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0 LA RETÓRICA CIENTÍFICA: ¿EN QUÉ CONSISTE LA FUERZA DE UN ARGUMENTO? Bruno Latour, 1986 Me siento algo raro: cuando se hace antropología, normalmente, no se presentan los resultados de una investigación a los indígenas que fueron objeto del estudio. En este caso, al contrario, me encuentro en una situación a la vez embarazosa y estimulante, puesto que debemos hablar, en cierta medida, de Uds. vistos por un "outsider" respecto de su sector, pero que tiene en común con Uds. el hecho de ser un investigador, en sociología. Se trata de una situación, evidentemente, más compleja. Les voy a presentar una argumentación, que Uds. seguramente encontrarán retórica, pero tanto mejor, puesto que de eso precisamente trata mi exposición, de hablar en qué consiste la fuerza de un argumento. La expresión "fuerza de un argumento" es graciosa porque mezcla dos abordajes que se consideran normalmente opuestos: las relaciones de fuerza ser el más fuertey las relaciones de razón tener razón, argumentar, razonar. En filosofía, como mostró Lyotard en un libro ya famoso, esta división entre la retórica, por un lado, y el razonamiento por otro, es una de las más viejas de la filosofía y está fundada en el discurso de Aristóteles y Platón contra los sofistas. Decir de un argumento que es sofista, retórico, es ubicarlo en oposición a otro razonamiento que sí, es argumentado, esta fundado en pruebas, en razones. La retórica permanece siempre como aquello que se desvía, se tuerce, perturba el hilo de un razonamiento correcto. Si alguien dice de un artículo que es "pura retórica", quiere decir que había inicialmente un razonamiento, un hilo conductor que se iba a seguir y luego, por artificios precisamente "retóricos" (las flores de la retórica, los golpes de timón, etc), el auditorio cambia bruscamente de opinión, se desvía del buen camino y enfila hacia el lado "equivocado". En otras palabras, en la historia del pensamiento la ley del sofista es la ley del número: se opone absolutamente a lo que se hace en los laboratorios científicos, en los cuales el hombre está aislado con sus razones, más fuertes que el sentido común, el populacho, los abogados, los argumentadores de cualquier club. Un retórico de primera magnitud, Galileo, lo ha dicho así: "Puesto que en estas materias, las científicas, por oposición a la retórica, mil Demóstenes y mil Aristóteles serían desplazados por un sólo hombre común que hubiese encontrado la verdad por si sólo!". He ahí, para Galileo Galilei, la expresión más contundente del poder de la ciencia, confrontad a los artilugios de la retórica tradicional, al prestigio de escolástica a la que se opone. Si examinamos esta frase, ellaes de una extraordinaria fuerza retórica: dos mil hombres (mil autoridades. políticas, mil autoridades. científicas (pasadas) desplazadas por un solo hombre!). Esta exposición tratará pues de mostrar cómo un solo hombre puede invertir las relaciones de fuerza entre él, de un lado, y dos mil, no cualesquiera, de otro. Se trata de David con su honda contra los ejércitos filisteos. ¿La honda es el artículo científico, quizás? Saber como un hombre logra hacerse más fuerte que dos mil otros me parece un problema realmente digno de ser estudiado. ¿Cuál es el objeto de la persuasión de los hechos científicos? Les voy a presentar rápidamente el resumen de algunos resultados. ¿Cómo hace uno para convencer? Es muy simple. Tomemos un enunciado cualquiera propuesto por uno de nosotros, por mí, por ej. y supongamos que digo simplemente de A,B. Cuando esto se escucha en la sala, cada uno agrega o suprime (recorta) de eso algo que desde Aristóteles se conoce por modalidades, de la forma "el tipo aquél dice que A es B". Es una modalidad que transforma el enunciado A, B en A es B. Lo hace un enunciado menos creíble que el inicialmente propuesto en la discusión.

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LA RETÓRICA CIENTÍFICA: ¿EN QUÉ CONSISTE LA FUERZA DE UN

ARGUMENTO?

Bruno Latour, 1986

Me siento algo raro: cuando se hace antropología, normalmente, no se presentan los resultados de una investigación a los indígenas que fueron objeto del estudio. En este caso, al contrario, me encuentro en una situación a la vez embarazosa y estimulante, puesto que debemos hablar, en cierta medida, de Uds. vistos por un "outsider" respecto de su sector, pero que tiene en común con Uds. el hecho de ser un investigador, en sociología. Se trata de una situación, evidentemente, más compleja. Les voy a presentar una argumentación, que Uds. seguramente encontrarán retórica, pero tanto mejor, puesto que de eso precisamente trata mi exposición, de hablar en qué consiste la fuerza de un argumento. La expresión "fuerza de un argumento" es graciosa porque mezcla dos abordajes que se consideran normalmente opuestos: las relaciones de fuerza —ser el más fuerte— y las relaciones de razón —tener razón, argumentar, razonar. En filosofía, como mostró Lyotard en un libro ya famoso, esta división entre la retórica, por un lado, y el razonamiento por otro, es una de las más viejas de la filosofía y está fundada en el discurso de Aristóteles y Platón contra los sofistas. Decir de un argumento que es sofista, retórico, es ubicarlo en oposición a otro razonamiento que sí, es argumentado, esta fundado en pruebas, en razones. La retórica permanece siempre como aquello que se desvía, se tuerce, perturba el hilo de un razonamiento correcto. Si alguien dice de un artículo que es "pura retórica", quiere decir que había inicialmente un razonamiento, un hilo conductor que se iba a seguir y luego, por artificios precisamente "retóricos" (las flores de la retórica, los golpes de timón, etc), el auditorio cambia bruscamente de opinión, se desvía del buen camino y enfila hacia el lado "equivocado". En otras palabras, en la historia del pensamiento la ley del sofista es la ley del número: se opone absolutamente a lo que se hace en los laboratorios científicos, en los cuales el hombre está aislado con sus razones, más fuertes que el sentido común, el populacho, los abogados, los argumentadores de cualquier club. Un retórico de primera magnitud, Galileo, lo ha dicho así: "Puesto que en estas materias, las científicas, por oposición a la retórica, mil Demóstenes y mil Aristóteles serían desplazados por un sólo hombre común que hubiese encontrado la verdad por si sólo!". He ahí, para Galileo Galilei, la expresión más contundente del poder de la ciencia, confrontad a los artilugios de la retórica tradicional, al prestigio de escolástica a la que se opone. Si examinamos esta frase, ellaes de una extraordinaria fuerza retórica: dos mil hombres (mil autoridades. políticas, mil autoridades. científicas (pasadas) desplazadas por un solo hombre!). Esta exposición tratará pues de mostrar cómo un solo hombre puede invertir las relaciones de fuerza entre él, de un lado, y dos mil, no cualesquiera, de otro. Se trata de David con su honda contra los ejércitos filisteos. ¿La honda es el artículo científico, quizás? Saber como un hombre logra hacerse más fuerte que dos mil otros me parece un problema realmente digno de ser estudiado. ¿Cuál es el objeto de la persuasión de los hechos científicos? Les voy a presentar rápidamente el resumen de algunos resultados. ¿Cómo hace uno para convencer? Es muy simple. Tomemos un enunciado cualquiera propuesto por uno de nosotros, por mí, por ej. y supongamos que digo simplemente de A,B. Cuando esto se escucha en la sala, cada uno agrega o suprime (recorta) de eso algo que desde Aristóteles se conoce por modalidades, de la forma "el tipo aquél dice que A es B". Es una modalidad que transforma el enunciado A, B en A es B. Lo hace un enunciado menos creíble que el inicialmente propuesto en la discusión.

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O, al contrario, quizás le agregue otras modalizaciones del tipo "El Prof. tal ha demostrado que... " o "recientemente mostró que..." o sino "numerosos trabajos han demostrado que...". Son todas modalizaciones que transforman el enunciado A,B —el que no se alteró, en este caso- y se puede, así, seguir la fabricación de un "hecho científico" a partir del número de modalizaciones que el espíritu o los textos que quienes lo utilizan agregan o recortan. Si yo digo "Es posible que A sea B" y si Uds. en cambio dicen "Es seguro que A es B", o "el Prof. Fulano demostró que A es B", uds transforman el enunciado, uds lo hacen pasar de una modalidad débil a una fuerte, de una modalidad digamos negativa a una positiva, transformándolo cada vez más en certeza. En el extremo, como lo voy a mostrar, no “moralizan” más el enunciado, sino que lo usan como un "hecho". De este modo, se transforma en caja negra y pasa a funcionar así. Veamos rápidamente dos ejemplos. Uds escuchan o leen la frase: "Actualmente los misiles soviéticos son capaces de alcanzar los silos de los cohetes con una precisión de 100m" y "La fuente de ADN para el marcador G8 de la enfermedad de Huntington está entre 0-8 centi-Morgan del gen de esa enfermedad". Estas son siempre "pretensiones", declaraciones (claims) de ciertos autores. ¿Qué hacen con esas proposiciones? ¿Qué se hace en general con ese tipo de proposiciones? Se pueden hacer muchas cosas, pero en general, no les importan a nadie y nadie las lee. Se sabe que la literatura científica en general es leída en un 20% de su producción total; el resto no lo lee absolutamente nadie más que los procesadores de texto (las máquinas) que los rejuntan. Lo más común es que lo escrito no le interese a nadie. Pero supongamos estar en una de las dos direcciones posibles en las que se puede recorrer el fenómeno: que al enunciado se lo vaya a transformar en "hecho" o que se lo vaya a transformar en "artefacto". Veamos como sería eso. Tomo la primera frase y digo: "Puesto que los rusos pueden destruir los Minuteman con una precisión de 100m (tomé el enunciado y lo coloqué en una caja negra, lo consideré como un "hecho"), es de vital importancia para la nación construir un sistema de armas más confiable, como los MX". En semejante frase, el oyente o el auditorio se agarra de la frase pronunciada, la acepta sin ninguna modalización y la utiliza como premisa para otro razonamiento. Ahora hago otra cosa: "Antes de morir asesinado por la KGB en un suburbio de Moscú, el agente 008 susurró a los oídos del agente SS19 que creía tener la prueba de que algunos oficiales del Kremlin estaban convencidos de haber obtenido una precisión de100m para algunos misiles, testeados en condiciones ideales". En una frase como ésta el número de modalizaciones se multiplicó considerablemente. El "hecho", en vez de haberse transformado en caja negra, de ser utilizado como premisa de otro razonamiento, remite a su sistema de producción: es transportado a sus condiciones de fabricación, al sistema de espionaje de la CIA, etc. En el primer caso, se tomó el enunciado como caja negra y se lo llevó del lado de los "hechos"; en el otro se lo trasladó a sus condiciones de fabricación y se lo transformó en artefacto. Es decir, se lo transformó en ese artefacto de opinión del que hablaba anteriormente. En el primer caso, va a servir de premisa para la fabricación y construcción de MX y eso puede llegar muy lejos, involucrando muchos millones de millones de US$ a partir de ese "enunciado" tomado como "hecho". En el segundo se crea una comisión de investigación sobre el modo de operar de la CIA. No son precisamente comparables como consecuencias de la operatoria sobre un mismo tipo de enunciado. Este ejemplo, creo que Uds estarán bastante de acuerdo, es un ejemplo típicamente retórico del mundo político-económico en el que la mentira es soberana. Pero lo que me interesa en este casos es mostrar que, desde el punto de vista de la persuasión, es exactamente el mismo proceso el que se pone en marcha según decida recorrer un camino a partir de: "Ahora que tenemos un test de gran sensibilidad para la detección de la enfermedad de Huntington..." (en el cual tomo la frase 2 como hecho, sin modalización, supongo que se trata de un "hecho admitido" y la utilizo como premisa de determinado razonamiento). En este caso se plantea un nuevo problema ético: ¿habría que anunciar a los portadores seguros del gen que van a estar mortalmente enfermos dentro de algunos años? En este caso, al igual que

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en el anterior, tomo la frase del marcador G8 y la utilizo como caja negra, como "hecho" para convencer y para avanzar en la causa del razonamiento sobre los problemas éticos. Pero puedo, también, extendiendo la frase, llevarla a sus condiciones de producción, multiplicar las modalizaciones y decir por ejemplo "Como el grupo de Guesella (autor de la investigación) no trabajó sino sobre dos familias de pacientes; como las sondas de ADN no habían sido obtenidas por síntesis total; como hay secuencias de genes homónimos repetidos centenares o miles de veces, es extremadamente improbable y - en todo caso prematuro - afirmar que Guesella ha encontrado un test sensible para la enfermedad de Huntigton". En este caso, transformé la frase, la misma, de un hecho casi admitido en el razonamiento precedente, en un artefacto de opinión, aunque la expresión puede sonar exagerada. Uds pueden ver entonces la dirección de la argumentación: la operación consiste en transformar, en el espíritu de los lectores, el status de las modalizaciones que se agregan o se recortan en un enunciado. Observen que la palabra "hecho"(fait) es encantadora para éso, puesto que quiere decir al mismo tiempo fáctico, que es fabricado, algo que no es hecho por cualquiera: hecho duro, que resiste como un pulso. La palabra "hecho" guarda los vestigios de esas dos direcciones: por un lado la transformo en algo fabricado y la llevo a sus condiciones de producción, por otro lado la utilizo como premisa de razonamiento. Esta definición es importante para nosotros porque Uds pueden observar que la "dureza" o "blandura" de un hecho (hard/soft fact) depende únicamente del recorrido del enunciado de un auditor a otro. Porque evidentemente, las cosas no terminan ahí. Habiendo escuchado la frase de la CIA, puedo agregar también algo en la línea: "medios anti-americanos pretenden que los misiles..." y, naturalmente, la controversia va a brotar. ¿Adónde llegamos con todo esto? A fenómenos colectivos, fenómenos de masa, fenómenos de número que el sociólogo conoce bien y que son fenómenos de persuasión colectiva. En otras palabras, cuando se trata de comprender el recorrido de un enunciado en un medio científico, hay que partir no de las condiciones y cualidades intrínsecas del mismo, cuanto del recorrido de un oyente a otro. He aquí la posibilidad que funda una sociología de las ciencias; insisto, de las ciencias y no simplemente de los investigadores, es decir, no simplemente cuánto ganan, qué les gusta hacer, etc., sino de lo que hacen. En efecto, el hecho científico es, por definición, una construcción colectiva puesto que es suficiente que, en cualquier punto de la cadena de hechos, las modalizaciones sean invalidadas para que el recorrido del hecho sea invalidado .Uds pueden tener 20 personas juntas que toman el primer enunciado y comienzan a construir los MX y, de pronto, alguien lleva el argumento a sus condiciones de producción ,según la frase que enuncié al principio u otra, y estalla de nuevo la controversia. He ahí la diferencia entre lo que llamo la antigua retórica y la retórica científica. Se puede distinguir una retórica débil, cordial (dos personas que discuten "¿Mató?" "No mató!" o los diálogos platónicos de tipo "lo bello es superior a lo bueno" o "lo bueno es superior a lo bello". Cuando los dos campos son aproximadamente equivalentes, en el límite, a una flor retórica de diferencia, la opinión se va inclinar hacia uno u otro lado. Pero cuando se trata de discutir ideas del tipo : 10 o centi-Morgan, la existencia o no de una contra-corriente en el riñón o la existencia o no del polonio descubierto por los Curie, ya no se puede uno contentar con las flores de la retórica! Uds. no me creen y tienen razón, voy a tratar de demostrarles éso con argumentos retóricos. Contemos el número de recursos movilizados por un científico para convencer (recordemos, de paso, que convencer quiere decir "vencer a varios" y, precisamente, estos varios, esta multitud es la que le va a permitir ganar a uno o a otro de los desafiantes). Tomemos por ejemplo el artículo de un Dr. Zucharelli, jefe de los Laboratorios Zucharelli, sobre la estructura del oído interno, que acaba de aparecer en Ciencia y Vida. Supongamos también que ni yo ni Uds sepamos nada del oído interno. Hasta aquí, sabemos que podemos empezar a dudar de este enunciado. ¿Por qué? Porque el Dr. Zucharelli construyó él mismo los Laboratorios Zucharelli y por lo tanto, no prueba absolutamente nada que él trabaje en ellos; y también porque apareció en Ciencia y Vida.

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Tenemos en este caso un lector frente a un autor en condiciones aproximadas de igualdad: uno contra uno. Apareció en Ciencia y Vida, se publicó, lo que le da una cierta credibilidad, aunque muy pequeña. Ahora Uds leen un artículo del Dr. Polinot, miembro del Instituto Pasteur, aparecido en Nature, con 8 colaboradores, subvencionado por la N.A.S.A., por el N.I.H. (National Institute of Health) y por el I.N.S.E.R.M. (Institut National de la Santé et Recherches Médicales). ¿Cuántas personas hay aquí, en este artículo que acabo de fabricar delante de Uds.? Contémoslos: Polinot y sus 8 colaboradores hacen 9; el Instituto Pasteur, donde tiene su puesto de trabajo el autor, pueden contar como unos 30 (los que hayan tenido que ver con la designación de Polinot para la investigación y para la investigación misma); los jurados de Nature que son como unos 10 (al menos desde el punto de vista de la responsabilidad, aunque en la práctica pueden ser dos); el comité de asignación de recursos de la N.A.S.A. hacen 10 como mínimo. Es decir, terminando el cálculo aquí con 10 para el NIH y otros 10 para el INSERM, estamos frente a 79 personas antes de comenzar a leer el artículo. Antes de leer la primera línea. Quiere decir que si ya estamos dudando del contenido del artículo, estamos dudando, atacando vínculos ya establecidos por 79 personas: he ahí la credibilidad investida en el artículo de M. Polinot, antes de comenzar a leerlo. Se puede profundizar este razonamiento, de modo tal de poner en evidencia —siempre retóricamente- que, más allá, hay que considerar el número de referencias presente en el artículo (y el prestigio de las mismas). Un artículo sin referencias es como una jovencita bretona que desembarca sola a las doce de la noche, en la Gare de Saint Lazare: ¡se hará atacar desde sus primeros pasos! En este sentido, las referencias dan un peso muy grande al sostén del artículo, agregan muchísimas personas más a las 79 anteriormente establecidas, movilizan muchísimas fuerzas más. Sabemos también que las referencias son frecuentemente falsas —fisuras en algún punto de la cadena- y que las razones por las que se cita a un autor pueden ser muy distintas según el caso. Aquí aún vale la pena remarcar que estos aliados movilizados en bloque por el texto (garantes institucionales + referencias bibliográficas) alejan definitivamente del texto una cantidad de lectores, es decir, siguen reduciendo la cantidad de lectores dispuestos a criticar el texto. Es por eso que los artículos científicos son leídos por poquísimas personas -luego de eliminar el 98% de la humanidad, no quedan más en los 2% restantes que aquellos posibles de hacerles la crítica propiamente, y que son, ellos, absolutamente indiferentes a sus títulos, a las razones por las que el INSERM decidió subvencionarlo, y a las mismas referencias presentes en el artículo (que pueden ser utilizadas para demostrar que las conclusiones son falsas o que el autor malinterpretó las citas de las referencias, que él conoce mucho mejor por su experiencia en la materia). El artículo moviliza una fuente de aliados mucho más poderosa por el hecho de que moviliza, en el interior mismo del texto, el referente del que habla. Es esta masa la que hace tan reconocible al artículo científico: cuadros, fotos, inscripciones, etc. cualquiera sea la disciplina. Se trata de una argumentación retórica de tremendo potencia! Fíjense que cuando criticamos un enunciado, ya sea en un café, en un salón o donde fuera, lo hacemos apelando al referente, diciendo por ej. : "Ud nos dice que los Árabes son así, pero eso no es cierto, los arabes son asá..." . Es decir, apelamos al enunciado del referente. Si Ud moviliza adentro del mismo texto el referente del que habla el texto está ahí en el texto. Esto quiere decir que el texto moviliza en su favor el argumento principal que permite el hábito de criticar. Eso no alcanza, se los voy a mostrar, pero ya es un argumento, como se dice, de peso (término muy agradable para estudiar la fuerza de los argumentos: ser un argumento de peso!). Un texto científico se afloja, se endurece, se suaviza según el conjunto que importa y cuyas huellas se pueden seguir con facilidad. A propósito, Uds saben que es ahí donde se reconocen históricamente los artículos científicos: en el momento en que se reticulan. Viene desde la época de Galileo. En seguida, con los primeros artículos de la Royal Society, se reconoce esa construcción del artículo científico que perdura hasta nuestros días. Se trata de un texto que comenta un texto de laboratorio. Está la hermenéutica, que es un comentario de los

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textos sagrados, y está la creación de un texto que comenta una especie de infra-texto, absolutamente particular, que viene del laboratorio. El texto, evidentemente, no es suficiente para parar al que quiere desmantelar el "hecho científico", es decir, transformarlo en "artefacto de opinión". Los enunciados presentes en el texto no son suficientes; la crítica sigue. Pero es interesante observar que el número de personas capaces de continuar, disminuye. El que no está definitivamente convencido puede perseverar, montar un ataque contra el texto científico -pero éste ya es alguien raro y, como les voy a mostrar, alguien bien equipado: ya tiene un laboratorio (o contra-laboratorio), ya pertenece a la familia intelectual o a la red invisible (al Colegio invisible) de los que "pueden" criticar el artículo. Así, de los 2% a que nos referimos anteriormente, queda enmascarada una fracción que quiere continuar criticando el artículo. Son, evidentemente, de los que leen las letras chiquititas de "material y métodos". "Material y métodos" es, en la historia de las ciencias del texto, el ejemplo mismo del "estilo" científico. Nada de modalizaciones. Tomemos un ejemplo: "los riñones disecados son inmediatamente sumergidos en nitrógeno líquido..." Si Uds toman una historia de la literatura, verán que "éso, verdaderamente, nada tiene de literario; es estilo absolutamente científico: son los "hechos", no hay huellas de modalización, no se sabe quien habla, el autor no está explicitado, no hay "yo" ni "nosotros", son todos "se".. Desde el punto de vista de una retórica fuerte, es la parte "material y métodos" la más tensa dentro de la polémica. Sencillamente, "material y métodos" es como mirar, en Roland Garros, un sólo lado de la cancha: se ven siempre las respuestas, nunca los ataques !Hablemos algo del destino del artículo científico. Con el artículo científico pueden pasar una de esas 3 apasionantes cosas: a. uno se lo cree (muy raro): tomar el enunciado fuerte como "hecho" y no discute más. b. uno abandona la posición de sujeto, es decir, la posibilidad de contra-atacar el "hecho" (más frecuente) c. uno se siente obligado a pasar por las mismas "pruebas" por la que paso el autor (extremadamente raro). Llegamos así a un punto capital, el de los recursos movilizados por el artículo científico, sobre los que discutiremos luego. Hasta acá creo que Uds no tienen dificultad en seguirme puesto que se trata de "artículos" no de laboratorios, no de lo que está por detrás de los artículos y que hay que movilizar para escribirlos Mi disidente, mi pequeño contestatario, este hombre común de quien hablaba Galileo, tiene ya delante de él 79 ilustres que citamos hace un rato, más el conjunto de referencias, más el referencial movilizado en el mismo texto, más las objeciones anticipadas por el autor de "material y métodos". Es evidente que aun puede contestar, pero se le hace cada vez más difícil. Por consiguiente, menos personas - menos equipadas - continúan discutiendo. Dejemos momentáneamente el artículo y vayamos al laboratorio. No sin antes señalar que, cuando se habla de divulgación científica sin tener en cuenta que el artículo científico ya fue construido para poder eliminar del juego al 99,99% de los lectores, se trata sin duda de una bella ingenuidad... El artículo científico está construido como una especie de arma de guerra para eliminar la posibilidad de contestación. Cuando, enseguida, se quiere popularizar ese artículo - que inicialmente redujo su público lector -se hace difícil poder movilizar los recursos para contestarlos. ¿Qué es lo que hay que movilizar o con qué se encuentra uno cuando quiere seguir la contestación? Están las tres soluciones que indiqué anteriormente como "destinos" del artículo científico: Ud lo cree (lo toma como "hecho"), Ud abandona el terreno (quiere decir, no lo lee...) o Ud se impone las mismas duras pruebas que impusieron los autores a las cosas de que hablan. Llegamos ahora a algo muy delicado y que diferencia, en mi opinión, la posibilidad de hacer una sociología de las ciencias de la de hacer una sociología de la retórica científica.

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Grosso modo, se trata de las mismas cosas movilizadas en el artículo, es decir, en el laboratorio. ¿Y qué quiere decir "movilizar las mismas cosas"? Porque, en fin, un articulo científico. "gana" porque tiene razón. Porque la sonda de ADN se encuentra entre 0 -10 centi-morgan en tal enfermedad... Si hay una controversia y aparece alguno que afirma que "no es absolutamente entre 0-10 centi-morgan", también es cierto que el que va a ganar la controversia no es el "más fuerte" (en la antigua política) sino el que tiene razón ¿Y cómo hacer para tener razón? Los laboratorios, detrás de los artículos científicos, movilizan más que cuadros, inscripciones, fotos, etc. El pasaje va a ser permitido por un argumento retórico, mejor aun, va extender la retórica: lo que da las fuerzas de los laboratorios a aquellos que hablan, son las pruebas a que son sometidas (en el laboratorio) cosas que por ahora designaré X. Cosas que sometemos a pruebas. por ej., al polonio estudiado en el artículo de Curie lo hacemos pasar una serie de pruebas. Esta transformación de una lista de pruebas en laboratorio sobre alguna cosa, un hecho científico, es automáticamente olvidada por los investigadores, una vez que se ponen de acuerdo sobre el hecho. Digamos que se produce una transformación demasiado rápida de una lista de pruebas en un hecho científico -cosa independiente de sus condiciones de fabricación. Veamos un ejemplo: una enzima es algo que es un objeto al interior de todos los discursos, en todos los laboratorios, a partir de los últimos cien años. En el momento mismo en que esa enzima se encuentra en fabricación, en construcción al interior del laboratorio, ella constituye en realidad nada más que una serie de pruebas que se hacen al interior de algunos laboratorios. Veamos por ejemplo que dice sobre el tema Duclaux, en 1899, en el momento en que la enzima empieza a tomar forma: "del líquido de maceración de la malta, Payen y Persoz aprenden a extraer por acción del alcohol una sustancia sólida, blanca, amorfa, neutral, sin sabor definido, insoluble en alcohol, soluble en agua y alcohol débil y no precipitable por el acetato de plomo. Calentada a 65 -75 grados con fécula en presencia de agua, se separa una sustancia soluble que es la dextrina". Ahí se observa toda la lista de pruebas que permiten definir un objeto que es aun un objeto X en la época -que se va a convertir luego en enzima. Es también y precisamente la posibilidad de hacer ocurrir estas pruebas al interior de un laboratorio que le va a dar crédito a alguien que hable de eso. A este alguien lo denomino - aunque el término viene prestado de la política - un vocero Creo que la mejor manera de comprenderlos a todos ustedes es considerarlos voceros de cosas que no hablan: ustedes hablan en el lugar de las sondas de ADN, de la dextrina, de los microbios, etc. Ustedes hablan por cosas que no hablan. Y cuando dudamos de su autoridad, nos dicen: "Les voy a mostrar"! Pueden Uds acordar en que, desde esta posición, que consiste en decir "si Uds dudan de lo que, yo, digo de cosas que no hablan (agujero negro, etc), yo se las voy a mostrar", la demostración que se organiza tiene una relación estrecha con la situación política: cuando se duda de la fuerza de un vocero (secretario de la CGT), el dice "les voy a organizar una demostración en la calle"; cuando Uds dudan de una exposición de Claude Bernard, él les dice "les voy a organizar una demostración de ratas". Esto quiere decir, en cualquiera de los casos, que yo, vocero, soy capaz de movilizar -si necesario- actores que les van a decir, a Uds directamente, lo que (yo) digo que ellos dicen. Figúrense que ellos no hablan. Lo que Uds van a ver, en el caso de la CGT, será una multitud; en el caso del laboratorio de Claude Bernard, serán ratas o perros que harán tal o cual cosa. Uds no ven lo que dice Claude Bernard, ni lo que dice el vocero de la CGT (y ahí ya puede nacer una controversia sobre qué dice el vocero). Pero Uds sí van a ver aumentado en una muchedumbre considerable el número de personas que sostienen su argumento. Vale decir que ahora Uds van a hablar no como científicos que tienen cierta autoridad, referencias, etc. sino en calidad de científicos que hablan en nombre del polonio, de las enzimas, de las ratas, de los microbios... Uno cree hablar a un científico, pero no, uno le está hablando al vocero de numerosas fuerzas que no hablan...De-multiplicación prodigiosa de la autoridad del dicho científico! Así, la retórica antigua es una retórica amable, cordial, dulce, florida, por oposición a esta retórica prodigiosa, capaz de

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movilizar no algunos elementos en favor del enunciado, sino muchedumbres - muchedumbres totalmente imprevisibles! Si ahora Uds deciden continuar contestando el artículo (cuántos habrá aún con ánimo para tal?), el equipo necesario para perseguir la contestación deberá ser al menos igual (sino superior) a aquel movilizado en favor del argumento central. En otras palabras, Uds tendrán que construir un laboratorio tan grande o mayor para contestar ahora y hacer hablar a los mismo actores otras cosas distintas a las que el vocero atacado sostiene... El costo de la prueba habrá aumentado de tal manera que habrá poquísima gente en el debate. Así, aunque el debate pueda continuar, el costo de la reapertura de la controversia aumentará en proporción. Supongo que Uds habrán entendido mi demostración retórica. Galileo decía: "La gran diferencia entre la retórica y la ciencia es que un hombre común que por azar roza la verdad, desautoriza a mil Aristóteles y mil Demóstenes..." Eso es cierto. Pero también lo es porque éste fue capaz de movilizar dos mil otros recursos. Diez mil otros actores. Cuando se honra la ciencia de ser más fuerte que la retórica, lo que se hace es precisamente reconocerle medios superiores de movilización -retórica, por supuesto! No se pasa de la retórica a la razón cuando se va de la política al laboratorio: se pasa de una retórica débil, amable, donde hay una igualdad con pequeños elementos que pueden hacer inclinar la balanza hacia un lado u otro, a una retórica fuerte, en la que son movilizados -a gran costo, a altísimo precios- un número de actores mucho más considerables. He ahí porque, cuando se habla de la fuerza de un argumento, entiendo que se trata de una expresión que debe ser tomada absolutamente seriamente y que indica una conclusión que es más filosófica, pero que me parece muy útil: es que la distinción hecha entre relaciones de fuerza y relaciones de razones es precisamente lo que perturba el análisis de la Ciencia. Es bien el objeto de sus discusiones, creo yo, el slogan de vuestras reuniones podría ser que Uds. no quieren "hacerse los tontos". Lo que perturba profundamente la discusión entre el público (llamemos así a todos los que no son los 2os.) y los investigadores de laboratorio es esta permanente dicotomía entre relaciones de fuerza -que estos últimos remiten siempre al campo de la política, de la retórica, etc.- y las relaciones de razón, éstas habitantes del interior de los laboratorios. Pero lo que es interesante en la Ciencia es precisamente la posibilidad de revertir estas relaciones de fuerza: Ud está allí, sólo contra los dos mil y de repente, tac! se revierte la relación de fuerzas. Ud. está allí, sólo, contra los millones de microbios, encuentra algo y - tac! les gana a los microbios y cambia todo! Lo que no entiendo es porque, en vez de siempre "torcer" el razonamiento en el cual no se quiere reconocer esa situación de relaciones de fuerza, no reconocen francamente :"Sí estamos ahí tratando, día y noche, de cambiar, con mis colegas y una inmensa masa de recursos movilizados, una relación de fuerzas!" Si están tratando, permanentemente, de construir nuevos "hechos"! De manera absolutamente legítima, por otro lado! Si Uds lo dijeran francamente, se simplificaría la discusión. Por una razón muy simple: es que todo eso establece una continuidad entre el universo de la política y el de la ciencia. La política no influencia de un modo misterioso la producción científica y técnica. En la ciencia y en la técnica, no hay más que relaciones de fuerza. Aun evitando la palabra retórica, si ella los irrita demasiado, digamos que la persuasión consiste en tratar de revertir relaciones de fuerza, movilizando recursos y actores imprevisibles. Ahora sí tenemos nuestro secretario de la CGT con su demostración callejera, el señor del Instituto Pasteur que habla en nombre de los microbios, el físico que habla en nombre de los agujeros negros y de la cosmología, el señor que es al mismo tiempo pescador y especialista en ciencia de la pesca y que habla en nombre de los peces, el que quiere defender a las ballenas y habla en nombre de las ballenas, el que habla en nombre de los franceses contra los inmigrantes, etc. En otras palabras, no hay más que muchedumbres de voceros con la pretensión de ser mantenidos y que a veces pueden mostrar, quizás demostrar algo, deteniendo -¡o no!- las controversias. El universo en el que vivimos no es más un universo en el cual se encuentran el político -que practica la retórica- y los científicos, habitantes de algunos islotes sociales -los laboratorios-

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que practican la razón, esperando que un día terminarán por convencer al resto del mundo de que piensen como ellos. La situación es mucho más simple: hay que intervenir, continuamente, en una lucha de voceros de "nuevas fuerzas" , el Partidos de las Nuevas Fuerzas, algo así como la irrupción de Freud con el inconsciente: el que llegó con el inconsciente trastornó absolutamente todas las relaciones de fuerza de la época, en más de un dominio. Lo mismo ocurrió con Pasteur, cuando llegó con los microbios : Pasteur no tiene ninguna autoridad política, pero su llegada como vocero de los microbios trastorna profundamente el conjunto de la sociedad francesa. Y así sucesivamente. Creo que sería mucho más fácil comprender y discutir lo que Uds hacen, si nos dijeran bien francamente: "soy vocero de personas que hacen tal y cual cosa, les puedo mostrar si Uds contestan, si contestan más a fondo, el costo de la prueba les va a seguir aumentando, etc." En otras palabras, exhibir las relaciones de fuerza nada tiene de humillante. Recordemos que el debate entre la fuerza y la razón viene del debate de Aristóteles y Platón contra los sofistas y, como lo mostró Lyotard, tiene por objeto otro golpe de fuerza: el que permite cerrar la discusión política con razones! Gracias. ______________________________________________________________________________ Esta traducción fue hecha por Heloisa Primavera en septiembre de 1993 y pertenece a una ponencia presentada en el Seminario realizado en Francia por el C.N.R.S. (Centre National de la Recherche Scientifique) y que contó con la participación de J.P.Dupuy, F.Guattari, B.Latour, J.Le Goff, J.M.Levy-Leblond, E.Morin, P.Roqueplo e I.Stengers como expositores principales. Los resultados aparecieron en la obra Sens et Place des connaissances dans la société, C.N.R.S.,Paris, 1986