liderazgo y desarrollo de potencialidades · 1. entender que el desarrollo es un proceso de largo...

LIDERAZGO Y DESARROLLODE POTENCIALIDADES

Alberto Solórzano

LIDERAZGO Y DESARROLLO DE POTENCIALIDADES – Alberto Solórzano 1

Lección 1

Introducción

Imagínese usted como un líder que no tenga un equipo de personas que le apoyen o asistan, sería caótico. Pero también lo sería, tener un equipo de colaboradores, y no desarrollar su potencial.

Cuando el equipo de personas bajo nuestra dirección logra desarrollar sus potencialidades, no sólo se alcanzan los objetivos y metas propuestos, sino también hay realización a nivel personal de cada miembro del equipo.

A veces, nosotros como líderes, enfocados en alcanzar objetivos y metas, dedicamos mucho tiempo, esfuerzos y recursos en capacitar a las personas de nuestro quipo, o procuramos con especial cuidado colocarles en la posición o actividad en la cual pensamos, lograrán un mejor desempeño; sin embargo, pasamos por alto la realización personal de cada una de ellas.

Si bien nuestra motivación y esfuerzos son legítimos, no son lo más importante; y reitero: quizás podamos llevar a la gente a alcanzar objetivos y metas, pero estaremos privándoles del gozo y satisfacción que conlleva la realización personal.

De mantenernos en este enfoque, si bien alcanzamos los propósitos definidos, corremos el riesgo de perder la gente. De allí la importancia de reevaluar y

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reconsiderar nuestra estrategia de liderazgo. Debemos tener claro que ¡Lo primero es la gente!

Cuando logramos definir una desafiante y comprometida estrategia de liderazgo, en la que la gente sea lo primero, y procuramos desarrollar al máximo su potencial, estaremos abriendo camino para que las personas a nuestro cargo puedan caminar confiadamente siguiendo las directrices que les demos, pues sabrán que a la vez que juntos lograremos la finalidad de nuestra misión o asignaciones, cada una de ellas estará alcanzando su propia realización personal.

Para discusión en grupo: Jesús les dijo: “¿No dicen ustedes: Todavía faltan cuatro meses para la cosecha? Yo les digo: ¡Abran los ojos y miren los campos sembrados! Ya la cosecha está madura; ya el segador recibe su salario y recoge el fruto para vida eterna. Ahora tanto el sembrador como el segador se alegran juntos. Porque como dice el refrán: Uno es el que siembra y otro el que cosecha. Yo los he enviado a ustedes a cosechar lo que no les costó ningún trabajo. Otros se han fatigado trabajando, y ustedes han cosechado el fruto de ese trabajo. (Juan 4:35-38).


¿Cómo desarrollar el potencial de las personas bajo su liderazgo?

En este Módulo de estudio, revisaremos a la luz del texto bíblico ocho consejos prácticos sobre cómo desarrollar el potencial de las personas bajo su liderazgo.

OCHO CONSEJOS: 1. Entender que el desarrollo es un proceso de

largo plazo.2. Descubrir a las personas como individuos.3. Colocar a cada persona en el lugar correcto.4. Preparar para que logren y lideren, y no sólo

respondan o dependan.5. Identificar habilidades y procurar formas de

desarrollo.6. Generar una atmósfera apropiada para el

desarrollo.7. Dirigir a cada persona de manera diferente.8. Celebrar con la gente sus triunfos y apoyarles

también en sus fracasos.

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CONSEJO No. 1 Entender que el desarrollo es un

proceso de largo plazo

“El labrador que trabaja duro tiene derecho a recibir primero parte de la cosecha.”

2 Timoteo 2:6

Tenemos que invertir en el desarrollo del potencial de las personas a nuestro cargo, y éste es un proceso de largo plazo. Hay quienes creen que con una rápida capacitación sobre algún tema en particular logrará desarrollar a la gente para toda la vida. No es cierto.

No debemos olvidar que estamos desarrollando

servidores, algunos de ellos anfitriones, otros consejeros, otros facilitadores de grupos en hogares, otros maestros de estudio bíblico, y otros diáconos en cualquier área de servicio; así que, no creamos que con una corta charla que reciban ya están listos para servir a la Iglesia de manera eficaz y eficiente. No es así de simple.

La gente tendría que ser superdotada, sumamente

exitosa, para que de una sola vez, en una breve charla conozca todo lo necesario para hacer bien su tarea. Y no lo es.

Se requiere, entonces, de una inversión constante

de tiempo, esfuerzos y recursos, a fin de desarrollar todo el potencial que tiene cada persona de nuestro equipo. Y esto requiere tiempo, e implica un proceso de largo plazo.


Quizás nos convenga mentalizarnos a lo que el Apóstol Pablo dice a su joven discípulo Timoteo, según se lee en la Segunda Carta que le escribe: “El labrador que trabaja duro tiene derecho a recibir primero parte de la cosecha” (2 Timoteo 2:6). Es decir, que su trabajo le da derecho a participar luego de la cosecha. ¿Y quién es Timoteo? Es un muchacho joven. Todos sabemos que la juventud está ligada al entusiasmo, y que todo lo quieren conseguir rápido; por ello es válido el consejo que el Apóstol Pablo da a su joven discípulo.

El orden de los eventos en su consejo es claro:

Primero, el trabajo; pero no de cualquier manera, sino trabajo duro; el cual es la condición para luego participar de los frutos. A veces queremos ganar todo de la noche a la mañana; por ejemplo, tener un título sin estudiar, sin esfuerzo, sin dedicación, sin invertir tiempo, sin trabajar duro. Pero esto no es consecuente con la indicación bíblica acerca del trabajo y los frutos.

Se lee en la Biblia, en la versión Reina Valera-60,

que el labrador para “participar” de los frutos… y en la Nueva Versión Internacional, “tener derecho”, antes debe trabajar. Es decir que nadie puede participar de los frutos ni tener derecho sobre ellos si no ha trabajado antes.

Peguntémonos entonces: ¿Nos gustaría ver que

las personas a nuestro cargo obtenga buenos y abundantes frutos en su servicio en la Iglesia? La respuesta es precisa y contundente: Trabajemos con ellas. Trabajemos ayudándolas a desarrollar su potencial sabiendo que eso significa inversión de tiempo, energía y recursos; y que será hasta después de un largo y quizás hasta duro proceso, cuando


comenzaremos a advertir en esas personas el resultado del trabajo duro y persistente: eso que llamamos fruto.

RECUERDE: “Se necesita nueve meses para tener un bebé.”

No es cierto que “ver el fruto del vientre es cosa de la noche a la mañana”. No es, sino hasta después de nueve largos meses de comenzado un proceso de gestación, de desarrollo de todo lo que necesita para su crecimiento normal, que podremos ver el fruto del vientre. Y es hasta después de una dura labor de parto, ya sea natural o por cesárea, cuando verdaderamente se podrá disfrutar de ese anhelado fruto.


Lección 2


Continuamos revisando a la luz del texto bíblico

algunos consejos prácticos sobre cómo desarrollar el potencial de las personas bajo su liderazgo. En esta lección, tres consejos más.

CONSEJO No. 2 Descubrir a las personas

como individuos

“A uno le dio cinco mil monedas de oro, a otro dos mil y a otro sólo mil, a cada uno

según su capacidad. Luego se fue de viaje.” Mateo 25:15

El desarrollo del potencial de las personas tiene

mucho que ver con ir descubriendo a cada persona como el individuo que es.

Normalmente uno se vincula a un equipo de gente,

y corre el riesgo de considerarles y tratarles a todos por igual. Pero si queremos ayudarles a desarrollar todo su potencial, tenemos que ir descubriendo a cada persona en particular. Esto implica conocer sus sueños, sus ideas y sus metas personales; y para conocer a una persona, antes debemos acercarnos a ella.


Esto es verdaderamente importante. Si queremos determinar a la gente a nuestro cargo, como personas, como individuos, debemos acercarnos a cada uno. Sólo así podremos conocer a cada persona; podremos descubrirle, saber cómo es, saber qué quiere, qué sueña, qué anhela, qué metas se ha trazado en la vida.

Y cuando sabemos qué está pensando o qué está

sintiendo una persona en particular, entonces, con mucha facilidad podremos encontrar los elementos que la ayudarán a desarrollar todo su potencial, y logre alcanzar sus objetivos y metas, tanto en el servicio como personales. Ello, a final de cuentas, significará que usted cumplirá con la misión o tarea que le han encomendado como líder en la Iglesia; y a la vez, esa persona podrá alcanzar su plena realización personal.

En el pasaje que nos sirve de base a esta reflexión

leemos que: “A uno le dio cinco mil monedas de oro, a otro dos mil y a otro sólo mil…”. ¡Qué gran diferencia! A uno le da cinco, a otro dos, y a otro un… ¿De dónde surge esa repartición aparentemente no equitativa? . ¿Por qué repartir en cantidades de valor tan diferentes? Bueno, el mismo pasaje lo explica: “…A cada uno según su capacidad”.

Pero, ¿y cómo supo el señor la capacidad de cada uno

de sus siervos? ¡Porque los conocía! De allí que, las posibilidades de desarrollo del potencial de esos siervos desprendía del conocimiento que su señor tenía de cada uno de ellos. Quizás él dijo: “A éste voy a darle cinco porque lo conozco y sé de su capacidad; estoy seguro que lo puede multiplicar muy bien…”

Y si leemos los versículos subsiguientes del texto

notaremos que ese hombre no se equivocó; el conocimiento que tenía de cada uno de sus siervos le llevó a ser acertado en la repartición. ¿Cómo? Al que le dio cinco, multiplicó los


cinco; al que le dio dos, multiplicó dos; pero al que le dio sólo uno, no hizo nada con él sino sólo enterrarlo… Esto fue posible porque los conocía bien, a cada uno en particular. Por ello pudo repartirles según la capacidad de cada uno.

RECUERDE:

“No se debe masificar el servicio en la Iglesia.” Debemos ver a cada servidor como una persona

individual. Debemos dedicar tiempo conocer a cada uno; esto implica saber cuáles son sus sueños y sus metas. Sólo si les conocemos de manera individual podremos proveerles las oportunidades de participar en las diferentes áreas de servicio en la Iglesia, y con ello ayudarles a desarrollar sus potencialidades.


CONSEJO No. 3 Colocar a cada persona en

el lugar correcto

“Hay diversas funciones, pero es un mismo Dios el que hace todas las cosas en todos.”

1 Corintios 12:6

Al pretender ayudar a cada persona a desarrollar su potencial, debemos colocarla en el lugar correcto. Si usted coloca a la persona correcta en el lugar correcto, va a generar desarrollo: El lugar va a desarrollar a la persona y la persona va a desarrollar el lugar.

Esto tiene la implicación de discernir y conocer a

cada persona como individuo. Debemos poder decir para cada una: Esa persona tiene tales dones, habilidades y destrezas, entonces puede ser efectiva en tal o cual servicio. Al hacerlo así, lograremos que la persona se desarrolle a sí misma, y desarrolle también el área de servicio donde la hemos asignado.

En el pasaje de base a este tercer consejo leemos

que “hay diversas funciones…” para cada miembro del cuerpo. Luego, en el contexto del pasaje, se explica que no todos los miembros son oreja, ni sólo ojo, sino que cada miembro es insertado en el lugar adecuado; y ello hace que el cuerpo se desarrolle a la vez que se nutre cada miembro en particular.

RECUERDE: “Hay desarrollo correcto cuando se está en la posición correcta.”


Imaginemos al ojo haciendo funciones de mano, o al contrario. Es un trastoque de miembros. Resultará en que se trabaje de manera diferente a la función a la cual se le asignó. Por ello es importante, o más bien vital, colocar a cada persona en el lugar correcto.


CONSEJO No. 4 Preparar para que logren y lideren,

y no sólo respondan o dependan

“Jesús envió a estos doce con las siguientes instrucciones: No vayan entre los gentiles ni entren en ningún pueblo de los samaritanos.”

Mateo 10:5

Hay quienes creen que liderazgo es andar con un montón de gente alrededor de ellos, rodeándoles, sirviéndoles, y haciendo todo lo que ellos mandan. Eso es cacicazgo, no es liderazgo.

El liderazgo es una influencia. De tal manera que

aunque el líder esté a miles de kilómetros, las cosas siguen funcionando. La influencia de su liderazgo trasciende su presencia. La gente sigue sus instrucciones, y las cumple a cabalidad aunque él no esté presente.

En Mateo 10:5 se lee así: “Jesús envió a estos doce

con las siguientes instrucciones…” Aquí notamos claramente que Jesús los “envió”, les “dio instrucciones” y los “dejó ir”. Es lo que hace un verdadero líder.

El verdadero líder tiene un enfoque claro del trabajo

que debe realizar, ello le permite definir un marco de acción, y con él dar instrucciones a la gente a su cargo. Por ello es importante que el líder logre transmitir ese enfoque, eso que nosotros llamamos visión; y además, les haga conocer el marco en el cual llevarán a cabo las actividades que les han sido asignadas. Entonces, cuando la gente recibe la instrucción, y tienen la visión “metida muy dentro”, como si fuese su ADN, está preparada para


recibir y seguir las instrucciones; y no sólo logrará alcanzar los objetivos y metas propuestas por el líder, sino también alcanzar sus propios logros, y más aún, reproducir la misma visión, la cual les llevará a liderar a otros.

RECUERDE: “Yo lo hago primero, porque la gente debe tener un parámetro de cómo hacer las cosas; luego lo harán ellos por sí solos.”

Yo lo hago, otros observan. Así, para que los servidores a quienes estoy liderando logren internalizar la manera de hacer las cosas, yo debo hacerlas primero.

Luego, ellos lo hacen y yo observo. Así podremos terminar de pulir las aristas que pudiesen estar trabajando mal.

Finalmente, ellos lo hacen, y otros observan. Así, ellos tendrán sus propios logros y acabarán liderando a otros.


Lección 3


Continuamos revisando a la luz del texto bíblico

algunos consejos prácticos sobre cómo desarrollar el potencial de las personas bajo su liderazgo. En esta lección, dos consejos más.

CONSEJO No. 5 Identificar habilidades

y procurar formas de desarrollo

“Yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y las puertas del reino de la muerte no

prevalecerán contra ella.” Mateo 16:18

Como líder, es vital saber identificar las

habilidades de la gente a nuestro cargo, y procurar para ella las formas de desarrollo personal y ministerial. Esto requiere que el líder se acerque a la gente, sólo estando cerca podrá descubrir sus habilidades; implica pasar tiempo con ellos, hablar con ellos, hacer preguntas, contestar inquietudes, dar ejemplo. A la vez que se ejerce el discernimiento espiritual.


Ahora bien, no sólo debemos advertir esas habilidades, y decirles: “Ok, van bien”. También debemos preguntarnos: ¿Qué puedo hacer yo para ayudarle a desarrollar esas habilidades? ¿Qué condiciones puedo crear yo para que esa persona no se quede en las primeras etapas de sus habilidades, sino que las desarrolle y potencie al máximo?

No debemos olvidar que el desarrollo de las

habilidades conduce al desarrollo integral de la persona, y a su plena realización; y esto lleva a potenciar la Iglesia, logrando el ejercicio completo de todos los miembros que la conforman como Cuerpo, y esto a su vez lleva a alcanzar metas… Todo está concatenado: Un logro conduce a otro.

Volvamos al pasaje que nos sirve de base para

este consejo. Es Jesús quien dice a Pedro: “Yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y las puertas del reino de la muerte no prevalecerán contra ella.” (Mateo 16:18). Veamos detalladamente: “Tú eres Pedro y sobre esta roca edificaré…”, Es como si Jesús le estuviese diciendo: “Yo te conozco, conozco tus defectos y tus debilidades; pero ahora, sobre ti, a través de ti y contigo, voy a edificar un gran proyecto…”

Y es que la proyección y realización de un

proyecto, en mucho depende de la gente. Si bien la tarea de la Iglesia requiere de fe, también depende en gran manera de la gente; especialmente de cuánto la conozcamos para poder designarla a las tareas más apropiadas, no sólo por razón sus anhelos e intereses, sino también conforme a sus habilidades.


RECUERDE: “Nadie se desarrolla de manera improvisada o accidental; es necesario proveer las condiciones.”

En el pasaje podemos ver claramente que Jesús le está creando a Pedro condiciones para su desarrollo. Con sólo indicarle: “Yo te digo…”, ya Jesús está imprimiéndole su visión. La visión de que para Pedro hay algo más; de que Pedro no es sólo un nombre, es un persona con la cual se puede emprender un gran proyecto; de que para Pedro hay propósitos específicos, hay visión… Y esto es inspirador para una persona.

CONSEJO No. 6 Generar una atmósfera apropiada

para el desarrollo

“Cuando vio a las multitudes, subió a la ladera de una montaña y se sentó. Sus discípulos se le acercaron…”

Mateo 5:1

Una atmósfera apropiada garantiza un exitoso desarrollo del potencial de la gente. Debe haber una atmósfera de trabajo que propicie y estimule el desarrollo de cada uno.

Imagínese que usted está en un ambiente en el

que la gente alrededor continuamente le está comunicando cosas positivas, que se va para adelante, que la cosa es de avanzada, que cosas se remodelan o actualizan; fácilmente usted se dice: Yo quiero estar aquí, yo aquí me puedo desarrollar. Pero también


imagínese lo contrario: un ambiente de continuas críticas, señalamiento de defectos, expresiones sarcásticas; difícilmente logrará mantenerse en él, y mucho menos desarrollarse.

Es por ello que para el desarrollo de la gente es importante el ambiente. La atmósfera de trabajo influye en las personas, para animarles o desanimarles, para inspirarles o frustrarles, para desarrollarles o mantenerles endebles… Toca a nosotros como líderes propiciar el mejor ambiente para su desarrollo. Es nuestra responsabilidad.

En el pasaje de base leímos que: “Cuando (Jesús) vio a las multitudes, subió a la ladera de una montaña y se sentó. Y sus discípulos se le acercaron…” Ésta es una apropiada atmósfera de trabajo. Aquí no se nos dice que Jesús había subido primero a la montaña, y luego llamó a sus discípulos; no, Jesús sube junto a ellos, caminan cerca de él. Una atmósfera adecuada invita a acercarse; una atmósfera inadecuada invita a alejarse, a irse.

Y volviendo nuevamente al pasaje podemos preguntar: ¿A qué se acercaron los discípulos? La respuesta aparece en los versículos subsiguientes: Para que Jesús les enseñara, para ser influenciados por él, para recibir sus palabras… Todo, porque estaban en una buena atmósfera, una atmósfera saludable que les invitaba a querer desarrollarse.


RECUERDE: “La actitud determina la atmósfera.”

Si usted como líder llega y con actitud positiva propicia una buena atmósfera de trabajo, todo irá caminando. ¡Qué bien!, la gente se entusiasma. Pero si usted llega enojado o frustrado, sólo logrará enturbiar el ambiente, y con ello apartar a la gente.


Lección 4


Continuamos revisando a la luz del texto bíblico algunos consejos prácticos sobre cómo desarrollar el potencial de las personas bajo su liderazgo. En esta lección, dos últimos consejos más.

CONSEJO No. 7 Dirigir a cada persona de manera diferente

“Pero vayan a decirles a los discípulos y a Pedro: Él va delante de ustedes a Galilea.

Allí lo verán, tal como les dijo." Marcos 16:7

Este consejo se relaciona con uno anterior, cuando hablamos de cómo a cada servidor se le designa una responsabilidad diferente según su capacidad. Ahora se trata de cómo dirigir a cada persona de manera diferente.

Cuando se trata de dar dirección a la gente a nuestro cargo para la realización de determinada tarea, debemos tener siempre presente que cada persona percibe o entiende de diferente manera. No podemos dar dirección de igual manera a todos los servidores.


Tomemos como ejemplo a los hijos que proceden de los mismos padres. Todos con carácter diferente, gustos diferentes, y una manera de percibir la forma en que sus padres les tratan, también de manera diferente.

Pero, ¿cómo dirigir a cada uno de los servidores a

su cargo, si no les conoce? Quizás usted le hable a alguien de manera clara, contundente y directa, y esa persona lo asimila sin ningún problema; entiende lo que usted comunica, y responde haciendo bien lo que se le designa. Sin embargo, pueda que no suceda lo mismo con otro servidor; usted utiliza el mismo argumento, la misma instrucción y hasta el mismo tono de voz, pero usted lo deja confundido, inseguro, casi “fulminado en el piso”, y no pudo hacer nada… Vemos cómo la misma instrucción, a diferentes personas, con diferentes formas de asimilar las directrices, produjo diferentes resultados.

He allí, entonces, la necesidad de dirigir a las

personas de manera diferente. Esto implica tener que ir desarrollando discernimiento, y conocer a cada una para irles encaminando según sus diferencias.

En el pasaje que nos sirve de base para este

consejo, leemos que Jesús dice a las mujeres que le buscaban en el sepulcro: “Pero vayan a decirle a los discípulos y a Pedro: Él va delante de ustedes a Galilea. Allí lo verán, tal como les dijo.” (Marcos 16:7). Es Jesús diciendo: “Vayan a decir a los discípulos…”, pero le hace un aparte a Pedro: “…y a Pedro…” ¿Por qué a Pedro lo pone aparte? ¿Acaso no era discípulo también? ¡Ah!, pero es que quien está hablando es el Señor, y Él quiere que de manera particular Pedro reciba su


mensaje, quiere que Pedro sepa que está pensando en él, que estará esperándolo a él.

Quizás si el mensaje hubiera sido: “Díganle a los discípulos…”, Pedro no se hubiera considerado incluido en el grupo de los discípulos puesto que venía de negar al Señor, y estaba inmerso en una tremenda crisis depresiva porque tuvo que admitir que le falló a su Señor. Pero Jesús lo sabe, conoce a Pedro, y lo invita por aparte, de manera individual; y Pedro, en ese momento, necesitaba escuchar que había un mensaje para él, un mensaje que lo invitaba a ser parte, a involucrarse con los demás.

¿Qué es lo que ocurre? Jesús tenía esa capacidad de percibir la necesidad de cada uno de sus discípulos, y procuraba acercarse y tratar a cada uno de acuerdo a la necesidad que estaba experimentado. A cada uno debía dirigirlo de forma diferente: Pedro necesitaba una palabra diferente, una palabra que lo animara, que lo hiciera creer que esa empresa que llevaba su nombre, esa obra de Dios, no estaba terminada; y que a pesar de que hubiera negado al Señor, y aunque se sintiera fracasado, Dios todavía tenía planes no sólo con los discípulos, sino, en forma particular, con él. Era como si Jesús le dijera: “Tú sigues siendo mi discípulo, eres parte de mi equipo”.

RECUERDE:

“Dirigir requiere no ver al equipo sino a cada individuo.”

Hay líderes que a su equipo lo ven sólo como una masa de gente, como un conglomerado, olvidando a las personas, olvidando al individuo.

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Los matices del liderazgo de hoy son la utilización de las personas para cumplir metas a través de ellas, pero el auténtico y genuino líder cristiano no está pensando sólo en las metas, está pensando en la gente. Vea a Jesús, Él tiene una gran misión: Morir en la cruz para resolver el asunto de la redención del ser humano; pero eso no le exime de tener que advertir y comprender lo que Pedro está sintiendo bajo el impacto de un mal momento, y cuánto necesita una palabra de aliento.

CONSEJO No. 8 Celebrar con la gente sus triunfos

y apoyarles también en sus fracasos

“El joven le dijo: Papá, he pecado contra el cielo y contra ti.

Ya no merezco que se me llame tu hijo." Lucas 15:21

Jesús estuvo con sus discípulos en las buenas y en las malas; en sus triunfos y en sus fracasos. Jesús acompañó a Pedro, cuando Le reconoció como El Cristo, pero también cuando Le negó. La gente logra desarrollar su potencial cuando se le trata de esa manera, cuando se le acompaña en las buenas y en las malas.

Un equipo triunfador no es el que no ha tenido fracasos. Todo lo contrario; el fracaso es una poderosa herramienta, un instrumento valiosísimo, porque del fracaso también se aprende.


Cuando uno de los servidores a su cargo falle, o tenga un traspié, vea la gran oportunidad que se le presenta a usted para acercarse a esa persona, para ofrecerle su hombro para apoyarse, para encaminarle a salir de la situación en que esté.

El fracaso es parte de la dinámica de desarrollo del potencial de cada persona como servidor del Señor y de la Iglesia. Nadie está exento de experimentarlo, pero puede ayudar mucho el saber canalizarlo con madurez.

En el pasaje de base a este consejo leemos que el joven, luego de reconocer su fracaso, regresa a su padre y le dice: “Papá, he pecado contra el cielo y contra ti. Yo no merezco que se me llame tu hijo”. (Lucas 15:21). Pero vea en los versículos subsiguientes la respuesta del padre -el líder-, quien entiende que aunque antes ese muchacho había estado con él en su casa, le era necesario salir y experimentar el fracaso, para al final desarrollar su carácter y poder reconocer con valentía y madurez: He pecado contra el cielo y contra ti.

Quizás por ello el padre no sale a su encuentro con regaños ni reclamos, sino, por el contrario, sale corriendo a recibirlo. El padre no está pensando en el fracaso del muchacho de manera inmediata, sino que a través de esa experiencia el muchacho aprendió una lección para el futuro. El padre sabe que su hijo ya no es el mismo, que ha madurando, y que podrá sacar provecho de esa dura experiencia.

Por ello, el padre, quien es maduro y entiende la dinámica del desarrollo del potencial de su hijo, ordenó a sus siervos: “¡Rápido!, traigan la mejor ropa y un


anillo, traigan también el ternero más gordo y mátenlo para hacer un banquete…”; en señal de que estaba aceptándole optó por amarle, por honrarle. ¿Por qué hizo esto? Es el padre mismo quien da la respuesta: “Porque este hijo mío estaba muerto, pero ahora ha vuelto a la vida; se había perdido, pero ya lo hemos encontrado.” (Lucas 15:24). Y completa el relato bíblico registrando la actitud del padre al ver a su hijo levantándose del fracaso: “Así que empezaron a hacer fiesta.”

Vemos entonces, que el buen líder es alguien que

sabe celebrar los triunfos y es un apoyo en los fracasos de aquellos a quienes lidera. Es alguien que procura utilizar las experiencias que ellos están viviendo. Si hay triunfos, les abraza; y si fracasos, de igual manera les abraza. Y de esa manera, el líder verdadero, está ayudando a desarrollar el potencial de la gente a su cargo.

RECUERDE:

“En las buenas y en las malas, es bueno tener el apoyo de alguien significativo”.

Es la misma dinámica con los hijos. Se está con ellos en los triunfos y en los fracasos, porque es cuando más necesitan de los padres. Los fracasos deben aprovecharse para apoyar; y en los triunfos… ¡HAGAMOS FIESTA!

"Romanos, la carta de Pablo"

un texto de estudio que comprende 30 estudiosbasados en la carta del Apóstol Pablo a los Romanos.

"Romanos, la carta de Pablo"

Un texto de estudio diseñado para discipular las congregaciones en iglesias, pequeños grupos en hogar, universidades, o un estudio personal.

Mayor información (+504) 2235-5968

ISRAEL RECHAZÓ A JESÚS

Pablo, como judío, expresa su dolor por el rechazo que los israelitas habían manifestado hacia Jesús. Era realmente decepcionante que el pueblo que había recibido de parte de Dios el privilegio de ser precursor según la carne del linaje mesiánico, no supiera entender el cumplimiento de las profecías que señalaban a Jesús como el Cristo, el Ungido enviado de Dios.

Romanos 9:6-13

El hecho de que los judíos parecieran haber quedado fuera de la revelación de la gracia, no significa que Dios haya invalidado Sus promesas a ellos.

La soberaníade Dios

Propósito de este estudio

En el capítulo 9 de Romanos, el Apóstol Pablo resalta la acción soberana de Dios, con relación al Pueblo de Israel. En este estudio aprenderemos que Dios siempre actúa de forma misericordiosa, y que para judíos y gentiles la justificación es por la fe en Jesucristo.

Texto bíblico: Romanos 9:1-33

Estudio del texto bíblico

Romanos 9:1-5

A pesar de que inmediatamente después de la Resurrección un gran número de judíos aceptó a Jesús como el Mesías (Salvador), surgió una fuerte oposición que fue marcando el rechazo de Israel al Evangelio. (Lea Hechos 6:8-12; 8:3; 12:1-3).

DIOS ES FIEL A SU PROMESA

"Los descendientes naturales". Pablo hace referencia a la descendencia física de Abraham.

"Hijos de la promesa". Mientras que aquí se hace alusión a la descendencia espiritual de Abraham.

Para profundizar Jacob y Esaú: Fueron los hijos gemelos de Isaac. A través de Jacob, Dios mantuvo la línea familiar por la que nacería el Mesías (Génesis 25:23,26; 29:35; Mateo 1:1-17). No es que Dios odiara a Esaú, sino que actuó conforme a Su soberanía para elegir la descendencia mesiánica. Dios ama a todos los seres humanos. Ambos hermanos fueron libres de aceptar o no una relación con el Señor.

Dato interesante La promesa de Dios a Israel se remonta al llamado que hace Dios a Abraham (Génesis 12:1-3), para que deje su tierra de origen y herede bendiciones físicas y materiales. La promesa de Dios a Abraham incluyó la bendición a todas las naciones, a través del Mesías, Jesucristo, el Salvador de la humanidad.

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