los asuntos de la iglesia

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LOS ASUNTOS DE LA IGLESIA Watchman Nee CONTENIDO 1. Nota de los traductores 2. Los cargos en la iglesia 3. El servicio sacerdotal 4. El servicio levítico 5. Los ministros de la palabra en la iglesia 6. Las diferentes clases de reuniones en la iglesia 7. Los asuntos de la oficina de servicio 8. Reuniones de distrito 9. Los arreglos que se deben hacer en una iglesia local que esté en el centro para la obra 10. La relación entre la iglesia local, la obra y los apóstoles 11. La coordinación entre los obreros 12. Quiénes son nuestros colaboradores y quiénes son los apóstoles 13. La cuestión de las finanzas 14. Respuestas a preguntas NOTA DE LOS TRADUCTORES Este libro se compone de mensajes que el hermano Watchman Nee dio en un entrenamiento para colaboradores y ancianos en el monte Kuling, en China, en 1948. La publicación original de estos mensajes fue en chino. Esta traducción está basada en la cuarta edición del libro, que se publicó en diciembre de 1982 por el Juridical Party of Taiwan Gospel Bookroom. LOS ANCIANOS El segundo cargo es el cargo de anciano. El cargo de anciano también se menciona con frecuencia en la Biblia. Con el propósito de cuidar a la iglesia El cargo de anciano tiene el propósito de cuidar a la iglesia, a fin de administrar la iglesia. Puede ser simultáneamente un ministro de la Palabra

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Los asuntos

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LOS ASUNTOS DE LA IGLESIA

Watchman Nee

CONTENIDO

1. Nota de los traductores

2. Los cargos en la iglesia

3. El servicio sacerdotal

4. El servicio levítico

5. Los ministros de la palabra en la iglesia

6. Las diferentes clases de reuniones en la iglesia

7. Los asuntos de la oficina de servicio

8. Reuniones de distrito

9. Los arreglos que se deben hacer en una iglesia local que esté en el centro

para la obra

10. La relación entre la iglesia local, la obra y los apóstoles

11. La coordinación entre los obreros

12. Quiénes son nuestros colaboradores y quiénes son los apóstoles

13. La cuestión de las finanzas

14. Respuestas a preguntas

NOTA DE LOS TRADUCTORES

Este libro se compone de mensajes que el hermano Watchman Nee dio en un

entrenamiento para colaboradores y ancianos en el monte Kuling, en China, en

1948. La publicación original de estos mensajes fue en chino. Esta traducción

está basada en la cuarta edición del libro, que se publicó en diciembre de 1982

por el Juridical Party of Taiwan Gospel Bookroom.

LOS ANCIANOS

El segundo cargo es el cargo de anciano. El cargo de anciano también se

menciona con frecuencia en la Biblia.

Con el propósito de cuidar a la iglesia

El cargo de anciano tiene el propósito de cuidar a la iglesia, a fin de administrar

la iglesia.

Puede ser simultáneamente un ministro de la Palabra

Un anciano no tiene que ser necesariamente una persona dotada; en otras

palabras, él no es necesariamente un ministro de la Palabra. Si es ministro de la

Palabra, él es aún más digno. En la Biblia, el ministerio de la Palabra es una

cosa, y un cargo en la iglesia es otra. Los ancianos tienen su lugar en el aspecto

del cargo en la iglesia, y están ahí completamente para ejecutar y administrar a

toda la iglesia, y vigilar atentamente por ella. Pero aunque el ser anciano es un

cargo, al mismo tiempo, un anciano puede ser o no un ministro de la Palabra. Si

es un ministro de la Palabra, él es aún de más estima. Como dice Pablo: “Sean

tenidos por dignos de doble honor”. Debido a que delante de Dios es un

ministro de la Palabra, apto para enseñar, y al mismo tiempo también es un

anciano de la iglesia, él es digno de doble honor.

Espiritualidad es el requisito básico

Las palabras de la Biblia acerca de los requisitos para ser un anciano son muy

claras. En esto hay dos cosas que yo quisiera señalar a los hermanos y

hermanas. El requisito básico de un anciano es que debe ser alguien que tenga

entendimiento en cosas espirituales. Un anciano debe ser una persona que tiene

valor espiritual, que conoce las cosas espirituales, que tiene entendimiento

espiritual, cuyo curso espiritual es claro, y que sabe cómo obrar en las cosas

espirituales. Un anciano necesita tener considerable experiencia acerca de las

cosas espirituales y conocer cuál es delante de Dios la condición espiritual de

otros hijos de Dios; entonces puede cuidar de la iglesia. En el campo espiritual,

los ancianos deben tener esta fundamento espiritual. Además, ellos necesitan

dones y habilidades dados por Dios, para que así puedan cuidar y administrar

los asuntos de la iglesia. Esta clase de persona puede ser delante de Dios un

anciano de la iglesia.

Espero que por ningún motivo ustedes seleccionen para la iglesia un anciano

que solamente sepa cómo manejar los asuntos prácticos y cómo dirigir las cosas,

sin que tenga entendimiento espiritual delante de Dios. Yo sé que muchas

localidades tienen problemas, y el fracaso ha sido exclusivamente debido a que

han seleccionado como ancianos en la iglesia a personas que tienen fama en el

mundo, tienen una posición, saben cómo manejar los asuntos prácticos, tienen

habilidad, y son experimentados en los métodos del mundo. Por favor,

recuerden que una persona que es capaz de manejar asuntos prácticos, de

dirigir una organización social y de cuidar a una familia no necesariamente es

capaz de cuidar a la iglesia. ¿Por qué es esto así? Porque el requisito básico en la

iglesia es ser espiritual.

Las experiencias administrativas son inútiles

Hay un hermano que tiene veinte años de experiencia administrativa. Muchos

hermanos han venido a preguntarme: “¿Por qué no le pedimos a ese hermano

que sea un anciano?” Les dije: “Los veinte años de experiencia administrativa no

cuentan ni siquiera por un año en la iglesia. Son inútiles. Aunque él sea un buen

cristiano, no tiene suficiente entendimiento acerca de las cosas espirituales”. La

iglesia es espiritual, y una persona debe tener peso espiritual delante de Dios;

debe ser una persona que usa principios espirituales, y tiene una condición de

ser espiritual, a fin de ser un anciano; de otra forma, si este hermano entrase,

causaría problemas inmediatamente.

Sería mejor que seleccionáramos a uno que tuviera peso espiritual, aunque no

tuviera habilidad para manejar los asuntos prácticos. Por supuesto, sería mejor

que tuviera ambos aspectos: conocer las cosas espirituales y también ser capaz

de manejar los asuntos prácticos. Si una persona no sabe gobernar su propia

casa, ¿cómo podrá cuidar de la iglesia de Dios? Pero esto solamente es la mitad

del asunto. ¿Quiere esto decir que una persona que puede gobernar bien su casa

puede cuidar de la casa de Dios? ¡No, no quiere decir tal cosa! Ser espiritual es el

fundamento. No todos los que pueden gobernar su propia casa pueden cuidar de

la iglesia de Dios. Mucha gente puede gobernar bien su casa, pero ni siquiera

son salvos. ¿Podemos, pues, invitarlos a que cuiden de la iglesia? Solamente

aquel que sepa conducirse en cosas espirituales y que también pueda gobernar

su casa puede ser anciano y administrar la iglesia de Dios.

Por lo tanto, cuando ustedes seleccionen a un hermano responsable, siempre

seleccionen a uno que tenga peso espiritual, que sea una persona de procederes

espirituales, y que no se enorgullezca, se emocione o se envanezca fácilmente.

La vida de esta persona delante de Dios necesita ser confiable. Seleccionen a

uno cuya vida sea confiable, pero no seleccionen a uno que sea orgulloso.

Seleccionen a uno que sea estable, pero no a uno de los que llaman genios. En el

aspecto espiritual, esta persona debe ser estable y firme, debe tener penetración

espiritual, conocimiento espiritual, y entendimiento espiritual delante de Dios.

Sólo una persona así puede ser seleccionada.

Capaz de gobernar su propia casa

Después de que ustedes tengan tres, cinco, siete u ocho personas como éstas

todavía tienen que examinarlas en cuanto al manejo de los asuntos prácticos. El

que puede manejar y administrar puede ser un sobreveedor. Si una persona no

puede gobernar su propia casa, no puede cuidar de la iglesia.

Si la iglesia fuera como una organización mundana, necesitaríamos seleccionar

solamente a aquellos que tengan habilidad. Pero la iglesia es una organización

espiritual; por lo tanto, primero debemos ocuparnos de la cuestión de la

espiritualidad, y luego considerar la habilidad, o sea, si una persona en

particular puede cuidar de los asuntos prácticos o no. Si no puede manejar los

asuntos prácticos, tampoco puede ser un anciano. Solamente uno que tenga

conocimiento en las cosas espirituales y posea habilidad en el manejo de las

cosas prácticas, tendrá pocos problemas en la iglesia, y su condición será

bastante confiable. De otra manera, él podrá manejar los asuntos prácticos pero

causará daño en el aspecto espiritual. Eso no será correcto.

Un ejemplo

Un hermano, ya fallecido, era anciano de un grupo cristiano. Durante los días de

nuestro comienzo en Shanghái, venía frecuentemente a mi casa a conversar. Era

un buen hermano, muy diestro en el manejo de los asuntos prácticos, y también

tenía mucho celo. Pero tenía muy poco entendimiento en las cosas espirituales,

si es que acaso tenía algo, y era aun mayor su carencia de experiencia espiritual.

Un día vino a hablar conmigo y me dijo: “Una hermana entre nosotros cometió

un pecado, y lloró en voz alta en la reunión. Señor Nee, ¿no le parece a usted que

esto es gracioso?” Después que terminó de hablar, comenzó a reírse a

carcajadas. Un anciano de una iglesia consideró risible ver a una hermana

confesando su pecado y llorando. Ustedes pueden darse cuenta entonces de la

condición espiritual de él. Por supuesto, él era el mejor de su grupo, pero no

podía sobrellevar ninguna responsabilidad en la iglesia. El mismo nunca había

confesado sus pecados, ni había llorado hasta ese grado, así que, cuando un día

como anciano vio a alguien llorando, naturalmente lo consideró motivo de risa.

Solamente estoy citando un ejemplo. Puede haber cientos de casos como éste en

la iglesia. Llorar por nuestros pecados es un asunto elemental en la vida

espiritual, pero este hermano no entendía nada de eso. ¿Qué haremos si él

también se ríe de muchas otras acciones espirituales relacionadas con nosotros?

Tal persona piensa que todas las cosas espirituales son extrañas y risibles, y no

puede entender absolutamente nada de lo espiritual. Si él llega a ser un anciano,

la iglesia está acabada en lo que a su sendero espiritual se refiere.

Por consiguiente, acerca de los requisitos para ser un anciano, el primero está

relacionado con cosas espirituales, con entendimiento espiritual, y con

experiencia espiritual.

Para ser un anciano, una persona también tiene que ser confiable; no

consideren a alguno que se comporta como un borracho, yendo de un lado a

otro sin rumbo fijo, sin hacer nada. A veces su condición es buena y otras veces

es mala. Tal persona no puede manejar la iglesia. El que maneja los asuntos en

la iglesia debe ser bastante estable y confiable. Al mismo tiempo, él debe ser

capaz de gobernar su propia casa. Sin esto, él no tiene los requisitos básicos.

Por lo tanto, no inviertan el fundamento y el edificio. No seleccionen a una

persona que solamente puede manejar bien los asuntos prácticos. Tal persona, a

lo más, puede ser un diácono, pero nunca un anciano. Cuando mucho puede ser

uno que sólo recibe instrucciones en la iglesia; pero él no puede dar

instrucciones.

La responsabilidad principal de la iglesia es cuidar de los asuntos espirituales

Tal vez les puedo poner otro ejemplo. Hoy día ustedes se encuentran con una

persona muy inteligente y muy capacitada. Si él va a trabajar en un hospital, lo

más que se le puede pedir es que maneje los asuntos prácticos, pero no se le

puede pedir que sea el médico principal. Lo máximo que se le puede pedir es

que maneje los negocios, pero no que diagnostique enfermedades. Un hospital

es una organización profesional y no una organización de negocios. O en una

escuela de comercio tal vez haya una persona que sea muy inteligente y muy

capaz de manejar los asuntos, pero no se le puede pedir que sea inmediatamente

el decano, el director, o el presidente del departamento. Como máximo, se le

puede invitar a que cuide solamente de los asuntos generales, debido a que las

otras posiciones son especializadas y sólo pueden ser ocupadas por los que

posean un conocimiento especial. O tal vez haya una persona muy brillante en

una corporación mercantil, pero no se le puede pedir inmediatamente que sea el

gerente de las operaciones mercantiles, debido a que las operaciones

mercantiles son especializadas. De la misma manera, la iglesia es una

organización que se especializa en cosas espirituales. Por lo tanto, solamente a

los que conocen el oficio se les puede pedir que hagan este trabajo.

Ustedes deben de saber que la iglesia es espiritual, y que los asuntos prácticos

son solamente secundarios. Por lo tanto, al seleccionar a un anciano en una

localidad, deben considerarlo primeramente desde el punto de vista espiritual.

Después deben ver si él sabe dirigir, vigilar y guiar, o no. Este hermano debe ser

uno que tenga penetración y conocimiento en las cosas espirituales, que haya

sido edificado en ellas, y que también tenga capacidad en las cosas prácticas.

Entonces, cuando haya asuntos espirituales, él no causará problemas. Por tanto,

espero que los hermanos presten atención especial a estas cosas. No seleccionen

a la ligera a una persona para que sea un anciano. Cuando ustedes hagan una

selección, primero presten atención al aspecto espiritual, y luego presten

atención al aspecto práctico.

La ayuda a los ancianos

Cuando salgan a la obra, la responsabilidad de ustedes es grande. ¿Por qué?

Ustedes recordarán que Pablo vivió en Efeso por un período de tiempo y que

había ancianos allí (Hch. 20). Sin embargo, mientras Pablo vivía en Efeso, él

ayudó mucho a los ancianos. Por eso, cuando se fue, pudo decirles estas

palabras a los ancianos: “Mirad ... el rebaño en el que el Espíritu Santo os ha

puesto por obispos...” Pablo personalmente impartió ayuda espiritual a los

ancianos. No solamente los nombró, puso los asuntos en manos de ellos, y allí

cesó su labor, sino que también continuó ayudándoles y enseñándoles cómo

desempeñarse como ancianos.

Después Pablo dejó a Timoteo en Efeso y a Tito en Creta, y les encargó que

nombraran ancianos. Si leen las Epístolas a Timoteo y a Tito, verán que no fue

solamente un asunto de nombrar ancianos y detenerse ahí, sino también de

ayudar a los ancianos a servir juntos, en unión con ellos. Pablo en sus Epístolas

a Timoteo y a Tito les encargó a estos dos apóstoles que nombraran ancianos en

las iglesias y que los guiaran en su servicio. En estas dos Epístolas hay muchos

encargos similares. Si tienen tiempo de leer estas Epístolas, verán que Pablo les

encargó a Timoteo y a Tito que trabajasen juntamente con los ancianos en la

iglesia. “Esto te escribo ... para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la

casa de Dios” (1 Ti. 3:14-15).

¿Qué significa esto? Si ustedes nombran ancianos en una localidad, no pueden

suponer que una vez que los hayan nombrado su trabajo está terminado; y

tampoco pueden suponer que, puesto que toda la responsabilidad está en manos

de ellos, ustedes pueden dejarlos que prosigan por sí solos, es decir, dejarlos que

cometan errores por sí solos. Más bien, después que se han nombrado ancianos

en una localidad, se debe observar cómo van, y se les debe ayudar. En muchas

cosas necesitan enseñarles, y observarlos. Sólo así pueden ustedes una vez más

nombrar ancianos en otro lugar, ponerlos en el orden pertinente, y enseñarles.

De otra manera, una iglesia local se estancará una vez que sea establecida. Lo

que se tiene es un grupo de personas que nunca se ha encargado de los asuntos

de la iglesia. Aunque tienen cierta experiencia espiritual, ellos no saben cómo

manejar los asuntos de la iglesia. Extraño sería esperar que personas así de

inexpertas no cometieran errores.

De ahí que, hoy en día la responsabilidad de ustedes es grande. En cada

oportunidad deben ayudar a que los ancianos aprendan a ser ancianos

adecuados. Muchas personas en su vida diaria hablan con ligereza y cuentan

chistes. Cuando estas personas vienen a la iglesia a servir, también hablan a la

ligera y cuentan chistes. Así que ustedes necesitan ayudarles. Cada vez que la

actitud de ellos sea descuidada o liviana deben decirles: “Hermanos, esto es un

asunto espiritual, y esto es algo delante de Dios. No deben hablar livianamente y

reírse así”. De esta manera, ustedes frenan aquello. Cuando algunos hacen su

trabajo en el mundo, ellos hablan con ligereza y critican sin restricción alguna.

De esta manera introducen este hábito en la iglesia. Cada vez que usted escuche

críticas o pláticas necias debe decir: “Aquí ustedes necesitan obedecer y no dar

sus opiniones. No necesitamos dar nuestras opiniones, sino que necesitamos

aprender a obedecer”. De este modo, ustedes detienen esto.

En su servicio espiritual, tal vez algunos recurran a manipulaciones, o a mañas.

En tal caso, deben decirles: “Hermanos, entre los hijos de Dios no manipulamos

ni hacemos maniobras. Nos enfrentamos con las situaciones, no tratamos de

evitarlas”. Aquellos que pueden enfrentar los asuntos delante de Dios pueden

ser ancianos, no aquellos que tienen la habilidad de evitarlos.

Algunos pueden haber estado por mucho tiempo en la posición de cabeza de

hogar, o de patrón; por tanto, su actitud es bastante dura, sus palabras

descorteces y su espíritu no es tierno. Es necesario ayudarles a que vean que sus

palabras deben ser fuertes y firmes pero que su espíritu debe ser tierno. Ellos

necesitan tanto lo uno como lo otro a fin de atender los asuntos de la iglesia.

Todos éstos son detalles, pero son básicos. Sería muy pobre que los ancianos en

las iglesias les tuvieran temor a los problemas y trataran de evitarlos. También

sería muy pobre si en la iglesia los ancianos siempre manipulasen todo, sin

hablar lo que es necesario hablar, y sin reprender cuando es necesario hacerlo.

Los que son así no pueden ser ancianos. Esto no quiere decir que un anciano en

la iglesia debe estar siempre buscando causas de enfado o razones para

reprender, ni que él deba tratar los asuntos de la iglesia con dureza. Lo que la

iglesia necesita es una persona cuyo espíritu sea quebrantado delante de Dios,

que haya sido herido por Dios, que no tenga su sentir personal, que sea dócil

delante de Dios y, sin embargo, firme al manejar los asuntos.

Es necesario frecuentemente ayudar a los hermanos de esta manera. Entonces,

espontáneamente cuando vengan a la iglesia, ellos no serán descuidados. No

traerán su aspereza a la iglesia. Ellos necesitan saber que están en la iglesia y no

en su casa ni en una oficina. Necesitamos usar palabras espirituales para

guiarlos paso por paso. Después de un período de tiempo ellos podrán cuidar de

la iglesia de una manera adecuada.

LA REUNION DE LOS SOBREVEEDORES

En cada localidad todos los hermanos responsables (los que son ancianos y

sobreveedores) deben tener una reunión de sobreveedores cada semana. Pueden

darle cualquier nombre a esta reunión. La pueden llamar reunión de los

sobreveedores, o una reunión de pastoreo. Este es el momento para que los

hermanos responsables oren juntos y reciban a los hermanos y hermanas. Esto

es algo que deben hacer.

Yo sé de cierta iglesia (la cual no está en China) donde los hermanos

responsables decidieron reunirse un día entero cada semana. Empezando en la

mañana, cada uno traía algo de comer, y trabajaron juntos orando y

considerando cada aspecto de los asuntos de la iglesia.

Tal vez no tengamos tanto tiempo; por consiguiente, al menos una vez por

semana, los hermanos encargados deben reunirse por medio día o por unas

cuantas horas.

Se consideran cosas ante Dios, durante la primera mitad de la reunión

Durante la primera mitad de la reunión (tal vez después del almuerzo, desde la 1

p.m. hasta las 2, 3 ó 4 p.m.), los ancianos deben cerrar las puertas y no

preocuparse por ninguna otra cosa aparte de los asuntos de la iglesia.

Consideren y dispongan seriamente las cosas ante Dios y discútanlas punto por

punto. A veces también pueden tener pláticas como las de 1 Corintios 14, para

tener comunión acerca de la luz que han recibido. Sin embargo, no tomen

decisiones con base en estos diálogos. En la Biblia hay pláticas a fin de tratar

cuestiones, pero el diálogo tiene como fin para buscar luz y no tomar decisiones.

Los diálogos son para descubrir los hechos y para exponerlos abiertamente,

pero no para tomar decisiones. Durante ese tiempo los hermanos deben

discutir, considerar, y orar acerca de todas las cosas, punto por punto.

Se recibe a los hermanos durante la segunda mitad de la reunión

En la segunda mitad de la reunión, dediquen tiempo para recibir a los

hermanos. Deben esperar allí, ya sea que los hermanos vengan a verlos o no. De

todas formas debemos apartar un tiempo para recibir a los hermanos y

hermanas. Esto será útil para la obra y para la iglesia.

Los obreros se reúnen con los sobreveedores

Al mismo tiempo ustedes los obreros deben estar al lado de los ancianos y

permanecer con ellos. En ese día o ese medio día, ustedes deben estar con ellos y

observarlos. Hay cosas que ustedes deben decirles. La actitud ligera debe ser

corregida. La actitud de ellos debe ser apropiada. Recuérdenles que están

tratando con asuntos espirituales. Cuando algunos vengan a preguntarles algo,

enseñen a los ancianos cómo responder y cómo explicar. En el comienzo, tal vez

ustedes respondan cuando algunos hermanos vengan a hacer preguntas.

Después que esos hermanos se hayan ido, diga a los ancianos la razón por la

cual usted respondió de la manera que lo hizo, dígales por qué lo dijo con esas

palabras, qué base bíblica tuvo, y qué sentir tiene usted. En algunos casos,

quizás se requiera reprender a un hermano que haya venido. Cuando ese

hermano se haya ido, necesita decirles la razón por la que lo ha reprendido.

Después de un período de tiempo dejen que ellos manejen la situación, y

observen sin intervenir.

Se produce unos cuantos hermanos confiables y responsables

Creemos que cuando en un lugar todos sirven, allí está la iglesia. El servicio de

la iglesia es el servicio del Cuerpo. No es una cuestión de que dos o tres personas

sirvan, sino de que toda la iglesia sirva. Por consiguiente, cuando ustedes vayan

a trabajar en la obra, sería un gran error que ustedes no pudieran hacer que

todos los hermanos se ofrecieran para servir. Cuando salgan a la obra, tal vez

conduzcan a muchos a ser salvos, y los traigan al servicio, sin embargo, si no

pueden producir algunos hermanos confiables que tomen la responsabilidad de

la iglesia, tal salida será un completo fracaso. Espero que esta vez que salgan a la

obra, ustedes estén muy ocupados. Pero no estén ocupados de una manera

ordinaria, porque hay mucho trabajo que ustedes tienen que iniciar. Hay una

gran cantidad de trabajo que ustedes deben realizar. Toda esta obra está por

delante. Un aspecto de ésta es producir unos cuantos hermanos responsables en

cada localidad. De ninguna manera deben trabajar de forma que solamente

ustedes sepan cómo tomar la responsabilidad, y sin embargo, no sean capaces

de ayudar a que otros la tomen.

El principio de la iglesia es que el Señor Jesús se puso a Sí mismo en los doce,

los doce en los tres mil, y los tres mil en decenas de millares. Ustedes se ponen a

sí mismos en muchos hermanos responsables; los hermanos responsables, en

muchos hermanos y hermanas; y muchos hermanos y hermanas, en muchos

pecadores. Ustedes deben continuar esparciéndose de esa forma. Tal vez,

después de muchos años cuando regresen a Kuling, ustedes habrán crecido

espiritualmente. Pero si no han podido reproducir su crecimiento en tres, cinco,

ocho o diez hermanos, yo reconoceré esto como una gran falla en su servicio.

Por lo tanto, deben hacer que los ancianos de las iglesias locales estén

capacitados para tomar la responsabilidad. Pablo no dejó a Tito en Creta y a

Timoteo en Efeso diciéndoles que regresaran después de que hubiesen

establecido ancianos. Más bien, él les dijo que establecieran ancianos, que

enseñasen y entrenasen a los ancianos en cómo ser ancianos adecuados,

ayudándoles hasta el punto en que ellos pudiesen tomar la responsabilidad ante

Dios. Entonces, el camino estaba abierto.

Por lo tanto, de ahora en adelante espero que ustedes estén muy ocupados.

Espero que nadie esté ocioso. Una persona ociosa es inútil. Siempre pónganse

en medio de los hermanos responsables y ayúdenles hasta el punto en que ellos

puedan tomar responsabilidad. Sin embargo, la propia condición espiritual de

ustedes debe ser más avanzada que la de ellos. De otra manera, no podrán

ustedes satisfacer la necesidad de ellos.

Hermanos, espero que ustedes puedan tratar adecuadamente con esta cuestión

de los hermanos responsables y entrenarlos adecuadamente. Paso a paso,

presten atención al aspecto de responsabilidad y supervisión.

Se les muestra cómo hacer la obra

La reunión regular de los hermanos responsables es un punto muy importante

de su entrenamiento. En esta reunión deben mostrarles cómo hacer la obra. Si

ustedes van a un lugar y viven allí por tres meses (especialmente aquellos que

viajan frecuentemente por causa de la obra, deben prestar atención a esto),

necesitan planear tiempo para congregar a todos los hermanos responsables tal

vez un viernes o sábado, por todo un día o medio día, para ayudarles a atender

los asuntos de la iglesia. Todos los asuntos de la iglesia, de esa semana, deben

ser agrupados para tener comunión y oración con respecto a ellos. Durante ese

tiempo no deben recibir a nadie. La primera mitad de esa ocasión siempre está

dedicada a atender los asuntos delante de Dios. Enciérrense en un cuarto, como

los que se fugan a una cueva y se encierran en ella. Durante la primera mitad, a

nadie se le permite entrar. A nadie se le permite entrar ni siquiera para darles

recados. Hagan que los hermanos y hermanas sepan que éste es el tiempo en

que los hermanos responsables están atendiendo algunos asuntos ante Dios, y

que nadie debe entrar. Solamente pueden tocar a la puerta si la casa se está

incendiando, y sólo cuando la casa se haya consumido; y aun así, no deben venir

muy rápidamente. Este es el tiempo en que los hermanos responsables están

tratando con algunos asuntos ante Dios, de la misma manera que Moisés y

Josué lo hicieron en el monte. Allí es necesario atender los asuntos

adecuadamente.

Después de que los asuntos hayan sido atendidos, vayan e informen a los

diáconos que ciertas cosas necesitan atenderse esa semana. Es necesario que

ustedes las asignen personalmente. Ciertas cosas deben ser anunciadas a los

santos, y otras tienen que ser asignadas a los hermanos para que las lleven a

cabo.

Al manejar los asuntos de la iglesia, primeramente uno debe saber administrar

y, en segundo lugar, uno debe saber cómo observar, cómo vigilar; no sea usted

pasivo. Al menos en la primera fase sea activo, observe y dirija. Cuando los

hermanos y las hermanas sean fuertes, ustedes pueden pedirles que atiendan los

asuntos de la iglesia. Así es como debe ser la iglesia. En la primera fase, no

pongan cosas en sus manos inmediatamente. Cuando salgan a la obra, siempre

entréguense a los hermanos responsables en cada localidad, y ellos a su vez

deben entregarse a los hermanos locales.

Siempre hagan muy solemne la reunión de los sobreveedores. Encárguenles que

se encierren durante este período por dos o tres horas delante de Dios, sin

recibir a ningún hermano, ni hablar de nadie. Lleven delante de Dios las cosas

de esa semana, punto por punto, para ver cómo deben hacerse. Después de que

estas cosas hayan sido resueltas, ciertas cosas deben darse a conocer a los

hermanos, y otras, a los diáconos. Después, aparten dos o tres horas para recibir

a los hermanos locales. Si hay más gente, aparten más tiempo; si hay menos

gente, menos tiempo. Durante este tiempo, si los hermanos y las hermanas

quieren buscar a los ancianos de la iglesia, ellos podrán encontrarlos. No

solamente un anciano estará presente, sino que todos los ancianos estarán allí.

En la primera fase ustedes deben atender esta reunión de los sobreveedores de

una manera activa. En la siguiente fase, deben hacer que los hermanos sean más

activos, y ellos deben proseguir. En esa reunión deben mostrarles a los

hermanos responsables cómo atender los asuntos de la iglesia, y qué base

bíblica tienen para hacerlo de dicha manera. Aliéntenlos y también

restrínjanlos. Ustedes deben estar atentos. Cuando vean que algo está mal,

necesitan decir: “¡Hermano, eso no es permitido!” Cuando vean que algo está

bien, deben decir: “¡Hermano, eso está bien!”

Cuando todos los hermanos y hermanas sirven, allí está la iglesia

Así que cuando ustedes salgan a la obra esta vez, deben estar muy ocupados.

Pónganse ustedes mismos en la obra y también animen a otros a que participen.

Ustedes tienen que laborar hasta que llegue el día en que todos los hermanos y

hermanas se presenten para servir, el día en que todos los santos participen,

todos sirvan a Dios, y cada uno sea un sacerdote. Entonces verdaderamente

verán ustedes lo que es la iglesia.

Yo no sé si ustedes han visto este camino o no. Ustedes tienen que entenderlo.

Todo depende de ustedes. Ustedes mismos deben darse a un cierto número de

personas, y ellos a su vez deben darse a todos los hermanos y hermanas.

Entonces todos los hermanos y hermanas salen afuera. Poner esto en práctica es

el camino de la iglesia. Si existe el cargo de anciano en la iglesia, pero los

hermanos y hermanas son pasivos, entonces por favor recuerden que en ese

momento ya no se tiene una iglesia sino una denominación. Por lo tanto,

hermanos, cuando salgan a la obra, si no pueden lograr el último paso, el paso

final, de hacer que todos los hermanos y hermanas se levanten para servir a

Dios y para tomar la responsabilidad en los asuntos de la iglesia, ustedes habrán

fracasado totalmente, debido a que eso no sería la iglesia. Por favor recuerden el

camino que deben tomar; ustedes deben darse a los ancianos. Entonces ustedes

necesitan mostrarles a los ancianos que no importa cuánto se esfuercen, ellos

son muy pocos para poder manejar los asuntos de la iglesia adecuadamente.

Ellos solamente son sobreveedores y no deben tratar de hacer todo ellos solos.

Ellos no deben reemplazar a la iglesia haciéndolo todo; más bien, deben

supervisar a la iglesia para que todo se haga. No es una cuestión de que lo hagan

ellos mismos, sino de supervisar, observar, alentar, y enseñarles a hacerlo, y

hacer que todos en la iglesia participen. En ese momento tienen ustedes la

realidad de la iglesia.

La reunión de los sobreveedores es la fuente de muchas cosas

Cuando los hermanos responsables de una localidad gradualmente se

manifiesten, o cuando una localidad ya tenga hermanos responsables, éstos

deben reunirse. Cada semana los hermanos que sean los responsables en una

localidad deben reunirse. En tanto que esa reunión sea fuerte, ellos podrán

guiar a los hermanos. Esto es un asunto muy importante. La reunión de los

hermanos responsables es la fuente de muchas cosas. Muchas cosas pueden

iniciarse a partir de esa reunión. Cuando la gente venga a esa reunión, muchos

problemas serán resueltos. Después de que los hermanos se hayan encargado de

muchas situaciones delante de Dios, la segunda mitad de la reunión será para

recibir a los santos. Entonces los santos se darán cuenta de que esas reuniones

de los sobreveedores no son ligeras o sin importancia. Por lo tanto, debemos

andar adecuadamente delante de Dios en el camino que tenemos por delante.

Debemos mantener esta reunión que los sobreveedores tienen ante Dios.

Atiendan esta reunión adecuadamente para que todos puedan recibir ayuda uno

por uno.

Se debe leer de nuevo las Epístolas a Timoteo y a Tito

Lean de nuevo 1 y 2 Timoteo y la Epístola a Tito. Vean cómo Dios les encargó

que tomaran el liderazgo. De estas Epístolas deben aprender cómo ayudar a los

ancianos, y cómo hacer que se den cuenta de que no deben reemplazar a todo el

Cuerpo, sino que deben ponerse a sí mismos en el Cuerpo y dejar que todo el

Cuerpo haga el trabajo.

EL NOMBRAMIENTO DE LOS RESPONSABLES DE LA IGLESIA LOCAL

Ciertos hermanos preguntaron: “Si se nombra a ciertos hermanos para que sean

los responsables de una iglesia local, todavía habrá ciertas dudas en cuanto a si

son aptos para ser ancianos o no, pero si no se les nombra, la iglesia estará

paralizada. ¿Qué debemos hacer?”

Primero ayudarles a aprender a tomar responsabilidad

Respuesta: Pueden pedirles a algunos hermanos los cuales ustedes crean que

tienen porvenir, y déjenlos aprender primero a tomar responsabilidad. Es

necesario que ustedes los guíen a que tomen la responsabilidad.

Es difícil tener un cambio

Yo creo que hay un aspecto al que debemos prestar atención cuando los guiemos

a tomar responsabilidad. Se menciona en la Epístola a Timoteo que algunos

primero llegaron a ser diáconos y después ancianos. Por lo tanto, ustedes deben

hablarles con cuidado. Háganles saber que están ustedes considerando la idea

de pedirles que sean diáconos. No les digan inmediatamente que tal vez ustedes

los escojan para que sean ancianos. Primeramente vean si ellos pueden ser

diáconos o no. De esta manera ustedes pueden ver quién en particular crece en

el Señor. Después de un período de tiempo, tal vez dos o tres meses, puede

ponerlos en el cargo de anciano o de diácono. Si usted primero los nombra como

ancianos y luego cambia de parecer, la situación será muy difícil. Hacer un

cambio con un diácono es aún relativamente fácil; pero hacer un cambio con un

anciano no es nada fácil.

Considerar el futuro espiritual

En consecuencia, especialmente al seleccionar a los ancianos, ustedes deben

estar muy alertas. Consideren cuál será el futuro espiritual de ellos. Esto no

quiere decir que no podamos cometer errores. Estamos propensos a cometer

errores. El meollo del asunto es espiritual; por lo tanto, es necesario que ustedes

sean muy cuidadosos delante de Dios, y que guíen a estos hermanos a este

campo espiritual. Si alguna vez usted ve que un anciano no es apto y lo

reemplaza, causará heridas. Es muy embarazoso establecer una autoridad y

luego derribarla. Por consiguiente, aprendamos a prestar atención delante de

Dios a la condición espiritual de esos hermanos y a su porvenir espiritual.

Muchos hermanos son buen material. No los dañen, sino guíenlos

adecuadamente y haga que aprendan a tomar responsabilidad año tras año.

Después de cierto tiempo, cuando vuelvan a estar entre ellos, pueden pedirles

formalmente que tomen la responsabilidad. No debemos tener prisa en decir

que estamos nombrando ancianos. Ya sea que tengamos la certeza o no,

debemos decirles: “Vengan, yo les ayudaré a ustedes, los hermanos más

promisorios, a que aprendan cómo atender los asuntos de la iglesia”. Háganles

una demostración; a algunos hermanos les pueden decir: “Usted puede ser un

hermano responsable”; y a otros: “Usted puede ser un diácono”. Pero tenga

cuidado. No le pida a alguien primero que sea anciano y después, que en vez de

eso sea diácono. Esto sería difícil. Si la persona es humilde, no se haría mucho

daño, pero una vez que el sentimiento humano interviene, se crea una situación

muy difícil.

LA AYUDA A LOS HERMANOS RESPONSABLES EN LAS AREAS CIRCUNDANTES

En el futuro, ustedes pueden hacer una cosa muy útil en una iglesia local, la cual

también es el centro de la obra. Por ejemplo, si al estar en Peking ustedes ven

que hay tres buenos hermanos en Suiyuan, y otros dos buenos hermanos en

Taiyuan, ustedes los pueden invitar a venir a Peking. La reunión de los

hermanos responsables en Peking debe estar abierta a ellos.

Esta reunión no está abierta a todos. No debe estar abierta a las hermanas, ni

permitimos que las hermanas asistan. Hoy día si un hermano viene de Taiyuan

y asiste a esta reunión, es un gran privilegio que se le extiende. Tal vez le

digamos: “Esta reunión no es para todos, y nosotros no abrimos las puertas

fácilmente a cualquiera. Hoy día lo invitamos a que venga y viva aquí por uno o

dos meses con la esperanza de que pueda aprender algo”.

Al comienzo déjenlo que se siente en las reuniones sin decir nada. El debe

aprender a observar cómo manejan ustedes las cosas espirituales delante de

Dios, cómo se resuelven los problemas, cómo se suscitan y se discuten las

preguntas, cómo se ofrecen oraciones, cómo sentir delante de Dios si cierta cosa

debe hacerse o no, y cómo tomar una decisión una vez que la paz es lograda.

Entonces muéstrenle cómo contestar las preguntas que hacen los hermanos y

las hermanas, cómo tienen ustedes comunión con los hermanos que vienen de

otros lugares, cómo reciben a los que piden participar en el partimiento del pan,

y como tienen ustedes comunión con los que quieren ser bautizados.

Preséntenle un modelo a él. Después de un período de tiempo, pueden decirle:

“Por favor, hable con este hermano en nuestro nombre”. Entonces ustedes

deben observar cómo lo hace.

Después de cierto tiempo tal vez ustedes lo manden de regreso. Déjenlo que

haga el trabajo de sobreveedor en Taiyuan sin darle el título. Un poco después

ustedes pueden ir a Taiyuan y escuchar lo que dicen los santos de ese lugar. No

todas las críticas van a ser correctas, pero ustedes tienen que saber qué cosas ha

hecho ese hermano. Las críticas de algunos hermanos son incorrectas debido a

que no se someten a la autoridad. Si ese hermano está errado en realidad,

ustedes deben ver en dónde está el problema. Cuando vayan a visitarlo por

segunda vez, deben tener una idea clara de si ese hermano puede tomar la

responsabilidad o no.

Por esta razón, es necesario tener reuniones vigorosas en el centro de la obra,

donde están los apóstoles. Tienen que ayudar en las reuniones de los

sobreveedores para que por medio de esta iglesia ustedes puedan ayudar a los

hermanos responsables en este distrito. De otra manera, no tienen forma de

ayudarles, ya que no tienen ningún modelo que mostrarles. No tienen sendero

por donde llevarlos.

A un hermano que tenga la capacidad delante del Señor y que pueda aprender a

ser un hermano responsable, ustedes deben dejarlo que aprenda en el centro de

la obra mediante la reunión. Entonces, sus ojos serán abiertos para darse cuenta

de que ha sido imprudente en su propia localidad. Muchas veces los hermanos

me han dicho que ahora se han dado cuenta de que lo que hicieron

anteriormente en la iglesia fue verdaderamente imprudente. Muchos nunca han

visto lo que es una iglesia espiritual, y cómo una iglesia espiritual debe ser

cuidada. Muchas veces sólo se reúnen y toman decisiones de una manera ligera.

En esa reunión, ustedes mismos deben tomar las riendas y dejar que los

hermanos responsables de esa localidad también tomen las riendas.

Muéstrenles que esta reunión es más seria que el tiempo en que Moisés estuvo

en el monte. A él solamente le fue dada la ley, pero nosotros estamos cuidando

de la iglesia. Cuidar de la iglesia es más serio que el hecho de que Moisés haya

subido al monte para recibir dos tablas de piedra. Por lo tanto, ustedes deben

hacer su hogar en la iglesia en donde esté el centro de la obra. Ese lugar debe ser

fuerte. Solamente cuando sea fuerte, tendrán ustedes la manera de hacer fuertes

a las iglesias circundantes y de introducirlas en la presencia del Señor.

LAS COSAS A LAS QUE DEBEMOS PRESTAR ATENCION EN LA REUNION DE LOS SOBREVEEDORES

Ser solemnes

En la reunión de los sobreveedores, ustedes necesitan introducir mucha

solemnidad. No debe haber bromas, ni conversaciones triviales. Cuando vengan

a esta reunión, deben decir: “Estamos manejando asuntos delante de Dios, y no

debemos tener una actitud de dejadez”. Este es el momento en que el Sumo

Sacerdote entra en el Lugar Santísimo, y este es el momento en que venimos

delante de Dios para servirle. Aquí, no hay bromas. Venimos ante Dios para ver

cómo debe ser la obra en esta región. Las palabras innecesarias deben reducirse,

porque si abundan, les pasarán dos o tres horas y todo el tiempo se les acabará.

Todos deben venir de una manera seria y deben considerar las cosas punto por

punto.

Sin hablar a espaldas de otros

Si hay algún hermano responsable que viene a la reunión de los sobreveedores y

no da su opinión en la reunión, pero sí la da frente a los hermanos y las

hermanas, en la siguiente reunión se le debe reprender delante de los hermanos:

“¡Usted no está calificado para ser un hermano responsable!” Si ustedes tienen

un sentir o algo que decir, deben decirlo en la reunión de los sobreveedores

cuando todos los hermanos están juntos. Si alguno no habla en la reunión de los

sobreveedores, y sin embargo, sale y habla a otros, es una persona con doble

lengua. Tal persona no puede estar en nuestro medio. Deben reprenderle

severamente, diciendo: “Hermano, ésta no es la manera en que se comporta un

cristiano, y tampoco es propio de un santo. No debemos hacer tal cosa. En la

reunión de los sobreveedores, si usted tiene algún sentir delante de Dios, debe

expresarlo. Si no lo expresa allí, no debe hacerlo en ningún otro lugar”.

Por favor, recuerden que la vida de toda la iglesia en su primera fase está en la

reunión de los sobreveedores. Si ustedes hacen que la reunión de los

sobreveedores sea ligera, liviana o descuidada, si se toman las decisiones que se

basan solamente en una conversación sin oración, la obra en esa área está

acabada y será inútil. En ese lugar no hay nada de peso espiritual. Si no tienen

ustedes nada almacenado, ¿con qué recursos van a esparcirse a otros lugares?

Esta reunión debe ser sólida. Para los hermanos responsables que vienen a esta

reunión hay requisitos: si alguna palabra no vale la pena decirla aquí, tampoco

vale la pena mencionarla en otro sitio. Si ellos quieren expresar algo, deben

hacerlo aquí. Si no hablan aquí, tampoco deben hablar en otro lugar.

Espero que los hermanos responsables en todas las localidades sepan que si

algún hermano sale de la reunión de los sobreveedores y habla a espaldas de los

otros hermanos, él tendrá que asumir toda la responsabilidad delante de Dios.

Ninguna emoción humana debe interferir, y de ninguna manera podemos ser

descuidados en este asunto. Deben encargarle estrictamente: “Hermano, ésta no

es una conducta cristiana”. Ustedes deben hablarle a él delante de todos: “Si

tiene algo que decir, dígalo delante de los hermanos responsables que están

entre los colaboradores; si lo dice a cualquier otra persona a espaldas de

aquéllos, daña la unidad del Cuerpo”.

Sin decirlo a las esposas

Hay otro asunto. Nadie puede ir a su casa y contarle a su esposa nada de lo que

ocurre en la reunión de los sobreveedores. Y tampoco un hermano puede ir y

decirle a un segundo hermano nada de lo que ocurre en las reuniones de los

sobreveedores. Esto es algo divino, y todos deben mantenerlo así. En esta

reunión estos mismos principios se aplican en todo; no pueden hablar

ligeramente, no pueden dejar escapar información, ni deben proferir palabras

innecesarias. Por lo tanto, espero que sean estrictos acerca de esto. No sean

sueltos. Entrenen a los hermanos, especialmente a los hermanos responsables, y

dejen que se den cuenta de cómo manejar los asuntos delante de Dios. No los

dejen ser descuidados. Cada vez que se manejen cosas delante de Dios, deben

hacerse seriamente. A menos que todos estén de acuerdo en que ciertas cosas

pueden hacerse públicas, no deben decirse a otros. No hay necesidad de que se

les diga cada vez que ustedes no pueden decírselo a otros. No decirle nada a

otros es el principio. Los asuntos en la reunión de los sobreveedores no deben

ser transmitidos a otros.

Sin mencionar cómo se toman las decisiones

Si hay algunas cosas que puedan hacerse públicas, los hermanos responsables

deben salir y decirlo a los hermanos. Pero, es mejor que lo tocante a cómo se

llegó a esta decisión y cómo fue manejada en la reunión de los sobreveedores,

sea enterrado en el sepulcro. No es necesario decir cómo se tomó la decisión.

Este es un asunto delante de Dios y no un asunto para ser comentado. Espero

que los hermanos aprendan a prestar atención a estas cosas.

LA IMPORTANCIA DE LA REUNION DE LOS SOBREVEEDORES

Todas las reuniones son llevadas a un nivel más alto

Si esta reunión es fuerte delante de Dios, todas las otras reuniones

espontáneamente serán llevadas a un nivel más alto. Esta reunión es el centro

de todo. Si esta reunión tiene un nivel alto, todas las reuniones durante la

semana elevarán su nivel.

Todo nuestro ser concentrado en esta reunión

La energía espiritual que se consume en cuidar de una reunión de los

sobreveedores es muy grande. Ustedes deben concentrar allí todo su ser, y los

hermanos que están con ustedes deben hacer lo mismo. Después, consideren los

asuntos punto por punto.

El atalaya de la iglesia

Esta reunión es el atalaya de toda la iglesia. Los santos no están conscientes de

muchas cosas, pero ustedes las saben primero. Los santos no han visto muchas

cosas, pero ustedes las ven primero. Los santos muchas veces no tienen un

sentir, pero ustedes lo tienen primero. Todo se percibe primero en esta reunión.

Ustedes pueden percatarse en esta reunión de las dificultades alrededor suyo

antes de que sean notorias. Por lo tanto, muchas veces al ocurrir algo, ustedes

han anticipado la situación y ya han tomado las medidas del caso. Con el paso

del tiempo, los ojos de ustedes serán más y más perspicaces. Necesitan aprender

a usar sus ojos para prever las cosas en el futuro. Con más tiempo sus sentidos

serán más y más lúcidos, y podrán saber qué es lo que va a pasar y qué no va a

pasar.

No estoy diciendo que no debe haber oración ni espera en el Señor en el tiempo

personal de ustedes, sino que la reunión de los sobreveedores es el momento

para tratar corporativamente las cosas, y deben prepararse para esta reunión en

su tiempo privado. Si ustedes no se preparan en su tiempo privado, cuando

vayan a la reunión de los sobreveedores no tendrán nada que decir; cada vez que

vayan no ocurrirá nada. ¿Ven esto? Si nada ocurre en las reuniones de los

sobreveedores, es una evidencia, una prueba, de que todos los hermanos son

ociosos delante de Dios, de que hasta los hermanos responsables son,

corporativamente, ociosos delante de El. Si unos cuantos hermanos

responsables son fuertes delante de Dios, sus ojos están abiertos, ellos miran y

observan, y espontáneamente muchas cosas ocurrirán con ellos. El Sumo

Sacerdote llevaba el pectoral de las doce tribus de Israel, y lo llevaba todo el

tiempo. Esto significa que ningún día él podía quitarse el pectoral. Por tanto,

ustedes deben aprender a llevar el pectoral todos los días; así, cada día ustedes

descubrirán algo acerca del pueblo de Dios. En ninguna de las reuniones de

sobreveedores hay tiempo suficiente. A ustedes les parecerá que cinco o seis

horas, o tres o cuatro horas han pasado muy rápidamente. A veces en la reunión

de los sobreveedores es necesario acortar las palabras debido a que no hay más

tiempo.

Una vez que la reunión de los sobreveedores sea fuerte, es fácil que otras cosas

en la vida de la iglesia sean fuertes, debido a que en la reunión de los

sobreveedores, se han tenido mucha consideración acerca de todas las

reuniones. Si hoy día nuestra reunión del evangelio se ha debilitado,

necesitamos concentrar todas nuestras fuerzas allí, y los santos deben hacer lo

mismo. Por lo tanto, la reunión de los sobreveedores es el atalaya de la iglesia, el

lugar en donde se mantiene la guardia.

Respetada por todos los hermanos

Ustedes necesitan continuar trabajando hasta que un día todos los hermanos y

las hermanas respeten la reunión de los sobreveedores. Ellos sabrán que este día

o este medio día es el período de tiempo en que los hermanos responsables van

delante de Dios para atender los asuntos. Frecuentemente pienso que la reunión

de los sobreveedores es como el cuarto de oración del padre de John G. Paton.

Muchas veces pienso que en todo el mundo no había otro padre como él. Ese

anciano padre quizás nunca supo lo que ocurría, pero todos sus hijos sí lo

sabían. Su casa no era muy grande. En un lado había un cuarto, en el otro,

estaba la cocina, y en medio había un pequeño estudio. Cuando la puerta de ese

pequeño estudio estaba cerrada, todos los hijos sabían que su padre había ido a

tratar con las cosas delante de Dios. Durante ese rato, ningún niño se atrevía a

hacer ruido, y todos caminaban suavemente. Aún cuarenta o cincuenta años

después ellos no podían olvidarse de los suspiros de súplica que escuchaban

proveniente de ese cuarto. Paton mismo dijo: “Hasta hoy día, todavía puedo oír

a mi padre intercediendo por mí en ese cuarto”. El sabía que aquello era algo

serio. Por lo tanto, debemos dar a conocer a los santos que el día en que los

hermanos responsables tratan con los asuntos delante de Dios es un día

designado. Algunos hermanos han entregado íntegramente todo para

presentarse delante de Dios en nombre de la iglesia.

Así que, ustedes ven que algo resultará de la iglesia; la iglesia tendrá un camino.

Por lo tanto, este asunto de la reunión de los sobreveedores está sobre los

hombros de ustedes los hermanos responsables. Déjenme decirles de nuevo, que

ustedes deben comenzar desde el centro de la obra en esta región. Hagan una

obra sólida, aguerrida y seria. Después, pueden invitar a los hermanos de otros

lugares.

Dos aspectos diferentes

Hoy en día, delante de Dios necesitamos dos aspectos diferentes. Uno es que

necesitamos la comunión de los hermanos y hermanas. Después de haber

prestado atención a este asunto en nuestro medio por veinte años, creo que

gradualmente estamos progresando. Era distinto hace veinte años. Gracias a

Dios que hoy día esta situación ha tenido un gran cambio. Hoy, al menos, los

santos tienen sentimientos el uno hacia el otro.

El otro aspecto es que tenemos que conocer la autoridad de Dios. El amor

fraternal es una cosa, y cómo ser un siervo delante de Dios es otra. Ustedes

necesitan recibir órdenes. Si quieren salir a la obra, necesitan oír la palabra

delante de Dios antes de hacerlo. En estos días, necesitamos aprender juntos

estas cosas.

El tiempo más solemne

Ustedes deben saber que ninguna hora es tan solemne como ésta. Este es el

momento más solemne. Aprendan a acudir al Señor de una manera sencilla.

Ustedes necesitan saber qué hacer delante de Dios. Tienen que tener confianza,

ser piadosos, sencillos para el servicio, y sin barreras entre ustedes y el Señor.

Ustedes deben hacer todo bien en todo aspecto. Entonces tendrán el camino

libre delante de ustedes.

En cualquier otro tiempo pueden ser íntimamente familiares unos con otros. Sin

embargo, al llegar a tal reunión, ya no es una cuestión de cuán bien se conozcan

el uno al otro, puesto que éste es el momento en que verdaderamente nos

presentamos delante de Dios. En ocasiones ordinarias hablamos de amor

fraternal. En esta ocasión no hablamos de amor fraternal, sino que éste es el

tiempo para acudir juntos a Dios a fin de ser Sus siervos. Nosotros estamos

delante de Dios para recibir instrucciones juntos a fin de salir a la obra.

Aprendan a oír con solemnidad la palabra de Dios delante de El.

Cuando no sepamos cuál sea la voluntad de Dios, debemos decirlo, y debemos

pedir, indagar, aprender, y orar delante de Dios.

Cuando nuestra condición es propia y los hermanos se reúnen, todo es cosa

simple y sin mucha dificultad. Es una cosa seria que nosotros vayamos delante

de Dios.

La cuestión del número

También quiero traer a colación el asunto del número. Si hay cinco, seis, siete u

ocho de ustedes los colaboradores que pueden coordinar cosas juntos, entonces

la reunión de los sobreveedores puede tener de veinte a treinta personas. No es

necesario que haya más. Si hubiera más gente, la reunión sería difícil de

manejar. Deben designar un número de personas en la reunión de tal manera

que ésta pueda manejarse. Si pueden conducir la situación con tres, traigan a

tres. Si pueden hacerlo con diez, traigan a diez. No traigan más gente de la que

puedan manejar. Aprendan a saber que estamos delante de Dios como si

estuviésemos conduciendo un consejo militar. Esto tiene que ser muy estricto.

Pueden dejar que los que vinieron de otros lugares regresen después de dos o

tres meses, para que hagan su trabajo adecuadamente.

Yo creo que algún día todos los hijos de Dios gradualmente se darán cuenta de

que al menos una vez por semana un grupo de hermanos va delante de Dios

para tratar con las cosas en nombre de ellos y a favor de toda la iglesia.

CAPITULO DOS

EL SERVICIO SACERDOTAL

Primeramente debemos establecer el principio de que todos los hijos de Dios

son sacerdotes que deben servir a Dios. Teniendo presente este principio,

veamos cómo podemos guiar a todos los hermanos y hermanas a ser sacerdotes

en una iglesia local. En otras palabras, veamos qué clase de arreglos debemos

hacer en el trabajo espiritual a fin de que todos los creyentes puedan participar

en las cosas espirituales, tanto los nuevos creyentes como los que han conocido

al Señor por muchos años. Necesitamos ver cuáles cosas espirituales en una

iglesia local pueden ser atendidas por los hermanos y hermanas.

ALGUNOS ASUNTOS ESPIRITUALES QUE TODOS LOS CREYENTES DEBEN HACER

En el comienzo, en Foochow y también en Shanghái, dispusimos algunos

asuntos para que fuesen hechos por todos los hermanos y hermanas locales. El

primero fue la predicación del evangelio.

En segundo lugar, después de que una persona ha escuchado el evangelio y

recibido al Señor, debemos ir a visitarle, trayéndole por el camino recto y

mostrándole cómo ser cristiano.

Lo tercero es el asunto de visitar a los nuevos creyentes. ¿Cómo debemos ayudar

a los que han venido de otras religiones, han creído en el Señor, han venido al

camino recto y han sido bautizados?

En cuarto lugar, en la iglesia aún hay muchas otras necesidades. Algunos

creyentes tienen dificultades en sus familias; algunos tienen enfermedades;

otros sufren pobreza; otros tienen muertes u otros acontecimientos en sus

familias. Todas estas clases de situaciones existen entre los hijos de Dios. Esta

gente también necesita el servicio y la ayuda de la iglesia. Podemos calificar

tales servicios como visitas a los que están en situaciones especiales. Esta es otra

cosa que pueden hacer todos los hermanos y hermanas.

El quinto asunto es el cuidado de los hermanos y hermanas que se han mudado

lejos de aquí y de los que se han mudado de otros sitios acá. Siempre he pensado

que esto es algo muy importante. Hoy día si los hermanos y hermanas se mudan

a otras ciudades, aun con carta de recomendación, debemos seguir cuidándolos

posteriormente. También debemos cuidar especialmente a los hermanos y

hermanas que han venido de otros sitios.

Estos cinco puntos son suficientes para nuestra consideración de los asuntos

espirituales.

I. PREDICAR EL EVANGELIO

A lo primero que debemos prestar atención es que entre los ministros de la

palabra establecidos por Dios en la iglesia, uno es llamado evangelista. Además,

Pablo le dijo a Timoteo que hiciera obra de evangelista (2 Ti. 4:5). Cuando

comparamos estas dos afirmaciones, vemos un asunto muy importante, esto es,

que Dios ha establecido en la iglesia una categoría de gente que se llama

evangelistas; pero a los que no son evangelistas, el mandamiento del apóstol es

que deben hacer obra de evangelista. En otras palabras, los evangelistas deben

predicar el evangelio, y los que no son evangelistas deben hacer la obra de

evangelista. Un evangelista es un don específicamente establecido por Dios. Si

Dios le ha dado a alguien el don de ser un evangelista, entonces debe

concentrarse en predicar el evangelio para traer gente a la iglesia. Sin embargo,

si el tal no es establecido por Dios como un evangelista, entonces la palabra del

Señor es que todos los hijos de Dios deben hacer la obra de evangelista.

En otras palabras, acerca del trabajo de predicar el evangelio, el que puede

hacerlo debe hacerlo, y el que no puede hacerlo, también debe hacerlo. El

evangelista, que es alguien que puede hacerlo, tiene que hacerlo. Los que no son

evangelistas, esto es, los que no pueden hacerlo, también deben hacerlo. Este

trabajo debe tener lugar en todas partes. Los jóvenes, así como Timoteo, deben

hacerlo. De hecho, todos, en todas partes, deben hacer la obra de evangelista.

Por esto ustedes deben alentar a todos los hermanos y hermanas a que pasen

tiempo yéndose a hacer la obra de predicar el evangelio. Nunca deben

permitirles que estén ociosos y se olviden de los pecadores, y nunca permitan

que sólo unos cuantos hagan la obra de predicar el evangelio. Debe dárseles a

conocer a todos los hermanos y hermanas que cada uno es un sacerdote y que

cada uno debe servir a Dios. Hay un servicio que es llamado el servicio del

evangelio. En el trabajo y servicio espiritual, hay algo llamado la obra de

evangelista. Debemos ayudar a los hermanos a que presten atención especial a

este punto.

II. OCUPARSE DEL EVANGELIO

Ocuparse del evangelio es algo que debemos practicar delante de Dios. Espero

que todos los hermanos y hermanas tomen esta responsabilidad de cuidar de los

pecadores en la obra de predicar el evangelio.

Esta responsabilidad comienza desde que se trae a una persona a las reuniones

y termina hasta que es bautizada. Necesitan enseñarles a los hermanos y

hermanas cuán grande es la responsabilidad de ellos al traer a una persona de

un hogar, o de una escuela, o de un hospital, o de una oficina, a las reuniones.

Ellos deben seguir trayendo a esta persona hasta que sea guiada a conocer al

Señor, a recibir al Señor, y a ser bautizada. Esto es lo que debe hacerse en el

cuidado y la visitación del evangelio.

Trayendo a la gente a las reuniones evangelísticas

Cuando cuide de un pecador, debe hallar un modo de traerlo a la reunión

evangelística. Uno no debe traer muchos al mismo tiempo. Por supuesto, si trae

usted muchos también está bien. Pero si quiere que sean bien cuidados, sería

mejor que una persona trajera solamente tres o cuatro. Si usted trae muchos, no

podrá cuidarlos. No queremos establecer una ley, pero de dos a cuatro es un

buen número. No traiga muchos; sin embargo, esto no quiere decir que si la

oportunidad lo permite, no puede traer más. Si puede traer treinta o cincuenta

estudiantes de la escuela, también sería bueno. Pero cuando lo haga,

inmediatamente tiene que pedirle a los hermanos responsables que lo ayuden a

encontrar algunos hermanos o hermanas que puedan compartir con usted la

responsabilidad de cuidarlos. Supongamos que usted sólo pueda cuidar de

cuatro personas, pero usted ha traído cuarenta. Todavía hay treinta y seis que

usted no puede cuidar. Por lo tanto, usted debe pedirle a los hermanos

responsables que hagan los arreglos necesarios para que unos cuantos

hermanos y hermanas ayuden a cuidarlos.

Sentándose entre ellos

Ahora debemos ver la manera de atender la reunión evangelística. Deben

prepararse Biblias e himnarios. Se debe acomodar a los cuatro nuevos de tal

manera que dos se sienten a la izquierda y dos a la derecha de usted. No debe

haber más de dos a cada lado, porque sería complicado cuidar de más de dos.

Cuando se lea la Biblia, les debe ayudar a encontrar los versículos. Cuando se

canten los himnos, debe ayudarles a encontrarlos. A muchos de ellos es

necesario explicarles de qué manera están dispuestas las páginas. Si el coro del

himno se repite, también les debe decir esto. No debe pensar que todos son

capaces de hacerlo. Ellos nunca antes han cantado un himno ni han leído la

Biblia, así que usted debe ayudarles.

Durante la predicación, si alguno no entiende, debe usted explicarle en voz baja.

¿Se acuerdan de la anécdota que contó el señor Wakes cuando estaba

predicando en Shanghái? Dijo que una vez un predicador británico fue a Japón,

y estaba predicando en un área pública muy grande, un día cuando había mucha

gente allí. Las primeras palabras del predicador fueron: “Todos ustedes saben

cómo los israelitas salieron de Egipto”. Cuando el señor Wakes escuchó esto,

inmediatamente corrió a decirle que tal vez él debía utilizar dos horas para

explicarles quiénes eran los israelitas y qué era eso de salir de Egipto. Tenemos

que darnos cuenta de que hay muchas cosas que la gente no entiende. Aunque

no podamos utilizar dos horas para explicar, como el señor Wakes sugirió, al

menos podemos usar un par de frases en voz muy baja para explicarles a ellos.

Fortaleciendo con oración las palabras que se están predicando

El trabajo más importante de usted es ayudar a la predicación en la reunión. La

predicación del evangelio no es para que usted la escuche, ni para que usted la

critique. La predicación que se hace desde la plataforma es para que los

pecadores la escuchen. Muchas veces el evangelio no fue predicado bien, debido

a que los hermanos no escucharon apropiadamente. Tenga presente que usted

no está allí para criticar, sino para ayudar. El evangelio no es predicado para que

usted lo escuche; el evangelio es predicado para que los pecadores lo escuchen.

Por lo tanto, cuando se dé cuenta de que son usadas algunas palabras de peso, o

que algunas palabras son habladas con un espíritu liberado, debe orar

silenciosamente mientras ellos están sentados a su lado. Puede usted orar: “¡Oh

Señor, imparte esta palabra en la gente!” o “¡Señor, usa esta palabra para que

esta persona sea salva! o “¡Señor, usa esta palabra para que sean salvos estos

dos!” Puede ser que el Señor le dé dos porque usted pidió dos. Si pide uno, el

Señor le dará uno. Si pide cinco, el Señor le dará cinco. Usted fortalece la

palabra que está siendo predicada con su oración por los cuatro que están bajo

su cuidado. Mientras los cuida, usted ora. Esto es lo que usted debe hacer en las

reuniones, y esto es por lo que todos deben ser responsables.

Dispuesto a ser asignado a atender a los nuevos

Los que no trajeron a nadie deben cuidar del excedente traído por otros.

Durante la predicación del evangelio, todos estos hermanos deberían sentarse al

lado y esperar a ser asignados por el hermano que ese día sea responsable de la

atención de los nuevos. Escuchar el evangelio requiere compañerismo. Ellos

escuchan el evangelio, y usted los atiende. Usted debe sentarse al lado de los

nuevos, tal vez al lado de dos o cuatro de ellos, para escuchar con ellos, aunque

usted no los haya llevado.

Durante la predicación, los hermanos y hermanas deben estar cerca de la

puerta, o si el espacio lo permite, deben sentarse en la parte posterior de la sala

de reunión, para esperar a ser asignados por el hermano que ese día esté

encargado de la atención de los nuevos. Si ve entrar a varios nuevos, debe ir a

sentarse con ellos para ayudarles. El cuidado del evangelio tiene dos aspectos;

por un lado, tenemos que traer a la gente, y por otro, debemos cuidarlos en la

reunión. Cada uno debe traer gente y cuidar a aquellos que trae. Los que no han

traído a nadie, también deben aprender a cuidar de los que otros han traído a la

reunión. Todos los hermanos y hermanas tienen que ser llevados al punto en el

que todos tengan algo que hacer.

Mientras se saca la red

Cada vez que predicamos el evangelio, siempre debemos sacar la red. Echar la

red es una cosa, pero sacarla es otra. Usted no les pide a los peces que salten a la

red; usted saca la red. Cuando la predicación se ha terminado, y el que está en la

plataforma comienza a sacar la red por medio de exhortar a la gente a que

levante la mano para indicar su deseo de recibir el evangelio, entonces es

necesario que usted ayude en este trabajo. No importa qué método se use. Tal

vez uno use un método, y otro quizás use otro método. Nada de esto importa.

Estas cosas son flexibles. Siempre y cuando él pueda sacar la red, aunque tenga

que saltar al océano para hacerlo, estará bien. En este momento, usted debe

ayudarle a hacer el trabajo de sacar la red. En este momento usted tiene que

ayudar a los nuevos. Entre aquellos que usted esté cuidando, va a tener mucho

que hacer. Por un lado, necesita orar, y por otro, necesita ser muy fuerte para

persuadirlo, diciendo: “Pienso que, debido a su pecado, usted debería levantarse

para recibir al Señor”. Si usted tiene la certeza de que el orgullo es lo que le

impide levantarse, podría decirle: “Debe ser humilde, no debe ser orgulloso.

Debe recibir al Señor”. O si usted sabe que el amor al mundo es la razón por la

cual él no se levanta, puede decirle: “¿Hay algo en el mundo por lo cual valga la

pena demorarse? ¿Por qué esperar otra ocasión? Si le parece que su tiempo ha

llegado, no demore.”

No esperar durante cuatro meses

Lo más importante en la predicación del evangelio es no esperar durante cuatro

meses. Mucha gente comete el error común de esperar durante cuatro meses.

Pero el Señor Jesús nos dijo que no esperásemos durante cuatro meses. La

palabra del Señor Jesús fue muy peculiar. El dijo: “¿No decís vosotros: Aún

faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo ... ya están blancos

para la siega”. Dos o tres días quizás esté bien, pero cuatro meses es mucho. La

cosecha del evangelio va mucho más allá del concepto del hombre. No sea tan

necio como para pensar que aún tiene que esperar cuatro meses después que la

semilla ha sido sembrada. El Señor Jesús dijo que si siembra la semilla hoy día,

puede segar hoy día. No hay tal principio de esperar cuatro meses.

Mientras el evangelio está siendo predicado, cuando esté sentado al lado de la

gente, según su criterio, el momento puede haber llegado o no, pero el factor

tiempo no debe limitarlo. Si la persona está lista, debe usted alentarle a que

crea; si no está lista, aún debería alentarle a creer. Simplemente no existe tal

principio de esperar cuatro meses. Puede ser que usted no espere que alguien

crea, pero cuando él cree, él verdaderamente cree. Tal vez usted considere que

otro está listo, pero resulta que no es nada confiable. Por lo tanto, tenemos que

alentar a todos a que crean.

Algunas personas parecen completamente ignorantes. Pero, por favor, recuerde

que si alguien puede entender o no, no depende de usted; depende de si el

Espíritu Santo lo ilumina o no. Conozco a varios hermanos que al principio

creyeron de una manera falsa, pero finalmente fueron salvos en una manera

genuina. Fueron forzados por otros a que creyeran, pero finalmente creyeron

genuinamente. Por lo tanto, en lo que respecta a alentar a otros a que crean, no

debe usted decidir de antemano cómo lo hará. A veces, al llegar el momento

propicio usted debe alentarlos; en otras ocasiones, aunque el momento no sea

propicio, también debería alentarlos.

Después de la reunión

Después de que la reunión haya terminado, debe continuar con ellos para

guiarlos a orar, y para hablar con ellos. Siempre debe traerlos delante del Señor,

guiarlos a orar y a recibir al Señor, y luego ayudarles a que apunten su nombre.

Cuando apunte el nombre de cada uno de ellos, debe asegurarse de que el

número y la calle de la dirección sean correctos. Debido a que en el pasado

muchos registros tenían direcciones equivocadas, se desperdició mucho

esfuerzo cuando tratamos de visitarlos después. Si es posible, haga una pregunta

como: “¿Qué día está usted libre?” o “¿Qué hora sería más conveniente para

usted?” Cuando asiente el nombre de cada uno de ellos, escríbalos rápidamente

para que a los nuevos no les incomode su lentitud al escribir. Después de que el

registro ha sido completado déselo a los hermanos responsables. Después, otros

hermanos pueden visitarlos para compartir más con ellos.

Impartiendo la necesidad, el conocimiento y la decisión a la gente

Algunos reciben al Señor porque tienen una necesidad, pero no tienen el

conocimiento del evangelio. Otros tienen el conocimiento del evangelio, pero no

tienen una necesidad. Y hay además otros que sienten que tienen una necesidad

y también el conocimiento, pero no pueden tomar la decisión en ese momento.

Todos estos son asuntos en los que usted tiene que trabajar. A los que no tienen

la necesidad, usted tiene que impartir a ellos el entendimiento de que tienen la

necesidad. A los que no tienen el conocimiento, usted tiene que impartirles el

conocimiento. A los que carecen de decisión, usted tiene que impartirles la

decisión.

Hablándoles acerca del bautismo

Después de que los haya llevado al punto en que estén claros, inmediatamente

usted debe hablarles del bautismo. Siempre tiene que visitarlos una, dos, o tres

veces; no sabemos cuántas veces sea necesario. Pero de todas formas, cuando

los lleve al punto en el que puedan ser bautizados, entonces, entréguelos a los

hermanos responsables.

Antes que comience la reunión

Hay otra cosa que presenta un problema muy difícil cuando se asiste a una

reunión evangelística. Antes que comience la reunión, vemos cinco o diez filas

de personas que están meramente sentadas ahí. Algunos pueden haber venido

una hora antes. Hay dos sitios en donde el paso del tiempo es particularmente

lento, uno es el infierno y el otro, las reuniones de la iglesia. Cuando una

persona va al infierno, le parece que el tiempo allí es muy largo. Cuando una

persona que no es salva viene a una reunión de la iglesia, también le parece que

el tiempo allí es muy largo. Esta persona no es salva, y le parece que el tiempo es

largo. Puede ser que haya llegado mucho antes que comience la predicación del

evangelio. Si se va, se sentirá incómodo, y si meramente se sienta allí, se sentirá

confuso. Esa hora de espera es insoportable. A veces tengo una sensación

profunda acerca de esto. He visto que algunos traen nuevos a la reunión, y los

sientan fila tras fila, y allí esperan durante un período de tiempo. Algunos tienen

que esperar media hora, otros una hora. Si ustedes vieran sus rostros, son como

lo que el Señor Jesús dijo: “Eran como ovejas que no tenían pastor”. ¿Qué

esperan ustedes que ellos hagan? Si se les pide que vayan a sus casas y regresen,

no tendrían suficiente tiempo. Si los dejan ahí sentados esperando, no tendrán

nada que hacer. Por lo tanto, antes que comience la reunión, también hay que

cuidar de ellos.

Nunca permitan que los que no son creyentes se sienten solos. Desde el

comienzo deben siempre sentar a dos o a cuatro de ellos al lado de un creyente.

Los que hagan este trabajo deben estar equipados con una armadura completa.

Deben tener folletos, mensajes evangelísticos impresos, y Biblias listas para que

los que sepan leer los lean, y tienen que hablar a los que no saben leer bien o a

los que sean analfabetas. En todo caso, todos los hermanos y hermanas deben

estar allí para cuidarlos. Si usted permite que se sienten sin hacer nada, a pesar

de que al comienzo hayan sido como agua hirviendo, se enfriarán. Por lo tanto,

debe aprender a sentarse entre ellos.

Todos somos sacerdotes

No hay manera de que esta obra se haga sin que todos presten servicio. Ustedes

tienen que mostrarles a los hermanos y hermanas que cada uno es un sacerdote;

por lo tanto, todos deben tener algo que hacer. Si éste es el caso,

inmediatamente verán que entre nosotros todas las reuniones evangelísticas en

todo lugar serán muy prevalecientes. Esto es la iglesia predicando el evangelio.

Debemos prestar atención especial a esta palabra. Es la iglesia la que predica el

evangelio. Todos los hermanos y hermanas trabajan en ello; todos ellos son

sacerdotes, y todos vienen a servir. Si no es éste el caso, entonces no hay iglesia.

Así que no se jacten de que tienen la iglesia local en tal o cual lugar. ¿Dónde

está, en realidad, la iglesia hoy?

La cantidad de sacerdotes determinan el pueblo de Dios

Permítaseme repetir algo que he dicho por muchos años. Hoy día, tengo un

sentir particularmente profundo al respecto. El número de personas que sirven,

determina el número de personas en la iglesia. En un lugar, la cantidad de

personas que prestan servicio es la cantidad de personas en la iglesia. El número

de sacerdotes determina el pueblo de Dios. No debe invertir el asunto y decir

que la cantidad de la gente de Dios determina la cantidad de los sacerdotes. Esto

es incorrecto. La cantidad de sacerdotes determina el pueblo de Dios. El número

de los que prestan servicio determina el pueblo de Dios.

No hay miembros inútiles

Cuando estaba en Inglaterra, conocí a un hermano muy erudito. El dijo que

había muchos miembros con función y que también había muchos miembros

sin función. Pero yo le dije que en la Biblia todos los miembros tienen una

función, y que no hay miembros sin función. Si hay un miembro sin función,

probablemente es el apéndice. Cuando él oyó esto, se rió. Mucha gente piensa

que algunos miembros tienen una función y que otros miembros no. ¿Me

pueden decir qué miembro no tiene función? ¿Dónde está el miembro que no

tiene función? En todo el cuerpo, el único miembro sin función es el apéndice, y

uno no debe considerar que por coincidencia se refiere a él. El apéndice es el

miembro del cuerpo que más frecuentemente es quitado. Por favor, recordemos

que todos los miembros tienen una función. Espero que veamos ahora que la

cantidad de miembros con función es la cantidad de miembros del Cuerpo.

Un cuerpo de sacerdotes

Tenemos que cambiar nuestra manera de pensar. Hoy en día debemos ver que

servir significa que toda la iglesia sirve y que predicar el evangelio quiere decir

que toda la iglesia predica el evangelio. El servir como sacerdotes incluye a

todos. La cantidad de hermanos y hermanas que sirven determina la cantidad

de miembros en una localidad. La cantidad de personas que sirven determina la

cantidad de hermanos y hermanas en la iglesia. Siempre debemos determinar la

cantidad de hermanos y hermanas en la iglesia sobre la base de la cantidad de

los que sirven. De ahí que no debe haber mil o cinco mil hermanos en una

localidad y solamente unos cuantos sirviendo. En nuestro medio no podemos

tolerar que ningún miembro carezca de función. No podemos tener ni un solo

miembro carente de función. Por favor, recuerde que como miembro del Cuerpo

de Cristo, usted tiene una función. Es imposible que usted no tenga una función.

Si no entiende este principio básico, no hará un buen trabajo. Hermanos y

hermanas, hablando con franqueza, ustedes no pueden hacer la obra. Eso no es

el Nuevo Testamento; eso es el catolicismo deformado, con el sistema de

sacerdotes. Nosotros no tenemos un sistema de sacerdotes; más bien, somos un

cuerpo de sacerdotes. Cada uno es un sacerdote.

III. CUIDAR DE LOS NUEVOS CREYENTES

La reunión para la edificación de los nuevos creyentes

Después que una persona ha creído, es bautizada, y ha llegado a ser un nuevo

creyente, debemos traerlo a nuestra reunión, preparada de antemano, para la

edificación de los nuevos creyentes. En esta reunión tendremos para ellos un

tema específico para que lo aprendan cada semana.

Llevándoles las lecciones que perdieron y cuidándolos

Una vez que una persona ha comenzado a venir a las reuniones para la

edificación de los nuevos creyentes, debe ser puesta bajo el cuidado de aquellos

creyentes en la iglesia que tengan mayor madurez que ella. ¿Cómo se puede

brindar este cuidado? Los que cuidan de los nuevos creyentes deben asegurarse

de que los nuevos creyentes estén poniendo en práctica las lecciones

presentadas cada semana.

Si no vienen a una reunión, ustedes deben visitarlos inmediatamente y darles

una lección que supla la carencia. Entre aquellos que vienen a la reunión,

durante la semana debe usted buscar a los cinco o diez que están bajo su

cuidado y ver si entienden la lección que fue compartida esa semana.

En este punto, quiero tener una pequeña comunión con ustedes hermanos,

especialmente con los que son ministros de la palabra. Creo que todos hemos

tenido muchas experiencias que tal vez hayan sido desgarradoras, vergonzosas y

embarazosas, y hasta algunas experiencias que nos hayan enfadado. Hoy en día

usted puede haber compartido un mensaje muy elevado, pero si verifica con los

hermanos, verá que el mensaje fue como un viento que pasó sobre el techo. No

hubo ni una brisa cerca de sus oídos, ni siquiera sobre sus cabezas. Si no lo cree,

pídales que hagan preguntas después que usted haya hablado, y vea qué clase de

preguntas tienen. Siempre he dicho que las preguntas que se hacen revelan

cómo están los que escuchan, la predicación revela cómo está el predicador.

Muchas veces, después de presentar un mensaje muy espiritual y de dar

oportunidad a los que escuchan de hacer preguntas, usted ve que se han

desviado considerablemente, hasta un punto que es inconcebible.

Por lo tanto, no debemos pensar que un nuevo creyente va a entender un

mensaje simplemente porque es dado desde la plataforma. Usted tiene que ir y

visitar a estos nuevos creyentes. Esta es la visitación de los nuevos creyentes, o

el cuidado de los nuevos creyentes. Usted tiene que comunicar el mensaje a

cualquiera que no lo haya escuchado; y tiene que determinar cómo fue recibido

por aquellos que lo escucharon. Ellos no lo obtienen simplemente por escuchar

el sonido, ni por contar el número de veces por segundo que mi voz vibró en el

aire. Deseamos que ellos escuchen claramente las palabras de la lección. Por lo

tanto, en cuanto a este asunto, los hermanos responsables del cuidado de los

nuevos creyentes necesitan laborar de una manera cuidadosa.

Haciendo que los nuevos creyentes cuiden a los que no son creyentes

Otro aspecto al que tenemos que prestar atención es que todos los nuevos

creyentes pueden inmediatamente cuidar los incrédulos. Por otro lado, debemos

poner unos cuantos hermanos fuertes a que trabajen con ellos. Un hermano que

ha sido salvo por varios años debería coordinar con ellos y cuidarlos, guiándolos

paso a paso. Debe mostrarles a los nuevos creyentes que puesto que ellos ya han

creído en el Señor, son sacerdotes delante de El. Todos los sacerdotes deben

ejercer un servicio. Hoy en día este servicio delante de Dios consiste en servir,

ya sea a los que no son creyentes o a los nuevos creyentes. Qué tan bien los

nuevos creyentes procedan en este asunto depende totalmente de cuán bien

usted los cuide.

Laborando en los cincuenta y dos temas

Todos saben ahora que han sido preparados cincuenta y dos temas para la

edificación de los nuevos creyentes cada año. De estos cincuenta y dos temas,

cada semana prepararemos uno para compartirlo. Los hermanos de más

madurez deben estar muy familiarizados con estos temas y ellos mismos deben

practicarlos. Después que ellos los han practicado, tienen que guiar a los nuevos

creyentes a que también los practiquen. Además, deben estar muy

familiarizados con estos nuevos creyentes porque muchos de estos cincuenta y

dos temas ponen énfasis en el asunto de la conducta, y así exigen un esfuerzo

concentrado para aplicarlos. Después que lo han hecho ellos mismos, pueden

conocer la situación real de los nuevos hermanos, de manera que pueden

alentarlos, o aun instarlos a que también lo hagan. Esto no es algo que podamos

hacer sólo por medio de escuchar mensajes. Solamente escuchar mensajes no lo

logrará; se necesita tener la práctica. Necesitamos alcanzar el punto donde

podamos decir: “Tengo que practicarlo yo mismo”. Por lo tanto, por un lado,

necesitan ustedes predicarles este mensaje, y por otro, debe haber hermanos

que hagan el esfuerzo de tratar con ellos acerca del tema específico cada

semana. Vayan y búsquenlos, ínstenlos, motívenlos a que se decidan, y

estimúlenlos a que practiquen. Hay muchos problemas, cuya naturaleza

requiere no solamente una visita, sino que requiere cuidado durante varias

semanas o meses. En cuanto al asunto de la lectura de la Biblia y la oración,

deben ustedes ver si ellos en verdad leen la Biblia de una manera adecuada, y si

han progresado en su oración. La iglesia necesita poner un gran énfasis en estas

cosas antes de que pueda ser traída a una condición adecuada. Por lo tanto,

espero que nosotros, especialmente los colaboradores, veamos que por esta

razón hago hincapié en que el problema hoy día no es cuestión de conocimiento

sino cuestión de guiar de manera apropiada. Todas las iglesias locales necesitan

hacer esto con todo el corazón. Ya que este trabajo es tan pesado, no podemos

dejarlo pasar tan descuidadamente.

Un perito arquitecto

El camino que estamos tomando hoy día es totalmente distinto de nuestro

camino en el pasado. Hoy día los obreros no deben hacer el trabajo, sino que

deben inducir a otros a que hagan el trabajo. ¿Está esto claro? Si los obreros

están siempre trabajando ellos mismos, esto nunca puede hacerse

apropiadamente. Les digo de nuevo, si salen a la obra y son ustedes mismos los

que trabajan, han fracasado. Pablo no sólo trabajó él mismo, sino que también

era un perito arquitecto. Ustedes necesitan aprender a trabajar y también a ser

peritos arquitectos que guían a los hermanos y hermanas a trabajar. Esta es la

manera en la que debemos trabajar con los que no son creyentes, y también con

los nuevos creyentes.

Con los nuevos creyentes solos ya hay suficientes cosas en que ocuparnos.

Ustedes tienen que aprender delante de Dios a guiar a muchos hermanos uno

por uno a que suplan las lecciones que han perdido estos nuevos creyentes.

Estos hermanos deberían ir uno por uno a las casas de los nuevos creyentes y

examinar qué tan bien están practicando las lecciones. Deben comprobar

cuidadosamente si cada uno de ellos ha practicado la lección esa semana. Los

hermanos deben exhortar a los nuevos creyentes a leer la Biblia cada día y

deben comprobar si la han leído el día que los visiten. No es cuestión de si el

mensaje fue hablado o no, sino cuestión de si, después de haber oído la palabra,

los nuevos creyentes la han practicado o no. Los hermanos deben sugerir que

usen una agenda de oración. Luego, deben verificar cómo van sus oraciones y si

han escrito nombres en la agenda o no. Un hermano puede haber escrito cinco

nombres, y otro, quizás cinco mil. ¿Qué deberían hacer los hermanos? ¿Está en

lo correcto el que tiene cinco nombres o el que tiene cinco mil? Los hermanos

deben aconsejarles que no escriban cinco mil nombres; eso es demasiado.

Deben arreglar las cosas una por una y mostrarles cómo hacerlo.

IV. ENCARGARSE DE LOS PROBLEMAS

Al encargarse de los problemas no hay necesidad de que muchos hermanos sean

involucrados. La tarea de predicar el evangelio, de cuidar del evangelio, y de

cuidar de los nuevos creyentes requiere la movilización de casi todos.

Encargarse de los problemas no debe ser llevado a cabo de esta manera. Hay

hermanos y hermanas que delante del Señor tienen una medida espiritual de

más peso que la de otros, y ésta debe ser de mucho peso. No hay necesidad de

que haya muchos hermanos de esta clase. Sólo cuatro o cinco de estos hermanos

son necesarios para referirse a una necesidad en particular.

Si un hermano se ha encontrado con dificultades, estos hermanos deben

ayudarlo. Si hay algunos que tienen momentos de gozo, estos hermanos deben

regocijarse con ellos, ayudarles y orar con ellos. Si hay algunos que estén

afligidos por alguna muerte, estos hermanos deben afligirse juntamente con

ellos, ayudándoles y orando junto con ellos. Tal vez haya algunos que tengan

dificultades y conflictos en la familia; estos hermanos deben resolverles sus

problemas, orar por ellos y alentarlos. Problemas tales como éstos, o asuntos

tales como ayudar a los pobres, pueden entregarse a los hermanos y hermanas

responsables de atender estos problemas.

En la iglesia, cuando los hermanos se encuentren con problemas, o si surgen

algunas situaciones especiales, ustedes deben ayudar a estos hermanos y

hermanas a que vayan y hagan algunos arreglos relacionados con estos

problemas que hay entre los santos. Cada vez que los hermanos y hermanas

escuchen que algo ha ocurrido entre algunos hermanos y hermanas, ellos deben

notificar inmediatamente a los hermanos y hermanas encargados y permitirles

que encuentren una solución para satisfacer la necesidad. Envíen dinero a los

que estén en pobreza; alimenten a los hambrientos; vistan a los que no tengan

qué ponerse; consuelen a los que tengan dificultades, visiten a los que estén en

prisión; oren por los que estén enfermos; resuelvan los problemas de los que

tengan dificultades familiares.

Un pensamiento insensato

Deseo que los hermanos y hermanas sepan de un pensamiento insensato. No sé

cuándo se originó este pensamiento. Algunas personas verdaderamente piensan

que en la vida de la iglesia no debemos encontrar problemas. Pero, por favor,

recuerden que ha habido problemas desde los tiempos de la iglesia apostólica.

Desde los tiempos de la iglesia apostólica, la iglesia siempre ha sido una iglesia

con problemas y no una iglesia sin problemas. Nunca deben ustedes considerar

que una situación en la que hay muchos problemas implica que la condición de

la iglesia es inadecuada. Por favor, recuerden que no pasaron muchos días

después de Pentecostés cuando el problema de Ananías y Safira ocurrió en la

iglesia. Y no mucho después de eso se suscitó el problema de las viudas de los

griegos. Poco después, Esteban fue martirizado, y luego Pedro fue echado en la

prisión. Esta clase de problemas continuó ocurriendo. Desde el comienzo, la

historia de la iglesia ha sido una historia con infinidad de problemas. Solamente

una iglesia mundana tendrá pocos problemas; la iglesia genuina siempre tiene

muchos problemas. No conozco la fuente de este pensamiento necio. No hay ni

una iglesia que sea siempre serena, sin ninguna clase de dificultades ni fracasos.

Siempre ha habido bendición por un lado, y dificultades por otro.

Fue en los tiempos de los apóstoles que la iglesia tuvo más dificultades. Miren

las siete iglesias en Apocalipsis. Las cinco que estaban dañadas tuvieron poca

persecución. Una iglesia, la iglesia en Esmirna, no fue reprendida por el Señor,

pero Esmirna fue una iglesia que fue martirizada. Una iglesia, la iglesia en

Filadelfia, fue alabada por Dios. El Señor le dijo a esa iglesia: “Por cuanto has

guardado la palabra de mi paciencia”. Había muchas cosas allí que requerían

que la iglesia tuviese paciencia. Guardar la palabra del Señor no es guardar la

palabra de tranquilidad del Señor, sino la palabra de paciencia del Señor. Hubo

muchas cosas por las que tuvo que pasar la iglesia. Nunca deben pensar que la

única prueba de la bendición del Señor es que la iglesia esté en paz y

tranquilidad, avanzando continuamente. Es posible que la iglesia tenga muchos

problemas, pero esto no significa que el Señor no la esté bendiciendo. Así que,

los hermanos responsables de encargarse de los problemas tienen que hacer los

arreglos necesarios para manejar todas las dificultades en la iglesia.

V. CUIDAR DE LOS CREYENTES QUE SE HAN MUDADO A OTROS LUGARES

Y DE LOS QUE HAN VENIDO DE OTROS LUGARES

El último punto relacionado con los asuntos espirituales es el cuidado de los

hermanos y hermanas que se mudan a otros lugares y de los hermanos y

hermanas que han venido de otros lugares.

Con respecto a los hermanos que se mudan a otros lugares

Escribir una carta de recomendación no es la última responsabilidad

Después que un hermano se muda a otro lugar, el escribir una carta de

recomendación para ellos nunca debe ser la última responsabilidad, como

ocurre hoy día una vez que un hermano se muda, que simplemente le

escribimos una carta y damos por terminado el asunto. ¿Cómo le estará yendo

desde que se mudó? ¿Cómo estará la iglesia en donde él está? No lo sabemos.

Esta puede ser la manera en que este hermano se pierde. Los hermanos en

Foochow han pasado por esto. Muchos solamente escribieron cartas de

recomendación, y fue así como algunos se perdieron. Esto claramente es un

fracaso de la obra de una iglesia local.

La necesidad de que algunos sean responsables de la correspondencia

Espero que cuando haya un hermano o hermana que se mude de la localidad de

ustedes, haya algunos hermanos que hagan dos cosas con ellos. Algunos deben

ser responsables de mantener correspondencia con ellos para informarles de la

situación en su iglesia anterior. Esto debe ser algo definitivo. Cuando un

hermano se mude, necesitan averiguar quién en la reunión era especialmente

allegado a él y si alguien le está escribiendo. En Shanghái por mucho tiempo me

sentí muy avergonzado, casi hasta el punto de condenación, debido a que una

persona se mudó y por cinco años nadie le escribió. Eso fue el fin de él. Ni

siquiera sabemos qué pasó con él. Estamos verdaderamente avergonzados.

Pensé que algunos hermanos mantenían correspondencia con él. Pero, según

resultó, nadie estaba manteniendo correspondencia con él, y ése fue su fin.

Algunos se han mudado a los pueblos, y los hemos perdido. Sería necesario

dedicar mucho esfuerzo para recobrarlos. No podemos seguir perdiendo gente y

al mismo tiempo predicar el evangelio. Esto no es provechoso.

Cuando un hermano se mude, debe haber algunos hermanos que sean

asignados a mantener correspondencia con él. Le deben escribir una carta a la

semana o dos cartas al mes, pero no menos de una carta al mes. Deben

mantener correspondencia con él por carta para informarle de la situación en

las reuniones y de la situación de los hermanos y hermanas. No podemos ser

flojos con respecto a esta clase de situación. Si hubiese diez cartas de

recomendación escritas hoy día, éstas deberían ser entregadas a los hermanos

responsables, quienes a su vez deben decirles a otros dos o tres hermanos que

un hermano se acaba de mudar a Peking o a Amoy. Ellos deben decir:

“Quisiéramos que le escriban al menos una carta al mes. Ustedes deben

mantener correspondencia con él, estén ocupados o no”. Esto es un servicio. En

su correspondencia, no deben escribir cosas vanas, y tampoco deben escribir de

una manera descuidada. Deben mencionar específicamente cuál es la situación

entre los hermanos en las reuniones y su condición espiritual.

Por cada persona que se muda, debe haber al menos unos cuantos que

mantengan correspondencia con él. O pueden asignar a dos específicamente

para ser responsables de todos ellos. Estos dos hermanos tienen que ser

responsables de cuidar de aquellos hermanos que se hayan mudado. Con

regularidad ellos deben averiguar si los que se han mudado han contestado la

correspondencia y si han encontrado dificultades; tienen que averiguar cómo les

va.

Si trabajamos de esta manera, Dios nos bendecirá. Podremos dar cuenta de cada

uno de estos hermanos que se han mudado, y cada uno de ellos podrá estar

firme. Tenemos que laborar en este asunto atentamente. Esto es algo que hemos

aprendido después de haber sufrido por muchos años. Hemos perdido a muchos

de esta manera. Así que, espero que los hermanos de cada localidad sean muy

estrictos en este asunto. Cuando un hermano de entre nosotros se mude,

siempre debemos atarle una cuerda como si fuera una cometa. La cuerda debe

estar siempre en manos de ustedes. Siempre debe haber dos o tres hermanos

que tengan comunión con él. Si éste es el caso, los problemas serán reducidos

grandemente. Si él tiene situaciones especiales en el otro lugar, podemos

notificar a los hermanos en esa localidad. Siempre habrá una manera de cuidar

de él; de otra manera, lo perderemos. En tal caso no habrá nada más que

podamos hacer.

Enviándoles resúmenes

Cuando haya mensajes especiales en las reuniones o cuando haya una buena

palabra en la predicación del evangelio, algunos hermanos deben apuntarlo.

Deben anotar el punto central del mensaje. No necesitan escribir todo, tampoco

necesitan escribir todos los mensajes dados en un mes en particular. Deben

apuntar solamente los puntos importantes y centrales. Al menos esto puede ser

una provisión para los hermanos que están ausentes de las reuniones.

Supongamos que un hermano se muda de Foochow a Shanghái. Nunca

consideren que por haber escrito una carta de recomendación, se han lavado las

manos de la situación. Si hacen esto, después de recomendar a la persona no

sabrán si el otro lado lo ha recibido o no. No sabrán ustedes dónde vive ni cuál

es su situación, y tampoco sabrán la situación de la iglesia en ese lugar. Por lo

tanto, por un lado, entre nosotros existe la necesidad de que varios hermanos

mantengan correspondencia con él; por otro, algunos hermanos deben tener la

responsabilidad de apuntar los mensajes hablados en las reuniones, ya sean

palabras para los creyentes o bien palabras evangelísticas, y enviarlas a ese

hermano, por lo menos una vez al mes. Pueden enviarse en una carta o como

una copia impresa. Pueden decirle que en la reunión cierto hermano propuso un

buen ejemplo o que en la reunión cierto hermano habló algunas palabras que le

ayudaron mucho a usted. Esto puede ser incluido en la correspondencia.

También puede incluir algunas palabras que usted considere de peso. Usted

puede imprimir o copiar estos apartes y enviárselos mes tras mes. De esta

manera se puede sostener a estos hermanos uno por uno.

Si laboramos en estos dos aspectos, no habrá problema con los hermanos que se

muden. Además, aquí en China hay lugares donde no hay reuniones. Estos

resúmenes enviados por correspondencia pueden ser de mucha ayuda a los que

se mudan a esos lugares. Más aún, hay hermanos que se van de Shanghái al

extranjero. Frecuentemente nos preguntan dónde pueden asistir a las

reuniones. No nos atrevemos a decirles dónde deben reunirse. Mudarse de esa

manera puede hacer que se sientan solos, y esto puede ser muy peligroso. Si

Dios no los cuida, no hay manera de que crezcan. Si no hay suministro alguno,

¿cómo podemos hacer que crezcan? Por lo tanto, si estos mensajes pueden ser

enviados constantemente, podemos al menos hacer que los hermanos que se

han mudado sean muy estables. Aunque su condición tal vez no sea excelente, al

menos pueden ser más o menos estables.

Manteniendo correspondencia con la iglesia que recibe

Mi pensamiento es que en el futuro, con respecto a los hermanos que se mudan,

las cartas de recomendación nunca pueden ser la última palabra. Como iglesia,

después de uno o dos meses, debemos escribir una carta a la iglesia donde esté

ese hermano. Debemos poner atención a esto: dígales: “El mes pasado un

hermano fue enviado a su localidad. ¿Cómo está ese hermano ahora?” Debemos

pedirles que nos contesten. Podemos decirles en la carta: “Hemos enviado a un

hermano a su localidad. ¿De qué manera lo están ayudando? ¿Cuál es la

condición espiritual de este hermano desde que llegó a ustedes? ¿Cómo lo están

atendiendo?” Si hacen estas preguntas, una iglesia ociosa no podrá contestarles.

Muchas veces la gente puede estar ociosa. Una iglesia también puede estar

ociosa. Nosotros tememos a la gente que está ociosa. Cuando obramos de esta

manera, muchas iglesias locales no podrán estar ociosas. Tendrán que

responder. Van a decir: “Lo estamos guiando de esta manera”, o dirán: “No lo

estamos guiando”. Si nunca le han ayudado, pueden mandarles cartas

exhortándolos a que en el futuro ayuden a los hermanos que se muden de otros

lugares a su localidad y que deben prestar atención a este asunto.

Respecto de hermanos de otros lugares

Ahora vamos a considerar el cuidado de los hermanos que vienen de otros

lugares. Espero que muchos hermanos y hermanas en nuestras reuniones se

animen a servir a estos santos. Este también es uno de los deberes de sacerdote.

Debemos predicar el evangelio, debemos ocuparnos del evangelio, debemos

cuidar de los nuevos creyentes, debemos hacernos cargo de los problemas,

debemos cuidar de los que se ausentan de las reuniones, y debemos cuidar de

los que vienen de otros lugares.

Asignando esta responsabilidad a los que cuidan de los hermanos que se han mudado a otros lugares

Los hermanos que son responsables del cuidado de los hermanos y hermanas

que se han mudado a otros lugares, pueden al mismo tiempo cuidar de los

hermanos que han llegado de otros sitios. Debido a que estos hermanos reciben

las cartas de los que se han mudado a otros lugares, pueden entender las

dificultades de los hermanos que han llegado de otros sitios. Por ejemplo,

treinta hermanos se mudan de Foochow. Un grupo de hermanos les escriben, y

aquéllos contestan. Estos hermanos pueden darse cuenta de las dificultades

encontradas en otros lugares. Especialmente entienden las aflicciones, las

tentaciones y los peligros para los hermanos que se mudan a otros lugares. Ellos

ven esto más que cualquiera, y también lo entienden más claramente. Por lo

tanto, naturalmente lo más conveniente es pedirles a estos hermanos a que

guíen a los que han venido de otros lugares para estar entre nosotros, y que

cuiden de ellos.

No es necesario que sea por largo tiempo

El tiempo de este cuidado no necesariamente debe ser largo. Después de dos o

tres meses, estos hermanos que han venido de otros lugares pueden ser

considerados hermanos locales, a quienes se les puede pedir que cuiden de

diferentes asuntos por sí mismos. Los hermanos y hermanas que han sido

responsables de cuidarlos pueden seguir adelante cuidando de otros nuevos

hermanos que hayan venido. Si no se hace esto, no podrán cuidar de todos.

Siempre debe darse que cada grupo deje lugar para el siguiente grupo. De esta

manera se puede laborar en muchos otros creyentes.

Por ejemplo, si dos hermanos de Trinan vienen a Tsingtao, los hermanos que

cuidan de esto deben estar personalmente en comunión con ellos por dos meses.

Tal vez a la larga se vayan, pero durante este período de tiempo los hermanos

deben estar en comunión con ellos. Estos son los deberes de los que sean

responsables de cuidar de los hermanos que vienen de otros sitios. Después de

dos o tres meses, si estos dos hermanos desean radicarse allí, otros dos o tres

hermanos pueden comenzar a tener una comunión particular con ellos. De esta

manera, estos dos que vinieron de otros lugares pueden ser entregados a otros.

Después de un tiempo, tal vez vengan dos hermanos de la iglesia en Weihaiwai;

los hermanos que cuidaron de los dos primeros que se mudaron a Tsingtao

deben cuidar a éstos también. Siempre debe realizarse esto grupo por grupo, por

un lado, dejando que unos sigan por su cuenta, y, por otro, encargándose de

otros. Es necesario atender adecuadamente cualquier necesidad o dificultad

especiales. Si estas cosas se pudieran practicar más, no habría mucho problema

con los hermanos que se mudan a otros lugares.

EL CAMINO DEL SERVICIO

Sin preferencia de tener un mensaje el día del Señor

Hermanos, no sé si ustedes han pensado en esto alguna vez. Quisiera, de veras,

tener una plática de corazón a corazón con ustedes. ¿Se han dado cuenta

ustedes de que hoy día el protestantismo da énfasis a los mensajes los

domingos? Yo creo que éste es el problema hoy en día. Espero que en estos días

consideren a fondo este asunto. ¿Quieren ustedes solamente mantener una

reunión externa el día del Señor, la reunión matinal de predicación? El próximo

año cuando vaya a Tsingtao, Cantón o Peking, preferiría no ver que se dieran

mensajes los domingos por la mañana, sino más bien, preferiría ver que todos y

cada uno de los hermanos en Peking están sirviendo y que todos y cada uno de

los hermanos están ocupados; durante la predicación del evangelio cada uno

estaría predicando; durante el tiempo en que se tiene que cuidar de la gente,

cada uno estaría cuidando de la gente; durante el tiempo de la cosecha, cada

uno estaría recogiendo; después de la cosecha, cada uno estaría cuidando de

otros; cuando haya cosas que requieran responsabilidad, habría hermanos

tomando la responsabilidad. Yo diría que esto es la iglesia. Si en una localidad

hay una reunión fuerte de predicación el día del Señor por la mañana, pero le

falta el servicio de parte de todos y cada uno de los hermanos, lo que hay allí no

es una iglesia; lo que hay allí es el protestantismo. Si entre nosotros hay cuatro,

cinco o diez hermanos que hacen un buen trabajo, mientras que los demás están

inactivos, lo que tenemos allí es el sistema sacerdotal del catolicismo y el

sistema pastoral del protestantismo. Eso no es la iglesia.

Ningún miembro inactivo

En la Biblia, la iglesia es una iglesia que predica el evangelio, una iglesia que

visita a la gente, y una iglesia que cuida de otros. Es el Cuerpo de Cristo en una

localidad. En el Cuerpo no hay miembros inactivos. Si algún día pudiera haber

un grupo de hermanos o incluso una iglesia entera, en la que todos sirven, todos

cuidan de las cosas espirituales adecuadamente, todos toman responsabilidad, y

todos están ocupados, entonces eso sería el verdadero Cuerpo de Cristo.

El servicio de la iglesia es hoy nuestro camino

Nuestro camino hoy en día es diferente al de antes. Usted no debe considerar

que está en lo correcto simplemente porque ha hecho mucho trabajo y ha tenido

muchas experiencias en el pasado. Hoy en día hemos dado un giro completo.

¡Nosotros no reconocemos al catolicismo! ¡No reconocemos al protestantismo!

El camino del catolicismo y del protestantismo es absolutamente diferente del

nuestro. Nuestro camino es el camino del servicio de la iglesia.

Espero que ustedes hermanos presten especial atención a este asunto, porque

cuando vayan a laborar en sitios distintos, es muy fácil olvidarse de la visión. Es

muy fácil perder la visión cuando la labor es ardua. Espero que cada vez que

trabajen, mantengan la visión delante de ustedes. Es solamente cuando tienen la

visión que pueden trabajar. Si no ven la visión no podrán trabajar. Tal vez lo que

tengan sea simplemente lo que vieron dos meses atrás. Aunque tengan el sentir

de que la carga todavía está sobre ustedes, de nada sirve. Los hermanos y

hermanas todavía no se han levantado y aún no están participando en la obra.

Por lo tanto, no nos preocupamos de cuán grandes sean las dificultades

externas, o cuánto hable la gente. La cuestión es si genuinamente hemos visto o

no el camino del servicio. Debido a que lo hemos visto claramente, ponemos

todas nuestras fuerzas en esto, para hacer que también todos trabajen en esto. Si

hay mucha gente, agradezcamos a Dios; si hay pocos, no importa. La iglesia

debe tomar este camino.

Si hay una iglesia local con dos mil hermanos y hermanas, y solamente

quinientos sirven, mientras mil quinientos no lo hacen, debería parecernos algo

extraño. Si hay quinientos hermanos y hermanas, deben ser, entonces,

quinientos los que sirven; de otra manera, los hermanos no podrán sobrellevar

la carga.

CAPITULO TRES

EL SERVICIO LEVITICO

No es necesario decir mucho acerca del servicio de los levitas, debido a que es

un asunto muy simple. El trabajo levítico es diferente del trabajo sacerdotal. Los

sacerdotes son para servir a Dios y para atender las cosas del tabernáculo. Los

levitas son para servir a los sacerdotes, es decir, para ayudar a los sacerdotes. En

otras palabras, el servicio sacerdotal representado en el Antiguo Testamento es

un servicio espiritual. Pero el servicio levítico se refiere al servicio de los asuntos

prácticos. Los levitas lavaban los becerros, derramaban la sangre, llevaban fuera

el estiércol, ayudaban a desollar las ofrendas y también transportaban los

enseres del tabernáculo. Cada vez que la columna de nube de Dios se levantaba,

el tabernáculo era desmantelado y los levitas transportaban las cosas del

tabernáculo. Todas estas cosas son el servicio levítico.

DEL MUNDO PERO NO EN EL MUNDO

Aunque lo que hacen los levitas no es espiritual, lo que hacen está relacionado

con Dios y con la espiritualidad; es del mundo, pero no en el mundo. Las cosas

que hacen se encuentran en la iglesia. Por lo tanto, en la Biblia, el servicio de los

diáconos es levítico en naturaleza.

Hay diáconos en las iglesias locales. El trabajo de los diáconos en las iglesias

locales es levítico en naturaleza. Ellos se encargan de los asuntos prácticos, y

estos asuntos están relacionados con la iglesia.

TODOS DEBEN APRENDER

En lo tocante a los asuntos prácticos de la iglesia, los hermanos y hermanas

deben estar muy interesados y tener mucha claridad al respecto. Sin importar

qué clase de asunto sea, todos deben poner las manos en ello. Por ejemplo, la

limpieza del lugar de reunión y el cuidado y arreglo de las frazadas y sábanas

que pertenezcan a la iglesia corresponden a la naturaleza del servicio de los

levitas. El cuidado de los menesterosos entre nosotros, y la recepción y el envío

de los hermanos y hermanas que visitan, también son tareas que corresponden

a la naturaleza del servicio levítico. Se puede ver que hay una gran cantidad de

trabajo que corresponde a la naturaleza del servicio levítico. Hay mucho trabajo

en la oficina de servicio de la iglesia, el cual también es levítico.

Cuando se da que una persona sirve a Dios, por un lado, se tiene el trabajo

sacerdotal, y por el otro, se tiene el trabajo levítico. Tanto el uno como el otro

deben ser realizados. Por una parte, usted participa en el servicio espiritual, y

por otra, usted también tiene que encargarse de los asuntos prácticos.

Recordemos que Esteban y algunos otros se encargaban de servir alimentos. Ese

era el servicio de los diáconos, el trabajo de los levitas. Cuando los discípulos

distribuyeron los panes y recogieron doce cestas de fragmentos y cuando en otra

ocasión recogieron siete cestas de fragmentos, estaban haciendo el trabajo de

diáconos. En particular, la responsabilidad de Judas de encargarse de la bolsa

era asunto de los diáconos. El Señor Jesús, en el pozo de Sicar, envió a Sus

discípulos a que comprasen alimentos. Tal adquisición de alimentos también

era trabajo de los diáconos. Estas cosas ocupan una gran parte del trabajo

cristiano. Esta categoría de cosas es lo que todos en la iglesia debemos aprender

adecuadamente delante de Dios.

AYUDA EN LAS TAREAS DOMESTICAS

Hermanos y hermanas, creo que en este punto puedo hacer una sugerencia. Por

favor presten mucha atención a esto. Hay muchos hermanos y hermanas que

tienen algún tiempo libre. También hay muchas hermanas que no tienen nada

de tiempo en sus hogares. Tienen que cocinar y tienen que cuidar de sus niños.

¿Por qué no podrían los hermanos en el servicio de los levitas tomar la

responsabilidad en este asunto por medio de hacer arreglos para que alguien

vaya al hogar de los hermanos o las hermanas para ayudarles? Los hermanos

responsables podrían decirles que hay dos hermanas entre nosotros que pueden

ayudarles a lavar la ropa dos horas a la semana. Esto también es trabajo de los

levitas. En los tiempos de los apóstoles, las viudas de los helenistas no fueron

bien atendidas y hubo algunas murmuraciones. Así era la iglesia. Aunque eso no

era algo espiritual sino más bien un asunto práctico, con todo era necesario

hacerlo.

DOCE COSAS QUE PERTENECEN A LOS ASUNTOS PRACTICOS

Hay muchas cosas que podemos considerar delante del Señor: 1) el trabajo de la

limpieza; 2) el arreglo del salón y el trabajo de acomodar; 3) la necesidad de un

grupo de hermanos y hermanas que se encarguen del partimiento del pan y de

los bautismos. Algunos deben ser responsables del pan y de la copa para la

reunión del partimiento del pan. También necesitamos algunos que hayan sido

entrenados en cuidar de los asuntos relacionados con los bautismos, tal como

ayudar a los que están siendo bautizados a bajar y subir del agua, cambiarse de

ropa, etc. 4) Dar a los pobres que están entre los incrédulos. Cuando los

incrédulos se ven afectados por desastres, como inundaciones o incendios, la

iglesia debe cuidar de ellos. 5) Cuidar de aquellos que sean pobres entre

nosotros; 6) la recepción y el envío de los hermanos; 7) la contabilidad; 8) el

servicio de cocina; 9) la oficina de servicio; 10) el servicio de transporte. En

lugares donde se tiene carros o camionetas disponibles, alguien debe supervisar

su uso. 11) El trabajo de oficina que incluye el manejo de la recepción y el envío

de correspondencia; y 12) ayudar a los hermanos y hermanas pobres a hacer sus

quehaceres domésticos, incluyendo lavar la ropa, coser, remendar, etc.

Yo siempre espero que cada hermano y hermana tome la carga por los asuntos

prácticos. Nunca permita que exista una situación donde algunos tengan qué

hacer mientras que otros no estén haciendo nada. El servicio de la iglesia

siempre es para todos. Si entre nosotros hay algunos hermanos y hermanas que

tienen tiempo, sería bueno que ellos ayudasen a otros hermanos y hermanas en

sus quehaceres domésticos. Cada semana podrían ir a la casa de otro hermano o

hermana, para ayudarles durante una o dos horas, haciendo algunas cosas para

ellos. Especialmente es bueno que las hermanas que sean amas de casa,

adineradas y de buena posición, vayan a la casa de algún hermano o hermana

para ayudar a lavar la ropa o a remendar. No deberían solamente tener gente

trabajando para ellas, mientras ellas mismas no hacen nada. Como cristianas les

conviene ir a la casa de los hermanos y hermanas pobres a hacer cosas con sus

propias manos.

EL PRINCIPIO DE QUE TODOS SIRVAN

Ya he hablado suficiente acerca de los asuntos prácticos. Deben tener claridad

delante de Dios acerca de este principio de que todos los hermanos y hermanas

deben ejercer tanto servicio espiritual como servicio práctico. No importa

cuánto pueda hacer cada uno. Yo espero que todos trabajen y hagan lo mejor

que puedan. Si este asunto puede ser arreglado adecuadamente, la iglesia podrá

progresar paso a paso. Hermanos, repito que deben darse cuenta de que la

responsabilidad que está sobre ustedes es muy grande, y que las cosas que están

en sus manos los mantendrán muy ocupados. Deben trabajar hasta tal punto

que traigan a todos los hermanos a la misma condición en la que están ustedes.

Cuando todos los hermanos vengan y sirvan juntos, la iglesia en esa localidad

tendrá un fundamento. Cuando otros vean esto, sabrán que la iglesia está en

nuestro medio. Todos trabajan, todos comparten las cosas prácticas, y todos

participan en las cosas espirituales.

HACER QUE NEGOCIEN TODOS LOS QUE TENGAN UN TALENTO

Quisiera dirigirme a los hermanos responsables. Ustedes tienen el hábito

natural de usar solamente a los que tienen dos talentos. La historia de la iglesia

siempre ha sido así. Los que tienen cinco talentos pueden avanzar por sí solos;

no hay necesidad de cuidarlos. Pero a los de un solo talento es muy difícil

ayudarles. Una palabra o dos, y ellos entierran su talento de nuevo. Los de dos

talentos, son los más disponibles. Tienen cierta habilidad, ellos pueden hacer las

cosas bien, y no entierran sus talentos. Pero si ustedes solamente pueden usar a

los de dos talentos, y no pueden usar a los de un talento que están en cada

localidad, han fracasado totalmente.

He dicho esto en Foochow, lo he dicho también en Shanghái, y lo diré de nuevo

hoy. ¿Qué es la iglesia? La iglesia es todos los de un talento que vienen a

participar en el servicio de la iglesia, en la parte práctica y en la parte espiritual.

No puede usted menear la cabeza y decir: “Este es inútil”, y: “Aquél es inútil”. Si

dice usted que éste es inútil y que aquél es inútil, la iglesia está acabada y usted

ha fracasado totalmente. Si usted piensa que él es inútil, él verdaderamente será

inútil. Usted puede decirle que de acuerdo a sí mismo, él por supuesto es inútil,

pero que el Señor le ha dado un talento y desea que todos los de un talento

salgan y negocien. El Señor puede usarlos. Si usted no puede usar a los de un

talento, eso prueba que delante del Señor usted no puede ser un líder. Usted

tiene que usar a todos los hermanos y hermanas que son “inútiles”. Este es el

trabajo de los hermanos que están en la obra. No deben usar solamente a los

hermanos y hermanas útiles, sino que también deben hacer que todos los

hermanos y hermanas inútiles sean útiles.

El principio básico es que el Señor no le ha dado a nadie menos de un talento.

En la casa del Señor, no hay ni un solo siervo que no tenga un don; cada uno

tiene al menos un talento y no puede tener menos de un talento. Nadie puede

excusarse diciendo que el Señor no le ha dado un talento. Quisiera que ustedes

se dieran cuenta de que todos los hijos de Dios son siervos delante de El. Si son

hijos, son siervos. En otras palabras, si son miembros, tienen un don; si son

miembros, son ministros. Si pensamos que hay alguien a quien el Señor no

puede usar, no conocemos nada de la gracia de Dios en absoluto. Debemos

conocer la gracia de Dios tan profundamente que cuando Dios llame a alguien

Su siervo, nunca nos levantemos a decir que no lo es. Hoy día, si usted

escogiese, tal vez seleccionaría a tres o cuatro de toda la iglesia. Pero Dios dice

que todos son siervos. Ya que Dios dice esto, debemos dejarlos que sirvan.

Hermanos y hermanas, de ahora en adelante, si proseguimos en nuestra obra o

no, y si esta obra tiene éxito o no, depende de lo que podemos decir hoy día de

nuestra obra delante del Señor. ¿Hay solamente algunos trabajando? ¿Hay sólo

algunos especialmente dotados haciendo la obra? ¿O todos los siervos del Señor

participan en el servicio y toda la iglesia está sirviendo? Este es todo el

problema. Si este problema no puede ser resuelto, no tenemos nada.

EL CUERPO DE CRISTO ES VIVIENTE

El Cuerpo de Cristo no es una doctrina, sino algo viviente. Todos debemos

aprender esto: solamente cuando todos los miembros funcionan, tenemos el

Cuerpo de Cristo. Sólo cuando todos los miembros funcionan, se tiene la iglesia.

Nuestro problema hoy día es que hemos heredado el sistema sacerdotal del

catolicismo romano y el sistema pastoral del protestantismo. Si en estos días no

tenemos cuidado, también aparecerá entre nosotros cierta clase de sistema

mediador. Seremos los únicos que nos encargamos de todas las cosas en el

servicio de Dios. Solamente predicar el Cuerpo de Cristo es inútil; debemos

dejar que el Cuerpo trabaje y exprese sus funciones. Ya que es el Cuerpo de

Cristo, no debemos temer que le falten funciones. Ya que es el Cuerpo de Cristo,

podemos poner nuestra fe en él. El Señor desea que cada miembro en cada

localidad se levante y sirva.

DIOS HA IDO DELANTE DE NOSOTROS

Si tengo razón, de acuerdo a mi discernimiento es posible que la hora haya

llegado. Las cartas que he recibido de diferentes lugares y las noticias que he

oído de todas partes indican que hoy en todas partes todos los santos están

listos para presentarse a servir. Dios ha ido delante de nosotros; nosotros

debemos seguirlo.

Es mi deseo que ni siquiera un solo hermano entre nosotros salga y en vez de

guiar a los hermanos y hermanas a servir, los reemplace así siendo un fracaso.

Espero que cuando vaya usted a cierto lugar, al comienzo guíe a ocho o diez a

que sirvan, y después de cierto tiempo ellos guiarán a sesenta, a ochenta, o a

cien a que sirvan allí. Entonces en la siguiente visita que usted haga, tal vez vea

mil o dos mil personas sirviendo allí. Esto es lo correcto. Si usted tiene que usar

a los de cinco talentos reprimiendo a los de dos talentos, y a los de dos talentos

reprimiendo a los de un talento, usted no es siervo del Señor. Usted debe hacer

que todos los de cinco talentos se levanten y sirvan, y que todos los de dos

talentos se levanten y sirvan, y también deben hacer que todos los de un talento

se levanten y sirvan. Debe hacer que se levanten y sirvan también aquellos que

usted piensa que no son útiles. Así, aparecerá la iglesia gloriosa.

En Foochow preferiría ver a todos los sencillos pueblerinos sirviendo, que a tres

o cinco hermanos sobresalientes predicando. No admiro a aquellos que

sobresalen. Me gustan los de un talento.

El Señor podría darnos, en Su gracia, más Pablos y más Pedros, pero no lo ha

hecho. El mundo entero está lleno de hermanos y hermanas de un talento. ¿Qué

haremos con esta gente? ¿Dónde los vamos a poner?

FILADELFIA DEBE APARECER

En este entrenamiento aquí en la montaña, si Dios verdaderamente trata con

nuestro yo y con nuestro trabajo hasta tal punto que salgamos a proveer una

manera para que todos los de un talento sirvan, por primera vez la iglesia

comenzará a ver lo que es el amor fraternal, y Filadelfia aparecerá.

Hoy en día la iglesia no solamente necesita la supervisión, sino también amor

fraternal. Creo en la autoridad y también creo en el amor fraternal. Sin

autoridad la iglesia no puede seguir adelante. “Has guardado mi palabra” (esto

es autoridad). “Y no has negado mi nombre” (esto es autoridad). Filadelfia tenía

estas dos clases de autoridad. Pero Filadelfia misma es amor fraternal. Todos los

hermanos se presentaban y servían en amor. Cuando tal día venga,

comenzaremos a conocer lo que es la iglesia. De otra manera, si continúa la

situación actual, todavía seguiremos influenciados por los vestigios del

catolicismo romano y del protestantismo; no sabremos qué son los hermanos de

Filadelfia ni qué es la autoridad de la iglesia.

DOS CAMINOS: EL DON Y LA AUTORIDAD

Hoy día creo que tenemos dos caminos propuestos claramente delante de

nosotros. Si el Señor puede realmente abrirse paso en nuestro medio, el camino

que hemos tomado en los últimos diez, veinte o treinta años será

completamente cambiado. El punto de vista de ustedes no puede ser el mismo

de antes; tiene que ser quebrantado y aplastado.

Nadie es dejado fuera

Primeramente, no deben ustedes usar a un hermano solamente porque es útil ni

dejarlo fuera si no lo es. En la iglesia ningún miembro debería ser dejado fuera.

Esta no es la manera que usa el Señor. Hoy día, si el Señor ha de recobrar Su

testimonio, El debe hacer que todos los miembros de un talento se levanten.

Todos los que pertenecen al Señor son los miembros del Cuerpo. Cada uno debe

levantarse y debe estar en su función. Si éste es el caso, ustedes verán la iglesia.

Hoy en día, mientras ustedes están aquí en la montaña, consideren cada lugar.

Ustedes casi tienen que decir: “¿Dónde está la iglesia? ¿Dónde está Cristo?”

Parece que ni la iglesia ni el Señor están por ahí. Cuando salgan a trabajar,

nunca desprecien a los miembros de un talento, nunca los reemplacen, y nunca

los repriman. Tienen que confiar en ellos de todo corazón. Ustedes deben hacer

que ellos laboren. Si Dios tiene la seguridad de llamarlos a ser siervos, ustedes

también deben tener la seguridad de llamarlos a ser siervos.

La autoridad trata con la carne

En segundo lugar, en la iglesia no tememos a las actividades carnales. Dos líneas

tienen que ser establecidas en la iglesia: una es la autoridad y la otra es el don.

Todos los de un talento tienen que venir a servir, trabajar y dar fruto. Ustedes

tal vez pregunten: “¿Si todos los de un talento aparecen con su carne y todo, qué

haremos?” Déjenme decirles que la carne debe ser tratada, y la manera de

tratarla es usar la autoridad que representa a Dios.

El don y la autoridad son dos cosas completamente distintas; el don es el don y

la autoridad es la autoridad. Los de un talento deben usar su don. Y con los que

son carnales, ustedes deben hacer uso de la autoridad. Si un hermano permite

que su carne interfiera mientras está trabajando, debe decírsele: “Hermano, eso

no está bien. Usted no debe dejar que su carne interfiera”. Díganle: “Esa actitud

es incorrecta. No permitimos que tenga esa actitud”. Cuando le hablen de esa

manera, al día siguiente probablemente se irá a su casa y desde entonces no

hará nada más. Entonces ustedes tienen que buscarlo y decirle: “No, usted

todavía debe hacer el trabajo”. Es posible que la carne surja de nuevo, pero aún

así ustedes deben dejar que haga el trabajo. Deben decirle de nuevo: “Usted

debe hacer esto, pero no le permitimos que haga aquello”. Siempre haga uso de

la autoridad para tratar con él.

Esta es la mayor prueba. Una vez que el Señor use a los de un talento, la carne

de ellos inmediatamente se inmiscuirá. La carne y “un talento” están unidos.

Debemos rechazar la carne, pero tenemos que usar a los de un talento. La

situación de hoy día es que nosotros enterramos la carne, ellos entierran el

talento, y la iglesia se queda sin nada. ¡Esto no puede ser! Tenemos que hacer

uso de la autoridad para tratar con la carne, pero también tenemos que pedirles

que manifiesten su talento. Tal vez digan: “Si trabajo, no está bien, y si no lo

hago, tampoco está bien. ¿Entonces, qué haré?” Deben ustedes decirles: “Por

supuesto, que si trabaja, está mal debido a que introduce la carne; pero si no

trabaja, también está mal porque entierra el talento. El talento debe entrar, pero

no la carne”.

En la iglesia, si puede mantenerse la autoridad y puede incluirse las funciones

de todos los miembros, verá usted una iglesia gloriosa en la tierra y el camino de

recobro será fácil. No sé cuántos días más el Señor ha puesto delante de

nosotros. Creo que nuestro camino será más y más claro. Tenemos que usar

todo nuestro entendimiento y todas nuestras fuerzas para que todos los

hermanos y hermanas se levanten a servir. Cuando ese tiempo llegue, la iglesia

será manifestada, y el Señor regresará. Que el Señor sea misericordioso y tenga

gracia para con nosotros, para que hagamos lo mejor.

CAPITULO CUATRO

LOS MINISTROS DE LA PALABRA EN LA IGLESIA

Hoy queremos invertir cierto tiempo para considerar la situación de los

ministros de la palabra en las iglesias locales.

NO HAY NECESIDAD DE MANTENER LA REUNION DE PREDICACION EL DIA DEL SEÑOR

Según nuestra costumbre en el pasado, las iglesias en todas las localidades

siempre han mantenido la reunión de predicación el día del Señor. En el pasado,

en la reunión de los colaboradores en Hankow, vimos claramente que no hay

necesidad de que una iglesia local mantenga la reunión de predicación el día del

Señor, porque esta clase de reunión no es una reunión de la iglesia. Los

mensajes impresos en La vida cristiana normal de la iglesia hablan de esto de

una manera muy detallada. La reunión de oración es una reunión de la iglesia.

La suministración de los ministros de la palabra en 1 Corintios 14 es una

reunión de la iglesia. La reunión de la mesa del Señor es una reunión de la

iglesia. Sin embargo, la reunión matinal de predicación del día del Señor es un

producto del catolicismo y del protestantismo, y no es una reunión de la iglesia.

Realmente es una reunión de la obra, más que una reunión de la iglesia.

La razón por la cual no pudimos abolirla

Por seguir lo que hacen las naciones

Aunque no hay necesidad de mantener la predicación del día del Señor en una

iglesia local, ¿cuál ha sido nuestra experiencia en los diez años que han pasado

desde que tuvimos las reuniones en Hankow? Todavía mantenemos la reunión

de predicación el día del Señor siguiendo lo que hacen las naciones a nuestro

alrededor. Parece que muchas localidades no pueden soportar la ausencia de la

predicación los días del Señor. Ya que todas las naciones a nuestro alrededor

tienen predicaciones el día del Señor, se nos ha hecho difícil abandonarla. Por lo

tanto, hemos seguido lo que han hecho las naciones. Hemos visto en los diez

años, de 1938 a 1948, que lo que vimos en Hankow era correcto, que la

predicación los días del Señor no es una reunión de la iglesia local; no obstante,

¿por qué hasta el momento no podemos abandonarla? ¿Dónde está la

dificultad?

Por no tener nada con que reemplazarla

Yo pienso que una razón de mucho peso es que si ustedes aboliesen la

predicación del día del Señor, no tendrían nada con que reemplazarla. Las

naciones practican esto, así que si los hermanos en nuestro medio no lo hacen,

sería muy difícil mantener las reuniones en sus localidades. Parece que como

todos los de las denominaciones siempre tienen un mensaje que escuchar,

sentimos que para nosotros sería muy difícil si, al venir ellos el día del Señor a

nuestro medio, no hubiera un mensaje que escuchar.

El resultado de no abolirla

Persiste la necesidad de edificar el sistema pastoral

Por lo tanto, en estos pocos años, ni una sola localidad ha llevado a cabo

adecuadamente lo que vimos tan bien en Hankow. Al final, ni siquiera pudimos

evitar el problema que teníamos antes de las reuniones en Hankow. Antes de las

reuniones en Hankow, habíamos visto que estaba mal que un hermano que es

un obrero permaneciese siempre en el mismo lugar. Los hermanos que son

obreros deben estar esparcidos por muchas localidades. Pero hoy día parece que

un obrero todavía necesita vivir en un lugar particular a fin de mantener la

reunión de predicación el día del Señor. En tanto que necesitemos mantener la

reunión de predicación el día del Señor, necesitaremos edificar el sistema

pastoral. Si necesitamos mantener la reunión de predicación el día del Señor,

entonces aún seguirá existiendo la necesidad de que un obrero viva en un lugar

para hacer ese trabajo, ya que los hermanos locales no tienen manera alguna de

mantener la reunión de predicación el día del Señor.

Espero, hermanos, que cuando ustedes tengan tiempo, lean de nuevo los

mensajes dados en La vida cristiana normal de la iglesia. Las reuniones para la

edificación, las reuniones de la mesa del Señor, las reuniones de oración, y las

reuniones de la prédica del evangelio, son reuniones de la iglesia, pero el

mantener la reunión de predicación el día del Señores la conducta de las

naciones y no algo de la iglesia. Tenemos que admitir nuestro fracaso de los

últimos diez años; no podemos ser orgullosos. El problema por no abolirla

El problema externo: el deseo de escuchar mensajes

En los últimos diez años, ¿por qué no pusimos en práctica lo que habíamos

visto? Hay razones para esto, una interna y otra externa. La razón externa es

que todas las naciones tienen una reunión de predicación los días del Señor y si

entre nosotros no las tenemos, tememos que muchos hermanos y hermanas, al

no tener un mensaje que escuchar, se vayan a otros sitios a escuchar mensajes.

Sin embargo, si éste es el caso, pueden darse cuenta cuán pocos son los

sacerdotes entre nosotros. Muchos entre nosotros aún quieren ser los que son

servidos y no tienen la capacidad de servir. Ser un sacerdote no es ser servido,

sino servir. Ser uno que escucha mensajes es ser servido, no servir. Este es el

problema externo.

El problema interno: el de tener un hábito

El problema interno es que si no hay una reunión de predicación en el día del

Señor, muchos hermanos y hermanas, después de haber sido cristianos por diez

o veinte años, sentirán que esto es algo absolutamente distinto de sus

costumbres anteriores como cristianos, que ser un cristiano hoy en día es

diferente de lo que fue en el pasado. Esto también es un problema.

La necesidad de ver con exactitud

Hoy quiero hablar con ustedes, hermanos y hermanas, y considerar lo que

vamos a hacer en cuanto a este asunto. Las palabras que estoy hablando aquí

solamente son sugerencias; no es mi predicación, porque aquí debemos ver con

exactitud, antes de que podamos practicarlo.

Una iglesia local no tiene la capacidad demantener

la reunión de predicación del día del Señor

Hasta el día de hoy no he podido hallar ni una vez en la Biblia la reunión de

predicación del día del Señor. Especialmente en una iglesia local se puede ver

que no hay manera de mantener una reunión de éstas el día del Señor. Si una

iglesia local quiere fortalecer tal reunión, entonces tiene que tener un obrero.

Sea que lo llamen obrero o pastor, es lo mismo. Todavía hay alguien allí para

mantener la reunión de predicación del día del Señor.

Abolir siempre la clase de aquellos que desean ser servidos

¿Cuál ha llegado a ser nuestra situación? Entre nosotros no creemos en el

sistema sacerdotal. Todos somos sacerdotes. No creemos en el sistema

sacerdotal disfrazado como sistema clerical, ni creemos en el sistema sacerdotal

disfrazado como sistema pastoral, y tampoco creemos en el sistema sacerdotal

disfrazado como sistema de obreros. Así que si no resolvemos este asunto aquí,

esta vez que ustedes salgan a la obra, no se puede esperar que puedan trabajar

bien. Deben aprender a levantar a todos los hermanos y hermanas a que sean

sacerdotes. Cuando todos vengan a servir, los que están siendo servidos entre

nosotros disminuirán. Tenemos que abolir la clase de aquellos que están siendo

servidos. Si todavía existe la clase de los que están siendo servidos y todos

esperan que otros sean los sacerdotes mientras que ellos mismos permanecen

simplemente como el pueblo de Dios, nunca habrá manera de eliminar la

reunión de predicación del día del Señor; nunca habrá manera de tener la

representación del Cuerpo en esa localidad, debido a que en esa localidad habrá

siempre los que son pasivos, que escuchan hablar a otros pero ellos mismos

nunca hablan. Si la iglesia desea tener éxito como iglesia y tener éxito como

Cuerpo de Cristo en una localidad, entonces todo el Cuerpo tiene que servir. El

servicio de todo el Cuerpo es que todos, ya sean los de cinco talentos, los de dos

talentos o los de un talento, se levanten para servir a Dios. Por favor, recuerden,

éste es el requisito para que un grupo llegue a ser el Cuerpo de Cristo.

El camino de la iglesia

El trabajar reemplaza el escuchar mensajes

Yo creo que el camino que la iglesia ha de seguir es éste: salvar y ganar a una

persona de afuera, y después de que sea salva, introducirla a la obra

inmediatamente, para que así no desarrolle el hábito de escuchar mensajes el

día del Señor. Necesitamos transformar esto en el hábito de trabajar el día del

Señor. Yo creo que nuestro fracaso en estos diez años será completamente

cambiado de ahora en adelante. En estos diez años hemos enseñado que es

correcto que los santos tengan el hábito de escuchar mensajes el día del Señor;

no lo hemos reemplazado con otra cosa. No sustituimos la predicación del día

del Señor por el trabajo. Hoy hemos descubierto que trabajar los días del Señor

es lo que se debe hacer y lo que es apropiado. Debido a que lo apropiado no está

aquí, lo errado ha entrado.

Todo el Cuerpo es movilizado para predicar el evangelio

Si hoy en día las iglesias en cada localidad pueden hacer que todos los miembros

de un talento se levanten, sean capaces de estar firmes y trabajar, es muy

posible que podamos regresar a la condición de la iglesia primitiva. Los días del

Señor por la mañana deben ser usados para predicar el evangelio. El día del

Señor es el tiempo para que todos sean movilizados para salvar a la gente.

Ustedes deben reunir a los nuevos creyentes y hacerles saber que cada día del

Señor es el día en que todos estamos ocupados. Tenemos que predicar el

evangelio cada día del Señor.

Sin duda, la iglesia en la tierra necesita ser alimentada. Yo creo en alimentar, y

también creo que en China no hay nadie que crea en alimentar tanto como yo.

Pero admito que la misión de la iglesia en la tierra no es alimentar sino predicar

el evangelio. Por lo tanto, debemos usar cada día del Señor para predicar el

evangelio, ya sea en la mañana o en la tarde, pero especialmente en la mañana

porque ése es el tiempo en el que todos en todas partes “van a adorar”.

Tendremos una reunión de predicación cada día del Señor por la mañana, pero

será para el evangelio.

Todos los hermanos deben salir a conducir gente a la reunión. También

podemos tener anuncios, pero no queremos enfatizar esto. También podemos

tener otros métodos, pero nuestro énfasis es que uno invite a dos, y que otro

invite a cuatro. Al trabajar de esta manera, verán inmediatamente que todos los

hermanos estarán ocupados, porque todos los hermanos y hermanas estarán

predicando el evangelio y salvando gente. No debe usted hacer esto solamente

los días del Señor, sino que debe ir a buscar gente y hablarles en otras

oportunidades y también debe traer a la gente a que escuchen el evangelio y

buscar a los nuevos para que vengan y escuchen. Si usted trae mucha gente,

debe hallar a otros para que le ayuden a cuidarlos. Esta clase de trabajo en el

cuidado del evangelio es el trabajo básico de los hermanos y hermanas.

Si cada día del Señor conducimos a la gente a creer y ser salvos, no pasará

mucho tiempo antes de que se quite de los hermanos el hábito de escuchar

mensajes. Entonces, la verdadera naturaleza de la iglesia será manifestada. Hoy

día, ¿quiénes son llamados miembros de la iglesia? Son aquellos quienes

escuchan mensajes los días del Señor. Después de un período de tiempo, esta

naturaleza de ellos será cambiada. Todo aquel que vaya a predicar el evangelio y

a salvar a la gente será llamado miembro de la iglesia. El que salga activamente

a salvar a la gente será llamado miembro de la iglesia, un cristiano. Ya no

existirá más este hábito pasivo de escuchar mensajes.

Toda la iglesia es un cuerpo de sacerdotes

Ustedes deben ver lo que llamamos la iglesia. Esta vez yo creo que la luz es muy

clara. La iglesia es todos aquellos que son sacerdotes. Esta clase de sacerdocio

universal ya ha sido predicado por más de cien años. Desde 1828 hasta la fecha,

un período de 120 años, los ojos de los siervos de Dios han sido abiertos para ver

que el sacerdocio es universal. Sin embargo, hasta el presente el sacerdocio

todavía no está muy difundido. La iglesia es el Cuerpo de Cristo. Este testimonio

se ha ido recobrando durante más de cien años. Por supuesto, en los últimos

diez o más años algunos han visto especialmente su peso espiritual. Sin

embargo, en la iglesia es muy posible que el Cuerpo de Cristo sea solamente una

doctrina. En realidad estamos lejos de introducir esto en la vida de la iglesia.

Todos los miembros en función

Por lo tanto, tienen ustedes que pedirle a Dios que les abra los ojos, que les

muestre lo que es el Cuerpo. El Cuerpo es todos los miembros en función. En el

Cuerpo no hay ningún miembro que no funcione; de la misma manera, no hay

ninguna persona que pertenezca al Señor que no sea un sacerdote que sirve al

Señor. Todos los miembros funcionan. Todos los sacerdotes sirven.

Podremos hallar la iglesia en todas partes

Esta vez después de que salgan a la obra, hermanos, deben cambiar

radicalmente el modo de pensar de los hermanos y hermanas. Anteriormente, el

pensamiento de ellos era que en la iglesia había muchos obreros. Hoy tenemos

que cambiar esto y decirles que cada uno en la iglesia es un obrero. Ya he dicho

antes, y lo repito hoy día, hermanos, tienen que hablar esta palabra hasta que un

día todos lo entiendan interiormente. Si la iglesia no se esfuerza hasta el grado

en que todos en la iglesia estén trabajando y todos en la iglesia estén sirviendo,

entonces no habrá iglesia. Si toda la iglesia se levanta a trabajar y servir, ustedes

verán inmediatamente que el Cuerpo de Cristo está ahí. En todas partes habrá

tres o cinco personas, o siete u ocho personas sirviendo a Dios; ustedes podrán

encontrar la iglesia en todas partes.

Sin embargo, una vez que hayan bajado de la montaña, no espero que ustedes

supriman la predicación del día del Señor y que la cambien inmediatamente.

¡No puede haber tal cosa! Es una cuestión de trabajar hasta el día que

alcancemos tal punto.

En la mañana se sirve al hombre, en la noche se sirve a Dios

No sé si ustedes han visto esta visión. Déjenme decirles qué maravilloso sería si

un día, la mente de los hijos de Dios no fuese como lo es hoy día, teniendo el

pensamiento de asistir a reuniones de adoración, y pudiésemos eliminar esta

forma de escuchar mensajes y tener a toda la iglesia sirviendo de acuerdo a la

palabra de Dios en la Biblia. Entonces los días del Señor por la mañana serían

útiles para que todos los sacerdotes sirvieran al hombre, y, por la noche, para

que todos los sacerdotes sirvieran a Dios. No importaría si los días del Señor por

la mañana va usted a la reunión o no. También sería aceptable cambiar a otro

día la reunión evangelística. Los días del Señor por la mañana serían siempre

para que todos los sacerdotes fueran y sirvieran al hombre; todos deben servir al

hombre. Los días del Señor por la noche todos nosotros serviríamos a Dios,

ofreciendo nuestros sacrificios. Cuando ustedes vean que existe semejante

pueblo, entonces la iglesia será como debe ser. Cuando ustedes vean que todos

los creyentes, una vez que son salvos, tienen un corazón para el Señor, tienen el

pensamiento de salvar a otros, y están trabajando y cuidando a otros, entonces

ustedes realmente podrán ver que la iglesia está allí.

Trabajan una vez que son salvos

Debería ocurrir siempre que una vez que una persona es salva, debe considerar

a quién va a traer a la salvación. Una vez que una persona es salva, debe ser una

persona que trabaja. Una vez que una persona es salva debe ser una persona que

testifica. No sé si han visto esta senda o no. Debemos conducir a la gente hasta

el punto en que la iglesia sea como debe ser delante de Dios. Quiero hablar una

palabra muy franca. Hoy día en la iglesia, las personas son las correctas, pero la

situación está en verdad mal. Las personas pertenecen a Dios, las personas

están bien, pero la situación está completamente equivocada. La situación es

pasiva.

Por lo tanto, cuando ustedes bajen de la montaña, deben cambiar no solamente

el derrotero de la obra, de modo que ahora tengan un centro definido, sino que

también deben cambiar la naturaleza de la obra. ¿Cuál es la naturaleza de la

obra? Es conducir a las personas a que comiencen a trabajar desde el momento

en que son salvas. Los obreros deben conducir a los hermanos a trabajar y no

deben reemplazarlos haciendo la obra ellos mismos.

Desde ahora en adelante no habrá mucha diferencia entre los obreros y los

hermanos, excepto que la condición espiritual de ustedes delante del Señor es

fuerte, mientras que la de ellos tal vez sea más débil. En lo tocante a la obra, no

hay diferencia, porque ellos también son colaboradores. Sólo cuando se alcanza

este punto se puede entender el Nuevo Testamento. Todo el Nuevo Testamento

de la Biblia considera a todos los hijos de Dios como colaboradores, porque

todos trabajan. La única diferencia es que ustedes han sido enviados a la obra.

Ustedes han dado todo su tiempo y toda su energía y han sido enviados a

diferentes lugares a trabajar. Quiero que vean especialmente este asunto.

Podremos derrocar nuestra tradición

Si interiormente ustedes están capacitados y son suficientemente fuertes,

siempre empujarán y siempre trabajarán, y podrán derribar toda nuestra

tradición.

La carga de la tradición es muy pesada. Esta tradición oprime. Si hoy en día

ustedes quieren derrocarla, deben usar mucha fuerza. Esto no es algo rápido. Va

a tomar uno o dos años antes de que puedan producir una nueva situación.

EL SUMINISTRO DE LA PALABRA

Hablemos primero acerca del suministro de la palabra. Después regresaremos a

hablar del camino de la iglesia.

El suministro de la palabra para edificar a los nuevos creyentes

Acerca del ministerio de la palabra, por ahora usaremos el siguiente arreglo:

tendremos cincuenta y dos temas para el año regular. Además, tendremos uno o

dos temas adicionales para usarlos en los años bisiestos. Por favor recuerden

que cuando seamos fuertes en el asunto de predicar el evangelio, muchos serán

salvos. Una vez que haya muchos salvos, la iglesia tendrá más problemas que

antes, debido a que entrará toda clase de personas. Toda clase de peces serán

sacados y puestos en la barca; por lo tanto, será necesario que los cuidemos

bien, proveyéndoles a los nuevos creyentes edificación una vez por semana.

No pensamos cambiar los temas de la reunión que tenemos para la edificación

de los nuevos creyentes. En cada iglesia local en cada localidad, cada jueves o

viernes, se hablará el mismo tema. Chingtao hará esto; Shanghái también hará

esto; Foochow también hará esto. Cada localidad estará trabajando en los

mismos pasos. De hoy en adelante, no pensamos modificar los temas usados en

la reunión que tenemos para la edificación de los nuevos creyentes. No se

conducirá de una manera este año y de otra manera el próximo. Deseamos que

cada grupo de nuevos creyentes que vengan, reciban la misma edificación

siendo congregados en cada localidad los jueves o viernes. Necesitamos usar por

lo menos un año entero para tocar casi todos los puntos principales de la

palabra de Dios y de la manera de ser cristiano. De esta manera, no habrá

escasez con respecto al suministro de la palabra para los nuevos creyentes. No

teman que algo falte si no tenemos la reunión de predicación el día del Señor. Al

menos con respecto a los nuevos creyentes, no habrá escasez; la provisión aún

estará allí.

Espero que ustedes hermanos que salen a la obra no cambien estos temas, sino

que simplemente trabajen en conformidad con esto. Si quieren cambiar,

esperen hasta que nos reunamos la próxima vez, donde podemos hablar de

cómo hacer ajustes. Hoy en día creo que los temas que hemos seleccionado son

ya prevalecientes y suficientes como para abastecerlos.

Una vez que tengamos establecida la obra del evangelio, más los cincuenta y dos

temas para la edificación de los nuevos creyentes, creo que será muy fácil

satisfacer la necesidad de una iglesia local en lo tocante a la fe y a nuestra

conducta. De esta manera, los hermanos no necesitarán buscar alimento por

todas partes.

La palabra y la unción pueden ser repetidas

Si ustedes tienen vida, estas cosas serán vivientes. Si ustedes están muertos

delante de Dios, estas cosas llegarán a ser como oraciones recitadas en público;

llegarán a ser cosas muertas. Si todos ustedes están vivos, entonces hasta lo

muerto llegará a ser viviente. Si todos ustedes están muertos delante de Dios,

hasta las cosas vivientes llegarán a ser muertas, incluso un libro tan lleno de

vida como el Evangelio de Juan. De la misma manera, si ustedes tienen vida,

tengo la confianza de que, al hablar año tras año las cosas que hemos preparado,

las palabras pueden ser repetidas, y la unción también; las palabras pueden ser

repetidas y la vida también. De esta manera, pueden edificar a los nuevos

creyentes.

El suministro para el evangelio y el suministro para la edificación

Ahora han visto que hay dos reuniones. La primera es la reunión del evangelio el

día del Señor por la mañana, en la cual se da énfasis a la predicación del

evangelio para salvar a la gente. Entonces, una vez que han sido salvos e

introducidos, ustedes deben prestar atención delante de Dios para dar a los

nuevos creyentes una dirección clara en la palabra. El suministro de la palabra

el día del Señor por la mañana está relacionado con la predicación del evangelio.

El suministro de la palabra los jueves o viernes por la noche está relacionado

con la edificación.

El suministro de la palabra en 1 Corintios 14

Tal vez algunos se pregunten que habiendo hermanos de edad y muchos otros

hermanos y hermanas entre nosotros, cómo debemos suministrarles la palabra.

Este es el propósito de las reuniones del sábado por la noche, las reuniones para

ejercitar los dones espirituales. Esta reunión es conducida según 1 Corintios 14.

En esta reunión cada uno tiene una palabra, tiene una revelación, tiene un

himno, tiene una oración.

Si hoy día algunos tienen el sentir de que la reunión para edificar a los nuevos

creyentes no es adecuada, por favor, recuerden que cada sábado por la noche,

pueden dejar que varios hermanos que tengan capacidad para ministrar se

encarguen de una reunión más fuerte y más fresca. Cada día del Señor por la

mañana tenemos que predicar el evangelio, y cada jueves debemos tener la

reunión para edificar a los nuevos creyentes. Tal vez cada sábado por la noche

tengamos una reunión adicional conforme a 1 Corintios 14, en la cual ustedes

puedan abastecer a los hijos de Dios con la palabra de Dios. Bien puede hablar

uno, o dos, o tres. Las reuniones del sábado por la noche tienen que estar llenas

de vida, no como las reuniones de predicación el día del Señor, que son

mantenidas en una manera muerta. Hoy día aun es difícil que un obrero

mantenga dicha reunión porque si tiene una palabra, debe hablar, y si no tiene

una palabra, también debe hablar. Para un hermano local también es muy difícil

mantenerla porque de la misma manera, si tiene una palabra, debe hablar, y si

no tiene una palabra, también debe hablar.

Pero si no mantenemos la reunión de predicación del día del Señor, los

hermanos y hermanas serán esparcidos. Hoy en día es como si usásemos la

reunión matinal del día del Señor para mantener juntos a los hermanos y

hermanas. Espero que de hoy en adelante lo que los mantenga juntos no sea la

reunión de predicación el día del Señor, sino la obra de predicar el evangelio. Lo

que los mantendrá juntos será que todos testifiquen, todos prediquen el

evangelio, todos salven a otros. Si ustedes los acostumbran a trabajar y ellos se

mudan a otra localidad, sentirán que no pueden prescindir de la oportunidad de

trabajar. Ustedes deben dar a cada hermano la oportunidad de trabajar,

conducir a cada uno a tener el hábito de trabajar, y conducir a todos a formar el

hábito de predicar el evangelio. Entonces, en esa localidad tendrán una iglesia

muy estable.

Por ejemplo, en una localidad cada día del Señor por la mañana habrá una

reunión para predicar el evangelio, en la cual diferentes hermanos toman turnos

para responsabilizarse de la reunión durante uno o dos meses con algún arreglo

delante de Dios. Esto entonces será una predicación corporativa del evangelio,

trayendo corporativamente a las personas a la salvación. Cuando alguien sea

salvo y reciba al Señor, entonces usted lo puede traer a la reunión del jueves por

la noche. Después de que esté en esa reunión durante un año, habrá recibido su

edificación básica. El resto, los que tengan carga por la palabra, los que tengan

una carga delante de Dios y no sean pasivos, se pondrán en pie para hablar los

sábados por la noche.

Responsabilidad de todos

Hoy día hay muchas localidades en donde las reuniones del sábado por la noche

no pueden ser fuertes porque, a pesar de que hay muchos hermanos dotados,

hermanos con ministerio, todos éstos son muy pasivos los sábados por la noche.

Si no hay presión sobre ellos como en las reuniones de los días del Señor que los

forza a ir delante de Dios, entonces cada reunión del sábado por la noche será

un tiempo para que ellos se relajen. Si todos los hermanos se relajan, sin tomar

ninguna responsabilidad, ¿cómo podría ser fuerte la reunión? Si nadie lleva la

carga, ¿cómo podría la reunión ser fuerte? ¡No debemos permitir que nadie esté

pasivo! ¿Quién, entonces, tomará la iniciativa? La reunión conforme a 1

Corintios 14 no es una reunión donde todos eluden la responsabilidad; la

reunión descrita en 1 Corintios 14 es una reunión en la que todos toman la

responsabilidad. Es incorrecto que una sola persona tome la responsabilidad;

pero también es incorrecto que nadie tome la responsabilidad.

Media hora de oración y preparación de antemano

Ahora quiero hablar de cómo los hermanos responsables en cada localidad

deben llevar a cabo las reuniones de los sábados por la noche. Las reuniones del

sábado por la noche son iguales que las otras reuniones en el sentido de que los

hermanos responsables deben orar juntos. Antes de cada reunión los hermanos

responsables deben llegar al menos media hora antes para orar un poco. Debe

ser lo mismo con las reuniones evangelísticas, las reuniones para edificar a los

nuevos creyentes, las reuniones de oración, las reuniones del partimiento del

pan, y las reuniones del sábado por la noche. Los hermanos responsables deben

estar allí media hora o quince minutos antes, para orar y tener algo de

preparación primero. Especialmente para las reuniones del sábado por la noche,

puede ser necesario un poco más de tiempo. Normalmente deben llegar quince

minutos antes, pero para esta reunión deben llegar media hora antes. Ustedes

deben pedirles a los hermanos responsables que lleguen media hora antes para

orar, y luego deben ayudarles hasta el punto que, dado el caso de que otros no se

hayan preparado, ellos estarían preparados. Es solamente cuando los hermanos

responsables tienen certeza delante de Dios, que ellos pueden entrar en la

reunión. No debe haber ni un hermano responsable que simplemente se quite el

sombrero y entre precipitadamente a la reunión. Cada hermano responsable

debe primero tener cierta preparación antes de poder entrar.

Hay muchas localidades en las cuales muchas personas que no son espirituales

quieren ocupar la plataforma. Ustedes necesitan orar mucho por ellos para que

no vengan a controlar la plataforma. Los que vengan deben ser aquellos que

tienen una carga genuina delante de Dios, los que temen tener una reunión

pobre. De ahí que, primero se debe orar de antemano y luego se debe atender

bien la reunión para que ésta sea traída a un nivel más alto.

Aquellos que son aptos para enseñar deben tomar más responsabilidad

Los hermanos responsables deben orar especialmente acerca de la reunión del

sábado por la noche. Necesitan preguntar si hay hermanos entre ustedes que

tienen una carga en particular. Esto no significa que el ministerio de la palabra

está limitado a los hermanos responsables. Sin embargo, tenemos que admitir

que los hermanos responsables deben tomar más responsabilidad en ministrar

la palabra. Los ancianos están ahí para servir a la iglesia, y aunque no estén ahí

para ministrar la palabra, deben ser aptos para enseñar. Por lo tanto, cuando

todos los que sean aptos para enseñar se congreguen, deben preguntar si

alguien delante de Dios tiene una carga especial esa noche, si hay una carga en

particular, aunque todos deben tener carga, y si hay alguien con una palabra

especial que decir. Cada vez que ustedes vengan a la reunión del sábado por la

noche, debe haber al menos unos cuantos hermanos responsables que no estén

pasivos. Cuando los hermanos responsables son pasivos, todos se vuelven

pasivos.

Me asombra que frecuentemente tres o cinco hermanos que son ministros de la

palabra delante de Dios, creen que pueden abrir la reunión del sábado por la

noche para que otros hermanos hablen. Y cuando la reunión no resulta bien

menean la cabeza y dicen que la reunión no estuvo bien. Si la boca no habla y la

nariz sí lo hace, no es de asombrarse que la voz no resulte clara. Frecuentemente

éste es el problema. Cuando venimos a la reunión de comunión o a una reunión

conforme a 1 Corintios 14, muchos hermanos que pueden ser responsables no

hacen nada, y aún así critican. Esto es extraño.

El suministro de la palabra de los apóstoles

El suministro de la palabra de los apóstoles es el suministro de los ministros de

la palabra. La predicación del evangelio y la edificación de los nuevos creyentes

en las reuniones regulares deberían ser suficientes para que los hermanos

adquirieran el hábito de servir en la predicación del evangelio y en la edificación

de los nuevos creyentes. Si deseamos un suministro más fuerte de la palabra,

entonces necesitamos reuniones como las de 1 Corintios 14. Este es el caso en

una iglesia local. Entonces, ¿cuál es la responsabilidad de un apóstol? Es que en

cierto tiempo, cuando pase por cierta localidad, se quede allí por unos días como

lo hizo Pablo cuando pasó por Troas y se quedó allí siete días. Usted puede

quedarse por dos o tres días, o por una semana, o un mes, y tener unas

conferencias. Tal vez una iglesia local, o varias iglesias locales en esa área se

reúnan dos o tres veces para recibir alguna ayuda especial.

La reunión de predicación el día del Señor es un desperdicio

He considerado muchas veces delante de Dios por muchos años y creo

firmemente que la ayuda que se le da a la gente en la predicación del día del

Señor por la mañana no puede compararse con lo que Dios desea hacer.

Hablando con franqueza, si no tenemos cuidado, la predicación el día del Señor

llegará a ser un desperdicio y una pérdida. Es mejor convertir ese mensaje en

una obra evangelística. El día del Señor es el día en el que cada uno debe

movilizarse, a fin de salir a salvar gente. El jueves es el día para que todos los

nuevos creyentes sean edificados, y tal vez el sábado sea el tiempo para que los

hermanos y hermanas se reúnan a fin de edificarse mutuamente. En ocasiones

especiales en una localidad, un apóstol puede tener unas conferencias por tres o

cinco días. Después de acabar allí, puede ir a otro sitio a dar unas conferencias

durante tres o cinco días. De esta manera, ustedes verán que la iglesia será muy

equilibrada en la cuestión del suministro de la palabra, y su camino será

derecho.

No estamos hablando en este caso de la localidad que es el centro de la obra,

sino de las localidades fuera del centro de la obra. En tales lugares no se puede

llevar la carga de una reunión de predicación el día del Señor. Una vez que haya

esta carga, es casi necesario dejar un obrero allí. Una vez que se haga esto, se

tendrá todo un problema. Hoy es el día en el que todo hermano debe levantarse

a servir a Dios. No podemos tener este sistema de obreros.

La presión de la tradición es muy fuerte. Cuando por primera vez comenzamos a

empujar contra ella, se hace muy pesada. La presión en mi espíritu es intensa.

Es necesario empujar contra esto día tras día. Después de dos o tres años la

situación cambiará. En ese tiempo, todos los hermanos y hermanas desearán

tener la obra de predicar el evangelio el día del Señor. Si ustedes dicen: “Les

predicaremos un mensaje a ustedes”, nadie deseará escucharlo. Ellos verán

inmediatamente que eso no es la iglesia. Si después de dos años envían a estos

hermanos y hermanas a otro lugar o a otra iglesia y les piden que escuchen

mensajes, no podrán sentarse tranquilos. Ellos sentirán que no deben estar allí,

que el hecho de estar allí los hace igual que a los miembros del catolicismo, en

donde todo lo hace un sacerdote, y donde ellos mismos no podrían tener una

porción.

Es necesario andar el camino de recobro

¡La situación de la iglesia hoy día difiere totalmente del patrón del Nuevo

Testamento! Por lo tanto, necesitamos cambiarla completamente. Dios quiere

tomar el camino de recobro; ustedes también deben tomar el camino de

recobro. Ustedes deben guiar a los hermanos y hermanas al punto en que ellos

sean los que trabajen y sirvan. Hay un servicio hacia los pecadores, y hay

también un servicio hacia los nuevos creyentes. Además de eso, entre ellos está

la edificación mutua según 1 Corintios 14, que es una ayuda mutua que los

santos dan el uno al otro y la cual viene de la palabra de Dios.

Si usted vive en una localidad durante un tiempo, puede añadir su porción de la

palabra a las reuniones de los sábados. Aunque usted no sea un obrero, con

todo, puede aportar su porción de la palabra en las reuniones de los sábados.

Si hay necesidad de más suministro espiritual, podemos dejar que muchos

obreros salgan para que viajen de lugar a lugar. Anteriormente ustedes los

ponían uno por uno en un solo lugar, pero hoy día no debe ser así. Deben ser

móviles, yendo de un lugar a otro. Deben salir y estar en un lugar durante tres o

cinco días y en otro sitio durante tres o cinco días.

No es necesario tener personas sumamente dotadas

Si trabajamos de esta manera, creo que la situación en cada localidad estará

muy equilibrada, y no sabemos cuántas veces se multiplicará en número. ¡Es

grandioso, maravilloso, que la iglesia predique el evangelio! ¡Que la iglesia

predique el evangelio en la reunión el día del Señor es la obra más gloriosa que

puede realizar! Si en este tiempo podemos abrirnos paso en el camino del

recobro del Señor, si la iglesia puede levantarse a predicar el evangelio,

tendremos el alba de un nuevo día en todas partes. Esto no quiere decir que

debe haber unas cuantas personas sumamente dotadas en la iglesia, tales como

Felipe, o Charles Stanley, o Whitefield, o Wesley. ¡El poder de la predicación del

evangelio de la iglesia es mucho más grande que el poder de ellos!

Si hoy en día queremos que un miembro de cinco talentos sea manifestado, tal

vez nos tome veinte o hasta cincuenta años producir un miembro de éstos. ¡Qué

difícil sería! Pero si hoy día tomamos los cinco peores hermanos de aquí de

Kuling, y los juntamos, tendremos cinco talentos. Si juntamos los cinco

miembros menos espirituales, tendremos también cinco talentos. Si usted

espera ver surgir a un hermano de cinco talentos, se dará cuenta de que en la

iglesia no hay muchos de ellos. Pero si la iglesia predica el evangelio, el efecto no

será el de cinco miembros de cinco talentos, sino el efecto de diez, cien, mil, o

diez mil miembros de un talento. Además, verá usted este efecto en todas partes.

Que el evangelio tenga éxito, no depende de la predicación de los obreros, sino

que es un asunto de la predicación de la iglesia. La iglesia trastornará al mundo.

La obra es puesta sobre la iglesia

Por lo tanto ahora, delante de Dios, ustedes deben ver esta visión con exactitud.

Su vista debe ser precisa, y ustedes deben ver cabalmente la revelación

espiritual del Señor. “Oh Señor, pon la obra sobre la iglesia”. La Cabeza dirige al

Cuerpo, no a miembros individuales. Es necesario que todo el Cuerpo desarrolle

toda su fuerza. Por lo tanto, deseo que en China haya las representaciones

locales del Cuerpo. No piense siempre que el Cuerpo de Cristo es algo que está

en los cielos. Buscar una iglesia local en los cielos sería idealista. Deben ver que

el Cuerpo de Cristo se manifiesta en la tierra. El Cuerpo de Cristo es espiritual a

tal grado que puede ser manifestado en la tierra.

El suministro de la palabra es muy importante

Ya que este es el caso, ustedes pueden ver que el suministro de la palabra es

muy importante. Es necesario que prediquemos el evangelio, edifiquemos a los

nuevos creyentes, tengamos edificación mutua, y tengamos edificación especial.

Por lo tanto, muchos, incluyendo a las hermanas, deben salir a la obra grupo por

grupo, de dos o tres, para que cada localidad pueda sostenerse por sí misma.

De otra manera, el problema presente permanecerá. Seguiremos necesitando

mantener una reunión de predicación el día del Señor. Ustedes tienen que

derrocar este hábito de escuchar mensajes. Deben derrocarlo completamente. El

día del Señor es el día para que todos salgamos a salvar a la gente. Si este hábito

es erradicado, no será posible pedirles de nuevo que escuchen un mensaje el día

del Señor.

Tal vez, habrá ocasiones en que hagamos una pausa y tengamos conferencias

por toda una semana. Si vienen colaboradores, tendremos una fiesta por toda

una semana, y luego saldremos a la obra de nuevo. En estos pocos años, he visto

especialmente lo que Dios ha hecho en los corazones de los hermanos en todas

partes. Gradualmente, debe ser la iglesia la que predique el evangelio y haga la

obra. Esta senda está ya muy clara.

Es necesario que los nuevos creyentes emigren

Probablemente me preguntarán qué es lo que deben hacer los nuevos creyentes

en su segundo año, después de que han escuchado durante un año los cincuenta

y dos temas que no avanzan ni cambian. La respuesta es que ustedes deben

enviarlos en migraciones inmediatamente. Si no, es cierto que tendremos que

edificar un templo como el de Salomón, debido a que no habrá un lugar

suficientemente grande en el cual podamos reunirnos.

Por lo tanto, después de un año, cuando un grupo de creyentes sea levantado,

tienen que tratar con ellos acerca de su progreso. Ellos entonces cuidarán de los

nuevos creyentes. Al mismo tiempo, tienen que hacerles ver que vivimos en la

tierra para predicar el evangelio y para los intereses del Señor; ellos no pueden

escoger sus propias profesiones ni sus propios lugares de residencia. De este

modo, verán que después de uno o dos años podremos enviar quinientas o mil

personas. Si un lugar no tiene iglesia, después de mandar cien o doscientas

personas allí, habrá una iglesia. Después de algunos años podrán enviar a

muchos a los lugares donde el evangelio aún no haya llegado. Tienen que

enviarlos por grupos.

Las migraciones, otra manera de predicar el evangelio

En Hechos vemos dos maneras diferentes de predicar el evangelio: una es la

manera de Antioquía, la de enviar a los apóstoles a predicar el evangelio. La

iglesia ha prestado especial atención a esta manera durante estos años. Sin

embargo, Jerusalén tuvo otra forma de predicar el evangelio, distinta de la de

Antioquía. La manera en que Jerusalén predicaba el evangelio consistía en que

después de que un grupo era salvo, ellos eran enviados por medio de

migraciones a predicar el evangelio. Después de que lean los capítulos ocho,

diez, once, y especialmente el capítulo doce de Hechos, se darán cuenta de que

ya sea que salieran debido a la persecución o debido a un arreglo, en cualquier

caso, las migraciones para la predicación del evangelio siempre eran correctas.

Tan pronto como uno es salvo debe emigrar. También sería bueno que entre

nosotros hubiese tres o cinco hermanos y hermanas que deseasen ir a predicar

el evangelio a cierta tribu primitiva. Si en un lugar como Jerusalén muchos han

sido salvos, entonces deben enviarlos a otros lugares. Si no los envían, tal vez

haya persecución.

Cuando envíen a las personas a otras partes, ustedes descubrirán que ellas irán

a predicar el evangelio. Obreros, nunca piensen que somos siempre nosotros los

obreros quienes traemos a las personas. A veces son los obreros los que salen y

ganan gente, pero a veces son los salvos enviados los que ganan gente. Debemos

tomar estos dos caminos.

Si pudiésemos llevar a cabo migraciones en gran escala, creo que no pasaría

muchos años antes de que tomáramos toda la China. Si hoy en día, igual que

antes, estamos salvando personas una por una, no habrá manera de que

cumplamos esto, ni siquiera después de mil años. Hoy día en China, el número

total de los que dicen ser creyentes, si no contamos a los católicos, es solamente

unos cuantos millares de protestantes, tal vez seiscientos mil. ¡Después de más

de cien años de predicar el evangelio, hay solamente seiscientos mil! Entre estos

seiscientos mil no sabemos cuántos sean salvos. Por lo tanto, si Dios quiere

obrar aquí, yo creo que habrá una manera prevaleciente de que el evangelio se

esparza.

Es necesario cambiar nuestro hábito

Por lo tanto, deben ustedes ver que el suministro de la palabra en una localidad

ya es suficiente. Al mismo tiempo, el hábito antiguo también debe ser cambiado.

Este es un requisito básico. Tan pronto como una persona es salva, no debería

darse el caso de que desea venir y escuchar mensajes. Más bien, debe darse el

caso de que entiende la necesidad de trabajar inmediatamente, de predicar el

evangelio inmediatamente, de salvar a otros inmediatamente, de llevar a cabo

estas cosas sin perder tiempo delante de Dios, apresurándose a salvar a otros.

La necesidad de que surjan nuevos apóstoles

Al mismo tiempo, si queremos ser fuertes en el asunto de predicar el evangelio,

necesitamos que surjan nuevos apóstoles. Este es el propósito de Kuling. Si

ustedes hallan nuevos hermanos y hermanas que puedan seguir adelante,

después de dos o tres años, cuando ellos hayan aprendido algo de este camino,

deben enviarlos aquí. Nosotros coordinaremos esto con ustedes. Les pediremos

que vivan con nosotros por uno o dos años. Después los enviaremos a la obra

para que comiencen a trabajar de lugar en lugar. Espero que podamos coordinar

esto y seguir adelante de una buena manera. Yo creo que este asunto es algo

grande.

Acerca del suministro de la palabra en una iglesia local, espero que no hagamos

nuestro centro la reunión de predicación el día del Señor. Si la reunión de

predicación el día del Señor continúa ocupando la posición central en una

iglesia local, no habrá manera de que el evangelio avance. Debemos permitir

que dos o tres hermanos se levanten en cada iglesia local para predicar el

evangelio los días del Señor y que continúen esa obra allí. El resto de los

hermanos y hermanas continuarán ayudando. Yo creo que todos los problemas

anteriores desaparecerán. Tal vez tengamos problemas en otras áreas, pero no

habrá problema en el área de la predicación del evangelio. Una vez que

tengamos la predicación del evangelio, todos los otros problemas también serán

fácil de resolver.

Qué hacer en el lugar donde está el centro de la obra

¿Qué haremos con la localidad donde está el centro de la obra? Yo creo que la

iglesia local que está en el centro de la obra también necesita tener estas

distintas clases de reuniones. Sin embargo, si en la localidad donde está el

centro de la obra se desea mantener una reunión los días del Señor, yo

personalmente no estoy en contra de ello. Yo no sé qué sentir tengan ustedes

hermanos. Esto es algo de que deseo tener comunión con ustedes. Tal vez

cambiemos completamente la situación. Anteriormente predicábamos el

evangelio una vez al mes; ahora una vez al mes predicamos un mensaje a los

hermanos, o si hay un fuerte ministerio de la palabra, tal vez seleccionemos un

día de la semana y lo usemos específicamente para predicar un mensaje. Tal vez

cada día del Señor por la mañana prediquemos el evangelio, y en la tarde

tengamos el ministerio de la palabra.

Mi sentir personal es que no necesitamos eliminar inmediatamente la reunión

de predicación en la localidad donde esté el centro de la obra. He hablado de

esto previamente, pero no quedó claro. Lo que estoy diciendo es que nuestra

dirección tiene que ser exacta. Si así es, pueden trabajar gradualmente, paso a

paso, hasta que los hermanos y hermanas vean que el día del Señor es el día

para nuestro servicio, particularmente el servicio de predicar el evangelio. La

situación no es la misma de localidad a localidad. No debemos esforzarnos

inmediatamente por dejar de tener las reuniones de predicación; más bien,

observen la situación y gradualmente hagan arreglos para guiar a los hermanos

a esta senda. En cierto punto, verán que el trabajo puede reemplazar al escuchar

mensajes.

En los tiempos de los apóstoles, se le dio más énfasis a la predicación del evangelio que a escuchar

mensajes

Cuando leemos el libro de Hechos, tenemos que ver que en ese tiempo no había

tantos ministros de la palabra como hoy día. En ese tiempo, los hijos de Dios

probablemente prestaron más atención a la predicación del evangelio que al

escuchar mensajes. Sin embargo, hoy en día parece que el factor principal de ser

cristiano es escuchar mensajes en vez de predicar el evangelio. Por lo tanto,

espero que podamos ver este camino con exactitud y a fondo. Tenemos que

conducir a este camino a los hermanos de cada localidad. Debemos llevarlo a

cabo hasta tal punto que todos los hermanos y hermanas prediquen el evangelio

antes que atender otros asuntos. Si esto puede llevarse a cabo, el número de los

que fueron salvos en el pasado, no podrá compararse con el número de los que

serán salvos. Al mismo tiempo, no habrá necesidad de mantener a tantos

obreros en cada lugar, y también comenzaremos a ver iglesias que se levantan.

Agradezco a Dios que en el capítulo doce de Romanos se dice que el que exhorta

debe darse a la exhortación, y el que enseña debe darse a la enseñanza, pero el

capítulo doce de Romanos no dice que el que escucha mensajes debería darse a

escuchar mensajes. Si los que escuchan mensajes se dan a escuchar mensajes, la

iglesia será reducida a nada. No existe semejante cosa como darse a escuchar

mensajes. Escuchar mensajes no es una función del Cuerpo. Tenemos que

pedirle a Dios que nos dé gracia para que cada hijo Suyo se levante a servir y a

predicar el evangelio.

Cuando pongan esto en práctica espero que se mantengan firmes en su

dirección. Es su propia responsabilidad delante de Dios el modo en que

cambiarán de rumbo y cuánto tiempo se tomará. Deben cuidar bien a los santos

a fin de que puedan conducirlos a este camino, sin dejar rápidamente una cosa y

tomar otra. No debería ocurrir tal cosa. Siempre debemos predicar de esta

manera y trabajar de esta manera. Si llegan al punto en que los hermanos y

hermanas se hayan dado a esto, entonces hagan el cambio. Deben ver que el

tiempo de más actividad debe ser el día del Señor por la mañana. No es una

ocasión para que viejos y jóvenes, hombres y mujeres vengan con las manos

cruzadas a escuchar un mensaje. Más bien, es un tiempo para que todos vengan

a predicar el evangelio.

La visión de la obra

Hoy día, la obra en cada lugar no ha sido llevada a cabo bien. Está en las etapas

iniciales. Sin embargo, la visión está delante de ustedes. De ahora en adelante

cada día deben trabajar de esta manera. Solamente después de que cambiemos

el rumbo estaremos en lo correcto. Si todos los hermanos y hermanas no se han

levantado todavía, ustedes deben continuar trabajando hasta que todos se

levanten a trabajar y a predicar el evangelio. Siempre debe ser la iglesia la que

sirva y la que predique el evangelio. Este camino es correcto, y ésta es la iglesia

del Nuevo Testamento.

La necesidad de levantarnos para edificar el templo

Por favor recuerden, el catolicismo es la iglesia en cautiverio en Babilonia.

Muchos lectores de la Biblia admiten esto. Como los hijos de Israel fueron

llevados cautivos a Babilonia, la iglesia también fue llevada cautiva a Babilonia.

El protestantismo regresó de Babilonia, pero no edificó el templo. A pesar de

que muchos regresaron de Babilonia, el templo no estaba en pie. Hoy en día

usted y yo debemos ser aquellos que en la historia de la iglesia se levanten a

edificar el templo. Somos un pueblo como Nehemías, edificando el templo y

aprendiendo a levantar de nuevo la iglesia de Dios en esta era. Muchos han

salido de Babilonia, pero todavía tienen una apariencia babilónica. Aun hoy en

día todavía no se parecen a la iglesia. El catolicismo está muy estructurado. El

protestantismo por otro lado, está menos estructurado. Pero estar menos

estructurado de todas maneras no es la iglesia. Para que haya una iglesia local,

la iglesia debe predicar el evangelio y la iglesia debe servir. Dentro de unos

cuantos años espero repetir estas dos frases diez mil veces: la iglesia necesita

predicar el evangelio, y la iglesia necesita servir. Solamente entonces es la

iglesia; de otra manera, es una congregación incomprensible, muy diferente de

la iglesia.

Hermanos, en el comienzo será realmente difícil. Pero es necesario que ustedes

vean la visión exacta y claramente. ¿Qué es la iglesia? Ser la iglesia requiere que

prediquemos el evangelio en calidad de iglesia; ser la iglesia requiere que

sirvamos en calidad de iglesia. Por lo tanto, hermanos y hermanas responsables,

ustedes deben reunirse frecuentemente para tener comunión y orar: “Oh Señor,

¿cómo podemos hacer que todos los hermanos y hermanas se levanten?”

Nuestra manera de obrar no consiste en que ustedes siempre pongan manos a la

obra, sino que hagan que ellos trabajen. Es incorrecto que ustedes siempre

cuiden de todo mientras que ellos no hacen nada. Siempre se debe dar que yo

trabaje con el propósito de guiarlos a que ellos trabajen. Si cuando yo trabajo, lo

hago con el propósito de inducirlos a venir a trabajar, estoy en lo correcto. Ellos

deben estar ocupados. Ustedes deben poner a todos en su lugar, haciendo

arreglos para que cada uno predique el evangelio y sirva. Para entonces se darán

cuenta de que este camino es correcto.

La iglesia necesita estar siempre en la libertad del Espíritu Santo

Hasta ahora, yo creo que en las iglesias locales el servicio en la palabra ya es

adecuado. Estos pocos puntos son suficientes para satisfacer la necesidad local.

Acerca de la edificación mutua de 1 Corintios 14, si los hermanos locales son

fuertes, entonces las reuniones del sábado por la noche serán fuertes. Si los

hermanos locales no son fuertes, entonces las reuniones del sábado por la noche

no serán fuertes. Yo creo que cada hijo de Dios debe admitir que el suministro

más fuerte de la palabra estaba entre los Hermanos hace un siglo. Esto es

sorprendente. ¿Por qué el suministro de la palabra fue tan fuerte y tan

abundante el siglo pasado? Porque ellos obraban según el principio de 1

Corintios 14. Allí el Espíritu Santo tenía libertad. Aunque ellos tuvieron

bastantes discursos insignificantes, también tuvieron bastante palabra

substanciosa. Sin este principio no habrían podido tener lo que tuvieron en ese

tiempo. Por lo tanto, durante las reuniones del sábado por la noche, aunque

muchos de los que no deberían hablar se levanten, habrá también la

oportunidad para que hablen aquellos que sí deben hablar. Una vez que el

Espíritu Santo tiene la libertad, entonces se puede esperar que el Espíritu Santo

hable en la iglesia y opere en la iglesia. La iglesia debe estar siempre en la

libertad del Espíritu Santo.

CAPITULO CINCO

LAS DIFERENTES CLASES DE REUNIONES EN LA IGLESIA

I. LA REUNION PARA LA PREDICACION DEL EVANGELIO

En la iglesia hay diferentes clases de reuniones. La reunión para la predicación

del evangelio es una de ellas.

Para la reunión de la predicación del evangelio, los hermanos locales deben

buscar un tiempo especial, tal vez los días del Señor por la mañana, para

congregarse a fin de predicar el evangelio, o para ir a varios distritos a predicar

el evangelio. Siempre prediquen el evangelio con todas sus fuerzas.

Como ya hemos mencionado, cuando tengan una reunión para la predicación

del evangelio, deben traer a la gente con ustedes. Deben sentarse con aquellos

que han traído. Si usted trajo a dos personas, debe sentarse entre ellas y no

dejarlas solas. También debe hablarles y escuchar el mensaje con ellas. Después

que han acabado de escucharlo, acompáñeles a su casa. Debe hacerles un

seguimiento hasta que sean bautizados.

La predicación del evangelio puede hacerse de una manera fuerte. Al mismo

tiempo, necesitamos dos o tres hermanos para que hagan todo lo posible por

enviar material evangelístico a las reuniones de diferentes localidades.

Necesitamos compilar historias y ejemplos evangelísticos, y cosas que hayan

sido usadas anteriormente, y enviarlas a fin de que las diferentes localidades

tengan material para la predicación del evangelio. Al hacer esto, las reuniones

en las diferentes localidades recibirán mucho beneficio.

Al mismo tiempo, la actitud de los hermanos mientras escuchan el mensaje en

una reunión de predicación del evangelio tiene que ser correcta. Muchas veces

nuestros propios hermanos son los que arruinan la reunión. Los hermanos

deben comprender que el evangelio no es predicado para que ellos lo escuchen.

Usted debe ayudar a esa reunión y no hacer que se debilite, y debe aprender a

guiar a la gente que se siente a su lado a que crea en el evangelio. Por supuesto

usted no necesita el evangelio, pero ellos sí. Será mucho más fácil para el

predicador del evangelio, si la actitud de todos los hermanos en la reunión de

predicación del evangelio es correcta. De otra manera, la persona que predica el

evangelio tendrá que preocuparse por los pecadores y también por la reacción

de los hermanos. Deben darse cuenta de que él no está tomando un examen de

predicación del evangelio, sino que está haciendo todo lo posible para que la

gente sea salva. Si todos hicieran esto, la reunión de la predicación del evangelio

tendría pocas dificultades.

Espero que la reunión para la predicación del evangelio no sea ni muy larga ni

muy corta. Predicar por una hora o dos, no es problema.

En la reunión para la predicación del evangelio, las dos terceras partes del

tiempo siempre se emplean en tirar la red, y una tercera parte, para sacar la red.

Esta es una buena forma que podemos adoptar.

II. LA REUNION PARA LA EDIFICACION DE LOS NUEVOS CREYENTES

El tema de esta reunión es definido; por lo tanto, la predicación también debe

ser algo definido.

En cada iglesia local deben buscar dos o tres hermanos para que prediquen la

palabra en esta reunión. Siempre debe haber dos o tres hermanos de éstos en

una reunión. A veces, puede suceder que un hermano no se sienta bien, o que

esté ausente por otras razones; entonces el otro hermano puede hablar en su

lugar.

Cuando la reunión llegue a ser grande, divídanla en varios distritos. Por lo tanto,

se debe tener unos cuantos hermanos responsables más para la edificación de

los nuevos creyentes.

Espero que los temas que se usen para la edificación de los nuevos creyentes no

sean cambiados, sino que sean repetidos cada año. También espero que los

temas y el orden en que son dados en los diferentes lugares sean uniformes.

Cada semana debe hablarse del tema asignado, para que cuando una persona se

vaya a cualquier otra localidad, aún pueda continuar asistiendo a esta reunión

sin interrupciones. Si se va de Shanghái a Hangchow, puede continuar. Si se va

de Hangchow a Cantón, también puede continuar. Y si se va de Cantón a Hong

Kong, él todavía puede continuar. Así, un nuevo hermano creyente puede

continuar donde quiera que vaya. De esta manera, puede recibir edificación en

muchos temas.

Estos últimos años hemos descubierto una cosa: la edificación que han recibido

los hermanos en nuestro medio no es la misma; ¡es muy diferente! Por lo tanto,

hay una dificultad considerable. Esta vez cuando viajé al interior del país, recibí

muchas impresiones, impresiones profundas. En muchos lugares, hay muchos

que se dicen ser hermanos entre nosotros, quienes son también muy corteses y

muy buenos. Yo creo que son hermanos, pero descubrí que ni siquiera han

aprendido lo más básico. Por lo tanto, en ese lugar tenían muchos problemas, y

estaban en una situación más bien difícil. Por esta razón, espero que

comenzando desde hoy, la reunión para la edificación de los nuevos creyentes

sea llevada a cabo adecuadamente. Esta reunión capacitará a los hermanos que

son nuevos creyentes para que aprendan las lecciones básicas.

Poner diligencia en suplir las lecciones que ellos se pierden

En la reunión para la edificación de los nuevos creyentes, hay también un punto

al que tenemos que prestar atención. Aquellos que son responsables por la

visitación de los nuevos creyentes deben conocer bien estas lecciones. De otra

manera, cuando salgan a visitar, no podrán ayudar a los nuevos creyentes

dándoles las lecciones que ellos pierden. Espero que los hermanos puedan darse

cuenta de este problema. Tal vez el mensaje a los nuevos creyentes pudo haber

sido de una hora y media. Sin embargo, cuando dan a los nuevos creyentes las

lecciones que han perdido, las acaban en dos minutos. Ellos no hablan

solamente el bosquejo; sino que presentan el bosquejo del bosquejo. Recuerdo

que algunos hermanos, cuando daban estos mensajes a otros para compensar

las lecciones perdidas, decían solamente una frase: “El mensaje que tuvimos hoy

para los nuevos creyentes dice que necesitamos leer la Biblia todos los días”.

Ellos no dijeron nada incorrecto; lo que dijeron era correcto. Pero cuando usted

va a la casa de una persona para dar las lecciones que ellos han perdido, si es

que solamente dice una oración como: “Necesita leer la Biblia todos los días”, yo

creo que esta palabra es equivalente a no decir nada, a menos que el Espíritu

Santo obre de una manera especial. Ustedes no deben decir solamente una

frase; deben ser entrenados a hablar cuidadosamente, párrafo por párrafo, para

que aquellos que lo escuchen se sientan como si hubieran ido a una reunión. De

otra manera la pérdida es muy grande.

Por favor, recuerden que después que el evangelio ha sido predicado, la

condición futura de nuestras reuniones depende de si la reunión para la

edificación de los nuevos creyentes es fuerte o no. Entre nosotros existen los que

sólo han escuchado el evangelio. Si la reunión para la edificación de los nuevos

creyentes no es fuerte, entonces no tendremos manera de satisfacer su

necesidad. Necesitamos aprender a guiarlos adelante. Cuán fuerte sea la reunión

de los nuevos creyentes determina qué tan fuerte será la nueva generación. Si no

pueden ayudar a que las reuniones de los nuevos creyentes sean fuertes, la

próxima generación no podrá ser fuerte. Sí, toda esta gente ha creído en el

evangelio y todos son salvos, pero no hay iglesia. Será igual a lo que hace una

reunión de avivamiento. Hay predicación, y hay resultados, pero no hay iglesia.

La enseñanza y la comunión de los apóstoles

Deseo que recuerden especialmente lo que se habla en el libro de Hechos.

Hechos 2:42 dice: “Y perseveraban en la enseñanza de los apóstoles y en la

comunión, en el partimiento del pan y en las oraciones” (gr.). Hechos 2:41 acaba

de hablar del bautismo, y el versículo 42 dice que ellos perseveraban en la

enseñanza y en la comunión de los apóstoles. Por favor, recuerden que

inmediatamente después de que la iglesia tuvo tres mil personas salvas, los

apóstoles les dieron su enseñanza y su comunión. Por lo que la edificación de los

nuevos creyentes es un asunto muy crucial. Lo que los apóstoles estaban

haciendo allí es lo que nosotros estamos haciendo aquí hoy día. Lo que es

llamado edificación de los nuevos creyentes es la enseñanza y la comunión de

los apóstoles. Hoy, no podemos decir que una vez que un nuevo creyente es

salvo, podemos dejar indiferentemente que se vaya por su propia cuenta. Es

necesario que se le dé la enseñanza y que se le diga que continúe

constantemente en esta enseñanza.

La reunión para la predicación del evangelio los trae. Después tenemos que

criarlos. Si hemos dado a luz a tantos y no somos capaces de criarlos, la iglesia

nunca será fuerte. Por lo tanto, la predicación del evangelio debe ser fuerte y la

edificación de los nuevos creyentes también debe ser fuerte. Ambos deben ser

fuertes a fin de que tengamos porvenir.

III. LA REUNION DE 1 CORINTIOS 14

Todos debemos aprender y esperar mucho delante de Dios acerca de cómo tener

esta reunión. Esta reunión consiste en que todos los hermanos y hermanas se

congreguen y algunos de ellos se preparen delante de Dios para ser guiados y

para levantarse a funcionar. Ciertamente muchos pueden ser de gran ayuda a la

iglesia cuando funcionen. Por lo tanto, en esta reunión se puede dar testimonios

personales, se puede compartir, y más de un hermano puede hablar.

Los hermanos responsables se encargan de esta reunión

Tenemos que buscar a los santos que son especialmente útiles para los

hermanos y hermanas. Los hermanos responsables deben decirles: “Esperamos

que ustedes hablen más”. Hay muchos hermanos y hermanas que al hablar no

pueden discernir bien lo que es apropiado; es bastante claro que tienen un don

pequeño y poca gracia. Los hermanos responsables pueden instruirlos

privadamente a que hablen menos. A algunos deben ponérseles un límite de

tiempo, pero no ofendan al Espíritu Santo. Si algunos hermanos se levantan a

hablar por sólo dos minutos, pueden dar mucha ayuda a los hermanos. Pero tal

vez les guste continuar hablando por mucho tiempo, y cuando dan tantos

rodeos, se hace muy largo lo que comparten. A estos hermanos debemos

decirles que si hablan por dos minutos, los hermanos y hermanas recibirán

ayuda, pero que al tercer minuto la ayuda se reduce, y al cuarto minuto, la ayuda

se ha agotado. Por lo tanto, deben hacerles ver que deben hablar de una manera

simple por dos minutos. A otros tienen que decirles que es suficiente que ellos

hablen por cinco minutos.

Si cada uno de los que se levantan a hablar es completamente tratado por Dios

esta reunión será fuerte.

Muchos están seguros de sí mismos, y creen que siempre pueden ayudar a otros.

No saben cómo tocar el espíritu del hombre, pero piensan que pueden ayudar a

la gente. Si nadie les dice esto, no lo sabrán. Por lo tanto, los hermanos

responsables deben decirles que deben ser breves cuando hablen delante de

Dios; cuando hablan mucho no pueden ayudar a otros. Si los hermanos

responsables hablasen de esta manera, les sería de ayuda. Si cierto hermano

habla y es de ayuda a los demás, los hermanos responsables deben animarlo a

que hable de nuevo. Aunque no todos los hermanos responsables son ministros

de la palabra, el cuidado de la iglesia es asunto de ellos. Por lo tanto, no debe ser

descuidado. Anime a unos hermanos a que hablen más para que la iglesia reciba

la provisión. Deben restringir a otros hermanos. Cuando hablan brevemente, la

iglesia puede recibir el beneficio, pero cuando hablan mucho, no dan ayuda.

Si los hermanos responsables no son pasivos, sino que activamente cuidan de la

reunión, creo que el tipo de reunión de 1 Corintios 14 puede traernos muchas

riquezas.

El punto crucial es que los hermanos responsables no deben hablar a la ligera,

ni tratar con la gente descuidadamente. Si ellos no son cuidadosos, ofenderán al

Espíritu Santo. Como un anciano de la iglesia, la cosa que más debemos temer

es ofender al Espíritu Santo. El Espíritu Santo es el verdadero representante de

Cristo en ejecutar Su autoridad en la tierra. Los ancianos deben entender la

mente de Cristo y luego hablar. Si no conocen la mente de Cristo, no deben

hablar. Si no hablan cuidadosamente, ofenderán al Espíritu Santo.

Las hermanas pueden dar testimonios

Pregunta: En la clase de reunión de 1 Corintios 14, ¿pueden dar testimonios las

hermanas?

Respuesta: Personalmente creo que dar testimonios está bien.

Pregunta: Según 1 Corintios 14 ellas no deberían hablar nada, ¿verdad?

Respuesta: Sí, según 1 Corintios 14 no deberían hablar. Sin embargo, si una

hermana desea dar un testimonio, sería mejor que un hermano responsable le

pidiera que lo hiciera. Esto es una cosa distinta, y la responsabilidad está sobre

los hermanos responsables. La cabeza de ella estará cubierta, y ella no estará

presumiendo ser la cabeza.

IV. LA REUNION DE ORACION

Hay dos o tres asuntos especiales en la reunión de oración a lo cual los

hermanos deben prestar atención.

Sea breve

Primero, díganles a todos los hermanos que oran que aprendan a ser breves.

Diez de cada diez reuniones de oración son arruinadas por oraciones largas. En

la reunión de oración todos deben aprender a orar de una manera breve. Los

hermanos de edad tal vez tengan algunas oraciones largas. Pero desde el

principio díganles a los nuevos creyentes que aprendan a ser breves. Para que la

reunión de oración tenga poder y sea fuerte, la oración debe ser breve. Las

oraciones largas frecuentemente son acolchonadas con muchas palabras vacías.

Cuando vayan a una reunión de oración, deben acordarse de decirles que hagan

oraciones breves.

Sea genuino

En segundo lugar, debemos advertirles a los hermanos y hermanas que las

palabras de su oración en la reunión de oración deben ser honestas.

Adviértanles a los hermanos y hermanas que su oración en su propio tiempo

personal y su oración en la reunión de oración no deben diferir mucho.

Aprendan a ser genuinos. Es verdad que las palabras en la reunión de oración

deben ser claras. Cuando uno tiene su tiempo personal delante de Dios, puede

detenerse antes que la frase sea completamente expresada; pero, en la reunión

de oración, por supuesto, debería terminar la frase. Sin embargo, a veces las

palabras que uno usa en la reunión de oración, no son las palabras que usa en su

tiempo personal de oración. Muchas oraciones en la reunión de oración, de

hecho, no son genuinas. A veces, cuando usted está en una reunión de oración,

no sabe si cierto hermano está orando para que usted lo escuche o para que Dios

lo escuche. Cada vez que algunos oran, dan la impresión de que están orando

para que el hombre los escuche. Por lo tanto, debemos encargarles que oren

desde su corazón; deben orar para que Dios los escuche. No permitan que

algunos hermanos y hermanas hagan de las oraciones una especie de

predicación de verdades, y tampoco les permita que den un informe a Dios.

Encárguenles a los hermanos que aprendan a hacer oraciones cortas y a orar

genuinamente. Estos son los requisitos básicos de una reunión de oración.

Solamente se debe hablar las palabras que uno tenga; todas las palabras que

uno tenga, éstas se debe hablar. Nunca debe ir más allá de lo que es genuino.

Es necesario enfocar el tema

En tercer lugar, aquellos entre ustedes que cuidan de la iglesia en varias

localidades deben tomar una decisión acerca de los temas de la oración en su

reunión de oración. Debemos aprender a hacer esto: nunca permitan que los

hermanos oren como les parezca.

Hermanos, hemos visto esto por veinte años, tal vez cerca de treinta años, y

hemos encontrado que nuestras reuniones de oración casi no tienen poder. En

una reunión de oración con veinte o treinta tendencias, donde cada una es la

oración de una persona diferente, no existe el acuerdo mencionado en Mateo 18.

Si no son unánimes, ¿cómo puede escuchar Dios?

Por lo tanto, esta vez, la reunión de oración en las diferentes localidades

también debe cambiarse completamente. Los puntos de la oración deben ser

determinados aunque no necesariamente determinados de antemano. Sin

embargo, en la noche de oración, ustedes deben mencionar estos puntos. Tal vez

solamente oren por un punto en una reunión de oración. Por ejemplo, si hubiera

problemas en una localidad, oraríamos solamente por esa localidad. En nuestra

oración, solamente hay un asunto, y les pedimos a todos los hermanos que

pongan a un lado todo lo demás y oren por este único asunto. Desde el comienzo

hasta el final, la iglesia ora por este asunto específico; la iglesia trae este asunto

a Dios, y todos vienen delante de Dios. Una verdadera reunión de oración será

así.

Una reunión de oración no quiere decir que todos deben traer la oración de su

hogar al lugar de reunión para que la oren. En una reunión de oración debemos

orar específicamente estando de acuerdo. Los hermanos responsables podrían

decir: “Hoy debemos orar específicamente por este asunto particular”. Todos

entonces, oran por éste.

Si hay cinco o seis asuntos por los cuales orar y uno de los hermanos

responsables se pone de pie para anunciarlos, él debe anunciar primero uno.

Puede decir: “Tenemos varios asuntos por los que tenemos que orar; sin

embargo, primero oraremos por éste”. No mencione los otros asuntos. Después

de tres o cinco oraciones, tiene que ver si la carga es aliviada o no. Si considera

que aún debe orar por ese asunto, déjelos que continúen orando. Si la carga es

aliviada mientras los hermanos todavía están sentados o arrodillados, un

hermano responsable debe anunciar otro asunto. Entonces las oraciones de

todos los hermanos y hermanas se centrarán en éste. Después de cinco, diez, o

veinte minutos, puede parecer que la carga ha sido aliviada de nuevo, y ya nadie

tiene nada más que orar. El hermano responsable entonces debe pararse otra

vez y decir que todavía hay un tercer y un cuarto punto por los cuales necesitan

orar. ¿Ven ustedes? El asunto debe ser enfocado. Aunque haya tres o cuatro

asuntos, no deben ser anunciados al mismo tiempo. Esperen hasta que se haya

orado plenamente por el primer asunto, entonces, anuncien el segundo. De esta

manera, podrán hacer que todos los hermanos y hermanas oren por este punto

en particular. Después que el primer motivo de oración ha sido aliviado, traigan

el segundo; después que el segundo se ha acabado, traigan el tercero. Por lo

tanto, en la reunión los hermanos responsables deben aprender delante de Dios

a guiar esta reunión. El espíritu de los hermanos responsables debe ser abierto,

y debe ser sensible. Un hermano responsable podría decir: “La oración por este

asunto puede detenerse aquí. No hay necesidad de detenernos ahí más tiempo”.

Tal vez haya ocasiones en las que ustedes todavía necesiten continuar orando.

De todos modos, después que el primer punto se ha tratado a cabalidad, el

segundo puede ser introducido. Si la carga ha sido aliviada, entonces pueden

levantarse inmediatamente para anunciar el siguiente asunto.

Algunas veces, durante toda la reunión podemos orar solamente por un asunto,

tal vez solamente por un hermano enfermo. Otras veces, tal vez oren solamente

por los enfermos toda la noche. Aún otras veces, quizás oren por todos los

hermanos desempleados o solamente por un hermano desempleado. Siempre

oren con un centro para que los hijos de Dios puedan orar con unanimidad. Yo

creo que esto es un asunto muy crucial. Muchas reuniones de oración no son

fuertes debido a que hay muchos temas.

V. LA REUNION DEL PARTIMIENTO DEL PAN

El verdadero culto de adoración

La reunión del partimiento del pan ya es un asunto bastante claro entre

nosotros, pero siempre debemos decirles a los hermanos en las diferentes

localidades que noten que la reunión del partimiento del pan es el verdadero

culto de adoración, la adoración verdadera.

Dividida en dos secciones

En esta reunión debemos ver que la primera sección es siempre dirigida hacia el

Señor y la segunda, hacia Dios. En la primera sección, vemos a Aquel que fue

enviado; en la segunda sección venimos a Aquel que envió. En la primera

sección, siempre nos reunimos con el Señor, y en la segunda sección, nos

reunimos con Dios. Espontáneamente, cuando estas dos secciones se unen la

reunión del partimiento del pan da en el blanco.

La primera sección debe ser breve

Hermanos y hermanas, la primera sección de la reunión del partimiento del pan

debe ser breve. Si su aprecio por el Señor Jesús viene lentamente no habrá

suficiente tiempo. Por lo tanto, si la primera sección es lenta, no habrá

suficiente tiempo para la siguiente sección. Debe tocar al Señor de una manera

rápida durante la primera sección. Tal vez no debe haber muchos himnos ni

muchas oraciones. Tan pronto como toquen al Señor, comiencen a partir el pan.

Después que partan el pan, inmediatamente vengan a Dios. Me temo que el

problema hoy día es que comenzamos a partir el pan muy tarde.

Tal vez pueda decirlo de esta manera. Muchas veces tal vez usted perciba que

delante de Dios, los hermanos ya han llegado al punto culminante de sus

sentimientos hacia el Señor, y todavía no han partido el pan. Por lo tanto, la

reunión decae. Poco tiempo después un punto alto se alcanza por segunda vez, y

ellos todavía no parten el pan. La reunión decae de nuevo. Tal vez no partan el

pan hasta que alcancen otro punto alto por tercera vez. En principio, ustedes

deben partir el pan cuando alcanzan un punto alto por primera vez. Si parten el

pan cuando alcanzan un punto alto por primera vez, tendrán tiempo de adorar a

Dios después.

La necesidad de que las cargas sean liberadas

El principio de dos o tres personas en 1 Corintios 14 es el principio para hablar

la palabra, y no el principio para la oración. Si limitamos el tiempo y el número

de personas para la oración, me temo que algunas cargas permanecerán.

Tememos que si después de cierto tiempo las cargas no son aliviadas, la gente se

irá a sus casas con sus cargas todavía pesadas. Esto se debe a que cuando la

gente viene a la reunión del partimiento del pan en la presencia del Señor, hay

muchas cargas que necesitan ser liberadas, y si limitamos el tiempo y el número

de personas, sus cargas no serán liberadas, y las cargas de la iglesia tampoco

serán liberadas.

Yo también tengo un profundo sentir acerca de esto. Muy a menudo no hemos

partido el pan cuando hemos alcanzado un punto alto. Partimos el pan después

de que ya hemos llegado a la cima dos o tres veces. Esto es verdaderamente

tarde. El momento en que alcanzamos el punto más alto, es siempre el momento

para partir el pan. Tal vez después de unas cuantas oraciones o himnos,

habremos alcanzado el punto más alto. Debemos, entonces, partir el pan.

Entonces habrá tiempo suficiente para la adoración del Padre.

El Señor nos guía a adorar juntos

Los hermanos deben ver que durante el tiempo para el Padre, la posición del

Señor no es la misma que en la primera sección. En este momento, el Señor

comienza a guiarnos a cantar himnos. Es el Señor el que nos guía para

acercarnos juntos al Padre. Es el Señor el que nos guía a cantar juntos himnos

de alabanza al Padre. El Hijo mismo está presente, y El y los muchos hijos

alaban juntos. Durante la segunda sección, siempre tenemos el caso de que los

hijos de Dios, juntamente con el Señor Jesús, vienen delante de Dios para

adorarle a El. La reunión debe alcanzar ese nivel.

VI. LA REUNION DE LAS HERMANAS

La reunión de las hermanas también es una reunión de ayuda a la iglesia. Existe

la necesidad de esta reunión en algunos lugares, pero tal vez no se necesite en

otros. De todas maneras, la reunión de las hermanas se arregla de la siguiente

manera:

Se les da la oportunidad a las que han recibido cargas para ejercitar sus dones

Si una o dos hermanas que han recibido cargas del Señor vienen a cierto lugar,

debemos arreglar una reunión de hermanas, a fin de que ellas tengan la

oportunidad de ejercitar sus dones entre las hermanas. Si en las iglesias de

varias localidades hay hermanas a quienes el Señor usa y les da carga,

estableceremos allí reuniones de hermanas. Si no hay tales hermanas, entonces

no necesitamos establecer reuniones de hermanas. Ya que esa necesidad

obedece a que ciertas hermanas son usadas por Dios, debemos hacer arreglos

para ellas a fin de que tengan la oportunidad de aprovisionar a las hermanas. De

otra manera, no existe tal necesidad.

Se les enseña a leer a las hermanas que son analfabetas

Existen otras reuniones de hermanas, especialmente en el campo, de una

naturaleza distinta. Algunas hermanas son analfabetas y no pueden leer la

Biblia. Enséñenles a leer. Esto también se considera como un aspecto de la obra,

un aspecto de la ayuda y el cuidado a aquellos que ya han creído en el Señor. Por

ejemplo, entre los nuevos creyentes, ya sean hermanos o hermanas, averigüen

quiénes son analfabetas entre ellos y enséñenles a leer. Tal vez en cada localidad

deberíamos hacer arreglos para enseñar a leer a los que son analfabetas a fin de

que puedan leer la Biblia. No desatiendan esto por nada. Sin embargo, ésta no

es una reunión oficial de la iglesia, más bien es un trabajo que se hace cuando la

iglesia sirve y predica el evangelio. Esto también es parte del servicio levítico

para los nuevos creyentes. Esto es especialmente para que los hermanos y

hermanas aprendan a leer y para que puedan leer la Biblia.

VII. LA REUNION DE LOS NIÑOS

La reunión de los niños también es necesaria. Esta es también una reunión de la

iglesia local en el aspecto de la obra.

Tenemos reuniones de niños en varias localidades. Esto requiere que

específicamente unos cuantos hermanos y hermanas se ofrezcan a hacer esta

obra. Tal vez para esto las hermanas son más apropiadas. No sé qué materiales

estén usando ahora en las diferentes localidades.

En algunos lugares usan los versículos de la Biblia para enseñarles a los niños a

leer y a memorizar. Las canciones que cantan están compuestas de versículos de

la Biblia. También usan cuadros.

En lo que a los cuadros se refiere, cuiden que esto no los desvíe. Usar cuadros

del Señor Jesús es especialmente inapropiado. Los cuadros de flores y de aves

no presentan ningún problema.

Tal vez haya hermanos y hermanas entre nosotros que sean especialmente

experimentados, y tengan la carga por cuidar de los niños. Ellos deben

presentarse y darnos algunos materiales para que los niños en varias localidades

puedan recibir el beneficio. Tal vez haya algunos hermanos que ya estén

preparando canciones para los niños.

Si la reunión de los niños se lleva a cabo adecuadamente, también proveerá una

buena oportunidad para que más gente crea en el Señor. Esta reunión, en efecto,

debe ser fuerte. En el futuro, espero que haya unos cuantos hermanos y

hermanas que se ofrezcan a preparar algunos materiales para que los hermanos

cuiden de los niños. Cuando los salvos en las diferentes localidades aumenten,

espontáneamente la reunión de los niños llegará a ser muy crucial, porque ellos

son nuestra próxima generación.

CAPITULO SEIS

LOS ASUNTOS DE LA OFICINA DE SERVICIO

Hoy queremos llegar al sexto asunto, esto es, los asuntos de la oficina de

servicio, la oficina administrativa de la iglesia o la oficina de trabajo.

Lectura bíblica:

“Y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según

la necesidad de cada uno” (Hch. 2:45).

“Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los

que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo

vendido, y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada

uno según su necesidad” (Hch. 4:34-35).

“En aquellos días, como creciera el número de los discípulos, hubo

murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de

aquéllos eran desatendidas en la distribución diaria” (Hch. 6:1).

“Sea puesta en la lista sólo la viuda no menor de sesenta años, que

haya sido esposa de un solo marido” (1 Ti. 5:9).

La Biblia deja constancia en detalle del arreglo del aspecto espiritual de la iglesia,

como también, aunque no en detalle, de los asuntos prácticos

En el Nuevo Testamento, es muy asombroso que el arreglo acerca del aspecto

espiritual de la iglesia se muestre de una manera tan detallada y completa; sin

embargo, con respecto al arreglo de los asuntos prácticos, la Biblia sólo nos dice

que hubo tales arreglos, pero no nos dice cómo fueron arreglados tales asuntos

prácticos. La Biblia habla con mucho detalle acerca de cómo deben operar los

dones espirituales, de cómo deben conducirse las reuniones y de que la meta de

las reuniones debe ser la edificación. También es suficientemente claro cómo

está organizada la iglesia y que la iglesia es local y tiene hermanos, diáconos y

ancianos. También es bastante claro cómo estos ancianos, que son

sobreveedores, deben comportarse en la iglesia. En esta ocasión hemos visto

que la obra es regional. Dentro de una región hay apóstoles que son enviados

por Dios a la obra y que luego regresan a su propio centro de trabajo. También

es muy claro que hay apóstoles que atienden los asuntos de la iglesia en esa

región. Acerca de los asuntos espirituales, la Biblia nos ha dado una dirección

muy clara. Si una persona delante de Dios es suficientemente sencilla,

suficientemente pura, suficientemente cuidadosa, y está dispuesta a aprender,

entonces no tendrá mucho problema en entender lo que Dios ha dispuesto; él

puede obtener una luz clara.

La Biblia no deja constancia detallada del arreglo de los asuntos prácticos

Algo peculiar que vemos repetidas veces en el Nuevo Testamento es que la

iglesia necesita muchísimos arreglos, mas la Biblia no dedica mucho tiempo en

mencionar los arreglos de los asuntos prácticos. Se muestra reacia a mencionar

estas cosas.

Hoy quiero especialmente leerles estas tres porciones en Hechos. Dos de ellas

nos muestran que distribuimos a la gente según la necesidad de cada uno; en

otro lugar se nos dice que había unas cuantas viudas, las hermanas helenistas,

quienes eran desatendidas. La iglesia en Jerusalén en ese tiempo tenía decenas

de millares de personas, pero hoy día sólo se lee estas pocas palabras: “Se

repartía a cada uno según su necesidad”. Vean qué sencillo. Pero hoy en

Foochow hay solamente mil creyentes; sin embargo, aún no podemos descubrir

cuál es la necesidad de cada uno. Hoy día en Shanghái hay más de mil creyentes,

y todavía no sabemos cuál es la verdadera necesidad de cada uno. En ese tiempo

había en Jerusalén decenas de millares de creyentes, todos recién salvos. ¿Cómo

podían los apóstoles repartir “a cada uno según su necesidad”? Por favor,

recuerden cuánto trabajo y cuántos arreglos eran necesarios entre ellos. Esto no

era cuestión de uno o dos días, ni de una o dos personas, y tampoco un

problema de una o dos comidas; esto era la necesidad de todos.

Yo creo que cualquiera que haya manejado asuntos prácticos sabe lo difícil que

es. Por ejemplo, esta vez en la montaña tenemos solamente cien personas, y ya

estamos conscientes de las dificultades. Tenemos a tres o cuatro hermanos al pie

de la montaña, y dos o tres hermanos aquí arriba. Ellos están específicamente

ocupados con estos cien. Y todavía no pueden hacer un trabajo perfecto. ¡Qué

requeriría atender a más de diez mil personas! La Biblia simplemente dice: “Se

repartía a cada uno según su necesidad”. Era un problema averiguar cuántos

“cada unos” había allí. Era otro problema averiguar cuáles eran las necesidades

de “cada uno” de éstos, y aun otro problema mayor era repartir según sus

necesidades. Aunque aquí sólo hay ocho palabras, no sabemos cuánta labor está

implícita en estas ocho palabras, cuántos problemas, cuántas responsabilidades,

cuántos registros, cuántos cálculos hay detrás de esto, y cuánta gente se

necesitaba enviar para hacer la distribución. Sin embargo, esto es algo peculiar

en la Biblia. Aunque lo que estaban haciendo pudo haber tomado varios días o

hasta varios meses para completarse, la Biblia simplemente deja constancia en

unas cuantas palabras, como si la cosa hubiese ocurrido en menos de media

hora. En el día de Pentecostés, los eventos de todo el día fueron asentados en

gran detalle, pero en cuanto a repartir “a cada uno según su necesidad”, lo cual

está relacionado con el manejo de las cosas prácticas, la Biblia no nos da un

relato detallado.

EL APRENDIZAJE EN DOS ASPECTOS

1. La necesidad de poner en orden los asuntos prácticos

Por lo tanto, hoy deseo que los hermanos aprendan algo de esto, porque hay un

principio básico en esto; debemos aprender a ver que hay dos aspectos. Por una

parte, la Biblia claramente nos muestra que con respecto a los asuntos prácticos

hay arreglos que deben hacerse. Entre nosotros tal vez haya hermanos que

entiendan mal esto, hasta el punto de pensar que los asuntos prácticos no

requieren preparativos. Parece que ellos piensan que los asuntos se resuelven

solos. No hay tal cosa. La Biblia nos dice claramente que repartamos a cada uno

según su necesidad. En esto hay preparación, no una división descuidada ni una

repartición descuidada. La repartición a cada uno es según su necesidad. Por lo

tanto, por favor recuerde que esto requiere preparativos. Son asuntos que se

llevan a cabo de una manera clara, de una forma estricta y con procedimientos

claros.

2. Las personas son importantes, no el método

Por otra parte, deseo que los hermanos y hermanas noten que Dios no recalca

estos arreglos. Dios tiene ciertos arreglos, pero Dios no dejó en la Biblia

constancia de todos estos arreglos. El hecho de que hay arreglos está

mencionado en la Biblia, pero el método de los arreglos no se menciona. Dios no

reconoce que el método de los arreglos sea suficientemente importante como

para dejar constancia de ello en la Biblia. Tal vez usted se pregunte por qué. Me

gustaría que supieran que existe la necesidad de que haya gente que tenga la

sabiduría y la manera espiritual delante de Dios de poder obtener la sabiduría

espiritual de lo alto. Si una persona sabe recibir la gracia de Dios, recibirá gracia

aun cuando esté manejando asuntos prácticos. Si una persona está llena del

Espíritu Santo, sabrá cómo llevar a cabo asuntos espirituales; será también un

trabajador hábil para edificar el tabernáculo de Dios. Esto también es una obra

espiritual. Por lo tanto, Dios desea que prestemos atención al aprendizaje de los

asuntos espirituales. Desde el comienzo hasta el final de la Biblia, vemos

siempre arreglos espirituales y principios espirituales, pero no vemos arreglos

de los asuntos prácticos. No es que los arreglos de las cosas prácticas no existan,

sino que muy poco se dice al respecto. El hecho consta, pero no el método.

El peligro de dejar constancia de los métodos

Dios conoce las tentaciones y los peligros que están en el hombre. Después de

un período de tiempo, todo lo espiritual se pierde, pero el conjunto completo de

procedimientos de administración todavía permanece. Puede darse tal situación

entre nosotros que el método de atender los asuntos sea de Dios, pero la

persona que lo lleve a cabo tal vez no sea una persona espiritual. Si aquellas

reglas, aquellos detalles, y el método a través del cual los apóstoles atendían los

asuntos prácticos estuviesen ante nosotros, todos los lectores de la Biblia

desearían aprender primero esos métodos y no aprenderían a ser espirituales.

Debido a que el hombre es de la carne, el hombre desea aprender primero lo que

es de la carne, antes de aprender lo que es espiritual. Cuando muchos hermanos

escuchan acerca del bautismo, discuten si el bautismo es por inmersión en el

agua o por aspersión. Solamente después prestarían atención al significado

espiritual de la cuestión. El hombre no presta atención al significado del

bautismo; primero discute acerca del método externo y las circunstancias. Esta

es la naturaleza del hombre. Por lo tanto, si hubiese un manual de cómo llevar a

cabo las cosas prácticas mencionadas en la Biblia, me temo que los veintisiete

libros del Nuevo Testamento serían hechos a un lado, y que este manual sería el

libro que todos tendrían que leer. Este manual captaría la atención de la iglesia y

habría captado la atención de los cristianos durante todos los siglos. Por lo

tanto, en la Biblia existe esta característica: Dios solamente nos muestra Su

gracia, pero no Sus métodos para hacer las cosas.

Hay muchas iglesias que han publicado tales manuales. Quizás ustedes hayan

visto en la historia de la iglesia que cada vez que Dios ha traído un avivamiento,

El gana mucha gente y usa a uno o más siervos para levantar un grupo de

personas. Después de unos días, se dan cuenta de que la iglesia necesita ciertos

arreglos en los asuntos prácticos. Por lo tanto, ellos hacen muchos arreglos en

cuanto a los asuntos de la iglesia. Por temor de que se les olviden esos arreglos,

dejan constancia de ellos, mantienen las crónicas, y las usan como

procedimientos para hacer la cosas, para así tener reglas que seguir. Después de

unos días, la bendición espiritual se desvanece, el agua viva se pierde, y el poder

se acaba. La segunda generación no puede igualar a la primera, la tercera

generación no alcanza a igualar a la segunda, y la bendición espiritual se ha

desvanecido casi por completo, pero los procedimientos para hacer las cosas

aún permanecen. Esta ha sido la situación del protestantismo.

Por lo tanto, en la Biblia vemos que Dios no nos habló de los métodos para

hacer las cosas, sino que dejó los métodos para hacer las cosas a la dirección del

Espíritu Santo, al llenar del Espíritu Santo, al Espíritu Santo mismo que da la

sabiduría. Esto fue para evitar el día en que la cáscara aún permaneciera, todos

los métodos permanecieran, los procedimientos permanecieran, pero la

bendición se hubiera ido, el agua viva se hubiera ido, y el poder espiritual se

hubiera ido. Este es el problema fundamental. En la historia de la iglesia,

cuando un grupo de personas es levantado por el Señor, surge un método. Pero

después de un período de tiempo, para la segunda, tercera y cuarta generación,

sólo permanece el método.

Por esta razón, en todos estos años siempre hemos evitado tener un método. No

queremos que haya un método entre nosotros. Si tenemos el poder espiritual, si

tenemos la vida espiritual, y si siempre tenemos la bendición del Señor,

entonces el mantener un método es apropiado. Si un día todas estas cosas

espirituales se acaban y todo lo que queda es un método, entonces será como la

situación que ha existido en el protestantismo durante tantos años. Todo lo que

queda es una estructura vacía, habiéndose desvanecido todas las cosas

espirituales internas. Por lo tanto, no queremos que surja un método.

Sin irse al otro extremo

Sin embargo, hoy día no podemos irnos al otro extremo. Muchos hacen esto,

pensando que en la iglesia no hay ningún método en absoluto. Quiero que

presten atención a esto. Ustedes son personas que estudian la Biblia. Ustedes

tienen que ver que indudablemente hay métodos en la Biblia. Solamente vean

los arreglos en los tiempos de Pentecostés. Ustedes verán que, sin lugar a dudas,

había un método para llevar a cabo los asuntos. Hablando con franqueza, si

ustedes tuviesen solamente mil o dos mil personas, no podrían atenderlas. Si

ustedes fuesen como los apóstoles, con más de diez mil personas, habría una

confusión total. Sin embargo, vemos que la narración bíblica, toca ligeramente

el asunto y sigue adelante. No hay muchas palabras, sino sólo una frase: “Se

repartía a cada uno según su necesidad”. Parece muy simple. Sin embargo,

detrás de estas pocas palabras, se realizó mucho trabajo. Por lo tanto,

hermanos, deseo que puedan ver que en las iglesias, durante los tiempos de los

apóstoles, había métodos para hacer las cosas. Pero Dios no quiso dejar estos

métodos para que las generaciones siguientes los imitaran. Si un día el Espíritu

de Dios está obrando en cierto lugar, de manera natural surgirá un método para

hacer las cosas. Si el Señor en cierta ocasión bendice grandemente, en ese día

surgirá espontáneamente un método. Cuando la bendición espiritual se apague,

el método para hacer las cosas también se apagará con ella. Nosotros no

queremos que el método para hacer las cosas dure ni un día más que los días de

bendición.

Esperamos, hermanos, que encuentren un camino que esté entre estos dos

extremos. Hay grupos de personas, como por ejemplo los protestantes, que

siempre prestan atención al método. Por favor, recuerden que cuanto menos

agua contiene un vaso, tanto más la gente examina el exterior del vaso. Cuando

el vaso ya no se usa para contener agua, entonces se cuelga en la pared como

una antigüedad. La gente siempre presta atención a las cosas externas. Nosotros

sabemos que Dios no permite que tales cosas permanezcan. Por otro lado, no es

que no haya métodos. Hechos capítulos dos, cuatro y seis, claramente nos

muestran que como el problema de unas cuantas viudas de los helenistas no

había sido resuelto, los apóstoles consideraron que este asunto no había sido

atendido adecuadamente. Solamente había unas cuantas viudas que, entre más

de diez mil personas, tenían un problema que no había sido resuelto. Sin

embargo, los apóstoles no estaban satisfechos.

Recuerden las palabras que Pablo le escribió a Timoteo. Parece que Timoteo

apuntaba en un registro los nombres de las viudas. Pero en la Biblia no se puede

encontrar en qué consiste una lista de viudas. Fue mencionado de una manera

casual. Parece que Timoteo estaba muy familiarizado con esta lista. Pablo no

dijo que se hiciera un libro de cierto tamaño, y tampoco dijo cómo llenarlo. No

dijo nada de esto. Solamente mencionó que se pusiera a las viudas en la lista.

Esto quiere decir que en ese tiempo todos conocían esa forma. Después,

simplemente dijo que no se registrase a nadie en la lista de una manera

descuidada. Se descubrió un problema; solamente las que tuvieran más de

sesenta años deberían ser puestas en la lista, y la cuestión se resolvió así. El no

dijo de dónde venía ni a dónde iría esa lista.

La necesidad de oración acerca de cómo llevar a cabo las cosas

No sé si ustedes conocen esta línea o no. En la Biblia hay arreglos, y hay un

registro, pero la Biblia no hace hincapié en los detalles de este registro. Dios no

quiere hacer el esfuerzo de hablar ni siquiera dos frases más al respecto. Lo que

está allí es suficiente para nosotros cuando necesitamos llevar a cabo ciertos

asuntos. Existe un principio de que se requiere tener un libro de registro. El

principio de tener un registro ya está ahí, pero, acerca de cómo establecerlo,

tanto ustedes como yo necesitamos orar: “Señor, sabemos que en la iglesia

primitiva había un registro, pero no sabemos cómo establecerlo. Señor,

enséñanos cómo hacerlo”. De esta manera, por un lado, sabemos que hay

arreglos en la iglesia; por otro, delante de Dios tenemos que esforzarnos para

encontrar el camino. Dios no está dispuesto a poner delante de nosotros, en la

Biblia, un formato detallado de un registro que podamos usar

convenientemente para saber cómo hacer el trabajo, para que así no

necesitemos orar en absoluto. Por favor, recuerden que Dios no está dispuesto a

hacer tal cosa.

Hermanos, deseo que vean esto delante de Dios. No presten atención al método

para hacer las cosas, porque eso es algo muerto. Una vez que presten atención al

método, harán las cosas grises y muertas. Los métodos serán establecidos de

una manera tan fuerte que un día, cuando la bendición espiritual se pierda, la

estructura vacía de un cadáver todavía permanecerá. Tampoco quiero que los

hermanos y hermanas sean descuidados, sin hacer nunca el menor esfuerzo por

averiguar cómo atender los asuntos, ni considerar nunca de qué manera hacer

las cosas en la iglesia. Esto también está mal. La Biblia no nos dice cómo

trabajar, pero hay un principio en cuanto a hacer las cosas. Hoy necesitamos

buscar esa manera. No es que Dios no tenga una manera de hacer las cosas;

Dios sí la tiene. Tengamos cuidado de no ser tan espirituales que lleguemos a no

tener absolutamente ningún método. Todavía había allí un método: “Se repartía

a cada uno según su necesidad”. Aún necesitamos llevar esto a cabo.

LOS METODOS QUE VEMOS HOY

1. La necesidad de tener una oficina de servicio

Si hubiese solamente siete u ocho creyentes en una iglesia local, o si hubiese dos

o tres congregándose en el nombre del Señor, no necesitaríamos una oficina

administrativa. Si en una localidad hay un buen número de santos, digamos

cien, varios cientos, o más de mil, la situación sería difícil y confusa si no

hubiera una oficina administrativa. Este es el primer problema. Hoy día

queremos ver algo acerca de los métodos que los apóstoles usaron para hacer las

cosas en sus tiempos.

2. El principio de llevar un registro

Desde mi punto de vista, lo segundo que deseo señalar específicamente es el

principio del registro. Este es el principio de anotar a las viudas en la lista. Si el

libro de registro fuese un método en vez de un principio, entonces Dios nos

hubiera dicho la longitud, la anchura y su formato. Pero Dios describió el libro

de registro de una manera muy breve. Por lo tanto, usted puede saber que existe

el principio de llevar un registro. Si en la Palabra de Dios algo está descrito

solamente con una frase, sin detalles, entonces saben que ese asunto es un

principio en la Biblia, y que no se da en detalle.

La memoria del hombre no es confiable

¿Por qué necesitamos un registro? Lo necesitamos porque la memoria del

hombre no es confiable. La gente depende de su memoria para hacer las cosas.

Si la memoria de una persona no es confiable, no podrá hacer las cosas. Si

ocurre que tal vez se acuerde o tal vez se le olvide, ¿qué hará a fin de llevar a

cabo alguna cosa? Por supuesto, reconozco que entre nosotros algunos

hermanos y hermanas tienen muy buena memoria. Pero si un día les fallase la

memoria, ¿qué harían entonces? Lo que esté asentado en los registros es muy

posible que sea más exacto que lo que esté en su memoria.

No es fácil encontrar personas

Además, aunque la memoria de alguien sea buena, tal vez sea difícil encontrarlo.

Quizás el que esté atendiendo este asunto se acuerde de todo, pero si se va, ¿qué

haremos? Si hubiese un registro, podríamos abrirlo y leer y entender la

situación. Cuando Timoteo estaba en la iglesia de Efeso, tenía que cuidar de las

iglesias de las áreas circundantes, por medio de establecer ancianos que las

cuidaran. Cuando Timoteo se fue a Roma y Tito vino a Jerusalén, ¿qué se

hubiera podido hacer acerca de los problemas de las viudas, si no hubiese

habido un registro? Tal vez hubiesen tenido que enviar una persona a Roma

para preguntarle a Timoteo. Si Timoteo hubiese dicho: “Se me olvidó lo que

hice. No sé si mudé a una viuda de Pérgamos a aquí, o a una de Tiatira a aquel

lugar. Se me olvidó”. En ese caso, ¿qué se hubiera podido hacer? Si los registros

estuviesen aquí, nadie tendría que acordarse, y cualquiera los podría abrir.

Por lo tanto, necesitamos ver que los registros de la iglesia y el llevar registros

en la iglesia son asuntos importantes. Este es el principio de llevar un registro.

Usted no puede decir que se acordará o que yo me acordaré. El objetivo es

escribirlo. No importa de quién se trate. Una vez que el tiempo pasa, hasta el

que tenga la mejor memoria puede olvidar las cosas. En el mundo no hay

muchas personas que después de que pasen muchos años todavía recuerden las

cosas con exactitud. Aunque pueda usted acordarse, si súbitamente no puede

ser encontrado, ¿qué haremos? Por lo tanto, el principio de tener los registros

viene a mano. El Nuevo Testamento no nos muestra cómo escribir en este

registro, o qué clase de registros debemos llevar, pero el Señor nos ha mostrado

que llevar los registros debe ser nuestro principio. Por lo tanto, muchos asuntos

de la iglesia deben ser apuntados de manera apropiada.

Por esta razón, esperamos que cualquier iglesia con un número considerable de

personas tenga una oficina administrativa. Si no quieren usar este nombre, no

hay problema. Pueden llamarla como gusten. En Shanghái se llama oficina de

servicio, porque allí los diáconos son los que atiendan los asuntos todo el

tiempo. Queremos guardar este principio. No queremos ser como muchos

protestantes, que prestan atención a estos títulos; sólo queremos hacer las cosas

conforme al principio. En la iglesia es aceptable llamarla oficina de servicio u

oficina administrativa. Oficina administrativa es un término secular; oficina de

servicio es un nombre que nosotros le hemos dado.

LOS ASUNTOS QUE SE TRATAN EN LA OFICINA DE SERVICIO

1. Para ponernos en contacto unos con otros

En esta oficina, el trabajo principal es hacer dos cosas. Una es satisfacer la

necesidad de los hermanos y de las hermanas que deseen discutir los asuntos

cara a cara. En una iglesia local, si no hay muchos hermanos y hermanas, no

habrá mucho problema. Si una iglesia está en una gran ciudad, o si el número de

los hermanos y hermanas es más de varios centenares, no será fácil encontrar a

alguien. Si alguien viene de fuera, no sabría a quién acudir. Por lo tanto, los

diáconos de la iglesia deben venir a la oficina administrativa para trabajar. Debe

haber un lugar, y debe haber alguien disponible, para que cuando alguien venga,

se pueda tener la manera de hacer los arreglos necesarios para atenderlos. Se

debe repartir a cada uno según su necesidad. Se debe tener un lugar para

asentar registros, sabiendo cuáles son las necesidades, cuánta gente hay,

cuántas familias hay y cuántos niños hay. Siempre debe haber alguien

supervisando y arreglando los asuntos. En otras palabras, debe haber un sitio

para hacer arreglos y para ponerse en contacto unos con otros a fin de atender

los asuntos. Este es el primer uso de la oficina de servicio: el contacto mutuo de

unos con otros. De otra manera, si algún hermano o hermana viniera a esta

iglesia para ver a otros hermanos o hermanas, no sabría a dónde ir a buscarlos.

Debe haber un lugar donde puedan hallarlos. No sé si ustedes han visto este

principio o no. Tal contacto de unos con otros requiere una oficina

administrativa o podemos llamarla oficina de servicio.

2. Para mantener muchos registros

El segundo uso de la oficina de servicio es llevar muchos registros. En la iglesia

hay una considerable cantidad de asuntos. Cada semana hay varias cartas de

recomendación que escribir y enviar, varios anuncios que dar, varias cosas por

las cuales orar, varias personas que recibir, y varias personas que son bautizadas

cada vez. Todas estas cosas deben ser anotadas. Tal vez haya hermanos o

hermanas que se han mudado, otros que están enfermos, y algunos que tienen

problemas familiares. No será de mucha ayuda que una o dos personas traten de

recordar todas estas cosas. Aunque usted pudiese recordar todo esto, cuando

alguien tenga que verificar la información deberá buscarlo a usted, y aún así, no

podría leer su mente. Se necesita algo que otros puedan abrir y en lo cual

puedan consultar.

No quiero decir que estas cosas tienen que guardarse para siempre. Espero que

cuando el aspecto espiritual se haya ido, estas cosas también se vayan. Cuando

hay bendiciones, estas cosas y estos métodos son necesarios. Cuando la

bendición se va, no hay más necesidad de que estos métodos existan. Sin

embargo, siempre que haya bendiciones, delante de Dios necesitamos buscar un

camino para que se haga un arreglo conveniente a fin de satisfacer la necesidad.

Existe la necesidad de que haya un lugar, de que alguien sirva, y de que los

registros estén disponibles. Este lugar es nuestra oficina administrativa. Tanto

el lugar como el personal deben estar disponibles; entonces será posible que

todos los asuntos sean manejados adecuadamente. Alguien debe estar allí para

recibir a la gente. Los registros deben estar fácilmente disponibles. No debe

haber necesidad de pedir información a cierto hermano, porque la memoria del

hombre no es confiable, y tampoco la vida del hombre es confiable. Tener

registros disponibles es más estable y más confiable.

Deseo que los hermanos y hermanas entiendan por qué necesitamos tener la

oficina de servicio. ¿Con qué propósito hemos tenido la oficina de servicio en

Shanghái desde 1938? La oficina de servicio satisface las necesidades locales y

puede atender bien los asuntos de los hermanos y hermanas. Si ustedes no

tienen la intención de atender bien los asuntos de los santos, entonces no

necesitan una oficina. Si se acuerdan de algo, se acuerdan, y si no se acuerdan,

sencillamente se esfuma. Eso es fácil. Sin embargo, si desean que todo sea bien

atendido, deben tener la oficina de servicio.

LA NECESIDAD DE TENER LA OFICINA DE SERVICIO

Por esta razón necesitamos un entrenamiento; necesitamos cierto conocimiento

acerca de este asunto. Por lo tanto, espero que en todos los lugares, aunque no

necesitamos estar en absoluta uniformidad, nuestros procedimientos sean más

o menos similares. Creo que las necesidades que existen entre nosotros son

similares. Tengan presente que lo que hagamos será conforme al principio que

se encuentra en Hechos, los capítulos del 2 al 6, según el principio de llevar un

registro. Pedimos a Dios que nos dé un método que corresponda a nuestra

necesidad. En la Biblia hay un método para atender los asuntos, pero la Biblia

no lo transmite. Así que nosotros tampoco esperamos transmitir nuestro

método. Aquéllos del comienzo tenían una necesidad; por lo tanto buscaron un

método. En la actualidad unos cuantos de nuestros hermanos han hallado un

método adecuado. Tal vez después de cinco o diez años, habrá un nuevo

método, un método diferente, que satisfaga la necesidad de ese tiempo.

1. La necesidad de tener un lugar para recibir a la gente

Ya que hay tal necesidad, hay un lugar, al que temporalmente llamamos oficina

de servicio. En tal lugar al menos podemos poner unas cuantas mesas y algunos

estantes. El lugar debe ser suficientemente grande para acomodar a los que

estén buscando a otros. Allí debemos tener la posibilidad de recibir a la gente y

manejar todos los asuntos. Este lugar puede estar cerca del lugar de reunión o

dentro del salón de reunión.

2. La necesidad de que algunas personas trabajen en la oficina

En segundo lugar, existe la necesidad de que algunos estén en la oficina,

especialmente un grupo de diáconos, para aprender a atender a otros. Por

supuesto, es bueno que algunos hermanos y hermanas vengan a ayudar, pero es

mejor permitir que los diáconos tomen la responsabilidad.

Los hermanos y hermanas pueden turnarse para trabajar

Sería muy fácil que la iglesia usara los fondos de la caja de ofrendas para

contratar gente que trabaje durante todo el día, pero creo que esto no sería la

iglesia. Si la iglesia puede invertir dinero para contratar levitas, entonces

también puede hacerlo para contratar sacerdotes. Si así fuera, eso restauraría el

sistema de salarios. Espero que el trabajo de los levitas y de los sacerdotes sea

hecho sin paga, y por hermanos y hermanas que toman turnos. Por lo tanto, es

lo mismo con el trabajo de la oficina administrativa. (Perdónenme por usar la

palabra “administrativa”, que es un término secular). Me gustaría que los

hermanos y hermanas dedicaran cierto tiempo durante la semana para

dedicarse a esta clase de trabajo levítico. Un hermano puede estar dispuesto a

dar un día. Otro puede estar dispuesto a dar dos días, una hora, o dos horas. De

esta manera habrá hermanos y hermanas atendiendo los asuntos prácticos en la

oficina.

Para notificación e investigación

Tal vez un hermano quiera notificarnos que un hermano está enfermo. Sólo

tiene que venir a la oficina de servicio y los diáconos inmediatamente

notificarían a los hermanos responsables o a otros hermanos. Tal vez después de

poco tiempo, la oficina de servicio pueda difundir esta información. También la

oficina de servicio siempre debería tener un juego de sobres con las direcciones

escritas de antemano. Cada vez que algo pase, pueden preparar copias de la

información, sea por mimeógrafo, o a mano, y mandarlas inmediatamente. Tan

pronto como algo ocurra, los hermanos y hermanas de toda la ciudad podrían

ser informados en una o dos horas. Cada vez que en la oficina de servicio tengan

tiempo, deben poner direcciones en los sobres y prepararlos para usarlos en el

futuro. No estamos copiando los métodos del mundo, pero tenemos que atender

los asuntos prácticos.

Por ejemplo, en Shanghái, durante los últimos diez años o más, si usted no sabía

dónde vivía un hermano, podía llamar por teléfono a la oficina de servicio. Para

hallarlo, todo lo que se necesitaba era consultar la tarjeta del fichero. Tal vez ese

hermano se hubiera ido a Nanking y no habría de regresar por uno o dos días. Si

no hubiese oficina de servicio, no sería fácil que usted lo hallase. No estamos

copiando las formas del mundo; queremos que los hijos de Dios aprendan a

manejar los asuntos.

En otro caso, es posible que alguien vaya a otra localidad. La iglesia en esa

localidad tal vez escriba preguntando si esa persona fue bautizada en nuestro

medio como ha dicho. Si el anciano dice que no sabe, o que parece que esa

persona ha estado allí antes, ¿qué podríamos hacer? Cuando aumenta el

número de hermanos y hermanas, y el número de los bautizados también

aumenta, existe la necesidad de llevar registros. Si tienen los registros, una vez

que busque los nombres, los hallarán. Tal hermano fue bautizado en cierta

fecha, y se reunió con nosotros por más de dos años, pero desde entonces no lo

hemos visto. Hoy día fue hallado en otra ciudad. Sabemos cuál fue su situación

durante esos dos años, pero no desde entonces. Ahora podremos preguntarle:

“Desde esos dos años, ¿dónde ha estado? ¿Con quién se ha reunido?” Entonces

hay forma de cuidarlo para ayudarle. Esta clase de asuntos requiere registros.

Hoy día, en una ciudad grande como Shanghái, o en un lugar como Foochow,

hay reuniones de distrito. Cuando alguien viene a pedir la dirección del lugar de

reunión o la hora en la que los hermanos responsables pueden ser hallados,

alguien debe estar disponible para contestar estas preguntas. Por lo tanto, cada

uno de los que sirven en la oficina administrativa debe saber estas respuestas, y

debe poder contestar inmediatamente y brindar la ayuda. Si hay algo que uno de

los que sirven no puede manejar, debe remitir el asunto a los hermanos

responsables. Pero si ellos pueden manejar la situación, no habrá necesidad de

buscar a los hermanos responsables. De otra manera, los hermanos

responsables tendrían que recibir gente todo el día, y no podrían hacer nada.

Muchas cosas deben pasar por las manos de los diáconos, y de las manos de

éstos a las manos de los hermanos responsables, o a sus casas. Tal vez ellos

tengan que esperar para ser recibidos hasta el día en que los hermanos

responsables reciben a los santos.

Agradezco a Dios que durante los tiempos de los apóstoles, ellos manejaron bien

los asuntos. Nosotros podemos ver esto porque los apóstoles oyeron las

murmuraciones de las viudas helenistas. El deber de los hermanos y hermanas

que eran diáconos y diaconisas era tener los ojos abiertos. Una vez que algo

pasaba, notificaban a los hermanos responsables. Entonces, como pueden ver,

Pedro actuó inmediatamente. Así que, cuidar bien una iglesia, no es tan

complicado delante de Dios como pensamos, como lo es en el protestantismo.

Tampoco es tan simple como pensamos. El protestantismo tiene mucha

organización, pero nosotros hemos hecho a un lado la organización bíblica.

Ambos extremos están errados. Por lo tanto, debemos tener un lugar para

conducir los negocios.

Para recibir y cuidar a otros y hablar la Palabra

Lo siguiente es que debemos tener a alguien allí todos los días para recibir a las

personas. Desde la mañana hasta la noche, si alguien viene a preguntar alguna

cosa, siempre debe haber alguien allí que conteste. Por lo tanto, deben decirles a

los hermanos y hermanas locales que no solamente sirvan en otras cosas, sino

también en la oficina administrativa. Por otro lado, la oficina de servicio debe

dedicar bastante tiempo cada día para ayudar a la iglesia. Desde el punto de

vista de algunas personas, esto no es espiritual. Podemos responder diciendo

que David dijo que prefería estar a la puerta del templo de Dios. No debemos ser

tan espirituales que no podamos ni siquiera hacer bien al cuidar la puerta del

Lugar Santísimo. No consideren que los levitas y los sacerdotes son diferentes.

¡Ambos son importantes! Sin el servicio levítico, no hay iglesia. Que todos

tengamos un corazón para servir dos o tres horas en la iglesia, atendiendo los

asuntos de Dios, sirviendo a Dios, y sirviendo a Su pueblo, para que todo el

Cuerpo siga adelante. Nunca hagan de la obra su propia obra. Necesitamos que

todo el Cuerpo trabaje y aprenda allí. Por lo tanto, necesitamos que los

hermanos y hermanas vengan a estar de servicio para que se encarguen de los

asuntos.

Hay muchos asuntos de la iglesia que requieren diálogos de persona a persona.

Por ejemplo, ¿cómo hacer arreglos para los hermanos de otros lugares? Algunos

hermanos que vienen a usted no saben cómo llegar, así que tiene usted que

recogerlos. ¿O cómo podría cuidar de los huérfanos y de las viudas que están de

paso por la ciudad donde usted vive? Puede haber personas que vengan a

ustedes buscando a ciertos hermanos y hermanas, pero debido a que no conocen

el camino, necesitan que los diáconos les ayuden a encontrarlos. Hay muchas

cosas que la iglesia necesita hacer. Busquen a los que tengan tiempo de ayudar a

los que estén en necesidad. Muchas veces hay accidentes, problemas familiares

y enfermedades. La iglesia debería ser notificada de estas cosas

inmediatamente. Los hermanos que sean diáconos necesitan encontrar

rápidamente a los hermanos que puedan ayudarles a estos otros hermanos.

Algunos encuentran la manera de llegar al lugar de reunión de la iglesia para

escuchar un mensaje, y hay muchos que tocan la puerta porque quieren entrar

para oír el evangelio. No puede decirles que el dueño no está en casa, que no

sabe qué decir, que usted es un sirviente. Cuando alguien venga a la puerta, o

bien usted mismo se encarga de él, o busca a un hermano que venga

inmediatamente a predicarle. En el futuro, si Dios nos concede la gracia y

nosotros distribuimos folletos de una manera adecuada, entonces, como

resultado, mucha gente vendrá a tocar la puerta del salón de reunión para

escuchar el evangelio. Usted no puede decirles que todavía no es hora de la

reunión. Usted debe hablarles, o tal vez pedirles que se sienten hasta que

encuentre a otra persona que les hable. Ocurrirá muy naturalmente que la gente

deseará escuchar el evangelio. Por lo tanto, espero que presten atención a esta

oficina de servicio; ustedes necesitan un lugar y necesitan diáconos.

Para tener actas de varias obras y para mantener una lista de nombres

En tercer lugar, deben recordar siempre el principio de llevar un registro. El

diácono de turno debe apuntar todos los asuntos de la oficina administrativa,

con excepción de las cosas que ocurran de improviso, o cosas que todavía tienen

que ser llevadas a cabo. En otras palabras, con excepción de las pequeñas hojas

de papel que estén debajo del vidrio de la mesa, el resto de los asuntos, que son

los que ya han sido llevados a cabo, y los que ya se han concluido, necesitan ser

apuntados. El procedimiento que se usó para llevar a cabo estas cosas debe

anotarse, y tal registro debería mantenerse. De esta manera, después de que

pase el tiempo, cuando surja la necesidad de verificar los hechos, pueden éstos

comprobarse. Estos registros son muy importantes. Todos los que hayan sido

bautizados en alguna reunión deben ser anotados. Todos los que hayan sido

recibidos en alguna reunión deben ser anotados, todos los que hayan recibido la

imposición de manos en la reunión deben ser anotados, todas las cartas de

recomendación enviadas de una reunión deben ser anotadas. Además, las copias

de todas las cartas de recomendación deben ser archivadas. En cada lugar de

reunión debe haber registros de todos los hermanos y hermanas, sus

direcciones, edades, las fechas en que fueron salvos, y cualquier otra

información importante, como las fechas de sus cambios espirituales o su

condición espiritual a la fecha. Todo debe ser escrito sin omitir nada. Todos los

que han firmado en las reuniones del evangelio deben ser anotados en el

registro. Se necesita que los nuevos creyentes vayan a visitar a los que han

venido a las reuniones evangelísticas. El número de personas que haya venido a

escuchar el evangelio, equivale al número de nuevos creyentes que necesita ir a

visitarlas y cuidarlas. Estos nuevos creyentes necesitan la misma cantidad de

creyentes de más madurez para que los cuiden. Tenemos una generación tras

otra de estos nuevos creyentes. Ustedes deben registrar los asuntos de ellos en

detalle. Por medio de esto, conocerán la situación actual de los que están siendo

cuidados por los que ustedes han enviado. Los arreglos de la obra de los

sacerdotes también tienen que anotarse. Nosotros los asignamos uno por uno.

Cuántos son puestos en esta obra, y cuántos son puestos en aquella obra, son

todos registrados al mismo tiempo.

Los hermanos responsables usan los registros para supervisar

No todos los hermanos y hermanas asentarán buenos registros. Al comienzo

habrá cosas que se pasarán por alto, y habrá dificultades. Deben revisar estos

registros para ver quién ha sido pasado por alto. Tan pronto como los revisen,

sabrán quién cuidaba a cierta persona, o por qué no ha sido cuidada esa

persona. Si este trabajo se hace bien o no, depende de si el obrero tiene o no un

buen sistema. Con buenos registros pueden seguir de cerca a la gente. El mayor

uso de los registros es para seguir de cerca el progreso de la gente; no es

solamente para guardar archivos. Los registros pueden mantenerlos a ustedes

informados. Si es necesario buscar algo, ustedes pueden obtener la información.

Cuando alguien esté a punto de irse a otra ciudad, y quiere averiguar la situación

de cierto hermano, o de algún asunto espiritual acerca de tal hermano, se le

puede dar una respuesta con base en los registros. En otro aspecto, un hermano

responsable puede hallar frecuentemente en el registro si ciertos hermanos o

hermanas han hecho o no lo que deberían haber hecho. Los hermanos

responsables en todas las localidades deben buscar frecuentemente los nombres

de estos hermanos y sus tarjetas. Esta es su responsabilidad.

Todas estas tarjetas ustedes las pueden dividir y asignar a varios para que sean

responsables de cierta cantidad de personas. Se debe demarcar los distritos para

averiguar quiénes están en un distrito y quiénes están en otro. Ustedes, los que

son responsables, deberían recordar que son sobreveedores, por lo tanto, deben

supervisar. El trabajo de ustedes es supervisar. Frecuentemente deben observar

y preguntar: “Hermano, ¿ha hecho usted aquello?” “Hermano, ¿ha atendido tal

asunto?” Donde quiera que vayan, deben preguntar: “Usted acaba de visitar a

cinco hermanos. ¿Cuál es la situación de esos cinco hermanos?” “Usted acaba de

visitar a diez hermanos. ¿Cuál es la situación de esos diez? ¿Ha pasado por alto

a alguno y no lo ha visitado? Durante la semana pasada, ¿los ha visitado usted a

todos?”

La manera de obrar hoy es hacer que todos los hermanos sirvan

Los hermanos responsables no deben simplemente predicar un mensaje desde

la plataforma, y luego considerar que todo el trabajo está terminado. Es

responsabilidad de ustedes motivar a laborar a los hermanos que estén con

ustedes. Esto es lo que deben lograr ustedes; ésta es la manera de actuar hoy en

día. Si no tienen esto, no tienen camino alguno. Si fuera lo mismo de antes,

cuando solamente se predicaba un mensaje por semana, entonces todos serían

predicadores que descansan seis días y trabajan uno. Dios trabajó seis días y

descansó uno; hoy en día, nosotros descansamos seis días y trabajamos uno.

¡Con razón todos los predicadores se han vuelto ociosos! Por lo tanto, es

necesario que cada uno de ustedes labore cada día, y también deben hacer que

todos los hermanos sirvan. Hermanos, la pregunta no es que si ustedes mismos

han hecho el trabajo, sino si lo han hecho ustedes y han tenido la manera de

hacer que otros también lo hagan.

Por un lado, la tarea de ustedes es hacer el trabajo ustedes mismos, y por otro,

es asirse de otros para que éstos hagan el trabajo, y luego seguir de cerca el

progreso de ellos. Después de que bajen de la montaña, les escribiré cartas para

preguntarles cuántas personas supervisan por semana. No debe haber un

anciano que no supervise. Hoy, si contratáramos a diez trabajadores para que

trabajen aquí en el monte y asignamos a un hermano para que los supervise, no

espero que el hermano supervisor levante una cesta de bambú y la cargue.

Quiero que supervise. El no debe decir: “Ninguno de los diez la cargaría, así que

yo la cargaré”. Si el hermano dijera esto, no sería digno de ser supervisor. Sería

inútil. Nosotros tenemos la habilidad delante de Dios de asegurarnos de que

ellos lleven la carga. Tenemos la habilidad delante de Dios de hacer que ellos

trabajen. Si puede hacer que seis o diez hermanos sirvan, allí está la iglesia. No

se quejen ante nosotros, diciendo: “¿Por qué debemos dar tanto énfasis a este

asunto?” La razón es ésta: si no trabajamos de esta manera, no habrá iglesia.

Ustedes pueden ir a predicar a dos o tres personas, y pueden continuar

haciéndolo. Cierto, ustedes tienen su propia obra, y yo no soy indiferente a ello.

Sin embargo, por otro lado, ustedes tienen que guiar a otros hermanos y

hermanas a que hagan el trabajo. Nunca se alejen de esto. Si nos alejamos,

estaremos errados.

Debemos traer a todos los hermanos a este camino. En las cuestiones

relacionadas con el evangelio, deje que prediquen el evangelio y que participen

en el cuidado del evangelio. Deben cuidar de los nuevos creyentes. Deben

guiarlos a que hagan el trabajo y a que atiendan los asuntos prácticos. No les

den los asuntos a ellos y consideren que el asunto está concluido. Ustedes deben

seguir de cerca el progreso de ellos hasta que el trabajo esté acabado. Ustedes

tienen que seguir cuidándolos para ver cómo les va. Deben preguntar: “¿Tiene

usted algún problema? Si lo tiene, estoy aquí para ayudarle a resolverlo”. De

esta manera, ustedes verán que la iglesia saldrá adelante.

Para que la iglesia salga adelante es necesario que la gente salga adelante.

Vendrá el día en el que verán a la iglesia sirviendo y a toda la iglesia predicando

el evangelio. Para entonces, podremos decir que el camino del recobro de Dios

en la tierra habrá comenzado, y entonces El tendrá la iglesia en la tierra. Fuera

de eso, el cristianismo ha sido llevado cautivo a Babilonia, y hasta el día de hoy

no ha regresado. Hoy en día todavía hay aquellos que son pasivos. Hoy en día

todavía existe la clase mediadora: en un lado está Dios, en el otro está el

hombre, y en medio está la clase mediadora, por la cual la gente tiene que pasar

antes de poder servir. No sé si han visto esto o no. Este es todo el problema.

La oficina de servicio, el instrumento para llevar a cabo los asuntos

Así que, la oficina de servicio es el instrumento con el que los hermanos

atienden los asuntos de la iglesia. Por medio de la oficina, pueden recibir

información y averiguar acerca de diferentes situaciones. Los diáconos y

diaconisas mantienen los archivos allí. Con base en sus datos, pueden ver cuál

es la situación de la iglesia hoy. Pueden observar a los hermanos y hermanas,

supervisarlos, y decirles lo que deben hacer. Díganles a los ociosos que deben

trabajar. Díganles a los orgullosos que deben aprender a ser humildes. Paso a

paso, guíenlos a que estén atentos a lo que hacen. Hermanos, ¿han visto lo que

se llama la obra de Dios? No es solamente predicar desde la plataforma.

Reconocemos que no podemos suprimir el ministerio de la palabra; este

ministerio es muy precioso. Pero por otro lado, ustedes tienen que traer a todos

los hermanos y hermanas a que sirvan. Cuando ese momento llegue, daremos

gracias a Dios porque tendrá una vía libre en China.

Al comienzo, ustedes deben decirles a los diáconos y diaconisas que cuando los

hermanos y hermanas vengan a hacer preguntas, deben ser corteses, amables, y

que no deben ser fríos al responder. Todos estos asuntos son responsabilidad de

ustedes. Deben llevarlos a cabo y no descuidarlos por negligencia. Ustedes

mismos deben ser firmes, y al mismo tiempo mansos, sin dejar pasar las cosas.

Necesitan aprender a servir en estos asuntos; no le tengan temor a los

problemas. Deben decirles: “El que copie debe copiar bien, el que anote, debe

anotar con exactitud. Si hay una pequeña inexactitud, ustedes son responsables.

De esta manera, cuando los hermanos necesitan mirar de nuevo lo que ustedes

han registrado, será fácil. No deben manejarlo descuidadamente. Esta es la obra

de Dios”. Cuando manejen así las cosas, los ociosos tendrán que renunciar.

Nosotros no trabajamos solamente seis días, y descansamos un día; nosotros

trabajamos todos los días, siete días a la semana. Muchas personas se vuelven

ociosas, porque ponen a un lado otras cosas y usan todo su tiempo para estudiar

la Biblia. Por supuesto, una vez que se descuida, no tiene usted nada que hacer.

Si ustedes toman en serio las cosas delante de Dios, sólo tienen que invertir una

hora más, y la iglesia será edificada un día antes. Si ustedes invierten una hora

extra, prestan atención a una persona más, preguntan a una persona más; hoy

día les preguntan a cinco hermanos y mañana les preguntan a diez: “¿Han

hecho su trabajo?” Entonces, les digo, el servicio de la iglesia será levantado un

día antes. Por un lado, necesitamos un buen sistema, y necesitamos arreglos;

por otro, necesitamos un libro de registros para anotar todo. Finalmente,

ustedes que son los responsables, deben seguir de cerca el progreso de la gente.

Aunque haya una oficina administrativa y un sistema establecido, si no hacen

un seguimiento adecuado de la gente para que hagan el trabajo, será inútil.

Nunca sean flojos; háganles ver que todos necesitamos servir. Un día, verán que

todos ustedes tienen el hábito de supervisarse los unos a los otros. Los asuntos

deben atenderse adecuadamente; no debe darse el caso de que un solo hermano

haga todo. Aprendan a seguir adelante juntos.

Si ustedes han visto claramente el propósito de Dios, inclinarán la cabeza ante

Dios y lo adorarán, diciendo: “¡Señor, haz lo que quieras entre nosotros para

que puedas seguir adelante!” Ustedes pueden ver que sólo hay un propósito para

todos los hijos de Dios, éste es, servirle a El. De otro modo, de verdad hay un

problema. Que Dios nos conceda gracia.

ES NECESARIO COMENZAR CON CONSAGRACION

Pregunta: ¿Cómo motiva uno a todos los hermanos a que trabajen?

Respuesta: Creo que esta senda todavía tiene que comenzar con consagración.

Este es un nuevo camino, y necesitamos tener buenos preparativos. Primero,

debemos mostrarles a los hermanos que el servicio consiste en que toda la

iglesia sirva, donde todos los miembros del Cuerpo tienen su función. Cada uno

debe ser un sacerdote. Ustedes deben recordarles este asunto, y deben hacerlo

enfáticamente. También tienen ustedes que hablarles en cuanto al asunto de la

autoridad. Por el otro lado, creo que también tenemos que prestar atención a la

cuestión de venderlo todo. Si una persona no lo vende todo, hablar de servicio

en el caso suyo es del todo falso, y no sirve de nada. Es necesario que dé todo lo

que tiene a fin de servir a Dios. Por lo tanto, el pensamiento básico es que todos

deben ofrecer todo a fin de servir a Dios. Hoy día Dios está llamando a todos los

que le pertenecen para que se ofrezcan y le sirvan. De otra manera, todo lo que

hemos visto esta vez estará muerto. Vendrá a ser solamente un punto de vista y

un método, y como resultado, encontrarán ustedes que es impracticable. Así que

no es asunto de un método, sino de que Dios abra un camino para nosotros.

Sin embargo, cuando vayan a hablar estas cosas, deben hablar con firmeza. No

deben hablar de manera suplicante, como si el servicio fuese para patrocinar a

Dios, como si fuese hacerle un favor a Dios. Si ustedes toman esa postura, están

completamente equivocados. Es necesario que hagamos ver a los hermanos que

su servicio a Dios es algo elevado y glorioso. Hoy día, de ninguna manera

debemos vivir como antes, descuidadamente en la tierra, sino que debemos

seguir al Señor en todo. Por lo tanto, ustedes deben ser firmes. Una vez que sean

firmes, harán que otros se ofrezcan. Necesitan decirles: “Hoy día su ocupación

es algo secundario. Debemos aprender a servir a Dios”. La manera que tomen

debe ser recta y su tono debe ser apropiado. No se rebajen a un nivel bajo. No

rueguen a la gente en nombre de Dios. No pueden ustedes rogarles a otros que

crean en Dios, y más aún, no pueden rogarles que sirvan a Dios. Servir a Dios

requiere que el hombre venga a Dios para que Dios lo acepte. El hombre por sí

mismo tiene que creer en Dios. Entonces, ¿qué es eso de que roguemos a otros

que crean en Dios? Hoy día el Señor quiere que le sirvamos. No tenemos más

remedio que venir a servirle. Ustedes tienen que tener mucha claridad acerca de

esto delante de Dios. Ustedes mismos deben ver con exactitud. Si ustedes ven

con exactitud, entonces otros también verán con exactitud. Todos deben servir a

Dios; de otra manera no habrá iglesia. Cuando los hermanos y hermanas se

postren delante de Dios, cuando se arrastren para venir a servir a Dios, y cuando

todos sirvan a Dios, entonces verán que lo que hemos hablado no es un asunto

difícil.

USAR SOLAMENTE LA GENTE GANADA POR DIOS

Pregunta: En cierta localidad, no todos lo han dejado todo. Algunos han dejado

todo, y otros aún no. ¿Qué haremos con respecto a atender los asuntos

prácticos?

Respuesta: No podemos usar a la gente que no ha sido ganada por Dios.

Nosotros usaremos aquellos que Dios haya ganado. Tenemos que ser cautos con

el resto de la gente. Tenemos que esforzarnos por traerlos al lado de Dios.

Deben ustedes continuar trabajando hasta que eso ocurra.

La necesidad de laborar hasta que todos sirvan

Nuestro camino es aprender a edificar. Todos debemos tener como meta la

edificación. Por lo tanto, esta vez no cederemos en nuestro requerimiento para

el servicio. Ellos necesitan poner todo su ser en esto. Esta palabra debe ser

hablada claramente. Hoy en día, todos los colaboradores necesitan poner todo

en esta obra. También les pediremos a algunos hermanos que pongan todo en

esta obra. Ustedes necesitan decirles: “Esto no es algo que solamente algunos

deban hacer. Estamos poniendo todo en esta obra. Ustedes también deben

poner todo en esta obra, incluyendo sus posesiones materiales, sus fuerzas y sus

vidas. Todo lo que tienen debe ser puesto en esta obra”. Delante de Dios, cuanto

más puedan ustedes escalar, más bendición recibirá de Dios. Cuanto más baje

su tono, menos gente vendrá. Cuanto más temeroso esté, menos gente vendrá,

porque Dios no bendice esa actitud. Por lo tanto, ustedes deben ponerse en la

posición correcta.

Si la posición de ustedes es incorrecta, la gente no vendrá. Dios nunca bendecirá

esa clase de actitud. Será bastante evidente que aun su propio servicio no será

saludable. Delante de Dios deben ver que ser siervo de Dios no es hacerle un

favor a El, sino que es un favor que El les hace a ustedes; de otra manera, ¿cómo

podrían ustedes servir a Dios? Si alguien le ofreciera una ocupación mundana,

muchos se inclinarían ante tal persona y le darían las gracias. Hoy día, cuando

se le pide a la gente que venga a servir a Dios, ¿deben acaso esperar que Dios les

dé las gracias? Cuando ustedes salen a invitar a la gente, ¿acaso les ruegan

ustedes? Si lo hacen, su postura es incorrecta.

Por favor, perdónenme, pero hay algunas cosas con las que no tengo paciencia.

Si en cierto lugar escucho a un hermano decir: “Hoy día, Dios les ama y ustedes

deben venir a servirle”, como si estuviera diciendo que si servimos a Dios, Dios

estará muy contento. No tengo nada de paciencia con eso. Ustedes deben

decirles: “Si usted sirve a Dios, debe estar muy contento, de que una persona

como usted pueda servirle a El”. Servir a Dios es toda una oportunidad; ustedes

deben ir en pos de ella. ¡No es que ustedes le hacen un favor a Dios, ni que le

están haciendo honores a Dios, por el hecho de que gente tan inteligente como

ustedes vengan también a servir a Dios! Anteriormente, los que no podían

ganarse la vida eran los que llegaban a ser predicadores, ¡pero qué gran cosa que

gente como ustedes vengan también! ¡Es un honor para la profesión de

predicación el tener a una persona como usted! Les digo, esta actitud está

completamente errada. Un predicador presbiteriano japonés dijo una vez que

todos los que estudiaban teología habían sido malos estudiantes. Sin embargo,

aunque él no había sido mal estudiante, fue también a estudiar teología. Apenas

escuché eso me di cuenta de que no había nada que hacer con este hombre. ¡No

hay tal cosa de que un buen estudiante le haga un favor a Dios por hacer Su

obra! Cuando escucho palabras de esta índole, me enojo mucho en el Señor.

Servir a Dios es nuestra gloria

Tenemos que ver que es nuestra gloria que en nuestra vida podamos venir a

Dios, aunque sea arrastrándonos, para servirle. Si usted considera que Dios

usaría a una persona como usted, entonces usted es necio, muy necio. Si Dios

puede recibir a una persona como usted, ésta es la más grande de las gracias y la

mayor de las glorias. ¡Qué extraño es que la gente considere que servir a Dios es

hacerle un favor a El! Por lo tanto, espero que ustedes mismos delante de Dios

vean que no hay nada más glorioso que servir a Dios. Incluso sería glorioso si

pudiese servir a Dios parándome en la puerta como mendigo. Es una maravilla

que Dios nos desee. Dios dijo: “Tendré misericordia del que yo tenga

misericordia”. Es Su misericordia que El quiera que yo sea Su siervo.

Supongamos que usted fuese más inteligente que la mayoría de la gente, que su

posición fuese mejor que la de la mayoría, que su familia tuviera una buena

posición económica, que usted haya obtenido muy buenas calificaciones en la

escuela, y que ahora usted llega a ser predicador. A los ojos de la mayoría de la

gente esto sería algo muy extraño, ¡qué hoy usted venga a servir a Dios!

Permítanme decirles que esta actitud está completamente equivocada.

Por lo tanto, hermanos, esta vez que salgan a la obra, no deben exhortar a otros

a que vengan y sirvan a Dios, ni les rueguen que le sirvan a El. Si eso ocurre,

dañarán esta obra y la acabarán. Ustedes deben tener la siguiente actitud: si la

gente piensa que servir al presidente es glorioso, deben saber qué gran

diferencia hay entre el presidente y Dios. Si yo puedo servir a Dios, ésa es mi

mayor gloria. Cuando el hombre le ofrece cosas a Dios, la consideración no es

cuán doloroso puede ser el soltar esas cosas; más bien, la consideración es si

Dios aceptará o no lo que uno ofrece. ¿Cómo sabe usted si Dios lo aceptará?

Recuerden que ésta no es solamente una cuestión de consagración, sino una

cuestión de ser santificado. Ustedes deben mostrarles que la gran pregunta es si

Dios aceptará o no la ofrenda de ellos. Si Dios la acepta, es gloria para ellos. No

es cuestión de si el hombre ofrecerá algo o no; es cuestión de si Dios lo aceptará

o no. Por lo tanto, es necesario que el camino de ustedes delante de Dios sea

recto, es necesario que mantengan su posición, y es necesario que se afirmen en

el terreno de Dios para hablar. Apenas usted rebaje su posición, no tendrá nada

que decir y todo habrá terminado. Perdónenme por decirlo, pero yo dudaría

hasta de su propio servicio. El hombre no puede estar orgulloso delante de Dios.

Si alguien piensa que es un desperdicio que una persona de su categoría salga a

predicar, pueden preguntarle: “En estos diez años, ¿Dios lo ha usado a usted

para hacer algo? ¡Usted es una persona a la que Dios nunca usaría!” ¡Qué gran

gloria es para el hombre servirle a El! Nosotros le pedimos a Dios que nos

conceda gracia para que en la cuestión de los asuntos de la iglesia, podamos

hacerlo bien y podamos andar en el camino recto.

CAPITULO SIETE

REUNIONES DE DISTRITO

Si el área de la iglesia es grande, y si además tiene muchos santos, las reuniones

de distrito llegan a ser un arreglo necesario. No creemos, como los

congregacionalistas, que cada congregación es una unidad, porque ésa no es la

enseñanza de la Biblia. La enseñanza de la Biblia no permite que tomemos como

unidad una congregación, sino que tomemos la localidad como la unidad; por

ejemplo, Corinto es una localidad, y Roma es una localidad. Por lo tanto, si el

número de hermanos y hermanas en una localidad es grande, como en el caso

de Jerusalén, que tenía millares de creyentes, se darán cuenta de que es

imposible reunirse en un solo lugar. Más aún, ya había en Jerusalén tres mil o

cinco mil que fueron salvos en los primeros días; tal vez no podían reunirse en

un solo lugar, ni siquiera en los primeros días. Por lo tanto, aquí vemos

claramente que debe tenerse cierto tipo de arreglos para las reuniones.

CINCUENTA POR GRUPO O CIEN POR GRUPO

Nosotros no tomamos la siguiente porción de la Biblia como base; sólo tomamos

esta porción de la Biblia como nuestra guía; nos dirige y nos guía. Ustedes se

acuerdan de las ocasiones en las que el Señor Jesús alimentó a los cinco mil y a

los cuatro mil. Debido al gran número, el Señor no podía distribuir el pan a la

multitud. Espontáneamente el Señor hizo un arreglo, poniendo de a cincuenta

por grupo o de a cien por grupo. Hoy día aceptamos el principio de este arreglo

del Señor. Cuando el número de santos es muy grande en cierto lugar, podemos

aprender de la manera en que el Señor dividió a la gente en grupos de cincuenta

o de cien.

Ya les he mencionado hace unos días que el Señor no siempre dividió a la gente

únicamente en grupos de cincuenta, tampoco únicamente en grupos de cien. A

unos el Señor los dividió en grupos de cincuenta y a otros en grupos de cien, lo

cual significa que estos dos números son números convencionales. Así que hoy,

cuando el número de personas en la iglesia se agranda es menester dividirlos en

grupos. Esto no quiere decir que debemos formar otra reunión cada vez que

lleguemos a un determinado número fijado en forma legal. Más bien, afirmamos

que con base en conveniencia, geografía y tamaño de la congregación, puede

haber una reunión de más o menos cincuenta personas o tal vez de unas cien. El

número cien es el doble de cincuenta; por lo tanto, el Señor estaba solamente

dándonos un número conveniente.

Con base en este principio, creo que los hermanos responsables en todas las

localidades deben aprender a hacer arreglos para que la gente sea dividida en

distritos cada vez que llegamos a ser muchos. El número puede ser cincuenta, o

puede ser cien, o hasta un poquito más de cien. De todos modos, debemos

comenzar a tener reuniones de distrito al aproximarnos a estos dos números.

Esta clase de reunión es de lo más conveniente, debido a que es fácil cuidar de

los santos y visitarlos cuando los números son pequeños; cuando el número es

pequeño, también se tiene más oportunidad para que los santos funcionen en la

reunión. Los números entre cincuenta y cien personas son muy buenos para

tener reuniones. Son muy convenientes en todo aspecto.

Reunirnos separadamente en distritos

La reunión de la predicación del evangelio así como la reunión de oración, y la

reunión para los nuevos creyentes, pueden llevarse a cabo en los diferentes

distritos. Si lo deseamos, hasta la reunión de edificación se puede llevar a cabo

en los diferentes distritos. Si deseamos combinar algunas reuniones, pienso que

especialmente las reuniones de edificación servirían a este propósito, y tal vez se

puede decir lo mismo de las reuniones para la predicación del evangelio. Si en

esta región hay hermanos que son obreros, y si éstos quieren tener algunas

reuniones de predicación para los hermanos y hermanas, es obvio que combinar

tales reuniones sería más conveniente. Todas las demás reuniones pueden

tomar lugar separadamente: la reunión de oración, la reunión para el

partimiento del pan, y las reuniones para los nuevos creyentes. Todas estas

reuniones se pueden llevar a cabo en los distritos.

Cuidar a los santos por distritos

De esta manera podemos cuidar a los santos por distritos. Si hay reuniones por

distritos en cierta localidad, los hermanos responsables deben aprender a hacer

arreglos para que en cada distrito haya alguien que pueda tomar la

responsabilidad. Los hermanos responsables en cada distrito deben escuchar a

los sobreveedores. Es necesario que los responsables aprendan a tomar la

responsabilidad y a cuidar de la situación espiritual en cada distrito. Ellos deben

interesarse por toda la obra y encargarse de ella. Estas son las responsabilidades

suyas.

Tener un crecimiento balanceado

Si el número de personas en alguna iglesia ha aumentado, si el área está bien

dividida en distritos, y si ha habido un cuidado adecuado en cada distrito,

entonces ustedes verán que todos los santos participarán en las reuniones. Esto

se debe al hecho de que muchos podrán tener un crecimiento balanceado, y

todos podrán orar y tener comunión delante de Dios. Siempre y cuando el

número sea pequeño, no habrá necesidad de dividirlo en distritos. Cuando el

número es grande, sí hay tal necesidad.

REUNIONES POR DISTRITOS EN JERUSALEN

La Biblia no nos muestra cómo Jerusalén en esos días fue dividida en distritos.

Al leer el libro de Hechos, sabemos que había distritos allí aunque no usaban

nuestra terminología. Se ve que las reuniones de oración tomaban lugar en los

hogares particulares. Durante el tiempo que Pedro fue encarcelado, como

ustedes recordarán en la historia de Rode, la casa de Marcos era el lugar de

oración. Permítaseme repetir que la Biblia no nos da cada punto detallado y

particular de los asuntos de la iglesia, porque Dios no se agrada cuando todo

está estructurado. Sin embargo, en la Biblia se encuentran algunas claves acerca

de los arreglos de todos los asuntos. Estas claves están puestas en la Biblia. Esto

hace que la iglesia en cada generación aprenda a buscar delante de Dios y

aprenda cada vez a hacer arreglos conforme al Señor, a pesar de que la iglesia se

encuentre con las mismas situaciones una y otra vez.

Según la situación real, habría sido imposible que todos los hermanos y

hermanas en Jerusalén se reuniesen para partir el pan. Habría sido imposible

en la práctica. Si hubiese habido sólo una copa, ¿de qué tamaño debería de

haber sido esa copa? Si hubiese habido solamente un pan, ¿cómo lo habrían

podido repartir? ¿Cuánto tiempo se habría tomado para pasar el pan a varios

miles de personas? Después el número llegó a decenas de millares. Pasar el pan

a tantas personas es imposible. Aunque tomasen los siete días de la semana para

reunirse, de todos modos habría sido muy difícil repartir el pan y pasar la copa

de una manera adecuada. Por lo tanto, podemos ver de una forma muy clara que

en aquellos días se reunían por distritos. La casa de Marcos era una de tantas

casas.

Guardar este principio

Por lo tanto, espero que siempre guardemos este principio delante de Dios. Por

un lado, reconocemos que la Biblia menciona los arreglos hechos con respecto a

estos asuntos. Por otro, también reconocemos que la Biblia no nos da un

reglamento con respecto al arreglo de estos asuntos. En la Biblia, Dios siempre

mantiene principios en vez de darnos reglamentos en detalle acerca de cómo

deben hacerse las cosas externas.

Por ejemplo, en estos días escribimos cartas de recomendación o de

presentación. En la Biblia sólo vemos la carta de recomendación, pero la Biblia

nunca nos dice cómo debe ser escrita esta carta. Pablo dice que él no necesitaba

cartas de recomendación. “¿Comenzamos otra vez a recomendarnos a nosotros

mismos? ¿O tenemos necesidad, como algunos, de cartas de recomendación

para vosotros, o de recomendación de vosotros?” (2 Co. 3:1). Esto nos dice que

existe una cosa llamada carta de recomendación, pero no se nos dice cómo se

escribe. Por lo tanto, estamos aprendiendo año tras año a tener cartas de

recomendación y a escribirlas de una manera apropiada. Pablo no nos dejó un

formato, ni un manual para escribir cartas, a fin de que sólo tuviésemos que

llenar los espacios. Debemos estar aprendiendo todo el tiempo cómo se escriben

tales cartas.

Cuando Dios hace las cosas en la iglesia, El siempre nos da solamente un

principio. El solamente nos muestra que está haciendo algo, y nunca considera

que el Espíritu Santo esté separado de la iglesia. Desde el punto de vista de Dios,

el Espíritu Santo está en la iglesia para representar a Cristo; el Espíritu Santo

mora en la iglesia. Por lo tanto, con tal que tengamos el principio acerca de

cierto asunto, y estemos dispuestos a someternos a la Cabeza de la iglesia, el

Espíritu Santo nos puede enseñar cómo llevarlo a cabo.

Espero que puedan ver este asunto, especialmente la cuestión de dividirnos en

distritos. Aunque no tenemos una base ni reglamentos bíblicos que nos digan

cómo hacerlo, sabemos que en la práctica es imposible no tener reuniones por

distritos separados. Más aún, en el libro de Hechos vemos el principio de

reunirnos por distritos. Los santos se reunían de casa en casa. La casa de

Marcos era una de esas casas. Hechos 2:46 dice: “en las casas”. Este versículo

nos muestra el principio de los distritos. Hoy día le pedimos a Dios que nos

enseñe cómo ejecutar estas cosas con base en el principio de la Biblia.

Quisiera que recordaran este principio: la Biblia no nos oculta nada acerca de

las cosas espirituales sino que habla de una manera detallada. Sin embargo,

acerca del aspecto de los asuntos prácticos, acerca del sacerdocio levítico (en

asuntos de servir a Dios, existe el servicio del género de los levitas), la Biblia nos

da solamente claves, no nos da reglas. Siempre nos muestra que hay ciertas

cosas, pero no nos muestra cómo tales cosas son ejecutadas. Hoy día cuando

ustedes las vayan a llevar a cabo, encontrarán que el Espíritu Santo no los ha

dejado, que el Espíritu Santo está aún en la iglesia, y que Cristo sigue siendo la

Cabeza de la iglesia a través del Espíritu Santo. Para conocer este asunto, uno

puede esperar, puede orar, y luego podrá obtener la luz. Espero que los

hermanos vean el asunto de reunirse por distritos y que tendrán tal práctica

conforme a este principio.

CAPITULO OCHO

LOS ARREGLOS QUE SE DEBEN HACER EN UNA IGLESIA LOCAL QUE ESTE

EN EL CENTRO PARA LA OBRA

Otra cosa que tenemos que considerar es lo que vamos a hacer en la iglesia local

que está en el centro regional para la obra. Hay dos clases de iglesias locales: la

iglesia local en general, y la iglesia local que está en el centro regional para la

obra. Realmente no hay mucha diferencia entre las dos. Solamente hay una

pequeña diferencia relacionada con el lugar que ocupan los apóstoles en esa

iglesia local.

UNA IGLESIA LOCAL TIENE ANCIANOS, DIACONOS Y HERMANOS Y HERMANAS

En un lugar como Filipos, por ejemplo, podemos ver que en la iglesia hay

ancianos, diáconos y hermanos y hermanas. Filipenses 1 dice claramente: “A

todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, con los sobreveedores y

diáconos” (gr.). En otras palabras, esta carta fue escrita a todos los creyentes, a

los sobreveedores, y a los diáconos de la iglesia. Este es el arreglo interno de una

iglesia local en general: hay sobreveedores, diáconos y hermanos y hermanas.

UN GRUPO ADICIONAL, LOS APOSTOLES, ESTA EN LA LOCALIDAD EN DONDE ESTA

EL CENTRO PARA LA OBRA

Es algo distinto si hoy día usted está en una iglesia local que está en el centro

para la obra, debido a que allí hay un grupo adicional, el de los apóstoles. En las

localidades, los sobreveedores siempre administran las iglesias locales. En la

localidad en donde está el centro regional para la obra, están los apóstoles.

Los apóstoles también son ancianos

Los apóstoles administran la obra en cierta región. Los apóstoles sirven para la

obra, pero al mismo tiempo, también administran la iglesia local de allí. Por lo

tanto, cuando los apóstoles están en la localidad que es un centro regional para

la obra, ellos están allí, por un lado, como apóstoles, y por otro, como

sobreveedores, es decir, como ancianos. Los apóstoles se encargan de la obra en

cierta región o área. Tal vez la palabra región sea muy formal para ustedes.

Pero, siempre y cuando sepan lo que quiere decir, es suficiente; no estamos

discutiendo palabras. Los apóstoles administran la obra en cierta área, y

también administran los asuntos de la iglesia local que está en el centro para la

obra.

Sin embargo, los apóstoles no deben, en calidad de apóstoles, administrar una

iglesia local directamente. Por lo tanto, los apóstoles llegan a ser ancianos al

mismo tiempo.

La Biblia nos muestra que cuando la iglesia celebró una conferencia para

dialogar acerca de cómo manejar los asuntos de la iglesia (esto ocurrió

solamente una vez en la Biblia), ellos enviaron cartas, diciendo: “Los apóstoles y

los ancianos, hermanos” en Jerusalén (Hch. 15:23, gr.).

Aquí quiero señalarles que Pedro era apóstol, incluso era líder entre los

apóstoles. Sin embargo, Pedro también era anciano en Jerusalén. En 1 Pedro 5:1

se dice: “Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con

ellos”. Por favor, recuerden que Pedro no era solamente apóstol sino también

anciano. En 2 Juan 1 se dice: “El anciano a...” En 3 Juan 1 se dice: “El anciano

a...” En 1 Pedro 1:1, Pedro nos dice que él era apóstol. El escribió la Epístola en

calidad de apóstol, pero en 5:1 nos muestra que él también era anciano. Al

comienzo de su segunda y tercera Epístolas, Juan dijo que él era anciano. Es

bastante peculiar que, a diferencia de Pablo o Pedro, Juan no menciona que él

fuera apóstol. Al comienzo de cada epístola, Pablo nos muestra que él había

escrito la Epístola en calidad de apóstol, pero Juan, en su segunda y tercera

Epístolas dice, de una manera simple y franca, que era un anciano el que había

escrito las Epístolas. Así que, pueden ver que los dos más destacados apóstoles

de Jerusalén también eran ancianos en Jerusalén. Pedro y Juan, los dos más

renombrados de entre los apóstoles en Jerusalén, también eran ancianos en

Jerusalén. Con excepción de Jacobo, no se menciona que ninguno de los otros

apóstoles en Jerusalén fueran ancianos. En el libro de Hechos vemos que Pedro,

Juan y Jacobo son tres apóstoles notables. Las Epístolas nos dicen que dos de

ellos eran ancianos.

Durante la conferencia que la iglesia celebró, Jacobo fue el que tomó la decisión

final. Según la historia de la iglesia y la palabra de la Biblia, podemos ver que en

ese tiempo él era un anciano en Jerusalén. Más aún, según la Biblia, Jacobo

estaba adelante de Pedro, ya que Jacobo era el que decidía los asuntos.

Por lo tanto, en la iglesia donde haya un centro regional para la obra, pueden

permitir que los hermanos locales, aquellos que sean confiables, que tengan más

madurez y que tengan peso espiritual aprendan a supervisar. Al mismo tiempo

tenemos, por un lado, los obreros que son ancianos de la iglesia local, y por otro,

los apóstoles de esa región.

Los apóstoles no deben encargarse de asuntos que estén directamente

relacionados con una iglesia local

Si ustedes son ancianos, no pueden administrar los asuntos de otras iglesias

locales. Si ustedes son ancianos en Jerusalén, ustedes no pueden administrar

asuntos en Samaria. En la Biblia, los ancianos son siempre locales. Ustedes no

pueden ir más allá de la esfera de su iglesia local e ir a otra iglesia local para

administrar los asuntos de ésta. Si usted es un apóstol, no debe administrar

directamente los asuntos de una iglesia local. Un apóstol puede tratar con los

ancianos de la localidad, pero un apóstol no puede encargarse directamente de

los asuntos de una iglesia local.

Permítanme darles un ejemplo. Pablo llevaba a cabo la obra en Corinto. En

Hechos vemos claramente que Pablo fue a Corinto y les brindó ayuda. Quiero

que vean que la relación que había entre Pablo y Corinto era íntima y profunda.

Pablo les escribió dos cartas a los corintios. No sólo Pablo mismo fue a Corinto,

sino que incluso envió a otros a Corinto, tales como Timoteo y Tito. Pablo hizo

todas estas cosas pero no había forma de que él pudiese arrojar de Corinto al

pecador. Pablo era apóstol, pero no era anciano en Corinto. Pablo no podía

poner un anuncio que dijera que puesto que tal persona había pecado, la iba a

quitar. Pablo tuvo que decirle a la iglesia en Corinto: “Quitad, pues, a ese

perverso de entre vosotros”. Pablo no tenía manera de quitar a ese hombre en

lugar de ellos. ¿Por qué fue esto así? Pablo era apóstol, no anciano. En la Biblia,

Pablo no nos dijo que él fuese anciano en cierta localidad. Más bien, Pablo era

apóstol a los gentiles. No podía administrar una iglesia local. El apóstol no podía

manejar directamente la administración de una iglesia local. Los ancianos

pueden administrar la iglesia en su propia localidad, pero no pueden

administrar las que estén en otras localidades. Los apóstoles pueden

administrar la obra de una región, pero no pueden manejar directamente la

administración local. Los asuntos de Corinto deben ser manejados por los

corintios y no por Pablo.

En calidad de apóstol, ¿cómo trató Pablo con la situación en Corinto? El dijo:

“En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, reunidos vosotros y mi espíritu, con

el poder de nuestro Señor Jesucristo, el tal sea entregado a Satanás para

destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor

Jesús”. Cuando usted está en la obra, sólo puede hacer uso de autoridad

espiritual para entregar a tal persona a Satanás, pero no tiene manera de

quitarlo. Si los corintios no querían quitarlo, Pablo no tendría manera de

hacerlo. No estoy seguro si ustedes han visto esto o no. En la Biblia, este es el

arreglo en cuanto a la iglesia.

Pedro tiene que sobrellevar dos responsabilidades

En Jerusalén, una iglesia local que estaba en el centro para la obra, Pedro tenía

que ser responsable de dos cosas. Tenía que estar en Jerusalén atendiendo la

obra en esa área. Al mismo tiempo, también era anciano en Jerusalén. Si uno no

es anciano en Jerusalén, entonces no tiene la manera de administrar

directamente los asuntos de Jerusalén. Pedro y Juan eran ancianos en

Jerusalén, y Jacobo también era anciano en Jerusalén. No tengo la plena

seguridad de decir que todos los apóstoles que vivían en Jerusalén siempre eran

ancianos en Jerusalén. Probablemente todos aquellos que son mencionados por

nombre eran ancianos en Jerusalén. Pedro tenía que administrar los asuntos en

Samaria; por lo tanto, Pedro también era apóstol. El se encargó de la obra en esa

área con base en su posición de apóstol, y administró la iglesia en Jerusalén con

base en su posición de anciano. Este asunto está muy claro en la Biblia. Así que

hoy día, por un lado, los muchos colaboradores en una iglesia local que esté en

un centro de la obra deben ser responsables de la obra, y por otro, es posible que

necesiten ser ancianos. Ustedes son ancianos, y al mismo tiempo tal vez

también sean apóstoles que administran la obra en otros lugares. Espero que

puedan ver la relación entre estas dos responsabilidades.

Un día cuando Antioquía tuvo un problema, enviaron algunos hermanos a

Jerusalén para que indagaran acerca de esto. Cuando todos los hermanos en

Jerusalén decidieron enviar una carta, ellos podían decirles a los santos que los

apóstoles y los ancianos en Jerusalén habían tomado tal decisión. En lo que a

los apóstoles se refiere, esto era un asunto regional. En lo que a los ancianos de

Jerusalén se refiere, esto era un asunto de la iglesia local. La decisión fue

tomada con los apóstoles y los ancianos. Los apóstoles y los ancianos

resolvieron juntos este asunto.

No sé si ustedes han visto esto. Yo creo que esto es un asunto precioso. Ustedes

tienen que saber que en el aspecto de la obra espiritual de la iglesia no hay

mucho campo para su imaginación, y tampoco hay mucho que se pueda añadir.

Dios ha puesto esto enfrente de nosotros de una manera muy detallada: son los

apóstoles los que administran la obra, y son los ancianos los que administran la

iglesia local. Pedro era responsable de las dos cosas al mismo tiempo.

Algunos apóstoles no son ancianos

Todavía debo señalar que hay apóstoles, tales como Pablo y Bernabé, que no

eran ancianos. Según nuestro conocimiento, después de un cuidadoso estudio,

no podemos hallar ninguna parte en la Biblia que nos diga que Pablo también

era anciano. En la iglesia en Antioquía, Pablo y Bernabé solamente participaban

en el ministerio de la palabra, pero no en los asuntos de la iglesia. Participaban

en el ministerio, pero no eran ni diáconos ni ancianos; ellos no tenían estos

cargos. Ellos eran profetas en Antioquía. Por lo tanto, Pablo y Bernabé, los dos

apóstoles en Antioquía, estaban en el ministerio y no tenían ningún cargo en la

iglesia.

ANTIOQUIA, OTRO COMIENZO POR EL ESPIRITU SANTO

Cuando tuvieron un comienzo en Antioquía, éste fue iniciado por el Espíritu

Santo. Por favor, noten que el comienzo en Jerusalén fue iniciado por el Espíritu

Santo y que el comienzo en Antioquía también fue iniciado por el Espíritu

Santo. No fue que en Antioquía hubieran ideado un método para salir a la obra,

sino que el Espíritu Santo inició otro comienzo allí.

Antioquía, herida mortal para el catolicismo

Por favor noten que el comienzo en Antioquía fue muy crucial. Si uno conoce a

Dios, debe inclinar la cabeza y adorarlo cada vez que lea Hechos 13 y 14, porque

aquí hay un asunto muy importante. Siempre estaré sinceramente agradecido

con Dios por Hechos 13. Hechos 13 es una herida mortal para el catolicismo

romano. Sin Hechos 13, tendríamos que regresar a Roma, sea que Roma esté

correcta o no. Jerusalén llegó a ser un centro debido a que el Espíritu Santo

había iniciado allí un comienzo. Si el Espíritu Santo no hubiese iniciado un

comienzo en Antioquía, tendríamos que decir que Dios sólo tenía un centro en

la tierra.

Hermanos, ustedes tienen que ver el gran significado de este asunto. Si ustedes

no tienen la obra en sus corazones, no pensarán que Hechos 13, el caso de

Antioquía, sea una gran cosa. Pero si tienen la obra en sus corazones, verán que

éste fue un gran paso. Este fue un paso estratégico de parte del Espíritu Santo.

Esto fue muy crucial. Hasta el final del capítulo doce, todo lo que se ve es la obra

que procedió de Jerusalén. Hasta la obra en Antioquía procedió de Jerusalén.

En el capítulo once podemos ver que la obra en Antioquía fue llevada a cabo por

hermanos que salieron de Jerusalén. Debido a esto, podemos reconocer

espontáneamente que la obra de Dios en la tierra tenía a Jerusalén como centro

único. Este centro pudo haber sido movido a otro sitio, pero aún seguiría

habiendo un solo centro. Ustedes habrían tenido que admitir que el cristianismo

tiene una capital. De la misma manera que el catolicismo romano afirma que la

capital del cristianismo es Roma, Jerusalén habría llegado a ser la capital del

cristianismo, de la misma manera que la Meca ha llegado a ser la capital del

islamismo, y Chufú ha llegado a ser la capital del confucianismo. Pero gracias a

Dios que el Espíritu Santo produjo otro comienzo en Antioquía. El Espíritu

Santo envió a otro grupo de apóstoles desde Antioquía.

Pablo y Bernabé llegan a ser apóstoles

¿Cómo puede Pablo ser tan osado como para tomar el nombre de apóstol?

Bernabé era un buen hermano, un hermano común en Jerusalén; él no era

apóstol. Al principio, Pablo tampoco era apóstol. En Antioquía, el Espíritu Santo

los designó a ambos, los apartó, guió la iglesia a que les impusiera las manos, y

los envió. Después de haber sido enviados por unos días, ambos fueron

llamados apóstoles en la narración de Lucas. Hechos 14:4 dice: “Y la gente de la

ciudad estaba dividida: unos estaban con los judíos, y otros con los apóstoles”.

Aquí la palabra apóstoles está en plural. El Espíritu Santo no dijo: “Los ordeno,

los establezco como apóstoles”. Simplemente se mencionó que eran apóstoles.

El versículo 5 dice: “Pero cuando los judíos y los gentiles, juntamente con sus

gobernantes, se lanzaron a afrentarlos y apedrearlos”. El pronombre aquí en el

griego, el idioma original, es plural, se refiere a los apóstoles. Aquellos que

estaban allí querían afrentar a los apóstoles y apedrearlos. El versículo 6 dice:

“Habiéndolo sabido, huyeron a Lastra y Debe, ciudades de Licaonia, y a toda la

región circunvecina”.

En otras palabras, Dios, por medio de Su Espíritu, inició este comienzo, no fue

Pablo ni Bernabé. Si hubiese sido un comienzo por iniciativa de Pablo o

Bernabé, podríamos negarlo. Pero este otro comienzo en Antioquía fue

iniciativa del Espíritu Santo, el Espíritu Santo estableció otro grupo de

apóstoles, y envió dos a la obra. Por lo tanto, está claro que en la tierra no

solamente había una, sino dos regiones de la obra. Así que, el pensamiento de

que la tierra tiene solamente un centro de trabajo queda hecho pedazos. El

cristianismo no tiene una capital. ¡Gracias a Dios! Donde trabaja el Espíritu

Santo, allí está la capital del cristianismo. Nadie puede restringir la obra del

Espíritu Santo. El Señor sigue siendo la Cabeza de la iglesia; el Espíritu Santo

sigue siendo el representante del Señor. No estamos aquí para ser

representantes del Espíritu Santo. Muchas veces El nos usa, pero también hay

muchas veces en las que obra sin nosotros. Si Jerusalén hubiera querido ser

dictatorial acerca de la obra del Señor, no habría podido serlo. Si Jerusalén

hubiese querido monopolizar la obra del cristianismo, tampoco hubiera podido

hacerlo. Ustedes han visto que Dios ya había establecido a Jerusalén como

centro, pero Dios también puede constituir a Antioquía como centro. Por lo

tanto, Dios puede constituir también a Shanghái como centro, y Dios también

puede constituir a Foochow como centro. Aquí podemos ver que no hay sólo un

centro. Si hubiese solamente un centro, entonces el principio de Roma sería

correcto.

La posibilidad de que una tercera región sea constituida

Hermanos y hermanas, esto es muy crucial. Hechos 13 es el fundamento del

cristianismo [se usa la palabra cristianismo en un sentido positivo: nota del

traductor]. Sin Hechos 13, no podemos decir cuántos problemas pudieron haber

ocurrido. Sin Hechos 13, el concepto de tener un Papa sería completamente

correcto. El concepto de Roma, el concepto de que hay una capital del

cristianismo, sería completamente correcto. Pero ahora, delante de Dios, saben

que no hay solamente un centro, sino dos centros; no solamente hay una región,

sino dos regiones. Por consiguiente, cuando le plazca al Espíritu Santo, El puede

establecer una tercera región, una décima región, una centésima región, una

milésima región, o una diez milésima región en la tierra. Esto es conforme a la

intención del Espíritu Santo en cuanto a Su obra en la tierra, y no conforme a la

intención del hombre.

Los apóstoles que no sean ancianos pueden salir a la obra continuamente

Como ya he dicho, es extraño que estos dos apóstoles enviados desde Antioquía

no eran ancianos en Antioquía. Por lo tanto, si querían darse a la obra, tenían

que ser viajeros, yendo continuamente de un lugar a otro. Ellos también

regresaban a Antioquía, pero no regresaban muy rápido. Cuando Pablo se quedó

en Efeso, permaneció allí por tres años. Si ellos hubiesen sido ancianos en

Jerusalén cuando fueron a Efeso, sólo habrían podido quedarse cuando mucho

tres semanas antes de regresar; ellos habrían podido salir de Jerusalén, pero

habrían tenido que regresar inmediatamente. Debido a que eran apóstoles

podían salir, pero si hubiesen sido ancianos, habrían tenido que regresar.

Pablo y Bernabé eran apóstoles. Por lo tanto, salieron. Pero, ¿por qué

regresaron después de tanto tiempo? Fue porque ellos no eran ancianos en

Antioquía. Esto está muy claro.

Pedro y Juan eran tanto apóstoles como ancianos en Jerusalén. Por esta razón,

cada vez que salían a la obra tenían que regresar rápidamente debido a que la

responsabilidad de Jerusalén estaba sobre ellos. Ellos tenían que salir porque

eran apóstoles. No podían dejar de regresar debido a que eran ancianos. Esto es

muy significativo. Permítanme decirles que esto es algo hermoso. Debido a que

eran apóstoles, ellos salían continuamente, y debido a que eran ancianos,

continuamente regresaban. No podían ir muy lejos debido a que tenían que

sobrellevar la carga local en Jerusalén.

Pablo y Bernabé sólo eran apóstoles y no ancianos. Por lo tanto, podían salir por

un período de años sin ningún problema. Cada vez que el Espíritu Santo los

guiaba, podían irse, debido a que solamente eran apóstoles y no ancianos.

SE NECESITA UNA REUNION FUERTE

¿Por qué es necesario que dediquemos tanto tiempo a hablar sólo de esto?

Porque esto tiene mucho que ver con la obra de ustedes. Ustedes tienen que

recibir este principio. Si comienzan a ser responsables de una región y también

establecen iglesias locales allí, tienen ustedes que aprender a ser por un lado

apóstoles, y por otro, ancianos. Esto se debe a que ustedes deben tener una

reunión fuerte en esta región. Muchos expositores de la Biblia nos han dicho

frecuentemente que Antioquía era la iglesia más fuerte en ese tiempo. Más aún,

muchos nos han dicho que la iglesia en Antioquía era una iglesia modelo.

Recuerdo que cuando yo era joven había un libro titulado The Model Church [La

iglesia modelo], que hablaba de Antioquía.

Si alguien no toma la responsabilidad en una iglesia local, debe ser

exclusivamente apóstol, uno que sale continuamente con libertad y que regresa

después. No importa si se toma mucho tiempo. Sin embargo, algunos deben

regresar poco después de haber salido, como lo hizo Pedro cuando fue a Samaria

y a Cesarea. Después de poco tiempo, tuvo que regresar porque también era

anciano.

De ahora en adelante, cuando los hermanos que están entre nosotros salgan,

tenemos que acordarnos de que aquellos que son apóstoles pueden ir, pero los

que son ancianos deben regresar. Yo creo que esta manera es muy pura. Es

definida, y no tiene dificultades.

LA IGLESIA LOCAL EN GENERAL Y LA IGLESIA LOCAL QUE ESTA EN EL CENTRO PARA LA OBRA DIFIEREN EN LA CUESTION DE LA REUNION DE PREDICACION

La iglesia local en esta localidad sigue siendo igual a las iglesias locales en otros

sitios. Si hay una diferencia, esa diferencia está en que hay apóstoles que viven

en el centro regional. Tal vez al mismo tiempo estos apóstoles también sean

ancianos. Una vez que hemos visto claramente este punto, podemos darnos

cuenta de que, en cuanto a la cuestión de la reunión de predicación, es posible

que haya una pequeña diferencia entre la iglesia local en general y la iglesia local

que está en el centro para la obra. Debido a que los apóstoles están allí, es

posible que ellos estén dispuestos a dar un suministro especial, mensajes

especiales, o un ministerio especial de la palabra. Puede haber tal cosa, debido a

que los apóstoles están allí. Esto es algo que no tiene la iglesia local en general.

Esta es la diferencia entre la iglesia local que está en el centro para la obra y la

iglesia local en general.

LOS APOSTOLES SON TAMBIEN ANCIANOS

Creo que debemos reconocer que cuando los colaboradores se reunieron en

Hankow, la luz acerca de Jerusalén aún no era suficiente. Por supuesto, aún hay

muchas otras cosas que no hemos visto. Pero al menos ahora podemos decir que

acerca de Jerusalén vemos la luz que no vimos en Hankow. Ahora podemos

añadir a aquello. Vemos que la iglesia es local y que la obra es regional. Dios

escoge una localidad para que sea el centro de la obra. La iglesia que está en esa

localidad es ligeramente distinta de las iglesias en otros lugares, debido a que en

esa localidad hay apóstoles que también son ancianos.

Esto es lo que queríamos presentar acerca del arreglo que se da en una iglesia

local que está en el centro para la obra.

CAPITULO NUEVE

LA RELACION ENTRE LA IGLESIA LOCAL,

LA OBRA Y LOS APOSTOLES

¿Cuál es la relación que existe entre la iglesia local y la obra? ¿Cuál es la relación

entre la iglesia local y los apóstoles? Queremos prestar especial atención a esta

cuestión. Iglesias locales como aquéllas en Jerusalén y Antioquía son especiales

y excepcionales debido a que, por un lado, son iglesias locales, y por otro, son

centros para la obra. Como iglesias locales, son iguales a otras iglesias; con

respecto a la obra, también son centros para la obra. Por lo tanto, tenemos que

reconocer que Jerusalén y Antioquía son en cierta medida diferentes de otras

iglesias locales. Sin embargo, con respecto a las otras iglesias locales, ¿cuál es la

relación que éstas tienen con la obra?

En el libro La vida cristiana normal de la iglesia hicimos un gran esfuerzo por

mostrar a los hermanos y hermanas que la iglesia local es la más alta autoridad

en la tierra. Por encima de la iglesia local, el Señor no ha establecido una iglesia

federada, una iglesia madre ni una iglesia principal. No existe en la Biblia tal

concepto de iglesia madre o iglesia principal. En la Biblia sólo la iglesia local se

reconoce como una unidad. Además, en la Biblia solamente la iglesia local se

reconoce como la única unidad básica. Por encima de ella no hay otra autoridad.

LOS ANCIANOS, LA MAS ALTA AUTORIDAD EN UNA IGLESIA LOCAL

En una iglesia local los ancianos son la más alta autoridad. Todos los asuntos

están en manos de los ancianos. Los apóstoles no deben intervenir directamente

en los asuntos de una iglesia local; no deben encargarse de los asuntos de una

iglesia local. Por ejemplo, aunque había una persona en Corinto que tenía que

ser quitada, Pablo no podía hacerlo. Este es un ejemplo sumamente crucial.

¿Pueden ver en esto la relación que existe entre la iglesia local y la obra, así

como la relación entre la iglesia local y los apóstoles? En otras palabras, lo que

los apóstoles quieran hacer, debe ser efectuado por medio de los ancianos; lo

que los apóstoles quieran hacer, no puede ser llevado a cabo directamente. Dios

no ha pedido que una iglesia local reciba órdenes de los apóstoles directamente.

Dios solamente pide que los hermanos y hermanas de una iglesia local reciban

órdenes de los ancianos. Si la condición espiritual de un anciano es la debida, él

debería recibir las órdenes de los apóstoles. Por el lado espiritual, los ancianos

deben atender lo que dicen los apóstoles.

Los ancianos son nombrados por los apóstoles

Tenemos que prestar especial atención al hecho de que los apóstoles nombran a

los ancianos. Los ancianos de cada localidad son nombrados por los apóstoles.

Timoteo y Tito también eran apóstoles; ellos fueron enviados por Pablo. Estos

dos, uno en Efeso y el otro en Creta, viajaron por las áreas circundantes y

nombraron ancianos en varias localidades. Por lo tanto, los ancianos no reciben

su autoridad de parte de la iglesia. Debemos hacer que las iglesias en las

diferentes localidades comprendan que ningún sobreveedor local es elegido

localmente. Mi padre es mi padre, no porque haya votado por él, sino porque

nací de él. El Señor dijo: “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a

vosotros”. Los ancianos no son elegidos por los hermanos que están en la iglesia,

sino que son nombrados por los apóstoles. Una iglesia local no debe elegir

ancianos; no tiene ni la autoridad ni el conocimiento para hacerlo. A los

hermanos de una localidad de ninguna manera les es permitido seleccionar

algunos hermanos que los supervisen. ¡No hay tal cosa! Lo que Dios nos ha

mostrado es que fueron Pablo, Timoteo y Tito quienes nombraron a los

ancianos. Los ancianos son nombrados por los obreros de fuera.

La iglesia escucha a los ancianos, y los ancianos aprenden a escuchar a los apóstoles

Una vez que los ancianos hayan sido nombrados, la iglesia local debe escuchar a

los ancianos, y no a Timoteo ni a Tito. Los ancianos son los sobreveedores de la

iglesia. La más alta autoridad en una iglesia local es los ancianos; sin embargo,

son los apóstoles quienes dan esta autoridad a los ancianos. Los apóstoles les

dan la autoridad a los ancianos, y los ancianos administran la iglesia local

directamente. Por lo tanto, todo el que sea anciano, sobreveedor, debe aprender

a escuchar a los apóstoles. Puesto que son ancianos, debido a que han sido

nombrados por los apóstoles, ellos no pueden derrocar la autoridad de los

apóstoles. Está bien que la iglesia no reciba las órdenes de los apóstoles

directamente, pero no está bien que la iglesia no reciba las órdenes de los

ancianos directamente. Sin embargo, es necesario que los ancianos aprendan a

escuchar a los apóstoles. Esto es lo que Dios ha dispuesto con respecto a la

iglesia local.

Los apóstoles son los que tienen la autoridad de destituir a los ancianos

Después de la reunión en Hangkow, algunos hermanos entendieron que los

ancianos, aunque son nombrados por los apóstoles, no tienen que escuchar a los

apóstoles. Esto es imposible. Cuando hubo hermanos que no respetaron a los

ancianos y surgieron problemas, la carta de acusación de parte de dos o tres

testigos fue enviada a Timoteo. En otras palabras, los apóstoles tienen la

autoridad para nombrar ancianos, y los apóstoles también tienen la autoridad

para destituirlos. Una iglesia local no puede expulsar a un anciano; más bien,

son los apóstoles quienes deben tomar la responsabilidad de destituir a los

ancianos. Esta es la razón por la cual la carta de acusación de parte de dos o tres

fue enviada a Timoteo.

¿Por qué se requieren dos o tres personas? Porque esto no es asunto de opinión

personal. Algunas personas hablan descuidadamente, y esto no es admisible. Se

necesita una carta de acusación de parte de dos o tres para poder oponerse a un

hermano. Esto hace que la acusación sea un asunto bastante difícil. Se requieren

al menos dos o tres para poder acusar a un anciano. ¿Por qué debe usarse una

carta de acusación en vez de palabras habladas? Las palabras habladas

fácilmente pueden convertirse en rumores; pero ya que una carta de acusación

es algo por escrito, puede llegar a ser una acusación formal. Por lo tanto, debe

haber una carta. De esta forma, nadie puede hablar descuidadamente. Si alguien

actúa descuidadamente, debe responsabilizarse de ello.

LOS APOSTOLES TIENEN LA RESPONSABILIDAD DE LA OBRA

Y LOS ANCIANOS TIENEN LA RESPONSABILIDAD DE LA IGLESIA

Aquí podemos ver que los apóstoles nombran a los ancianos, y que los apóstoles

también destituyen a los ancianos. Sin embargo, la administración directa de

una iglesia local no está en manos de apóstoles, sino en manos de los ancianos.

Los apóstoles toman la particular responsabilidad de extender la obra, no la de

administrar los asuntos locales. La administración y el cuidado de una iglesia

local son responsabilidad de los ancianos, no de los apóstoles. Los apóstoles se

encargan de llevar a cabo la obra de la iglesia en su totalidad. Esto se debe a que

la Biblia hace una clara distinción entre los obreros, las iglesias locales y los

ancianos con respecto al límite de su autoridad, al arreglo de su trabajo y a su

coordinación. Por lo tanto, estamos aquí tratando de hallar la manera de seguir

adelante apropiadamente.

LA MANERA EN QUE LA IGLESIA TOMA DECISIONES

Una vez un hermano me preguntó cómo debe decidirse un asunto en la obra o

en la iglesia después que éste haya sido discutido. Creo que los obreros o los

ancianos en una localidad dada tienen el sentir común de que una reunión de

predicación es relativamente fácil, pero que una reunión de asuntos

administrativos es difícil. Cuando se trata de asuntos espirituales no hay

problema; el mayor problema surge en relación con la reunión de negocios. Esto

se debe a que en tal clase de reunión es muy fácil que cada uno tenga su propio

punto de vista, y la opinión de cada uno es diferente. Muchos de los problemas

radican especialmente en el asunto de tomar decisiones.

HECHOS 15: EL MODELO PARA UNA CONFERENCIA DE LA IGLESIA

Hoy quiero mostrarles, como ya he dicho en estos últimos meses, que Hechos 15

es el único lugar en toda la Biblia donde se menciona una reunión en la cual la

iglesia discutió los asuntos administrativos. Aunque ha habido muchos concilios

en la Iglesia Católica, en Jerusalén solamente hubo una conferencia de esta

índole. La iglesia en su totalidad ha tenido solamente una conferencia de esa

índole. Por lo tanto, Dios ha puesto en la Biblia específicamente esta única

conferencia para que sirva de modelo para todas las conferencias. Por

consiguiente, ustedes nunca deben cometer el error de considerar que el

capítulo quince de Hechos no es muy bueno. Más bien, deben darse cuenta de

que el capítulo quince es el capítulo más precioso del libro de Hechos. Sin el

capítulo 15, simplemente no sabríamos qué hacer al tratar los asuntos

administrativos. Qué bueno es que el capítulo quince de Hechos haya sido

puesto delante de la iglesia. El modelo que nos es mostrado por este único caso

es el modelo aceptado por la iglesia en los últimos dos mil años. Reconocemos

que éste es el modelo más alto.

Algunos problemas

Aquí surge un problema. Muchos hermanos insensatos piensan que no tener

problemas es señal de que una iglesia es espiritual. Pero por favor, tengan

presente que la señal de que una iglesia es espiritual no es la ausencia de

problemas. En lugar de eso, la señal de que una iglesia es espiritual depende de

su capacidad de resolver los problemas y también de si las maneras de hacerlo

son apropiadas. Si la iglesia es espiritual, le ocurrirán muchas cosas. Una vez

que la iglesia llegue a ser espiritual, muchos problemas tendrán que ser

considerados. Si la iglesia no es espiritual, cualquier manera y cualquier cosa

estará bien. Si la iglesia no es espiritual estará en paz y sin problemas. Cuanto

más esté uno bajo la mano del “hombre fuerte”, más pacífica será la situación de

uno. Cuanto más espiritual sea, más problemas tendrá que resolver.

Jerusalén tenía un problema. ¿De donde salió ese problema? Mucha gente que

anteriormente servía celosamente al judaísmo fue a distintos lugares. Algunos

fueron a Antioquía y dijeron que los creyentes en la iglesia también deberían ser

circuncidados según las ordenanzas de Moisés. Bajo tales circunstancias, tanto

Pablo como Bernabé tuvieron que subir a Jerusalén, y con ellos también fueron

otros hermanos de la iglesia en Antioquía.

A los hermanos se les permitió hablar en la conferencia de los apóstoles y ancianos

Deseo que presten especial atención al hecho de que cuando subieron a

Jerusalén, ellos fueron a ver a los apóstoles y a los ancianos. Hechos 15:2 dice:

“Que subiesen ... a Jerusalén ... a los apóstoles y los ancianos”. El versículo 4

dice: “Y llegados a Jerusalén, fueron recibidos por la iglesia y los apóstoles y los

ancianos”. La iglesia, los apóstoles y los ancianos, los tres los recibieron.

Algunos de los creyentes anteriormente habían sido fariseos; su pasado era

faraico. Estos se levantaron y dijeron: “Es necesario circuncidarlos y mandarles

que guarden la ley de Moisés”. Quiero que los hermanos y hermanas vean cómo

se dialogaban los asuntos en la conferencia mencionada en la Biblia. La

conferencia en Jerusalén fue una conferencia de los apóstoles y los ancianos; no

fue una conferencia de la iglesia. La responsabilidad recaía sobre los apóstoles y

los ancianos. Por supuesto, tal cosa no era un problema para los apóstoles y los

ancianos. Pero unos cuantos creyentes, que anteriormente habían sido fariseos,

se levantaron y dijeron que deseaban que los gentiles fueran circuncidados y que

guardaran la ley. Quiero que los hermanos presten atención al hecho de que

fueron los apóstoles y los ancianos quienes jugaron el papel principal en la

discusión de los asuntos en la iglesia, y que después fueron los apóstoles y los

ancianos los que tomaron la decisión en el asunto. Pero antes de que los

apóstoles y los ancianos tomaron decisiones, ellos tenían que escuchar a los

hermanos que se oponían. Los apóstoles y los ancianos habrían podido

fácilmente tomar la decisión en esta cuestión. Ellos no tenían problemas; tenían

claridad delante de Dios. Pero unos cuantos creyentes, que habían sido

anteriormente fariseos, pensaban que los creyentes aún necesitaban ser

circuncidados y guardar la ley. ¿Qué hizo la iglesia en Jerusalén? Los apóstoles y

los ancianos en Jerusalén se reunieron y también permitieron que estos

hermanos viniesen y presentasen sus argumentos. Ustedes deben de dar

oportunidad de hablar a los que se oponen y a los que tienen diferentes

opiniones, diciéndoles: “Digan todo lo que deseen”. Nunca consideren que esto

no es espiritual. Dios desea que los hermanos responsables, los hermanos con

autoridad, sean aquellos que puedan escuchar a otros. Los hermanos

responsables, los hermanos con autoridad, tienen la habilidad de sentarse y

escuchar a todas las palabras de los que se oponen. Si un hermano no tiene la

capacidad de escuchar las palabras de otros, ni los argumentos de los

oponentes, entonces no está calificado para ser un líder en la iglesia.

Por lo tanto, pueden ver que “se reunieron los apóstoles y los ancianos para

conocer de este asunto” (v. 6). Los que eran anteriormente fariseos, aún

abogaban por la práctica de la circuncisión y por guardar la ley. “Y después de

mucha discusión”. Estas palabras indican que se hizo mucho esfuerzo, que

muchas palabras fueron expresadas, que varios argumentos fueron presentados

y que diferentes puntos de vista fueron dados a conocer. Muchos hermanos

estaban de acuerdo con que los creyentes debían ser circuncidados, y muchos

hermanos no lo estaban. Los apóstoles y los ancianos permitieron que todos los

hermanos que tenían opiniones y los hermanos que querían hablar presentasen

sus puntos de vista. Aunque esta reunión pertenecía a los apóstoles y los

ancianos, ellos permitieron que los hermanos hablasen y que todo aquel que

quisiese, viniera y estuviera presente. A los que deseaban hablar, se les daba la

oportunidad de expresar su opinión. Este es el principio según el cual las cosas

son conciliados en la Biblia. Nunca anulen el hablar de una persona, y nunca se

rehúsen a escuchar a otros. Aun si sus palabras son débiles y no vienen al caso,

con todo, es necesario dejar que hable y que las presente. No obstante, ellos no

pueden tomar la decisión. De esta manera, al menos cuando los hermanos cuya

condición espiritual es apropiada, esto es, los hermanos responsables, escuchen

esas palabras, sabrán cómo tomar una decisión. Muchos hermanos responsables

carecen de este hábito de escuchar a otros. Ellos pueden escuchar las palabras

de una persona o las de unos cuantos hombres, pero no las palabras de todos. La

iglesia ni es autocrática como Tiatira, la Iglesia Católica Romana, ni es

democrática como Laodicea. La iglesia opera según el principio de Jerusalén. El

principio de Jerusalén consiste en que todos los hermanos hablan, y los

hermanos responsables toman la decisión.

La decisión tomada por los apóstoles y los ancianos y respaldada

por el Espíritu Santo y la iglesia

Es bastante extraño ver cómo se decidió la cuestión. Después de que todos los

hermanos y hermanas habían hablado, los apóstoles y los ancianos tenían que

tomar una decisión. El primero en ponerse de pie fue Pedro. Pedro levantándose

expresó su opinión personal, contándoles lo que él personalmente había

experimentado, diciendo: “Varones hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace

algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del

evangelio y creyesen. Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio,

dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros; y ninguna diferencia hizo

entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones. Ahora, pues, ¿por qué

tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni

nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar?”

Después invitaron a Bernabé a que hablase, debido a que Bernabé había salido

de Jerusalén. Le pidieron que relatase la verdadera situación del asunto.

Entonces Pablo a su vez habló.

Pueden ver que aquí Pedro habló, Bernabé habló, Pablo habló, y finalmente

Jacobo se levantó. El versículo 13 es la mejor parte: “Y cuando ellos callaron,

Jacobo respondió diciendo: Varones hermanos, oídme”. El era el hermano más

prominente en la iglesia en Jerusalén. La historia de la iglesia nos muestra que

en esa ocasión él estaba actuando allí como moderador, aunque tal vez no sea

ésta la mejor palabra para describir su función. Entre los muchos hermanos que

había en Jerusalén en ese entonces, Jacobo fue el más destacado. Pedro,

Bernabé y Pablo habían testificado, y los tres concordaban. Estos tres hermanos

de peso espiritual compartieron el mismo sentir. Veamos lo que Jacobo dijo: “Y

cuando ellos callaron, Jacobo respondió diciendo: Varones hermanos, oídme.

Simón ha contado como Dios visitó por primera vez a los gentiles ... Por lo cual

yo juzgo [éstas eran palabras de autoridad] que no se inquiete a los gentiles que

se convierten a Dios, sino que se les escriba que se aparten de las

contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre. Porque

Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las

sinagogas, donde es leído cada sábado ... Entonces pareció bien a los apóstoles y

ancianos con toda la iglesia...” Así el asunto fue decidido. Esta fue la primera y

última conferencia de la iglesia, que consta en la Biblia.

Deseo mostrarles que ésta es la manera en que se deciden los asuntos en la

iglesia; no es como lo hace la gente mundana. La gente del mundo decide las

cosas según la opinión de la mayoría. Tampoco la iglesia decide los asuntos a la

manera de Tiatira, donde una o dos personas en la cumbre toman la decisión, y

esa decisión es final. Más bien, todos los hermanos tienen la oportunidad no

solamente de decir algo, sino también de dialogar. Primero, a todo lo que desee

hablar, se le permite hacerlo. Hacerlo de esta forma, no significa que se tomen

sus palabras, sino que la iglesia espera para obrar según la mente de Dios. Tal

vez un simple hermano, al hablar, exprese la intención de Dios. Por lo tanto,

todos pueden decir algo y dialogar, pero no dejen que los diálogos continúen y

ocupen todo el tiempo. Después de mucho diálogo y después de que mucho se

haya hablado, dejen que los hermanos responsables, los que tienen peso

espiritual delante de Dios, los ancianos y los apóstoles, expresen sus opiniones.

Al final, Dios expresa Su pensar por medio de aquellos que tienen la autoridad

más alta. Ustedes pueden ver que todos los hermanos responsables tuvieron la

misma opinión. Después de escuchar tanto, teniendo todos los hermanos

responsables la misma opinión, ellos tomaron la decisión. Era necesario

entonces que los demás hermanos aprendieran a aceptar esta opinión. Así que

dice: “Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos con toda la iglesia”.

Así es como se manejan los asuntos de la iglesia.

La iglesia no administra sus asuntos por medio de votación. La decisión final en

el manejo de los asuntos de la iglesia es dejada a los que tienen peso espiritual.

Hay que escuchar todos los argumentos; hay que oír todos los argumentos de

los hermanos. Esta es la manera de manejar los asuntos de la iglesia. Por lo

tanto, necesitamos aprender a dejarlos hablar, y a escuchar todos sus

argumentos. Desearía que cada obrero escuchara pacientemente. Si varios

hermanos tienen opiniones, déjenlos hablar y discutir. Nunca consideren que

hacer esto es incorrecto; ésta es la manera adecuada. Pero al mismo tiempo,

pídanle a Dios que les dé el juicio apropiado.

Finalmente, la decisión de los apóstoles fue considerada fácilmente como la

decisión de Dios. Por lo tanto, las palabras del versículo 28 son maravillosas:

“Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros”. La unción del Espíritu

Santo estaba allí. Esa decisión fue tomada por el Espíritu Santo y “nosotros”.

Una decisión fue tomada por el Espíritu Santo y “nosotros” de pedirles a los

apóstoles y a los ancianos que escribieran una carta.

Por lo tanto, hermanos, espero que ustedes puedan ver que la manera en que la

iglesia maneja sus asuntos no debe ser autocrática ni democrática. No se

permite ni la autocracia ni la democracia. No debe existir la opinión de una sola

persona, ni en el voto popular. Cuando la iglesia maneja los asuntos, la decisión

final recae en los que tienen autoridad espiritual. Sin embargo, a todos se les

dará la oportunidad de hablar. Mientras ellos hablan, ustedes observan y

perciben cómo están sus espíritus. Al final, ustedes se ponen de pie y dicen:

“Hermanos, con respecto a esta cuestión, nosotros hemos decidido esto”. En la

iglesia no se da que la mayoría escucha a la minoría, ni que la minoría escucha a

la mayoría. En la iglesia hay solamente hermanos y hermanas que expresan sus

opiniones y hombres espirituales que toman decisiones por ellos. Después de la

decisión, la iglesia la lleva a cabo en común acuerdo. Esta manera es diferente a

la de las organizaciones del mundo y a sus métodos. Espero que todos los

hermanos y hermanas puedan ver esto.

TOCAR EL ESPIRITU DE LA BIBLIA

Lo más crucial al estudiar la Biblia es tocar el espíritu de la Biblia. El requisito

básico al estudiar la Biblia es que la persona toque el espíritu de la Biblia.

Ustedes deben tratar de tocar el espíritu de Hechos 15. Ustedes han visto, como

lo mencionamos anteriormente, que muchos hermanos estaban allí, y que hubo

“mucha discusión”. Ya que la Biblia dice “mucha”, debe haber habido bastante

discusión. Tal vez los que anteriormente habían sido fariseos y que después se

habían hecho cristianos hayan hablado muchas palabras insensatas. Así que, el

espíritu de la primera persona que deseo que toquen es el de Pedro.

Pedro no fue afectado por el espíritu de debate

¿Cómo habló Pedro cuando se puso en pie? El no fue afectado por los que

estaban a su alrededor. Cuando Pedro se levantó para hablar, él era como un

niño recién nacido, libre de cualquier sentimiento exterior y en nada afectado

por el espíritu de debate. Esta debe ser la situación de los hermanos

responsables. Si un hermano responsable es afectado interiormente, no está

calificado para tomar responsabilidad. Así que la cosa más importante al leer la

Biblia es el tocar el espíritu de la Biblia. En esa ocasión cuando Pedro se levantó

para hablar no debatió en absoluto. Si usted se involucra en el debate, no está

calificado para ser líder, ni está calificado para ser uno que tenga autoridad.

Aquel que está en autoridad no contiende con la gente. Una vez que uno

contiende, pierde su posición.

Pedro se levantó sin ninguna palabra de debate. ¡Esto fue maravilloso! Pedro se

levantó diciendo: “Varones hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún

tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del

evangelio y creyesen”. Pedro estaba diciendo: “Esto fue lo que os dije hace

algunos días. No es algo que digo apenas hoy; lo he dicho antes”. “Y Dios, que

conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo

que a nosotros”. Pedro parecía estar diciendo: “Yo no los bauticé, ni les impuse

las manos. Si los hubiese bautizado, vosotros habríais dicho que aquello fue algo

hecho por mí. Si les hubiera impuesto las manos, habríais dicho que fui yo quien

les dio el Espíritu Santo. Yo no los bauticé, ni les impuse las manos, ni oré por

ellos; fue el Espíritu Santo mismo el que descendió sobre ellos. No podéis

culparme por haber hecho eso”. Además, continuó diciendo: “Y ninguna

diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones. Ahora,

pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo

que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? Antes creemos que por

la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos”. Lo que dijo

fue muy claro, simple, y sin ningún debate ni espíritu de debate.

Hermanos, la Biblia tiene su espíritu, y ustedes deben tocar tal espíritu a fin de

comprender ese libro. Pedro simplemente presentó sus puntos, sin ser afectado

y sin perder su dignidad. Era como una persona en autoridad, simplemente

exponiendo estas cosas. Espero que vean que en una conferencia de la iglesia, si

incurren en argumentos, ustedes serán como los demás y estarán descalificados

para tomar decisiones.

Bernabé y Pablo introdujeron la presencia de Dios

Bernabé entonces se puso de pie para hablar, y Pablo hizo lo mismo. Debemos

prestar especial atención al hecho de que cuando estos dos hermanos se

levantaron para testificar, tenían que estar muy serios delante de Dios. De

nuevo, debemos tratar de tocar sus espíritus. Estos dos hermanos

indudablemente no se pararon para hablar con griteríos, ni a la ligera; lo que

ellos hablaron tenía peso. Ustedes deben entender la situación en aquel

momento. Cuando Bernabé y Pablo se pusieron en pie para hablar, su meta era

parar la contienda, no producirla. La contienda se detiene con la presencia de

Dios. En esta clase de reunión, la palabrería debe ser detenida. La palabrería no

se detiene por el hablar de uno, sino por traer a la gente delante del Señor. Si

usted no es esta clase de persona, tal conferencia se desmoronará. Es inútil

imitar. Cuando Bernabé y Pablo se pusieron de pie para hablar, todos guardaron

silencio. Cuando estos dos hermanos se levantaron para hablar, pudieron traer a

otros delante de Dios. Los otros hermanos eran más experimentados que ellos,

pero debido a que estos dos hermanos se levantaron para hablar, todos fueron

traídos delante de Dios, y la presencia de Dios fue introducida en la reunión. El

clamor del debate cesó, y todos escucharon silenciosamente a lo que Dios había

hecho por las manos de ellos.

Pablo se había puesto de pie muchas veces ante multitudes, y ante los gentiles.

No hay manera de traer la presencia de Dios a tales personas de modo que

puedan sentirla, sin embargo, todo siervo de Dios puede introducir la presencia

de Dios en la iglesia de Dios. Cuando la presencia de Dios es introducida en Su

iglesia, todos guardan silencio. Espero que los hermanos vean este principio

básico. Nunca piense que usted puede usar palabras para tratar con palabras,

opiniones para tratar con opiniones, razonamiento para tratar con

razonamiento, y contiendas para tratar con contiendas. Si usted toma esa

posición, fracasará inmediatamente.

Pedro, el primero en comenzar, se levantó para hablar, y su espíritu no estaba

afectado en nada por el debate de los hermanos. El mostró a los hermanos cuál

era desde el comienzo su verdadera situación delante de Dios. Mientras estaba

de pie allí, él habló como uno que conocía la autoridad de Dios. Como resultado,

abrió el camino para que Bernabé y Pablo hablasen. Cuando estos dos hablaron,

ellos introdujeron la presencia de Dios y todos callaron. Cuando la presencia de

Dios y la autoridad llegan, todas las opiniones desaparecen. Cuando la

autoridad de Dios y Su presencia están ausentes, no se podrá realizar

adecuadamente ninguna clase de conferencia en la iglesia. Las opiniones del

hombre están llenas de confusión. Cada uno expresa su propio punto de vista.

Pero cuando la autoridad de Dios está presente, todos callan.

El versículo 13 dice que “ellos callaron”. En ese momento, solamente Bernabé y

Pablo hablaron.

Jacobo introdujo el sentirse en la presencia de Dios

Después de que todos ellos callaron —me gustan en particular las palabras

usadas aquí—, “Jacobo respondió”. Esta era la autoridad final. El era el hermano

reconocido generalmente como el que tenía el liderazgo entre los hermanos. El

se puso en pie y habló de una manera sencilla. Pueden ver que la reunión estaba

en sus manos. “Varones hermanos, oídme. Simón ha contado...” Después de

repetir las palabras de Pedro, él citó un versículo de las Escrituras. Esto es lo

que dice la palabra de Dios. El versículo 19, entonces, dice: “Por lo cual yo

juzgo”. El emitió un juicio, su opinión fue que “no se inquiete a los gentiles que

se convierten a Dios”. Esto no era una palabra de debate ni de contienda, más

bien, él introdujo la presencia de Dios y la autoridad de Dios; él trajo la palabra

de Dios, y la consideración y el sentirse delante de Dios. Fue de esta manera que

la conferencia de la iglesia tuvo éxito.

No el mero aprendizaje de las prácticas bíblicas sino la posesión del espíritu de la Biblia

Los hermanos y hermanas necesitan aprender las cosas de la Biblia. No

aprendan solamente el método de las cosas; aprendan también el espíritu de las

cosas. Si solamente tenemos el método sin el espíritu, el método es inútil.

Ustedes necesitan el método, y al mismo tiempo, necesitan imitar el espíritu de

las personas mencionadas en la Biblia. Debe tenerse ese espíritu y esa presencia.

Si ustedes viven en esa realidad, serán capaces de refrenar el discurso de los que

se toman la palabra en la reunión. Si son dejados y despreocupados, si la

presencia de Dios no es evidente en ustedes, si la autoridad de Dios no está

claramente sobre ustedes, si sus actitudes, palabras y acciones son descuidadas,

esta clase de reunión no tendrá un buen resultado. Si la carne no puede ser

restringida en usted, tampoco podrá ser restringida en la reunión. Si usted no

puede atar a su propia carne, tampoco puede atar la carne de los hermanos. Si

no permite que la presencia de Dios sea manifestada en usted, sometiéndose

usted mismo a la autoridad de Dios, tampoco puede hacer que todos los

hermanos se sometan a la autoridad de Dios. Es una cuestión de la condición

espiritual de usted. Si la condición espiritual de usted es apropiada, el resultado

será apropiado. Si tal condición espiritual no es adecuada, el resultado tampoco

será apropiado. Tal vez ustedes quieran tomar Hechos 15 como un método. Pero

no hay nada en la Biblia que pueda ser usado como método. Sin duda alguna, las

palabras de la Biblia no son una fórmula. Si ustedes trabajan según una

fórmula, aunque sea útil, aún así, el resultado carecerá del espíritu. No es una

cuestión de método, sino de espíritu; no es asunto de fórmulas, sino de espíritu.

No es que cuando salgan a la obra sepan cómo tratar con las situaciones que

afronten; más bien, es asunto de que vivan delante de Dios y puedan así

conducir toda la reunión delante de Dios. Si no viven delante de Dios, no

pueden conducir toda la reunión a la presencia de Dios. Es posible que ustedes

conozcan el orden correcto de los procedimientos: Pedro habló primero,

Bernabé habló en segundo término, Pablo habló en tercer lugar, Jacobo tomó la

decisión final, y los hermanos responsables escribieron la carta; sin embargo, la

Biblia no da ningún derecho a los que no son espirituales. Ustedes no pueden

ser personas que no son espirituales y aún así, aprender solamente los métodos

de la Biblia. Ustedes necesitan aprender a captar el espíritu; entonces pueden

seguir adelante y todo armonizará espontáneamente.

Después, cuando lleguemos al tema relacionado con leer la Biblia,

mencionaremos de nuevo que al estudiar la Biblia, el requisito básico es que

debemos conectarnos con el espíritu. Solamente cuando nos conectamos con el

espíritu podemos entender la palabra de Dios; de otra manera, no podemos

entenderla.

CAPITULO DIEZ

LA COORDINACION ENTRE LOS OBREROS

1. RECONOCIMIENTO DE LA AUTORIDAD

PERITOS ARQUITECTOS EN LA OBRA DE DIOS

Hay una cosa que debemos saber, esto es, que aunque muchos son obreros en la

obra de Dios, algunos figuran como peritos arquitectos establecidos por Dios.

Ustedes pueden ver que en 1 Corintios 3, Pablo mismo dijo: “Conforme a la

gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto”.

Los que ponen el fundamento y los que edifican sobre él

Ustedes pueden ver en 1 Corintios 3, que algunos edifican y que otros ponen el

fundamento. Por lo tanto, Pablo dice: “...yo como perito arquitecto puse el

fundamento, y otro edifica encima”. Todos son constructores; algunos ponen el

fundamento, y otros edifican encima. Por lo tanto, los obreros no deben trabajar

según la manera que deseen. Parece que a algunos se les asignó la tarea de

poner el fundamento, y a otros Dios les asignó que edificaran sobre tal

fundamento. Por esto vemos que algunos son peritos arquitectos.

El significado del fundamento es el siguiente: los que ponen el cimiento tienen

que encontrar un terreno sólido, tienen que localizar un sitio donde puedan

poner el fundamento. Ellos salen y hallan un sitio, hacen los arreglos

relacionados con el lugar, y determinan la posición del solar. No hay necesidad

de que los que edifican sobre el fundamento busquen un terreno, o determinen

cuál es el mejor lugar para el edificio. Esta no es responsabilidad de los que

edifican sobre el fundamento; su responsabilidad es edificar sobre el

fundamento, sin importar dónde esté.

El significado de no edificar sobre el fundamento de otros

Cuando Pablo dijo que no deseaba edificar sobre el fundamento de otros, se

estaba refiriendo específicamente a la obra de los hermanos de la región de

Jerusalén. Pablo no quería edificar sobre fundamento de otros debido a que él

era una persona que Dios había establecido para que pusiera fundamentos. Pero

1 Corintios 3 muestra que es necesario que otros edifiquen sobre el fundamento

de Pablo. En el futuro, en el tribunal del Señor, ellos serán juzgados con base en

cómo hayan edificado sobre el fundamento. Algunos usan oro, plata y piedras

preciosas para edificar, pero algunos usan madera, heno y hojarasca para

edificar. El juicio en el tribunal es para juzgar la manera en que uno haya

edificado sobre el fundamento.

Sin citar la Palabra a la ligera

Me molesta que muchos hermanos y hermanas hayan citado de una manera

descuidada las palabras de la Biblia que yo mencioné en estos últimos días. Hay

palabras que no se pueden citar de una manera descuidada. Si no hemos

alcanzado cierta condición no podemos aplicar ciertas palabras. Tenemos que

avanzar hasta esa condición antes de poder decir esas palabras. Tales palabras

no son para que los jóvenes las hablen a la ligera. Frecuentemente he oído a los

jóvenes decir: “No quiero edificar sobre el fundamento de otros”. Estas palabras

están bastante fuera de lugar. En la Biblia no hay muchas personas que hayan

sido levantadas por Dios para poner un fundamento.

Esta palabra fue hablada por Pablo

Sin duda, había ciertos hermanos en Jerusalén que habían sido levantados por

Dios. Pablo también fue levantado por Dios. Que Pablo dijese que él no edificó

sobre el fundamento de otros estaba bien, y era también lo que se esperaba,

porque él era un perito arquitecto puesto por Dios con el propósito de poner un

fundamento. Si ninguno de los hijos de Dios quiere edificar sobre el

fundamento, sino que quiere poner fundamento, eso llegará a ser lo que está

descrito en Hebreos 6, esto es, poner un fundamento continuamente sin edificar

sobre tal fundamento. Pablo dijo que él había venido para poner un

fundamento. El dijo: “Vine y puse un fundamento. Fui enviado por Dios”. El dijo

que era un arquitecto inteligente, un perito arquitecto. Pablo no estaba afirmado

sobre una posición imaginaria. Dios realmente lo había establecido. El era osado

en hacer tal declaración y era, por supuesto, un perito arquitecto que había

puesto el fundamento sobre el cual otros debían edificar.

Todos los hermanos y hermanas posteriores a Pablo necesitan aprender a

edificar sobre este fundamento. En el futuro, cuando ustedes sean juzgados, no

serán juzgados conforme a si el fundamento es correcto o no, sino que serán

juzgados según la manera en que edificaron sobre el fundamento. Cuando el

juicio venga, se basará en si usted edificó sobre el fundamento con oro, plata y

piedras preciosas, o con madera, heno y hojarasca. No se basará en si el

fundamento es correcto, sino en que lo edificado sobre tal fundamento, sea

correcto. Por lo tanto, no debemos decir livianamente que no edificamos sobre

el fundamento de otros. Pablo podía decir esto, pero otros no. Nosotros hemos

visto que cualquiera que pone el fundamento es un perito arquitecto. Los

hermanos posteriores a Pablo han de edificar sobre el fundamento puesto por

Pablo. Edificar sobre el fundamento es responsabilidad de ellos, y poner el

fundamento es responsabilidad de Pablo. Esto es bastante claro, y tenemos que

aprenderlo.

ALGUNOS ENTRE LOS APOSTOLES ESTAN A LA VANGUARDIA

Ustedes deben tener presente que Pablo era apóstol, y que Bernabé, cuando

salió con Pablo, también era apóstol. En la Biblia, como ya dije hace unos días,

no hay apóstol principal. No hay posición de apóstol principal. Pero en la Biblia

podemos ver claramente que algunos van a la vanguardia entre los apóstoles.

Andrónico y Junias

Romanos 16 implica el pensamiento que acabamos de mencionar. En ese

capítulo se menciona claramente que Andrónico y Junias eran notables entre los

apóstoles. Algunos son especialmente notables entre los apóstoles, y otros no.

Pedro

Entre los doce Apóstoles, parece ser que Pedro era el líder. Durante Pentecostés,

los doce Apóstoles no se pusieron de pie al mismo tiempo. Pedro se levantó

primero; luego los once Apóstoles se levantaron junto con él. Debemos prestar

atención al orden presentado en la Palabra de Dios. Durante Pentecostés, una

gran multitud vino a Jerusalén. Cuando oyeron el estruendo del cielo estaban

sorprendidos, preguntándose qué sería aquello, y todos concurrieron al lugar

dónde estaban los apóstoles. La Biblia narra que Pedro, juntamente con los

once, se puso de pie, alzando la voz para hablar. Pedro se puso de pie, y los once

apóstoles se levantaron con él. Pedro fue el que alzó la voz para hablar. Entre

esos doce, había espontáneamente uno que era el líder.

En Hechos 3, cuando Pedro y Juan subían juntos al templo, vemos de nuevo que

el Espíritu de Dios puso el nombre de Pedro primero. Aunque el mendigo vio

tanto a Pedro como a Juan, el nombre de Pedro siempre aparece primero. Tanto

Pedro como Juan fijaron los ojos en el mendigo, pero fue Pedro el que habló y

no Juan. Más tarde, fue Pedro el que lo sanó, y no Juan. Después, en el pórtico

de Salomón fue Pedro el que abrió la boca para predicar, y no Juan. Por favor,

recuerden que fue Pedro el que predicó en el capítulo dos, aunque también los

once apóstoles estaban allí. Fue también Pedro quien predicó en el capítulo tres.

En el capítulo cinco fue Pedro una vez más, quien trató con el incidente de

Ananías y Safira. Por lo tanto, fue Pedro el que siempre era el líder aunque los

otros apóstoles también tenían comunión con Dios, tenían comunión entre ellos

ante Dios, y laboraban juntos en unidad.

En el capítulo cinco cuando ellos fueron encarcelados, y luego sacados de allí

para ser juzgados, “respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario

obedecer a Dios antes que a los hombres”. De nuevo fue Pedro el que habló.

Aunque todos hubieran estado hablando, la Biblia específicamente dice:

“Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron”. Deseo que lean todas estas

porciones, y entonces podrán ver que la primera sección de Hechos presta

especial atención al hecho de que Pedro estaba en la vanguardia.

Después tuvo lugar una gran persecución en Jerusalén, y los discípulos fueron

esparcidos por todas partes. Ellos iban predicando el evangelio, y algunos

samaritanos recibieron la palabra del Señor. Luego, cuando la iglesia en

Jerusalén oyó de esto y envió obreros, son de nuevo Pedro y Juan los que van

juntos. Hasta este punto, era todavía Pedro el que era el líder.

Llegamos a Hechos 10, a la casa de Cornelio, una porción de la Palabra con la

que estamos más familiarizados. Aunque había doce Apóstoles, fue solamente a

Pedro a quien buscaron. También a Pedro fue mostrada la visión de Dios.

Después vemos que Pedro tomó consigo algunos hermanos de Jope y que los

nombres de estos hermanos no se mencionan en la Biblia.

Por lo tanto, hasta este punto en Hechos 10, en la casa de Cornelio, el camino de

Dios era como sigue: entre los obreros en Jerusalén había uno que era el líder, y

podemos ver claramente que éste era Pedro.

Bernabé

Después, el evangelio se esparcía por Jerusalén, Judea y Samaria, y vemos la

conversión de Saulo. Debido a que los hermanos en Jerusalén sufrieron

persecución, algunos fueron a diferentes lugares. Así, mucha gente de esos

lugares creyó en la palabra del Señor. Por lo tanto, la iglesia en Jerusalén envió a

otra persona, Bernabé, para que los visitase. El fue hasta Antioquía. Bernabé era

un varón bueno, lleno del Espíritu Santo y de fe. Cuando llegó a Antioquía,

ayudó a la iglesia en Antioquía. Después de un tiempo, Bernabé oyó de Saulo. El

mismo fue a Tarso a buscar a Saulo, y lo condujo a Antioquía. Entonces Bernabé

pasó todo un año en Antioquía. Bernabé no tenía deberes oficiales en Jerusalén.

Esa es la razón por la cual podía vivir fuera de Jerusalén por un año. No tenía

que regresar a Jerusalén como Pedro o Juan, porque él no era un anciano en

Jerusalén. Podemos decir que durante ese año Saulo recibió edificación de parte

de Bernabé.

Después de un tiempo, debido a una gran escasez, los hermanos que estaban en

Judea empobrecieron y sufrieron mucho. Los hermanos en Antioquía

recogieron dinero y lo enviaron a los ancianos en Jerusalén por conducto de

Bernabé y Saulo. Debido a que el dinero era para uso local, fue enviado a los

ancianos en vez de a los apóstoles.

Más tarde, varios profetas y maestros fueron levantados en la iglesia en

Antioquía. Bernabé era uno de ellos, y también Saulo era uno de ellos. Aquí el

Espíritu Santo ordenó que Bernabé y Saulo fuesen apartados para ser apóstoles,

y para ser enviados a la obra.

Hasta entonces, Bernabé estaba en la vanguardia. Fue Bernabé el que estableció

la iglesia en Antioquía. La iglesia en Antioquía no fue establecida por Saulo. Fue

Bernabé el que bajó de Jerusalén para establecer la iglesia en Antioquía. Cuando

la iglesia en Antioquía envió dinero a Jerusalén, ellos enviaron a Bernabé y a

Pablo. Pablo era el que seguía. Entonces, el Espíritu Santo vino para enviar

algunos a la obra, de entre los profetas y maestros. Las Escrituras dicen: “Dijo el

Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he

llamado”. Bernabé aún estaba en la vanguardia.

Dios es Dios de autoridad y Dios de orden

Por favor, recuerden que en la obra de Dios y en la iglesia de Dios, nunca puede

haber una situación en la que no haya orden. Necesitan ver delante de Dios que

aun entre dos personas, una antecede a la otra. Cuando diez personas se reúnan,

habrá una al frente, y nueve atrás. Cuando doce se reúnan, una precederá y once

estarán atrás. Dios es siempre Dios de autoridad y Dios de orden. Nunca hay un

sistema de comité de tres o cinco hombres. ¡No hay tal cosa en la Biblia! Puede

haber varios ancianos, pero Dios no establece un comité. Aunque Dios no

nombra un presidente, ustedes necesitan escuchar al que Dios establece de

entre los ancianos cuando lleven a cabo los asuntos del Señor. Hoy día, al hablar

del asunto de la obra, es exactamente lo mismo. Había doce apóstoles en

Jerusalén, pero Dios puso a Pedro al frente. El resto de los once tenían que

esperar atrás, y escuchar lo que él decía. El Jacobo que mencionamos

anteriormente no era el hermano mayor de Juan. El hermano mayor de Juan ya

había muerto. Este Jacobo estaba a la vanguardia en la iglesia local. Ustedes

necesitan ver este asunto delante de Dios. No solamente tenemos a Bernabé por

un lado y a Saulo por otro, sino que espontáneamente Bernabé estaba más

adelante que Saulo. En la obra, hay siempre aquellos al frente. Incluso cuando

dos hermanas están juntas, si son personas que han aprendido la lección de

reconocer la autoridad, se darán cuenta inmediatamente de que una de ellas

necesita aprender a pararse en terreno de obediencia. Lo primero en la

coordinación de la obra es la coordinación de la autoridad de Dios. Una vez que

perdamos la coordinación de autoridad, todas las otras coordinaciones serán

vacías.

Por favor, noten que la palabra de Dios en la Biblia es muy fina y detallada. “Y a

unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero

maestros, luego...” Deben ver que Dios no es Dios de confusión sino Dios de

orden. Dios no es partidario del desorden ni de la confusión. Dios está en pro

del orden, y Dios es Dios de autoridad. Esa es la razón por la cual dice:

“primeramente”. Esto no significa que hay un sistema aquí de organizaciones o

comités en el cual cada uno tiene derecho a hablar y a votar. Dios no reconoce

esto en absoluto. Este es el método de los hombres. En Su palabra Dios dice:

“Primeramente ... segundo ... tercero ... luego...” Este es el arreglo de Dios. Por

lo tanto, cuando los hermanos vienen a laborar en la iglesia o en cualquier cosa,

deben ver su propia posición. Ellos deben aprender a alinearse. Hoy día, si tres

personas andan juntas, espontáneamente sabrán cuál hermano está al frente de

ellos. Si tienen una pregunta, deben hacerla a ese hermano. Inmediatamente,

verán el principio de la iglesia ahí. Esto es muy hermoso. Cuando estén con dos

o tres hermanos y algo pase, inmediatamente tomarán la posición de obediencia

y preguntarán: “Necesitamos tomar una decisión en este asunto, ¿qué dice

usted?” Incluso cuando dos estén juntos, también usted sabe quién está

adelante de usted. Esta no es una cuestión de ordenación ni designación. Si

nosotros tenemos que designar, entonces las cosas ya se han malogrado. Es

obvio que algunos están al frente, y que algunos están detrás.

Estar al frente es tener autoridad

Dios no tiene la intención de que nosotros escuchemos la autoridad que El ha

establecido debido a que tal persona sea perfecta. Lo que Dios dice es que la

autoridad de esta persona es más alta que la nuestra; por lo tanto, debemos

escucharle a él. No escuchamos a esta persona porque sea mejor que nosotros.

Debemos escucharle porque está adelante de nosotros. La base para la

obediencia no consiste en que aquel a quien escuchamos sea perfecto. La base

para la obediencia reside en que aquel a quien escuchamos está al frente de

nosotros. Si algo va mal, él es el responsable. Déjenme dar un ejemplo. Dios dice

que las esposas tienen que obedecer a los esposos. No es debido a que el esposo

sea perfecto que la esposa debe obedecerle. Si los esposos tuviesen que ser

perfectos, ninguna esposa en el mundo tendría que obedecer a su esposo,

porque ningún esposo es perfecto. Las esposas deben obedecer a sus esposos.

¿Por qué? Porque es el marido. Si él es perfecto o no, no es el factor decisivo. La

pregunta es si él es el marido o no. Si es el marido, la esposa debe obedecerle y

punto. Hoy día es igual. En la obra de Dios, en la relación y coordinación de los

colaboradores, si dos son puestos juntos, entonces espontáneamente deben

conocer la posición de cada uno. Cuando algo pase, ustedes siempre sabrán

cómo hacerse a un lado y decir: “Hermano, usted hable”. Usted espera a que él

hable, porque él está al frente suyo. No somos obedientes a la selección del

hombre, sino a la autoridad de Dios. Una vez que un hermano esté al frente de

usted, debe serle obediente. Sería extraño que nadie fuese seleccionado para que

usted le obedeciese, y que no hubiese nadie a quien usted debiese obedecer. Si

tal es el caso, usted claramente no ha visto el arreglo de la autoridad de Dios en

la Biblia.

Este es el procedimiento en la obra cuando dos hermanos están juntos;

espontáneamente, Bernabé estaba en primera fila, y Pablo atrás. En la

designación del Espíritu Santo, Bernabé fue espontáneamente puesto en el

frente y Pablo atrás. Comenzando con el capítulo trece cuando Bernabé y Pablo

salieron, Bernabé antecedía a Pablo durante todo el trayecto. El versículo 7 dice:

“Este, llamando a Bernabé y a Saulo, deseaba oír la palabra de Dios”. Una vez

más es Bernabé y Saulo.

Quisiera que notaran que en Hechos 13:1, Bernabé era el primero entre muchos

profetas y maestros, y Saulo era el último. No crean que Pablo estaba muy

avanzado en el comienzo. ¡No hay tal cosa! Cuando salieron, el último era Pablo.

“Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros:

Bernabé, Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se

había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo.” Bernabé era el primero,

luego Simón, Niger, Lucio, Manaén, y, por último, Pablo. Entre los cinco, el

primero era Bernabé, y el último era Saulo. Tal vez todos esos precedían a Pablo

en el Señor en ese tiempo. Cuando salieron a la obra, el Espíritu Santo también

reconoció a Bernabé como el que estaba en la vanguardia. “Ministrando éstos al

Señor y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la

obra a que los he llamado”. Otra vez es Bernabé y Saulo.

Después en el versículo 7, cuando iban de camino, Sergio Paulo llamó “a

Bernabé y a Saulo ... [y] deseaba oír la palabra de Dios”. El Espíritu Santo aún

reconocía que Bernabé estaba al frente.

Pablo

Algo muy interesante ocurrió en esta ocasión. Por primera vez, la Biblia narra

que Pablo estaba lleno del Espíritu en la obra. Que Pablo hubiera sido lleno del

Espíritu Santo previamente en su bautismo era otra cosa. El se arrepintió, fue

salvo, y fue lleno del Espíritu Santo. Eso fue una cosa distinta. Pero, ¿qué tal

aquí? Por primera vez la Biblia dice: “Entonces, Saulo, que también es Pablo,

lleno del Espíritu Santo” (v. 9). Aquí Dios hizo algo por medio de Pablo. Pablo

realizó un milagro al hacer que un hombre quedara ciego.

Después, llegaron a Panfilia, y luego a otro sitio llamado Antioquía, un lugar del

mismo nombre que el anterior, sólo que ésta era Antioquía de Pisidia. Cuando

entraron en una sinagoga en el sábado, y se sentaron, los principales de la

sinagoga les pidieron que hablasen. Entonces Pablo se levantó. En el caso

anterior Pablo hizo un milagro, y aquí predicó. Esta fue la primera vez en

Hechos que alguien predicó además de Pedro y Esteban. La Biblia no menciona

que Bernabé hubiese dado un mensaje tan largo. Hasta este punto, se puede ver

solamente que Pedro dio unos cuantos mensajes extensos en Hechos. A partir

del día de Pentecostés, tenemos un mensaje en el capítulo dos y unos cuantos

mensajes en los capítulos siguientes, hasta su mensaje en la casa de Cornelio.

Con la excepción de Pedro y Estaban, lo que había sido predicado por otros no

está anotado en la Biblia. El Espíritu Santo permitió que Pablo diese un paso

adelante para hablar una palabra sólida; el Espíritu lo usó para que fuese un

ministro de la palabra.

De ahí en adelante, en la Biblia, el orden de las palabras comenzó a cambiar.

Hechos 13:43 dice: “Y despedida la congregación, muchos de los judíos y de los

prosélitos piadosos siguieron a Pablo y a Bernabé”. ¿Ven esto? Ahora Pablo está

primero.

El versículo 46 dice: “Entonces Pablo y Bernabé hablando con denuedo”.

El versículo 50 dice: “Pero los judíos ... levantaron persecución contra Pablo y

Bernabé, y los expulsaron de sus límites”.

Pero esto no quiere decir que el asunto había concluido de esa forma. Cuando

llegamos al capítulo catorce, una vez más Bernabé es mencionado primero. Esto

ocurrió después de que regresaron a Listra. Desde el capítulo trece en adelante

vemos claramente que Pablo estaba siempre al frente. Aun en el capítulo catorce

Pablo todavía estaba en la vanguardia. Fue Pablo el que predicó y sanó al

hombre cojo. El versículo 12 dice: “Y a Bernabé llamaban Júpiter, y a Pablo,

Mercurio, porque éste era el que llevaba la palabra”. Júpiter y Mercurio eran los

nombres de los dioses de Listra. Los paganos vieron que Pablo era el líder. Así

que cuando se dirigieron a él con el nombre de uno de sus dioses, usaron el

nombre de uno con una posición más alta debido a que él era quien hablaba y

tomaba la iniciativa. Aunque el versículo 14 dice: “Bernabé y Pablo”,

mencionando primero a Bernabé, ésta es una excepción. Hay una razón para

esta excepción: cuando el sacerdote de Júpiter (cuyo templo estaba fuera de la

ciudad) oyó decir que Júpiter había bajado del cielo, descendiendo sobre una

persona, vino rápidamente trayendo toros y guirnaldas delante de las puertas, y

juntamente con la muchedumbre quería ofrecer sacrificios a los apóstoles. Ellos

pensaban que Bernabé era Júpiter; por lo tanto pusieron a Bernabé adelante. El

sacerdote de Mercurio no acudió, pero el sacerdote de Júpiter acudió a sacrificar

a su propio dios. Esta es la razón por la cual el versículo 14 dice: “Cuando lo

oyeron los apóstoles Bernabé y Pablo, rasgaron sus ropas”. Era natural que

Bernabé estuviese tomando la iniciativa aquí, porque creían que Bernabé era

Júpiter. Por lo tanto, Bernabé se lanzó en medio de ellos antes que Pablo.

Desde este punto en adelante, hasta el capítulo quince, hay solamente una

ocasión más en la que el nombre de Bernabé fue puesto antes que el de Pablo.

Ese incidente también tenía su propia razón. Aparte de estos dos lugares, Pablo

estaba siempre en la vanguardia.

Después de esto, podemos ver que la muchedumbre originalmente estaba

ofreciendo sacrificios a ambos apóstoles, pero éstos rehusaron recibir tal cosa.

Como resultado, “vinieron unos judíos de Antioquía y de Iconio, que

persuadieron a la multitud, y habiendo apedreado a Pablo, le arrastraron fuera

de la ciudad, pensando que estaba muerto”. Anteriormente querían ofrecerle

sacrificios, pero ahora trataron de apedrearlo hasta matarlo. “Pero rodeándole

los discípulos, se levantó y entró en la ciudad; y al día siguiente salió con

Bernabé para Derbe”. En este incidente Pablo era el centro.

En el capítulo quince, ellos habían regresado a Antioquía. ¿Qué hicieron cuando

surgió el problema en Antioquía? Vemos que “como Pablo y Bernabé tuviesen

una discusión y contienda no pequeña con ellos”. Después, cuando los

hermanos enviaron algunos a Jerusalén, “se dispuso que subiesen Pablo y

Bernabé a Jerusalén, y algunos otros de ellos, a los apóstoles y los ancianos,

para tratar esta cuestión”.

Fue solamente cuando hablaron en la reunión que Bernabé habló primero, y

luego Pablo, porque Bernabé había salido de Jerusalén. Por lo cual,

naturalmente, Bernabé habló primero en la reunión y luego Pablo dio una

respuesta. Las personas de peso siempre hablan después. Por lo tanto, los que

hablan después tienen una posición más respetable. El último que habló fue

Jacobo.

Más adelante la Biblia dice: “Entonces pareció bien a los apóstoles y a los

ancianos, con toda la iglesia, elegir de entre ellos varones y enviarlos a

Antioquía con Pablo y Bernabé” (v. 22). Pablo siempre aparece en primer lugar.

Pero cuando escribieron la carta, ésta fue escrita por “Bernabé y Pablo” (v. 25).

Bernabé se mencionó primero. Aquí no podrían haber dicho que enviaban a

Pablo y Bernabé, porque Bernabé era de Jerusalén. Esa es la razón.

Después que este problema en Hechos 15 fue resuelto, aún fueron Pablo y

Bernabé, los que “continuaron en Antioquía, enseñando la palabra del Señor y

anunciando el evangelio con otros muchos”.

No debe haber coordinación sin obediencia

Hemos utilizado solamente un poco de tiempo para ver que en la obra, la

cuestión de quién debe ser el líder y quién debe obedecer es espontáneamente

arreglado delante de Dios. Cuando los cristianos están juntos debe haber

comunión y también obediencia entre ellos. Espero que los hermanos y

hermanas puedan con el tiempo aprender que cuando hay dos juntos siempre

hay uno que obedece. Cuando tres personas estén juntas, habrá siempre dos

personas que obedecen. Esta es la coordinación básica en la obra. Sin

obediencia no hay coordinación. Cuando dos o tres hermanos, u ocho o diez

hermanos vivan juntos, nunca permitan que exista una situación confusa, en la

cual ellos no sepan a quién deben escuchar. Una situación confusa prueba que

han recibido muy poca instrucción delante de Dios. Cada vez que los hijos de

Dios vivan juntos, si son personas que han sido instruidas delante de Dios,

espontánea e inmediatamente sabrán a quién deben escuchar. Cuando los

hermanos viven juntos o tienen comunión, espontáneamente hay uno que está a

la vanguardia entre ellos. Cada vez que algo suceda, aprendan a obedecer. Una

vez que hayan aprendido esta materia, no habrá necesidad de que el hombre les

diga o les enseñe. Usted automáticamente estará en su posición y preguntará:

“¿Hermano, qué piensa que debo hacer?” Después que él hable, la cuestión

estará definida y será arreglada de esa manera. Ustedes deben mantener su

posición, conociendo cuál es su posición, y sabiendo que esto es lo que Dios

desea que usted haga.

Lo primero en la obra de Dios y en la coordinación entre los trabajadores es

pedirle a Dios que abra nuestros ojos para que conozcamos la autoridad entre

nosotros. Cuando estemos con los hermanos, debemos saber qué hermano está

adelante de nosotros. Necesitamos humillarnos para ver que apenas una palabra

sea hablada, un asunto sea decidido, o una opinión sea expresada, debemos

obedecer. Nosotros somos personas que obedecen. No estamos aquí para elegir

o para nominar, sino para pararnos espontáneamente en nuestra posición.

Reconocer la autoridad es el primer principio de la coordinación. Si usted no

reconoce este hecho, descubrirá que es imposible coordinar.

2. LA COMUNION ES NECESARIA

En la coordinación, lo primero es la autoridad, y lo segundo es la comunión.

Los colaboradores son aquellos con quienes

usted puede abrir su corazón

Uno de los aspectos necesarios básicos entre los colaboradores es que el

colaborador debe ser una persona con la cual uno puede abrir el corazón y con

quien uno puede tener comunión. La coordinación se opone al individualismo.

La coordinación es para el servicio del Cuerpo. Soy yo el que sirve, pero sirvo

según el principio del Cuerpo. Por lo tanto, debemos tener una comunión

mutua, en la cual nuestro corazón se abre para con otros y viceversa, y en la cual

nos ayudamos el uno al otro. Si un miembro se regocija, todo el Cuerpo se

regocija. Si un miembro sufre, todo el Cuerpo sufre. Si un miembro se duele,

todo el Cuerpo se duele. Esto es coordinación.

Dos personas son como un solo hombre

Que varias personas vivan juntas no es necesariamente coordinación.

Supónganse que un hermano tiene una cáscara exterior muy gruesa, pesada y

sólida; ya sea que viva solo o entre diez personas, permanece intacto como

individuo. Esto no es coordinación y él no está en coordinación. Muchas

personas, sea que estén solas o con otras diez, oran, buscan a Dios, hablan a

Dios, y buscan la voluntad de Dios como individuos. ¿Cómo podemos decir que

esto es coordinación? Esto no es coordinación. Poner a dos personas juntas

como colaboradores no es poner a dos individuos juntos. ¿Ven esto? Ustedes no

deben tener el concepto erróneo de que esto es coordinación. Anteriormente

usted trabajaba por sí mismo; ahora, dos de ustedes están trabajando juntos. Si

una persona trabaja sola, trabaja en forma individualista. Si dos personas

trabajan juntas como dos individuos, aún no hay coordinación. Si una persona

es un individuo, y si dos personas siguen siendo dos individuos, ¡esto no es de

ninguna utilidad! Anteriormente había una persona trabajando, ahora dos

personas deben trabajar como una. Cuando dos o tres se juntan, ¿qué deben

hacer? ¡Ellos necesitan ser unánimes! Esto significa que delante de Dios yo

puedo abrirme a mis hermanos.

La necesidad de revelar nuestros asuntos a los colaboradores

A muchos hermanos les es imposible orar con otros hermanos. Nadie conoce sus

asuntos. No pueden abrirse a otros hermanos. Muchos pueden llevar sus

dificultades solos. No consultan con otros hermanos. Es posible que tengan

muchas dificultades, pero cuando encuentran problemas, aún se aferran a su

individualismo, pensando que ellos pueden manejar y resolver los problemas

delante de Dios por sí mismos. Por favor, recuerde que aunque tal vez usted viva

entre hermanos, su espíritu no está con los hermanos. Su cuerpo puede estar

entre los hermanos, pero usted no vive como miembro del Cuerpo.

Para coordinar necesitamos reconocer la autoridad, y también necesitamos ver

claramente qué es la comunión. Los que deseen tener comunión deben poder

abrirse a otros. Una persona como ésta tiene varios colaboradores a su lado;

ellos son a los que él abre sus asuntos. El puede decirles: “Hermanos y

hermanas, no sé cómo salir de esto. ¿Cómo podría resolver este asunto?” O bien:

“Hermanos y hermanas, no sé cómo salir de este asunto, ¿pueden ustedes junto

conmigo orar por esto?” Por favor, recuerden que los que no pueden llevar la

carga de otros, no pueden coordinar con otros. Aquellos que no pueden abrir su

corazón a otros, tampoco pueden coordinar con otros.

Es necesario llevar las cargas de otros

Algunos están llenos de sus propias cargas. No hay manera alguna de que ellos

lleven la carga de otros; no pueden llevar la carga de otros. Piensan solamente

en sí mismos día y noche. Cada vez que alguien les pide que oren por él, ellos no

oran. Cada vez que alguien les pide que presten atención a cierto asunto, no lo

hacen; más bien dejan ese asunto en el aire y no lo atienden. Si ustedes les

preguntan cómo podría ser manejado este asunto, no tendrían ningún interés en

prestar atención a ello. No hay ninguna clase de coordinación con ellos. Ellos se

aferran fuertemente a su individualismo. Aunque son miembros del Cuerpo,

aún actúan independientemente. Por ejemplo, si corto mi dedo y lo dejo en

Nanking, no me sería útil. De la misma manera, si me corto una pierna y ésta

pierde su unidad y su comunión con el cuerpo, la pierna no tendría utilidad

alguna. El principio básico del Cuerpo es la comunión. Por lo tanto, también el

principio básico de la obra es la comunión.

Tal vez estamos acostumbrados a acomodarnos a nosotros mismos, asumiendo

nuestras propias responsabilidades, y sin prestar atención a los asuntos de

otros. Hoy día tenemos que aprender a llevar la carga de otros, y a llevar la carga

con otros. Sentiremos que esto es muy difícil, sentiremos que es duro el

obedecer a otros y puede que hasta sintamos que es difícil tener comunión con

otros.

Es necesario buscar comunión

No quiero decir con esto que algunos entre ustedes no deben ser responsables

delante de Dios por sus propios asuntos, ni que echan estos asuntos en otros

hermanos. La palabra que he hablado no está destinada a los que son ociosos

delante de Dios. Esto no quiere decir que no debemos estar desesperados

delante de Dios, y que no tenemos que buscar y pedir delante de Dios. Quiere

decir que aún somos responsables para con Dios, que aún nos acercamos al

Señor, y que aún lo buscamos a El. No echamos nuestra responsabilidad en

otros sin llevar nada nosotros mismos. Quiere decir que cuando llevamos

nuestra responsabilidad, buscamos la comunión de otros hermanos y hermanas.

Cuando veo que hay cosas importantes que tienen mucho que ver con mi futuro,

entonces necesito decir: “Hermano, ¿podría tener comunión conmigo,

considerar conmigo, y buscar conmigo cómo debo tratar este asunto? ¿Podría

esperar en el Señor conmigo?” Uno lleva su propia carga, y también coordina y

tiene comunión con otros hermanos y hermanas. Nosotros necesitamos

comunión y coordinación, no solamente en nuestra vida diaria, sino también en

la obra.

Necesitamos aprender a ser personas abiertas de corazón. Muchos hermanos y

hermanas pueden abrir su corazón solamente después de que otros se han

abierto. Pero no es fácil pedirles que sean una persona abierta de corazón.

Muchos abrirán su corazón solamente cuando otros se abren a ellos. Muchas

veces es bueno que primero alguien se abra a usted. Pero muchas veces usted

también debe abrirse. Usted necesita aprender a ser una persona abierta de

corazón.

Hermanos y hermanas, puedo decirles que un día, cuando ustedes estén

verdaderamente claros acerca de este principio de comunión, se sorprenderán

de ver cómo algunos cristianos a quienes no consideran ser muy capaces,

pueden proporcionarles una ayuda muy grande. Aquellos miembros a quienes

ustedes no consideran muy útiles pueden fortalecer las manos de ustedes. Esto

es algo que ustedes nunca habrían pensado, algo completamente fuera de su

expectativa.

Traer el poder por medio de buscar al Señor en unanimidad

Por ejemplo, si en la obra hay tres, cinco u ocho hermanos que van a Tsingtao, y

al llegar allí, aún permanecen como individuos, no hay colaboración ni

coordinación. O en el caso de ustedes hermanos que van a Wenchow, si cada

uno de ustedes sigue siendo individualista, y el espíritu de ustedes no se abre al

del otro y viceversa, aun cuando vivan juntos, esto no será útil. Solamente

cuando veinte personas sean como una persona se podrá tener algo útil. Si

veinte personas permanecen como veinte, no serán de ninguna utilidad porque

no hay coordinación. Cuando lleguen a Wenchow, si ustedes son personas

abiertas y yo también soy una persona abierta, y juntos buscamos al Señor

unánimes, entonces el poder vendrá. Porque si dos o tres buscan poniéndose de

acuerdo en oración, Dios los va a escuchar. Si cada uno ora su propia oración,

esto no es ser unánimes. Pueden llamarse colaboradores y vivir juntos, pero

cada uno está aún envuelto herméticamente en sí mismo haciendo su propia

cosa; si tal es el caso, ¿dónde está el Cuerpo sobre la tierra? ¿Dónde están los

miembros sobre la tierra? ¡Esa es una persona paralizada! ¡No hay miembros

vivientes!

Es necesario despojarse del individualismo

Hermanos, ¿ven esto? Esta vez, necesitan deshacerse de muchas cosas antes que

regresen a la obra. Hasta su individualismo debe quedarse aquí. Ustedes

necesitan aprender a ser personas abiertas. Hacia su hermano, su espíritu debe

ser abierto, su mentalidad debe ser abierta, y muchas veces hasta su boca debe

ser abierta. Muchas veces, debido a que la boca está cerrada, el espíritu también

está cerrado. Hay gente que en toda su vida nunca ha pedido ayuda. Mientras

estamos aquí en la montaña esta vez, espero que aquéllos entre nosotros pidan

ayuda al menos una vez. Espero que haya entre nosotros quiénes puedan

decirles a los hermanos y hermanas: “He tenido problemas con este asunto por

muchos años. Por favor, ayúdenme a vencerlo”. Si ésta es la primera vez en su

vida que ha pedido ayuda, que sea ahora.

¡Oh, no sabe qué persona tan orgullosa es usted! Mucha gente simplemente no

se da cuenta de cuán orgullosos son. Muchos tampoco se dan cuenta de cuán

estrechamente envueltos están en sí mismos. Muchos dicen que están

quebrantados delante de Dios; sin embargo, si los torna y los pone frente a otras

personas, se verá que no están quebrantados en lo más mínimo. Realmente, si

una persona es quebrantada delante de Dios, es quebrantada donde quiera que

esté. Si una persona ha sido quebrantada delante de Dios, está verdaderamente

quebrantada. El pedir ayuda, es lo que se llama comunión, y necesitamos salir

de nosotros mismos para buscar comunión.

Uno no debe echar la responsabilidad sobre otros. Para tal persona el pedir y el

orar es inútil. Los que son responsables y los que buscan al Señor han aprendido

a ser quebrantados delante de Dios, y buscan activamente la ayuda de los

miembros del Cuerpo. Así que, cuando vayan a otro sitio, orarán con otros, y

discutirán y considerarán los asuntos delante de Dios. De otra manera, ¿qué es

entonces un colaborador? En realidad no habría ningún colaborador.

Yo temo que hayan algunos hermanos que no pueden llevar la responsabilidad

con nadie, aun después de haber estado en la obra por diez o veinte años.

Durante diez o veinte años tal vez no han tenido ningún colaborador, nunca han

aprendido a llevar la responsabilidad con otros delante de Dios. Tal vez sean

orgullosos a tal grado que toman toda la responsabilidad solos. Tal vez no les

importan las cosas de otros; no tienen ningún interés por las cosas de otros.

¿Les ha ocurrido alguna vez que un hermano haya compartido con ustedes

sobre cierto punto, y ustedes hayan traído dicho asunto a Dios en oración?

Estaban verdaderamente cargados por ello, y ayunaron por el asunto de ese

hermano; ustedes estaban verdaderamente deseosos de conocer la voluntad de

Dios, para poder decirle: “Esto es lo que a mí me parece”. Hermanos, si no

aprenden a llevar las cargas de otros y si ustedes no buscan la ayuda de otros

con relación a sus propias cargas, no saben lo que es el Cuerpo, y tampoco

pueden tener coordinación en la obra.

Espero que esta vez cuando vayan a la obra en una región, ustedes busquen al

Señor y oren junto con algunos hermanos y hermanas. Que ustedes puedan orar

con otros y que no tengan nada oculto en su oración es la mejor señal. Por

supuesto, los problemas de carácter personal con los que tratamos delante de

Dios son otra cosa. Sin embargo, en la obra hay muchas cosas sobre las que

podemos orar juntos y estar abiertos el uno al otro. Podemos llevar unos las

cargas de otros. A veces ustedes llevan mis cargas, y a veces yo llevo las cargas

de ustedes. Si vamos a la obra de esta manera, podemos estar en paz, y podemos

agradecer al Señor porque hay coordinación.

Si permanecemos en la condición en que hemos estado, estamos aún envueltos

herméticamente en nosotros mismos, y nuestra cáscara no ha sido quebrantada.

Entonces mis asuntos siguen siendo mis asuntos, y no voy a dejar que nadie los

toque. Mi obra sigue siendo mi obra, y no voy a dejar que usted interfiera.

Cuando los problemas vienen, ustedes van solos al Señor desesperadamente;

esto está bien y es necesario. Sin embargo, ustedes ni siquiera una vez han

buscado a alguien, diciendo: “Necesito ayuda. Necesito la suministración de

parte de los colaboradores”. Si ustedes van solos a Dios, no conocen la

coordinación del Cuerpo. Entonces es imposible que alguien le confíe alguna

carga. Usted está siempre ocupado llevando su propia carga, y no será capaz de

llevar la carga de otros.

Si los colaboradores puedan orar juntos o no, es la prueba más grande. La

prueba más grande es si los colaboradores pueden o no, discutir los asuntos

delante de Dios en unanimidad: “Yo tengo este problema y usted tiene ese

problema; pongamos juntos todas estas cosas delante de Dios”. Espero que de

ahora en adelante, ninguno de ustedes lleve cargas individualmente. Sí, tenemos

que llevar cargas, pero no podemos llevarlas de una manera individual, sin

buscar comunión. Por todos los medios necesitamos buscar la comunión.

La Cabeza da la autoridad, los miembros tienen la comunión

La utilidad del Cuerpo está en la comunión. El primer principio del Cuerpo es la

autoridad, y el segundo es la comunión. La suministración que recibimos de la

coordinación depende de la suministración que recibimos de la autoridad y

también de la suministración de la comunión. Lo que viene de la Cabeza es

autoridad, y lo que viene de los miembros es comunión. La Cabeza provee la

autoridad para que así podamos tener orden en el Cuerpo, y orden en la iglesia.

Por el otro lado, ustedes ven que hay una comunión mutua entre los miembros.

Estos son los dos principios básicos. La comunión es muy importante.

En nuestro medio hay muchos hermanos y hermanas; quiero mandarles de

nuevo que se examinen ustedes mismos a fondo acerca de este asunto: “Oh

Señor, ¿soy yo una persona que ha cerrado su corazón y nunca ha pedido

ayuda?” Por favor, recuerden que en toda la Biblia, no podemos encontrar que

un cristiano sea tan reservado. Ser reservado no es característico de un creyente.

Nunca piensen que ustedes deben cuidar todo por sí mismos, sin cuidar de las

cosas de los otros hermanos y hermanas. Uno no puede ser un cristiano en la

tierra de esa forma. Ustedes necesitan aprender desde el comienzo a tener

coordinación con los hermanos en la obra. Esta es la manera de ser útiles

espiritualmente. De otra manera, cuando veinte hermanos vayan a Wenchow,

ellos seguirán siendo allí veinte individuos, veinte unidades. Cuando veinte

hermanos van a Tsingtao, siguen siendo allí veinte unidades. Si éste es el caso, el

haber ido a la obra es inútil. Por un lado, ustedes necesitan aprender a

someterse a la autoridad; y por otro, necesitan tener comunión hasta el punto

en que puedan decir: “¡Gracias al Señor! ¡Alabado sea el Señor! Llevamos las

cargas en concordia. Tenemos comunión y tenemos la autoridad. Cuando hay

problemas, nos encargamos de éstos paso a paso y nivel por nivel de una

manera ordenada”.

Tanto la autoridad como la comunión son necesarias. Ninguna puede faltar. Si

van a la obra y experimentan fracaso, deben saber que si el problema no fue la

autoridad, entonces debe de haber sido la comunión. La obra es un asunto de

autoridad y comunión.

3. LA AUTORIDAD Y LA COMUNION EN LA BIBLIA

En el Nuevo Testamento, en la obra de Dios, hay muchos arreglos y mucha

comunión. Especialmente en el caso de Pablo, podemos darnos cuenta de que

hay muchos arreglos. Aquí podemos encontrar un principio básico: en estos

arreglos hay autoridad y también hay comunión. Por lo tanto, si consideramos

un poco la narración de la Biblia, veremos que en muchos lugares hay muchos

arreglos en la obra en los cuales los hermanos jóvenes deben prestar atención a

instrucciones. Estos arreglos denotan autoridad y también denotan comunión.

Cuando un hermano ha recibido conocimiento y luz, él no solamente usa

autoridad para enviar a algunos hermanos a llevar a cabo algunos asuntos, sino

que también comparte con ellos el conocimiento y la luz. Hermanos, ¿han visto

esto? Los arreglos en la Biblia no solamente denotan autoridad. Si así hubiera

sido, Pablo solamente habría tenido que decirles a sus jóvenes colaboradores

que hicieran cierta cosa y ellos la habrían hecho. En estos arreglos Pablo tenía

luz y conocimiento delante de Dios, y él los imparte a sus jóvenes colaboradores.

Por lo tanto, por un lado, ustedes tienen que ver que éste es un asunto de

autoridad, y por otro, que es un asunto de comunión debido a que Pablo

compartió su conocimiento con sus jóvenes colaboradores.

El envío de Tíquico y Onésimo

Colosenses 4:7 dice: “Todo lo que a mí se refiere, os lo hará saber Tíquico,

amado hermano y fiel ministro y consiervo en el Señor”. El versículo 8 dice: “El

cual he enviado a vosotros para esto mismo”. ¿Pueden ver esto? Tíquico fue

enviado a Colosas por Pablo.

El versículo 9 dice: “Con Onésimo, amado y fiel hermano”. Aquí ven que Pablo

envió a Tíquico y a Onésimo juntos a Colosas.

En la obra de Dios, ven que los peritos arquitectos tienen autoridad de enviar a

otros. Se menciona en las Epístolas que Tíquico era muy buen hermano. El libro

de Filemón nos dice que Onésimo era un hermano amado. Pero los dos fueron

enviados por Pablo.

El envío de Timoteo y Epafrodito

Continuemos con Filipenses 2:19: “Espero en el Señor Jesús enviaros pronto a

Timoteo, para que yo también esté de buen ánimo al saber de vuestro estado”.

El versículo 25 dice: “Mas tuve por necesario enviaros a Epafrodito”.

Aquí de nuevo se menciona el envío de otros dos hermanos; uno era Timoteo y

el otro era Epafrodito. Timoteo era como un hijo para Pablo, como también lo

era Onésimo, a quien mencionamos antes. Estos dos eran hermanos jóvenes.

Pablo los envió. Epafrodito era un colaborador de Pablo, y fue levantado

después de Pablo, así que Pablo también lo envió. Así, la Biblia nos muestra

claramente que en la coordinación de la obra, los obreros principales son los que

envían a otros. Los jóvenes trabajadores necesitan tomar órdenes. Es solamente

cuando los de más madurez tienen certeza delante de Dios, que pueden enviar a

otros. Pablo dijo: “Espero en el Señor Jesús enviaros pronto a Timoteo”. El tenía

la certeza delante de Dios de que debía enviar a Timoteo; él estaba enviando a

Timoteo según su esperanza en el Señor Jesús. Espero que de este caso ustedes

aprendan algo.

Tíquico va también a Efeso

Efesios 6:21 dice: “Para que también vosotros sepáis mis asuntos, y lo que hago,

todo os lo hará saber Tíquico, hermano amado y fiel ministro en el Señor”.

Tíquico había sido enviado a Colosas anteriormente y ahora estaba siendo

enviado a Efeso. El versículo 22 dice: “El cual envié a vosotros para esto

mismo”. Así que Tíquico fue enviado también por Pablo a Efeso.

Pablo ruega a Tito y envía a otro hermano con él

Segunda Corintios 12:18 dice: “Rogué a Tito, y envié con él al hermano”. En otra

oportunidad, Pablo rogó a Tito que fuese a Corinto. La palabra usada aquí es

muy interesante. Esta vez Pablo no envió a Tito, sino que le rogó que fuese.

Muchas veces, a Pablo no le gustaba enviar a otros. Esto es lo que puede verse

en el libro de Tito. Para Tito, Pablo era una persona con mucha autoridad. Tito

era un joven y fue enviado por Pablo; Pablo tenía mucha autoridad sobre él.

Pero aquí, Pablo solamente le rogó. A veces había solamente el ruego, y no el

envío. Hay dos hermanos en este versículo; Pablo no mencionó el nombre del

otro hermano a quien envió. Por lo tanto, algunos son enviados. Algunos fueron

enviados debido a la certeza que Pablo tenía delante de Dios. Algunos eran

dejados en un lugar, como fue el caso de Tito. Pablo le rogó que fuese, y Tito fue

debido a que obedeció. El recibió el ruego; por lo tanto, él fue. El caso de Apolos

en 1 Corintios 16 fue diferente.

Rogó a Apolos, éste no tuvo voluntad de ir, pero iría en el futuro

Primera Corintios 16:12 dice: “Acerca del hermano Apolos, mucho le rogué que

fuese a vosotros con los hermanos, mas de ninguna manera tuvo voluntad de ir

por ahora; pero irá cuando tenga oportunidad”. ¿Pueden ver qué hermoso es

esto? ¡Es muy hermoso! Pablo rogó a Tito, Tito obedeció y fue. Tito era un joven,

así que obedeció al ruego. Apolos no era un joven; él tenía aproximadamente la

misma edad que Pablo. En otras palabras, él y Pablo eran de la misma

generación. Cefas, no obstante, iba adelante de Pablo en el Señor. En la iglesia

en Corinto algunos decían: “Yo soy de Cefas”; algunos decían: “Yo soy de Pablo”;

algunos: “Yo soy de Apolos”. La posición de Apolos en la iglesia en Corinto era

que él pertenecía a la misma generación que Pablo. Por esta razón a él se le

suplicó, no se le envió. Pablo no envió a Apolos. Pablo no podía enviarlo; sólo

podía rogarle. Más aún, Pablo le rogó no solamente una vez sino muchas. El

punto bueno aquí es que Apolos no fue. Pablo le rogó y le dijo: “Id con los

hermanos.” El le instó una, dos, tres veces. Apolos estaba dispuesto a ir, pero

dijo que le era imposible ir en esa ocasión. Apolos estaba firme en que

categóricamente no deseaba ir. Pero Pablo añadió una palabra; él tenía la

certeza de que Apolos iría. ¡Esto es muy precioso! A los mayores ustedes les

ruegan; si no escuchan, no se preocupen. Les digo que irán, debido a que ése es

su rumbo delante de Dios.

Por lo tanto, el ruego a Apolos en 1 Corintios 16 y el ruego a Tito en 2 Corintios

16 son distintos. Pablo podía haberle ordenado a Tito, pero no lo hizo; más bien

le rogó. Pero Tito recibió el ruego de Pablo como una orden. Pablo podía haberle

rogado a Apolos dos o tres veces, pero Apolos no fue. Sin embargo, Pablo estaba

seguro de que iría. Así que el arreglo de la obra es tal que existe la autoridad y la

comunión. Esto es muy precioso.

Llevar control del movimiento de Timoteo y de la comunión de la revelación

Primera Corintios 16:10 dice, “Y si llega Timoteo”. El versículo 11 dice:

“Encaminadlo en paz, para que venga a mí”. Denle a Timoteo este mensaje que

cuando llegue a ustedes, ustedes deben enviármelo, y que él debe venir a mí.

“Porque le espero con los hermanos”. Pablo estaba esperando allí que Timoteo

viniese con los hermanos. ¿Han visto esto? Pablo estaba llevando un control de

los movimientos de ellos en la obra. El le estaba pidiendo claramente a Timoteo

que viniese a él. Por lo tanto, hacia los hermanos jóvenes las palabras de la

Biblia son bastante claras. Necesitamos aprender delante de Dios que la

autoridad establecida por Dios puede controlar los movimientos de los

hermanos jóvenes. Sin embargo, entre los mayores, hay solamente ruegos, no

mandamientos.

Veamos con más detalle las Epístolas a Timoteo.

Primera Timoteo 1:18 dice: “Este mandamiento, hijo Timoteo, te encargo, para

que conforme a las profecías que se hicieron antes en cuanto a ti, milites por

ellas la buena milicia”. Esto nos muestra claramente que en el caso de Timoteo,

Pablo le dio órdenes. Este mandamiento te encargo, para que milites la buena

milicia. A Timoteo, Pablo le dio órdenes directamente.

Primera Timoteo 3:14-15 dice: “Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir

pronto a verte, para que si tardo, sepas cómo debes de conducirte en la casa de

Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad”.

En el capítulo dos Pablo habló de los hombres y las mujeres. En el capítulo tres

el habló de los ancianos y los diáconos. ¿Por qué le escribió específicamente

estas cosas a Timoteo? El dijo: “Tengo la esperanza de ir pronto a verte, pero

temo que pueda tardar. En caso de que demore, no sabrás qué hacer en la

iglesia; por lo tanto te escribo con anticipación. En tal caso, ya te he escrito estas

cosas, para que sepas cómo debe uno conducirse en la casa de Dios”. En otras

palabras, Pablo no le dio a Timoteo oportunidad de hallar un camino por sí

mismo. Pablo no permitió que Timoteo hiciese las cosas a su manera. ¿Ven

esto? Pablo le escribió. Cuando esté presente, puedes preguntarme en persona;

cuando no esté presente, entonces lee mi epístola. Cuando yo llegue, podrás

preguntarme; pero antes de llegar, puedes leer mi epístola.

Déjenme decir de nuevo que existe el principio de autoridad, y también el

principio de comunión. Debido a que Pablo era un hermano de edad, tenía

autoridad. Escribir una carta a un hermano más joven es comunión. Puesto que

delante de Dios Pablo tenía conocimiento, y Timoteo no, Pablo tuvo comunión

con Timoteo en cuanto a lo que aquél sabía. Cuando Timoteo obedeció, él

recibió la comunión. Por favor, recuerden que obedecer no significa perder la

posición de uno en la obra. Obedecer les permite obtener lo que los hermanos

mayores han obtenido; obedecer les permite ganar la revelación que ellos han

obtenido en la obra. Si obran según su propia manera, ustedes pueden estar

equivocados; si obran según la manera de ellos, no lo estarán. Por consiguiente,

ustedes deben recibir dirección de ellos.

Esta clase de expresión es muy común en las Epístolas a Timoteo. Ahora no

tenemos tiempo de estudiarlo en detalle, pero leeremos solamente las porciones

acerca de lo externo de la obra.

Segunda Timoteo 4:9 dice: “Procura venir pronto a verme”. Lo que ven aquí no

es ni discusión ni esperanza, porque saben que poco después de escribir 2

Timoteo Pablo fue hecho mártir. Esta es la última Epístola de Pablo. Es por esto

que él dice: “Procura venir pronto a verme”.

También el versículo 10 dice: “Porque Demas me ha desamparado, amando este

mundo, y se ha ido a Tesalónica”. Aquí había uno rebelde que se salió de la obra.

¿Qué de los otros dos? “Crescente fue a Galacia, y Tito a Dalmacia”. Tal vez estos

dos fueron enviados a esos lugares.

El versículo 11 dice: “Sólo Lucas está conmigo”. Solamente tengo a Lucas aquí

conmigo.

La necesidad de traer a Marcos

“Toma a Marcos y tráele contigo”. Este es el Marcos sobre el cual Pablo y

Bernabé contendieron. Recuerden que en Hechos Bernabé quería tomar a

Marcos, pero Pablo no estaba de acuerdo debido a que Marcos se había ido

cuando la obra estaba en un punto crucial. En el comienzo salieron juntos; pero

cuando la obra se intensificó, Marcos los dejó, Marcos se enfermó y no podía

laborar. Por lo tanto, Pablo no estaba de acuerdo en llevar a Marcos con ellos.

En ese tiempo, Bernabé quería tomar a Marcos con ellos, tal vez, porque Marcos

era su pariente. Por lo tanto, los dos tuvieron una fuerte contienda, y se fueron

por caminos separados. Lo asombroso es que después Bernabé no tuvo la

oportunidad de trabajar con Pablo, pero Marcos sí la tuvo. Acuérdense de que

más adelante, Marcos había aprendido de Pedro muchas lecciones. El Evangelio

de Marcos fue dictado por Pedro, y escrito por Marcos. Y poco antes de la

muerte de Pablo, éste dijo: “Toma a Marcos y tráele contigo”. ¿Por qué? “Porque

me es útil para el ministerio”. Marcos le era útil a Pablo para el ministerio.

El versículo 12 dice: “A Tíquico lo envié a Efeso”. Esto nos muestra que éste era

el arreglo de la obra. Pablo le pidió a Timoteo que viniese, y también le pidió a

Timoteo que trajese a Marcos con él, y más aún, él envió a Tíquico a Efeso.

El versículo 20 dice: “Erasto se quedó en Corinto”. ¿Ven? Pablo era el que mejor

conocía la situación de la obra.

Dejó a Trófimo en Mileto

“Erasto se quedó en Corinto, y a Trófimo dejé en Mileto enfermo”. Trófimo es

uno de los famosos enfermos del Nuevo Testamento. Epafrodito era uno y

Trófimo era otro.

“A Trófimo dejé en Mileto enfermo”. Muchas veces las personas enfermas deben

obedecer; no pueden decir que quieren moverse de un sitio para otro. Si uno

está enfermo debe detenerse por un tiempo. Pablo dijo que lo dejó en Mileto. Es

mejor que él se quede en Mileto, a que esté ocupado con muchas cosas.

En cuanto a Timoteo, Pablo dijo: “Procura venir antes del invierno”. Pablo le dio

un límite de tiempo específico. No decidas por ti mismo cuándo venir. Procura

venir antes del invierno.

Hermanos, ustedes deben de ver que este camino es muy claro. Un hermano

como Pablo, que camina delante de Dios debe ser obedecido por Marcos,

Timoteo y Trófimo. Espontáneamente verán que hay comunión en la iglesia y

espontáneamente podrán entender lo que es la autoridad.

Tito fue dejado en Creta y procuró ir a Nicópolis

En cuanto a Tito, no tenemos que decir mucho. Unos cuantos versículos del

primer capítulo y el último capítulo de Tito son suficientes.

Tito 1:5 dice: “Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente,

y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé”. ¿Entienden

claramente? Tito era un hermano joven. En 2 Corintios, Pablo mencionó que él

le rogó que fuese a Corinto. Ellos fueron juntos a Creta. Después Pablo lo dejó

en Creta para que terminara los asuntos que estaban incompletos. Pablo le

indicó cómo poner en orden las cosas que estaban deficientes, como le mandó.

Aquí pueden ver autoridad y también comunión.

Tito 3:12 dice: “Cuando envíe a ti a Artemas o a Tíquico, apresúrate a venir a mí

en Nicópolis, porque allí he determinado pasar el invierno”. ¿Ven ustedes? Este

es el camino de la obra. Pablo dijo: “Deseo enviarte uno de dos hermanos, tal

vez Tíquico o tal vez Artemas. No ha sido plenamente decidido; en todo caso,

uno de ellos llegará a ti. Cuando llegue, tú debes apresurarte a venir a mí en

Nicópolis”.

Aquí ven cómo un hermano de más madurez arregló tantas cosas, y cómo un

hermano joven escuchó su palabra.

Manda a Timoteo que guarde el mandamiento

Finalmente, debemos hablar más acerca de lo que Pablo le dijo a Timoteo.

Primera Timoteo 6:13-14 dice: “Te mando delante de Dios, que da vida a todas

las cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante de

Poncio Pilato, que guardes el mandamiento”. Pueden ver qué asunto tan serio es

éste: te mando delante de Dios que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que

dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato, que guardes el

mandamiento.

El versículo 20 dice: “Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado”. Debes

guardar el mandamiento que te di.

Por favor recuerden que los jóvenes deben aprender lo que ha sido confiado a

los hermanos de más madurez, y deben aprender a obedecerles. Entonces

podrán andar en una buena manera el camino que les es propuesto.

Pablo también necesita comunión

Espero que podamos ver cómo la obra fue llevada a cabo en el Nuevo

Testamento. La obra en el Nuevo Testamento tiene arreglos, tiene autoridad y

también tiene comunión. Yo creo que aún se acuerdan de lo que les dije hace

unos días. Aunque Timoteo era un hermano joven, ¿recuerdan lo que está

escrito en el libro de Hechos acerca de lo que Pablo hizo cuando Timoteo vino a

él? “Y cuando Silas y Timoteo vinieron de Macedonia, Pablo estaba constreñido

por la palabra y testificaba a los judíos que Jesús era el Cristo” (lit.). Creo que en

la Biblia este versículo es el mejor. Pablo conocía al Señor, y era muy usado por

El. Sin embargo, debido a que Silas y Timoteo vinieron de Macedonia, estaba

constreñido por la palabra. En el caso de Pablo, la comunión era también

necesaria. Cuando Timoteo y Silas vinieron, fue un gran aliento para él. Esto es

lo que podemos ver en Hechos 18.

Hechos 17:14 dice: “Pero inmediatamente los hermanos enviaron a Pablo que

fuese hacia el mar”. Aquí, Pablo escuchó la palabra de los hermanos. “Y Silas y

Timoteo se quedaron allí”. “Allí”, se refiere a Berea, que es el nombre de una

ciudad de Macedonia. Macedonia es el nombre de una región, y Berea es el

nombre de una ciudad. El versículo 15 dice: “Y los que se habían encargado de

conducir a Pablo le llevaron a Atenas; y habiendo recibido orden para Silas y

Timoteo de que viniesen a él lo más pronto que pudiesen, salieron”. Pablo les

mandó a Silas y a Timoteo que viniesen lo más pronto posible. Pero después de

que Pablo fue a Corinto, cuando Silas y Timoteo vinieron a Corinto de

Macedonia, Hechos 18:5 dice que Pablo estaba constreñido por la palabra. ¡Qué

buena era esa situación!

Espero que ustedes hermanos puedan ver este principio que existe en la obra.

Hoy en día somos como niños que están aprendiendo a caminar, paso a paso

caminando despacio delante de Dios. Espero que todos los hijos de Dios sepan

tener coordinación mutua en la obra; entonces podremos hacer la obra de una

manera adecuada.

CAPITULO ONCE

QUIENES SON NUESTROS COLABORADORES Y QUIENES SON LOS APOSTOLES

Hoy, tenemos dos preguntas que queremos resolver: quiénes son nuestros

colaboradores, y quiénes son los apóstoles.

UN GRAN MALENTENDIDO

Yo creo que estas preguntas han sido bastante malentendidas entre los hijos de

Dios. Pese a que hemos hablado de esto desde el comienzo, este malentendido

continúa existiendo hasta el presente. Muchos consideran que el requisito sobre

un colaborador está en el asunto de las finanzas. ¿Quiénes son los

colaboradores? Algunos piensan que los colaboradores son un grupo de

personas que han dejado sus trabajos y que confían completamente en Dios. Si

esto es verdad, entonces Pablo no era un colaborador nuestro, porque él no dejó

su trabajo.

Muchos consideran que un apóstol es una persona que no tiene ningún otro

ingreso o renta, y que dedica todo su tiempo a la obra. Si no es ese tipo de

persona, no es un apóstol. Si este concepto fuese correcto, entonces Pablo

evidentemente no sería un apóstol porque él no dejó su trabajo del todo; Pablo

todavía hacía tiendas como trabajo suplementario. Si adoptamos el punto de

vista de los hijos de Dios hoy en día, Pablo no era un apóstol ni un obrero,

porque no dedicaba las veinticuatro horas del día a la obra. El utilizaba parte de

su tiempo para hacer tiendas. Sin considerar su propósito al hacer tiendas, y sin

importar en qué se usara los ingresos de hacer tiendas, siempre y cuando hiciera

tiendas, Pablo dejaría de estar calificado como obrero y como apóstol. Por favor,

recuerden, sin embargo, que éste es un error básico.

Por lo tanto, hermanos, espero que ustedes tengan absoluta certeza de lo que

Dios realmente nos muestra en Su Palabra con referencia a quién es un apóstol,

y a quién es un obrero. ¿Está basado el apostolado en que uno deje su trabajo?

¿Ser un obrero está basado en el hecho de que tenga o no un trabajo? ¿O está el

ser un apóstol delante de Dios, basado en algo más? Pueden ver claramente hoy

en día que según la tradición y la costumbre de la iglesia, la gente siempre

considera que el ser apóstol está basado en la cuestión de tener un trabajo. Si

esta cuestión en cuanto a trabajo y finanzas no es resuelta, uno no es apóstol ni

obrero. No sé si han visto esta clase de situación. Esta es la situación actual. La

gente siempre piensa que un apóstol debe dejar su trabajo por completo y debe

dedicar todo su tiempo a la obra. Quiero que todos los hermanos y hermanas

vean que este error no es irrazonable. Se puede decir que no es un error, sino

simplemente una interpretación ine-xacta. Mucha gente no ha visto claramente

delante de Dios lo que es un obrero y lo que es un apóstol; por lo tanto, han

cometido este error.

APOSTOLES QUE VERDADERAMENTE NECESITAN DEJAR SUS TRABAJOS

Sabemos que cuando Juan y Jacobo fueron llamados estaban remendando

redes. El Señor les dijo que dejaran sus redes y entregaran su barca, para que lo

siguieran. También vemos que cuando Pedro fue llamado, él estaba pescando. El

Señor le dijo que abandonara su barca y dejara lo que había pescado, para que lo

siguiera. Cuando el Señor llamó a Mateo mientras éste estaba trabajando en la

oficina de recaudación de impuestos, el Señor le dijo que dejara su trabajo y que

lo siguiese. Por lo tanto, veamos claramente delante de Dios, que un apóstol es

una persona que necesita dejar su ocupación. Según la Palabra de Dios, el

obrero que Dios requiere debe recibir un llamado delante de Dios y dejar su

trabajo. Ellos deben dedicar todo su tiempo a las manos del Señor.

Este es el hecho. Debido a que una persona tiene otra ocupación sobre la tierra,

sería muy difícil que él fuese un apóstol, porque un apóstol necesita ser enviado

a diversos lugares. Hasta en un lugar como Jerusalén, los apóstoles aún tenían

que dejar Jerusalén para ir a Samaria y a Cesarea. Así que, si uno de ellos

tuviese un trabajo, le sería difícil irse, y su trabajo estaría restringido a un lugar.

Por esta razón, no es requisito que los ancianos dejen sus trabajos, aunque los

apóstoles dan el ejemplo de dejar sus empleos. Algunos ancianos también

necesitan el sostenimiento de la iglesia. Debido a que dedican la mayor parte de

su tiempo o todo a los asuntos de la iglesia, en una iglesia local, ellos no tienen

ingresos. En tal caso, los ancianos deberían verdaderamente recibir doble

honor. Parte de este honor es financiero. Pero el requerir de los ancianos que

dejen sus trabajos es otra cosa. En la Biblia no hay tal mandamiento, ni tal

modelo.

No es lo mismo en el caso de los apóstoles. El Señor le dijo claramente a uno que

dejese esto o aquello, y que viniera y lo siguiera; a otro, que pusiera esto o

aquello a un lado para que lo siguiera. Esto nos muestra claramente que una

persona que es apóstol, es una persona que recibe el mandamiento de Dios para

ir a varios lugares. Esta persona, por supuesto, debería dejar su empleo; de otra

manera podría ser un anciano pero no un apóstol ya que, por supuesto, le sería

inconveniente viajar por el Señor a varios lugares para servirlo. Es por esto que

los doce Apóstoles tuvieron tal llamado, tal seguimiento, tal abandono de las

cosas, y tal espera en que el Señor les proveyera para sus necesidades

materiales. Esto nos hace ver espontáneamente que ésta es la única manera.

Aquí vemos claramente que el Señor llamó a los doce a ofrecerse por completo.

El Señor ciertamente llamó también a Pablo para que se ofreciera por completo.

Lucas, quien estaba con Pablo, también se ofreció por completo.

Pablo era uno que hacía tiendas

Sin embargo, quiero señalar particularmente, que no solamente Pablo hacía

tiendas, también Aquila y Priscila hacían lo mismo. Lucas, incluso, era médico.

La Biblia nos muestra que después de que una persona ha dejado su oficio, él

deja de ser llamado con esa designación. Lucas era médico y debido a que la

Biblia siguió usando esa designación, él debe de haber continuado con su

ocupación. Pedro era un pescador, pero después que dejó la pesca, él dejó de

llamarse Pedro el pescador. Mateo era un recaudador de impuestos, pero

después que dejó su oficio de recaudador de impuestos, dejó de llamarse Mateo

el recaudador de impuestos. Lucas era un médico. Pueden ver que si hubiese

dejado por completo de ejercer la medicina, la Biblia lo hubiese llamado

solamente Lucas, y no Lucas el médico. ¿Ven esto? Lucas ejercía la medicina y

Pablo hacía tiendas. Aquila y Priscila también hacían tiendas. Por lo tanto,

debemos observar esta cuestión muy cuidadosamente para ver lo que de verdad

significa.

Esto es lo que quiere decir. Hechos narra que Pablo hacía tiendas. Hechos nos

muestra que Pablo, Aquila, y Priscila eran fabricantes de tiendas. Debido a que

su empleo era el mismo, vivían juntos. Cuando Pablo estaba en Mileto

despidiéndose de los ancianos de Efeso, les dijo que mirasen sus dos manos.

Déjenme decirles que ésta es la porción más profundamente conmovedora de la

Biblia. Por esta misma razón, en unos días voy a compartir con ustedes acerca

de la necesidad de tocar el espíritu en la Biblia cuando estudien la Biblia. Debido

a que él hacía tiendas, sus manos posiblemente habían tenido cortadas y heridas

en muchas partes, y quizá habían perdido mucha piel. Por lo tanto, en esa

ocasión, cuando muchos ancianos y hermanos estaban juntos, él les dijo que

mirasen sus dos manos. Esas dos manos deben de haber tenido algo que valía la

pena mirar. Esas dos manos deben de haber tenido algo que las hacía diferentes

de las manos de otros. Esas dos manos habían pasado por trabajo y raspones.

Tenían heridas y cicatrices. Pablo no dijo en ese pasaje que sus dos manos

habían hecho muchas cosas y que habían provisto para mucha gente. Primero

les indicó que mirasen sus dos manos; después dijo que habían provisto para

mucha gente. Primero mencionó esas dos manos. Esas dos manos eran distintas

de las manos comunes, las manos ociosas, las que no trabajan. Por lo tanto,

podía decirles que mirasen sus dos manos. Esas dos manos eran diferentes a las

de una persona ordinaria.

Más tarde, cuando fue a Corinto, de nuevo prestó atención a este asunto. El

trabajó con sus propias manos para suplir las necesidades de sus colaboradores.

La ocupación de Pablo era el ser apóstol no el hacer tiendas

Aquí queremos que los hermanos y hermanas puedan ver cuál es la verdadera

relación entre la fuente de ingresos de un apóstol y su ocupación. Cuando ven a

Pedro con su compañía, y a Pablo con su compañía, pueden ver un camino

recto. Si leen los Evangelios, no pueden ver el camino recto allí, porque sólo

contiene la mitad del asunto. Después, lo que Pablo hizo en la iglesia fue algo

distinto, o tal vez más avanzado. Aquí pueden ver que un apóstol debe dejar su

trabajo por completo. Por favor, recuerden que en cuanto a este asunto Pablo y

Pedro eran iguales; Pablo fue también una persona que dejó su trabajo del todo.

Al leer esos diez o más capítulos de Hechos, ¿quién podría imaginarse que Pablo

era un fabricante de tiendas? Les digo, que cuando leí el libro de Hechos, la

impresión que recibí fue que Pablo era un apóstol. Cuando leí el libro de

Hechos, no tuve la impresión de que Pablo fuese un fabricante de tiendas. Tal

vez los que hacen tiendas, consideran que Pablo era un fabricante de tiendas.

Sin embargo, yo entiendo que Pablo era un apóstol, no un fabricante de tiendas.

Solamente los que hacen tiendas, cuyos corazones están en hacer tiendas, los

que quieren ganar dinero en la fabricación de tiendas, quienes viven en tiendas,

y que prestan atención a las tiendas, podrían, según su punto de vista y su juicio,

naturalmente considerar que Pablo era un fabricante de tiendas. Pero creo que

hasta un creyente simple, un creyente común, obtendría una sola impresión al

leer el libro de Hechos, y eso es que Pablo era un apóstol nombrado por Dios.

Ustedes no obtendrán la impresión de que Pablo era un artesano que hacía

tiendas. Ustedes no notarían que Pablo tenía la habilidad de hacer tiendas.

Verán claramente que él es un obrero de Dios.

Por lo tanto, podemos ver en lo que al servicio de los apóstoles se refiere, que

uno debe dejar su ocupación. Sin embargo, eso se refiere a una persona para la

cual la pesca es una ocupación. El hombre que necesita dejar su ocupación de

recaudador de impuestos, es aquel que tiene la recaudación de impuestos como

una ocupación. El hombre que necesita dejar el arte de hacer tiendas es el que

tiene el hacer tiendas como profesión. Si el hacer tiendas fuese una profesión,

entonces ésta debe ser dejada atrás. Si no se la deja atrás, uno no podría ser un

apóstol, debido a que el servicio de apóstol sería más bien difícil para él. ¿Por

qué Dios requiere que algunos dejen sus ocupaciones a fin de ser apóstoles? Es

debido a que el apostolado es una ocupación, y una persona no puede tener dos

ocupaciones. En particular, la ocupación de apóstol no permite que una persona

tome un segundo trabajo. Pablo dijo que somos embajadores de Cristo. Si

ustedes son embajadores, no tienen manera de tomar un segundo cargo, ni de

tener otra ocupación. Todo nuestro tiempo está dedicado a trabajar como

apóstoles, y no tenemos tiempo que podamos gastar en otras cosas.

Por lo tanto, la fabricación de tiendas en el caso de Pablo no era una ocupación;

la fabricación de tiendas en el de Aquila y Priscila, tampoco era una ocupación;

ni siquiera la medicina en el caso de Lucas era una ocupación.

En esos días la situación era diferente

¿Qué ven ustedes aquí? Ustedes ven que Pablo fue enviado por el Espíritu Santo

a viajar de Antioquía a los diferentes lugares para trabajar en la obra. Hay una

gran diferencia entre la situación actual y la situación en aquellos días, a saber,

la cuestión del transporte. En aquellos días, si los hermanos en Antioquía tenían

dinero y cosas materiales que darle a Pablo, no podían ir a la oficina de correos

para remitir el dinero. Tampoco había bancos, ni correo aéreo, ni telegramas.

En el Nuevo Testamento, hay bastantes casos en los que los donativos fueron

enviados con personas. Pablo mismo hizo esto cuando estaba en Antioquía. La

primera vez que salió no fue para predicar el evangelio, sino para llevar dinero a

Jerusalén. Frecuentemente pienso que nuestra manera de hacer tales cosas

puede ser más elevada: primero usted envía dinero, y después va y predica el

evangelio. La primera vez él llevó el dinero a Jerusalén como un embajador de la

iglesia; después, cuando Pablo recibía donativos, éstos eran llevados por

personas que eran enviadas de varias iglesias. Se puede ver qué difícil era sin

cartas, telegramas y aviones. Y todos aquellos que viajaban llevando el

evangelio, no tomaban nada de los gentiles. Por lo tanto, este apóstol era

distinto a los apóstoles de Jerusalén.

El salir de Jerusalén no tomaba mucho tiempo, y la jornada era corta a Samaria

y Cesarea. Uno podía regresar en corto tiempo. Se podía regresar rápido sin

tener ninguna dificultad económica, porque se podía salir con suficiente dinero

para la jornada y regresar después de un corto período de tiempo, sin necesidad

de tomar nada de los gentiles. Esto era fácil debido a que tanto Cesarea como

Samaria eran localidades donde había iglesia. Después, la obra de Pablo

comenzó de Antioquía, y Dios le mostró otra manera. La manera era que él fuese

a los gentiles, y que aún así no tomase nada de los gentiles, y que continuase su

camino, sin regresar en un corto lapso como lo hacían los apóstoles de

Jerusalén. El proseguía de lugar en lugar. Por lo tanto, pueden ver que el asunto

de mantenimiento era muy difícil. Uno no podía llevar suficiente dinero consigo

y tampoco podía tomar nada de los gentiles.

Esto es también diferente a la predicación del evangelio en los Evangelios. En

los Evangelios, uno iba a las ciudades, y vivió en la casa de algún hombre

generoso. Uno no necesitaba llevar consigo bordón ni alforja. Sin embargo,

cuando el Señor estaba a punto de partir de la tierra, les dijo a Sus discípulos

que el que no tuviese bordón, debía conseguir uno; el que no tuviese alforja,

debía preparar una, y el que no tuviese ropa, necesitaba preparar ropa. En ese

entonces, la situación era diferente. En aquel entonces, el evangelio no había de

predicarse a los judíos sino a los gentiles. Juan fue categórico al decir que no

debemos tomar nada de los gentiles. Por lo tanto, podemos ver qué pesada era

la carga de Pablo en ese tiempo, no solamente para sí mismo, sino también para

los hermanos que estaban con él.

Cuando empezaron en Antioquía, eran solamente Bernabé y Pablo. Después,

cuando salieron, hubo otros que los acompañaron, uno de los cuales era Tito. En

el camino, Timoteo fue añadido, después Lucas fue también añadido, y luego

Silas. Pueden ver que mientras viajaban, la compañía se volvía más grande, y

cuanto más lejos iban, mayor era el número de personas. Después, Priscila y

Aquila también se les unieron. Ellos predicaban el evangelio en el camino,

localidad tras localidad. Entonces, Pablo dijo que trabajaba con sus propias

manos para suplir sus propias necesidades y las necesidades de sus

colaboradores. Déjenme decirles que ésta no era una cuestión de ocupación; su

ocupación era la de apóstol. Pero, cuando había necesidad en el camino, él

personalmente trabajaba con sus propias manos, para proveer mantenimiento

para sí mismo y para los que estaban con él.

Esto era una cosa muy buena. Alford nos dice que en esos días, para hacer una

tienda, necesitaban ciertos tintes para teñir el material de la tienda. Esa clase de

tinte era muy fuerte, y el color no salía fácilmente. Cuando la mano era corroída

por esa clase de tinte, la piel sufría daño. De ahí que, Pablo podía decirles a los

efesios que mirasen sus dos manos. Esto era una gran cosa. Por lo tanto, espero

que los hermanos puedan ver el problema financiero de los apóstoles: si varias

iglesias pueden enviar ayuda económica, gracias a Dios; pero si no lo hacen, no

quiere decir esto que vamos a tomar otras ocupaciones o a cambiar nuestra

ocupación como apóstoles. Este es el problema hoy en día. Nuestra ocupación es

la de apóstoles. Pero hoy, yo puedo hacer tiendas a fin de mantener esta

ocupación. Hoy, a fin de que los hermanos que están conmigo y yo podamos ser

apóstoles, yo puedo hacer tiendas. Hacer tiendas no era la ocupación de Pablo.

La ocupación de Pablo no cambió nunca. Desde que fue llamado en Damasco, su

ocupación nunca cambió. A fin de que los jóvenes que estaban con él pudiesen

tener una provisión, él hacía tiendas. Debido a que sabía hacer tiendas, cuando

Timoteo, Silas y Lucas estaban con él, Pablo las fabricaba con sus propias

manos, a fin de suplir sus necesidades. ¡Mirad, estas dos manos!

Hacer tiendas para poder ser apóstol

Por lo tanto, pueden ver aquí que los apóstoles necesitan verdaderamente dejar

sus ocupaciones. Los apóstoles también tienen que tener solamente una

ocupación, que es la ocupación de ser un apóstol. Pero quiero mencionar la

situación de Pablo para clarificar esta cuestión. El caso no es que él no podía ir a

ganar dinero. Pablo era apóstol, y siempre trabajó como tal. Cuando leemos el

libro de Hechos nunca se nos ocurre que Pablo pudiera cambiar su línea de

trabajo. Pablo fue a Efeso y allí hacía tiendas, y aún seguía siendo apóstol, y

especialmente en Efeso, él hizo muchas más tiendas a fin de conocer lo que era

la iglesia. Sea que uno haga tiendas o ejerza la medicina, todo sirve para el

propósito de ser un apóstol, no para dejar de serlo. Tal vez no habría podido ser

apóstol si no hubiera hecho tiendas. Espero que puedan ver este punto

claramente delante de Dios. Muchas veces, Dios permitió que Pablo hiciese

algún trabajo que le permitiera aún más ser apóstol.

¿Ven esto? Este es un asunto completamente distinto de una ocupación. Esto es

completamente distinto de lo que ordinariamente llamamos ocupación. Hoy en

día si Mateo quisiera regresar a ser un recaudador de impuestos, diríamos que

Mateo está buscando trabajo. Pero si hoy Pablo quisiera ir a hacer tiendas, no

diríamos que Pablo está buscando trabajo. Mateo no podía decir que él debía ser

recaudador de impuestos a fin de ser apóstol. Sin embargo, Pablo podía decir:

“¡Miren estas dos manos! Sin ellas, parece que no puedo ser apóstol”. Eso de

hacer tiendas lo capacitó aún más para ser apóstol. Su propósito era el ser un

apóstol, y él vivía como apóstol; trabajaba como apóstol, y su vida era la de un

apóstol; todo lo que él era, lo era como apóstol. Esas dos manos lo ayudaron a

ser un apóstol. Esas dos manos no lo distrajeron impidiéndole ser apóstol.

Hermanos, ¿está claro? Esta manera es muy clara.

La cuestión de tener un segundo trabajo

Cierto hermano me preguntó hace uno o dos meses si deberíamos dejar nuestra

ocupación por completo o si deberíamos tomar un segundo trabajo en el futuro

cuando vayamos a predicar el evangelio por causa del Señor, cuando vayamos a

trabajar como apóstoles. Les digo, ésta es mi respuesta hoy. Todo aquel que

quiera ser apóstol debe dejar su ocupación, desháganse de lo que el hombre

llama ocupación. Por otro lado, por favor noten que mientras aprenden a viajar

de un sitio a otro llevando el evangelio, sería mejor que tomaran un segundo

trabajo que les permita ser apóstoles en vez de quejarse de que la iglesia carece

de amor, como hacen algunos debido a su propia carencia de fe. Sería mejor ser

como Pablo y decir: “¡Miren, estas dos manos!” en vez de ser débiles en fe

aparentando tener una esperanza en Dios mientras que, en realidad, tienen

esperanza en los hombres y en los hermanos. Sería mejor en ese tiempo trabajar

un poquito con nuestras propias manos para que podamos sostenernos a

nosotros mismos y también mantener a otros. Yo pienso y creo, que la cosa más

deshonrosa ante Dios es poner la mira en el amor de la iglesia en vez de tener fe

en Dios. Yo pienso y creo que la cosa más deshonrosa a los ojos de Dios es

quejarnos de los hombres, y sin embargo no poder confiar en el Señor. Yo

pienso que es más deshonroso ante Dios que un hombre espere en Dios en

apariencia, cuando en realidad no alza sus ojos al cielo sino hacia su alrededor y

a su medio ambiente. Esto es aún más deshonroso delante de Dios.

El principio de “¡Mirad, estas dos manos!”

Sin embargo, hay aquí algo que quisiera en lo posible recalcar: el principio de

“Mirad estas dos manos”, lo cual es decir que estas dos manos le ayudarán aún

más a ser apóstol. Hay mucha gente cuyas manos no necesitan pescar. ¿Ven

esto? Debemos mantener enfáticamente delante de Dios lo que verdaderamente

estamos haciendo, aquello para lo cual estamos sobre la tierra, y la clase de

personas que somos delante de Dios. Por favor, recuerde que delante de Dios

usted es un apóstol llamado por Dios. Debido a que usted es apóstol, debe dejar

su ocupación por completo. De ahora en adelante, aunque trabaje con sus

manos de nuevo, no es a fin de tener una ocupación. Si trabaja con sus manos de

nuevo es para proveer para sus necesidades y las de sus compañeros. ¿Por qué

hay necesidades? Porque usted es un apóstol. Debido a que usted es apóstol, hay

necesidades. Usted ha llegado a ser apóstol; por lo tanto hay necesidades, y se ve

obligado a trabajar con sus manos. Mis hermanos aquí tienen necesidades; por

lo tanto, yo necesito trabajar con mis manos, para que ellos puedan ser

apóstoles. Trabajo con mis manos con la esperanza de mantenerme a mí y a mis

colaboradores, no debido a una carencia en mis propios recursos económicos ni

debido a que estoy siendo impedido, ni debido a que he tomado el camino

equivocado.

Por consiguiente, espero que los hermanos y hermanas puedan ver que este

camino es diferente. No es un cambio de ocupación, sino el sostenimiento de

nuestro apostolado con un trabajo. No es un cambiar del apostolado a la

ocupación de hacer tiendas, sino el mantenimiento de nuestro apostolado por

medio del trabajo de hacer tiendas.

Pescar y hacer tiendas,dos cosas distintas

Si un hermano piensa que no puede hacer bien las cosas o que tiene dificultades

económicas, él se irá a enseñar o a pescar. Les digo que cuando el Señor murió,

hubo muchos que se fueron a pescar. Pero cuando el Señor murió, ¿podría decir

usted que nuestro Señor estaba vivo para siempre en los cielos? ¡Solamente los

que se decepcionaron se fueron a pescar! Pero aquí vemos a uno que se fue a

hacer tiendas, mas no por estar decepcionado; en este caso no se encuentra

nada de desaliento. Se trata aquí de dos asuntos diferentes.

Que Pedro se pusiera a pescar y que Pablo empezara de nuevo a hacer tiendas

son dos cosas completamente diferentes. La experiencia de Pedro de irse a

pescar era llegar a un callejón sin salida donde no podía proseguir. Que Pedro se

hubiera ido a pescar significa que consideraba que el Señor había muerto, que

todo había terminado, y que no había esperanza. El mismo era un fracaso, y el

Señor había muerto; por lo tanto, se fue a pescar. Hermanos, deben notar que la

fabricación de tiendas por parte de Pablo no era una ocupación. Pablo tenía

plena claridad de que el Señor estaba vivo y no podía hacer otra cosa que ser

apóstol. Si el apostolado era cómodo, él sería apóstol, y si le era sufrimiento,

igual sería apóstol. Si recibía dinero, él sería apóstol, y si no recibía ningún

dinero, de todos modos sería apóstol. Cuando tenía el respaldo de los hermanos

él era un apóstol, y cuando no lo tenía, seguiría siendo apóstol. Esto es una cosa

completamente distinta que el pescar de Pedro. Vivir era ser un apóstol, y morir

también era ser un apóstol. Si él necesitaba esforzarse, aun eso haría para ser

apóstol. El ponía sus dos manos en ello; aparte de toda la obra y toda la labor,

estaba dispuesto a hacer un trabajo más, para que la obra de los apóstoles no se

derrumbase. Este era Pablo. El era así no solamente hacia sí mismo, sino

también hacia los que estaban con él. Con el trabajo de sus dos manos, él se

mantuvo a sí mismo, y también a los que estaban con él. Esta era la senda en la

que Pablo andaba.

No cambiando de ocupación sino esforzándose aún más

Hoy, hermanos y hermanas, necesitan ver este principio básico: todos ustedes

los que salen a predicar el evangelio, que han sido llamados por el Señor a

servirle plenamente en el evangelio, que son apóstoles, sean hermanos o

hermanas, ustedes necesitan dejar por completo sus ocupaciones. Esta es la

manera apropiada. Ustedes deben dejar todo para ser apóstoles. Sin embargo,

cuando haya necesidad, si ustedes pueden llevar la carga adicional para trabajar

por un período de tiempo, entonces pueden trabajar, pero no como los

recaudadores de impuestos que trabajan día y noche en la oficina de

recaudación. Si no hay tal necesidad, entonces no necesitan trabajar. Cuando la

iglesia no tiene manera de mantenerlos, o cuando la iglesia no los mantiene,

como en los días cuando los israelitas no daban las ofrendas y los levitas tenían

hambre, ustedes pueden trabajar un poco en un trabajo secundario para

ayudarse a sí mismos y a sus colaboradores, y aún ser apóstol. Por favor,

recuerden que este principio de hacer tiendas no sólo no los distrae sino que los

enfoca aún más. No solamente no es un estorbo, sino más bien es una ayuda. No

solamente no es un cambio de ocupación de ustedes, sino más bien el

mejoramiento de dicha ocupación. Hermanos y hermanas, esto quiere decir que

ustedes deben esforzarse con mucho más tesón. Ustedes tienen que llevar la

carga de la obra que el Señor les ha asignado, y la responsabilidad que el Señor

les ha dado. Puesto que ustedes quieren llevar la carga, usarán todos los medios

para llevarla. Está bien el irse a trabajar de esta manera. Esto lo digo con

respecto a los apóstoles específicamente.

LA DEFINICION DE UN COLABORADOR ES MAS AMPLIA

QUE LA DE UN APOSTOL

¿Qué de los colaboradores? La definición de un colaborador es realmente más

amplia que la de un apóstol. Aquila y Priscila eran colaboradores. Febe era una

colaboradora. Los ancianos y diáconos responsables que hay en cada iglesia son

también colaboradores.

Se requiere que la ocupación de cada persona sea secundaria

Nosotros les pediríamos a todos los hermanos y hermanas que cambien su

ocupación a una ocupación secundaria. Es bueno, muy bueno, si en su localidad

usted tiene los medios para mantenerse a sí mismo y deja su ocupación para

servir solamente a Dios en su localidad. Sería también bueno si en esa localidad,

usted sirviera a Dios, tomara la responsabilidad local en el ministerio de la

palabra, o tomara parte en la oficina o en el servicio, mientras hiciera algo para

mantenerse a sí mismo y a otros. No sé si han visto esto o no. Entre nosotros

ningún hermano o hermana vive para sí mismo. Ningún hermano o hermana

pesca para sí mismo. Entre nosotros, todos los hermanos y hermanas pescan

para su oficio, o para su servicio. Si éste es el caso, el problema de ocupación

puede ser resuelto muy fácilmente. Si usted está claro acerca de su oficio,

entonces estará claro acerca de su ocupación. Si no tienen claridad acerca de su

oficio o de su servicio, déjenme decirles que su ocupación será absolutamente

inútil delante de Dios.

El propósito es el servicio

Cierto hermano me preguntó si está bien tener un segundo trabajo. En esa

ocasión le contesté que era bueno, y que estaba bien tomar un segundo trabajo.

Pero ésa no es la pregunta. La pregunta es: ¿cuál es su trabajo primario? Ante

Dios una persona debe tener una intención y un propósito. Pablo dijo que su

intención, su deseo, o podemos decir su ambición, y su meta era agradar al

Señor. ¿Cuál era su propósito y ambición? El dijo que era agradarle al Señor. La

primera pregunta que necesita responder es: “¿Por qué está haciendo

negocios?” ¿Es para ganar dinero o para hacerse rico? Algunas personas quieren

hacerse ricas, no solamente ganar dinero. Incluso muchos médicos en Shanghái

no están trabajando solamente para ganar dinero sino para hacerse ricos.

Nuestro propósito delante de Dios no es hacernos ricos, sino ganar dinero, o sea

tener un poco de ingresos y mantener la obra del Señor. Este fundamento debe

ser establecido primero. Ustedes deben tomar la decisión interiormente en

cuanto a qué desean delante del Señor. Pablo dijo que quería agradar al Señor.

¿Qué es lo que ustedes desean? Hoy día, delante del Señor yo tengo un solo

propósito: yo quiero servirlo y deseo que Su obra sea bien hecha.

La ocupación es un asunto secundario

Hoy día, todos los hermanos y hermanas deben tratar con esto: nosotros

debemos darlo todo para servir al Señor. Les digo que si hacemos esto, lo de la

ocupación será una pequeñez. Lo que ustedes hacen es una cosa insignificante.

Si ustedes no son fuertes delante del Señor y su servicio a Dios no es fuerte, su

situación es como la del trabajo de tejer seda, el cual no puede ser tocado sin ser

rasgado. Una vez que lo toque, habrá una rotura. Si ante el Señor su servicio a El

es fuerte, aunque usted regrese a trabajar, el camino está aún abierto. Tal vez

ciertos hermanos regresen a ser médicos, o a hacer bordados, o a hacer redes

para el pelo. Pero si esto es algo que ustedes hacen como trabajo secundario a

fin de mantener su servicio, no hay problema. Esto no causará un problema

para su ministerio debido a que ustedes no están en esa ocupación.

Por ejemplo, pronto nuestros hermanos regresarán a encargarse de un negocio

de lino o de bordados. Ellos están preparados para vender el producto a fin de

usar todo lo que tienen para mantener su cargo delante de Dios. Su función

delante de Dios es tan urgente y crítica que todo lo que hacen es para ayudar a

su función. De nuevo, puede haber una persona que tiene un negocio de redes

para el pelo o de bordados. El ha puesto su corazón y su mente en hacerse rico,

sin embargo dice: “Yo soy igual que los otros hermanos. Puesto que yo quiero

ser rico, me imagino que los otros hermanos también desean ser ricos y que no

hay diferencia entre nosotros”. Les digo, delante de Dios su senda está errada, y

la manera de llevar a cabo su oficio estará restringida. Su propósito es llegar a

ser rico, pero el propósito nuestro no es llegar a ser ricos. Todas las ocupaciones

pueden ser llevadas a cabo de la misma manera, pero nuestra manera tiene

como propósito servir a Dios.

Servir a Dios en cualquier cosa que hagamos

Si deseo servir a Dios, debo servirle en cualquier cosa que haga. Les digo que

ustedes tienen que darlo todo para este fin. No solamente el no hacer tiendas

tiene como objetivo ser un apóstol, sino que incluso el hacer tiendas tiene como

objetivo ser un apóstol. No solamente el fin de no pescar es ser un apóstol, sino

que aun el fin de pescar es ser un apóstol. Por lo tanto, espero que ninguno de

los hermanos que son apóstoles cambie sus prioridades delante de Dios.

También espero que ninguno de los hermanos que están sirviendo a Dios en las

localidades tampoco cambie sus prioridades. Servir a Dios es nuestra carrera,

nuestra carrera básica. Todo lo que hago lo hago para servir a Dios. El no hacer

dinero es servir a Dios, y el hacer dinero es también servir a Dios. El designar

cierta porción de mi tiempo es también para servir a Dios. Si ando en este

camino sin obstáculos, estoy sirviendo a Dios. Si ando en este camino y hallo un

obstáculo y cambio mis medios de andar, también estoy sirviendo a Dios. Estoy

dispuesto aun a dar mi vida. De esta forma el asunto está resuelto.

Todos aquellos cuyo interés es el Señor son colaboradores

Todos aquellos cuyo interés es el Señor son nuestros colaboradores. Hermanos,

¿ven esto? Esto se debe a que nuestro cargo principal es el mismo. Delante de

Dios todos los hermanos desean servir al Señor. Nosotros podemos decir

delante del Señor que éstos son nuestros colaboradores, como Pablo dijo en

Romanos 16: “Mis colaboradores”. Todos los que sirven al Señor han llegado a

ser nuestros colaboradores. Por favor, recuerden que la cuestión de los

colaboradores no es lo que pensábamos anteriormente. Una persona puede dar

veinticuatro horas al día, y puede aún no ser nuestro colaborador. Igualmente,

una persona puede trabajar un par de horas por las noches, y sin embargo,

pueden decir que este hermano es nuestro colaborador. Si un hermano es un

colaborador o no, no depende de si tiene un trabajo, ni del aspecto financiero. Si

uno es un colaborador depende de cuánto la obra sea su ocupación. Una

persona puede lavar ropa o limpiar pisos y aún ser nuestro colaborador. Una

persona puede tejer telas, o arreglar ropa, y aún ser nuestro colaborador. No

importa qué clase de trabajo haga. Una persona puede trabajar en una

locomotora o en un barco —agua y fuego no son lo mismo, y tierra y mar no son

lo mismo— pero es aún un colaborador. Un hermano puede regresar a su

negocio de lino, y otro, a ejercer la medicina. Si nuestro propósito es el mismo,

el servir a Dios para que El pueda hacer lo que desea hacer en la China, si

ustedes lo dan todo, y yo lo doy todo, si ustedes dan todo su tiempo y yo también

doy todo mi tiempo, si ustedes dan todo su dinero y yo doy todo mi dinero, les

digo, somos colaboradores. No somos colaboradores solamente entre nosotros,

somos colaboradores juntamente con Pedro y Pablo también. Somos

colaboradores con los que han servido a Dios por todos estos años.

La obra no es la misma pero el propósito sí es el mismo

Hoy día mucha gente tiene un punto de vista errado, el de prestar atención a ser

iguales en la obra en vez de poner atención a ser iguales en propósito. Muchos

no prestan atención a cuán firme o cuán crítico es el propósito, sino más bien a

si las cosas son iguales o no. Por favor, recuerden que el hecho de que las cosas

sean iguales no los hace colaboradores. Tal vez cuando un hermano va a

Tsingtao puede encontrar cinco o diez médicos allí. Pueden estar trabajando con

él en la misma clínica, pero no se puede decir que ellos son nuestros

colaboradores. Trabajan en lo mismo, pero no son nuestros colaboradores. Hay

solamente una cosa: yo vivo aquí para ayudar en el evangelio, y todos mis

ingresos son para el evangelio. Les digo, esto resuelve todos los asuntos.

Por ejemplo un médico, noble ocupación, y una hermana que lava ropa, pueden

ser colaboradores. El uno ha estudiado por muchos años y ha recibido años de

entrenamiento especializado, mientras que la otra tiene poca educación, pero

debido a que el propósito de ambos es el mismo, ellos son colaboradores. Otro

cristiano puede haber recibido la misma educación, y sin embargo no ser un

colaborador.

Hermanos, la cosa principal, básica y más importante, es que, si ustedes se

esfuerzan con todo lo que tienen, tienen una vía libre. Es por esto, hermanos y

hermanas, que frecuentemente pienso que si una persona no tiene

absolutamente ningún otro interés que el Señor, da todo lo que tiene, no se

preocupa por el mundo, vive en la tierra totalmente para el Señor, y usa todos

sus medios, los que sea que tenga, para servir a Dios, sin importar qué clase de

trabajo tenga, y sin importarle su posición, uno sentirá que ahí hay una persona

llena de luz.

Es necesario servir por todos los medios

Les digo que no hay muchos colaboradores, y nunca ha sido muchos

colaboradores. Pedimos a Dios que en verdad haga la obra de recobro en estos

últimos días, que muchos tengan tal corazón para servir al Señor por todos los

medios. Por esta razón, aprecio esas dos manos de Pablo. Según la manera

adecuada, muchas cosas no necesitan haber sido hechas. Como regla, la iglesia

debe ser responsable por el mantenimiento completo de la obra y todas las

necesidades de los apóstoles. Sin embargo, la iglesia no tomó la responsabilidad.

Cuando la iglesia falló en tomar la responsabilidad y solamente cuidó de sus

propias necesidades, cuando se olvidó de mantener a Pablo, y no solamente no

lo mantuvo sino que hasta lo criticó, él dijo: “¡Mirad estas dos manos!” Por lo

tanto, espero que puedan ver que todas estas cosas no disminuyeron su

apostolado, sino que más bien establecieron, mantuvieron, y fortalecieron su

apostolado. Su apostolado dependía de sus dos manos. En otras palabras, estas

dos manos excepcionales, estas manos que no deberían haber trabajado para su

mantenimiento, no eran necesarias cuando la iglesia estaba en el camino

apropiado. Sin embargo, Pablo estaba dispuesto. Por lo tanto, digo francamente,

que esto es servir por todos los medios. Siempre y cuando ustedes puedan

servir, todo estará bien. Siempre debemos servir.

Por lo pronto, pienso que primero debemos establecer quién es un colaborador.

Naturalmente tenemos el concepto equivocado, pensando que los colaboradores

son los que han dejado su ocupación y que tienen otros ingresos aparte de los

que vienen de una ocupación. Esto no es cierto. Los colaboradores son los que

tienen un solo corazón, un solo propósito y una sola ambición delante de Dios, y

que están sirviendo a Dios para agradarle. No importa en qué trabajo estén

ocupadas sus manos, siempre y cuando su propósito sea el mismo, todos éstos

son colaboradores en el Señor.

CAPITULO DOCE

LA CUESTION DE LAS FINANZAS

Ahora deseamos hablar acerca de las clases de arreglos que debemos tener en

nuestro medio en la cuestión de las finanzas. Por un lado, ¿cómo distribuimos

los ingresos de la iglesia? Por otro, ¿qué relación debe haber entre los

colaboradores?

LA DISTRIBUCION DEL DINERO EN UNA IGLESIA LOCAL

1. Los gastos normales

Acerca de la cuestión del dinero, creo que quedará claro si lo digo de esta

manera: los ingresos de la iglesia local son primero, por supuesto, para los

gastos locales. Una localidad no debe tener deudas. En la iglesia local hay

muchos gastos. En primer lugar se tiene los gastos normales de la iglesia, tales

como el vino, el pan, la electricidad, el agua, y en algunos lugares, la renta.

2. El cuidado de los pobres

En segundo lugar, hay ciertas cosas a las que las iglesias locales deben dedicar

más esfuerzos. En la iglesia, Dios pone énfasis especial en que Sus hijos cuiden

de los menesterosos, especialmente los hermanos que están en necesidad. Por lo

tanto, en la iglesia local existe la gran necesidad de cuidar de los hermanos que

tienen escasez.

Pero, cuando ustedes cuidan de los hermanos necesitados, deben hacerlo con

mucha cautela. No pueden decir que ya que hay hermanos pobres pueden ser

descorteces con ellos. Cuando los hermanos les mandan dinero a ellos, no deben

hacerlos sentir avergonzados porque son pobres. Si ustedes tienen padres de

edad avanzada, se espera que la manera en que ustedes les envíen dinero cada

vez sea la manera en que ustedes cuidan de los pobres. Debe ser igual que si le

estuviesen enviando dinero a sus padres ancianos. Seguramente ustedes no

deben hacer que sus padres sientan que su hijo les tiene lástima, o que su hijo

les está dando por caridad para sacarlos de sus dificultades. No deben hacerlo

de esta forma. En la iglesia, cuando estén manejando el dinero para cuidar de

los necesitados, deben tener mucha destreza. En cada iglesia los hermanos y

hermanas que entregan el dinero deben ser personas muy sensibles; ustedes no

pueden enviar personas insensibles. Los hermanos necesitados no pueden evitar

recibir el dinero de ustedes, pero tampoco pueden evitar el ser heridos por

ustedes. Por lo tanto, se necesita enviar gente con sentimientos muy

impresionables. Nunca permitan que nadie los hiera a ellos.

Por ejemplo, supongan que un hermano se cae y se hiere, y ustedes tienen que

cargarlo hasta su cama. Ustedes no enviarían a los torpes, a los insensibles para

que lo cargaran. Tal vez cierto hueso no se le haya roto, pero debido a que uno

es torpe, se le rompe ese hueso. Me parece que en muchos lugares, los hermanos

que manejan el dinero, son muy insensibles en sus sentimientos. No estoy nada

contento con esta situación. Tarde o temprano, esa gente podría caer en una

situación de gran pobreza delante de Dios; sin lugar a dudas Dios pondrá una

disciplina sobre ellos. ¿Cómo pueden ser ellos completamente insensibles?

Cuando un hermano o hermana está en dificultades, ustedes necesitan ser muy

tiernos al ayudarlos. En cada localidad, con respecto a la cuestión de dinero, una

parte es para los gastos de la iglesia, y otra es para cuidar de las necesidades de

los hermanos. Ustedes necesitan seleccionar a un hermano que es

especialmente gentil, cuyos sentimientos sean especialmente agudos, uno que

pueda percibir la situación con sólo oír una palabra. A tal persona se le debe

pedir que cuide de estos asuntos. Si no es así, surgirán problemas. Ustedes

necesitan ser muy tiernos, muy finos, muy cuidadosos. No deben permitir que

estos hermanos sientan que se les está dando una limosna.

Déjenme que les cuente un incidente. Aquí en Kuling, hay varios términos que

son bastante peculiares. Por ejemplo, cuando quieren decir “intentar” o

“planear” usan el término “continuar”. De la misma manera, ayudar a alguien es

el “favorecerlos”. No importa qué es lo que usen para ayudar a la gente, ellos

dicen que es para “favorecerlos”. Hace más de un mes, cuando estaba bajando

de la montaña, algunos de los que me llevaban en la silla de manos me dijeron:

“Señor Nee, yo verdaderamente lo favorezco, yo lo favorezco”. Dije: “¿Qué

quiere decir?” Me dijo: “Cada vez que nos llama, siempre respondemos

rápidamente, porque verdaderamente lo favorecemos”. Espero que al ayudar a

los necesitados, no lo hagamos en la manera de hacerles un favor. Esto es feo.

Cuando vayan a ayudarlos, nunca den la impresión de que les están haciendo un

favor. Cuando un creyente está pasando por un tiempo de dificultad, ustedes

deben preservar su respeto propio y su dignidad. Ustedes no saben cuándo

estarán en la misma situación. Nunca hagan nada que lo hiera. Esto tiene que

ser manejado muy delicadamente.

3. El cuidado de las necesidades de los hermanos responsables

En tercer lugar, hay otra cosa que la iglesia local puede hacer. Si un hermano

local responsable dedica todo su tiempo a los asuntos de la iglesia, y hace que su

propio trabajo o negocio sufra, la iglesia debería de darle ayuda económica de

una manera muy cuidadosa. Ustedes son conscientes de que hay muchos

hermanos en la iglesia local, especialmente hermanos responsables, que, debido

a que están ocupados con muchos asuntos de la iglesia, son incapaces de seguir

con sus negocios y pierden su fuente de ingresos. Debido a que están ocupados

con la iglesia, ellos ponen su trabajo a un lado. Esta es la situación mencionada

en el libro de Timoteo, donde algunos son dignos de doble honor. No debería

solamente mandar dinero a los hermanos que son obreros, excluyendo a los

hermanos responsables. Que un hermano responsable utilice todo su tiempo en

la iglesia en su localidad, y sufra por eso, no está bien. La iglesia local debe

aprender a ocuparse de las necesidades de los hermanos responsables.

4. El envío de ayuda financiera a otras iglesias locales para sus gastos

Además, una iglesia local también puede enviar dinero a otras iglesias locales

para que éstas lo usen. Es posible que muchas iglesias locales tengan

dificultades. A veces, hay infortunios particulares como el caso del envío de

dinero a Jerusalén de parte de Antioquía. Cuando los hermanos en Jerusalén

tuvieron dificultades, los hermanos en Antioquía enviaron dinero a Jerusalén.

Esto es algo que también la iglesia local debe hacer. Puede ser que nos

enteremos de situaciones especiales de la iglesia en cierta localidad, y por tanto

les enviamos dinero. La suministración mutua entre las iglesias es una cosa

importante. Recuerden que al comienzo en Jerusalén, muchos hermanos y

hermanas vendieron sus tierras y sus casas. Durante el tiempo de la escasez,

Antioquía envió dinero por manos de Bernabé y Pablo. Me alegra ver que los

ancianos en Antioquía no preguntaron: “¿Será que ya han gastado todo el

dinero? ¿No les habrá quedado a los apóstoles algo de aquellas ventas?” Esto no

fue algo que hicieron las otras iglesias. Lo que se hizo en Hechos fue algo muy

bueno. Antioquía se levantó y envió a hermanos para que llevasen dinero a

Jerusalén a fin de suplir la necesidad que había en Jerusalén. Fue en este

momento que Bernabé vino de Jerusalén a Antioquía con el propósito de ayudar

a Antioquía, y Antioquía le pidió a Bernabé que llevara el dinero y que fuera y

ayudara a Jerusalén. Esto es algo muy agradable.

5. Dando para los obreros individuales

Hay otra cuestión, y es que cuando una iglesia local recibe ingresos, debería

darse dinero a los obreros individuales. Esto es lo que Filipos hizo con Pablo.

Durante el tiempo que Pablo estuvo trabajando en la región de Macedonia, y

después en Europa, en Tesalónica, la iglesia en Filipos una y otra vez envió

dinero para los gastos de Pablo. Cuando leemos el libro de Filipenses, sabemos

que cuando Pablo estaba en Macedonia y Tesalónica, todo su dinero vino de

Filipos. De otra manera la obra no habría podido seguir adelante. Por lo tanto,

deberían ustedes guiar a los hermanos en todas partes a que vean esto, y

deberían guiarlos a que aprendan a dar dinero a todos los hermanos que están

en la obra. La iglesia en Corinto era una iglesia en decadencia; su condición

espiritual delante de Dios era pobre. Con respecto a la suministración para

Pablo, solamente lo criticaron; no le dieron nada. Ellos no le dieron a Pablo

nada más que críticas. Por lo tanto, creo que las iglesias en las varias localidades

deben prestar atención a cómo dar dinero a los que sirven al Señor. Las iglesias

deben prestar atención al aspecto de dar a individuos.

6. Dando para la obra en la región

Quiero que los hermanos y hermanas prestan atención aun a otra necesidad. El

dinero de todas las iglesias locales debe ser enviado no sólo a los obreros

individuales, sino también para la obra en toda la región. Si no nos

equivocamos, la exhortación que Pablo les dio a los corintios fue que él esperaba

que ellos preparasen el dinero que había de ser enviado a Jerusalén. En ese

tiempo, no hubo solamente una iglesia que envió dinero a Jerusalén; las iglesias

en Galacia también enviaron dinero. Galacia era una provincia, y había muchas

iglesias allí. Pablo exhortó a la iglesia en Corinto a que recogiesen su dinero y lo

enviasen inmediatamente a Jerusalén de la misma forma que las iglesias en

Galacia lo habían hecho. En ese tiempo, no sólo Jerusalén estaba pasando

hambre, también Judea lo estaba. Así que el dinero enviado a Jerusalén era no

solamente para la iglesia local en Jerusalén sino también para Judea, la región

representada por Jerusalén. El dinero era enviado a Jerusalén, para que

Jerusalén pudiese enviarlo a toda Judea. Hay un principio aquí. El dinero puede

ser dado a una iglesia local para que ésta lo use. Por ejemplo, si Foochow está en

dificultades, podemos dar dinero a la iglesia en Foochow. Si Wenchow tiene

problemas, podemos enviar dinero a la iglesia local en Wenchow. Sin embargo,

si esa región tiene dificultades, ese dinero no va a ser dado a la localidad de

Foochow, sino que de Foochow será requerido que se hagan arreglos para la

distribución a los hermanos y hermanas en toda la región. Por tanto, ustedes

deben mostrar a las iglesias que con respecto a la obra entre las iglesias, existe

este asunto de la región. Si una iglesia dentro de una región está teniendo

dificultades, los hermanos deben aprender a dar.

Aun durante tiempos normales cuando las iglesias no están en dificultades, con

tantos colaboradores en una región, todos deberían aprender delante de Dios a

prestar atención a las necesidades de todos los colaboradores de la región. Por lo

tanto, las iglesias locales necesitan aprender a enviar el dinero a los

colaboradores de la región para que ellos la puedan distribuir entre los

colaboradores en esa región.

No sé si entienden claramente que éstas son las cosas que una iglesia local debe

hacer en cuanto al dinero. Lo que han recibido, tienen que usarlo para gastos

locales, para hermanos necesitados, para los hermanos responsables, para los

hermanos en la obra en otras ciudades, para las necesidades de otras iglesias, y

para la región.

LA RELACION ENTRE LOS COLABORADORES

1. La necesidad de que los que están en la delantera cuiden de los colaboradores

Yo deseo especialmente mencionar otro punto. Hay personas como Pablo que

toman suficiente responsabilidad pero que no son de una localidad en

particular. Timoteo, Tito, Silas y Lucas, eran conocidos en las iglesias solamente

en los tiempos posteriores, pero no al comienzo. Todos aquellos que están en la

posición de Pablo deben aprender el principio de “estas manos han ministrado a

mis necesidades y a los que están conmigo”. Ningún hermano puede ser un líder

en la obra y sin embargo en los asuntos monetarios ser un avaro. Conozco en

China a dos o tres hermanos que en el comienzo eran muy útiles en las manos

de Dios, y sin embargo, ellos no pueden ser considerados como líderes entre los

hermanos en la cuestión de dinero. Ellos eran solamente capaces de recibir.

Ellos eran capaces solamente de vivir por fe, pero no sabían cómo dar por fe.

Por lo tanto, delante del Señor, ellos no tenían la manera de guiar a otros siervos

del Señor a seguir adelante. También conocí a una hermana que tenía un

profundo conocimiento de Dios. Ella era también muy piadosa, y podía guiar a

la gente, pero no tenía la fe de proveer para otros. Todos aquellos que están

aprendiendo a ser como Pablo, pueden no haber llegado al nivel de Pablo, pero

si sus nombres son especialmente conocidos a las iglesias, ellos deben cuidar de

aquellos cuyos nombres no son conocidos en las iglesias. Ustedes necesitan

saber que sus ingresos no son solamente para ustedes, sino para todos aquellos

que están con ustedes. Si uno guarda los ingresos para sí mismo, el tiempo

vendrá cuando será manifiesto como indigno de guiar a sus colaboradores. Si

éste hace que los colaboradores jóvenes reciban menos dinero que él, ¿qué es lo

que van a hacer ellos? Esto es claramente un fracaso de los que están en la

posición que tenía Pablo.

Por lo tanto, todos los que son líderes entre los colaboradores en las diferentes

localidades y que son conocidos en las iglesias, deben tener el hábito de dar,

especialmente dar a los que están con ellos. Ustedes tienen que ver que la

suministración del Señor para usted no es para usted personalmente, sino

también para sus colaboradores. Si el dinero está asegurado firmemente en sus

manos, tarde o temprano usted será puesto fuera de su trabajo. Los donativos

que Dios le ha dado, no pueden reemplazar los donativos que usted da a otros.

Si usted es necio, pensará que ya que Dios le ha dado a usted, ahora usted puede

servir a la iglesia. Esto es una equivocación. Usted necesita dar a otros; entonces

sí puede servir a la iglesia. Por lo tanto, espero que los hermanos que son como

Pablo, aprendan a dar a otros hermanos, para que así puedan tener una vida

apropiada. Los hermanos de edad avanzada en cada localidad también deben

aprender a dar a sus colaboradores de las ofrendas que ellos reciben. No cuiden

solamente de sus propias necesidades, sino también las de sus colaboradores.

2. La distribución según la necesidad de cada uno

¿Cómo debería un hermano que está en el liderazgo distribuir el dinero a sus

colaboradores? Supónganse que un hermano tiene ocho o diez colaboradores en

Cantón. ¿Cómo debería distribuir el dinero a ellos? Yo pienso que el principio en

la Biblia es dar según las necesidades de cada uno, y no según el don de cada

uno. Muchas veces los hermanos en la iglesia dan dinero a un hermano debido a

su don en la obra. A un hermano útil en la obra no se le debe dar según su don;

hay que mantenerlo según su necesidad. Los hermanos pueden estar errados,

pero ustedes no deben estar errados, ya que ustedes son líderes en la obra. Por

lo tanto, deberían saber más que ellos.

Por esta razón, en tiempos normales, esos hermanos que toman la

responsabilidad en la obra, deben hacer una lista de los hermanos que sirven en

la obra de su área. Esto no quiere decir que ustedes tienen algo formal, sino más

bien que ustedes los hermanos responsables deben saber cuántos hay. Necesitan

tener una lista de nombres, incluyendo el número de sus niños, y cuántos de

ellos están en la escuela. Hay una diferencia entre alguien que es soltero y

alguien que tiene niños. Ustedes no pueden hacer arreglos en forma

improvisada. Ustedes saben que las cargas de algunos hermanos son livianas,

las de otros son pesadas, y las de otros hermanos son muy pesadas. Si ustedes

tienen tal lista en sus manos, entonces, cuando el dinero sea puesto en sus

manos para la obra en su región, sabrá cómo mantenerlos según la necesidad de

ellos. Esto no quiere decir que hay algo formal entre nosotros. Pero los

hermanos responsables deben aprender a saber cuántos hermanos están en la

obra en su región, y cuán grandes son las necesidades de ellos. Cuando el dinero

llega a sus manos, ustedes los distribuirán según su propia necesidad y las de

ellos.

Una vez, en Foochow, ayudé a un hermano a recopilar una lista de los

colaboradores de esa región. En Shanghái también ayudé a un hermano a hacer

esto. Mi punto es que al hacer esto, las necesidades de muchos hermanos

pueden ser satisfechas.

3. Ellos necesitan acudir a Dios y nosotros no debemos llevar la responsabilidad de nadie

Sin embargo, si el Señor no envía el dinero, ellos de todos modos tienen que

recurrir a Dios. Nosotros no podemos llevar la responsabilidad de nadie. Nadie

se responsabiliza de nosotros, ni nosotros podemos responsabilizarnos de ellos.

Pero, cuando hay dinero que distribuir, no se distribuye según el ministerio de

cada uno, sino según las necesidades de cada uno. De esta manera, el satisfacer

las necesidades de cada colaborador será equitativo. No podemos darles

donativos a ellos en una forma oficial; ellos mismos tienen que aprender a

recurrir a Dios. Otras iglesias u otros hermanos de diferentes localidades

pueden darles donativos a ellos por su propia cuenta. Cuando ustedes tienen

excedente, pueden distribuírselo a aquellos que están con ustedes en esa región.

Cuando hay ingresos en su región, ustedes pueden distribuirlos según la

necesidad. Espero que podamos cuidar de los asuntos pecuniarios

adecuadamente entre nosotros. Dios recibirá la gloria en este asunto.

PREGUNTAS

1. La manera práctica de distribuir

Pregunta: ¿Cómo debemos distribuir el dinero en la iglesia local que está en el

centro para la obra? Allí se tiene ancianos y colaboradores, y algunos ancianos

necesitan estar incluidos en la distribución. ¿Cómo debe ser llevada a cabo la

distribución en forma práctica?

Los arreglos son necesarios

Respuesta: Es asunto del arreglo que ya hemos mencionado anteriormente.

Aunque no es algo formal, tienen que tomarse algunas decisiones. Si es que hay

una necesidad adicional, ustedes deben acudir a Dios. ¿Por qué ayudé a los

hermanos en Foochow y Shanghái a hacer sus arreglos? Porque es más

conveniente para nosotros llevar esta responsabilidad. Aunque no tenía tiempo,

de todos modos lo hice, porque era más conveniente que yo lo haga.

Naturalmente, si ellos lo hubieran hecho, habrían sentido que era muy

incómodo.

Después de los gastos y donativos, el resto es enviado a otras localidades

En la distribución del dinero en una iglesia local siempre debe considerarse

primero los gastos locales. Cantón, por ejemplo, podría recibir mil dolares al

mes. La primera responsabilidad de la iglesia local es cuidar de los gastos locales

y de los hermanos necesitados. Las necesidades de los ancianos pueden ser

contadas con las de los colaboradores. Al mismo tiempo, según el principio, el

dinero que recibe una iglesia local debe ser enviado a otras localidades.

Esto se debe a que apenas una iglesia local guarda el dinero para su propio uso,

muchos problemas surgen y muchos principios impropios son introducidos. En

el futuro, es posible que dificultades de esta índole surjan entre nosotros,

aunque no quiero decir que esto puede ocurrir hoy día. Ustedes deben acordarse

de la situación que se dio en Roma. En Roma la situación llegó a ser tal, que los

apóstoles romanos iban solamente a las localidades donde habría ingresos; si no

había ingresos, no iban allí. En ese tiempo, la situación en Roma se había

desarrollado hasta este punto. En Inglaterra, cada vez que un pastor va a un

lugar para ser pastor o sobreveedor, dice: “Soy llamado” a cierto lugar.

Increíblemente, muchos son llamados a los lugares prósperos, pero nadie es

llamado a los lugares pobres. Se puede ver que todo lo del mundo va detrás de

ellos. Esto es muy feo y no es espiritual en absoluto. Todo pensamiento

mundano y todo pensamiento de dinero se han introducido en la iglesia.

He considerado mucho este asunto delante de Dios. Pueden ver que en el

comienzo en Antioquía, Pablo era uno que llevaba dinero. No hay mención en

absoluto de la necesidad en Antioquía o de la necesidad de la obra en Antioquía;

Pablo sólo llevaba dinero a Jerusalén. Después, la región de Acaya envió dinero

a Jerusalén, la región de Galacia envió dinero a Jerusalén, y el área alrededor de

Corinto también envió dinero a Jerusalén. En ese tiempo pudo haber habido un

malentendido de que el negocio de hacer tiendas de Pablo era próspero y que él

no necesitaba más dinero. Por lo tanto, creo que cuando ustedes manejen dinero

en su región, la mejor manera es no dejar que los colaboradores locales lo

tengan, sino siempre enviarlo a otros lugares. Las necesidades de ustedes serán

satisfechas con lo que venga de otros lugares. Preferimos que el banco gane sus

honorarios por el servicio de remitir dinero. Tenemos que poner a la iglesia en

un campo espiritual. En el momento que nuestro terreno no es espiritual, somos

inútiles.

Hoy en día en China, la obra debe comenzar en diferentes regiones. Todos los

hermanos en una región deben considerar la obra en las otras regiones. Lo que

Pablo hizo fue muy loable. El mismo salió de Antioquía y trajo el dinero a

Jerusalén. El rogó a Galacia, Corinto y a toda la región de Acaya que enviasen

dinero a Jerusalén. Parecía que cuando la necesidad estaba en todos lados, él

mismo no tenía ninguna necesidad. En realidad, sus dos manos no cesaron de

trabajar. Han visto como les dijo a los Efesios: “¡Mirad estas dos manos!” El

hombre siempre tiene el pensamiento que, por encima de todo, sus necesidades

vienen primero. Espero que ustedes cuiden de las necesidades de otros lugares,

y dejen que Dios se encargue de sus necesidades. Dios va a guiar a hermanos a

que se ocupen de nuestras necesidades personales. Nuestra manera es creer en

la soberanía del Espíritu Santo. Toda la Biblia nos muestra que en todo, Dios

tiene Su arreglo. Creemos en el arreglo del Espíritu Santo. Por lo tanto, si hoy

día tengo una necesidad extraordinaria, puedo mirar solamente a Dios para que

me conceda un milagro especial; tal vez un hermano puede súbitamente

satisfacer mi necesidad y resolver mi dificultad. ¡Dios está vivo!

Además, no deseo que haya un método muerto en la región. Temo a las cosas

formales. Yo creo que los hermanos que han estado conmigo por tantos años,

saben que temo a las cosas formales, porque una vez que algo llega a ser formal,

deja de ser espiritual. Sin embargo, deseo que sigan el siguiente principio. Si en

la región de Cantón ustedes tienen ingresos, deben, cuando mucho, guardar una

porción del dinero, tal vez una tercera parte o dos quintas partes, menos de la

mitad en todo caso, y designar la mayor parte para ser enviada a otras

localidades. En la actualidad tenemos diez regiones de trabajo. Nosotros no

enviamos la misma cantidad a cada uno. Ustedes mismos tienen que recibir la

dirección delante de Dios.

De esta manera Dios fácilmente mantendrá el sostenimiento en la iglesia. Por

favor, recuerden que apenas los israelitas dejaban de proveer, los levitas

pasaban hambre. Que los levitas tuviesen un problema era una indicación de

que Israel tenía un problema. Si a los levitas no les faltaba nada era una prueba

de que los israelitas estaban del lado de Dios. Por lo tanto, necesitamos

aprender a enviar dinero a otras localidades para cuidar de su obra. Por lo que a

ustedes se refiere, deben dejar que Dios espontáneamente mantenga la obra en

su localidad.

La ventaja de esto es que la localidad que tiene la suministración no tendrá

mucho, y a la localidad que no tiene la suministración no le faltará mucho.

Cuando los hermanos responsables o los colaboradores tienen necesidad,

nosotros debemos hacer los arreglos pertenientes. Tenemos que ver cuál es la

magnitud de su necesidad y darles a ellos proporcionalmente. Entonces no

tendremos pensamientos que causen molestias. De esta manera creo que

muchos problemas se acabarán y nos evitaremos muchos inconvenientes. De

otra manera, ¿cómo van a repartir el dinero en una iglesia local? Sería muy

problemático. ¿Quién entonces le daría dinero a un hermano responsable?

Siendo un hermano responsable en esa localidad, ¿cómo podría tomar el dinero

para sí mismo? ¿Quién se lo daría? Su sentir como cristiano no le permitirá

tomarlo. Por lo tanto, debemos hacer arreglos para evitarle esta inconveniencia.

La necesidad de tener a dos personas para que manejen el dinero

Así que, personalmente creo que en cada región se necesitan dos personas para

manejar el dinero. El principio mostrado en la Biblia es siempre tener dos

personas. La primera vez fueron Bernabé y Pablo. Subsecuentemente, se tuvo

siempre dos personas para esto. Ustedes necesitan dos hermanos para manejar

el dinero y las cuentas. Tal vez, un hermano puede encargarse de tomar las

decisiones en particular, y otro hermano se encargará principalmente de los

libros de contabilidad.

2. La necesidad de que el libro mayor sea hecho público

Pregunta: Algunas iglesias muestran públicamente el libro mayor, mientras que

otros lugares no. ¿Cuál debe ser el principio?

Respuesta: Yo creo que los ingresos de una iglesia local deben ser exhibidos. Los

asuntos relacionados con la obra deben ser conocidos por los hermanos y

hermanas que son colaboradores en la región.

3. Primero los gastos, después los apóstoles

Pregunta: Debido a que mucha gente no sabe cómo dar una ofrenda, ¿deberían

las cajas de las ofrendas ser designadas separadamente para la localidad y para

la obra?

Respuesta: No importa si ellos no los designan; ustedes deben hacer la

designación. Los gastos de una iglesia local, tales como la electricidad, el agua y

la renta, siempre deben ser primero. Los hermanos en necesidad vienen en

segundo lugar. Los que laboran en la obra siempre deben ser puestos en tercer

lugar y no en el primero. Si nosotros somos los primeros, entonces algo está

mal. Por lo tanto, ustedes deben cuidar de los hermanos necesitados primero.

Este es un principio básico. La iglesia en Jerusalén dio primero a los hermanos

en necesidad, no a los colaboradores. Por lo tanto, los obreros no deben

equivocarse pensando que los apóstoles son primeros. Por el contrario, los

pobres y los hermanos necesitados son primeros, las viudas son primeros, y los

huérfanos son primeros. Ustedes deben ayudar a estas personas primero, y

después pueden ocuparse de los apóstoles. Ustedes nunca deben cuidar primero

de los apóstoles y después de los pobres. Eso sería completamente al revés. El

caso de Jerusalén es bastante claro: las ofrendas eran distribuidas entre todos

según la necesidad de cada uno. Después de esto vienen los hermanos

responsables. Nosotros no queremos ser los primeros.

Esto es también hecho según el principio espiritual. Primero, ustedes envían

dinero, luego les será enviado dinero de fuera. Ustedes deben conservar una

pequeña cantidad, sea una tercera parte, o dos quintas partes, o una décima

parte, cuanto menos mejor. El resto siempre debe ser enviado a otros. De esta

manera no habrá problemas.

Cuando ustedes tengan el dinero, divídanlo según la necesidad. Háganlo según

las proporciones que han anotado. Si ustedes tienen una necesidad específica,

entonces deben ir delante de Dios separadamente y acudir a El en cuanto a la

necesidad. Los colaboradores pueden recibir solamente según su proporción. Yo

creo que esto sigue de cerca el principio bíblico. La cuestión del dinero es una

cosa muy difícil, pero pienso que manejarlo de esta manera está muy de acuerdo

con la Biblia. Basado en lo que puedo ver en el Nuevo Testamento, en los

Hechos y en las Epístolas, se tiene solamente este principio. El método usado

allí para dividir el dinero era muy bueno. No había ninguna dificultad en

absoluto; era dividido de una manera muy buena. “Para lo que me ha sido

necesario a mí y a los que están conmigo, estas manos me han servido”. Esta es

una cosa de necesidad, y no de don. Una iglesia podría decir que ya que cierto

hermano está capacitado para predicar, debe dársele más. Yo no puedo darle

más a Timoteo porque predica mejor que Tito. La palabra necesidad es muy

buena; con ella difícilmente podemos equivocarnos.

4. La manera de distribuir el dinero confiado a ustedes

Pregunta: Si alguien me confía la distribución de una cantidad de dinero, ¿cómo

debo determinar las proporciones?

Respuesta: Antes que una lista de proporciones sea producida, según mi punto

de vista particular, yo no usaría para mí mismo nada de lo que se me ha

confiado para distribución. Tan pronto como uno use algo de ese dinero habrá

un problema. Apenas lo use, espontáneamente éste aparecerá como uno que no

es fiel. No importa cuán clara esté su conciencia, no estará en paz. Una

dificultad con la conciencia es distinta de otras dificultades; no se puede razonar

con ella. Es como un niño que llora cuando quiere llorar y le da pataleta cuando

quiere que le dé pataleta. Si hay una suma de dinero para que yo la distribuya, y

uso sólo un dólar, mi conciencia no tendrá paz. Si estaba designada para mí,

entonces puedo usarla como quiera. Si fuesen mil dólares, no importaría si

usara novecientos noventa y nueve para mí. Pero si me piden que lo administre

y distribuya, yo daría toda la cantidad. Yo creo que hoy, una vez que

establezcamos las proporciones, no es posible que nos equivoquemos. En el

pasado no teníamos las proporciones establecidas; necesitábamos repartir toda

la cantidad. En su región, a cada colaborador se le asigna una porción, y a usted

también se le asigna una porción. En tal caso, debemos distribuir según las

proporciones, y no surgirán dificultades con la conciencia. En el pasado

ciertamente entregamos la cantidad entera.

Algunas veces un hermano o una hermana enviaba dinero, y cuando no había

manera de distribuirlo, le escribía una carta diciéndole que no sabía cómo

distribuirlo, y le preguntaba qué debería hacer con ello. Una hermana me dio

una buena respuesta. Ella dijo: “Si usted desea tirarlo al río Whampoa, eso es

cosa suya. Usted puede hacer lo que crea conveniente”. Debido a que ella se lavó

las manos del asunto, eso se convirtió en una cosa completamente distinta.

5. El envió de cartas a todos los lugares acerca de la construcción de un salón de reunión

Pregunta: En el pasado tuvimos unas cuantas localidades que escribieron a

todas las otras localidades cuando necesitaron construir sus salones de reunión.

¿Es ésta una buena práctica?

Respuesta: Esto no es muy bueno. Cada vez que esta clase de cartas llega a mi

escritorio, leo solamente las primeras seis palabras y luego la tiro en la basura

sin leer el resto. Si un hermano en particular tiene comunión con otros

hermanos en otras localidades, está bien, porque no es algo oficial. Apenas una

cosa de éstas se convierte en una formalidad, me temo que ya se ha malogrado.

6. El asunto de mantener a los hermanos responsables

Pregunta: Los hermanos responsables son dignos de doble honor. Esto es

correcto, ¿pero cómo podríamos hacer que esto se sepa? Es difícil. Si les

pedimos a los apóstoles que decidan, también eso sería difícil. Cada vez que un

apóstol va a cierto lugar, ¿podemos pedirle a él que haga el esfuerzo de

mencionar que los ancianos deben recibir doble honor?

Respuesta: Esta es una pregunta especial acerca del centro de la obra, no acerca

de la iglesia local. La lista debería de ser hecha solamente en las localidades

donde está un centro para la obra.

Timoteo era el que debía hablar

Según la carta que Pablo escribió a Timoteo es muy claro que Timoteo era el que

debía pasar la voz a las iglesias en todas las localidades acerca de cómo una

iglesia local podría distribuir el dinero. Cuando los obreros van a las iglesias

locales, deben decirles a los hermanos en las iglesias locales que deben proveer

el mantenimiento material para los ancianos. Esta era la responsabilidad de

Timoteo, no la de los ancianos, porque Pablo le encargó a Timoteo, diciéndole:

“Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor”.

Esta era responsabilidad de Timoteo. Cuando visiten las iglesias en los

diferentes lugares, si ven ancianos que laboran en una iglesia, y que debido a

ello están encontrando dificultades económicas, los que son Timoteos necesitan

hacer que los hermanos locales vean que a tales deben darles doble honor.

Ustedes deben hacer esto individualmente.

Los diáconos deben llevar más responsabilidad

¿Por qué en la administración del dinero en la iglesia los ancianos vienen

terceros? En la Biblia, la administración del dinero en la iglesia, es por supuesto

responsabilidad de los ancianos. No hay duda acerca de esto. Sin embargo, en la

práctica, el uso del dinero en las iglesias no está en las manos de los ancianos,

sino en las manos de los diáconos. En otras palabras, el uso del dinero de

Jerusalén no estaba en las manos de los doce apóstoles, sino en las manos de los

siete diáconos. Que los apóstoles no atendían las mesas indica que ellos no

manejaban el uso del dinero. El principio de la administración y la manera de

administrar están en las manos de los apóstoles. Pero cuando en realidad el

dinero es usado, está en las manos de los siete diáconos. Así que, cuando se

hacen los arreglos en cuanto al dinero, los diáconos, no los ancianos, conocen

las necesidades locales y las necesidades de los pobres. Los hermanos

responsables no saben cuál es la situación de los hermanos en necesidad, pero

los siete hermanos sí. Solamente los siete diáconos, no los doce apóstoles, son

conscientes de los gastos locales. En otras palabras, el uso del dinero es cosa de

los diáconos, no cosa de los ancianos. Son los diáconos los que manejan los

gastos locales y el dar a los pobres.

Por lo tanto, los diáconos deberían llevar más responsabilidad acerca de proveer

a los ancianos. Esta es mi opinión personal. Es muy difícil que los ancianos

hagan esto. Es bueno si una iglesia puede cuidar de los hermanos responsables,

pero la iglesia debe estar consciente de su responsabilidad. En cualquier caso,

ustedes necesitan hacer que la iglesia sea consciente de su responsabilidad.

Aquí, la carne debe ser terminada. Cuando los hermanos y hermanas dan

ofrendas de dinero, no debe haber ningún interés personal. Cuando manejen

dinero, solamente el mandamiento de Dios cuenta. No debe haber nada más, y

no debe haber sentimientos personales. Ustedes podrían decir que deberíamos

darlo todo a los pobres. Esto quiere decir que si depende de ustedes, ustedes

recibirían de mí una porción la próxima vez que pasen necesidad. Por lo tanto,

no debe haber sentimientos personales. Ustedes han dado dinero a Dios.

Debería entonces ser distribuido según lo que Dios ha decidido. Primero, no

debemos de estar endeudados a otros; todas nuestras cuentas deben ser

pagadas. Segundo, nosotros debemos cuidar de los pobres. Tercero, nosotros

debemos cuidar de los hermanos responsables.

Los hermanos responsables no deben tomar el dinero para ellos mismos. Los

hermanos que son los diáconos deberían decir: “Nosotros debemos honrarlos a

ellos”. Los diáconos hacen esto en representación de la iglesia. ¿En honra puede

alguno honrarse a sí mismo? Nadie se honra a sí mismo; es necesario que otros

lo hagan. Por lo tanto, en este asunto los diáconos pueden representar a la

iglesia para honrarlos a ellos. Los hermanos que son diáconos pueden decir: “Yo

sé que en este tiempo cierto hermano está teniendo considerable dificultad. Este

período su hijo necesita ir a la escuela. Necesitamos considerar esto”. Los

diáconos no pueden proponer en otras áreas; pero en esta área sí pueden

hacerlo. Los ancianos pueden hablar tocante a cualquier otra área, pero no

tocante a la de ser honrados. Ellos no tienen absolutamente ningún derecho de

hablar acerca de esto. Queda a juicio de los diáconos el decir algo.

Esta cuestión está en manos de los diáconos. Si tenemos que convocar una

reunión de la iglesia para decidir en esta materia, entonces llegamos a ser

Laodicea. Es mejor confiarles a los diáconos esto para que ellos se hagan cargo

cada semana y cada mes. El tiempo de hacer esto no es fijo. En la Biblia, el día

de ajustar cuentas no es una vez por mes, como el árbol de la vida que da su

fruto cada mes. En Corintios dice que ajustaban sus cuentas semana tras

semana. Los diáconos deberían decir que van a dar cierta suma de dinero a

cierto anciano. El dinero está en manos de los diáconos. Ellos no manejan el

dinero, ellos solamente tienen la custodia del mismo. Ellos deben decir que ellos

representan a la iglesia al dar este dinero al anciano.

En el pasado, el dinero ha estado en manos de los ancianos. Ahora necesitamos

cambiar. Los ancianos administran, pero realmente el dinero está en manos de

los diáconos. Los diáconos son los cajeros. En otras palabras, el desembolso de

los fondos es asunto de los siete diáconos, no de los doce apóstoles. En cuanto a

los ancianos mismos, los Timoteos deben decir en todas partes: “Ustedes deben

cuidar de las necesidades de los hermanos responsables aquí. Ellos administran

la iglesia. No está bien que ustedes los traten de una manera descuidada”.

CAPITULO TRECE

RESPUESTAS A PREGUNTAS

EL ASUNTO DE QUE LOS HIJOS DE LOS ANCIANOS CREAN EN EL SEÑOR

Pregunta: En la Biblia se menciona que los hijos de los ancianos deben creer en

el Señor. Entre nosotros hay algunos ancianos de la iglesia cuyos hijos aún no

han creído en el Señor. Sus hijos, sin embargo, están solamente en su

adolescencia y aún no son mayores. Ellos vienen a escuchar el evangelio, pero

no son salvos todavía. ¿Qué piensa de esto?

Respuesta: Yo creo que este asunto de requerir que los hijos de los ancianos

crean en el Señor se refiere a la habilidad de los ancianos para manejar sus

hogares. Este es el punto de énfasis. Por lo tanto, si los hijos son aún muy

jóvenes, esto no se aplica. Si un hijo es muy desobediente y se rebela

oponiéndose a creer, ésta es una indicación clara de que el hermano no es capaz

de encargarse de la iglesia. Tal vez esté capacitado para ser un apóstol, pero no

sabe cómo ser un anciano. Si los jóvenes no son tan rebeldes ni negativos y son

capaces de venir con ustedes a escuchar los mensajes, entonces no hay

problema. Por supuesto, cuando son jóvenes, es imposible saber si ellos han

creído genuinamente. Pero cuando han alcanzado cierta edad, a ellos debe

pedírseles que reciban al Señor. Yo creo que el punto de énfasis aún es el de

cómo manejar su propio hogar. Por lo tanto, el hermano a quien han

mencionado aún puede ser un anciano.

LA REUNION LLEGA A SER DEMASIADO GRANDE Y LOS HERMANOS RESPONSABLES ORIGINALES NO

PUEDEN LLEVAR LA RESPONSABILIDAD

Pregunta: En el pasado cuando varias localidades comenzaron a tener

reuniones, los hermanos encargados parecían ser capaces de llevar la

responsabilidad. Después, cuando el número de santos aumentó, parecía que los

hermanos responsables no eran capaces de llevar la responsabilidad como

antes, debido a su condición espiritual. ¿Qué pueden hacer estos hermanos

responsables?

Respuesta: En cierto lugar, puede haber un grupo de santos que empiezan a

reunirse donde algunos de ellos están aprendiendo a tomar la responsabilidad.

Según el arreglo de Dios en la iglesia, cuando algunos hermanos mejores son

traídos, los hermanos responsables en ese lugar deben permitir que los mejores

tomen la responsabilidad. Los hermanos responsables deben entonces prestar

atención a esos hermanos. Espero que nosotros podamos alcanzar tal estado.

Pablo dice: “Nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios”. No

queremos tener tradiciones, pero nos gusta tener costumbres. Si una iglesia

hace ciertas cosas de cierta manera, espontáneamente otras iglesias seguirán su

ejemplo. Esta es una cosa muy preciosa. Antiguamente ustedes estaban

tomando la responsabilidad en cierta localidad. Ahora, otros hermanos se han

mudado al lugar donde ustedes viven. Sería una cosa maravillosa si usted

pudiera ceder el paso a estos hermanos. Usted podría decir: “¡Hermano! Venga

y haga esto. Yo me someteré a usted”. Esto no es ser pasivo. Muchos, tan pronto

como dejan la responsabilidad, se comportan como espectadores, y no se

preocupan por nada más. Usted debe decir: “Estoy dispuesto a ayudarlo. Usted

tome la responsabilidad. Usted es el que toma las riendas”. Si cada iglesia

practicase esto, tal costumbre podría ser establecida entre las iglesias. Cuando

los hermanos más jóvenes se encuentren con otros que están más avanzados

que ellos en el Señor, deberían pedirles que tomaran la delantera. Los hijos de

Dios deben aprender a reconocer a aquellos que tienen una autoridad más alta

que ellos cuando los encuentran. No es propio el tener una situación confusa.

Cuando varios hermanos salen juntos, o hablan juntos en un cuarto,

espontáneamente alguien llevará la delantera, y otros los seguirán. Dios guarda

el orden en todo asunto, sea grande o pequeño. Dios es un Dios de orden.

Nosotros también debemos aprender a tener todo en orden, más aún cuando se

trata de las cosas de la iglesia. Si un hermano que lleva la responsabilidad se da

cuenta de que otro hermano que acaba de venir está más adelantado que él en el

Señor, debe guiarlo a que se familiarice con los hermanos y debe menguar

gradualmente. Si no reconoce lo que es ese hermano, podría haber un gran

problema. Si tal costumbre de orden pudiese ser establecida en cada localidad,

sería una cosa muy hermosa. Esta es la iglesia de Dios. Los que tienen la

autoridad de Dios deben estar siempre en la vanguardia.

Pregunta: ¿Qué podemos hacer si él no ve esto?

Respuesta: Yo creo que a veces los hermanos que son obreros y que viajan a

través de tales lugares, deberían tomar más responsabilidad en tales asuntos.

Cuando un hermano que es un obrero viaja pasando por semejante lugar, él

debe ser quien toma la decisión según la situación de esa localidad. Los

apóstoles deben considerar detenidamente y determinar quién debe o quién no

debe tomar la responsabilidad. En 3 Juan es claro que hay una persona que

tiene un punto de vista diferente del que tiene el apóstol Juan. Juan tiene un

punto de vista, y él tiene otro. “Diotrefes, al cual le gusta tener el primer lugar

entre ellos, no nos recibe”. Los hermanos locales no tenían claridad en cuanto a

Diotrefes, y pensaban que era de veras una persona con autoridad. A él le

gustaba tener “el primer lugar entre ellos”. El no estaba dispuesto a recibir

gente, ni estaba dispuesto a que otros lo hiciesen. Por lo tanto, Juan dijo: “Si yo

fuere, recordaré las obras que hace”. Así que, hablando con propiedad, los

responsables en todos los lugares deben ser considerados por aquellos que

laboran en la obra, quienes son confiables en el Señor. Estos deben determinar

quién puede o no tomar la responsabilidad en una localidad.

Si podemos entrenar a los hermanos y hermanas en varias localidades con esta

educación básica de conocer la autoridad, les sería fácil someterse cuando van a

otros lugares a establecer reuniones. El problema hoy día es que el

entrenamiento básico no es suficiente; es por eso que se tiene esta clase de

situación. Una vez que el entrenamiento básico sea suficiente, el problema será

resuelto en gran parte.

¿ACTUARON PEDRO Y FELIPE INDEPENDIENTEMENTE?

Pregunta: Felipe fue solo a Samaria, y Pedro fue solo a Cesarea. ¿Eran

individualistas estas actividades?

Respuesta: Desearía ver esta clase de actividades individualistas tan fructíferas.

De ahora en adelante necesitamos ser muy cuidadosos con esta clase de

expresión: actividades individualistas. Puede haber muchos hermanos que viven

junto con otros ocho o diez hermanos, y aún así pueden actuar en forma

individualista. El no actuar sobre una base individualista no quiere decir que

usted tiene a alguien durmiendo al lado suyo, o que usted tiene a alguien

comiendo con usted, o que usted siempre compra dos pasajes cuando viaja.

Mientras uno no haya visto el Cuerpo de Cristo, sigue actuando en forma

individualista. Tal vez él haga cosas con otros físicamente, pero en realidad no

ha aprendido en absoluto a obedecer a la autoridad ni a tener comunión. Esta es

la clase de persona que actúa con individualismo. Felipe podía salir solo, pero

no actuar individualmente. Otros podrían salir con ocho o diez, y aún así actuar

en forma individualista.

Confrontados con la autoridad

La cuestión de autoridad es una cosa muy hermosa en la iglesia. Cuando algunos

obreros de Dios o algunos creyentes están juntos, ellos son espontáneamente

confrontados con el asunto de la autoridad. Dios nunca hace las cosas de una

manera desordenada. Aun si sólo hay dos personas, Dios pone a una como

autoridad.

Los nombres tienen un orden

El orden de nombres en la Biblia es consistente. Hay razones especiales cuando

no lo son. Por ejemplo, en el Antiguo Testamento Dios puso a Moisés como

autoridad; siempre se decía Moisés y Aarón. Ustedes no puede invertir el orden

y decir Aarón y Moisés. Cuando ellos dos estaban juntos, uno siempre

representaba la autoridad y el otro la sumisión. Hasta con los que fueron

enviados por nuestro Señor de dos en dos —aquellos cuyos nombres se

mencionan— uno estaba delante del otro. Si tal es el caso cuando hay dos,

cuánto más cuando hay muchos.

Creyendo en la presencia del Espíritu Santo

Cada vez que los hijos de Dios estén juntos, ellos inmediatamente deberían

alinearse. Esto no quiere decir ponerse en fila físicamente, sino que ustedes se

dan cuenta de que un hermano está adelante de usted. Ya que el Señor está

obrando entre nosotros, El debe tener un vocero; por lo tanto, deben creer en la

presencia de Dios. Ustedes deben declarar: “Yo creo en la presencia del Señor.

Yo creo en la presencia del Espíritu Santo”. De esta manera, cuando varios

hermanos tienen la presencia del Espíritu Santo, ustedes deben confiar en que

Dios tiene un vocero entre ellos.

No sometiéndose a una persona perfecta

La razón por la cual la autoridad de Dios no puede ser establecida entre Sus

hijos, es que Sus hijos están siempre criticando a los demás y están siempre

pidiendo perfección. Para ellos hay solamente un hombre en todo el mundo al

que admiran: el hombre perfecto. Ese hombre no ha existido antes, no existe

hoy día, y no va a existir en el futuro; por lo tanto, no pueden someterse. Ellos

quieren someterse a un hombre perfecto, y ocurre que ese hombre no está por

ninguna parte; por lo tanto, no se van a someter a nadie. Sin embargo, Dios no

da Su autoridad a un hombre perfecto; El da Su autoridad a un hombre que está

siendo perfeccionado. Dios da Su autoridad a una persona que está adelante de

usted. Este es un principio básico en la Biblia. Dios da Su autoridad a un

hermano que está adelante de usted.

Cuando los hijos de Dios están juntos, espontáneamente deben encajar en un

buen orden. Este no es un asunto de organización. No quiere decir que cuando

varios hermanos están juntos, ustedes tienen que elegir un líder de equipo o una

persona que se haga cargo. Pero deben darse cuenta de que aun cuando algunos

de ustedes van a caminar en la montaña, o cuando se congregan, alguien estará

adelante de usted. En esos cinco o diez minutos de paseo, ustedes deben

aprender a ser una persona sumisa. Dondequiera que estén los hijos de Dios, no

importa el ambiente o la ocasión, tenemos allí aquellos que están en autoridad y

aquellos que son sumisos. Esto es algo muy precioso.

Cuando una persona es gobernada por tal principio, no habrá ninguna actividad

individualista. Cuando una persona no se somete a la autoridad, no importa

cuántos más estén con él, actúa en forma individual. ¿Qué es el individualismo?

Individualismo quiere decir que usted no puede estar bajo autoridad. Cuando

una persona es individualista, no tiene forma de estar bajo autoridad. Una vez

que se somete a la autoridad, el individualismo tiene que desaparecer. Una vez

que usted recibe autoridad, el individualismo no puede seguir existiendo.

Sin seleccionar a quién someterse

No es una cuestión de recibir una autoridad, ni de recibir diez autoridades; es

asunto de recibir a la autoridad.

Déjenme darles un ejemplo. He usado dos sirvientes. Ellos comenzaron a

trabajar para mí en diferentes ocasiones, uno antes que el otro. Cuando el

primero vino a mi casa, le mandé diciéndole: “Hay un requisito básico para que

usted sea un sirviente: usted necesita obedecer. No importa qué tan inteligente

sea, solamente haga lo que le pido”. Más adelante, también le dije al otro

sirviente: “Usted necesita aprender a obedecer. Necesita escucharme y también

necesita escuchar al sirviente que vino antes que usted”. Sin embargo, el

sirviente que vino después obedecía todas mis palabras, pero no obedecía en

nada las palabras del sirviente que vino antes. Siempre trataba de hallar

maneras de señalar las fallas del otro sirviente. ¿Creen que esta persona se

sometía a la autoridad?

¿Qué es someterse a la autoridad? Someterse a la autoridad, no quiere decir

escoger la persona a la que se somete. Si usted escoge la persona a la que ha de

someterse, no conoce la autoridad. El que conoce la autoridad, la reconoce

dondequiera que la encuentre. Cuando la encuentra, él sabe que tiene que

someterse. Si usted no puede someterse, eso prueba que nunca ha conocido la

autoridad. Usted puede haberse sometido al hombre, pero no a la autoridad. En

el mejor de los casos, usted solamente teme al hombre, y cuando lo encuentra le

obedece. Usted nunca ha estado bajo autoridad debido a que nunca ha conocido

la autoridad. La autoridad no es cuestión de un lugar u otro. Hay autoridad en

todo lugar y en toda ocasión. Sin considerar donde esté, el que conoce la

autoridad la reconoce dondequiera que la encuentra.

Cuando una persona está bajo la autoridad, el individualismo no puede existir.

Si ustedes se basan en el individualismo, no tendrán manera alguna de

someterse a la autoridad. Este es un asunto muy importante en lo que a

principios espirituales se refiere. Una persona debe aprender a conocer la

autoridad. Para los cristianos, no es cuestión de quién sea la persona. Nosotros

los cristianos debemos someternos a la autoridad cada vez que nos encontramos

con ella.

En busca de la comunión

Si uno busca comunión el individualismo no puede existir. Con el

individualismo uno siempre trata de mantener su vida espiritual individual

delante de Dios, sus visiones individuales delante de Dios, y su obra individual

delante de Dios. El es siempre un individuo; no le es fácil buscar comunión. Este

es el problema entre nosotros. Tal persona no busca la comunión, sino que

lucha y trabaja sola. Muchos hijos de Dios hoy día sólo pueden decir en palabras

que no pueden hacer nada sin otros hermanos, o que deben tener la iglesia para

poder vivir. En realidad, muchos pueden vivir sin la iglesia y sin la comunión.

Esto prueba que están en individualismo. Si una persona recibe el principio de

comunión y el principio del Cuerpo sólo como un concepto, y sin embargo, en la

realidad puede actuar y laborar por sí mismo, puede tener vida espiritual sin

comunión, y puede hacer la obra del Señor sin comunión, entonces esta persona

nunca ha sido quebrantada delante del Señor. Es completamente una persona

individualista. La comunión está en contra del individualismo. No importa

mucho lo que usted dice acerca de la comunión; lo que importa es si la

comunión es una vida para usted, si usted puede verdaderamente vivir y laborar

sin comunión. Un día Dios lo traerá a este grado. Siempre he pensado que éste

es el paso más grande.

No solamente un asunto de no tener fidelidad ni fe

Cuando mucha gente llega a un callejón sin salida, solamente consideran que

hay un problema con su fe o su fidelidad; ellos no consideran que hay un

problema con su comunión. La educación que muchos han recibido en el

pasado, y los libros que muchos han leído, instruyen a las personas en ser fieles,

en creer, y en someterse directamente a Dios. Por lo tanto, cuando no llegan a

ninguna parte, se suscita un problema. Cuando no pueden pasar las barreras en

su vida personal, siempre consideran que ellos mismos tienen un problema, que

su fe tiene un problema, o que carecen de fidelidad. Por un lado, eso es cierto.

Sin embargo, muchos sólo ven que sus fallas y dificultades son debidas a

problemas en su fe personal, su fidelidad personal, o su sumisión personal. Ellos

no ven que hay algo más en la Biblia, que se llama comunión. Si hay problemas

con la comunión, ellos pueden llegar al mismo punto de fracaso y dificultad.

Muchos de los problemas de las personas no tienen nada que ver con la fe, o con

el asunto de creer en Dios, sino con la cuestión de comunión. A veces, el Señor

tiene que permitir a esta clase de persona que luche en su fe, su fidelidad y su

sumisión, para que así alcance un punto en su vida cristiana donde no importa

cuánto se esfuerce, simplemente no puede creer ni someterse. Tal vez en ese

tiempo, él se dé cuenta de que no puede lograr lo que desea solamente como un

miembro, ni puede lograrlo solamente en su unión con Cristo. El debe estar

unido al Cuerpo de Cristo a fin de lograrlo. Tal vez en ese tiempo él comience a

ver que necesita la ayuda de otros cristianos para poder lograrlo. Muchos aún no

han sido traídos a este camino; ellos todavía están andando en el camino del

individualismo, laborando por sí mismos. Es una gran misericordia de Dios el

traer a una persona a un punto del cual no puede pasar, y en el cual sus ojos son

abiertos para ver que mientras que sumisión, fe, y fidelidad no son suficientes,

la comunión es suficiente.

¡Esta es una gran revelación! Un día los hijos de Dios serán traídos al punto en

que todas sus maneras de hacer las cosas serán agotadas, y donde verán que

algo tan grande como la fe, no les ayudará. La fe no es algo insignificante, y no

debemos menospreciarla. La fe, la fidelidad y la sumisión son grandes cosas. Sin

embargo, un día, llegarán al punto en que aun con todas estas condiciones

cumplidas, no lograrán pasar de cierto punto. La fe, la fidelidad y la sumisión a

Dios son cosas de peso en la Biblia. Pero, aun con estas cosas de peso, ustedes

no tienen forma de avanzar hasta que un día sus ojos son abiertos y comienzan a

darse cuenta de que la comunión es también un gran asunto. Sin comunión,

ustedes no pueden llegar a ninguna parte. Solamente una persona que ha

pasado por este camino delante de Dios, puede escaparse del individualismo y

no hacer cosas en forma individualista. El que solamente conoce la doctrina

acerca de comunión o la doctrina del Cuerpo de Cristo podría seguir siendo una

persona individualista por el resto de su vida. Puede incluso creer en la doctrina

en cuanto a la comunión de una manera individualista. Dios necesita traerlo por

un camino donde todo es agotado; el camino es infranqueable; y aunque

continúa creyendo, siendo fiel y sigue sometiéndose, sus problemas aún no son

resueltos. Un día, cuando Dios le dé un poco de luz, él verá que su problema

estaba en realidad en el asunto de la comunión; entonces su individualismo

partirá.

Pedro busca comunión bajo la autoridad

Cuando Pedro fue solo a Cesarea, no fue allí en una forma individualista. El tuvo

comunión. Cuando Pedro fue de Jope a Cesarea, tenía a los hermanos de Jope

con él. Además, él estaba siempre bajo autoridad, siempre buscando comunión.

Por lo tanto, apenas regresó a Jerusalén les contó a los hermanos lo que había

pasado. Aunque la obra ya había sido hecho, aun así buscó comunión.

Felipe tiene un encuentro con el Espíritu Santo

Cuando Felipe fue a Samaria, era uno que se sometía a la autoridad. De otra

manera, el Espíritu Santo no lo habría llamado al desierto. Todos aquellos que

han tenido un encuentro con el Espíritu Santo son aquellos quienes aún siguen

adelante. Todo en la iglesia es arreglado y regulado por el Espíritu Santo. La

Cabeza de la iglesia es Cristo, pero la operación de la Cabeza se realiza por

medio de Su Espíritu. Cuando el Espíritu Santo lo llevó al desierto, El estaba

aún bajo autoridad.

No es cuestión del número de personas

El individualismo no es asunto de una o dos personas; no es una cuestión de

más o menos gente. El individualismo es un asunto de si uno está bajo

autoridad, y de si tiene la comunión del Cuerpo. Hoy día algunos hermanos

podrían salir con otros, pero estos hermanos pueden ser completamente

individualistas. Cuando ustedes bajen de la montaña y vayan a la obra, podrían

decir que están en la posición del Cuerpo para aprender a servir; sin embargo, si

cinco de ustedes siguen siendo cinco personas, y diez de ustedes siguen siendo

diez personas, han fracasado completamente delante de Dios. Eso no es

comunión. La comunión no es una cuestión de cuánta gente hay en el cuarto, ni

de cuánta gente se siente con usted, ni si alguien lo ha acompañado al salir a la

obra. La Biblia hace énfasis en que dos personas salgan juntas para que pueda

haber comunión acerca de las cosas. Pero esto no quiere decir que cuando hay

más gente, hay comunión, y que cuando hay menos gente, no hay comunión.

Hoy día el asunto es si los hijos de Dios conocen estas dos lecciones básicas o

no. Primero, necesitan conocer la autoridad y someterse a la autoridad.

Segundo, ellos deberían valorar la comunión de los hijos de Dios. Ellos deben

buscar la comunión de vida, y la suministración de vida de otros para poder

seguir adelante. Solamente cuando estas dos lecciones están presentes, somos

libres del individualismo. Cuando estas dos lecciones están ausentes,

inmediatamente el individualismo se hace presente.

El principio básico de tener dos o más personas

En la Biblia el principio de los obreros que salen a la obra consiste en que vayan

por lo menos de dos en dos. Por ejemplo, cuando Pablo salía a la obra, había por

lo menos dos personas. Puede haber habido una excepción a este principio en el

caso cuando Felipe fue a Samaria. Si un hombre está bajo autoridad y vive en

comunión, el caso de una excepción esporádica no daña el principio básico.

Esto no quiere decir que es suficiente tener a muchos que salgan a la obra. Si

usted no está en unidad, aun si hay diez hermanos que salen juntos a la obra,

esto será inútil. Por lo tanto, cuando usted vaya a Wenshu o Tsingtao, no será

una cuestión de elegir a alguien para que sea el líder del grupo. Esto no es algo

hecho por la iglesia. Más bien, espontáneamente se da cuenta de que hay una

persona que está adelante de usted y que usted necesita escucharle.

Automáticamente, usted aprende sumisión y comunión. Los muchos llegarán a

ser como un hombre, como un cuerpo que sale a la obra. Allí no hay

individualismo; de otra manera, si ustedes tienen una persona, se llama el

individualismo de una persona; si tienen diez, se llama el individualismo de diez

personas. Cuanto más personas tenga, más individualismo habrá. Así que

estaríamos proponiendo una labor con base en individualismo múltiple. En el

pasado tal vez creíamos en individualismo personal. Hoy en día creemos en

individualismo plural. Si éste es el caso, aquello no es el Cuerpo de Cristo.

Necesitamos conocer lo que es el Cuerpo de Cristo. El Cuerpo de Cristo es uno

en vida y se somete a la autoridad. Esta autoridad puede ser manifestada en

cualquier grupo de hijos de Dios. Cada uno necesita aprender a estar firme en su

lugar; entonces no habrá problemas. En tal condición, uno no debe humillarse

deliberadamente y tampoco debe estar tan preocupado por sí mismo. Más bien,

debe aceptar las instrucciones y las opiniones del hombre y aprender a

someterse a la autoridad. En tanto que todos se paren en su lugar, todos verán

que este camino es apropiado. Es posible que todos los problemas se deban al

individualismo. Este es todo el problema y es el mayor problema.

EL NOMBRAMIENTO DE LOS ANCIANOS Y LOS APOSTOLES COMO ANCIANOS

Pregunta: Según las Epístolas a Timoteo, los ancianos deben ser nombrados por

personas como Pablo, Timoteo o Tito. Pedro y Juan eran ancianos en Jerusalén.

¿Los nombró Jacobo? ¿O eran nombrados por sí mismos cuando era necesario?

Respuesta: Yo creo que todos los ancianos necesitan ser nombrados; es por eso

que dije que todos los ancianos deben ser nombrados por los obreros cuando

éstos están en su medio. Quiero que presten especial atención a lo que Pablo

dijo a los ancianos de la iglesia en Efeso. Esta iglesia era diferente de la iglesia

en el centro de la obra. Sin embargo, compartían el mismo principio, a saber,

que el Espíritu Santo ha puesto a los ancianos como sobreveedores de toda la

manada. Por lo tanto, cuando los obreros y apóstoles nombran ancianos en

otros lugares, deben tener un deseo, una búsqueda y también oración delante de

Dios, con la seguridad de que las personas a quien ellos nombran son las

personas a quienes el Espíritu Santo nombra. De otra manera, los problemas

serán grandes. El Espíritu Santo designa a cierta persona, pero usted nombra a

otra persona. El problema que esto causa a la iglesia es muy grande. Por lo

tanto, cuando bajen de la montaña, ningún hermano puede llegar a ser

descuidado ni casual en el nombramiento de ancianos en otros lugares. Pablo

tuvo el denuedo de decir en Efeso que el Espíritu Santo los había nombrado

como ancianos. Pablo no dijo que él los había nombrado, sino que el Espíritu

Santo los había nombrado. El tenía mucha confianza al decir que el Espíritu

Santo los había nombrado. Por lo tanto, debemos estar en temor y temblor.

Tememos a la gente que es muy osada. Ustedes deben estar en temor y temblor.

Ustedes tienen que ver que esta responsabilidad de decidir quiénes son y

quiénes no son ancianos es muy seria. Ustedes deben tener consideración

adecuada y oración delante de Dios. Solamente aquellos que son nombrados por

el Espíritu Santo son útiles. De otra manera, serán inútiles y tarde o temprano

ellos mismos serán un problema.

La posición de Pedro y Juan en Jerusalén era muy clara debido a que eran

apóstoles. Los ancianos son nombrados por los apóstoles. Pedro el apóstol

nombró a Pedro el anciano, y Juan el apóstol nombró a Juan el anciano, ya que

esta responsabilidad estaba en manos de los apóstoles, y al mismo tiempo había

una necesidad local. Tal vez a aquellos apóstoles les haya parecido bien que por

lo menos ellos dos tomaran al mismo tiempo la responsabilidad local. Por lo

que, ellos dos llegaron a ser ancianos en Jerusalén. Acercándose al fin, Jacobo

había muerto y el otro Jacobo había quedado. En la iglesia en Jerusalén, él

estaba indudablemente en la vanguardia. Tal vez Pedro y Juan no fueron

nombrados por él, pero no me atrevería a afirmarlo. Sin embargo, no había casi

ningún problema con que Pedro y Juan fuesen ancianos porque ellos ya eran

apóstoles.

ENVIADOS MAYORMENTE SEGUN EL ELEMENTO DE LA COMUNION

Pregunta: Pedro y Juan fueron a Samaria, y la Biblia dice que los apóstoles en

Jerusalén los enviaron. Pablo y Bernabé fueron, y la Biblia dice que los

hermanos los enviaron. ¿A qué se debe esto?

Respuesta: En esta clase de envío hay comunión. Uno no se atrevería a decir que

había autoridad, pero al menos sí había comunión.

La historia de Pedro y Juan

Había doce apóstoles en Jerusalén. El caso de Samaria fue traído a Jerusalén.

Jerusalén conocía la situación en Samaria, y también veía que los creyentes en

Samaria no habían recibido el Espíritu Santo. Felipe solamente hizo parte de la

obra. No hizo el trabajo completo. Así que Jerusalén acordó que Pedro y Juan

deberían ir. Tal vez, mientras que doce o más hermanos estaban orando y

esperando juntos, Pedro y Juan sintieron que ellos deberían ir, y al resto de los

hermanos les pareció bien que fueran. Así que enviaron a Pedro y Juan a

Samaria. Este es un cuadro muy hermoso. No me atrevo a decir que el asunto de

autoridad no estaba incluido, pero sí creo que la cuestión de autoridad no tenía

un papel importante; la mayor parte era el principio de comunión. Supongamos

que mientras hay varias hermanas comiendo juntas, sientan que una de ellas

debe ir a la casa de cierta hermana. Esto no es una cosa de autoridad; más bien,

cada una considera quién debería ir. El principio de comunión tiene más parte

que el principio de autoridad. No digo que no tiene parte, sino que la mayor

parte es la parte de la comunión.

La historia de Pablo y Silas

El caso de Pablo y Silas fue el mismo. En Tesalónica, ellos se encontraron con

peligros. En ese entonces, Pablo estaba encarcelado, y después fue liberado.

Después que fue liberado, cuando los hermanos estaban juntos, lo enviaron a

Berea. Aquí claramente vemos que en la casa de cierto hermano, la casa de

Jasón, ellos estaban orando, indagando, y considerando su futuro. Como

resultado, ellos dijeron que Pablo y Silas no deberían seguir viviendo allí, y que

la situación para que ellos continuasen allí sería muy difícil. Los hermanos

tuvieron el sentir de enviarlos tal vez a Berea. Por lo tanto, en este caso se tuvo

también el sabor de la comunión de los hermanos y hermanas.

Ustedes recordarán lo que mencioné ayer, que Pablo en su obra tenía dos cosas.

Cuando Pablo enviaba a Timoteo, muy frecuentemente era por medio de la

comunión, porque muchas veces Timoteo no podía ver claramente. No es que

uno use autoridad para decirles que vayan a la obra; más bien, es que comparta

el deseo del Señor con ustedes para que caminen con más propiedad. Tal vez

ayer ustedes no veían la importancia de la comunión. Hoy día ustedes tienen

que ver estos dos aspectos. Muchas veces no es solamente una cuestión de

autoridad sino una cuestión de comunión. Ustedes necesitan comunión porque

tal vez no han visto, nadie ha tomado la decisión, y ustedes mismos no saben

qué hacer. Tal vez los hermanos tomaron la decisión o tal vez Pablo lo hizo. Aun

si Pablo hubiera tomado la decisión, no habría sido autoridad, sino que habría

sido mediante la comunión con la casa de Jasón. En Tesalónica, fue muy claro:

los hermanos estaban juntos, Pablo y Silas estaban en peligro, y los judíos

querían arrestarlos. ¿Qué debían hacer? Los hermanos tuvieron el sentir que

ellos debían seguir adelante, así que siguieron adelante. Parece que estaban

discutiendo juntos y salieron. Por lo tanto, que los hermanos los mandaran a

Berea era solamente el resultado de tener comunión en el Señor. ¿Cuál fue el

resultado? El resultado fue muy bueno. Los bereanos eran mejores que los

tesalónicos en que estaban dispuestos a estudiar la Biblia.

No digo que no había autoridad. Pero sí digo que el elemento de comunión era

predominante. Es posible que no haya habido ningún elemento de autoridad.

Sin embargo, sí hubo comunión. Pablo envió a otros muchas veces. Aunque

Pablo era un hermano en la delantera, aún así, tienen que admitir que también

había un elemento de comunión. Hay dos principios básicos en la coordinación

de la obra de Dios: autoridad y comunión. Cuando los dos principios están

presentes, se tiene la mejor guía y la coordinación más perfecta.

Las palabras del Espíritu Santo son habladas por los profetas

Pregunta: ¿Qué diría acerca del envío mencionado en Hechos 13? Dice: “Dijo el

Espíritu Santo”. ¿Dónde está la comunión? ¿O hay algo más?

Respuesta: En los tiempos de los apóstoles, las palabras del Espíritu Santo

podían salir de boca de los profetas. Entre esos hermanos había profetas que se

levantaron y dijeron: “Apartadme a Bernabé y a Saulo”. Tal vez, no haya habido

solamente una persona, sino dos o tres, que atestiguaban lo que el Espíritu

Santo estaba haciendo.

SOLAMENTE DOS CENTROS MENCIONADOS EN LOS HECHOS

Pregunta: Jerusalén y Antioquía no tenían mucha diferencia. En solamente un

poco más de diez años, ¿cómo pudo haber habido dos comienzos?

Respuesta: Fue solamente un período de diez años. La Biblia marca dos

comienzos. Sin embargo, Filipenses dice que había aún mucha gente predicando

el evangelio aunque su manera no era apropiada. Ellos claramente no eran de

Jerusalén ni de Antioquía, sino que era otro grupo de personas que había

iniciado otro comienzo. Por esto sabemos que, en ese entonces, hubo muchos

comienzos.

Creo que lo narrado por el Espíritu Santo en Hechos y en Apocalipsis 2 y 3 es lo

mismo. Había muchas iglesias en Asia, pero solamente siete fueron

seleccionadas para recibir las epístolas. Obviamente, tanto Efeso como Colosas

estaban en Asia, pero solamente Efeso es mencionado, no Colosas. Claramente

vemos que la condición de Colosas era mejor que la de Efeso, porque Efeso ya

había caído al punto de haber dejado el primer amor, y Colosas no. Para poder

aplicar la enseñanza, el Señor escogió a Efeso. Debido a que el Señor quería

hacer compatible la enseñanza con la historia, El escogió a siete. Creo que toda

la historia asentada en Hechos era para enseñanza; por lo tanto, mucha gente

fue omitida. Así que, tenemos claridad acerca de Pedro en Jerusalén, y de Pablo

en Antioquía. Es posible que haya habido muchos otros comienzos. La historia

nos cuenta que un grupo de apóstoles fue al Africa. Según la tradición de la

iglesia, Tomás fue a la India. Cada camino era separado, y la Biblia no se

preocupó de mencionarlo en lo más mínimo. Por lo tanto, no podemos decir que

en Hechos había solamente dos centros; solamente podemos decir que el

Espíritu Santo sólo menciona dos centros.

De la misma manera el Espíritu Santo menciona solamente a Adán, a Eva, a

Abel, y a Caín. No quiere decir que había solamente cuatro personas en el

mundo en ese tiempo. Significa que solamente es mencionado lo que es útil para

la enseñanza, y lo que no es útil, no se menciona. Por lo menos Filipenses 1 nos

muestra que muchos predicadores del evangelio salieron. Muchos de ellos

pueden haber tenido situaciones similares a la de Pablo.