likiagurra

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Likiniano azken agurra Autodisolución Mediante este texto, las personas que formamos parte de Likiniano Elkartea queremos exponer públi- camente los motivos que nos han llevado a tomar la decisión de disolver este colectivo político que ha tenido una andadura de más de quince años. Las razones para llegar a este punto de no retorno son distintas y tienen que ver tanto con nuestra propia trayectoria como con el contexto social y político en el que nos encontramos en la actualidad. En Euskal Herriak, estamos por desgracia acostumbrados a que los proyectos entren por la puerta gran- de (demandando apoyo y exigiendo un espacio político) y que salgan por la puerta chica (sin realizar valoraciones sobre sus aciertos y fracasos, confiando en que la desmemoria popular actúe como in- dulgencia). Contra esta tendencia, y reafirmándonos en un ejercicio de honestidad política, nos parece imprescindible exponer públicamente y en profundidad los motivos por los que damos por finalizado este proyecto. De igual modo, conscientes de que los proyectos no son responsabilidad única y última de quienes los llevan a cabo, sino también de todas aquellas personas y grupos que de distinto modo se hacen par- tícipes de él y lo dotan de este modo sentido, es por ello por lo que manifestamos nuestra intención de mostrar a través de este escrito nuestras reflexiones al mayor número de individualidades y colectivos con los que nos hemos relacionado durante todos estos años. Conscientes asimismo de que en estos tiempos cuesta explicar una decisión de este tipo en claves de malestar político, manifestamos que el hecho de disolver como tal la asociación cultural Félix Likiniano no responde a un calentón irreflexivo ni a una llamada de atención, sino que se enmarca en una amplia autocrítica que hemos ido planteando y desarrollando desde los tres últimos años. Nuestra reflexión es netamente política y queremos dejar muy claro que no se trata de una fácil salida ante una hipotética falta de recursos económicos, esto es, no damos por finalizada nuestra labor colectiva porque el pro- yecto haga aguas económicamente ya que no estamos hablando de una crisis de subsistencia. Tampoco carecemos de unas rutinas de trabajo diario, ni estamos desprovistos de una clientela política a la que dirigirnos; y nuestra decisión parte de una renovada voluntad de investirnos de la imprescindible auda- cia para salir a la intemperie y encararse sin miedo con las nuevas realidades sociales, rompiendo así la generalizada inercia en la cual la posesión de un patrimonio —sea éste económico o ideológico— sigue siendo en demasiadas ocasiones un impedimento para una reflexión crítica con las prácticas cotidianas de colectivos y movimientos. Nuestra autodisolución surge básicamente de la constatación de que una etapa ha finalizado y en la que no tiene sentido transformador alguno perseverar en las mismas dinámicas y claves que han constituido nuestro quehacer en los últimos ciclos políticos. Afirmamos en paralelo que no tenemos inconveniente ni aprensión alguna para, empezando de cero, afrontar otros posibles proyectos y que del mismo modo, desearíamos que esta decisión sirviera de acicate y revulsivo para todas aquellas personas y colectivos que nos han acompañado durante esta colectiva andadura.

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  • Likinianoazken agurra

    AutodisolucinMediante este texto, las personas que formamos parte de Likiniano Elkartea queremos exponer pbli-camente los motivos que nos han llevado a tomar la decisin de disolver este colectivo poltico que ha tenido una andadura de ms de quince aos.

    Las razones para llegar a este punto de no retorno son distintas y tienen que ver tanto con nuestra propia trayectoria como con el contexto social y poltico en el que nos encontramos en la actualidad. En Euskal Herriak, estamos por desgracia acostumbrados a que los proyectos entren por la puerta gran-de (demandando apoyo y exigiendo un espacio poltico) y que salgan por la puerta chica (sin realizar valoraciones sobre sus aciertos y fracasos, confiando en que la desmemoria popular acte como in-dulgencia). Contra esta tendencia, y reafirmndonos en un ejercicio de honestidad poltica, nos parece imprescindible exponer pblicamente y en profundidad los motivos por los que damos por finalizado este proyecto.

    De igual modo, conscientes de que los proyectos no son responsabilidad nica y ltima de quienes los llevan a cabo, sino tambin de todas aquellas personas y grupos que de distinto modo se hacen par-tcipes de l y lo dotan de este modo sentido, es por ello por lo que manifestamos nuestra intencin de mostrar a travs de este escrito nuestras reflexiones al mayor nmero de individualidades y colectivos con los que nos hemos relacionado durante todos estos aos.

    Conscientes asimismo de que en estos tiempos cuesta explicar una decisin de este tipo en claves de malestar poltico, manifestamos que el hecho de disolver como tal la asociacin cultural Flix Likiniano no responde a un calentn irreflexivo ni a una llamada de atencin, sino que se enmarca en una amplia autocrtica que hemos ido planteando y desarrollando desde los tres ltimos aos. Nuestra reflexin es netamente poltica y queremos dejar muy claro que no se trata de una fcil salida ante una hipottica falta de recursos econmicos, esto es, no damos por finalizada nuestra labor colectiva porque el pro-yecto haga aguas econmicamente ya que no estamos hablando de una crisis de subsistencia. Tampoco carecemos de unas rutinas de trabajo diario, ni estamos desprovistos de una clientela poltica a la que dirigirnos; y nuestra decisin parte de una renovada voluntad de investirnos de la imprescindible auda-cia para salir a la intemperie y encararse sin miedo con las nuevas realidades sociales, rompiendo as la generalizada inercia en la cual la posesin de un patrimonio sea ste econmico o ideolgico sigue siendo en demasiadas ocasiones un impedimento para una reflexin crtica con las prcticas cotidianas de colectivos y movimientos.

    Nuestra autodisolucin surge bsicamente de la constatacin de que una etapa ha finalizado y en la que no tiene sentido transformador alguno perseverar en las mismas dinmicas y claves que han constituido nuestro quehacer en los ltimos ciclos polticos. Afirmamos en paralelo que no tenemos inconveniente ni aprensin alguna para, empezando de cero, afrontar otros posibles proyectos y que del mismo modo, desearamos que esta decisin sirviera de acicate y revulsivo para todas aquellas personas y colectivos que nos han acompaado durante esta colectiva andadura.

  • El proyecto histrico de Likiniano elkarteaAl inicio de la dcada de los noventa, diferentes gentes que nos movamos en la llamada rea de la

    autonoma vasca, conscientes de haber realizado una prctica separada basada en el campaismo y ha-ber reproducido un esquema grupuscular con el que pretendamos animar a un inexistente movimiento autnomo de lo social, decidimos dar fin a aquellos formas de funcionamiento y a los grupos en los que se sustentaban para crear nuevos modos de agrupamiento. El proyecto de la dcada de los noventa empezaba por construir un espacio de encuentro en el que confluyera la dispora asamblearia, dispersa entre la colaboracin en colectivos populares, grupos juveniles autnomos o libertarios, y en otros gru-pos sectoriales (contrainformativos, antimilitaristas, okupas,...). La actitud autocrtica para con las prc-ticas pasadas y exenta de aquella prepotencia auspiciada por la posesin de una ideologa posibilit la creacin de estas nuevas reas de trabajo, que pretendan ser un escaparate de la diversidad creativa de lo social y renunciaban expresamente a ejercer representacin poltica alguna. Es en esta senda donde hay que ubicar las iniciativas de la asociacin Felix Likiniano.

    Durante estos quince aos, el proyecto Likiniano ha ido remodelndose con el paso de los aconteci-mientos. Tras una primera fase de reagrupamiento y maduracin (1990-92), se abre una primera poca en la que se incide sobre todo en la vocacin de puente entre las opciones de trabajo antiautoritario (aos 92-94) y que se desarrolla en la primera sede social de la calle Iturribide y se pasa durante los aos 95-97 a ser un altavoz de los colectivos y un foco de pensamiento en conflicto, multiplicndose las actividades pblicas y los actos en los nuevos locales de la calle Ronda. Con el cambio de local tambin se potencia la figura del liberado tcnico en detrimento de la figura del socio, lo que contribuye decisi-vamente a la prdida del trabajo en colaboracin de las personas asociadas.

    Con el crucial ao de 1998 y hasta el nuevo milenio, se inaugura una nueva poca en la que comien-za a tomar un mayor peso en la labor del colectivo una de las apuestas militantes que se impulsaban (como eran tambin las labores de edicin y de archivo) y que no era sino la gestin de un espacio de venta de materiales anticomerciales y rupturistas, la Liki, mientras se acompasaba con un distancia-miento explcito de las nuevas dinmicas derivadas de la estrategia frentista de Lizarra. Tras las ilega-lizaciones de numerosas manifestaciones de la izquierda rupturista, la actividad poltica del colectivo se orienta durante otros dos aos (2002-03) a impulsar dinmicas de reagrupamiento sobre la base de un contrapoder popular opuesto a la propia legalidad democrtica mientras el proyecto de archivo infogunea zozobra definitivamente. Desde el ao 2004 y hasta nuestra decisin colectiva en enero de 2006, el trabajo poltico del colectivo se basa en sustentar el espacio de venta, mientras la labor editorial toma la centralidad de la propuesta poltica. Reconocer pblicamente as que nuestras labores polticas fueron menguando progresivamente en impacto y proyeccin social es tan slo un ejercicio sin condes-cendencias de memoria militante.

    Errores manifiestosTras este repaso histrico, podemos nombrar varias razones poderosas y concretas relativas a nues-

    tro funcionamiento interno, debido a las cuales hemos tomado esta decisin, entre las que podemos nombrar nuestra negativa a asumir la progresiva falta de incidencia social de los planteamientos y prc-ticas anticapitalistas. Esto supuso una huida hacia delante que se cristaliz en optimizar los recursos del propio espacio fsico, mientras la distancia entre el discurso poltico esgrimido pblicamente y la pobre realidad militante se agrandaban. Una de nuestras huidas adelante fue caer en el llamado mal

  • de archivo. Lanzando la iniciativa del Infogunea, como archivo de publicaciones, no se consigui incitar un inters por la memoria histrica que se proyectara sobre las luchas actuales, abrindose paso las dinmicas de mantenimiento burocrtico del propio archivo cada vez ms difciles de sobrellevar cuanto ms anecdtico era su uso.

    Otra de las apuestas estratgicas histricas del colectivo consista en edificar una cultura revolucio-naria de masas; esto es, el impulsar una difusin y un acceso con vocacin masiva a un pensamiento y expresin crtica y de calidad que por accesible no implicara que fuera vulgarizada. Esta iniciativa surga de la crtica de la prctica de las vanguardias, fueran estas artsticas o polticas, que han primado habi-tualmente un discurso alambicado y unas prcticas elitistas cuyos destinatarios eran siempre minoras de gentes ya convencidas. Pero tambin se procuraba elevar los contenidos y su tratamiento, alejndose de las dinmicas populistas que han creado autnticas consignas faltas de complejidad y de calidad que pudieran reflejar la diversidad de micro-opresiones que nos asolan. As, en los ltimos aos y a travs de la labor de edicin de Likiniano elkartea, se ha sabido construir una tradicin ideolgica antiautoritaria.

    Sin embargo, al querer suplir nuestra falta de incidencia poltica sin asumir nuestra manifiesta in-capacidad para promover debates y reflexiones en torno a temas que consideramos fundamentales a nuestro alrededor se desarrollaba adems una evidente falta de comunicacin con otros colectivos y gentes afines. Al volcar los esfuerzos en el terreno editorial, se gener una inercia que provoc dos extravos: una labor editorial cada vez ms escasa y mayormente vinculada a proyectos ajenos y la exclusiva iniciativa de personas concretas en las que recaa todo el proceso de la edicin. Manteniendo de este modo la actividad editorial se potenci lo ms sencillo: traducciones y textos extravagantes y opuestos en sus conclusiones entre s que demasiadas veces contribuan ms a la confusin mental que al cambio poltico y por otro lado, al reducirse la accin poltica a la distribucin de soportes culturales era ms sencillo rendirse a la evidencia y distribuir productos del mbito editorial espaol reproduciendo de este modo y por inercia una concepcin poltica de corte espaolista, deriva opuesta a los proclama-dos deseos de vigorizar como en los inicios del proyecto una red amplia efectiva en la malla territorial de Euskal Herriak.

    En cuanto a las dinmicas propias del local, podemos afirmar como conclusin que el proceso de construccin de aquel espacio comn asambleario fue tomando el aspecto de una retaguardia poltica capaz de producir prcticas defensivas. En este sentido, la gestin y mantenimiento diario de la tienda (con unos calendarios y referencias autoimpuestas) nos llevaron a unas dinmicas e inercias que fueron sepultando al propio proyecto poltico e impidieron la incorporacin de nuevos militantes en un colec-tivo salarizado y tecnificado que no daba espacio real a la colaboracin asociativa. En esta senda, estas deficiencias propias de las dinmicas internas se fueron progresivamente tapando con mayores dosis de eficacia en las tareas asumidas, de tal modo que individuos con una capacitacin tcnica cada vez mayor iban supliendo las tareas que por coherencia deban ser siempre colectivas. As, la tendencia hacia la eficacia y el adelgazamiento progresivo del ncleo de afines fueron afirmando las derivas propias y consolidando una estructura con marcados liderazgos basados en la combinacin de destrezas tcnicas con prestigios polticos.

    Como resumen, podramos decir que Likiniano Elkartea se haba convertido en los ltimos aos en un colectivo de personas salarizadas con una carga de trabajo y autoexplotacin que cumpla funciones de servicio pblico, entrampadas de este modo en el mantenimiento de aquella infraestructura. Como consecuencia, se disminua de una manera irremediable su capacidad de crear y enfocar nuevas iniciati-vas polticas y de enfrentamiento social. Al final, ramos aquello que nunca quisimos ser, una tienda en la que la venta de mercancas culturales y radicales era la exclusiva identidad poltica que nos otorgaba la mayor parte de personas que accedan al local.

  • Estrategias desde la izquierda La nueva poca que marca la inauguracin del museo Guggenheim en el ao 97 y que festeja la

    terciarizacin efectiva de Bilbao y la emergencia de la actividad artstica y cultural como formas de re-cuperacin poltica coinciden con el nuevo espritu del nacionalismo de izquierdas que busca refundar un frente nacional e impulsa estrategias de construccin de un estado alternativo.

    Este proceso se incrementa tras el pacto de Lizarra y se concreta en claves polticas que confan en soluciones negociadoras e institucionales ante los conflictos en ciernes, instaurndose una cultura poltica que aspira a la finalizacin del conflicto frente a la hiptesis asamblearia de la generalizacin y extensin del conflicto a todos los mbitos de la vida. En paralelo, el desmantelamiento progresivo del estado asistencial a nivel mundial impuls desde aquellos aos un movimiento defensivo llamado ciudadanismo, que pretenda obstaculizar la estrategia neoliberal mediante la reivindicacin del pro-tagonismo del ciudadano democrtico y de su papel como sujeto de decisin.

    En este contexto de relanzamiento de la estrategia estatista, se le agrega un uso del discurso de desobediencia civil no con una voluntad de erosionar las lgicas de la legalidad sino de implantar las legalidades alternativas y que se basa en una retrica, a espaldas de la realidad militante vasca sobre unos movimientos sociales por entonces ya esquilmados, que era ms cercana a pequeos colectivos en resistencia que a pretendidas dinmicas de masas. A la posterior ilegalizacin de diferentes expresiones de la izquierda abertzale, se le respondi en esta senda de la desobediencia con una campaa alrededor de los derechos civiles, prctica defensiva que adems de mostrar las propias debilidades, refuerza la misma ideologa democrtica. De este modo, se establece un discurso garantista que pone el acento en el reconocimiento de los derechos civiles y ciudadanos, ponindose enfrente de los ltimos rescoldos de la cultura de resistencia, basada en la idea de hegemona y de imposicin de unas lgicas liberadoras propias mediante la lucha y el enfrentamiento generalizado.

    As, de la conjuncin de estrategias estatistas tras el pacto de Lizarra y de las polticas ciudadanistas con el uso de la herramienta de la desobediencia se consiguieron aparcar definitivamente las tcticas que frente a las ilegalizaciones aspiraban a retomar la voluntad de construccin de un contrapoder popular, y que podan haber sido un campo de confluencia entre las bases de la izquierda abertzale y los restos del movimiento asambleario. Evidentemente, tras estas lneas estamos reconociendo impl-citamente nuestro fracaso e incapacidad para extender otro tipo de respuestas ante unas actuaciones represivas que no han tenido casi coste poltico para un Estado que se ha ido reforzndose de modo in-versamente proporcional a cmo los ltimos vestigios de lo que antes llambamos movimientos sociales iban desapareciendo de nuestras calles. Como consecuencia prctica, observamos nuestra soledad en este esquema de lucha, frente al xito de quienes han preferido situarse en claves de una alta poltica a la que nunca hemos pretendido acceder.

    El espectculo de la polticaPor otro lado, es incuestionable que nos hallamos en un momento histrico de profundas trans-

    formaciones que han afectado a nuestro entorno social y a la manera en la que nos desenvolvemos en nuestra vida cotidiana. La propia ciudad de Bilbao se ha insertado en un proceso de espectaculariza-cin y terciarizacin que la han transformado de una manera evidente. Por un lado, constatamos una profunda crisis del entorno militante y del modo en que estos sectores en lucha estn entendiendo la protesta en estos ltimos tiempos. Somos conscientes del hecho de que hay una manera de entender la

  • confrontacin al sistema en la que nos incluimos que ha sido derrotada y que estamos ante un proceso de liquidacin de entender la labor poltica basada en el protagonismo sin mediaciones de los movi-mientos populares y de la propia autoorganizacin social.

    Los modos de institucionalizacin de la protesta, el relevo del concepto de militancia por el de ad-hesin y la frivolizacin de las actividades polticas mediante su integracin en las labores de agitacin artstica institucional han ido tomando posiciones. En este sentido, los ltimos aos nos han mostrado que las formas institucionalizadas y subvencionadas de oposicin se han revelado como hegemnicas frente a quienes pretendamos evidenciar formas no pactistas de enfrentamiento. En este proceso es notoria la utilizacin de la cultura como motor econmico y de reordenacin urbanstica, siendo el concepto de cultura la excusa que legitima los nuevos modos de produccin (y disgregacin). Y aparte, la banalizada autogestin, convertida en un smil de gestin no gubernamental, representa el lenguaje ideolgico perfecto para encubrir el progresivo desmantelamiento de los servicios sociales y su sustitu-cin por mutuas subvencionadas en precario regentadas en dependencia por jvenes ex universitarios.

    En este contexto de cultura espectacularizada, la dependencia econmica que estaba patente en el juego de la subvencin se torna ahora en una esponsorizacin sin contrapartidas explcitas, pero que tiene como virtud el borrar la voluntad de conflicto de las actividades, sumergindolas adems en niveles de gasto que seran imposibles de asumir en una hiptesis militante. As, han ido creciendo las nuevas maneras de participacin en lo social vinculadas al voluntarismo oenegero, al discurso artstico posmoderno y a una cultura diletante universitaria que no se ha confrontado con la realidad de la calle. La progresiva tecnificacin y especializacin de la labor poltica posibilita el que individuos aislados se mantengan en un bluff de activismo anclado exclusivamente en Internet, y que proyecta sus propios fantasmas y polmicas internas, como son las luchas por las libertades digitales. Adems de proyectar sus propias sombras, Internet crea una sintaxis periodstica que basndose en la novedad y la opinin en tiempo real, incapacita el conocimiento crtico y potencia las generalizaciones e ideologizaciones ms banales que hacen ms actual que nunca el dicho la ignorancia es atrevida.

    En lo que se refiere a la cultura del salario social, la caridad institucional ha convertido a las nuevas generaciones polticas en eternos peticionarios que utilizan las infraestructuras heredadas del movi-miento popular como si fueran otros e indistintos prstamos institucionales. De este modo, una ge-neracin poltica que ha crecido en la cultura del voluntariado, el cursillismo y la cooptacin de los monumentos populares est incapacitada para asumir como propias infraestructuras histricas como Likiniano y no valora como logro propio una de nuestras ms ntrinsecas apuestas militantes: el haberse dotado de unas infraestructuras propias que potencien la idea de autonoma del movimiento va auto-suficiencia. De esta manera, la vieja idea de las actividades anticapitalistas y populares como parteras de focos de resistencia han ido dando el paso a actividades autojustificativas en un espacio poltico otorgado en los mrgenes de la metrpoli.

    El agujero neolibertarioSi atendemos a la situacin en que queda nuestro espacio poltico ms afn, es decir, colectivos y

    gentes que se consideran a s mismas asamblearias y antiautoritarias lejos de ideologas o historicismos, nos topamos con una realidad igualmente descorazonadora.

    Ante el ascenso de las polticas ciudadanistas, se ha respondido desde estos sectores con consignas de marcada ideologizacin, que oponen como nica prctica poltica su retrica ultraizquierdista, que hace de la negacin de aquellas iniciativas ajenas el tronco del discurso propio.

    De otro lado, la defensa de las practicas y actividades fuera de la legalidad (tctica revolucionaria

  • que pretenda impulsar estrategias de contrapoder popular frente al canto de defensa de los derechos civiles), junto con la hiptesis militante de un uso tico de la violencia revolucionaria (frente a las vo-luntades de liquidacin de la va armada), ha causado en estos ambientes como efecto real el que se ha propulsado una pose poltica que se recrea en el ilegalismo, centrando por un lado sus actividades en la publicidad voluntarista de actos de revuelta conocidos va web de otras latitudes o en la magnificacin acrtica de episodios armados locales, as como por otro lado en visualizar los guetos alternativos como morada de la coherencia, entendida sta como valor absoluto. Se ha ido creando, de este modo, una subcultura entendida en el peor sentido, en la que el malditismo y la automarginalidad basada princi-palmente en lo esttico han ganado terreno a las ideas y a la accin. A esta pose de maldito se une con xito el espejismo de las nuevas tecnologas, que ubican su escenario de protesta en un no lugar, en un limbo digital, y que posibilita tambin una suerte de activismo basado en las actividades va web, cuyos efectos en la creacin de una masa crtica es nula.

    Respecto a los mundos de la distribucin alternativa (con el deterioro del propsito de accin pol-tica a travs de una estrategia de cultura revolucionaria de masas), se ha creado un ambiente cultura-lista que limita sus acciones a emitir y distribuir una escassima produccin editorial y a hacer de esta rala actividad un maximalismo ideolgico. En este sentido, la frivolizacin de la autogestin (palabra que actualmente sirve para designar tanto la gestin de los bienes municipales como para encubrir la economa sumergida de la sociedad del bienestar) ha permitido un uso parasitario de infraestructuras comunitarias y militantes como Likiniano, que ha generado unos comportamientos muy poco solidarios en las que el parasitismo y la postulacin han adquirido un protagonismo caracterstico de la poca. De todo lo descrito, este colectivo no es ajeno a su responsabilidad de haber contribuido a reproducir estos guetos militantes, y creemos que con nuestra deriva poltica hemos contribuido a impulsar estos am-bientes que renuncian, refugiados en la ideologa y el maximalismo, a impulsar dinmicas que retomen la iniciativa militante desde la constancia de la realidad de lo social y que impulsen tcticas capaces de romper el marasmo en el que nos encontramos.

    FinalHaber mantenido nuestro puesto en el estatus poltico y haber defendido nuestro ranking en el

    espacio ideolgico otorgado hubiera sido relativamente fcil. Hubiera bastado utilizar las artes del bluff poltico (firmando una serie de manifiestos, secundando una suerte de convocatorias, publicando pro-puestas ajenas o mantenindose en un activismo web) para habernos mantenido como actualidad, eso s, a costa de no tomar nunca la iniciativa. Pero no es nuestro caso.

    Sin embargo, no querramos dar por finalizada esta reflexin colectiva sin subrayar las aportaciones que este colectivo ha podido realizar durante este tiempo. Pensamos que los logros han sido mayores que los errores ya que Likiniano se ha convertido en una referencia para muchas personas y colectivos, tanto como punto de encuentro y debate, como de un local en el que se podan encontrar materiales de inters con los que poder cuestionar las lgicas del sistema y en definitiva, hemos conseguido dotarnos de una infraestructura colectiva y autosuficiente a travs de la cual se han visibilizado nuestros deseos por transformar la realidad cotidiana.

    Este es el final de un camino (Likiniano elkartea) para el que en este momento y desde distintas opciones y caminos que los ya ex integrantes tomaremos, se abren otras posibilidades que nos gustara explorar porque no os quepa duda de que vamos a seguir en la brecha. A partir de este momento, conti-nuaremos participando en otras dinmicas de nuestro inters y afirmando desde esas nuevas afinidades y proyectos que todava queremos defender los modos asamblearios y no pactistas en los que siempre nos hemos situado. Y eso, que aqu seguiremos y que nos vemos por ah. Hasta pronto.

  • betiko egongo den zerbait dela barneratu du eta horrek ere ez digu lagundu, zerbitzu publikoa izatearen sentsazioa eta eskakizun zehatzak ez direlako ez aberasgarri ezta goxoak ere. Tamalez, dinamika hau jendearen benetako parte hartzearen kontrakoa da, espazio eta proiektuetan parte hartu beharrean, instituzioek bultzatutako beste espazio edota zerbitzuen modura erabiltzen baitira.

    Dena dela, krisia (nolabait deitzearren) zabalduta dago, ez da Likira mugatzen den gertakaria eta milaka aurpegi ditu. Politika ulertu eta egiteko modu baten porrota aipatu dugu lehen, baina egunerokotasuna eta jendartearen aldaketa kontuan hartu gabe ez dago gertatutakoa ulertzerik. Beraz, Liki sortu zenetik testuingurua nola aldatu den aztertzea beharrezkotzat jotzen dugu.

    90. hamarkadan azken bultzada politikoa gertatu zen, bai euskal gatazkari dagokionez bai bestelako borrokei, hala nola intsumisioari edota antidesarrollismoari dagokienez. Hala ere, hamarkada aurrera egiteak gatazkaren kulturaren desagertzea ekarri zuen. Desagerpen honen hasiera eta prozesuak hartuko duen abiadura ulertzeko, globalizazioaren aurkako mugimenduen papera eta ETA-ren su-etena kontuan hartzea ezinbestekoa da. Lehenengoek politika egiteko beste erak ezartzen lagundu zutelako (ekintzak ikuskizun bilakatuz edota aldarrikapen garantistak indartuz) eta bigarrena gatazka politikoaren amaiera sinbolikoa izan zelako. Hurbilago dagoen gure errealitate honetan beste hainbat aldaketa gertatu ziren: Estatuaren garaipena, Bilbo hiriaren eraldaketa eta kulturaren espektakularizazioa, besteak beste. Politika erradikala (edo horren itxura duena behintzat) arte eta kultura postmodernoaren osagai bihurtu da eta zentzu horretan Bilboko kasua adierazgarria da oso. Hiri honen terziarizazio prozesuak kritika soziala bere egin du, erabat akritikoa bihurtuz. Bestalde, ez guk eta ez beste askok, ez dugu jakin horren kontra egiten, eta zenbait ideia erradikalen esanahiak hustu egin dira.

    Borrokei dagokienez, orduan sortutako borroka berriak garaiaren noraezean galtzen dira eta aurretik zeudenak gero eta isolatuagoak daude, gauzak egiteko orduan inertzia nagusi dela gehiegitan. Gure kolektiboan, 90. hamarkadan parte hartze zabalagoa zela aipa dezakegu, bai asanbladetan baita dendaren kudeaketan ere. Iturribidetik Rondara jaisteak leku aldaketa baino zenbait gauza gehiago ekarri zituen. Alde batetik, ordura arte guztion artean egindako hainbat gauza liberatuen esku gelditu ziren, eta talde-lana eraginkortasunak ordezkatu zuen. Egun, orain arte egindako akatsik nagusienetakoa hauxe izan zela pentsatzen dugu, erabateko salarizazioak kolektiboan parte hartzeko moduak murriztu zituelako eta honek eragin zuzena izan zuelako bai pertsonen arteko harremanetan baita kolektiboaren bilakaeran ere.

    Geroxeago Estatu espainarrak eragindako ilegalizazioek ez dituzte politika egiteko bestelako moduak bultzatu, instituzioetan parte hartzeko aldarrikapena indartu besterik ez dute egin eta. Ezin ukatu, ilegalizazioak aurreikustean horren aurka aritzeko bide ezberdinak jorratzen saiatu ginela batzuk eta besteak. Ezin ditugu ahaztu kolektibo ezberdinek hiri eta herri anitzetan sortutako koordinakundeak, baina gure ustez lortutako emaitzak oso eskasak izan ziren.

    Azken urteotako joera aztertzerakoan, bi hitz dira nagusi: instituzionalizazioa eta ideologizazioa. Instituzionalizazioaz mintzatzen garenean, erradikaltasuna erabat galtzen ari den ezkerrarengan pentsatzen ari gara; ideologizazio hitza, aldiz, gertuago ditugun zenbait kolektibotan izandakoa, koerentzia handia barrura begira, baina ghettotik at eraginik eta lanik ez. Bata zein bestearen emaitza, gatazkarik eza izan da. Hau guztia aurreikusi eta zenbait gauza egiten saiatu bagara ere, porrot egin dugu, ez dugu gure erabakietan sinetsi eta, gure kasuan ere, askotan inertziak nagusitu dira.

    Dena dela, urte guzti hauetan egindako lanari ez diogu garrantzia kendu nahi. Gure proiektuaren lorpenak akatsak baino gehiago izan direla uste baitugu. Likiniano kolektibo zein pertsona askorentzat erreferentzia izan baita, eztabaidarako gunea, material interesgarriak topatzeko lekua edota kartelak, komunikatuak eta abarrekoak kaleratzeko azpiegitura.

    Hausnarketaren ondorioz, Likianiano Elkarteko kideok kolektiboa bertan behera uztea erabaki dugu. Ez dugu ez dira betiko garai onenak esaten, ez da malenkonia nagusi, baina aurrera egiteko bideak beste batzuk direla erabaki eta gero, horretara jartzeko premia dugu.

    Laster arte.

  • Lagun hori:Esku artean duzun izkribua Likiniano Elkartearen agurra da. Hots, kolektiboa bertan behera uztera

    bultzatu gaituzten arrazoien azalpen publikoa. Likiniano Elkartea desegiteko erabakia sendoa da oso, ez dago atzera egiterik, eta kolektiboaren ibilbide zein egoera soziopolitikoaren azterketan dago oinarrituta. Guretzat une berezi eta garrantzitsua izanik, gure erabakiaren arrazoiak sakonki aztertu eta plazaratu nahi ditugu, gure buruarekin eta urte luze hauetan bidelagun izan ditugun pertsona zein kolektibo guztiekin zintzoak, politikoki zintzoak, izan nahi baitugu.

    Lehenengo eta behin, erabaki politikoa dela azpimarratu nahi dugu. Beraz, arazoa ez da ekonomikoa, proiektua ekonomikoki bideragarria baita, politikoa baizik. Gure ustez, azken urteotan gauzak erabat aldatu dira eta ez du zentzurik orain arte izandako dinamika eta egiteko moduekin aurrera jarraitzeak, besteak beste ez gaituelako politikoki asetzen. Honek ez du esan nahi etxean sartuko garenik, bestelako saltsetan baikabiltza eta gauza berriak egiteko prest egon bagaude, baina horretarako egun zenbait proiektu bukatutzat jotzea ezinbestekoa dugu. Erabaki hau inguruko zenbaitentzat hausnarketarako bultzada izatea biziki poztuko gintuzke. Bestalde, argi utzi nahi dugu ekonomia ez dela erabakigarria izan ez proiektua bertan behera uzteko ezta aurrera jarraitzeko ere: soldatak, lokalak eta abarrekoak mantentzearren aurrera egiteari ez baitiogu zentzurik ikusten.

    Baina abia gaitezen. Dakizunez, Likiniano Elkartea 90. hamarkadaren hasieran sortu zen: kolektibo eta mugimendu ezberdinetan parte hartzen zuten pertsona anitzen topagunea eraikitzeko nahiaren emaitza izan zen. Topagune fisikoa, material antikomertziala eta sistemaren aurkako gaiak lortzeko leku iraunkorra eraiki genuen, baita harreman politikoak lantzeko gunea ere aspaldiko gatazka erabat ideologikoak alde batera utzita, elkarlanean aurrera egitea posible ikusten baikenuen. Edonola ere, helburua erradikaltasunaren ghettotik ateratzea zen, material horiek jendartearengana hurbilduz eta elkarlanerako zubiak eraikiz.

    Hamaika urte igaro eta hasierako helburu horiek eraldatu egin dira. Argi dago proiektu baten helburuak bertan parte hartzen duen jendeak finkatzen dituela eta pertsonen joan etorriek eragina izan dutela horietan. Bestalde, proiektu hau une historiko zehatz batean sortu zen, herri mugimenduen eta kaleetan egindako politikaren papera oso bestelakoa zenean. Egun, estreinatu berria dugun 2006. urte honetan, hasierako ideia horiek alde batera utzi behar ditugula deritzogu, guztiz, gure politika egiteko modua erabat baztertua izan baita, eta akabatze eta negoziazio politikoaren aroa baitatorkigu. Dena dela, gaur ere, betiko lez, autogestioa eta jendarteko borroketan parte hartzen dutenen antolaketa horizontala aldarrikatzen dugu; hau da, abangoardiaren papera arbuiatzen dugu, zapalduek beraiek haien arazoak konpondu behar dituztela ondo baitakigu. Hortaz, bitartekaritza guztien aurka eta bitartekari profesionalen zein Estatuaren instituzioengandik sortutako mendekotasunen aurka egon gara eta egongo gara.

    Arestian esan dugunez, ezinegona ez da gaur goizekoa, baizik eta barneko hausnarketa eta autokritikarako lagun zaharra dugu aspalditik. Era berean, urte hauetan izandako akats nagusiak egungo erabakia ulertzeko lagungarri suerta daitezkeelakoan gaude. Beraz horiek azaltzeari ekingo diogu. Laburbiltzearren, guretzat politikoki garrantzitsuak diren kontuak, bai eztabaidetan parte hartu eta bultzatzeko gaitasuna, bai argitalpenak kolektiboki lantzea edota bai beste pertsona eta kolektiboekiko harreman sendoak garatzea, ez ditugu azkeneko urteetan behar bezala landu, denda kudeatzearen lanetan buru-belarri sartuta ibili baikara. Denda egunero ireki, azoketan parte hartu eta gure buruari ezarri diogun bestelako betebeharrek pairatzen ari garen eraldaketei buruz eztabaidak sortu eta sistemaren aurkako ekimen politiko berriak garatzeko astirik, gogorik edota indarrik ez digute utzi. Beraz, guregana hurbildu den jende askorentzat, guk ere inoiz izan nahi ez genuena bilakatu gara, produktu kultural alternatiboen saltzaile hutsak ikusten baikaitu jende askok. Honetaz gain, jendeak Liki eta Likiren zerbitzuak (argitalpen kontuak, fotokopiak, lokala, zenbait material eta abar) hor betidanik eta

    Likiniano azken agurra