las tres experiencias de la santificación tres.pdf · nosotros mismos a dios es nuestro culto...

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Versículo clave: Lv. 20:7 NTRODUCCIÓN: Vamos a ver tres experiencias que involucra la santificación en la vida de todos aquellos que son llamados hijos de Dios. Aunque el Antiguo Testamento contiene una extensa revelación de la doctrina de la santificación, especialmente relacionada con la ley de Moisés e Israel, el Nuevo Testamento proporciona una clara visión de los principales aspectos de la santificación. Identifica por lo menos tres: la santificación posicional, la santificación experimental y la santificación final. DESARROLLO 1) La santificación posicional: “Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta.” (He 13:12 cf. Ef 5:26). Esta es la santificación que Cristo efectuó por nosotros en la cruz. En este punto no somos “santos” porque nos esmeramos o luchamos con esto. Es una posición que fue ganada netamente por precio de sangre. Esto da paso a otro tema que no nos compete en este estudio que es la “justificación”. Entonces al ser santos delante de Dios, por ende, somos justificados (Ro 5:9). Todo esto está basado sobre los hechos de una posición que son una verdad para cada cristiano. De ahí que se dice que cada cristiano esta posicionalmente santificado y es un santo delante de Dios. Esta posición no tiene otra relación con la vida diaria del creyente que la de poder inspirarle a vivir santamente. De acuerdo a las Escrituras, la posición del cristiano en Cristo es el incentivo más poderoso para una vida de santidad. La santificación posicional es tan perfecta como Él es perfecto. Del mismo modo como Él ha sido puesto aparte, nosotros, los que estamos en Él, hemos sido puestos aparte. La santificación posicional es tan completa para el más débil como para el más fuerte de los santos. La prueba de que, a pesar de su imperfección, los creyentes están santificados y son, como consecuencia, santos, se encuentra en 1 Corintios. Los cristianos de Corinto vivían una vida no santa (1 Co 5:1-2; 6:1-8), y, sin embargo, dos veces se dice que ellos habían sido santificados (1 Co 1:2; 6:11). Por su posición, entonces, los cristianos son correctamente llamados “los santos hermanos”, y “santos”. Por su posición en Cristo, el cristiano es justo y acepto delante de Dios para siempre. 01 Las Tres Experiencias de la Santificación

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Page 1: Las Tres Experiencias de la Santificación tres.pdf · nosotros mismos a Dios es nuestro culto racional: “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, ... “Así

Versículo clave: Lv. 20:7

NTRODUCCIÓN: Vamos a ver tres experiencias que involucra la santificación en la vida de todos

aquellos que son llamados hijos de Dios.

Aunque el Antiguo Testamento contiene una extensa revelación de la doctrina de la santificación,

especialmente relacionada con la ley de Moisés e Israel, el Nuevo Testamento proporciona una

clara visión de los principales aspectos de la santificación. Identifica por lo menos tres: la

santificación posicional, la santificación experimental y la santificación final.

DESARROLLO

1) La santificación posicional: “Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta.” (He 13:12 cf. Ef 5:26). Esta es la santificación que Cristo efectuó por nosotros en la cruz. En este punto no somos “santos” porque nos esmeramos o luchamos con esto. Es una posición que fue ganada netamente por precio de sangre. Esto da paso a otro tema que no nos compete en este estudio que es la “justificación”. Entonces al ser santos delante de Dios, por ende, somos justificados (Ro 5:9).

Todo esto está basado sobre los hechos de una posición que son una verdad para cada cristiano. De ahí que se dice que cada cristiano esta posicionalmente santificado y es un santo delante de Dios. Esta posición no tiene otra relación con la vida diaria del creyente que la de poder inspirarle a vivir santamente. De acuerdo a las Escrituras, la posición del cristiano en Cristo es el incentivo más poderoso para una vida de santidad.

La santificación posicional es tan perfecta como Él es perfecto. Del mismo modo como Él ha sido puesto aparte, nosotros, los que estamos en Él, hemos sido puestos aparte. La santificación posicional es tan completa para el más débil como para el más fuerte de los santos.

La prueba de que, a pesar de su imperfección, los creyentes están santificados y son, como consecuencia, santos, se encuentra en 1 Corintios. Los cristianos de Corinto vivían una vida no santa (1 Co 5:1-2; 6:1-8), y, sin embargo, dos veces se dice que ellos habían sido santificados (1 Co 1:2; 6:11). Por su posición, entonces, los cristianos son correctamente llamados “los santos hermanos”, y “santos”. Por su posición en Cristo, el cristiano es justo y acepto delante de Dios para siempre.

01

2) La santificación experimental: El aspecto de la santificación y la santidad de la vida diaria se

encuentran en un conjunto muy diferente de porciones de la Escritura que pueden asociarse bajo

el tema de la santificación experimental. Esto tiene que ver como una experiencia para el

creyente.

Así como la santificación posicional está absolutamente desligada de la vida diaria, así la

santificación experimental está absolutamente desligada de la posición en Cristo. La santificación

experimental puede depender: a) del grado de rendición del creyente a Dios, b) del grado de

separación del pecado, c) del grado del crecimiento espiritual. Veamos a breves rasgos cada uno

de estos 3 puntos:

a) La santificación experimental es el resultado de la rendición a Dios. La completa dedicación de

nosotros mismos a Dios es nuestro culto racional: “Así que, hermanos, os ruego por las

misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio viva, santo, agradable a Dios,

que es vuestro culto racional” (Ro 12:1). Haciendo esto, el cristiano es puesto aparte por su propia

elección. Esta es una voluntaria separación para Dios y es un aspecto importante de la

santificación experimental. “Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de

Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación…” (Ro 6:22).

b) La santificación experimental es el resultado del grado de separación del pecado. La Biblia no

promete la erradicación de la naturaleza pecaminosa del hombre (por lo menos en esta vida); en

cambio, promete una victoria permanente, momento a momento, por el poder del Espíritu (Gá

5:16-23). Esta victoria será realizada cuando se la reclame por fe y se cumplan las condiciones

necesarias para una vida llena del Espíritu.

Toda victoria sobre el pecado es en sí misma una separación hacia Dios y, por lo tanto, es una

santificación. Esa victoria debiera ir en aumento a medida que el creyente se va dando cuenta de

su incapacidad y comienza a maravillarse en el poder divino para ello.

c) La experiencia de la santificación está relacionada con el crecimiento espiritual del creyente.

“Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 P

3:18). Al contemplar la gloria del Señor como en un espejo, “somos transformados de gloria en

gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor” (2 Co 3:18). Esta transformación tendrá

el efecto de ponernos cada vez más lejos del pecado. En ese sentido seremos más santificados.

El cristiano puede ser “irreprensible”, aunque no se puede decir que no tiene faltas. El niño que

con mucho trabajo hace sus primeras letras en un cuaderno es irreprensible en la tarea realizada,

pero su trabajo no es perfecto. Podemos caminar en la medida completa de nuestro

entendimiento actual; sin embargo, sabemos que no vivimos a la altura de la mayor luz y

experiencia que tendremos mañana. Hay perfección dentro de la imperfección. Nosotros, siendo

tan imperfectos, tan faltos de madurez, tan dados al pecado, podemos “permanecer en El” (cf. Jn

15:4; 1 Jn 2:24).

3) La santificación final o definitiva: Esto tiene que ver con nuestra perfección final, y la

poseeremos en la Gloria. Por su gracia y por su poder transformador, El nos habrá transformado

de tal modo —espíritu, alma y cuerpo— que seremos como Él es, seremos conformados a su

imagen. Entonces nos hará entrar perfectos en la presencia de su gloria. Su esposa estará libre

de toda mancha y arruga. Por lo tanto, “eviten toda clase de mal. Que Dios mismo, el Dios de paz,

los santifique por completo, y conserve todo su ser --espíritu, alma y cuerpo-- irreprochable para

la venida de nuestro Señor Jesucristo.” (1 Ts 5:22-23 NVI).

APLICACIÓN:

Hemos podido estudiar brevemente los tres aspectos que involucran la santificación en nuestras

vidas. La santificación no es una opción para ningún creyente. Es el estilo de vida que agrada y

demanda el Padre de sus hijos. Pero tranquilo, no está solo, tiene al bendito Consolador, al

Espíritu Santo para socorrerlo y al abogado-intercesor, nuestro Señor Jesucristo para cuando

pueda fallar.

Encaminémonos hacia la voluntad de Dios para su pueblo y recordemos que el avivamiento

vendrá cuando su Iglesia sea canal limpio para que descienda y manifieste su Presencia. ¡Amén!

Las Tres Experiencias de la Santificación

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Versículo clave: Lv. 20:7

NTRODUCCIÓN: Vamos a ver tres experiencias que involucra la santificación en la vida de todos

aquellos que son llamados hijos de Dios.

Aunque el Antiguo Testamento contiene una extensa revelación de la doctrina de la santificación,

especialmente relacionada con la ley de Moisés e Israel, el Nuevo Testamento proporciona una

clara visión de los principales aspectos de la santificación. Identifica por lo menos tres: la

santificación posicional, la santificación experimental y la santificación final.

DESARROLLO

1) La santificación posicional: “Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta.” (He 13:12 cf. Ef 5:26). Esta es la santificación que Cristo efectuó por nosotros en la cruz. En este punto no somos “santos” porque nos esmeramos o luchamos con esto. Es una posición que fue ganada netamente por precio de sangre. Esto da paso a otro tema que no nos compete en este estudio que es la “justificación”. Entonces al ser santos delante de Dios, por ende, somos justificados (Ro 5:9).

Todo esto está basado sobre los hechos de una posición que son una verdad para cada cristiano. De ahí que se dice que cada cristiano esta posicionalmente santificado y es un santo delante de Dios. Esta posición no tiene otra relación con la vida diaria del creyente que la de poder inspirarle a vivir santamente. De acuerdo a las Escrituras, la posición del cristiano en Cristo es el incentivo más poderoso para una vida de santidad.

La santificación posicional es tan perfecta como Él es perfecto. Del mismo modo como Él ha sido puesto aparte, nosotros, los que estamos en Él, hemos sido puestos aparte. La santificación posicional es tan completa para el más débil como para el más fuerte de los santos.

La prueba de que, a pesar de su imperfección, los creyentes están santificados y son, como consecuencia, santos, se encuentra en 1 Corintios. Los cristianos de Corinto vivían una vida no santa (1 Co 5:1-2; 6:1-8), y, sin embargo, dos veces se dice que ellos habían sido santificados (1 Co 1:2; 6:11). Por su posición, entonces, los cristianos son correctamente llamados “los santos hermanos”, y “santos”. Por su posición en Cristo, el cristiano es justo y acepto delante de Dios para siempre.

2) La santificación experimental: El aspecto de la santificación y la santidad de la vida diaria se

encuentran en un conjunto muy diferente de porciones de la Escritura que pueden asociarse bajo

el tema de la santificación experimental. Esto tiene que ver como una experiencia para el

creyente.

Así como la santificación posicional está absolutamente desligada de la vida diaria, así la

santificación experimental está absolutamente desligada de la posición en Cristo. La santificación

experimental puede depender: a) del grado de rendición del creyente a Dios, b) del grado de

separación del pecado, c) del grado del crecimiento espiritual. Veamos a breves rasgos cada uno

de estos 3 puntos:

a) La santificación experimental es el resultado de la rendición a Dios. La completa dedicación de

nosotros mismos a Dios es nuestro culto racional: “Así que, hermanos, os ruego por las

misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio viva, santo, agradable a Dios,

que es vuestro culto racional” (Ro 12:1). Haciendo esto, el cristiano es puesto aparte por su propia

elección. Esta es una voluntaria separación para Dios y es un aspecto importante de la

santificación experimental. “Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de

Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación…” (Ro 6:22).

b) La santificación experimental es el resultado del grado de separación del pecado. La Biblia no

promete la erradicación de la naturaleza pecaminosa del hombre (por lo menos en esta vida); en

cambio, promete una victoria permanente, momento a momento, por el poder del Espíritu (Gá

5:16-23). Esta victoria será realizada cuando se la reclame por fe y se cumplan las condiciones

necesarias para una vida llena del Espíritu.

Toda victoria sobre el pecado es en sí misma una separación hacia Dios y, por lo tanto, es una

santificación. Esa victoria debiera ir en aumento a medida que el creyente se va dando cuenta de

su incapacidad y comienza a maravillarse en el poder divino para ello.

c) La experiencia de la santificación está relacionada con el crecimiento espiritual del creyente.

“Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 P

02

3:18). Al contemplar la gloria del Señor como en un espejo, “somos transformados de gloria en

gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor” (2 Co 3:18). Esta transformación tendrá

el efecto de ponernos cada vez más lejos del pecado. En ese sentido seremos más santificados.

El cristiano puede ser “irreprensible”, aunque no se puede decir que no tiene faltas. El niño que

con mucho trabajo hace sus primeras letras en un cuaderno es irreprensible en la tarea realizada,

pero su trabajo no es perfecto. Podemos caminar en la medida completa de nuestro

entendimiento actual; sin embargo, sabemos que no vivimos a la altura de la mayor luz y

experiencia que tendremos mañana. Hay perfección dentro de la imperfección. Nosotros, siendo

tan imperfectos, tan faltos de madurez, tan dados al pecado, podemos “permanecer en El” (cf. Jn

15:4; 1 Jn 2:24).

3) La santificación final o definitiva: Esto tiene que ver con nuestra perfección final, y la

poseeremos en la Gloria. Por su gracia y por su poder transformador, El nos habrá transformado

de tal modo —espíritu, alma y cuerpo— que seremos como Él es, seremos conformados a su

imagen. Entonces nos hará entrar perfectos en la presencia de su gloria. Su esposa estará libre

de toda mancha y arruga. Por lo tanto, “eviten toda clase de mal. Que Dios mismo, el Dios de paz,

los santifique por completo, y conserve todo su ser --espíritu, alma y cuerpo-- irreprochable para

la venida de nuestro Señor Jesucristo.” (1 Ts 5:22-23 NVI).

APLICACIÓN:

Hemos podido estudiar brevemente los tres aspectos que involucran la santificación en nuestras

vidas. La santificación no es una opción para ningún creyente. Es el estilo de vida que agrada y

demanda el Padre de sus hijos. Pero tranquilo, no está solo, tiene al bendito Consolador, al

Espíritu Santo para socorrerlo y al abogado-intercesor, nuestro Señor Jesucristo para cuando

pueda fallar.

Encaminémonos hacia la voluntad de Dios para su pueblo y recordemos que el avivamiento

vendrá cuando su Iglesia sea canal limpio para que descienda y manifieste su Presencia. ¡Amén!

Las Tres Experiencias de la Santificación

Page 3: Las Tres Experiencias de la Santificación tres.pdf · nosotros mismos a Dios es nuestro culto racional: “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, ... “Así

Versículo clave: Lv. 20:7

NTRODUCCIÓN: Vamos a ver tres experiencias que involucra la santificación en la vida de todos

aquellos que son llamados hijos de Dios.

Aunque el Antiguo Testamento contiene una extensa revelación de la doctrina de la santificación,

especialmente relacionada con la ley de Moisés e Israel, el Nuevo Testamento proporciona una

clara visión de los principales aspectos de la santificación. Identifica por lo menos tres: la

santificación posicional, la santificación experimental y la santificación final.

DESARROLLO

1) La santificación posicional: “Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta.” (He 13:12 cf. Ef 5:26). Esta es la santificación que Cristo efectuó por nosotros en la cruz. En este punto no somos “santos” porque nos esmeramos o luchamos con esto. Es una posición que fue ganada netamente por precio de sangre. Esto da paso a otro tema que no nos compete en este estudio que es la “justificación”. Entonces al ser santos delante de Dios, por ende, somos justificados (Ro 5:9).

Todo esto está basado sobre los hechos de una posición que son una verdad para cada cristiano. De ahí que se dice que cada cristiano esta posicionalmente santificado y es un santo delante de Dios. Esta posición no tiene otra relación con la vida diaria del creyente que la de poder inspirarle a vivir santamente. De acuerdo a las Escrituras, la posición del cristiano en Cristo es el incentivo más poderoso para una vida de santidad.

La santificación posicional es tan perfecta como Él es perfecto. Del mismo modo como Él ha sido puesto aparte, nosotros, los que estamos en Él, hemos sido puestos aparte. La santificación posicional es tan completa para el más débil como para el más fuerte de los santos.

La prueba de que, a pesar de su imperfección, los creyentes están santificados y son, como consecuencia, santos, se encuentra en 1 Corintios. Los cristianos de Corinto vivían una vida no santa (1 Co 5:1-2; 6:1-8), y, sin embargo, dos veces se dice que ellos habían sido santificados (1 Co 1:2; 6:11). Por su posición, entonces, los cristianos son correctamente llamados “los santos hermanos”, y “santos”. Por su posición en Cristo, el cristiano es justo y acepto delante de Dios para siempre.

2) La santificación experimental: El aspecto de la santificación y la santidad de la vida diaria se

encuentran en un conjunto muy diferente de porciones de la Escritura que pueden asociarse bajo

el tema de la santificación experimental. Esto tiene que ver como una experiencia para el

creyente.

Así como la santificación posicional está absolutamente desligada de la vida diaria, así la

santificación experimental está absolutamente desligada de la posición en Cristo. La santificación

experimental puede depender: a) del grado de rendición del creyente a Dios, b) del grado de

separación del pecado, c) del grado del crecimiento espiritual. Veamos a breves rasgos cada uno

de estos 3 puntos:

a) La santificación experimental es el resultado de la rendición a Dios. La completa dedicación de

nosotros mismos a Dios es nuestro culto racional: “Así que, hermanos, os ruego por las

misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio viva, santo, agradable a Dios,

que es vuestro culto racional” (Ro 12:1). Haciendo esto, el cristiano es puesto aparte por su propia

elección. Esta es una voluntaria separación para Dios y es un aspecto importante de la

santificación experimental. “Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de

Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación…” (Ro 6:22).

b) La santificación experimental es el resultado del grado de separación del pecado. La Biblia no

promete la erradicación de la naturaleza pecaminosa del hombre (por lo menos en esta vida); en

cambio, promete una victoria permanente, momento a momento, por el poder del Espíritu (Gá

5:16-23). Esta victoria será realizada cuando se la reclame por fe y se cumplan las condiciones

necesarias para una vida llena del Espíritu.

Toda victoria sobre el pecado es en sí misma una separación hacia Dios y, por lo tanto, es una

santificación. Esa victoria debiera ir en aumento a medida que el creyente se va dando cuenta de

su incapacidad y comienza a maravillarse en el poder divino para ello.

c) La experiencia de la santificación está relacionada con el crecimiento espiritual del creyente.

“Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 P

3:18). Al contemplar la gloria del Señor como en un espejo, “somos transformados de gloria en

gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor” (2 Co 3:18). Esta transformación tendrá

el efecto de ponernos cada vez más lejos del pecado. En ese sentido seremos más santificados.

El cristiano puede ser “irreprensible”, aunque no se puede decir que no tiene faltas. El niño que

con mucho trabajo hace sus primeras letras en un cuaderno es irreprensible en la tarea realizada,

pero su trabajo no es perfecto. Podemos caminar en la medida completa de nuestro

entendimiento actual; sin embargo, sabemos que no vivimos a la altura de la mayor luz y

experiencia que tendremos mañana. Hay perfección dentro de la imperfección. Nosotros, siendo

tan imperfectos, tan faltos de madurez, tan dados al pecado, podemos “permanecer en El” (cf. Jn

15:4; 1 Jn 2:24).

3) La santificación final o definitiva: Esto tiene que ver con nuestra perfección final, y la

poseeremos en la Gloria. Por su gracia y por su poder transformador, El nos habrá transformado

de tal modo —espíritu, alma y cuerpo— que seremos como Él es, seremos conformados a su

imagen. Entonces nos hará entrar perfectos en la presencia de su gloria. Su esposa estará libre

de toda mancha y arruga. Por lo tanto, “eviten toda clase de mal. Que Dios mismo, el Dios de paz,

los santifique por completo, y conserve todo su ser --espíritu, alma y cuerpo-- irreprochable para

la venida de nuestro Señor Jesucristo.” (1 Ts 5:22-23 NVI).

APLICACIÓN:

Hemos podido estudiar brevemente los tres aspectos que involucran la santificación en nuestras

vidas. La santificación no es una opción para ningún creyente. Es el estilo de vida que agrada y

demanda el Padre de sus hijos. Pero tranquilo, no está solo, tiene al bendito Consolador, al

Espíritu Santo para socorrerlo y al abogado-intercesor, nuestro Señor Jesucristo para cuando

pueda fallar.

Encaminémonos hacia la voluntad de Dios para su pueblo y recordemos que el avivamiento

vendrá cuando su Iglesia sea canal limpio para que descienda y manifieste su Presencia. ¡Amén!

03

Las Tres Experiencias de la Santificación