el príncipe... y el otro príncipe
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Virtudes y Limitaciones de los Proyectos de Integración Regional de Luis Ignacio Lula Da´Silva y Hugo Chávez FríasTRANSCRIPT
“EL PRÍNCIPE… Y EL OTRO PRÍNCIPE”
VIRTUDES Y LIMITACIONES DE LOS PROYECTOS DE INTEGRACIÓN REGIONAL DELUÍS IGNACIO LULA DA´SILVA Y HUGO CHÁVEZ FRÍAS
LUNA WATKINS,EZEQUIEL IGNACIO
LUNES 23 DE JUNIO DEL 2008
Una de las primeras declaraciones de la actual Presidente de Chile, Michelle Bachelet,
quien fuera nombrada el 23 de mayo del 2008 como Presidente pro-témpore de la
recientemente conformada UNASUR (Unión de Naciones de América del Sur), fue que “la
capacidad de Unasur de beneficiar a nuestros pueblos va a depender del compromiso y de
la real voluntad de los gobiernos por concertar posiciones que nos permitan seguir
avanzando en este camino”. La integración en América Latina, hasta por lo menos fines del
siglo XX, ha manifestado en diversos tratados y resoluciones que se busca imitar los pasos
de la integración europea. Pero en cuanto a medidas concretas de dicha índole, el proceso
de integración regional ha evolucionado hacia conformar instituciones de corte
intergubernamental en lugar de supragubernamentales; se crearon instituciones autárquicas
en lugar de autónomas y esta nueva entidad regional no parece escapar de esa lógica. En
palabras del Ex Presidente Ecuatoriano, Rodrigo Borja, quien renunciara el día anterior a
ocupar la Secretaría General del UNASUR, lo que se ha
conformado “es un foro antes que una agrupación
orgánica”.
La historia de la integración en América Latina nos
muestra que, a pesar de que se ha considerado a la
integración regional como una necesidad clave para el
desarrollo de los países, poco es lo que se ha avanzado
en la materia. ¿A qué se debe que, aunque se considere
necesario sumar fuerzas con los países de la región, los
países de América Latina hayan actuado de forma separada o unilateral en varias
oportunidades? ¿Acaso la globalización imperante en nuestros tiempos no es suficiente
amenaza para que los llamados países en vía de desarrollo aúnen fuerzas en pos de superar
las dificultades de dicho escenario global? Tal vez el problema pueda encararse mejor
teniendo en cuenta la cuestión de las prioridades.
Más allá de sus diversos matices, la mayoría de los países de América Latina tiene
regímenes gubernamentales que pueden encuadrarse dentro de lo que se entiende como
presidencialismo. Sus características básicas son que los miembros del Parlamento y el
Presidente son elegidos por el voto directo de los ciudadanos por un período fijo,
A pesar de que se ha considerado a la integración regional como una necesidad
clave para el desarrollo de los
países, poco es lo que se ha avanzado
en la materia
reservando para este último la jefatura de Estado y la jefatura de Gobierno. El resultado de
la confluencia de estas variables redunda en la posibilidad de caer en la situación de
“gobierno dividido”, en la cual el Poder Ejecutivo y la mayoría del Poder Legislativo son
de diferentes (y a veces enemistadas) corrientes políticas,
lo cual dificulta los acuerdos necesarios entre ambos
poderes para que una política se lleve adelante, llevando a
una “parálisis gubernamental”. Pero la situación opuesta,
en la cual el Poder Ejecutivo y la mayoría del Poder
Legislativo pertenecen a un mismo color político, tiende a
que se concentre el poder en la figura presidencial, socavando el rol deliberativo de
políticas que se supone deben tener los parlamentos y tendiendo a constituir a los mismos
en instituciones delegativas de sus facultades decisorias. En regímenes de este tipo entonces
la manera de asegurarse la gobernabilidad es concentrando la toma de decisiones en el
Poder Ejecutivo; concentrar el poder en la figura presidencial es la prioridad de los
regímenes presidencialistas.
La lógica de la integración implica que los países cedan cuotas de su poder en pos de
constituir un poder mayor, mientras que la lógica del presidencialismo consiste en
compartir lo menos posible el poder con otras fuerzas para asegurarse la aplicación y
desarrollo de un determinado conjunto de políticas. Pero esto no debe llevarnos a pensar
automáticamente que el presidencialismo imperante en América Latina es la principal causa
de las fallas de su integración. Recordando la frase que citamos al principio de este artículo,
debemos coincidir en que la voluntad política de quienes detentan el poder es un factor
relevante en este dilema. Ahora bien, ¿qué factores son los que pueden llevar a un
gobernante, que tiene en su poder a la mayoría de los recursos de un Estado, a tener la
voluntad de ceder parte de ese poder para constituir un poder mayor?
Las consecuencias negativas de la globalización para el denominado “mundo
subdesarrollado” pueden ser un factor relevante; los gobiernos delegan facultades hacia
organismos internacionales ya que de no hacerlo perderían mayor poder aún. Pero, ¿el
tomar una decisión así es simplemente el fruto de la lectura que hacen los gobernantes del
contexto internacional? ¿Simplemente ven avecinarse el peligro y buscan unirse a otros
para superar la situación, aunque eso implique que reduzcan su cuota de poder real?
Concentrar el poder en la figura presidencial es la prioridad de los regímenes presidencialistas
Integrarse no implica solo unir esfuerzos con otros, sino también decidir con quiénes y de
qué forma se va a llevar a cabo.
Para definir con qué otros actores internacionales llevaremos adelante el proceso de
integración es necesario en principio que existan relaciones armoniosas y pacíficas entre las
partes. Pero para que se de esta peculiar situación no es solo fundamental que no se recurra
al uso de las fuerzas militares para la solución de las diferencias que puedan surgir de dicha
relación, sino que también es importante la coincidencia ideológico-política aunque sea en
aspectos demasiado abstractos que después en la práctica resulten en modos de actuar
diferentes. Dicho de otra forma, es necesario que se manejen categorías y conceptos
comunes entre las partes para que siquiera tengan la voluntad de cooperar entre sí. Pero la
existencia de esta coincidencia tampoco es razón suficiente para el avance de la integración.
Es necesario también que las partes involucradas en dicho acuerdo queden conformes con
la distribución de poder que emana del mismo.
Un tratado de integración puede en cuanto a cuestiones normativas establecer en un
plano de igualdad a todos sus miembros en relación al mismo, pero por sus características
internas algunos podrán hacer un uso más provechoso de dicha igualdad. Algunos,
generalmente los más poderosos, querrán ser líderes dentro de la nueva estructura y
buscarán en las negociaciones que la misma se adapte
mejor a sus necesidades y expectativas. Otros no
querrán quedar apartados y buscarán integrarse aunque
queden supeditados a un poder mayor. El resultado de
esta situación es que mientras exista uno que ocupe el
lugar de líder de la integración y el resto se subordine a
él, el proceso podrá avanzar. Pero el problema surge en cuanto aparece más de un proyecto
que busca constituir un determinado poder regional. En el caso de la América Latina de los
últimos años, esos líderes de la integración entendemos que son el Presidente de la
República Federativa de Brasil, Luís Ignacio Lula Da´Silva, y el Presidente de la República
Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías.
El primero se ve impulsado por 2 factores: La continuidad de las políticas exteriores de
los gobiernos antecesores, que tendieron a buscar que Brasil tuviera un rol preponderante
en la región, y el desarrollo del país a nivel mundial que lo lleva a ser considerado como
El problema surge en cuanto aparece
más de un proyecto que busca constituir
un determinado poder regional
una potencia emergente, junto a Méjico, Sudáfrica, India y China. Ciertamente, vemos que
Lula tiene dicho liderazgo en América Latina más por la gran importancia que tiene Brasil
para los países de la región, principalmente en el área económica, que por méritos de su
propia gestión.
El actual Presidente de Venezuela, en cambio, se ve impulsado a ocupar un rol de
liderazgo en América Latina por otros 2 factores: El aumento del precio del barril de
petróleo a nivel internacional, lo cual le genera un gran ingreso de divisas por la
exportación de dicho producto, y la menor importancia de la región en la agenda de política
exterior de Estados Unidos tras los atentados del 11 de septiembre del 2001, donde se volcó
a tener preponderancia los asuntos relacionados a la seguridad internacional. Ambos
factores le dieron la oportunidad a Chávez de erigirse como un líder marcadamente anti-
neoliberal, primero porque la principal potencia del mundo se encontraba concentrando sus
esfuerzos en la lucha contra el terrorismo islámico y en segundo lugar porque el excedente
de divisas, producto del incremento del precio del petróleo, le otorgó la posibilidad de ser
“solidario” con aquellos países de menos recursos que ya no estaban dispuestos a seguir
endeudándose con los países del Primer Mundo y sus organismos financieros.
Entendemos entonces que se debe diferenciar en primer lugar que mientras Lula ocupa
la Presidencia de un país que, prácticamente por “inercia”, le otorga la responsabilidad, más
que la posibilidad, de encabezar un proceso de integración regional principalmente en el
área de América del Sur, en el caso de Chávez este tiene el mérito de constituir a su país
como líder de la integración, cuando antes era impensado que ocupara un rol similar. Pero
esto que acabamos de afirmar no debe entenderse como que el Presidente de Brasil no tuvo
méritos propios en la situación regional actual, ni tampoco que el Presidente de Venezuela
no disfrutara de un contexto internacional que le permitió realizar la política exterior que ha
llevado adelante. Además, ambos cuentan con que en la región predominan gobiernos que,
aunque sea solo discursivamente, coinciden en la necesariedad de la realización de un
proceso de integración en América Latina que escape a la lógica exclusivamente comercial
e incluya aspectos que mejoren las condiciones de los sectores más relegados de las
sociedades sobre las que gobiernan.
Para realizar un examen más exhaustivo de las políticas de integración de ambos
mandatarios, nos concentraremos en principio en el análisis del ALBA y el UNASur como
los proyectos de integración regional más abarcadores, en términos de que ambos buscan
integrar a América Latina y el Caribe, viendo sus características internas y luego
observando qué relación tienen estos con la política exterior de Lula y Chávez.
Características del ALBA y la influencia de ChávezEl ALBA (Alternativa Bolivariana para América Latina) se materializó en un acuerdo
internacional el 14 de diciembre del año 2004 básicamente como un Tratado de Libre
Comercio que además incluía, a diferencia de tratados como el TLCAN (Tratado de Libre
Comercio de América del Norte), medidas que buscaban complementar y/o intercambiar
diferentes tipos de recursos en pos de ayudar a los países involucrados a superar las áreas
en las que tienen falencias. El ALBA por lo tanto se institucionaliza principalmente a través
del accionar político de cada una de las partes tendientes al cumplimiento de lo acordado,
sin generar en principio algún tipo de organización de nivel internacional. Como tal, este
tratado no genera instancias en las cuales, aunque sea formalmente, los países se vean
representados en un plano de igualdad; el ALBA tiene mucho más que ver con una doctrina
sobre cómo realizar tratados comerciales entre Estados que a una organización que, por
encima y autónomamente de las partes que la
conformaron, dictamine o propulse determinadas
políticas regionales. Por lo tanto, las directrices
emanadas de la aplicación del acuerdo son diseñadas a
partir de la negociación directa entre partes cuya única
igualdad es que son Estados soberanos.
En cuanto a gobiernos que han adherido a este proceso de integración debemos
mencionar el acuerdo de fines del año 2004 que fue firmado en un principio por los Jefes de
Estado de las Repúblicas de Cuba y Venezuela, ampliándose posteriormente el 29 de abril
del 2006 tras la suscripción e inclusión de la República de Bolivia y el 29 de mayo del 2007
tras una serie de acuerdos con las Repúblicas de Nicaragua y Haití, conformándose el
primero como miembro pleno del ALBA. Posteriormente, el 26 de enero del año 2008, la
Mancomunidad de Dominica expresó su voluntad de convertirse en miembro pleno y se
encuentra actualmente en proceso de adhesión. Por otra parte, se han conformado 2
instituciones internacionales: El Banco del ALBA y el PetroCaribe, al cual se han suscrito
Todos los acuerdos que conforman lo que hoy en día es el ALBA han sido impulsados principalmente por Hugo Chávez
todos los países del Caribe. Todos los acuerdos que conforman lo que hoy en día es el
ALBA han sido impulsados principalmente por el actual presidente de la República de
Venezuela, Hugo Chávez Frías.
Los principios rectores del ALBA establecen, en el acuerdo firmado con Cuba a finales
del 2004, que:
1. La integración neoliberal prioriza la liberalización del comercio y las inversiones.2. La Alternativa Bolivariana para América Latina (ALBA) es una propuesta que centra su atención en la lucha contra la pobreza y la exclusión social.3. En la propuesta del ALBA se le otorga una importancia crucial a los derechos humanos, laborales y de la mujer, a la defensa del ambiente y a la integración física4. En el ALBA, la lucha contra las políticas proteccionistas y los ruinosos subsidios de los países industrializados no puede negar el derecho de los países pobres de proteger a sus campesinos y productores agrícolas. 5. Para los países pobres donde la actividad agrícola es fundamental, las condiciones de vida de millones de campesinos e indígenas se verían irreversiblemente afectados si ocurre una inundación de bienes agrícolas importados, aún en los casos en los cuales no exista subsidio.6. La producción agrícola es mucho más que la producción de una mercancía. Es la base para preservar opciones culturales, es una forma de ocupación del territorio, define modalidades de relación con la naturaleza, tiene que ver directamente con la seguridad y autosuficiencia alimentaria. En estos países la agricultura es, más bien, un modo de vida y no puede ser tratado como cualquier otra actividad económica.7. ALBA tiene que atacar los obstáculos a la integración desde su raíz, a saber:a. La pobreza de la mayoría de la población;b. Las profundas desigualdades y asimetrías entre paísesc. Intercambio desigual y condiciones inequitativas de las relaciones internacionalesd. El peso de una deuda impagablee. La imposición de las políticas de ajuste estructural del FMI y el BM y de las rígidas reglas de la OMC que socavan las bases de apoyo social y político. f. Los obstáculos para tener acceso a la información, el conocimiento y la tecnología que se derivan de los actuales acuerdos de propiedad intelectual; y, g. Prestar atención a los problemas que afectan la consolidación de una verdadera democracia, tales como la monopolización de los medios de comunicación social 8. Enfrentar la llamada Reforma del Estado que solo llevó a brutales procesos de desregulación, privatización y desmontaje de las capacidades de gestión pública.9. Como respuesta a la brutal disolución que éste sufrió durante más de una década de hegemonía neoliberal, se impone ahora el fortalecimiento del Estado con base en la participación del ciudadano en los asuntos públicos, 10. Hay que cuestionar la apología al libre comercio per se, como si sólo esto bastara para garantizar automáticamente el avance hacia mayores niveles de crecimiento y bienestar colectivo. 11. Sin una clara intervención del Estado dirigida a reducir las disparidades entre países, la libre competencia entre desiguales no puede conducir sino al fortalecimiento de los más fuertes en perjuicio de los más débiles.12. Profundizar la integración latinoamericana requiere una agenda económica definida por los Estados soberanos, fuera de toda influencia nefasta de los organismos internacionales.
Claramente estos principios no tienen reparo en marcarse en una declarada
contraposición con el Modelo económico del llamado Consenso de Washington o modelo
Neoliberal. Más allá de que podamos llegar a coincidir con muchos o algunos de los
principios establecidos en este tratado, debemos tener en cuenta lo que planteamos al
principio de este trabajo, sobre la coincidencia ideológica de las partes para el proceso de
integración.
Si bien en la actualidad nos encontramos con que en la mayoría de los países de
América Latina gobiernan figuras que se reconocen dentro del marco ideológico de la
izquierda y que por lo menos discursivamente llevan una prédica que coincide en varios
puntos con los principios mencionados, no muchos de los países más poderosos de la
región han manifestado en principio algún tipo de adhesión al ALBA.
Características de la UNASur y la influencia de LulaLa UNASur (Unión de Naciones de América del Sur) nació el 23 de mayo del 2008
siendo firmada por los 12 países de América del Sur. 4 instituciones componen su
estructura organizativa:
El Consejo de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno (CJEG)
El Consejo de Ministras y Ministros de Relaciones Exteriores (CMRE)
El Consejo de Delegadas y Delegados (CD)
La Secretaría General (SG)
Siendo la cuarta de estas instituciones una organización de tipo administrativo,
concentraremos nuestro análisis en las 3 restantes. La primera está conformada por, como
su nombre lo indica, los Jefes de Estado y de Gobierno de cada uno de los Estados
miembros. Es el órgano máximo de decisión dentro de la UNASur, nombra a un Presidente
Pro-témpore y tiene una periodicidad de reunión anual, existiendo la posibilidad de que
algún mandatario convoque a una reunión extraordinaria. La segunda en cambio está
conformada por los Ministros de Relaciones Exteriores, es la encargada de tomar las
medidas políticas necesarias que le den operatividad a las decisiones adoptadas en el CJEG
y tiene reuniones cada 6 meses, dependiendo de la Presidencia Pro-témpore la convocatoria
a reuniones extraordinarias. Finalmente, la tercera institución mencionada está conformada
por delegados nombrados por cada Estado y tiene una periodicidad de reunión bimestral.
Tiene la función de generar los mecanismos que permitan la aplicación de las decisiones
del CJEG y las resoluciones del CMRE, generar proyectos para ser presentados ante los
organismos superiores y coordinar los Grupos de Trabajo que surjan a lo largo del tiempo.
Lo que percibimos es que esta estructura organizativa resultante depende
primordialmente de las directrices que adopten los Jefes de Estado y de Gobierno de los
países pertenecientes a la UNASur a través del CJEG. En lugar de generar instancias de
decisión, relativamente independientes y superiores a los Estados miembros, que insten a
los mismos a implementar las decisiones provenientes de dicha estructura supranacional, se
optó por dejar en manos de los gobiernos de turno el proceso de integración. En otras
palabras, se generó un espacio en el cual deben sumarse las voluntades particulares de cada
gobernante en lugar de generar una sumatoria de voluntades que supere a las
individualidades. Una organización que reconoce en su accionar a todos sus miembros
como iguales y superiores a sí misma no es capaz de conducir un proceso de integración,
sino que el mismo queda relegado a que alguien lo use como herramienta para impulsar su
propio proyecto de integración. En el UNASur quien ocupa ese rol hoy en día es Luís
Ignacio Lula Da´Silva.
El mismo, tomándose la libertad de plantear la primera medida a ser discutida en el
ámbito de la recientemente conformada organización internacional, expresó en su discurso
del día de la firma de su tratado constitutivo que:
“Estou convencido de que é chegada a hora de aprofundarmos nossa identidade sul-americana, também no campo da defesa. Nossas Forças Armadas estão comprometidas com a construção da paz. A presença de muitos de nossos países na MINUSTAH, força da ONU que garante a segurança no Haiti, é exemplo dessa determinação. Devemos articular uma visão de defesa na região fundada em valores e princípios comuns, como o respeito à soberania e à autodeterminação, a integridade territorial dos Estados e a não-intervenção em assuntos internos. Por isso, determinei ao meu Ministro da Defesa que realizasse consultas com todos os países da América do Sul sobre a constituição de um Conselho Sul-Americano de Defesa. Creio que deveríamos discutir essa decisão aqui. Com esse mesmo espírito proponho a realização no Brasil, no segundo semestre deste ano, de uma reunião que permita detalhar o funcionamento e os objetivos do Conselho.”
Traducción al Español:“Estoy convencido de que ha llegado la hora de profundizar nuestra identidad sudamericana, también en el campo de la defensa. Nuestras Fuerzas Armadas están comprometidas con la construcción de la paz. La presencia de muchos de nuestros países en la MINUSTAH, la fuerza de la ONU que garantiza la seguridad en Haití, es ejemplo de esa determinación. Debemos articular una visión de defensa regional fundada en valores y principios comunes, como el respeto a la soberanía y la autodeterminación, a la integridad territorial de los Estados y a la no-intervención en asuntos internos.Por eso, le ordené a mi Ministro de Defensa que realizara consultas con todos los países de América del Sur sobre la constitución de un Consejo Sur-Americano de Defensa. Creo que deberíamos discutir esa decisión aquí. Con ese mismo espíritu propongo la realización en Brasil, en el segundo semestre de este año, de una reunión que permita detallar el funcionamiento y los objetivos del Consejo.”
Esta iniciativa de Lula fue acogida por todos los países del UNASur, a excepción de
Colombia, por lo que se decidió la conformación de una comisión que elaborará un
proyecto de conformación de dicho Consejo. Esta medida entendemos apunta a buscar
concretar 3 asuntos en particular. En primer lugar se puede entender a la misma como una
posible solución ante conflictos similares al ocurrido entre Ecuador y Colombia en el mes
de marzo del 2008, cuando fuerzas armadas de este último persiguiendo a un alto líder de
las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) cruzaron la frontera hacia su
vecino del sur, generando una disyuntiva entre ambos países en torno al respeto a la
soberanía territorial y la lucha contra el narcotráfico. En segundo lugar se puede entender
también a la conformación de un Consejo de Seguridad Regional como una respuesta al
recientemente relanzamiento de la Cuarta Flota de Estados Unidos, fuerza encargada de
monitorear el área de América del Sur y el Caribe. Y en tercer lugar creemos que en un
futuro, de realizarse satisfactoriamente la
conformación de dicho consejo, el gobierno
brasileño puede llegar a buscar capitalizar ese
éxito en pos de mejorar las posibilidades de
concretar su anhelo de convertir a Brasil en un
miembro permanente del Consejo de
Seguridad de la ONU.
Ahora bien, teniendo en cuenta lo
planteado al principio de este trabajo, las
aspiraciones de Lula de convertirse en la
cabeza del proceso de integración latinoamericano a través de la UNASur se puede
encontrar con el freno que algunos de sus pares en la región pueden presentarle; no a que se
desarrolle la integración, sino a que sea Brasil el principal beneficiario de dicho desarrollo.
A diferencia del ALBA, que ha tenido un desarrollo expansivo, en términos de que se
conformó primero entre Cuba y Venezuela y posteriormente se ha ido expandiendo
mediante la inclusión de otros países, la UNASur nace con una pluralidad intrínseca dada la
gran cantidad de países que participan del mismo. Chávez desde Venezuela puede utilizar
el mismo espacio de esta institución internacional para imprimirle un sesgo más acorde con
sus pretensiones, mientras que Fernández de Kirchner en Argentina o Morales en Bolivia,
Las aspiraciones de Lula de convertirse en la cabeza del proceso de integración latinoamericano pueden encontrarse con el freno que algunos de sus pares en la región pueden presentarle a que sea Brasil el principal beneficiario de dicho desarrollo
por mencionar a algunos, pueden llegar a presionar a Lula para que la integración que
pretende encabezar se encauce hacia escenarios que ellos también vean como beneficiosos,
limitando su liderazgo regional.
¿Radicalización vs. Moderación?La contraposición al neoliberalismo en la política exterior de Lula y Chávez mezcla en
ambos elementos de radicalización y moderación. Entendemos que ambas posturas no son
antagónicas entre sí, sino que pueden servir alternativamente a un gobernante para
aprovechar mejor una determinada coyuntura para alcanzar un determinado objetivo
propuesto; en nuestro caso de análisis, ese objetivo es la integración regional.
En términos de Edmundo Gonzáles
Urrutia la política exterior de Chávez puede
ser dividida en 2 etapas, cuyo punto de
inflexión es su victoria en el referéndum
revocatorio a su mandato en agosto del
2004. En una primera etapa, el autor
reconoce que el actual Presidente
venezolano había tenido una política exterior
que apuntaba al establecimiento de medidas
tendientes al equilibrio internacional.
Mientras al interior de Venezuela las
relaciones con la oposición tendían a radicalizarse, en el plano exterior se planteaban
posturas de la necesidad de profundizar los procesos de integración en América Latina y de
que la política internacional tendiera a privilegiar cuestiones humanitarias y de justicia
social, sin modificar demasiado la imagen internacional que se tenía de dicho país. Pero la
radicalización y victoria electoral sobre la oposición posteriormente tendió a reflejarse en la
política exterior de Chávez, quien para ese entonces planteara la idea del “Socialismo del
Siglo XXI”. Como dirigente de una revolución que había sido exitosa en su país, el
Presidente Venezolano argumentó que se debía apoyar a aquellos sectores en el mundo que
se encontraran luchando por instaurar modelos tendientes a la inclusión social de las clases
más relegadas. Y apoyar a alguien en su lucha, implica necesariamente obtener la
Como dirigente de una revolución que había sido
exitosa en su país, el Presidente Venezolano
argumentó que se debía apoyar a aquellos sectores
en el mundo que se encontraran luchando por
instaurar modelos tendientes a la inclusión social de las clases más
relegadas
enemistad de aquel contra quien se está luchando. En este caso, ese alguien se identificaba
claramente con el gobierno estadounidense y más precisamente con su Presidente G. W.
Bush Jr. Y a lo largo de la historia se ha visto que un enemigo político común claramente
identificable unifica mucho más que un conjunto de ideas en común sobre los pasos a
seguir para alcanzar el progreso.
En cambio, la política exterior de Lula, en términos de Alcides Costa Vaz, no implicó
un cambio radical en los objetivos que habían tenido sus antecesores para el ámbito
internacional, sino que el cambio provino principalmente en torno al modo en que se
alcanzaría ese rol protagonista en el mundo que buscaba tener Brasil. Para lograr ese
propósito el Presidente Brasilero impulsa medidas tendientes a contrarrestar las
vulnerabilidades externas que su país había adoptado durante la implantación del modelo
neoliberal. Entre esas medidas estaba la búsqueda de contribuir a la generación de alianzas
tanto en el plano regional como en el mundial. O
sea, la integración regional de América Latina en
el proyecto de Lula es una parte de un proyecto
más amplio que busca volverse líder en la escena
global. Y si para alcanzar dicho objetivo se
entiende que es imprescindible reducir lo más
posible las vulnerabilidades de Brasil en el ámbito externo, no se va a entrar en la
contradicción de sumarse a proyectos de integración regional que le sumen restricciones a
nivel internacional.
Ahora bien, ¿qué es lo que vuelve vulnerable a un país?: principalmente y producto de
la globalización, la dependencia de factores externos, como son otros países u
organizaciones internacionales. ¿Cómo se puede evitar esta dependencia?: haciendo que
otros dependan de uno, para lo cual es necesario integrarse a otros que se subordinen a
nuestro liderazgo. Por esta causa es que el Presidente Lula no suele tener opiniones
favorables hacia el Presidente Chávez cuando este pretende encabezar procesos de
integración; que aparezca otro liderazgo regional le genera vulnerabilidades externas que
dificultan las aspiraciones de su política exterior.
Chávez en cambio, tiende a buscar un delicado equilibrio entre vulnerabilidades y
fortalezas. A medida que adquiere un rol cada vez más importante en la escena
La integración regional en el proyecto de Lula es una parte de un proyecto más amplio que busca volverse líder en la escena global
internacional mediante sus alianzas con gobiernos de posturas fuertemente contrarias a
Estados Unidos se vuelve cada vez más vulnerable ante ese país al que le exporta el 85% de
su producción petrolera. El Presidente de Venezuela tiene en cuanto a su política exterior la
característica de incrementar la visión negativa que se tiene de él desde el Primer Mundo,
mejorando la visión positiva que se tiene de él desde el Tercer Mundo. En cambio, el
Presidente de Brasil tiende a buscar mejorar su posición frente a la mayor parte posible del
escenario mundial. Según la lectura que se realiza desde cada país sobre esta situación,
suelen optar entre realizar sacrificios en pos de un progreso mayor a largo plazo o acoplarse
en el corto plazo a procesos de desarrollo más paulatinos.
Los países más débiles no tienen mucho para perder, por lo que es más probable que
busquen integrarse bajo la lógica del ALBA y confiar en el éxito de Chávez a nivel
internacional en pos de tratar de salir de su situación de marginación. Los países más
fuertes, en cambio, no se encuentran demasiado dispuestos a realizar sacrificios sin tener la
certeza de recibir beneficios mayores, por lo que es más factible que se integren en ámbitos
como el UNASur que, aunque tenga como principal protagonista a Lula, les permita tener
un control más efectivo sobre el proceso de integración, obteniendo beneficios de corto
plazo.
Ahora bien, cuando hablamos de países débiles o fuertes no lo hacemos teniendo en
cuenta sus condiciones económicas, sino la gobernabilidad de sus Presidentes. Por la misma
entendemos a aquella capacidad que tiene un gobernante de permanecer en ejercicio del
poder del Estado durante el plazo prefijado al momento de su nombramiento y de poder
llevar adelante un determinado plan de gobierno. Por supuesto que las condiciones
económicas influyen en la gobernabilidad de un mandatario, pero también son igual de
relevantes las condiciones políticas y sociales de la población sobre la que gobierna. Un
gobernante en cuanto dependa de más factores que se encuentran fuera de su ámbito de
decisión, poseerá menor gobernabilidad; dicha pérdida quedará relegada a otro gobernante
o sector. La gobernabilidad no aparece o desaparece, sino que se concentra o se reparte.
Teniendo en cuenta las reflexiones que hicimos al principio en torno al
presidencialismo, concentrar el poder en el Presidente es lo que le otorga mayor
gobernabilidad. Los países débiles, los cuales suelen tener economías débiles, estarán más
dispuestos a sacrificar la poca gobernabilidad que tienen sus gobernantes en pos de
asegurarse la cuota de gobernabilidad restante. En cambio, los países fuertes, los cuales
suelen tener economías más desarrolladas, no estarán dispuestos a ceder fácilmente su
gobernabilidad ante un organismo regional, pero tampoco podrán exigir demasiado ya que
podrían quedar fuera de dicho proceso.
No vemos entonces que haya una disyuntiva entre Moderados y Radicales en la
integración latinoamericana. Nos encontramos más bien ante diferentes casos en los cuales,
según las circunstancias y/o las preferencias del gobernante de turno, los gobiernos de
América Latina y el Caribe tienden a integrarse entre sí según la conveniencia que ven en
torno a dicha integración. Podríamos decir que el ALBA aglutina a aquellos que optan por
la radicalización mientras que el UNASur aglutina a aquellos que optan por una integración
moderada, pero no de forma excluyente. Muchos países de Latinoamérica participan tanto
de uno como de otro ámbito internacional, como miembro pleno o asociado, o simplemente
expresando interés y adhesión. Por lo cual podríamos llegar a afirmar que muchos países de
la región tienen posturas mixtas, que tienden entre la radicalización y la moderación; ambas
posturas, en la práctica, tienden a complementarse.
ConclusionesLa integración regional, luego de la debacle del modelo neoliberal, aparece como
altamente factible a primera vista, pero creemos que el modo interno de hacer política en
Latinoamérica no ayude al desarrollo de una institucionalidad supraestatal en lugar de
interestatal. Entendemos que la defensa de los intereses nacionales pregonada por los
gobiernos actuales no ayuda a la conformación de un proceso de integración profundo, sino
que tiende a la conformación de bloques que se arman y desarman según los proyectos y
ambiciones de cada uno.
El ALBA, bajo el liderazgo de Chávez, puede seguir expandiéndose por Latinoamérica.
Pero los períodos de gobierno no son eternos y los gobernantes son reemplazados por otros,
a diferencia de las instituciones que pueden perdurar más que la vida de sus creadores.
Cuando Chávez deje la presidencia de Venezuela, ¿qué pasará con el ALBA? Podrá llegar
al gobierno alguien de su confianza, pero no tendrá el liderazgo de su antecesor. Un
proceso de integración tan fuertemente marcado por la ideología no puede subsistir sin
liderazgos fuertes. Por más que el ALBA genere beneficios para los sectores más
desposeídos de Latinoamérica, creemos que tenderá a desaparecer junto con su líder al no
generar una institucionalidad fuerte que pueda trascenderlo.
El UNASur, con la continuidad de la política exterior brasilera tendiente a convertirse
en un de los centros de un orden mundial multipolar, puede llegar a generar una
institucionalidad supranacional más allá del término del mandato de Lula en Brasil, ya que
entendemos que su liderazgo regional se debe más a la relevancia para la región del país
que está gobernando que de capacidades propias. Pero esta institucionalidad
latinoamericana depende de la existencia de una voluntad mancomunada de las Jefas y
Jefes de Estado y de Gobierno de la región para llevar adelante este proceso. Pero vemos
como muy difícil que gobiernos que históricamente tendieron a concentrar el poder en sus
manos decidan por voluntad propia ceder parte de ese poder. Esperamos que no tengan que
ocurrir demasiadas crisis en América Latina para que los gobiernos cedan sus ambiciones
particulares y empiecen a tener perspectivas de corte regional.
Bibliografía:
www.alternativabolivariana.org
Acuerdos de integración en el marco del ALBA y Tratado de conformación
del UNASUR http://www.alternativabolivariana.org/modules.php?
name=Content&pa=showpage&pid=230
www.comunidadandina.org
Discurso do Presidente da República, Luiz Inácio Lula da Silva, durante a
Reunião Extraordinária de Chefes de Estado e de Governo da União de
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http://www.comunidadandina.org/prensa/discursos/lula23-5-08.htm
www.nuso.org (Revista “Nueva Sociedad”)
Judith Teichman – Globalización e integración: visiones en pugna -
http://www.nuso.org/upload/articulos/3514_1.pdf
Edmundo González Urrutia - Las dos etapas de la política exterior de
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Francisco Rojas Aravena - El nuevo mapa político latinoamericano -
http://www.nuso.org/upload/articulos/3386_1.pdf
Alcides Costa Vaz - El gobierno de Lula -
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Roberto Pizarro – El difícil camino de la integración regional -
http://www.nuso.org/upload/articulos/3504_1.pdf
www.realinstitutoelcano.org
Josette Altmann - ALBA: ¿un proyecto alternativo para América Latina? -
http://www.realinstitutoelcano.org/wps/portal/rielcano/contenido?
WCM_GLOBAL_CONTEXT=/Elcano_es/Zonas_es/ARI17-2008