literatura y lingüística

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Literatura y lingüística versión impresa ISSN 0716-5811 Lit. lingüíst. n.17 Santiago 2006 doi: 10.4067/S0716-58112006000100002 Literatura y Lingüítica N° 17, págs: 15-28 Literatura: artículos y monografías ¿Por qué volver a los textos coloniales? Herencias y coherencias del pensamiento americano en el discurso colonial 1 Dr. Luis Hachim Lara, chileno Universidad Católica de Valparaíso, Chile [email protected] Resumen: En este artículo, se propone una reflexión sobre los textos coloniales, debatiendo con el discurso crítico que adhiere a las perspectivas post modernas, post coloniales y post orientales que en la mayoría de los casos omiten las consecuencias epistemológicas que involucran esas "cajas de herramientas". Sin embargo, en este aparente y sospechoso libre albedrío, tampoco estos críticos han incorporado la propuesta post occidental, que de acuerdo a lo planteado por Roberto Fernández Retamar, Walter Mignolo y Fernando Coronil, "encuentra su lugar ‘natural’ en la trayectoria del pensamiento en América Latina". Junto con señalar el problema, en este escrito se promueve un "programa de investigación" que justifica no solo "volver a los textos coloniales", sino también al diseño de una nueva plataforma de estudio que involucre en principio, la producción teórica de Aníbal Quijano, Enrique Dussel y de Walter Mignolo, como paradigma de un procedimiento que daría sustento epistemológico a la investigación de los textos coloniales, en el área de producción de discursos del pensamiento y la historiografía de América. Palabra clave: Estudios coloniales, Pensamiento crítico y Literario latinoamericano

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Literatura y lingsticaversinimpresaISSN 0716-5811Lit. lingst.n.17Santiago2006doi: 10.4067/S0716-58112006000100002 Literatura y Lingtica N 17, pgs: 15-28Literatura: artculos y monografasPor qu volver a los textos coloniales? Herencias y coherencias del pensamiento americano en el discurso colonial1Dr. Luis Hachim Lara,chileno Universidad Catlica de Valparaso, [email protected]

Resumen: En este artculo, se propone una reflexin sobre los textos coloniales, debatiendo con el discurso crtico que adhiere a las perspectivas post modernas, post coloniales y post orientales que en la mayora de los casos omiten las consecuencias epistemolgicas que involucran esas "cajas de herramientas". Sin embargo, en este aparente y sospechoso libre albedro, tampoco estos crticos han incorporado la propuesta post occidental, que de acuerdo a lo planteado por Roberto Fernndez Retamar, Walter Mignolo y Fernando Coronil, "encuentra su lugar natural en la trayectoria del pensamiento en Amrica Latina". Junto con sealar el problema, en este escrito se promueve un "programa de investigacin" que justifica no solo "volver a los textos coloniales", sino tambin al diseo de una nueva plataforma de estudio que involucre en principio, la produccin terica de Anbal Quijano, Enrique Dussel y de Walter Mignolo, como paradigma de un procedimiento que dara sustento epistemolgico a la investigacin de los textos coloniales, en el rea de produccin de discursos del pensamiento y la historiografa de Amrica. Palabra clave: Estudios coloniales, Pensamiento crtico y Literario latinoamericano Abstract: This article suggests a reflection about colonial texts, debating over critical discourse that holds on to post modern, post colonial and post eastern perspectives that, in most cases, leave out the epistemological consequences involving those tool boxes. However, in this apparent and suspicious free will, neither have these critics included the post western proposal, which, according to Roberto Fernandez Retamar, Walter Mignolo and Fernando Coronil, "finds its natural habitat in the journey of Latin American thought". Along with the problem statement, the author puts forward a research program that justifies not only going back to colonial texts, but also to the design of a new study platform that includes, as a principle, the theoretical production of Anibal Quijano, Enrique Dussel, and Walter Mignolo, as a procedure paradigm that would yield an epistemological sustainability to colonial text research, within the area of thought discourse production and American history.Key words: Colonial studies, Latin American Critical and Literary Thought.

Con qu autoridad habis hecho tan detestablesguerras a estas gentes que estaban en sus tierrasmansas y pacficas; donde tan infinitas de ellas, conmuertes y estragos nunca odos, habis consumido? Fray Antonio de Montesinos (1511) 1. En el anlisis crtico de las perspectivas sobre y desde Amrica Latina, los latinoamericanistas "resident alien y, [] aquellos intelectuales subalternos que cumplen funciones dentro de los confines de la cultura metropolitana" asumen perspectivas que a veces "los latinoamericanistas no-latinoamericanos"2 motejan de fundamentalistas (esta palabra representa a veces un efecto disuasivo que desarma cualquier intento agropecuario de teorizacin), surgiendo as ms un problema de representacin que un reparo epistemolgico. Obviamente que en la comunidad de investigadores sobreviven stos y otros argumentos, que por ltimo involucran proyectos y perspectivas desde donde pensar Amrica. Sin cuestionar la prolfica progenie y variedad del gentilicio, me interesa situar esta reflexin en el periodo colonial, especficamente en el contexto de Indias (1492), Nuevo Mundo (1503), es decir, en el espacio denominado Amrica recin en el ao 1507. El arribo de los espaoles a las Indias y al Nuevo Mundo, produjo "infinitos hechos"3. Con la esperanza de manejar al menos, un espacio en esa vastedad, quiero tratar la colonialidad como uno de esos hechos gravitantes, que se manifiesta a partir de tres prcticas inditas en el dominio del saber y que sern constantes en los procesos coloniales posteriores: el uso de raza como categora social jerarquizadora, el hacer capitalista aplicado al trabajo del indgena y la perspectiva eurocentrista que domina la cultura y la construccin de discursos4. Dadas as las circunstancias que han dominado la reflexin y la bipolaridad del modelo conquistadores/conquistados, vctimas/verdugos, brbaros/civilizados, no ha sido habitual pensar de otra forma las consecuencias de este evento en el pensar americano. Induce a este despiste, la produccin de Historias escritas por los mismos conquistadores, descubridores, clrigos, letrados, funcionarios espaoles, e incluso criollos de ultramar que participaron del proceso y consignaron la empresa por el inters evangelizador, econmico, poltico y monrquico que revestan. Sin embargo, no disponemos de una Historia del pensamiento del sujeto colonial, a lo ms se ha enfatizado su diferencia con el pensamiento del sujeto colonizador. Por pensamiento me refiero al proceso de inteleccin de naturaleza discursiva, inscrito empricamente en los textos coloniales y que respalda el acto verbal mediante el cual un sujeto otro, interpela al sujeto hegemnico sobre su condicin. El discurso escrito como huella de tal situacin, tambin es insuficiente. Esta dimensin de la lengua del imperio poco flexible para criticar su propio proyecto de la occidentalidad, a pesar de implicar una violencia pragmtica y epistmica, para los mestizos, criollos e indgenas educados implic un complejo proceso de adquisicin y competencia enunciativa que a veces lleg a desintegrar la dificultosa unidad del espaol. La probabilidad de un pensamiento americano y adems de la diferencia, en opinin del Grupo Latinoamericano de Estudios Subalternos GLES5 inspirado en el grupo de Estudios Subalternos surasiticos, envuelve un nuevo esencialismo. Esos investigadores (sub-alternos) sospechaban que en el locus crtico y cultural de Amrica Latina, se promova una especie de xodo crtico que incluso reafirmaba por influencia de la Filosofa de la Liberacin la exterioridad6 de la cultura. En realidad, en la situacin de colonialidad que se extiende ms all de los procesos de independencia, el problema es ms complejo, es decir en el contexto geopoltico y cultural americano, donde se enuncia toda la faramalla de afijos que afectan el estatuto colonial, moderno, oriental y occidental, no slo emergen rplicas de lo mismo, sino tambin otras respuestas marcadas por los contextos de la diferencia, aunque algunas por su amplitud se acercan a los grandes relatos ya condenados por los primeros post modernos. Una vez digerida esta prosa y aceptando que es solidaria con "la renovacin de los estudios latinoamericanos", los orientalistas nativos, nuestramericanistas y otros especialistas en estudios de rea han reducido la teora Post Colonial a la regin cultural surasitica. No obstante, el prstamo y transferencia de prcticas descolonizadoras y liberadoras de los subalternos indios hacia los indios americanos, no dejan de ser tiles. Tal vez el problema se encontrara en el nivel puramente cuantitativo de la produccin terica post Moderna, Post Colonial, Post Oriental, donde apenas sobresale, ms bien se omite el argumento Post Occidental. Y as, para sacar fuerzas de flaqueza, puesto que en Amrica Latina acorde con la evidencia proporcionada por los Estudios de rea "se produce cultura pero no teora"7. Como un modo de refutar esto, haremos una breve insercin biobibliogrfica para ilustrar el argumento Post Occidental que se hace conocido a partir del ensayo del cubano Roberto Fernndez Retamar publicado en Casa de las Amricas el ao 1976 titulado "Nuestra Amrica y el Occidente". civilizacin, ese trmino que un siglo atrs el mundo occidental ha forjado para nombrarse de la mejor manera a s mismo, es aqu lo occidental (no solo los mtodos occidentales); mientras que barbarie, en este caso, no son slo las sobrevivencias precapitalistas, sino tambin las persistentes y originales realidades americanas8. La heterognea realidad americana ha sido un escollo para la accin homogeneizadora del poder colonialista. La violencia epistemolgica con que el saber eurocntrico justific la ocupacin cultural y territorial, no se bas solo en este deseo, sino que de manera mucho menos literaria, perpetr el primer genocidio de la modernidad para acabar con el indgena y unificar la alteridad. As, siguiendo a Fernndez Retamar, la idea de que los latinoamericanos verdaderos "no somos europeos", es decir "occidentales", ya haba encontrado en este siglo sostenedores enrgicos, sobre todo entre los voceros de comunidades tan visiblemente no "occidentales" como los descendientes de los aborgenes y de los africanos. Los grandes enclaves indgenas en nuestra Amrica (que en algunos pases son una "minora nacional" que constituye una mayora real) no requieren argumentar esa realidad obvia: herederos directos de las primeras vctimas de lo que Mart llam "civilizacin devastadora", sobreviven a la destruccin de sus civilizaciones como pruebas vivientes de la brbara irrupcin de otra civilizacin en estas tierras (R. Fernndez Retamar: opus cit.: 176). La esperanza y la prctica terica Post Occidental, se alimenta de esta herencia y slo para aclarar; no se trata de apoyar el argumento del origen y su ficcin, ni de reivindicar historicismo alguno. Simplemente se trata de explicar la procedencia de un argumento, arrinconado y omitido por la apabullante adhesin al Post Modernismo, al Post Colonialismo y al Post Orientalismo por parte de un buen nmero de investigadores y que indudablemente, como mtodos hermenuticos tienen, cada uno de ellos, pertinencia en espacios geopolticos determinados. La escasa convocatoria del argumento Post Occidental, podramos achacarla no slo a la opcin poltica del principal impulsor de la propuesta, el cubano Fernndez Retamar, sino tambin al politizado contexto de recepcin dominado por criterios disimuladamente racistas, por los modelos econmicos conservadores de lo mismo y la justificacin de la globalizacin dura, que elude las otras alternativas. Volvamos al argumento del crtico: Indios y negros, pues, lejos de constituir cuerpos extraos a nuestra Amrica por no ser "occidentales", pertenecen a ella con pleno derecho; ms que los extranjerizos y descastados "civilizadores". Y era natural que esto fuera revelado o enfatizado por pensadores marxistas, pues con la aparicin en la Europa occidental del marxismo, en la segunda mitad del siglo XIX, y con su ulterior enriquecimiento leninista, ha surgido un pensamiento que sienta en el banquillo al capitalismo, es decir, al mundo occidental (R. Fernndez Retamar: opus cit.: 177). Los efectos del tiempo han mellado las adherencias leninistas de la propuesta, sin embargo, el argumento Post Occidental sobrevive despus de casi treinta aos, antes incluso que las propuestas occidentalistas coparan las agendas de las Ciencias Humanas en las ltimas dcadas. El crtico argentino Walter Mignolo frente a este problema propone: Para los pensadores en Amrica Latina el cruce y superposicin de poderes imperiales se concibi no tanto en trminos de colonizacin sino de occidentalizacin. Es por esta razn que "posoccidentalismo" (en vez de "posmodernismo" y "poscolonialismo") es una palabra que encuentra su lugar "natural" en la trayectoria del pensamiento en Amrica Latina, as como "posmodernismo" y "poscolonialismo" lo encuentra en Europa, Estados Unidos y en las excolonias britnicas respectivamente (W. Mignolo, 1998: 145). A esto nos referimos con la herencia, al potencial de un pensamiento que repite e insiste crticamente en la reivindicacin tnica, cultural y americanista. Para ilustrar el rechazo conciente o inconciente del letrado criollo, pero sobre todo del mestizo y del indgena al occidentalismo9, podramos revisar comparatsticamente el corpus de Bibliotecas de papel e Historias escritas por stos, frente al conjunto de Historias de Indias, del Nuevo Mundo y de Amrica, escritas por misioneros, funcionarios, secretarios y soldados espaoles. Respecto de los primeros, ya en el Discurso en Loor de la poesa de 1608, la Annima poeta peruana10, abogaba por la diferencia de la produccin letrada en las Antrticas regiones. Posteriormente y no muy tarde, en prlogos y partes nuncupatorias de esas bibliotecas de papel u obras meta librescas escritas en Amrica, los eruditos criollos y mestizos insistieron en su diferencia o alteridad frente a lo hispnico, por ejemplo; en el Eptome de una Biblioteca (1629) de Antonio de Len Pinelo, en la Biblioteca Mexicana (1755) del sacerdote mexicano Juan Jos de Eguiara y Eguren. Igualmente constribuyeron a este pensamiento diferenciado, el peruano Jos Eusebio de Llano Zapata en sus Memorias Histrico-Fsicas-Apologticas (1761) que el naturalista espaol Jorge Juan y el Consejo de Indias no autorizaron publicar, por dar a conocer de manera demasiado competente la naturaleza y geografa de Amrica, puesto que los enemigos del imperio espaol conoceran lugares estratgicos para invadir sus dominios americanos. En el mismo sentido, en Venezuela tenemos la obra miscelnea Arca de Letras y Teatro Universal (1783) del cura Juan Antonio Navarrete, cuyas invectivas contra la Inquisicin y el poder espaol divirtieron y educaron a los letrados proindependentistas. La Bibliotheca Americana (1791) del ecuatoriano Antonio de Alcedo y Bejarano, funcionario de la corona espaola y que sin embargo se preocup de difundir y acercar la cultura a los que no estaban en el circuito letrado privilegiado. Y por ltimo, mencionaremos al sacerdote poblano y Den de la Iglesia de Mxico que escribe el repertorio biobibliogrfico ms completo del periodo colonial hispanoamericano, la Biblioteca Hispano Americana Septentrional (1816), me refiero a Jos Mariano Beristain de Souza11, quien a pesar de suscribir un hispanoamericanismo tendenciosamente monrquico, supo entender la peculiaridad de la cultura americana y defendi sin mayores resultados el patrimonio bibliogrfico y las antiguedades mexicanas denunciando el despojo de la cultura novohispana a manos de bibligrafos, comerciantes y anticuarios franceses, espaoles e ingleses. En este proyecto Post Occidental desde Amrica Latina, Mignolo (1998:153) incluye adems de Fernndez Retamar a Enrique Dussel, Rodolfo Kusch, Silvia Rivera Cusicanqui. Igualmente deberamos incluir en esta crtica de la occidentalizacin a los precursores, por ejemplo a Simn Rodrguez quien planteaba: "O inventamos o erramos", a Bolvar que en su Carta de Jamaica de 1815 pensaba: "Nosotros somos un pequeo gnero humano; poseemos un mundo aparte, cercado por dilatados mares, nuevo en casi todas la artes y ciencias, aunque en cierto modo viejo en los usos de la sociedad civil". Igual carcter concierne a Andrs Bello, Jos Mart, Jos Carlos Maritegui, Pedro Henrquez Urea, Silvio Romero, Antonio Cndido, ngel Rama, Antonio Cornejo Polar, por espigar algunos nombres importantes en la produccin del pensamiento crtico en Amrica Latina. En 1967 Octavio Paz escribi: "todava somos parsitos de Europa", desilusionado porque consideraba que "la crtica es [o era] el punto flaco de la literatura hispanoamericana". Creo que esa imputacin se basaba menos en su insatisfaccin poltica que en un vaco de informacin. En este sentido, es posible reconstruir una crtica creadora o "inventa[r] una literatura (una perspectiva, un orden) a partir de las obras"12, como el mismo Paz escribe. El corpus ya ha sido descrito13 y aunque faltara complementarlo, en ste claramente se manifestaba desde el siglo diecisis el discurso de la diferencia colonial. En perspectiva de lo expuesto, claramente constatamos que el argumento Post Occidental ha sido insuficientemente documentado y con la misma o mayor competencia que la demostrada en el conocimiento de los otros proyectos, correspondera ampliar y profundizar la discusin, incorporando las otras prcticas y discursos que pensaron y estudian sus problemas desde este locus de enunciacin terico, planteando la tesis de las herencias (como procedencia) del pensamiento latinoamericano, con otros argumentos que no tienen afanes hegemnicos y jerrquicos. Al respecto, el planteamiento de la colonialidad del poder, la propuesta sobre las geopolticas del conocimiento y en cierta medida la reflexin sobre la diferencia colonial, han conformado un paradigma que ha deconstruido el centro y la periferia, revelando la necesidad de una plataforma de trabajo de la diferencia que incluya la comunidad real de comunicacin democrtica entre los latinoamericanistas. En pro de una delimitacin del enfoque a lo meramente epistmico, corresponde preguntarnos en qu medida los argumentos Post Modernos y Post Coloniales resultan progresivos14, es decir producen conocimiento nuevo y anticipan teoras para tratar los problemas que presenta el corpus de textos coloniales. Igualmente, el proyecto Post Orientalista, lograr transferir lgicas no regresivas a los problemas de conocimiento del discurso historiogrfico colonial? Estas preguntas tienen pertinencia para el diseo de Programas de Investigacin sobre el discurso colonial. En todo caso, en el trabajo con las Historias de Indias, del Nuevo Mundo y de Amrica, operar con los programas ya descritos, no contribuira a descubrir ese sujeto descentrado que vive la americanidad como crisis permanente. En este acarreo de proyectos o de lo que Lakatos llam ms modestamente, programas de investigacin, hemos ledo con insatisfaccin y con una sensacin de parcialidad, tanto la historia del sujeto como al sujeto15 de la historia del ente geogrfico llamado Amrica. 2. Pasaremos a continuacin a caracterizar un proyecto probable, con el objeto de mostrar en qu sentido se reafirma una herencia cultural e ideolgica en el estudio de las versiones de Historia de las Indias y del Nuevo mundo representada en el discurso historiogrfico colonial del siglo XVI al XVIII, frente al argumento Post Occidental. En primera instancia, este argumento se actualizara con el aporte de Anbal Quijano, quien conecta la situacin colonial con su continuidad en la colonialidad del poder. Igualmente refuerza esta opcin, el pensamiento del filsofo de la liberacin Enrique Dussel16 y la propuesta de las geopolticas del conocimiento, y finalmente, creemos que se debera acoger la contribucin de Walter Mignolo, que promueve la idea de la diferencia colonial. Sera ste en consecuencia, un programa que se constituye en torno de un objeto cultural nsito en el periodo colonial. El potencial terico que aportan las propuestas mencionadas, enfatizan la herencia y la coherencia de una tradicin crtica, soslayada por su impronta polmica y detractora del uso poltico de la raza, de la propensin eurocntrica y de las condiciones en que se plante el trabajo indgena y el ejercicio del poder en Amrica. As descritas las especficas limitaciones o posibilidades de un argumento frente a otro, me atrevo a plantear que la opcin post occidental respondera, por lo menos con mayor propiedad, a los problemas que afronta el estudio del discurso historiogrfico colonial, tomando en cuenta que el conflicto surge en realidad, de la imposicin de Occidente, cuya primera etapa implica la instalacin del sistema Colonial. La perspectiva general de estas propuestas se enmarca en la reflexin que se propone como Historia de la Cultura. En vista de ello, una investigacin en este sentido, estudiar las versiones de Historia que el Libro que se autodefine histrico y que integra el discurso historiogrfico, desarrolla como indagacin de hechos en las Indias (Coln: 1492), el Nuevo Mundo (Vespucio: 1503) y Amrica (Waldseemller: 1507). En primera instancia, advertimos que en las escasas obras dedicadas a investigar la Historiografa de Indias, Nuevo Mundo o Amrica, no se desarrolla una discusin propiamente historiogrfica en los textos que asumieron "el ente geogrfico" y los seres que encontraron los europeos en estas tierras. Igualmente, en la tradicin Crtica y Literaria Latinoamericana no ha existido mayor preocupacin por reflexionar acerca de la historia del pensamiento o de las ideas histricas, con el objetivo de confrontarlas en el propio trabajo de anlisis cultural, literario o histrico. Los estudios tradicionales de la Historia de la cultura americana han soslayado el periodo colonial o restrictivamente se han dedicado al periodo de Descubrimiento y Conquista. Como consecuencia, desde el siglo diecisis hasta el siglo dieciocho nos encontramos con un espacio vaco de informacin historiogrfica tambin crtica y literaria, salvo la que aportan eruditos y especialistas espaoles que pese a su versada plataforma historiogrfica, no pueden ms que reflejar "un marcado influjo del modo espaol de concebir el pasado", como el mismo Esteve Barba reconoce en su Historiografa Indiana17. La mayora de los investigadores en este campo, excluyen de sus estudios la base documental e histrica que aportan las Bibliotecas/repertorios que a partir de 1629, con Antonio de Len Pinelo y su Eptome de una Bibliotheca Oriental y Occidental, nutica y geogrfica, han catalogado la produccin colonial junto a las otras bibliotecas de papel del periodo, escritas por letrados criollos y mestizos. Estas prcticas de archivo culminan con la Biblioteca Hispanoamericana Septentrional (1816-1821) del mexicano Jos Mariano Beristain de Souza. En estos dispositivos biobibliogrficos se registra y organiza diacrnicamente toda la produccin cultural del mundo hispanoamericano. La incorporacin de estos textos en la discusin y la recuperacin de un nmero mayor de textos historiogrficos, escritos a partir de 1492 sobre y en Amrica, ampliara el marco de reflexin histrica. Desde este punto de vista, no ha existido una discusin propiamente historiogrfica, debido no solo a visiones parciales de los estudiosos, sino tambin porque se ha trabajado con un corpus incompleto. Igualmente ha faltado conocer la perspectiva del investigador latinoamericano. En relacin con esta propuesta, urge examinar la procedencia del pensamiento y la idea de Historia en Amrica desde el siglo XVI hasta el siglo XVIII, cotejando el desarrollo del discurso histrico con el cual el sujeto europeo construye el imaginario de las Indias/Nuevo Mundo, frente a, o en conjunto con el discurso de la alteridad que pretende asumir la respuesta y la resistencia al poder colonial por parte del sujeto colonizado. El aporte de esta perspectiva consiste en la superacin de las dicotomas ya descritas como bipolares, por ejemplo, moderno/posmoderno, hegemona/subalternidad, colonial/poscolonial, y otras, situndonos en una plataforma plural de observacin18 en perspectiva de aclarar: 1. Los modos de observacin con que el saber eurocntrico constituye la naturaleza y al hombre americano como proyecciones de su propia cultura. 2. Las apropiaciones y observaciones de segundo grado que el pensamiento de la diferencia aporta, al confrontarse con el saber dominante y que sin embargo no superan la episteme colonialista y 3. Establecer una observacin de tercer grado que revelara e identificara el orden del saber al interior del cual se construy discursivamente tanto al sujeto colonialista como al sujeto colonizado. En breves palabras se describir a continuacin, el intento de algunos textos fundadores en este tipo de estudios, que sustentaron perspectivas pioneras en las investigaciones latinoamericanistas. En primer lugar se encuentra el libro titulado la Invencin de Amrica (1958) de Edmundo O Gorman19, donde se indaga ontolgicamente el trnsito del ente geogrfico al ser americano. Desgraciadamente y a pesar de sus aportes, no respalda su investigacin en las fuentes (libros historiogrficos) por lo dems, no era su objetivo que posibilitaron la visin eurocntrica que reconstruye. Al reducir su estudio a una ontologa de lo americano, anula la posibilidad de entender las consecuencias del descubrimiento como un problema de conocimiento es decir, el desplazamiento de la cuestin del ser al conocer. De este modo deja pendiente la inscripcin del problema en el marco de la epistemologa y que representa la orientacin de estas propuestas. En segunda instancia, hemos consultado el texto de Francisco Esteve Barba, Historiografa Indiana (Editada en el ao 1964. Compulsamos la segunda edicin revisada y ampliada del ao 1992). En su valioso estudio, a pesar de una inicial reflexin sobre el desarrollo de la Historia en Indias, Esteve Barba se preocupa fundamentalmente de establecer el corpus de obras historiogrficas a partir del descubrimiento, distinguiendo las Historias generales de las Historias particulares, es decir de regiones especficas. Su propsito no es discutir el desarrollo de la idea de Historia, ya abordada por algunos sabios europeos desde el siglo XV, y menos dar cuenta de la particular transformacin de los modos de hacer Historia en Amrica. Por otro lado, Walter Mignolo en "Cartas, crnicas y relaciones del descubrimiento y la conquista"20 (1982), realiza un valioso esfuerzo clasificatorio apoyado en la semitica del texto para organizar el campo de estudio. Si bien registra las aproximaciones y significados bsicos de la idea de historia que funciona en los textos escritos por los espaoles en Amrica, no los integra en un sistema, ni compara los modos de hacer historia del mestizo o del letrado indgena. Su afn de construir un modelo homogneo de familias textuales, dificult el potencial crtico de su trabajo. Percibiendo la dificultad de presentar un modelo estructurado, propone que la Historia eclesistica sea entendida slo como una rama de la historiografa, es decir las anomalas no pueden ser explicadas por el modelo. El ensayo de Mignolo finaliza con la presentacin de una "Periodizacin" de Benito Snchez Alonso, donde ste registra alrededor de cuarenta y seis Historias de Indias en el periodo colonial. En este mismo sentido, Jos Juan Arrom en la Imaginacin del Nuevo Mundo (1991)21, reduce su anlisis a un conjunto selecto de Cronistas e Historiadores de Indias, sin aspirar a mostrar el desarrollo del texto historiogrfico y sus versiones en la cultura americana. Igualmente, Beatriz Fernndez Herrero en su obra La utopa de Amrica (1992)22 incluye algunos historiadores de Indias, pero en funcin de mostrar la Historia subordinada a la perspectiva de la filosofa moral y poltica. En resumen, en el contexto de las disciplinas Crtico-Literarias Latinoamericanas, slo se incorporan aspectos parciales de la discusin historiogrfica, pero no se ha planteado un estudio sistemtico, que investigue el desarrollo de la escritura histrica en el periodo colonial y menos que se proponga cotejar desde un nuevo lugar crtico, los discursos del sujeto colonialista y tambin los del sujeto colonizado. La predisposicin de este programa de investigacin por el argumento Post Occidental la occidentalidad inaugura la crisis de la modernidad, de la colonialidad y de la orientalidad y resulta sospechosa la renuencia a aceptarla como evidencia se enuncia slo en perspectiva de la tradicin en la que se reconoce; sin embargo, en el marco de los "proyectos" con los que se confronta, sigue pendiente el problema tico. Iniciar este trabajo con el sermn de Montesinos no responde a una particular reivindicacin de la moralidad cristiana, sino que aspira a producir conocimiento sobre la cultura, sin eludir los problemas, en tanto afectaron y siguen afectando en el marco de la colonialidad del poder y de las geopolticas del conocimiento a la mayora de los hombres en Amrica, problemas que no se pueden desvincular de la reflexin en el contexto de Amrica Latina. No se trata de plantear que existen respuestas y modalidades nicas para plantear programas de investigacin, en relacin con los problemas que exigen los estudios coloniales en la actualidad. Para el investigador Prez Herrero, "volver a los textos coloniales" implica que: "Ahora, ante esta panormica de globalizacin en lo econmico y fragmentacin en lo social y poltico, no es casual que cada da se miren con ms inters las formas de articulacin socio-polticas que existieron con anterioridad a la formacin de los Estados-Naciones. El estudio de la historia colonial est comenzando a recuperar un nuevo protagonismo. Se est descubriendo que una sociedad colonial de Antiguo Rgimen era algo mucho ms complejo [sic] que una continua tensin entre conquistadores-conquistados, como si se tratara de una mala pelcula en blanco y negro entre buenos y malos. Es obvio que resulta urgente replantear de nuevo conceptos tales como el colonialismo, el indigenismo o el mestizaje, ms all del marco del Estado-Nacin al que estbamos acostumbrados23." Como se ve, tal vez la pregunta inicial no tenga respuesta, sino muchas respuestas: "volver a los textos coloniales" implica la emergencia de un saber excluido que cuestiona las insuficiencias de la crtica. Esta brega se justifica nada ms y nada menos que por aquellas epistemologas, e incluso hermenuticas compatibles con las herencias y coherencias del pensamiento americano en el discurso colonial. Ese regreso, por otro lado, enseara empricamente que los problemas tericos y las respuestas pertinentes no se encuentran precisamente en la Crtica, sino ms bien en la lectura de los textos coloniales. Notas 1 La versin inicial de este trabajo ha sido discutida previamente en el 51 Congreso Internacional de Americanistas. Julio 2003. Santiago (Chile). 2 Grinor Rojo: "Crtica del canon, Estudios Culturales, Estudios Poscoloniales y Estudios Latinoamericanos: una convivencia difcil". Kipus. Revista Andina de Letras (Universidad Andina Simn Bolvar, Quito [Ecuador]) Seis, (1997): 12. 3 Me valgo de la expresin de Jorge Luis Borges, para referir las consecuencias de la propuesta del padre Las Casas al Rey Carlos V de "importar negros" para aliviar el trabajo de los indios en las minas de oro antillanas. J. Luis Borges: "El atroz redentor Lazarus Morell". J. L. Borges: Obras completas, Buenos Aires: Emec, 1974: 295. 4 Anibal Quijano: "Colonialidad del poder, eurocentrismo y Amrica Latina". En Edgardo Lander [Compilador]: La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Buenos Aires: CLACSO, 2000: 201-246. 5 Santiago Castro-Gmez y Eduardo Mendieta: "Manifiesto inaugural". Teoras sin disciplina. [Versin electrnica] Mxico: Porra, 1998. 6 Enrique Dussel, Karl-Otto Apel y Ral Fornet: Fundamentacin de la tica y filosofa de la liberacin. Mxico: Siglo veintiuno, 1992. 7 De acuerdo con la concepcin de los Estudios de rea en los Estados Unidos "la mirada desde el norte [] convierte a Amrica Latina en un rea para ser estudiada, ms que en un espacio donde se produce pensamiento crtico". Walter Mignolo: "Posoccidentalismos: el argumento desde Amrica Latina". Cuadernos Americanos. 67 (1998): 150. Cf. Santiago Castro Gmez y Eduardo Mendieta [editores]: Teoras sin disciplina. Mxico: Porra, 1998. 8 Roberto Fernndez Retamar: "Nuestra Amrica y el Occidente". En Leopoldo Zea: Fuentes de la cultura latinoamericana. Mxico: Fondo de Cultura Econmica, 1995: 167. 9 Fernando Coronil realiza una efectiva conceptualizacin del occidentalismo en "Ms all del occidentalismo: hacia categoras geohistricas no imperiales". Casa de las Amricas (La Habana), 214 (1999): 21-49. 10 Desde la dcada de los setenta Nelson Osorio Tejeda viene insistiendo en la manifestacin del "pensamiento diferenciado" del sujeto criollo, mestizo e indgena inscrito en el discurso cultural americano a partir de la Colonia. 11 Cf. Luis Hachim: "De Len Pinelo a Beristain: Ensayo sobre la tradicin de los repertorios literarios hispanoamericanos". Revista Chilena de Literatura (Santiago), 59 (2001): 139-150. 12 Octavio Paz: Corriente alterna. Siglo veintiuno, 1967: 39-44. 13 Luis Hachim Lara: La Biblioteca Hispano Americana Septentrional de Jos Mariano Beristain de Souza. Una prctica bibliogrfica en la Ilustracin Hispanoamericana. Tesis doctoral Universidad de Chile. Octubre del 2002. 14 En el sentido postulado por Imre Lakatos: La metodologa de los programas de investigacin cientfica. Madrid: Alianza, 1989: 135-179. 15 Reducir la sujetividad (Roig) o subjetividad al problema de la agencias no resolvera esta carencia. Cf. Jos Antonio Mazzoti [editor]: Agencias criollas. La ambigedad "colonial" en las letras hispanoamericanas. Pittsburgh: IILI, 2000. 16 Enrique Dussel: tica de la liberacin. Mxico: UNAM/Trotta, 1998. 17 Esteve Barba, Francisco: Historiografa Indiana. Madrid: Gredos, 1992: 11. 18 Santiago Castro-Gmez: Crtica de la razn latinoamericana. Barcelona: Puvill, 1996. 19 Edmundo O Gorman: La invencin de Amrica. Mxico: Fondo de Cultura Econmica, 1958. 20 Walter Mignolo: "Cartas, crnicas y relaciones del descubrimiento y la conquista". Historia de la Literatura hispanoamericana. [tomo 1] Madrid: Ctedra, 1982: 57-116. 21 Jos Juan Arrom: Imaginacin del Nuevo Mundo. Mxico: Siglo veintiuno, 1991. 22 Beatriz Fernndez Herrero: La utopa de Amrica. Barcelona: Anthropos, 1992. 23 Pedro Prez Herrero: La Amrica Colonial (1492-1763). Madrid: Editorial Sntesis, 2002:24. Bibliografa Arrom, Jos Juan, (1991). Imaginacin del Nuevo Mundo. Mxico: Siglo veintiuno. [Links]Esteve Barba, Francisco, (1992). Historiografa Indiana. Madrid: Gredos, [Links]Borges, Jorge Luis, (1974). "El atroz redentor Lazarus Morell". Obras completas, Buenos Aires: Emec. [Links]Castro-Gmez, Santiago, (1996). Crtica de la razn latinoamericana. Barcelona: Puvill, 1996. [Links]Castro-Gmez, Santiago y Mendieta, Eduardo, (1998). "Manifiesto inaugural". Teoras sin disciplina. [Versin electrnica] Mxico: Porra, 1998. [Links]Castro-Gmez, Santiago y Mendieta, Eduardo [editores], (1998). Teoras sin disciplina. Mxico: Porra. [Links]Coronil, Fernando: "Ms all del occidentalismo: hacia categoras geohistricas no imperiales". Casa de las Amricas (La Habana), 214 (1999): 21-49.[Links]Dussel, Enrique, Apel, Karl-Otto y Fornet, Ral, (1992). 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Jenny Posso Q.El racismo en LatinoamricaLos inmigrantes latinoamericanos nos quejamos, y no sin razn, de la discriminacin racial que sufrimos en Espaa como inmigrantes extranjeros, pero con frecuencia no tenemos conciencia del racismo que existe en nuestros propios pases y que contribuimos a reproducir en Espaa. No es raro que unos inmigrantes se refieran a otros de su mismo pas con trminos despectivos relativos a su origen tnico o racial, sin tomar en cuenta que aqu todos estamos en las mismas condiciones y que estas actitudes contribuyen a dividirnos y a debilitarnos como colectivo.Cmo ha ocurrido este proceso de creacin de jerarquas raciales en nuestras sociedades de origen para que est tan introyectado en nuestra mentalidad, que no nos demos cuenta y lo veamos como algo normal o natural? Al igual que otros fenmenos discriminatorios como es el que sufrimos las mujeres, o las personas de menores ingresos, etc. La discriminacin racial se apoya precisamente en que se trata de prcticas tan rutinarias y enraizadas en las costumbres que parecen algo natural y sobre lo que no reflexionamos. Veamos como ha sido este proceso en Amrica Latina.Los pases latinoamericanos en su constitucin heredaron la clasificacin racial impuesta por Espaa y Portugal, en la que se entronizaba el color blanco de la piel y los rasgos fenotpicos europeos. En la historia de creacin de nuestras repblicas el progreso se asoci con la existencia de una poblacin blanca de origen Europeo que liderara el avance hacia metas civilizatorias. Pero la realidad de de pases como Per, Colombia, Ecuador, Chile, Mexico, etc. Era la de una poblacin compuesta en su mayora por mestizos, mulatos, indgenas y negros, y una pequea minora blanca. Fue por ello que en el siguo XIX y principios del XX se promovieron polticas de inmigracin Europea por parte de las lites a muchos pases de Suramerica, algo que solo tuvo un efecto significativo en los pases del Cono Sur.Sin embargo, la realidad de los pases latinoamericanos sigui siendo la de una poblacin mestiza, indgena y negra mayoritaria, con lo cual la identidad nacional no poda fundamentarse en el ideal de una poblacin blanca. Es en este contexto en el que surge la ideologa del mestizaje como identidad nacional en muchos pases, como ha sido el caso de Colombia, ecuador, Mxico, etc., pero desde la base de una jerarqua racial en la que el ideal, inalcanzable para la mayora, es ser blanco y de rasgos fenotpicos europeos, aunque se acepte socialmente el ser mestizo.En este modelo de identidad nacional las races indgenas pasaron a formar parte de un pasado glorioso, pero al fin pasado, y de los descendientes de los esclavos africanos mejor no hablar, los negros simplemente quedaron invisibilizados y negados. De esta manera la jerarqua asign el mayor valor social a los blancos europeos, luego mestizos, zambos, mulatos y diversas mezclas, y por ltimo indgenas y negros.En el ideal del mestizaje, cuando no eres blanco o mestizo eres aceptado pero de manera condicional, slo si adoptas los valores de la sociedad mayoritaria banca mestiza, que tiene como referentes la cultura europea y ms recientemente la de la sociedad norteamericana. No se aceptan otras costumbres y valores culturales, as si eres indgena o negro, para ser aceptado en la sociedad mestiza latinoamericana tienes que olvidar tu identidad tnica. Esto es lo que se conoce como proceso de blanqueamiento. Est mal visto, por ejemplo, hablar quechua en Bolivia o Per, el gusto por los ritmos tradicionales africanos de las poblaciones negras de Colombia, Venezuela, Brasil, llevar los atuendos indgenas tradicionales, etc. Y siempre habr la posibilidad que alguien mestizo, mulato, etc. Te recuerde que es un poquito ms blanco que t. Apenas recientemente los movimientos indgenas y negros han logrado reivindicar su identidad y su presencia en las sociedades latinoamericanas y lograr el reconocimiento en la legislacin de los derechos de las minoras tnicas.En sntesis, el discurso de la identidad latinoamericana est basado en la complementariedad de tres ideas: el mestizaje, la discriminacin y el blanqueamiento. El mestizaje como nica salida ante el ideal inalcanzable de ser blanco, la discriminacin siempre latente y negada, y el blanqueamiento como ratificacin del valor supremo de ser blanco.Por lo tanto, el racismo latinoamericano est asociado al aspecto fsico, se tiene en cuenta el color de la piel y el aspecto fsico. Pero, no es un racismo que se expresa por parte de un grupo claramente diferenciado como blanco hacia otro no blanco. Es un sistema de discriminacin basado en la diferencia relativa del color de la piel y el aspecto fsico, en el que adems cuenta el nivel de ingreso y si eres hombre o mujer. En unos contextos una persona se puede convertir en agente promotor del racismo y en otros puede ser la vctima, por ello es tan difcil de identificar y de reconocer.http://www.iniciativacomunista.org/venceremos/spip.php?article34

Entre afirmaciones y blanqueamientos de las negritudes en Amrica Latina por Karisa CruzEn el ao 2010 se celebrarn los doscientos aos de las independencias en Amrica Latina, en este contexto pensamos en qu ha sido de las historias de los afrodescendiente, as mismo nos hacemos varias preguntas como: De dnde viene la latinidad de los que han sido incluidos en la clasificacin Amrica Latina?

Si tomamos el ao 2010 como estmulo para la celebracin de los doscientos aos de las independencias en Amrica Latina y, de igual forma, preguntamos cules han sido las historias de los llamados afrodescendientes en esos nuevos estados nacionales que fueron surgiendo, definitivamente la palabra que surge de manera inmediata es la siguiente: exclusin. El primer elemento excluyente es el de la propia categora Amrica Latina. Cabe muy bien preguntar: Hait no es parte de Amrica Latina? Acaso no fueron miles de negros y negras los que, entre otros, lucharon para que finalmente en 1804 se declarara al antiguo territorio francs de Saint Domingue como libre? De dnde viene la latinidad de los que han sido incluidos en la clasificacin Amrica Latina? Siguiendo esta va, y evitando caer en los absolutos de HOMBRE NEGRO o MUJER NEGRA, los pasados de los hombres y mujeres catalogados como negros, desde la llegada de los primeros hasta los que viven mientras escribo esto, no pueden englobarse fcilmente y mucho menos pueden tratarse de manera homognea. No! No todos los negros y las negras son iguales! Sin embargo, aunque hecha la aclaracin anterior, no deja de ser evidente que la gran tendencia, por parte de los sectores dominantes y de los estados, ha sido la de elaborar sus imaginarios tnicos nacionales teniendo como paradigma la blancura y la civilizacin europea, cualquier cosa que eso pueda significar. Las reacciones a esas exclusiones de las cuales los negros y las negras han sido algunos de los ejes, han sido extremadamente diversas y por eso es que no es posible, como se mencion antes, delinear o tipificar una actitud general homognea. Por supuesto que han existido sectores subalternos resistentes a dichos paradigmas! Pero, tambin han existido sectores que han consumido y reproducido el paradigma de la blancura y los buenos modales, por ejemplo. Rebasando la hispanomana, ejemplos increbles de actos y prcticas discursivas subalternas resistentes van desde todos aquellos personajes annimos a los que el acartonado mundo acadmico nunca conoci o conoce hasta los casos ms notorios como Marco Xioro; Esteban Montejo; Macandal; Arturo Shomburg; Frantz Fanon; Aim Csaire, C.L.R. James y Walter Rodney, por slo mencionar algunos. A travs de sus actos y prcticas discursivas se develaron una buena gama de resistencias cuyos valores radicaban, entre otros aspectos, en la contundencia con la cual elaboraron sus enfrentamientos a las sociedades y mentalidades que, de manera conciente, pretendan relegarlos a los bordes. Sin embargo, muchos optaron, conciente o inconcientemente, aspirar a los ideales hegemnicos. Muchos han entendido que, incuestionablemente, los negros y las negras pertenecen a razas inferiores y que tienen que mejorarse siguiendo las directrices que han sido impuestas por quienes creen (y no necesariamente piensan) que la raza blanca es algo que no slo existe de manera objetiva y pura sino que indisolublemente est ligada a una serie interminable de bondades y valores. Una de las muestras ms significativas de ese blanqueamiento se encuentra en la mentalidad de quienes reconocen que cuando un negro o una negra se ve bien vestido y tiene modales es debido a que es un(a) negro (a) acepillao(). Sin embargo, no todo negro que gusta de vestir elegantemente lo hace con tales intenciones. Pero, hay muchos que s. De ah que encontramos que muchos negros y negras han optado, conciente o inconcientemente, a colarse en el mundo de los blancos y, de hecho, se han convertido en figuras prominentes en diversos oficios. Luego, son celebrados por muchos por lo lejos que llegaron! Muchos han optado por vivir enajenados socialmente. Algunos han planteado que estas prcticas podran ser tambin definidas como resistentes. Ciertamente las definiciones se prestan para lo que se quiera. Pero, lo que resulta significativo es que no es posible plantear tal cosa como la gran gesta de los negros como tradicionalmente se nos haba hecho creer (????). Ciertamente, ha habido negros a los que simplemente no les importa que le vengan a hablar de raza, racismo o cualquier otro concepto-proceso del que han sido destinatarios y, lo peor, en ocasiones, emisores. En los nuevos estados independientes las ideologas racistas no se extinguiran de golpe y porrazo. Nunca acabaron por extinguirse. Los ideales de libertad, pan y tierra fueron pensados por y para sectores de blanca descendencia. El hecho de que desde hace un tiempo est de moda que lo polticamente correcto sea afirmar la igualdad de todos en sociedad, resulta desgraciadamente obvia la desigualdad entre los componentes sociales en todos los sentidos. Inclusive, en los estados ms progresistas, aunque desde la oficialidad se repudie el racismo, por ejemplo, ello no ha implicado que las mentalidades racializantes y racistas, con todos sus actos de desprecio, desaparezcan. No! No basta con tener decanos negros, no es suficiente con tener directore(a)s de departamento negros, altos funcionarios gubernamentales negros, ni siquiera basta con tener un presidente negro (miremos el caso de los pasados haitianos). No basta con todo lo anterior, cualquiera que lo piense detenidamente llegar a la misma conclusin. Las poblaciones afrodescendientes (con todo lo problemtico del trmino) han sido, es decir, han existido en torno a su raza. Es decir, han asumido o desafiado su racializacin. Aunque, como han planteado muchos antroplogos, el concepto de raza no tiene nada de biolgico-cientfico, no quiere decir que dicho concepto no tenga peso a nivel social. La raza importa! As lo han afirmado W.E.B. DuBois, Cornel West y Godreau, entre otros. Es decir, no podemos simplemente obviar algo porque meramente nos parezca estpido o insensato. Para que algo diferente ocurra, la raza, justamente, debe dejar de importar. Pero, si los sectores hegemnicos y algunos subalternos, del color que sean, continan controlando las lgicas gubernamentales, econmicas, sociales y culturales teniendo la raza como un elemento fundamental, no creo que haya mucha diferencia a lo que ha venido ocurriendo los ltimos 517 aos en nuestra regin. Es decir, negros, y todos los que se entiendan como fenotpicamente diferentes a los ideales que rijan en las estructuras europeizadas o americanizadas en la llamada Amrica Latina, seguirn siendo fronterizos. ________ El autor es profesor en la Facultad de Estudios Generales del Recinto de Ro Piedras de la Universidad de Puerto Rico. Vea un anlisis de las representaciones cinematogrficas de la independencia latinoamericana aqu