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¿Cómo es y como debiera ser la ciudad? A pesar de la indudable limitación que supone la generalidad de una pregunta así, ha estado presente desde el comienzo de las civilizaciones. Contemporáneamente nos hemos hecho otra pregunta que es previa a la anterior: ¿Realmente es necesario un modelo utópico de ciudad?.Estudiar de cerca como arraiga cada utopía en el meollo del hombre, distinguir el fundamento de sus postulados, valorar las distintas mutaciones en su recorrido histórico y, finalmente, reseñar si suponen aportaciones a las sociedades y a los arquitectos de su tiempo, son requisitos necesarios para resolver si tiene sentido hablar de utopía hoy.

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  • LAS MUTACIONES DE LA UTOPA URBANA

    Miguel Carricas Torres Junio de 2013

  • Miguel Carricas Torres Mster en Teora e Historia de la Arquitectura Las mutaciones de la utopa urbana Pg. 2

    LAS MUTACIONES DE LA UTOPA URBANA Miguel Carricas Torres

    INDICE

    1. LA UTOPA CLASICA ......................................................................................................................... 4

    2. HEGEL Y LA CONCEPCIN DE LA UTOPA MODERNA ................................................................ 5

    3. LA GESTACIN DE LA NUEVA UTOPA MODERNA....................................................................... 7

    4. CIUDAD RACIONALISTA, MATERIALIZACIN DE LA UTOPA MODERNA................................... 9

    5. DEL TOTALITARISMO Y AL TOTAL RELATIVISMO .................................................................... 10

    6. EL HORIZONTE POST-MODERNO ................................................................................................ 14

    7. LA UTOPA Y LA NECESIDAD DE ADECUACIN A LO REAL: LA PRUDENCIA ......................... 17

    8. UTOPA Y TRADICIN HISPANA: UNA ALTERNATIVA A LA UTOPA MODERNA ..................... 18

    9. CONCLUSIN .................................................................................................................................. 19

    ESCUELA TCNICA SUPERIOR DE ARQUITECTURA UNIVERSIDAD DE NAVARRA

    Curso acadmico 2012-2013

    MSTER EN TEORA E HISTORIA DE LA ARQUITECTURA

    CURSO: Modernidad, historia e historiografa.

    PROFESOR: D. Miguel Angel Alonso del Val.

    Portada: Diseo de portada original para El estado ideal de una

    repblica en la nueva isla de Utopa. Toms Moro

  • Miguel Carricas Torres Mster en Teora e Historia de la Arquitectura Las mutaciones de la utopa urbana Pg. 3

    Cmo es y como debiera ser la ciudad? A pesar de la indudable limitacin que supone la generalidad de una pregunta as, ha estado presente desde el comienzo de las civilizaciones. Contemporneamente nos hemos hecho otra pregunta que es previa a la anterior: Realmente es necesario un modelo utpico de ciudad?.

    Estudiar de cerca como arraiga cada utopa en el meollo del hombre, distinguir el fundamento de sus postulados, valorar las distintas mutaciones en su recorrido histrico y finalmente resear si suponen aportaciones a las sociedades y a los arquitectos de su tiempo, son requisitos necesarios para resolver si tiene sentido hablar de utopa hoy.

  • Miguel Carricas Torres Mster en Teora e Historia de la Arquitectura Las mutaciones de la utopa urbana Pg. 4

    1. LA UTOPA CLASICA

    Utopa, publicada por Toms Moro en 1516, describe la ciudad en una sociedad idealizada que se presenta como alternativa crtica a la existente.1 La concepcin de las ciudades de la isla de Utopa se nutre fundamentalmente de La Repblica de Platn: El ideal de una sociedad justa, en la que gobernaran los ms sabios (filsofos), en la que cada uno desempeara una actividad conforme a sus aptitudes y, por lo tanto, en la que todos contribuiran segn sus posibilidades al bien comn.

    La componente metafsica de Utopa es manifiesta: Los conceptos de justicia, bien, orden, libertad, enraizados en verdad, bondad, y finalmente en la belleza englobndolos a todas ellos, han de estar necesariamente presentes en el modelo. Pero en cuanto que trascendentales universales, los conceptos metafsicos que destila la utopa clsica no son completamente alcanzables por el hombre terrenal.

    De ah que toda versin personal de la ciudad utpica ya sea ideada por Moro, Platn o Le Corbusier sea una factura humana, y como tal incapaz de desentraar plenamente el ideal. Pero el hecho de reconocer la limitacin humana en el razonamiento y diseo de la Ciudad perfecta, no implica necesariamente que sea imposible su lgica o su existir, como el hecho de que seamos incapaces de pensar y razonar perfectamente como es un Ser perfecto, no implica que tal Ser carezca de lgica (Platn la denominara Logos) o su existencia. Es el razonamiento fundado en los trascendentales metafsicos.2

    Es claro por otra parte que la Utopa de Moro no comportaba un detallado plan para la reconversin de Londres, ciudad desde la que nuestro afamado santo desempeaba el relevante cargo de Lord Canciller de Inglaterra. Se trataba entonces de una referencia inspiradora y orientadora de lo que nos gustara ser desde lo que somos (en esta coyuntura se entiende el nombre de raz griega: el o-topos, ningn lugar; o bien e-topos, el buen

    1 El mismo ttulo completo es explicativo: Del estado ideal de una repblica en la nueva isla de Utopa. 2 En termino trascendental ltimo de la ciudad perfecta sera lo que en el mbito religioso se denomina Cielo. La limitacin sobre su conocimiento es reconocida histricamente por el cristianismo: Ni ojo vio, ni odo oy, ni lleg a corazn alguno, lo que Dios tiene reservado para los que le aman. (1 Cor. 2, 9).

    Toms Moro (1478-1535)

  • Miguel Carricas Torres Mster en Teora e Historia de la Arquitectura Las mutaciones de la utopa urbana Pg. 5

    lugar). En Ciudad collage Colin Rowe y Fred Koetter valoran as la naturaleza original de la utopa clsica (por simplificar, en adelante nos referiremos a Rowe, si bien el escrito es compartido con Koetter):3

    Cuando se inspecciona, con detenimiento, la utopa clsica se ofrece sobre todo un concepto de contemplacin. Su modalidad de existencia es apacible y tal vez un tanto irnica. Se comporta como una referencia suelta, como un poder informativo, ms bien como un dispositivo heurstico que como cualquier forma de instrumento poltico directamente aplicable.

    La utopa clsica se enmarca as como referencia dentro de un sistema social abierto. Leonardo Polo, siguiendo a Aristteles, fundamenta la existencia social en la tica, entendiendo esta ltima como un sistema de correcciones reciprocas que mejora a sus miembros,4 hasta el punto de que sin ella la sociedad se paraliza, se cierra. La recta razn segn Aristteles es la razn prctica corregida: no se puede aceptar de un modo unilateral.

    En definitiva, para la bsqueda del discurso que explique la utopa (el modelo de ciudad), es necesario ser conscientes del problema que comporta una visin finalista que no especifica cual es el camino para alcanzar el modelo, arrancando desde la problemtica realidad de la ciudad que nos toca vivir.

    2. HEGEL Y LA CONCEPCIN DE LA UTOPA MODERNA

    Rowe establece un nexo entre las teoras urbanas racionalistas y el pensamiento de G. W. F. Hegel, de modo que podramos hablar de una primera utopa clsica, de referente metafsico y de una segunda utopa moderna, nacida en la post-ilustracin y provista de un idealismo que se nutre de la ciencia.

    En efecto, a travs del repudio de la autoridad recibida, y aparentemente arbitraria, exista seguramente la posibilidad de que la sociedad pudieran rehacerse y quedar supeditadas a

    3 ROWE, Colin, KOETTER, Fred, Ciudad collage, Ed. Gustavo Gili, Barcelona 1981, p.19. 4 POLO, Leonardo, Quien es el hombre, Ed. Rialp 1991, p. 119. Colin Rowe (1920-1999)

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    unas leyes tan infalibles como las de la fsica.5 El deslumbramiento que supuso la mecnica de Newton son innumerables los monumentos en su memoria de la poca llev a la consideracin ilustrada de que todo el universo podra ser reducido a pura mecnica, y a poner en tela de juicio globalmente tradicin cultural anterior.

    En la lnea de este planteamiento se sitan las consideraciones de Rousseau sobre el noble salvaje, proveedor de inocencia, que viene a reunir los mitos utpico y arcaico. Bastar entonces sustituir el gobierno de los hombres por la administracin de las cosas; confiar en la propia dinmica de su naturaleza racional y no permitir la manipulacin de la sociedad humana, que no har sino corromperlas (Recordemos el homo homini lupus de Hobbes).

    Visto as, no ser el arquitecto, sino la propia naturaleza de las cosas la que nos guiar a la utopa. En esta perdida del papel del hombre individual, encuentra Rowe la conexin con Hegel: Es central en la posicin hegeliana el concepto de que la propia razn no posee una estabilidad accesible; lo cual, aunque aporta la idea de una razn agresivamente mvil y enrgica, tambin implica que tal razn no es tanto un producto humano como la actividad de una esencia espiritual. La Razn es la Soberana del Mundo.6 La utopa ya no ser un modelo inspirador sino un destino necesario e imperioso.

    En la perspectiva de Hegel, el Absoluto se despliega progresivamente en historia: 7

    La historia del mundo universal representa () el despliegue de la conciencia de la propia libertad del espritu (...) Cada una de sus etapas, ya que es diferente de cualquier otra, emana de un determinado principio intransferible. Ahora bien, en la historia tal principio se convierte en una determinacin del espritu un espritu nacional peculiar (Ein besonderer volksgesit). Es en ella en donde aqul revela en concreto todos los aspectos de su conocimiento y de su voluntad, su realidad integral; es el espritu quien imprime un marchamo idntico a su religin, sus constituciones polticas, su tica social, su sistema legal, sus costumbres y, lo que es ms, a su ciencia, su arte y sus habilidades tcnicas

    5 ROWE, Colin, KOETTER, Fred, Ciudad collage, Ed. Gustavo Gili, Barcelona 1981, p.21. 6 ROWE, Colin, KOETTER, Fred, Ciudad collage, Ed. Gustavo Gili, Barcelona 1981, p.31. 7 HEGEL, G.W.F.. Vorlesungen ber die Philosophie der Religion. Ref .GOMBRICH, Ernst, Tras la historia de la cultura, Ed. Ariel 1977, p. 20.

    Cenotafio de Newton. tienne-Louis Boull Boull.

  • Miguel Carricas Torres Mster en Teora e Historia de la Arquitectura Las mutaciones de la utopa urbana Pg. 7

    De esta manera, solo cabe asumir que en la medida en que nuestro planteamientos personales responden al espritu de los tiempos, estamos contribuyendo a la realizacin de la Historia, que viene a ser el destino final de la humanidad. Se postula la posibilidad de una poltica cientfica independiente de la voluntad humana, pero tambin la certidumbre de una historia racional, as mismo independiente de la voluntad.8 La convergencia del cientifismo con el Zeitgeist propiciar la aparicin de un nuevo urbanismo que, incubado en las ideas del siglo XIX, eclosionar en el XX.

    3. LA GESTACIN DE LA NUEVA UTOPA MODERNA

    El asentamiento cultural de las nuevas ideas sobre el progreso que hemos descrito tiene lugar en un siglo de profundos cambios sociales. Francoise Choay enuncia datos significativos: Londres pasa de 864.845 habitantes en 1801 a 1.873.676 en 1841 y 4.232.118 en 1891: en menos de un siglo su poblacin se quintuplic prcticamente. De forma paralela, el nmero de ciudades inglesas con ms de cien mil habitantes pasa de dos a treinta, entre 1800 y 1895.9 En este mbito aparecen nuevos modelos de ciudad en lo que Choay denomina preurbanismo (probablemente porque apenas lleg a materializarse realmente en la ciudad). Distingue un preurbanismo culturalista que podramos referenciar al planteamiento abierto de la utopa clsica, y otro progresista que implican la ruptura con lo anterior y plantea una ciudad nueva para la nueva sociedad de la utopa moderna.

    Un ejemplo referenciado en la utopa moderna fueron los falansterios de Charles Fourier: comunidades obreras autnomas y autosuficientes que se sitan fuera de la ciudad, y que Choay tilda de coactivos y regresivos. Fourier reglamenta hasta los adornos de la ciudad, esos adornos obligados que bajo la gida de los comits de boato, adornarn los diferentes recintos, a diferencia de la licencia anrquica actual.10 Se trata de un modelo cerrado, terminado. Con los planteamientos de Fourier solo hubo una experiencia en Francia y fracas inmediatamente. En Norteamrica, en tiempos de depresin econmica del siglo XIX, otros modelos inspirados la idea de una forma de vida cooperativa resultaron

    8 ROWE, Colin, KOETTER, Fred, Ciudad collage, Ed. Gustavo Gili, Barcelona 1981, p.32. 9 CHOAY, Francoise, El urbanismo, utopas y realidades, Ed. Lumen 1983, p. 13. 10 CHOAY, Francoise, El urbanismo, utopas y realidades, Ed. Lumen 1983, p. 25.

    Falansterio de Charles Fourier

  • Miguel Carricas Torres Mster en Teora e Historia de la Arquitectura Las mutaciones de la utopa urbana Pg. 8

    atractivos para mucha gente. En poco tiempo se crearon entre 40 y 50 falansterios, aunque slo tres sobrevivieron ms de dos aos.

    En referencia a la utopa clsica (preurbanismo culturalista) Choay sita la Ciudad-jardn del maana, de Ebenezer Howard, escrita en 1902. Apoyada en los avances del transporte que supone el ferrocarril plantea ncleos de poblacin interconectados y estructurados, con mbitos para la agricultura, la industria, etc. Una importante diferencia respecto al modelo anterior es que su punto de partida no es la situacin del individuo unidad intercambiable para el destino comn de una utopa moderna, sino la propia ciudad.

    La utopa clsica no es ajena a los avances de la ciencia, pese a no compartir el cientifismo ilustrado: Howard plantea disear una ciudad-jardn en torno a la nueva tecnologa del transporte como es el ferrocarril. El modelo de ciudad jardn, pese a ser mejorable sera exportado, y desarrollado ampliamente, quiz en base a ser un planteamiento ms abierto.

    En contraposicin con Hegel, Polo entiende que la ciencia y la tcnica no avanza al ritmo de los signos de los tiempos que marca la Historia, sino a golpe de genialidad humana.11

    La ciencia no dice cul es el modelo que debe sustituir al anterior; eso depende finalmente de la genialidad humana, de alguien que lo descubra al margen de la interna racionalidad lgica de la ciencia. Es evidente que desde Newton, Einstein es absolutamente imprevisible. Por qu? Porque desde la lgica interna al propio sistema de Newton, no se llega a la teora de la relatividad de Einstein. Y cuando Einstein sea falsado, y parece que en algunos aspectos ya lo est siendo, con qu sustituiremos a Einstein? No tenemos criterio de sustitucin ni de avance.

    En definitiva, independientemente de los modelos aqu expuestos, se constatan la aparicin ideas utpicas abiertas y cerradas en la etapa moderna. Ambas intentan dar salida para subsanar el lamentable que sufra la poblacin de ciudades muy degradadas, pero aquellas ms referenciables a la utopa clsica abierta aportan modelos ms flexibles y en consecuencia posibilitan un futuro desarrollo en ese momento impredecible.

    11 POLO, Leonardo, Quien es el hombre, Rialp Madrid 1991, pg. 9.

    La Ciudad Jardn del maana. Ebenezer Howard, 1902

  • Miguel Carricas Torres Mster en Teora e Historia de la Arquitectura Las mutaciones de la utopa urbana Pg. 9

    4. CIUDAD RACIONALISTA, MATERIALIZACIN DE LA UTOPA MODERNA

    En el umbral del siglo XX, Rowe detecta en el planteamiento de la ciudad del movimiento moderno elementos de la utopa moderna que surgieron en la era post-ilustracin. El espritu de los tiempos emerge con especial fuerza, y ya encontramos semejanzas entre el vitalismo de Nietzsche y el futurismo de Marinetti, en su voluntad de ruptura con el pasado y celebracin de la fuerza liberadora. Sin embargo no es sino pasada la Gran Guerra, cuando Gropius, abanderando a los arquitectos modernos, proclamaba la necesidad de repensar la modernidad. Despus de esta violenta erupcin todo hombre pensante sinti la necesidad de un cambio intelectual de frente.12

    Esta vez los constructores de la utopa moderna sern los propios arquitectos y el modelo social tendr una fuerte componente edificatoria, sin dejar por ello de mantener su inspiracin hegeliano-ilustrada. El racionalismo funcionalista de Le Corbusier comprende la globalidad construida desde una lgica interna: Un edificio es como una pompa de jabn. Esa burbuja es perfecta y armoniosa si el aliento ha sido equitativamente distribuido en su interior. El exterior es el resultado del interior.13 La lgica racional debe guiar el diseo hasta el punto de que la forma no es ms que su resultado. Evidentemente el ornamento, como realidad paralela a esta lgica, no hace sino distorsionar la belleza racional de la forma.

    El mensaje es sugerente, y tiene otra de las cualidades de la utopa ilustrada: la ruptura definitiva tradicin ornamental de la arquitectura anterior, perfectamente extensible a la forma de la ciudad. El plan Voisin de 1925 es una de sus manifestaciones ms claras. Ya no se plantea la edificacin de un falansterio en un entorno natural sino la erradicacin de la ciudad existente para instalar un modelo que, como fiel seguidor del argumento racional, es esencial, definitivo: 14

    12 GROPIUS, Walter, The new arquitecture and the Bauhaus, Londres 1935, Ref. ROWE, Colin, KOETTER, Fred, Ciudad collage, Ed. Gustavo Gili, Barcelona 1981, p.34. 13 LE CORBUSIER, Towards a new Arquitecture, Londres 1927, p. 167. Ref. ROWE, Colin, KOETTER, Fred, Ciudad collage, Ed. Gustavo Gili, Barcelona 1981, p.60. 14 LE CORBUSIER, The home of man Londres 1948, pp. 91 y 96. Ref. ROWE, Colin, KOETTER, Fred, Ciudad collage, Ed. Gustavo Gili, Barcelona 1981, p. 54.

    Paris. Plan Voisin. Le Corbusier, 1925.

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    Sol espacio, verdor: dichas esenciales; a travs de las cuatro estaciones se yerguen los rboles, amigos del hombre. Grandes bloques de viviendas cruzan la ciudad. Qu importa? Se encuentran tras la pantalla de los rboles. La naturaleza va incluida en el contrato de arrendamiento.

    Es una crtica global a los planteamientos anteriores, defendiendo un nuevo paradigma que tiene fundamento en lo racional, en lo esencial, prescindiendo de la tradicin anterior. Encontramos en la base del urbanismo progresista, una concepcin de la era industrial entendida como ruptura histrica radical.15 Si la utopa debe materializarse definitivamente, su componente tica es muy fuerte: es obligada, y en consecuencia alienante de la persona, que ya no tiene nada que aportar. El cauce natural de su expresin es el manifiesto.

    Pero cabe una matizacin en la utopa urbana racionalista respecto a la ilustrada del siglo anterior, porque no se trata ya de un sistema social en el que el hombre es parte de un mecanismo armonioso, sino ms bien de un mecanismo si la casa es la maquina de vivir, la ciudad sera la maquina de convivir diseada para el hombre. Es una mutacin hacia una utopa que se flexibiliza y, sobre todo, hacia una utopa arquitectnica.

    5. DEL TOTALITARISMO Y AL TOTAL RELATIVISMO

    La crtica interna

    La necesidad de reconstruccin de Europa despus de la segunda guerra mundial, supuso una oportunidad nica para poner el practica las teoras racionalistas de la ciudad que propugnaba la Carta de Atenas. Sin embargo, apunta Ordeig:16

    Junto a las experiencias ms ortodoxas respecto a la doctrina del Movimiento Moderno, se probaron tambin otras formas (). El perodo podra caracterizarse por una serie de discursos que intentan, en mayor o menor grado, superar exclusivismos tanto de los conceptos urbansticos alternativos como de las categoras propias de la metodologa y principios impuestos por los CIAM.

    15 CHOAY, Francoise, El urbanismo, utopas y realidades, Ed. Lumen 1983, p. 43. 16 ORDEIG, Jos Mara, Diseo urbano y pensamiento contemporneo, Ed. Monsa 2004, p. 47.

    Sesin de Le Corbusier sobre la mquina de habitar.

  • Miguel Carricas Torres Mster en Teora e Historia de la Arquitectura Las mutaciones de la utopa urbana Pg. 11

    Ya en el VIII congreso del CIAM de 1951, que llevaba por ttulo el corazn de la ciudad, se puso de manifiesto la insuficiencia de los postulados racionalistas. Los que no haban vivido los aos heroicos del Movimiento Moderno eran menos dogmticos en sus planteamientos, ms crticos y con una nueva necesidad de encontrar una relacin forma-sociedad que diera razn al ser del diseo.17 Hay una psicologa de la utopa que lleva a tomar apuestas radicales heroicas ante problemas de envergadura, pero en la puesta por obra de aquellas queda patente su parcialidad, pese a lo interesante del discurso y la alta catadura moral de sus defensores.

    Aqu sale a relucir un aspecto clave en toda utopa es el problema psicolgico que suscita. Gombrich lo aborda en la lgica de la feria de las vanidades ejemplificando como cualquier desvo de la tradicin puede convertirse en una cuestin polmica: Quizs no nos importase hacer pasar al cartero un da de lluvia e invitarlo a comer; indudablemente, entre nosotros no existe una tradicin social que nos impida realizar este acto caritativo, semejante a la que un brahmn le resultase inconcebible esa idea. Lo que puede impedrnoslo es saber que, despus de haberlo hecho una vez, tendremos que repetirlo, aun cuando no tengamos tiempo o deseo. Si dejamos de invitarlo una segunda vez, se preguntara si habra hecho algo inconveniente.18 La polarizacin est servida. No es fcil adoptar una posicin neutral ante la utopa, porque la polmica psicolgica lo impide.

    As pues, la crtica posterior del Team X comisin preparatoria del CIAM X, de 1959 implica un romper la utopa urbana moderna para recomponer otra que dar lugar al estructuralismo:19 De la necesidad de dar respuesta a los espacios intermedios y de relacin, resultara una estructura compleja, no es reducible a simples planteamientos racionales. Pero el dao ya estaba hecho porque al revisar y ampliar sus propios postulados racionalistas, inadvertidamente se restaba contundencia a la utopa.

    17 ORDEIG, Jos Mara, Diseo urbano y pensamiento contemporneo, Ed. Monsa 2004, p. 47. 18 GOMBRICH, Ernst. Tras la historia de la cultura, Ed. Ariel 1977, pg. 180. 19 El Team X incorpora nuevos conceptos como la bsqueda de relaciones ms all de lo higinico y lo econmico, la implementacin de nuevas tecnologas como la calefaccin, as como una especial atencin a la estructuracin de los espacios de relacin social.

    Universidad de Berlin. Candilis, Josic y Woods. 1963-1979.

  • Miguel Carricas Torres Mster en Teora e Historia de la Arquitectura Las mutaciones de la utopa urbana Pg. 12

    As como Hegel repens toda la filosofa de la historia hasta llegar a una sntesis, el movimiento moderno hizo lo propio en la arquitectura. Los planteamientos holistas, el ya esta todo pensado, fueron el detonante de una crtica histrica, tanto en el mbito filosfico como en el arquitectnico. Pese al elogiable esfuerzo realizado, la utopa no era alcanzable, como preconizaban los clsicos.

    La crtica abierta

    Simultneamente al urbanismo racionalista y a su crtica interna, distinguimos otros planteamientos de ciudad que, ante un posicionamiento omni-abarcante, proponan alternativas opuestas y ciertamente polarizadoras, muchas veces basadas en visiones ms contextuales y en aspectos perceptivos de la ciudad.

    Por un lado situamos la crtica psicologista, que entiende la ciudad con slo como un producto racional sino que se atiene a su impacto perceptivo: Al considerar la ciudad moderna desde el punto de vista de la capacidad perceptiva, segn el criterio de la Gestalt solo cabe condenarla (). Cuando la figura no est soportada por ningn marco identificable de referencia, forzosamente ha de debilitarse y destruirse a s misma.20

    Lewis Mumford aboga por la recuperacin del contexto y el rechazo a la tabula rasa. En su bsqueda de nuevas frmulas, Mumford acude constantemente a las lecciones de la historia.21 Defiende que la frmula de la ciudad preindustrial la ciudad medieval como mejor adaptada que la megalpolis a un desarrollo de las aptitudes individuales y colectivas.22

    Adems, en la lnea de Mumford y frente al diseo desde la razn, el Townscape multiseculares y no intencionales de construccin, que se conforman en el tiempo, sin la

    20 ROWE, Colin, KOETTER, Fred, Ciudad collage, Ed. Gustavo Gili, Barcelona 1981, p.66. 21 CHOAY, Francoise, El urbanismo, utopas y realidades, Ed. Lumen 1983, p. 79. 22 Mumford valora la unidad social de la ciudad preindustrial, rehabilitando su higiene sacando a la luz una serie de instituciones publicas: Baos, hospitales, etc.. En comparacin con la ciudad racionalista verde afirma: Con la excepcin de algunos centros congestionados, la ciudad de la Edad Media no se limitaba a estar en el campo, sino a ser del campo. MUMFORD, Lewis, De lEurope des rgions en Le monde, 25 agosto de 1964.

    Lewis Mumford (1895-1990)

  • Miguel Carricas Torres Mster en Teora e Historia de la Arquitectura Las mutaciones de la utopa urbana Pg. 13

    intervencin de un arquitecto. Esa corriente fue, por encima de todo, cuestin de una plstica de lo casual y de una arquitectura annima.23 Es otro golpe revisionista a la utopa moderna, en base a que lo irracional tambin puede ser bello, pese a que no seamos capaces de explicar con precisin sus motivos.

    Mientras se desarrolla la crtica que rebaja la utopa racional-ilustrada, considerando aspectos no tenidos en cuenta, por otro lado asistimos a un abandono progresivo de la utopa como realizable de facto: El futurismo de propuestas como Arquigram o Superstudio podramos tildarlos de visionarios, porque no desarrollan un mtodo eficaz para su implantacin. El metabolismo japons por su parte avanza ms hacia la facticidad, pero no madura realmente un modelo cvico ms all de su imagen simblica. En cualquier caso, expresar una ideal que no se es, no es bsqueda sincera de la utopa moderna sino ms bien una inspiracin, que como tal resulta ms acorde con la utopa clsica.

    La revisin rossiana de la utopa moderna

    Aldo Rossi formula un esforzado cambio de marco en los fundamentos de la utopa moderna: Puesto que da forma concreta a la sociedad y puesto que est ntimamente relacionada con esta y con la naturaleza, la arquitectura es diferente y tiene la originalidad con respecto a todo otro arte o ciencia.24 La arquitectura de la ciudad tiene entonces su propia dinmica, que depende del proceso constructivo. Con el tiempo, la ciudad crece sobre s misma; adquiere conciencia de s misma.

    Jos Luque apunta que el discurso rossiano muestra la existencia en la arquitectura de un ncleo indisponible que hace ilegtima la aceptacin de una racionalidad impuesta despticamente desde el exterior.25 Pero esa indisponibilidad no afecta solo a la racionalidad hegeliana que atesora la utopa moderna sino al propio hombre, que pasa a tener un papel puramente biogrfico.

    23 ROWE, Colin, KOETTER, Fred, Ciudad collage, Ed. Gustavo Gili, Barcelona 1981, p.37. 24 ROSSI, Aldo, La arquitectura de la ciudad, Gustavo Gili 1982, p. 61. 25 LUQUE, Jos, Aldo Rossi: un clsico heterodoxo de la arquitectura de hoy, en Nuestro Tiempo 1997, n. 522, pp. 102-108.

    Archigram. Visin futurista de la ciudad. 1964

    Superstudio: Paisaje con figuras h. 1970

  • Miguel Carricas Torres Mster en Teora e Historia de la Arquitectura Las mutaciones de la utopa urbana Pg. 14

    Desde esta perspectiva hemos cambiado la de dinmica de la ciudad, pero no nuestra alienacin respecto de ella, pese a ser considerada como una creacin inseparable de la vida civil y de la sociedad en la que se manifiesta.26 La racionalidad de la utopa hegeliana es sustituida por una complejidad fruto de vivir en colectividad, ms acorde con un postmodernismo hacia el que quiz inadvertidamente apunta Rossi.

    En contraposicin con la visin rossiana, cabe pensar que la ciudad no es sin ms fruto una evolucin natural como la pompa de jabn de Le Corbusier o una dinmica de masas, sino que depende de la originalidad humana que trabaja con arte y ciencia. Visto as la ciudad no es una utopa o una dinmica en s misma, sino que obedece a lo que los hombres seamos capaces de aportar a partir de la naturaleza a lo largo de la historia.

    Si no se admite que podemos individual o colectivamente mejorar la ciudad, no entendida slo como elemento fsico sino ms bien como cultural, se corre el riego de caer en la alienacin tal como ocurre en utopa moderna. Sentada esta base, y siguiendo a Polo, convendr asumir que la ciudad, como construccin cultural, depende de muchos factores y posee un inters relativo.27

    No es que el hombre cree de la nada, sino que contina la naturaleza, creando, no el ser, sino un quasi-ser. Esto permite un sano relativismo: la capacidad creadora del hombre, espritu objetivado, no es homognea ni tampoco intemporal; tiene urdimbre histrica. La cultura pertenece tambin a la consideracin de lo histrico del hombre.

    6. EL HORIZONTE POST-MODERNO

    La limitada extensin del presente escrito impide desarrollar conceptos del mbito urbanstico (con implicaciones arquitectnicas, filosficas y sociolgicas) que podran enriquecer el debate del siglo XX sobre la utopa pero, tras lo ya expuesto, es fcil entender la irremisible aparicin del postmodernismo. Reconocer que todo tiene que ver con todo, en una especie de caos, nos hace sentirnos desbordados. Lo que se ha dado en llamar postmodernidad es, en gran parte, una constatacin de tal sentirse desbordados, una

    26 ROSSI, Aldo, La arquitectura de la ciudad, Ed. Gustavo Gili 1982, p. 60. 27 POLO, Leonardo, Quin es el hombre, Ed. Rialp, Madrid 1991, pg. 174. Aldo Rossi (1931-1997)

  • Miguel Carricas Torres Mster en Teora e Historia de la Arquitectura Las mutaciones de la utopa urbana Pg. 15

    renuncia a agarrar el toro por los cuernos.28 Son tantos los cuernos que uno tiene la impresin de que va a ser imposible salir airoso del envite.

    La ciudad collage

    Tras un recorrido sobre las utopas y modelos de ciudad que se van acumulando en la modernidad, Colin Rowe concluye que la ciudad es un complejo collage de todas ellas sobre el sustrato histrico, resuelto en un proceso de colisiones de tramas que a diferencia de la posicin de Rossi difcilmente podemos estudiar con un mtodo arquitectnico. Rowe sugiere entonces que un enfoque de collage, un enfoque en el que los objetos sean reclutados o seducidos a salir de su contexto, es en el momento presente la nica manera de tratar los problemas ltimos de la utopa y de la tradicin.29

    La sensibilidad postmoderna de Rowe le lleva a elogiar los aspectos positivos que encuentra en los diversos planteamientos de la utopa y la tradicin, y opta por asumirlos todos sin emitir un juicio crtico claro, en aras de la convivencia: La ciudad abierta y cerrada, una y otra consideradas como posibilidades prcticas, son ambas caricaturas ideales contrarios, y debera optarse por relegar a los reinos de la caricatura todas las fantasas extremas de emancipacin y de control. 30

    La ciudad genrica

    Si seguimos la estela postmoderna de la ciudad collage Rowe acabaremos en la ciudad genrica de Rem Koolhaas. No nos habla ya de cmo debera ser la ciudad, sino de cmo es; de la inerme aceptacin de cualquier vector en su generacin, asumiendo su dinmica interna:31

    La gran originalidad de la Ciudad Genrica est simplemente en abandonar lo que no funciona lo que ha sobrevivido a su uso para romper el asfalto del idealismo con los

    28 POLO, Leonardo, Introduccin a la filosofa, Ed. Eunsa 2002, pg. 207. 29 ROWE, Colin, KOETTER, Fred, Ciudad collage, Ed. Gustavo Gili, Barcelona 1981, p.141. 30 ROWE, Colin, KOETTER, Fred, Ciudad collage, Ed. Gustavo Gili, Barcelona 1981, p.141. 31 KOOLHAAS, Rem, La Ciudad Genrica, Ed. Gustavo Gili, Barcelona 2006, p.23.

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    martillos neumticos del realismo y aceptar cualquier cosa que crezca en su lugar. En ese sentido, la ciudad genrica da cabida tanto a lo primitivo como a lo futurista: de hecho, solamente a esas dos cosas. La Ciudad Genrica es la post-ciudad que est preparando el emplazamiento de la ex-ciudad.

    Es el final del camino: la renuncia expresa a la utopa. Pero actitud relativista de no tomar posicin acaba siendo en s un modo de tomar posicin: una concepcin impersonal de la ciudad: una caracterstica clave de la actitud post-moderna es la desaparicin del hombre como agente de la ciudad. Pero Quin abandona lo que no funciona de ciudad? Quin decidi usar el martillo neumtico? Quin propuso lo futurista o lo primitivo? No deja de ser una visin algo forzada.

    En un mundo sin hogar (1979) Peter Berger argumentaba que nuestra situacin de crisis actual es debida al auge de las filosofas del desarraigo, que asumen una interpretacin de la libertad humana en ausencia de races y de morada. Tal visin concuerda con las consideraciones de Heidegger en cuanto que habitar es el rasgo fundamental del ser (Sein) de acuerdo con el cual los mortales son. Quizs, cuando tratamos de reflexionar de esta manera acerca del habitar y del construir, aclaramos un poco ms que el edificar forma parte del habitar y de que manera recibe de el su ser (Wesen). 32

    Apoyndonos en este planteamiento heideggeriano, podemos vincular esta crisis a un modo de pensar relativista, que sobreviene de otro especulativo: Si no admitimos un algo real sobre lo que pensamos (base del pensamiento reflexivo o especular), no hay referencia fija posible, y tampoco facilidad para encontrar el oikos (el nicho) sino que nos mantenemos en su continua bsqueda. El problema no es no encontrarlo sino asumir de partida que tal lugar no existe.

    El recurso entonces es ser vagamundos de ciudades incomprensibles. Aqu puede enraizar el afn o la necesidad de viajar: Mi ciudad es mi maleta, mi ciudad soy yo mismo, lo dems pasa como una pelcula ante mis ojos. Su carencia de fundamento real es el origen de la crisis, porque seguimos aspirando a un oikos.

    32 HEIDEGGER, Martin, Vortrge und Aufstze, Pfullingen 1954. Ref. CHOAY, Francoise, El urbanismo, utopas y realidades, Ed. Lumen 1983, p. 537. Edificio CCTV en vista de Beijing con, de OMA/Rem Koolhaas. 2012

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    7. LA UTOPA Y LA NECESIDAD DE ADECUACIN A LO REAL: LA PRUDENCIA

    El postmodernismo es la ultima estacin en el camino del desmoronamiento de la utopa moderna. Como si de la ley del pndulo se tratara, hemos pasado de la confianza total en la dinmica racional a un escepticismo radical.

    Es indudable la capacidad que tienen para captarnos la atencin social los discursos holistas que, en su radicalidad, llevan a la polarizacin y al debate. Podemos incluso suponer una intencionalidad polemizadora de quienes los postulan, partiendo de su incapacidad para un conocimiento completo, metafsicamente imposible. Pero todo ello va en detrimento de otras propuestas que pese a sus aportaciones pueden pasar ms desapercibidas.

    Quiz por eso puede ser oportuno recordar que en un complejo contexto terico, tcnico y cultural como el del urbanismo, entra en juego algo tan clsico como la virtud fundamental de la prudencia. Atendiendo al desarrollo en su dimensin como conocimiento y como mandato de Josef Piepper que exponemos esquemticamente a continuacin se podran sacar enriquecedoras conclusiones en torno a la utopa y su implicacin en lo urbano: 33

    La prudencia como conocimiento

    Aprehender la realidad, sin falseamientos, ni generalismos. Memoria: fiel al ser, no falsear el recipiente de lo real. Docilitas: Saber dejarse decir algo, voluntad de conocimiento real. Solertia: Ante lo sbito, decidirse a hacer el bien. San vitalidad que resuelve y

    entrena. Flexibilidad.

    La prudencia como mandato

    No cabe esperar la certeza teortica para emitir la conclusin. El imperio de la prudencia recibe su seguridad de la experiencia de vida, de la esperanza y de la rectitud.

    33 PIEPPER, Josef, Las virtudes fundamentales, Ed. Rialp 2003, pp. 47-50.

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    8. UTOPA Y TRADICIN HISPANA: UNA ALTERNATIVA A LA UTOPA MODERNA

    Tradicin y creatividad

    Los debates en torno a la utopa y su realizacin son debates culturales, y como tales presentan un impacto muy diverso segn el mbito de que se trate. Refirindose a Espaa, afirma Miguel ngel Alonso que el nuestro no es un carcter creador de modelos estilsticos, singularidad que tal vez se deba a nuestro poco apego a la historiografa, no al genio arquitectnico (). Ninguna posicin terica puede hacer referencia, en nombre de la Tradicin, a una determinada poca histrica, ni puede apropiarse de un modelo.34 Podemos entender que hablamos de un prudente escepticismo, que reconoce el valor de la nueva idea, pero sin restar importancia a lo ya construido; que posee la doble ventaja de haber superado ya el trnsito del mundo de las ideas a lo experiencial, y de haber sido vivido por generaciones pensantes anteriores que la nuestra.

    Una arquitectura renovadora ser aquella que, sin detener el curso de la historia, supere la frustracin estilstica para actuar bajo la autoridad de la Tradicin. Esta posicin que puede considerarse como reaccionaria es tremendamente liberadora ante quienes vean en el estilo un proceso previo a la creacin.35 La arquitectura espaola, imbuida de una cultura mestiza nunca fue devota de la utopa moderna. La libertad creativa que comporta se muestra en que, pese al aislamiento y penuria de la postguerra, lleg a ser un referente en el ltimo tercio del siglo XX.

    De la Fsica a la Metafsica

    Al hablar de los smbolos arquetpicos del inconsciente colectivo, Alonso propone que hemos de abandonar el mundo de la Fsica arquitectnica para introducirnos en el de la Metafsica de su historia.36

    continuidad, Ref. Apuntes del autor para el Mster en Teora e Historia, Universidad de Navarra 2013. 35 Ibidem. 36 ALONSO, Miguel A., Una mirada intemporal sobre la arquitectura espaola. Prlogo: Tradicin y continuidad, Ref. Apuntes del autor para el Mster en Teora e Historia, Universidad de Navarra 2013. La alhambra de Granada.Seccin

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    Y precisamente una propuesta alternativa a la situacin actual se fundamenta en la recuperacin del optimismo intelectual de los clsicos, que empez a perderse con las doctrinas especulativas medievales de Duns Scoto y Ockham37 y que desembocara en el idealismo hegeliano. La visin aristotlica de que podemos conocer al menos en parte la verdad de lo real mediante abstraccin racional, implica la confianza en nuestra capacidad para acercarnos a lo justo, a lo ordenado, a lo bello: a la utopa. El pensamiento hegeliano, partiendo de lo especulativo (specula=espejo, imagen en mi mismo, sin llegar a mirar lo real) llega a la construccin de un mundo total, pero mental. Es en realidad una utopa moderna historicista si se quiere, que luego se nos presenta como real.38

    Pero desde la concepcin especulativa del razonar humano, la utopa moderna no nos inspira a la mejora del mundo, porque este, a fin de cuentas, resulta inaprehensible. De ah que el ejercicio arquitectnico en la creatividad del arte, en la tcnica o el en urbanismo, en tantas veces ocasiones y de modo inadvertido, rehsa de la utopa holista. Y la ciudad tampoco encaja en el marco de la alienacin postmoderna, sino como una realidad a desentraar y a mejorar continuamente: Si el acontecimiento de la verdad no tiene lugar en la vida de un hombre, su vida ser anodina, no podr ser libre.39

    9. CONCLUSIN

    En el siglo XX se ha produjo un trasvase poblacional del mbito rural a la ciudad, que en la actualidad se ha convertido en una realidad es mucho ms compleja que la los dos siglos precedentes.40 Su transformacin avanza a tal velocidad que requiere un continuo estudio

    37 Leonardo Polo sita en el siglo XIII la prehistoria del idealismo con la perdida total de la confianza en nuestra capacidad racional para captar realmente algo verdadero de modo universal, metafsico: Al aparecer plenamente Aristteles, son los franciscanos, y en su lnea Escoto y Ockham, los que le hacen frente diciendo: Atencin! Aristteles es peligroso! Por qu? Porque si fuera cierto que se puede conocer la realidad como dice Aristteles, la Revelacin es superflua. Ref.: POLO, Leonardo, Presente y futuro del hombre, Ed. Rialp 1993, p. 46. 38 En el prlogo de la Filosofa del derecho (Berln 1821), Hegel sostiene que lo real es racional y lo racional, real. Ref. POLO, Leonardo, Introduccin a la filosofa, Ed. Eunsa 2002, pg. 215. 39 POLO, Leonardo, Quin es el hombre, Ed. Rialp, Madrid 1991, pg. 252. 40 Por primera vez en la historia, en 2008, ms del 50% de la poblacin mundial, esto es, unos 3.300 millones de personas, vive en ciudades. Tanto en cifras absolutas como relativas, la poblacin urbana no dejar de

    Leonardo Polo (1926-2013)

    Georg Wilhelm Fiedrich Hegel (1770-1831)

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    de soluciones ante los nuevos problemas que plantea. Nos encontramos hoy en el umbral de un salto cualitativo hacia la formacin de un nuevo territorio, articulado en torno a grandes ejes de desarrollo suprarregional () que podramos llamar post-metropolitanismo.41

    Para esta tarea acuciante entendemos como pertinente desvincular la utopa de un holismo idealista. Una vez superado, la utopa alcanza todo su poder inspirador, devolviendo al arquitecto del alienamiento a que se ha pretendido someterlo.

    El postmodernismo, en su afn por desenmascarar la privacin de libertad de suponan los idealismos, ha acabado por enterrar la utopa. Sin embargo, vistos desde una perspectiva global, los discursos utpicos pese a sus limitaciones son necesariamente ms enriquecedores que los relativistas. De ningn modo se trata aqu de desechar todas las aportaciones de la modernidad, sino ms bien de devolverlas a un marco prudente, y permitirles una referencia a la utopa clsica. Desde la ptica de su restauracin, la inspiracin que conlleva la utopa no implica la renuncia a la mejora, no queda inactiva en un mundo platnico, sino que es un inspirador motor hacia el futuro.

    crecer en las prximas dcadas. Hacia 2030, la poblacin urbana habr aumentado hasta los 4.900 millones; es decir, casi el 60% del total. De hecho, la poblacin rural del mundo no slo no crecer sino que disminuir en unos 28 millones entre 2005 y 2030. As, el crecimiento demogrfico a escala mundial se concentrar en las ciudades. 41 EZQUIAGA, Jos Mara, Paisajes metropolitanos, en Investigacin y ciencia, Noviembre 2011.

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    Bibliografa

    Colin Rowe y Fred Koetter: Ciudad collage, Ed. Gustavo Gili, Barcelona 1981. Franciose Choay: El urbanismo, utopas y realidades, Ed. Lumen 1983. Aldo Rossi: La arquitectura de la ciudad, Ed. Gustavo Gili 1982. Ernst Gombrich: Tras la historia de la cultura, Ed. Ariel 1977. Leonardo Polo: Presente y futuro del hombre, Ed. Rialp, Madrid 1993. Quien es el hombre, Ed. Rialp, Madrid 1991. Introduccin a la filosofa, Ed. Eunsa 2002. Jose Mara Ordeig: Diseo urbano y pensamiento contemporneo, Ed. Monsa 2004. Rem Koolhaas: La Ciudad Genrica, Ed. Gustavo Gili, Barcelona 2006. Josef Piepper: Las virtudes fundamentales, Ed. Rialp 2003.

    Otras referencias bibliogrficas

    Jos Luque: Aldo Rossi: un clsico heterodoxo de la arquitectura de hoy, en Nuestro Tiempo 1997, n. 522.

    Miguel ngel Alonso del Val: Una mirada intemporal sobre la arquitectura espaola. Prlogo: Tradicin y continuidad, Ref. Apuntes del autor para el Mster en Teora e Historia, Universidad de Navarra 2013.

    Jose Mara Ezquiaga: Paisajes metropolitanos, en Investigacin y ciencia, Noviembre 2011.