lista de medicamentos esenciales para el manejo de
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LISTA DE MEDICAMENTOS ESENCIALES
PARA EL MANEJO DE PACIENTES QUE
INGRESAN A UNIDADES DE CUIDADOS
INTENSIVOS CON SOSPECHA O
DIAGNÓSTICO CONFIRMADO
DE COVID-19
Actualización
10 de agosto del 2020
1
CONTEXTO
En el transcurso de la pandemia de COVID-19, numerosos países —de ingresos bajos,
medianos y altos— han visto agotadas sus reservas de medicamentos esenciales
necesarios para el manejo de los pacientes con COVID-19 en las unidades de cuidados
intensivos (UCI). El plan de preparación para emergencias sanitarias de los países requiere
incluir una lista de medicamentos esenciales y otros dispositivos médicos necesarios en las
UCI para afrontar emergencias sanitarias.
OBJETIVOS Y DESTINATARIOS DE LA LISTA
La lista de medicamentos esenciales para el manejo de pacientes que ingresan a unidades
de cuidados intensivos con sospecha o diagnóstico confirmado de COVID-19 es un
documento de orientación fundamental que ayuda a los sistemas de salud de los países a
priorizar los medicamentos esenciales que deben estar ampliamente disponibles y ser
asequibles para manejar los pacientes en las UCI durante las situaciones de emergencia
sanitaria, en este caso con sospecha o diagnóstico confirmado de COVID-19.
Está dirigida a las autoridades sanitaras y a los encargados del manejo del sistema de salud
de los países.
METODOLOGÍA, CRITERIOS DE ELABORACIÓN DE LA LISTA Y ESTRATEGIAS DE
BÚSQUEDA DE INFORMACIÓN
Esta lista incluye fundamentalmente los medicamentos considerados esenciales para el
manejo de los cuadros clínicos que con se observan con mayor frecuencia en pacientes
hospitalizados en UCI a causa de una infección por SARS-CoV-2.
No se incluyen la mayoría de los medicamentos que comúnmente se encuentran en las UCI
para el manejo de otras patologías, comorbilidades o la estabilización del paciente (p. ej.,
insulina o antihipertensivos), salvo aquellos que pueden requerirse para el tratamiento o
apoyo (p. ej., bloqueantes neuromusculares o anestésicos) de las dolencias generadas por
la infección.
Tampoco se incluyen medicamentos específicos para el tratamiento de la infección por
SARS-CoV-2, puesto que no existe, por el momento, evidencia científica de alta calidad que
avale su uso, salvo en el contexto de ensayos clínicos controlados.
Un equipo de expertos en el tema realizó una búsqueda de información sobre la atención
de pacientes en UCI durante la pandemia de COVID-19, en Medline (a través de PubMed),
Cochrane, Tripdatabase, Epistemonikos y en buscadores generales de internet (Google).
Se identificaron también revisiones o guías generadas por ministerios de Salud de varios
países de la Región de las Américas, la Organización Mundial de la Salud (OMS), la
Organización Panamericana de la Salud (OPS), el Instituto Nacional de Salud y Excelencia
Clínica (NICE) de Reino Unido, los Centros para el Control y la Prevención de
Enfermedades (CDC) de Estados Unidos y los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de
Estados Unidos.
2
Entre las estrategias y palabras clave utilizadas en la búsqueda se incluyen las siguientes:
("Intensive Care Units"[Mesh]) AND "Drugs, Essential"[Mesh], (Therapy/Broad[filter]) AND
(intensive care unit AND medicines AND covid-19), (Therapy/Broad[filter]) AND (critically ill
patients AND COVID-19), (Therapy/Broad[filter]) AND (clinical management AND COVID-
19), (title:((title:(intensive care unit) OR abstract:(intensive care unit)) AND (title:(COVID-19)
OR abstract:(COVID-19))) OR abstract:((title:(intensive care unit) OR abstract:(intensive
care unit)) AND (title:(COVID-19) OR abstract:(COVID-19)))), (title:((title:(critically ill
patients) OR abstract:(critically ill patients)) AND (title:(COVID-19) OR abstract:(COVID-
19))) OR abstract:((title:(critically ill patients) OR abstract:(critically ill patients)) AND
(title:(COVID-19) OR abstract:(COVID-19))))
Se identificaron y priorizaron las directrices basadas en la evidencia elaboradas de acuerdo
con la metodología GRADE. Fueron identificados también ensayos clínicos controlados
randomizados (ECCR), revisiones sistemáticas y metaanálisis, y se consideró además
cualquier publicación directa o indirecta que mencionara el tema.1-85
Para las preguntas de investigación establecidas, dos revisores seleccionaron los títulos y
resúmenes recuperados de las bases de datos biomédicas utilizadas. Para cada pregunta
PICO, se evaluaron todos los estudios que reunieran los requisitos.
Se identificaron los cuadros clínicos, síntomas y manejos más importantes en pacientes
críticos que padecen COVID-19, los cuales han sido priorizados en guías de la OMS3,38, la
OPS61 y de la campaña Surviving Sepsis (SSC, por su sigla en inglés)1.
Fueron también consideradas la Guía para el cuidado de pacientes adultos críticos con
COVID-19 en las Américas de la OPS61; el kit de herramientas: atención clínica para la
infección respiratoria aguda grave, adaptado para la COVID-19 en el 2020 por la OMS51; la
guía NICE sobre neumonía adquirida en la comunidad y prescripción de antimicrobianos59;
la guía rápida NICE de COVID-19 sobre antibióticos para la neumonía en adultos
hospitalizados64; y revisiones sobre el manejo de pacientes con COVID-19 en estado
crítico65, 66.
La lista se basa en las recomendaciones de manejo basadas en la evidencia presentadas
en dichas guías, así como también en revisiones sistemáticas y metaanálisis, y en la Lista
Modelo de Medicamentos Esenciales de la OMS.
Los cuadros clínicos seleccionados son:
1- Manejo de pacientes con insuficiencia respiratoria hipoxémica y con síndrome de distrés
respiratorio.
2- Manejo de pacientes con deterioro hemodinámico y que presentan choque séptico.
3- Manejo de pacientes críticos para prevenir complicaciones.
La calidad de la evidencia y el grado de recomendación se consideraron a partir del análisis
y las recomendaciones derivadas de las guías priorizadas1,38, cuando correspondía.
3
La guía de SSC1 utilizó el enfoque GRADE para evaluar la calidad de la evidencia, que se
clasificó como alta, moderada, baja o muy baja. Las recomendaciones están basadas en
un balance entre el beneficio y el riesgo, los recursos y el costo, la equidad, la aceptabilidad
y viabilidad. Las recomendaciones pueden ser fuertes o condicionales o bien en la forma
de “mejor práctica”. La guía utiliza la frase “recomendamos” para recomendaciones fuertes
y “sugerimos” para recomendaciones condicionales o débiles.
El grupo de elaboración de la guía de la OMS38 no llevó a cabo un proceso formal de
conformidad con el método GRADE. Solo hace una recomendación fuerte cuando se trata
una declaración de buena práctica a favor de una intervención. También establece
recomendaciones en contra de intervenciones y recomendaciones condicionales cuando se
requiere un cuidado especial en su implementación.
La selección de los medicamentos se realizó utilizando la metodología de la OMS, es decir
sobre la base de criterios de eficacia, seguridad, conveniencia y costo, considerando la
relación riesgo-beneficio y costo-conveniencia.
Se utilizó el nombre genérico o denominación común internacional (DCI) de los
medicamentos, priorizando la inclusión de un solo principio activo en lugar de
combinaciones a dosis fijas, salvo para las situaciones en las que su uso esté justificado
conforme a la evidencia de disminución de resistencia o aumento de adhesión al
tratamiento. Se incluyen los principios activos, su concentración y forma farmacéutica. Las
presentaciones farmacéuticas recomendadas pueden variar según el país.
En cuanto a los medicamentos con el mismo sitio y mecanismo de acción, se seleccionó el
de menor costo en la mayoría de los países de la Región de las Américas con vistas a
mejorar la accesibilidad. Si en algún país otra opción a la propuesta tiene un costo inferior,
puede plantearse su utilización. La lista se organizó y clasificó según el grupo terapéutico
de los medicamentos. Se priorizó la inclusión de medicamentos y formulaciones
farmacéuticas incluidas en la 21.ª edición de la Lista Modelo de Medicamentos Esenciales
de la OMS, publicada en el 2019.
Esta lista será actualizada a medida que se disponga de nueva evidencia.
4
FUNDAMENTACIÓN CIENTÍFICA DE MEDICAMENTOS CLAVE INCLUÍDOS EN ESTA
LISTA. NIVEL DE EVIDENCIA Y GRADO DE RECOMENDACIÓN
Medicamentos específicos para el tratamiento de la infección por SARS-CoV-2:
Actualmente se encuentran registrados más de 1000 estudios aleatorizados sobre
tratamientos farmacológicos para pacientes con COVID-19.81
Los estudios “Solidarity” y “Recovery” han suspendido el uso de la hidroxicloroquina y el
lopinavir y ritonavir en pacientes hospitalizados por esta enfermedad ante la ausencia de
beneficios en la reducción de la mortalidad de los pacientes.78-80,85
Los datos preliminares del estudio ACTT72 indican que los pacientes tratados con remdesivir
tuvieron un tiempo de recuperación 4 días más rápido en promedio y estadísticamente
significativo que los que recibieron placebo. Sin embargo, la diferencia en la tasa de
mortalidad no fue estadísticamente significativa.72,73
La revisión rápida de la OPS74 previa a la actualización de esta lista, realiza un metaanálisis
de dos ensayos clínicos aleatorizados y el beneficio significativo con respecto a la
mortalidad varía según el método estadístico utilizado. Se consideró la certeza de la
evidencia como “moderada”, principalmente por la imprecisión (pequeño número de
eventos, muestra pequeña, intervalos de confianza amplios) e inconsistencia (elevado I2).74
Existen algunos estudios de baja calidad que indican que tocilizumab podría reducir
significativamente el riesgo de ventilación mecánica invasiva o muerte en pacientes con
neumonía grave por COVID-19.76-77 En la última revisión de la OPS74, en la que se realiza
un metaanálisis de la información disponible, no se señalan beneficios derivados del uso
de tocilizumab. El panel de expertos de la guía del NIH43 considera que aún no hay datos
suficientes para realizar una recomendación a favor o en contra del uso de inhibidores de
interleucina-6 (como el tocilizumab) para el manejo de la COVID-19.
Por ello, estos medicamentos no se incluyen en la presente lista, debido a la ausencia
de evidencia de alta calidad a favor de su uso en el momento de esta actualización.
1. Manejo de pacientes con insuficiencia respiratoria hipoxémica y con síndrome de
distrés respiratorio
Fármacos para el manejo de la sedación, analgesia, delirio y relajación muscular
en pacientes críticamente enfermos bajo asistencia respiratoria mecánica en la
unidad de cuidados intensivo
La sedación, la analgesia, el manejo del delirio y la relajación muscular son parte integral
en el manejo de los pacientes críticos en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) y
especialmente importante en pacientes bajo asistencia respiratoria mecánica (ARM). Gran
cantidad de pacientes con COVID-19 necesitarán ARM a causa de la insuficiencia
5
respiratoria. Un panel de expertos ha recomendado recientemente que los pacientes con
diagnóstico de coronavirus deberían ser manejados de forma similar a cualquier otro
paciente bajo ventilación mecánica1.
Las primeras guías de práctica clínica recomendaban (con bajo nivel de evidencia) el uso
de diazepam o midazolam para una sedación rápida en pacientes agitados, de lorazepam
para el manejo de la mayoría de los pacientes que requerían sedación y de propofol como
sedante de preferencia cuando se requiere un despertar rápido (evaluación neurológica o
paciente al que se va a extubar). Del mismo modo recomendaban al haloperidol como
fármaco de elección en el tratamiento del delirio, un cuadro de frecuente presentación en
pacientes bajo cuidados críticos29.
Los benzodiacepinas y el haloperidol han sido y, siguen siendo en muchas UCI los fármacos
más utilizados cuando se requiere sedación o tratar el delirio, respectivamente. Sin
embargo, guías de práctica clínicas más recientes sugieren el uso de propofol o
dexmedetomidina por sobre utilización de los benzodiacepinas en tratamiento de la
sedación de adultos críticamente enfermos bajo ARM30-31 y sugieren no utilizar de rutina el
haloperidol o antipsicóticos atípicos en el tratamiento del delirio, aclarando que, ambos
grupos de antipsicóticos pueden utilizarse por periodos cortos de tiempo en pacientes
seleccionados. Dexmedetomidina no es un medicamento incluido en la Lista Modelo de
Medicamentos Esenciales de la OMS del 2019, por lo que se consideró incluir, a pesar de
la evidencia limitada, las otras opciones terapéuticas.
El uso de relajantes neuromusculares en pacientes bajo ARM se asocia a mejor
oxigenación, previene la asincronía con el respirador, disminuye las presiones de la vía
aérea, las potenciales lesiones pulmonares y el barotrauma. Diferentes guías coinciden en
la necesidad de utilizar bloqueantes neuromusculares en el manejo de pacientes adultos
con síndrome de distrés respiratorio agudo (SDRA)1,32. En adultos con COVID-19 y SDRA
leve a moderado las guías más recientes sugieren utilizar bolos de relajantes musculares a
demanda en lugar de infusión continua y sugieren reservar la infusión intravenosa por no
más de 48 horas en los siguientes casos: paciente con persistente asincronía con el
respirador, paciente que requiera una sedación muy profunda, paciente que se ventile en
posición prona y paciente con una presión meseta persistentemente alta en vía aérea1. El
ensayo clínico más importante en el que se han basado las recomendaciones fue realizando
con cisatracurio33. El atracurio es un relajante muscular muy relacionado estructuralmente
al cisatracurio con similares características farmacodinámicas y farmacocinéticas, pero de
menor costo. Tanto el cisatracurio como el atracurio se metabolizan por mecanismos
plasmáticos independientes del hígado y su eliminación no se ve afectada por la función
renal. El vecuronio, que es considerado una alternativa, puede presentar mayores
alteraciones farmacocinéticas en pacientes con deterioro de la función hepática y renal34.
Como presentes opciones, dada la inclusión en la Lista Modelo de Medicamentos
Esenciales de la OMS se incluirá el atracurio y vecuronio.
La succinilcolina un relajante despolarizante de acción corta se reserva para cuando es
necesaria una intubación orotraqueal de urgencia en la UCI35.
6
Lo opioides siguen siendo una piedra angular en el manejo del dolor y en la sedo-analgesia
del paciente bajo ARM. Los opioides mejor evaluados y más recomendados en las guías
de práctica clínica de manejo de pacientes críticamente enfermos son la morfina y el
fentanilo1,29,30.
Sobre la base de la evidencia mencionada se considera que una lista de
medicamentos esenciales para abordar el manejo de la sedación, la analgesia, el
delirio y la relajación muscular en pacientes críticos en la UCI debería incluir los
elementos siguientes: sedantes benzodiacepínicos: midazolam y lorazepam;
sedantes no benzodiacepínicos: propofol; antipsicóticos: haloperidol; relajantes
neuromusculares: succinilcolina, atracurio o vecuronio; opioides: morfina y
fentanilo.
Es importante destacar que en la guía de la campaña Surviving Sepsis1 se sugiere
utilizar, según sea necesario, bolos intermitentes de agentes bloqueantes
neuromusculares, sobre infusión continua de los mismos, para facilitar la ventilación
pulmonar protectora (evidencia de baja calidad, recomendación débil).
Uso de corticosteroides. Síndrome de distrés respiratorio agudo (SDRA-COVID-19).
a- En pacientes adultos con COVID-19
No existen datos sobre el uso de corticoesteroides en pacientes con COVID-19 y choque,
pero evidencia indirecta en pacientes críticos en choque comparando la terapia con
corticosteroides en dosis bajas versus sin corticosteroides no mostraron diferencias
significativas en la mortalidad a corto plazo (RR 0,96; IC de 95%: 0,91 a 1,02) o largo plazo
(RR 0,96; IC de 95%: 0,90 a 1,02) aunque el tiempo para la resolución del choque y la
duración de la estadía hospitalaria fueron más cortos con la administración de
corticosteroides21-23.
En un ECRC multicéntrico de 17 UCI de España en pacientes con SDRA moderado a grave
se mostró que la administración temprana de dexametasona redujo la duración de la
ARM y de la mortalidad global.36
En marzo de 2020 se publicó una revisión sistemática67 sobre el uso de corticosteroides
sistémicos en este tipo de pacientes, efectuándose un metaanálisis de los resultados de la
última revisión Cochrane del 201923 y el ensayo clínico multicéntrico mencionado36. Los
resultados obtenidos sugieren que los corticosteroides sistémicos pueden mejorar
potencialmente la mortalidad, la duración de la ARM y los días libres de ARM. Por otra
parte, se observó hiperglucemia y un efecto no claro sobre debilidad muscular.
Una revisión sistemática de la OPS evaluó la eficacia y seguridad del uso de
corticosteroides y realizó un metaanálisis de 8 ensayos clínicos aleatorizados con COVID-
19 y síndrome de insuficiencia respiratoria aguda (SIRA) reportando una disminución de la
mortalidad de los pacientes que recibieron corticosteroides (RR: 0,74 IC95% (0,63-0,86;
1858 pacientes). En el análisis por subgrupos el efecto se mantuvo en los pacientes que
7
recibieron dexametasona (RR: 0,70 IC95% (0,59-0,83; 1284 pacientes) y no se mantuvo en
los pacientes que recibieron hidrocortisona o budesonida. Otro metaanálisis de 8 estudios
observacionales con 1.898 pacientes reportó que no se presentaron diferencias en los
eventos adversos con la administración de corticosteroides comparado con no recibir
esteroides (RR: 2,08 IC95% (0,97-4,46), I2: 85%). La calidad de la evidencia es baja por
riesgo de sesgo e imprecisión.61
Otra revisión sistemática y metaanálisis informó que en pacientes con COVID-19 y SDRA
los corticosteroides pueden reducir significativamente la mortalidad (1 estudio de cohorte
con 84 pacientes HR= 0,41; IC 95%: 0,20-0,83; evidencia de muy baja calidad). Esta
reducción también se observó en pacientes con SDRA sin COVID-19 (7 ECA con 851
pacientes RR= 0,72, IC 95%: 0,55-0,93; evidencia de baja calidad). En pacientes con
COVID-19 grave, pero sin SDRA, la evidencia directa de dos estudios observacionales
mostró un aumento de la mortalidad con corticosteroides (HR= 2,30, IC 95% 1,00-5,29),
pero era evidencia de muy baja calidad. Los ensayos controlados aleatorizados en
neumonía adquirida en la comunidad sugieren que los corticosteroides pueden reducir la
mortalidad (RR= 0,70; IC de 95%: 0,50 a 0,98; evidencia de muy baja calidad) y pueden
aumentar la hiperglucemia. La calidad de la evidencia de forma general es baja y muy baja
por imprecisión, inconsistencia y evidencia indirecta.82
Una revisión sistemática de 23 estudios, (incluído un ECA y 22 estudios de cohortes), con
un total de 13.815 pacientes encontró que en adultos con COVID-19, el uso de
glucocorticoides sistémicos no redujo la mortalidad (RR = 2,00, IC 95%: 0,69- 5,75, I2 =
90,9%) o la duración de la inflamación pulmonar (diferencia media ponderada (DMP) = -1
días, IC 95%: -2,91 a 0,91], mientras que se encontró una reducción significativa en la
duración de la fiebre (DMP = -3,23 días, IC 95%: -3,56 a -2,90). En pacientes con SRAS,
los glucocorticoides tampoco redujeron la mortalidad (RR = 1,52, IC 95%: 0,89 a 2,60, I2 =
84,6%), duración de la fiebre (DMP = 0,82 días, IC 95%: -2,88 a 4,52, I2 = 97,9%) o duración
de la absorción de inflamación pulmonar (DMP = 0,95 días, IC 95%: -7,57 a 9,48, I2 =
94,6%). El uso de la terapia con glucocorticoides sistémicos prolongó la duración de la
estadía hospitalaria en todos los pacientes (COVID-19, SARS y MERS).83
Más recientemente la publicación de resultados del ensayo clínico aleatorizado “Recovery”
(Randomised Evaluation of COVID-19 Therapy), informó que en pacientes hospitalizados
con COVID-19, la dexametasona redujo significativamente la mortalidad a los 28 días en
aquellos con requerimiento de ventilación mecánica invasiva (RR=0,64 [95% IC 0,51- 0,81];
p<0,001) u oxígeno (RR=0,82 [95% IC 0,72-0,94]; p=0,002). No hubo beneficio en los
pacientes que no requirieron asistencia respiratoria (RR=1,19 [95% IC 0,91-1,55];
p=0,14).68-69,84 En base a estos resultados, se evitaría 1 muerte mediante el tratamiento de
aproximadamente 8 pacientes ventilados o 34 que requieran solamente oxígeno.
La dexametasona es un medicamento incluido en la Lista Modelo de Medicamentos
Esenciales de la OMS desde 1977 en múltiples formulaciones, actualmente está fuera de
patente y disponible de forma asequible en la mayoría de los países70
La última guía de la SSC1 recomienda utilizar glucocorticoides sistémicos solo en pacientes
que presentan insuficiencia respiratoria con SDRA.
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En pacientes adultos con COVID-19 y en estado de choque que requieren la adición de un
segundo vasopresor se sugiere administrar una dosis baja de corticosteroides. Es una
recomendación condicional con baja calidad de evidencia 61
La última Guía para el cuidado de pacientes adultos críticos con COVID-19 en las
Américas de la OPS recomienda administrar corticosteroides en dosis bajas a los
pacientes críticos que reciben oxígeno suplementario o se encuentran ventilados,
con el fin de disminuir la mortalidad y la progresión a ventilación mecánica invasiva
(recomendación fuerte; calidad de la evidencia: moderada) 61
Considerando estos resultados y recomendaciones, que la restricción de volumen en este
tipo de pacientes es crítica, y que además en la primera edición de esta lista ya se incluían
otros corticosteroides, en la presente actualización se incluye la dexametasona en
reemplazo de la metilprednisolona para el tratamiento de pacientes críticos con COVID-19
y necesidad de oxígeno suplementario o asistencia ventilatoria, y la hidrocortisona para el
tratamiento de pacientes con COVID-19 y choque séptico refractario.43
En pacientes adultos con COVID-19
No se recomienda el uso rutinario de corticosteroides para el tratamiento de la
neumonía viral38,6 en el adulto a menos que estén indicados por otra razón como
exacerbaciones de asma o de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), de
choque séptico o de SDRA. Se debe realizar un análisis beneficio/riesgo en cada uno
de los pacientes.
Se recomienda utilizar glucocorticoides sistémicos solo en pacientes con
insuficiencia respiratoria con SDRA.1
Se recomienda administrar corticosteroides en dosis bajas a los pacientes críticos
que reciben oxígeno suplementario o se encuentran ventilados, con el fin de
disminuir la mortalidad y la progresión a ventilación mecánica invasiva
(recomendación fuerte; calidad de la evidencia: moderada).61
b- En niños
No existen hasta el momento investigaciones de alta calidad que respalden o refuten el uso
rutinario de glucocorticoides adyuvantes para el choque séptico pediátrico u otra disfunción
orgánica asociada a sepsis. Actualmente existe un ensayo clínico en desarrollo para
examinar los riesgos potenciales y beneficios de la hidrocortisona adyuvante para el choque
séptico refractario a líquidos y agentes vasoactivos-inotrópicos en niños.
Se indica la prescripción de hidrocortisona en dosis de estrés, con o sin evaluación del
eje suprarrenal2,37 solo en las situaciones en que se conozca que el niño que presenta
choque séptico u otra sepsis asociada con disfunción orgánica. ha tenido una
exposición aguda o crónica a corticosteroides, trastornos del eje hipotálamo-
hipófisis-suprarrenal, hiperplasia suprarrenal congénita u otras endocrinopatías
relacionadas con corticosteroides, o hayan sido tratados recientemente con
ketoconazol o etomidato.
9
En niños con COVID-19
En el choque séptico u otra disfunción orgánica tampoco hay evidencia de calidad
que respalde o refute el uso de corticosteroides.
Solo se deben usar si el niño presentaba previamente una exposición aguda o crónica
a corticosteroides, trastornos del eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal, hiperplasia
suprarrenal congénita u otra endocrinopatía relacionada con corticosteroides, o han
sido tratados recientemente con ketoconazol o etomidato. En estos casos se indica
la prescripción de hidrocortisona en dosis de estrés, con o sin evaluación del eje
suprarrenal2.
La hidrocortisona se incluye condicionalmente en la presente lista, pendiente de
evidencia adicional.
2. Manejo de pacientes con deterioro hemodinámico y que presentan choque
séptico
La prevalencia de choque en pacientes adultos con COVID-19 es muy variable (de 1% a
35%). En pacientes hospitalizados la incidencia puede alcanzar valores de 20-35 %6 razón
por la cual resulta necesario identificar las mejores opciones terapéuticas para su
tratamiento.
Las soluciones parenterales
La disfunción cardíaca en los pacientes con COVID-19 es frecuente (7% a 23%)7-10. El
manejo de la hidratación en pacientes críticos con COVID-19 internados en UCI (tengan o
no choque séptico) es un elemento clave y de relevancia clínica ya sea por la cantidad y el
tipo de fluidos que deben utilizarse en estos casos.
La evidencia indirecta extraída sobre el manejo hemodinámico y de reposición de líquidos
de pacientes críticos incluidos en 13 ECCR, muestra que una terapia de aporte apropiado
de fluidos es capaz de reducir la mortalidad (RR= 0,59; IC de 95%, 0,42 a 0,83) y la duración
de la estadía de los pacientes críticos en área de UCI11 (DM= -1,16 días; IC de 95%, -1,97
a -0,36).
Este uso apropiado manejo de fluidos tiene relación tanto con la cantidad como el tipo de
fluido administrado. En relación con el primer punto (la cantidad de fluidos a utilizar en
pacientes críticos), se puede decir que la comparación entre restricción o administración
libre de fluidos en pacientes con choque séptico no es concluyente en términos de
mortalidad (RR= 0,87; IC de 95%: 0,69 a 1,10) o eventos adversos graves (RR= 0,91; IC
de 95%: 0,78 a 1,05) 12. Sin embargo, todos los resultados evaluados parecen favorecer la
terapia de fluidos conservadora y restrictiva con administración de bajos volúmenes de
fluido13, 38 evitando administrar grandes volúmenes de líquido incluso en pacientes
pediátricos14.
10
En conclusión, la recomendación sobre el volumen de fluidos que se debe utilizar en
pacientes críticos es a favor de su uso restrictivo. Esta recomendación es
condicional y está basada en evidencia de calidad baja.1
Con respecto al tipo de fluidos que deben utilizarse (cristaloides o coloides), existe una
revisión sistemática de 69 ECA (n = 30.020 pacientes) en la que16 se compararon ambos
tipos de fluidos en pacientes críticos con COVID-19 y choque16; no se observaron
diferencias estadísticamente significativas en la mortalidad (RR= 0,97; IC de 95%: 0,86 a
1,09) a 1 y 3 meses. Sin embargo, existe un mayor riesgo de daño renal y requerimientos
transfusionales con los coloides (RR= 1,30, IC 95% 1,14 a 1,48) 16. Cuando hablamos de
cristaloides nos referimos a solución salina normal y solución Ringer lactato.
Considerando que algunos coloides son perjudiciales, son más costosos que los
cristaloides y la disponibilidad de los mismos es limitada en algunos escenarios (paises de
bajo y medio ingreso) el panel de elaboración de la guía de la SSC1 recomienda usar
soluciones cristaloides como fluidos para la resucitación de pacientes con COVID-19 y
choque.
En conclusión, la recomendación sobre si utilizar cristaloides o coloides en pacientes
críticos con COVID-19, resulta a favor del uso de cristaloides. Esta recomendación
es fuerte, y está basada en evidencia de calidad moderada1.
Cuando se discrimina sobre el tipo de coloide utilizado en estos estudios comparativos con
cristaloides, se puede observar que:
El uso de albúmina como coloide expansor de volumen plasmático en pacientes críticos se
analizó en 20 ensayos clínicos controlados (ECC) con 13.047 pacientes. Los resultados de
los mismos mostraron una ausencia de beneficios asociada a la administración de albúmina
(recomendación débil, con calidad de evidencia moderada)16.
Por otro lado, se carece de estudios sobre el uso de gelatinas en pacientes con COVID-19,
aunque evidencia indirecta sobre una revisión sistemática que incluyó a 6 ECC con 1698
pacientes críticos debido a otras causas en las que el coloide era una gelatina, no se
observaron ventajas en el uso de la misma en relación a la mortalidad observada a los 30
y 90 días, existiendo desventajas en relación al costo/beneficio; razón por la cual no se
recomienda su uso (recomendación condicional, con baja calidad de evidencia) 16.
Diecinueve ECC en los que se enrolaron 4736 pacientes, compararon el uso de cristaloides
con un coloide como el dextrán, no reportándose ventajas a favor de este último, y sí la
desventaja de un aumento en el requerimiento transfusional de glóbulos rojos
(recomendación débil, con baja calidad de evidencia)16.
Más de 11.000 pacientes incorporados a 24 ECC en los que se utilizó como coloide al
almidón de hidroxietilo en la comparación con los cristaloides, mostraron que, si bien no
existieron diferencias en términos de mortalidad, los almidones tienen un mayor riesgo de
11
requerir transfusiones de glóbulos rojos y una terapia de remplazo renal que con los
cristaloides. (recomendación fuerte, con moderada calidad de evidencia)16.
El uso de expansores plasmáticos del tipo coloides como albúmina, gelatinas,
dextrán o almidones; ha mostrado poseer una menor relación costo-efectividad en
relación con el uso de los cristaloides. Esta recomendación es condicional y con una
baja o moderada calidad de evidencia (a excepción del almidón, en el que la
recomendación es fuerte con una calidad de evidencia moderada).1, 16
Resulta entonces recomendable el uso de cristaloides para pacientes adultos críticos con
COVID-19.
Para determinar qué tipo de cristaloides son los que aportan mejores beneficios para
reponer o expandir volumen (soluciones cristaloides balanceadas versus solución salina a
0,9%)1 para la reanimación de pacientes críticos, una revisión sistemática de Cochrane del
2019 no mostró diferencias significativas en la mortalidad (OR= 0,91, IC de 95%: 0,83 a
1,01) o lesión renal aguda (OR= 0,92; IC de 95%: 0,84 a 1,00)15 entre los tratamientos. Sin
embargo, los datos sugerían un potencial beneficio de las soluciones cristaloides
balanceadas para la reanimación de pacientes con COVID-19 y choque.
En una última revisión sistemática con metaanálisis39 se observa que en pacientes adultos
críticos, pero no específicamente aquellos con sepsis, la resucitación con soluciones
cristaloides balanceadas mostró menor mortalidad a los 28-30 días comparado con el uso
de solución salina.
La guía de la SCC sugiere que el uso de cristaloides balanceados bufereados resulta
superior al de los cristaloides no balanceados. Esta es una evidencia de calidad moderada,
la recomendación es condicional.
En conclusión, se recomienda el uso de soluciones de cristaloides balanceadas
como Ringer lactato, y en su defecto soluciones de cloruro de sodio a 0,9% para
reponer fluidos, con administración restrictiva de los mismos, en los pacientes
críticos con COVID-19. No usar soluciones hipotónicas. Es una recomendación
basada en evidencia de calidad moderada, recomendación condicional.1
Ante la disponibilidad limitada de soluciones cristaloides1 balanceadas, la solución salina
de cloruro de sodio a 0,9% sigue siendo una alternativa razonable.
1 Las soluciones cristaloides se definen como aquellas que contienen agua, electrolitos y/o azúcares en
diferentes proporciones y osmolaridades. Respecto al plasma pueden ser hipotónicas, hipertónicas o isotónicas. Dentro de estas soluciones tenemos a la hidrosalina de cloruro de sodio a 0,9% (sodio 154 mEq / osmolaridad 308 mOsm/L), Ringer (148mEq de sodio / osmolaridad 310 mOsm/L), Ringer lactato (sodio 130 mEq / lactato 28 mEq / osmolaridad 272 mOsm/L), dextrosa a 5% en solución salina (glucosa 50 g / sodio 154 mEq y osmolaridad 560 mOsm/L); y dextrosa a 5% en agua (glucosa 50 g y osmolaridad 253 mOsm/L). Las soluciones coloidales como el dextran, son agentes expansores plasmáticos que contienen partículas en suspensión de alto peso molecular que no atraviesan las membranas capilares de forma que son capaces de aumentar la presión osmótica plasmática y retener agua en el espacio intravascular. La albúmina humana también ha sido
12
Si bien en los pacientes críticos con COVID-19 se ha recomendado un uso conservador de
los fluidos, la elección de cristaloides y dentro de este grupo a las soluciones de cristaloides
balanceadas como Ringer lactato; resulta necesario determinar la forma y ritmo de
administración de estos fluidos según el tipo de paciente que debe ser tratado38.
Así, en pacientes adultos la administración de 250-500 ml de fluidos cristaloides en forma
de bolo en los primeros 15-30 minutos de la reanimación por choque séptico está
recomendada.38
En la reanimación de un choque séptico en niños, resulta recomendable administrar 10-
20 ml/kg de líquido cristaloide en bolo en los primeros 30-60 minutos.38
Es posible que sean necesarios administrar bolos adicionales (250-500 ml en adultos; 10-
20 ml/kg en niños) en función de la respuesta clínica y la mejora de los objetivos de
perfusión; siempre estando alerta sobre posibles signos de sobrecarga de líquido después
de cada bolo. Los objetivos de perfusión incluyen lograr una presión arterial media >65
mmHg en adultos, o una presión equivalente apropiada según la edad de los niños
afectados; una producción de orina >0,5 ml/kg/ h en adultos o 1 ml/kg/ h en niños; y una
mejora en la perfusión de la piel y de las extremidades, en frecuencia cardíaca, y en el nivel
de conciencia.14, 38, 40
Los medicamentos vasoactivos
Ante la ausencia de evidencia directa en pacientes con COVID-19 y choque, la evidencia
indirecta de pacientes críticos en general puede orientar la decisión terapéutica en estos
casos.
En adultos con COVID 19 y choque se recomienda noradrenalina como primera elección
(la noradrenalina comparada con la vasopresina o epinefrina en este tipo de pacientes no
muestra diferencias significativas en relación con la mortalidad, aunque la epinefrina se
asoció a una mayor taquicardia y a un exceso de producción de lactato1,17). Si no hay
disponible noradrenalina usar vasopresina o adrenalina como primera opción.1
En adultos con COVID-19 y choque con evidencia de disfunción cardiaca y persistente
hipoperfusión a pesar de resucitación con líquidos y noradrenalina se sugiere agregar
dobutamina1,18.19, 20 sin previo intento de subir la dosis de noradrenalina.
Para niños, con COVID-19 y choque séptico con disfunción orgánica, en la guía de la SSC2
se recomienda tanto epinefrina como norepinefrina, que se evaluaron comparadas con
dopamina. Pero la decisión de elegir una u otra como primera elección, al no existir estudios
clínicos que las hayan comparado, sugieren que se basen en el cuadro fisiopatológico del
utilizada como expansor plasmático a 5% o 25% preparada en solución isotónica. Cuando se administra la solución a 25% de albúmina aumenta el volumen intravascular en cinco veces con respecto al volumen de albúmina dado en 30 a 60 minutos.
13
paciente (preferencia por epinefrina para tratar la disfunción miocárdica y bajo gasto
cardíaco y por norepinefrina para aumentar la resistencia vascular) y en factores locales.
Por lo expuesto se recomienda en pacientes críticos con COVID-19 y choque
cardiogénico o séptico en los cuales se deba realizar un sostén hemodinámico,
comenzar con norepinefrina. En el caso de no disponer de norepinefrina se puede
usar vasopresina o adrenalina. Según la última guía de la OMS38 es una
recomendación fuerte a favor de esta intervención.
Si existe evidencia de disfunción cardíaca o persistencia de la hipoperfusión puede
utilizarse dobutamina. Esta es una recomendación condicional, ya que requiere
cuidado especial.38
En niños, la epinefrina se considera la primera línea de tratamiento, mientras que se
administra norepinefrina si el choque persiste a pesar de una dosis óptima de
epinefrina.2
Con base en la evidencia presentada, se incluyen en esta lista la dobutamina,
vasopresina y la noradrenalina, pese a que no forman parte de la 21.ª edición de la
Lista Modelo de Medicamentos Esenciales de la OMS del 2019.50
Manejo del choque séptico. Uso de antimicrobianos
Véase la descripción en la siguiente sección.
3- Manejo de pacientes críticos. Medicamentos para prevención de complicaciones
Tratamiento antipirético
Resultados de un estudio de cohorte poblacional realizado en pacientes hospitalizados con
COVID-19, mostraron que el uso de medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINES)
se asoció con un aumento significativo de la muerte por todas las causas, admisión en
unidad de cuidados intensivos, necesidad de ventilación mecánica y/o sepsis (variable
primaria compuesta analizada OR= 1,54, 95% IC 1,13-2,11). No se observó un aumento
significativo en las complicaciones cardiovasculares o renales (variable secundaria:
complicaciones cardiovasculares OR= 1,54, 95% IC 0,96- 2,48 o insuficiencia renal aguda
OR= 1,45, 95% IC 0,49- 4,14). A través de los resultados de este trabajo se concluye que
los AINES deben utilizarse con precaución en pacientes con COVID-19 hospitalizados ya
que los daños asociados con su uso pueden superar sus beneficios en esta población.71
Con la evidencia disponible hasta el momento, considerando los datos mencionados y
sobre la base del principio de precaución, esta lista incluye paracetamol, y no un AINE,
como antipirético.
14
Tratamiento antimicrobiano (AM)
Aún no se ha descripto con precisión, la prevalencia de coinfecciones o infecciones
secundarias concomitantes con COVID-19, aunque la misma parece ser baja y estar
basadas en factores locales y endémicos38, 75.
Los síntomas de infección bacteriana secundaria en pacientes con COVID-19 pueden ser
similares a los de la infección viral subyacente, lo que dificulta su diagnóstico. Esto se puede
ver reflejado indirectamente en las altas tasas de antimicrobianos endovenosos
administrados en Wuhan: 53% con enfermedad no grave y >90% de los pacientes
hospitalizados o en la UCI1, 7-8.
Respecto de los pacientes con COVID-19 que experimentan una infección bacteriana
secundaria, una revisión sistemática reciente de pacientes hospitalizados con COVID-19
indicó que solo 8% notificó coinfección bacteriana o fúngica durante el ingreso hospitalario.8
Por lo tanto, las recomendaciones están basadas en la extrapolación de datos de otras
neumonías virales que pueden sufrir sobreinfección bacteriana, y en guías26 y
recomendaciones basadas en evidencia, en otras situaciones clínicas de este tipo de
infecciones (neumonías virales por influenza1, neumonías asociadas a ventilación
mecánica3, sepsis).
En presencia de coinfecciones agudas el tratamiento antimicrobiano empírico en adultos
críticos con COVID-19 en UCI debe basarse en el diagnóstico clínico, en el tiempo
transcurrido entre el ingreso del paciente al hospital, en el diagnóstico de sepsis y en los
datos epidemiológicos locales de sensibilidad a los antimicrobianos (neumonía adquirida
en la comunidad, neumonía asociada a la atención de la salud).
Ante estas consideraciones, las recomendaciones que atañen al uso de antimicrobianos en
pacientes críticos con COVID-19 con sospecha de sobreinfección bacteriana concomitante
a dicho virus, se exponen a continuación:
Sobre el inicio de antibioticoterapia empírica:
▪ En pacientes con sospecha o confirmación diagnóstica de COVID-19 leve se
recomienda NO USAR terapia o profilaxis con AM (recomendación fuerte en
contra de su uso)38
▪ En pacientes con sospecha o confirmación diagnóstica de COVID-19 moderado se
recomienda no usar AM a menos que haya una sospecha clínica de infección
bacteriana
▪ En pacientes con sospecha o confirmación diagnóstica de COVID-19 con un cuadro
clínico de COVID-19 grave, se recomienda comenzar con el uso empírico temprano
de antimicrobianos para tratar los probables patógenos, basados en el juicio clínico,
factores del huésped y epidemiologia local (recomendación fuerte a favor de la
intervención).38
15
Sobre el momento y oportunidad del uso de AM y duración de tratamiento en pacientes
graves:
▪ Con respecto a tiempo y oportunidad con la cual los AM deben administrarse en
pacientes críticos con COVID-19 y sepsis; se deben administrar antimicrobianos
empíricos para tratar los patógenos responsables dentro de la primera hora de su
diagnóstico3,5. En general la duración del tratamiento con AM tiene que ser lo más
corta posible, dependiendo de la evolución clínica: 5 a 7 días.
Sobre el tipo de AM que debe utilizarse:
▪ En términos generales, la mayoría de los pacientes con sepsis grave y choque
séptico tiene algún grado de compromiso inmunitario, por lo que se considera iniciar
el tratamiento con un grupo AM de amplio espectro como los carbapenemes (p. ej.,
meropenem, imipenem/cilastatina) o una combinación de penicilinas de amplio
espectro/inhibidores de beta lactamasa (p. ej., piperacilina/tazobactam). También se
pueden utilizar cefalosporinas de tercera (ceftriaxona) o cuarta generación,
especialmente como parte de un régimen de tratamiento combinado26.
▪ En algunos pacientes, pueden existir factores de riesgo que hacen sospechar de
infecciones invasivas por Candida spp.2 Si el riesgo de sepsis por Candida spp
justifica el tratamiento antifúngico empírico, la selección del agente específico debe
adaptarse a la gravedad de la enfermedad, el patrón local de las especies de
cándida más frecuentes y cualquier exposición reciente a fármacos antifúngicos. El
uso empírico de anfotericina B constituye una recomendación razonable en estos
pacientes26.
▪ Por otro lado, en pacientes pediátricos con COVID-19, se estima que 20% presenta
coinfección con Mycoplasma pneumoniae, y aunque este porcentaje no está aún
claramente establecido27, se ha utilizado tanto en esta población como en adultos,
la combinación de un beta-lactámico como ampicilina + un macrólido, si los
pacientes provienen de la comunidad.
Sobre la vía de administración:
▪ Para COVID-19 con neumonía grave, el tratamiento con antimicrobianos se realiza
por vía intravenosa.51
2 Estos factores incluyen estados de compromiso inmunológico (neutropenia, quimioterapia, trasplante, diabetes mellitus, insuficiencia hepática crónica, insuficiencia renal crónica), dispositivos vasculares invasivos prolongados (catéteres de hemodiálisis, catéteres venosos centrales), nutrición parenteral total, pancreatitis necrotizante, cirugía reciente (particularmente abdominal), administración prolongada de antimicrobianos de amplio espectro, admisión de hospital/UCI prolongada, colonización.
16
Consideraciones respecto del tratamiento de neumonía grave:
Cuando un paciente se presenta para recibir atención médica con sospecha de neumonía,
es difícil diferenciar entre la neumonía causada por la COVID-19 y la neumonía bacteriana
solo por las características clínicas.64
Durante la pandemia de COVID-19 hasta la fecha, la mayoría de las neumonías han sido
virales. La evidencia hasta ahora sugiere que la coinfección bacteriana ocurre en menos de
10% de los pacientes con COVID-19. Pero los pacientes en cuidados críticos tienen una
mayor probabilidad de infección bacteriana en comparación con los pacientes en otras salas
o entornos hospitalarios.64
Los datos aportados por la experiencia de países que han comenzado más tempranamente
con esta pandemia permiten aseverar que en mayor o menor medida la población pediátrica
y los adultos pueden presentar hasta en 20% una coinfección con Mycoplasma
pneumoniae, razón por la cual será necesario contar en el arsenal terapéutico, un macrólido
para ser utilizado en esta situación.27, 52
Considerando la recomendación de la OMS y las guías basadas en evidencia
priorizadas26,38,51,61,64 se incluyen en esta lista antimicrobianos para el tratamiento empírico
de pacientes con neumonía grave. El tratamiento empírico se debe basar en el diagnóstico
clínico (neumonía adquirida en la comunidad, neumonía adquirida en la internación
hospitalaria) epidemiología local y susceptibilidad bacteriana local- Se recomienda elegir
los antibióticos con el menor impacto ecológico basados en datos y guias de la propia
institución, del país o de la región (se recomienda elegir los antibióticos del grupo Acceso
de la categorización de la OMS).38
En el caso de sospecha de neumonía bacteriana adquirida en la comunidad, dentro de las
opciones terapéuticas incluidas se recomienda la combinación de un betalactámico
(ampicilina, amoxicilina-clavulánico) con un macrólido (claritromicina) o una cefalosporina
como ceftriaxona en combinación con un macrólido.
Alternativamente al uso de macrólidos, algunas guías indican que podría utilizarse
doxiciclina (evitar en el embarazo) o levofloxacina51,64 (no incluidas en esta lista por no
representar un beneficio adicional).
La utilización de macrólidos puede asociarse a un alargamiento del intervalo QT y potenciar
el efecto de otros medicamentos que pueden utilizarse para el tratamiento de la infección
por SARS-CoV-2. Esto se observó en aquellos pacientes con COVID-19 tratados con
azitromicina e hidroxicloroquina, ya que el grupo que recibió azitromicina tuvo un intervalo
de QT mayor (23[10-40] milisegundos) comparado con los pacientes que recibieron
hidroxicloroquina sola (5,5 [−15,5 a 34,25] milisegundos; p = 0,03).62
Chorin y colaboradores 63 indicaron en una prepublicación distribuida por medRxiv que
utilizando un tratamiento con hidroxicloroquina + azitromicina los pacientes presentaron una
prolongación de QT en 30% y en 11% esta prolongación podría exceder los 500
milisegundos. Es necesario destacar que es una publicación sin revisión por pares y que el
17
estudio no presenta otros datos que permitan saber, por ejemplo, si se conocía cual era el
nivel de K+ plasmático de los pacientes.63
Por otra parte, de los estudios clínicos sobre COVID-19 publicados con la finalidad de
documentar las características de los pacientes hospitalizados por esta enfermedad, la
prevalencia de comorbilidades y de complicaciones, entre otros, hay pocos que se refieran
a la tasa de aparición de arritmias. Un estudio de China referido a 138 pacientes infectados
con coronavirus hospitalizados con neumonía, publicado los primeros días de febrero,
mostró que 16,7% presentaba como complicación arritmia y de ellos 44,4% estaban en
UCI.8
La Lista Modelo de Medicamentos Esenciales de la OMS50 incluye dentro del grupo de
macrólidos a la claritromicina para el tratamiento de la neumonía grave en adultos y niños
mayores de 5 años cuando se considere necesaria una cobertura para microorganismos
atípicos, no incluyendo azitromicina en esta indicación con arreglo a una revisión del Comité
de expertos para la actualización de la Lista Modelo de Medicamentos Esenciales de la
OMS del año 2017 53, que concluyó que:
1. a partir del análisis de una revisión sistemática Cochrane en pacientes con
neumonía adquirida en la comunidad54, la azitromicina presentaba
significativamente más efectos adversos que la levofloxacina, y la eritromicina
significativamente más efectos adversos que la claritromicina, sin datos de la
comparación entre claritromicina y levofloxacina.54
2. la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) advirtió
sobre eventos cardiovasculares (arritmias) mortales con azitromicina55.
Es importante mencionar que en el año 2018 la FDA56 realizó también una alerta sobre el
uso de claritromicina en pacientes con enfermedad cardíaca, a partir de los datos del
ensayo clínico CLARICOR.57-58
La guía NICE sobre neumonía adquirida en la comunidad y prescripción de
antimicrobianos59 menciona que el comité desarrollador discutió la evidencia de la
efectividad de la azitromicina. Sin embargo, acordó que debido a su larga vida media y, por
lo tanto, a una mayor probabilidad de resistencia, era una opción menos adecuada que
otros macrólidos y decidió no incluirla dentro de sus recomendaciones.
Tomando en consideración las recomendaciones y evidencia anteriormente presentadas,
se prioriza la utilización de claritromicina considerando que por su menor vida media
permitiría un manejo más adecuado para el tratamiento de la neumonía severa en el
contexto de un caso de COVID-19 grave, solo cuando se considere necesario el tratamiento
antimicrobiano con una cobertura para microorganismos atípicos. Se recomienda el
monitoreo del intervalo QT mediante electrocardiograma, durante la utilización de este
medicamento.
Asimismo, ante la existencia de una circulación local continua de influenza estacional, se
debe considerar la terapia con un inhibidor de neuraminidasa para el tratamiento de
pacientes con gripe en riesgo de sufrir una enfermedad grave por la COVID-193,60.
18
Por esta razón, y teniendo en cuenta que los patrones de sensibilidad antimicrobiana varían a nivel local, se recomienda incorporar a la lista de medicamentos para el tratamiento de las complicaciones por sobreinfección en el paciente crítico con COVID-19 los siguientes antimicrobianos: amikacina, amoxicilina-clavulanato/ampicilina-sulbactam, claritromicina, anfotericina b, ceftazidima, ceftriaxona, meropenem/imipenem-cilastatina, piperacilina-tazobactam, vancomicina y oseltamivir26,28.
Prevención de tromboembolismo
La coagulopatía es común en pacientes con COVID-19 grave y con tromboembolismo
venoso y arterial.38 Se ha asociado con inflamación y un estado protrombótico, con aumento
de fibrina, productos de degradación de fibrina, fibrinógeno y dímero D41-43. Estos
marcadores se han asociado con peores resultados clínicos43-45.
La incidencia de estas complicaciones según la diferente gravedad de la enfermedad no
está completamente definida. En pacientes en UCI, la presentación de enfermedad
tromboembólica asociada con la COVID-19 parece ser mayor.43,46-47
En una cohorte francesa multicéntrica prospectiva de 150 pacientes en UCI, 16,7%
presentó embolia pulmonar a pesar de la anticoagulación profiláctica. Los pacientes con
COVID-19 y síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA) tuvieron una mayor
incidencia de embolia pulmonar en comparación con los pacientes sin SDRA asociado con
la COVID-19.47 Un estudio holandés de 184 pacientes de UCI informó una incidencia
acumulada de tromboembolismo venoso (TEV) de 27% (intervalo de confianza de 95%, de
17% a 32%), a pesar de la profilaxis. 48
Un estudio que utilizó ultrasonido de rutina informó una incidencia de TEV de 69% en los
pacientes ingresados en la UCI.46
Se recomienda en pacientes (adultos y adolescentes) hospitalizados con COVID-19,
la profilaxis farmacológica con heparina de bajo peso molecular (como
enoxaparina)61, para prevenir el tromboembolismo venoso, cuando no esté
contraindicado. Para aquellos con contraindicaciones, se recomienda la profilaxis
mecánica (dispositivos de compresión neumática intermitente). Según la guía de la
OMS38 esta es una recomendación fuerte a favor de esta intervención.
Esta guía también recomienda monitorear a los pacientes con COVID-19 en busca de
signos o síntomas que sugieran tromboembolismo, como accidente cerebrovascular,
trombosis venosa profunda, embolia pulmonar o síndrome coronario agudo y si se
sospecha clínicamente de esto, proceder de inmediato con las vías de diagnóstico y
manejo adecuadas. Recomendación fuerte a favor. 38
LISTA DE MEDICAMENTOS ESENCIALES PARA EL TRATAMIENTO DE
PACIENTES QUE INGRESAN A UNIDADES DE CUIDADOS INTENSIVOS CON
SOSPECHA O DIAGNÓSTICO CONFIRMADO DE COVID-19
19
MEDICAMENTO FORMA FARMACÉUTICA Y CONCENTRACIÓN
MEDICAMENTOS PARA LA FIEBRE
Paracetamol Inyección: ampolla de 10 mg/ml en 10 ml o vial 50-100 ml
GASES MEDICINALES
Oxígeno Inhalación. Para uso en el manejo de hipoxemia.
MEDICAMENTOS PARA ANALGESIA
Fentanilo Inyectable: ampolla de 50ug/ml
Morfina Inyección: ampolla de 10 mg (sulfato o clorhidrato) en 1 ml.
MEDICAMENTOS PARA SEDACIÓN
Haloperidol
Inyección: ampolla de 5 mg en 1 ml.
Lorazepam Formulación parenteral: ampolla de 2 mg/ ml en 1 ml; ampolla de 4 mg/ ml en 1 ml.
Midazolam Inyección: 1mg/ml y 5mg/ml.
Propofol Inyección: ampolla de 10 mg/ml, 20 mg/ml
RELAJANTES MUSCULARES
Atracurio* Inyección: ampolla de 10 mg/ mL (besilato) *Vecuronio Polvo para inyección: 10 mg (bromuro) en vial., como opción de acuerdo a la disponibilidad local
Succinilcolina Inyección: ampolla de 50 mg (cloruro)/ ml en 2 ml
ADYUVANTES PARA LA SEDACIÓN
Atropina Inyección: ampolla de 1 mg (sulfato) en 1- ml.
ANTIMICROBIANOS (Se utilizan para el tratamiento de coinfecciones. Ver nota sobre uso según guías locales)
Amikacina Inyección: 250 mg (como sulfato) /ml en vial de 2- ml
Amoxicilina + ácido clavulánico*
Polvo para inyección: 500 mg (sódica) + 100 mg (como sal de potasio); 1000 mg (sódica) + 200 mg (como sal de potasio) en vial. *Ampicilina sulbactam 1.5g (ampicilina 1g/sulbactam 0.5g) 3g (ampicilina 2g/sulbactam 1g) como alternativa de acuerdo con la disponibilidad local.
Anfotericina B Polvo para inyección: 50 mg en vial (como deoxicolato sódico o complejo liposomal).
Claritromicina Polvo para inyección: 500 mg en vial
Ceftazidima Polvo para inyección: 250 mg o 1 g (como pentahidrato) en vial.
Ceftriaxona Polvo para inyección: 250 mg; 500 mg; 1g en vial
Meropenem* Polvo para inyección: 500 mg (como trihidrato); 1 g (como trihidrato) en vial *Opcionalmente: Imipenem+ cilastatina 250mg/250mg, 500mg/500mg, como alternativas a la disponibilidad local.
Piperacilina + tazobactam
Polvo para inyección: 2 g (como sal sódica) + 250 mg (como sal sódica); 4 g (como sal sódica) + 500 mg (como sal sódica) en vial
Vancomicina Polvo para inyección: 250 mg (como clorhidrato) en vial.
20
GLUCOCORTICOIDES
Hidrocortisona* *Condicional. Para usos precisos detallados al pie de la tabla
Polvo para inyección: 100 mg (como succinato sódico) en vial.
Dexametasona** **Para usos precisos detallados al pie de la tabla
4 mg/ mL in 1- mL ampolla (como fosfato disódico).
MEDICAMENTOS VASOACTIVOS
Dobutamina Inyección: ampolla de 5, 10, 25, 50 & 100 mg (como clorhidrato) en 20ml.
Epinefrina* (adrenalina)
Inyección: ampolla de 1 mg (como clorhidrato o tartrato) en 1- ml. Inyección: ampolla de 100 microgramos/ ml (como tartrato o clorhidrato) en 10- ml Primera en niños *Solución inyectable de Vasopresina 20 units/ml como alternativa de acuerdo con disponibilidad local.
Norepinefrina* (noradrenalina)
Inyección: ampolla de 1 mg /ml en 4‐ml *Como primera elección
EXPANSORES DE VOLUMEN (CRISTALOIDES)
Lactato de Ringer Ringer con lactato de sodio, solución compuesta. Inyectable
Solución salina normal
Solución inyectable: 0,9% isotónica (equivalente a Na+ 154 mmol/L, Cl- 154 mmol/L).
MEDICAMENTOS PARA COINFECCIÓN CON VIRUS DE INFLUENZA
Oseltamivir*
Cápsula: 30 mg; 45 mg; 75 mg (como fosfato). Polvo oral: 12 mg/ ml. * Únicamente reservado a enfermedad severa debido a coinfección sospechada o confirmada con virus de influenza en pacientes críticos hospitalizados
ANTICOAGULANTES
Enoxaparina Inyección: ampolla o jeringa prellenada 20 mg/0.2 mL; 40 mg/0.4 ml; 60 mg/0.6 ml; 80 mg/0.8 ml; 100 mg/1 ml; 120 mg/0.8 ml; 150 mg/1 ml *Alternativas limitadas a nadroparina y dalteparina
ANTIÁCIDOS
Omeprazol Polvo para inyección: 40 mg en vial
Ranitidina Inyección: ampolla de 25 mg/ ml (como clorhidrato) en 2- ml.
ANTIEMÉTICOS
Metoclopramida Inyección: ampolla de 5 mg (clorhidrato)/ ml en 2‐ml
Ondansetrón Inyección: 2 mg/ ml en ampolla de 2- mL (como clorhidrato).
ANTISÉPTICOS Y DESINFECTANTES
21
Alcohol para las manos
Solución: que contenga alcohol isopropílico (isopropanol) 75% u 80% etanol, volumen/volumen
Clorhexidina Solución: 5% (digluconato).
Yodopovidona Solución: 10% (equivalente a 1% de yodo disponible).
BRONCODILATADORES
Bromuro de ipratropio
Inhalación (aerosol): 20 microgramos/dosis.
Salbutamol
Inhalación (aerosol): 100 microgramos (como sulfato) por dosis. Inyección: ampolla de 50 microgramos (como sulfato) / ml en 5- ml.
• Los medicamentos o presentaciones señalados con letra cursiva no forman parte de la
Lista Modelo de Medicamentos Esenciales de la OMS, pero se incluyeron en función de la
evidencia y recomendaciones referenciadas.
• *Uso de hidrocortisona solo en pacientes con: a- insuficiencia respiratoria y SDRA; b-
COVID-19, en choque y antes de adicionar un 2do vasopresor; c-COVID-19 y neumonía
viral solo si presentan exacerbación de asma o enfermedad pulmonar obstructiva crónica
(EPOC), choque séptico o SDRA.
• **Dexametasona: uso con evidencias de eficacia solo en pacientes críticos con COVID-19
y necesidad de oxígeno suplementario o asistencia ventilatoria.
22
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La Organización Panamericana de la Salud (OPS) agradece el apoyo técnico provisto por Perla
Mordujovich-Buschiazzo, Cristian M. Dorati, Gustavo H. Marín, Guillermo R. Prozzi y Héctor O
Buchiazzo. CUFAR. Centro Universitario de Farmacología. Centro Colaborador de la OPS/OMS en
el uso racional de medicamentos. Facultad de Ciencias Médicas. Universidad Nacional de La Plata
(Argentina).
Todos los autores declaran carencia de conflicto de intereses.
Fecha de la primera edición: 24 de marzo del 2020. Actualización: 10 de Agosto del 2020.
Este documento fue elaborado con el apoyo de la Unión Europea a través del proyecto Trabajar
Juntos para la Contención de la Resistencia a los Antimicrobianos. Las opiniones expresadas en
este documento no representan de ningún modo la opinión oficial de la Unión Europea.
OPS/IMS/HSS/COVID-19/20-0031
© Organización Panamericana de la Salud, 2020. Algunos derechos reservados. Esta
obra está disponible en virtud de la licencia CC BY-NC-SA 3.0 IGO.