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¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular! 1 Colección Emancipación Obrera IBAGUÉ-TOLIMA 2014 GMM

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Relaciones entre la Iglesia y el Estado y otros artículos. Arriaga, Ponciano.Biblioteca Emancipación Obrera. Guillermo Molina Miranda.

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¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!

1

Colección Emancipación Obrera IBAGUÉ-TOLIMA 2014

GMM

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¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!

2 © Libro No. 613. Relaciones entre la Iglesia y el Estado y otros artículos. Arriaga, Ponciano. Colección E.O. Febrero 15 de 2014.

Título original: © Ponciano Arriaga. RELACIONES ENTRE LA IGLESIA Y EL ESTADO Y OTROS ARTÍCULOS. Selección de Chantal López y Omar Cortés Versión Original: © Ponciano Arriaga. RELACIONES ENTRE LA IGLESIA Y EL ESTADO Y OTROS ARTÍCULOS. Selección de Chantal López y Omar Cortés

Circulación conocimiento libre, Diseño y edición digital de Versión original de textos: http://www.antorcha.net/biblioteca_virtual/politica/relaciones/caratula.html Licencia Creative Commons: Emancipación Obrera utiliza una licencia Creative Commons, puedes copiar, difundir o remezclar nuestro contenido, con la única condición de citar la fuente. La Biblioteca Emancipación Obrera es un medio de difusión cultural sin fronteras, no obstante los derechos sobre los contenidos publicados pertenecen a sus respectivos autores y se basa en la circulación del conocimiento libre. Los Diseños y edición digital en su mayoría corresponden a Versiones originales de textos. Autoría-atribución: Respetar la autoría del texto y el nombre de los autores No comercial: No se puede utilizar este trabajo con fines comerciales No derivados: No se puede alterar, modificar o reconstruir este texto. Portada E.O. de Imagen original: http://www.antorcha.net/biblioteca_virtual/politica/relaciones/caratula.jpg

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Ponciano Arriaga

RELACIONES

ENTRE LA IGLESIA Y EL ESTADO

Y OTROS ARTÍCULOS

Selección de Chantal López y Omar Cortés MÉXICO

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INDICE

Presentación de Chantal López y Omar Cortés.

Liberalismo y cristianismo

La conducta de los eclesiásticos

El destierro del padre Castañeda

El plan de Morelia

Los eclesiásticos de Puebla y San Luis Potosí

Estafa

La religión y las reformas a la Constitución general

Los delitos de los eclesiásticos

Relaciones iglesia Estado (Primer artículo)

Los cánones de la iglesia

Los bienes de la iglesia

Relaciones iglesia Estado (Segundo artículo)

Relaciones iglesia Estado (Tercer artículo)

Clero y ejército

Relaciones iglesia Estado (Cuarto artículo)

Relaciones iglesia Estado (Quinto artículo)

Relaciones iglesia Estado (Sexto artículo)

Relaciones iglesia Estado (Séptimo artículo)

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5 Relaciones iglesia Estado (Octavo artículo)

Relaciones iglesia Estado (Noveno artículo)

Relaciones iglesia Estado (Décimo artículo)

Relaciones iglesia Estado (Décimo primer artículo)

Relaciones iglesia Estado (Décimo segundo artículo)

La religión y los enemigos de los liberales

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PRESENTACIÓN

La selección de artículos periodísticos de Ponciano Arriaga (1811-1865), que bajo el título Relaciones entre la iglesia y el Estado, y otros artículos, aquí presentamos, corresponden a los años de 1833 y 1834, habiendo sido publicados en el periódico editado en la ciudad de San Luis Potosí, El yunque de la libertad. Los hemos extraido del Primer tomo, titulado La experiencia potosina 1, de sus Obras Completas, editadas en coedición por el Departamento del Distrito Federal y el Instituto de investigaciones jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, habiendo quedado la edición al cuidado de Enrique Márquez y Maria Isabel Abella. Aclaramos que nos tomamos la libertad de actualizar ciertos vocablos para agilizar la lectura de esta obra, poniéndola a tono con la época actual.

En cuanto a la temática de estos artículos, diremos que pretende ser una diatriba en pro de el auténtico cristianismo, mismo que en opinión de Arriaga era prácticamente hecho a un lado por la alta jerarquía eclesiástica en su lucha contra los principios y el orden constitucional creado por la vertiente liberal federalista. Las críticas de Ponciano Arriaga a la anticristiana visión mostrada en repetidas ocasiones por esa alta jerarquía eclesiástica, se encuentran presentes en todos los artículos aquí incluídos.

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7 El autor muestra, en varias ocasiones, que sus conocimientos sobre la historia del desarrollo del cristianismo no eran, para nada, superficiales. Incluso se aventura en mantener tésis muy controvertidas y discutidas en el seno mismo del cristianismo. Por ejemplo, llama particularmente la atención su señalamiento de la nefasta labor llevada a cabo por el emperador romano Constantino quien, al intentar mantener un control sobre el cristianismo, privilegió a la jerarquía eclesiástica, corrompiendo así los cimientos igualitarios del cristianismo original, por otros llamado primitivo.

Además, Ponciano Arriaga pone al descubierto las tácticas de que hará uso, durante todo el siglo XIX, la alta jerarquía eclesiástica en su lucha frontal en contra de los regimenes liberales; en particular, la huelga de cultos a la que recurrió la Iglesia en 1834, y que volvería a utilizar ya entrado el siglo XX al inicio de la guerra de los Cristeros.

En fin, esperamos que mediante la lectura de esta compilación, todo aquel interesado en el accidentado proceso de relaciones entre el Estado mexicano y la iglesia católica, apostólica y romana, encuentren elementos que le permitan comprender las turbulencias explosivas en las que dichas relaciones se han visto envueltas en diferentes momentos de la historia del país.

Chantal López y Omar Cortés

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8 LIBERALISMO Y CRISTIANISMO

Los malvados conocen que sus odiosas y perversas miras no pueden realizarse eficazmente sin un ardid grocero que en nuestra Nación más que en otra alguna ha producido ventajas considerables a los tiranos; saben que el fanatismo aliado nato de la ingnorancia ha de hacerles una terrible falta en la ejecución de sus proyectos; advierten, que estando el pueblo mexicano adelantado tan poco en la ilustración y en las bellezas de una religión puramente divina, ha de ser predominado por la superstición, y que esta obrará más enérgicamente que sus demás arterias. Con este fin y amagando la ambición de algunos Eclesiasticos, no faltarán unos de estos que ya por su poca seguridad en descubrir las negras intenciones, otros por engrandecer su interés que sobrepondrán a todo lo demás y otros en fin por su prostitución y malas costumbres se verán comprometidos a ejecutar todo lo que pueda ofrecerles un ministerio sagrado que les fue dado para ensalsar sólo la religión santa de Jesucristo; subirán a las cátedras del Evangelio a preconizar elogios a la aristocracia más descarada; se acercarán los sitios de la confesión a encargar a cada uno de los penitentes que menosprecien la voz del partido de la libertad, y que crea sólo en la buena fé de los tiranos. En las calles, en las plazas, en los parajes más públicos, veremos acaso como tantas veces hemos visto frailes descocados que pisando los preceptos santos y divinos, gritarán como han gritado desvergonzadamente, que los liberales son excomulgados como herejes.

Los ilustrados y sabios eclesiasticos, los sacerdotes verdaderos que saben a fondo las obligaciones de un condecorado instituto, los fieles enviados por Jesucristo a glorificar solo su nombre, y sus mandatos se adherirán al plan salvador de la nación, tomarán parte en sus empresas, harán lo que esté a sus alcances por el bien universal y común; pero jamás por jamás violando los lugares respetables que están destinados a objetos muy distintos, jamás por jamás escandalizando al pueblo, ni levantando tumultos que ocasionen deplorables tracedencias y males de grandes tamaños; jamás por jamás atropellando los mandamientos de la ley divina que encarga sólo la exaltación de la fe más pura, y de las virtudes más brillantes.

La piedad y la religión influyen poderosa y especialmente en la felicidad de un pais; por esta grande importancia el deber más sagrado de un soberano es el de engrandecerlas y purificarlas. La nación que es verdaderamente religiosa y respeta los consejos de la piedad, está fortificada por los muros de la virtud. Es la Religión un vínculo indispensable a todos los hombres, es el origen más directo de su bienestar, es la fuente más pura de sus prosperidades, es la columna que más los defiende de los males, y de las adversidades. Todos los filósofos eran bien recibidos, todos los publicistas más acreditados, y los sabios todos que han honrado al mundo son de común sentir, que sin Religión no puede existir

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9 felizmente una sociedad. ¿Quién teniendo luz natural y raciocinio, podrá negar la certeza fisica de una verdad tan eterna y respetable? ¿Quién sin ser un necio ó idiota el más absurdo, podrá contravenir a un principio tan sólido e inconcuso?

Pero no ha de ser esta Religión hija de una piedad ciega que a la vez no produce más que barbarismos y supersticiones; no ha de ser un proyecto de ambición que abrume a los pueblos con el peso de creencias groseras, y los haga prorrumpir como al Ateo en horrendas blasfemias; ha de ser la Religión como lo es la de Cristo, un sistema dulce y arreglado que haga a los hombres trabajar por formarse ideas exactas de la divinidad que debe adorar y conocer por instruirse en sus leyes y preceptos que, como los del Evangelio Cristiano, respiren complacencia y respeto, el más profundo al criador Soberano de las cosas; por honrarle y atestiguar en todas veces, que reconoce al que lo sacó de la nada y le concedió con beneficencia cuanto tiene y puede tener. Una moral en todo acompañada de la virtud, una obediencia constante a los préceptos de la Ley Divina, y una disposición eterna a ejecutar el bien y a aborrecer el mal, deben ser los objetos de una Religión como la de nuestro Divino Maestro.

Los Sacerdotes de ella no deben ser más de unos fieles observantes de sus principios y exactos ejecutores de sus preceptos. Ellos son los que deben enseñarlos, acompañando sus doctrinas con la sana conducta, y buenos ejemplos, sin dar lugar a que por corrupción de unos, padezca el honor de todos los demás. El que traspasa los límites de esta circunferencia por miras particulares e intereses privados, no cumple con los deberes sagrados de su institución, no lleva a efecto los fines santos del Sacerdocio, no corresponde a la confianza con que lo distingue la Iglesia.

Terribles y dolorosos son los estragos que la irregularidad y el desorden de algunos frailes impuros ha hecho en las imaginaciones de un pueblo incauto. Dificil es y muy dificil a un triste ignorante dejar de escuchar con decidida aceptación la voz de un ministro, que según la doctrina, es el más arreglado cristiano. Cualquiera expresión mal o bien dicha por alguno de ellos hace una fuerte y poderosa impresión en la fantasia de sus oyentes que no están capaces de distinguir la perfidia encubierta; y no pueden menos de convenir en que lo han oido es el Evangelio. Pero si ese pueblo que concurre a los templos del Dios Eterno con ansia de instruirse en su verdadera creencia no quiere ya ser burlado por la ambición de un malvado: si desea adelantar en sus intereses religiosos y no ser engañado por las imposturas de un hipócrita; se solicita poner en su verdadero punto de vista las cuestiones que alli deben tratarse; deje a un lado las preocupaciones rancias de la prostituida España; abandone las ideas antiguas de los desgraciados padres que fueron esclavos del rey mas bruto; sepa que en aquellos lugares inviolables y sagrados solo debe ensalsarse el Evangelio y las doctrinas de Cristo; esté entendido que aquel miserable que metiendo su hoz en mies ajena, versare asuntos politicos por miras perversas de su interés, engrandecimiento, o adelantos, es un desgraciado que profana los altares, es un ciego que

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10 sin guia segura se conduce al precipicio, es en fin un infeliz que no comprende la esencia del delito que comete.

¿Que importaba en los tiempos pasados para el aumento de la religión cristiana y los progresos de la fe, el que fuese independiente la Nación mexicana, para que se hubiesen desatado tantos indecorosos frailes a predicar contra el grito de nuestra emancipación? Los mexicanos por ser libres, iban a perder el don precioso de la Religión cristiana, para que se abriesen tantas fuentes de superstición e inundasen al pueblo en los errores más notorios y crasos? ¿Era por ventura el proyecto de independencia irreligioso o anticristiano para que sobrasen caudillos, que llevando en una mano el incensario, y en otra el tirano y homicida cuchillo confundiesen la vista de los ignorantes con el primero, para que no viesen a la hora que les cortaban la cabeza con el segundo? Pues yá lo vimos: muchos ministros del altar, por su ambición y por su espíritu de dominar, se convirtieron en asesinos de nuestros hermanos, al paso que los memorables e ilustrados Hidalgo, Morelos y otros, empuñaron el acero de la justicia, sin ofender a la piedad.

Pues qué importa en las presentes circunstancias, para los progresos ó atrasos de la Religión cristiana que triunfe la aristocracia o el liberalismo, para que hayan salido de la oscuridad tantos fanáticos a ensalsar a la primera y denigrar a la segunda? ¿Qué importa al Sistema religioso, la ganancia de los aristocratas o serviles, o las glorias de los federalistas liberales para que frailes ignorantes y escandalozos salgan orgullosos a la palestra a defender a los primeros y hostilizar a los segundos?

¿Podrá ser cierto que éstos intentan destruir la Religión que profesamos, y levantar otra distinta menos sólida y nada divina? ¿Se creerá que los hombres anonadados por naturaleza pretendan deshacer las obras del Dios de los Cielos? Díganlo los hechos y las repetidas experiencias que reciben los lugares, donde son alojados los soldados del Ejército Libertador. Incesantes y repetidisimos son los laureles que recojen por insignias de sus triunfos: muchos y muy honrosos los testimonios que dan al obcecado tirano en todas las ciudades y poblaciones a donde llegan. ¿Y en cuáles de ellas han atropellado las pertenencias religiosas, ni a lo menos intentado hacerlo?

¿En cuál de ellos han cometido alguno siquiera de tantos excesos como se les imputan? ¿Han robado los templos, saqueado las Iglesias, roto los Ornamentos Sacerdotales, quemado sus paramentos, o servídose de sus utencilios? ¿Han ultrajado a los religiosos, mofado a los sacerdotes, o burlado las ceremonias eclesiasticas? ¿Han finalmente tenido la mas leve o remota intervención en tales asuntos que son dignos de veneración y acatamiento? Que hablen, que respondan, ahora ante el tribunal de la verdad los mentecatos partidarios del usurpador; que citen ejemplos, que nos presenten hechos para conducirnos por ellos y no por vanas y locas palabras que se prorrumpen por la irritación de las pasiones.

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11 ¿Cómo pues, con qué motivo, o por qué causa se asegura impunemente que son anti-religiosos, los que pugnan por el celestial don de la Libertad? ¿Por qué razón se oyen con gusto los discursos de los impostores y no se escucha la declaración de la experiencia y de los hechos? ¿Con qué justificación se disimulan y toleran las acciones de los fanáticos que por su interés abusan de su divino establecimiento? Bien claro es, que sus acerciones son las más faltas de verdad y calificación y que las producen contra el sentimiento de su conciencia y sentido interior; así lo ha acreditado la serie constante de los hechos, el curso del tiempo, y las operaciones de los libres ciudadanos. Demasiado notorio es al mismo tiempo que el que falta a la verdad no sólo con ánimo e intención decidida de engañar, sino con miras directas de causar daño a determinadas personas, es acreedor justisimamente a un castigo severo, mucho mas, cuando ejecuta esto en lugares dignos y respetables que deben ser ocupados en las materias de revelación y en recomendar el arreglo en las costumbres y sana moral. Luego es clara y patente consecuencia que debe extrañarse y recibirse muy mal en la consideración de los sensatos que no sólo existen sin una pena proporcionada los que no son autores de estas atrocidades, sino que después de cometidas disfrutan de premios y galardones debidos sólo ál mérito verdadero y a la virtud pura y sincera. ¿No es un agravio patente hecho a la justicia esa tolerancia tan intempestiva? ¿No es una ofensa inferida a las luces del siglo, y un mal que gravita insoportablemente sobre el cuello de los Pueblos? ¿O no conocen estos crimenes, juez, sentencia, ni castigo en el universo? ¿No existen ya prelados metódicos y justicieros que sepan juzgar esta clase de maldades? ¡Triste tiempo de desolación y de abandono, tiempo de desórden, de revolución y de desenfreno! De nada sirven los afanes de los buenos ni los empeños de los ilustrados patriotas ni los servicios de inumerables sabios recomendables; si ha de ser aun esgrimida con destreza tan insolente esa espada soberbia de la superstición y del engaño; de nada sirven tantos sacrificios si al fin el objeto de ellos ha de ser burlado por el ciego fanatismo; de nada si la supercheria más necia ha de gritar a la sombra de un disimulo tan funesto, que los patriotas son herejes y anti-religiosos.

(De, El Yunque de la Libertad, San Luis Potosí, Núm. 9 y Núm 10, del 10 y 13 de enero de 1833)

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12 LA CONDUCTA DE LOS ECLESIÁSTICOS

Hemos tenido el disgusto de observar según lo que nos manifiestan casi todos los periódicos liberales de la República, la depravada conducta con que en diversos puntos se han comportado muchos eclesiásticos, que a la vez están demasiado descontentos por el actual órden de cosas. Es ciertamente muy doloroso y sensible, que hombres destinados por la Providencia a engrandecer las virtudes morales, bajo Un sistema religioso que respira complacencia y dulzura, tomen una parte tan activa en asuntos tan distintos de su profesión. En cada parte de la República, parece que existe un Apostol de la seducción, que a la sombra de una intolerante hipocresia, proclaman los principios más erróneos y absurdos. El Estado de San Luis se halla plagado por casi todos sus ángulos de tales Ecleciásticos, que no merecian ni el nombre de ministros del Altar; en la Capital, hemos visto a muchos frailes no sólo predicando en contra de los caudillos de la Libertad, sino infamandolos públicamente en las conversaciones que suelen tener en los Cementerios con las bienaventuradas, que forman el club del pánico fanático; vimos también a algunos de ellos, concurriendo con notable desvergüenza a muchos parajes donde reside el vicio y el escándalo: dos Agustinos dia por dia asistian a las sociedades del juego, tomaban el naipe y se ponian a tallar, como el mas experto y aventajado en la materia; iban del mismo modo a la plaza de Gallos, y alli alzándose los manguillos, soltaban la pelea como el mejor; sabian tambien consagrar sus sacrificios a Baco, lo mismo que no ignoraban el modo de hacer ofrendas á Venus, y en fin, estaban muy acostumbrados a manejarse como el más veterano pillo; pero los Prelados lo disimulaban todo, y nadie ponia diques al torrente de la seducción y la malicia, que se derramaba por los ojos, y por los corazones de todos los que presenciaban estos hechos. En la Ciudad de Catorce existen dos o tres de la misma, que con sus escandalosas acciones, no sólo corrompen y desmoralizan al pueblo y a la juventud, sino que propagan sus ideas ambiciosas y alarmantes, pues por desgracia, de tiempos muy atrás, han enraizado su perverso influjo en los corazones asi de los incautos, como de los supersticiosos: en Charcas, ya es la costumbre muy general y recibida que los frailes que viven en aquel convento, (excepto uno o dos, cuya moderación y arreglo nos han recomendado) hagan sus visitas a las mujeres más prostituidas del pueblo, y que muchas de ellas con descaro se glorien de vivir ilicitamente con un sacerdote; que éste se esté en un juego embriagandose hasta el amanecer, y que a esa hora vaya a celebrar el respetable y sacrosanto sacrificio de la Misa.

En Matehuala hay un Cura, que jamas por jamás, ni de dia ni de noche, deja un momento la baraja de las manos; el Tribunal de Birjan ha sustituido al de la Penitencia, en él despacha las boletas para Bautismos, Casamientos, entierros etc., y alli mismo tiene la osadía y atrevimiento (según se nos ha informado) de ejercer algunas de las más sagradas prerrogativas de su ministerio. Por este tenor, iriamos recorriendo uno por uno de todos los

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13 lugares del Estado, como el de Rio Verde, que por desgracia ha sido distinguido en este particular, pues mueren allí porción de infelices, sin el auxilio saludable de la confesión, nada menos, que por el abandono y desidia de los que están encargados de administrarla; pero tememos nosotros mismos ofender los oidos piadosos de muchos, que juzgarán estos pormenores como mas dignos de sepultarse en el silencio, que de ser publicados en las columnas de un Periodico liberal. Quizá con sólo esta reseña tendremos el placer de palpar alguna enmienda, pues de otro modo el crédito de nuestro Estado nos hara siempre tomar la pluma en contra de unos hombres, que habiendo muerto para el mundo, son más mundanos que otros muchos. Es dolor y muy agudo dolor, no tanto que cometan excesos tan notorios y atentados tan groseros, ellos al fin son hombres dotados de pasiones y tan débiles como los demás; pero ¡los Prelados!; los jefes de la disciplina Ecleciástica que están constituidos para promover todas estas reformas, castigar y corregir estas maldades, ¿por qué no lo hacen? ¿por qué palpando tan claras y manifiestas iniquidades, no toman una providencia que nos deje á salvo de ellas?; ¿no hay Tribunales para jusgarlas, no hay autoridad para conocer de ellas, no hay penas para escarmentarlas? por el honor mismo de nuestra Religión, por los preceptos de el Evangelio, por el orden de la disciplina eclesiástica, por los mandatos canónicos, y por cuantos motivos puedan expresarse, conviene ante todas cosas que los que tienen en sus manos esta autoridad, obren con la energia que debe caracterizarlos.

Esperamos que estas insinuaciones valgan mucho, y que sus efectos nos priven del indispensable dolor de volvernos a ocupar de asunto tan delicado y trasendental.

(De El Yunque de la Libertad, San Luis Potosí, Núm. 19, 14 de febrero de 1833)

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14 EL DESTIERRO DEL PADRE CASTAÑEDA

Prometimos en nuestro número anterior hablar sobre el destierro del Padre Castañeda, y para satisfacer no a los Editores de La verdad desnuda, pues ellos desmerecen toda clase de consideraciones, sino a los que o por ser halagados en su opinión, o por otra cualquiera mira o antecedente hayan sido alucinados o sorprendidos por las imposturas de aquellos. El Padre Castañeda, tanto por sus hechos en la época de los Jalapistas, como por sus comportamientos en el tiempo que funcionó en una de las Camaras de la Unión de representante por el Estado de San Luis Potosí, se hizo indigno de la confianza pública y acreedor ál desprecio de los Sanluiseños. Todos estos saben que Castañeda tuvo mucho influjo y bastante participio en los asesinatos cometidos en esta Capital el año de 1830, por una disposición gubernativa, demasiado violenta y arbitraria; saben del mismo modo, que como director de conciencias en muchas casas particulares tiene prestigio sobre las familias preocupadas, y que siendo enemigo diametral de los actuales Gobernantes no hace perder ocasión para desacreditarlos introduciendo la seducción más maliciosa en los corazones de los que lo atiendan; en fin, la decencia nos pone en el caso de callar otros muchos pormenores que justifican el destierro del Padre Castañeda. Por motivo tan poderoso el H. Congreso del Estado, el Soberano y legítimo representante que tiene en sus manos todos los intereses de sus comitentes, acordó facultar al Ejecutivo para que hiciese mudar de residencia a todos los individuos que considerase desafectos al sistema Federal, actual orden de cosas, y se hubiere distinguido en tiempos de la administración Picalugana con hechos positivos, reales y verdaderos. Nada sobre estos puntos hubo que averiguar con respecto a Castañeda; el Estado todo está penetrado de sus remarcados comportamientos; y por lo mismo, con el primero y unico que fue ejecutada la voluntad soberana, fue con el. Con que sacamos de lo dicho que no fue el Gobernador del Estado quien a su antojo dispuso que saliese, sino el Supremo poder Legislativo, que no queriendo padecer el influjo de los malvados dió poder bastante al Ejecutor de las Leyes, para que despidiera del territorio Sanluiseño a todos los que se hubieren hecho celebres por sus maldades en el tiempo de la usurpación; sacamos igualmente, que tal disposición fue muy valedera como emanación de la voluntad general representada en un Congreso legítimamente constitUido; y que la aplicación de ella en el Padre Castañeda fue la mas justa, según que lo merecia demasiado por lo que hemos dicho, y por lo que diremos, si los Editores de La verdad desnuda con nuevas mentiras quisieren o nos provocaren a que hagamos referencia de acontecimientos poco decorosos ál referido Castañeda.

(De El Yunque de la Libertad, San Luis Potosí, Núm. 22, del 24 de febrero de 1833)

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15 EL PLAN DE MORELIA

El público estará suficientemente instruido de los artículos a que se contrae el ridículo y temerario Plan de Morelia. Ese parto no puede ser de otros, sino de los que aspiran á destruir el sistema federal; de esos miserables privilegiados, que procuran monarquizar a la Nación para sostener las distinciones con que por desgracia se encuentran todavía; de esos perversos, que apellidan Religión para sumirnos en la esclavitud. El Clero y el Ejército; he aqui los motores principales de una revolución que nos deshonra a los ojos de los paises vecinos. El primero, no contento con las riquezas que disfruta a costa de los infelices que sudan y se afanan para que aquel se engrandezca no contento con el horroroso monopolio que ha hecho de los Sacramentos, y demás necesidades a que la Iglesia debe subvenir respecto de sus miembros; no contento con la depravada conducta que há observado, pues son muy pocos los de su clase, que se arreglan al Evangelio; no contento con la inmoralidad hija de la superstición que ha derramado por el pueblo, que ha gemido muchos años bajo su pesado yugo; hoy avanza hasta hacer la guerra a una Nación ilustre merecedora de felicidades; a una Nación sobre la cual ha gozado millones de bienes, llegando hasta tolerarlos a ellos exclusivamente en el ejercicio de sus funciones, sin permitir otros algunos, quizá en contra de su ilustración y de su sistema. Pronto verá el Pueblo, si el mal no se corta, a esos perversos, tomar en una mano la insignia de la Religión de Jesucristo para alucinarlos, y en la otra el matador acero para destruirlos. Si incauto y sorprendido con aparentes perspectivas de piedad, da oído á sus venenosas e hipócritas declamaciones, muy en breve volverá a arrostrar la ignominiosa cadena de la esclavitud; y si engreido con el carácter de libre hace la guerra a los enemigos del sistema, de las luces, de la ilustración y la filosofia, disfrutará pronto de los bienes que puede proporcionarle una Nación constituida bajo las bases de una política conforme a los principios naturales, y de una moral en todo arreglada al Evangelio del mismo Jesucristo. ¡Precaucion! Atiéndase a las circunstancias, y se conoceran los intentos de esos feroces tigres, que aun tienen sed de sangre mexicana a pesar de la mucha que los libres han derramado por su Libertad.

El ejército no es en nuestro concepto tan temible; esta reducido casi a nulidad, y seria mejor que o se aniquilase del todo, ocupando a los ociosos que lo componen en tareas útiles y provechosas; o que por lo menos se reformase, y estableciese bajo otro método más conforme a los principios que hemos adoptado. Los privilegios, en el sistema Republicano son dos cosas que no pueden existir juntamente. La una destruye a la otra; y el engrandecimiento de esta será a proporción de lo que pierda aquella. Los del ejército no se han contentado con la guerra que hicieron a los pueblos; tampoco con lo que granjearon en el tiempo de la usurpación; menos con los grados y premios que se les han conferido, quizá con ofensa del mismo sistema; aún quieren hacerse absolutos de la República, y colocar a su cabeza un mandarin bajo el titulo de Sr. de vidas y Haciendas.

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16 ¡Pueblos!: si quereis tener un tirano, seguid a los proselitos de la tirania; si pensais vivir libres, agregáos a los ejércitos de la Libertad.

(De El Yunque de la Libertad, San Luis Potosí, Núm. 30, del 2 de junio de 1833)

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LOS ECLESIÁSTICOS DE PUEBLA Y SAN LUIS POTOSÍ

Los eclesiásticos de la Ciudad de Puebla según las últimas noticias de aquel lugar, se han comportado en ésta vez con la justificación y buena fe que caracteriza a los buenos sacerdotes de Jesucristo; han hecho ver a los fieles de aquella Capital, cuál es la verdadera Religión, cuales los deberes de los ministros del Altar, y que en nada ha sido aquella atropellada por los actuales Gobernantes. Esta conducta en las circunstancias, es laudable y digna de imitación; y por lo mismo, no podemos llevar a bien el silencio que los de esta Ciudad conservan sobre tan críticas cuestiones; por que, o es real y positivo que los liberales son herejes, y procuran destruir la Religión Cristiana, y en tal caso, no deben callar los mismos que están obligados solemnemente a defenderla, pues en ésto cometen las más groseras infracciones de sus leyes; o es falso por otra parte, que los que actualmente gobiernan traten de acabar con la Religión, y entónces, tampoco deben permanecer en silencio, sino hablar al pueblo, desengañarlo, y predicarle la verdad, para que pueda obrar con acierto en la presente lucha. Esperamos, pues, que los buenos Ecleciásticos de esta Ciudad darán un razgo de sus buenas intenciones en esta parte, y sabrán corresponder a la confianza con que los ha honrado la Iglesia.

(Del El Yunque de la Libertad, San Luis Potosí, Núm. 35, del 30 de junio de 1833)

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ESTAFA

La que comete el Cura de Tlaxcala exigiendo a sus feligreses cuatro pesos de oro, tan sólo por permitir se sepulte a los cadáveres con mortaja. Semejante cobro era hasta ahora desconocido y estaba reservado a su P. R. la imposición de él. Si tal procedimiento es desarreglado, no lo es menos el que obligue a sus Parroquianos a darle además un peso por cada muerto; llegando a tanta su avaricia hasta resistirse a recibirlo en metálico, pues hace se le indemnize de él, con cuatro gallinas que en la época presente valen mucho mas. Todo esto nos ha sido comunicado por un sujeto verás y de representación de aquella Villa, y no podemos conciliar estos hechos con la practica ecleciástica y las órdenes expedidas por el Gobierno, para que de gratis se dé sepultura a las víctimas de la actual epidemia; por lo mismo, y aunque se nos tenga por impios, los denunciamos al público, y exitamos el celo de las autoridades respectivas para que pongan remedio.

(De El Yunque de la Libertad, San Luis Potosí, Núm. 38, del 21 de julio de 1833)

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LA RELIGIÓN Y LAS REFORMAS A LA CONSTITUCIÓN GENERAL

Las reformas de que la Constitución general necesita por los conocidos defectos de que está plagada, son tanto mas indispensables, cuanto que estamos en un tiempo en que todos a su vez hacen esfuerzos por deducir la verdad. En el inmenso campo de las cuestiones que se suscitan para tal objeto, se encuentra la interesante materia de Religion que tanto influjo tiene sobre el bien de la sociedad y que hasta ahora segun la misma Constitución es la católica, apostólica, romana, sin tolerancia de otra alguna. Escritores demasiado juiciosos e instrUidos han escrito largamente reprobando este artículo, que en efecto es imprudente en los términos en que se halla concebido; al reformarlo y bajo la base de la tolerancia religiosa han puesto: Todo hombre tiene derecho de adorar a Dios conforme le dicte su conciencia. Esta reforma nos parece en nuestro concepto demasiado saludable y acertada, pero muy ajena de las circunstancias, estado y gobierno en que nos hallamos.

Estamos, es verdad, porque sea establecida la tolerancia religiosa Y que todos los cultos moderados y honestos puedan ser ejercidos; este derecho se apoya en mil razones tan poderosas que se debilitarian comentandolas, y en mil autoridades de casi todos los hombres ilustrados que autorizan y juzgan conveniente la tolerancia de religiones. Pero es en nuestro humilde modo de pensar muy necesario distinguir la palabra tolerar, de la de aprobar; Montesquieu hace esta juiciosa distincion, y aun para los teologos, dice el mismo, hay mucha diferencia en tolerar y aprobar una religión cuando se tolera, únicamente parece que el legislador disimula y sufre los cultos de otras religiones; y cuando se aprueba, se da un vigor y fuerza desmedida a cada uno de ellos. La reforma, pues, parece que no sólo tolera, sino que aprueba todas las crencias de los hombres y les da facultad para pelear legalmente por la religión que profesen. Si todos ellos han de tener derecho de adorar a Dios segun les dicte su conciencia, y si la ley no dice bajo que términos ni cuales han de ser los objetos de estas adoraciones, se abre franca puerta á la idolatría, y a los cultos bajos y miserables de los Chinos y salvajes, cada cual buscará su Dios que adorar, establecerá su culto religioso, inventará el sistema que más se acomode con su corrupción y con sus vicios, y a la sombra de tan franca ley se cometeran impunemente horrorosos delitos.

Religión hay que autoriza el robo y el estupro; Religión existe que en su culto publico proteje la impudicia y la desvergüenza; y no falta otra que prohiba la navegación, que celebra más fiestas que dias de trabajo y que forma a los hombres holgazanes y vagabundos; todas estas religiones toleradas tan extensamente, darán lugar a que el pueblo se corrompa y entregue a la disolución. La moral de una nación establecida bajo los principios de la razón y de la naturaleza, es uno de los dones más preciosos que pueden disfrutarse, y que no se

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20 conserva sino engrandeciendo aquellos mismos principios. ¿Y cómo ellos serán engrandecidos dando campo ancho a tantos establecimientos religiosos que los hombres han inventado conforme a sus apetitos y deseos? ¿Cómo conservar la sana moral autorizando las torpezas y escandalosos desórdenes de las religiones formadas por el capricho y la maldad? ¿Cómo en fin permanecerán incorruptibles las costumbres mexicanas si se facilitan los medios de corromperlas?

No hablemos ya de las creencias porque en ellas, que pueden ser equivocadas o falsas, ningún poder tiene el legislador; cada uno creerá lo que quisiere y en ello obrará su convencimiento y sus preocupaciones; pero en esto de costumbres no puede haber equivocos ni falsedades; la naturaleza nos ha inspirado sus preceptos, y la razón nos ha dictado el modo de cumplirlos. Por lo mismo, es fuera del caso dar derecho a todas las religiones del mundo de establecer sus crasos y erróneos sistemas de costumbres, que mas bien pueden llamarse garantes de la impunidad de los delitos. El ladrón dirá: mi religión permite robar; el estuprador se defenderá con lo mismo y todos los delincuentes, por ese medio, se cubrirán del braso y poder de la justicia.

Que el hombre crea como quiera, en buena hora; que de cultos a su creencia según se halle establecido sin ofensa de las leyes y sanas costumbres, y que la moral de ls mexicanos sea siempre la evangélica que por mil títulos es dulce, suave, recomendable y fundada en la naturaleza, en la razón y en la justicia.

(De El Yunque de la Libertad, San Luis Potosí, Núm. 83, del 6 de febrero de 1834)

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LOS DELITOS DE LOS ECLESIÁSTICOS

Hemos visto en el correo de esta semana, los periódicos del distrito y los Estados que llamamos de tierra fuera, y entre ellos El Fenix que sigue con sus personalidades contra los Poderes de nuestro Estado, y por toda contestacion a sus editores les acusaremos recibo pues no conseguirán el proyecto de que laImprenta de San Luis se ocupe en reprochar detracciones, ni es tan mal adquirida la buena reputación de los funcionarios del Estado que se manche con advenedisas gotas de tempestades formadas en atmósfera maligna, otras materias deben ocuparnos y que ladren como el mastin a la Luna.

Las reformas eclesiásticas interesan tanto como la existencia del gobierno federal, y entre ellas reclama el bien público por una ley que arregle el modo de juzgar los delitos de las autoridades Ecleciásticas en el ejercicio externo de sus actos gubernativos, o sea de disciplina exterior que es toda de derecho civíl. El Gobierno Español tenía leyes adecuadas a su forma, y las Audiencias por los recursos de fuerza Y protección, conocian de las demacias de los Juzgados Ecleciásticos y Obispos, pudiendo desterrarlos, en caso de que no obedeciesen la declaración, de que habian hecho fuerza en conocer y proceder, pero en el sistema federal ganó la arbitrariedad de las curias por falta de una ley que sujete al delincuente al tribunal del Estado donde cometió el delito, y quedaría en ridículo el auto de un Tribunal, como por ejemplo el de San Luis, contra las disposiciones de la mitra del Arzobispado, o de los Obispados de Jalisco y Michoacán, pues cada uno de ellos tiene porción de pueblos que pertenecen a sus diósesis, y sabrian apelar al fuero del domicilio y vecindad para no ser juzgados como súbditos de un Estado en el que ni residencia tenian, ni las Autoridades facultad para conocer de los habitantes de otros.

En la práctica se nos ha presentado un caso que pende en el Supremo Tribunal de Justicia del Estado: un Religioso Franciscano se acogió a la ley que le permite no vivir en comunidad, el Obispo de Michoacan luego que tuvo noticia de la resolución del Padre, lo suspendió de todo ejercicio de su ministerio sacerdotal prometiendole la habilitación si volvia al Convento; no quizo, y en seguida lo excomulgó. El Religioso ha intentado recurso de fuerza ante la Sala de Ministros del Supremo Tribunal de Justicia; es indudable que debe declararse que el Obispo ha hecho fuerza en sus procedimientos, porque la pena impuesta, es por haberse acogido a una ley, y no puede ser delito un acto tan legal, y sí es delincuente el que castiga a quien acata las leyes. La pena impuesta al Religioso es de las más graves en lo espiritual, y temporal, y de las más funestas consecuencias para la Religion y el Estado: ofende a la Religión, por el abuso de Autoridad en anatematizar a un hombre que no ha delinquido, y quita el vigor a la censura como sucedió en las de la Inquisición contra los

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22 primeros Padres de la Independencia; ofende el Estado por hacer delincuentes a los que se acogen a una ley; y ofende a la persona por quitarle el modo de subsistir por medio de su ministerio y condenarlo a que muera de hambre, pues los Religiosos del dia no se mantienen haciendo cestillos como los Monjes de los Yermos de Egipto, ni saben trabajar en el taller o el arado, sino que aprenden a subsistir del oficio de Sacerdotes sirviendo al Altar, y recibiendo recompensas numerarias por sacar ánimas del Purgatorio y despacharlas al Cielo, y mandar pecadores arrepentidos al Purgatorio o al Cielo. El tribunal ¿cómo substancia? Debe citar al Obispo para que se defienda; éste le niega autoridad por no ser subdito del Estado; declara que la tiene; procede en rebeldia; sentencia; y vuelve la misma excepción de que no son sus jueces, y no hay modo de ejecutar por las Autoridades del Estado conforme a sus atribuciones y a la orbita constitucional.

Este es nuestro pobre juicio, los sabios podrán, si gustan, encargarse de nuestras doctrinas para enseñarnos si estamos equivocos, o ilustrarlas si son ciertas.

(De El Yunque de la Libertad, San Luis Potosí, Núm. 96, del 22 de marzo de 1834)

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RELACIONES IGLESIA - ESTADO

Primer artículo

La Religión de Jesucristo es toda espiritual como que dirige a los hombres a la mansión donde no reside la materia, y por la fe no existe otro cuerpo que el del Salvador del Universo. Los Ministros de ella, ni tienen, ni pueden tener en razón del Sacerdocio, autoridad sobre las cosas temporales por ser ajenas de su instituto.

En los primeros siglos de la Iglesia, en el mismo en que predicó Jesucristo vivieron sometidos el Maestro y sus verdaderos discipulos a los principes de las Naciones pagando el tributo y enseñando a obedecer a las Autoridades constituidas, sin inculcar su origen ni reprochar sus leyes. Esta conducta consecuente a la doctrina del Salvador la hizo amable a los creyentes y aumentó su número porque entre ellos no se encontraba más de amor y caridad, vivian como pasajeros en la tierra y a imitación del transéunte abreviaban las jornadas para llegar al reino de los Cielos, que el Dios hombre les habia abierto.

Poseidos de estas opiniones es bien claro que no podian aspirar a las intervenciones mundanas, ni constituirse una soberania temporal bajo de bases espirituales, porque destruirian sus principios y les quedaria de su instituto únicamente el nombre.

La cosa más sencilla fue la división de potestades en el siglo de Oro de la Iglesia Católica, porque los Sacerdotes extendian su autoridad a perdonar los pecados del penitente que invocaba su auxilio, enseñaban la moral explicando el evangelio en los sermones que conocemos por Homilias; recogian limosnas gratuitas y muy voluntarias para repartir a los necesitados, asistian a los enfermos, y aconsejaban la unión y hermandad; si alguno delinquía era juzgado por los jueces temporales que conocen de los delitos y bien sabian que Cristo no les dejó poder más de para los pecados.

La religión de Jesús Nazareno tuvo principio en el imperio Romano y en el tiempo de su mayor corrupción; se disputaron los tiranos la silla; las guerras civiles incendiaron a Roma; éstas desmoralizan las naciones; las facciones buscan proselitos; los cristianos eran en gran numero; unos trataban de destruirlos y otros protegerlos conforme a sus intereses; vivieron en alternativas de persecusiones y seguridades, hasta que el inmoral y asesino Constantino proyectó alagarlos para hacerse de su apoyo y oprimir con libertad; este pagano en su origen, Arriano en su profesión, y Romano en su muerte si se le hace favor, comenzó a constituir jueces temporales a los Obispos en el seguro que reconocian que su autoridad dimanaba del trono y obraban conforme a su voluntad; de aqui aquella

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24 monstruosidad en convocar y presidir concilios, tomar la palabra en ellos, y hacer una mezcla confusa, horrorosa, y de consecuencias lamentables de lo espiritual con lo temporal; por ella dejaron los pastores el cayado, y vistieron la coraza; abandonaron el báculo, y empuñaron la lanza; emprendieron conquistas derramando sangre y robando pueblos; autorizaron déspotas para subyugar inocentes, y repartieron lo que no era suyo; acabó la palabra para reducir al hombre, y la subrrogó la espada para catequizarlo; todo es voluntario en la religión fundada por Jesucristo, y todo se hizo yá forzoso y coercitivo.

Los monarcas conocieron el poder del Clero y buscaron su apoyo para sostenerse, manteniendo a los pueblos sujetos con la fuerza por una parte, y por otra con las penas eternas, sino sufrian el yugo doble que se les habia impuesto; lo tuvieron por agente y lo recompensaron a costa de la religión y el Estado.

Los españoles sin espiritu nacional por las conquistas que sufrieron de los Cartaginenses, Romanos, Godos, Sarrasenos etc., formaron una opinión levítica, y admitieron un Gobierno Teocrático a semejanza de la nación judia; se extendieron en sus conquistas y dominaron a su abrigo.

La independencia fue obra de las luces; el cambio ha sido grande y es preciso para que se conserve que destruya todo aquello que la ligaba.

La mayor parte del Clero no quiere desprenderse de lo temporal concedido por los Monarcas para que los conservasen; olvida los preceptos de su institución y desvirtúa el poder Celestial para mantener la religión en su pureza; desconfia de ella misma y es por que conoce que su conducta no es conforme a la doctrina evangélica.

Dos partidos tiene el Clero y es preciso que elija el que le acomode.

El uno es reducirse a su ministerio y no aspirar al mando de cosas temporales; el otro recibir de la Autoridad civíl todo aquello que necesite para conservar la espiritual por ejercerse ésta sobre hombres, pero niguno de estos actos deben practicar por sí, suponiendose una soberania independiente de la Nación, pues ya se ha dicho que la potestad legitima que tiene por Jesucristo es para el espiritu y no para el cuerpo; echan a un alma al infierno con poder de Dios, y no pueden arrestar a un hombre con poder civíl o sea del gobierno de la nación.

Para remediar en parte los abusos y mantener a cada uno en su orbita excitamos el celo del Honorable Congreso para que dicte una ley que haga responsables a los promulgadores o ejecutores de edictos y providencias de los Obispos y Curias contra personas o cosas sin previo permiso del Ejecutivo del Estado.

(De El Yunque de la Libertad, San Luis Potosí, Núm. 97, del 26 de marzo de 1834)

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LOS CÁNONES DE LA IGLESIA

Advertimos un conato en los Obispos para sostener los cánones que les dan autoridad civil-eclesiÁstica por la mania de tener sÚbditos y hacerse de criaturas que sostengan el poder temporal y aquel ominoso tÍtulo de Principes de la Iglesia y no el de siervos de ella como lo son, y un desentendimiento de los que les imponen obligaciones que han prometido cumplir ante Dios y los hombres; se oponen a la ley que seculariza a los Curatos y extingue sacristias, y desobedecen la que quita la coacción de los votos religiosos, y como su causa no es justa destruyen una doctrina con lo que sostienen otra. El Obispo de Monterrey ha sentado en un decreto que hemos visto que los votos de los religiosos son de derecho divino y no puede ni el Papa dispensarlos y lo que hace es declarar la nulidad si dentro de cinco años ocurren con solicitud, y entre estos votos numera el de vivir en el claustro y bajo la obediencia de los prelados regulares. El mismo Sr. Obispo ha quebrantado este voto si acaso es de derecho divino, pues vive fuera del claustro y no tiene obediencia al Guardian, no come en refectorio, ni anda á pie con la alforja al hombro conforme al instituto que abrazó y del que no ha solicitado nulidad en la profesion.

Los Curas frailes desde que toman institución cánónica, o sea posesión del Curato, ya no viven dentro del claustro ni se sujetan a las reglas interiores ¿quién ha dispensado lo de derecho divino? Todos los días vemos que a los veinte o treinta años de frailes se secularizan y conforme extienden la negociación en Roma tienen dispensa para obtener toda clase de beneficios. Los votos son una promesa para con Dios y el ser divino es el unico que puede juzgar de ella.

Observa los mandamientos, dijo el fundador de la Religión, al que le preguntó de qué modo podria salvarse, y es lo seguro.

Para no obedecer las leyes son los votos del derecho divino y para puestos lucrativos hay dispensadores de los preceptos de Dios. Carlos III, el muy religioso, no sólo exclaustro a los Jesuitas, sino que los expulsó de todos sus dominios, y el sabio Pontifice Clemente XIV, despues de cinco años de la expulsión, no declaró que eran los votos de derecho divino ni que el monarca habia hecho mal, sino los extinguió por ser los religiosos unos auxiliares que pueden despedirse cuando no se necesiten.

Digimos que se desentendian los Obispos de los cánones de obligación, y lo probaremos con algunos hechos: tienen la de administrar los sacramentos, predicar la doctrina, proveer para que se administre y predique y en nuestro Estado vemos el mayor abandono en

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26 ejercicio tan interesante. La Huasteca tiene diecinueve Ayuntamientos y otros muchos pueblos cortos y no hay mas Eclesiásticos que un cura en Tancanbuitz otro en Huehuetlán, y un encargado en Ciudad de Valles; los pueblos no conocen al cura mas de una o dos veces al año que los recorre para recojer los derechos de entierros, bautismos, casamientos, que uno con el nombre de sacristán ha estado cobrando y haciendo los oficios de cura.

En el Departamento de Rio Verde hay una villa con el nombre de la Palma y en la visita que ha hecho el subprefecto informa que existen muchachos de siete años sin bautizar, que viven amancebados por que no ha habido, ni hay, quien los case, que se entierran como les parece, y sus conocimientos religiosos son consecuentes a la falta de sacerdote en aquel Pueblo hace muchos años.

El Curato del Armadillo tiene como veinte mil habitantes y dos municipios y no hay más que dos clerigos.

El curato de Guadalcazar se compone de otras veinte mil almas por lo menos, tres Municipios, y está servido por un Clerigo desenfrailado, reumatico y que alcanza a sus setenta años de edad y apenas anda hasta la Parroquia que es hasta donde le alcanzan las fuerzas.

El Curato de Mesquitic con mas de diez mil almas, tenía un Cura ochentón, y a esfuerzos del Gobierno se halla abierta la Parroquia con un Eclesiástico para que socorra las necesidades urgentes. Tienen por religión el que se conduzcan los cadaveres de distancia de veinte leguas para enterrarse en las cabeceras por cobrar derechos; pero que mueran sin confesión y sin aquellos auxilios consolatorios del cristiano poco importa.

El Gobierno del Estado ha mandado que se construyan camposantos en todas las fracciones, y que allí se sepulten los cadáveres; que en los pueblos donde no haya sacerdote, los Ayuntamientos lleven registros de muertos, y exiten para que al niño se eche la agua del bautismo y se lleve tambien registro y que no se paguen derechos que no gana el ministro, porque el altar mantiene a quien sirve al altar.

Reservamos para el numero siguiente hablar sobre los bienes de algunas religiones del Estado, el modo y condiciones con que los adquirieron, y concluiremos este editorial con materia muy distinta, pero también interesante, y es la aclaración del decreto numero 60 que a exitacion del ejecutivo discute hoy el H. Congreso por el siguiente articulo presentado por una Comisión.

Articulo unico. Se declaran unicamente comprendidos en la ley de 11 de Febrero de 1834 los complices en el plan de Montaño que reíncidieron pronunciandose por el de Jalapa, y por Jalapistas, se clasifican los que sostuvieron al usurpador D. Anastacio Bustamante, oponiéndose a que entrase en ejercicio el legitimo Presidente Ciudadano Manuel Gómez

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27 Pedraza despues de haber sido llamado por el primero y segundo Jefe del Ejercito libertador; se exceptuen los que han prestado distinguidos servicios á la causa de la Federacion antes y despues del plan de Zavaleta; y se declaran sin excepción, e incursos en el primer artículo, los que han sostenido con las armas o escritos la conspiración de Escalada, Arista, Durán y sus secuases.

(De El Yunque de la Libertad, San Luis Potosí, Núm. 98, del 29 de marzo de 1834)

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LOS BIENES DE LA IGLESIA

Tenemos en el Estado, Religiosos de las órdenes de los Franciscanos, los Mercedarios, los Agustinos, y los Carmelitas con casas abiertas o sean Conventos.

Los Franciscanos se mantienen de la providencia, y se auxilian con los curatos de Tlascalilla y Charcas, los que pertenecen a la provincia de Zacatecas, y los del Santo Evangelio poseen el Curato de Rio Verde y algunas misiones en pueblos civilizados donde ya no existen neofitos. Rio Verde no es de los Curatos que se dejaron a las provincias, y quedó como por gracia durante la voluntad de los monarcas españoles. Los Religiosos Franciscanos, en nada molestan, para subsistir desempeñan su Ministerio prestandose a toda clase de servicio sacerdotal; no se mezclan en cuestiones políticas; no buscan partido por la superstición o mitotes, y asisten bien sus Curatos, esto es los de la Provincia de Zacatecas pues con dolor no podemos decir lo mismo con los del Santo Evangelio que viven anegados en escandalos, sosteniendo concubinas, hijos y comercios reprobados.

Los Mercedarios tienen conventos de nombre, hay dos Religiosos y su vida y ejercicio es clerical con mezcla de aquella clase de misiones de los religiosos de Propaganda que ya no ejercen por las luces del dia y la satira del Padre Izla en su gerundio.

Los Agustinos se encierran también en dos y por toda regla les ha quedado el mango ancho del habito.

Los Carmelos, son el prior, un loco y un lego ochentón; poseen bienes los Mercedarios aunque muy cortos y reducidos a unas cuantas fincas urbanas; los Agustinos tienen a mas de las fincas urbanas una hacienda en el departamento de Rio Verde nombrada el Ojo de Agua de Solano; esta Hacienda es regular, pero se halla destruida, y si el ejecutivo del Estado no hubiese impedido que la desamueblaran ya estaban los ganados herrados con fierros de otras personas y quedaba solo el casco; los Carmelos son poderosos y diremos algo de la adquicisión de sus bienes y obligaciones anexas a ellos.

Un rico sin hijos y que se hizo poderoso por las minas del Cerro de San Pedro tuvo la ocurrencia de legar su caudal para traer Carmelitas al Estado y fundar un Colegio donde se educasen niñas con la precisa condicion de que jamás habia de convertirse en convento de profesas; construyó el convento del Carmen dió ornamentos y vasos sagrados y edificó la casa de las educandas, dejando en seguida las grandes haciendas del Pozo, Peotillos y Coronado con sus anexas para manutención de los establecimientos; puso por condicion a

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29 los Carmelos, para que pudiesen adquirir, el que debian mantenerse en el convento ocho religiosos con la precisa obligación de servir de Ministros en el curato y ser el Carmen como una ayuda de Parroquia, y es claro que faltando el legatario a las condiciones que le impone el legador deja de ser dueño de la cosa, y esta vuelve al dominio señalado por las leyes en el modo de suceder y recuperar ¿quién dirá que los Carmelitas poseen legítimamente? ¿Desde cuándo no cumplen las obligaciones con que adquirieron? ¿Cuánta responsabilidad tienen encima? ¡Horroriza el contemplarlo!

No sólo es esto, quedaron las haciendas a medias para el Carmen y Colegio de niñas; quisieron apropiarse de todo sin dar nada para la educación de la juventud; sostuvieron pleito con las infelices, y a buen conseguir para un establecimiento tan útil, transaron quedandose con las haciendas y dando setenta y tantos mil pesos por la parte del Colegio; reconocieron estos a reditos, y cuando la consolidación se apresuraron a entregarlos al gobierno español para que las jovenes en S. Luis no tuviesen auxilio alguno en la precisa educación de los primeros años.

El dueño del caudal dejó las haciendas a medias ¿por qué fue a consolidación la parte que correspondia a niñas educandas? Dejamos la respuesta á los lectores.

Las haciendas de los Carmelos en nuestro Estado hasta el año 32 pasaban de cuarenta mil pesos anuales sus rendimientos libres, en el de 33 resultan arrendadas a los Señores Neri del Barrio y Fagoaga en 12000 pesos cada año ¿por qué tanta baja? Ya se entiende.

Nos encargarémos de otra cosa que ha llamado nuestra atención, y es un parrafo del Fenix de 23 de Marzo del presente año. Los Sres. Editores, dando credito a siniestros informes, dicen que tienen la circular impresa que el Sr. Romero expidió para consultar la opinion de los Ayuntamientos sobre la ley número 60, pero no tienen las cartas particulares ni las instrucciones al visitador, suplicamos a los Señores del Fenix mejoren de concepto en la política de nuestro Ejecutivo, que no es tan torpe ni baja, para pedir la opinión franca y libre y negociar para coartarla, pues bien conocen que estos actos desmoralizan a los Gobiernos y les quitan prestigio con los pueblos y da lugar a que digan con razón, este es un pícaro, dice una cosa en público y nos sugiere que hagamos lo que él quiere, quedando él bien y comprometiéndonos; no Sres., más alto piensa el Sr. Romero, ninguna carta se ha escrito ni se ha indicado palabra a los funcionarios directa ni indirectamente; menos se pueden dar instrucciones al visitador que no se ha nombrado ni sabemos cuando se nombrará.

(De El Yunque de la Libertad, San Luis Potosí, Núm. 99, del 2 de abril de 1834)

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30 RELACIONES IGLESIA - ESTADO

Segundo artículo

El H. Congreso del Estado de Querétaro ha dado una ley por la que prohibe la publicación de edictos, censuras y reglamentos del Arzobispado en su territorio, sin previo pase del Gobierno; esta medida es útil y benefica a la religion y al Estado, a la primera por que evita los escándalos que han ocasionado las excomuniones fulminadas por algunos Obispos contra religiosos que se han esclaustrado a consecuencia de la ley que levantó la coacción para conservar los votos, y al segundo por que protege al cumplimiento de la misma ley, y quita ese poder de derogarla que se han abrogado las Curias Ecleciásticas, bajo el pretexto de dar cumplimiento a algunas disposiciones canónicas.

Las luces del dia pugnan con las de los siglos de la ignorancia, y el hombre no se obliga más de a lo que se puede obligar: los votos son una promesa de la criatura a su creador, y si ofrece lo que no tiene, es claro que no se halla en la obligación de satisfacer, ni se le hará cargo por el juez Divino que es todo piedad y rectitud, pues el obligado alegaría en su favor el no haber recibido aquella fortaleza, y constitución de alma que se necesita para despojarse de la naturaleza y dejar de existir existiendo.

El Religioso profesa clausura y una humillante obediencia a su prelado local; no observa ni uno ni otro, porque anda las calles con pretexto ó sin él, tiene su casa fuera del convento, y muchas veces salta las tapias de noche; vive en discordia con el prelado, y no lo obedece con voluntad: promete no adquirir propiedad, y se hace rico si puede ansiando por el dinero como todo hijo de vecino; ofrece castidad y del cumplimiento de éste voto correremos traslado a las jóvenes y ancianas para que respondan. En lo general estas son las costumbres en que el siglo ha puesto las religiones; bajo de ellas han hecho los votos; no sabemos si Dios aceptó la oferta, y estamos en que no la admitiría y hay motivos para inferirlo, por que nosotros nos reiriamos de quien nos dona un millón de pesos no teniendo un medio real para comer el día de la cesión; en este caso se hallan los religiosos en la edad de dieciocho años que hacen la profesión: no cuentan con caudal dado por naturaleza para cumplir la oferta, y en aquellos raptos de entusiasmo esperan proveerse de auxilios eficases divinos; consignan el cumplimiento de la obligación a lo que reciban extraordinario del Ser a quien se obligaron; no reciben sin duda tamaño bien porque luego comienzan a faltar al contrato, y quedaron desligados, pues ningún hombre debe prometer aquello que no tiene capacidad de cumplir.

El decálogo o sean los diez mandamientos de nuestra ley es lo que obliga de derecho natural y divino, y para lo que todo hombre tiene fuerzas por naturaleza para observarlos; ellos protegen su exístencia y dan las mejores reglas de Higiene para conservarse; no quitan

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31 a la naturaleza el oficio de reproducirse; hacen respetar las propiedades, e interesán en el socorro de la indigencia por aquella sublime máxima, amarás a tu hermano como a ti mismo; obligan al agradecimiento y enseñan a levantar el corazón hacia su bienhechor ¿Qué contraste de éstos preceptos con los votos? ¡No se habrán saciado los hombres con la lucha de sus pasiones, y buscan nuevos motivos para parecer peores! Cumplan los mandamientos, que el divino Salvador dijo eran los únicos necesarios para salvarse, y dejen los consejos que no son capaces de recibir; seamos cristianos y que no hable con nosotros la sátira de Boileau que dice:

Jamás el ser devoto la Escritura impuso por precepto á los cristianos; empero si el ser justos con dulzura, y nunca perseguir a sus hermanos, y de un cristiano bueno el alma pura dista más de los hechos inhumanos de un devoto sus fraudes y su dolo que lo que dista de uno al otro polo.

De El Yunque de la Libertad, San Luis Potosí, Núm. 100, del 5 de abril de 1834)

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RELACIONES IGLESIA - ESTADO

Tercer artículo

Hemos visto con dolor que algunos Señores Obispos desconociendo las luces del siglo han tenido escrúpulo en obedecer la ley que seculariza los curatos de religiosos, conforme vayan vacando y suprime las sacristías, porque dicen que son materias de patronato y este no reside en la Nación Mexicana. El patronato es un dominio que se adquiere sobre las personas o las cosas, y nadie puede dudar que todos los que viven bajo de un gobierno son subditos, y éste se haya facultado para dictar cuantas leyes crea convenientes al mejor régimen interior. Los Eclesiásticos son súbditos del Estado, y no consituyen una soberanía independiente dentro del mismo Estado; pues se tendrían por unos extranjeros de su mismo pais y como tales enemigos del Gobierno establecido, porque dos Soberanos son incompatibles en una misma nación, y no pueden vivir en paz.

El examinar la cuestión de patronato y la división de potestades por los sucesos que refiere la historia, no tendrá otro resultado que sacar a la luz las aberraciones de los hombres muertos, y vicios de los vivos; veríamos una mercancia vergonzoza entre el trono y el altar; advertiriamos desnaturalizado el sentido de las palabras para hacerlas que dijesen otra cosa que aquello para que fueron inventadas; nada importa lo que han escrito los intereses y practicado las pasiones, busquemos la verdad en su origen, y conforme a ella juzguemos.

Los Eclesiásticos ejercen dos jurisdicciones, una espiritual o sea potestad de órden, y otra temporal. La primera es dada por el fundador de la Religión cristiana, y la otra concedida por los Gobiernos civiles; como ministros del Altar desde que se ordenan de Sacerdotes están autorizados para celebrar el sacrificio de la misa, absolver pecadores, negar la absolución, y predicar la doctrina; esta es su soberanía la que ni se enajena ni prescribe, ella procede del cielo según la creencia apostólica, y ningún hombre tiene poder para coartarla; no sucede lo mismo con la autoridad temporal que ejercen los Ecleciásticos. Temporal es todo lo que abraza los actos exteriores; pondremos algunos casos. El Cura Párroco presencia como testigo los matrimonios, los publica en su parroquia en dias festivos, practica diligencias para saber la voluntad de los contrayentes, y las relaciones de familias entre ellos mismos; cobra derechos sobre este contrato, los cobra de entierros, bautismos, etc., corrige a algunos extraviados del Clero, saca procesiones por las calles, manda repicar o doblar, y todo esto no es de potestad de órden, no lo practicó Jesucristo ni sus discipulos, ni en el Evangelio consta autorización alguna para ello; pertenece a la potestad civil y por su mandato y consentimiento han ejercido esta autoridad los Curas. Son unos empleados con

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33 jurisdicción mixta, y el Gobierno temporal debe nombrar al funcionario de su confianza y este responder de sus operaciones.

Cuando los Ecleciásticos se reduzcan al puro desempeño de su ministerio, no tendrá el poder temporal que mezclarse en sus atribuciones; sobre la potestad de orden no hay patronato, ni la Nación lo quiere; el patronato es sobre todo aquello que no imprime carácter en la alma del sacerdote; como se portó Jesucristo y los Apóstoles con los Romanos, queremos que se porte el Clero con nosotros.

(De El Yunque de la Libertad, San Luis Potosí, Núm. 101, del 9 de abril de 1834)

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CLERO Y EJÉRCITO

La guerra de armas debe darse por concluida y no hay el menor cuidado aunque permanezca por algunos meses; los cruzados y sus sectarios confiaron en la fuerza de la mayor parte del Ejército, y esta a guiza de conquista emprendió sus operaciones que no debian corresponder al objeto que se propucieron, por que el Pueblo defiende su propiedad y persona de toda invasión, y sin mayores esfuerzos del gobierno contribuye a sostenerlo con multitud de recursos que jamás pueden proporcionar los hombres más acreditados en la ciencia de regir los pueblos. Esta es una verdad, y si la revolución no tuviera otros elementos que los de las bayonetas, ya cantariamos himnos de paz, y en los brazos de ella pudieramos buscar el descanso; empero, todo lo contrario es lo evidente, aunque nos pese el confesarlo.

Los Españoles en su conquista desmejoraron las costumbres, de los Mexicanos, y como dice Montesquieu que podian darles una religión de mansedumbre, y les llevaron una superstición furiosa; pudieron hacer libres a los esclavos, y hicieron esclavos a los hombres libres. Superstición, esclavitud, he aqui el sieno en que se hallaba sumergida la Nación Mexicana por más de trescientos años; aparecio un genio benefico por los años de 1810, y temiendo que el pueblo obrase contra su misma libertad no quizo declararle sus designios y con profundo saber proclamó la independencia aparentando respeto al tirano que subyugaba desde aquel lado de los mares, y procuró destruir los brazos que lo sostenian. Duró la lucha once años; se desmoralizaron los pueblos por consecuencia precisa de la guerra civil; perdió el prestigio toda clase de Gobierno y los horrores de la anarquia vinieron a substituir la paz sepulcral en que viviamos bajo el despotismo español.

En 1821 se realizó la independencia, y para contener la insubordinación pensaron los políticos asirse de dos poderes destructores, el de un monarca, y el del clero: equivocaron el calculo, pero dieron fuerza a estos monstruos con quienes se ha estado combatiendo. La Federación, esta clase de Gobierno que puede llamarse de invención divina fue adoptada por los años de 24 y los Legisladores no tuvieron el valor suficiente para dar una Constitución conforme a los principios que sancionaron; fijaron en ella artículos que destruian su obra edificando con la bateria enemiga dentro de la misma fortaleza. Estos artículos son los de la intolerancia, y fueros, y son los elementos que subsisten manteniendo una oposición abierta a las instituciones y alejando la paz de la Nación.

Ese Ejercito regido por la ordenanza española, que no es otra cosa que unos asesinos a la voluntad del Sr, ¿podrá ser compatible con los derechos del hombre asegurados en la

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35 Constitución? Esos comandantes generales revestidos de facultades virreinales, y a manera de Capitanes de guerra de los tiempos de Cortés ¿podran ser compatibles con la Soberanía de los Estados? ¿Qué papel representan en ellos? ¿Forman una pequeña soberanía armada con la que amenazan el poder de un Estado? Parece que si, y este es uno de los elementos de revolución continua.

El Clero, con su intolerancia y prerrogativas, es otro elemento más maléfico que el precedente, pues el daño del soldado se percibe, y se resiste, y el del Sacerdote malo, se venera y se oculta. Los Militares aforados constituyen su soberania, independiente de los Estados pero sujeta al primer Magistrado de la República, no así el Clero que cuando la personifica, la sujeta al obispo de Roma, y cuando le conviene ensancharla sienta el trono en el Cielo divinizando lo humano, y reserva la calificación de sus actos para la mansión de los difuntos.

Todas las Naciones han sido esclavas, por la fuerza armada, y por la superstición, si queremos ser libres hagamos que la primera sea del Pueblo y destruyamos la segunda con brazo firme. El soldado sirva bajo de leyes secundarias del sistema de Gobierno Federal y los Sacerdotes bajo del evangelio que es su constitución inalterable y la única que puede hacer el bien verdadero.

(De El Yunque de la Libertad, San Luis Potosí, Núm. 102, del 12 de abril de 1834)

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36 RELACIONES IGLESIA - ESTADO

Cuarto artículo

Asuntos de gravedad van a ocupar al H. Congreso en las sesiones para que ha sido convocado por el decreto que hoy insertamos. El Contener los abusos de las autoridades Ecleciásticas es uno ellos, y como estas materias no se discutian entre los Mexicanos por que la inquisición extendia su falange sobre el que no reconocia en el clero una corporación con las naturalezas de Cristo, y sin la obediencia que el divino salvador tuvo a las potestades temporales, diremos algo de lo mucho que nos ocurre en cosa de tanto interés.

Uno de los grandes abusos que exigen remedio pronto, es el contener esos Edictos de las curias Ecleciásticas, que tienen por objeto mover al público contra las Autoridades establecidas, anular las leyes anatematizando a los que se acojen a ellas, y reglamentar los diezmos dandoles el caracter de una contribución forzosa, y no el de una obligación voluntaria, o sea limosna gratuita.

Toda la razón que dan los Obispos para excomulgar a los religiosos que se exclaustran con permiso de la ley, es que por disposiciones canónicas, no pueden separarse de la obediencia de sus prelados locales sin licencia del Romano Pontífice, y que la ley civil carece de fuerza para derogar la eclesiástica. Las leyes conónicas necesitan la aceptación del Gobierno temporal para que rijan en los Estados, y sin esta no surten efecto alguno. Los Monarcas Españoles querian admitir todas las que imponian censura a los Frailes y Monjas que consintieron en sus dominios, y les dieron fuerza por el pase, sin perjuicio de dictar las medidas que exijieran las circunstancias. El Gobierno Mexicano al dar la ley que permite se exclaustren los Religiosos, rebocó el pase de los principes Españoles a toda disposición canónica que sea opuesta al cumplimiento de la expresada ley, y si asi no fuera nos veriamos en la presición de consignar a los Poderes generales, a la pena de garrote por haber sancionado una ley atróz, pues el que a ella se abriga, sufre la pena de infamia y se le prohibe subsista por su ejercicio; se reputa por malvado, y se despacha a los infiernos. ¡Habrá mayor insolencia! Los Obispos no tienen facultad para anatematizar a los religiosos que se exclaustren por que aquella les era concedida por la ley canónica que dejó de existir desde que se opuso a la civil, y esta suprimió el pase concedido por los Reyes Españoles; no hubo poder para excomulgar, y de consiguiente no hay excomunion.

Los Reyes de Francia están declarados, por la sede apostólica de cristianisimos, y referiremos un auto del año de 1530 que no puede ser sospechoso, por que en aquel siglo vestian la coraza los Obispos, predicaban a cuchilladas, quitaban y daban reinos; eran Señores de dos espadas y aun no aparecian los filósofos del tiempo de Luis XIV. El clero de Francia se aprovechó de las vacaciones del parlamento de Paris y mandó públicar la bula In

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37 caena Domini, el procurador general se opuso á ella y la cámara de las vacaciones presidida por el celebre Brisson dió el cuatro de octubre de 1530 un Decreto que mandaba a todos los Gobernadores que le informasen de cuales eran los Arsobispos, o Provisores, que habian recibido a esta bula, o una copia bajo el título de Litterre procesus, y cuales se la habian remitido para publicarla; que impidiesen su publicacion si no se habia hecho; que recogiesen los ejemplares y los remitiesen a la cámara; y en caso de que estuviese publicada, que emplazasen a los Arsobispos, Obispos o Provisores, para comparecer ante la Cámara, y responder al interrogatorio del Fiscal general; y entre tanto que se ocupasen las temporalidades y se les pusiera a disposición del Rey, que prohibiesen que se impidera la ejecución de este decreto, bajo pena de ser castigados como enemigos del Estado y criminales de leza Nación.

La bula in caena Domini provenia de la misma Autoridad, que las que ligan con censuras a los Religiosos de ambos sexos para obligarlos a la obediencia de los Prelados locales, y si un tribunal de Francia prohibió su publicación, sin que le negasen poder, más legalidad tiene la disposición de un Cuerpo Soberano que sujete a revisión todo acto de las curias Ecleciásticas.

El decreto del parlamento de París contiene otra decisión muy interesante, que es el desafuero de los Obispos y Provisores, citándolos a responder ante el Tribunal civil ¿por qué no haremos otro tanto? Era mas temible en Francia el Cuerpo Eclesiástico que en nuestra República, y aquel siglo el de la superstición y fanatismo, y el presente de las luces y filosofia.

Los Diezmos en la República Mexicana tienen el origen de conquista y son idénticos a los que obtuvo la tribu de Leví en la peregrinación de los Judios bajo la dirección de Moisés; estos con las armas ganaron la congrua y por las armas la perdieron; lo mismo sucedio a los Españoles, y la palabra Diezmo entre nosotros no ha quedado con otro sentido que el que cada uno dé la limosna que quiera sin sujetarse a reglamentos que indiquen autoridad en quien los da, y obligación de cuota señalada en el contribuyente.

El Evangelio no inpone Diezmos y a esto nos atenemos.

(De El Yunque de la Libertad, San Luis Potosí, Núm. 103, del 16 de abril de 1834)

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RELACIONES IGLESIA - ESTADO

Quinto artículo

El H. Congreso del Estado de Tamaulipas expidió un decreto minorando los derechos que cobran los curas por bautismos, matrimonios, entierros, etc., y algunos de aquellos como ministros evangelicos del apostol Cortés han desamparado los curatos por que envuelve herejia el contribuir con menos cuota para el sustento de algunos Ecleciásticos.

Este decreto que en nada se rosa con el dogma, ha ocasionado escritos de controversia entre el gobierno de Tamaulipas y el Obispo de Monterrey, el primero es todo moderación y doctrina en sus comunicaciones, y el segundo increpador y amenazante sin dejar la mania de los tiempos barbaros en que se calificaba de herético todo aquello que tendia a reducir la avaricia de los Obispos de Roma y del clero separado de las doctrinas del Salvador.

El Sr. Belaunzarán con el titulo de cincuenta años de estudio en Teologia que acredita el ser anciano y aspirar a conocer a la divinidad incomprensible al pobre gusanillo del hombre, califica de herejes a todos los gobiernos que minoren las contribuciones para obtener los sacramentos, y se arroja a compararlos con los Ereciarcas de la reforma; estos comenzaron su pleito con las curias Romanas por la venta de indulgencias que hacian los frailes con patentes del Papa, y se les concedió razón en esta parte por el Concilio de Trento que prohibió las demandas bajo pena de excomunión. El vender las indulgencias y pagar por recibir los sacramentos, no contiene diferencia en la cosa y únicamente en la palabra. El Concilio de Trento anatematizó lo primero ¿será hereje el que obre en el mismo sentido? no, y es cumplidor de los canones de la Iglesia.

Como la mayor parte de los Teologos han aprendido a discurrir en caos, de aqui proviene la confusión de ideas y la ensancha interminable a las consecuencias de principios obvios y muy sencillos. El que sirve al altar, debe comer del altar ¿esto autoriza para imponer contribuciones? ¿Quiere decir que se cierren los templos, si no pagan por bautizarse y casarse? ¿Hay algún ejemplo de tan impia medida en el Evangelio? San Pablo al decir que debe comer del Altar quien sirve al Altar, en seña que el ministro era participe de las limosnas que daban los fieles, podia comer de ellas y repartir a los mendigos cristianos como era él mismo y los demas Apostoles, y defendió a los sacerdotes de la Sinagoga por las ofrendas que recibian en las purificaciones, y la carne de las víctimas de que se aprovechaban ¿qué tiene esto que ver con que se paguen por un bautismo, cuatro reales en lugar de ocho?

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39 Estamos conformes en que el sacerdote que sirve se le retribuya su trabajo, pero no lo estamos en que el mismo obrero imponga la contribución y a costa ajena señale platillos con que debe cubrir su mesa, compre menajes y atesore caudales.

Los Aranceles son una contribución, y no otra cosa. Las contribuciones se hacen por los Gobiernos que representan la Nación, esta es esencialmente la fuente de toda Soberanía, y ningún hombre, o junta de hombres puede ejercer alguna autoridad que no emane espresamente de ella ¿dimana la autoridad eclesiástica en lo espiritual de la fuente de la Nación? responda el Obispo de Monterrey. Si no dimana como es de verdad católica ¿por que quiere apropiarse el derecho de imposición de contribuciones? Peca contra este acto contra su instituto, y comete un delito de usurpación de autoridad.

Los derechos de estola deben ser voluntarios, y no tarifados porque designando precio se comete simonia, vendiendo los sacramentos, por más que aprisionen el sentido de las palabras y las doren como pildoras; pago ocho reales por un bautismo y si no los doy, queda el muchacho judio, ¿será esta compra? Entre los hombres no es otra cosa, el recién nacido se queda judio si no tiene dinero, y el hombre desnudo si le falta con que comprar ropa para cubrirse. Encierra otra injusticia el arancel de los curas, la desproporción en el reparto de la contribución, ella es directa y sobre las personas, y lo mismo paga el millonario, que el méndigo, y envuelve la tiranía de enjuagar las lágrimas de la infeliz viuda y huérfanos aumentando su miseria y privándolos del escaso alimento para sepultar el cadaver que era apoyo de su subsistencia; les faltó este, y se les hace mas sensible doblándoles la aflicción, en circunstancias que la humanidad y la religión obligan a dar consuelos y franquear socorros. Los amigos y convecinos se compunjen y lloran en derredor del muerto y en medio de la familia, y el cura infleccible hace oficios de publicano no perteneciendo por aquella vez a los que proceden de Adan. El dar alivio a estos males, llama herejía el Obispo de Monterrey ¿cómo consiliará el haber desamparado sus parroquias algunos curas por la minoración de paga para administrar los sacramentos, con aquella divina doctrina que se halla en el capítulo 40 del evangelio de San Lucas? Dice este Evangelista: Y le fue dado el libro de Isaias al Profeta, y cuando desarrolló el libro halló el lugar en donde estaba escrito; el espíritu del Sr, está sobre mí, por lo que me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres, me ha enviado para sanar a los quebrantados de corazón, para anunciar a los cautivos redención, a los ciegos vista, para poner en libertad a los quebrantados; para publicar el año favorable del Sr ... hoy se ha cumplido esta escritura en vuestras orejas. Esto dijo el Salvador, y el Sr. Belaunzaran que ha jurado enseñar y practicar esta doctrina, imita el ejemplo aprovando el crimen de los Curas de cerrar las parroquias porque se ha bajado el precio de la venta de Sacramentos. Que no se anuncie la buena nueva; que no se cure la llaga del Corazón; que los fieles queden sin sacerdote; y que de este modo se acredite la legitima sucesión de los Apóstoles.

También tiene por piadoso el Obispo de Monterrey al cruel Constantino, que fue un parricida, ahogando a su mujer en el baño, degollando a su hijo, asesinando a su suegro, a

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40 su cuñado y a su sobrino, y fue un malvado que sin estar bautizado y al tiempo que acababa de reedificar en Roma el templo de la concordia, convocó y presidió el Concilio de Nicea, que ocasionó tantas guerras de Religión derramandose la sangre a torrentes. La doctrina de estos piadosos es la de los azotes de la humanidad; Cortés el Conquistador tuvo lugar entre los piadosos, se dejó azotar de un fraile en la plaza, y robó y asesinó veinte millones de mexicanos.

(De El Yunque de la Libertad, San Luis Potosí, Núm. 104, del 19 de abril de 1834)

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41 RELACIONES IGLESIA - ESTADO

Sexto artículo

Los aranceles, porque subsisten los Curas, se reducen a cobrar derechos de bautismos, casamientos, entierros como principal contribución honerosa sobre los creyentes, pues lo que se paga por funciones de Iglesia, procesiones, bendiciones, responsos, etc., debe conceptuarse en la clase de exacción voluntaria, por que queda al arbitrio de los fieles gastar o no su dinero en actos de prerrogación. El Señor Obispo de Monterrey, quiere que sea de derecho divino este cobro simoniaco, y nos encargaremos por ahora de lo que pertenece a sepulturas, ofreciendo tocar en otros números lo de bautismo y matrimonios.

En ninguna cosa han sido los hombres más variables que en la de supultar los cadáveres, parece increible la diversidad de opiniones en las naciones cultas, y asombra el examinarlas. Filósofos del saber de Diógenes, Demósténes, Séneca y otros muchos dieron a entender les importaba muy poco ser o no enterrados después de muertos. Cicerón habla de algunos pueblos de la india que devoraban los cuerpos de los ancianos después de matarlos, y les parecia buen manjar las entrañas de los enfermos y los miembros de los enemigos; en algunos pueblos dejaban los cuerpos de los difuntos dispersos en el campo, a fin de que fuesen alimento de las fieras; en otros los echaban a los rios y estanques; otros los sepultaban entre las peñas, precipicios, valles y desiertos, quemando a los héroes y guardando sus cenizas pero nunca enterrándolos en los poblados. Los Egipcios de quienes hemos recibido porción de su ceremonial, tenian por distinción dar sepultura a los cadáveres de los varones virtuosos después de un examen jurídico de su vida; y calificadas las buenas acciones, los trasladaban al otro lado de laLaguna Acheruza donde habia en una campiña deliciosa sepulturas publicas. Los cristianos conforme fueron aprendiendo el dogma de la vida futura, hicieron venerables las sepulturas de los varones de vida ejemplar, no permitiendo fundar casas, lavantar paredes, ni edificar templos en los sitios en donde se hallaban, señalándolos unos amontonando piedras, y otros una paca de tierra en la superficie, pero sin conceder intervención a los ecleciásticos para designar parajes, ni cobrar licencia para abrir el sepulcro; los deudos y amigos eran las únicas personas que deliberaban.

Tuvo parte la ambición hasta en los muertos; y como las sepulturas se concedian a los virtuosos, ninguno quizo que dejase de tenerse por tal al que moria de su familia, y como los huesos de los mártires se trasladaban a las Iglesias, el que tenía dinero cohechaba para sepultar a los suyos dentro de los templos contrariando las costumbres de todos los pueblos de la antiguedad, e infringiendo las leyes que prohiben la sepultura en los templos, y el pagar por los entierros. Este el origen divino del Obispo de Monterrey, un delito como es el quebrantar una costumbre y desobedecer una ley.

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42 Los Emperadores y Reyes han dispuesto sobre sepulturas, y los concilios secundado aquellas imposiciones. El Emperador Teodocio tenido por muy piadoso y Español de origen en el código que lleva su nombre, libro 9, título 17 ley 6a, dice: Todos los cadáveres que están colocados en la tierra dentro de urnas o sarcofago se sacarán y pondrán fuera de la Ciudad para que sirvan como de una imagen de nuestra mortalidad, y se conserve al domicilio de los habitantes la santidad que les es debida. La ley 2a, partida 1a., título 13, se expresa del modo que sigue: Antiguamente los Emperadores o los Reyes de los cristianos hicieron establecimientos y leyes y mandaron que fuesen fechas Iglesias, y los cementerios fuera de las Ciudades y de las Villas en que se enterrasen los muertos, por que el fedor de ellos no corrompiese el aire ni matase á los vivos. En la ley 9a de la misma partida y título, volvió a tratar el asunto el sabio Rey Alonso y dijo: Soterrar no deben ninguno en la iglesia si tampoco a personas ciertas, que son nombradas en esta ley, asi como a los Reyes, y a las Reinas, y a sus hijos y a los Obispos, y a los Priores, y a los maestros, y a los Comendadores que son prelados de las órdenes y de las iglesias conventuales y a los ricos hombres honrados y a los hombres que hiciesen iglesias de nuevo, o monasterios, o escogiesen en ella sepulturas, y a todo hombre que fuese Clerigo, y lego que lo mereciese por santidad, de buena vida o buenas obras. Y si alguno otro soterrasen dentro en la iglesia, si no los que sobre dicho son en esta ley, debelos el Obispo sacar por ende.

¿Que dirá el Obispo de Monterrey a la vista de estas leyes? ¿se dictaron por algún Concordato? ¿Eran herejes Teodocio y Alfonso? ¿Reclamó el Pontifice Romano o los Obispos Españoles? Todo lo contrario, las apoyaron con su autoridad y aun se impuso excomunión en una junta del Clero que hizo el Obispo de Leon D. Martin Fernandez para todo el que permitiese enterrar en las Iglesias, quedando entre dichas interin no echasen fuera los cadaveres.

De la potestad civil ha sido y es el arreglar las sepulturas, y solo al Sr, Belaunzarán le ocurre que sea de derecho divino el pago de los entierros, cuando está demonstrado que es de humano el que se sepulten, y aun la bendición de campo santos no se conocia en el siglo VI, es muy posterior y el darle más antiguedad no tiene pruebas en la historia, y se reduce al escrúpulo de la Abadesa de un convento.

El sepultar los cadáveres es del resorte de la policia como se deja demostrado; el rogar á Dios por los difuntos oficio del Clero; ninguno de estos actos tiene relación con el dogma y no sabemos como se atrevió el Obispo de Monterrey a declarar por herejes a los que minoraron el pago de entierros: este es mucho abuso.

En la Gaceta de Tampico de 7 del corriente, hemos visto una comunicación oficial de la Jefatura del Departamento del Sur solicitando que se extingan alcabalas, derechos de consumo y tornagias en el Estado de Tamaulipas, con el objeto de que la villa de Tula se convierta en Puerto terrestre y depósito de las mercancías de Europa, este proyecto ocurrió al Sr, Jefe politico por saber que muchos comerciantes de la capital de S. Luis Potosi (seran

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43 extranjeros comisionistas), tratan de mudar sus casas por la ultima ley de Hacienda que se dió en el Estado bajo de principios equivocos como se dictaron otras que hicieron mudarse a Aguascalientes, progresar aquel comercio, el Estado de Zacatecas, Guanajuato y Durango con menoscabo del de S. Luis; no nos oponemos a que el H. Congreso de Tamaulipas dicte la ley que le parezca ni la censuraremos jamás, y tomamos la pluma para deshacer algunos equivocos. Los Extranjeros mudaron algunas casas de comercio a Aguascalientes por haberseles prohibido el menudeo dejando este recurso a los naturales del pais que bastante lo necesitan; a poco de estar en Aguascalientes se les prohibió también el menudeo con severas penas; fiaron, sin conocimiento por acreditarse, hubo sus quiebras, perdieron miles de pesos levantaron casas y no ha quedado mas de una que no se mueve porque le deben mas de trescientos mil pesos. La ley de prohibicion de menudeo, si es equivoca hombres sabios la promueven en las Camaras de la Unión. San Luis no hechó menos a los comisionistas extranjeros que se fueron, en nada se notó su falta ni la pobreza que le imputa hubo quien la advirtiera; no se ha derogado la ley de menudeo y las casas han vuelto por que los recursos que dió naturaleza á S. Luis no los tiene otro punto; cuando se mude la poblacion de la República perderá la ventajosa posicion geografica en que se halla.

La ley que se dice equivoca, no encierra otra novedad que la de bajar la alcabala a los artículos del pais, dejar vigentes el derecho de consumo a los efectos extranjeros, convidar a los almacenistas para que paguen por contrata y se liberten de las molestias y trabas en las Aduanas, y tomar precauciones para evitar el sistemado contrabando.

Han sorprendido el celo del Sr. Jefe politico del Sur de Tamaulipas, y su proposición envuelve miras de gran cuantía y contra la hacienda pública en general; nada importa el que no se cobre derecho de consumo, ni Alcabalas en Tamaulipas, lo perjudicial es aquello de extinguirse tornaguias. Todos sabemos la desmoralización en las Aduanas maritimas, y que el contrabando es ramo de industria y contrato entre empleados, vecinos y comerciantes; se quita la tornagia, y Tula queda convertida en Almacen de fraudes, pues sin embarazo vendrán articulos prohibidos, cargamentos robados por los piratas, y todos cuantos quieran los negociantes pues el echarlo a tierra e introducirlos sin conocimientos de la Aduana maritima o con el disimulo de esta es lo mas fácil; concedase esto, y acabó ese corto recurso que tiene hoy dia la hacienda de la Nación. Lo único que faltaba a los extranjeros para ser más dueños de México que los ingleses de la Luna, es que una ley les asegurase el depósito de sus contrabandos.

Los males que se deben remediar, son la desmoralización de los empleados, protegida por el exeso de derechos. Impongase un 20 ó 25 por ciento de toda alcabala, bajo de aforos de personas inteligentes, y cuando no acabe minorará el contrabando; en el dia ningún comerciante puede pagar los derechos impuestos y dar al precio que corren los efectos, pues satisface mas de Alcabala que lo que le produce el artículo. Es axioma financiero que cuanto menos recargo tienen los efectos de Alcabala, mas produce esta.

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44 (De El Yunque de la Libertad, San Luis Potosí, Núm. 105, del 23 de abril de 1834)

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45 RELACIONES IGLESIA - ESTADO

Séptimo artículo

La primera sociedad conocida en el universo por los que siguen la religión de Jesucristo es la del matrimonio que trae su origen desde la creación del Hombre, pues nos dice el Genesis en los versículos 27 y 28 del capítulo 1° y crio Dios al hombre a su imagen. a imagen de Dios lo crió: macho y hembra los crió. Y los bendijo Dios y dijo: creced y multiplicad y enchid la tierra. En los versículos 18, 22, 23 y 24 del capítulo 2° se lee lo siguiente: dijo tambien el Sr. Dios no es bueno que el hombre este solo; hagamosle ayuda semejante a el. Y formo el Sr. Dios la costilla que habia tomado de Adan en mujer; y llevola a Adan. Y dijo Adán: esto ahora es hueso de mis huesos y carne de mi carne; esta será llamada varona por que de varon fue tomada. Por la cual dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán dos en una misma carne. Esta es la fuente de la propagación de los seres racionales, y la que bendijo el Sr. al momento de anímarlos. De Adán y Eva debian proceder todos los hombres y no habiendo otro tronco más de este, bendijo Dios la unión de sus descendientes para que pudiera cumplirse el mandato de creced, multiplicad y enchid la tierra.

Los hermanos hijos primeros de Adan contrajeron matrimonios y asi fueron multiplicandose; sobrevino el diluvio después de dos mil años de la creacción, Noe y su familia libraron de morir ahogados; quedó este por segundo Adán y la generación presente fue engendrada del modo que la primitiva porque Noe encerró en la arca a su mujer e hijos y no a otras personas extrañas.

Se propagó la especie racional; se formaron diversas fracciones que se es tendieron conforme a sus necesidades; estas produjeron la industria, distinguieron la propiedad, y obligaron a establecer gobiernos sujetándose los hombres a éstos y minorando de hecho la autoridad patriarcal bajo la cual habian vivido y es la única de derecho natural.

Aumentada la población y constituidos los hombres en miembros de grandes sociedades, convino arreglar sus acciones y pareció preciso poner trabas a la disolución y entre ellas se designó por contrato el matrimonio y se dieron reglas para que se pudiese otorgar excluyendo algunas personas con quienes no se podia contraher, y son los que se llaman impedimentos. Jesucristo elevó a sacramento este contrato y quedo entre los fieles recibirlo por uno de los siete de la Iglesia, sin alterar su origen ni variar su naturaleza.

Los legisladores de las naciones dictaron leyes que creyeron conformes a las costumbres de su siglo, y los Ecleciásticos entre los cristianos no tenian otra intervención que la de presenciar el matrimonio y bendecir el vientre; esto se practicó hasta el tiempo de

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46 Constantino que regularizó el pueblo católico, y dió leyes sobre matrimonios, las que secundo y amplificó Justiniano; siguieron el ejemplo de estos muchos principes cristianos, citaremos algunos sin observar el orden cronológico de sus datas.

La ley 6a, titulo 1° parte 4a, dice que se pueden desposar los varones y las mujeres desde que hubieren siete años. La 1a. titúlo 1° libro 3° del Fuero juzgo, declara validos los matrimonios contraidos entre Romanos y Godos. La 3a. del mismo titulo y libro manda que el juez parta el matrimonio sabido el adulterio. La 2a título 5° del mismo libro dice: que sabiendo que se casan muchos hombres con virgenes sagradas, o con viudas profesas, o con sus parientas se prohibe, y que aunque no haya acusación luego que el juez lo sepa departa el matrimonio.

Justiniano en su codigo dió repetidos establecimientos impidiendo el matrimonio a los monjes y á las diaconesas; el mismo prohibió a los clérigos que se casaran porque antes vivian conyugados. Carlos III expidió varios decretos sobre matrimonios y entre ellos la famosa pragmatica de 23 de Marzo de 1776. José segundo, Emperador de Alemanía, desarrolló todo el poder civíl en su edicto del 23 de Enero de 1786, copiarémos algunos articulos por muy interesantes:

1° El matrimonio considerado como contrato civil, como tambien las obligaciones que de él resultan a los contrayentes, ya sea entre ellos mismos, o ya respecto de la sociedad, no deben su existencia, sino a las leyes establecidas por el soberano. y por consiguiente el conocimiento y desición de las diferencias en esta materia, pertenecen exclusivamente a los tribunales civiles y nacionales de nuestro imperio.

En el artículo 2° declara nulos los matrimonios contraidos sin licencia de los Padres o Tutores, o de los Jueces en caso de negativa irracional de los primeros. En el 5° designa impedimentos de consanguinidad prohibiendo hasta el grado de primos hermanos. En el 6° extiende la prohibisión a los parentescos de afinidad en el mismo grado, y se reserva el monarca la facultad de dispensar, declarando que los que obtengan la dispensa, ó no estén en el grado prohibido acudan al Obispo Diocesano para que los case. En el 10° anula los matrimonios con los militares sin licencia por escrito de sus respectivos superiores, e impone pena al Cura o Ecleciástico que los casare, y deja subsistente el celibato del Clero secular y regular de la Iglesia católica romana. En el 11° declara desde cuando existe el contrato matrimonial; el 15, 16 y 17 habla de nulidades; el 18 dice: Declaramos que para que un matrimonio sea válido, es condicion esencial que los contrayentes den su consentimiento en presencia del Cura Parroco, o el minístro de la Parroquia, o Comunidad en que estén domiciliados los futuros esposos y delante de dos testigos; pero permitimos que el Cura Parroco o el ministro nombre otro Ecleciástico, que haga sus veces y tome el dicho de los contrayentes.

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47 En los 19, 20 y 21 reglamenta las amonestaciones, y en el 22 se expresa como sigue. Sin embargo, en los casos extraordinarios y habiendo peligro en demora, acudirán las partes al Magistrado civíl que podra dispensar la triple publicación de las proclamas.

En el 23 declara nulos los matrimonios que se celebren sin este requisito; en el 24 impone a los curas la obligación de sentar de su puño las partidas de casamiento; en el 25 declara indisolubles los contraidos en la forma señalada por los artículos anteriores; y en el 26 dice: Si alguno de los consortes no pudiese cumplir con la obligación más esencial del matrimonio, se permite a la parte que tenga acción para quejarse de este defecto hacer representación ante la justicia civil para anular el matrimonio.

En el 34 autoriza a los casados para convenirse en no vivir juntos y separar sus bienes, sin mas obligación que la de presentarse al juez expresando su convenio, y este exigirá una certificación del cura parroco o ministro en la que diga que ha cumplido sus obligaciones para que vivan reunidos y no ha podido conseguirlo.

Los protestantes que son cristianos separados de la comunión romana merecieron la atención de José Segundo como súbditos del imperio y en el art. 39 autoriza a los Jueces civiles para que sentencien la disolución del matrimonio por adulterio, o por maquinar contra la vida alguno de los consortes; en el 40 declara también la disolución por abandono del marido a la mujer o de esta a aquel.

Es inconcuso que la autoridad Eclesiástica no tiene otro poder sobre los matrimonios que el espiritual en razón de sacramento, y si se ha extendido en lo que pertenece a contrato es por consentimiento de los Principes, el que pueden retirar cuando quieran como lo hizo el Catolico Carlos III y el muy catolico José Segundo, sin embargo de la sesión 24 de reforma del Concilio de Trento y de las enciclicas y breves de Benedicto XIV y Clemente XIII, pues como todo esto es de disciplina, se admite o dura en un estado hasta el tiempo que el Gobierno lo juzga util y benéfico.

Nos contraheremos al objeto que dirije nuestra pluma que es impugnar la contestación del Obispo de Monterrey al Gobierno de Tamaulipas sobre baja de aranceles; pertenece a la autoridad civil dar reglamentos sobre matrimonios y no incurre en herejia usando de sus atribuciones, ¿por qué dice el obispo que es hereje el que minora los derechos? ¿Estos se impusieron, al contrato o al Sacramento? Si al contrato, corresponde deliberar al cuerpo Legislativo; si al Sacramento, es una simonia, y estos ni se compensan con plata; estan fuera del mercado en la grey del Salvador. Es cosa de mucho escándalo para la Iglesia de Jesucristo que con dinero se consigan dispensas de consaguinidad, afinidad y de lujo como son las de omitir las proclamas en los tres dias festivos que prescribe el Concilio de Trento; estas sufren los pobres, no las pública el Cura en la misa mayor de la Parroquia que es la solemne y la que designa el Concilio, y un monasillo o sacristán las masca quedandose el pueblo en ayunas y no pudiendo surtir sus efectos.

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48 En nuestro humilde juicio no sólo se deben minorar los derechos de los matrimonios, sino extinguir, porque el pagar por casarse se opone al versículo 27 del Genisisque citamos al principio. El hombre fue criado con la bendición de Dios, para crecer, multiplicar, y henchir la tierra, y el que no tiene para pagar los derechos de matrimonio queda fuera de la creación y no se contempla por del linage de Adán. ¿Serán creyentes los sostenedores del pago de derechos? El Genisis los califica.

(De El Yunque de la Libertad, San Luis Potosí, Núm. 106, del 26 de abril de 1834)

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Octavo artículo

Como nuestro intento es manifestar que en nada se opone al dogma el que la Autoridad cívil minore los derechos que se pagan a los curas en razón del ejercicio de su ministerio, y antes por el contrario huele a simonía el conseguir con dinero, y a taza la administracion de sacramentos, diremos algo del bautismo desde que comenzó a usarse entre los cristianos, y de aqui se vendrá en conocimiento del error en que há caido el Obispo de Monterrey clasificando de herejes a los que rebajen derechos de Aranceles de las curias eclesiásticas, y a los que los quiten ¿qué denominación les dará?

Entre los cristianos es tan esencial el bautismo, que el mismo Jesucristo lo recibió de S. Juan, sin necesidad de lavar la mancha del pecado original, pues fue concebido sin ella porque no lo engendró barón del linaje de Adán. En el tiempo de su predicación corrían los Judios y Gentiles hacia el Jordan para sufrir inmerción en aquel Rio, que es lo que significa la voz griega bautismo y S. Juan lo administraba. Los discipulos de Jesús hacian otro tanto por la Judea y parece que ellos únicamente bautizaban pues aunque en el Cap. 3° versículo 22 dice el Evangelista S. Juan hablando de Jesus: ... y alli se estaba con ellos y bautizaba en el cuarto, verso 2°, expresa: ... aunque Jesus no bautizó sino sus discipulos; sea de esto lo que fuere, haya Jesus bautizado únicamente a los discipulos según opinan unos, ó autorizado a estos por aquellas palabras: Id pues, y enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espiritu Santo, o no haya bautizado a ninguno como sostienen otros, lo cierto es que el bautismo se hizo necesario y el Salvador enseñó que no puede entrar en el reino de Dios, sino aquel que fuere renacido de agua y de Espiritu Santo, esta doctrina ha sufrido lo que todas las cosas que se ejecutan por manos de hombres, se bautizaba por la inmersión en los primeros siglos, se bautizaba por la aspersión, en otros se reserbaba para el articulo de muerte como lo hizo Constantino o para el segundo tercio de la vida como sucedió a San Ambrocio que aun no estaba bautizado cuando se le hizo Obispo de Milán; se bautiza hoy en dia echando conchas de agua en la cabeza, y esto es lo más parecido a la inmersión del primer siglo porque baña la cabeza, aunque no se sambulle todo el cuerpo.

El bautismo se ha tenido por de tanta necesidad que aun hubo epoca en que se bautizó á los muertos, y S. Pablo dijo a los Corintios: si no se resucita, ¿qué harán los que reciben el bautismo por los muertos? Entre los Marcionitas, se metia un vivo debajo de la cama del muerto; se le preguntaba si queria ser bautizado; respondia el vivo que si; y entonces se tomaba al muerto y se sumergia en una cuba, bien que esta costumbre fue pronto condenada, y S. Pablo hace mención de ella para probar la resurrección sin meterse en condenarla.

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50 El que no recibe el bautismo no puede entrar al reino de Dios y muchos Padres de la Iglesia han sostenido que va a dar a los Infiernos el niño que muere sin la agua, siendo de ningún provecho el suburvio del Infierno, o sea el Limbo que dió a conocer en el siglo V Pedro Crisologo, ¿será hereje el que facilita el camino del Cielo, minorando o quitando derechos de Arancel para bautizarse? Los rios caudalosos como el Jordán, y los pueblos donde habia abundancia de aguas, eran los frecuentados por el Bautista, Jesus y sus discípulos para bautisar; llegaban Judios y Gentiles y recibian las aguas sin pagar contribución; en tiempos más cercanos a nosotros en los de la conquista de Cortés se practicó en Mexico el bautismo de aspersión, nada se cobró por el, y un Pontifice Romano lo declaró válido.

El bautismo es sacramento, y asi lo confesamos, y como sacramento un acto humano, y un misterio; por acto humano, si debe pagarse contribución toca asígnarla al poder temporal, y por misterio se halla excluido de ella, pues seria la mayor osadia señalar tarifa a la cosa que no se comprende.

Envuelve el Arancel de los Curas una injusticia enorme, y es la de que el Padrino pague los derechos según se practica. Los Padrinos eran unos fiadores de los hombres y mujeres desconocidos que se presentaban a los discípulos a pedir las aguas del bautismo y agregarse a la sociedad Cristiana, y como muchos lo hacian por disfrutar de las limosnas se les pedian fianzas de ser fieles, y este el origen del padrinazgo ¿dónde se ha visto que el fiador pague la escritura de fianza? ¿Qué es lo que aseguran de un niño recién nacido? Nos conformamos con la práctica; pero no con la capitación.

Concluiremos con el evangelista San Juan: en verdad, en verdad te digo, que no puede entrar en el reino de Dios, sino aquel que fue renacido de agua y de Espiritu Santo. El que no tiene para pagar el bautismo queda privado de él, y se condena a los infiernos a un inocente que ha nacido sin saber que hubo en el mundo una Eva astuta, y un Adán débil: ¿por parte de quién está la impiedad? El Gobierno civil lleno de beneficencia allá en el camino del cielo aminorando o quitando la contribución que impide la entrada, y un Obispo quiere que se abran las puertas del Reino de Dios con las llaves que Filipo de Macedonia abria las de las plazas fuertes, un asno cargado de oro.

Estamos instruidos que el cura Don Tomas Vargas se pasea en México, y tiene esperanzas de que convalezca la perdida causa de sus amos, pues han venido algunos papeles por el correo a cierta persona de devoción donde se dice que muy pronto variarán las cosas pues va a estallar la revolución; estos papeles no tienen firmados y quien los recibió se hace del inocente ignorando la persona que los ha dirigido, pero como aquí conocemos a todos, vacilamos poco para acertar el origen.

Vargas es peor que el Obispo de Puebla, porque por lo menos el sr. Vazquez ha tenido hasta ahora costumbres privadas y en las publicas ha sido muy malo, y aquel tan perverso en unas como en otras, es muy inmoral, se burla de la religión y persigue por herejes a los que

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51 no saben lo que es herejia para embaucar al pueblo; presta a las jovenes libros obsenos para seducirlas, como el de Teresa la filosofa, y a estos libros les tiene puesta la nota de salvaguardia, de peligrosos; fue compañero inseparable de Alamán desde España, y uno de los que hacian tercio a Francisco de Paula en el tresillo, y como su pegado se aseguró que vino con instrucciones para traer a su principe; su conducta en las cámaras bien conocida es de la nación ¿por qué ha quedado ilusoria la órden del Ecsmo. Sr. Presidente de 27 de Noviembre de l833? En ella se previene que haga su viaje por Veracruz, saliendo de S. Miguel dentro de ocho dias contados desde el 30 del mismo Noviembre, y dentro de un mes del territorio de la República, dando fianzas y quedando los fiadores obligados a sufrir la penas si en el término prefijado no se remite constancia de haberse ya embarcado; reclamamos el cumplimiento de las leyes, y si sacó Vargas provecho con haberse escondido al ejecutarse la órden de 26 de Octubre el mismo sacará el Obispo Vazques y de este modo se pierde el prestigio y abre puerta a la inobediencia.

Aqui se halla el buen pájaro del lic. Conejo, con el escudo de que siga su camino cuando el estado de su salud se lo permita; no la tendrá para embarcarse, pero no le faltará para caminar poco a poco hasta Texas.

(De El Yunque de la Libertad, San Luis Potosí. Núm. 107, del 30 de abril de 183

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52 RELACIONES IGLESIA - ESTADO

Noveno artículo

No estamos conformes, a nuestro pesar con la calificación que dan los señores editores del Telegrafo oficial a los alzados de Cordoba y Orizaba, llamando los insurreccionados, a causa del decreto núm. 94 de la H. Legislatura del Estado de Veracruz, que mandó cerrar los conventos de religiosos que no tengan ocho Sacerdotes de asistencia en la comunidad, ni estamos conformes con la opinión de que no puede el Ejecutivo general tomar providencias interín las Cámaras no declaren, si el decreto es opuesto a la Constitución y leyes generales. Los de Orizaba y Cordoba son unos verdaderos conspiradores contra las instituciones, pues, no tienen el derecho de insurrección unos cuantos para desobedecer una ley, han incurrido en el crimen de suversión, y deben clasificarse por unos verdaderos amotinados. El Ejecutivo general tiene por uno de sus deberes la obligación de reprimir todo acto que perturbe la tranquilidad pública, sea cual fuere el motivo que lo mueva, pues de lo contrario no habria Gobierno subsistente, y el sentar principios opuestos es combatir el origen de todas las sociedades y sancionar la rebelión de los súbditos: es engendrar feroces hidras, y destruir de un golpe todos los elementos que constituyen y obligan al hombre a sacrificar lo más precioso de su libertad en el depósito común para conservar el resto de los ataques del más fuerte ¿dónde iriamos a parar con la doctrina de no reprimir una asonada hasta que se califique si es o no contraria a alguna ley? ¿Hay quien ignore que sobran leyes que prohiben a los hombres la inobediencia a las autoridades reconocidas por tales? ¿Que otra cosa es la Constitución, sino un pacto solemne de obedecer a los poderes y funcionarios constituidos? ¡Dios Santo que le ha sucedido al Ministro actual! ¡Habrá reflexionado el abismo de perdición que ha abierto? ¿Cómo sostendrá sus órdenes con tan absurdos principios? Mañana dará una, y se le dice, no obedezco por que ocurro a las cámaras para que digan si es opuesta a la Constitución y leyes. Un Estado dicta las que cree convenientes usando de su facultad legislativa y algunos súbditos dicen no obedezco, hasta que se declare si son o no opuestas a la Constitución o leyes generales; forman reuniones, se preparan y hacen de recursos, buscan proselitos, y conspiran hasta destruir el gobierno establecido en el seguro de su impunidad. ¿El sostener tamañas aberraciones, se llamará constitucional? En buen castellano es destruir la Constitución y un poco más, desmoralizar al pueblo y socavar los cimientos de toda sociedad.

Las Cámaras, ni han tenido, ni tienen poder para revocar las leyes de los Estados, y el único que les concede la Constitución es el de conocer como gran jurado de las acusaciones contra los gobernadores por publicar leyes y decretos contrarios a la Constitución y leyes generales; estas leyes generales deben atenderse no todas las que dicten las Cámaras, sino las que tiendan a los asuntos generales de la Nación que es cosa muy distinta, y el que un Estado arregle los religiosoS que debe haber para tener casa abierta, o mande cerrar estas

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53 nada tiene que ver con los asuntos generales, es particular del Estado, la Constitución no habla nada de ello, ni podia hablar, ni se ha dado ley alguna por el Congreso de la Unión prohibiendo a los Estados legislar en esta materia; ¿de donde la duda? esta no existe y si existe el delito de sublevación que no tiene duda, y dejarlo correr y no reprimirlo es un crimen contra la Constitución. Perdónesenos este lenguaje que nace del amor mas puro a las instituciones a la paz y al buen nombre de la República.

El hombre público no debe confundir sus opiniones y miras particulares con los asuntos de Estado, porque no tomará sus resoluciones con toda la determinación que necesiten; elegirá medios términos y se apartará del camino más corto que le prescriba la naturaleza y la verdad de las cosas; debe evitar todo pensamiento que no se dirija al bien del Estado desconfiar del mismo y despojarse de todo aquello que sólo sea útilidad particular; esto exijimos de nuestros funcionarios, diremos algo a los gazmoños.

Los religiosos son unos axiliares de la Iglesia Católica y los gobiernos de los Estados pueden o nó admitirlos segun les convenga, y si está en su facultad recibirlos, en ella misma existe el reducirlos o cesar en la admisión; de este derecho usaron los Reyes de Francia; España, Portugal y las dos Sicilias al expulsar los Jesuitas, y lo reconoció en tan alto grado el sabio y justificado Papa Clemente XIV, que en la bula de extinción de la compañía de Jesus dada cinco años después de la expulsión, en lugar de reprehender, o censurar la conducta de los príncipes cristianos, y de imperar sobre ellos, invocó su auxilio para que tuviese efecto su disposición con estas términantes palabras: Exhortamos a todos los príncipes cristianos que con la fuerza, autoridad y potestad que tienen y que Dios les ha concedido para defensa y protección de la Sta. Iglesia Romana, y también con el obsequio y reverencia que profesan a esta silla Apostólica, concurran con sus providencias, y cuiden de que estas nuestras letras, surtan su pleno efecto, y que ateniendose a todo lo contenido en ellas, expidan y publiquen los correspondientes decretos, para que se evite enteramente que al tiempo de ejecutarse esta nuestra disposición, se originen entre los fieles contiendas, disenciones o discordias. ¿Se parece algo esta católica doctrina, a permitir la asonada de Orizaba y Córdoba? ¿No hay notable diferencia en reducir a que vivan conforme a su instituto algunos religiosos, que expulsar a centenares como se hizo con los Jesuitas? ¿Se ofendió en algo la religión de Jesucristo? ¿Acaso esta pende de los frailes? Clemente V extinguió a los templarios en dos de Mayo de 1312 y el Rey de Francia quemó a muchos. San Pioquinto extinguió a los humillados. Urbano VIII suprimió perpetuamente la congregación de los religiosos conventuales. El mismo Pontifice suprimió perpetuamente, extinguió y abolió la órden regular de San Ambrocio, y S. Bernavé Ad nemus. Inocencio X redujo a los regulares de la órden de pobres de la madre de Dios de las escuelas pias a simple congregación sin obligación de hacer voto alguno. El mismo Inocencio suprimió la órden de S. Basilio de Armenes y la congregación de los presbíteros regulares del buen Jesús extinguió perpetuamente. Clemente IX suprimió y extinguió las tres órdenes regulares que fundó San Juan Colombino, es a saber, la de los Canónigos regulares de San Jorge in Alga, la de losGerónimos de Fiesolí, y la de los Gesuatos, dando sus considerables bienes y

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54 rentas a la República de Venecia. Todos estos Papas eran vicarios de Jesucristo y extinguieron las religiones por que de ellas no pende la conservación del Evangelio.

Los límites de nuestro periódico no nos permiten dar íntegras las reflexiones del magno Pontifice Clemente XIV dirigidas a un obispo sobre el celo de los falsos devotos, y apuntaremos algunas de ellas, dice este digno sucesor de S. Pedro: La ley antigua castigaba muchas veces de muerte a los prevaricadores, por ser ley de terror dada en medio de relampagos y truenos para intimidar al pueblo judio que necesitaba ser conmovido con castigos extraordinarios; pero la ley nueva que nació en el Calvario, a beneficio de la Sangre misma del hombre Dios, que rogó allí por sus propios verdugos, y que murió por sus enemigos, enseña á todos los hombres que el cristianismo verdaderamente es la obra de la paz, de la mansedumbre y de la caridad; que nadie puede pertenecer a Jesucristo si está animado de un espiritu de odio y de persecución; que para ser celoso según reglas del evangelio es necesario conducir con el ejemplo y la instrucción a los que impugnan los dogmas de la Iglesia y la moral.

Jesucristo nos trazó las mejores reglas que se pueden dar sobre el celo, por el modo como se portó con los Saduceos y Publicanos. Comió con los unos, y toleró a los otros, exasperándose sólo contra los Escribas y Fariceos por que estaban adictos únicamente a la Corteza de la ley, careciendo de su espíritu valiéndose de su exterioridad para menospreciar y aborrecer a todos los que no practicaban sus devociones pueriles, gloriandose impunemente de sus propios méritos. De aqui es que ellos fueron los primeros que hicieron morir a Jesucristo, mientras que los Saduceos que negaban la inmortalidad de las almas y la resurrección de los cuerpos tuvieron menos parte en aquel cruel atentado; un falso celo es más peligroso que la incredulidad misma. No se puede esperar acto alguno de humanidad de un fanático, que sacrificando a su odio creé hacer una obra agradable a Dios. S. Pablo antes de su converción respiraba contra los cristianos estragos y sangre poque estaba poseido del espiritu de un falso celo. Fue complice en la muerte de S. Esteban y era el más furioso perseguidor de la Iglesia a causa del fanatismo que le animaba.

El Salvador recibia con bondad a los pecadores y toleraba con paciencia a los Samaritanos y Saduceos. Las preocupaciones son causa del fanatismo, y si no se corrigen hechan raices que pasan a ser la propia naturaleza; en los tiempos de la ignorancia se anatematizaba y degollaba por pareceres y dictamenes que de ningun modo eran de la Iglesia universal. El espíritu de intolerancia y persecusión nace de una total ignorancia. La conducta de Jesucristo nos obliga a tolerar a los hombres de cualquier comunion que sean a vivir pacíficamente con ellos, y a no molestarlos cualquiera que sea la creencia que adoptaren. El verdadero celo sólo se anuncia con la persuación y mansedumbre. El Salvador del mundo quiere que un verdadero pastor busque a la oveja perdida que la lleve sobre sus espaldas y que tenga cuidado de no apagar la mecha que todavia humea, ni romper del todo la caña quebrantada; el verdadero celo, que va conforme con la ciencia de Dios sólo se inflama con la caridad, y siempre se muestra con exterioridades de mansedumbre y se explica con

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55 bondad. Jesucristo rogando por sus verdugos nos enseña como debemos vengar su causa. Los primeros padres de la Iglesia predicaban en sus escritos concordia y caridad, y se hacian medianeros de los culpados para obtener perdon de los jueces. La fe es como las buenas obras que sólo son agradables a Dios en cuanto son voluntarias. Obligar a un hombre a hacer penitencia, hacer oración, o abrazar contra su voluntad una religión que él no quiere, es hacerse culpable para los ojos del Sr: no es permitido vejar las conciencias habiendo dicho Jesucristo a sus Apostoles: no habeis de hacer vosotros lo que hacen los que dominan las naciones; en todo el curso de su vida mortal no se le vió forzar a persona alguna para que oyese su palabra, y dijo que su religion era para los que tenian buena voluntad.

El espiritu de partido es otro más peligroso por que toma todas las formas y basta el exterior de la piedad para ejercer su tiranía. Los que están poseidos de este espíritu realmente sólo quieren dominar: no es el interés de la religión quien los arrastra, sino su soberbia que se reciente herida; hace trastornar las cosas, tiene por inspiradas las ilusiones, y por mártires los más ciegos fanáticos. La religión cristiana es la efusión del amor de Dios, de aquel amor que perdona sobre la cruz a los mismos que blasfemaban de él; de aquel amor que amaba tiernamente a todos los hombres; de aquel amor que ejerce la hospitalidad, lo mismo con el Turco que con el indiano; de aquel amor finalmente, que todo de todos, jamás pide la muerte del pecador sino su conversion.

¡Qué contraste de esta doctrina con la conducta del clero alto de nuestra República! Los Obispos han cerrado Templos por que se baja la compra de sacramentos, han seducido a algunos del bajo pueblo para que conspiren contra las Autoridades, han desobedecido las leyes que arreglan la prohibición de Curatos, han procurado alarmar a los ignorantes, infundiéndoles las opiniones supersticiosas de que la religión consiste en exterioridades, y han trabajado y trabajan para que la Nación mexicana no conozca la esencia de la Religión del divino Salvador, y que viva en los vicios vinculados por los españoles para una eterna opresión.

Clemente XIV habló a nuestro clero, e hizo que la divina religión del crucificado dijera al pueblo mexicano: no soy yo la que os he atormentado; yó he nacido del padre de las misericordias, no encargo otra cosa que la caridad; (ya vemos la que tienen los curas) yo que siendo fruto del amor de un Dios para los hombres, no deseo sino su salvación, (los Obispos quieren lo contrario, pues mandan cerrar las parroquias por que se minora el precio de sacramentos, y excomulgan a los sacerdotes que quieren ser útiles a la administración de los Curatos), yo que no respirando sino abnegación y humildad, me pongo como mi divino maestro a los pies de todos, y no predico a imitación suya, sino un espíritu de mancedumbre y de paz, (los Obispos procuran escandalizar figurando persecuciones que no tienen, protegen sublevaciones y dan dinero para que se derrame la sangre mexicana) yo aunque inexorable para los vicios y para los errores no tengo otras armas que lágrimas y censuras

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56 puramente espirituales para convertir a los pecadores. Ya estamos viendo que buscan las lágrimas de plomo, y las censuras de lanza, que es decir el mahometismo práctico.

El mismo Santo Pontífice aconseja que tomen el ejemplo de Roma, Metropoli del mundo cristiano, que permite a los judios el ejerciciO público de su religión, y que imiten a los soberanos Pontífices, que reciben a los protestantes con las mayores demostraciones de amistad; no quiere que se sostenga la religión con penas de muerte a los que la contradigan, y que aquella se reserve para los que exiten sediciones y turben el culto divino. De estas dos condiciones que fija el sumo Pontifice, deduciremos que los cruzados por opinión del mismo Papa deben morir por sediciosos, y la misma pena alcanza a los que turban el culto cerrando las parroquias; esto no es nuestro sino de un digno sucesor de San Pedro ¡cuidado señores apostolicos!

(De El Yunque de la Libertad, San Luis Potosí, Núm. 110, del 10 de mayo de 1834)

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57 RELACIONES IGLESIA - ESTADO

Décimo artículo

Con demasiada desvergüenza y descarada maldad procuran los enemigos de la Nación mexicana propagar con voces vagas y confusas que la religión del pais peligra, que se ataca para destruirla, y al descuido como azpides enroscados dan su piquete venenoso algunos eclesiásticos, aparentando persecución, y cerrando furtivamente algunas iglesias para conmover al pueblo ignorante y bajo que no discurre ni puede hallarse al alcance de los atentados de aquellos forajidos que cometen el delito y huyen temerosos de su crimen como ha sucedido en la Villas de Mesquitic y Cedrál; estos ni son ministros del Santuario, ni conocen la religión que profesan; son enemigos de Dios y devoradores del pueblo.

La divina religión de Jesucristo, es toda caridad y paz. Los ministros del culto se constituyen con promesa solemne, a esclavizarse en su servicio, y perder la vida en el ejercicio de su ministerio; esta conducta enseñó el divino Salvador del mundo y máximo sacerdote Jesus de Nazaret, pudo destruir a los enemigos de su celestial palabra con el poder de un Dios, y pudo resistirlos con el sólo de hombre que tenía prestigio y partidarios; pudo retirarles el beneficio de la predicación y evangelio, por el contrario arrostrando peligros, padeciendo hambres y desnudeces, sudando sangre por los tormentos que sufria en su espiritu al conocer la rebeldía de los mismos suyos, viajaba pie a tierra y recorría pueblos enseñando su doctrina esperando por recompensa de aquellos ingratos el que lo crucificaran en compañia de malhechores.

Los Apóstoles y sus discípulos en los primeros siglos de la Iglesia siguieron las mismas huellas, se desparramaron por las naciones, ardieron en caridad, fundaron iglesias recibieron los más muertes atroces, pero nunca dejaron de asístir a los fieles, y de convertir a los infieles con la palabra y el ejemplo: ¿cómo celebraban los misterios? En los subterraneos, al abrigo de las tinieblas de la noche, escondidos reunian a los creyentes, se llevaba el pan y vino que la caridad y proporciones presentaban, se consagraba por el sacerdote y se repartia a todos los de la concurrencia haciéndolos partícipes de los saludables efectos del Sacramento. En tiempos posteriores era privativo del Obispo decir los domingos la misa que conocemos por mayor, y exortar a los creyentes para que arreglasen su conducta a las maximas del evangelio explicando este y poniendolo por modelo: el resto del clero decia misa a puerta cerrada elevando en el silencio su corazón al Criador y ofreciendo el sacrificio por el perdón de los pecados de los hombres; allí derramaba lágrimas de amor y caridad; y allí representaba a Jesús Dios ofreciéndose víctima por los hombres ¡qué acto tan celestial! ¿Dónde estan aquellos siglos? ¿Por qué el Omnipotente ya que llamó para sí a hombres tan beneficos nos ha dejado sin remplazo? ¿Qué clase de corrupción es la nuestra que castiga el Dios Criador con penas mas severas

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58 que a los Judios incrédulos, y a los paganos idolatras? ¿Podremos encontrar la causa que ha irritado tanto al Dios del universo? Parece que no estamos lejos de hallarla. El olvido de la esencia de la religión, y el reducirla a exterioridades; el desprecio de ella misma por sus ministros convirtiéndola en tráfico, perdiendo el horror al crimen y abandonando la moral. ¿Cómo se preparan muchos sacerdotes para celebrar el sacrificio augusto de la cena del Salvador? Con dolor lo diremos, y el pueblo lo sabe: unos salen del lado del lecho de la manceba; otros de juegos y lupanares; otros con el corazón nadando en venganzas; y otros animando el fuego de la discordia, pero como reciben extipendio y numerario por celebrar atropellan el acto más puro, ofenden en lo más vivo al Crucificado y pagamos todos sus pecados como nos sucedió con Adan.

Estos procederes son los que destruyen la religión, y no los actos del gobierno que se dirijen todos a protegerla ¿Por qué consumió un fraile secularizado en la Parroquia de Mesquitic? Porque teniendo el altar doce velas para la misa que debia decirse el dia festivo, el alcalde no le mandó pronto otras dos que queria para la velación de unos novios ¿Cómo se portaba en el curato este padre Medrano? vivía en S. Luis, tenia su familia, estaba la Parroquia cerrada, morian sin confesión los habitantes de más de doce mil almas, perecían sin bautismo las criaturas, y este el ejercicio pastoral. ¿Que sucedió en el Cedrál? Un joven revoltoso, y de los de parte activa en el Plan de Jalapa, llamado Modesto Mena se fue á Monterrey, lo ordenó el Obispo ha pocos meses, vino al Cedrál, estuvo cuatro dias, y a media noche consumió, y dejó aviso al Ayuntamiento que aquel acto habia ejecutado por disposicion del Gobernador de la Mitra de Jalisco y se marchaba para donde tenia orden ¿Serán estos los ministros de Jesucristo?

¡Pueblos, no los conoceis! ¿Quién les impide el ejercicio de su ministerio? Ellos os lo niegan para sacrificar vuestro sudor y trabajo ¿no recordáis lo que habéis padecido en la epidemia del Cholera? Hombres inocentes del campo, ¿cómo veiais morir a vuestros padres, hijos, mujeres y amigos? ¿Teníais el consuelo de la religión con un ministro de ella a vuestro lado? Enfermaron del Cholera en el Estado más de cien mil habitantes, murieron cerca de diez y seis mil ¿cuántos fueron confesados? ya podréis suponerlo. El curato de Mesquitic pasa de doce mil almas, y no había más de un Clérigo cobrador de derechos.

El del Armadillo tiene más de diez y ocho mil, y habia tres clerigos octagenarios y enfermos sin poder andar cincuenta varas; el de Guadalcazar es de igual población a la anterior y lo sirve un Eclesiástico setentón y reumático. El Departamento de Huazteca en una vasta extención tiene diez y nueve Villas y hay tres eclesiásticos. El Gobierno quiere remediar estos males, y es toda su herejia; el Gobierno es el más interesado en la religión por que ella impera en las conciencias, hace que el hombre tema el crimen, forma buenos ciudadanos y los obliga a la obediencia a las leyes ¿cómo querra quitarse estos bienes? ¿Hay quien queme su caudal? Ningún mortal con juicio lo ha hecho.

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59 Lo que los Gobiernos solicitan es que tenga el pueblo buenos sacerdotes, que las parroquias esten servidas con número suficiente de ministros, que estos se recompensen con los fondos piadosos destinados al objeto, que el pobre encuentre los consuelos de la Religión sin sacrificio de su trabajo personal, que no necesite empeñarse ni dejar de comer y cubrir sus carnes para pagar el casamiento, el entierro y el bautismo; que el Sacerdote no celebre la más augusta de sus funciones por necesidad de comer con las limosnas sacrificando su conciencia y haciendo el holocausto indigno a los ojos del Sr., sino dejarlo que en la paz y sanidad de su conciencia llena de compunción eleve a Dios su espritu, y haga grato su acto. Esta es la doctrina de los federalistas.

Nos hallamos instruidos por cartas fidedignas de México que algunos perversos e indignos de la consideración con que se les ve en el Estado, han escrito a aquella capital, que los bienes de los religiosos, y obras piadosas que existen en el Estado tratan el Gobierno y los diputados de repartírselos, y algunos de estos están ya en posesión de las fincas. Las cartas fueron presentadas al Exmo. Sr. Presidente por uno de los expulsos para sorprender su animo. Los poderes y funcionarios de nuestro Estado de S. Luis tienen honra, delicadeza, desinteréz y no ambicionan más que libertad, el proyecto presentado sobre bienes de manos muertas lo acredita, y aseguramos que ni por la imaginación ha pasado semejante especie y lo contrario acredita la iniciativa del gobierno que hoy insertamos.

(De El Yunque de la Libertad, San Luis Potosí, Núm. 111, del 14 de mayo de 1834)

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60 RELACIONES IGLESIA - ESTADO

Décimo primer artículo

Las comunicaciones que hoy insertamos del Gobierno del Estado con el Cura Parroco, demuestran hasta la evidencia la mala disposición de alguna parte del Clero para cumplir sus deberes y que por llevar adelante el espíritu de desunión traicionan a su instituto y se convierten en jefes de facción, procurando arruinar y desolar como sirva a su propósito, que es alentar una guerra de religión, desprestigiar los Gobiernos establecidos, hacer infelices víctimas a la multitud ignorante y que se innunde en sangre el suelo mexicano; sentimos en nuestro corazón esta conducta, y la sentimos más por el ultraje que infieren a la sagrada religión los mismos encargados de conservarla.

Hace seis meses dice el Cura Párroco que se presentan dificultades en administrar el Viático a los enfermos, por haberse muerto una mula que servia en el coche destinado al objeto; que unas ocasiones reemplazaba la falta de piedad de los vecinos que franqueaban el suyo, otras se pagaba el alquiler con fondos de algunas limosnas y otras los mismos interesados sufrian esta exacción ¿dónde vivimos? ¿por qué el Cura Párroco no indicaba a las autoridades la falta de cumplimiento del Tesorero de los fondos municipales en caso de ser cierto su abandono? ¿Vive tan extranjero en el Pais que carecia de arbitrios para insinuarse, ya que no queria aparecer como acusador? ¿son tan faltos de piedad y devoción los vecinos de la cápital de S. Luis, que a la menor insinuación suya no hubieran aprestado sus coches para estár prontos a la ménor señal? ¿tiene él bajo concepto de ellos, que haya llegado a pensar que no serian capaces de privarse de su comodidad una cuantas horas, y mandar sus coches al servicio del culto divino?

Todo lo contrario sabe, y hay una larga experiencia de lo generoso que son todos lo habitantes de la Cápital para todos los actos devotos, y que tiendan al culto. Respondan las limosnas de esas tandas cuaresmales de ejercicios; respondan las funciones de nuestra Pátrona, la Madre Santa de Guadalupe; respondan las misas diarias que paga la devoción de los fieles ¿qué sacerdote amanece con intención libre? ¿quién recibe dos reales de limosna por una misa? ¡Por qué la desconfianza en que franqueasen su coche! Esta no la hay, y se aparentó, porque refluia contra lo dispositivo de las leyes, ciertos de aquella máxima, que el vulgo tiene facilidad de hablar, y la impotencia de examinár. Es un ataque que se ha dado a los defensores de la paz y un ataque de alarma para que no se establezca.

La Religión Santa se halla herida por sus custodios y el Redentor del Universo crucificado nuevamente por los suyos: enseñó un camino, toman otro; predicó una doctrina de amor y caridad y siembran la de odio y tirania ¿qué sería de la Religión Catolica, si hubiesen sido embarazos para ministrar el augusto Sacramento, el no tener coche a la mano en que

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61 conducirlo el ministro? Los primeros cristianos fueron tan pobres que ocupaban el lugar de los mendigos; el mismo S. Pedro no usó jamás cabalgadura, ni tenia otro recurso para subsistir que el de un miserable pescador; Jesus vivió del trabajo del Casto Carpintero; el Sacramento se ministraba como signo de fe a los fieles, y no sólo se daba a los enfermos, sin esperar carruajes a que los creyentes no aspiraban, sino que el sacerdote buscaba alimentos y medicinas para el necesitado ¡qué actos de piedad y caridad tan opuestos al que ahora nos ocupa! El Eclesiástico confiesa al enfermo, conoce que este necesita del máximo Sacramento de la Eucaristia, y con frialdad le dice: Te lo administraré, pero busca coche ¡Santo Dios! ¿es esta tu doctrina? Ya sabemos que no.

La Religión cristiana hizo millones de prosélitos con el amor y caridad; resplandecieron las virtudes con la pobreza y la paz; el mundo Cátólico era poblado de Santos y todos estos bienes nos quitó Constantino en el desgraciado siglo cuarto para la Iglesia; dio distinciones profanas al Clero, le dió riquezas, e hizo que se ovidase la escuela del Salvador, y aquellas palabras del Salmista: Dios quiere corazones compungidos y no palabras compuestas. El que no tiene caridad no entra al Reino de los Cielos, y no administrar el Viático al enfermo oportunamente por falta de coche, es faltar absolutamente a la caridad.

(De El Yunque de la Libertad, San Luis Potosí, Núm. 113, del 21 de mayo de 1834)

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62 RELACIONES IGLESIA - ESTADO

Décimo segundo artículo

Nuestro Clero alto mexicano, de un modo que no admite duda, ha declarádose contra la Independencia de la Nación, y con hechos acredita que vive entre nosotros, y no reconoce como de origen legítimo otras leyes en materia eclesiástica temporal, que las dimanadas de los Reyes de España; todo lo que estos disponian era católico, apostólico, romano, y lo del Gobierno actual que nos rige, es ilegal, y por lo tanto niegan la obediencia como ha sucedido con la ley de provisión de Curatos, y sucederá con la de bienes de manos muertas, si acaso llegare a darse.

No se contentan con aquella repulsa pasiva que podria llamarse de conciencia, sino con la turbulenta y sediciosa animando a la clase ignorante para que conspire contra las autoridades establecidas bajo el pretexto que se ataca la religión que desconocen con sus actos los corifeos y sus secuases. Es verdad que estos hombres de oposición se reducen a las clases que siguen. Ambiciosos sin cálculo, ni conocimiento de las luces del dia, que emprenden los proyectos de los Monarcas tiranos de la Europa, que se unieron con el Clero para esclavizar los pueblos, y no dejarlos repirar por el extrago de la cuchilla siempre levantada sobre sus cabezas, y por la condenación del anatema que aprisionaba el espiritu. Zánganos de la colmena que viven del trabajo de la laboriosa abeja. Ilusos supersticiosos que jamás han visto el Evangelio por el forro ni conocen de la religión otra cosa que las exterioridades que burlan su divinidad, y tienen los resabios del paganismo en sus tiempos rudos. Inmorales, y sin costumbres decorosas, que viven anegados en la ebriedad, prostitución y robos. Estos son los enemigos del sistema federal y los escrupulosos en materia de arreglos de cosas eclesiásticas que no tocan el dogma ni la disciplina interior de la Iglesia para enseñarlo y practicarlo.

Bastará para probar su mala fé el copiar, como lo harémos al fin de éste artículo, el auto acordado de Felipe IV en 4 de Junio de 1636, prohibiendo la adquisición de bienes a los eclesiásticos por compra y donación, y el real decreto de Carlos IV de 5 de Septiembre de 1799 por el que mandó que los Obispos reasumieran las facultades que tienen de derecho apostólico, que cortaran relaciones con Roma, y no obedecieran al Pontifice, que debia succeder a Pio VI sin expresa orden del monarca. Todos los Arzobispos, Obispos y Prelados de la Iglesia Española reconocieron en el principe temporal esta facultad, y nada dijeron contra ella los de la Iglesia Méxicana que formaban un cuerpo con la española. ¿Por qué tanta oposición en la ley de provisión de curatos? El Rey español quitó al Papa facultades que tenia de siglos atrás confirmadas por varios concilios, y últimamente por el de Trento. El decreto mexicano hace todo lo contrario, declara por vigentes las leyes de indias sobre provisión de curatos, y en cuanto a los de los religiosos usa de la autoridad que ejercieron

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63 los monarcas españoles desde los Felipes hasta los últimos Carlos. Esta autoridad fue anexa a su soberania, y el negarlo a la Nación Méxicana, es no reconocer su independencia y con tosco manto cubrir las opiniones de obediencia al usurpador Español.

Felipe IV desde el año de 1636 prohibió a las Iglesias y Clero la adquisicion de bienes raices, como dejamos dicho y se verá en su auto, por compra, donación o capellanias, y de consiguiente aunque hubiese duda en el poder del soberano temporal para disponer de los bienes de manos muertas, que no la hay, todo lo adquirido desde la fecha del auto de que hemos hecho mención, tiene el vacio de ser contra ley expresa, no está garantizado legalmente y puede ocuparse sin temor de atacar propiedad que tan sólo dá la ley.

Pueblo Mexicano, abrid los ojos y no os dejeis conducir como obeja al degüello, sabed, que la religión de Jesucristo consiste en tener buenas costumbres, buscar la paz y vivir en caridad dándose mutuos SOcorros. El dogma es invariable, y el culto público preciso. El que un cura sea propietario o interino, tenga corona o cerquilo, vista negro, blanco, o azul, en nada toca al dogma, lo que importa es que los ministros del altar, tengan buena moral, enseñen la doctrina de Jesucristo, asistan al pobre sin extipendio, y partan con él los sobrantes de su subsistencia, sin atesorar caudales ganados por su ejercicio, es conforme al Evangelio y a las instituciones religiosas el no poseer bienes inmensos, ni vivir en medio de la riqueza; profesan pobreza, castidad y obediencia, y por esto en el acto de profesión se tienden como muertos, deben morir para el mundo, y el dinero es la vida de los mundanos.

Los bienes de manos muertas de la República, producen tal vez dos millones de pesos anuales, despues de sacados todos los gastos, que es decir aumento de caudal por año ¿dónde están tan enormes sumas? En España y Roma para comprar empleos, y sacar privilegios; el que trata de remediar estos males, de que esos caudales sirvan para mantener millares de brazos mexicanos, es hereje, y ataca la religión, que quiere consista en vivir con impunidad atesorando para mandar fuera de la República a los que aspiran a la reconquista.

(De El Yunque de la Libertad, San Luis Potosí, Núm. 114, del 24 de mayo de 1834)

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LA RELIGIÓN Y LOS ENEMIGOS DE LOS LIBERALES

Cansada la Nacion mexicana de vivir en la esclavitud por más de trescientos años, apareció un Genio benéfico en Dolores proclamando independencia, y el pueblo todo correspondió a tan dulce y sonoro eco; se movieron los resortes del Gobierno que existia para apagar aquella sagrada llama, haciendo uso de la fuerza hasta derramar a torrentes la inocente sangre mexicana, y en apoyo de estos exesos llamaron al clero, que atropellando la Religión como ha tenido de costumbre el Español, profanó la cátedra de la verdad, prevaricó en los confesonarios faltando al sigilo, y puso sello a sus maldades prodigando es comuniones contra los defensores de la libertad; por otra parte el Caudillo de la Libertad apellidó religión, enarboló en sus estandartes la portentosa imagen de Guadalupe, y los partidos se combatian con un mismo lema, y con opuestos principios: ninguno de ellos tenia por objeto la religión, y era lo que menos los ocupaba.

Los Venegas, los Trujillos, los Callejas, los Conchas, y sus sectarios sostenían el imperío de la conquista; los Hidalgos, los Allendes, los Matamoros, los Guerreros y otros mil héroes luchaban por la Independencia y Libertad; trono el cañón, se empapó en sangre la lanza, y como la religión era pretexto, y estos no pueden subsistir por mucho tiempo, se olvidó muy pronto y continuó la guerra por el motivo que se habia suscitado, es decir, por el de la Independencia Nacional.

Aquellos aciagos dias tratan de renovar los restos no acabados del pérfido Gobierno Español, y en sus impuros labios invocan el nombre de religion para engañar a los idiotas, y hacerlos que sacrifiquen sus vidas a merced de la impostura y al abrigo de la ignorancia. ¿Qué conseguirán? El que se encienda una guerra desastrosa en sus principios, y a poco de muchas matanzas conozca el pueblo, que nada de religión se disputa, que su santidad no se ofende por los Federalistas, y que como todos los impostores y tiranos, la tomaron por pretexto para oprimir, y volver a uncir la nacion al yugo opresor en que habia vivido, y en este entonces toda la ira popular descargará sus terribles efectos contra esos miserables

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65 embusteros que anegaron en sangre el Pais que los alimenta; nada se hablará de religión, y los textos serán: Despotismo Libertad.

Es muy grosera la trama de sublevar los Pueblos al efugio de religión que nadie ataca, y que con hechos diarios acreditan los Gobiernos de los Estados cuanto la respetan y veneran, dejando al Pueblo en sus prácticas y devociones, pugnen o no con la esencia de ella misma: esto lo ven todos, y son actos continuos ¿Cómo persuadir lo contrario? No estamos en el siglo de creer que la paloma le hablaba al oido a Mahoma.

En algunos momentos de seducción, bien podrán alucinar a los muy estúpidos, con que la religión se pierde, no siendo ricos los Frailes, y que esta subsiste a expensas del dinero que ellos poseen; que es preciso para que se conserve vendan los Curas los Sacramentos; que los Obispos tengan un gran Consejo de Canónigos que no sirven ni para rezar, y pagan a Clerigos pobres por que rezen por ellos; que los Curas deben vestir mango o sotana; que al que no pague el diezmo se encarcele o embargue sus bienes; que el Clero penda de un Señor de aquel lado de los Pirineos, sin saber si existe o no; que este señor quo llamamosPapa, es hombre frágil, y tan frágil que ya más de sesenta años han vivido los cristianos sin saber si era Papa legitimo el que vivia en Roma, o el que vivia en Aviñón de Francia, dividiéndose las iglesias de Italia en reconocer por Pontifice al Obispo de Roma, y las de España, Francia y Portugal al de Aviñón, que uno al otro se maldecian y la religión subsistia lo mismo que con Juan XXII a quien acusaban de hechicero, y Alejandro VI que vivió haciendo hijos, envenenando cardenales, y murió también envenenado. La religión es obra del hombre Dios, está asegurada en el evangelio, y ella prevalecera siempre que los hombres no se hagan indignos de su beneficio con los crimenes de sostenerla con la guerra y el exterminio.

La Francia se anegó en sangre por los esfuerzos del Clero contra la revolución de las luces; este la hizo degenerar, y Robespierre quizo reestablecer el culto al ser Supremo para mejor degollar. Napoleón abrió los templos para hacerse Emperador. Los Carlos y Felipes de España cuando se hicieron protectores de la religión Romana, dieron poder a Lutero y perdieron los católicos lo mas de la Europa separándola de la comunión romana.

Esto deben tener presente los cristianos de buena fe que es para quienes escribimos, y el Pueblo inocente. La religión no necesita que la sostenga la espada, esto toca a los que siguen a Mahoma, y el que con ella se llame su protector, es un impio que aspira a esclavizar con su manto al Pueblo crédulo.

(De El Yunque de la Libertad, San Luis Potosí, Núm. 117, del 4 de junio de 1834)