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  • 3.- Nuestra palabra tiene crdito

    NUESTRA PALABRA TIENE CRDITO

    Primer Congreso LatinoameriCano de miCroCrdito

  • Diseo editorial:Coordinacin de Diseo Creativo

    Direccin Nacional de Diseo y Comunicacin InstitucionalSecretara de Organizacin y Comunicacin Comunitaria

    Ministerio de Desarrollo Social de la Nacin

  • 5.- Nuestra palabra tiene crdito

    AUTORIDADES

    Presidenta de la Nacin Dra. Cristina Fernndez de Kirchner

    Ministra de Desarrollo Social y Presidenta del Consejo Nacional de Coordinacin de Polticas SocialesDra. Alicia Margarita Kirchner

    Secretara de Economa SocialDr. Sergio Cipolla

    Coordinador General de la Comisin Nacional de Coordinacin del Programa de Promocin del Microcrdito para el Desarrollo de la Economa Social Lic. Alberto Gandulfo

    Director Nacional de Microcrdito Social Lic. Marcos Sols

    Coordinador de Gestin Institucional Lic. Carlos Alejandro Garca

    Coordinadora de Seguimiento Estratgico Lic. Patricia E. Fernndez

    Coordinador del Registro Nacional de Instituciones de Microcrdito Prof. Luis E. Precerutti

  • 6.- Primer Congreso Latinoamericano de Microcrdito

    AliciA Kirchner, JAnnette Snchez zuritA, Pedro Pez, Alberto GAndulfo, roberto Ghetti, fAbio bechArA Snchez, MArcoS SolS, AleJAndro rofMAn, JoS luiS corAGGio, cArloS heller, luiS Precerutti, fAbin GArcA, y otroS.

    Comisin Nacional de MicrocrditoSecretara de Economa SocialMinisterio de Desarrollo Social

    Buenos Aires, 16 al 19 de Noviembre de 2010Celebrado en el Espacio para la Memoria y para la Promocin y Defensa de los Derechos Humanos, Centro Cultural de la Memoria HAROLDO CONTI

    (Ex ESMA) - Ciudad Autnoma de Buenos Aires

  • 7.- Nuestra palabra tiene crdito

    NDICEPresentacin | Alberto Gandulfo | Pgina 11

    Introduccin | Pgina 17

    CaPtuLo i ConferenCias magistraLesPolticas integrales con construccin popular

    | Alicia Kirchner | Pgina 21

    Avances hacia el desarrollo sustentable en Ecuador

    | Jannette Snchez Zurita | Pgina 25

    Nuevos horizontes en Amrica Latina

    | Pedro Pez | Pgina 31

    Microcrdito para el desarrollo de la Economa Social y solidaria

    | Alberto Gandulfo | Pgina 39

    Herramientas de la Economa Social y Solidaria en el Ministerio de Desarrollo Social

    | Roberto Ghetti | Pgina 55

    La experiencia en Brasil

    | Fabio Bechara Snchez | Pgina 61

    Los paradigmas del microcrdito en los pases de la Regin y los desafos futuros

    | Marcos Sols | Pgina 65

    La disputa de dos modelos poltico-econmicos

    | Alejandro Rofman | Pgina 75

    Los principios de la economa social y solidaria en Amrica Latina

    | Jos Luis Coraggio | Pgina 81

    Un cambio de poca que permite pensar en la orientacin del crdito y el fomento al microcrdito

    | Carlos Heller | Pgina 89

    Banco Popular de la Buena Fe. Un nuevo paradigma de microcrdito en la construccin del

    proyecto Nacional y Popular

    | Luis Precerutti | Pgina 95

    Hbitat y Economa Social. El desafo de profundizar

    | Fabin Garca | Pgina 101

    Programa Nacional de Microcrdito: Estimacin de la poblacin objetivo para el ao 2010

    | Alberto Sanchis | Gabriel Viu | Pgina 105

    La evolucin de la informalidad urbana en la post-devaluacin

    | Pablo Gutirrez Ageitos | Pgina 123

  • 8.- Primer Congreso Latinoamericano de Microcrdito

    CaPtuLo ii PaneLes y mesas de debate sobre La teora y PrCtiCa deL miCroCrditoPolticas pblicas y economa social | Pgina 135

    Polticas pblicas y Soberana Alimentaria | Pgina 137

    La discusin en torno a los paradigmas sobre el microcrdito | Pgina 141

    La metodologa de los bancos comunales en el marco de la economa social | Pgina 144

    Las estrategias de atencin al sector rural desde los programas de microcrdito | Pgina 150

    La integralidad de las polticas pblicas.

    Un enfoque desde el Ministerio de Desarrollo Social de Argentina | Pgina 152

    El proceso de desarrollo del microcrdito desde las organizaciones sociales en

    Argentina y en Amrica Latina | Pgina 154

    El microcrdito como poltica de integracin social | Pgina 159

    Las estrategias de comercializacin para el sector de la economa social | Pgina 163

    La experiencia de la Gestin Asociada en los Consorcios de Gestin Local (CGL) | Pgina 167

    Las estrategias de microcrdito desde los Estados provinciales y municipales | Pgina 168

    Microcrdito y educacin El Rol de la Universidad en la promocin de la economa social | Pgina 170

    Los dilemas en torno a la sustentabilidad de los programas de microcrdito | Pgina 173

    Regulacin y legislacin hacia la economa social | Pgina 178

    La experiencia de la gestin asociada: redes | Pgina 184

    Las estrategias de medicin del impacto del microcrdito | Pgina 185

    Las estrategias de los programas de financiamiento dirigidos por entidades de primer piso | Pgina 187

    La produccin social del hbitat popular y la economa social | Pgina 191

    CaPtuLo iii enCuentros Pre-CongresoConstruyendo el Primer Congreso Latinoamericano de Microcrdito y Economa Social | Pgina 195

    aneXosAnexo I | Listado de Organizaciones Administradoras, Redes y Consorcios de Gestin Local

    (organizado por provincias) | Pgina 237

    Anexo II | Pautas para la presentacin de ponencias y trabajos | Pgina 314

    Anexo III | Ley de Microcrdito y reglamentacin | Pgina 319

  • 11.- Nuestra palabra tiene crdito

    PRESENTACIN Alberto Gandulfo1

    Todo empez el 25 de mayo del 2003, con el discurso del Presidente Nstor Kirchner ante la Asamblea Legislativa, que constitu-ye el acto fundante de la etapa histrica que atraviesa la Argentina:

    Queremos ser la generacin de argentinos que reinstale la movilidad social ascendente, pero que tambin promueva el cambio cultural y moral que implica el respeto a las normas y las le-yes. En este marco conceptual queremos expresar los ejes directrices en materia de relaciones inter-nacionales, manejo de la economa, los procesos de la salud, la educacin, la contencin social a

    1 Coordinador General de la Comisin Nacional de Mi-crocrdito (CONAMI), Ministerio de Desarrollo Social de la Nacin.

    desocupados y familias en riesgo y los problemas que plantean la seguridad y la justicia en una sociedad democrtica.Profundizar la contencin social de las familias en riesgo, garantizando subsidios al desempleo y asistencia alimentaria, consolidando una ver-dadera red federal de polticas sociales integrales para que quienes se encuentran por debajo de la lnea de pobreza puedan tener acceso a la educa-cin, la salud pblica y la vivienda. (Aplausos).Reinstalar la movilidad social ascendente que caracteriz a la Repblica Argentina requiere comprender que los problemas de la pobreza no se solucionan desde las polticas sociales sino desde las polticas econmicas. (Aplausos). Sabemos que hay que corregir errores y mejorar mtodos en la forma de asignacin de la ayuda social. (Aplau-sos). Pero es imprescindible advertir que la trage-dia cvica del clientelismo poltico no es producto de la asistencia social como gestin de Estado, sino de la desocupacin como consecuencia de un modelo econmico. (Aplausos). En nuestro pas la aparicin de la figura del cliente poltico es coet-nea con la del desocupado. Mientras en la Rep-blica Argentina hubo trabajo, nadie fue rehn de un dirigente partidario. (Aplausos).

  • 12.- Primer Congreso Latinoamericano de Microcrdito

    Al drama de la desaparicin del trabajo y el es-fuerzo como el gran articulador social, se sum el derrumbe de la educacin argentina. No hay un factor mayor de cohesin y desarrollo humano que promueva ms la inclusin que el aseguramiento de las condiciones de acceso a la educacin, for-midable herramienta que construye identidad nacional y unidad cultural, presupuestos bsicos de cualquier pas que quiera ser Nacin...

    Eran tiempos muy difciles, con altos niveles de desempleo e indigencia, la protesta social ganando las calles, el desamparo y la desespe-ranza predominando en la poblacin. Corran los tiempos del que se vayan todosAlicia Kirchner nos convoc el primer da de asumir la jefatura del Ministerio de Desarrollo Social, y con toda claridad plante que tena-mos la responsabilidad poltica de cambiar las polticas sociales.Fue el momento del Plan Manos a la Obra, de reconocer en cada desocupado la poten-cialidad de un padre de familia, de un vecino solidario, de un compaero de trabajo. Em-pezamos entonces, por reconocer el trabajo social y poltico de las organizaciones sociales, fundamentalmente aquellas que resistieron la crudeza del modelo neoliberal, valorando tan-to la copa de leche y el comedor comunitario como las experiencias del trueque, las organi-zaciones de emprendedores y pequeos pro-ductores, las fbricas recuperadas. Esta nueva Economa Social y Solidaria emergente de la gran crisis del 2001, fue apoyada con los pro-cedimientos administrativos de los cuales se dispona, financiando tanto emprendimientos familiares como cooperativos: panaderas, ta-lleres textiles, proyectos caprinos, recicladores urbanos, huertas comunitarias, carpinteras.Con el apoyo a las experiencias socio-produc-tivas, se fue dando respuesta a la demanda ge-neralizada y fortaleciendo la organizacin so-cial. Asumimos la complejidad del territorio, reconociendo la diversidad y heterogeneidad del sujeto de la economa social y solidaria. Enfrentando dificultades, aprendiendo de los

    errores, incorporando la visin de las organi-zaciones sociales, impulsando leyes nacionales y creando nuevos instrumentos. As, se fueron cambiando tambin los procedimientos admi-nistrativos, siempre con la firme conviccin y decisin poltica de generar condiciones para la creacin de nuevos puestos de trabajo, ge-neracin de empleo y apoyo a emprendimien-tos de mano de obra intensiva. Desde el Ministerio de Desarrollo Social se fue construyendo la poltica pblica de promo-cin de la Economa Social y Solidaria. Para facilitar el acceso a la formalizacin y la segu-ridad social de los trabajadores autogestivos, impulsamos la Ley Nacional de Monotributo Social y la creacin del Registro Nacional de Efectores Sociales que permiti el Compre Estatal. Se apoyaron Proyectos Integrales de Desarrollo Territorial y se formul la Ley Nacional de Marcas Colectivas para avanzar sobre los problemas de la Comercializacin y el acceso a la tecnologa.Tomando la experiencia de las organizaciones sociales que desarrollaban fondos de micro-crdito: el Banco Social de Moreno, la Red Gesol, el Banco Popular de la Buena Fe, Hori-zonte, Grameen, Myrar, Norte Sur, Cauqueva y otras tantas, se formul el proyecto de Ley que finalmente la Dra. Alicia Kirchner logr tratar y sancionar cuando fue Senadora Na-cional promulgando la Ley Nacional 26.117 de Promocin del Microcrdito para el Desa-rrollo de la Economa Social. Junto a las organizaciones sociales se gener el modelo de Gestin Asociada, una nueva rela-cin institucional entre lo pblico y lo privado, que facilita la descentralizacin de fondos p-blicos. As, se vincula el protagonismo de las organizaciones de base con la responsabilidad indelegable del Estado, con el compromiso de propulsar la Economa Social y Solidaria junto a la necesaria transformacin del aparato del Estado. Tambin, enfrentar el desafo de forta-lecer la capacidad de las organizaciones sociales en la administracin de fondos de microcrdito con la impronta territorial del acompaamien-to, la asistencia tcnica permanente y el avance

  • 13.- Nuestra palabra tiene crdito

    en la organizacin de los emprendedores y pe-queos productores.Desde la gestin asociada con las organizacio-nes sociales se asumi al microcrdito como herramienta en la promocin de la Economa Social y Solidaria. Entendiendo la comple-jidad social de los trabajadores autogestivos organizados para buscar la sustentabilidad poltica, econmica y social de la Economa Solidaria, comprendimos que el problema principal es la riqueza concentrada, que la po-breza es consecuencia de esa riqueza concen-trada y que no existen soluciones mgicas, ni rigurosidades formales o respuestas simples a semejante problemtica. Comprendimos que para avanzar en igualdad social hay que desa-rrollar polticas pblicas, involucrar al Estado en sus diferentes jurisdicciones (Nacin, Pro-vincia y Municipio), y asumir la construccin de la Economa Social y Solidaria como un proceso de organizacin socio-productiva y de construccin de poder popular. Tal como de-ca Eva Pern: la distribucin de la riqueza es una conquista social.Por eso, esta lucha no es solamente Argenti-na. En toda Latinoamrica se est dando esta pelea por la inclusin social. Desde el 2005 cuando en la ciudad de Mar del Plata nuestros gobiernos definieron el No al ALCA, esta-ban estableciendo polticas soberanas, centra-das en el desarrollo endgeno, la integracin regional y la necesidad de avanzar en la UNA-SUR (Unin de Naciones Suramericanas). Tal vez la mxima expresin instrumental de esta decisin sea la puesta en marcha del Banco del Sur y la creacin de una moneda de intercam-bio regional (como el Sucre). Redefinir el Estado. Crear nuevos instrumen-tos, nuevas polticas pblicas, fortalecer orga-nizaciones sociales, desarrollar otra economa, son los desafos presentes para la generacin del bicentenario latinoamericano. La Econo-ma Social y Solidaria est llamada a jugar un papel central en el desarrollo de polticas para avanzar en la igualdad social y para darle for-taleza a los procesos de transformacin que se estn dando en nuestros pases.

    Por eso este Primer Congreso Latinoamericano de Microcrdito. Para juntarnos, intercambiar y construir otra economa, profundizar esta nueva realidad latinoamericana. En la apertura del Congreso, la Presidenta de la Nacin, Dra. Cristina Fernndez de Kirchner, lo expresa con toda claridad:

    No vamos nunca a renunciar a establecer vn-culos de solidaridad y cooperacin Dos ele-mentos que precisamente parecan haber des-aparecido del mundo contemporneo Y que tal vez all sea donde se encuentran las razones profundas de la crisis estructural del funciona-miento del sistema.

    Por haber sacado el capital de la lgica produc-tiva para centrarlo en la lgica de las finanzas Posiblemente esa sea la verdadera raz de la cri-sis Esa lgica inhumana y absurda de creer que el dinero se reproduce sin pasar por el tra-bajo de las manos y del conocimiento del hom-bre. Las manos y el conocimiento, que son los dos grandes protagonistas del Siglo que comienza

    El objetivo, el fin de la poltica es organizar a la sociedad. Pensar la organizacin social para un mundo mejor, para un mundo diferente. Ese era el fin que tenamos cuando empezamos y el que seguimos teniendo, y para ello es necesaria la igualdad y la libertad, porque no hay liber-tad sin igualdad y solo hay libertad cuando cada uno puede elegir su vida

    Hay un mundo que est cambiando y las co-sas cuando unos pocos tienen tanto y muchos no tienen nada, no duran mucho tiempo. Porque hay un momento donde las sociedades se terminan rebelando contra esas cosas. Por eso hay que avanzar en la equidad No por ser buenos, sino por ser inteligentes porque alguien puede creer que es bueno porque par-ticipa de una fundacin o hace una obra de caridad Y est bien que lo haga, pero hay que cambiar la estructura de desigualdad y eso es ser ms inteligentes como sociedad Ese es el desafo

  • 14.- Primer Congreso Latinoamericano de Microcrdito

    Y termina sentenciando:

    ArGentinA hA eleGido definitivAMente Su cASA: eS AMricA del Sur eS lAtinoAMricA, eSe eS el luGAr.

    En las pginas de este libro no solamente en-contraremos exposiciones o presentaciones que aportan al debate, clarifican el hacer coti-diano de las organizaciones sociales, o simple-mente relatan lo acontecido durante las tres jornadas de trabajo en el Espacio de Memo-ria (la ex ESMA). Seguramente, se reconoce-rn a lo largo de sus pginas la militancia, el compromiso y la entrega de cada uno de los ponentes, de las experiencias registradas, de las discusiones abiertas y desafos presentes. Ojal que esta publicacin contribuya a for-talecer el camino trazado para avanzar en la distribucin de la riqueza en Argentina y en Amrica latina.

    agradeCimientosAgradecer a la Presidenta de la Nacin, Dra. Cristina Fernndez de Kirchner, que con toda emocin y compromiso militante inaugur el Congreso en el marco de un Luna Park col-mado por organizaciones sociales.Agradecer a la Ministra de Desarrollo Social de la Nacin, Dra. Alicia Kirchner, por liderar este movimiento de la Economa Social y So-lidaria. Por su compromiso militante, su capa-cidad de gestin, la direccionalidad estratgica y su irrenunciable lucha de todos los das.Al Equipo de la CONAMI que organiz este Congreso, garantiz las ponencias, la logsti-ca, los traslados, el funcionamiento. En los nombres de Marcos Sols, Carlos Garca, Julio

    lvarez, Luis Precerutti, Claudia De Lisio y Fabin Garca vaya el reconocimiento a todo el equipo2. Y muy especialmente a la memoria de Jorge Williams, aquel batallador con quien supimos construir esta mirada colectiva de la Economa Social y Solidaria. Al Comit Acadmico, quien analiz y selec-cion cada una de las ponencias y presenta-ciones hechas en el Congreso, Jose Meisegeier, Raul Troncoso, Carlos Heller, Alejandro Rof-man, Daniel Escurra, Demian Panigo, Marino West, Vanesa Repetto y Marta Bekerman.A nuestros invitados, los hermanos latinoame-ricanos que nos enriquecieron con sus aportes y presencia; a los funcionarios nacionales, pro-

    2 Clavijo, Julio Csar; Cordova Herrera, Margarita Con-suelo; Fernndez Petitto, Elena; Bagli, Nuria; Haddad, Vernica; Laurnagaray, Ricardo; Lavigne Ugalde, Enrique; Leonardi, Victoria; Madariaga, Alicia; Olmos, Elizabet; Aguirre Negrete, Diana Lizette; Bustamante, Ramiro; Abbastante, Jorge Pedro; Aguirre Negrete, Diana; Aloe, Myriam Elisa; vila, Yesica, Barletta, Guillermo; Bentez, Carlos; Bentez, Juan Manuel; Bianchini, Oscar; Binaghi Teruggi, Cecilia; Blasi, Mara Eva; Bozzoti, Martn; Bun-gener, Rizzieri; Bustamante, Ramiro; Bustos, Myrna Judi-th; Caracciolo, Mercedes; Carizzoni, Diana; Castellano, Sa-brina; Cerbone, Brenda; Costa, Adriana Silvia; Cremaschi Juan Manuel; Cremaschi Mauro; Cymes, Anbal Mariano; Cymes, Homero Argentino; De La Cruz Matas; Del Va-lle, Brbara; Di Carlo, Alejo; Daz, Jorge; Faedi, Paula; Faraboschi, Rosana; Fava Olivera, Juan ; Femia, Gastn; Fernndez, Alfredo Pablo; Ferrer, Gonzalo Carlos; Festora-zzi, Fabiana Alejandra; Frances, Araceli; Gaitan, Fabin; Gallego, Daniela; Glvez Campos, Sol Jacqueline; Godoy, Alejandro; Gonzlez, Manuela Sol; Gonzlez, Maria Ceci-lia; Gonzlez, Mirta Raquel; Guerini, Claudia Rita; Her-nndez, Hernn Eduardo; Iriarte, Carlos German; Isaia, Walter; Koziner Mara Eva; Lacquaniti, Gabriela; Limas, Mauro; Lpez Cardazo Eduardo; Loureiro, Mara Lorena; Ludovino, Walter Ariel; Madariaga, Alicia; Maggiotti, Ma-riela Beatriz; Martn, Eduardo Modesto; Moran, Marcela Alejandra; Mourellos, Ana Karina; Nocetti, Mariano Jorge; Nuez, Victoria Florencia; Palleres, Mirta; Pawluk, Gastn; Polese, Diego; Polzella Cano, Daniel; Prat, German; Ras-cioni, Javier; Resta, Horacio; Ribeiro Dos Santos, Cecilia; Rubinich, Mara Florencia; Ruffolo, Diego Hernn; Sabas, Miriam; Sabater, Mara Sol; Salas, Lucrecia; Salva Bianco, Alejandro; Santoro, Malena; Scabuzzo, Agustn; Schabas, Marcela; Soto Brasesco, Mara Florencia; Surace, Damin; Vlez, Jorge; Ventura, Manuel; Zangrilli, Sabrina; Zarta-rian, Martn Esteban; Zeballos, Martn; Zuain, Daniel; Zubiri, Leticia.

  • 15.- Nuestra palabra tiene crdito

    vinciales y municipales que nos acompaaron; a los Diputados y Senadores que estuvieron pre-sentes; a los compaeros de las universidades, intelectuales y dirigentes comprometidos con el desarrollo de la economa social y solidaria. A las organizaciones sociales que protagonizan la poltica pblica, que han superado la etapa de la reivindicacin y la demanda generalizada, y hoy asumen el compromiso del desarrollo territorial y la lucha por la distribucin de la riqueza.En definitiva, a todos los que participaron de los actos centrales, los diferentes paneles, las

    comisiones de trabajo, la organizacin y el apoyo logstico. Tambin a todos los que no pudieron asistir pero igual estuvieron presen-tes a travs de sus organizaciones.A quienes encuentren utilidad en esta publi-cacin para seguir profundizando el proceso de integracin regional y avanzar en la distri-bucin de la riqueza.

    P.D.: Eternamente gracias a Nstor Kirchner, porque sin su irrupcin en la poltica nacional y latinoamericana, nada de esto hubiese ocurrido.

  • 16.- Primer Congreso Latinoamericano de Microcrdito

  • 17.- Nuestra palabra tiene crdito

    INTRODUCCIN

    El I Congreso Latinoamericano de Micro-crdito. Nuestra Palabra tiene Crdito se realiz en el Ao del Bicentenario, por deci-sin de la Dra. Alicia Kirchner, en el marco de las acciones dirigidas a la profundizacin de las Polticas Pblicas implementadas por el Ministerio de Desarrollo Social de la Nacin desde el ao 2003 para el desarrollo econmi-co con inclusin social.La celebracin de este primer Congreso ha sido orientada a la recuperacin de las expe-riencias y debates de otros encuentros desa-rrollados con anterioridad por la Comisin Nacional de Microcrdito (CONAMI), con el Banco Popular de la Buena Fe (BPBF), las Re-des de Gestin Asociada (RGA), y los Consor-cios de Gestin Local (CGL) con el objeto de ampliar la participacin para la construccin poltica, profundizndolos y compartindolos con los representantes de los Gobiernos de los pases hermanos. Ha sido una oportunidad para visibilizar con mayor claridad el impacto de las polticas y programas implementados desde el ao 2003

    en pos de la construccin de una Nacin con justicia social, equidad distributiva y equili-brio territorial. Esto implica una visin ms amplia e integral del desarrollo que se sita en las antpodas del enfoque que prioriza los in-tereses financieros y corporativos del mundo globalizado. Se ha gestionado desde un Estado presente y activo, promoviendo la economa social y solidaria como forma de organizar el trabajo y la produccin. Articulando la polti-ca econmica con el desarrollo social, crecen los niveles de consumo popular a travs de una fuerte inversin fiscal en polticas de seguridad social y promocin del empleo fundada en la conviccin de que es el trabajo el que motoriza la inclusin social de las personas, sus familias y la comunidad organizada. La principal apuesta del I Congreso Latino-americano de Microcrdito, Nuestra Palabra tiene Crdito, ha sido promover el modelo de Gestin Asociada que se lleva adelante des-de la Comisin Nacional de Microcrdito con y desde las experiencias de las organizaciones sociales, los gobiernos provinciales y munici-pales, siempre respetando las particularidades identitarias regionales. Estas polticas pblicas que ponen el acento en el desarrollo humano y

  • 18.- Primer Congreso Latinoamericano de Microcrdito

    social, base del capital social como intangible de intercambio, comprende la multidimensio-nalidad del ser humano con sus posibilidades, potencialidades y necesidades, centrndose en la persona como protagonista de su propia historia propiciando la transformacin social. Este Congreso ha sido una oportunidad para poner en comn y reflexionar sobre las poten-cialidades de la herramienta del Microcrdito en el espacio poltico de la Economa Social y Solidaria, e incorporar la experiencia desa-rrollada en nuestro pas al entorno regional, intercambiando experiencias con los pases hermanos en esta nueva etapa de avance y consolidacin de la integracin latinoame-ricana. Desde esta ptica, se verific la rele-vancia de la recuperacin del Estado para el diseo de la poltica pblica, estableciendo nuevas normativas y legislacin y regulacin complementaria en pos de una nueva insti-tucionalidad de la economa social y solida-ria que favorece el desarrollo econmico con inclusin social efectiva. Prueba de ello son, en Argentina, las leyes de Monotributo Social, el Registro de Efectores, la Ley de Promocin del Microcrdito para el desarrollo de la eco-noma social y la Ley de Marcas Colectivas. Especficamente, los objetivos del Primer Congreso Latinoamericano de Microcrdi-to fueron:

    Posicionar al Microcrdito como una herramienta estratgica de pro-mocin, desarrollo y financiamiento popular de procesos y experiencias de la Economa Social y Solidaria en Amrica latina.

    Reflexionar a partir de las expe-riencias de diferentes modelos de ges-tin que promueven un cambio estra-tgico en la construccin del Proyecto Nacional y Popular Latinoamericano.

    Analizar el rol de la poltica pbli-ca en la promocin del desarrollo, la inclusin con organizacin social y la redistribucin del ingreso.

    Identificar y sistematizar experien-cias de Microcrdito en la Economa Social de Amrica latina, teniendo en cuenta la multiplicidad de procesos en desarrollo de la regin.

    Los ejes transversales alrededor de los cuales giraron todas las actividades desarrolladas tendientes a alcanzar los objetivos propuestos, fueron:

    1 Rol del Estado en la regulacin y promocin del microcrdito en la Econo-ma Social.

    Consiste en una reflexin crtica acerca del rol del Estado en la creacin de condiciones que permitan o favorezcan el desarrollo de la Eco-noma Social y Solidaria, y particularmente, el microcrdito como herramienta.

    2 Nuevas formas de institucionalidad.

    Referidas al desarrollo de diversos modelos de gestin asociada entre organizaciones sociales y/o sectoriales con el Estado nacional, provin-cial o municipal, lo cual genera prcticas insti-tuyentes desde espacios multiactorales.3

    3 Microcrdito y Economa Social en la construccin del proyecto nacional y popular.

    Se considera al microcrdito como un instru-mento de la Economa Social y Solidaria que contribuye al fortalecimiento de un proyecto poltico de desarrollo con inclusin social.Los espacios temticos abordados durante el Congreso fueron diversos y entre los mismos se pueden mencionar:

    Desafos de la escala y potenciali-dad del microcrdito.

    Diseos metodolgicos de los pro-

    3 En estos procesos, muchas veces se institucionalizan espacios de trabajo y/o se adquieren nuevas legislaciones que contribuyen a la consolidacin de espacios de la Economa Social y Solidaria.

  • 19.- Nuestra palabra tiene crdito

    gramas de microcrdito.

    Sustentabilidad tcnica y financie-ra de los programas de microcrdito.

    Normativa vigente e instrumen-tos de promocin del microcrdito y la Economa Social y Solidaria (Ley de Entidades Financieras y proyecto de Ley de Servicios Financieros, Nor-mas de Basilea, Ley N 26117, Marcas Colectivas, Efectores Sociales, marcos normativos provinciales y municipa-les). Ley de Economa Social. Comer-cializacin en la Economa Social.

    Complementariedades y articu-laciones posibles entre actores de la Economa Social y Solidaria y del sis-tema financiero (Banca Pblica, Banca Cooperativa).

    Espacios sectoriales de la Econo-ma Social. Campesinado y agricul-tura familiar, recuperadores urbanos, produccin social del hbitat, orga-nizaciones de jubilados, pueblos ori-ginarios, juventud, gnero, cooperati-vismo.

    Modelo de Gestin de las polticas de microcrdito.

    El por qu y el para qu de la parti-cipacin y articulacin de los actores: espacios multiactorales, organizacio-nes sociales, sector privado y el Estado.

    El fortalecimiento de las organiza-ciones sociales y del Estado.

    El protagonismo de las organiza-ciones sociales en la construccin de la poltica pblica.

    Municipios y desarrollo local.

    Construccin de la poltica pblica.

    Fortalecimiento del sujeto de la Economa Social y Solidaria.

    El aporte del microcrdito como herramienta en la consolidacin de la Economa Social. Distribucin de la ri-queza y modelo de inclusin social.

    Aportes al mejoramiento de las condiciones de vida de los sujetos de crdito/ sujeto de derecho.

    Crisis internacional: los desafos de la economa social.

    Para este libro se ha dispuesto, luego de la in-troduccin, un primer captulo que compren-de las conferencias magistrales brindadas du-rante el Congreso, tanto de los funcionarios nacionales e internacionales como de destaca-dos especialistas acadmicos en la temtica de la economa social y solidaria, y el desarrollo desde una perspectiva multidimensional. Luego, el segundo captulo compendia las principales ideas vertidas durante los pane-les y mesas de debate, ordenadas por temas y ejes transversales. El tercer captulo es una sntesis de los aportes y las reflexiones de los representantes de las organizaciones participantes de las reuniones regionales que tuvieron lugar en el marco de los Encuentros precedentes al Congreso Lati-noamericano. Dichos encuentros se llevaron a cabo como parte de esta construccin colecti-va de un pas para todos. Por ltimo, se presentan como anexos, la Ley Na-cional de Microcrdito con sus reglamentaciones y el listado de las organizaciones administradoras, redes y consorcios de gestin local que interac-tan y cogestionan con el Estado la implementa-cin de dicha ley; favoreciendo la promocin del microcrdito como herramienta para el desarrollo y consolidacin de la economa social en el pas y la regin, baluarte de la recuperacin de la dimen-sin social de la economa.

  • iconferenciAS MAGiStrAleS

  • 21.- Nuestra palabra tiene crdito

    POLTICAS INTEgRALES CON CONSTRUCCIN POPULARAlicia Kirchner4

    Esta presentacin propone algunas reflexiones sobre la poltica social, que ya no est escin-dida de la poltica econmica y de la poltica global de un gobierno, tal como fue planteado en el 2003 por Nstor Kirchner y hoy, por la Presidenta Cristina Fernndez. Porque nada de lo que est ocurriendo podra ser posible si no existiera desde entonces la decisin poltica de transformar la realidad de nuestro pas. Elegir el Espacio para la Memoria y los Dere-

    4 Ministra de Desarrollo Social de la Argentina. Presidenta del Consejo Nacional de Coordinacin de Polticas Sociales y Presidenta del Consejo Intergubernamental del M.O.S.T (Management of Social Transformations -Programa Ges-tin de las Transformaciones Sociales).

    chos Humanos como lugar para la realizacin de este Congreso, tiene un fuerte contenido reivindicatorio. Los compaeros desapareci-dos trabajaron por esa militancia social y po-ltica para transformar la realidad y en alguna medida ese es el camino a seguir: alcanzar un desarrollo econmico con inclusin social re-quiere conviccin, compromiso y mucha ms-tica. Esa es la bandera que se enarbola y se abraza. Que se pueda continuar construyendo proyectos tiene una dimensin muy fuerte porque, no es una construccin de proyec-tos enlatados sino que surgen desde la parti-cipacin protagnica de hombres y mujeres argentinos y aqu, tambin, junto al pueblo latinoamericano. Y seguramente no es una casualidad. Justa-mente hoy se festeja el Da del Militante y en esa militancia estn reconocidos todos y to-das los que aspiran a una Argentina cada vez ms grande. Cuando Nstor Kirchner asumi el gobier-no en el 2003, el pas se haba convertido en un infierno: una Argentina desintegrada, una Argentina donde la economa del dolor nos

  • 22.- Primer Congreso Latinoamericano de Microcrdito

    atravesaba. Una Argentina donde los derechos humanos no se respetaban. Obviamente, en esta reconstruccin tiene gran relevancia la lnea de recuperacin econmica pero no desde una perspectiva de mercantilismo o de fundamenta-lismo de mercado sino dotndola de esos lazos que se necesitaba fortalecer en el tejido social, con medidas redistributivas de los ingresos, con promocin y defensa del empleo y del trabajo. Los datos econmicos no son menores. Por ejemplo, confirmar que hoy Argentina tiene reservas por 52 mil millones de dlares y que existen 40 millones de argentinos y argentinas que, en su mayora, apuestan a la reconstruc-cin del pas. Y esto va ms all de los matices, de los diversos colores polticos. Es significa-tivo porque es la seal de quienes abrazan un Proyecto Nacional. Realmente el microcrdi-to es una herramienta ms de la construccin de la poltica social vinculada a una mirada y a un enfoque especfico de esta poltica p-blica y social. Y la misma implica una visin diferente de aquella de quienes al dar, colocan al otro ms abajo, como en su momento con-sider la Sociedad de Beneficencia. Este para-digma significa colocar al otro dentro de una poltica de reciprocidad social. La compaera Evita dignific esta perspectiva pero luego volvi el neoliberalismo y se repitieron esos viejos caminos. Ahora, primero con Nstor y despus con nuestra compaera Presiden-ta, se trabaja por la dignidad de los derechos sociales, econmicos y culturales. Derechos que se construyen con un Estado presente, un Estado que facilita la participacin, que articula, un Estado promotor. Estos derechos y estas polticas se construyen con el pueblo. Son una construccin colectiva. No hay ma-nera de construir polticas sociales desde un programa o desde miles de programas. Y so-bre la economa social, tambin hay distintos enfoques y paradigmas y es preciso distinguir las diferencias y los matices. Desde este para-digma, se habla de la economa social para el desarrollo local. Y cuidado, porque desde el modelo neoliberal tambin se deca esto, pero se trataba de un desarrollo social local del lu-

    gar con la mirada del ombligo, de lo indivi-dual. No se comprendan la mirada regional, la mirada de Patria ni la mirada de la Patria Grande tambin. No puede haber un desarrollo local individua-lista ya que se construye en la fortaleza de la organizacin social. Por eso, el microcrdito supera al Programa en s mismo, porque ha-blar y construir organizacin social de micro-crdito hoy es una realidad. Cuando se empe-z con esto, all en el inicio de la gestin de gobierno, faltaba la Ley (26117) para poder avanzar y que se obstruyera y se limitara en la realizacin. Pero ya en ese entonces, 60 or-ganizaciones sociales estaban empujando para consolidar este modelo con esa mirada. En esto de las casualidades o causalidades, cuan-do tuve la oportunidad de ser senadora de la Nacin, junto con esas organizaciones que se colocaron a nuestro lado, construimos esa herramienta que hoy permite ms realizacio-nes. Esta herramienta est haciendo caminos y hace caminos en todo el pas. En los pueblos ms chicos y en los pueblos ms grandes. Y como dice Cristina, para nosotros no hay pue-blos chicos ni hay pueblos grandes sino hay un todo que es nuestro querido pas. En esta construccin en la que se promueve la organizacin del microcrdito, hay adems un elemento simblico de recuperacin cul-tural, ya que resulta que el valor de la palabra se empieza a dignificar. Emprendedores que hoy obtienen un microcrdito sin ningn tipo de garanta patrimonial sino solamente con la garanta de la palabra de sus propios compa-eros. Este es el eje que se rescata: la palabra empeada, la buena fe. Con el Banquito de la Buena Fe, con los Consorcios de Gestin, con las Redes que se abren en todos los luga-res del pas. Claro que crece la alegra, porque ese esfuerzo compartido, esos lazos que siguen afianzndose son los que marcan rumbos, al-canzan objetivos y recorren caminos para las personas y su desarrollo. All es donde est la justicia social, donde est la equidad.En aquel momento inicial de la gestin, mu-chos desconfiaban de esta idea y, como las

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    polticas sociales nunca se pueden visibilizar desde las palabras sino desde los hechos, era necesario esperar para, con el tiempo, ver qu importante es la organizacin colectiva. La fuerza que toma, la solidaridad que genera. Y lo ms importante es que se promueve, no slo desde el Estado sino desde las organiza-ciones no lucrativas. 1.500 organizaciones no lucrativas que no usan al crdito como una herramienta de especulacin. Se destaca en esta operatoria el inters que se ha fijado en el 6 por ciento anual. Si se va a los bancos o a otras entidades que dan finan-ciamiento, el mismo llega a tasas efectivas del 40 y del 120 por ciento. All es donde hay confusin en torno al tema del microcrdito. Microcrditos no son microfinanzas como las de un banco tradicional. El microcrdito es un crdito a la organizacin, un crdito a la palabra, a la buena fe, un crdito a los valores de la gente de nuestro pas. Eso es el micro-crdito. Hoy ya se han otorgado aproximada-mente 125 mil en este corto tiempo desde la sancin de la Ley. Todos sabemos los obst-culos y dificultades que esto ha llevado pero es un logro que hay que profundizar. El mi-crocrdito est vigente en el mundo pero no con estas caractersticas. Hace dos o tres aos, en una reunin con el profesor Yunus, que es uno de los promotores de los Microcrditos en el mundo, yo le deca que me gustaba todo lo que l estaba haciendo pero que adems el Estado debe estar comprometido en el mis-mo. l me deca que s, pero que si el Estado no promueve haba que buscar cualquier ma-nera para organizarlo. En Argentina, desde el Estado hemos logrado hacerlo con estas caractersticas de tasa blanda y

    organizacin popular; para favorecer a los em-prendedores y que sus emprendimientos sean sustentables. Y ojal que esta herramienta pue-da volcarse al resto de Latinoamrica. Adems, por si fuera poco, a los ms de 100 mil empren-dedores que est ayudando el microcrdito en el territorio nacional, se agrega la figura de los ms de cinco mil quinientos jvenes trabajan-do como asesores del microcrdito en todo el pas, comprometidos con su propia historia y con la transformacin de la realidad. Para finalizar, el agradecimiento a todos los que hicieron posible la celebracin de este Con-greso, integrado por figuras relevantes de la universidad pblica, a todas las organizaciones sociales, al Comit Acadmico del Congreso y a todos los que participan y participaron en esta construccin colectiva. En la Argentina, an esperan nuevos desafos. En los prximos cinco aos se involucrarn ms organizaciones sociales y hay muchos ms caminos para abrir, con ms microcrditos y polticas sociales cuyo eje es el trabajo y la produccin. De todas las experiencias recogidas has-ta ahora, hay dos que se estn estudiando y trabajando y que hay que fortalecer especial-mente. Una es la profundizacin en la lnea de agricultura familiar y la otra es empezar a producir componentes que hacen a la futura construccin de viviendas. Yo s que esto es posible y est el desafo de continuar y tambin las ganas. Est el Esta-do y estn ustedes. A trabajar entonces, con todo el fervor, con todo el amor, con todas las ganas, el compromiso y las convicciones para que Argentina siga haciendo crecer a esta Pa-tria grande, libre y soberana. Con conciencia popular y construccin popular.

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    AvANCES hACIA EL DESARROLLO SUSTENTABLE EN EL ECUADORJannette Sanchez Zurita5

    Es un honor y un orgullo compartir aqu la experiencia ecuatoriana y las perspectivas que se desarrollan en UNASUR en materia de Economa Social y Solidaria, acompaando sueos y mirando a Latinoamrica unida, compartiendo visiones y experiencias para satisfacer la necesidad de nuestra gente, que no es solamente material, sino que incluye la construccin de una visin compartida que nos ayude a caminar juntos hacia esa eco-noma que no es ya solo la economa de los grandes bancos y de las empresas, sino la de nuestras familias, de nuestras comunidades, de nuestras organizaciones. La economa que importa a todos e incluye a todos.

    situaCin de amriCa LatinaAmrica Latina es la regin ms desigual del mundo. Los distintos gobiernos que han prece-dido a esta nueva ola de gobiernos que buscan sociedades ms justas y ms democrticas, han preferido privilegiar los temas de crecimien-to econmico olvidando su dimensin social. Pero as, mientras cierto sector de la economa va creciendo hay casos como en los pases an-dinos, por ejemplo el Ecuador, en los cuales alrededor de la mitad de la poblacin no crece ni est incluida en esa dinmica de desarrollo. Qu queda para quienes estn al margen, para quienes no estn incluidos en esas dinmicas? Quedan la propia energa, la voluntad y la ca-pacidad de cada persona, de cada familia, de la

    5 Ministra de Desarrollo Social de Ecuador.

    organizacin o la asociacin para crearse su pro-pia economa, para inventarse su propia fuente de trabajo y generar su propia fuente de ingreso.Esto ha estado pasando en toda Amrica La-tina y, tal vez mucho ms, por la historia de exclusin y por los graves problemas de desa-rrollo particularmente, en los pases andinos y de Centroamrica. Pero incluso ya est pa-sando en otros pases ms desarrollados, como Argentina, Brasil y otros pases donde se pen-saba que la dinmica econmica y el mercado laboral cubran a todos. Pero la realidad es que un sistema capitalista, profunda y natu-ralmente excluyente, nunca llega a incluir a toda la poblacin.Qu corresponde hacer desde la lgica de los gobiernos? Mirar a la economa en su mxima expresin. La economa de la sociedad, como se mueven las instituciones, las estrategias, los procesos, las relaciones sociales, las relaciones de produccin que van emergiendo sin que sean pensadas o deliberadas desde el Estado. Que van surgiendo de las propias personas, de su experiencia, de su capacidad de salir adelante, que es la llamada Economa Social. Estas maneras de tener ciertos cdigos, ciertas regulaciones, ciertas instituciones, ciertas vin-culaciones que, basadas en principios diferen-tes a los del sistema capitalista, dan solucin a la reproduccin de la vida de las personas y a mejorar sus condiciones de vida en base a con-ceptos de solidaridad y reciprocidad. Principios que se orientan a satisfacer las necesidades fa-voreciendo lo que los andinos llaman buen vivir, individual, familiar y colectivo, llegando a puntos de equilibrio entre los seres humanos y tambin con la naturaleza, en momentos en que la afectacin al ambiente es feroz y si conti-na as generar dificultades para la posibilidad de desarrollo de los pueblos y de las economas.

    La eXPerienCia de eCuadorLos Estados y los gobiernos en Latinoamrica hoy estn movilizados para discurrir la mane-ra de hacer posible la mejora de la calidad de vida de toda la poblacin.

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    En realidad, en el caso ecuatoriano, tal vez por el momento duro que se ha vivido, el colap-so y agotamiento de las instituciones permi-ti generar desde el gobierno rupturas muy profundas y superadoras. Empezando por un cambio en la Constitucin, normativas ins-titucionales y de poltica en general. Tal vez, todos estos acontecimientos han facilitado los cambios propuestos en estos mbitos.

    La nueva ConstituCin naCionaLEl campo de la economa social y de la de-nominada economa popular y solidaria, en el Ecuador ha sido consagrado en la nueva Constitucin que todos los ciudadanos han elegido en el ao 2008 y que establece que el sistema econmico ecuatoriano debe ser social y solidario. Partiendo de una propuesta muy fuerte que fue aceptada por la mayora de la poblacin, en la definicin del fin mismo del sistema econmico por primera vez, ya que todas las definiciones previas eran de la eco-noma de mercado o social de mercado. Aho-ra, el sistema econmico es social y solidario y trabaja con el Mercado cuando es necesario, pero ya no le otorga el poder de definir la agenda y marcar prioridades y objetivos para que no sean las lgicas de las clientelas las que marquen las prioridades en la reproduccin de la vida de la gente, sino que sea toda la poblacin en su conjunto. Esto es demasiado importante para dejarlo en manos de los em-presarios y economistas.Hay que recuperar el sentido de la economa porque es vital para la vida de todos y por lo tanto, fundamentalmente, es un tema poltico que debe decidirse participativamente entre los ciudadanos y sus gobiernos que legtima-mente los representan.Otro punto importante en la Constitucin ecuatoriana es que reconoce a los sujetos, a los actores de la economa, que no solo son los clsicos que se han considerado en la econo-ma del sector privado o pblico. La econo-ma ecuatoriana est formada por sectores de

    economa pblica, economa privada y eco-noma popular y solidaria. Cada uno de estos actores de la economa deber tener sus legis-laciones, normas y polticas especializadas. La Constitucin nos manda hacer este trabajo y este gobierno le da contenido a este man-dato constitucional. Ya est aprobada la Ley de Economa Popular y Solidaria que se va a compartir con el gobierno argentino.Luego de una historia bastante dispersa, en tr-minos de normativas, en la cual exista una ley anacrnica, muy acotada a cooperativas, para temas especficos de desarrollo comunitario, ley de comunas, por primera vez en el pas se ha creado todo un cdigo para esta economa que antes era invisibilizada y hasta casi crimi-nalizada por la cuestin de la informalidad. Antes, ni siquiera era algo presentable en los anlisis econmicos del oficialismo. Ahora, la economa popular y solidaria es la ms impor-tante, porque se est hablando de un grupo muy importante de la poblacin ecuatoriana. Esto no significa desmerecer las posibilidades de economas empresariales o de la misma eco-noma pblica, pero fundamentalmente le da un rol tan importante a una empresa de capital como o a un emprendimiento popular o a una cooperativa. No ms programas de pobres para pobres. Ese es el mensaje. Es una ley del mismo orden de importancia que una ley para la banca o las finanzas publicas. Se le otorgan todas las regulaciones necesarias, tanto en el campo de las finanzas populares, que en Ecuador movili-za un capital muy importante, (casi se controla un tercio del mercado financiero) con coope-rativas, bancas comunales y cajas de ahorro. La masa monetaria es realmente relevante como as tambin la poblacin involucrada. Esta ley pone blanco sobre negro. Brinda todas las regulaciones indispensables para todas estas formas de economa popular y solidaria, en sus versiones ms organizadas, llegando al nivel de las cooperativas, pero pasando por asociaciones de productores, tanto en el campo financiero como productivo. Va a ser entregada por las Asociaciones en el ltimo mes de 2010 cuando pase a la Asamblea para su aprobacin.

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    nueva instituCionaLidad

    Los cambios en la arquitectura institucional son otro tema importante. Se necesitan insti-tuciones fuertes, capaces de hacer promocin de esta economa. En Ecuador hay un Minis-terio de la Industria, otro de la Agricultura, del Turismo, pero nadie identifica adecuadamente a este sujeto de la economa que est en todos estos niveles produciendo, haciendo servicios tursticos, en el rubro de los alimentos, en los restaurantes, catering, finanzas y todas las di-mensiones posibles de la economa.Es preciso crear, entonces, una arquitectura ins-titucional diferente. Para lograr un adecuado reconocimiento se ha creado el Instituto de la Economa Popular y Solidaria que ser quien crea conocimiento, sistemas de informacin e indicadores. Entender en las dinmicas de este sector, visibilizar y brindar servicios de asisten-cia tcnica, capacitacin y organizacin ya que el lineamiento de la poltica pblica se orienta a fomentar la economa popular y solidaria.Est a la firma del presidente el decreto para la creacin de una Corporacin Nacional de Finanzas Populares que brindar servicios fi-nancieros, sin competir con los actores de la economa popular que ya lo estn haciendo, sino como banca de segundo piso para forta-lecer la red de los intermediarios financieros de las finanzas populares. Finanzas populares en todo el concepto: Del ahorro, del crdito y de todos los servicios financieros que son tan importantes como los seguros, que permiten apoyar la proteccin de las personas. El man-dato de esta Corporacin es apoyar toda la red de las finanzas populares que tienen un rol en la intermediacin financiera y que son claves como actores en el desarrollo local en sus terri-torios especficos.Esto se acompaa con una Superintendencia de la economa popular y solidaria. Lo que ocurra en Ecuador es que los bancos populares, la ban-ca comunal, las cooperativas, estaban sujetas al control de la Superintendencia de Bancos del sistema financiero tradicional concentrado. Pero obviamente no era capaz de conocer las particu-

    laridades de este sector de la economa social que tiene que ser medido tambin con indicadores rigurosos de sostenibilidad, de manejo de riesgo, pero adems, y principalmente, por su rol, de inclusin financiera e impacto en la comunidad. Por ello, se ha creado este nuevo concepto y un nuevo organismo de supervisin y control. Esto es innovador, se va inventando sobre la marcha y la experiencia est a disposicin.

    La eXPerienCia de unasurPara finalizar quisiera compartir el pensa-miento de la UNASUR y de la reunin en Quito para trabajar el tema de la Economa Social y de la inclusin financiera.El criterio compartido, con todas sus diferen-cias ha sido sellar. Y hay que manifestar que en esta coyuntura que vive la regin, tiene un se-llo muy emblemtico la figura de Nstor Kir-chner, quien fue su ltimo Secretario General.En el tema simblico que representa la UNASUR y lo que ha representado su Se-cretario, que ha sido su Presidente, la idea que se tena sobre la economa social pro-duce un sello diferenciado a los intentos histricos de integracin regional. Este momento de la coyuntura de la regin est marcado por la emergencia de gobiernos que atienden un clamor histrico de ms de cinco siglos de exclusin de las poblaciones y el pedido legtimo y urgente de ser consi-derados y que se construyan sociedades ms justas en Latinoamrica. La economa social no es solo una necesidad real, o la urgencia de visibilizar algo. Es un principio polti-co de un nuevo momento histrico donde es preciso hacer cambios estructurales para una nueva construccin, no solo de los pa-ses, sino de la Patria Grande, Patria Uni-da, que es Amrica Latina, plasmada ahora en la UNASUR, donde compartimos estos conceptos y estas experiencias como marcas de nuevos tiempos y hacia el futuro. No se busca una Patria Grande de clientes y de mercados, sino de ciudadanos, de com-paeros. Y con esta idea se ha desarrollado

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    la reunin en Quito y se ha expresado en las Recomendaciones del Consejo de Desa-rrollo Social para los presidentes.Los planteos de UNASUR son los siguientes:

    Constituir una red ministerial de Economa social.

    Conformar esta red estatal con alta comunicacin y programas comunes que implemente las polticas y acciones.

    Constitucin de redes de econo-ma social.

    Red y asociatividad entre actores sociales y econmicos de los diversos pases en funcin de implementar programas comunes y fortalecer te-mticas especificas. Estas redes asu-mirn responsabilidad de implemen-tar polticas comunes.

    Implementar una gestin regional de conocimiento, de redes ministeria-les y actores.

    Realizacin del Foro permanente de Economa Social, intercambio de experiencias, coordinacin estatal y tcnica.

    Capacitacin en Economa Social.

    Investigacin y una base de datos compartida sobre Economa Social.

    Un proyecto de conocimiento y generacin de la Economa Social.

    Ecuador y la UNASUR tienen el corazn abierto para recibir sugerencias, para mirar conjuntamente posibilidades. Aqu no hay otra que ir para adelante. Nunca para atrs. Slo hacia adelante

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    NUEvOS hORIzONTES EN AmRICA LATINAPedro Paez6

    Sobrecogido de participar de este Congreso en este lugar, comienzo agradeciendo que me hagan partcipe de esta alquimia, de este exor-cismo en este sitio particular. De transformar esta fbrica de inequidades, terrores, de ho-rrores, pesadillas, en un semillero de sueos y de esperanzas. Porque la cuestin del Micro-crdito va por all, por los sueos de la gente y cmo hacerlos realidad. Pero todava hay un horizonte de muchas frustraciones. Pero no est mal soar, siempre y cuando, cotidiana-mente contrastemos nuestros sueos con las realidades y reconociendo las limitaciones y frustraciones que se presentan a diario en el trabajo de la economa popular, y que se vincu-lan sin duda con una cantidad de situaciones individuales, pero que especialmente tienen que ver tambin con las condiciones estructu-rales de la economa. Por ello es fundamental desarrollar un discurso, una retrica, una na-rrativa contrahegemnica que rompa con esa visin y esa ideologa de las imposibilidades y del arrinconamiento en la lgica y la dictadu-ra del mercado de capital que separa en perde-dores y ganadores. Es fundamental recuperar un discurso y una retrica de la esperanza y de la posibilidad, pero adems, es necesario crear las condiciones tcnicas e institucionales que hagan viable esa alternativa.

    La Crisis estruCturaL deL sistemaOtra Amrica es posible en la medida en que sea factible construir los caminos de la viabili-dad, de la replicabilidad, de la sustentabilidad.

    6 Presidente de la Comisin Tcnica Presidencial para el di-seo de la Nueva Arquitectura Financiera Regional, Banco del Sur, Ecuador.

    Y en ese plano es en el cual la nueva arquitec-tura financiera se convierte en una premisa. Una condicin necesaria aunque nunca sufi-ciente para explorar nuevos caminos: el tema de la economa popular, el tema de la viabi-lidad de esos emprendimientos de esa gente, de cmo las personas defienden la economa de su familia y de su comunidad. Todava en condiciones precarias y contradictorias por-que la economa popular est plagada de vio-lacin a los derechos laborales, precisamente por las condiciones marginales en las que ac-tan los distintos emprendimientos y por la insostenibilidad en trminos ecolgicos con falta de tica en la cuestin de relacin, por ejemplo, de responsabilidad con respecto a la sociedad, entre otros. No hay que engaarse. Hay que plantear all otra alquimia y mucha magia y confianza en las posibilidades tremen-das de la organizacin popular, del poder de la creatividad de la gente para transformar a esa economa popular, con sus deficiencias, con sus problemas, en la economa social y soli-daria con justa distribucin del ingreso para todos. Hay que transformar al plomo en oro y esa es la tarea del siglo XXI.Entonces, el tema del microcrdito est en cuestionamiento por su misma nocin, por el enfoque, y por la propia terminologa que habla de beneficiarios y no de sujetos protago-nistas. Es preciso cuestionar desde sus cimien-tos a esta terminologa que est prisionera de una visin jerarquizada del mundo.Utilizar ese instrumento como uno de los ele-mentos fundamentales para el poder popular, la organizacin y la conciencia de la gente, el empoderamiento. El capitalismo de la exclu-sin, de la polarizacin social, se basa precisa-mente en un proceso masivo de expropiacin de la autonoma de la voluntad de la gente y de su capacidad de decidir. Pero la Presidenta argentina dijo ayer con mucha claridad: Esta no es solamente una crisis financiera. Esta es una crisis estructural del sistema, y a eso hay que dar respuesta. Y esta crisis no implica exclusivamente al modo de produccin ca-pitalista, no se refiere nicamente al modelo

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    neoliberal y su modo de acumulacin. Se trata del modo de vida de las personas. La temtica que abordaba Jos Luis Coraggio concierne a otra relacin del hombre con la naturaleza y consigo mismo, a otra relacin de la socie-dad humana. La encrucijada civilizatoria que se est viviendo, plantea esta tarea como un tema urgente. La crisis afecta las condiciones mismas de subsistencia de la especie que pa-rece mentira- se est peleando en el da a da lidiando con la contabilidad, con los nmeros de las cooperativas, de los bancos comunales, de las cajas de ahorro. Eso est todo en dispu-ta. Un nuevo horizonte de vida.Con un poco de paciencia se continuar pro-fundizando entonces en las reflexiones en torno a ubicar esta relacin entre las grandes palabras y las condiciones concretas de la vida. La economa realmente existente hoy nace de un proceso de exclusin y de desposesin. El sistema imperante de la iniciativa privada, es el sistema que nos priva de la iniciativa. Mi-llones de sueos, millones de proyectos, estn siendo bloqueados precisamente porque ese sistema que gobierna el capital financiero es-tablece una tasa interna de retorno con ciertos niveles de rentabilidad y la posibilidad misma de poder pagar en el sistema bancario formal, determinadas tasas de inters en determinados plazos y en tales condiciones que dejan fuera de juego a millones de personas que no las al-canzan. La sociedad capitalista histricamente nace de un proceso de acumular las posibili-dades de la sociedad en una minora cada vez ms estrecha. As se produce la concentracin de los medios de produccin, del poder pol-tico, de los medios para ejercer la violencia, del conocimiento y de los medios para difun-dir el conocimiento y reproducir su versin sesgada de la realidad. Y en la otra vereda est la concentracin de las condiciones de despojo, de desposesin, de miseria, de pre-cariedad. Esta es la acumulacin que origin el capitalismo hace algunos siglos y que sigue hoy originando, porque es lo que se vive per-manentemente. Es una situacin en la que el capital se encarga de despojar a las mayoras,

    inclusive de las conquistas logradas, para sos-tenerlas en una situacin de arrinconamiento. Si el capital no cuenta con esa posibilidad de arrinconar a las mayoras en la amenaza del desempleo, de la precariedad y del hambre, no tiene condiciones para disciplinarlas, sea adentro de la unidad capitalista de la fbrica o afuera. Esta forma de domar adquiere la su-tileza de interiorizar en las mentes como un elemento natural, esta actitud del hombre, de la competencia, del consumismo, del estatus por la ropa de marca, por el carro de ltima moda, por el ltimo i-pod, como un elemen-to de jerarquizacin y de dominio. De ello se sirve el sistema, para garantizar que la gente acte como al capital le conviene.Es su elemento central, y ah viene la clave de por qu, a pesar de que aparecera como un asunto asistencial, el tema del microcrdito, eventualmente se convierte en un elemen-to peligroso. Porque el microcrdito en todas sus formas, inclusive aquellas sustentadas y de alguna manera auspiciadas por el establish-ment, llmese BID, Banco Mundial o coope-racin internacional, de alguna manera le da a la gente una alternativa para no morirse de hambre, para no aceptar las condiciones que le imponen el trabajo asalariado y la dictadura del capital en una relacin de fuerzas asimtrica. La dictadura militar ahora que estamos reunidos en un sitio simblico de aquella es-cabrosa situacin - forma parte del inicio de la instalacin de una ofensiva de clase para romper el espinazo de las condiciones de ne-gociacin de las clases trabajadoras, entendido en el sentido ms amplio del trmino, con las elites. Es muy importante ubicar esa realidad dado que en Argentina fue fundamental rom-per con esa relacin de fuerzas que se haba forjado y que no pudo ser quebrada ni con el bombardeo a la Plaza de Mayo en el 55. Sola-mente pudo resolverse con los 30 mil desapa-recidos, las torturas y la inequidad. Solo as, el terrorismo de Estado rompi la relacin de fuerzas entre los trabajadores de la produccin y el capital. Esto es un elemento fundamental para la comprensin. Y a ello se suma en una

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    dialctica, en una interaccin y negociacin permanentes, la acumulacin ordinaria, que se asume como un tema natural. Tan natural como la ley de la gravedad. Una acumulacin ordinaria, que establece las condiciones de ese mercado, que es asumido como el mercado donde se da el precio justo, con una raciona-lidad en torno a la cual, ciertas producciones son viables y otras no. Los temas del acceso a la tecnologa, de la pro-ductividad, de la eficiencia, aparecen como un asunto absolutamente lejano y ajeno a cual-quier consideracin ideolgica, poltica o de poder. Pareciera que es un tema de las leyes naturales. Inclusive en las universidades, lo es-tudian las ingenieras. Las ciencias sociales, en cambio, son aquellas ciencias suaves a las que les gusta hablar. Las ciencias duras se ocupan de estos temas, como si fueran tan naturales como los terremotos, como la energa solar, como los kilovatios. Es otro campo epistemolgico el que esta detrs de esa concepcin. Si podemos denunciar con mucha ms facilidad los despo-jos que dieron origen a ese capital, de la acu-mulacin de las riquezas en unas manos y de la miseria y la precariedad en otras, resulta difcil convencerse que el proceso mismo de inversin normal, cotidiano, del funcionamiento de los mercados, implica una situacin permanente de desestructuracin, de asfixia de una gran cantidad de unidades productivas.Estos dos elementos forman las conciencias estructurales en las que se desenvuelven los emprendimientos populares. El grado de mor-bimortalidad de las distintas unidades de la economa popular, es gigantesco precisamente por el accionar de estas dos partes de la tenaz forma cmo se traza la cancha que define estas asimetras estructurales. No es un problema de incapacidad sino parte de un problema de politizacin, de ineficiencia, el que hace que buena parte de los proyectos de la economa popular fracasen. Es que la cancha est trazada para que las cosas no funcionen con la eco-noma popular. Y es por eso que es necesario generar otro tipo de relacin con el Estado al cual se tilda como demaggico, populista e in-

    sostenible. Porque el mercado tal como existe es una relacin de poder, y es preciso renego-ciar las condiciones de articulacin del mer-cado para la economa popular estableciendo otro tipo de relacin con el Estado.

    La bataLLa Por Los sentidos: desPrivatizar eL estado y desestatizar Lo Privado

    Arrinconar al productor en sus distintas for-mas, sea bajo el control directo del capital como trabajo asalariado, sea a travs de una relacin indirecta en la economa popular como pequea o mediana empresa, coopera-tivas, etc., se convierte en un elemento vital para garantizar el sostenimiento del sistema. En las condiciones de dominio del capital fi-nanciero transnacional eso lleva a niveles de paroxismo, de insostenibilidad: la crisis actual es una evidencia de esa situacin y aqu se plantea justo una bifurcacin histrica. Por un lado, se plantea un horizonte muy gra-ve y delicado de dificultades de mayor conflic-to y polarizacin social. De degradacin civi-lizatoria en que las mismas conquistas que se han logrado en la moderna sociedad capitalis-ta se vuelven disfuncionales al poder del capi-tal. Pero por otro lado, esa incapacidad de dar respuesta que tiene el sistema en los distintos planos, tanto en el plano objetivo, material, como en el plano subjetivo de construccin de sentidos de la sociedad, se convierte en una oportunidad gigantesca y una responsabilidad formidable para esta economa social y soli-daria. Por ello, pelear en el da a da con las condiciones ms nimias de los nmeros, que calcen las cifras, que resulten las compras, que la logstica, que la secretara, que la tesorera, que la gerencia funcionen, define un nuevo horizonte para nuestros hijos. Define la po-sibilidad de una alternativa de desarrollo y de un nuevo modo de vida. En ese sentido es preciso dar la batalla ideol-gica tambin para responder algo que tambin

  • 34.- Primer Congreso Latinoamericano de Microcrdito

    est presente como una verdad incontrasta-ble: no hay tal dicotoma entre el Estado y el mercado. Acaso no es evidente que para implementar las polticas neoliberales que supuestamente reducan el papel del Estado fue fundamental la mano militar antes que la mano invisible? Acaso no es sustancial en esta crisis financiera el papel del Estado salvando a los grandes banqueros para que pueda seguir funcionando el sistema? El problema no es la dicotoma entre el Es-tado y el mercado: hay que desprivatizar al Estado. Hay que ciudadanizar al Estado. Hay que convertir al Estado en un representante de los intereses estratgicos de la Nacin que incluya a todos. Aqu no es un problema de tal partido, de tal caudillo, de tal nombre o tal apellido. Es un problema de la organiza-cin popular sin concesiones. Y, por otro lado, as como hay que desprivatizar al Estado, hay que desestatizar al sector privado que se ras-ga las vestiduras respecto al papel del Estado mientras vive mamando de la teta del Estado cotidianamente. En este sentido, no hay que temer a la discusin del tema del Estado ni del mercado, porque los mercados tal como hoy existen son mercados oligoplicos y transna-cionalizados. Son instrumentos para repro-ducir las condiciones de concentracin de un lado y de despojo por el otro. Es imprescindi-ble reconstruir los mercados para que sirvan a los intereses del pueblo y dejen de basarse en una ficcin jurdica de la igualdad de to-dos. Hoy es la igualdad entre desigualdades. Hay que crear instrumentos que viabilicen y validen el trabajo y la produccin de la gente y parecera que se trata de cosas tcnicas di-ficilsimas pero es mucho mas fcil entender cuando se analiza lo que est pasando con los mercados en el mundo capitalista. Los mer-cados que organiza el capital, hoy por hoy es-tn desquiciados por la especulacin, por el cortoplacismo y por las distorsiones que gene-ran los monopolios sobre esos mercados. Los precios supuestamente ayudan a coordinar las decisiones descentralizadas, y hasta ciegas, que se hacen los agentes econmicos unos a

    espaldas de otros produciendo con toda la in-certidumbre sin saber exactamente por qu el mercado va a comprar o no y a qu precio. Cuando se produce en la cooperativa, en la fbrica recuperada, en la agricultura familiar, se vive siempre el riesgo de que nadie com-pre o que no se pueda vender al precio que se necesita para cubrir los gastos. O sea, que de alguna manera se supone que el precio estara llamado, aunque sea imperfectamente, a dar una seal de hacia donde se mueven las cosas con las burbujas especulativas o con el desba-ratamiento de la propiedad privada. Qu ha hecho el sistema financiero? Los mer-cados no estn funcionando, pero no son los comunistas, ni los anarquistas, ni los talibanes los que han destruido la propiedad privada. Es la especulacin financiera vendiendo diez, cien veces el mismo producto a distinta gente en el mismo tiempo. Con las burbujas especu-lativas, con todos los mecanismos financieros que venden ilusiones. Esto es lo que pasa en los Estados Unidos ahora que empieza a descu-brirse y a nombrarse fraude a un problema que no es solamente delincuencial: es un problema estructural. La misma hipoteca la reclaman va-rios bancos porque se han estructurado distin-tos ttulos financieros sobre la base de la misma casa, esto no es marginal a la problemtica. Est gobernada por la formacin de los precios a ni-vel internacional y una parte fundamental es precisamente el hecho que, inclusive regiones con marcas que no participan del mercado in-ternacional, estn todo el tiempo dependiendo de la evolucin de esos precios internacionales, independientemente de cuales son las condi-ciones de reproduccin o de la produccin en el interior de esas regiones. Esta es la gravedad de la realidad actual y por ello hay que replantear las racionalidades y las razonabilidades con que ha venido funcio-nando el sistema capitalista. Replantear los criterios de eficiencia y de sustentabilidad y preguntar a los tecncratas, con todos los t-tulos que puedan presentar de masters, PHD, entre otros, de qu tipo de planificacin para la empresa, de qu tipo de especializacin y

  • 35.- Nuestra palabra tiene crdito

    de qu tipo de ventajas comparativas estn hablando. Con qu precio del petrleo? Por ejemplo, U$S 150 por barril o U$S 32 por barril? Con qu tipo de cambio entre el Euro y el dlar, qu tipo de cambio entre el yen y el dlar, o entre el peso argentino y el real bra-silero? Otra pregunta, Cmo se van a definir las diversas posibilidades entre la especializa-cin y el crecimiento? Esto est desquiciado y por ello es fundamental replantear la disputa de esta poca que es entre un predominio de la lgica del capital, es decir, la lgica de la ganancia por la ganancia, la lgica de la acu-mulacin por la acumulacin misma, por la especulacin; o la lgica de la produccin real, que es en definitiva la lgica de la familia, la lgica de la vida y de la sociedad sustentable. Con todas las diferencias y las limitaciones, hoy se puede avanzar en otro sentido para recobrar la racionalidad y razonabilidad de la lgica de la vida con la economa popular. Ese es el papel del microcrdito. Esto marca una poltica econmica de nuevo tipo, presentan-do la nueva arquitectura domstica y la nueva poltica econmica en el Ecuador. La economa capitalista privada va a seguir sub-sistiendo por mucho tiempo, aunque el sistema en su totalidad est ahora herido de muerte. La lgica de la unidad productiva de la empresa capitalista va a continuar an por mucho tiem-po y lo que es importante es construir y recu-perar el espacio de la economa popular que en Amrica latina ha sido perseguido, invisibiliza-do, silenciado y criminalizado, fruto de estas dcadas de pensamiento neoliberal.En el Ecuador hubo que pelear para que se com-prenda que existe otra racionalidad que proviene de la lgica de la economa popular y solo as fue posible conseguir que en la Constitucin se acepte que las cooperativas no tienen por qu actuar de acuerdo a los criterios de Basilea. Pues en el momento que se exige que una cooperati-va presente sus ganancias o el rendimiento so-bre capital, o sobre activos; en el momento en que se la obliga a actuar despegada de los socios, o se le exige que haya una separacin entre los mecanismos de supervisin, de vigilancia o de

    auditoria del cuerpo gubernativo y de la asam-blea de socios, se est desnaturalizando su propio funcionamiento. Es necesario que la normativa y la institucionalidad del Estado reconozcan el derecho a la diferencia en la forma de organiza-cin, que haya un reconocimiento a la heteroge-neidad de la economa popular y al derecho a la identidad, es decir, a la capacidad de identificar la diferente naturaleza propia de las unidades de la economa popular para que exista un espacio para que crezca desde sus propias bases, desde sus propios recursos. Y esto requiere justamen-te plantear otro tipo de condiciones en que el tema de la democracia interna de la rendicin de cuentas y de la transparencia se convierte en ele-mentos fundamentales en los cuales no se pue-den hacer concesiones. Porque en todas partes se cuecen habas y el riesgo de que esta reserva moral que constituye la economa popular se convierta en otra fuente de frustracin, de frau-de y arbitrariedades; es una cuestin que juega un papel poltico histrico y que no hay que permitir que ocurra. Es decir, no hay que per-mitir que se contamine. Por ello, es fundamen-tal el empoderamiento, la participacin de las bases en estas estructuras, independientemente de las modalidades de financiamiento y de las normativas legales que cada una tenga. Adems, es importante que en todas esas modalidades de la economa de las cooperativas, distintas estruc-turas financieras populares pero tambin de la banca formal, puedan crear un nuevo tipo de relacin entre la produccin grande y pequea con respecto a las finanzas. Si se contina en una situacin de servidumbre de la gran empre-sa capitalista privada respecto a las finanzas, se perpeta un ambiente de asfixia que hace abso-lutamente insostenible todo lo que se ha estado construyendo. Y esto se vincula a la construc-cin activa en que la nueva arquitectura finan-ciera domstica y regional juega un papel deter-minante. El funcionamiento y la sostenibilidad de una poltica orientada hacia la economa popular y hacia las estructuras financieras po-pulares, requiere de condiciones que pareceran lejanas, remotas a los intereses de la cooperativa pero que hoy son elementos sustanciales para la

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    viabilidad de un modelo de desarrollo alterna-tivo. Por ltimo, y precisamente en el mismo sentido, es indispensable luchar por una rene-gociacin de la insercin de la economa social en los mercados internacionales. No es un tema de las grandes empresas, sino que est en el pro-pio inters. Se est trabajando en un nuevo tipo de vinculacin de emprendimientos populares. Pequeas y medianas empresas en una relacin directa que no pase por los grandes exportadores y que permita constituir los mercados regionales con otras transacciones que dejen a un lado a los monopolios del capital transnacional, a los trata-dos de libre comercio y a los tratados bilaterales de inversin que hoy por hoy dominan las con-diciones en las que se lucha por la subsistencia. A esa asimetra estructural del mercado es a la que hay que dar una respuesta. Est la con-centracin de los medios de produccin, pero adems est la concentracin de los medios de pago. Las sociedades modernas son economas monetarias de produccin. Esto significa que si no hay acceso a medios de produccin, si no se cuenta con los avances monetarios que echen a andar el proceso productivo, no hay salida. Ese es el papel que juegan los usureros, los interme-diarios, los caciques locales, en la movilizacin de la economa regional, en las posibilidades de movilizacin de las distintas formas de la economa popular y es justamente el rol que tiene que comenzar a cubrir, no solamente el microcrdito o las microfinanzas, sino tambin el tema de las monedas populares, monedas complementarias o de trueque que se han desa-rrollado como alternativas no solo en Amrica latina, si no tambin en otras partes del mun-do. Es esencial combatir el tema de la concen-tracin con polticas activas de redistribucin en trminos de cambiar los precios relativos, inclusive con polticas de subsidiariedad que hagan sostenible el funcionamiento de la eco-noma popular. Es primordial centrarse en de-sarrollar una nueva arquitectura financiera que provea el soporte pero que tambin provoque otro tipo de moneda que viabilice el trabajo, la produccin, la validacin de la coherencia de la produccin y del consumo y que no sea ms un

    instrumento de la especulacin, de la concen-tracin y de la explotacin. Plantear los elementos que permitan con-trarrestar los temas estructurales de escala de productividad y de institucionalidad que juegan en contra y provocan la mortalidad de las iniciativas populares. Hay que romper con la ley del embudo. En este sistema y con el neoliberalismo, las caractersticas que agudi-zaron la concentracin, el flagelo y la carga de clavos de la anarqua del mercado la asumen, precisamente los pequeos y medianos pro-ductores, la economa comunitaria. Porque las grandes empresas tienen la capacidad de controlar tanto al Estado como a las leyes y al propio mercado y as se protegen del riesgo. Y cuando tienen una poca de vacas flacas, utili-zan al Estado, al mercado, a las instituciones, a los medios de comunicacin y a las universi-dades para hacer su salvataje. Cuando a los emprendedores de la economa popular les toca la poca de vacas flacas, en cambio, lo que llega es la miseria y por eso hay que crear redes de seguridad financiera y mecanismos que reduzcan el riesgo y la in-certidumbre para la economa popular. Y en esto las polticas de Estado juegan un papel fundamental que puede ser tremendamente efectivo creando condiciones para garantizar la estabilidad de los ingresos en el mediano y largo plazo. El Estado tiene el poder de trans-formar no solo las condiciones de produccin, si no la calidad de vida de las familias y las comunidades, garantizar las condiciones de coherencia continental en la construccin de la Patria Grande, en la construccin de mercados regionales que establezcan la sobe-rana alimentaria. Asimismo, la soberana en salud, la soberana energtica, la soberana en la produccin de conocimiento, el despliegue de una infraestructura que nos conecte fsica-mente entre las regiones y que permitan esta-blecer una dinmica de mercado regional no solamente pensando en la exportacin hacia el norte, sino respetando los ritmos, los plazos y las modalidades de operacin de estas unida-des econmicas de la economa social y popu-

  • 37.- Nuestra palabra tiene crdito

    lar. Desde esa perspectiva, romper con la lgi-ca del intercambio y del desarrollo desigual, de las condiciones de explotacin neocolonial externa como tambin interna como cuando se dan conflictos entre la ciudad y el campo, entre la capital y la provincia. El trabajo que realizan las mujeres con los ni-os y la economa del cuidado de la familia, de la comunidad, de los ancianos o adultos mayores, no es valorada por el mercado. Es invisibilizada y silenciada por el mismo. Esa energa social gigantesca, se convierte en un subsidio fenomenal que se transmite a travs de los salarios bajos y de lo precios bajos de los productos hacia el gran capital transnacional. Y en una poca de crisis, se ajustan las tuercas y termina produciendo ms tensin dentro de las familias, con el desquite de las iras, de las ansiedades, de las angustias que provoca la ex-plotacin en la economa formal y de merca-do contra los hijos y contra las mujeres, en el deterioro de la calidad de vida de las familias de los que menos tienen. Son quienes termi-nan siendo la piedra de toque del funciona-miento del sistema y de las leyes del capital. Por ltimo, se necesita como condicin bsi-ca, reitero, una nueva arquitectura regional. El capitalismo del siglo XXI no da espacio para soluciones desde los pequeos Estados nacio-nales: El sueo del bicentenario, el sueo de los libertadores de la Patria Grande es ahora una condicin urgente e indispensable para un desarrollo alternativo. Se requieren condi-

    ciones efectivas y eficientes que permitan que ese sueo se convierta en una realidad, con una banca de desarrollo de nuevo tipo, que permita construir esa soberana supranacional y establecer un sistema de compensacin de pagos sobre la base del cual se establezca una moneda muy distinta de la construccin neo-liberal del euro en Europa y que convierta a la moneda en un instrumento de validacin del trabajo popular. Se necesita una red de defensa, un blindaje de las economas latinoa-mericanas frente a los embates de la economa internacional y de los poderes especulativos que pueden provocar una crisis como las que ya hemos sufrido en Argentina y en otros pa-ses del continente. El poder que fue entrega-do a los grupos financieros transnacionales y que, hoy por hoy, nos tiene secuestrados con la obligacin de acumular reservas monetarias internacionales gigantescas por temor a que en cualquier momento nos golpeen esos inte-reses, hay que recuperarlo. Bolivia tiene ms del 50% de su producto in-terno bruto sacrificado solo por miedo a que haya ese golpe. Amrica Latina tiene 550 mil millones de dlares que no puede utilizar en proyectos sociales, en inversin productiva, en escuelas, colegios u hospitales por miedo a que los ataques especulativos la vuelvan a gol-pear. En ese sentido el Banco del Sur, como al-ternativa del FMI, y el Sucre, se convierten en elementos centrales para un nuevo horizonte en Amrica latina.

  • 39.- Nuestra palabra tiene crdito

    mICROCRDITO PARA EL DESARROLLO DE LA ECONOmA SOCIAL y SOLIDARIA: UNA hERRAmIENTA DE ORgANIzACIN POPULAR PARA LA DISTRIBUCIN DE LA RIqUEzAAlberto Gandulfo7

    eL ProbLema no es La Pobreza. es La riqueza ConCentrada

    La concentracin econmica es el principal problema de nuestro tiempo y en medio de semejante crisis mundial, amenaza con pro-fundizarse generando nuevamente mayor des-ocupacin y exclusin social. La sostenida alza en los precios de los alimentos y del petrleo a nivel internacional, en el marco de la disputa no resuelta por el predominio del nuevo orden econmico mundial (fin de la dolarizacin?, Crisis de sobreproduccin? Un nuevo patrn de acumulacin?), junto a la creciente posibili-dad de un conflicto blico internacional (Corea del Norte, norte del frica), atentan contra las conquistas sociales alcanzadas en los ltimos aos por los pases latinoamericanos.Ante este conflictivo escenario mundial, cobra mayor relevancia el No al ALCA (Acuerdo de

    7 Coordinador General de la Comisin Nacional de Microcr-dito (CONAMI), Ministerio de Desarrollo Social de Argentina.

    Libre Comercio de las Amricas) del 2005. Haber desbaratado la estrategia continental norteamericana y sostenido polticas pblicas soberanas centradas en el desarrollo end-geno, basadas en la produccin y el trabajo, priorizando el mercado interno con iniciativas distributivas que favorecen el consumo popu-lar (Asignacin Universal por Hijo -AUH- en Argentina, Bolsa Familia en Brasil); ms los firmes lazos solidarios de cooperacin entre naciones hermanas (respetando los diferentes posicionamientos ideolgicos de los gobier-nos), han permitido romper con las llamadas relaciones carnales y la hegemona poltica del poder concentrado de los aos 90. En de-finitiva, Amrica Latina muestra firmeza para enfrentar la peor crisis mundial de la historia de la humanidad, con polticas soberanas y es-trategia regional.Por eso es tan necesario acelerar el proceso de integracin regional como avanzar en la dis-tribucin de la riqueza. Ser protagonistas con UNASUR para no ser meros observadores de la disputa por el nuevo orden internacional. Avanzar con medidas de demanda sostenida para sostener los niveles de actividad econ-mica y de empleo, el crecimiento con supe-rvit fiscal y balanza comercial favorable que tienen su correlato en la disminucin de todos los ndices de pobreza y exclusin social. Pero a pesar de verificar todos estos avances, es preciso reconocer que el momento histrico re-quiere de una mayor profundizacin del mode-lo de desarrollo econmico con inclusin social impulsado por los diferentes gobiernos nacio-nales y populares latinoamericanos. Iniciativas como la creacin del Banco del Sur (ltimo acto pblico del Gobierno de Nstor Kirchner) no pueden demorarse ms. Es inminente la necesidad de generar una arquitectura finan-ciera soberana, adecuada a las posibilidades y necesidades latinoamericanas (a la manera del planteo que realiza Pedro Pez de Ecuador), que posibiliten, por ejemplo, avanzar en el de-sarrollo de estrategias regionales para la sobera-na alimentaria y del hbitat popular. Para continuar en el proceso de integracin

  • 40.- Primer Congreso Latinoamericano de Microcrdito

    latinoamericana y sostener polticas de creci-miento con distribucin de la riqueza, resulta imperioso involucrar al Estado tanto para ge-nerar condiciones de regulacin, fiscalizacin y democratizacin de la economa, como para realizar acciones de promocin social, equidad territorial y organizacin popular que generan condiciones para el desarrollo sustentable de nuestras sociedades. Planteado como poltica pblica, esta transformacin del Estado re-quiere tanto de una batera de leyes (princi-palmente de servicios financieros y reformas tributarias que desgraven el consumo popular y favorezcan la produccin nacional), como de polticas activas que sean efectivas con al-cance masivo en su aplicacin. A la vez, una redefinicin de la articulacin pblico-priva-do en tareas de promocin social y producti-va, una fuerte inversin combinando subsidio y crdito para el sector de la economa social y solidaria y una ofensiva tecnolgica adecuada a las nuevas condiciones socioproductivas que requieren las polticas de integracin social. Cambiar el aparato del Estado, transformar las condiciones de produccin y distribucin, mejorar las condiciones del empleo y el sa-lario, desarrollar un sistema de finanzas soli-darias y de fomento a la produccin, son tan importantes como fortalecer el protagonismo de las organizaciones sociales que surgen de los diversos procesos asociativos de economa social y solidaria, porque son vehculos de or-ganizacin popular, transformacin del Esta-do y construccin de la poltica pblica.La distribucin de la riqueza no se realiza por decreto ni por mero hecho voluntario o ad-ministrativo, como pretenden los conservado-res que reducen el problema a la simple con-tencin de la pobreza (Banco Mundial, por ejemplo), o como esgrimen los neoliberales que tratan de sostener el perverso sistema de la concentracin financiera mundial (Grandes Bancos y Fondos de Inversin, FMI). Tampo-co con el voluntarioso paradigma productivis-ta (BID). Para expresarlo claramente, la distri-bucin de la riqueza es una conquista social. Es resultado de la puja de intereses sectoriales

    y corporativos que disputan el ingreso nacio-nal, los recursos estratgicos y la renta indus-trial, comercial y financiera. En esa lucha se enmarca la necesidad de acelerar el proceso de integracin regional, a la vez que promover del desarrollo de la economa social y solida-ria, porque se requiere del protagonismo de las organizaciones sociales para la construc-cin de poder popular.Por eso, el desafo actual es profundizar estas polticas pblicas que transforman la compo-sicin del Estado a la vez que fortalecen pro-cesos organizativos en los sectores de la pro-duccin y del territorio. Hoy, ms que nunca, se necesita una Economa Social y Solidaria protagonista del desarrollo sustentable: que alcance escala productiva, con calidad y capa-cidad de sostener precios populares que favo-rezcan la calidad de vida de las grandes mayo-ras. Sostener polticas activas que acompaen con asistencia tcnica, capacitacin, crditos, tecnologa adecuada, apoyo a la comercializa-cin. Polticas que fortalecen la organizacin productiva, social y poltica del sector, que propician el desarrollo de una fuerza social productiva transformadora, comprometida con la comunidad, el trabajo, el acceso a la tierra y el cuidado del medio ambiente. En momentos en que la crisis mundial se agudiza porque el poder concentrado global sostiene sus polticas neoliberales de ajuste fiscal y salvataje del actual sistema financie-ro internacional, provocando en Europa y el Norte de frica la aparicin de fuertes movili-zaciones populares que resisten las ya conoci-das medidas de exclusin social; hoy, Amrica latina dispone de la oportunidad histrica de transformar sus economas productivas su-bordinadas a la exportacin concentrada de commodities, desarrollando polticas de sobe-rana y planificando un desarrollo sustentable, de crecimiento sostenido con justicia social y equidad territorial. Es posible plantear la integracin regional des-de la economa social y solidaria si se acepta el desafo de delinear lneas estratgicas que per-mitan integrar procesos productivos y servicios

  • 41.- Nuestra palabra tiene crdito

    comunitarios, como por ejemplo un amplio programa continental de soberana alimentara basado en el desarrollo de una agricultura con agricultores; constituir una red sanitaria regio-nal con produccin de medicamentos genri-cos, farmacias comunitarias, servicios odon-tolgicos populares, y un ambicioso plan de hbitat popular que facilite el acceso a la tierra, apoyando la autoconstruccin, la distribucin masiva de lotes con servicios; el desarrollo de una red de servicios de turismo social, indus-trias grficas solidarias, integracin de talleres de metalmecnica, etc. Y por supuesto, tam-bin pensar en la conformacin de un sistema latinoamericano de finanzas solidarias.

    argentina: PoLtiCas PbLi-Cas Para La PromoCin de La eConoma soCiaL y soLidaria

    Desde el ao 2003 el Gobierno Nacional de-sarrolla una poltica promocional de apoyo a la Economa Social y Solidaria con polticas activas, como la creacin de la Comisin Na-cional de Microcrdito (CONAMI), y con un fuerte protagonismo de las organizaciones so-ciales, que reciben apoyo tcnico y financiero para implementar proyectos socioproducti-vos, la realizacin de ferias y mercados comu-nitarios y encadenamientos productivos con proyectos integrales de desarrollo territorial. Desde el Ministerio de Desarrollo Social de la Nacin, particularmente, se impulsa firme-mente el marco normativo de la Economa Social y Solidaria para desarrollar el sector institucionalizndolo, con las leyes naciona-les de Monotributo Social, Promocin del Microcrdito y Marcas Colectivas. A la vez, se orientan programas y procedimientos ad-ministrativos, como la creacin del Registro Nacional de Efectores Sociales, la asignacin de un presupuesto especfico con apoyo a proyectos socioproductivos y de comercia-lizacin, la financiacin y expansin del Pro Huerta en todo el pas (incluso en el exterior),

    incorporndolo al Plan Nacional de Seguri-dad Alimentara. Como ejemplo, tambin, se ha institucionalizado la Feria Nacional de la Semilla Nativa y Criolla (en la que nos acom-pa la Presidenta de la Nacin), que adems tiene la particularidad de una modalidad de gestin asociada entre organismos del Estado Nacional con el conjunto de organizaciones ms representativas del campesinado y la agri-cultura familiar de todo el pas.El modelo de crecimiento con inclusin so-cial impulsado por el Gobierno Nacional encuentra en el binomio tr