las últimas producciones de tsht

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    1Mesa Redonda

    La Terra S ig i l l a ta Hispnica Tarda y sus

    contextos : e s tado de la cues t in

    HOMENAJE A MANUELA DELGADO

    Museo Arqueolg ico Nac iona l Madr id

    15 de Octubre de 2010

    EX OFFICINA HISPANA

    Cuadernos de la SECAHI S S N 2 2 5 5 - 5 5 6 0

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    EX OFFICINA HISPANA. Cuadernos de la SECAH es la revista cientfica de la Sociedad de Estudiosde la Cermica Antigua en Hispania (SECAH) y el medio a travs del cual la asociacin dar a conoceral mundo las novedades que los estudios ceramolgicos peninsulares vayan aportando. Seconvierte, as, en la primera publicacin peridica especializada en el estudio de la cermica antiguaque se publica en la Pennsula Ibrica.Tiene una periodicidad bianual.

    CONSEJO DE REDACCIN

    Directora:D. M Isabel Fernndez Garca (Universidad de Granada)

    Secretario:D. ngel Gmez Fernndez (Universidad de Granada)

    Consejo de Redaccin:D. Daro Bernal Casasola (Universidad de Cdiz)

    D. Carmelo Fernndez Ibez (Museo de Palencia)D. Ramn Jrrega Domnguez (Institut Catal dArqueologia Clssica)D. Luis Carlos Juan Tovar (SECAH)D. ngel Morillo Cerdn (Universidad Complutense de Madrid)D. Alfonso Vigil-Escalera Guirado (Universidad del Pais Vasco, UPV/EHU)D. Mar Zarzalejos Prieto (Universidad Nacional de Educacin a Distancia)

    CONSEJO ASESOR

    Espaa y Portugal:Adroher Auroux, Andrs Mara. Universidad de GranadaAlcorta Irastorza, Enrique Jess.Museo de LugoAquilu Abadas, Xavier. Fundacin Iberia GraecaArruda, Ana Margarida. UNIARQ - Universidad de LisboaBeltrn Lloris, Miguel.Museo de Zaragoza

    Bonet Rosado, Helena.Museo de Prehistoria d e ValenciaBurillo Mozota, Francisco. Universidad de ZaragozaBuxeda i Garrigs, Jaume. Universidad de BarcelonaCaballero Zoreda, Luis. CSIC. MadridCarretero Vaquero, Santiago. Universidad de ValladolidCau Ontiveros, Miguel ngel. Universidad de BarcelonaChic Garca, Genaro. Universidad de SevillaColl Conesa, Jaume.Museo Gonzlez Mart de Valenci aFabiao, Carlos. UNIARQ - Universidad de LisboaFernndez Ochoa, Carmen. Universidad Autnoma de MadridFuentes Domnguez, ngel. Universidad Autnoma de MadridGarca Gimnez, Rosario. Universidad Autnoma de MadridGarca Vargas, Enrique. Universidad de SevillaGonzlez Ruibal, Alfredo. CSIC. Santiago de CompostelaGutirrez Lloret, Sonia. Universidad de AlicanteLopez Mullor, Alberto. Diputacin de BarcelonaMacias Sol, Josep Maria.Institut Catal d'Arqueologia ClssicaMartnez Salcedo, Ana.Arkeon. Estudios de Patrimoni o

    Mata Parreo, Consuelo. Universidad de ValenciaMnguez Morales, Jos Antonio. Universidad de ValladolidMorais, Rui. Universidad de Minho, Braga

    Olmos Romera, Ricardo. CSIC. RomaPaz Peralta, Juan ngel. Museo de ZaragozaPrez Ballester, Jos. Universidad de ValenciaPrez Gonzlez, Cesreo.IE University, SegoviaPinto, Ines Vaz. TroiaResortRamn Torres, Joan. Consell Insular d'Eivissa i Formentera

    Ramos Sinz, Mara Luisa. Universidad de CantabriaRemesal Rodrguez, Jos. Universidad de BarcelonaRibera i Lacomba, Albert. SIAM ValenciaRomero Carnicero, Mara Victoria. Universidad de ValladolidSerrano Ramos, Encarnacin. Universidad de Mlaga

    Otros paises:Ben Moussa, Moncef. Universidad de TunezBergamini, Margherita. Universit degli Studi di PerugiaBonifay, Michel. Centre Camille Jullien CNRSBrulet, Raymond. Universidad de Louvain-la NeuveChrzanovski, Laurent.International Lychnological Ass ociationCuomo di Caprio, Ninina. Universidad de VeneciaHanel, Norbert. Universitt KlnKbiri Alaoui, M.INSAP RabatKenrick, P. RCRFMalfitana, D.IBAM CNRManacorda, D. Universit Roma TrePoblome, J. Universidad de LovainaReynolds, P. Universidad de BarcelonaRivet, Lucien. SFECAH

    EX OFFICINA HISPANA. Cuadernos de la SECAH.

    EDICIONES DE LA ERGSTULA, S.L.

    EX OFFICINA HISPANA. Sociedad de Estudios de la Cermica Antigua en Hispania (S.E.C.A.H.).

    Los originales publicados en las ediciones impresa y electrnica de esta Revista son propiedad de la editorial, siendo necesario citar laprocedencia en cualquier reproduccin parcial o total.EX OFFICINA HISPANA. Cuadernos de la SECAHes un producto editorial de EDICIONES DE LA ERGASTULA y de la SOCIEDAD DEESTUDIOS DE LA CERMICA ANTIGUA EN HISPANIA (SECAH) y no se puede copiar, fotocopiar, reproducir, traducir o convertir a

    cualquier medio impreso, electrnico o legible por mquina, enteramente o en parte, sin su previo consentimiento.

    Todos los derechos reservados.

    de los textos: los autores. de las ilustraciones: los autores Diseo y maquetacin: La Ergstula

    EDICIONES DE LA ERGSTULA, S.L.Calle Bjar 13, Local 828028 [email protected]

    I.S.S.N.: 2255 - 5560Depsito Legal: M-9016-2013Impresin: PublicepImpreso en Espaa Printed in Spain.

    Ediciones de La Ergstulay el Consejo de Redaccin de EX OFFICINA HISPANA. Cuadernos de la SECAH no se hacen responsables de lasopiniones y contenidos en cada artculo, ni tampoco de la originalidad y autenticidad de los trabajos.

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    NDICE

    EDITORIAL

    Maria Isabel Fernndez Garca (Directora de publicaciones de la SECAH).................................................... 7

    PONENCIAS

    LAS LTIMAS PRODUCCIONES DE TSHT EN EL INTERIOR PENINSULAR .....................................11Alfonso Vigil-Escalera Guirado

    EL FACTOR GEOGRAFICO EN EL ESTUDIO DE LA TERRA SIGILLATA HISPNICATARDA: UNA EXPERIENCIA GEOCERAMOLOGICA CON CERAMICAS BAJOIMPERIALES ........... 25Luis Carlos Juan Tovar

    DIFUSIN Y COMERCIO DE LA TSHT. NUEVOS YACIMIENTOS, ESTRUCTURA COMER-CIAL Y EVOLUCIN DE LA MISMA, EXPANSIN Y CONTRACCIN DE MERCADOS ................... 47Rui Morais y Adolfo Fernndez Fernndez

    COMUNICACIONES

    LA TERRA SIGILLATA HISPNICA TARDA (TSHT) EN LA COSTA ESTE DE HISPANIA.

    UNA APROXIMACIN GENERAL .......................................................................................................... 67Ramn Jrrega Domnguez

    NUEVOS DATOS ESTRATIGRFICOS PARA EL CONOCIMIENTO DE LA TSHT ENAUGUSTA EMERITA (MRIDA, BADAJOZ) ........................................................................................... 91Macarena Bustamante lvarez

    LA TERRA SIGILLATA HISPNICA TARDA TSHT. EL ESTADO ACTUAL DE LAINVESTIGACIN EN PORTUGAL ........................................................................................................ 117Eurico de Sepulveda

    LAS PRODUCCIONES DE TSHT EN EL REA GALAICA:DIFUSIN, TIPOLOGA Y DECORACIN .......................................................................................... 125M. Catalina Lpez Prez, Mario Csar Vila y Covadonga Carreo Gascn

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    LA DIFUSIN DE LA TERRA SIGILLATA HISPNICA TARDA (TSHT)Y OTRAS CERMICAS FINAS EN EL CANTBRICO ORIENTAL ...................................................... 139Milagros Esteban Delgado, M Teresa Izquierdo Marculeta,

    Ana Martnez Salcedo y Jess Manuel Prez Centeno

    NUEVAS APORTACIONES AL ESTUDIO DE LA TERRA SIGILLATAHISPNICA TARDA EN EXTREMADURA .......................................................................................... 161

    Jos Manuel Jerez Linde

    CERMICAS DE IMITAO DE SIGILLATA TARDIA DAS VILLAE DE FREIRIAE DE SUB-SERRA DE CASTANHEIRA DO RIBATEJO ........................................................................................... 191

    Guilherme Cardoso

    SOBRE LA CRONOLOGA FINAL DE LA TSHTM: EL EJEMPLO DEL TOLMO DEMINATEDA (HELLN, ALBACETE) ..................................................................................................... 205Gabriel Lara Vives, Antonio Espinosa Ruiz y Sonia Gutirrez Lloret

    VARIA

    LA VAJILLA DE CERMICA HISPNICA TARDA GRIS Y NARANJA EN ASTVRICA AUGVSTA(ASTORGA, LEN). CONJUNTO C ..................................................................................................... 217

    Juan ngel Paz Peralta

    APUNTES PARA UNA REDEFINICIN DE LAS PRODUCCIONES DENOMINADAS TSHBRILLANTE (TSHB). ANLISIS DE LAS CERMICAS PROCEDENTES DE LA VILLA DECASA DE RODAS / LOS CALLEJONES (ARANJUEZ, MADRID)........................................................... 257Ivn Jaramillo Fernndez y Rosario Garca Gimnez

    UNA FORMA 48 PROCEDENTE DE LA OLMEDA (PEDROSA DE LA VEGA, PALENCIA) ............... 281Jaime Gutirrez Prez

    Normas de presentacin de originales ...................................................................................................... 289

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    E F F I C I A H I A A C A D E D E A E C A H , 1 , 2 0 1 3 / I : 2 2 5 5 5 5 6 0 / 1 1 2 4

    ()

    ()

    ..

    Las ltimas produccionesde TSHT en el interiorpeninsular

    Recibido: 1/03/2012 - Aceptado: 7/06/2012

    Resumen: Desde un enfoque metodolgico bastante tradicional, este trabajo aborda el estudio de las ltimas producciones deTerra Sigillata Hispanica Tarda (TSHT) a partir de algunos yacimientos rurales recientemente excavados en la Comunidad deMadrid. Se analizan sendos grupos de contextos arqueolgicos que definen tanto el punto de partida como el de llegada enestas producciones, lo que permite una caracterizacin bsica de estas cermicas. El estudio de las asociaciones entre distintasclases cermicas y el establecimiento de secuencias correlacionadas a partir de yacimientos homologables forman igualmenteparte de la propuesta metodolgica.

    Palabras clave: Anlisis cermolgico, metodologa, periodo romano bajoimperial, siglo V d.C., contextos arqueolgicos

    madrileos.Abstract: From a rather traditional methodological perspective, this paper sketches the study of the last products assigned toTSHT coming from rural sites in the Comunidad de Madrid recently discovered. Archaeological contexts defining both initialand final steps in these ceramic productions are analyzed, and so this work lead to a basic characterization. Themethodological approach includes also the ineluctable study of associations between different ceramic classes and the setting ofcorrelated sequences from homogenous sites.

    Key Words: Ceramic studies, methodology, late roman period, fifth century AD, archaeological contexts from Madrid.

    Resulta difcil sustraerse a la impresin de que, tras elimpagable esfuerzo de J. A. Paz (1991), el tiempo delas investigaciones sobre la TSHT se hubieradetenido. No deberamos perder de vista, sinembargo, cul fue la clase de materiales sobre la que seciment (pequeas intervenciones arqueolgicas deurgencia, muchas de ellas, con limitados medios,alcance y presupuestos metodolgicos acordes con sutiempo) ni su especfico mbito (la ciudad deZaragoza y el valle medio del Ebro). Las escasasincursiones de mayor o menor calado sobre el asuntoemprendidas desde entonces (Juan 2000; Paz 2008)

    no han llegado a cuestionar lo que desde hace veinteaos constituye una insostenible lacra: la ausencia de

    revisiones globales de series de contextos estratificadosen nmero y calidad suficiente como para contrastaraquellas primeras conclusiones, tanto en lo queconcierne a la definicin de un corpus morfo-tipolgico y de decoraciones como a la seriacin yperiodizacin del material.

    Algunos laboratorios ofrecen en la actualidad unavariada gama de sofisticadas analticas para lacaracterizacin de la cermica antigua. Sin embargo,en el caso de la TSHT y dada la entidad de las lagunasexistentes, se corre el riesgo de iniciar la casa por eltejado. Resulta difcil avanzar en la resolucin de los

    principales problemas sin entrar a fondo en ladiscusin pormenorizada de series de contextos

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    A F I G I E C A E A G I A D

    estratigrficos. Tenemos todava, a mi juicio,acuciantes problemas de definicin de la categora, determinologa, de criterios para el establecimiento deun corpus morfolgico de referencia universalmentereconocido, y last but not least, de periodizacin ycronologa.

    Como una de las producciones cermicas hispanasbajoimperiales por excelencia, su anlisis ha corrido acargo de arquelogos clsicos con sus especficasrutinas y enfoques metodolgicos. Y sin embargo,buena parte de su evolucin tiene lugar en uncontexto histrico que, al menos para el marcogeogrfico del interior peninsular, podramos definirsin ambages como postimperial. Las producciones deTSHT de la quinta centuria se desenvuelven sin dudaen un ambiente social, econmico, ideolgico y

    poltico que en poco se asemeja al inmediatamenteanterior. El universo en el que se desarrolla suproduccin, el de sus mecanismos de distribucin y elvalor y significado implcitos en su consumo yamortizacin, por tanto, pueden haber sufridocambios de relevancia. Como subrayamos en untrabajo anterior (Vigil-Escalera 2009a), los cambiosacaecidos en la produccin, distribucin y consumode las ltimas cermicas englobables en la categoraTSHT podran describirse como una autnticamutacin.

    Con excesiva frecuencia, el debate que debiera

    tener una base estrictamente ceramolgica en torno ala definicin de los rasgos, sistematizacin yperiodizacin de las ltimas producciones de la TSHTha escollado a causa del atrincheramiento de losresponsables de esas investigaciones en posicionespredeterminadas tendentes a la exclusin de posiblesalternativas, a veces no exentas de ciertos prejuicios.Desearamos, por tanto, evitar a lo largo de esta breveaportacin la recada en esos mismos extremos.

    El nmero de contextos con registrosarqueolgicos densos y de calidad debidamentepublicados sigue siendo a todas luces insuficiente,

    pero tampoco por ello deberamos usar ese dficitcomo coartada para dejar de perseguir elestablecimiento de rutinas metodolgicas que nosproporcionen unas bases de estudio tiles y que nospermitan a su vez avanzar durante los prximos aos.Tampoco hemos llegado a un consenso aceptable entorno a la propia definicin de lo que es una cermicasigillata hispnica tarda (qu material podemosclasificar estrictamente de tal forma) en un panoramaen el que, como nos gustara llegar a ilustrar, loscontornos se vuelven realmente difusos. En el mejor

    de los casos, los arquelogos probamos a trazar unalnea donde slo existe en realidad el difuso contornode una nube de puntos. La caracterizacin precisa de

    unas producciones cermicas que sin duda seregionalizaron, el valor social de stas, el significadoefectivo que los promotores, productores yconsumidores de estas manufacturas les otorgaron,distan de ser cuestiones cerradas.

    A medida que el anlisis arqueolgico se adentraen fechas posteriores al colapso del Imperio romano ysu jerrquica administracin centralizada en losterritorios del interior peninsular, la inestabilidad delterreno de asiento para muchas cuestiones se convierteen algo prioritario a tener en cuenta. No esinfrecuente la adscripcin de materiales a cronologasque, por su exceso de amplitud, dejan de ser enabsoluto tiles (siglos V-VII d.C., por ejemplo). Y loque es peor, el minusvalorar o ignorar la trascendenciadel umbral existente entre el periodo bajoimperial y el

    inmediatamente sucesivo hace que los arquelogosnos aferremos a lo malo conocido, por muy viejo queeso sea, sin llegar a considerar otras opciones. Vemosas que se eleva la presencia anecdtica de materialesresiduales en contextos altomedievales a lugares queno le correspondera en absoluto. Una cifra nadadespreciable de estructuras y contextos altomedievalespublicados como bajoimperiales romanos resulta, enrealidad, del autoengao que se produce cuandoidentificamos un fragmento de sigillata entre unamasa de materiales cermicos de rasgos desconocidos1.Los rasgos de la cermica comn altomedieval (lo que

    podra definirse como su bajo perfil como fosildirector) son an lo suficientemente desconocidoscomo para producir la distorsin de la realidadarqueolgica de muchos contextos (y yacimientos) deuna forma sorprendente. Todo esto se complicaadems al tratar yacimientos pluriestratificados, consucesivas fases de ocupacin solapadas.

    Nuestra apuesta metodolgica en este sentido(desde el inicio de la confeccin del inventario delmaterial cermico recuperado en la aldea de Gzquez2ha basculado especficamente del lado del anlisis derepertorios de materiales procedentes de contextos

    rurales, en los que resulta ms sencillo, por un lado,delimitar de forma estricta el valor de la residualidad(Fig. 1). Este ha sido (y sigue siendo) un escollo

    1 G ( ), I .C., . ( ) . E , , I .C.

    2E 1999, ECAH (://../A%20%20C/B0093.)

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    A I A D C C I E D E H E E I E I E I A

    .

    notable con el que los arquelogos peninsulareshemos chocado tradicionalmente, y no parece quetodava lo hayamos logrado conceptualizar,interiorizar o resolver de forma satisfactoria. Por otrolado, los registros arqueolgicos rurales proporcionana menudo bloques o segmentos temporales biendelimitados a partir de los cuales se pueden construirsecuencias evolutivas con mrgenes de errorreducidos. En algunos casos contamos conyacimientos que proporcionan secuencias de

    ocupacin cortas, sin nada anterior ni posterior. Enotros, la propia dinmica de la ocupacin de estosyacimientos permite distinguir conjuntos complejos

    de estructuras (reconstrucciones completas deunidades domsticas) que se suceden de acuerdo aciclos generacionales, con lo que el establecimiento delos rasgos ceramolgicos precisos de cada uno de estossegmentos es posible si el proceso de adquisicin deuna documentacin arqueolgica de campo ha sidoriguroso.

    Como ya probamos con relativo xito en el casode la resolucin de la secuencia de ocupacin yseriacin ceramolgica de Gzquez (San Martn de la

    Vega), uno de los primeros pasos debera ser ladefinicin de los puntos de partida y llegada, lacaracterizacin de los extremos de esa secuencia.

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    A F I G I E C A E A G I A D

    E. B E. B

    33 3 108 891 1035 33 3 108 144

    3,2% 0,3% 10,4% 86,1% 100,0% 22,9% 2,1% 75,0% 100,0%

    15 5 56 257 333 15 5 56 76

    4,5% 1,5% 16,8% 77,2% 100,0% 19,7% 6,6% 73,7% 100,0%

    39 1 1 114 155 39 1 1 41

    25,2% 0,6% 0,6% 73,5% 100,0% 95,1% 2,4% 2,4% 100,0%

    H H

    2.1

    . J . J

    2.1

    C H .

    El punto de partida por cuanto concierne al asunto deesta comunicacin podra proporcionarlo cualquierade los abundantes vertederos asociados a las ltimasfases de actividad de los establecimientos ruralesbajoimperiales. Por sus especficas caractersticas,suelen constituir depsitos cerrados de alta fiabilidadestratigrfica, y en muchos de ellos la considerablehomogeneidad de los repertorios de materialespresentes permite inferir que responden a secuenciastemporales relativamente cortas. Adems, representanuna forma cultural de gestin de los residuosdomsticos plenamente romana, asociada a ladireccin centralizada de las actividades de lasinstalaciones rurales comnmente definidas comovillae.

    Dos ejemplos de esta clase de contextos losencontramos en los madrileos yacimientos de ElRasillo (Barajas) y Valdetorres del Jarama. Ambos sedataran dentro del ltimo tercio del siglo IV d.C.,siendo bastante homogneos en cuanto a lacomposicin por clases del repertorio cermico (Fig.2). El primero de ellos se encuentra adems inserto en

    una secuencia estratigrfica notable, ya que tras suoclusin y sellado se levantaron sobre el mismo unaserie de estructuras de funcionalidad residencial.

    La fosa-vertedero UE 7036 de El Rasillo que aqunos interesa se adscribe la fase 2.1 de la secuenciageneral del yacimiento(Pozuelo, Vigil-Escalera 2003;Vigil-Escalera 2004, 2009a: 112-120). Sus estratos derelleno restituyeron un total de 1210 fragmentoscermicos, de los que 333 fueron asignados a la claseTSHT y 34 a vajilla africana del tipo TSAD (formasH59, H61A y H67 o una imitacin regional de estaltima). La datacin del contexto, por tanto, debera

    ser posterior a ca. 360 d.C. De entre la TSHT secontabilizaron 76 fragmentos decorados, quince deellos a molde (19,7%), cinco estampados (6,6%) y 56

    burilados (73,7%). Todos los estilos decorativosconvencionalmente definidos como tales estaban

    representados en la muestra, a pesar del reducidouniverso muestral.

    El segundo ejemplo trado a colacin es uno de losvertederos de la renombrada villa de Valdetorres del

    Jarama (Caballero 1985; Arce et al. 1997),documentado durante las nuevas campaasarqueolgicas asociadas al proyecto para lamusealizacin del sitio (Vigil-Escalera 2009d). Elvertedero parece haber sido utilizado durante elltimo tercio o cuarto del siglo IV d.C., estando enactivo durante la construccin del famoso edificio deplanta octogonal3. El lote de material cermico

    recuperado es abundante y bastante homogneo, sinapenas residualidad. Se compone de abundantesigillata (TSHT y espordicos fragmentos de TSAD,que suman 1020 fragmentos, un 22% del total),cermicas pintadas o depuradas (1080 fragmentos, un23%) y cermicas comunes (2585 fragmentos, un55% del total).

    La representacin porcentual de las produccionesafricanas TSAD se mueve en el mejor de los casos entorno a un 3-5% del total de la sigillata. Losfragmentos de TSHT decorados suman un total de144 unidades. De ellos, 33 recibieron decoracin amolde (23% de las decoradas), tres medianteestampacin (2%) y 108 presentan huellas deburilado (75%). Solamente un 14% de los fragmentospresenta algn tipo de decoracin, siendo el resto lisos

    3 , . , . D : AE3 C II (IC III, 60) (IC 553), AD

    340360 .C.

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    A I A D C C I E D E H E E I E I E I A

    C E , F37.

    Como puede comprobarse a partir de las cifras

    presentadas, las similitudes entre ambos contextos(Rasillo y Valdetorres) son significativas, tanto en loque concierne a la composicin general de lasmuestras como en la distribucin de los distintos tiposde modalidades decorativas presentes en la TSHT.

    Un tercer contexto destacable por cuanto atae alos rasgos y composicin de la TSHT en el periodo acaballo entre los siglos IV y V d.C. procede delyacimiento de El Soto (Barajas), situado escasamentea tres kilmetros al Sur de El Rasillo, en la vega del

    Jarama(Vigil-Escalera y Vrseda 2007). Las diferenciasobservables en la composicin del repertorio cermico

    respecto a los dos casos anteriores son patentes:prctica desaparicin de las variedades decoradas aburil, recurrencia de vasos con cocciones irregulares odefectuosas, ausencia de las composiciones a molde decrculos secantes trazados a comps, aparicin devariantes morfolgicas poco comunes... (Fig. 3). Lasospecha acerca de la brevedad de la ocupacin(unigeneracional) encuentra probable confirmacinen los rasgos de la necrpolis asociada. Estabacompuesta por nueve sepulturas de inhumacin,manteniendo un cierto equilibrio entre sexos y edades(cinco de ellas pertenecieron a individuos infantiles),lo que apuntara a la composicin estndar de unnico grupo familiar.

    Por cuanto respecta a la fase final de la historia de laTSHT, el punto de llegada podramos caracterizarlo apartir de varios yacimientos: la fase ms antigua deocupacin de Gzquez, la del yacimiento denominadoCongosto (Rivas-Vaciamadrid) y la del sector P09 dela aldea de El Pelcano (Arroyomolinos), todos ellosen Madrid. Existen algunas referencias publicadassobre cada uno de ellos, aunque an se encuentrapendiente una edicin integra de la documentacinarqueolgica pertinente (Vigil-Escalera 2007; 2009a).

    Para la fase ms antigua de ocupacin de Gzquez seha propuesto una fecha inicial en torno al segundocuarto del siglo VI d.C., tanto a partir de los resulta-dos del radiocarbono sobre restos de fauna articuladacomo de la presencia de un cuenco completo de laforma Hayes 99 (con un perfil evolucionado, n inv.6102/1) en los estratos de amortizacin de una de lasestructuras asignadas a esa fase (Vigil-Escalera 2000).En la aldea de Gzquez no aparece TSHT, aunqueentre los ms de 14.000 fragmentos cermicosanalizados contamos con algunos raros que no dejande ser significativos (Fig. 4): destacan un cuencocarenado con decoracin burilada bajo el labio, sinbarniz, de pasta arenosa semidepurada (n inv.

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    A F I G I E C A E A G I A D

    , H G.

    5011/9), y un platillo o tapadera de borde engrosado,provisto de un espeso barniz de color negro (n inv.

    5014/1).Las producciones finas de cermica reducida gris

    de este yacimiento son todas lisas o con decoracinincisa lineal (estn ausentes las estampillas),predominando las superficies espatuladas. Duranteesta primera fase, alrededor de un 50% de la cermicacomn (entre un 35 y un 60%) esta constituido porproducciones modeladas a torno lento (entre stas sonmayora las ollas). Cuencos carenados y jarros (inclusoen cermica comn, de pastas no depuradas) anpresentan soleras anulares de forma espordica.

    Aunque las producciones de cermica fina detradicin romana han desaparecido casi por completoen esta fase inicial del asentamiento, esa tradicin anmuestra cierto vigor en el apartado de las cermicascomunes del servicio de mesa.

    La fase ms antigua de ocupacin del yacimientodenominado Congosto4, en Rivas-Vaciamadrid, sedefine por un repertorio de materiales que recuerda decerca a los de la primera fase de Gzquez. Los seisfragmentos adscritos a producciones de TSHT paraun repertorio total de casi 11.000 piezas representanla misma cifra que los identificados como TSH

    4 2004.

    altoimperial. Todos ellos son de pequeo tamao yaparecen con carcter aislado y nico en la unidad

    estratigrfica o contexto de procedencia, lo que avalasu condicin de material residual. Las diferencias delrepertorio cermico de este yacimiento respecto al deGzquez radican, por un lado, en que lasproducciones comunes con factura a torno lento sonclaramente minoritarias (no alcanzan el 10% respectoal total). Por otro, en que las cermicas finas grisesaparecen con cierta frecuencia decoradas medianteestampacin, siendo ms frecuentes los ejemplaresbarnizados que los espatulados (los vasos barnizadosson mayoritariamente lisos). El repertorio de formas y

    decoraciones de stas es adems bastante ms amplioque en el caso de Gzquez (Fig. 5). Para la faseantigua de ocupacin del yacimiento de Congostopropusimos en su da una datacin de la segundamitad del siglo V d.C. basndonos en los resultadosde anlisis radiocarbnicos (Vigil-Escalera 2007: 363),aunque actualmente tendemos a ser algo mscautelosos que entonces en el manejo de esa clase depruebas (Vigil-Escalera 2009b). Sera ms apropiado,de acuerdo a la revisin ms reciente del conjunto dedatos disponible, acotarla entre el ltimo cuarto de esaquinta centuria y el primero del siglo VI d.C. Debe

    destacarse que en lo que respecta a las produccionesde vajilla de fuego o comn, los cambios respecto a

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    A I A D C C I E D E H E E I E I E I A

    C. 17, 13, 1718 H ( D,

    2, , ), (812, 1416 1921) .

    Gzquez son bastante significativos, y que entreambos media una distancia a vuelo de pjaro inferiora los 11 km.

    Retrocediendo un poco ms en el tiempo llegamosa la ms antigua fase de ocupacin del sector P09 de laaldea de El Pelcano, en Arroyomolinos5. Tras elabandono de las cercanas instalaciones de la villaromana, ocupacin caracterizada por usar las antiguashabitaciones colocando rudimentarios hogares en suinterior y abandonando los residuos domsticos allado, la comunidad se desplaza al otro lado de lanecrpolis, separada de ella por una pequea vaguada.

    En esta fase s encontramos contextos con cermicasde la clase TSHT, aunque en porcentajes bastantebajos, inferiores al 5%. El material identificado msrepresentativo sera un fragmento de plato de la formaH80/Palol 1, algunos cuencos de la forma 37t y otroscarenados con decoracin burilada e incluso impresacon pequeas estampillas circulares sobre la lnea decarena6 (Fig. 6). Tambin aqu aparecen cermicas

    5 2004.

    6E H , , .

    finas grises, en algn caso barnizadas, a veces condecoracin estampada y otras incisas con ondas apunzn o a peine. Tambin estn representadas (Fig.7) algunas imitaciones de formas de cuencos de bordepolilobulado DSP 3b (Raynaud 1993: 412, fechadatal vez con excesiva antigedad en el margen 370-500;Rigoir 1968: 218), o del cuenco africano Lamb. 48.(Atlante Tav. LI, 14).

    Esta forma especfica fue datada por Hayes en1972 entre 490-550 d.C., aunque su presencia en losniveles de destruccin de Conimbriga (465/468) leobligara pocos aos despus a proponer una fecha deltipo a partir del 460 (Hayes 1976). Poco despus, enun trabajo especfico sobre esta clase de cuencos y lacronologa del siglo V d.C., subira su horquilla a laprimera mitad de esa centuria (Hayes 1977: 283).Precisamente porque se trata de una forma deespordica aparicin en la pennsula, tal vez merezcala pena recordar algunos de los yacimientos en los quese ha identificado. T. Ulbert public algunosfragmentos de la baslica de El Germo (Ulbert 1968:Fig. 10). Aparece tambin en el vertedero de Vila-roma, de Tarragona, del segundo cuarto del siglo V

    d.C. con algunas intrusiones de material posterior(Teda 1989; Remol 2000: 48). Un fragmento decuenco de borde polilobulado, catalogado como

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    . H 09 E .

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    A I A D C C I E D E H E E I E I E I A

    E , 09,

    .

    , .

    TSHT, procede de las campaas antiguas en la villade La Olmeda (Palol, Cortes 1974: Fig. 42, n. 74).

    Aparecera tambin una versin decorada medianteestampacin en el repertorio de Villanueva de

    Azoague (Lpez, Regueras 1987: 144), pertenecientetal vez al grupo de las producciones de coccinreductora.

    La delimitacin estricta de estos contextosantiguos de la secuencia obtenida en el sector P09 de

    El Pelcano respecto a los inmediatamente posterioresno es sencilla, ya que el registro arqueolgico decarcter domstico se prolonga hasta finales del sigloVI formando un paquete estratigrfico de casi unmetro de espesor hasta que la zona se abandona paraalojar grupos de sepulturas aisladas a mediados delsiglo VII d.C. Los contextos ms antiguos, pues, seencuentran sumamente alterados por fosas decronologa posterior, formando un mosaico

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    estratigrfico de compleja interpretacin en planta.Para esa fase inicial hemos propuesto una datacinalrededor del ltimo tercio del siglo V d.C.

    El tercer cuarto de la quinta centuria configurara,de acuerdo a los datos disponibles, la etapa clave en laevolucin de las ltimas producciones de la TSHT.Creemos que se encontrara bien representado a partirde los ricos contextos de destruccin de losyacimientos fortificados y en altura de Navasangil(Solosancho, vila) o El Castilln (Santa Eulalia deTbara, Zamora), con paralelos cercanos en elrepertorio procedente de Villanueva de Azoague(Zamora) o con buena parte del material publicadohace ya bastante tiempo de La Morterona, en Saldaa,Palencia (Absolo et alii 1984). Tanto en Navasangil(Caballero 2000; Caballero et alii2006) como en El

    Castilln7

    comparecen lotes con vasos completos deTSHT y cermicas grises estampilladas deextraordinaria calidad. Las copas con peana lisa omoldurada parecen constituir un rasgo caractersticodel periodo comprendido entre el segundo y el tercercuarto del siglo V d.C. (Fig. 8), como lascomposiciones seriadas a partir de ciertas estampillasde antropomorfos esquemticos. La informacinpublicada hasta la fecha de Navasangil esdesgraciadamente bastante incompleta, y losrepertorios cermicos de El Castilln se encuentranan en fase de estudio. El anlisis conjunto de las

    series que componen estos lotes ser, en mi opinin,una de las claves para dejar bien atados los rasgosceramolgicos del segundo tercio o el tercer cuarto dela quinta centuria.

    En los contextos de ocupacin marginal dediversas dependencias de la antigua villa romana delsector P10 de El Pelcano, donde an no aparecencermicas finas grises estampadas, encontramos vasosde TSHT con rasgos que son ya transicionales odifciles de catalogar, por no denominar terminales:cuencos de la forma 37t decorados a molde sin restosde barniz, por ejemplo (Fig. 9). Es una lstima que la

    excavacin de estos contextos haya sido muy parcial,porque el reducido tamao de la muestra demateriales cermicos hace difcil determinar suverdadera representatividad. Esa que podradenominarse fase terminal de la TSHT podraaparecer a nuestro juicio relativamente pronto,conjuntamente con una significativa regionalizacin

    7 .A J. C. B ( ) . E : ../.../2010..

    de las producciones. Tal vez se pudiera situar amediados de la quinta centuria u ocupar el tercercuarto del siglo.

    Los repertorios cermicos de las mal denominadasnecrpolis del Duero son, por otra parte, susceptiblesde proporcionar nuevos argumentos en torno a ladefinicin de estas series de cronologa avanzada deTSHT y sus principales asociaciones con otrasproducciones cermicas (como por ejemplo laspintadas, algunas producciones de coccin reductorao con las cermicas comunes). Sin embargo, es posibleque ese ritual especfico con el conjunto de rasgos quelo ha hecho tan bien reconocible termine inclusoantes de que cesen las producciones de TSHT. Tantolos ltimos coletazos de ese conjunto de necrpolis(vase por ejemplo el repertorio de piezas de Las

    Merchanas8

    ) como las primeras inhumaciones con losmateriales caractersticos de la moda danubiana ovisigoda deberan datarse entre el ltimo cuarto delsiglo V y el primero del VI d.C. La lectura delsignificado social de esos manifiestamente pblicosdepsitos funerarios y la de las producciones deTSHT de la quinta centuria caminaninexorablemente de la mano, como hemos tratado deargumentar recientemente (Vigil-Escalera 2009a).Resulta extraordinariamente llamativa en losconjuntos funerarios conocidos hasta la fecha laprctica ausencia de cermicas grises finas decoradas.

    La rpida ojeada sobre los contextos y repertorioshasta aqu presentados nos dejara un primer datorelevante: las ltimas producciones decoradas a moldede TSHT no parecen rebasar apenas el ecuador de laquinta centuria. El que fue uno de los rasgosdistintivos de las producciones hispanas de sigillatabajoimperial ha desaparecido en los repertorios deNavasangil o El Castilln, o en los ltimos contextosmadrileos con TSHT, como es el caso del sector P09de El Pelcano. De ello deducira que las ltimasproducciones de sigillata tarda peninsular fueronpredominantemente lisas y que las escasas decoradaslo fueron mediante burilado o estampacin,conformando incluso tendencias regionales. Dejandoal margen la fecha exacta de aparicin del estilodecorativo de los grandes crculos concntricos osecantes trazados a compas (que caracterizara en mi

    8E , ( 1968).

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    F F37 .

    H.

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    F I .C. ( E ).

    opinin el ltimo cuarto del siglo IV d.C. 9), losnumerossimos subestilos derivados deloriginal,diseados a mano alzada de manera ms omenos cuidada o tosca, seran propios de la primeramitad de la quinta centuria, aunque dejara abierta demomento la discusin en torno a su fecha inicial.Determinadas composiciones figuradas de tiponarrativo, como las presentes en Villanueva de

    Azoague, representaran el canto de cisne, tal vez conun espritu voluntariamente anticuario, de lasproducciones decoradas a molde. En todo caso, unacierta regionalizacin de producciones y estilos pareceser hecho contrastado hacia mediados de la quintacenturia. El cuadro adjunto (Fig. 10) representa unesfuerzo por colocar en su sitio aproximado algunas delas piezas conocidas de las que se compone esteinmenso puzzle. Del hecho de que slo conocemosuna muy reducida porcin del mismo dan fe losfrecuentes hallazgos de materiales nicos o sinparalelos que se suceden en el tiempo, como se hapodido comprobar a lo largo del seminario.

    9 (,), .

    La resolucin de muchas de las innumerablescontroversias relativas a todos estos aspectos, o almenos la construccin de un itinerario que permitallegar a solventarlas en un futuro, tiene uncomponente metodolgico fundamental.

    Por una parte, sera conveniente orillar losintentos de encajar la cronologa de estos materialesde acuerdo a los compartimentos e hitos cronolgicostan amablemente sugeridos por la documentacintextual. El anlisis debera ser arqueolgico de

    principio a fin, y hasta que ese proceso no hayallegado a trmino con la mnima contaminacinexterna (y con resultados internamente coherentes) nodebera especularse con los eventuales vnculosexistentes entre el desarrollo de la produccin ydeterminados eventos conocidos a travs de las fuentesescritas. En segundo lugar, ser importante recalcar latrascendencia de una crtica razonada a la entidad delos contextos que nos proporcionan esos materiales.De acuerdo al propsito que nos gua, no tiene elmismo valor el material descontextualizado que elprocedente de un contexto cerrado. La comprensin y

    adecuada identificacin y valoracin de la residualidadde ciertos materiales sigue siendo una asignaturapendiente a este respecto. Un nmero significativo de

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    contextos utilizados habitualmente como referenciadeben ser sometidos a una profunda revisin crtica.

    Para terminar, deberamos dejar de estudiarseparadamente por tipos la composicin de losrepertorios cermicos y abordar el anlisis incidiendoen la relacin existente entre todos sus componentes:las relaciones entre todas las cermicas finas entre s ylas de stas con la cermica comn (Fig. 11). Sinprejuicios ni juicios de valor. Las transformacionesque afectan a las producciones de TSHT correnparalelas a las que afectan al resto de las clasescermicas, aunque no necesariamente mantengan losmismos ritmos. El anlisis conjunto de todas ellas sinduda abrir nuevos horizontes. Mientras no seproduzca una verdadera refundacin de losprocedimientos de inventario y catalogacin del

    material cermico, el debate sobre la TSHT seguirteniendo un componente arriesgadamenteespeculativo y seguir pendiente de criterios evolutivoso estilsticos con todo el apriorismo implcito queconllevan. Los registros arqueolgicos son pordefinicin complejos, y como tales deben sersometidos a riguroso escrutinio. Nadie ha dicho queel trabajo pendiente sea sencillo. La tarea pareceadems lo suficientemente complicada como para queel correcto encauzamiento de su destino requiera elesfuerzo coordinado de equipos de especialistas, tal ycomo se plante en las conclusiones del seminario en

    el que se enmarc originalmente este trabajo.

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