las abandonadas

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Las Abandonadas

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  • Las abandonadasGabrielle Goldsby

    Renuncias estndar: Los personajes de este relato "uber" pueden parecerse fsicamente a unos personajes propiedad de Renaissance Pictures. El parecido termina ah. Para bien o para mal, estas chicas son mas y voy a hacer con ellas lo que me plazca. Sin embargo, podis solicitar jugar con ellas.Aviso de subtexto: Consideraos advertidos de que esta historia contiene sexo explcito y grfico entre dos mujeres adultas con consentimiento mutuo. Si sois menores de 18 aos... deberais terminar la coleccin completa de los misterios de Nancy Drew y Trixie Beldon antes de acometer algo como esto. Creedme, esto os supera mucho. CMO? Que ya os los habis ledo? Vale, pues podis pasar a Judy Blume pero primero pedidle permiso a mam. Por dnde iba? Ah, s, si este tipo de historia es ilegal en el pas/estado/cueva donde vivs, deberais dejar de leer ahora mismo y dedicaros a plantar algo. Por cierto, tengo entendido que los autobuses Greyhound tienen billetes de ida por tan slo 49 dlares. Indirecta... indirecta... guio... guio.Aviso de libertad creativa: Da la casualidad de que s que TODO lo que ocurre en esta historia es real, porque me lo he inventado yo. Ahora en serio, esto no es un relato sobre una cultura que exista en la realidad. De hecho, me he esforzado en no usar la creencias culturales o religiosas de ningn pueblo, pasado o presente. Este relato (como en el caso de casi todos los ms breves) pretenda ser algo para entretener a mi musa, no una leccin de historia de ningn tipo. Sin embargo, dado donde viven estas personas, es inevitable que surjan algunos paralelismos. Si de verdad queris una leccin de historia, escribidme y os recomendar una serie de libros y sitios web que os darn informacin sobre las autnticas culturas Dorset y Thule. En este relato de ficcin slo encontraris algn vestigio. Pero espero que os guste.Gracias: Como de costumbre, quiero dar las gracias a mis correctoras, Diva y Apple, con todo mi corazn por el magnfico trabajo que han hecho. Que os gusta la historia? Estupendo, escribidme y hacdmelo saber. Que pensis que Gab se ha comido demasiados paquetes de chucheras? Pues hacdmelo saber tambin: [email protected]

    Ttulo original: The Foundlings. Copyright de la traduccin: Atala (c) 2003

    1

    Prestad atencin, os quiero contar una historia...

    Cuando por fin se oy el grito, a Kia se le par el corazn en el pecho. El empujn que le dieron en la espalda fue lo nico que la oblig a ponerse en marcha. Corri como el resto de las mujeres, porque era lo que se esperaba de ella. Sus botas para la nieve

  • crujan mientras de su boca escapaban nubecillas blancas creadas por su aliento clido que flotaban delante de ella como los cuerpos luminosos de las personas que haca tiempo que haban pasado al ms all. El jadeo que se escap de su garganta era de angustia, no de cansancio. Kia mir a la izquierda y luego a la derecha mientras las veinte mujeres aproximadamente, de diversas edades, corran hacia el agua glida. Sin duda, podra haber corrido ms que todas ellas de haber querido, pero Kia no tena prisa por alcanzar a los hombres. Su padre adoptivo, Nube Blanca, ya le haba dicho que el cazador que cobrara la primera pieza de la temporada sera su nuevo compaero.

    Kia no era lo que el Pueblo considerara bella. Su madre, Sunni, deca que haba gente que se pareca ms a Kia que los dems de la tribu. Kia no era como los dems. Mientras que ellos eran bajos y fornidos, Kia era alta y le costaba ganar peso. Aunque tena la piel tan oscura como ellos, sus ojos eran distintos. Su nombre, Kia, significaba el color del cielo en el idioma antiguo, y se lo haban puesto haciendo todo un alarde de falta de originalidad. Con l se haba quedado a medida que iba creciendo. Kia descubri tras su octavo ciclo que en realidad no era del Pueblo...

    Dmelas! le orden.

    No! Kia le apart las manos y se meti las piedras en los bolsillos de su abrigo de piel de foca.

    El nio le quit la capucha de piel y la mir furioso a los ojos azules.

    Por qu ests aqu? T no eres del Pueblo. Mrate. Eres fea, tus ojos no son como la tierra y eres demasiado alta para servir de nada a un hombre. Ahora dmelas! volvi a intentar coger las piedras.

    No, son mas dijo Kia con firmeza, pero l la empuj con brusquedad y le quit las piedras.

    Pekeha gru por lo bajo y se alej.

    Kia se qued sentada largo rato reflexionando sobre las cosas hirientes que le haba dicho Lobo Negro. Cmo no iba a ser del Pueblo? Haba vivido con ellos toda su vida. Nube Blanca y Sunni eran sus padres. Los pekehas eran monstruos. No eran reales, slo cosas que te decan tus padres para que te callaras y te durmieras. Kia y su prima Miko se haban quedado una vez despiertas toda la noche para ver si venan. Cada una aferraba con miedo un trozo de colmillo de morsa mientras esperaban la aparicin de los monstruosos y mal olientes hombres blancos. Pero nunca aparecieron y Kia y Miko se sintieron fuertes, pues ahora saban que no haba hombres blancos grandes y monstruosos de pelo dorado y rojo, cuyo horrible olor bastaba para hacer hibernar a un oso antes de tiempo. Kia sacudi la cabeza. Lobo Negro estaba loco. Tendra que preguntrselo a Sunni cuando volviera a la tienda. Pero primero, tena que recuperar sus piedras. Las encontr dos horas despus, sucias y olvidadas. Kia las lav muy contenta, se las meti en el bolsillo y corri a buscar a su madre.

  • La crueldad de Lobo Negro todava le dola a Kia despus de tantos ciclos. A causa de sus palabras, le haba preguntado a Sunni por qu, efectivamente, era tan distinta. La respuesta provoc un cambio radical en Kia. La hasta entonces alta y fuerte Kia empez a encorvar los hombros, para no parecer tan alta. Dej de rer tan alto con Miko, para no llamar la atencin. Rara vez miraba a nadie a los ojos por miedo a que notaran que el color de sus ojos no era el de la tierra. Pero lo peor de todo era que ese da cay en la cuenta de que los pekehas s que existan y que como contaba la historia, realmente te robaban la vida. Kia contuvo las lgrimas mientras se preguntaba cmo sera la vida en casa de Lobo Negro. ste llevaba un tiempo jactndose de que l sera su compaero al final de la cacera. Kia se quit un copo de nieve de la mejilla mientras corra, recordando cmo haba estado sirviendo a su padre y a los dems hombres sentados alrededor del fuego mientras ideaban estrategias para la cacera que se avecinaba. Esa maana haban avistado ballenas y la posible abundancia de carne y aceite bast para llenar de alegra a la aldea entera. Una sola presa era suficiente para darles a todos alimento y aceite durante semanas, por no decir un mes. Y para el afortunado cazador que clavara la lanza mortal... los huesos de la ballena y parte de su piel serviran para construir un nuevo hogar donde recibir a su nueva compaera... Kia.

    El hielo seguro estaba marcado con dos arpones de pas clavados en el suelo para que Kia y las dems mujeres supieran que deban esperar en este punto a que los hombres tiraran de la ballena hasta la orilla. As a todo el campamento de invierno le resultara ms fcil limpiar y abrir al animal sin caerse en las aguas glidas. La habitual emocin por la primera ballena cada de la temporada no exista para Kia. No senta la oleada de excitacin que normalmente senta en sus ensoaciones. Un fuerte grito la sac de sus apesadumbradas reflexiones justo a tiempo de ver un arpn con los colores de Lobo Negro que volaba hacia la espalda de un cazador desprevenido.

    A Kia se le atreves un grito en la garganta al ver el arpn que volaba certero hacia la espalda del cazador. Va a morir, pens Kia justo cuando el pequeo cazador se daba la vuelta. Ya fuera por habilidad o por instinto, una mano enguantada se alz a tiempo de desviar el arpn. Sin embargo, el cazador haba perdido el equilibrio por el esfuerzo y por la fuerza del golpe en la mano y se cay al suelo, golpendose la cabeza con el duro hielo.

    Kia fue la primera en reaccionar. Ech a correr todo lo deprisa que le permitieron sus largas piernas, frenndose slo un poco a causa del hielo. Oy a su padre y a los dems hombres reprendiendo a Lobo Negro por lanzar el arpn de manera tal que haba puesto a alguien en peligro. Ninguno de ellos se acerc para ayudar al pequeo cazador que segua tirado en el hielo. Kia se arrodill y se inclin sobre la figura tendida justo cuando unas pestaas rojas se agitaron y luego se abrieron, revelando unos ojos de un sorprendente y vivo color verde.

    Kia.

    Kia se qued tan pasmada que se olvid de hablar. Era la que llamaban Zorro. Una mujer.

    Ests herida?

  • Zorro cerr los ojos y dijo que no con la cabeza antes de incorporarse. Se le estaba mojando la ropa de estar tumbada en el hielo y eso no le convena si quera quedarse a supervisar la limpieza de su pieza. Mi primera ballena! Con la emocin, Zorro casi se olvid de lo que haba hecho que estuviera tirada en el hielo con Kia inclinada sobre ella. El fuerte dolor que senta en la mano a causa del arpn de Lobo Negro le inund el cuerpo de rabia. Lobo Negro haba sido el que ms se haba opuesto a que ella participara en la cacera de ballenas y caribes. Zorro nunca haba intercambiado palabra con l, pero l haba dejado claro que si fuera el jefe, ya no sera bienvenida en el campamento de invierno. Haba dejado muy claro que iba a ser l quien se iba a unir a Kia. Ninguno de los dems hombres quera pelearse con l. Pero Zorro no era como ninguno de los dems hombres.

    El Pueblo trataba a Zorro bastante bien porque tenan miedo de la abuela. E incluso despus de su muerte, haca cuatro ciclos, seguan tratando a Zorro con respeto aunque a regaadientes. Como cazadora, Zorro haba conseguido abatir muchas presas. Las caceras de alces y antas siempre terminaban con casi el doble de lanzas con los colores de Zorro que de los dems clavadas en los animales. Lobo Negro era el nico cazador que se acercaba a la habilidad de Zorro, hecho que lo molestaba muchsimo: le daba mucha rabia que una mujer fuese mejor cazadora que l. A Zorro no le importaba: rara vez hablaba con nadie aparte de Nube Blanca. Como su abuela, estaba convirtindose rpidamente en algo a medio camino entre el mito y la leyenda. Bajaba de las colinas slo para participar en la gran cacera y luego desapareca con la parte que le corresponda de carne y pieles. Hasta sus perros, criados a partir de dos cachorros blancos de su abuela, parecan inspirar el pavor del Pueblo.

    Zorro se esforz por ponerse en pie. Sus ojos buscaron y encontraron a Lobo Negro, que estaba explicando avergonzado al padre de Kia que, por rabia, haba lanzado el arpn al aire: no tena intencin de alcanzar a Zorro.

    Zorro corri hacia l, presa de una rabia tan absoluta que no se par a pensar lo que podra parecerle su comportamiento a Kia. Los dos cazadores acabaron en el suelo antes de que el padre de Kia agarrara a Zorro por los brazos y la apartara a rastras de Lobo Negro, que sonrea burln. Zorro se neg a apartar los ojos de Lobo Negro mientras se la llevaban a rastras y las mujeres y los cazadores la miraban como si fuera un perro rabioso. Lobo Negro haba intentado matarla, de eso no le caba duda.

    Cuando la tuvo a una distancia segura de Lobo Negro y de los atentos odos del Pueblo, Nube Blanca sujet a Zorro por los hombros y la sacudi un poco para llamarle la atencin. Zorro, que segua mirando con saa a Lobo Negro, mir por fin a Nube Blanca, el padre de Kia, le inform su mente. Zorro cerr los ojos presa del miedo e intent explicarse.

    Es que me he puesto furiosa.

    Debes aprender a escuchar antes de reaccionar, Pequeo Zorro Zorro se mir las botas. Haca casi cuatro ciclos que nadie la llamaba as, desde la muerte de la abuela. Lo echaba de menos. Sabes lo que significa, verdad? El que hayas cobrado la primera pieza?

    Ella trag.

  • S!

    Muy bien, entonces sabes que tienes la opcin de unirte a mi hija Kia?

    Todos sus pensamientos sobre Lobo Negro desaparecieron de la mente de Zorro al mirar a Nube Blanca, con el corazn palpitante y la boca entreabierta. El aliento clido de los dos se mezclaba con el aire fro, dando un aire onrico a aquel momento. Al menos, as era como Zorro lo recordara para siempre.

    S murmur algo temblorosa.

    As pues... deseas unirte a mi hija?

    Zorro mir fijamente al jefe Nube Blanca un momento y luego asinti con fuerza.

    Con todo mi ser.

    Pues muy bien, as ser dijo l con expresin satisfecha y se alej, dejndola boquiabierta.

    Zorro levant la vista al cielo, que estaba casi tan blanco como la nieve, pero no tanto.

    Gracias, abuela.

    Se encamin de nuevo al hielo, ahora empapado de la sangre del ballenato... recordando...

    Zorro entr en la casita de piedra y se quit las botas cubiertas de nieve y barro como siempre lo haba hecho. Los perros ya estaban alimentados, pero Zorro haba pasado ms tiempo que de costumbre con ellos, pues ltimamente tena muchas cosas en la cabeza.

    Abuela?

    S, Pequeo Zorro la abuela, sentada con las piernas cruzadas delante del fuego, levant los ojos para mirarla. Estaba intentando coser un agujero que se haba hecho Zorro en los pantalones por tercera vez en una semana. Sacudi la cabeza exasperada. Por ensima vez, se pregunt por qu se molestaba siquiera. De todas formas, Zorro se los iba a volver a romper.

    Quiero preguntarte una cosa dijo Pequeo Zorro nerviosa al subirse a su plataforma de dormir.

    Pues pregunta.

    Pequeo Zorro apoy la mano en el codo y contempl a su abuela un momento antes de hacer su pregunta.

    Por qu no te has unido nunca?

  • Porque la persona a la que amaba me fue arrebatada el tono de la abuela era muy triste y Pequeo Zorro dud de si deba seguir adelante.

    Por qu no te has vuelto a unir?

    Porque no ha habido nadie que haya vuelto a ganarse mi corazn.

    Entonces la mayora se une por amor?

    No, la mayora no, Pequeo Zorro. La mayora se une porque es una buena unin, buena para la familia, buena para todo el mundo.

    Gracias, abuela Pequeo Zorro se tumb y se qued mirando el techo de piedra.

    Pequeo Zorro, por qu me haces estas preguntas?

    El Pueblo parece tener miedo de nosotras, abuela.

    Eso es porque tienen miedo de las personas diferentes. Yo soy diferente y t tambin lo eres Pequeo Zorro asinti. La abuela s que era diferente. Igual que el pelo de Pequeo Zorro era rojo, el de ella era de un color amarillento, o eso le haba dicho a Pequeo Zorro. Ahora era de un color gris parecido a la nieve en la que vivan la mayor parte del ciclo. A qu vienen tantas preguntas, Pequeo Zorro?

    Simple curiosidad, abuela.

    No, s que hay algo ms, dmelo.

    Pequeo Zorro sonri a su abuela desde el otro lado de la estancia y luego mir el mango de su cuchillo, su posesin ms preciada.

    Hay alguien a quien creo que me gustara unirme.

    La abuela se qued mirando a Pequeo Zorro un momento y luego sigui cosiendo tranquila, con los labios fruncidos.

    Esta persona desea unirse a ti?

    No lo s. No, probablemente no. No creo que ella se haya fijado en m Pequeo Zorro cerr la boca de golpe y se pregunt cmo iba a reaccionar su abuela ante la noticia de que quera unirse a una chica.

    La abuela observ el pelo rojo de Pequeo Zorro, sus brillantes ojos verdes y su piel clara. Mene la cabeza.

    No, estoy segura de que se ha fijado en ti.

    Pequeo Zorro le dijo que la primera vez que se fij en ella, que se fij de verdad, fue el ciclo pasado, cuando fueron al campamento de invierno. Kia estaba pescando con las dems mujeres. Zorro no le haba podido quitar los ojos de encima.

  • Estuve mirndola de lejos; ella ni me vio.

    Bueno, y sabes cmo se llama?

    Pequeo Zorro asinti y apart la mirada, pues no quera decir el nombre en voz alta por miedo a que un espritu maligno le hiciera algo a su amor.

    Pues hblame de ella la abuela dej su labor a un lado y prest toda su atencin a Pequeo Zorro.

    No se parece en nada a m.

    Bueno, ninguno de nosotros se parece en nada a ti, mi Pequeo Zorro.

    Pequeo Zorro sonri a su abuela. A lo largo de su vida haba habido muchas ocasiones en que haba deseado ser como el Pueblo o incluso como su abuela. Lo nico que Pequeo Zorro haba deseado en su vida era encajar y no tener tantos ojos oscuros, asustados o curiosos clavados en ella en todo momento. Pequeo Zorro se haba acostumbrado a llevar la capucha puesta siempre que estaba cerca de los campamentos. Eso mantena a raya parte de la curiosidad aunque no pudiera ocultar su piel blanca ni sus ojos claros.

    Lo que quiero decir es que creo que ella tampoco es del Pueblo, al menos no del todo. Tiene los ojos claros como yo, slo que azules. Y es alta. Ms alta incluso que t, abuela, pero tiene el pelo oscuro y fino como el Pueblo. A m... a m me parece preciosa.

    Ahhh la abuela asinti con aprobacin. Tendra que haber sabido que iba a ser Kia quien llamara la atencin de Zorro. Kia era, efectivamente, una muchacha preciosa, aunque no crea que se lo hubiera dicho nadie en mucho tiempo, si es que se lo haban dicho alguna vez. Aunque no le caba duda de que su familia la quera y la mimaba. Las cosas que hacan diferentes a Pequeo Zorro, a Kia y, en menor grado, a ella misma no siempre eran apreciadas por el Pueblo.

    Abuela, me gustara saber cmo... me gustara unirme a ella algn da. Cuando tenga mis propias cosas termin Pequeo Zorro apresuradamente y luego se dio la vuelta.

    La abuela se esforz por contener la risa. Qu joven e impetuosa era su Pequeo Zorro. Sin embargo, cuando se lo propona, poda ser tan terca como el que ms.

    Como todo en la vida, tienes que cerrar los ojos y desear que se cumpla, Pequeo Zorro.

    Pero abuela, no s si Kia esperar a que se cumpla mi deseo dijo Pequeo Zorro con exasperacin.

    Pues entonces, Pequeo Zorro, ms vale que te des prisa. Kia estar pronto en edad de casarse y no querrs que se case con otro, verdad? la abuela baj la cara para ocultar la sonrisa burlona que le curvaba los labios.

  • Oh, no! la idea hizo que los ojos de Pequeo Zorro soltaran chispas. Quiero que sea mi compaera, de nadie ms.

    Pues muy bien, hablar con su padre. Es un viejo amigo, me escuchar.

    Pequeo Zorro toquete la piel en la que estaba sentada, muy ensimismada. La promesa de la abuela de que la iba a ayudar por un lado la haca feliz, pero por otro no. Por primera vez en su corta vida, Pequeo Zorro tena miedo.

    Abuela?

    S, Pequeo Zorro?

    Qu hago con ella?

    Qu quieres decir, Pequeo Zorro? pregunt la abuela cansinamente al tiempo que se levantaba para subirse a su propia plataforma de dormir. El dolor de la pierna iba a peor. Le estaba costando ocultarle a Pequeo Zorro que se estaba poniendo enferma. Aunque ansiaba reunirse con su amor perdido en el ms all, estaba preocupada por su Pequeo Zorro. Aunque Pequeo Zorro era capaz de cuidar de s misma, saba mejor que nadie la soledad que se poda sentir en la tundra helada viviendo fuera de los campamentos, aceptada pero no bienvenida. No, Pequeo Zorro necesitaba una familia y ella iba a hacer todo lo posible por asegurarse de que tuviera la oportunidad de conocer el amor.

    O sea, cmo... me uno a ella?

    La abuela s que se ech a rer entonces. Pero le entr una sensacin de tristeza. No crea que fuera a vivir el tiempo suficiente para ver a Pequeo Zorro unida, pero tena una idea de cmo asegurarse de que fuera feliz.

    Bueno, Pequeo Zorro, sa es una larga leccin que podemos empezar pero no terminar esta noche. Pero tienes que prometerme que vas a escuchar sin interrumpir, comprendes?

    S, abuela.

    Pequeo Zorro se tumb en sus pieles y escuch la voz de su abuela hasta altas horas de la noche. Quera preguntar muchas cosas, muchas cosas que no entenda, pero tena miedo de que su abuela se detuviera, de modo que se limit a escuchar atentamente hasta que ya no pudo ms de sueo.

    Que duermas bien, Pequeo Zorro, hay ms cosas que aprender. Pero tendr que ser otro da.

    Que duermas bien, abuela.

    Los cnticos eran tan alegres que a Kia le dolan los odos. Todo el campamento de invierno pareca celebrar el inminente matrimonio: todo el mundo lo vea como un feliz

  • acontecimiento. Es decir, todo el mundo salvo Kia y Lobo Negro. Kia tena miedo de Zorro, siempre lo haba tenido, con ese pelo de fuego, rojo y alborotado, y esos ojos verdes que nunca haba visto. Zorro no era lo que imaginaba al soar con el aspecto que tendra su compaero. Dejando aparte el hecho de que efectivamente era una gran cazadora, Zorro era una mujer y no poda darle hijos. Lo nico que a Kia le haba apetecido siempre de la idea de unirse a alguien era tener un hijo. Cuando era ms joven, haba sido una niera muy solicitada. Kia pensaba que tal vez ste era su castigo por todas las cosas horribles que le haba deseado a Lobo Negro.

    El toldo de la tienda se retir tan deprisa que Kia peg un respingo. Sunni entr en la tienda y la abraz.

    Ests lista, hija ma? S que ests asustada, pero acabar pronto.

    Pero... pero no puedo casarme con ella.

    Puedes y lo hars le dijo Sunni a su hija adoptiva con severidad. Aunque ella misma le haba expresado dudas parecidas a su compaero haca apenas un momento, no poda dejar que Kia advirtiera su miedo. Es el deseo de Nube Blanca. Lo ha prometido. As debe ser luego Sunni repiti las palabras que su compaero le haba dicho para calmarla cuando le pidi histricamente que no obligara a su nica hija a unirse a la extraa Zorro. Es que quieres causarle vergenza?

    No dijo Kia en voz baja. Nube Blanca haba sido un padre maravilloso. Kia lo quera muchsimo y nunca hara nada que le hiciera quedar mal ante los ojos del Pueblo.

    Zorro te ha honrado con su presa. La carne de esa sola pieza dar de comer a todo el campamento de invierno nada menos que durante dos semanas. Con las pieles se podrn hacer buenos hogares. No tendrs que preocuparte del tema de los hijos...

    Pero yo quiero hijos! exclam Kia, con el corazn en un puo.

    Bueno, seguro que eso es algo que tendrs que hablar con tu... Zorro.

    El toldo se apart y Miko, prima de Kia, asom la cara redonda por la puerta.

    Es la hora, prima sonri alegremente y a Kia le dieron ganas de tirarle algo. Miko se alegraba de que se fuera a casar con Zorro porque as se quedara con Lobo Negro, puesto que sera la nica mujer casadera que quedara en el campamento.

    Kia no tena el menor deseo de ser la compaera de Lobo Negro, nunca lo haba tenido, pero en cierto modo habra preferido casarse con Lobo Negro antes que con la misteriosa y terrorfica Zorro.

    Ahora debo dejarte, hija ma, porque va a empezar la ceremonia.

    Kia se qued mirando a Sunni mientras se marchaba y en su mente se puso a idear formas de romper el acuerdo sin daar la reputacin de su padre. A lo mejor Zorro no quera casarse con ella, en cuyo caso, las dos saldran beneficiadas si se ayudaban la una a la otra.

  • El toldo se retir y entre fuertes gritos y horribles alaridos, levantaron a Kia del sitio que ocupaba junto al fuego y la sacaron a rastras de la tienda. Todo el campamento de invierno estaba alrededor de una gran hoguera, todos ellos bien envueltos en sus pieles y observando como si estuvieran a punto de ver una especie de milagro. Kia intent llamar la atencin de Zorro, pero sta tena la mirada clavada en Nube Blanca y no se volvi hacia ella.

    Para Kia era como un sueo. No poda creer que en cuestin de un momento, iba a quedar unida a alguien a quien slo haba visto unas cuantas veces durante las caceras. Las palabras que pronunciaba Nube Blanca no tenan el menor sentido para Kia y al poco, el cordn de cuero marrn rode las manos de Zorro y Kia. sta las mir un momento, muy turbada: su mano era ms grande que la de Zorro, lo cual la sorprendi hasta tal punto que casi dio un paso atrs. Los fuertes gritos comenzaron de nuevo y a Zorro y a ella las empujaron al interior de la tienda de la unin y las dejaron a solas.

    Kia miraba a Zorro con los ojos llenos de miedo.

    Zorro se adelant. Me presentar como me ense mi abuela, pens al tiempo que alargaba la mano para tocar la de Kia, pero sta retrocedi con cautela.

    No deseo esto solt por la boca sin poder contenerse. Se le escap una especie de sollozo de entre los labios que flot en la tienda como un espritu maligno a la espera de apoderarse de una nueva alma.

    Zorro se qued paralizada, olvidando la presentacin formal cuando la fra verdad le abofete la cara.

    No deseas esto? repiti como una boba porque no saba qu ms decir.

    No solloz Kia angustiada, mirando los relucientes ojos verdes y el espeso pelo rojo.

    Por qu no lo has dicho antes? Por qu has dejado que nos unamos? Zorro not que se iba enfadando a medida que hablaba, pero intent calmarse por temor a que Kia llorase ms.

    Yo... la respuesta de Kia qued ahogada por la msica. El redoble de los tambores y los fuertes cnticos indicaban que la ceremonia de unin haba empezado. Durara hasta que los ancianos decidieran que la unin se haba consumado. Los cnticos y los tambores eran un intento ceremonial de dar intimidad a las parejas recin unidas.

    Estaras dispuesta a deshonrar a tu familia rechazndome? pregunt Zorro enfadada.

    No... yo...

    Entonces qu vas a hacer cuando la madre te examine y no hayas sido probada?

    No lo s.

  • Zorro volvi la espalda a Kia, desilusionada y furiosa. Recordaba las palabras de su abuela tan claramente como si se las estuviera diciendo en ese mismo momento. Debes asegurarte de que no tenga miedo; si no, no disfrutar de lo que le ofrezcas.

    Zorro se devan los sesos y se apart nerviosa el pelo rojo de la cara. El escozor de la herida causada por el arpn de Lobo Negro fue lo que le dio la idea. Se gir bruscamente y mir furiosa a Kia un momento hasta que por fin suaviz la mirada para no asustarla. Tranquila, Zorro, t no te comportas como una mujer, pero debes aprender a estar tranquila para no asustarla.

    Se me ha ocurrido una idea, pero slo funcionar si me ayudas.

    Kia mir un momento a Zorro con desconfianza y luego asinti con la cabeza.

    La madre te examinar para asegurarse de que nuestra unin se ha consumado.

    Kia sinti una oleada de temor. Claro que lo comprobara, siempre lo hacan. Era la nica manera de asegurarse de que ms adelante un hombre no afirmara que otro hombre haba probado a su compaera y la devolviera a su familia. La nica ocasin en que no lo comprobaban era en el caso de una unin en que el compaero de la mujer hubiera muerto. En ese caso, el segundo compaero deba recibir honores si el primero haba tenido una buena muerte. Todos los honores y bienes materiales propiedad del primero pasaran al segundo tras la unin.

    S, siempre lo comprueban. Es la costumbre contest Kia abatida.

    Entonces tenemos que hacer que parezca que lo hemos hecho.

    Y cmo vamos a hacer eso? pregunt Kia temerosamente.

    Qutate la ropa y chate.

    Kia sacudi la cabeza vigorosamente.

    No, no lo voy a hacer.

    No nos queda mucho tiempo, Kia. La madre no tardar en venir y te examinar y si cree que no has sido probada, ser una deshonra para ti y tambin para m.

    Kia pens cuidadosamente en lo que deca Zorro. sta tena razn. Del mismo modo que las mujeres probadas antes de la unin quedaban estigmatizadas, lo mismo les suceda a los hombres que no conseguan cumplir con sus deberes conyugales.

    Pero... pero t eres una mujer como yo, a lo mejor no lo comprueban.

    Lo comprobarn dijo con seguridad. Tendrs que desnudarte. No tenemos mucho tiempo, o quieres decirles que has sido probada antes de la unin?

    Kia se mordi el labio. Reconocer haber sido probada antes de estar unida era un sino peor que la muerte para la mayora de las chicas. Ningn hombre se casara jams con

  • ellas, pues era probable que dejaran que cualquiera las probase. Lo mejor que podan esperar era una vida de servidumbre o abandonar al Pueblo, lo cual equivala a una muerte casi segura.

    No creo que se vayan a creer que yo no he podido cumplir, as que eso no va a funcionar...

    Kia estaba deseando preguntarle por qu, pero no lo hizo. Daba igual. De modo que empez a desnudarse. Primero se quit el abrigo y la camisa de piel de ciervo con las cuentas de colores alrededor del cuello. Luego se quit las botas y por ltimo los pantalones. Durante todo este tiempo, se neg a mirar a Zorro. Por fin, se ech y se cubri hasta los hombros con las pieles de la unin. Eran de la mejor calidad y si Kia no hubiera tenido tanto miedo, podra haber disfrutado de su suavidad. Tal y como estaban las cosas, haba empezado a temblar.

    Tienes fro? la pregunta son, daba la impresin, justo encima de ella.

    Kia sofoc un grito al levantar la mirada y ver a Zorro desnuda. Desvi la mirada ante la visin en primer plano de todo su cuerpo. Se apart como si se hubiera abrasado.

    Zorro empez a enfadarse. Su abuela le haba dicho que fuera amable y ella no haba hecho otra cosa. Iba a conseguir ganarse a Kia, cosa que ninguna otra mujer del pueblo poda hacer. Pero empezaba a pensar que Kia nunca la aceptara como compaera y Zorro saba que no poda permitir que pasara eso. Zorro suspir y cogi el largo abrigo de piel de oso. Sus dedos acariciaron admirados la piel blanca. El oso era un smbolo de longevidad y fortuna para un cazador. Era el enemigo ms peligroso. Todos los hombres del pueblo que tenan una hija, en algn momento antes de que sta estuviera en edad de casarse, deban dar caza y matar al oso blanco. Antes de que su hija se uniera, el padre regalaba un abrigo al hombre, igual que su padre se lo haba regalado a l. La creencia era que la fuerza del oso se fundira con su alma y lo ayudara a fecundar a la mujer. Zorro haba recibido el abrigo de manos de Nube Blanca. No haba hecho caso de las risas que estallaron entre los hombres cuando le entreg el regalo. Nada de eso tena importancia: haba escuchado a su abuela, haba tenido paciencia y haba deseado que se cumpliera. Por fin, Kia era suya. Zorro desliz los brazos en el abrigo y respir hondo.

    Kia me miras?

    Kia la mir atemorizada y Zorro tuvo que tragar para poder terminar lo que iba a decir. Sera difcil, pero dejara que Kia tomara sus propias decisiones y esperaba que aprendiera a amar a Zorro tanto como Zorro la amaba a ella.

    Zorro alarg la mano hacia Kia y sta peg un respingo de miedo.

    Ves esto? abri la mano despacio y le mostr a Kia lo que tena.

    No tengo hambre dijo Kia suavemente, lo cual hizo rer a Zorro por un instante.

    No, supongo que no mir las bayas rojas que tena en la mano y luego volvi a mirar a Kia. Las usamos para pintarnos la cara durante la cacera de la ballena. Sabes por qu?

  • Porque simboliza la sangre de la ballena, para agradecerle el alimento y abrigo que nos va a dar.

    As es asinti Zorro, imitando inconscientemente el gesto de su abuela.

    Kia se qued mirando las bayas un momento y vio que la mano de Zorro se cerraba a su alrededor y una sustancia roja como la sangre se colaba entre sus dedos. Zorro recogi con la otra mano las gotas que si no, habran cado sobre el suelo cubierto de pieles de la tienda.

    Ahora chate, Kia, no nos queda mucho tiempo los cnticos se iban haciendo cada vez ms fuertes. Zorro intent no pensar en el hecho de que no estaba llevando a su compaera al orgasmo como se supona por los fuertes cnticos. Quera gritar que no haba necesidad de que cantaran, pues no haba nada que or. Saba que estaban todos ah fuera bebiendo, comiendo y fumando y haciendo bromas obscenas sobre lo que estaba pasando en la tienda en ese mismo instante.

    Zorro, por favor... tengo miedo... no quiero esto.

    Kia, no te voy a hacer dao explic Zorro exasperada. Te voy a poner esto. Cuando entre la madre, si no se fija mucho, creer que te he tomado.

    Kia aspir bruscamente y mir a Zorro con incredulidad.

    Y t qu? A ti no te van a examinar?

    Por alguna razn, la pregunta hiri a Zorro en el corazn, pero mene la cabeza.

    No. Yo soy una cazadora, no me van a examinar.

    Kia se reclin y se ech las clidas pieles por encima de los hombros.

    Kia, tienes que bajar las mantas. No quiero manchar las pieles de jugo.

    Kia se apart despacio las mantas de los hombros. El fro de la estancia no le haca temblar tanto como el miedo que senta. Mir los febriles ojos verdes de Zorro y cerr los suyos de golpe. Se detuvo un momento antes de mostrar sus pechos a esos febriles ojos de animal y casi salt de las pieles cuando Zorro dijo con voz ronca y acalorada:

    Date prisa, Kia, van a venir dentro de nada.

    Kia asinti y se desliz las pieles por el cuerpo hasta que le llegaron a las rodillas.

    Aprtalas, Kia dijo Zorro suavemente, al tiempo que sus ojos se posaban en Kia por primera vez. Tuvo que recordarse a s misma que tena que respirar. Su abuela tena razn, Kia era preciosa y sera digna de la espera. Zorro no hizo caso del hormigueo que tena en el estmago ni del calor que senta entre las piernas y se acerc ms. Abre las piernas susurr suavemente.

  • Los cnticos casi haban terminado: era el momento en que se elega a "la madre". sta no era necesariamente la madre de ninguno de los recin unidos. Era un cargo de honor que se asignaba en cada ceremonia de unin. Sin embargo, Zorro no tena la menor duda de que "la madre" sera la propia madre de Kia, puesto que haba sido elegida ms que cualquier otra mujer mayor de edad de la aldea. Esperaba que el hecho de que se trataba de su propia hija la llevara a no examinarla demasiado a fondo.

    Kia se ech a llorar apagadamente al abrir las piernas con temor. Zorro se senta mal por asustar a Kia, pero haba que hacerlo y tal vez ms adelante Kia apreciara la delicadeza con que estaba manejando la situacin.

    Zorro empuj delicadamente las piernas de Kia para que las abriera ms y tuvo que parpadear dos veces para aclararse la vista al ver por primera vez el sexo de Kia. Como una piel sedosa y bella, instaba a Zorro a tocarlo, a explorar su suavidad. Era tan distinto del de Fox que de repente sta sinti una vergenza que no haba sentido desde la primera vez que advirti que su propio sexo estaba cubierto de rizado pelo rojo y no negro, como el de las dems mujeres del Pueblo. Zorro volvi en s y se coloc entre las piernas abiertas de Kia y se ech hacia delante para poder ver lo que haca a la escasa luz del fuego.

    Extendi el jugo de las bayas sobre los muslos de Kia con dedos temblorosos, sin apartar los ojos del sexo de Kia, pero un leve gemido le hizo levantar la mirada rpidamente para ver que Kia se haba tapado los ojos con las manos y estaba llorando suavemente. Zorro arda en deseos de pedirle perdn por asustarla, pero era la nica forma. Estaba segura de que Kia se lo agradecera ms adelante. Los cnticos cesaron de repente, indicando que se haba elegido a "la madre" y que sta entrara en la tienda en cualquier momento. Zorro trag y termin de pintar los muslos de Kia y luego susurr su nombre.

    Kia, ahora te voy a tocar. No te har dao, slo te voy a poner el jugo de las bayas, no grites.

    Kia asinti aunque sigui llorando en silencio. Las dos pegaron un respingo por el primer contacto de las manos de Zorro en el sexo de Kia. Zorro pens por un instante que debera dejar que fuera Kia la que lo hiciera, pero no tena tiempo de explicrselo, de modo que separ delicadamente los labios del sexo de Kia y con la punta de los dedos, que seguan temblndole de nervios, extendi con cuidado el jugo de las bayas sobre Kia. sta se haba echado a temblar tambin y tena la cara baada en lgrimas y los ojos cerrados como si agonizara y a Zorro le doli el corazn por ella. El grito de fuera hizo que Kia abriera los ojos de par en par. Haba asistido a suficientes ceremonias de unin como para saber que "la madre" iba a entrar de un momento a otro. Mir suplicante a Zorro.

    Tienes que limpiarte las manos, hay demasiado... susurr desesperada entre lgrimas.

    Zorro busc frentica a su alrededor algn sitio donde esconder las bayas aplastadas que tena en la mano. Mir asustada a Kia, no haba pensado en esto. Tenan que librarse de las bayas aplastadas o alguien podra darse cuenta. Casi nada ms pensarlo, Zorro se meti casi todas en la boca al tiempo que cubra el cuerpo de Kia con el suyo. Kia se

  • qued tan sorprendida por el repentino movimiento que se le escap un ligero grito, pero Zorro la hizo callar con una mirada feroz.

    Aydame, Kia Zorro meti el resto de las bayas en la boca abierta de Kia, encajando las caderas entre las piernas de Kia. Con el corazn desbocado, cubri la boca de Kia con la suya y la bes por primera vez. De su garganta brot un leve gemido cuando el sabor de las bayas y de los labios de Kia penetr sus caticos pensamientos. Zorro pens que era su imaginacin lo que la llevaba a creer que notaba el leve olor almizcleo del sexo de Kia. Volvi a mover los labios sobre los de Kia con la esperanza de recuperar ese ligero sabor a almizcle. Casi al instante se perdi en el beso.

    La respiracin de Kia era agitada y entrecortada. El sobresalto inicial de tener el cuerpo desnudo de otra persona encima de ella fue desapareciendo y Kia cobr conciencia total de la sedosa humedad que haba entre ella y Zorro. sta movi las caderas de manera casi imperceptible al principio y luego con algo ms de fuerza cuando a Kia se le escap un leve gemido de entre los labios. Se le llen el estmago de calor cuando la lengua de Zorro empez a solicitar delicadamente permiso para entrar en su boca. Se haba esperado cualquier cosa menos este beso dulce y clido que le haca desear pegarse ms a Zorro.

    Se oy una risita detrs de ellas y Zorro alcanz su cuchillo y se gir bruscamente. "La madre" llevaba una mscara ceremonial, al igual que el jefe durante una unin. Sin embargo, Zorro se dio cuenta por el cuerpo de que efectivamente iba a ser la madre de Kia quien la iba a examinar.

    Asintiendo ante "la madre" para pedirle disculpas, Zorro dej el cuchillo y se apart con cuidado de entre las piernas de Kia, advirtiendo con cierta satisfaccin que el jugo realmente pareca sangre y que incluso ella misma se haba manchado un poco. Mientras "la madre" estaba inclinada sobre Kia, Zorro se limpi con cuidado la boca con el dorso de la mano. Mir la boca de Kia y se sinti aliviada al ver que no quedaba ni rastro de las bayas. Y al menos Kia haba dejado de llorar, aunque todava tena la cara completamente mojada.

    La madre mir su sexo separando delicadamente las piernas de Kia y observndolo a travs de la mscara. Una vez ms, Kia apart la cara avergonzada. A Zorro le pareci que pasaba una estacin completa antes de que "la madre" se levantara en silencio, le hiciera a Zorro un gesto de aprobacin con la cabeza y saliera de la tienda. El grito de jbilo que hubo fuera de la tienda fue lo que le dijo a Zorro que haba tenido xito con el engao. Cuando los tambores empezaron a sonar con fuerza, Fox se dej caer al suelo llena de debilidad. Lo haba conseguido. Kia era suya y nadie poda quitrsela. Mir a Kia, cuyo pelo oscuro y sedoso se funda casi a la perfeccin con las pieles, y vio que volva a echarse a llorar suavemente. Le dio la espalda a Zorro y se hizo un ovillo para consolarse a s misma. La alegra que senta Zorro por haberse unido por fin a Kia empez a desaparecer al ver la espalda de su compaera estremecida por la fuerza de sus sollozos.

    La celebracin dur toda la noche y hasta bien entrada la maana. Kia lo saba porque haba estado despierta casi todo el tiempo. Le resultaba irreal que hubiera gente

  • celebrando su unin y sin embargo, ella no pudiera encontrar un motivo de regocijo en ello.

    Haba sido incapaz de pensar en algo que decirle a Zorro mientras miraba a su compaera pelirroja colocar sus pertenencias en su trineo. Los perros blancos de Zorro gimoteaban y tiraban de las cinchas de cuero que los rodeaban como si percibieran el nerviosismo en el aire. Ni siquiera pudo animarse a darle las gracias debidamente por no empearse en una unin en toda regla, como era su derecho, y ahora deba despedirse de su familia y partir con Zorro a un lugar desconocido. Pues nadie saba realmente dnde viva Zorro. Siempre haba aparecido en el campamento con su abuela y luego sola para comerciar y participar en las caceras. Kia an oa a algunos de los hombres protestando al principio ante la idea de permitir que Zorro participara en las caceras de caribes. Sin embargo, Nube Blanca haba puesto fin a aquello inmediatamente sealando que ni Zorro ni su abuela tenan a un hombre que cazara por ellas, por lo que era lgico que Zorro cazase si no quera morir de hambre. Hubo cierto descontento, pero a Zorro no se le impidi unirse a la cacera y no tard en convertirse en la mejor cazadora de todos ellos, por lo que nadie volvi a protestar de que participara en las caceras.

    Ests lista? pregunt Zorro en voz baja, sobresaltando a Kia, que haba estado contemplando las negras montaas coronadas de hielo.

    S contest secamente. Se senta un poco avergonzada de no haberle dicho ms que cuatro palabras a Zorro desde que se despertaron por la maana, pero realmente no saba qu decir. Haba ocurrido todo tan deprisa que no haba tenido tiempo de pensar y mucho menos de hablar. Kia se volvi hacia su madre y la estrech ferozmente contra su pecho. ste ya no sera su hogar. Y en menos de un cuarto de ciclo, su familia y todo el Pueblo abandonaran el campamento de invierno para seguir al carib. Zorro y su abuela nunca se haban trasladado con ellos. Kia estaba segura de que Zorro no iba a cambiar slo porque ahora estaba unida.

    Kia deseaba a menudo poder quedarse y no tener que arrancar sus races con cada cambio de estacin. Ahora lamentaba ese deseo: esta vez no haba cosa que deseara ms que marcharse con su familia.

    Kia se sent en el trineo, con sus escasas pertenencias atadas a la parte de delante junto con el abrigo de unin y otros regalos que Nube Blanca le haba hecho a Zorro. Kia se volvi para mirar a Zorro, pero sta tena una expresin inescrutable. Antes de que pudiera levantar la mano para saludar a su madre por ltima vez, Zorro se puso en marcha, por lo que Kia tuvo que agarrarse a su cintura para evitar salir despedida por la parte de atrs.

    Sin que Kia lo supiera, Zorro estaba perdida en sus propios pensamientos oscuros. Al salir de la tienda de la unin, Lobo Negro la haba acorralado.

    As que te crees un hombre, no?

    No soy un hombre.

    As es y no eres una cazadora.

  • Zorro sonri.

    Soy mejor cazadora de lo que lo sers t en toda tu vida dijo con suficiencia, retando con la mirada a Lobo Negro para que la desafiara.

    Lobo Negro la mir con furia y luego en sus ojos apareci un brillo malvolo.

    Te crees que has ganado, pero no es as. Qu hars cuando no puedas darle hijos?

    A las dos nos abandonaron, ya encontraremos a quien cuidar! dijo Zorro con ms conviccin de la que senta. Nunca se le haba ocurrido que Kia pudiera querer hijos. De hecho, no se le haban ocurrido muchas cosas, como, por ejemplo, que Kia nunca llegara a sentir por Zorro lo que sta deseaba que sintiera.

    Zorro se qued tan anonadada al pensarlo que se apart de Lobo Negro sin mirarlo siquiera. Lobo Negro, convencido de que la haba herido, entr a matar como un autntico cazador, gritndole:

    No te preocupes. Cuando no puedas darle placer, volver corriendo a m!

    Zorro apret los labios al recordar las palabras de Lobo Negro con la claridad que slo poseen las palabras hirientes. Estaba tan metida en sus pensamientos que no advirti el pequeo tiro de cuatro perros con trineo que la segua a cierta distancia.

    Zorro afloj las manos y dej que los perros corrieran hasta su refugio por su cuenta. Observando la zona que rodeaba su hogar con su aguda vista, no vio nada fuera de lo normal y se concentr en descargar las escasas pertenencias de Kia de la parte delantera del trineo. Zorro fue por delante y Kia la sigui al interior de la casa de piedra.

    El Pueblo viva en tiendas construidas con la piel del carib. Se apilaba nieve a los lados para impedir que el aire fro se llevara las tiendas. Que Zorro pudiera recordar, siempre haba vivido en esta casa de piedra con su abuela. Era la nica razn por la que no se trasladaban como el Pueblo.

    Kia carraspe cuando ya haban pasado varios minutos sin hablar.

    Dnde voy a dormir? pregunt nerviosa, observando las paredes cubiertas de turba. Lo nico que le resultaba familiar de la vivienda era que, como en su tienda del campamento de invierno, el suelo estaba cubierto de suaves pieles.

    Zorro tena varias mantas en los brazos y mir a Kia sin comprender. Se dio cuenta por la expresin nerviosa de Kia de que sta no quera dormir con ella, de modo que se dio la vuelta y se limit a decir:

    Te lo ensear Zorro se esforz por que no se le notara la decepcin en el tono, pero estaba segura de que haba fracasado miserablemente.

  • Ah seal la plataforma de dormir que ahora era suya y antes haba pertenecido a su abuela. Era el doble de grande que la que estaba al otro lado de la estancia. Las dos estaban a cada lado del fuego para recibir calor.

    Kia asinti satisfecha y se puso a mirar la estancia con asombro. Ya haba odo hablar de este tipo de vivienda, pero nunca haba visto una. Su pueblo nunca construa viviendas permanentes. La suya no era una vida sedentaria. Vivan y se alimentaban de acuerdo con las idas y venidas del carib y rara vez se quedaban en el mismo sitio ms de un cuarto de ciclo.

    Esto... esto no se va a caer cuando llegue la nieve?

    No, es fuerte. He vivido aqu toda la vida.

    Quin construy este sitio? pregunt Kia, cuya curiosidad natural le hizo olvidar por el momento todas sus cuitas. Zorro estaba arrodillada junto al crculo del fuego, haciendo chocar dos trozos de pedernal nuevo que le haba dado Nube Blanca, por lo que tard un momento en contestar.

    Mi abuela y su amor.

    Su amor? Kia se qued sorprendida. Desde que conoca a la abuela, slo haban estado Zorro y ella y nadie ms y tampoco haba odo hablar de un compaero cuando los hombres hablaban de ellas alrededor del fuego.

    Y qu fue de l?

    Ella.

    Ella?

    S, creo que era una mujer.

    No lo sabes?

    No, no lo s. La abuela no hablaba de ella. Y no s qu fue de ella.

    Kia observ mientras Zorro se quitaba parte de la ropa, pues la estancia se haba caldeado. Se acerc a un estante y cogi unas cuantas especias.

    Voy a comprobar mis trampas. Nadie viene nunca por aqu, as que estars a salvo.

    Kia asinti, contenta de tener un rato para estar sola y examinar este extrao sitio que iba a ser su nuevo hogar. Zorro se march en silencio y Kia solt un suspiro de alivio y la tensin que senta en presencia de Zorro fue desapareciendo al asimilar lo que la rodeaba sin esos penetrantes ojos verdes observando todos sus movimientos.

    Se sent en la plataforma de dormir hecha de piedra y mir a su alrededor. Aparte del alegre fuego que arda en el crculo central, no haba ningn adorno. Ni pieles de colores, ni mantas, ni cermica, nada que revelara el tipo de persona que viva all. A lo

  • largo de una pared haba un estante hecho con el mismo tipo de piedra del que estaba hecha la casa, con numerosos tarros llenos de algo que parecan especias. Justo enfrente de Kia haba una pequea plataforma de dormir que supona que era de Zorro. En un rincn haba una pequea mueca tallada en lo que pareca ser un colmillo de morsa. Kia la cogi y la examin, con una pequea sonrisa en la cara. Haba visto muecas as en su propia aldea, pero le sorprendi ver una en posesin de Zorro. Kia dio la vuelta a la mueca con cuidado y se le borr la sonrisa al ver que alguien se haba tomado la molestia de ponerle pelo rojo como el de Zorro. Probablemente mediante las mismas bayas con que Zorro le haba manchado el cuerpo para simular el mismo color. Kia se alegr de que alguien hubiera querido tanto a Zorro como para hacerle un juguete as. Ella misma siempre haba tenido muecas como las de las dems nias. Ningn adulto se haba molestado nunca en ponerles ojos o una cara como los suyos. Kia dej la mueca en su sitio y continu su inspeccin.

    El tintineo de algo metlico llam la atencin de Kia. Escuch por si volva a orlo y, efectivamente, se repiti de nuevo, esta vez ms cerca que antes. Kia se acerc a la puerta y con cuidado ech a un lado la gruesa piel colgada all para mirar fuera. El trineo y el tiro de perros le resultaban conocidos, pero era evidente que no eran los caractersticos perros blancos de ojos azules de Zorro. La aprensin de Kia fue en aumento a medida que se acercaba el trineo. Zorro haba dicho que nadie salvo Nube Blanca saba dnde viva, pero ahora se acercaba un desconocido y, por la trayectoria de los perros, se dirigan a propsito hacia la casa de Zorro. Kia se pregunt difusamente si deba esconderse. Haba odo historias horribles sobre lo que les hacan los pekehas a las mujeres del Pueblo si las encontraban solas. La propia Kia nunca haba visto a uno y esperaba no verlo jams. Una orden spera y brusca le revel a Kia al instante quin se acercaba y aunque su cuerpo se relaj ligeramente, en su cara se form un ceo preocupado.

    Por qu vena Lobo Negro hasta aqu? Zorro y l no haban hecho ms que mirarse con rabia cada vez que entraban en contacto, despus del incidente durante la caza de la ballena.

    Lobo Negro detuvo a sus perros justo delante de la casa, sin molestarse en ponerlos a refugio. Se baj de los esques de su trineo y se acerc a la casa, con cara de determinacin. Kia esper a que Lobo Negro estuviera ms cerca antes de preguntar preocupada:

    Ocurre algo, Lobo Negro? Por qu has venido?

    Lobo Negro se detuvo delante de Kia y dijo cortsmente:

    Deseo hablar contigo, Kia.

    Kia asinti y se apart de la puerta. Lobo Negro entr en la casa de piedra y mir a su alrededor como si esperara que el techo se fuera a hundir, como haba hecho Kia.

    Por qu has venido, Lobo Negro? Si Zorro te encuentra aqu, no te va a dar la bienvenida.

  • Lobo Negro se volvi furioso hacia Kia, olvidando por el momento su asombro ante la casa de piedra. Como Kia, nunca haba visto un hogar permanente. Todo el Pueblo e incluso otras tribus con las que entraban en contacto vivan en tiendas o en iglus construdos casi enteramente de nieve. Los asentamientos se podan desmontar y trasladar enteros en cuestin de das. Era su forma de vida. Esta vivienda y sus dos viviendas ms pequeas estaban construdas para soportar las fuertes nevadas del invierno, as como para mantener el aire fresco en el verano. Siempre se haba preguntado cmo sobrevivan Zorro y su abuela en un solo lugar.

    Me da igual que no me d la bienvenida. He venido para hablar contigo! gru Lobo Negro con rabia antes de poder controlarse. Suaviz el tono y continu: No he venido para hablar con esa... con Zorro. He venido para hablar contigo.

    Conmigo? Por qu? Kia frunci el ceo de nuevo. Lobo Negro y ella rara vez se hablaban, ni siquiera para saludarse. l se haba burlado de ella sin piedad cuando eran pequeos, pero aparte de eso, no haba habido ofrecimientos de amistad por parte de ninguno de los dos.

    Kia, he venido para llevarte de vuelta al campamento de invierno.

    Le pasa algo a mi madre? pregunt Kia, buscando frentica su abrigo.

    No, est bien, todos estn bien.

    Kia se detuvo y mir interrogante a Lobo Negro.

    Entonces por qu ests aqu? Por qu tengo que volver?

    Estoy aqu porque no te corresponde estar con esa... con esa... pekeha. Yo soy con quien te tienes que unir. Esto agit la mano con desdn, no es el lugar que te corresponde, tu sitio est con el Pueblo como madre de mis hijos al decir esto, Lobo Negro se irgui cuan alto era. En su mente no caba duda de que Kia le agradecera que la rescatara.

    Kia se qued boquiabierta al or las palabras de Lobo Negro.

    Lobo Negro, estoy unida. Lo que dices hara que mi padre nos desterrara a los dos del Pueblo. Estoy unida a Zorro declar Kia, pasmada al ver que Lobo Negro se atreva a desafiar la ley.

    No puedes estar unida a ella. Es una mujer. Cmo puede darte lo que te puedo dar yo?

    No puede contest Kia con sinceridad. Al mirar a Lobo Negro movindose por el hogar de Zorro con desprecio, se pregunt si en realidad haba querido alguna vez lo que le ofreca. Estaba a punto de decir, "Y tampoco lo desea", cuando Lobo Negro la interrumpi.

    Entonces ests de acuerdo conmigo! dijo Lobo Negro con satisfaccin y una sonrisa de triunfo en la cara. Coge tus cosas, vamos a ver a tu padre. Le explicaremos

  • que as no es como deberan ser las cosas. No puedes quedarte con alguien que no te da placer ni hijos. Ella no te puede dar ninguna de las dos cosas dio la espalda a Kia y se acerc a la plataforma de dormir ms pequea, donde cogi la pequea mueca que la abuela de Zorro haba hecho para ella y con una carcajada despreciativa la volvi a tirar sobre la piedra, sin molestarse en ponerla de nuevo donde la haba encontrado. Lobo Negro ya se haba puesto a pensar en lo que le dira al tonto del padre de Kia. Estaba seguro de que podra convencerlo para que viera las cosas como l. Lobo Negro ni se molest en volverse para mirar a Kia. Estaba convencido de que simplemente seguira sus rdenes.

    Lobo Negro? dijo Kia, en un tono que hasta a ella le son apocado. Lobo Negro se volvi y al ver que Kia no se haba movido, empez a poner mala cara. Tendra que ensearle que cuando l deca que hiciera algo, esperaba que lo hiciera deprisa. Ya tendra tiempo para eso despus de la unin.

    Quiero que te vayas de mi casa.

    Lobo Negro se qued rgido y se le oscureci la piel de rabia al asimilar las palabras de Kia.

    Tu casa? sta no es tu casa, es la casa de esa... de ese demonio blanco.

    Kia sinti que se le llenaba el pecho de rabia y mir a Lobo Negro con dureza. Aunque tena miedo de Zorro, saba lo hirientes que podan ser las palabras de Lobo Negro y no deseaba que Zorro se sintiera como se haba sentido ella haca tantos ciclos.

    No es un demonio! Es como yo y es mi compaera. Aqu ya no eres bien recibido. Por favor, vete.

    Kia... Lobo Negro se puso plido al ver la expresin resuelta de Kia. Luego se sonroj al darse cuenta de que la haba perdido.

    En realidad, nunca haba sido suya, pero esto le daba an ms motivos para odiar a la que llamaban Zorro.

    Kia, ven conmigo Lobo Negro alarg furioso la mano para agarrar a Kia del brazo. Kia se apart bruscamente, ante lo cual Lobo Negro se la qued mirando sin dar crdito.

    Kia se irgui ante l cuan alta era. Con la rabia, no se molest en encorvar los hombros. Apret los labios.

    Por favor, vete y no vuelvas. He dejado claros mis deseos. Estoy unida.

    Si no vienes conmigo ahora, tomar a Miko como compaera. Tendrs que quedarte aqu con esa pekeha.

    A Kia le dieron muchas ganas de decirle a Lobo Negro que prefera quedarse aqu con Zorro antes que unirse a l, pero no dijo nada, simplemente se acerc a la puerta y apart la piel, dicindole con los ojos lo que no expresaba con la boca.

  • Lobo Negro fue a la puerta sin mirar a Kia. Anonadado por su propio fracaso a la hora de apartar a Kia de una mujer, dijo:

    Me casar con Miko esta noche. Si vienes a m antes de entonces, me unir a ti en cambio cruz la puerta sin imaginarse siquiera el grado de odio y asco que sus ltimas palabras haban provocado en Kia. Hubo un tiempo en que aceptaba que algn da acabara unida a Lobo Negro. Ahora se daba cuenta de que unirse a l habra sido el peor error que podra haber cometido. Kia dej caer la pesada piel en su sitio delante de la puerta y se volvi hacia el fuego. Tena que agradecerle a Zorro el haberla salvado de ese error.

    Un copo de nieve baj volando del cielo y se pos delicadamente en el extremo de unas pestaas de color claro. Cambiando rpidamente de slido a lquido, se movi en forma de gota de agua solitaria por la pestaa y se meti en un ojo abierto. Zorro no parpade: estaba paralizada mirando el trineo de Lobo Negro que bajaba por el otro lado de la colina hasta desaparecer de su vista. Zorro se quit la capucha de la cabeza como si eso la fuera a ayudar a verlo mejor. Sus ojos se clavaron sin parpadear en el punto donde lo haba visto por ltima vez. Una rabia tan ardiente como el pelo que ahora se agitaba alrededor de su cara plida subi por su cuerpo hasta que su puo abrasador se aposent satisfecho en su corazn. Pens en ir tras l, pero le costara alcanzarlo antes de que llegara al campamento de invierno. Nolo, el perro gua de Zorro, se volvi para mirar a la mujer inmvil que tena detrs y gimote un poco pidiendo sus rdenes. Zorro lo mir en silencio y con un suave silbido, empezaron a moverse despacio hacia casa. Zorro solt a los perros de los arneses ms despacio que de costumbre. Ni siquiera cuando Lobo Negro le lanz el arpn se haba sentido tan furiosa como ahora.

    Kia volvi a colocar cuidadosamente la pequea mueca en la esquina de la plataforma y se puso a explorar el resto de la vivienda. Para ella fue algo natural empezar a limpiar y a colocar sus pieles de dormir y estaba tan contenta canturreando por lo bajo cuando oy el crujido de las raquetas de Zorro que se acercaba a la puerta. Zorro entr en su hogar y tuvo que parpadear dos veces para darse cuenta de que efectivamente no se haba equivocado de casa.

    Te has instalado, bien dijo Zorro tensamente al advertir que Kia pareca contenta y que ya no caminaba con los hombros encorvados como en las muchas otras ocasiones en que Zorro la haba observado.

    He pensado que si colocaba mis cosas, no echara tanto de menos mi casa.

    Zorro asinti, se sent en la pequea piedra que haba al otro lado del fuego y empez a quitarse las botas. Kia la mir como hipnotizada y por fin se lanz hacia delante para ayudarla.

    Deja que te ayude agarr la bota de Zorro y se puso a tirar.

    Zorro peg un respingo y le apart las manos como si hubiera hecho algo malo.

    Me puedo quitar las botas yo sola gru.

  • Kia se ech hacia atrs como si Zorro le hubiera pegado y retrocedi confusa. Su madre siempre haba ayudado a su padre a quitarse las botas cuando llegaba a casa. Era la costumbre.

    Zorro se quit las botas y se qued mirando la tela que le mantena los pies calientes e impeda que las botas le hicieran rozaduras al caminar.

    Yo no soy un hombre. No deseo que se me trate como tal Zorro se levant y se puso a preparar la carne para el fuego. Kia observ atnita mientras Zorro preparaba la comida con mano experta.

    Por fin, Zorro mir a Kia, que observaba en silencio.

    Tienes hambre?

    S Kia haba decidido que slo hablara cuando se le dirigiera la palabra y que hara lo que se le ordenara hasta que pudiera comprender mejor a esta persona tan extraa. Se quedaron sentadas as largo rato, ninguna de las dos dispuesta a hablar. Kia se conformaba con su reciente libertad y Zorro bulla como el conejo que se estaba cocinando en el fuego. Con la rabia, empezaba a creer que Kia haba permitido a Lobo Negro unirse a ella. No se le haba ocurrido pensar que Kia pudiera hacer una cosa as. Por eso haba estado dispuesta a esperar para unirse a ella, conformndose con el hecho de que su unin ya haba sido bendecida.

    Zorro se acerc al estante y cogi un cuchillo y dos cuencos de piedra. Cort dos grandes piezas de carne del conejo que se asaba al fuego y le entreg la ms grande a Kia. Las dos comieron en silencio pero con hambre.

    No quera ser tan brusca contigo dijo Zorro al cabo de unos cuantos bocados.

    Kia apart los ojos de la suculenta carne y se encontr con la firme mirada verde de Zorro.

    Lo comprendo en realidad no lo comprenda. Zorro la haba regaado por hacer algo que era su deber. Por qu otras cosas iba a ser reprendida?

    Zorro asinti y volvi a concentrarse en su cuenco. Tom dos bocados ms y luego empez a comer ms despacio y se qued mirando el cuenco sin ver. Se pregunt si Kia le hablara de la visita de Lobo Negro. No saba cmo sacar el tema, de modo que se qued en silencio hirviendo de rabia.

    Kia observ en silencio mientras Zorro sacaba varias trampas de su zurrn hecho de piel de carib y se pona a comprobarlas con seriedad. Durante horas, Kia se qued mirando a Zorro mientras sta trabajaba en las trampas hasta que todas estuvieron limpias. Las volvi a meter con cuidado en el zurrn. Kia pens por un momento en contarle a Zorro lo de la visita de Lobo Negro, pero decidi que eso no le hara ningn bien a nadie.

    Cuando Zorro se dio cuenta de que Kia no le iba a hablar de la visita de Lobo Negro, sus peores temores se vieron confirmados.

  • Es hora de dormir dijo con tal brusquedad que Kia se sobresalt y estuvo a punto de dejar caer la piel que haba estado cosiendo. Se levant rpidamente y se desnud, con cuidado de no mirar a Zorro mientras lo haca. Kia se acost rpidamente y volvi la cara hacia la pared cuando Zorro empez a desnudarse.

    Apartando las pieles que estaban enrolladas y colocadas pulcramente bajo la plataforma de dormir, la furia de Zorro se calm un poco al advertir que Kia haba extendido hierbas blandas debajo para que la superficie no fuera tan dura al echarse.

    Zorro se acost e intent cerrar los ojos con fuerza para ahuyentar los pensamientos que se negaban a dejarla dormir. Los recuerdos de Lobo Negro marchndose apresuradamente de su casa hacan que Zorro se estremeciera de rabia. Los recuerdos de la piel de Kia debajo de ella y el sabor de las bayas en sus labios llevaron a Zorro a aferrar con ira sus pieles de dormir. Por fin, como el pual en el corazn que pretendan ser, las palabras de Lobo Negro atravesaron el corazn de Zorro, que se incorpor en la cama casi sin aliento. Mir al otro lado del fuego el lugar donde estaba echada Kia.

    No iba a permitir que esto siguiera adelante. Kia era su compaera: era deber de las dos consolarse mutuamente. Zorro fue a la plataforma de dormir donde estaba acurrucada Kia y alarg la mano para apartar las pieles. Slo quera dormir a su lado. Esperara a que saliera el sol para hablar de Lobo Negro.

    Qu haces? pregunt Kia en voz alta, incorporndose. Al instante, Zorro empez a arder de rabia y vergenza. Cmo se atreva? No iba a consentir que le hiciera sentirse como una extraa en su propio hogar.

    Eres mi compaera.

    Lo s.

    Entonces debes yacer conmigo.

    S cules son mis deberes, pero... Kia estaba confusa. Se haba resignado a la idea de que tendra que cumplir con sus deberes, pero como Zorro no haba insistido, haba supuesto que le iba a permitir tomarse su tiempo para acostumbrarse a la idea. Con el estmago atenazado, vio que Zorro se apartaba.

    Zorro busc desesperada su abrigo de unin y por fin vio la piel blanca embutida debajo de su plataforma de dormir como si fuera algo sin importancia. Por alguna razn, esto tambin contribuy a que su rabia ardiera con fuerza. Sac el abrigo y se lo puso y luego volvi a la plataforma de dormir ms grande donde Kia estaba sentada mirando temerosa, sujetndose las pieles sobre el pecho como para protegerse.

    Me vas a rechazar, Kia?

    Kia trag con dificultad. Poda rechazar a Zorro? Hacerlo sin duda hara que la devolviera al campamento de invierno. Y eso supondra la vergenza para Nube Blanca y Sunni. Por mucho miedo que tuviera, Kia no estaba dispuesta a hacer eso.

  • No, no te... no te rechazo, Zorro dijo en voz tan baja que temi tener que repetirlo para que la oyera.

    Pues chate dijo Zorro, en tono grave y tenso.

    Kia hizo lo que se le ordenaba. Zorro se abri el abrigo para que Kia pudiera verlo todo, incluido el vello rojo que le cubra el sexo delicadamente.

    Kia record lo que le haba dicho Sunni. Una mujer debe someterse a las necesidades de su compaero. Es su deber, pero eso no quiere decir que le tengan que gustar. No es bueno parecer bien dispuesta la primera vez; si no, tu compaero podra considerarte una mujer fcil. Kia tena miedo: no saba por qu de repente Zorro estaba tan enfadada con ella, pero lo peor de todo era que no saba qu se esperaba de ella. Kia aferr las pieles que tena debajo del cuerpo y apart la cara para no ver a Zorro. Sunni le haba dicho muchas cosas. Pero Zorro era diferente, no era un hombre.

    Kia se sobresalt al sentir unas manos clidas que le tocaban el hombro. Su primer impulso fue apartar esas manos, pero se contuvo.

    Kia, no tengas miedo la voz de Zorro pareca nerviosa al decir su nombre, pero Kia se neg a mirarla.

    Zorro haba querido decirle lo que senta. Lamentaba haber sido tan brusca, pero ahora senta que la rabia le arda en el pecho y tuvo que parpadear varias veces. Saba que Kia no haba deseado sus atenciones, que incluso le haba rogado a su padre que no la obligara a casarse con Zorro. sta haba actuado como si simplemente siguiera la tradicin, pero deseaba a Kia con una pasin tal que no tena palabras para expresarla. Aunque slo la haba visto unas pocas veces, pensaba en ella casi todas las noches antes de dormir.

    Fox se ech encima del cuerpo de Kia, con el cuerpo tembloroso al entrar en contacto con Kia de una forma tan absoluta. Las palabras de Lobo Negro ardan en su mente: "No te preocupes. Cuando no puedas darle placer, volver corriendo a m".

    Kia, por favor, quieres mirarme?

    Pero Kia no quera mirar a Zorro por temor a estallar en lgrimas. Le temblaba el cuerpo de miedo y nervios, sintiendo el cuerpo ms pequeo que la cubra, tocndola en sitios que slo las personas unidas tenan derecho a tocar.

    Te dar placer, Kia. No te voy a dar motivos para que me dejes, pens Zorro, mirando el pelo oscuro de su compaera. Le voy a decir ahora que la amo y entonces lo entender.

    El abrigo las tapaba a las dos por completo, no debera haber tenido fro, pero lo tena.

    Kia, mrame, por favor.

    No, no puedo Kia se senta toda confusa. Sin duda le faltaba cierta informacin que explicara por qu senta tantas emociones en guerra unas con otras.

  • Por favor, Kia.

    Kia se limit a hacer un gesto negativo con la cabeza, negndose incluso a dar una respuesta en voz alta. Zorro se sinti como si acabara de caer al agua durante una cacera de la ballena. Se le qued el cuerpo paralizado al darse cuenta de que lo que le haba dicho Lobo Negro era cierto. Kia quera ser la compaera de l y seguro que le haba permitido gozar con ella. Rechazaba a Zorro porque pensaba que sta la devolvera a sus padres si descubra que ya haba sido probada.

    No te voy a devolver, Kia. No pienso hacerlo dicho esto, Zorro cerr los ojos y baj la cabeza. Con sus piernas ms cortas y fuertes, separ los muslos de Kia y empez a moverse sobre ella. Kia se encogi al notar la humedad en su muslo, pero aparte de eso, no hizo el menor gesto para impedir lo que estaba pasando. Como le haba dicho su madre, se qued lo ms quieta posible, esperando que acabara pronto.

    A Zorro se le escap un gemido de la garganta al moverse sobre las largas extremidades de Kia. Recordando lo que haba aprendido en aquella embarazosa estacin en que le confes a su abuela por primera vez sus sentimientos por Kia, se movi ms despacio y empez a frotar el pecho de Kia. sta peg un respingo debajo de ella, por lo que Zorro sigui adelante. Trag acaloradamente y luego aplic la boca al pecho de Kia. sta empez a debatirse dbilmente, pero Zorro se aferr a ella, rodendola con sus fuertes piernas, y sigui chupando. Baj rpidamente la mano por el cuerpo de Kia hasta alcanzar el tringulo del sexo que slo haba visto cuando Kia crea que estaba dormida. El tiempo pareci detenerse cuando la mano de Zorro cubri el oscuro tringulo del sexo y sus dedos se hundieron en la humedad que encontr all como un manantial caliente. De la garganta de Zorro brot un gemido que sobresalt a Kia por su tono primitivo.

    Kia cerr los ojos con fuerza, se puso rgida y se qued lo ms quieta posible.

    Por favor, Kia susurr Zorro entrecortadamente. Quera que Kia se entregara a ella, que aceptara lo que le ofreca, que no le hiciera sentirse como si se lo estuviera arrebatando a la fuerza.

    Sus movimientos sobre el cuerpo alto y delgado empezaban a ser espasmdicos y aunque Kia estaba cada vez ms excitada, todava no se haba movido y segua sin mirar a Zorro. No saba qu era lo que se esperaba de ella, de modo que estaba ah echada sintiendo una oleada de emocin que no era capaz de describir.

    "No debes sentir placer antes de que lo sienta ella, pues eso sera egosta y pensar que no la amas". Zorro oy el recordatorio de su abuela y casi al instante redujo la intensidad de sus movimientos.

    Kia se mordi el labio y contuvo la respiracin. Se pregunt si ya se haba acabado. Los movimientos de Zorro eran ms lentos. Kia not la primera contraccin de un calambre en la pierna por haberse mantenido tan inmvil. Trat de no hacer caso, pero sigui trepndole por la pierna como un terco tejn. Se le dobl la pierna y sin darse cuenta, al cambiar de postura, se apret con ms fuerza contra Zorro, que segua movindose despacio encima de ella.

  • Oh... no gimi Zorro al odo de Kia y al instante se puso a temblar. Kia no saba si apartarse de ella o quedarse quieta como se le haba dicho.

    Kia! gimi Zorro al apretarse contra la suavidad que tena debajo y tras sus prpados estallaron chispas de luz al tiempo que el calor inundaba sus partes inferiores. Not que su cuerpo se contraa sobre Kia y cada contraccin pareca ms placentera que la anterior.

    Zorro alz la cabeza para mirar a Kia, con una decepcin tan grande que tena ganas de llorar, cosa que no haba hecho desde la muerte de su abuela. Kia se volvi por fin y mir a la mujer que yaca encima de ella y slo vio pesar y tristeza. De modo que cerr su corazn y su mente ante Zorro y apart la cabeza y de esa forma, sin saberlo, le hizo ms dao del que podra haberle hecho un arpn de pas.

    Zorro se apart con dificultad de la plataforma de dormir y se puso de pie. Cerrando el abrigo alrededor de su cuerpo, se qued mirando a la mujer que era su compaera y sinti rabia, esta vez por su propia incapacidad.

    No volver a tocarte jur rabiosa. Fue hasta el fuego y meti dos paos en el agua caliente. De espaldas a Kia, se limpi, casi llorando al sentir las contracciones que todava le recorran el cuerpo, como para recordarle que no se le iba a permitir olvidar el placer.

    Se acerc a Kia, que se haba tapado con una piel pero segua echada con la cabeza vuelta para no mirar a Zorro. sta le dej el pao mojado en el pecho, lo cual hizo que levantara la vista con ojos llorosos y asustados.

    Lvate le orden antes de ir al otro lado de la estancia y, dndole la espalda a Kia, se tumb y fingi quedarse dormida. No tena fuerzas para quitarse el abrigo. Estaba tan segura de que no tena la menor posibilidad de obtener el amor de Kia que lo nico que deseaba era cerrar los ojos y dormir, con la esperanza de que la espantosa soledad que senta por lo que haba hecho fuera desapareciendo.

    Kia se qued petrificada un momento y luego cogi el pao y se limpi como se le haba ordenado. A la luz vacilante, apenas vea el abrigo que todava llevaba puesto Zorro.

    Zorro hundi la nariz en el abrigo que llevaba, aspirando profundamente, e hizo una mueca por el placer doloroso que la atraves cuando el olor de Kia le acarici la nariz y le alborot los sentidos. Oh, abuela, no me quiere, no me quiere... Esto fue lo ltimo que pens antes de sumirse en una duermevela abatida.

    Kia dej que le resbalaran grandes lgrimas por las mejillas mientras se quitaba del cuerpo los restos de la necesidad de Zorro. Haba intentado quedarse lo ms quieta posible y crea que Zorro estaba disfrutando, pero por la reaccin de Zorro, ahora pensaba que se haba equivocado. Se hizo un ovillo y se qued mirando la pared sin ver. En su mente no haba duda de que Zorro la devolvera al campamento de invierno al da siguiente por no darle placer. Kia llor hasta quedarse dormida. Sus sueos se llenaron de imgenes de Zorro gozando con otras mujeres del Pueblo mientras Kia miraba sin poder impedirlo.

  • Durante varios das Zorro y Kia se dirigieron la palabra slo cuando era necesario. Zorro estaba llena de dolor y no saba qu hacer para remediarlo y Kia estaba muy confusa y asustada. Aunque intentaba no pensarlo, su mente volva una y otra vez a la noche en que Zorro haba acudido a ella. Zorro no le haba hecho dao, de hecho, haba intentado que estuviera a gusto, pero Kia estaba tan asustada que no haba sabido qu hacer. Por un lado, Kia tena miedo de Zorro, pero por el otro, tena miedo de que Zorro la devolviera a casa con deshonra.

    Los das se fueron haciendo ms cortos. Kia advirti que cada vez con ms frecuencia, Zorro volva a casa y caa exhausta en las pieles de la cama, a veces sin molestarse siquiera en saludar a Kia. Generalmente se haba ido antes incluso de que Kia se despertara. En das as, Kia senta la soledad y desolacin absolutas de vivir fuera del campamento de invierno como si tuviera un pual clavado en el corazn. No tena a nadie con quien hablar y a nadie con quien compartir las cosas. Slo una compaera que tena que hacer un esfuerzo para decirle dos palabras seguidas.

    Zorro sufra tanto como Kia, si no ms. Quera disculparse por empearse en que Kia se uniera a ella, pero la idea de volver a estar con ella nunca estaba muy lejos de sus pensamientos. Cada vez que la miraba, senta la necesidad de estar ms cerca de ella, de tocarla de alguna manera. Lo nico que se lo impeda era la promesa que haba hecho llevada por la rabia y la vergenza.

    Sin embargo, a medida que los das se acortaban, Zorro empez a temer que Kia la dejara. Al principio eran pequeos detalles. Kia la observaba cuando crea que Zorro no miraba. Se sobresaltaba cuando Zorro se acercaba demasiado. Segua ocultndose al quitarse la ropa para lavarse. Y murmuraba en sueos. Fueron estos detalles los que impulsaron a Zorro a olvidar su rabia con la esperanza de conseguir que Kia se quedara con ella. La idea de que Kia se marchara haca que Zorro se sintiera como si nunca ms pudiera volver a entrar en calor.

    Zorro introdujo el cuchillo por la piel y luego cort las patas del conejo y se las dio a los perros. No tena la mente en lo que estaba haciendo, pero eso no supona el menor peligro para Zorro. De ser necesario, poda cazar y desollar conejos en plena tormenta de nieve. Su mente estaba concentrada nicamente en Kia. Deseaba tanto estar con ella... cmo poda haberse equivocado tanto? Haba visto lo cariosa que era Kia con sus amigos y su familia. Por qu Kia no estaba dispuesta a darle una oportunidad? Las palabras de Lobo Negro flotaban ominosamente por encima de Zorro desde el da en que las pronunci. Una vez ms, Zorro se sinti llena de rabia al pensar en Kia, su compaera, yaciendo con Lobo Negro, dndole a l el placer que se negaba a darle a ella. De repente, Zorro se qued helada, levant la vista para mirar el desolado cielo gris y a sus perros, sorprendentemente silenciosos, y se esforz por contener las ganas de llorar. En su cabeza, se repiti una pregunta a la que nadie salvo Kia poda responder. Por qu no puede amarme?

    2

  • Kia meti el trozo de grasa de ballena en la lmpara y encendi la mecha. Apartndose del fuego, coloc la pequea lmpara junto a la plataforma de dormir de Zorro. La lmpara le dara a Zorro un poco ms de calor y luz que el fuego situado en el centro de la estancia. Zorro haba adquirido la costumbre de sentarse ah en lugar de junto al fuego para limpiar sus trampas. Kia saba que era para no tener que estar cerca de ella y eso le haca sentirse dolida y confusa. Fue a la puerta y apart la gruesa piel. Se qued mirando las interminables llanuras de nieve. Todava no haba seales de Zorro. Suspirando, Kia volvi a su labor de costura, con el ceo fruncido de preocupacin. Su mente empez a flotar y cerr los ojos para entregarse a la que ya era una fantasa habitual. Estaba desnuda encima de Zorro, sus cuerpos se movan a la vez, Zorro tena las manos hundidas en su pelo y le susurraba palabras de amor al odo.

    Kia not que se le formaba una sonrisa de satisfaccin en la cara al ver claramente la expresin de placer que inundaba el rostro de Zorro.

    Kia.

    Kia baj de un salto de la plataforma de dormir y corri hacia Zorro. Levant las manos para ayudar a Zorro a quitarse el abrigo, pero record cmo la haba regaado en una ocasin anterior y retrocedi rpidamente, dejando caer nerviosa las manos a los lados.

    No, aydame... por favor Zorro mir fijamente a Kia, acercndose para dejar que la ayudara a quitarse la pesada prenda. Zorro cerr los ojos al pensar que ola la piel clida de Kia.

    Ests bien, Zorro? pregunt Kia tmidamente.

    Zorro trag con dificultad bajo la presin de los interrogantes ojos azules de Kia.

    S, estoy bien.

    Kia asinti y sigui ayudando a Zorro a quitarse las prendas externas, notando con cierta preocupacin que Zorro estaba temblando.

    Tal vez deberas sentarte junto al fuego.

    Kia estaba preocupada por Zorro, pero al mismo tiempo se alegraba de que estuvieran hablando. Zorro se acurruc de buen grado junto al fuego. Consigui no sobresaltarse cuando Kia le puso el gran abrigo de piel de oso alrededor de los hombros. Haba intentado evitar tocar el abrigo desde la noche en que haba obligado a Kia a unirse a ella.

    Tienes hambre, Zorro?

    Zorro no poda mirarla. Por qu estaba siendo tan amable con ella? Por qu no se marchaba de una vez y le deca a toda la aldea que Zorro no la satisfaca? Zorro sacudi la cabeza y sigui contemplando el fuego.

  • Te... te he hecho esto Kia le entreg con timidez una pequea bufanda de pieles que haba cosido unas con otras. Era casi tan larga como Zorro y Kia la haba doblado cuidadosamente. Es... es para que no se te enfre la cara cuando conduces el trineo.

    Zorro cogi la bufanda y la acarici delicadamente con los pulgares, llevndosela a la nariz. Intent hablar varias veces, pero ni siquiera consigui abrir la boca. Por fin, habl y se avergonz al notar que su voz sonaba como la de una nia pequea.

    Kia, puedo acostarme contigo, por favor? No har nada, te lo prometo. Es que tengo fro.

    Zorro no poda creer que hubiera dicho aquello en voz alta. Pero lo haba hecho. Ahora esper a que Kia se riera de ella, o peor an, que la insultara y le dijera que no. Pero Kia no respondi y Zorro empez a pensar que no debera haber expresado sus sentimientos.

    Zorro Zorro levant la vista rpidamente y vio que Kia ya se haba metido en sus pieles y estaba ms cerca de la pared que de costumbre para que Zorro pudiera echarse cmodamente a su lado en la estrecha plataforma. Ven.

    Zorro se levant, dejando su regalo en su plataforma de dormir, y se acerc a Kia. Le empez a temblar el cuerpo al echarse, con cuidado de no tocar a Kia.

    Lamento haberte asustado solt. No era lo que quera decir, pero eso fue lo que le sali.

    S que no queras hacerlo dijo Kia sin pensarlo. Aunque no conoca muy bien a Zorro, recordaba lo cuidadosa y delicada que haba sido. De haber querido, Zorro podra haber empeorado las cosas tomndola en el campamento de invierno, pero en cambio haba ideado un plan para que Kia pudiera conservar su virginidad. Incluso la primera noche que haban pasado aqu, no se haba empeado en tomarla, sino que se haba limitado obtener su propio placer. Incluso ahora, Kia se preguntaba a qu estaba esperando.

    Zorro? Kia se apoy en los codos y se inclin sobre Zorro. Pero la respiracin lenta y regular le indic que Zorro estaba efectivamente dormida. La escasa luz del fuego le permiti a Kia estudiar a su compaera. Zorro pareca cansada e infeliz. No se pareca en nada a la persona llena de energa que haba sido antes de que se unieran. Kia se tumb, pero no poda apartar la mirada del perfil de Zorro. Sus ojos se posaron en la curva de su oreja. Era tan delicada, nada propia de Zorro. Los ojos de Kia bajaron por la mandbula de Zorro hasta su cuello y su hombro. Haba sido muy fcil verla como cazadora, pero no haba sido tan fcil verla como mujer o como compaera. Kia haba mirado a Zorro como lo haca el Pueblo, como a alguien que era ms una leyenda que otra cosa. No una persona de carne y hueso que poda cometer y cometa errores. A lo mejor est tan asustada como yo, pens Kia antes de unirse a su compaera en el sueo.

    Al da siguiente Zorro se haba ido cuando Kia se despert. Sin embargo, estaba bien arropada en las pieles de dormir y el fuego haba sido avivado para que la habitacin estuviera caliente y acogedora. Incluso haba agua ya preparada para que Kia pudiera lavarse cuando se despertara. Sonriendo muy contenta, Kia se visti rpidamente y se dispuso a matar el tiempo hasta que volviera Zorro. Kia llevaba limpiando slo una hora

  • o dos cuando oy ruido de perros. Frunciendo el ceo, fue a la gruesa piel que cubra la puerta y mir fuera. Era demasiado pronto para que volviera Zorro. Kia estaba segura de que Lobo Negro haba cumplido su amenaza y ahora hara todo lo posible por comportarse como si Kia no existiera. Kia se qued sorprendida cuando el conductor se acerc y se dio cuenta de que efectivamente era Zorro. Se qued mirando mientras Zorro llevaba a los perros al refugio y descargaba sus brtulos.

    Kia se apart de la puerta cuando Zorro entr en la clida estancia con una ristra de peces.

    Hola.

    Hola dijo Kia a su vez tmidamente y luego se apresur a cogerle los peces a Zorro. Voy a limpiarlos...

    Ya lo he hecho yo.

    Ah, gracias Kia farfull las palabras al tiempo que un rubor clido empezaba a subirle por el pecho hasta las mejillas.

    Los he limpiado antes de venir para poder dar de comer a los perros al mismo tiempo explic Zorro cortada.

    Kia sonri y se dispuso a hacer un rico guiso. Hablaron poco, pues Zorro pareca estar totalmente entregada a la limpieza y comprobacin de sus trampas. Kia quera preguntarle por qu haba venido tan pronto, pero le daba miedo hacerlo. En realidad, estaba contenta, pero no saba muy bien por qu.

    Sus pensamientos quedaron interrumpidos al notar un ligero toque en la espalda. Se volvi y se encontr a Zorro tan cerca de ella que tuvo que controlarse para no retroceder. Zorro abri la mano. En ella tena un pequeo colmillo de morsa, en el que haba hecho laboriosamente un agujero por el que haba pasado un cordn de cuero retorcido para poder llevarlo alrededor del cuello. Kia haba notado que Zorro llevaba uno parecido.

    Gracias dijo maravillada al coger el regalo de la mano de Zorro. Toc el liso colmillo y se volvi de espaldas a Zorro muy emocionada. Me lo pones, por favor? con la emocin, se olvid de su timidez y dobl las rodillas automticamente para que Zorro pudiera llegar. Con manos temblorosas, Zorro apart el pelo de Kia y parpadeando, at el cordn alrededor de su cuello. Zorro se apart rpidamente de Kia por temor a que las ganas de besarle el cuello pudieran con ella.

    Cuntame una historia le pidi Zorro bruscamente, al tiempo que coga su zurrn y se pona a hurgar en l para parecer ocupada.

    Una... una historia?

    Zorro asinti.

  • Te he visto contarles historias a los nios. A menudo me he preguntado qu les estabas contando. Nunca he estado lo bastante cerca para orlo.

    Est bien, qu te gustara or?

    Zorro se qued quieta un momento.

    Me podras contar la de la zorra y la liebre? sa me gusta.

    Kia asinti y se puso a contar la historia al tiempo que remova el guiso. De vez en cuando, levantaba la vista para asegurarse de que Zorro segua escuchando y cada vez la pillaba mirndola. Se apresuraba a apartar la mirada y Kia continuaba con la historia como si no hubiera sucedido nada.

    Y as fue como la zorra de las nieves y la liebre de las nieves se convirtieron en almas gemelas.

    Siempre me ha gustado esa historia dijo Zorro suavemente. T te la crees, Kia?

    S, me la creo casi toda.

    Tambin es triste. Que la zorra tuviera que dar la vida para que la liebre pudiera vivir.

    S, pero estuvieron juntas para siempre: compartan una misma alma.

    Kia se qued mirando mientras Zorro serva la comida distrada. Acept su cuenco primero y luego mir mientras Zorro preparaba su propio cuenco.

    Lo s, pero no es lo mismo.

    Kia asinti con la cabeza y las dos comieron en agradable silencio. Kia estaba contenta. Era en realidad la primera conversacin que haba mantenido con Zorro. Hablaron ms despus de comer y Zorro consigui incluso que Kia le contara otra historia. Kia termin la historia e intent sin xito sofocar un bostezo, que Zorro imit.

    Zorro se levant y se qued paralizada por un instante de indecisin. Quera volver a dormir con Kia, pero no quera destruir la reciente comodidad mutua que haban conseguido. Le cost volverse hacia sus solitarias pieles de dormir, pero Zorro se sinti reconfortada al pensar que Kia no haba parecido asustada ni incmoda. Maana tambin regresara temprano y a lo mejor podan hablar ms.

    Zorro regres a casa temprano y a partir de entonces todos los das se ocupaba deprisa de sus perros y entraba casi corriendo para ver a Kia. sta la esperaba con la cena lista y una gran sonrisa, que Zorro le devolva torpemente. Las dos se intercambiaban historias casi todas las noches, a menudo metidas en sus pieles de dormir, contndolas a la escasa luz del fuego. Sin saberlo, las dos se volvan hacia la voz de la otra e imaginaban una sonrisa o un ceo de acuerdo con cada parte de la historia.

  • En una noche de stas, Kia estaba echada en sus pieles, escuchando la voz grave y tranquila de Zorro. Haba hecho mal en tener miedo de Zorro, ahora lo saba. Zorro nunca le hara dao y ahora pareca disfrutar de su compaa.

    Kia... ests dormida?

    No, estoy despierta.

    Estabas tan callada que pensaba que te habas quedado dormida otra vez dijo Zorro tomndole el pelo.

    Otra vez? Kia se volvi de lado y mir a Zorro, que estaba al otro lado de la estancia apoyada en el codo en la misma postura.

    S, siempre te quedas dormida.

    No es cierto! Zorro, eso no es verdad Kia intent parecer enfadada, pero el destello de sus dientes en la penumbra le indic a Zorro que la broma no le haba molestado en absoluto.

    Mmm, s, bueno, ayer ocurri. Echabas el aire por la nariz como un carib parturiento Zorro imit el ruido con fuerza.

    Oh, pero... Zorro, eso no es cierto! dijo Kia, haciendo como que estaba enfadada.

    S que es cierto, Kia. Haces ese ruido cuando duermes volvi a imitar el ruido, slo que esta vez ms fuerte, incorporndose en las pieles para asegurarse de que el ruido llegaba al otro lado de la habitacin.

    Kia sali de un salto de sus pieles y corri hasta Zorro.

    Di que no es verdad! grit, igual que cuando jugaba con Miko cuando eran pequeas.

    No! dijo Zorro con altivez. No es culpa ma si pareces un...

    Kia salt sobre Zorro y con un leve grito, localiz las costillas de Zorro debajo de su camisa. Zorro se ech a rer a carcajadas cuando Kia movi los dedos por sus costillas.

    Ah... no... por favor... Kia... para ri Zorro con los ojos llenos de lgrimas.

    Pues dime que no parezco un carib parturiento.

    No!

    Kia subi con los dedos por el estmago clido y plano de Zorro y consigui metrselos debajo de los brazos. Zorro chill con fuerza e intent quitarse a Kia de encima, pero Kia era ms fuerte de lo que pareca y logr aferrarse a ella con sus fuertes piernas.

  • Por favor... Kia... por favor, para... Noparecesuncaribparturiento grit por fin sin aliento antes de sufrir otro ataque de risa. Desde su posicin encima de Zorro, Kia apart de mala gana los dedos de la piel suave de Zorro y con una gran sonrisa en la cara, se qued mirando mientras Zorro se iba calmando por fin. Kia le quit a Zorro las lgrimas de risa de los ojos con los pulgares.

    La sonrisa de los labios de Zorro fue desapareciendo al mirar a los ojos azules de su compaera. Si as es como debe ser... si esto es todo lo que puedo tener contigo... entonces esto es lo que aceptar y me sentir agradecida.

    Zorro cerr los ojos y lo dese como le haba enseado su abuela.

    Zorro abri los ojos y slo le dio tiempo de pensar que se haba apagado el fuego al sentir en los labios unos besos dulcsimos y delicadsimos. Abri los ojos de par en par y not distrada que la oscuridad era a causa del pelo de Kia, no porque se hubiera apagado el fuego. Volvi a cerrar los ojos e intent acordarse de respirar mientras el beso duraba tan slo unos segundos ms y luego la presin desapareci de sus labios y de su cuerpo cuando Kia se levant y regres a sus propias pieles.

    Que duermas bien, Zorro dijo Kia suavemente al volver a sus pieles, con una sonrisa desconcertada en la cara.

    Zorro, que segua echada con los ojos cerrados, tuvo que tragar dos veces antes de poder desearle lo mismo con voz ahogada.

    Kia se despert con una sonrisa en la cara. Haba decidido que iba a regresar caminando al campamento de invierno para hablar con su madre. Tena varias preguntas que hacer. Kia se sonroj al pensar en la reaccin de su madre. Haban hablado de sus deberes con un hombre, pero Zorro le haba dejado claro a Kia que no era un hombre y que no deseaba que se la considerara como tal.

    Kia se incorpor en las pieles y estir los brazos por encima de la cabeza. Bostezando, se ech hacia atrs el largo pelo y se estir ms al levantarse de la plataforma. Esta maana Zorro no haba avivado el fuego y haca un poco de fro. Parpadeando para despertarse, Kia fue a la esquina de la estancia cerca de la puerta para coger ms lea y huesos de animal para el fuego.

    Has dormido bien, Kia? pregunt Zorro cuando Kia estaba inclinada sobre la pila de lea.

    Kia se alz con un alarido y se le cay un gran trozo de lea en el pie, lo cual le hizo s