lope de aguirre, príncipe de la libertad

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Lope de Aguirre, príncipe de la libertad no es sólo una nueva interpretación literaria de una de las figuras más controvertidas y singulares de la historia de los conquistadores españoles en América, sino también una visión inédita de zonas esenciales del vivir americano y una creación novelesca poderosamente original que se inserta en la plena madurez de la escritura de su autor basándose en el hecho cierto de que Bolívar auspició la difusión de la carta de rebeldía dirigida por Lope de Aguirre al rey Felipe II de España. OteroSilva presenta al insólito conquistador español, insurrecto contra su monarca, como una figura inflamada y profética que anuncia el destino de los libertadores y se sitúa en la raíz misma de la fundación del independentismo autóctono americano.

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  • Lope de Aguirre, prncipe de lalibertad no es slo una nuevainterpretacin literaria de una de lasfiguras ms controvertidas ysingulares de la historia de losconquistadores espaoles enAmrica, sino tambin una visinindita de zonas esenciales del viviramericano y una creacin novelescapoderosamente original que seinserta en la plena madurez de laescritura de su autor basndose enel hecho cierto de que Bolvarauspici la difusin de la carta derebelda dirigida por Lope de Aguirreal rey Felipe II de Espaa. Otero

  • Silva presenta al inslitoconquistador espaol, insurrectocontra su monarca, como una figurainflamada y proftica que anuncia eldestino de los libertadores y se sitaen la raz misma de la fundacin delindependentismo autctonoamericano.Una extrema variedad de tcnicasdesde el dilogo dramtico hastael relato objetivo, pasando por elmonlogo interior ilumina estanarracin de sombra y alucinadaviolencia potica, que nos lleva,desde la tiniebla de los das oscurosen la pennsula ibrica, hasta la

  • exaltacin de revuelta liberadora enel corazn del nuevo mundo. As,Lope de Aguirre, prncipe de lalibertad constituye a un tiempo unareflexin sobre el ser de lacolectividad americana y la creacinde una magna figura individual queadquiere proporciones de alegorapotica en un mundo de sangre y detransgresin.

  • Miguel Otero Silva

    Lope de Aguirre,prncipe de la

    libertad

  • ePub r1.1hermes10 24.12.14

  • Ttulo original: Lope de Aguirre, prncipede la libertadMiguel Otero Silva, 1979

    Editor digital: hermes10ePub base r1.2

  • A Fusa

  • LOPE DE AGUIRREEL SOLDADO

  • DIOS NOS AMPARE ! A Lope deAraoz le cortaron la lengua.

    El primer pleito de nuestra familiacon el conde de Guevara sucedi un aoantes de mi nacimiento, para eseentonces mi abuelo materno Lope deAraoz haba sido elegido alcaldeordinario por los votos de la villa deOate, el conde de Guevara estabacomprometido por las leyes a escribir alpie del nombramiento: Creo y pongopor tal mi alcalde, el Conde se escapa Vitoria o se encerr a piedra y lodo enla torre de Zumelzegui la obstinacin ydureza del Conde eran no firmar, losoatiarras rabiosos y enfurecidos de noencontrarlo hicieron tocar a rebato las

  • campanas, se reunieron en bazaerrefrente a la iglesia de San Miguel,decidieron arrancarle la vara al alcaldemayor que era el alcalde del Conde,drsela a mi abuelo materno Lope deAraoz que era el alcalde por ellosescogido, el Conde mont en clera,hombres armados asaltaron nuestrastierras, a mi abuelo lo despojaron de lavara a la fuerza, le dieron la casa porcrcel, le prohibieron ejercer cargos depor vida.

    El episodio de la lengua vino apasar cinco aos ms tarde, ya yo habanacido y mi madre me haba puesto elnombre de Lope en honor de su padrerebelde, yo Lope de Aguirre andaba a

  • gatas por entre patas de nogal y roble,nadie me haca caso, me superaban enimportancia mi hermano mayor Estebany un mastn ceniciento que me olfateabael culo despectivamente, el rey Carlosrecin coronado visitaba a losflamencos, el conde de Guevara formabaparte del seguimiento y lasgenuflexiones, mi incorregible abueloLope de Araoz voce a grito alzado enla taberna de Calezarra: Los queandan tras el Rey, comenzando pornuestro conde de Guevara, dueo yseor de Oate, forman una cuadrilla deserviles y borrachos!.

    A la vuelta del Conde ms de veintebellacos le fueron con el soplo, el

  • Conde orden esta vez que a mi abuelomaterno le fuesen confiscados los bienesy cortada la lengua, lo sacaron de lacrcel con una soga a la garganta,atraves las calles de Oate montado enun burro sucio y enano, al jinete learrastraban las botas por el sueloempedrado, as lo llevaron hasta elJaumendi que era el lugar donde elConde tena asentada la picota, elpregonero iba proclamando suvergenza: Lope de Araoz ha sidocondenado a pena de destierro por tresaos; si intenta volverse a Oate le sercortada tambin su mano izquierda!, learrancaron la lengua con una dagaforjada en la ferrera de los Lazarraga,

  • echaba tanta sangre por la boca que sinduda no le iba a quedar una sola gotaroja dentro del cuerpo.

    Mi hermano apel ante el RealConsejo y ganara luego la sentencia,cuando ya la lengua se la habancortado. A la hora de su muerte hubo deconfesarse por seas dice mi toabuelo Julin de Araoz.

    Mi to abuelo Julin de Araoz me harepetido cien veces esta historia paraque nunca la olvide, mi to abuelo Julinde Araoz parece un sarmiento de purorugoso y exprimido, anda noche y davestido de negro absoluto de modo quede lejos uno no sabe si es fraile o serhumano, del sombrero campanudo de

  • copa se le escurren mechas amarillas decarnero viejo, en Araoz naci y deAraoz jams ha intentado mudarse,Araoz no es un barrio establecidoregularmente por el hombre sino unpuado de techos lanzados por la manode Dios entre las abras de la montaa,de una a otra casa no van calles sinocaminos espirales flanqueados pormatorrales de helechos y cantos depjaros, blanquea una plaza en el centrodel disgregado casero, no vale la penallamarla plaza sino llanura pavimentadapara servir de delantal a la iglesia y dealedao al callejn techado donde sejuega a la pelota, por entre la juntura delas baldosas asoman confusamente los

  • yerbajos.Y los hombres de Araoz nunca

    protestan? digo yo, a sabiendas deque s protestan.

    Siempre hemos protestado,siempre protestaremos dice mi toabuelo Julin de Araoz.

    Y comienza a recordarrencorosamente otra crnica humillantey muy antigua, Iigo de Guevara primerseor de Oate se adjudic a s mismoun ro entero para pescar l solo parabaarse l solo para mear l solo.

    Algn da los echaremos dicemi to abuelo Julin de Araoz arbolandosu garrote contra la historia.

  • San Miguel Arcngel, patrono deOate, es un santo armado ycombatiente, no un monje rezador ni unmrtir desvalido. San Miguel es unespritu celeste encarnado en piedrafrentica, un adalid de las estrellas queclava su espada flamgera en las faucesde un dragn vencido. Luzbel ya no esclaridad bienaventurada, ya no es eltaimado favorito que acusaba a sushermanos delante de Dios, sino unengendro horripilante, con siete cabezasy diez cuernos, rabo de culebra y garrasde leopardo, colmillos torvos y belfopeludo, te mira amargamente como si ttuvieras la culpa de su derrota, Lope de

  • Aguirre. Las alas de San Migueldesbordan el peto de azuloso acero y seabren al viento como banderasdesplegadas. La mano izquierda de SanMiguel empua una balanza, es l quienmedir las consecuencias de nuestrospecados y virtudes, es l quien decidircules almas ascendern al Paraso ycules nos sepultaremos en los Infiernos.Pero a ningn peregrino se le ocurremeditar en el simbolismo de la balanza,prefiere detenerse a contemplarembobado y suspenso la llama de laespada, la armadura bruida que amparaal guerrero, la mirada rutilando bajo elfilo del casco, el vencimientodespiadado de Satans. Satans verdoso

  • y retorcido, apostado sobre la arena deun mar invisible, te mira ahora con undejo de complicidad intolerable, Lopede Aguirre. Escpelo, maldcelo,mustrale la seal de la Cruz, demoniomalvado, peste maligna, hijo de laGrandsima Puta, amn.

    Lope de Aguirre baj desde lascasas de Araoz hasta el fondo del valle,hasta el rehoyo donde el ro es devoradopor el negror de una gruta. Sube ahoradesde los hondones, en derechura haciala calzada que conduce a Arnzazu. Locercan como duendes los cambiantes delverde, desde el transparente que es

  • apenas linfa de remanso reflejando otrosverdes, hasta el bronco y negruzco queoscurece los espolones de la montaa.Hay verdes destellantes como piedraspreciosas y otros empalidecidos por unaserenidad enfermiza. Lope de Aguirrepasa su juventud sumergido en un granfoso verde, acorralado por un cerco decerros invulnerables, aturdido por elaroma de los cipreses y los enebros. Elsolo color discrepante es el gris de lasinmensas rocas calcreas que rompenlos mares vegetales como quillas debarcos.

    (T te sientes ms pequeo de lo queeres, Lope de Aguirre, tu desdicha esque no has crecido lo necesario, le das

  • por los hombros a, no hablemos de eso).Lope de Aguirre atraviesa los

    breales montado en pelo sobre la yeguacastaa, la que mejor lo conoce entretodas las bestias del aprisco. El oficiode Lope de Aguirre es cuidar caballos,los lleva a beber al ro, aprender adomarlos algn da, dej la escuela porel rebao sin que nadie en su casa sediera por enterado, su nica lectura es elmuy mentiroso libro de Amads deGaula, mas su to Julin se sabe lasverdades de la Biblia y la historia deRoma y sobre ellas hace pltica cuandovan a cazar perdices.

    La Virgen de Arnzazu no es unaimagen erguida sobre los despojos del

  • Diablo, como la de San Miguel, sinosobre un espino. El milagro de suaparicin es otra de las conversasrituales del to Julin. El pastor Rodrigode Balztegui descenda un sbado porlas vertientes del Aloa y de pronto susojos descubrieron en la maraa delbarranco un resplandor como de rosassobre un azul endrino. Era la Virgen conel Nio en los brazos, acompaada porun espino verde y un cencerro pastoril.Los frailes mercedarios edificaron unaermita para ensalzar el prodigio, y losfranciscanos se quedaron a la larga conel santuario y con la efigie, como sequedan con todo. En esta coyuntura sealzaron con la Virgen ms milagrosa de

  • la tierra: desata lluvias sobre lassequas, detiene la crecida de los ros,deshace las hechiceras de los brujos,endulza los espritus pendencieros, haceandar a los paralticos y parir a lasestriles.

    El corazn cristiano de Lope deAguirre viene a Arnzazu de peregrino,ms no a rendir culto exclusivo a laVirgen sino en igual medida a JuaniscaGaribay, sobrina de fray Pedro Arriarn,nico siervo mercedario que no semovi de Arnzazu cuando suscompaeros de cofrada abandonaron laplaza.

    Buenas tardes. Lope de Aguirre.Juanisca Garibay habla enmarcada

  • por una puerta de oscuro roble, clavoschanfones y cabezudos tachonan lamadera, las paredes son grises ytristonas, la chimenea se empina comoun espectro renegrido y deforme, solo eldelantal azul de la muchacha alivia lamirada.

    Lope de Aguirre baja de la yegua yamarra el cabestro a una herradura quesobresale del muro. Juanisca Garibay sele apareja (ella es ms alta que t, telleva de ventaja la cabeza entera, locompruebas una vez ms cuando seapoya en tu brazo para saltar la acequia,su pelo huele a las hojas de la albahaca)y echan a andar en yunta por las veredas,como si se tratara de un designio

  • convenido. La pareja se desva hacia unfresno apartado y solitario, para mirar elvuelo de las golondrinas, o tal vez lapiel desgarrada de la tarde.

    Fue entonces cuando se oscureci elcielo, cuando enmudecieron los pjaros,cuando comenzaron a sonar las esquilasen la hondonada. Por el tintineo de lasesquilas se sabe desde muy lejos si unaoveja trepa la ladera, o si desciende atumbos por el despeadero, o si caminaen llano palmo a palmo, o sibruscamente se detiene. El tintineo delas esquilas es un aleteo de bronce cuyameloda lame y eriza la piel de la noche.Para or caer intactas sus gotas en lasombra es preciso cerrar los odos al

  • rezongo del tiempo y a las letanas denuestra propia sangre. De ese modo lasescucha Juanisca Garibay, tan cerca delaliento de Lope de Aguirre que lrespira el aura de sus cabellos, JuaniscaGaribay no altera su resuello cuando lla besa en mitad de los labios, no seestremece entre los brazos que la cien,sigue escuchando pensativa y remota eltintineo de las esquilas.

    Te quiero, Lope de Aguirre dice a media voz.

    No mezcles la sidra con el vinonavarro, Antn Llamoso le digo sinmirarlo.

  • Antn Llamoso acata sumisamentemis consejos, los malos y los buenos. Esms alto que yo, ms forzudo que yo,pero procede en la vida como si yofuese capataz suyo. Su voluntariaesclavitud de alma tuvo origen, supongoyo, en una pelea que nos encar en laplaza de Santa Marina, hace ya tantotiempo que todava bamos a la escuela.Antn Llamoso peludo y cejijunto, hoscoy desgalichado, pareca desde muchachoun oso, de esos que por matarlos lasordenanzas municipales te gratifican condiez ducados. Su brazo invenciblepulverizaba las pelotas contra los murosde la iglesia. Jams cruz por mi menteel pensamiento de vrmelas con l a los

  • puos, nunca he credo que vine a estemundo para recibir palizas. Tuve quehacerle frente el da en que menos lopresenta, cuando se me nublan los ojosno clculo riesgos ni contingencias, dicemi to Julin que me vuelvo unFamongomadn del Lago Hirviente.

    Enano Aguirre me dijo AntnLlamoso aquel Domingo de Ramos en laplaza de Santa Marina. Sabes tocar eltamboril?

    No me llames enano que no soyenano le respond.

    Est bien, enano Aguirre, novolver a llamarte enano, pero todoOate piensa que eres enano y se echoa rer.

  • Entonces le di una cachetada, aunquees ms forzudo que yo, ms alto que yo,se me nublaron los ojos, to Julin.Antn Llamoso se lanz sobre m comotoro derribador, yo recuper en unsantiamn la conciencia de mislimitaciones, esquiv zamarramente laembestida, le interpuse el pie izquierdoen garfio de zancadilla, Antn Llamosose fue de cabeza contra el enlosado,antes de que intentara levantarse yaestaba yo a su lado encajndole patadasdiestras y siniestras en las sienes, parasu desgracia yo llevaba puestas misbotas claveteadas, pegndole segu hastaque perdi el sentido, llegaron al trotelos sarteneros de la cofrada de San

  • Milln, me llevaron en vilo para que nolo matara, Antn Llamoso pas unasemana en la cama con la cabezavendada y los ojos hinchados, no asompor la escuela en mucho tiempo, dej dehablarme hasta el da de San Miguel,para las fiestas se le haban olvidado losporrazos, no es rencoroso, volvimos aser amigos, l sabe tocar el tamboril yyo la alboka. Cada da se vuelve msadicto a mis palabras, yo le explico losmilagros que l no entiende, porejemplo: el nacimiento de un nuevomundo hace apenas cuarenta aos, talcomo t me los explicas a m, to Julin.

    No sigas bebiendo, AntnLlamoso, que ests borracho como siete

  • cubas le digo yo.Lo amosca algn tanto mi reproche,

    no se considera borracho, paga los vinoscon mano brusca, luego grita:

    Te invito a tirar putas al ro,Lope de Aguirre! Y se echa a rer.

    Vamos! le respondo yo paraasombro suyo, y salgo con resueltospasos de la taberna, l me sigue.

    Las dos congregaciones de estemundo que yo aborrezco con mayordesprecio son las putas y los franceses.Los franceses porque pecan deavarientos, mezquinos y usureros.Llegan a Oate a hacer dinero, noimporta cmo, las monedas van a pararprimero al relleno de los colchones,

  • seguidamente a Francia. En cuanto a lasputas, to Julin, no alcanzo a traducir enpalabras los fundamentos de miaversin, pero vlgame Dios que lasodio. La sola ordenanza saludable queha dictado nuestro alcalde mayor esaquella que impone diez das de crcela quien le preste albergue en su casa auna mujer vagamunda.

    La casa de manceba se distinguepor su farol lacrimoso, all al finaldesolado de la calle ms funeraria de laciudad. El aldabn es una cabeza dejabal con los colmillos en guardia.Antn Llamoso est descaradamenteborracho, el vino lo embrutece ms delo comn, es ms prudente que l no

  • hable.El barco es de mi hermano

    Esteban, la noche est linda con tantasestrellas, el ro parece de cristal, osconvidamos a navegar digo yo.

    Las dos mujeres son vizcanas, deBermeo, quiz pescadorasdesamparadas por sus maridos, nozorras propiamente dichas. La mscorpulenta despliega ancas de yeguapercherona, le corresponde a AntnLlamoso. La pequea tiene hocico desardina, habla a griticos de gorrin,huele a guiso de mariscos, camina a milado sin muestras de embeleso.

    A la orilla del Olabarrieta estamarrado el barco. Qu va a ser de mi

  • hermano Esteban!, sabe Dios de quinser!, Antn Llamoso sube el primero ytiende las manos nazarenamente a lasdos magdalenas, yo subo el ltimo yempuo los remos, hago avanzar elbarco en zig-zag hasta situarlo en lamitad de la corriente.

    Nuestras incautas convidadas nollegan a contemplar el cristal del ro, nia disfrutar la luz de las estrellas. AntnLlamoso empuja con ambas manos a lapercherona, las inmensas nalgasretumban en el agua y elevan untorbellino de huracn. Sobre la marchaacuna entre sus brazos a la pequeacomo nia de teta y la deja caertiernamente en el ro. Las putas saben

  • nadar, son de Bermeo, no corren riesgode ahogamiento. La giganta ha logradoasirse al filo del borde izquierdo, lemagullo una y otra vez los nudillos conel remo, golpe a golpe la fuerzo azambullirse de nuevo, ballenaza! Laotra, mi sardinita, sentada en el barro dela orilla, entrevera gimoteos de tontacon imprecaciones de arpa.

    All las dejamos, empapadas,enronquecidas, infelices. A las primerascasas de Oate, Antn Llamoso sedetiene a orinar sobre la melena depiedra del len de la fuente.

    Qu linda fiesta, Lope deAguirre! dice, y se echa a rer.

  • En el entierro del padre se hablasolamente de las Indias, del mundo deCristbal Coln, del colosal arcanodesflorado por tres carabelas espaolas.El padre est tendido en su atad demadera; una madera tan fresca que huelea rbol, no a cajn de difunto. Su perfilduro y afilado de gerifalte emerge comoun cuchillo de los blancos rasosfemeniles que lo arrebujan. No parecemuerto sino ensimismado, aunque laverdad es que en vida nunca malgast sutiempo en pensar: grua y trabajaba.Primero fue leador. Al final no pudocon los inmensos rboles. Se resignabaa barbechar la tierra, volcar la semilla,

  • guadaar el trigo.El padre era un viejo terco y spero.

    Sacudi garrotazos sobre los lomos delos dos hijos hasta que cumplierondiecisis aos; mucho ms duro le dabaa Lope el pequeo que a Esteban elmayor. Motivos para romperles lascostillas los haba: arrojaban cacerolasde agua hirviente a los mendigos,enlazaban el gato de la seora Micaela yahorcado lo izaban a la rama ms altadel haya ms propicia, arrancaban por lanoche dos tablones al puente de Zubicoaque habran de cruzar las recuas en lamadrugada, criaban alacranes paraesparcirlos luego en los camastros delas viejas santeras, una vez le untaron de

  • mierda los hbitos al padre Calixto.Nadie habla sino de las Indias,

    ninguno presta atencin a los latines defray Pedro Mrtir, ni al llantocircunspecto de la madre, ni a la lluviaque cae reposadamente sobre el patio.

    Al sonar la campana de las cuatro elto Julin y otro viejo enlutado seacercan al difunto, Esteban y Lope deAguirre tambin se acercan, lo llevarnen hombros hasta el cementerio quequeda a no muchas varas de la casa.Adosada al portal del camposanto, unaermita se dirige a Dios por medio deplegarias escritas en sus muros. En elsendero que conduce a las tumbasexaltan el morir dos cruces de nogal en

  • cuyos brazos el artista tall crneos,fmures y sudarios. Entierran el cajnsin aspavientos, fray Pedro Mrtirasperge con agua bendita los terronesmojados por la lluvia, regresan ensilencio y cabizbajos, cuarenta hombrescaminan paso a paso bajo los goterones,al cruzar una esquina vuelven a hablarde las Indias, de los conquistadores, deloro. En el pas vasco, en Espaa, entodo el viejo mundo no se habla de otracosa.

    FRAY PEDRO MRTIR ( de laOrden de Santo Domingo, natural deSegovia, confesor de la familia):

  • Vete a las Indias, Lope de Aguirre.Nuestra Espaa es un pueblo elegidopor Dios para preservar los bastiones desu doctrina, para batallar sin treguacontra la hereja y el paganismo. Ms desiete siglos, desde Pelayo hastaFernando, nos hartamos de combatir conarmas y con puos y con dientes paralibrar al len ibrico de la coyundamusulmana, para arrojar de nuestrosuelo a su Al falso y a sus califasembusteros.

    DON MIGUEL DE URIBARRI (mipadrino de bautizo, propietario deyeseras y molinos de trigo): Vete alas Indias, ahijado. En sus mares seencuentran perlas del grueso de una nuez

  • y en sus cerros esmeraldas del tamaode una manzana. Hay ciudades techadascon bvedas de plata, donde el agua sebebe en cntaros de gata y los niosjuegan con aros de turquesa.

    MI TO JULIN (tejedor dequimeras, lector de libros de caballeray maestro de escuela): Vete a lasIndias, hijo mo. No son mentiras lashazaas de los Amadises y los Galaoresque eternamente habamos tenido porinvenciones. Ni son patraas las proezasgriegas y romanas que glosan lostrovadores. Ni son fantasas los mundosfabulosos que miramos cuando soamos.En las Indias los ros y los lagossemejan encarcelados mares de agua

  • dulce de cuyas profundidades asciendenen la noche hidras de muchas cabezasque resoplan llamaradas por sus muchasnarices.

    JUANISCA GARIBAY ( enArnzazu, cuando se callan lasesquilas): Vete a las Indias, neremaitia. T no naciste para segundn; nonaciste para casarte conmigo ni conalguna otra muchacha de estas caseras,no naciste para que el lugar de tunacimiento te pasmara el vuelo.

    FRAY PEDRO MRTIR ( como siestuviera en el plpito): Vete a lasIndias, Lope de Aguirre. Hemos echadode nuestro territorio a los judos parapreservarnos de sus cnticos

  • anticristianos y de su sabidura maligna.Nadie con tanta fuerza como la nuestraha descargado el brazo de la SantaInquisicin para castigar sincontemplaciones los desvos de la fe ylas ofensas al Sumo Pontfice. Notardaremos en humillar la soberbia delos Solimanes y Barbarrojas queamenazan otra vez a la cristiandad conel podero nefando del Islam.Borraremos de las pginas de lahistoria, por los siglos de los siglos, elnombre de Martn Lutero, injerto deCan y Belceb que predica la divisinde nuestra Iglesia y el quebrantamientode nuestros smbolos.

    MI PADRINO DON MIGUEL DE

  • URIBARRI (apartando los ojos de ungrueso libro azul marino donde llevalas cuentas): Vete a las Indias,ahijado. En las Indias hay comarcas sinlmites donde se siembra la caa deazcar, el algodn, el ndigo; y la tierrate devuelve mil veces tus sudores. Hayrebaos de indios que te son dados enpropiedad para premiar tus servicios alRey, y que trabajan noche y da paraacrecentar tu hacienda. Y, refulgiendopor sobre todas las cosas, hay oro. No eloro brujo de los alquimistas, ni el oroque fabrican los judos y los catalanesen sus cazuelas, sino oro verdadero,aquel que Dios puso entre los plieguesde la gleba para que los hombres se

  • aprovecharan de l. Templos de oromacizo, prncipes que se baan enpolvos de oro, pesados collares de oroque los indios te truecan por un espejo.

    MI TO JULIN DE ARAOZ (losojos fijos en la quietud del ro dondeha hundido su cordel, las manosrgidas en espera del estremecimiento):Vete a las Indias, hijo mo. En lasIndias hay sirenas emplumadas queseducen al viajero con endulzadasmelodas, y amazonas bravas queviolan todas las noches a sus presos.Hay guilas fantasmales que trasladan alhombre entre sus garras hasta losdespeaderos nevados donde anidan suspolluelos, y mariposas inmensas cuyas

  • alas azules ocultan la luz del sol. Hayrboles que al herirlos derramanmanantiales de zumo perfumado, y hojasque al humearlas producen aparicionesms tentadoras que las de San Antonio, ycactos que destilan un vino transparentey embriagador.

    JUANISCA GARIBAY ( recostadaal parral que trepa por las paredes,arrancando las uvas ms gruesas de unracimo oscuro, sin volverse amirarme): Vete a las Indias, nerebizia. Nadie lo sabe, tan solo yo lo s,lo que esconde ese pequeo cuerpo tuyocuya poquedad tanto te desvela.Caballero andante, hroe, conquistador,caudillo, gran rebelde, todas esas cosas

  • habrs de ser.FRAY PEDRO MRTIR ( solemne,

    predicador, al pie de una imagen demrmol de San Miguel Arcngel): Vete a las Indias, Lope de Aguirre. En lahora presente Dios Todopoderoso nosha confiado la ms sublime de lasmisiones, la de cristianizar un mundodesconocido donde nacen y muerenmillones de seres extraos, nubes deindios brbaros que an no se sabe porcierto si tienen almas racionales. Mas, sipor ventura las tienen, es indubitabledeber nuestro el salvarlas del fuegoeterno, acarrearlas al seno del Seor porobra y gracia de la mano gloriosa denuestros guerreros y del verbo

  • esclarecedor de nuestra Iglesia. Vete alas Indias, Lope de Aguirre, y reclama tuparte en el destino que a nuestra raza leha trazado el Ser Supremo.

    MI PADRINO DON MIGUEL DEURIBARRI (su voz sobrepasa los rezosy murmureos de las mujeres de lacasa): Vete a las Indias, ahijado.Aqu en Oate no pasars de yegerizoo clavetero, la vida se te consumirforjando lanzas y curtiendo cueros, temorirs sentado junto a la chimeneacon un perro dormitando a tus pies,igual que todos se han muerto yseguiremos murindonos en esta aldea.Vete a las Indias, ahijado, y vuelvemaana a Oate convertido en

  • poderoso, trayendo por bagaje grandescofres atestados de doblones de oro yaderezos de plata.

  • DURANTE NO POCO TIEMPO,pongamos un ao, Lope de Aguirremalbarat las suelas de sus zapatos encallejas y avenidas, se cruzaba de da yde noche con frailes enfermos quepedan limosna y rezaban credosinnecesarios. A Sevilla lo trajeron lasaguas del Guadalquivir, pasajero demogolln en una balsa cimbrada por uncargamento de melones, membrillos yzamboas. Lope de Aguirre dorma deespaldas sobre los tablones, si nodorma contaba resignadamente lasestrellas, escuchaba la voz desgastadadel otro vagabundo, un viejo asturianoque recitaba romances de desengao ymuerte. Lope de Aguirre descendi una

  • maana de mayo en un muelleescarchado de colorines y gritos,rebosado de gente deslenguada ymentirosa, los perros ladraban conacompaamiento de guitarra, Sevilla eraun oleaje de cantos y pregones, dogaresadel trigo, sultana del aceite, emperatrizdel vino. Lope de Aguirre fue a darconsigo en un corral de vecinosadministrado por una guipuzcoana deVergara, un patio inmenso cercado porcuartuchos lgubres, el ms oscuro erael suyo. Por las noches todos losrecintos se apareaban en tinieblas,dependan de un candil macilento que serepeta en uno y otro aparador. Lope deAguirre se alejaba de su zahrda al

  • brote del alba, recorra las mismascalles de ayer, rezongaba las mismasmaldiciones, se aferraba al mismopensamiento. La maana se llenabapronto de soldados, mendigos,estudiantes, balandranes, togas, cofias,mantillas y abanicos. Lope de Aguirre seencaminaba tercamente hacia la Casa dela Contratacin, all se constituan lasflotas, se anotaban los nombres de losaspirantes, se otorgaban licencias, serecaudaban impuestos, se repartanherencias, se sentenciaban juicios, sedaban lecciones de pilotaje, en todos susrincones se hablaba sin parar de lasIndias. La Casa de la Contratacin eraun almacn espacioso y descolorido

  • levantado a cierta distancia de laGiralda, lejos de su portal florecan lasazaleas del ro. Si lograbas esquivar laspreguntas impertinentes del cancerberoentrabas a un corredor empedrado, en suextremo izquierdo resplandeca unafuente encostrada de azulejos, en elderecho cavilaba un pozo con brocal demrmol. Las dos plantas interiores deledificio eran salas anegadas depergaminos y libracos, guaridas deratones y cucarachas, cubiles decontadores y escribientes,desembarcadero de solicitantes eintrusos. Entraban y salan, suban ybajaban las escaleras personajes dediversa estofa y nimo, este suplicaba

  • noticias del hermano desaparecido en LaFlorida, este otro deseaba comprarperlas de la Margarita. T teembriagabas de sueos el lunes, tedescorazonabas el mircoles, teexasperabas el viernes, los cagatintas teaconsejaban volver la semana siguienteo te pedan una fianza que no podasalcanzar, don Rodrigo Durn te ofrecaplaza de labrador en Tierra Firme, t lerespondas que no eras labrador sinosoldado, enfrente estaba la iglesia deSanta Isabel pero nunca se te ocurri ala mente entrar a rezar en ella. Sevillaera una floreciente ciudad, el fnix delorbe, la reina del ocano, olorosa aazahares y a vino moscatel, reflejada en

  • los espejos de un ro que tan solo paramirarla haba bajado de las montaas.T, Lope de Aguirre, morabas en uncorral de vecinos, dormas en el msmugriento arrabal de Triana, para volvera tu casa era inevitable saltar por sobrebasureros y gatos muertos, abrirse pasopor entre nieblas de pestilencia y llantosde mendigos, apartar brutalmente a losenfermos reales o ficticios que tecerraban el camino, la Casa de laContratacin archivaba cuidadosamentetus solicitudes y tus imprecaciones, alfinal se te consumi la paciencia y tefuiste a vivir con los gitanos.

  • De cmo vine a compartir tienda conlos gitanos, sin tener una gota de susangre, es historia derivada del locoazar. El viejo tratante se meti derondn en el patio con un jamelgo de lasbridas, pretenda venderlo a un precioinmerecido, minti cuando dijo la edaddel animal, minti cuando ponder sualcurnia, minti cuando jur que tenalos huesos intactos. Aquel era unmatalote con las rodillas quebradas, laspaletas se le salan del cuero, le echms de quince aos de sufrimientos. Eltratante infiri de mi aspecto que yo nodispona de blanca para comprarlo,

  • sospech en mi mirada que mi naturalmalicioso me aconsejaba no creerle,incluso descubri que yo entendademasiado de caballos. Pero no meentremet cuando se lo ofreci en venta auno de mis vecinos, un portugus tacaoy ceremonioso, ms todava, lo ayud aconcertar el negocio, apoy susembustes con aprobaciones de cabeza.El gitano y yo pasamos delentendimiento a la amistad, se llamaToms pero lo mientan el Tordillo, yoestaba harto de aquel miserable corralde vecinos, ahto de la Casa de laContratacin que me daba cada da conel portn en las narices, le propuse alTordillo irme a vivir con ellos y sus

  • caballos, el gitano no sala de suasombro en oyendo a un cristianohijodalgo y vascongado hablar de esemodo, le ca en gracia aunque carezcode ella, dijo que no me arrendaba laganancia mas complaci mispretensiones.

    Tal como me saben a hiel losfranceses y los andaluces, me endulzanel alma los gitanos. No se afane vuestramerced en replicarme que son ladronesporque ya lo s. Mas admita en descargovuestra merced que para ellos el robo noes un delito sino un medio de ganarse lavida, una profesin, y ninguna profesines pecado, salvo la putera. De igualmanera, matar a un semejante es un

  • crimen, pero si quien lo mata es unsoldado en guerra o en misin, hacometido la dicha culpa por hacer suoficio y Dios lo perdona. El primertrabajo que me propuso mi amigo gitanofue el de robar en su compaa, y aunqueel no hurtar es uno de los mandamientoscapitales que recibi Moiss en el Sina,fui con el Tordillo de buen grado hastael zaquizam de un judo usurero, dondel apa dos escudos de oro y no scuntos maraveds, en tanto que yovigilaba los contornos a modo decentinela. Y si me negu porfiadamentea acompaarlo una segunda vez, no fuesolo por prescripcin religiosa sinoporque a los vascos, aunque luzca

  • vanaglorioso el decirlo, no nos haceplacer el dinero robado.

    Tampoco arguya vuestra merced quelos gitanos son aficionados al amorincestuoso pues tambin lo s. Admitenel incesto, no lo niego, mas repudian eladulterio, y en esto s se cien a loscdigos del Antiguo Testamento. La leyde Dios nos prohbe codiciar la mujerde nuestro prjimo. Jos puso los piesen polvorosa para no darle gusto a la dePutifar, pero en ningn captulocondenan el ayuntamiento con nuestrashermanas, ni con una parienta todavams cercana y respetable. Hasta losnios de doctrina saben y repiten que laraza humana habra desaparecido antes

  • de llegar a su tercera generacin si Can,o tal vez Abel, o ms probable un tercerhijo de Adn llamado Set, hubierantenido recato o recelo de engendrar esageneracin en el vientre materno, noexista otro.

    La primera virtud que aprend de losgitanos fue el sufrimiento, ya que elamor a la libertad lo traa arraigado enel pecho desde Oate. Ms el que noest dispuesto a sobrellevar privacionesy a desafiar inclemencias, ese corre elriesgo de desperdiciar su libertad. Seduerme sobre un colchn cuando haycolchn, mas si no lo hay se duermesobre estera o en parva, o no se duerme.Se come en mantel de posada cuando

  • hay viandas y vino, mas si no los hay secena pan de hogaza y frutos que regala latierra, o no se cena. Se descansa elcuerpo cuando hay tiempo paradescansar y sombra donde tumbarse,mas si no los hay se prosigue el caminosin aliviar los hombros del peso quellevan. Los huesos en reposo seenmohecen, las manos en reposo seamariconan, los ojos en reposo seenlagaan, la inteligencia en reposo semenoscaba. Camine vuestra merced porcampos y collados, duerma a cielodesnudo, tire la barra, baile zapateado,trepe a los rboles, nade en el ro, no seablande con los aguaceros, ni se derritacon los soles, ni se frunza con las

  • nieves, todo eso me ensearon losgitanos.

    Tambin aprend de ellos a domarcaballos, trabajo para el cual no mefaltaba disposicin. Haba consumidomi mocedad a lomo de yegua,pastoreando entre Guezalka y Artia.Pero una cosa es montar caballoamansado y otra muy diferente es domaral cerrero. Sepa vuestra merced que estepotro al cual me toc echarle hoy lapierna no haba sido nunca cinchadohasta el da de anteayer. Una semanaatrs lleg al campamento, lo trajo amedia noche el Tordillo, nadie sabe enqu cercado ajeno lo descubri. Alromper del alba iba yo a pasarle la

  • mano por las crines oscuras, le llevabazanahorias y terrones de azcar piedra,luego el Tordillo me lo sujetaba y yo lomontaba en simulacro para que seacostumbrara a mi peso. No le deca alTordillo que lo soltara porque an losenta descomedido y folin, me lanzarapor tierra. Finalmente le ped hoy quenos dejara solos pues el potrillo habacomenzado a considerarme amigo suyo,casi me lo dijo. No crea vuestra mercedque hay caballos maosos o resabiadosde nacimiento, se desmandan as los maldomados, los que no encontraronamansador que los entendiera. La domano es una prueba de fuerza, ni de coraje,sino un fruto de la astucia. Al cabo de

  • tres meses de andar entre los gitanos,ningn potro se me alza de manos paratumbarme, ni se tira contra las palizadaspara estrellarme, ni se me desbocachiflado por la llanura. En el arte de ladoma participan todos los miembros delcuerpo, la cintura para acompaar alpotrillo en sus impulsos, las manos y losbrazos para mover las riendas como esdebido, las piernas para apretar lasijadas, los talones para mandar lasrdenes, el grito de la boca para incitara correr, el cerebro para resolver lasdificultades. Repare un poco msvuestra merced en este morcillo, nadiedira que lo estn desbraveciendo,ninguno pensara que un jinete lo est

  • montando por primera vez.Por ltimo me ensearon a servirme

    de la espada y la daga; el arcabuz no esbastante para irse a las Indias, cramelovuestra merced. El gitano que meinstruy en la defensa propia calza mspuntos que los tratados de Pedro Mundo,aunque no los ha ledo, no sabe leer. Aese mi profesor de las armas blancas lollaman el Cannigo, irreverencias de losgitanos, vlgame Dios! Me confi lossecretos de su estocada maestra, meforz a repetir mil veces losmovimientos del engao hasta que supehacerlos por natural instinto. ElCannigo es un espadachn serio yprofundo, no pierde el tiempo en

  • fantasas ni en floreos, su finalidad no esdeslumbrar al adversario sino herirlomortalmente. Es conveniente rasguarlela frente, la sangre baja por los ojos y lociega, ya ciego es ms sencillo darle sumerecido, dice el Cannigo. Loprincipal es mantener la mirada fija enlos ojos del contrario, adivinarle susmovimientos, sus miedos, susintenciones, dice el Cannigo.

    Ninguno de esos conocimientos teservir de algo. Lope de Aguirre,mientras no te hayas puesto enfrente deun enemigo de carne y hueso. Nadiesabe lo que vale con la espada en lamano hasta tanto no la use para herir deverdad. Pelear por enseanza, por

  • ejercicio, por fiestas, no es pelear.Cuando te juegues la vida en duelo porvez primera, cuando entiendas que parasalvarla hay que quitar de en medio ladel otro, quiera Dios que en ese instanteno te tiemble la mano.

    Le juro a vuestra merced que no metembl. La malaventura sucedi en unode los callejones de Triana queconducen al corral de vecinos donde yohaba vivido. De tarde en tarde mealejaba de mis gitanos y entraba aSevilla, a dar una vuelta a la Casa de laContratacin, e indagar si haba noticiassobre jornadas a las Indias. Por la nocheme acercaba al postigo de laguipuzcoana que manejaba el corral, era

  • viuda por cierto, algo agraciada pese allunar de pelos que le hombreaba lamejilla, me reciba con tiernos ojos. Labuena mujer me hablaba en mi idioma,me agasajaba con limonadas y malvasa,guardaba para m copitas de vinogeneroso y rosquillas hechas por manosde monjas, se arrellanaba luego acontarme agudezas de su difunto esposo,suspiraba tiernamente, no haba otroremedio sino consolarla en una grancama de cobertor y colcha que ocupabacasi la mitad de su vivienda, y si saco aluz estos amorosos pasatiempos esporque sin ellos no se explica lo queocurri despus. Haba sido noche devisita, la viuda, ya mis pasos cruzaban

  • una esquina y se alejaban hacia elcampamento, sali de las sombras uncorchete medio borracho, rompi a darvoces destempladas, sus gritos meacusaban de ladrn y otras infamias.Quise persuadirlo con razones, noentraba en mis propsitos una pendenciacon comisarios ni cuadrilleros, eldeslenguado se creci de nimointerpretando como miedo mi corduraaadi la injuria de cobarde a lasanteriores, se me anublaron los ojos,saqu la espada sin olvidarme de laestocada maestra que me haba enseadoel Cannigo, cmo la iba a olvidar.Debo confesar a vuestra merced que derepente me sent ms reposado que

  • antes, se me aclararon los ojos, elcorchete comenz a tirar sablazosdesatentados, lo detuve fcilmente conquites de mi espada, a dos por tres leapliqu la enseanza ms aventajada delCannigo, se derrumb patas arriba enel empedrado sin dejar de gritar comoun endemoniado, se encomendaba alApstol Santiago y a Nuestra Seora deGuadalupe, ya no me llamaba ladrnsino criminal. Le digo a vuestra mercedque no tuve tiempo de limpiar el acero,comenzaba a clarear una maana sucia,me escurr pegado a las paredes, lagente despertada por los ayes del heridose asomaba a puertas y ventanas, elherido dej de gritar, no creo que

  • estuviera muerto del todo, la espada leentr por el lado izquierdo del pecho,con un milagro de la Virgen y quincepuntos cirujanos poda curarse. Creervuestra merced si le digo que aquel raroaccidente me trajo buena y no malafortuna? Cuatro das ms tarde volv aSevilla, nadie se refiri a la desventuradel corchete, nunca alcanc a saber siestaba vivo o muerto, en la Casa de laContratacin me esperaba don RodrigoDurn con preciosas noticias, le habandado licencia para hacerse a la mar consus galeones, embarcara ms dedoscientos hombres, yo era uno de ellos.

  • Nombre? Lope de Aguirre. Edad?Veintids aos. Padres? Esteban deAguirre y Elvira de Araoz. Barco quetomar? El San Antonio. Puerto dellegada? Cartagena de Indias.Profesin? Labrador. Hube de decirlabrador y no soldado ya que aquellanavegacin requera labradores y nosoldados.

    El San Antonio zarp de Sanlcar deBarrameda el da doce de mayo de milquinientos treinta y cuatro, los torreonesse perdieron de vista al medioda,castigaba las cabezas un sol indigno dela primavera. El San Antonio formaba

  • pareja con el San Francisco, este sehara a la vela tres horas ms tarde. Erandos curtidos veleros de estirpeveneciana, haban dado tumbos porluengos aos en aguas mediterrneas,transportando mercaderas cristianas yhuyendo de las galeras moras. Elcontador andaluz Rodrigo Durn loscompr en Npoles a precio de desecho,les mand dar una mano de pintura grispara volverlos ms tristes, los destinpara comerciar con el Nuevo Mundo,podan llegar o no llegar. El SanAntonio era una carraca de cientocincuenta toneladas de carga y ms dedoscientos seres vivientes a bordo: elpropietario don Rodrigo Durn que era

  • el jefe en tierra, el piloto que era el jefeen alta mar, el contramaestre, losmarineros, los grumetes, el mayordomo,el cocinero, el carpintero, el tonelero, elbarbero que presuma tambin demdico, el boticario, los escribanos, lossoldados, los veedores, los clrigos, lasmonjas, los labradores con suscorrespondientes labradoras, las ovejas,los cerdos, las aves de corral y yo, Lopede Aguirre. En cuanto al fardajeinanimado, estaba compuesto porpellejos de aceite y panzudos barriles devino, un rimero de cajas de variadocontenido no adivinable, amn delbagaje de los pasajeros que incluadesde las camas para dormir en el

  • Nuevo Mundo hasta los jamones ygalletas para alimentarse en la travesa.Apenas quedaba sitio donde tenderse adormir, donde hincarse a rezar elrosario, donde arrinconarse a desahogarlas necesidades del cuerpo.

    La pesadumbre se agrav cuandocomenz a corcovear el barco y amarearse la gente que en su mayora noera marinera ni siquiera de ro. Laprimera en vomitar fue una de laslabradoras, haba comido chorizos, lasigui uno de los clrigos conmovido ycontagiado del lastimoso espectculo,nadie se contuvo de all adelante, habaque caminar por sobre aquellasgelatinas, era forzoso respirar aquellas

  • agrias fetideces, yo no vomit por puratozudez oatiarra. Para mayor desgraciael agua dulce se reparta en raciones demedio azumbre diario, a ninguno lesobraba para lavarse, los malos oloresdesfiguraban encarnizadamente el aromalozano del mar. Sin contar los plaidosy los arrepentimientos, la cobarda quetambin huele psimo. La mitad de lospasajeros maldeca su voluntariodestino, aquel viaje era un suplicio msinsoportable que la condenacin eterna,quien nos mandara a montarnos en estecaballo loco de madera que llamanmalamente galen, de las Canarias nosdevolveremos a Espaa, juramos portodos los santos que de Tenerife no

  • pasaremos. Aunque lo histrico es queen desembarcando en la Gomera todosrecobraron la alegra de vivir, la colorretorn a los carrillos de los plidos,los bodegones de la isla olan a queso yembutidos, nadie se acordaba de losvmitos, nadie renegaba de los piojosque nos haban martirizado, se hablabaotra vez de las Indias con arrebatadopensamiento y codicia y afn de gloria.Inclusive sor Eduvigis, la que sedesmay tres veces en la cubierta, lapobre soaba con llegar a ser madresuperiora de un fabuloso convento en laEspaola, todos cremos que iba amorirse en mitad del tercer xtasis, unode los frailes la confes bajo el

  • parpadeo de las estrellas, le unt lossantos leos al rayar el sol, parecainevitable que arrojramos su robustocadver al agua, inclusive sor Eduvigisdescendi por sus propios pasos a tierray rez una salve con voz milagrosamenterestaurada.

    De la Gomera al Nuevo Mundo lascalamidades fueron las mismas y msprolongadas, mas ahora nadie lesprestaba atencin. La ensoacin de lasIndias arrebozaba la miseria y lasuciedad con un extrao velo, las bocasdejaron de vomitar y blasfemar, salierona relucir las vihuelas, compitieron entres las canciones regionales, brotaron delas arquillas las barajas y los dados, se

  • pasearon de mano en mano las garrafasde vino. Ni el canto ni el juego sondebilidades mas, aunque nunca heocultado que me place beber lonecesario. A la luz de una botella declarete me hice casi amigo de unescribano o rbula que viajaba a lasIndias por segunda vez, de la primera nologr volver rico porque se loimpidieron vinos bubonesdeshonestamente adquiridos, otra suertele vendra en este nuevo intento, elgobernador de Calamar o Cartagena donPedro de Heredia era su compadre desacramento, le abrir los odos a todassus peticiones, vuestra merced obtendrsin dilacin la plaza de soldado que

  • ambiciona, me dijo. Tambin me prestun libro de caballeras, impreso enSalamanca y titulado Tirante elBlanco, que le por lo menos tres vecespues ninguna otra cosa poda hacersalvo cansarme los ojos de tanto mirarel mar. Era un mar tan inmenso, tanabandonado, tan espejo del de ayer y delde maana que mi mente comenz adesear una tempestad que lotransformara en un mar distinto,tempestad que afortunadamente nuncavino. Una tarde se encendi frente anosotros el ciclo del poniente, no enquietas nubes rojas sino en llamas queondeaban como ltigos, a m me pareciuna gran ciudad que arda hasta sus

  • cimientos, sor Eduvigis por su partecrey avanzar hacia el purgatorio,quizs hacia el infierno, se alz de sucolchn como los muertos delApocalipsis, aplaca Seor tu ira!

    Ten misericordia de nosotros!, elcontramaestre la apacigu con un tragode aguardiente puro. Al da siguiente delfementido incendio sepultse nuestrobarco en una niebla espesa, algodnimpalpable que borr los verdes del mary los azules del cielo, navegamos horasy horas en medio de aquel encaje tibioque nos envolva como un claustromaterno, al salir de l refulga en lasalturas un sol estruendoso, una hogueraviva que nos cercaba y que amenazaba

  • extenderse a las maderas del barco, nose quemaron las maderas pero s el trigoque llevbamos, murieron acezantes tresovejas, jams azot mi piel calor igual,me doblegu vencido por una fiebre deacero y brasas, la frente me arda enllamas como boca de fragua, entend quehaba cruzado la raya de la locura peronada dije, me acurruqu inmvil ycallado entre dos fardos. San Migueldescendi implacable de los ciclos paraalancear una vez ms a Lucifer, lo osaltar del mstil ms alto a los maderosde la quilla, lo vi convertirse enfuribundo mascarn de proa. Satansaterrado no se atreva a asomar lacabeza de las aguas. Despus el cielo se

  • puso cristalino, los latidos de micorazn recuperaron su sosiego, SanMiguel levant un vuelo majestuoso ytriunfal, en su lugar aparecieronbandadas de pjaros, pardelas, grajos,rabos de junco, pelcanos, gaviotas,alcatraces y algunos de un verdordesconocido, los mismos que le dieronla bienvenida a Cristbal Coln en suprimer viaje. De improviso se dibuj alo lejos una mancha parda, enmudecidosvimos acercarse poco a poco losgarabatos de los palmares y el grissalvaje de las rocas, era la Deseada,semilla del Nuevo Mundo.

  • (CARTA DELSARGENTO Lope deAguirre a Don Carlosinvencible, por ladivina clemenciaEmperadorsemperaugusto, reyde Alemania, por lamisma gracia rey deCastilla, de Aragn,de Len, de Navarra,de Galicia, deToledo, de Sevilla, deCrdoba, de losAlgaras, deAlgeciras, deGibraltar, de

  • Granada, de Jan, deMurria, de Valencia,de Mallorcas, deCerdea, de Crcega,de las dos Sicilias, deJerusalem, de lasIslas de Canaria, delas Islas Indias yTierra Firme del MarOcano, archiduquede Austria, duque deBorgoa y deBravante y de Miln,Marqus de Oristn yde Goziano, duque deAtenas y deNeopatria y de

  • Roselln, seor deVizcaya y de Molina,conde de Flandes yde Tirol y deBarcelona, etc., etc).

    "Cristiansimo y poderossimoSeor:

    "Me llamo Lope de Aguirre y hacediez y seis aos me hice a la mar en elpuerto de Sanlcar de Barrameda,acarreando en lugar de bagaje elpropsito de servir a Vuestra sacra realcatlica Majestad, bien dispuesto aconsumir la vida si fuese menester pordarle mayor gloria a Espaa, solcitopor ser parte en descubrimientos que

  • sumaran mas ros y pennsulas a losdominios de Vuestra Majestad, afanadopor aprisionar indios brbaros que en elcautiverio sintiranse libertados de susmalignos demonios y se abrazaran condeleite a la fe de Cristo. rame yo paraestos tiempos un mancebo pequeo laestatura aunque gigante en ansias, nuncaansias de riqueza y hacienda que a lapostre son manjares que envilecen, sinode gloria y batallas que tras dello senace cuando se sabe nacer.

    "Esta carta o desfogue del nimaque. Dios mediante nunca habr dellegar a las excelsas manos de VuestraMajestad, tantos son la distancia y mslos impedimentos que estiendense

  • entrellas y las mas, se la escribe aVuestra Majestad el menor de todos susservidores, un soldado vascongadoentristecido por la melancola decorazn que se siente en el Cuzco alapagarse la tarde y que furzame aventear los recuerdos, pues serapernicioso yerro dejarlos a morirenconados adentro.

    "En mucho lastimme. Emperadoraugusto, que no fuera el encargo delibrar combates para engrandecer loslmites del reino de Espaa, la suerteque me cupo al poner pie en Cartagena yalistarme de soldado, sino la inominiosabellaquera de allanar sepulturas deindios con la intencin de hurtar a los

  • difuntos las jcaras de oro y los macizosdolos de lo mesmo que sus parienteshaban enterrado por debajo dellos. Entales correras fatigaba por entero sustropas don Pedro de Heredia, a la sazngobernador de Cartagena y capitnnuestro, y placale ms la pertenenciadel oro que la misericordia de Dios. Yhteme all a este hervoroso y mnimoservidor de Vuestra Majestadenmudeciendo sus sueos de conquista;trastrocado de guerrero en profanadorde cementerios, sacrilegio este que laSanta Inquisicin castiga con susrigurosas hogueras; arrebatndole elreposo a las mal aventuradas almas delos indios, y digo esto ltimo de las

  • almas porque su facultad de sereshumanos se las concede, ans un frailede Murcia que entre nosotros andabapona a Dios por testigo de que no lashan. Tan contumaces y deprimentes sevolvieron las codicias de don Pedro deHeredia y de su hermano Alfonso quepor mucho ardorosas que fuesen nuestrasguasbaras con los indios, hrteme alcabo de vagar por medio del Cen, elPancen y el Fincen, hurgandoesqueletos y soplando calaveras, tantoque escog zafarme del real en compaadel capitn Francisco Cesar, uncordobs bravoso y arriscado como nohubo otro. Deste modo fuimos a dar connuestros cuerpos en Castilla del Oro, y

  • el gobernador Barrionuevo nos acogicon su beneplcito, pues tampoco a lcaale en gracia la viciosa avaricia delos Heredia.

    "Aventuras y malas venturas en gransuma hube de encarar en la dichaCastilla del Oro y en Veragua, lugaresadonde los naturales adoraban al tigresanguinario, que en la creencia dellosera una horrorosa bestia amarillamaculada de negro y armada de luengoscolmillos, y adoraban al par a la diosaDabaida, que en la creencia dellos erauna dama pulcra y hermosa, en cuyostemplos decase que brillaba oro muyfino y bueno en demasa. El gobernadorde Panam don Francisco de

  • Barrionuevo empedernase en laimposible empresa de juntar las aguasdel inmenso mar descubierto por Nezde Balboa con las otras aguasdescomunales del mar Ocano de Coln,hazaa milagrosa y descabellada quesolamente la portentosa mano de Diosalcanzara a coronar. Mas el dichogobernador hzome resbalar en sumesmo desvaro y meses enteros caminpor en medio de salvajes selvas ydespeaderos; las tinieblosas serranasdel Darin llevronme a olvidar losrayos del sol; atraves cinegas verdesde cuyo barro vuelan al cielomuchedumbres de mosquitos y mananfiebres pestferas; arrostr la mordedura

  • de venenosas vboras y de esotrasserpientes infernales que llevancampanillas en la cola; curtme trepandotorrentosas corrientes, subido a balsas,piraguas y bergantines; en dos trancesestuve en un negro de ua de servir demanjar a los tramposos caimanes;entristecime por de dentro el lamentode pjaros agoreros que parecan plairmi sentencia de muerte; y hube menesterde desafiar sin tregua ni descanso a lasterribles flechas enherboladas de losindios, que atemorizan a los nimos msconstantes; y entre mis brazos finarontres de los nuestros soldados a quienesla ponzoa de los dardos ennegreci latez antes de traerles la muerte.

  • Mezquinas monedas pes en miprovecho la romana del veedor en pagoy trueco de mis esfuerzos, mas tuve engrande contento y honra el recebir alcabo de un tiempo una real cdulaotorgada en Valladolid por la cual se mehaca merced de un regimiento en elPer, en recompensa de sus servicios,suficiencia y habilidad, que deste modorezaba el escripto. Vuelto agora regidorllegume a esta tierra del Cuzco, que esmuy sin comparacin un prodigio, y alpisarla me llen su vista de alborozotanto, que desde luego perd memoria delo sufrido y bendije mil veces a VuestraMajestad y a Dios nuestro Seor.

    "Con ser como digo, no gan el

  • reposo que tampoco buscaba en estaparte la ms fabulosa y ansmesmo lams conturbada del Nuevo Mundo.Allende desto, preguntme yo, dndeir el buey que no are y el guerrero queno contienda? En este Per sobase atrochemoche por motivo de las tierrasde los Chunchos, tal como sospirbaseen Panam por el Dabaibe, y en Quitopor el pas de la Canela, y en todaTierra Firme por el Dorado. Los indiosplaticaban no s qu y s s qu: quepasados los Chunchos se alzaba unaciudad cuyas plazas las empedraba eloro en barras; que ac las vetas de plataempujaban por reventar las costuras dela tierra; que acull se abran serenas

  • praderas y ros cristalinos que diranseespejos del paraso terrenal. Tres vecesencandelme la ilusin de los Chunchosy otras tantas partme a conquistar indiosy fundar pueblos en servicio de VuestraMajestad, y de todas torne a mi casadescalabrado, tras haber sufrido por lacual causa los ms crudos sinsaboresque al corazn humano cbele padecer.La primera entrada hcela enseguimiento del griego Pero de Canda,y ningn provecho sacamos della, salvoapartarnos cien veces del justo rumbo ynos perder enmedio de las montaas mslbregas de la tierra, y rescebir en lascabezas los lloveres ms diluviales delfirmamento, y nos ser forzoso abrir

  • trochas con hachas y machetes, y nosdescolgar de precipicios valindonos desogas que aqu llmanse bejucos, ymatar a unos pocos indios que sudefensa no intentaron, y tornarnos alCuzco con las almas contritas, los piesabultados y el lastimero cuerpoagujereado por las espinas.

    "Cuanto dije y aun mayormentedaosa fue mi segunda entrada a losChunchos, cumplida bajo el mando dePeranzures, el que llevaba comosegundo a Juan Antonio Palomino. Yaunque ambos eran de mancomnejercitados capitanes, y a la dichajornada partironse ms de trescientossoldados espaoles, amn de ocho mil

  • gentes de servicio entre indios y negros,mal provecho y ruin fortuna hubimostodos. Llovieron sobre nuestraspersonas las ms psimas enemigas, ydellas la principalmente pavorosa nosfue la hambre. Entremetidos en hondas yescuras serranas acabantes nuestrobastimento; y no volvimos a divisarmaz ni yuca, ni yerbas que pudiransechupar; y hubimos de matar a losnuestros caballos uno tras otro, antetodas cosas por comernos su carne, ycomernos luego los cueros dellos, y lastripas y vergas viriles dellos, que nadadellos nos repugnaba. Dende en adelantelos indios y las indias dieron pormorirse a cada paso; y los indios vivos

  • comanse llorando de congoja a losindios muertos, tanta era su hambre, yhube gran lstima dellos. Por aadidurahubimos esta vez de guerrear con indiosbrbaros que nos acarrearon muchasmuertes y heridas. De los indios ynegros que en nuestra jornada iban,acabaron vivientes apenas cuatro mil,por mejor decir la media parte decuantos salieron del Cuzco; y entre losespaoles fenecieron sus vidas cientocincuenta y cuatro, por mejor decir lamitad menos uno de quienes empezamosla entrada, y ese uno de menos sospechohaber sido yo. Dios Todopoderoso seabendito! Cuando tornamos a ir alpoblado del Cuzco, aquellos que

  • alcanzamos a volver caamonos que nonos podamos tener, y la gente sin nosreconocer nos tomaba por fantasmas denosotros mesmos, y juramos todos a unano adelantarnos ninguna otra vez a losChunchos por siempre jams, amen.

    "Mas quiso Dios hacermeirreducible de corazn, y no lo digo porvanagloriarme. Al punto y hora que sehart mi hambre y sanaron mis llagas,aprestme a una tercera entrada alSueste con Diego de Rojas, y ms allde un grande lago fundamos una villaque llamse La Plata, y arribamos luegodespus al valle de Tarija. Y aunquedestas jornadas saqu nuevos quebrantosy calenturas, no me hice de rogar para

  • partirme a una cuarta entrada a lastierras del Sur, estotra bajo el mando dePerlvarez de Holgun. Mas aquesta vezno pasamos de Chuquiavo, parte adondesupimos que los de Almagro habanmatado en la Ciudad de los Reyes a donFrancisco Pizarro, y se nos convocaba acombatir en contra dellos. A toda priesanos volvimos al Cuzco, y rompise deall a poco en Chupas una furiosabatalla, en la que el gobernador Vaca deCastro y los de Pizarro vencieron ydesbarataron a los de Almagro, y micapitn Perlvarez de Holgun perdi lavida en la contienda, y yo apart mipersona de estar en ella, no por el temorde topar mi muerte, miedo que nunca me

  • ha acogotado, sino por buenas razonesque me amparan, como agora verVuestra Majestad si prosigue en la fatigade leer esta cana.

    "Tenga Vuestra Majestad porhistoria verdadera que desde mi llegadaal Per, que yo entiendo como tierra lams magnfica del orbe, se han visto misojos obligados a presenciar las hazaasde los Pizarros y los Almagros, y deaditamento las pendencias entrellosmesmos, porfa que ha acabado porapartarlos deste mundo, tanto a los unoscomo a los otros. Por cierto tengo queno lidiaban entre s por aficin a VuestraMajestad, ni por mayor gloria deEspaa, sino por el apetito de oro que

  • les mova todos sus huesos. La entradade Francisco Pizarro y Diego deAlmagro a estas comarcas de vuestroreino empez con ms seales denegocio que de aventura, y sabido es detodos que los mercaderes yaprovechados de la empresa quedronseen Panam en espera del beneficio, y espblico y notorio que armas yestipendios fueron prestamosanticipados por cierto clrigo Luque queadministraba los dineros de otro ciertolicenciado Espinosa, que ans sellamaban dichos mercaderes. Otros,Pizarro y Almagro no se miraban comocompaeros de armas, sino ms bien conojeriza de piratas rivales, de reojo y

  • celando quien de entrellos ordeabamayor plata de sus proezas. Tengo param que ningn cristiano osara negar queambos a dos fueron conquistadorestemerarios, y que jugronse la sangreuna y cien veces en el cumplimiento desus acciones, aunque, en aceptndolo,dgome yo, cul de los hombres cabalesque dejaron casa y familia para partirsea las Indias, anda escurriendo la figuraal sufrimiento y la muerte? Ha dichoVuestra Majestad en ilustre ocasin quela grandeza del hombre ha menester deotras adiciones encima del arrojo y labravura, y era a fe ma aquesas lasprendas de que carecan tanto losPizarros como los Almagros. Absuelva

  • Vuestra Majestad, altsimo y poderosoEmperador, mi ruda franqueza, enmerced del mucho amor que le tengo;mas debo decirle a Vuestra Majestad sinempacho alguno que nunca fueronngeles de mi altar los Almagros ni losPizarros, y muy especialmente menosestos ltimos, puesto que los Almagrossiquiera derramaban los dineros quehaban exprimido, en tanto los Pizarroslos encofraban en arca de fierro, y desdeluego perdan la llave, hasta trocarsecomo se trocaron, en los hombres msricos del Per, quiz de todo el universomundo. Ansmesmo, Pizarros yAlmagros arrebataban vidas humanas sinexcusa ni razn, desenfrenaban una

  • ferocidad que volvase en contra dellosmesmos y en entredicho del buen crditode Vuestra Majestad. No fueronmaldades superfluas las de escarnecer ymartirizar a los indios, si condeshazerlos del oro bastaba y sobraba?Qu privilegio se ganaba degollando alinca Atagualpa, tras haberlo forzado adar rescate de tanta cuanta, siembindolo cautivo a besar los pies deVuestra Majestad cumplase obra mscristiana y de mayor lustre? Tocme am hallarme presente entre el corro decuriosos el da lastimero en queHernando Pizarro mandles cortar lasmanos derechas a seiscientos naturalesen la plaza del Cuzco, dejando ans con

  • vida a seiscientos mancos enemigos deVuestra Majestad; y igualmente tocmeel infortunio de asistir al trancepostrimero de no pequeo nmero dehombres humanos llevados al tormento yal patbulo. No es que me acobarde elnimo, serensimo Rey y Emperador, elpensamiento de matar a un semejante,que ningn cristiano est libre dehacerlo si es disposicin de laProvidencia, mas tambin es cosa muycierta que he visto pasar diez y seis aossobrellevando con cordura vidatrabajosa en el Nuevo Mundo y hasta laluna desta noche no he dado muertesiniestra al primero, pues no cuento losenemigos que atraves mi espada en la

  • baranda de las guasbara, ni esotros aquienes suprimieron en guerra laspelotas de mi arcabuz; pues columbro yveo que los muertos en combate noenturbian conciencias, que son muertosen defensa propia, o en honra de lasbanderas de Vuestra Majestad, la que escausa de suyo ms legtima. Los librosdirn a los venideros siglos de cmo lasuperbia y la codicia, tras levantarextremadas diferencias entrellos,movieron a los Pizarros a acuchillarAlmagros, y a los Almagros a apualarPizarros, hasta tanto los embiados deVuestra Majestad borraron deste mundoal ltimo Almagro y al postrer Pizarro,avivados dichos embiados por el

  • desinio de redimir al Per y le devolverla paz a sus moradores.

    "Perdone Vuestra generosa Majestadmi atrevimiento y osada, mas no puedodejar afuera desta torpe carta el malconcepto que tengo de uno desosdelegados reales, aquel ya mentadoGobernador y Juez que apelldase Vacade Castro, a quien Vuestra Majestadmand con encomienda de mediadorjusticiero, y con todo esto tard pocoespacio en desenvainar su banderizaaficin a los Pizarros, y tras la batallade Chupas que alcanz a vencer merceda la sapientsima habilidad militar de suluciferino ayudante Francisco deCarvajal, no se saci con degollar a

  • Diego de Almagro el Joven, sinoestvose ahorcando de da y de noche alos vencidos, que eran sin nmero,entrellos a mi paisano Pedro de Oate, ya Francisco de Mendbar, y ademasiados vascongados ms. De tanaseado y pulido que era el magistradoVaca de Castro, una vez que se hubobaado en sangre humana, valise demil ardides para baarse en oro, y hizode tendero cuando no de usurero, yamparse en su cargo para asentarmonopolios y daar competidores, yapoderse de dineros que pertenecan ala Real Audiencia; cunta justicia,cunta misericordia, cunto desinters eldeste magistrado, que de Juez no haba

  • sino apenas el diploma!"Entre aquellos Pizarros a fe ma

    que el ms insufrible dellos fue el muyfamoso y engredo Gonzalo Pizarro, quetantos sobresaltos y quebrantos produjoa Vuestra Majestad. Era de disposicingallarda y hermoso de faz, y estirado deestatura, y rico hasta reventar por razndel oro hurtado a los emperadores incas,y por las minas de plata de las que seaprovech en Potos, y por la estorsinde legiones de indios que en esas susminas perecan. Empero el muysatisfecho Gonzalo Pizarro sintise desbito aguijado por una fiebre rebeldeque nunca lo haba estremecido antes, alhaberse conocimiento en el Per de las

  • Ordenanzas que Vuestra Majestad habadado para aliviar de esclavitud a losindios, quitar repartimientos a losencomenderos y ministradores, y vedarque a los naturales se les consumiese entrabajo animal. Bien merecido desastresucedile a la postre a ese fementidogran rebelde, que no excedi de rebeldemenguado, puesto que su alzamientoobedeci a las consejas y parlas de losmercaderes de indios, y su alegatoapadrinse en la perfidia de losOidores, y le hizo a Vuestra Majestad laguerra al grito harto prudente de Vivael Rey y no de Muera el Rey, queesto ltimo le ataa gritar a un rebeldeverdadero, de no amedrentarle el castigo

  • sin perdones y el irse de cabeza alinfierno.

    "Muy altas y nobles razonesasistieron a Vuestra Majestad al tiempode promover las susodichas Ordenanzas,y quiera Dios que venga a parar enfbulas y mentiras lo que agora anda deboca en boca asegurando que VuestraMajestad hallse a la orilla decontradecirse dellas. Y de la mismasuerte disponga el Seor que jams searrepienta Vuestra Majestad de haberembiado al Per con bastn de Visorrey,y con encargo de dejar cumplidas lasbenignas Ordenanzas, al muy porfiadoseor Blasco Nez de Vela, el mshonrado y valiente capitn que Vuestra

  • Majestad haya admitido en su servicio.En contra de su esforzada voluntad dellevar a buen puerto la misin queVuestra Majestad habale encomendado,de nada valieron las mofas y lascalumnias; por nada lo desasoseg quelos frailes ms desalmados lo tratarande strapa, inepto, loco y desaforado; demodo ninguno lo acobard que GonzaloPizarro arrojase en contra del a susinnumerables seguidores bien provedosde pelotas y plvora; ni un instante lohicieron vacilar las desvergenzas delos Oidores deshonestos; l habaseembarcado en Andaluca bajo elmandato real de poner en efecto lasOrdenanzas, y en efecto las pondra sin

  • miramientos, ans ocurriese que cadaindio a quien devolva la libertadsignifcase un paso suyo en seguimientode su propia muerte. No se encamincautelosamente a Espaa a dar cuenta aVuestra Majestad de las traiciones quehaba sufrido; no reneg ni siquieratibiamente de las Ordenanzas porapaciguar a los avarientos amotinados;testarudo, levant un flaco ejrcito conel propsito de oponerlo a sus crecidosenemigos, y dio en tierra con su cuerpocombatiendo en contra dellos y le fuecortada la virtuosa cabeza por manosruines. Empedernidos, locos, ineptoscomo ese, debera proveer de continoVuestra Majestad por gobernadores de

  • las Islas Indias y la Tierra Firme delMar Ocano, que ello redundara enencumbramiento de la nacin espaola yen provisin de dignas lecciones abastantes ministros de Vuestra Majestadque han menester dellas.

    "Tornando agora a las andanzasdeste exiguo vasallo Lope de Aguirre,tenga Vuestra Majestad por desnudaverdad, Rey y Seor, que en tanto lapasin revoltosa derramse por el Per,y los amos de haciendas y estanciasfuronse a solaz y contento emps de lasbanderas de Gonzalo, y Gonzalo fueentronizado y venerado como dolo ygobernador destas tierras, y festejronsesus victorias en la Ciudad de los Reyes

  • con alarde de banquetes y juegos detoros que costaron al menos cuarenta milducados, yo, el soldado Lope deAguirre, no hice de bufn en la farsa nime deje socaliar por el embelecogonzalero; muy por el contrario,apresreme en defender la perdidacausa del malaventurado Visorrey, enacompaamiento de Gabriel de Perna,sargento obediente como yo a lasrdenes y providencias de VuestraMajestad. Item ms, tan presto como elVisorrey fue despojado y enrejado porlos perjuros Oidores, hceme conjuradoen una rebelin tejida para devolverlesu libertad, y a un cabello anduvimos decoronar con bien nuestra celada, que en

  • feliz consecuencia hubiera parado, a noser por el soplo de una de aquesasputillas apasionadas, y perdidas por lasprendas de Gonzalo Pizarro. Dios laconfunda!, y si no me cortaron elpescuezo fue gracias a la diligencia delcapitn Lorenzo de Aidana; y noquedme otro remedio que huir aCajamarca. All junte mis intenciones alas de Melchor Verdugo, que sin serpropiamente un santo mantenase leal yfiel a Vuestra Majestad, y desechaba lastentaciones que le tendan los tiranospara captar su voluntad y guiarlo porcaminos de inconstancias y revueltas.Hallndonos en Cajamarca recebimoscarta de Gonzalo Pizarro que se

  • desvelaba por sumarnos a sus jornadas;empero, en lugar de prestarle odas,Melchor Verdugo y yo nos partimos aTrujillo; y en llegando a juntarnosrendimos con sutileza y ardid la dichaciudad, y la pronunciamos por plaza leala Vuestra Majestad; y al faltarnos fuerzapara sostener el sitio, pues elendemoniado Francisco Carvajal se nosvena encima con grande ejercito,cogimos en la playa un navo y en l noshicimos a la mar cuarenta soldados,entre los cuales andaba este humildevasallo de Vuestra Majestad, promovidoa sargento mayor; y fuimos a dar anclaen arenas de Nicaragua, de modoninguno en escurribanda asustada sino

  • con el recio nimo de recoger hombrespara volvernos al frente dellos al Per,a guerrear contra el tirano ansperdiramos la vida en la demanda.

    "Ans como llegado hubimos alpuerto de Realejo, nuestro fecho mayorfue pelear y batir a las tropas que areduzirnos embi el general Pedro deHinojosa, el que a la sazn haca alardede vanaglorioso parcial de Pizarro y nohabase pasado todava al campo deVuestra Majestad como juiciosamentehizo ms tarde. En el discurso de nuestraperegrinacin nos tocaron en desgraciacalamidades sin tasa, y atravesarcomarcas nunca antes caminadas por loshombres, y barquear ros jams antes

  • navegados, y desperdiciardescubrimientos quiz parejos a los quehaba hecho primeramente Vasco Nezde Balboa, y salir del lago de Nicaraguapor el ro nombrado Desaguadero hastacaer en el Mar del Norte, y ocupar a lafin la ciudad de Nombre de Dios, que enmanos de los de Pizarro andaba. Embicontra nosotros nuevas partidas elgeneral Hinojosa, que como queda dichoprecibase por entonces de ser enemigode Vuestra Majestad, y no es pulla, y nosvimos en el forzoso trance de incendiary quemar la ciudad, y luego abandonarlay tomar el rumbo de Cartagena.

    "En Cartagena de Indias, adonde lafortuna quiso llevarnos, tuvimos noticia

  • del muy famoso prelado don Pedro de laGasea, provedo por Vuestra Majestadde todos los poderes terrenales,comisionado por la real corona parahumillar la erguida insolencia deGonzalo Pizarro, y que haba arribado aTierra Firme con mucha gana de darcumplimiento a ese mandato, mas no porvirtud del brazo y del coraje, fortalezasen las que Gonzalo sola mostrarse mssuperior, sino usando de la inteligenciay la diplomacia, musas que a Gonzalo nole seguan juntas, y yo me entiendo. A lacasa del dicho esclarecido don Pedro dela Gasea, puesto que era l representantelegtimo de Vuestra Majestad,escrebimos para ofrecer nuestros

  • servicios Melchor Verdugo y este susargento mayor, mas el reverendosacerdote no tuvo en mucho nuestrasvoluntades, prevenido de su natural encontra nuestra por los hechos intrpidosque por ser tiles a Vuestra Majestadhabamos acometido, y nos demand conbuena crianza que acampramospacficamente en Nicaragua pendientesde sus rdenes. Melchor Verdugoescogi la providencia de volver aEspaa, adonde Vuestra Majestadrecompens largamente sus servicioscon la Encomienda de Santiago, en tantoque yo enderezaba mis cristianos pasoshacia Nicaragua, a aguardar losllamamientos de don Pedro de La

  • Gascaque, vlgame el cielo, nuncallegaron.

    "De cmo don Pedro de la Gasea,malcarado de fisonoma y cuasi jorobetacual las propias brujas, que daba grima,y en contrapeso, divino de juicio y depalabras cual los ngeles mesmos,alcanz a desbaratar y rendir a GonzaloPizarro sin gastar una rociada depelotas, es placentera historia queVuestra Majestad se sabe letra por letra,pues fue Vuestra invictsima Majestadquien la fragu y la enhil. Las cartasque escreba a sol y a luna el reverendoLa Gasea, en su frasis aprendido enAlcal y Salamanca; el perdn general atodos los culpables, que pregonaba

  • como pan bendito; sus suavesprometimientos de mercedes, conmixtura de agrias amenazas; tantosardides disminuyeron sin tardanza laentereza de los del bando de Pizarro.Primero rindironse al halago suscapitanes de mayor valimiento yansmesmo abajaron su arrogancia losmercaderes y tratantes que habaninducido a Gonzalo a urdir sus motines.Los unos y los otros haban comenzadopor hacer burla y mueca del clrigollamndole Licenciadillo o GaseaGasqucta, y acabaron por pasrsele engrande nmero, y dejaron finalmente aGonzalo solo con el verdugo, despusde la pomposa batalla de Xaquixahuana,

  • en la que los ejrcitos de VuestraMajestad en ganndola perdieron unsolo soldado y el tal difunto haba sidobobo desde su nascimiento.

    "Habame rechazado una y otra vezLa Gasea, esta segunda cuando desdeNicaragua porfi en ofrecerme a suservicio como sargento, y hizo lo mesmocon dos alfreces vizcanos que andabanvacantes, pues pareca la voluntad delLicenciado el derrotar a los traidorescon la sola fuerza de los capitanes ysoldados valedores de Pizarro quehabansele pasado, y en efecto losderrot, y no hube ocasin de volver alPer y al Cuzco, adonde haba levantadolas paredes de mi casa y criado a mi hija

  • Elvira, sino en el ao cuarenta y ocho,luego despus que el tirano GonzaloPizarro hubo sido desbaratado, rendido,muerto y sepultado. No se repar en minombre en el repartimiento de mercedesque hizo y celebr el Presidente LaGasca en Huaynarima desde luego de lavictoria; primero, porque por jams hepedido ni recibido paga o socorro entrueco de los servicios que a Vuestragenerosa Majestad he prestado en lasIndias, y ltimo, porque ms inclinadoandaba el Presidente La Gasca arecompensar los actos de contricin dela antigua gente de Pizarro que a pararmientes en las pesadumbres de los quesecuaces de Pizarro nunca fuimos. Y

  • vlgame Dios que si doy cuenta aVuestra Majestad destas miserias no espor querellarme del prelado La Gasca,cuyas astucias y discreciones tandevotamente venero, sino por mostrar lointerior de mi nima en aquesta escriturade una carta que en ningn tiempoVuestra Majestad habr de recebir.Tengo por honesta la pobreza alegre, yesto he visto escrito en algn libro.

    "Besa los augustos pies de VuestraMajestad, el ms sufrido y obediente desus vasallos, que desvelase por volver aservir a Vuestra Majestad con las armasen la mano,

    Lope de Aguirre el Soldado.

  • CUANDO LLEG POR vez primera alCuzco, nunca antes, entendi Lope deAguirre que exista en verdad un nuevomundo. Nuevo e inmemorial. Loescarbado en los cementerios del Cen,lo peleado en las selvas de Panam,nada de aquello haba sido relampagueode primicia sino naturaleza salvaje (esaalza tambin la cabeza en los msantiguos territorios); y guazbaras conlos indios para despojarlos del oro (laguerra y la codicia no eran pasionesnuevas para el hombre, y para losespaoles mucho menos).

    El descubrmiento reside y palpitaen esta piedra sometida por los puosincas, tallada por una milagrosa

  • geometra, elevada al cielo por unafuerza humana que no dej trazas de suaccin. Lope de Aguirre haba nacido ycrecido entre despeaderos y montaas,pero jams penetr la sabidura de lapiedra sino al estribo de estasconstrucciones; nunca lo turb el arcanode las serranas sino en el hueco deestas cuencas habitadas por diosesextraos, arrebujadas en leyendas quehacen soar con brujas al pecho msimpvido.

    El regidor Lope de Aguirre lleg alCuzco en 1536, y en llegando se despojdel pellejo de conquistador parareducirse a ser humano que rastreabauna patria y un redil. Lo supo a ciencia

  • cierta cundo le cayeron encima laprimera luna y la primera llovizna.Amaneci construyendo una casa paras, con fogn de piedra y lechoigualmente de piedra. Una casa en elbarrio de Pumacc Chupan, que significala cola del puma, muy cerca de laconfluencia de dos ros: el Huayanay yel Tullumayo. Era el suyo un rincnabrumado por desfiladeros nevados ycerros que las leguas de distanciavolvan azules.

    Una tarde pas por frente al claro desu puerta una india que marchabarezagada de las otras. Llevaba uncntaro al hombro e iba vestida con unapollera negra de algodn, una camisa

  • roja, un manto de muchos colores, y unamontera que apenas le cubra la parteposterior del cabello. Se llamabaCruspa (que equivale a llamarse Cruz)porque bajo esa palabra la bautiz elpadre de doctrina, pero tena tambin unnombre indgena que a nadie leconfiaba. Quiz era descendiente de unanoble familia cuzquea, tales eran suporte y sus maneras, mas tampocoacerca de ese origen conversaba. Tenacara como de llanto, sonrisa como desollozo, su voz era un presagio delgrimas, sin embargo no lloraba, nadiela vio llorar jams.

    La tropilla de mujeres pasaba todaslas tardes por frente a la casa del

  • regidor Lope de Aguirre, la indiaCruspa se retrasaba sin proponrselocon su cntaro al hombro y su mirardesdichado. Lope de Aguirre se acerca ella un sbado de agosto, mes de las i embra , charca yapuy quilla, lepregunt si le placera ir a su casa aamasar el pan, ella dijo que s, y esamisma noche se llev su soledad a vivircon l.

    Siete aos tard Elvira en llegar. Lahija mestiza vino a nacer despus queLope de Aguirre regres vencido de sultima entrada a los Chunchos, aquellacon Perlvarez de Holgun que no llega pasar de Chuquiavo, segn el propioAguirre le cuenta a Carlos V en su carta

  • o desfogue del nima. Entonces naciElvira, ya no la esperaban ni la teman, yno hered el visaje compungido de lamadre, ni los perfiles ariscos del padre,sino que irradiaba una dulzuraapaciguante, tal como la imagen de lavirgen de Arnzazu.

    La nia tena apenas un ao,comenzaba a dar tumbos en loscorredores de piedra, cuando Lope deAguirre se pronunci leal al VirreyBlasco Nez y a las ordenanzas reales;tuvo que escapar a Trujillo, luego fue adar a Panam con Melchor Verdugo.Regres al Cuzco cuatro aos despus,aplastado como haba sido ellevantamiento de Gonzalo Pizarro y

  • cortada la cabeza del rebelde, y paraentonces ya la nia rezaba el Dios teSalve y entonaba quejumbrosos ritmosquchuas que la madre le habaenseado.

    Lope de Aguirre, ya lo sabemos, noobtuvo mercedes por sus servicios, nirecompensas por su testaruda fidelidad ala causa del Rey. l afirma que tampocolas solicit. Prefiri olvidarse de laguerra, cambiarla por las quietas nubesdel Cuzco, la casa de piedra, Elvira,Cruspa, los caballos. En Sevilla habasido domador de potros, poda volver aserlo, claro est que poda. Estoscaballos, por cierto, no eran los mismosde Andaluca; los vientos glaciales y el

  • peso de las montaas les habandesteido la pinta; aquellos eran giles,nerviosos, brillantes; estos sonpequeos, resistentes, opacos y capacesde cualquier alevosa. Lope de Aguirrecruza la explanada en las idas y vueltasde los afanes de la doma, Elvira dagritos de orgullo trepada a la barda delcorral, Cruspa de ojos acongojados nadadice. Mas la nia tiene razn. No existeen el Cuzco, ni en sus alrededores, undomador que se atreva a competir conLope de Aguirre en conocimiento deloficio, en firmeza de antebrazos, enastucia. En su busca van personalmentelos ricos encomenderos cuando tienen ensus chacras potrillos por desbravar,

  • tambin acuden los padres de doctrinaque suelen ser por aadidura usureros ydueos de caballerizas. En una solaocasin lo derrib un potro, un alazntostado y peludo como el diablo, Elvirarompi a llorar desde la palizada, no enlamentacin del porrazo, s protestandoque aquello era una grande sinrazn.

    Mas Lope de Aguirre no se resign adomar caballos, ni a contemplar conalma absorta de que manera oscurecany aclaraban las montaas. Ambicionabaotra suerte, no para s, no para Cruspa,s para la nia. La villa de Potos eraesplendorosa como las tierras quedescubri Corts, sus inagotables vetasde plata engrandecieron a los reyes

  • incas y engrandecen por igual a losconquistadores. Quien no ha visto aPotos no ha visto las Indias, dicentodos a una los caminantes. No existe enla tierra cerro ms airoso ni mspreado de plata preciosa. En loshornillos funden los indios sus metales ylos convierten en vajillas y joyas degrande hermosura.

    Lope de Aguirre emprende el rumbode Potos montado en el ms andador desus caballos peruanos, cruza cientosesenta leguas de camino llano ymontaoso, las piedras labradas por losindios son espejos del viento a la luz dela noche, las aguas de una lagunainmensa enjuagan por largo trecho su

  • silueta y la de su cabalgadura, se alzancual procesin de fantasmas los cardoscuyo zumo secaron las hormigas. EnPotos comprar collares y ajorcas,clices y cofres, San Sebastianes yVrgenes del Rosario, todos de plata,colocar su mercanca en otras villascon cuantiosa ganancia, volver alCuzco cargado de bienes y presentespara Elvira, estos risueos pensamientosengendraron su infortunio y su perdicin.

    (Murallas de Potos. Al fondo sedesdibujan las lneas de los cerrosGuayna Potochi y Apo Potochi. Fuerade las murallas se levantan en

  • desorden las casas de paja de losindios. Al pie de las murallas hierve laanimacin de los mercaderes y losviandantes. Al tope de las murallasondea una bandera blanca con unacruz colorada, que es el estandarte dela ciudad. Entra Lope de Aguirre alfrente de su cuadrilla).

    LOPE DE AGUIRRE: Me parto destaVilla Imperial de Potos, la ms rica yprodigiosa de la tierra. Llevo mi recuacargada de vasijas y adornos de plataque fundieron y labraron las manos delos indios. Voy a Tucumn que es unaparte poblada por gente pacfica,generosa y cristiana. Ah los hombres ylas mujeres dicen siempre la verdad,

  • guardan la palabra empeada, no setraicionan entre s. A ellos les vendermi cargamento a buen precio; comprarcaballos de anchas ancas y duro pecho,y me sobrarn unos cuantos doblones deoro contantes. Luego, luego regresar alCuzco, donde me estarn esperando lasonrisa de Elvira, mi casa de piedra y latristeza de Cruspa.

    CORO DE VIEJOS NEGOCIANTES: No presientes, no posees el don depresentir, oh msero Lope de Aguirre!,el huracn de odio que desquiciar tuvida. No salgas de Potos, devuelve alos indios plateros las cosas que les hascomprado, no desafes al signo siniestroque est escrito en el aire sobre tu

  • cabeza.LOPE DE AGUIRRE: Soy un hidalgo

    prudente y respetuoso de las leyes, unsoldado que renunci a las armas enaras del comercio honrado. Llevo en micompaa una cuadrilla de indioscontentos de mi buen trato, que acarreansin fatiga mis imgenes y copones deplata, y el bastimento para la jornada. Alfrente dellos camino yo, amigo destosnaturales y conocedor destas comarcas,hombre sin discordias y sin temores.Qu adversidad maligna pretendesalirme al paso como la cabeza de unaserpiente? Qu orculo desatinado seadelanta a vaticinar mi desgracia?

    CORO DE VIEJOS NEGOCIANTES:

  • Juan Yumpa, que es un indio astrlogo yfilsofo; Juan Yumpa, que tienecumplidos cien aos y sabe leer ellenguaje de las estrellas; Juan Yumpa,que platica con los nios muertos queriegan los jardines del cielo; JuanYumpa te previene en nombre de susdioses: no salgas hoy de Potos!

    LOPE DE AGUIRRE: Pretendisacaso que mi conciencia cristiana prestefe a las profecas de un indio borrachode chicha y medio loco de vejez? Meincitis a que ponga la religin deJesucristo por debajo de las huacasdestos dioses salvajes? Habis perdidoel juicio?

    CORO DE VIEJOS NEGOCIANTES:

  • No salgas hoy de Potos, Lope deAguirre. Juan Yumpa que platica con losnios muertos, te previene

    (Entran el alcalde FranciscoEsquivel y la alcaldesa RosarioEsquivel).

    FRANCISCO ESQUIVEL: Soldados,detened a ese mercader pequeo decuerpo y de ruin talle que trae a suservicio una cuadrilla de indios!Detenedlo, soldados, y llevadlo a lacrcel con las manos atadas! En formaclara y terminante advierten lasordenanzas que es delito cargar a losindgenas con pesos excesivos, y

  • aquellos dos que forman parte de lacuadrilla deste hombre van doblegadospor los caminos con grandes bultossobre los hombros.

    LOPE DE AGUIRRE: No es buenajusticia la que se dispone a hacervuestra merced, seor Alcalde. Noportan mis indios bultos desmedidossino huecas vajillas de plata y fardelesde alimentos para saciar su propiahambre. Tampoco son los mos losnicos indios cargados que vuestramerced ha visto traspasar hoy los murosde la ciudad. Todas las cuadrillas denegociantes llevan en su seno indios quetrabajan dese modo; no ha salido dePotos alguna que no los lleve. Por qu

  • se fija vuestra merced especialmente enm? Es que me supone dbil o cobardeal reparar que mido de estatura menosque los otros? Comete grande error enese caso vuestra merced, ya que dentrodeste pequeo cuerpo mo duerme unlen vascongado que no tolera agraviosni humillaciones. Spalo en buena horavuestra merced.

    FRANCISCO ESQUIVEL: Soldados,llevadlo a la crcel bien atado, porquebrantador de las ordenanzas y porinsolente! Encerradlo bajo llave ycandado en oscura celda hasta tanto lesea notificada mi sentencia y el castigose cumpla luego sobre su cuerpo.

    LOPE DE AGUIRRE: No admitir

  • que me tiznen la piel viles manos decorchetes y carceleros. Ir por mispropios pasos adonde el destino haya dellevarme.

    (Sale Lope de Aguirre seguido porlos soldados).

    CORO DE VIEJOS NEGOCIANTES: Tened cuidado, seor Alcalde, tenedcuidado, no olvidis que los hombres depequeo tamao suelen convertirse endesmesurados demonios si se les ofendey se les acosa. Que la prudencia os hagamudar de parecer, seor Alcalde.

    FRANCISCO ESQUIVEL: Vuestrasadvertencias y vuestros consejos suenan

  • a impertinencia. Soy el alcalde y es miencargo hacer respetar las leyes y valermi autoridad. El reo llamado Lope deAguirre recibir doscientos azotes enescarmiento de su desdn a lasordenanzas y en castigo de la groserarespuesta que ha dado a mis palabras.Tales son mi voluntad y mi sentencia.

    CORO DE VIEJOS NEGOCIANTES: Doscientos azotes ha dicho vuestramerced? Sabe vuestra merced que elprisionero combati como sargento, enel campo de los valedores del Rey: enCartagena de Indias y en Castilla delOro? Sabe vuestra merced que Lope deAguirre es un hidalgo vascongado y queen el coronamiento de su escudo hay un

  • guila con las alas desplegadas para elvuelo? Sabe vuestra merced que losAguirres acostumbran ser hombresbravos y orgullosos, inclinados alencrespamiento y la venganza?

    ROSARIO ESQUIVEL: No cerrislos odos, esposo mo, a los consejos delos venerables negociantes desta villa.Perdonadme a m la osada de hablarostan en pblico desta forma, mas no memueve un afn de contradeciros, mtampoco un sentimiento de compasinhacia el hombre a quien van a apalear.Me estremece, s, barruntar que elcumplimiento de vuestra sentenciadesatar sobre nuestro hogar unsinnmero de desdichas. Los ojos del

  • prisionero brillaban como el filo de unpual; sus manos se crispaban comoraces desenterradas. Os ruego, esposomo, que revoquis vuestra condena.

    FRANCISCO ESQUIVEL: Mensajero, acudid sin demora a lacrcel donde Lope de Aguirre estencerrado y ordenadle de mi parte alalguacil Martn Arteaga que proceda adescargar doscientos azotes sobre lasespaldas del detenido. Daos prisa,mensajero!

    (Sale el mensajero).

    CORO DE VIEJOS NEGOCIANTES: El furor y la sangre vienen hacia tu casa

  • como ros desatados por las manos deSatans, licenciado Esquivel. El viejoindio Juan Yuma, que platica con losnios muertos y lee el porvenir en lashojas de la coca, hace mencin a cadapaso de tu nombre cuando rezonga sushimnos funerarios.

    ROSARIO ESQUIVEL: En missueos golpea una mar enfurecida, yrevientan olas altsimas que arrojan a laplaya vuestra cabeza cortada. Tengomiedo, esposo mo!

    CORO DE MUJERES DE POTOS: Ay de m! Propio es de nosotras lasmujeres sentir encogido el corazn antela violencia y sus destrozos. Propio esde nuestro instinto adivinar las

  • desventuras que amenazan a los seresqueridos. Pero ya viene hacia ac elmensajero y en su paso impetuoso serepara que trae speras noticias.

    (Entra el mensajero).

    EL MENSAJERO: Cuando llegu alas puertas de la crcel, seor Alcalde,el prisionero Lope de Aguirre peda avoces que le fuera cambiado por lahorca el encierro que se le imponacomo castigo. Cortadme la cabeza,hundidme una espada en el corazn,pero no mancillis mis carnes conprisiones!, as clamaba, y tan fuera de sse hallaba que sus puos estuvieron a

  • punto de romper las cadenas. Entoncesllegue yo y traslad al alguacil vuestrasrdenes. Lope de Aguirre perdi lacolor como un difunto al or mispalabras, se desnud por s mismo, semont por s mismo en la mula que habade conducirlo al rollo del suplicio; dejsbitamente de hablar; su silencio erams terrible que sus maldiciones

    (Entra Lope de Aguirre con laespalda cubierta de sangre).

    LOPE DE AGUIRRE: Callad,mensajero, que yo mismo contar elfinal desta historia! Doscientos latigazoscayeron sobre mis espaldas y mis nalgas

  • desnudas. Los contaba la voz delalguacil y al par los contaba miconciencia. El ltigo desgarraba mi pielcomo los picotazos de un cndor, lasangre me corra hasta los carcaarescomo azogue hirviente, y no senta dolorporque mi rabia era tan recia que nodejaba sitio a algn otro sentimiento; yno llor porque nadie en mi casa meense a llorar; y no me quej porquelos hombres de mi estirpe no se quejan.Al trmino y raya de los doscientosazotes, los cont uno por uno hasta elltimo, ca desplomado sobre laspiedras de la plaza, y me lanzaronencima un cubo de salmuera quemante yafrentosa.

  • CORO DE MUJERES DE POTOS: Ven a nuestra casa que anhelamoscurarte las heridas. Sanars con losemplastos de hierbas hechiceras queprepara el taquioncoy, y con mediorosario a la Madre de Dios, y con lacancin del gran Chim, y con lasabidura de los indios cirujanos.Sanars y volvers a las piedrassagradas del Cuzco, donde esperan porti tu mujer y tu hija, tu casa y tuscaballos. Y cuando retorne enero, que esel mes de la penitencia y de la lluvia,apenas se ver el rastro de tus heridas, yt comenzars a olvidar el agravio y aimaginar que tu desventura de hoy fuesolamente un sueo.

  • LOPE DE AGUIRRE: NO olvidarejams, as viviera siglos, ni un minutosiquiera de este espantoso da; mi pechono conoce el olvido. Vuestra merced,seor Alcalde, me ha hecho apalear sinjusticia ni razn, tan solo por el turbiocapricho de deshonrarme. No escuchlos reparos de los ancianos negociantes,ni lo ablandaron las lgrimas suplicantesde su propia esposa. Vuestra mercedansiaba ver correr la sangre del pequeoLope de Aguirre, y Dios le dio la graciade verla correr. Aqu la tiene vuestramerced, escurrindose de mis calientesvenas. Bien puede vuestra merced mojarsus dedos en ella, olera como unblsamo, gustarla como un vino si le