literatura ehistoria enfacundo

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Filo. y LingUC,8(ly2):65·73,1982. LITERATURA E HISTORIA EN FACUNDO Cuando se habla de literatura hispanoameri- cana, de alguna manera se está hablando de histo- ria, porque es harto sabido q.ue nuestra literatura aparece enraizada en su acontecer histórico desde el momento mismo de la conquista española. Las crónicas constituyen la primera manifestación de esta relación, la cual se puede verificar a través de todo el proceso de nuestra literatura hasta la últi- ma novela de Carpentier (1979), o de Vargas Llosa (1981), y Facundo (1845) no es la excepción. Efectivamente, pretendemos demostrar en este breve ensayo, que Sarmiento logra dos propó- sitos en su obra: Facundo es una obra señera de la literatura latinoamericana, pero también es un do- cumento histórico. Para el desarollo de este tema se utilizarán solamente recursos bibliográficos. De la teoría de la literatura se tomarán aquellos elementos que permitan demostrar que esta obra se puede clasifi- car como literaria. De la historia se tomará el marco teórico que permita ubicarla como historia, tanto por el método como por los elementos que se consideran la base de la historia en el contexto en que el Facundo (1) se produjo. Los objetivos con que la obra vio la luz son muy claros porque constan en cartas que el autor intercambiaba con un crítico de la época, Valentín Alsina, y que aparecen en la edición consultada. Sarm iento escribió esta obra en un contexto histórico poi ítico concreto: la formación de esta- dos nacionales después de las profundas convulsio- nes que sacudieron a Argentina por casi medio siglo. Este contexto fue el resorte que impulsó la aparición de su libro. Sarmiento, como educador y como dirigente se siente obligado a intervenir para orientar la opinión pública: Un interés del momento, premioso y urgente a mi juicio, me hace trazar rápidamente un cuadro que había creído poder presentar algún día, tan acabado como me fuese posible. He creído hacinar sobre el papel mis ideas tal como se presentan, sacrificando toda pretensión literaria a la necesidad de atajar un mal que puede ser trascendental para nosotros. Y agrega: Remito a S. E. un ejemplar de Facundo que he escrito con el objeto de favorecer la revolución y preparar los espíri- tus. Obra improvisada, llena de inexactitudes a designio a veces, no tiene otra importancia que la de ser uno de Yamilet Solano. tantos medios para ayudar a destruir un gobierno absurdo y preparar el camino a otro nuevo (p. 3). El valor histórico de estas epístolas citadas es innegable y nos permite comprobar que el autor ten ía una clara intención poi ítica y que se propon ía escribir un documento que tendría repercusiones históricas en su país. Pretende justificar su posi- ción ideológica con base en los hechos históricos recientes. Esto hace parecer más objetiva y anal íti- ea su actitud y disminuye, aparentemente, !a par- cialidad y la subjetividad. Lo determ inante para su objetivo es el tiempo; debe aprovechar el momento oportuno para lograr la influencia que se propone. Lo interesante es que en estas mismas cartas nos enteramos de que el autor no solo tiene inten- ciones histórico-políticas sino que también tiene pretenciones literarias. Estas intenciones estéticas aparecen en una respuesta que Sarmiento da a Alsina acerca de algunas correcciones que éste su- giere para que haya más exactitud y veracidad. A Sarmiento no solo le interesa presentar el hecho histórico sino que hace énfasis en su interpretación y en la presentación de ese hecho, le interesa presentarlo literariamente: "Hay una justicia ejem- plar que hacer y una gloria que adquirir como escritor argentino:" (p. 21). Y más adelante agrega: "Tengo una ambición literaria mi caro amigo, y a satisfacerla consagro muchas vigilias, investigaciones prolijas y estudios meditados" (p. 20). De ahí que no considera las enmiendas he- chas por Alsina. Pretende hacer algo más que histo- ria, se propone enfrentar los hechos históricos con intenciones estéticas. Sarmiento corresponde a la complejidad del escritor latinoamericano en cuanto a clasificacio- nes culturales: es un ilustrado romántico. Esto no obstaculiza los propósitos históricos de su obra. En el Facundo, Sarmiento presenta la prime- ra interpretación de la cultura hispanoamericana, en un tono totalmente ideológico, parcial, persua- sivo y emocional. Y es lógico, porque expresa su visión del mundo. Aquí la historia es eminentemente política e institucional al servicio de la nación. Desde este punto de vista, según Ciro Cardoso, se está frente

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Page 1: LITERATURA EHISTORIA ENFACUNDO

Filo. y LingUC,8(ly2):65·73,1982.

LITERATURA E HISTORIA EN FACUNDO

Cuando se habla de literatura hispanoameri-cana, de alguna manera se está hablando de histo-ria, porque es harto sabido q.ue nuestra literaturaaparece enraizada en su acontecer histórico desdeel momento mismo de la conquista española. Lascrónicas constituyen la primera manifestación deesta relación, la cual se puede verificar a través detodo el proceso de nuestra literatura hasta la últi-ma novela de Carpentier (1979), o de Vargas Llosa(1981), y Facundo (1845) no es la excepción.

Efectivamente, pretendemos demostrar eneste breve ensayo, que Sarmiento logra dos propó-sitos en su obra: Facundo es una obra señera de laliteratura latinoamericana, pero también es un do-cumento histórico.

Para el desarollo de este tema se utilizaránsolamente recursos bibliográficos. De la teoría dela literatura se tomarán aquellos elementos quepermitan demostrar que esta obra se puede clasifi-car como literaria. De la historia se tomará elmarco teórico que permita ubicarla como historia,tanto por el método como por los elementos quese consideran la base de la historia en el contextoen que el Facundo (1) se produjo.

Los objetivos con que la obra vio la luz sonmuy claros porque constan en cartas que el autorintercambiaba con un crítico de la época, ValentínAlsina, y que aparecen en la edición consultada.

Sarm iento escribió esta obra en un contextohistórico poi ítico concreto: la formación de esta-dos nacionales después de las profundas convulsio-nes que sacudieron a Argentina por casi mediosiglo. Este contexto fue el resorte que impulsó laaparición de su libro. Sarmiento, como educador ycomo dirigente se siente obligado a intervenir paraorientar la opinión pública:

Un interés del momento, premioso y urgente a mi juicio,me hace trazar rápidamente un cuadro que había creídopoder presentar algún día, tan acabado como me fueseposible. He creído hacinar sobre el papel mis ideas talcomo se presentan, sacrificando toda pretensión literaria ala necesidad de atajar un mal que puede ser trascendentalpara nosotros. Y agrega:

Remito a S. E. un ejemplar de Facundo que he escrito conel objeto de favorecer la revolución y preparar los espíri-tus. Obra improvisada, llena de inexactitudes a designio aveces, no tiene otra importancia que la de ser uno de

Yamilet Solano.

tantos medios para ayudar a destruir un gobierno absurdoy preparar el camino a otro nuevo (p. 3).

El valor histórico de estas epístolas citadas esinnegable y nos permite comprobar que el autorten ía una clara intención poi ítica y que se propon íaescribir un documento que tendría repercusioneshistóricas en su país. Pretende justificar su posi-ción ideológica con base en los hechos históricosrecientes. Esto hace parecer más objetiva y anal íti-ea su actitud y disminuye, aparentemente, !a par-cialidad y la subjetividad. Lo determ inante para suobjetivo es el tiempo; debe aprovechar el momentooportuno para lograr la influencia que se propone.

Lo interesante es que en estas mismas cartasnos enteramos de que el autor no solo tiene inten-ciones histórico-políticas sino que también tienepretenciones literarias. Estas intenciones estéticasaparecen en una respuesta que Sarmiento da aAlsina acerca de algunas correcciones que éste su-giere para que haya más exactitud y veracidad. ASarmiento no solo le interesa presentar el hechohistórico sino que hace énfasis en su interpretacióny en la presentación de ese hecho, le interesapresentarlo literariamente: "Hay una justicia ejem-plar que hacer y una gloria que adquirir comoescritor argentino:" (p. 21).

Y más adelante agrega: "Tengo una ambiciónliteraria mi caro amigo, y a satisfacerla consagromuchas vigilias, investigaciones prolijas y estudiosmeditados" (p. 20).

De ahí que no considera las enmiendas he-chas por Alsina. Pretende hacer algo más que histo-ria, se propone enfrentar los hechos históricos conintenciones estéticas.

Sarmiento corresponde a la complejidad delescritor latinoamericano en cuanto a clasificacio-nes culturales: es un ilustrado romántico. Esto noobstaculiza los propósitos históricos de su obra.

En el Facundo, Sarmiento presenta la prime-ra interpretación de la cultura hispanoamericana,en un tono totalmente ideológico, parcial, persua-sivo y emocional. Y es lógico, porque expresa suvisión del mundo.

Aquí la historia es eminentemente política einstitucional al servicio de la nación. Desde estepunto de vista, según Ciro Cardoso, se está frente

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encontrarán solución si se la "civiliza", si se laeuropeíza. La demostración de esta tesis traeráconsigo el fortalecimiento de un grupo políticofrente a la barbarie (Rosas y los suyos). La civiliza-ción es la única capaz de hacer que el hombre delinterior trascienda el medio, y esa educación solopuede ofrecerla una élite "ilustrada". Esta hipóte-sis es la manifestación del pensamiento políticoliberal y que Laclau, en el análisis marxista quehace de este período (4) nos presenta como dualis-ta. Efectivamente la hipótesis de Facundo presentaun claro marco teórico dualista. Según este marcoteórico el feudalismo predomina en el sector estan-cado (el interior) en un extremo de la estructurasocial, y el capitalismo en el sector dinámico (elliteral) con un capitalismo incipiente). Según estaconcepción, un sector de la econom ía nacional delcual se afirma que ha sido en un tiempo feudal,arcaico y subdesarrollado, logra superar esta condi-ción y logra convertirse en sector capitalista mien-tras el resto de la población permanece en lascondiciones tradicionales, arcaicas. Para la bur-guesía, según Laclau, lo conveniente es extender la"civilización", "lo moderno" a este sector arcaicoe incorporarlo al mercado. Esta es precisamente latesis sarmientina.

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al historicismo del siglo pasado (2) en que la intui-ción es la única forma de comprensión del pasado.

El historiador, en este caso Sarmiento, secaracteriza por un ubjetivismo relativista en elcual es incapaz de desprenderse de sus valores y desu objetividad. Facundo es Argentina vista a travésde la óptica historicista de Sarmiento. El esquemade los hechos es el siguiente:

1. La Revolución de Mayo y las Guerras deIndependencia que significaron las luchas delas ideas europeas y liberales asentadas en lasciudades contra el absolutismo de una Espa-ña que ya no creaba valores y que lo únicoque la mantenía era el peso de la tradición.

2. Después de las luchas de independencia so-breviene la anarqu ía porque en las campañasdesiertas e inmensas del país se sueltan lasmasas bárbaras resentidas contra las ciudadescultas.

3. La restauración, en la cual Sarmiento sesiente fundamental, se siente gestor de histo-ria, como lo vemos en el epílogo de su obra"Presente y Porvenir": la meta inmediata esla civilización europea; Argentina crecerápero como parte de la estructura culturaleuropea.

Sarm iento como historiador se ubica dentrodel historicismo (concepción idealista de la histo-ria) y adopta el modelo de la crítica tradicional.De la primera epcontramos que la intuición y losvalores personales pesan mucho en la interpreta-ción de los hechos históricos (en la elaboración dela síntesis y la presentación de los datos); en cuan-to al método, vemos que trata de recoger y criticarel material documental y seleccionarlo según hipó-tesis y objetivos implícitos, tal y como lo planteaCiro Cardoso:

Los "hechos históricos", supuestamente una realidad ex-terior, sustancial y que se impone al historiador, era másbien una creación de este último que los seleccionaba yrecotaba; aunque no se explicitaban las hipótesis de traba-jo y las hipótesis explicativas, no por ello dejaban deexistir y de dirigir todo el trabajo del investigador (3).

Según Ciro Cardoso el "progreso" y "la de-mocracia" determinaban, en el Siglo XIX, la elec-ción del objeto de trabajo y de las fuentes, laelaboración de los hechos a partir de los testimo-nios y su lineal y ordenada exposición. Y no esotra cosa la que hace Sarm iento.

Se propone una hipótesis fundamental enFacundo: los problemas de Hispanoamérica solo

Es interesante observar que la idea de unasociedad dual fue formulada en el Siglo XIX porlas élites liberales que integraron a sus países almercado mundial como productores primarios. Lafórmula "civilización" versus "barbarie", que fueacuñada por Sarmiento en Facundo, se convirtióen lema de este proceso. Los liberales crearon elmito según el cual todo lo europeo, la ciudad, lailustración significaban progreso, m ientras que elinterior, el campo, la ignorancia, significaron bar-barie. En estas oposiciones se fundamenta Facun-do.

Según Ciro Cardoso (5) la historia del SigloX IX es una historia episódica ya que esta no sedefine por la preponderancia de los hechos poi íti-cos ni está constituida parla mera narración deacontecimientos sino que se basa en la concepciónde que estos hechos son únicos y que son elmaterial por excelencia de la historia. Agrega queeste tipo de historia aparece puntualizada por untiempo corto y una ideología finalista. Tenemosque agregar al Facundo, no solo un tiempo cortosino demasiado reciente: los hechos narrados sonposteriores a 1810 y la obra es publicada en 1845.

Ya dijimos que el historiador del Siglo XIXlo que hacía era una exposición lineal de los he-

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chos y que era una historia episódica, se establecela relación entre los hechos y se narran. Por tantoel historiador es a la vez un narrador. En Facundose hace una historia en que los acontecimientosgiran alrededor de un personaje que determina unperiodo de la historia. Efectivamente Facundo esun personaje históricamente comprobable como loson Rosas, Rivadavia, Belgrano, Artigas y todos loscientos de personajes que de alguna manera apare-cen en la historia argentina de esa primera mitadde siglo. Pero es Facundo el núcleo generador delos acontecimientos, encarna la anarquía y la bar-barie:

Porque si algunas inexactitudes se me escapan, ruego a losque me las adviertan que me las comuniquen; porque enFacundo Quiroga no veo a un caudillo simplemente, sinouna manifestación de la vida argentina, tal como la hanhecho la colonización y las peculiaridades del terreno, a locual creo necesario consagrar una seria atención, porquesin esto la vida y los hechos de Facundo Quiroga sonvulgaridades que no se merecerían entrar, sino episódlca-mente, en el dominio de la historia. Pero Facundo, enrelación con la fisonom ía de la naturaleza grandiosamentesalvaje que prevalece en la inmensa extensión de la Re-pública Argentina. (p. 16).

Es importante hacer notar' que Sarmientocentra su narración en los hechos poi (tices y mora-les. En ningún momento se nos hace ver las causaseconómicas de las revoluciones hispanoamericanas;no se consideran las coyunturas económicas y so-ciales tal y como lo hacen algunos historiadoresactuales como John Lvnch o Julio Halperin. Peroesto no es un defecto de Sarmiento como historia-dor sino un problema de la época y de la historiadel siglo pasado. Recordemos que desde 1830 Bue-nos Aires recibe las influencias del romanticismofrancés y se forma la generación de Esteban Eche-verr ía, Juan Bautista Alberdi, Juan Marla Gutié-rrez, Vicente Fidel López y Sarmiento, que con-cordaban en cuanto a una ruptura total con Espa-ña; en expresar libremente las emociones originalesque suscita el paisaje americano y en proponer unsistema poi (tico liberal.

Por tanto, Sarmiento también es un román-tico. Lo especifico de esta generación románticafue precisamente su historicismo como lo hace verAnderson Imbert, para estos románticos:

La historia es una unidad de naturaleza, vida, espíritu, enproceso hacia fines superiores; y esa unidad dinámicaconsiste en que, a través de pueblos diversos, a través decondiciones naturales distintas, siempre se va cumplier.doun plan providencial de civilización (6).

Sarm iento justifica el tono ideológico de laobra, no es posible la objetividad ante semejanteshechos; por eso no puede ser imparcial:

No es posible mantener la tranquilidad de espíritu necesa-ria para investigar la verdad histórica, cuando se tropieza acada paso, con la idea de que ha podido engañarse a laAmérica y a la Europa, tanto tiempo, con un sistema deasesinatos y crueldades, tolerables solo en Ashanty yDahomai, en el interior de Africa. (p. 68).

En cuanto a la organización del trabajo históri-co, Sarmiento sigue el modelo de la historia criticatradicional tal y como lo plantea Ciro Cardoso (7).Aunque Sarmiento niegue que su "obrita" tengauna estructura premeditada, es obvio que siguió unplan que responde a una intención histórica yestética que se explica de la siguiente manera: Encuanto a la limitación del tema y su justificación,Sarmiento responde tanto al interés personal por eltema como a la relevancia del mismo. Esto esinnegable. Para aclarar estos aspectos se ocupa depresentarnos una introducción a la obra donde expli-ca sus intenciones históricas y poi (ticas, aclara suposición y el por qué de cada una de las partes dela obra, además de los procedim ientos que siguióen su elaboración.

Por otro lado, Sarmiento cumple tambiéncon el requisito de ser original en cuanto a laforma de abordar hechos que hablan ocupado yala opinión pública, y refutar opiniones histórica-mente admitidas, presentadas con un lenguaje lite-rarior con un tono totalmente ideológico, parcial,persuasivo, emocional, con una riquísima símbolo-gra, sin perder de vista los propósitos y la profun-didad de la interpretación. Se podr ia afirmar queel Facundo constituye la primera interpretación dela cultura hispanoamericana. Además, Sarmientocabe en el modelo señalado porque hace uso de ladocumentación y de toda clase de fuentes paraabordar el tema:

Consultando un testigo ocular sobre un punto, registrandomanuscritos formados a la ligera o apelando a las propiasrem inescencias. (p. 4)

Establece hipótesis irnplrcitas de trabajo yelige con antelación la metodología y las técnicas.Esto hace que la obra presente una estructuraorganizada:

a) Una introducción donde plantea sus propósi-tos, el tema y su justificación, su posiciónfrente a los hechos históricos del momento.

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b)

Nos presenta rasgos introductorios de lospersonajes, del espacio y plantea el conflicto.De esta manera el lector está preparado, y dealguna manera condicionado por la enormecapacidad de persuación y la palabra oportu-na.Inicia la narración con la presentación delespacio, a la manera del drama romántico:geografla, caracteres, hábitos, y las ideas queeste medio engendra. Para él el medio flsicoes determinante en los hechos históricos quenarra y L ynch le da la razón cuando alplantear la revolución en el Rro de la Plata,inicia el tema con esa misma afirmación: "Laindependencia llegó fácilmente al Rro de laPlata, y si la consiguió el hombre, la preparóla naturaleza" (8).Es original en cuanto que la técnica es ro-mántica, pero las consecuencias son natura-listas ya que el espacio es fundamental por-que presenta un determinismo, tanto geográ-fico como genético. Antes de presentar a lospersonajes en escena hace una verdadera de-claración de principios que lo ubican dentrodel romanticismo y denuncian claramente suintención estética: la descripción del espacioes totalmente poética, exaltada, emotiva; a-firma que no es posible describir objetiva-mente América porque América es poesra yno hay otra forma de abordarla, los hechoshistóricos, por tanto, resultan ser tambiénhechos literarios (pp. 40-41).E s entonces cuando introduce a los persona-jes, el rastreador, el baqueano, el gauchomalo y el cantor. Son los habitantes delinterior, lo americano después de la coloniza-ción y del mestizaje, lo contrario a la ciudad,a la civi Iización. Aunque reales, estos perso-najes son presentados en una forma exal tada,romántica y exagerada a la manera de loshéroes de Byron o Victor Hugo.Inmediatamente nos describe la forma devida de estos personajes, el aislamiento a queobliga la geografla y la única forma de aso-ciación: la pulperfa.Después de que ha preparado suficientemen-te al lector con todos los elementos externose internos que a él le interesa destacar, iniciala narración de los acontecimientos; la revo-lución de 1810, desarrollada en once cap ítu-los en los cuales recorre todas las provinciasdel r'lata e interpreta la actuación de todoslos personajes influyentes del momento: Fa-

e)

d)

e)

cundo Quiroga, Juan Manuel de Rosas, Riva-davia, Artigas, el Doctor de Francia, Urqui-za, Belgrano y unos cientos más de persona-jes encadenados en episodios históricos yanecdóticos que buscan justificar los propó-sitos del autor. Los acontecimientos se enca-denan entre SI sin más relación que la situa-ción poi ítica y las condiciones del medio.

f) Finalmente viene la conclusión: "Presente yporvenir". Podemos hablar de conclusión encuanto retoma los propósitos y las hipótesis,insiste en su demostración y se proyectahacia el futuro, hacia el triunfo de las ideasliberales y de la civilización, hacia un cambiodel poder poi (tico del cual se siente partíci pey responsable. Manifiesta sus ambiciones depoder y su decisión de lograrlo.

zCómo es posible aceptarle a Sarmiento suafirmación de que la obra está hecha al azar, sinrevisar y sin pretenciones? Presenta, como vimos,una organización premeditada y la selección de losdatos responde a una estructura prefijada y conpropósitos muy bien definidos, tanto pohticos co-mo éticos. Tiene una clara conciencia de que estáescribiendo la historia, tanto aSI que insiste en queél trata de ser objetivo, incluso remite, en algunasocasiones, a las fuentes para convencer al lector desu imparcialidad. Hay un clarlsimo ejemplo de estaintención en la p. 70 donde recurre a una encuesta(aunque focalizada y muy reducida la muestra)pero es un recurso de persuación de su objetividadante la historia.

Por todo esto es que podemos afirmar queresponde a un modelo de investigación: introduc-ción, cuerpo del texto y conclusiones. Podrlamoscreer que su intención político militante lo llevó aseleccionar los datos y a presentarlos tal y como lohacia la historia: "La historia se componía delugares, personajes y acontecimientos" (9).

¿Qué pretendi'a hacer Sarmiento con estostres elementos: literatura o historia? Insistiremosen que logró las dos cosas. La presentación delcontenido del mundo narrado aparece, incluso, enel orden tradicional de la literatura, según Kayser:espacio, personajes, acontecimientos. Sin duda te-nia una visión tan amplia y profunda que abarcabalos dos campos y sabia cómo proceder en cadacaso y cómo fundirlos oportunamente. Sin embar-go voy a señalar un hecho curioso y es que, a pesarde ser conocedor de la historia me hace dudar de laconcepción que tenia de esta disciplina porque loshistoriadores modernos insisten en que el histori-

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cismo se ocupaba de hechos aislados, individuales e"irrepetibles" y que de hecho la historia no serepite, sin embargo Sarmiento cree que la historiaes reversible y exclama con tono enérgico a travésdel autor implícito: "iQué instructiva es la histo-ria! iCómo se repite a cada rato! "(p. 209).

Entendemos, claro, que lo que se repiten sonlos detalles y no las grandes etapas de "progreso".

Facundo es una obra literaria histórico-mili-tante, como casi toda la literatura latinoamericana.Desde las crónicas de Colón, vemos esta estrecharelación entre literatura y poi ítica. El contextoimpulsa al compromiso y el contexto que le tocóvivir a Sarm iento exigía precisamente eso. La obraes coherente con el contexto y con la visión delmundo del narrador, que corresponde, en esta obraautobiográfica, al autor impl ícito. De ah í que laobra presenta la historia recreada, parcial izada, or-ganizada para condicionar y convencer al lector.En la selección e interpretación de los datos Sar-miento adopta la posición ideológica de la clasedominante. Su mirada es parcial y comprometida.De ahí la imagen del gaucho que nos presenta.Facundo aparece como el "héroe demoníaco",muy de los románticos, es audaz, inteligente, agre-sivo y brutal; es "el gaucho malo", "el montone-ro". La historia actual nos presenta al gauchodesde la perspectiva de los modos de producción.Desde este punto de vista el gaucho montonero deFacundo no es "malo" sino que está inmerso en unmomento crítico del proceso histórico hispanoa-mericano: después de ser libre y poseer lo que lanaturaleza (pampa) le ofrecía se vio desposeídopor los intereses capitalistas que estaban empezan-do a imponerse en Argentina; de pronto se vio sinlibertad y reducido a la condición de peón o desoldado en los batallones de la frontera defendien-do una causa que desconocía; quedó convertido enparia, en proletario, y ante semejante situación nole quedó otra alternativa que la violencia. De ahí lalucha a muerte que nos presenta Facundo entre ellitoral y el interior, entre la civilización y la barba-rie, que desde el punto de vista de los modos deproducción es una lucha entre modos de produc-ción precapitalista y los modos de producción ca-pitalista tal y como lo plantea Agustín Cueva:

En el caso de Argentina, país convulsionado por mediosiglo de guerras civiles, parece igualmente claro que laposición entre el "interior" y el "litoral" no hace más queremitir a molduras espaciales en que se asientan o vanconfigurándose modos de producción distintos cuyo con-flictivo desarrollo se expresa, aunque con innumerablessinuosidad es y recovecos, en la encarnizada lucha de "uni-

tarios" y "federales". Los intereses del "litoral" corres-ponden a un inequ ívoco despuntar del modo de produc-ción capitalista, que estrechamente dependiente del co-mercio internacional comienza a arraigar temprano en estaárea "vacía" de estructuras esclavistas o feudales (10).

La historia actual presenta la crisis de lasProvincias del Plata como una lucha de clases,como el resultado de una contradicción profundaque no ofrecía otra salida que la revolución paratratar de romper el orden establecido. Sin embargoSarmiento plantea esta crisis en Facundo comocomo un conflicto entre las provincias y BuenosAires; como un problema educativo, que se solu-cionaría llevando la cultura de Buenos Aires alinterior.

En vano han pedido las provincias que les deje pasar unpoco de la civilización, de la industria y de la poblacióneuropea: una poi ítica estúpida y colonial se hizo sorda aestos clamores. Pero las provincias se vengaron mandándo-le en Rosas, mucho y demasiado de la barbarie que a ellosles sobraba (p. 25).

Eduardo Galeano plantea y aclara esta posi-ción de Sarmiento:

El ilustre Dom ingo Faustino Sarm iento y otros escritoresliberales vieron no más que el símbolo de la barbarie, elatraso y la ignorancia, el anacronismo de las campañaspastoril es frente a la civilización que la ciudad encarnaba:el poncho y el chiripú contra la levita; la lanza y elcuchillo frente a la tropa de línea; el analfabetismo contrala escuela (10).

El proteccionismo era la solución propuestapor las provincias y Juan Manuel de Rosas va aimplantar algunas medidas proteccionistas que fi-nalmente fracasan. Lógicamente Sarmiento estádel otro bando y plantea como soluciones la poi íti-ea liberal, el librecambismo y la inmigración euro-pea. Le negaba la tierra al gaucho para entregárselaregalada al europeo con tal de ir "purificando" laraza y traer "luces" a la barbarie. Contra estasmedidas está el gaucho, las montoneras, porquelesionan gravemente sus intereses de clase. Facun-do encarna el conflicto y Facundo Quiroga será elgaucho malo que representa la ideología y losintereses del interior y se venga de Buenos Airescon sus hordas en una masacre sin precedentes enla literatura. Y digo en la literatura porque laleyenda negra de Facundo y de Rosas la encontra-mos en Facundo y en Amalia pero la historia no estan despiadada con ellos. Incluso Galeano afirmaque estas historias se urdieron para difarnarlos y

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te levantes a expllcarnos la vida secreta y las convulsionesinternas que desgarran las entrañas de un noble pueblo.Tú posees el secreto: revélanoslo! (p. 7).

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ocultar el carácter nacional y popular de muchasde sus medidas de gobierno (11).

Sarmiento es duro, apasionado y parcial:

La mentonera, tal como apareció en los primeros días dela República bajo las órdenes de Artigas, presentó ya esecarácter de ferocidad brutal y ese espíritu terrorista que alinmortal bandido, al estacionario de Buenos Aires estabareservado convertir en un sistema de legislación aplicada ala sociedad culta (p. 67).

En este sentido, Lynch tampoco es despiada-do con Artigas y con los montoneros, nos da unaimagen positiva y nos lo presenta como un forja-dor de la independencia de Uruguay, como unpatriota que propon ía soluciones efectivas a losproblemas del momento y concluye:

Artigas fue una víctima de sus propios ideales, destruidospor el m ismo provincialismo que había ayudado a crear.Pero en su patria dejó un programa y un núcleo de unmovimiento de independencia y esto no pod ía ser destrui-do (12).

Galeano exalta la figura de Artigas como unade las figuras más lúcidas de la primera mitad delsiglo pasado:José Artigas había sido, hasta la derrota y el exilio, el máslúcido de los caudillos que encabezaron el combate de lasmasas criollas contra los mercaderes y terratenientes ata-dos al mercado mundial (13).

Pero la interpretación histórica es válida, so-lo que en Facundo, de alguna manera, los hechosaparecen alterados para favorecer la posición histó-rico-militante del autor. Como historicista es subje-tivo y parcial y defiende los intereses de su clase.

El lenguaje de Facundo no se correspondecon el lenguaje que propone la ciencia histórica,este debe ser denotativo, objetivo, ruguroso y lomás exacto posible. En la obra aparece un lenguajeliterario: fuertemente connotativo, por lo tantosubjetivo, afectivo, sugestivo, hiperbólico y poé-tico. Si además de la recreación e interpretación delos hechos agregamos el lenguaje poético, podemosafirmar que estamos ante una obra literaria. Estoexplica por qué Sarmiento no hizo las correccionesde los datos, sugeridas por Alsina. No pod ía des-prenderse de la posibilidad de hacer arte: recrea-ción de la realidad exterior, imaginación e inten-ciones estéticas. Para comprobar esto basta conobservar la introducción a la obra:

iSOM BRA terrible de Facundo, voy a evocarte, parque,sacudiendo el ensangrentado polvo que cubre tus cenizas,

Este tono exaltado, declamatorio, prersua-sivo y emocional, domina toda la obra. Nótese quepodemos sentirnos sobrecogidos como si estuviéra-mos ante una ceremonia de iniciación. El lenguajeusado es para pronunciarse en voz alta, en tonooratorio. El narrador apela, en tono romántico, aun personaje muerto para que explique a través desu vida y su actuación, la historia del momento.Pero definitivamente el lenguaje y la intencióntambién son artísticos. Toda la obra, repito, pre-senta este lenguaje, es difícil buscar un párrafo conlenguaje denotativo. Bástenos un ejemplo, la des-cripción romántica y totalmente literaria de lapampa, una pampa que coincide en mucho con larealidad pero que es soñada, anhelada y sobre todosentida por el narrador:

¿Qué impresiones ha de dejar en el habitante de la Repú-blica Argentina, el simple acto de clavar los ojos, y ver ...no ver nada; porque cuanto más hunde los ojos en aquelhorizonte incierto, vaporoso, indefinido, más se le aleja,más lo fascina, lo confunde y lo sume en la contemplacióny la duda?¿Dónde termina aquel mundo que quiere en vano pene-trar? iNo lo sabe! ¿Qué hay más allá de lo que ve? iLasoledad, el peligro, el salvaje, la muerte! He aquí ya lapoesía: el hombre que se mueve en estas escenas se sienteasaltado de temores e incertidumbres fantásticas, de sue-ños que le preocupan despierto. De aquí que el puebloargentino es poeta por carácter, por naturaleza (p. 40).

Observemos cómo la descripción no corres-ponde a los objetivos exteriores al narrador y a lospersonajes sino que expresa el estado emocional ytermina por ser una apreciación subjetiva de lapampa a través de los ojos del gaucho que se sienteparte del medio, una perfecta simbiosis. Esto es poe-sía, por tanto, la vida de la pampa y de Latinoamé-rica no se puede expresar objetivamente, solo se lapuede aprehender literariamente. Los hechos queva a narrar no resisten la imparcialidad y la ob-jetividad. Esto queda manifiesto en el estilo; enocho escasas páginas de la introducción encontra-mos 36 exclamaciones y 31 preguntas retóricas.Estos recursos tienen el objeto de golpear la con-ciencia del lector y condicionarlo hacia los propó-sitos del narrador de manera que acepte comosuyas las afirmaciones que se hacen. Con fre-cuencia un iQué! sirve de introducción a unapreguntretórica, recurso que exalta las emocionesdel narrador y le da un tono oratorio: iQué! ¿El

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problema de España ( ... )? iQué! ¿No significanada ( ... )? iQué!, se quedan también las ideas( ... ) ?

Encontramos con frecuencia una exclama-clan romántica como explosión de cólera o dedesahogo: iOh! ; Este porvenir no se renuncia asínornás!

Al narrar las causas de la crisis poi ítica lati-noamericana acusa a España con un lenguaje peyo-rativo velado por una original figura metafórica:

Esa resogada a la Europa, que, echada entre el Mediterrá-neo y el Oceáno, entre la edad media y el siglo XIX, unidaa la Europa culta por un ancho istmo y separada de Africabárbara por un angosto estrecho, está balanceándose entredos fuerzas (p. 10).

Estos recursos lingüísticos señalados expre-san su posición personal frente a lo que está na-rrando; son juicios de valor intercalados en la des-cripción histórica.

Observemos cómo concluye un par de pasa-jes de la revolución de 1810: i Imaginaos si podés,pueblos colocados a inmensas distancias ser gober-nados de este modo! (p. 217).

iAh, corazones de piedra! iNo preguntaréistodavía por qué combatimos! (p. 221).

ila prensa! ila prensa! He aquí, tirano, elenemigo que sofocaste entre nosotros (p. 14).

Es un lenguaje totalmente connotativo y plu-risignificativo. Además, la apelación al lector o auno de los protagonistas (el tirano) reduce total-mente la distancia entre narrador-lector implícitode manera que el emisor y el destinatario se en-frentan de una manera directa, de ah í que insista-mos en que es un lenguaje fuertemente persuasivo.

Otro rasgo que manifiesta abiertamente laparcialidad, la subjetividad, la interpretación o re-creación, es el uso casi sistemático de enlaces oconmutaciones entre los elementos del discurso.

Esta inseguridad de la vida, que es habitual y permanenteen las campañas, imprime, a mi parecer" en el carácterargentino (... ), (p. 24).

Una manera de morir como cualquiera otra, y puede,quizá * explicar en parte (... ) (p. 24)

la obra está saturada de adjetivos, general-mente dos o tres referidos a un solo objeto. Sepuede afirmar que los adjetivos constituyen, gene-ralmente, el recurso que le permite mantener en eldiscurso el tono emotivo, sentimental y un tantoviolento, de los epígrafes.

Veamos la adjetivación de la primera páginadel capítulo primero: inmensa extensión, límitesincuestionables, inmensa llanura, inmensos bos-ques, inmensos ríos, vapores tenues, perspectivalejana, solitaria caravana, yerbas secas, bultos si-niestros, horda salvaje, tinieblas profundas, velooscuro, callada soledad.

Cuando describe a Facundo Quiroga volve-mos a encontrar el mismo fenómeno, el antihéroeromántico, descrito con una aglutinación de adjeti-vos que nos permite visual izar al "bandido" inme-diatamente:

Facundo, pues, era de estatura baja y fornida, sus anchasespaldas sostenían sobre el cuello corto, una cabeza bienformada, cubierta de pelo espesísimo, negro y ensortijado.Su cara un poco ovalada, estaba hundida en un bosque depelo, a que correspond ía una barba espesa, igualmentecrespa y negra (p. 81).

Con frecuencia el lenguaje figurado exaltahechos y emociones. Predom inan, entre los recur-sos de estilo, los símiles, las metáforas, las hipérbo-les y las reiteraciones anafóricas. lógicamente estelenguaje acerca a Facundo más al arte que a lahistoria:

"el ejército de Lavalle llegaba en aquellos momentos a lasgoteras de Buenos Aires" (p. 231).

iBárbaro! Es la ciudad, que trata de salvarse, de no serconvertida en pampa, si abandona la educación que la ligaal mundo civilizado" (p. 221).

El gran sistema de ríos navegables cuya aorta es el Pla-ta (p. 232).

Se puede concluir que Facundo es literaturay también es historia. Como historia concuerdacon el historicismo (concepción idealista de la his-toria) relaciona y critica el material documentalrecogido según hipótesis y objetivos implícitos.

El contexto es aprehendido de una maneraparcial, subjetiva e idealista, en parte por el espíri-tu romántico del narrador, y en parte porque es lapercepción y valoración de hechos muy recientes,algunos son contemporáneos al autor y otros sonfuguros, presentidos o soñados por el autor sobrela base de los hechos del momento. Como literatu-ra, es indudable el empleo de un lenguaje concaracterísticas e intenciones estéticas; un lenguajeconnotativo, hiperbólico, exaltado. las figuras lite-rarias pueblan toda la obra, lo mismo que lasapelaciones al lector a través de preguntas retóricascuyas respuestas está condicionadas por el mismo

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un tanto hiperbólico, cargado de figuras de estilo;sin embargo Galeano quiere hacer historia no lite-ratura, En cambio Sarmiento tiene la expresa in-tención de hacer las dos cosas y lo logra. Facundo,por los datos y su interpretación, es un documentohistórico pero por su lenguaje y sus pretensionesestéticas es una obra literaria.

72 FILOLOGIA y LINGUISTICA

texto y pretenden hacer al lector partícipe y cóm-plice de lideología dominante en la obra.

Aunque es necesario aclarar que el lenguajepoético no hace por sí mismo la obra literaria,también debe haber intención de hacer literatura.Se me ocurre el caso de Las venas abiertas deAmérica Latina, de Eduardo Galeano; creada conun lenguaje literario fuerte, apasionado, exaltado,

NOT AS BIBLlOG RAFICAS

(1) Se utilizó la edición Ayacucho (1977) por lo quedespués de una cita de esta obra solo citaremos elnúmero de página inmediatamente después. las ci-tas de las demás fuentes aparecerán con su respec-tiva nota bibliográfica.

(2) Ciro Cardoso. La historia como ciencia. San José,Costa Rica: EDUCA, 1975, p. 12.

(3) Loc cito

(4) Laclau, Ernesto. "Feudalismo y capitalismo enAmérica latina". En Arradourian y otros, Modos deproducción en América Latina, cuarta edición Co-lombia. Siglo XXI, 1976, p. p. 23-46.

(5) Cardoso Op. cit. p. 48.

(6) Enrique Anderson Imbert. "El historicismo de Sar-m lento" Cuadernos Americanos, 5 (1945). p. p. 162_

(7) Ciro Cardoso y Héctor Brignoli. Los métodos de la

historia. San José, Costa Rica: publicaciones de laUniversidad de Costa Rica, 1975, p. 5_

(8) [ohn lynch. Las revoluciones hispanoamericanas1808-1826, p. 48.

(9) lucien Febre, Combates por la historia. 3a. ed,Barcelona: Ariel, 1979, p. 20_

(10) Agustín Cueva. El desarrollo del capItalismo enAmérica Latina. 3a. ed. Méjico: S. XXI, 1979, p.36.

(11)Eduardo Galeano. Las venas abiertas de AméricaLatina. 11 ed. Méjico: Siglo Veintiuno. 1975. p.p.289-290.

(12) Ibid, p. 289.

(13) [ohn l.vnch. Op. Cit. p. 118.

(14) Eduardo Galeano, Op. cit. p. 286.

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