lección 10 - la práctica de la meditación · —¿por qué no puedo verlo, maestro? —porque...

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Tema 10

La Práctica de la Meditación

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La Práctica de la Meditación

Introducción

Cuando un estudiante gnóstico se sienta a meditar, busca una sola cosa: INFORMACIÓN… Necesitamos saber quiénes somos, de

dónde venimos, hacia dónde vamos, por qué vivimos, para qué vivimos…

Ya hemos citado en lecciones anteriores la famosa inscripción cincelada en piedra viva en el umbral solemne del templo de Delfos, que decía: “NOSCE TE IPSUM”. (Conócete a ti mismo).

Nosce te ipsum (en latín) gnóthi seautón(en griego)

Pues bien, la ciencia trascendental de la meditación tiene por piedra an-gular básica éste sagrado lema de los antiguos hierofantes griegos.

Si de verdad y en forma muy sincera queremos nosotros establecer la base para la correcta meditación, es necesario conocernos a sí mismos en to-dos los niveles de la mente. Establecer la correcta base de la meditación es de hecho estar libres de ambición, egoísmo, miedo, odio, codicia de poderes psíquicos, ansia de resultados, etc., etc., etc. Es claro que después de estable-cer la piedra angular básica de la meditación, la mente queda quieta y en profundo e imponente silencio.

Desde el punto de vista rigurosamente lógico, resulta absurdo querer ex-perimentar lo Real sin conocernos a sí mismos. Es urgente comprender en

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forma íntegra y en todos los terrenos de la mente cada deseo, cada recuerdo, cada defecto psicológico, etc., conforme van surgiendo en la mente. Es claro que durante la práctica de la meditación van pasando por la “pantalla de la mente”, en siniestra procesión, todos los defectos psicológicos que nos ca-racterizan, todas nuestras alegrías y tristezas, recuerdos innumerables, múl-tiples impulsos que provienen ya del mundo exterior, ya del mundo interior, deseos de todo tipo, pasiones de toda especie, viejos resentimientos, odios, etc.

Quien de verdad quiera establecer en su mente la pie-dra básica de la meditación, debe poner plena atención en esos valores positivos y negativos de nuestro en-tendimiento y comprenderlos en forma íntegra no solamente en el nivel meramente intelectual, sino también en todos los terrenos subcons-cientes, infra-conscientes e inconscientes de la mente. Jamás debemos olvidar que la mente tiene muchos niveles. El es-tudio de fondo de todos estos valores significa de hecho conocimiento de sí mismo.

Toda “película” en la pantalla de la mente tiene un principio y un fin. Cuan-do termina el desfile de formas, deseos, pasiones, ambiciones, recuerdos, etc., en-tonces la mente queda quieta y en profundo silencio, vacía de toda clase de pensamien-tos… Los estudiantes modernos de psico-logía necesitan experimentar el Vacío Iluminador. La irrupción del vacío dentro de nuestra propia mente permite experimentar, sentir, v ivenciar un “elemento” que nos transforma completa-mente; ese elemento es lo Real…

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¿Qué es el Vacío Iluminador?

EL vacío no es fácil de explicar. No es definible o descriptible; cual-quier concepto que nosotros emitamos sobre él puede fallar en el pun-to principal. El vacío no puede describirse o expresarse en palabras. Esto se debe a que el lenguaje humano ha sido creado principalmen-te para designar cosas, pensamientos y sentimientos existentes; no es adecuado para expresar en forma clara y específica fenómenos, cosas y sentimientos no-existentes. Tratar de discutir el vacío dentro de los lí-mites de una lengua limitada por las formas de la existencia, realmente resulta de hecho tonto y absolutamente equivocado...

La última Verdad-Prajna (el vacío) que la escuela Zen quiere indicar, no puede ser en ningún modo algo angosto, finito o exclusivo; debe ser algo vasto, universal e infinito, algo que todo lo incluye y alcanza, algo más allá de la definición y de la designación.

I luminac ión… Esta palabra grandiosa, en esencia y en potencia, puede ser uti l izada para indicar enfáticamente la experiencia mística trascendental que consiste en experimentar el vacío. No es suficiente comprender algo, necesitamos captar, aprehender, capturar su íntima significación.

El Sexto Patriarca preguntó a Bodhidharma:¿Cómo es posible alcanzar el Tao (el vacío)?Bodhidharma respondió:“Exteriormente, toda actividad cesa;Interiormente, la mente deja de agitarse.Cuando la mente se ha convertido en un muro,Entonces adviene el Tao”.

El budismo dice:“La forma no dif iere del vacío, y el vacío no dif iere de la forma”.“La forma es vacío y el vacío es forma”.“Es debido al vacío que las cosas existen”.“El vacío y la existencia se complementan entre sí y no se oponen”.“El vacío y la existencia se incluyen y se abrazan”.

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Cuando los seres de sensibilidad normal ven un objeto, ven sólo su aspecto existente (su forma), no ven su aspecto vacío. Todo ser ilumi-nado puede ver simultáneamente el aspecto existente y vacío de cual-quier cosa… Es debido al vacío que las cosas existen y, por el mismo hecho de que las cosas existen, deben ser el vacío.

“El vacío es senci l lamente un término claro y preciso que expresa la naturaleza no-sustancial y no-personal de los seres, y una indica-ción, una señal, del estado de absoluta ausencia del Yo plural izado”.

Es urgente estudiar a fondo nuestra Psicología Revolucionaria y lue-go seguir el camino que conduce a la experimentación de lo Real… Sólo es posible llegar a la experiencia de lo Real cuando el pensamien-to ha terminado…

Conserva tu intelecto sin distraerte durante la meditación. Olvídate de que estás en meditación, no pienses que estás meditando, porque cuando se piensa que se medita este pensamiento basta para turbar la meditación. Tu mente debe quedar vacía para experimentar lo Real.

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Los pasos de la Meditación:

La práctica completa de la meditación tiene cinco pasos importan-tes, que el discípulo debe dominar y recorrer para alcanzar la expe-riencia de lo Real. Según la terminología de la tradición yóguica, estos pasos son los siguientes:

1. ASANA , postura correcta y relajación del cuerpo físico. 2. PRATYAHARA , control mental y sensorial; abstracción de los sentidos. 3. DHARANA , concentración de la mente en una sola cosa. 4. DHYANA , meditación; fusión con el objeto de concentración. 5. SAMADHI, éxtasis, trance místico; vivencia directa del objeto de meditación.

La asana consiste en adoptar una postura correcta en la que se pueda permanecer por largo rato quieto y relajado. Una vez que el cuerpo físico está completamente relajado y sin molestia alguna, po-demos entonces pasar el segundo paso.

Pratyahara es fundamental en la meditación. Si no se consigue prac-ticar correctamente esta segunda etapa de la práctica, la concentra-ción (dharana) se tornará imposible y consecuentemente no se esta-blecerá la correcta meditación (dhyana), ni se alcanzará la experiencia directa de lo Real (samadhi )…

Al respecto de la práctica del pratyahara, el maestro Samael dice lo siguiente:

“Cuando practicamos la meditación, nuestra mente es asaltada por muchos recuerdos, deseos, pasiones, preocupaciones, etc. Debemos evitar el conf l icto entre la atención y la distracción . Existe confl icto entre la distracción y la atención cuando combatimos contra esos asal-tantes de la mente. El Yo es el proyector de dichos asaltantes mentales. Donde hay conflicto no existe quietud ni silencio.

“Debemos anular al proyector mediante la auto-observación y la

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comprensión. Examinad cada imagen, cada recuerdo, cada pensamien-to que llegue a la mente. Recordad que todo pensamiento tiene dos polos: el posit ivo y el negativo. Entrar y salir son dos aspectos de una misma cosa, el comedor y el baño, lo alto y lo bajo, lo agradable y lo desagradable, etc., son siempre los dos polos de una misma cosa.

“Examinad los dos polos de cada forma mental que llegue a la men-te. Recordad que sólo mediante el estudio de las polaridades se llega a la síntesis. Toda forma mental puede ser el iminada mediante la síntesis. Ejemplo: nos asalta el recuerdo de una novia. ¿Es bella? Pensemos que la belleza es el opuesto de la fealdad y que si en su juventud es bella, en su vejez será fea. Síntesis: no vale la pena pensar en ella, es una ilusión, una flor que se marchitará inevitablemente.

“En la India esta auto-observación y estudio de nuestra propia men-te es l lamada “pratyahara”. Los “pájaros-pensamientos” deben pasar por el espacio de nuestra propia mente en sucesivo desfi le pero s in dejar rastro alguno. La infinita procesión de pensamientos proyectados por el Yo, al fin se agota y entonces la mente queda quieta y en silen-cio.

“Un gran Maestro auto-realizado dijo: “Solamente cuando el pro-yector, es decir el Yo, está ausente por completo, entonces sobreviene el s i lencio que no es producto de la mente. Este si lencio es inagotable, no es del tiempo, es lo inconmensurable, sólo entonces adviene aque-llo que ES”.

“Toda esta técnica se resume en dos principios:

a) Profunda ref lexión y b) Tremenda serenidad.

“Esta técnica de la meditación con su no-pensamiento, pone a trabajar la parte más central de la mente, la que produce el éxtasis (samadhi ). Recordad que la parte central de la mente es eso que se llama el Buddhata, la Esencia, la Conciencia. Cuando el Buddhata des-pierta quedamos iluminados; necesitamos el despertar del Buddhata (la Conciencia).

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“El estudiante gnóstico pue-de pract icar sentado al est i lo occidental o al esti lo oriental . Es aconsejable pract icar con los ojos cerrados para evitar las d ist racciones de l mundo exter ior. Conviene re lajar e l cuerpo ev i tando cu idadosa-mente el que algún músculo quede en tensión. Resulta mag-níf ico saber combinar inte l i -gentemente la meditación con el sueño a fin de que la materia no estorbe.

“El Buddhata, la Esencia, es el material psíquico, el principio Buddh ico inter ior, el mater ia l anímico o mater ia pr ima con la cual damos forma al alma. El Buddhata es lo mejor que tene-mos dentro y despierta con la meditación interior profunda. El Buddhata es realmente el único elemento que posee el pobre animal intelectual para llegar a exper imentar eso que l lama-mos la Verdad. No pudiendo el animal intelectual encarnar al Ser debido a que todavía no posee los cuerpos existenciales superiores, lo único que puede es practicar la meditación para auto-despertar el Buddhata y conocer la verdad. Jesús, el di-vino maestro, dijo: “Conoced la Verdad y la Verdad os hará l ibres””.

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La lucha de los opuestos

La lucha mental de los opuestos es el gran obstáculo en la medita-ción. Esta lucha tiene por fundamento la plural idad del Yo. Analicemos este punto de intercepción en la práctica de la meditación, a través de las sabias palabras del maestro Samael:

“Un gran maestro decía: “Buscad la i luminación que todo lo demás se os dará por añadidura”. El peor enemigo de la iluminación es el Yo. Es necesario saber que el Yo es un “nudo” en el fluir de la existencia, una obstrucción fatal en el flujo de la vida libre en su movimiento.

“Se le preguntó a un maestro:—¿Cuál es el Camino?—¡Qué magníf ica montaña! —dijo el

maestro, refiriéndose a la montaña don-de tenía su retiro.

—No os pregunto acerca de la mon-taña, sino acerca del Camino

—prosiguió el discípulo.—Mientras no puedas i r más a l lá

de la montaña, no podrás encontrar e l Camino —replicó el Maestro.

“Otro monje hizo la misma pregunta a ese mismo Maestro:

—Allá está justo delante de tus ojos —le respondió el Maestro—.

—¿Por qué no puedo verlo, maestro?—Porque tienes ideas egoístas.—¿Podré verlo algún día, señor?—Mientras tengas una visión dualista

y digas: Yo no puedo y así por el esti lo, tus ojos estarán oscurecidos por esa vi-sión relativa

—Cuando no hay yo, ni tú, ¿se le puede ver? —Cuando no hay yo ni tú, ¿quién quiere ver?

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“El fundamento del Yo es el dualismo de la mente. El Yo se sostiene por el batal lar de los opuestos. Todo el razonamiento se fundamenta en el batallar de los opuestos: si decimos fulano de tal es alto, quere-mos decir que no es bajo; si decimos estoy entrando queremos decir que no estamos saliendo; si decimos estoy alegre afirmamos con ello que no estamos tristes, etc.

“Los problemas de la vida no son sino formas mentales con dos polos: uno positivo y otro negativo. Los problemas se sostienen por la mente y son creados por la mente. Cuando dejamos de pensar en un problema, éste termina inevitablemente.

“Alegría y tr isteza; placer y dolor; b ien y mal; tr iunfo y derrota, constituyen el batallar de los opuestos en el cual se fundamenta el Yo. Toda la vida miserable que vivimos va de un opuesto a otro: triunfo-derrota, gusto-disgusto, placer-dolor, fracaso-éxito, esto-aquello, etc. Necesitamos liberarnos de la tiranía de los opuestos; esto solo es po-sible aprendiendo a viv ir de instante en instante, sin abstracciones de ninguna especie, sin sueños, sin fantasías… ¿Habéis observado cómo las piedras del camino están pálidas y puras después de un torrencial aguacero? Uno sólo puede murmurar un ¡oh!, de admiración. Nosotros debemos comprender ese ¡oh! de las cosas sin deformar esa exclama-ción divina con la batalla de los opuestos.

“Joshu, preguntó al maestro Nansen:—¿Qué es el TAO?—La vida común —respondió Nansen.—¿Cómo se hace para vivir de acuerdo con ella?—Si tratas de vivir de acuerdo con ella, huirá de ti; no trates de can-

tar esta canción, deja que ella misma se cante. ¿Acaso el humilde hipo no viene por sí solo?.

“Hermanos míos: recordad esta frase: “La Gnos is v ive en los he-chos, se marchita en las abstracciones y es difíci l de hal lar, aun en los pensamientos más nobles”.

“Le preguntaron al maestro Bokujo:—¿Tenemos que vestir y comer todos los días? ¿Cómo podríamos

escapar de esto?

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El maestro respondió:—Comemos, nos vestimos….—No comprendo —dijo el discípulo.—Entonces, ¡vístete y come! —contestó el Maestro.

“Esta es precisamente la acción l ibre de los opuestos : ¿Comemos, nos vestimos? ¿Por qué hacer un problema de eso?, ¿por qué estar en otras cosas mientras estamos comiendo y vistiendo? Si estás comien-do, come; y si estás vistiéndote, vístete, y si andas por la calle, anda, anda, anda, pero no pienses en otra cosa, haced únicamente lo que estáis haciendo. No huyas de los hechos, no los llenes de tantos signi-ficados, símbolos, sermones y advertencias; vívelos sin alegorías, con mente receptiva de instante en instante… Este es el sendero de acción libre del batallar doloroso de los opuestos. Acción sin distracciones, sin escapatorias, sin fantasías, sin abstracciones de ninguna especie.

“Cambiad vuestro carácter amadísimos, cambiadlo a través de la acción inteligente libre del batallar de los opuestos. Cuando se le cie-rran las puertas a la fantasía se despierta el órgano de la intuición. La acción l ibre del batallar de los opuestos es acción intuitiva, es acción plena; donde hay plenitud el Yo está ausente. La acción intuit iva nos conduce de la mano hasta el despertar de la conciencia.

“Trabajemos y descansemos fel ices abandonándonos al curso de

la vida. Agotemos el agua turbia y podrida del pensamiento habitual y en el vacío fluirá la Gnosis, y con ella la alegría de vivir. Esta acción inteligente, libre del batallar de los opuestos, nos eleva a un punto en el cual algo debe romperse. Cuando todo marcha bien se rompe el “te-cho rígido de pensar” y la luz y el poder del Íntimo (el maestro interior) entran a raudales en la mente que ha dejado de soñar. Entonces en el mundo físico y fuera de él, durante el sueño del cuerpo material, vivi-mos totalmente conscientes e iluminados gozando la dicha de la vida en los mundos superiores.

“Esta tensión continua de la mente, esta disciplina nos lleva al des-pertar de la conciencia. Si estamos comiendo y pensando en negocios, es claro que estamos soñando. Si estamos manejando un automóvil y estamos pensando en la novia, es lógico que no estamos despier-

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tos, estamos soñando; si estamos trabajando y estamos recordando al compadre o a la comadre, o al amigo, o al hermano, etc., es claro que estamos soñando. La gente que vive soñando en el mundo físico, vive también soñando en los mundos internos durante aquellas horas en que el cuerpo físico está durmiendo. Se necesita dejar de soñar en los mundos internos. Cuando dejamos de soñar en el mundo físico, despertamos aquí y ahora, y ese despertar aparece en los mundos internos.

“Buscad primero la i luminación que todo lo demás se os dará por añadidura”. Quien está iluminado ve el Camino, quien no está ilumina-do no puede ver el Camino y fácilmente puede extraviarse en la senda y caer en el abismo.

“Es terrible el esfuerzo y la vigilancia que se ne-cesitan de segundo en segundo, de instante en instante para no caer en ensoñaciones : basta con un minuto de descuido y ya la mente está soñando al acordarse de algo, al pen-sar en algo distinto al trabajo o al hecho que estamos viviendo en el momento. Cuando en el mundo físico aprendemos a estar desp ier tos de instante en ins-tante, en los mundos internos, durante las horas de sueño del cuerpo físico (y también después de la muerte) vivire-mos despiertos y auto-conscientes de instante en instante.

“Es doloroso saber que la con-ciencia de todos los seres humanos duerme y sueña profundamente, no solamente durante aquel las horas de reposo del cuerpo físico, sino tam-bién durante ese estado irónicamente l lamado Estado de Vigi l ia. . . La acción l ibre de dual ismo mental produce el despertar de la conciencia.

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La filosofía de la momentaneidad

“La técnica de la meditación nos permite llegar hasta las alturas de la i luminación… Para ello es necesario acabar con las modif icaciones del princip io pensante durante la meditación. Cuando el principio pen-sante queda bajo nuestro control, la i luminación adviene a nosotros espontáneamente. El control mental nos permite destruir los gri l letes creados por el pensamiento.

“Para lograr la quietud y el silencio de la mente es necesario saber vivir de instante en instante, saber aprovechar cada momento, no do-sificar el momento: “Tomad todo de cada momento, porque cada mo-mento es hijo de la Gnosis, cada momento es absoluto, vivo y s ignif i-cante. La momentaneidad es característ ica especial de los gnósticos. Nosotros amamos la f i losofía de la momentaneidad”.

“El Maestro Ummom dijo a sus discípulos: “Si caminan, caminen; s i se s ientan, s iéntense, pero no vaci len”.

“Un primer estudio en la Técnica de la Meditación es la antesala de esa paz divina que supera todo conocimiento. “La forma más elevada de pensar es No-Pensar”. Cuando se logra la quietud y el si lencio de la mente, el Yo, con todas sus pasiones, deseos, apetencias, temores, afectos, etc., se ausenta . Sólo en ausencia del Yo, en ausencia de la mente, el Buddhata puede despertar para unirse al Íntimo y llevarnos al éxtasis.

“La quietud y el silencio de la mente tienen un solo objetivo: l iberar a la Esencia de la mente, para que fusionada con la Mónada o Íntimo pueda experimentar eso que nosotros llamamos la Verdad… Cuando la mente se halla en estado pasivo y receptivo, absolutamente quieta y en silencio, se libera de la mente la Esencia o Buddhata y adviene el éxtasis.”

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LA TÉCNICA BÁSICA DE LA MEDITACIÓNConferencia del Maestro Samael

Reunidos en la sala de medi-tación debemos ante todo estu-diar profundamente el tema que nos interesa: el de la concen-tración, el dhyani, lo que es el sámadhi, etc., etc., etc. Pen-semos por un instante que ya estamos aquí todos reunidos... Voy a desarrollar el temario y luego vamos a la práctica, mis caros hermanos.

¿Qué es la mente? Obviamente tenemos mu-

chas mentes porque tenemos muchos yoes. Ya saben uste-des que los yoes personifican a nuestros defectos de tipo psico-lógico. Cada uno de esos “yoes-demonios” tiene su propia men-te. Así pues cuando se habla de una mente no se está hablando con entera claridad, mejor es pensar en las muchas mentes y así la comprensión se hace más evidente.

Ciertamente cada uno de nosotros parece un barco cargado de mu-cha tripulación, de muchos pasajeros. Cada uno de esos yoes es un pasajero y cada pasajero tiene su propio criterio, su propia mente, sus propias ideas, sus propios conceptos, etc. Cuando cualquiera de esos yoes por ejemplo, se entusiasma por la Gnosis, jura lealtad; desafor-tunadamente mucho más tarde es desplazado por otro “Yo” que no le interesa la Gnosis y entonces como es natural el sujeto se retira de nuestro Movimiento. Cuando uno de esos yoes jura amor eterno por ejemplo a una mujer, parece como si todo marchara bien ¿verdad?, pero más tarde sucede que otro “Yo” desplaza al que juró, y a ése nuevo no le interesa absolutamente tal juramento, entonces se retira de la pobre mujer y ésta queda naturalmente defraudada. Así pues mis caros hermanos comprendiendo que la mente es múltiple, porque tenemos muchas mentes, ahondemos un poco más en esta cuestión.

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¿Qué es lo que necesitamos realmente para poder llegar a ex-perimentar lo Real, la Verdad, a través del éxtasis, del sámadhi? ¿Cómo llegar a tal estado de arrobamiento místico transcendental?

Esto es muy interesante, mis caros hermanos, muy interesante. Re-flexionen por favor, reflexionen: se trata ante todo de conseguir la quietud y el silencio de la mente, sólo así se puede llegar al éxtasis, al sámadhi. Empero… ¿cómo podríamos llegar a tal quietud, a tal si-lencio? Dentro de nosotros mismos tenemos múltiples yoes que viven disputándose la supremacía; en estas condiciones obviamente se hace difícil conseguir ese silencio y esa quietud, pues los yoes pendencieros y gritones realmente no lo permiten. Entonces… ¿qué hacer?

Pues se necesita, mis caros hermanos, primero que todo colocar-se en una postura cómoda. Entiendo que en el lumisial, en la sala de meditación, conviene estar sentado, sí, pero con el cuerpo relajado, ningún músculo debe hallarse en tensión. En la casa es diferente, allí puede uno acostarse en su cama con la “estrella flamígera” (posición de cinco puntas), es decir, piernas y brazos abiertos, cuerpo relajado y entrar en meditación, o en posición de “hombre muerto”, la famosa sevasana oriental, la postura de un cadáver: los talones juntos, los brazos a lo largo de los costados, el cuerpo completamente relajado, etc. Pero repito, en el lumisial, en sala de meditación, debemos estar sentados, obviamente, sí, pero con el cuerpo relajado.

Entendido esto, mis caros hermanos, entonces entramos en la TÉC-NICA propiamente dicha de la meditación. Cerremos los ojos, con-viene que los tengamos cerrados para que las sensaciones del mundo exterior, las percepciones (en fin, todos los objetos del mundo físico: las personas, las cosas), no nos distraigan.

Ahora conviene poner atención. Tener la mente quieta, en silen-cio, por dentro y por fuera. Repito: esto solamente es posible estan-do atentos a lo que estamos haciendo, ¿verdad?, porque si ustedes no están atentos, ¿cómo van a tener la mente quieta y en silencio? Les viene un pensamiento, les viene otro, un deseo, cualquier cosa de ésas, y ya la mente no está quieta ni en silencio.

Desafortunadamente, hermanos, no es tan fácil estar atentos, sur-ge inevitablemente eso que podríamos llamar “I-NA-TEN-CIÓN”. Hay pues dos estados: el de atención y el de inatención, ¿comprendido? Si queremos estar atentos, surge lo opuesto, la inatención. ¿Y qué es

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lo que causa la inatención? Obviamente los yoes que cargamos dentro, ¿verdad?: recuerdos, deseos, emociones, pasiones, acontecimientos del día, del mes, del año o de los años, memoria, rencores, resenti-mientos, etc.; eso es obvio.

¿Qué hacer entonces con toda esa multiplicidad del “Yo”?, ¿qué ha-cer con esa inatención?: ¡OBSERVARLA, mis caros hermanos, OBSER-VARLA!

Cuando uno serenamente observa todas las fases de la inatención, cuando de verdad las mira en forma detallada y sin tomar partido por esto o por aquello, en esa misma observación de lo que es inatento surge la “REAL ATENCIÓN”; cuando ésta surge, la mente queda quie-ta y en silencio.

Quiero que ustedes sepan que cuando la mente está quieta, que cuando la mente está en silencio, adviene lo nuevo; eso es claro. En esos instantes la Esencia se desembotella para experimentar en el mundo de lo Real, y en esos estados de lucidez plena, venimos a ex-perimentar cierto “elemento” que transforma radicalmente, que nos da ánimo, que nos refuerza para la batalla, para la lucha, ¿entendido?

Hay un dicho antiguo que dice: “Gnosce te ipsum”: “Hombre conó-cete a ti mismo y conocerás al Universo y a los Dioses”. Cuando uno está observando lo que hay de inatento, surgen naturalmente diver-sas cosas: cualquier pensamiento debe ser debidamente comprendido y olvidado, cualquier deseo, cualquier sentimiento, todo lo que vaya apareciendo, después de ser comprendido a fondo debe ser olvidado. Es claro que la procesión esa de deseos, pensamientos, emociones, etc., tiene un comienzo y tiene un fin. Realmente tal procesión está constituida por todos los yoes: yoes de la ira, yoes de la envidia, yoes del odio, yoes de la lujuria, yoes del resentimiento, yoes de tales o cuales escenas del pasado, etc.

Al verlo todo eso, al comprender cada uno de esos detalles, se está uno conociendo a sí mismo, ¿verdad?; y sólo conociéndose a sí mismo se puede conocer al Universo y a los Dioses (de acuerdo con la máxima de Tales de Mileto, allá en la antigua Grecia, cuando todavía existían los Misterios de Eleusis en el mundo físico). No es posible llegar uno a la experiencia de lo Real sin haberse conocido a sí mismo profun-damente, y eso es lo que se hace cuando uno está en meditación: se está conociendo a fondo, íntegramente, tal cual es. Resultado: viene

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la experiencia de lo Real, porque conociéndose a sí mismo se conoce todo lo que existe en el infinito; eso es obvio.

Distíngase entre lo que es una mente que está quieta a la fuerza, violentamente (es decir que está aquietada a la brava, como dijéramos) y lo que es una mente que realmente está quieta de forma espontánea y pura. Distíngase entre una mente que está silenciada violentamente y una mente que está en silencio.

Cuando la mente está aquietada violentamente, no está quieta, lu-cha por moverse en sus fondos más profundos; y cuando la mente está silenciada violentamente tampoco está en silencio, grita en sus fondos. Total, ese camino resulta estéril. La quietud y el silencio deben surgir en forma espontánea y pura, y surgen cuando la procesión esa de re-cuerdos, pasiones, deseos, defectos, etc., concluye. En esos instantes es cuando la conciencia logra desenfrascarse para vivenciar lo que es Real, eso que no es del tiempo, eso que es la Verdad.

Así pues, mis caros hermanos, conociendo esta técnica, todos reu-nidos en pleno santuario, debemos meditar. No quiero decirles a us-tedes que la labor resulte fácil, es obvio que este trabajo es difícil, empero no es imposible y conduce ostensiblemente a la iluminación mística. Quien se conoce a sí mismo, no lo olviden, conoce al Universo y a los Dioses.

Uno tiene que libertarse de la mente y eso solamente es posible a través de la meditación de fondo. La conciencia desgraciadamente está presa entre la cárcel de la mente. Obviamente mientras la conciencia esté encerrada, la experiencia de lo Real resulta imposible. Necesita-mos luchar por nuestra libertad, mis caros hermanos. Recuerden que cada uno de vosotros está “preso” y lo grave es que no os dais cuenta de que estáis presos; creéis que sois libres, y no lo sois porque estáis presos. La cárcel de la mente es horrible; allí dentro de esa cárcel, está encerrada la conciencia, el Alma -dijéramos- lo anímico, lo que verda-deramente vale la pena en nosotros. Estáis en una situación difícil y no os dais cuenta de que estáis en una situación difícil. Ved cuantas gen-tes se dedican a fortificar los barrotes de esa prisión. Ponen avisos en los periódicos: “que la escuela tal le confiere a uno poderes extraor-dinarios en la mente”, “que le desarrolla a uno la fuerza mental”, “que tiene técnicas extraordinarias para dominar por medio de la mente a todo el mundo”, etc., es decir, los que están presos hacen propaganda para que los demás sigan presos. ¡Qué horror! Desgraciadamente así es. Vosotros todos, mis caros hermanos, debéis comprender en forma

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íntegra la necesidad de libertaros de la mente para experimentar en el terreno de lo Real, y eso -repito- solamente es posible cuando la mente está quieta, cuando la mente está en silencio...

No dejo de aclarar y en esto no quiero ahorrar esfuerzos de ningu-na especie, que el problema de cada uno de ustedes sentado aquí, en la sala de la meditación, consiste precisamente en la I-NA-TEN-CIÓN. Todos queréis estar atentos; desgraciadamente no lo lográis, surge al inatención, os distrae cualquier cosa, desde el canto de un grillo hasta una bala de cañón, o el automóvil que pasa por la calle, o el último recuerdo de hace un ratito no más, posiblemente cuando estuvisteis conversando con tu comadre, o con vuestro compadre, o tal vez con alguna novia, etc., etc., etc. Por lo común el trajín del día deja tantas huellas en el fondo de la mente, que cuando llega la hora de estar atentos no se logra. Entonces es cuando verdaderamente debemos comprender esta Técnica:

PONER OBSERVACIÓN EN LA INATENCIÓN, es decir, OBSERVAR CUI-DADOSAMENTE LO QUE HAY DE “INATENTO” EN NOSOTROS…

Cuando uno observa -repito, aunque me haga cansón con tanto repetir- todos los detalles de la inatención, es obvio que por tal motivo ya hay atención. Pues bien, la atención plena, mis caros hermanos, nos da precisamente la lucidez del espíritu. La atención plena nos lle-va a una quietud natural, espontánea y simple de la mente; la atención plena nos lleva a un silencio bellísimo, muy profundo de la mente.

Lo curioso es que cuando uno está verdaderamente atento, cuando realmente está en silencio, ni siquiera se da cuenta que está

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en meditación, aquélla quietud y silencio es tan natural o son tan naturales, que se olvida uno de que está practicando un ejercicio. ¡Bendito olvido!, porque cuando eso sucede viene la iluminación, el sámadhi. Ved por ejemplo hermanos lo que sucede cuando uno está arrobado contemplando un cuadro de la naturaleza, o una película que le interesa, o a la mujer amada, o un amanecer, o un anochecer..., si realmente está uno arrobado en aquello, en esos instantes hay atención plena. Instantes de esos son los que necesitamos para llegar realmente a la iluminación. Hay que crear en la meditación el clima favorable para una atención así, tan plena, y se crea ese ambiente favorable CUANDO SE OBSERVA A FONDO LO INATENTO. Entonces viene, de hecho, la atención natural, y eso es lo indispensable para llegar a la verdadera iluminación interior, mística, profunda.

Yo quiero, mis caros hermanos, que vosotros comprendáis todo esto, pero que lo comprendáis a fondo. Necesitamos todos, todos, to-dos, libertarnos de las trabas de la mente, del batallar horroroso de los conceptos opuestos. Necesitamos zafarnos de entre todo ese mare magnum de opiniones, teorías, autores, etc. Muy bello es, mis caros hermanos, poder uno estudiar, por ejemplo, en los Registros Akásicos de la Naturaleza todas las maravillas de la Tierra y de sus Razas; eso es asombroso. Si uno lee, por ejemplo, a la Maestra Helena Petronila Blavatsky, resulta maravillosa cuando habla sobre Cosmogénesis, An-tropogénesis, etc.

Muy bello es tener uno información intelectual sobre la Raza Po-lar, sobre los Hiperbóreos, sobre los Lemures, sobre los Atlantes, etc., pero otra cosa es experimentar eso en forma directa. Sucede que en los Registros Akásicos de la Naturaleza nosotros podemos experimen-tar en forma directa, empero se hace necesario zafar a la conciencia de entre el intelecto. Con la conciencia emancipada podemos revisar to-dos los “archivos sellados” de esta gran Naturaleza, viajar en el tiempo, vivir en esas épocas antiguas (primera, segunda, tercera, cuarta raza, etc.), recordar nuestras vidas anteriores, mis caros hermanos. ¡Eso es formidable!, ¿verdad? Pero sería imposible realmente todo esto si con-tinuamos presos, metidos en esa horrible prisión de la mente. Quiero que os libertéis y esto se hace por medio de la meditación de fondo.

Así pues, mis caros hermanos, reunidos en esta sala de meditación, debemos comprender la necesidad de emanciparnos cada vez más y más de los procesos de tipo “intelectivo-razonativo”…

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Hay mantrans que ayudan también, pero hoy no voy a citarles man-trans, hoy quiero que comprendan la TÉCNICA…

*****

Bueno, mis caros hermanos, ¡vamos a empezar la meditación!

Por favor tomar asiento mis caros hermanos… Relajen sus cuerpos. Siéntense bien, siéntense bien mis caros hermanos, que ninguno que-de mal sentado, ninguno en posición incómoda; lo más cómodamente posible. No crucen las piernas una sobre otra porque eso está mal. Las piernas y brazos sueltos -repito- bien sueltos, que ningún músculo quede apretado, que todos los músculos queden bien sueltos, bien relajados. No hagan de esto un problema por favor, no hagan un pro-blema, esto es una cosa simplemente sencilla, soltarse uno fácilmente lo puede hacer sin tanto trabajo.

¡A ver, a ver, a ver!, ¿ya están relajados? Para eso no se necesita de tanto trabajo, únicamente que uno esté seguro de que ninguna parte de su cuerpo está en tensión, eso es todo. En cuanto a las manos, pues sí, colóquenlas como quieran, no se “pegen” de detalles, porque si us-tedes se “pegan” de detalles físicos, tales detalles se convierten en otra traba para la mente, nuevos problemas más de los que ya tenemos, ¿verdad?

Bueno, creo que estamos listos... Ahora cierren sus ojos. Al hacer la práctica se puede admitir un poquito de sueño para el físico; con tal de que no se duerma la conciencia todo está bien. Muchas escuelas creen que uno no debe dormir el cuerpo físico, se equivocan. Cuando uno está en meditación conviene más bien que el cuerpo físico no es-torbe, y no estorba cuando está dormido, porque un cuerpo físico des-pierto es muy estorboso, molesta demasiado. Yo mismo cuando estoy en los mundos internos, estoy muy contento, muy feliz, si mi cuerpo físico está bien dormido, pero cuando el cuerpo físico está despierto me sostengo allí a base de pura voluntad, ¡claro!, en una forma más incómoda, eso es obvio.

Así pues, pueden los vehículos físicos adormecerse y eso es mejor. Lo importante es que la conciencia no se adormezca, que esté vigi-lante como el vigía en época de guerra, ¿entendido?

Bueno, mis caros hermanos, vamos ahora, pues, a meditar. Em-piecen por observar lo que vaya surgiendo en su mente y con mucho

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cuidado. Pongan atención, ¡atención!, ¡atención!, pongan atención en lo que uno tiene de “inatento”. Lo que uno tiene de inatento son los deseos que van apareciendo, las emociones, las pasiones, los recuer-dos de las cosas del día, del ayer, del anteayer, etc., etc., etc.

¡Observen!, ¡Observen!, ¡Observen!, por favor, observen lo que vaya apareciendo en su mente. ¡Observen!, y con mucho cuidado, ¡obser-ven! Pongan atención en todo eso que vaya apareciendo… Pero com-prendan, sí, comprendan lo que va apareciendo, mis caros hermanos, compréndanlo y olvídenlo; y si algo nuevo surge, pues, compréndan-lo y olvídenlo; y si otra cosa nueva surge, pues, compréndanla y ol-vídenla...

¡A ver!, entren, entren en meditación. Adormezcan sus cuerpos fí-sicos un poco más, un poco más, un poco más, pero con la conciencia alerta, ¡alerta!, ¿verdad?, ¡alerta! ¡alerta!...

(Aquí hay un tiempo de meditación. Luego, el maestro Samael fina-lizó, diciendo):

Bueno mis caros hermanos, como ésta no es sino la indicación prác-tica de cómo se debe meditar, sólo me resta deciros que es conve-niente que estas prácticas se hagan durante una hora seguida, una hora, una hora seguida. ¿Entendido?...

Extracto de la conferencia “Meditaciones Avanzadas”.

La conferencia completa está en el libro “Mente y Meditación”.

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PRÁCTICA RECOMENDADA

En una de nuestras páginas web: www.mundo.gnosis.es encontra-réis un apartado que dice PRÁCTICAS. Si clicáis ahí, se abre una página de Prácticas de Meditación. Allí hay un video que os recomendamos ver; se trata de parte de la conferencia que acabáis de leer sobre La Técn ica Bás ica de la Meditac ión, pero con las palabras directas del maestro Samael (es importante escuchar la enseñanza de viva voz del maestro)....

Una vez hayáis visto el video y “entendido” el modus operandi de la técnica bás ica de la meditación, os recomendamos que cliquéis en el apartado: Primera Práctica de Meditación. Allí encontraréis un PDF sobre el contenido del video, y abajo veréis que hay un audio de 45 minutos. Ese audio os guiará en la práctica de meditación:

-Sentaros cómodamente…-Seguid las indicaciones que se dan para la relajación del cuerpo

físico…-Escuchad al maestro guiando la práctica… -Después, el canto del gri l lo os acompañará durante la meditación.

Ese sonido es muy especial y ayuda a crear un estado interior óptimo para la meditación.

-Permaneced quietos en vuestra posición, en íntima recordación de sí mismos…

-No os olvidéis de vosotros mismos…-Observad “lo inatento en vosotros”… Lo inatento en vosotros son

los pensamientos y recuerdos involuntarios que surgen en vuestra men-te…

-No os identif iquéis con ellos… Si no os identificáis, los pensamien-tos se desvanecen, desaparecen, ¡se olvidan !…

-Una forma de no-identif icaros con los “pensamientos involunta-rios” que os asaltan durante la meditación, es comprender que “no sois esos pensamientos”. Tened presente que vosotros queréis permanecer mentalmente serenos y en silencio, que “no queréis pensar en nada”; si esto es así, significa que los pensamientos que os invaden no son vues-tros, no os pertenecen. Es por este motivo, que podéis legítimamente

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deciros a vosotros mismos en el momento que os asalte un pensa-miento: “No soy ese pensamiento”… Y si el pensamiento persiste, de-béis persistir vosotros también, diciéndoos: “No soy ese pensamien-to”… Esta es la forma de “romper” la identificación con la mente… Así debéis operar con todos los pensamientos, preocupaciones, temores, deseos, recuerdos, etc., que surjan en vuestra mente.

-Acostumbraros a observar serenamente los pensamientos…-Sed constantes y pacientes en vuestras prácticas de meditación…-Es recomendable que practiquéis diariamente; al menos una vez

al día…-Con la práct ica, vuestro Maestro Inter ior os i rá instruyendo y

orientando a través de la Intuición y la Conciencia…