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Las Campañas del Cambio Análisis de las estrategias de comunicación política en Chile, desde 1970 a 1988 ABELL GARAT, Catalina Introducción y objetivos Entre los años 1970 y 1989, Chile sufre tres grandes transformaciones en su sistema político. En el año 1970 el primer presidente marxista de la historia que llega al poder por la vía pacífica y democrática es elegido presidente de la República. Este gobierno será tumbado solo tres años después por un Golpe de Estado, ejecutado por el ejército y de algún modo orquestado desde las oficinas de la CIA en Estados Unidos por el miedo al contagio comunista y a perder su influencia sobre latinoamérica en favor de Fidel Castro. Pero tras quince años de Dictadura, el mismo pueblo que llevó al presidente Salvador Allende hasta el poder, resulta, de nuevo, decisivo en la vuelta hacia la democracia. Si bien es cierto que el gobierno se vio presionado por agentes internacionales, como Estados Unidos que entonces ya no veía con buenos ojos al gobierno militar que ellos mismos habían ayudado a crear, fue el pueblo el que finalmente tomó la decisión de retomar la senda de la democracia. El 5 de Octubre de 1988 se 1

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Análisis de las estrategias de comunicación política en Chile,desde 1970 a 1988

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Las Campañas del Cambio Análisis de las estrategias de comunicación política en Chile, desde 1970 a 1988

ABELL GARAT, Catalina

Introducción y objetivos

Entre los años 1970 y 1989, Chile sufre tres grandes transformaciones en su sistema político. En el año 1970 el primer presidente marxista de la historia que llega al poder por la vía pacífica y democrática es elegido presidente de la República. Este gobierno será tumbado solo tres años después por un Golpe de Estado, ejecutado por el ejército y de algún modo orquestado desde las oficinas de la CIA en Estados Unidos por el miedo al contagio comunista y a perder su influencia sobre latinoamérica en favor de Fidel Castro.

Pero tras quince años de Dictadura, el mismo pueblo que llevó al presidente Salvador Allende hasta el poder, resulta, de nuevo, decisivo en la vuelta hacia la democracia. Si bien es cierto que el gobierno se vio presionado por agentes internacionales, como Estados Unidos que entonces ya no veía con buenos ojos al gobierno militar que ellos mismos habían ayudado a crear, fue el pueblo el que finalmente tomó la decisión de retomar la senda de la democracia. El 5 de Octubre de 1988 se

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convoca un plebiscito, donde la ciudadanía pondría fin a quince años de terror.

Para analizar estos dos movimientos profundamente democráticos, se nos presentan dos dificultades importantes. La primer es evidente, estamos hablando de un país que no es el nuestro. Por muy bien que podamos llegar a conocerlo, nunca estaremos lo suficientemente empapados de su idiosincrasia para realizar un estudio tan detallado como nos gustaría. Sin embargo, este hecho también nos otorga cierta ventaja en cuanto a la siguiente dificultad. Al tratarse de un país extranjero, y de una época que no se ha conocido personalmente, es relativamente más fácil hacer un análisis objetivo.

Este trabajo pretende hacer un recorrido a través de las campañas que impulsaron estos importantes cambios, y conocer cuáles fueron los factores decisivos que hicieron de ellas dos hitos en la historia de Chile, por los cambios que supusieron, pero también por el precedente comunicativo y político que sembraron.

La campaña de Salvador Allende para las elecciones de 1970

A lo largo de la historia ha habido infinidad de campañas políticas destinadas a aupar candidatos hasta las cotas más altas del poder institucional. Cuando hablamos de grandes programas políticos e importantes elecciones normalmente ponemos nuestra atención en Estados Unidos, como el paradigma de la mediatización política. Y, en cambio, suelen pasar desapercibidas grandes campañas desarrolladas en los lugares más apartados del mundo. Chile es un claro ejemplo de ello.

Pero, de entre todas las elecciones posibles, la campaña de 1970 sería el principio de un enorme cambio social e institucional, que marcaría para siempre la evolución política del país.

Nos centramos en la campaña presidencial de 1970 no solo porque supusiera uno un hito en la historia política de Chile, sino también, porque fue el resultado de una estrategia de comunicación de masas que más tarde sería ejemplo para gobiernos tan significativos como el de Hugo Chávez en

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Venezuela.

Aunque nuestro trabajo no consiste en realizar un análisis sociológico, sino en centrarnos en la campaña política y en los modelos de comunicación utilizados, considero que no podemos entender la evolución, tanto de los acontecimientos como de los cambios en el paradigma comunicativo, si no comprendemos el ambiente que se respiraba en Chile en 1970.

“Después de la elección parlamentaria de marzo de 1969 se consolidaron tres grandes corrientes políticas que presentarían alternativas diferentes para las elecciones presidenciales de septiembre de 1970. Estas tres corrientes representaban a los partidos de Derecha, liderados por el Partido Nacional (PN), de Centro, donde lideraba el Partido Demócrata Cristiano (PDC), y de Izquierda, agrupados en torno a la Unidad Popular.”

Centraremos nuestros esfuerzos en analizar la campaña llevada a cabo por este último partido, dado que fue el que finalmente ganó las elecciones, y que consiguió colocar en el palacio presidencial de La Moneda al primer presidente marxista de la historia que llegaba al poder por la vía pacífica y democrática.

La Unidad Popular (UP) se encontraba formada por diferentes partidos de izquierdas que se unen en 1969, de cara a las elecciones que se celebrarían el año siguiente, y que sustituía al Frente de Acción Popular.Los partidos que la conformaban eran: Partido Radical, Partido Socialista,Partido Comunista, el Movimiento de Acción Popular Unitario, el Partido de Izquierda Radical y la Acción Popular Independiente. Más tarde, en 1973 se incorporarían la Izquierda Cristiana y el MAPU Obrero y Campesino, una escisión del MAPU.

La diversidad de opiniones que puede llegar a existir en una coalición tan amplia es, al mismo tiempo, su mejor virtud y su mayor debilidad. De una manera similar a lo que ocurre en España con el Partido Popular, que englobaba hasta hace muy poco a todas las vertientes ideológicas de la derecha, la UP pretendía ser una fuerza unitaria de izquierdas, que plantara cara, por fin, al inmenso poder de los partidos del centro y la derecha chilenas.

Al recoger un abanico tan amplio de opiniones e ideologías, la UP tenía en su seno una constante disputa entre todos los partidos que la conformaban. Así, cada vez que se quería poner en marcha una nueva medida, tenía que ser consensuada entre todos los miembros de la coalición, lo que a veces dificultaba mucho la toma de decisiones.

Sin embargo, nuestra misión aquí no es analizar cómo se rompe la Unidad Popular, sino estudiar cómo logra ganar las elecciones y cuál fue el mensaje que logró transmitir: la ilusión renovada ante la posibilidad de que un presidente del pueblo llegara al poder. Y es en esta reflexión en la que radica buena parte del éxito que tuvo esta campaña, aunque ese es un tema que abordaremos más adelante.

La UP comienza su camino hacia La Moneda algo más tarde que sus contrincantes, dado que es el último partido en designar a un candidato para la presidencia. El 18 de enero de 1970 el senador Salvador Allende es nominado para ese puesto, y deja fuera a los otros candidatos del partido:

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Rafael Tarud, Jacques Chonchol (MAPU), Alberto Baltra (PR) y al poeta Pablo Neruda (PC).Sin embargo, casi todos los candidatos tuvieron un papel importante dentro del Gobierno de Allende en un intento por mantener el equilibrio de fuerzas dentro de la coalición. Rafael Tarud sería elegido como Jefe de Campaña, y quedaría encargado de articular los esfuerzos de todos los partidos de la UP en favor de la carrera de Allende por la presidencia. Pablo Neruda fue nombrado embajador en Francia. Jacques Chonchol sería Ministro de Agricultura y tendría en sus manos la difícil tarea de ahondar la reforma agraria, que provocó enormes fricciones y que resultaría uno de los primeros focos de conflictos violentos durante el gobierno de la UP. El único de los candidatos que no obtuvo un cargo de relevancia fue Alberto Baltra. Éste no sólo formaba parte del Partido Radical, sino que se encontraba en el ala ubicada más a la izquierda dentro del partido. Presidente del Instituto Chileno-Soviético de Cultura mostró un fuerte rechazo al rumbo que estaba tomando su agrupación, y en 1971 deja el partido fundando el Movimiento Radical Independiente de Izquierda que poco después se convertiría en el Partido de Izquierda Radical y que, tras salir de la UP fue muy crítico con el gobierno de Allende.

Si atendemos a los jefes de campaña de los otros partidos políticos, en el caso de Jorge Alessandri el elegido fue Ernesto Pinto Lagarrigue, que había sido ministro de Obras Públicas cuando el primero era presidente. Dado que la candidatura de Alessandri era independiente, a pesar de contar con el apoyo del Partido Nacional (PN), el jefe de campaña fue escogido por el propio Alessandri, lo que en cierto modo le daba más libertad dado que no tenía que lidiar con la burocracia del partido. La presencia de Lagarrigue ponía de relieve la poca importancia simbólica que Alessandri le daba al apoyo del PN.

En cuanto al jefe de campaña de la candidatura de Radomiro Tomic el escogido fue el ex subsecretario del Interior y ministro de Economía de Frei Montalva, Enrique Krauss. De esta elección inferimos que Tomic era un candidato fiel y disciplinado de su partido, y que ese fue su principal apoyo durante la carrera presidencial, dado que el papel de Krauss era movilizar a las enormes fuerzas con que contaba el Partido Demócrat Cristiano, que en esos momentos ostentaba el poder.

Las claves del triunfo de Allende

Bajo mi punto de vista, el triunfo de Unidad Popular se apoya en varios pilares fundamentales.El primero, lógico y visible, es el candidato. El carisma personal que tenía Salvador Allende y su enorme capacidad de oratoria le convertían en el candidato perfecto para llegar a una población descontenta con la política y que esperaba desde hacía años un cambio en Chile.

El segundo factor importante es el partido. La Unidad Popular, dada su condición de congregación, permitía ampliar el número de votantes pontenciales. Esto hizo de la campaña de 1970 una estrategia inclusiva, con la que las capas más desfavorecidas de la población chilena por fin podía sentirse representada.

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El tercer factor son los Comités de Unidad Popular (CUP). Su propio nombre ya daba una idea de qué labor estaban destinados a desempeñar. Unir a la población, hacerle partícipe de un solo cantar, era fundamental para lograr una victoria en las urnas. El papel de los CUP es esencial en la campaña del 70 porque crea un verdadero movimiento de bases.Estas dos últimas ideas, la importancia de la UP y de los CUP culmina en una reflexión que desarrollaremos más adelante, y es cómo se consigue que, de alguna manera, sea la voluntad del pueblo más llano la que se escuche con más fuerza.

En la consecución de este fin, interviene un medio también de vital importancia. La Unidad Popular puso sobre la mesa el concepto de “revolución con vino y empanadas”, que de manera resumida quería decir que lo que se estaba preparando era un cambio revolucionario que se asentaría en los valores tradicionales del pueblo chileno, y que, a pesar de que supondría un gran quiebre, no sería una ruptura de la identidad nacional, algo que los chilenos siempre han tenido en gran estima.

Por último, y como cuarto pilar, y desde mi punto de vista el más importante de todos en cuanto al tema que nos atañe, es la estrategia de comunicación.De la mano del mundo de la cultura, de la movilización de las masas y la radio como medio puntero de comunicación, el mensaje de la Unidad Popular, del propio Salvador Allende, llegaría a todos los rincones del país y los auparía hasta la Presidencia del Gobierno.

1. El candidato

Salvador Allende Gossen fue la cara visible de un movimiento de cambio que llenó de ilusión al pueblo. Médico de profesión, y co fundador del Partido Socialista Allende era un líder nato, que logró reunir en torno a él una unidad de partidos capaces de devolverle el poder a las clases trabajadoras.

Había sido candidato a la presidencia en cuatro ocasiones, así como senador y diputado. Y durante esa larga trayectoria política, aprendió a conocer el sentir mayoritario de la población chilena. Diputado por Valparaíso a los 29 años y Ministro de Salud a los 30, es posiblemente la imagen perfecta de un político que entregó su vida al servicio público, al bienestar y al progreso de su país. Allende rompió con el estilo político habitual. Su imagen ética y moral hacían de él un candidato perfecto para que el pueblo se sintiera identificado con él.

Es difícil estudiar la figura de un mártir, porque su historia siempre está de algún modo contaminada por la visión poco parcial, tanto de seguidores como de detractores.Sin embargo, no se puede negar que la Campaña de 1970, con Allende a la cabeza, orquestó un cambio fundamental en la conciencia colectiva de los chilenos, en su manera de pensar, en su forma de sentir la política. Así como tampoco se puede negar que, con su victoria democrática en las urnas, el país se adentró en un proceso histórico de ilusión, de construcción rápida de un mundo nuevo empeñado en acabar con las desigualdades sociales.

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Ideologías aparte, la figura de Salvador Allende fue, ante todo inspiradora. Gran orador, persona culta, curiosa, siempre con ambición por conocer más, se convirtió en un auténtico ídolo de masas. De igual manera que en la actualidad lo es el papa Francisco I, Allende supuso una bocanada de aire fresco para una clase política alejada de la población.

En sus discursos podemos ver cómo utiliza mayoritariamente argumentos lógico-racionales. Sin embargo, aun usando este tipo de argumentos, que suelen hacer los discursos lentos, aburridos y sin brillo, Allende conseguía transmitir al pueblo mensajes llenos de fuerza, convicción y unidad. Creía firmemente en que el resultado lógico de una democracia era llegar al socialismo. Con todo, no podemos decir que fuera un marxista clásico, ni tampoco leninista, dado que no compartía con esta última corriente de pensamiento ni el concepto de dictadura del proletariado, ni el rol del partido único. Del marxismo sí toma, en cambio, dos ideas: la profunda preocupación por los trabajadores, obtenida también en parte durante su etapa como médico, en la que fue testigo de la pobreza y la ignorancia de las clases trabajadoras; y la irrenunciable idea de igualdad. Tal vez, podamos decir que Salvador Allende era poseedor de un pensamiento libertario, con ciertas influencias del anarquismo italiano de los años 20 y 30, en el que plasmaba su condición de luchador social y su firme creencia en la necesidad de despertar la conciencia de la clase trabajadora.

Para Allende era fundamental que todo el pueblo participara de la construcción de un nuevo Chile socialista, que su actividad política no se ciñera únicamente a votar en las elecciones cada cierto tiempo. Es por esto que sus discursos llegaban con tanta fuerza a la gente, porque era capaz de incluirlos dentro del movimiento de cambio. Sin necesidad de parecer vulgar, o de emplear un lenguaje poco apropiado, Allende era capaz de transmitir sus ideas utilizando un lenguaje claro y sencillo, pero al mismo tiempo plagado de ideas muy complejas. Para él, dado que el socialismo era una consecuencia necesaria de toda democracia, no era pues, necesaria la violencia. A diferencia de lo que ocurría en el resto de latinoamérica, la transición de Chile hacia el socialismo, comenzó sin disparar un tiro, sin romper un cristal, sin quemar un solo coche.

Si Weber define el carisma como una serie de cualidades extraordinarias de una persona concreta dadas por la sociedad, creo que podemos afirmar sin ninguna duda que Salvador Allende fue uno de los personajes más carismáticos de la historia de Chile.

2. Los Comités de Unidad Popular (CUP)

Desde sus inicios, la izquierda chilena había tomado como tradición utilizar cada cita electoral como un instrumento de agitación y movilización de masas, así como la oportunidad perfecta para poner en marcha cierta pedagogía política. Esto se explica, si entendemos que los votantes tradicionales de los partidos de izquierdas pertenecían mayoritariamente a la clase trabajadora, que tenían una visión muy negativa de la clase política. Además, es importante destacar el escaso nivel cultural que imperaba entre los estratos más bajos de la población. Por ello, los actos políticos de los partidos de izquierdas estuvieron siempre encaminados hacia la educación política, en un intento por convencer a la ciudadanía de que aquellos partidos de izquierda iban a ser los encargados de defender sus intereses.

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Por estos motivos, antes incluso de designar un candidato presidencial, la UP presentó un documento denominado “Acuerdo sobre Conducción y Estilo de la Campaña” en el que se definían esas dos funciones que antes comentábamos, así como otro elemento determinante: la preocupación por las demandas cotidianas de la población

“Partiendo desde las necesidades concretas e inmediatas de las mayorías hay que imprimir a sus luchas un sentido más general, hasta llegar a articularse con los grandes objetivos del programa”

“Contra las máquinas publicitarias y propagandísticas de las candidaturas reaccionarias, el Movimiento Popular dará la batalla y en el terreno de la lucha social y de los problemas concretos”

De esta preocupación por acercar la vida política a la población, nacen lo que se conocerían como Comités de Unidad Popular (CUP): organismos de base, coordinados por un Comando Político a nivel nacional, en el que estarían representados los seis partidos que integraban la coalición, y que significaban un importante cambio en la organización de las campañas respecto a anteriores citas electorales.

Según el documento “Conducción y estilo de campaña” , el papel de los CUP podía resumirse en cuatro fases.

La primera, destinada a la captación del voto. Los CUP eran los principales encargados de expandir el mensaje de la UP por todo Chile, a través de la propaganda y los actos de partido.

La segunda fase consistía en acercarse e insertarse en los núcleos de las luchas sociales. La forma más efectiva de conocer el sentir general de un pueblo es acercarse a su vida diaria, a sus problemas cotidianos. Sin embargo, articular esta tarea desde un centro de operaciones es algo que solo fue posible a partir de los años 90 con la mejora de las comunicaciones. En 1970 era necesario que el partido tuviera “sedes” en cada ciudad del país, y que cada una recogiera las necesidades y los anhelos de la ciudadanía de primera mano. Era una forma muy útil y económicamente muy barata, de acercarse a las necesidades y preocupaciones del pueblo, pero al mismo tiempo de tenerlas controladas.

Hemos de tener en cuenta que, actualmente, un político cuenta con un sin fin de recursos para conocer la opinión de la ciudadanía. Constantemente somos bombardeados con datos sobre la opinión general de la población: una encuesta del CIS sobre las mayores preocupaciones de los españoles, otra sobre cómo quedaría configurado el Congreso si se realizaran elecciones hoy, o incluso una en la que se ponemos nota a nuestros políticos. Eso, sin contar con las redes sociales, de las que cada día hacen más uso los políticos e instituciones, no siempre con demasiado acierto. Así, a la hora de realizar una campaña electoral, los partidos cuentan con una información completamente detallada sobre nuestro país. Con dos o tres golpes de ratón cualquiera puede tener

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en un par de horas encima de su mesa una completa radiografía de la sociedad española (y de la chilena, porque este es un hecho cada vez más extendido)Pero en 1970 realizar una encuesta era caro, difícil y prácticamente imposible. Las muestras que se realizaban no podían ser representativas del completo de la sociedad porque las personas con acceso a medios de comunicación como el teléfono, eran las de mayor poder adquisitivo, y que, generalmente, tienen a tener una ideología más cercana a los partidos de derechas. Los CUP debían ser la cabeza visible de cada lucha social, sectorial y sindical. Sólo de esa manera la UP podía generar una sensación de cercanía con los ciudadanos.

La tercera fase debía centrarse en erigir a los CUP como expresión del poder popular durante la campaña, era una extensión lógica de la segunda fase. Debían ser la voz del pueblo. La forma de hacer llegar sus protestas y peticiones hasta la cúpula del partido.

Y, por último, la cuarta fase, en la que se convertirían en elementos de dinamización y dirección local. Una vez conocidas las protestas de la clase obrera estas peticiones no podía caer en saco roto. Los CUP debían ser los encargados de poner en marcha iniciativas que dinamizaran la vida en las ciudades o los pueblos en los que estuvieran instalados.Por todo esto podemos decir que los CUP fueron los principales instrumentos de movilización de masas en la campaña de 1970. Y serán esos movimientos de masas, encabezados por Allende pero agilizados por los CUP los que expliquen en parte el siguiente paso: la revolución sin ruptura, la via chilena al socialismo.

3. “Revolución con olor a vino y empanadas”: la vía chilena al socialismo

Si hay algo que realmente hizo diferente la candidatura de Salvador Allende a la presidencia de otras con sus mismos ideales, fue sin duda la elección de la vía pacífica.

La Unidad Popular se enfrenta a un enorme dilema en el inicio de la campaña. Al igual que sucedía con los CUP, de los que se desconocía cual sería su papel tras las elecciones, la UP tampoco tenía demasiado claro cual iba a ser la senda a tomar. En el documento oficial, “Acuerdo sobre Conducción y Estilo de la Campaña”, no se dejaba nada claro cuál sería la forma de cambio escogida. Si bien estaba claro que era necesaria una transformación, era difícil llegar a un acuerdo si recordamos que la Unidad Popular agrupaba a partidos de ideologías semejantes pero nunca iguales. Además, en parte, la ambigüedad del documento en cuanto al rumbo a seguir tras las elecciones, le daba a la UP un margen de maniobra mucho mayor, y permitía que se acercaran a ella votantes con una ideología más cercana al centro.

Sin embargo, conforme van pasando los meses la carrera por la presidencia se hace más dura. La derecha de Alessandri pone en marcha lo que se conoce con el nombre de “Campaña del Terror”. Financiados, como ya pasara en las elecciones de 1952, por los Estados Unidos de América, los medios de comunicación tradicionales, es decir, los periódicos, pusieron en marcha una durísima campaña de acoso y derribo a la candidatura de Allende. La razón de este hábil movimiento, era desestabilizar al candidato, alertando a la población de que, si un presidente marxista llegaba al gobierno se instalaría en el país un cruel régimen comunista dictatorial. (1970. recuerdos de una campaña del terror)

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No se escatimaron recursos para sembrar el odio y el miedo en la población. Se publicaron numerosos estudios y abundantes documentos fotográficos, en los que se ponían de relieve los atropellos a las libertades y a los derechos humanos cometidos en otros países con regímenes marxistas. Los mejores ejemplos los aportó la denuncia de Krushev a los crímenes de Stalin, con la muerte de millones de campesinos y el juicio y asesinato de antiguos dirigentes comunistas. No se quedaban atrás tampoco las fotografías de las ejecuciones de policías y militares cubanos contrarios a la revolución castrista. Y, por supuesto, no faltaron las referencias a las vejaciones de intelectuales y antiguos políticos durante la revolución cultural de Mao Zedong en China.

Los recursos publicitarios fueron numerosos y variados. Desde panfletos en los que se podía ver a una mujer llorando, mientras le quitaban de los brazos a un niño junto a la frase “lo llevan para adoctrinarlo en Rusia”; hasta caricaturas de Allende reducido, a una esquina mientras dirigentes comunistas y un militar de uniforme soviético tomaban el control de una reunión de gobierno.

El propio Alessandri contribuyó a esa campaña del terror, cuando el 24 de mayo de 1970 decía durante un discurso en televisión

“No lograrán su intento los que pretenden someternos a esclavitudes que viven países que no quiero nombrar, porque Chile todavía conserva Fuerzas Armadas y Carabineros organizados que no permitirán que prevalezcan doctrinas criminales. Y en ese caso, impulsados por el patriotismo deberían sencillamente salvarnos para defender la libertad que tanto queremos”

Además, conocedores de la fuerte campaña que la UP estaban llevando a cabo para persuadir a jóvenes y mujeres, la prensa de derecha lanzó varios mensajes destinados a estos dos grupos

“¿Ud. imaginó alguna vez tanques soviéticos frente a la Moneda?. Bueno...En Checoslovaquia tampoco lo imaginaban. Y los tanques soviéticos llegaron, aplastando todas las libertades…¡Rechacemos el comunismo y a los incapaces de detenerlo! Fue un mensaje de Chile Joven”

“Mujer chilena: ¿aceptaría usted que sus hijos tengan una metralleta en lugar de un silabario? Eso es lo que le espera si triunfa el comunismo ¡Rechacemos el comunismo y a los incapaces de detenerlo!. Fue un mensaje de Mujeres de Chile”

Por eso, dada la fuerza de la campaña de desgaste impulsada por la derecha, la UP se vio obligada a tomar un camino claro.De esta forma surge el concepto de “la revolución con olor a vino y empanadas”.

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Los chilenos han sido siempre un pueblo muy orgulloso de sus tradiciones y su identidad. Por ello, era necesario eliminar el miedo a que la Cuba de Fidel de alguna manera colonizara el país,haciéndola una extensión de su Estado Comunista. Dado que no hay nada más típico que una empanada y un buen vino, la campaña de Salvador Allende tomó este lema para reafirmar aún más si cabe su intención de llevar a cabo una transición al socialismo de manera rápida y drástica, pero al mismo tiempo sin descuidar ni abandonar los valores populares.

Si buscamos la gran diferencia entre el Gobierno de Allende de la Cuba castrista es la llegada al poder del primero por la vía pacífica. Si bien la revolución tuvo lugar, y durante los tres años que duró su gobierno Allende impulsó importantes reformas en todos los ámbitos, nunca llegó a abandonar su idea de una vía pacífica y chilena hacia el socialismo.

4. La Estrategia de Comunicación

Actualmente, el ser humano tiene a su disposición infinidad de posibilidades a través de las cuales comunicarse y compartir ideas. El progreso de las telecomunicaciones ha hecho del mundo una pequeña aldea, en la que, si queremos, podemos hablar, enviar documentos y transferir dinero a cualquier parte del mundo en apenas unos segundos.

Sin embargo, en Chile en el año 70, la realidad era muy distinta. No sólo no existía internet, sino que apenas había teléfonos ni, por supuesto, televisiones en los hogares. Por ello, las estrategias de comunicación que hoy conocemos se quedan inmensamente cortas para transmitir una idea política.

El trabajo de la campaña de 1970 empieza con los CUP, pero no se reduce únicamente a eso. Durante el tiempo que Salvador Allende se postuló para presidente hizo innumerables viajes a diferentes puntos de Chile. Si algo hizo que esta campaña pasara a la historia fue el enorme afán de la Unidad Popular por llevar a cada rincón del país la idea de que un mundo distinto, en el que el pueblo fuera escuchado, era posible. El mensaje debía viajar de ciudad en ciudad, de calle en calle, de puerta a puerta. El propio Salvador Allende tenía cierta tendencia a pararse a charlar en cualquier sitio, aun cuando sólo fueran cuatro personas en un establo.

Pero, además, era imprescindible una comunicación de masas. Los actos públicos eran multitudinario. Todo el mundo quería formar parte del cambio y escuchar al “compañero Allende”.En estos actos empieza a tener un papel principal el mundo de la cultura. Encabezado por Pablo Neruda, que se había retirado de la carrera por la presidencia en favor de Allende, fueron muchísimo los actores, pintores, músicos y escritores que se sumaron con entusiasmo al nuevo movimiento popular.

Uno de los movimientos más destacado fue la música. Grupos como Quilapayun, Inti-Illimani o el cantautor Victor Jara fueron responsables de darle vida a las canciones reivindicativas que se tocaban en todos los actos y que se convirtieron en himnos por la lucha de la clase trabajadora.

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Me gustaría destacar es un tema en concreto que incluye el mensaje principal de la campaña de Allende. “Venceremos” fue el himno de la Unidad Popular, escrita por Claudio Iturra y compuesta por Sergio Ortega, se popularizó gracias a los ya citados Quilapayun e Inti-IllimaniLa canción tiene dos versiones. La original, y una versión creada por Victor Jara para la campaña del año 70.

Ambas letras caminan por la misma senda. El mensaje principal es claro y sencillo: Venceremos. Una palabra como esa, en voz activa, utilizada en primera persona del plural, logra un mensaje inclusivo. Todo aquel que lo canta, se siente parte de él.

Son himnos de ritmos que permiten caminar y cantar al mismo tiempo. De alguna manera, se busca incitar al movimiento, a avanzar hacia delante. Además, están compuestos en modo Mayor, lo que les da vitalidad y alegría. Son, en cualquier caso, canciones fáciles de memorizar para todo el mundo. E incluso podría decirse, que más que cantar, son canciones para ser gritadas, pues no requieren de una gran afinación.

Será en las letras donde encontremos las diferencias. La primera versión es más general. Habla de la lucha de la clase obrera en cualquier circunstancia. Frases como “Desde el hondo crisol de la Patria se levanta el clamor popular” nos hacen pensar en una multitud, compuesta por las clases populares, que se alza contra la opresión. Otras como “Enfrentemos primero a la muerte traicionar a la Patria...¡jamás!”habla del gran sentimiento patriótico que tiene el pueblo de Chile. Y, como último ejemplo el verso que dice “todos juntos seremos las historia” transmite de nuevo el mensaje de unidad e integración.La segunda versión, en cambio, habla de un momento concreto. En este caso es necesario que aparezcan de manera reiterada los nombres, tanto de la Unidad Popular, como del candidato, Salvador Allende.

“Rosa ardiente de nuestra banderala mujer ya se ha unido al clamorla Unidad Popular vencedora¡Será tumba del yanqui opresor!”

En esta estrofa, por ejemplo, se lanza un mensaje claro hacia las mujeres. Dado que junto con los jóvenes fueron el nicho de votos más disputado, el himno de la UP debía hacer una claro guiño hacia ellas. Además, la segunda parte de la estrofa, tiene dos misiones distintas: la primera, denunciar las maniobras de presión que llevó a cabo la CIA para impedir que Salvador Allende fuera nombrado presidente; y la segunda fijar un enemigo común.

“Si la justa victoria de Allendela derecha quisiera ignorartodo el pueblo resuelto y valientecomo un hombre se levantará”

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En esta estrofa encontramos una clara advertencia hacia el Partido Nacional. De alguna manera se insta a la gente a que, de producirse un fraude electoral, salga a la calle a protestar y no permanezca indiferente ante tal atropello.

Versión original

Desde el hondo crisol de la Patriase levanta el clamor popularya se anuncia la nueva alboradatodo Chile comienza a cantar

Recordando al soldado valientecuyo ejemplo lo hiciera inmortalenfrentemos primero a la muertetraicionar a la Patria...¡jamás!

¡Venceremos! ¡Venceremos!mil cadenas habrá que romper¡Venceremos! ¡Venceremos!al fascismo sabremos vencer (bis)

Campesinos, soldados y obrerosla mujer de la Patria tambiénestudiantes, empleados, mineros¡cumpliremos con nuestro deber!

Sembraremos las tierras de gloria

Versión de la campaña presidencial de 1970

Aquí va todo el pueblo de Chileaquí va la Unidad Popularcampesino, estudiante y obrerocompañeros de nuestro cantar

Rosa ardiente de nuestra banderala mujer ya se ha unido al clamorla Unidad Popular vencedora¡Será tumba del yanqui opresor!

¡Venceremos! ¡Venceremos!con Allende en septiembre a vencer¡Venceremos! ¡Venceremos!la Unidad Popular al poder (bis)

Con la fuerza que surge del pueblouna Patria mejor hay que hacera golpear todos juntos y unidos¡Al poder! ¡Al poder! ¡Al poder!

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¡Socialista será el porvenir!todos juntos seremos la historia¡A cumplir! ¡A cumplir! ¡A cumplir!

Si la justa victoria de Allendela derecha quisiera ignorartodo el pueblo resuelto y valientecomo un hombre se levantará

Otro de los recursos utilizados con más frecuencia fueron los murales de las Brigadas Ramona Parra(BRP). Estas brigadas eran grupos, en principio no profesionales, que utilizaban las paredes para transmitir mensajes políticos o sociales.Para entender este movimiento es importante saber que, en 1970 los periódicos estaban de forma mayoritaria en manos de la derecha, por lo que los muros pasaron a convertirse en la forma de dar los titulares que no aparecían en los medios impresos. Así, cuando se inició la campaña prácticamente no había un muro donde no hubiera pintado algo pro Allende. El logotipo oficial era un anagrama de la frase “vota por Allende”. Una especie de A mayúscula, que extendía hacia arriba el recorrido de las dos diagonales, formando una V en la parte superior, una X en su conjunto y una A en la parte inferior.

Con el paso del tiempo, los murales de las brigadas se fueron profesionalizando cada vez más. Ya no solo eran una forma de comunicación, sino también un tipo de expresión artística. Dado que la finalidad era transmitir un mensaje, los murales estaban situados en zonas estratégicas, como plazas emblemáticas o comunas marginales. Y, además, con el tiempo empiezan a desarrollar una iconografía propia que incluye elementos como la espiga, el puño, la estrella, las aves y los trabajadores, y que permiten que sea reconocible casi en cualquier sitio.

Los medios de comunicación

Aunque ya hemos hablado brevemente de los medios de comunicación y la dinámica que seguían en el Chile de 1970, no quisiera dar por cerrado este tema sin hacer un rápido repaso a la situación del periodismo en aquella época.

Como ya hemos comentado, la mayoría de los medios se encontraban en manos de las clases sociales con más recursos económicos, y que tradicionalmente han estado siempre vinculadas a la ideología de derechas. Es llamativo comprobar que Salvador Allende llegó al poder sin contar prácticamente con ningún apoyo por parte de los medios tradicionales.Los diarios que lo apoyaban, El Siglo, del Partido Comunista, y Noticias de Última Hora, que se encontraba bajo la influencia Socialista, además de revistas como Punto Final y publicaciones provinciales, circulaban en una proporción menor al 10% con respecto al resto de medios. En un Chile en construcción, en el que se estaban fraguando enormes cambios sociales, fue un grave error, desde mi punto de vista, no intentar ejercer mayor influencia dentro de los medios de comunicación. Si acaso, el único que mostró cierta preocupación por este tema fue el Partido Comunista,

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En cuanto a los medios de tendencia opuesta la prensa escrita y la radiodifusión estaban dominados por diez grupos cuasi monopolísticos1. El Mercurio/ Lord Cochrane 2. Empresa Editora Zig Zag3. Radio Minería4. Radio Portales5.Consorcio Periodístico de Chile COPESA6. Compañía Chilena de Comunicaciones 7. Emisora Presidente Balmaceda8. Sociedad Periodística del Sur SOPESUR9. Sociedad Nacional de Agricultura10. Radioemisoras Unidas

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El Plebiscito de 1988: la Campaña del No

El 5 de Diciembre se celebró en Chile un plebiscito nacional, en el que el país debía decidir, democráticamente, si quería, o no, que el General Augusto Pinochet, continuara en el poder.Tras quince años de dictadura, Pinochet necesitaba legitimar su gobierno de cara a la comunidad internacional, dadas las presiones de la misma. Por ello, el Gobierno se ve obligado a convocar un plebiscito, en el que la ciudadanía votaría Si o No a la continuidad de Pinochet en la presidencia.

Nos ha parecido interesante analizar esta campaña porque, a pesar de no estar destinada a unas elecciones presidenciales, porque marca un antes y un después en la historia de Chile, dado que supone un cambio fundamental en su forma institucional, al pasar de una dictadura a la Democracia. No se me ocurre un cambio mayor que ese.

Como rápido apunte histórico, hay que señalar que Chile se encontraba en uno de sus mejores momentos económicos. El país crecía a un ritmo del 7%, bajaba el desempleo, se inaugurabann viviendas sociales y, gracias a la bonanza económica, se rebajaba el IVA del 20% al 16%. Además, un mes antes de la celebración del plebiscito, se había decretado el fin del exilio en el país.

Para analizar esta campaña electoral, nos ha parecido oportuno contar con el soporte digital de la película “No”, dirigida por el director chileno Pablo Larraín y protagonizada por Gael García Bernal, que encarna al publicista que le da cuerpo a la campaña del No.

En un primer momento la iniciativa del plebiscito despierta sensaciones encontradas. Los partidos de izquierdas no confían ni en poder ganar en las urnas ni en que el gobierno vaya a reconocer su derrota en caso de suceder. Además, como ya hemos señalado, el país viene de sufrir quince años de dictadura en los que el miedo ha calado muy hondo en las personas contrarias al régimen. Los que no fueron asesinados durante el Golpe de Estado o los años sucesivos, escaparon hacia el exilio, y muy pocos se atreven a volver.

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En cuanto al electorado, los más jóvenes creen que la elección está “amañada”, y los más mayores, tienen miedo de lo que pueda pasar si el régimen es derrocado. Esto se entiende si explicamos que, durante el Gobierno de Allende la economía chilena cayó en picado, y fue uno de los factores que provocaron un enorme malestar social que acabaría con el Golpe de Estado de 1973. Así, la simple idea de que un conglomerado de partidos de centro izquierda pueda volver al Gobierno les llena de miedo.

Una de las mejores decisiones que se tomaron durante esa campaña fue unir las fuerzas de todos los partidos democráticos en un solo movimiento. No era aquel momento de disputas partidistas. Para poder gobernar primero era necesario lograr la democracia.

Durante 27 días, ambas facciones dispondrían de una franja televisiva de 15 minutos en la que debian tratar de convencer a la población de que su opción era la más correcta.

Esta medida, aparentemente ecuánime, escondía una pequeña trampa, de la que ambas partes eran conscientes.En Chile, como en todas partes, los grandes medios de comunicación, están y estaban en manos de las grandes fortunas. Gente que, gracias al régimen, había visto crecer su riqueza y protegidos sus intereses. Por lo tanto, no era una lucha totalmente justa. Si el No contaba con sus 15 minutos legales, el Sí tenía sus 15 minutos y el resto del día.

Tal y como se aprecia en la película, en un primer momento la facción del No comete un error a la hora de diseñar su campaña. Si bien es cierto que los creadores de la misma eran un nutrido grupo de expertos en comunicación política, les faltaba un soplo de aire fresco, una forma distinta de comunicar y de llegar a la gente. Y, para ello, la mejor forma era el lenguaje publicitario, claro y sencillo, que se utilizaba en la televisión. Si un anuncio sirve para poder vender más detergente ¿por qué no iba a servir para vender una idea política?En el film vemos un momento de gran tensión cuando el publicista desprecia la campaña inicial del No. Los comunicadores de los partidos quieren transmitir, ante todo, el terror y el sufrimiento que ha desencadenado la dictadura y el posterior régimen. Sin embargo, el odio y las ganas de reivindicar los atropellos sufridos, les hace cometer un grave error: el mensaje de miedo y terror frente al monstruo que ellos ven en el Régimen, no es el adecuado para despertar en la población las ganas de acudir a las urnas.Aunque era necesario que la población conociera los horrores de la dictadura, el vídeo presentaba una imagen visualmente desagradable, llena de policía y disturbios en las calles. Ese mensaje, si bien podría haber servido para provocar una campaña del miedo, no iba a llegar de forma adecuada a la población chilena. Es, bajo mi punto de vista, poco hábil a nivel comunicacional lanzar una campaña destinada a sembrar el pánico hacia un pueblo que ya está aterrorizado. Los ciudadanos contrarios al régimen, con un ideario de izquierdas, o simplemente defensores de la democracia, son conscientes de que por mucho que el Régimen militar haya intentado disfrazarse de gobierno democrático, en realidad cualquier idea que se separe de las líneas marcadas, será reprimida y muy probablemente eliminada.

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Por otro lado, aquellos a los que la política no les interesa, que no se sienten identificados con ningún partido ni con el gobierno militar, simplemente prefieren callar. En esa situación, cuanto menos sepas, menos oigas, y menos preguntes mejor. Era más fácil agachar las orejas esperando tiempos mejores que salir a la calle a protestar por un Chile más libre. Además, no podemos olvidar que el Golpe de Estado de 1973 contó no solo con el apoyo de una parte de la población, fundamentalmente de clase media alta, que vio en el Golpe Militar la posibilidad de restaurar el orden social y económico en el país; sino también con el silencio de una gran mayoría, formada por las clases medias, que habían visto como durante los años del gobierno de la Unidad Popular su forma de vida iba empeorando cada día más.

Cuando el 11 de septiembre de 1973 Augusto Pinochet saca al ejército a la calle, bombardea el palacio presidencial de La Moneda, y el ejército mata al presidente democráticamente elegido, Salvador Allende, mientras toman el control del país, la población chilena se encuentra sumamente polarizada.

Por un lado, como ya hemos explicado, un sector de la población, que gozaba de una buena posición social y económica, y que quería ver el fin del Gobierno de la UP, no solo por cuestiones ideológicas, sino porque estaba afectando al funcionamiento de sus negocios. Por otro lado, y como completa contraposición, un grupo de personas con fuertes convicciones políticas, que seguían esperan el triunfo de un gobierno socialista porque creían firmemente en él, y cuyo mejor argumento durante los últimos meses del gobierno fue “resistir”. Esperar que, de alguna manera, la ideología salvara a un gobierno que se tambaleaba, que caía por su propio peso, plagado de disputas internas, y sobre el que estaban ejerciendo una gran presión actores internacionales como Estados Unidos, con un bloqueo comercial que dificultaba el abastecimiento.

Pero en el medio de esos dos bandos enfrentados, opuestos como los polos de un imán, había una enorme clase media que había visto como poco a poco debajaba de haber comida en los almacenes. Las universidades permanecían cerradas día sí y día también, las empresas estaban en huelga, y los trabajadores se veían obligados a hacer lo que se conoce como “ollas comunes” para poder alimentar a sus familias. El país se encontraba prácticamente paralizado. Era tal la escasez, que la gente solía quejarse porque, aunque el dinero seguía circulando, no servía para nada, porque no había nada que comprar, así que los billetes poco más que servían para utilizarlos como papel higiénico.Con lo cual, esa clase media, asediada por las difíciles condiciones de vida, se vio obligada a tomar una decisión cuando las tropas tomaron las calles: o guardaban silencio, o eran aplastados por la Dictadura. No se puede decir que hubiera indiferencia ante la situación, de hecho Chile era en el año 73 un país tremendamente politizado: las disputas se vivían en la calle, entre los amigos, en el día a día. Pero también es verdad que, llegado el momento, la supervivencia se impone a las ideologías.

Con todo esto, podemos decir que la campaña se articuló en dos direcciones. La primera, conseguir un mensaje que convenciera tanto a la población joven como a los más mayores. Y la segunda, movilizar a un país indeciso y asustado por las posibles consecuencias de un cambio tan radical.

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Análisis de la Campaña

El logo escogido por el No fue visualmente simple pero con un enorme significado. Además de la palabra No en mayúsculas y en negro con un fondo blanco, aparecía detrás un arcoiris. Si bien en europa identificamos este símbolo con la lucha del colectivo gay, en este caso lo que se quiso transmitir era una sensación de unidad. En el arcoíris caben todos los colores así como en el no cabían todos los partidos, todas las ideas y, por ende, todos los chilenos. El mensaje debía ser, ante todo, inclusivo. No podía dejar fuera mas que al General Augusto Pinochet, y por ello se hizo mucho hincapié en el concepto de “democracia participativa”.

En lo que se refiere al mensaje televisivo, el arcoíris también tiene un papel importante. Mientras suena de fondo la melodía pegadiza y alegre que daría brillo al principal spot, va apareciendo el arcoíris. De manera progresiva comienza a tomar cuerpo, como si los colores, amarillo, naranja, rojo, rosa, azul y verde, fueran uniéndose poco a poco, formando un frente común para luchar y decir no. Bajo mi punto de vista es una representación de cómo se van conformando movimientos sociales como el rechazo a una dictadura: al principio es la iniciativa de unos pocos, que progresivamente va ganando fuerza y adeptos, hasta convertirse en una gran marea, capaz de arrasar con los obstáculos que le ponga el poder por delante.

Tras el logo, lo siguiente que vemos es al presentador de televisión, Patricio Bañados: periodista, locutor de radio, y una de las caras más visibles de la campaña del No. Bañados tenía por entonces 53 años, y ante la pantalla daba una sensación de seguridad y confianza. Creo que el hecho de que fuera un periodista conocido, con una gran reputación y que había tenido cierto reconocimiento en el extranjero, llegando a trabajar en medios como la BBC en Londres, daba una imagen de solidez a la campaña. Bañados proyectaba hacia la población situada en una franja de edad superior a los cincuenta años, la idea de que el movimiento no estaba comandado por jóvenes violentos y peligrosos. Como ya hemos comentado antes, el mayor miedo de la población mayor era la vuelta al pasado, y para demostrar que no se trataba de un grupo radical, con ideas políticas extremas, la campaña del No necesitaba transmitir una sensación de solidez, confianza y sobriedad.

Bajo mi punto de vista, uno de los grandes aciertos de este programa de comunicación fue la capacidad de vascular, sin perder el equilibrio, entre la serenidad que otorga la experiencia, y la fuerza y el empuje que aportan la juventud. Hemos de recordar siempre que el mensaje debía llegar

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a un público muy diverso.

Bañados, además, posa la atención sobre un punto que, en mi opinión, resulta de vital importancia, y es la inexistencia de una televisión libre. Un medio de masas que no dependa del régimen, y que respete el derecho a saber de los ciudadanos. Muchas veces no somos conscientes de que existe un problema hasta que alguien nos hace fijarnos en él. Y deben ser los periodistas los encargados de señalar estos conflictos que normalmente pasan desapercibidos entre el fragor de lo cotidiano. Por ello cuando Bañados dice “quince minutos en quince años no es mucho”, haciendo referencia a que durante la dictadura no ha habido posibilidad de expresar un pensamiento distinto al oficial, en el fondo lo que busca es despertar en la conciencia de la gente que, aunque sea de manera inconsciente, el gobierno de Augusto Pinochet los había sumido en una ignorancia mediática que le beneficiaba.

Sin embargo, la desregulación de las televisiones, la posibilidad de que cada vez hubieran más canales de televisión privada, fue una jugada que al Gobierno le salió mal. En un primer momento, contaba con que esos medios darían la información sesgada según los intereses del dueño de la cadena. Sin embargo, su simple existencia, acercaba un poco más la posibilidad de que surgieran núcleos de resistencia ideológica. Al fin y al cabo, el interés final del director de una cadena es que la gente vea su canal, y si para ello es necesario emitir programación que no vaya muy acorde a su ideología política, no importa.

En cualquier caso, si observamos el anuncio principal de la campaña del No encontramos multitud de imágenes, y todas con un significado que puede pasar desapercibido. Por ello, creo que es de un gran interés analizarlo con detalle.Sin embargo, antes me gustaría señalar que es preciso entender el spot como un conjunto. La letra y las imágenes caminan de la mano para proyectar una idea muy concreta: “Chile, la alegría ya viene”.Dado que la letra la analizaremos más adelante, nos centraremos primero en las imágenes.

Lo primero que vemos es un hombre que viene caminando. Debe tener unos treinta años. Es joven, pero no es un niño. Viene caminando, sonriendo, en una calle cuesta abajo, por lo que apenas se ve lo que hay detrás, pero sí que tiene un camino que recorrer. Semióticamente, podemos inferir que esto pretende significar una negativa a mirar al pasado, a centrarse en caminar hacia delante. La vestimenta también es importante. El hombre lleva vaqueros, camisa blanca y americana oscura. Al igual que la imagen de un presentador maduro y serio, el hecho de que lo primero que aparezca sea un hombre vestido correctamente, con elegancia, pero sin resultar antiguo, quiere transmitir la sensación de prosperidad. El movimiento no es un juego de niños. Además, da una imagen de persona de éxito, pero sin llegar a la opulencia, que es lo que se habría logrado si hubiera aparecido un hombre vestido con traje. Algo así recordaría a un mundo tradicional y conservador, lo que habría dejado fuera del mensaje a las clases bajas y medias de la población, que, en realidad, eran los sectores de la población que más se decantaban por el no.El siguiente fotograma es el montaje de un escenario. Algo se está construyendo, el país se está levantando. Se encienden las luces y todo empieza a rodar.

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A continuación, la imagen de una chica también joven sonriendo trae la alegría al primer plano. Por si eso no fuera suficiente, viene acompañada de unas flores que nos recuerda a la primavera, el florecer de un mundo distinto, de un nuevo comienzo para el país. Y no podemos olvidar que el plebiscito se celebraba en octubre, cuando en el hemisferio sur es primavera.

Otro de los momentos que llaman mucho la atención es cuando se repite la frase “Chile, la alegría ya viene”. Porque justo cuando la canción dice “Chile”, aparece un fotograma se puede ver a dos hombres en un establo, con un caballo. Uno de ellos lleva puesta lo que en Chile se conoce como “chupalla”: un sombrero de paja, de forma redonda, y que suele llevar una cinta con los colores de la bandera de chile, rojo blanco y azul. Estos fotogramas son claves porque logran transmitir el mensaje de que, aunque se está preparando un gran cambio, Chile va a seguir siendo Chile. Va a mantener sus señas de identidad. Y no hay nada más típico que una chupalla. En el fondo, no es un concepto muy distinto al de “la revolución con vino y empanadas” que se utilizó en las elecciones de 1970.

Podemos ver a través de una ventana a un anciano caminando, que nos muestra que el cambio es para todos. La alegría es para todos. Chile es para todos.

Hay una parte del video que desde el principio me causó cierto desconcierto, y es cuando aparece un joven, con una vestimenta muy llamativa, bailando sobre una especie de puente. Pero después de meditarlo y verlo varias veces, escuchando la música y asimilando todo como un conjunto, entiendo que lo que intentan es demostrar que el país que buscan construir es un lugar donde uno es libre de expresar lo que sienta de la manera que quiera, y donde nadie sienta miedo de mostrarse como es, aunque no case con las formas tradicionales. La clave para entenderlo me la dio la música. La primera estrofa dice “Porque digan lo que digan, yo soy libre de pensar”.

Lo cierto es que la libertad es uno de los conceptos que más se reflejan a lo largo de la campaña .Además, la imagen del joven en el puente, recuerda a los bailarines americanos de los 60 y 70, con calentadores y mallas, e implican una imagen de progreso. O, quizá no tanto de progreso, sino que establecen una comparación con Norte América, un silogismo en el que, si Chile se parece a Estados Unidos, y EEUU se ha visto siempre como un referente en cuanto a progreso, democracia y con unas importantes connotaciones positivas, entonces el país está caminando hacia un modelo de éxito como el norteamericano.Gran parte del anuncio camina en esa dirección, pues aparece en varias ocasiones referentes a una típica vida americana. El spot, como le recriminan en la película al publicista que interpreta Bernal, está lleno de niños rubios, que bailan y cantan, cuando el chileno medio es bastante bajito, de piel más bien oscura y pelo negro. Con todo, el anuncio bajo mi punto de vista no transmite una sensación de falsedad.

Dos imágenes que me llamaron también la atención, a pesar de ser clips muy breves, son dos protagonizados por mujeres. En el primero, una chica abre una ventana mientras aún llueve pero empieza a salir el sol. De nuevo la idea de que tras la tormenta, debe llegar un período de calma, pero al mismo tiempo lleno de luz. Y el segundo es otra mujer joven que parece secarse las lágrimas de los ojos. Esta parte en concreto y de forma individual podría no transmitir nada, pero si escuchamos la canción en ese momento dice “Hasta cuando ya de abusos, es el tiempo de cambiar.

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Porque basta de miseria, vamos a decir que No”. Con un toque optimista, gracias a la iluminación cálida de la imagen, la sonrisa final de la chica, y el final de la frase, se logra hablar de los horrores de una dictadura, sin necesidad de nombrarlos directamente.

El siguiente clip a destacar es uno en el que aparecen varios jinetes que se van pasando una bandera chilena. Montados en sus caballos, vestidos de campesinos, o “huasos”, nombre que se le da a la persona que vive en el centro o el sur del país, y que se dedica fundamentalmente a la agricultura o la ganadería Así, representan que el cambio va a transformar todo el país, porque viaja de Norte a Sur. A esa idea también contribuye la imagen de un muro de ladrillos cayendo. No podemos olvidar que este animal es un símbolo de fuerza, casta, coraje. La imagen de los jinetes es importante, no solo porque en son muy valorados y están muy enraizados en la cultura popular, sino que, además, el caballo no camina hacia atrás, va siempre hacia delante, y sortea los obstáculos que sean necesarios para llegar a su objetivo.

Después aparece en pantalla un taxista. Aquí vuelve a exponerse la idea de libertad, aunque de manera algo más sutil. El taxista hace un gesto negativo con el dedo índice, acompañando al movimiento del limpiaparabrisas. Pero el cartel que señala si el taxi está libre u ocupado, está mostrando la opción de libre, y la en canción suena “yo lo canto sin temor”.

Seguidamente hay dos momentos bastante graciosos dentro del anuncio. Se busca la risa discreta, complice con el espectador, en el que se trata de ridiculizar sutilmente a la dictadura y a Augusto Pinochet. En la primera, a un hombre disfrazado de Rey le quitan la corona dándole una colleja. Se puede entender que es fácil quitarle la corona a un rey, o el poder a un dictador, porque está tan ocupado en ser rey que con un simple golpe es fácil hacerles caer. La otra parte es un hombre en una peluquería al que le han cortado el pelo como a Pinochet cuando aparece en el vídeo del Golpe de Estado de 1973, incluidas las gafas negras. Y, cuando se ve al espejo, dice que no con la cabeza.

Me gustaría destacar una última imagen. Casi al final del spot, aparecen dos hombres hablando en una cabina, cada uno a un lado. El de la izquierda va bien vestido, con un traje blanco impoluto. El de la derecha, en cambio es más informal, lleva vaqueros, una camiseta simple y una chaqueta de pana. De pronto, se dan cuenta de que se conocen, y se saludan como dos viejos amigos. Esa imagen tan binaria, tan simétrica, hace hincapié en la necesidad de que el país, dividido en dos, se reconcilie.

Como último apunte, creo que es importante hablar de las sensaciones que transmitía el anuncio. Si la franja del Sí optó por mostrar la idea de que, si desaparecía el Gobierno Militar, el país volvería a sumirse en el caos, la Concertación por el No procuró lanzar siempre mensajes positivos, como ya hemos visto. Si nos atenemos a los datos, podemos ver que en la franja del No, los contenidos positivos o “neutros” fueron un 80,7% del total, mientras que en la campaña por el Sí el porcentaje fue de un 61,9%.

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Con todo esto, después de haber desmenuzado el anuncio pieza a pieza, considero que es fundamental volver a la primera impresión. En la película podemos ver un Focus Group. Un grupo de personas que visualizan por primera vez el spot y tienen que describir qué les transmite, qué les ha hecho sentir. Y, en la mayoría de los casos, lo que sentían los espectadores era empatía. Este concepto es básico en la elaboración de la campaña porque la gente que iba a ver el spot necesitaba poder decir frente el televisor “ese podría ser yo”. Por eso, a lo largo del anuncio vemos infinidad de personajes distintos: mineros, campesinos, pescadores, médicos, familias, niños, mujeres, actores, bailarines, taxistas, etc. No es solo una forma de comunicar una idea política, es un método de legitimar el nuevo mundo que se buscaba construir. Todos debía sentir que tenía su espacio, su sitio, dentro de la nueva democracia.

Letra “Chile la alegría ya viene” Sintonía por el No

Chile, la alegría ya viene

Porque digan lo que digan yo soy libre de pensar.Porque siento que es la hora de ganar la libertad,Hasta cuando ya de abusos, es el tiempo de cambiar.Porque basta de miserias voy a decir que no.

Porque nace el arco iris después de la tempestad,Porque quiero que florezca mi manera de pensar,Porque sin la dictadura la alegría va a llegar,Porque pienso en el futuro voy a decir que no.

Vamos a decir que no, oh con la fuerza de mi voz,Vamos a decir que no, yo lo canto sin temor,Vamos a decir que no, vamos juntos a triunfar,Por la vida y por paz.

Terminemos con la muerte,Es la oportunidad de vencer la violencia,

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Con las armas de la paz.Porque creo que mi Patria necesita dignidad.Por un Chile para todos, vamos a decir que no.

Vamos a decir que no, oh con la fuerza de mi voz,Vamos a decir que no, yo lo canto sin temor,Vamos a decir que no, vamos juntos a triunfar,Por la vida y por la paz.

Chile, la alegría ya viene.

Los sub mensajes de la campaña

Durante los 27 días que duró la campaña, la coalición del No trató de llevar a la población diferentes mensajes que les impulsara, en primer lugar a acudir a las urnas, y en segundo lugar a votar por la caída del General Pinochet. Como ya hemos señalado antes, el punto más importante era el primero: eliminar de una sociedad asustada el miedo a la represión que podría suponer ir a votar el día del plebiscito. Y, a continuación, convencerlos de que la mejor opción era el final de la dictadura. Para eso se utilizaron multitud de argumentos, expuestos cada uno de diferente manera, pero siempre intentando transmitir sensación de confianza y seguridad. No podía parecer una propuesta exaltada ni radical, porque habría ahuyentado a los votantes.

En el primer programa el presentador, Patricio Bañados, del que ya hemos hablado anteriormente, hizo una reflexión sobre cómo debe ser un sistema democrático. Esto se debía a que el Gobierno Militar pretendía vender al candidato único, el General Augusto Pinochet como un convencido demócrata, que iba a llevar al país a la senda de la democracia. Por eso, una de las mejores cuñas publicitarias fue una en la que aparecían dos imágenes de Pinochet: la de la izquierda, vestido de militar, y la de la derecha, de civil. En ambas imágenes el Comandante en Jefe del ejército está dando un discurso, aunque con un tono totalmente distinto. La imagen de la derecha se va moviendo a través de la pantalla, mientras una voz en off repite: “no calza”. Con esta franja se pretendía demostrar que Pinochet era un demócrata de última hora, que lo que había dicho antes no era coherente con lo que decía en los meses previos al plebiscito, y que, si había prometido retirarse en 1989, ahora pretendía mantenerse en el poder hasta 1997.

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El anuncio dice “Ya no importa lo que diga. No hay chileno que le crea”. Era necesario convencer al pueblo de que su general les había mentido. Hay un momento en la película “No” en la que parece que la gente comienza a abrir los ojos ante este hecho, y es cuando el Consejo Nacional de Televisión, encargado de revisar los materiales de las dos facciones, veta una franja del No porque en ella aparece un juez hablando sobre la tortura, alegando que se rompe la separación de poderes entre el poder legislativo y el poder judicial. Cuando eso sucede, en la franja del No optan por un tono, no tanto de protesta, sino más bien de desacuerdo con la censura. A mi entender, es como si una madre, en vez de regañar a su hijo a gritos, le explicara de manera clara, delicada, pero al mismo tiempo firme, qué es lo que ha hecho mal. La franja de ese día empieza con el ya famoso logo del no, con el arcoíris y un fondo azul, en este caso, pero con la palabra “censura” escrita bajo el logotipo. Es curioso ver cómo la palabra censura está escrita en blanco sobre un fondo negro. Los colores sirven para expresar multitud de sensaciones, y el blanco y negro, acompañado de una palabra con grandes connotaciones negativas, hace que el mensaje sea mucho más fuerte. Los colores del arcoíris luchan contra el blanco y negro de la censura, de un gobierno que oprime y que no permite la libertad de expresión. Por si eso no fuera suficiente, Patricio Bañados habla en el inicio del programa de que, durante esos quince minutos, se ha hablado de lo bueno que es el debate político, de la necesidad de poder expresar ideas distintas, y de que no es necesaria la censura. Como digo, parece más un padre conciliador, que un padre que regaña a voz en grito.

Además, y como golpe final a esta situación, el programa de No-ticias que se emitía cada noche, se lanzó a la calle para preguntarle a los ciudadanos qué le había parecido que el gobierno censurara el programa por el No. Son muy llamativas las respuestas que da la gente de a pie:

“Estuvo mal, porque no dejaron mostrar lo que realmente pasó”,

“es un atropello, como sigue siendo un atropello todos los días…”

“Porque parece que el gobierno tiene miedo de que sepamos la verdad. No quiso que saliera el No”.

En esta última frase además, la mujer hace especial hincapié en decir “la verdad”. Del énfasis que pone en ese artículo “la” se puede inferir que, para ella, existen dos tipos de verdades: la real, y la verdad que vende el régimen en los medios de comunicación.

Gracias a esto podemos comprobar cómo el descontento de la sociedad va creciendo de forma gradual.En Chile el tema de la tortura es sumamente delicado. Después del Golpe de Estado del 73, muchos fueron los detenidos y desaparecidos, y la mayoría de ellos fueron interrogados bajo fuertes métodos de presión. Sobre todo aquellos que habían sido afiliados de algún partido de la Unidad Popular, que gobernó entre 1970 y 1973. Si uno pregunta entre la ciudadanía chilena, todos conocen al menos a una persona que fue arrestada sin motivo aparente, torturado en los cuarteles de carabineros y del ejército, o que simplemente desaparecieron. Por eso, el Sí comente un error garrafal de estrategia al censurar esa parte del vídeo. Si bien es cierto que no les favorecía para nada que se hablara de las torturas y los atropellos de los derechos humanos que se habían cometido

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durante la dictadura, el hecho de intentar tapar sus caras más oscuras, solo sirvió para que la gente pensara que de verdad tenía algo que esconder. Incluso los más adeptos al régimen, que habían permanecido ajenos a este horror, y que en su gran mayoría no eran conscientes de que se hubieran violado los derechos humanos, empezaron a sospechar que algo no olía bien dentro del Gobierno.

La sensación de que el dictador se encontraba cada vez más solo en su intento por conservar el poder era evidente. De hecho, en el inicio de la campaña, aparece un vídeo donde se informa de la reunión que tenía previsto designar a Pinochet candidato único para el Sí, y, mientras van apareciendo los capitanes y directores de las fuerzas de seguridad, el noticiero se encarga de dar a conocer las declaraciones que habían hecho apenas unas semanas antes.

Rodolfo Stange Oelckers, Director de Carabineros, 24 de agosto de 1988 en la Revista “Caras”

“La persona que ocupe el cargo de Presidente de la República no puede ser Comandante en Jefe de nada”

General Fernando Matthei, Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea. 13 de agosto de 1988 en la revista “La época”.

“ He leído el comunicado de la Conferencia Episcopal. Y creo que es muy interesante. Por supuesto que lo voy a tomar en cuenta para cuando nos tengamos que reunir. El idea sería un cambio de persona pero no un cambio de sistema”

Almirante José Merino Toribio Castro. Comandante en Jefe de la Armada. 10 de agosto de 1988, también en la revista “La Época”

“El candidato debe ser una persona joven, vigorosa, ojalá de unos 54 años de edad y civil. De raza caucásica o araucano, no importa. Como me gusta: de 1,72m y que pese unos 70 kg”

Escuchando las palabras de sus generales respecto a cuál sería el candidato ideal no se puede negar la evidencia: Pinochet no reunía ninguna de las características necesarias. No era joven, no era vigoroso, y, sobre todo, no era civil. No es posible convencer a la población de que va a haber un cambio democrático en el país cuando, en realidad, va a seguir gobernando la misma persona que dio un Golpe de Estado y eliminó al legítimo presidente.

Otros testimonios importantes en la campaña fueron los de las grandes personalidades, políticas, figuras capaces de dar un argumento de autoridad como los médicos, personajes extranjeros pero, sobre todo, el mundo de la cultura.

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Dentro de las franjas, además de las noticias, los anuncios y los discursos, aparecen también pequeños reportajes que tratan de demostrar, con hecho probados, por qué la opción del No es mejor que la del Sí. Es llamativo uno sobre el sistema de sanidad pública. En él muestran las diferencias en la atención privada, mayoritaria aun a día de hoy en Chile, y la sanidad pública. Para reforzar los testimonios de los pacientes, un doctor da su apoyo a la necesidad de que exista un sistema de salud público que llegue a todas las capas de la sociedad, independientemente de su poder adquisitivo.

En el último día de campaña intervienen también actores norteamericanos muy conocidos, con mensajes de optimismo, apoyo y esperanza para la campaña del No.

Jane Fonda decía

“El dolor de Chile durante estos largos años ha sido nuestro dolor”

Christopher Reeves, actor que había interpretado a Superman en 1978 animaba a la gente a acudir a votar

“Recuerda que el voto es secreto, y que el futuro de tu país está en tus manos”

Y Richard Dreyfuss, famoso por haber trabajado en la producción de Steven Spielberg “Tiburón”, mandaba un mensaje de apoyo en un perfecto castellano

“Nuestros mejores deseos estgán con ustedes en el 5 de Octubre”

Por último, como personalidad política nacional, en el programa aparece también Patricio Aylwin, lider de la Domocracia Cristiana, y que aporta la imagen de un político serio pero al mismo tiempo amable, conservador,y a la vez parte de una enorme campaña de cambio. Antes de proseguir con el análisis de su intervención, hemos de añadir, que Aylwin fue uno de los primeros en apoyar el Golpe del 73.

El porqué de su aparición radica, a mi entender, en que al ser el lider de la Democracia Cristiana, ideológicamente era más moderado que el Partido Socialista o el Partido Radical Socialista Democrático. Además, podía atraer a la población que se encontraba más en el centro, y a todos los votantes de la Democracia Cristiana.

Aylwin sostiene en su intervención que el ejercicio de la “cosa pública”, debía realizarse a la luz del día, a la vista de todos, y por tanto se entiende que está en desacuerdo con la política del Gobierno, que toma las decisiones en los despachos de La Moneda y a puerta cerrada. Uno de los puntos fuertes en su discurso es la gran alabanza que hace de la democracia, pero al mismo tiempo reconociendo que ha tenido sus limitaciones. Sin embargo, sostiene, el dolor enseña al pueblo, y Chile está preparado para comenzar un nuevo proceso democrático, en el que, insiste, debe participar toda la población. Esto es importante dado que no sólo llama a entrar en el juego democrático, sino que, de manera implícita, está animando a los más indecisos a que vayan a votar.

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Por otra parte, Patricio Alwyn realiza un movimiento, a mi entender, muy hábil, y es colocar a Pinochet como la cabeza visible, la causa de todos los males. Cuando uno ha de enfrentarse a algo, es preferible que sea ante algo concreto, y más si se trata de unir a todo un país en contra de una causa tan abstracta como a veces resulta la democracia. Por eso, el hecho de colocar a Pinochet como diana, facilita la comprensión del espectador: ya sabe a lo que se enfrenta, conoce contra qué lucha y entiende cómo debe enfrentarse a ello. Además, enarbolar la bandera de la paz, y colocarle a tu enemigo la etiqueta de hombre de guerra, hace que la gente sienta una aversión mucho mayor hacia él.

Un concepto que apenas habíamos tratado hasta ahora, es el de “reconciliación”. Como ya hemos comentado, la estrategia debía ser siempre inclusiva, siempre sumar apoyos, no dividirlos. Durante el tiempo que duró la campaña, se celebraron numerosos actos públicos y masivos, en los que se ponía en relieve la necesidad de poner fin a los tiempos en los que el país había estado dividido para volver a juntarse por una causa común. Se trataba de abrir una nueva etapa basada en el perdón y el diálogo. Los dirigentes políticos, que durante el gobierno de Allende, y fundamentalmente el año 73, habían estado divididos, fragmentados y enfrentados, ahora se presentaban ante los ciudadanos como aliados, abrazandose en público y apoyándose unos en otros. Además, la clase política necesitaba desligarse de la imagen de confrontación que había imperado durante los años previos al Golpe. Los chilenos no se habían quedado con el concepto de la UP, sino con el descontrol y el caos que generó dentro y fuera del partido.

A esta idea de reconciliación contribuyó en gran medida la vuelta de los exiliados. Como comentamos al principio, un mes antes del plebiscito se había eliminado el exilio en Chile, y muchos de los que se vieron obligados a huir después del Golpe Militar, pudieron, después de quince años, volver a casa. Entre ellos destacaban los que pertenecían al mundo de la cultura. Una cultura que durante los años de la UP había estado sido activa, efervescente, y que se había visto frenada en seco por los acontecimientos. Figuras tan importantes como el grupo musical Quilapayun, los hijos de la cantautora Violeta Parra, etc., habían vuelto, y se prestaron para todos aquellos actos multitudinarios, en los que la sensación de unidad, hermandad y patriotismo reinaban por encima de las desavenencias políticas.

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El papel de los medios de Comunicación en el Plebiscito de 1988

El papel de los Medios de Comunicación en la campaña del Plebiscito fue esencial. Podríamos decir que la campaña por el No supuso prácticamente un cambio de paradigma en la forma de informar a los ciudadanos sobre la política.Si durante la dictadura los medios principales de comunicación eran la radio y los periódicos, las mejoras del nivel de consumo de bienes material que se produjeron durante los años de gobierno militar, trajeron consigo la expansión del uso del televisor. Así en 1982 sólo un 27% de la población contaba con un televisor a color en su casa, mientras que en 1992 el porcentaje ascendía hasta el 54,4%. Entre las razones de este gran aumento encontramos, como había dicho, la mejora del nivel de vida de la población. Tras la dictadura, la televisión se consolidó como el principal medio de comunicación entre los políticos, los ciudadanos y los medios.

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Ya hemos hablado de cómo la desregularización de las cadenas de televisión, siguiendo la tendencia que habían implantado Margaret Thatcher y Ronald Reegan en sus respectivos países, creó nuevos espacios, más propensos a realizar pequeñas aperturas en las líneas informativas. Y, por supuesto, la franja del No dio por primera ves en quince años la posibilidad de expresar ideas contrarias al régimen de manera abierta y sin miedo a la represión. En un intento por minar el posible éxito que pudiera tener la campaña por el No, el Gobierno situó las franjas en un horario de baja audiencia, las 23:50. Sin embargo, esta medida fue finalmente inútil, porque los programas empezaron a ser masivos, alcanzando ratings de 65 puntos. Teniendo en cuenta estas cifras, hemos de señalar que el 83,5% de las personas se informaron sobre la opción del sí a través de la televisión y sólo un 9,4% por la radio. En cuanto al No, un 76,5% lo hizo a través de la TV y un 14% en la radio.

La campaña por el No para el plebiscito de 1988 es sin duda una de las que han marcado la historia de Chile por dos razones: la primera y quizá más importante, es que fue la que finalmente derribó una dictadura que duraba ya quince largos años, y que fue también la encargada de instaurar de nuevo la democracia en el país. Si bien es cierto que esa democracia tenía puntos débiles, Chile ha sabido adaptarse a los tiempos como muy pocos países lo han hecho. Ahora, la recién elegida presidenta Michelle Bachelet, ha prometido que reformará la Constitución que aprobara en 1980 el Gobierno Militar y, visto desde fuera, parece que el país comienza a cerrar unas heridas que suelen tardar generaciones en cicatrizar. Como todo país, Chile tiene sus grandes defectos, pero en su momento supo tomar la decisión adecuada para volver a la senda de la democracia por la vía pacífica. Plantándole cara al miedo. Sin arrugarse frente a las dificultades. Sin temor a lo desconocido.

Con todo, más allá de las cuestiones políticas e institucionales, la campaña por el No supuso un innegable cambio en la comunicación. Marca el inicio de la mediatización de la política en Chile, así como su acercamiento a la ciudadanía, y abría la posibilidad de expresar todo tipo de ideas. se produce un importante cambio en los soportes utilizados para la información: ya no se producía la diferenciación que había en los 70, cuando las clases con mejor condiciones económicas compraban los periódicos y los estratos más bajos escuchaban la radio. Sucede que, con la aparición de la televisión y su rápida expansión como medio principal de acceder a la información se produce una unificación entre la población chilena en este sentido.

Por último, el periodismo, que durante años se había visto reducido y arrinconado por el Régimen, pudo por fin volver a la labor que le correspondía: la de informar a los ciudadanos con libertad de expresión y de opinión.

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Conclusiones

Estudiar este periodo tan concreto de la historia de Chile ha sido enormemente enriquecedor, tanto a nivel personal como a nivel académico. Para personas como yo, que crecimos escuchando historias sobre esta época, supone un paso importante poder analizarla desde una perspectiva más objetiva, basada en los datos y atendiendo a todos los puntos de vista.

Aunque en este tipo de acontecimientos siempre hay un bando bueno y un bando malo, dependiendo desde el cristal del que se mire, en esta ocasión no se trataba de juzgar quien obró mejor a nivel moral o ético, sino a nivel de estrategias de campaña. Y, a pesar de que nos hemos centrado en estudiar dos movimientos fundamentalmente de izquierdas, es importante señalar que el papel de la derecha en Chile fue ejecutado con gran acierto. Principalmente durante la campaña de 1970.

Conocer el papel que tuvieron los medios de comunicación durante ambos períodos ha sido fundamental, e imprescindible para conocer la realidad que vivía el país. Incluso aunque apenas no existieran medios que apoyaran a uno u otro partido, eso también nos da una pista de cual era la situación del periodismo en los 70 y 80.

A nivel de campaña ambas coinciden en que se basan en movimientos populares muy fuertes, llenos de nuevas ideas y de ilusión. De un modo u otro ambos suponen el despertar de un pueblo. Es por eso que son movimientos tan llamativos, y que recuerdan a los que posteriormente (ya en la última parte del siglo XX y primeros años del siglo XXI) se vivieron en el resto de Latinoamérica, de la mano de figuras igual de carismáticas que Allende, como Hugo Chávez, Ebo Morales o Lula Dasilva.

Esto nos hace pensar que, de alguna manera, el triunfo de la Unidad Popular en 1970 y después la celebración del Plebiscito en 1988 fueron la pauta a seguir por el resto del continente. La primera semilla de una generación de políticos populistas y que centraron sus campañas en la clase

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trabajadora de sus países, como sucedería en Argentina o Uruguay. Y, en cualquier caso, nos sirve para entender la estructura de la sociedad chilena actual.

Como conclusión, creo que me quedo con una frase de Patricio Guzman del inicio de documental “Salvador Allende”.

“El poder cultiva el olvido. Pero tras la capa de amnesia que cubre el país, el recuerdo emerge, las memorias vibran...a flor de piel.”

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