente Mao Tsetung, el Partido asumió ante el prole-
tariado internacional y la revolución mantener siempre en alto las
banderas de Marx, Lenin y Mao y declaró que “ser marxista hoy, es
ser marxista-leninista-pensamiento Mao Tsetung (marxista-leninista
maoísta ahora); así producido el golpe de Jua- Teng, pues este estaba
detrás en último termino, lo condenó como golpe contrarrevoluciona-
rio en contra de la dictadura del proletariado en China, en contra de
la Gran revolución Cultural Proletaria, en pro de la restauración del
capitalismo y en contra de la revolución mundial”.
El PCP, da a luz su un documento donde anuncia el camino
democrático del pueblo que tiene como eje el proletariado en
función de iniciar la guerra popular:
DESARROLLEMOS LA CRECIENTE PROTESTA POPULAR.
En este documento que cierra la etapa desarmada, el PCP
aborda con claridad, el polémico punto de la situación revolu-
cionaria que vive el país, como punto de partida para el inicio
de la guerra popular en el Perú, llegando a la conclusión de
que el país vivía una situación revolucionaria en desarrollo,
67
tomando como premisas básicas lo enunciado por Lenin y por
el Presidente Mao Tsetung para los países semi-coloniales y
semi-feudales.
Pero veamos como analiza el PCP, la justificación histórica
para dar inicio a la Lucha Armada:
“Mariátegui al fundar el Partido Comunista, estableció que en el
Perú la revolución tiene dos etapas: la democrática y la socialista; la
primera es previa y condición de la segunda y sólo la puede dirigir el
proletariado a través de su Partido, el Partido Comunista; esta pri-
mera etapa de la revolución es la que el Presidente Mao Tsetung ha
definido como revolución de nueva democracia o sea antiimperialista
y antifeudal, pues se tiene que barrer con la feudalidad subsistente y
quebrantar el dominio imperialista y, como la historia lo ha demos-
trado hasta la saciedad, únicamente puede llevarse adelante mediante
la lucha armada, la guerra popular que sigue el camino de cercar las
ciudades desde el campo. Esta es una verdad fundamental de la cual
tiene que partir toda política proletaria, pues el camino de palucha
armada del campo a las ciudades, cuyo soporte principal es el campe-
sinado que levantado en armas, bajo la dirección del Partido Comu-
nista, genera fuerzas armadas populares como forma principal de
organización, es la forma en que se concreta la violencia revoluciona-
ria en los países semifeudales y semicoloniales , violencia revolucio-
naria que es la médula del marxismo. Así ser marxista, aplicar en la
teoría y en la práctica la concepción del proletariado en países como el
nuestro, exige sujetarse a la lucha armada y, por tanto, centrar la
actividad en iniciarla si no ha comenzado y desarrollarla si se ha
iniciado. Esta cuestión es clara y simple y no hay modo de tocarla si
nos sujetamos al marxismo-leninismo-pensamiento Mao Tsetung, si
es que servimos al proletariado, al pueblo y a la revolución en los
hechos y no simplemente en palabras vacías”.
68
“Todas estas son verdades elementales de la experiencia internacional
y fueron objeto de debate en nuestro país en la década del 60, época
en que los comunistas peruanos reafirmando las grandes tesis de
Mariátegui y adhiriendo al gran desarrollo para el marxismo-
leninismo que implica el Pensamiento Mao Tsetung, concluyeron
que en el país la revolución es democrática y que sólo puede cumplir-
se mediante la lucha armada y no por elecciones, siguiendo el camino
del campo a la ciudad y tomando como fuerza principal al campesi-
nado, principalmente pobre. Esta es una gran experiencia de nuestro
pueblo, nuestra clase y del comunismo en el Perú, experiencia que
nadie que se sujete al marxismo puede olvidar sino, simplemente,
aplicar teniendo en cuenta las actuales condiciones de desarrollo”.
Los comunistas del país y todos los revolucionarios debemos hacernos
esta sencilla pregunta: ¿Por qué hasta hoy la clase obrera no ha to-
mado el poder en nuestra parita? Y la respuesta es concreta, porque
hasta hoy no se ha desarrollado la lucha armada ni la hemos iniciado
aplicando aplicando los principios del marxismo-leninismo-
pensamiento Mao Tsetug. En el Perú hay una larga experiencia d
electorerismo y muchas veces se ha llamado al pueblo y levantado a
los revolucionarios a participar en elecciones y de ellas no han deri-
vado beneficios fundamentales para la clase ni para el pueblo, ni mu-
cho menos, claro está, ha derivado en la toma de Poder; en muchos
procesos electorales se ha llamado a la clase y al pueblo a participar
invocando que estaban en juego trascendentales consecuencia y así se
centró a las masas populares en elecciones como tarea principal,
desorientándolas y apartándolas de su propio camino; ¿Qué han
obtenido la clase y el pueblo de tales actividades electorales? A más
de algunas diputaciones o senadurías en beneficio de sus supuestos
representantes, sólo ha servido para sembrar el cretinismo parlamen-
tario, atizar el oportunismo y cosechar desilusiones. Así, pues, en
nuestro país hay una gran trayectoria electorera y una amarga expe-
69
riencia que no podemos olvidar; y, recordar siempre que en todo pro-
ceso electoral, en le país, se deboca el oportunismo electorero sem-
brando ilusiones, soñando con tomar posiciones en el gobierno, invo-
cando una falsa defensa de las masas, ofreciendo grandes avances
democráticos y generando desenfrenados apetitos y ambiciones, fe-
nómenos todas que buscan cabalgar sobre la lucha popular en fun-
ción de sus negros fines. Estas son las lecciones concretas de nuestro
país y muestran que los personajes cambian y sobreviven pero el
oportunismo electorero persiste y que de él nada deriva para el pue-
blo, excepto el derrumbamiento de su propio y único camino”.
En el Perú ha habido también muchas luchas populares en las ciuda-
des y hasta levantamientos citadinos insurreccionales, esto sin hablar
de las llamadas “revoluciones” que no han sido sino pronunciamien-
tos militares o golpes de estado que en algunos casos lograron com-
prometer al pueblo; sin embargo de estas acciones, algunas de ellas
realmente heroicas, tampoco ha devenido el poder para la clase y el
pueblo sino que fueron sangrientamente aplastadas por el Ejército o
su resultado sólo sirvieron para beneficio de una fracción de las pro-
pias clases explotadoras. Esto demuestra que en el país el camino
para tomar el poder tampoco es el levantamiento o insurrección en
las ciudades; esta es otra fundamental experiencia de nuestra lucha
revolucionaria que debe vacunarnos contra supuestos caminos insu-
rrecionalistas que dicen centrar en la clase obrera como fuerza prin-
cipal de la revolución en el país”.
“Así mismo, en el país hemos registrado incontables luchas campesi-
nas, pero no desarrolladas como lucha armada que no han permitido
liberar al campesinado, darle la tierra ni mucho menos han generado
un nuevo poder, un nuevo Estado para la clase y el pueblo. Ligada a
la gran movilización campesina de mediados de los años 60, está la
lucha guerrillera del MIR y del ELN pero no siguiendo la concepción
70
del proletariado sobre la guerra popular, ni estando bien ligada al
campesinado, fue aplastada aunque estas acciones guerrilleras hayan
dejado experiencias para nuestro pueblo”.
¿Qué demuestra todo esto? Que en más de cincuenta años de Partido
Comunista y de revolución de nueva democracia, hasta hoy la clase
obrera no ha tomado el Poder y por tanto el pueblo peruano no ha
podido liberarse de la dominación imperialista ni ha podido barrer la
feudalidad. Sin embargo hemos participado en muchos procesos elec-
torales, las masas se han insurreccionado en las ciudades, los campe-
sinos han batallado y derramado heroicamente su sangre y hasta
hemos tenido guerrillas, aunque no guerra popular, y no obstante
todo esto, el proletariado y el pueblo no han conquistado el Poder. Así
pues hasta hoy, la revolución democrática, la revolución de nueva
democracia no ha sido desarrollada a través de lucha armada según
los principios de guerra popular, que sustenta el marxismo-
leninismo-pensamiento Mao Tsetung y por lo tanto no hemos segui-
do el camino de cercar las ciudades desde el campo y, en consecuencia
no hemos creado bases de apoyo revolucionarias en el campo, ni he-
mos construido un Poder revolucionario sustentado en fuerzas ar-
madas populares, y de ahí que no hayamos destruido el viejo orden
social y la clase obrera y el pueblo no hayan tomado el Poder”.
“¿Qué se desprende de todo esto? En concreto que: hasta hoy la revo-
lución democrático nacional no ha entrado a desarrollarse en forma
superior y, por tanto, la tarea central de la revolución en el Perú es
iniciar la lucha armada; esta es la tarea central de la revolución de-
mocrática y todo debe estar en función de ella y esa es, en consecuen-
cia, la actividad central hacia la cual los comunistas y revoluciona-
rios deben orientarse, si es que realmente quieren servir al proletaria-
do, al pueblo y a la revolución. Así pues, la revolución democrática
en nuestra patria es iniciar la lucha armada”.
71
En términos generales, muchos revolucionarios y algunas organiza-
ciones del seno del pueblo, están de acuerdo con lo anterior, pero
invocan que si bien esa es la estrategia a seguir, las condiciones ac-
tuales no permiten centrar e iniciar la lucha armada pues, según
ellos, no hay situación revolucionaria y que por tanto hay que centrar
en otras actividades como la movilización de las masas y hasta elec-
ciones, para precisamente, dicen, generar una situación revoluciona-
ria. De esta manera el debate sobre si existe o no situación revolucio-
naria se ha convertido en un problema fundamental de nuestra polí-
tica que debe ser enjuiciado muy seriamente a la luz del marxismo y
del análisis de las tesis de Lenin y Mao Tsetung”.
Sería importante analizar a la luz de la situación concreta de
la realidad peruana los once puntos que el gran dirigente
chino especificara como conformantes de las condiciones obje-
tivas y su desarrollo en países atrasados.
Hacerlo significa echar por tierra los planteamientos revisio-
nistas y pacifistas que argumentaban, que por no existir estas
condiciones, tan sólo plantear la posibilidad del inicio de for-
mas superiores de lucha de clases, era una locura.
Los 11 puntos planteados por Mao Tsetung son lo suficiente-
mente claros y precisos para sacar como conclusión que la lu-
cha armada podía ser aplicada en el Perú, Veamos:
1. Desarrollo de las contradicciones entre los países im-
perialistas.
2. Contradicción entre los gobernantes reaccionarios y
las grandes masas de contribuyentes.
3. Contradicción entre el imperialismo y la industria
nacional.
72
4. Contradicción entre la clase obrera y la burguesía.
5. Profundización aún mayor de la contradicción entre
la clase terrateniente y el campesinado.
6. Los comerciantes de productos nacionales y los pro-
ductores independientes se ven empujados cada vez
más a la quiebra.
7. El gobierno reaccionario incrementa cada vez más
sus tropas.
8. El hambre y el bandolerismo se extienden por todo el
país.
9. Las grandes masas campesinas y los pobres de la
ciudad se encuentran en una situación en la que ape-
nas pueden subsistir.
10. Por falta de presupuesto muchos estudiantes temen
no poder continuar sus estudios.
11. Por el carácter atrasado de la producción, muchos es-
tudiantes graduados no tienen esperanzas de encon-
trar empleo.
A principios de 1980, gigantescas anunciaban de desborde
campesino: ¡Por un gobierno de obreros y campesinos! ¡Ter-
minó la Reconstitución, iniciar la Lucha Armada!, asombra-
ban a la población de Lima poco tiempo después de concluida
la Asamblea Constituyente y estando en camino a las eleccio-
nes generales programadas para mayo del mismo año, mien-
tras que la “Izquierda Electorera” grita escandalizada: ¡Aven-
tureros! ¡Provocadores! ¡Infantiles! Y se rasgan las vestiduras,
ante la posibilidad de que sea el propio pueblo quien los des-
73
enmascare como viles seguidores del capitulacionismo electo-
rero.
74
75
INICIO Y DESARROLLO DE LA GUERRA POPULAR
De acuerdo a un documento que circulara profusamente en el
Perú: el 19 de abril de 1980, se clausura la Primera Escuela
Militar del PCP. El documento titulado SOMOS LOS
INICIADORES, constituiría la pieza oratoria del Dr. Abimael
Guzmán Reynoso, en la clausura de dicha escuela y que por la
importancia del mensaje revolucionario, he creído necesario
transcribir algunos párrafos del mismo:
“Compañeros —inicia su arenga el Presidente Gonzalo— ha
concluido nuestra labor con las manos desarmadas, se inicia hoy
nuestra labor armada: levantar a las masas, levantar campesinos bajo
las inmarcesibles banderas del marxismo-leninismo-pensamiento
Mao Tsetung. Un periodo ha terminado. Sellamos hasta aquí lo he-
cho; aperturamos el futuro, la clave son las acciones, objetivo el Po-
der. Eso haremos nosotros, la historia lo demanda, lo exige la clase, lo
ha previsto el pueblo y lo quiere. Nosotros debemos cumplir y cum-
pliremos. Somos los iniciadores”.
“La revolución anidará en nuestra patria; de eso respondemos noso-
tros. La ofensiva estratégica de la Revolución Mundial, la tercera
etapa de nuestra historia, la contienda armada, así lo señalan… El
presidente Mao planteó: “La tormenta se acerca, el viento brama en
la torre”. Así pues el vórtice se acerca: el vórtice está comenzando,
crecerán las llamas invencibles de la revolución convirtiéndose en
plomo, en acero, y del fragor de las batallas con su fuego inextingui-
ble saldrá la luz, de la negrura la luminosidad y habrá un nuevo
mundo. El viejo orden de la reacción cruje, su vieja barca hace agua,
se hunde en forma desesperada, pero, camaradas, nadie puede esperar
que se retiren benignamente. Marx nos advirtió: hundiéndose son
aún capaces de dar manotazos de ahogado, desesperados zarpasos,
para ver si no se hunden. Esto es imposible. Sueños de sangre de
76
hiena tiene la reacción; agitados sueños estremecen sus noches som-
brías, su corazón maquina siniestras hecatombes; se artillarán hasta
los dientes pero no podrán prevalecer, su destino está pesado y medi-
do. Ha llegado la hora de ajustarles cuentas”.
“Nuestro pueblo entra a tomar el poder por las armas. Camaradas, en
este país, hoy, estamos entrando a una tercera etapa; esa tercera etapa
es la contienda armada. Revolución y contrarrevolución se aprestan a
la violencia… Ellos con su vieja y sangrienta violencia, en su paz de
bayonetas, en su guerra maldita que liquida en las cárceles, en los
campos, en las fábricas, asesinado incluso niños en los vientres ma-
ternos. Ahí en las acciones, la capacidad conciente del hombre se
multiplica, la voluntad es más tensa, la pasión más poderosa, la
energía endiablada. Camaradas ahí encontraremos la energía, la fuer-
za, la capacidad suficiente para la gran ruptura. Las trompetas co-
mienzan a sonar, el rumor de la masa crece y crecerá más, nos va a
ensordecer, nos va a llevar a un poderoso vórtice, con una nota: Se-
remos protagonistas de la historia, concientes, organizados, armados;
así habrá la gran ruptura y seremos hacedores del amanecer definiti-
vo. A eso hemos entrado camaradas. Y será lo único grande que he-
mos de hacer. Saldrá de las armas, del cañón de los fusiles, saldrá de
la acción directa del Partido sobre las masas. Saldrá de la Guerra
Popular”.
El Partido se convertirá en un torrente contra el cual ha de lanzarse
fuego, lodo, piedras; pero nuestro poder es grande: todo lo converti-
remos en nuestro fuego. El fuego negro lo convertiremos en fuego
rojo y lo rojo es luz. Eso somos nosotros, eso es la Reconstitución.
¡Camaradas, estamos Reconstituidos!... por lo tanto el futuro está
asegurado, está palpitando en las acciones bélicas que comenzaremos
a hacer… no tendremos retaguardia al comienzo o la tendremos pe-
queña, débil, frágil y variable. No olvidemos que el Poder Popular, el
77
Estado de la Clase Obrera, el Estado de Obreros y Campesinos mar-
cha con nosotros, lo llevamos en la punta de los fusiles, anidando en
nuestra mente, palpitando en nuestras manos y estará con nosotros
siempre, ardiendo en nuestro corazón. No lo olvidemos nunca, es lo
primero que debe estar en nuestra mente”.
“Camaradas, hemos entrado a la tercera etapa de la sociedad peruana
contemporánea. Pero así como ayer, cuando planteamos los dos mo-
mentos de la sociedad peruana contemporánea, como parte del proce-
so del capitalismo burocrático en el país, algunos nos condenaban,
rechazaban nuestras ideas y hasta con insolencia supina nos tildaban
menospreciativamente de infantilismo; hoy lo que planteamos con
clara y precisa visión histórica, de que nuestro país entra a la tercera
etapa, también será objeto de incomprensión, ya no será posible con-
denarnos con la etiqueta pueril del infantilismo, porque los tiempos
nos han dado la razón en muchísimas cosas y también ellos sacarán
lección. Sin embrago no será fácil que acepten, que comprendan, re-
querirán hechos contundentes, acciones concretas que les martillen
en sus duras cabezas, que hagan saltar en pedazos sus especulacio-
nes, para que abran sus almas y también anide la realidad de esta
patria nuestra”.
“Somos los iniciadores. Comenzamos diciendo Somos los iniciadores.
Terminamos diciendo somos los iniciadores. ¿Iniciadores de qué? De
la Guerra Popular, de la lucha armada, que está en nuestras manos,
brilla en nuestra mente, palpita en nuestro corazón, se agita inconte-
nible en nuestras voluntades. Eso es lo que somos. Un puñado de
comunistas acatando el mandato del Partido, del proletariado y del
pueblo. Este 19 de abril, dirá la historia: puestos de pie expresaron su
declaración de fe revolucionaria con el corazón ardiendo de pasión
inextinguible, voluntad firme y resuelta, con la mente clara y audaz
asumieron su obligación histórica de ser los iniciadores; lo que deci-
78
dieron un 19 de abril, lo plasmaron en otoño en boicot y cosechas;
prosiguieron su accionar en contra del poder reaccionario, apuntando
al poder local, lo continuaron con invasiones y con las masas campe-
sinas arrancaron las guerrillas, generaron el poderoso ejército que
somos y el estado que hoy se sostiene sobre él. Nuestra patria es libre:
así dirá la historia camaradas, así dirá la historia”.
“Camaradas, la hora llegó no hay nada que discutir, el debate se ha
agotado, es tiempo de actuar, es momento de la ruptura y no la hare-
mos en la lenta y tardía meditación, ni en pasillos y cuartos silencio-
sos, la haremos en el fragor de las acciones bélicas. Será la forma de
hacerlo, una forma adecuada y correcta, la única forma de hacerlo”:
El boicot informativo que impuso la prensa imperialista, fue
roto por el propio accionar armado del Partido, que en forma
cada vez más creciente, dio respuesta a los enemigos de la cla-
se obrera y del campesinado en el Perú.
La utilización del término “terrorista” se divulgó a los cuatro
vientos tratando de crear dudas y desprestigio. A esta campa-
ña se unió incondicionalmente la llamada “izquierda parla-
mentaria”, aquel conglomerado electorero de reformistas, re-
visionistas oportunistas y trotskistas que abandonando la lu-
cha popular —a la que habían jurado lealtad eterna— se apol-
tronaron en los cómodos escaños del parlamento burgués.
Estos adoradores del cretinismo parlamentario, con el ex bur-
gomaestre limeño a la cabeza —el tristemente célebre Alfonso
Barrantes Lingán— que llegó a suscribir conjuntamente con
los sectores más retardatarios del país, “Actas Antiterroristas”
y clamaron por la aplicación de medidas altamente represivas
contra los militantes del PCP.
79
Ellos, viejos tahúres de la politiquería criolla, trataron de crear
una cortina de humo para ocultar a los ojos del mundo, los
verdaderos propósitos y alcances de la lucha del pueblo pe-
ruano en contra de sus seculares opresores.
En el Perú se comenzó a oír insistentemente el sambenito de
“terrorismo”, por la utilización de dinamita en la voladura de
torres de alta tensión, que caracterizó lo que podíamos deno-
minar como: sabotaje a las instalaciones del Estado. El PCP
explica que los apagones (corte del fluido eléctrico) repercute
grandemente en las masas, porque quien ve el apagón, sabe
cual es la causa y las masas ven como el Estado peruano, ex-
presando su carácter de clase, atiende primero a las necesida-
des de la gran burguesía y pospone las del pueblo. Así las ma-
sas van adquiriendo criterios cada vez más claros.
El uso de la dinamita no puede constituir en sí mismo un acto
de carácter terrorista; afirmar esto sin mayor análisis es sim-
plemente una irresponsabilidad política. Recordemos lo que
Lenin escribiera:
¡VIVAN LOS INICIADORES DEL EJÉRCITO POPULAR
REVOLUCIONARIO!
“Esto ya no es un complot contra un personaje cualquiera odiado, no
es un acto de venganza, no es una salida provocada por la desespera-
ción, no es un acto de amedrentamiento. No: esto es comienzo bien
meditado y preparado, calculado desde el punto de vista de la correla-
ción de fuerzas, es el comienzo de las acciones de los destacamentos
del Ejército Revolucionario. Afortunadamente han pasado los tiem-
pos en que por falta de un pueblo revolucionario, hacían la revolución
terroristas revolucionarios aislados. La bomba ha dejado de ser el
80
arma del petardista individual y a pasado a ser un elemento necesario
del armamento del pueblo”.
Este petardismo utilizado inicialmente por el PCP, correspon-
de a la modalidad del sabotaje, a través del cual el Partido
afectó los bienes del Estado, como un trabajo permanente para
debilitarlo, ocasionando apagones en diversas regiones del
país; iluminando cerros con llameantes hoces y martillos; ha-
ciendo ondear desafiantes banderas rojas en las cumbres de los
Andes y en las pauperizadas barriadas que circundan la capi-
tal de la República.
El Partido Comunista del Perú declaro en cierta ocasión a tra-
vés de sus militantes detenidos —basándose en lo anterior-
mente expuesto por Lenin— “que la dinamita era una forma
de armamento popular”. Esta afirmación que pudiera ser cues-
tionada desde un punto estrictamente militar de potencial bé-
lico, adquiere un significado político relevante, al analizar el
estado de ánimo de las masas explotadas. El pueblo peruano
que a través de siglos sólo ha contado con piedras y palos,
como armas primitivas de defensa, para enfrentar a los fusiles
y el armamento moderno de las fuerzas represivas, descubre
alborozado que las armas que asesinaban a sus hermanos, son
fácilmente destruibles con un explosivo al cual tienen acceso
dadas las características mineras de la zona serrana.
La honda y la “waraka” incaica dejaron de ser un instrumento
de caza para convertirse en un arma de ataque. La ofensiva
con cargas de dinamita contra instalaciones militares, que les
proporcionaría luego un armamento más moderno, es sin du-
da una forma de armamento popular.
81
Pero dejemos que sea el propio PCP quien se encargue de
rebatir los disparatados argumentos de la reacción: “… de este
modo llamar “terrorismo” a la lucha armada no es sino una posición
demagógica y reaccionaria del imperialismo yanqui; que enarbola
para oponerse a nuestra revolución armada, buscando cubrirla con
un manto de desprestigio, mientras monta la más sangrienta repre-
sión y genocidio. Además usa esta maniobra para contender por la
hegemonía mundial, a la política del social-imperialismo; así también
quiere desprestigiar a la revolución, que no pude estar ligada en mo-
do alguno al más siniestro centro del revisionismo contemporáneo,
que ha hecho de la patria de Lenin y Stalin, la actual potencia hege-
monista de hoy…como es lógico la reacción peruana, su gobierno y
sus plumíferos, no hacen sino aplicar a rajatabla la orden del amo
imperialista. Pero no son sólo ellos quienes condenan como “terro-
rismo” nuestra lucha armada, sino que a ese carro se acoplan los
oportunistas…” (DESARROLLEMOS LA GUERRA DE GUERRILLAS –
PCP – 1982).
En la época en que el PCP planteaba retomar a Mariátegui, el
Movimiento Estudiantil popularizó la consigna de “Por el
Sendero Luminoso de José Carlos Mariátegui”, apelativo que
es retomado por la reacción y sus aliados, llamándolo “Sende-
ro Luminoso” y ocultar su verdadero nombre. El hecho de
identificarlo como un partido político con más de cincuenta
años de existencia y una gran tradición de lucha, significaba
para ellos un tácito reconocimiento.
El inicio de la guerra popular en el Perú no tiene características
espectaculares. A diferencia de la práctica militar de otros mo-
vimientos armados latinoamericanos, (como toma de cuarte-
les, intentos de tomar el Congreso o hacer pomposas tomas de
medinas ciudades), el PCP inicia sus acciones en un apartado
82
caserío en la serranía de Ayacucho, en Chischi, cuando en la
madrugada del 17 de mayo de 1980 —un día antes de las elec-
ciones generales— una veintena de campesinos armados, in-
gresaron a las oficinas del registro electoral para después de
maniatar a los encargados de la vigilancia, destruir las ánforas,
las boletas y registros electorales y abandonar el lugar gritan-
do consignas referentes al inicio de la lucha armada. Definiti-
vamente no fue una acción militar de envergadura, pero llevó
consigo un mensaje dirigido al pueblo: se cerraba una etapa y
se daba comienzo a otra, en la cual las elecciones ya no tenían
importancia. Según versiones periodísticas a la que no le die-
ron mayor importancia, la acción no duró más de media hora.
Ellos no podían prever que a partir de Chuschi el partido co-
menzaría a constituir sus primeros destacamentos y pelotones
para iniciar la guerra agraria en el Perú.
Cuando las acciones comienzan a manifestarse con mayor ni-
tidez, la alarma entre la reacción se hace ostensible, mientras
ellos claman por el ingreso del ejército, sus socios de la “Iz-
quierda parlamentaria” cuestionan porque, el PCP esperó a
que se restituyera el régimen parlamentario y no lo hizo du-
rante los 12 años de dictadura militar.
Pero dejemos que sea el propio Presidente Gonzalo quien los
saque de dudas. En la entrevista que el dirigente histórico die-
ra El Diario en julio de 1988, la que fuera denominada como
“La Entrevista del Siglo”, el Dr. Abiamel Guzmán opina:
“ EL DIARIO: ¿Por qué el Partido Comunista del Perú inició la Gue-
rra Popular en el 80? ¿Cuál es la aplicación militar e histórica de este
hecho? ¿Cuál fue el análisis social, económico y político que hizo el
PCP para iniciar la guarra?”
83
“PRESIDENTE GONZALO: Hemos investigado el país y lo hemos es-
tudiado de la Higuera Mundial en adelante y vimos que el proceso de
la sociedad peruana entraba en situaciones complejas, los propios
análisis estatales mostraban que la década del 80 tenía cuestiones
críticas. En el Perú se ve que cada 10 años se da una crisis en la se-
gunda mitad de cada década y cada crisis es peor que la anterior.
Luego analizamos el capitalismo burocrático, éste madura la revolu-
ción, las condiciones de la revolución. El 80 tenía que entregarse el
gobierno a través de elecciones, esto iba a requerir entre un año y
medio y dos años para que el nuevo gobierno pudiera armar el mane-
jo del Estado. Así concluimos: el capitalismo burocrático había ma-
durado la revolución, se presentaba la difícil década del 80, la crisis,
un gobierno por elecciones, etc.; y todo daba una coyuntura muy
favorable para iniciar la guerra popular y que desmiente el criterio de
que no se puede iniciar lucha armada o en nuestro caso guerra popu-
lar, cuando hay nuevo gobierno; los hechos han demostrado la false-
dad de esta posición. Esto fue lo que calculamos, así como la situación
en que entraba el nuevo gobierno, salían los militares después de 12
años y fácilmente no podían asumir la lucha inmediata contra noso-
tros, no podían de inmediato retomar el timón del Estado, porque se
habían desgastado políticamente y desprestigiado, eran hechos con-
cretos, una realidad”.
“Nosotros ya habíamos planteado desde antes que la participación en
la Constituyente era incorrecta; que sólo cabía el boicot, porque parti-
cipar en la Constituyente era simplemente servir a la reestructura-
ción del Estado peruano y a que se diera una Constitución como la
que tenemos; y todo eso era previsible, no había nada que no se pudie-
ra prever en este caso; por tanto nos planteamos ya desde antes, sen-
tar bases para el inicio, arrancar antes de que comenzara el nuevo
gobierno y así lo hemos hecho puesto que comenzamos el 17 de mayo,
un día antes de las elecciones”.
84
“Pensamos que en estas condiciones podíamos desenvolver nuestra
acción y llegar hasta desplegarla y avanzar lo más que pudiéramos
pensando en que en la segunda parte del decenio tenía que darse una
crisis más grave que la anterior y, por tanto, mejores condiciones
para avanzar. Sobre estas consideraciones se planificó el inicio de la
guerra popular, pero dicen que no hemos pensado sino aplicado dog-
máticamente, ¿en qué?; hay quienes hablan de dogmas siendo beatos
que comulgan con ruedas de molino”.
Por eso escogimos ese momento, los hechos nos han confirmado; era
obvio que Belaúnde, y también lo ventilamos, tendría un temor: el
golpe de Estado y por tanto restringiría a la fuerza armada; ¿era
difícil prever?, no, por la experiencia que tuvo en el año 68; eran
cosas calculables y se nos ha enseñado a calcular, a analizar, a sope-
sar, así nos han enseñado, el Presidente Mao ha sido muy exigente en
estos problemas sobre todo en cuanto se refiere a preparación. Cree-
mos que los hechos nos han confirmado, dos años y no pudieron en-
trar las fuerzas armadas; ¿fue así o no? Hoy día nos están diciendo
que habían quemado la información de inteligencia que tenían; en
fin, el nuevo gobierno tendría problemas para armar su administra-
ción y los hechos lo han demostrado; luego ha venido la crisis; han
entrado los militares con contingentes mayores cada vez y lidiando
con ellos varios años estamos más pujantes, vigorosos y en desarro-
llo. Estas fueron las razones de iniciar el 80 y los hechos demuestran
que no erramos o, por lo menos no erramos en grandes lineamientos
que es en lo que no hay que errar”: (ENTREVISTA AL PRESIDENTE
GONZALO, COMITÉ CENTRAL DEL PCP, 1989)
Una vez concluidas las acciones de boicot, se lleva adelante el
Primer Plan Militar, EL PLAN DE INICIO, que tendría una dura-
ción de siete meses, de mayo a diciembre de 1980. Con la im-
plementación de este plan el PCP, logra conformar los prime-
85
ros destacamentos y pelotones mediante en trabajo en el seno
de las masas, fundamentalmente campesinas pobres de la re-
gión serrana. El partido había hecho planes específicos al res-
pecto, recomendando a sus militantes colaborar con los cam-
pesinos en las faenas del campo y del pueblo, como una forma
de romper definitivamente con la tradición de la “guerrilla
errante” de inspiración guevarista y sentar en la práctica, la
ligazón con las masas, propia de la concepción maoísta de la
guerra popular.
Para llevar adelante la formación de destacamentos y peloto-
nes se aplicó con verdadera disciplina las 3 reglas y las 8 ad-
vertencias:
TRES REGLAS.
1. Obedecer las órdenes en todas las acciones.
2. No tomar de la masa ni una sola aguja ni una sola he-
bra de hilo.
3. Entregar todas las cosas capturadas.
OCHO ADVERTENCIAS.
1. Hablar con cortesía.
2. Pagar con honradez todo lo que se compre.
3. Devolver todas las cosas solicitadas en préstamo.
4. Indemnizar todo objeto dañado.
5. No pegar ni injuriar a la gente.
6. No estropear cultivos.
7. No tomarse libertades con las mujeres.
8. No maltratar a los prisioneros.
86
El 24 de agosto de 1980, a tan sólo 3 meses de comenzar el Plan
de Inicio, el PCP realiza una Sesión Ampliada de Comité Cen-
tral para hacer un balance de las acciones realizadas y llegar a
tres fundamentales conclusiones:
“I.- El Plan de Inicio, su aplicación y el remate de las primeras ac-
ciones son brillantes y rotundo éxito de trascendencia y de mayor
repercusión que ha encendido en nuestra patria las siempre vivas
llamas de la guerra popular”.
“II.- resumiendo las experiencias en el Balance General de las prime-
ras acciones, se ha desarrollado más la línea militar del partido y
avanzado en su consolidación, aplastando el derechismo concentrado
en posiciones militaristas que esbozan una línea apuntando a desen-
volverse como línea militarista burguesa”.
III.- El partido fortalecido en la fragua de las primeras acciones está
en pie de combate listo para marchar hacia el inicio de la guerrilla”.
Concluye dicho documento exaltando el optimismo y desbor-
dando entusiasmo en la consecución de la tarea histórica del
Partido:
“Para todo Partido Comunista llega un momento que asumiendo su
condición de vanguardia del proletariado en arnas rasga los siglos;
lanza su rotundo grito de guerra y asaltando los cielos, las sobras y la
noche, comienzan a ceder los viejos y podridos muros reaccionarios,
comienzan a crepitar y crujir como frágiles hojas ante tiernas y nue-
vas llamas, ante jóvenes pero crujientes hogueras. La guerra popular
comienza a barrer el viejo orden para destruirlo inevitablemente y de
lo viejo nacerá lo nuevo y al final como límpida ave fénix, glorioso,
nacerá el comunismo para siempre”.
87
La impotencia del régimen de Belaúnde para poder controlar
la situación y los reclamos la sociedad y de los partidos con-
servadores, exigiendo una explicación, llevó a este a adoptar
posiciones realmente ridículas al afirmar: “Hemos podido com-
probar, en investigaciones llevadas a cabo en un país hermano, que
las características del territorio son exactamente iguales a las expe-
rimenta esa nación. De allí decimos que se trata de un plan armado
en el exterior, dirigido y financiado desde el exterior”. Referencia
que sin lugar a dudas, provenía de Colombia donde el presi-
dente Turbay había denunciado recientemente el apoyo cu-
bano a los guerrilleros del M-19.
De acuerdo con el balance General de las primeras acciones, el
PCP llega a la conclusión de que está capacitado para empren-
der el Segundo Plan Militar de DESPLEGAR LA GUERRA DE
GUARRILLAS, que significaba desarrollar los combates gue-
rrilleros en la perspectiva de avanzar hacia las nuevas formas
del nuevo poder, vale decir, construir los Comités Populares,
que serían clandestinos o semiclandestinos de acuerdo a las
características especificas de las zonas o poblados.
La primera campaña de “Desplegar” se centró en conquistar
medios y armas. El asalto a los puestos policiales de Luricocha
y Quinua y los saqueos en Ayacucho y Huanta, fueron parte
de una campaña bien estructurada para aprovisionarse de
armas y explosivos. Posteriormente se aplicarían estos méto-
dos en todo el territorio nacional.
El 1° de enero de 1981, el PCP saluda el nuevo año destacando
la heroicidad del pueblo peruano, para anunciar oficialmente
el comienzo de la lucha armada. Este volante se distribuyó en
forma masiva tanto en Lima, como en otras ciudades del Perú.
88
A NUESTRO HEROICO PUEBLO COMBATIENTE
¡Pueblo peruano! Más de cuatrocientos años soportas una dura
y cruel explotación, bajo oprobioso dominio extranjero, violen-
ta opresión de explotadores nativos y sangrienta represión del
Estado reaccionario.
¡Pueblo peruano! Hoy, después de doce años de falsa revolu-
ción y real reforzamiento de tus cadenas bajo un régimen mili-
tar fascista, en medio de la más grande crisis que has soporta-
do, manda hoy un nuevo gobierno a través del caduco arma-
toste reaccionario, de la llamada “democracia representativa”,
falsa democracia de falsos derechos y libertades, de falsa preo-
cupación por las necesidades elementales del pueblo y de real
opresión y explotación al servicio de las clases explotadoras y
del amo imperialista; nuevo gobierno reaccionario que te hun-
da y te hundirá más en el hambre, la desocupación, la igno-
rancia, la enfermedad, la miseria creciente y la represión redo-
blada.
¡Pueblo peruano! Tú historia no es sólo de la explotación y
cuenta opresión que te han impuesto y te imponen en el len-
guaje de la violencia reaccionaria y la palabra demagógica de
falsas promesas. Tu historia pueblo, es de rebelión y de com-
bates; es historia de las luchas del proletariado como clase di-
rigente, del campesinado en especial el pobre, que pugna y
combate por la tierra para quien la trabaja, de las masas popu-
lares que viven del sudor de su frente, de tus mejores hijos que
ofrendan la vida, de tus pueblos que despiertan más y más,
para combatir por su libertad por su emancipación. En síntesis
pueblo peruano, tu historia es la heroica e inmarcesible lucha
de las clases populares; es la lucha por el pan de tus hijos, por
la educación que despeja mentes y las hace más concientes,
por tus derechos y libertades conquistados al precio de tu san-
89
gre, por tu revolución en marcha, pujante, por tu emancipa-
ción definitiva, por la destrucción del viejo y podrido sistema
imperante y, en definitiva por la creación y forja con tus ma-
nos armadas de un nuevo mundo para tus hijos.
¡Pueblo peruano! Hoy, tus mejores hijos, carne de tu carne,
acero de tu acero, forjadores en mil combates y templados en
tu inagotable acción, siguiendo tu luminoso y heroico ejemplo,
hoy pueblo nuestro, tus mejores y fieles hijos han desplegado
al viento la roja y llameante bandera de la rebelión, se han le-
vantado en acciones armadas abriendo el camino que todos
hemos de seguir: el de la revolución democrática que derrum-
be el dominio imperialista, la opresión feudal, la explotación
capitalista burocrática y el caduco Estado imperante cuyo sos-
tén es la burocracia.
¡Pueblo peruano! Hoy tus hijos enarbolan la gran bandera roja
de tu rebeldía comenzando a plasmar con hechos tus más altos
sueños revolucionarios. Hoy tus hijos han iniciado el esforza-
do, duro y brillante camino de cercar las ciudades desde el
campo, el glorioso camino de la guerra popular. Así hoy tus
hijos surgidos de tus poderosas entrañas te ofrenda sus accio-
nes armadas y sus vidas saludando en este año nuevo tu he-
roica lucha y tu grandioso porvenir.
¡Pueblo peruano! ¡La lucha armada ha comenzado! Obreros,
campesinos, trabajadores, mujeres , jóvenes, hijos del pueblo,
masas populares, pongámonos en pie de combate y con nues-
tras propias manos armadas construyamos el futuro de nues-
tro pueblo!
¡VIVA EL MARXISMO –LENINISMO-PENSAMIENTO MAO!
¡VIVA EL PARTIDO COMUNISTA DEL PERÚ!
¡DESARROLLEMOS LA LUCHA ARMADA!
90
El accionar más o menos libre del Partido en varios puntos de
la sierra peruana, dada la configuración geográfica sumamente
escabrosa, unida a la ineficacia de la acción policial, que se
abocó a buscar extremistas extranjeros y que cantó victoria al
capturar a la turista francesa Thérèse Jacqueline Marie, que
fuera liberada a los pocos días por presión de la Embajada
francesa y sacada del país, propició una corriente de opinión
donde los parlamentarios de diferentes agrupaciones políticas
tuvieron mucho que ver, exigiendo que se declarara el “Estado
de Emergencia”, hecho a que Belaúnde se había resistido para
no compartir el Poder con los militares y desdibujar su pre-
tendida imagen democrática, limitó a encomendar el combate
a el “Batallón Antisubversivo “Sinchis”, cuerpo de elite, for-
mado en las escuelas norteamericanas del Canal de Panamá.
Los “Sinchis” formados ex profesamente en los años posterio-
res a la guerrilla del 65, con la asistencia directa de la Central
de Inteligencia Americana, en métodos para combatir las gue-
rrillas errantes, poco pudieron hacer salvo aterrorizar a la po-
blación desarmada, en combatir al PCP.
Un hecho que por su impacto psicológico ha de haber queda-
do impreso en la memoria de los ayacuchanos, fue aquel
cuando un domingo por la tarde cuando los pobladores se
reúnen pacíficamente en la plaza principal, ven a los “Sinchis”
aplicar un método de amedrentamento colectivo: desfilar por
las calles de Ayacucho profiriendo gritos histéricos contra el
PCP, mientras que de sus cuellos cuelgan canes recién sacrifi-
cados que han teñido sus vestimentas con sangre. Los reportes
periodísticos dieron cuenta que entre las espectadoras se pro-
dujeron cinco abortos por la impresión causada.
91
Los “Sinchis”, considerados por sus propios instructores nor-
teamericanos como los más preparados militarmente en la
guerra antisubversiva, eran soldaditos de plomo, ante la con-
sistencia orgánica y militar del PCP.
La formación altamente asesina de este cuerpo policiaco, mati-
zada con actos de crueldad cotidianos era ampliamente cono-
cida. Cuando ingresaban a la escuela les regalaban un perro, al
que debían cuidar y entrenar, para en el momento de su gra-
duación darle muerte con sus propias manos, arrancarle el
corazón y devorarlo, frente a sus compañeros y superiores. Si
alguien se negaba a hacer tan sanguinario acto, sencillamente
era expulsado del cuerpo.
Ellos, ahora encomendados a cuidar el orden en las zonas
donde se comentaba que el PCP tenía influencias, aplicaron la
violencia reaccionaria, robando, asesinando y violando. Los
medios de comunicación se encargaban luego de difundir que
eran los “terrucos” quienes cometían estas atrocidades. Dece-
nas de fosas o botadero de cadáveres, se encontraron en las
serranías, mientras que a nivel jurídico el régimen de Belaúnde
ponía en vigencia una ley de claro corte fascista haciendo fun-
cionar el Decreto Ley N° 46, más conocida como “Ley Antite-
rrorista”.
Tanto en sus consideraciones como en el propio cuerpo jurídi-
co este Decreto, la propia definición de “terrorismo” era tan
poco definida que posibilitaba su aplicación indiscriminada.
Decía que “terrorismo” era algo que podía causar terror; por lo
que un terremoto o el desborde de un río podría caber dentro
de ella.
92
Dentro del articulado se incluía un artículo dedicado a la
“Apología al terrorismo”, que vulneraba notablemente la li-
bertad de ideas y de expresión consagrada en la Constitución.
Con esta lógica, hasta el derecho a la defensa judicial podía ser
considerado como “apología al terrorismo”.
Se considera que a principios de 1982, las fuerzas policiales
perdieron la iniciativa frente al PCP, que en forma lenta pero
segura asentaba su influencia en la sierra central (departamen-
tos de Ayacucho, Huancavelica y Andahuaylas). Los destaca-
mentos del Ejercito Guerrillero Popular, tomaban el 6 de enero
el pueblo de San José de Sacce por tercera vez. Esta vez al
igual que las anteriores el puesto de la Guardia Civil del po-
blado fue demolido totalmente. Mientras se tomaba el fundo
en la ciudad de Ayacucho —para mantener al enemigo ocu-
pado— se realizaban dos sabotajes y se eliminaba a un policía
para recuperar su armamento. Después se filtraría la noticia
que se había tratado de un ajusticiamiento ya que la víctima
era un conocido represor del pueblo.
Ante la contundencia de estas acciones el Comando de la
Guardia Civil implementa la medida de “replegar los pues-
tos”, dejando el terreno libre para que el Partido se planteara
pasar a construir bases de apoyo.
Los que los analistas y “senderolos” —investigadores especia-
lizados en analizar el fenómeno subversivo, que servían a los
intereses de la reacción—, que tipificaron el hecho como “con-
cesión de territorio a Sendero”, nunca admitieron que real-
mente la superioridad militar del Partido era un hecho eviden-
te. Belaúnde por su parte sólo prometía “reinstalar los puestos
a la brevedad posible”.
93
Una modalidad no aplicada en otras revoluciones, fue el cons-
truir en forma concéntrica los tres instrumentos de la revolu-
ción, Partido, Ejército y Frente, además de incursionar en las
ciudades para hacer propaganda y recuperar armamentos y
pertrechos.
El Segundo Plan Militar de desplegar la guerra guerrillas,
marchaba correctamente, dando inicio a las primeras formas
del nuevo poder: Los Comités Populares, que cumplen fun-
ciones estatales y surgen como representación de la comuni-
dad, pero que por la represión inminente se ven precisados a
clandestinizarse para su propia preservación.
Posteriormente cuando el Partido domine totalmente la zona
pasarán a ser Comités Populares Abiertos. La agrupación de
varios comités en una determinada zona conformaría una Base
de Apoyo, el embrión de la República Popular de Nueva De-
mocracia. Las proféticas palabras del Presidente Gonzalo en la
clausura de la Primera Escuela Militar del PCP, comenzaban a
hacerse realidad.
El 2 de marzo de 1982 al lindar la media noche, el PCP realiza
una acción de gran envergadura que deja con la boca abierta a
los “senderologos” y analistas que siempre consideraron a
“Sendero” —como ellos lo denominaban— un minúsculo gru-
po de aventureros. La liberación de los prisioneros de guerra
de la Trinchera Luminosa de Ayacucho, fue un hecho contun-
dente.
El 28 de febrero, por iniciativa de los prisioneros se había pro-
ducido un intento de fuga donde tres combatientes murieron
en la tentativa y otros dos que gravemente heridos tuvieron
que ser trasladados al Hospital Regional de Huamanga.
94
A las 7 de la noche del 2 de marzo —según informe dirigido al
Director Superior de la Guardia Civil— tres personas con uni-
formes de oficiales acudieron a la casa del camionero Mel-
quíades Acosta, solicitándole su camión para movilizar perso-
nal, llevando el vehículo hasta el reservorio ubicado en la Ur-
banización Mariscal Cáceres. Una vez allí, el chofer y su ayu-
dante Medrano Acosta Vázquez, fueron reducidos y maniata-
dos por unas decenas de guerrilleros, los que posteriormente
dividieron estratégica y ofensivamente la ciudad en un autén-
tico plan de operaciones tipo comando, con misiones específi-
cas para atacar los locales de la Guardia Civil, Guardia Repu-
blicana, Policía de Investigaciones y los domicilios del Prefec-
to y el Presidente de la Corte Superior. El camión fue estacio-
nado en la parte posterior del penal.
A las 11:45 se dio inicio al operativo, el único policía que cus-
todiaba el torreón de la prisión fue abatido de un certero dis-
paro. Los guerrilleros ingresaron a la cárcel con escaleras de
cuerda. El izamiento de una gran bandera roja con la hoz y el
martillo en el asta central de la cárcel y los vibrantes acordes
de la Internacional, el himno de los explotados de la tierra,
cantados llenos de fervor, remecieron los calcinados muros de
la prisión ayacuchana, que habían sido dinamitados en el ca-
mino a la libertad.
Según versiones periodísticas, la columna dirigida por la Co-
mandante “Celia”, estaba constituida por más de doscientos
integrantes. Aunque no sabemos a ciencia cierta, al parecer la
presencia del Presidente Gonzalo (por algunos documentos de
identificación encontrados, según la prensa), pudiera ser un
hecho innegable.
95
Los combatientes, junto con 78 presos acusados de “terroris-
mo” y otros 169 inculpados por delitos comunes, subieron al
camión para emprender la retirada hacia la sierra iquichana.
Los refuerzos que habían llegado a solicitar los puestos poli-
ciales llegaron al escenario cuando ya todo había concluido.
Alrededor de una docena de guardias republicanos, al mando
del teniente Rosemberg, ebrios de venganza ingresan al Hospi-
tal Regional de Huamanga, para cobrar revancha contra los
prisioneros internados al haber sido heridos en la frustrada
fuga del 28 de febrero. Disparando por los pasadizos, obligan
con amenazas a los empleados del hospital a encerrarse en sus
habitaciones, emprendiéndola contra los hospitalizados, que
después de ser golpeados salvajemente son sacados a rastras,
contando con la complicidad del los guardias republicanos
que los custodiaban.
Escario Najarro que había recibido varios balazos estaba con
una mascarilla de oxigeno y tenía en su brazo un litro de suero
con sonda intravenosa, se encontraba en espera de una cirugía,
sufrió la agresión de uno de los guardias que trató de ahorcar-
lo con sus propias manos. Como Escario resistía le arrancó la
sonda y después de envolverla en su cuello, reanudó su inten-
to de ahorcamiento con la ayuda de otro guardia que jalaba
del otro extremo. Cuando creyeron haber logrado su objetivo,
lo dejaron inconsciente en su lecho.
Urbay, Alcántara y Wensjoe, habían sido sacados del Hospital
a pesar de los reclamos del auxiliar de enfermería Víctor Mel-
gar que por protestar también fue sometido a golpes.
La enfermera Julia Huayhuaya ingresó presurosa al cuarto de
Najarro instantes después que sus torturadores salieran, vol-
96
vió a colocar la sonda intravenosa y el oxigeno en un desespe-
rado intento de salvarle la vida. Najarro poco a poco comenzó
a recobrar sus signos vitales, mientras que Wensjoe, Urbay y
Alcántara, eran asesinados a balazos en las afueras del noso-
comio.
Meses después, el 3 de septiembre en un desértico paraje de
Andahuaylas, es asesinada cobardemente una joven guerrille-
ra que fugara de la cárcel de Ayacucho. Edith Lagos Sáenz,
hija de una acomodada familia ayacuchana había abandonado
sus estudios en la Universidad Particular San Martín de Porres
en Lima, para integrarse a la guerra popular.
Todavía estaban frescas las imágenes que la televisión trasmi-
tiera en noche buena de 1980, cuando fuera capturada y tras-
ladada a las lúgubres celdas de la División de Seguridad del
Estado y que frente a las cámaras declarara: “Soy inocente y no
tengo nada que ver con las imputaciones que me hace la poli-
cía… en una sociedad en que se respetan los derechos huma-
nos, la libertad es un derecho y un deber exigirla”.
Después de su asesinato es enterrada apresuradamente por la
Guardia Civil para impedir la autopsia y por consiguiente su
horrendo crimen. Sus familiares recuperan el cadáver que es
trasladado a Ayacucho para darle sepultura. Todo el pueblo se
vuelca a las calles para darle el último adiós. Cerca de 30,000
ayacuchanos la acompañan, hay lluvia de claveles rojos y una
bandera de mismo color con hoz y martillo cubre el féretro,
mientras las fuerzas “del orden” impávidas ven la simpatía
popular.
Aparte de las vivas al Residente Gonzalo, el nombre de Edith
Lagos se deja sentir. Cuando su hermana mayor con un megá-
97
fono en la mano grita: ¡Compañera Edith Lagos! El pueblo une
sus 30,000 gargantas y responde con la fuerza de un huracán
desbordado: ¡Presente! ¿Quién la mató? vuelve a preguntar su
compungida hermana y el pueblo le responde: ¡El perro Be-
laúnde! ¿Quién la vengará? pregunta una vez más. ¡El pueblo
combatiente! Es la contundente respuesta de un pueblo indig-
nado. Haciendo un esfuerzo para que las lágrimas no afloraran
a sus ojos pregunta nuevamente: ¿Cómo la vengará? Miles de
puños se levantan y surge el clamor de las masas: ¡Con las
armas en la mano! La influencia del Partido en el seno del
pueblo ayacuchano estaba demostrada.
Antes que concluyera 1982 el crecimiento vertiginoso del PCP
era un hecho evidente. Se habían constituido varias Bases de
Apoyo y cientos de Comités Populares que marcaban el cum-
plimiento del Segundo Plan Militar. Pese a sus temores “gol-
pistas” y por la presión que ejercían sus ideólogos sobre él,
Belaúnde se vio forzado a ordenar el ingreso de las Fuerzas
Armadas a los territorios en conflicto (Zonas de Emergencia) e
incrementar la participación del las Fuerzas Auxiliares (Guar-
dia Civil y Guardia Republicana) con sus contingentes de elite,
en todo el territorio de la República.
Este hecho que obligó al PCP a iniciar retiradas estratégicas
hacia zonas de la ceja de selva y que dio inicio a la “guerra
sucia”, elevó por la participación militar los índices de violen-
cia. La aplicación del pensamiento de uno de sus más conno-
tados represores, que fungiera como Ministro del Interior du-
rante la dictadura Velasco-Morales, marcó el comienzo de una
espiral de violencia nunca antes vista y que permanecería vi-
gente por espacio de dos décadas.
98
El General (r) Luís Cisneros Vizquerra conocido como “El
Guacho”, por su colaboración con los más sanguinarios cuer-
pos represivos argentinos orquestó tras bambalinas métodos
salvajes en la contienda: “Para matar a un “terrorista o “senderis-
ta” —había opinado públicamente— hay que liquidar a 90 cam-
pesinos, está bien hecho —para agregar— un “terrorista bueno” es
un ”terrorista muerto”.
El PCP considera que la intervención de las Fuerzas Armadas
en el conflicto propició la etapa más heroica del combate de las
masas. El Presidente Gonzalo en la “Entrevista del Siglo”
cuando se le pregunta respecto a los caídos durante el asalto a
las prisiones, trae a colación la intervención militar: “Es una
alta expresión, sí; pero consideramos que el más alto heroísmo revo-
lucionario derrochado a raudales se expresó al enfrentar el genocidio
de los años 83 y 84, cuando enfrentamos a las fuerzas armadas que
recién entraban, ese ha sido hasta hoy (julio 1988) el mayor genoci-
dio masivo; y en el se han dado grandiosos ejemplos de combatividad
popular lo que es vital y principal y, además se da una expresión
masiva de heroísmo, de entrega, de dar la vida y no solamente de los
comunistas, sino de campesinos, de obreros, de intelectuales, de hijos
del pueblo, allí se dio la más grande muestra de heroísmo revolucio-
nario masivo y muestra más grande forja también”.
Este genocidio implementado por las fuerzas armadas reac-
cionarias produce un repudio generalizado de la población e
instituciones defensoras de los derechos humanos como la
prestigiosa Amnistía Internacional, acusa a los militares de
ajusticiamientos extra-judiciales, robos y violaciones, conside-
rando al Perú como el país del mundo en desapariciones polí-
ticas, a lo que Belaúnde en un rapto de histeria ante el desen-
99
mascaramiento internacional, declara a la Prensa que ha tirado
el informe de Amnistía Internacional al tacho de la basura.
Ante estos hechos los Jefes de los Comandos Políticos-
militares de las zonas de emergencia, adoptan la modalidad de
informar a través de “comunicados”, dejando a los medios de
comunicación tanto nacionales como internacionales converti-
dos en meras figuras decorativas, circunscritos tan solo a re-
producir los “comunicados oficiales”.
Entre el 12 y 13 de enero de 1983 llega un comunicado distri-
buido desde la Zona de Emergencia de Ayacucho, que los co-
muneros de Huaychao, habían repelido un ataque matando a
12 integrantes de una columna “senderista”. El informe venía
acompañado de fotografías de los muertos que se veían aco-
modados junto a una banqueta. Belaúnde en un acto de alarde,
alaba públicamente la “valiente actitud de los comuneros de
Haychao”. Un desvergonzado llamado a la guerra civil.
En varios medios informativos, mediante ampliaciones de las
fotografías de los cadáveres, se comprueba que se trataba de
niños cuyas edades fluctuaban entre los doce y catorce años.
Alarmados por la evidencia, Jorge Medivil, Willy Retto,
Eduardo de la Pinela, Pedro Sánchez, Jorge Sedano, Amador
García, Félix Gavilán y Amador Infante —trabajadores de me-
dios de información de diferentes matices ideológicos—
acompañados por el guía Juan Argumedo —oriundo del lugar
y quechua-hablante— emprenden el camino hacia Huaychao,
cortándose este dramáticamente en Huchuracay —comunidad
indígena situada en la sierra iquichana a más de 3,000 metros
de altura— para encontrar una muerte atroz.
100
Días después el Comando Político-Militar de la Zona de
Emergencia de Ayacucho, comandado por un turbio militar:
Clemente Noel Moral —de quien el pueblo ayacuchano se
burla llamándolo “Papá Noel”— informa del “fatal desenla-
ce”: Los periodistas según el comunicado fueron muertos al
ser confundidos por los comuneros como “senderistas” y
muertos a machetazos, para ser posteriormente enterrados por
parejas. Al parecer los llamados de Belaúnde a la guerra civil,
estaban dando resultados.
Para calmar la indignación ciudadana y evitar una verdadera
investigación, se nombra por orden presidencial una comisión
investigadora encabezada por el celebre escritor Mario Vargas
Llosa que después de dos meses de trabajo —asesorado por
lingüistas y antropólogos— emite un informe en el que excul-
pa al gobierno y al Comando Político-Militar, de tener respon-
sabilidad alguna en los multi-homicidios, señalando a los
campesinos de Huchuracay como responsables en lo que
creían un acto de autodefensa, sin explicarse una guerra que
no comprendían y en la que estaban entre dos fuegos. En la
argumentación esgrimida para exculpar a los verdaderos ho-
micidas y para justificar la “confusión”, Vargas Llosa esgrimía
la peregrina idea de que los comuneros habían confundido los
teleobjetivos de las cámaras fotográficas que portaban los pe-
riodistas con ametralladoras y más aún el inexplicable hecho
de que las víctimas llevaban “una bandera roja”.
Un sondeo efectuado en Lima a raíz del “Informe de la Comi-
sión Vargas Llosa” mostró que tan sólo el 13% de los encues-
tados creían en el informe y el resto manifestaron en mayor o
menor grado su desconfianza.
101
Al poco tiempo de emitido dicho informe, se encuentra acci-
dentalmente un rollo de película perteneciente a Willy Ratto
(uno de los periodistas asesinados) en el cual se aprecia que las
víctimas sostuvieron un diálogo con sus victimarios antes de
ser asesinados, dejando al escritor y a su equipo en el peor de
los ridículos y mostrando que la exhaustiva investigación, ha-
bía servido sólo para encubrir a los verdaderos asesinos.
En las fotografías —publicadas a color por una revista local—
se advierten detalles alarmantes como anillos y relojes en las
en las manos de los “comuneros”, amén de que bajo la vesti-
menta de uno de los comuneros, se podía ver algo similar a las
machas de camuflaje de un uniforme militar.
Después de tres años, durante los cuales se producen crímenes
y desapariciones de testigos claves en el esclarecimiento del
caso, el Poder Judicial responsabiliza del asesinato a las fuer-
zas anti-subversivas asentadas en Ayacucho, sin que ninguno
de los responsables de este horrendo crimen hayan sido captu-
rados ni sentenciados. Clemente Noel, responsable político de
la masacre es premiado durante el primer gobierno de Alan
García Pérez nombrándolo como Agregado Militar del Perú,
en la Junta Interamericana de Defensa en Washington, D.C.
¿Cómo explicar este fenómeno de campesinos asesinando
campesinos? Después de que las Fuerzas Armadas tomaran la
dirección de la guerra anti-subversiva, muchas acciones contra
la guerrilla fueron realizadas por “mesnadas” a menudo diri-
gidas por sub-oficiales retirados del Ejército y en otros casos
comandadas directamente por fuerzas de la contrainsurgencia,
que no sería otra cosa que aplicar a la realidad peruana, las
lecciones aprendidas de los instructores yanquis, dentro de los
conceptos de la guerra de baja intensidad.
102
Cualquiera que sean los crímenes que estas bandas cometen
contra la población (ya que la oportunidad de violar y saquear
es uno de los atractivos del reclutamiento) son atribuidas a los
revolucionarios. Cuando estas mesnadas asesinan a sospecho-
sos de ser militantes o simpatizantes del PCP, la Prensa infor-
ma de trágicos casos de campesinos asesinando campesinos y
cuando las mesnadas son liquidadas por los guerrilleros, lo
reporta como masacre de campesinos inocentes por parte de
fanáticos desquiciados.
Es aleccionadora la opinión que tiene al respecto Amnistía
Internacional: “Algunas detenciones no reconocidas y homicidios
políticos, han sido atribuidos a civiles que operan bajo la dirección de
autoridades campesinas nombradas por jefes políticos-militares pro-
vinciales. En muchas regiones las comunidades campesinas han or-
ganizado tradicionalmente unidades que se hacen cargo de funciones
policiales básicas dentro de los límites de las tierras comunales (cono-
cidas como Rondas Campesinas). En la Zona de Emergencia este
sistema de patrullas comunales han sido adaptadas a fines contrain-
surgentes, de acuerdo con los poderes de emergencia, los jefes políti-
co-militares provinciales han sustituido a los a los dirigentes elegidos
en la comunidad por personas nombradas por las autoridades milita-
res y que gozan de la confianza de estas”.
La brutal arremetida de las fuerzas armadas obliga al Partido
a realizar una retirada estratégica, abandonando sus zonas de
influencia para luego tratar de recuperarlas, hacia regiones no
consideradas como sus bastiones, para salvaguardar la inte-
gridad de las masas. En mayo de 1983 a pesar de la embestida
reaccionaria, el PCP pone en práctica el Cuarto Plan Militar,
consistente en desarrollar Bases de Apoyo comenzando a con-
103
formar la República Popular de Nueva Democracia, como
forma embrionaria del nuevo Estado Proletario.
Veamos como define el propio PCP este Nuevo Poder, este
Nuevo Estado: “El Nuevo Poder, el Nuevo Estado, en su forma de
Comités Populares, Bases de Apoyo en desarrollo y República de
Nueva Democracia en formación es la conquista más alta en seis
años de Guerra popular. El Estado, teniendo en cuenta la tesis del
Presidente Mao Tsetung, lo consideramos íntimamente ligado al
Frente Único, teniendo muy especialmente en cuenta las condiciones
especificas en que nos desarrollamos y la tradición “frentista” opor-
tunista electorera de la experiencia política del país. Según disposi-
ciones del Comité Central, el Frente Revolucionario de Defensa del
Pueblo, se organiza solamente en el campo, en tanto que en las ciu-
dades se conforma el Movimiento Revolucionario de Defensa del
Pueblo. A fines de 1982, después que las fuerzas policiales humillan-
temente golpeadas se retiran de amplias zonas campesinas, surgen
los Comités Populares, primero en la región de Ayacucho; estos
plasman la dictadura conjunta de obreros, campesinos y pequeños
burgueses, expresan la dictadura de tres clases que participan hoy en
la revolución armada: proletariado, campesinado y pequeña burgue-
sía; se conforman como una dictadura de nueva democracia en cuan-
to a sistema de gobierno. Sin embargo, si bien la burguesía nacional
no participa ahora en la revolución, sus intereses son respetados. El
Comité es seleccionado por la Asamblea de Delegados siguiendo la
norma de tres tercios: un tercio de comunistas en representación del
proletariado, un segundo tercio de campesinos pobres en representa-
ción del campesinado y un tercio de campesinos medios y progresis-
tas en representación de la pequeña burguesía. El Comité se basa,
como toda forma de Nuevo Poder, en la alianza obrero-campesina
bajo la dirección del proletariado representado por el Partido Comu-
nista y se sustenta en el Ejército Guerrillero Popular. El Comité está
104
integrado por cinco comisarios, así llamados para destacar su condi-
ción de comisionados removibles en cualquier momento; y dentro del
programa de revolución democrática de destrucción del imperialismo,
del capitalismo burocrático y de la semi-feudalidad que cumple fun-
ciones de organizar la vida social de las masas en todo los planos; la
organización de la producción principalmente de la agricultura, del
comercio, orientando la actividad hacia el trabajo colectivo; además
ejerce justicia, organiza la educación y la recreación; así como vela
por la marcha de las organizaciones populares y garantiza la seguri-
dad colectiva e individual; la base de esta labor es la introducción de
nuevas relaciones sociales de producción”. (DESARROLLAR LA
GUERRA POPULAR SIRVIENDO A LA REVOLUCIÓN MUNDIAL)
En Junio de 1984, dentro del tercer Plan Militar de Conquistar
Bases, se da inicio a la campaña denominada “Iniciar el Gran
Salto”, después de haber sofrenado la arremetida de las fuer-
zas armadas reaccionarias el Partido logra contundentes rees-
tablecimientos en zonas que habían sido capturadas por fuer-
zas enemigas. Destacamentos guerrilleros atacan puestos de
policía rural y patrullas del Ejército en casi una docena de pe-
queños poblados en Ayacucho, como san José de Sacce, tambo
y Huanta en la zona norte y Lucanamarca, Sacamarca y Huan-
casancos en el centro del departamento recuperando zonas
perdidas, luego penetrando hacia el sur hasta la pequeña ciu-
dad de Piquio; realizando también acciones de restablecimien-
to en Huancavelica e incursionando en las provincias de An-
dahuaylas y Apurimac. Una sorpresa particularmente des-
agradable para el gobierno fue el “apagón” en Arequipa y el
sabotaje al Palacio de Justicia de la misma ciudad, junto a otros
blancos políticos y militares.
105
La incursión guerrillera en la provincia de Yauyos, en lo alto
de la cordillera occidental, bastante cerca de la capital de la
República, cuando se apoderan de cinco distritos de cerca de
10,000 habitantes cada uno atacando cuartes, puestos policia-
les, forzando a autoridades locales a renunciar para celebrar
reuniones con las masas donde los habitantes promulgaron
sus propias leyes.
Los combates en las montañas selváticas alrededor del Valle
del río Huallaga —hacia donde se habían replegado cuando el
ingreso del las Fuerzas Armadas— se extiende de norte a sur,
hacia Huanuco, poniendo de manifiesto el desarrollo especta-
cular de la guerra popular en zonas que no eran consideradas
bajo la influencia del PCP. A fines del período presidencial de
Belaúnde ya se había establecido un sistema de Bases de Apo-
yo con una estructura concéntrica, en la que la Base era el nú-
cleo de una serie de anillos: zona de operaciones, zona guerri-
llera y puntos de acción. Forma organizada militarmente para
protección de los embriones de la República Popular de Nueva
Democracia de las incursiones del ejercito y para poder efec-
tuar en caso necesario, retiradas estratégicas de la población
para preservar sus vidas. En este período se logra también la
conquista del “ámbito”, vale decir, la marcada influencia del
Partido en todo el corredor andino, desde Cajamarca limítrofe
con Ecuador al norte del país, hasta Puno departamento ve-
cino a la república de Bolivia.
En forma intrascendente Belaúnde Terry concluye su segundo
mandato, cediendo terreno a los requerimientos de la “guerra
sucia” impuesta por los militares, mientras él con devaneos
seniles sigue clamando por la unidad nacional en un país que
históricamente ha estado dividido. La proximidad a elecciones
106
generales avivan los apetitos electorales de la “izquierda par-
lamentaria” Alfonso Barrantes desde su puesto de alcalde li-
meño se perfila como el candidato designado por estos grupos
que cada vez se acercan más a sectores reaccionarios que cla-
man por una mayor y más efectiva represión, mientras que el
APRA que no ha sido inmune al surgimiento de corrientes en
su interior está dividida en tres sectores que los analistas polí-
ticos definen como: de derecha, centro e izquierda.
La juventud aprista educada en el martirologio y el recuerdo
de las “épocas heroicas del partido”, adoptan de manera tan
sólo emocional posiciones cercanas a la lucha armada. Un
congreso de jóvenes apristas trujillanos denominan a su Con-
greso como Edith Lagos Sáenz rindiendo un homenaje —que
no gusta por cierto a sus dirigentes— a la joven guerrillera del
PCP caída en 1983. Pese a la intervención de los dirigentes los
jóvenes persisten en su empeño. Armando Villanueva del
Campo —viejo dirigente desde las épocas de clandestinidad—
se muestra cercano al conglomerado “Izquierda Unida” a
quienes califica como “izquierda responsable”, mientras que
desde las trincheras de la derecha aprista que dirige Luís Al-
berto Sánchez, se perfila un candidato de “unidad” un joven
por cierto carismático y fogoso: Alan García Pérez, hijo de un
mártir aprista en la lucha contra el “ochenio” del General
Odria.
El aparato publicitario del APRA con la asesoría de agencias
de publicidad e imagen de Alemania Federal, hacer aparecer a
Gracía como la única esperanza para un Perú revuelto y con-
vulsionado por la guerra interna, aunque aún estaba presente
para algunos el escándalo que propiciara en las puertas del
Congreso, cuando rodeado de un grupo de hampones y acti-
107
vistas, disparara ráfagas de metralleta amparado claro está.
Por la inmunidad parlamentaria que el confería ser miembro
de la Asamblea Constituyente, hecho que fuera denunciado en
la Cámara por el constitucionalista del Partido Popular Cris-
tiano: Roberto Ramírez del Villar.
Durante su campaña por la presidencia, García asume el len-
guaje del “aprismo primigenio” con retórica latinoamericanis-
ta y bolivariana con matices antiimperialistas, centrando en
modificar la política anti-subversiva e instaurar un régimen de
irrestricto respeto a los derechos humanos.
El ajustado triunfo de García frente a Barrantes, que obligaba
según la Constitución de 1979 a realizar una segunda vuelta
electoral, es rechazado por Barrantes que declina a favor de su
ex-compañero aprista, en aras de la pacificación del Perú.
La demagogia de García Pérez queda de manifiesto y su pro-
mesa de luchar con la constitución y las leyes en la mano es
una de sus primeras promesas incumplidas. El 28 de agosto se
masacra campesinos en Haumanbamba; el 25 de septiembre
son arrasados los poblados de Aqomarca, Umaru, Ikaracay,
Patin, Tankuwa, Chochapata, Moyopampa y Manallasq; tam-
bién se descubren “botadero de cadáveres” en Pkayacu, Uma-
ru, Bellavista y en Huascar (en Huanuco, provincia de Ambo)
cuatro fosas más.
Mientras sus manos destilan sangre Alan García aplicando
una repugnante demagogia forma una “Comisión de Paz” con
la participación de la Iglesia Católica, que luego de tres meses
de funciones se retira de la misma al ser desoídos por el presi-
dente, en las recomendaciones que hiciera, orientadas princi-
palmente a la defensa de los derechos humanos.
108
El contubernio y encubrimiento a los militares llega a extremos
poco admisibles. Además del premio a Clemente Noel que
mencionamos anteriormente, habría que consignar el caso del
Capitán Artaza (a) “Camión”, responsable de genocidio y de la
desaparición del periodista Jaime Ayala, asesinado por las
fuerzas de contrainsurgencia en el Estadio de Huanta (conver-
tido al más puro estilo “pinochetista” en campo de concentra-
ción y tortura en Ayacucho); la muerte de siete evangelistas en
Calqui; el genocidio de Pukayacu en que perecieron cincuenta
personas. Pese a todo este historial negro Alan García premia a
“Camión” ascendiéndolo a Mayor del Ejército Peruano a pesar
que estar considerado como “reo ausente” por un Tribunal de
Justicia”.
Si bien García quiere mostrar a nivel internacional una imagen
nacionalista e independiente en el fondo deja intactas las rela-
ciones de dominio imperialistas. Aparentemente tiene un “en-
frentamiento con el Fondo Monetario Internacional, cuando
postula que el Perú sólo pagará el 10% de sus importaciones,
lo que es desmentido categóricamente por el economista Oscar
Ugarteche cuando afirma que el gobierno aprista, pagó el 56%
del valor de sus importaciones: 14.7% del sector público, 6.4%
del banco central de Reserva, y el 35.8% correspondiente al
sector privado. ¡Qué antiimperialista es el señor García!
A confesión de parte, relevo de pruebas. El Premier y Ministro
de Economía del gobierno aprista Luís Alva Castro, en decla-
raciones al diario “Le Monde” en enero de 1986 afirma: “Los
norteamericanos saben que el Apra es una organización democrática
poderosa, la única barrera de contención del comunismo en el país.
Ellos saben que el gobierno lucha contra la subversión de “Sendero
Luminoso”… no pueden acusarnos de “cubanización” o de castris-
109
mo. El Perú se ha enfrentado a la posición de Cuba… nosotros que-
remos pagar nuestra deuda”.
Con el APRA en el gobierno se vuelve a presentar el enfren-
tamiento entre la posición revolucionaria que defendía Mariá-
tegui y el reformismo pequeño burgués con ropaje antiimpe-
rialista de Haya de la Torre, solo que ahora elevado a formas
superiores de enfrentamiento. En un polo está García en la
dirección del viejo Estado implementando el genocidio y el
amasamiento de la población civil desarmada y en el otro
Abimael Guzmán, fiel discípulo de Mariátegui, junto con el
campesinado pobre construyendo el Nuevo Poder.
Aproximadamente a los 10 meses de gestión de García, el PCP
lo pone bajo la lupa: “Lo que merece atención principal es al afir-
mación de Estado Democrático, fundamentalmente por su estructura
administrativa. El Estado peruano está concebido como una demo-
cracia representativa burguesa, esto es parlamentaria; así, ¿qué sig-
nifica nueva estructura administrativa? En pocas palabras darle una
estructura corporativa y a ella apunta a través de la descentraliza-
ción y desconcentración, regionalización, comités de desarrollo, mi-
cro-regiones y comunidades campesinas como base social y el Con-
greso Económico Nacional; a lo cual se suman las labores organizati-
vas, principalmente en las llamadas masas marginadas: pueblos jó-
venes y campesinado del trapecio andino, a ellos sirven los organis-
mos y la Federación de Pueblos Jóvenes, que planifican como los
”Rimanacuy”, a más del asalto de los comedores populares, club de
madres, y actividades con mujeres a través del programa Asistencia
Directa y el recientemente creado Consejo de Promoción de Juventu-
des, a lo que debe agregarse la captura de los Colegios Profesionales,
etc. y, lo que en modo alguno puede soslayarse, el paralelismo sindi-
cal y la formación de grupos de choque que el Apra viene montando
110
aceleradamente, así como los afanes de enfrentar masas contra masas,
como se ha visto en las huelgas de maestros y médicos. El montaje de
esta estructura corporativa no puede desligarse de la concepción polí-
tica fascista, cuya expresión se ve en la crisis parlamentaria, en la
que se hunde cada vez más el poder legislativo, en la negación siste-
mática de derechos y libertades y en las acciones y gestos de “condo-
tiero” que muestra García Pérez, a quien sus más cercanos secuaces
llaman significativamente “conductor”. En síntesis, ¿hay el cacarea-
do Estado Democrático? No, en absoluto, pues, lo que se viene dando
y preparando es la sustitución del orden demo-representativo por un
ordenamiento social-corporativo, bajo la dirección de una política
fascista que ya se abre paso y se expresa como negra perspectiva”.
El análisis concreto del Partido respecto a las negras perspecti-
vas que se aproximaban, se concretó el 19 de junio de 1986,
cuando García ordenó la eliminación física de cerca de cuatro-
cientos prisioneros de guerra en tres cárceles limeñas, hecho
que motivó la protesta tanto nacional como internacional y
que fuera tipificado por el general (r) Maraví Gutarra como:
“un acto de barbarie nunca visto, mucho más cruel que los asesinatos
de Hitler y Mussolini”.
El Ejército, La Guardia republicana y la Marina, que desde
hacía tiempo reclamaban el control total del “Frontón” —Isla
Penal ubicada a cinco millas náuticas de la costa— y pena de
muerte para los guerrilleros, atacaron la isla con misiles dispa-
rados desde fragatas y helicópteros artillados, violando lo
acordado en la Convención de Ginebra, al bombardear a pri-
sioneros indefensos y que habían llegado a través del diálogo a
ciertos acuerdos con la “Comisión de Paz”. Como manifestó
uno de los rehenes una vez liberado: “los prisioneros estaban
completamente desarmados”.
111
Las fuerzas combinadas de Infantería de Mariana y grupos
especiales “antiterroristas” de la Guardia Republicana, em-
plearon todo tipo de armamento de guerra en su asalto a la
Isla-penal del Frontón. Atacaron con explosivos y granadas;
helicópteros sobrevolaron la isla arrojando bombas y dispa-
rando cohetes y, aunque el comunicado oficial no lo mencio-
nara, fuentes de Prensa reportó que la destrucción del penal,
presumiblemente estuvo a cargo de una fragata dotada de
misiles apostada en la costa.
El 18 de junio algunos efectivos militares ingresaron al Penal
de Mujeres “Santa Bárbara” ubicado en el puerto del Callao.
Vecinos del lugar afirmaron haber escuchado tableteo de ame-
tralladoras y disparos de armas cortas toda la noche.
Tropas del Ejército Peruano —aproximadamente medio mi-
llar— ingresaron al Penal de Lurigancho en carros de combate
y después otros tantos de la Guardia Republicana. Una vez
dentro destruyeron con cañones sin retroceso el Pabellón In-
dustrial, que albergaba aproximadamente a 200 prisioneros de
guerra. Se reportó —y posteriormente fue reconocido por el
propio García— que más de cien presos fueron asesinados con
un tiro de gracia en la nuca, después de haberse rendido y
devuelto a los rehenes. No podemos dejar de señalar el papel
jugado para ocultar el genocidio, librar a su compañero Alan
garcía Pérez, de parte Willy Brand y de su llamada “Interna-
cional Socialista”, herederos del viejo revisionismo de princi-
pios del siglo pasado tipificados por Lenin como “los traidores
de la II Internacional”.
Por considerar de importancia para el público mexicano cual
fue verdaderamente la magnitud de la masacre, he creído ne-
cesario incluir en este trabajo una síntesis construida en base a
112
referencias periodísticas incluyendo acontecimientos previos a
la misma.
CRONOLOGÍA DE LA MASACRE
15 DE JUNIO DE 1986
Alfonso Barrantes Lingán, máximo dirigente del conglomera-
do “Izquierda Unida” y alcalde capitalino, realiza una reunión
con los sectores más reaccionarios de la sociedad peruana para
plantear le necesidad de construir un Frente Antiterrorista.
16 DE JUNIO DE 1986
El General (r) Luís Cisneros Vizquerra, declara a la Revista
Oiga (N° 283): “Este pequeño grupo subversivo recluido en el Fron-
tón ha impuesto sus reglas al Estado encargado de defender la socie-
dad”.
Interrogado acerca de la posición de los prisioneros de ser tras-
ladados a la nueva prisión de Canto Grande, manifestando
que “prefieren estar muertos”. La bestia respondió: Hay que dar-
les gusto. Es uno de los pocos gustos que les podemos dar a los sub-
versivos. El Estado tiene que satisfacer sus deseos personales”.
17 DE JUNIO DE 1986
El Ingeniero Antonio Díaz Martínez (quien posteriormente
fuera asesinado en el Penal de Lurigancho y que era conside-
rado por la Dirección contra el terrorismo como uno de los
ideólogos de “Sendero Luminoso”) durante una audiencia
judicial ante el V Tribunal Correccional, advirtió: “Vengo aquí a
denunciar el nuevo plan genocida que prepara el gobierno en todo el
país contra los presos políticos”.
113
18 DE JUNIO DE 1986
00:00 horas: El Sindicato Nacional de Trabajadores Penitencia-
rios (SINATRAP) inicia una huelga indefinida, reclamando
seguridad y mejoras salariales.
06:00 horas: En el Penal de Lurigancho es tomado como rehén
el agente penitenciario José Suárez Orehuela por un grupo de
prisioneros de guerra del Pabellón Industrial.
06:10 horas: En el Penal del Frontón el agente penitenciario
José Luís Casas Saldoval y los guardias republicanos José
Mayta Calderón, Luís Pérez Elez y Julio Sobrerilla Herrera son
capturados por los prisioneros de guerra del Pabellón Azul.
Sus armas son confiscadas.
A la misma hora en la Cárcel de Mujeres del Callao, la Alcalde
María Carranza Peña y las agentes penitenciarias Yolanda
Reátegui e Hilaria González, son tomadas como rehenes por
las prisioneras de guerra.
7:30 horas: Los directores de los tres penales son informados
sobre la situación.
9:00 horas Alan García es informado sobre la situación en los
penales.
9:30 horas El Director del Frontón, José Rojas Mar se constitu-
ye en la isla y de inmediato pone en autos por vía telefónica al
Fiscal Provincial del Callao, al Juez Instructor en turno y al
Juez de Ejecución Penal.
114
A esa misma hora los presos comunes de Lurigancho ganan
las azoteas del penal exigiendo el ingreso de sus familiares,
que no se les permite pasar por la huelga de los agentes peni-
tenciarios.
9:45 horas Llegan al Frontón una treintena de Alpan Atic
(cuerpo anti-subversivo de la Guardia Republicana) al mando
de un Capitán, mientras que en el Puerto del Callao los aboga-
dos de los prisioneros de guerra, doctores Adolfo Ascencios,
Tito Roger Valle y Alfredo Crespo, pugnan por ser trasladados
a la isla, Siendo controlados por personal de la Marina de Gue-
rra del Perú. Al no poder desplazarse se trasladan de inmedia-
to al Palacio de Justicia del Callao para presentar ante el Juez
de Turno Ricardo Chumbes Paz, un recurso de Habeas Cor-
pus. Al encontrar cerrado el despacho introducen la demanda
por bajo la hoja de la puerta.
10:00 horas: Se reúne de emergencia el Consejo de Ministros,
al que se integran miembros del Comando Conjunto de las
Fuerzas Armadas, presididos por el Ministro de Marina Víctor
Nicolini. También asiste el Director del Instituto Nacional Pe-
nitenciario (IMPE), Manuel Arquézolo.
Casi en el mismo momento en que Arquézolo informaba en
Palacio de Gobierno sobre la situación de las cárceles, el Juez
de Ejecución Penal y el titular de la 39ª. Fiscalía Provincial lle-
gan a Lurigancho, hablan con los prisioneros quienes les
muestran a los rehenes que no han sido maltratados y hacen
conocer sus demandas en un Pliego de 26 puntos:
1,— Respeto a las Actas del 16 de julio y del 31 de octubre de
1965, suscrito por representantes del Ministerio de Justicia,
115
IMPE, Poder Judicial, Ministerio Público de una parte y los
representantes de los presos especiales por la otra.
2.— Garantías contra el nuevo genocidio que trama el go-
bierno aprista, la marina y demás reaccionarios contra los in-
ternos por “terrorismo”.
3.—No traslado a provincias de los procesos judiciales ni de
presos especiales. Derogatoria del Artículo 2° de la Ley 24494.
4.— Aumento del socorro alimenticio a un mínimo de 115.00
Intis diarios, extensivo para todos los penales de la República.
5.—Destitución del Director del INPE Manuel Arquézolo, por
ser cómplice del genocidio del 4 de octubre de 1985 en Luri-
gancho.
6.—Entrega de los cadáveres de los asesinados el 4 de octubre
de 1985 a sus familiares, dando cumplimiento a la resolución
del Primer Tribunal Correccional de Lima, del 9 de octubre de
1985.
7.—Traslado inmediato de los 16 internos por terrorismo en
canto Grande a los pabellones donde se encuentran los presos
especiales en Lurigancho o el Frontón.
8.— Cese de amenazas, persecuciones y detenciones de los
familiares de los presos especiales por parte de la Marina de
Guerra, de DIRCOTE y gobierno aprista.
9.— Cierre del Penal de Canto Grande por ser contrario a la
dignidad humana.
116
10.— Que se deje sin efecto el recorte de los días domingos y
feriados para el cómputo del dos días de trabajo por uno de
condena.
11.— Aceleración de juicios, por el derecho al derecho de de-
fensa.
12.—Anulación de la disposición del INPE de prohibición de
ingreso de todo tipo de frutas y envases de plástico por ser
contrario a la salud de internos políticos y comunes.
13.— Destitución de los empleados provocadores: González
Guevara, Jayo, Aybar y Retes en el Frontón, así como la Jafa de
seguridad Isabel Guerrero y la Alcalde Rosa Lermo, en el Ca-
llao.
14.— Erradicación de los basurales de Lurigancho.
15.—Suministro de luz las 24 horas del día en el Frontón.
16.— Reparación del sistema de agua, desagüe y eléctrico en el
Callao y Lurigancho.
17.— Contra las requisas por ser masacre y robo a los internos.
18.— Atención, tratamiento y suministro de medicinas para
los internos que se encuentran enfermos. Aumento del presu-
puesto de salud en un 100%.
19.— No a la intervención de la Marina de Guerra en el Fron-
tón, ni las revisiones humillantes a los familiares de los prisio-
neros de guerra por efectivos de la Marina.
20.— Por le cese de la nefasta política de desaparecidos.
117
21.— Apoyo a las luchas populares en el Perú y a la lucha de
los detenidos sociales, presos políticos y prisioneros de guerra
del mundo.
22.— Entrega de materiales de limpieza, catres, colchones,
sábanas, frazadas y pijamas para todos los internos del Perú.
23.— Que se haga efectiva la extensión de beneficios corres-
pondientes a los presos especiales a todos los internos del Pe-
rú.
24.— Ninguna represalia contra los internos especiales, contra
sus familiares y abogados.
25.—Publicación de estos acuerdos y de las Actas del 16 de
julio y 31 de octubre de 1985.
26.—Presencia de periodistas en la suscripción de los acuerdos
y la ejecución de los mismos.
10:30 horas: Llega al Frontón el Juez de Ejecución Penal Juan
de Dios Jiménez y el Titular de la 3ª. Fiscalía del Calleo, Ismael
Gutiérrez Viches.
11:00 horas: Llega a Lurigancho otro contingente de la Guar-
dia republicana al mando de un Coronel, mientras en el Con-
sejo de Ministros se resuelve la intervención de las Fuerzas
Armadas.
12:00 horas Los integrantes de la Comisión de Paz, Fernando
Cabieces, César Rodríguez Rabanal y Mario Samamé llegan a
Palacio de Gobierno: “Venimos a exponer nuestro plan de tra-
bajo al Consejo de Ministros”.
118
12:45 horas: Se redacta el primer comunicado sobre los hechos
de los penales y se decide su lectura al término del primer
tiempo de un encuentro de fútbol de México 86. Abel Salinas,
Ministro del Interior fue el encargado de hacerlo público.
13:45 horas: El primer comunicado oficial informa la toma de
los penales y la decisión del gobierno de restaurar “la norma-
lidad y el principio de autoridad”.
14:30 horas: La Comisión de Paz llega al Frontón a bordo de
un helicóptero de la Fuerza Aérea Peruana (FAP), con el Sena-
dor aprista Abel Quintanilla y el general GR Herry Gago. Lue-
go de esperar más de una hora de esperar un megáfono, el que
le entregan a Cabieces está en mal estado, aún así se dirige a
los presos especiales diciendo: “No va a pasar nada”
15:00 horas: El viceministro del Interior, Agustín Mantilla llega
a bordo del helicóptero FAP de matricula 2286, acompañado
del subjefe militar de la Casa de Gobierno que traía ordenes
expresas para iniciar la matanza.
15:30 horas: Se retira del Penal de Lurigancho la juez Isabel de
Martín, mientras en el Frontón, Agustín Mantilla impide el
desmbarco de un helicóptero que transporta a cuatro periodis-
tas, dos del Canal 7 de Televisión, uno del Diario “La Crónica
y otro de la Agencia Andina de Noticias.
15:45 horas: El Juez y el Fiscal, luego de la intervención de
Cabieces, deciden entrevistarse con los delegados de los pre-
sos. Estos entregan a las autoridades los 26 puntos de la de-
manda. El Fiscal pide hablar con un de los rehenes. Este le
comunicó que estaba bien.
119
16:00 horas: se retira la Comisión de Paz.
16:15 horas: Ingresan al Frontón las Fuerzas de Operaciones
Especiales (FOES) de la Infantería de Marina, que desembar-
can en dos lanchas. Algunos helicópteros artillados sobrevue-
lan la isla. Agustín Mantilla anuncia que a partir de ese mo-
mento: “La isla está bajo control de las Fuerzas Armadas”. El Di-
rector del Penal expresa su protesta.
16:30 horas: El Director del Penal del Frontón, junto con el
Fiscal y el Juez de Ejecución Penal levantan un acta en la que
dan fe, que el primero no autorizó en ningún momento la pre-
sencia de infantes de marina. Asimismo en el documento se
precisa que el se deslinda de responsabilidad por las conse-
cuencias que pudiera acarrear la intervención de los militares.
Mantilla ordena que se de inicio al operativo. Los GR se ubi-
can en el perímetro del Penal.
17:30 horas: La Comisión de Paz llega a la Cárcel de Mujeres
del Callao. Entran en diálogo con las prisioneras: Ellas hacen
entrega del memorial en que se consignan sus demandas
reivindicativas.
18:00 horas: En el Frontón, el Fiscal y el Juez pugnan con Man-
tilla en vista de la inminencia del ataque militar, para que se
insista en el diálogo con los prisioneros de guerra. Cuarto in-
fantes de marina con el rostro pintado de negro obligan a pun-
ta de bayoneta a que el juez y el fiscal se retiren del lugar, con-
duciéndolos a una oficina del penal. Minutos después des ex-
plosiones seguidas remecen la isla. Inmediatamente después
se escucha una ráfaga de ametralladora.
120
18:15 horas: La Comisión de Paz llega al Penal de Lurigancho.
Con violencia se les impide el ingreso.
18:45 horas: El Ministro del Interior Abel Salinas da lectura al
segundo comunicado oficial: “En estos momentos las Fuerzas
Armadas proceden a restablecer la autoridad en los penales”.
20:00 horas: Los trabajadores del SINTRAP deciden levantar la
huelga a fin de facilitar las negociaciones. Este acuerdo es
transmitido al titular de INPE, a través del asesor legal del
sindicato, doctor Carlos Salazar Romero.
20:30 horas: Continúa el operativo militar en el Frontón al
mando de dos capitanes de navío. Una segunda explosión se
escucha desde La Punta Bahía ubicada a 5 millas náuticas de la
isla), mientras en Lurigancho hacen su ingreso 200 efectivos de
Llapan Atic, al mando del general Martínez Lira.
20:45 horas: Se inicia el operativo en el penal de mujeres del
Callao. Derivan una pared con un tiro de mortero y ayudados
con reflectores efectivos del Cuerpo de Rescate de Rehenes de
la GR ingresan al penal lanzando bombas lacrimógenas y pa-
ralizantes. Después de dos horas de resistencia logran su obje-
tivo. En comunicado posterior se informa que en la acción re-
sultaron 6 prisioneras heridas. (Dos de ellas fallecieron horas
después).
21:00 horas: Camiones del Ejército llegan al Penal de Lurigan-
cho y rodean el perímetro del presidio, minutos antes habían
hecho lo mismo efectivos de la Unidad de Servicios Espaciales
(USE) de la Guardia Civil.
121
21:30 horas: Llega a Lurigancho el titular de la 39ª.Fiscalía en
lo Penal, César Girao Zegarra, que trata de buscar diálogo,
pero el general del Ejército Jorge Rabanal, se lo impide argu-
mentando que la intervención del Ejército ya estaba decidida
por orden presidencial.
El Director del Penal, el Juez de Ejecución Penal y el Fiscal
firman un Acta en que deslindan responsabilidades de lo que
pudiera suceder tras la intervención militar.
23:00 horas. Último intento de diálogo. El Director del Penal
gestiona ante los presos especiales la medición de un periodis-
ta. Ellos aceptan. Acto seguido sale un grupo de agentes peni-
tenciarios en busca de un hombre de prensa. Son detenidos
por el general de policía Máximo Martínez.
19 DE JUNIO DE 1986
00:00 horas: Los Llapan Atic (GR) ingresan por la puerta prin-
cipal. Los agentes penitenciarios intentan contenerlos (porque
según ley la Guardia Republicana sólo tiene permitido cuidar
la parte externa) y son golpeados salvajemente. Por una puerta
lateral ingresan efectivos del Ejército.
01:00 horas: Se acerca al penal de Lurigancho el Juez de Turno
Hernán Saturno impidiéndosele el ingreso, mientras que en el
interior del penal se da un plazo de 10 segundos, forzando a
los agentes penitenciarios a abandonar la zona. Concluida la
cuenta regresiva un disparo de fusil da la señal de ataque.
03:00 horas: Después de dos horas de feroz resistencia los pri-
sioneros de guerra de la Luminosa Trinchera de Combate de
Lurigancho comienzan a rendirse. Sale una comisión para en-
122
tregar al rehén José Suárez. Este corre hacia los guardias repu-
blicanos apostados al lado del hospital del penal. Los unifor-
mados lo confunden con un preso y comienzan a golpearlo.
Suárez es salvado por sus compañeros que logran identificar-
lo, mientras que la comisión que lo acompañaba es acribillada
en el acto. En el Frontón se suspenden las operaciones por
breve tiempo dada la feroz resistencia que dan los prisioneros
de guerra.
04:00 horas: Luego de tomar posición total del Pabellón Indus-
trial en el Penal de Lurigancho los efectivos del Ejército se reti-
ran del penal dejando en su lugar a los Llapan Atic de la
Guardia Republicana. Todo está consumado: 126 prisioneros
de guerra fueron asesinados cuando inermes y tendidos boca
abajo con las manos en la cabeza, recibieron un toro en la nuca.
Entre ellos estaba el ingeniero agrónomo Antonio Díaz Martí-
nez, el mismo que denunciara horas antes la masacre de pre-
sos políticos ante un Tribunal Judicial. Trascendió que al li-
quidarlo le vaciaron todo una cacerina.
06:00 horas: En el Frontón los del FOES reciben la orden de
reiniciar el ataque.
7:30 horas: Un helicóptero artillado de la Marina de Guerra
dispara dos cohetes que echan abajo los muros del Pabellón
Azul. Los prisioneros de guerra continúan resistiendo en me-
dio de cantos del Partido y consignas de la Guerra Popular.
10:30 horas: Se reportan bajas dentro de los militares. En la Isla
de San Lorenzo (cercana al Frontón) agoniza un oficial de la
marina que recibió un balazo.
123
13:30 horas: Infantes de Marina toman por completo el Pabe-
llón Azul. Los cánticos han cesado. Al igual que en Lurigancho
los prisioneros de guerra son victimados in situ. De entre los
escombros son rescatados dos rehenes.
14:30 horas: Alan García recibe la comunicación que en el
Frontón la situación esta totalmente controlada.
15:00 horas: El operativo asesino ha terminado. Llega otro con-
tingente de la Marina de Guerra como relevo.
15:15 horas: Armando Villanueva, viejo dirigente aprista que
en sus años juveniles también estuvo preso en aquella isla,
llega para ver si se han cumplido cabalmente las órdenes de
García Pérez. Lo acompañan el Fiscal de la Nación César Ele-
jalde y el Vocal Supremo Juan Torres García.
Después vendrán los comunicados oficiales y las declaraciones
presidenciales tratando de justificar la matanza, pero las ma-
nos de García Pérez tenidas de sangre no podrán limpiarse
jamás.
Esta muestra de heroísmo de los combatientes, marca un hito
dentro del espíritu de combate de las masas peruanas que ha
sido recordado durante el desarrollo de la guerra y es homena-
jeado por el PCP, denominando el 19 de junio como el “Día de
la Heroicidad”.
RESOLUCIÓN - DÍA DE LA HEROICIDAD
Prosiguiendo el camino de su antecesor, el reaccionario go-
bierno aprista desde su inicio aplicó el genocidio contra la
guerra popular, cubriéndolo de altisonante demagogia con
apoyo cómplice del oportunismo electorero, como lo com-
124
prueba Aqomarka, Umaru, Bellavista y Llollapampa; crímenes
perpetrados por las fuerzas armadas del Estado peruano.
La reacción apuntó siniestramente contra los prisioneros de
guerra, planificando su aniquilamiento genocida el 4 de octu-
bre del año pasado en brutal y cobarde asesinato de treinta
combatientes en el Penal de Lurigancho; nefasto crimen tam-
bién impune que el pueblo triunfante castigará.
El 18 de junio de 1986, en el Frontón, Lurigancho y el Callao,
los prisioneros de guerra se levantaron en rebelión contra el
nuevo genocidio en marcha, luego de denunciar públicamente
ante los propios tribunales y autoridades, reiteradamente la
carnicería que el gobierno y las fuerzas armadas tramaban; se
rebelaron en defensa de la revolución y de sus vidas deman-
dando 26 reivindicaciones muy justas y racionales.
El 19 el reaccionario gobierno aprista encabezado por Alan
García, luego de su grotesca farsa manipulando a la llamada
Comisión de Paz, desarrollo el más protervo y negro operativo
de exterminio; movilizando al Ejército, la Marina de Guerra, la
Fuerza Armada y las fuerzas policiales, bajo en Comando Con-
junto consumó el más infame genocidio asesinando a cientos
de guerrilleros e hijos del pueblo, prisioneros de guerra, ba-
ñándose una vez más en la ardorosa sangre popular. ¡Caíga
sobre Alan García, su Consejo de Ministros, el Comando Con-
junto, las fuerzas armadas y policiales el oprobio imborrable
que el pueblo no olvidará y sólo el sancionará.
Los combatientes del Ejército Guerrillero Popular, prisioneros
de guerra, enarbolando “La rebelión se justifica” se batieron
heroica y denodadamente sellando un hito de heroicidad, va-
lor y coraje que la historia guardará como demostración ejem-
125
plar de los hombres heroicos que sólo la guerra popular es
capaz de generar.
Así el 19 de junio se estampa imperecedero como DÍA DE LA
HEROICIDAD; la sangre de estos héroes ya fortifica la revolu-
ción incendiándola más, levantándose como monumental
bandera tremolante e inagotable grito de guerra que convoca
al inevitable triunfo final.
La gloriosamente beligerancia de estos prisioneros de guerra
se abriga en la sangre ya vertida y ante ella los comunistas, los
combatientes y los hijos del pueblo, armados, asumiendo el
compromiso declinable de seguir el luminoso ejemplo, para
desarrollando la guerra popular servir a la revolución mundial
hasta que la luz inmarcesible del comunismo se aposte en todo
el orbe bajo las invictas banderas de Marx, Lenin y Mao Tse-
tung, del siempre vivo marxismo-leninismo-maoísmo.
¡GLORIA A LOS HÉROES CAÍDOS!
¡VIVA LA REVOLUCIÓN!
COMITÉ CENTRAL
PARTIDO COMUNISTA DEL PERÚ
Perú, junio 86.
Cabría preguntarse ¿cuál fue la suerte de los presos del Movi-
miento Revolucionario Tupac Amaru? Sencillamente no fue-
ron tocados ni con el pétalo de una rosa, por lo que conclui-
mos que el genocidio de los penales estuvo dirigido específi-
camente en contra de los Prisioneros de Guerra del Partido
Comunista del Perú.
126
Sería importante hacer un breve recuento sobre la existencia
de la otra organización. El Movimiento Revolucionario Tupac
Amaru (MRTA) emerge en la vida política del Perú durante
1984, cuando todavía gobernaba Fernando Belaúnde Ferry, a
pocos meses antes de que este finalizara su mandato.
Sus más remotos orígenes los podemos situar durante el “go-
bierno revolucionario de la fuerza armada” de Velasco Alva-
rado y Morales Bermúdez, en el que participaban algunos mi-
litares de los más radicalizados, posteriormente. Después de la
Asamblea Constituyente ya más o menos formados orgánica-
mente, emergen en la arena política nacional como Partido
Socialista.
La ligazón sentimental del joven sociólogo Luís Varesse Scoto
con los procesos armados, ya que participara en la llamada
“revolución nicaragüense” como integrante de las brigadas
internacionales que apoyaron el derrocamiento del tirano
Anastasio Somoza, y el distanciamiento al menos en el enun-
ciado teórico con el cretinismo parlamentario produce una
división de la que surge el Partido Socialista (marxista-
leninista), que sin dejar de estar incluido en la Unidad Demo-
crática Popular, dentro de la izquierda parlamentaria, comien-
za ha hacer tibias defensas de la lucha armada iniciada por el
PCP.
Con la inclusión de una fracción minoritaria del Movimiento
de Izquierda Revolucionaria (MIR El Militante) y la participa-
ción de Víctor Polay Campos que en poco tiempo se converti-
ría en el Jefe absoluto del MRTA, se definan como herederos
de Ernesto “Che” Guevara y Luís de la Puente Uceda.
127
Sus acciones desprovistas de trascendencia, centran contra
puertas y ventanas de desguarnecidos bancos privados y
siempre mantuvieron una prudencial distancia con el PCP,
que luego se convertiría en un antagonismo sospechoso.
Al respecto sería bueno tomar en cuenta las palabras del ex-
mayor del Ejercito Peruano José Fernández Salvatecci, uno de
los más radicalizados militares velasquistas: “En la actual co-
yuntura el PCP, tiene varios enemigos que tratan de aplastarlo, no
sólo el imperialismo norteamericano, sino, también el soviético y su
lacayo cubano. Por eso no debe de extrañarnos que el MRTA no sea
otra cosa que un instrumento para detener la revolución en marcha”.
Afirmación que en 1989 fuera corroborada por el propio Polay
Campos (ex aprista y compañero de juergas de Alan García en
hasta 1973) Convertido ya en el jefe máximo del MRTA, decla-
ra al Periódico El Nacional: “Estos métodos —refiriéndose al
PCP— son ajenos a la historia y a la tradición de nuestro pueblo. Su
aislamiento y su afán de protagonismo, les lleva crecientemente a
una práctica contrarrevolucionaria y terrorista. Si en esta lucha del
MRTA, Sendero se nos enfrenta, tendrá que ser derrotado en todos
los campos que sean necesarios”.
Para comprender mejor la vinculación del MRTA con el go-
bierno aprista, en agosto de 1985, escasamente a un mes de
gobierno aprista, el MRTA mediante una multi-publicitaria
conferencia de prensa en la clandestinidad y comunicados que
sin mayor obstáculo son reproducidos por los medios de co-
municación de todo tipo, Polay plantea una tregua al flamante
gobierno de García: “…porque pensamos que con el cambio de
gobierno se abre una nueva situación política, se abre una nueva
oportunidad histórica…nosotros no queremos que haya una guerra
civil, queremos evitarla, si es que se consigue la justicia previamente
128
y ahora existe una oportunidad histórica”.…pero nosotros sabemos y
creemos que en el gobierno aprista existe una voluntad de cambio,
por lo menos se ha comprometido con el pueblo a cambiar. Nosotros
queremos dar esa oportunidad, nosotros vamos a creer en lo que haga
el APRA y la romera por ahora, no hacer acciones militares contra el
gobierno ni contra el Partido Aprieta”.
La eliminación de los prisioneros de guerra estaba concebida
en los “planes de paz” del gobierno aprista, basado en el crite-
rio de que era en las prisiones donde se encontraba “el cerebro
del senderismo” y que con el genocidio se descabezaría el mo-
vimiento armado, criterio que era compartido con ciertos sec-
tores castrenses que como fieles aplacadores de las enseñanzas
de los “boinas verdes” recomendaban: “No prisioneros, solo
muertos”.
Bajo la supuesta premisa de que el PCP, sólo tenía influencia
en los departamentos de la sierra central, García asumiendo
poses de estratega militar se dio el lujo de criticar el avance
militar del PCP: “Sendero Luminoso —declaró— cometió un error
estratégico” —para argumentar luego que el PCP se había
equivocado al atrincherarse en cinco departamentos— si se
hubiera extendido hacia el Trapecio Andino habríamos tenido pro-
blemas mucho más grandes y graves, allí tal vez la subversión habría
ganado la batalla decisiva, ahora ya es demasiado tarde”.
Lo que García ignoraba era que el crecimiento del PCP se diri-
gía justamente hacia el sur del país. Unos días después de esa
descabellada afirmación, el PCP dirigía un levantamiento
campesino en el departamento de Puno, fronterizo con la Re-
pública de Bolivia, justamente donde García lo consideraba
imposible.
129
Puno, ciudad enclavad a 3,600 metros sobre el nivel del mar
tiene un larga tradición de luchas campesinas. El régimen de
Velasco que se autodenominara “revolucionario”, en aplica-
ción a su “reforma agraria”, entregó en la referida zona algu-
nos pequeños latifundios a “cooperativas estatales” mante-
niendo la dirección de las mismas en manos de los neo-
latifundistas, quedando los campesinos completa o virtual-
mente sin tierra.
En diciembre de 1986, el PCP da inicio a su cuarto plan militar
de DESARROLLAR BASES, el mismo que se aplica hasta el mes
de mayo de 1989. Durante el desarrollo de este plan el PCP
celebra su Primer Congreso el mismo que se denomina:
PRIMER CONGRESO MARXISTA-LENINISTA-MAOÍSTA-
PENSAMIENTO GONZALO.
Si bien es cierto que el Partido es fundado por José Carlos Ma-
riátegui en 1929 en lo consideramos como Congreso de Funda-
ción, más la temprana muerte de su fundador y guía aconteci-
da un año después de este histórico evento, privó al Partido de
la consistencia revolucionaria y, como hemos visto se desba-
rranco por la pendiente del reformismo y revisionismo. En la
década de los setentas se comienza a cuestionar dentro de los
grupos denominados marxistas-leninistas, la construcción, la
reconstrucción o la reconstitución del Partido.
Quienes opinaban por la construcción estaban negando táci-
tamente que haya existido Partido, vale decir, negaban a Ma-
riátegui, los que consideraban que se debía reconstruir el Par-
tido, afirmaban que si bien el Partido había sido fundado por
130
Mariátrgui, después de su muerte el Partido había dejado de
existir y finalmente el PCP, que le apostó a la preconstitución,
manifestaba que el Partido había nacido con sólidas bases
marxistas-leninistas, las que los comunistas habían defendido
durante toda su historia y que lo que se debía de hacer era
volver a darle al Partido estas bases retomando a Mariátegui y
había que desarrollarlo para la guerra popular, para que sea el
propio Dr. Guzmán quien nos saque de dudas, creo necesario
reproducir a continuación lo referente a este evento publicado
por “El Diario”:
EL DIARIO: ¿Qué significado tiene para usted y su Partido la
Celebración del I Congreso del Partido Comunista del Perú?
PRESIDENTE GONZALO: Volviendo a esto, quisiéramos decir
algunas cuestiones. Reiteramos que es un hito de victoria; es
cumplir con una deuda pendiente incluso que el propio fun-
dador estableciera. Hemos celebrado el I Congreso del Partido
Comunista del Perú. ¿Qué implica esto? Reafirmamos que
ninguno de los 4 congresos habidos hasta el 62, época en la
cual nos desenvolvimos dentro del Partido de entonces, nin-
guno de ellos es un congreso marxista, ninguno de ellos se ha
ceñido estrictamente a la concepción del proletariado. Por eso
nuestro congreso es marxista, para resaltar lo que acabo de
decir; pero desenvolviéndonos en el momento histórico que
estamos, el Congreso es marxista-leninista-maoísta, porque el
maoísmo es la tercera, nueva y superior etapa, y es, al fin y al
cabo, la principal de las tres. Pero también es pensamiento
Gonzalo, porque el Congreso se sustenta en ese pensamiento
que ha sido generado en el proceso de aplicación de la verdad
universal, del marxismo-leninismo-maoísmo, a la situación
131
concreta de nuestra realidad. Por todo esto es un Congreso
marxista-leninista-maoísta-pensamiento Gonzalo.
El congreso solamente lo hemos podido cumplir en medio de
la guerra popular, y decimos esto porque ya en 1967 nos plan-
teamos realizar el V congreso y en el 76 nos planteamos hacer
un Congreso de Reconstitución, sin embargo no lo pudimos
plasmar, ¿por qué?, expresa lo que se ha visto en muchos par-
tidos, cuando se preparan para ingresar a la lucha armada, se
enzarzan en grandes luchas intestinas que llevan a divisiones,
a voladuras. Y así se frustra desarrollar la conquista del poder
con las armas en las manos. Esto nos llevó en el año 78 a pos-
poner el Congreso para realizarlo cuando estuviéramos en
plena guerra popular; hicimos un razonamiento sencillo y
simple, estando en guerra quien se iba a oponer a la guerra
popular; un congreso y un partido con las armas en las manos,
con una guerra popular pujante, cómo podía haber quienes se
opusieran a desarrollar la guerra popular, ya no podían gene-
rar ningún daño.
Nuestro partido está hoy más unido que nunca, y más unido
por las altas tareas que tiene que acometer con resolución y
firmeza. En otro plano, el Congreso seleccionó al Comité Cen-
tral, es el primer Congreso que tenemos el primer Comité Cen-
tral. El Congreso nos ha dado todas estas cosas y, finalmente,
como bien sabemos todos, es el nivel supremo de un partido,
lo que ahí se ha sancionado a quedado convalidado al nivel
orgánico más elevado. Hoy día todo nos hace más fuertes, más
unidos, más decididos, más resueltos; pero hay algo que vale
la pena destacar nuevamente: el Congreso es hijo del partido y
de la guerra; sin la guerra popular no se hubiera cumplido esta
tarea histórica pendiente casi 60 años desde la fundación en el
132
28; pero lo importante está en que el Congreso potencia el
desarrollo de la guerra popular con creces lo que ha hecho por
su plasmación. La guerra popular es ahora fuerte y se poten-
ciará más que ayer. (ENTREVISTA AL PRESIDENTE GONZALO –
COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DEL PERÚ – 1989)
Sin lugar a dudas la realización del Primer Congreso del PCP,
llevado a cabo en condiciones durísimas de inseguridad para
poder realizarlo, dadas las condiciones en que se desarrollaba
la guerra, significó un duro golpe a las fuerzas reaccionarias y
sus aliados de la mal llamada “izquierda”, despertando interés
en las masas. Era un trabajo serio con real perspectiva de po-
der.
Coincide la culminación del Congreso con el hecho que el PCP
comenzara a desarrollar la guerra de movimientos. La parte
más larga y dura de la guerra popular, la defensiva estratégica
había sido culminada para pasar con la nueva modalidad mili-
tar al equilibrio estratégico, que para el estado burgués signifi-
ca tratar de recuperar posiciones perdidas para mantener el
sistema y para el pueblo, avanzar militarmente y preparar la
ofensiva estratégica, vale decir, el asalto a las grandes ciudades
y la conquista del poder en todo el país. El desarrollo de la
guerra de movimientos implica impulsar los preparativos de
insurrección. En una guerra como la del Perú, la defensiva es
la etapa más larga, mientras que el equilibrio y la ofensiva son
etapas relativamente cortas.
Poco antes de que concluyera el período presidencial de Alan
García Pérez, se produce una espectacular fuga del Penal de
canto Grande, mediante la cual Víctor Polay y sus compañeros
del MRTA recobran su libertad. El túnel por el cual salieron al
exterior era una obra de alta ingeniería con sistemas de ilumi-
133
nación y ventilación, que se había hecho desde el exterior. El
criterio generalizado es que el APRA les facilitó la salida con la
seguridad que no volverían a ser electos en las elecciones que
se aproximaban, por el calamitoso papel de gobernantes. Sería
otro partido el que sufriera las consecuencias.
Desde hacía décadas en el Perú se producía un acelerado pro-
ceso de abstencionismo electoral, pese a que no asistir a las
votaciones significaba una multa insalvable; asimismo desde
que el PCP planteara el boicot electoral y la practica parlamen-
taria entraba en crisis, este fenómeno se fue acrecentando. El
desprestigio de los partidos parlamentarios era un hecho evi-
dente.
En este contexto se llevan a cabo las elecciones generales para
elegir presidente y parlamento, mientras se imponía a nivel
mundial el neoliberalismo como forma de económica de do-
minación imperialista, de las cuales sale triunfante un desco-
nocido rector universitario, hijo de emigrantes japoneses radi-
cados en el Perú: el ingeniero Alberto Fujimori Fujimori electo
en segunda vuelta electoral con el apoyo del Apra e Izquierda
Unida, en competencia con escritor Mario Vargas Llosa que
comandaba un “frente” de partidos de derecha.
Vargas Llosa propagandizador a ultranza de del modelo neo-
liberal, había hablado claro, planteando que para salir de la
crisis en que había dejado el país el gobierno de García era
indispensable aplicar una política de schok, mientras que Fu-
jimori en su afán de ganar simpatías de los sectores medio y
populares se había opuesto a la implantación de esta política.
No bien llegado al gobierno Fujimori da el primer “paqueta-
zo” que le pueblo denomina “fujischok”, devaluando la mo-
134
neda en un 1000% y sumiendo al pueblo en una crisis nunca
vista, mientras que el PCP desarrollo su Plan Estratégico de
Construcción.
En enero de 1991 la Dirección Nacional contra el Terrorismo
(DINCOTE) había allanado una casa de seguridad en Monte-
rrico (un aristocrático barrio limeño), incautando un video en
que aparece Guzmán en tomas del I Congreso, del velatorio de
Augusta La Torre (Camarada Norah), compañera de lucha y
esposa del máximo dirigente del PCP, y una reunión de cohe-
sión donde se puede apreciar al Presidente Gonzalo bailar y
departir con sus camaradas. Es a partir de esta incautación que
la DINCOTE y otros cuerpos antiterroristas, comienzan a im-
plementar una estrategia basándose más en la inteligencia, a
fin de intentar capturar a las más altas cúpulas del PCP.
El PCP no es impermeable a estos acontecimientos, sobre todo
cuando se filtró la noticia que el propio Presidente Gonzalo
había ordenado la destrucción de dicho video.
El PCP realiza el II Pleno del Comité Central en febrero del 91
e incide en la necesidad de mayor cuidado y fortalecer la clan-
destinidad del partido:
“La II Sesión del Comité Central era necesaria y la estamos cum-
pliendo; lo que el Partido demanda, necesita, exige, debe cumplirse y
lo estamos cumpliendo, es un buen método, cualquiera sean las cir-
cunstancias debemos cumplir lo que el Parido ordena. La reacción
apunta a destruir Dirección, a destruir Partido, a sofocar y aplastar
la revolución, a más de separar el Partido de las masas; aniquilar el
Partido es aplazar la revolución, no acabarla, pues mientras haya
comunistas y clase nunca podrá ser acabada. San cosas muy impor-
tantes que hay que tener en cuenta; preservar la dirección del Parti-
135
do: Una vez más hemos demostrado que el Partido está unido y que
los peligros los afrontamos con firmeza y resolución, seguros de ma-
nejarlos para cumplir nuestras tareas y salir siempre adelante. Cual-
quiera de nosotros puede faltar pero el Partido seguirá y nuestras
vidas inmoladas animarán a los que queden y el camino proseguirá
hasta que el comunismo se imponga en la tierra. Esa es nuestra con-
vicción”.
“Finalicemos. Otra derivación más, el tiempo es para reflexionar, por
un lado la lucha del Partido, nos referimos a la guerra popular que
dirige, no se ha detenido ni un minuto; el Partido no se paraliza,
porque está claro el rumbo a seguir, porque tiene la unidad en la
jefatura del Presidente Gonzalo, en la Base de Unidad Partidaria, el
la Guerra Popular, en el Plan de Desarrollo Estratégico. Una vez
más se expresa la centralización estratégica y la descentralización
táctica; tenemos planes que conforman campañas y eso prosigue. Un
partido unido por tales elementos es fuerte. Destaquemos la la cen-
tralización estratégica y la descentralización táctica porque es prácti-
ca comunista, nuestra experiencia concreta. Tener presente siempre
el glorioso trajín de 11 años de guerra popular no puede ser cesada.
Ver así: la Dirección podría ser desaparecida en parte, no toda, pero
los dirigentes que quedaran deben y pueden proseguir los planes, la
lucha, la guerra popular; estamos forjados en que la revolución no se
detiene, no se paraliza, el Presidente Mao enseño: “recogimos nues-
tros muertos, curamos a nuestros heridos y seguimos comba-
tiendo”. (CONSTRUIR LA CONQUISTA DEL PODER EN MEDIO DE
LA GUERRA POPULAR)
El 15 de febrero la guerrilla maoísta ejecutó a maría Elena Mo-
yano, teniente alcalde de Villa El Salvador, —uno de los mayo-
res asentamientos humanos del cinturón de miseria que rodea
Lima— que jugaba un papel de delatora ante los cuerpos del
136
Estado y era una de las principales dirigentes de la Federación
de Mujeres de Villa El Salvador; impulsora de los comedores
populares y vasos de leche, organizaciones creadas por el go-
bierno e inspirados en doctrinas de contención propias de la
guerra de baja intensidad.
Sin lugar a dudas María Elena Moyano era un personaje popu-
lar en su medio y su ajusticiamiento con sobrecarga de violen-
cia fue aprovechado por el Estado y los partidos revisionistas,
para “exaltar sus virtudes”, ocultando que también era cono-
cido el hecho cotidiano de la Moyano, de marcar con pintura
roja las puertas de las casas de los simpatizantes del PCP, para
que fueran detenidos por los cuerpos anti-subversivos.
Este ajusticiamiento significó un descrédito para el partido y
una oportunidad de reacomodar fuerzas para la reacción. Ma-
ría Elena Moyano se convirtió en una “heroína”, que fuera
conocida como “La Madre Coraje”. El Partido perdió influen-
cia en sectores que si bien no se manifestaban a favor de la
guerra, mantenían una posición expectante.
¿Hubiera pasado esto si ella antes de ser ajusticiada hubiera
sido sometida a un juicio popular donde se la exhibiera ante
las masas? Mostrarla en su verdadero papel, exhibirla como
una delatora y colaboradora de lo peor de la sociedad y de-
mostrar que la ayuda económica que recibía de Europa, servia
para negocios particulares, habría tenido otras repercusiones.
La práctica ejecutada por el Ejército en el campo, se trasladaba
a las ciudades, particularmente a Lima y sus zonas circundan-
tes. Tropas del Ejército toman por asalto decenas de pueblos
jóvenes y barrios populares, con preocupación de que los co-
mandos guerrilleros comenzaran a implementar los preparati-
137
vos de insurrección que planteaba el desarrollo del equilibrio
estratégico. La práctica de la Moyano se circunscribía a las
necesidades de la reacción.
Otra acción armada que causó gran estupor y contribuyó a la
perdida de influencia, fue un ataque con la modalidad de “co-
che bomba” contra una zona habitacional en el distrito de Mi-
raflores.
El “caso Tarata” como se le conoció coloquialmente por el
nombre de la calle donde se realizó el atentado, destruyó casi
totalmente el inmueble con un saldo de muertos y un elevado
número de heridos. Nunca el PCP dio una explicación al res-
pecto, trascendiendo que el coche bomba estaba destinado a
un objetivo que se encontraba unos metros adelante. Al pare-
cer el “coche bomba” fue interceptado por un automóvil que
se interpuso en su camino. En documentos posteriores, el Par-
tido habla del “error de Tarata” sin mayores explicaciones.
El criterio justo y correcto —que manejaba el PCP— de que
“sin ganar opinión pública”, vale decir, sin ganar a la gran
mayoría de la población que se encontraba entre los dos polos
del conflicto “era imposible conquistar el poder”, se vio seria-
mente mermado por acciones como “la Moyano” y “Tarata”,
además de la destrucción de algunos medios de producción en
la zona andina.
Aprovechando el avance del PCP y el comienzo del traslado
de sus fuerzas a las ciudades, que se manifestaron en “Paros
Armados” en ciudades medianas y en la propia capital, Fuji-
mori comienza a implementar un acelerado proceso de autori-
tarismo presidencialista, gobernando con decretos leyes que el
parlamento le ponía en bandeja de plata.
138
Este autoritarismo que se venía avanzar con pasos agigantados
que sólo para un miope político podía pasar desapercibido,
acrecentó su poder personal, subordinando al poder legislati-
vo a sus caprichos mediante poderes especiales, puso en prác-
tica 126 decretos tan sólo en el mes noviembre de 1990, convir-
tiendo al Perú en un Estado gobernado por una tácita alianza
cívico-militar. De ahí al golpe de estados no había más que un
paso.
Hechos que no podían pasar desapercibidos para el PCP, un
año y medio antes del sonado “autogolpe”, veamos:
“¿Han avanzado? En la aplicación de su plan, en el aniquilamiento,
no han avanzado. Una expresión dada por el Presidente del Comando
Conjunto en agosto. ¿Qué dijo? “mes muy duro para la Fuerza Ar-
mada” y los hechos prueban que cada día crecen los elementos que
son aniquilados de los miembros de las Fuerzas Armadas y policiales,
crecen sus muertos, crecen sus heridos, la guerra se expande y se
desarrolla, se nota ahí su acción de respuesta. Entonces nos parece
que el propio desarrollo de la guerra en el equilibrio estratégico, ha
tenido que presionar para que se den este conjunto de leyes de pacifi-
cación, del paso del monopolio estatal al no estatal, la reestructura-
ción estatal, etc., es el marco que necesitan para aplicar su guerra de
baja intensidad”.
“Ellos se están desenvolviendo, se están organizando bajo el manda-
to de EE.UU. dentro de la situación de una estrategia de guerra de
baja intensidad. Aquí tenemos un análisis sobre esto, una condensa-
ción, se ha debatido si hay o no estrategia, unos dicen que hay una
nueva estrategia, su “oposición” dice que no la hay, lo cierto es que la
estrategia existe, hace tiempo, sino que es una estrategia mal elabora-
da, que ha dado malos resultados, entonces esta estrategia la están
reformando teniendo en cuenta la experiencia que han tenido y la
139
acción del imperialismo que es más creciente en el Perú, principal-
mente la expansión de la guerra popular, eso es lo que hay. En conse-
cuencia tenemos que plantearnos que coso o como ver la guerra de
baja intensidad. La guerra de baja intensidad plantea: ligar lo militar
alo político, ligar lo militar a reformas sociales o económicas; desen-
volver la acción militar complementada por inteligencia, operaciones
sicológicas, acción cívica y control de la población y de los recursos y
legitimación, lo cual demanda respeto a los derechos humanos. Lo
que está haciendo Fujimori es (siguiendo lo hecho antes, especialmen-
te por el gobierno de García Pérez), desarrollar las acciones comple-
mentarias y necesarias a la acción militar, particularmente control de
la población (rondas y su armamento), inteligencia, acción cívica
dentro del sistema del imperialismo yanqui de la guerra de baja in-
tensidad. El respeto a los derechos humanos, algunas medidas san-
cionadas (autorización a fiscales para ingresar a los centros de reclu-
sión o donde puedan estar recluidos por ejemplo cuarteles) y declara-
ciones, no son sino “buenas intenciones” para ajustarse a las exigen-
cias a fin de recibir la “ayuda” derivada del “Convenio Antidrogas”;
esto parte de la llamada “legitimación” no pude reducirse a respetar
(sin considerar incluso la sustancia burguesa de tales derechos, su
formalidad esencial, su necesidad de violarlos para defender su siste-
ma, máxime combatiendo contra la guerra popular). Esta manera de
concentrar la guerra contra revolucionaria liga más a Fujimori con
los militares y con el imperialismo yanqui principalmente. (“Comba-
tir el narcotráfico” les proporciona “causa justa” y “base moral” a la
estrategia yanqui e imperialista en general así como luchar contra el
“terrorismo”); y a su vez causa divergencias dentro de la llamada
“sociedad civil” (la gran burguesía y sus lacayos)…”
“…todos los organismos de derechos humanos están exigiendo que
se respeten estos derechos, pero plantean que hayan leyes, esto es lo
que están haciendo con estas disposiciones, dar las leyes para decir
140
“con la ley en la mano” ¿pero caso la ley justifica la violación de los
derechos? Eso es elemental, ¿negación de conquistas? No pueden;
entonces esa legitimación que centran simplemente en derechos hu-
manos y a su vez algo que enarbola el imperialismo yanqui, por eso lo
ponen allí, es una forma entonces restringida, ni siquiera ven todo lo
que implica los llamados derechos humanos… son disposiciones nada
más como dice Amnistía Internacional y no solamente ellos, lo dice
también Amarican Watch”. (QUE EL EQUILIBRIO ESTRATÉGICO
REMEZCA MÁS EL PAÍS Informe presentado por el Presidente
Gonzalo en noviembre de 1991).
Dentro del principio de “Control de la Población”, el régimen
de Fujimori, legaliza y eleva a organización reconocida a las
“mesnadas”. La dación del Decreto Ley 741, les da la categoría
de “organizaciones complementarias de las Fuerzas Armadas
y policiales”. Ya en 1992 las vimos desfilar junto con efectivos
del Ejército regular en el tradicional desfile militar del 29 de
julio en conmemoración a la independencia nacional.
El Decreto en mención, después de una serie de consideracio-
nes autoriza a los “comuneros” a armarse “para defenderse
de las agresiones y violencia del terrorismo y del narcotráfi-
co” pero estas organizaciones “espontáneas” deben ser dirigi-
das por los Comandos Políticos Militares y sólo pueden existir
en las zonas de Emergencia, donde las Fuerzas Armadas tie-
nen el control total “para apoyar a las Fuerzas Armadas y po-
liciales en las tareas de pacificación” y su armamento podrá
ser obtenido por donaciones de parte del Estado o de particu-
lares y se conformarán sólo por jóvenes que estén en edad mi-
litar. En concreto dicho Decreto Ley posibilita “legalmente” al
Comando Conjunto a crear organizaciones paramilitares com-
plementarias.
141
En otras guerras, particularmente en América Latina, han exis-
tido organizaciones paramilitares, que han sido investigadas
porque surgieron al margen de la ley. En el caso peruano estas
surgen avaladas y armadas por el propio Estado. ¡Qué desca-
ro!
De igual forma se comienzan a implementar organizaciones
similares en las ciudades, las que son denominadas “Rondas
Urbanas” y “Serenazgo”, que para conformarlas se recluta a
desocupados y hasta delincuentes para que cumplan funcio-
nes de soplonaje, con el apoyo irrestricto de los Presidentes
Municipales, algunos de ellos pertenecientes a “Izquierda
Unida” y el “Partido Aprista”. Los licenciados del comando
paramilitar aprista “Rodrigo Franco”, creado por el Viceminis-
tro del Interior Agustín Matilla, durante el régimen de Alan
García ya tienen “trabajo asegurado”, paralelamente que se
comienza a programar una nueva masacre de prisioneros de
guerra.
El 9 de septiembre de 1991, Fujimori expide el Decreto Supre-
mo 011-91-JUS, mediante el cual se militarizan las prisiones de
Lima y provincias. Se otorga a las Fuerzas Armadas el control
y vigilancia interna y externa de las prisiones, hecho que es
denunciado por los prisioneros de guerra del Penal de Canto
Grande, como la preparación de un nuevo genocidio, similar
al de 1986, agravando la situación de que los militares podrían
ingresar aún sin la autorización del Poder Judicial.
Los prisioneros de guerra de Canto Grande en salvaguarda de
sus vidas y poder negociar mayores garantías para los presos
especiales, en resistencia heroica impiden el ingreso del 17 y 20
de diciembre de 1991, dejan en total evidencia las siniestras
intenciones de Fujimori. Las movilizaciones del Comité de
142
familiares de Presos Políticos y Prisioneros de Guerra en el
centro de Lima, alertan a la población sobre los negros planes
fujimoristas, mientras que la prensa burguesa en contrario,
aviva el odio y crea las condiciones subjetivas para una nueva
masacre.
Y sucedió lo previsto. El 5 de abril de 1992, Alberto Fujimori
con el apoyo de las Fuerzas Armadas, instauró una nueva ti-
ranía en el Perú. Se consumaba el golpe militar número 26 de
nuestra historia republicana, con el pretexto de iniciar un tras-
nochado “Proceso de Reconstrucción Nacional”.
En la Constitución del 79 se había incluido un artículo “Sobre
el Derecho del Pueblo a la Insurgencia” si se quebrantaba el
orden democrático, concepto de clara esencia democrática
burguesa, que en un país remecido por una guerra interna, en
las circunstancias reales, carecía de importancia. Llamar a la
“insurgencia” cuando desde 1980 estábamos en guerra, y una
guerra con muy definidos objetivos ideológicos-políticos,
cohibió a las fuerzas democráticas burguesas a implementar el
“llamado constitucional”, lo que hubiera servido para acrecen-
tar el poder militar del Partido Comunista del Perú.
Este proceso liquidó el parlamento, anuló la Constitución de
1979 y clausuraba el Poder Judicial, suprimiendo asimismo los
pequeños resquicios de libertad de expresión que quedaban.
Los medios de comunicación fueron tomados por fuerzas mili-
tares y algunos periodistas encarcelados, implementándose
una feroz censura. A partir de aquel momento se gobernó con
decretos leyes emanados por el Poder Ejecutivo.
El “autogolpe” era parte de un plan “contrainsurgente” pla-
neado por el imperialismo norteamericano, que se preveía
143
sangriento y genocida. El corte de relaciones diplomáticas im-
puesto por los países latinoamericanos, tuvo poca duración ya
que Estados Unidos avala el golpe y reanuda sus relaciones
ante el anuncio de Fujimori de “próximas elecciones”.
El Ejército no se impuso límites para el crimen, la tortura, el
secuestro y la desaparición. Los asesinatos extra-judiciales
fueron la aplicación de los consejos de sus instructores norte-
americanos de llevar adelante una “guerra sin prisioneros”.
Todas las organizaciones “democráticas” doblan los brazos y
se someten a los designios del tirano, salvo la Asociación de
Abogados Democráticos, organismo generado por el PCP,
encargado de la defensa de los prisioneros de guerra y presos
políticos que con valentía se moviliza contraviniendo las dis-
posiciones vigentes. Yovanka Pardavé y Tito Valle Travesaño
son capturados y encerrados en el Penal de Canto Grande.
Ante la inminente incursión militar en Canto Grande, La Co-
misión Interamericana de Derechos Humanos y la Cruz Roja
Internacional, logran autorización para hacer una inspección
en dicho penal, comprobando que los internos no estaban ar-
mados, tal como la prensa denunciaba desde días atrás: “El
general Policía Nacional del Perú (PNP) opinó que la operación se
realizo en calma, sin mayores contratiempos y sin incidentes. Fueron
revisados el Pabellón 1-A, donde se encuentran recluidas 150 muje-
res de Sendero Luminoso; el Pabellón 4-B, donde hay 427 reclusos de
esa agrupación. (EL COMERCIO 15/04/92)
Los resultados de dicha inspección fueron registrados en un
Informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
de la OEA: “Durante la visita al establecimiento penal Miguel
Castro Castro (Canto Grande), la misión pudo comprobar la
144
normal relación que existen entre las autoridades de la Policía
nacional y los internos, caracterizada por el diálogo y el respe-
to mutuo”. (INFORME PREPARADO POR EDITH MÁRQUEZ
RODRÍGUEZ, SECRETARIA EJECUTIVA DEL CIDE Y EL ABOGADO
LUÍS FERNANDO JIMÉNEZ, MIEMBRO DE LA COMISIÓN).
Después de una reunión entre Fujimori, el Ministro de Defensa
Víctor Malca Villanueva y Bernard Aronson, Secretario para
Asuntos Interamericanos de los Estados Unidos, el tirano
anuncia a través de la televisión y otros medios de comunica-
ción que su gobierno había oficializado “la cadena perpetua”
contra los integrantes de Sendero Luminoso. Su sonrisa que
mostraba el beneplácito por esta “medida legal”, se va trocan-
do en la sonrisa de una hiena sedienta de sangre, al anunciar
que su gobierno no tendría límites en su lucha contra el “terro-
rismo”.
Este dispositivo legal facultaba a los jueces, durante los proce-
sos judiciales, a cubrirse el rostro con una capucha para ocultar
su identidad. Habían nacido por inspiración fujimorista lo que
el pueblo comenzó a llamar “Jueces sin rostro”. También se
limitaba el ejercicio de la defensa legal al resolver que un abo-
gado sólo podría defender a un acusado de “terrorismo”, vale
decir que todos los abogados dispuestos a defender a los com-
pañeros, considerando un abogado por preso, no alcanzarían
para defender a los miles de prisioneros en todo el país. ¡Una
legalización de la Indefensión!
Pero las amenazas continúan cuando Fujimori anuncia que
buscará la forma de “retirar” la nacionalidad a todos los pe-
ruanos que en el extranjero apoyen a Sendero Luminoso y que
estudiará la propuesta de aplicar pena de muerta a los senten-
145
ciados por “terrorismo”, en una clara violación a los acuerdos
de San José de Costa Rica, signados por el Perú.
El 6 de mayo a un mes del “autogolpe”, aproximadamente a
las 2:30 horas, más de 500 efectivos de la Policía y 1000 solda-
dos rodean el Penal de Canto Grande. El gobierno había auto-
rizado la operación “Mudanza 1”, para trasladar a las prisio-
neras de guerra al Penal de Mujeres de Chorrillos. Hasta Gar-
cía en el genocidio de 1966 había tenido cierta contemplación
hacia las combatientes ya que en la toma de la Cárcel del Ca-
llao, no se ajustició a todas las detenidas. ¡Fujimori no respeta-
ba nada!
Los militares y policías ataca con ferocidad el Pabellón 1.A,
enfrentando una heroica resistencia de las presas, que después
de 16 horas de enfrentamiento, deja un saldo de 9 prisioneras
muertas, entre las que se encontraba la periodista Janet Tala-
vera, subdirectora de “El Diario”, acusada de apología al te-
rrorismo y sentenciada a 5 años de prisión. El gobierno no
permite la intervención de Luís Fernando Jiménez, represen-
tante de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de
la OEA, que había ofrecido su participación para mediar en el
conflicto.
Los combates se trasladan al Pabellón 4-B. El Ejército y la Poli-
cía refuerzan sus contingentes, utilizando granadas de guerra,
cohetes, ametralladoras de grueso calibre, helicópteros y otras
mortíferas armas de guerra. Los prisioneros entre gritos de
“dar la vida por el Presidente Gonzalo, el Partido y la Revolu-
ción”. Mantienen su resistencia inquebrantable.
El 8 de mayo, cerca de 2,000 soldados y personal especializado
de la policía inician un bombardeo al Pabellón 4-B, lanzando
146
potentes bombas que se escuchan en los alrededores atemori-
zando a la población, mientras los familiares de los presos si-
tuados en el exterior del penal, inicial manifestaciones contra
el nuevo genocidio.
Después de cuatro días de resistencia y cuando ya había sido
asesinados cerca de 100 prisioneros, los “triunfantes y vence-
dores” hacen su ingreso al pabellón apara sacar a viva fuerza a
los sobrevivientes y obligarlos a que se tiendan el piso. Algu-
nos de ellos fueron separados para asesinarlos, tal fue el caso
de Yovanka Pardavé y Tito Valle Travesaño, señalados por la
prensa reaccionaria como altos dirigentes de Sendero Lumino-
so.
La respuesta del PCP ante la brutal matanza fue inmediata y
violenta. Todos los militares, policías y funcionarios tiemblan
ante la posibilidad de que el pueblo armado ejerza la justicia
popular; comentándose que hasta el propio Fujimori se refugió
en instalaciones militares.
7 DE MAYO DE 1992. PROVINCIA DE HUAURA, A 225
KILÓMETROS DE LIMA: En horas de la madrugada una nume-
rosa columna maoísta ingresó al pueblo de Parán y tomó el
control de la ciudad apresando al teniente alcalde Florentino
Pantoja, conocido colaborador de las fuerzas armadas. En las
primeras horas de la mañana convocó a una asamblea general
del pueblo, donde sentenció a juicio popular a este personaje,
ajusticiándolo en el acto. Esa misma columna antes de aban-
donar Parán sostuvo un encuentro con una patrulla del ejérci-
to eliminando al teniente EP Hernán Huerta Cruzado y seis
soldados que integraban ese contingente.
147
8 DE MAYO DE 1992. HUANCAYO A 320 KILÓMETROS DE LIMA: El
ataque de los maoístas se inicia a las 9:15 de la noche, cuando
un comando guerrillero voló la torre de alta tensión eléctrica
que sumió en tinieblas esta ciudad y sus alrededores. Inmedia-
tamente diversas columnas guerrilleras atacaron con potentes
cargas explosivas el cuartel de la 31ª. División del Ejército y el
Cuartel Militar 9 de Diciembre. El puesto de la Policía nacional
fue demolido con bombas de alto poder. Soldados y policías
acostumbrados a asesinar impunemente a prisioneros y hu-
mildes pobladores se recluyen asustados n guarniciones de
seguridad. Al mismo tiempo diversas instituciones oficiales y
privadas fueron dinamitados o destruidos con “coches bom-
ba”. La prensa adicta al tirano escribió: “Una noche de terror
vivió la ciudad de Huancayo”.
ZARATE DISTRITO DE LIMA: Simultáneamente a la destrucción
del local policial de Carmen de la Legua, un comando subver-
sivo atacó con bombas y tiros de metralleta las instalaciones
policiales de ese distrito, ubicadas a 5 minutos del centro de la
capital. En la acción fueron heridos de bala 4 efectivos que
custodiaban la entrada a la comisaría.
CHICLAYO A 350 KILÓMETROS DE LIMA: El mismo 9 de mayo,
los maoístas atacaron el puesto policial de la ciudad de Pátapo;
la comandancia policial fue atacada con explosivos y ráfagas
de metralleta. En el ataque fue eliminado el sargento Leovigil-
do Espinosa, además de quedar seriamente heridos cuatro
efectivos de la Policía Nacional. En esta oportunidad la comi-
saría quedo también destruida por cargas explosivas.
10 DE MAYO DE 1992; AYACUCHO: La guarrilla maoísta derribó
16 torres eléctricas, lo que sumió en oscuridad esta ciudad.
Inmediatamente un contingente numeroso de subversivos
148
recorrió las calles céntricas de Ayacucho distribuyendo un
comunicado del Partido Comunista del Perú (PCP), en el cual
se convoca a un Paro Armado para el 17 y 18 de mayo, además
de sentenciar a muerte a Ronald Rueda, jefe político-militar
del Frente de Huamanga; a la Presidenta de la Corte Superior
de Justicia, Evangelina Hamaní Llamas; el obispo auxiliar de
Ayacucho Juan Luís Cipriano, conocido mimbro del Opus Dei,
a quien la guerrilla lo acusa de “soplón” y colaborador de las
fuerzas armadas.
11 DE MAYO DE 1992; VILLA MARÍA DEL TRIUNFO, LIMA: En ho-
ras de la madrugada los guerrilleros maoístas detonaron un
ómnibus cargado con 100 kilogramos de dinamita a escasos
metros de la puerta principal de la comisaría de ese distrito: La
explosión destruyó la mitad del local policial.
13 DE MAYO DE 1992, LIMA: A pocos metros del centro de Lima,
en la avenida Antúnez de Manolo, Covida, un comando
maoísta emboscó un vehículo policial con 5 efectivos en su
interior. La acción fue a plena luz del día. La rapidez fue mor-
tal para los policías, 4 de ellos fueron eliminados inmediata-
mente por tiros de metralleta y por la explosiones de granadas
de guerra que los subversivos lanzaron al interior de la camio-
neta oficial. Un policía fue llevado en grave estado de salud a
un nosocomio cercano. Los guerrilleros antes de retirarse con-
fiscaron cuatro fusiles AKM de largo alcance.
El mismo día en el Asentamiento Humano “César Vallejo”,
una columna de 70 maoístas tomaba el control de este distrito,
e inmediatamente llamó a una concentración donde se realizó
un juicio popular a Daniel Francisco Cavero, empleado del
Instituto Nacional Penitenciario (INPE), el personaje era cono-
cido por su vinculación con la Policía Antiterrorista del Go-
149
bierno (DIRCOTE), Daniel Francisco Cavero fue ajusticiado.
La prensa oficial señaló: “Senderistas tomaron Pueblo Joven
en Lima.
14 DE MAYO DE 1992 LIMA: A pocas cuadras del Palacio de Go-
bierno los maoístas hicieron explotar un camión cagado con
300 kilos de dinamita. El ataque se realizó contra el local de
Personal de la Policía Nacional ubicado en el Distrito del Ri-
mac. La potente explosión dejó en escombros el local policial.
El Palacio donde reside el tirano Fujimori, fue remecido y los
vidrios de sus ventanas saltaron por los aires. La prensa dijo:
“Salvaje atentado a sólo 100 metros de palacio, 300 kilos de
dinamita”.
“Casi a la misma hora en las instalaciones de la Universidad
de San Marcos (Lima) dos soldados ejecutados y cuatro heri-
dos, fue el resultado del ataque a una patrullas militares que
desde hace meses han invadido las instalaciones de enseñan-
za”.
“En Puente Piedra, a 15 kilómetros de Lima, dos policías fue-
ron liquidados por una columna guerrillera que los embosco
cuando transitaban en un paraje solitario”.
17 DE MAYO DE 1992, PARO ARMADO EN LAS CERCANÍAS DE
CANTO GRANDE: El Partido Comunista del Perú (PCP), convo-
ca a paro Armado en el Distrito de San Juan de Lurigancho, a
pocas cuadras del Penal de Canto Grande. La paralización es
total. Simultáneamente, en la Carretera central, por la zona de
Ate-Vitarte (10 kilómetros de Lima) y en el Distrito de Comas
(a 5 kilómetros de Lima) los maoístas movilizan masivamente
y colocan miles de banderas rojas con el símbolo de la hoz y el
martillo”.
150
20 DE MAYO DE 1992, LIMA: Un camión cargado con cerca de
400 kilos de dinamita es utilizado por los maoístas para atacar
el cuartel militar San Martín, ubicado en el Distrito de San Isi-
dro (zona habitacional de la pequeña burguesía de la capa
superior). La acción se realizó en horas de la madrugada”.
22 DE MAYO DE 1992, LIMA: Una camioneta con 400 kilos de
dinamita explota en un exclusivo Centro Comercial de San
Isidro. El ataque dejo en escombros la mayor parte de las insta-
laciones del rico centro comercial, que por haberse realizado
en horas de la madrugada, no se registraron víctimas”.
5 DE JUNIO DE 1992, LIMA: Un espectacular ataque de la guerri-
lla maoísta destruyó totalmente, las instalaciones del Canal 2
de Televisión. Los subversivos emplearon un camión cargado
con 600 kilos de dinamita y otros explosivos. El saldo de este
hecho fue de 4 vigilantes y un periodista del canal muertos. El
Canal televisivo se caracterizaba por su ligazón con el titano
Fujimori y después del 5 de abril, había hecho una intensa
campaña a favor del dictador. El demoledor ataque maoísta
fue el primero contra un medio de comunicación reaccionario,
que durante los últimos mesas había apoyado los planes del
gobierno, para liquidar a los prisioneros de guerra recluidos
en Canto Grande”. (REPORTES PUBLICADOS EN EL
DIARIO INTERNACIONAL, Bruselas, Bélgica).
Estas acciones estaban enmarcadas dentro de la modalidad de
propaganda armada, considerando estas como difusión de
ideas que apuntan al objetivo y a la agitación que es la utiliza-
ción de problemas concretos por los que las masas bregan.
Estas acciones como las demás siembran revolución, guerra
popular, política e ideología, que manifiestan la necesidad de
conquistar el poder en todo el país. La propaganda y la agita-
151
ción las hacía el PCP con las armas en la mano, con acciones
armadas, profundizando la comprensión de las masas más
profundas, aquellas que en un gran porcentaje, que no saben
leer ni escribir. Como enseña el marxismo, hay que remachar
con hechos las ideas que tienen los hombres en la cabeza, ge-
nerando conocimiento y creando un espíritu de transforma-
ción en las masas. Dentro de este concepto general es impor-
tante resaltar la importancia de la difusión oral y la utilización
de “la expresión de agravios” que culminan con la eliminación
de personajes odiados, ligados al gobierno y colaboradores de
los genocidas del de las fuerzas armadas y policiales.
Los sabotajes golpean duramente la economía de la vieja so-
ciedad peruana que se encuentra en la más profunda crisis de
su historia; golpean directamente al viejo estado. Estos sabota-
jes son recibidos con alegría por las masas más pobres y más
humildes.
Muchos de estos actos fueron consideraros —aún por persona-
jes progresistas, particularmente pequeños burgueses— como
“excesos”, como acciones sangrientas que no conducían a na-
da.
Con los aniquilamientos selectivos en el campo, de algún per-
sonaje odiado, la guerra popular descabeza el funcionamiento
del aparato estatal o lo paraliza generando un vacío de poder,
que será luego tomado por elementos designados por las ma-
sas de acuerdo a asambleas populares. En las ciudades por las
características propias y por la proximidad de cuerpos repre-
sivos en un tanto más difícil hacerlo, aunque en pueblos donde
se ha tomado totalmente el control, los ajusticiados han sido
sometidos a este procedimiento.
152
Pese a la campaña permanente de la reacción de acusar al PCP
de ajusticiar a personas inocentes, el Partido aniquila funda-
mentalmente (que es lo importante) a altos mandos políticos y
militares responsables de la guerra contrarrevolucionaria, a los
conocidos elementos torturadores y genocidas, a las mesnadas,
lanzadas por las fuerzas armadas reaccionarias para crear el
terror en el campo (y ahora en las ciudades). Es a través de
estos Juicios Populares, que las masas aplican merecidos casti-
gos a los malvados explotadores odiados por el pueblo, a los
contrarrevolucionarios, genocidas, etc. Puede ser que se hayan
presentado algunos excesos, lo que es hasta cierto lógico en
situaciones de guerra, pero fundamentalmente los ajusticiados
merecían castigo.
A Las campañas implementadas por el gobierno de acusar al
PCP de “asesinar campesinos inocentes”, se unen los partidos
que conforman la llamada “izquierda legal”, argumentando
que el campesinado esta siendo forzado a colocarse entre dos
fuegos. Critican los ajusticiamientos selectivos a los que lla-
man asesinatos y en su ignorancia ponen como ejemplo la
guerra de Vietnam, “olvidando u ocultando” que en su guerra,
el pueblo vietnamita aniquiló 13,000 autoridades reaccionarias.
En los combates guerrilleros, principal entre todas las formas
de acción y que cada vez son más contundentes y numerosos,
se desenvuelven en sus dos formas fundamentales: las embos-
cadas y los asaltos, dirigidos directamente a la destrucción de
las fuerzas enemigas. Esto repercute grandemente en las ma-
sas y minan la moral del ejército reaccionario. Las peticiones
de “baja” y las deserciones en las fuerzas armadas son cada
día más numerosas.
153
Los paros armados, son una nueva modalidad y un aporte a
los conceptos universales de la guerra popular. En ellos se
combinan formas anteriores de organización con los nuevos
requerimientos armados. Posibilitan movilizar grandes masas,
aislar zonas. Los paros armados implementados por el PCP,
han demostrado palmariamente cuan aislable y vulnerable es
Lima, pero lo fundamental es que contribuyen a preparar las
condiciones para la futura insurrección. Esto desespera a los
revisionistas, a las burocracias partidarias y sindicales y a los
que cabalgan sobre las masas traicionando sus verdaderos
intereses.
El Partido Comunista del Perú, le duela a quien le duela, está
dirigiendo al campesinado, principalmente pobre. Está plas-
mando en sus Bases de Apoyo una dictadura conjunta, donde
obreros, campesinos y pequeño burgueses, donde el proleta-
riado es la clase dirigente, se están respetando los intereses de
la burguesía nacional y destruyendo trece siglos de Estado
reaccionario, como la expresión más clara del Nuevo Poder,
donde la participación directa de las masas en asibles popula-
res donde todos opinan, elijen, juzgan o sancionan, poniendo
en práctica una verdadera democracia.
Se está destruyendo la base misma de la sociedad, la semi-
feudalidad e introduciendo nuevas relaciones sociales de pro-
ducción, donde el trabajo colectivo es preponderante en la
aplicación de una nueva economía. Se aplica l programa agra-
rio de “la tierra para quien la trabaja”. Mediante confiscación y
entrega individual, dirigiendo la punta de la laza a descoyun-
tar el poder gamonal con acciones armadas. Todos los campe-
sinos trabajan la tierra de todos y selectivamente, favoreciendo
siempre al campesino pobre y en caso de excedentes se fija una
154
especie de tributo y se reparten productos y semillas a los más
pobres y a los medios. Las tierras de los campesinos ricos no se
toca, salvo si faltara, pero se les impone condiciones.
Sobre esta nueva política y esta nueva economía se está levan-
tando una nueva cultura que late en los campesinos pobres
principalmente. Se desenvuelve la coeducación, educación y
trabajo con un programa básico para los niños, los adultos y
las masas en general. Los problemas de salud y recreación de
las masas son también de vital importancia.
En los Comités Populares se concreta el Frente. El Comisario
Secretario garantiza la dirección del proletariado.
El Secretario de Seguridad garantiza la seguridad del pueblo,
planifica la vigilancia, cumple la labor de organizar a la policía
del pueblo, el arresto de sospechosos de infiltración, la vigi-
lancia de familiares de elementos reaccionarios aniquilados,
tiene que ver con la coordinación de las tres fuerzas: principa-
les, locales y de base del Ejército Guerrillero Popular.
El Comisario de Producción organiza la producción, la siem-
bra y las cosechas colectivas. Debe preocuparse de las tierras
de las viudas, de los huérfanos, de los ancianos, organiza el
comercio, las ferias comunales a fin de intercambiar productos
con otros comités populares, administra la economía, los im-
puestos, etc.
El Comisario de Asuntos Comunales resuelve los problemas
de justicia, hace marchar la comisión de daños en forma rota-
tiva, donde se aplican sanciones: por ejemplo, si el ganado de
un campesino daña la siembra de otro, como primera medida
se le llama la atención y se le obliga a ayudar a reparar el daño;
155
a la segunda vez se le retiene el ganado y sigue ayudando la
reparación, admitiéndosele que si se presenta una tercera vez
se le matará el ganado; si hay tercera falta, reparara nueva-
mente el daño, se sacrifica el ganado y los fondos van a parar
al Comité Popular. Este comisario organiza también la educa-
ción en las escuelas básicas del pueblo donde se enseñan cua-
tro materias: castellano, matemáticas, ciencias naturales (a par-
tir del materialismo dialéctico) y ciencias sociales (a partir del
materialismo histórico). La educación liga la teoría con la prác-
tica y sirve a formar a las masas en el Pensamiento Gonzalo.
También organiza el herolarismo y los botiquines del pueblo,
etc.
El Comisario de Organismos Populares, se encarga de hacer
funcionar los organismos de masas del PCP. Las masas a tra-
vés de estos expresan sus demandas a la asamblea popular.
Esta nueva cultura que surge incontenible en las Bases de
Apoyo, ha trascendido sus propios linderos para llegar a las
salas de conciertos y de grabaciones, la nueva música andina
tomaba las ciudades por asalto. Es común escuchar en todo el
Perú temas tales como: La Rosa Roja, Flor de Retama, Maíz,
Ofrenda, Uchuracay, Trilce, Piedra del Camino, El Desapare-
cido, El hombre y muchas más, que han contribuido para que
los espacios musicales antes exclusivos del “valsse”, y la músi-
ca negra del Perú, sean compartidos con la música de nuestros
ancestros con un mensaje de esperanza en un mundo mejor.
Aunque parezca un tanto fantasioso el PCP ha dispuesto for-
mar gobierno a nieven nacional y desarrollar la organización
estatal como parte del proceso de construir la conquista del
poder en todo el país. Ellos han sido particularmente celosos
en cuidar el ingreso de periodistas a sus zonas liberadas, a sus
156
bases de apoyo y sus Comités Populares, salvo la autorización
que dieron a un grupo de cineastas ingleses y a reporteros de
El Diario, no cuento con otras informaciones al respecto por lo
que he creído importante incluir algunos fragmentos del re-
portaje de El Diario, de Lima publicada el 14 de julio de 1991.
EL EGP: COLUMNA VERTEBRAL DEL NUEVO ESTADO
Llegar a la paradisíaca espesura de la selva del Alto Huallaga,
rebosante hoguera de la guerra popular y encumbrado fortín
del nuevo poder, edificado casi de la nada por el Partido Co-
munista del Perú dirigiendo a las masas, es para el periodismo
un gran acontecimiento.
Desde hace más de un año ningún medio de difusión nacional
o extranjero, trasponía el umbral de esta zona de guerra. La
máxima “proeza” de muchos plumíferos de la prensa servil
era internarse junto con el ejército reaccionario tras el amasa-
miento de poblados y/o en planos “operativos” fabricados
para la TV en contra de los Comités Populares, con el pretexto
de combatir el “narcoterrorismo”.
Pero El Diario fue más allá: a conocer durante casi tres sema-
nas el inocultable avance del Nuevo Poder en la zona.
No cabe duda que el hostigamiento y la persecución que ejer-
cen las fuerzas reaccionarias en defensa de la caduca sociedad
peruana, se estrellan aquí, en numerosos embarcaderos en las
márgenes del río Huallaga.
A este lado de la banda, aún transitan miembros de las fuerzas
contra subversivas y soplones a sueldo que no pierden de vista
a los recién llegados. Pero aunque estos contaminen todavía
157
las calles de los pueblos a un lado de la carretera marginal,
más allá, donde sólo se oye el rumor de las aguas del río, exis-
ten los comités populares clandestinos o paralelos, en donde el
sistema de gobierno del Nuevo Estado dirigido por el PCP, ha
eliminado a todos estos indeseables.
En los últimos tiempos las tropas reaccionarias se limitan a
salir de sus cuarteles en patrullajes y redadas, apresando, des-
apareciendo y asesinando a campesinos y demás trabajadores
que se oponen al chantaje a su libertad o a que, fortuitamente
asomen a la marginal en el instante en que los esbirros pasen
por allí.
Recientemente con la llegada de refuerzos de la llamada Divi-
sión de Operaciones Espaciales de la Policía (DOES) e Infante-
ría de Marina de la ciudad de Tingo María, estas alimañas per-
sisten en amedrentar a la población, desplazándose en batallo-
nes por la carretera en horas de la madrugada.
Los oficiales a cargo de estos grupos hacen alarde enviando al
nuevo contingente, legado de Lima a “foguearse” en asaltos a
poblaciones desarmadas, como la de Pueblo Nuevo, distante a
15 minutos del Cuartel de Santa Lucía, donde secuestraron y
desaparecieron a varios campesinos.
A otros esbirros los envían a puestos ubicados en la margen
derecha del Huallaga, frente a Venadillo, donde constante-
mente asaltan a todo aquel que sale o llega al mencionado em-
barcadero, a la vez que hostilizan, con tiros al aire, a los cam-
pesinos que transitan por la rivera opuesta.
158
EN LAS ZONAS GUERRILLERAS Y BASES DE APOYO
Al otro extremo están los territorios del Nuevo Estado, unos
más desarrollados que otros pero que apuntan a vertebrarse
con el desarrollo de la guerra popular.
Hace buen tiempo las fuerzas anti-subversivas no se atreven a
enfrentar al Nuevo Estado en formación que rige los destinos
de cientos de comités populares abiertos (CPA) en las riberas
del Huallaga. Las escasas veces que han ingresado las hordas
homicidas, se han topado con una férrea resistencia armada
del Ejército Guerrillero Popular (EGP) de la zona y con la reti-
rada estratégica de la población, para conjurar genocidios.
Ahora ya los reporteros de este semanario, han llegado al en-
cuentro de los maoístas. Es un puerto como muchos, estre-
chamente vigilado por combatientes fuertemente armados.
Ellos ejercen su papel al milímetro, con celo revolucionario.
Aquí todo visitante debe identificarse e informar sus propósi-
tos. Guerrilleros vestidos con ropa de camuflaje, botas de jebe,
correaje confiscado al ejército reaccionario, así como armas y
proyectiles instalanza que rozan el muslo, son los que realizan
la vigilancia.
En ese instante llega la hora del relevo, habían recibido ya la
directiva de internarse junto con nosotros, en el monte. Como
la penumbra crecía sobre nosotros, nuestros ocasionales guías
marcaron el camino, sinuoso, hasta llegar donde estaban los
responsables del EGP de la zona. En el trayecto cada 200 me-
tros aproximadamente una voz firme ordenaba ¡ALTO! Y el
consabido santo y seña no se hacía esperar. Después se sabría
que aquellos disciplinados vigías pertenecen a la fuerza base
159
del EGP del Balsón. En la zona denominan Balsón al conjunto
de comités populares abiertos entrelazados estratégicamente.
Por lo extenso y accidentado de la región, la suma de los bal-
sones de todo el Alto Huallaga, constituye la base de Apoyo
del Huallaga. La fuerza base del EGP, instalada en cada Comi-
té Popular Abierto, ejerce la función de policía de nuevo tipo;
garantiza la seguridad y vigilancia ante el acecho del enemigo,
previene la infiltración reaccionaria y brega por brindar las
necesarias garantías a las masas. En caso de ataque enemigo,
esta fuerza, integrada por combatientes nativos, debe hacer la
labor de contención mientras los pobladores se repliegan con-
jurando así la arremetida; al mismo tiempo desarrollan tareas
de retaguardia de la fuerza local del EGP, si existe la posibili-
dad de contraatacar o replegarse para luego efectuar un contra
reestablecimiento.
VIDA SENCILLA DEDICADA AL PARTIDO Y LA REVOLUCIÓN
Cuando apenas empezaba a cantar la lluvia, los guerrilleros
informaron que habíamos llegado a destino, frente a la peque-
ña vivienda por cuyo alrededor se desplazaban decenas de
jóvenes armados (otros guerrilleros) que saludaron amable-
mente.
La austera luz de unos cuantos mecheros alumbró la vivienda.
Una joven de cabellos cortos y contextura gruesa se acercó
estrechándonos las manos e invitó a tomar asiento. Al conocer
la intención de los periodistas, ofreció apoyar en todo lo posi-
ble. Dejando de lado el cansancio nuestra interlocutora mostró
su alegría y vivo interés de conversar con El Diario que, “al
igual de aquellos que han tomado las armas combaten diaria-
mente por el pueblo”, fueron sus palabras.
160
A través de ella se supo que recién habían terminado una jor-
nada de un mes de arduas tareas. Al remontarse en el tiempo
recordó al camarada “Nelson”, caído en combate, cuyo sepelio
fue arrancado a la reacción (que se negaba a entregar el cuer-
po) y fue sepultado en medio de una masiva movilización,
como homenaje a uno de los héroes del pueblo más queridos
de la zona.
También recordó con ternura a su hermano, que dio su cuota a
la revolución; de su decisión firme de avanzar, asumiendo en
medio de toda la responsabilidad de forjar a sus hijos; la expe-
riencia adquirida en combates contra el ejército reaccionario: a
la vez que una sarta de baterías (pilas) que llevaba en su mo-
chila, como accidental escudo, le salvó la vida en una reciente
campaña, en la sierra del departamento de Huanuco; su vo-
luntad es la de miles de mujeres de combatir y entregar la
vida por el Partido y la revolución.
Una frugal cena a base de arroz y cacao, selló el diálogo por
esa noche. La vigilancia se redobló: ¡ALTA VIGILANCIA! Fue
la voz de orden que se escucharía todas las noches en adelante.
A la mañana siguiente todos formados, previo aseo, con su
inseparable arma sobre el hombro, su plato, su cuchara, están
listos para ingerir sus alimentos. Por si acaso la ración diaria es
igual para todos, sean mandos o combatientes.
Luego empezaría la lucha de dos líneas, esta vez como debate
de las conductas correctas o incorrectas para resolver proble-
mas sucedidos el día anterior. Más tarde, cada pelotón se diri-
gía con machete en mano a realizar tarea de producción en
terrenos de cultivo de la comunidad. La vigilancia no es des-
cuidada un minuto de las 24 horas del día. Cada hora se releva
161
la vigilancia en los puntos más cercanos al contingente. En los
lugares más lejanos donde se moviliza la compañía de la fuer-
za base, los relevos de vigilancia son más espaciados, pero
igualmente cronométricos.
Las marchas de campaña simulando retiradas o cuando real-
mente el enemigo acecha o prepara alguna incursión en los
Comités Populares Abiertos (CPA), son constantes. El Diario
tomó parte de varios de estos desplazamientos siguiendo a los
maoístas.
La primera fue una retirada estratégica, dispuesta por los
mandos de los maoístas del Ejercito Guerrillero Popular
(EGP), en vista de que tropas reaccionarias habían desatado
una balacera en el puesto de entrada a CPA y al Balsón.
La retirada se hizo más o menos a las 9 de la noche por un ca-
mino fangoso y lleno de maleza. Al cabo de media hora, el
contingente avistó una vivienda deshabitada, al parecer hace
ya mucho timpo. Este sería el hospedaje hasta el día siguiente.
Portando olas, medicinas, municiones, aparte de armamento y
la indumentaria para dormir, todo el mundo se dispuso allí a
pasar la noche.
LA JUSTICIA POPULAR EN LOS COMITÉS POPULARES ABIERTOS
Los mandos político-militares y quienes conforman la Asam-
blea Popular, habían convocado una reunión de masas al atar-
decer del día siguiente, donde se llevaría a cabo un juicio po-
pular a tres personas, entre ellas una mujer.
Y así fue. Al día siguiente la mujer fue conducida a la Asam-
blea Popular, junto con dos hombres. Los cargos que pesaban
162
contra los tres eran graves: ella había se había dedicado a sacar
información de los combatientes del EGP, tentándolos se-
xualmente, para luego trasmitir estos datos a la reacción, Los
dos varones, habiendo pertenecido al EGP, habían sido descu-
biertos violando a una mujer y robando las pertenencias del
partido. Los tres fueron aniquilados. Los concurrentes al juicio
afirmaron que era una justa sanción para quienes, valiéndose
de la confianza de las masas, traicionan y trafican con sus in-
tereses, pretenden deslucir el papel que cumple el heroico EGP
bajo la dirección del PCP.
Hubo otras retiradas, más agotadoras aún, que tenían como
finalidad forjar a los nuevos combatientes en la vida ardua,
sacrificada y sencilla. En una de ellas duró seis horas la cami-
nata y en la otra cuatro. En este lapso los mandos políticos y
militares van destacando hacia la fuerza local al contingente
que más se adapta a este avatar.
FUERZA LOCAL Y FUERZA PRINCIPAL
DEL EJÉRCITO GUERRILLERO POPULAR
El contacto con tres compañías de la fuerza local del EGP fue
circunstancial. Y es que por esos días habían terminado de
cumplir una campaña de tareas políticas y militares por la zo-
na y preparaban nuevas acciones con motivo del décimo pri-
mer aniversario de la guerra popular. La visita a su campa-
mento, aunque breve, sirvió para captar la vida de los comba-
tientes, hacer varias tomas fotográficas y conversar con los
responsables.
Supimos después que varias compañías se unirían con una
compañía de la fuerza principal, para realizar acciones milita-
res de envergadura.
163
Después llegaría la noticia del ataque a la base policial de
ENDEPALMA, donde fueron aniquilados 4 comandantes, 4
capitanes y numerosos esbirros puestos fuera de combate.
Acompañados luego por una delegación (que tenía previsto
cualquier encuentro con la reacción), estos reporteros llegaron
luego a varias horas de caminata a un lugar determinado del
departamento de Huanuco. Ya por entonces llegó el informe
de la búsqueda, sigilosa, pero desesperada, que efectuaron los
esbirros sobre nuestro paradero, muy cerca de donde ahora
estábamos.
JUBILO POR EL XI ANIVERSARIO DEL GUERRA POPULAR
Producido el arribo al Comité Popular donde acampaba una
parte de la fuerza principal de EGP, los responsables locales
ofrecieron toda clase de facilidades para el cumplimiento de
nuestra labor periodística.
Era nada menos que el 17 de mayo. Y con motivo del XI
Aniversario de inicio de la guerra popular había preparado
todo un programa de celebraciones que partía de un acto ma-
yor de cohesión con las masas de varios comités populares.
El acto central fue un mitin en el que se trasmitió un informe
de la Sesión Plenaria del Comité Central del Partido Comunis-
ta del Perú (PCP), que fue escuchado con vivo interés por el
grueso de las masas.
También escenificaron una obra de teatro sobre el boicot a las
elecciones de 1980 dirigido por el Partido Comunista del Perú
PCP en Cuschi (Ayacucho).
164
ASÍ FUNCIONA LA NUEVA ECONOMÍA
La nueva economía que se desarrolla en los comités populares
y beses de apoyo revolucionarias, deshecha las viejas y podri-
das relaciones de producción e intercambio controladas por
los grandes terratenientes y cabecillas “narcos”.
Aunque subsiste en monopolio de comercialización de pro-
ductos de pan llevar, como el cacao (controlados por oligopo-
lios italianos y la cooperativa de viejo tipo “Naranjillo”), la
nueva economía está basada también en el principio de auto-
abastecimiento, el trabajo colectivo enmarcado dentro de las
necesidades propias de la guerra popular.
En las zonas denominadas cocaleras (donde hasta hace pocos
años se sembraba coca por contar con tierras poco fértiles para
el cultivo de otros productos), el PCP ha promovido el cultivo
de productos de pan llevar como yuca, plátano, pituca (especie
de papa gigante del oriente) y cacao entre otros, apuntando
que los comités no dependen de la comercialización de la coca.
Más aún considera importante el apoyo a otros cultivos, per-
mitiendo el ingreso de fertilizantes con un mínimo de recargo.
Por ejemplo, un Comisario de Economía y Producción de un
Comité Popular se encarga de controlar que los pequeños co-
merciantes que ingresan y venden fertilizantes, lo hagan obte-
niendo una tasa máxima de utilidad del 30%. Antes, estos
productos eran comercializados hasta el 300%, lo que hacía
imposible que los campesinos habilitaran tierras para otros
sembríos que no fueran de coca.
La economía de nuevo tipo que se ha puesto en marcha resulta
ejemplar y efectiva para avanzar a resolver el sostenimiento de
la población en sus condiciones de vida y alimentación.
165
El campesino y su familia tienen asegurada una parcela de
tierra cultivable. La tierra en los CPA es para quienes la traba-
jan; no existe el subarriendo o las tierras heredadas. Todo
aquel que llega dispuesto a trabajar sujeto al sistema de direc-
ción y organización de los CPA tiene la oportunidad que en la
vieja sociedad se les niega.
El intercambio de productos es frecuente, pero es controlado
por el Comisario de Economía quien vela por el justiprecio
entre ambas partes. Frecuentemente se dan con frutas, hortali-
zas o legumbres por productos procesados que provienen de
la ciudad (aceite, fideos, condimentos y otros). También es
frecuente el intercambio de productos de la zona con papas y
cebollas que produce la sierra.
LA COCA
Mundialmente es conocida la zona del Alto Huallaga como
centro productor de coca.
Un problema a resolver en la zona y que provoca un dilema
con el campesinado, es el insuficiente valor con que se cotizan
sus productos de pan llevar, en comparación con las arrobas
de hoja de coca. Mientras el plátano, cacao y yuca son com-
prados a precios ínfimos (ni siquiera cubren los esfuerzos de
cultivo y cosecha), la coca es adquirida por comerciantes in-
termediarios (traqueteros), a precios que medianamente cu-
bren el costo de inversión que los campesinos hacen en sem-
bríos de pan llevar.
Existen zonas controladas, organizadas y administradas por el
PCP, donde se están produciendo cultivos de arroz de excelen-
te calidad; asimismo administran granjas de pollos y otros
166
animales de dimensiones nunca vistas antes en la región. En
suma, la economía del Nuevo Estado se desarrolla firmemente
pese a las dificultades y trabas que son colocadas por la vieja
sociedad y sus representantes.
En los Comités Populares Abiertos se puede apreciar la firme
decisión del pueblo a desarrollar un sistema económico de
autoabastecimiento que no dependa de los dólares que pro-
vienen del comercio de la hoja de coca. Para ello, aparte de
incentivar el cultivo de productos de pan llevar, el PCP pro-
mueve la cría de animales como el cerdo, sajino, gallinas, pa-
tos, ovejas y animales de carga, así como un contacto abierto y
fluido entre CP para el intercambio de productos.
Así pues, la nueva política, la nueva economía y la nueva cul-
tura que nacen en los comités populares y bases de apoyo,
están logrando edificar asentamientos humanos donde existen
nuevas relaciones de producción, condicionando a los pobla-
dores a asumir un nuevo tipo de vida, en la que prima el tra-
bajo colectivo y en el caso específico del las bases de apoyo
del Alto Huallaga, la sustitución del cultivo de la hoja de coca,
hecho que ni el viejo estado puede realizar a pesar de que reci-
be ingentes cantidades de dólares para tal fin de parte del im-
perialismo norteamericano. Este hecho, derrumba todo el tin-
glado negro de que el PCP, es “narcoterrorista”.
Mientras que el PCP, con paso lento pero seguro hecha los
cimientos de un nuevo Estado,¿Qué ha pasado con el conglo-
merado electorero de Izquierda Unida, que pretendían tan
sólo acumular fuerzas dentro del parlamento burgués?
Han seguido un camino sinuoso y acomodaticio con los regí-
menes de turno, desde el parlamento, municipios, u organiza-
167
ciones de “masas sobre las que cabalgan” conteniéndose buro-
cráticamente, para servir como sostén social a los gobiernos
más asesinos y reaccionarios de la historia del Perú.
Las viejas contradicciones entre Mariátegui y Haya de olvida-
ron como por arte de magia, sus postulados supuestamente
“marxistas” fueron echados al tacho de la basura y sin el me-
nor escrúpulo al sentimiento de sus bases, decidieron no parti-
cipar en la segunda vuelta electoral, cuando Barrantes tenía
grandes probabilidades de triunfo, entregado el gobierno en
bandeja de plata a Alan García o al entregar sus votos a Fuji-
mori en segunda vuelta electoral, en las elecciones que ganara
en primera vuelta el escritor Mario Vargas Llosa.
Las acciones del PCP, lejos de “golpear en sus duras cabezas”
como lo previera el Presidente Gonzalo en ILA80 (Clausura de
la Primera Escuela Militar), ha precipitado el proceso de des-
composición y crisis interna que dio como resultado que de
haber sido “la segunda fuerza electoral” en 1980, haya queda-
do reducido a grupos minúsculos e intrascendentes en la vida
política del Perú.
Esta aberrante colaboración con los gobiernos de Belaúnde,
García y Fujimori abiertamente comprometidos en los planes
anti-insurgentes de las fuerzas armadas, generaron el desban-
de de sus simpatizantes que si bien no estaban dispuestos a
integrase a la guerra, salvo algunas excepciones como la juven-
tud de “Patria Roja”, tampoco darían su aval a toda esa recua
de traidores.
Esta mal llamada “izquierda” desde hace años es auspiciadora
de las llamadas “rondas campesinas” y otros grupos paramili-
tares que siembran terror y muerte entre el campesinado. A
168
partir del “autogolpe” de Fujimori, pese a clamar al cielo por
el retorno a la democracia, han seguido contribuyendo a desa-
rrollar los planes sanguinarios de las fuerzas armadas, impul-
sando en las ciudades organizaciones paramilitares tales como
los “Serenezgos” y las “Rondas urbanas”, impuestas por Esta-
dos Unidos en sus planes de aplicación de la guerra de baja
intensidad.
Yoni Rodríguez antiguo militante de Izquierda Unida y Alcal-
de de Villa el Salvador, siguiendo los pasos de la Moyano, es
un acérrimo patrocinador de la política contra insurgente, que
le ha valido ser llamado por la prensa reaccionaria como el
“Valeroso Alcalde de Villa El Salvador”. En una entrevista que
diera al diario La República” el 26 de julio de 1992, manifiesta
no estar de acuerdo con las posiciones triunfalistas del fujimo-
rismo y reconoce el trabajo del PCP.
L R: ¿En Villa El Salvador ha logrado Sendero atemorizar
a la gente?
Y.R: Mire, Sendero en cierta medida está avanzando y
para la población no es fácil encarar la lucha antiterroris-
ta.
L.R: ¿Usted concordaría con el gobierno cuando dice que
Sendero está dando manotazos de ahogado, que estaría
haciendo alarde de fuerza para no mostrar su debilidad?
Y.R: No soy tan optimista. Sendero tiene cierta capacidad
y una trayectoria, además de años de preparación. Son
tercos en sus estrategias y su modo de pensar. No es una
organización que se vaya a destruir sola. Requiere una
169
unidad más amplia de defensa nacional contra el terro-
rismo y políticas que contribuyan a la pacificación.
En opinión del conocido dirigente de la “izquierda legal” San-
tiago Pedraglio, que coincide con la anterior manifiesta en la
publicación “Armas para la Paz”: “Sendero Luminoso no es sólo
una organización militar, sino que es uno de los partidos políticos
más importantes que ha existido en el país”.
Y era cierto, la realización de un Paro Armado en la capital de
la República, los días 22 y 23 de julio de 1992, convocada por el
Movimiento Revolucionario de Defensa del Pueblo (MRDP),
organismo generado por el PCP para el trabajo entre las masas
en las ciudades levantó una justa plataforma reivindicativa:
VIVA EL PARO ARMADO DEL 22 Y 23 DE JULIO
(Extracto del comunicado del MRDP distribuido
en Lima y sus alrededores):
El MRDP en defensa de millones de niños, mujeres gestantes y
en defensa de la integridad física y moral de la clase, convo-
camos al proletariado y al pueblo de Lima al PARO ARMADO
los días 22 y 23 de julio de 1992, por:
1.— Contra el hambre, la desocupación y la crisis.
2 — Aumento de salarios. Solución a los pliegos de reclamos
de los obreros y trabajadores. Respeto a los derechos y con-
quistas laborales, convenios colectivos de trabajo, jornada,
mejores condiciones de trabajo, sindicato único, derecho a la
huelga, etc. Contra los despidos de empleados estatales y
otros. ¡No! A la conculcación de los derechos conquistados en
los convenios colectivos.
3.— Aumento de salarios a los maestros del Perú y demás tra-
bajadores de la educación.
170
4.— Aumento a las personas cesantes y jubilados y a los de
montepío, de todos los sistemas de seguridad social. Exigimos
que a los ancianos se les pague en su domicilio. Respeto a la
ancianidad. No a las colas vergonzosas de jubilados ancianos.
5.— No al desalojo de ambulantes, respeto al derecho a traba-
jar.
6.— Tierra para los campesinos. Contra el despojo de tierras al
campesinado principalmente pobre. ¡Tierra para quien la tra-
baja!
7.—Defensa de la producción nacional y contra la producción
imperialista.
8.— No a los agobiantes impuestos directos e indirectos contra
el pueblo ¡Abajo la SUNAT! ¡No pagar impuestos! No al cierre
de pequeñas empresas, tiendas comerciales, talleres de mecá-
nica, restaurantes, etc.
9.— Techo para el pueblo. Tierras para la vivienda. Contra el
desalojo de barriadas.
10.— Contra el aumento de tarifas de agua, desagüe, luz en las
barriadas, reparto de agua potable en las barriadas por las
fuerzas armadas y policiales, todos los días.
11.— Contra el aumento de tarifas de agua, desagüe, luz, re-
lleno sanitario y otros. Por el establecimiento de tarifas socia-
les.
12.—No a la privatización de empresas públicas. No a la venta
de Pertoperú, Enastuperú, Centromin Perú, Pesca Perú, Sider-
perú, minas, etc. Es robo y saqueo del dinero del pueblo.
13.— No a la privatización del Seguro Social. Servicios de sa-
lud gratuitos para el pueblo. Solución al cólera, sarampión,
paludismo, verruga, dengue, tuberculosis, etc.
14.— Contra la represión y el genocidio. Contra la guerra anti-
subversiva: no al rastrillaje en barrios y barriadas. No al con-
trol de la población por fuerzas armadas genocidas.
171
El 21 de julio se había realizado un paro convocado por orga-
nizaciones sindicales integrantes de la revisionista CGTP. Al
respecto la Revista caretas de reconocida trayectoria derechis-
ta, no le quedó más remedio que opinar: “Las organizaciones
sindicales están igual o más debilitadas que los partidos políticos. El
rotundo fracaso del paro decretado por las centrales sindicales el mar-
tes 21, contrastó con el terror impuesto por Sendero los dos días si-
guientes”.
La contundencia de las acciones armadas en Lima atemorizó
notablemente a los medios de comunicación que tipificaron el
Paro Armado como: “Preparativos de insurrección en Lima”.
172
173
CAPTURA Y LUCHA POR UN ACUERDO DE PAZ
Lo insólito, lo inesperado ocurrió a sólo dos meses de estas
acciones que habían puesto a la reacción con los pelos de pun-
ta: la captura y encarcelamiento del Dr. Abiamel Guzmán
Reynoso, el querido y respetado Presidente Gonzalo, para mi-
llones de peruanos caía en manos de sus enemigos el 26 de
septiembre de 1992 en un barrio de clase media en el Distrito
de Surquillo.
Se producía pues, un caso inédito dentro del movimiento co-
munista internacional: la captura del jefe máximo de la guerri-
lla más poderosa del mundo en circunstancias extrañas y sin
disparar un solo tiro.
Cuando en 1982 —diez años antes de este trágico aconteci-
miento— cuando el PCP desplegaba la guerra de guerrillas y
el equilibrio estratégico estaba bastante lejos de concretarse,
algunos periodistas fueron autorizadas para desplazarse por
mar hasta la Isla Penal del Frontón, donde se hallaban reclui-
dos militantes y simpatizantes del Partido Comunista del Pe-
rú, con el objetivo de poder entrevistar a algunos de los dete-
nidos.
Después de ser cuestionados sobre los aportes del Dr. Guzmán
a la teoría política y militar del proletariado, surgió casi in-
conscientemente la pregunta: ¿Qué pasaría si el camarada Gon-
zalo cayera? El combatiente encargado de responder las pre-
guntas miró fijamente al entrevistador y una sonrisa burlona
se dibujó en sus labios: “Es difícil —contestó— es difícil que esto
suceda”. “Pero supongamos —insistió el periodista un par de
veces— que esto ocurriera”. “Si se diera el caso de que el camarada
Gonzalo cayera —respondió el responsable sin que su sonrisa
174
burlona desapareciera de su rostro— el Partido seguirá en la
lucha, porque para eso se esta desarrollando y tenemos el “pensa-
miento guía” (que luego del I Congreso sería denominado co-
mo el pensamiento Gonzalo), que es la formidable arma ideológica
del proletariado”. Otro combatiente próximo a ellos que escucha
la conversación acotó: “Pero esto no va a ocurrir”.
Cuando en 1988 el PCP decidió romper el silencio y conceder
una entrevista, la misma que fue considerada por todos como
“la entrevista del siglo”. El Director de “El Diario” narra los
prolegómenos de la entrevista en sí: “…nos dieron tres horas
para preparar la entrevista. Al cabo de ese tiempo, hizo su aparición
el Presidente Gonzalo acompañado de más de treinta guerrilleros
armados hasta los dientes, muchos de ellos mujeres jóvenes”.
¿Cómo explicar ahora una captura en la que no hubo resisten-
cia y ni se disparara un solo tiro?
Durante el allanamiento a la casa de Surquillo donde fuera
capturado el Presidente Gonzalo acompañado de un grupo
selecto de camaradas, no se encontró una sola arma y cuando
su captor, el general Antonio Ketín Vidal Herrera, oficial de la
desaparecida Policía de Investigaciones (PIP), con preparación
militar en Estados Unidos y en la Ex Unión Soviética lo inte-
rrogara respecto a las armas. Guzmán se llevó el dedo índice
de la mano derecha a la sien, afirmando que lo importante
estaba en las ideas y que estas no desaparecían aunque sobre-
viniera la muerte.
Indiscutiblemente, la captura del Dr. Abianel Guzmán Reyno-
so fue un golpe muy duro para el Partido y como el propio
Presidente Gonzalo lo había expuesto en el documento “Que
el desarrollo estratégico remezca más el país”, se estaban im-
175
plementado métodos de “inteligencia” entre las fuerzas anti-
subversivas. Al parecer esta inteligencia se circunscribió al
seguimiento de algunos cuadros que había recobrado si liber-
tad.
Parece inexplicable el hecho de que entre los detenidos se en-
contrar la camarada “Meche”, personaje muy conocida por los
cuerpos represivos ya que había estado en prisión en dos
oportunidades y que la persona que rentara la casa, la bailari-
na Maritza Garrido Lecca, fuera sobrina de la ex monja Nancy
Evans, vinculada al PCP y en esos momentos prisionera.
Por noticias aparecidas en los periódicos —con las restriccio-
nes al respecto— trataré de reconstruir los hechos:
Un par de semanas antes de la captura los miembros de la
DINCOTE dudaban sobre la presencia del dirigente del PCP
en la casa de Surquillo, más la presencia de cigarrillos “Wins-
ton” en la basura les había llamado la atención. Esa era una
marca familiar para los detectives, ya que en la casa allanada
en Chacarilla en junio de 1990, se había encontrado una cajeti-
lla de esa marca a medio consumir. Esa misma marca de ciga-
rrillos se había encontrado en la casa de Monterrico, donde la
DINCOTE confiscó el famoso video del baile. En las escenas
correspondientes al velorio de Augusta La Torre, se observa a
Guzmán sacar un cigarrillo de una cajetilla de Winston. Las
colillas eran pues un indicio.
Otro detalle que les llamó la atención cuando realizaban la
vigilancia, disfrazados de vendedores ambulantes o recogedo-
res de basura, eran las cortinas del segundo piso que casi
siempre estaban cerradas. Una noche, uno de los detectives
176
pudo ver a tras luz la figura de un hombre corpulento y bar-
bado.
Un seguimiento a Elena Albertina Iparraguirre Revoredo,
“Miriam” considerada como la número dos de Sendero los
llevó al mismo inmueble. También llegó allí Germán Sipian
Távara “Arturo”, directivo de la Academia César Vallejo, con-
siderada por la DIRCOTE como un nido Senderista.
Posteriormente se sabría que la delación provino de otro
miembro de dicha Academia: Luís Arana Franco (hijo de un
antiguo militante de la izquierda radical), que al más puro
estilo “norteamericano” pidió ser considerado como un “testi-
go protegido”, con identidad oficial falsa y todo lo demás.
La casa de Surquillo, con malla electrizada de seguridad, había
sido alquilada por Naritza Garido Lecca en 500 dólares men-
suales, pero existían dudas ya que esta joven pertenecía a una
aristocrática familia limeña. Para los tiras “una pituca” no po-
dría estar involucrada en semejante aventura. Maritza, casada
con el arquitecto Carlos Andrés Incháustegui Escolla, sin nin-
gún antecedente que apareciera en los archivos policiales, te-
nían montada en la planta baja del inmueble una academia de
baile lo cual podía justificar una casa muy grande para una
pareja sin hijos.
Lo que era sorprendente era la cantidad de alimentos que
compraba la pareja de esmirriados esposos. Frecuentemente
llagaban con muchos kilos de alimentos, carne, pollo, así como
grandes pescados. La cantidad de panes también era sorpren-
dente.
177
Cuando en medio del seguimiento, los esposos ingresaron a
una farmacia de San Isidro para comprar medicamentos contra
la Soriasis, a los policías le dio un vuelco al corazón. Guzmán
padecía desde sus épocas de catedrático esta enfermedad, in-
clusive existían solicitudes de licencia por este motivo. Ahora
ya estaban seguros. El Presidente Gonzalo se ocultaba en
aquella casa.
Al margen del triunfalismo de Fujimori y sus alharacas, la cap-
tura del Dr. Guzmán es un acontecimiento sensible para el
PCP y las masas oprimidas del Perú.
El Presidente Gonzalo por su talento y su extraordinaria inte-
ligencia —hecho que es reconocido hasta por sus más claros
enemigos— es un líder indiscutible para comandar la revolu-
ción en el Perú. Su liderazgo a diferencia de los dirigentes
oportunistas y advenedizos como el propio Fujimori, tiene que
ver con un largo proceso histórico de lucha de clases y forja de
una dirección revolucionaria. Su figura tiene que ver con la
concepción del Partido, la ideología del proletariado, la línea
política y militar, la dirección proletaria y la estrategia del po-
der.
Después de ser interrogado en la sede de la DINCOTE y al
parecer tratado cordialmente, el Dr. Guzmán es presentado en
el Cuartel General de la Policía Antiterrorista —mientras heli-
cópteros artillados sobrevolaban la zona. Para ridiculizarlo lo
habían vestido con un uniforme a rayas y estaba encerrado en
una jaula. El público asistente —supuestamente periodistas—
eran en su mayoría personal policial vestidos de paisanos.
El Presidente Gonzalo ahora convertido en un prisionero de
guerra, sin tomar en cuenta los insultos y provocaciones que
178
los asistentes le gritaban, se dirigió a los militantes del PCP, a
los miembros del EGP y al pueblo peruano en una locución de
aproximadamente media hora, para hacer un análisis de la
situación que vivía el Perú y de acontecimientos próximos.
El Dr. Abimael Guzmán después de declarar que su detención
era tan sólo un “recodo en el camino”, anunció que la guerra
popular continuaría hasta la victoria, mientras señalaba con el
dedo índice a los asistentes: “ustedes lo verán… ustedes lo ve-
rán”.
La arenga dirigida fundamentalmente a los guerrilleros maoís-
tas, para levantar la moral y el optimismo ante tan insólita
captura, recomendaba continuar con el Sexto Plan Militar y
desarrollar el Cuarto Plan Estratégico del Desarrollo de la
Guerra Popular, tendía a proporcionar a la militancia la con-
fianza necesaria para continuar la lucha, anunciando con vi-
brantes palabras poco antes de terminar: “¡Saludamos el naci-
miento de la República Popular del Perú!”.Es necesario establecer
que en lo referente a cuestiones militares, que el discurso esta-
ba dirigido a los mandos militares que estaban aún en libertad.
Ellos sabían que el Sexto Plan Militar había sido planteado
sólo en sus inicios, especificando la Primera Campaña: “Cons-
truir la Conquista del Poder” y que el Cuarto Plan Estratégico
había sido tan sólo enunciado.
Había sido una práctica constante del Partido que las primeras
campañas de los planes se aplicaran como un “plan piloto”, el
mismo que era evaluado a su culminación, para ser aplicado a
mayores niveles una vez evaluados los aciertos y los errores.
Por consiguiente, llamar a continuar el Sexto Plan Militar
(Primera Campaña), tendía a que el Partido no se inmovilizara
y continuara con su accionar armado.
179
No dejó de explicar algunos aspectos de la historia del Perú y
la presencia del imperialismo, sentenciando que había que
acabar con él y dejando sentado que: “Estos doce años de guerra
popular, han servido para demostrar palmariamente, ante el mundo y
principalmente ante el pueblo peruano, que el Estado, el viejo Estado,
es un tigre de papel que está podrido hasta el tuétano”.
Lo que más indignó a los policías disfrazados de periodistas
que asistían al espectáculo circense montado por Fujimori, fue
cuando el Presidente Gonzalo se dirigió al proletariado inter-
nacional y a los pueblos del mundo para relevar el papel del
maoísmo y anunciar la celebración de los 100 años del naci-
miento del Presidente Mao Tsetung, con “una celebración inol-
vidable”.
Es necesario dejar claramente establecido que el III Pleno del
Comité Central planteó tareas concretas y que la arenga del
Dr. Guzmán estaba dirigida a impulsar estas tareas, que po-
drían resumirse en los siguientes puntos:
1.— Desde 1990, se ingresó al Equilibrio Estratégico, siendo el
punto más alto de su desarrollo 1992.
2.— Se iba a comenzar el IV Plan de Desarrollo Estratégico de
la Guarra Popular y necesariamente tenían que verse los cam-
bios surgidos, tanto en lo nacional como en lo internacional, lo
que generaba problemas nuevos, complejos y muy serios.
3.— Era necesario efectuar cambios en el Programa, especificar
período y el programa concreto, para iniciar la construcción
del Frente Popular de Liberación.
4.— El peligro de agresión de parte del imperialismo ya sea
directamente o utilizando los ejércitos nativos de ocupación de
los países limítrofes, marcaba la perspectiva de variar la con-
180
tradicción. Era necesario concluir la Guerra Agraria (aunque
quedaran algunas tareas anti-feudales pendientes) y pasar a
un tipo de guerra que uniera a toda la nación.
5.— Cambios en las formas de lucha, las mismas que deberían
ajustarse a las normas internacionales y no emplear ya aniqui-
lamientos selectivos.
6.— Traspaso del centro a la ciudad.
7.— Potenciar la guerra en el campo.
8.— Bases con estabilidad relativa, lo que implicaba un plan de
economía de guerra y apuntar al gobierno central.
9.— Reajustes estratégicos en los comités regionales y zonales.
10.— Salto a Ejercito Popular de Liberación.
11.— Expandir la lucha a países vecinos.
12.— Culminar la III Campaña.
13.— Concretar el IV Plan Militar y el Gran Plan de Construc-
ción.
14.— Concentrar la Dirección Central.
El Tercer Plano no había concluido, falta realizar la tercera y
principal parte del mismo cuando se produce la detención,
faltaba aún rematar la III Campaña, tenía que definirse acuer-
dos en todos los campos, estaba pendiente el Informe Político,
tenía que concentrarse el VI Plan Militar, tenía que planificarse
la consolidación ideológica, política y organizativa del Partido,
situación que lógicamente derivó en el debilitamiento del Par-
tido en general y de la Dirección en particular.
181
La sentencia impuesta al Dr. Guzmán a cadena perpetua como
se preveía, no nos hizo esperar mucho tiempo. Trasladado a
una celda en la Base Naval de San Lorenzo controlada por la
Marina de Guarra del Perú, con medidas extremas de seguri-
dad que llevaron a los marinos a disparar contra tranquilos
pescadores, pensando se trataba de algún “comando suicida del
PCP que pretendían excarcelar a su dirigente”.
Sin lugar a dudas el mensaje distribuido en la capital antes del
show de la jaula y firmado por el PCP que anunciaba: “se san-
cionará ejemplarmente a todos los que pongan sus sucias manos so-
bre el Presidente Gonzalo”, los tenía con los nervios de punta.
Este comunicado era suscrito por las Bases de Lima del PCP,
que según teníamos entendido no había sido revisado por ins-
tancias superiores ya que en él se aprecia una bravuconería
realmente infantil nunca vista en documentos anteriores. ¿Qué
capacidad real de sanción tenía el Partido en tan especiales y
difíciles circunstancias?
En forma inmediata a la captura del Dr. Guzmán se desató una
campaña internacional a favor de su salud y de su vida, con
movilizaciones en Inglaterra, Bélgica, España, Francia, Alema-
nia, México y Estados Unidos, organizado por el Movimiento
Popular Perú (organismo generado del PCP para el trabajo
internacional) y el Comité Internacional de Emergencia para
defender la vida del Dr. Guzmán, que contaron con la partici-
pación de las masas y de conocidas personalidades políticas y
culturales.
En respuesta a esta campaña mundial en defensa de la vida
del dirigente maoísta, el régimen de Fujimori respondió histé-
ricamente, sacando a la luz pública una lista de nombres a los
182
que él llamo: “Los Embajadores del Terror”; amenazando con
retirar la nacionalidad peruana y “extraditar” a los ciudadanos
peruanos que en el extranjero hicieran propaganda al PCP y
lucharan por defender la vida y la salud del Presidente Gonza-
lo.
Sería perder el tiempo analizar las reales posibilidades que
tendría Fujimori en cumplir sus amenazas y extraditar a sus
opositores políticos. No hay que ser un experto en leyes ni en
Derecho Internacional, para saber que cualquier proceso judi-
cial en el Perú, no puede tener legalidad en el extranjero, pero
lo que lindó en el ridículo fue que entre los “Embajadores de
Sendero” sobre los que pesaba la orden de repatriación, se
encontraban ciudadanos europeos como el señor Bruno
Kervyn de nacionalidad belga, el sacerdote francés Jean Marie
Mondet y la señora Yolanda Domínguez Ríos de nacionalidad
española.
Pese a la captura las acciones del PCP continúan, pero es nota-
ble que no obedezcan ya a los Planes y Campañas previstos
antes de la captura. La Primera campaña del Sexto Plan Militar
(Construir la Conquista del Poder) es sustituida inexplicable-
mente por “Defender la Vida del Presidente Gonzalo”, lo que
nos hacía suponer que no se estaba cumpliendo la campaña
original. La prensa peruana de cuenta de 182 atentados duran-
te septiembre y octubre de 1992, a un promedio de seis atenta-
dos por día en todo el territorio nacional, lo que lleva a Fuji-
mori a cambiar su tono triunfalista y plantea aplicar la pena de
muerte, incluso con retroactividad.
Ante la captura del jefe del partido y la revolución, hubieron
quienes en un total desconocimiento de lo que significa jefatu-
ra tratan de aplicar el adagio de “a rey muerto rey puesto”,
183
negando el papel del Dr. Guzmán y sustituyéndolo por el ca-
marada “Feliciano”, a quien no podemos negarle sus cualida-
des militares, pero que dista mucho para constituirse en el
mando político que la revolución peruana requería. El cambio
de camarada Gonzalo y el pensamiento guía, por el de Presi-
dente y Pensamiento Gonzalo fue producto del I Congreso del
PCP, no un antojo de nomenclatura. La aparición de algunas
pintas en Lima que rezaban: ¡Viva el Presidente Feliciano! Nos
hacían intuir el surgimiento de una nueva línea en el seno del
PCP, hecho que posteriormente se confirmaría.
Ahora nos percatamos con mayor nitidez que el Partido estaba
infiltrado por posiciones pragmatistas, que con la presencia
del Presidente Gonzalo y una sagaz lucha entre dos líneas se
lograba detener más no conjurar en toda su expresión. No es
extraño que el llamado Bloque Escisionista de Feliciano estu-
viera constituido por elementos provenientes de la Fracción
Bolchevique, del 14 de Junio, la Nueva Democracia y otros
grupos que una vez disueltos se integraran al PCP, durante el
proceso de la guerra popular.
El surgimiento de una nueva Dirección, no pude analizarse tan
simplistamente. Tanto a nivel nacional como internacional las
jefaturas no se improvisan. La forja de una nueva Dirección
requiere tiempo ya que los problemas que se deben manejar
no son simples, sobretodo después de haber arribado a la se-
gunda etapa de la revolución (equilibrio estratégico) y se
avanza hacia la captura del poder en todo el país.
La captura de cuadros importantes de organismos generados
como “Socorro Popular”, que inicialmente se ocupaba de la
asistencia a los Prisioneros de Guerra, pero que inexplicable-
mente se militarizara, para cubrir las tareas del Comité Metro-
184
politano (en Lima) que había sido seriamente diezmado, pone
al PCP en una crisis de dirección que se materializa en la nota-
ble disminución de acciones, tanto en el campo como en la
ciudad, lo que lleva al Presidente Gonzalo y a la camarada
Miriam, a solicitar al gobierno de Fujimori a “realizar conver-
saciones que conduzcan a un acuerdo de paz:
Señor Ingeniero Alberto Fujimori Fujimori
Presidente de la República
Señor Presidente:
Acudimos a usted en condición de Jefe del Estado peruano,
para solicitarle celebrar conversaciones que conduzcan a un
Acuerdo de Paz cuya aplicación lleve a concluir la guerra que
por más de trece años vive el país. Damos este paso de gran
trascendencia partiendo de nuestra ideología y principios de
clase, cabalmente seguros de la necesidad histórica insoslaya-
ble del mismo y con la clara comprensión de que refleja lo que
ha devenido en una necesidad del pueblo, la nación y la socie-
dad peruana en su conjunto.
Sírvase, Señor Presidente, prestar atención a nuestra solicitud
y acceder a ella.
Penal Militar Naval del Callao, 15 de septiembre de 1993.
Rúbrica y huella dactilar
P. Gonzalo.
Abiamel Guzmán Reynoso
Rúbrica y huella dactilar
C. Miriam
Elena Albertina Iparraguirre Revoredo
185
Esta comunicación fue utilizada por Fujimori ya que la hizo
pública ni en el Perú, sino en una reunión con industriales
norteamericanos en la sede de las Naciones Unidas, declaran-
do que no negociaría con “terroristas” y que les exigiría la en-
trega de armas y la rendición total.
La irrupción de simpatizantes del PCP en dicha reunión cla-
mando por el respeto a la vida y la salud del Dr. Guzmán opa-
có su triunfalismo.
Este viraje de 180 grados desconcierta a la opinión pública en
general y a los militantes del PCP en particular, comenzándose
a tejerse una serie de conjeturas tales como que la carta había
sido fraguada, que el Presidente Gonzalo había sido sometido
a un lavado cerebral y varias hipótesis más. La dirigencia que
actúa desde el exterior hace público un documento: “En contra
de la patraña del tirano Fujimori”, signada por un supuesto
Comité Central y fechada el 7 de octubre fecha histórica del la
fundación del PCP por José Carlos Mariátegui.
Dos años después se despejarían las dudas, durante una en-
trevista a la autora de la misma, Maggi Clavo Peralta (conno-
tada dirigente del bloque escicionista) en el programa televisi-
vo “Contra Punto” del Canal 2 cuando afirma: “Y cuando el
Presidente Gonzalo hizo su petición de conversaciones para un
Acuerdo de Paz, dirigida al Presidente de la República, en forma
totalmente irresponsable con una coordinación indirecta con Feli-
ciano yo fui quien redactó el mamotreto de declaración del 7 de octu-
bre en minutos, sin convocar a una reunión del Comité Central, por-
que habíamos marginado al 55% de los dirigentes, concluimos que
era una patraña sin analizar”.
186
La presentación publica del Dr. Guzmán para que sea de viva
voz la solicitud de las conversaciones, es exigida por amplios
sectores de la sociedad que tenían dudas sobre la carta, más
sus pedidos nunca fueron aceptados por el gobierno
La publicación de una nueva carta a sólo veinte días después
de la primera comienza a esclarecer el panorama, ya que en
esta segunda misiva, contiene argumentos más sólidos, por los
cuales la Dirección Histórica del PCP tomaba esta decisión:
Señor Ingeniero Alberto Fujimori Fujimori
Presidente de la República
Señor Presidente:
Nuevamente acudimos a usted solicitándole añadir a nuestra
petición las siguientes consideraciones:
Desde comienzos de los años 60 trabajamos por preparar el
inicio de la lucha armada en una sociedad como la peruana,
semi-feudal, semi-colonial y de capitalismo burocrático, con
un sistema estatal de seudo-democracia burguesa y caducos
partidos políticos parasitarios, cuya opresión y explotación
desde siglos atrás, sume al pueblo en el hambre, la miseria, la
ignorancia y el atraso que constriñe sus fuerzas productivas
impidiendo el desarrollo y la democracia que las masas de-
mandan y necesitan. Nuestra acción se desenvolvió deslin-
dando con la llamada izquierda y especialmente combatiendo
el revisionismo cuyos partidos no son sino socios menores de
los otros y sostén del viejo sistema.
La década del 90 se presentó con una coyuntura especial para
el Estado peruano, la necesidad de llevar adelante las tres ta-
187
reas: reimpulsar el proceso económico, reajustar el Estado y
desarrollar la guerra anti-subversiva; y para nuestra colina
desarrollar la lucha armada y alcanzar el equilibrio estratégico,
mientras las masas entraban a ser arena de contienda mayor;
y, por ganarlas, ambas colinas pugnarían en forma más alta.
En esta situación luego usted asume el Poder avanzándose en
los antedichos problemas. Y los hechos muestran que su ges-
tión ha logrado objetivos avances, especialmente después de
los sucesos del 5 de abril del 92, situación que claramente se
veía venir como una necesidad del Estado peruano, a cuyo
efecto se han puesto las bases para el proceso económico y
llevado adelante el reajuste del Estado; y, en lo que a nosotros
más directamente se refiere, a partir de ese fecha y bajo su di-
rección política, ha desenvuelto una estrategia sistemática,
coherente y desarrollada en diferentes planos, en especial en el
campo de la inteligencia, alcanzando reales éxitos, principal-
mente con la captura de cuadros y dirigentes, entre ellos noso-
tros, los firmantes, lo que evidentemente constituye, el más
importante éxito del Estado peruano en estos 13 años de gue-
rra. De esta manera se viabiliza favorablemente el camino que
usted propone y lidera.
Lo dicho hasta aquí y lo que diremos en adelante, Señor Presi-
dente, son las conclusiones a las que hemos llegado en el aná-
lisis “concreto de la situación concreta”, como comunistas,
aplicando nuestra ideología específica, el marxismo leninismo
pensamiento Gonzalo, meditando casi exclusivamente en estos
problemas durante los últimos meses.
Pensamos que nuevos, complejos y muy serios problemas han
surgido en los últimos tiempos en la política mundial, en la
situación del país y en la guerra en la que se desenvuelve,
188
cuestiones todas que plantean fundamentales problemas de
Dirección al Partido Comunista del Perú, sin embargo es pre-
cisamente en la Dirección que nuestro Partido ha sufrido el
más duro golpe. Es necesario agregar además, que una guerra
popular partiendo de la realidad concreta requiere condiciones
para triunfar, por lo tanto dirección proletaria; base de masas,
centralización estratégica, guerra prolongada, ejército de nue-
vo tipo y situación internacional favorable; es evidente que
esta última no existe, pero lo principal es la primera y de ella
derivan las demás; así en esencia la guerra es cuestión de di-
rección proletaria, la dirección es en consecuencia decisiva y
ella en nuestro caso no podrá ser resuelta en buen tiempo. De
los hechos fluye pues, en forma concluyente que la perspectiva
de la guerra popular no sería el desarrollo sino simplemente
su mantenimiento.
Así en las actuales circunstancias al Partido y, principalmente,
a su Dirección, se le presenta tomar hoy una Nueva y Gran
Decisión; y como ayer bregamos por iniciar la guerra popular,
hoy con igual firmeza y resolución se debe luchar por un
Acuerdo de Paz. Esta es una decisión histórica de necesidad
insoslayable, más aún considerando que la paz ha devenido en
una necesidad del pueblo, de la nación y de la sociedad pe-
ruana en su conjunto, servirá asimismo a unir al pueblo, pues
este, no obstante sus divergencias tiene un profundo interés
común que los une.
Estas son las razones, Señor Presidente, por las cuales en nues-
tra anterior solicitud le pedimos y hoy reiteramos, celebrar
conversaciones que conduzcan a un Acuerdo de Paz, cuya
aplicación derive en concluir la guerra que desde hace más de
trece años vive el país.
189
Sírvase usted tener en cuenta también estas consideraciones y
acceder a nuestra petición.
Base Militar Naval del Callao, 6 de octubre de 1993.
Rúbrica y huella dactilar
P. Gonzalo.
Abiamel Guzmán Reynoso
Rúbrica y huella dactilar
C. Miriam
Elena Albertina Iparraguirre Revoredo.
En esta segunda carta el Presidente Gonzalo enumera sucin-
tamente cuales fueron las causas históricas que justifican esta
Nueva y Gran Decisión, mismas que es necesario analizar:
En primera instancia el PCP nunca ha negado la posibilidad de
que se tengan que realizar negociaciones y tratos diplomáticos
con el enemigo en medio del desarrollo de la guerra popular.
Recurriremos nuevamente a la Entrevista del Siglo. “Es diálogo
está siendo muy llevado y traído y es parte también del juego de las
superpotencias, particularmente del social-imperialismo. Nosotros
vemos de esta manera la situación, hay un momento en que se dan
relaciones y tratos diplomáticos y son una necesidad en el desarrollo
de la guerra popular…”.
Existen pues, dos concepciones de “dialogo”, una asumida por
los dirigentes del proletariado en determinadas circunstancias
históricas, para preservar los aparatos del Partido y dado el
caso, poder reiniciar las acciones cuando las circunstancias
sean otras y la concepción del revisionismo como se ha dado
en los países de centro América donde los “amnistiados” se
190
convierten tácitamente —al renegar de la revolución, de su
ideología— en un sostén social del estado burgués.
Por el contrario el PCP no reniega de la revolución y menos de
su ideología y hasta ese momento no planteaban incorporarse
al sistema parlamentario, sino bregar para que las condiciones
futuras fueran propicias para con una nueva dirección proleta-
ria reiniciar la lucha. Además hay que considerar que el PCP
no es una organización armada militarista al estilo de algunas
las organizaciones centroamericanas. El PCP como hemos vis-
to ha tenido durante su historia etapas cruentas e incruentas,
armadas y de trabajo abierto, con organismos de masas y es-
tructura pública.
Ya en el Segundo Pleno del Comité Central de 1991, se estaban
planteando las dificultades por las que pasaría el Partido al
desarrollar el equilibrio estratégico y construir la conquista del
poder.
Sería bueno analizar la situación del imperialismo, que fuera
tocada durante la realización del III Pleno del Comité Central:
“El imperialismo está sentenciado a muerte, que tiene ahora una
recuperación transitoria, sustentada en el desarrollo de nuevos ru-
bros, que les permite desenvolver su capacidad productiva en la in-
formática, la electrónica, la biogenética, que representan para ellos
nuevos campos de inversión, generando repercusiones en su propio
desarrollo que no necesariamente son desarrollos grandes y durade-
ros, sino transitorios que pronto quedarán obsoletos. Que Estados
Unidos ha rebajado su capacidad productiva en un 20%, en que
Europa se presenta una alarmante desocupación masiva nunca vista
y que el hambre creciente de las masas en las naciones oprimidas con
las tan publicitadas “privatizaciones” y la implementación del “neo-
liberalismo” nos muestran que a mediano plazo el imperialismo en-
191
trará nuevamente en crisis y para resolverla tendrá que aplicar nue-
vamente su política de reparto del mundo por medio de la guerra
mundial”. Totalmente correcta la previsión histórica del PCP.
La desintegración de la llamada Europa del Este y la liquida-
ción de la Unión Soviética, cuna del revisionismo contempo-
ráneo, despejan el panorama sobre la existencia del “socialis-
mo real” y nos muestran que las revoluciones son procesos
históricos de larga duración con avances y retrocesos, restau-
raciones y contra restauraciones.
Los viejos sistemas se hunden en largos períodos. Ocho o nue-
ve siglos demoró la estructuración de la feudalidad. Tres cien-
tos años la consolidación del capitalismo y el surgimiento de la
nueva clase que se convertiría en su sepulturera. Largos pe-
ríodos históricos que demandan desarrollos económicos, lucha
de clases y que generan sus propias leyes. Todo esto nos lleva
a la conclusión que por efecto la Ley del Progreso, lo nuevo
vencerá a lo viejo y que es necesario luchar de acuerdo a las
condiciones concretas para contribuir a su cumplimiento, para
acelerar el proceso si se actúa correctamente o en su defecto, si
se cometen errores de carácter histórico.
La revolución proletaria mundial ha entrado en un gran re-
pliegue político, estratégico y global. Cuando la gran ola revo-
lucionaria decae, cuando la desaparición física del Presidente
Mao Tsetung y la restauración del capitalismo en China es un
hecho innegable, se comienza a formar una nueva gran ola que
demorará buen tiempo en hacerse manifiesta con un ascenso
notable en la lucha de clases y la organización de contingentes
proletarios. No hay que desmayar, el proletariado nos ha en-
señado a tener paciencia, pero hay que luchar para prepararla,
192
desenvolverla y desarrollarla sin criterios inmediatistas, sino
con clara visión estratégica.
En el caso del Perú, el capitalismo burocrático ha sentado ba-
ses y se está desarrollando, lo que levará a una mayor centrali-
zación del poder y una mayor dominación imperialista. La
lucha de clases se profundizará y hay que analizar este desa-
rrollo en perspectiva, como lo plantea la dirección histórica del
PCP: “Tres tareas. Dijimos en la década de los 90 que el impe-
rialismo y el Estado peruano reimpulsaban tres tareas: reim-
pulsar el capitalismo burocrático, reestructurar el Estado y
aniquilar la guerra popular. ¿De ahí a hoy cómo están? Especi-
ficamos el equilibrio estratégico en dos términos, en el referen-
te a ellos la cuestión era recuperar posiciones para mantener
su sistema. En los comentarios del Presidente Gonzalo en el
documento del mes de noviembre del 91: ¡Que el Equilibrio
Estratégico Renezca más el País! claramente dijimos el carácter
del régimen, no estuvimos de acuerdo que se tipifique como
fascista y diferenciamos las posiciones de ambas fracciones de
la gran burguesía, en cuanto a como conciben las organizacio-
nes de la sociedad y del Estado, la ubicación de los grandes
banqueros y mineros que representaban a toda la gran bur-
guesía en especial a la compradora; que los decretos de no-
viembre del 91, significaban un paso en su camino a la centra-
lización absoluta y que el golpe se veía venir como necesidad
para su reestructuración estatal, así como que entraban a ma-
nejar su acción anti-subversiva en forma más desarrollada,
manejando los cuatro campos, parte de lo cual eran la mayoría
de decretos leyes emitidos entonces. El 92 en los documentos
básicos del III Pleno y en lo avanzado del mismo, volvíamos a
ver como estaban sus tres tareas. Hoy al cabo de un año vemos
objetivamente que su camino se desenvuelve en medio de una
193
serie de cambios, precipitados principalmente por la caída del
Presidente Gonzalo y la c. Miriam”. (ASUMIR Y COMBATIR POR
LA NUEVA GRAN DECISIÓN Y DEFINICIÓN Comité Central del
Partido Comunista del Perú, 1993).
Intentar continuar la guerra popular en las condiciones especí-
ficas en que se desarrollaba, cuando el viejo Estado estaba en
condiciones de dirigir la guerra de baja intensidad, priorizan-
do labores de inteligencia y ganando para sí a la gran masa de
indecisos, habría sido mantenerla en vez de avanzar hacia el
primero objetivo: la toma del poder en todo el país.
Esto ponía en peligro la propia existencia del Partido Comu-
nista del Perú, uno de los pocos en todo el planeta que había
sido consecuente con la ideología del proletariado. En 1962 el
Presidente Mao Tsetung había planteado la existencia de 50 a
100 partidos comunistas en el mundo. Con el correr del deve-
nir histórico se comprobó que la mayoría habían claudicado
extinguiéndose o adoptando las posiciones del revisionismo.
Continuar la guerra popular en el Perú ponía en peligro al
propio partido y había que preservarlo en aras del reinicio
armado dos, tres, cuatro o las veces que fueran necesarias para
la captura del poder. Continuar la guerra hubiera sido una
tremenda responsabilidad histórica, teniendo en cuenta que en
los próximos años las contradicciones entre clases se agudiza-
rían. Como afirma el PCP en noviembre del 93: “Lo que nos guía
y estamos aplicando es una Nueva Gran Estrategia Política para el
Partido, la Guerra Popular y la revolución Peruana, dentro del Re-
pliegue Político General de la Revolución Proletaria Mundial; es la
Gran estrategia de desarrollar la IV Etapa del Partido. El partido
como eje y gozne, es el rumbo para décadas futuras. Téngase presen-
te, fueron más de 30 años de lucha de la Fracción Roja desde inicios
194
de los sesenta, que nos llevaron a la reconstitución del Partido y su
dirección de la guerra popular hasta hoy, y ello dentro del proceso de
la RPM, cuyo punto más alto fue la Gran Revolución Cultural Pro-
letaria (1966-1976) correspondiente a la ola más alta del Movimiento
de Liberación Nacional y descenso posterior hasta su repliegue políti-
co actual”. (NOTA SOBRE LA ESTRATEGIA POLÍTICA, PCP, 1993)
Es necesario precisar que el PCP plantea no sólo luchar por un
Acuerdo de Paz, sino sentar las bases del II Congreso del Par-
tido, que en aquellas circunstancias están íntimamente ligadas.
El PCP en su trayectoria tiene tres Etapas: Constitución (1928-
1960); Reconstitución (1960-1980); Dirección de la Guerra Po-
pular (1980- 1993). Ahora se plantea iniciar la IV Etapa que
debe concretarse y definirse en el II Congreso, para sentar las
bases del desarrollo futuro y es imprescindible hacer un gran
balance de la Revolución Proletaria Mundial (1848-1998), del
capitalismo burocrático (1895-1995); del Partido (principal-
mente la de Dirección de la Guerra Popular); para establecer el
nuevo programa, la construcción de los tres instrumentos
(principalmente el Partido) manteniendo en lo posible su mili-
tarización en las nuevas circunstancias.
Es una tentación propia de los analistas —y no queremos caer
en ella— de buscar desde una posición expectante las causas
de la caída del Presidente Gonzalo (salvo el caso de que surjan
evidencias incontrovertibles), y la posterior desorganización y
repliegue del PCP, afirmado que esto se debe a errores de apli-
cación de tratamiento en la lucha de clases, de la lucha de dos
líneas, de dogmatismo, pragmatismo, izquierdismo, etc., erro-
res que pueden haber existido y que de ninguna manera está
en nuestras manos juzgarlos. A quien le corresponde hacer un
balance crítico de la guerra popular y su dirección proletaria es
195
al propio PCP en su máxima instancia: el II Congreso del par-
tido Comunista del Perú.
Precisamente en esa mira, el Presidente Gonzalo plantea: “Este
acuerdo permitirá aparte de darnos iniciativa y nuevas posibilidades,
mantener el mayor contingente posible de militantes, dirigentes y
cuadros en especial forjados y probados (será una gran separación
entre el grano y la paja); así como de combatientes acerados y deno-
dadas masas que bregan cercanas a nosotros. Contingente con el cual
el Partido iniciará, el camino de su IV Etapa Histórica, aplicando la
ingente experiencia acumulada, principalmente positiva y cumplirá
su papel de eje y gozne, como vanguardia del proletariado en el país y
vanguardia de choque de la revolución Proletaria Mundial”.
“La otra condición o situación en que tendrá que aplicarse esta Nue-
va Gran Estrategia Política objetiva y necesaria sería la derrota defi-
nitiva de no poder desarrollar la guerra popular sino simplemente
mantenerla y de su extinción por lenta disminución de sus fuerzas.
En esta condición o situación de derrota de la guerra popular tendría
que aplicarse la misma Gran Estrategia Política, pero en las peores
condiciones para la clase, el pueblo y la revolución; lo que evidente-
mente será beneficioso para el imperialismo y la otra colina, que es lo
que más quisieran”.
“Así en síntesis la táctica que estamos siguiendo en aplicación de la
estrategia, línea y política establecidos, es que el Partido dirige cen-
tralizadamente el Repliegue General Político y Militar, que le permi-
ta en medio de la ardua, compleja, difícil y riesgosa lucha por la cons-
trucción de un Acuerdo de Paz, Sentar bases para el II Congreso, que
establecerá los fundamentos para el desarrollo del Partido y el cum-
plimiento de las tareas en comienzos del Siglo XXI, inicio del Tercer
Milenio, dentro y en función de la futura Gran Ola de la Revolución
Proletaria Mundial, tarea de trascendencia que exige persistir inde-
196
clinablemente en el Marxismo-Leninismo-Maoísmo, Pensamiento
Gonzalo, nuestra arma específica y principal, indispensable y necesa-
ria para resolver los problemas nuevos que enfrentamos, como esta-
bleciera el III Pleno del Comité Central”.
La gran mayoría de dirigentes, militante y cuadros han acata-
do la voz de mando de la Dirección Histórica del PCP y cum-
plieron lo acodado de tener las acciones ofensivas, replegando
sus tropas para defender los Comité Populares y las Bases de
Apoyo, no entregado armas (como se ha cansado de exigirlo
Fujimori) y repeliendo contundentemente los intentos del Es-
tado peruano de ingresar a sus zonas de influencia. Un hecho
concreto que avala lo afirmado, es que se sigue manteniendo
la tercera parte del territorio nacional en “Estado de Emergen-
cia”.
Hasta el momento no se sabe a ciencia cierta el desarrollo de la
Primera Ronda de Conversaciones, pero es obvio que el viejo
Estado encabezado por Fujimori, tratará de liquidar al PCP,
exigiendo la rendición total, como se ha cansado de expresarlo
públicamente.
Se llegue o no a un Acuerdo de Paz, lo importante es que el
PCP se prepara a continuar la contienda histórica en defensa
del proletariado y el pueblo del Perú, asumiendo una visión
estratégica y tendiendo a acondicionar las organizaciones del
Partido y de las masas en las nuevas circunstancias que le ha
tocado vivir en el Siglo XXI, el nuevo milenio, la era del comu-
nismo.
Sea cual fuera el resultado de la “conversaciones”, lo impor-
tante es que las cartas han puesto nuevamente al Partido en
movimiento, está recobrando su iniciativa en el terreno políti-
197
co, no reniega de sus acciones (como la mayoría de organiza-
ciones armadas en América Latina) y trata de lograr el replie-
gue político general lo mas ordenadamente que le permiten las
circunstancias, tomado como punto de vista la experiencia
internacional. El PCP, a pesar de la derrota armada es un Par-
tido fuerte, ideológicamente compacto y que acumula una
gran experiencia tanto en luchas cruentas como incruentas:
Hay cosas que no pueden ocultarse, la acción política y militar
del Partido Comunista del Perú emprendió una lucha tal, libe-
rando la gran batalla contra las tres montañas (el imperialis-
mo, la feudalidad y el capitalismo burocrático) que les deja
riquísima experiencia y han credo lo nuevo: El Ejército Guerri-
llero Popular, ejército de nuevo tipo, de obreros y campesinos,
de pequeños burgueses, con cientos de miles de combatientes
nativos de estas tierras, algo nuevo inédito que nunca antes se
había visto… ese es el logro principal. Son el más grande mo-
vimiento rebelde en la historia del Perú comparable con la
rebelión de Tupac Amaru II en la movilización de la pobla-
ción, pero superior a él en ideología y perspectivas de poder,
hecho histórico que no puede negarse. Han servido a la Revo-
lución Proletaria Mundial en momentos difíciles, sin retaguar-
dia internacional, siguiendo las enseñanzas de Marx, Lenin y
Mao Tsetung. Para quienes quieran negar estos aportes, habría
que recordar a Lenin cuando afirmaba que los bolcheviques
marchaban a tientas y a ciegas, descubriendo a cada paso la
solución más acertada, la más próxima a la solución correcta,
pero sin dejar de avanzar. Cualquier persona que comprenda
el marxismo, sabe que la historia avanza en espiral en medio
de un camino sinuoso, pero de brillante porvenir.
198
Lógicamente esta Nueva Gran decisión agudizó las contradic-
ciones internas en el PCP, surgiendo una tendencia a continuar
la guerra a culquier costo, tendencia que fue bautizada por la
prensa como “Sendero Rojo”, a la que la Dirección Histórica
del PCP, ha denominado “Bloque Escisionista” que se fue re-
duciendo a un pequeño grupo que por su accionar bélico, pa-
rece haber regresado a los años 81-82.
En marzo de 1995, El Comité del Movimiento Revolucionario
Internacionalista (MRI), hace público un “llamamiento”:
(AGRUPEMONOS TODOS EN DEFENSA DE LA GRAN BANDERA
ROJA QUE ONDEA EN EL PERÚ) en el cual niega soterradamente
la Dirección Central del PCP en general y al Presidente Gonza-
lo en particular, para apoyar las pocas acciones del “Bloque
Escisionista” y califican como “liquidacionistas de derecha” a
los camaradas que están de acuerdo con los Acuerdos de Paz.
Este llamamiento fue el aval del Comité del MRI (bajo la he-
gemonía del Partido Comunista Revolucionario de Estados
Unidos) a una posición asumida poe el Comité de Dirección
de la Unión de Comunistas de Irán (SEABEDRAN)/UCIS, que
hacen un análisis subjetivo de la realidad, mostrando un total
desconocimiento de las leyes generales que rigen la revolución
proletaria mundial y la revolución en el Perú.
Previamente al “llamamiento”, dicha Unión de Comunistas,
con una simplonería realimente infantil, sedan el lujo de llegar
a conclusiones, después de elucubrar situaciones tale como:
“Así a veces es posible y necesario mantener aun si no se tiene un
panorama claro acerca del curso del desarrollo de la guerra hacia la
toma del poder. Y sin tener ningún conocimiento de los análisis
que hacen los del Grupo Escisionista afirman: “Pues claro que
deben hacerlo. Suponemos que eso es justamente lo que están ha-
199
ciendo”. Y ante la pobreza de sus argumentos no les queda otra
opción que afirmar: “Nosotros no estamos en capacidad de saber
cual es exactamente el nuevo análisis que la Dirección ha hecho de la
situación, ni sabemos con seguridad si ha sido necesario o no, hacer
reajustes en el esquema de la guerra”. Y culminan afirmando:
“No conocemos con exactitud los sentimientos y el estado de áni-
mo de los diferentes sectores del pueblo respecto a la necesidad de
paz”, e irresponsablemente llaman a continuar la guerra. (LAS
PALABRAS EN NEGRITAS SON NUESTRAS).
Esta actitud inconsulta, agudiza la lucha entre líneas en el seno
del MRI, produciéndose la respuesta inmediata del Partido
Comunista de España (PCE), integrante del movimiento: “Una
vez más negros nubarrones se ciernen sobre el Comité del Movimien-
to Revolucionario Internacionalista. Más no tememos a la tormenta,
somos conscientes de que la lucha de dos líneas es el reflejo de la lu-
cha de clases en el MRI, lucha de dos líneas que siempre se manifiesta
y se desenvuelve y es vital para el desenvolvimiento del MRI. Por
tanto nos merece la máxima atención y nos enfrentamos a desarro-
llarla y enfrentarla con la mayor corrección y firmeza en aras de for-
talecer y unir más y mejor las organizaciones y partidos que consti-
tuyen el MRI, en la perspectiva de que el Comité asuma una correcta
posición marxista-leninista-maoísta y una política consecuente”.
“Como nos tiene acostumbrados sin consulta previa, hemos recibido
el posicionamiento del Comité del MRI, sobre la Nueva Gran Deci-
sión y Nueva Definición del partido Comunista del Perú con su jefa-
tura incuestionable a la cabeza: El Presidente Gonzalo. Pretenden
que aceptemos un posicionamiento donde se materializa un actuar
contrario a los principios proletarios de la lucha de clases por el poder
para la clase obrera, lucha de dos líneas, lucha política y democracia
centralizada”.
200
“Pero entremos más a fondo en el análisis de las posturas tomadas
por el Comité del MRI. La esencia del “Llamamiento” y la toma de
posición del Comité del MRI es continuar con las acciones militares
de la guerra popular por encina de todo, independientemente del
desarrollo de las fuerzas de la revolución y de la contrarrevolución, a
pesar de la maduración de las condiciones objetivas y subjetivas de la
revolución. Así violando las leyes históricas y los principios estable-
cidos por el marxismo-leninismo-maoísmo, el Comité del MRI pone
por delante sus deseos subjetivos, su impaciencia, no ve la esencia y
la totalidad de las cosas, sino que se guía por un deseo voluntarista,
por “el movimiento fantástico en sus cabezas”. Aplican idealismo y
no materialismo dialéctico, siguen y se sitúan al lado del revisionis-
mo y la reacción y no del proletariado y el marxismo. Solamente
quienes sean capaces de ver la realidad objetiva, quienes no palpen el
pulso del auténtico designio de la lucha de clases por estar apartados
física y materialmente de esta, pueden incurrir en tan graves erro-
res”.
“Profundizándose y alistándose al lado del “Bloque Escisionista”, el
Comité del MRI niega la Dirección Central Histórica del PCP, lo que
expresa una traición total a la jefatura reconocida por el Primer Con-
greso del PCP y al propio PCP. ¿Cómo quedará el Comité del MRI el
día que la realidad objetiva desarme sus escasos argumentos definiti-
vamente? Como suele decir el dicho popular: “Con el culo al aire”.
(QUE CAMINO TOMAR PCE, 1995).
El Partido Comunista de España culmina su documento ha-
ciendo un llamado al Movimiento Revolucionario Internacio-
nalista, para llevar a cabo un intenso debate que permita clari-
ficar posiciones y combatir las posturas erróneas, para avanzar
resueltamente hacia la nueva gran ola de la revolución prole-
taria mundial que se aproxima.
201
En septiembre de 1995 cayó detenida Margy Clavo Peralta,
conocida como la camarada Nancy, una de las cabezas más
importantes del Bloque Escisionista, considerada por la prensa
como el “brazo derecho” de Feliciano. Ya en reclusión y des-
pués de procesar la lucha de dos líneas al interior de la prisión,
la “camarada Nancy” se hace una autocrítica pública en co-
municación al Presidente Gonzalo, la misma por las connota-
ciones políticas que tiene, he creído necesario citar: “Presidente
Gonzalo: Nosotros los del Bloque Escisionista hemos usado el bluff y
la mentira como política guía y convertido la meta de la conquista del
poder en una demagogia. No sólo hemos mentido al Partido y al pue-
blo, sino incluso engañado al Movimiento Revolucionario Interna-
cionalista. Les hemos dicho que si éramos Dirección capaz de Con-
quistar el Poder, lo cual es falso, les dijimos que las cartas eran pa-
trañas y usando banderas rojas contra banderas rojas, hemos dicho
que no es el Pensamiento Gonzalo, sacando citas del contexto, válidas
en otras circunstancias, usando “Gonzalo contra Gonzalo”. Hemos
imputado que la Gran Decisión y Definición es violación de princi-
pios, capitulación y oportunismo; carentes de fundamento hemos
inventado supuestas traiciones, delaciones y hasta acusando de infil-
trados a los cc. Dirigentes que defendían la línea proletaria, pintán-
dolos de negro. Además hemos engañado sobre la situación del Parti-
do, la guerra y la lucha de dos líneas. Así hemos inducido al MRI al
error, por eso expreso mi autocrítica pública, por el año causado a la
Revolución Mundial. C.Nancy.
La práctica militar de Ramírez Durand y su grupo se apartan
de las leyes que rigen la teoría militar del proletariado y han
caído en la práctica del “revisionismo armado” al plantear
nuevamente la teoría militar pequeño burguesa de las “zonas
inexpugnables”, supuestos bastiones revolucionarios donde
no podría ingresar el ejército, como una nueva edición de los
202
errores del las guerrillas del 65. Este planteamiento militar
lleva necesariamente al aislamiento y a abandonar el trabajo
en el seno de las masas, abandonar la guerra popular y la po-
sibilidad de crear bases de apoyo, condición básica para avan-
zar hacia la conquista del poder. Sin bases de apoyo no hay
República de Nueva Democracia, no hay construcción del so-
cialismo y menos avanzar hacia la sociedad comunista.
Los del Bloque Escisionista afirman estar llevando a cabo la III
Campaña del Sexto Plan Militar, sin especificar en que han
consistido estas tres campañas, como nos tenía acostumbrados
el Parido antes de la caída de su Dirección Histórica, ni donde
han apuntado, mencionando sólo lagunas acciones de elimina-
ción de tropas del ejército y uno que otro atentado, pero lo que
más llama la atención es un análisis de la situación de la revo-
lución Proletaria mundial, que obedece “al movimiento fantás-
tico de sus cabezas”
Veamos cómo ven los del Bloque Escisionista la situación ac-
tual de la Revolución Proletaria Mundial.
¡¡VIVA LA NUEVA GRAN OLA DE LA REVOLUCIÓN
PROLETARIA MUNDIAL!!
“La Nueva Gran Ola de la Revolución Proletaria Mundial en-
tra a desenvolverse, es irresistible y ninguna fuerza en el
mundo la podrá contener. Todo esto en medio de la bancarrota
general del revisionismo contemporáneo y en el momento más
caduco y siniestro del proceso de hundimiento inexorable del
imperialismo”
“La contraofensiva general encabezada por el imperialismo
yanqui llegó a la cúspide y comienza a decaer. ¡Ya no crece
203
más, ahora cae! Ahora lo que crece es la contraofensiva mar-
xista en los comienzos de la Nueva Gran Ola de la Revolución
Proletaria Mundial. Eso es así, porque todo proceso se desarro-
lla por oleadas, bajadas y subidas cada vez más altas, que lle-
van al triunfo de lo nuevo, como es el caso de la Revolución
Proletaria Mundial. Son oleadas, subidas y bajadas, cada vez
más hondas, que llevan al hundimiento definitivo del imperia-
lismo”.
“Lo nuevo siempre se impone sobre lo viejo, ese es la tenden-
cia histórica incontrovertible y eso se expresa hoy cada día
más claramente, lo viejo está reventando por todas partes. Pe-
ro la tendencia a la revolución no es sólo histórica sino tam-
bién política y eso depende de la acción trasformadora del
hombre y eso tiene que ver con las formas de organización y
de lucha, con todas las que sean necesarias, pero principal-
mente de la guerra popular, de los tres instrumentos y el par-
tido como eje de todo”. (VIVA EL 1° DE MAYO DÍA DE LA CLASE,
Bélgica, Mayo de 1955)
Pareciera que este documento hubiera sido redactado en la
década de los setentas cuando los movimientos de liberación
nacional estaban en pleno ascenso y no en 1995, cuando la
existencia de 50 a 100 partidos comunistas que enunciara el
Presidente Mao Tsetung siguiera vigente y la lucha de clases a
nivel mundial estuviera pujante y en camino a la victoria pro-
letaria. No reconocer que estamos en un franco repliegue y
que el imperialismo se ha fortalecido con el desarrollo de cier-
ta tecnología es salirse de la realidad y no tener la mínima ca-
pacidad de análisis, tan importante en estos momentos.
Lo que si es un hecho objetivo es que el grueso del Partido y
del Ejército Guerrillero Popular está llevando a cabo el replie-
204
gue lo más ordenadamente posible y se avanza en los prepara-
tivos para la realización del II Congreso del Partido Comunista
del Perú. Al respecto opina el PCP: “El único tribunal inexora-
ble es la revolución. La revolución mundial y la revolución
peruana nos va a juzgar y eso tiene que ver como manejamos
el presente en función del futuro, el resto es tiempo, que nadie
persista en la confusión. Como superar el presente y como
servimos al futuro de la revolución peruana, como parte de la
revolución mundial. No ver glorias pasadas que hemos hecho,
sino ver como manejamos este presente complejo y bregar por
condiciones futuras”. (DOCUMENTO PREPARATORIO PARA EL II
CONGRESO)
Sea cual fuere el próximo devenir de la revolución en el Perú,
será la historia la que dé o niegue la razón a la Gran Decisión y
Definición planteada por la Dirección Histórica del PCP, te-
niendo en consideración —como lo afirmara Lenin— que los
procesos históricos no se cuentan en años, sino en décadas.
Ciudad de México, Otoño 1996.
205
B I B L I O G R A F I A
LA ESCENA CONTEMPORÁNEA
(MARIÁTEGUI JOSÉ CARLOS, EDITORIAL AMAUTA, LIMA-PERÚ)
CARTAS DE ITALIA
(MARIÁTEGUI JOSÉ CARLOS, EDITORIAL AMAUTA, LIMA-PERÚ)
SIETE ENSAYOS DE INTREPERTECIÓN DE LA REALIDAD
PERUANA
(MARIÁTEGUI JOSÉ CARLOS, EDITORIAL AMAUTA, LIMA-PERÚ)
PERUANICEMOS EL PERÚ
(MARIÁTEGUI JOSÉ CARLOS, EDITORIAL AMAUTA, LIMA-PERÚ)
RETOMEMOS A MARIÁTEGUI Y RECONSTITUYAMOS SU PARTIDO
(COMITÉ CENTRAL PARTIDO COMUNISTA DEL PERÚ, 1975)
VIVA EL LENINISMO
(PEKÍN INFORMA)
DECLARACIÓN DEL MRI.
(REVISTA UN MUNDO QUE GANAR, MÉXICO 1984)
REVOLUCIÓN EN LA REVOLUCIÓN
(REGIS DEBRAY, PUBLICACIÓN CLANDESTINA. LIMA 1966)
CONTRA LAS ILISIONES ELECTORALES Y POR EL ESTADO DE
NUEVA DEMOCRACIA
(COMITÉ CENTRAL PCP, 1978)
DESARROLLEMOS LA CRECIENTE PROTESTA POPULAR
(COMITÉ CENTRAL PCP, 1980)
SOMOS LOS INICIADORES
(COMITÉ CENTRAL PCP, 1980)
DESARROLLEMOS LA GUERRA DE GUERRILLAS
(COMITÉ CENTRAL PCP, 1982)
DESARROLLAR LA GUERRA POPULAR SIRVIENDO A LA
REVOLUCIÓN MUNDIAL
(COMITÉ CENTRAL PCP, 1986)
ENTREVISTA AL PRESIDENTE GONZALO
(COMITÉ CENTRAL PCP, 1989)
206
CONSTRUIR LA CONQUISTA DEL PODER EN MEDIO DE LA
GUERRA POPULAR
(COMITÉ CENTRAL PCP, 1991)
QUE EL EQUILIBRIO ESTRATÉGICO REMEZCA MÁS EL PAÍS
(INFORME PRESIDENTE GONZALO, PCP, 1991)
ASUMIR Y COMBATIR POR LA NUEVA GRAN DECISIÓN Y
DEFINICIÓN.
(COMITÉ CENTRAL PCP, 1993)
EL DIARIO INTERNACIONAL
(VARIOS NÚMEROS, BRUSELAS BÉLGICA, 1989-1992)
SOBRE LA NUEVA ESTRATÉGIA POLÍTICA
(COMITÉ CENTRAL PCP, 1993)
AGRUPÉMONOS TODOS EN DEFENSA DE LA GRAN BANDERA
ROJA QUE ONDEA EN EL PERÚ.
(MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO INTERNACIONALISTA, 1995)
QUE CAMINO TOMAR
(PARTIDO COMUNISTA DE ESPAÑA, 1995)
AUTOCRÍTICA PÚBLICA DE LA CAMARADA NANCY
(EL DIARIO, LIMA-PERÚ, 1995)
207
C O N T E N I D O
PROLOGO A LA SEGUNDA EDICIÓN 9
FUNDACIÓN Y RECONSTITUCIÓN DEL PCP 15
INICIO Y DESARROLLO DE LA GUERRA POPULAR 73
CAPTURA Y LUCHA POR UN ACUERDO DE PAZ 171
BIBLIOGRAFIA 206
208
209
SOBRE EL AUTOR
Hugo van Oordt Huldisch (Lima, 1942) es un periodista peruano
radicado en México desde 1990. Fundador en 1969 de la Alianza
de Liberación Nacional (ALLIN). Durante su permanencia en
prisión como preso político organizó talleres de literatura con
sus compañeros de carcelería, que fueron publicados por la Re-
vista La Calle. Director del periódico clandestino Poder Popular,
y candidato a una diputación por Lima en 1980. Colaborador de
la sección de actualidades de la Revista Marka, denuncia la re-
presión contra el campesinado pobre de la región de Ayacucho,
los métodos salvajes del batallón antisubversivo Sinchis y la an-
ticonstitucional y represiva “Ley antiterrorista”. Como miembro
del Movimiento Popular Perú publicó Lucha Ideológica, Guerra
Popular y Conversaciones de Paz en el Perú (México 1996). Pu-
blica en 2009, parcialmente y en edición digital (La Guirnalda
Polar N° 147) una serie de cuentos pertenecientes al libro La
Asamblea de los Fantasmas, cuentos que crean y recrean una
época de dictadura, persecución y cárcel. Los “Fantasmas” de
Hugo son los prisioneros de guerra asesinados en 1986, durante
el primer gobierno del presidente peruano Alan García Pérez en
tras cárceles limeñas. En el 2010, publica en edicción impresa
por la Vice Presidencia de la Comisión de Cultura de la V
Asamblea Legislativa del Distrito Federal, un pequeño ensayo
sobre el pensador peruano José Carlos Mariátegui: José Carlos
Mariategui: Marxista Convicto y Confeso. “Ahora que surge en
el Perú un Movimiento Pro Amnistía y Derechos Fundamenta-
les, que gana las calles exhibiendo imágenes de Marx, Lenin,
Mao y el Dr. Abimael Guzmán —opina el autor— y plantea la
participación de sus militantes en política, en elecciones y movi-
lización popular para contribuir a esta reconciliación, después
que el Perú se hundió en un laberinto de corrupción y desgo-
bierno, me obligan a la republicación de Lucha Ideológica, Gue-
rra Popular y Conversaciones de Paz en el Perú”, ahora en ver-
sión digital.