llan qui malo

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¿El currículum del engaño, o adiestramiento educativo? Ocho de la mañana, delantal, timbre, libro de clases, correr, no perder minutos, llegar a la sala, saludar, pasar lista, iniciar la clase….. La imagen del profesor, todos los días… ¿impuesta, autoimpuesta, imperiosa, caricaturesca, innecesaria, idealista? Una fotografía podría captar ese instante o varios, en que un profesor ingresa a clases y realiza ese ritual, ceremonia de vida de una clase, de nacimiento de una jornada más de enseñanza. Retener en el tiempo ese instante y plasmarlo como la ontología del maestro, perpetuarlo como modelo; pero a la vez quitarle su esencia dinámica, su flujo, su vida. Según la perspectiva de Barthes, ese momento real, vivo, ese pedagogo ejerciendo su labor, pasaría al plano de lo no existente, del espejo en que sólo se refleja la realidad, pero que no es tal, que desaparece, que no es, no obstante, ha sido. Ahora bien, en ese proceso de aprendizaje de un alumno, ¿es absolutamente necesario todo este ritual?, si extendemos, si avanzamos en el correr de esta clase; presenciamos, idealistamente, como se nos exige que actúe un profesor, el inicio de la clase, su desarrollo, su cierre. Si observáramos todos estos momentos en un correlativo de fotografías, qué veríamos, una verdad, una obligación, un correcto método de actuación, si nos detenemos en cualquiera de ellas, “…una suerte de dedicación general, ciertamente afanosa, pero sin agudeza especial.” (Barthes, 2008, pág. 64) estaríamos frente a ese studium, a ese momento que reconocemos como una clase, alumnos, pizarra, cuadernos, instrucciones, nada distinto, cotidianidad, un saber cultural que nadie cuestionaría, una representación que a nadie cuestiona. ¿Hay aprendizaje asegurado en conservar esta imagen? En repetir y repetir continuamente este rito, en exigir arduamente que nada ni nadie se desborde, que deconstruya este acervo de la pedagogía, esta constante que nos identifica como tal. Sin embargo, dónde está ese quiebre, ese suceso, mirada, gesto, flechazo, comentario, silencio, que verdaderamente provoca un aprendizaje, ¿es necesario anquilosar

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e s aquiel al ue lle dicen el mas maslode los malo cy arqueos de la nacione e municipal qye ni existe en ningua europa.

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El currculum del engao, o adiestramiento educativo?Ocho de la maana, delantal, timbre, libro de clases, correr, no perder minutos, llegar a la sala, saludar, pasar lista, iniciar la clase.. La imagen del profesor, todos los das impuesta, autoimpuesta, imperiosa, caricaturesca, innecesaria, idealista?Una fotografa podra captar ese instante o varios, en que un profesor ingresa a clases y realiza ese ritual, ceremonia de vida de una clase, de nacimiento de una jornada ms de enseanza. Retener en el tiempo ese instante y plasmarlo como la ontologa del maestro, perpetuarlo como modelo; pero a la vez quitarle su esencia dinmica, su flujo, su vida. Segn la perspectiva de Barthes, ese momento real, vivo, ese pedagogo ejerciendo su labor, pasara al plano de lo no existente, del espejo en que slo se refleja la realidad, pero que no es tal, que desaparece, que no es, no obstante, ha sido. Ahora bien, en ese proceso de aprendizaje de un alumno, es absolutamente necesario todo este ritual?, si extendemos, si avanzamos en el correr de esta clase; presenciamos, idealistamente, como se nos exige que acte un profesor, el inicio de la clase, su desarrollo, su cierre. Si observramos todos estos momentos en un correlativo de fotografas, qu veramos, una verdad, una obligacin, un correcto mtodo de actuacin, si nos detenemos en cualquiera de ellas,

una suerte de dedicacin general, ciertamente afanosa, pero sin agudeza especial. (Barthes, 2008, pg. 64)estaramos frente a ese studium, a ese momento que reconocemos como una clase, alumnos, pizarra, cuadernos, instrucciones, nada distinto, cotidianidad, un saber cultural que nadie cuestionara, una representacin que a nadie cuestiona.

Hay aprendizaje asegurado en conservar esta imagen? En repetir y repetir continuamente este rito, en exigir arduamente que nada ni nadie se desborde, que deconstruya este acervo de la pedagoga, esta constante que nos identifica como tal. Sin embargo, dnde est ese quiebre, ese suceso, mirada, gesto, flechazo, comentario, silencio, que verdaderamente provoca un aprendizaje, es necesario anquilosar la figura del profesor en ese studium? Todos los profesores iguales, ropa formal, buen peinado, aroma agradable, zapatos limpios, muchos plumones, palabra firme y convincente. Imagen real o engao perpetuado? Vive realmente la imagen de ese profesor o llanamente ha sido uno ms de tantos extintos seres que cumplen con la efigie del maestro?

Si la misin es provocar un verdadero aprendizaje, un aprendizaje significativo, perenne, ese studium es simplemente un decorativo, una caricatura, lo encontraremos ac en Chile, como probablemente en Argentina, Japn o Finlandia, sin embargo, qu hace que un alumno, aprenda, crea fervientemente en lo que se le ensea, reconozca esa chispa que enciende la ampolleta.

Fervor, compromiso, devenir, elementos vitales para que podamos generar ese cambio radical y permanente en el alma de un nio. El objetivo es despertar pasiones que provoquen una evolucin a un estadio de conciencia total, social, de transformacin de la realidad y, por tanto, de valoracin hacia lo adquirido, pero una valoracin no de calificaciones, ni premios, ni homenajes, que aquello que un alumno recibe, signifique para l una herramienta realmente verdadera (tautologa permitida), que captar en una imagen a aquel nio, evoque ciertamente un diferencia, una escisin

ese azar que en ella me despunta (pero que tambin me lastima, me punza). (Barthes, 2008, pg. 65)La educacin chilena debe cambiar la perspectiva del simple resultado, en que slo se hacen las cosas bien, independiente de los procesos (bien o mal realizados), si es que la resultante, llmese SIMCE o PSU, son indicio de satisfaccin e impresin frente a los pares, la comunidad, las exigencias de una municipalidad, entidad privada o mecenas. No se puede homogeneizar a todos los alumnos, es imposible concebir, que por el solo hecho de matricularse en un establecimiento se poseen las mismas cualidades, aspiraciones, habilidades que todas las otras personas que tambin lo hacen. An peor es cuando se imposibilita la chance de utilizar diversas metodologas, estrategias, apuestas, roles, y se cae en el pragmatismo de sobresalir, de cumplir las metas.

A cuntos alumnos les gusta ir a clases? No me refiero a ir a socializar, lo que a una gran mayora le place, sino o a aprender, a considerar que estudiar, prepararse, instruirse es positivo, somos una educacin de studium, necesitados de mentes que arriesguen, que desconcierten y activen ese deseo, hemos cado en la mecnica de una enseanza sin punctum.

El dispositivo de la tecnologa llevada al aula, data show, pizarras digitales, videos, etc. es insuficiente si el objetivo que sustenta la enseanza es el solo hecho de traspasar informacin, aun cuando haya quienes puedan retener una mayor cantidad, qu hacemos con ella, cmo la interpretamos y estimulamos, para no caer en la representacin de la muerte de la Educacin, en que un Operator, decididamente desea tomar esa fotografa, an ms, el Spectrum desea aparecer/desaparecer de ese modo, no se cuestiona, posa, para inmortalizar ese estado de progreso pedaggico.

Es posible observar hoy en los medios, cmo no slo los profesores, sino la familia, el alumno mismo, desea dejar de posar, sale a la calle, expresa su opinin, su descontento, pretende aportar con su punctum, a una efigie con ms fuerza, con ms valor, recobrar la esencia verdadera de la Educacin (que segn mi parecer, no es solamente obtener un gran puntaje), sin embargo, qu cmara es la que hoy impera, cunto tiempo el obturador permitir pasar esa luz, ser la fotografa obtenida, un fiel reflejo del deseo por modificar aquella imagen, colorearla con un nuevo studium, permitirle que desborde un punctum destellante, cautivador, no nicamente profesores con estilo ni alumnos que respondan, sino que baste una captura para reconocer esa avidez de desestancamiento.

No obstante, la Educacin Chilena, ha probado diversas formas de generar ese cambio, de descubrir ese punctum, bsicamente en nuestro pas hemos utilizado tres modelos, tres paradigmas educativos, intereses tcnicos, prcticos y emancipadores (Grundy, 1991, pg. 26) definindose el primero como el modelo en el cual el profesor es el centro, la biblia, que traspasa su conocimiento a un ser pasivo, que reconoce en el profesor una entidad superior, es decir, contenido tras contenido, memorizacin y manifestacin del saber; el segundo paradigma, considera que el alumno debe practicar, poner en funcionamiento ese aprendizaje, lo que podramos relacionar con los establecimientos tcnico-profesionales, sin enmbargo, an el alumno es un individuo dependiente, debe asumir que lo que se le ensea es absoluta verdad; finalmente, el concepto de inters emancipador, hace alusin a aquel aprendizaje en que el alumno es partcipe de su aprendizaje, propone una actitud crtica frente al mundo, se posiciona en l y toma decisiones para cambiar su realidad. Lamentablemente, nuestra sociedad no se destaca por el desarrollo de esta ltima propuesta, prefiere la mecanizacin y la mano de obra (es ms prctica), pero segn mi perspectiva, el paradigma crtico es la forma en que deberamos afrontar la Educacin en nuestra nacin, basta de conocimiento vaco, provoquemos en los estudiantes ese frenes, esa necesidad de actuar, de decir presente, esto es lo que pienso y quiero. Si fotografamos una clase en donde se proponga eso, estoy seguro que claramente captar la atencin y nos incitar, nos pinchar, nos alucinar.Bibliografa

Barthes, R. (2008). La cmara lucida. Nota sobre la fotografa. Buenos Aires: Paids.

Grundy, S. (1991). Producto o praxis del currculum. Madrir: Morata.